La armonía en el jazz es un lienzo en constante cambio, donde los músicos pintan con acordes

y progresiones para crear un paisaje sonoro único en cada interpretación. A diferencia de otros

géneros musicales, el jazz abraza la improvisación y la experimentación, permitiendo que los

músicos exploren una amplia gama de sonidos y colores armónicos. La armonía jazzística se

caracteriza por su riqueza de tensiones y disonancias, así como por su flexibilidad para

reinterpretar estándares y crear nuevas expresiones musicales. En el corazón del jazz, la

armonía es tanto un medio de comunicación como una fuente de inspiración, guiando a los

músicos en un viaje de descubrimiento y creatividad.