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el seÑor que detiene las tempestades

la biblia nos enseña en un pasaje muy particular, cómo debemos actuar los creyentes, cuando se desatan
sorpresivamente contra nosotros tempestades y vientos contrarios; no estoy hablando de huracanes o
ciclones, sino de vientos contrarios tales como: enfermedades, tentaciones irresistibles, o una adversidad
cargada de mal. cuando una tempestad de mal nos sorprende, lo primero que atinamos a hacer, es buscar
la forma de sobrevivir: porque ciertamente ninguno de nosotros está deseando morir, todos queremos
vivir!

en mateo 14, encontramos a los discípulos de jesús cruzando el mar de galilea en medio de una
tempestad que se levantó sorpresivamente. la barca comenzó a zarandearse en medio de grandes olas:
parecía que se hundirían pues los vientos eran cada vez más fuertes; todo se había puesto en contra. dice
mateo 14:24-27: “y la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era
contrario. mas a la cuarta vigilia de la noche, jesús vino a ellos andando sobre el mar. y los discípulos,
viéndole andar sobre el mar, se turbaron diciendo: ¡un fantasma! y dieron voces de miedo. pero en
seguida jesús les habló, diciendo: ¡tened ánimo; yo soy, no temáis!”. los discípulos estaban al borde de la
desesperación. qué es lo primero que la mayoría de los creyentes declara cuando enfrentan un mal
inesperado? “esto es obra de satanás, el diablo me quiere matar!”. otro pensamiento que surge, es: “qué
hice mal?. habrá algún pecado que no he confesado?. seguro que dios está enojado conmigo por algo!” .
quizás alguien que no tiene dudas sobre su vida de santidad, pueda decir: “por qué me pasa esto a mí?.
acaso no estoy trabajando en la obra de dios?”. quiero decirle algo, los discípulos de jesús no estaban en
pecado, todo lo contrario abandonaron todo para seguirle. estaban las 24 horas junto a Él, no tenían ni
tiempo para pecar!

sin embargo no podemos evitar la pregunta de: por qué tuvieron que vivir semejante adversidad?. el
punto importante esta aquí donde dice: “viéndole andar sobre el mar, se turbaron diciendo: ¡un
fantasma!”. acaso los discípulos no conocían a jesús?. sí, lo conocían como el mismo hijo de dios, sabían
que tenía poder sobre todas las obras del diablo, habían visto sus milagros. pero les faltaba algo muy
importante: no habían aprendido a reconocer a jesús en medio de la tempestad. esto es fundamental para
nosotros hoy, y muchas veces esta ignorancia es la raíz de desalientos y amarguras en la vida de muchos
creyentes. si bien creen firmemente que jesús hace milagros y sana hoy, no creen que pueda
sorprenderlos ningún mal, salvo que tuviesen alguna falla moral o pecaminosa, y entonces no pueden
concebir que jesús siga a su lado. quizás es porque como los discípulos, no podían creer que el señor
permitiera que les golpeara una tempestad, para enseñarles a confiar en Él con plenitud. porque muchas
veces no estamos seguros de que jesús siga a nuestro lado, cuando las cosas se ponen realmente mal y
no hallamos una salida.

cuando los discípulos vieron que jesús se acercaba a ellos, pensaron que era un fantasma, una aparación;
ni remotamente pensaron que era Él en persona. este es el peligro en que como creyentes podemos caer;
ser incapaces de estar seguros que jesús sigue a nuestro lado en medio de nuestros peores problemas. en
lugar de ello, nos resulta mas fácil ver al diablo, y reclamar: “Él es el culpable de esta situación, el diablo
me quiere destruír”. querido creyente, cuando el problema se pone cada vez peor, cuando piense que no
hay salida. o le den la noticia de que: “el cáncer se ha extendido”, “la osteoporosis no se puede detener, ni
curar”. “la única salida es la quiebra, va a perder todo su patrimonio”. “lo van a desalojar”. “su hijo esta
perdido”. “su matrimonio no tiene solución, su cónyuge no volverá al hogar”. cuando la tempestad es más
violenta, cuando los vientos surjan con más fuerza, y la desesperanza es más aplastante; sepa esto: jesÚs
sigue a su lado para levantarlo”. Él siempre está a nuestro lado, para que le conozcamos como el “señor
de la tempestad”, como nuestro “salvador de los temporales”. el salmo 29:10 dice que: “el señor preside
en el diluvio, y se sienta el señor como rey para siempre”. declare la victoria de jesús sobre su tempestad,
diga ahora: “el señor preside sobre mi tempestad, yo confio que la tormenta desaparecerá así como las
olas y el viento obedecieron a jesús en el mar de galilea”.

recuerde esto: dios permitió que los discípulos fueran zarandeados por las olas, pero Él nunca permitió
que se hundieran. sepa que dios no está enojado con usted, es más, Él nunca se enoja con ninguno de
nosostros. si hoy se halla en medio de una tempestad no se entregue. aunque usted haya descubierto que
las consecuencias de sus errores, y pecados, le hayan llevado a esa situación, no permita la derrota,
pídale perdón al señor, arrepiéntase, deje de creer que se va a ahogar en el fondo del mar. jesús quiere
enseñarnos, una y otra vez, que el es todopoderoso, Él tiene poder para salvar, para sanar, para
sostenernos y para preservarnos en cualquier tipo de tempestad. hoy el señor le dice a todo el que se
encuentra en medio de una tempestad: “hijo, no estás solo, hija, no estás sola, yo el señor estoy junto a tí
para salvarte y guardarte de todo mal”. jesús está listo para salvarte y levantarte, Él no te ha
abandonado, Él te sigue diciendo: “venid a mí”. como le dijo a pedro: “ven a mí”. pedro fue a jesús
caminando sobre las olas, pero cuando miró las olas, dudó y temió, y comenzó a hundirse en el mar. pero
jesús, estaba a su lado, el no permitió que se ahogara, extendió su mano para salvarlo.
si usted considera que está como pedro, a los manotazos para no ahogarse, hoy el señor quiere que vea
su mano extendida lista para sacarte del problema y llevarle a la tierra firme de la victoria. jesús quiere
que cada uno de nosotros, los creyentes, podamos experimentar que en su nombre podremos hacer obras
mayores que las que Él hizo. lo puede creer en su corazón? . por eso es necesario que aprendamos a
reconocer a jesús en medio de la peor circunstancia de nuestra vida, usando la fe que dios ha plantado en
su corazón para mantener buen ánimo cuando le parezca que el barco se hunde. recuerde que lo que
jesús le dijo a pedro después de salvarlo fue: “¡hombre de poca fe! por qué dudaste?”. pedro había fallado
en la fe, por creer que la tempestad era más poderosa que jesús. le animo a que declare una vez más:
“yo confÍo en el seÑor, no temerÉ mal alguno, porque Él siempre estÁ a mi lado!”.

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