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Capítulo 1: Perspectiva general: desarrollo humano, una cuestión

de poder
El desarrollo humano y el poder en el territorio
Las instituciones y la cultura política determinan la distribución de oportunidades y poder en
la sociedad. En sistemas inequitativos, el acceso a recursos como educación y salud está
determinado por el poder personal, mientras que, en sistemas equitativos, las instituciones
garantizan este acceso. Las capacidades individuales y colectivas, junto con el
empoderamiento, son fundamentales para influir en el desarrollo humano. El poder se
entiende como una relación entre personas y grupos, con dimensiones infinitas y finitas. En
resumen, el texto destaca la importancia de las instituciones y el poder en la equidad y el
desarrollo humano.

Empoderamiento social: poder que se construye y se conquista


El empoderamiento social es un poder intangible que se construye a través de relaciones de
cooperación entre grupos humanos. Fortalece la acción colectiva mediante la reciprocidad y
la confianza mutua. Es valioso porque permite a las personas reconocerse como
protagonistas de sus vidas, con autoestima y control sobre sus destinos. Es fundamental
para la equidad, ya que esta surge de las relaciones sociales de poder. El empoderamiento
construye voluntades colectivas para promover proyectos comunes y en sociedades poco
institucionalizadas, como la dominicana, puede garantizar la sostenibilidad del acceso a
oportunidades. No hay una fórmula única para lograr el empoderamiento social, pero es
crucial para el desarrollo y la equidad.
Acceso a la información: Se menciona que ha habido avances en este aspecto, pero
también se señala la interferencia de los dueños del capital en la información veraz y la
línea editorial de los medios de comunicación. Además, se indica que el Estado a veces ha
cooptado a periodistas y ha sido ambivalente en el cumplimiento de la Ley General de
Acceso a la Información Pública. Esto sugiere que, aunque existen leyes que garantizan el
acceso a la información, su aplicación puede ser inconsistente.
Inclusión y participación: Se destaca la falta de mecanismos institucionalizados de
participación ciudadana y la poca incidencia que tienen los existentes en la toma de
decisiones gubernamentales. La participación parece limitarse a grupos que pueden ejercer
presión o exhibir poder, mientras que aquellos sin poder son ignorados. Esta situación
sugiere una falta de inclusión y representación de diversos sectores de la sociedad en los
procesos de toma de decisiones.
Responsabilidad y rendición de cuentas: Se señala la importancia de la rendición de
cuentas para fortalecer la ciudadanía y la conciencia de los derechos. Sin embargo, se
menciona que en el país no es común la rendición de cuentas ni la aplicación de sanciones,
lo que contribuye a la impunidad y la complicidad, perjudicando principalmente a las
personas más pobres.
Capacidad organizacional local para el interés común: Se menciona la existencia de
numerosas organizaciones a todos los niveles, algunas de las cuales representan los
intereses legítimos de la población, mientras que otras reflejan los vicios del sistema
político. Esto sugiere una diversidad en la capacidad organizativa para abogar por el interés
común, pero también la presencia de corrupción o intereses particulares en algunas
organizaciones.
El presupuesto participativo es una herramienta que ha ganado popularidad y
reconocimiento en muchos lugares, incluidos más de 100 municipios en la República
Dominicana. Sin embargo, como cualquier proceso, tiene sus desafíos y riesgos.
Control ciudadano limitado sobre una parte significativa del presupuesto municipal:
Si bien el presupuesto participativo permite que la comunidad influya en la asignación de
recursos para ciertos proyectos, existe el riesgo de que una parte considerable del
presupuesto municipal quede fuera del alcance de este proceso. Esto podría limitar la
verdadera participación ciudadana en la toma de decisiones sobre el destino de los fondos
públicos.
Falta de planificación y normativas sobre el uso del territorio: Es crucial que las
inversiones realizadas a través del presupuesto participativo estén respaldadas por una
planificación integral y normativas claras sobre el uso y ordenamiento del territorio. De lo
contrario, podrían surgir problemas de desarrollo desorganizado o incluso conflictos
territoriales.
Visión limitada del presupuesto participativo: Es importante entender que el
presupuesto participativo no es un fin en sí mismo, sino un medio para lograr objetivos más
amplios, como la transparencia, el empoderamiento ciudadano y la creación de una cultura
cívica activa. Enfocarse únicamente en la ejecución de proyectos sin considerar estos
aspectos más amplios puede limitar su impacto potencial.
Influencia de la cultura "monumentalista" y agendas personales: Existe el riesgo de
que los líderes municipales prioricen proyectos basados en criterios personales o en la
búsqueda de reconocimiento público (la llamada "cultura monumentalista"), en lugar de
atender las necesidades reales de la comunidad y asignar los fondos de manera equitativa y
eficiente.
Falta de coordinación con otras instancias gubernamentales: La planificación y
construcción de infraestructuras deben coordinarse no solo dentro del municipio, sino
también con otras instancias de la administración pública, para garantizar una gestión
integral y evitar duplicidades o conflictos.
Enfoque en obras de corto plazo: Si bien es importante satisfacer las demandas
inmediatas de la población, también es necesario pensar en el largo plazo y priorizar
proyectos que generen un impacto sostenible y acumulen capital físico para la comunidad a
largo plazo.

Las competencias
La descripción de la evolución legislativa en cuanto a los municipios en la República
Dominicana muestra un cambio significativo desde la Ley de Municipios de 1952 hasta la
nueva ley. Algunos puntos clave sobre la nueva legislación y los desafíos que enfrenta
incluyen:
Marco de competencias claras: La nueva ley establece un marco de competencias más
definido para los ayuntamientos, lo que brinda una guía más clara sobre sus
responsabilidades y funciones. Esto puede ayudar a mejorar la eficiencia y la efectividad en
la prestación de servicios locales.
Oportunidades y desafíos: Si bien la nueva ley representa un progreso significativo y abre
oportunidades para los ayuntamientos, también plantea desafíos, especialmente en
términos de capacidades materiales, humanas y financieras. Sin estos recursos adecuados,
la implementación de las nuevas competencias podría ser difícil y frustrante.
Necesidad de fortalecer la participación ciudadana: Se destaca la importancia de
avanzar hacia un verdadero ejercicio democrático que fomente la participación y el
empoderamiento de la sociedad en la gestión municipal. Esto implica ir más allá de la
partidocracia y promover una participación activa de la ciudadanía en la toma de decisiones
locales.
Agenda para los municipios: Se sugiere una serie de elementos clave que podrían formar
parte de una agenda para fortalecer los municipios, incluyendo la reglamentación de
competencias, mejora de la capacidad financiera y administrativa, fortalecimiento de
relaciones interinstitucionales, formación de mancomunidades y el fortalecimiento de
capacidades deliberativas de los ciudadanos.
La nueva Ley de Municipios en la República Dominicana representa una oportunidad para
mejorar la gestión local y fortalecer la democracia a nivel municipal, pero su éxito dependerá
en gran medida de la capacidad de abordar los desafíos y de promover una participación
ciudadana efectiva.

Los ingresos municipales


El análisis sobre los ingresos municipales en la República Dominicana revela una serie de
tendencias y desafíos importantes:
Dependencia de transferencias del gobierno central: Históricamente, los municipios han
dependido en gran medida de las transferencias del gobierno central para financiar sus
operaciones. Estas transferencias han aumentado significativamente en términos
nominales, pero su asignación basada únicamente en la población no fomenta la eficiencia
ni la equidad interterritorial.
Limitaciones en los ingresos propios: Los municipios dependen en gran medida de los
ingresos propios para financiar sus operaciones, pero estos ingresos representan una
pequeña fracción de sus ingresos totales, con solo unos pocos municipios generando más
del 12.7% de sus ingresos de fuentes propias. Además, las fuentes de ingresos propios
están concentradas en ciertos municipios y son limitadas en variedad y eficacia en muchos
casos.
Baja capacidad de recaudación propia: La capacidad de los municipios para recaudar
ingresos propios se ve obstaculizada por varios factores, incluida la insuficiente capacitación
del personal municipal, registros catastrales débiles y la falta de sistemas de seguimiento de
cobros. Además, la falta de incentivos para aumentar la recaudación también contribuye a la
baja recaudación propia.
La dependencia excesiva de transferencias del gobierno central y la limitada capacidad de
generar ingresos propios representan desafíos significativos para la autonomía financiera y
la eficiencia de los municipios en la República Dominicana. Mejorar la capacidad de
recaudación propia y reformar el sistema de asignación de transferencias podrían contribuir
a una mayor autonomía y equidad en el financiamiento municipal

Capacidades esenciales para el empoderamiento: educación, salud,


protección y asistencia social La importancia de ciertas capacidades esenciales
para el empoderamiento individual y el bienestar colectivo, especialmente en áreas
clave como la educación, la salud y la protección social.
El acceso a estas oportunidades no solo depende de los recursos disponibles, sino
también de cómo la sociedad se organiza y actúa para garantizar un acceso
equitativo y universal. Esto implica políticas públicas efectivas, inversiones
adecuadas en infraestructura y servicios, así como un compromiso continuo con la
justicia social y la inclusión. En resumen, el fortalecimiento de estas capacidades
esenciales es fundamental para promover el empoderamiento individual y construir
una sociedad más justa y equitativa.
La persistente desigualdad en la distribución de capacidades y oportunidades en la
República Dominicana, tanto a nivel provincial como dentro de las provincias y entre
diferentes grupos de personas. Se destaca que el acceso a la educación, la salud, el
empleo y otras capacidades esenciales para el desarrollo humano no está
garantizado de manera equitativa por el Estado, sino que está determinado por
factores como la zona de residencia, la clase social, el género y el nivel de influencia
pública de cada individuo.
Se argumenta que el acceso a las capacidades y oportunidades está determinado
por el poder personal más que por el estado de derecho, lo que convierte al
desarrollo humano en una cuestión de poder y, por lo tanto, de política. Se critica
que las estructuras de poder, incluidos los partidos políticos, han fracasado en
mejorar la equidad y garantizar el acceso equitativo a las oportunidades. Además,
se señala que el sistema de partidos políticos ha debilitado el régimen de
consecuencias en la sociedad dominicana.
Se enfatiza que para que el empoderamiento se convierta en poder, tanto las
capacidades individuales como las colectivas deben ser simultáneas y tener un nivel
relativamente alto. Se argumenta que la sociedad debe organizarse, empoderarse y
reestructurar las relaciones de poder para lograr un verdadero desarrollo humano.
Una visión crítica de la distribución desigual de capacidades y oportunidades en la
República Dominicana, y sugiere que el desarrollo humano solo será posible
mediante cambios significativos en las estructuras y relaciones de poder en la
sociedad.

Capítulo 2: El empoderamiento social: poder que se construye y


se conquista
El empoderamiento social: poder que se construye y se conquista
El desarrollo humano como una expresión de voluntad y decisión, destacando cómo
históricamente minorías han controlado la historia en su beneficio, mientras que mayorías
han quedado excluidas. Se enfoca en la importancia del empoderamiento, el capital social y
la redistribución del poder para lograr un desarrollo equitativo. Se destaca que las
sociedades más desarrolladas son más equitativas y tienen mayor institucionalidad,
mientras que las menos desarrolladas tienen más pobreza e inequidad. Se analiza cómo el
empoderamiento social, la participación y la solidaridad contribuyen a construir poder local y
mejorar el bienestar de las personas.

Se enfoca en acumular y construir poder desde la base de la pirámide social, utilizando los
atributos individuales para fines colectivos. Se destaca que no es simplemente la suma de
capacidades individuales, sino la sinergia entre ellas lo que genera nuevas dinámicas y
potencia las capacidades de las personas.
¿Cómo encaja el empoderamiento social en el enfoque de desarrollo humano?
El empoderamiento social es esencial en el enfoque de desarrollo humano, ya que busca
tanto fortalecer a las personas como instrumentar la expansión de sus oportunidades. En
este sentido, promueve que las personas se vean a sí mismas como protagonistas de sus
vidas, fomenta la autoestima, el control sobre sus destinos, el desarrollo de sus habilidades
y la creación de oportunidades. Además, funciona como un medio para garantizar la
equidad, especialmente en sociedades con grandes desigualdades, donde el
reconocimiento social está vinculado al nivel de poder que uno tenga.

¿Cómo se puede empoderar socialmente?


El empoderamiento social se logra principalmente mediante la creación de ciudadanía, que
implica el ejercicio efectivo de los derechos políticos, civiles y sociales. Según el Banco
Mundial, los esfuerzos exitosos de empoderamiento ciudadano suelen incluir acceso a la
información, inclusión y participación, responsabilidad y rendición de cuentas, y capacidad
organizativa para el interés común. En la práctica, esto se traduce en garantizar que la
ciudadanía esté informada, participe en la toma de decisiones, exija responsabilidad de los
funcionarios y se organice para abordar problemas comunes. En República Dominicana,
aunque ha habido avances, persisten desafíos como la interferencia en la información
veraz, la exclusión de ciertos grupos en la toma de decisiones, la falta de rendición de
cuentas y la necesidad de fortalecer la capacidad organizativa a nivel local para impulsar el
desarrollo colectivo.

El capital social puede o no favorecer al desarrollo humano


El capital social puede influir en el desarrollo humano de manera ambivalente. Cuando las
personas carecen de capacidades individuales y colectivas, existe el riesgo de que el capital
social se convierta en un instrumento de clientelismo, controlado por líderes locales, lo que
perjudica el desarrollo humano. Sin embargo, cuando el capital social se combina con
habilidades individuales, puede fortalecer el empoderamiento de las personas y grupos,
reduciendo las desigualdades y promoviendo el desarrollo.

La medición del empoderamiento social o capital social


En la literatura de desarrollo humano, el empoderamiento social se ha relacionado con la
asociatividad y se ha medido a través del número y las características de las organizaciones
sociales de base. Además, se ha vinculado con normas de reciprocidad, participación
cívica, confianza interpersonal y participación en organizaciones sociales. También se
considera un factor que contribuye a la capacidad política y deliberativa de las personas.
El informe utilizará tres enfoques para abordar la medición del empoderamiento social:
 Se iniciará con una discusión sobre aspectos característicos de la "dominicanidad"
para identificar cómo estos pueden afectar el capital social, ya sea de manera
positiva o negativa.
 Se empleará el Índice de Empoderamiento Social (IES) para medir el nivel de
empoderamiento social, evaluando sus componentes.
 Se analizarán las características de los procesos de fortalecimiento del poder local y
descentralización en diferentes áreas, como Puerto Plata, Salcedo, Villa González y
San José de Ocoa, para identificar los elementos que contribuyen al éxito en el
desarrollo humano.

Rasgos de la cultura dominicana que influyen en el capital social


Los rasgos culturales dominicanos mencionados en el informe pueden influir tanto positiva
como negativamente en el desarrollo del capital social y el fortalecimiento del tejido social:

Aspectos positivos que contribuyen al capital social:


a) Tradición de unidad y cooperación: Ejemplos como la experiencia de Los
Martínez muestran cómo la cooperación, la solidaridad y la reciprocidad pueden
fortalecer el capital social en comunidades pequeñas. Estas comunidades pueden
superar obstáculos y mejorar su calidad de vida mediante la acción colectiva.
b) Convite y juntas como tradiciones de cooperación: Aunque estas prácticas se
han ido perdiendo con la urbanización, reflejan la disposición de la comunidad para
colaborar y apoyarse mutuamente, lo que fortalece el capital social en entornos
rurales.
c) Intercambio de "platos de comida" y compadrazgo: Estas prácticas culturales
fomentan la solidaridad y la reciprocidad dentro de los barrios y comunidades,
fortaleciendo los lazos sociales y la confianza entre vecinos.

Aspectos negativos que pueden obstaculizar el capital social:


a) Pesimismo dominicano: La falta de confianza en el pueblo dominicano para
constituirse como nación puede socavar la cohesión social y la capacidad de trabajar
juntos para el bien común.
b) Complejo de gancho: La desconfianza en "el otro" y la percepción de que siempre está
tratando de engañar pueden dificultar el desarrollo de relaciones de confianza mutua y
colaboración.
c) Doble pensar: La discrepancia entre lo que se expresa públicamente y lo que se siente
realmente puede socavar la autenticidad de las relaciones sociales y minar la confianza
entre las personas.
d) Exteriorismo: La percepción de que los eventos están fuera del control personal puede
disminuir la responsabilidad individual y colectiva, debilitando el empoderamiento social
y la capacidad de acción colectiva.
e) Clientelismo político: Esta práctica debilita el estado de derecho, refuerza el
exteriorismo y deteriora el tejido social al favorecer la lealtad política sobre la confianza
y la colaboración entre ciudadanos.

Algunas características culturales dominicanas fomentan la cooperación, la


solidaridad y el empoderamiento comunitario, otras pueden obstaculizar el
desarrollo del capital social al socavar la confianza y la colaboración mutua. La
comprensión de estos aspectos culturales es crucial para diseñar estrategias
efectivas de fortalecimiento del capital social en República Dominicana.
El capítulo aborda el tema del empoderamiento social, entendido como el resultado de la
fortaleza del tejido social, la solidaridad entre las personas y el capital social acumulado en
una comunidad. Se destacan aspectos como la participación, la confianza interpersonal, la
confianza en las instituciones, el sentido de pertenencia, la movilización, la inclusión social y
la colaboración entre personas e instituciones para alcanzar objetivos comunes.
El empoderamiento permite a las personas influir en los procesos y decisiones que les
afectan, y su dimensión social es clave para el acceso a oportunidades en sociedades con
un estado de derecho deficiente. Se identifican cuatro elementos presentes en experiencias
exitosas a nivel internacional: acceso a la información, inclusión y participación, rendición de
cuentas y capacidad organizativa.
Se señala que la acción del Estado puede fortalecer o debilitar el empoderamiento social,
dependiendo de si actúa en función de la colectividad o de intereses particulares. La
medición del empoderamiento social es desafiante, con factores que dificultan la formación
del capital social colectivo y otros que la promueven, como el pesimismo y la solidaridad
comunitaria.
Se destaca que más de la mitad de la población dominicana tiene intención de emigrar y
carece de confianza en la posibilidad de cambio, lo que refleja un gran desencanto hacia la
sociedad dominicana. Se plantea la necesidad de investigar más sobre cómo estos factores
culturales afectan la construcción del capital social.
La medición a través de una índice muestra que la región norte del país tiene el mayor
empoderamiento social, seguida por el sur, la región metropolitana y el este. Se sugiere que
esta evidencia puede guiar el diseño de políticas públicas para abordar las debilidades y
fortalezas de cada región.
Por último, se analizan cuatro experiencias locales de empoderamiento social que destacan
la importancia de crear instituciones que trasciendan los liderazgos personales, promover la
acumulación de capital social, fomentar la asociatividad y la independencia política
partidista.

Capítulo 3: La descentralización: poder que se redistribuye


Descentralización y desarrollo humano
La descentralización, como se discute, no es un fin en sí mismo, sino un medio para
lograr equilibrios territoriales y mejorar la gestión pública. En el ámbito político,
empodera a la ciudadanía al acercar el gobierno a nivel local, lo que promueve una
mayor participación y supervisión de las acciones gubernamentales. Esto fortalece
la democracia al permitir que las personas estén más involucradas en la toma de
decisiones y puedan exigir transparencia y responsabilidad a sus autoridades.
En términos sociales, la descentralización puede influir en la equidad tanto dentro de
un territorio como entre diferentes regiones. A nivel intraterritorial, los municipios son
unidades cercanas a la población y, por lo tanto, están mejor posicionados para
comprender y abordar sus necesidades específicas. Esto puede conducir a una
democratización de las oportunidades al impulsar políticas que respondan de
manera más efectiva a las necesidades locales.
Sin embargo, la descentralización también puede exacerbar las desigualdades entre
regiones si no se implementan medidas correctivas. Las áreas más desarrolladas
tienden a beneficiarse más, mientras que las menos desarrolladas pueden quedarse
rezagadas. Por lo tanto, es crucial acompañar la descentralización con políticas de
convergencia regional que aseguren la equidad tanto horizontalmente (dentro de un
territorio) como verticalmente (entre diferentes regiones).
Desde una perspectiva económica, la descentralización puede mejorar la eficiencia
al permitir la prestación de servicios públicos de manera más adaptada a las
necesidades locales. Al descentralizar la gestión, se facilita la toma de decisiones y
se agiliza la respuesta a las demandas de la población, lo que a su vez puede
contribuir al desarrollo económico local.
En resumen, la descentralización ofrece oportunidades significativas en varios
aspectos, incluyendo político, social, económico y administrativo. Sin embargo, su
éxito depende de la implementación de políticas adecuadas y de la participación
activa de la sociedad civil para exigir responsabilidad y transparencia a las
autoridades locales.
El sistema político dominicano
El sistema político dominicano ha evolucionado como resultado del proceso de
democratización, la dinámica socioeconómica e institucional, y la influencia de
cambios internacionales.
a) La centralización presidencial La centralización del poder en la figura
presidencial ha sido una característica arraigada en la estructura institucional
de la República Dominicana. Esta concentración de poder no se deriva
exclusivamente del artículo 55 de la Constitución, sino también de un conjunto
de leyes que otorgan amplios poderes al presidente. De hecho, según el
presidente Fernández, el artículo 55 de la Constitución es similar al de otras
constituciones y no es la principal fuente de los poderes extraordinarios del
presidente. Estos poderes adicionales provienen de leyes complementarias que
se remontan a épocas dictatoriales, donde la concentración absoluta del poder
era la norma y el control detallado de todas las acciones era considerado
necesario.

A pesar de los avances en el proceso de democratización del país, estas leyes


han perdurado sin cambios significativos, lo que ha contribuido a mantener la
centralización del poder en la figura presidencial. A medida que la sociedad
dominicana ha evolucionado, estas leyes no han sido actualizadas para reflejar
los principios democráticos y la separación efectiva de poderes. Esto plantea
desafíos para la consolidación de un sistema político más equilibrado y
democrático, ya que el presidente continúa teniendo un control significativo
sobre las decisiones y acciones del gobierno.
b) La estabilidad del sistema La estabilidad del sistema político en la República
Dominicana desde el fin de la dictadura de Trujillo en 1961 se ha caracterizado
por la ausencia de gobiernos militares. Sin embargo, durante los últimos 30
años de democracia, ha habido una notable repetición en el ejercicio del poder:
22 años bajo el gobierno autoritario del Dr. Joaquín Balaguer y ocho años bajo
el gobierno democrático del Dr. Leonel Fernández, quien ha buscado extender
su mandato en múltiples ocasiones.

Esta situación sugiere que la estabilidad del sistema político dominicano se ha


basado en una alternancia limitada del poder central y una continua continuidad
del sistema en sí. Esta continuidad no necesariamente ha sido acompañada
por un fortalecimiento de las instituciones políticas ni por una expansión de los
valores fundamentales de la democracia, como la participación ciudadana, el
estado de derecho y el desarrollo humano.

A pesar de que el país ha mantenido la estabilidad en términos de evitar golpes


militares, la falta de una verdadera competencia política y la persistencia de
ciertos líderes en el poder han planteado desafíos para el fortalecimiento de las
instituciones democráticas y el pleno desarrollo de la democracia en su
conjunto.

c) Debilidad de las instituciones A pesar de los avances en la consolidación de


la democracia política en la República Dominicana, persiste una notable
debilidad en las instituciones del país. Si bien se ha logrado establecer un
sistema democrático formal, este no ha sido suficiente para abordar las
desigualdades sociales ni para construir una sólida institucionalidad. Aunque el
crecimiento económico ha sido constante, el progreso social ha sido
relativamente lento.

Si bien se han superado los desafíos y tensiones en los procesos electorales,


persisten diferencias y conflictos que impiden que los partidos políticos lleguen
a acuerdos para modernizar las instituciones básicas del sistema. La falta de un
pacto político integral ha limitado la capacidad de establecer reglas claras que
regulen la vida interna de las organizaciones políticas, reduzcan el clientelismo
y promuevan un compromiso sostenido con el desarrollo humano a largo plazo.
La debilidad institucional en la República Dominicana se refleja en la
incapacidad para abordar las desigualdades sociales, así como en la falta de
consenso político para modernizar y fortalecer las instituciones del país. A
pesar de los avances en la democracia política, queda mucho por hacer para
construir una institucionalidad sólida que promueva el desarrollo humano y el
bienestar de todos los ciudadanos.

d) Participación política El capítulo II revela que solo un pequeño porcentaje de


la población dominicana, aproximadamente el 7%, cree que los partidos
políticos defienden los intereses de todos los grupos sociales. En cambio, la
gran mayoría, el 89%, percibe que los partidos solo protegen los intereses de
algunos grupos específicos o incluso solo de los políticos mismos. Además, un
significativo 36% de la población reconoce la presencia de clientelismo en la
política, y casi el 58.7% piensa que los partidos políticos solo tienen relevancia
durante los períodos electorales.

Estos hallazgos indican que la participación política partidaria en la República


Dominicana está influenciada en gran medida por el interés personal o de
grupos selectos, más que por la defensa de los intereses colectivos de la
sociedad en su conjunto. Esta situación refleja una dinámica en la que la
ineficiencia del Estado se convierte en una vía para la movilidad social,
compensando las deficiencias del modelo económico e institucional que tienden
a excluir a amplias capas de la población. La participación política en la
República Dominicana, en muchos casos, se percibe como una estrategia para
obtener beneficios individuales o de grupos selectos en lugar de promover el
bienestar general de la sociedad. Esto destaca la necesidad de reformas
políticas e institucionales que fortalezcan la representatividad y la
responsabilidad de los partidos políticos, así como la capacidad del Estado
para atender las necesidades de todos los ciudadanos de manera equitativa.
e) La lógica del poder por el poder La democracia en la República Dominicana
enfrenta el desafío de trascender más allá de sus aspectos formales y
convertirse en una democracia sustantiva, que sea verdaderamente inclusiva
socialmente. Para lograr esto, es necesario transformar la cultura política,
especialmente rompiendo con el ciclo vicioso del sistema político donde el
poder se utiliza principalmente para obtener más poder y se ejerce de manera
centralizada.
La lógica del poder por el poder implica una apropiación del Estado por parte
de los partidos políticos, quienes periódicamente se reparten los recursos y
posiciones del gobierno, reemplazando a una parte significativa de los
empleados públicos según sus afiliaciones partidistas. Esta práctica, conocida
como "partidocracia", debilita la capacidad del Estado para generar desarrollo
humano, ya que la prioridad suele ser mantener el control político en lugar de
promover el bienestar de la población.

Este sistema crea una red de lealtades entre quienes trabajan en el gobierno y
quienes están involucrados en la política, lo que socava la eficiencia y la
profesionalidad en la gestión estatal. Además, se ve comprometido el sistema
de méritos y recompensas, ya que el ascenso y la permanencia en el servicio
público a menudo están más relacionados con la afiliación política que con el
mérito y la competencia profesional.

f) La degradación política La degradación política en la República Dominicana


se manifiesta en una política electoral que ha perdido contenido y propósito de
desarrollo. El debate político se centra más en la continuidad del poder y en el
ejercicio mismo del mando, en lugar de en mejorar los niveles de vida de la
población.
A pesar de esto, las elecciones de 2006 mostraron que existen liderazgos
locales capaces de desafiar la cultura de centralización, basándose en una
gestión exitosa, incluso cuando van en contra de la cúpula de sus propios
partidos. Esta dinámica fortalece el sistema político y el Estado al demostrar
que la población premia con el voto a gestiones locales exitosas, lo que
refuerza la idea de que las comunidades pueden ejercer su derecho a elegir
libremente.

Sin embargo, la falta de reglas efectivas que rijan la actividad política permite
que el sistema de partidos funcione más como una agencia para las facciones
partidarias para perpetuarse en el poder, en lugar de ser un mecanismo de
mediación para que la sociedad participe en los asuntos del Estado. Esta
dinámica lleva a la creación de una "partidocracia" que se apropia y monopoliza
la relación entre el Estado y la sociedad, sin ningún mecanismo de control. Los
partidos políticos se vuelven independientes de las demandas y necesidades
de la sociedad, formando un universo propio donde un grupo de dirigentes
ejerce una hegemonía sobre la sociedad, aprovechando las reglas que lo
permiten, pero degradando la calidad de la política en el proceso.
g) Clientelismo La degradación de la política partidista en la República
Dominicana ha alcanzado niveles preocupantes, manifestándose en
situaciones que van desde lo trágico hasta lo cómico.

Un ejemplo de esto es el debate en el Senado sobre el llamado "barrilito" o


"cofrecito", una asignación mensual para los senadores que oscila entre 420 mil
y 900 mil pesos, destinada supuestamente a "asistencia social" para cumplir
con compromisos con el electorado. Esta asignación, que suma un total de 19.1
millones de pesos mensuales, no tiene justificación legal, ya que el papel del
Senado es legislar, no proveer asistencia social. Esta práctica, que utiliza
recursos del erario público para financiar el clientelismo político, socava la
legitimidad de los impuestos pagados por los ciudadanos.

Otro ejemplo es la disputa por el control de los Distritos Municipales, que llevó a
violencia y asaltos en 44 distritos municipales. Esta lucha se desencadenó
debido a un párrafo transitorio en la Ley 176-07, que permitió que los directores
y vocales de los distritos municipales permanecieran en sus cargos hasta 2010.
Esta situación resultó en denuncias sobre la venta de distritos municipales en
"pública subasta" por parte de síndicos y regidores.

La falta de mecanismos internos de persuasión o sanción dentro de los partidos


políticos para controlar la insubordinación en las salas capitulares ha llevado a
que los secretarios generales de los tres partidos principales soliciten la
anulación de las designaciones de las autoridades municipales que no cumplen
con la voluntad de los partidos políticos.

Estos ejemplos ilustran cómo la degradación de la política partidista en la


República Dominicana ha resultado en prácticas que perjudican la legitimidad
del sistema político y la confianza de los ciudadanos en sus representantes.

El índice de Empoderamiento Político (IEP) se concibe como una medida del


grado de participación y ejercicio efectivo de los derechos políticos dentro de una
sociedad. Aunque idealmente se debería medir a través de indicadores subjetivos
obtenidos mediante encuestas, en este informe se opta por una aproximación más
objetiva debido a la falta de datos disponibles. Se proponen cinco indicadores para
medir el empoderamiento político:
Porcentaje de votantes inscritos por provincia: Este indicador mide la
participación ciudadana en las elecciones, reflejando el grado de compromiso cívico
de la población.
Número de candidaturas para cada sindicatura en los municipios de una
provincia: Este indicador muestra la competencia entre diversas opciones políticas
en las elecciones locales, lo que sugiere un ambiente político plural y diverso.
Porcentaje de mujeres regidoras: Este indicador busca evaluar la equidad de
género en la representación política, reflejando la distribución de oportunidades de
gobierno entre hombres y mujeres.
Porcentaje de personas en los barrios pobres con actas de nacimiento: Este
indicador evalúa el acceso a la documentación necesaria para ejercer derechos
ciudadanos, siendo las actas de nacimiento un requisito fundamental para acceder a
otros derechos políticos y sociales.

Porcentaje de población en municipios con presupuesto participativo: Este


indicador calcula la proporción de la población que vive en municipios donde se
implementa el presupuesto participativo, lo que refleja un mayor grado de
participación ciudadana en la toma de decisiones políticas a nivel local.
Estos indicadores, aunque objetivos, pueden no capturar completamente la
complejidad del empoderamiento político. Sin embargo, representan una
aproximación cuantitativa útil para evaluar ciertos aspectos clave de la participación
política y el ejercicio de derechos en una sociedad.
Resultados del Índice de Empoderamiento Político (IEP)
La falta de relación estadística entre el empoderamiento político y otros índices de
empoderamiento, como el empoderamiento individual y sus componentes, puede
deberse a varios factores que sugieren que el Índice de Empoderamiento Político
podría estar midiendo algo diferente de lo que se busca.
Por ejemplo, al analizar el porcentaje de votantes con respecto a los inscritos, se
encuentra que este indicador no necesariamente refleja un ejercicio libre de la
capacidad de agencia por parte de los votantes. Factores como el trasiego de
votantes, la compra de conciencias, el clientelismo político o el aprovechamiento de
necesidades pueden influir significativamente en el comportamiento electoral.
El trasiego de votantes, que implica movilizar votantes de un lugar a otro para
favorecer a un candidato, la compra de votos mediante dádivas o promesas de
beneficios económicos, así como la influencia del interés personal o la presión social
en la decisión de votar, son fenómenos comunes en contextos políticos donde
impera el clientelismo y la falta de transparencia.
En este contexto, es difícil determinar en qué medida los votantes ejercen su
capacidad de agencia de manera libre y consciente al momento de emitir su voto.
Muchos electores pueden verse influenciados por motivaciones ajenas a la voluntad
política genuina, lo que podría distorsionar la interpretación del porcentaje de
votantes como un indicador de empoderamiento político.
La presencia de prácticas clientelistas y otras formas de influencia en el proceso
electoral pueden socavar la pureza del indicador de participación electoral como
medida del empoderamiento político, lo que puede explicar la falta de correlación
con otros índices de empoderamiento.
El análisis que has proporcionado sugiere una serie de observaciones interesantes
sobre el sistema político y social en la República Dominicana. Parece que hay una
preocupación acerca de cómo medir de manera precisa el empoderamiento político,
dado el contexto de prácticas clientelistas en la política dominicana. El desafío
radica en separar el verdadero empoderamiento político del clientelismo.
El hecho de que provincias como La Vega, Valverde y San Juan muestren un mayor
empoderamiento político, según el índice mencionado, puede indicar ciertos
patrones o prácticas políticas específicas en esas regiones.
Las correlaciones que señalas, como la relación entre la cantidad de candidatos a la
sindicatura por municipio y la población votante, así como la asociación entre la
pobreza en una provincia y el porcentaje de población que vota, también son muy
reveladoras. Estas conexiones pueden arrojar luz sobre cómo los factores
socioeconómicos influyen en la participación política y en la dinámica electoral.
Además, la falta de asociación significativa entre el porcentaje de mujeres electas
para regidoras y ciertos indicadores de desarrollo humano y pobreza sugiere que la
representación de género en la política puede no estar directamente relacionada
con estos aspectos. Esto podría indicar la necesidad de explorar más a fondo los
factores que influyen en la representación de género en la política local.
En cuanto a la asociación entre la posesión de actas de nacimiento en zonas pobres
y el empoderamiento individual, así como su relación inversa con el Índice de
Privaciones Humanas y la pobreza medida por NBI, sugiere que el acceso a la
documentación legal puede desempeñar un papel crucial en el empoderamiento y
en la reducción de la pobreza.
Estos hallazgos plantean importantes preguntas sobre cómo medir y promover el
verdadero empoderamiento político en un contexto donde el clientelismo político
puede distorsionar los indicadores tradicionales.

Poder Judicial
El análisis que proporcionas sobre el sistema judicial en la República Dominicana
destaca importantes aspectos relacionados con la independencia judicial y la
estructura de poder dentro del Poder Judicial.
La reforma constitucional de 1994, al transferir la competencia para la designación
de las judicaturas a la Suprema Corte de Justicia, buscaba precisamente reducir la
influencia política en la selección y actuación de los jueces. Sin embargo, parece
que aún persisten desafíos significativos en cuanto a garantizar una verdadera
independencia judicial.
La distinción entre independencia horizontal y vertical es relevante para comprender
los diferentes aspectos de la autonomía judicial. La independencia horizontal se
refiere a la separación de poderes entre el judicial y los demás poderes del Estado,
mientras que la independencia vertical se relaciona con la capacidad de los jueces
para tomar decisiones sin interferencia de instancias superiores.
El Consejo Nacional de la Magistratura y la Suprema Corte de Justicia, como
instituciones clave en el sistema judicial dominicano, tienen una influencia
considerable en la designación, supervisión y administración de los jueces. Sin
embargo, la composición política del Consejo Nacional de la Magistratura y la
concentración de funciones en la Suprema Corte pueden amenazar la
independencia judicial.
El hecho de que la Suprema Corte tenga autoridad sobre asuntos disciplinarios, el
sistema de carrera judicial, la administración del presupuesto y otras funciones
propias de la gestión judicial, sin un contrapeso institucional adecuado, puede
generar desequilibrios y afectar la independencia de los jueces.
El análisis resalta la necesidad de abordar los desafíos que enfrenta el sistema
judicial dominicano para garantizar una verdadera independencia judicial y evitar la
influencia indebida de los poderes políticos en el funcionamiento del Poder Judicial.

Capítulo 7: Elementos para una estrategia de empoderamiento,


descentralización e intervención en el territorio
La práctica efectiva de los derechos y deberes universales puede excluir a la mayoría de la
población debido a una deficiente institucionalidad, lo que facilita el uso de prácticas
clientelares y patrimonialistas por parte del poder político en lugar de garantizar los
derechos. Se cita al Banco Mundial para señalar que el clientelismo y las relaciones
basadas en él perpetúan las desigualdades, especialmente en contextos de estados
débiles.
Se argumenta que el empoderamiento de amplios sectores excluidos es esencial para
contrarrestar esta deficiencia de la política y del ejercicio del poder, y para transformar las
relaciones informales en instituciones formales basadas en el derecho y en acuerdos
colectivos. Se destaca que el empoderamiento implica un proceso acumulativo de
construcción de poder desde la base de la pirámide social, que permite a las personas tener
mayor participación en los mecanismos institucionales y en la toma de decisiones que
afectan sus vidas.
Se define el empoderamiento como el fortalecimiento de las capacidades individuales y
colectivas de las personas para participar en el juego democrático, en procesos de acción
colectiva y cambio social. Se subraya que los procesos de empoderamiento y participación
son construcciones desde la base social para garantizar la equidad en el acceso a las
oportunidades, mientras que la descentralización debe acompañarse de la creación de
capacidades institucionales y humanas locales para evitar la reproducción de debilidades
centrales a nivel local.
Se enfatiza que el enfoque del desarrollo humano coloca a las personas en el centro de los
objetivos del desarrollo, ofreciendo un marco analítico y criterios para la formulación de
políticas que amplíen las opciones humanas y mejoren el bienestar de la gente. Sin
embargo, se advierte que el desarrollo humano no es una fuerza liberadora por sí mismo,
sino que proporciona instrumentos para que a través de la política y la acumulación de
poder de las personas se pueda materializar una propuesta de desarrollo humano efectiva.
Otros mecanismos de creación de empoderamiento social
1. Libre acceso a la información pública, especialmente a nivel local, mejorando la
transparencia en la gestión pública para atraer más inversión y fortalecer la
capacidad de los ayuntamientos.
2. Implementación de mecanismos de participación social, con programas educativos
para que la población participe en procesos como derechos de petición, referéndum
municipal, plebiscito local, cabildo abierto y presupuesto participativo.
3. Rendición de cuentas y fortalecimiento del régimen de sanciones en esferas públicas
y privadas, promoviendo la confianza en las instituciones.
4. Fortalecimiento de la capacidad de organización local y promoción de redes de
interlocución, con énfasis en la participación pública de mujeres, jóvenes y personas
más pobres.
5. Creación de mecanismos de participación municipal para grupos excluidos de los
procesos de toma de decisiones, como mujeres, niños, niñas, adolescentes,
envejecientes y personas con discapacidad.
6. Garantía por parte del Estado y los ayuntamientos de la producción de bienes
públicos y el cumplimiento de la ley, defendiendo el interés colectivo.
7. Promoción de trabajo educativo para el empoderamiento social, la confianza, la
inclusión y la participación desde los ayuntamientos y la Secretaría de Estado de
Educación.
8. Coordinación entre organizaciones de la sociedad civil para promover la concertación
y articulación, apoyando proyectos de fortalecimiento institucional y construcción de
ciudadanía.
9. Establecimiento de puentes entre ONG internacionales, organismos de cooperación
internacional e instituciones multilaterales para evitar la duplicidad de esfuerzos y
promover la construcción de una nueva ciudadanía a largo plazo.
10. Mejora del presupuesto participativo mediante la articulación entre municipios y otros
departamentos administrativos, fortalecimiento de los planes maestros en el territorio,
aumento de la capacidad de decisión y control del presupuesto municipal, y
fortalecimiento de los procesos de presupuestos participativos como mecanismos de
creación de ciudadanía.
Se destaca la importancia de la descentralización como un medio para redistribuir poder,
transfiriendo competencias, recursos y autonomía en la toma de decisiones a los distintos
niveles de gobierno subnacionales sin afectar la eficiencia ni la eficacia de la acción pública.

La descentralización: ¿cómo redistribuir poder?


La descentralización auténtica implica la transferencia de competencias, recursos y
autonomía en la toma de decisiones a niveles de gobierno subnacionales, sin comprometer
la eficiencia ni la eficacia de la acción pública. Para lograr esto en términos institucionales y
hacer política de Estado:
a) Fortalecimiento de la institucionalidad en el poder municipal con un enfoque en el
desarrollo humano, basado en la eficiencia, la equidad y el empoderamiento.
b) Creación de espacios de concertación entre los partidos políticos para fortalecer el
poder local.
c) Reforzamiento del régimen de consecuencias establecido por la Ley de Municipios
en materia de violación de normas y prácticas presupuestarias, así como
dignificación de los salarios de los servidores públicos y municipales.
d) Aplicación efectiva de la Ley de Servicio Civil y Carrera Administrativa Municipal.
e) Mejora de la capacidad técnica de los presupuestos participativos y búsqueda de
mayor coordinación con otras instancias de la administración pública.
f) Potenciación de los canales de intermediación entre el poder central y las diversas
formas locales de asociaciones, desde municipales hasta regionales, dando
prioridad a la participación comunitaria.
g) Fortalecimiento de la Liga Municipal Dominicana (LMD) mediante un acuerdo que
involucre a todos los ayuntamientos, partidos políticos y sociedad civil para asegurar
su continuidad.
h) Establecimiento de un acuerdo entre partidos para fortalecer la Federación
Dominicana de Municipios (FEDOMU), evitando su uso como instrumento de un
grupo político particular.
i) Mantenimiento de la separación de las elecciones municipales y congresuales de las
elecciones presidenciales para garantizar la autonomía y legitimidad de los procesos
electorales a nivel local.

Educación
En el ámbito de la educación, se propone una serie de medidas para mejorar la calidad del
sistema educativo:
1. Mejorar la calidad de los maestros a través de políticas de incentivos para la
formación y el cumplimiento de responsabilidades.
2. Implementar programas de entrenamiento y control para mejorar la calidad técnica
de los docentes.
3. Diseñar programas especiales para mejorar la calidad de vida de los maestros,
especialmente en áreas con altos niveles de pobreza.
4. Fortalecer la participación comunitaria y municipal en la toma de decisiones en
educación.
5. Aumentar el financiamiento público para la educación.
6. Fortalecer el papel de los municipios en el control de la calidad educativa.
7. Construir nuevas aulas para satisfacer la demanda educativa.
8. Desarrollar programas de apoyo específicos para grupos vulnerables para garantizar
su acceso y permanencia en la escuela.
En cuanto a la salud, se sugieren las siguientes acciones para fortalecer el sector:
1. Descentralizar y desconcentrar el sector salud para adaptar las políticas a las
características específicas de cada región y promover la participación comunitaria.
2. Reforzar los centros de atención primaria con personal y recursos.
3. Implementar programas especiales para mejorar la situación de salud en provincias
con mayores necesidades.
4. Aumentar la inversión pública en salud y promover la equidad territorial.
5. Priorizar la atención primaria en salud y descentralizar los servicios de atención
especializada.
6. Garantizar la calidad de los servicios de salud, tanto públicos como privados, bajo la
rectoría del sector público.
7. Mejorar la formación médica y aplicar exámenes de calidad al término de la carrera
médica.
8. Aplicar la Ley de Servicio Civil y Carrera Administrativa para incentivar la instalación
de personal médico en comunidades remotas.
9. Impulsar la reforma del sector salud con coordinación entre los distintos niveles de
gobierno y promoviendo políticas de equidad territorial.
El empleo
Para impulsar el empleo en República Dominicana, se proponen las siguientes acciones:
a) Fortalecer las agencias de desarrollo económico local para promover el
empoderamiento y crear oportunidades laborales.
b) Implementar políticas que no estén basadas en el clientelismo y que busquen generar
empleo para las personas desplazadas del sector de zonas francas y para las mujeres
jóvenes.
c) Fomentar el asociacionismo como una oportunidad para el desarrollo local,
aprovechando la experiencia existente en el país en organizaciones de productores y
cooperativas, especialmente en sectores como la producción orgánica y el turismo
local.
d) Estimular proyectos de turismo local en áreas cercanas a polos turísticos existentes,
como una forma de generar empleo y reducir la pobreza, con el apoyo de las
autoridades locales.
e) Promover las pequeñas empresas y microempresas como estrategias para la creación
de empleo y como medio de subsistencia para la población.

Las medidas específicas para mejorar el desarrollo humano son conocidas, pero el desafío
radica en la voluntad política de gobernar para el bienestar de la mayoría. Aquí hay ocho
puntos fundamentales:
1. Las élites no han mostrado voluntad de cambio hasta ahora, por lo que es poco
probable que lo hagan en el futuro. La clave para generar desarrollo humano es el
empoderamiento y la movilización de la población para establecer un estado de
derecho.
2. La movilización social debe ir de la mano de un proceso de descentralización real,
ya que la descentralización y el empoderamiento son parte de una estrategia de
democratización.
3. Es necesario hacer del desarrollo humano un objetivo prioritario en la política
pública, centrándose en cómo vive la gente.
4. Se debe considerar tanto la dimensión individual como la colectiva del desarrollo al
diseñar políticas.
5. Es crucial visibilizar los intereses materiales y políticos de grupos históricamente
excluidos, como mujeres, migrantes, niños, niñas, adolescentes, envejecientes y
habitantes de áreas rurales, para garantizar que reciban la atención necesaria.
6. Los temas territoriales deben ser transversales en todas las políticas públicas,
reconociendo las diferencias entre regiones.
7. Se necesita un fortalecimiento del cumplimiento de la ley y el respeto a la legalidad,
acabando con la impunidad y asegurando que el Estado respete sus propias leyes.
8. Es crucial cambiar la forma de hacer política, dotando a los partidos de contenido
real como mecanismos de representación y asegurando que la lealtad esté hacia la
población, el Estado y las políticas públicas.

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