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2La Catequesis en el cambi de época. Vaticano II 15 innovaciones
2La Catequesis en el cambi de época. Vaticano II 15 innovaciones
LA CATEQUESIS EN
EL CAMBIO DE ÉPOCA
OLGA CARCUR CASTAÑEDA
DIPLOMADO CATEQUÉTICA
VERANO 2022
3.1. VATICANO II:
innovaciones que cambiaron
la Iglesia
Para esta sesión tomaré como referentes el texto: Vaticano II: quince innovaciones que cambiaron a la Iglesia del autor
Agenor Brighenti, El documento del CELAM: la Alegría de iniciar discípulos misioneros en un cambio de época, y el
Directorio para la Catequesis del 2020.
Inicio recordando que El Concilio Vaticano II se inagura en 1962 con el papa Juan XXIII y se clausura con el papa
Pablo VI en el año 1965. Siendo el acontecimiento eclesial más relevante del siglo XX que «contribuyó a un cambio
profundo de cosmovisión cristiana, ya que fue el final de la contrarreforma, el reconocimiento de los valores de la
modernidad y el redescubrimiento de una nueva conciencia de Iglesia»
El Vaticano II, hizo una profunda reforma de la Iglesia, en todos los campos, en sus relaciones hacia adentro y hacia
fuera de si misma, tanto en la teología como en las prácticas pastorales y las estructuras eclesiales. La evangelización
del mundo contemporáneo es la meta del Vaticano II, aunque no trato directamente de la catequesis.
El Vaticano II, tomó una nueva conciencia de la Iglesia sobre sí misma: Iglesia Sacramento de salvación, Iglesia
Pueblo de Dios, Iglesia Madre, también sobre los laicos, el ministerio de los obispos, sacerdotes y diáconos. Sobre la
Revelación (Dei verbum) sobre la Iglesia en el mundo moderno Gadudium et spes, sobre la Sagrada Liturgia
(Sacrosantum Comcilium), sobre la actividad misionera (Ad gentes), todo estos documentos iluminan y orientan la
acción catequética de nuestro tiempo.
Compartire ahora algunas innovaciones que cambiaron a la Iglesia y que es significativo para seguir reflexionando
sobren las Tendencias de la catequesis en el mundo contemporaneo.
1. DE LA CRISTIANDAD A LA MODERNIDAD
Una innovación importante es la toma de conciencia de que la Iglesia ya no vivía en tiempos de
cristiandad y era la hora de hacer una renovación, actualización de la Iglesia
El papa Juan XXIII detecta una desconexión entre la Iglesia y las preocupaciones e intereses de los
sujetos y colectivos sociales de la época, comprendió que la Iglesia estaba en un momento crítico.
Quiero abrir las ventanas de la Iglesia para que podamos ver hacia afuera y los fieles puedan ver hacia el
interior. Juan XXIII
Le correspondía al Papa Juan XXIII abirir la Iglesia al mundo moderno. En la convocatoria del Concilio, el
papa exhortó a todos los cristianos a que sin miedo y con valentía acogieran los nuevos “signos de los
tiempos”. Había llegado la hora de hacer un Aggiornamento de la Iglesia, una renovación, actualización,
de superar la “era constantiniana”, inagurada por el emperador Constantino (272-337).
Había que discernir los signos de los tiempos
Para el Papa Juan XXIII, había que discernir los signos de los tiempos (GS 11). Hizo un Concilio para
renovar a la Iglesia, confrontándola con la historia, sin miedo y sin condenas, aunque la Iglesia seguía
todavía atada con nostalgia a un pasado sin retorno.
Quería que la Iglesia recuperara la conciencia de que estaba inmersa en la historia de forma
irreversible, sumando, sirviendo, bendiciendo y acogiendo la obra de Dios con toda su ambigüedad.
Para eso es necesaria una Iglesia capaz de interactuar con el mundo moderno, condición para
reconsiderar el pasado como memoria, que nos permita resituarnos en el presente, capaz de poner a la
Iglesia, a la teología y catequética en diálogo con el mundo moderno.
Si queremos una catequesis renovada, tenemos que asumir las orientaciones del Vaticano II y discernir
los signos de los tiempos, donde ya no vivimos en tiempos de cristiandad, tiempos en que la Iglesia se
identificaba con la sociedad global, donde la transmisión de la fe se realizaba de una forma casi
automática, por eso hoy necesitamos un nuevo paradigma de la catequesis.
Se trata de encontrar un modo de proponer la fe que responda a las preguntas y deseos profundos del
ser humano de hoy, no pocas veces silenciados por el ambiente consumista y materialista que nos
envuelve.
Preguntas para reflexión y/o investigar
En América Latina, la Conferencia de Aparecida y, a nivel mundial, el nuevo pontificado del papa Francisco
retoman la renovación conciliar, dándole un nuevo impulso.
Con la llegada de la modernidad en el siglo XVI, surgió una fuerte oleda reinvidicadora de reformas en la Iglesia.
Entre ellas el movimiento protestante de Martín Lutero (1483-1546). En lugar de hacer reformas en la Iglesia se
convocó el Concilio de Trento e hizo una contrarreforma, marcada por el combate contra los protestantes y la
defensa de la doctrina católica.
Con el Concilio Vaticano II, por fin, el deseo alimentado desde hacia mucho tiempo, de “volver a las fuentes”
bíblicas y patrística, estaba empezando a hacerse realidad. la Iglesia Católica asumió finalmente la crisis, e hizo
un aggiornamento de su autocomprensión (“Iglesia, ¿qué dices de ti misma?”, Pablo VI) y de su forma de
presencia en el mundo, superando el largo y ya esclerotizado modelo de cristiandad.
La Conferencia de Aparecida (2007). denunció el retorno del clericalismo, en contra de la renovación del
Concilio Vaticano II (DA 100b) y que el Papa Francisco rescató e incluyó en Evangelii Gaiudium (2013)
(EG 102).
El clericalismo está respaldado por la eclesiología preconciliar, que concebía a la Iglesia como una
“comunidad” desigual compusta por el clero, en el que se encuentra toda la iniciativa y la toma de
decisiones, y los laicos, a quienes corresponde obedecer dócilmente al clero. Los laicos dejan de tener
identidad y lugar propio en la Iglesia o como máximo son cristianos de segunda.
Todo bautizado tiene misión en la Iglesia y en el
mundo
En su “retorno a las fuentes” bíblicas y patrísticas, la Iglesia del Vaticano II rescató el modelo de Iglesia
de las primeras comunidades cristianas, a ejemplo de lo que Jesús queria, existía un solo tipo de
cristianos: los bautizados, que conforman una Iglesia, toda ella ministerial (Lumen Gentium 12). Con
esto, se da el paso de clérigo-laicos al binomio comunidad-ministerios, que fue sin duda uno de los
cambios más importantes del Vaticano II. Hay una igualdad radical, en dignidad, de todos los
ministerios (LG 13).
En esta perspectiva, la Conferencia de Santo Domingo (SD 97) propondrá el protagonismo de los laicos
en la evangelización y, Aparecida, el protagonismo de las mujeres (DA 128)
Por eso el clericalismo presente en estas últimas décadas es contrario a la renovación del Concilio
Vaticano II. Y no son muchos los sacerdotes, obispo y diáconos clericales, sino que también hay laicos
clericalizados ( y bien sabemos que la copia es siempre peor que el original).
Preguntas para reflexionar
1. ¿Cuáles son las actitudes de un sacerdote clerical?
2. ¿Cuál es la actitud de un catequista clericalizado?
4. DEL SACERDOTE CELEBRANTE A UNA
ASAMBLEA SACERDOTAL
En la liturgia, el Concilio no hzo una simple “renovación”, sino una verdadera “reforma”. El Concilio
Vaticano II, no solo cambió la estética del rito, la forma, las vestimentas, sino la teología de la liturgia, es
decir, el enfoque del contenido, que va desde la centralidad de la Palabra y del misterio pascual, en
cualquier celebración litúrgica, hasta la consideración de la asamblea como sujeto de la liturgia.
El protagonista de la celebración litúrgica no es el presidente, sino la asamblea: “La Madre Iglesia desea
ardientemente que se lleve a todos los fieles a la participacción plena, cconsciente y activa en las
celebraciones litúrgica” (SC 14).
Para el Concilio, la presencia real de Cristo en la liturgia no está solo en las especies consagradas, sino
también en la asamblea reunida, en la Palabra proclamada y en el presidente de la celebracción . A la
celebración eucarística debe dársele un carácter sobre todo de banquete (SC 47).
Preguntas para reflexionar
El Vaticano II, y más tarde a encíclica de Benedicto XVI Deus caritas est, marcan desde el punto de
vista teológico el final de esta postura.
Fundado en una antropología, que el Vaticano II llama “unitaria”, el cristianismo profesa la fe en una
salvación que abarca a la persona entera, incluida la Creación. Y como Dios ha querido salvarnos
como pueblo (LG 9), la salvación, además de ser comunitaria, abarca a toda la humanidad y a toda la
obra de la Creación.
Preguntas para reflexionar
En el contexto de la renovación del Concilio Vaticano II, Evangelii Nuntiandi dice que antes de
sacramentalizar hay que evangelizar, es deccir, llevar a los interlocutores a conectarse con Jesús de
Nazaret y la Buena Noticia del Reino de Dios inagurado y anunciado por el (EN 22). Por eso el
Vaticano II ha puesto de nuevo la Biblia en el centro de la vida cristiana, consciente de que los
miembros de nuestras comunidades eclesiales solo serán verdaderos discípulos de Jesucristo, si son
capaces de llevar la propuesta de la Palabra de Dios a sus hermanos. Y sólo podrán hacerlo, cuando
conozcan y acepten la Palabra, haciéndola vida en su propia vida.
6. DE LA SACRAMENTALIZACIÓN A LA
EVANGELIZACIÓN INTEGRAL
Para que se produzca el paso de la sacramentalización a la evangelización integral, es necesario que la
Palabra sea la savia que nutra desde dentro la totalidad de la vida personal y eclesial, incluyendo los
servicio, los organismos y las estrucrturas. “Toda la vida y la actividad de la Iglesia deben alimentarse
y regirse por la Sagrada Escritura (DV 21).
La Palabra de Dios debe animar las tres vertientes de la vida y la acción eclesial: la profecía, la liturgia
y la diaconía.
Los padres han delegado la responsabilidad de educar en la fe a los abuelos u otros familiares
en primer término; a la catequesis parroquial, la escuela católica u otras instituciones en
segundo lugar o bien a la propia decisión de los hijos en última opción. (AIDM 28)
La familia atraviesa una crisis cultural profunda, como todas las comunidades y vínculos
sociales. En el caso de la familia, la fragilidad de los vínculos se vuelve especialmente grave
porque se trata de la célula básica de la sociedad, el lugar donde se aprende a convivir en la
diferencia y a pertenecer a otros, y donde los padres transmiten la fe a sus hijos. (EG 66)
Quienes no pueden participar de los sacramentos se ven excluidos de toda forma de educación de
la fe como oportunidad de crecimiento en la vida cristiana. (AIDM 30)
La frase “recomenzar desde Cristo” expresa el deseo de llevar a cabo una evangelización (y en ella una
catequesis de carácter iniciático) que no repita el modelo histórico de cristiandad sino que vuelva a la
fuente, al punto de partida original que es Jesucristo y las primeras comunidades de donde parte la
experiencia cristiana genuina y auténtica. (AIDM 36)
El cambio de paradigma catequético exigirá, por lo tanto, buscar y discernir nuevas formas de
acompañar el camino de fe, no solo de los que se adhieren a Cristo como discípulos por primera vez,
sino de aquellos que, habiendo recibido este don en la infancia, no lo han desarrollado en su vida.
(AIDM 37)
3.3. EL NUEVO
PARADIGMA DE LA
CATEQUESIS
Como una de las grandes
conversiones pastorales de
nuestra Iglesia.
NUEVO PARADIGMA: La catequesis al servicio de
la Iniciación a la vida cristiana
El nuevo paradigma propuesto, siguiendo las orientaciones del Directorio General para la
Catequesis, de la III Semana Latinoamericana de Catequesis y de Aparecida consiste en concebir
la catequesis como un verdadero proceso de iniciación a la vida cristiana. Tal proceso de
iniciación tiene en el catecumenado primitivo su fuente de inspiración y un modelo todavía
vigente, sobre todo por su vigor y carácter mistagógico integrador. (AIDM 38)
Ubicar la catequesis donde ella nació, dentro del Catecumenado, para llevar a una verdadera formación
de discípulos misioneros, perseverantes en la fe y miembros activos de la comunidad.
Con la renovación catequética de inicios del siglo XX se procuró superar la aridez de la catequesis
doctrinal, ampliándola con nuevas dimensiones: bíblica, antropológica, cristocéntrica, litúrgica,
comunitaria, lo que fue ratificado en el Concilio Vaticano II
La inspiración catecumenal para toda catequesis
permite: AIDM 42-44
üSuperar una catequesis meramente intelectualizada o ritualista
üUna mentalidad de cursos para la preparación inmediata de los sacramentos sin una referencia y participación
de la comunidad eclesial
üAcompañar el cambio de actitudes fundamentales del ser y existir con los demás y con el mundo
üAdquirir una nueva identidad como persona cristiana que testionia el evangelio
üProfundizar la fe de los que han aceptado seguir a Jesucristo, y llevarla a la madurez en el seguimiento y en la
comunidad eclesial.
Itinerario descrito en el RICA
Anuncio del kerigma y encuentro con Jesucristo
vivo
La Iglesia, con el catecumenado genera nuevos hijos y al mismo tiempo se va renovando
internamente con el surgimiento de otros miembros que darán continuidad al mandato de Jesús:
“Vayan por todo el mundo y anuncien la buena nueva a toda la creación...” (cfr. Mc 16,15). AIDM 51
La catequesis de iniciación cristiana conecta la acción misionera, que llama a la fe, con la acción
pastoral, que la nutre continuamente. (DC 69)
La catequesis de iniciación cristiana es una formación básica, esencial, orgánica, sistemática e integral
de la fe. (DC 71)
La catequesis hace madurar la conversión inicial y ayuda a los cristianos a dar un significado pleno a
su propia existencia, educándolos en una mentalidad de fe conforme al Evangelio (DC 77)
La tarea de la catequeiss: conduce al conocimiento de la fe; inicia en la celebración del Misterio; forma
a la vida en Cristo; enseña a orar e introduce a la vida comunitaria. DC 78-80
La catequesis tiene un talante misionero
La catequesis, parte indispensable del proceso evangelizador, da continuidad a la
actividad misionera de la Iglesia (AIDM 56).
◦ La catequesis también prepara la misión, acompañando a los creyentes en el
crecimiento de las actitudes de fe y haciéndolos conscientes de ser discípulos
misioneros, llamados a participar activamente en el anuncio del Evangelio para
hacer presente el Reino de Dios en el mundo (DC 50)
La catequesis tiene un talante misionero
La catequesis es ante todo un proceso de iniciación a la vida cristiana, que busca integrar
todas las dimensiones de la persona, teniendo como fuente de inspiración el catecumenado
de los primeros siglos, como lo señalan los documentos más recientes del magisterio.
En este nuevo paradigma, el kerigma es el hilo conductor de todo el proceso catequético que
tiene como finalidad principal llevar a la persona al encuentro con Jesucristo vivo. Y de este
encuentro brota el ímpetu misionero de la persona.
La catequesis ante todo es un proceso de
iniciación a la vida cristiana
El desarrollo del nuevo paradigma catequístico exige un nuevo catequista, nuevo también en
su formación, para hacer de él un comunicador por excelencia de su propia experiencia y
relación con Jesús. AIDM 81-93
También exige una comunidad cristiana que juegue un papel preponderante en el proceso de
fe.
“La comunidad cristiana es el origen, lugar y meta de la catequesis”. Ella acompaña a los
catecúmenos y catequizandos en su itinerario catequístico y, con solicitud maternal, les hace
partícipes de su propia experiencia de fe y les incorpora a su seno”. La comunidad es el espacio
para integrar la fe y la vida. Es hogar, cálido y acogedor de vivencia de la fe. AIDM 97
3.4. PROPONER
Nuevos horizontes para
la catequesis
EN ORDEN AL CATEQUIZANDO:
Optar por la catequesis de iniciación a la vida cristiana prioritariamente con adultos;
EN ORDEN AL CATEQUISTA:
Optar por un catequista testigo, comunicador, acompañante y mistagogo .
En orden a la Iglesia: salida misionera y conversión
permanente
Que la Iglesia pase de un modelo de cristiandad a un modelo eminentemente misionero, es
decir, que no se cierre sobre sí misma en una pastoral centrípeta, sacramental y devocional, sino
que se abra a la evangelización como un proyecto orgánico, global y unitario para manifestar,
construir y hacer presente el Reino de Dios entre todos los hombres. (AIDM 107)
Que la Iglesia en cada uno de sus miembros esté en un estado permanente de conversión
pastoral y desarrolle las siguientes actitudes: estar atenta a Jesucristo, apertura, diálogo,
disponibilidad, corresponsabilidad, participación y testimonio. (AIDM 110)
En orden a la Catequesis: Una Catequesis al
servicio de la iniciación a la vida cristiana
Que la catequesis ocupe el lugar que le corresponde dentro del proceso de la iniciación cristiana y este
al servicio de los procesos de iniciación cristiana . (AIDM 117)
Se propone que:
La iniciación crisstiana de los adultos sea diversificada y responda a las inquietudes, necesidades y
situacicones vitales de cada interlocutor. (AIDM 125)
Sea diagonal: Catequizandos y el catequista sean interlocutores e interactuantes entres sí y con Dios.
(AIDM 126)
Sea él mismo testimonio vivo y proclamación silenciosa de lo que predica, compañero de camino, creyente con
sus limitaciones y equivocaciones, sea un evangelizador de la cultura en la que vive, se desarrolla y está llamado a
impregnar con los valores del Reino. (AIDM 137-140)
Sea comunicador del Evangelio, custodio del bien y la belleza que resplandece en una vida fiel al Evangelio.
(AIDM 141)
Sea alguien que acompaña a los interloccutores en el proceso de creccimiento en la fe, y al mismo tiempo se deje
acompañar. (AIDM 142)
Que el catequista tome conciencia de que pertenece a una comunidad eclesial, que ella es quien lo envía (AIDM
144)
Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, Directorio para la Catequesis, 2020.