La armonía tonal es el sistema musical predominante en la música occidental
desde el período barroco hasta la actualidad. Se basa en la organización de los
sonidos en torno a una nota central, llamada tónica, creando una estructura tonal que proporciona un sentido de estabilidad y dirección a la música. Este sistema se fundamenta en la relación entre acordes, que están formados por notas que pertenecen a una determinada tonalidad.
En la armonía tonal, los acordes se organizan en progresiones que siguen
ciertas reglas y convenciones establecidas, como las cadencias, que son secuencias de acordes que proporcionan un cierre temporal a una frase musical. Además, se utilizan diversas técnicas de modulación para cambiar de una tonalidad a otra de manera fluida y coherente.
Este sistema ha sido utilizado por compositores de diversos géneros musicales,
desde la música clásica hasta el jazz y el pop, y ha sido objeto de estudio y desarrollo a lo largo de los siglos. La armonía tonal proporciona un marco estructural sólido para la composición musical, permitiendo la expresión de emociones y la creación de obras que perduran en el tiempo.