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El sentido de las matemáticas en la filosofía de platón

Las matemáticas en Grecia antes de Platón


La gran aportación de los matemáticos griegos fue transformar el saber empírico de
civilizaciones anteriores, como la mesopotámica o la egipcia, en una matemática
teórica, es decir, en un saber que prueba o demuestra sus construcciones por
deducción a partir de un conjunto de axiomas, postulados y definiciones. Ese proceso
se inicia con Tales de Mileto y Pitágoras de Samos, tiene un punto de inflexión en la
Academia de Platón y alcanza su forma canónica con los Elementos de Euclides de
Alejandría. Los números y las figuras serán considerados como entidades ideales
independientes de aquello a lo que remiten: las cosas contadas o figuradas.

Esa idealización implica un camino de lo concreto a lo abstracto, de la percepción visual


a la comprensión racional.

La práctica matemática y su transmisión cultural obligaron desde muy pronto depurar


los conceptos y principios utilizados, para enfrentar las críticas de los escépticos. Será
el éxito de las matemáticas, y en particular el triunfo del método deductivo, lo que
convierta a este saber en el modelo del conocimiento verdadero. Este periplo
matemático no deja de verse afectado por condicionantes culturales, tanto religiosos
como políticos.

En los orígenes de la matemática griega sus conceptos remiten a las cosasreales, no


son todavía entes ideales. Una prueba clara del vínculo de losnúmeros con las cosas es
que durante siglos ni los matemáticos ni losfilósofos helenos pensarán los números
como ilimitados. En efecto, losgriegos consideran el universo como limitado, por lo que
los números, quecuentan las cosas, no pueden serilimitados ya que no hay ilimitadas
cosas.Para ellos los números sólo existen cuando están contando algo, no comopura
especulación mental o mera acumulación de signos. Todavía Platón, para quien contar
es tan básico e importante que no considera hombre a quien no conoce los números,
se pregunta en su diálogo Parménides, escrito hacia el 360 a.n.e., si el número no es
esencialmente ilimitado, pero opta por considerar que los números de la década
generan todos los números, siguiendo una doctrina pitagórica.

En lo que se refiere a los entes geométricos inicialmente se consideraba a los puntos,


las líneas, las superficies y los sólidos como figuras reales existentes en las cosas, hasta
que el proceso de idealización fue convirtiendo al punto en algo sin dimensión, a la
línea en longitud sin anchura, a la superficie en plano sin espesor y al sólido en un
volumen espacial ideal. Platón se negará a conceder existencia real al punto,
definiéndolo simplemente como el nombre que se da a los extremos de una línea; en
cambio a las líneas, las superficies y los sólidos sí les otorga una existencia real porque
tienen magnitud.
En algunos diálogos de Platón, donde imagina polémicas entre Sócrates y sus
interlocutores para alcanzar un consenso acerca de temas importantes, aparecen
algunos sofistas, a quienes el autor –gran paladín de la matemática idealizada- execrará
acusándolos de confundir los números abstractos o las figuras geométricas ideales con
las apariencias físicas sensibles; pero más bien se trata de que se mantienen fieles a
una opción diferente y tradicional, la de las matemáticas apegadas a lo real.

Aunque Platón no fuera un matemático de relieve, en sus obras toma una posición
clara respecto a la cuestión ontológica. Los números y las figuras son entidades ideales,
inteligibles, eternas, inmutables, independientes y separadas de los seres naturales. En
sus obras las matemáticas se reafirman en la dimensión cosmológica y sagrada
adquirida con los pitagóricos, yendo incluso “hyperouranos”, más allá de los cielos. Los
números y figuras son los principios eternos que gobiernan la Naturaleza cambiante y
mortal. Las matemáticas expresan el orden de la necesidad, la verdad sobre el mundo,
comprensible solo por el alma racional, no por el cuerpo sensible. Al final de su vida
llegó a proponer como religión popular de la polis racional ideal una teología astral que
se fundaba en la astronomía matemática.

La Academia y la Teoría de las Formas o Ideas


La creación por Platón de la Academia, hacia el 387 a.n.e., que reúne a un buen grupo
de estudiosos para trabajar en común, va a facilitar el trabajo de producción,
acumulación y debate intelectual en campos que hoy llamamos astronomía,
matemáticas, cosmología o filosofía. El lema que la presidía “Nadie entre aquí que no
sepa geometría” manifestaba con rotundidad la importancia que se otorgaba a ese
saber. Trabajarán en ella matemáticos de renombre como Teeteto de Atenas, a quien
se atribuye buena parte de los libros X y XIII de los Elementos de Euclides, y Eudoxo de
Cnido, quien con su teoría de las proporciones y su método de exhaución, recogidos en
los libros V y XII de los Elementos, solucionará el tratamiento de las magnitudes
inconmensurables, y otros geómetras cuya obra no ha perdurado, como Leodamas de
Thasos y Neoclides. Además, en sus viajes a Sicilia, Platón recibirá la influencia de
importantes matemáticos pitagóricos, a través de los escritos cosmológicos de Filolao y
de los trabajos en geometría y mecánica de Arquitas de Tarento. Es posible que fuera el
propio Platón quien pidiera a Eudoxo, la elaboración del primer modelo matemático
del movimiento de los astros: la teoría de las esferas homocéntricas, formulado por el
astrónomo hacia el 355 a.n.e.

En las matemáticas se halla el origen y fundamento de la teoría platónica de las formas


o ideas. En esta la idealización de los entes matemáticos se transforma en la
idealización de los entes físicos y psíquicos. La verdad matemática, por su invariabilidad
en el tiempo, era el modelo a seguir en todo conocimiento intelectual. El método
deductivo, que partiendo de axiomas y definiciones llegaba a la demostración de
teoremas, era el modelo prestigioso de razonamiento para todo saber. En el diálogo
Menón Sócrates, a través de preguntas y respuestas, hace que un esclavo alcance por
su propio razonamiento una verdad matemática; así, de una manera popular, expone
Platón que las matemáticas están en el alma humana, ya que en esta se halla presente
el logos que gobierna el mundo material mediante las proporciones aritméticas y
geométricas. Sólo se requiere la introspección para volvernos conscientes de ese saber
interno.

Con la teoría de las Formas o Ideas Platón pretende explicar la existencia de los seres
naturales como copias de arquetipos únicos que existen más allá del mundo físico.
Cada conjunto de seres naturales semejantes, que conocemos mediante los sentidos y
denominamos con un mismo concepto, deben su existencia y sus características
comunes a su Forma arquetipo, que puede ser conocida exclusivamente mediante la
razón. En sus diálogos de juventud dice que hay formas de diverso tipo: de las especies
naturales, de las virtudes morales, de los conceptos matemáticos. Más tarde, en
República, al plantear la división entre seres sensibles e inteligibles, Platón expone que
estos últimos son de dos tipos: las Formas y los entes matemáticos, como números y
figuras. Esto da lugar a dos tipos de conocimiento: el dialéctico, que consiste en la
comprensión intelectual de las Formas, y el matemático, que usa el razonamiento
discursivo. La superioridad de la dialéctica estriba en que demuestra todos sus
principios, mientras que las matemáticas se fundan en axiomas indemostrables. Para
Platón, los entes matemáticos juegan el papel de intermediarios entre las Formas
inteligibles y los seres naturales.

De modo consecuente, Platón propone en República que los jóvenes destinados a


futuros gobernantes de la polis ideal estudien, entre los 20 y los 30 años, las cinco
ciencias matemáticas, que en orden creciente de complejidad son: aritmética,
geometría, estereometría, astronomía y armonía. Luego, para completar sus
estudios, habrán de estudiar dialéctica cinco años. Según Isócrates, los platónicos
usaban las matemáticas para entrenarse en el conocimiento abstracto y en la técnica
deductiva. Todas esas ciencias admiten un uso teórico –que Platón considera
superior– y un uso práctico, por su utilidad para el comercio, el arte de la guerra, la
navegación, la medicina, etc. En su afán de separar las matemáticas ideales de las
matemáticas empíricas Platón se permitirá criticar a los grandes matemáticos de su
tiempo: a Arquitas por usar las matemáticas para la mecánica y a Eudoxo por no
limitarse a hacer una astronomía puramente matemática.

En escritos posteriores Platón, cada vez más pitagórico, irá diluyendo la separación
entre Formas y entes matemáticos, pues usará cada vez más conceptos matemáticos
para conseguir su objetivo fundamental: la jerarquización de los principios de todo lo
que existe, mediante el método de generalización y división. Veamos algunos ejemplos
en sus diálogos de vejez. Mientras que en República la Forma suprema es el Bien, en
Las Leyes, su obra postrera, será la Unidad. Cuando presenta su cosmología en el
Timeo, adjudica a las partículas que componen los cuatro elementos físicos –tierra,
agua, aire y fuego– formas de poliedros regulares –hexaedro, icosaedro, octaedro y
tetraedro. Ahí mismo distingue tres géneros de ser: las Formas eternas inmutables, el
Espacio y los seres naturales. Asimismo, en El Sofista presenta como géneros supremos
cinco: el ser, el reposo y el movimiento, lo igual y lo desigual. En el Teeteto se afirma
que tras percibir las sensaciones el alma compara y distingue lo semejante y lo
diferente: esa reflexión constituye la ciencia. Convencido de que las matemáticas
expresan la necesidad de la verdad, Platón llegará a decir en Las Leyes que “los dioses
no se resisten ni luchan contra las matemáticas”.

Al final de su vida, Platón consideraba que había unas pocas Formas de números:
desde la Diada hasta la Década. La Forma o Idea Diada, por ejemplo, era el arquetipo
de todo lo dual, no sólo del numero dos, sino también de lo doble y de la dicotomía. En
el Filebo dirá que el Número es el principio intermedio entre lo Uno y lo Ilimitado. En
algunos escritos Platón recoge la doctrina pitagórica de lo par y lo impar como
elementos constituyentes de los números y explicará la generación de los números –y
de las magnitudes– en función de dos principios: la Unidad y la Diada indeterminada,
también llamada Diada de lo Grande y lo Pequeño. Lo Pequeño hace referencia al
problema de la divisibilidad continua y las unidades mínimas y lo Grande al límite del
cosmos y al número que numeraría todas las cosas. Parece ser que algunos miembros
de la Academia platónica consideraban que los números se generaban a partir de dos
principios: la Unidad y lo Desigual; queda claro que si se ve lo Desigual como lo
opuesto a la Unidad era porque esta representaba esencialmente lo Igual, lo que hace
a la cosa igual a sí misma y le da su identidad. Hay indicios de que en sus últimos años
pudo enseñar una teoría de los números ideales, que no llegó a escribir, donde
asociaba las Formas fundamentales a los números de la Década.

https://fundacionorotava.org/bachillerato/filosofia/platon/el-sentido-de-las-
matematicas-de-platon/

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