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Volumen I

Tratado de
Psiquiatría

® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.


® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.
Tratado de
Psiquiatría
Volumen I

Directores
Julio Vallejo Ruiloba
Catedrático de Psiquiatría, Facultad de Medicina, Universidad de Barcelona;
Jefe de Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitari de Bellvitge, L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona

Carmen Leal Cercós


Catedrática de Psiquiatría, Facultad de Medicina, Universidad de Valencia;
Jefe de Servicio de Psiquiatría, Hospital Clínico Universitario, Valencia

® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.


Reservados todos los derechos.
Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares
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parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento,
comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución
de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos.

© 2005. De los Autores


© 2005. Psiquiatría Editores, S.L.
Passeig de Gràcia 25, 3.o - 08007 Barcelona (España)
www.ArsXXI.com
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

ISBN 84-9706-082-2 Obra completa


ISBN 84-9706-083-0 Volumen I

Depósito Legal: B. 50.188-2004


Composición y compaginación: A. Parras – Av. Meridiana 93-95 – Barcelona (2004)
Impresión: Aleu, S.A. – Zamora 45 – Barcelona (2004)
Printed in Spain
Coordinadores

Fernando Cañas de Paz Miquel Roca Bennasar


Jefe de Departamento de Psiquiatría, Profesor Titular de Psiquiatría, Institut Universitari
Hospital Dr. R. Lafora, Madrid d’Investigació en Ciències de la Salut (IUNICS),
Universitat de les Illes Balears, Palma de Mallorca;
Cristóbal Gastó Ferrer Unidad de Psiquiatría y Psicología Clínica,
Profesor Titular de Psiquiatría, Institut Clínic de Psiquiatria Hospital Juan March, Palma de Mallorca
i Psicologia, Institut d’Investigacions Biomèdiques August Pi
i Sunyer (IDIBAPS), Universidad de Barcelona; Jefe de Sección Julio Sanjuán Arias
y Consultor, Servicio de Psiquiatría, Hospital Clínic Profesor Titular de Psiquiatría, Facultad de Medicina,
Universitari, Barcelona Universidad de Valencia

® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

Coordinadores | V |
Colaboradores

Joseba Achotegui Loizate Enrique Álvarez Martínez


Servicio de Atención Psicológica y Psicosocial a Inmigrantes Servicio de Psiquiatría, Hospital de la Santa Creu i Sant Pau;
y Refugiados (SAPPIR), Fundació Hospital Sant Pere Claver, Facultad de Medicina, Universitat Autònoma de Barcelona
Barcelona; Facultad de Psicología, Universidad de Barcelona
Eva Maria Álvarez Moya
Luis Agüera Ortiz Unitat de Recerca en Psicopatologia i Neuropsicologia,
Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitario 12 de Octubre, Departament de Psicologia de la Salut i Psicologia Social,
Madrid Facultad de Psicología, Universitat Autònoma de Barcelona

Celso Arango López


Antonio Agüero Juan
Unidad de Psiquiatría Infanto-Juvenil, Servicio de Psiquiatría,
Unidad de Psiquiatría Infantil, Hospital Clínico Universitario,
Hospital General Universitario Gregorio Marañón, Madrid
Valencia; Facultad de Medicina, Universidad de Valencia
Bárbara Arias Sampériz
Cristina Agüero Ramón-Llin Unidad de Antropología, Facultad de Biología,
Servicio de Psiquiatría, Hospital Dr. Peset Aleixandre, Valencia Universidad de Barcelona

Eduardo Jesús Aguilar García-Iturrospe Henar Arnillas Gómez


Servicio de Psiquiatría, Hospital de Sagunto, Valencia Secció de Psiquiatria, Hospital Son Llàtzer, Palma de Mallorca

Raúl Aguilar Heras Belén Arranz Martí


Unidad de Psicología Médica, Departamento de Psiquiatría Servicio de Psiquiatría, Hospital de Granollers, Benito Menni
y Medicina Legal, Facultad de Medicina, Universitat Autònoma Complejo Asistencial en Salud Mental, Barcelona
de Barcelona
Francesc Artigas Pérez
Cecilio Álamo González Departamento de Neuroquímica, Consejo Superior
Unidad de Neuropsicofarmacología, de Investigaciones Científicas (CSIC), Institut d’Investigacions
Departamento de Farmacología, Universidad de Alcalá, Madrid Biomèdiques August Pi i Sunyer (IDIBAPS), Barcelona;
Sociedad Española de Neurociencias
Renato D. Alarcón
José Luis Ayuso Gutiérrez
Mayo Psychiatry and Psychology Treatment Center, and Mood
Facultad de Medicina, Universidad Complutense, Madrid
Disorders Unit; Mayo Clinic, Department of Psychiatry and
Psychology; Mayo Clinic College of Medicine, Rochester, José Luis Ayuso Mateos
Minnesota, Estados Unidos Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitario de la Princesa,
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Madrid; Departamento de Psiquiatría, Facultad de Medicina,


María del Pino Alonso Ortega Universidad Autónoma de Madrid
Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitari de Bellvitge,
L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona Enrique Baca Baldomero
Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitario Puerta de Hierro,
María Teresa Álvarez Álvarez-Monteserín Madrid; Departamento de Psiquiatría, Facultad de Medicina,
Servicio de Psiquiatría, Hospital General Yagüe, Burgos Universidad Autónoma de Madrid

| VI | Colaboradores
Enrique Baca García Miquel Bernardo Arroyo
Servicio de Psiquiatría, Fundación Jiménez Díaz, Madrid; Institut Clínic de Psiquiatria i Psicologia, Hospital Clínic
Departamento de Psiquiatría, Facultad de Medicina, Universitari, Universidad de Barcelona
Universidad Autónoma de Madrid
German E. Berrios
Vicente Balanzá Martínez Department of Psychiatry, Addenbrooke’s Hospital, University
Servicio de Psiquiatría, Hospital Dr. Peset Aleixandre, Valencia; of Cambridge, Reino Unido
Facultad de Medicina, Universidad de Valencia
Esther Berrocoso Domínguez
Javier Ballesteros Rodríguez Departamento de Neurociencias (Farmacología y Psiquiatría),
Instituto de Investigaciones Psiquiátricas, Fundación María Grupo de Investigación en Farmacología y Neurociencias,
Josefa Recio, Bilbao; Departamento de Neurociencias, Facultad Facultad de Medicina, Universidad de Cádiz
de Medicina y Odontología, Universidad del País Vasco, Leioa,
Alfonso Blanco Picabia
Vizcaya
Departamento de Psiquiatría, Facultad de Medicina,
Universidad de Sevilla
Carlos Ballús Pascual
Facultad de Medicina, Universidad de Barcelona Julio Bobes García
Área de Psiquiatría, Departamento de Medicina,
Demetrio Barcia Salorio Universidad de Oviedo
Facultad de Medicina, Universidad Católica San Antonio
de Murcia Carme Bosch Calero
Servicio de Psiquiatría, Hospital de Manacor, Mallorca
David Bartrés Faz
Departamento de Psiquiatría y Psicobiología Clínica, Institut Manuel Bousoño García
d’Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer (IDIBAPS), Área de Psiquiatría, Departamento de Medicina,
Universidad de Barcelona Universidad de Oviedo

María Teresa Bascarán Fernández Dolores Braquehais Conesa


Área de Psiquiatría, Departamento de Medicina, Equipo de Salud Mental, Llerena, Badajoz
Universidad de Oviedo
Antonio Bulbena Vilarrasa
Fanny Batlle i Batlle Servicio de Psiquiatría y Toxicomanías, Hospital del Mar,
Unidad de Conductas Adictivas, Servicio de Psiquiatría, Institut d’Assistència en Psiquiatria, Salut Mental
Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Barcelona i Toxicomanies (IAPS), Barcelona; Departament de Psiquiatria i
Salut Mental, Institut Municipal d’Assistència Sanitària (IMAS),
Natalia Bauzá Siddons Barcelona; Departamento de Psiquiatría y Medicina Legal,
Unidad de Psiquiatría y Psicología Clínica, Hospital Juan March, Facultad de Medicina, Universitat Autònoma de Barcelona
Universitat de les Illes Balears, Palma de Mallorca
Luis Caballero Martínez
Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitario Puerta de Hierro,
Carmen Bayón Pérez
Madrid; Departamento de Psiquiatría, Facultad de Medicina,
Servicio de Salud Mental de Alcobendas, Madrid
Universidad Autónoma de Madrid
Edgard Belfort Garban Alfredo Calcedo Ordóñez
Servicio de Psiquiatría Infantil, Hospital Psiquiátrico de Caracas; Servicio de Psiquiatría, Hospital General Universitario Gregorio
Universidad Central de Venezuela; Asociación Psiquiátrica Marañón, Madrid
de América Latina (APAL); Asociación Mundial de Psiquiatría
Manuel Camacho Laraña
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Julio Benítez Rodríguez Departamento de Psiquiatría, Facultad de Medicina,


Departamento de Farmacología y Psiquiatría, Facultad de Universidad de Sevilla
Medicina, Universidad de Extremadura, Badajoz
Ricardo Campos Ródenas
Vicent Bermejo Frígola Servicio de Psiquiatría, Hospital Clínico Universitario, Zaragoza;
Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil, Hospital Clínico Departamento de Medicina, Psiquiatría y Dermatología,
Universitario, Valencia Facultad de Medicina, Universidad de Zaragoza

Colaboradores | VII |
Fernando Cañas de Paz Salvador Cervera Enguix
Departamento de Psiquiatría, Hospital Dr. R. Lafora, Madrid Departamento de Psiquiatría y Psicología Médica, Clínica
Universitaria de Navarra, Pamplona; Facultad de Medicina,
Francesca Cañellas Dols Universidad de Navarra, Pamplona
Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitari Son Dureta,
Palma de Mallorca Jorge Antonio Cervilla Ballesteros
Instituto de Neurociencias, Facultad de Medicina, Universidad
Carlos Cañete Nicolás de Granada
Servicio de Psiquiatría, Hospital Clínico Universitario, Valencia
C. Robert Cloninger
José Miguel Cañive Department of Psychiatry, Washington University School
Center for Functional Brain Imaging, New Mexico Veterans of Medicine, St. Louis, Missouri, Estados Unidos
Affairs Health Care System; University of New Mexico,
Estados Unidos Francisco Collazos Sánchez
Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitari Vall d’Hebron,
Narcís Cardoner Álvarez
Barcelona
Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitari de Bellvitge,
L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona Joan Colom Farran
Òrgan Tècnic de Drogodependències, Direcció General de Salut
Isabel Caro Gabalda
Pública, Departament de Salut, Generalitat de Catalunya
Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos
Psicológicos, Facultad de Psicología, Universidad de Valencia
Francesc Colom i Victoriano
José Luis Carrasco Perera Programa de Trastornos Bipolares, Institut d’Investigacions
Servicio de Psiquiatría, Hospital Clínico San Carlos, Madrid; Biomèdiques August Pi i Sunyer (IDIBAPS), Hospital Clínic
Departamento de Psiquiatría, Facultad de Medicina, Universitari, Universidad de Barcelona
Universidad Complutense, Madrid
Fernando Contreras Fernández
Juan Antonio Carrillo Norte Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitari de Bellvitge,
Departamento de Farmacología y Psiquiatría, L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona
Facultad de Medicina, Universidad de Extremadura, Badajoz
Josep Maria Costa Molinari
Miguel Casas Brugué Departamento de Psiquiatría y Medicina Legal, Universitat
Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitari Vall d’Hebron, Autònoma de Barcelona
Barcelona; Departament de Psiquiatria i Medicina Legal,
Universitat Autònoma de Barcelona José Manuel Crespo Blanco
Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitari de Bellvitge,
Xavier Caseras i Vives L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona
Unidad de Psicología Médica, Departamento de Psiquiatría
y Medicina Legal, Facultad de Medicina, Universitat Autònoma Eduardo Cuenca Fernández
de Barcelona Unidad de Neuropsicofarmacología, Departamento de
Farmacología, Universidad de Alcalá, Madrid
Josefina Castro Fornieles
Servicio de Psiquiatría y Psicología Infantil y Juvenil, Hospital Manuel J. Cuesta Zorita
Clínic Universitari, Barcelona Unidad de Psiquiatría, Hospital Virgen del Camino, Pamplona

Miguel Ángel Catalá Ángel María del Pilar de Azpiazu Artigas


Unidad de Salud Mental Infantil, Centro de Especialidades Unidad de Psiquiatría Geriátrica, Fundació Asil de Granollers,
El Grao, Hospital Clínico Universitario, Valencia; Barcelona
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Unidad Docente de Psiquiatría y Psicología Médica,


Universidad de Valencia Rosa de Frutos Illán
Departamento de Genética, Facultad de Ciencias Biológicas,
Rosa Catalán Campos Universidad de Valencia
Institut Clínic de Psiquiatria i Psicologia, Hospital Clínic
Universitari, Institut d’Investigacions Biomèdiques August Pi i Jesús J. de la Gándara Martín
Sunyer (IDIBAPS), Universidad de Barcelona Servicio de Psiquiatría, Hospital General Yagüe, Burgos

| VIII | Colaboradores
Pedro L. Delgado Douglas Alberto Fernández Liria
Department of Psychiatry, Case Western Reserve University, Servicio de Salud Mental del Área 3; Departamento
University Hospitals of Cleveland, Ohio, Estados Unidos de Especialidades Médicas, Facultad de Medicina, Universidad
de Alcalá, Madrid
Marina Díaz Marsá
Servicio de Psiquiatría, Hospital Clínico San Carlos, Madrid Aranzazu Fernández Rivas
Unidad de Hospitalización Infanto-Juvenil,
María Diéguez Porres Servicio de Psiquiatría, Hospital de Basurto, Bilbao
Servicio de Salud Mental del Área 3, Madrid
Alberto Fernández Teruel
Unidad de Psicología Médica, Departamento de Psiquiatría
Crisanto Díez Quevedo
y Medicina Legal, Universitat Autònoma de Barcelona
Unidad de Psiquiatría, Hospital Germans Trias i Pujol,
Badalona, Barcelona; Facultad de Medicina, Universitat
Rosa Fernández-Valdés Marí
Autònoma de Barcelona
Unidad de Psiquiatría, Hospital Germans Trias i Pujol,
Badalona, Barcelona
Ana María Díez Ruiz
Unidad de Investigación de Psiquiatría de Cantabria, Hospital Francina Fonseca Casals
Universitario Marqués de Valdecilla, Santander Servicio de Psiquiatría y Toxicomanías, Hospital del Mar,
Institut d’Assistència en Psiquiatria, Salut Mental
Cristina Diez-Alegría Gálvez i Toxicomanies (IAPS), Barcelona
Servicio de Psiquiatría, Hospital Clínico Universitario
San Carlos, Madrid María Dolores Franco Fernández
Departamento de Psiquiatría, Facultad de Medicina,
Rosa María Dueñas Herrero Universidad de Sevilla
Benito Menni Complejo Asistencial en Salud Mental, Barcelona
Filiberto Fuentenebro de Diego
Iñaki Eguíluz Uruchurtu Departamento de Psiquiatría, Facultad de Medicina,
Servicio de Psiquiatría, Hospital de Cruces, Baracaldo, Vizcaya Universidad Complutense, Madrid

Teresa Escámez Martínez Juan Carlos García Gutiérrez


Instituto de Neurociencias CSIC-UMH, Campus de San Juan, Departamento de Neurociencias, Facultad de Medicina,
San Juan de Alicante, Alicante Universidad de Cádiz

Javier Ignacio Escobar Soto Mauro García Toro


Department of Psychiatry, University of Medicine Unidad de Psiquiatría, Hospital Son Llàtzer, Palma de Mallorca
and Dentistry of New Jersey, Robert Wood Johnson Medical
School, Piscataway, New Jersey, Estados Unidos María Paz García-Portilla González
Área de Psiquiatría, Departamento de Medicina, Universidad
Lourdes Fañanás Saura de Oviedo
Unidad de Antropología, Facultad de Biología, Universidad
de Barcelona Carles Garcia-Ribera Comdor
Institut d’Assistència en Psiquiatria, Salut Mental
Magí Farré Albaladejo i Toxicomanies (IAPS), Universitat Autònoma de Barcelona
Unidad de Farmacología, Institut Municipal d’Investigació
Mèdica (IMIM)-Institut Municipal d’Assistència Sanitària Cristóbal Gastó Ferrer
(IMAS), Barcelona; Facultad de Medicina, Servicio de Psiquiatría, Hospital Clínic Universitari, Barcelona;
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

Universitat Autònoma de Barcelona Institut Clínic de Psiquiatria i Psicologia, Institut


d’Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer (IDIBAPS),
Fernando Fernández Aranda Universidad de Barcelona
Unidad de Trastornos de la Alimentación, Servicio
de Psiquiatría, Hospital Universitari de Bellvitge, L’Hospitalet Moisés Gaviria
de Llobregat, Barcelona; Departamento de Psiquiatría Neuropsychiatric Division Department of Psychiaty,
y Psicobiología Clínica, Universidad de Barcelona University of Illinois, Chicago, Illinois, Estados Unidos

Colaboradores | IX |
Juan Gibert Rahola José Guimón Ugartechea
Departamento de Neurociencias, Facultad de Medicina, Départment de Psychiatrie, Université de Genève, Suiza
Universidad de Cádiz
Manuel Gurpegui Fernández de Legaria
Margalida Gili Planas Instituto de Neurociencias, Facultad de Medicina, Universidad
Departamento de Psicología, Institut Universitari d’Investigació de Granada
en Ciències de la Salut (IUNICS), Universitat de les Illes Balears,
Palma de Mallorca Miguel Gutiérrez Fraile
Departamento de Neurociencias, Facultad de Medicina
Lydia Giménez Llort y Odontología, Universidad del País Vasco, Leioa, Vizcaya;
Unidad de Psicología Médica, Departamento de Psiquiatría Servicio de Psiquiatría, Hospital de Cruces, Baracaldo, Vizcaya
y Medicina Legal, Universitat Autònoma de Barcelona
Blanca Gutiérrez Martínez
José Giner Ubago Programa Ramón y Cajal, Ministerio Español de Ciencia
Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitario, Sevilla; y Tecnología; Unidad de Antropología, Facultad de Biología,
Departamento de Psiquiatría, Facultad de Medicina, Universidad de Barcelona
Universidad de Sevilla
Fernando Gutiérrez Ponce de León
José Andrés Gómez del Barrio Institut Clínic de Psiquiatria i Psicologia, Hospital Clínic
Servicio de Psiquiatría, Hospital de Sierrallana, Torrelavega, Universitari, Barcelona
Cantabria
Gonzalo Haro Cortés
Servicio de Psiquiatría, Hospital Clínico Universitario, Valencia
Esther Gómez Gil
Institut Clínic de Psiquiatria i Psicologia, Hospital Clínic
Sara Herrera Castanedo
Universitari, Barcelona
Unidad de Investigación de Psiquiatría de Cantabria, Hospital
Universitario Marqués de Valdecilla, Santander
Concepción Gómez-Ferrer Górriz
Servicio de Psiquiatría Infanto-Juvenil, Servicio Murciano
Óscar Herreros Rodríguez
de Salud
Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitario de Canarias,
Santa Cruz de Tenerife
Olga González Albarrán
Servicio de Endocrinología, Hospital Ramón y Cajal, Madrid Mingxiong Huang
San Diego Veterans Affairs Medical Center, University
Miguel Ángel González Torres of California, San Diego, California, Estados Unidos
Servicio de Psiquiatría, Hospital de Basurto, Bilbao;
Departamento de Neurociencias, Facultad de Medicina Ángela Ibáñez Cuadrado
y Odontología, Universidad del País Vasco, Leioa, Vizcaya Unidad de Ludopatía, Servicio de Psiquiatría, Hospital Ramón
y Cajal, Universidad de Alcalá, Madrid
Ana González-Pinto Arrillaga
Servicio de Psiquiatría, Hospital Santiago Apóstol, Vitoria Elena Ibáñez Guerra
Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento
Asunción González-Pinto Arrillaga Psicológicos, Facultad de Psicología, Universidad de Valencia
Departamento de Neurociencias, Facultad de Medicina
y Odontología, Universidad del País Vasco, Leioa, Vizcaya Nora Ibarra Gandiaga
Instituto de Investigaciones Psiquiátricas, Fundación María
Ramón Gracia Marco Josefa Recio, Bilbao
Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitario de Canarias,
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

Santa Cruz de Tenerife; Área de Psiquiatría, Miguel Ángel Jiménez Arriero


Departamento de Medicina Interna, Dermatología y Psiquiatría, Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitario 12 de Octubre,
Universidad de La Laguna; Tenerife Madrid

Antoni Gual Solé Susana Jiménez Murcia


Institut Clínic de Psiquiatria i Psicologia, Hospital Clínic Unidad de Juego Patológico, Servicio de Psiquiatría, Hospital
Universitari, Universidad de Barcelona Universitari de Bellvitge, L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona

| X | Colaboradores
Carme Junqué Plaja Humberto Marín González
Departamento de Psiquiatría y Psicobiología Clínica, Institut Department of Psychiatry, University of Medicine and Dentistry
d’Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer (IDIBAPS), of New Jersey, Robert Wood Johnson Medical School,
Universidad de Barcelona Piscataway, New Jersey, Estados Unidos

Annette Kreuz Smolinski Manuel Martín Carrasco


Centro de Terapia Familiar Fásica Fase 2, Valencia Clínica Psiquiátrica Padre Menni (Hermanas Hospitalarias),
Pamplona; Facultad de Medicina, Universidad de Navarra,
María Lacruz Silvestre Pamplona
Servicio de Psiquiatría, Hospital General de Castellón
Salvador Martínez Pérez
José Lázaro Sánchez Departamento de Anatomía Humana y Psicobiología,
Departamento de Psiquiatría, Facultad de Medicina, Universidad de Murcia; Instituto de Neurociencias CSIC-UMH,
Universidad Autónoma de Madrid Campus de San Juan, San Juan de Alicante, Alicante

Carmen Leal Cercós Gisèle Marty Broquet


Servicio de Psiquiatría, Hospital Clínico Universitario, Valencia; Facultad de Psicología, Universitat de les Illes Balears,
Facultad de Medicina, Universidad de Valencia Palma de Mallorca

Elena Mascarell Iranzo


Isabel Leal Cercós
Centro de Salud Mental de la Coma, Paterna, Valencia
Escuela Universitaria de Enfermería, Universidad de Valencia

Guillem Massana Montejo


Lorenzo Livianos Aldana
Institut Clínic de Psiquiatria i Psicologia, Hospital Clínic
Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitario La Fe, Valencia;
Universitari, Universidad de Barcelona
Facultad de Medicina, Universidad de Valencia
Juan Massana Ronquillo
Nicolau Llaneras Manresa
Institut Clínic de Psiquiatria i Psicologia, Hospital Clínic
Facultad de Psicología, Universitat de les Illes Balears, Palma de
Universitari, Barcelona; Facultad de Medicina,
Mallorca
Universidad de Barcelona

Antonio Lobo Satué José Manuel Menchón Magriñá


Servicio de Psiquiatría de Enlace y Psicosomática, Hospital Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitari de Bellvitge,
Clínico Universitario, Zaragoza; Departamento de Medicina, L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona; Facultad de Medicina,
Psiquiatría y Dermatología, Facultad de Medicina, Universidad de Barcelona
Universidad de Zaragoza
Juan Enrique Mezzich
Francisco López Muñoz Division of Psychiatric Epidemiology and International Center
Unidad de Neuropsicofarmacología, Departamento de for Mental Health, Mount Sinai School of Medicine,
Farmacología, Universidad de Alcalá, Madrid New York University, Nueva York, Estados Unidos

María Inés López-Ibor Alcocer Juan Antonio Micó Segura


Departamento de Psiquiatría y Psicología Médica, Departamento de Neurociencias (Farmacología y Psiquiatría),
Facultad de Medicina, Universidad Complutense, Madrid Grupo de Investigación en Farmacología y Neurociencias,
Unidad de Neuropsicofarmacología, Facultad de Medicina,
Gloria Elena Macías Libreros Universidad de Cádiz
Departamento de Psiquiatría, Facultad de Salud,
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

Universidad del Valle, Cali, Colombia María Dolores Mojarro Práxedes


Departamento de Psiquiatría, Facultad de Medicina,
Teodor Marcos Bars Universidad de Sevilla
Servicio de Psicología Clínica, Institut Clínic de Psiquiatria
i Psicologia, Hospital Clínic Universitari, Barcelona; Isabel Montero Piñar
Departamento de Psiquiatría y Psicobiología Clínica, Unidad Docente de Psiquiatría y Psicología Médica,
Universidad de Barcelona Facultad de Medicina, Universidad de Valencia

Colaboradores | XI |
María Rosa Montes Ramírez Víctor Peralta Martín
Instituto de Neurociencias, Facultad de Medicina, Unidad de Psiquiatría, Hospital Virgen del Camino, Pamplona
Universidad de Granada
Roberto Pereira Tercero
Mikel Munárriz Ferrandis Escuela Vasca de Terapia Familiar, Bilbao
Unidad de Salud Mental, Burriana, Castellón
Josefina Pérez Blanco
Antonio Muñoz de Morales Servicio de Psiquiatría, Hospital de la Santa Creu i Sant Pau,
Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitario 12 de Octubre, Barcelona; Facultad de Medicina, Universitat Autònoma
Madrid de Barcelona

Antonio Muñoz Hoyos José Pérez de los Cobos Peris


Hospital Universitario San Cecilio, Granada; Instituto de Unidad de Conductas Adictivas, Servicio de Psiquiatría,
Neurociencias, Facultad de Medicina, Universidad de Granada Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Barcelona

Pedro Enrique Muñoz Rodríguez Francisco Pérez Prieto


Área de Investigación, Epidemiología y Evaluación de Servicios, Servicio de Psiquiatría, Hospital Clínico Universitario, Valencia
Departamento de Salud Mental, Comunidad de Madrid
Víctor Pérez Solà
Miguel Ángel Navarro Moreno Servicio de Psiquiatría, Hospital de la Santa Creu i Sant Pau,
Sección de Bioquímica Hormonal y Génica, Barcelona
Servicio de Bioquímica, Hospital Universitari de Bellvitge,
L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona Antonio Pérez Urdániz
Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitario, Salamanca; Área
Víctor Navarro Odriozola de Psiquiatría, Facultad de Medicina, Universidad de Salamanca
Servicio de Psiquiatría, Hospital Clínic Universitari, Barcelona;
Facultad de Medicina, Universidad de Barcelona Ramón Pigem Palmés
Clínica Psiquiátrica Bellavista, Lleida
Marta Nieto Moreno
Departamento de Psicología Clínica, Facultad de Psicología, María Cristina Pinet Ogué
Universidad Complutense, Madrid Unidad de Conductas Adictivas, Servicio de Psiquiatría,
Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Barcelona
Ramon Noguera Hosta
Centre d’Atenció Primària Güell, Girona Dolors Puigdemont Campos
Servicio de Psiquiatría, Hospital de la Santa Creu i Sant Pau,
Jordi E. Obiols Llandrich Barcelona
Unitat de Recerca en Psicopatologia i Neuropsicologia,
Departament de Psicologia de la Salut i Psicologia Social, Rosa Pujol Camacho
Facultad de Psicología, Universitat Autònoma de Barcelona Centro Socio-Sanitario l’Aliança, Mutua de Previsión Social,
Barcelona
Rodrigo Oraá Gil
Servicio de Psiquiatría, Hospital de Basurto, Bilbao Joaquim Pujol Domènech
Unidad de Psiquiatría Geriátrica, Institut Clínic de Psiquiatria
Antonio Ortega Álvaro i Psicologia, Hospital Clínic Universitari, Barcelona
Departamento de Neurociencias (Farmacología y Psiquiatría),
Grupo de Investigación en Farmacología y Neurociencias, Jesús Pujol Nuez
Unidad de Neuropsicofarmacología, Facultad de Medicina, Centro de Resonancia Magnética Pedralbes (CETIR), Barcelona
Universidad de Cádiz
Josep Antoni Ramos Quiroga
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

Aurora Otero Camprubí Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitari Vall d’Hebron,


Institut Clínic de Psiquiatria i Psicologia, Hospital Clínic Barcelona
Universitari, Barcelona
María Reinares Gagneten
Tomás Palomo Álvarez Programa de Trastornos Bipolares, Institut d’Investigacions
Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitario 12 de Octubre, Biomèdiques August Pi i Sunyer (IDIBAPS), Hospital Clínic
Madrid Universitari, Universidad de Barcelona

| XII | Colaboradores
Juan Carlos Rivas Nieto Carlos Roncero Alonso
Neuropsychiatric Division, Department of Psychiatry, Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitari Vall d’Hebron,
University of Illinois, Chicago, Estados Unidos; Departamento Barcelona
de Psiquiatría, Facultad de Salud, Universidad del Valle, Cali;
Hospital Psiquiátrico Universitario del Valle, Cali; Araceli Rosa de la Cruz
Fundación Valle de Lili, Cali, Colombia Unidad de Antropología, Facultad de Biología,
Universidad de Barcelona
Fuensanta Robles Sánchez
Servicio de Psiquiatría Infanto-Juvenil, Servicio Murciano Pilar Rosel Soria
de Salud Sección de Bioquímica Hormonal y Génica,
Servicio de Bioquímica, Hospital Universitari de Bellvitge,
Miquel Roca Bennasar L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona
Unidad de Psiquiatría y Psicología Clínica, Hospital Juan
March, Palma de Mallorca; Institut Universitari d’Investigació Pere Roura Poch
en Ciències de la Salut (IUNICS), Universitat de les Illes Balears, Servicio de Epidemiología Clínica e Investigación, Consorci
Palma de Mallorca Hospitalari de Vic-Hospital General de Vic, Barcelona

Carmen Rodríguez Fernández Iluminada Rubio García


Unidad de Investigación de Psiquiatría de Cantabria, Hospital Equipo de Salud Mental de Parla, Madrid
Universitario Marqués de Valdecilla, Santander
Teresa Rubio Granero
Luis Rodríguez Franco Unidad de Salud Mental, Paterna, Valencia
Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento
Psicológicos, Facultad de Psicología, Universidad de Sevilla Vicente Rubio Larrosa
Servicio de Psiquiatría, Hospital Real y Provincial Nuestra
Antonio Rodríguez López† Señora de Gracia, Zaragoza
Departamento de Psiquiatría, Radiología y Salud Pública,
Facultad de Medicina, Universidad de Santiago de Compostela Gabriel Rubio Valladolid
Hospital Universitario La Paz, Universidad Autónoma
Alfons Rodríguez Martínez de Madrid
Institut d’Assistència en Psiquiatria, Salut Mental i
Toxicomanies (IAPS), Universitat Autònoma de Barcelona María Ángeles Ruipérez Rodríguez
Departamento de Psicología Básica, Clínica y Psicobiología,
Beatriz Rodríguez Vega Universitat Jaume I, Castellón
Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitario La Paz, Madrid;
Departamento de Psiquiatría, Facultad de Medicina, Pedro Ruiz
Universidad Autónoma de Madrid Department of Psychiatry and Behavioral Sciences, University
of Texas Medical School, Houston, Texas, Estados Unidos
Antoni Rojas Aguilar
Sant Joan de Déu Serveis de Salut Mental, Barcelona María José Ruiz Lozano
Servicio de Psiquiatría Infanto-Juvenil, Servicio Murciano
Luis Rojo Moreno de Salud
Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitario La Fe, Valencia;
Departamento de Medicina, Universidad de Valencia Pilar Alejandra Sáiz Martínez
Área de Psiquiatría, Departamento de Medicina, Universidad
Emilio Rojo Rodes de Oviedo
Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitari de Bellvitge,
L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona; Facultad de Medicina, Jerónimo Saiz Ruiz
Universidad de Barcelona Servicio de Psiquiatría, Hospital Ramón y Cajal, Madrid;
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

Facultad de Medicina, Universidad de Alcalá, Madrid


Cristina Romero López-Alberca
Asociación Científica PSICOST Manel Salamero Baró
Servicio de Psicología Clínica, Institut Clínic de Psiquiatria
Maria A. Ron i Psicologia, Hospital Clínic Universitari, Barcelona;
Institute of Neurology, University College London, Londres, Departamento de Psiquiatría y Psicobiología Clínica,
Reino Unido Universidad de Barcelona

Colaboradores | XIII |
Rafael Sales i Orts Jordi Serra Mestres
Escuela Universitaria de Enfermería, Universidad de Valencia Woodland Centre, Hillingdon Primary Care Trust, NHS,
Hillingdon Hospital, Uxbridge, Londres, Reino Unido
Pilar Salgado Pineda
Departamento de Psiquiatría y Psicobiología Clínica, Institut Antonio Seva Díaz†
d’Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer (IDIBAPS), Departamento de Psiquiatría, Hospital Clínico Universitario,
Universidad de Barcelona Zaragoza; Departamento de Medicina, Psiquiatría
y Dermatología, Facultad de Medicina, Universidad de Zaragoza
Joan Salva Coll
Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitari Son Dureta, Palma Pere Antoni Soler Insa
de Mallorca Servicio de Psiquiatría, Hospital Mútua de Terrassa, Barcelona

Luis Salvador Carulla Cristina Suñol Esquirol


Departamento de Neurociencias, Facultad de Medicina, Departamento de Neuroquímica, Consejo Superior de
Universidad de Cádiz; Asociación Científica PSICOST Investigaciones Científicas (CSIC), Institut d’Investigacions
Biomèdiques August Pi i Sunyer (IDIBAPS), Barcelona
Francisco Javier Samino Aguado
Unidad de Salud Mental de Zafra, Badajoz Rafael Tabarés Seisdedos
Unidad Docente de Psiquiatría y Psicología Médica,
Luis San Molina Facultad de Medicina, Universidad de Valencia
Benito Menni Complejo Asistencial en Salud Mental,
Barcelona Robert John Thoma
Center for Functional Brain Imaging, New Mexico Veterans
Luis Sánchez Planell Affairs Health Care System; University of New Mexico,
Unidad de Psiquiatría, Hospital Germans Trias i Pujol, Estados Unidos
Badalona, Barcelona; Facultad de Medicina,
Universitat Autònoma de Barcelona Adolf Tobeña Pallarés
Unidad de Psicología Médica, Departamento de Psiquiatría
José María Sancho Rof y Medicina Legal, Universitat Autònoma de Barcelona
Servicio de Endocrinología, Hospital Ramón y Cajal, Madrid
Josep Toro Trallero
Julio Sanjuán Arias Servicio de Psiquiatría y Psicología Infantil y Juvenil, Hospital
Unidad Docente de Psiquiatría y Psicología Médica, Facultad Clínic Universitari, Barcelona; Área de Psiquiatría,
de Medicina, Universidad de Valencia Universidad de Barcelona

Arturo Sanmartín Roche Marta Torrens Mèlich


Departamento de Psiquiatría, Facultad de Medicina, Servicio de Psiquiatría y Toxicomanías, Hospital del Mar,
Universidad de Sevilla Barcelona; Institut d’Assistència en Psiquiatria, Salut Mental
i Toxicomanies (IAPS), Facultad de Medicina,
Joaquín Santo-Domingo Carrasco Universitat Autònoma de Barcelona
Hospital Universitario La Paz, Madrid; Departamento
de Psiquiatría, Facultad de Medicina, Universidad Autónoma Francisco Torres González
de Madrid Red MARISTAN, Departamento de Psiquiatría,
Facultad de Medicina, Universidad de Granada
Olga Sanz Granado
Servicio de Psiquiatría, Hospital General Yagüe, Burgos Rafael Torrubia Beltri
Unidad de Psicología Médica, Departamento de Psiquiatría
Javier Schlatter Navarro y Medicina Legal, Universitat Autònoma de Barcelona
Departamento de Psiquiatría y Psicología Médica, Clínica
Universitaria de Navarra, Pamplona; Facultad de Medicina, Manuel Trujillo Pérez-Lanzác
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

Universidad de Navarra, Pamplona Psychiatry Service, Bellevue Hospital, Nueva York; Psychiatry
Department, School of Medicine, New York University,
Rafael Segarra Echebarría Nueva York, Estados Unidos
Servicio de Psiquiatría, Hospital de Cruces, Baracaldo, Vizcaya
Mikel Urretavizcaya Sarachaga
Julio Seoane Rey Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitari de Bellvitge,
Facultad de Psicología, Universidad de Valencia L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona

| XIV | Colaboradores
Manuel Valdés Miyar Jordi Vicens i Vilanova
Institut Clínic de Neurociències, Hospital Clínic Universitari, Unitat de Recerca en Psicopatologia i Neuropsicologia,
Barcelona; Área de Psiquiatría, Universidad de Barcelona Departament de Psicologia de la Salut i Psicologia Social,
Facultad de Psicología, Universitat Autònoma de Barcelona
Carmen Valiente Ots
Servicio de Psiquiatría, Hospital Clínico Universitario Eduard Vieta Pascual
San Carlos, Madrid Programa de Trastornos Bipolares, Institut d’Investigacions
Biomèdiques August Pi i Sunyer (IDIBAPS), Hospital Clínic
Julio Vallejo Ruiloba
Universitari, Universidad de Barcelona
Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitari de Bellvitge,
L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona; Facultad de Medicina,
Universidad de Barcelona Dolores Pilar Vila Clemente
Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil, Hospital Clínico
José Luis Vázquez Barquero Universitario, Valencia
Servicio de Psiquiatría y Unidad de Investigación de Psiquiatría
de Cantabria, Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, Luis Yllá Segura
Santander; Departamento de Psiquiatría, Facultad de Medicina, Departamento de Neurociencias, Facultad de Medicina
Universidad de Cantabria, Santander y Odontología, Universidad del País Vasco, Leioa, Vizcaya

® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

Colaboradores | XV |
medad mental, etiología en psiquiatría y psiquiatría basada en
pruebas, entre otros. La segunda gran sección (B) trata de los
fundamentos de la psiquiatría, compuesta por doce capítulos de
bases biológicas, siete de bases psicosociales y dos de epidemio-
logía. La tercera gran sección (C) de esta obra corresponde a la
evaluación en psiquiatría, integrada por nueve capítulos que ana-

Prefacio lizan la entrevista, la personalidad, la exploración del estado


mental, pruebas neuropsicológicas y neuroimagen, entre otras.
La siguiente gran sección (D) se refiere a la clasificación, formada
por dos capítulos, uno referido a la historia de las clasificaciones y
el otro a las clasificaciones actuales. La sección E corresponde al
gran conglomerado de trastornos psiquiátricos, agrupados en sie-
La empresa de publicar un TRATADO DE PSIQUIATRÍA puede te capítulos sobre trastornos orgánicos, ocho sobre adicciones, dos
parecer ambiciosa y posiblemente lo sea. Sin embargo, surgió de introducción a las psicosis, nueve sobre esquizofrenia y otras
de una necesidad. Hace 22 años que Ruiz Ogara, Barcia Salo- psicosis, once sobre trastornos afectivos, once sobre trastornos
rio y López-Ibor publicaron un tratado de psiquiatría que refle- neuróticos, cuatro sobre trastornos de la personalidad, nueve sobre
jaba la situación de la psiquiatría española de la época. En todos otros trastornos psiquiátricos del adulto, cinco sobre trastornos
estos años el nivel de nuestra disciplina ha crecido extraordina- infantojuveniles y tres sobre psicogeriatría. La siguiente gran sec-
riamente, y en el momento actual sin duda estamos situados en ción (F) se refiere al ámbito de los tratamientos psiquiátricos, sub-
un excelente lugar en el contexto internacional. Por esta razón dividida en quince capítulos de terapéuticas biológicas, ocho de te-
nos pareció que era un buen momento para acometer esta em- rapéuticas psicológicas y seis de dispositivos asistenciales y reha-
presa. Por otra parte, el importante desarrollo de la psiquiatría bilitación. Finalmente, el último grupo de temas de esta obra (G)
española corre paralelo a la gran propulsión de la psiquiatría mun- se compone de catorce capítulos sobre aspectos especiales de la
dial. psiquiatría. Como puede apreciarse, hemos intentado recoger to-
Además, tal conocimiento no se ha producido en una sola dos los conocimientos que en el momento actual existen en psi-
vertiente, sino que los avances han surgido tanto en el ámbito quiatría y tratarlos con la máxima profundidad posible.
neurobiológico como en el psicosocial. El conocimiento de al- Creemos que esta obra es la expresión de la psiquiatría de ha-
gunos trastornos como la esquizofrenia, el trastorno bipolar o el bla hispana de principios de siglo y milenio, ya que en ella han co-
trastorno obsesivo-compulsivo se ha incrementado, en gran laborado insignes representantes de la psiquiatría española —lo
parte, gracias a los actuales estudios de imagen cerebral. Otros que ha supuesto un lujo para nosotros— y de nuestros colegas his-
trastornos más de nuevo cuño, como el síndrome de fatiga cró- panos. En suma, todo un plantel de profesionales, que como po-
nica o el estrés postraumático, han recibido un trato consistente drá observarse, muestran el elevado nivel de nuestra psiquiatría.
con su situación actual. Nos parece importante señalar que dado que no estamos ante
En definitiva, se ha intentado recoger toda la psicopatología, un manual, nuestro texto no se adscribe a ninguna orientación
clásica y reciente, infantojuvenil y psicogeriátrica, sin omitir nin- doctrinal concreta, antes al contrario, hemos tratado de enfocarlo
guna categoría. La misma orientación se ha mantenido respecto a desde una perspectiva pluridimensional, dando total libertad a los
los tratamientos, con amplias referencias tanto a los de raigambre autores para la elaboración de sus capítulos. Hemos creído que
biológica como psicosocial. Una amplia gama terapéutica carac- la heterogeneidad, lejos de plantear confusión, enriquecía sobra-
teriza a la actual psiquiatría, y tal empuje se debe no sólo a la psi- damente todos los aspectos de la psiquiatría actual.
cofarmacología sino también a las técnicas psicológicas y de reha- Finalmente, queremos expresar nuestro profundo agradeci-
bilitación. Finalmente, en la última parte de esta obra se han de- miento a todos los que han colaborado con nosotros: autores, co-
sarrollado temas variopintos pero de gran interés en la psiquiatría mité de redacción, coordinadores de apartados, y a la editorial
actual, como historia, psiquiatría y género, formación, discapaci- Grupo Ars XXI de Comunicación, sin cuya dedicación y esfuer-
dad, relación con atención primaria, psiquiatría cultural, emi- zo este tratado, en el que depositamos nuestras mejores expecta-
gración y calidad de vida. tivas, no se hubiera hecho realidad.
El libro se compone, pues, de grandes secciones. La primera
(A) corresponde a generalidades, en la que se incluyen ocho te- JULIO VALLEJO RUILOBA
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

mas básicos de la psiquiatría, sobre historia, concepto de enfer- CARMEN LEAL CERCÓS

| XVI | Prefacio
Índice de capítulos

Volumen I

Sección A Sección B
GENERALIDADES FUNDAMENTOS DE LA PSIQUIATRÍA

Generalidades. Introducción ........................................... 2 Bases biológicas


J. VALLEJO RUILOBA
Capítulo 1 Bases biológicas. Introducción ........................................ 148
Historia de la psiquiatría .................................................. 3 J. VALLEJO RUILOBA Y C. LEAL CERCÓS
D. BARCIA SALORIO
Capítulo 2 Capítulo 9
Modelos conceptuales en la psiquiatría actual............... 46 Genética.............................................................................. 149
J. VALLEJO RUILOBA, E. BACA BALDOMERO B. GUTIÉRREZ MARTÍNEZ, A. ROSA DE LA CRUZ,
Y C. LEAL CERCÓS B. ARIAS SAMPÉRIZ Y L. FAÑANÁS SAURA

Capítulo 3 Capítulo 10
Definición y concepto de enfermedad mental. Neuroanatomía.................................................................. 179
Normalidad y enfermedad psíquica ................................ 62 C. GASTÓ FERRER Y V. NAVARRO ODRIOZOLA
J. VALLEJO RUILOBA
Capítulo 4 Capítulo 11
Historia conceptual de los síntomas en psiquiatría.......... 87 Neurodesarrollo ................................................................ 189
G. E. BERRIOS R. TABARÉS SEISDEDOS, T. ESCÁMEZ MARTÍNEZ
Y S. MARTÍNEZ PÉREZ
Capítulo 5
Etiología en psiquiatría..................................................... 107 Capítulo 12
G. E. BERRIOS Neurofisiología .................................................................. 208
Capítulo 6 J. M. CAÑIVE, R. J. THOMA Y M. HUANG
Métodos cualitativos ......................................................... 118
M. MUNÁRRIZ FERRANDIS Capítulo 13
Neurotransmisión química en el sistema nervioso
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

Capítulo 7
central ................................................................................. 226
Psiquiatría basada en pruebas ......................................... 135
F. ARTIGAS PÉREZ Y C. SUÑOL ESQUIROL
M. ROCA BENNASAR Y F. CAÑELLAS DOLS
Capítulo 8 Capítulo 14
Errores en la investigación psiquiátrica.......................... 141 Neuroendocrinología........................................................ 259
M. ROCA BENNASAR, M. BERNARDO ARROYO M. Á. NAVARRO MORENO, B. ARRANZ MARTÍ
Y M. GILI PLANAS Y P. ROSEL SORIA

Índice de capítulos | XVII |


Capítulo 15 Epidemiología
Neuroinmunología............................................................ 275
Epidemiología. Introducción........................................... 460
O. GONZÁLEZ ALBARRÁN Y J. M. SANCHO ROF
J. VALLEJO RUILOBA
Capítulo 16 Capítulo 28
Ritmos biológicos.............................................................. 285 Epidemiología de los trastornos mentales...................... 461
M. GURPEGUI FERNÁNDEZ DE LEGARIA, P. E. MUÑOZ RODRÍGUEZ
A. MUÑOZ HOYOS Y M. R. MONTES RAMÍREZ
Capítulo 29
Capítulo 17 Estudios de alto riesgo y longitudinales.......................... 490
Neuropsicología ................................................................ 300 J. E. OBIOLS LLANDRICH, E. M. ÁLVAREZ MOYA
C. JUNQUÉ PLAJA, D. BARTRÉS FAZ Y J. VICENS I VILANOVA
Y P. SALGADO PINEDA

Capítulo 18 Sección C
Teorías evolucionistas ...................................................... 318
J. SANJUÁN ARIAS EVALUACIÓN EN PSIQUIATRÍA
Capítulo 19
Modelos animales en psiquiatría..................................... 341 Evaluación en psiquiatría. Introducción ........................ 506
A. FERNÁNDEZ TERUEL, L. GIMÉNEZ LLORT, S. CERVERA ENGUIX
R. AGUILAR HERAS Y A. TOBEÑA PALLARÉS Capítulo 30
Capítulo 20 El proceso diagnóstico en psiquiatría ............................. 507
Investigación en neurociencias........................................ 357 C. LEAL CERCÓS
J. C. RIVAS NIETO, M. GAVIRIA
Capítulo 31
Y G. E. MACÍAS LIBREROS
La entrevista. Relación médico-paciente ........................ 517
B. RODRÍGUEZ VEGA Y A. FERNÁNDEZ LIRIA
Bases psicosociales
Capítulo 32
Bases psicosociales. Introducción ................................... 370 Anamnesis .......................................................................... 532
J. GINER UBAGO Y M. D. MOJARRO PRÁXEDES M. D. FRANCO FERNÁNDEZ, A. SANMARTÍN ROCHE
Y M. CAMACHO LARAÑA
Capítulo 21
Teorías del aprendizaje..................................................... 372 Capítulo 33
F. FERNÁNDEZ ARANDA Y S. JIMÉNEZ MURCIA Entrevistas estructuradas, cuestionarios y escalas de
Capítulo 22 evaluación en psiquiatría.................................................. 536
Teorías cognitivas.............................................................. 384 A. BULBENA VILARRASA, N. IBARRA GANDIAGA
G. MARTY BROQUET Y J. BALLESTEROS RODRÍGUEZ

Capítulo 23 Capítulo 34
Psicoanálisis y escuelas dinámicas .................................. 393 Evaluación de la personalidad ......................................... 553
J. GUIMÓN R. TORRUBIA BELTRI, X. CASERAS I VIVES
Y F. GUTIÉRREZ PONCE DE LEÓN
Capítulo 24
Fenomenología y análisis existencial .............................. 409 Capítulo 35
D. BARCIA SALORIO Exploración del estado mental......................................... 568
Capítulo 25 L. ROJO MORENO, T. RUBIO GRANERO
Y L. LIVIANOS ALDANA
Psicología de la personalidad para psiquiatras .............. 423
E. IBÁÑEZ GUERRA Capítulo 36
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Capítulo 26 Pruebas neuropsicológicas............................................... 590


Antropología...................................................................... 438 T. MARCOS BARS Y M. SALAMERO BARÓ
A. RODRÍGUEZ LÓPEZ†
Capítulo 37
Capítulo 27 Pruebas de laboratorio ..................................................... 602
Psicología social de la salud.............................................. 445 C. BOSCH CALERO, J. SALVA COLL
J. SEOANE REY Y M. GARCÍA TORO

| XVIII | Índice de capítulos


Capítulo 38 Adicciones
Neuroimagen ..................................................................... 606
M. BERNARDO ARROYO Y M. I. LÓPEZ-IBOR ALCOCER Capítulo 48
Avances en conductas adictivas ....................................... 741
Sección D M. CASAS BRUGUÉ, C. RONCERO ALONSO
Y J. COLOM FARRAN
CLASIFICACIÓN EN PSIQUIATRÍA
Capítulo 49
Capítulo 39 Adicciones a sustancias químicas (I). Alcohol ............... 750
Historia de las clasificaciones en psiquiatría.................. 631 J. SANTO-DOMINGO CARRASCO, A. GUAL SOLÉ
E. ROJO RODES Y G. RUBIO VALLADOLID

Capítulo 40 Capítulo 50
Clasificaciones actuales en psicopatología y salud Adicciones a sustancias químicas (II). Opiáceos ........... 772
mental ................................................................................. 639 L. SAN MOLINA, B. ARRANZ MARTÍ
J. E. MEZZICH Y M. A. RUIPÉREZ RODRÍGUEZ Y R. DUEÑAS HERRERO

Sección E Capítulo 51
Adicciones a sustancias químicas (III).
TRASTORNOS PSIQUIÁTRICOS Psicoestimulantes.............................................................. 786
J. A. RAMOS QUIROGA, F. COLLAZOS SÁNCHEZ
Trastornos psiquiátricos. Introducción ......................... 650 Y M. CASAS BRUGUÉ
C. LEAL CERCÓS
Capítulo 52
Trastornos orgánicos Adicciones a sustancias químicas (IV).
Cannabis y alucinógenos .................................................. 806
Capítulo 41 M. TORRENS MÈLICH, F. FONSECA CASALS
Delirium ............................................................................. 651 Y M. FARRÉ ALBALADEJO
J. A. GÓMEZ DEL BARRIO Y J. L. AYUSO MATEOS
Capítulo 53
Capítulo 42 Adicciones a sustancias químicas (V).
Psicosis esquizofreniformes secundarias Otras sustancias................................................................. 821
a patología cerebral ........................................................... 656 J. PÉREZ DE LOS COBOS PERIS, F. BATLLE I BATLLE,
M. A. RON M. C. PINET OGUÉ Y C. RONCERO ALONSO
Capítulo 43
Capítulo 54
Trastornos afectivos secundarios a patología médica... 663
Adicciones comportamentales (I) ................................... 831
J. SANJUÁN ARIAS
J. J. DE LA GÁNDARA MARTÍN, O. SANZ GRANADO
Capítulo 44 Y M. T. ÁLVAREZ ÁLVAREZ-MONTESERÍN
Trastorno obsesivo-compulsivo secundario
a enfermedad neurológica ................................................ 672 Capítulo 55
J. SERRA MESTRES Adicciones comportamentales (II). Juego patológico ... 844
J. SAIZ RUIZ Y Á. IBÁÑEZ CUADRADO
Capítulo 45
Cambio de personalidad debido a enfermedad médica 678
J. A. GÓMEZ DEL BARRIO Y J. L. AYUSO MATEOS Psicosis
Capítulo 46
Capítulo 56
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

Enfermedad de Alzheimer................................................ 683


M. MARTÍN CARRASCO, J. A. CERVILLA BALLESTEROS Introducción histórica y conceptual a las psicosis.......... 861
Y A. BULBENA VILARRASA
N. LLANERAS MANRESA

Capítulo 47 Capítulo 57
Otras demencias ................................................................ 714 Conceptos actuales sobre el delirio ................................. 884
J. A. CERVILLA BALLESTEROS, M. MARTÍN CARRASCO F. FUENTENEBRO DE DIEGO, C. DIEZ-ALEGRÍA GÁLVEZ,
Y A. BULBENA VILARRASA M. NIETO MORENO Y C. VALIENTE OTS

Índice de capítulos | XIX |


Esquizofrenia Capítulo 63
Tratamiento de la esquizofrenia...................................... 998
Capítulo 58
E. ÁLVAREZ E I. MONTERO PIÑAR
Epidemiología en la esquizofrenia .................................. 903
F. CAÑAS DE PAZ
Capítulo 59 Otras psicosis
Bases genéticas de la esquizofrenia.................................. 917
R. DE FRUTOS ILLÁN Y J. SANJUÁN ARIAS Capítulo 64
Paranoia y otros trastornos delirantes crónicos ............ 1013
Capítulo 60 C. LEAL CERCÓS, V. BALANZÁ MARTÍNEZ
Neurobiología de la esquizofrenia................................... 939 Y M. LACRUZ SILVESTRE
R. TABARÉS SEISDEDOS, C. ARANGO LÓPEZ
Y V. BALANZÁ MARTÍNEZ Capítulo 65
Capítulo 61 Trastornos esquizoafectivos............................................. 1040
Clínica de la esquizofrenia ............................................... 956 J. GINER UBAGO Y M. CAMACHO LARAÑA
M. J. CUESTA ZORITA Y V. PERALTA MARTÍN
Capítulo 66
Capítulo 62 Otros trastornos delirantes. Psicosis reactiva breve.
Curso y pronóstico de la esquizofrenia: Psicosis psicógena ............................................................. 1049
de los primeros episodios a los estados de defecto........... 973 M. CAMACHO LARAÑA,
R. SEGARRA ECHEBARRÍA, M. GUTIÉRREZ FRAILE M. D. FRANCO FERNÁNDEZ, A. SANMARTÍN ROCHE
E I. EGUÍLUZ URUCHURTU Y J. GINER UBAGO

Volumen II

Sección E (cont.) Capítulo 71


Neurobiología (II). Neuroquímica de las depresiones.. 1111
TRASTORNOS PSIQUIÁTRICOS P. L. DELGADO Y G. HARO CORTÉS

Trastornos afectivos Capítulo 72


Neurobiología (III). Neuroimagen.................................. 1118
N. CARDONER ÁLVAREZ
Capítulo 67
Aspectos históricos de los trastornos afectivos.............. 1061
Capítulo 73
C. GASTÓ FERRER Y J. VALLEJO RUILOBA
Clínica y evaluación de la depresión ............................... 1134
M. URRETAVIZCAYA SARACHAGA Y V. PÉREZ SOLÀ
Capítulo 68
Nosología de los trastornos afectivos.............................. 1074
J. VALLEJO RUILOBA Y C. GASTÓ FERRER Capítulo 74
Curso y pronóstico de las depresiones unipolares........... 1143
Capítulo 69 M. URRETAVIZCAYA SARACHAGA
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

Y J. M. MENCHÓN MAGRIÑÁ
Epidemiología y factores de riesgo de los trastornos
afectivos .............................................................................. 1083
R. CATALÁN CAMPOS Capítulo 75
Tratamiento agudo y prolongado de las depresiones.
Capítulo 70 Tratamiento de las depresiones resistentes .................... 1156
Neurobiología (I). Genética y psicoendocrinología ......... 1095 J. VALLEJO RUILOBA, M. URRETAVIZCAYA SARACHAGA
F. CONTRERAS FERNÁNDEZ Y J. M. MENCHÓN MAGRIÑÁ

| XX | Índice de capítulos
Capítulo 76 Trastornos de la personalidad
Etiopatogenia y clínica de los trastornos bipolares ......... 1182
E. VIETA PASCUAL, F. COLOM I VICTORIANO Capítulo 89
Y M. REINARES GAGNETEN Modelos de clasificación................................................... 1399
C. BAYÓN PÉREZ Y C. R. CLONINGER
Capítulo 77
Curso, pronóstico y tratamiento de los trastornos Capítulo 90
bipolares ............................................................................. 1193 Evaluación .......................................................................... 1408
A. GONZÁLEZ-PINTO ARRILLAGA F. J. SAMINO AGUADO, A. PÉREZ URDÁNIZ,
Y J. M. CRESPO BLANCO V. RUBIO LARROSA Y I. RUBIO GARCÍA
Capítulo 91
Trastornos neuróticos
Clínica................................................................................. 1421
Capítulo 78 M. ROCA BENNASAR, H. ARNILLAS GÓMEZ
Y N. BAUZÁ SIDDONS
Neurosis. Aspectos conceptuales y críticos .................... 1219
C. GASTÓ FERRER Y G. MASSANA MONTEJO Capítulo 92
Capítulo 79 Abordajes psicoterapéuticos ............................................ 1435
Trastornos de ansiedad: crisis de angustia ..................... 1227 M. Á. GONZÁLEZ TORRES Y A. FERNÁNDEZ RIVAS
J. L. AYUSO GUTIÉRREZ
Otros trastornos psiquiátricos del adulto
Capítulo 80
Trastorno de ansiedad generalizada................................ 1243 Capítulo 93
J. SAIZ RUIZ, D. BRAQUEHAIS CONESA Suicidio............................................................................... 1445
Y Á. IBÁÑEZ CUADRADO
E. BACA GARCÍA Y E. J. AGUILAR GARCÍA-ITURROSPE
Capítulo 81 Capítulo 94
Trastornos fóbicos ............................................................ 1254 Agresividad ........................................................................ 1457
J. SCHLATTER NAVARRO Y S. CERVERA ENGUIX R. GRACIA MARCO Y Ó. HERREROS RODRÍGUEZ
Capítulo 82 Capítulo 95
Trastorno obsesivo-compulsivo ...................................... 1278 Trastornos adaptativos..................................................... 1472
J. VALLEJO RUILOBA, J. M. MENCHÓN MAGRIÑÁ A. BLANCO PICABIA Y L. RODRÍGUEZ FRANCO
Y M. P. ALONSO ORTEGA
Capítulo 96
Capítulo 83 Trastornos del control de los impulsos........................... 1482
Trastornos disociativos y conversivos ............................ 1311 J. L. CARRASCO PERERA Y M. DÍAZ MARSÁ
L. CABALLERO MARTÍNEZ
Capítulo 97
Capítulo 84 Factores psicológicos que afectan a la salud
Trastorno de despersonalización .................................... 1336 del organismo .................................................................... 1496
L. SÁNCHEZ PLANELL Y C. DÍEZ QUEVEDO M. VALDÉS MIYAR
Capítulo 85 Capítulo 98
Trastornos somatomorfos................................................ 1342 Trastornos del sueño......................................................... 1506
J. I. ESCOBAR SOTO Y H. MARÍN GONZÁLEZ J. BOBES GARCÍA, M. P. GARCÍA-PORTILLA GONZÁLEZ
Y P. A. SÁIZ MARTÍNEZ
Capítulo 86
Trastorno dismórfico corporal........................................ 1357 Capítulo 99
L. SÁNCHEZ PLANELL Y R. FERNÁNDEZ-VALDÉS MARÍ Trastornos del comportamiento alimentario ................ 1522
J. TORO TRALLERO Y J. CASTRO FORNIELES
Capítulo 87
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

Trastorno por estrés postraumático ............................... 1366 Capítulo 100


E. BACA BALDOMERO Trastornos sexuales. Trastornos de la identidad
de género ............................................................................ 1537
Capítulo 88
A. OTERO CAMPRUBÍ Y E. GÓMEZ GIL
Síndrome de fatiga crónica. Neurastenia........................ 1381
M. BOUSOÑO GARCÍA, P. A. SÁIZ MARTÍNEZ, Capítulo 101
M. P. GARCÍA-PORTILLA GONZÁLEZ, Trastornos facticios y simulación.................................... 1560
M. T. BASCARÁN FERNÁNDEZ Y J. BOBES GARCÍA J. M. MENCHÓN MAGRIÑÁ

Índice de capítulos | XXI |


Trastornos de inicio en la infancia y adolescencia Capítulo 112
Bases bioquímicas de los psicofármacos......................... 1759
Capítulo 102 J. A. MICÓ SEGURA, E. BERROCOSO DOMÍNGUEZ
Las llamadas psicosis de la infancia................................. 1571 Y A. ORTEGA ÁLVARO
A. AGÜERO JUAN Y C. AGÜERO RAMÓN-LLIN
Capítulo 113
Capítulo 103
Antidepresivos ................................................................... 1771
Trastornos por déficit de atención
E. ÁLVAREZ Y D. PUIGDEMONT
y comportamiento perturbador....................................... 1587
M. Á. CATALÁ ÁNGEL Capítulo 114
Capítulo 104 Antipsicóticos .................................................................... 1787
Trastornos afectivos en niños y adolescentes................. 1598 C. GARCIA-RIBERA COMDOR, A. ROJAS AGUILAR
D. P. VILA CLEMENTE Y A. RODRÍGUEZ MARTÍNEZ

Capítulo 105 Capítulo 115


Otros trastornos de la infancia, la niñez Ansiolíticos e hipnóticos .................................................. 1806
y la adolescencia................................................................ 1609 J. MASSANA RONQUILLO
V. BERMEJO FRÍGOLA
Capítulo 116
Capítulo 106 Sales de litio y otros eutimizantes.................................... 1820
Retraso mental y trastornos del desarrollo..................... 1620 J. PÉREZ BLANCO, E. ÁLVAREZ Y R. NOGUERA
C. GÓMEZ-FERRER GÓRRIZ, M. J. RUIZ LOZANO
Y F. ROBLES SÁNCHEZ Capítulo 117
Tratamiento farmacológico de la enfermedad
Psicogeriatría de Alzheimer y otras demencias...................................... 1842
J. PUJOL DOMÈNECH Y M. P. DE AZPIAZU ARTIGAS
Capítulo 107
Aspectos generales del envejecimiento ........................... 1645 Capítulo 118
J. M. COSTA MOLINARI Interacciones farmacológicas........................................... 1852
E. CUENCA FERNÁNDEZ, F. LÓPEZ MUÑOZ
Capítulo 108 Y C. ÁLAMO GONZÁLEZ
Trastornos mentales en el anciano (I)............................. 1667
M. URRETAVIZCAYA SARACHAGA, Capítulo 119
M. MARTÍN CARRASCO Y L. AGÜERA ORTIZ Yatrogenia medicamentosa: reacciones adversas
a los psicofármacos........................................................... 1875
Capítulo 109
C. ÁLAMO GONZÁLEZ, E. CUENCA FERNÁNDEZ
Trastornos mentales en el anciano (II) ........................... 1689
Y F. LÓPEZ MUÑOZ
L. AGÜERA ORTIZ, M. URRETAVIZCAYA SARACHAGA
Y M. MARTÍN CARRASCO Capítulo 120
El ensayo clínico en psiquiatría........................................ 1900
Sección F J. GIBERT RAHOLA Y J. A. MICÓ SEGURA

TRATAMIENTOS PSIQUIÁTRICOS Capítulo 121


Placebo y efecto placebo ................................................... 1910
Tratamientos psiquiátricos. Introducción ..................... 1708 J. VALLEJO RUILOBA
J. VALLEJO RUILOBA
Capítulo 122
Terapia electroconvulsiva................................................. 1930
Terapéuticas biológicas
M. BERNARDO ARROYO, E. ROJO RODES
Y R. PIGEM PALMÉS
Capítulo 110
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

Historia de la psicofarmacología ..................................... 1709 Capítulo 123


F. LÓPEZ MUÑOZ, C. ÁLAMO GONZÁLEZ Psicocirugía........................................................................ 1944
Y E. CUENCA FERNÁNDEZ P. A. SOLER INSA
Capítulo 111 Capítulo 124
Farmacogenética................................................................ 1737 Otras terapias biológicas: estimulación cerebral........... 1960
J. A. CARRILLO NORTE Y J. BENÍTEZ RODRÍGUEZ N. CARDONER ÁLVAREZ Y J. PUJOL NUEZ

| XXII | Índice de capítulos


Terapéuticas psicológicas Capítulo 137
Dispositivos asistenciales ................................................. 2164
Capítulo 125 A. SEVA DÍAZ†
Introducción. Principios generales. Evaluación ............ 1985
M. Á. GONZÁLEZ TORRES, A. FERNÁNDEZ RIVAS Capítulo 138
Y R. ORAÁ GIL Psiquiatría comunitaria.................................................... 2180
F. TORRES GONZÁLEZ
Capítulo 126
Psicoanálisis y psicoterapias de orientación analítica... 1996
L. YLLÁ SEGURA
Sección G
Capítulo 127
Terapia interpersonal de la depresión ............................ 2012 TEMAS ESPECIALES
A. FERNÁNDEZ LIRIA, B. RODRÍGUEZ VEGA
Y M. DIÉGUEZ PORRES
Temas especiales. Introducción....................................... 2194
Capítulo 128 J. VALLEJO RUILOBA Y C. LEAL CERCÓS
Psicoterapia breve ............................................................. 2025
M. TRUJILLO PÉREZ-LANZÁC Capítulo 139
Diferencias de género en salud mental ........................... 2195
Capítulo 129 M. GILI PLANAS Y C. LEAL CERCÓS
Terapia de modificación de conducta ............................. 2042
S. JIMÉNEZ MURCIA Y F. FERNÁNDEZ ARANDA Capítulo 140
Psiquiatría de enlace e interconsulta y enlance.............. 2210
Capítulo 130
R. CAMPOS RÓDENAS Y A. LOBO SATUÉ
Psicoterapias cognitivas: bases conceptuales
y enfoque terapéutico........................................................ 2058 Capítulo 141
E. IBÁÑEZ GUERRA E I. CARO GABALDA Urgencias psiquiátricas. Intervención en crisis ............. 2229
F. PÉREZ PRIETO, E. MASCARELL IRANZO
Capítulo 131 Y C. CAÑETE NICOLÁS
Terapia familiar ................................................................. 2071
A. KREUZ SMOLINSKI Y R. PEREIRA TERCERO Capítulo 142
Psiquiatría cultural ........................................................... 2244
Capítulo 132 R. D. ALARCÓN
Otras psicoterapias............................................................ 2088
L. YLLÁ SEGURA Capítulo 143
Y A. GONZÁLEZ-PINTO ARRILLAGA Emigración y psicopatología............................................ 2259
F. COLLAZOS SÁNCHEZ, J. ACHOTEGUI LOIZATE,
Dispositivos asistenciales y rehabilitación L. CABALLERO MARTÍNEZ Y M. CASAS BRUGUÉ

Capítulo 144
Capítulo 133 La psiquiatría en las minorías étnicas. El ejemplo
Enfermería psiquiátrica y de salud mental ..................... 2013 de Estados Unidos............................................................. 2273
I. LEAL CERCÓS Y R. SALES I ORTS P. RUIZ
Capítulo 134 Capítulo 145
Evaluación de tratamientos e intervenciones Historia de la psiquiatría española.................................. 2281
en psiquiatría ..................................................................... 2121 J. LÁZARO
E. BACA BALDOMERO
Capítulo 146
Capítulo 135 Situación actual de la psiquiatría en América Latina .... 2298
Organización y gestión de los servicios de atención E. BELFORT GARBAN
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psiquiátrica ........................................................................ 2139 Capítulo 147


R. PUJOL CAMACHO Y P. ROURA POCH Psiquiatría y atención primaria ....................................... 2307
Capítulo 136 N. CARDONER ÁLVAREZ
Evaluación de costes en salud mental.............................. 2152 Capítulo 148
J. C. GARCÍA GUTIÉRREZ, C. ROMERO LÓPEZ-ALBERCA Prevención en psiquiatría................................................. 2319
Y L. SALVADOR CARULLA C. BALLÚS PASCUAL

Índice de capítulos | XXIII |


Capítulo 149 Capítulo 152
Formación en psiquiatría ................................................. 2325 Psiquiatría y ley ................................................................. 2357
T. PALOMO, M. Á, JIMÉNEZ ARRIERO A. CALCEDO ORDÓÑEZ
Y A. MUÑOZ DE MORALES

Capítulo 150 Índice alfabético de materias............................................ 2375


Discapacidad y psiquiatría ............................................... 2335
J. L. VÁZQUEZ BARQUERO, S. HERRERA CASTANEDO,
A. M. DÍEZ RUIZ Y C. RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ
Capítulo 151
Calidad de vida .................................................................. 2347
M. P. GARCÍA-PORTILLA GONZÁLEZ, J. GINER UBAGO
Y J. BOBES GARCÍA

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| XXIV | Índice de capítulos


sección
Generalidades
/ A/

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Otro capítulo trata de un aspecto básico, cual es el concepto de
enfermedad mental y los criterios de normalidad y enfermedad
psíquica. En muchos textos actuales se omite esta cuestión para
dar paso directamente a los temas concretos. Sin embargo, nos pa-
rece muy importante que una obra general como ésta dedique con
amplitud un espacio para tratar los aspectos conceptuales básicos

Generalidades. que justifican la obra. En este sentido, la delimitación de la enfer-


medad mental y de los elementos que definen o dificultan tal con-
sideración nos parecen fundamentales. Otros dos capítulos que
Introducción integran el apartado de generalidades son también importantes
para entender la psiquiatría como materia histórica. Nos referimos
a la historia conceptual de los síntomas en psiquiatría y a la etio-
J. Vallejo Ruiloba logía en psiquiatría. En el primero se analiza históricamente la
aparición de los diferentes síntomas que constituyen la base clíni-
ca de la especialidad, tema que trasciende la pura historia de la psi-
quiatría para infiltrarse en aspectos clínicos finos que se introdu-
Los primeros capítulos de esta obra se dedican, lógicamente, cen en la psicopatología descriptiva y la evolución histórica de la
a una serie de temas generales que plantean aspectos conceptuales materia. El capítulo de etiología plantea, asimismo, la importancia
y básicos de la psiquiatría. No nos parece aceptable que una mate- multifactorial de las causas en psiquiatría, que se mueve entre pa-
ria como la psiquiatría sea analizada fraccionadamente como un tologías básicamente neurobiológicas y otras de naturaleza com-
conjunto de saberes aislados que se yuxtaponen. Por el contrario, pletamente distinta, es decir, psicosociales, y unas terceras en las
existe una dimensión histórica que nos permite entender la situa- que se imbrican factores de distinta índole. También son consi-
ción actual de nuestra disciplina y que da lugar al primer capítulo derados los métodos cualitativos de análisis. Finalmente, dos capí-
de este libro. tulos interesantes cierran el gran bloque de la parte general. El
Asimismo, en psiquiatría conviven varios modelos, de muy primero trata de un tema muy en boga, la psiquiatría basada en
diversa orientación, que nos facilitan la aproximación al conoci- pruebas, de notable interés en la medicina actual, pues pretende
miento etiopatogénico desde perspectivas diversas. En efecto, la que todos los conocimientos que se incorporen tengan una base
psiquiatría actual integra todavía patologías muy variadas, que van científica. Sin embargo, existen elementos que enturbian esta ba-
desde trastornos de base estrictamente o básicamente biológicos se científica de la materia y, por tanto, relativizan la aparente in-
(psicosis, etc.) hasta otros de naturaleza reactiva y psicosocial (tras- discutible verdad de la evidencia o de las pruebas. Por último se
tornos adaptativos). Es lógico que los modelos explicativos de tras- valoran, en este gran apartado, los errores que concurren en la in-
tornos tan diferentes sean sustancialmente distintos. Quizás en el vestigación, fuente frecuente de fallos en las publicaciones y de
futuro la psiquiatría acoja trastornos más uniformes, pero en el pre- conclusiones a menudo poco creíbles, tema, por tanto, funda-
sente la etiopatogenia de las diferentes enfermedades que integran mental para entender la psiquiatría actual. Todo este conjunto de
la psiquiatría es muy variable y precisa, para su comprensión etio- aspectos generales permiten obtener una visión global y profunda
patogénica, modelos distintos. de nuestra disciplina.

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| 2 | Tratado de Psiquiatría
cribieron no pocos historiadores de la medicina, pero también es

/capítulo1/
cierto, y esto lo ha puesto claramente de manifiesto G. Rosen
(1968), que la dependencia cultural es especialmente importante
en psiquiatría.
Un ejemplo válido de lo anterior lo representan los plantea-
mientos de E. R. Dodds (1951) y M. Foucault (1965), quienes

Historia han propuesto que por cuanto la locura es una forma de irracio-
nalidad, sólo aparece «visible» en aquellos momentos en que la
sociedad valora como elemento básico la racionalidad como cri-
de la psiquiatría terio de salud, y esto hace que de hecho la psiquiatría aparezca en
Grecia y reaparezca durante la Ilustración, y es también —deci-
mos nosotros— la razón de por qué el movimiento antipsiquiá-
D. Barcia Salorio trico contemporáneo niega la existencia de la locura como enfer-
medad, al pensar que no es cierto que la salud sea incompatible
con la irracionalidad, o quizá deba decirse que la locura repre-
senta otra forma de racionalidad.
Tal como ha mostrado la antropología cultural, lo que puede
Introducción. ser considerado normal o anormal depende fundamentalmente
Dificultades para un análisis de las actitudes y la comprensión de la sociedad, cuyos juicios, por
otro lado, no se basan en la evaluación de los síntomas, aunque
histórico de la psiquiatría aparezcan de modo similar en todas partes, sino especialmente en
ı si el individuo cumple con un mínimo de integración y funciona-
ı miento social.
La descripción y análisis de la historia de la psiquiatría está lle- De hecho, es el carácter de «extraño» para una sociedad dada
na de dificultades, las cuales están en relación con tres hechos lo que suele llevar al juicio de ésta sobre la locura. Los mismos tér-
fundamentales: minos con que designamos en nuestra cultura la enfermedad
mental muestran claramente la referencia inevitable a la conside-
1. La dependencia de la noción de enfermedad en general, ración social del enfermar psíquico.
pero especialmente de «locura», de los juicios de la so- Así, si exceptuamos el término loco, posiblemente de origen
ciedad, lo que obliga a establecer una clara distinción, árabe pero del que el gran filólogo J. Corominas (1980) fue inca-
como hemos propuesto en otras ocasiones, de lo que paz de encontrar la razón de su origen y uso en español, otros tér-
debe entenderse por salud y enfermedad y por normal y minos, como alienée en francés y Verrückt en alemán aluden al ca-
patológico. rácter de lo extraño, términos que encuentran en castellano el
2. El hecho de que en psiquiatría no ha aparecido nunca un exacto equivalente en la palabra enajenado, que viene de ajeno,
paradigma en el sentido de Kuhn que haya asumido los derivados del latino alius, el otro.
anteriores, tal como ha ocurrido en otras ciencias, por lo Pero conviene recordar que el término enajenar era ya fre-
que en todo momento de modo más o menos visibles cuente en toda la Edad Media y aparece en las Partidas y el Fuero
conviven una multitud de modelos. Seguramente sería Juzgo. Pero dicen J. Corominas y J. Pascual (1980) que en esa épo-
más comprensible el análisis de la historia de la psiquia- ca se utilizó alienar como variante culta de lo anterior y alienación
tría de un modo sincrónico que diacrónico, es decir, ana- como término técnico médico en vez de enajenación, de ahí el de-
lizar la evolución de determinados planteamientos con- rivado castellano alienista, para referirse al médico de locos. Por
ceptuales más que atender a la evolución temporal. tanto, el término alienado pertenece a nuestra más antigua tradi-
3. La dificultad de la concepción misma de la psiquiatría, es ción cultural y no procede de la psiquiatría francesa.
decir, qué debe entenderse por psiquiatría, ya que de ello El loco, entonces, es visto como el otro, el ajeno, y es el carác-
dependerá también el análisis histórico, y esto da lugar a ter de extraño lo que lo define. Por lo tanto, la sociedad encuentra
que obras que se refieren específicamente a la «historia de ya una diferencia clara entre el enfermar físico y el mental. La en-
la psiquiatría» sean absolutamente diferentes, es decir, fermedad física viene caracterizada por el carácter de sufrimiento
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cuenten historias distintas, tal como ha mostrado O. y amenaza respecto de la vida, aunque en castellano es el dato de
Marx (1992). limitación, de incapacidad, el rasgo definitorio esencial. Enferme-
dad viene de infirmus, impotente, en contraste con el dato de in-
En primer lugar, decimos que lo que debe ser considerado comprensión y de extrañeza que es como se percibe y con que se
«locura» depende en gran medida de factores culturales. Es ver- caracteriza al loco.
dad que H. Siegerist (1951-1961) había llegado a proponer una Esta influencia cultural da lugar a que a lo largo de la historia
historia de la medicina ordenada socialmente, idea a la que se ads- se valoren de modo distinto las manifestaciones y los síntomas

/sA/ Generalidades | 3 |
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D. Barcia Salorio
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de la locura, en el sentido de que lo que pueda ser considerado en- lidad, como es el conocimiento notativo, es decir, el intento de
fermedad en un determinado período se interpreta de distinta describir las notas esenciales de la realidad. Sólo en el siglo XIX se
manera en otro, ya que varía también la valoración de lo que es cumple adecuadamente el programa, es decir, la captación y des-
un síntoma de enfermedad y esta distinta valoración del síntoma cripción de la alteración real de las notas constitutivas, lo que sig-
está en función, en cada sociedad, de las condiciones y las clases nifica llegar a saber el dato básico y último de la enfermedad: la
sociales implicadas. lesión, la inflamación, etc., a lo que antes nos hemos referido
Así pues, la noción de enfermedad, en general, y quizás espe- (D. Gracia, 1980; D. Barcia, 1998).
cialmente de enfermedad mental, no es tarea de la medicina, sino Por todo ello, si bien es cierto que la caracterización de la lo-
que depende de factores culturales, por lo que Jaspers (1946) ha cura es un fenómeno complejo y difícil, ajeno por otro lado a la
podido decir que «de lo que es sano o enfermo, el médico es el medicina, y antes hemos citado obras que han analizado la locu-
que menos se rompe la cabeza». ra desde la consideración sociocultural (Dodds, Foucault, Dörn-
Como antes hemos señalado, es preciso separar los dos pares ner), hay, sin embargo, la posibilidad de analizarla desde una
de conceptos, sano y enfermo, de normal y patológico, aunque perspectiva médica, es decir, un abordaje de la locura dentro de la
generalmente —y no sólo de modo coloquial— se utilicen indis- historia de la medicina, específicamente.
tintamente. Porque sano y enfermo son conceptos claramente Toda ciencia tiene dos objetos: uno material, el campo de la
culturales, y normal y patológico son creaciones de la medicina. realidad sobre el que incide el saber científico, y uno o varios ob-
La medicina acepta los criterios de sano y enfermo que la cul- jetos formales, que se refieren a los modos específicos que de he-
tura propone y trata de analizarlos de modo científico, y de hecho cho se han utilizado para estudiar el objeto material. De este
los ha analizdo desde tres mentalidades fundamentalmente, la modo, la historia de la psiquiatría es la historia de los diferentes
anatomoclínica, la fisiopatológica y la etiológica (Laín Entralgo, modelos para estudiar y caracterizar la locura, más precisamente
1950), y desde ellas ha elaborado nociones científicas (tumor, in- las conductas que la sociedad califica como sanas o enfermas. Así,
flamación, atrofia, disfunción, etc.) y también desde ellas ha ca- la medicina trata de explicar y proponer soluciones a lo que la
racterizado las distintas enfermedades. Y esta distinción entre la sociedad califica como enfermedad y, en nuestro caso, enferme-
noción de enfermedad entendida desde una perspectiva cultural y dad mental.
lo patológico caracterizado desde los modelos médicos es decisiva Aquí, dentro de este planteamiento puramente médico, la
no sólo conceptualmente, sino también para ordenar correcta- dificultad está en la falta de un desarrollo más o menos lineal de
mente los saberes a lo largo de la historia. los planteamientos psiquiátricos, al carecer la psiquiatría, decía-
No hacerlo así trae problemas, y ello se aprecia claramente en mos, a lo largo de su historia de paradigmas que asuman posi-
muchas elaboraciones recientes de una serie de autores que se han ciones anteriores a ellos.
referido al tema de intentar establecer las nociones médicas so- Lo que de hecho ha ocurrido en psiquiatría ha sido que se han
bre la salud y la enfermedad (Boorse, 1975; Nordenfeld, 1987; desarrollado orientaciones que han evolucionado independien-
Fuldford, 1993; Rodríguez, 1995), que hemos analizado en pro- temente unas de otras con el único factor común de referirse al
fundidad en otra ocasión (Barcia, 1997) y que, a pesar de haber mismo objeto de estudio, es decir, el objeto material, al que aludía-
realizado aportaciones conceptuales sumamente interesantes, lo mos antes: el hombre enfermo de la mente. Por razones extra-
cierto es que muchas veces yerran al no haber establecido con cla- científicas unos planteamientos se han impuesto a otros, respecto
ridad la distinción entre la noción de enfermedad y la noción de a la psiquiatría que podemos llamar «oficial», pero éstos no de-
patológico, si bien es cierto que la noción de enfermedad es un saparecen y están agazapados hasta que en otro momento históri-
asunto cultural, y las distintas enfermedades que en una determi- co, también por razones no científicas, vuelven al primer plano.
nada época histórica se aceptan son una construcción de la me- En este sentido, la imagen que mejor cuadra a la psiquiatría en su
dicina. desarrollo es la de la «espiral», en la que, aunque aumentando
En relación con esto último hay que señalar que hace tiempo cada vez más en sus conocimientos, se vuelve siempre de nuevo
que la medicina occidental está lejos del ontologismo nosológico a los mismos planteamientos.
que aún se percibe en Sydenham a pesar de ser justamente consi- Por ello en cada período histórico domina una tendencia
derado como el origen de la medicina moderna. A finales del siglo pero se impone a las demás no porque sea mejor, en el sentido
XIV y especialmente en el siglo XV, la relación entre la speculatio, es de que explique más hechos de la enfermedad mental, sino por-
decir, el intento de conocer las cosas de modo deductivo y esen- que los dirigentes más significativos de esa orientación tienen ma-
cialista, de un lado, y la praxis, el experimentum y la inducción yor influencia debido a otras circunstancias. En el momento actual,
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como principio de conocimiento útil de las cosas, de otro, co- por ejemplo, hay un claro predominio de los planteamientos nor-
mienzan a entrar en crisis, lo que llevó a la suplantación de la epis- teamericanos, y en muchos aspectos son claramente inferiores a
teme antigua, al estilo aristotélico, por la scienza nuova galileana. muchas orientaciones anteriores. Pero esas orientaciones no desa-
Consecuencia de lo anterior fue que el «médico moderno», parecen, sino que son menos visibles y quedan esperando el mo-
el de los siglos XVI al XVIII, se fue apartando de los planteamientos mento de resurgir.
del programa aristotélico, para ir sustituyéndolos, al menos par- La falta de unidad conceptual dificulta el análisis histórico,
cialmente, por otro modo de entender el conocimiento de la rea- pero además hay que tener en cuenta que aparte de que las pri-

| 4 | Tratado de Psiquiatría
ı
/c1/ Historia de la psiquiatría
ı

meras formulaciones médicas sobre la locura fueran hechas por la mas fueron interpretados desde un punto de vista mágico, espe-
medicina griega, seguramente es más adecuado no hablar de psi- cialmente en la Edad Media. En este sentido, Ackernecht, desta-
quiatría hasta finales del siglo XVIII, cuando realmente aparece la cado historiador de la medicina, escribe en su obra Kurze Gesich-
psiquiatría como un saber médico independiente, porque se dan te der Psychiatrie (1957) que, «en conjunto, lo poco que sabían los
entonces todas las condiciones sociológicas y científicas para ello. griegos se perdió. Durante mil años los enfermos mentales fueron
Por ello iniciamos nuestro estudio en el siglo XVIII. considerados posesos por el diablo, los malos espíritus o los bru-
jos; además provocaban la enfermedad en los demás», y esa es la
razón de que este autor afirme que las mejores observaciones so-
bre los enfermos mentales se encuentren no en libros de medicina,
Constitución de la psiquiatría sino en manuales o protocolos de los inquisidores, los hechice-
como ciencia médica ros y de los exorcistas.
Pero la opinión del gran historiador de la psiquiatría es exage-
independiente rada y, en cualquier caso, aplicable a Europa pero no a la medici-
ı na española, en la que florece la realizada por árabes y judíos, que
ı aunque no hicieron aportaciones demasiado originales, conocían
desarrollos doctrinales del siglo XVIII bien la medicina griega, una medicina alejada de cualquier pensa-
ı miento mágico, una cuestión que hemos analizado en otro lugar
Aunque la psiquiatría se inicia propiamente a finales del siglo (Barcia, 1996).
XVIII, ello no quiere decir que no hubiera en la medicina occiden- Por otro lado, hay que destacar que en 1404 se construye en
tal conocimientos psiquiátricos, o que no se estudiaran cuestiones Valencia el primer manicomio de Occidente, el Hospital d’ino-
relacionadas con la enfermedad mental y su terapéutica. Lo que sí cents, follcs i orats, dedicado exclusivamente no sólo al cuidado
es cierto es que tales conocimientos fueron cultivados por los mé- sino también al tratamiento de los enfermos mentales, que mar-
dicos generales, y en comparación con otras patologías no hubo ca el inicio por toda la península de la construcción de edificios
excesiva preocupación por la enfermedad mental. análogos en muy poco tiempo, una verdadera red asistencial ba-
Idénticamente a lo ocurrido con otros saberes médicos, los co- sada en parámetros médicos y no mágicos.
nocimientos científicos relativos a la psiquiatría se inician en Gre- También en el Renacimiento se cultivó el saber psiquiátrico, y
cia, que puede ser caracterizada según tres rasgos principales: haber como ocurrió en Grecia, hay que establecer una clara distinción
realizado por primera vez una interpretación racional y natural de entre la psiquiatría cultivada por los médicos y la teorías psicoló-
la locura; realizar las primeras descripciones clínicas de la enfer- gicas y psicoterapéuticas, en las que hay que recurrir a los filóso-
medad, e interpretar la enfermedad mental siguiendo los mismos fos, quienes se ocuparon del estudio de las pasiones, debiendo
modelos que se utilizaron para interpretar la enfermedad física. destacar las aportaciones de Descartes y Luis Vives, especialmen-
No hay demasiadas observaciones debido a que se han perdi- te este último, quien realiza un planteamiento novedoso sobre
do muchos manuscritos, pero también por no haber existido de- las emociones. Pero lo cierto es que se cultivó poco la psiquiatría,
masiado interés por la enfermedad mental. Pero hay que distin- y apenas se hicieron aportaciones importantes, ya que se siguie-
guir entre la psiquiatría realizada por los médicos griegos y los ron básicamente los planteamientos griegos.
planteamientos psicoterapéuticos, y la noción de «enfermedad Quisiéramos, sin embargo, pronunciarnos en contra de la
del alma» de las observaciones de Platón que desarrollaron los fi- opinión de Ackernecht respecto a la actitud de la Inquisición es-
lósofos. Tal como ha mostrado Laín Entralgo (1961), si los mé- pañola en relación con la enfermedad. Refiriéndose a los juicios
dicos griegos hubieran conocido los planteamientos de algunos contra enfermos mentales y hechiceros, cuyo paradigma repre-
sofistas pero especialmente los que Platón expresa en sus Carmi- senta el famoso Hexenhammer o Malleus maleficarum («Martillo
des, la historia de la psicoterapia hubiera sido otra. de hechiceros»), de Heinrich Krämer y Jacob Sprenger (1486),
Así pues, hay que distinguir lo que fueron los planteamientos afirma que «la degradación de la psiquiatría no terminó, en modo
psiquiátricos de la medicina griega y los planteamientos psicote- alguno, con el resplandor del Renacimiento y el comienzo de la
rapéuticos en torno a la «enfermedad del alma y las pasiones» Edad Moderna, sino que, por el contrario, esa locura de los nor-
desarrollada por filósofos, dos cuestiones que tendrán una in- males alcanzó entonces el punto culminante». Pero, también
fluencia decisiva en Pinel y Esquirol, lo que explica la dicotomía aquí, lo que es válido para analizar lo ocurrido en Europa no lo
que se reconoce en sus planteamientos: de un lado, mantener una es para España.
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noción de la enfermedad mental, ligada especialmente a lesión La Inquisición española fue muy dura, pero relacionada con
cerebral, según los puntos de vista tradicionales de la medicina, y temas de heterodoxia religiosa, no con respecto a la enfermedad
por otro, proponer como causa de enfermedad las pasiones, una mental. La Inquisición española de los siglos XVI y XVII realizó una
cuestión que plantean siguiendo fielmente a los estoicos y, singu- excelente función pedagógica con la publicación de numerosos
larmente, a Cicerón. «libros antisupersticiosos» (Granjel, 1970). De 1507 a 1620 se
Hasta el siglo XVIII se avanzó poco en el conocimiento de la produjeron una serie de intervenciones de la Inquisición aten-
enfermedad mental, y se retrocedió seriamente cuando los sínto- diendo a acusaciones de hechicerías, pero tal como demostró Sa-

/sA/ Generalidades | 5 |
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D. Barcia Salorio
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rro (1970), el análisis de los protocolos para la mayoría de los ca- absolutamente distinta, ya que se elabora sobre bases diferentes, y
sos nada hace sospechar que se trate de enfermos mentales. El hay que decir que la psiquiatría no es una rama de la medicina o
más sonado fue el Proceso de Logroño, que dio lugar al famoso una subespecialidad médica, sino que, de acuerdo en esto con
alegato de Pedro de Valencia (Discurso sobre las brujas y las cosas Reil, uno de los creadores de la psiquiatría en Alemania, se trata
tocantes a la magia, 1619), que se convirtió, por así decir, en el de uno de los saberes fundamentales de la medicina, junto a la
texto de consulta de los demás procesos, y que muestra claramen- medicina general y la cirugía.
te las diferencias entre los «brujos y hechiceros» y los enfermos A lo largo del siglo XVIII se produjeron desarrollos filosóficos
mentales. y médicos que influyeron en los planteamientos de muchos auto-
Hasta finales del siglo XVIII no puede verdaderamente hablar- res, lo que dio lugar a la aparición de la psiquiatría. De un modo
se de psiquiatría, porque para hablar de una especialidad médica esquemático podemos citar los planteamientos teóricos de la Ilus-
es necesario que se den, al menos, tres situaciones: la existencia de tración, que aparte de planteamientos teóricos, ayudaron además
profesionales dedicados exclusivamente al cultivo de los conoci- a la organización asistencial psiquiátrica; el desarrollo del concep-
mientos específicos de esta especialidad; la publicación de trata- to de neurosis según la formulación de Cullen; la tesis de Stahl, el
dos también específicos sobre ese saber, y la creación de cátedras animismo, que ayudó a las formulaciones psicogenetistas; y el so-
y escuelas de formación que transmitan los conocimientos, todo lidismo de Morgagni, quien orientó el estudio de la enfermedad
lo cual ocurrió respecto a la psiquiatría a finales del siglo XVIII. hacia el sistema nervioso, pero alejado del humoralismo domi-
Hasta esas fechas los conocimientos sobre las enfermedades nante desde Hipócrates, junto con la tesis de Haller de la irritabi-
mentales eran muy escasos, y lo poco que se sabía se incluía den- lidad, planteamientos que comentamos brevemente a continua-
tro de los saberes de la medicina general. En 1818 había escrito ción.
Heinroth: «desde Hipócrates a Boerhave la bilis era la única cau- ı
sa, la melancolía y la manía el único efecto, y la eliminación de la ı
materia pecante el único remedio terapéutico», una afirmación ilustración
quizás exagerada, pero que caracteriza bien la situación hasta bien ı
entrado el siglo XVIII, cuando se dieron una serie de circunstancias Lo que se conoce como Ilustración de hecho es un movi-
que posibilitaron la aparición de la psiquiatría como rama inde- miento complejo y no claramente definido que tuvo formulacio-
pendiente y fundamental de la medicina. nes diferentes en los distintos países, y en algunos aspectos influ-
Para que se cree una especialidad en el seno de la medicina yó más en la organización asistencial que en la teoría del enfermar
deben producirse una serie de circunstancias, fundamentalmente mental, una situación característica de la historia de la psiquiatría,
tres: la complicación de una técnica diagnóstica o terapéutica que en el sentido de que la asistencia, aunque tenga que ver muchas
obliga a que algunos profesionales se dediquen únicamente a ella veces con la doctrina psiquiátrica dominante, se desarrolla sin
para poder dominarla, como ocurrió, por ejemplo, con la oftal- embargo con cierta independencia de ella (D. Barcia y M. E. Ruiz,
mología o la otorrinolaringología; el aumento de la presión por 1991).
parte de la sociedad sobre la medicina en relación con algún pro- En Alemania, la Ilustración (Aufklärung) tuvo su máximo ex-
blema que tiene importancia epidemiológica, por ejemplo, lo que ponente en Leibnitz, a quien hay que considerar ilustrado por su
originó la aparición de la tisiología y su desaparición, y finalmen- clásico optimismo, por intentar correlacionar lo empírico con lo
te, la aparición de un nuevo modo de abordar el estudio de una racional y por pretender comprender la «armonía preestableci-
enfermedad particular. da». Hay que citar especialmente a Christian Wolff († 1754), por
Es lógico que las tres circunstancias se solapen, pero hay que ser el punto de partida de la crítica de Kant, y a Alexander Baum-
destacar que las dos primeras que hemos citado y que deciden la garten († 1762), fundador de la estética moderna.
aparición de especialidades, sin embargo no dan lugar a que se En psiquiatría interesa especialmente Kant, quien tuvo una
produzca una separación importante desde los planteamientos influencia decisiva en los psiquiatras alemanes del siglo XIX y en
conceptuales. Las especialidades médicas y quirúrgicas compar- muchos de los desarrollos doctrinales, pero hay que referirse ade-
ten los hechos fundamentales respecto a la noción de etiología, más a los «médicos de manicomio», como los denominó Jaspers
patogenia, etc. Pero no ocurre lo mismo respecto a la tercera si- (1946), más preocupados por el cuidado de los enfermos que
tuación, en la que la especialidad surge porque el análisis de la en- por los problemas teóricos de la psiquiatría, entre los que convie-
fermedad se aborda desde conceptos fundamentales nuevos, y ne destacar a Ideler (1795-1850).
esto es precisamente lo que ocurrió en la creación de la psiquia- La Ilustración inglesa se inicia con autores tan importantes
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tría: en palabras de R. Alberca (1958), la creación de la psiquiatría como F. Bacon, T. Hobbes, J. Locke, G. Berkeley y D. Hume,
se debió «al planteamiento de una nueva concepción o la afirma- quienes deben ser considerados los creadores de la psicología mo-
ción de una necesidad o apetencia hacia un aspecto del saber mé- derna y cuyos planteamientos antropológicos son decisivos para
dico». entender desarrollos posteriores, entre los que se encuentra la
Tal es la razón de que la psiquiatría, aunque tenga muchos Ilustración francesa.
puntos de contacto con la medicina, tanto en la teoría como en Pero quizá para el tema que nos ocupa deba citarse especial-
la práctica, sea sin embargo una rama del conocimiento médico mente a A. Cooper, Conde de Shaftesbury († 1713), F. Hutche-

| 6 | Tratado de Psiquiatría
ı
/c1/ Historia de la psiquiatría
ı

son († 1747) y J. Butler († 1752), quienes mantuvieron una an- «morales» que deben ser eliminadas, pues en caso contrario lle-
tropología optimista, la cual dominará todo el movimiento ilus- gan a convertirse en hábitos y se comportan como «una segunda
trado. Según estos puntos de vista, el hombre tiene un sentido naturaleza».
moral innato, por lo que únicamente debe dejar libre su intimi- Al analizar esta segunda cuestión, Battie se aparta de la praxis
dad y organizar la sociedad y la política de manera que pueda médica y se orienta hacia el pensamiento «moral-filosófico», des-
realizar su desarrollo personal. En este sentido hay que referirse a de el cual desarrolla el «tratamiento moral» (moral treatment) que
Adam Schmith († 1790), quien, sobre todo en su obra La riqueza se establece claramente como el origen de esta terapéutica que se
de las naciones, sostiene que el orden económico se apoya en el desarrolló en Inglaterra y Francia. Battie llega a afirmar que «el
desarrollo espontáneo de los individuos que hay que dejar en li- trato con el enfermo ha conseguido más que la medicina» y su
bertad, condenando, por lo tanto, la influencia del Estado, una pensamiento sirvió para orientar a la psiquiatría hacia una «cien-
idea que desarrollarán los fisiócratas franceses antecesores de cia moral» (moral science).
Quesnay. En su «tratamiento moral», Battie intenta «un dominio de la
Pero interesa destacar que en el siglo XVIII en Inglaterra, bajo naturaleza», propone una serie de medidas (alejamiento de las re-
la influencia de las ideas de los autores que acabamos de señalar, laciones sociales, supresión de objetos excitantes, etc.) y advierte
se establecieron las bases de la concepción de la locura como un sobre la necesidad de dominar las pasiones, lo que puede conse-
trastorno psicológico, de lo que se llamaron «facultades morales», guirse con el uso de fármacos, como narcóticos, o por medio de la
alteraciones que tienen su origen en el interior del hombre y que «pasión contraria»: miedo contra ira, alegría contra tristeza, etc.
deben ser controladas, con lo que se establecieron las bases de lo El «tratamiento moral» y el trabajo de Battie tuvieron una
que será el «tratamiento moral» (moral treatment), un modelo gran influencia, en primer lugar, sobre la organización de la asis-
fundamental en el desarrollo de las concepciones sobre la locura, tencia psiquiátrica, que se concretó en el York retret creado por
su tratamiento y la organización asistencial. William Tuke (1796), que fue continuado por sus dos nietos,
Generalmente, Pinel y sobre todo Esquirol pasan por ser con- Henry Tuke (1755-1814) y Samuel Tuke (1764-1817) y que se
siderados los auténticos creadores del «tratamiento moral», y sue- prologó especialmente con el sistema non-restrait de Connoly
le citarse como antecedentes de su obra a los estoicos y Cicerón, (1794-1866), cuyo trabajo y su monografía Treatment of insane
especialmente en Tusculanas, pero esto no es correcto. En pri- whithout mechanical restrait (1856) tuvo una enorme difusión en
mer lugar, hay que decir que la teoría de que es necesario el con- todo el mundo.
trol o la eliminación de las pasiones y el dominio de éstas por También influyó en otros autores, entre ellos el reverendo
una serie de métodos psicológicos, entre ellos «lo contrario», Francis Willis (1701-1807), cuyos métodos curativos tuvieron
tiene una larga tradición de autores posteriores a los griegos y la- gran repercusión por haber tratado al rey Jorge III. Señala Willis
tinos, entre los que destaca la aportación de autores españoles, que para que la terapéutica sea eficaz hay que romper la resisten-
especialmente Vives y Valles (D. Barcia, 1995), pero como ante- cia interna del enfermo y tratar de conseguir un control absoluto
cedente inmediato a Pinel y Esquirol hay que referirse a los au- sobre él, y si fuera preciso es saludable dominarlo por el miedo
tores ingleses del siglo XVIII. (whoulesome sense of fear), y una fuerza de dominio se consigue a
En el desarrollo de las teorías sobre la locura dentro del pen- través de la «mirada fija». En relación con lo anterior, un tema
samiento inglés interesa en primer término Williams Battie que en su momento recibió gran atención fue el relacionado con
(1704-1776) y más precisamente su obra Treatise on Madness, la acción a la vez nociva y curativa de las pasiones, una cuestión
de 1770. Este autor pensaba que el trastorno de la locura no esta- que analizaremos más adelante.
ba en la razón, siguiendo en esto —como la casi totalidad de los Un autor influyente y que desarrolló el «tratamiento moral»
autores británicos— a J. Locke (1632-1704). fue W. Perfect (1737-1809), cuya monografía Methods of cure in
Hay que señalar que la influencia de Locke fue enorme en to- some particular cases of insanity and nervous disorders, publicada
dos los autores del siglo XVIII y no sólo en Inglaterra, y puede ha- en 1778, tuvo cinco ediciones hasta 1809, lo que explica su po-
blarse de una «edad de Locke». Junto a Newton, su psicología pularidad. En ella el autor explica que la persona del médico es el
fue considerada por los enciclopedistas franceses como «la razón principal medio de curación, y como Willis, también se refiere a
humana». En lo que se refiere a la psicología, tuvo una influencia la eficacia de la mirada.
decisiva en el desarrollo del asociacionismo y sensualismo, lo cual Junto al desarrollo del «tratamiento moral» y el análisis de las
importa especialmente en el desarrollo de las primeras formula- pasiones como causa y a la vez remedio de la enfermedad, algu-
ciones inglesas de la locura. nos autores ingleses de la época realizaron notables planteamien-
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W. Battie pensaba que la locura era un estado anormal de la tos respecto a los aspectos psicológicos de la locura. En este sen-
«sensación», que se encontraba afectada (dissordered, false, delu- tido, una obra temprana fue la de Thomas Tryon (1634-1703),
ded), tanto la externa como la interna, distinguiendo este autor la A Treatise of dreams and visions... (1689), en la cual se reconoce
existencia de una «locura original» (original madness) que surge la importancia de los factores psicológicos en la historia de la en-
del interior del hombre, es decir, sin la influencia de factores am- fermedad mental y que, como ha ocurrido en muchas ocasiones,
bientales, y una «locura secundaria» (consequential madness), en tuvo mayor importancia y valoración fuera de la medicina que
la que la perturbación viene de fuera por circunstancias reales o entre los propios médicos.

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D. Barcia Salorio
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No contento con la vieja doctrina de las pasiones, intentó de- De hecho Benjamin Rush (fig. 1-1) elaboró la tesis de la
sarrollar un modelo que en muchos aspectos se corresponde con existencia de dos formas fundamentales de locura, una en la que
planteamientos psicoanalíticos, como la «ruptura del yo», y an- se afectan los procesos cognitivos y otra en la que inteligencia y
tes que Betti se opuso a las tradicionales terapéuticas de la época. conciencia están intactas y existe un desorden moral innato, sien-
Otro autor que merece mención es James Vere (1700-1779), do el origen de la manie sans délire de Pinel y la moral insanity de
en uno de cuyos libros, A physical and moral inquiry into de cau- Prichard.
se... (1758), explica la ansiedad (nervousness) en términos de Pero además de su trabajo teórico, la obra de Rush tiene im-
«conflicto» (internal war) entre las exigencias de los instintos y el portancia en relación con la organización asistencial y sus ideas
«instinto moral», una teoría que suena a la obra de Freud. sobre la influencia de la organización social en la enfermedad
Finalmente, para caracterizar algunos aspectos interesantes de mental, un punto de vista que desarrollará la psiquiatría nortea-
los planteamientos psicológicos y psiquiátricos de la época que mericana a partir del trabajo de Adolf Meyer.
analizamos, hay que referirse a F. Hutcheson (1667-1746), uno de Así, en 1774, Benjamin Rush presentó en la American Phylo-
los representantes más destacados de la llamada «escuela del sen- sophical Society un informe en el que se señalaba que «la enferme-
tido moral». Siguiendo sus puntos de vista se entiende que el dad, las instituciones políticas y la organización económica esta-
«sentido moral» es la fuente de nuestra conciencia moral, que ban tan estrechamente relacionadas que cualquier cambio social
permite diferenciar las acciones moralmente buenas de las malas producía cambios concomitantes en la salud», idea que será una
y que nos empuja a aprobar las primeras. constante en su producción científica, y así, en Three lectures on
Aunque el «sentido moral» sea innato y esté reducido a la na- animal life, de 1799, escribe que «existe una unión indisoluble
turaleza humana, las «ideas morales» se adquieren con la expe- entre la felicidad moral, la política y la física», una idea que cien-
riencia, una tesis en la que se aprecia la influencia de Locke. En el to 150 años más tarde replantearán casi exactamente los dirigen-
hombre hay un espacio al que le son propios la «claridad racio- tes de la Organización Mundial de la Salud.
nal» (common sense) y el juicio moral, que actúan con la fuerza
de una segunda naturaleza, contra la cual es importante la crítica
racional, sólo útil para el raciocinio, pero que por lo común pro-
duce ciertas opiniones secretas para justificar las pasiones.
Si recapitulamos sobre lo dicho respecto a los planteamientos
ingleses del siglo XVIII, en especial a partir del primer tercio, tene-
mos que:

1. La locura no es un desarreglo primario de la razón.


2. Hay que diferenciar lo estrictamente racional del sentido
moral.
3. La locura tiene un fundamento psicológico.
4. El tratamiento moral es más eficaz que el físico.

Pero en la creación de la psiquiatría hay que citar a Chrigton,


cuya obra An inquiry into the nature and origin of mental deran-
gement (Londres, 1798) marca e inaugura la creación de la psi-
quiatría inglesa y en muchos aspectos es recogida también por los
franceses. En este sentido hay que referir que P. Pinel, considera-
do generalmente como el fundador de la psiquiatría europea,
quien en su obra fundamental Tratado de la manía se muestra
muy crítico con la mayoría de los médicos que se ocuparon de
temas psiquiátricos, exceptúa a Chrigton, de quien dice, al refe-
rirse a su monogafía de 1798, que es «obra profunda, escrita se-
gún los principios modernos de fisiología».
Dentro de este movimiento debemos referirnos a Benjamin
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Rush, fundador de la psiquiatría norteamericana. Sus plantea-


mientos siguieron especialmente ideas de la fisiología inglesa, y
fue alumno de Cullen, a quien nos hemos de referir más adelante.
Su trabajo, contenido especialmente en su libro Medical Inquiry
and Observations upon the Diseases of the Mind (1812), está lleno /figura1-1/
de planteamientos modernos que serán desarrollados más ade- B. Rush (1746-1813)
lante por otros autores, como Prichard.

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/c1/ Historia de la psiquiatría
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Bajo el impulso de la Revolución francesa se realiza la obra Hay que decir que, a pesar de los nuevos planteamientos, en
de P. Pinel, considerado por todos como el creador de la psiquia- Willis en muchos aspectos persiste aún la tesis humoralista recu-
tría como rama independiente de la medicina, que analizaremos perada, como hemos dicho, tras el Renacimiento. Se observa, por
más adelante. Es autor fuertemente influido por Cabannis (1757- ejemplo, en autores tan decisivos para la creación de la medicina
1808), uno de los teóricos más notables, el cual había enseñado en moderna como Thomas Sydenham (1624-1689), quien explica-
sus Rapports du physique et du moral de l’homme (1802) que por ba la mayoría de las enfermedades desde la teoría de los humo-
medio de la investigación de los hechos se daría a la nueva socie- res. Esta es la razón de que el término humor siguiera utilizándo-
dad liberada leyes de virtud, libertad y perfección. La obra de Pi- se, aunque a partir de Harvey (1578-1657) la sangre pasó a ser el
nel, en el campo psiquiátrico, representa la aplicación rigurosa del humor por excelencia, y a ella se unió el «humor nervioso, quimo
pensamiento de la Ilustración francesa: empirismo, naturalismo y o jugo nutritivo», y la acepción de los humores —bilis negra, bilis
cura moral. amarilla, etc.— quedó a un lado, y con el descubrimiento de la
Quizá sea oportuno recordar que el espíritu ilustrado francés circulación de la sangre, junto al desarrollo de las teorías meca-
se desarrolló en tres direcciones (P. Peñalver, 1979): un nuevo nicistas, se pasó al desarrollo de nuevas concepciones etiopato-
modelo de entender el mundo (naturalismo y enciclopedia); una génicas del enfermar, la yatromecánica y la yatroquímica.
nueva manera de comprender al hombre (Condillac y la ideolo- Todo lo anterior explica que en el siglo XVII surjan nuevos
gía), y un modo distinto de interpretar la ideología política y so- planteamientos ajenos al humoralismo, que tienen naturalmente
cial (Motesquieu, Voltaire, Rousseau). Todas estas orientaciones una aplicación inmediata en los estudios de la locura, aunque no
tuvieron influencia en el desarrollo del pensamiento psiquiátri- hubo gran preocupación por su estudio y la melancolía y la manía
co, pero entre todos los teóricos merece ser destacado Condillac siguieron siendo consideradas casi como únicas formas de psicosis,
(† 1778), sin duda el más importante representante del espíritu lo que justifica la afirmación de Heinroth que antes hemos referido.
empírico y sensualista que dirigió el planteamiento científico de A finales del siglo XVII destaca la obra de Archibald Pitcairm
Pinel y Esquirol. (1652-1713) y Friedrich Hoffman (1660-1742), quienes recurren
La Ilustración en España tuvo un matiz distinto que la dife- a las tesis mecanicistas para explicar la enfermedad mental y su in-
rencia de la del resto de Europa. Uno de los hechos más notables lo fluencia durará hasta comienzos del siglo XVIII. Para ellos, la en-
representan las disputas entre los innovadores, llamados también fermedad es la consecuencia de una inadecuada circulación de la
novatores, es decir, autores que intentaban seguir los planteamien- sangre, bien por aumento o disminución en todo el cuerpo o en
tos teóricos que estaban desarrollándose en Europa, más preci- una parte de él, y esto último se utiliza para explicar la enfermedad
samente las teorías yatromecánicas, y los continuadores de la tra- mental: «Si entonces —escribe Hoffman— la sangre pulverizada
dición. La consecuencia fue que estas disputas contribuyeron a empieza a acumularse en el cerebro, y a moverse más lentamente,
minimizar los excesos de unos y otros, lo que dio lugar al desarrollo las partes alejadas de él tendrán menos impacto y excitarán vibra-
de una corriente «ecléctica», pudiéndose destacar el «eclecticismo ciones menos vívidas y menos frecuentes: de aquí que se produz-
humanista» de Gregorio Mayans, quien llevado por el amor al ca la enfermedad melancólica».
pasado trató de compaginar lo antiguo con lo moderno. En esta línea de pensamiento se sitúa la obra de Herman Boer-
Hay que recordar que en la segunda mitad del siglo XVII se haave (1668-1738), autor decisivo en la historia de la medicina
habían empezado a desarrollar tesis que terminarían por desterrar y uno de los grandes sistematizadores de la patología médica. Se
el humoralismo imperante desde los griegos. Un autor funda- mostró crítico con las tendencias médico-químicas, y fundamen-
mental para la psiquiatría fue Thomas Willis (1621-1675), cuya talmente influido por las teorías de Newton, se adscribió al mo-
obra además fue decisiva para el desarrollo de la neuroanatomía y vimiento mecanicista, sin prescindir de los datos e hipótesis que
que se movió dentro del modelo yatroquímico. Se opuso a la tesis desde la química también estudiaban la medicina. Construyó un
del humoralismo y empezó a utilizar explicaciones médico-quí- sistema a partir de la hemodinámica circulatoria, si bien mantuvo
micas, aceptando el «principio de los químicos», lo que vino a la descripción clínica de la época sobre la melancolía y la manía.
modificar el papel de la bilis negra en las explicaciones de la me- Aunque la fisiología mecanicista y especialmente las teorías de
lancolía. Este humor nunca volvió a su categoría anterior en las Boerhaave siguieron ejerciendo influencia en las teorías médicas
diversas teorías que surgieron con posterioridad para explicar el hasta bien entrado el siglo XVIII, hacia la mitad de este siglo se ini-
origen de este trastorno. cian importantes cambios conceptuales. En la década de 1740 la
Para Willis, el anima sensitiva era el producto de la porción explicación mecanicista empieza a ser contestada tanto en la filo-
más ígnea y sutil de la sangre, y su influjo sobre el alma racional sofía natural como en la fisiología, a lo que se unió una exigencia
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ocasiona cefalea, vértigo, apoplejía, delirios y melancolía. Respec- en el método empírico; ambas rescataron el neohipocratismo de
to a la melancolía, refiere Willis que su origen está en el cerebro, Thomas Sydenham y dieron lugar a un intento de sistematización
pero acepta la génesis de las pasiones, que más tarde desarrollarán de los saberes, desarrollado por Herman Boerhaave y por autores
especialmente Pinel y Esquirol. El origen de la enfermedad era la de la Alte Wienner Schule, Gerard van Swieten (1700-1782) y Ma-
afectación del cerebro por el «estado ácido de los fluidos» y, llega- ximiliam Stoll (1742-1788).
do el momento, la «composición» del propio cerebro puede ver- Dentro de estos planteamientos debe citarse a Gaspar Casal
se alterada, pasando a ser «una parte de las causas». (1680-1758), cuya obra Historia natural y médica del Principado

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D. Barcia Salorio
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de Asturias, publicada en 1762, después de su muerte, representa máxima, junto a John Brown (1734-1788), de la patología vitalis-
un ejemplo de la aplicación del modelo empírico y la mentalidad ta escocesa, y Johan Andrés Reil (1759-1813), representante del vi-
asistemática en la investigación clínica especialmente. Pero por talismo de la medicina alemana, autor decisivo en la psiquiatría
lo que respecta a la psiquiatría importa especialmente Andrés Pi- del Romanticismo.
quer (1711-1772) (fig. 1-2). En su juventud se adhirió a la yatro- La fisiología vitalista surge en el siglo XVIII especialmente a
mecánica, pero posteriormente adoptó una postura ecléctica res- partir de las investigaciones experimentales de Albert von Haller
pecto a los sistemas teóricos cerrados y se movió en el empirismo (1708-1777) sobre la sensibilidad y la irritabilidad del sistema ner-
clínico. Era un ferviente admirador de Sydenham e insistió en la vioso y la contractilidad de los músculos, que pronto fueron trans-
necesidad de observar a los pacientes y estudiar el curso de la en- formados por Cullen en una explicación general de las enferme-
fermedad, y esto fue, sin duda, lo que le permitió referirse a la dades sobre la base de trastornos nerviosos.
unidad nosológica manía-melancolía, a la que nos referiremos En este siglo se desarrollaron una serie de planteamientos que
más adelante. llevaron a la creación de lo que podemos llamar psiconeurología
ı y cuyos máximos representantes son en Inglaterra Willis (1622-
ı 1675), R. Whytt (1714-1780) y C. Bell (1774-1842), y en Alema-
desarrollo del concepto de neurosis nia Weber (1777-1841) y Fechner (1801-1887), pero en el cam-
ı po de la psiquiatría interesa especialmente la obra de Cullen.
Como reacción a los planteamientos mecanicistas aparece William Cullen supo lograr una obra sistemática y clara y una
durante estos años el vitalismo, que si bien tuvo numerosos ma- nosología sencilla frente a las complicaciones de su época, todo lo
tices y orientaciones, tuvo un especial significado en la constitu- cual hizo que tuviera una poderosa influencia no sólo en el Rei-
ción y el desarrollo de la psiquiatría por las obras de autores como no Unido, sino también en Europa y Estados Unidos, sobre todo
François Boissier de Lacroix de Sauvages (1706-1767), represen- porque Pinel tradujo al francés First Lines of Practice of Physic
tante del vitalismo francés; William Cullen (1712-1790), figura (1783), y además se tradujo pronto también a varios idiomas,
entre ellos al español (fig. 1-3).
Interesa destacar que su sistema fue empírico, su nosología
more botanico, y la enfermedad se explicó como dependiente del
desorden funcional del sistema nervioso. Cullen entiende la en-
fermedad, siguiendo la tradición de la medicina británica, como
una alteración del funcionamiento del sistema nervioso.
Las enfermedades son fisiológicas y básicamente subjetivas, y
deben dividirse en dos grandes grupos según la dependencia de la
alteración del funcionamiento del sistema nervioso sea mediata
o inmediata. Dividió la melancolía en clases, a una de las cuales
hizo pertenecer los «desórdenes nerviosos», que llamó neurosis, y
que a su vez dividió en cuatro órdenes: comata, adinamia, espas-
mos y vesanias, estas últimas desórdenes de las funciones intelec-
tuales caracterizadas por «el daño de las funciones del juicio sin
pirexia ni coma». A su vez, las vesanias las dividió en cuatro cate-
gorías: amencia, manía, melancolía y onierodinamia.
Lo cierto es que este autor no fue demasiado original, pero
su obra interesa por haber sido un excelente sistematizador de la
medicina inglesa, que en el campo de la nosología era compleja y
confusa, y pasa especialmente a la historia por haber acuñado el
término neurosis, que iba a tener tanta significación en psiquia-
tría, si bien con planteamientos distintos, en la consideración de
«enfermedad nerviosa».
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animismo
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/figura1-2/ El tercer desarrollo conceptual decisivo en la aparición de la
Andrés Piquer (1711-1772) interesa en psiquiatría psiquiatría se refiere a la obra de G. E. Stahl (1659-1734), y más
por haber sido el descriptor de la psicosis precisamente a la noción de animismo elaborada por él, que apa-
maníaco-depresiva rece como una reacción contra la yatromecánica y la yatroquími-
ca que dominaban la medicina en esa época, lo que significó un

| 10 | Tratado de Psiquiatría
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/c1/ Historia de la psiquiatría
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También en el organismo del hombre hay elementos regi-


dos por el principio mecánico, es decir, el mecanicismo, pero
para que todos estos procesos concurran unitariamente en la
vida individual del organismo se precisa que los ordene y unifi-
que un principio supramecánico y supraquímico, que Stahl lla-
ma anima, y al desaparecer este principio, se produce un estado
de des-animación, que es la muerte y químicamente la putre-
facción o corrupción del organismo. Así pues, los movimientos
vitales no se producen «a causa del cuerpo», sino «por causa
del cuerpo», con lo cual puede éste seguir siendo organismo vi-
viente.
No es muy preciso Stahl cuando intenta explicar la consis-
tencia real del anima, y lo hace con elementos de la fisiología ya-
tromecánica y yatroquímica de la época, pero sus planteamien-
tos dominan hasta las formulaciones que sobre el saber químico
realizará Lavoisier. Stahl, sobre la base de sus formulaciones vitalis-
tas, elabora la patología. La enfermedad pertenece a tres géneros
diferentes: consecutivos a un error del anima que afecta a la tota-
lidad de ésta, afecciones principalmente psíquicas; consecutivos
a un error del anima que afecta a una función particular, y con-
secutivos a una alteración primitiva, total o parcial, de la materia
corpórea.
Aunque Stahl no escribió específicamente sobre psiquiatría,
planteó la patología mental como «error» del anima, y sus ideas
fueron decisivas en el pensamiento de una serie de autores alema-
nes que se convertirán en los «teóricos de la psicogénesis» de la
enfermedad mental (Ludwig, 1758; Zuckeert, 1764; Harper, 1786;
Fischer, 1760; Langerman, 1797).
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/figura1-3/
solidismo e irritabilidad
W. Cullen (1710-1790), creador del término
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neurosis. Su obra fue muy influyente en todo
Otro hecho decisivo se debió a la publicación de la obra de
el mundo
Morgagni De sedibus et causis... (1761), que significó el cambio de
las tesis humoralistas que habían dominado la medicina hasta
esa fecha por el «solidismo», basado esencialmente en el estudio
del sistema nervioso, gracias al desarrollo de las ideas fisiológicas
rechazo al somaticismo humoralista dominante en medicina des- planteadas por Haller (1752), cuyo concepto de irritabilidad tuvo
de Hipócrates. una influencia decisiva en la creación de la psiquiatría.
G. E. Stahl, profesor de Halle y médico de cámara en la corte Estos desarrollos teóricos que hemos comentado brevemen-
de Berlín, desarrolló especialmente sus puntos de vista en Teoria te hicieron posible la creación de la psiquiatría, y aunque suele
medica vera, una obra que fue muy leída hasta el siglo XIX y tuvo centrarse en la figura y obra de Pinel, lo cierto es que aparece
una influencia decisiva en la creación de la psiquiatría. como un movimiento universal que se concreta en la publica-
El pensamiento de Stahl se entiende a partir de Van Helmont, ción de una serie de textos aparecidos al filo de los siglos XVIII y
quien conjugó el «vitalismo» con «quimicismo». Sthal concreta XIX, dedicados exclusivamente al estudio de las enfermedades
«animísticamente» el aspecto vitalista, elaborando una doctrina mentales. Los más representativos son las obras de Chiarugi, De-
antropológica y médica. Su planteamiento principal fue estable- lla pazzia in genere e in specie (Florencia, 1793); Langermann, Dis-
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cer la idea de la actividad orgánica como consecuencia de la reali- seratio de methodo cogniscendi curandique animi morbos stabilen-
dad vivificante, que Stahl llama anima. da (Jena, 1797); Chrigton, An Inquiri into the nature and origin of
Stahl piensa que el «organismo» difiere de la máquina en que mental derangement (Londres, 1798); Pinel, Traité médico-phi-
el primero se mueve dentro de sí mismo y en él tiene su fin su mo- losophique sur l’aliénation mentale (París, 1801) y, aunque ligera-
vimiento, lo que le diferencia cualitativamente de la máquina, que mente posterior, B. Rush, Medical Inquiry and Observations upon
sólo por un estímulo externo puede moverse y que al hacerlo no the Diseases of the Mind (1812), que marca el origen de la psiquia-
cumple otro fin que el que su artífice desde fuera ha puesto en ella. tría norteamericana.

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D. Barcia Salorio
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de Pinel a Kraepelin lista, señalando que no hay dos procesos —físico y psí-
ı quico— sino uno solo que se conjuga en la unidad del
la obra de Pinel (1745-1826) y Esquirol (1784-1861) sistema nervioso, especialmente el cerebro, que consti-
ı tuye su principio.
Es cierto que el vocablo Ilustración es equívoco y que el signi- 2. Cabanis señaló, literalmente, que puede comprobarse
ficado de lo que se entendió como Siècle des Lumières, Aufklärung «una influencia del sistema cerebral, como órgano del
o Enligthtenment varía ampliamente, y los analistas han utilizado pensamiento y de la voluntad, sobre los demás órganos,
estos términos seguramente en sentidos distintos a los de los pro- cuyas todas funciones puede excitar, suspender y hasta
pios pensadores de esta época. Lo cierto es que, como han mos- desnaturalizar su acción simpática». Recordemos la in-
trado E. Hazard (1941) y E. Cassirer (1936), el sentido funda- fluencia de los «ideólogos».
mental del período que llamamos Ilustración es una reflexión 3. El convencimiento de que por medio de la investigación
para resolver la crisis europea en relación con la noción de cien- de los hechos se daría a la nueva sociedad liberada leyes
cia. Por otro lado, como hemos señalado, los desarrollos concep- de virtud, felicidad y protección, y nadie, incluidos los lo-
tuales de Inglaterra, Francia y Alemania varían considerablemen- cos, debían quedar fuera de esta tarea, y esto significa
te unos respecto de otros. que la pedagogía podría modificar al hombre y hacerlo
Pero también es cierto que el término Ilustración suele utili- más sano y feliz, y todo ello está en la base de la cura mo-
zarse para señalar las características generales de las tendencias in- ral y del modo de entender la institución manicomial.
telectuales, tanto como las políticas y sociales, del siglo XVIII, y en-
tre ellas, especialmente por lo que respecta a las formulaciones Bajo el impulso de la Revolución francesa aparece la obra de
francesas, destaca la idea optimista del poder de la razón y la P. Pinel (fig. 1-4) y de su discípulo J. E. D. Esquirol (fig. 1-5), ver-
creencia de que podía organizarse la sociedad a base de principios dadero creador de la escuela psiquiátrica francesa. Debe entender-
racionales. Procedente del racionalismo del siglo XVII y del desarro- se como la aplicación rigurosa en el campo psiquiátrico de los prin-
llo alcanzado por las ciencias de la naturaleza, la Ilustración ve en
el domino de la naturaleza la tarea fundamental del hombre, una
actitud en cierto modo opuesta a la del Romanticismo. Y esto,
que es válido para todas las tareas humanas, lo es también para la
psiquiatría.
La obra de Pinel debe entenderse en el marco del pensamien-
to ilustrado francés. En 1778 se trasladó a París, y allí incia su ver-
dadera formación y desarrollo médico. Pero interesa ahora decir
que estableció una fuerte amistad con P. J. G. Cabanis (1757-
1808), uno de los principales teóricos de la Ilustración francesa,
cuya obra, a la que ya nos hemos referido, en Rapports du physi-
que et du moral de l’home, plantea una serie de cuestiones que ten-
drán una influencia decisiva en la obra de Pinel.
Además de Cabanis, Pinel estableció contacto con otros teóri-
cos destacados como Flouvert y otros miembros del «Salón de los
Ideólogos», un movimiento dirigido por Destut du Tarcy (1714-
1836), cuya obra, dentro del sensualismo de Condillac, significó
el origen del «realismo volitivo». La tesis de relacionar la locura
con un fracaso de la voluntad tiene una larga tradición en Fran-
cia, y junto a Destut du Tarcy hay que citar también a François de
Sauvage (1706-1767). El primero de ellos importa por el signifi-
cado que dio a la sensibilidad, que pone al hombre en contacto
con el mudo exterior, y a la voluntad (una de las cuatro facultades)
que es el origen de la moral, y su discurso posibilitó el «realismo
volitivo» que desarrollará F. M. Maine de Biran (1766-1824).
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De la obra de Cabanis interesan especialmente tres hechos:

1. La idea de que físico y psíquico no son entidades separa-


das, sino que se unen en el cerebro. Cabanis se interesó /figura1-4/
especialmente por las relaciones de lo físico con lo mo- P. Pinel (1745-1826), generalmente considerado
ral, es decir, los procesos fisiológicos y los psicológicos, y como el fundador de la psiquiatría
se inclinó por un reduccionismo fisiologista o materia-

| 12 | Tratado de Psiquiatría
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/c1/ Historia de la psiquiatría
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En primer lugar debemos destacar que, aparte de otras cues-


tiones, el pensamiento ilustrado francés significó el planteamiento
de una antropología y una metodología en la cual fue decisivo el
punto de vista sensualista y empírico de E. B. de Condillac (1715-
1780) y sobre esta base se desarrolló una psiquiatría basada en la
observación clínica y alejada en lo posible de cualquier plantea-
miento doctrinal. Así, Pinel señaló la necesidad de alejarse de toda
especulación y atender a los datos de la observación de los hechos
que inmediatamente ofrece el enfermo. En la introducción de su
Tratado (1804) escribe: «El exemplo y los errores en los tiempos
pasados, los falsos caminos que se han tomado y el curso severo y
metódico que se sigue en todos los ramos de la historia natural, nos
obligan a que en la manía se vuelva á tomar el hilo de la observa-
ción abandonada tantos siglos ha». En consecuencia, Pinel y sobre
todo Esquirol intentarán atender fundamentalmente a los datos
empíricos que pueden obtenerse por la observación directa, es de-
cir, los hechos que inmediatamente ofrece el enfermo psíquico.
Partiendo de este postulado, su trabajo principal consistió en
la cuidadosa descripción de los casos individuales, con el fin de
observar los «rasgos comunes», que podía llevar a ciertas «agru-
paciones». Estas agrupaciones no pueden ser consideradas como
verdaderas enfermedades, sino como especies clínicas.
Mantienen que solamente existe un proceso común, la alie-
nación mental o locura, que se manifiesta por ciertas «variedades
sintomatológicas», que son, como decimos, «especies clínicas».
Este pensamiento se observa muy claramente en Esquirol (1838):
/figura1-5/ «La locura puede afectar sucesiva y alternativamente todas estas
J. E. D. Esquirol (1772-1840), discípulo de Pinel, formas; la manía, la melancolía y la demencia, se reemplazan, se
verdadero fundador de la escuela psiquiátrica complican en el curso de una misma enfermedad, de un mismo
francesa individuo».
Tal modo de entender la enfermedad mental es lo que con
posterioridad se denominará teoría de la «psicosis única», que de
hecho puede ya reconocerse en la medicina griega y dominará
cipios de la Ilustración francesa: empirismo, naturalismo y cura claramente hasta los planteamientos de Kahlbaum y Kraepelin.
moral. Así, por ejemplo, Areteo de Capadocia (100 a.C.) escribió que
Pinel (1804) había escrito en su famoso Tratado de la manía «las formas de la locura son muchísimas en apariencia, pero per-
que «el progreso del conocimiento sobre la conducta y terapéuti- tenecen a un solo género, ya que todas son enajenación mental
ca de los trastornos psíquicos en su conjunto es igual al seguido con ausencias de fiebre».
por las otras ramas de la medicina». Es decir, Pinel apuesta clara- Siguiendo estos planteamientos, es conocido que Pinel acep-
mente por un paradigma médico para analizar la locura, pero lo taba la existencia de cuatro formas clínicas: manía, melancolía,
analiza de un modo peculiar, siguiendo las tesis de la Ilustración idiocia y demencia, nosología que fue enriquecida por sus discí-
francesa. pulos inmediatos, como Esquirol, que crea la noción de mono-
Cinco rasgos destacan en la obra de estos autores: manía o delirio parcial, que se opone a la manía o delirio general.
Sin embargo, el intento de establecer unidades clínicas sobre
1. Empirismo. La idea de que debe abandonarse toda espe- la base de aislar los grupos según los «rasgos comunes» dio lugar
culación y quedarse en la pura observación de los hechos. a que las entidades clínicas se fragmentaran considerablemente,
2. Teoría de la psicosis única. Solo hay una locura; las formas ya que cada síntoma o incluso cada contenido temático fue
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clínicas que observamos y pueden ser descritas son «es- considerado un elemento o rasgo común independiente defini-
pecies clínicas». dor de la entidad, lo cual será corregido por los autores de la se-
3. Dualismo etiopatogénico. la enfermedad mental es una gunda mitad del siglo XIX, que introducen una idea fundamental
enfermedad cerebral, pero responde además al descon- para el análisis de la enfermedad mental, como es la considera-
trol de las pasiones. ción del curso.
4. La terapéutica fundamental es la cura moral. Los planteamientos de Pinel y Esquirol por lo que respecta a
5. La institución es ella misma un instrumento de curación. la génesis de la enfermedad mental tuvieron pues un marcado

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D. Barcia Salorio
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carácter dualista. De un lado, siguiendo la tradición médica, in- gioso. De sus obras interesa De l´homme, de ses facultés et de son
tentaron encontrar una base cerebral como fundamento de las éducation (1772). Fue precisamente en el domicilio de Helvetius
enfermedades mentales, como habían intentado los griegos, pero donde tenían lugar las reuniones a las que asistían, entre otros,
claramente formulada por autores del siglo XVIII, en especial mé- Cabanis y Pinel.
dicos británicos (Willis, Whytt, etc.). Ya Georget, un destacado A pesar de la orientación de la Ilustración al estudio del hom-
discípulo de Esquirol, señaló en su obra De la Folie (1820) que la bre, hubo dificultades para el análisis de la locura, por los proble-
locura era una enfermedad cerebral y que las diferencias clínicas mas para elaborar una tesis antropológica de la enfermedad.
de los distintos cuadros se debían a la distinta localización de la le- Como hemos señalado, la tesis fundamental está en la necesidad
sión. Pero junto al planteamiento anterior, que pertenece a la de dominar la naturaleza, por lo que todo lo que escapa a esto y
tradición médica, Pinel y Esquirol intentaron unir a este saber queda fuera de su control es peligroso para la sociedad y es fuen-
acerca del cuerpo las tradiciones filosóficas acerca del alma, y en- te de angustia, y esta es la razón de por qué la irracionalidad debe
contraron en las pasiones la causa de la locura. ser controlada y, por tanto, la locura.
Siguiendo los planteamientos ilustrados de los absolutistas Dos ideas se imponen: en primer lugar, hay que entender que
franceses, se oponen a la irracionalidad e intentan un pensamien- la locura está no tanto en la pasión como en su deslumbramiento,
to racionalista, aunque se trate de una racionalidad analítica dis- en estar ofuscado por ella y que domine la razón, y en segundo lu-
tinta de la del empirismo inglés. gar, hay que conocer la causas externas e internas, tanto corpora-
Cabanis, que se opone al dualismo cartesiano, a la tabula rasa les como morales, que pueden perturbar al hombre; en conse-
de los sentidos y a la «fuerza vida» de los vitalistas, que sin embar- cuencia, es necesario mirar a su interior, tal como había enseñado
go tuvieron una influencia decisiva en Pinel y Esquirol, sostiene Rousseau (1712-1778), quien se había opuesto a la racionalidad
desde sus postulados fisiológicos, que explican la fisiología y la de la Ilustración y cuya manía de mirar a sí mismo, de autoob-
moral, que hay que defender a la naturaleza contra las perturba- servación, influyó decisivamente en el quehacer psiquiátrico y
ciones que tienen su origen en ella misma, y ello es válido tanto que, como ha escrito Dörner (42), «él fue quien orientó la aten-
para la organización social (orden, razón, moral) como para el ción desde fuera adentro, al individuo que sufre de su propio yo,
desarrollo individual, y también en relación con el tema de la lo- que se ha hecho culpable de su propio padecimiento psíquico».
cura. La tesis de Rousseau, sin embargo, no tiene influencia hasta el
Así, Pinel opina que la locura es «la expresión de la irraciona- Romanticismo, en especial en la literatura, la «literatura de las vi-
lidad humana», consecuencia del fracaso del autocontrol debido vencias», en cuya iniciación tenemos que situar a Goethe. En psi-
a la alteración de la voluntad, perturbación que surge de la fuerza quiatría la exigencia de indagar en el interior del hombre para
descontrolada de las pasiones. explicar la enfermedad, que debe luchar contra la orientación
Para entender lo anterior conviene recordar la influencia que científico-positivista, se desarrollará con dos movimientos: el psi-
en el desarrollo del pensamiento de Pinel tuvo Théophile Bordeu coanalista de Freud —a pesar de la vocación científica de su fun-
(1722-1776) y la escuela vitalista de Montpellier, y especialmente dador— y, sobre todo, el movimiento analítico existencial, a par-
las ideas desarrolladas por los discípulos del primero, P. J. Barthez tir de trabajo de L. Binswanger.
(1734-1806) y M. F. X. Bichat (1771-1802). En la Ilustración se intentó objetivar el sufrimiento humano,
Este último, discípulo también de Pinel, importa porque su pero fue a partir de los dos movimientos que citamos, especial-
trabajo es el origen del pensamiento anatomoclínico. Rechazó el mente el último, la analítica existencial, en el que el centro de la
dualismo cartesiano, que llevaba necesariamente a un esquema indagación no es el sufrimiento humano sino el «hombre sufrien-
mecanicista del cuerpo, pero rechazó también el «animismo» de te», el homo patiens, con el que el dolor del hombre adquiere dig-
Stahl y sustituyó la noción metafísica de «alma» por la idea del nidad antropológica.
«principio vital». En su obra fundamental, Anatomía general Como decimos, Pinel y sobre todo Esquirol descubren la pa-
(1801), Bichat acentúa la «vitalidad de los tejidos» y establece las sión como causa de la locura, por lo que concluyen que debe ser
bases histológicas y bioquímicas de la medicina francesa del siglo dominada. La tesis es: la locura es una forma de irracionalidad
XIX, que tendrá una influencia decisiva en todo el mundo. Tras los que significa perturbación de la voluntad y expresión del poder
planteamientos de la escuela de Montpellier no es posible ya en- incontrolable de las pasiones.
tender el cuerpo mecánicamente, pero interesa especialmente se- Por tanto, no se explica desde fuera, como en cierto modo ha-
ñalar que el «principio vital» se aplica para el estudio de los ins- bían hecho los ingleses, como Arnold, sino que procede del inte-
tintos, el pensamiento y las pasiones. La vida anímica resulta de la rior del hombre. De ahí que surjan varias consecuencias: en pri-
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sensaciones (Condilac, Destut du Tarcy), lo que C. A. Helvetius mer término, la necesidad de controlar las pasiones, lo que está en
(1715-1771) había llamado la sensibilité, la cual se desarrolla por la base de la «cura moral» de Pinel y de Esquirol y el sometimien-
la educación. Helvetius era un filósofo y literato francés que había to férreo del loco mediante una organización asistencial adecua-
adoptado una posición atea y materialista. Defensor del sensua- da, y en segundo término, la tesis de que las pasiones explican la
lismo, sostuvo que sólo la educación produce desigualdad en los etiopatogenia de la mayoría de los cuadros clínicos.
hombres, y que en el fondo de toda acción humana está el deseo En la división de los distintos tipos de la enfermedad mental
de la dicha. Intentó eliminar cualquier aspecto del espíritu reli- (melancolía, manía sin delirio, manía con delirio, idiocia y de-

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/c1/ Historia de la psiquiatría
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mencia) propuesta por Pinel se aprecia el peso de la tradición, En el tema de las pasiones importa, entre otros, Aristóteles,
pero en la descripción de la Manie sans délire se reconocen las especialmente su Retórica, la traducción latina medieval del Perí
nuevas tesis, y en cierto modo representa —como ha señalado Pathón del seudoandrónico, la Summa Theologiae de Santo To-
Foucault (1964)— el paradigma de la mentalidad psiquiátrica más de Aquino, el Traité des passions de Descartes y, finalmente, la
francesa que se desarrollará posteriormente. Ética de Spinoza, aunque hay que esperar a Luis Vives para llegar
Se trata de una enfermedad que es meramente perturbación a un planteamiento verdaderamente moderno de las emociones.
de la voluntad de una razón sana, consecuencia de una tensión Sin entrar, claro está, en un análisis de estos autores, citare-
corporal sin causas externas que se exterioriza en impulsos es- mos a Aristóteles y el seudoandrónico, que junto a Santo Tomás re-
pontáneos y severos, con acciones perversas y posiblemente crimi- presentaron una fuente sistemática de todos los estudiosos. Aris-
nales, que con el tiempo se convertirá en el centro de las discusio- tóteles se ocupa de estos asuntos en el Tratado sobre el alma, pero,
nes psiquiátricas y jurídicas sobre la responsabilidad y la libertad como hemos señalado, especialmente es en la Retórica donde se-
humana, un cuadro que se sitúa entre lo normal y lo patológico, o lecciona seis emociones, auque no pretendió una clasificación de
lo que con el tiempo será lo psicótico y lo neurótico. ellas, pero su descripción, junto al estudio de las reacciones afec-
El paradigma de Pinel fue desarrollado por J. E. D. Esquirol tivas que desarrolló en su Poética, ha constituido el punto de par-
(1772-1830) y en él se aprecia más claramente el conflicto entre la tida para cualquier estudio posterior.
consideración de la locura como enfermedad cerebral y su consi- El catálogo del seudoandrónico se acepta como una compila-
deración como trastorno de la voluntad y desbordamiento conse- ción ecléctica de las fuentes platónicas, principalmente estoicas,
cuente de las pasiones. y el Perí Pathón (De las pasiones) fue traducido del latín en el siglo
Esquirol, en 1805, publicó Des pasions considerées come causes, XIII y era bien conocido por San Alberto y Santo Tomás. Esta obra,
symtômes et moyens curatives de l’alienation mentale, y en esta obra sin embargo carece de originalidad y es casi un catálogo de las
sostiene que las pasiones se convierten en verdaderas locuras, en pasiones, de las que cita hasta 67, pero los términos usados, que
alienación mental, cuando se han hecho duraderas, y más que son generalmente procedentes de Crisipo, se reconocen en auto-
para Pinel, la locura es «perturbación de la voluntad y desenfre- res posteriores, como Spinoza.
no inmoral de las pasiones». Un autor decisivo, como en tantas cuestiones, fue Descartes,
El tema de las pasiones es central en la obra de Pinel y Esqui- cuya preocupación por clasificar las emociones representó qui-
rol, pero hay que decir que con anterioridad había tenido una lar- zás el último esfuerzo racionalista de elaborar una teoría general
ga tradición en su significado respecto a su importancia en la gé- de ellas, un planteamiento muy alejado al que realizará Luis Vives,
nesis de la enfermedad mental y su tratamiento. Esquirol, en su poco preocupado por su clasificación.
libro sobre las pasiones (1805), hace una curiosa afirmación: Descartes señala que el número de emociones (pasiones) es
«Una nación rival y celosa guardó en secreto durante mucho indefinido y la misión del filósofo está en enumerar (dénombre-
tiempo atribuyéndose el mérito de un descubrimiento que no le ment) las principales, que reduce a seis, siendo las otras especies
correspondía, pues lo que los doctores ingleses habían guardado de ellas.
en secreto, el profesor Pinel lo publicó en su Tratado de la enaje- La aportación de Descartes al conocimiento de las emocio-
nación mental». nes es notable y dio expresión filosófica a las ricas representacio-
Pero lo cierto es que, en contra de esta opinión de Esquirol, nes de las emociones humanas, que ayudaron a hacer posibles las
los ingleses antes que Pinel habían analizado en profundidad esta obras de Racine, Molière y, especialmente, Corneille.
cuestión, aunque la realidad es que la historia de las pasiones y su Por su parte, Spinoza sigue bastante al pie de la letra, al Perí
significado en la enfermedad psíquica es antiquísima y hay que Panthón del seudoandrónico, pero quizás interesa citar su idea de
referirse a los griegos, y singularmente a los estoicos, y a autores que la vida emocional está dominada por el deseo, que es «la
latinos, especialmente Cicerón, en Tusculanas. esencia misma del hombre», lo que algún autor ve como antece-
Así, Zenón de Citium, fundador del pensamiento estoico, dente de Freud, o bien por la alegría —un aumento de la perfec-
del cual ha bebido especialmente Cicerón y que también había ción humana— o por la tristeza —su disminución— y cree que la
sido adecuadamente valorado por Pinel y Esquirol, cuya lectura tristeza, caracterizada por el miedo, la compasión, el desprecio y
habían recomendado a los psiquiatras, en su estudio de las pasio- la humildad, debe ser interpretada como una forma del dolor;
nes consideró que eran cuatro las fundamentales, cuyos nombres este último decía literalmente que era «una pasión del alma» (H.
recogió 600 años más tarde, a finales del siglo IV, el obispo Ne- Wolson).
mesios de Emea, en su obra De Natura Hominis, la cual influyó en Aunque influido especialmente por Santo Tomás y Descartes,
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la Escolástica y en general en todo el pensamiento teológico y mé- Vives ofrece una aportación novedosa de las emociones. En con-
dico de la Edad Media. Estos términos eran voluptate, libido, metu tra de los planteamientos anteriores, en los que todos los autores
y aegritudo, pasiones que a su vez se dividían en varios géneros. aceptan un pequeño número de emociones como fundamentales,
En esta línea hay que citar a San Juan Damasceno (676-749) y en De Anima et Vita se niega a especular sobre si las emociones
su obra fundamental, De Fide Ortodoxa, que tuvo una gran in- son genéricas y primitivas, pero si atendemos a la ordenación de
fluencia en los médicos renancentistas que a través de ella recibie- los capítulos advertimos cierta clasificación de las emociones
ron la enseñanza de los estoicos. más importantes, y en general Vives, en su obra, rinde un tributo

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considerable a la tradición. Pero ahora nos interesa decir que De dio de ellas se usaban dos tipos opuestos, bien el consuelo, la dul-
anima et vita (1538) es, de hecho, un análisis de las emociones zura o, por el contrario, la dureza y la represión, pero Esquirol
como «agentes de enfermedad y también como solución a las propone conmocionar al enfermo por medio de una sacudida (se-
mismas» (J. V. Noriega, 1990). conse). Decía: «las pasiones deben servir para el tratamiento de las
Basten estas breves líneas para destacar la significación de las pasiones», con lo cual lo que se pretende es provocar una crisis
pasiones en la consideración de la psicología humana y en la gé- moral, algo análogo a la crisis física clásica: «los consejos, razo-
nesis de la enfermedad. Pero fue en Inglaterra en donde se anali- namientos, consuelos, etc., pueden ayudar a curar, pero sólo la
zó mejor esta última cuestión y se estudió su significación en la crisis moral lo consigue», y Esquirol señala que no puede pensar-
patogenia y terapéutica de la locura. se en una curación sólida si no va precedida de una conmoción.
Hay que señalar, en primer lugar, que era habitual en la ter- Poco a poco Esquirol irá alejándose del significado de las pa-
minología de los autores ingleses del siglo XVII referirse a la histe- siones en la génesis del enfermar mental y orientará sus plantea-
ria como the hysterical passions (E. Maynwaring, 1626-1699; T. mientos a verlo como enfermedad cerebral, lo cual se advierte en
Willis, 1621-1675; T. Sydenham, 1624-1688; etc.), y hay que des- el cambio del título de su obra principal, y así, frente a la ante-
tacar que Sydenham, creador de la medicina moderna y uno de rior, en la que se refiere a «alienación mental», ahora habla sobre
los analistas fundamentales de la histeria, estudia en profundidad las «enfermedades mentales» (Des maladies mentales consideréss
el significado de las pasiones en la génesis de esta enfermedad. sous les rapport). La enfermedad mental es ahora más claramente
En este siglo, algunos autores están especialmente interesados enfermedad corporal y se localiza en el cerebro.
en este tema, concretamente Walter Charleton (1619-1707), en Esquirol piensa que en los locos el estado de la mente es nor-
cuyo libro Two discurses. I.- Concerning the different wits of men. mal, pero hay fracaso en la atención, que es demasiado débil en la
II.- Of the mysterie of witners (1969), se adelantó a la tesis freno- manía y fija en la monomanía, que es el término que crea y utiliza
lógica de Gall, se refirió a la posible localización cerebral del «sen- para caracterizar las «locuras parciales», y esta alteración de la
tido moral» y habló de la naturaleza de los afectos o pasiones y su atención es válida para la imaginación, pero también para el afec-
influencia en la enfermedad. to y la conducta. Y siguiendo lo anterior, dividió las monomanías
Destacar también en el siglo XVII Thomas Tryon (1637-1703), en tres tipos: monomanías intelectuales, afectivas e instintivas.
a quien ya nos hemos referido al comentar los planteamientos in- La monomanía intelectual está caracterizada por surgir des-
gleses, quien señaló que la locura y frenesí (madness and phren- de un «principio falso», y con el tiempo, y especialmente por la
sie), generalmente y para la mayoría de los trastornos, proceden crítica de J. Falret, dará lugar al importante capítulo de los deli-
de varias pasiones e inclinaciones, como amor, odio, tristeza, etc., rios crónicos, cuyo estudio constituyó una de las aportaciones más
las cuales actúan, detienen, violentan o deterioran los cinco senti- notables de la psiquiatría francesa. La monomanía afectiva o ma-
dos del alma. Finalmente debemos citar a A. Crichton (1763- nie raisonante se caracteriza por la presencia de una perturbación
1856) posiblemente uno de los autores más significativos en la de la conducta en un sujeto que razona, y en la monomanía ins-
constitución de la psiquiatría inglesa, en cuya obra An Inquiry tintiva se evidencia más claramente el fracaso de la voluntad. Es-
into the Nature and origin of mental derangement (1798) se refiere tos dos últimos cuadros englobarán la manie sans délire de Pinel
a las pasiones como causa de la locura y que fue comentada muy y la moral insanity de Prichard.
elogiosamente por Pinel en su famoso Tratado de la manía, como Pero la significación y la necesidad de controlar la enferme-
ya hemos señalado, en especial por cuanto Crichton analiza esta dad por medio de la pedagogía y férreo control de las pasiones se
cuestión como hecho natural alejado de toda interpretación ética, reconoce en el último rasgo esencial que habíamos citado, la or-
una idea que siguió fielmente Pinel en la interpretación de la Ma- ganización de la institución nosocomial, un aspecto que analiza-
nie sans dèlire. mos en el apartado dedicado a la historia de la asistencia psiquia-
El planteamiento de Pinel y Esquirol es original en el análisis tría. Sólo diremos ahora que la idea fundamental fue no marginar
de las pasiones. Pinel se refirió al tema por primera vez en Noso- a los locos, y que a ellos llegarán también los logros de la revolu-
graphie philosophique (1798) y luego en su Tratado de la manía en ción, lo que se conseguirá sobre todo por medio de la cura moral,
1801 y en 1809, y del mismo modo que Esquirol, se basa como es decir, el intento de modificar la conducta del enfermo, lo que se
hemos señalado en los puntos de vista de Aristóteles y los estoi- conseguirá con «dulzura y firmeza», y ello no sólo con el trata-
cos, pero especialmente en los de Cicerón en Tusculanas III y IV. miento individual sino también con las normas de la institución
En el estudio de las pasiones, Esquirol mostró una penetra- que cuidadosamente elaboraron Pinel y Pussin.
ción y finura psicológica singular y constató que el yo es un per- ı
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

sonaje observador de su propia pasión y es extraño a sí mismo en ı


este proceso, tal como han observado Gauchet y Swain (1980), lo la psiquiatría en la segunda mitad del siglo XIX
cual le condujo al tema central de la «filosofía moral»: la capaci- ı
dad de vencerse a sí mismo y de dominar las propias pasiones. Demostrada la debilidad del «método empírico», tal como
La «cura moral» —decimos— tenía por objetivo eliminar y había sido formulado por Pinel, en la segunda mitad del siglo XIX
contrarrestar las pasiones, y para ello usaba numerosas tretas: empiezan a utilizarse otros criterios para la conceptualización y
procedimientos racionales, distracción, música, etc., y por me- ordenación de los cuadros psicopatológicos.

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/c1/ Historia de la psiquiatría
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A pesar de que persiste la noción de psicosis única, empieza a impresiones que le son transmitidas… los individuos con demen-
observarse la introducción de una serie de criterios nuevos, por lo cia no son susceptibles de una atención suficientemente fuerte…
que de hecho, aunque no se formule muy claramente, empieza a el órgano del pensamiento no tiene suficiente energía y está priva-
reconocerse la existencia de entidades diferentes, lo cual se for- do del tono necesario para la integridad de sus funciones».
mulará de un modo claro a finales del siglo XIX con los plantea- Esta interpretación «dinámica» pasó desapercibida porque se
mientos de Kahlbaum y Kraepelin. Estos criterios fueron princi- impuso el planteamiento de su discípulo Georget (1820), que
palmente la aplicación del método anatomoclínico y la valoración había señalado que la demencia era un trastorno crónico del cere-
del curso de la enfermedad, y junto a ellos la creación del concepto bro de origen orgánico, una tesis que adquirirá consistencia y ri-
de degeneración de Morel, que tuvo una enorme repercusión. gor científico cuando se imponga la mentalidad anatomoclínica a
partir de la descripción de Bayle (1822) de la parálisis general pro-
gresiva.
introducción del modelo anatomoclínico.
Georget corrigió la nosología de Esquirol y abandonó la idea
Investigación sobre demencias
de demencia aguda, que sustituyó por la de stupidité, un término
El término demencia, del latín dementia, alude a «falta de ra- que ya había sido utilizado por otros autores, como T. Willis
zón» y desde muy antiguo se utilizó como sinónimo de «loco» (1684), aunque en general se empleaba para referirse a los trastor-
en el lenguaje no médico, frecuentemente referido en textos lite- nos intelectuales ligados a la senilidad.
rarios y jurídicos, en especial en los siglos XVIII y XIX, cuando se in- Georget había señalado que la stupidité se refería a un tras-
cluye en las legislaciones europeas, sobre todo a partir del Códi- torno en general pasajero consistente en una falta accidental de las
go napoleónico de 1805. manifestaciones del pensamiento, «sea que el enfermo no tenga
Para designar las condiciones patológicas que hoy se deno- ideas, sea que no las pueda pensar», un concepto que fue seguido
minan demencias durante mucho tiempo se emplearon otros por otros autores, como Etoc-Demazy (1833).
términos, como amencia, fatuidad, estupidez, idiocia, etc., que se La noción de stupidité tuvo dos destinos. De un lado es el ori-
referían a trastornos intelectuales, alteraciones de conducta y gen de la confusión mental, un cuadro magistralmente descrito
perturbación en las relaciones sociales. por Chaslin en 1895, lo que sin duda constituyó una de las apor-
Pero la utilización del término demencia en el sentido actual taciones más notables de la psiquiatría francesa del siglo XIX, con-
como trastorno crónico que afecta fundamentalmente a las fun- cepto que, en general, se corresponde con la noción de «formas
ciones cognitivas y es consecuencia de lesiones orgánicas del cere- de reacción exógena» (die exogene Reacktion Typus) de Bonhoeffer
bro es relativamente tardío en la historia de la medicina, y de he- (1917) y que hoy se cita como delirium en los manuales diagnós-
cho aparece con las primeras concepciones elaboradas por Pinel y ticos más usuales, como la Clasificación Internacional de Enfer-
Esquirol. medades, 10.a edición (CIE-10) y el Manual diagnóstico y estadís-
Esquirol había escrito (1814) que la «demencia es una afección tico de los trastornos mentales, 4.a edición (DSM-IV).
ordinariamente sin fiebre y crónica, caracterizada por debilita- El segundo desarrollo es el origen de lo que hoy se conoce con
miento de la sensibilidad, la inteligencia y la voluntad, con inco- el término inadecuado de seudodemencia (Barcia, 1990). Baillar-
herencia de ideas, defecto de la espontaneidad intelectual y moral, ger (1843, 1854) había pensado que los pacientes con stupidité de
y tales son los signos de esta afección. El hombre que está en la hecho eran melancólicos, y dada la poderosa influencia de este
demencia ha perdido la facultad de percibir convenientemente los autor, prosperó la tesis de la melancolía con estupor, que así llamó
objetos, captar sus relaciones, comparar, preservar el recuerdo a este cuadro y que presentaba problemas diagnósticos con las de-
por completo, de lo que resulta la imposibilidad de razonar con mencias.
éxito», y más adelante añade que «los alienados con demencia ca- Este punto de vista fue defendido por Griesinger (1861)
recen de deseos, aversiones, odios ni ternura, están con la mayor (fig. 1-6), autor fundamental en la constitución de la psiquiatría
indiferencia respecto a los objetos que eran más queridos; ven a en Alemania, quien escribió que «la melancolía con estupor no
sus parientes y amigos sin gusto y se separan de ellos sin temor». tiene únicamente una alta importancia teórica a causa de los sín-
En esta espléndida descripción de los dementes de Esquirol tomas psíquicos muy marcados y lesiones características del cere-
no se cita solamente el trastorno cognitivo que con el tiempo se bro que existen en algunos casos, sino también debido a que se
fue alzaprimando hasta casi ser el único descriptor del cuadro, confunde con frecuencia y fácilmente con la demencia, lo que
sino que se destaca también el significado de los trastornos afec- puede llevar a graves errores en relación con el diagnóstico y el
tivos y conductuales hoy, de nuevo, en primer plano. tratamiento, por lo que tiene un gran interés práctico». Esta si-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

Por lo que se refiere a la interpretación de este cuadro, Esqui- tuación se plantea también en el momento actual, especialmente
rol se aleja de los planteamientos lesionales que caracterizarán los a partir de la reintroducción del término de seudodemencia por
estudios posteriores de las demencias, y se refiere a la existencia Kiloh (1961).
de una insuficiencia energética del cerebro, y así escribe que «las Aunque muchos autores defendieron con posterioridad la
impresiones son demasiado débiles, como también están dismi- existencia de la melancolía con estupor, la mayoría mantuvo la
nuidas la sensibilidad de los órganos de transmisión... y el cerebro, existencia de esta forma como independiente de la stupidité (De-
él mismo, carece de la suficiente fuerza para percibir y retener las lasiauve, 1861; Dagonet, 1972; Barcia Caballero, 1901).

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D. Barcia Salorio
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A partir de esta fecha la demencia será entendida como enfer-


medad, y será caracterizada a partir de los hallazgos anatomopa-
tológicos, los cuales irán dando nombre a los diferentes cuadros.
Esta manera de entender el proceso ha durado hasta la década de
1970, en que por una serie de circunstancias empieza la demencia
a ser entendida no como enfermedad sino como síndrome, conse-
cuencia de una serie de enfermedades, prácticamente todas las
que de modo crónico afectan al cerebro, y así es como se entiende
en la actualidad (Barcia, 2001).
En 1822, A. L. Bayle publica su famosa tesis de París, Recher-
ches sur l’arachnite chronique como cause de l’alienation mentale,
estudio que completa más tarde en 1826, en donde expone los re-
sultados obtenidos por el estudio anatomopatológico de seis ca-
sos de una variedad clínica denominada «demencia paralítica»,
cuadro que habían observado otros autores con anterioridad, ca-
racterizado por síntomas mentales que evolucionaban hacia la de-
mencia y se complicaban con parálisis.
La mayoría de los analistas de la obra de Bayle tratan de en-
contrar antecedentes a su descripción, pero hay que señalar que lo
importante y decisivo de su estudio no fue referirse a la asociación
de parálisis y demencia, sino haber señalado que ambos cuadros
eran la expresión de un mismo proceso de inflamación meníngea,
que se caracterizaba por engrosamiento y compresión del cerebro
debido a derrame seroso. Tal como en su día señalaron Christian
y Ritti (1886), «sólo forzando las analogías pueden aplicarse a la
/figura1-6/ parálisis general (de Bayle) ciertas analogías y descripciones he-
W. Griesinger (1817-1869), autor decisivo
chas en los escritos anteriores».
en la elaboración de la psiquiatría alemana
En el siglo XVIII estaba establecido en Francia e Inglaterra que
la melancolía cuando se cronificaba podía tener dos cursos: de-
mencia, o lo que se llamó «fatuidad», que era un delirio de gran-
deza, y debilitamiento en la capacidad de razonar, que podía en
Georget mantuvo el término de demencias crónicas que había ocasiones asociarse a parálisis mas o menos completa.
introducido Esquirol, y en ellas distinguió las demencias orgánicas o El propio Bayle, sobre todo en la monografía de 1826, cita
primitivas, llamadas así debido a que el trastorno mental era expre- una serie de autores que habían observado hechos parecidos a
sión directa del daño cerebral, y las demencias vesánicas o secunda- los que acabamos de referir, es decir, asociación de demencia
rias, que eran la expresión final de la evolución de otras enfermeda- con delirio de grandeza y parálisis, y se refiere concretamente a
des mentales, singularmente la manía, tal como se entendía en esa Bonet, Morgagni, Meckel, Willis y Chiarugi, aunque señala que
época, y que serán el origen de la demencia precoz de Kraepelin. sus datos debían tomarse con reserva.
Pero en la elaboración de esta última, como veremos más De todos estos autores fue a Meckel a quien analiza con ma-
adelante, aparte de otras influencias hay que citar principalmente yor atención, y le dedica seis páginas en el trabajo de 1826. Co-
a Kahlbaum, referir algunos cuadros descritos por Griesinger, menta que este autor ya en 1740 había comunicado 15 casos en los
como la «demencia agitada» (Verwirrtheit) y los «estados de debi- que se habían encontrado inflamaciones de las meninges, más o
litamiento intelectual» secundarios a los delirios, cuya termina- menos graves, y en algunos casos observó asociación clínica de
ción calificó, siguiendo a Neuman, como de «curación con defec- demencia y parálisis.
to» (Heilung mit Defekt). Curiosamente, Bayle no cita a Haslam, el famoso boticario de
La distinción de estas dos formas de demencia fue aclarando Bedlam, que hizo notables estudios sobre la locura, autor bien co-
los hechos, pero la noción de demencia orgánica se establece de- nocido por Pinel, a quien se refiere elogiosamente en su Tratado
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finitivamente con la introducción del «pensamiento anatomoclí- de la manía, el cual en 1798 había publicado una obra, Observa-
nico» en psiquiatría como fundamento del enfermar mental, lo tions of the madness, donde refiere la frecuente asociación de pa-
que ocurre a partir del trabajo de Bayle al describir la parálisis ge- rálisis y demencia y hace precisiones que se confirmaron poste-
neral progresiva (1822) como «trastorno mental» expresión de riormente, como las alteraciones de la pupila, pero especialmente
una lesión, concretamente la inflamación de las meninges, quien describe el curso de la enfermedad: trastorno de la palabra y de la
no ve meramente la parálisis como complicación de la locura, marcha, delirio y terminación con demencia y parálisis, un hecho
como habían señalado sus antecesores. que caracterizó la investigación francesa posterior.

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Sin embargo, aunque lo anterior sea cierto, repetimos que lo modo cuidadoso y con gran precisión, tanto por lo que se refiere
importante de la obra de Bayle no fue haber señalado la asocia- a los datos clínicos como respecto al estudio anatomopatológico.
ción de demencia y parálisis, sino mostrar que ambos síntomas El cuadro clínico lo completó especialmente en su monografía
son expresión de un mismo daño cerebral: la inflamación crónica de 1826, sobre todo respecto al análisis de las formas delirantes.
de las meninges, con lo cual se inicia en psiquiatría el pensamien- Bayle sólo percibe una inflamación crónica de las meninges
to anatomoclínico en la caracterización de las enfermedades (arachnitis) y sospecha la existencia de una «afección sintomáti-
mentales. ca», una phrenitis chronique, que distingue radicalmente de la fo-
En la Baja Edad Media y en el siglo XV la reiteración de las lie idiopatique. Pero la intuición genial del autor está en concluir
autopsias de cadáveres humanos condujo al descubrimiento de —frente a la tesis dualista de Esquirol— que la parálisis no es
anomalías o lesiones mórbidas en el interior de los cuerpos dise- una complicación de la locura, sino que el cuadro descrito es una
cados, y ello despertó en los médicos el afán intelectual de poner- verdadera «alienación mental», que llama arachnitis chronique.
los en relación con la dolencia de que había sucumbido el difun- De este modo se introduce, como decíamos, el método anatomo-
to, a fin de conocer con más seguridad su causa contingente y su clínico en psiquiatría, que a pesar de los esfuerzos de los psiquia-
patogenia. De este afán va a surgir una de las vías más fecundas tras sólo dará frutos positivos en el campo de las demencias.
para la concreción de la medicina en verdadera ciencia, el «méto- Poco después, Calmeil (1921) se ocupará del tema y profun-
do anatomoclínico». dizará en el estudio, en el sentido de pasar de las meninges al aná-
Pero en la historia de este planteamiento se reconocen tres ac- lisis del cerebro. Si bien al principio mantuvo aún la tesis dualista
titudes, que se han sucedido históricamente: en la primera la alte- de Esquirol, corrigió esta postura y hace notables aportaciones clí-
ración encontrada es un hallazgo de autopsia que completa la nicas y anatomopatológicas. En 1926, Calmeil señaló como sus-
descripción de la enfermedad; en la segunda es la clave del diag- trato de esta enfermedad la «periencefalitis difusa crónica», deno-
nóstico, en la tercera es el fundamento de todo el saber clínico y minación que se utilizaría durante muchos años indistintamente
aun de toda la patología. La historia de los sucesivos momentos con la de parálisis general progresiva.
de este modelo es compleja, y no es éste el lugar adecuado para La tesis unicista de Bayle fue criticada por Baillarger, quien
analizarlos. Sólo diremos que la tercera actitud, creadora del mo- mantuvo una nueva tesis dualista, ya que pensaba que habría una
delo anatomoclínico, se inicia con I. F. Albertini (1662-1738), que demencia paralítica y una locura paralítica, es decir, un cuadro bá-
significó el «giro copernicano de la lesión anatómica», ya que sicamente deteriorante y otro caracterizado por delirio. Los he-
ésta se convertirá en el centro de los síntomas, lo que da nombre chos en los que se fundaba Baillarger parecían exactos, ya que no
a la especie morbosa. era raro observar delirios expansivos sin demencia y parálisis,
En esta racionalización del empirismo anatomopatológico pero este autor no había advertido que los delirios paralíticos eran
que ahora se inicia intervendrán numerosos autores que irán fases de un proceso de larga duración, y a pesar de las numerosas
marcando el camino hasta llegar a la propuesta de M. F. X. Bi- observaciones contrarias mantuvo esta tesis hasta el final de su
chat (1771-1801), quien —recordémoslo— era discípulo de Pi- vida.
nel, basada en la noción de «tejido» que marca, junto al posterior Entre los años 1856 y 1886 se produce una considerable in-
desarrollo de la teoría celular, elaborada especialmente por R.Vir- vestigación para caracterizar anatomopatológicamente la parálisis
chow (1821-1902), la creación del modelo anatomoclínico que general progresiva (Rokitanski, 1856; Magnan, 1867; Wetphal,
desarrollarán los clínicos franceses J. N. Corvisart (1755-1821), 1868, etc.), y durante un tiempo pasó de ser considerada una
G. L. Bayle (1774-1816), tío del descriptor de la parálisis general arachnitis, es decir, una meningitis crónica primitiva de natura-
progresiva, y fundamentalmente Lännec (1781-1826). Es dentro de leza inflamatoria, ser considerada una enfermedad vascular, aun-
este movimiento donde debe situarse la obra de A. L. Bayle, y que posteriormente se reconoció el carácter inflamatorio de ori-
ésta es la razón de que sea fundamental en la historia de la psi- gen luético que habían sospechado en 1857 Esmarch y Jessen y,
quiatría, porque marca el inicio de la introducción, idénticamen- posteriormente, Jaspersen en 1874, pero especialmente Four-
te al resto de la medicina, del pensamiento anatomoclínico. nier, quien aportó en su magnífico trabajo de 1879 una enorme
Una vez descrita la parálisis general progresiva desde las ca- cantidad de datos. La tesis del origen sifilítico quedó plenamente
racterísticas de la lesión, la discusión anatomopatológica de este demostrada en 1913, cuando Nogouchi y Jahnel encontraron es-
proceso irá dando lugar a la descripción de otras formas de de- piroquetas en los cerebros de los enfermos con parálisis general
mencia, y por esta razón la obra de Bayle tiene un lugar decisivo progresiva. En la caracterización de la enfermad hay que señalar la
en la historia de la psiquiatría y no sólo en la de las demencias, aportación fundamental de Alzheimer desde el punto de vista
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aunque sea aquí donde el método anatomoclínico ha dado sus anatomopatológico (1898).
mejores frutos, ya que inaugura un nuevo camino, el de la psi- En 1891, Klippel había publicado un artículo titulado Classi-
quiatría biológica, que se aleja de la «psiquiatría moral», es decir fication histologique des paralyses generales, tema que trata de nue-
psicogenética, que habían introducido Pinel y Esquirol. vo al año siguiente y que completará en su monografía de 1898,
Bayle, bajo la dirección de Royer-Collard en el Servicio de en la que establece la existencia de tres formas: parálisis general
Psiquiatría de Chareton, estudia solamente seis casos, con la ayu- verdadera, con lesiones inflamatorias, tipo Bayle; parálisis general
da de un doctor desconocido, Robert-Roche, pero lo hace de un artrítica, con mezcla de lesiones vasculares e inflamatorias, y pa-

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rálisis general exclusivamente de origen vascular. De este modo,


quedó confirmada plenamente la existencia de una forma de de-
mencia de origen arteriosclerótico exclusivamente, enriquecida
por la aportación de O. Binswanger, quien en 1894 publicó un ar-
tículo sobre la encefalopatía subcortical posterior que desde en-
tonces lleva su nombre.
En 1898, Alzheimer sostiene que la arteriosclerosis no es el
único factor causal de las demencias, tema al que volverá en 1902
y tesis que también defienden Klippel y Lhermite (1905), y este
conjunto de trabajos ofrecen un adecuado marco sobre la noso-
logía de las demencias vasculares que analizó espléndidamente
Leri en 1906 y que fue aceptada durante bastante tiempo (Trenel,
1926). Así se distinguen:

1. Destrucción cortical senil de Alzheimer, asociada a de-


mencia senil verdadera, en la que aparecen focos de re-
blandecimiento, pero con desarrollo lento de los síntomas.
2. Encefalopatía subcortical crónica de Binswanger, que en
el futuro se conocerá con este nombre.
3. Demencia arteriosclerótica de Binswanger, con marcadas
lesiones en la sustancia blanca y los pequeños vasos corti-
cales. Puede asociarse a características de la arterioscle-
rosis, y entonces recibe el nombre de atrofia cerebral ar-
teriosclerótica de Binswanger o degeneración progresiva
grave de Alzheimer.

La demencia senil que empezaba a ser bien conocida a finales


del siglo XIX es perfectamente caracaterizada por Alzheimer en
1911 sobre la base de la existencia de placas seniles que en 1892
habían descrito Marinesco y Block y, posteriormente, en 1898, es-
tudiado cuidadosamente Redlich y Fischer.
/figura1-7/
A finales de siglo, Kahlbaum había descrito, bajo el nombre
Alois Alzheimer (1864-1915)
de presbiofrenia o locura de los viejos (para oponerlo al término
de hebefrenia o locura de los jóvenes, un cuadro que había des-
crito Haecker), un cuadro caracterizado por amnesia, desorienta-
ción, falsos reconocimientos y confabulaciones. edad y en las características clínicas, especialmente la aparición de
Durante un tiempo se discutió su independencia nosológica un síndrome afasoapráxico y agnósico, por lo que Alzheimer lo
sobre la base de la sintomatología y porque Fischer creía haber publicó sin diagnóstico.
descrito la especificidad de las lesiones histopatológicas (sphero- Muy pronto, en 1907, Kraepelin propone el nombre de enfer-
triquia cerebri multiplex), pero Kraepelin señaló que se trataba de medad de Azheimer, con el que desde entonces se conoce. Con
una forma juvenil de la demencia senil, tesis que mantuvieron posterioridad se hacen observaciones análogas, especialmente
posteriormente la mayoría de los autores, con lo que quedó ple- por parte de autores italianos (Bonfiglio, 1908 y sobre todo Peru-
namente caracterizada la presbiofrenia, aunque el tema es com- sini, 1909), y queremos destacar las de Rodríguez Lafora de 1911
plejo y hay razones para aceptar la existencia de dos formas, si- y 1914.
guiendo la propuesta de Wernicke (1900): una, la auténtica pres- En su segunda publicación, R. Lafora, además de las lesiones
biofrenia, que al menos durante un tiempo cursa sin demencia- características, describe unas lesiones que llama «necrosis», que
ción, y otra antecedente de la demencia senil (Barcia, 1997). por sus características podrían interpretarse como «cuerpos de
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En 1907 Alzheimer (fig. 1-7) publica su famoso caso, que un Lewy» (García-Albea, 1998); además describe en las células pira-
año antes había presentado en la Conferencia de Psiquiatras Ale- midales grandes y medianas unas grandes vacuolas y propone el
manes del Sureste celebrada en Tubingia. Se trataba de una enfer- nombre de «degeneración vacuolar».
ma de 52 años que presentaba un grave cuadro demencial y que En 1910 Alzheimer estaba convencido de que la enfermedad
histológicamente se asemejaba claramente a la demencia senil, so- presenil era distinta de la arteriosclerosis y la demencia senil, pero
bre todo por la presencia de placas seniles y ovillos neurofibrila- Kraepelin, a pesar de haber propuesto el nombre de enfermedad
res, aunque en mayor proporción, pero que se diferenciaba en la de Alzheimer, escribe que «el significado de esta afección es toda-

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vía bastante incierto». Sin embargo, empieza a aceptarse la inde- 3. Demencias parenquimatosas, entre las que se incluían la
pendencia de esta enfermedad y en los cinco años siguientes a la demencia senil (y la presbiofrenia) y la demencia presenil
primera descripción se han realizado más de 50 observaciones de Alzheimer.
que confirman los puntos de vista de Alzheimer (Mahendra, 4. Demencia presenil de Pick, que desde la investigación de
1980). Ornari y Spatz se incluía entre las enfermedades del sis-
Durante un tiempo se discutió sobre lo correcto o no de la tema nervioso junto a la corea de Huntington, la esclero-
descripción de Alzheimer, pero recientemente se ha podido cons- sis lateral amiotrófica, etc.
tatar lo acertado de la misma por haberse encontrado la historia
original (Mauer y cols., 1997) y las preparaciones histopatológicas Naturalmente se conocían otras formas demenciantes, como
(Graber y cols., 1998). la seudosclerosis espástica de Creutzfeldt-Jakob, y se sabía que
Entre 1892 y 1904 Pick venía realizando estudios sobre la afa- otras etiologías podían dar lugar a graves defectos intelectuales,
sia, intentando precisar el sustrato lesional cerebral. Con este fin pero en general el término demencia era entendido clínicamente
publica una serie de casos que puede diagnosticar desde el punto más como una enfermedad que como síndrome, y básicamente se
de vista etiológico, excepto dos que por sus características no se correspondía a las cuatro que hemos citado.
corresponden a ninguna de las enfermedades aceptadas hasta
entonces.
caracterización de la enfermedad por el curso
Los primeros estudios histológicos de casos análogos los rea-
liza Alzheimer (1911), pero es incierta la naturaleza de esta en- El segundo criterio novedoso, como hemos señalado, fue el de
fermedad hasta que en 1926 Ornari y Spatz acuñan el término de analizar el curso de la enfermedad. De la consideración puramen-
enfermedad de Pick y proporcionan una base anatomopatológica te estática de la sintomatología clínica se pasó, también en la se-
precisa. Insisten en la topografía característica del proceso y de- gunda mitad del siglo XIX, a la consideración temporal, lo que dio
fienden la hipótesis heredodegenerativa, ya que observan que las lugar a las mejores y más brillantes descripciones de la escuela
lesiones afectan a las áreas filogenéticas más jóvenes y se respetan francesa. Sin habérselo propuesto, lo que la psiquiatría hizo fue
las de proyección. desarrollar el mismo programa que para la medicina había plantea-
A pesar de la precisión de estos conceptos y de que la escuela do Thomas Sydenham: describir las enfermedades atendiendo a
alemana (Gruntahl, Braumühl) confirma estos puntos de vista, las manifestaciones que inmediatamente ofrece el enfermo y pos-
en otros ambientes existe confusión, y así, por ejemplo, en Fran- teriormente caracterizarlas por el peculiar modo de evolucionar.
cia tiende a hablarse de demencias preseniles de Alzheimer-Pick. En la caracterización de las enfermedades mentales por el cur-
Como señalan Delay y Brion (1962), esta situación se debe a dos so destacan dos hechos: la idea de que la manía y la depresión
circunstancias: haberse conformado para establecer el diagnósti- pueden asociarse en un mismo proceso, y la descripción de una
co con los datos clínicos y neumoencefalográficos que, eviden- serie de cuadros que se reúnen bajo la denominación de delirios
temente, no discriminan adecuadamente una situación que en crónicos, sin duda una de las aportaciones mejores de la psiquia-
cierto modo se repite hoy, en ocasiones con la utilización de la tría francesa.
tomografía computarizada, y en segundo lugar por utilizar el tér- Respecto a la manía y la melancolía, J. P. Falret (1851) obser-
mino «atrofia frontal de Pick». vó la posibilidad de que ambos cuadros se presentaran alternati-
En relación con el primer hecho, la escuela alemana y espe- vamente y acuñó el término folie circulaire, pensando que existía
cialmente Ornari y Spatz han insistido en la necesidad de esta- la posibilidad de que un mismo paciente padeciera alternativa-
blecer los diagnósticos sobre la base de los estudios histopatológi- mente ambas entidades, tesis que fue corregida por Baillarger
cos. Respecto a la terminología debe hablarse de «demencia o (1854), quien pensó que se trataba no de la concurrencia de las
enfermedad de Pick», ya que «atrofia frontal de Pick» se presta a dos formas alternativamente, sino de un solo proceso que podía
confusión, debido a que la atrofia frontal es una de las formas de cursar con dos manifestaciones diferentes, por lo que propuso el
la demencia presenil de Pick, pero además este autor había des- nombre de folie a double forme, tesis que es el antecedente inme-
crito con el término de «atrofia frontal» casos pertenecientes a diato de la psicosis maníaco-depresiva de Kraepelin.
otras etiologías. Pero de hecho las dos posturas responden a dos modos de
En conclusión, al final de la década de 1940 el término de- considerar la relación entre la manía y la depresión, que tiene
mencia en general quedaba reservado para designar una serie de una larga historia. De un lado una serie de autores señalan que la
enfermedades, y básicamente se aceptaban cuatro: manía y la depresión pueden darse en un mismo paciente, lo cual
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puede llamarse historia de la psicosis circular, un término que an-


1. Parálisis general progresiva como modelo básico de etio- tes que J. Falret había utilizado K. Griesinger en 1848 (Kreislauf
logía luética, aunque se aceptaban formas de demencia Psychoses) y era habitual en la literatura inglesa del siglo XIX (cir-
sifilítica no paralítica. cular insanity).
2. Demencia arteriosclerótica, debida a lesiones vasculares En esta línea tenemos que citar como antecedente a Areteo de
exclusivamente. Se habían descrito ciertas formas clíni- Capadocia, a quien ya nos hemos referido, pero la asociación fue
cas, entre las que destaca la encefalopatía de Binswanger. referida por muchos autores en los siglos XVI al XVIII. Por ejemplo,

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Andrés Velázquez, médico español, publicó en 1585 una obra titu- La otra aportación fundamental de la nosología francesa se
lada Libro de la melancolía, en el que afirma que «manía y melanco- refiere a la caracterización y aislamiento de los delirios crónicos.
lía sólo difieren como quiere la común escuela de los médicos en En la primera mitad del siglo XIX el tema nosográfico y con-
más o en menos», una opinión que prácticamente repiten autores ceptual de los delirios quedaba en establecer si se trataban de un
tan significativos como T. Willis en De anima brutoum (1676) y trastorno total de todo el psiquismo, como había planteado Pinel,
Robert Burton en su famosa The Anatomy of Melancholy (1621), y ya o bien debían distinguirse delirios parciales, en esto de acuerdo
en pleno siglo XVIII F. Hoffmann en Fundament medicinae (1720). con Esquirol, diferenciándose por la función aislada perturbada.
La otra línea de pensamiento puede llamarse historia del tras- Aquí destaca la concepción de Esquirol de la lipemanía, término
torno bipolar, atendiendo al término utilizado hoy en los manuales que propuso para diferenciarla de la melancolía, centrada en un
al uso (DSM-IV y CIE-10). Aquí se acepta la propuesta de Bailla- delirio triste montado sobre los afectos. Se describen entonces
ger de que no hay meramente asociación de ambos cuadros, sino una serie de cuadros como le delir de toucher y la kleptomanía,
que se trata de una sola enfermedad con dos modos de manifesta- aunque hay una cierta propensión en ocuparse especialmente del
ción: la manía y la melancolía. Baillarger escribió: «la consecuencia delirio de persecución.
de este punto de vista es que estos ataques no pertenecen propia- En la segunda mitad del siglo XIX cambia la situación a partir
mente ni a la melancolía ni a la manía, sino que constituyen una de la descripción por Laségue, en 1854, del delirio de evolución
clase especial de alteración mental caracterizada por la existencia progresiva, en la que, primero con Falret y luego con Foville, es-
regular de dos períodos, uno de excitación y otro de depresión», tablece una evolución del cuadro en cuatro fases, en las que los
con lo cual casi repite las mismas palabras que Angres Piquer, au- síntomas varían de unas fases a otras, lo cual se opone a la no-
téntico descriptor de esta dolencia, que Baillarger había llamado ción de monomanía. Estas fases son: fase de interpretación, fase
folie a double forme y Kraepelin «psicosis maníaco-depresiva». de las alucinaciones del oído, trastorno de la sensibilidad general
Piquer (1711-1772) (v. fig. 1-2) es indudablemente uno de los y fase de delirio autonómico. Pero en la concepción de estos au-
médicos más destacados de la historia de la medicina española, al tores interesa destacar que la cronicidad empieza a ser considera-
punto de que el historiador Ullesperger, en su Historia de la medi- da un hecho clínico esencial para caracterizar al delirio. También
cina española (1871), se refiere a él como el «Hipócrates español» y importa que Laségue y Foville señalan que el cuadro que descri-
señala que después de Francisco Valles y Luis Mercado es la «má- ben no es la única forma crónica pero sí la más típica, y a su lado
xima celebridad de España». En su obra Discurso sobre la enferme- se deben situar otras formas que empiezan a describirse: el delirio
dad del Rey nuestro señor Fernando VI (1754), pero especialmente de persecución de Legrand du Saulle, al que nos habíamos referi-
en Praxis medicae ad usum Scholae Valentinae (1764-1766), descri- do; el delirio de grandeza de Desonet y el delirio de celos de Bon-
be con el nombre de afecto melancólico-maníaco la asociación de barde.
ambos cuadros, manía y melancolía, como una sola enfermedad. Algo más tarde, bajo las concepciones de Morel, Magnan rea-
Piquer comenta la opinión de muchos autores anteriores a liza un profundo estudio de los delirios y destaca la necesidad de
él, como Areteo de Capadocia y Hoffman, y señala que ellos ha- estudiarlos longitudinalmente, atendiendo al curso, lo que le per-
bían apreciado la posibilidad de que manía y melancolía pudieran mitió ordenar estos cuadros, y así escribe en 1895: «la noción de
asociarse en un mismo enfermo, pero sin advertir que verdade- monomanía fue necesaria, pero los autores que la desarrollaron
ramente constituyen una sola enfermedad. En Paxis medicae es- erraron muchas veces fijándose más en el aspecto exterior del en-
cribió: «Melancolía y manía son dos términos que designan una fermo y su manera de ser que en la patogenia y la evolución de la
sola enfermedad, acompañada de diversos afectos de ánimo, pues enfermedad».
cuando la mente enferma es conmovida por el temor y la tristeza Magnan retoma el cuadro de Laségue y Falret y le llama deli-
le llamamos melancólico al enfermo, y cuando lo es por el furor rio crónico de evolución sistemática, destacando una serie de he-
y audacia maníaco, sin embargo la misma enfermedad afecta las chos clínicos como su tendencia a la evolución hacia la demencia,
mismas partes, supone el mismo vicio preternatural y, con vicisi- y mantiene las cuatro fases descritas. No aporta clínicamente mu-
tudes alternantes, produce unas veces furor, otras temor con cho, pero interesa su planteamiento etiológico. Basándose en
daño de la razón. Por consiguiente, el afecto melancólico-manía- este plantemiento distingue de los delirios que acabamos de citar
co es una lesión de la mente, unas veces con temor otras con furor otros en los que el delirio es un epifenómeno de una lesión cere-
y audacia, frecuentemente sin fiebre, pero alguna vez se asocia a bral precisa, a la que se añaden otras circunstancias, fundamen-
una fiebre en modo alguno aguda sino leve». talmente su presencia en sujetos «frágiles» y predispuestos, es decir,
En la 5.a edición de su Tratado de 1896, Kraepelin propuso un degenerados, y en ellos distingue dos formas: las agudas, las bouf-
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esquema nosológico para las psicosis endógenas distinguiendo fés délirantes, a las que mas adelante nos referimos, y las crónicas,
dos grupos, uno que evoluciona de forma deteriorante, que agru- que llama delirios crónicos polimorfos.
pa enfermedades que en la 6.a edición, de 1899, llamará dementia Contrariamente a estos últimos, los pacientes que sufren deli-
precox, y otro no deteriorante, las locuras periódicas, que com- rio crónico de evolución sistemática no tiene un personalidad pa-
prenden la manía, la melancolía y la locura circular, que en la 7.a tológica, y también se diferencian por el modo del delirio: hay
edición de su tratado de psiquiatría denominará psicosis maníaco- cierta lógica en el delirio, al menos al comienzo, con temas relati-
depresiva. vamente comprensibles, mientas que en el delirio polimorfo son

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incoherentes. De este modo, entre los delirios crónicos Magnan tir de 1950 hay un resurgir de la noción de bouffée délirante debi-
distingue dos formas: delirios crónicos de evolución sistemática do al poderoso impulso de H. Ey, quien no sólo aportó excelentes
delirios crónicos polimorfos. análisis clínicos, sino que, basándose en su teoría órgano-dinámi-
Pero muchos autores se oponen a Magnan señalando que ha ca, ofreció una tesis sobre la «desintegración de la conciencia»
destacado lo que en realidad es excepcional y ve como frecuente que no solamente permite entender muchos de los mecanismos
lo que es raro, y se produce la descripción de una serie de cua- patogenéticos del cuadro clínico, sino que es el elemento integra-
dros ordenados no por los temas, sino por el «mecanismo» psico- dor que da unidad a la variedad de cuadros clínicos.
lógico. La descripción de Magnan fue recogida por Schröder en Ale-
Aquí hay que citar la psicosis alucinatoria crónica de Gilbert- mania y sirvió para la elaboración de las psicosis marginales de
Ballet, un cuadro en realidad descrito por Seglas en 1908 y dos Kleist, origen de las psicosis cicloides de Leonhard que comenta-
años más tarde por Dide y Gassiot. De hecho, Gilbert-Ballet no remos más adelante.
aportó hechos, pero insistió en su independencia, que además
opuso a las parafrenias de Kraepelin.
la tesis de la degeneración
Pero en esta fecha lo esencial se refiere al trabajo genial de
Cléranbault de las psicosis sobre la base del «automatismo men- Desde el punto de vista conceptual, fue la tesis de la degene-
tal» (1927). Aquí sustituye Cléranbault el término delirio por el ración de Morel la que representó la aportación de mayor éxito en
de psicosis, por no ser lo esencial la idea delirante, sino el meca- su época.
nismo. El cuadro se forma partiendo de «pequeños automatismos En 1857, J. B. Morel publica Traité des degenèrescences de l’es-
mentales» y el modo como el enfermo se enfrenta a ellos y se aco- pecie humaine, en donde desarrolla su famosa tesis, a la que vuel-
moda, con un trabajo inconsciente. ve en 1960 en su Traité des maladies méntales. Como decimos, el
También hay que citar otras formas, como las locuras razo- planteamiento de Morel tuvo una enorme popularidad y fue re-
nantes y delirios de interpretación de Serieux y Capgras (1909), el conocido en todo el mundo, pero no sólo entre los psiquiatras,
deliro de imaginación y el delirio de emotividad de Dupré (1925). sino entre todos los pensadores y muchos literatos. Un ejemplo lo
Pero, como hemos citado, Magnan había distinguido entre los representan las historias contenidas en los volúmenes que bajo el
degenerados, los delirios crónicos polimorfos y los delirios agu- término genérico Los Rougon Macquart escribió Emilio Zola
dos, que se centran en la noción de bouffées délirantes, que juzga- (1840-1903), o Los Buddenbrok de T. Mann (1875-1955).
mos fue una aportación fundamental. Las ideas fundamentales de la tesis de Morel pueden resumir-
Magnan parte de la noción de degeneración de Morel se señalando que las degeneraciones son desviaciones morbosas,
(1860), que fue reformulada por él (1893) y que más adelante co- de tipo primitivo, que pueden mejorarse por la educación, que
mentaremos. son consecuencia de muchas causas, físicas y morales, aunque en
Magnan, junto con su discípulo Legrain, describieron unas general están estrechamente relacionadas unas con otras (heren-
psicosis agudas que denominaron bouffées délirantes, caracteriza- cia, alcoholismo, mala educación, etc.) y que se traducen por es-
das por ser transitorias, parciales o generales y que aparecían sin tigmas físicos y mentales.
causa ocasional apreciable o a propósito de un incidente menor Entre las primeras podemos citar el rabougrissement (encani-
(emoción moral, puerperio, trastorno orgánico leve), las cuales jamiento, endeblez) de la especie, debilitamiento de las facultades
ordenaron en varios tipos. mentales y depravación de los sentimientos y de las valoraciones y
Esta doctrina de Magnan es importante porque contiene to- conductas morales, una idea que será desarrollada más tarde en
dos los elementos esenciales de las futuras psicosis cicloides y por- relación con las psicopatías, contenidas en la noción de «los de-
que fue el origen de los posteriores desarrollos de los autores fran- sequilibrados» de Dupré.
ceses y alemanes. Morel aplicó la noción de degeneración a numerosos cuadros
A comienzos del siglo XX la bouffée délirante englobó muchos psiquiátricos, y dividió las locuras hereditarias en cuatro grandes cla-
de los delirios que acabamos de citar de autores franceses que los ses, que además significan etapas del descenso progresivo en la esca-
habían aislado por el mecanismo: «psicosis alucinatorias agudas» la del «mal físico y mal moral», y precisamente este progresivo em-
(Gilbert-Ballet, 1922), «psicosis imaginativas esenciales» (Dupre peoramiento justifica el término degeneración. En la ordenación
y Logre, 1914), «estados interpretativos agudos curables» (Serieux de Morel se reconoce la tradición francesa de Pinel y Esquirol.
y Capgras, 1926), etc. En la primera clase destaca la exageración del temperamento
En Francia, una serie de psiquiatras siguieron los plantea- nervioso, que se corresponde a los «débiles nerviosos» de Sandras
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mientos de la escuela de Magnan, y aquí deben citarse las revisio- y las «neuropatías proteiformes» de Cerise, que en nuestra opi-
nes sistemáticas de Halberstad sobre las psicosis degenerativas nión son antecedentes del cuadro descrito por Dupré en 1909
agudas (1922) y los trabajos de Targowla (1926), Dublineau como «constitución emotiva». En ella incluye cuadros obsesivos,
(1932) y Benon (1936). ansiosos, irritables y el llamado «delirio emotivo», caracterizado
Después de un período de silencio que interpretamos en el por coexistencia de fobias y ansiedad.
sentido de que en este país se produjo cierta «crisis», al ir los au- En una segunda clase el desequilibrio es muy evidente, y se ca-
tores franceses asimilando los planteamientos de Kraepelin, a par- racteriza por excentricidades y perversiones sexuales; son «locos

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razonantes», en los que el grave trastorno conductual coincide francesa que estamos analizando. En primer lugar, hay que citar la
con la conservación de las facultades intelectuales. crítica a las tesis de la degeneración surgida en Francia especial-
Una tercera clase está caracterizada por «depravación moral», mente por J. Falret, que sufrieron un golpe decisivo a partir de la
en la que además hay dificultades en el aprendizaje y facilidad obra de Genil-Perrin (1913). En segundo término están los nue-
para los olvidos; son «maníacos secundarios» (incendiarios, de- vos planteamientos nosológicos alemanes a partir de la publica-
lincuentes, etc.) y pueden con el tiempo llegar a la demencia. ción de la 6.a edición del famoso Tratado de psiquiatría de Krae-
Finalmente, en una cuarta clase incluye Morel los graves tras- pelin (1899), y en buena parte también los desarrollos franceses
tornos intelectuales (imbecilidad e idiocia). sobre los delirios crónicos, todo lo cual mostró lo inadecuado de
La tesis de Morel fue reelaborada por Magnan. En su trabajo, los síndromes citados, y la mayoría empiezan a admitir los plan-
la idea de la degeneración tiene una importancia capital en la teamietos nosológicos de Kraepelin, que dominarán en psiquia-
mayoría de las patologías psiquiátricas, algunas de las cuales tra- tría hasta nuestros días.
tó con gran originalidad. ı
En 1895 publicó con su discípulo Legrain una obra titulada ı
Les Dégénerés, que en muchos aspectos es la continuación de la te- creación de la noción de enfermedad psíquica.
sis de Morel, pero se separa en algunos aspectos e importa espe- La obra de Kraepelin
cialmente por la ordenación nosológica y la hipótesis cerebralista ı
que explica los diferentes cuadros. En Alemania, el punto de vista de Pinel y Esquirol de consi-
Apartándose de cualquier referencia religiosa —como había derar la existencia de una sola alienación o locura que clínica-
hecho Morel—, Magnan y Lorrain realizan una interpretación de mente cursa con diferentes manifestaciones o «especies clínicas»
la teoría de la degeneración en el sentido de la existencia de una fue aceptada mayoritariamente por los psiquiatras contemporá-
regresión darwinista, pero también en ella hay que ver la influen- neos e inmediatamente posteriores.
cia de Spencer y de Jackson, contemporáneos de ellos. Con estas Así, por ejemplo, Griessinger (1817-1868), sin duda el psi-
bases establecen la existencia de un triple nivel neuropsicológico y quiatra alemán más influyente de su época, comienza su tratado
neuropatológico (un primer nivel cortical-intelectual; un segun- de 1845, Pathologie und Therapie des Psychischen Krankheiten,
do nivel ganglios de la base-sensitivo y un tercer nivel espinal) con dos afirmaciones: a) la locura no es, en sí misma, más que
del eje cefalorraquídeo y señalaron que en la degeneración existi- un síntoma, y b) este síntoma no puede ser formado más que por
ría una perturbación del equilibrio funcional, de ahí la creación una afección del cerebro.
del término desequilibrados para referirse a estos procesos, que fue Piensa que la clasificación sólo puede hacerse por «comple-
muy popular en la literatura francesa posterior y que aún persiste jos sintomáticos» o, como él prefiere llamarlos, «formas» de los
en algunos textos contemporáneos. El desequilibrio se da en los trastornos psíquicos. Tales formas se ordenan en dos grandes
tres niveles mencionados, con inhibición en unos casos y excita- grupos: uno de perturbaciones afectivas primitivas (melancolía,
ción en otros. manía, confusión) y otro de trastornos secundarios que afectan al
Partiendo del esquema anterior, Magnan y Legrain clasifican pensamiento y la voluntad (paranoia y demencia), que son incu-
a los degenerados en tres grupos, en donde se aprecia claramente rables, contrariamente a lo que sucede con las anteriores, que lle-
la influencia de Esquirol en algunos aspectos de la ordenación no- gan a curar.
sológica: a) desequilibrados de la inteligencia (idiotas, imbéciles, Pero Griessinger escribe que «la observación muestra ade-
retrasados mentales y «degenerados superiores»); b) desequilibra- más que los estados considerados en el primer grupo preceden,
dos de la sensibilidad (embusteros, obsesivos, «locos morales»), y en la mayoría de los casos, a los estados de la segunda serie; los úl-
c) desequilibrados de la voluntad (impulsivos). Esta nosología timos habitualmente solo aparecen como consecuencia y
tendrá éxito en la psiquiatría francesa de finales del siglo XIX y terminación de los primeros».
principios del XX. La tesis de Griessinger es, por lo tanto, análoga a la de Esqui-
Morel y Magnan no consideran necesaria la presencia de es- rol y también debe ser referida como defensora de la tesis de la
tigmas físicos para la concepción y el diagnóstico, ya que lo esen- «psicosis única». Pero una serie de autores, concretamente Hoff-
cial está en el «desequilibrio de eje cerebral» que tiene intensidad mann (1861) y Snell (1865), al analizar la paranoia se oponen a
y localización diferente, lo que justifica la variedad de cuadros que la doctrina generalmente aceptada de que se trata siempre de un
hemos señalado. Definen al degenerado como portador de una proceso secundario, y en 1867 Griessinger acepta la existencia de
«constitución mórbida particular», que da lugar a que desarrolle una paranoia primaria (primaire Verrücktheit), que debido a la
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sólo incompletamente las condiciones necesarias en la lucha he- poderosa influencia de este autor, es aceptada por la mayoría de
reditaria por la vida. Su teoría hereditaria y la noción de degene- los autores (Sander, 1868; Westhal, 1867). En 1893, en el Congre-
ración ayuda —dicen los autores— a comprender la clínica y el so de psiquiatría de Berlín, se llegó a la conclusión de que la pa-
hecho central de su nocividad y peligro para la sociedad. ranoia era «una enfermedad primaria de la razón».
Al filo de los siglos XIX y XX se producen una serie de hechos Quedan así establecidas las bases para considerar que no to-
que modifican radicalmente los planteamientos psiquiátricos en das las manifestaciones clínicas son expresión de un mismo pro-
todo el mundo y que tienen significación decisiva en la psiquiatría ceso, la «alienación mental», y se empieza a pensar en la posibili-

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dad de que existan distintas «locuras», lo cual será establecido de- cipio». La otra afirmación importante de Moebius se refiere a la
finitivamente por Kraepelin. distinción exógeno-endógeno: «Todas las condiciones que oca-
De toda la obra de Kraepelin (1855-1926) (fig. 1-8) nos inte- sionan una enfermedad son para el individuo externas o internas.
resa ahora su preocupación por ordenar y caracterizar las entida- Por ello deben dividirse las enfermedades en dos clases según su
des nosológicas, lo cual realizó tras la cuidadosa observación de conditio sine qua non, externas (envenenamiento, trauma, etc.) o
las historias clínicas, tarea que fue expuesta en su Kompendium de internas (por ejemplo, incapacidad de resistencia hereditaria)».
psiquiatría en las sucesivas ediciones. Posteriormente señala que en las afecciones externas o exóge-
Para entender la tarea de este autor hay que considerar dos nas las causas son cualitativamente muy diferentes (alcohol, plo-
hechos: en primer lugar la distinción entre psicosis exógenas y en- mo, tóxicos, etc.), mientras que en las internas o endógenas sólo
dógenas y, en segundo término, los distintos modos de analizar hay una causa, la predisposición. «Aquí, sin embargo, se origina
ambos grupos, las psicosis exógenas por medio del modelo médi- la diversidad a partir de la cantidad de fuerza de la debilidad in-
co y las endógenas por la aplicación del criterio patocrónico. dividual.»
La distinción exógeno-endógeno la tomó Kraepelin de Moe- Siguiendo estos principios, Moebius realizó una clasificación:
bius. Este autor publicó en 1892 un pequeño Tratado de la clasi- las exógenas según el principio etiológico-sindrómico, y las endó-
ficación de las enfermedades neurológicas en el que proponía esta genas según la gravedad. En las endógenas, Moebius parte de la
separación, que sólo cuatro años más tarde fue utilizada por tesis de la degeneración de Morel y establece que en ellas «lo do-
Kraepelin, ya que aparece por primera vez en la 5.a edición de su minante es la degeneración, osea la dañina desviación de la nor-
Tratado, aparecida en 1896. ma. El padecimiento de una enfermedad endógena sólo es posible
J. Moebius, después de discutir cuáles deben ser los criterios si se es degenerado… la clase de enfermedad endógena que se pa-
para la clasificación de las enfermedades (topográfico, evolutivo, dece depende principalmente del grado de degeneración». Pero
por la respuesta terapéutica, etc.), llega a la conclusión de que el después de analizar las razones de la degeneración, que sitúa prin-
mejor es el criterio etiológico. En ocasiones, advierte que no pue- cipalmente en la herencia, advierte que «debido a la identidad en
de hacerse por ignorar el factor causal, pero en estos casos «la la esencia de las enfermedades endógenas es imposible establecer
objeción, sin embargo, se dirige a nuestra ignorancia, no al prin- entre ellas límites nítidos».
Tal como acabamos de señalar, Kraepelin tomó de Moebius
la distinción entre enfermedades endógenas y exógenas y mantu-
vo para las primeras el principio etiológico-sintomatológico, es de-
cir, la consideración de que podía establecerse una especificidad
entre la causa, el mecanismo etiopatogénico y la sintomatología.
Este punto de vista se mostró infructuoso y fue corregido, espe-
cialmente, por Boenhoefler (1913), quien mostró la inespecifici-
dad clínica y etiológica de lo que llamó formas de reacción exóge-
na (Die exogene Reacktion Typus).
Para las enfermedades endógenas, Kraepelin sólo mantuvo la
idea de su condicionamiento interno, pero frente al continuum
sostenido por Moebius, mostró que se trataban de entidades mor-
bosas diferentes e independientes. Las enfermedades endógenas
debían verse como procesos, un concepto que pasamos a anali-
zar. De momento debe destacarse que definitivamente la enferme-
dad psíquica deja de ser considerada como un estado (Krankheitzu-
stand) para ser vista como un proceso (Krankheitprozess).
Respecto a la identificación de los procesos psíquicos como
entidades morbosas independientes, ya hemos señalado que au-
tores anteriores a Kraepelin, como Griessinger y más claramente
Kalhbaum, comenzaron a defender este punto de vista, en lo cual
creemos no fue ajeno la concepción kantiana del proceso científi-
co que tan poderosa influencia tuvo, especialmente en Alema-
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nia. Combinando —tal como había propuesto el gran filósofo—


la intuición con la observación empírica, el estudio de la clínica
psiquiátrica debía de ser realizado a partir de un esquema a priori,
en torno al cual se debía ordenar y configurar la realidad empíri-
/figura1-8/ ca. Esta concepción apriorística —auténtico esquema trascenden-
E. Kraepelin (1856-1926) tal en el sentido kantiano— fue el concepto de «entidad nosoló-
gica».

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Pero la realidad clínica debía ser caracterizada no meramen- Pero siguiendo el esquema evolutivo alemán que hemos co-
te con la observación y descripción, sino desde un modelo con- mentado, Kahlbaum compagina además la noción de inespefici-
ceptual apriorístico que Kraepelin encontró, como antes señala- dad del síntoma con la noción de entidad morbosa alejándose de
mos, en la noción de proceso. la tesis de psicosis única. Elabora unos síndromes (Symptomen-
La evolución de un ser natural puede ser entendida de dos komplexe) en función, naturalmente, del concepto patocrónico.
maneras: como desarrollo y manifestación de algo preformado y En su obra Die Klinisch-diagnostischen Gesichtspunkte der Psycho-
oculto, o bien como configurada por una fuerza externa. La evo- pathologie (1878) escribe: «no cabe duda de que las llamadas for-
lución, por lo tanto, puede ser entendida como despliegue o como mas de las enfermedades mentales, tales como se conocen desde
configuración. Como configuración fue entendida por los ingle- la antigüedad y suelen mantenerse aún hoy día, no deben ser con-
ses, siendo la formulación de Darwin la de mayor éxito y con una sideradas como especies de dichas enfermedades, sino como for-
repercusión universal. Según esto, las especies evolucionan, es de- mas de los diversos períodos de las mismas, o mejor todavía, como
cir, adquieren configuraciones y atributos nuevos debido a la síndromes que se pueden presentar en los distintos períodos de
necesidad de adaptarse a la realidad externa. Como despliegue fue su curso».
entendida por los autores alemanes de la segunda mitad del siglo Establece un curso que llama típico y completo de proceso,
XVIII y comienzos del siglo XIX, cuyas obras, junto al brownianis- quien toma de R. Arndt (1835-1900), que había hablado de vesa-
mo de Roeschlaub y la tesis de Novalis, pasaron a constituir la nia típica, pero especialmente de H. Neumann (1814-1884). La
idea central de toda la prolija y compleja patología del Romanti- forma «típica» pasa por cuatro estadios: stadium melancholie
cismo alemán. Esta tesis de la evolución sirvió para explicar las ca- (incrementil); stadium manie (acmes); stadium perturbacionis (de-
racterísticas de los seres vivos en su estado sano y también para cremen ti), y stadium dementiae (defectus), a los cuales se adaptan
entender la enfermedad. Ésta, más que un «estado anatómico», las entidades nosológicas, concretamente, la vesania progresiva, es
reducible por el descriptor a cierta «forma» —así por ejemplo en decir, la parálisis general progresiva de Bayle, y la vesania catató-
Laenenec y en Charcot—, es un «proceso necesario», una conti- nica, que Kahlbaum describió en 1874.
nua sucesión de «estados vitales» evolutivamente relacionados Las características clínicas dependen del momento evolutivo
entre sí. La enfermedad es, por lo tanto, un proceso continuo y evo- y de la extensión de la alteración psicopatológica. Dada la identi-
lutivo. dad sindrómica no es posible el diagnóstico, por lo que el pro-
Los autores que cronológicamente se forman en este período nóstico adquiere su máxima significación. Pero la enfermedad está
pertenecen al mundo especulativo de la Naturphilosophie, pero al caracterizada por el análisis total del proceso. «La existencia de
recibir con posterioridad el impacto del positivismo, sin abando- dos grupos clínicos diferentes de especies morbosas —escribió
nar las ideas elaboradas especialmente en el período anterior, las Kahlbaum— según la extensión de la alteración, el curso y la termi-
tratan científicamente, es decir, intentan una visión «mesurati- nación final de la misma nos obliga a la exigencia científica de se-
va» de la realidad y, de esta manera, se pasa a la Naturwissenschaft, ñalarle una terminología para prevenir una mala inteligencia.»
ciencia de la naturaleza. La idea evolutiva que hemos comentado Desarrollar este punto de vista fue la tarea de Kraepelin, que
sigue vigente, pero ahora, lejos de la consideración metafísica, se realizó trabajosamente a través de sucesivas ediciones de su obra
expresa en conceptos descriptivos: proceso, vital, ontogénesis, fi- fundamental. En 1883 editó bajo el título Kompedium der Psy-
logénesis, etc. chiatrie una obra que era realmente poco original y simplemente
De todos los datos que caracterizan este peculiar modo de en- recogía el saber psiquiátrico de su época. La primera edición ori-
tender la enfermedad queremos destacar ahora la consideración ginal fue la 4.a edición publicada en 1893, bajo el título Psychiatrie.
de que ella es, ante todo, movimiento energético y material, y el Ein Lehrbuch für Studierende und Ärzte. En ella utiliza todavía el
clínico y patólogo debe atender, antes que nada, a las manifesta- término «procesos psíquicos degenerativos» (Psychische Entar-
ciones de este proceso, es decir, a los síntomas. De este modo, el tung Prozess), pero aparece entre otros cuadros, la demencia prae-
síntoma clínico y la anamnesis adquieren el lugar primordial que cox que agrupa la hebefrenia de Haecker, la catatonía de Kahl-
habían perdido por la depuración del pensamiento anato- baum y la demencia paranoide, caracterizada por Kraepelin sobre
moclínico francés, el cual había sobrevalorado la exploración y el la base de los cuadros que en la psiquiatría alemana recibían el
signo físico. nombre de paranoia.
Para poder caracterizar científicamente el proceso que la en- La 5.a edición, de 1896, representó un giro conceptual decisi-
fermedad es, los patólogos alemanes recurren a modelos científi- vo, ya que de un criterio sindrómico al estilo de Kahlbaum pasa a
cos de la época, en especial a las recientes leyes de la termodiná- un criterio médico y enfatiza el punto de vista evolutivo y termi-
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mica que habían sido enunciadas por Meyer, Joule y Helmholz. nal de las psicosis. La 6.a edición, de 1899, representó un nuevo
Por esta razón, toman las fiebres como el mejor campo para ana- giro conceptual, abandonando la clasificación de la 5.a edición y
lizar, según las leyes de la física, el proceso de la enfermedad. describiendo capítulos independientes, donde entran las diferen-
Es dentro de este movimiento intelectual donde debe situar- tes enfermedades psíquicas.
se la obra de Kahlbaum (1828-1899), por lo que no puede extra- No es ahora lugar para analizar en profundidad las diferentes
ñarnos que tomara también las fiebres como modelo para estu- ediciones (8 en total) y las correcciones sucesivas que en cada una
diar la enfermedad mental. de ellas estableció Kraepelin. Lo que interesa es señalar que al apli-

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car el criterio patocrónico pudo caracterizar las «especies morbo- Haremos aquí algunas referencias a los desarrollos a partir de
sas» que constituyen el conjunto de las psicosis endógenas: de- la obra de Kraepelin en relación con las psicosis endógenas, sin
mencia precoz, psicosis maníaco-depresiva, paranoia y epilepsia. duda su trabajo fundamental, pero con algún apunte de la obra de
ı Freud sólo relacionado con la noción de neurosis, debido a que esta
ı enfermedad empezó a entenderse adecuadamente desde el psi-
desarrollos posteriores de la demencia precoz coanálisis. Las tesis fenomenológicas de Jaspers solamente serán
y la psicosis maníaco-depresiva de Kraepelin objeto de algún comentario en relación con las psicosis especial-
ı mente debidas al trabajo de K. Schneider. En otros dos apartados
No es sencillo comentar en pocas líneas los desarrollos de la nos referiremos a las neurosis, un tema que tiene un desarrollo
psiquiatría a partir de Kraepelin. De un lado, buena parte la psi- histórico ajeno a la psiquiatría. Fueron los neurólogos los que
quiatría no es otra cosa que un desarrollo de los planteamientos abordaron el estudio de esta dolencia (Charcot, Babinski, etc.), y
de este autor; aunque sea para corregir sus puntos de vista debe en este sentido hay que citar a Freud, quien trabajó en principio
ser tomado como referencia obligada, pero, por otro lado, en en neurología y fue un destacado cultivador de esta ciencia, como
franca oposición a la psiquiatría de Kraepelin aparecen, entre lo avalan su Monografía sobre las afasias o el capítulo de las paráli-
otros, al menos cuatro modelos sumamente importantes: en pri- sis infantiles. Otro apartado versará sobre el análisis de la historia
mer término, dentro de la psiquiatría biologicista, una limitación de la asistencia psiquiátrica, que muchas veces se desarrolla con
importante en la psiquiatría de Kraepelin fue su anencefalia, por independencia de los modelos teóricos pero cuya organización
decirlo con palabras de F. Llavero. A pesar de ser el cerebro el tiene un significado especial en psiquiatría.
centro de la vida psíquica normal y patológica, la psiquiatría de Kraepelin, en la 6.a edición de su Tratado había establecido que
Kraepelin se elaboró con planteamientos ajenos a cualquier con- las psicosis endógenas se ordenaban en cuatro grupos fundamen-
sideración cerebral, y hoy, idea de que la enfermedad mental es, talmente: demencia precoz, psicosis maníaco-depresiva, paranoia
precisamente, un trastorno del funcionamiento cerebral está en y epilepsia. Si dejamos de lado esa última, que la investigación pos-
primer plano. terior, especialmente a partir de los planteamientos de W. Penfield
En segundo lugar, Kraepelin atendió a la sintomatología de que marcan el origen de la epileptología moderna, conceptualiza y
la enfermedad mental y asombra el cuidado y precisión de la ca- ordena desde puntos de vista neurofisiológicos, las otras tres psi-
racterización sintomática de las enfermedades. Pero la sintoma- cosis endógenas se organizaron atendiendo al modo en que termi-
tología que describe es ajena a la consideración de la vivencia del na el proceso. La demencia precoz evoluciona fatalmente hacia la
enfermo. Esta situación es corregida por los planteamientos psi- demenciación (Verblödung); la psicosis maníaco-depresiva cura
copatológicos de Jaspers, desarrollados por K. Schneider, quien sin dejar defecto, aunque tiende a repetir los episodios, y la para-
ofrece una visión absolutamente enriquecedora de la enfermedad noia no cura pero cursa sin deterioro de la personalidad. Estas
mental. tres psicosis fueron caracterizadas por Jaspers (1945) según tres
En tercer lugar, otra carencia en la psiquiatría de Kraepelin se modelos fundamentales: el brote, la fase y el desarrollo.
observa en la falta de inclusión del sujeto de la enfermedad. Hay Pero a partir de esta ordenación, la investigación posterior,
una «subjetividad substante», diríamos con Laín Entralgo, en la bien como desarrollo de ella, bien por haber observado que otras
que los acontecimientos de la enfermedad pertenecen a un sujeto, caracterizaciones eran más ajustadas a la realidad, fue precisando
en cuanto afectan a un hombre. Yo soy sujeto de mi cuerpo, mi una serie de hechos, algunos de los cuales comentaremos breve-
sexualidad, mis dolencias, etc., y en este sentido hay en la psiquia- mente. Nos referiremos a datos relacionados con la noción de
tría de Kraepelin, como en medicina general, la consideración esquizofrenia, que vino a sustituir al término de demencia precoz;
subjetiva del enfermar, pero el hombre tiene además «subjetivi- a algunos aspectos de las psicosis periódicas, que hoy se reducen a
dad supraestante», porque yo soy capaz de interpretar, valorar y la noción de trastorno esquizoafectivo, y al desmembramiento
dirigir mi vida normal y patológica. Y esta carencia es corregida de la psicosis maníaco-depresiva. La falta de espacio impide co-
por la obra de Freud y la analítica existencial, y en general, a par- mentar la evolución de la noción de paranoia y los delirios cróni-
tir del primero, por lo que ha venido llamándose la psiquiatría di- cos con ella relacionados.
námica, que tiene en la neurosis el campo más claro de aplica-
ción.
noción de esquizofenia
Finalmente, en la obra de Kraepelin apenas hay referencia a la
condición social del hombre, excepto para algunos cuadros, En lo que respecta a la demencia precoz, el autor decisivo
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como las psicosis carcelarias. La significación que la sociedad que corrige los planteamientos de Kraepelin es Eugenio Bleuler
tiene en el enfermar fue desarrollada a partir de Adolf Meyer, un (fig. 1-9), quien cambia la denominación por el término esquizo-
autor suizo instalado en América. Buen conocedor de Kraepelin, frenia, que hizo fortuna y así se conocerá en el futuro, y cambia
orienta sin embargo la noción de la enfermedad desde la sociolo- considerablemente la comprensión de la enfermedad. Su obra
gía. La enfermedad aparece como un fracaso de los mecanismos fundamental fue Demencia precoz o el grupo de las esquizofrenias,
adaptativos del hombre al contexto social, lo que obliga además que publicó en 1911, pero cuyo texto había formado parte del
a técnicas nuevas de investigación, en especial la epidemiología. Handbuch der Psychiatrie de Gustav Assaffenburg.

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nica de Büghözli, en intentar comprender el contenido de sus sín-


tomas como resultado de mecanismos psicológicos, es decir, me-
canismos motivacionales y dinámicos.
Partiendo de la rigurosa observación clínica y basándose en
conocimientos procedentes básicamente de la psicología asocia-
cionista y el psicoanálisis, su aportación al conocimiento de la es-
quizofrenia ha sido fundamental. De un modo sumamente redu-
cido y esquemático, podemos destacar: a) la noción de «escisión
de la personalidad», y a partir de ella haber aclarado hechos básicos
de la sintomatología; b) corrección de la noción de evolución fatal
a la demencia, y c) ordenación comprensiva del significado los sín-
tomas.
Bleuler describió la expresión inapropiada y alterada de la emo-
ción (afecto) y las asociaciones verbales circunstanciales y tangen-
ciales del paciente, y aplicando en su análisis postulados de la psi-
cología asociacionista, describió como hecho central la «escisión
del pensamiento» (Spaltung), y de hecho de toda la personalidad,
disociación entre la afectividad y la voluntad, la afectividad y el inte-
lecto, lo que le llevó a llamar esquizofrenia a la demencia precoz de
Kraepelin. Advirtió que algunos psicóticos presentaban la existen-
cia simultánea de dos tendencias opuestas, por ejemplo, amor y
odio, de modo más intenso que los neuróticos y normales, y dio a
este fenómeno el nombre de «ambivalencia». Dándose cuenta de
que el enfermo esquizofrénico iba alejándose de la realidad y con-
formaba un mundo personal, designó como «autismo» este hecho.
Se opuso a la noción de Kraepelin de que todos los esquizo-
frénicos terminarían en demencia, lo que le llevó, entre otras co-
sas, a cambiar el nombre de demencia precoz por el de esquizo-
frenia, y señaló la posibilidad de tres modos de terminación de la
enfermedad: curación, remisión social y terminación por defecto,
que se repartirían en una tercera parte para cada forma.
En el análisis clínico de la enfermedad señaló la necesidad de
/figura1-9/ distinguir entre síntomas «primarios», que serían expresión de la
E. Bleuler (1857-1939) lesión fundamental, que él consideraba como lesión cerebral, y
los «secundarios», debidos esencialmente a la «reacción ante la
enfermedad de la personalidad». También separó los síntomas en
«fundamentales», aquellos que llevarían a un diagnóstico de es-
La orientación básica de Bleuler hacia la enfermedad mental y quizofrenia, y «accesorios» que matizarían la clínica de la enfer-
sus detalladas descripciones y planteamientos tendentes a la com- medad.
prensión de la enfermedad mental ejercieron una influencia deci- Bleuler, entre otros autores, había señalado concomitancias
siva en el conocimiento de la clínica psiquiátrica, pero también en entre el sueño y la locura, una tesis antigua en psiquiatría, pero
la introducción del punto de vista dinámico en el ámbito de la que no analizaremos aquí. Freud había enseñado que el sueño es
enfermedad mental. Llegó de manera independiente a la convic- únicamente absurdo sólo en su contenido manifiesto, ya que el
ción de que el enfermo mental debía ser estudiado y comprendi- contenido latente, es decir, las tendencia, los deseos, etc. tienen
do con una visión psicológica, lo que le llevó a prestar gran aten- sentido, y no sólo respecto a la represión de deseos, como mos-
ción a las enseñanzas de Freud, y aunque nunca se comprometió tró especialmente, sino en relación con las tendencias inconscien-
con el psicoanálisis ni puede ser visto como psicoanalista contra- tes, como mostraron otros autores (Jung, Ricklin, Maeder, etc.).
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riamente a sus contemporáneos, que intentaban entender la en- El sueño para escamotear los auténticos deseos del soñante se ma-
fermedad mental desde postulados cerebralistas, Bleuler creía que nifiesta en un determinado lenguaje y ello ocurre también en la
las manifestaciones psicóticas se aproximaban, a pesar de su biza- locura, que puede ser vista como otra forma de lenguaje distinta
rría, a las de las personas normales. del normal. Nosotros podemos considerar que sueño y locura son
Pensaba que la enfermedad mental era básicamente un pro- fenómenos del mismo orden, en cuanto no intentan, ni el uno ni
ceso orgánico y estimuló la investigación cerebral, pero se esforzó, la otra, integrarse adecuadamente en la realidad, y ello es lo que
idénticamente en esto a C. G. Jung, que trabajaba con él en la clí- motiva la creación de otro lenguaje.

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Pero lo que hay que destacar es que tanto el sueño como la lo- Por tanto, lo que caracteriza al autismo es que el individuo se
cura son relatos incoherentes porque expresan manifestaciones aparta de la realidad, se repliega sobre sí mismo y los complejos lo
afectivas del pasado del enfermo o del soñante, y esto es lo que absorben. De ahí la indiferencia afectiva, la frialdad, pero además
Bleuler llamó complejo, y su análisis llevó a una valoración de los la preferencia por un mundo imaginario en detrimento de la rea-
síntomas del enfermar. lidad. Se dan en el individuo todos los elementos de la imagina-
Antes que Bleuler y Jung no era posible vislumbrar nada de- ción. Hay una interiorización («introversión» en el sentido de
trás de los síntomas esquizofrénicos, es decir, esterotipias, inco- Jung), y por eso aparece un pensamiento idéntico al del sueño.
herencia, etc. Dice Wilmans (1936) que «todo este país desértico Tal es lo que Minkowski llamó autismo rico, para referirse a cua-
se animó de repente. Fue colocada la piedra angular de la psicolo- dros productivos, distintos del autismo pobre característico del de-
gía de la esquizofrenia». fecto esquizofrénico, unos cuadros que se relacionan con lo que
Para avanzar en el conocimiento de la esquizofrenia fue útil la hoy tiende a llamarse «síntomas positivos y negativos» (Carpenter
comparación con el sueño. El hombre que sueña duerme, es de- y cols., 1976; N. Andresen, 1980).
cir, cambia los mecanismos neurofisiológicos de la vigilia, pero el Porque el esquizofrénico tiene, además de un mundo deliran-
dormir es precisamente lo que permite que afloren los deseos en te y productivo, un grave trastorno de la actividad que no se li-
forma de ensueños. Idénticamente ocurre en la esquizofrenia: mita a la actividad motora, al movimiento, sino a todo lo que
aunque el enfermo no duerma tiene empero un mecanismo se- significa actuar. Tiende a pararse, se inhibe en una idea, fracasa en
mejante. La enfermedad es orgánica, pero la lesión orgánica es lo su impulso, todo lo cual Rouges de Fousac había llamado «ego-
que permite el «relajamiento de la tensión de las asociaciones» centrismo activo»» y Minkowski autismo pobre, un cuadro que
(Lokerung der Assoziatione) y se produce un mecanismo psicoló- caracteriza a la esquizofrenia defectual y que ha sido descrito ma-
gico análogo al del ensueño, lo cual se evidencia con la noción de gistralmente por G. Huber (1966) como trastorno básico (Bassi-
autismo de Bleuler, central para entender la enfermedad. störungen).
Bleuler (1911) escribe: «Los esquizofrénicos más avanzados Este autor llama la atención sobre el hecho de que el análisis
que ya no tienen relación alguna con el ambiente viven en un de la evolución de la sintomatología, y muy especialmente a par-
mundo que sólo es suyo. Él se ha encerrado, por así decirlo, con tir de la eficacia de la terapéutica actual, muestra que los llama-
sus deseos que imagina realizados o con el sufrimiento resultante dos síntomas positivos (formas productivas de la enfermedad)
de las persecuciones de las que se cree víctima. Limita su contacto que en general han servido para caracterizarla de hecho son «lo
con el mundo exterior a un mínimo estricto», y a esa desvincula- temporal y pasajero», quedando una estructura que es a lo que
ción con la realidad, acompañada de un predominio relativo o llama trastorno básico. Este trastorno se refiere a la «experiencia
absoluto de la vida interior, es a lo que Bleuler llamó autismo. subjetiva», muchas veces no observable y solamente captable por
Pero hay que hacer dos precisiones y destacar dos fenómenos medio del análisis fenomenológico-descriptivo según las pro-
autísticos: la afectividad autística y el pensamiento autístico. puestas de Jaspers y K. Schneider. Este trastorno expresa el «sus-
Unos enfermos, sobre todo al comienzo, huyen del mundo por- trato orgánico-cerebral» que estaría en la fundamentación etioló-
que la carga afectiva —el complejo en el sentido de Bleuler— gica de la enfermedad y se manifiesta en todos los períodos de ella,
que llevan sobre sí mismos es demasiado pesada. Tratan enton- es decir, en la preenfermedad, los pródromos y las situaciones
ces de evitar toda emoción y parecen indiferentes ante la obser- pospsicóticas tanto reversibles como no reversibles.
vación de los demás, pero tal indiferencia o «frialdad afectiva» Hubber insiste al respecto en que un corte transversal de la
es sólo aparente, cuando lo cierto es que es una defensa ante una enfermedad no puede mostrarnos suficientemente la esencia, lo
emotividad demasiado grande. Da la impresión de que no se in- cual sólo es posible en estudios longitudinales. El síndrome defi-
teresan por nada, tratan de evitar las emociones que vienen de citario no se identifica con los síntomas negativos de Carpenter y
fuera, etc. Andreansen: son manifestaciones características de la enferme-
Pero junto al fenómeno de la «afectividad autística», el otro dad, pero no necesariamente, y son modos de sentir y pensar del
fenómeno se refiere al «pensamiento autístico», que es un modo enfermo y el modo de relacionarse, a partir de lo cual se produce
de pensamiento distinto al pensamiento realista, un pensamiento la «organización psicótica reactiva», lo que Hubber llamó «fenó-
que no quiere adaptarse a la realidad, no intenta la comunicación menos finales típicos de la esquizofrenia», pero que no aluden
con lo demás, no dirige la conducta de acuerdo con las exigen- —como el término podría parecer significar— a los cuadros de
cias de la realidad, no utiliza la palabra de manera comprensi- defecto finales, sino que son las últimas manifestaciones, los «de-
ble. Tiene únicamente un alcance subjetivo, es decir, sólo sirve al senlaces» de la reacción psicótica. Así pues, se trata de manifesta-
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propio enfermo. Y cuando se analiza de cerca se observa que sólo ciones, por otro lado inespecíficas, de la afectación cerebral del
se sirve de analogías muy lejanas y en él se dan todos los fenó- proceso esquizofrénico, y en muchos aspectos se aproximan a
menos que ocurren en el sueño: modificaciones en el tiempo y formas de claudicación de enfermedades cerebrales. Hubber des-
el espacio, condensaciones, etc. Bleuler habló primero de «pensa- cribe varios rasgos característicos: debilitamiento elemental del
miento autístico» (autistische Denken), pero luego lo cambió por impulso, dificultad en concentrarse, falta de finalidad en el pen-
dereirante Denken, del latín, reor, realidad, es decir, un pensa- sar, dificultades en el gobierno emocional e instintivo, dificultad
miento que no se atiene a la realidad. en las relaciones interpersonales, etc. Los planteamientos de

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Hubber coincide, por lo demás, con los de otros autores como Süll- endógenas son reunidas aquí, con la finalidad de la comprensión
wold (1971) y Janzarick (1983). puramente provisional, una serie de cuadros morbosos cuyas re-
Posiblemente como aportación fundamental al conocimien- laciones clínicas recíprocas son hoy todavía poco claras» y no en
to de la esquizofrenia debamos referirnos a los planteamientos pocas ocasiones, pero especialmente en su famoso trabajo de
de J. Berze, quien en 1914 publicó Die primere insufizientz der 1920, aludió a la inespecificidad de los síntomas.
psychischen Activität, en donde expuso su tesis de que en la es- Pero además, Kraepelin había reconocido que en un 13 % de
quizofrenia habría una disminución de la actividad psíquica, que los casos diagnosticados por él de demencia precoz la evolución
llamó hipotonía de la conciencia, de donde derivarían los tras- era fásica y los casos tenían buen pronóstico, y que un 47 % de las
tornos del pensamiento y de la actividad. Distinguió entre la es- catatonías, que estaban plenamente incluidas como subformas de
quizofrenia activa, caracterizada por riqueza sintomatológica; re- la demencia precoz, cursaban con cuadros depresivos y evolu-
activa y residual, y defendió la tesis de la unidad sindrómica de los cionaban favorablemente en la mayoría de las ocasiones.
cuadros terminales. Estos puntos de vista pueden verse como un Finalmente quisiéramos recordar también que Kraepelin ha-
claro antecedente de la doctrina de Carpenter y Andreasen, que bía hablado de psicosis mixtas para referirse a casos que, según este
acabamos de citar. autor, eran el resultado de la mezcla de síntomas de manía y me-
Finalmente debemos referirnos a la ordenación de K. Schnei- lancolía, un hecho también señalado por psiquiatras franceses, es-
der de la sintomatología en síntomas de «primer rango» y «se- pecialmente Falret (1861).
gundo rango», que ha sido muy popular y aceptada por la mayo- A estos planteamientos de Kraepelin pueden añadirse des-
ría de los autores norteamericanos. Sin embargo, hay que hacer cripciones similares de otros autores, pero lo que debe desta-
notar que, en general, estos últimos se refieren a ellos como ma- carse es que la observación clínica ha caracterizado cuadros que
nifestaciones del enfermar que deben ser descritos, cuando lo que cursan con síntomas afectivos y del pensamiento pero que en
intentó K. Schneider era caracterizar lo esencial de la clínica de la conjunto por el modo de presentarse la sintomatología y en es-
esquizofrenia, es decir, los síntomas de primer rango como mani- pecial por su evolución no demenciante se hace difícil encua-
festaciones de la alteración de la conciencia del yo, en el sentido drarlos en una de las dos psicosis endógenas fundamentales,
de Jaspers, de la unidad del yo, la identidad del yo, la actividad del ya que en general a pesar de la rica sintomatología de tipo es-
yo y la separación yo-no yo. Por tanto, su análisis debe partir de la quizofrénico tienen un curso cíclico y benigno, de buen pro-
consideración del modo de vivenciar el yo el enfermo psicótico. nóstico.
En 1965, Vaillant comparó 16 estudios de seguimiento de
pacientes diagnosticados de esquizofrenia, pero en los que con-
psicosis periódicas.
currían los siguientes hechos: comienzo agudo, síntomas de es-
La noción de psicosis esquizoafectivas y psicosis cicloides
quizofrenia y depresión, confusión o desorientación, buen
En 1933 Kasanin acuñó el término psicosis esquizoafectivas ajuste premórbido, claros acontecimientos precipitantes y re-
para referirse al cuadro observado en 9 pacientes jóvenes adultos, misión del cuadro al nivel premórbido. Por lo tanto, son en-
caracterizado por la presencia de una grave labilidad (turmoil) fermos que entran en los cuadros que hemos comentado y que
emocional, mezcla de síntomas esquizofrénicos y afectivos, grave Vaillant consideró formas independientes de las esquizofre-
distorsión en la percepción del mundo exterior y presencia de nias procesuales, y que designa como esquizofrenias de buen
«impresiones sensoriales falsas». Estos enfermos se recuperaban pronóstico.
completamente del cuadro psicótico en pocas semanas, aunque Aquí hay que referirse a una amplia investigación de psiquia-
había una clara tendencia a la repetición. tras norteamericanos. Con el encabezamiento de psicosis esquizo-
El término esquizoafectivo hizo fortuna y ha persistido hasta afectivas, Procci (1976) comparó los datos del trabajo de Vai-
los actuales manuales diagnósticos, el DSM-IV y la CIE-10, aun- lleant que acabamos de citar, sobre «esquizofrenias benignas»,
que en ellos han cambiado considerablemente las características con los de Stephens y cols. (1968), sobre «esquizofrénicos recupe-
del cuadro en relación con el descrito por Kasanin, todo lo cual rados», los de Fowler y cols. sobre «esquizofrenias de buen pro-
provoca confusiones. Los cuadros descritos por Kasanin deben nóstico», y los de McCabe (1975) sobre «esquizofrenias reacti-
relacionarse con las psicosis cicloides de Leonhard, mientras que vas». De este estudio deduce Procci que debería conservarse el
la noción actual de psicosis esquizoafectiva del DSM-IV y la CIE-10 término psicosis esquizoafectiva, y que estos cuadros citados
recuerda cuadros de esquizofrenia con síntomas afectivos como son trastornos afectivos o una entidad independiente pero con
los descritos por Kraepelin y, especialmente, E. Bleuler, por lo que estructuras similares a los trastornos afectivos. Otros autores,
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seguramente deben ser considerados subformas de la esquizo- como Poppe y Lipinski (1978), mantienen tesis análogas a las
frenia. de Procci. Sin embargo, lo único que puede sostenerse es que hay
Brevemente comentada, la situación fue la siguiente: Krae- un grupo benigno con ciertas características: concurrencia de
pelin nunca estuvo satisfecho con la tajante división de las dos síntomas esquizofrénicos y síntomas afectivos, evolución en fases
psicosis fundamentales: demencia precoz y psicosis maníaco- y, en general, buen pronóstico, pero su sintomatología se aleja de
depresiva. En la 8.a edición (1910) de su famoso tratado había es- las psicosis cicloides, cuya historia se inicia con las observaciones
crito que «bajo la denominación de demencias (Verblödungen) de Magnan de las bouffées délirantes que habíamos citado en el

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apartado dedicado a la degeneración y los trabajos de Wernicke 2. Alteración global de la vida psíquica, lo que motivó que
en Alemania. Barahona Fernandes las bautizara con el nombre de holo-
Schröder fue el autor alemán que recibió más claramente la disfrenias (1959). Se produce un ataque global e intenso
influencia de las tesis de Magnan sobre las bouffées délirantes, por del psiquismo del enfermo, que en pocos días (dos o tres)
lo que en su primera publicación utilizó el término de psicosis de- cambia radicalmente en su conducta habitual, ideas y
generativas (1921) que más tarde cambió por el de psicosis meta- planteamientos, presentándose el cuadro con gran inten-
bólicas (1928) (Metabolischen-krankenheiten y no Stoffwechsel- sidad.
krankenheiten, para no confundirlas con otras metabolopatías, 3. Alteración de la conciencia, muchas veces no muy inten-
como las diabéticas). sa, que la aproxima a la amencia y hace que equivocada-
En estas psicosis, Schröder incluyó cuadros agudos, de curso mente se diagnostique de esquizofrenia, y junto a ello un
fásico, que cursan sin dejar defecto, por lo que se trata de verda- trastorno sistemático del dormir días antes de la apari-
deras fases en el sentido de Jaspers, que cursan con una variada y ción brusca del episodio.
rica sintomatología (delirios y alucinaciones) y alteraciones de la 4. El análisis fenomenológico reconoce las experiencias de
psicomotricidad (acinesia e hipercinesia), y en todos ellos se re- los pacientes afectos de psicosis cicloides como distintas,
conoce un matiz maníaco-depresivo. Este autor aproximó estos en muchos aspectos, de las de los otros psicóticos, en es-
cuadros a la psicosis maníaco-depresiva, que para él, además, re- pecial los esquizofrénicos.
presentaba el prototipo de las psicosis degenerativas, debido a que
en ellas se daba el fenómeno esencial de repetición y tendencia a Por lo tanto, hay que distinguir dos concepciones: una con-
la periodicidad. cepción ligada a los conceptos tradicionales de la psicosis esqui-
Por su parte, O. Binswanger, en 1928, presentó una clasifica- zoafectiva, pero tal como fue descrita por Kasanin, las bouffées
ción de las psicosis degenerativas, que ordenaba en tres grupos: délirantes, las psicosis cicloides de Leonhard y Perris, que en los
a) enfermedades episódicas, entre las que incluía formas delirantes manuales actuales deben diagnosticarse como trastornos esqui-
y episodios crepusculares; b) cuadros agudos y subagudos, incom- zofrenoides, psicosis reactiva breve del DSM-III-R y trastorno
pletos y fragmentarios, en donde se reconocen estados agudos, psicótico breve del DSM-IV, y las psicosis agudas polimorfas
incoherentes, con excitación, alteraciones paranoides y cuadros de la CIE-10, y otro concepto que se corresponde con la noción
catatónicos, y c) psicosis degenerativas polimorfas, análogas a las de trastorno esquizoafectivo de las clasificaciones actuales, que
descritas por Magnan. se debe relacionar con las formas de curso benigno descritas por
Así pues, la investigación clínica llevó a reconocer la existen- Kraepelin en la demencia precoz.
cia de cuadros psicóticos periódicos con una rica sintomatología
y, en general, con accesos fásicos de buen pronóstico. Estos cua-
desmembramiento de la psicosis maníaco-depresiva
dros fueron organizados por Kleist, a los que había que añadir
además cuadros descritos por Wernicke (1848-1905), especial- En líneas anteriores habíamos señalado que Falret y Baillarger
mente la «psicosis de la motilidad», la «autopsicosis expansiva habían advertido que la manía y la melancolía podían presentarse
con ideas autóctonas» y la «psicosis de angustia», quien además conjuntamente en un mismo paciente. A pesar de la polémica sus-
había desarrollado una teoría sobre la génesis de la sintomatolo- citada por ambos autores, lo cierto es que las dos descripciones
gía y los mecanismos etiopatogénicos basada en la actividad del son muy parecidas y sólo importa que ambos reconocieron la
sistema nervioso, siguiendo los postulados de Griessiger. Con existencia de una locura distinta de las formas aisladas de manía
todo este material, Kleist (1913) elaboró la noción de psicosis mar- y melancolía, pero esto último fue negado por Kraepelin, quien
ginales, que llamó así porque tenían puntos de relación con las en su noción de psicosis maníaco-depresiva incluyó como una
psicosis endógenas de Kraepelin, pero eran autóctonas e inde- sola enfermedad las formas aisladas de manía y depresión con-
pendientes, y que a su vez son el punto de partida de las psicosis ci- juntamente con las descritas por los franceses.
cloides de Leonhard, que es como habitualmente se conocen. Pero con el tiempo se impondría de nuevo la concepción de
Leonhard estableció tres formas fundamentales: psicosis de an- Falret y Baillarger. Así, en 1947 Kleist y en 1957 Leonhard estable-
gustia y felicidad; psicosis confusionales y psicosis de la motilidad. cieron la separación de la psicosis maníaco-depresiva de las for-
Los rasgos esenciales de las psicosis cicloides las apartan clara- mas monopolares (manía y melancolía), siendo este último autor
mente de las psicosis esquizoafectivas, y muy resumidamente son: quien planteó el tema de un modo más tajante, basándose espe-
cialmente en datos clínicos y genéticos, confirmados por otros
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1. Polimorfismo (Vielgestaltigkeit), sobre lo cual había insis- autores.


tido Leonhard. Se refiere a la rica variedad sintomatológi- La concepción de Leonhard significó una depuración básica
ca (delirios, alucinaciones, trastornos afectivos, de la mo- respecto a la noción de la psicosis maníaco-depresiva de Kraepe-
tilidad, etc.) y a la labilidad de los episodios, de unos epi- lin, que redujo considerablemente al exigirse que el episodio de
sodios a otros o dentro de un mismo episodio, y hay manía —que se convierte en el dato definidor del proceso— fue-
mezclas de los cuadros descritos por Kleist y Leonhard ra claramente detectable, aunque sólo se diera en uno de los epi-
(Perris, 1974; Barcia, 1981). sodios. La consecuencia de lo anterior fue que quedaran fuera de

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la psicosis maníaco-depresiva muchos cuadros en los que el epi- Breve apunte sobre la historia
sodio maníaco era poco visible, por lo que en los últimos años fue
imponiéndose de nuevo la concepción kraepeliniana no en el de la neurosis y la significación
sentido de incluir las formas monosintomáticas, pero sí en la pu- de la obra de Freud
reza clínica.
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De este modo se distinguió lo que vino a llamarse psicosis bi-
polar I, tipo Leonhard, y psicosis bipolar II, en donde el episodio ı
de manía es poco llamativo y existen además otras diferencias. El El concepto de neurosis surgió en el seno de la primera etapa
replanteamiento del laxo criterio kraepeliniano llevó a reconocer de la patología moderna, concretamente en la medicina británica
una tercera forma (bipolar III) o «forma bipolar blanda» (soft), en vitalista del siglo XVIII. El término creado por Cullen, como ya ha-
la que se observan desarreglos ligeros, recidivantes, pero con pre- bíamos recordado, sólo era un etiquetado de un concepto, el de
sencia de antecedentes de psicosis maníaco-depresiva francos, y enfermedad nerviosa, que se fue perfilando lentamente en el seno
se pueden incluir muchos otros cuadros (distimias crónicas, hi- de dicha patología y cuyos puntos de arranque hay que buscarlos
pomanías de K. Schneider, estados mixtos, etc.). En conclusión, en la formulación de T. Sydenham sobre la especie histeria-hipo-
la unidad nosológica de Kraepelin se desmembró, separándose las condría y en la patología nerviosa de T. Willis.
psicosis bipolares (de las que se reconocen tres formas) de las de- Basándose en lo anterior, la formulación de Cullen aparece
presiones y manías monopolares. dentro de un sistema de neuropatología que entendía que todas
Junto a la revisión de la noción de psicosis maníaco-depresi- las enfermedades eran consecuencia de la alteración del sistema
va y su desmembramiento en varios cuadros se planteó una dis- nervioso, que era visto como «principio regulador» del fisiolo-
cusión sobre si las formas depresivas monopolares eran siempre gismo. Dentro de este sistema se conceptualizan las neurosis, en-
endógenas o podían ser reactivas a acontecimientos provocadores fermedades específicamente nerviosas que se entienden como
de la enfermedad. Desde Kraepelin se entendió que los episodios aquellas que son «especialmente dependientes de la alteración de
depresivos, tanto de la psicosis maníaco-depresiva como las for- este principio regulador general del fisiologismo». Por tanto, dos
mas monopolares, eran cuadros endógenos. Oponiéndose a lo ideas aparecen como fundamentales: las neurosis son «enferme-
anterior, en 1910 E. Reis creó la noción de depresión reactiva para dades fisiológicas» y «generales», y siguiendo también la tradición
referirse a cuadros de tristeza que puso en relación con «una alte- británica había que caracterizarlas exclusivamente por las mani-
ración constitucional del humor». Desde entonces el tema ha sido festaciones clínicas, es decir, había que atender al carácter subjeti-
analizado y discutido en profundidad. vo de la enfermedad.
La cuestión en principio empezó a aclararse en 1913, cuan- El sistema de Cullen tuvo una enorme influencia en toda Eu-
do, desde una perspectiva psicopatológica, Jaspers estableció la ropa, y en su evolución posterior se caracteriza porque su plan-
noción de «reaccion psíquica», y en 1946 puntualizó la diferencia teamiento va a ser analizado desde las tres mentalidades médicas
entre «reacción vivencial normal y anormal». Definió la reacción fundamentales desde las que se ha ido elaborando la patología ge-
vivencial como «la respuesta afectiva y dotada de pleno sentido neral, especialmente a lo largo del siglo XIX, cuando la medicina
a una vivencia». Dentro de la patológica comprendió que tenía pretende ser científica, es decir, la mentalidad anatomoclínica, la
rasgos de la vivencia «real» y podía ser entendida en buena parte, fisiopatológica y la etiológica, que ofrecerán imágenes parciales de
si bien está configurada por muchos mecanismos. Jaspers deter- la enfermedad, y en conjunto inadecuadas, y hay que esperar a la
minó que la reacción vivencial patológica constaba de una parte obra de Freud —que significó la introducción un nuevo modelo
comprensible (la vivencia y el contenido), una parte causal (la alte- médico, el psicogenético— para tener una mejor respuesta a la ca-
ración de lo extraconsciente) y una parte de pronóstico (la altera- racterización de las neurosis.
ción es pasajera). Pinel era un buen conocedor de la obra de Cullen, ya que ha-
Sobre la base de los planteamientos de Jaspers se establecieron bía traducido al francés su obra First Lines of Practice of Physic
otros criterios para caracterizar la anormalidad de la respuesta, (1783). Pero Pinel, aunque de modo aún titubeante, pretende
entre ellos, especialmente, su intensidad, es decir, la despropor- moverse dentro del modelo anatomoclínico, que empezaba a
ción de la respuesta ante el motivo y su duración. A partir de estos ser formulado por su discípulo Bichat, entendiendo que las en-
y otros postulados se diferenció la existencia de dos cuadros. la fermedades eran consecuencia de una alteración estructural, de
depresión endógena y la depresión reactiva. Esta diferenciación ad- una lesión. Por eso, al intentar Pinel aceptar la propuesta de Cu-
quirió consistencia con la investigación fenomenológica de llen de que las neurosis eran «enfermedades nerviosas», se va a
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K. Schneider (1933), quien partiendo de la distinción de Max Sche- producir la primera imagen del concepto de neurosis, como con-
ler sobre el modo de percibir los sentimientos, estableció que la secuencia del choque de la mentalidad fisiológica del autor inglés
depresión endógena es inmotivada y asienta sobre los sentimien- con la anatomoclínica francesa. La neurosis es formulada negati-
tos vitales, que están encarnados y nos dan noticia del modo vamente, como «enfermedad sin lesión», y es definida como
como nos encontramos, mientras que la depresión reactiva es una enfermedad que cursa con «alteraciones de la sensibilidad y
motivada y lo hace sobre los sentimientos anímicos, del yo, sen- de la motilidad, sin fiebre, sin inflamación y sin lesión de las es-
timientos dirigidos que se modifican con la experiencia. tructuras».

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Es cierto que el planteamiento de Pinel fue titubeante en el cio de la Salpêtrière hay una sala, la «Sala de los enfermos con
campo de las neurosis y al principio se limitó a una mera des- convulsiones», que reunía a epilépticos e histéricos, y quizás este
cripción de la sintomatología, pero, evidentemente, no eran los hecho fue determinante para que estudiara a estos pacientes, y lo
datos clínicos lo que permitía agrupar los cuadros morbosos ob- hace desde la mentalidad dominante, la anatomoclínica, que tan-
servados, sino la aplicación de un criterio vitalista que diera res- tos frutos iba dando en neurología. La mentalidad anatomoclíni-
puesta y explicara las alteraciones de la sensibilidad y el movi- ca se elabora sobre dos fundamentos, tal como la caracterizó Laín
miento, que de haberse desarrollado adecuadamente hubiera sin Entralgo (1950): una actitud intelectual «espacializadora» y el
duda llevado a un planteamiento fisiopatológico de la noción de hallazgo de síntomas o lesiones anatómicamente localizadas, y los
neurosis. autores que se mueven en esta dirección encuentran en el siste-
Pero la concepción de Pinel tenía todavía demasiadas lagunas ma nervioso un buen lugar de aplicación, ya que para ellos el sis-
y quedó sólo en una mera referencia al sistema nervioso, y como tema nervioso es el órgano especializado y diversificado de las
dato más importante la terminante exclusión que hace de la le- funciones anímicas y psicológicas.
sión estructural, que es el origen, como decíamos, de la concep- La enfermedad, desde esa mentalidad, es entendida «como
ción negativa —desde el punto de vista anatomopatológico— de una alteración vista o visible de la forma anatómica. Por eso el
la neurosis, tesis que adquiere con Georget (1795-1828), destaca- problema nosográfico consiste en la localización de las lesiones,
do discípulo de Esquirol, su máxima precisión. base de la sintomatología, que no es otra cosa que su expresión,
En 1840 Georget publica en el Dictionaire de Médicine de París lesiones que serían producidas por la «causa externa o primitiva»
un artículo, Neuroses, fundamental en la concepción francesa de las (la causa procatártica en el sentido de Galeno).
neurosis, cuyos datos más importantes son: reconocer la legalidad El problema del diagnóstico va a consistir en determinar a tra-
de las neurosis; rechazar los trabajos, por especulativos, de los ana- vés de la sintomatología (signos y síntomas) qué lesiones se en-
tomoclínicos que pretendían haber encontrado base lesional para cuentran en su base, ya que los autores informados por esta men-
las neurosis; quedarse en la mera descripción clínica, y reconocer la talidad ven una relación necesaria entre síntomas y lesión. Por
ausencia de lesión visible para un reducido grupo de neurosis. eso, cuando la mentalidad anatomoclínica iba llegando a su cima,
El pensamiento anatomoclínico que tantos éxitos iba tenien- «todo síntoma» tiene valor de «signo físico». Y a esta «cumbre», al
do en la caracterización de las enfermedades del sistema nervioso, menos por lo que a la neurología se refiere, se llega con Charcot,
las cuales iban aislándose precisamente por las características de la ya que es quien de un modo claro y preciso formula todo lo que
lesión, dominaba claramente en la investigación y la concepción de interés hay para los autores de esta mentalidad. Bástenos para
de estas enfermedades, y esta es la razón de por qué a pesar del ello referir las palabras que Charcot pronunció en la lección inau-
fracaso en la obtención de datos anatomopatológicos en el pe- gural de la Cátedra de las Enfermedades del Sistema Nervioso
queño reducto de la neurosis, éste era visto desde una tesis locali- (1882): «Los progresos de la patología y los de la anatomía pato-
zacionista. lógica son paralelos. Esto se ha mostrado cierto sobre todo en lo
Por esto, A. L. Foville (1799-1878) señalaba que debía admi- que concierne a las enfermedades del sistema nervioso».
tirse para las neurosis la existencia de alguna alteración localizada Siguiendo estos postulados de la mentalidad anatomoclínica,
en alguna parte del sistema nervioso, aunque ella no fuera visi- Charcot edifica su obra, que sería fundamental para la historia y el
ble, lo que le llevó a formular la tesis de la existencia de una «le- desarrollo de la neurología. Fiel a su pensamiento de que «todo
sión funcional». Esta tesis tuvo éxito debido a que encajaba en síntoma neurológico no es, en última instancia, sino un signo fí-
los postulados localizacionistas del modelo anatomoclínico, y en sico de la lesión anatómica que de él depende», realiza magistrales
su evolución se reconocen tres períodos: descripciones de un grupo de entidades neurológicas, quedando
quizá como ejemplo más característico su descripción de la es-
1. Durante la década siguiente a la publicación de los textos clerosis lateral amiotrófica.
de Georget y de Foville (1840-1850) la mayor parte de Pero Charcot comete un grave error, tantas veces relatado por
los autores franceses aceptaron el criterio localizacionista, todos los autores que se acercaron a esta gran figura de la medici-
pero sin extraer de él consecuencias importantes para el na: el de estudiar la histeria con los mismos postulados con que
estudio de la neurosis. estudió las enfermedades del sistema nervioso. Su error consintió,
2. Las obras aparecidas con posterioridad a 1860 intenta- en una palabra, en confundir lo que era un método que se mostra-
ron, por el contrario, mostrar la existencia de localiza- ba fecundo, y convertirlo en una mentalidad que presidiera su
ciones concretas de las diferentes neurosis, desinteresán- concepción de la enfermedad. Y con esta mentalidad, ¿qué debía
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dose de las características generales. suceder con la histeria? Ésta sólo podía ser vista de tres maneras:
3. La culminación de este proceso se observa en el trabajo a) como neurose, enfermedad dependiente del sistema nervioso;
de Charcot, en que la «lesión funcional» de Foville se b) no como una simulación. La existencia de trastornos motores
transforma en «lesión transitoria». y sensitivos, como sus síntomas cardinales, hacía que no pudiera
dudarse de las dos afirmaciones anteriores. Pero al no encontrar
Charcot, máxima figura de la neurología, aborda el proble- lesiones, ¿qué se podía pensar? c) Por lo pronto, era necesario
ma de la neurosis centrando su estudio en la histeria. En su servi- demostrar que frente o junto a lo proteiforme de su realidad clí-

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nica, la histeria era una enfermedad típica e invariable. Gran par- mente eliminaron el término neurosis, idénticamente en esto a
te de los trabajos de Charcot en la Salpétriêre tienen esta inten- lo que ocurre hoy en los manuales DSM-IV y CIE-10, al punto de
ción, y así, logra distinguir la histeria major y la histeria minor y, no encontrarse este término en los diccionarios y grandes obras
por fin, los stigmata. de consulta de la época, y lo sustituyeron por otras expresiones
Hoy sabemos que Charcot «cultivaba» a estos enfermos, y procedentes de la mentalidad fisiopatológica inglesa, sobre todo
que las formas clínicas por él descritas eran en gran parte «mol- el concepto de irritación espinal y de enfermedad nerviosa refleja.
deadas» por él mismo; pero una vez «fijada» de este modo la enfer- El planteamiento teórico básico lo realizaron B. Traves, en
medad, ya no quedaba otro camino que el de encontrar la base 1824 y 1834, y Player, en 1821, quienes, por la influencia de
anatomopatológica. Una vez metido de lleno en la mentalidad Broussais, junto a las ideas procedentes de la mentalidad fisiopa-
anatomoclínica, diríamos que casi no importa si se encontraba o tológica inglesa que acabamos de referir, señalaron que las lesio-
no la lesión. Al observar la semejanza entre las parálisis histéricas nes funcionales de la médula (spinal disease) dan lugar a impor-
y las orgánicas, la mentalidad da la respuesta: ¿por qué este gran tantes alteraciones generales, una idea que desarrolla también C.
parecido?, porque «au fond c’est le meme syndrome», y entonces Brown (1828).
Charcot desarrolla su teoría de la lesión dinámica, que no puede Sólo queremos recordar que F. V. Broussais (1772-1838) pasó
ser demostrada en la necropsia. a la historia por oponerse a la obra de Laennec y por haber ela-
Junto a la descripción de la enfermedad, la otra tarea funda- borado un modelo sumamente especulativo. Sin embargo. no
mental de Charcot fue proponer el hipnotismo como método de todo fue negativo en su obra; así, su libro Médicine physiologique
curación, que concibe de modo análogo a como ha descrito la en- tuvo una influencia importante en autores decisivos, como L. Ro-
fermedad, lo que le llevará a la famosa polémica con la escuela de che (1790-1875) y Foville (1799-1878) en Francia, y Traves en In-
Nancy de Bernheim, un tema que no analizaremos aquí. glaterra, pero sobre todo pasó a la historia por ser promotor del
Un alumno de Charcot, Babinski, inicia hacia el año 1895 el pensamiento fisiopatológico.
estudio de la histeria. Su punto de partida era intentar encontrar Después de un período de amplia aceptación de la tesis de la
un signo que permitiera diferenciar las parálisis histéricas de las irritación espinal, en el que destacan el norteamericano Parris
orgánicas, y encuentra el fhènomène des orteils, que publica en (1832) y el británico Griffin (1830), esta noción es criticada por
1896, un signo que diferencia claramente ambas dolencias, y que autores alemanes, como A. Meyer (1849) y sobre todo por E. von
solemos llamar de Babinski, un hecho clave en la historia de la Leyden (1874), y queda por explicar alguna forma menor de es-
neurología (Walshe, 1958). Pero lo que interesa destacar es que casa repercusión clínica.
Babinski, contrariamente a Charcot, no confundió la mentalidad Sin embargo, una de las subdivisiones de este síndrome, la
con el método, por lo que intentó alejarse del pensamiento ana- neurastenia o «irritación espinal asténica», adquirirá posterior-
tomoclínico para caracterizar la histeria, y encontró en la noción mente gran aceptación y será utilizada para explicar un buen nú-
de sugestión, tal como él la entendía, el hecho definidor. Así, es- mero de alteraciones neuróticas, tras ser reformulada por Bread
cribe: «la histeria es un estado psíquico que domina al sujeto ca- (1880).
paz de ser autosugestionado», pero además trata de mostrar que Junto al concepto de «irritación espinal» se elaboró, también
este hecho, la sugestión, es el modo de curar la histeria, por lo que en Inglaterra, el concepto de «enfermedades nerviosas funciona-
propone llamar a esta dolencia pithiatisme, del griego pheido, per- les reflejas». El origen de este concepto está en autores del siglo
suasión, y iatos, curable. XVIII, que realizaron las primeras formulaciones maduras de la
Babinski muestra que Charcot sugestionaba a los pacientes, noción de arco reflejo, el británico Whytt y el alemán Prochascka,
los cuales hacían lo que en la mente de Charcot existía para carac- pero fue la obra de J. Marshall Hall (1790-1859) la que posibilitó
terizar la enfermedad, y este hecho vino a llamarse el «escándalo la de autores posteriores, quienes elaboraron el concepto de
de la Salpétriêre», que puso fin a la investigación de este gran «neurosis reflejas».
maestro en el tema de la histeria. Sin entrar en otras matizaciones, interesa decir que en el
Pero no fue todo negativo en la obra de Charcot. Al fallecer período entre 1850 y 1880 la nosología de las neurosis —mantén-
éste, sus discípulos en su necrológica se refirieron únicamente a gase el término o no— estaba formada por la histeria, desaparecía
su espléndida labor en neurología, pero no hicieron mención de la hipocondría como neurosis o bien se unía a las neurosis reflejas
sus estudios sobre la histeria, exceptuando a Freud, quien había ido y las nociones de irritación espinal, pero todas ellas, exceptuando
a París a estudiar la hipnosis con Charcot. En su artículo se refie- la histeria, serán englobadas por la noción de neurastenia, que an-
re a los estudios sobre la histeria y señala que éste había descrito tes hemos referido.
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un mecanismo fundamental, el de la escisión, en el que un aconte- La «irritación espinal» había sido dividida, por la influencia
cimiento doloroso es escindido en dos partes, separando el aspec- de J. Brown y F. Broussais, en una forma «esténica» y otra «asténi-
to emocional, que es rechazado de la conciencia, del aspecto cog- ca», que se llamó «neurastenia espinal», por lo que, antes que
nitivo, que es recordado. Bread, el término era conocido y se encontraba en los grandes
En Inglaterra no hubo ningún autor que tuviera una obra si- diccionarios médicos, como los de los alemanes Kraus (1813) y
milar a la que Georget había realizado en Francia, por lo que se Most (1838). Lo que en realidad hizo Bread fue extender el meca-
realizaron planteamientos altamente especulativos, pero curiosa- nismo medular al cerebro, y así, durante un tiempo, en los ambien-

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tes anglosajones se habló de «agotamiento espinal» y «agotamien- Apoyándose en trabajos de Putnam y Walton, se opone a una
to cerebral». interpretación organicista, que aún defendía su maestro Westphal,
Bread, en 1868, cuando publicó sus ideas, dio poca importan- pero se niega a aceptar que se trata de histeria, y señala que la neu-
cia a su concepción de neurastenia, que de hecho se refería a las rosis traumática debe ocupar un lugar independiente en la noso-
quejas de fatiga o agotamiento que encajaba bien en el entorno logía.
norteamericano relativo a la idea del exceso de trabajo del tipo Como antecedentes a la obra de Oppenheim hay que citar las
medio del ciudadano de este país. Sin embargo, su libro de 1880 «parálisis emotivas» y las «parálisis por terror» de la literatura
A practical treatise or nervous exhaustion (neurastenia). Its causes, médica alemana, especialmente el tratado de las «enfermedades
symptomes and sequences, tuvo gran aceptación y se convirtió en de la médula espinal» de E. von Leyden (1874-75), quien señala
uno de los cuadros centrales del tema de las neurosis. En 1881, el apoyarse en publicaciones inglesas sobre la emotional paralysis
también norteamericano W. Mitchel describe la «neurastenia fe- (1861) y paralysis dependent on idea (1869) de R-Todd y J. Russell
menina», y en esta línea hay que situar el «síndrome de Da Costa» Reynolds, o la paralysie par frayer del francés Ollivier d’Angers
o corazón irritable, que este autor describió en los soldados nor- (1837).
teamericanos y que atribuyó a agotamiento nervioso, pero el gran Charcot entra en el debate de estas neurosis traumáticas y
éxito de la neurastenia fue haber sido incorporada por Charcot en habla de un cuadro de «histeroneurastenia», en el que el trauma-
1889, pasando a ser una de las grandes neurosis junto a la histeria. tismo es secundario al importante papel de la «autosugestión».
Poco después, en 1895, Freud depuró el concepto de neuras- Debido a su autoridad, la mayoría de los autores, entre ellos
tenia y eliminó de ella algunos cuadros dolorosos, y sobre todo Oppenheim, aceptan la teoría de «traumatismo emocional», aun-
describió la neurosis de angustia, en un trabajo de 1895. que no desparece del todo la teoría orgánico-funcional, que, por
Pero antes de referirnos a la obra de Freud, importa citar la ejemplo, defiende Crocq (1896).
aproximación que al estudio de las neurosis se hizo desde la men- En 1908, Brissaud describe la «siniestrosis», destacando el pa-
talidad etiopatológica. Con el desarrollo de esta mentalidad se pel de la reivindicación, lo que lleva a muchos autores, como a
intentó encontrar una causa exógena a las neurosis. Se describen Rouz (1913), a destacar el papel de la imaginación en estas neu-
las «neurosis tóxicas» y se busca una relación causal con agentes rosis.
infecciosos, que apenas tuvo repercusión. Más interesante fue la En la Primera Guerra Mundial (1914-1918) proliferan los tra-
indagación respecto a los traumatismos, que dio lugar a la noción bajos sobre la «neurosis de guerra», y se produce entonces cierta
de «neurosis traumáticas» de Oppenheim (1884), que interesa es- confusión entre esta situación y la neurosis postraumática, y tam-
pecialmente por ser, posiblemente, una de las primeras formula- bién aquí hay disputas respecto al papel de la organicidad o la psi-
ciones sobre mecanismos psicológicos de esa enfermedad. cogénesis, aunque en general se acepta la existencia de tres cua-
La historia de la existencia de síndromes mentales a conse- dros: confusional, emotivo e histérico, pero exceptuando a los
cuencia de traumatismos de cráneo parece no muy antigua. Po- paiquiatras franceses, que dan importancia a los factores orgáni-
siblemente las primeras descripciones se deben a Boisser du co-funcionales, especialmente en el tema de la «confusión men-
Saudvage (1772). Dupuytren, Esquirol y Laségue han descrito ca- tal» (desorientación, onirismo dramático, agitación), los autores
sos de astenia y trastornos mentales como consecuencia de trau- alemanes e ingleses se inclinan más por la génesis psicológica.
matismos craneales, pero fue en 1866 cuando J. E. Ericksen hace El intento de abordar el tema del «reducido grupo de neuro-
un estudio sistemático de trastornos psíquicos secundarios a acci- sis» a partir de las mentalidades fundamentales de la medicina
dentes ferroviarios (railway-spine) o de automóvil, en los que el que hemos comentado (anatomoclínica, fisiopatológica y etioló-
cuadro clínico aparece tardíamente después de un tiempo de laten- gica) dio lugar a que se hicieran importantes precisiones y se des-
cia. Este autor piensa que el cuadro es consecuencia de la lesión cribieran algunos cuadros, pero en conjunto no hubo una ade-
sobre la médula y desarrolla la tesis de la «inflamación lenta» pos- cuada respuesta al tema de las neurosis hasta la investigación de
conmocional. Freud, que significó el auténtico abordaje psicológico de esta do-
Kraft-Ebbig admite el papel de la angustia en la génesis de los lencia y la introducción del sujeto en la enfermedad.
traumatismos psíquicos postraumáticos, y Charcot reconoce el La obra de Freud (fig. 1-10) tiene una triple significación:
papel del traumatismo en formas de histeria locales. ofrecer una doctrina sobre la enfermedad mental, singularmente
A raíz de la publicación de la ley relacionada con los acciden- la neurosis; ofrecer una técnica novedosa de tratamiento, la psi-
tes de trabajo en 1885 en Alemania y en 1898 en Francia, se entra coterapia, y establecer una nueva imagen del hombre. Su obra,
en el período «médico-legal» de estas cuestiones relacionadas con por lo tanto, significa un cambio absoluto en los aspectos esen-
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lo que será la «neurosis de renta» que nace para la nosología a ciales de la medicina, pero tuvo además un importante impacto
partir de los trabajos de Oppenheim, que había iniciado en 1884. en la cultura occidental.
Oppenheim describe como consecuencia de los accidentes Los antecedentes de la obra de Freud son complejos, pero
una neurosis autónoma seguida de depresión, síntomas hipocon- de un modo resumido y esquemático podemos citar: a) la psi-
dríacos y especialmente anestesia y estrechamiento del campo vi- coneurología alemana, que Freud recibe directamente de su
sual, y aborda por primera vez de un modo claro el papel de la maestro Brücke, neurofiólogo y discípulo de Johanes Müller,
psicogénesis en estas cuestiones. verdadero creador de la medicina científica alemana; b) los plan-

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De Maynert tomó muchas ideas, en especial la noción de con-


ciencia y la regulación de los procesos vitales por placer y displa-
cer, que permiten referir las ideas de Freud a Meynert «hasta en
sus particularidades» (P. Wyss, 1960).
La presencia de planteamientos de la Nathurphilosophie en la
obra de Freud son evidentes: puntos de vista como polaridad, el
inconsciente, etc., son temas fundamentales de la psiquiatría ro-
mántica.
También hay que referirse a P. Janet, y en especial a su tesis
del déficit funcional de la energía neuropsíquica —tensión psi-
cológica— en las neurosis, y a J. Breuer, que lo interesó en la hip-
nosis y la histeria y con quien publicó sus primeros trabajos so-
bre estos temas.
Con todos estos antecedentes, Freud realiza un obra monu-
mental y enriquecedora de la psiquiatría. No podemos, claro está,
resumir su pensamiento, por otro lado muchas veces analizado;
sólo nos referiremos a dos hechos antes de esquematizar lo que
creemos ha sido su aportación. Nos referimos al papel y significa-
ción de la angustia y la ordenación que su obra supone respecto
a la nosología de la neurosis.
En lo que respecta al primer punto hay que decir que antes
de Freud apenas hay referencias a la angustia y la ansiedad en la li-
teratura médica. Por ejemplo, no figura en el Diccionario de Auto-
ridades de 1772, y en el de Litre se dice que aparece en el siglo XVIII
como término médico, y parece ser que fue del francés de donde
parte el término español. Con Freud cambia el panorama y los
/figura1-10/ términos ansiedad y angustia ocupan no sólo un lugar central en
Sigmund Freud (1856-1939) la medicina, sino en la cultura.
Respecto a lo dicho hay algunas excepciones, y en este sentido
es sumamente interesante el libro de John Downame († 1652),
que creemos es el primero en psiquiatría en utilizar el término an-
teamientos psiquiátricos de T. Maynert, con quien trabajó un gustia para referirse a una experiencia similar a como se entiende
breve período de tiempo en la Clínica Psiquiátrica de Viena; c) la en la actualidad. En 1600 escribió un texto que tituló Spiritual
psicología de von Brentano, de la que Freud era buen conocedor; physiche to cure the disease of the Seúl... y que reeditó en 1609, pero
d) el pensamiento de la Naturphilosophie, que formulada de un con el título A treatise of anger. En él, Downame escribe que Anger
modo u otro no llegó nunca a desaparecer de Alemania; e) la in- es una «especie de locura» (a sort of madness). Señala que el térmi-
fluencia de Breuer, que lo interesó en el estudio de la histeria, y no inglés procede del latino angor y que la experiencia que estos
f) la tesis dinámica de P. Janet, que se opuso al organicismo im- términos describen es una mezcla de sentimiento de «ahogo y
perante. sensación de estrangulamiento de la garganta» y de «inquietud y
Del trabajo de Brücke pueden destacar dos ideas: a) el inten- aflicción». Describe más tarde otras características del cuadro, en
to de realizar una «ciencia fisiológica» o «ciencia de los organis- especial el aspecto del enfermo que lo padece: ojos saltones, ru-
mos», entendidos como agentes materiales dotados de actividad, bicundez, muecas, etc., y señala que es un cuadro que tiene poca
con facultades de asimilación, con átomos movidos por fuerzas duración y por eso lo llama también brebis furor, y que por ello se
según el principio de conservación de la energía de R. Meyer distingue de las locuras permanentes.
(1842), dinamismo que es visto como fenómenos físicos; las cau- Exceptuando este texto temprano, lo más usual en el siglo XVII
sas reales son fuerzas, entre las cuales destacan dos: la atracción y y especialmente en el XVIII en los manuales sobre trastornos men-
la repulsión, y b) la orientación «evolucionista»: el organismo es tales eran las matizaciones relacionadas con la melancolía o que se
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parte integrante del mundo físico. Su diversidad aparente es el re- utilizaran otros términos.
sultado de desarrollos divergentes que han tenido un comienzo en En relación con lo primero hay que citar a Richard Blackmo-
los «microscópicos organismos elementales»; en la evolución no re (1653-1729), quien publicó en 1725 un tratado titulado A trea-
cuenta el espíritu, sólo energías físicas producen efectos. Estas tise of the Spleen and vapours: or hypocondriacal and hysterical
ideas de Brücke tienen una decisiva influencia en el pensamiento affections. With three discourses on the nature of the cholick, me-
de Freud, que reconoce especialmente en su visión del psiquis- lancholy, and palsies, en el que al analizar la melancolía se aparta
mo como «fuerzas» o «energías». de los planteamientos clásicos, que la entendían como locura, y la

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describe diciendo que suele acompañarse de tristeza, abatimiento tia y, hasta cierto punto, los mecanismos comunes. En ambos ca-
y miedo (fear). sos, señala Freud, se produce una especie de «conversión», pero,
También hay que citar a James Vere (1700-1779), quien en A con todo, en la histeria es una excitación psíquica la que toma una
physical and moral enquiry into the causes of that internal restlesness falsa vía exclusivamente hacia lo somático, mientras que en la
and disorders in the man, which has been the complaint of all ages, neurosis de angustia lo que existe es una tensión física que no
publicado en 1778, describe lo que llama nervoussness, y que in- puede pasar a lo psíquico, por lo que permanece entonces en una
teresa porque en algunos aspectos es un antecedente de la obra de vía física, pero ambos procesos —dice Freud— se asocian con
Freud, ya que explica que el hombre civilizado está inclinado al frecuencia.
«miedo», hoy llamaríamos ansiedad, debido a un internal war, A pesar de lo anterior, es decir, lo que pudiera haber de psí-
que podemos traducir por «conflicto», debido a la lucha entre las quico en las condiciones de aparición de la neurosis de angustia,
exigencias «bajas» de los instintos que el hombre comparte con subrayando su afinidad con la histeria, Freud mantuvo siempre la
los animales, y las exigencias morales (moral instincts) o instintos especificidad de la neurosis de angustia. En 1926 elaboró en Inhi-
intelectuales, que deben tener un poder e influencia mucho ma- bición, síntoma y angustia su última concepción, en donde la an-
yores. gustia neurótica aparece como reacción del yo ante las amenazas
Ya hemos señalado que, en 1895, Freud depuró el concepto del ello y el superyó.
de neurastenia y eliminó de ella algunos cuadros dolorosos y, so- A final de su vida señaló que todas las teorías por él elabora-
bre todo, describió la neurosis de angustia, en un trabajo titulado das eran insuficientes y no plenamente satisfactorias, por lo que el
«Está justificado separar de la neurastenia cierto complejo sinto- tema quedaba abierto.
mático con el nombre de neurosis de angustia». Este trabajo re- De todos modos, las sucesivas explicaciones de Freud sobre la
dujo la extensión de la neurastenia, que a partir de él tiene una angustia neurótica no encierran contradicciones, y lo cierto es
imagen relativamente más homogénea, y describe magistralmen- que elaboró una concepción dual de las neurosis que deja deslin-
te los síntomas, pero además muestra que muchos síntomas se dadas las neurosis verdaderas de las psiconeurosis, y ofreció en
agrupan en torno al hecho fundamental de la angustia. Pero principio dos clases de angustia neurótica: por un lado la angustia
como en toda su obra, la noción de la angustia hay que enten- que formaría el núcleo básico de la neurosis de angustia, la moda-
derla de modo evolutivo. lidad de las neurosis verdaderas más representativa, tomando
Singer ha mostrado (v. L’anxieté dans les conceptions psycho- —dice en una ocasión Freud— la noción de neurosis en su «pri-
dinamiques, 1977) que la angustia neurótica ha sido considerada mer sentido de perturbación del funcionamiento del sistema ner-
por Freud, sucesivamente, de tres maneras diferentes: como an- vioso», que estaría constituida por una energía displacentera,
gustia sexual, como represión sexual y como amenaza al yo por amenazadora, carente de objeto y meta, flotante y errabunda,
las pulsiones del ello o por los conflictos de éste con el superyó. procedente de una energía sexual insatisfecha y por otro lado la
Desde 1893, Freud estuvo preocupado por el origen de la an- histeria de angustia, hoy neurosis fóbica, uno de los tipos de neu-
gustia y de sus relaciones con la excitación sexual y la libido, lo rosis más importantes, que provendría de encontrarse el yo en
cual aparece manifestado en su correspondencia con Fliess, tema fuerte amenaza y riesgo ante las enérgicas pulsiones del ello, re-
que trató sistemáticamente en 1895 cuando describe la neurosis de montándose su procedencia a los complejos de Edipo y de castra-
angustia. De este modo, desde el punto de vista nosológico aísla ción. Este origen psicodinámico sugerido por Freud para la neu-
un cuadro, pero lo que especialmente interesa es que se centra en rosis fóbica se ha transferido como válido para la angustia fóbica
torno al «síntoma fundamental de la angustia». sensu stricto, es decir, la angustia nuclear de los cuadros clínicos
Sobre la base de «excitación general», distingue varias formas: alojados como neurosis de angustia.
angustia crónica y expectante; crisis de angustia pura, acompa- Así pues, las experiencias generadoras de ansiedad son siem-
ñadas o no de síntomas físicos; angustia fóbica, etc. Freud rela- pre temores del yo a situaciones de peligro, pero que pueden ser
ciona la neurosis de angustia con etiologías específicas, cuyos ordenadas en un continuum desde el nacimiento y que se mani-
factores más corrientes son: acumulación de la tensión sexual, y fiestan por distintos tipos de ansiedad:
ausencia o insuficiencia de «elaboración psíquica» de la excita-
ción sexual somática, que no puede transformarse en «libido psí- 1. Ansiedad impulsiva o del ello, que se corresponde con las
quica», y en esta situación la excitación sexual no controlada deri- primeras experiencias infantiles. Los pacientes expresan
va directamente hacia el plano somático en forma de angustia. temor a actuar desordenadamente de forma irracional:
En 1889, Freud tendía a admitir únicamente un origen psíqui- tiene temor a enloquecer.
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co de todos los síntomas de la histeria, pero luego se centró en ex- 2. Ansiedad de separación, que aparece en individuos más
citaciones sexuales, que tienen orígenes distintos: angustia de las desarrollados, en fases preedípicas, y que expresa el temor
vírgenes, de la abstinencia sexual, del coitus interruptus, etc. de la pérdida del amor o el abandono de los padres. Esta
Desde de 1909, a partir de haber descrito la histeria de angus- ansiedad en el adulto expresa la anticipación temerosa a
tia, considera la angustia como resultado de la represión de la pul- la pérdida de alguna relación humana importante.
sión sexual en el inconsciente. Señaló los puntos de contacto que 3. Ansiedad de castración, que representa la situación típi-
ofrecen las sintomatologías de la histeria y la neurosis de angus- camente edípica. En el adulto expresa el temor a las le-

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siones corporales o algún tipo de limitación de capacida- histeria, neurastenia, neurosis de angustia —aislada por Freud—
des personales. y locura obsesiva, que englobaba los cuadros fóbicos, donde se
4. Ansiedad del superyó, que revela la superación del com- destacaba la agorafobia y los demás cuadros obsesivos.
plejo de Edipo. En el adulto muestra el sentimiento nor- Lo que hizo Freud, entre otras cosas, fue ordenar los cuadros
mal de la culpa ante una mala acción. Esta última es la clínicos neuróticos, al aplicar en su estudio el modelo psicoanalí-
que se entronca fácilmente con aspectos de la angustia tico, es decir, aplicar a la teoría del enfermar un pensamiento pa-
existencial, porque de mecanismos y aspectos típica- togenético.
mente psicológicos la ansiedad empieza a relacionarse Aparte de la importante contribución a la etiopatogenia de la
con situaciones existenciales que apuntan al deber y a la neurosis entrado en la experiencia de la angustia y la ordenación
responsabilidad, y en definitiva con el tema de la culpa- de los cuadros neuróticos en un continuum en función de mo-
bilidad, una angustia que tiene muchos puntos de con- mento del conflicto, podemos resumir la fundamental aportación
tacto con la «angustia existencial». de Freud en cinco puntos:

De ese modo la teoría de Freud sobre la angustia supuso ade- 1. El descubrimiento de la rigurosa necesidad de diálogo
más un modo de ordenar los cuadros de neurosis que antes que él con el enfermo, tanto para el diagnóstico como para el
habían ido aceptándose, y dio a la neurosis un cuerpo de doctrina tratamiento. Hasta Freud, la patología había sido funda-
unitario. mentalmente visual; desde él será básicamente auditiva.
Cuando Freud separa en 1885 la neurosis de angustia de la Esto amplía enormemente y cambia el sentido de la
neurastenia, la nosología de las neurosis estaba básicamente for- anamnesis, que de ser sólo «testifical», es decir, el enfer-
mada, aparte de ciertas formas menores, por tres síndromes fun- mo es testigo de su propia enfermedad, pasa a ser «inter-
damentales: la histeria, la neurastenia y la neurosis de angustia, y se pretativa», en un doble sentido: el enfermo cuenta al mé-
completará con la descripción de las neurosis fóbicas y las neurosis dico cómo interpreta su enfermedad y el médico somete
obsesivas. a interpretación cuanto en el enfermo ve y oye. Pero ade-
El problema de las neurosis fóbicas se inicia con la descripción más, la palabra no es sólo instrumento de diagnóstico,
por parte de Westphal de la agorafobia en 1872. Con anterioridad sino de tratamiento.
otros autores habían descrito con el nombre de «gefigofobia» el 2. La estimación diagnóstica y terapéutica del componente
miedo a cruzar los puentes, temor que Pascal había observado en instintivo de la vida humana.
sí mismo y narra en 1651, pero fue el autor alemán quien verdade- 3. El descubrimiento de la existencia y significación que en
ramente hizo una descripción clínica del síndrome, y lo distin- la vida del hombre tienen los diversos modos de concien-
guió de los vértigos. En 1872, Corda, que padecía este cuadro, lo cia psicológica, y muy en primer plano, el inconsciente.
aproximó a la neurastenia, y lo señaló con los términos Platzangst 4. La decisiva aportación al conocimiento de las influencias
(«miedo a las plazas») o Platzwindel («vértigo de las plazas»), des- que la vida anímica ejerce en los movimientos del cuer-
de entonces frecuentes en la literatura alemana. po y las de éste sobre aquélla. Aquí importa sobremanera
A partir de lo anterior comienzan a definirse otras fobias. la tesis de la conversión, que marcará el inicio, además, de
Así, Verga de Milán describe la claustrofobia, y ya en 1878 existen la patología psicosomática.
varias publicaciones sobre este cuadro (Raggi, Bali, etc.). En 1879, 5. La preocupación por ordenar comprensivamente en el
Hammon describe el miedo al contagio bajo el término misofobia. enfermo el suceso de la enfermedad dentro de su biogra-
En 1903, en la 7.a edición de su Tratado, Kraepelin incluye la fía. La enfermedad será desde Freud un acontecimiento
agorafobia y otros cuadros fóbicos bajo el título de «locuras biográfico.
obsesivas» junto con todas aquellas formas de «locuras degene-
rativas», en las que el cuadro se halla dominado por las
representaciones y miedos obsesivos (anancasmus), y en 1915 uti-
liza el término de «neurosis obsesiva». Historia de la asistencia
Por último, el panorama de los cuadros neuróticos se com-
pleta con la psicastenia descrita por Janet. En una primera etapa,
psiquiátrica
siguiendo a su maestro Charcot, estudió el estado mental de los ı
histéricos, y en 1983 publica L’etat mental des hysteriques, donde ı
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utiliza por primera vez el término psicastenia y señala que entre Aunque a partir de la creación de la psiquiatría como ciencia
los psicasténicos el síntoma obsesivo es el más destacado, por lo médica, los modelos asistenciales que se han propuesto respon-
que durante un tiempo la enfermedad obsesiva es vista como psi- den a los planteamientos teóricos desarrollados por los psiquia-
castenia. tras, la historia de la asistencia psiquiátrica se inicia con anterio-
De este modo, antes de la publicación del trabajo fundamen- ridad al establecimiento de la psiquiatría como ciencia indepen-
tal de Freud, Inhibición, síntoma y angustia, en 1926, el panora- diente, concretamente a partir de 1404, y nos ha parecido que un
ma nosológico de las neurosis comprendía los siguientes cuadros: tratamiento conjunto de esta historia con cierta independencia de

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la historia de la psiquiatría era más comprensible, teniendo en trato humanitario. Al respecto, D. Jetter (1972) escribe: «Los his-
cuenta que la organización de la asistencia psiquiátrica tiene una toriadores anticlericales de la Ilustración y de superstición repu-
función y significación mucho más importante que en medicina. blicana han sostenido con toda energía que fue Pinel el primero
En 1404, por el impulso del fraile mercenario Fray Juan Gili- en tratar a los locos de forma humanitaria en París y durante la
berto Jofré, se crea en Valencia, bajo el nombre de Hospital d’i- Revolución francesa. Anteriormente sólo habrían existido «ca-
nocents, follcs i orats, el primer manicomio del mundo, es decir, denas y jaulas», exorcismos y hogueras para las brujas. Esto es
la primera institución creada expresamente para socorrer y tratar completamente falso y resulta irrisorio para quien, aunque sea
médicamente a los enfermos mentales. superficialmente, conozca los hospitales de la Edad Media». A
El ejemplo de Valencia fue seguido por una serie de ciuda- continuación el historiador alemán cita una gran cantidad de
des, y en poco tiempo se crea en España una auténtica red asis- instituciones que acogieron enfermos mentales.
tencial de edificios construidos para el cuidado de los enfermos España no es, por lo tanto, el primer país en albergar a enfer-
psíquicos. Esto quiere decir que la construcción del manicomio mos psiquiátricos, pero sí el verdadero iniciador de la asistencia
de Valencia no fue un hecho aislado, y que España estaba prepara- psiquiátrica, ya que sus instituciones del siglo XV se crearon ex-
da para la tarea de atender médicamente al loco. presamente para dar a los enfermos psíquicos tratamiento médico.
Así, en 1425, Alfonso V de Aragón funda el Asilo de Zarago- Ciñéndonos a Valencia, José Rodrigo Pertegas (1727), además de
za, que siglos más tarde sería elogiado por P. Pinel, por la forma dar noticia del esmerado cuidado, limpieza y alimentación «sana y
ejemplar como se practicaba la terapia ocupacional. En Sevilla, en abundante», destaca el hecho de que los enfermos recibían aten-
1436, el caballero Marcos Sánchez Cobarrubias funda una insti- ción técnica médica de médicos tan destacados como Bartolomé
tución idéntica. A estos hospitales psiquiátricos siguen el de Va- Martí y Jaime Roig, médico de la reina Doña María. Había farma-
lladolid (1436) y el de Palma de Mallorca (1457). Federico Ortiz cia, y los pacientes que estaban en condiciones eran autorizados a
funda el Hospital de los Inocentes de Toledo en 1480, y hace ins- salir del establecimiento para realizar faenas fuera de él.
cribir en el frontispicio: Mentis integrae sanitari procurandi, insis- Entre otras cuestiones, interesa destacar que los enfermos
tiendo, por lo tanto, en el carácter médico de la institución. Algo hacían trabajos que eran remunerados: los varones trabajaban en
después, en 1525, los Reyes Católicos erigen el Manicomio de la huerta y las mujeres tejían; lejano aún el entramado productivo
Granada. de este tipo de medidas, se puede afirmar que se iniciaba así la la-
Esta serie de fundaciones hechas en territorio español son borterapia, la cual iba a ser una constante en los manicomios es-
continuadas en América. El primer manicomio fue fundado por pañoles. El Hospital de Valencia tuvo gran fama, que se prolon-
Fray Bernardino Pérez Álvarez en México, el Hospital de San Hi- gó al menos hasta mediados del siglo XVI, como queda reflejado
pólito (1567), y poco después fundó una serie de ellos, como el de en la obra de Lope de Vega, Los locos de Valencia, en donde el gran
Osxtepec, Xapala, etc. Este afán por tratar y proteger a los enfer- dramaturgo describe características del centro.
mos psiquiátricos en instituciones adecuadas se prolonga a Italia, La razón de por qué se dio en España este movimiento asis-
y son también españoles, Francisco Ruiz y Diego Ángel Bruno, tencial es explicada habitualmente por muchos como consecuen-
quienes fundan la primera institución psiquiátrica italiana, en cia de la influencia de la cultura árabe, señalándose que los árabes
Roma, en 1548: Santa Maria di Poveri Pazzi. siempre se habían preocupado por dar asistencia psiquiátrica a los
Así pues, España se adelanta al resto de Europa en el tema de enfermos mentales, y se supone que esta preocupación fue im-
la asistencia psiquiátrica, ya que en contra de algunas opiniones, si portada por los padres mercenarios, como el padre Jofré, quie-
bien es cierto que con anterioridad al manicomio de Valencia nes a causa del rescate frecuente de prisioneros cristianos entra-
hubo instituciones que acogieron a enfermos mentales, éstas no ron en relación con los musulmanes y aprendieron de éstos a
pueden ser consideradas verdaderos hospitales psiquiátricos, ya construir y organizar asilos para locos.
que los pacientes allí ingresados no eran tratados médicamente Pero, idénticamente a lo que ocurre con las instituciones me-
y, desde luego, no hubo un «movimiento asistencial» similar al dievales cristianas, sólo hay noticia de que en los países musulma-
español, por lo que no puede aceptarse la opinión de autores in- nes se recogía a enfermos psíquicos, pero no de que fueran cen-
gleses que entienden que la prioridad de la asistencia psiquiátrica tros especializados ni de que hubiera instituciones especiales cre-
corresponde a Inglaterra. adas para el tratamiento médico de estos pacientes, y tampoco
Los autores británicos suelen considerar al Hospital de Betle- hay evidencia de que el Maristan de Granada fuera un hospital
hem como el primer hospital mental de Europa, ya que fue fun- mental (Barcia, 1996).
dado en 1247 por Enrique III, y parece ser que ya en 1377 recibía Más razonable es pensar que en España se habían dado las cir-
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a enfermos mentales. Pero, idénticamente a otras instituciones, cunstancias favorables para que se desarrollara la asistencia psi-
no puede ser considerado como hospital mental, y no hay noti- quiátrica, y que ésta fuese expresión de una secular preocupación
cias, al menos hasta 1473, de que se dispensara a los ingresados de los españoles cristianos. En este sentido, hay que tener en
asistencia médica. cuenta que en la España cristiana había una clara tradición de cui-
Por otro lado, antes de esa fundación inglesa y durante la dado «humanitario» a los enfermos mentales.
Edad Media huvo gran cantidad de instituciones, generalmente a Así, un hecho importante al respecto está en relación con los
cargo de la Iglesia, en donde los enfermos psíquicos recibían un ordenamientos jurídicos. San Isidoro, en las Etimologías, se ha-

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bía ocupado de este tema, y en tiempos romanos la utilización de no puede hablarse de psiquiatría, y lo cierto es que hay poca pre-
términos como furiosus o amens suponía un predominio de los ocupación, todavía, por el enfermo mental.
puntos de vista jurídicos; poco después se empezaron a utilizar Si bien a lo largo de los siglos XV y XVI se mantuvo en buen
expresiones como orates, y más tarde inocentes, por considerar a nivel la asistencia al enfermo mental, durante el siglo XVII y bue-
los enfermos mentales irresponsables y necesitados de una pro- na parte del siglo XVIII asistimos a un progresivo deterioro de la
tección especial, y ésta es la razón de por qué el Hospital de Va- asistencia psiquiátrica, aunque seguramente en España no fue tan
lencia se llamó de los Inocentes. lamentable como en el resto de Europa, que verdaderamente
En Sevilla, San Cosme y San Damián se distinguieron por el nunca dispuso de una buena red asistencial. Pero lo que empeora
cuidado de los enfermos psíquicos. Fueron torturados, siguiendo especialmente es el trato y la consideración al enfermo psíquico.
órdenes de Diocleciano y Maximiliano, en 303, pero comentan Ackernecht y Akert (1964) escriben que «apenas había comenza-
López Ibor y López Ibor Aliño que «la devoción a dichos santos do a perderse el odio al poseído, el enfermo mental es etiquetado
persistió y fue lo que fomentó, siglos después, este nuevo espíritu bajo las nuevas medidas de asocial y criminal. No es ningún mila-
de que los inocentes y enfermos mentales necesitaban cuidado y gro, pues, que sin esfuerzo alguno se le cargara de cadenas». Aho-
protección». ra el internamiento no está pensado para proteger al enfermo de la
La tradición jurídica médico-legal se contiene en las Siete Par- sociedad, sino a ésta del loco.
tidas de Alfonso X El Sabio, el código de leyes más importante de Junto a lo anterior hay que señalar que una de las razones de
la Edad Media y la más amplia recopilación legislativa desde el la grave situación en que se encuentran los enfermos dementes
Derecho romano. Aquí el loco es tratado sicut infantes, como se debe a la aparición del pobre como fenómeno y problema so-
irresponsable, y debe ser protegido legalmente. cial, lo cual se percibe más en algún país como Inglaterra. Unos
Al romper en 1534 con el papado, Enrique VIII mandó cerrar pobres se utilizan para el trabajo en los nuevos esfuerzos indus-
numerosos hospitales construidos por la Iglesia. En 1547 fundó triales y agrícolas, pero los que no trabajan son asilados (Fou-
de nuevo el Hospital de St. Bartholomew, y Eduardo VI abrió en cault, 1961), y ésta es la razón de que la reforma de los hospitales
1553 nuevamente el de St. Thomas y ordenó también reabrir el de psiquiátricos llegue cuando se reformen los asilos de pobres y va-
St. Mary dedicado a enfermos mentales. A partir de estos hechos gabundos y las prisiones, lo que ocurre a finales del siglo XVII y
se inicia en Inglaterra un nuevo capítulo en la historia de los hos- durante todo el siglo XVIII (Haisch, 1959).
pitales, en el que la especialización de los distintos edificios y el La consecuencia de lo anterior fue que se cambia entonces la
progreso de la medicina introdujeron innovaciones. En épocas intención del internamiento psiquiátrico y se recluye al enfermo
anteriores sólo los cirujanos practicaban en estas instituciones, no para ayudarle y alejarlo de la sociedad que lo maltrata, siguien-
pero a partir de entonces están también en el equipo asistencial do la propuesta del padre Jofré, sino que se le encierra ahora para
los médicos (physicians), es decir, médicos no cirujanos, de medi- proteger a la sociedad del loco, y las instituciones psiquiátricas
cina general. empiezan a ser utilizadas para controlar a todos los marginados:
La gravedad de la situación socioeconómica del siglo XVII, ca- mendigos, criminales, locos, etc., y se produce lo que Foucault
racterizada por la falta de bienestar, hambre crónica, enfermeda- (1961) llamó «el gran confinamiento».
des mortales, todas las que producen fiebres y especialmente la La motivación de todo esto es que sólo se acepta como váli-
peste, no son circunstancias favorables para la asistencia médica, da, respecto a la salud mental y la moral, a la razón, idea que está
aunque, a pesar de lo anterior, en Europa existe una clara preocu- en la base del pensamiento ilustrado, singularmente de la Ilustra-
pación por construir hospitales y por mejorar la organización sa- ción francesa, por lo que todas las fuerzas sociales entendieron
nitaria. Pero junto a lo anterior, las guerras frecuentes, con los como una «provocación» y un peligro la presencia en la sociedad
enormes gastos que generan, contribuyen a mantener la pobreza de conductas «irracionales», por lo que esta época, desde 1650 a
crónica para la mayoría de las instituciones. 1800, puede ser descrita como la de la «marginación administra-
En el siglo XVII y comienzos del XVIII se reconstruyen los hos- tiva de la irracionalidad» (Dörner, 1974). En 1779, Honoré Mi-
pitales de St. Thomas y St. Bartolomew, y ello marca una nueva rabeau, el destacado político de los primeros años de la Revolu-
manera de concebir el hospital, que se irá extendiendo por Euro- ción, escribió: «es demasiado cierto que hay que ocultar de la so-
pa. El paso definitivo lo darán los distintos planteamientos para ciedad a aquellos que han perdido la razón».
reconstruir en París el Hôtel-Dieu, que había sido destruido por Entre los marginados los locos tuvieron una posición especial,
las llamas en 1737. Aquí se conciben diferentes especialidades: 6 ya que no fueron meramente excluidos, como los otros, sino que
pabellones para medicina general, 6 para enfermedades infeccio- precisamente los más peligrosos, los maníacos, fueron «expuestos»,
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sas y 8 para cirugía, además de edificios para servicios, iglesia, encerrados en jaulas, a la curiosidad del público. «Lo que aquí se
jardines, etc. Interesa destacar que en esta fecha se inicia la época organizaba era la demostración de la naturaleza salvaje e indoma-
moderna de la hospitalización, que alcanza su mejor desarrollo en ble, lo “bestial”, la libertad absoluta y demoledora, el peligro so-
el siglo XIX, precisamente cuando la medicina empieza a ser cien- cial, que era expuesto en escena tras los barrotes levantados por la
tífica. razón y de forma más dramática en cuanto servía para poner ante
Pero esta preocupación asistencial inicada en el siglo XVII no los ojos de la gente a la razón como necesidad de dominar la natu-
alcanza a la psiquiatría. Hay que recordar que en esta fecha aún raleza, como limitación de la libertad y como seguridad y orden

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ciudadanos» (Dörner, 1974). El loco aparecía, por lo tanto, desde su En 1863, Reanudin elabora como esenciales una serie de
irracionalidad, como sujeto bestial extremadamente peligroso. enunciados para la adecuada organización terapéutica hospitala-
Pero la Revolución había establecido la prohibición de cual- ria: posibilidad de aislamiento, clima de «normalidad» y organi-
quier privación de libertad a todos los ciudadanos, por lo que no zación del trabajo. Según lo anterior, las instituciones psiquiátri-
podía tolerarse la reclusión de los enfermos mentales. La Asam- cas deben estar alejadas de las grandes ciudades, para asegurar el
blea Revolucionaria de 1790 había liberado a todos los carentes de aislamiento y la tranquilidad, y se intenta que el enfermo se adap-
libertad, exceptuando a criminales y locos. Estos últimos debían te a la institución, por lo que ésta debe parecerse en lo posible a
ser puestos en libertad si se habían curado y, en caso contrario, de- la sociedad de «afuera», de modo que una vez que se ha consegui-
bían ser ingresados en instituciones distintas de los manicomios do lo anterior, la adaptación a la sociedad real será fácil. Las ins-
tradicionales, los cuales deberían ser más adecuados. tituciones tipo village son el exponente más característico de este
El resultado, en principio, fue que la situación de los locos tipo de pensamiento.
empeoró al haberse suprimido muchas de las instituciones, algu- No todos los planteamientos asistenciales siguieron este pun-
nas de ellas pertenecientes a la Iglesia, como la Maisson de Saint to de vista francés. En Alemania todavía en 1830 los locos eran
Lazare, fundada por San Vicente de Paúl, en la que los enfermos considerados peligrosos, y era la peligrosidad el criterio para el in-
recibían un adecuado trato humanitario. Los enfermos se con- ternamiento. Pero en esa década se producen una serie de cir-
centraron en París en Bicêtre y la Salpétriêre, y en las cárceles de cunstancias, políticas y culturales, que propician un cambio en el
provincias se hacinaban muchos de ellos, recibían mal trato y se modo de entender la enfermedad. Es conocida la disputa que en
dictaron leyes para proteger a la población (Dörner, 1974). Y tal este país hubo entre los psiquiatras llamados «psíquicos», perte-
fue la situación que se encontró Pinel, y por la que planteó la re- necientes al movimiento especulativo de la Naturphilosophie, y los
forma de la asistencia psiquiátrica. «somáticos», aunque esta distinción no fue tan tajante como sue-
La idea fundamental fue no marginar a los locos, y que a ellos le citarse.
llegaran también los logros de la Revolución, lo que se conseguirá Entre los «somáticos», es decir, los que entendían la enfer-
sobre todo por medio de la cura moral, que es el intento de mo- medad mental como enfermedad corporal especialmente cere-
dificar la conducta del enfermo, con «dulzura y firmeza», y ello, bral, se encuentran justamente los «médicos de los manicomios»,
como hemos señalado, en el tratamiento individual, pero tam- quienes entre otras cuestiones intentan atenerse a la observación
bién por las normas de la institución que cuidadosamente elabo- clínica y pretenden moverse entre los planteamientos de las cien-
raron Pinel y Pussin. cias positivas, y siguen a J. Müller, el origen de Nathurwiessen-
En realidad, el programa de Pinel se aproxima en la práctica al schaft y quien crea la espléndida escuela fisiopatológica alemana.
de los hermanos Tuke, Henry (1755-1814) y Samuel (1764- Entre otros, a estos médicos de manicomios pertenecen F. Bird,
1857), quienes siguieron la tradición de su abuelo William Tuke, W. Richard, C. F. Fleming y A. E. A. Zeller, que fue maestro de
quien en 1797 había creado en York el York Retret, un estableci- Griesiger, creador de la psiquiatría científica alemana y origen de
miento donde se puso en marcha un régimen basado en la piedad lo que Jaspers llamó psiquiatría universitaria. Su obra de 1845,
y que había hecho un considerable esfuerzo para lograr en Ingla- Pathologie und Therapie der psychischen Kranheiten, es el texto
terra la supresión de las esposas y grilletes con que se sujetaba a los fundamental de la psiquiatría alemana de ese momento.
enfermos mentales. Estos programas se asemejan también a los A principos del siglo XX se construyen manicomios enormes
establecidos en Alemania por R. W. Ideler. en las afueras de las ciudades, a pesar de las propuestas de Griesi-
Los planteamientos de Pinel fueron seguidos y desarrollados ger de intentar aproximar los hospitales psiquiátricos a los hospi-
por J. E. D. Esquirol (1772-1840), quien había escrito que «sólo hay tales generales: el Psychiatrische Krankenhaus de Viena, construi-
libertad donde hay orden público», por lo que siguiendo lo ante- do en 1907, y el Institut Mental de la Santa Creu i Sant Pau de
rior intentó compaginar el sistema inglés de non-restrain de Con- Barcelona, construido a principios de siglo, son dos ejemplos de
noly con la aplicación de una serie de medidas restrictivas. estas construcciones.
Los planteamientos teóricos franceses dieron lugar a pensar, a El modelo asistencial de Griesinger es absolutamente diferen-
pesar de su visión somaticista, que la locura era básicamente una te del que acabamos de comentar. Convencido de que las «enfer-
alteración moral, por lo que deja en cierto modo de ser una en- medades mentales» son enfermedades del cerebro, propone un
fermedad para convertirse en el destino del loco, y esta idea llevó modelo asistencial consecuente con esta idea y entiende que los
a intentar someter la irracionalidad a medidas coercitivas y edu- psiquiatras deben ser médicos especializados en el sistema nervio-
cativas con el fin de dominarla. Para lograr esto debía el loco per- so (Nervenartzt), una idea que persistirá hasta casi nuestros días.
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manecer en el manicomio, y éste debía disponer de las medidas Identifica, por tanto, las enfermedades mentales con las de-
organizativas y funcionales adecuadas para que tuviera un efecto más enfermedades y organiza la asistencia fundamentalmente
terapéutico. Al respecto, Falret, en 1854, escribió que «el mani- con una orientación terapéutica. Intenta, como es lógico, luchar
comio, convenientemente organizado, constituye para ellos (los contra la violencia contra los locos, pero escribe que «hemos de
locos) una verdadera “atmósfera médica”, con una acción per- recordar que no es humana esa forma de tratar a los locos que
manente y casi imperceptible, que respiran por todos los poros y satisfaga a los sentimientos individuales del médico o el enfermo,
les modifica a la larga». sino la que cura, y la psiquiatría no debe abandonar la seriedad de

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una ciencia de observación, para disolverse en sentimentalismos ton, 1954), aunque se dieron varios nombres para referirse a la
que apenas seducen ni aun a los profanos». idea de que el deterioro observado en los esquizofrénicos no se
En vez de curables e incurables, un punto de vista que de- debía al proceso de la enfermedad sino a la acción de la institu-
sarrollaron Kahlbaum y Kraepelin, Griesinger clasifica a los enfer- ción misma. Estos hechos, junto a la psicologización de la psi-
mos mentales en agudos y crónicos, y, por lo tanto, en pacientes quiatría y el desarrollo de la orientación psicosocial iniciada en
que precisarán estancias hospitalarias cortas o largas. Propone la Estados Unidos especialmente, llevaron a nuevas propuestas que
creación de «asilos» (Krankenhaus), que es lo contrario del mani- tuvieron un impacto decisivo en la organización de la asistencia
comio, para asistir a los primeros, los cuales deben estar situados psiquiátrica.
no alejados de las ciudades para que los enfermos puedan recibir En la década de 1950 se produce un cambio en la orientación
pronto el tratamiento adecuado, y señala que se deben suprimir las terapéutica de los enfermos psicóticos y se crea la psicoterapia ins-
complicadas exigencias jurídicas para el ingreso. Los manicomios titucional, que surge en Francia con el trabajo de Doumezón y
deben acoger a los enfermos mentales no curables, y la organiza- Koechlin (1952), y la comunidad terapéutica, que aparece en In-
ción asistencial debe completarse con instituciones especiales para glaterra con la obra de Maxwell Jones (1950), que aunque con
débiles mentales, idiotas, impedidos y epilépticos. Finalmente creó claras diferencias, tienen en lo esencial metas y bases teóricas
las policlínicas para tratar ambulatoriamente a aquellos que no idénticas. Con el supuesto de que «el medio puede modificar o
deben ser internados, y con ello amplió el campo de la psiquiatría moldear ciertos equilibrios psicodinámicos que son intrapsíqui-
a los neuróticos, psicópatas, etc. cos» (Daniels), se intenta reducir los sentimientos de vergüenza,
Los autores que se mueven dentro de esta orientación ten- culpa, ansiedad, etc., creando un entorno más humano.
drán, entre otras preocupaciones teóricas, la de encontrar reme- Si la comunidad terapéutica tiene éxito proporcionará a los
dios terapéuticos para las enfermedades mentales, y aquí pode- pacientes unas relaciones interpersonales más apropiadas y realis-
mos confeccionar una larga lista, que va desde la introducción de tas, dando lugar a que el enfermo pueda adquirir mejores capaci-
la impaludización por Wagner von Jauregg en 1913 para tratar dades adaptativas. La comunidad terapéutica, formada por tera-
la parálisis general progresiva, hasta la introducción, en 1952, de peutas (psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales, cuidadores,
la clorpromazina por Delay y Denicker, que marca el inicio de la etc.) y familiares, conseguirá lo anterior.
moderna psicofarmacología. Como hitos intermedios tenemos El paso lógico siguiente es suprimir las instituciones cerradas
una serie de técnicas: la «cura de sueño» o «narcosis prolongada» e intentar tratar al paciente en el seno de la sociedad y la familia, lo
(Dauernarcosse) de Kläsi (1921); los «comas insulínicos» de Sa- cual llevó a la creación de la llamada psiquiatría de sector, cuyo pa-
kel (1935); la «convulsionterapia» de Von Meduna (1934), que es radigma fundamental se estableció en Estados Unidos. En 1955,
el origen del electrochoque de Cerleti y Bini (1938), y la «leucoto- el Congreso Norteamericano creó una Comisión para el Estudio
mía» de Egas Moniz (1938), que inaugura la psicocirugía. de la Enfermedad y la Salud Mental, que en 1960 presentó un in-
Se observan, por lo tanto, dos planteamientos asistenciales: forme que dio lugar en 1963 a la Acta de la Constitución de Cen-
el francés, en el que la institución debe tener una organización es- tros de Salud Mental, los cuales debían asumir la responsabilidad
pecial para que ejerza sobre el enfermo su «función curativa», de dirigir la asistencia psiquiátrica según las nuevas orientacio-
muy próxima a la pedagógica de la «cura moral», y el modelo nes, lo que constituye, en boca del presidente Kennedy, a blood
alemán, típicamente médico, que entiende el hospital como un new approach. Según esta propuesta, los centros deben atender al
lugar en donde debe ingresarse a los enfermos para que reciban cuidado de los pacientes ingresados y darles el alta, proporcionar
el tratamiento médico adecuado. tratamientos de urgencia, hospitalizaciones parciales, consultas
Al final de la Segunda Guerra Mundial vamos a asistir a una públicas, educación de los pacientes y sus familias, etc.
serie de cambios. Las instituciones psiquiátricas habían sufrido de Para cumplir con esta misión y con la idea de ir cerrando las
nuevo un deterioro. Las terapéuticas activas eran poco eficaces si instituciones progresivamente, junto al hecho de que los psiquia-
se exceptúa la piretoterapia propuesta por Wagner von Jauregg tras se orientan hacia la psicología médica y su papel es cada vez
(1913) para el tratamiento de la parálisis general progresiva, y ape- menos relevante dentro de los equipos terapéuticos, aparecen una
nas se había iniciado la aplicación de las técnicas convulsivas que serie de profesiones relacionadas y se desarrolla el impreciso con-
hemos citado. Los manicomios se van llenando de pacientes que cepto de «salud mental»: psicólogos clínicos, trabajadores sociales
empiezan a vivir hacinados, con escasos recursos de todo tipo. y, junto a ellos, stretlogist, fait healos y expertos en dressed-up y na-
Los planteamientos teóricos no pueden, en general, cumplir- ked encounter groups.
se, y se produce el «segundo confinamiento», quizá no tan grave, Las enfermedades mentales empiezan a perder su significado
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pero sí importante, como el denunciado por Foucault. Los locos de enfermedad, y los psiquiatras abandonan el cuidado de las en-
viven en pésimas condiciones, con escasas esperanzas de salir de fermedades de fundamento cerebral (demencias, epilepsia, etc.) y
la institución. comienzan, junto a los otros profesionales que hemos citado, a
Una serie de razones llevaron a dos hechos: de un lado a ela- preocuparse por el sufrimiento humano y los problemas de la
borar una crítica de la institución cerrada realizada por teóricos gente con la familia, los amigos y el trabajo. Dentro de este movi-
de distintas especialidades (sociólogos, psicólogos, psiquiatras, miento hay que citar la «antipsiquiatría» (Laing, Cooper, Basa-
etc.), y se describe lo que se llamó «síndrome institucional» (Bar- glia), el máximo exponente de la concepción de la enfermedad

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mental como sufrimiento humano debido a las peculiares condi- recto y cotidiano con los demás profesionales de la medicina ha
ciones de la organización social. propiciado que la psiquiatría no sea vista como algo ajeno a la
Aunque se avanzó en muchos aspectos, lo cierto es que los medicina, y de este modo que se produzca más fácilmente una
centros no cumplieron con su misión tal como denuncia en 1977 psicologización de ella con el desarrollo de la llamada «psiquiatría
la General Accounting Office, y el resultado fue negativo para los de enlace». Finalmente, la eficacia terapéutica actual ha posibilita-
verdaderos enfermos mentales, que ahora además se encuentran do también el desarrollo de técnicas psicoterapéuticas en los en-
sin el cuidado mínimo, al desaparecer muchas de las institucio- fermos psicóticos, como las terapias familiares, por ejemplo, pero
nes. En 1973, R. Reich, director de psiquiatría del Departamento además ha llevado a la preocupación por el tema de la calidad de
de Servicios Sociales de la Ciudad de New York, escribió: «La ma- vida, el intento no sólo de suprimir la sintomatología psicótica,
yoría de los enfermos mentales son enviados a hoteles baratos y a sino también de ayudar al enfermo psíquico a que viva mejor.
habitaciones y casas de huéspedes, radicados en su mayoría en Tal ha sido la historia de la psiquiatría hasta el presente, visto
las porciones decadentes del interior de las ciudades. Comparten el problema desde los planteamientos asistenciales que permiten
el espacio con prostitutas, prisioneros salidos de las cárceles y percibir también dos tesis etiopatogénicas distintas. Como hemos
drogadictos. Como el enfermo mental es el grupo más débil, fá- señalado, ha existido cierta tensión y desarrollos paralelos entre
cilmente se convierten en las víctimas de los depredadores de una asistencia inspirada en modelos psicológicos y sociales y otra
nuestra sociedad, que los hacen sus víctimas, los aterrorizan y basada en la creencia de que la locura es una enfermedad cerebral.
además abusan físicamente de ellos». Hoy asistimos, afortunadamente, a una integración de ambas
La situación, ahora fuera de la institución, es sorprendente- orientaciones, pero el hecho esencial está en la recuperación para
mente parecida a la de Francia de 1760. Las libertades proclamadas la psiquiatría del paradigma médico, que preside el desarrollo de
para todos los ciudadanos se quisieron aplicar a los locos, pero la psiquiatría actual.
como señala Reich, «la libertad de estar enfermo, sin ayuda y ais-
lado, no es libertad». Han sido muchos los analistas que han in- bibliografía
tentado explicar el fracaso de la década de 1970 (Spaner y cols.,
1978; Wolf, 1978; Bassuk y Gerson, 1978, etc.), pero aparte de Ackerknecht EH. Breve historia de la psiquiatría. Buenos Aires: Biblioteca Uni-
versitaria, 1962.
otros condicionamientos, pensamos con Bourns (1981) que el
Ackerknecht EH. Medicine at the Paris hospital 1794-1848. Baltimore: Johns
fracaso se debió a que la enfermedad mental es una verdadera
Hopkins Press, 1967.
enfermedad, y muy especialmente las psicosis tienen su causa en
Alexander FG; Selesnick ST. The story of psychiatry. Nueva York: Harper
el cerebro, por lo que si bien es cierto que la institución tradicio- and Row, 1966.
nal debe ser suprimida, sólo una terapéutica biológica, en especial Alexander MD. Administration of madnes and attitudes towards the insane
farmacológica, es no sólo eficaz sino que, precisamente por ello, in nineteenth century Paris. Baltimore: Johns Hopkins Press, 1976.
hace posible una nueva organización asistencial, lo cual ocurrirá Altschule MD. The developement of traditional psychopathology. Nueva
especialmente cuando los psicofármacos se introduzcan plena- York: Wiley, 1976.
mente en el arsenal de la terapéutica de la enfermedad mental. Balan B. Sur le role de imaginaire dans la practique psychiatrique au XIX siècle.
En 1952, Delay y cols. comunicaron los resultados de la utili- Revue d’histoire des sciences et de leurs application, 1972; 25: 171-190.
zación de la clorpromazina en el tratamiento de las psicosis, y se Bannour W. Jean-Matin Charcot et L’Hysterie. París: Métailié, 1992.
Barcia D. El concepto de neurosis en Babinski. Su significación histórica. Arch
inaugura la etapa de la psicofarmacología moderna. Su estudio,
Iber Hist Med 1961; 13: 157-167.
que hemos realizado en otro momento (Barcia, 1998), significó,
Barcia D. Introducción histórica a la psicopatología. En: Benlloch A, Ibáñez E
entre otras cosas, la posibilidad de elaboración de hipótesis etio-
(eds.). Valencia: Prolibro, 1991.
patogénicas novedosas, al analizar el modo y lugar de acción de Barcia D. Aspectos históricos y conceptuales de la noción de endógeno. En
los distintos psicofármacos en el cerebro, lo que estimuló el estu- Cervera S., Martínez-Vila (eds.). Nuevas perspectivas en psiquiatría bioló-
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/sA/ Generalidades | 45 |
nación conceptual que ha presidido históricamente la evolución de

/capítulo2/
la psiquiatría. En este sentido, hay que recordar que las ciencias no
son conceptualmente neutras, y son susceptibles de orientarse a te-
nor de las vicisitudes e influencias de la sociedad en que se desarro-
llan (4, 5). Así, la psiquiatría que se inicia con Hipócrates (460-379
a.C.) en el seno del pensamiento racional griego viene a sustituir el

Modelos pensamiento precientífico y extranatural que regía hasta aquel mo-


mento (6). Con vicisitudes transita el pensamiento psiquiátrico a lo
largo de la Edad Media y Moderna hasta que con la Revolución
conceptuales Francesa, a finales del siglo XVIII, y de la mano de Pinel, se inicia una
aproximación a los presupuestos biológicos de la medicina que

en la psiquiatría avanza durante el siglo XIX (7). Durante este período la mentalidad
anatomoclínica, basada en la presencia de lesiones orgánicas; la
mentalidad fisiopatológica, que pasó de la lesión a la disfunción, y la
actual mentalidad etiopatológica, que postuló la especificidad etiopatoló-
gica, cristalizan en la concepción médica que sustenta el modelo que
Kraepelin establece a finales del siglo XIX.
J. Vallejo Ruiloba Durante el siglo XX conviven modelos muy distintos. Uno es el
médico, cuyas raíces, como hemos dicho, se enclavan en el siglo
E. Baca Baldomero anterior y se refuerzan en las últimas décadas gracias a la inope-
C. Leal Cercós rancia del psicoanálisis, la eclosión de la psicofarmacología y los
avances de la neurobiología. El modelo conductista, fundamenta-
do en Pavlov, la reflexología y las teorías del aprendizaje, aflora y se
expande durante el siglo XX, complementado en la actualidad por
el cognitivismo, ambos avalados por los resultados prácticos del
Introducción modelo teórico y acordes con el pragmatismo de la sociedad ac-
ı tual. Por su parte, el psicoanálisis y los modelos psicodinámicos
ı se expanden en la primera mitad del siglo XX, pero decrecen, al
Aunque el término «modelo científico» ha sido empleado con menos en sus versiones ortodoxas, hacia el final del milenio, ya
varios significados (metafísico, estético, ético, epistemológico) (1), que no ofrecen resultados alentadores en el campo de la patología
seguiremos la directriz general de Kazdin (2), según la cual un mo- psiquiátrica grave. Finalmente, el modelo social, que se inicia tras
delo en psicopatología es «una forma global de ordenar o concep- la Segunda Guerra Mundial, adquiere fuerza con el movimiento
tualizar el área de estudio», y frente a la teoría, que se centra en la ex- contestatario que lideró la antipsiquiatría en las décadas de 1970,
plicación de un fenómeno particular, «el modelo, por el contrario, 1980, hasta consolidarse en la actual psiquiatría comunitaria (8).
es una orientación mucho más amplia que refleja una posición bási- Otros modelos más integradores u holísticos, como el biopsico-
ca para conceptualizar problemas». En principio, nos centraremos social de Engel (9) o el cibernético de Santiago Montserrat (10),
en los modelos psiquiátricos más importantes, los que reúnen las entre otros, se tratarán también en este capítulo y corresponden a
características mínimas consideradas necesarias para los modelos la complejidad de la patología psiquiátrica y la necesidad de con-
científicos (3): a) constituyen un conjunto de suposiciones sobre un siderar modelos integrativos que rehúyan de posturas excesiva-
sistema u objeto; b) el conjunto de suposiciones se estructura de for- mente reduccionistas.
ma que evidencia las propiedades del sistema, permitiendo, asimis- Así pues, la variedad de modelos se comprende desde la vi-
mo, la derivación de nuevas propiedades complementarias; c) el sión relativista que envuelve cada momento histórico y propicia
modelo teórico supone únicamente una aproximación a la realidad, o, por el contrario, difumina los planteamientos teóricos que ri-
por lo que puede coexistir con otros modelos diferentes que inten- gen sobre cada disciplina.
ten aprehender el mismo fenómeno; d) un modelo teórico se inte- Por otra parte, el campo de la psiquiatría es tan extenso que
gra en el marco más extenso de una teoría más básica, general y fun- todavía en la actualidad engloba patologías tan variadas como las
damental, y e) frecuentemente el modelo se fomenta y desarrolla ba- psicosis, los trastornos afectivos y de ansiedad, los trastornos del
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sándose en una analogía entre el sistema u objeto analizado y otro comportamiento alimentario y del sueño, las demencias, las to-
distinto. Como indican Luque y Villagrán (1), «puesto que el mo- xicomanías, los trastornos psicosomáticos, el estrés o el retraso
delo es, necesariamente, una representación parcial e imperfecta de mental (11). Obviamente, trastornos tan distintos obligan a em-
la realidad, existe el riesgo de que se realicen inferencias incorrectas plear paradigmas muy diferentes, puesto que parece irrazonable
o una generalización inadecuada o excesiva». enfocar toda la patología psiquiátrica con el mismo modelo. Ade-
Un problema distinto es por qué en psiquiatría conviven mode- más, hoy día es difícil considerar el organismo sin interacción con
los tan distintos. La primera razón está en relación con la indetermi- el ambiente, en especial en un campo tan complejo como la con-

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/c2/ Modelos conceptuales en la psiquiatría actual
ı

ducta humana normal y patológica (12, 13). En esta línea hay que moderna, al defender el criterio de que los síntomas deben distin-
contemplar el viejo concepto de vulnerabilidad o predisposición, guirse entre sí y reconocerse gracias a su reagrupación, lo cual,
reformulado actualmente en el contexto de los recientes modelos junto al curso y el pronóstico, dan referencias etiológicas (21). Tal
de estrés y de los datos disponibles sobre neurobiología (14, 15). como destacan McHugh y Slavney (21), el concepto de enferme-
Tal como han señalado Kandel (16) y otros (17) es posible que la dad en psiquiatría es, en lo fundamental, el mismo que en medi-
plasticidad de la dotación genética pueda verse influida por ex- cina general. El primer paso supone el reconocimiento de un
periencias tempranas y que los cambios biológicos cerebrales síndrome clínico y se basa en la identificación de un conjunto
puedan prevenirse o estimularse por acciones psicológicas (18). característico de signos y síntomas. El segundo paso se inicia con
Así pues, en la psiquiatría actual convergen diferentes mode- el proceso explicativo, que correlaciona una neuropatología deter-
los, que aportan, en mayor o menor medida, luz sobre diferentes minada con ese síndrome o déficit. El último eslabón se centra
niveles de la patología. Aquí se cumple el teorema de Gödel res- en el descubrimiento de la etiología, que una vez resuelta permi-
pecto a que «ningún sistema lógico es completo. Siempre habrá te la prevención y el tratamiento de la enfermedad.
una serie de enunciados no deducibles desde el propio sistema». En definitiva, los postulados básicos del modelo médico son
De esta forma, en muchos casos la patología se entiende desde la los siguientes (22):
participación de varios modelos, aunque no todos los trastornos
son susceptibles de ser analizados desde los mismos paradigmas 1. La enfermedad tiene una etiología.
ni éstos participan con la misma magnitud en todos los cuadros. 2. Tal etiología es orgánica y demostrable (hística o bioquí-
Así, las psicosis se benefician más del modelo biológico, mientras mica a nivel cerebral por defecto genético, metabólico,
que los trastornos reactivos o adaptativos se entienden mejor des- endocrino, infeccioso o traumático).
de los modelos psicosociales, y las clásicas neurosis y los trastor- 3. La etiología biológica produce una serie de síntomas que
nos de personalidad se benefician de modelos integrativos. De constituyen el cuadro clínico. Fundamentalmente son
cualquier forma, es inexcusable que todos los modelos utilicen el manifestaciones de un daño biológico subyacente, si bien
método científico como fuente de conocimiento, pues éste es el pueden resultar de la reacción adaptativa compensatoria
único que garantiza la validación de hipótesis y su corrección des- de dicho daño o defecto.
de el ámbito de la ciencia (6), de forma que las teorías incontras- 4. Los síntomas se agrupan de forma constante y homogé-
tables, tal como apunta Bunge (19), acaben convirtiéndose en nea en un conjunto sindrómico identificable que permi-
contrastables. En este sentido el psicoanálisis, como ha señalado te el diagnóstico. Ocasionalmente se precisan exploracio-
Kandel (20), puede desaparecer si no se esfuerza por incluir sus nes complementarias para llegar a él.
teorías en el contexto del método científico. Por el contrario, el 5. Desde el criterio diagnóstico se puede predecir el curso y el
modelo médico biológico y el modelo conductista y cognitivista pronóstico de la enfermedad.
se ajustan más al método científico, y el modelo social y los mo- 6. El eslabón final es el tratamiento biológico, que debe in-
delos integrativos son más difíciles de someter a éste. cidir sobre la etiología orgánica supuesta.

El modelo médico ha sido criticado desde diversos ángulos,


que de hecho inciden sobre cada uno de sus seis postulados bási-
Modelo médico cos. Ya la concepción básica kraepeliana, que dio paso a la versión
ı moderna del modelo médico, fue sometida a críticas conceptua-
ı les y clínicas (22).
El modelo médico, también conocido como modelo biológi- ı
co, orgánico o biofísico, tiene sus raíces en la medicina griega, que ı
sobre la formulación de Empédocles sobre cuatro elementos bá- críticas al modelo kraepeliano
sicos (aire, fuego, tierra y agua) y las cualidades contrapuestas (ca- ı
lor-frío, humedad-sequedad), postula la teoría humoral, vigente críticas conceptuales
durante la antigüedad clásica y la Edad Media. En el Corpus Hip- ı
pocraticum queda consolidada según cuatro elementos clásicos: 1. La expresión clínica es consecuencia de la reacción total
a) sangre; b) bilis amarilla (o cólera); c) bilis negra o atrabilis (me- del sujeto a su experiencia somática, psicológica y social
lancolía), que es fría y seca y predomina en otoño y la madurez, y (Meyer).
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d) flema (o pituita), que predomina en el invierno y la vejez (6). 2. A excepción de las psicosis exógenas u orgánicas, en el
En época reciente, desde la hegemonía francesa en la primera resto de los trastornos es más importante el estudio psi-
mitad del siglo XIX y la consolidación del modelo médico a fina- codinámico que el diagnóstico clínico base de la clasifica-
les de siglo por parte de Kraepelin, se reafirma el modelo médico. ción (Noyes).
Según éste en la enfermedad subyace un trastorno lesional o dis- 3. Todas las enfermedades son similares, diferenciándose
funcional en algún lugar del organismo. Se atribuye, sin embargo, tan sólo cuantitativamente según el estadio en que se en-
a Sydenham (1624-1689) la aproximación clínica de la medicina cuentran (Menninger).

/sA/ Generalidades | 47 |
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J. Vallejo Ruiloba, E. Baca Baldomero y C. Leal Cercós
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4. Ciertos trastornos psíquicos, como las neurosis y las psi- no psiquiátrico, se plantea, como negativa, la posibilidad
copatías, no se adaptan en absoluto al concepto de en- de que el enfermo, ajeno a la génesis de su enfermedad,
fermedad (Bumke). se desvincule de su propia curación y deposite la respon-
ı sabilidad de ésta en el profesional, que ejerce y retoma
ı un papel paternalista.
críticas clínicas ı
ı ı
1. Existen casos cuya clínica no se puede situar en el contex- otras críticas
to de la esquizofrenia ni en el de la psicosis maníaco-de- ı
presiva (Wernicke, Kleist). Desde los diversos elementos del modelo médico se han for-
2. Las psicosis exógenas u orgánicas, cuyas causas son múl- mulado las siguientes críticas:
tiples, tienen una expresión clínica común (reacción exó-
gena aguda descrita por Bonhoeffer en 1907).
la enfermedad tiene una etiología
3. En las psicosis orgánicas de etiología clara y conocida, como
la parálisis general progresiva, no se puede hablar tampo- En las décadas de 1970 y 1980, la antipsiquiatría atacó frontal-
co de unidad nosológica, porque el trastorno puede ma- mente el modelo médico, al negar alguno de sus miembros (Coo-
nifestarse a través de diversos síndromes sin correlación per, Laing, Szasz) la existencia de la enfermedad mental (24-26),
con el sustrato cerebral, sino con factores previos que se que se plantea como una conducta generada por la presión familiar
dan en el sujeto normal (Hoche). y como una forma reactiva de protesta social. Sin embargo, desde
ı los inicios de la corriente antipsiquiátrica, algunos autores, como
ı Van Praag (27), hicieron una exhaustiva crítica a este movimiento
críticas al modelo médico basándose especialmente en su ausencia de base científica.
ı La noción de enfermedad se plantea en oposición al concepto
Si en su momento se hicieron serias críticas al modelo de de salud y, en ocasiones, tales límites en psiquiatría no son nítidos
Kraepelin, en el momento actual las consideraciones al modelo (v. cap. 3).
médico pueden establecerse desde los diferentes niveles que cons-
tituyen el propio paradigma médico, además de las posibles críti-
la etiología es de naturaleza orgánica y demostrable
cas conceptuales (1, 22, 23).
ı En contra de esta afirmación se ha argumentado que se des-
ı conoce la supuesta causa biológica en la mayor parte de los tras-
críticas conceptuales tornos psíquicos, excepto en los trastornos exógenos u orgánicos
ı de causa corporal conocida. Incluso en estos casos se plantea la
1. Identificación del modelo médico con una visión biologi- cuestión de la predisposición como factor determinante de la en-
cista y excesivamente reduccionista de la patología psíquica. fermedad, ya que no todos los sujetos que padecen la noxa pato-
2. Desde el ámbito de la antipsiquiatría y la psiquiatría social lógica desarrollan el mismo trastorno.
(Lemert, Goffman, Scheff, Rosenhan) (12), algunos au- La realidad clínica indica que ciertos trastornos, incluso psi-
tores enfatizaron la importancia negativa que tiene para cóticos o endógenos, aparecen en relación con acontecimientos
el supuesto paciente el hecho de ser «etiquetado» con un estresantes desencadenantes. Las psicosis reactivas o psicógenas
diagnóstico psiquiátrico. de los escandinavos (28) o los primeros episodios de las melanco-
3. El modelo médico no puede ofrecer una visión completa lías (29) pueden ser un ejemplo. Sin embargo, el evento actúa
de la enfermedad, ya que si bien los fenómenos biológi- como desencadenante de una predisposición previa, pues los si-
cos se pueden explicar en términos biológicos, las enfer- guientes episodios cursan en general de forma autónoma.
medades no son puramente físicas, puesto que aparecen El concepto mismo de etiología es polémico, incluso en el
en seres humanos de condición biopsicosocial. ámbito de la medicina. Se establecen diferentes niveles causales,
4. Consecuencia del punto anterior es que la validez expli- en los que además de la posible causa física actúan factores higié-
cativa de las teorías del modelo médico es a menudo in- nicos, culturales, sociales e incluso morales. En psiquiatría este
completa y poco concluyente. hecho tiene peso específico, en especial en el campo de los tras-
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5. Desde la perspectiva epistemológica, el paradigma médi- tornos no psicóticos (v. cap. 5).
co busca explicaciones causales y éstas no son oportunas
para el estudio de la conducta psicopatológica.
la etiología biológica produce una serie
6. La consideración de enfermedad médica implica aceptar de síntomas que constituyen el cuadro clínico
el personaje del enfermo, que conlleva aspectos positivos
y negativos. Frente a las ventajas que supone que el pa- La etiología neurobiológica provoca, como en cualquier en-
ciente psiquiátrico tenga el mismo estatus que el paciente fermedad médica, una pléyade de síntomas que, como veremos,

| 48 | Tratado de Psiquiatría
ı
/c2/ Modelos conceptuales en la psiquiatría actual
ı

aparecen coherentemente organizados y reconocibles en forma sonalidad del proteiforme trastorno mixto (37) que in-
de síndrome. Tan sólo los cuadros atípicos pueden empañar este tegra trastornos con diversos rasgos mórbidos. Sin em-
claro eslabón de la cadena del modelo médico, pero aun así, la ati- bargo, tal situación sólo indica que algunas patologías
picidad es sobradamente conocida en medicina, sin que ello su- no son susceptibles de acogerse sólidamente al modelo
ponga la negación de una etiología neurobiológica. médico, mientras que otras (psicosis, melancolía, tras-
torno obsesivo-compulsivo) cumplen exquisitamente
las condiciones de éste, puesto que son estables diag-
los síntomas se agrupan de forma constante
nósticamente en el tiempo y organizan su sintomatolo-
y homogénea en un conjunto sindrómico identificable
que permite el diagnóstico gía de forma constante, coherente y estable, todo lo
cual indica la existencia de una enfermedad de base
Sólo las patologías de base biológica tienden a manifestarse en neurobiológica.
forma de síntomas organizados, coherentes y constantes, que ex- 5. Asimismo, algunos autores, como Kendell (38) y otros
presan una afectación orgánica específica desde donde se emiten (v. cap. 3), han denunciado la dificultad de demostrar
síntomas y signos identificables en forma de síndromes, todo lo distribuciones bimodales que prueben fronteras entre di-
cual permite diagnósticos concretos. En contra de esta asevera- versos síndromes psíquicos o entre ellos y la normalidad,
ción se ha esgrimido: lo cual apunta hacia modelos dimensionales de la patolo-
gía psiquiátrica y difumina la etiología biológica clara. Sin
1. Improcedencia de «etiquetar» diagnósticamente a los pa- embargo, aunque en el proyecto del DSM-IV hubo su-
cientes, pues ello supone un lastre desadaptativo por sí gerencias de seguir un modelo dimensional (Blashfield,
mismo, por lo que supone de estigmatizador (12). Esta Widiger) basado en la cuantificación de atributos, se des-
crítica no se sostiene desde una visión actual de los tras- cartó esta opción por las limitaciones que conlleva (falta
tornos psíquicos, que se contemplan desde criterios váli- de consenso; escasamente útil en la práctica clínica y la
dos e internacionales de diagnóstico y clasificación (DSM investigación; escaso acuerdo sobre las dimensiones ópti-
IV-TR, CIE-10), en los que el hecho de que un trastorno mas para clasificar, etc.) (39). Así pues, como se señala en
quede insertado en una categoría diagnóstica no conlle- el capítulo 3 de esta obra:
va ningún tipo de estigmatización. a) No están establecidas ni hay acuerdo sobre las di-
2. Con los nuevos criterios diagnósticos operativos ha au- mensiones básicas.
mentado sensiblemente la fiabilidad, pero no la validez b) El concepto de gravedad es ambiguo y en ocasiones
diagnóstica. Aunque se discuten las similitudes y diferen- está condicionado por un espejismo clínico.
cias de los grandes sistemas diagnósticos (CIE-10, DSM- c) La base de la dimensionalidad puede proceder de
IV-TR) (30, 31) y su naturaleza dimensional o categorial un deficiente análisis psicopatológico.
(32, 33), que influirá en los próximos sistemas operativos d) Pueden existir categorías bien establecidas pero que,
(34), lo importante es que sean instrumentos que confir- condicionadas por factores psicosociales, emitan fe-
men en el futuro entidades diagnósticas válidas, separa- nómenos aparentemente dimensionales, de forma
das entre sí por límites naturales, con etiología y trata- que las discontinuidades o puntos de rareza no son
mientos definidos (35). tal, sino que obedecen a nuestra incapacidad de cap-
3. Hay que distinguir entre diagnóstico etiológico (en fun- tarlos adecuadamente.
ción de la causa) y diagnóstico descriptivo (en función de Es probable que algunas patologías (trastornos neu-
los síntomas). Por supuesto que el diagnóstico y la clasifi- róticos, trastornos de la personalidad, trastornos adap-
cación ideal se basan en el origen causal de la enfermedad tativos o reactivos) se puedan observar desde un prisma
y, si se puede, en la base anatomopatológica del trastor- dimensional y otros (psicosis, melancolía, trastorno
no, ya que el diagnóstico y la clasificación puramente obsesivo-compulsivo, crisis de angustia) desde la óptica
descriptivos corresponden a un período todavía precoz e categorial y la perspectiva del modelo médico.
inmaduro del proceso nosológico. Sin embargo, el diag-
nóstico descriptivo puede pasar a etiológico en el mo-
desde el criterio diagnóstico se puede predecir
mento en que se avance en el proceso y conocimiento el curso y el pronóstico de la enfermedad
de las causas.
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4. Muchos trastornos que en general se centran en el con- Aunque, ciertamente, se desconoce con exactitud el curso y el
texto de las clásicas neurosis y de los trastornos de la pronóstico de los trastornos psiquiátricos, en los últimos años se
personalidad cursan con gran variabilidad de sínto- ha avanzado enormemente en este sentido y en la precisión de ín-
mas. En estos casos, la etiología mixta (biopsicosocial) dices predictores de respuesta terapéutica. Por otra parte, este
condiciona una clínica variopinta y fluctuante, que en punto es una debilidad general del modelo médico en medicina,
el caso de las neurosis permite hablar de síndrome neu- pues en la mayor parte de las enfermedades se desconocen estos
rótico general (36) y en el caso de los trastornos de per- aspectos con exactitud.

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el eslabón final es el tratamiento biológico, to de psicosis, melancolía o trastorno obsesivo-compulsivo, in-


que debe incidir sobre la supuesta etiología biológica dica una afectación del sistema nervioso central importante, y d)
la respuesta positiva a los tratamientos biológicos (terapia elec-
Una crítica importante se establece desde la respuesta tera- troconvulsiva [TEC] y antipsicóticos en la esquizofrenia; TEC,
péutica, ya que el tratamiento biológico sólo soluciona totalmen- antipsicóticos y eutimizantes en la manía; TEC y antidepresivos
te una parte de los casos. Incluso en los considerados de naturale- en la melancolía; psicocirugía y antidepresivos serotoninérgicos
za biológica la respuesta no es total. Sin embargo, esto no invalida en el trastorno obsesivo-compulsivo) y negativa a las aproxima-
el modelo médico por dos razones: a) parte del campo de la psi- ciones psicológicas (excepto sólo la terapia comportamental en
quiatría está constituida por patologías en las que lo biológico tie- el trastorno obsesivo-compulsivo) sustenta con claridad la base
ne un papel accesorio, de forma que es previsible una respuesta neurobiológica de estos trastornos. Algunos importantes autores
escasa a las terapéuticas biológicas, y b) en medicina la respuesta actuales, como Guze (40), han defendido férreamente la condi-
absoluta no es total en ninguna patología, ni siquiera las que os- ción de enfermedad y la aplicación del modelo médico en estos
tentan una condición más orgánica. No obstante, en psiquiatría trastornos, a pesar del desconocimiento último de su etiología.
cabe establecer un perfil claro de las enfermedades que responden Por el contrario, en determinados cuadros (ansiedad genera-
a los tratamientos biológicos y apenas tienen respuesta placebo lizada, histeria, trastornos adaptativos o reactivos, ciertas fobias,
(esquizofrenia, manía, melancolía, trastorno obsesivo-compulsi- etc.), que tradicionalmente se incluían entre las clásicas neurosis,
vo, etc.) y aquellas cuya respuesta a las técnicas biológicas es es- el modelo médico no es aplicable y se entienden desde otros mo-
casa, responden más favorablemente a las aproximaciones psico- delos que analizaremos a continuación. Finalmente, determina-
lógicas y tienen una elevada respuesta placebo (depresiones no das patologías (agorafobia, estrés postraumático, crisis de angus-
melancólicas, ansiedad generalizada, trastornos de personalidad, tia, fobias sociales, trastornos de personalidad, etc.) no pueden
etc.). aprehenderse completamente desde el modelo médico, pero éste
Frecuentemente los tratamientos biológicos se establecen participa desde la inbricación de la genética y la predisposición
desde un diagnóstico descriptivo no etiológico. Incluso en mu- con factores psicosociales.
chos casos en que la sintomatología remite totalmente, la base En definitiva, el modelo médico es concluyente en algunos
terapéutica es empírica y sólo orienta hacia una somatosis, sin casos, complementario en otros e insuficiente en unos terceros.
que se conozca la etiología última. Sin embargo, esto ocurre toda- La investigación y el mejor conocimiento de la genética y los
vía en gran parte de la medicina. factores neurobiológicos ayudarán a situar su participación en
ı el futuro.
ı
conclusiones
ı
Hemos visto que el modelo médico, con mejor o peor fortu-
Modelo conductista
na, ha sido sometido a la crítica desde los aspectos conceptuales ı
hasta cada uno de los elementos de su propia constitución. Sin ı
embargo, hay que tener en cuenta que, como cualquier modelo Como respuesta a un modelo médico no totalmente satisfac-
científico, es una aproximación a la realidad, que como sustenta torio surge, a principios del siglo XX, el modelo conductista, que
el tercer punto de las características de los modelos de Achinstein se fundamenta en los principios del aprendizaje establecidos so-
(3), puede coexistir con otros modelos. bre todo en Sudáfrica, Inglaterra y Estados Unidos por Watson
Obviamente el modelo médico es aplicable totalmente a los (condicionamiento de respuestas emocionales), Thorndike (con-
trastornos exógenos de causa corporal conocida, pues con las ductas instrumentales y ley del efecto), Hull (variables interme-
debidas matizaciones organodinámicas, que consideran dife- dias motivacionales), Tolman (conductas intermedias intencio-
rencias individuales en el acontecer morboso, puede aceptarse nadas, como las cogniciones), Mowrer (teoría bifactorial, como
plenamente. integración del condicionamiento clásico operante) y Skinner
Sin embargo, el modelo médico tiene limitaciones en el resto (condicionamiento operante), y en trabajos más antiguos y clási-
de la patología psíquica. En el caso de las psicosis (esquizofrenia cos que provienen de la reflexología rusa de Sechenov, Pavlov y
y trastorno y bipolar) y ciertos cuadros de naturaleza endógena o Bechterev (22). La teoría del aprendizaje surge en el ámbito del la-
neurobiológica (melancolía, trastorno obsesivo-compulsivo) no boratorio de la psicología experimental (41) (v. cap. 21).
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está demostrada totalmente la etiología biológica, pero puede La base de este modelo es el condicionamiento, en cualquie-
aceptarse el modelo médico por varias razones: a) los datos ge- ra de sus modalidades: clásico o pavloviano (asociación temporo-
néticos avalan un componente hereditario importante; b) datos espacial de los estímulos condicionado e incondicionado, que
neurobiológicos de diversa naturaleza (imagen cerebral, bioquí- precede al primero y lo controla) y operante instrumental o skin-
mica, estudio del sueño, neuroendocrinología, etc.) apoyan la neriano (basado en el refuerzo posterior de la respuesta, lo cual
base neurobiológica de estos cuadros; c) la clínica, cualitativa- condiciona su fijación y reiteración). En ambos tipos de condi-
mente diferente de los fenómenos que presenta el sujeto no afec- cionamiento el cese o suspensión de la situación gratificante (es-

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/c2/ Modelos conceptuales en la psiquiatría actual
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tímulo incondicionado en el condicionamiento clásico y refuerzo yecto, que además de enriquecer y pulir la estructuración interna
en el condicionamiento operante) abocan a la reducción o extin- del modelo, intenta superar los principales inconvenientes del
ción de la conducta condicionada. empirismo reduccionista. En esta línea cabe situar la postura de
Otros conceptos fundamentales de la teoría del aprendizaje Skinner, quien en su libro Sobre el conductismo (42) se inclina
son: a) la generalización o tendencia de una respuesta a aparecer por el conductismo radical, que se sitúa entre el mentalismo y el
progresivamente ante una mayor cantidad de estímulos similares; conductismo metodológico, aceptando la autoobservación y el
b) la discriminación o capacidad de distinguir entre estímulos pa- autoconocimiento. Asimismo, en las últimas décadas se han in-
recidos, y c) el modelado o imitación sistemática de modelos de- corporado las orientaciones cognitivas, que trataremos más ade-
terminados de respuesta. lante, de forma que cada vez con más frecuencia se habla de
Se han destacado como características propias de la perspecti- orientaciones o técnicas cognitivo-conductuales.
va del modelo conductista las siguientes (23): Las críticas que se han formulado al modelo conductista son
numerosas (22):
1. Objetividad, basada en la experimentación que analiza fe-
nómenos objetivos. 1. Se basa en los principios del aprendizaje, a su vez cuestio-
2. Principios del aprendizaje como base teórica. nables.
3. Rechazo del concepto de enfermedad según el modelo 2. Desde la perspectiva de la caja negra se ignoran aspectos
médico, que asume la existencia de causas físicas subya- de la vida psíquica, como la conciencia, los sentimientos
centes a los síntomas. y las sensaciones.
4. Aproximación dimensional, como rechazo al modelo 3. Se le acusa de ser un modelo extremadamente simple, in-
médico, que asume la existencia de causas físicas subya- genuo y superficial, que no analiza al hombre en profun-
centes a los síntomas. didad, sino sólo en sus facetas más triviales.
5. Aproximación dimensional, como rechazo al modelo 4. Se desentiende del sustrato biológico, puesto que explica
médico categorial, imponiéndose el diagnóstico funcio- toda la conducta a través de condicionamientos adquiridos.
nal de la conducta normal, que diferencia la conducta 5. Todo el comportamiento se observa como fruto de la di-
normal y patológica sólo en términos dimensionales. námica estímulo-respuesta, cuya visión reduccionista
6. Relevancia de los factores ambientales, que se han ido mecaniza, deshumaniza y robotiza al ser humano. Nie-
condicionando a través de toda la experiencia del sujeto. ga, por tanto, la capacidad creadora y de cambio, consus-
7. Teoría científica como base del modelo conductista, ya tancial al hombre.
que éste se sustenta en la experimentación y el método 6. Reduce la experiencia a un simple registro y acumulación
científico. de datos observables.
7. Se basa, en gran parte, en la experimentación animal, con
Desde este prisma, el paradigma conductual asume que los el peligro de extrapolar los datos al hombre y convertirse
síntomas (conducta anormal manifiesta) son propiamente la en- en una etología más que en una psicología humana.
fermedad, pero se les niega el contenido simbólico y significante 8. Las técnicas de modificación de conducta se consideran
tan ponderado por el psicoanálisis. En consecuencia, el trata- falaces, pues operan sobre los síntomas y se desentien-
miento se centra en el complejo de síntomas, cuya desaparición se den de aspectos fundamentales del trastorno. Aunque ac-
valora como signo de curación. La terapéutica, que abarca una tualmente está demostrado que es falso, se criticaron es-
amplia gama de técnicas, se dirige hacia el descondicionamiento tas técnicas bajo el supuesto que la desaparición de unos
de la conducta patológica o el condicionamiento de otra más síntomas se seguía de la aparición de otros nuevos.
ajustada, o ambos.
Este modelo, enraizado epistemológicamente en el empiris- A pesar de estas críticas, el modelo conductista ha sido tre-
mo y con base experimentalista, se acerca más a la psicopatología mendamente fructífero, porque introdujo el rigor experimental
en términos de conducta externa que en términos de conflicto in- y científico en la psiquiatría, y ha demostrado capacidad de críti-
terno, como el psicoanálisis. La coherencia interna del modelo es ca y de búsqueda de nuevos paradigmas. La incorporación re-
buena, pero a costa de simplificar y reducir el objeto y los méto- ciente del cognitivismo enriquece el modelo con los aspectos
dos de estudio a análisis de la conducta observable. marginados.
El modelo conductista no ha permanecido estático desde la Por otra parte, las técnicas conductistas basadas en el modelo
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teoría inicial de Watson, quien en 1913 publicó un artículo de 20 han demostrado suma eficacia en algunos trastornos (tics, fo-
páginas que revolucionó la psicología (Psychology from the stand- bias, rituales obsesivos, trastornos de la conducta alimentaria,
point of a behaviorist) y en 1919 el libro Psicología desde el punto de juego patológico, etc.). Como hemos señalado con anterioridad
vista de un conductista, cuyos principales postulados son la rela- (22), los resultados favorables de estas técnicas están en relación
ción estímulo-respuesta y la reducción del psiquismo a la con- inversa a la complejidad del cuadro, de forma que las patologías
ducta observable (etapa conocida como conductismo ingenuo). monosintomáticas se benefician más de estas técnicas que los
En efecto, hasta los neoconductistas se ha recorrido un largo tra- complejos polisintomáticos (43-45), los trastornos de personali-

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dad o las enfermedades endógenas de naturaleza biológica (psi- puede obtenerse tanto en situaciones naturales como ex-
cosis, melancolía), cuya respuesta a estas técnicas es nula. Así perimentales, y tan importante es cómo se elabora la in-
pues, los trastornos más cercanos al esquema estímulo-respuesta formación (forma) como qué se elabora (contenido).
responden mejor que aquellos que integran en su etiología varia- 3. El objetivo final de la investigación psicopatológica es el
bles psicógenas y biógenas, que este modelo margina. estudio del funcionamiento de los procesos de condicio-
namiento anómalos (atención, percepción, memoria,
pensamiento, motivación, afectos, sentimientos), pues
todos conforman la estructura del conocimiento.
Modelo cognitivo 4. La salud mental se define en función de tres parámetros
ı interrelacionados: a) habilidad para adaptarse a las de-
ı mandas externas y/o internas; b) equilibrio entre adapta-
Aunque los aspectos cognitivos en psicología ya fueron teni- ción y búsqueda constante de novedades y renovación, y
dos en cuenta por autores como Wundt, James y Ebbinghaus, el c) autonomía funcional y autodeterminación.
paradigma cognitivo retoma fuerza e interés con el abandono re-
lativo del positivismo en los últimos 30 años. No existe, pues, propiamente un modelo cognitivo, sino mo-
El auge del modelo cognitivo en la psicología americana de la delos sobre determinados trastornos (ansiedad, depresión) o ex-
década de 1950 se debe a una serie de factores (1, 23): a) la apari- periencias anómalas (delirios, aberraciones) (48).
ción de los ordenadores y de la inteligencia artificial, que simula- Alguna de las críticas que hemos establecido con referencia
ban operaciones similares al pensamiento humano; b) la psicolin- al modelo conductista son aplicables al cognitivo, pero las más
güística de Chomsky, que analizaba cognitivamente la conducta importantes se centran en las dificultades que entraña relacionar
verbal como un conjunto de reglas de reescritura de símbolos; lo cognitivo con lo neurobiológico y explicar la supeditación ra-
c) la teoría de la comunicación y el procesamiento de la informa- dical de lo afectivo a lo cognitivo.
ción, que concibe la mente como un sistema activo, y d) la obra
de Piaget, que incidió en el desarrollo de las estructuras que sub-
yacen en los cambios evolutivos de la conducta humana y las eta-
pas del desarrollo cognitivo.
Modelo psicodinámico
En esencia, el cognitivismo sustenta que las cogniciones, si ı
bien son conductas no observables, se explican por leyes similares ı
a las del aprendizaje y pueden explicar por qué una conducta se La idea de que existen en el hombre fuerzas inconscientes que
activa, mantiene y persiste (46). El presupuesto básico asume determinan sus sentimientos y su conducta y que pueden estar en
que gran parte de los trastornos psiquiátricos se deben a errores el origen de las alteraciones llamadas «psíquicas» es tan antigua
o distorsiones del pensamiento. La ansiedad, la depresión, las fo- como la humanidad misma. Ellemberger (49) dice a este respecto
bias, las ideas obsesivas han sido analizadas bajo este prisma, y que se puede trazar una línea ininterrumpida que una el exorcis-
ello ha permitido el desarrollo de una fructífera gama de tera- mo, el magnetismo, el hipnotismo y las teorías dinámicas moder-
péuticas (racional emotiva, reestructuración cognitiva sistemáti- nas. A lo largo de esta línea imaginaria y continua laten siempre
ca, afrontamiento del estrés y cognitivo-conductual, resolución dos asunciones básicas: a) en el hombre hay mecanismos que él
del problemas, etc.) dirigidas a recanalizar los aspectos propia- mismo no conoce y que modulan e incluso condicionan su con-
mente cognitivos. Lo cierto es que desde la posición actual de la ducta normal y patológica, y b) estos mecanismo suponen la
psicología cada vez se emplea más, tanto a nivel técnico como existencia de un «aparato interno» cuyo origen y desarrollo es re-
práctico, el término cognitivo-conductual . El supuesto teórico de putado como diverso por las distintas teorías, pero que siempre
la terapia es que la conducta está mediada en gran parte por el implica un «algo diferente» en relación con la pura mecánica
modo que el sujeto tiene de estructurar el mundo, lo cual está biológica que caracteriza a la conducta animal (v. cap. 23).
basado en actitudes y supuestos desarrollados a partir de expe- Podría decirse sin exagerar, completando la idea de Ellember-
riencias previas de aprendizaje (47) (v. cap. 22). ger, que tras los modelos dinámicos de la psicología y de la psi-
Tal como han señalado Belloch y cols. (23), los principales quiatría está siempre cierta concepción gnóstica del ser humano
postulados del modelo cognitivo en el contexto de la psicopatolo- que alcanzó en la psiquiatría romántica su máxima expresión y de
gía son los siguientes: la cual es tributario todo el ulterior desarrollo del psicoanálisis y
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demás corrientes dinámicas actuales.


1. Se emplean los términos «experiencias inusuales o anóma- El núcleo conceptual de todos los modelos dinámicos se
las» para referirse a las enfermedades mentales, que no centra, como decimos, en la idea del inconsciente. El inconscien-
son las que experimentan o muestran la mayor parte de te, entendido como una parte activamente operativa del ser hu-
las personas en situaciones o circunstancias similares. mano que escapa a su conocimiento y control voluntario y que
2. Los hechos o las situaciones se experimentan de forma opera con relativa independencia de éste, resultando, en la prácti-
subjetiva, lo cual implica introspección. La información ca, una fuerza decisiva en la producción y modulación de la acti-

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vidad psíquica y la conducta del sujeto, es un concepto (o idea) minan lo único importante en la comprensión de la vida psíqui-
que aparece desde épocas muy tempranas en la historia del pen- ca humana: la preeminencia del estudio de la experiencia interna
samiento humano. Antes de que la filosofía se ocupase de él con del sujeto. Michels (51) apostilla que si queremos comprender la
cierta sistemática (Leibniz, Schopenhauer, Von Hartmann) se ha- vida mental y los síntomas mentales, es obligado emplear modelos
bían interesado los místicos, y antes que éstos, como ya apuntá- mentalistas.
bamos, las corrientes gnósticas tanto pre como poscristianas. La ı
idea de inconsciente se encuentra, en consecuencia, muy arraiga- ı
da en la tradición del pensamiento occidental prácticamente des- determinismo psíquico
de sus mismos orígenes. ı
Pero los intentos de sistematización desde el empirismo de la El modelo psicodinámico defiende un estricto determinis-
intervención psicológico-psiquiátrica aparecen, también según mo de cualquier acto o fenómeno psíquico. Quiere decir esto
Ellemberger, ligados a cuatro etapas fundamentales: a) la teoría que no hay nada que pueda ser, en pureza, atribuido al azar o a
del magnetismo animal que postula Mesmer hacia 1775 y que cualquier otra circunstancia no investigable y comprensible.
desemboca, ya en los albores del siglo XX, en las técnicas de hip- Pero además, para el modelo dinámico todo acto humano tiene
nosis desarrolladas brillantemente en la llamada escuela de Nancy un sentido que puede ser investigado y comprendido en el mar-
por personalidades como Hippolite Bernheim; b) las investiga- co de los antecedentes del sujeto y de su estructura personal.
ciones de Charcot sobre la histeria a finales del siglo XIX, que su- De esta forma, el modelo dinámico estricto elimina lo que Cas-
ponen la reactualización del empleo de las técnicas de la hipnosis; tilla del Pino (52) ha denominado «actos aconductales», es de-
c) las aportaciones de Pierre Janet, desgraciadamente tan olvida- cir, aquellos que tienen un origen al margen de la biografía y
das en su importancia objetiva y en su carácter de pioneras, y d) la del sentido del sujeto y que son meros epifenómenos de un es-
obra de Sigmund Freud, que supone la consolidación actual de lo tado orgánico concreto. Aunque estos actos puedan tener un
que entendemos por modelos dinámicos en psiquiatría. La deuda sentido o finalidad, ésta no es significativa respecto al sujeto. La
de Freud con sus antecesores, tan evidente para el lector desapa- idea de que todos los actos de un sujeto están predeterminados
sionado como negada por el mismo Freud y por sus discípulos, por sus mecanismos inconscientes es una de las afirmaciones
rígidos defensores de una originalidad que no era necesario de- más controvertidas del modelo dinámico, y en muchas ocasio-
fender, es algo que sólo se ha estudiado muy superficialmente y nes ha sido «dulcificada» admitiendo que, en ciertas circunstan-
siempre con carácter tangencial. cias concretas (p. ej., los fenómenos alucinatorios que acom-
ı pañan a una crisis epiléptica), los fenómenos psíquicos pueden
ı tener una causalidad exclusiva e inmediata en un funciona-
principios básicos miento cerebral anómalo.
ı ı
Michels (50), en una revisión, sintetiza los principios básicos ı
del modelo dinámico en psiquiatría en diez puntos: mentalismo, dinámica mental
determinismo psíquico, dinámica mental, realidad de una vida ı
psíquica inconsciente, mecanismos de generación de los conte- La dinámica mental constituye otra de las características bási-
nidos inconscientes, importancia de la biografía, experiencias in- cas del modelo dinámico. Con este término se quiere significar
fantiles, génesis de las estructuras mentales, función adaptativa de que la vida psíquica es vista como un continuo movimiento que
la conducta, y concepto de frustración, conflicto y compromiso. confronta e intenta resolver las confrontaciones entre las muy di-
Examinemos brevemente cada uno de estos puntos. versas fuerzas que se ponen en marcha, se desarrollan, evolucio-
ı nan y desaparecen a lo largo de la vida del sujeto. La idea que sub-
ı yace a esa dinámica mental es que la vida psíquica es producto
mentalismo precisamente del conflicto continuo entre deseos, miedos y emo-
ı ciones que se «presionan» entre sí y determinan los pensamientos
La primera asunción del modelo dinámico es que el centro de y la conducta del sujeto. Para Freud, el origen de estas fuerzas que
atención es el conjunto de pensamientos, sentimientos, experien- confrontan es biológico (instintivo); para otros hay que buscarlo
cias, deseos, miedos, fantasías y recuerdos. El cuerpo y el cerebro mejor en la dinámica social y cultural y en los valores que éstas ge-
no son su objeto sino, en todo caso, meros sustratos de la activi- neran (53).
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dad mental y, como tales, considerados mecanismos instrumen- ı


tales, nunca causales, de los fenómenos y hechos psíquicos. Lo ı
importante, en consecuencia, son las experiencias subjetivas y los vida psíquica inconsciente
datos de observación de la conducta del sujeto, que han de ser ı
considerados manifestaciones externas de dichas experiencias La hipótesis de que existe una actividad psíquica que escapa a
subjetivas. Para el modelo dinámico, por tanto, el modelo bioló- la conciencia del sujeto es central en las teorías dinámicas. El con-
gico y la concepción conductista extrema son reduccionistas y eli- cepto de inconsciente es muy antiguo, pero su formulación em-

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pírica como soporte de un modelo de comprensión y actuación ferencia supone en la práctica un solapamiento del pasado con
en psiquiatría puede establecerse primero en Janet y después en el presente, en la medida en que el analista acaba encarnando,
Freud. Con el concepto de inconsciente (que engloba toda la ac- de forma sucesiva y no lineal, figuras relevantes en el pasado del
tividad psíquica no consciente) aparece el de subconsciente (que analizando. De esta manera, relaciones muy cargadas emocio-
Janet reivindicó siempre como suyo), que puede ser entendido nalmente (como la que se desarrolla entre el paciente y el tera-
como aquello que se encuentra inmediatamente bajo el umbral peuta) están siempre configuradas por el estilo de las relaciones
de lo consciente aunque no sea accesible a la conciencia del suje- emocionalmente significativas que el paciente pudo establecer
to. Freud siempre rechazó este término (salvo en sus obras inicia- en su infancia.
les) por considerarlo equívoco. ı
ı ı
ı experiencias infantiles
mecanismos de generación ı
de los contenidos inconscientes Por otra parte, el modelo dinámico niega la «inocencia» y la
ı «inocuidad» de las experiencias infantiles y localiza en los prime-
La concepción freudiana del inconsciente no es meramente ros años de vida una intensa vida pulsional que va a determinar
descriptiva, sino tópica. Quiere decir esto que no se trata sólo de consistentemente la vida emocional adulta. Los deseos más in-
designar con este término a todos aquellos mecanismos y conte- tensos y los más intensos temores se dan precisamente en estos
nidos que no están presentes actualmente en el campo de la con- primeros años, y en ellos se organizan de forma duradera las es-
ciencia de un sujeto, sino que el inconsciente está fundamental- tructuras básicas de su manejo, en la medida en que los deseos y
mente constituido por los contenidos reprimidos a los que se ha necesidades básicas son frustrados o gratificados, y también según
negado el acceso a lo consciente y que están fuertemente cargados la manera en que dicha frustración o gratificación se produce.
de energía pulsional (instintiva) mediante la cual pugnan conti- Temas como la sexualidad, la agresividad, el abandono (real o te-
nuamente por volver a la conciencia. El inconsciente freudiano es mido) y el apego despiertan deseos, temores y fantasías, y estos
así un «lugar» en donde se «almacenan» este tipo de contenidos sentimientos persisten durante la vida del niño y configuran gran
reprimidos pero continuamente activos. parte de la dinámica inconsciente del adulto.
Así pues, el principal mecanismo que da lugar al inconscien- ı
te es la represión de elementos (deseos, temores) fuertemente car- ı
gados de energía instintiva y que resultan «peligrosos» para la vida génesis de las estructuras mentales
consciente del sujeto, por lo que han de ser eliminados de la con- ı
ciencia y mantenidos bajo control de los mecanismos de defensa. El modelo dinámico, como ya hemos dicho, hace honor a su
Precisamente los modelos actuales de intervención psicotera- nombre y es fundamentalmente un modelo no estático, es decir,
péutica preconizan poner más énfasis en el fomento de la capaci- se postula como sometido a un cambio e intercambio permanen-
dad del sujeto para comprender sus propias estrategias defensivas te. Pero aun así, desarrolla ciertas estructuras que, en cuanto tales,
que en hacer conscientes los contenidos reprimidos. tienen un aspecto de permanencia a lo largo del tiempo. Existe
ı una estructura del psiquismo que no es incompatible con la con-
ı tinua actividad dinámica de éste, sino que sirve, por así decirlo, de
importancia de la biografía base para dicha actividad. La formulación freudiana clásica esta-
ı blece tres instancias bien conocidas: el ego o yo, el superyó y el ello.
El modelo dinámico ha enfatizado desde sus orígenes la im- En el ello se encontrarían los instintos, cuyas raíces se hunden en
portancia de la biografía (el pasado del sujeto) en la génesis y en la la biología y que permiten una concepción actual de los orígenes
comprensión de la conducta. La trascendencia de las experiencias de aspectos tales como la sexualidad y la agresividad o la impulsi-
infantiles y la necesidad de intentar toda comprensión de los fe- vidad y, en general, de todos aquellos aspectos en los que podemos
nómenos actuales mediante la investigación de sus antecedentes rastrear una influencia etiopatogénica clara de los mecanismos ge-
biográficos sigue siendo una característica de este modelo. Esto ha néticos y neurobiológicos. Para Freud, el superyó responde a la
constituido una de las aportaciones más interesantes a la teoría introyección de las limitaciones que imponen las figuras que en
general de la psiquiatría, de tal manera que puede decirse que en la infancia representan los valores y las prohibiciones estándar
la actualidad son muy escasas las posiciones teóricas o empíricas en el medio cultural en que el niño se desarrolla (la hipótesis ini-
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que no destacan la importancia decisiva de los hechos biográfi- cial freudiana es que estas prohibiciones o tabúes están repre-
cos en la comprensión de los acontecimientos y síntomas actuales sentados y vehiculizados a través de la figura paterna). Por tan-
que presenta el paciente. to, puede considerarse al superyó un producto cultural, mientras
En esta importancia del pasado en la comprensión correcta que el ello sería un producto estrictamente genético-biológico. En
del presente, el modelo dinámico ha introducido y basado al- medio de ambas estructuras se encontraría el ego o yo, que repre-
guno de sus conceptos más relevantes para la aplicación tera- senta la instancia de la cual el sujeto es consciente, resume su
péutica del modelo dinámico. Así, el concepto mismo de trans- identidad y opera con las funciones que adaptan a la realidad ex-

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terior (percepción, memoria, cognición, motricidad y conducta y más tarde por las matizaciones de los autores que, sin abando-
adaptativa). nar la disciplina de la escuela psicoanalítica, intentaron completar
ı o precisar las aportaciones freudianas.
ı La historia de estas «escuelas derivadas» es amplísima y la
función adaptativa de la conducta posibilidad de resumirlas prácticamente nula. Pero sí puede ser
ı útil examinar brevemente aquellas aportaciones recientes que
Como resultado de todo lo anterior, el modelo dinámico en- perfeccionan, o al menos modulan, en cierta medida el modelo
tiende la conducta como una función primordialmente adaptati- freudiano, acercándolo más a lo que en la actualidad puede en-
va. El concepto de adaptación ha de ser entendido aquí en un tenderse como un modelo dinámico aplicado a la psiquiatría.
doble sentido: adaptación a las exigencias del exterior (ambien- Esta aportaciones pueden sintetizarse en tres aspectos princi-
te) y también adaptación a las exigencias interiores (armoniza- pales: teoría del desarrollo infantil, teoría del vínculo y teoría de
ción entre las exigencias del ello y las del superyó, supervivencia las relaciones interpersonales.
adaptativa del yo). De esta manera, la estructura psíquica aparece ı
siempre en una situación de tensión que la obliga a buscar conti- ı
nuamente soluciones de compromiso entre fuerzas contrapuestas desarrollo infantil
que se desarrollan entre sus elementos. Así, para el modelo diná- ı
mico toda conducta, incluso la que denominamos «patológica», La importancia del desarrollo infantil es capital, como ya se
es siempre producto de un esfuerzo adaptativo, que puede tener comentó, para el modelo dinámico en psiquiatría. Autores como
más o menos éxito y del cual pueden derivarse costes distintos, Winnicott han introducido una modificación importante en la
pero que siempre en su origen ha pretendido restaurar una situa- concepción inicial freudiana, en la que las relaciones objetales que
ción de equilibrio, amenazado por las tensiones pulsionales. el niño establecía eran, por así decirlo, unidireccionales y no tenían
ı en cuenta las respectivas reacciones por parte del objeto deseado o
ı temido (p. ej., las relaciones recíprocas entre la madre y el niño).
frustración y conflicto En el momento actual, el objeto internalizado que determina
ı el ulterior desarrollo infantil no es un objeto aislado, sino un ob-
La frustración y el conflicto son los dos mecanismos princi- jeto encuadrado en un contexto del que forman parte todas las
pales de la estructura psíquica en sus relaciones entre sí y con el circunstancias que se dan en un momento determinado de la vida
medio exterior. La frustración supone la necesidad de inhibir una del niño y cuyas memorias formarán parte de su estructura adul-
conducta de deseo, y el conflicto el choque entre dos pulsiones ta. Los niños van a desarrollar sus representaciones y fantasmas
antagónicas. La frustración y el conflicto desencadenan reaccio- no meramente a partir de sus instintos satisfechos o frustrados,
nes de malestar (disforia), ansiedad y depresión, pero también fa- sino a partir de las interacciones reales, es decir, de las circunstan-
cilitan respuestas adaptativas tendentes a disminuir dichas reac- cias concretas en las que se desarrolla su vida en relación con las
ciones emocionales. Puede decirse, por tanto, que constituyen un figuras significativas. En resumen, puede decirse que se tiende a
motor habitual en el funcionamiento psíquico del ser humano y dar mayor importancia a las circunstancias reales en que se de-
como tal las entiende y valora el modelo dinámico. Al mismo sarrollan los primeros años de la vida frente a las puras repre-
tiempo, son la fuente de los contenidos inconscientes en la medi- sentaciones derivadas exclusivamente de los deseos y temores ge-
da en que resultan «insoportables» o «excesivas» para el buen nerados en el interior del niño, y sin conexión necesaria con las
funcionamiento del yo. Si es así, entran en acción los mecanismos circunstancias concretas de su vida.
de la represión, y el afecto perturbador es relegado al inconscien- ı
te, en el que, no obstante, seguirá actuando. Todo ello es regulado ı
por un funcionamiento de compromiso entre las estructuras del vínculo
aparato psíquico, de tal manera que tiende siempre a salvaguar- ı
darse cierto equilibrio homeostático. El compromiso entre pul- El autor que ha desarrollado con más éxito este aspecto de la
siones y represiones, entre deseo y frustración, y entre conflicto y concepción dinámica actual es John Bowlby (53). Para Bowlby, la
opciones es, en consecuencia, uno de los mecanismos básicos que posibilidad de que el niño pueda establecer una relación vincular
permite la vida psíquica. segura y estable es un elemento capital para su desarrollo, de ahí
ı que aspectos como la separación y la pérdida sean capitales para
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ı entender algunas de las alteraciones que pueden suceder tanto en


nuevas aportaciones al modelo dinámico la infancia como en la edad adulta. La idea básica es que el de-
ı sarrollo de relaciones de apego emocional estrecho es una carac-
El desarrollo y la evolución del modelo inicial freudiano terística básica de la especie humana (también podría decirse lo
pronto se vio matizado, primero por las enmiendas (algunas a la mismo de algunas especies animales). Este deseo o necesidad
totalidad) que formularon los heterodoxos del psicoanálisis (Alfred está presente desde el nacimiento hasta la muerte y se correspon-
Adler y Carl Gustav Jung son sus ejemplos más representativos) de con una necesidad básica que ayuda a la supervivencia del in-

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dividuo. En la infancia son los padres los que se supone que tienen puedan hacerse a esta doctrina, su realidad en nuestros días es
que satisfacer esta necesidad de vinculación, y se supone también incontrovertible y su influencia no ha cesado, a pesar de las mo-
que la proveen en la medida en que ellos desarrollan asimismo la dificaciones, divergencias y ortodoxias que se han ido produ-
necesidad de estar vinculados a sus hijos. Así, se genera un «mo- ciendo a lo largo de todo el siglo XX. Por otra parte, la psicoterapia
delo interno» de relación que se perpetuará a lo largo de la vida de orientación analítica que suaviza en cierta medida las rigide-
del sujeto, el cual intentará reproducir en sus relaciones poste- ces de la llamada cura-tipo y concede más atención a los síntomas
riores dicho «modelo interno», adquirido en la infancia y modu- actuales, es un instrumento terapéutico de abundante uso en la
lado o perfeccionado a lo largo de las experiencias vitales que su- practica clínica de muchos psiquiatras. Asimismo, las teorías
cedan en su desarrollo. psicoanalíticas han fecundado otras muchas orientaciones en
Se han identificado cuatro pautas de vinculación que pare- conjunción o no con otras aportaciones del pensamiento (baste
cen repetirse en todas las situaciones y culturas y que tendrían su recordar el caso de las corrientes de la psicopatología y la psico-
origen, como venimos diciendo, en las experiencias infantiles de terapia de orientación analítico-existencial).
establecimiento de vínculo. Estas pautas se conocen como «pa- Pero la segunda forma de persistencia de las aportaciones di-
trones» y se han denominado A, B, C y D (54). námicas está en la manera en que han infiltrado y fecundado mu-
El patrón A se corresponde al modo de vinculación inseguro chas de las concepciones psicopatológicas y terapéuticas de la psi-
evitativo; el patrón B al modo seguro, el patrón C al modo insegu- quiatría en general a lo largo del siglo XX. No cabe duda de que
ro ambivalente, y el patrón D al modo desorganizado desorientado. cuando las clasificaciones internacionales hablan de disociación o
Es evidente que el patrón deseable es el patrón B, que supone la cer- de conversión están refiriéndose a categorías diagnósticas que son
teza de la fortaleza de los vínculos y la capacidad, sobre la base de difícilmente comprensibles sin hacer referencia al modelo diná-
esta seguridad básica adquirida en la infancia, de poder manejar mico de la psiquiatría. Igual podría decirse de la noción misma de
adaptativamente las circunstancias de separación y pérdida. reacción.
ı Por eso puede concluirse que, si bien en sus términos ortodo-
ı xos la teoría freudiana inicial puede y debe revisarse la luz de los
pautas de relación interpersonal conocimientos actuales, no cabe duda de que el modelo dinámico
ı en psiquiatría ha de ser tenido en cuenta como una de las bases en
Como puede verse, la importancia que el modelo dinámico las que fundamentar el ejercicio práctico de nuestra especialidad.
actual concede a las relaciones interpersonales frente a la absoluta
primacía del conflicto instintivo interno ha cambiado el punto
de atención del modelo dinámico y ha tenido amplia repercu-
sión en sus aplicaciones terapéuticas.
Modelo social
Una numerosa serie de autores han insistido en la necesidad ı
de investigar más a fondo la manera como se establecen dichas re- ı
laciones y su trascendencia en el desarrollo de la ayuda psicoterá- El modelo social parte de una premisa fundamental: la in-
pica más allá de los fenómenos transferenciales ya conocidos en el fluencia de los factores sociales, con mayor importancia que otros
psicoanálisis clásico. La importancia de establecer las conexiones como causa o desencadenante de los trastornos mentales.
correctas entre los procesos intrapsíquicos y los interpersonales A diferencia del modelo psicodinámico que, como señala
ha llevado a decir que cualquier análisis que se pretenda hacer Tyrer (56), analiza al paciente en el contexto de sus relaciones in-
desde un punto de vista dinámico ha de contemplar tres niveles terpersonales y familiares, el modelo social lo ve dentro de un con-
posibles: el transitivo o activo (lo que originamos en los otros); el texto mucho más amplio: la sociedad. Este modelo social se basa
intransitivo o reactivo (lo que los otros nos causan o influyen), y en las teorías de grupos, comunidades y culturas; los factores am-
el introyectivo (focalizado en el sí mismo) (55). bientales explican la enfermedad mental; los conflictos y experien-
No cabe duda de que esta perspectiva enriquece tanto el diag- cias recientes (no las infantiles) explican los problemas; los sínto-
nóstico dinámico como la aproximación psicoterapéutica a los mas son determinados por la naturaleza del ambiente social (no
problemas. son simbólicos), y el tratamiento debe cambiar el ambiente social.
ı Un modelo que considera exclusivamente los factores sociales en
ı la enfermedad mental es también un modelo reduccionista.
conclusiones Las relaciones entre la psiquiatría y la sociología nacen ya con
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ı las teorías de Durkheim (57) sobre la relación entre sociedades


El modelo dinámico en psiquiatría ha permanecido de dos anómicas y suicidio. Posteriormente surgirá la llamada psiquia-
formas distintas y complementarias. En la primera persiste el tría social. Los modelos conceptuales para plantear problemas se
psicoanálisis como teoría de la mente y del hombre, es decir, solucionan con sistemas individuales y no sociales; todas las in-
como una antropología, como en su calidad de técnica de per- vestigaciones genéticas, neurobiológicas y psicológicas buscan
feccionamiento humano, y también como un instrumento de agentes causales, pero con modelos semejantes localizados en el
formación (análisis didáctico). Sean cuales fueren las críticas que individuo (58) (v. cap. 27).

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La psiquiatría social sustituye el modelo individual por el mo- antipsiquiatría. Los enfoques fundamentales de las teorías socio-
delo social. Los enfoques, según Bastide (59), serían tres: a) psi- géneticas serían tres (64), todas ellas incluidas en lo que Cooper lla-
quiatría social (estudio de casos); b) sociología de las enfermeda- mará antipsiquiatría: a) tendencia fenomenológico-existencial,
des mentales (basada en la estadística), y c) etnopsiquiatría (en con autores como Laing y Cooper, y la escuela de Palo Alto (estu-
función de distintos tipos de cultura). dios sobre comunicación y dinámica familiar); b) tendencia políti-
Desde una perspectiva histórica, el primer autor que utiliza el co-social (psiquiatría democrática de Basaglia), que culmina con
término «psiquiatría social» parece ser Southard en el primer la Ley 180 de 1978 en Italia, y c) tendencia ético-social (el mito
número de la Revista de Higiene Mental (60); después desaparece de la enfermedad mental de Szasz).
casi por completo, al menos en la psiquiatría americana, para al- En la década de 1970 surge la llamada antipsiquiatría dentro
canzar gran éxito en la década de 1960. Hitos significativos son la de un movimiento global de renovación sociocultural que llega a
aparición del texto de Maxwell Jones «Psiquiatría social» y las pri- plantear el llamado por Siegler y Osmond «modelo conspiracio-
meras revistas especializadas. El número de definiciones de psi- nal» de la locura (65). Desde una perspectiva abierta hemos de
quiatría social es tan numeroso como los autores que hablan de considerar lo que ha significado la antipsiquiatría (8) y su impac-
ella (61). to sobre la psiquiatría, especialmente sobre la asistencia a los en-
Según Baca (62), delimitar el campo de acción de la psiquia- fermos mentales. Señalemos en primer lugar que el movimiento
tría social depende de que recojamos una definición amplia o res- antipsiquiátrico obligó a reconsiderar las posturas reduccionistas
tringida; en sentido amplio, estudia los factores sociales en la gé- de otro modelos, el médico y el psicodinámico, que tuvieron que
nesis, desarrollo y evolución de las enfermedades mentales y la ampliar sus límites. Su planteamiento más extremado es el de
posible influencia de esos factores en su tratamiento, rehabilita- considerar que la enfermedad mental no existe, que es un pro-
ción y prevención. En sentido más restringido se ocuparía de la ducto de contradicciones sociales y que la «locura» es la estrategia
epidemiología de los trastornos mentales; otra posibilidad sería la natural y positiva de enfrentase a la sociedad (66); rechaza todo
de aplicar los conocimientos psiquiátricos al estudio de las colec- fundamento biológico, pero también los conductuales, dinámi-
tividades enfermas. Es evidente la estrecha relación con la antro- cos, etc. Tanto la familia como la sociedad y la institución psi-
pología cultural y con la sociología. quiátrica, en su caso, reciben duras críticas porque perpetúan la
La epidemiología psiquiátrica estudia la distribución de las situación del «paciente»; las presiones sociopolíticas de la estruc-
enfermedades mentales y los factores que influyen en ellas; las en- tura social sólo pueden resolverse con un cambio total a nivel so-
fermedades son objetivamente distintas de la normalidad y se cial, y así actuar sobre los problemas psiquiátricos.
puede establecer su incidencia y prevalencia a través de estudios Vallejo (67) sintetiza en cuatro puntos las ideas básicas plan-
metodológicos adecuados, que se comentan en otros capítulos de teadas por la antipsiquiatría: a) la enfermedad mental tiene una
esta obra (caps. 28 y 29). génesis social; b) la psiquiatría tradicional ha sido responsable de
La alternativa de la psiquiatría comunitaria como organiza- un estado permanente de represión del enfermo mental; c) se re-
ción idónea de la asistencia psiquiátrica es una derivación de la chaza toda la estructura de la psiquiatría: fenomenología clinica,
psiquiatría social, aunque esta última comprendería también la diagnósticos, clasificaciones, terapéuticas y hospitales psiquiátri-
prevención primaria y promoción de la salud mental, así como las cos, y d) la solución se enfoca hacia el compromiso y la praxis
intervenciones sobre los factores sociales y económicos que inci- política y la desaparición de la psiquiatría tradicional.
den en la salud mental de la población. Son las tres orientaciones La lucha contra la institucionalización (68) derivada de este
que señala Baca: psiquiatría comunitaria como organización asis- movimiento ha tenido una gran influencia, en la mayoría de los
tencial; modelo de salud pública, y modelo de acción social (62). casos muy positiva, al actuar como revulsivo de una asistencia ca-
El debate no se sitúa en torno al papel de los factores sociales duca y propiciar las reformas psiquiátricas y la implantación de
en el origen, las manifestaciones y el mantenimiento de los tras- la psiquiatría comunitaria; bien es cierto que no siempre estas re-
tornos mentales, sino en su relevancia. Eisenberg (63) analiza las formas han resuelto los graves problemas de la psiquiatría y la sa-
diferentes posiciones, desde las más radicales («los factores so- lud mental.
ciales son causas primarias de los trastornos mentales o bien los Pero las críticas a la psiquiatría tradicional deben basarse en
trastornos mentales no existen, son sólo un constructo social para una metodología científica (27) y no en casos aislados, posiciones
controlar conductas consideradas desviadas») hasta otras más ideológicas o justas reivindicaciones asistenciales. Su modelo es
moderadas («los factores sociales modulan la fenomenología de radical y reduccionista, ignorando toda la investigación no sólo
los trastornos mentales, intervienen en su curso y pueden desen- biológica, sino también psicológica, cognitiva, psicoanalítica, etc.
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cadenarlos»). Todas sus afirmaciones respecto a las enfermedades mentales


ı suelen referirse a la esquizofrenia (25), pero al no utilizar ningún
ı sistema nosotáxico se generalizan.
antipsiquiatría La aceptación de otros modelos y la participación de otros
ı factores además de los sociales rompería la coherencia interna de su
En la primera de estas posiciones, dentro de la implantación modelo. Si para la antipsiquiatría la enfermedad es un fenómeno
de un modelo social reduccionista y restrictivo surge la llamada positivo, un «viaje» enriquecedor y creativo, esto no es lo que en-

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contramos en la realidad clínica, mucho más tozuda que todas las mientras que el apoyo social, o mejor su falta, actuaría como fac-
interpretaciones que de ella se hagan: pacientes con gran sufri- tor de mantenimiento, al que podrían sumarse los beneficios se-
miento, grave deterioro de sus relaciones interpersonales y socia- cundarios, el establecimiento de relaciones complementarias, es-
les, aislamiento, etc. Sus métodos psicoterapéuticos, unos de tilos inadecuados de afrontamiento, situaciones dependencia,
orientación psicoanálitica, otros carentes de estructuración, la etc., es decir, todo aquello que consideramos el contexto psico-
desprofesionalización y el intercambio de roles en los equipos social de la enfermedad; a menudo es difícil separar factores so-
multidisciplinares han provocado el fracaso en experiencias como ciales de factores psicológicos, como personalidad, mecanismos
la de Jervis (69) y han tenido escasa continuidad (24). de defensa, pautas de crianza o estilos de afrontamiento, pues se
Las más importantes aportaciones derivadas de este movi- imbrican y solapan con relativa frecuencia. Es el conjunto de estos
miento se han polarizado en la organización y gestión de servicios factores lo que, en ocasiones, condiciona los llamados grupos de
psiquiátricos, en la renovación de estructuras asistenciales y nue- alto riesgo (amas de casa jóvenes, con hijos pequeños, sin trabajo
vos modelos de asistencia comunitaria que ponen el acento en la satisfactorio, parados, inmigrantes, etc.). Los problemas de salud
reinserción social y laboral del enfermo; los equipos multidisci- mental son más frecuentes en grupos de nivel socioecónomico
plinares funcionan mejor cuando existe menos confusión respec- bajo, personas sin vínculos sociales significativos, que han sufrido
to a los roles de cada uno de sus miembros (70), y todo ello sin graves pérdidas, etc.
marginar los aspectos biológicos y psicológicos de los trastornos Pero el análisis de estos factores sociales no está exento de
psiquiátricos. controversias. Las investigaciones sobre la influencia de los acon-
Recientemente, Bracken (71), en un artículo sobre lo que él tecimientos vitales viene a menudo mediatizada por otros facto-
llama «pospsiquiatría», argumenta la necesidad de ir más allá del res (75), siendo muchas veces difícil establecer su significado para
debate entre psiquiatría y antipsiquiatría, y plantea que la psi- el paciente y su impacto real, al ser mediados por factores como
quiatría no debe mantenerse a la defensiva ante los nuevos movi- los rasgos de personalidad, el estilo adaptativo, etc.
mientos de los grupos de «usuarios» y de autoayuda (72). Para El apoyo social (emocional, instrumental, etc.) se ha consi-
Bracken, sin rechazar ninguna orientación (p. ej., biológica), esta derado a menudo un factor de amortiguación del estrés y, por
aproximación puede enriquecer a la psiquiatría. Esperamos nue- tanto, disminuiría el riesgo de presentar una patología psiquiá-
vas controversias en una disciplina que, como la nuestra, no cesa trica o contribuiría a una evolución mejor. Pues bien, el propio
de enfrentarse cada día a nuevos retos. apoyo social, tantas veces considerado como un factor de protec-
ı ción, con un efecto tampón sobre los factores de riesgo, ha sido
ı cuestionado por algunos estudios. ¿Consideramos el apoyo obje-
importancia de los factores sociales tivo o el percibido?, ¿procede el apoyo de familiares de elevada ex-
ı presividad emocional?, ¿el trabajo siempre constituye un apoyo?
Es evidente que los factores sociales desempeñan un papel en Es necesario que en el futuro se llegue a un mejor balance entre
el desarrollo y mantenimiento de los trastornos mentales, y que estudios observacionales y las investigaciones experimentales para
una parte significativa del desarrollo y persistencia de la morbili- dilucidar el papel de cada uno de los factores; si no, son demasia-
dad psiquiátrica puede atribuirse a ellos. Aunque la exposición a das las incertidumbres (76).
la adversidad social pueda verse influida por factores genéticos, es Estos pequeños ejemplos nos sirven para considerar que los
el impacto del ambiente social sobre la persona lo que determi- efectos de los factores sociales de riesgo necesitan incluir interac-
na, en buena medida, los resultados en salud mental (73). Este ciones con otras variables individuales y con medidas comunita-
impacto puede, además, ser modificado por otros factores como rias, ya que además de actuar como desencadenantes pueden ge-
el sexo, la raza, etc. nerar una vulnerabilidad persistente.
Los factores sociales se asocian a menudo al desencadena- ı
miento de la enfermedad y también a su mantenimiento, siendo ı
mucho menos claro su papel como factores de vulnerabilidad; la ventajas e inconvenientes
relación de algunos trastornos mentales con situaciones como el del modelo social
desempleo, las dificultades crónicas, la falta de apoyos y redes so- ı
ciales, a menudo son objeto de investigaciones que arrojan resul- El modelo social no es prescindible, y debemos considerar
tados contradictorios (74). cuáles son sus ventajas y sus inconvenientes. En una revisión de
Por otro lado, hay que recordar que con frecuencia se plante- los modelos conceptuales de la psiquiatría, Kandel (16) hace una
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an interrogantes sobre si determinados factores sociales son un propuesta que ha merecido no poca atención y controversia;
factor de vulnerabilidad o riesgo, o bien una consecuencia de la además enlaza la biología con el futuro del psicoanálisis, re-
propia enfermedad (p. ej., la relación entre clase social y esquizo- cordando cómo la psicoterapia puede provocar cambios neuro-
frenia). Los factores sociales considerados precipitantes mejor es- nales. Plantea que en la segunda mitad del siglo XX, con la apari-
tudiados han sido los acontecimientos vitales estresantes, las si- ción de la medicina molecular, la psiquiatría quedó ocupando
tuaciones de adversidad crónica (¿vulnerabilidad adquirida?), un lugar muy peculiar; la medicina se había transformado de un
traumas psicológicos graves y carencia de recursos materiales, arte práctico en una disciplina científica, basada en la biología

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molecular, mientras que la psiquiatría había pasado de ser una mico en el que la personalidad se integra entre los niveles bioló-
disciplina médica a ser un arte terapéutico práctico (16). La psi- gicos y sociales, visión holística ya recogida en la medicina antro-
quiatría había abandonado sus raíces en la biología y evoluciona- pólogica de Von Weizsacker (80).
do hacia una orientación psicoanalítica y social, sin relación con Se trata de un modelo muy enraizado en las corrientes psico-
el cerebro como órgano de la actividad mental. En su opinión, la somáticas en psiquiatría y medicina interna. Dice Barcia que con
psiquiatría debería reconocer que la mente es el cerebro, e identi- el término «psicosomático» no se alude a un solo concepto, sino
ficarse como una neurociencia. Evidentemente, son muchas las a diferentes modelos de pensamiento médico (81). Laín distingue
voces críticas que, sin descartar la necesidad que la psiquiatría tie- dos modos de entender la psicosomática: la inicialmente llamada
ne de ligarse a las neurociencias, consideran que aún no se ha cru- patología psicosomática, que correspondería a unas patologías
zado totalmente el abismo cerebro-mente (77). somáticas muy concretas en las que los factores psicológicos esta-
Un modelo social va a estar siempre presente, ya que cual- rían implicados en su etiopatogenia, y el movimiento psicosomá-
quier modelo de enfermedad que se aplique se verá dentro de un tico como una orientación de la medicina que integraría factores
contexto sociocultural determinado y dentro de un marco asis- biológicos, psicológicos y sociales en la predisposición, desencade-
tencial concreto. Existe además la necesidad de considerar tam- namiento y mantenimiento de la enfermedad (82).
bién los factores culturales, como lo demuestra la incorporación Parece, pues, que el modelo biopsicosocial no es sólo impor-
de un eje cultural al DSM-IV y a las futuras clasificaciones inter- tante en psiquiatría sino en toda la medicina y en el modo de con-
nacionales (78). ceptuar el enfermar. Ligada a este modelo, la psiquiatría de enlace
Los modelos socioculturales explican los trastornos psiquiá- ha supuesto una nueva orientación en las relaciones de la psiquia-
tricos como causados por factores externos; son útiles porque tría con el resto de la medicina; en la práctica clínica cotidiana el
pueden ser comprobados y porque los factores sociales y cultu- médico debe considerar no sólo el funcionamiento biológico del
rales han mostrado su importancia para muchas enfermedades paciente sino también su funcionamiento psicológico (cognición,
no sólo psiquiátricas. El modelo médico no elimina los factores estado emocional, personalidad, estilo adaptativo) y social (vida
socioculturales en la comprensión del proceso patológico, pero cotidiana, relaciones interpersonales, funcionamiento sexual, es-
no les concede un rol causal único en ningún caso, ya que igno- tado ocupacional, social y económico, etc.).
raría las evidencias sobre el papel del cerebro en la patología psi- Las críticas de algunos autores como Sadler y Hulgus (83) al
quiátrica. modelo biopsicosocial en psiquiatría se centran en que lo consi-
Los inconvenientes siempre han procedido de las posturas deran un modelo confuso y plantean que ante un paciente con-
radicales, al negar la propia existencia de la enfermedad mental, creto es mejor un enfoque orientado a la resolución de problemas
la investigación biológica, en una palabra, olvidar el cerebro, lle- (¿ateórico?). Critican estos autores la ausencia de jearquización, al
gando a un reduccionismo que, como todos, es claramente este- no haber prioridad funcional de un nivel respecto a otro.
rilizante. ı
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modelo jerárquico
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Modelos integradores El modelo jerárquico de Tyrer y Steinberg (56) analiza el de-
ı sarrollo de la enfermedad mental en diferentes grados: estrés-an-
ı siedad, síntomas, pensamientos irracionales, cambios de con-
Existen propuestas integradoras de los diversos enfoques y ducta y conducta desadaptada, y desintegración. Sus jerarquías
modelos, que analizaremos brevemente. serían:
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ı 1. Modelo de enfermedad: nivel 5; trastornos biológicos.
modelo biopsicosocial 2. Modelo conductual: nivel 4; se refuerzan las conductas
ı adaptativas.
El modelo biopsicosocial propuesto por Engel (9) es un mo- 3. Modelo cognitivo: nivel 3; se refuerzan los pensamientos
delo ecléctico que hace uso de la teoría general de sistemas para racionales.
organizar las variables diagnósticas en una jerarquía desde lo mo- 4. Modelo psicodinámico: nivel 2; se facilita la expresión
lecular a lo sociocultural. Su aparición significó el rechazo de los emocional.
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modelos reduccionistas y la consideración de que los enfoques 5. Modelo social: nivel 1; se da soporte y apoyo social.
biológico, psicológico y social han de ser contemplados, ya que
todos ellos contienen una parte de verdad. Es un modelo inte- En una depresión mayor con síntomas psicóticos en una mu-
grado que aspira a reunir los distintos modelos biológicos y hu- jer tras la muerte del cónyuge ejemplifican los autores este mo-
manistas en una constitución científica (79). Su aplicación al delo: en el nivel 5 (modelo biológico) se situarían los síntomas y
mundo de la enfermedad hace que ésta se estudie y trate de un su tratamiento farmacológico; en el nivel 4 (modelo cognitivo)
modo integral, holístico; así se genera un modelo global y diná- los pensamientos irracionales susceptibles de ser identificados y

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rechazados. Al disminuir los síntomas habría que romper el aisla- 11. Lieberman J, Rush J. Redefining the role of psychiatry in medicine. Am
miento y reforzar conductas sociales (modelo conductual) para J Psychiatry 1996; 153: 1388-1397.
después ayudar a la paciente a manejar el duelo (modelo psicodi- 12. Roth M, Kroll J. The reality of mental illness. Cambridge: Cambridge
námico), y por último la necesidad de plantearse un cambio en University Press, 1986.
13. Damasio A. El error de Descartes. Barcelona: Crítica, 2001.
la dinámica social en su nueva situación (modelo social).
14. Zuckerman M. Vulnerability to psicopathology. A biosocial model. Wa-
Estos modelos no son excluyentes, no están rígidamente es-
shington: American Psychological Assoc, 1999.
tucturados, se entremezclan y cambian de lugar y pueden ser si-
15. Vallejo J. Vulnerabilidad genético-ambiental en psiquiatría. Introducción.
multáneos, pero uno de ellos destaca según el momento cronoló- En: Palomo T y cols. (eds.). Vulnerabilidad genético-ambiental. Madrid:
gico y el lugar, según la evolución y el marco terapéutico. Fundación Cerebro y Mente, 2003.
Recordemos que sólo los alejados de la clínica cotidiana acep- 16. Kandel ER. Un nuevo marco intelectual para la psiquiatría. Am J
tan un enfoque puro y ortodoxo; por ello, aunque los diversos Psychiatry (ed. esp.) 1998; 155: 457-469.
modelos sean teóricamente irreconciliables, en la práctica están 17. Eisenberg L. The social construcción of the human brain. Am J
condenados a entenderse (60). Psychiatry 1995; 152: 1563-1575.
En los últimos años algunos autores, como Sanjuán (60), han 18. Spitzer M, Casas B. Project for a scientific psychopathology. Curr Opin
reivindicado el papel del enfoque evolucionista como eje central Psychiatry 1997; 10: 395-401.
19. Bunge M. Epistemología. Barcelona: Ariel, 1985.
de la psiquiatría: ¿son siempre las enfermedades mentales con-
20. Kandel E. Biología y futuro del psicoanálisis. Retorno a una nueva es-
ductas desadaptativas?, ¿es siempre adaptativo hacer desaparecer
tructura intelectual para la psiquiatría. Am J Psychiatry (ed. esp.) 1999; 2:
los síntomas?
259-278.
El enfoque evolucionista propuesto por Sanjuán parte del 21. McHugh P, Slavney P. Perspectivas de la psiquiatría. Barcelona: Mas-
modelo biopsicosocial de Engel, pero añade el nivel familiar, todo son, 1985.
ello en un marco general evolutivo que lo abarca todo, desde lo 22. Vallejo J. Introducción (II). En: Vallejo J (ed.). Introducción a la psicopa-
biológico-nuclear, pasando por lo cognitivo, conductual, dinámi- tología y la psiquiatría, 5.a ed. Barcelona: Masson, 2002.
co, familiar y social, hasta lo evolutivo (60) (v. cap. 18). 23. Belloch A, Sandin B, Ramos F. Conceptos y modelos en psicopatología.
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/c2/ Modelos conceptuales en la psiquiatría actual
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/sA/ Generalidades | 61 |
que permiten establecer la demarcación entre normalidad y pato-

/capítulo3/
logía psíquica.

Concepto de salud
Definición y enfermedad en medicina
ı

y concepto ı
La razón de ser de la medicina, desde la antigüedad, es la pre-

de enfermedad sencia de enfermedad. La enfermedad surge en contraposición a


la salud, si bien ambos conceptos son difíciles de aprehender con-
ceptualmente, a pesar de la aparente evidencia.
mental. Normalidad Lo cierto es que, superada la concepción extranatural de la
enfermedad, surge desde la filosofía aristotélica, adaptada siste-

y enfermedad máticamente por Galeno, una visión naturalista que se esfuerza


por explicar los orígenes de la enfermedad y el modo de comba-
tirla. Aunque es cierto que desde la antigüedad clásica el médico
psíquica intentó actuar con rigor y método científico, en el contexto de
una imbricación de conocimientos técnicos y praxis (la medici-
na es una disciplina teórico-práctica con elevado nivel de arte), es
J. Vallejo Ruiloba en el siglo XVIII cuando se desarrolla una posición prioritaria-
mente empírica, que logra su conocimiento mediante la obser-
vación de los fenómenos y adquiere su certidumbre a partir de
los hechos (1).
Durante el siglo XIX, centrada ya la medicina en la búsqueda
Introducción de la evidencia, se perfilan tres formas de alcanzarla (2): a) la
ı mentalidad anatomoclínica (Bichat), centrada en la lesión, cuyos
ı frutos históricos son la endoscopia, la biopsia y las modernas
Tratar un tema como la salud y la enfermedad es delicado, ya técnicas de diagnóstico por la imagen; b) la mentalidad fisiopa-
que los límites son imprecisos y se involucran elementos médicos, tológica (Virchow), que incide en la disfunción e impulsa el es-
económicos, políticos, filosóficos e incluso morales. La dificultad tudio microscópico hacia la patología celular y la medicina de la-
de abordar esta cuestión se aprecia claramente al constatar que boratorio, de forma que el estudio de las enfermedades pasa de
importantes textos y tratados en psiquiatría, como el de Kaplan ser estático a ser dinámico, y c) la mentalidad etiopatológica (Pas-
y Sadock (8.a ed., 1998), el de Hales, Yudofsky y Talbott (2.a ed., teur, Koch), que toma el microbio como evidencia y se centra en
1995) y el más reciente de Gelder, López-Ibor y Andreasen (2000) la tesis de la enfermedad como consecuencia de agentes exter-
no tratan específicamente el tema. nos. En la actualidad, la búsqueda de causas específicas ha dado
Sin embargo, a pesar de las dificultades, nos parece oportuno paso a la mentalidad probabilística, que contempla la enfermedad
y necesario incidir en esta cuestión tan espinosa, porque sienta las desde una concepción multicausal y multifactorial que acepta los
bases de nuestra posición respecto a aspectos básicos de la psi- conocimientos probables por encima de los probados y un mar-
quiatría como disciplina polarizada en el dolor, el malestar y la gen de incertidumbre por encima de la certeza absoluta, lo cual se
enfermedad psíquica. Pronunciarse sobre temas como la defini- refleja en los árboles de decisión (2).
ción y el concepto de enfermedad psíquica; las diferencias entre Desde esta perpectiva histórica de la medicina se entiende que
enfermedad, trastorno y dolor psíquicos; la precisión entre nor- los conceptos de salud y enfermedad sobrepasan los límites de
malidad y trastorno psíquico, así como abordar cuestiones bási- una concepción puramente materialista y mecánica para ser
cas, como la categorialidad o dimensionalidad de la patología psi- abordados desde la filosofía de la ciencia. El ejemplo más eviden-
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quiátrica o los problemas que inciden en este tema, nos parece te de esta nueva situación es la definición que la propia Organi-
necesario. zación Mundial de la Salud (OMS), en 1947, emitió para delimi-
Trataremos en este capítulo inicialmente el concepto de salud tar la salud como «estado completo de bienestar físico, psíquico
y enfermedad en medicina, para posteriormente abordar el con- y social», definición positiva de salud que resulta claramente utó-
cepto de enfermedad mental, a través del análisis histórico, la de- pica, pero señala el componente subjetivo y social que enmarca
finición de enfermedad mental y los problemas que conlleva su el concepto de salud actualmente. Por esta razón algunos autores,
delimitación. Finalmente, abordaremos los diferentes criterios como Lewis (3), aun aceptando la ambigüedad de ambos concep-

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/c3/ Definición y concepto de enfermedad mental. Normalidad y enfermedad psíquica
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tos (salud y enfermedad), señalan la existencia de un concepto so- ras se considera anormal (visiones en occidente) en otras consti-
cial de salud, no menos importante que el tradicional. Se define tuye un honor (indígenas indios).
tal concepto desde dos frentes: desde la capacidad de cumplir sa- En el contexto de la medicina, la enfermedad está intrínseca-
tisfactoria y totalmente el papel social que se representa en la so- mente relacionada con la presencia de síntomas o signos que in-
ciedad, y desde el crecimiento y la felicidad del individuo. Lewis dican la ruptura de la continuidad biográfica de salud. Sin embar-
(3) propone, asimismo, interesantes criterios de salud y enfer- go, este criterio aparentemente objetivo es cuestionable desde dos
medad: a) sensación subjetiva de bienestar o malestar; b) signos frentes. El primero se refiere a la posibilidad de que algunas per-
manifiestos de función y estructura satisfactoria o alterada, y c) sonas experimenten malestar subjetivo intenso, en forma de do-
signos ocultos de tal adecuación o alteración, que se detectan a lores aparatosos, sin que pueda constatarse ninguna causa espe-
través de instrumentos o procedimientos especiales. En esta línea cífica, como es el caso de los hipocondríacos. No puede hablarse
es posible identificar la presencia de enfermedad, pero mucho estrictamente de enfermedad y es mejor emplear el término tras-
más discutible pronunciarse sobre la existencia de salud. Debe- torno, que recoge los sentimientos subjetivos pero no supone una
mos aceptar, pues, que el concepto de salud es de difícil delimita- implicación del modelo médico. En el polo opuesto se sitúa la
ción, ya que transita desde una definición simple y negativa, hipertensión, que no implica alteraciones anatómicas o bioquí-
como es la ausencia de enfermedad, a otra más compleja, que im- micas y muchas veces es un hallazgo sin manifestaciones clínicas,
plica valores sociales y puede resultar utópica. pero recibe la total consideración de enfermedad por parte del co-
En opinión de Engelhardt (4), la salud es más un concepto es- lectivo médico, por las repercusiones que puede llegar a tener
tético que ético y, en cualquier caso, no se sabe exactamente qué (en especial trastornos cardiovasculares).
es lo que se pierde cuando falta la salud. El bienestar social que Por otra parte, en la medicina moderna se valora de forma
forma parte del concepto de salud, según la OMS, crea también cada vez más notable la interacción entre el individuo y el am-
dificultades de delimitación, ya que: ¿qué es y supone el bienestar biente para entender y tratar la enfermedad. La influencia del
social?; ¿qué es una buena adaptación?; ¿cómo se mide y objetiva medio en la eclosión de la enfermedad es tan importante, que la
tal bienestar? prevención y los planes sanitarios son capaces de atenuar e in-
Si es polémico el concepto de salud, no es mucho más objeti- cluso erradicar algunas enfermedades (sífilis, SIDA, tuberculosis,
vo el de enfermedad, si bien la medicina ha prestado mucha más poliomielitis, avitaminosis, malaria, etc.). Ciertamente que ello
atención a éste que al de salud, porque ha sido el objetivo de su no desvirtúa el concepto de enfermedad, pero condiciona sus lí-
propia disciplina. Por el contrario, la importancia de la salud se ha mites. Nuevamente nos enfrentamos a las dificultades de definir
revalorizado sólo en las últimas décadas, desde la perspectiva de la enfermedad en general, que casi todos los autores concluyen
una medicina interesada por aspectos sociales y preventivos. De que es un concepto ambiguo y heterogéneo. Si bien es difícil al-
cualquier forma, la sutil diferenciación de los conceptos de salud canzar una definición perfecta de enfermedad, tiene más senti-
y enfermedad ha provocado que algunos autores se planteen, en do conseguir definiciones aceptables y operativas de las dife-
contra de la tradición médica que delimita con precisión la fron- rentes enfermedades concretas que conforman el panorama
tera entre ambos, un continuo sin solución de continuidad, en el médico. En este caso, el criterio descriptivo de síntomas y signos
que desaparecen los límites (4). que constituyen una enfermedad específica pueden reflejarse
Guze (5) ha señalado la dificultad de establecer límites y clari- en criterios de evaluación que delimiten cada patología. Aun así,
dad a través de las definiciones de enfermedad. Aporta las defini- en psiquiatría, como analizaremos posteriormente, esta cues-
ciones de cinco diccionarios cualificados para demostrar la falta tión es polémica.
de acuerdo y los variados elementos que recogen cada uno de Tal como han analizado pormenorizadamente Luque, Villa-
ellos. No se alcanzan acuerdos significativos específicos y se apun- grán y otros autores (7, 8) la distinción entre salud y enfermedad
tan variadas condiciones para definir la enfermedad (malestar, se basa en diferentes criterios:
dolor, discapacidad, muerte), que vienen determinadas por mu-
chos factores (sociales, económicos, biológicos, etc.). Tiene es- 1. El esencialismo, concepción filosófica que considera que
pecial interés la posición de Scadding (6), quien, en contra de una la enfermedad detecta una realidad ontológica y es con-
definición de enfermedad en general, sitúa el concepto de enfer- cebida como un ente material, invasor y parásito. «Los
medad en torno a la desventaja biológica. síndromes clínicos se consideran tipos de enfermedad
No hay que olvidar los cambios de apreciación social y cultu- permanentes, es decir, poseen una esencia natural tras su
ral que se producen respecto a determinadas enfermedades. Con- particular forma de presentación» (8)
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cretamente, la homosexualidad, contemplada tradicionalmente 2. El nominalismo, concepto fisiológico o funcional de la


como un problema moral, pasó a ser considerada una patología enfermedad, opuesto al esencialismo, que niega la exis-
psiquiátrica para, finalmente, aceptarse como una opción perso- tencia de las enfermedades como entidades naturales y
nal en la orientación sexual y desaparecer de los sistemas médi- defiende la existencia de enfermedades concretas que su-
cos de clasificación de enfermedades. Asimismo, tal como señala fren los sujetos, influidos por su constitución, leyes fisio-
King (7), el concepto de enfermedad está estrechamente relacio- lógicas y circunstancias del medio ambiente, por lo que se
nado con valores culturales, de forma que lo que en unas cultu- convierte en una posición multifactorial.

/sA/ Generalidades | 63 |
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J. Vallejo Ruiloba
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3. El carácter subjetivo de la enfermedad, de forma que el con la situación actual de la psiquiatría en relación con la patolo-
concepto de enfermedad debería incluir no sólo la dis- gía psíquica.
función biológica, sino también los síntomas subjetivos ı
que aparecen en torno a ella, si bien la sensación de bien- ı
estar no excluye la presencia de enfermedad (procesos análisis histórico
cancerosos incipientes, hipertensión), y la sensación de ı
malestar puede no denotar enfermedad (hipocondría). La consideración acerca de la naturaleza de las manifestacio-
4. La enfermedad como lesión, que desde Bichat (1800), y nes psiquiátricas ha fluctuado a través de los tiempos. La concep-
por extensión a disfunciones distintas de las anatómicas ción extranatural periclitó con la floreciente medicina griega, im-
(bioquímicas, inmunológicas, etc.), llega a nuestros días pulsada fundamentalmente por Hipócrates (460-377 a.C.), que
y constituye la esencia del llamado modelo médico de en- extiende sus influjos hasta Galeno (130-200 d.C.). Posteriormen-
fermedad, cuyas limitaciones (desconocimiento frecuen- te, durante la Edad Media y el Renacimiento, el oscurantismo
te de la etiología primaria, ausencia de diferenciación empaña la visión naturalista y muchos enfermos mentales pere-
entre enfermedades leves o graves, dificultad para esta- cen bajo el yugo de la Inquisición (9). Frente a la bula Summis
blecer los límites con la normalidad —glucemia, coleste- Desiderantes Affectibus (1484) del papa Inocencio VIII y el Ma-
rol, etc.—, marginación de los factores socioambientales, lleus Maleficarum de los dominicos inquisidores Sprenger y Krae-
etc.) son evidentes. mer, Johann Weyer, considerado el padre de la psiquiatría mo-
5. El concepto estadístico de enfermedad, que define ésta en derna, publica en 1563 su obra De Praestigiis Daemonum, donde
relación con las desviaciones que se producen, por de- se denuncia a la demonología y se reivindica el estatus de enfer-
fecto o exceso, de la media normal de la población, lo mos para algunas víctimas de la Inquisición.
cual en medicina es polémico y en psiquiatría, como ve- A finales del siglo XVIII, coincidiendo con la Revolución Fran-
remos posteriormente, puede ser no sólo discutible sino cesa, surge la figura de Pinel, quien desde la Bicètre (1892) y pos-
peligroso, por lo que implica de estigmatización social. teriormente desde la Salpêtrière (1894), recanaliza el tratamiento
6. La construcción social de la enfermedad, que niega su na- humanitario de los enfermos psiquiátricos (tratamiento moral) y
turaleza biológica y considera que la salud y la enferme- realiza aportaciones notables a la clasificación de los trastornos
dad se construyen a partir de las normas sociales, lo cual psíquicos. Sin embargo, todavía en esta época subyace la idea de
es muy cuestionable. que la insania es distinta de otras enfermedades, y en la línea del
dualismo cartesiano se considera que estos trastornos son más
Todo lo anterior nos enfrenta a las dificultades de definir la enfermedades de la mente que del cuerpo (10). El confinamiento
enfermedad y la salud con criterios objetivos, lo cual se traduce en de estos pacientes en sanatorios especiales (York Retreat en In-
las diferentes posiciones que hemos descrito, algunas diametral- glaterra, 1796; Geel en Bélgica; Bonifacio en Florencia, 1788;
mente opuestas. Al abordar la definición de enfermedad mental Williamsburg en Virginia, 1773) indica, asimismo, la considera-
podremos constatar que tales dificultades aumentan por la misma ción diferente que las enfermedades mentales tenían respecto a
naturaleza de los diferentes trastornos que constituyen el campo la de otros trastornos médicos.
de la psiquiatría. A lo largo de la primera mitad del siglo XIX la situación va
cambiando, de forma que algunas voces, como la de Benjamín
Rush (1812), reclaman un estatus somático para las llamadas en-
fermedades de la mente, y hacia mitad de siglo (1845), Wilhelm
Concepto de enfermedad mental Griesinger se pronuncia sobre el origen cerebral de estos trastor-
ı nos. Sin embargo, a pesar de las esperanzas depositadas desde la
ı descripción de Bayle de la aracnoiditis crónica (parálisis general
Todos los problemas y matizaciones que hemos hecho en re- progresiva [PGP]) en 1822, el pensamiento anatomoclínico y fisio-
lación con los conceptos de salud y enfermedad en medicina son patológico de la medicina fracasa en su aplicación a la psiquia-
extensibles a la salud y enfermedad mental, con determinadas tría (2). Por esta razón, Reynolds (1855) sugiere distinguir los tras-
consideraciones que conciernen específicamente a la psiquiatría. tornos orgánicos (de causa orgánica conocida) de los trastornos
Trataremos concretamente cuatro aspectos: el primero, referido funcionales (debidos a aumento o disminución inapropiados de la
al análisis histórico, nos permite relacionar el concepto de en- actividad funcional, pero de causa todavía desconocida), si bien el
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fermedad mental a través de los tiempos, ya que las vicisitudes término funcional, que acogía múltiples enfermedades cuyo ori-
históricas han condicionado lo que en diferentes épocas se ha en- gen somático es hoy bien conocido (enfermedad de Parkinson,
tendido como tal; en el segundo abordaremos el concepto y la corea, epilepsia, narcolepsia, etc.), es difuso y perpetúa la ambi-
definición de trastorno de enfermedad mental; posteriormente güedad entre lo somático y lo mental (10). Recordamos, por la
incidiremos sobre los múltiples problemas que condicionan la importancia significativa que tiene en relación con este tema, el
delimitación de un concepto claro de enfermedad mental, y fi- hecho de que los dos sistemas de clasificación más importantes en
nalmente expondremos lo que a nuestro criterio se corresponde la actualidad, la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE)

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/c3/ Definición y concepto de enfermedad mental. Normalidad y enfermedad psíquica
ı

y el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales ferentes enfermedades, a pesar de la inespecificidad sindrómica y
(DSM), todavía se refieren a la patología psiquiátrica en térmi- en relación con la importancia del curso de la enfermedad, que
nos de trastornos mentales (DSM-IV-TR) o trastornos mentales distingue el corte transversal y el longitudinal (diacrónico), de
y del comportamiento (CIE-10). Algunos autores actuales re- manera que la esencia del trastorno se sitúa en la historia natural
levantes, como Kendell (10), consideran que las diferencias en- y el perfil temporal (15); c) la incorporación de las concepcio-
tre enfermedades mentales y físicas son más cuantitativas que nes de Moebius (1892) respecto a la distinción entre cuadros
cualitativas. exógenos y endógenos, estos últimos ligados a la herencia y en
Sin embargo, entre 1820 y 1850 nace y se desarrolla brillante- consonancia con la idea de Morel y Magnan sobre la naturaleza
mente lo que se conoce como psicopatología descriptiva (11), familiar, constitucional y degenerativa de las enfermedades psi-
cuya importancia es decisiva para la psiquiatría del siglo XIX hasta quiátricas, y d) el concepto de proceso de las formas endógenas,
nuestros días. Con Esquirol se inicia una línea descriptiva en tor- que incorpora el criterio patocrónico de la Naturphilosophie,
no a la descripción minuciosa de los síntomas y el intento de fundamental en el pensamiento de los psiquiatras alemanes del
darles coherencia, que fructifica en los postulados básicos que siglo XIX.
definen la psicopatología descriptiva (11): a) la estabilidad de las Durante la primera mitad del siglo XX, la psiquiatría sigue las
manifestaciones patológicas; b) la asociación duradera y estable directrices del modelo kraepeliano, si bien incorporando las apor-
entre la enfermedad y las manifestaciones básicas del diagnósti- taciones de la fenomenología y el análisis de los fenómenos psico-
co, y c) los fenómenos psicopatológicos como reconocibles y lógicos (16, 17), pero sin discutir los presupuestos básicos de
signo de desajustes orgánicos internos. Kraepelin. Sin embargo, dos corrientes emergen con fuerza en el
Lo cierto es que el reconocimiento de la estabilidad en el panorama psiquiátrico. Por una parte el psicoanálisis, propugnado
tiempo de las manifestaciones clínicas indica un desajuste orgáni- por Freud, presenta una nueva perspectiva de análisis de los tras-
co, ya que la agrupación de síntomas de manera organizada, du- tornos psiquiátricos desde una vertiente psicodinámica, en la
radera y estable sólo se produce en relación con patologías de base que las manifestaciones clínicas son tan sólo expresión de fenó-
orgánica, pues los fenómenos secundarios a incidencias psicoso- menos inconscientes. Aunque en sus inicios el psicoanálisis se
ciales son mucho más variables en el tiempo y están sujetos a am- centra en la patología neurótica, con el tiempo el modelo psicoa-
plias variaciones culturales. Por el contrario, la elevada estabilidad nalítico se extiende a la totalidad de la vida psíquica. Desde otro
de los diagnósticos psiquiátricos a través de los tiempos queda ángulo también fructifica el modelo conductista, que en este caso,
sustentada favorablemente en el trabajo de Förstl y cols. (12), en el aunque al igual que el psicoanalítico, está centrado en las neuro-
que se analizan 124 casos descritos en el Journal of Empirical sis (fobias y trastorno obsesivo-compulsivo, especialmente), con-
Psychology (1783-1793) —creemos que la primera revista psi- templa la clínica desde lo observable, de forma que los síntomas
quiátrica—, y se constata que las descripciones de estos casos (de- son propiamente la enfermedad y ésta es producto de anomalías
lirium, delirios, catatonía, histeria, trastornos afectivos) permi- en los procesos de aprendizaje que condicionan tanto la conduc-
ten establecer diagnósticos a la luz de los criterios actuales, lo ta normal como la patológica. Así pues, hacia mediados del siglo
cual indica una estructura básica del trastorno, que permanece a XX tres modelos se instauran en la psiquiatría y ofrecen distintas
lo largo del tiempo y apunta hacia una disfunción orgánica. Simi- posibilidades de interpretación de la patología psíquica: el médi-
lares conclusiones se desprenden del trabajo de Turner (13) sobre co, el psicoanalítico y el conductista.
el registro de casos de la Ticehurst House en Sussex (1845-1900), Al margen de toda la importancia que adquiere la psiquiatría
que en su mayor parte permiten un diagnóstico actual, gracias a la social después de la Segunda Guerra Mundial y su derivación ha-
posición descriptiva. cia corrientes que, como la antipsiquiatría, pusieron en entredi-
Toda la psicopatología descriptiva del siglo XIX cristaliza y se cho la naturaleza y veracidad de los tres modelos apuntados, lo
consolida a tavés de la figura de Kraepelin, ya que además de la cierto es que iniciada en la década de 1960 y desarrollada plena-
descripción empírica de los fenómenos (síntomas), tal como pro- mente en la de 1970, se produce una auténtica revolución que
pugnaron Pinel, Esquirol y la escuela francesa, se establece una influye en los tres modelos descritos, sometiéndolos a revisión.
aproximación conceptual teórica que implica la etiopatogenia, Si bien en Europa el impacto de la antipsiquiatría se asimila y ca-
presumiblemente orgánica, y sigue el modelo médico (enferme- naliza hacia la psiquiatría comunitaria (18), en Estados Unidos el
dades específicas y diferenciadas, con distinta base etiopatogénica proceso es diferente, pero afectará en el último cuarto de siglo a la
y diferente curso, pronóstico y tratamiento). psiquiatría mundial.
Tal como ha señalado Barcia (14), las razones que impulsaron La psiquiatría americana a finales de la década de 1960 y prin-
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a Kraepelin a establecer diferentes especies morbosas en psiquia- cipios de la de 1970 tiene una serie de peculiaridades: a) está muy
tría son las siguientes: a) la aceptación de la paranoia primaria, contaminada por el psicoanálisis; b) está muy influida por la po-
que se consolida definitivamente en el Congreso de Psiquiatría de sición de Adolf Meyer respecto al concepto de reacción, que si
Berlín, en 1893, y acaba con la psicosis única que había sido de- bien no ataca formalmente al modelo de Kraepelin, pone en tela
fendida por notables psiquiatras del siglo XIX (Esquirol, Georget, de juicio la posición categorial, médica y de discontinuidad que
Guislain, Zeller, Griesinger, Neumann, Arndt); b) la acepta- sustenta; c) el modelo social de la década de 1950 se centra en las
ción de las ideas de Kahlbaum (1863) sobre la existencia de di- toxicomanías, en los marginados y, en general, en la infelicidad

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J. Vallejo Ruiloba
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más que en la enfermedad (19) y transita del hospital a la comu- sonalidad, los acontecimientos de la vida y el soporte social en la
nidad (18, 20); d) se producen preocupantes problemas nosoló- génesis y mantenimiento de algunos trastornos psíquicos (de-
gicos que se ponen de manifiesto en el estudio USA-UK (21), en presiones), sino con la importancia que el impacto psicosocial
el que se constata la fragilidad diagnóstica americana, que sobre- puede tener en la estructuración neurobiológica que se produce
alimenta de forma poco fina el diagnóstico de esquizofrenia, y en los primeros años de vida. Nuevamente el premio Nobel Eric
e) se asiste a la eclosión de la psicofarmacología moderna, que en R. Kandell (24) subraya la posibilidad de que la plasticidad de la
una década ofrece por primera vez fámacos realmente resolutivos dotación genética pueda verse influida por experiencias tempra-
en las enfermedades mentales (clorpromazina, en 1952; imipra- nas. Preguntas tales como de qué forma modulan los factores so-
mina e iproniazida, en 1957). ciales la estructura biológica del cerebro, en qué grado se encuen-
Todos estos factores influyen de tal forma en la psiquiatría tra determinado este proceso biológico por factores genéticos y del
americana que hacia la década de 1970 se produce una remedi- desarrollo, o en qué grado se encuentra determinado ambiental y
calización (22), que cristaliza y se consolida desde dos frentes. Por socialmente indican la preocupación de algunos científicos por
una parte, en la Universidad de San Luis en Washington, en 1972, responder a los planteamientos que en su día avanzó el modelo
aparecen los criterios de Feighner y cols., preámbulo de los Crite- biopsicosocial de Engel (25, 26), que intentó superar reduccionis-
rios Diagnósticos de Investigación (Research Diagnostic Criteria, mos y el dualismo cuerpo-mente frecuente en psiquiatría. Desde
RDC) de Spitzer, Endicott y Robins (1975) para investigación, esta perspectiva, diversos conceptos que provienen de la física (teo-
en un intento de objetivar las bases del diagnóstico y rehuir de las ría de la relatividad de Einstein, principio de indeterminación de
influencias psicoanalíticas, todo lo cual cristalizó en el DSM-III Heinsenberg, principio de complementariedad de Bohr, teoría
(1980), que tuvo un impacto internacional. Por otra parte, desde del quantum de Planck y teoría del caos) sustentan el modelo
un planteamiento teórico e ideológico, Klerman define en 1978 lo biopsicosocial, que contempla la enfermedad como un proceso
que se conoce como credo neokraepeliano, que recupera el mo- probabilístico y analógico, un sistema sujeto a fuerzas de diferen-
delo médico y reivindica para la psiquiatría la consideración de te naturaleza (27), de forma que cambios biológicos cerebrales
rama de la medicina, con una metodología científica, la presen- pueden prevenirse o estimularse por acciones psicológicas (28).
cia de varias enfermedades mentales concretas, la separación de lo En esta línea, algunos autores como Eisenberg (29) hablan de la
normal y lo patológico, la base biológica de la enfermedad y la ne- construcción social del cerebro humano y plantean la posibili-
cesidad de acuerdo entre diagnóstico y clasificación, entre otros dad de que el genoma pueda ser modificado por influencias bio-
aspectos. lógicas y sociales.
Durante las dos últimas décadas, el proceso de remedicaliza- A través de esta breve panorámica histórica de la psiquiatría se
ción que se produjo en la psiquiatría americana se ha extendido al puede apreciar que la consideración de la naturaleza de los tras-
resto del mundo, y en estos momentos asistimos a un rearme del tornos psiquiátricos ha cambiado a lo largo de la historia. Inelu-
biologismo, cuyo campo alcanza patologías hasta el momento diblemente, en función de la propia evolución epistemológica,
consideradas de etiología psicosocial (trastornos de ansiedad, influida por factores varios (sociales, políticos, evolución de la
fobia social, trastorno obsesivo-compulsivo, toxicomanías, medicina, avances de las neurociencias, etc.), la psiquiatría ha to-
trastornos de la personalidad, etc.). Desde este nuevo contexto, mado diferentes posiciones frente a la enfermedad, por lo que las
en el que la importancia de la psiquiatría comunitaria es no sólo consideraciones que hagamos sobre el concepto y la definición
aceptada sino incorporada a los planes sanitarios, el psicoanálisis de enfermedad mental estarán también influidas por nuestro
pierde fuerza e influencia y, por el contrario, el conductismo, propio momento histórico.
ahora complementado con las aportaciones del cognitivismo (se Por otra parte, como posteriormente precisaremos, la difi-
habla de teorías o técnicas cognitivo-conductuales), abre fronte- cultad de tratar un tema como la definición de enfermedad psi-
ras y se impone con firmeza en muchos campos, tanto teóricos quiátrica no sólo viene condicionada por la diversidad de elemen-
como terapéuticos. En efecto, tal como ha señalado Eric R. Kan- tos externos e internos que inciden en la psiquiatría (políticos,
del (23), «los logros del psicoanálisis durante la segunda mitad sociales, económicos, científicos, técnicos), sino también por la
del siglo han sido poco importantes. Aunque el pensamiento psi- amplitud del campo, que acoge tanto patologías graves (esqui-
coanalítico ha continuado progresando, existen relativamente zofrenia, trastorno bipolar, melancolía, trastorno obsesivo-
pocas aportaciones nuevas… Lo más descorazonador es que el compulsivo, trastorno de la conducta alimentaria, etc.) como
psicoanálisis no ha evolucionado de forma científica». En opi- otras asociadas al estrés (trastornos adaptativos, ansiedad ge-
nión de Kandel, sólo una estrecha relación entre el psicoanálisis neralizada), a las condiciones sociales (emigración), a enfer-
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y las neurociencias podría salvar a aquél de un peligroso declive, medades médicas (trastornos exógenos, psiquiatría de inter-
que amenaza con su disolución, al menos en relación con su in- consulta), al abuso de sustancias, al retraso mental o a la esencia
fluencia en la psiquiatría, que no en el análisis del comporta- personal del sujeto (trastornos de personalidad) (30). Obvia-
miento normal. mente, tal disparidad de trastornos no permite ni siquiera esbo-
Frente al creciente y peligroso reduccionismo biológico de zar una definición única de enfermedad y obliga, inevitable-
las últimas dos décadas, la psiquiatría insinúa nuevos cauces de mente, a establecer matizaciones que serán objeto de análisis en
investigación, en relación no sólo con la participación de la per- el siguiente apartado.

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/c3/ Definición y concepto de enfermedad mental. Normalidad y enfermedad psíquica
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concepto y definición de enfermedad te impreciso, y f) la salud mental como orientación positiva, lo


mental cual es un criterio difícilmente cuantificable.
ı A criterio de Luque y Villagrán (8), la mayoría de las defini-
Es tremendamente significativo que el DSM-IV (31), en el ciones de enfermedad y salud mental se centran en tres posicio-
apartado Definición de trastorno mental, que no enfermedad men- nes: a) médica, centrada en la ausencia o presencia de síntomas
tal, precisa que «el término “trastorno mental” implica, desafor- objetivos y subjetivos de las funciones mentales alteradas; b) es-
tunadamente, una distinción entre trastornos mentales y físicos tadística, en relación con la desviación de la norma, y c) cultural,
(un anacronismo reduccionista del dualismo mente-cuerpo)… según la cual la adaptación al medio social es el criterio de salud
Lamentablemente, el término persiste en el título del DSM-IV, ya mental, lo cual implica, nuevamente, una referencia a los valores
que no se ha encontrado una palabra adecuada que pueda susti- sociales y, por tanto, un juicio de valor. En opinión de Luque y
tuirlo». El DSM-IV reconoce, asimismo, que «no existe una defi- Villagrán, la enfermedad mental sería el estado en el que al menos
nición que especifique adecuadamente los límites del concepto de una de estas dimensiones o variables (patológico/biológico, cul-
trastorno mental», ya que no es posible concretar una definición tural/social, subjetivo/psicológico) se encuentra por debajo de un
operacional que englobe todas las posibilidades, si bien desde di- nivel o criterio. Sin embargo, es discutible que un determinado
ferentes niveles de abstracción (patología estructural, presenta- nivel, en aspectos poco cuantificables y objetivables como el social
ción de los síntomas, desviación de la norma, etiología, discapaci- o el subjetivo/psicológico, impregnados de juicios de valor (per-
dad, etc.) se pueden utilizar indicadores útiles para delimitar un sonales o culturales), pueda servir de punto de referencia para
trastorno concreto. aprehender la esencia de la enfermedad mental y plasmarse en
Por su parte, la CIE-10 (32) utiliza también el término tras- una definición. También Rosenberg (35) ha señalado la dificultad
torno «para evitar los problemas que plantea el utilizar otros con- de establecer límites operativos para delimitar los trastornos men-
ceptos tales como enfermedad o padecimiento». Señala, asimis- tales, en especial las patologías menores o no graves. El trastorno
mo, que, aun siendo impreciso, el término «se usa para señalar la mental, en su opinión y de acuerdo con Kendell (36), se concibe
presencia de un comportamiento o de un grupo de síntomas como una lesión, como una inadaptación al estrés, como una
identificables en la práctica clínica, que en la mayoría de los casos desventaja biológica o como una desviación estadística. Asimis-
se acompañan de malestar o interfieren con la actividad del indi- mo, Rosenberg señala la deficiente distinción entre trastorno y
viduo… no incluyen disfunciones o conflictos sociales por sí mis- enfermedad —punto de vista que no compartimos y desarrolla-
mos en ausencia de trastornos individuales». remos más ampliamente en el próximo apartado—, si bien «el
En la misma línea que el DSM-IV, Roth y Kroll (33) señalan primero es definido en términos biológicos y la enfermedad es un
que el término trastorno mental, basado en una distinción entre concepto más amplio».
cuerpo y mente, es un dilema filosófico pero no biológico. Todas Lo cierto es que el acuerdo entre diferentes definiciones de
las enfermedades —subrayan— interfieren en el funcionamien- enfermedad mental es bajo. En esta línea, Schinnar y cols. (37)
to psicológico, social, económico y físico, ya que afectan a perso- aplicaron 17 definiciones de trastorno mental grave a 222 pa-
nas que tienen una desventaja biológica, por lo que sufren ellas y cientes y constataron una amplia variación en los resultados, de
las demás. La distinción clara entre lo puramente físico y lo pura- forma que la prevalencia de trastorno mental grave oscilaba en-
mente mental —dicen Roth y Kroll—, o incluso el peso específi- tre el 4 y el 88 % según la definición aplicada.
co de los aspectos biológicos, psicológicos y sociales en la enfer- En general, los psiquiatras clínicos se inclinan por acotar y de-
medad es, sin embargo, muy difícil o imposible de establecer. finir la enfermedad mental desde una perspectiva médica. Así lo
Uno de los problemas más importantes reside en definir con manifiesta de manera indirecta Guze (38), de forma muy expresi-
precisión qué se entiende por salud y enfermedad mental. Scott va, en el título de su artículo Psiquiatría biológica: ¿hay otro tipo?
(34) revisó este tema en relación con definiciones utilizadas en in- También Kurt Schneider (39) defendió taxativamente que el con-
vestigación y sugirió analizarlas en torno a alguno de estos crite- cepto de enfermedad mental es «estrictamente médico», ya que
rios: a) la enfermedad mental como el hecho de estar sometido a «enfermedad propiamente dicha no existe sino en lo somático», si
tratamiento psiquiátrico, lo cual tiene, obviamente, importantes bien precisa que en medicina el concepto de enfermedad abarca,
limitaciones (mayor aplicación a pacientes hospitalizados, no ser además de las alteraciones orgánicas, el criterio de la falta de bien-
una definición conceptual); b) la enfermedad mental como in- estar y, por último, la amenaza vital. Sin embargo, en psiquiatría
adaptación, que hace referencia, por tanto, a las normas sociales la falta de bienestar y la amenaza vital no pueden aplicarse en mu-
de la comunidad y es, asimismo, un criterio discutible; c) el diag- chos casos, por lo que el concepto de enfermedad psíquica —se-
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nóstico psiquiátrico como criterio de enfermedad mental, lo cual gún Schneider— debe reducirse a la definición pura de lo que la
comporta dificultades para alcanzar definiciones operativas, por enfermedad es, centrada en las alteraciones morbosas del cuer-
falta de estandarización de los procedimientos diagnósticos; d) la po, todavía desconocidas pero presumibles.
enfermedad mental definida subjetivamente, criterio muy discu- De forma magnífica Pichot (40) ha revisado los modelos no-
tible con serios problemas de operativización; e) la enfermedad sológicos en psiquiatría, y de manera específica el concepto de en-
mental definida a través de los síntomas psicológicos objetivos, fermedad psíquica. Recuerda el modelo de Kraepelin (1896),
lo que se ampara en los tests psicométricos y resulta ampliamen- constituido por categorías diferenciadas, así como el de Wernicke

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(1900), desarrollado posteriormente por Kleist (1934) y Leonhard saber, como: ¿qué es un trastorno mental?; ¿los trastornos men-
(1972), más localizacionista; y el de Kurt Schneider (1950), que tales son descubiertos o inventados?; ¿es la mente distinta del
distingue las enfermedades de las variaciones anormales, que in- cerebro?; ¿la anormalidad mental exculpa de responsabillidad?;
cluyen las personalidades psicopáticas y las reacciones vivenciales ¿dónde está el límite entre enfermedad o maldad?, y ¿existe el
anormales, sólo cuantitativamente diferentes de la normalidad. inconsciente? Todos estos interrogantes dan la medida de las di-
Todos ellos son modelos categoriales que contemplan la enfer- ficultades que existen para acotar y definir en general el trastorno o
medad desde un prisma médico, en el que existe una correla- la enfermedad mental. Recoge Reznek la absurda propuesta de Ben-
ción entre un patrón de síntomas y unas causas biológicas. En tall respecto a incluir la felicidad entre los trastornos psiquiátricos,
opinión de Pichot, las principales posiciones actuales anticatego- ya que es estadísticamente anormal, tiene un conjunto discreto de
riales y dimensionales han partido del psicoanálisis y de la psi- síntomas, refleja un funcionamiento anormal del sistema nervio-
cología estadística (especialmente Eysenck). Deberíamos añadir so central y atenta moderadamente a la vida. Esta curiosa pro-
la pujante posición dimensionalista que surge de los ambiguos puesta plantea una importante cuestión, como es la dimensión
criterios diagnósticos actuales, como los del DSM, que desde una evaluativa que tiene la consideración o no de un comportamien-
posición ateórica y puramente descriptiva facilitan el solapa- to como trastorno o enfermedad. En el momento en que intro-
miento de categorías, la comorbilidad y la constitución de espec- ducimos el elemento evaluativo para valorar el comportamiento
tros (afectivo, obsesivo, etc.). debemos aceptar el margen de subjetividad y una perspectiva de
Es lógico que desde la psiquiatría el concepto de enfermedad análisis que se aleja del pensamiento médico. Por esta razón, Rez-
psíquica se haya contemplado a partir de un pensamiento médico y, nek se pregunta si el paradigma médico es suficiente para captar
tal como señalan McHugh y Slavney (41), la definición mantiene, la naturaleza compleja de la enfermedad mental y si, por tanto,
en el consenso general, el sentido categorial, que implica una es- debemos emplear también otras aproximaciones. Tomando
tructura o función anormal en algún lugar del organismo. Aun como ejemplo la agorafobia, sugiere que cualquier trastorno psí-
sin haber alcanzado el conocimiento etiológico, es lícito que la quico puede tener una base biológica, causas sociales, factores
psiquiatría opere respecto a la enfermedad psíquica con el mismo predisponentes y una vía final que se canaliza de acuerdo con los
criterio que la medicina general, ya que desde el primer estadio, principios de la teoría del aprendizaje.
que supone el reconocimiento del síndrome clínico, basado en la La complejidad y la dificultad de establecer el concepto de
identificación de signos y síntomas, se pasa al segundo estadio, trastorno mental se reflejan en la polémica que ha mantenido
que implica la correlación de alteraciones neurobiológicas con Wakefield con otros autores como Sadler, Kirmayer, Young,
tal síndrome o enfermedad y permite, finalmente, descubrir el Richters, Hinshaw, Lilienfeld y Marino (43, 44). La posición de
agente etiológico y establecer acciones profilácticas y terapéuticas Wakefield centra el concepto de trastorno en la disfunción nega-
que inciden sobre la etiología primaria. tiva de los mecanismos mentales (cognitivos, afectivos, motiva-
Bien es cierto que en psiquiatría no es posible aplicar este con- cionales), que se establece en relación con valores sociales y está
cepto de enfermedad a todas las patologías que constituyen el originada por fallos en los mecanismos internos de funciones
campo psiquiátrico, ya que únicamente los trastornos psicóticos y naturales (45), todo lo cual permite definir y delimitar los trastor-
algunos de los no psicóticos (trastorno obsesivo-compulsivo, nos de los que no lo son. Así pues, el punto central del concepto
trastorno de angustia, melancolía, etc.) pueden acogerse a este de trastorno se establece en función de la presencia de daño o le-
modelo médico y, por tanto, ser definidos como auténticas en- sión, que depende del juicio social y de las circunstancias, pero
fermedades, en relación con un complejo clínico identificable y que en general se aplica a las enfermedades médicas y, por ende, a
estable. Sin embargo, en el ámbito de la psiquiatría se incluyen las enfermedades mentales, bajo el principio de «no hay daño,
patologías cuya etiología no es biológica o, en cualquier caso, la no hay enfermedad». La posición de Wakefiel (45) respecto a la
imbricación de lo biológico y lo psicosocial no permite una con- disfunción negativa tiene algunas implicaciones para el desarrollo
sideración estricta en función del modelo médico. Este punto será de la psicopatología, tales como: a) los síntomas son insuficien-
abordado posteriormente cuando precisemos nuestra posición tes para delimitar el trastorno del «no trastorno», ya que el tras-
respecto a enfermedad y trastorno. De cualquier forma, bajo estas torno debe implicar fallos de los mecanismos internos de la fun-
consideraciones, queda clara la dificultad de elaborar una defini- ción; b) el estudio del trastorno es el de cómo la historia de los
ción general de enfermedad psíquica o mental que englobe toda individuos lleva al desarrollo de los síntomas; c) el estudio del
la patología psiquiátrica. trastorno supone el de la interacción entre los mecanismos inter-
Desde otra perspectiva, Reznek (42) ha planteado de forma nos y el medio, y d) el estudio del trastorno es el de la relativa
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sagaz e interesante los problemas filosóficos que inciden en la psi- interacción entre mecanismos internos y medio, definida evoluti-
quiatría y las dificultades de delimitar y definir el trastorno o la vamente como medio expectante. Aun aceptando la participación
enfermedad mental. Además de los problemas de cualquier rama cultural y social, el concepto de enfermedad de Wakefield impli-
de la ciencia, que plantean preguntas tales como qué podemos ca una base biológica que se debe observar desde el evolucionis-
conocer, cómo podemos conocer, o cuál es la naturaleza de la mo y ha sido criticada desde diversas posiciones (no correspon-
causalidad, la psiquiatría y las neurociencias tienen interrogantes de al término trastorno que se usa en nosología psiquiátrica o en
específicos, más difíciles de responder que los de otras ramas del clínica cotidiana; no cubre todo el campo psiquiátrico; no es útil

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/c3/ Definición y concepto de enfermedad mental. Normalidad y enfermedad psíquica
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para propuestas clínicas o de investigación, no es aplicable al pla- perspectiva médica. En el apartado siguiente volveremos sobre
no legal, corresponde a un biologismo reduccionista, etc.) (46). esta espinosa cuestión.
Hemos intentado recoger en las líneas precedentes las difi- ı
cultades de captar y definir el trastorno o la enfermedad men- ı
tal, ya que no es factible concretar una definición operativa que problemas que condicionan el concepto
englobe todas las patologías. En efecto, algunos trastornos (psi- y la definición de enfermedad mental
cosis) quedan delimitados por los síntomas objetivos y subjetivos ı
y la pérdida del juicio de realidad; otros (neurosis, trastornos A continuación analizaremos algunas cuestiones que están
psicosomáticos) por síntomas que provocan malestar subjetivo implicadas, directa o indirectamente, en el concepto de enferme-
e interfieren en la vida del sujeto (sociolaboral y personal), y dad mental, en su delimitación y en la problemática de la psiquia-
unos terceros (trastornos de personalidad) se delimitan en fun- tría actual para la operativización de los criterios de clasificación y
ción de agrupaciones de rasgos peculiares de personalidad (no la demarcación de su campo. Zanjamos el tema con una visión
síntomas clínicos) que hacen sufrir al sujeto (personalidad evi- personal de la distinción entre trastorno y enfermedad.
tativa o dependiente) o le generan importantes conflictos en No es fácil estructurar los factores variopintos que influyen
la relación interpersonal (personalidades obsesivas, paranoides, en la esencia de nuestra disciplina, que es la conceptualización
esquizoides, histriónicas, narcisistas) y/o social (personalidades de lo que se entiende por enfermedad mental, lo cual varía se-
antisociales o límites). Una definición operativa de toda esta gún cada momento histórico. Por esta razón —y de manera to-
gama de trastornos, en los que no hemos incluido ni las toxico- talmente cuestionable— empezaremos por lo que constituye el
manías ni las demencias u otros trastornos exógenos, es muy di- nivel epistemológico más básico, que es la delimitación de los
fícil, pues la naturaleza y el origen de cada una de estas patologías síntomas y la denominada psicopatología descriptiva. Desde
son distintos (naturaleza biológica, psicológica, socioambiental, este nivel abordaremos los elementos y factores más complejos
mixta). que aluden a los límites de la enfermedad mental, los problemas
Sin aludir a la etiología, una definición general operativa del de la relación mente-cuerpo y otras cuestiones casi filosóficas.
trastorno mental podría ser: conjunto de síntomas que compor- En un nivel intermedio quedan cuestiones como la validez de las
tan sufrimiento subjetivo e interfieren notablemente en la vida del categorías nosológicas y la implicación de los diferentes mode-
sujeto o suponen una ruptura biográfica con pérdida objetiva de los, referidos especialmente a la confrontación biologismo-
las coordenadas de la realidad, así como trastornos del comporta- mentalismo.
miento no clínicos que conllevan importantes conflictos en la re- ı
lación interpersonal y/o social. Somos conscientes de las críticas ı
que puede suscitar esta definición, pues es lícito preguntar dón- implicación de la psicopatología descriptiva
de está el límite del sufrimiento humano subjetivo y qué supone ı
una interferencia en la vida de las personas, así como qué signifi- El desarrollo de la psicopatología descriptiva está íntimamen-
ca y dónde está la frontera de lo normal frente a lo patológico en te relacionado con el conocimiento de la propia enfermedad psí-
los conflictos interpersonales o sociales. El problema de la subje- quica y, por ende, implicado en la acotación y definición de la
tividad del elemento evaluativo gravita permanentemente sobre propia enfermedad. La psicopatología descriptiva se mueve en el
cualquier definición. primer nivel epistemológico de cualquier ciencia, que supone el
Así pues, es probable que no pueda establecerse una defini- dominio material (conjunto de objetos a los que se refiere la cien-
ción general del trastorno psiquiátrico, tal como ha mantenido cia), en nuestro caso los síntomas psiquiátricos. Tal como ha in-
Scadding (6) en la línea de Popper y en contra de las definiciones dicado Berrios (47), que ha profundizado magistralmente en este
esencialistas. Pueden ser más operativas y verosímiles definicio- tema: «la psiquiatría puede ser definida como el conjunto de con-
nes parciales que se centren en grandes áreas de la patología. La secuencias (científico-técnicas pero también socioculturales) que
definición de lo que creemos que son las auténticas enfermedades resultan de la correcta aplicación de un lenguaje psicopatológico.
psiquiátricas (psicosis) es más fácil porque puede establecerse La psicopatología descriptiva, por tanto, es un lenguaje que,
desde la perspectiva del modelo médico. La de los trastornos clí- como todos los lenguajes, se define por un conjunto sistemático
nicos no psicóticos es más problemática porque plantea los lími- de principios generales, enunciados descriptivos y reglas de apli-
tes entre normalidad y patología. Finalmente, la definición de los cación. Su función es la descripción y captura de aspectos de la
trastornos de personalidad es la más difícil porque comporta conducta que se asume que son el resultado de una disfunción
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una dimensión evaluativa de complicada resolución, en la que lo psicológica u orgánica. Como todo lenguaje, es un producto his-
normal y lo patológico están sujetos a variadas consideraciones tórico que surge de unas coordenadas socioculturales determi-
(personales, sociales, morales, estadísticas, etc.) difíciles de opera- nadas y que está sujeto a cambio». Tal como ha señalado Persons
tivizar. Tanto los trastornos psíquicos no psicóticos como los (48), la asignación de diagnósticos psiquiátricos no proporciona
trastornos de personalidad permiten la pregunta que se hace información sobre los procesos profundos que ocurren en la for-
Guze (5) acerca de si determinadas condiciones psiquiátricas son mación de los síntomas, por lo que su estudio es básico y previo al
«enfermedades reales» que permiten una aproximación desde la de las categorías diagnósticas.

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Una vez enfatizada la importancia del síntoma, en el contexto margen de otras fuentes de posibles variaciones que oca-
de la psicopatología descriptiva y la propia psiquiatría, es necesario sionan desacuerdos en la descripción del síntoma (inesta-
señalar las dificultades que entraña su análisis, como exponente de bilidad en la evaluación del investigador por diversas cau-
los problemas que supone acotar y delimitar enfermedades: sas, como entrenamiento, estado emocional, etc.; falta
de estabilidad del objeto que se pretende describir, ya que
1. El doble componente del síntoma, que se estructura en el patrón de síntomas puede variar en el tiempo; oscila-
forma (que garantiza la constancia y le da estabilidad en ciones perceptivas en el momento del examen; discre-
el tiempo y el espacio) y contenido (que ayuda a estable- pancias en los criterios que se utilizan para decidir la pre-
cer conexiones entre la enfermedad del sujeto, su pasado sencia o ausencia del síntoma).
y su entorno) (48). Obviamente estos dos componentes 4. Como factor involucrado en las dificultades de análisis
son reflejo de la influencia biológica y psicosocial que con- del síntoma caben señalar problemas en la disposición de
fluyen y se materializan en el síntoma. Así pues, aunque instrumentos que permitan la captación de información
su permanencia queda garantizada por el componente que conlleva el síntoma. Nuevamente Berrios (47) ha
biológico, se pueden producir variaciones a lo largo de la profundizado en esta cuestión para concluir que «la ban-
historia que vienen condicionadas por el componente da informativa de la psicopatología descriptiva ha sido
psicosocial. creada para responder a una necesidad decimonónica en
2. La calificación del síntoma se establece a dos niveles, la psiquiatría y en la neurobiología», pero que en la ac-
como ha señalado Berrios (49): a) superficial, que puede tualidad la investigación neurobiológica en psiquiatría ha
quedar definido por los sistemas operativos e instrumen- dado hasta el momento escasos resultados (¿deficiencias
tos diagnósticos, y b) profunda, que se establece a través metodológicas?; ¿el objeto de estudio de la psicopatología
de algoritmos y reglas de decisión profunda, que se trans- descriptiva es intrínsecamente opaco y no se puede captar
miten por tradición oral y tienen como base no sólo la es- su especificidad?; ¿fracaso en la definición del objeto de
tructura física del fenómeno sino también su relación con estudio, los síntomas, por insuficiencias de la psicopato-
el resto de funciones, la conducta general del sujeto y el logía descriptiva tradicional para capturar supuestas se-
marco externo. En definitiva, el síntoma, que por otra ñales biológicas distorsionadas por códigos personales y
parte puede ser el destilado final de anomalías heterogé- socioculturales?) y hay que potenciar la conexión entre
neas en su etiopatogenia, es poco relevante si se analiza la psicopatología descriptiva y las técnicas neurobiológi-
superficialmente en sus aspectos más concretos y forma- cas actuales (tomografía por emisión de positrones
les, sin ponerlo en conexión con el resto de las funciones [PET], tomografía computarizada por emisión de fotón
y el entorno general, lo cual implica la subjetividad del único [SPECT], resonancia magnética [RM], neuroquí-
clínico, su formación, intuición y pericia. Desgraciada- mica, genética, estudios de sueño, etc.).
mente, en la psiquiatría actual la calificación del síntoma 5. Se ha señalado el escaso avance que ha tenido la psicopa-
se realiza en general desde un nivel superficial, como un tología descriptiva desde el siglo XIX en cuanto a la des-
ítem neutro, que junto a otros, también neutros, permi- cripción de nuevos síntomas (52, 53). El número de sín-
ten construir categorías diagnósticas, lo cual se traduce en tomas ha permanecido casi inalterado durante un siglo.
un incierto e irrazonable aumento de la comorbilidad, Aunque el número de elementos que contienen las esca-
pues se confunde la coexistencia de síntomas con la coe- las clínicas en psiquiatría se sitúa en torno a 150-200 (54)
xistencia de enfermedades (50). La presencia o ausencia y los síntomas psiquiátricos descritos a lo largo de la his-
del síntoma no es una decisión tan fácil como pudiera pa- toria son alrededor de 70-80, tan sólo 15 o 20 han per-
recer y conlleva una importante complejidad, en la que manecido inalterados y constituyen la base de los textos
confluyen aspectos varios (históricos, formación, subjeti- actuales. Sin embargo, es probable que determinados
vidad del clínico, tipo de pensamiento psiquiátrico, etc.). síntomas permanezcan ocultos y no hayan sido descri-
3. En relación con el punto anterior se sitúa la importancia tos, por lo que no podemos afirmar que los síntomas
del reconocimiento del síntoma, que supone que el pro- actuales son los únicos que facilitan información básica y
fesional escinde o desmenuza el síntoma, a menudo am- específica. Este elemento crucial ha sido descrito como
biguo, del reconocimiento de la enfermedad (51). En este fenómeno de cierre y señala el encorsetamiento nosoló-
sentido, los sistemas diagnósticos actuales asumen que el gico que se produce cuando las categorías quedan limi-
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reconocimiento de los síntomas y la enfermedad son in- tadas por un número mínimo de síntomas, de deter-
terdependientes, lo cual es erróneo, puesto que los sínto- minada intensidad y duración, sin que se garantice que
mas no son transparentes ni llevan unidades de análisis otros síntomas pudieran ser más representativos (55).
con suficiente información. Así pues, el primer estadio
(percepción del síntoma) no garantiza certeza respecto En las líneas precedentes hemos querido dejar constancia de
al reconocimiento profundo y complejo que lo sitúa en la importancia de la psicopatología descriptiva en la considera-
una agrupación sintomática (segundo estadio) (51), al ción que la psiquiatría tiene de las enfermedades mentales. La ma-

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durez o, por el contrario, el escaso desarrollo de la psicopatología Es ciertamente con Kraepelin cuando aparece la nosografía
descriptiva influirá notablemente en la delimitación de las enfer- moderna. Bajo el tamiz de la observación clínica y el análisis del
medades ya existentes o de otras nuevas o emergentes, así como pronóstico longitudinal, va matizando los criterios de clasifica-
en la demarcación entre normalidad o patología y entre trastor- ción, desde 1883 hasta 1927, fecha en la que se publica la novena
no y enfermedad; y en definitiva en la madurez epistemológica de edición de su tratado. En la cuarta edición introduce los térmi-
la propia psiquiatría. nos proceso degenerativo psicológico y demencia precoz, en la
ı quinta describe el método diagnóstico, y en la sexta y más im-
ı portante (1899) diferencia la demencia precoz de la psicosis ma-
validez de las categorías. Categorías níaco-depresiva. Así pues, volvemos a la reveladora pregunta de
frente a dimensiones Kendell: si las bases de la clasificación en psiquiatría se sentaron
ı hace un siglo, ¿por qué todavía nuestros conocimientos son limi-
La construcción y validez de categorías supone un nivel epis- tados y polémicos? Quizá la respuesta está en los diferentes nive-
temológico superior de la ciencia psiquiátrica, que a partir de los les que pueden sustentar toda clasificación: síntomas, mecanis-
síntomas establece categorías nosológicas. Tres problemas susci- mos y causas (40). Lógicamente el nivel etiológico, tal como ya
tan esta cuestión: a) confirmar si todas las categorías actuales in- apuntó Morel en 1857, es el más elaborado y exacto, pues tras-
cluidas en los sistemas de clasificación están realmente validadas; ciende los niveles más elementales. Sin embargo, en psiquiatría
b) establecer si todas las patologías admiten los mismos criterios este nivel es desconocido, ya que el nivel de los mecanismos etio-
de validación, y c) analizar la situación categorial o dimensional patogénicos es todavía especulativo o incierto, y, por tanto, las
de la patología psiquiátrica. La respuesta a estas cuestiones ayuda clasificaciones se basan aún en el nivel más elemental, los sínto-
a delimitar los criterios de enfermedad mental, que es el tema mas patognomónicos.
que nos ocupa. En esta situación no es de extrañar que en 1967 Pörksen (57)
hallara vigentes 340 clasificaciones psiquiátricas. En los últimos
años, las clasificaciones imperantes (DSM-IV, CIE-10) se rigen
validación de categorías
por la incorporación de posibles causas, curso y patrón clínico,
No hace muchos años se preguntaba Kendell (56) por qué, si sistemas multiaxiales y multiteóricos impulsados por una voca-
Kraepelin, 90 años antes, había configurado un armazón sólido ción descriptiva y ateórica, lo cual les aproxima más al modelo
en relación con la clasificación de los trastornos psiquiátricos, se pineliano que al kraepeliano (58). El DSM-III fue diseñado
han hecho tan pocos progresos en la validación de estas enfer- como un cambio respecto a sus predecesores, en un intento de
medades. La realidad es que no es fácil elaborar sistemas de clasi- mejorar la fiabilidad, no la validez, desde la perpectiva del empi-
ficación formados por categorías de enfermedades sólidamente rismo lógico que sustentó Carl G. Hempel (1965). Los conceptos
estructuradas. Las fases de construcción de sistemas taxonómicos científicos de Hempel conllevan dos propuestas: describir qué
(descripción del fenómeno; definición del dominio o concepto ocurre y explicar por qué ocurre, que de forma más precisa im-
que se va a clasificar y de los elementos en él incluidos, y formula- plican (59): a) nociones científicas que permitan descripciones
ción de las leyes o principios que organicen su estructura y con- precisas de eventos y pensamientos que pueden ser directamen-
viertan las listas anteriores en un verdadero sistema taxonómico) te observados, y b) conceptos científicos que avalen leyes genera-
(57) son difíciles de alcanzar en psiquiatría, ya que los fenóme- les y teorías que permitan la explicación y predicción de hechos
nos pueden ser estrictamente síntomas, conductas o cambios so- concretos. Aunque la propuesta de Hempel en 1959 sugería que
máticos (signos). el siguiente DSM fuera una clasificación basada en descripcio-
Desde las primeras descripciones de trastornos psíquicos que nes y observaciones, pero teórica, el DSM-III soslayó esta pro-
se encuentran en el papiro de Ebers, y a través de toda la medicina puesta, ya que las causas de las enfermedades implican factores
grecorromana y la penuria de los siglos posteriores, renace con Pa- biopsicosociales tan complejos que prefirió mantenerse en un ni-
racelso (siglo XVI) y su influencia en Felix Platter el interés por la vel ateórico (59). Lo cierto es que la supuesta posición ateórica
sistematización de los conocimientos, que se consagra gracias a del DSM-III y sucesores ha sido controvertida, bajo la considera-
Thomas Willis (1682) y Sydenham (1682) (siglo XVII), los cuales ción de que tal tipo de clasificación es imposible, pues no se pue-
acuñan el concepto de enfermedad nerviosa, que propulsa en el si- den evitar las posiciones teóricas en las que el mínimo de enti-
glo XVIII los intentos de clasificación que culminan en la figura de dades reconocibles siempre, en último extremo, depende de
William Cullen (1775) durante el último tercio de siglo. Sin em- nuestra elección (60).
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bargo, corresponde a Pinel la publicación del Traité Médico-Philo- En respuesta a esta situación, Robins y Guze exponen por pri-
sophique sur l’Alienation Mental (1809), obra en la que se distancia mera vez en 1970 los criterios de validación de categorías diag-
de Cullen y Boissier de Sauvage y propone una clasificación de los nósticas en cinco fases (61): a) descripción clínica; b) estudios de
trastornos mentales en cuatro especies (melancolía, manía, de- laboratorio; c) delimitación de otros trastornos; d) estudios de se-
mencia, idiocia), que no entidades independientes, basada en la guimiento, y e) estudios familiares. Posteriormente, Klein (62)
observación y una metodología donde la descripción del objeto sugirió la respuesta farmacológica como un elemento más en la
que se debe clasificar comienza a tener gran importancia. validación de los diagnósticos psiquiátricos.

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Tal como ha considerado Cloninger (63), la aproximación pueden atribuirse a variaciones diagnósticas sino también
biomédica de Robins y Guze, extensión del pensamiento de a otros elementos (edad, edad de inicio, sexo, clase social,
Sydenham (1624-1689), sigue la línea básica de las clasificaciones personalidad, etc.), por lo que, según Kendell, debería
médicas cuando falta información sobre la etiología. Es —en su demostrarse que la relación entre pronóstico y sintoma-
opinión— consistente y satisfactoria, por cuanto contempla vali- tología no es lineal.
dez descriptiva (descripción clínica), validez referida a criterios, 4. En relación con la respuesta terapéutica, sugerida por
como la validez concurrente (estudios de laboratorio), la validez Klein como criterio de validación, aunque ha sido muy
predictiva (estudios de seguimiento), los estudios familiares y la productiva en otras ramas de la medicina, en psiquiatría
validez de constructo (delimitación de otros trastornos o validez no ha aportado los resultados esperados, con excepción
discriminativa). Las tres características importantes del método de los trastornos de ansiedad diseccionados por Klein en
de Robins y Guze (ser estrictamente empírico y ateórico, satisfa- función de la respuesta positiva (criterios de angustia-pá-
cer a clínicos e investigadores y ser útil a las ciencias de la conduc- nico) o negativa (ansiedad generalizada) a los antidepre-
ta porque incluye varios criterios de validez) tienen, según Clo- sivos e inversa a las benzodiazepinas. La falta de especifi-
ninger, cuatro limitaciones básicas: cidad en la mayor parte de las terapéuticas dificulta la
aplicación de este criterio para la validación de categorías.
1. Proliferan criterios clínicos alternativos, ya que no existen 5. Los estudios familiares, aparte de demostrar el compo-
síntomas específicos patognomónicos. nente genético de muchos trastornos, no han dado toda-
2. Existe una elevada proporción (20 %) de casos atípicos o vía los resultados deseados, que con seguridad se produci-
no diagnosticados. En esta línea, más recientemente rán con las nuevas tecnologías en genética.
Clark y cols. (64) han analizado el tema y señalan cifras 6. Finalmente, los correlatos biológicos, fundamentales
del 52 % de casos inespecíficos en el Estudio de Zurich para sentar las bases de la etiología y, por tanto, básicos
sobre trastornos afectivos, la preponderancia de tales en la consolidación de categorías, todavía no aportan re-
diagnósticos en los estudios sobre trastornos disociativos sultados concluyentes.
y de personalidad y la casi inexistencia de casos prototípi-
cos en algunas áreas (trastornos de personalidad) Dentro de la delimitación clínica de las diferentes categorías
3. Muchos sujetos satisfacen criterios de varios diagnósticos todavía se debate la inclusión o no de criterios clínicos significa-
posibles, lo cual invalida el sistema categorial, que sólo es tivos, con el objeto de minimizar al máximo los falsos positivos
satisfactorio si el trastorno es una entidad realmente dis- (criterios restrictivos) o, por el contrario, elaborar criterios más
creta. laxos que incrementen los falsos negativos (67). El fallo de los
4. Las cinco fases de Robins y Guze no aportan una guía DSM en distinguir normalidad de patología, el peligro de reme-
para probar modelos fisiopatológicos o funcionales de la dicalizar los problemas sociales, la dificultad de establecer lo que
etiología y desarrollo de los trastornos psíquicos, por lo se entiende por distrés o deterioro, o el tema del umbral en la de-
que ignoran la validación del constructo por el método marcación de patologías, son cuestiones que subyacen en las cla-
hipotético-deductivo. Al evitar posiciones teóricas —dice sificaciones y condicionan la posición que tenemos respecto a la
Cloninger— podría ser aplicado tanto a rasgos dimensio- enfermedad y sus límites y la amplitud conceptual.
nales como a trastornos categoriales. En definitiva, los intentos de validación de categorías psiquiá-
tricas son importantes y muy loables, pero todavía no han arroja-
Desde otra perspectiva, Kendell (65) ha analizado el modelo do resultados definitivos. De cualquier forma, no todos los tras-
de Robins y Guze y concreta las siguientes matizaciones: tornos gozan del mismo nivel de acreditación respecto a su validez
nosológica, y esto nos sitúa frente a la segunda cuestión plantea-
1. En relación con la identificación y descripción de los sín- da: diferencias en la validación de las categorías.
dromes, considera que tras la creativa descripción origi-
nal clínica el cluster analysis debería ser capaz de recono-
criterios de validación y trastornos psíquicos diferentes
cer los síndromes, pero el problema sigue latente porque
ninguno de los 200 síntomas psiquiátricos descritos ha En psiquiatría, los criterios de validación de enfermedades
sido identificado por el cluster analysis. no pueden ser aplicados de la misma forma y con la misma sol-
2. En cuanto a la identificación de las fronteras entre cate- vencia que en otras ramas de la medicina. El modelo de Robins y
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gorías, el análisis de la función discriminante no ha po- Guze es válido para analizar patologías cuya causa, conocida o
dido demostrar distribuciones bimodales claras con desconocida, tenga una raíz biológica y, por tanto, se materialice
«puntos de rareza o discontinuidades entre los síndromes» en una enfermedad, con las connotaciones que esto supone en
(66). medicina. Sin embargo, en el campo de la psiquiatría confluyen
3. Los estudios de seguimiento y pronóstico, sumamente muchas patologías, pero no todas cumplen los criterios de enfer-
importantes en la validación de categorías, son difíciles de medad por cuanto la causa no es orgánica sino psicosocial. En
valorar porque las diferencias en los pronósticos no sólo estos casos la clínica es proteiforme y cambiante, las fronteras con

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otras patologías difusas, el pronóstico variable, la condición gené- Llopis (psicosis pelagrosa), Ey (teoría órgano-dinámica), Conrad
tica y biológica del trastorno inexistente, y la respuesta terapéuti- (psicosis sintomáticas), Janzarik (psicosis endógenas) y Montse-
ca inespecífica y muchas veces impredecible. rrat-Esteve (teoría bipolar) no defienden tanto la causa única
No puede compararse la solidez que como categoría tiene la como un síndrome psicopatológico axial, a partir del cual el ce-
esquizofrenia, el trastorno bipolar, el trastorno obsesivo-com- rebro responde de modo inespecífico a distintas noxas, siguien-
pulsivo o la melancolía, a pesar de no cumplir todos los requisitos do un mecanismo unitario (68).
de los criterios de validación, con el escaso soporte que tienen Sin embargo, todavía hoy a nivel oficial se mantiene una vi-
otros trastornos como la ansiedad generalizada, la distimia, los sión categorial de los trastornos psiquiátricos. El DSM-IV (31) se
cuadros somatomorfos o los trastornos de personalidad. Es pro- define como una clasificación categorial, aunque matiza que de-
bable que no todo el vasto campo de la psiquiatría reciba en el ben reconocerse las limitaciones de este sistema. Por ello precisa
futuro su confirmación como categorías validadas. Sólo los tras- que «no asume que cada categoría de trastorno mental sea una
tornos de base biológica (psicosis, trastorno obsesivo-compulsi- entidad separada, con límites que la diferencian de otros trastor-
vo, algunas depresiones y ciertos trastornos de personalidad, etc.) nos mentales o no mentales». Lo cierto es que en la elaboración
serán validados como auténticas categorías. En el resto de patolo- del proyecto del DSM-IV hubo sugerencias para seguir un mode-
gías no es factible acreditar categorías, al menos con los criterios lo dimensional (Blashfield, Widiger), basado en la cuantificación
mencionados, por cuanto las causas psicosociales no generan de atributos, pero se descartó por las limitaciones que conlleva
trastornos con las características de una auténtica enfermedad y, (falta de consenso; poco útil para la práctica clínica y la investiga-
por tanto, jamás serán reconocidos por su base genética, anoma- ción; escaso acuerdo sobre las dimensiones óptimas para clasifi-
lías biológicas concretas, manifestaciones clínicas homogéneas y car insuficiencias de base empírica, etc.) (64).
estables, curso y pronóstico definidos y una respuesta terapéuti- Desde la perspectiva del diagnóstico podemos considerar
ca específica. Hay que aceptar que en el amplio campo de la pa- diagnósticos sindrómicos (los atributos pertenecen a caracterís-
tología psiquiátrica conviven trastornos de diversa índole, algu- ticas consideradas síntomas) o de enfermedad (con referencia a la
nos biológicos y de condición estrictamente médica y otros cuya etiología). El diagnóstico categorial se basa en la constatación de
naturaleza no les permite ser analizados con los criterios del mo- que un sujeto posee todos los atributos que definen una clase y el
delo médico, sin olvidar que unos terceros pudieran compartir diagnóstico diferencial permite precisar que no pertenece a otra
elementos biológicos y psicosociales (crisis de angustia, algunos clase cuya definición utilice parte de estos atributos (70). En psi-
trastornos de personalidad, algunas depresiones, etc.). La cues- quiatría, el diagnóstico categorial se sitúa en el plano sistemático,
tión es si en los futuros sistemas de clasificación se aceptará que que no es el ideal, puesto que no permite categorías exclusivas
convivan entidades superponibles con el resto de la medicina jun- guiadas por síntomas patognomónicos, apenas existentes en psi-
to a otras que, si bien son trastornos y desequilibrios humanos quiatría.
que se traducen en conductas anormales o emiten síntomas, no La realidad es que existen una serie de factores que dificultan
son enfermedades en el sentido médico estricto. las clasificaciones categoriales en la psiquiatría actual: a) se incre-
menta el número de diagnósticos posibles, pero escasamente va-
lidados; b) existen extensas áreas de solapamiento entre catego-
categorialidad o dimensionalidad de la patología psiquiátrica
rías; c) la adscripción a categorías se establece, en general, por suma
La cuestión de la existencia de una sola enfermedad o varias es aséptica de síntomas; d) el sistema multiaxial no ofrece estrategias
un problema viejo en psiquiatría. Con antecedentes en Areteo de de relación entre los distintos ejes; e) no se establece un criterio de
Capadocia, durante los tres primeros cuartos del siglo XIX se desa- temporalidad que sitúe adecuadamente la aparición de diversas
rrolla en Europa el concepto de psicosis única, bajo el criterio que patologías, y f) existen diferencias entre distintos métodos diag-
defiende la sucesión de diferentes estados psíquicos en el curso de nósticos.
la misma enfermedad. Ya en época más reciente Chiarugi (1759- De las anteriores consideraciones se derivan tres aspectos po-
1820) y en pleno siglo XIX Esquirol, Georget, Guislain, Zeller, lémicos de la psiquiatría actual: el concepto de jerarquía de los
Griesinger y Neumann, defienden este criterio hasta llegar al diagnósticos y los síntomas, la comorbilidad y el concepto de es-
Congreso de Psiquiatría de Berlín en 1893, en el que se acepta la pectro.
paranoia como enfermedad primaria de la razón y se sentencia el El concepto de jerarquización de los diagnósticos y los sínto-
concepto de psicosis única (68). mas está ya implícito en la clasificación categorial de Kraepelin.
Aunque con Kraepelin se fulmina definitivamente la aproxi- Supone que las categorías inferiores, que reúnen alguno de los
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mación dimensional que conlleva la clásica psicosis única, autores síntomas de la categoría principal, quedan subsumidas por ésta.
como Hoche (69) cuestionaron la posición categorial kraepelia- Se establece, por tanto, un nivel jerárquico que parte en el plano
na. Ya en pleno siglo XX algunos clínicos han reactivado el con- superior de la presencia o ausencia de trastornos orgánicos, se
cepto de psicosis única, ante las deficiencias del modelo krae- continúa con la presencia o ausencia de síntomas psicóticos y se
peliano y la aplicación de las tesis evolucionistas de Jackson prolonga con la presencia o ausencia de categorías no psicóticas
(1835-1911) respecto a la disolución de las funciones del siste- pero de elevada coherencia clínica y estabilidad temporal (fobias,
ma nervioso central. Autores como Büssow (anemia perniciosa), trastorno obsesivo-compulsivo, melancolía, etc.). De esta forma,

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la presencia de tono afectivo bajo, retraimiento social y momen- Las razones de esta inquietante situación de deben a los cin-
tos de ansiedad no permite en un esquizofrénico diagnosticar co factores mencionados, pero especialmente a la precariedad de
también trastorno depresivo mayor, fobia social y crisis de angus- síntomas patognomónicos, a la ausencia de marcadores biológi-
tia, por cuanto todos estos fenómenos quedan inmersos en el cos y a la confusión entre comorbilidad de síntomas y comorbili-
contexto de la enfermedad de orden jerárquico superior que es la dad de enfermedades. En general, síntomas cardinales para el
esquizofrenia. diagnóstico de una categoría se encuentran generosamente tam-
En la psiquiatría actual (sobre todo los DSM), sin embargo, bién en otras. La ansiedad o la tristeza, que son nucleares en los
aunque la filosofía parte de clasificaciones categoriales, se permi- trastornos de ansiedad y los trastornos depresivos, respectiva-
te, desde el DSM-III-R, la presencia en el eje I de varios diagnós- mente, aparecen también en una amplia gama de patologías, al
ticos, siempre que se cumplan los criterios de inclusión corres- igual que los delirios, cuya presencia en la esquizofrenia es sólo
pondientes. De esta forma, la clasificación es categorial, ya que una posibilidad entre otras (psicosis exógenas, manía, depresión,
acepta entidades independientes, pero atenta contra la jerarquiza- etc.). Así pues, si el análisis de los síntomas se efectúa superficial-
ción, porque al permitir varios diagnósticos se excluye la hege- mente es posible que un paciente agrupe suficientes síntomas
monía de los diagnósticos principales y la inclusión en éstos de los como para cumplir criterios de varias categorías. Ésta es la situa-
fenómenos o conductas que aparecen de orden inferior. ción actual, en la que el abandono de los diagnósticos jerárquicos
Kendell (65) ha señalado acertadamente que los clínicos, una principales permite la emisión de varios diagnósticos en el mismo
vez establecen el diagnóstico principal, prestan escasa atención a paciente.
otros síntomas aparentemente marginales, por lo que general- Tal como hemos precisado con anterioridad, sólo el análisis
mente se tiene una visión sesgada del cuadro. Sin negar la posible profundo del síntoma y de los fenómenos adyacentes puede acre-
existencia de este sesgo, lo cierto es que raramente los síntomas ditar la autenticidad de la categoría. De la misma forma que ha
accesorios constituyen una auténtica categoría independiente del expuesto Berrios en relación con el trastorno obsesivo (73), cabe
diagnóstico principal. Todavía más excepcional es que la presen- propugnar para toda la patología un análisis en varios niveles, que
cia comórbida de un diagnóstico de segundo orden coincida tem- vaya desde el más superficial, que sólo atiende a la presencia de
poralmente con la presencia activa del diagnóstico principal. Así, elementos formales, hasta otros más profundos, que valoren fac-
un esquizofrénico, pasado el período activo de enfermedad, pue- tores subjetivos y otros que aumenten la precisión diagnóstica
de —aunque no con frecuencia— entrar en situación depresiva, (contenido, periodicidad, intensidad, frecuencia, introspección,
al igual que un melancólico puede tener antecedentes de crisis de conducta general, etc.). La psiquiatría actual tiende a quedarse
angustia, al margen de las fases depresivas, pero nunca se produce en el primer nivel de análisis, en el que el síntoma pertenece ubi-
una coincidencia temporal entre las dos patologías, de la misma for- cuamente a varias categorías, lo cual genera el mencionado in-
ma que un obsesivo puede presentar —aunque muy raramente— cremento de la comorbilidad.
un episodio delirante o maníaco, pero durante él se diluye la sin- Recientemente, Vella y cols. (74) han analizado de forma ex-
tomatología obsesiva, que reaparece cuando remite el episodio haustiva el complejo tema de la comorbilidad y señalan, al igual
psicótico. Es un problema de la psiquiatría actual confundir co- que nosotros, que ésta se ha convertido en un artefacto por va-
morbilidad sintomática con comorbilidad de categorías, lo cual riadas razones, algunas ya señaladas (diferentes métodos de valo-
conlleva graves situaciones que plantearemos al referirnos a la co- ración, impropia utilización del término comorbilidad, comorbi-
morbilidad. lidad referida a síntomas y no a entidades nosológicas, exclusión
La comorbilidad es otro de los puntos polémicos que se impli- de la jerarquía, clasificación nosológica de síndromes y no de en-
can en la categorialidad o dimensionalidad de la patología psíqui- fermedades, inapropiado solapamiento de enfermedades leves,
ca. En un trabajo reciente (50) hemos analizado el tema en pro- frecuente revisión de los criterios que cambian el umbral diag-
fundidad, señalando los factores que creemos que condicionan la nóstico, cambio en el número de entidades clínicas).
comorbilidad en psiquiatría: a) evolución del modelo de enferme- El concepto de espectro surge como consecuencia del análisis
dad; b) precariedad de síntomas patognomónicos; c) confusión defectuoso del síntoma y el aumento de comorbilidad consi-
entre coexistencia de síntomas y coexistencia de enfermedad; guiente. La verdadera naturaleza del espectro conlleva una serie
d) ausencia de marcadores biológicos específicos, y e) abandono del de condiciones (síntomas comunes, antecedentes familiares co-
diagnóstico jerárquico e incorporación del concepto de espectro. munes, transición entre los trastornos, sustrato biológico común,
Los datos sobre el incremento alarmante de la comorbilidad respuesta terapéutica similar). Lo cierto es que en los últimos
en psiquiatría son abundantes (50, 64). Basta recordar como muy años empiezan a proliferar diferentes espectros (obsesivo, afecti-
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ilustrativos los resultados del estudio del Epidemiologic Catch- vo, etc.), de forma, creemos, excesivamente gratuita. En una re-
ment Area (ECA), que constata que el 60 % de los trastornos pre- ciente publicación (75) hemos analizado el problema en relación
sentan comorbilidad (71), lo cual coincide con el 56 % que se ob- con el espectro obsesivo y concluimos que las bases reales de tal
serva en el National Comorbidity Survey (NCS) (72). Realmente espectro son muy cuestionables si se analizan los diferentes ele-
en el momento actual es muy difícil encontrar diagnósticos pu- mentos en profundidad.
ros, y la comorbilildad entre los ejes I y II es extensa, así como la Todas las matizaciones anteriores sobre la jerarquización, la
comorbilidad dentro del propio eje II (64). comorbilidad y el concepto de espectro, íntimamente relaciona-

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dos, nos sitúan en la problemática de la psiquiatría actual respec- de tipo psicosocial, etc.) pueden incidir y difuminar las posibles
to a la categorialidad o dimensionalidad de la patología, lo cual, a discontinuidades.
su vez, condiciona el concepto y definición de enfermedad men- Desde el presente se puede defender que determinadas pato-
tal que estamos tratando. No es de extrañar que como conse- logías, aquellas que tienen presumiblemente una base biológica
cuencia de todo lo expuesto se aprecie en la psiquiatría actual una (psicosis, trastorno obsesivo-compulsivo, melancolía, crisis de
renovada adhesión a los modelos dimensionales, en los que la sin- angustia, algunos trastornos de personalidad, etc.) constituyen
tomatología se valora en función de un gradiente de gravedad u categorías discretas, bien diferenciadas unas de otras, mientras
otros factores (rasgos de personalidad, vulnerabilidad genética que la zona de la psiquiatría que está más impregnada de ele-
simple o múltiple, parámetros biológicos específicos, etc.). Clark mentos psicosociales es más sensible a las aproximaciones di-
y cols. (64) señalan dos ventajas de los modelos dimensionales: mensionales y responde al concepto de espectro, elevada comor-
a) reemplazan las 300 categorías actualmente existentes por mu- bilidad y escasa estabilidad diagnóstica.
chas menos dimensiones básicas, y b) confieren un papel más im- ı
portante al factor gravedad. ı
Sin embargo, antes de aceptarse la posición dimensional ha- diferentes modelos psiquiátricos
bría que tener en cuenta algunas matizaciones: a) no están esta- ı
blecidas ni hay acuerdo sobre cuáles son las dimensiones básicas; No trataremos en profundidad los diferentes modelos psi-
b) el concepto de gravedad es ambiguo, ya que puede referirse a quiátricos, por cuanto este tema se aborda ampliamente en el
varias áreas (clínica, interpersonal, sociolaboral, etc.) y en oca- capítulo 2 de esta obra. La psiquiatría actual abarca un campo
siones está condicionado por un espejismo clínico (¿qué es más tan extenso de problemas (psicosis, trastornos psíquicos no psi-
grave, una aparentemente seudodepresión histérica o una melan- cóticos, adicciones, trastornos asociados a patologías médicas, es-
colía de intensidad moderada, o crisis de angustia incipientes?), trés, retraso mental, etc.) (30) que es irrazonable pensar que todo
por lo que sigue estando condicionada por el subjetivismo del pa- este vasto grupo de trastornos puede analizarse desde un único
ciente y del clínico, que pueden ser equívocos; c) la base de la di- modelo.
mensionalidad puede proceder de un análisis psicopatológico de- Sin embargo, la posición de los diferentes modelos ha influi-
ficiente; d) pudieran existir categorías bien establecidas, pero que do a lo largo de la historia sobre la consideración que la psiquia-
condicionadas por factores psicosociales emitieran fenómenos tría y la sociedad han tenido acerca de la enfermedad mental. Tal
aparentemente dimensionales, en cuyo caso la inexistencia de dis- como destacan McHugh y Slavney (41), la compleja y dialéctica
continuidades o puntos de rareza no es tal, sino que obedece a relación cerebro-mente parece ser el origen principal del proble-
nuestra incapacidad de captarlos adecuadamente, y e) la vulnera- ma. Los aspectos biológico, psicológico o social no sólo han abier-
bilidad que se menciona a menudo en relación con determina- to posibilidades de comprensión de los fenómenos psíquicos sino
das patologías (psicosis, trastornos afectivos, crisis de angustia, que, desgraciadamente, han dado paso a reduccionismos de todo
trastorno obsesivo-compulsivo, etc.) y que apuntaría a la predis- orden que poco han aportado a la psiquiatría y al conocimiento
posición a padecer enfermedades concretas, es difícil de objetivar de la enfermedad (77, 78). Críticas a los diferentes modelos se han
y analizar, aunque posiblemente es real. efectuado desde diversos ámbitos (5, 23, 79-81), así como defen-
En definitiva, si bien la categorialidad o dimensionalidad de la sas más o menos radicales de cada uno (28, 29, 33, 38, 82). La
patología psíquica no es un tema resuelto, creemos que el futuro preponderancia de los factores socioambientales que defendió
puede irse perfilando desde el análisis fino del síntoma, una ma- la antipsiquiatría en las décadas de 1970 y los 1980, convenien-
yor precisión de los métodos diagnósticos (especialmente bioló- temente criticada (83, 84), y la biologización que se aprecia en el
gicos) y la preservación del principio de jerarquización, así como momento actual son ejemplos de los vaivenes ideológicos que
desde estrategias metodológicas o estadísticas diferentes (75, 76). periódicamente sufre la psiquiatría y que condicionan la posi-
Existen, ciertamente, otros modelos diferentes a los categoriales o ción frente al trastorno y la enfermedad psíquicas.
dimensionales, concretamente el modelo prototípico. Tal mode- Los aspectos positivos y negativos de cada modelo han sido
lo, parecido al categorial, permite que sus miembros sean más he- analizados en profundidad en otra publicación (33). En síntesis, se
terogéneos, no idénticos sino similares, y no tienen por qué poseer refieren a la aproximación al modelo médico en psiquiatría; a la
las características de la clase (57). En semejanza con el método comprensión de muchas conductas normales y patológicas que
que intuitivamente utiliza el clínico, emplea el criterio de simili- permite, bajo el prisma de las teorías del aprendizaje, el modelo
tud, que conlleva límites difusos para cada clase. Así pues, los pro- conductista; a la amplitud de visión de los procesos no conscientes
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totipos describen los ejemplares representativos y parecidos a una que ofrece el modelo psicoanalítico; y a la inquietud que generó el
categoría no perfectamente definida. A pesar de su interés, sin modelo sociológico, al superar el análisis individual y referir la
embargo, el sistema de prototipos es difícil de aplicar y apenas se patología hasta los límites del entorno social. No se puede olvidar,
ha implantado en psiquiatría. por el contrario, el inquietante reduccionismo biológico, que so-
De cualquier forma, la dificultad de hallar discontinuidades mete cualquier fenómeno normal o anormal al mecanicismo or-
no explica su inexistencia, ya que diferentes factores (estadísti- gánico; las lagunas en la interpretación conductista, que puede
cos, metodológicos, psicopatológicos, variables dimensionales reducir la conducta a un simple reflejo estímulo-respuesta; el es-

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cotoma psicoanalítico, que omite la realidad biológica y social para mal y cuándo patológica? Reconocerlo conlleva una notable car-
preservar su coherencia interna; y la insatisfacción que crea el re- ga de inquietud filosófica y, de hecho, la consideración científica
duccionismo social al marginar las bases biológicas, intrapsíquicas varía con el tiempo, de forma que comportamientos antes valora-
y de aprendizaje que tiene la conducta normal y patológica. dos como patologías (homosexualidad) hoy no se incluyen en
El modelo biopsicosocial expuesto por George Engel hace dé- los actuales sistemas diagnósticos y, por el contrario, se incluyen
cadas (85, 86), en la línea de superar reduccionismos y el dualis- otros que eran considerados vicios (juego patológico, exhibicio-
mo cuerpo-mente, no ha resuelto tampoco el problema. Este mo- nismo), producto de la maldad humana (piromanía, cleptoma-
delo contempla la enfermedad como un proceso probabilístico y nía, pedofilia) o normales (duelo prolongado, trastornos del de-
analógico, un sistema sujeto a fuerzas de diferente naturaleza seo sexual, difunción orgásmica femenina). Con anterioridad ya
(87), de forma que cambios biológicos cerebrales pueden preve- hemos precisado la dimensión evaluativa que entraña la conside-
nirse o estimularse por acciones psicológicas (88). No es posible ración de la patología psíquica.
negar la realidad del modelo biopsicosocial, que señala la inter- Centrándonos en los trastornos que hoy constituyen el amplio
acción de elementos biológicos, psicológicos y sociales, lo cual es campo de la psiquiatría, podemos establecer los siguientes subgru-
aplicable a prácticamente toda la medicina, y en especial a las en- pos: a) trastornos exógenos, cuya etiología está objetivamente re-
fermedades que implican el sistema nervioso central (87, 88). Sin lacionada con una causa orgánica, perfectamente delimitada;
embargo, no es tan evidente que todos los trastornos psíquicos es- b) toxicomanías, relacionadas con la adicción a sustancias poten-
tén constituidos etiopatogénicamente desde la interacción. Por cialmente tóxicas; c) psicosis, en las que el sujeto pierde el contacto
el contrario, es posible que algunas patologías (psicosis, melanco- con la realidad y se instala en un mundo cualitativamente distinto;
lía, etc.) emerjan desde los niveles biológicos, si bien los aspectos d) trastornos afectivos unipolares endógenos; e) trastornos psíqui-
psicosociales pueden modular la clínica, el pronóstico e, incluso, cos no psicóticos ni endógenos, que provocan síntomas y su-
la respuesta terapéutica. Es factible que nuestra posición corres- frimiento al paciente (neurosis clásicas, reacciones neuróticas,
ponda, tal como indican Karlsson y Kamppinen (89), a una ver- trastornos adaptativos, patología de la conducta sexual, trastornos
sión moderada del reduccionismo biológico, pero lo cierto es que psicosomáticos) o un riesgo para la vida (trastornos de la conduc-
la variedad de trastornos psíquicos obliga a emplear diferentes pa- ta alimentaria), y f) trastornos de la personalidad, cuya patología
radigmas, tanto para analizar la deversidad de trastornos psi- viene dada por agrupaciones de rasgos peculiares de la personali-
quiátricos como para tratarlos. Así pues, en nuestra opinión, el dad (no síntomas clínicos), que hacen sufrir al sujeto (persona-
modelo biopsicosocial, teóricamente apropiado para analizar lidad evitativa, dependiente o depresiva) o le generan importantes
toda la patología, es difícil de concretar y posiblemente más útil conflictos en la relación interpersonal (personalidad histriónica,
en el análisis de unos trastornos que de otros. narcisista, paranoide, esquizoide, esquizotípica, obsesiva y pasi-
Las sugerencias de Kandel (24) u otros (90), respecto a la plas- vo-agresiva) y/o social (personalidad antisocial y límite).
ticidad de los genes y la posibilidad de que la dinámica cerebral Omitimos en el análisis los dos primeros subgrupos, el de los
esté inducida por el aprendizaje, son un campo interesantísimo trastornos exógenos, porque su naturaleza es claramente orgá-
que debe desarrollarse en el futuro. Sin duda el conocimiento de nica y forma parte de la patología médica estricta, y el de las toxi-
la interacción de los diferentes niveles que confluyen en el ser comanías, porque el trastorno se genera desde la interacción del
humano ayudará a establecer los modelos, superar los reduccio- sujeto (adicto) con sustancias (drogas) que afectan al sistema
nismos y delimitar mejor la enfermedad. nervioso central y pueden producir abuso o dependencia, con la
consiguiente afectación física y psíquica. Son, por tanto, trastor-
nos complejos cuya valoración se aleja del resto de patologías,
Trastornos y enfermedades que son las que nos interesa analizar en este apartado.
Si consideramos los cuatro subgrupos restantes (psicosis,
psíquicas trastornos afectivos endógenos, trastornos psíquicos no psicóti-
ı cos ni endógenos y trastornos de personalidad) nos enfrentamos
ı a tres clases diferentes de patologías, bien diferenciadas y de natu-
Los límites de la patología psiquiátrica con las enfermedades raleza distinta. Es fundamental delimitar con precisión cada una
médicas son claros, aunque los trastornos exógenos y algunas de de estas clases, por varias razones: a) unas comportan síntomas
las enfermedades psiquiátricas corresponden a dolencias absolu- clínicos (psicosis, trastornos afectivos endógenos, trastornos no
tamente superponibles a las del resto de la medicina, con la única psicóticos), mientras que otras (trastornos de personalidad) ge-
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diferencia de que en las primeras está demostrada la base orgáni- neran conflictos pero no síntomas; b) la personalidad se introdu-
ca y en las segundas ésta es sólo una presunción, si bien basada ce como un factor que condiciona el pronóstico y el tratamiento
en sólidos argumentos. Sin embargo, los límites de la normali- de los otros trastornos (psicosis, trastornos no psicóticos), de for-
dad con la patología psiquiátrica se difuminan cuando nos cen- ma que en toda la clínica psiquiátrica los trastornos de personali-
tramos en las reacciones emocionales a acontecimientos concre- dad confieren al cuadro peor pronóstico, y c) los tratamientos son
tos (trastornos adaptativos) o en comportamientos especiales o básicamente distintos, según se dirijan a psicosis o trastornos
anormales. ¿Cuándo una reacción emocional o conducta es nor- afectivos endógenos (tratamientos biológicos), trastornos no

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psicóticos (tratamientos mixtos biológicos y psicoterapéuticos) o ya que en las primeras éstos corresponden a manifesta-
trastornos de la personalidad (psicoterapia). Ciertamente esta va- ciones claramente orgánicas, y en las psicosis los sínto-
loración está sujeta a matizaciones, como la rehabilitación o los mas fundamentales están referidos sobre todo a trastor-
programas psicoeducativos, que influyen en el pronóstico de las nos del pensamiento, la cognición, la sensopercepción,
psicosis, y la importancia de la farmacología en algunos trastor- la afectividad o la psicomotricidad, lo cual indica que la
nos no psicóticos (crisis de angustia, trastorno obsesivo-compul- naturaleza de estas enfermedades se sitúa a nivel cere-
sivo) o en algunos trastornos de la personalidad (límite), pero en bral, donde se ubican los procesos superiores del ser
esencia es válida la diferenciación terapéutica en cada uno de los humano, sin que se afecten nuclearmente los sistemas
subgrupos mencionados. periféricos. Por otra parte, la influencia de aspectos psi-
Nuestra posición respecto a estas diferentes clases de patolo- cosociales está asumida por la medicina moderna, con
gías es clara. Las psicosis y los trastornos afectivos endógenos son visión integradora respecto a todas las enfermedades,
enfermedades y como tales deberían ser denominadas, puesto por lo que la participación de estos factores no invali-
que cumplen los criterios del modelo médico en medicina. El res- da la naturaleza y consideración de enfermedad de algu-
to de las patologías (no psicóticas ni endógenas, trastornos de nos trastornos.
personalidad) son trastornos, puesto que afectan al individuo y 2. Como colofón del punto anterior creemos que siguen
condicionan su vida, pero no se entienden desde la perspectiva teniendo vigencia las lúcidas observaciones de Kurt
del modelo médico, en unos casos porque su génesis es mixta Schneider (39) cuando defiende el concepto de enferme-
(psicosocial y biológica) y en otros porque es estrictamente psico- dad, que para él es estrictamente médico. Recogemos,
social. A continuación expondremos más ampliamente este pun- por su significación, sus propias palabras: «El concepto
to de vista. de enfermedad abarca en medicina, además de las altera-
ı ciones orgánicas, el criterio de falta de bienestar, y, por
ı último, la amenaza vital… trabaja, pues, no tanto con
psicosis y trastornos afectivos endógenos un concepto puro de ser como con un concepto médico
ı de valor. Sin embargo, estos criterios no se pueden apli-
Incluimos en este grupo todas las condiciones psicóticas (es- car en psiquiatría… el concepto de enfermedad en psi-
quizofrenias, trastornos bipolares, trastornos esquizoafectivos, quiatría debe reducirse a la pura definición de lo que la
paranoia) y aquellas que si bien sólo ocasionalmente se acompa- enfermedad es. Morbosos son para nosotros en psiquia-
ñan de delirios (depresiones psicóticas), en otros momentos se tría los trastornos psíquicos condicionados por procesos
manifiestan a través de cuadros afectivos no delirantes pero de orgánicos, sus consecuencias funcionales y sus residuos
naturaleza endógena (melancolía). locales... La patología general no puede responder de un
La condición orgánica y cerebral de estos trastornos ya fue modo unívoco y terminante cuándo deben designarse
formulada por Griesinger a mediados del siglo XIX y consolidada como morbosas las alteraciones del cuerpo… Esto no
por Kraepelin a través de su modelo categorial. Aparte de las crí- debe impedirnos fijar como idea el concepto de enferme-
ticas que se han formulado al concepto de enfermedad como tal, dad que acabamos de señalar… No conocemos los pro-
ya contestadas amplia y contundentemente por Roth y Kroll (33), cesos patológicos que se hallan en la base de la ciclotimia
la observación más incisiva proviene de la todavía no demostra- y la esquizofrenia. Que se hallen fundamentados sobre
da etiología orgánica de estos trastornos. Queremos hacer tres enfermedades constituye una conjetura que goza de sóli-
puntualizaciones al respecto: do apoyo… En su abrumadora mayoría no se pueden re-
ferir estas psicosis a vivencias, no se hallan motivadas
1. En medicina, el desconocimiento de la causa orgánica por éstas. Mas ante todo quiebran todas las leyes y nor-
no descarta la aceptación de la naturaleza médico-bio- mas que siguen la continuidad de sentido del desarrollo
lógica de la enfermedad. En este sentido, la psiquiatría vital… Cierto es también que toda continuidad de senti-
está plagada de ejemplos que demuestran que en los últi- do reposa sobre un fondo no vivido ni vivenciable. Los
mos 200 años muchos trastornos considerados psiquiá- movimientos de este último pueden dilatar, tender, rela-
tricos (parálisis general progresiva, epilepsia, enferme- jar, lesionar la continuidad del sentido vital… pero jamás
dad de Parkinson, demencias, corea, etc.) han pasado al romperla totalmente. Esto último solamente lo realiza la
ámbito de la neurología, las enfermedades infecciosas o enfermedad…»
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la medicina interna. Es más, todavía hoy se desconoce la 2. En esencia, lo que nos transmite Schneider es que aun-
causa última de algunas enfermedades médicas, como la que las enfermedades psiquiátricas —concretamente las
hipertensión o la diabetes, pero nadie cuestiona su na- psicosis— no pueden ser valoradas como otras enferme-
turaleza orgánica. Por tanto, el desconocimiento de la dades médicas, deben ser consideradas como tales, pues
causa no invalida la posible naturaleza biológica de la en- se comportan como éstas, ya que sólo la enfermedad pue-
fermedad. La única diferencia que existe entre estas en- de producir una ruptura total del desarrollo y la conti-
fermedades y las actuales psicosis es el tipo de síntomas, nuidad de la existencia.

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3. Los elementos que constituyen las psicosis apuntan, f) Aunque crónicas, las psicosis y los trastornos afectivos
como veremos a continuación, hacia la naturaleza bioló- endógenos tienen un curso y un pronóstico predeci-
gica del trastorno y, por tanto, hacia la consideración de bles, como la mayoría de las enfermedades médicas.
auténticas enfermedades que deberían tener estas pato- g) A pesar de que las terapéuticas rehabilitadoras y la
logías: psicopedagogía son útiles para paliar los devastadores
a) Tal como hemos indicado, en las psicosis y en los resultados de algunas psicosis (esquizofrenia), estas
trastornos afectivos endógenos se produce una afecciones, como cualquier otra enfermedad médi-
auténtica ruptura biográfica, de forma que el pacien- ca, responden específicamente a tratamientos bio-
te, al igual que en cualquier otra enfermedad en me- lógicos y son refractarias a otros abordajes. La nula
dicina, identifica perfectamente tras el episodio (psi- respuesta a placebo indica, asimismo, su naturaleza
cosis) o durante él (melancolía) el punto de inflexión biológica y su condición de enfermedades médicas.
o rareza que se ha producido en su vida. El episodio ı
se vive como un cuerpo extraño (enfermedad) que ı
incide transversalmente en la existencia, pero cuya trastornos psíquicos no psicóticos
continuidad de sentido se restablece con la remisión ni endógenos
clínica. Así pues, el estado morboso en estas enfer- ı
medades es cualitativamente distinto del premórbi- Incluimos en este grupo la mayor parte de la patología psí-
do, que se reajusta tras el episodio. quica del eje I que no pertenece al ámbito de las psicosis ni de los
b) La prevalencia de las psicosis y los trastornos afecti- trastornos endógenos de la afectividad, así como tampoco es clasi-
vos endógenos es estable a lo largo del tiempo y en ficable estrictamente en el contexto de los trastornos de persona-
las diferentes culturas, lo cual indica una naturaleza lidad, si bien mantiene con estos últimos indudables conexiones.
biológica que emerge al margen de los aconteci- Aunque un grupo tan heterogéneo de trastornos tiene lógica-
mientos personales, sociales o culturales. mente diferentes etiopatogenias, todos ellos comparten una serie
c) Excepto en la mayor parte de las melancolías, los de características que los diferencian de los otros dos grupos (psi-
trastornos psicóticos se caracterizan por una pérdida cosis, trastornos de personalidad) y les confieren la condición de
de introspección. La pérdida del juicio de realidad trastornos psíquicos, que no de enfermedad, porque no pueden
no puede entenderse si no es por una grave afecta- ser referidos a un modelo médico estricto.
ción de las zonas cerebrales superiores que regulan el Sólo dos excepciones se aprecian en este amplio grupo: las
conocimiento. Tal como indicó Schneider, ningún crisis de angustia (ataques de pánico) y el trastorno obsesivo-
evento psicológico puede provocar un caos tan ful- compulsivo. En ambas patologías se reivindica la naturaleza bio-
minante y devastador como para producir delirios, lógica del trastorno. Las crisis de angustia ya adquirieron condi-
alucinaciones o graves trastornos psicomotores, que ción biológica desde la timopatía ansiosa de López-Ibor (91),
en último extremo se concretan en una pérdida to- consagrada más tarde por las aportaciones de Klein (92) y la ca-
tal de conexión con la realidad. tegorización de trastornos endógenos que les confirió Sheehan
d) En general, la clínica de las psicosis y las melancolías (93). Los argumentos neurobiológicos y terapéuticos que impli-
se manifiesta de forma constante, organizada, ho- can factores biológicos en estos cuadros son importantes, si bien
mogénea, y suele permanecer estable a lo largo del no es tan evidente su naturaleza totalmente endógena, aunque
tiempo, pudiéndose identificar tras largos períodos la vulnerabilidad genética es sólida (94). En el caso del trastorno
de la historia, como hemos señalado anteriormente obsesivo-compulsivo la reivindicación de su condición biológica
(12, 13). Ciertamente hay casos atípicos, como en es relativamente reciente, pues hasta hace pocos años formaba
cualquier otra enfermedad médica, pero la armonía parte del grupo de las neurosis clásicas, pero en las últimas dos
del contexto clínico sugiere que estamos frente a au- décadas, gracias a la especificidad de la respuesta terapéutica, los
ténticas enfermedades, ya que en éstas la causa or- datos neurobiológicos, la genética y los estudios de neuroimagen
gánica se manifiesta a través de un conjunto organi- ha ganado solvencia su condición de patología de base neuro-
zado de síntomas que permiten su identificación por biológica (74).
el clínico. A pesar de estos hechos, mantenemos prudentemente estas
e) El tipo de síntomas apunta hacia patologías de na- dos patologías en el contexto de este apartado (trastornos no psi-
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turaleza biológica, pues la clínica de las psicosis o de cóticos ni endógenos), aunque en un futuro pudieran pasar a for-
los trastornos afectivos endógenos (delirios, alucina- mar parte del grupo de las enfermedades estrictas y abandonar su
ciones, trastornos psicomotores, presentación esta- condición de trastorno. Por otra parte, actualmente, en este mo-
cional, variaciones circadianas del estado de ánimo, mento histórico de reduccionismo biológico, se ponderan los fac-
euforia maníaca, etc.) no se entiende desde una dis- tores biológicos de otras patologías (fobia social, estrés postrau-
rupción sólo cuantitativa, sino que indica una grave mático, ansiedad generalizada, distimia, etc.), pero su condición
afectación cualitativa del cerebro. de auténticas enfermedades está muy lejos de ser demostrada.

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Tras estas observaciones, concretamos las características de no indican un caos cerebral como lo hacen los síntomas
este subgrupo heterogéneo de trastornos, que engloba las clási- de las psicosis, cuya anormalidad es evidente. Podríamos
cas neurosis y otras patologías (trastornos del comportamiento decir que la clínica indica trastornos neurobiológicos
alimentario, patologías de la conducta sexual, depresiones no me- cuantitativos, no cualitativos.
lancólicas, trastornos del control de los impulsos, etc.): 6. El curso y el pronóstico de estos trastornos son más im-
predecibles que en las psicosis y, en cualquier caso, rela-
1. En todos estos trastornos no se produce una ruptura bio- cionados muchas veces con las circunstancias socioam-
gráfica, sino que el paciente, por el contrario, tiene una bientales (98). A diferencia de las psicosis, que son arre-
vivencia de continuidad existencial. Son trastornos di- activas al medio, en estos trastornos éste puede atenuar o
mensionales, no categoriales como las psicosis, y man- exacerbar el cuadro clínico y variar su curso y pronóstico.
tienen una línea de conexión con el estado premórbido. 7. La respuesta de estos trastornos a los tratamientos bioló-
Muchas veces el inicio formal del trastorno viene prece- gicos es escasa e inestable, y en cualquier caso muy inferior
dido por un estilo determinado de personalidad y mani- a la que se constata en las psicosis y los trastornos afectivos
festaciones clínicas esporádicas previas a la irrupción del endógenos, excepto en las crisis de angustia y el trastorno
cuadro. Su desplazamiento hacia la situación asintomáti- obsesivo-compulsivo, si bien en estos casos también las
ca depende a veces de hechos coyunturales (circunstan- terapéuticas cognitivo-conductuales están indicadas en el
cias de la vida), sin relación con la terapéutica. El psicoa- contexto de un tratamiento mixto. En general la respues-
nálisis y los modelos cognitivo-conductuales han ayudado ta a la psicoterapia o a los tratamientos combinados far-
a entender estos trastornos y a precisar su naturaleza di- macológicos-psicoterapéuticos indica la naturaleza psico-
mensional, que los aproxima a la normalidad (95). social del trastorno, sin que pueda descartarse en algunos
2. La prevalencia de estos trastornos ha experimentado va- casos la participación de factores biológicos. La elevada
riaciones a lo largo del tiempo, de forma que la de las respuesta a placebo que se observa en este grupo de tras-
neurosis clásicas y los trastornos depresivos no endóge- tornos indica, asimismo, su estructura etiopatogénica, a
nos se ha incrementado notablemente (96), y otros casos diferencia de las psicosis y los trastornos afectivos endóge-
son patologías emergentes apenas consideradas en los nos, cuya respuesta a placebo es nula (99).
textos clásicos (anorexia, trastornos del control de los im- ı
pulsos, etc.). Esta inestable prevalencia indica que estas ı
patologías están condicionadas por factores psicosocia- trastornos de personalidad
les y culturales y se modulan por el devenir histórico. ı
3. El principio de realidad se mantiene, de manera que el Sin duda, los trastornos de personalidad constituyen una de
paciente mantiene inalterados los puntos de referencia las áreas más problemáticas de la psiquiatría, por varias razones:
reales con el mundo exterior y tiene una conciencia críti-
ca de trastorno. Sólo en algunos trastornos graves del 1. Su naturaleza es polémica, y todavía se debate sobre la
comportamiento alimentario y ciertos trastornos obsesi- base biológica, psicosocial o mixta de estos trastornos, ya
vo-compulsivos puede cuestionarse este hecho. que no hay datos sólidos que respondan a esta cuestión
4. En el contexto de las neurosis clásicas (excepto las crisis (100, 101), si bien la posición biológica se va implantan-
de angustia, las fobias específicas y el trastorno obsesivo- do (101, 102), como en otros ámbitos de la psiquiatría.
compulsivo) y los trastornos depresivos no melancólicos, 2. No se constituyen en trastornos a través de una agrupa-
los síntomas varían a lo largo del tiempo, se producen ción de síntomas, sino de rasgos de la personalidad o exa-
transiciones de un cuadro a otro y, en general, la clínica es geraciones del carácter o del temperamento, lo cual hace
heterogénea e inestable. Este hecho justifica el síndrome difícil configurar categorías estables, en función de va-
neurótico general descrito por Tyrer en 1985, como evi- riables sólidas, si bien los intentos clásicos de Eysenck
dencia del magma dimensional que engloba muchos (103) y Gray (104) y los más recientes de Cloninger (105)
trastornos neuróticos (97). vayan en esta dirección. De cualquier forma, parecen se-
5. La clínica de estos trastornos es comprensible porque en- guir un modelo más dimensional que categorial, en la lí-
traña síntomas y vivencias cercanos a las experiencias del nea sustentada por Kurt Schneider (39) sobre desviacio-
sujeto normal (ansiedad, apatía, tristeza, temores, mani- nes cuantitativas de la tipología de la personalidad.
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pulación, somatizaciones, pensamientos intrusivos, de- 2. Lo cierto es que la comorbilidad entre los diferentes
seos de adelgazar, etc.) (95), aunque los casos graves se trastornos de personalidad es tan elevada (superior al
alejan de las vivencias normales y son percibidos clara- 80 %) (64) que cuestiona la realidad de prototipos sóli-
mente como patológicos, pero sin despertar la impre- dos y estables y más bien señala la confluencia de rasgos
sión de «locura» que originan las psicosis. Así pues, los muy distintos. Éstos confluyen muy heterogéneamente,
sintomas de estos trastornos, aunque algunos sean extra- de forma que el mismo sujeto presenta conglomerados
vagantes (rituales obsesivos, conductas anoréxicas, etc.), de varios rasgos, aunque el predominio de unos sobre

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otros señala estilos diferentes, que a menudo permiten no psicóticos ni endógenos, trastornos de personalidad). En sín-
diagnosticar varios trastornos concomitantes. tesis los aspectos diferenciales son los siguientes:
3. Aunque comienzan en etapas infantojuveniles y se man-
tienen estables a lo largo de la vida, pueden experimentar 1. En las enfermedades se produce una ruptura biográfica,
fluctuaciones según las circunstancias personales y so- frente a la continuidad del resto de patologías que señala
cioambientales, lo cual permite cuestionar la raíz neu- la prolongación de conflictos que parten del estado pro-
robiológica del trastorno. Así pues, la continuidad histó- mórbido.
rico-vital con fluctuaciones y la reactividad al medio 2. En las enfermedades, excepto en las afectivas unipolares
apuntan más a la condición de trastornos que de autén- endógenas (melancolía), se pierde la introspección,
ticas enfermedades. mientras que en el resto se conserva, excepto en algunas
4. Aunque se insiste en la eficacia de los tratamientos bio- anorexias y en el trastorno obsesivo-compulsivo.
lógicos en los trastornos de personalidad (101, 102), son 3. La genética tiene especial valor en las enfermedades, pero
muy refractarios a la aproximación biológica, excepto, y no en el resto de las patologías, con excepción clara de
con reservas, algunos casos concretos en los que se pue- las crisis de angustia y el trastorno obsesivo-compulsivo.
de sospechar la implicación neurobiológica (antidepre- 4. Las anomalías biológicas se constatan frecuentemente en
sivos en la personalidad obsesiva y depresiva, eutimi- las enfermedades mentales, aunque existen datos en otras
zantes en la personalidad límite). Sin embargo, ningún patologías (ansiedad, trastorno obsesivo-compulsivo, fo-
clínico alberga muchas esperanzas al tratar farmacoló- bia social, estrés postraumático, etc.).
gicamente a sujetos con personalidad esquizoide, his- 5. En las enfermedades se observa coherencia y estabilidad
triónica, narcisista, antisocial, dependiente o pasivo- de los síntomas y del diagnóstico, mientras que en el res-
agresiva. to de los trastornos la clínica es más proteiforme, se pro-
ducen más fluctuaciones y la estabilidad diagnóstica es
La distinción entre trastornos de la personalidad y enferme- más precaria.
dad mental es objeto de polémica y debate. Recientemente, una 6. Los síntomas que caracterizan las enfermedades psiquiá-
autoridad de la psiquiatría europea como Kendell (106) analiza tricas son cualitativamente diferentes de los que pueden
el tema en profundidad y concluye que es imposible definirse cla- observarse en sujetos con otros trastornos e indican una
ramente sobre si los trastornos de personalidad son o no trastor- grave afectación del sistema nervioso central.
nos mentales, pues hay ambigüedades en la definición y falta de 7. Las enfermedades psíquicas no son sensibles a las in-
información básica sobre ellos. La evidencia genética, la clínica y fluencias del medio y cursan independientemente de
el análisis de la respuesta terapéutica serán decisivos en el futuro aquél si no se someten a tratamientos biológicos, en tan-
para responder a esta crucial pregunta. to que el resto de los trastornos son reactivos a las inci-
Una cuestión interesante es el problema de la relación de los dencias externas (acontecimientos de la vida, psicotera-
trastornos de personalidad con las patologías neuróticas u otros pia), que pueden llegar a atenuar, difuminar o exacerbar
trastornos que hemos incluido en el subgrupo de trastornos no el cuadro clínico, el curso y el pronóstico.
psicóticos ni endógenos. Estas patologías están muy impregnadas 8. Las enfermedades psiquiátricas responden a abordajes
de trastornos de personalidad, de forma que se valora la presencia biológicos y son refractarias a aproximaciones psicoso-
de una personalidad evitativa en las fobias, obsesiva en los tras- ciales, en tanto que el resto de las patologías son sensi-
tornos obsesivo-compulsivos, histriónica en la histeria, evitativa y bles a tratamientos psicológicos (con excepción de las
dependiente en la ansiedad generalizada, depresiva en la distimia crisis de angustia, el trastorno obsesivo-compulsivo y
y estos estilos de personalidad u otros en todas las patologías. algunos trastornos de personalidad.
No trataremos el tema porque se aleja del objetivo de este ca- 9. La respuesta a placebo es nula en las enfermedades psi-
pítulo, pero dejamos constancia de dos aspectos: a) es adecuado y quiátricas y elevada (30-40 %) en la mayor parte del resto
pertinente mantener la diferenciación de los ejes I y II, puesto que de las patologías (excepto en el trastorno obsesivo-com-
uno incide en la esfera de la patología clínica y el otro en los esti- pulsivo).
los mórbidos de personalidad, que también son trastornos pero
de condición diferente, unos clínicos y otros ligados a la estruc-
tura e idiosincrasia del sujeto en su relación con el medio, y
Concepto de normalidad
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b) sea cual fuere la relación entre ambas entidades, no constituyen


enfermedades en el sentido del modelo médico y, por tanto, es
mejor referirse a ellos como trastornos.
psíquica
ı
Para finalizar, y aunque se refleja en los comentarios prece-
dentes, queremos subrayar lo que, a nuestro criterio, distingue las ı
enfermedades mentales (psicosis y trastornos afectivos unipolares A lo largo de la historia y hasta época reciente se asumía im-
endógenos) del resto de los trastornos psiquiátricos (trastornos plícitamente que la salud mental era lo contrario a enfermedad

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mental y, por tanto, la ausencia de psicopatología se equiparaba dad bajo el supuesto de que la salud es la ausencia de síntomas. En
a normalidad. La influencia del modelo médico en esta concep- psiquiatría la normalidad supone la inexistencia de psicopatología
tualización de salud y enfermedad es obvia y se remonta a la po- manifiesta. Este criterio, que puede resultar muy pragmático y
sición que la psiquiatría tuvo durante el siglo XIX. Sin embargo, en objetivo, topa con dos dificultades: a) la suposición de que la salud
las últimas décadas han surgido objeciones y dudas en torno a es lo opuesto a la enfermedad quizá no es exacta, porque podrían
estos conceptos, bajo los que subyacen posiciones ideológicas, clí- representar diferentes dimensiones, de forma que la ausencia de
nicas, filosóficas e incluso políticas. enfermedad manifiesta no sería criterio suficiente para tipifi-
Hace años ya expusimos nuestra opinión acerca de las fronte- car a una persona como mentalmente sana (8), tal como demues-
ras de la psiquiatría y señalamos los factores que contribuyen a es- tra el concepto de salud mental positiva, que queda recogido en
tablecer dichos límites, refiriéndonos concretamente a la situa- la definición de la OMS como bienestar físico, psíquico y social,
ción epistemológica de la ciencia psiquiátrica y a la sociedad en la y b) con este criterio de normalidad son difíciles de situar tras-
que ésta se inserta (107). Son estos mismos factores los que in- tornos que, como las neurosis de carácter o las psicopatías, no se
tervienen en los juicios de salud y enfermedad mental, pues el manifiestan por síntomas y clínica aparente y, sin embargo, no
nivel epistemológico de la psiquiatría condiciona la posición pueden considerarse estrictamente como situaciones normales.
técnico-empírica y técnico-científica, que establece las normas ı
de valoración, y la sociedad confiere valores a los que es difícil ı
sustraerse, sobre todo en el juicio de determinadas anomalías normalidad como media (normalidad
(reacciones, trastornos de personalidad). estadística)
De cualquier forma, periódicamente aparecen observaciones ı
sobre la influencia que la filosofía tiene en la conceptualización de Surge del criterio estadístico, en el que lo normal es lo que
los fenómenos psíquicos como normales o mórbidos (17, 36, 42, aparece con mayor frecuencia. Así pues, la curva de distribución
60, 108). Asimismo, autores clásicos y actuales señalan los dile- normal es la que tipificaba este criterio, en el que se describe a los
mas morales que subyacen en los juicios sobre la enfermedad y su individuos en términos de evaluación general dentro del contex-
tratamiento (109-112). En otras palabras, los términos salud y en- to de grupos, no en el de sujetos individuales. De alguna manera
fermedad conllevan una elevada carga de ideología y, por tanto, este enfoque, que representó una alternativa a la definición de en-
no son tan fáciles de operativizar como puede parecer desde una fermedad como lesión (116), está relacionado con el criterio so-
posición estrictamente médica. ciológico, en el que la idea de salud se relaciona con la adapta-
De cualquier forma, frente a los conceptos que contraponen ción social y con la reacción positiva que el individuo provoca en
la normalidad a la ausencia de salud, deben también considerar- el grupo social (normalidad adaptativa).
se aquellos que hacen una valoración positiva de la salud mental, Cuatro puntualizaciones deben hacerse en relación con el cri-
aunque son muy difíciles de objetivar. En este sentido Jahoda terio de normalidad estadística:
(113) establece tres características básicas de salud mental: a) el
sujeto mantiene una adaptación activa y no una adaptación pasi- 1. No discrimina ni matiza las anormalidades que, por ex-
va de las condiciones sociales; b) el sujeto conserva una integra- ceso o por defecto, se sitúan en los extremos de la curva
ción estable, una personalidad unitaria, que se mantiene a pesar de Gauss. La creatividad importante o la inteligencia muy
de la adaptación activa, y c) el sujeto tiene una concepción del elevada tienen, según este criterio, la misma connota-
mundo y de sí mismo correcta, independientemente de sus ne- ción que la mediocridad extrema o la debilidad mental.
cesidades personales. En la misma línea se manifiesta la OMS 2. En determinados aspectos implica supeditar la categori-
(114) cuando define la salud mental como «un estado que per- zación de enfermedad a modas sociales y criterios mora-
mite el desarrollo óptimo físico, intelectual y afectivo del indivi- les, ideológicos o políticos. La historia de la psiquiatría
duo en la medida en que no altere el desarrollo de los demás». muestra desgraciadamente ejemplos de esta impregna-
Sin embargo, en las últimas décadas se han hecho intentos por ción ideológica, como la consideración normal de la fri-
definir estos conceptos. Concretamente, Offer y Sabshin (115) gidez, las graves consecuencias de la masturbación o el
proponen cuatro perspectivas al abordar la normalidad (normali- confinamiento en campos de concentración de los disi-
dad como salud, normalidad como utopía, normalidad como me- dentes rusos, tildados de enfermos mentales.
dia y normalidad como proceso), a las cuales se han añadido otras 2. Sin embargo, la peligrosa consideración que supone
(83) (normalidad subjetiva, normalidad operativa). Trataremos a juzgar la normalidad psíquica según el criterio estadístico
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continuación estos diferentes criterios de normalidad. no descalifica la importancia que tiene la interpretación
ı de las manifestaciones psíquicas según el contexto de
ı cada cultura. Aunque no hay evidencia de que existan
normalidad como salud diferencias reales en diferentes culturas y sociedades en
ı relación con los trastornos psiquiátricos graves (117), lo
El abordaje de la normalidad como salud parte del criterio cierto es que determinados fenómenos pueden ser inter-
tradicional médico que diferencia con claridad salud y enferme- pretados como normales o patológicos según el entorno

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cultural. Por esta razón, el DSM-IV (31), muy acertada- mentos del aparato psíquico (ello-yo-superyó). De forma más
mente, dedica el apéndice J a una «Guía para la formula- flexible, este criterio implica la capacidad de manejar adecuada-
ción cultural y glosario de síndromes dependientes de la mente los diferentes procesos psíquicos inconscientes. También
cultura», que consta de una guía destinada a mejorar la entra en este ámbito la llamada normalidad funcional, según la
evaluación diagnóstica en diferentes culturas y de un glo- cual la normalidad de un sujeto se juzga en función de sus carac-
sario de síndromes ligados a culturas específicas (agota- terísticas y las finalidades que se propone.
miento cerebral, amok, ataque de nervios, atracción, Las dificultades de este criterio psicodinámico son obvias:
dhot, koro, latah, pibloktog, etc.). Sin embargo, este cri- a) entraña el peligro de convertir la salud en una quimera utópica,
terio sociocultural, que requiere implicar factores indivi- ya que es excepcional tener un perfecto equilibrio intrapsíquico y
duales en la valoración y contrastarlos con el grupo de desenvolverse impecablemente en el manejo del propio psiquis-
referencia (116), no es suficiente para definir la enferme- mo. De hecho, ya Ana Freud, al referirse a la normalidad, dijo
dad. En este sentido es ilustrativa la opción de Henri Ey que «un ego normal es como la normalidad en general, una fic-
(118), para quien la idea de norma debería ser sustituida ción ideal» (119), y b) es muy difícil profundizar objetivamente en
por la de normativa, diferente de la media o norma esta- algo tan sinuoso como el mundo inconsciente.
dística, porque escapa a la medición aritmética (caso de la A pesar de estos inconvenientes, es un criterio que permite
norma) e introduce el criterio de estimación de la liber- complementar y enriquecer el criterio de normalidad como salud,
tad, sólo apreciable clínicamente a través de la relación y, por supuesto, es superior al de normalidad estadística, porque
interpersonal con el profesional. introduce el análisis clínico y, por tanto, permite analizar los lími-
2. Los casos límite, como ciertos trastornos de personali- tes de lo patológico en aquellos casos cuya expresión se escapa al
dad, aunque situándose en la anormalidad estadística por criterio médico o estadístico. Ayuda, en otras palabras, al estudio
un desplazamiento del comportamiento social medio y de las motivaciones y de los mecanismos psicológicos que subya-
aceptable, sólo adquieren una categorización patológica cen a la simple conducta observable, enriqueciendo el estudio en
cuando se considera la incapacidad de manejar las pul- profundidad de los límites entre el ser normal y el ser enfermo.
siones, el deterioro constante de las sucesivas relaciones ı
interpersonales y la imposibilidad de establecer un pro- ı
yecto existencial estable. Aun así, algunos casos son es- normalidad como proceso
pecialmente difíciles de situar en un contexto normali- ı
dad-enfermedad, por lo que es necesario observarlos Considera la conducta como resultado final de la interacción
longitudinalmente para emitir un juicio, de forma que de diferentes mecanismos y fuerzas psicológicas y sociológicas
en estos casos hay que recurrir al criterio de normalidad que actúan sobre el sujeto durante su vida. Supone, por tanto,
como proceso. una valoración continuada de la dinámica psíquica, que permite
3. El criterio de nomalidad estadística conlleva, además del acceder al estudio de la conducta desde una perspectiva más am-
factor frecuencia, el supuesto de continuidad. Según este plia que la puramente transversal y actual, atendiendo especial-
presupuesto, los elementos constitutivos de la psicopato- mente a los cambios o procesos que se han producido en el deve-
logía están ya presentes en la normalidad, pero se consti- nir vital. Así pues, los cambios temporales resultan esenciales para
tuyen en patología por una exacerbación, por defecto o la definición completa de la normalidad. Este criterio, especial-
exceso, desde la normalidad (116). Establecer la patología mente suscrito por investigadores de las ciencias sociales y de la
desde una dimensión que se desplaza desde la normalidad conducta, tiene especial aplicación en el caso de los trastornos de
es un principio de dudosa solidez, ya que es cuestionable la personalidad, sobre todo del grupo B (sujetos inmaduros),
en las psicosis e incluso en algunos trastornos neuróticos. donde pueden surgir dudas si únicamente se valora al sujeto en si-
4. El criterio de normalidad estadística no especifica la esen- tuaciones concretas y específicas.
cia de la normalidad, puesto que utiliza elementos mate- ı
máticos y socioculturales, pero no psicopatológicos. ı
Tampoco precisa los límites exactos entre salud y enfer- normalidad subjetiva
medad, por lo que tiene escasa utilidad y validez en el ı
contexto científico de la psiquiatría, que como especiali- Queda referida a la valoración que el propio sujeto hace de su
dad médica que atiende enfermedades debe precisar los estado de salud, de forma que la sensación de felicidad, autocon-
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parámetros que las definen. fianza y ánimo vital definirían la salud, mientras que la infelicidad,
ı la falta de confianza en sí mismo y la sensación de malestar psíqui-
ı co constituirían la enfermedad. Si ya en medicina general el criterio
normalidad como utopía de normalidad subjetiva está amenazado por amplios subjetivis-
ı mos (120), las imprecisiones aumentan en el caso de la psiquiatría.
Parte del concepto dinámico psicoanalítico, según el cual la Aunque se ha constatado cierta correlación entre este criterio
normalidad supone un equilibrio armónico de los diferentes ele- de salud mental y el diagnóstico médico, varias objeciones pueden

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plantearse a este criterio de normalidad: a) no todas las personas da al contexto social. En este sentido tiene razón Castilla del Pino
que se sienten infelices o manifiestan malestar psíquico pueden ser (80) cuando afirma que el concepto de normal y anormal surge
consideradas enfermas, pues el dolor humano, a veces dramático, siempre en función del contexto en el cual el acto se realiza. De
que acontece como consecuencia de acontecimientos de la vida ne- ahí que lo anormal pueda ser patológico, doloroso e inadaptado,
gativos, no es necesariamente patológico, ya que está ligado a la pero en ocasiones puede resultar sano, asintomático y adaptado.
condición humana y su devenir existencial; b) algunas patologías La naturaleza de un fenómeno o conducta como patológicos
psiquiátricas, por el contrario, no se viven con malestar por parte no viene dada por su anormalidad o desvío de la norma (o de lo
del paciente, como es el caso de algunas psicosis (en especial epi- que debe ser), sino porque bajo tal fenómeno o conducta subya-
sodios maníacos), las psicopatías y algunas demencias, en las que cen mecanismos que comportan una restricción de la libertad
el enfermo tiene escasa o nula conciencia de trastorno. Sólo las personal. Bajo el tamiz de la libertad (entendida como forma po-
neurosis, los trastornos adaptativos, las enfermedades psicosomá- tencial de enriquecimiento existencial que mejora las relaciones
ticas y las depresiones pueden beneficiarse de este criterio de nor- humanas inter o intrapersonales) pueden entenderse las neurosis,
malidad, y c) la apreciación subjetiva no valora los efectos que el las psicosis y los trastonos de personalidad, en cuanto representan
comportamiento produce en el entorno social, de forma que algu- una pérdida de las posibilidades de autorrelación. Obviamente, la
nos trastornos graves de personalidad quedarían excluidos de la restricción de la libertad y la pobre autorrelación no están ligadas
patología, a pesar de tener un impacto social importante. inexorablemente a enfermedad, pero todos los trastornos psi-
ı quiátricos comportan la atenuación o pérdida de estas faculta-
ı des. Así pues, lo enfermo sólo supone un caso especial de lo
normalidad operativa o psicométrica anormal, donde lo significativo debe ser referido a la relación su-
ı jeto-objeto y no a la situación estadística o sociológica. La enfer-
Supone valorar la salud o enfermedad psíquicas según la di- medad adquiere así el carácter personal y existencial que desde
mensión psicométrica, que implica situar estos conceptos en el hace décadas fue reclamado por la concepción antropológica y
marco de las puntuaciones referidas al rango normal, que proce- humanista de la medicina.
de de la estandarización y validación en población general. Por otra parte, sólo desde el ámbito de la medicina puede de-
Aunque puede parecer un criterio muy objetivo, la realidad es terminarse la frontera entre lo normal y lo patológico. Tal como
que es discutible que la salud mental o la enfermedad puedan de- señalamos en otro trabajo (107), son los psiquiatras, o los psicó-
limitarse con precisión desde una perspectiva únicamente psico- logos clínicos en algunos temas, los profesionales idóneos, desde
métrica (34). Los tests son instrumentos útiles para obtener apro- su formación psicosocial y biológica, para delimitar la salud y la
ximaciones estimables sobre posible patología psiquiátrica, rasgos enfermedad. Es desde el contexto de la psicopatología que hay
de personalidad o posible deterioro, así como para valorar obje- que analizar este crucial problema, y la psicopatología adquiere su
tivamente resultados terapéuticos, pero quedan supeditados al verdadera dimensión desde el trípode constituido por las vertien-
criterio clínico, del que tan sólo son un buen complemento diag- tes psicológica, sociológica y biológica. Aquí son relevantes las pa-
nóstico. Supone un grave error basar la normalidad o la patología labras que García Márquez en El amor en los tiempos del cólera
en los resultados de los tests, pues es la clínica la que permite esta- pone en boca del entrañable doctor Juvenal Urbino: «la poca me-
blecer un criterio auténticamente valorable y fiable. dicina que se sabe, sólo la saben algunos médicos». Así pues, no
ı son los gobiernos ni las asociaciones ciudadanas ni colectivas de
ı autodefensa, como propone Álvarez Uría (122), las que deben de-
reflexiones sobre los criterios limitar las fronteras entre salud y enfermedad; ni tampoco otros
de normalidad psíquica profesionales distintos a los psiquiatras, excepto los psicólogos
ı clínicos en algunos temas.
Tal como hemos señalado, es muy difícil tratar la normalidad No estamos totalmente de acuerdo con aquellos autores que
psíquica desde un criterio operativo, pragmático y no excluyente consideran que los elementos que definen los fenómenos como
para el individuo. De acuerdo con Belloch y cols. (121), «todos y psicopatológicos no difieren de los que definen la normalidad
cada uno de ellos son necesarios, pero ninguno es excluyente… más que en términos de grado, por lo que se inclinan más por cri-
ya que no hay ningún criterio que, por sí mismo o aisladamente, terios dimensionales que categoriales (122-124). Este punto de
sea suficiente para definir un comportamiento, un sentimiento o vista sólo puede aceptarse, y con reservas, en las reacciones (tras-
una actividad mentales como desviada, anormal y/o psicopato- tornos adaptativos), algunos trastornos neuróticos (ansiedad gene-
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lógica». ralizada) y los trastornos de personalidad. En las psicosis la dimen-


Cabe destacar, en principio, que lo anormal, tantas veces es- sionalidad no puede asumirse a la luz de los datos epidemiológicos,
grimido como reflejo de enfermedad, no es necesariamente pa- neurobiológicos, clínicos y terapéuticos, que indican la naturale-
tológico y más bien viene delimitado por la desviación media de za categorial de estos trastornos, aunque algunos autores, como
la norma, correspondiente a la totalidad del grupo de referencia. Jin Van Os (125), defiendan lo contrario. Tampoco en la ma-
Lo normal, consecuentemente, se delimita desde el ámbito de la yor parte de los trastornos neuróticos (crisis de angustia, fobia
esfera sociocultural y únicamente indica una adaptación adecua- social, agorafobia, trastorno obsesivo-compulsivo) puede acep-

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tarse acríticamente la aproximación dimensional. Bien es cierto claramente, pues si bien los sujetos temerosos (grupo C) su-
que el factor neuroticismo, elevado en los cuadros neuróticos, fren, a veces, con su forma de ser, los de los grupos A (sujetos
es dimensional, como demostró fehacientemente Eysenck extraños) y B (sujetos inmaduros) no tienen generalmente su-
(103). Sin embargo, la genética y la vulnerabilidad biológica su- frimiento ni consideran patológica su conducta. Tan sólo la ex-
gieren que en estos trastornos subyacen disfunciones neurobioló- ploración psicológica con tests apropiados (normalidad ope-
gicas que no tienen los sujetos considerados no neuróticos (126), rativa) puede señalar el trastorno de personalidad, así como
por lo que la dimensionalidad es muy discutible. Incluso en la his- los criterios de normalidad utópica, que profundizan en la di-
teria y las psicopatías se han propuesto modelos neurobiológicos námica psíquica, y de normalidad como proceso, que analizan
que cuestionan la base dimensional de estos trastornos y apun- longitudinalmente la vida y permiten evidenciar un trastorno
tan hacia una integración de factores (genéticos, neurofisiológi- subyacente de personalidad.
cos, psicosociales), con especial significación de la hipoactivación
cortical (127), disfunciones interhemisféricas (128) y alteraciones bibliografía
a la sensibilidad de los receptores somatosensoriales (129). Así
1. Arquiola E. El concepto de enfermedad en la medicina del siglo XIX. Jano
pues, la dimensionalidad en psicopatología es un espejismo que
1990; 905: 80-89.
puede ir desapareciendo en la medida en que avancen los cono-
2. Lázaro J. De la evidencia ilusoria a la incertidumbre razonable: introduc-
cimientos neurobiológicos en psiquiatría.
ción histórica. Archivos de Psiquiatría 1999 (supl. 3): 5-26.
En definitiva, los diferentes criterios de normalidad tienen 3. Lewis A. Health as a social concept. Br J Sociology 1953; 4: 109-124.
aplicación según el tipo de trastorno. Las psicosis y las enferme- 4. Engelhardt H. The concepts of health and disease. En: Engelhardt HT,
dades afectivas endógenas que hemos englobado bajo el término Spiker S (eds.). Evaluation and explanation in the biomedical sciences.
«enfermedades psíquicas» se apartan cuantitativa y cualitativa- Dordrecht: Reidel, 1975.
mente de la norma e incumplen todos los criterios de normalidad 5. Guze S. Why psychiatry is a branch of medicine. Nueva York: Oxford
(como salud, estadística, proceso, utópica, operativa), excepto el University Press, 1992.
de normalidad subjetiva, porque los pacientes no se sienten psí- 6. Scadding J. The semantic problems of psychiatry. Psychol Med 1990;
quicamente enfermos, con excepción de la mayor parte de los 20: 243-248.
7. King L. What is disease? Philosophy of Science 1954; 21: 193-203.
melancólicos.
8. Luque R, Villagrán J. Conceptos de salud y enfermedad en psicopato-
Los trastornos neuróticos y psicosomáticos tienen otra di-
logía. En: Luque R, Villagrán J (eds.). Psicopatología descriptiva: nuevas
mensión, pues en estos casos pueden aplicarse los criterios de
tendencias. Madrid: Trotta, 2000.
normalidad como salud, proceso, estadística, utópica, operativa y 9. Porter R. Psychiatriy pre-1800. Curr Opin Psychiatry 1992; 5: 718-721.
subjetiva, ya que estos trastornos, valorados como tales por el 10. Kendell R. The distinction between mental and physical illness. Br J
propio enfermo, incumplen la mayor parte de los criterios de Psychiatry 2001; 178: 490-493.
normalidad. 11. Berrios G. Descriptive psichopathology: conceptual and historical as-
Algún problema plantean los trastornos adaptativos (reaccio- pects. Psychol Med 1984; 14: 303-313.
nes), pues estos casos mantienen una continuidad con las reac- 12. Förstl H, Angermayer M, Howard R. Karl Philipp Moritz Journal of Empi-
ciones emocionales y conductuales normales que el ser humano rical Psychology (1783-1793): An analysis of 124 case reports. Psychol
presenta frente a los acontecimientos de la vida. El carácter patoló- Med 1991; 21: 299-304.
13. Turner T. A diagnostic analysis of the casebooks of Ticehurst House Asy-
gico, no siempre fácil de determinar, viene marcado por la despro-
lum, 1845-1900. Psychol Med 1992 (suppl. 21).
porción de la respuesta, su duración extrema y la afectación grave
14. Barcia D. Fluctuaciones en los planteamientos teóricos de la psiquiatría.
de los aspectos psicosociales en la vida del sujeto. Corresponden a
En: Vallejo J (ed.). Update 2000. Barcelona: Masson, 2000.
las reacciones vivenciales anormales, descritas por Kurt Schneider 15. Berrios G, Hauser R. The early development of Kraepelin’s ideas on clas-
(39), que no pueden ser consideradas propiamente enfermeda- sification: a conceptual history. Psychol Med 1988; 18: 813-821.
des, pero la personalidad puede desempeñar un papel importan- 16. Jaspers K. The phenomenological approach in psychopathology. Br J
te, aunque no están ligadas estrictamente a un trastorno de la per- Psychiatry 1968; 114: 1313-1323.
sonalidad. Es difícil en estos casos la aplicación de los criterios de 17. Naudin J, Azorin JM, Stanghellini G. An international perspective on the
normalidad, ya que estadísticamente es normal la reacción emo- history and philosophy of psychiatry: The present today influence of
cional en determinadas circunstancias y, por otra parte, no nece- Jaspers and Husserl. Curr Opin Psychiatry 1997; 10: 390-394.
sariamente se incumplen otros criterios (salud, utópico, proceso, 18. Ramos J. De la antipsiquiatría a la nueva psiquiatría comunitaria: hacia
una psiquiatría de la complejidad. En: Vallejo J (ed.). Update 2000. Barce-
subjetivo).
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

lona: Masson, 2000.


Finalmente, los trastornos de personalidad plantean pro-
19. Pichot P. DSM-III and its reception: An european view. Am J Psychiatry
blemas difíciles, pues suponen variantes cuantitativas de la nor-
1997; 154 (6): 47-54.
ma, excepto los casos extremos en los que se aprecia un claro 20. The Lancet. Psychiatry — A discipline that has lost its way. Lancet 1985;
trastorno. Por otra parte, no existen síntomas en el sentido mé- 325, 731-732.
dico estricto, sino anomalías en el comportamiento, por lo que 21. Cooper J, Kendell R, Gurland B, Sharpe L, Copeland J, Simon R.
el criterio de normalidad como salud queda en entredicho. Psychiatric diagnosis in New York and London. Londres: Oxford Univer-
Tampoco el criterio de normalidad subjetiva puede aplicarse sity Press, 1972.

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| 86 | Tratado de Psiquiatría
cuerpo y conducían a la locura. Entonces —como ahora— los

/capítulo4/
alienistas hablaban de «interacciones» entre causas somáticas y
psicológicas de la locura, pero al final sólo se trataba de palabras
vacías para correr a interpretar los efectos psicosociales no en
términos semánticos o simbólicos, sino «somáticamente», es de-
cir, durante el siglo XIX (al igual que durante el siglo XXI) se insis-

Historia conceptual tía en preguntar de qué modo el sufrimiento y la miseria social


«cambiaban el cerebro». En otras palabras, el más alto nivel de
simbolismo y las razones (no causas newtonianas) que la gente te-
de los síntomas nía para comportarse, reaccionar y responder de un modo deter-
minado quedaron suprimidas de la existencia, y nunca se integra-

en psiquiatría ron en la consideración occidental de la locura. Freud intentó


hacerlo, pero fracasó, y no ha habido otro esfuerzo similar desde
entonces.
El estudio de la construcción del lenguaje de la psiquiatría y
G. E. Berrios con él el de los denominados síntomas de la locura pueden arrojar
cierta luz sobre el modo en que se producen las negociaciones en-
tre alienista y enfermo mental, y cómo el primero comunica una
visión de la locura a este último. El estudio del lenguaje de la psi-
La psiquiatría es una disciplina desarrollada en la Europa Oc- quiatría precisa un conjunto de instrumentos y técnicas, que se
cidental durante el siglo XIX con el propósito de tratar la locura denominan historiografía.
con medios «médicos» específicos. Como el resto de las discipli-
nas implicadas en el control social, la psiquiatría reinvidicó para
sí una categoría científica y objetividad absolutas, y disimuló sus ¿De qué forma puede escribirse
características de exclusión moral. Saneada de este modo, la psi-
quiatría entró a formar parte de la ideología paternalista que el
la historia de los síntomas?
imperialismo europeo impuso en todo el mundo. Las vías alter- ı
nativas de tratamiento de la locura llevadas a cabo por las cultu- ı
ras no europeas fueron eliminadas gradualmente por el exclusi- De todos los enfoques historiográficos disponibles, la «histo-
vismo de la psiquiatría de la Europa Occidental y este trabajo de ria conceptual» es la más apropiada para el tema que nos ocupa.
exterminio se ha completado con la presión uniformizadora de Se centra en cuatro pilares: psicopatología descriptiva, teoría etio-
la televisión mundial, internet y el seudointernacionalismo de las lógica, patogenia y taxonomía. La psicopatología descriptiva se re-
empresas médicas multinacionales. Desde sus comienzos, no fiere al lenguaje de la descripción; la etiología a las causas de la
obstante, la psiquiatría ha incluido una mezcla de reivindicacio- enfermedad; la patogenia a la forma en que los mecanismos ce-
nes científicas, médicas, morales y políticas en boga, y esta situa- rebrales alterados generan síntomas mentales, y la taxonomía a las
ción no ha variado hasta el día de hoy. Que se hayan estableci- reglas que rigen la clasificación de la enfermedad. Las fuerzas
do criterios internacionales a fin de incrementar la «fiabilidad» ideológicas de dentro y fuera de la psiquiatría han participado en
del diagnóstico no puede ocultar el hecho de que el propio diag- la elaboración y mantenimiento de estos pilares. Así, la psicopa-
nóstico sea un acto social y político, puesto que implica interpre- tología descriptiva (es decir, la «semiología») debe mucho a los
taciones que los psiquiatras no se sienten con ánimo de analizar lingüistas del siglo XVIII y a la teoría de los signos; la teoría etioló-
en detalle. gica y la patogenia a los descubrimientos de la medicina general,
Una forma de entender los fundamentos interpretativos del la microscopia y la teoría psicológica del siglo XIX; y la taxonomía
diagnóstico es estudiar el lenguaje de la propia psiquiatría y la for- se basa parcialmente en las metáforas de orden de los siglos XVII y
ma en que ésta organiza el aspecto de la locura. Como parte de XVIII. Ni que decir tiene que estos pilares interactivos sólo alcan-
su profesionalización y para acercarse al máximo a la comunidad zan su pleno significado en el marco de la práctica del alienismo
médica, los alienistas del siglo XIX construyeron un complejo len- del siglo XIX. Los historiadores conceptuales parten de la premisa
guaje de «descripción» que se proponía capturar la locura «obje- de que el «significado» del trastorno mental depende tanto del
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tivamente», convirtiéndola de este modo en un explanans, es de- conocimiento de sus orígenes biológicos (es decir, la fuente de la
cir, un efecto que necesita ser explicado. En consonancia con la señal biológica distorsionada) como del conocimiento del entor-
moda del positivismo del siglo XIX, la explicación se definió en no psicosocial. En otras palabras, la mayor parte de los fenóme-
términos de encontrar las «causas» (en el sentido físico, newto- nos «psiquiátricos» son la expresión final de una señal biológica
niano del término). Esto significó que incluso cuando se reconocía modulada por gramáticas personales y culturales.
la influencia del entorno, el estrés y los factores sociales, eran re- De ello se deriva que la estabilidad de la psicopatolgía des-
conceptualizados más como flechas que golpeaban la mente y el criptiva y de los síntomas de la psiquiatría es una función de la ve-

/sA/ Generalidades | 87 |
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G. E. Berrios
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locidad en que cambian la biología y el lenguaje, es decir, las des- clínico». Cuando todo ello fracasaba —lo que no sucedía de forma
cripciones y los diagnósticos se mantienen estables tanto por los infrecuente en el tribunal, en especial en relación con la predica-
símbolos, mitos y otras construcciones como por realidades bio- ción de intencionalidad—, se llegaba a un punto muerto respecto
lógicas invariables. De hecho, los psiquiatras no han desarrollado al modo en que podía lograrse el reconocimiento de los síntomas.
todavía vías adecuadas de decisión sobre la contribución relativa La ausencia de una psicopatología descriptiva reconocible es
de cada uno de ellos. una característica sorprendente del discurso psiquiátrico anterior
La literatura previa al siglo XIX es rica en descripciones sobre la al siglo XIX. A pesar de su riqueza en detalles literarios, las pri-
insania, pero se sabe poco sobre las referencias conceptuales que meras referencias a la locura (o términos alemanes como de-
la sostienen. Se conoce más respecto al siglo XIX, pero los tres mencia) se realizaron en términos de categorías «holísticas». Una
grandes cambios que han transformado la naturaleza de la psi- explicación al respecto podría ser que las descripciones detalla-
quiatría son sólo parcialmente entendidos. Estos cambios son: a) das eran innecesarias o inconvenientes, puesto que la «insania»
la transformación de las «insanias» en psicosis; b) la reducción (y cumplía en aquellos días una función social o legal diferente. Por
desaparición final) de las «neurosis» como categoría general, y c) ejemplo, cualquier asunción de que pudiera existir una continui-
la fragmentación de las viejas descripciones monolíticas de la in- dad entre la conducta demente y la normal —con frecuencia rea-
sania en lo que actualmente se denominan «síntomas» mentales. lizada por la psicopatología descriptiva— habría amenazado el
Este capítulo expone la interacción entre la teoría, la observa- concepto de «todo-o-nada» de la «locura total», que fue tan im-
ción y el fenómeno biológico de la locura. Para evitar confusiones, portante antes del siglo XIX. Además, desde la época griega, las ca-
se mantendrá por separado la historia de las palabras, las conduc- tegorías psiquiátricas se basaban en descripciones de conductas
tas y los conceptos. También consideraremos como probado que «abiertas» polares y de competencia social, y dejaban poco espa-
los protagonistas del relato eran hombres con familia, intereses cio a los matices y transiciones.
políticos, temores y ambiciones, y que muchas de sus elecciones La creación de la psicopatología descriptiva precisó alrede-
estuvieron determinadas por factores «no cognitivos». Pero asu- dor de 100 años. Empezó durante la segunda década del siglo XIX
miremos también que eran seres éticos que, cuando se enfrenta- y se completó justo antes de la Primera Guerra Mundial. Ha cam-
ban con pacientes reales, ejercían (como los psiquiatras actuales biado poco desde entonces. Esto significa que el éxito de los ac-
desearían que se pensara de su quehacer) objetivamente y con tuales esfuerzos clínicos y de investigación depende, y no poco, de
una mínima libertad descriptiva; de aquí que sus escritos puedan la calidad de la maquinaria conceptual instrumentada durante el
considerarse como documentos científicos. siglo XIX. El siglo XX, sin duda, ha refinado el discurso psiquiátri-
co introduciendo técnicas de calibrado estadístico y de toma de
decisiones. Pero la pregunta histórica permanece: ¿cómo se las
Desarrollo de la psicopatología arreglaron los alienistas del siglo XIX para extraer descripciones y
clasificaciones estables basándose en la observación longitudinal
descriptiva de la frecuencia con que eran hospitalizadas las cohortes de pa-
ı cientes? Analizaremos cinco factores al respecto: a) las obligacio-
ı nes medicolegales y descriptivas de los médicos funcionarios in-
La psicopatología descriptiva se define aquí como un «len- troducidas gradualmente en los manicomios del siglo XIX; b) la
guaje», que comprende una sintaxis, un léxico y reglas de aplica- disponibilidad de teorías psicológicas; c) la importancia cambian-
ción. Dado que la psicopatología descriptiva impone orden en un te de la noción de signos y síntomas en medicina; d) la introduc-
universo de formas de conducta complejas, también es un «siste- ción de la sintomatología subjetiva, y e) la adopción de una di-
ma cognitivo». Para cada término (considerado supuestamente mensión temporal en la descripción de la conducta anormal.
como una pieza independiente de conducta o «síntoma») se supo- ı
ne que la psicopatología descriptiva ofrece reglas de «encaje», es ı
decir, vías para determinar si un determinado «síntoma» está pre- nuevas necesidades descriptivas
sente o ausente. Los síntomas (concebidos como referentes o ı
significantes) se definen mediante rutinas de toma de decisiones Durante los primeros años del siglo XIX se impulsó la cons-
adecuadamente analizadas en términos de teoría de detección de trucción de hospitales psiquiátricos para enfermos mentales simul-
señales. A un nivel básico, se asume que los síntomas son el resul- táneamente en varios países europeos. Una vez construidas, estas
tado de una «fractura» de la conducta demente. Como consecuen- instalaciones determinaron sus propias consecuencias sociales y
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cia, los observadores pueden diferir en el modo de realizar su tarea: científicas. En primer lugar, favorecieron la agrupación de los en-
así, antes de que se dispusiera de estimaciones de fiabilidad inter- fermos mentales en espacios físicos confinados. La masificación y la
investigador (p. ej., los valores kappa), los alienistas del siglo XIX falta de atención médica ocasionaron el diezmamiento por infec-
utilizaban reglas consensuales (cualitativas) para determinar cuán- ciones intermitentes y forzaron la necesidad de una presencia médi-
do un síntoma estaba presente. Por ejemplo, podían apelar al más ca regular. En Gran Bretaña, esto fue posible gracias a la Asylums
alto tribunal del «sentido común», a la naturaleza «obvia» de algu- Act de 1828. La incorporación de médicos a los manicomios ge-
nas conductas alteradas y, ocasionalmente, a la intuición y al «ojo neró, a su vez, nuevos cambios. Ellos trajeron consigo el hábito (y la

| 88 | Tratado de Psiquiatría
ı
/c4/ Historia conceptual de los síntomas en psiquiatría
ı

obligación medicolegal) de controlar y documentar el cambio clí- (es decir, de los síntomas mentales) dieron lugar a nuevas enti-
nico. En tanto en cuanto esta necesidad se relacionaba con el esta- dades clínicas, muchas de las cuales han persistido hasta la ac-
do físico de los pacientes, no suponía ningún problema porque, a tualidad. El delirio ha sido una de las pocas categorías que han
principios del siglo XIX, ya existían métodos reconocidos de ela- resultado ilesas. Carus, frenesí y catalepsia no fueron tan afortu-
boración de historias. Otra cosa era el estado mental. La lectura nadas, y desaparecieron juntas. Muchos de los viejos términos
cuidadosa de los cuadernos clínicos previos a 1840 muestra una sobrevivieron, pero despojados de sus antiguos contenidos y
pobreza descriptiva consonante con la ausencia de «listas de sínto- completados con otros nuevos (p. ej., la melancolía y la manía).
mas». Los médicos de los primeros manicomios se veían, así, for- La fragmentación de las viejas categorías clínicas de la enferme-
zados a improvisar y a adoptar ideas, y puede decirse que su activi- dad mental se sucedieron en planos de división contenidos en las
dad fue un factor importante en la creación de una «semiología» de plantillas de la mente que la psicología de facultades y (menos
la enfermedad mental. Después de 1850, sin embargo, se evidencia obviamente el asociacionismo) hicieron posibles.
un cambio en la calidad de las descripciones. ı
A este respecto es importante señalar que, si bien ocasional- ı
mente pueden encontrarse informes sobre enfermedades menta- psicología de facultades
les antes del siglo XIX que incluyan descripciones elegantes de los es- ı
tados mentales, no puede decirse que utilicen un lenguaje habitual La psicología de facultades, una antigua (y recurrente) visión
de descripción (es decir, compartido por todos los médicos), ni si- de la estructura de la mente, mostró un resurgimiento hacia fina-
quiera que lo intenten. Lo que surgió de la empresa descriptiva del les del siglo XVIII. De hecho, el desarrollo precoz de la psicopato-
siglo XIX es totalmente diferente, esto es, un lenguaje común basa- logía descriptiva en Francia puede explicarse en parte por el hecho
do en una epistemología analítica y pictórica que se ocupaba de los de que, en su reacción frente al asociacionismo, los alienistas de
síntomas independientemente, y asumía que un mismo síntoma ese país optaron por una forma de psicología de facultades. In-
podía observarse en diferentes formas de locura. La creación de di- fluidos por la filosofía escocesa del sentido común y bajo el lide-
cho lenguaje de descripción (psicopatología descriptiva) condujo razgo de Maine de Biran, Cousin, Jouffroy y Garnier, el sistema fi-
a un cambio en la percepción de la locura. Podía reclamarse, por losófico francés aceptó una visión «funcionalista» de la mente.
supuesto, como hizo Foucault, que existía la otra vía, esto es, que Esto condujo a un cambio del sensacionalismo condillaceano rei-
los cambios en la percepción de la locura (p. ej., su medicaliza- nante a una nueva visión esencialista que ponía énfasis en una
ción) conducirían al tratamiento de estos fenómenos como si fue- forma de «experiencia interior» biraniana.
ran lesiones cerebrales expresadas en signos y síntomas. Esto pudo La frenología fue una de las disciplinas intelectuales del siglo
haber sido así en términos generales, pero lo que hay que destacar XIX inspirada en la psicología de facultades. De hecho no se ha
aquí es que, una vez destruida la vieja visión monolítica de la en- puesto suficiente énfasis en que la base conceptual de la craneolo-
fermedad mental, la interpretación semántica se concentró en los gía (posteriormente denominada frenología por Spurzheim) no
síntomas individuales y en la manera en que se agrupaban. En con- era más que una forma «anatomizada» de la psicología de faculta-
secuencia, la semántica general de la enfermedad mental se volvió des. Sugiriendo «perfiles de rasgos», el enfoque frenológico hizo
importante. Los cambios en la «semiología» de la medicina fueron posible las teorías tipológicas del carácter (posteriormente deno-
sin duda importantes en este proceso. Pero el requisito sine qua non minado «personalidad»). Estos perfiles eran de facto conglome-
de este cambio fue la disponibilidad de teorías psicológicas en tér- rados de facultades, y mucho después de que la frenología fuera
minos de qué tipo de perfiles conductuales podían estructurarse. descartada, la psicología de facultades siguió siendo la matriz con-
ı ceptual de las visiones de los siglos XIX y XX sobre la taxonomía y
ı la localización psiquiátricas.
teorías psicológicas ı
ı ı
La psicopatología descriptiva empezó a surgir en Francia du- asociacionismo
rante la segunda década del siglo XIX. Lo hizo en la medida en ı
que los libros especializados empezaron a utilizar historias de ca- El modelo atomístico del asociacionismo proporcionó las ba-
sos ilustrativos y a incluir secciones sobre síntomas «elementales». ses epistemológicas para el desarrollo de la ciencia de los siglos
Ésta es la principal diferencia entre los primeros libros de Parge- XVII y XVIII. La noción de «idea simple» (el equivalente psicológi-
ter, Arnold, Crichton, Haslam, Rush, Heinroth o Pinel (predo- co del «átomo» newtoniano) fue utilizada por Locke como una
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minantemente holísticos y taxonómicos) y los publicados a partir «unidad de análisis», y está en la base de las «leyes de asociación»,
de la década de 1830 por Prichard, Feuchtersleben, Bucknill y un álgebra combinatoria en términos de que la mente recons-
Tuke, Falret, Griesinger, Krafft-Ebing, Séglas o Chaslin. truye el mundo a partir de experiencias simples. Esta visión en-
Melancolía, manía, frenesí, delirio, paranoia, letargia, carus y contró en la percepción su modelo ideal; en los últimos años ello
demencia eran las principales categorías diagnósticas heredadas favoreció ciertas funciones (p. ej., el intelecto) en detrimento de
del siglo XIX. A partir de la década de 1850, estas nociones clíni- otras, tales como las emociones. La definición intelectualista su-
cas se fraccionaron, y nuevas combinaciones de los fragmentos frió un reto en los inicios del siglo XIX. Así, cuando describía casos

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G. E. Berrios
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con «lesiones de la función de la voluntad… cuyos síntomas re- graves. Durante el siglo XIX, las «neurosis» no entraron todavía en
sultan enigmáticos según las definiciones de manía ofrecidas por la esfera de los alienistas, y por tanto sus «síntomas» y otras carac-
Locke y Condillac», Pinel se vio obligado a escribir: «se pueden terísticas clínicas contribuyeron poco a la semiología psiquiátrica.
admirar los escritos de Locke y estar de acuerdo, no obstante, en También existen pruebas de que la sintomatología de las psicosis
que sus conceptos sobre la manía son incompletos en tanto que él se modeló sobre la base de la del delirio.
considera que siempre están asociados a ideas delirantes… Yo La noción de «signo» no está libre de ambigüedad, especial-
pensaba así hasta que resumí mi investigación en Bicêtre; y que- mente en el campo de la medicina y la psicopatología. En algu-
dé no poco sorprendido de encontrar muchos maníacos que en nos casos puede estar relacionado directamente con una disfun-
ningún período mostraban evidencia alguna de lesión del intelec- ción subyacente, del mismo modo en que el humo se relaciona
to, pero que estaban bajo control de un tipo de furia instintiva, con el fuego (p. ej., la desorientación), es decir, de forma análoga
como si solamente estuvieran alteradas las facultades afectivas». a la noción de «índice» de Pierce; en otros casos, «significa» una
Por toda su influencia, el asociacionismo anterior al siglo XIX forma de conducta (p. ej., la conducta manipulativa) (lo que Pier-
fue más epistemológico que psicológico. Sin embargo, los libros ce llamó «símbolos»). Es plausible creer que los «índices» refle-
de Thomas Brown y James Mill supusieron un cambio de énfa- jan un trastorno neurobiológico específico con más probabilidad
sis: a pesar de su fuerte acción filosófica, sus trabajos también se que los «símbolos».
comprometían a explicar la conducta. John Stuart Mill y Alexan- ı
der Bain desarrollaron este tema posteriormente. ı
Una situación similar se produjo en Francia, donde el asocia- asunciones y conceptos
cionismo se enfrentó, a principios del siglo XIX, a la psicología de fa- ı
cultades y a las visiones antianalíticas importadas de Escocia. El Dado que la psicopatología descriptiva ha cambiado poco
asociacionismo de Condillac y Bonnet había sido epistemológico en desde el siglo XIX, el análisis histórico de sus bases conceptuales
su intención, y el desarrollo de sus aspectos psicológicos tuvo que debería ayudar a entender la permanente calidad de algunos de
esperar hasta Destutt de Tracy y los «ideólogos». Al convertirse en los síntomas que genera (ideas delirantes, alucinaciones, etc.).
«psicológico», el asociacionismo entró en conflicto con la psicología Comentaremos aquí brevemente los siguientes temas: «forma y
de facultades, de la que tomaba su utilidad psicológica (como su contenido» de los síntomas, el papel de las descripciones numéri-
aplicación a la frenología y la clasificación de la enfermedad mental). cas, representaciones iconográficas, la relación entre la enferme-
Sucedió lo mismo en Alemania, y un buen ejemplo se en- dad mental y el «tiempo», y la incorporación de información sub-
cuentra en el trabajo de Herbart, con su énfasis sobre la educación jetiva en la definición de la enfermedad mental.
y la psicología. Estas visiones influyeron en Griesinger y, a través ı
de él, la tradición analítica fue transmitida a Krafft-Ebing, Mey- ı
nert y Wernicke. Por ejemplo, esto queda reflejado en la visión forma y contenido
«conexionista» de la afasia de este último. Durante la segunda mi- ı
tad del siglo XIX, e influido por las ideas de Fechner sobre las co- La distinción entre la «forma» y el «contenido» de un síntoma
rrelaciones entre los estímulos y la intensidad de la sensación (y la es una de las contribuciones permanentes de la psicopatología
metafísica subyacente de la relación mente-cuerpo), los psiquia- descriptiva del siglo XIX. El aristotélico eidos referido a la esencia o
tras alemanes pretendieron establecer descripciones experimen- carácter común de los objetos es uno de los orígenes del actual
tales objetivas de algunos de los síntomas de locura. Kraepelin, un concepto de «forma». Con algunas modificaciones, la noción
discípulo de Wundt y seguidor de su rama particular de asocia- aristotélica duró hasta bien entrado el siglo XVII, cuando Bacon
cionismo, transmitió esta tradición al siglo XX. propuso que «forma» podía ser considerada simplemente como
La mayoría de los alienistas aceptaron la epistemología analíti- un sinónimo de «figura». A su vez, Kant sugirió que la modalidad
ca del asociacionismo y adoptaron el importante concepto de «uni- de sentido en que se producía la percepción, junto con su red
dad de análisis» aplicado a la conducta y a la experiencia. Síntomas cognitiva, debería denominarse «forma».
tales como las obsesiones, las ideas delirantes y las alucinaciones se La psicopatología descriptiva del siglo XIX y, por supuesto,
convirtieron en las unidades indivisibles de la enfermedad mental. Jaspers, a principios del siglo XX, siguieron la definición kantia-
Esto se consolidó en el trabajo de Chaslin y Jaspers. No obstante, la na: «la forma debe mantenerse diferente del contenido, el cual
taxonomía siguió basada en la psicología de facultades, y esto creó puede cambiar de vez en cuando, por ejemplo, el hecho de una
tensiones en la evolución de la psicopatología descriptiva. alucinación es ser distinguida de su contenido, sea éste un hom-
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ı bre o un árbol… Las percepciones, ideas, juicios, sentimientos,


ı impulsos, conciencia de uno mismo, son todo formas de fenó-
marcadores de superficie de enfermedad menos físicos; denotan el modo particular de existencia en el que
ı nos es presentado el contenido. Ciertamente, al describir aconte-
Como se ha mencionado anteriormente, la «semiología» psi- cimientos físicos concretos tenemos en cuenta el contenido parti-
quiátrica nació de la observación de los pacientes de los manico- cular de la psique individual, pero desde el punto de vista feno-
mios, todos ellos afectados por psicosis orgánicas o funcionales menológico sólo nos interesa la forma…».

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/c4/ Historia conceptual de los síntomas en psiquiatría
ı

Hasta ahora, «forma» se refiere a las estructuras que actúan la conducta. La sugerencia de que la «psicometría» (es decir, las
como garantías de la estabilidad de los síntomas, es decir, a ele- mediciones de la experiencia psicológica) era posible y deseable
mentos «constantes» que permiten que los síntomas mentales se atribuye a Christian Von Wolff. Al describir las vías de evalua-
sean reconocibles en el tiempo y el espacio. La noción de «forma» ción de la magnitud del placer y el malestar, afirma en una nota
es más fácil de entender en medicina física. Color, sonido, super- a pie de página: «estos teoremas pertenecen a la “psicometría”
ficie, solidez, olor y temperatura proporcionan los medios natu- que transfiere un conocimiento matemático a la mente huma-
rales en que la «forma» alcanza expresión y estabilidad. Inspira- na y continúa siendo un desideratum». Ramsay, Baumgarten,
dos en la semiología médica, los alienistas también esperaban Crusius, de Maupertuis, Buck, Mendelssohn y Ploucquet se ci-
identificar signos de locura que fueran estables, públicos y obser- tan entre los escritores del siglo XVIII que prepararon el terreno
vables. Para ello, se comprometieron con la epistemología de las conceptual para la llegada de la medición a la psicología; nin-
«clases naturales», es decir, la visión de que las soluciones de con- guno, no obstante, parece haber llevado a cabo un trabajo ex-
tinuidad entre síntoma y síntoma (fueran mentales o no) exis- perimental real.
tían in re. Esto conllevó una pérdida de interés en los «contenidos»: El camino a la descripción numérica, originalmente sugerido
los síntomas eran precisamente indicadores de una lesión cere- por Wolff (y combatido por Kant y Comte) fue seguido por Her-
bral. Esta negligencia de los aspectos semánticos de los síntomas bart, quien sugirió el desarrollo de una «estadística» del alma.
impidió el desarrollo de un modelo global; como consecuencia, Este cambio conceptual facilitó el trabajo de Müller y Du Bois-
a finales del siglo XIX se desarrolló, con creces, una teoría que Reymond, y los instrumentos que ellos diseñaron facilitaron, a
sólo atendía a los «contenidos». su vez, las ideas de Weber y Fechner.
Sin embargo, en la práctica clínica, los «contenidos» de los La introducción de la cuantificación en la medicina siguió un
síntomas nunca fueron abandonados globalmente, y los alienistas camino diferente. El manejo numérico de los datos ya era habi-
utilizaron dicha información para establecer conexiones etioló- tual para los epidemiólogos y administradores previos al siglo XIX
gicas entre la enfermedad del sujeto y su pasado. En la segunda (p. ej., las declaraciones de mortalidad), pero las interpretaciones
mitad del siglo XIX, y antes de que Janet o Freud entraran en es- inferenciales eran escasas. Durante el siglo XIX se empezó, con
cena, las asociaciones entre contenido e historia del pasado ya se mayor seriedad, el análisis estadístico de los datos, basado en la teo-
habían conceptualizado como cadenas causa-efecto. Así, se creía ría de la probabilidad. Esto es evidente en el trabajo de Gavaret,
que el contenido de un delirio o una alucinación, o la forma de una Louis, Radicke, Renaudin y Esquirol, quienes también utilizaron
conversión histérica, podían decir alguna cosa sobre las circuns- los porcentajes inferenciales.
tancias en las que el síntoma se adquirió por primera vez (p. ej., Las descripciones numéricas se extendieron sólo gradual-
trauma, pérdida económica, infección). Estas putativas cadenas mente a otras áreas de la psicopatología, lo que sucedió alrededor
causa-efecto actuaban como verdaderas explicaciones «psicológi- de mediados de siglo. Existe poca evidencia histórica que sugie-
cas» de segundo orden, y su ubicua presencia en la práctica psi- ra que antes de la década de 1850 se hubiera realizado algún es-
quiátrica del siglo XIX cuestiona la opinión de que durante este pe- fuerzo serio para medir los rasgos de la personalidad (para un
ríodo los alienistas sólo se ocupaban de etiologías «somáticas». ejemplo clásico del uso del razonamiento matemático y esta-
No es sorprendente que estas consideraciones psicológicas tuvie- dístico en la investigación sobre la memoria, v. Ebbinghaus). Es
ran su equivalente en creencias de la psicología popular. Cuando sorprendente que las ideas de Gall y Spurzheim habían puesto a
las neurosis, y especialmente la histeria, entraron en el campo de disposición de la psicología una concepción de las diferencias indi-
los alienistas (y esto sólo sucedió hacia finales del siglo), observa- viduales susceptible de cuantificación, y la frenología había bus-
ron que el contenido de un signo decía mucho sobre las circuns- cado establecer correlaciones entre las magnitudes anatómicas y
tancias de su adquisición (p. ej., la «idea» de Charcot expresada psicológicas. A partir de la década de 1830, apareció en Europa
en el síntoma). una creciente oposición a la frenología. Esto pudo haber desco-
El énfasis sobre la «forma» también conllevó cambios en el razonado a los alienistas a adoptar, al menos públicamente, la
tipo de explicación: por ejemplo, la «forma» de una alucinación interesante visión «modular» de la mente de Gall.
subrayaba el valor informativo de la modalidad de sentido en ı
que aquélla se producía, y ello sugería a su vez una localización ı
cerebral. psicopatología de la conducta no verbal
ı ı
ı Las grandes categorías diagnósticas del pasado (manía, me-
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representación numérica y medición lancolía, frenesí, letargia, catalepsia) se basaban en la observación


ı de lo que el individuo hacía, el aspecto que tenía y lo que pensaba,
La «matematización» del mundo natural empezó en Europa más que en lo que «sentía». Esto es particularmente aplicable a la
durante el siglo XVII. Sin embargo, el «paradigma newtoniano» manía y la melancolía. La idea de que estas dos nociones son pre-
afectó poco al pensamiento psicológico durante ese período, en cursoras de las categorías clínicas que actualmente llevan el mis-
tanto que la psicología cartesiana y lockeana coincidían en el mo nombre es falsa. Antes del siglo XIX existe muy poca eviden-
criterio de que las descripciones numéricas no eran aplicables a cia histórica de que la «euforia» o la «tristeza» (es decir, el estado

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G. E. Berrios
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de ánimo patológico) fueran los «criterios» centrales de la defini- do tanto como una evidencia contradictoria sino como que los
ción médica de manía y melancolía, respectivamente. El hecho de pacientes podían «sofocar su trastorno».
que los usos literarios de la melancolía incluyan una referencia a Los hospitales psiquiátricos permitieron conseguir por pri-
«bajos estados de ánimo» no es, en absoluto, un argumento a fa- mera vez seguir una observación longitudinal de grupos de pa-
vor de una continuidad en el significado médico. cientes. Esto obligó a un cambio en el contexto observacional, y
El uso de la conducta manifiesta como el oficio de la descrip- como consecuencia se introdujo, gradualmente, una dimensión
ción psicopatológica parece haber sido introducido por los grie- temporal en la década de 1850. El enfoque longitudinal estimuló
gos. El mapa sintomático estaba influido por sus opiniones sobre grandes cambios en el concepto de enfermedad mental. De este
lo que constituía una conducta armoniosa. Las categorías que es- modo, la información obtenida a través de la observación longi-
tablecieron se convirtieron en formas arquetípicas de la locura, las tudinal podía utilizarse para corregir o modificar diagnósticos
cuales, con pocas variaciones, duraron hasta bien entrado el siglo iniciales. Kahlbaum se aprovechó de ello en su definición de en-
XVIII. El interés en la descripción de la conducta manifiesta que- fermedad mental y por primera vez se estableció una diferencia
dó renovado durante este período especialmente en el estudio de entre demencia aguda y crónica. La «duración», a finales del siglo,
la expresión facial en el individuo normal, en lo que vino a ser co- se convirtió en la principal característica en el análisis de la enfer-
nocido como la ciencia de la fisionomía. A finales del siglo XVIII, medad. Por ejemplo, en Kraepelin la evolución y el resultado de
Parsons intentó establecer correlaciones entre emociones y ges- una patología son esenciales para establecer un diagnóstico; se ha
tos. La aplicación de estas técnicas a los estados patológicos dio afirmado que fue a propósito a Dorpat para adquirir experiencia
lugar, a su debido tiempo, a una iconografía de la locura. Esto, a con los casos crónicos hospitalizados. También se ha sugerido
su vez, influyó en la forma en que se percibía al enfermo mental. que el hecho de que los pacientes de Dorpat no hablaran alemán
Por ejemplo, se creía que las expresiones faciales exageradas o dis- (Kraepelin no hablaba ruso) le obligó a escoger signos «más obje-
torsionadas indicaban la intensidad del desorden subyacente. Du- tivos» para definir la «demencia precoz».
rante el siglo XIX, se produjo un cambio en el modo en que se des- ı
cribía al demente. Las viejas formas estereotipadas de Hogarth y ı
Tardieu dieron paso a un enfoque más «realista»; después de 1839 incorporación de la subjetividad
esto fue posible con la invención del daguerrotipo. Esto introdu- ı
jo otro sesgo en el tipo de registros fotográficos guardados para Ésta es, quizá, la contribución individual más importante del
la posteridad, en tanto que los prolongados tiempos de exposi- siglo XIX a la psicopatología descriptiva. Como ya se ha mencio-
ción requeridos por esta técnica estimularon su uso en condicio- nado, las descripciones de la locura previas al siglo XIX se basaban,
nes «estáticas» (p. ej., el estupor). fundamentalmente, en la observación de la conducta manifestada,
Del mismo modo, el criterio de que existía una correlación de la competencia psicológica y la cognición. A principios del siglo
uno a uno entre los estados internos y los gestos se volvió menos XIX, cambios del pensamiento psicológico, especialmente en Fran-
aceptable; así, se creía que ambos factores podían disociarse. Esto cia, llevaron a la aceptación de los «contenidos de la conciencia»
condujo a su vez a la idea de que la enfermedad mental podía ser como un campo legítimo de investigación. Esta oportunidad fue
ocultada o simulada. Morison, Laurent y el gran Pierret, por aprovecha sin vacilar por los alienistas que estaban, en aquel mo-
ejemplo, desarrollaron una compleja teoría de «mimia» y «para- mento, buscando fuentes adicionales de información. Se buscaron
mimia» durante la segunda mitad del siglo XIX. También es bien métodos de obtención y registro de datos, y la evaluación del esta-
conocido el interés de Darwin por este tema. do mental, en su forma dialogal, apareció en este período.
ı Moreau de Tours puede ser considerado uno de los protago-
ı nistas de este desarrollo. En su Psychologie Morbide, Moreau in-
enfermedad y dimensión del tiempo tentó legitimar el valor de la información subjetiva. Al mismo
ı tiempo que el psiquiatra francés ponía gran atención a los conte-
Hasta los inicios del siglo XIX las descripciones de la locura ha- nidos mentales, los psiquiatras británicos se preocupaban por las
bían sido, en el sentido real, atemporales, y la identificación de los «introspecciones mórbidas» como una posible causa de trastorno
síntomas en el análisis cruzado era suficiente para establecer un mental. Además del análisis de las imágenes alucinatorias y los
diagnóstico. Esto era el resultado de la creencia, basada en la vi- contenidos delirantes, esta nueva fuente de síntomas también in-
sión ontológica, de que la locura era un proceso irreversible. Esta cluía una amplia gama de experiencias emocionales, afectivas y
visión reflejaba nociones similares en el campo de la enfermedad volitivas.
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física. En relación con este período, Charcot escribió: «la enfer- Durante las primeras fases de este proceso se puso mucho én-
medad fue considerada inicialmente como independiente del or- fasis en la «forma» de los síntomas recientemente descubiertos.
ganismo, una especie de parásito pegado a la economía». Por lo Por ejemplo, se hicieron esfuerzos por decidir si las voces aluci-
tanto, la enfermedad no fue considerada dentro de los límites natorias eran bilaterales o unilaterales, reconocibles, únicas o
temporales y espaciales del cuerpo. El hecho de que los sujetos múltiples, etc. Hacia la segunda mitad del siglo, la influencia de
pudieran mostrar, ocasionalmente, una «conducta normal» (lo Brentano dirigió de nuevo la atención hacia el «contenido» del
que fue después denominado «intervalo lúcido») no fue valora- síntoma. Las doctrinas psicodinámicas pueden considerarse una

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/c4/ Historia conceptual de los síntomas en psiquiatría
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ilustración extrema de esta tendencia. Éste no es el lugar para Otra razón de la persistencia del método analítico es que se ha
discutir en modo alguno qué cambios en la historia de la psico- establecido una relación simbiótica entre síntomas y enferme-
logía legitimaron el uso de esta nueva fuente experimental. Baste dades: los síntomas mentales constituyen los ítems o bases del
con decir que están relacionados con la aparición de una noción sistema de menú del DSM-IV, y al mismo tiempo los trastornos
psicológica de la conciencia y la aceptación del valor epistemológi- mentales moldean de una manera sutil la presentación (forma y
co de la introspección. contenido) de los síntomas mentales. Esto significa que numero-
La aceptación de que las «experiencias subjetivas» puras po- sos síntomas mentales con nombre o sin él no tienen la «protec-
drían ser síntomas mentales estimuló la redefinición de algunas en- ción epistemológica o cognitiva» de un trastorno mental, y de ahí
fermedades mentales. Por ejemplo, las nociones más nuevas de que permanezcan aislados y «sin significado».
melancolía y manía fueron posibles gracias a la disponibilidad de La definición y clasificación de los síntomas mentales depen-
información experimental directa respecto a los estados de ánimo y de de la manera en que los psicólogos del siglo XIX decidieron di-
las emociones. Del mismo modo, el concepto de paranoia iba a re- vidir la mente: así, algunos síntomas mentales se decía que eran
aparecer en la década de 1860, esta vez basado en la presencia de anomalías de percepción, otros de pensamiento, e incluso otros
experiencias delirantes. Los diferentes tipos de estupor, hasta que se de emociones y también de la voluntad. A medida que los nom-
agruparon, también estaban clasificados según si existía o no am- bres de estas funciones cambiaban, se producían sutiles redefini-
nesia respecto al episodio. También se utilizaron datos subjetivos ciones y reajustes de los síntomas. Por ejemplo, la abulia y la falta
para identificar «subtipos» de locura y proliferaron las clasificacio- de volición empezaron durante el siglo XIX como expresiones de
nes «sintomáticas» (p. ej., manía religiosa, metafísica o erótica). la patología de la voluntad. Después, la voluntad se libró de ellas y
fueron reemplazadas por nuevos términos, como motivación y,
actualmente, funciones ejecutivas. El campo semántico y experi-
mental de estos conceptos es muy diferente del de la antigua vo-
Síntomas mentales luntad, y de hecho la abulia y la falta de volición han cambiado
ı de significado, pero muy pocos lo han notado porque la palabra
ı voluntad sigue formando parte de su nombre.
Los síntomas mentales son las unidades de análisis —como Existen otros problemas con los síntomas mentales. El len-
los ladrillos del edificio para la construcción— del trastorno men- guaje y la clasificación de síntomas mentales actualmente utiliza-
tal. Hoy día, parece normal que estos objetos existan y que pue- dos se construyó en esa época como respuesta a temas científi-
dan ser identificados en la conducta de los pacientes. Los psiquia- cos, sociales y políticos que ya no existen. Iban a ser temporales,
tras pueden cuestionar su fiabilidad, pero no su existencia o sus pero los psiquiatras los tratan en la actualidad como definiti-
orígenes; y aun menos psiquiatras se preocupan sobre su validez vos. Esta actitud desanima la investigación sobre los síntomas
o la existencia de síntomas sin nombre. mentales, y de ahí que existan pocas oportunidades para actuali-
Esto es así debido a que los psiquiatras trabajan bajo estrictas zar el lenguaje de la psiquiatría y para la creación de categorías
limitaciones cognitivas y medicolegales. Esto incluye un glosa- que puedan responder a las necesidades técnicas y de investiga-
rio o léxico que les indica lo que pueden encontrar. El glosario ción del presente. Por ejemplo, el nivel de descripción de antiguos
no les dice que el método por el que se obtienen los síntomas, síntomas como la alucinación, los delirios, la obsesión, las ideas
denominado método analítico, nunca ha sido evaluado conve- sobrevaloradas, la tristeza, el trastorno del pensamiento, etc., es
nientemente. Este método consiste en disgregar la conducta de las cualitativo y dicotómico, puesto que responde a las necesidades
personas enajenadas (se intentó primero en la locura) y seleccio- de la microscopia óptica y la anatomía patológica del siglo XIX.
nar algunos de los fragmentos como relevantes para el diagnósti- Por lo tanto, no puede competir con la neuroimagen u otras técni-
co. Nunca se ha realizado un estudio empírico comparando el cas cualitativas modernas. Incluiremos aquí algunos detalles so-
método analítico con otros métodos de captación de la locura. bre la estructura conceptual y la historia de unos pocos síntomas
Por mucho que se pueda predecir que el modo analítico se de- mentales a fin de ilustrar las afirmaciones expuestas.
mostrará como el mejor, la cuestión es por qué en este caso el mé- ı
todo analítico se presenta como cierto; es algo extraño en un ı
mundo de medicina basada en la evidencia. alucinaciones
Incluso si el método es aceptado como premisa esencial, su ı
implementación en relación con la locura deja mucho que desear. Las alucinaciones se definen como una «percepción sin obje-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

Por ejemplo, se nos ha dicho que la psicopatología descriptiva es to», y las ilusiones como percepciones distorsionadas. Las alucina-
actualmente completa, y aparece un glosario al final de la cuarta ciones afectan a todas las modalidades sensitivas (vista, oído, ol-
edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos fato, etc.) y se asume que se refieren a una experiencia sensorial
Mentales (DSM-IV) al respecto. Algunos psiquiatras, no obstan- real. Existe escasa evidencia al respecto. Las alucinaciones relacio-
te, consideran que existen más «síntomas mentales» de los lista- nadas con enfermedades cerebrales (p. ej., tumores cerebrales,
dos en el glosario, algunos ya descritos y otros todavía no identifi- epilepsia, enfermedad de Parkinson, etc.) suelen ser visuales y se
cados, que podrían denominarse síntomas sin nombre. acompañan de introspección (es decir, el sujeto no cree en su rea-

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G. E. Berrios
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lidad). Por el contrario, las alucinaciones en enfermedades psi- ciones, etc. La definición estándar (convicción, irrefutabilidad,
quiátricas como la esquizofrenia o la manía se cree que carecen de características estrafalarias, trastorno cultural y pérdida de intros-
introspección, es decir, quien las percibe cree en la realidad de la pección) ha demostrado no ser adecuada para distinguir las ideas
experiencia. No existe acuerdo sobre si los dos tipos constituyen delirantes de las ideas sobrevaloradas, supersticiones y otras for-
un continuo. mas de «creencias» sólidamente mantenidas. No queda claro por
El concepto general de alucinación no existía antes del siglo qué las ideas delirantes a menudo no controlan la conducta.
XIX. Por supuesto que pueden encontrarse informes sobre perso- En la cultura occidental, las ideas delirantes se relacionan con
nas que «veían cosas que no existían» u «oían voces cuando no la locura; antes de 1800, el diagnóstico de enfermedad mental (y
había nadie a su alrededor», etc., pero tales experiencias no se el frenesí, es decir, el delirio orgánico) requería la existencia de
consideraban necesariamente «anormales» o que fueran mani- ideas delirantes. El concepto actual de delirio o idea delirante
festaciones del mismo síntoma mental. El contenido de la aluci- también fue elaborado a lo largo del siglo XIX a partir de un pro-
nación se consideraba informativo (es decir, lo que el vidente toconcepto denominado «idea fijada». La opinión de que los
veía u oía tenía un significado o contenía un mensaje). Hasta fi- delirios son un conjunto de ideas agrupadas juntas de forma
nales del siglo XVIII, la palabra alucinación por sí misma se refe- errónea fue establecida por John Locke: «porque ellos (los locos)
ría, en todas las lenguas vernáculas europeas, a «una torpeza, no me parece que hayan perdido la capacidad de razonamiento,
error o distracción» y no se asociaba con la percepción o los sis- sino que habiendo agrupado algunas ideas muy erróneamente,
temas de percepción, y por lo tanto no denominaba a un síntoma las confunden con las verdades». Durante el siglo XIX, la cons-
mental genérico. trucción de las ideas delirantes adquirió forma por: a) el de-
Durante los inicios del siglo XIX, todas estas experiencias sarrollo de la nueva noción de «síntoma» como un marcador
eran: a) agrupadas; b) denominadas de forma general alucina- elemental del trastorno mental (como dictado del modelo ana-
ciones; c) ligadas a la percepción; d) consideradas como el mismo tomoclínico de enfermedad); b) el divorcio entre los concep-
fenómeno independientemente de la modalidad sensorial en que tos de conocimiento y creencia llevado a cabo por la teología
se producían; e) consideradas como la expresión de una disfun- natural, y c) el surgimiento de las teorías de la personalidad,
ción cerebral; f) desprovistas de todo significado fuera del indivi- que permitió que las ideas delirantes fueran interpretadas como
duo, y g) convertidas en un síntoma mental independiente. En teo- acontecimientos biográficos o personales. El resultado neto fue
ría, una alucinación requiere que el entrevistador asegure que la visión de las ideas delirantes como una «creencia» patológi-
no existe estímulo eterno al que esté respondiendo el sujeto (si ca. Las diferencias internacionales respecto a la forma de enten-
existiera, y este último refiriera algo más, el fenómeno se deno- der los delirios se deben al hecho de que términos como delirio,
minaría ilusión). délire, Wahn, delusion, etc. en diferentes idiomas tienen dife-
El concepto genérico de alucinación incluye fenómenos rentes campos semánticos en su lenguaje respectivo. Por ejem-
como «puedo ver a mi abuela sentada en aquella silla» (potencial plo, delusion sólo funciona bien en el terreno de las «ideas» y su
alucinación visual) y «tengo una comezón en el brazo izquierdo» campo es más estrecho que el de délire, que puede referirse a
(potencial alucinación táctil). Sólo el primer fenómeno implica otras funciones mentales (por eso, mientras que délire emotif o
un estímulo público y puede ser averiguado de forma consen- «delirio emocional» tiene sentido en francés, emotional delusion
suada (es decir, nadie más que el sujeto afecto «ve» a la abuela). o «ideas delirantes emocionales» no lo tiene en inglés).
El último fenómeno implica estímulos que no son públicos por Durante el siglo XIX se llevó a cabo un trabajo que no dio re-
definición y, no obstante, los diagnósticos de alucinación táctil se sultados definitivos para establecer la importancia de los cam-
efectúan de forma regular a pesar de que una comezón alucina- bios cerebrales, el conflicto psicológico y la constitución en la ge-
toria y la comezón real no pueden distinguirse. El diagnóstico se neración y el mantenimiento de los delirios. A partir de Freud, el
realiza, de hecho, en función de otros factores o síntomas (todos «contenido» de las ideas delirantes se volvió tan importante como
ellos externos a la experiencia táctil) que en la práctica no tienen su «forma», y los diferentes subtipos se consideraron a menudo
nada que ver con la percepción. Esto ejerce mucha presión so- como diferentes enfermedades. También se utilizó el contenido
bre el concepto unitario de alucinación y sugiere que la cuestión para identificar congruencias entre los delirios y los aconteci-
de si «refieren las personas que alucinan una experiencia senso- mientos personales. Se tomó prestado el concepto de «compren-
rial real o la creencia de que la están teniendo» necesita atención sibilidad» (Verstehen) de la investigación histórica para distinguir
urgente. entre delirios en la esquizofrenia («incomprensibles») y delirios
ı en la depresión («comprensibles»).
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ı El modelo de «creencias anormales» no ha tenido éxito y es


delirios necesaria una revisión. El grupo de Cambridge ha postulado la
ı opinión de que las ideas delirantes son «acciones del habla» que
Un delirio o idea delirante se define convencionalmente como después de cristalizar conllevan información biográfica pero no
«una creencia equivocada o patológica en relación con la cultura neurológica. Durante el «estado predelirante», que puede durar
de quien la presenta». El trastorno cultural permite diferenciar las minutos o meses, los pacientes se sienten extraños y presentan
ideas delirantes de otras creencias infundadas, como supersti- emociones o voliciones frecuentemente experimentadas como

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inefables (esto hace que el estado predelirante sea difícil de cap- Esta metáfora requiere la presencia de conceptos tales como uno
tar clínicamente). La experiencia del estado predelirante, sin em- mismo, intencionalidad, pleno esfuerzo, actividad, construcción
bargo, es probable que conlleve mucha información neurobioló- y duración. Actualmente, el modelo está presente en la opinión
gica. Una vez el delirio ha cristalizado se convierte en poco más de Neisser de que la memoria episódica se refiere a la búsqueda,
que un pensamiento estereotipado y se guarda como tal en la me- reconstrucción y «narración» de uno mismo.
moria. Los esfuerzos para localizar las ideas delirantes cristalizadas Para Augustine, la memoria es equivalente a la mente; ade-
mediante técnicas de neuroimagen son inútiles, puesto que todo más, en su período platónico inicial, consideró la memoria como
lo que pueden capturar son trazas de la memoria que no pueden la depositaria de las ideas arquetípicas, verdades divinas y todo co-
diferenciarse de las que dejan los «pensamientos normales». nocimiento. Los ecos de esta visión pueden hallarse en Descartes
ı y más tarde en Jung. Según Descartes, el asentamiento de las hue-
ı llas de la memoria no era un acto pasivo; de ahí que el recuerdo
obsesiones pudiera mejorar (y cambiar) por repetición. Locke sugirió un me-
ı canismo de memoria similar al «procesamiento semántico» y al
Informes de personas que experimentan pensamientos repe- «marcaje del tiempo». Consideraba que las emociones ayudaban
titivos, escrúpulos e impulsos irresistibles pueden encontrarse en a fijar las ideas en la mente, pero era ambivalente respecto los me-
la literatura desde antaño. Antes del siglo XIX estas experiencias canismos involucrados en el asentamiento de las huellas de la me-
se justificaban con explicaciones religiosas o místicas, pero a par- moria. Los escritores ingleses del siglo XVIII, tales como David
tir de 1830 se medicalizaron, es decir, se consideraron como el Hartley, mantuvieron la explicación fisiológica viva. Al principio
resultado de un trastorno del cerebro. Hasta el final del siglo, se del siglo XIX, Virey definió la memoria como «la facultad que con-
definieron sucesivamente como una forma de demencia (monoma- serva en el espíritu las impresiones y las imágenes de los objetos
nía), neurosis (definición antigua) y psicosis (definición nueva). obtenidas a través de las sensaciones y que recupera estas impre-
A partir de Freud, los trastornos obsesivos entraron a formar par- siones en ausencia del objeto». Louyer-Willermay subdividió la
te de la clase de nuevas «neurosis». El propio síntoma «obsesión» dismnesia y la amnesia en idiopáticas (independientes de cualquier
es otro concepto escindido del protoconcepto denominado «idea causa conocida) y sintomáticas (secundarias a otra enfermedad), y
fija». La «compulsión», a su vez, se desarrolló a partir de la «im- describió la ley de la regresión, más tarde atribuida a Ribot. Tam-
pulsión» (que durante el siglo XIX hacía referencia a las acciones bién propuso que el olvido de los acontecimientos recientes y una
o movimientos incontrolados, independientemente de si se les buena recuperación de los remotos era típico de los ancianos.
oponía resistencia o no). La descripción clínica de las obsesiones Tras la década de 1870, la teoría de la evolución influyó sobre
como enfermedad se completó en 1875 gracias a Legrand du Sau- la teoría de la memoria. Por ejemplo, Hering afirmó que «la me-
lle (la psicastenia de Janet era, de hecho, un paso nosológico re- moria era una función universal de la materia organizada» y que:
trógrado). En 1895, Freud distinguió la obsesión de la fobia. a) «la memoria era una función de la sustancia cerebral cuyos
Por lo que respecta al análisis psicológico, las obsesiones y resultados, esto es cierto, caen por lo que se refiere a una parte de
compulsiones se consideraron al principio el resultado de un tras- ellos en el dominio de la conciencia, mientras que otra parte pasa
torno de la voluntad, y cuando esta opinión pasó de moda, fue- desapercibida como puramente procesos materiales…», y b) «te-
ron asociadas a «pensamiento y cognición». Actualmente, las nemos una amplia evidencia del hecho de que las características
obsesiones se consideran un trastorno de las «emociones» según de un organismo pueden pasar a su descendencia, las cuales el or-
los psiquiatras americanos. ganismo no heredó sino que adquirió debido a las especiales cir-
ı cunstancias bajo las que vivió… un ser organizado, por tanto, co-
ı loca ante nosotros un producto de la memoria inconsciente de
trastornos de la memoria materia organizada…». Este enfoque también influyó en Ribot,
ı Freud, Semon y otros interesados en el concepto de engram. En la
El análisis de Aristóteles de la capacidad del hombre para con- primera edición de su Trastornos de la memoria, Ribot incluyó
servar y recuperar información acerca de sí mismo o del mundo un capítulo sobre «la memoria como hecho biológico».
todavía sigue vigente. La función de «conservación» fue descrita Durante la década de 1880, los análisis empíricos de la me-
en términos de «un espacio tridimensional» asociado a metáfo- moria en sujetos normales empezaron con Ebbinghaus, y debido
ras tales como «almacenamiento», «contención», «rastreo» y a la opinión prevalente de que lo normal y lo patológico eran dis-
«grabado». Descartes relacionó esta función con su concepto de continuos, surgió el problema de si las mismas pruebas podrían
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re extensa, y de ahí que la capacidad de «almacenar y conservar» ser útiles para evaluar la memoria en la enfermedad. Sin embargo,
haya sido explicada en términos «somáticos u orgánicos». La me- el análisis de sujetos con trastornos de la «memoria» demostró
táfora de «almacenamiento» sigue siendo popular en la visión oc- que el modelo de «almacén único» de memoria de Ebbinghaus
cidental de la memoria (p. ej., la analogía del «cuaderno de dibu- no era suficiente, y pronto se identificaron numerosos fenómenos
jo» de Baddeley). «extraños» de memoria, tales como paramnesia, falso reconoci-
La capacidad de «recoger» o «recuperar» fue descrita de for- miento, déjà vu, confabulación y delirios que no encajaban en el
ma figurada en términos de «buscar», «investigar» y «reconocer». «modelo de retención». Dado que las técnicas estadísticas para

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manejar un gran número de datos todavía no estaban disponibles refiere a la metamorfosis de las insanias en psicosis, y el otro al
en aquella época, Ebbinghaus utilizó unos «promedios constan- cruce de significado y etiología que tuvo lugar entre las psicosis y
tes», la «ley de los errores» y el «error probable». Es interesante las neurosis. Por motivos de espacio, en este capítulo sólo se tra-
observar que, de hecho, él creía que los «acontecimientos menta- tará el primer tema. El cambio de insania a psicosis fue posible
les» estaban más allá del alcance de la cuantificación: «el flujo per- gracias al desarrollo de un nuevo concepto en medicina general,
sistente y la capacidad de cambio de los acontecimientos menta- por la disponibilidad de nuevas vías de definición de la conducta
les no admite establecer condiciones experimentales estables… y por la aparición de nuevos principios taxonómicos para la clasi-
los procesos psicológicos no son susceptibles de medirse ni enu- ficación de las entidades biológicas.
merarse». De ahí que utilice variables subsidiarias, tales como ı
«tiempo y número de repeticiones» de sílabas sin sentido ofreci- ı
das a los sujetos para que las aprendan. visión anatomoclínica
En gran parte, la investigación sobre la memoria permanece re- ı
gida por las antiguas categorías de «mnemo» y «anamnesis». A fi- Presente ya en una forma embrionaria en el trabajo de Syden-
nales del siglo XIX, la investigación propiciaba un enfoque cuantita- ham, la visión anatomoclínica alcanzó su pleno desarrollo durante
tivo y mecanicista cuyas técnicas de análisis (p. ej., la memorización los primeros años del siglo XIX. En aquel momento, la noción de
de sílabas sin sentido de Ebbinghaus) se fueron desconectando que los síntomas eran signos de una lesión anatómica subyacente
cada vez más de las situaciones de la vida real. No obstante, la había sido plenamente adoptada. A medida que transcurría el siglo,
«anamnesis» significaba tratar con «la recuperación del pasado» y el concepto de lesión fue sucesivamente redefinido como afectación
en lo que hoy día podría denominarse «recuerdos del mundo real o de órganos, tejidos y finalmente células. La incapacidad de identifi-
de cada día». Los síntomas mnésicos en función de los cuales los car lesiones anatómicas en muchas enfermedades condujo, en la se-
alienistas del siglo XIX edificaron las ciencias clínicas de la memoria gunda mitad del siglo XIX, a afrontar la «lesión» en términos fisio-
correspondían a fallos de la anamnesis. Esto explica por qué el es- lógicos, y esto llevó a conceptos tales como «irritación» e «inhibi-
tudio clínico de la amnesia, la hipermnesia, la dismnesia y la pa- ción». De este modo nació el concepto de lesión «funcional». La
ramnesia requieren con frecuencia tener en cuenta el contexto so- continuación lógica de ello fue el desarrollo de la noción de lesión
cial y psicológico. Los psicoanalistas siguieron un enfoque similar «psicológica», cosa que sucedió hacia la década de 1890. Janet y
para, asumiendo que todo quedaba almacenado, convertir los tras- Freud facilitaron la incorporación de esta visión a la psiquiatría.
tornos de la memoria en problemas de olvidos selectivos. ı
ı ı
ı definiciones psicológicas de conducta
conducta suicida ı
ı El asociacionismo y la psicología de facultades ayudaron a los
Aunque se conoce desde hace siglos que la gente que padece lo- alienistas a realizar un mapa de la conducta, a buscar nuevas fuen-
cura puede matarse a sí misma, hasta el siglo XVIII el suicidio se tes de síntomas (p. ej., la subjetividad) y a desarrollar nuevas clasi-
trataba, fundamentalmente, con la teoría moral y religiosa y me- ficaciones. También sugirieron vías de fragmentación de la con-
diante la ley. Un hecho importante que llevó a la medicalización del ducta. La conciencia fue descrita metafóricamente como un
suicidio fue la necesidad de proteger a las familias de las consecuen- «teatro», con sus «contenidos» capturados mediante la introspec-
cias legales del propio acto, y en la década de 1780 surgió el debate ción. La aceptación de una nueva visión de la mente como un
sobre si todas las personas que se quitaban la vida (acto definido conjunto de módulos funcionalmente autónomos proporcionó
como «homicidio de uno mismo» deberían considerarse non com- un contexto clasificatorio natural. Por ejemplo, como se ha men-
pos mentis y, por tanto, ser excusadas de retribución legal (incluido cionado, Pinel y Prichard abandonaron la «visión intelectualista»
el derecho de ser enterrado en tierra sagrada, confiscación por parte de la locura de Locke (todavía apreciable en la distinción de Ar-
de la Corona de las posesiones del fallecido, etc.). El proceso de me- nold entre locura ideal y nocional) y volvieron a la psicología de
dicalización del suicidio siguió hasta prácticamente finales del siglo facultades. A finales del siglo XIX los síntomas se consideraban tan-
XIX, cuando se plantearon explicaciones alternativas (p. ej., la idea to exageraciones de la conducta normal (visión continuista)
de Durkheim del suicidio como manifestación de anomia social). como nuevas formas (visión no continuista).
ı
ı
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Desarrollo del concepto cambios taxonómicos


ı
de trastorno mental La filosofía de la taxonomía médica también cambió durante
ı los inicios del siglo XIX. Los principios botánicos establecidos por
ı Linné, Sauvage, Cullen y otros fueron reemplazados por un enfo-
La historia de la psiquiatría se ha visto sacudida por dos cam- que empírico basado en: a) análisis de la frecuencia de síntomas;
bios clínicos importantes acontecidos durante el siglo XIX: uno se b) especulación etiológica, y c) más entrado el siglo, el conocimien-

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ı
/c4/ Historia conceptual de los síntomas en psiquiatría
ı

to de la historia natural de la enfermedad. El concepto de principios rel, Magnan y otros, no obstante, replantearon el concepto de esta
del siglo XIX de que las funciones mentales intelectuales, emocio- creencia en términos de la denominada «teoría de la degenera-
nales y volitivas podían afectarse por separado por la enfermedad ción». La aplicación de esta doctrina, sin embargo, dio lugar a
proporcionó un sólido principio taxonómico. De ese modo, las numerosas vías muertas de clasificación y a la búsqueda de estig-
«enfermedades mentales intelectuales» se convirtieron en el nú- mas somáticos y otros marcadores genéticos.
cleo alrededor del cual cristalizaron las nociones de esquizofrenia ı
y paranoia; las enfermedades mentales emocionales tuvieron la ı
misma función respecto a la manía y la depresión, y las enferme- transformación de la insania en «psicosis»
dades mentales volitivas respecto a los trastornos psicopáticos. ı
Mientras que la visión de las enfermedades mentales en el siglo La palabra «psicosis» se utilizó en la primera mitad del siglo
XVIII fue transversal y relacionada con acontecimientos específi- XIX para referirse a los estados subjetivos que acompañan a la lo-
cos de la vida, la visión del siglo XIX se volvió longitudinal, espe- cura. Según Von Feuchtersleben (debe recordarse que Feuchters-
cialmente tras Kahlbaum, Wernicke y Kraepelin. En este tema, leben utilizó los términos de «psicosis» y «neurosis» en el sentido
los dos últimos desarrollaron sistemas clasificatorios rivales. Si de finales del siglo XVIII), el término «utilizado respecto a los pro-
Wernicke hubiera vivido más tiempo, la clasificación de las psico- cesos normales es equivalente al elemento mental o psíquico en
sis funcionales hubiera sido muy diferente hoy día, en parte debi- un proceso psicofísico, de la misma forma que la neurosis se re-
do a que el suyo era un modelo basado en una verdadera fisiopa- fiere a este aspecto del proceso que pertenece al sistema nervio-
tología y psicopatología. Pero Kraepelin fue el ganador, y en su so». En la mayor parte de los casos, no obstante, estas experien-
esquema de cosas el número de las enfermedades mentales se re- cias se refieren a «condiciones que habitualmente denominamos,
dujo drásticamente a dos psicosis, caracterizadas por agrupamien- en un sentido más restringido, trastorno mental». «Cada psicosis
tos de síntomas superponibles y estables. La etiología orgánica, la (debe ser), al mismo tiempo, una neurosis; en tanto que sin la in-
historia natural reconocible y el pronóstico se convirtieron en el tervención de una acción nerviosa no puede suceder ningún
criterio diagnóstico final. Desde el principio, el hallazgo de ano- cambio en la esfera psíquica, no toda neurosis (sin embargo) es
malías clínicas (casos «intermedios») supuso un reto para la dico- una psicosis; estas convulsiones proporcionan un suficiente
tomía kraepeliniana y, en los últimos años, Kraepelin la abandonó. ejemplo…». Una visión similar fue adoptada por otro conferen-
ı ciante que prefirió enfatizar «el acto neural correspondiente al fe-
ı nómeno mental».
debate sobre las psicosis combinadas Estos dos usos («normal» y «patológico») fueron oficializa-
ı dos en la psiquiatría alemana utilizando como instrumento la
Las actuales preocupaciones sobre el concepto de comorbili- forma singular (Psychose) para denominar el primero y la forma
dad (generado por la peculiar estructura diagnóstica del DSM- plural (Psychosen) para el segundo. Adolf Meyer intentó clarifi-
IV) no son nuevas, y un debate similar tuvo lugar a principios car el tema: «usado patológicamente (y en este sentido el uso
del siglo XX, cuando se estableció la cuestión de si dos psicosis in- ganó rápidamente terreno tanto en la literatura inglesa como en
dependientes podían afectar simultáneamente al mismo individuo. la extranjera), el término designa una condición mental anormal,
Jaspers lo estableció claramente: «la idea de la identidad de la en- especialmente en tanto que se correlaciona con un proceso pato-
fermedad conduce a esperar que no pueda diagnosticarse más de lógico específico (una entidad nosológica, si se permite el térmi-
una enfermedad en cualquier persona en que esté presente un no) con un origen, curso y síntomas característicos. Las formas
proceso esquizofrénico, nosotros suponemos debidamente que típicas de locura que pueden diferenciarse científicamente se in-
deberíamos considerarlo responsable de todos los síntomas, pero cluirían como psicosis en este sentido». Maudsley utilizó el «sig-
esto es una presunción». En cambio, si las dos psicosis fueran real- nificado patológico»: «no sorprende que la psicosis criminal, que
mente independientes, ¿qué evita su presencia simultánea? Sería es el lado mental de la neurosis, es para la mayor parte una enfer-
tentador (pero históricamente inadecuado) culpar al «tabú de la medad intratable…».
incompatibilidad» del concepto psicodinámico, a pesar de que, Después de la Primera Guerra Mundial, el término psicosis
según esta doctrina, no tiene sentido para estas dos «enfermeda- ganó popularidad y pronto reemplazó al de «locura». Sir George
des» ocupar el mismo «espacio psicológico». Este mismo tema ha Savage fue uno de los últimos que lo utilizó en el título de un tra-
sido debatido bajo el título general de «psicosis combinadas», tado. El hecho de que su significado original hiciera referencia a
pero nunca se ha llegado a un acuerdo. Todavía no parecen exis- los aspectos experimentales de la conducta ayudó, sin duda, a que
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tir respuestas a estas preguntas en la psiquiatría actual. encajara perfectamente en la tendencia creciente a la inclusión de
ı los síntomas subjetivos en la descripción de locura. La palabra
ı locura, por otro lado, estuvo demasiado cargada con los con-
herencia de la enfermedad mental ceptos previos al siglo XIX para resultar aceptable, y sólo sobrevi-
ı vió en el lenguaje legal. Otra razón para la adopción del término
La visión de que la enfermedad mental se transmite de gene- pudiera ser que se prestó a derivaciones adjetivas fáciles (p. ej.,
ración en generación fue bien aceptada durante el siglo XIX. Mo- psicótico).

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dicotomías definitorias cura maníaco-depresiva, la parafrenia, los estados paranoicos y la


ı paranoia; las psicosis orgánicas comprendían el delirio, la demen-
En las postrimerías del siglo XIX, las «psicosis» se definieron cia y una panoplia de psicosis «sintomáticas». Dado que se suponía
en relación con cinco dicotomías: psicosis frente a neurosis; fun- que todas las «psicosis» tenían, en algún nivel, una base «orgánica»,
cional frente a orgánica; exógena frente a endógena; total frente a no quedaba claro a simple vista por qué era necesaria la dicotomía.
parcial, y unitaria frente a múltiple. El trabajo de Mendel contiene una de las primeras referen-
ı cias a las psicosis «funcionales». Ofrece una definición negativa:
ı «por otro lado, existe una gran diferencia de opinión entre los au-
psicosis frente a neurosis tores sobre la manera de dividir estas enfermedades mentales en
ı las que no se han detectado hasta ahora hallazgos anatómicos y
Como se ha mencionado, durante la primera mitad del siglo que no pertenecen a ninguna de las formas catalogadas. Se desig-
XIX las «psicosis» hacían referencia a los estados subjetivos y las nan como psicosis funcionales porque no se dice que no existan
«neurosis» a los procesos neurológicos subyacentes. Hacia 1900, cambios anatómicos, sino simplemente porque no hemos sido
los significados se habían intercambiado: las psicosis eran el nom- capaces de verificarlos hasta el momento»… «en este aspecto (la
bre oficial para todos los «estados orgánicos» (tanto exógenos ausencia de una lesión reconocible), se parecen a las neurosis pe-
como endógenos) y las neurosis se psicologizaron. riféricas funcionales».
Como ya se ha dicho, la práctica del alienismo era muy dife- Mendel consideró como psicosis funcionales el delirio aluci-
rente antes de la incorporación de las neurosis a la psiquiatría. Los natorio, la manía, la melancolía, la psicosis maníaco-depresiva,
alienistas de los manicomios sólo trataban con psicosis funciona- la paranoia y la demencia aguda. La primera y última categorías
les u orgánicas graves y no tenían (afortunadamente) que preocu- incluían situaciones que actualmente diagnosticaríamos de esqui-
parse por las formas de perversión e incompetencia psicológica que zofrenia. Mendel también reconoció un grupo diferente de «psi-
se cruzaban en su camino. La locura proporcionó, por tanto, las cosis orgánicas» que incluían la parálisis progresiva del demente,
plantillas descriptivas, taxonómicas y etiológicas sobre las que se la demencia senil y las psicosis arteriosclerótica y sifilítica. Tam-
basarían todas las concepciones futuras de la enfermedad mental. bién distinguió entre «psicosis provocadas por enfermedades lo-
Esta visión implicaba que debía buscarse una «lesión» en to- cales del cerebro» (p. ej., crisis de apoplejía, tumores cerebrales,
dos los casos. La incapacidad de identificar tales cambios en el traumatismos, etc.) y «psicosis originadas en neurosis centrales»
caso de las neurosis llevó a un gradual saneamiento del concepto (p. ej., psicosis epiléptica, histérica y coreica).
de «lesión». El fundamento de los síntomas neuróticos se consi- Al final de la Primera Guerra Mundial la dicotomía funcio-
deró sucesivamente como anatómico (trastorno del sentido y el nal-orgánica se había agudizado. Así, Jaspers estableció tres psi-
movimiento), fisiológico (irritabilidad e inhibición) y psicológico cosis funcionales: epilepsia genuina, esquizofrenia y enfermedad
(compromiso entre el instinto y las demandas de la realidad). Esta maníaco-depresiva: «estas tres… tienen cuatro puntos en común.
transformación se vio favorecida por la gradual expurgación de En primer lugar su estudio dio paso al concepto de entidad pato-
los estados «orgánicos» reales de la clase de las neurosis. (La últi- lógica… en segundo lugar los casos que pertenecían a este grupo
ma patología excluida fueron los trastornos vasomotores, es de- no podían ser subsumidos en los trastornos del grupo I y III (es
cir, el síndrome de Raynaud. Un mecanismo similar asistió al decir, orgánicos). Se debe asumir, no obstante, que muchas de es-
desarrollo de la neurología, que después de la década de 1860 sólo tas psicosis tienen una base somática… en tercer lugar no son psi-
incluyó las deficiencias motoras y sensitivas resultantes de lesio- cosis exógenas, sino endógenas. La herencia es una causa impor-
nes espinales y cerebrales localizadas.) tante… en cuarto lugar todas ellas carecen de patología cerebral
Pero el mecanismo no funcionó bien, y numerosas situacio- anatómica…».
nes clínicas como la catatonía, estereotipias motoras, trastornos ı
del sueño, alucinaciones y deficiencias de las funciones corticales ı
más elevadas permanecieron en la frontera entre la neurología y exógena frente a endógena
la psiquiatría. A finales del siglo XIX, la popularidad pasajera de la ı
hipnosis y los «mecanismos funcionales» putativos, junto con el Las creencias neurobiológicas del siglo XIX sobre la etiología
psicoanálisis, llevaron a considerar muchas de estas situaciones de la enfermedad mental están englobadas en la distinción «exó-
como «psicológicas». Muy pronto, sin embargo, la epidemia de la gena-endógena». Controvertida y poco clara en cuanto a su signi-
encefalitis letárgica empujó los conceptos en otra dirección. ficado ya desde sus comienzos, actualmente no es más que un no-
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ı ble arcaismo que ha sobrevivido, no obstante, a sus enterradores.


ı En primer lugar, debe decirse que «endógeno», término acu-
funcional frente a orgánica ñado por Candolle en 1813, nunca llegó a significar «genético» en
ı el sentido moderno ni «exógeno» significó «ambiental». Como
En los albores del siglo XX, la distinción entre psicosis funcio- señaló Kraepelin, fue el neurólogo alemán Moebius el primero en
nales y orgánicas se convirtió en un aspecto fundamental para su introducir estos términos en medicina en 1893. En su breve trata-
clasificación. El grupo funcional incluía la demencia precoz, la lo- do de neurología, Moebius describió los trastornos endógenos

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como aquellos en que «la principal condición debe radicar en el por ejemplo, manía significaba un estado conductual, físico y me-
individuo, en una disposición congénita (Anlage), siendo otros tafísico. La insania, en general, se definía como un género cuyas
factores simplemente contingentes y cuantitativos». Ejemplos de especies se definían cada una de ellas en términos de conducta so-
ello eran la neurastenia, la histeria, la epilepsia, la migraña, la corea bresaliente. La naturaleza categórica de «insania total» es todavía
de Huntington y la enfermedad de Friedreich. Por otro lado, las más clara en el uso legal. Bracton, por ejemplo, definió la manía
enfermedades «exógenas» eran patologías tóxicas e infecciosas, como la «pérdida total del discernimiento»; y cuatro años más tar-
supuestamente «engendradas desde fuera», como la neuralgia de Coe y Hale seguían definiéndola como «locura absoluta».
del trigémino, la enfermedad tiroidea, la esclerosis múltiple y la El concepto de locura parcial, es decir, la idea de que la insa-
enfermedad de Parkinson. nia puede ser menos que total, se origina en parte en la interacción
El valor y significado de la dicotomía dependía de la viabili- entre medicina y ley en relación con casos en los que el concepto
dad de dibujar un límite operativo entre «fuera» y «dentro». Moe- del «todo o nada» parecía fracasar. En 1736 Hale lo definió así:
bius no hizo explícito este criterio, pero parecía que no conside- «existe insania parcial de la mente…; algunas personas con un uso
raba la piel como la frontera natural (de ahí que para él exógeno de razón competente respecto a algunos temas, siguen bajo una
no sea necesariamente ambiental), ni tampoco el cuello (de ahí particular demencia respecto a algún particular…; o incluso es
que según él exógeno no fuera necesariamente no cerebral). «En- parcial en cuanto a los grados…». Durante los inicios del siglo XIX,
dógeno» en las referencias de Moebius se refiere al Anlage, a la sin embargo, la locura parcial tenía más de un significado clínico:
forma intrínseca o esencia; por lo tanto, no es un concepto «espa- a) afectación de una facultad (desde el punto de vista de facultad
cial» sino metafísico. psicológica); b) locura intermitente, es decir, presencia de «interva-
El origen de esta noción metafísica se halla en la teoría de la de- lo lúcido» (desde el punto de vista longitudinal); c) leve o moderada
generación del siglo XIX, doctrina que, como se ha comentado, do- (en función de la intensidad), y d) presencia de un sistema deli-
minó la psiquiatría europea y el pensamiento social durante la se- rante parcial (atendiendo a la extensión de las ideas delirantes). El
gunda mitad del siglo XIX. Fenómenos tan alejados como la heren- concepto de monomanía (en desuso a partir de 1850) se elaboró
cia de rasgos adquiridos de Lamarck, los estigmas somáticos y el en la década de 1820 en torno a las definiciones primera y cuarta.
hecho de que la enfermedad podía desaparecer súbitamente tras En la introducción de su traductor al tratado de Hoffbauer,
una generación, se explicaban todos ellos mediante la teoría de la Chambeyron presenta la clasificación más sencilla: «la insania se
degeneración. Durante la década de 1890, el modelo moreliano divide en manía y demencia, según si las facultades mentales es-
de degeneración, demasiado religioso y fatalista, fue flexibilizado tán activas en exceso o debilitadas; la manía se subdivide a su vez
por Magnan, y a partir de 1910 se mezcló gradualmente con las en polimanía (o insania total) y monomanía (insania parcial)». La
nuevas nociones genéticas sobre la enfermedad mental. aceptación final de la clasificación tripartita (intelectual, emocio-
Pero durante la década de 1890 en concepto de «endógeno» to- nal y volitiva), además del gradual ascenso de la visión científico-
davía era una abreviatura para la «teoría de la degeneración», y pos- natural de la enfermedad, condujo, tras la década de 1850, a la
tulaba que la causa de la enfermedad mental radicaba en lo profun- tranquila desaparición (en medicina) del concepto de locura total.
do del ser metafísico. De ahí que la «endogenicidad» no se refiera En el marco legal nunca desapareció del todo, y disfrutó de un
sólo al control genético, a la personalidad o a la constitución. A período de recuperación tras el abandono de las reglas de
Kraepelin le gustó el concepto precisamente debido a estas carac- McNaughton en Gran Bretaña en 1843, debido a que la estrechez
terísticas. Los términos de endógeno y exógeno, que ya no están de los criterios hizo difícil encontrar un caso de «insania parcial».
en boga en neurología (donde empezaron su carrera), podrían ha- ı
ber caído también en el olvido en psiquiatría si no hubiera sido ı
por Kraepelin, quien los adoptó en la edición de 1896 de su tratado. unitaria frente a múltiple
Las dicotomías funcional-orgánica y endógena-exógena tie- ı
nen, por tanto, diferente procedencia histórica y su solapamien- Uno de los frutos interesantes de la controversia taxonómica
to es sólo parcial. Para un alienista de finales del siglo XIX, exóge- del siglo XIX fue el desarrollo de las visiones unitaria y múltiple de
no no significaba necesariamente orgánico ni endógeno funcio- la locura. Como reacción ante la proliferación de clasificaciones
nal. Otras opacidades se han producido en el siglo XX debido a su e inspirados por el principio de la indivisibilidad de la mente, al-
casi imposible capacidad de traducción a la terminología bioló- gunos alienistas impulsaron la noción de que sólo existía una lo-
gica moderna. cura, la cual podía adquirir diversas formas, y que sus múltiples
ı manifestaciones eran epifenómenos, es decir, el resultado de fac-
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ı tores patoplásticos. Entre éstos se incluían factores como las res-


total frente a parcial puestas idiosincrásicas (estilos individuales de enfrentarse a los
ı estragos de la locura); etiologías próximas y remotas (p. ej., des-
Antes del siglo XIX se consideraba que el concepto clínico de lo- encadenantes emocionales); intensidad (actividad aumentada o
cura representaba una afectación de todas las facultades mentales, y disminuida de las facultades mentales), y duración de la condi-
muy especialmente de las funciones intelectuales (es decir, presencia ción. Se sugirió, por ejemplo, que la manía, la melancolía, la locu-
de ideas delirantes). Además, se creía que la locura era irreversible; ra delirante y la demencia vesánica pudieran ser, simplemente, es-

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tadios sucesivos de la misma enfermedad. Se trata de un punto in- rantes y trastorno de conducta. Otros trastornos psiquiátricos
teresante que hay que recordar cuando se estudia, por ejemplo, la «orgánicos», como la demencia, no se diferenciaban durante este
historia de la psicosis maníaco-depresiva (trastorno bipolar). De período del resto de las psicosis. El análisis de los casos publicados
este modo, la propuesta de Baillarger y Falret de que manía y me- antes del siglo XIX confirma la opinión de que durante este largo
lancolía estaban relacionadas no debería considerarse como úni- período, manía y melancolía incluían estados «orgánicos» tales
camente basada en la evidencia (como se ha citado a menudo y como encefalitis, intoxicación neurológica, tumores cerebrales y,
ante la observación de que algunos pacientes pudieran sufrir de por supuesto, esquizofrenia.
forma intermitente ambos trastornos); efectivamente, estos dos El concepto moderno de «trastorno orgánico» no apareció
grandes alienistas también estaban influidos por el concepto de hasta 1822, cuando Bayle describió la aracnoiditis crónica en pa-
«psicosis unitaria». A los factores antes mencionados, se añadió cientes con manifestaciones psiquiátricas del tipo que más tarde
uno nuevo a partir de 1857, la denominada teoría de la degene- se denominaría «parálisis general del demente». Battie ya había
ración. Según este punto de vista, la mancha de la degeneración se distinguido entre locura «original» y «consiguiente», pero no po-
transmitía de los padres a su descendencia y daba lugar a formas día decirse que esta última categoría se refiriera a los «estados or-
cada vez peores de locura, hasta que aparecía la demencia. gánicos» en el sentido moderno. Willis, de hecho, en su descrip-
ı ción de demencia, se acercó más que ningún otro antes del siglo
ı XIX a la distinción entre demencia y psicosis.
tres módulos de la mente y sus trastornos El aspecto más interesante del trabajo de Bayle fue no tanto su
ı identificación de las lesiones anatómicas en relación con un sín-
Hasta principios del siglo XIX, la visión intelectualista de la lo- drome neuroconductual determinado, como que hizo posible la
cura no tuvo rival. El crecimiento de la psicología de facultades llevó idea de que la psicopatología caleidoscópica (abarcando desde la
a la división de la mente en módulos funcionales y proporcionó un típica manía hasta la melancolía, estados alucinatorios y demen-
nuevo modelo tanto para la frenología como para los posteriores es- cia) podía asociarse a la misma lesión cerebral; y también a la in-
tudios sobre localización cerebral. Como sugirieron Kant y los filó- versa, es decir que el mismo síndrome podía ser producido por
sofos escoceses, se distinguieron tres módulos: intelectual, emocio- diferentes lesiones. Griesinger, en una profunda lectura con mo-
nal y volitivo. Las antiguas formas de locura se redefinieron como tivo de la inauguración de la Clínica Psiquiátrica de Zurich, afir-
«insanias intelectuales» (incluyendo la total y la parcial). Este cam- mó: «Se puede padecer melancolía debido a ocho o diez enferme-
bio en el significado original de la locura (considerada hasta enton- dades cerebrales diferentes; y de demencia por veinte…».
ces sólo como intelectual) abrió un espacio clínico para las locuras Tuvo que transcurrir el resto del siglo para que los «trastornos
«afectiva» y «volitiva» puras. También liberó la manía y la melan- orgánicos» se unieran al grupo independiente. Como era de espe-
colía de su deber secular como formas de psicosis delirantes. Las psi- rar, algunas de estas situaciones clínicas fueron incluidas durante
cosis afectivas evolucionaron al concepto moderno de melancolía, siglos en el viejo concepto de «manía», y de ahí que su gradual
manía y psicosis maníaco-depresiva, y los trastornos «volitivos» tu- separación contribuyera a la restricción de esta última.
vieron importancia en la explicación de la psicopatía y la abulia. ı
La pérdida de popularidad, con el cambio de siglo, de la «vo- ı
luntad» y la «volición» compitieron con esta elegante ordenación. restricción del concepto de manía
Si la «voluntad» no tenía un poder explicativo, entonces tenía ı
poco sentido meditar sobre sus trastornos; la cuestión sobre qué El concepto de manía sufrió una transformación radical entre
funciones psicológicas (si es que había alguna) eran disfunciona- los años 1800 y 1900. Al final del siglo XVIII era equivalente a psi-
les en la psicopatía y la abulia quedó, de todos modos, sin res- cosis o locura, pero hacia finales del siglo XIX se utilizó exclusiva-
puesta. Igualmente, el cambio en el significado de la «psicosis mente para referirse a la «hiperactividad eufórica» con o sin sín-
afectiva» se produjo en la década de 1850. No puede encontrarse tomas psicóticos (p. ej., Mendel). Gauchet y Swain afirmaron que
una afirmación más clara que la de Bucknill y Tuke: la manía, el concepto de «alienación mental», a principios del siglo XIX, gi-
«quizá la forma más interesante y mejor reconocida de enferme- raba en torno al repetido análisis del concepto de manía y apun-
dad mental, ha sido tratada con frecuencia por los escritores taron que el propio Esquirol lo utilizó como sinónimo de «aliena-
como, esencialmente, un trastorno de las facultades de razona- ción mental». Del mismo modo, Erasmus Darwin (el abuelo de
miento. El doctor Prichard la catalogó como psicosis intelectual. Charles Darwin) describió en Zoonomia tres formas de manía,
Nosotros estamos dispuestos, sin embargo, a considerarla prin- una de las cuales incluía estados extásicos, desesperación y me-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

cipalmente como parte del grupo afectivo». lancolía. Arnold lo estableció así: «la psicosis maníaca, propia-
ı mente dicha, como especie, es quizá de todas las demás la más
ı global, dado que extiende su dominio sobre el conjunto del mun-
separación de los estados orgánicos do interior de las ideas y abarca toda posible combinación de imá-
ı genes sensitivas que puedan entrar en, y engañar a, un cerebro
La sintomatología del delirio (frenesí) había incluido, desde la mal templado. Enumerar todas sus variedades no sería sólo difí-
época de los griegos, fiebre, alucinaciones pasajeras, ideas deli- cil, sino imposible…».

| 100 | Tratado de Psiquiatría


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/c4/ Historia conceptual de los síntomas en psiquiatría
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El concepto empezó a cambiar en el trabajo de Pinel que bo- je descriptivo se volvió más riguroso a medida que los alienistas
rró eficazmente el término «manía» (utilizado en este sentido ge- creaban definiciones estables para los «síntomas elementales». Fi-
neral) del subtítulo de la segunda edición de su Traité. Clasificó nalmente, la sintomatología subjetiva quedó incorporada a la de-
manie en la Nosographie como un género de las vesanias (psico- finición de psicosis, haciendo así posible incluir la «euforia» como
sis) caracterizado por el «trastorno de una o más facultades con síntoma central.
tristeza, alegría, extravagancia, furia, ocasionalmente libre del ı
pensamiento alterado pero siempre agresión ciega». También re- ı
conoció las formas no delirantes de manía. Couchoud estableció ejemplos de cómo se elaboraban
correctamente que fue del grupo más grande de las manías de los trastornos mentales
donde se separaron finalmente la melancolía y la idiocia. ı
En la psiquiatría alemana se observa una situación similar. En esquizofrenia
la introducción histórica de su libro, Heinroth escribió que «la ı
manía era una psicosis general, acompañada de episodios de rabia Modelos continuistas y no continuistas gobiernan la historio-
y de una ejecución temeraria de las demandas de la voluntad». grafía de la esquizofrenia. El primero asume que la «esquizofre-
Describió cuatro tipos de rabia (manía): simple (rabia pura), ex- nia» es una «clase natural» y está favorecida por la medicina con-
tática (demente), ecnoa (rabia acompañada de locura) y católica vencional. La visión no continuista concibe la esquizofrenia como
(rabia común), y diferenciaba la manía de las siguientes: daemo- una construcción y su historia como una descripción de progra-
nomanía, erotomanía, melancolía furiosa, licantropía, manía cum mas de investigación paralelos, cada uno basado en un concepto
tristitia (con tristeza), continua aguda, crónica, periódica, ninfo- diferente de enfermedad, de síntoma mental y de mente.
manía, satiriasis y melancolía saltans (impulso salvaje de saltar). De acuerdo con la versión «continuista», la «psicosis» y la «lo-
Al otro extremo del siglo, Mendel, quizás el mayor especialis- cura» se referían originalmente a una mezcla de enfermedades
ta en manía de finales del siglo XIX, la definió como «una psicosis que los médicos eran incapaces de separar. Este proceso empezó
funcional caracterizada por: a) aceleración patológica del flujo con mayor seriedad durante el siglo XIX. Por ejemplo, en la déca-
de ideas; b) desasosiego motor, y c) ausencia de síntomas que da de 1850, Morel acuñó el término de démence précoce para refe-
confirmen una enfermedad orgánica cerebral». En su sintomato- rirse a estados de deficiencia cognitiva en la adolescencia; des-
logía, Mendel incluyó alucinaciones, anomalías del pensamien- pués, Kahlbaum describió la «catatonía» y Hecker la «hebefrenia».
to, ideas delirantes, confusión, hipermnesia, aumento de la mo- A finales de siglo, Kraepelin se dio cuenta de que ambos tras-
tilidad y pérdida de peso. También reconoció cuatro estadios de tornos, junto con la «demencia paranoide» (descubierta por él
manía: «inicial, exaltación, frenesí y declive», y cuatro subtipos: mismo), eran manifestaciones del mismo proceso patológico.
«hipomanía, recurrente, gravis y periódica». La propia definición Kraepelin denominó este último dementia praecox; en 1911 Bleu-
de Kraepelin estuvo influida por la de Mendel. ler volvió a bautizar la enfermedad como «esquizofrenia»; du-
Entre Pinel y Mendel la «manía» no sólo se había vuelto más rante la década de 1930, Kurt Schneider identificó sus caracte-
restringida, sino también más sindrómica (y definida en térmi- rísticas clínicas cruciales (basado en un análisis «empírico» y
nos de sintomatología exclusivamente afectiva). ¿Cómo fue posi- «ateórico») y, finalmente, el DSM-IV trazó los límites perma-
ble este cambio? Es poco probable que resultara simplemente de nentes de la enfermedad.
la erosión gradual del antiguo concepto de manía. El análisis his- Es una historia mítica y su única función es justificar la verdad
tórico muestra que la palabra «manía» casi desapareció de la cir- de la definición de esquizofrenia del DSM-IV. De hecho, la his-
culación alrededor de la década de 1830, cuando algunas de sus toria de lo que actualmente se denomina «esquizofrenia» todavía
funciones clínicas fueron asumidas por el concepto de monoma- no está escrita. La historia debe empezar explicando por qué y
nía. La propia «monomanía» perdió popularidad, y su declive tra- cómo las «locuras» se convirtieron en «psicosis». En segundo lu-
jo de vuelta la palabra «manía». A su vuelta, sin embargo, venía gar, debe decidirse si los principales escritores involucrados en la
dotada de otro significado. construcción de la esquizofrenia se estaban refiriendo al mismo
Me gustaría sugerir en este capítulo que seis factores (entre trastorno. También debería explicarse por qué la dementia praecox
otros) contribuyeron a la metamorfosis de la vieja a la nueva no- fue prefigurada como una enfermedad de la razón y el intelecto
ción. Ante todo, «manía» era una categoría demasiado general (en términos de la psicología filosófica neokantiana de la década
para ser aceptable por la corriente analítica de la enfermedad de 1850). Una consecuencia de esta visión es que el «trastorno del
mental popular durante el siglo XIX. En segundo lugar, el con- pensamiento formal» se convirtió en el «síntoma» central de la
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

cepto de «psicosis total» (en la que se basaba) había sido reempla- esquizofrenia. La teoría evolutiva también contribuyó, y se propu-
zado por el de psicosis parcial. En tercer lugar, la psicología de so la idea de que en la catatonía (uno de los subtipos putativos de
facultades llevó a la aceptación de las psicosis afectivas como un la enfermedad) algunos de los síntomas eran «reacciones prefor-
grupo separado de trastornos. En cuarto lugar, los trastornos or- madas» (p. ej., la Schnauzkrampf de catatonía era análoga a la pro-
gánicos, tales como la «parálisis general del demente», una fuen- trusión de los labios observada en los chimpancés).
te regular de «estados maníacos» en el pasado, ya eran entonces La historia de la esquizofrenia puede describirse mejor
bien reconocidos y estaban excluidos. En quinto lugar, el lengua- como la publicación de programas de investigación paralela,

/sA/ Generalidades | 101 |


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G. E. Berrios
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cada uno basado en un concepto diferente de los fenómenos y la demencia, y ha sido la noción predominante desde la década de
conceptos implicados. La investigación histórica muestra poca 1890. Sin embargo, más recientemente se han realizado esfuer-
continuidad conceptual en los trabajos de Morel, Kraepelin, zos para ampliar el concepto.
Bleuler y Schneider. Se derivan tres consecuencias: una, que la El adjetivo demens («fuera de la mente o los sentidos, loco
idea de una progresión lineal que culmina en el presente es de atar, necio») llegó a las lenguas vernáculas de Europa escondi-
equivocada; otra, que la actual noción de esquizofrenia no es el do en el léxico de la jurisprudencia romana. Los legionarios ro-
resultado de un sólido objeto de encuesta sucesivamente estu- manos trajeron términos más toscos: amens, excors, vecors, insa-
diada por varios grupos de investigación psiquiátricos, sino una nus, vesanus, delirus y alienatus mente. Hacia el año 500 a.C., se
labor de retales obtenida de hallazgos clínicos de procedencia disponía de una panoplia de términos para referirse a las defi-
diversa, y que no existe un tipo de «enfermedad única» denomi- ciencias mentales de la ancianidad. En el siglo XIII, las deficiencias
nada esquizofrenia, sino una colección de síntomas mentales, centrales de ésta se definieron en francés (radoter) e inglés (to
algunos congénitos, otros vestigios de la evolución, y otros ad- dote) como: «estar tonto, desquiciado o fuera de sí; actuar o ha-
quiridos. blar de forma necia o estúpida». Ambas definiciones incluyen
ı toda la gama de la conducta. Esta forma de hablar de la «chochez»
ı duró hasta el siglo XVIII.
manía, melancolía y depresión A principios del siglo XIX, la demencia adquirió un significa-
ı do legal (incapacidad mental) y un significado clínico (déficit
«Manía» y «melancolía» son términos acuñados por los es- mental simpliciter, independientemente de la causa, reversibili-
critores griegos para referirse a formas específicas de conducta. dad y edad de inicio), debido a que hasta 1800 la «demencia» no
La manía hizo después referencia a una forma de locura furiosa y se había separado realmente de la idiocia y de otros estados de
la melancolía a una forma tranquila; en ningún caso el senti- defectos congénitos, y por ello también denominados locura cró-
miento subjetivo de tristeza, etc., formó parte de la definición. En nica, estupor melancólico, y las deficiencias mentales resultan-
el siglo XIX, sin embargo, manía y melancolía se convirtieron tes de traumatismo y enfermedad cerebral y la demencia senil. A
por primera vez en ejemplos de trastornos primarios del afecto (fa- finales del siglo XIX, sin embargo, se habían acuñado términos es-
cultad emocional), y hacia la década de 1850 se sugirió que po- pecíficos para referirse a todas estas situaciones clínicas, y el es-
dían ser los dos extremos de la misma psicosis (psicosis maníaco- trecho «paradgima cognitivo» de la demencia (como un defecto
depresiva). La palabra «depresión» nació en cardiología como de cognición, en especial de la memoria) se estableció plena-
«depresión cardíaca» y sólo hacia la década de 1870 fue copiada mente. El énfasis sobre la edad dio lugar a una nueva definición
por los alienistas. En ese período, «depresión mental» indicaba el de «demencia senil», y en manos de Pick, Alzheimer y Kraepelin
estado subjetivo de individuos melancólicos que presentaban esta noción se convirtió en enfermedad de Alzheimer y enferme-
un aspecto abatido y no reactivo. A finales del siglo XIX el térmi- dad de Pick.
no «mental» fue abandonado, y después de la Primera Guerra ı
Mundial «depresión» empezó a significar, exclusivamente, un ı
«trastorno del afecto» y asumió el nuevo nombre de la enferme- trastornos de la personalidad
dad. Hacia la década de 1920, la observación clínica había con- ı
firmado que la depresión variaba en gravedad y contenido y, a El término «trastorno de la personalidad» se refiere a los cam-
menudo, venía precedida de un acontecimiento vital. Basándo- bios «patológicos» permanentes que afectan al yo, carácter o per-
se en conceptos y mecanismos psicodinámicos, un grupo de psi- sonalidad que pueden conducir a una conducta social que provo-
quiatras de Cambridge desarrolló un segundo modelo de depre- ca sufrimiento en otras personas. El trastorno de personalidad se
sión según el cual, además de las formas genéticas, endógenas y considera una entidad diferente de las psicosis y las neurosis.
psicóticas, existía también un tipo «exógeno», «reactivo» o «neu- Siendo una categoría clínica del siglo XX, este trastorno sólo fue
rótico» de depresión, resultante de las interacciones entre los ras- conceptualmente posible cuando se dispuso en psicología de la
gos de la personalidad, el estrés, la aflicción, etc. El debate sobre propia de noción de «personalidad». La convergencia tuvo lugar en
si estos dos tipos son cualitativa o cuantitativamente diferentes la década de 1890, con la participación de antiguas nociones como
todavía no ha concluido. carácter, constitución, temperamento y yo. El nuevo concepto
ı de personalidad se consideró tridimensional más que tipológico,
ı y que tenía una base biológica. Esto lo hizo virar de ser un trastor-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

demencia no a ser una enfermedad.


ı A principios del siglo XX existían tres explicaciones para el
La demencia designa una clase de afecciones clínicas caracte- trastorno de personalidad. Según la psicología de facultades, era
rizadas por un deterioro cognitivo progresivo e irreversible, así debido a un fallo de la «voluntad». El asociacionismo, a su vez,
como de otras funciones mentales, incluyendo la personalidad, postuló una pérdida de coherencia entre la información cogni-
que afecta principalmente a personas de mediana edad y a los tiva, emocional y volitiva. Finalmente, los escritores de la per-
ancianos. Consideramos esta visión el «paradigma cognitivo» de suasión jacksoniana sugirieron que el trastorno de personali-

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/c4/ Historia conceptual de los síntomas en psiquiatría
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dad se producía como una intrusión en la conciencia de «auto- A esto hay que añadir que el lenguaje de la psicopatología des-
matismo», es decir, las formas antiguas y rudimentarias de con- criptiva es un acontecimiento intelectual, técnico y social. Como
ducta. Hacia 1920, se añadieron las explicaciones biológicas (p. cualquier otro sistema descriptivo, incluye términos, asunciones
ej., desequilibrio hormonal, lesiones cerebrales, trastornos de y reglas de aplicación, y puede ser estudiado mediante una meto-
los neurotransmisores). El contexto intelectual y la moda histó- dología transversal (sincrónica) o longitudinal (diacrónica o his-
rica más que la investigación empírica determinaron las tenden- tórica). Mientras que la primera pertenece a la filosofía de la psi-
cias que iban a predominar. El modelo volitivo de la psicopatía quiatría, la última da lugar a la propia historia de la psiquiatría. La
se descartó después de que el propio concepto de «voluntad» ca- historia psiquiátrica, para ser de utilidad, debe hacer algo más que
yera en desuso. La explicación del automatismo nunca fue acep- la crónica superficial de los acontecimientos. También debe des-
tada por la psiquiatría anglosajona. La corriente actual conside- velar las estructuras particulares de los sucesivos discursos psi-
ra que el trastorno de personalidad tiene una base neurobiológi- quiátricos (es decir, las estructuras ocultas a menudo manipuladas
ca y es, por tanto, susceptible de tratamiento biológico. Esto por las elites psiquiátricas). La psicopatología descriptiva actual,
confiere al concepto el aspecto de «enfermedad» y da lugar a por ejemplo, surgió de un compromiso entre las necesidades de
interesantes ambigüedades frente al resto de enfermedades captar las características invariables del trastorno mental (es decir,
mentales. Temores morales han conducido a los gobiernos a su- las señales biológicas) y las necesidades de conseguir el orden pú-
gerir que «para proteger a la sociedad» la gente «que padece un blico y contribuir al buen funcionamiento de la sociedad; lo pri-
trastorno de personalidad» puede precisar una detención pre- mero fue la expresión de la ciencia del siglo XIX y lo segundo la de
ventiva (involuntaria) si se considera que pueden cometer un las demandas sociopolíticas. Esto animó a los alienistas a elaborar
delito. El problema es que no existe un buen indicador preven- un sistema descriptivo basado en la realidad y a la vez comprome-
tivo, salvo la prueba de que la persona ya haya cometido un de- tido socialmente.
lito. Sin esta última evidencia, no es posible la predicción. Esto Pero el sistema descriptivo también necesita ser lo bastante
es un tema muy serio, porque están en juego los derechos del in- estable para resistir a la variación de las señales y lo suficiente-
dividuo en cuestión. mente redundante para enfrentarse al uso inexperto y a la ense-
ñanza rutinaria. Los estabilizadores conceptuales construidos en
el lenguaje de descripción por los grandes alienistas del siglo XIX
demostraron ser adecuados para estas labores. Por desgracia, la
Resumen y conclusiones consiguiente estabilidad ha sido interpretada por algunos psi-
ı quiatras incautos del siglo XX como indicador de que la psicopa-
ı tología descriptiva es correcta en cada detalle y exhaustiva, y de
Este capítulo ha proporcionado sólo unos cuantos ejemplos ahí que pueda considerarse transparente. Esto ha animado al
de cómo nacieron algunos de los conceptos que imperan en la «cierre» prematuro de los glosarios psicopatológicos. El cierre ha
psiquiatría moderna (y constituyen su estructura oculta) y de contribuido a la fiabilidad, estabilidad y comunicación, pero pue-
cómo han sido aplicados a los trastornos y síntomas mentales. Se de haber restringido la validez clínica y los derechos de los psi-
ha sugerido que la psiquiatría es una compleja actividad medico- quiatras a describir nuevos síntomas mentales.
social cuyo éxito histórico se debe a la progresiva adecuación El análisis del proceso histórico sólo es posible gracias a los re-
entre las descripciones hechas por el hombre y los síntomas gistros existentes que documentan el lenguaje de descripción y
mentales, es decir, las conductas (principalmente) resultantes muestran qué ha cambiado a lo largo del tiempo. Dado que los
de las lesiones neurobiológicas. En todos los casos, no obstante, historiadores clínicos no pueden estudiar de primera mano las se-
los factores sociales son cruciales para su modulación. En la ñales de conducta emitidas por los incontables pacientes que en
práctica, esto significa que las experiencias sin apenas rasgos su momento entraron en la esfera observacional de sus predece-
distintivos siempre son formateadas por códigos personales, so- sores (y en los cuales se calibró en primer lugar el lenguaje de des-
ciales y culturales. cripción), deben fiarse de los documentos que engloban informes
Las señales de conducta y sus mecanismos biológicos son, en parciales de cómo eran aquellas señales. Confrontado con múlti-
general, difíciles de entender porque son protoconductas que, ples descripciones, el historiador debe elaborar un mapa, «trian-
para ser totalmente inteligibles, requieren un importante for- gular» estos sistemas de palabras y evaluar la relativa contribución
mateo cultural. Esto significa que la descripción y el mapa de los de la señal biológica y el clamor social.
trastornos mentales dependen del lenguaje. Ello ha conducido a Este tipo de análisis muestra que, de vez en cuando, se produ-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

algunos autores a concluir (erróneamente) que los trastornos cen cambios en el modo en que se describe la enfermedad mental.
mentales pueden reducirse (por completo) a sucesos lingüísticos. En principio, esto puede haber resultado de cambios en el pro-
Aunque no puede negarse que los trastornos mentales son arte- pio lenguaje de descripción o mutaciones en el sistema de genes
factos semánticos y sociales, también es innegable que son una que controla la señal biológica. En este sentido, los historiadores
manifestación de una neurobiología alterada. Desde el punto de clínicos tienen la ventaja de poder recurrir a un catálogo interno
vista de la explicación y conocimiento de la enfermedad mental, de experiencias obtenidas a la cabecera del enfermo, es decir, al
ambos componentes son esenciales. «conocimiento por familiaridad».

/sA/ Generalidades | 103 |


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G. E. Berrios
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Al explicar el desarrollo del lenguaje de la psiquiatría durante Baruk H. La Psychiatrie Française de Pinel à nos jours. París: Presses Univer-
el siglo XIX se han tenido en cuenta los siguientes factores: a) la sitaires de France, 1967.
disponibilidad de nuevas teorías semiológicas y psicológicas que Beauchesne H. Histoire de la psychopathologie. París: Presses Universitaires
han permitido fraccionar y (finalmente) cuantificar la conducta; de France, 1986.
Beer D. The endogenous psychoses: a conceptual history. Hist Psychiatry
b) cambios en el propio concepto de la enfermedad física, que
1996; 7: 1-29.
exigía correspondencias entre la lesión y la señal y situaba a la en-
Bercherie P. Les fondements de la clinique. París: La Bibliothéque d'Ornicar,
fermedad firmemente en el espacio interno del organismo; c) la
1980.
disponibilidad de cohortes de pacientes (como resultado de la Berrios GE. Tactile hallucinations: conceptual and historical aspects. J Neurol
creación de hospitales mentales) que permitió la observación lon- Neurosurg Psychiatry 1982; 45: 285-293.
gitudinal, introduciendo de este modo una dimensión temporal Berrios GE. Descriptive psychopathology: conceptual and historical aspects.
en la interpretación de los síntomas, y d) la aceptación de las ex- Psychol Med 1984; 14: 303-314.
periencias subjetivas como fuentes legítimas de síntomas menta- Berrios GE. “‘Depressive pseudodementia’ or ‘melancholic dementia’”. A Nine-
les. Otros factores, sin duda, serán descubiertos en investigaciones teenth century view. J Neurol Neurosurg Psychiatry 1985; 48: 393-400.
futuras. Berrios GE. Obsessional disorders during the 19thC: terminological and classi-
Una vez los lenguajes descriptivos han alcanzado un estado ficatory issues. En: Bynum WF, Porter R, Shepherd M (eds.). The anatomy
of madness. Vol. 1. People and ideas. Londres: Tavistock, 1985; 166-187.
uniforme, muestran una estabilidad sorprendente y se vuelven
Berrios GE. The psychopathology of affectivity: conceptual and historical as-
casi transparentes para sus usuarios. Los enfermos mentales son
pects. Psychol Med 1985; 15: 745-758.
percibidos de un modo similar por la mayoría de los alienistas de
Berrios GE. Dementia during the 17th and 18th centuries. Psychol Med 1987;
todo el mundo. La estabilidad y uniformidad, sin embargo, no 17: 829-837.
deberían considerarse características intrínsecas del sistema des- Berrios GE. Historical aspects of the psychoses: 19th century issues. Br Med
criptivo (o necesariamente ventajosas). Parte de la tarea de eva- Bull 1987; 43: 484-498.
luación de su utilidad consiste en explicar su origen. A pesar de Berrios GE. The historical development of abnormal psychology. En: Miller E,
que una adecuada teoría de la estabilidad (y del cambio) del len- Cooper P (eds.). Historical Background to Abnormal Psychology. Edimbur-
guaje sería de gran utilidad en la práctica clínica actual, los histo- go: Churchill Livingstone, 1987; 26-51.
riadores clínicos todavía no han empezado a investigar este pro- Berrios GE. Melancholia and depression during the 19th century. Br J
ceso. Las explicaciones sobre la estabilidad del lenguaje pueden Psychiatry 1988; 153: 298-394.
Berrios GE. British Psychopathology since the early 20th century. En: Berrios
basarse en asunciones de invariabilidad neurobiológica o sobre
GE, Freman H (eds.). 150 years of British Psychiatry 1841-1991. Londres:
la administración efectiva y tranquilizadora de los macroconcep-
Gaskell, 1991; 232-244.
tos sociales.
Berrios GE. Delusions as wrong beliefs: a conceptual history. Br J Psychiatry
Las hipótesis históricas y conceptuales subrayadas en este ca- 1991; 159 (Suppl .14): 6-13.
pítulo ya han abierto un importante espacio de investigación para Berrios GE. Phenomenology, psychopathology and Jaspers: a conceptual his-
los colegas más jóvenes. Existe la necesidad urgente de ver si los tory. Hist Psychiatry 1992; 3: 303-327.
modelos en cuestión se aplican a la historia de cada síntoma o en- Berrios GE. European views on personality disorders: a conceptual history.
fermedad individual. La historia de la psicología descriptiva al- Compr Psychiatry 1993; 34: 14-30.
canzará plena utilidad sólo después de que dicho análisis esme- Berrios GE. Historiography of mental symptoms and diseases. Hist Psychiatry
rado haya sido completado. Además, el estudio detallado de los 1994; 5: 175-190.
conceptos, documentos, biografías, contextos sociopolíticos y co- Berrios GE. Hallucinations: selected historical and clinical aspects. En: Critch-
ley EMR (ed.). The neurological boundaries of reality. Londres: Farrand
hortes de pacientes arrojará una luz, en su momento, sobre los
Press, 1994; 229-250.
mecanismos y reglas que seguirán las pequeñas camarillas que to-
Berrios GE. Delusions: selected historical and clinical aspects. En: Critchley
men para sí la honorable e imponente tarea de reconstruir perió-
EMR (ed.). The neurological boundaries of reality. Londres: Farrand Press,
dicamente la nosología psiquiátrica para todos los pacientes del 1994; 251-267.
mundo y para los psiquiatras generales que los atienden. Berrios GE. The history of mental symptoms. Descriptive psychopathology sin-
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| 106 | Tratado de Psiquiatría


alienismo se encontró bastante pronto en el mismo barco, es decir,

/capítulo5/
los aspectos más interesantes de la locura no podían explicarse
en los términos de la relación newtoniana causa-efecto. Este pro-
blema está aún por resolver.

Etiología (causa):
Etiología palabras y conceptos
en psiquiatría ı
ı
El concepto actual de causalidad (lo que en medicina se deno-
G. E. Berrios mina etiología) es un postulado o reivindicación fundacional y no
un concepto basado en la «evidencia». El término latino «causa»
significaba numerosas cosas: razón, motivo, inducción, ocasión
¸ ¸
y oportunidad. Traducía las palabras griegas αιτία y αιτιάµαι
(raíces de «etiología»), que en sí mismas ya empezaban por sig-
Introducción nificar «origen», «fundamento» y «la ocasión de algo malo». Con
ı pocos cambios, la «causa» latina fue la importada en las princi-
ı pales lenguas vernáculas europeas.
Ya desde los comienzos del alienismo como profesión en Desde los tiempos de los griegos, «causa» se utilizó como un
Europa Occidental, sus practicantes se impusieron la tarea de concepto relacional, es decir, «sin la cual, otra cosa (llamada efec-
explicar y entender (y, más tarde, también tratar) la locura. Es- to) no podía existir»; pero fue Aristóteles quien estableció su sig-
tas actividades reflejaban expectativas socioeconómicas y debían nificado más duradero: «Denominamos causa a: a) aquello a par-
adaptarse a las definiciones y clasificaciones constantemente tir de lo cual (como material inmanente) una cosa existe; por
cambiantes del trastorno mental (así, por ejemplo, durante la ejemplo, el bronce de la estatua y la plata del platillo y las clases
mayor parte del siglo XIX las cinco denominadas nuevas neuro- que incluyen; b) la forma o patrón, es decir la fórmula de la esen-
sis y los trastornos de personalidad no entraban en el campo de cia y las clases que ésta incluye (p. ej., la relación 2:1 y el número
los alienistas), por lo que el significado de explicar y entender ha en general son causas de la octava) y las partes de la fórmula;
cambiado varias veces. Este capítulo se centra en la historia de c) aquello de lo cual el cambio o libertad de cambio empieza pri-
estos cambios. mero (p. ej., el hombre que ha deliberado es una causa y el padre
«Explicar y entender» la enfermedad se ha interpretado des- la causa del hijo y, en general, el hacedor es la causa de la cosa he-
de la época de los griegos (si no antes) como búsqueda de las cha, y el productor del cambio, del cambio en cuestión; d) el fin,
«causas» o «etiología». Sin embargo, el significado de «causa» ha es decir, aquello en virtud de lo cual una cosa es. Por ejemplo, la
cambiado desde los tiempos de Aristóteles, cuando la definió salud es la causa del caminar. ¿Por qué caminamos? Decimos: «a
como «formal, material, eficiente y final». Según la física del siglo fin de que podamos estar sanos» y hablando así creemos que he-
XVII, «causa» y «efecto» eran entidades ontológicamente estables mos expuesto la causa. Lo mismo sirve para todos los significados
que mantenían una relación. Para Newton, dicha relación (p. ej., que intervienen antes del fin, cuando algo más ha puesto en mar-
una bola de billar golpea a otra y «causa» que esta última se mue- cha el proceso (como adelgazarse o purgarse, o fármacos o ins-
va) sucedía en el contexto de un espacio vivo y era posible por la trumentos que intervienen antes de alcanzar la salud); porque
presencia de fuerzas desconocidas que incluían la voluntad divi- todos estos existen por el bien del fin, aunque se diferencian entre
na. La rápida importación de este concepto a la medicina funcio- sí en que unos son instrumentos y otros son acciones…» (Me-
nó bien porque los médicos compartían la visión newtoniana del taphysica, Libro V, pág. 1600).
mundo. Después de ser cuestionada por el concepto de enferme- Desde Aristóteles y hasta el siglo XVII, se reconocían cuatro
dad fisiológica durante la década de 1840, la visión lineal causa- tipos de causa: material, formal, eficiente y final; pero no todos
efecto experimentó un resurgimiento en la década de 1880 gracias se utilizan en el lenguaje médico actual. Dado que la noción de
al modelo de Koch de las «enfermedades infecciosas» y su visión Aristóteles de una «causa formal» es la más oscura de los cuatro
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de los agentes externos como «causas». tipos, también es una de las que menor riesgo corre de interpreta-
Durante el siglo XVIII se desarrollaron numerosas disciplinas ción anacrónica. Sin embargo, las nociones de causa material, efi-
(historia, sociología, psicología, economía, antropología) para ciente y final no son tan actuales como podrían parecer y el lector
estudiar al hombre y la sociedad, que en el siglo siguiente se no debería olvidar que sólo adquieren pleno significado en la fí-
convertirían en ciencias humanas. La idea newtoniana de causa sica aristotélica, que incluye la biología.
funcionó mal en medio de todo ello, y las ciencias humanas re- El debate en la cultura occidental radica en si: a) los cuatro
currieron a las razones, los significados y la hermenéutica. El significados son «realmente» diferentes; b) podrían funcionar

/sA/ Generalidades | 107 |


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G. E. Berrios
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mejor si se combinasen, y c) uno es más importante que los Razones


otros. Desde la revolución científica del siglo XVII y el desarrollo
ı
de los «modelos mecanicistas» del mundo, el tercer tipo de cau-
salidad (eficiente) se ha considerado el núcleo de la definición. ı
Por lo que respecta a este capítulo, no obstante, el tema es más Aunque en el lenguaje habitual se acepta ampliamente que las
específico en tanto la clasificación en cuatro tipos permite al his- «razones» proporcionan justificaciones adecuadas para diversas
toriador preguntar, por ejemplo, cuál de los cuatro sentidos de conductas humanas, la máquina semántica que hace posible di-
la «causalidad» aristotélica tenían en mente los médicos que en chas explicaciones permanece en gran parte sin examinar. Cice-
los primeros tiempos reivindicaron que la enfermedad mental rón utilizó la relación (ratio) para traducir del griego «razones,
estaba causada por «malos espíritus» o «demonios». La visión cálculos», etc., y bastante pronto fue usada por otros para tradu-
recibida es que seguían el sentido tercero; es decir, creían que cir del griego conocimiento, pensamiento, discurso, entendi-
eran objetos reales denominados demonios que causarían lo- miento, etc. Esta combinación de significados siempre ha sido
cura en algunos sujetos desafortunados. Entendida de este una plaga para el término. En la mayor parte de las lenguas ver-
modo, esta visión etiológica puede hoy día ser fácilmente ridi- náculas europeas, «razón» hace referencia a los aspectos ilativos
culizada y no ser tan apreciada como el modelo del «estrés». De (inferenciales) más que a los aspectos creativos o imaginativos del
hecho, el significado en cuestión es desconocido, y la investiga- intelecto.
ción podría demostrar que los médicos en aquel tiempo (y to- Desde épocas antiguas, las razones se han utilizado para justi-
dos ellos conocían bien a Aristóteles) tenían en mente el sentido ficar acciones (post facto) o explicar su origen. Al decir que yo
segundo, es decir, que «demonio» correspondía al «significado hago x a causa de y, se ofrece un camino de justificaciones de mi
formal» de locura. conducta, en tanto que: a) existe un contexto cultural y semánti-
De los cuatro tipos de causa (material, formal, eficiente y co en el cual y generalmente conduce a x, y b) no hay motivo para
final) sólo ha sobrevivido la tercera. En la primera mitad del si- creer que estoy haciendo trampa. Convencionalmente, las justi-
glo XVII, Galileo interpretó «eficiente» como resultante de las ficaciones de la conducta mediante «razones» se consideran acae-
leyes de la física general, y durante la segunda mitad del siglo cidas «después del suceso» y por tanto no son razones causales
Newton redefinió «causa» en términos de metáfora física («co- «adecuadas». La psiquiatría biológica todavía no ha tomado en
lisión entre dos objetos, como dos bolas de billar»). Esto hizo consideración la importancia de la distinción entre causas y ra-
cuantificable, predecible y reversible el concepto de causa, pero zones. Esto puede ser debido a que los filósofos de la mente no es-
también excluyó la mediación humana, es decir, lo convirtió tán plenamente de acuerdo con el campo semántico y lógico de
en inanimado. Esto hizo retomar los estudios del hombre du- estos conceptos, o al hecho de que explicar una acción o síntoma
rante los siglos XIX y XX, cuando los esfuerzos se encaminaron a humanos dando «razones» no encaja en el contexto mecanicista y
que las ciencias sociales remedaran las ciencias naturales. Las determinista de la neurobiología.
ciencias sociales se quedaron vacías de un sustancial compo- Dos factores (entre otros) pueden explicar esta privación de
nente semántico. Esto también afectó a la psiquiatría porque derechos a las razones: a) en la actualidad, la causalidad se entien-
el movimiento freudiano no fue más que un esfuerzo —aun- de en términos de leyes generales (no explicaciones idiosincráti-
que pudo haberlo logrado— para devolver a la psiquiatría bio- cas); b) la neurobiología de las «razones» sigue siendo oscura, y
lógica del siglo XIX el componente hermenéutico que necesita- no existe un manejo material ni orgánico con el que «convertir»
ba. A pesar de las críticas iniciales de Hume, el siglo XIX aceptó las razones en causas físicas «reales». El hecho de que la psiquia-
la visión newtoniana y pronto fue incorporada a la medicina y tría biológica haya aceptado alegremente estas circunstancias es
al alienismo. lamentable por dos motivos: muestra la ignorancia de un impor-
Desde la época de Cabanis y Griesinger, la psiquiatría bio- tante aspecto de la filosofía de acción y, al banalizar las razones
lógica ha estado colgada de la delgada esperanza de que la de- como potenciales «causas» de la conducta, ha negado a los pa-
mostración de una lesión en el cerebro en un paciente con en- cientes la oportunidad de desarrollar una teoría de los trastornos
fermedad mental fuera suficiente para elaborar una inferencia mentales completa.
«causa-efecto». Durante el siglo XIX, la «existencia» de tal unión Son necesarios reajustes para convertir las razones en «cau-
se asumió con tolerancia: por ejemplo, las lesiones post mor- sas» aceptables de la conducta humana (ya sea normal o anor-
tem eran consideradas, simpliciter, como la «causa» de la en- mal). Preocupa el tema de si las razones (como se cree de forma
fermedad, independientemente de la naturaleza y la edad de la generalizada en medicina, jurisprudencia y teoría moral) conlle-
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lesión, y del período en la vida del paciente en que se presenta- van «intencionalidad» y conocimiento consciente; en otra pala-
ba la enfermedad (es decir, no se requería «contemporanei- bras, si a fin de que la persona p reivindique que tiene la razón x
dad»). En la psiquiatría biológica actual se ha aceptado este para la conducta y, debe tener conocimiento pre facto de x y to-
principio. Sin embargo, sigue sin quedar claro cuál es el tipo mar después la decisión de que y es la mejor forma de acción. Esta
de contemporaneidad necesaria para que una «correlación» es- opinión es considerada estrecha por algunos: por ejemplo, según
tadística proporcione resultados válidos (se insiste en ello a el psicoanálisis sería sensato reinvindicar que «Juan ofrece tantos
continuación). regalos a María porque está enamorado de ella, aunque él no es

| 108 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c5/ Etiología en psiquiatría
ı

consciente de ello» (y también sensato para Juan decir lo mismo por la lesión. Todavía no hay evidencia al respecto, en tanto
post facto como una explicación de su generosa conducta). que la metodología en uso produce, en el mejor de los casos,
El término «intencionalidad» tiene por lo menos dos signifi- resultados tautológicos. Por ejemplo, la hipótesis sigue siendo
cados: uno psicológico, rescatado por Brentano, según el cual to- un factor importante en la elección de un punto caliente par-
dos los actos mentales, ex definitione tienen un contenido y están ticular en la neuroimagen.
«dirigidos a» algo; según el significado causal (más estrecho) usa- La investigación sobre las causas y razones de los síntomas y
do aquí, se refiere a la reivindicación de que «la intención» de em- trastornos mentales ha estado motivada con frecuencia por nece-
pezar (o inhibir) una acción es un componente necesario de la sidades terapéuticas, estéticas, morales y legales. Estas narraciones
definición de la verdadera conducta (algunos quieren incluir aquí están a punto de identificar razones o causas que son plausibles,
la conducta inconsciente). aceptables, convenientes, adecuadas, etc. Tendría poco sentido
La aplicación de este lenguaje a la psicopatología complica (porque no puede ser comprobado) denominar «verdaderas» a
las cosas. Por ejemplo, la reinvindicación de que un paciente tie- tales causas o razones. En el caso de la narración terapéutica, las
ne una «razón» para decir «oigo voces cuando no hay nadie a mi causas proveen a los clínicos de cláusulas de «escape» y son me-
alrededor» no debería ser rechazada sin más: a un nivel superfi- nos demandantes y personalizadoras que las razones. Por ejem-
cial, puede simplemente significar que está experimentando algu- plo, en el caso de una persona que genuinamente se vuelve de-
na cosa, «recibiendo una imagen» (el modelo de receptor «pasi- presiva y suicida debido a la erosión de los valores humanos lle-
vo»); a un nivel más profundo, puede significar que el paciente vada a cabo por la globalización y por todo lo que se ha alabado al
está participando (consciente o inconscientemente) en la «cons- individualismo, la mayor parte de los eruditos querrían reinter-
trucción» de su experiencia. pretar las «razones» del paciente para volverse depresivo (a tenor
Digamos que un paciente experimenta un rudimentario far- de algún argumento probabilístico) y ofrecer una «causa» en lu-
do de sensaciones (que en otro lugar hemos denominado «caldo gar de algo como «un trastorno cerebral estándar», etc., y por tan-
primigenio»). Puede escoger dar forma a su experiencia según to la solución no es cambiar la globalización sino administrar a
sus formatos culturales, negociación con su médico, sesgos per- los pacientes pastillas o terapia electroconvulsiva.
sonales, etc. (todos ellos factores extrínsecos al caldo primige- Podría argumentarse, por lo tanto, que hablar de «razones» es
nio) y acabar exponiéndolo como una voz, creencia extraña, demasiado impreciso, poco científico, personalizador, idiosincrá-
tristeza, ansiedad, sensación física o somatización, etc. Actual- sico, etc., y que en función de ello se llega a soluciones estúpidas o
mente, incluso si se acepta que el caldo primigenio siempre es no factibles (tales como cambiar la globalización). No obstante,
el resultado de una señal del cerebro (relacionada con una lesión éste no es un buen motivo para rechazar razones, especialmente
o disfunción), tendría poco sentido reclamar que dicha le- en manos de una profesión (la psiquiatría) tan entusiasta de la
sión ha «causado» (de forma exhaustiva o, incluso, parcialmente) la verdad, los derechos humanos, el individualismo y el realismo,
expresión verbal. Esto es así porque la evocación de la declara- puesto que el tema aquí no es si las razones profesadas por los
ción reside, conceptual y ontológicamente, muy lejos del caldo pacientes para su depresión conducían a consecuencias estúpidas,
primigenio. Una cascada de «razones y decisiones» ha interve- sino si eran «ciertas» o no.
nido entre la señal del cerebro y el síntoma formateado: a) la Según la visión (errónea) de que siempre son conscientes, las
causalidad atribuible a la lesión es árida y no específica; b) los «razones» han sido rechazadas como «estigmatizadoras», por
marcadores subsidiarios del estado del cerebro (p. ej., «cambio ejemplo, por hacer a los pacientes y sus familiares «responsables»
en el flujo sanguíneo») se correlacionarán (no específicamente) del trastorno mental. Así, se ha dicho que de acuerdo con el con-
con todas o alguna de las declaraciones; c) el formateado (es cepto de «madre esquizofrenógena», las madres acabarían sien-
decir, la construcción) del trastorno se ha guiado por las razones do acusadas de perjudicar «intencionadamente» a sus hijos. Esto
más que por la lesión; d) los factores personales parecen esen- es un error porque una adecuada teoría de «razones» no conlle-
ciales en la formación de los síntomas mentales, y e) lo que hace va «intención consciente»; efectivamente, desde antes de Freud
de las «alucinaciones» el «mismo» síntoma (como cuando es re- se han realizado esfuerzos para construir espacios psicológicos
ferido por diferentes pacientes) no es el hecho de que todas las (inconsciente, preconsciente, no consciente, implícito, tácito,
alucinaciones se originen en la misma localización en el cerebro, encubierto, etc.) donde las razones puedan funcionar tranquila-
sino el hecho de que los pacientes han dado forma a diversos mente.
caldos primigenios (probablemente originados en diferentes
partes del cerebro) mediante las mismas rutinas de formateo.
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Parece, por tanto, que las razones necesiten ser incorporadas a Modelos etiológicos
las justificaciones causales del trastorno mental. La psiquiatría
biológica ha tratado este grave problema complementando el
y trastorno mental
modelo de causa-efecto con un modelo de mosaico del cere- ı
bro, según el cual cada pieza del mosaico está especializada, de ı
ahí que la especificidad del síntoma mental esté determinada, al Las opiniones actuales respecto a la etiología de los trastor-
inicio, por cualquier tipo de mosaico que pueda resultar herido nos mentales se desarrollaron por primera vez en el siglo XIX

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G. E. Berrios
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y desde entonces no ha aparecido gran cosa nueva o intere- Habiendo cambiado la carga de la causalidad desde las cau-
sante. sas externas a un «mecanismo internalizado», Battie acudió des-
Sujeta a las limitaciones impuestas por el trabajo de Hume, la pués a Hartley: «ahora, como nadie, sea quien sea, es capaz de
corriente de la causa «eficiente» permaneció como estándar has- crear sensación como consecuencia de su movimiento e impulso,
ta 1800; en los círculos médicos, sin embargo, la opinión del «me- sin presionar sobre el nervio afectado por dicho impulso; por lo
canismo internalizado» siguió ganando terreno, particularmente tanto la presión de la sustancia medular contenida en los filamen-
entre aquellos que habían reemplazado la antigua explicación tos nerviosos se aproxima más a la causa inmediata de sensación,
química por los nuevos modelos del sistema nervioso. El princi- que el movimiento y el impulso de un objeto externo». De este
pal de estos últimos fue la opinión de que la fisiología cerebral se modo, la locura surge «del estado de malas condiciones (sic) del
basaba en patrones de «vibraciones» en las fibras de los nervios propio nervio, por lo cual éste se hace responsable de estar de-
(a nivel medular). Hartley y Battie son buenos ejemplos de un masiado afectado por la acción habitual de tales objetos exter-
pensador y un médico (respectivamente) que continuaron apli- nos… este estado de malas condiciones del nervio puede ser in-
cando estas ideas a la etiología del trastorno mental. herente a la adecuada y desconocida constitución interna de la
David Hartley (1705-1757) era un filósofo de la mente y sustancia medular».
hombre de práctica médica; formado en Cambridge, no existen Tanto las «causas eficientes» como el «mecanismo interna-
pruebas de que alcanzara su licenciatura médica. Su principal pu- lizado» fueron ampliamente discutidos en la psiquiatría del si-
blicación, Observations on Man (1749), unió la psicología asocia- glo XIX, pero hacia la década de 1850 se produjo un cambio a
cionista y la fisiología especulativa en una justificación global de la favor de este último. Esto no quiere decir que se abandonaran
naturaleza humana que ha sido de gran influencia, especialmen- las causas eficientes. Eran y no podían por entonces ser una
te después de que fuera divulgada (salvo la teoría de las vibracio- parte estructural de las notas de casos, el documento médico
nes) por Joseph Priestley (1733-1804). narrativo y retórico por excelencia. Por ello, los tratados de psi-
Para explicar el desarrollo de los trastornos mentales, Hartley quiatría continuaron elaborando listas de «causas eficientes»
utilizó un modelo de «mecanismo internalizado». En el delirio or- (es decir, los sucesos que preceden al inicio de la enfermedad),
gánico, por ejemplo, tanto el discurso incoherente como las aluci- mientras que los autores mostraban un creciente interés en los
naciones auditivas son el resultado de «las vibraciones excitadas «sucesos cerebrales» subyacentes a la enfermedad. Como con-
por la destemplanza en las partes del cerebro que corresponden a los secuencia, las listas de «antecedentes» se convirtieron en asun-
nervios auditivos, o en partes todavía más internas y, consecuente- tos estereotipados y repetitivos y, lo que es más grave, la causas
mente, los asentamientos de las ideas puramente intelectuales, pro- remotas se volvieron menos interesantes para los investigado-
ducen por su influencia asociada sobre los órganos del habla… Pa- res y clínicos.
rece probable que las personas que deliran tengan tales asociacio- ı
nes impuestas sobre la vista a partir de causas internas…». Y más ı
tarde, al explicar la melancolía: «la causa próxima de la melancolía es «causas eficientes» en el siglo XIX
una irritabilidad de la sustancia medular del cerebro, disponiendo a ı
éste en ocasiones insignificantes a que tales vibraciones entren en los El hecho de que los alienistas continuaran escribiendo sobre
límites del dolor» (en cursiva en el original) (v. Hartley, 1834). las causas eficientes requiere una explicación. Se comentarán bre-
William Battie (1703-1776), un clasicista y médico formado vemente tres motivos para ello: la influencia de Hume, el creci-
en Cambridge, practicó medicina en Londres y se interesó en los miento del pensamiento historicista y el impacto de la teoría de
trastornos mentales. Como primer director médico del St. Luke’s la evolución.
Hospital for Lunaticks de Londres (que él mismo había funda- ı
do en 1751), ganó experiencia práctica en el tratamiento de los ı
trastornos mentales y pudo formar a jóvenes doctores. el legado de Hume
Las opiniones de Battie se basaban en la «teoría de la vibra- ı
ción» de Hartley. Después de examinar la causalidad de Hume El ataque de Hume a la validez epistemológica de las «causas
(denominada por Battie «causas remotas o externas»), escribió: eficientes» estableció dos requisitos lógicos para las futuras apli-
«Pero, puesto que los objetos externos del sentido, por forzosa caciones del modelo: a) que causa y efecto fueran entidades dife-
que pueda ser su aplicación, no siempre y en todos los cuerpos rentes, y b) que la primera tuviera lugar antes que la última: «una
animales crean visión, etc., y además, como las mismas propias causa es un objeto precedente y contiguo a otro y de tal modo
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percepciones surgen a veces, por lo menos en los sujetos con tras- unido a ello, que la idea de uno determina que la mente se forme
tornos, sin ningún objeto externo que realmente los afecte; es im- una idea del otro y la impresión de uno la determine a formar una
posible salvo que cada objeto externo sea simplemente acciden- idea más vívida del otro». Esta «visión en serie» de la causalidad
tal y de ninguna manera la causa suficiente o necesaria de su tal rigió el trabajo de numerosos alienistas que escribieron durante la
efecto nervioso: cuya causa suficiente y necesaria es por tanto in- primera mitad del siglo XIX (p. ej., Pinel, Heinroth, Bayle, Pri-
terna, es decir, es inherente a la propia estructura y contribución chard, Esquirol, Georget, Feuchtersleben, Morel y Griesinger), y
de la propia sustancia nerviosa…». sus opiniones se exponen más adelante.

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historicismo En resumen, poniendo énfasis en todo lo anterior, el análisis


ı longitudinal y el tiempo histórico, el historicismo y el evolucionis-
El historicismo es, ante todo y principalmente, una actitud mo del siglo XIX se convirtieron en buenos aliados del concepto de
epistemológica. Creció durante el siglo XIX a partir de una «toma las «causas eficientes». En efecto, los clínicos que siguieron elabo-
de conciencia del pasado», del hecho de que las cosas previas a rando listas de antecedentes como explicaciones de la enfermedad
aquel período habían sido diferentes de lo que son ahora. Esto mental se sintieron apoyados en su opinión de que ésta era algo
llevó a la búsqueda tanto de cosas comunes o continuidades (la más que una simple contigüidad de Hume.
búsqueda de la estabilidad) como de las diferencias, singularida- De todos modos, el hecho de que durante la segunda mitad
des y aspectos únicos de sucesos específicos. Puede decirse que el del siglo XIX hubiera, comparativamente, menos interés por las
historicismo está más relacionado con la búsqueda de las dife- «causas eficientes» que por los «mecanismos internalizados» re-
rencias. Escritores como Vico, Herder, Ranke, Dilthey, Marx, quiere explicación.
Troeltsch, Croce, Heidegger, Ortega y Gasset, Collingwood o En este sentido, los datos históricos sugieren que los alienistas
Mannheim puede decirse que han mantenido un «enfoque his- estaban bajo dos tipos de presión. Por un lado, la opinión de
toricista». El estudio de sus opiniones va más allá de las posibili- Hume dictaba que «la evidencia» de la unión «casual» de suceso y
dades de este capítulo, que sólo precisa centrarse en el modo en enfermedad tiene que considerarse de naturaleza probabilística e
que el historicismo afectó al concepto de la causalidad eficiente inductiva. En la práctica, esto significó que un gran número de
en el siglo XIX. grupos de pacientes necesitó ser observado antes de que cualquier
Para entender el modo en que el historicismo afectó la con- suceso vital (suceso remoto) pudiera convertirse en candidato.
ceptualización de las causas eficientes, necesitamos distinguir pri- No obstante, el análisis de tales datos requería técnicas metodo-
mero sus dos versiones principales. Según el «historicismo antro- lógicas y estadísticas que no estaban plenamente disponibles en el
pológico», tener «historicidad» (Geschichtlichkeit) es un rasgo que siglo XIX. Durante este período, los alienistas estuvieron mucho
sólo puede estar basado en los seres humanos. Según el «histori- más equipados para investigar cerebros (es decir, mecanismos in-
cismo cosmológico», la propia naturaleza y el cosmos entero tie- ternalizados). Por otro lado, el historicismo antropológico y on-
nen una historia específica cuyo conocimiento es esencial para tológico sugería que lo que relacionaba los sucesos con la enfer-
su comprensión. Esto último ha sido interpretado de dos mane- medad eran los significados, símbolos y las restantes estructuras
ras: como que la historia proporciona simplemente el marco con- más profundas que rigen la vida social. El descubrimiento de es-
ceptual (o epistema) en relación al cual se interpreta todo (es de- tas relaciones requería herramientas distintas de la estadística y
cir, «historicismo epistemológico») y como una fuerza creativa grupos más grandes: necesitaba el desarrollo de modelos cultu-
(«historicismo ontológico»). Los alienistas del siglo XIX utiliza- rales y psicodinámicos para unir las generalidades de la historia a
ron tanto el historicismo «antropológico» como el «epistemoló- la experiencia individual. Estas necesidades dieron lugar a los mo-
gico» en su nuevo análisis de las «causas eficientes». delos de «Erlebnis y Verstehen» de historicismo (p. ej., Dilthey) y a
ı los modelos psicodinámicos (p. ej., Freud y seguidores). Es el
ı momento de describir brevemente el trabajo de los alienistas de la
evolucionismo primera mitad del siglo XIX que contribuyeron al modelo de las
ı «causas eficientes».
Mannheim afirmó una vez que «el evolucionismo fue la pri- ı
mera manifestación del historicismo moderno». Sin embargo, el ı
evolucionismo ha cambiado de significado desde el siglo XVIII; escritos sobre las causas eficientes
por ejemplo al principio «evolución» no implicaba el desarrollo a (causalidad diacrónica)
lo largo del «tiempo». Fue en la primera mitad del siglo XIX cuan- ı
do por primera vez Lyell relacionó la «evolución» con el «tiem- Las opiniones de Philippe Pinel (1745-1826) sobre la etiología
po», creyendo que había sido Lamarck quien había inicialmente de la enfermedad mental suenan a modernidad e incluso son sus-
«introducido el elemento del tiempo en la definición de una es- ceptibles de interpretación anacrónica. Combinó, a menudo de
pecie». forma desafortunada, tres estructuras conceptuales incompati-
Si bien no fueron los primeros en sugerir que los organismos bles: una versión condillaceana de Locke (de la cual intentaba es-
podían «cambiar» (evolucionar) de generación en generación, capar a propósito), Cabanis (cuyas ideas respecto a la relación
Wallace y Darwin fueron los primeros en proponer un mecanis- entre cerebro y conducta se propuso seguir) y el espiritualismo
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mo a través del cual tales cambios se producían y acumulaban. voluntario de Maine de Biran. Esta mezcla explica tanto el aspec-
Escritores previos, como Lamarck, habían aceptado la idea de «la to moderno de sus ideas como sus contradictorias opiniones so-
variación de las especies», aun cuando significaba negar la doc- bre la etiología psiquiátrica.
trina de «la creación especial». Lamarck, no obstante, también De acuerdo con Bercherie, Pinel gustaba de aceptar (si-
creía que la «variación» giraría en torno a un «principio de per- guiendo a Cabanis) que la mente dependía del cerebro y, por
fección» idealizado que se expresaba a sí mismo en los hábitos y tanto, los trastornos mentales eran el resultado de una disfun-
«la buena voluntad» de los organismos. ción cerebral. Para explicar el modo en que los órganos enfer-

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G. E. Berrios
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mos de cualquier parte del organismo afectaban indirectamen- que causa y efecto se mezclaban en uno, se hizo importante tanto
te el cerebro y provocaban el trastorno mental, Pinel hizo un para los modelos de «mecanismos internalizados» como para el
uso libre del mecanismo de «simpatía». Esto le permitió reunir psicoanálisis.
una larga lista de causas putativas de enfermedad mental. Sus El informe de A. L. J. Bayle (1799-1858) en 1822 sobre 6 pa-
opiniones etiológicas eran, pues, una combinación de «causas cientes que presentaban una combinación de «aracnoiditis cróni-
eficientes» tradicionales y unas pocas pinceladas de «mecanis- ca» y «frenitis sintomática» ha sido considerado por muchos
mos internalizados». como el inicio de la neuropsiquiatría en Francia, es decir, de la
Los textos psiquiátricos de J. C. Heinroth (1773-1843) supo- opinión de que todos los trastornos psiquiátricos tenían una
nen sólo un pequeño porcentaje de los 31 libros que publicó a lo «etiología orgánica». En su discurso original, Bayle no expuso su
largo de su vida. Aun siendo profundamente religioso, sus opi- conclusión, aunque después de la muerte de Antoine Royer-Co-
niones psiquiátricas reflejan las grandes ideologías de su tiempo, llard (su mentor) escribió: «la mayor parte de los trastornos men-
en particular las de Hegel, y por tanto difieren de las de sus con- tales están causados por una inflamación crónica y primaria de las
temporáneos médicos (que tendían a seguir a Kant o a Locke): membranas del cerebro». En 1826, Bayle tenía tan pocas pruebas
«Cualquier fenómeno natural, cualquier cosa condicional, está de su afirmación como de la reinvidicación más específica de que
sujeto a ciertas condiciones y existe a través de ellas; estas condi- «la inflamación empezaba en las membranas y de allí se extendía
ciones se denominan elementos. Nuestra tarea inmediata consiste (secundariamente) a la corteza cerebral».
en entender los numerosos elementos que alteran el alma y defi- Sin embargo, debido al mito que surgió de su contribución,
nirlos en todas sus variedades». las opiniones de Bayle sobre la «causalidad» siguen siendo histó-
Respecto a la causalidad, Heinroth escribió: «La palabra “cau- ricamente importantes. Creía, por ejemplo, que «la meningitis
sa” (a diferencia del concepto “causa”, que ni siquiera era conoci- crónica que he descrito es una enfermedad primaria, totalmente
do hasta entonces), se ha utilizado de forma equivocada para re- diferente de la aracnoiditis aguda o de la forma crónica de esta úl-
ferirse a diferentes momentos o condiciones —a menor escala, tima. El término crónica sólo se ha utilizado para poner énfasis
los diferentes elementos— de los estados patológicos; por lo tan- en su duración y curso lento».
to, se han incluido en el listado tantas causas como elementos se La meningitis crónica era el resultado de tres tipos de causas:
han encontrado o creído encontrar. Nuestro rico lenguaje ale- «predisponentes, ocasionales y eficientes (o proximales)». Las
mán, creado para el uso de los filósofos, debería prescindir de la primeras incluían el género (varón), la edad (ni demasiado joven
palabra “causa” (Ursache: objeto arch) en toda investigación cien- ni demasiado viejo), el temperamento (sanguíneo), la profesión
tífica, dado que esta palabra es autocontradictoria.» (militar), la herencia, la insolación, los golpes en la cabeza, el
Y esto es así porque: «Un objeto es una cosa: y no existen co- abuso de alcohol, el estilo de vida (sedentario), las enfermeda-
sas primarias (arch) (por tanto, no existe un objeto primario) des venéreas, la hipertrofia cardíaca de cavidades izquierdas, la
porque lo primario es aquello que es incondicional (absoluto) supresión del sangrado hemorroidal (sic), los antecedentes de
(das Unbedingte: lo “no hecho cosa”): el espíritu. (De lo que se enfermedad mental, y disgustos y frustraciones.
deduce que ningún objeto, incluida la locura, puede ser prima- Entre la lista de «causas eficientes» Bayle incluyó la «conges-
rio.) Todavía es menos permisible hablar de causas (en plural) de tión cerebral» que él consideraba una vía común final. La consi-
una cosa o una manifestación, dado que una cosa es producida deración de un estado fisiopatológico como una «causa» eficien-
sólo por la totalidad de sus condiciones; es decir, la cosa o natu- te puede parecer extraña a un lector del siglo XX. Pero es un hecho
raleza de lo mismo, es la propia causa. Es solamente en su signi- histórico que la fisiología, como mediador conceptual entre la
ficado relativo que la palabra “causa” (Ursache) tiene sentido, anatomía y la conducta, todavía no se había desarrollado por
en que describe la cosa en relación con la totalidad de sus condicio- completo durante la década de 1820. Esto condujo a Bayle, como
nes. De ahí que una simple condición, un único elemento de una a Rostan, a concebir la «congestión» como un tipo de estado ce-
cosa o de una manifestación, no debería ser denominado como rebral independiente. Podría decirse, plausiblemente, que esta
causa» (el destacado es mío). nueva definición de causalidad era otro factor para el desarrollo,
Pero Heinroth da la impresión solamente de rechazar las cau- durante la segunda mitad del siglo, de la noción de causalidad de
sas eficientes convencionales a favor de alguna forma de meca- «mecanismo internalizado».
nismo internalizado. De hecho, Heinroth sigue estrechamente a Cuando Wilhelm Griesinger (1817-1868) escribió su ma-
Hegel: «Una cosa es una totalidad en la que convergen todas las nual a mediados del siglo XIX, el lenguaje médico y psiquiátrico
determinaciones de razón y existencia… tales determinaciones habitual estaba bajo la influencia de Claude Bernard. Griesinger
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son variadas pero reflejan la propia cosa». En palabras más claras, dedicó un capítulo a las «causas de la locura» (una introducción
«sustancia es causa (Ursache) en tanto, en su camino a su acci- conceptual); un segundo a las «causas predisponentes» (general
dentalidad, se refleja sobre sí misma, permaneciendo así la cosa y especial), y un tercero a los «modos de actuación de las causas»
original… Causa es finita y se identifica con el efecto: la lluvia (psíquico, mixto y orgánico). Notables por el detalle, la erudi-
(causa) provoca humedad (efecto) pero ambas son la misma cosa: ción y el sentido común, estos capítulos son un excelente com-
agua» (el destacado es mío). Durante la segunda mitad del siglo pendio del estado del concepto de causalidad en la psiquiatría de
XIX, esta compleja y multideterminada visión de la causalidad, en mediados del siglo XIX.

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Según Griesinger, «como causas principales tanto en patolo- temporal y estadística fiable: «Una influencia de la causalidad
gía mental como general se entienden todas las diferentes clases puede atribuirse de forma natural con la mayor certeza a aquellas
de circunstancias a las que puede adscribirse una influencia so- circunstancias cuyo modo de acción pueda seguirse con clari-
bre el desarrollo de la enfermedad, si bien su modo de conexión dad y cuyos efectos, por lo tanto, puedan ser considerados como
pueda mostrarse de muy variada forma. Las causas comprenden, necesidades fisiológicas; o, cuando no sea éste el caso, a aquellas
por un lado, las circunstancias externas (nacionalidad, clima, es- cuya influencia se establece por una estadística fiable. Una afec-
tación del año) bajo cuya influencia suele observarse la locura, ción gástrica leve, las hemorroides o una erupción cutánea tran-
con mayor o menor frecuencia; por otro lado incluyen ciertas le- sitoria no pueden ser consideradas causas, por ejemplo, porque
siones externas (insolación, heridas en la cabeza) de las cuales la ninguna estadística garantiza la opinión, porque no existe una
locura suele ser una consecuencia; por último, abarca ciertos es- conexión visible entre estas afecciones y la locura, ni con su gra-
tados internos que dependen del propio organismo (predisposi- vedad o naturaleza.» En otras palabras, los alienistas deben re-
ción hereditaria, enfermedad previa u otras alteraciones generales currir a la buena y antigua causalidad de Hume. Griesinger, un
de los mecanismos orgánicos, tales como enfermedad pulmonar, realista, concluye: «En algunos casos todos los datos etiológicos
de los órganos generales, etc.) que sabemos por experiencia que finalmente fallan y la locura se produce gradualmente, como
influyen en el desarrollo de la locura». En otras palabras, Grie- muchas otras enfermedades crónicas, a partir de influencias to-
singer creía que una completa justificación etiológica de un deter- talmente desconocidas…»
minado trastorno mental incluía una combinación de «causali- ı
dad diacrónica, antecedente o eficiente» con el conocimiento de ı
los «mecanismos internalizados». «mecanismos causales internalizados»
Con un toque de patriotismo, Griesinger afirmó: «los psi- en el siglo XIX
cólogos alemanes reivindican el mérito de haber entendido ı
siempre la etiología y patogenia de la locura de una forma más factores de difusión
completa y correcta y de haberla elaborado de modo más satis- ı
factorio que la escuela francesa. Mientras que esta última, en El predominio de los mecanismos internalizados como expli-
parte incluso en épocas recientes (Moreau de Jonnès [sic], Brie- caciones causales durante la segunda mitad del siglo XIX requiere
rre, Parchappe), aún se adhiere a las tablas abstractas de causas una explicación. Es el resultado de factores positivos (es decir, que
físicas y morales, en las que embriaguez, epilepsia, ambición, contribuyen a su expansión) y factores negativos (que restan im-
prostitución, política, pérdida de fortuna y otras están valora- portancia al valor de las causas eficientes).
das con la misma importancia, los psicólogos alemanes (Hein- Entre los factores positivos deben citarse los siguientes: a) el
roth y Ideler por el lado psíquico; Bergman, Flemming, Jacobi, rápido incremento durante el siglo XIX del conocimiento sobre la
Jessen, Nasse, Zeller y otros, en parte con mayor fijación en las estructura y organización del cerebro; b) el desarrollo de nuevas
causas orgánicas) han insistido durante mucho tiempo en la in- teorías sobre la relación entre cerebro y mente, y c) el predominio,
vestigación de las causas en cada caso individual; y nuestra en la psiquiatría académica, de los conceptos relacionados con la
intención ha sido considerar más cuidadosamente todas las cir- enfermedad sobre los conceptos relacionados con la persona en
cunstancias, en sus diversas conexiones, que pueden incluir el la enfermedad mental. Entre los factores negativos destacaban:
desarrollo del estado patológico». a) el reto de la causalidad probabilística (a través de las opiniones
La cuestión surge, no obstante, respecto a cómo estas causas de Claude Bernard, v. antes); b) la ausencia de modelos multiva-
pueden identificarse a nivel individual. Griesinger creía que «la riantes para manejar las interacciones entre las causas eficientes, y
encuesta en la anamnesis del caso debería englobar todos los an- c) el cambio general desde la historia a la estructura (de la dia-
tecedentes corporales y mentales del individuo. Debe empezar ab cronía a la sincronía) que se produjo hacia el final del siglo. El
ovo, efectivamente desde las primeras generaciones —predispo- cambio no fue, por supuesto, único en psiquiatría. Cambios si-
sición familiar— y seguir el rastro pormenorizado de los de- milares sucedieron en otros campos, por ejemplo en lingüística,
sarrollos corporales, el habitual estado de salud, la naturaleza de donde las justificaciones históricas (diacrónicas) sobre el origen
las enfermedades de las que es sujeto el paciente y aquellas que ya del lenguaje fueron desacreditadas y rápidamente reemplazadas
padece». por el análisis (sincrónico) de la estructura del lenguaje.
Pero este tipo de anamnesis tan exhaustiva dejaría al alienis- Ni que decir tiene que los cambios antes enumerados no hi-
ta con una enorme cantidad de datos. Un método para organizar cieron que los alienistas rechazaran la causalidad diacrónica en
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una narración etiológica e identificar factores específicos consis- conjunto, pero les llevaron a mostrar un creciente interés por la
te en ir guiado por la teoría. Pero existen teorías y teorías, y Grie- «estructura interna o mecanismos». Es éste, ciertamente, el caso
singer advierte contra el «modo francés»: «Debemos esforzar- con los formadores de opinión como Meynert, Jackson, Wernic-
nos por todos los medios en mantener la mente no sesgada por ke y von Monakow. En general, los psiquiatras académicos eran
una u otra teoría, y de la preferencia unilateral de una o de de- más partidarios de la opinión del mecanismo internalizado que
terminadas series de causas; por ejemplo, la somática o la men- los psiquiatras de los manicomios, y ésta era otra razón más para
tal.» En lugar de esto deben utilizarse dos criterios: asociación ellos sobre la que discutir.

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G. E. Berrios
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Dado que no existe evidencia de que los modelos etiológicos La similitud superficial entre el lenguaje de Meynert y el pen-
actuales sean estructuralmente más avanzados que los discuti- samiento neurocientífico actual ha llevado a algunos a conside-
dos durante el siglo XIX, no se va a comentar nada sobre la teoría rarlo un precursor. No obstante, la reinvindicación general de
etiológica en psiquiatría durante la segunda mitad del siglo XX. que los trastornos mentales eran «trastornos del cerebro» o que
A menudo no nos damos cuenta de que la investigación etioló- «el flujo sanguíneo es importante para la función cerebral» signi-
gica mediante técnicas modernas (p. ej., tomografía por emisión fican poco salvo que estén anclados en una teoría fisiopatológica.
de positrones o neurogenética) todavía se basa en asunciones A este respecto, es sensato recordar que en la época de Meynert
lineales y anticuadas. Los investigadores actuales han aprove- el concepto pleno de «neurona» todavía no se había desarrollado,
chado poco de las lecciones de la historia, y han hecho caso omi- o que su creencia en la psicología asociacionista no tiene un equi-
so de las propuestas conceptuales de Meynert, Jackson y von valente en la neurofilosofía actual. Por otro lado, en sus opiniones
Monakow. neurocientíficas (como las actuales): a) incluía metáforas y otras
ı técnicas disuasorias dedicadas a crear un espejismo de la «verdad
ı absoluta»; b) consiguió coherencia al incorporar asunciones es-
escritos sobre los mecanismos internalizados condidas que en principio no podían ser probadas experimental-
como causas (causalidad sincrónica) mente, y c) sacaba partido de la creencia —moderna en su tiem-
ı po— de que las neurociencias por sí solas iban a resolver todos
Los alienistas, a cuyo trabajo nos hemos referido antes, eran los problemas de la psiquiatría.
representativos del enfoque convencional de «causalidad eficien- Más que cualquier otro de los alienistas mencionados en este
te», es decir, identificaban como «causas» de trastorno mental su- capítulo, Meynert desestimó los efectos causales externos de la lo-
cesos que ocurrían externos al paciente y antes del inicio de su en- cura (ya fueran predisponentes o eficientes) a favor de los meca-
fermedad. Vamos a describir, brevemente, el trabajo de aquellos nismos internalizados (causalidad sincrónica). Una razón para
escritores de finales del siglo XIX que mantenían la opinión de que ello pudo ser que sus ideas etiológicas eran el punto de conver-
(además de dichos sucesos) los «mecanismos internalizados» gencia de tres procesos, todos iniciados a principios del siglo XIX:
eran las verdaderas causas de la enfermedad. a) una reductio ad absurdum del antiguo criterio de Cabanis de
Durante la segunda mitad del siglo XIX, el concepto de me- que el cerebro segregaba pensamientos como el hígado bilis; b)
canismo fue cambiando rápidamente, sobre todo en el contexto una aceptación resignada del hecho de que en el campo de la en-
de la biología y la medicina, donde fue definido como «el modo fermedad mental, el modelo anatomoclínico tenía que funcionar
en que se realizan un acto o una serie de actos, como el meca- sin una fisiopatología ni una semántica, y c) la redefinición del
nismo de la respiración o el del parto». La decadencia del vitalis- concepto de «causalidad», que a partir de la mitad del siglo empe-
mo, es decir, de la opinión de que la vida era el resultado de la zó a ser interpretado como «mecanismo». Respecto a esto último,
interacción entre mecanismos orgánicos más la presencia de al- se ha reivindicado correctamente que «el sistema explicativo de
gún inefable principio organizativo, también condujo a los pen- Meynert no pretende realmente establecer una relación causa-
sadores a considerar los «mecanismos» como el objetivo final de efecto… simplemente establece el modo en que aparecen los fe-
la investigación: «Mecanismo es la opinión de que cada aconte- nómenos psicológicos a medida que el cerebro cambia su estruc-
cimiento biológico es un patrón de sucesos no biológicos.» Esta tura y función. La cruz de esta doctrina fue que, en oposición a
actitud se vio reforzada por el establecimiento de la anatomía y la Griesinger, en cuya teoría había dos grupos separados de fenó-
fisiología como las ciencias explicativas fundamentales en la in- menos, físicos y psicológicos, Meynert consideraba que todos es-
vestigación cerebral. Ésta es una de las razones por las que, en tos fenómenos y significados eran exactamente lo mismo, de
aquel tiempo, los términos «mecanismo» y «proceso» eran usa- modo que no tenía que explicar en absoluto la manera en que lo
dos como sinónimos. psicológico nacía de lo físico».
Aunque nacido en Dresde, Theodor Meynert (1833-1892) Hughlings Jackson (1835-1911) fue un neurólogo inglés cu-
pasó la mayor parte de su vida académica en Viena, donde fue yas ideas sobre la enfermedad mental, basadas en especulaciones
Catedrático de Psiquiatría. Hombre artístico, con una inclinación surgidas de la observación de casos de epilepsia, déficit del len-
hacia la poesía y la música, desarrolló una opinión sobre la enfer- guaje y accidente vascular cerebral, tuvo una gran influencia en
medad mental basada en las siguientes asunciones: a) todos los la psiquiatría y psicología continental a finales del siglo XIX. Que-
procesos psicológicos tenían una base orgánica (apoyando una da por explicar por qué tuvo tan poca influencia en la psiquiatría
forma primitiva de «materialismo eliminatorio»); b) el cerebro británica.
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estaba organizado en función de arcos reflejos (tanto innatos Jackson no creía en la existencia de trastornos «mentales»
como adquiridos); c) las vías de asociación eran cruciales para el como fenómeno «psicológico»: «En cada demencia existe una al-
funcionamiento del cerebro humano, dado que coordinaban y al- teración mórbida en más o menos de los centros cerebrales supe-
macenaban información conectando zonas corticales y subcorti- riores o, lo que es sinónimo, del más alto nivel de evolución del
cales, y d) el flujo sanguíneo tenía un efecto crucial sobre la regu- subsistema cerebral, o un nuevo sinónimo, del sustrato anatómi-
lación de la función cerebral. Estas ideas influyeron sobre Freud co o base física de la conciencia.» Las lesiones anatómicas (diso-
y Wernicke (v. más adelante). luciones) conducen a la desaparición de la función (síntomas ne-

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gativos) y también a la liberación de la función en otras estructu- ropsiquiatría es un subcampo de la biología, los autores impor-
ras (síntomas positivos). taron a la neuropsiquiatría las nociones de «localización crono-
Según Jackson, las diferencias entre las demencias podrían ex- genética» y «diacrisis».
plicarse en términos de cuatro factores: a) las profundidades de la Tomado de Semon, el concepto de localización cronogené-
disolución de los centros nerviosos superiores; b) el tipo de per- tica introduce el tiempo como parámetro crucial en todos los
sona que sufre la disolución; c) la velocidad de disolución, y d) el fenómenos neuropsiquiátricos. Las funciones (p. ej., el movi-
estado corporal de la persona que sufre la disolución. De estos miento) son procesos que, como la música, se desdoblan según
cuatro factores de las demencias, sólo el segundo no puede ser una «melodía cinética» específica. Por esto, sería un error in-
considerado representante de mecanismos «sincrónicos», es de- tentar localizar los procesos (es decir, las funciones cerebrales)
cir, procesos fisiológicos que cuando actúan al unísono determi- en términos de puntos específicos cerebrales (p. ej., sólo espa-
nan la expresión de un tipo particular de trastorno mental. Es cio). Actualmente, dado que la mayoría de los trastornos psi-
bastante interesante el hecho de que Jackson se olvidó del estu- quiátricos se consideran resultantes de una disfunción cerebral,
dio del segundo factor, es decir, del «tipo de persona que sufre la se desprende que sería igualmente erróneo intentar localizar los
disolución» y, por tanto, el único factor que puede incluir sucesos síntomas en direcciones cerebrales específicas. Influidos por
históricos (es decir, causalidad externa o eficiente convencional). Jackson, von Monakow y Mourgue creían que la localización
Por su aguda originalidad intelectual, elegancia y sensibili- cronogenética era una adquisición tardía en la evolución tem-
dad clínica, Karl Wernicke (1848-1905) debe ser considerado uno poral, de ahí que la vieran como un mecanismo complejo pero
de los psiquiatras más importantes de finales del siglo XIX. Su di- inestable.
versidad y profundidad de pensamiento eran tales que, si no hu- Una de las implicaciones del concepto de localización cro-
biera fallecido joven en un extraño accidente, la psiquiatría viviría nogenética es que tanto los estudios transversales como los es-
ahora en un «mundo wernickiano», y sus opiniones sobre la cla- tudios longitudinales tradicionales (como colecciones de instan-
sificación, la generación de los síntomas mentales y la relación en- táneas transversales) eran inadecuados para captar los síntomas
tre cerebro y conducta exhibirían la verosimilitud tipo Gospel neuropsiquiátricos. Estos últimos —insistían von Monakow y
actualmente otorgada al trabajo de Kraepelin. Mourgue— tenían que ser observados a medida que se de-
Desde la perspectiva de la psiquiatría, las contribuciones más sarrollaban en el tiempo según su propia melodía cinética; por
importantes de Wernicke son tres: a) un modelo para englobar ejemplo, una alucinación sólo se entiende plenamente cuando
todas las enfermedades relacionadas con el cerebro (ya fueran de- se estudia todo un «símbolo» o episodio alucinatorio, que pue-
nominadas psiquiátricas o neurológicas); b) el desarrollo de un de durar minutos u horas. Además de sus «rasgos transver-
modelo fisiopatológico para mediar entre el cerebro y la conducta, sales» convencionales, un episodio de este tipo incluye infor-
hasta entonces ausente de la psiquiatría (abarcando desde el tra- mación longitudinal real, como modulaciones de intensidad,
bajo de Kraepelin), y c) la introducción del primer enfoque «neu- cambios de imaginería y emociones acompañantes, que sólo
ropsicológico» a los síntomas mentales. pueden tener sentido cuando se integran en una dimensión
El núcleo del modelo de Wernicke era la idea de que el cere- temporal. Desde un punto de vista etiológico, el conocimiento
bro del hombre estaba dotado de un sistema de fibras de pro- de estas variables longitudinales puede, en efecto, proporcionar
yección y de asociación (transcorticales), y que este último era el más información sobre la localización cerebral del síntoma
órgano de la conciencia y de las funciones intelectuales más ele- que las tradicionales instantáneas estáticas.
vadas. Las lesiones de las fibras de proyección provocaban en- Diasquisis (διασχίξω, yo separo en la distancia) se refiere a
fermedades neurológicas y patología focalizada; la patología del una variedad de fenómenos clínicos súbitos y reversibles (habi-
sistema de asociación generaba enfermedad mental. En este sen- tualmente negativos) vistos como consecuencia de la «conmo-
tido, el órgano de asociación de Wernicke recuerda al concepto ción» causada por lesiones localizadas del sistema nervioso cen-
de la red neural, y en la jerga actual tiene más de conexionista tral, siendo el elemento definitorio de todos estos síntomas el
que de localizacionista convencional. que no puedan ser explicados en términos de extensión y locali-
Junto con R. Mourgue, psiquiatra francés, historiador de zación de la lesión cerebral (p. ej., en una hemiplejía, existen más
ciencia y sabio, Constantin von Monakow (1853-1930) escribió deficiencias funcionales y otros síntomas de los que la lesión pue-
uno de los más importantes (y también más olvidados) libros so- de explicar). La inhibición se distingue de la diasquisis en que la
bre psicopatología del siglo XX. Von Monakow y Mourgue em- primera es el resultado de la actividad de una conexión nerviosa
pezaron proponiendo la noción de horme, es decir la «tendencia conocida.
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de todos los seres vivos de desarrollar todo su potencial genéti- Cuando se aplica a la psiquiatría, la diasquisis da lugar a dos
co». En cada individuo, la horma está gobernada por syneidesis, temas importantes: uno es que algunos síntomas mentales pue-
un principio que regula y equilibra todos los instintos en interés den no tener una localización anatómica directa; el otro, que
de un individuo concreto. Estos principios rigen tanto la función muchos de estos síntomas pueden aparecer cuando existe un
como la estructura, de ahí que von Monakow y Mourgue de- trastorno de funciones que son cronogenéticamente localizadas
sarrollaran un modelo neuropsiquiátrico del tipo que Guiraud (puesto que en términos evolutivos, dichas funciones son de ad-
ha denominado «dinamomorfológico». Asumiendo que la neu- quisición más reciente y por tanto más inestables).

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G. E. Berrios
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Resumen y conclusiones Mientras tanto, el historicismo había estado librando una


batalla en la retaguardia; un buen ejemplo es el desarrollo del
ı
psicoanálisis. En términos conceptuales, sin embargo, el psicoa-
ı nálisis fue incapaz de implementar una agenda historicista en tan-
La historia de la explicaciones etiológicas en psiquiatría es un to que continuaba comprometido con el tradicional «enfoque de la
tema complejo. Su estudio requiere conocimientos sobre teorías causalidad eficiente» (p. ej., todavía intentaba identificar «aconte-
generales de la causalidad, teoría nosológica y políticas de merca- cimientos externos y precoces»).
do. Respecto a la causalidad, este capítulo ha esbozado las vicisi- Todos estos hechos conceptuales tuvieron lugar durante el si-
tudes históricas de las cuatro categorías aristotélicas (formal, ma- glo XIX. Ha habido poco que decir desde entonces. El estado ac-
terial, eficiente y final) y ha sugerido que los dos desafíos sufridos tual de los temas recuerda mucho el del siglo XIX: las notas clínicas
por las nociones aristotélicas sobre la causalidad han sido impor- (en su moderna versión «estructurada» e incluyendo listas de
tantes para la medicina: uno fue el de Hobbes y Bacon a princi- acontecimientos «indagados») siguen siendo el documento cien-
pios del siglo XVII, y el otro el de Hume, 100 años más tarde. Por tífico central. Además, los «marcadores o pruebas» estándar se
razones de espacio, no hemos comentado en este capítulo la obra han convertido en parte de su estructura, y no son más que la
de Hobbes y Bacon (v. Berrios, 2000), quienes redujeron las cua- evidencia de la historia de los «mecanismos internalizados». El
tro categorías aristotélicas a una sola causa eficiente y material, y desarrollo de técnicas de estadística multivariante ha ayudado a
proporcionaron a Sydenham y Willis las bases de su «mecanis- reforzar la influencia de las «causas eficientes» (que actualmente
mo internalizado» de la visión de la enfermedad. Hume desafió la se denominan «factores de riesgo») pero, sorprendentemente, el
estructura epistemiológica del propio modelo de «causa eficien- viejo problema del siglo XIX de determinar cuáles eran importan-
te», y con ello liberó a los médicos de tener que especificar las co- tes para un caso individual aún persiste.
nexiones teóricas directas entre causa y efecto, estimulando la in- La historia de los mecanismos internalizados se explica hoy
troducción del razonamiento probabilístico e inductivo. día en términos de biología molecular, es decir, un nivel de orga-
Las opiniones psiquiátricas sobre la causalidad durante el siglo nización epistemológica más fundamental que el que se utilizaba
XIX reflejan los primeros desafíos, es decir, la opinión de la causa en el siglo XIX. Sin embargo, la metodología del análisis ha cam-
eficiente (popular durante la primera mitad) y la opinión de los biado poco, y la neuroimagen y la neurogenética dependen tanto
mecanismos internalizados (predominante durante la segunda de las correlaciones lineales entre elementos transversales como lo
mitad). Existían elementos contextuales intrínsecos al siglo XIX que hacían los antiguos estudios de correlación.
lo hicieron posible: por ejemplo, el historicismo y la teoría de la Una razón para este estado de cosas es que las descripciones
evolución tuvieron un importante papel hasta 1880. Durante este psicopatológicas (ya que utilizar en su lugar los términos «fenoti-
período, el interés en la causalidad eficiente llevó a la recopilación pos» o «conductas de interés» no mejora demasiado el problema)
de largas listas de «acontecimientos vitales» que se consideraban permanecen unidas a la antigua opinión «fenomenológica» y no
por entonces relevantes para el inicio de la enfermedad. Desde me- se han modernizado para incorporar el factor tiempo y las nuevas
diados del siglo, la «teoría de la degeneración» se convirtió en el técnicas descriptivas disponibles durante el siglo XX. Los puntos
marco guía, pero en términos conceptuales ayudó tanto a la teo- de vista de Wernicke y von Monakow todavía no han sido pues-
ría de la causa eficiente como al naciente interés en los mecanis- tos en práctica, y los datos obtenidos mediante poderosas técnicas
mos internalizados. Los alienistas apoyaron ambas teorías durante de investigación siguen siendo «correlacionados» con listados de
este período. Para explicar los inicios de una enfermedad mental síntomas mentales que se han colocado de forma telescópica en
determinada, los alienistas necesitaron crear una narrativa que in- estrechas bandas de espacio-tiempo. De este modo, los síntomas
cluía una cadena lineal de acontecimientos vitales. Pronto resultó mentales comprimidos no contienen información longitudinal y
evidente que estas listas derivaban con frecuencia de opiniones se convierten en poco más que actos del lenguaje vacíos (esto es,
teóricas de la enfermedad, y se produjo un debate sobre cómo po- vacíos de toda información neurológica).
drían investigarse e individualizarse tales acontecimientos vitales. La historia de las ideas etiológicas en psiquiatría nos enseña
Durante la segunda mitad del siglo, las listas de acontecimientos se que todas las ideas sobre la causalidad (incluyendo las actuales)
hicieron cada vez más estereotipadas y carentes de información, y tienen un desarrollo histórico; la investigación empírica por sí
no se desarrolló un modelo que pudiera ayudar a los alienistas a sola no resuelve todos los problemas, el estado actual de las cosas
individualizar la importancia de dichos acontecimientos. no es mucho mejor de lo que fue en los primeros siglos, y cual-
A finales del siglo se popularizó el modelo de mecanismos quier plan para mejorarlo tendría que basarse en el firme conoci-
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internalizados, y la mayoría de los alienistas académicos concen- miento histórico para determinar dónde fueron mal las cosas. En
traron su trabajo en este campo. El modelo recibió la ayuda de los otras palabras, la psiquiatría y los psiquiatras están envueltos en
avances en las técnicas de investigación cerebral y el creciente an- narraciones transitorias. No hay nada malo en la transitoriedad
tagonismo provocado por las explicaciones historicistas, como por en tanto que todas las opiniones sean negociadas de forma ade-
ejemplo la lingüística; del mismo modo, las explicaciones fisioló- cuada entre los clínicos y sus pacientes o clientes; lo que es un
gicas, que hacia la década de 1890 se habían vuelto «materialistas», error (o más bien, una tontería) para los psiquiatras es tomarse
resultaron más populares que las justificaciones anatómicas. demasiado en serio a sí mismos y presentarse diciendo que son

| 116 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c5/ Etiología en psiquiatría
ı

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/sA/ Generalidades | 117 |


tualmente mediocre, pero ha medrado a falta de otro que integra-

/capítulo 6/
ra la complejidad teórica, disciplinaria y metodológica del cam-
po «cualitativo» (7).
Supone una alternativa para los problemas epistemológicos
de la investigación cuantitativa. La medida y la estadística obli-
gan a efectuar con los datos operaciones que permitan su uso.

Métodos cualitativos Esto supone una simplificación y un alejamiento de la realidad en


su complejidad, su historicidad y sus múltiples interacciones.
Pero, sobre todo, la investigación cualitativa responde a pregun-
tas para las que la perspectiva cuantitativa no es adecuada.
M. Munárriz Ferrandis
«Hay muchas razones para hacer investigación cualitativa. Entre ellas es-
tán las preferencias o la experiencia de los investigadores. Algunas per-
sonas están más inclinadas hacia este tipo de trabajo; otras provienen
de campos del saber o de orientaciones filosóficas que tradicionalmen-
¿Qué es investigación cualitativa? te han usado estos métodos. Pero la razón más válida es la naturaleza del
ı problema que se quiere investigar» (8).
ı
La investigación cualitativa tiene que ver también con la cua-
La investigación que se basa en los números y en la estadísti-
lidad de los datos de los que parte. El dato cualitativo exige un tra-
ca es hegemónica en las ciencias de la salud y también en psi-
tamiento holístico, empático y respetuoso. Como dice un autor,
quiatría (1). Las aproximaciones cualitativas son poco conocidas
el dato cualitativo es sexy (9). Y como ocurre con las personas
y consideradas «románticas» o blandas (2).
atractivas, lo son por la confluencia de su interés particular y la
Esta exposición pretende invertir esta corriente y ofrecer un
mirada del otro. La idea de definir lo cualitativo a partir de las ca-
ejemplo de cómo es posible desarrollar un enfoque cualitativo
racterísticas del dato es muy sugerente (6, 7, 9), pero requiere una
con rigor y coherencia.
elaboración más sofisticada.
Es difícil definir la investigación cualitativa. Obviamente, es
Para enfrentar el problema de la definición se usan tres vías de
diferente de la investigación cuantitativa. Pero fuera de los límites
aproximación. En primer lugar se enumeran algunas definiciones
relativamente definidos de ésta, hay muchos matices y tendencias.
clásicas, con la idea de que el lector construya una personal. Tam-
Por eso, antes de adentrase en lo que es la investigación cualitati-
bién se intenta una definición por oposición a lo cuantitativo. Fi-
va, conviene detenerse en lo que no es. Vale la pena aclarar aquí
nalmente se intenta una estrategia diferente: explicar el marco
tres conceptos erróneos:
teórico en el que encaja la investigación cualitativa.
ı
1. La investigación cualitativa no es investigación de la cali- ı
dad. Existen métodos de evaluación cualitativa, y mu- definiciones
chos sistemas de control de calidad utilizan técnicas cua- ı
litativas, pero no son sinónimos. En primer lugar, se ofrecen unas definiciones clásicas de in-
2. La investigación cualitativa no es la investigación que se hace vestigación cualitativa. Se ofrecen de la misma manera que se ilus-
sin usar números. Hay formas de investigar sin números tran los informes cualitativos, con citas textuales:
que no entran dentro de las corrientes actuales de la investi-
gación cualitativa. Pero, sobre todo, se pueden usar núme- «Métodos cualitativos son todos aquellos que pretenden responder
ros, y la investigación seguir siendo cualitativa. a por qué, qué o cómo, más que a cuántas veces o cuánto. Se refiere a
3. La investigación cualitativa no es anticuantitativa (3). la investigación que produce datos descriptivos basados en las pro-
pias palabras de las personas o en la observación de su conducta. El
Aunque se apoya en las carencias de lo cuantitativo para
objetivo de la investigación cualitativa es el desarrollo de conceptos
contestar algunas preguntas, es compatible con la presen- que nos ayuden a entender los fenómenos sociales en su ambiente
cia de los métodos cuantitativos para aquellas cuestiones natural, ofreciendo el adecuado énfasis a los significados experien-
en las que se precisen. De hecho «una función impor- cias y puntos de vista de los participantes» (10).
tante del pensamiento cualitativo es posibilitar una cuan- «La investigación cualitativa es un campo interdisciplinario, trans-
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tificación con sentido» (4). Además, la crítica que subya- disciplinario y algunas veces antidisciplinario. Abarca las humanida-
ce a la investigación cualitativa no es sólo una crítica a la des y las ciencias sociales y naturales. Es muchas cosas al mismo
tiempo. Es multiparadigmática. Se practica atendiendo a las ventajas
medida, sino sobre todo una crítica al positivismo como
de los abordajes con métodos variados. Está comprometida con
paradigma (5, 6). una perspectiva naturalista y una comprensión interpretativa de la
experiencia humana. Es inherente a este ámbito de estudio el ser
Más arriesgado resulta definir lo que es la investigación cua- política, y moldeada por múltiples posicionamientos éticos y políti-
litativa. El término cualitativo abarca muchas cosas. Es concep- cos» (Nelson, 1992) (11).

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ı
/c6/ Métodos cualitativos
ı

«La investigación cualitativa tiene un foco multimetodológico, que


incluye un acercamiento naturalista e interpretativo a su objeto. Los /tabla6-1/
investigadores cualitativos estudian las cosas en su ambiente natural, Diferencias entre el método cuantitativo y el cualitativo
intentando dar sentido o interpretar los fenómenos de acuerdo con
los significados que les da la gente. La investigación cualitativa im- Cuantitativo Cualitativo
plica el uso y la recogida de diversos materiales empíricos (…) que
describen momentos y significados rutinarios y problemáticos para Elementos Número Palabra
las vidas de las personas» (12). básicos de la Explicar Entender
«La investigación cualitativa busca responder al qué, por qué y definición Contar Describir
cómo más que al cuántas veces o cuánto» (13). ¿Cuánto? ¿Qué?
«Los aspectos básicos de la investigación cualitativa son: la implica- Hechos Significados
ción del sujeto en la investigación, el énfasis en la descripción y la Objetividad Relativismo
interpretación, el énfasis en investigar en el contexto natural y coti- Aspectos Análisis estadístico Conceptualización
diano de los sujetos, y finalmente, que la generalización de sus re- metodológicos Comprobar Generar
Muestreo aleatorio Muestreo teórico
sultados tiene un carácter inductivo que se apoya paso a paso en cada
Fiabilidad Validez
caso concreto» (4).
Deductivo Inductivo
ı Ámbito experimental Ámbito natural
ı Controlado, Abierto, integrador
investigación cualitativa e investigación reduccionista
cuantitativa Diseño prefijado Diseño emergente
Encuesta Observación, entrevista
ı Sedentario Nómada
Otra estrategia para la definición consiste en mostrar las (axiomático)
diferencias con la investigación cuantitativa. Más que inducir Actitud del Insensible al Sensible al contexto
al lector a pensar que son incompatibles, se pretende ofrecer investigador contexto
Externo a la praxis Inmerso en la praxis
argumentos a favor de la «flexibilidad metodológica», funda-
Objetividad Subjetividad
mental para entender el papel de lo cualitativo (1). La oposi- Neutral Comprometido
ción entre técnicas cualitativas y cuantitativas tiene una larga
tradición epistemológica. Subyace a la diferencia entre las de-
nominadas ciencias del espíritu o ciencias sociales frente a las
ciencias naturales, de la metodología hipotético-deductiva delimitación del concepto
a la sintético-inductiva. Es también un reflejo de la polémica ı
acerca de si los procedimientos de acceso al conocimiento de A lo cualitativo se puede acceder desde diferentes perspecti-
los objetos físico-naturales pueden ser los mismos que los que vas. Investigación cualitativa es la que se basa en determinados
nos han de permitir conocer «objetos» como los personales, principios teóricos o bases filosóficas. También es la forma de inves-
sociales o culturales, que son «reactivos a la observación y al tigar de determinadas ramas del saber. La investigación cualitativa
conocimiento», que tienen entidad de sujeto. En este marco incluye una serie de métodos de investigación tradicionales y utili-
general se sitúa la diferencia entre unas técnicas de investiga- za técnicas específicas. Por último, la investigación cualitativa
ción que buscan pesar, medir y contar, frente a otras que pre- está sometida a las modas y los momentos históricos. Todas estas
tenden escuchar, entender, comprender, historiar, describir circunstancias influyen para que la interacción entre un problema
o explicar. Otros puntos de referencia de esta discusión son las que se quiere investigar y un investigador para alcanzar un ma-
oposiciones entre etic y emic, entre nomotético e ideográfico, yor conocimiento sea considerada cualitativa. Así pues, se puede
entre técnicas distributivas y estructurales-dialécticas, méto- intentar una definición de investigación cualitativa que tenga en
dos sedentarios y nómadas (14), tradición positivista y tradi- cuenta este encuadre.
ción fenomenológica. ı
En la tabla 6-1 se ofrece un esquema de estas diferencias. ı
Conviene insistir en que las perspectivas cuantitativa y cuali- la rama del saber
tativa son necesariamente complementarias. Ambas son necesa- ı
rias para acercarse a la realidad y ninguna de ellas puede arrogar- La investigación cualitativa se ha desarrollado en el seno de di-
se la exclusiva. ferentes disciplinas. La mejor manera de definirla es enumerar las
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Más aún, en las disciplinas clínicas como la nuestra, las dos disciplinas que la utilizan (16). El objeto de la investigación deter-
perspectivas se complementan para aportar la mejor evidencia: mina la elección del método. Algunas ciencias, como la física me-
cánica, la astronomía o la ingeniería, dependen fundamentalmente
«El nuevo patrón oro… ha de incluir métodos cualitativos junto con de modelos matemáticos de la realidad. Otras, como la antropolo-
los ensayos clínicos… Los métodos cualitativos se dirigirían a las gía cultural, difícilmente pueden encajar su objeto de estudio a la
cuestiones de contexto, significado, poder y complejidad... que habi- cuantificación y se ven obligadas a desarrollar sus investigaciones
tualmente quedan fuera de los ensayos clínicos» (15). con métodos observacionales, descriptivos e interpretativos.

/sA/ Generalidades | 119 |


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M. Munárriz Ferrandis
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La biología y otras ciencias naturales dependen también de la obser- de importantes elementos del fenómeno estudiado como sesgos.
vación. Mayr señala que en El origen de las especies de Darwin no hay Para ello se han de llevar a cabo los experimentos en escenarios
ni una sola fórmula (17). De hecho, «la receta mecanicista del artificiales que minimizan las influencias externas. Todo ello con
mundo natural funciona mal en las ciencias biológicas» y critica el riesgo de caer en la simplificación, el alejamiento de la realidad
«una filosofía de la ciencia que no es más que una filosofía de las y la pérdida del sentido.
ciencias físicas» (18). Las ciencias de la salud y muy especialmente Las asunciones que subyacen a la investigación cualitativa son
las ciencias clínicas (15) necesitan la flexibilidad metodológica a la otras. Todas comparten una crítica a la simplificación y al alejamien-
que antes aludíamos (19). No hacerlo así sería caer en la «trampa to de la realidad al que obliga una perspectiva positivista. Pero al mis-
del absolutismo metodológico» (20). La opción que en el seno de mo tiempo se apoyan en otros supuestos, intenciones o programas a
una disciplina se decante por un método no tiene que ver sólo con los que los investigadores cualitativos dan mucha importancia (27).
su objeto sino también con su tradición, el momento histórico de En Europa, los paradigmas a los que se hace referencia sue-
su desarrollo y la formación y las actitudes de sus investigadores. len ser grandes esquemas ideológicos o filosóficos, como el mar-
Dentro de las ciencias de la salud, la investigación cualitativa xismo, el estructuralismo o el psicoanálisis. En el ámbito anglosa-
se ha desarrollado en las áreas de la atención primaria, la salud jón (26) se da el nombre de paradigma a constructos teóricos de
pública, la enfermería y la investigación sobre el SIDA. menos alcance, como el interaccionismo simbólico, el posmoder-
Una circunstancia importante en la aceptación y desarrollo nismo, la teoría fundamentada, el feminismo, el constructivismo
que pueda tener la metodología cualitativa en psiquiatría y psi- o la etnometodología.
cología es que las técnicas y métodos que se están utilizando co- Los paradigmas señalados, en lo que hace referencia a lo cua-
rresponden a las tradiciones metodológicas de otras disciplinas, litativo, comparten posturas con respecto a ciertas cuestiones
como la sociología crítica, la antropología o la semiótica. No na- fundamentales.
cen de tradiciones «cualitativas» propias como la fenomenolo- Las opciones cualitativas no suelen considerar la realidad
gía, la casuística (21) o los análisis de biografías. como simple, directamente aprehensible y objetiva. Oscilan entre
Atendiendo a esta peculiar situación, es de esperar que los el realismo crítico y el idealismo más desaforado (28). La reali-
investigadores cualitativos dentro de nuestra especialidad tengan dad es compleja, polifacética, histórica, sensible a la interacción
que desarrollar sus métodos en una colaboración a tres bandas con el observador, parcial. Hay que encontrarla y descubrirla,
con los métodos cuantitativos, con los métodos importados de pero también interpretarla y construirla (e incluso emanciparla y
otras disciplinas y con los métodos propios. desmontarla).
ı Otra consecuencia de esta concepción de la realidad es la pre-
ı ferencia por abordajes naturalistas, holísticos, próximos a los
el contexto teórico contextos y ricos en posibilidades de interacción, en una tenden-
ı cia opuesta al ámbito del laboratorio.
Una característica fundamental de la investigación cualitati- El conocimiento no es ateorético. Hay un nivel para los datos
va es la importancia que se da a la teoría. No es una aproximación y otro para la teoría, en interacción dialéctica. La construcción
ateorética. El investigador tiene una teoría preconcebida antes de dialéctica del conocimiento es consustancial a lo cualitativo (6).
iniciar la investigación, la utiliza y modifica en su desarrollo, Por eso sus diseños están atentos a lo emergente, son inductivos,
y considera que la generación de teoría es uno de los resultados partiendo siempre de los datos.
posibles. «La ciencia contemporánea no es experiencia, sino teo- La investigación cualitativa es necesariamente relativista y
ría más experiencia planeada, conducida y entendida a la luz de sus criterios de bondad son respetuosos con el carácter provisio-
las teorías» (8, 22, 23). nal de los resultados, que están siempre en construcción.
¿Qué bases teóricas subyacen a lo cualitativo? Una forma de su- Se eligen los métodos abiertos y las técnicas no directivas,
marizar esta información es «describir» el conjunto de creencias y de que ofrezcan datos densos y ricos. También se prefieren los dise-
actitudes del que se deriva, entre otras cosas, la elección del método ños triangulados, en el sentido de que sobre la misma realidad
de investigación. Esto se denomina paradigma (7, 24-26). Los pa- confluyan diferentes miradas, pero no se fuerza el consenso.
radigmas suelen ser compartidos por los investigadores de una rama El proceso de la investigación cualitativa es recurrente. Va y
del saber, como ocurre con la antropología cultural, que comparte viene de la teoría a la práctica, del análisis a la recogida de datos,
un paradigma etnográfico o una misma disciplina actuar al amparo del informe final a los sujetos de la investigación. Esta caracterís-
de paradigmas diversos como la sociología o la psiquiatría. tica recurrente y emergente es sustantiva. En este proceso se va-
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El paradigma que subyace a la investigación cuantitativa es el lora también que las reflexiones que justifican los cambios se in-
empirismo o positivismo. Su premisa básica es que los mismos corporen en el informe de la investigación.
métodos que se utilizan para las ciencias científico-naturales La descripción, la narración y la interpretación son elementos
como la física mecánica o la ingeniería, pueden aplicarse a otras fundamentales del proceso de la investigación cualitativa.
ciencias. También supone la neutralidad del investigador, la posi- Dentro de la importancia que se da al proceso, se incluye la
bilidad de abstraer y concretar los fenómenos estudiados en un relevancia que tiene el resultado final de la investigación, el in-
dato numérico que recoja alguno de sus rasgos, y la consideración forme final, el texto producido por el investigador.

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/c6/ Métodos cualitativos
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En las ciencias humanas, la visión cualitativa tiene muy presen- Esta posición está mediada por cuestiones que en algunos
te la cuestión del sujeto (6). Hay una fidelidad básica a la perspecti- abordajes cualitativos tienen un carácter definitorio, como son los
va y el encuadre de los informantes. Son procedimientos empáticos. temas de género, raza o clase.
La investigación cualitativa no pretende la neutralidad ni la ı
objetividad. Más bien acepta la parcialidad y la subjetividad. Es
muy frecuente que los informes cualitativos empiecen refiriéndo- ı
se al marco de referencia en el que se mueve el investigador o a las métodos cualitativos
suposiciones previas que le llevan al campo de investigación. ı
Por otro lado, su experiencia se incluye en los datos que se Al igual que una buena definición de los métodos consiste en
analizan. El cuaderno de notas de campo es el instrumento básico enumerar qué disciplinas los utilizan, es también ilustrador cono-
del investigador cualitativo. La intuición y la empatía forman cer qué métodos se han adscrito al apartado cualitativo. Se en-
también parte de su repertorio de investigación, y obviamente tiende por método una forma característica de investigar deter-
está atento a los efectos que su presencia puede generar en los minada por la intención sustantiva y el enfoque que la orienta (7);
datos que recoge. más brevemente, una forma ordenada de aproximación a un ob-
La participación de los informantes no sólo se admite, sino que jeto de investigación (20).
se busca. El grado de legitimación del investigador cualitativo es El tema es complejo y desconcertante. Algunos métodos pro-
modesto comparado con el del investigador profesional «déspota ceden del desarrollo de los programas metodológicos de algunas
ilustrado» (5). No es infrecuente en algunos abordajes cualitativos disciplinas; otros se han generado a partir de escuelas dentro de
como la investigación de acción que los informantes sean los au- estas disciplinas, y otros crecen a partir de la sofisticación de las
ténticos investigadores o que el investigador sea el investigado. técnicas instrumentales.
La posición del investigador es el lugar de donde surgen las Se pretende sólo una aproximación superficial limitada
preguntas de la investigación. El pluralismo metodológico supo- a enumerar algunos de ellos recogidos de diferentes fuentes, pero
ne que los métodos de investigación han de ser adecuados a las siguiendo básicamente el esquema propuesto por Rodríguez
preguntas. Más que restringir las preguntas que se pueden res- y cols. (7). Se detallan como aportación a la definición en el sentido
ponder, interesa disponer de métodos para diferentes preguntas de que muchos de estos métodos son prácticamente sinónimos
(3). Y, por supuesto, hay que cuestionar que las preguntas son de investigación cualitativa (5).
también socialmente construidas en la interacción del investiga- En la tabla 6-2 se mencionan algunas de las preguntas que se
dor con sus contextos (20). plantean, sus fuentes y sus técnicas tipo.

/tabla6-2/
Características de los métodos de investigación

Método Intención Fuentes Técnicas tipo

Fenomenología Investigar la subjetividad (experiencia vital Filosóficas Introspección, entrevistas y observación


hermenéutica individual)
Etnografía Valores, ideas compartidas Antropología Observación
Etnometodología Entender cómo se llega a comprender una Sociología Observación y entrevistas. Atención
situación compartida al detalle y a lo cotidiano
Teoría fundamentada Elaboración de teoría a partir de los datos Sociología. Interaccionismo Centradas en el procedimiento de análisis
simbólico
Análisis del discurso El discurso como práctica social Lingüística (pragmática) Fomentan o recogen discursos en su
medio natural
Análisis conversacional La interacción Lingüística Observación y transcripciones elaboradas
(de interacciones) Etnología
Etnometodología
Investigación de Investigar para cambiar Sociología crítica Participación
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acción participativa Movimientos de emancipación Colaboración horizontal


(clase, género, raza)
Casuística Entender y elaborar marcos conceptuales Psicopatología Entrevistas y observación
Investigación clínica Cuestiones de contexto, complejidad, Ciencias clínicas Observación y entrevistas en la situación
cualitativa sentido y poder clínica
Historias de vida Ver con los ojos de otros. El testimonio Sociología Entrevistas, documentos personales
Técnicas narrativas La historia que cuentan los datos Análisis literario Observación, entrevistas y textos

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M. Munárriz Ferrandis
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Obviamente, la tabla no presenta un inventario exhaustivo. quiatría y la psicología ha ocupado un lugar marginal. Tampo-
Entiéndase que el concepto de método tiene un sentido menos rí- co se han desarrollado los puntos de contacto entre la investi-
gido o canónico que en otras orientaciones. Es más fácil enten- gación cualitativa y las corrientes descriptivas tradicionales de
der el método como una coreografía que es siempre actualizada la biología.
por los bailarines. Es también evidente el predominio de la investigación anglo-
ı sajona, incluyendo Australia y Canadá. Entre las técnicas de aná-
ı lisis, las procedentes de la teoría fundamentada se dan con más
técnicas y diseños cualitativos frecuencia que otras más antiguas pero que no han sido capaces
ı de explicar sus métodos.
Se entienden por técnicas los procedimientos específicos de Se puede encontrar una descripción de los diferentes momen-
investigación. Las asunciones teóricas antes citadas favorecen la tos de la investigación cualitativa en la obra de Denzin y cols. (11),
adopción de determinadas técnicas. quienes ejemplifican también la esperable conjunción de investi-
Las técnicas de recogida de información son la imagen más gación cualitativa y posmodernismo. Ibáñez, desde una postura
conocida de la investigación cualitativa. De hecho, se tiende a sos- marxista crítica, sostiene que la investigación cualitativa, que él
tener que el uso de una de estas técnicas implica que se está ha- denomina estructural y que ejemplifica en la técnica del grupo de
ciendo investigación cualitativa. Las técnicas han pasado de unas discusión, pertenece a un momento histórico del desarrollo que
disciplinas y métodos a otros con más facilidad que los presu- corresponde al capitalismo de consumo. Los métodos cualitativos
puestos teóricos que las fundamentan. En sentido estricto, no sirven como procedimientos de sostén de la ideología más sofisti-
basta con utilizar una técnica cualitativa para que un determina- cados. Los sujetos son considerados de una manera más comple-
do estudio sea cualitativo, ya que es una simplificación frecuen- ja que en los procedimientos estadísticos. Lo cualitativo sería
temente discutida. Las diferentes técnicas cualitativas se desarro- más eficaz para el control social y también más capaz de inducir
llarán más adelante. cambios (30). Esta paradoja en cuanto al impacto de la investiga-
Han alcanzado mayor difusión las técnicas de recogida de la ción cualitativa en la realidad ha de servir para prevenir un cierto
información. Sin embargo, el momento actual de desarrollo de romanticismo (20) «epistemológico» que sostiene que lo cualita-
la investigación cualitativa, sobre todo de la que se apoya en la tivo es más auténtico y per se más emancipatorio. En cualquier
teoría fundamentada, permite incluir técnicas cualitativas especí- caso, es más movilizador.
ficas para la selección de los informantes (29) (muestreo) y para el
análisis de los datos y la comprobación de la bondad de la investi-
gación (8, 9). Cómo se hace la investigación
Los diseños cualitativos están a medio camino entre las técni-
cas específicas y los métodos. Son maneras de combinar las técni- cualitativa: el proceso
cas cualitativas en función del objeto de la investigación y de los ı
marcos de los investigadores. El trabajo de campo del antropólogo ı
incluye la observación participante, las entrevistas con personajes Una buena manera de aproximarse al tema de cuál es el pro-
clave, la recogida de documentación escrita o de tradiciones orales, ceso que sigue la investigación cualitativa consiste en describir el
las anotaciones del cuaderno de campo y los documentos gráficos. desarrollo de un proyecto cualitativo.
Los estudios de caso combinan entrevistas con documentos per- Los diferentes métodos de investigación cualitativa varían en
sonales (diarios o agendas), datos documentales oficiales (historias la manera en que enfrentan la investigación. Ya se han anticipa-
clínicas, informes) y observación de los contextos. La casuística, do aspectos del proceso de investigación cualitativa, como una
que es una forma de estudio de casos propia de la psicopatología muestra de que las cuestiones de método y proceso forman parte
descriptiva, incluye observación, entrevistas y análisis de datos do- de la definición del ámbito cualitativo. En un intento de síntesis se
cumentales. El carácter plural y flexible de la investigación cuali- puede decir que las características más específicas de un diseño
tativa y su orientación hacia el objeto de investigación deberían ser cualitativo son:
incompatibles con «una excesiva especialización en determinados
métodos, a pesar de que la investigación parece ir en otra direc- 1. El carácter abierto y recurrente del proceso de investiga-
ción» (4). El investigador cualitativo podría ser correctamente des- ción. A lo largo del desarrollo de un estudio cualitativo, la
crito como un bricoleur metodológico (11). interacción entre el encuadre teórico, la orientación de
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ı los investigadores, los sujetos y el campo de la investiga-


ı ción lleva a replanteamientos frecuentes de la investiga-
moda y contexto histórico ción. Los criterios de calidad de los trabajos cualitativos
ı no incluyen que el trabajo se desarrolle fielmente según el
La corriente principal de la investigación cualitativa procede modelo inicial, sino que sepa adaptarse a los hallazgos
de la antropología y, sobre todo, de la sociología (v. caps. 26 y 27). en el trabajo de campo. Estos cambios han de documen-
La importante tradición cualitativa de otras ciencias como la psi- tarse, explicarse y justificarse.

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/c6/ Métodos cualitativos
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2. La predilección por las opciones multimétodo, de mane- • La definición de lo que consideraremos un caso.
ra que de forma sucesiva o simultánea se utilizan dife- • Las decisiones instrumentales en torno a la selección de
rentes métodos, diferentes informantes o diferentes pa- informantes, las técnicas de recogida de la información,
radigmas. Pueden combinarse métodos cuantitativos y el análisis y la difusión de los resultados. Todo ello dentro
cualitativos o buscarse información de diferentes infor- de unos límites logísticos marcados por el tiempo y la fi-
mantes. Con estas operaciones se pretende acercarse a nanciación.
la realidad de la manera más completa posible, y no es
correcto entenderlas únicamente como estrategias de ve- En la fase de planificación se elabora la pregunta de la inves-
rificación de la validez. tigación. Para que ésta pueda ser correctamente formulada ha de
3. La incorporación de todas las reflexiones sobre el diseño, enmarcarse en su contexto personal, teórico, cultural e histórico
el trabajo previo de los investigadores y sus consensos al (20). La elaboración de un esquema que muestre ese encuadre es
cuaderno de bitácora de la investigación, como material un ejercicio muy recomendable (9).
sobre el que también se trabaja a la hora de elaborar las Como se ha insistido en diferentes ocasiones, la planificación
conclusiones. es siempre abierta y guiada por los datos. La planificación repre-
4. El interés por una visión lo más completa y próxima a la senta la actividad reflexiva y autocrítica que no sólo antecede
realidad posible. sino que acompaña a toda investigación.
ı
Aceptando el carácter recurrente y guiado por los datos de la ı
investigación se pueden abstraer cuatro fases en un proyecto cua- trabajo de campo
litativo: planificación, trabajo de campo, análisis y presentación ı
de los resultados. selección de los casos
ı ı
ı La estadística ha sobrevalorado la importancia de la selección
planificación aleatoria de los sujetos de la investigación. De todas maneras, in-
ı cluso en investigación cuantitativa se admiten criterios teóricos de
La planificación es una fase obvia en todo proceso. La investi- preselección de la muestra, como estrategias de selección estrati-
gación cualitativa es holística, inductiva y fundamentada en los ficadas o por cuotas.
posicionamientos personales y filosóficos del investigador. Eso En el caso de la investigación cualitativa, el muestreo está
quiere decir que parte de una pregunta planteada en el seno de una guiado por el interés de alcanzar la mayor calidad en la informa-
determinada concepción epistemológica o marco teórico, y acude ción que se recaba. Esta calidad tiene que ver con la variación de
al «campo» donde recoge los datos a partir de los cuales —y con- los informantes (diversidad de discursos), con su experiencia para
tando con la interacción entre el objeto y el investigador— elabo- hablar del tema que se les propone, con alguna característica que
rar una teoría que explique los datos. La doctrina así formulada sea clave en su contexto y con su tipicidad (o su excentricidad).
puede ser puesta a prueba por un procedimiento deductivo. Conviene también establecer la diferencia entre informantes
En esta fase hay que contestar a una serie de preguntas (7): o sujetos y casos. En psiquiatría o psicología, casos e informan-
tes o sujetos son lo mismo, ya que es el sujeto el objeto de la inves-
• ¿Qué diseño es el más adecuado a la formación, experiencia tigación. Pero podemos entender que hay ocasiones en que lo que
y opción etico-política del investigador? interesa es un objeto colectivo, como una sala de hospitalización;
• ¿Qué y quién va a ser estudiado? conceptual, como un esquema de clasificación, un encuentro clí-
• ¿Con qué método? nico o un local, o un papel o rol, que no son exactamente indivi-
• ¿Con qué procedimientos de recogida de la información? duos. Esta diferencia apoya la importancia de la teoría a la hora de
• ¿Desde qué marco conceptual se va a desarrollar el estudio elegir las muestras.
y se van a plantear las conclusiones? La elección de un caso único, como por ejemplo un manico-
mio, incluye la estrategia para elegir dentro de él a los informan-
La opción por una metodología cualitativa está en relación tes (31).
con todos estos factores. Hay problemas de investigación, situa- La estrategia de muestreo «típica» de la investigación cualita-
ciones, marcos conceptuales y orientaciones particulares que in- tiva se denomina muestreo teórico, intencional o justificado. Se
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vitan a un método cuantitativo. Una primera fase reflexiva ante- parte de una asunción del investigador o de su conocimiento teó-
cede a toda investigación. rico o práctico del campo. Este propósito explícito es el que guía
Los elementos de un plan de investigación cualitativo inclu- la selección de los informantes. Al hacer explícito el criterio se
yen (9): intenta huir de las muestras de conveniencia u oportunistas.
El criterio sirve para tomar decisiones en profundidad (qué
• La construcción de un marco conceptual. aspectos, situaciones, acontecimientos o experiencias) y en exten-
• La formulación de la pregunta de investigación. sión (hasta dónde, entre qué extremos, con qué alcance).

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Esta estrategia se combina con la selección basada en marcos de de sus informantes o del acierto en la riqueza de los lugares y si-
referencia que emergen durante el desarrollo de la investigación. La tuaciones.
investigación cualitativa se utiliza a veces para indagar en terrenos Por otro lado, el acceso a los informantes es uno de los capí-
poco conocidos. En estos casos no se puede estar seguro de haber tulos más interesantes de los informes cualitativos (29, 34, 35).
dado con buenos informantes si no se ha permanecido cierto tiem- ı
po en contacto con ellos. También se da la situación de que unos ı
informantes llevan a otros o que el desarrollo de la investigación métodos de recogida de la información
suscita preguntas que requieren informantes más específicos. Esta ı
estrategia se ha denominada selección guiada por los datos. Una forma simple de definir qué es la investigación cualitativa
Las muestras aleatorias —con sus indudables ventajas a la consiste en ofrecer un listado de los métodos de recogida de la
hora de atenuar algunos tipos de sesgos— también se pueden uti- información (tabla 6-3).
lizar en investigación cualitativa compaginándolas con la necesi- Algunos investigadores diferencian las técnicas basadas en la
dad de obtener informantes «expertos». entrevista y las transcripciones de entrevistas no efectuadas por el
Dentro de los criterios de selección se incluyen también aque- investigador (20), como técnica a medio camino entre la observa-
llos que son específicos para cada técnica. Por ejemplo, los grupos ción y la entrevista.
focales han de tener en cuenta la posibilidad real de que los parti- A veces se incluyen entre las técnicas cualitativas los denomi-
cipantes seleccionados sostengan una conversación productiva nados métodos de consenso, como la técnica Delphi, los grupos
sin que la presencia de unos inhiba el discurso de los otros. nominales o los paneles de expertos. Tal inclusión carece de apo-
La combinación de estos factores determina cierta diversidad yo teórico sólido y por ello no se ha considerado aquí.
de estrategias de muestreo que aparecen en literatura (9, 29, 32). Conviene recordar que es característico de los diseños cuali-
La estrategia de muestreo utilizada en un estudio se tiene en tativos la combinación de técnicas. Asimismo, una determinada
cuenta a la hora de analizar, interpretar y transferir los datos a técnica puede utilizarse como eje de una investigación, como
otros contextos, de la misma manera que ocurre en los abordajes momento inicial, o en la fase de comprobación o interpretación
cuantitativos. El tema de la representatividad se plantea conside- de los resultados.
rando que no sólo se generaliza a partir de las características in-
dividuales de los sujetos. Se incluyen también contextos y mar- técnicas de observación
cos teóricos (33).
Son el método etnográfico por excelencia, pero también de
Dentro de este apartado aparece el tema del tamaño de la
las ciencias naturales como la biología (18). El investigador se in-
muestra. Las muestras de los estudios cualitativos son muy pe-
tegra en el campo y observa a los informantes. Aunque evoca las
queñas, comparadas con las cuantitativas. Son muestras «densas».
historias de aguerridos antropólogos occidentales conviviendo
Cuando lo que interesa es la profundidad, pueden estar com-
con tribus exóticas, conviene advertir ante todo que la observa-
puestas por unos pocos sujetos. En el caso extremo, la investiga-
ción se refiere a la compresión de lo rutinario y no de lo excitante.
ción puede basarse en la experiencia de un solo sujeto: el investi-
Las principales características de la observación como técni-
gador. Así ocurre en muchos relatos etnográficos.
ca cualitativa y que la diferencian de otros modos de observación
Algunas estrategias, en particular las relacionadas con la teo-
—como los del director de documentales o el periodista— son las
ría fundamentada, incluyen el criterio de saturación para decidir
siguientes (20):
cuándo la muestra es suficiente. Hay un momento en el desarro-
llo de la investigación en el que la información que se obtiene es
reiterativa y no aporta nada nuevo.
Otro apartado importante en esta fase es el acceso a los infor- /tabla6-3/
mantes una vez seleccionados. Aunque existe la posibilidad de ac- Métodos de recogida de información en investigación
cesos encubiertos, que se comentarán al referirnos a los aspectos cualitativa
éticos, la mayor parte de las técnicas cualitativas suelen ser abier-
tas respecto a la identidad y la función del investigador, pero no Técnicas de observación. Observación sistemática de la conducta
respecto a sus objetivos. Al objeto de conseguir una información y las expresiones verbales en su ambiente natural. Se puede hacer
más espontánea se suelen escamotear las intenciones concretas, con diferentes grados de implicación. Es el método clásico de la
antropología y de gran parte de las ciencias naturales
las preguntas específicas, que sólo se desvelan durante el desarro-
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llo de la técnica. Entrevistas. Se utilizan en profundidad con personajes claves. Hay


procedimientos en grupo que según su grado de directividad se
La selección de los informantes es una fase fundamental en el
denominan de diferentes maneras (grupos focales, grupos de
proceso de una investigación cualitativa. Los informantes son los discusión, etc.)
verdaderos protagonistas de la investigación y los que van a darle
Análisis de fuentes secundarias. Utilizan escritos (incluyendo
calidad y legitimación. Si se tiene en cuenta que la mayor parte
documentos personales, oficiales o públicos) y otras manifestaciones
de las técnicas de recogida de datos son blandas y poco intrusivas, culturales. También se incluyen materiales audiovisuales
un proyecto cualitativo depende en gran medida de la calidad

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1. Ver a través de los ojos de la gente a la que se observa. particular, desde una observación más descriptiva a otra más fo-
2. Atender a los detalles. calizada y selectiva. En este último extremo el investigador pre-
3. Contextualizar. Los acontecimientos deben entenderse gunta, plantea dilemas o experimenta con alternativas para poner
siempre en su contexto. a prueba su hipótesis.
4. Enmarcar los acontecimientos en procesos, en series de La principal herramienta que utiliza el observador de campo
actos encadenados. es un cuaderno. El cuaderno documenta todo el proceso de la
5. Evitar intentos prematuros de elaborar teorías. investigación e incluye las observaciones de las conductas e inter-
6. Usar los diseños más abiertos y menos estructurados. acciones junto con las del observador. Describe o narra lo que ve
7. Considerar los aspectos éticos y escucha, hace hipótesis, copia y transcribe; relata sus vivencias,
8. Considerar las interferencias del observador. sus intuiciones y sus contradicciones; dibuja o bosqueja los esce-
narios. Hay estrategias para ordenar y recuperar las observacio-
Las características citadas son también parámetros que per- nes. Las descripciones de las reacciones del observador están
miten situar un determinado tipo de investigación. Nuevamente siempre en los cuadernos, pero claramente separadas de las otras
hay que advertir el carácter evolutivo y atento a los datos emer- cosas.
gentes de los diseños cualitativos y su relación con los objetivos La observación tiene la ventaja del acceso directo a los escena-
del estudio y los paradigmas o posicionamientos teóricos del in- rios naturales (ser testigo presencial) y una mayor facilidad para
vestigador. La observación puede ser abierta o limitada a una se- entender e interpretar. Su principal inconveniente son los sesgos
rie de ítems, continua o fraccionada en el tiempo, sistemática o provocados por la presencia del investigador, las dificultades lo-
no, participante o no participante, abierta o encubierta, naturalis- gísticas y la imposibilidad de obtener observaciones de muestras
ta o de laboratorio. amplias de la población. Además, plantea problemas éticos que
La tradición etnográfica clásica enfatiza la importancia de dos son muchas veces insalvables. ¿Puede un observador asistir pasi-
de estos ejes: el de la participación y el de la sistematización de la vamente a un caso de abuso o maltrato en una institución, o a la
información. El ideal era la observación no participante, asiste- comisión de algún otro delito?
mática (o ingenua) y en el medio natural. Desarrollos posteriores
han criticado estas condiciones ideales y proponen una tipología
técnicas de entrevista
más variada que incluye diferentes grados de implicación (peri-
férica, activa, completa y experiencial) y de sistematización (des- Las entrevistas pueden efectuarse de forma individual o en
criptiva, focalizada y selectiva). La crítica posmodernista que grupo.
defiende la inevitabilidad de los sesgos en la observación ha res-
tringido aún más estas tipologías, enfatizando por otro lado las Entrevista individual o en profundidad. Está más intere-
dimensiones éticas y las características de la interacción en el sada en la intensidad y en la profundidad. Es un estudio exhausti-
«campo» (36). vo de muy pocos casos, con los que se celebran varios encuentros.
El observador suele entrar en el campo con permiso y reve- Por ello es importante una selección muy cuidadosa de los sujetos
lando su identidad, aunque sin definir claramente el objetivo de que se van a entrevistar. Se trata de informantes privilegiados por
su estudio. Comentario aparte merece la observación encubierta, su experiencia personal o por su situación en el colectivo que se
en la que el investigador no revela su identidad sino que actúa investiga. Llegar hasta ellos supone un proceso de reclutamiento
como impostor, simulando un papel, por ejemplo el de enfermo de boca a oreja, y muchos informantes se descartan hasta que se
mental para ser ingresado en una institución (35). encuentra a los que serán entrevistados.
Un caso particular es la observación de entrevistas en su me- La técnica de la entrevista es familiar para los profesionales
dio natural. Esta forma de observación combina también elemen- de la psiquiatría y la psicología. Básicamente se prefieren los for-
tos de las técnicas que se detallan más adelante, sobre todo en lo matos no estructurados, con guías iniciales para centrar el tema
que se refiere al uso de transcripciones (20). Se citan aparte por su que se estudia. El entrevistador ha de ser entrenado en las destre-
importancia en campos como el estudio del encuentro clínico zas conversacionales que le permiten facilitar el discurso de su
o de la psicoterapia. interlocutor sin sugerir contenidos propios. En las entrevistas
Un estudio de campo que utilice la observación ha de seguir también se pueden utilizar técnicas proyectivas o procedimien-
unas fases. Se ha de reflexionar en primer lugar sobre la manera tos similares, como las técnicas Q y las escalas analógicas de orde-
de acceder al campo, la negociación del rol del observador entre nación de fichas, imágenes o nombres.
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los informantes, en la que se aclare lo que el observador puede También ha de tenerse en cuenta el contexto físico y temporal
y no puede hacer; más adelante se busca obtener una relación de las entrevistas. En general, es preferible que las entrevistas se
de confianza con los sujetos, centrándose en aquellos que sean celebren en el ambiente habitual del entrevistado o, si no puede
clave. En esta primera fase se trata también de aprender el lenguaje ser, en lugares neutros.
y los modos de los sujetos, y formar al equipo si no hay sólo un in- Determinadas situaciones requieren una selección muy preci-
vestigador. Sólo en este momento comienza la recogida de infor- sa de los investigadores. Piénsese en las entrevistas a niños o an-
mación, que suele progresar de lo más abierto y general a lo más cianos o las entrevistas con intérprete.

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M. Munárriz Ferrandis
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Mayring establece una diferencia entre las entrevistas focaliza- A partir de esta argumentación se introdujo el método para el
das y las narrativas. Las primeras son más estructuradas e intentan estudio de grupos marginales, iletrados o con características cul-
sondear con la máxima amplitud y profundidad un tema concreto turales propias en las sociedades industrializadas, y más adelante
que el investigador elige, normalmente con entrevistas piloto. Las se- en sectores de la población de especial sensibilidad.
gundas fomentan un desarrollo narrativo. La entrevista facilita que el Paralelamente se desarrolló el empleo de la técnica como co-
entrevistado cuente, para interpretar luego la estructura del relato (4). adyuvante para la elaboración de cuestionarios. El discurso del
grupo focal se utilizaba para obtener las preguntas, mejorar su in-
Entrevista en grupo. En particular con el formato de gru- teligibilidad, facilitar un vocabulario adecuado o adaptar las tra-
pos focales, es una de las técnicas más utilizadas en el área de las ducciones (43, 44).
ciencias de la salud, por ello nos referiremos a ella de forma más A favor del uso de los grupos focales está que es un método
extensa. que se centra en la realidad social, es flexible, obtiene resultados
La técnica de investigación cualitativa que atiende a un gru- rápidos, tiene una gran validez subjetiva y aprovecha las ventajas
po focal consiste en la celebración de reuniones con grupos de de la interacción grupal. En su contra tenemos la dificultad de un
entre 4 y 12 personas, seleccionadas de acuerdo con criterios de- análisis detallado, el papel muy determinante de los conductores,
terminados, para que sostengan una conversación lo más espon- la dificultad para tratar algunos temas delicados y los problemas
tánea posible acerca de unos temas que el conductor o facilitador logísticos para la reunión del grupo.
va presentando. El discurso así obtenido es transcrito, analizado La práctica de los grupos focales no está totalmente protoco-
e interpretado en diferentes grados de complejidad y abstrac- lizada y sus requisitos varían ampliamente en función de los obje-
ción (37-39). tivos del estudio y las condiciones.
El grupo focal se diferencia de otros procedimientos de inves- Los aspectos para los que hay unas directivas más consensua-
tigación cualitativa en los que se utiliza la interacción grupal o téc- das son:
nicas de entrevista en grupo. En la tabla 6-4 se señalan las princi-
pales diferencias. 1. Tamaño del grupo. Hay acuerdo en que el tamaño ha de
El desarrollo completo de la técnica no se produjo en ámbitos oscilar entre 4 y 12 miembros. La decisión final depende
académicos sino en el de la mercadotecnia (30, 40). Es una forma del número de preguntas que se van a realizar, el tiempo
sencilla, económica, práctica y de demostrada eficacia para cono- disponible, el tipo de conducción y sobre todo los objeti-
cer y, sobre todo, comprender el pensamiento de los consumido- vos del estudio. En un estudio exploratorio es mejor cele-
res. Las características que hacen que los grupos de discusión fun- brar muchos grupos de pequeño tamaño. Si el objetivo es
cionen son la ausencia de directividad y aprovechar «las tendencias confirmatorio el tamaño del grupo puede ser mayor.
naturales del ser humano» en su funcionamiento en grupo. 2. Número de grupos. Depende de las divisiones que se
Posteriormente, su uso se ha extendido a otras áreas de la in- puedan suponer en la muestra. Los participantes en el
vestigación sociológica y de allí a las ciencias de la salud (41). Uno grupo han de tener suficientes características comunes
de los campos en el que el procedimiento se introdujo más pre- como para que la interacción sea posible, y suficientes di-
cozmente fue el de las investigaciones acerca de prácticas o actitu- ferencias como para que se establezcan puntos de vista
des relacionadas con la salud en culturas no occidentales y en diferentes y se genere discusión. Así, en la selección de los
países del tercer mundo (42). En sociedades donde el empleo de la grupos han de establecerse las características de control
tecnología cuantitativa tiene más dificultades que la pura traduc- o comunes y las características de corte o diferenciales. No
ción, el grupo focal aparece como un medio sencillo, poco intru- hay una regla fija, y la selección ha de efectuarse conside-
sivo, aceptable, que usa la lengua y los modos de expresión de las rando al mismo tiempo el tema que se trata, las caracte-
poblaciones estudiadas y que requiere una inversión moderada, rísticas del medio social y cultural en el que se realiza la
con resultados de alta visibilidad y validez aparente. investigación, y los objetivos de la investigación. Cuantas

/tabla6-4/
Diferencias entre las técnicas de investigación que utilizan el grupo como foco de estudio
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Tipo Ámbito Papel del entrevistador Estilo de las preguntas Interacción grupal Énfasis

Grupo focal Formal Conducción Prefijado, acotado Estimulada Creatividad


Tormenta de ideas Formal o informal No directivo Muy laxo Permitida Creatividad
Grupo nominal Formal Directivo Muy estructurado Regulada Consenso
Técnica Delphi Postal Directivo Muy estructurado Eliminada Consenso
Grupo natural Natural No directivo Algo estructurado No modificada Creatividad

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/c6/ Métodos cualitativos
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más características de corte se establezcan más grupos se 6. Sólidamente apoyada en un marco teórico que com-
necesitarán. bina el marxismo, el psicoanálisis y el estructuralismo, se
3. Número de sesiones. Depende también de los objetivos trata de una técnica de grupo caracterizada por un grado
y de la implicación de los participantes del grupo con el muy bajo de directividad, un encuadre muy estricto res-
tema. pecto a la selección y celebración de los grupos (perso-
4. Duración de las sesiones. Las sesiones se terminan cuando nas no conocidas, encuentro único, elaboración muy cui-
la información que aparece ya es redundante. Hay acuerdo dadosa de la prescripción o pregunta incial) y un análisis
en que no es conveniente extenderse más de 90 minutos. del discurso conjunto del grupo como representante del
En un grupo de personas mayores o enfermas, las sesio- imaginario social, del discurso de la colectividad, con un
nes son más cortas. carácter fuertemente interpretativo.
5. Reclutamiento. En las investigaciones de mercado es ha- 6. Procede también del mundo de la mercadotecnia, pero
bitual recurrir a grupos ya profesionalizados. También se ha desarrollado en el seno de la sociología crítica. En
se puede recurrir a un reclutamiento telefónico o por co- realidad, el grupo de discusión anticipa algunas de las
rreo. Es muy común utilizar personajes clave que se tendencias recientes de los grupos focales (37).
transmitan unos a otros la convocatoria. En la convoca-
toria se hace una mención vaga al objetivo de la reunión,
técnicas de análisis de datos secundarios
evitando que los convocados puedan prepararse el tema
antes de la reunión. La participación en un grupo se gra- El análisis de documentos en un sentido amplio es una técni-
tifica mediante una contraprestación material. ca cualitativa clásica. Se ha desarrollado sobre todo en los estudios
6. Conducción. Antes de la sesión del grupo el conduc- históricos y en las ciencias de la información.
tor —y el observador si lo hay— han de preparar un Su característica típica es el empeño personal e intensivo con
guión con las preguntas que se van a formular o los te- el documento que ha de ser interpretado y alumbrado de la forma
mas que se van a tratar. Conviene tener preparada de que más integre su unicidad (4).
antemano la prescripción inicial, que consiste en el El concepto de documento es muy amplio: se refiere a todos
agradecimiento por la participación, el reconocimiento los materiales que no son obtenidos directamente por el investi-
de su importancia, la descripción del encuadre, una gador. Incluye textos, pero también imágenes, registros sonoros y
invitación a la discusión libre y espontánea y una pre- otros materiales, como edificios, máquinas o piezas artísticas, y
gunta inicial. también combinaciones, como en los estudios sobre publicidad.
6. Durante el desarrollo de la sesión el conductor va in- Este enfoque cualitativo permite estudiar acontecimientos
troduciendo con flexibilidad los temas que se han de tra- históricos a los que no hay acceso directo, o no se puede localizar
tar si éstos no aparecen espontáneamente, y limita o res- a los informantes.
tringe las intervenciones poco pertinentes. El grado de Limitándose a documentos escritos, pueden ser de diferentes
directividad del conductor depende del objetivo del es- tipos:
tudio. Si es exploratorio o previo, conviene dejar un am-
plio margen a la discusión. Si, por lo contrario, se pre- • Documentos personales, como agendas, diarios, notas de
tende una aproximación en profundidad a un tema, el suicidio, cuadernos.
conductor interviene más, procurando reservar las pre- • Documentos de trabajo, como historias clínicas, informes,
guntas más cerradas para el final. libros de cuentas, actas, cuadernos de bitácora, libros de
6. Tanto el observador como el conductor toman notas texto.
a lo largo de la sesión. La sesión concluye cuando se ago- • Documentos oficiales, como escritos judiciales, actas no-
ta el tiempo señalado o cuando se han completado todos tariales, certificados.
los temas o ya el discurso es redundante. • Documentos publicados en libros o periódicos.
6. Antes de acabar se puede pedir a cada uno de los
miembros del grupo, por turnos, que resuman los aspec- Muchas técnicas de análisis se utilizaron inicialmente en este
tos más importantes de la discusión, según su punto de ámbito, como el análisis de narrativas o el análisis de contenido clá-
vista. sico (46, 47). Téngase en cuenta que la mayor parte del trabajo de
6. Como se ve, la tarea del conductor es la de establecer la análisis se realiza con textos que recogen las transcripciones, las
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agenda de la reunión sin que se note. descripciones de las observaciones o las notas de los investigadores.
7. Grupos de discusión. El término puede utilizase como si- En el análisis de los materiales no se considera sólo el conte-
nónimo de grupo focal o entrevista en grupo, o usarse nido (4, 46). También se tienen en cuenta aspectos del contexto,
en sentido estricto. Se cita aparte por la oposición de sus como la proximidad al sujeto que se pretende estudiar, la valora-
promotores a considerarlos similares (30, 45). Se trata de ción crítica de las fuentes y su producción, y las características fí-
una técnica de grupo que ha alcanzado un desarrollo im- sicas del soporte. Es también el terreno en el que más han evolu-
portante en el seno de la sociología española. cionado las perspectivas de análisis semióticas o estructuralistas.

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M. Munárriz Ferrandis
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Más allá de la distinción académica entre unas técnicas Este entramado entre recogida de la información y análisis es muy
y otras, la investigación, tanto cualitativa como cuantitativa, es un patente en las técnicas de observación (20). A medida que el ob-
medio abierto a la imaginación. De ahí surgen técnicas de difícil servador se familiariza con el campo, va extrayendo pistas acerca
sistematización. Piénsese, por ejemplo, en el investigador que se de lo que ha de observar con más detalle, creando de estas mane-
tapa los ojos o circula en una silla de ruedas para estudiar las ba- ra categorías que son recogidas en el cuaderno de campo y verifi-
rreras físicas o sociales de los minusválidos, o el que deja una gra- cadas en la observación posterior.
badora en la sala en la que toma café el personal de una sala de Cuando el investigador se propone analizar unos datos puede
hospitalización, las técnicas de autoobservación aleatoriamente estar buscando tres cosas diferentes (9):
distribuidas con ayuda de un mensáfono (48), o el abanico de po-
sibilidades que abre Internet (49). 1. Interpretarlos, descifrarlos, leer entre líneas, buscar el sig-
ı nificado profundo, llegar al fondo. Estas tareas están en
ı las tradiciones hermenéuticas, fenomenológicas y en al-
análisis de los datos gunas perspectivas semióticas (como la crítica artística).
ı Aquí el papel del investigador, de su empatía, de sus pre-
El problema del análisis cualitativo queda bien resumido así: supuestos teóricos, de su experiencia vivida, es funda-
mental. Predomina la intuición y la falta de estructura-
«Siempre me impresiona sentarme en mi oficina entre montañas de ción.
datos… Tengo cintas de audio, disquetes y papeles escritos. Notas de 2. Describirlos, establecer regularidades y asuntos comunes,
campo, informes de reuniones, memorias… ¿Cómo le doy sentido a refinar la mirada, descubrir, mostrar. Aquí se agrupan la
todo esto?» (25). mayor parte de las técnicas de análisis, sobre todo de la
investigación aplicada y no de la «académica». También
El análisis pretende resumir los datos de tal manera que las la teoría fundamentada, las historias de vida, las narrati-
personas que no han participado en el estudio puedan conocerlo vas, los relatos etnográficos, etc.
y llegar a tener un conocimiento más profundo del que tenían. 3. Considerar la interpretación como un proceso de colabo-
El análisis de los datos ha sido un terreno particularmente ración. Es la postura de las formas de investigación
enigmático en los estudios cualitativos. Hasta la década de 1980 emancipadoras de la investigación-acción participativa.
era difícil encontrar referencias al método de análisis en los estu- El investigador analiza con y entre los participantes con la
dio cualitativos. Los relatos etnográficos clásicos pasaban de las idea de actuar ofreciendo elementos de reflexión o polos
descripciones a las interpretaciones sin detenerse en el procedi- dialécticos con una intención de cambio (51, 52).
miento de análisis.
Cada vez con más frecuencia los investigadores tienden a ex- Otra distinción que afecta a los procedimientos de análisis es
plicar sus modos de análisis, pero la situación está todavía lejos de la utilización o no de una teoría fuerte que apoye la interpretación
la existencia de unos procedimientos canónicos. La situación se y que trascienda y generalice el contenido de los datos (47). El
complica más si se tiene en cuenta que muchos de los términos investigador parte de una teoría fuerte y bien articulada (como el
que se utilizan para describir procedimientos analíticos, como marxismo, el psicoanálisis o el estructuralismo) (30) y «descien-
análisis de contenido, análisis semántico, análisis del discurso, de» a los datos que se integran en esa perspectiva teórica. Otras
análisis de narrativas, etc., carecen de un significado general- posturas dan más importancia al trabajo con los datos, al trabajo
mente aceptado y son con frecuencia redefinidos por los investi- analítico previo a la aplicación de una teoría. En cualquier caso, ni
gadores que los usan. siquiera los procedimientos en que el análisis es más detallado,
Las líneas más claras en torno a este asunto proceden de los como el análisis de contenido clásico, el de conversaciones o la teo-
partidarios de la teoría fundamentada (8, 9), que domina el pa- ría fundamentada, están totalmente desprovistos de teorías pre-
norama del análisis cualitativo. Ésta se ha visto además impulsada concebidas.
por las aplicaciones informáticas de análisis cualitativo (7, 47, 50). Finalmente, otra característica que permite clasificar los tipos
De todas maneras, antes de sintetizar las principales caracte- de análisis es la consideración que se tenga del carácter lingüístico
rísticas de esta perspectiva, interesa ofrecer una visión general de la materia prima (20, 46). La mayor parte de las técnicas de
sobre el tema. análisis parten de un material que físicamente es un texto escrito.
ı Este soporte condiciona que haya un importante apartado de
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ı procedimientos que parten de la característica lingüística y tex-


principios generales tual. Muchos procedimientos de análisis proceden, pues, de la
ı lingüística, del estructuralismo o del análisis literario. Estos pro-
El análisis cualitativo no es una fase posterior a la recogida de cedimientos pueden aplicarse a materiales no escritos pero con
los datos, sino que se entremezcla con ella. El carácter emergente valor comunicativo, como la publicidad, las películas o la moda.
e inductivo del proceso investigador requiere que haya que tomar Se vinculan con la tradición de la lingüística estructural, que sos-
continuamente y desde el principio decisiones sobre el análisis. tiene la inseparable relación entre estructura y signos. En cierta

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/c6/ Métodos cualitativos
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manera, extienden o integran las reglas del lenguaje con las de la sión conjunta, que facilite su interpretación. Las técnicas de repre-
realidad. sentación van desde simples subrayados a la elaboración de diagra-
En otra perspectiva se atiende sólo al aspecto instrumental mas y matrices. La extracción y verificación de conclusiones, tam-
del discurso, del que sólo interesan sus vertientes pragmática y se- bién continuada a lo largo del proceso, incluye junto a los datos
mántica, sin entrar tampoco en las estructuras de la relación en- que provienen directamente del campo aquellos que aparecen
tre significante y significado. En este caso los textos tienen valor como abstracciones o ideas nuevas a partir del trabajo con los
en cuanto que se refieren a o describen algo situado más allá de datos o de las teorías predefinidas.
ellos, con un contenido con el que sostienen una relación direc- Hasta aquí, todos los procedimientos de análisis son simila-
ta, y que constituye lo real. Esta diferencia que aquí se esboza es res. Seguir más allá es confuso. La excepción a esta situación ha
mucho más compleja y permite muchos matices intermedios. sido el desarrollo de la teoría fundamentada. En su seno se han
En general, las técnicas de análisis más utilizadas tienden a ob- desarrollado procedimientos sistemáticos de análisis de datos que
viar la profundidad que permitiría el estudio lingüístico del texto. han alcanzado gran difusión (9). Ésta se ha visto además impulsa-
ı da por las aplicaciones informáticas de análisis cualitativo.
ı ı
procesos comunes ı
ı teoría fundamentada
Estructuración del material. Un estudio cualitativo produ- ı
ce una gran cantidad de material de diferentes tipos: grabaciones, Conviene precisar, no obstante, que se trata de un terreno
anotaciones, transcripciones, actas del equipo de investigación, todavía por explorar. El desarrollo de una masa crítica suficiente
documentos de convocatoria, etc. Antes de cualquier análisis hay de investigadores cualitativos tiene que llevar a que otros procedi-
que disponer de una manera de ordenarlos y de recuperarlos. mientos de análisis alcancen el grado de claridad que hoy tienen
El método tradicional consiste en llevar un cuaderno de la inves- los «basados» en la grounded theory (8), que se describen a conti-
tigación, pero se ha de pensar cómo y dónde guardar cada cosa. nuación de forma abreviada.
Aspectos aparentemente intrascendentes, como la rotulación in- Se comienza por una lectura detallada y repetida de las trans-
mediata de todas las grabaciones o la anotación en fresco de deta- cripciones. El fin de este proceso es la identificación de los frag-
lles (fecha, hora, lugar, nombre del contacto, etc.), son claves para mentos del texto que se refieran a un mismo tema. Estos temas
que el análisis progrese bien. o categorías pueden ser predefinidos por el investigador (análisis
de contenido clásico), extraídos de los datos (codificación abierta)
Familiarización con el material. Antes de iniciar cualquier o combinar las dos procedencias.
tipo de análisis hay que revisar los datos en fresco: escuchar las Las categorías no han de ser exclusivas, y un mismo fragmen-
grabaciones, releer las notas de campo, mirar los vídeos, reme- to de texto puede asignarse a diferentes categorías. El proceso de
morar las situaciones. Se puede aprovechar para sacar algunas descubrimiento de las categorías progresa hasta que todo el mate-
anotaciones o esquemas que luego se incorporarán al análisis. rial relevante ha sido codificado. En estas primeras lecturas se
Pero sobre todo se busca un acercamiento, una inmersión en el aprovecha también para ir obteniendo fragmentos del discurso
mundo de los datos. particularmente significativos, capaces de concentrar el significa-
Todos los análisis requieren también una presentación ade- do, y para anotar las interpretaciones intuitivas que vayan apare-
cuada de los datos que han de ser analizados (53). Así, las graba- ciendo.
ciones o los manuscritos han de ser transcritos, los párrafos de los Una vez extraídas las categorías se establece una definición, se
diferentes intervinientes separados, las líneas y las páginas nume- buscan unos ejemplos y se les asigna un código. Con la lista de có-
radas, las descripciones de los espacios trasladadas a un croquis, las digos se repasa de nuevo el material y se verifica, resume o am-
posiciones de los grupos esquematizadas, y todo de una manera plía la lista original de categorías. También se pueden dividir las
que permita acceder a las diferentes partes con facilidad siempre categorías en subcategorías que recojan las distintas variaciones
que se necesite. La transcripción detallada de las entrevistas de del fenómeno identificado.
acuerdo con reglas definidas para los aspectos paralingüísticos es Si en la codificación participan diferentes investigadores, se
prácticamente una técnica de análisis en sí misma (20, 54, 55). busca llegar a un acuerdo, usando siempre los datos como criterio
Todos estos procesos se simplifican mucho con ayuda de los y verificando continuamente con ellos las nuevas propuestas.
programas informáticos de análisis cualitativo. Así se llega a un punto en el que el texto está razonablemente
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Sobre los datos se realizan de manera reiterada tres tipos de clasificado (indexado) en diferentes categorías y es posible encon-
procesos que también son comunes a todos los procedimientos trar una explicación, o al menos ofrecer una descripción de los ca-
de análisis: la reducción o condensación, la representación de los sos discordantes o negativos.
datos y la verificación de conclusiones. Se dan desde el inicio del es- A partir de este listado de categorías se entra en una fase más
tudio y se repiten en diferentes tandas. Reducir los datos es re- interpretativa. Las categorías son agrupadas en patrones, procesos
sumirlos, seleccionando los pasajes que son más significativos. y otros códigos de mayor nivel de abstracción. Miles (9, 53) re-
Representarlos es disponerlos de una manera que permita su vi- comienda algunos procedimientos para extraer el significado de

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M. Munárriz Ferrandis
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los datos que incluyen la creación de diferentes tipos de repre- Muchos informes cualitativos adoptan estilos más literarios
sentaciones gráficas de las categorías y subcategorías. Represen- que los aburridos informes cuantitativos. Esta tendencia afecta in-
tan un intento de exprimir al máximo los datos antes de entrar cluso a los títulos. En cualquier caso, la estética no debe compro-
en la interpretación. meter la claridad.
En cualquier caso, hay un momento en el que el análisis pasa Aparte del texto escrito por los autores, conviene añadir al in-
a ser interpretación. La interpretación es un proceso reflexivo forme final las citas literales, viñetas de descripciones, fotogra-
entre los datos y la teoría. Los datos cobran sentido en el seno de fías, esquemas o gráficos que apoyen sus afirmaciones. Esta sí es
una teoría. Inevitablemente, la interpretación tiene elementos una característica común: la alternancia de las voces de los auto-
subjetivos e intuitivos que no se pueden soslayar, como ocurre res con la de los informantes. Esto permite también al lector un
en la interpretación de los resultados de las investigaciones cuan- acceso directo a los datos y acaba confiriendo a las publicaciones
titativas. cualitativas su peculiar sabor de veracidad.
ı La aparición de versiones electrónicas de muchas revistas está
ı permitiendo que, dentro de determinados límites éticos, puedan
análisis de conversaciones añadirse a los informes las transcripciones o datos crudos (55).
ı
Otro campo de la investigación cualitativa que ha desarro-
llado una descripción suficiente de sus procedimientos es el
«análisis de conversaciones» (20, 54, 55). En esta orientación se en-
Criterios de calidad
tiende que el hecho comunicativo es el hecho central del estudio ı
sociológico, y se sostiene y materializa en la conversación, por lo ı
que su análisis constituye una manera privilegiada de acercarse a En la investigación cuantitativa, los criterios de bondad como
lo social. Tiene una fuerte base empírica que también se extiende la validez o la fiabilidad están muy desarrollados. Las diferentes
a la hermenéutica y la etnometodología. El programa del análisis operaciones a las que se somete a los datos para que sean adecua-
de conversaciones se basa en la transcripción exquisita con ayu- damente incorporados al aparato numérico y estadístico requie-
da de normas especiales de puntuación de las conversaciones, ren un sofisticado sistema de control que dé confianza a los in-
principalmente de las conversaciones comunes recogidas en su vestigadores y a los destinatarios de la investigación.
medio natural. El análisis de estas transcripciones puede efectuar- En la investigación cualitativa se ha obviado muchas veces
se entonces atendiendo a su estructura y a su secuencia de una esta cuestión. La validez de los datos no se suele cuestionar en
manera meticulosa y empírica. Se trata de un procedimiento de tanto que son recogidos directamente y el carácter especulativo,
innegable futuro en la investigación del encuentro clínico y las subjetivo y sujeto a discusión de los resultados se da por sentado.
psicoterapias. En el extremo, como no hay una realidad externa a la que ajustar-
ı se sino que es el texto el resultado de la investigación y no hay una
ı legitimación capaz de definir los límites de lo cierto, cualquier
presentación de los resultados control de calidad es superfluo. De hecho, en algunos manuales
ı de amplia difusión, como el manual de Denzin y Lincoln (publi-
La presentación de los resultados de la investigación cualita- cado en 2000) no se dedica ni un capítulo al tema (11).
tiva no está tan estandarizada como la de la cuantitativa. La re- Pero en general hay una creciente preocupación por el rigor,
dacción del informe de la investigación debe entenderse dentro que trata de combinar la especificidad de lo cualitativo con ciertas
de las características emergentes del conjunto del diseño cualitati- normas que provienen de una mentalidad cuantitativista.
vo (7, 9). Esta postura se ha visto impulsada al plantear algunas revistas
La redacción es un texto elaborado por los investigadores biomédicas de amplia difusión (13, 56, 57) la publicación de estudios
acerca de otro texto o discurso que han obtenido y analizado. Esta cualitativos o con la adjudicación de recursos financieros a proyectos.
característica metalingüística del informe cualitativo ha sido am- La aparición de ciertos criterios e incluso de listas de comprobación
pliamente debatida por la crítica posmodernista y apunta al he- similares a las utilizadas en los estudios cuantitativos confiere «respeta-
cho de que este informe es siempre provisional y está en cons- bilidad» a los estudios y tranquiliza a los editores. Llamamos criterios
trucción por la participación del destinatario. a ciertas cualidades que deben reunir las buenas investigaciones cua-
El informe ha de redactarse de acuerdo con las expectativas y litativas, procedimientos a las estrategias para alcanzar esos criterios,
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las necesidades de aquellos a los que va dirigido. La investigación y listas de comprobación a las que las combinan.
—no sólo la cualitativa— tiene un carácter académico y además ı
puede tener una intención emancipadora o aplicada. ı
En general, la redacción ha de respetar los criterios de calidad criterios
que se detallan a continuación y que enfatizan que no sólo hay ı
que contar los resultados, sino también el cómo, el porqué y el Los criterios más utilizados tienden a traducir a la jerga cuali-
para qué se ha llevado a cabo el estudio. tativa los que se utilizan en cuantitativa. Sus objetos —con cier-

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/c6/ Métodos cualitativos
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tas variantes entre unos autores y otros— se pueden sintetizar en características del campo estudiado y la riqueza de la información
cinco (9, 58): obtenida. No se trata de extraer muestras aleatorias, pero tampo-
co muestras de conveniencia o autorreclutadas.
Credibilidad. Se refiere a la confianza que el lector puede
tener en que los datos son ciertos. Se consigue explicitando cla- Codificación por diferentes analistas. Es el equivalente
ramente el método de recogida de datos, ofreciendo ejemplos di- a la fiabilidad entre entrevistadores, pero con unas connotaciones
rectos y conservando la accesibilidad a los datos originales cuan- particulares. Lo que interesa no es sólo el acuerdo y su grado, sino
do es posible. La experiencia de los investigadores con la técnica los motivos del desacuerdo y los procedimientos explícitos de
es otra fuente de credibilidad. La credibilidad se asemeja a la vali- consenso.
dez interna.
Validación por los sujetos. Se trata de incorporar a los su-
Tranferibilidad. Es la posibilidad de extender los resulta- jetos en el proceso de análisis e interpretación. Es un elemento
dos a otros contextos. Se ve en la exhaustividad o calidad del fundamental de los proyectos de investigación de la acción parti-
muestreo y en la solidez de la argumentación que sustenta la ge- cipativa. En este caso no es sólo una estrategia de validación sino
neralización. También en una adecuada descripción de los con- también de cambio.
textos y los métodos para permitir que el lector extraiga sus pro-
pias conclusiones acerca de la aplicabilidad de los resultados a Honestidad. Es un procedimiento básico en el desa-
otros ámbitos. rrollo del estudio, que require la exposición clara de los métodos
y la reflexión sobre los propios sesgos, incluyendo en el infor-
Dependencia. Es la respuesta que se da en el estudio a los me final todas las consideraciones alternativas que se hayan
cambios que en él aparecen, la consistencia del proceso. ¿Queda hecho.
claro en el estudio de qué depende cada una de las opciones he- La justificación de todos los procesos de manera que la in-
chas por los investigadores? vestigación se pueda auditar es el mejor criterio de calidad de
una investigación cualitativa. En definitiva, no se trata de llegar
Confirmabilidad. Se plantea si los resultados correspon- a la verdad última sino de aportar algo en la construcción del cono-
den a los datos y no a los sesgos y prejuicios del investigador. Es cimiento.
un aspecto ético de la bondad y tiene que ver con la honestidad y ı
el fair-play. El autor ha de explicitar y razonar sus sesgos, tanto los ı
procedentes de sus métodos y de los sujetos como los proceden- listas de comprobación
tes de su propia subjetividad. Se han de exponer los hallazgos ne- ı
gativos y discutir las interpretaciones alternativas. A partir de los principios indicados y con el uso de los proce-
dimientos comentados se han diseñado listas de comprobación.
Aplicabilidad. La utilidad práctica de los resultados es un En la tabla 6-5 se ofrece un ejemplo.
criterio de bondad. El estudio ha de poder ser usado por sus des- El uso de estas listas de comprobación no asegura que sirvan
tinatarios, tener un impacto. para seleccionar las buenas investigaciones cualitativas si los que
ı las usan carecen de un compromiso con los paradigmas cualitati-
ı vos. De no ser así, «se puede comprometer la contribución par-
procedimientos ticular de la investigación cualitativa sistemática» (59). Es todavía
ı un terreno abierto a la discusión entre los dos polos de demasiado
Los conceptos teóricos se llevan a la práctica en una serie de cualitativista y demasiado cuantitativista (criterios convencionales
procedimientos. Los propios de lo cualitativo son: frente a alternativos) (7).
Un ejemplo de una aproximación más original a este dilema
Triangulación. Es uno de los conceptos más repetidos. Se parte de la investigación clínica cualitativa (15). En ésta se ha de
refiere al acceso a los mismos datos desde diferentes perspecti- contar una historia que reúna las siguientes características:
vas. Puede ser de cinco tipos: diferentes tipos de datos (observa-
cionales y de entrevista), diferentes investigadores, diferentes mé- 1. Sea metodológicamente convincente. No significa que gus-
todos, diferentes teorías y diferentes disciplinas. te a un positivista, sino que explique cómo se planeó
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y se llevó a cabo la investigación. Se ha de detallar la me-


Análisis de datos negativos. Un estudio cualitativo ha de todología empleada atendiendo a los tres tipos de rela-
reflejar honestamente los dilemas que plantean los casos que no ciones que se dan en un estudio: la relación con los in-
encajan con el patrón general. formantes, la relación con los datos y la relación con los
autores. Se puede añadir también la relación entre los in-
Muestreo teórico. La estrategia de muestreo ha de especifi- vestigadores y de éstos con el objeto de la investigación y el
carse. Su justificación ha de estar en los presupuestos teóricos, las proceso de elaboración del sentido. La validez es entendi-

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M. Munárriz Ferrandis
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y la justificación de que la investigación tiene un sentido más allá de


/tabla6-5/ la indagación periodística o la curiosidad «romántica». En lugares
Lista de comprobación donde la investigación cualitativa ha alcanzado más desarrollo
existen recomendaciones éticas (60) que se ocupan del consenti-
Relevancia e interés. ¿Ha valido la pena hacer el estudio? ¿Contribuye de miento informado, el uso de los informes y los datos documenta-
manera útil al conocimiento? les, el muestreo, la investigación encubierta, la posibilidad de da-
Claridad de la pregunta inicial. ¿Queda clara la pregunta del estudio? ¿Se
discute la manera en que se ha evitado la interferencia de las ideas
ñar a los participantes, y el archivo y custodia de los datos.
preconcebidas del investigador? Los aspectos éticos pueden ser formulados como preguntas (9):
Encaje de la pregunta y el método. ¿Es apropiada la opción
metodológica? • ¿Sirve el estudio para algo más que para mi carrera acadé-
Contexto. ¿Se describe el contexto de manera suficiente para que el mica?
lector pueda valorar su generalización a otros?
Muestreo. ¿Se han incluido todos los posibles casos de acuerdo con la
• ¿Tengo la preparación suficiente para hacer el estudio?
intención inicial? ¿Se han evitado muestras de conveniencia? • ¿Tienen los participantes suficiente información, poder y
Recogida de datos y análisis. ¿Se detalla un procedimiento sistemático? capacidad para dar su consentimiento?
¿Puede el lector repetir el estudio? ¿Se ha sido exhaustivo en el • ¿Hay un balance adecuado entre coste y beneficio para to-
análisis? ¿Se han incorporado todas las observaciones? ¿Se han das las partes?
desarrollado categorías o conceptos capaces de explicar lo que hay?
¿Se han estudiado los casos disonantes? ¿Se puede seguir la relación
• ¿Puede haber riesgos inaceptables para alguna de las partes?
entre datos y teorizaciones? • ¿Hay confianza?
Autocrítica. ¿Se explicitan las posibles influencias del método en los • ¿Se respeta la intimidad y la confidencialidad?
resultados? ¿Se ofrecen en el informe final suficientes datos como para • ¿A favor de quién estaré en caso de conflictos éticos?
entender y justificar los criterios del análisis? • ¿Llevo a cabo el estudio de acuerdo con ciertas normas?
Modificado de Mays y Pope (28).
• ¿A quién pertenecen los datos?
• ¿Qué responsabilidad asumo en el uso de los resultados?

da como una asunción de responsabilidad reflexiva (refle-


xive accounting).
Comentarios finales
1. Una lista de comprobación sencilla basada en este ı
principio es la siguiente: ı
a) Es el método apropiado al objeto del estudio. La investigación cualitativa surge de la necesidad de respon-
b) Es la muestra apropiada y rica. der a preguntas para las cuales otros métodos de indagación no
c) Es el proceso de la investigación reiterativo. son adecuados.
d) Se explica bien y detalladamente el proceso de análi- Es consustancial a la investigación cualitativa el debate episte-
sis. mológico y el carácter abierto de sus propuestas. Sin embargo,
e) Se hace autocrítica. en los últimos años, determinados métodos y técnicas cualitativos
2. Sea retóricamente convincente. El lector ha de experimen- han alcanzado un grado suficiente de sistematización y difusión
tar que la historia es cierta, que es coherente con su vi- como para incorporarse a la corriente principal de la ciencias de la
sión, que podría ser él quien la viviera. salud, colaborando de diferentes maneras con los procedimientos
3. Sea clínicamente convincente. Que el tema en cuestión cuantitativos hegemónicos.
debe tener sentido, también para la audiencia del estudio. Por otra parte y en este momento histórico, nuestra especia-
lidad está necesitada de desarrollar estrategias de investigación di-
En resumen, una investigación cualitativa en temas clínicos es ferentes. Hay algunas circunstancias que abonan el desarrollo
convincente si los métodos son apropiados para la cuestión; las multimetodológico y plural en psiquiatría y psicología.
relaciones del equipo investigador con los informantes, los datos En primer lugar, la psiquiatría tiene una tradición «cualitati-
y la audiencia están claramente explicados; la audiencia se reco- va» propia desde antes que estos métodos se denominaran así. De
noce en los resultados, y éstos y el tema tienen relevancia para los hecho, muchos autores cualitativos actuales incluyen las disci-
clínicos. plinas psiquiátricas en el origen de los métodos y técnicas cuali-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

Como se ve, es muy propio de la tradición cualitativa incorpo- tativos. La fenomenología, el estudio de casos, las historias de vida
rar los aspectos éticos dentro de los criterios de calidad de las in- o la observación participante forman parte de su acervo metodo-
vestigaciones. Muchas técnicas cualitativas resultan muy intrusivas lógico. Muchos de los conocimientos que forman parte de ese
y algunas de ellas, como la investigación de acción participativa, cuerpo doctrinal en terrenos tan variados como la psicopatología,
tienen claros objetivos de cambio e influencia sobre los sujetos. la neuropsicología, la psicología evolutiva, la evaluación crítica de
Los aspectos éticos figuran en las listas de comprobación e inclu- las instituciones psiquiátricas o la psicoterapia (61) nacen de in-
yen el consentimiento informado, la honestidad del investigador vestigaciones de corte cualitativo.

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/c6/ Métodos cualitativos
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Piénsese también en las limitaciones del positivismo y el em- 14. Ibáñez J. Las perspectivas de la investigación social: El diseño en la
pirismo para hacer frente a algunos problemas como la distancia perspectiva estructural. En: García Ferrando M, Ibáñez J, Alvira F (eds.). El
entre la práctica clínica y la «evidencia» (62), la participación de análisis de la realidad social. Métodos y técnicas de investigación. Ma-
drid: Alianza Editorial, 1986; 31-66.
los sujetos en la evaluación del desenlace de las intervenciones, la
15. Miller WL, Carbtree BF. Clinical research. En: Denzin NK, Lincoln YS,
investigación de los procesos en la psicoterapia, o los problemas
eds. Handbook of qualitative research, 2.a ed. Thousand Oaks: Sage,
clínicos, teóricos y sociales que plantean las patologías emergen-
2000; 607-631.
tes. Por otro lado, disponemos de gran cantidad de datos que in- 16. Boeree CG. Qualitative methods workbook. Part one. http://www.
vitan a un salto cualitativo que implique la construcción inducti- ship.edu/~cgboeree/qualmethone.html.
va de teorías y modelos que arriesguen interpretativamente para 17. Hudson L, Hale R. Qualitative research—a rejoinder. Br J Psychiatry
permitir el avance. 1998; 173: 88.
Al margen de su propia tradición, estamos asistiendo a la in- 18. Mayr E. Así es la biología. Madrid: Debate, 1998.
troducción de lo cualitativo en el campo de la psiquiatría. En esto 19. Dixon-Woods M, Fitzpatrick R. Qualitative research in systematic reviews
sigue la estela de otras ramas de las ciencias de la salud, donde ya has established a place for itself. BMJ 2001; 323: 765-766.
tiene un protagonismo, y utiliza técnicas y métodos prestados de 20. Silverman D. Interpreting qualitative data. Methods for analysing talk, text
and interaction. Londres: Sage, 1995.
la sociología crítica o la antropología.
21. Jaspers K. Allgemeine Psychopathologie. Berlín: Springer-Verlag, 1973.
Una pista que permite augurar el creciente desarrollo de la in-
22. Bunge M. Teoría y realidad. Barcelona: Ariel, 1972.
vestigación cualitativa es que los psiquiatras y psicólogos son
23. Ortí A. La apertura y el enfoque cualitativo o estructural: la entrevista
a priori buenos investigadores cualitativos, entrenados en las técni- abierta semidirectiva y la discusión de grupo. En: García Ferrando M,
cas de la observación y la escucha no intrusivas y poseedores de Ibáñez J, Alvira F (eds.). El análisis de la realidad social. Métodos y técni-
un método clínico que mimetiza muchos de los procedimientos cas de investigación. Madrid: Alianza Editorial, 1986; 176.
que investigadores cualitativos de otras áreas (sociólogos, peda- 24. Lincoln YS, Guba EG. Paradigmatic controversies, contradictions, and
gogos, antropólogos) han de entrenar. emerging confluences. En: Denzin NK, Lincoln YS (eds.). Handbook of
Finalmente, y siguiendo con el debate acerca del sentido de qualitative research, 2.a ed. Thousand Oaks: Sage, 2000; 163-188.
la evidencia en psiquiatría, conviene preguntarse si la evidencia ha 25. Feldman MS. Strategies for interpreting qualitative data. Thousand Oaks:
de basarse en la elegancia o el rigor, o también ha de evaluarse por Sage, 1995.
26. Rice PL, Ezzy D. Theory in qualitative research: Traditions and innova-
su capacidad para cambiar la práctica.
tions. Qualitative research methods. Melbourne: Oxford University
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bibliografía 27. Alderson P. The importance of theories in health care. BMJ 1998; 317:
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® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

| 134 | Tratado de Psiquiatría


Medicina basada en pruebas

/capítulo7/ ı
ı
La MBP como «criatura» reciente, derivada de estos conti-
nuados años de práctica, pretende «la utilización consciente y

Psiquiatría juiciosa de las mejores pruebas disponibles procedentes de la


investigación clínica en el tratamiento de pacientes concretos»
(1). La definición está tan llena de sensatez como plagada de
basada trampas. Sensatez porque resulta ingenuo oponerse a su plan-
teamiento general, lleno de bondades, que pretende en definiti-

en pruebas va el mejor tratamiento disponible para cada paciente. Y tram-


pas porque en medicina, y especialmente en psiquiatría, por
determinadas razones derivadas de la complejidad metodológi-
ca de acercamiento a los problemas mentales, la decisión sobre
M. Roca Bennasar el «mejor» tratamiento implica a veces pisar un terreno muy
F. Cañellas Dols resbaladizo. Desde la práctica clínica cotidiana a las repercusio-
nes legales en una demanda por mala práctica, la pregunta de si
un paciente recibió el «mejor» tratamiento no escapa a consi-
deraciones ajenas a la propia investigación y cercanas a la dis-
ponibilidad de recursos, a los mecanismos asistenciales, etc. De
ahí han surgido no sólo las guías y consensos sino las propias
Introducción controversias generadas por tales formas de protocolizar la clí-
ı nica (tabla 7-1).
Se han establecido, de manera más o menos convincente, algu-
ı nas bases epistemológicas de la MBP, e incluso se ha discutido so-
Una de las grandes paradojas de los últimos años en medi- bre sus eventuales implicaciones éticas. Subsisten, en cambio, los
cina, es el eco que ha tenido la llamada «medicina basada en interrogantes acerca de si los procedimientos de la MBP han influi-
pruebas». De hecho, su denominación más frecuente es «medi- do de manera positiva en la clínica médica, de qué forma lo han he-
cina basada en la evidencia», dudosa traducción, como ocurre cho y cuáles son, en definitiva, las limitaciones de un proceder que
en tantas ocasiones, del término inglés evidence-based medicine. parece tener una larga historia, aunque aparente un corto pasado,
Prueba es «la razón, argumento, instrumento u otro medio con y que en principio recoge con criterios solventes las premisas básicas
que se pretende mostrar y hacer patente la verdad o falsedad para el trabajo clínico. Se considera que los sesgos y la validez de los
de algo», mientras que en lengua castellana evidencia es «cer- diseños de los estudios influyen de manera inversamente propor-
teza clara, manifiesta y tan perceptible que nadie puede racio- cional a la calidad de las pruebas obtenidas en un trabajo.
nalmente dudar de ella». En medicina, los estudios y trabajos La MBP tiene por objetivo principal influir directamente en
que fundamentan el trabajo clínico tienen todas la característi- la toma de decisiones a partir del hecho de que estas decisiones
cas de las «pruebas», pero difícilmente se encontrarán «evi- puedan ser racionales y medibles en términos de suficiencia cien-
dencias». tífica (tabla 7-2). Con más de 2 millones anuales de artículos en
Vaya por delante, en definitiva, la convicción de que las deci-
siones clínicas médicas —y entre ellas obviamente las psiquiá-
tricas, éstas a partir de una psiquiatría basada en pruebas
(PBP)— deben fundamentarse en pruebas científicas demostra-
das. Se trata de un hecho incuestionable y ante el que no cabe
/tabla7-1/
escatimar esfuerzos. Pero un hecho, decíamos, que incluye tam-
Características de las guías clínicas
bién una paradoja, porque las pretendidas características «nove-
dosas» de la medicina basada en pruebas (MBP) no son tales.
Validez
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¿Acaso, desde hace más de 100 años, la medicina hace otra cosa Fiabilidad
que no sea trabajar acumulando pruebas en uno u otro sentido Aplicación clínica
para tomar decisiones clínicas? Otra cosa es que estas pruebas no Flexibilidad clínica
contengan limitaciones, que comentaremos más adelante, pero Claridad
Proceso multidisciplinar
resulta muy distinto pretender darle carácter de «novedad» en la
Revisiones periódicas
MBP o en la PBP a lo que las distintas especialidades médicas Documentación
han venido haciendo desde hace larguísimo tiempo.

/sA/ Generalidades | 135 |


|
M. Roca Bennasar y F. Cañellas Dols
|

Las principales fuentes de la MBP han sido los estudios de la


/tabla7-2/ llamada Colaboración Cochrane y las revistas «basadas en prue-
Estrategia para la aplicación de la medicina basada bas», entre las que destaca en psiquiatría la Evidence-Based Men-
en pruebas tal Health.
ı
1. Formular una pregunta clínica concreta ı
2. Localizar artículos en la bibliografía colaboración Cochrane
3. Evaluar de manera crítica los datos que aportan dichos artículos
4. Llevar a la práctica clínica las pruebas que surgen del proceso
ı
La Colaboración Cochrane se ha desarrollado con el objetivo
de preparar revisiones sistemáticas y actualizadas, así como di-
fundirlas, a fin de ayudar a cuantos necesitan tomar decisiones
clínicas y sanitarias bien fundamentadas. Toma su nombre del
médico británico Archie Cochrane, quien, en la década de 1960,
20.000 revistas médicas de las diferentes especialidades, las dudas alertó del gran desconocimiento sobre los efectos de la atención
están ampliamente servidas. De hecho, la MBP no debe referirse sanitaria dispensada por los sistemas de salud. Dado que los re-
sólo a tratamientos, sino a otros ámbitos como el diagnóstico, las cursos siempre serán limitados, Cochrane sugirió que deberían
pruebas complementarias, las pruebas psicométricas, los proto- utilizarse para proporcionar de manera equitativa aquellas formas
colos o las guías (2, 3), de manera especial en psiquiatría, como se de atención sanitaria que hubiesen demostrado ser efectivas me-
ha discutido ampliamente en revistas españolas (4, 5), cuestio- diante evaluaciones apropiadamente diseñadas. En particular,
nando a veces la conveniencia de la relación entre la MBP y la hizo hincapié en la importancia de usar las pruebas procedentes
atención en el ambiguo marco de la salud mental (6). de ensayos clínicos controlados, ya que éstos podían ofrecer mu-
cha más información fiable que otras fuentes. Aunque las ideas de
Cochrane han recibido un apoyo explícito creciente por parte de
una amplia gama de sectores, los progresos llevados a cabo para
Pruebas y práctica clínica aplicar sus resultados en la práctica han avanzando con lentitud
ı por muchas razones. Por ello se creó la Colaboración Cochrane,
ı primero de forma restringida en algunas especialidades (gineco-
El traslado de las pruebas obtenidas en investigación a la clí- logía y obstetricia), y a partir de la década de 1990 (1993) de for-
nica constituye probablemente el segundo problema esencial, que ma global.
ha llevado a constituir grupos especiales de trabajo, incorporando La tarea de la Colaboración Cochrane es preparar, mantener
viejas estrategias procedentes de la psicología para mejorar la mo- y difundir revisiones sistemáticas y actualizadas de ensayos clíni-
tivación y el cambio en hábitos y prácticas (7, 8). Apenas existen cos sobre las intervenciones sanitarias, y cuando éstos no están
estudios que demuestren la existencia de estrategias de interven- disponibles, revisiones de las pruebas más fiables derivadas de
ción adecuadas para trasladar las pruebas a la clínica cotidiana otras fuentes disponibles, a fin de ayudar a los profesionales
(9). Tampoco disponemos aún de medidas fiables que puedan a que tomen decisiones clínicas y sanitarias bien informadas. En la
utilizarse para evaluar los cambios en los hábitos y pautas clíni- actualidad, más de 5.000 personas de más de 50 países colaboran
cas de actuación; y, finalmente, aunque se reconoce la importan- activamente en este trabajo. Además, la Colaboración Cochrane
cia de determinados ambientes en los cambios prácticos, la deci- ha recibido el apoyo de más de 650 organizaciones de todo el
sión final depende de una conducta individual en el marco de mundo, entre las que se incluyen proveedores sanitarios, centros
sistemas genéricos de actuación, en especial en modelos sanitarios de investigación, departamentos de salud, organizaciones inter-
fundamentalmente públicos como el español. La industria far- nacionales, industrias y universidades. Estos esfuerzos de colabo-
macéutica misma, considerada por algunos como paradigma de ración global están proporcionado información valiosa para
influencias en los hábitos y prescripciones clínicas, ilustra perfec- orientar la práctica clínica del presente, así como la futura investi-
tamente las vacilaciones y dudas para conseguir equiparar estra- gación.
tegias y resultados (10). El papel que desempeñan las pruebas ge- El registro Cochrane de ensayos clínicos, actualmente con
neradas por las diferentes especialidades y su repercusión en los más de 336.000 referencias, constituye la mayor base de datos
médicos de atención primaria tampoco resulta desdeñable (11). actualmente disponible sobre ensayos clínicos controlados. És-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

Hay que observar que los textos y manuales de las diferentes tos son identificados gracias a un esfuerzo coordinado a nivel
especialidades son poco permeables a las «pruebas» y habitual- mundial que incluye la búsqueda manual en más de 1.700 revis-
mente, por razón de criterios de elaboración de trabajos y de po- tas biomédicas en diversas lenguas, búsquedas electrónicas en
líticas editoriales, tardan mucho en recoger los posibles cambios bases de datos y esfuerzos conjuntos con la industria farmacéu-
derivados de pruebas en estudios ya aparecidos en publicaciones tica y otros colectivos, a fin de asegurar que todos los ensayos
periódicas, fundamentalmente revistas. Existen abundantes ejem- clínicos identificados sean accesibles, para evitar el sesgo de pu-
plos al respecto. blicación o de selección que, en última instancia, pueda condu-

| 136 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c7/ Psiquiatría basada en pruebas
ı

cir a estimaciones sesgadas de los efectos de las intervenciones El trabajo de los CRG está apoyado por las personas que tra-
sanitarias. bajan en los grupos de metodología, quienes se encargan de des-
La base de datos Cochrane de revisiones sistemáticas, el prin- arrollar los métodos y aconsejan sobre cómo mejorar la validez
cipal producto de la Colaboración Cochrane, contiene casi 1.300 y la precisión de las revisiones sistemáticas. Por ejemplo, el Statis-
revisiones sistemáticas completadas y actualizadas periódica- tical Methods Working Group evalúa las alternativas existentes
mente, y más de 1.000 protocolos de revisión actualmente en para manejar los diferentes tipos de datos en la síntesis estadística,
curso. Cada año se añaden a la base de datos cientos de revisio- y el Applicability and Recommendations Methods Working
nes ya completadas y nuevos protocolos de revisión. Estas revi- Group explora cuestiones importantes acerca de la obtención de
siones han contribuido de manera importante a la mejora de la conclusiones sobre las implicaciones para la práctica, basándose
atención sanitaria. Así, por ejemplo, proporcionaron pruebas so- en los resultados de las revisiones.
bre la eficacia del tratamiento de apoyo familiar en la esquizo- Los ámbitos de trabajo se ocupan de otras dimensiones sani-
frenia, contribuyendo a una mejor utilización de intervenciones tarias más allá de los problemas de salud, tales como el sector
efectivas, simples y baratas. A su vez, las revisiones Cochrane han donde se presta la atención sanitaria (p. ej., atención primaria),
cuestionado el uso ampliamente extendido de algunas interven- el tipo de consumidor (p. ej., tercera edad) o el tipo de interven-
ciones que se han demostrado ineficaces e incluso perjudiciales, ción (p. ej., vacunación). Las personas vinculadas a los ámbitos
tales como el case management en trastornos psiquiátricos gra- ayudan a asegurar que las prioridades y perspectivas en sus esferas
ves. Además, las revisiones Cochrane han contribuido a iden- de interés se vean reflejadas en los CRG. La Red Cochrane de
tificar áreas en las que no existen pruebas acerca del efecto de Consumidores (Cochrane Consumer Network) proporciona in-
intervenciones importantes, lo que ha orientado nuevas inves- formación y se abre como foro para vincular entre sí a los consu-
tigaciones. midores participantes en la Colaboración, y es un puente entre los
La Colaboración Cochrane es una organización internacional grupos de consumidores y usuarios de los sistemas de salud en
sin ánimo de lucro (www.cochrane.org) que se estructura en va- todo el mundo.
rios niveles o «entidades», cada una de ellas con responsabilidades El trabajo de los CRG, así como el de los grupos de meto-
y funciones específicas. Los 49 grupos colaboradores de revisión dología, de los ámbitos y de la red de consumidores, está apo-
(Collaborative Review Group, CRG) que existen actualmente se yado de las más diversas maneras por la tarea desarrollada en 14
encargan de preparar y actualizar las revisiones sistemáticas sobre centros Cochrane internacionales distribuidos por todo el
los efectos de la atención sanitaria. Por definición, se trata de mundo. Comparten la tarea de ayudar a coordinar y dar respal-
grupos de carácter internacional y multidisciplinar cuyos miem- do a los responsables de la Coordinación en áreas tales como
bros —investigadores, clínicos, profesionales de la salud, usuarios la formación, así como promover los objetivos de la Coordina-
de los servicios sanitarios, etc.— se han reunido porque compar- ción en su ámbito geográfico específico mediante una variedad
ten el interés por documentar las pruebas que sean relevantes, fia- de estrategias. Entre los 14 centros Cochrane internacionales
bles y actualizadas sobre la prevención, tratamiento y rehabilita- actualmente existentes, se halla el centro Cochrane Iberoameri-
ción de problemas de salud dentro de una área de interés especí- cano, constituido por una red de centros coordinadores nacio-
fico. Además, sus componentes también comparten los métodos nales ubicados en diversos países del ámbito iberoamericano,
de trabajo altamente eficientes y rigurosos de la Colaboración como son España, Colombia, Chile, Argentina, México y Cuba.
Cochrane, así como los principios que la sustentan. Éstos son, bá- Existen también grupos de trabajo constituidos en Portugal,
sicamente, la colaboración abierta a la participación de personas Venezuela y Uruguay, donde, en un futuro, podrían constituir-
con distinta formación y experiencia, de tal modo que el enfoque se nuevos centros coordinadores adheridos a la red iberoameri-
de las revisiones integre las distintas visiones complementarias, cana. La sede del Centro Cochrane Iberoamericano se encuen-
priorizándose la relevancia mediante la evaluación de resultados tra en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, y
que son de interés para quienes deben tomar las decisiones, evi- obedece a la necesidad y voluntad de potenciar la capacitación
tando la duplicación innecesaria de esfuerzos mediante una bue- y contribución de los profesionales del ámbito iberoamericano
na coordinación del trabajo, garantizando el rigor metodológico en las tareas de la Colaboración Cochrane Internacional. En la
y la calidad, así como su actualización periódica, y preservando Cochrane Library se encuentra información muy detallada so-
la transparencia. bre los grupos de revisión actualmente activos, así como los te-
La actividad de los distintos revisores integrados en un CRG mas que están siendo objeto de revisión. También se encuen-
se ve facilitada por un equipo editorial, designado por el mismo tran los documentos íntegros de las revisiones sistemáticas rea-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

grupo, que coordina, organiza, supervisa y/o asesora las activida- lizadas hasta la fecha, así como los protocolos que están en
des diarias del grupo, garantizando que las revisiones sistemáticas fase de ejecución. En caso de no disponer de la Cochrane Li-
que aquellos producen reúnen la calidad suficiente para ser final- brary, también puede accederse libremente a los resúmenes (no
mente publicadas en la Cochrane Library. Esta revista, en forma- al texto íntegro) de todas las revisiones. Si se desea acceder al
to electrónico, de actualización trimestral, constituye una de las texto íntegro de la revisión, puede solicitarse por correo elec-
fuentes de información más completas y mejor sistematizadas so- trónico (cochrane@cochrane.es), indicando la referencia y el tí-
bre revisiones sistemáticas y ensayos clínicos. tulo de la revisión.

/sA/ Generalidades | 137 |


|
M. Roca Bennasar y F. Cañellas Dols
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En la Cochrane se puede participar en grupos de revisión, en los sobre trastornos bipolares se llegaba a resultados contradicto-
la identificación y clasificación de los ensayos clínicos, divulgan- rios sobre la eficacia de las sales de litio como eutimizantes, apa-
do materiales de la Colaboración Cochrane y afines en el ejercicio rentemente sin moverse de los métodos de la MBP.
de la docencia, realizando actividades de divulgación específicas Los ensayos clínicos controlados encuentran fácil acomodo
de la Colaboración Cochrane (organización de cursos, seminarios, en las revistas internacionales. La mayoría reflejan datos optimis-
presentaciones, etc.) y haciendo o revisando traducciones de la tas o prometedores sobre algún tratamiento, y sólo un pequeño
Cochrane Library. Para conocer los fundamentos de las revisiones porcentaje muestra resultados negativos. Los estudios abiertos,
sistemáticas, se imparten cursos regularmente y de forma gratui- observacionales, tienen grandes dificultades para su publicación,
ta por toda la geografía española. aunque alcancen muestras muy amplias y se acepte que son mu-
ı cho más cercanos a la práctica clínica real que los estudios a do-
ı ble ciego.
revistas basadas en pruebas El metaanálisis pretende homogeneizar datos de estudios pre-
ı vios, identificando posibles incoherencias en los resultados y mi-
En el campo concreto de la psiquiatría, la Evidence-Based Men- nimizando el impacto de los intervalos de confianza del efecto
tal Health es una publicación trimestral surgida al amparo, entre (16). Un importante trabajo de Ceballos y cols. (17) ha analizado
otros, del Royal College of Psychiatrists y la British Psychological el impacto del metaanálisis en medicina entre 1977 y 1998, y, de
Society. Cada número incluye la revisión de 24 artículos, extraí- manera muy significativa, resulta que la psiquiatría ocupa el pri-
dos de una cuarentena de publicaciones internacionales, las de mer lugar entre las especialidades médicas en número de este tipo
mayor influencia. Su objetivo es ayudar a los clínicos a «identifi- de estudios publicados, muy por encima de la mayoría: 179 me-
car y valorar investigaciones relevantes de gran calidad». taanálisis psiquiátricos, seguido por la cardiología, con 152, y la
La revista añade un comentario firmado a cada trabajo rese- oncología, con 127 (tabla 7-3). La neurología ocupa el último lu-
ñado. Los criterios para seleccionar los artículos vienen especifi- gar, con el 1,65 % del total y apenas 25 metaanálisis. Existen más
cados con detalle en cada uno de los temas: prevención o trata- de 1.500 artículos que utilizan esta metodología en las diferentes
miento, diagnóstico, pronóstico, etiología, calidad de servicios especialidades.
y formación continuada, diagnóstico diferencial, guías clínicas y,
finalmente, criterios específicos para los artículos preferidos por
la publicación, las revisiones y los estudios cuantitativos. En un
número elegido al azar, por ejemplo el del mes de mayo del año
2002, se incluían 17 trabajos sobre tratamiento, 2 sobre diagnós- /tabla7-3/
tico, 2 de pronóstico, otros 2 sobre métodos cualitativos y, final- Metaanálisis de las distintas especialidades
mente, 1 referente a diagnóstico, etiología y guías clínicas. La re- médicas entre 1977 y 1998
vista reconoce que uno de los problemas fundamentales que
afronta —y para ello solicita la colaboración de cuantos lectores Especialidad N %
estén interesados en la PBP— es cómo establecer en nuestra espe-
Psiquiatría 179 11,79
cialidad criterios para juzgar la validez científica de un amplio Cardiología 152 10,01
abanico de investigación empírica: estudios cualitativos, de pre- Oncología 127 8,37
valencia y de todos aquellos procesos que intervienen en el trata- Enfermedades infecciosas 89 5,86
miento de los problemas de salud mental. Obstetricia y ginecología 84 5,53
Reumatología y traumatología 81 5,34
Aparato digestivo 80 5,27
Farmacología y toxicología 72 4,74
Ensayos clínicos controlados Pediatría 66 4,35
Epidemiología y medicina preventiva 55 3,62
y metaanálisis Endocrinología 36 2,37
ı Neumología 32 2,11
Cirugía 32 2,11
ı Anestesia 30 1,98
En torno a estos dos conceptos giran los grandes datos más Hematología 29 1,91
importantes obtenidos por la MBP: ensayos clínicos controlados Nefrourología 28 1,84
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

y metaanálisis de los datos obtenidos (12). Dos ejemplos principales Diagnóstico por imagen 26 1,71
Neurología 25 1,65
de la PBP los constituyen el trabajo encabezado por uno de los edi-
tores de Evidence-Based Mental Health (13) sobre los antipsicóti- Restoa 295 19,43
cos atípicos y dos artículos sobre el papel del litio en los trastornos Total 1.518 100
bipolares (14, 15). En el primer caso se cuestiona la superioridad
a
Incluye metodología del metaanálisis.
en la eficacia de los antipsicóticos atípicos sobre los neurolépticos
De Ceballos y cols. (17).
clásicos (no así en cuanto a efectos secundarios), y en los dos artícu-

| 138 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c7/ Psiquiatría basada en pruebas
ı

Entre 1977 y 1981 sólo apareció un estudio entre los meta-


naálisis de psiquiatría, mientras que entre 1992 y 1998 ya habían /tabla7-4/
aparecido 143. El mayor porcentaje corresponde a tratamientos Estrategias para aumentar la motivación y el cambio
farmacológicos, seguido de la etiopatogenia y el tratamiento psi- en hábitos y prácticas
cológico. Los trastornos psiquiátricos más estudiados han sido los
del estado de ánimo (30,72 %), los relacionados con el consumo Formación académica
de tóxicos (13,4 %), la esquizofrenia (12,29 %) y las demencias Difusión de información y resúmenes (papel/vía electrónica)
Conferencias y reuniones de trabajo para formación
(10,05 %). El 36,8 % de los metaanálisis ha sido realizado por psi- Auditorías y retroalimentación
cólogos. El trabajo pretendía ver cuáles de estos estudios impac- Líderes de opinión/sistemas de liderazgo cambiantes
tan en los tratados de psiquiatría y, utilizando la sinopsis de Ka- Discusiones entre colegas y con revisores
plan y Sadock, en su 8.a edición, concluye que de las 2.919 refe- Facilidades externas e internas
rencias existentes en el libro, solamente 6 (el 0,0002 % del total) Formación específica
Sistemas de modificación periódica de pruebas
se refieren a artículos sobre metaanálisis; los autores preferían re-
visiones no sistemáticas, estudios controlados aislados y opinio- De Prochaska y DiClemente (8) y Chilvers y cols. (18).
nes personales.

yos a doble ciego y los metaanálisis. Muchas situaciones clínicas


Conclusiones (p. ej., las que conllevan urgencia vital) no pueden esperar ensa-
ı yos aleatorizados. Para evaluar la aplicación de una prueba diag-
ı nóstica, necesitamos estudios transversales de pacientes con una
La relativa «mala fama» de la psiquiatría entre las especiali- justificación clínica del trastorno específico, no un ensayo clínico
dades médicas no tiene un apoyo firme en la MBP. De hecho, la aleatorizado; para predicciones sobre evolución y pronóstico, ha-
psiquiatría fue de las primeras especialidades médicas en utilizar cen falta estudios de seguimiento; y, finalmente, a veces son nece-
los ensayos clínicos multicéntricos controlados (para evaluar la sarios datos de la genética o la inmunología. Otros autores recla-
eficacia de los neurolépticos), e incluso los metaanálisis proce- man que la medicina basada en pruebas también se acerque
den del campo de la psicología. Ya hemos visto que la psiquiatría a «procesos», no sólo a prácticas clínicas o terapéuticas, como por
figura a la cabeza de las especialidades médicas a la hora de pro- ejemplo los programas asistenciales: estudios aleatorizados que
mover publicaciones que utilicen dicha metodología. puedan comparar diferentes maneras de poner en práctica estos
El problema —común a todas las especialidades— es cómo procesos, incluida la relación entre los proveedores de servicios
trasladar las pruebas a la práctica clínica, es decir, a lo que reci- y los usuarios, etc. (22). De hecho, los ensayos clínicos pocas veces
ben los usuarios de los servicios de salud, públicos o privados. Se controlan la influencia de los programas asistenciales en el lugar
ha postulado la aplicación de modelos psicológicos que van desde donde se llevan a cabo, lo cual puede acabar introduciendo un
la simple difusión de conocimientos a su puesta en práctica (18); sesgo importante en sus resultados.
en definitiva, cumplir el objetivo de establecer estrategias para Black (23) ha llamado la atención sobre la aplicación de las
motivar a los profesionales y, en la medida de lo necesario, indu- «pruebas de grupo» cuando mucha información relevante para
cirles a cambiar su práctica: formación específica, líderes de opi- las pruebas científicas procede de campos muy diversos, por
nión, difusión de la información por diferentes vías, formación ejemplo en el terreno del diagnóstico: el viejo peligro de ser en-
específica, etc. (tabla 7-4). viado a un especialista equivocado es similar al de ser colocado en
¿Son los ensayos clínicos aleatorizados, la creación de Doll y el algoritmo de un protocolo que lleva a una serie de exploracio-
Hill, el verdadero estándar de referencia tantas veces citado? En nes por caminos erróneos. Una definición precisa del problema
realidad, un ensayo clínico a doble ciego en condiciones aleatorias actual no elimina el riesgo de aplicar a un individuo concreto las
es muy poderoso en su información, siempre que se trate de una pruebas derivadas de los estudios de grupo.
enfermedad de alta prevalencia, con criterios de inclusión y ex- Con todas sus incuestionables ventajas, las limitaciones de la
clusión muy bien definidos y, tercera condición, siempre que MBP no deben obviarse (24, 25). Los estudios no publicados,
exista escasa variación entre los pacientes (19). En psiquiatría, las fundamentalmente los negativos respecto a algunos tratamientos,
dificultades en este sentido son evidentes, con tanta imprecisión no pueden tenerse en cuenta a la hora de establecer las pruebas,
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diagnóstica y una nosología definida a contracorriente, por o incluso las guías, protocolos o consensos; la opinión del pacien-
ejemplo en cuadros como las esquizofrenias o los trastornos de te-usuario pocas veces se incluye entre las pruebas y, finalmente,
ansiedad o neuróticos (20). En un metaanálisis, el sesgo debido a la alta comorbilidad y el problema de las muestras deterioran de
pequeñas diferencias entre ensayos no excluidos por gruesos manera evidente los resultados que sirven como tales (26). Nada
problemas metodológicos puede llegar a ser muy importante. más lejos que equiparar —como se ha hecho en ocasiones—
Obviamente, como ha reconocido el propio Sackett (21), la pruebas con resultados de ensayos clínicos cada vez más refuta-
medicina basada en pruebas no puede sobrevivir sólo de los ensa- dos. Sus vicisitudes no constituyen una cuestión menor, desde la

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M. Roca Bennasar y F. Cañellas Dols
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respuesta a placebo en numerosos ensayos de psiquiatría hasta los 10. Wazana A. Physicians and the pharmaceutical industry: is a gift just a
resultados basados en la utilización de pruebas psicométricas tan gift? JAMA 2000; 283: 373-379.
débiles como la Escala de Hamilton para la Depresión o el In- 11. Putman W, Twohing PL, Borge FI, Jackson JA. A qualitative study of evi-
ventario de Depresión de Beck, por citar ejemplos de gran discu- dence in primary care: what the practitioners are saying. CMAJ 2002;
166: 1525-1530.
sión. Estas controversias psicométricas ilustran otro de los gran-
12. Greenhalgh T. Papers that summarize others papers (systematic reviews
des «dramas» de la psiquiatría para enfrentarse a criterios sólidos
and meta-analyses). BMJ 1997; 315: 672-675.
de pruebas o «evidencias» (27). En definitiva, se trata del comple-
13. Geddes J, Freemantle N, Harrison P, Bebbington P. Atypical antipsy-
jo problema de la medición en nuestra especialidad, verdadero chotics in the treatment of schizophrenia: systematic overview and meta-
campo de batalla en las próximas décadas para un trabajo cada regression analysis. BMJ 2000; 321: 1371-1376.
vez más asentado en la metodología científica y en el trabajo rigu- 14. Moncrieff J. Lithium: evidence reconsidered. Am J Psychiatry 1997; 171:
roso. Son fundamentos que la experiencia clínica reconoce fácil- 113-119.
mente y que las modernas perspectivas «basadas en pruebas» no 15. Cookson J. Lithium: balance risks and benefits. Br J Psychiatry 1997;
han hecho sino corroborar de una manera más sistematizada que 71: 120-124.
novedosa, eso sí, facilitando el acceso a revisiones sistemáticas ela- 16. Hasselbland V, Douglas C, McCroy C. Meta-analytic tools. Med Decis
boradas con criterios determinados y estables. Making 1995; 15: 81-96.
17. Ceballos C, García Campayo J, Artal A, Valdizan JR. Impacto del me-
taanálisis en la práctica clínica: el ejemplo de la psiquiatría. Actas Esp
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18. Chilvers R, Harrison G, Sipos A, Barley M. Evidence into practice. Br J
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2. Woolf SH. Do clinical practice guidelines define good medical care? Bull 1998; 22: 337-338.
Chest 1998; 113: 166S-171S. 20. Geddes JR, Harrison PJ. Evidence-based psychiatry: closing the gap
3. Heffner JE. Does evidence based medicine help the development of cli- between research and practice. Br J Psychiatry 1997; 171: 220-225.
nical practice guidelines? Chest 1998; 113: 172S-176S. 21. Sackett DL, Rosenberg WMC, Gray JAM y cols. Evidence-based medi-
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tría Biológica 1998; 5: 225-232. 22. Anthony W. Studying evidence-based processes, not practices.
5. Roca M. Psiquiatras, protocolos, consensos y adherencias. Arch Neu- Psychiatr Serv 2003; 54: 7.
robiol 1999; 62: 89-92. 23. Black D. The limitations of evidence. J R Coll Physicians Lond 1998; 32:
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mental. ¿Una relación conveniente? Arch Neurobiol 1998; 61: 3-8. 24. Navarro Mateu F, Giribet Muñoz C, Aguinaga E. Psiquiatría basada en la
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1983; 5: 390-397. quiatría Biológica 1999; 6: 19.
9. Whitelaw S, Baldwin S, Bunton R y cols. The status of evidence and out- 27. Zimmerman M, Mattia JI, Posternak MA. Are subjects in pharmacologi-
come in stages of chance research. Health Educ Res 2000; 15: 707- cal treatment trials of depression representative of patients in routine cli-
718. nical practice? Am J Psychiatry 2002; 159: 469-473.

® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

| 140 | Tratado de Psiquiatría


con el coste de la investigación previa que conlleva, sea comer-

/capítulo8/
cializado a partir de ensayos clínicos en los que los criterios de
mejoría de los pacientes se basan en un tanto por ciento de re-
ducción de la puntuación en una escala, como por ejemplo las Es-
calas de Hamilton para la Ansiedad o para la Depresión tras un
período de seguimiento de 6 o 12 semanas.

Errores Muchos de los problemas nacen de la poca disponibilidad de


tiempo para que los psiquiatras clínicos se dediquen a la investi-
gación. La presión asistencial y la falta de incentivos económicos
en la investigación o profesionales se sitúan en la base de una larga serie de proble-
mas que lastran la investigación clínica en hospitales y centros de

psiquiátrica salud. El porcentaje de psiquiatras que se dedican únicamente a


investigación es bajo, y muchos de los estudios que nutren la in-
vestigación «psiquiátrica» proceden de otras fuentes, disciplinas
básicas, etc. La cuestión no es exclusiva de nuestro país, aunque
M. Roca Bennasar las razones varíen según el entorno cultural. Un reciente trabajo
M. Bernardo Arroyo habla de la psiquiatría de investigación como de una «especie en
extinción en Estados Unidos» (3).
M. Gili Planas
No se enseñan en la licenciatura —ni en el período de resi-
dencia— técnicas para evaluar correctamente datos procedentes
de investigaciones, a pesar de la larga serie de artículos que se en-
Como rama de la medicina, la psiquiatría comparte con el cuentran sobre la llamada medicina —y psiquiatría— basada en
resto de las especialidades clínicas un porcentaje muy elevado de pruebas: metaanálisis, estudios comparados de series de datos o
eventuales errores en la investigación. No obstante, algunas parti- pacientes, o la criba de ensayos clínicos controlados y abiertos
cularidades de las enfermedades psiquiátricas y de sus sistemas de (4) (v. cap. 7). Otra cuestión realmente polémica es saber cómo
evaluación, en especial la ausencia de instrumentos objetivos u se imbrican la investigación centrada en el paciente y la investi-
exploraciones complementarias de fiabilidad elevada, convierten gación básica. Muchos psiquiatras clínicos se preguntan qué be-
a la psiquiatría en un campo propicio a tales errores. La cuestión neficios han conseguido para sus pacientes de la investigación en
podría complicarse aún más si pasáramos revista a la denomina- genética o neuroimagen de los últimos años, por seguir con los
da «investigación cualitativa», tan frecuente en el ámbito de la psi- ejemplos citados (5, 6).
quiatría, en un intento de evidenciar en nuestro campo de traba-
jo ciertas carencias de la investigación cuantitativa, indiscutible
materia prima del avance en el conocimiento. Investigación
Quizás exista una razón fundamental para los errores en la in-
vestigación psiquiátrica: al examinar los diferentes estudios ob-
y ámbitos de estudio
servamos que están diseñados para responder, obviamente, a ı
una pregunta relevante en el campo científico o académico, pero ı
su desarrollo debe contar con un entorno clínico en donde el Sirva como ejemplo paradigmático de lo antedicho la esqui-
control de la gran cantidad de variables que interfieren es prácti- zofrenia y la investigación en neuroimagen. El supuesto gran
camente imposible; en cualquier caso, para llevar a la práctica la avance de las neurociencias, en parte debido al conocimiento
casi totalidad de las investigaciones en este entorno difícilmente aportado por la neuroimagen con su incuestionable poder de
puede conservarse la estricta rigidez metodológica, necesaria en seducción, puede dar lugar a unas expectativas infundadas y a
todo experimento científico (1). un reduccionismo que genere una decepción en la comunidad
Los errores pueden surgir en la investigación epidemiológi- científica que retrase un progreso que hoy es constante. Es pre-
ca, neurobiológica, clínica o de tratamiento, por citar grandes epí- ferible mantener un escepticismo optimista a la vez que un pesi-
grafes en los que se pueden fragmentar los estudios en la especia- mismo crítico y comprensivo en nuestra global lucha con el in-
lidad. ¿Son similares tales errores? En el campo de la neurobiolo- gente, masivo y complejo volumen de datos que nos aporta la
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gía, la genética o la neuroimagen constituyen dos claros ejemplos, neuroimagen.


como analizaremos más adelante, en donde se han producido El conjunto de las distintas técnicas disponibles, estructurales,
cantidades ingentes de información en los últimos años. Por lo funcionales y mixtas aportan un notable grado de complementa-
que respecta al tratamiento, los ensayos clínicos, en sus diferen- riedad entre sí que hace posible paliar las limitaciones inherentes
tes variantes, son los que sostienen los criterios por los que un a cada una de ellas. Una primera consecuencia de la incorpora-
fármaco es aprobado para su uso en una indicación psiquiátrica ción de las nuevas técnicas de neuroimagen ha sido, para algunos,
concreta (2). No deja de llamar la atención que un psicofármaco, cierta «superación» de la dicotomía funcionalidad frente a orga-

/sA/ Generalidades | 141 |


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M. Roca Bennasar, M. Bernardo Arroyo y M. Gili Planas
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nicidad en la clasificación de los trastornos mentales (7). Lo fun- las muestras poblacionales estudiadas, tanto de pacientes como
cional ha pasado a denominarse disfunción cerebral, lo que cons- de controles. Numerosos aspectos deben perfilarse en los próxi-
tituye un paso más a favor de una psiquiatría biomédica ante la mos años. Cuestiones metodológicas como el nivel de significa-
abrumadora constatación de alteraciones en las estructuras ner- ción estadística requerido o estrategias como la definición de re-
viosas que se han puesto de manifiesto. Estas técnicas han contri- giones de interés exigen un mayor consenso. A la carencia de he-
buido a la mejora de diagnóstico, el tratamiento y el pronóstico rramientas adecuadas y el insuficiente rigor metodológico se
de numerosas y muy diversas patologías, aunque también ha te- suma la falta de una nosología apropiada que ofrezca diagnósticos
nido su lado negativo en la medida, ya que son uno de los factores estandarizados (12, 13). Cosas muy similares podrían decirse del
que más han repercutido en el incesante incremento de los cos- campo de la genética y su aportación a la psiquiatría clínica.
tes de los cuidados de salud. Además, en algunos casos estas téc-
nicas pueden haber sido ampliamente adaptadas y excesivamen-
te difundidas antes de ser adecuadamente evaluadas (8, 9).
Muchos estudios publicados no tienen en cuenta la validez de
Errores más frecuentes
la prueba, la llamada diagnostic performance, aportando una in- ı
formación de muy poca calidad metodológica o francamente ı
inútil. Debe realizarse un esfuerzo importante en este terreno. Se Evidentemente, el principal error de una investigación queda
han propuesto algunas iniciativas para abordar esta cuestión, fuera del alcance de la metodología: nos referimos al objetivo,
como la elaboración de estándares para la evaluación de las nue- o más exactamente a la idea inicial, que si carece de «sentido»
vas tecnologías y de los resultados por ellas obtenidos, o la rea- científico hará que cualquier planteamiento riguroso se estrelle
lización de metaanálisis que ofrezcan resultados cuantitativos que más pronto o más tarde; un obstáculo ante el cual nada podrán
permitan comparar tecnologías que pueden competir aportando hacer metodologías ni diseños rigurosos.
información sobre el funcionalismo del sistema nervioso central. Resulta esencial saber las razones que nos mueven a conside-
Esfuerzos para el diseño de nuevos métodos de estudio anatómi- rar tal o cual investigación como necesaria, preguntarnos por
camente válidos y que superen las definiciones arbitrarias de las qué no se ha hecho antes, qué resultados concretos esperamos del
distintas regiones cerebrales permitirán dejar atrás las inconsis- trabajo que deseamos poner en marcha, cuáles son sus implica-
tencias, tan frecuentes en los estudios recientes. ciones prácticas, así como las limitaciones inherentes a la línea
Los estándares de la investigación en neuroimagen han mejo- que estamos proponiendo. Las búsquedas de datos informatiza-
rado claramente tras la constatación de que en muchos estudios das y las bases de datos internacionales, han ayudado considera-
contaban con más variables que sujetos, y que los diseños en que blemente y constituyen una primera fuente de contraste y análisis
se basaban no eran homologables ni replicables, o que las técnicas que permite ahora soslayar algunas de las limitaciones evidentes
estadísticas podían simplificar en exceso el problema, a pesar de en todo trabajo de investigación y que hace apenas unos años des-
ofrecer imágenes aparentemente convincentes pero de una fideli- virtuaban buena parte de las publicaciones o las convertían sim-
dad al proceso biológico dudosa. Las limitaciones y sesgos inclu- plemente en redundantes, al no existir dicha posibilidad de acce-
yen desde los debidos a análisis estadísticos de datos de múltiples so a grandes bases de revistas o bibliotecas.
regiones cerebrales en un número limitado de sujetos, hasta las Un análisis más pormenorizado de los errores que pueden
innumerables comparaciones en ausencia de hipótesis a priori surgir en la investigación psiquiátrica hace referencia a diversos
que pueden llevar a hallazgos con falsos positivos o negativos aspectos, como el diseño de los estudios, la muestra de pacientes
(10, 11). y a sus características, la evaluación y los tratamientos.
Estamos en un momento en el que los rápidos avances en la Son ejemplos de algunas de las áreas más remarcables. Insis-
física y en la informática han hecho de la neuroimagen una tec- timos en que se trata de espacios para el error comunes a todas
nología próxima y accesible. La neuroimagen estructural prácti- las especialidades médicas, pero también en que algunos de ellos
camente ya se ha incorporado a la práctica neuropsiquiátrica, y tienen obstáculos particulares en el campo de los trastornos
probablemente su utilidad alcanzará la práctica clínica en poco mentales.
tiempo, algo que la neuroimagen funcional todavía puede tardar ı
en alcanzar, ya que antes deben resolverse cuestiones como una ı
adecuada definición de la actividad funcional. Además es tremen- diseño de los estudios de investigación
damente difícil la comparación entre sujetos, dadas las grandes ı
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

diferencias individuales en las formas y tamaños cerebrales. La Tras revisar la literatura existente en torno a la idea de traba-
complejidad del estudio del cerebro humano es enorme y co- jo inicial es necesario formular una hipótesis, y a partir de ahí
mienza por su gran diversidad, que se manifiesta en formas y co- buscar el tipo de diseño que más se ajuste a las necesidades. Las
nexiones muy distintas que dificultan la comparación de sus pa- hipótesis han de ser claras y concisas, con la menor vaguedad po-
trones de actividad. sible (14) (tabla 8-1).
La neuroimagen persigue su madurez investigadora, pero Se trata de evaluar y controlar que no se produzcan errores,
para ello deben homogeneizarse las condiciones experimentales y entre otros en:

| 142 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c8/ Errores en la investigación psiquiátrica
ı

Los estudios abiertos en tratamientos farmacológicos deberían


/tabla8-1/ o podrían sustituir en algunos aspectos a los insuficientes estudios
Características del diseño de un estudio clínico (14) controlados de corta duración en patologías crónicas, como son la
inmensa mayoría de trastornos mentales (16, 17).
Descripción adecuada y suficiente del objetivo propuesto ı
Utilización de criterios diagnósticos bien definidos ı
Delimitación clara de la obtención de la muestra
Utilización de controles
muestra
Definición adecuada de los tratamientos ı
Asignación aleatoria y tipo Los diagnósticos psiquiátricos son poco precisos, de baja fia-
Control del estudio bilidad. Ésta podría ser una explicación a los numerosos errores
Medidas de evaluación y de resultados apropiadas en la investigación, al incluirse pacientes en una muestra que a la
Criterios definidos de respuesta
Cálculos estadísticos y tamaño de la muestra adecuados
postre resulta poco homogénea, confusa, lo que explicaría las am-
plias contradicciones que se observan en los resultados (18).
En numerosos estudios psiquiátricos, el factor sexo ha generado
también amplia polémica. Aunque las cifras epidemiológicas en es-
tudios de población general en diferentes ámbitos, países e incluso
1. Tipo de intervención. culturas insisten en que la esquizofrenia muestra una prevalencia si-
2. Lugar donde se atiende al paciente. milar entre ambos sexos, un examen detallado de las muestras in-
3. Tipo de pacientes incluidos. cluidas en estudios con pacientes esquizofrénicos arroja casi siempre
4. Diagnóstico (criterios de inclusión y de exclusión). el resultado de que un tercio o más de los pacientes incluidos en
5. Comparador (en caso de que exista). cada estudio son varones, con muy pocas mujeres, lo que complica
6. Evaluaciones. enormemente la asunción de resultados con carácter general (17).
7. Seguimientos. ı
8. Método de análisis estadístico utilizado. ı
9. Tasas de abandono y respuesta, etc. evaluación
ı
Se ha sugerido que existen reglas fundamentales para que un Investigaciones con escasos datos objetivos en pruebas com-
estudio no resulte fallido: diseño claro, discutido con otros auto- plementarias hacen que la psiquiatría dependa de escalas de eva-
res antes de su implantación; existencia de un tutor o supervisor luación, muchas de ellas no por ampliamente utilizadas menos
externo al desarrollo del estudio, y finalmente, diseño de manera discutibles y discutidas. Se ha recurrido al análisis factorial, al de-
que al inicio se recoja una gran cantidad de información y datos, sarrollo de técnicas que amplíen la información recogida por di-
pero en las fases finales la información que se utilice se vea reduci- ferentes subescalas o ítems, en un intento de resolver el proble-
da considerablemente (14). ma de que algunas escalas para la depresión, por ejemplo, tengan
Otros problemas se derivan de la dificultad de encontrar dise- tantos ítems destinados a medir la ansiedad como a evaluar el es-
ños capaces de salvaguardar el ciego cuando se habla de trata- tado de ánimo o el humor (tabla 8-2).
mientos no farmacológicos, por ejemplo en las psicoterapias, o el Si tenemos presente, por ejemplo, que se han usado más de 640
hecho de que las listas de espera constituyan elementos de control escalas en estudios sobre esquizofrenia entenderemos la magnitud
en un grupo de pacientes en el marco de un estudio cuyo diseño del problema o el hecho de comparar datos con posterioridad, ya sea
no permite estas características. a través de metaanálisis o cualquier otra técnica que permita manejar
Las medidas de resultado constituyen otra fuente de errores. datos de estudios diferentes para alcanzar algunas conclusiones más
Medidas fáciles de cuantificar en algunas patologías, como la tasa sólidas (16). En algunas investigaciones se diseñan escalas ad hoc, y
de reingresos, duración de un ingreso o medidas subjetivas de en bastantes ocasiones, en especial en décadas anteriores, aparecían
calidad de vida, son rara vez objeto de estudio, y se prefieren casi trabajos sin estudios previos sobre la validez y fiabilidad de los ins-
siempre medidas como la reducción en la puntuación basal de las trumentos utilizados. Un tercio de los ensayos usan escalas psicomé-
escalas. Es obvio que las dificultades en la interpretación de re- tricas con alguno de estos graves problemas, que en análisis rigurosos
sultados son en este último caso mucho más elevadas. Al hablar podrían invalidar buena parte de sus conclusiones (19, 20).
de medidas de evaluación insistiremos en esta cuestión (15). También se ha estudiado el hecho de que estas escalas diseña-
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Finalmente, señalaremos que muchos estudios, en especial los das específicamente para tal o cual protocolo de estudio, encuen-
que hacen referencia a la evolución de patologías o su tratamiento, tran hallazgos significativos con mayor frecuencia que cuando se
son de corta duración, siendo raros los trabajos con una duración trabaja con instrumentos de evaluación sometidos a procesos de
o seguimiento superior a 3 o 6 meses. Si consideramos que las pato- fiabilidad y validez (21). En ocasiones los procesos de adaptación
logías «agudas», en el sentido literal y clásico de diferentes especia- de las escalas se limitan al ejercicio de traducción de los ítems.
lidades médicas, son muy escasas en psiquiatría entenderemos los La existencia de comorbilidad es también un punto polémi-
conflictos en la investigación, al faltar trabajos de larga duración. co que contamina claramente la investigación y la lleva a cami-

/sA/ Generalidades | 143 |


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M. Roca Bennasar, M. Bernardo Arroyo y M. Gili Planas
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La comorbilidad puede ser entendida de tres formas posibles: en


/tabla8-2/ sentido estricto, cuando a un síndrome perfectamente delimitado se
Protocolo de un estudio clínico (14) añade otro sin relación etiopatogénica conocida con el anterior;
como complicación, cuando un cuadro clínico aparece sobre otro
Idea del estudio distinto como consecuencia de éste, aunque no presenten una etio-
Lecturas previas, búsqueda bibliográfica patogenia común; y, finalmente, como una comorbilidad aparente:
Hipótesis
Diseño del protocolo
es más un artefacto que una verdadera comorbilidad y se produce
Criterios selección de pacientes por deficiencia en la validez y especificidad del diagnóstico. Apare-
Tratamientos ce cuando un proceso etiopatogénicamente común (y por tanto una
Métodos de evaluación única enfermedad) es susceptible de dos o más diagnósticos.
Diseño del estudio En psiquiatría el aún escaso conocimiento de la etiopatogenia
Aleatorización
Consentimiento del paciente
de muchos de los trastornos complica la exacta delimitación de es-
Tamaño del estudio tos tipos de comorbilidad aunque su distinción sea de todo punto
Monitorización del estudio necesaria. Así, es difícil establecer en qué situaciones de doble o
Desviaciones del protocolo triple diagnóstico estamos ante lo que acabamos de definir como
Análisis estadístico comorbilidad en sentido estricto, o se trata simplemente de una co-
Estudio administrativo-financiero
Aprobación del comité ético
morbilidad aparente. Algo más fácil es establecer la existencia de
Estudio piloto procesos que son, en realidad, complicaciones de otro preexistente.
Rediseño, si resulta necesario (tamaño, inclusión, período de recluta- Por otra parte, también se ha dicho que en el proceso del diagnós-
miento) tico de los trastornos mentales es necesario tener presente toda
Informe de los eventuales cambios a los comités éticos una serie de circunstancias que modifican sustancialmente dicho
Desarrollo del experimento principal
Recopilación y análisis de datos
proceso en la medida en que son factores profundamente modu-
Publicación, que permita la reproducción de los resultados ladores del curso, el pronóstico y la asistencia a estos casos. Se men-
cionan no sólo las complicaciones sino también las circunstancias
sociofamiliares y económicas, la personalidad o los factores bioló-
gicos concomitantes. ¿Habría que considerar a todos ellos una for-
nos de confusión: el abuso de sustancias sería un ejemplo claro. ma de comorbilidad? ¿Tipifican y provocan la aparición de dobles,
Solapamiento de síntomas, dificultad de las escalas para discrimi- triples o múltiples diagnósticos? Es evidente que los sistemas mul-
nar este solapamiento, o la propia existencia de cuadros confusos tiaxiales de diagnóstico han sido un primer intento de dar respues-
desde una perspectiva diagnóstica inducen a frecuentes errores en tas a estas cuestiones, pero también es cierto que aún quedan cues-
las muestras y en su evaluación diagnóstica y de cambio, sean tiones que resolver y que repercuten directamente sobre las líneas
cuales sean las condiciones de diseño del estudio, por muy per- de investigación, sesgan y confunden sus resultados. Se trata, pro-
fecto que pueda ser en el resto de sus variables. Cuando se trata de bablemente, de uno de los errores más frecuentemente detectados
estudios sobre trastornos de personalidad, las complicaciones en la investigación psiquiátrica, incluso uno de los más «gruesos».
crecen: baste ver los problemas que generan cuadros como la fo- Una última observación previa: el concepto de comorbilidad
bia social y el trastorno de personalidad por evitación. no es similar para el epidemiólogo y para el clínico. Para el pri-
El término «comorbilidad» no tiene una definición precisa. mero la definición se basa en la existencia de un doble diagnósti-
Se ha usado para significar la concurrencia de procesos etiopato- co según la clasificación que se establezca y use; para el segundo
génicamente diferentes en un mismo individuo, pero también son cruciales las relaciones etiopatogénicas conocidas o intuidas y
para denominar la simple concurrencia de diagnósticos en aque- lo que hemos llamado factores moduladores del curso y la res-
llas situaciones patológicas complejas que no pueden tipificarse puesta a la intervención. Es necesario tener en cuenta estas dife-
con uno solo, sin prejuzgar si en dicha concurrencia predomina la rencias a la hora de analizar y ponderar los datos de las investiga-
complejidad del proceso de atribución diagnóstica sobre la com- ciones sobre el tema que nos ocupa.
plejidad etiopatogénica del caso. ı
Un gran número de pacientes no presenta un cuadro que pue- ı
da delimitarse de forma precisa y neta con uno solo de los diag- tratamientos
nósticos al uso, pero este hecho, evidente para el clínico práctico, ı
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

no había sido analizado en profundidad hasta hace relativamente Es muy relevante el hecho de que los ensayos clínicos que se
poco por los investigadores. La consecuencia ha sido doble: por refieren a la eficacia se realicen muchas veces con pacientes o in-
una parte, una escasa tradición de considerar la comorbilidad vestigadores que reciben dinero por su participación: los clínicos
como un factor que hay que tener en cuenta en la confección de las se enfrentan a situaciones reales, no ideales, en las que buscan
clasificaciones diagnósticas; por otra, una creciente inflación de contrastar la efectividad del producto o del tratamiento que se les
trabajos que pretenden investigar este hecho aun a riesgo de des- ha aconsejado manejar desde estudios de investigación (22). Se ha
naturalizar muchos de los cuadros clínicos previamente prefijados. cuestionado también la utilización de anuncios en la prensa para

| 144 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c8/ Errores en la investigación psiquiátrica
ı

el reclutamiento de pacientes, una práctica habitual en algunos amplia discusión la mayoritaria publicación en este terreno de ar-
países, aunque rara en España. tículos favorables a uno u otro tratamiento, mientras que se pu-
La medicina basada en pruebas, al analizar ensayos clínicos, pre- blican muy pocos estudios con datos negativos sobre ellos (23-26).
tende exigir datos procedentes sólo de tres tipos de estudios: diseños Subsisten, en definitiva, amplias dudas sobre la investigación
controlados aleatorizados, revisiones sistemáticas de este tipo de es- en psiquiatría, y deben existir muchos errores no detectados, por-
tudios y discusiones críticas de datos sobre ensayos aleatorizados y que el trabajo invertido no ha alcanzado un progreso proporcio-
ciegos. Sus resultados no siempre son prometedores en psiquia- nal a los esfuerzos. Todo ello alimenta fundadas sospechas de que
tría, véase el ejemplo de los ensayos clínicos sobre tratamiento de la las cosas podrían haberse hecho mejor, aunque debemos reco-
esquizofrenia (16). Muchas veces se comparan dosis diferentes, no nocer que en los últimos tiempos se ha experimentado una nota-
equivalentes; el problema del placebo ejemplifica las grandes difi- ble mejoría en el control de estos y de otros errores que han in-
cultades para manejar estos resultados: obsérvese que algunos en- terferido en mayor o menor medida en el progreso del conoci-
sayos clínicos controlados dan tasas tan elevadas de respuesta a pla- miento en nuestra especialidad médica.
cebo en patologías como la esquizofrenia o el trastorno obsesivo-
compulsivo que numerosos clínicos bromean con la necesidad de bibliografía
utilizar «este» placebo del estudio controlado en sus pacientes para
1. Gilbody S, Song F, Eatswood AJ, Suttton A. The causes, consequen-
mejorar cuadros cuya respuesta sin tratamiento es bajísima, cuan-
ces and detection of publication bias in psychiatry. Acta Psychiatr Scand
do no prácticamente nula en la clínica diaria. La elección del com- 2000; 102: 241-249.
parador, la equivalencia de dosis, las tasas de abandono por efectos 2. Altman DG. The scandal of poor medical research. BMJ 1994; 308: 283-
secundarios o las discutibles y discutidas evaluaciones de los 284.
efectos secundarios de psicofármacos introducen otros puntos ne- 3. McLellan F. Research by US psychiatrists in danger of extintion. Lancet
gros en la investigación. Las escalas para detectar efectos secundarios 2003; 362: 1732.
han sido ampliamente criticadas, sin que se haya alcanzado un 4. Cucherat M, Cialdella PAD. Meta-analysis of therapeutic trials: applica-
acuerdo para avanzar hacia soluciones más útiles. tions in psychiatry. Encephale 1996; 22: 378-387.
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estadística ats to the applicability of randomized controlled trials: exclusion and se-
ı lective participation. J Health Serv Res Policy 1999; 4: 112-121.
Salvo raras excepciones, toda investigación necesita disponer 7. Kirkpatrick B, Buchanan RW, Ross DE, Carpenter WT. A separate dise-
de buenos profesionales estadísticos, y más aún en psiquiatría, ase within the syndrome of schizophrenia. Arch Gen Psychiatry 2001;
donde estos profesionales es conveniente que estén familiarizados 58: 165-171.
con los problemas específicos de nuestro campo. Es preciso que 8. Nemeroff CB, Kilts CD, Berns GS. Functional brain imaging: twenty-first
ayuden a solventar cuestiones esenciales que pueden lastrar o in- century phrenology or psychobiological advance for the millenium? Am J
validar cualquier trabajo (14, 21): Psychiatry 1999; 156: 671-673.
9. Shulman RG. Functional imaging studies: linking mind and basic neuro-
1. Selección del diseño. science. Am J Psychiatry 2001; 158: 11-20.
10. Shenton ME, Frumin M, McCarley RW y cols. Morphometric magnetic
2. Selección de las variables de respuesta.
resonance imaging studies. Findings in schizophrenia. En: Dougherty
3. Determinación del tamaño de la muestra.
DD, Rauch SL (eds.). Psychiatric neuroimaging research. Contemporany
4. Estimación de tasas de reclutamiento y número de cen-
strategies. Washington: American Psychiatric Press, 2001.
tros participantes. 11. Woods BT. Is schizophrenia a progressive neurodevelopmental disor-
5. Diseño de las hojas de registro de datos. der? Toward a unitary pathogenetic mechanism. Am J Psychiatry 1998;
6. Diseño y análisis de los estudios piloto. 155: 1661-1670.
7. Determinación de los criterios de aleatorización. 12. Balk E, Lau J. PET scans and technology assessment. JAMA 2001; 285:
8. Procesamiento de los datos clínicos. 936-937.
9. Validación de los datos clínicos. 13. Brodie JD. Imaging for the clinical psychiatrist: facts, fantasies, and other
10. Análisis de los datos. musings. Am J Psychiatry 1996; 153: 145-149.
14. Freeman C, Tyrer P. Getting started in research. En: Freeman C, Tyrer P
(eds.). Research methods in psychiatry. Londres: Gaskell, 1992; 1-11.
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

15. Marshall M, Lockwood A, Bradley C, Adams C, Joy C. Unpublished ra-


Otros problemas ting scales–major source of bias in randomized controlled trials of treat-
ı ment for schizophrenia? Br J Psychiatry 2000; 176: 249-252.
16. Gilbody SM, Wahlbeck K, Adams C. Randomised controlled trials in
ı schizophrenia: a critical perspective on the literature. Acta Psychiatr
No puede ni debe soslayarse la influencia o el sesgo que puede Scand 2002; 105: 243-251.
producir la financiación de la investigación, especialmente la que 17. Thronley B, Adams CE. Content and quality of 2000 controlled trials in
hace referencia a tratamientos, por razones obvias. Ha generado schizophrenia over 50 years. BMJ 1998; 317: 1181-1184.

/sA/ Generalidades | 145 |


|
M. Roca Bennasar, M. Bernardo Arroyo y M. Gili Planas
|

18. Adams CE, Power A, Frederick K, Lefebre C. An investigaction of the strengths and weakness of economic evaluation in pharmaceuticals. Br
adequacy of Medline searches for randomized controlled trials of the ef- J Psychiatry 1998; 173 (Suppl. 12): 12-18.
fects of mental health care. Psychol Med 1994; 24: 741-748. 24. Lexchin J, Bero LA, Djulbegovic B, Clark O. Pharmaceutical industry
19. Rowland M, Torgerson D. What are pragmatic trials? BMJ 1998; 316: sponsorship and research outcome and quality: sistematic review. BMJ
285-286. 2003; 326: 1167.
20. Peto R, Collins R, Gray R. Large–scale randomized evidence: large, sim- 25. Melander H, Ahlqvist-Rastad A, Meijier G, Beermann B. Evidence
ple trials and overviews of trials. Ann NY Acad Sci 1993; 703: 314-340. b(i)ased medicine-selective reporting from studies sponsored by pharma-
21. Johnson T. Statistical methods and clinical trials. En: Freeman C, Tyrer P ceutical industry: review of studies in new drug applications. BMJ 2003;
(eds.). Research methods in psychiatry. Londres: Gaskell, 1992; 24-61. 326: 1171.
22. Charlton RG. Mega trials methodological issues and clinical implica- 26. Safer DF. Design and reporting modifications in industry-sponsored
tions. J Ro Coll Phys London 1995; 29: 96-100. comparative psychopharmacological trials. J Nerv Mental Dis 2002; 190:
23. Maynard A, Bloor K. Building castles on sands or quicksands? The 583-592.

® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

| 146 | Tratado de Psiquiatría


/ B/
sección
Fundamentos de la psiquiatría

Bases biológicas
Bases psicosociales
Epidemiología

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Puede considerarse que el gran impulso de la psiquiatría bio-
lógica se produjo en la década de 1950 con la introducción de los
psicofármacos. A partir de este momento, que consolida la posi-
bilidad de tratar por primera vez en la historia de la humanidad
las enfermedades mentales con fármacos, se abre una puerta
magna para el análisis etiopatogénico de estos trastornos desde la

Bases biológicas. perspectiva biológica. Por esta razón, en la década de 1960 se es-
bozaron interesantes e importantes teorías bioquímicas sobre la
depresión y la esquizofrenia. Sin embargo, es en las últimas dos
Introducción décadas del siglo XX cuando fructifica toda esta investigación, gra-
cias al avance de la genética, la neuroquímica, la neuropsicología
y la imagen cerebral, entre otras disciplinas.
J. Vallejo Ruiloba Así pues, en la línea del teorema de Gödel, la psiquiatría da un
salto cualitativo gracias al conocimiento de otras ramas del saber.
C. Leal Cercós
El avance se produce no sólo en el ámbito de la etiopatogenia de
las enfermedades de supuesta base biológica, como la esquizofre-
nia o el trastorno bipolar, sino en la adjudicación de una base
Si bien la psiquiatría ha mantenido posiciones biológicas en neurobiológica a trastornos hasta hace poco considerados de
todas las épocas de la historia, es en la actualidad cuando puede etiología psicológica, como las crisis de angustia y el trastorno ob-
aportar datos que las avalan sólidamente. Ciertamente, la medici- sesivo-compulsivo.
na grecorromana ya se manifestó a favor del origen naturalista de Posiblemente hace 20 años no se hubiera podido configurar
la enfermedad mental y, tras el oscurantismo de la Edad Media, un índice tan amplio y documentado sobre las bases biológicas de
arranca el siglo XVIII y sobre todo el XIX con claros planteamientos la psiquiatría como hacemos hoy, pues en esta obra once capítu-
biológicos. Sin embargo, la adhesión de la psiquiatría del siglo XIX los completan este apartado. A los temas clásicos de genética,
a la medicina se apoyó en cuestiones históricas y datos aislados, neuroanatomía, neurofisiología, neuroquímica y neuroendocri-
como la identificación orgánica de la parálisis general progresiva. nología se añaden otros más novedosos, como los de neurodesa-
Faltaban conocimientos amplios y concluyentes que avalaran la rrollo, neuroinmunología, ritmos biológicos, neuropsicología, teo-
base biológica de lo que se dio en llamar psicosis funcionales, de rías evolucionistas y modelos animales. Todos estos temas confi-
posible causa orgánica pero desconocida. El estado precario de co- guran el panorama de la llamada psiquiatría biológica, que no es,
nocimientos se extendió hasta mediados del siglo XX. ni más ni menos, que una parte de la psiquiatría actual.

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| 148 | Tratado de Psiquiatría


/capítulo9/
Doble hélice de ADN

Nucleosomas,
unidades básicas

Genética de empaquetamiento

B. Gutiérrez Martínez
Fibra de cromatina
A. Rosa de la Cruz formada por
nucleosomas
B. Arias Sampériz empaquetados
L. Fañanás Saura

El modelo propuesto por Watson y Crick en 1953 para la mo- Sección


lécula responsable de la herencia, el ADN, abrió el camino hacia de un cromosoma
la comprensión de cómo se podía almacenar y transmitir la infor-
mación genética. Cincuenta años después, el avance que ha ex-
perimentado el conocimiento de las bases biológicas de la heren-
cia y su regulación, así como el desarrollo de técnicas de genética
molecular, ha sido espectacular. Detalle
Estos nuevos conocimientos y tecnologías se han puesto al de una sección
de cromosoma
servicio durante las últimas décadas de la investigación de las ba-
durante una metafase
ses genéticas de un gran número de enfermedades que afectan al
sistema nervioso central. Sin embargo, los éxitos logrados en al-
gunas enfermedades neurológicas como la corea de Huntington
y, más recientemente, en algunas formas de la enfermedad de
Alzheimer, no han podido reproducirse en las enfermedades
Aspecto global
mentales más graves. A pesar de ello, la investigación genética de un cromosoma
molecular en psiquiatría ha contribuido al conocimiento y reco- metafásico
nocimiento de la extraordinaria complejidad que encierran los
mecanismos biológicos que sustentan la psicopatología humana.
Este capítulo pretende ser una introducción básica y didácti- /figura9-1/
ca a las metodologías utilizadas y emergentes en la genética mo- Doble hélice de ADN
lecular actual y a los diseños de estudios genéticos en psiquiatría. La doble hélice de ADN experimenta distintos grados de empaqueta-
miento que posibilitan la condensación del material genético en for-
ma de pequeñas estructuras denominadas cromosomas. (Esquema
modificado de Alberts y cols. Molecular biology of the cell, 4.a ed.
ADN, genes y genoma Nueva York: Garland Science, 2002.)

ı
ı
organización del ADN de ADN está enrollada sobre sí misma por la acción de diferentes ti-
ı pos de proteínas, entre las que se encuentran las histonas, formando
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

Un siglo después de los experimentos de Mendel se puso de unidades básicas denominadas nucleosomas. En un segundo nivel
manifiesto que nuestra información genética se encuentra conteni- de condensación los nucleosomas se enrollan aún más para dar lu-
da en una macromolécula llamada ácido desoxirribonucleico gar a las fibras de cromatina, que pueden visualizarse por medio
(ADN), situada en el núcleo de las células de los organismos euca- del microscopio electrónico. En el momento de la división celular la
riotas. La moléculas lineales de ADN podrían alcanzar una longitud compactación es aún mayor, produciéndose enrollamientos adicio-
total de aproximadamente 2 m, por lo que se encuentran conden- nales que dan lugar a la formación de estructuras visibles al mi-
sadas a diferentes niveles (fig. 9-1). En el primer nivel la molécula croscopio óptico y que reciben el nombre de cromosomas.

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 149 |


|
B. Gutiérrez Martínez, A. Rosa de la Cruz, B. Arias Sampériz y L. Fañanás Saura
|

Las células somáticas humanas están constituidas por 23 pa- estructura del ADN
res de cromosomas (22 pares autosómicos y un par sexual) que ı
constituyen nuestra dotación diploide. Las mujeres son portadoras A nivel macroscópico, el ADN se encuentra organizado en
de dos copias del cromosoma X, mientras que los hombres pose- cromosomas. Sin embargo, el conocimiento de su microestructu-
en un cromosoma X y un cromosoma Y. Los pares autosómicos ra nos ha permitido entender su papel como portador de la infor-
se numeran del 1 al 22. Sin embargo, las células reproductoras mación genética. El ADN es una molécula formada por dos cade-
humanas o gametos contienen la mitad, correspondiente a un nas lineales enrolladas en forma de doble hélice que se mantienen
único cromosoma de cada par, es decir, 23 cromosomas que co- unidas mediante enlaces débiles que comentaremos más adelan-
rresponden a nuestra dotación haploide. De esta manera, cuando te. Cada una de las cadenas está compuesta por una sucesión li-
dos células reproductoras se fusionan dan lugar a una célula hue- neal de nucleótidos que, a modo de escalones, están constituidos
vo que tendrá una dotación diploide, formada por los 23 cromo- a su vez por una molécula de azúcar (la desoxirribosa), una base
somas paternos más los 23 cromosomas maternos. nitrogenada y un grupo fosfato. El azúcar y el ácido fosfórico se
El cariotipo constituye la descripción del contenido cromo- unen por medio de enlaces fosfodiéster y constituyen el esquele-
sómico de la célula. En la figura 9-2 se representan dos cariotipos to externo de la molécula, mientras que las bases nitrogenadas se
humanos, uno masculino y otro femenino. Como ya hemos se- sitúan en el interior de la doble hélice y se encuentran unidas a la
ñalado, cada par de cromosomas autosómicos está constituido molécula de azúcar (figura 9-3). Estas bases son: la adenina (A), la
por un cromosoma de cada progenitor. Estos pares reciben el timina (T), la citosina (C) y la guanina (G), y la estructura del
nombre de cromosomas homólogos, ya que el ADN de ambos ADN se describe usualmente por el orden de estas bases. Las dos
contiene la información genética para los mismos caracteres. cadenas están unidas por enlaces de puentes de hidrógeno, que
Los cromosomas son estructuras complejas que poseen un son enlaces débiles que se establecen entre los pares adenina-ti-
estrechamiento o constricción en la zona central que recibe el mina y guanina-citosina, respectivamente.
nombre de centrómero y que resulta esencial para el movimiento La secuencia completa del ADN de un organismo constituye
y segregación normal del cromosoma durante la división celular. su genoma. De los aproximadamente 3.000 millones de pares de
Como el centrómero no se encuentra totalmente centrado, en la bases (pb) que constituyen nuestro genoma, alrededor del 2 %
mayoría de nuestros cromosomas existirá un brazo largo y un corresponde a genes, es decir, a secuencias que contienen la in-
brazo corto, llamados respectivamente q y p. formación para la síntesis de proteínas. Se estima que existen

® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

A B

/figura9-2/
Cariotipo femenino (46, XX) (A) y cariotipo masculino (46, XY) (B) humano

| 150 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c9/ Genética
ı

O P
H2N O– O
Citosina
O N 3´
N
N H
N O O
O CH CH2
Guanina 3 O P O–
5´ O
O P OCH2 O N NH2
N N
O Timina
O 4´ 1´
3´ 2´ NH2 5´-3´
N O
O CH2
O H O O
N N P
N O
O P Adenina O–
OCH2 N
O– O N
N

Adenina O CH2
O
N O O–
N
O H3C H P
N
Timina N O O
O P
OCH2 O O N 3´
5´-3´ O– N
O
Guanina O
NH2 CH2
N N 5´ O
O H
N
O P
Citosina H2N
O P
O–
O– OCH2 O N O

O P
O–

/figura9-3/
Estructura química de la molécula de ADN
El ADN está formado por dos cadenas complementarias y antiparalelas de azúcares, bases nitrogenadas y grupos fosfato. Ambas cadenas están uni-
das entre sí mediante puentes de hidrógeno, enlaces débiles que se establecen entre adeninas y timinas y entre guaninas y citosinas.

unos 30.000-40.000 genes y que alrededor de un tercio de éstos regulación. Con el paso del tiempo y las generaciones, estas se-
se expresa únicamente en el cerebro (1). cuencias repetidas contribuyen a remodelar/reordenar el geno-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

Como ya hemos señalado, estas secuencias codificantes ape- ma, por ejemplo, creando nuevos genes o modificando la estruc-
nas abarcan un 2 % de la longitud total del genoma, siendo el tura y/o función de los ya existentes.
98 % restante de función todavía poco conocida. Parece, sin em- Por tanto, en el estudio del genoma sería tan importante ana-
bargo, que este ADN no codificante y más concretamente las re- lizar la secuencia de nucleótidos per se como investigar su regula-
giones con repeticiones de secuencia (que ocupan al menos el ción a todos los niveles: ¿cómo se expresan los genes?, ¿en qué
50 % de la longitud del genoma), participarían en procesos rela- momentos lo hacen?, ¿dónde?, ¿un gen puede dar lugar a más de
cionados con el mantenimiento de la estructura del genoma y su una proteína?, ¿qué factores controlan todos estos procesos? Estas

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 151 |


|
B. Gutiérrez Martínez, A. Rosa de la Cruz, B. Arias Sampériz y L. Fañanás Saura
|

y otras preguntas aguardan respuesta desde la genética molecular


/tabla9-1/ y la biología evolutiva de la próxima década y quizás puedan ayu-
El genoma humano en cifras dar a comprender los complejos mecanismos de interacción ge-
nes-ambiente que forzosamente deberán explicar el origen de la
mayoría de las enfermedades mentales.
¿Cuántos cromosomas forman el genoma humano?
Una dotación haploide: 22 cromosomas + 1 cromosoma sexual (X o Y)
En la tabla 9-1 se resumen distintos datos sobre el genoma
humano y el de otras especies. La información disponible es muy
¿Cuál es la longitud total del genoma humano? abundante, pero también hay que destacar que el conocimiento
Una dotación haploide tiene una longitud de 3.000.000.000 de sobre numerosos aspectos de enorme importancia para la com-
nucleótidos (A, C, T, G)
prensión del genoma están todavía por resolver.
¿Cuál es la dotación cromosómica de un ser humano? Asimismo habría que señalar que los primeros estudios que
Una dotación diploide: 23 pares de cromosomas. Una dotación han estimado las diferencias medias entre individuos en la se-
haploide viene del padre (espermatozoide) y otra de la madre (óvulo) cuencia de nucleótidos de nuestro genoma parecen indicar sólo
Como resultado de esta diploidía, un individuo tendrá un cromosoma
pequeñas diferencias. El origen reciente de Homo sapiens sapiens
2, por ejemplo, proveniente de la vía paterna y un cromosoma 2
heredado por vía materna. Los genes localizados en ambos en África, hace unos 100.000 de años, podría explicar estas simi-
cromosomas serán muy similares excepto en las localizaciones que litudes genéticas que presentan los individuos de nuestra espe-
presenten variabilidad genética o polimórfica cie. Tal y como se recoge en la tabla 9-1, en dos personas selec-
cionadas al azar tan sólo seríamos capaces de encontrar un
¿Cuál es el cromosoma más grande?
El cromosoma 1, con una longitud de 263.000.000 nucleótidos 0,1 % de diferencias en la secuencia de nucleótidos de una res-
pecto la otra (2).
¿Y el más pequeño? Este último dato tiene importancia debido a que, si asumimos
El cromosoma 21, de 50.000.000 de nucleótidos de longitud que algunos factores genéticos pueden incrementar el riesgo para
¿Cuántos genes se han descrito en el genoma humano? sufrir algún trastorno mental, al menos una parte de ese riesgo di-
Aproximadamente unos 30.000-40.000 genes, muchos menos de los ferencial debería explicarse por aquellas diferencias genéticas in-
80.000 a 140.000 estimados inicialmente terindividuales comunes que afecten a la estructura, función o ex-
presión de nuestros genes.
¿Qué espacio ocupan estos genes?
Un 2 % de la longitud del genoma ı
ı
¿Qué cromosoma contiene más genes? replicación del ADN
El cromosoma 1, con 2.968 genes
ı
¿Y cuál menos? La estructura del ADN le permite llevar a cabo sus dos fun-
El cromosoma sexual Y, con 231 genes ciones básicas: replicarse y dirigir la síntesis proteica.
La replicación o duplicación del ADN tiene lugar durante la di-
¿Cuál es el tamaño medio de un gen?
visión celular en un proceso denominado mitosis que se lleva a
En promedio unos 3.000 nucleótidos, aunque existe una gran
variación. Por ejemplo, el gen de la distrofina (cromosoma Xp21.3) cabo en las células somáticas. Durante la mitosis, la célula madre
mide 2.400.000 nucleótidos se divide en dos células hijas que contienen la misma información
que la célula madre. En este proceso el material genético tendrá que
¿Se conoce la función de todos los genes?
replicarse o duplicarse. Durante la replicación, las dos cadenas de
No. De hecho, se conoce la función de menos del 50 % de los genes
descritos ADN se abren y cada una atrae los nucleótidos adecuados para la
síntesis de una cadena complementaria a la cadena original. De este
¿En qué grado se parecen los genomas de dos personas modo se originan dos dobles hélices completas donde previamente
seleccionadas al azar? sólo había una. En este momento el material genético se encuentra
Un 99,9 % de la secuencia es idéntica. El 0,1 % restante (3.000.000
nucleótidos) determina las diferencias de secuencia de ADN
duplicado, y cada cromosoma está formado por dos copias del fila-
interindividuales mento de ADN, que reciben el nombre de cromátidas hermanas.
A continuación tiene lugar una división celular que dará lugar a
¿Cómo es el genoma de otros organismos? dos células idénticas con contenido cromosómico diploide (46 cro-
Ratón de laboratorio (M. musculus), 2.600.000.000
mosomas).
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

nucleótidos/30.000 genes
Planta de la mostaza (A. thaliana), 100.000.000 nucleótidos/25.000 genes El proceso de formación de las células reproductoras o ga-
Gusano (C. elegans), 97.000.000 nucleótidos/19.000 genes metos es algo diferente, ya que tras la duplicación del material
Mosca de la fruta (D. melanogaster), 137.000.000 nucleótidos/13.000 genético tienen lugar dos divisiones, lo cual explica que a partir de
genes una célula diploide se generen finalmente cuatro células haploides
Levadura (S. cerevisiae), 12.100.000 nucleótidos/6.000 genes
(gametos), es decir, con sólo 23 cromosomas. Cada gameto tiene
Bacteria (E. coli), 4.600.000 nucleótidos/3.200 genes
Virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), 9.700 nucleótidos/9 genes una de los ocho millones de combinaciones posibles (223) de los
23 pares de cromosomas iniciales.

| 152 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c9/ Genética
ı

transcripción minados por completo, de modo que en el ARN maduro se man-


ı tienen sólo los exones, que serán traducidos a proteínas (fig. 9-5).
Durante el proceso de transcripción, la información conteni- Para finalizar, también tendrán lugar otros mecanismos pos-
da en el ADN se copia en una molécula de ácido ribonucleico transcripcionales, como la adición de una larga cola de hasta cen-
(ARN) que recibe el nombre de ARN mensajero (ARNm). El tenares de nucleótidos adenina en el extremo 3´ del RNAm, o la
ARN es similar al ADN pero se diferencia en dos aspectos básicos: unión de un nucleótido especial, la 7-metilguanosin trifosfato, en
a) el azúcar que lo forma es una ribosa en lugar de una desoxirri- el extremo 5´. Estos procesamientos son de gran importancia, ya
bosa, y b) las timinas (T) se encuentran sustituidas por otra base que hacen que el ARN maduro sea una molécula estable para su
nitrogenada, el uracilo (U). transporte desde el núcleo hasta el citoplasma, donde tendrá lugar
Al inicio del proceso una serie de factores de transcripción la síntesis de proteínas.
se unen a la cadena de ADN en una región específica del gen ı
que recibe el nombre de zona promotora, normalmente situada ı
en la zona inicial del gen (fig. 9-4). A continuación, la enzima ARN traducción
polimerasa se une al complejo de transcripción y se inicia el alar- ı
gamiento de la cadena de ARN. Se toma una de las cadenas de Otra de las funciones principales del ADN es dirigir la síntesis
ADN como molde y se añaden los nucleótidos adenina, guanina, de las proteínas de acuerdo con la información genética que resi-
citosina y uracilo; este último sustituye a la timina cuando en el de en la secuencia concreta de nucleótidos. El ADN contiene en
ADN hay adenina. La síntesis continúa hasta que la polimerasa esa secuencia codificada la clave para la síntesis, aminoácido
reconoce la región terminal del gen, donde finaliza el proceso. a aminoácido, de las miles de enzimas específicas y proteínas que
El tránscrito que se obtiene recibe el nombre de tránscrito pri- componen los seres vivos. En la figura 9-5 se describe este proce-
mario y debe someterse a un procesamiento postranscripcional que so, denominado dogma central de la genética.
dará lugar a un ARN maduro. Los principales mecanismos de re- El código genético contenido en la secuencia de nucleótidos
gulación postranscripcional son la eliminación de intrones o spli- del ADN se transcribe al ARNm y posteriormente es traducido
cing y la modificación de los extremos 5´ y 3´ de la cadena de ARN. a secuencias de aminoácidos. El código se compone de varias se-
Para comprender el proceso de splicing hemos de considerar cuencias de 3 nucleótidos llamados codones (fig. 9-6). Por ejem-
que los genes humanos, aparte de contener una zona promotora plo, una timina (T), una adenina (A) y una citosina (C) —el co-
que regula su expresión, contienen secuencias con información dón TAC— se transcribirán al ARNm como AUG. Este codón de
para la síntesis proteica: los exones, entre los que se intercalan re- ARNm codifica el aminoácido metionina. Aunque existen 64 co-
giones sin información: los intrones. Durante la transcripción, tan- dones posibles (4 bases combinadas de 3 en 3) sólo hay 20 ami-
to los intrones como los exones son copiados del ADN a la molécu- noácidos. Algunos aminoácidos están codificados hasta por
la de ARN. Sin embargo, mediante el splicing los intrones son eli- 6 codones diferentes, por lo que se dice que el código genético es

Exones

Zona RNA
promotora polimerasa

-AATAAA

Intrones

Señal de inicio de transcripción Señal de finalización


de transcripción
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

/figura9-4/
Estructura típica de un gen
Estructura con una zona promotora a la que se unen factores de transcripción reguladores de la expresión génica; una región señal del inicio de la trans-
cripción; exones o secuencias codificantes a partir de las cuales se sintetizará la cadena de aminoácidos que constituirá la proteína para la cual co-
difica el gen; intrones o zonas intragénicas no codificantes, y una región señal del final de la transcripción, normalmente codificada por la secuencia
-AATAAA.

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 153 |


|
B. Gutiérrez Martínez, A. Rosa de la Cruz, B. Arias Sampériz y L. Fañanás Saura
|

Asn Cys Ser Tyr


Proteína
Citoplasma
UUG ACG AGU CAU

ARNt AACUGCUCAGUACUUAGAGGU

Ribosomas Traducción

Membrana plasmática
AACUGCUCAGUACUUAGAGGU

Núcleo
AACUGCUCAGUACUUAGAGGU ARNm
Tránscrito maduro
AAG U

AACUGCUCAGUA CUUA
Splicing
Maduración

ARNm
…ACUGCUCAGUA AAGG CUUA UC GAGGU… Tránscrito primario

TTGACGAGT CATTT CCGAATA GCTCCA Transcripción


AACTGCTCA GTAAA GGCTTAT CGAGGT ADN
5´ 3´

/figura9-5/
Dogma central de la genética molecular
La información genética fluye desde el ADN al ARN mensajero (ARNm) y de éste a la proteína. Los genes con una longitud variable, que oscila entre cien-
tos y varios millones de pares de bases, contienen un mensaje lineal cifrado en cuatro bases (adenina, A; timina, T; citosina C; guanina G). En la doble
cadena la A siempre se empareja con T y la C con G. En la figura podemos ver los dos pasos básicos para que el mensaje que contiene el ADN sea
descifrado: a) la transcripción o copia del ADN a ARN, que es otro ácido nucleico, y b) la traducción del ARN a proteínas. Durante el proceso de trans-
cripción, la secuencia de bases de una de las hebras se copia a la molécula de ARNm. El ARN está constituido por una única cadena que se origina
por un proceso de emparejamiento de bases semejante al de la replicación del ADN (A siempre se une con T y C con G), con la excepción de que la ti-
mina es sustituida por uracilo (U), por tanto A empareja con U en lugar de con T. En la figura se ha representado la transcripción de una hebra de ADN;
las bases TTGACG... se transcriben como AACUGC... Después de sufrir algunas modificaciones postranscripcionales, como la eliminación de los in-
trones, el ARNm sale del núcleo celular y ya en el citoplasma se une a los ribosomas, que son las fábricas en las que se construyen las proteínas. A con-
tinuación tendrá lugar la traducción del ARNm maduro a secuencias de aminoácidos que formarán las proteínas. Otro tipo de ARN, denominado ARN de
transferencia (ARNt), será el encargado de transferir los aminoácidos a los ribosomas, existiendo un ARNt específico para cada uno de los 20 aminoá-
cidos. Cada uno de los aminoácidos está determinado por un codón, formado por 3 bases consecutivas de ARNm. En la figura ya ha comenzado la sín-
tesis proteica a partir de la secuencia de ARNm. El primer aminoácido que se unirá será la asparagina (Asn), el triplete AAC del ARNm atrae al ARNt
con la secuencia complementaria que lleva unido el aminoácido correspondiente (v. fig. 9-6 para correspondencias) y lo transfiere al ribosoma. El si-
guiente codón del ARNm es UGC, que atrae al ARNt que tiene su codón complementario y lleva unido el aminoácido cisteína (Cys), que se unirá a la ca-
dena creciente; y así consecutivamente hasta llegar a un codón stop que determinará la formación del péptido. Aunque el proceso parece muy com-
plejo la velocidad a la que se incorporan los aminoácidos a la cadena polipeptídica es increíble: aproximadamente 100 aminoácidos por segundo. Las
proteínas están constituidas por secuencias de entre 100 y 1.000 aminoácidos, los cuales determinan la conformación y función de las proteínas. Pos-
teriormente la conformación proteica es modificada de forma que cambia su función, pero estos cambios no están dirigidos por el código genético y se
denominan cambios postraduccionales.
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degenerado. Adicionalmente, 3 codones determinan el final de teínas. Las proteínas son polímeros cuyas unidades básicas son los
una secuencia transcrita. En la figura 9-6 se especifica este código aminoácidos. Las propiedades de las proteínas maduras depen-
genético. den de la secuencia de aminoácidos, y en este sentido las molé-
Antes de analizar cómo se traduce el ARNm en una proteína culas de ARNm son las responsables de transportar la informa-
hemos de tener en cuenta cuál es la estructura primaria de las pro- ción que determina esta secuencia.

| 154 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c9/ Genética
ı

Además, existen mecanismos de regulación postranscrip-


Segunda base en el codón
cional, los cuales se cree que desempeñan un papel clave en la
U C A G modulación de la expresión génica. Estos mecanismos deberían
poder explicar la enorme diversidad proteica que se conoce, muy
Phe Ser Tyr Cys U
Phe Ser Tyr Cys C superior al número de genes propuesto, así como los fenóme-
U nos fisiológicos y embriológicos que determinan diferencias in-
Leu Ser STOP STOP A
Leu Ser STOP Trp G terindividuales en nuestra especie. En principio, estos mecanis-
mos postranscripcionales podrían actuar sobre cualquiera de los
Primera base en el codón

Tercera base en el codón


Leu Pro His Arg U
Leu Pro His Arg C pasos existentes entre la transcripción y la traducción del ARN,
C
Leu Pro Gln Arg A regulando, por ejemplo, los mecanismos de splicing del ARNm,
Leu Pro Gln Arg G el transporte del ARNm o su estabilidad.
Ile Thr Asn Ser U Por último, la actividad y la polivalencia funcional de mu-
Ile Thr Asn Ser C chas proteínas también puede estar regulada por su modifica-
A
Ile Thr Lys Arg A
ción mediante la adición de diferentes grupos químicos que mo-
Met Thr Lys Arg G
dulan su actividad o propiedades bioquímicas.
Val Ala Asp Gly U
Val Ala Asp Gly C
G
Val Ala Glu Gly A
Val Ala Glu Gly G Variación genética
ı
/figura9-6/ ı
El código genético La mayoría de las células somáticas humanas son diploides:
contienen dos copias homólogas de cada autosoma, una prove-
niente de la madre y otra del padre. La secuencia de cada par de
cromosomas homólogos es muy parecida. Sin embargo, debido
La traducción consiste en la síntesis de la proteína, para lo a procesos mutacionales que cambian la secuencia del ADN, los
cual los aminoácidos han de disponerse en el orden que define la homólogos de cada par de autosomas no son del todo idénticos,
secuencia de codones del ARNm. Los aminoácidos son trans- y presentan pequeñas variaciones de secuencia entre sí. La ciencia
portados al lugar de síntesis por moléculas de ARN de transferen- de la genética implica, sobre todo, el estudio de esta variación, que
cia (ARNt) en el orden que indica el ARNm. En las moléculas se genera fundamentalmente a partir de los errores espontáneos
del ARNt, tres de sus bases forman un anticodón complementa- del sistema de replicación y reparación del ADN.
rio a un codón del ARNm. Existen distintos tipos de variación: desde anomalías cromo-
ı sómicas a gran escala, del tipo ganancia o pérdida de cromoso-
ı mas enteros o de trozos de cromosomas, a mutaciones a menor
regulación de la expresión génica escala, como mutaciones puntuales, pequeñas deleciones o inser-
ı ciones (tabla 9-2). Las primeras son poco frecuentes y suelen en-
Cómo, cuándo y dónde se expresan los distintos genes que contrarse asociadas a determinadas patologías o a células de líneas
componen nuestro genoma no es algo azaroso, sino un mecanismo tumorales. Las segundas, en cambio, son extraordinariamente
perfectamente regulado y controlado. Por ejemplo, la velocidad abundantes en el genoma humano y se encuentran tanto dentro
a la que el ADN se transcribe a ARNm, y por lo tanto la velocidad a de genes como en regiones no codificantes. En la mayoría de los
la cual se sintetiza una determinada proteína, está modulada casos estas variaciones de secuencia no están asociadas a ninguna
por moléculas que se unen a regiones muy concretas del geno- patología, pero constituyen unas herramientas muy valiosas para
ma (normalmente muy próximas al gen en cuestión, p. ej., zo- la identificación de genes causantes de enfermedad en el contexto
nas promotoras), determinando un aumento, un descenso de los estudios de ligamiento y asociación genética.
o un bloqueo en la velocidad de transcripción. Estas moléculas, ı
también denominadas factores de transcripción, son las responsa- ı
bles no sólo de la forma en que se expresan todos nuestros genes, polimorfismos de ADN
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sino también de cuándo y en qué células lo hacen. Gracias a este ı


mecanismo es posible que aunque todas las células de nuestro Cuando en una localización o locus concreto del genoma exis-
organismo posean la misma dotación genética, sólo expresen te variación y ésta se traduce en la presencia de más de una va-
aquellos genes específicos del tejido en el que se encuentran y lo riante en la población con frecuencias superiores al 1 %, se habla
hagan en el momento ontogénico adecuado; además, no hay que de polimorfismo (tabla 9-3).
olvidar que la expresión génica es necesaria para el manteni- Existen distintos tipos de polimorfismos de ADN, que pueden
miento de la propia célula. clasificarse atendiendo a criterios funcionales o estructurales.

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B. Gutiérrez Martínez, A. Rosa de la Cruz, B. Arias Sampériz y L. Fañanás Saura
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/tabla9-2/
Tipos y frecuencia de mutaciones presentes en el genoma humano

Clase Tipo Frecuencia

Mutaciones Sustitución de una base por otra en la secuencia de ADN Tipo de mutación muy frecuente en el genoma humano, en el
puntuales ADN codificante y sobre todo en el ADN no codificante
Inserciones Inserción de uno o pocos nucleótidos Frecuente en regiones no codificantes
Expansiones de tripletes Fenómeno poco frecuente asociado al origen de varios
trastornos, sobre todo neurológicos
Inserciones grandes Poco frecuentes; podrían dar lugar a duplicaciones en tándem
a gran escala y también a elementos transponibles
Deleciones Supresión o pérdida de uno o unos pocos nucleótidos Muy frecuentes en regiones no codificantes
Grandes deleciones (con decenas a cientos de pares de Muy poco frecuentes
bases implicadas)
Anomalías Numéricas y estructurales. Suponen la pérdida o ganancia Muy poco frecuentes; suelen ir asociadas a determinadas
cromosómicas de cromosomas o trozos de cromosomas patologías y síndromes

Desde un punto de vista funcional, los cambios o mutacio- presentes en la población con frecuencias apreciables, su-
nes que se dan en la secuencia del ADN pueden clasificarse en: periores al 1 %.
En el ejemplo adjunto se representan dos secuencias
• Mutaciones sin sentido. La mutación origina la aparición concretas de ADN que difieren en tan sólo una base (G por
de un codón stop y la interrupción precipitada de la síntesis C). Este único cambio en un punto específico del genoma
de la proteína. El resultado es una proteína truncada, nor- es lo que constituye el polimorfismo (fig. 9-7).
malmente no funcional. Se estima que la secuencia de ADN de dos humanos cua-
• Mutaciones funcionales, estructurales o no sinónimas. La lesquiera presenta una variación puntual cada 1.000 pb, apro-
mutación en la secuencia de ADN supone un cambio de ximadamente. Dado que el genoma humano está formado
aminoácido en la proteína resultante. Este fenómeno po- por 3 × 109 pares de bases, se calcula que éste contiene alrede-
dría dar lugar, bajo determinadas circunstancias, a cam- dor de 3.000.000 SNP. Algunos de estos SNP provocan cam-
bios, quizá sólo sutiles, en la funcionalidad de la proteína, bios en la pauta de lectura del gen y por consiguiente cambios
que podrían ser beneficiosos en algunos casos o suponer en la secuencia de aminoácidos que conforman la proteína co-
un incremento del riesgo de padecer una determinada en- rrespondiente. Se calcula que de los 3.000.000 SNP presentes
fermedad en otros. en el genoma, unos 50.000 serían de tipo estructural (3).
• Mutaciones no funcionales, silenciosas o sustituciones sinóni-
mas. Muchos de los polimorfismos puntuales, incluso
aquellos que están localizados en regiones codificantes del
gen, no suponen un cambio de aminoácido en la proteína
resultante. Este tipo de polimorfismos también se deno-
minan polimorfismos neutros porque desde un punto de
/tabla9-3/
Ejemplo de polimorfismo
vista evolutivo no se cree que tengan o hayan tenido im-
portancia selectiva.
El sistema ABO supone el primer ejemplo de polimorfismo descrito en el
hombre (Landsteiner, 1900). El gen para este sistema está situado en
Desde un punto de vista estructural, y teniendo sólo en cuen- el cromosoma 9q34 y tiene tres variantes o alelos principales: A, B y O.
ta aquellos marcadores que se utilizan con más frecuencia en es- Estos alelos combinados dos a dos (recordemos que somos
tudios de ligamiento y asociación genética, los polimorfismos individuos diploides) determinan el grupo sanguíneo de cada individuo.
pueden clasificarse en: Los individuos que genotípicamente son AA o AO serán del grupo
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sanguíneo A, los individuos BB o BO serán del grupo B, los OO serán


O y los AB serán fenotípicamente individuos del grupo sanguíneo AB
• Polimorfismos puntuales. Los polimorfismos puntuales La frecuencia media de las variantes A, B y O en la población mundial
(single nucleotide polymorphisms, SNP) constituyen el es del 62 % para el alelo O, del 22 % para el alelo A y del 16 %
tipo de variación genética más frecuente en el ser huma- para el alelo B. El sistema ABO es polimórfico porque presenta más
no. Se caracterizan por un único cambio nucleotídico en de una variante (tres en este caso) para un mismo locus y, además,
como mínimo dos de esas variantes presentan frecuencias
la secuencia de ADN. Se trata, en la mayoría de los ca- poblacionales superiores al 1 %
sos, de variantes bialélicas con sólo dos formas o alelos

| 156 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c9/ Genética
ı

una secuencia nucleotídica concreta (secuencia diana),


5´ … AGTGGTAACGTCAGTAAACTG … 3´ Frecuencia poblacional unirse a la cadena de ADN y cortarla. El uso de estas enzi-
del alelo o variante G:
55 %
mas puso pronto de manifiesto que existían zonas del ge-
5´ … AGTGGTAACCTCAGTAAACTG … 3´ Frecuencia poblacional noma que presentaban variabilidad interindividual en la
del alelo o variante C: longitud de los fragmentos de ADN obtenidos tras cortar
45 % con una enzima determinada. En algunos individuos exis-
tía la secuencia diana para la enzima analizada y en otros no
/figura9-7/ (fig. 9-8). Este tipo de polimorfismos, que en la mayoría
Ejemplo de polimorfismo puntual de los casos se deben a mutaciones puntuales (son, por lo
tanto, SNP), también reciben el nombre de polimorfismo
de longitud de fragmento por enzima de restricción (res-
triction fragment length polymorphisms, RFLP).
Existen en la actualidad diversas organizaciones, como
La distribución de la frecuencia con que se encuentran el National Human Genome Research Institute (http://www.
los distintos alelos de estos SNP varía extraordinariamente nhgri.nih.gov/) o el SNP Consortium (http://snp.cshl.org),
entre diferentes grupos poblacionales. que están creando bases de datos públicas con información
Cabe destacar también el hecho de que no se trata de sobre cientos de miles de SNP. Estas bases de datos, enor-
polimorfismos o variantes exclusivas del ser humano, sino mes colecciones de SNP mapeados y caracterizados a las
que pueden encontrarse en otras especies. que además puede accederse de forma gratuita, constitui-
El análisis molecular de los SNP ha sido posible gracias rán sin duda una herramienta valiosísima en los próximos
al descubrimiento en la década de 1970 de las llamadas en- años para identificar genes de riesgo implicados en la etio-
zimas de restricción. Actualmente existen otras metodolo- logía de enfermedades complejas (4).
gías que permiten su estudio desde otros enfoques (v. más • Polimorfismos derivados de la variación en el número de
adelante); sin embargo, el uso de enzimas de restricción repeticiones en tándem de secuencias cortas de ADN. Estos
sigue siendo muy generalizado en la detección y caracteri- polimorfismos se clasifican en repeticiones consecutivas
zación de los SNP, por lo que merece la pena hacer un inci- cortas (Short Tandem Repeats, STR) o microsatélites y
so para comentar algo sobre ellos. Se trata de enzimas de repeticiones consecutivas en número variable (Variable
tipo endonucleasa, capaces de reconocer específicamente Number Tandem Repeats, VNRT) o minisatélites. Se carac-

Diana

Incubación del ADN


con la enzima de restricción

Alelo 1 Alelo 2

/figura9-8/
Ejemplo de polimorfismo de longitud de fragmento por enzima de restricción (RFLP)
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Representación esquemática de un polimorfismo de tipo RFLP. El bloque representa la secuencia de ADN. Supongamos que existen dos variantes o
alelos a nivel poblacional: alelo 1 y alelo 2. El alelo 1 contiene una secuencia diana para una enzima de restricción. En el mismo punto, el alelo 2 ca-
rece de esta secuencia diana. Los alelos 1 y 2 difieren sólo en un cambio nucleotídico, suficiente para que la enzima de restricción reconozca una
secuencia y corte en el primer caso, y en cambio no corte en el segundo. La visualización de este fenómeno puede hacerse mediante separación de
los fragmentos en un gradiente electroforético en geles de agarosa o acrilamida (v. el apartado de metodología). Las dos variantes de este RFLP se
podrían encontrar combinadas en forma de 3 genotipos diferentes en la población: existirían individuos homocigóticos para el alelo 1 (serían porta-
dores de dos alelos 1), individuos heterocigóticos (portadores de un alelo 1 y de un alelo 2) e individuos homocigóticos para el alelo 2 (doblemente
portadores del alelo 2).

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B. Gutiérrez Martínez, A. Rosa de la Cruz, B. Arias Sampériz y L. Fañanás Saura
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2-50 repeticiones

Tamaño de la unidad básica de repetición:


Microsatélites → 1-8 pb
Minisatélites → 10-100 pb

/figura9-9/
Estructura básica de microsatélites y minisatélites

terizan en ambos casos por la existencia de una secuencia cuales los puentes de hidrógeno intercatenarios se rompen y pro-
nucleotídica concreta que se repite en tándem n veces. El vocan la separación de las dos cadenas que forman la doble héli-
polimorfismo viene dado por el número de repeticiones de ce. Seguidamente, se disminuye la temperatura entre 45 y 65 ºC
esa unidad básica. Diferente número de repeticiones da para favorecer la unión de los cebadores o primers a las secuencias
lugar a diferentes alelos. flanqueantes del fragmento que se va a amplificar (fase de renatu-
En el caso de las STR la unidad de repetición es peque- ralización o hibridación). Finalmente, se aumenta de nuevo la
ña, entre 1 y 8 pb. Se trata de marcadores altamente poli- temperatura a 72 °C para que la ADN polimerasa incorpore nu-
mórficos, con gran número de alelos. En cambio, las cleótidos al extremo 3´ del cebador, utilizando como molde la
VNRT presentan unidades de repetición más grandes que cadena de ADN desnaturalizada (fase de extensión). La repetición
los microsatélites, entre 10 y 100 pb, normalmente. Son sucesiva de estos tres pasos (generalmente entre 30 y 35 veces)
marcadores menos polimórficos y también menos abun- permite la amplificación exponencial de la secuencia de ADN de
dantes en el genoma (fig. 9-9). interés.
El número final de moléculas obtenidas será igual a 2n, siendo
n el número de ciclos realizados.
En las figuras 9-11 y 9-12 se muestran dos ejemplos de cómo
Técnicas de detección la PCR puede usarse para la caracterización tando de SNP como
y análisis de polimorfismos de polimorfismos basados en la variación del número de repeti-
ciones consecutivas de secuencias cortas de ADN.
ı
ı
ı ı
reacción en cadena de la polimerasa secuenciación automática
ı ı
La reacción en cadena de la polimerasa (polymerase chain re- La secuenciación automática constituye, sin duda alguna, la
action, PCR) fue inventada por Kary Mullis en el año 1985, des- forma más directa de análisis de secuencias y detección de nuevos
cubrimiento por el cual fue galardonado en 1993 con el premio polimorfismos. El fundamento molecular sobre el que se asienta la
Nobel de química. Constituye una técnica básica en biología mo- técnica utilizada en la actualidad para secuenciar automáticamen-
lecular. Permite la amplificación exponencial de fragmentos re- te fragmentos de ADN se basa en una idea desarrollada y descrita
lativamente pequeños de ADN (habitualmente de no más de por Sanger (5). El método implica la síntesis de ADN en presen-
1 kb, es decir, 1.000 pb) sin necesidad de usar organismos vivos, cia de didesoxinucleótidos (ddNTP) que, a diferencia de los des-
como Escherichia coli o una levadura. Este fenómeno es posible oxinucleótidos utilizados en la PCR, carecen de grupo 3´-hidroxilo
gracias a la enzima ADN polimerasa, que se encuentra de forma y, por tanto, cuando son incorporados a una hebra de ADN pro-
natural en todos los organismos vivos posibilitando la división ce- vocan que la síntesis se detenga.
lular. Al igual que en la PCR, es necesaria la presencia de un oli-
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La reacción se lleva a cabo en una serie de ciclos consecutivos, gonucleótido (primer) que actúe como cebador para la síntesis
estructurados en tres pasos: desnaturalización, renaturalización de una nueva cadena de ADN a partir del molde que queremos
y extensión (fig. 9-10). secuenciar. Al final de la reacción se habrán generado cadenas
Para que comience la reacción es necesaria la desnaturaliza- complementarias a la original de longitudes diferentes, en fun-
ción del ADN de partida (una ventaja de la técnica es que se pue- ción del lugar al que se hayan incorporado los didesoxinucleó-
de partir de cantidades muy pequeñas de ADN), lo que se consi- tidos. La lectura de la secuencia es posible gracias a que los nu-
gue sometiendo el ADN molde a temperaturas de 90-95 °C, a las cleótidos han sido marcados con fluorocromos de colores di-

| 158 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c9/ Genética
ı

ADN molde

Cebadores

ADN polimerasa

A Nucleótidos
B Termociclador

3´ 5´
ADN molde
5´ 3´
95 °C
Desnaturalización
3´ 5´

P1 P2 ~50 °C
Hibridación

5´ 3´

Extensión
72 °C
1 2 3 4 5
D

(A)

/figura9-10/
Reacción en cadena de la polimerasa (PCR)
A) Reactivos necesarios para llevar a cabo la reacción: a) muestra de ADN, que en la reacción se utilizará como molde a partir del cual se iniciará la
amplificación; b) oligonucleótidos cebadores (también llamados primers). Se trata de secuencias nucleotídicas complementarias a las regiones que aco-
tan la zona de interés. Son necesarios para que la polimerasa funcione y sintetice cadenas nuevas de ADN; c) guanina, citosina, adenina y timina, nu-
cleótidos que constituyen el ADN. Son la materia prima para la construcción de las nuevas cadenas; d) ADN polimerasa, enzima encargada de sinteti-
zar las nuevas cadenas de ADN, complementarias a la secuencia de interés. B) Ejemplo de termociclador, aparato en el que se lleva a cabo la reac-
ción en cadena de la polimerasa (PCR). Podría considerarse una estufa sofisticada que puede programarse para que suba o baje la temperatura de
forma muy rápida y precisa. En este tipo de aparatos pueden procesarse hasta 384 muestras a la vez. Normalmente una reacción dura unas 3 horas.
C) Esquema de un ciclo de PCR. Cada ciclo consta de tres pasos. El primer paso implica la desnaturalización del ADN molde. Esto se consigue calen-
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tando durante aproximadamente 1 min a 90-95 °C. A estas temperaturas la doble cadena se separa tras romperse los puentes de hidrógeno que la man-
tienen unida. Tras la desnaturalización, se disminuye la temperatura a 50-60 °C para provocar la unión (o hibridación) de cada uno de los cebadores
a las secuencias complementarias que flanquean la zona de interés. Posteriormente, vuelve a subirse la temperatura hasta aproximadamente 72 °C, tem-
peratura a la cual la ADN polimerasa empieza a sintetizar las nuevas cadenas de ADN (en el esquema aparecen como líneas onduladas de color rojo
y verde). Estos tres pasos —desnaturalización, hibridación y extensión—, repetidos n veces (entre 30 y 35), permiten la generación de millones de mo-
léculas de ADN idénticas. D) Visualización del producto de una PCR en cinco muestras diferentes gracias a electroforesis en gel de agarosa y poste-
rior tinción con bromuro de etidio. El primer carril del gel contiene un marcador de talla que orienta sobre el tamaño de los fragmentos de carriles ad-
yacentes.

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G153T

Punto
de corte de HinfI

TGCCAAATGGGTTGTTAGTAGT . . . . . . . . . . . . . . . . . . AGAC(G/T)CTGG . . . . . . . . . . . . . . . . . . TCATAGAATAGCATGCCTTTTG


A

435
304
131

G/G G/T G/G G/G G/G T/T G/T G/G T/T


B

/figura9-11/
Utilización de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) para la caracterización de un polimorfismo de tipo RFLP
A) Se utiliza como ejemplo el polimorfismo G153T del gen INPP1. Se trata de un polimorfismo puntual (SNP) situado en el segundo exón de este gen.
Las dos variantes alélicas se diferencian por la sustitución de una guanina por una timina en la posición 153. La utilización de las secuencias cebado-
ras que aparecen subrayadas en el esquema, permite amplificar mediante PCR un fragmento de 435 pb que contiene el polimorfismo de interés. B) La
sustitución de una guanina por una timina en la posición 153 genera una diana para la enzima de restricción HinfI, que reconoce la secuencia GANTC
y corta por la zona indicada con la flecha. Por tanto, si se incuba el producto de PCR con HinfI, los alelos G153 no serán cortados por la enzima y se
visualizarán como fragmentos de 453 pares de bases (pb), mientras que los alelos T153, portadores de la secuencia diana, sí serán cortados por la en-
zima y se visualizarán como fragmentos de 304 y 131 pb, respectivamente.

ferentes, que pueden ser detectados con un lector láser minisecuenciación


(fig. 9-13). ı
ı La minisecuenciación se utiliza cada vez más como método de
ı análisis y caracterización de SNP. Existen kits comerciales, como
metodologías emergentes ABI PRISM® SnaPshot™ Multiplex kit (Applied Biosystems), que
ı permiten analizar simultáneamente hasta 10 SNP diferentes de una
En los últimos años se han desarrollado nuevas técnicas de misma muestra en una sola PCR. Ello permite leer hasta unos 4.000
análisis y caracterización de polimorfismos de ADN, sobre todo genotipos (dependiendo del tipo de placa que se utilice y de cómo
para el caso de los SNP. Sin embargo, no todos los laboratorios se haya diseñado el estudio) en cada reacción.
han incorporado estas tecnologías a su rutina diaria, y lo cierto es En la figura 9-14 se esquematiza el proceso. De forma re-
que no está claro cuál o cuáles acabarán siendo las de primera sumida, se procede en primer lugar a amplificar mediante la
elección. En cualquier caso, independientemente de cuáles sean PCR el fragmento que contiene el polimorfismo o polimorfis-
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las técnicas que se impongan, un aspecto que habrá que resolver mos que se van a analizar. Tras purificar el producto de la PCR
será cómo manejar y analizar los datos derivados de estos análisis con el fin de eliminar restos de primers y dNTP, se lleva a cabo
moleculares de alto rendimiento, que permitirán obtener en cada una nueva PCR en la que se utiliza como molde el producto
reacción una cantidad ingente de información. amplificado y purificado. En esta segunda reacción sólo se aña-
A continuación comentamos algunas de las técnicas que em- de un primer u oligonucleótido (y no una pareja) por cada SNP
piezan a ser utilizadas en la actualidad y que se encuentran entre que se quiera identificar. Este tercer primer o cebador, que es
las más prometedoras. diseñado por el propio investigador, es complementario a una

| 160 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c9/ Genética
ı

Gen MAOA

CCCAGGCTGCTCCAGAAAC. . . . . . . . . . . . . . . (30 pb)n . . . . . . . . . . . . . . GCACAACTGCCCAGGTCC


A

269 pb
239 pb
209 pb
3/3 4/4 3/4 3/3 4/4 4/4 3/4 4/4 4/5

/figura9-12/
Caracterización molecular de un minisatélite usando la técnica de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR)
A) Se utiliza como ejemplo el análisis del polimorfismo uMAOA situado en la zona promotora del gen de la monoaminooxidasa A. El polimorfismo con-
siste en un minisatélite cuya unidad básica de repetición es de 30 pares de bases (pb). Las secuencias cebadoras utilizadas para acotar la zona de in-
terés aparecen subrayadas. Se han descrito cinco alelos o variantes en la población: 2, 3, 3.5, 4 y 5. El alelo 2 es el que implica dos repeticiones de la
unidad básica. Análogamente, los alelos 3, 3.5, 4 y 5 son los que están formados por 3, 3.5, 4 y 5 unidades de repetición respectivamente. B) Tras am-
plificar el fragmento que contiene el polimorfismo, se corre el producto de PCR en un gel de agarosa al 3 % teñido con bromuro de etidio. En la foto, el
primer carril del gel contiene el marcador de peso molecular, que nos permite saber de forma orientativa el tamaño de los fragmentos que aparecen
en los carriles siguientes. Estos carriles contienen ADN de individuos diferentes en los que se ha analizado el polimorfismo uMAOA. En los recuadros
blancos se indica el genotipo de cada individuo para ese polimorfismo.

de las dos cadenas de ADN del producto amplificado por la El investigador puede diseñar el estudio de tal manera que,
PCR y tiene la particularidad de que su extremo 3´ es inmedia- combinando primers de longitudes diferentes y jugando con los
tamente adyacente a la base polimórfica que se quiere identifi- posibles colores que diferencian unas bases de otras, puedan ana-
car. En la mezcla de reacción se incluyen también dNTP mar- lizarse varios polimorfismos de un mismo individuo (hasta 10) en
cados con fluorescencia (ddNTP). Estos ddNTP están especial- una sola reacción.
mente diseñados para permitir la extensión del cebador con Estos polimorfismos pueden estar dentro de un mismo gen
una única base. La base concreta que es añadida al primer será y lo suficientemente próximos entre sí para acotarlos con una úni-
la base complementaria a la situada en el punto polimórfico. Si ca PCR inicial, o bien estar alejados en el genoma, situados en
el polimorfismo consiste en la sustitución de una T por una G, genes e incluso cromosomas diferentes. En este último caso, ten-
por complementariedad la base que se incorporaría a continua- drían que amplificarse previamente en una primera PCR tantos
ción del oligonucleótido cebador sería una A (complementaria fragmentos como fueran necesarios para acotar las distintas zonas
a T) o una C (complementaria a G). La detección es posible del genoma que queremos analizar. Posteriormente se mezclarían
gracias a que cada ddNTP está marcado con fluorocromos que todos los productos de la PCR en una única solución y se proce-
emiten luz de colores diferentes cuando son estimulados con dería a desarrollar el mismo protocolo que se sigue en el caso de
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un láser. Así, un color concreto (p. ej., el verde) indicaría que la tener un solo producto de la PCR inicial (fig. 9-15).
base añadida ha sido una A; otro color (p. ej., amarillo) indi- ı
caría que la base añadida ha sido una C. La emisión simultánea ı
de ambos colores indicaría que en algunas moléculas la base microchips o microarrays de ADN
añadida ha sido A y en otras C, y que la persona a la que perte- ı
nece la muestra analizada es heterocigota para el polimorfismo No cabe duda de que la compleja orquestación de las dece-
en cuestión. nas de miles de genes de nuestro organismo y de sus productos

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 161 |


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Corta Larga
Electroforesis

/figura9-13/
Esquema de secuenciación automática según el método de Sanger
A partir de la secuencia molde original (en negro) y gracias a un cebador (en naranja) se van generando nuevas cadenas complementarias. Éstas de-
tendrán su elongación cuando se incorpore un didesoxinucleótido a la secuencia. Al final de la reacción se habrán generado cadenas complementa-
rias a la original de distinta longitud, según donde se haya detenido el proceso de elongación. Estas cadenas son separadas en un gel de acrilamida y
las diferentes bandas que generan son detectadas por un lector especial, capaz de captar la señal de los diferentes fluorocromos. A la derecha de la
figura puede observarse el resultado gráfico de la secuenciación automática del fragmento original (en negro).

(ARN y proteínas) es la que hace posible el misterio de la vida. Sin de los dos alelos del locus que se analiza y unida a un marcador
embargo, no deja de ser curioso que los métodos tradicionales fluorescente diferente. Después de la hibridación, se analiza el mi-
usados en biología molecular se hayan basado, y en la mayoría de crochip con un sistema láser que determina el color de la sonda
los casos sigan haciéndolo, en el análisis gen a gen (un gen por unida en cada punto del chip, que representa la PCR para un in-
experimento). Son aún escasos los análisis de alto rendimiento dividuo concreto. El color de las sondas definirá el genotipo de
o a gran escala que permiten obtener una visión integral de la fun- cada individuo en el locus estudiado.
ción e interacción de miles de genes al mismo tiempo. A pesar De forma alternativa, en lugar de colocar productos de PCR
de ello, en los últimos años se han empezado a desarrollar nue- de miles de individuos sobre el chip, cada punto podría contener
vas tecnologías, como los chips, también llamados microarrays una sonda diferente. Para caracterizar un polimorfismo del tipo
de ADN, que están posibilitando este tipo de aproximación. SNP con dos posibles alelos, necesitaríamos dos localizaciones del
Los microarrays de ADN se utilizan básicamente para identi- chip, una para cada una de las sondas identificadoras de cada uno
ficar secuencias (genes o mutaciones en genes) y determinar per- de los dos alelos. De esta manera, podría fabricarse un único chip
files de expresión genética en células o tejidos. que tuviera miles de loci representados en su superficie. Por cada
En el primer caso, el análisis se basa normalmente en la hibri- locus se utilizarían un par de localizaciones del chip (suponiendo
dación específica de alelo. En términos generales, una secuencia de que para cada locus hubiera dos variantes alélicas). Como sonda
ADN que sea perfectamente complementaria a otra la hibridará de podrían utilizarse distintos productos de PCR, representativos
un modo más eficaz que una secuencia similar pero no totalmen- de miles de loci diferentes de un individuo. El patrón de hibrida-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

te complementaria. En este principio se basa el análisis de secuen- ción obtenido para cada par de puntos determinaría el genotipo
cias mediante chips de ADN. Los productos de PCR de un locus del individuo en cada locus.
concreto de miles de individuos pueden ser depositados de forma Los microchips de secuencia constituyen, hoy por hoy, una
individual en un soporte de vidrio, plástico o silicona relativamen- técnica tremendamente poderosa y quizá la única capaz de ab-
te pequeño, del tamaño de un sello de correos (fig. 9-16). Este sorber la extraordianaria demanda de análisis de variación de
microarray o chip es posteriormente hibridado con dos sondas di- secuencia generada como consecuencia de la finalización del
ferentes, cada una de ellas perfectamente complementaria a uno Proyecto Genoma Humano. Sin embargo, todavía no está claro

| 162 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c9/ Genética
ı

Amplificación del ADN


genómico mediante PCR

Purificación del producto Kit de purificación


de la amplificación: eliminación
de dNTP y cebadores
Nucleótido diana

NNATGCCGATAAGATATTGNNN
Producto purificado NNTACGGCTATTCTATAACNNN

NNATGCCGATAAGATATTGNNN
NNTACGGCTATTCTATAACNNN TACGGCTATTCTATAA

Preparación
de la mezcla Mezcla
de la 2.a reacción:
ADN molde purificado
Tercer cebador Nucleótido diana
Kit de minisecuenciación
NNATGCCGATAAGATATTGNNN
NNTACGGCTATTCTATAACNNN

Desnaturalización
de la cadena molde TACGGCTATTCTATAA
NNATGCCGATAAGATATTGNNN
Reacción de
minisecuenciación Hibridación
del tercer cebador dTAMRA
TACGGCTATTCTATAA C
NNATGCCGATAAGATATTGNNN
Extensión del cebador
con una sola base marcada
con fluorescencia. La base
añadida es complementaria
dTAMRA
al nucleótido diana TACGGCTATTCTATAA C
Purificación
NNATGCCGATAAGATATTGNNN

Eliminación de los ddNTP


no incorporados
SAP y desnaturalización

Electroforesis
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Análisis de datos
con software específico ABI3700 o similar

/figura9-14/
Esquema de los principales pasos de la técnica de minisecuenciación

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 163 |


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B. Gutiérrez Martínez, A. Rosa de la Cruz, B. Arias Sampériz y L. Fañanás Saura
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Polimorfismo 1 2 3 4

Individuo A

Individuo B

/figura9-15/
Ejemplo de hoja de resultados de una reacción de minisecuenciación
Se representan los resultados correspondientes a dos individuos diferentes que han sido genotipados para cuatro SNP. Los picos de colores indican
la base presente en cada punto polimórfico analizado. Para el genotipo 1 los dos individuos son heterocigóticos A/G, puesto que obtenemos dos se-
ñales, una verde (que indica adenina) y una azul (que indica guanina). Para el segundo polimorfismo, el primer individuo es heterocigótico G/A y el se-
gundo es homocigótico A/A. Para el tercer polimorfismo, el individuo A es homocigótico T/T (puesto que sólo se observa un pico de color rojo) y el in-
dividuo B es heterocigótico G/T (obsérvense los dos picos azul y rojo, respectivamente). Por último, para el cuarto polimorfismo, el individuo A es ho-
mocigótico A/A y el individuo B es heterocigótico G/A. Los picos naranjas huecos corresponden a un marcador de talla que se utiliza como patrón
para determinar el tamaño en número de bases del resto de picos.

Control > Caso → Rojo


Control < Caso → Verde
Control = Caso → Amarillo

Control Caso

A B C

/figura9-16/
Microbios o microarrays de ADN
A) El soporte del chip o microarray puede tener entre 1.000 y 10.000 localizaciones o puntos, cada uno de ellos con secuencias de ADN diferentes. B)
En el ejemplo, el ARN total de un tejido concreto se ha aislado en un individuo control y en un individuo caso. Estos ARN se retrotranscriben por sepa-
rado a ADNc, utilizando cebadores marcados con fluorocromos diferentes. Posteriormente, se mezclan los ADNc de ambos individuos y se usa la mez-
cla para hibridar el microchip. Para cada localización en el chip, si las células del individuo caso tienen menos ARNm que las células del individuo con-
trol, el punto aparece de color rojo. Si ocurre lo contrario, es decir, son las células del individuo control las que tienen menos ARNm que las del indivi-
duo caso, el punto aparece de color verde. Si no hay diferencias en los niveles de expresión entre caso y control, el punto será amarillo. Este experi-
mento permite medir los niveles relativos de miles de mensajeros de dos individuos diferentes en un solo experimento. C) Imagen de un microarray de
expresión génica. La intensidad y el color de cada punto proporciona información sobre un gen concreto de la muestra analizada.
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

cuál es el método más eficiente para leer y analizar estos chips. Los microarrays o chips de ADN también se utilizan en estu-
Al análisis por espectrometría de masas (MALDI-TOF) o por dios de expresión genética de células y tejidos.
fluorescencia —métodos usados ya en la actualidad— se añadi- La función de las células está condicionada por el patrón de
rán en los próximos años técnicas alternativas que intentarán expresión de sus genes. Una función celular alterada es la conse-
mejorar la sensibilidad del método de detección y el análisis de cuencia de una alteración en el perfil de expresión génica celular.
datos. Ello hace que una buena estrategia para identificar los mecanis-

| 164 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c9/ Genética
ı

mos fisiopatológicos o los genes implicados en el origen de dis- de expresión en tejidos de interés, como el cerebro. Este hecho
tintas enfermedades sea el análisis comparativo de la expresión cambiará, sin lugar a dudas, los enfoques utilizados hasta ahora
génica de tejidos concretos procedentes de diferentes individuos, para la identificación y análisis de genes candidatos, tal como se
afectados y no afectados por una determinada enfermedad. ha comentado en el apartado anterior. Sin embargo, hasta ahora
Los niveles de expresión de un determinado gen pueden ser la mayor parte de las estrategias utilizadas para identificar genes
medidos y cuantificados a partir de los niveles de ARNm presentes de riesgo en trastornos psiquiátricos se han basado en dos tipos de
en la célula o tejido de interés. enfoques fundamentales: estudios de ligamiento y estudios de
En el supuesto de querer analizar distintos ARNm simultánea- asociación. Dado el interés de estas estrategias, a continuación co-
mente, el primer paso consiste en extraer ARNm total a partir de la mentaremos el diseño de estos estudios y los principios genéticos
célula o tejido que se va a analizar y obtener, a partir de ese ARNm, sobre los que se sustentan. La abundancia en la literatura científi-
ADN complementario (ADNc). Este paso es posible gracias a la ac- ca de este tipo de análisis parece justificar su explicación dentro
ción de la transcriptasa inversa, enzima que permite la síntesis de del presente capítulo.
ADN utilizando como molde moléculas de ARNm. Si la transcrip- El trastorno bipolar y la esquizofrenia, al igual que tantas otras
ción inversa se hace en presencia de nucleótidos o cebadores marca- características complejas del ser humano, forman parte del gru-
dos con fluorescencia, las moléculas de ADNc de nueva síntesis se- po de enfermedades denominadas genéticamente complejas. Se
rán moléculas marcadas. En un segundo paso, estas moléculas de trata de trastornos que tienen un claro componente genético,
ADNc son hibridadas a un microarray que puede contener miles normalmente identificado y estimado a partir de estudios de
de sondas específicas para miles de genes diferentes. La cantidad de familia, de gemelos y adopción, pero que no presentan un pa-
ADNc que hibrida específicamente con cada sonda puede ser medi- trón de herencia que se ajuste a un modelo mendeliano. Se cree
da y cuantificada, de tal manera que comparando los distintos pa- que en el origen de estos trastornos habría distintos genes de sus-
trones de hibridación puede crearse un perfil de los genes que se ceptibilidad implicados, cuya expresión o penetrancia podría es-
expresan diferencialmente en individuos o en tejidos diferentes tar modulada por multitud de factores ambientales.
(fig. 9-16). Es sorprendente que, a pesar del espectacular avance de las
Ya se han empezado a desarrollar tecnologías similares para técnicas de genética molecular y del esfuerzo realizado en las úl-
estudiar la expresión génica a nivel proteico. Ello hace pensar timas décadas, las bases moleculares que sustentan esta herencia
que a corto plazo será factible realizar el análisis simultáneo de la estén aún por dilucidar. Son varios los mecanismos genéticos y
función de miles de proteínas y que probablemente podrán dise- los problemas que podrían explicar esta falta de éxito en la iden-
ñarse estudios mediante la tecnología de microchips, que permi- tificación de genes implicados en la etiología de enfermedades
tarán analizar en una sola reacción de hibridación todas y cada complejas, entre los que se han propuesto los fenómenos de epis-
una de las proteínas que pueden expresarse en un tejido. tasis, la existencia de heterogeneidad genética y alélica, el posible
A modo de ejemplo de la aplicabilidad de estas técnicas en la papel de mutaciones dinámicas, la impronta genética o la heren-
investigación psiquiátrica, puede señalarse que gracias a la utiliza- cia mitocondrial. Además, al contrario de lo que ocurre en el caso
ción de microarrays de ARNm, investigadores de las universida- de enfermedades simples, la correspondencia genotipo-fenotipo
des de Cambridge y Baltimore han analizado recientemente la ex- no se establece con facilidad, ya sea porque el mismo genotipo
presión de genes relacionados con oligodendrocitos y con la mie- puede dar lugar a distintos fenotipos (debido al azar, al ambiente
linización en el cerebro de pacientes con esquizofrenia, trastorno o a la interacción entre genes), ya sea porque diferentes genoti-
bipolar y controles (6). Estos autores describen una menor expre- pos pueden manifestarse clínicamente como un fenotipo muy si-
sión de dichos genes, e incluso de factores de transcripción regu- milar. En el caso de las enfermedades mentales, existen además
ladores de los mismos, tanto en pacientes esquizofrénicos como otros problemas, como una edad de inicio variable, la posibili-
bipolares cuando se les compara con controles. Así pues, parece dad de que el diagnóstico cambie a lo largo del tiempo y, lo que es
que los resultados obtenidos indican la existencia de una vía fisio- más importante, la discutible validez —desde el punto de vista
patológica común para ambos trastornos, tal y como ya se había más puramente genético— de las categorías diagnósticas utiliza-
sugerido desde otras aproximaciones basadas en estudios familia- das. Estas y otras cuestiones complican el enfoque genético de la
res o de gemelos (7-11), además de identificar genes que parecen enfermedad mental, ya que todavía somos incapaces de definir los
desempeñar un papel clave en su etiología. límites del fenotipo clínico al que puede conducir la vulnerabili-
dad genética.
Todos estos factores han hecho que la detección de los genes
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

Identificación de genes de riesgo responsables de las enfermedades mentales más graves y con un
componente genético más claro esté siendo mucho más compli-
para enfermedad mental cada de lo que en un principio se pensó. En las últimas décadas
ı se han propuesto diferentes genes como responsables de la es-
ı quizofrenia y del trastorno bipolar, y se ha sugerido la localiza-
El extraordinario avance de las técnicas moleculares de análi- ción de genes de susceptibilidad en diversas posiciones del ge-
sis permite ya actualmente identificar genes a partir de patrones noma.

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 165 |


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B. Gutiérrez Martínez, A. Rosa de la Cruz, B. Arias Sampériz y L. Fañanás Saura
|

Las estrategias de búsqueda de las bases moleculares de esos


factores genéticos están empezando a cambiar. Se han cuestiona- /tabla9-4/
do profundamente muchos aspectos metodológicos y se están Algunos genes candidatos investigados
mejorando en las aproximaciones clásicas, desde la definición de en la enfermedad mental
fenotipo hasta el tratamiento estadístico de los datos.
La lista de genes candidatos en la enfermedad mental analizados Localización
desde distintas estrategias en la última década, es muy numerosa Gen cromosómica Proteína
e incluye, entre otros los enumerados en la tabla 9-4. Entre ellos es
fácil identificar muchos de los analizados en estudios de asocia- Genes del neurodesarrollo
NRGI 8p12-21 Neuroregulina 1
ción genética llevados a cabo en población española y revisados y
NOTCH4 6p21.3 NOTCH4
discutidos recientemente por Papiol y cols. (12). RELN 7q22 Reelin
El criterio de ordenación de los genes se ha basado en el papel, SYN3 2q12.3 Synapsine III
más o menos relevante, que desempeñan sus respectivas proteínas L1CAM Xq28 L1CAM
en los procesos del neurodesarrollo cerebral, en los procesos neu- SNAP29 22q11 Synaptosomal associated protein of
29 Kb
rodegenerativos o en la neurotransmisión. Hay que señalar, sin
NGFB 1p13 Nerve growth factor B
embargo, que muchas de las proteínas codificadas por estos genes BDNF 11p13 Brain derived neurotrophic factor
son polivalentes y desempeñan papeles diferentes dependiendo NTF3 12p13 Neurotropina 3
del momento ontogénico y línea celular en la que se expresan, pu- NTF5 19pter Neurotropina 4/5
diendo tener funciones distintas durante el neurodesarrollo y NTRK1 1q21-22 Neurotrophic tyrosine kinase receptor
type 1
durante la edad adulta. Éste es el caso, por ejemplo, de los factores NTRK2 9q22.1 Neurotrophic tyrosine kinase receptor
neurotróficos, de las citocinas o de la neuroregulina, molécula type 2
fundamental en el mantenimiento de la plasticidad sináptica en el NTRK3 15q24-25 Neurotrophic tyrosine kinase receptor
cerebro adulto y relacionada con el riesgo de padecer esquizofre- type 3
nia, como veremos a continuación. Genes relacionados con la neurodegeneración
ı BDNF 11p13 Brain derived neurotrophic factor
ı NTRK2 9p22.1 Neurotrophic tyrosine kinase receptor
type 2
estudios de ligamiento GRIN2B 12p12 Subunidad 2B del receptor NMDA
ı IL-1A 2q12-21 Interleucina 1α
En los análisis de ligamiento (linkage) normalmente se utili- IL-1B 2q12-21 Interleucina 1β
zan genealogías en las que la enfermedad se presenta en distintos IL-1RN 2q12-21 Interleucina 1, receptor antagonista
familiares y en las que se asume un patrón de herencia mendelia- TGFB1 19q13.2 Transforming growth factor B1
TGFB2 1q41 Transforming growth factor B2
no. En estas familias se estudia la segregación de un determinado BCL2 18q21.33 B cell lymphoma 2
marcador genético (polimorfismo) y se observa si hay indepen-
Genes involucrados en la neurotransmisión
dencia entre la transmisión de la enfermedad y los diferentes ale-
DRD1 5q34-5q35 Receptor de dopamina 1
los de ese marcador. En el caso de que la enfermedad y un deter- DRD2 11q22.2 Receptor de dopamina 2
minado alelo se transmitieran conjuntamente, podríamos postu- DRD3 3q13.3 Receptor de dopamina 3
lar la existencia de un gen para la enfermedad situado cerca del DRD4 11p15.5 Receptor de dopamina 4
polimorfismo utilizado como marcador. La transmisión a la des- HSKCa3 1q21 Small conductance Ca++ act K+
channel
cendencia del marcador y del gen para la enfermedad se habría COMT 22q11 Catecol-O-metiltransferasa
producido conjuntamente debido, hipotéticamente, a la proximi- MAOA Xp11.4 Monoaminooxidasa A
dad o ligamiento entre ambos (desequilibrio de ligamiento); que TH 11p15.5 Tirosinhidroxilasa
estén ligados significa que se transmiten conjuntamente más a TPH 11p15.1 Triptófano hidroxilasa
SLC6A4 17q12 Transportador de serotonina
menudo de lo que se esperaría por azar. Si el marcador y el gen
HTR2A 13q14 Receptor de serotonina 2A
que determina la enfermedad se encuentran en diferentes cromo- HTR2C Xq24 Receptor de serotonina 2C
somas, o en el mismo cromosoma pero a cierta distancia, no ha- HTR1A 5cen-5q11 Receptor de serotonina 1A
brá ligamiento y la transmisión de ambos será independiente. GRL 5q31-5q32 Receptor de glucocorticoides
El análisis de ligamiento es posible gracias al fenómeno del CRHR1 5q31-5q32 Corticotropin releasing hormone
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receptor 1
entrecruzamiento que tiene lugar entre dos cromosomas homó-
logos durante la meiosis. proceso en el que cada uno de los pares
de cromosomas homólogos, provenientes de cada progenitor, se
aparean e intercambian material entre sí (entrecruzamiento de frecuente, y la fuente principal de variabilidad en nuestra especie.
cromátidas). Después de múltiples entrecruzamientos, el resul- Por esta razón, la mayor parte de nuestros cromosomas, a pesar
tado es un par de cromosomas con una combinación nueva de haber sido recibidos de nuestros padres, son diferentes a cual-
y única de genes (fig. 9-17). El entrecruzamiento es un fenómeno quiera de los cromosomas que ellos poseen en sus células somá-

| 166 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c9/ Genética
ı

A a

Par de cromosomas homólogos de un individuo


heterocigótico para tres genes A, B y C con dos
alelos cada uno: Aa, Bb, Cc
B b
C c

A A a a

Duplicación del ADN.


En este momento cada cromosoma está formado
por dos copias del filamento de ADN o cromátidas
B B b b hermanas
C C c c

A A a a

Apareamiento de pares homólogos de cromosomas


duplicados e intercambio de material genético por rotura
y posterior recombinación de segmentos de ADN
B b B b durante la profase de la meiosis
C c C c

A A a a Cromosomas homólogos con material genético


intercambiado. Este mecanismo genera nuevas
combinaciones alélicas en los cromosomas y, por tanto,
aumento de la variabilidad genética de generación
en generación. La recombinación genética entre dos loci
B b B b concretos es tanto más probable cuanto más separados
C c C c estén esos loci entre sí

A A a a
Generación de cuatro gametos o células
sexuales con diferentes combinaciones alélicas
para los genes A, B y C

B b B b
C c C c

/figura9-17/
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Esquema que ilustra el intercambio de material genético entre cromosomas homólogos durante la formación de
las células sexuales: mecanismo de entrecruzamiento o recombinación genética
Los alelos de los genes A y B se transmiten independientemente. Están en el mismo cromosoma pero no están ligados. Por el contrario, los alelos de
los genes B y C se transmiten juntos. Esto ocurre porque los genes B y C están muy próximos o ligados y, por lo tanto, la probabilidad de que entre ellos
se dé una recombinación genética es muy pequeña. La recombinación es un fenómeno muy frecuente y se producen varias en cada cromosoma en una
meiosis, de tal forma que entre los cromosomas de un individuo no hay ninguno que sea idéntico a los de su abuelo o abuela, sino que hay fragmen-
tos de ambos.

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 167 |


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B. Gutiérrez Martínez, A. Rosa de la Cruz, B. Arias Sampériz y L. Fañanás Saura
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ticas. La probabilidad de que dos genes recombinen durante la distintos de segregación o herencia. Esto puede dar lugar a errores
meiosis es una función de la distancia que existe entre ellos, y en de tipo I (falsos positivos) debido a los múltiples tests que se reali-
este hecho se basan los cálculos del lod score a los que conduce un zan, pero también a errores de tipo II (falsos negativos) si no se in-
estudio de ligamiento basado en familias (tabla 9-5). El lod score cluye en el análisis el modelo real de transmisión de la enfermedad.
no es más que un parámetro estadístico que nos indica cuál es la Una de las principales limitaciones que tienen los estudios de
probabilidad de que exista ligamiento entre el marcador genético ligamiento en el caso de las enfermedades genéticamente comple-
estudiado y la enfermedad. jas es que tienen poco poder para detectar genes de efecto menor.
Cuando el patrón de herencia es desconocido, como ocurre en Además, los resultados de los análisis son muy sensibles a errores
la esquizofrenia o el trastorno bipolar, el análisis matemático debe de genotipado, cambios en el diagnóstico de los miembros de la
llevarse a cabo varias veces, asumiendo en cada ocasión modelos familia del paciente y problemas de heterogeneidad genética. Qui-

/tabla9-5/
Cálculo del lod score

Supongamos que la distancia existente entre el marcador y el hipotético gen para la enfermedad es ϑ y que ϑ puede oscilar desde 0 (cuando el marcador
y el gen están tan juntos que no se puede producir recombinación) hasta 0,5 (cuando la distancia es lo suficientemente grande como para permitir
tantas recombinaciones entre los dos genes que es como si estuvieran en dos cromosomas diferentes). Dadas estas premisas, podemos calcular la
probabilidad que tiene la familia (F) de encontrarse en el supuesto de ligamiento a una distancia ϑ, p(F/ϑ). En este caso, ambos genes están juntos y
se heredan separadamente en una fracción ϑ, fruto de la recombinación. Si la enfermedad y el marcador se transmiten independientemente, las
probabilidades de la familia se calculan igual que en el caso anterior pero considerando ϑ = 0,5, ya que cuando dos genes no están ligados la
probabilidad de recombinación entre ellos es del 50%. La notación en este caso será p(F/0,5)
El cociente entre estas dos probabilidades, p(F/ϑ)/p(F/0,5) indica cuántas veces es más probable que la segregación conjunta de la enfermedad y el marcador
sea debida a la existencia de un gen ligado al marcador (a una distancia ϑ) que a una segregación independiente. Nos permite decir, por ejemplo, que en
una familia concreta es 10 veces más probable que la segregación conjunta se produzca por la existencia de un gen para la enfermedad ligado al marcador
(a una distancia ϑ) que por azar. Normalmente se trabaja con el logaritmo de este cociente, que se denomina lod score (LS)

LS = log10 p(F/ϑ)/p(F/0,5)

En general se acepta que se ha localizado un gen para una enfermedad, cerca del marcador utilizado cuando se obtiene un lod score superior a 3. Un lod score
de 3 indica que en la familia o familias estudiadas es 1.000 veces más probable que exista ligamiento entre el marcador y la enfermedad que la
transmisión independiente de ambos. Cuando el lod score es menor de –2 podemos descartar la presencia de un gen para la enfermedad cerca del marcador
utilizado. Los valores comprendidos entre –2 y 3 se consideran dudosos
A continuación se ilustra un ejemplo sencillo de cálculo de lod score sobre una genealogía concreta en la que se ha analizado un marcador genético X con
6 posibles alelos: A1, A2, A3, A4, A5 y A6. Obsérvese que la enfermedad parece segregar con el alelo A1, ya que todos los individuos portadores de
ese alelo manifiestan la enfermedad. El cálculo del lod score Z en función de distintas fracciones de recombinación ofrece un valor máximo para esta
familia de 1,505 a una distancia de recombinación igual a 0. Estos resultados, sin llegar a ser concluyentes porque el valor del lod score es inferior a 3,
sugieren que el marcador usado en el análisis está ligado a la enfermedad, y que es el propio marcador, y no otro próximo a él, el que confiere el
riesgo (ya que el valor máximo del lod score se obtiene para ϑ = 0)

A2 A5 A1 A6

A1 A2 A3 A4

A1 A3 A2 A3 A1 A4 A1 A4 A2 A4
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log10 (1 – ϑ)5
Lod score Z = ——————— = 5log 10(2) + 5log 10(1 – ϑ)
(1/2)5

ϑ 0 0,1 0,2 0,3 0,4 0,5

Z 1,505 1,276 1,020 0,730 0,396 0

| 168 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c9/ Genética
ı

zá por todos estos motivos los resultados obtenidos a partir de es-


tudios de ligamiento para enfermedades mentales han sido, cuan- PRODH
Neurona
do menos, frustrantes. DTNBP1
presináptica
Sin embargo, la literatura mas reciente permite llevar a cabo Glutamato P5C Proline
algunas consideraciones sobre la importancia de diferentes zonas
genómicas y el riesgo para esquizofrenia y trastorno bipolar.
ı Célula glial
ı NRG1
cromosomas y genes de riesgo Sinapsis Glutamato KAR
en esquizofrenia
DAAO G72
ı
Dos publicaciones recientes (13, 14) revisan de manera ex- nGluR ErbB4 NMDAR D-serina
haustiva y crítica toda la literatura especializada en la que, median-
te estudios de ligamiento basados en familias, se han intentado
Neurona
localizar genes de riesgo para la esquizofrenia. Los estudios que postsináptica
aportan resultados significativos, y en algunos casos replicados en Gg PSD
muestras independientes, hacen referencia a nueve zonas del ge- RGS4
noma situadas en los cromosomas 1, 5, 6, 8 10, 13 y 22 (v. revisio-
nes citadas para mayor detalle).
Cuatro de estas regiones, las situadas en el cromosoma 6 p24- /figura9-18/
22, el cromosoma 1q 21-22, el cromosoma 13q32-34 y el cromo- Genes de susceptibilidad para esquizofrenia
soma 22q11-12, parecen mostrar los resultados estadísticamente y plasticidad sináptica
más claros. A ellas podríamos añadir la zona del cromosoma Adaptado de Harrison y Owen (13).
8p12-21, identificada en población Islandesa (15).
Estas zonas del genoma contienen genes candidatos de enor-
me interés. Entre ellos se encuentran genes que codifican para pro-
teínas con distintas funciones en el metabolismo neuronal como la mente sus estrategias en la utilización de grupos de síntomas o di-
catecol-O-metiltransferasa (COMT), la prolindeshidrogenasa mensiones psicopatológicas, frente a los diagnósticos categoriales
(PRODH), la disbindina (DTNBP), una proteína reguladora de tradicionalmente utilizados. Entre otros, los trabajos de Brzusto-
proteína G (RGS4), un canal de calcio regulado por potasio wicz y cols. y Rosa y cols. (16, 17) han relacionado la zona cromo-
(hSKCa3), un receptor serotoninérgico (HTR2A), un complejo sómica 1q21-22, ya mencionada como zona de riesgo, con los
desaminooxidasa (G72-DAAO) y la neuroregulina (NRG1). Prác- síntomas positivos del trastorno; el mismo grupo de Brzustowicz
ticamente todas estas proteínas confluyen desde un punto de vista había relacionado también la dimensión positiva con la zona 6p en
funcional en la regulación de la plasticidad sináptica, tal y como un trabajo anterior (18). Otros trabajos han analizado el ligamien-
han ilustrado y discutido Harrison y Owen (13). La figura 9-18, to para las regiones cromosómicas 5q, 6p 8p y 10p utilizando gru-
adaptada de la revisión citada, permite postular, de una manera pos de síntomas (19); estos análisis, basados en un amplio grupo
muy didáctica, cómo alteraciones funcionales en diferentes niveles de familias irlandesas con alta prevalencia de esquizofrenia, de-
de una misma vía pueden tener una misma consecuencia funcio- tectaron un lod score significativo en la zona 8p22-21 cuando se
nal en la pérdida de plasticidad neuronal. consideró el core sintomatológico descrito por Kraepelin en la de-
Sin embargo, la repercusión respectiva de las variantes de cada mencia precoz.
uno de los genes, la existencia de efectos epistáticos y las interac- Por otro lado, y desde el punto de vista de nuevas aproxima-
ciones de las respectivas proteínas, desde un punto de vista fun- ciones metodológicas, hay que apuntar a la utilidad que podría
cional, son aspectos que quedan por investigar dentro de esta hi- tener en el futuro para la identificación de nuevos genes de riesgo
pótesis de trabajo. Por otro lado no hay que olvidar que no todos el uso de haplotipos que, a modo de bloques de ADN que contie-
los trabajos de ligamiento que han incluido varias de estas zonas nen una variación genética, podemos encontrar repartidos a lo lar-
del genoma en sus análisis, han encontrado ligamiento en ellas, go del genoma. Su utilización ha puesto de manifiesto el interés
siendo, en su mayoría, hallazgos positivos para un solo locus y en sobre algunos genes candidatos. Este es el caso del gen de la dis-
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linajes independientes. Es decir, en cada grupo de familias con es- bindina (DTNB1) asociado nuevamente al riesgo de esquizofrenia
quizofrenia en las que se detecta ligamiento encontraríamos el en muestras independientes de las poblaciones de Gales e Irlanda
efecto de, cómo máximo, una de estas zonas del genoma pero no (20), y los genes relacionadas con citocinas (IL-1B y IL-IRN), aso-
el de las otras. ciados tanto al riesgo de esquizofrenia como al de trastorno bipo-
Otros abordajes para aumentar el poder de los estudios en la lar en población española (21).
identificación de genes de riesgo se han desarrollado desde la rede- Es interesante señalar en este punto que durante los últimos
finición del caso. Estos estudios genéticos han basado mayoritaria- años se han publicado diferentes trabajos, la mayoría basados en

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B. Gutiérrez Martínez, A. Rosa de la Cruz, B. Arias Sampériz y L. Fañanás Saura
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estudios de ligamiento, que describen valores de lod score signifi- El diseño de este tipo de análisis corresponde, normalmente,
cativos para el diagnóstico de esquizofrenia y de trastorno bipolar al de un estudio caso-control en el que se compara la frecuencia
en las mismas zonas del genoma. En la tabla 9-6 se enumeran con que se encuentra un hipotético factor de riesgo en personas
aquellos hallazgos que han sido replicados en dos muestras inde- afectadas por una misma enfermedad y no emparentadas con la
pendientes. frecuencia observada en individuos sanos y no emparentados del
ı mismo grupo étnico, que constituyen la población control.
ı Si el factor de exposición analizado, e hipotético factor de
estudios de asociación riesgo, se encuentra con más frecuencia en el grupo de enfermos
ı que en el grupo de controles, diremos que existe una asociación
Los análisis de asociación genética constituyen, en la actuali- entre dicho factor y la enfermedad. En otras palabras, la exposi-
dad, una de las mejores estrategias para identificar genes respon- ción a ese factor incrementa el riesgo de padecer la enfermedad.
sables de enfermedades genéticamente complejas, en las que no En los estudios de asociación genética el factor de riesgo ana-
existe un modelo de herencia conocido, y muy probablemente lizado es siempre un marcador o polimorfismo genético, normal-
son varios genes de efecto menor los involucrados. mente situado en un gen candidato para la enfermedad.
Una variante de los estudios de asociación clásicos, diseñados
según un modelo caso-control, son los estudios de asociación basados
/tabla9-6/ en familias, en los que los padres de los casos son utilizados como
Zonas del genoma en las que se ha descrito controles. Este método elimina los posibles problemas de estratifi-
ligamiento tanto en el trastorno bipolar como en cación poblacional en la selección de las muestras. En este tipo de
esquizofreniaa aproximación, si la enfermedad no se asocia a un alelo concreto, las
frecuencias génicas encontradas en los enfermos deberían ser equi-
Localización Ligamiento Autores valentes a las observadas en los padres. La desviación de las fre-
cuencias encontradas respecto a las esperadas nos dará el grado de
10p14 Trastorno bipolarc Foroud y cols. (22) asociación con un determinado alelo o combinación de alelos
Esquizofreniac Faraone y cols. (23)
(fig. 9-19). Disponer de un hermano sano del paciente permite la
Esquizofreniac Straub y cols. (24)
Esquizofreniac Schwab y cols. (25) valoración adicional de que la transmisión diferencial identificada
13q32 Trastorno bipolarc Ginns y cols. (26) en estos estudios es un verdadero positivo, lo que es de enorme uti-
Trastorno bipolarc Kelsoe y cols. (27) lidad.
Trastorno bipolarb Detera-Wadleigh y cols. (28) En los estudios de asociación genética es muy importante la
Trastorno bipolarb Liu CY y cols. (29)
estricta definición de «caso» para asegurar, en la medida de lo
Trastorno bipolarb Badenhop y cols. (30)
Esquizofreniac Lin y cols. (31) posible, la homogeneidad etiológica de los individuos. Asimis-
Esquizofreniab Blouin y cols. (32) mo, en el caso de un diseño caso-control, la estratificación de en-
Esquizofreniab Brzustowicz y cols. (33) fermos y controles respecto a su origen poblacional (p. ej., lugar
18p11 Trastorno bipolarc Berrettini y cols. (34) de nacimiento de los cuatro abuelos o datos sobre etnicidad) es
Trastorno bipolarb Stine y cols. (35)
fundamental para evitar sesgos sociales y demográficos que po-
Trastorno bipolarb Berrettini y cols. (36)
Trastorno bipolarb Lin y cols. (31) drían dar lugar a asociaciones espurias debidas a la distribución
Trastorno bipolarc Nothen y cols. (37) poblacional diferencial de algunas frecuencias alélicas. Hay que
Trastorno bipolarc Turecki y cols. (38) tener en cuenta que existe un patrón de variación geográfica, re-
Esquizofreniab Schwab y cols. (25) lacionada con la historia genética de las poblaciones, para todos
22q11-13 Trastorno bipolarc Lachman y cols. (39)
los polimorfismos genéticos conocidos y que, por lo tanto, las
Trastorno bipolarb Kelsoe y cols. (40)
Trastorno bipolarc Detera-Wadleigh y cols. (28) frecuencias alélicas varían de unas poblaciones humanas a otras.
Trastorno bipolarb Kelsoe y cols. (41) La estratificación en función de la edad, el sexo y el nivel socio-
Esquizofreniac Pulver y cols. (42) económico también es aconsejable.
Esquizofreniac Polymeropoulos y cols. (43) La interpretación de la asociación irá íntimamente relacio-
Esquizofreniac Lasseter y cols. (44)
nada con la hipótesis biológica inicial, la naturaleza del marca-
Esquizofreniac Vallada y cols. (45)
Esquizofreniac Gill y cols. (46) dor y la función del gen al cual se encuentra asociado el marca-
dor. Una asociación con cualquier marcador, si es lo suficiente-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

Esquizofreniab Myles-Worsley y cols. (47)


mente importante, puede reflejar el ligamiento entre el marca-
a
Para ambos diagnósticos se utilizaron criterios del DSM-III o del DSM-IV en los es- dor y el gen para la enfermedad y, por lo tanto, el lugar donde
tudios revisados. En esta revisión también se incluyen los trabajos que obtienen un lod
score entre –2 y 3 ya que, aun no siendo definitivos, sugieren la importancia de estu- buscar el gen responsable del trastorno. Esto sucederá siempre
dios previos en los que sí existe un lod score superior a 3. que la enfermedad esté ocasionada por un gen de efecto mayor.
b
Valores de lod score superiores a 3. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la asociación refleja una
c
Valores de lod score situados entre 3 y –2. Estos valores no descartan ni confirman el
ligamiento, por lo que se consideran resultados no concluyentes. vulnerabilidad parcial relacionada con el gen en cuestión, y la in-
terpretación de los resultados se establece en términos de riesgo

| 170 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c9/ Genética
ı

Individuos no emparentados Controles no emparentados estratificados


A afectados por la enfermedad por procedencia poblacional

AB CE AC CE BB AE CE AB

AE AE AB AC
a

AB CE AC CE CE AB

AE AE AC
B b

/figura9-19/
Diseños de estudios de asociación genética
A) Estudios caso-control: se comparan las frecuencias alélicas y genotípicas en una muestra formada por personas no emparentadas entre sí y afec-
tadas por una determinada enfermedad (casos) respecto a las frecuencias observadas en una muestra de individuos sanos y no emparentados del mis-
mo grupo étnico (controles). B) Estudios de asociación basados en familias: se utilizan como controles los alelos paternos que no han sido transmitidos
al probando. Idealmente puede incluirse en los análisis un hermano no afectado del probando. El análisis de los datos puede hacerse desde dos pun-
tos de vista: a) análisis del riesgo relativo haplotípico (HRR): los alelos paternos (y/o del hermano) no transmitidos al probando se usan como control;
b) análisis de desequilibrio de la transmisión (transmission disequilibrium test, TDT): cada alelo es analizado por separado. Sólo los padres que son he-
terocigotos son informativos. Un padre heterocigoto tiene un 50 % de probabilidades de pasar a un hijo suyo un determinado alelo (p. ej., el alelo A del
esquema). Si el alelo A es un factor de riesgo para la enfermedad, se transmitirá con más frecuencia de lo esperado a los hijos afectados (en el ejem-
plo, el alelo A está presente en el 100 % de los probandos). (Adaptado de M. Burmeister. Basic concepts in the study of diseases with complex gene-
tics. Biol Psychiatry 1999; 45: 522-532.)

relativo. Este podría ser el caso de un polimorfismo situado en Existen innumerables estudios de asociación genética en en-
un gen candidato. En ese caso, tener una variante u otra del gen fermedades mentales pero muy pocos genes para los que se haya
(es decir, ser portador de un alelo u otro) puede implicar cam- descrito y reproducido por grupos independientes dicha asocia-
bios sutiles en la proteína y en su función, por ejemplo cambios ción. En la tabla 9-7 se recogen los pocos genes que en la actua-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

en la funcionalidad de un receptor o en su afinidad por su neu- lidad pueden considerarse genes de riesgo para alguna enferme-
rotransmisor o por un fármaco concreto. Asimismo, los cam- dad mental. Recordemos que se trata de genes de efecto menor
bios en zonas reguladoras de la expresión génica podrían tradu- y que ser portador de la variante de riesgo no determina la apa-
cirse en la producción de un mayor o menor número de recep- rición de la enfermedad, sino un pequeño incremento de la sus-
tores, tal como se ha descrito en el caso del polimorfismo ceptibilidad a padecerla. En casi todos los casos manejamos valo-
5HTTLPR de la zona promotora del gen del transportador de res de razón de posibilidades (odds ratio, OR) o riesgos situados
serotonina (48). entorno al 1,5, lo cual supone una explicación ínfima de toda la

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 171 |


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B. Gutiérrez Martínez, A. Rosa de la Cruz, B. Arias Sampériz y L. Fañanás Saura
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/tabla9-7/ /tabla9-8/
Genes de riesgo para distintos trastornos mentales Cálculo del riesgo relativo
o determinados aspectos clínicos de éstosa
Dada una población de enfermos en la que a individuos presentan el
Gen Trastorno Autores gen de riesgo y c no lo presentan, siendo las respectivas frecuencias
absolutas en controles sanos: b y d, podemos construir la siguiente
COMT Ciclación rápida en Kirov y cols. (49); Papolos tabla 2 × 2:
trastorno bipolar y cols. (50)
Neurocognición: Egan y cols. (51); Joober Caso Control
funciones y cols. (52); Malhotra y cols.
ejecutivas, en (53); Gallinat y cols. (54); Rosa Portador del gen de riesgo a b a+b
esquizofrenia y y cols. (55) No portador del gen de riesgo c d c+d
población general
SERT Ansiedad Lesch y cols. (56); Collier y cols. (57) a+c b+d
Depresión mayor Ogilvie y cols. (58); Collier y cols.
(57); Gutiérrez y cols. (59); Furlong La prueba de significación estadística más adecuada para valorar si la
y cols. (60); Caspi y cols. (61) distribución del marcador genético es o no equiparable entre
Respuesta clínica a Smeraldi y cols. (62); Zanardi enfermos y controles es la prueba de χ2 de un grado de libertad. Sin
antidepresivos y cols. (63); Pollock y cols. (64); embargo, también puede ser muy útil disponer de una medida del
selectivos de la Arias y cols. (65) riesgo relativo que confiere el gen analizado. A nivel poblacional,
recaptación de este riesgo es igual a la proporción de portadores del marcador que
serotonina están enfermos (a/a + b) dividida entre la proporción de los no
DRD2 Alcoholismo Blum y cols. (66); Cloninger y cols. portadores que están enfermos (c/c + d)
(67); Kono y cols. (68); Limosin Cuando sólo una pequeña proporción de la población está afectada por la
y cols. (69) enfermedad, como ocurre en el caso de enfermedades poco
5-HT2A Estacionalidad y Enoch y cols. (70); Arias y cols. (71); frecuentes, a es muy pequeña respecto a b, y c muy pequeña respecto
suicidio en la Du y cols. (72); a d. En esos casos, el riesgo se aproxima a (a x d)/(b x c). Si nos
depresión mayor Arias y cols. (73) fijamos, en esta relación se compara el número de casos que irían a
Esquizofrenia Inayama y cols. (74); Williams favor de la hipótesis (a = enfermos con el marcador y d = sanos sin el
y cols. (75); Williams y cols. (76) marcador) respecto a aquellos casos que la contradicen (c = enfermos
5-HT2C Trastorno bipolar Gutiérrez y cols. (77); Oruc y cols. sin el marcador y b = sanos con el marcador). En sentido estricto, este
(78); Lerer y cols. (79); Gutiérrez cociente (o razón de productos cruzados) se denomina razón de
y cols. (80) posibilidades u odds ratio (OR), aunque con fecuencia este término y el
de riesgo relativo se confunden y utilizan indistintamente
a
Se enumeran aquellos genes cuya asociación ha podido reproducirse en estudios y La OR indica cuántas veces es más frecuente la enfermedad en individuos
muestras independientes. que poseen el marcador que en individuos que no lo poseen. Una OR
igual a 1 (o que no difiera significativamente de 1) indica que no hay
diferencia en lo que se refiere a la susceptibilidad a la enfermedad en
individuos con o sin el marcador estudiado. En cambio, un riesgo
variación existente para el fenotipo patológico en cuestión (ta- relativo mayor que 1 indica que ese marcador confiere susceptibilidad
bla 9-8). para la enfermedad. El valor de OR debe acompañarse siempre de un
intervalo de confianza (normalmente del 95 %). Este rango de confianza
es otro indicador de la significación estadística de la asociación, que
resulta más informativo que el simple valor de χ2 y su p (probabilidad)
Farmacogenética asociada. Los resultados del análisis de asociación serán tanto más
robustos cuanto menor sea el rango de error, es decir, cuanto más
ı pequeño sea el intervalo de confianza. Asimismo, la asociación será
tanto más significativa cuando, no incluyendo el valor 1, los extremos del
ı intervalo se alejen más de ese valor
El término farmacogenética, utilizado por primera vez por
Motulsky (81), hace referencia a la relación existente entre el per-
fil genético de un individuo y la respuesta clínica al tratamiento
con un determinado fármaco. res ambientales. Todos ellos desempeñarán un importante papel
El principal objetivo de la farmacogenética es, por tanto, a la hora de modular y predecir la respuesta a un tratamiento far-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

identificar y categorizar los principales factores genéticos res- macológico.


ponsables de las diferencias existentes entre individuos en cuan- Actualmente, y en parte debido al Proyecto Genoma Huma-
to a la respuesta clínica al tratamiento, así como aplicar estas ob- no, coexisten dos términos y se utilizan casi indistintamente aun-
servaciones tanto al conocimiento de la enfermedad como al de que, en realidad, existan diferencias sutiles entre ellos que deben
su tratamiento. Sin embargo, la respuesta al tratamiento farma- tenerse en cuenta: farmacogenómica y farmacogenética. La far-
cológico es muy compleja y está influida no sólo por factores ge- macogenómica hace referencia a la determinación y el análisis del
néticos individuales, sino también por un gran número de facto- genoma (ADN) y sus productos (ARN y proteínas), así como a su

| 172 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c9/ Genética
ı

relación con la respuesta farmacológica; la farmacogenética sería, implicados en la síntesis de otras moléculas diana para este fár-
por su parte, el estudio de la variabilidad existente en diferentes maco (receptores dopaminérgicos, serotoninérgicos, α-adrenér-
poblaciones en la respuesta a un fármaco, atribuida, esencialmen- gicos e histamínicos), parecen confirmar la utilidad de la farma-
te, a factores hereditarios (82). cogenética en la predicción de la respuesta clínica al tratamiento
Dentro de la farmacología existen dos campos básicos de es- para este antipsicótico (93).
tudio: la farmacocinética y la farmacodinamia. La farmacocinéti- De manera similar, en los últimos años se han llevado a cabo
ca estudia la variabilidad que existe en los procesos de distribu- los primeros estudios de farmacogenética en pacientes afectados
ción del fármaco y/o sus metabolitos hasta la molécula diana, lo por depresión mayor. Los inhibidores selectivos de la recaptación
que habitualmente incluye la absorción, distribución, metabolis- de serotonina (ISRS) constituyen, hoy día, fármacos de primera
mo y eliminación del fármaco. La farmacodinamia se centra, por elección en el tratamiento de la depresión mayor. Estos primeros
otro lado, en el estudio de los mecanismos de acción del fármaco estudios farmacogenéticos se han basado en la respuesta clínica
en la molécula diana. En la mayoría de los casos, estas dianas no a los ISRS y en la variabilidad genética asociada al gen de su proteína
solamente son claves en la regulación de los sistemas de neuro- diana, el gen del transportador de serotonina (SLC6A4) (94, 95).
transmisores, sino que también, directa o indirectamente, modi- Sin embargo, no hay que olvidar que, aunque los ISRS blo-
fican el desarrollo y la plasticidad de las redes neuronales involu- quean selectivamente el transportador de serotonina (SERT),
cradas en el efecto farmacológico. aumentando de esta manera la concentración de serotonina in-
De todas la moléculas involucradas en el metabolismo prima- tersináptica, ello no se traduce en una respuesta clínica inme-
rio de los fármacos, la familia del citocromo P-450 es sin duda la diata. Según las hipótesis actuales, el aumento de serotonina en
de mayor interés. Estas enzimas metabolizan todo tipo de com- el espacio intersináptico activaría los receptores somatodendríti-
puestos, tanto endógenos (esteroides y neuropéptidos) como cos 5-HT1A, provocándose una inhibición de la neurotransmi-
exógenos (alimentos, tabaco, fármacos o cualquier otra molécula sión y una reducción de la liberación de serotonina en el cerebro
que sea ingerida) (83-85). (96). La administración a largo plazo del antidepresivo induciría
Aunque se han descrito 12 familias del citocromo P-450 (72), la desensibilización de los autoreceptores 5-HT1A, lo cual au-
el 90 % de la oxidación de fármacos en los seres humanos es rea- mentaría de manera gradual la neurotransmisión serotoninérgi-
lizada por 6 enzimas (1A2, 3A4, 2C9, 2C19, 2D6 y 2E1), cuatro de ca, provocando la respuesta farmacológica en los pacientes unas
las cuales, el CYP1A2, 2C19, 2D6 y 3A4, son las responsables de la 3 o 4 semanas después de iniciado el tratamiento con ISRS (97,
metabolización de la mayoría de antidepresivos y antipsicóticos 98). Dada la importancia de este receptor 5-HT1A en la modula-
utilizados actualmente en la práctica clínica. ción de la respuesta al tratamiento con ISRS, el gen HTR1A pue-
Debido a que la actividad de estas enzimas está distribuida de de considerarse de gran interés en estudios farmacogenéticos con
manera polimórfica en las poblaciones, los individuos podrán antidepresivos ISRS (tabla 9-9).
clasificarse fenotípicamente según el grado de funcionalidad de De hecho, estudios recientes de Arias y cols. (103, 104) han
estas enzimas (86) en: a) poor metabolisers (PM), cuando presen- puesto de manifiesto la implicación, tanto del gen del SERT como
tan una enzima inactiva o disfuncional (87); b) intermediate me- del gen del receptor 5-HT1A en la respuesta clínica al citalopram
tabolisers (IM), cuando se observa además una disminución de la (ISRS). El estudio realizado sobre una cohorte de pacientes con
actividad enzimática y del metabolismo del fármaco (88); c) ex- un episodio depresivo mayor, seguido durante 12 semanas, per-
tensive metabolisers (EM), cuando la actividad de la enzima es mitió establecer una relación entre la combinación de dos genoti-
normal (89), y d) ultraextensive metabolisers (UEM) cuando el in- pos, el 484/484 del polimorfismo 5-HTTLPR (gen SERT) y el
dividuo presenta una alta expresión de la enzima, generalmente G/G del polimorfismo –1018G/C (gen HTR1A), y una mayor
debido a duplicaciones en el gen (87). gravedad y una peor evolución clínica del episodio (104). Igual-
Por otro lado, los mecanismos farmacodinámicos implicados mente, se observó un incremento de individuos portadores de esta
en la acción de los fármacos antidepresivos y antipsicóticos se han combinación genotípica de riesgo en el grupo de pacientes que
convertido en un tema prioritario dentro de la investigación far- no presentaron remisión del episodio depresivo a la semana 12.
macogenética (90, 91). En conclusión, el futuro de la farmacogenética tiene como
En los últimos años, diferentes estudios han puesto de mani- objetivo principal el descubrimiento de nuevas variantes genéti-
fiesto la relación entre ciertas variantes de genes implicados en los cas que afecten a la acción del fármaco y que, por lo tanto, con-
mecanismos de acción de algunos psicofármacos y la respuesta duzcan al desarrollo de nuevos procedimientos diagnósticos
clínica del paciente a dichos tratamientos. y terapéuticos que nos permitan prescribir un fármaco a un deter-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

Uno de los primeros estudios farmacogenéticos en psiquiatría minado paciente de una manera más selectiva, consiguiendo así
fue desarrollado a finales de la década de 1990 sobre muestras de un tratamiento más eficaz y seguro. Sin embargo, no debemos ol-
pacientes con esquizofrenia tratados con el antipsicótico clozapi- vidar que la farmacogenética proporcionará una información
na, poniéndose de manifiesto la relación existente entre una va- probabilística y relativa, en ningún momento absoluta o determi-
riante del gen 5-HT2A (alelo C102) y la mala respuesta clínica al nista. Seguramente ofrecerá una gran ayuda, pero en ningún caso
tratamiento con dicho antipsicótico (92). Estudios posteriores, proporcionará soluciones simples a los problemas siempre com-
entre los que se incluye el análisis de variantes genéticas de genes plejos de la respuesta clínica al tratamiento en psiquiatría (93).

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 173 |


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B. Gutiérrez Martínez, A. Rosa de la Cruz, B. Arias Sampériz y L. Fañanás Saura
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/tabla9-9/
Estudios farmacogenéticos en trastornos afectivos (depresión mayor y trastorno bipolar)a

Autores Muestra Fármaco Tiempo Resultados

Smeraldi y cols. (51) 30 trastorno bipolar, 69 depresión mayor Fluvoxamina 6 semanas Mayor probabilidad de respuesta en individuos
portadores del alelo l ( p = 0,017)
Zanardi y cols. (52) 46 depresión mayor, 18 trastorno bipolar Paroxetina 6 semanas Asociación del alelo s con una respuesta más
lenta y menos favorable ( p < 0,001)
Pollock y cols. (53) 95 depresión mayor late-life Paroxetina 12 semanas Asociación del alelo s con una respuesta más
lenta ( p = 0,028)
Kim y cols. (99) 120 depresión mayor (Corea) Fluoxetina y 6 semanas Asociación del genotipo s/s con una mejor
paroxetina respuesta ( p = 0,007)
Zanardi y cols. (100) 47 trastorno bipolar, 108 depresión mayor Fluvoxamina 6 semanas Mayor probabilidad de respuesta en individuos
portadores del alelo l (todas las muestras
p = 0,029; sin pindolol p = 0,002)
Rausch y cols. (101) 51 depresión mayor Fluoxetina 12 semanas Asociación del genotipo s/s con peor curso del
episodio depresivo. Los portadores del alelo l
respondían mejor al placebo
Yu y cols. (102) 121 depresión mayor (China) Fluoxetina 4 semanas Asociación del alelo s con una peor respuesta a
las 4 semanas
Arias y cols. (103) 131 depresión mayor Citalopram 12 semanas Asociación del genotipo s/s con la falta de
remisión a 12 semanas del episodio depresivo
( p = 0,006)

a
Estudios desarrollados recientemente basados en la variabilidad genética asociada al gen del recaptador de serotonina (SERT) y la respuesta clínica, a corto y largo plazo, al tra-
tamiento con antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS).

El futuro de la investigación de los caracteres complejos se centrará en los métodos estadísticos


y la elaboración de nuevas estrategias matemáticas.
genética en psiquiatría Si bien los esfuerzos iniciales para la identificación de los ge-
ı nes para la enfermedad mental se basaron en los estudios de liga-
ı miento, el progresivo conocimiento de diferentes genes y de su
A pesar de los espectaculares avances de la biología y la gené- variabilidad permitió desarrollar los estudios de asociación,
tica molecular, todavía no podemos predecir de forma taxativa y con ellos, tal como hemos visto, la identificación de algunas for-
cuáles serán sus futuras aportaciones a la comprensión del ori- mas alélicas de riesgo para los estados depresivos, de ansiedad
gen de la enfermedad mental. y algunas formas de adicción. Sin embargo, en la actualidad se
Los estudios de familia, de gemelos y de adopción han pues- apuesta por aproximaciones mixtas, en las que los análisis de liga-
to de manifiesto la contribución de los genes a la causalidad de la miento y asociación son utilizados conjuntamente. En este senti-
mayor parte de los trastornos mentales. Asimismo, de todos los do, se desarrollan análisis de ligamiento utilizando baterías de
casos analizados hasta la fecha se puede concluir que la vulnerabi- cientos de marcadores genéticos repartidos por todo el genoma
lidad a los trastornos mentales es genéticamente compleja. Esto para identificar, posteriormente, genes candidatos en las zonas
último significa que no existe un único locus o gen que por sí mis- cromosómicas que parecen estar ligadas a la enfermedad. En estas
mo pueda causar un trastorno mental. Por el contrario, parece aproximaciones, una vez identificados los genes, se analiza su va-
que productos de múltiples genes a lo largo del genoma actúen riabilidad intrínseca para caracterizar polimorfismos que a su vez
aditivamente, o mediante mecanismos más complejos de pene- pueden ser investigados desde los estudios de asociación.
trancia, en función del ambiente, produciendo vulnerabilidad Los endofenotipos constituyen otra estrategia en la redefini-
a padecer la enfermedad (50). No es necesario que las combina- ción de fenotipos. Dentro de los endofenotipos se incluyen carac-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

ciones alélicas de riesgo sean únicas. En diferentes familias, dife- terísticas subclínicas de tipo bioquímico, endocrinológico, neu-
rentes combinaciones alélicas pueden producir vulnerabilidad, si- rofisiológico, neuroanatómico, cognitivo o neuropsicológico que
tuación que se define como heterogeneidad de loci. se heredan y se cree que representan el sustrato genético de vul-
Uno de los principales problemas de los actuales métodos es- nerabilidad presente en los familiares no afectados de los enfer-
tadísticos aplicados en genética es su incapacidad para detectar, mos. Trabajar con estos nuevos fenotipos puede ayudar a deli-
precisamente, genes de efecto menor. En este sentido, una parte mitar los verdaderos subgrupos genéticos y facilitar, por tanto, la
muy importante de los esfuerzos necesarios en la futura genética identificación de genes desde las estrategias clásicas.

| 174 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c9/ Genética
ı

Al mismo tiempo, y aunque todavía no podamos compren- de los fármacos, por ejemplo, no es compleja ni económicamente
der bien cómo funciona el binomio genes-ambiente, parece evi- costosa. La incorporación de estos análisis podría resultar factible
dente que la realidad, tanto para el investigador como para el clí- y rentable, ya que podría predecirse una mala respuesta al fármaco
nico, no es dicotómica, como tampoco lo es el fruto de ese bino- o la presencia de efectos secundarios, con las implicaciones que
mio, los enfermos. Los factores ambientales entendidos en su sen- todo ello supone para el curso de la enfermedad.
tido más amplio, desde los más biológicos a los más psicológicos, Durante mucho tiempo se ha pensado que si pudiéramos
desempeñan un papel importante en el origen de los trastornos identificar los genes responsables de la enfermedad mental se
mentales (106). abriría la puerta de la compresión de la fisiopatología de estos
Asimismo, la elevada presencia y distribución normal en las trastornos. Sin duda, la investigación en genética molecular tiene
poblaciones humanas de «rasgos» o «dimensiones» del espectro esa enorme potencialidad, pero el camino será mucho más largo
psicopatológico de la depresión o las esquizofrenias, por ejemplo, de lo que se había previsto. Los mecanismos no son tan sencillos
empieza a indicarnos la existencia de nuevos fenotipos que pue- como se creyó inicialmente.
den estar determinados por genotipos particulares. ¿Es la inter- La variabilidad genética que actualmente conocemos en el ge-
acción con el ambiente, mediante la búsqueda de determinadas noma humano es probablemente sólo una pequeña parte de la
experiencias, independiente de estos genotipos? Quizá la exposi- real. Los mecanismos capaces de generar variación en la proteína
ción diferencial a factores de riesgo para la enfermedad mental van mucho más allá de la determinada por la secuencia del gen.
esté mediada por conductas genéticamente determinadas y pre- Asimismo, será necesario comprender los mecanismos que me-
sentes, supuestamente, en todos los individuos. La ecogenética dian en las interacciones entre proteínas, o entre el ambiente y di-
puede ser una disciplina que aporte ideas interesantes en este te- chas proteínas y los genes, a lo largo del complejo proceso onto-
rreno. génico del cerebro. En definitiva, será la era de la proteómica la
Por otro lado, los modelos animales, en especial los desarro- que quizás aporte información útil a este difícil campo.
llados en los trastornos de ansiedad, están ayudando a compren- Mientras la investigación básica progresa en la comprensión
der estas complejas interacciones entre genes y ambiente con de las bases biológicas de la mente humana, auténtica fuente de
aportaciones recientes. conocimiento de la que se nutrirá la investigación aplicada en psi-
Así pues, tendemos a abandonar la definición categorial de la quiatría en un futuro lejano, la observación de la enfermedad y
enfermedad y trabajar con dimensiones psicopatológicas o rasgos del enfermo continuarán siendo para el clínico y los investigado-
de la personalidad identificables en la población general. res la fuente principal de estudio. Un estudio que será cada vez
Tal y como hemos visto en la primera parte de este capítulo, más interdisciplinar en la concepción y desarrollo de los proyec-
en los últimos 5 años los métodos de genotipación se han ido au- tos de investigación.
tomatizando de forma espectacular, y ya es un hecho la posibili-
dad de analizar cientos, e incluso miles, de marcadores de todo el agradecimientos
genoma simultáneamente en una sola reacción gracias a la utili-
zación de chips genéticos. Este método permitirá identificar en un Nuestra gratitud a Sergi Papiol por su ayuda en la sistematización de la in-
solo análisis cualquiera de las mutaciones que actualmente se co- formación sobre el genoma humano.
nocen asociadas a una enfermedad. Esta estrategia puede resultar
enormemente práctica y rápida, por ejemplo, en el consejo gené- bibliografía
tico, ya que puede cubrir todo el espectro de las mutaciones ac-
1. The International Human Genome Mapping Consortium. Initial sequencing
tualmente asociadas a enfermedades monogénicas. Sin embargo,
and analysis of the human genome. Nature 2001; 409: 860-921.
su utilidad en la investigación de las bases genéticas de la enfer- 2. Sachidanandam R, Weissman D, Schmidt S y cols. A map of human ge-
medad mental permanecerá circunscrita todavía —y durante nome sequence variation containing 1.42 million single nucleotide poly-
mucho tiempo— al terreno de la investigación. morphisms. Nature 2001; 409: 928-933.
Otra aplicación de los estudios genéticos en psiquiatría, quizá 3. Ribas G. SNP harvesting and validation. Genome News, 2001; 24.
la más inmediata, vendrá dada desde la farmacogenética, que per- 4. Risch N, Merikangas K. The future of genetic studies of complex human
mitirá en algunos casos predecir la probabilidad que tiene un indi- diseases. Science 1996; 273: 1516-1517.
viduo, en función de su perfil genético, de responder adecuada- 5. Sanger F, Coulson AR. A rapid method for determining sequences in DNA
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pina han sido los pioneros, pero empieza a disponerse de datos de
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interés con respecto al SERT o al gen 5-HT1A, y la respuesta a an-
terature review. Am J Psychiatry 1992; 149: 22-32.
tidepresivos selectivos. La investigación en curso podrá aportar 8. Crow TJ. Is there a genetic Kraepelinian dichotomy for manic-depressive
en poco tiempo resultados más concluyentes y de utilidad en la illness and schizophrenia? The demise of the Kraepelinian binary systems
práctica clínica. La caracterización genotípica de un paciente para as a prelude to genetic advance. En: Gershon ES, Cloninger CR (eds.).
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| 178 | Tratado de Psiquiatría


nales y estructuras neuronales. De forma simplificada se ha esti-

/capítulo10/
pulado que las neurociencias biológicas incluyen la neurofisiolo-
gía, la neuroanatomía y la neuroquímica, siendo su conjunto si-
nónimo de neurobiología. En 1892 Ramón y Cajal afirmaba: «A
pesar de la persistente labor de los investigadores y de los nuevos
métodos analíticos de la Ciencia, los problemas acerca de la es-

Neuroanatomía tructura y función de la corteza cerebral, aún sin solucionar, son


numerosos y trascendentales». Esta línea de trabajo se conoce
como «doctrina de la neurona» (1), y algunos de sus máximos re-
presentantes actuales serían los neurocientíficos-filósofos Patricia
C. Gastó Ferrer y Paul Churchland (2, 3) y su propuesta de materialismo elimina-
V. Navarro Odriozola tivo, y Kendel (4) con el aprendizaje simple y asociativo sobre la
base de circuitos neuronales pequeños compuestos básicamente
por una vía neurona sensorial-interneurona-neurona motora,
aislada en la especie Aplysia.
Introducción La segunda concepción de las neurociencias es la llamada neu-
ı rociencia cognitiva, caracterizada por una aproximación interdisci-
plinar para el estudio de la mente humana. Esta integración pre-
ı
tende aunar métodos e ideas de la biología, la física y la psicología
Este capítulo de neuroanatomía pretende ofrecer una visión
con la finalidad de proveer una explicación de los fenómenos
básica y simplificada de algunas estructuras y funciones del cere-
mentales. Entre otros, Gazzaniga (5), Posner (6) y Kosslyn (7) se-
bro humano relacionadas con cuadros clínicos neuropsiquiátricos
rían sus representantes. Mientras que las neurociencias biológicas
comunes en la práctica clínica. El progreso de las ciencias experi-
están interesadas en el conocimiento del «cerebro biológico», las
mentales relacionadas con las enfermedades humanas ha sido es-
neurociencias cognitivas se interesan en hallar modelos integrados
pectacular en los últimos 50 años. A pesar del considerable avan-
de biología y psicología. Recientemente Halligan y David (8) han
ce en epidemiología, clínica y terapéutica, las enfermedades men-
propuesto una nueva línea de trabajo, la neuropsiquiatría cognitiva,
tales eran difíciles de explorar con técnicas objetivas hasta dispo-
que pretende ser una aproximación sistemática (y teórica) de los
nerse de métodos de imagen cerebral. En efecto, la exploración del
mecanismos cognoscitivos (mentales) normales y patológicos de-
cerebro humano mediante técnicas neurorradiológicas y neuro-
rivados de un sustrato neuronal. Se pretende reorganizar los tras-
psicológicas ha promovido una auténtica revolución conceptual y
tornos psiquiátricos descritos por la psicopatología clásica según el
práctica de la psiquiatría. Uno de los dogmas clásicos de la psi-
conocimiento actúal de «estructuras cerebrales relevantes» asocia-
quiatría consistía en diferenciar categóricamente los síndromes
das a datos neuropsicológicos (tabla 10-1).
«funcionales» de los «orgánicos», estos últimos asociados a alte-
raciones somáticas objetivables. En la actualidad es difícil mante-
ner tal distinción cuando distintas líneas de investigación apun-
tan a la existencia de cambios estructurales y funcionales del cere-
bro en patologías consideradas exclusivamente «psicológicas».
/tabla10-1/
Aspectos temáticos de investigación
Las recientes observaciones de circuitos neuronales disfun-
en neurociencias
cionales en diversas enfermedades psiquiátricas y su asociación
con correlatos bioquímicos y farmacológicos han modificado sus-
Nivel comportamental
tancialmente la visión clásica de ciertos cuadros clínicos. No obs- Estudio de las bases neuronales de la conducta
tante, todavía carecemos de una integración de los hallazgos neu-
Nivel de sistemas
roanatómicos, neurofisiológicos y neuropsicológicos a la psiquia- Investigaciones sobre las conexiones de distintas partes del cerebro
tría descriptiva clásica.
Nivel de circuitos locales
Estudio de la función de grupos neuronales específicos
Nivel neuronal
Dos concepciones Estudio de neuronas individuales
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de las neurociencias Nivel sináptico


Estudio de cómo funciona el mecanismo de unión sináptica
ı
Nivel de membrana
ı Estudio de canales iónicos y receptores para distintos neurotransmisores
La concepción más tradicional de las neurociencias es la lla-
Nivel genético
mada neurociencia biológica que concierne a la investigación de la Estudio de las bases genéticas de la función neuronal
estructura y función de las neuronas individuales, uniones neuro-

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C. Gastó Ferrer y V. Navarro Odriozola
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Evolución del cerebro humano El cerebro adulto representa un 2 % del peso total corporal. Se
desarrolla a partir de un tejido embrionario denominado ecto-
ı
dermo que forma la placa neural a los 16 días de desarrollo fetal. A
ı las 20 semanas de gestación el tamaño cerebral es de 100 ml; en
En los últimos 3-4 millones de años, el volumen del cerebro el nacimiento de 400 ml; a los 18 meses de 800 ml; a los tres años
del linaje homínido se ha incrementado de 400 ml al actual de de 1.100 ml, y en la vida adulta de 1.300-1.400 ml. A partir de los
1.400 ml del cerebro humano. El primer incremento se hace evi- 65 años de edad existen evidencias de cambios en el tamaño y la
dente en el tamaño cerebral homínido, el primer Homo, hace 2 función. Los cambios cerebrales más llamativos, no asociados a
millones de años el África del Este (especie craneal KNM-ER trastornos neurológicos o neuropsiquiátricos, son: a) dilatación
1470). Del primer H. erectus (1,7 millones de años) hasta el pre- ventricular; b) incremento del tamaño de las circunvoluciones, y
sente el cerebro se incrementó de 800 a 1.500 ml a finales del c) reducción de peso y volumen cerebral. Estos cambios siguen
Pleistoceno. Respecto a la reorganización cerebral, la asimetría iz- un ritmo paralelo al deterioro de la estructura y función de otros
quierda-derecha hemisférica se ha constatado en póngidos y aus- órganos (10, 11).
tralopitecos con un fuerte patrón de asimetría en el fósil Homo
asociado a la actividad manual de utilización de instrumentos. El
grado de asimetría parece incrementarse en los últimos homíni-
dos. Existe el consenso entre los paleoneurólogos de que el espé-
Desarrollo neuronal
cimen KNM-ER 1470 presenta una circunvolución frontal infe- ı
rior similar al área de Broca relacionada en los humanos con el ı
control motor del lenguaje. Desafortunadamente, este hallazgo La unidad funcional del sistema nervioso es la célula nerviosa o
no se ha detectado en otros cráneos fósiles (p. ej., H. habilis, neurona. El cerebro humano adulto está formado por 100.000 mi-
H. erectus). La aparición del H. sapiens se cifra en 4 millones de años llones de neuronas (el sistema nervioso del caracol marino Aply-
en África. El primitivo H. sapiens se diferencia del H. erectus en un sia consta de 18.000 a 20.000 neuronas). Las neuronas se dife-
tamaño cerebral de 1.000-1.400 ml. Todos los humanos actuales rencian de otras células del organismo en su capacidad para pro-
somos genéticamente uniformes, con un presumible ancestro co- yectarse anatómicamente en dendritas y axones. Las neuronas se
mún. Las formas recientes de H. sapiens aparecieron hace 120.000 comunican unas con otras mediante procesos electroquímicos.
años, con un tamaño cerebral de 1.350 ml. Se ha sugerido un an- Las conexiones que establecen se denominan sinapsis. Se ha esti-
cestro común a humanos, chimpancés y gorilas, el dryopithecine. mado que en el cerebro humano existen unos 1024 (un cuatrillón)
Las diferencias en el ADN entre estas tres especies son mínimas de sinapsis (500 millones de sinapsis por milímetro cúbico). La
(96,4 a 98,4 % de semejanza) (9) (v. cap. 18). información navega a diferentes velocidades según el tipo de neu-
Diversas características, no obstante, hacen únicos a los hu- rona. La transmisión de la información puede ser lenta (0,5 m/s)
manos. Entre ellas está la bipedestación, el tamaño cerebral, el o rápida (120 m/s) (12).
lenguaje, la cultura y la vida en amplios grupos. Las tres últimas La mayoría de las neuronas adultas se producen en el período
características las compartimos con otros homínidos. El incre- prenatal. En la pared del tubo neural proliferan células que se
mento relativo del cerebro no fue uniforme en todas las estructu- configuran rodeando la luz del tubo. Con algunas excepciones, la
ras. El incremento cerebral de homínido, Homo y H. sapiens fue mayoría de estas células se producen en zonas proliferativas. Se ha
a expensas de la neocorteza y estructuras relacionadas. El linaje descrito un proceso activo de migración neuronal de dentro afue-
humano parece definirse por: ra en capas paralelas a la zona proliferativa. Las neuronas jóvenes
parecen «reconocer» su lugar de destino final y detienen su mi-
1. Incremento neocortical asociado a la variabilidad y versa- gración, ayudadas por el tejido de soporte o células radiales de la
tilidad de la conducta. glía. Los mecanismos moleculares de este proceso son complejos y
2. Función neocortical con valor adaptativo para resolver poco conocidos. Parecen intervenir los canales iónicos, las interac-
ambigüedades e incertidumbres facilitando la compleji- ciones adhesivas y ciertas moléculas como las integrinas y la reeli-
dad comportamental. na, que funciona como una señal de detención para la migración
3. Incremento en la estructura y función, más que en el ta- neuronal. Si la migración se detiene (por factores ambientales o
maño cerebral global. genéticos), el resultado es una posición celular anormal (neuronas
heterotópicas o ectópicas). Se ha sugerido que ciertos síndromes
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Se desconocen las interrelaciones entre las características físi- neuropsiquiátricos tales como la esquizofrenia, la dislexia y el
cas y fisiológicas, las capacidades intelectuales, y determinantes autismo derivarían de una anomalía en este proceso de neurode-
sociales y culturales del linaje humano. Cerca del 25 % del meta- sarrollo (13). La figura 10-1 refleja las distinciones entre neuro-
bolismo corporal humano lo consume el cerebro. La dieta omní- desarrollo normal y alterado y las supuestas consecuencias sobre
vora determinada por las necesidades metabólicas y la búsqueda la conducta posterior.
de climas frescos y húmedos pudieron determinar la expansión Un proceso importante del neurodesarrollo es la denomina-
de nuestro linaje y de sus genes. da parcelación neocortical, fenómeno por el cual se diseñan mapas

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ı
/c10/ Neuroanatomía
ı

Desarrollo normal Desarrollo alterado

Segmentación normal Segmentación alterada

Proliferación Migración Proliferación Migración


y muerte celular normal anormal anormal
normal

Número normal Posición Número anormal Posición


de células normal de células anormal

Conexiones normalesa Conexiones anormalesa

Función normal Función anormal

Conducta normal (?) Conducta anormal

/figura10-1/
Pasos sugeridos en la hipótesis del neurodesarrollo
a
Normalidad/anormalidad en la forma, conexiones axonales y distribución de receptores.

citoarquitectónicos en la neocorteza. La neocorteza tiene 6 capas vioso central y el sistema nervioso periférico (fig. 10-2). El pri-
de sustancia gris sobre una capa de sustancia blanca. Esta corteza mero comprende el cerebro (sistema nervioso craneal que inclu-
cerebral, a diferencia de la corteza límbica, sólo existe en los ma- ye el encéfalo y sus conexiones con partes de la cabeza tales como
míferos y su función primaria es crear un mundo perceptivo. Du- los ojos y los oídos) y el sistema nervioso espinal (que incluye la
rante el neurodesarrollo las áreas citoarquitectónicas no se expan- médula y sus conexiones). El segundo, constituido por el sistema
den por igual (p. ej., la corteza estriada ocupa el 3 % de la superfi- nervioso autónomo, controla los órganos internos del organismo
cie en los humanos, pero un 15 % en los primates). Durante la y, a su vez, se compone de dos subsistemas: el simpático y el pa-
evolución aparecen nuevas áreas citoarquitectónicas (p. ej., los rasimpático.
primates carecen del área de Broca), y existen también impor- El sistema nervioso craneal incluye el encéfalo y todos los ner-
tantes variaciones individuales (p. ej., la corteza auditiva puede vios que lo conectan con los músculos y órganos sensoriales de la
ser tres veces mayor en el lado izquierdo en humanos diestros). Se cabeza. La figura 10-2 plasma las divisiones anatómicas del siste-
han descrito anomalías en la parcelación neocortical, como la li- ma nervioso craneal. Clásicamente el sistema nervioso craneal se
gencefalia y la polimicrogiria, entre otras (13). subdivide en tres partes anatómicas que sugieren tres niveles fun-
En el genoma humano se han hallado 30.000 genes estructu- cionales básicos: un nivel «alto» de funcionalidad constituido por
rales relacionados con procesos de desarrollo cerebral. De ellos un el prosencéfalo (corteza cerebral, ganglios basales y sistema límbi-
40 % se asocian al desarrollo del sistema nervioso central (cere- co); un nivel «medio» de funcionalidad constituido por el tronco
bro y médula) y un 60 % al sistema nervioso autónomo y al resto del encéfalo (tálamo, hipotálamo, tectum, tegmentum, cerebelo,
del organismo. protuberancia y bulbo raquídeo) y los 12 nervios craneales, y un
nivel «bajo» de funcionalidad constituido por la médula espinal
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extracraneal (v. cap. 20).


ı
Divisiones del sistema nervioso ı
ı corteza cerebral
ı ı
Una manera tradicional de clasificar las partes del sistema La corteza humana consiste en dos hemisferios casi idénticos,
nervioso es agruparlas en dos divisiones principales: el sistema ner- el izquierdo y el derecho, separados por la cisura interhemisférica.

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Sistema nervioso

Periférico Central

Autonómico Somático Cerebro Médula espinal

Simpático Parasimpático Prosencéfalo Mesencéfalo Rombencéfalo

Telencéfalo Diencéfalo
Mesencéfalo Metencéfalo Mielencéfalo

Corteza Tálamo
Ganglios basales Hipotálamo Tectum Protuberancia Médula
Hipocampo Tegmentum Cerebelo
Amígdala

/figura10-2/
Divisiones del sistema nervioso

Cada hemisferio se subdivide en cuatro lóbulos (frontal, temporal, se asignó un número. Este sistema de numeración representa
parietal y occipital) cuyos nombres corresponden a los huesos del simplemente el orden en el que fueron estudiadas diferentes áreas.
cráneo que recubren cada hemisferio. Dado que no existe corre- La superficie entera de la neocorteza humana se estima en
lación alguna entre la localización del hueso y la función cere- 1.000-1.200 cm2, con un volumen aproximado de 300 ml. Una
bral, cada lóbulo incluye muchas zonas funcionales diferentes. tercera parte de la neocorteza corresponde a la superficie de los
Por ejemplo, cuando en la clínica neuropsiquiátrica clásica se ha- hemisferios, y dos terceras partes al interior de las circunvolucio-
bla de «síndrome frontal», este concepto no implica que el daño o nes. El grosor de la corteza humana varía entre 1,5 y 5 mm (g 2,5
la disfunción esté solamente localizado en la región craneal más mm). El número de cuerpos neuronales se estima en 5-10 × 1010.
anterior. Todas las áreas corticales tienen esencialmente la misma ontoge-
Las cisuras (o circunvoluciones) y surcos marcan los límites nia. Vogt y Brodmann, mediante diversas técnicas citológicas de
de los lóbulos cerebrales y aparecen por el fenómeno de neuro- tinción, distinguieron 6 capas o láminas (I-VI) compuestas por
desarrollo como pliegues durante la encefalización. Cuando se neuronas, que reciben información de diversas estructuras sub-
observa el aspecto lateral de cada hemisferio se aprecian dos am- corticales (principalmente del tálamo) y cuyos axones las conec-
plias cisuras que separan tres regiones: a) el lóbulo temporal, in- tan con estructuras muy alejadas de la corteza (p. ej., la médula
ferior a la cisura de Silvio; b) el lóbulo frontal, anterior a la ci- vía neuronas piramidales).
sura de Rolando, y c) el lóbulo parietal, posterior a la cisura de Los hemisferios cerebrales procesan información intraindivi-
Rolando. El lóbulo occipital es la zona más posterior del encéfa- dual y extraindividual. La información intraindividual (o intero-
lo. A su vez, cada una de estas macrorregiones corticales está ceptiva) deriva del tronco del encéfalo e hipotálamo a través de los
dividida por diversos surcos que emergen durante la ontogenia núcleos mediales del tálamo hasta el lóbulo límbico (lóbulo tem-
para acomodar, en los humanos, en un pequeño espacio craneal poral, ínsula y corteza orbitaria). La información extraindividual
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la extraordinaria expansión de la sustancia gris cortical o corteza. (o exteroceptiva) deriva de los sentidos.
Este manto gris está compuesto por 6 capas de distintas neu- La denominada porción retrorrolándica de los hemisferios
ronas cuyos axones o fibras (sustancia blanca) se dirigen a distin- cerebrales está implicada en el procesamiento de la información
tos destinos. sensorial del mundo externo y también de los actos motores que
A principios del siglo XX el neuroanatomista alemán Korbi- realiza el individuo. En este sentido se han descrito tres áreas en
nian Broadmann ideó un mapa citoarquitectónico de la corteza los hemisferios que integran distintas modalidades de informa-
humana. La corteza fue dividida en diferentes regiones, a las que ción sensorial:

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ı
/c10/ Neuroanatomía
ı

1. Áreas sensoriales primarias, cuya lesión induce una pér- diversas áreas corticales y subcorticales. Todas las áreas neocorti-
dida específica de una modalidad sensorial (p. ej., el tac- cales reciben información del tálamo y éste recíprocamente de la
to); la corteza de estas áreas procesa información alta- corteza (15).
mente específica y la integra con la información del esta- Cada hemisferio cerebral contiene un tálamo situado a cada
do fisiológico del individuo, lado del tercer ventrículo. El núcleo dorsomedial de la porción an-
2. Áreas sensoriales secundarias, que corresponden a la cor- terior del tálamo y sus proyecciones al lóbulo frontal eran las zonas
teza adyacente a las áreas primarias y procesan la infor- afectadas en las antiguas lobotomías y leucotomías. Cuando el polo
mación unimodal organizada de forma somatotópica. frontal del hemisferio cerebral se extirpaba sucedía la degenera-
Esta organización somatotópica de la corteza motora y ción del núcleo dorsomedial del tálamo. El sistema reticular talá-
sensorial se conoce gracias a los trabajos de estimulación mico desempeña un importante papel en la regulación de los rit-
eléctrica de Fritsch y Hitzig en el perro, de Ferrier en el mos normales de reposo de la corteza cerebral. Las manifestaciones
mono a finales del siglo XIX y de Penfield y Rasmusseu comportamentales derivadas de lesiones circunscritas o difusas de
en el hombre en el siglo XX. El denominado homunculus los hemisferios y el tálamo se plasman en las tablas 10-2 a 10-4.
(de Penfield) (sensorial y motor) constituye la represen- ı
tación magnificada de las influencias sensoriales cutáneas ı
(corteza poscentral) y de los movimientos (corteza pre- estructuras subcorticales
central) en la neocorteza. ı
3. Corteza sensorial terciaria, que integra información sen- El diencéfalo, los ganglios basales y el tronco del encéfalo son
sorial multimodal. las estructuras filogenéticamente más antiguas. La jerarquía corti-
cosubcortical refleja los avances evolutivos, aunque las áreas cor-
Los hemisferios cerebrales son asimétricos. El lóbulo frontal ticales permanecen críticamente asociadas a estructuras más anti-
derecho es mayor que el izquierdo y el lóbulo occipital izquierdo guas. Las estructuras subcorticales controlan:
mayor que el derecho. Estas asimetrías anatómicas parecen refle-
jar la especialización de la neocorteza en el lenguaje y otras fun- • Activación (arousal).
ciones. En general, el hemisferio derecho es dominante para las • Medio interno.
actividades que requieren capacidades espaciales y de construc- • Orientación de estímulos sensoriales.
ción, atención dirigida e imagen corporal, mientras que el hemis- • Coordinación de patrones esterotipados de respuesta.
ferio izquierdo es dominante para las funciones motoras y de len- • Ejecución de conductas complejas.
guaje (pensamiento verbal o lingüístico, razonamiento, capacida- • Ejecución de conductas instintivas.
des analíticas y matemáticas, así como la percepción de secuen- • Estado emocional.
cia de estímulos). La primera evidencia de lateralidad cerebral y su • Atención.
conexión con la función del lenguaje (en humanos) se debe a • Patrones cognitivos.
Broca en 1861, quien describió que la lesión en el lóbulo frontal ı
del hemisferio izquierdo en un paciente era lo que le provocaba ı
afasia. hipotálamo
Las conexiones de la corteza cerebral permiten procesar la ı
información tanto en serie como en paralelo. Esta información Se compone de 22 pequeños núcleos y múltiples sistemas de
depende de conexiones corticocorticales y corticoextracorticales. fibras neuronales que lo atraviesan. Unida a la base del hipotála-
El incremento selectivo del tamaño del lóbulo frontal en los hu- mo está la hipófisis. El hipotálamo está implicado en casi todos
manos se asocia a las diferencias intelectuales entre éstos y los pri- los aspectos de la conducta (p. ej., alimentación, conducta se-
mates. En la evolución primate la proporción entre sustancia xual, sueño y dormición, emociones, temperatura, etc.) La fun-
blanca y gris es similar. En el lóbulo frontal humano las fibras de ción básica del hipotálamo es el control hormonal, junto con la
asociación (sustancia blanca) que rodean a la corteza prefrontal hipófisis. Las lesiones en esta estructura inducen una amplia va-
adquieren una enorme proporción. Se ha sugerido que nuestras riedad de síntomas y síndromes, como diabetes insípida, obesi-
funciones intelectivas requieren conexiones más extensas y mayor dad, distrofia sexual, somnolencia, pérdida de apetito sexual,
número de neuronas (14). distermina, impulsividad, depresión, etc. (tabla 10-5).
El tálamo es la estructura crucial que modula gran cantidad ı
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de información proveniente de la corteza cerebral. En la evolu- ı


ción de los mamíferos el tamaño del tálamo se correlaciona con amígdala
la superficie neocortical. El campo de proyección de los núcleos ı
talámicos está estrechamente asociado a la citoarquitectura corti- La amígdala (o núcleo amigdaloide) se encuentra en la parte
cal. De hecho, la diferenciación celular neocortical está parcial- profunda del lóbulo temporal, formando parte del circuito límbi-
mente determinada por las aferencias talamocorticales. Los nú- co (o circuito de las emociones). El sistema límbico contiene di-
cleos de asociación talámicos reciben e integran información de versas estructuras interconectadas (circunvolución cingulada,

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/tabla10-2/ /tabla10-4/
Manifestaciones clínicas de lesiones Manifestaciones clínicas de lesiones talámicas
en los hemisferios cerebrales
Hemianestesia
Trastornos atencionales Hemiparesia
Inatención unilateral Hemiataxia
Ecolalia/ecopraxia Astasia talámica
Perseveración verbal/motora Coreoatetosis
Mutismo acinético Dolor paroxístico
Intrusiones verbales/motoras Hemianopsia homónima
Apatía y perseveración verbal
Trastornos emocionales
Amnesia anterógrada
Alteración de la percepción de estímulos dolorosos
Heminegligencia
Alteración de la percepción de estímulos sensoriales
Síndrome de Klüver-Bucy parcial
Delirios
Manía
Alucinaciones
Hipocinesia
Hipercinesia
Desinhibición emocional
Trastornos de la integración sensoriomotora
Apraxias /tabla10-5/
Reflejos primitivos Manifestaciones clínicas de disfunciones
Síndrome opercular hipotálamo-hipofisarias
Parálisis seudobulbar
Trastornos oculomotores Alteraciones de la regulación de la temperatura
Afasias motoras Alteraciones de la conciencia y el sueño
Alteración de la orientación comportamental Alteraciones autonómicas
Trastornos sensoriales Alteraciones del equilibrio hidroelectrolítico
Alucinaciones Alteraciones del equilibrio calórico
Agnosia auditiva Alteraciones de las funciones reproductivas
Aneusia sensorial Alteraciones mnésicas
Afasia de Wernicke Crisis epilépticas
Prosopagnosia Cefaleas
Anosognosia Diplopía y cambios pupilares
Autotopagnosia
Negligencia hemiespacial
Agrafia/acalculia
Desconexión interhemisférica
Demencia formación del hipocampo, núcleos septales y amígdala). Estas
estructuras son filogenéticamente las partes más antiguas del ce-
rebro y están implicadas en complejas funciones cognitivo-
emocionales. En efecto, las conexiones de estas estructuras y nú-
cleos con el lóbulo prefrontal y ciertas porciones de la neocorteza
/tabla10-3/ sugieren su implicación en el procesamiento tanto de la informa-
Alteraciones cognitivas, motoras ción emocional como cognitiva. Las funciones de la amígdala no
y comportamentales de lesiones prefrontales pueden describirse en términos sencillos. Se considera que la
amígdala es crucial en el establecimiento de relaciones entre di-
Comportamentales versos estímulos y su valor emocional (p. ej., estímulos de peligro,
Disminución de la capacidad de apreciación de los roles sociales neutros o beneficiosos, etc.). Podríamos afirmar que la amígdala
Aplanamiento emocional es la estructura anatómica que nos permite establecer categorías
Falta de autoconocimiento (autocrítica)
de estímulos de alto o bajo valor emocional. La amígdala está
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Conducta imitativa
formada por cinco núcleos (cortical, central, basomedial, basola-
Cognitivas
teral y lateral) conectados con diversas zonas cerebrales (corteza
Alteración de las funciones ejecutivas
Alteración de la memoria de asociación sensorial, hipocampo, tálamo, hipotálamo, sustan-
Alteración del lenguaje cia gris periacueductal y prosencéfalo basal).
Motoras
A nivel experimental, la destrucción bilateral de la amígdala en
Emergencia de reflejos primitivos monos induce un síndrome denominado tameness, caracterizado
por la pérdida absoluta de la conducta agresiva y de las reacciones

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ı
/c10/ Neuroanatomía
ı

de defensa. Los pacientes con daño unilateral en la amígdala su- mación de todas las zonas de la corteza cerebral. En el estriado se
fren dificultades en el reconocimiento de las expresiones faciales distinguen dos zonas: el neoestriado (núcleo caudado y putamen)
de los otros (especialmente las expresiones de hostilidad). En defi- y el paleoestriado (globo pálido). Las neuronas neoestriatales son
nitiva, de la amígdala depende el condicionamiento al miedo y la de dos tipos: lisas y espinosas. Estas neuronas contienen diversos
modulación de una amplia gama de estados emocionales. neurotransmisores (acetilcolina, ácido γ-aminobutírico [GABA],
ı sustancia P, encefalina, neurotensina, dinorfina y colecistocini-
ı na). Su degeneración da lugar a la corea de Huntington. El es-
formación del hipocampo triado contiene abundantes receptores de dopamina (D1, D2, D3,
ı D4 y D5), agrupados en dos familias: D1 y D2. Los receptores D2
Esta compleja estructura está formada por el hipocampo, la median la acción de los fármacos antipsicóticos y su bloqueo in-
circunvolución dentada, el subículo y el área entorrinal. El hipo- duce parkinsonismo. Las conexiones de los ganglios basales con
campo es la porción del lóbulo temporal que se repliega sobre sí el resto del cerebro son extremadamente complejas. Se han des-
misma en el espacio del ventrículo lateral, adoptando una forma crito cinco circuitos anatómico-funcionales que intervienen en
que recuerda a un caballito de mar en una sección frontal del ce- el mantenimiento de diversas funciones cognitivomotoras. Estos
rebro. El hipocampo procesa una extraordinaria cantidad de in- circuitos son: motor, oculomotor, prefrontal dorsolateral, pre-
formación. Su peculiar estructura anatómica ha hecho que se frontal orbitofrontal lateral y límbico. Estos circuitos se asocian a
considere un computador biológico. El hipocampo se subdivide las siguientes funciones: a) función motora (p. ej., orientación a los
en zonas longitudinales o capas que están enrolladas recordando estímulos e iniciación y control del movimiento); b) función re-
a un cuerno de carnero (cuerno de Ammón, capas CA1, CA2, guladora (procesamiento sensoriomotor); c) función cognoscitiva
CA3 y CA4). Se han descrito tres tipos de células: células granula- (memoria espacial y capacidad para realizar cambios apropia-
das (en la circunvolución dentada), células piramidales (CA3, dos en la conducta), y d) función emotiva y motivacional (evalua-
CA2, CA1, subículo y área entorrinal) e interneuronas (especial- ción de la conducta vía corteza prefrontal y sistema límbico).
mente células en canasta de tipo gabaérgico) (12). Los ganglios basales están implicados en diversas enfermeda-
Las células granuladas de la región dentada en la rata pueden des neurológicas y psiquiátricas. Una alteración en estas estructu-
ser del orden de 106, y en los humanos 10 veces más. Evidencias ras puede inducir una enorme plétora de síntomas comporta-
neurofisiológicas indican que diversos tipos de sinapsis en el hi- mentales (p. ej., psicosis, obsesiones, compulsiones, depresión,
pocampo pueden modificarse como resultado de la experiencia. ansiedad, euforia, ideación suicida, etc.) (tabla 10-6).
Los estudios de potenciación a largo plazo (long-term potentia-
tion, LTP) sugieren que los sistemas sinápticos de las capas CA1
y CA3 presentan una forma de plasticidad denominada asociativa
(o hebbiana). Los receptores del N-metil-D-aspartato (NMDA)
Tronco del encéfalo
parecen implicados en este fenómeno. ı
En humanos, la lesión bilateral del hipocampo y zonas adya- ı
centes de lóbulo temporal induce amnesia. La amnesia suele ser El mesencéfalo, la protuberancia (o puente) y el bulbo raquí-
anterógrada (para sucesos que ocurren después de la lesión cere- deo forman las partes de esta estructura caudal al diencéfalo. La
bral) y ocasionalmente retrógada (sucesos que ocurrieron antes complejidad del tronco del encéfalo es enorme: en él radican to-
de la lesión). Además, el hipocampo es imprescindible para el al- dos los núcleos y vías neuronales que mantienen con vida al orga-
macenamiento de distintos tipos de información, en especial la nismo. Todos los pares craneales, las vías sensitivas y motoras, los
denominada memoria declarativa, que incluye la memoria de núcleos de regulación respiratoria y cardíaca y la regulación del
episodios particulares (memoria episódica) y para hechos (me- sueño, entre otros, dependen de esta estructura anatómica. Los
moria semántica). El hipocampo también está implicado en el primeros anatomistas (utilizando el método de Golgi) se encon-
procesamiento espacial. El complejo amígdala-hipocampo parece traron con una tupida red de conexiones neuronales que llama-
crítico en la formación de memorias emocionales. ron formación reticular. Relativamente pronto se distinguieron las
ı neuronas reticulares de los núcleos específicos (p. ej., los núcleos
ı de los pares craneales). Se han aislado dos complejos sistemas
ganglios basales anatómico-funcionales que emergen de la formación reticular: el
ı sistema de activación reticular ascendente (ascending reticular ac-
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Los ganglios basales están formados por el cuerpo estriado tivating system, ARAS) y los sistemas monoaminérgicos (colinér-
(caudado, putamen y globo pálido), la sustancia negra y el núcleo gico, dopaminérgico, noradrenérgico y serotoninérgico). Ambos
subtalámico. Todas estas estructuras son imprescindibles para tipos de sistemas integran distintos tipos de información:
iniciar normalmente cualquier movimiento. Por ejemplo, la de-
pleción dopaminérgica en el estriado induce una pérdida de la ca- 1. Nivel de actividad consciente.
pacidad para iniciar un movimiento voluntario, como sucede en 2. Conciencia de estímulos sensoriales específicos y res-
la enfermedad de Parkinson. Los ganglios basales reciben infor- puesta adecuada.

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/tabla10-6/ /tabla10-7/
Manifestaciones clínicas de lesiones en los ganglios Manifestaciones clínicas de disfunciones
basales en el tronco del encéfaloa

Discinesias Síndrome de Wallenberg


Corea Hipalgesia facial
Discinesia tardía Termoanestesia
Discinesia orofacial Disfagia/disartria
Discinesias abdominales (belly dancer’s dyskinesia) Vértigo/náuseas
Balismo Ataxia
Acatisa Disfunción autonómica
Atetosis Nistagmo
Distonía
Tortícolis Síndrome de Opalski
Grafospasmo Hemiplejía ipsilateral
Blefarospasmo
Disfonía espasmódica Síndrome de enclaustramiento (locked-in)
Discinesia paroxística Cuadriplejía
Mioclonía Afonía
Síndrome de las piernas inquietas Alteración de los movimientos oculares
Movimientos de piernas periódicos del sueño
Tics Síndrome de Foville
Temblor Hemiplejía contralateral
Parálisis facial
Hipocinesia/bradicinesia
Incapacidad de movimiento ocular conjugado
Parkinsonismo
Degeneración corticobasal a
Otros síndromes, síndrome de Weber, síndrome de Benedikt, etc., dependen de
Parálisis supranuclear progresiva la localización anatómica de la distribución vascular. La mayoría de estos cua-
Demencia de cuerpos de Lewy dros clínicos derivan de infartos en zonas discretas del tronco del encéfalo.
Atrofia múltiple de sistemas

3. Modulación de movimientos voluntarios y reflejos. zonas cerebrales. El cerebelo actúa como monitor o modulador
4. Ritmo respiratorio. de la actividad motora que se origina en otros centros cerebrales.
5. Regulación de la distribución del volumen sanguíneo. Otra actividad cerebelosa, relativamente poco estudiada, es su
6. Ritmo cardíaco. contribución a la modulación de procesos cognitivos (no moto-
7. Actividad endocrina. res) y emocionales. Así, se ha descrito un síndrome afectivo-cog-
8. Atención. nitivo cerebeloso caracterizado por:
9. Estructura del sueño.
1. Alteración de las funciones ejecutivas.
Las manifestaciones clínicas más frecuentes se plasman en la 2. Cambios de la personalidad.
tabla 10-7. 3. Aplanamiento afectivo.
4. Desinhibición.
5. Desorganización visuoespacial.
6. Anomia/agramatismo/disprosodia.
Cerebelo
ı Se ha propuesto para este síndrome una alteración en la mo-
dulación cerebelosa de los circuitos neurales prefrontal, parietal
ı
posterior, temporal y límbico.
El cerebelo está situado en la fosa posterior del cráneo, sepa-
rado de los lóbulos occipitales por un pliegue dural. Se ubica so-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

bre la superficie dorsal del puente y del bulbo raquídeo y contri-


buye a la formación del techo del cuarto ventrículo. Se distinguen
Sistema nervioso autónomo
dos hemisferios cerebelosos separados por la porción media o ı
vermis. Los hemisferios están constituidos por lóbulos (anterior, ı
posterior y flocunodular). La corteza cerebelosa está constituida El sistema nervioso autónomo controla las funciones invo-
por tres capas (molecular, células de Purkinje y granular). La sus- luntarias internas del organismo. Estas funciones se caracterizan
tancia blanca la constituyen fibras aferentes y eferentes de diversas fundamentalmente por mantener el ambiente interno constante

| 186 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c10/ Neuroanatomía
ı

(homeostasis). Los sistemas que están básicamente bajo el control


del sistema nervioso autónomo son: /tabla10-8/
Cuadros clínicos asociados a disfunciones
1. Digestión. del sistema nervioso autónomo
2. Sistema cardiovascular.
3. Química sanguínea. Estados hipofuncionales
4. Respiración. Síncope neurocardiogénico
Simpatectomía
5. Temperatura corporal.
Pandisautonomía aguda
Síndrome de Guillain-Barré
Las estructuras celulares del organismo que reciben inerva- Síndrome de Horner
ción autonómica son la musculatura lisa, la musculatura cardía- Síncope del seno carotídeo
ca, el tejido glandular y los adipocitos. Enfermedad de Chagas
El sistema nervioso autónomo se divide a su vez en dos siste- Disautonomía familiar
mas: simpático y parasimpático (el término simpático deriva de Síndrome de Shy-Drager
Winslow, quien en 1732 describió los nervi sympathici majores Estados hiperfuncionales
que por «simpatía» se coordinaban con diversas funciones visce- Pánico/ansiedad
Secundario a drogas/fármacos
rales). En general el sistema simpático utiliza como neurotransmi-
Epilepsia
sor la noradrenalina (y en consecuencia se denomina también sis- Tétanos
tema noradrenérgico), mientras que el parasimpático utiliza como Hipertensión neurogénica
neurotransmisor la acetilcolina (sistema colinérgico). Tumor del cuerpo carotídeo
A pesar de las diferentes acciones de ambos sistemas, poseen Feocromocitoma
ciertos aspectos de organización anatómica periférica comunes. A Enfermedades neurogenéticas
diferencia de las fibras (axones) eferentes somáticas (p. ej., las Deficiencia de tirosinhidroxilasa
motoneuronas de los músculos esqueléticos), las fibras del sistema Deficiencia de descarboxilasa del aminoácido L-aromático
Deficiencia de monoaminooxidasa
autónomo no pasan directamente a los órganos. Su transmisión
queda interrumpida por los ganglios autonómicos (paralelos a la
médula espinal). Las células de estos ganglios son las que envían
axones a las células de los músculos lisos y a las glándulas. Las neu-
ronas que conducen impulsos del tronco del encéfalo y la médula
/tabla10-9/
a los ganglios se denominan preganglionares. Estas neuronas, tan-
Principios del funcionamiento cerebral
to simpáticas como parasimpáticas, utilizan como neurotransmi-
sor la acetilcolina. En cambio las neuronas de los ganglios y sus
1. La información se procesa siguiendo una secuencia entrada-
axones se denominan posganglionares y sus fibras forman amplios integración-salida
plexos alrededor de diversos órganos. Estas fibras (axones) no es- 2. Hay una división funcional entre lo sensorial y lo motor en todo el
tán mielinizadas y forman uniones (sinapsis) con las células de los sistema nervioso
órganos distintas de las sinapsis del sistema nervioso central. 3. Los inputs y los outputs del encéfalo son cruzados
4. En la anatomía y la función cerebral se da tanto simetría como
La médula suprarrenal se considera un ganglio simpático espe-
asimetría
cializado. Sus células cromafines reciben fibras preganglionares de 5. El sistema nervioso actúa combinando la excitación con la
los segmentos 5 al 9 torácicos. Las células cromafines son de dos inhibición
tipos: noradrenérgicas y adrenérgicas (en una proporción de 1:7). La 6. El sistema nervioso tiene múltiples niveles de funcionamiento
enzima que convierte noradrenalina en adrenalina (feniletanolami- 7. El sistema nervioso funciona como una serie de sistemas
organizados tanto en paralelo como jerárquicamente
na-N-metiltransferasa) es activada por los corticosteroides sinteti-
8. Las funciones están tanto localizadas en regiones específicas del
zados en la corteza suprarrenal. El estrés y el ejercicio incrementan cerebro como distribuidas por todo él
la síntesis de corticosteroides y de adrenalina hacia la circulación re-
forzando la acción de los nervios del sistema simpático (16).

riores. Como mencionábamos al inicio de este capítulo, la dis-


Neuroanatomía en los trastornos
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

tinción clásica entre «orgánico» y «funcional» cada vez parece


mentales más débil según avanza la investigación en neurociencia. Diversas
ı líneas de investigación sugieren que la mayoría de los síntomas
ı mentales (p. ej., delirios, obsesiones, fobias, etc.) considerados
Los extraordinarios avances en técnicas de neuroimagen y tradicionalmente «psicológicos» parecen deberse a disfunciones
neuropsicológicas han aportado una visión, de ciertos trastornos específicas de ciertas áreas cerebrales y los circuitos neuroanató-
mentales, menos especulativa de la que se tenía en décadas ante- micos que las conectan. La investigación de posibles circuitos

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 187 |


|
C. Gastó Ferrer y V. Navarro Odriozola
|

neuronales disfuncionales para cada una de las entidades clínicas 4. Kandel ER, Schwartz JH, Jessell, TM. Principles of neural science, 4.a
propuestas por los sistemas de clasificación está todavía en sus co- ed. Nueva York: McGraw-Hill, 2000.
mienzos (v. cap. 11 y 17). Por otra parte, estas entidades clínicas 5. Gazzaniga MS, Le Doux JE. The integrated mind. Nueva York: Plenum
son ciertamente inestables (como la mayoría de las entidades clí- Press, 1978.
6. Posmer MI, Raichle ME. Images of mind. Nueva York: Scientific Ameri-
nicas en medicina) y sometidas a constantes modificaciones según
can Library, 1994.
avanzan las investigaciones clínicas y biológicas. En las hipótesis
7. Kosslyn SM, Gamis G, Thompson WL. Neural foundation of imagery. Nat
concernientes a la neuroanatomía de los síndromes psiquiátricos
Rev Neurosci 2001; 2: 635-642.
todavía es válida la afirmación de Klein y Mayer-Gross (1957) de 8. Halligan PW, David AS. Cognitive neuropsychiatry: towards a scientific
que lesiones (disfunciones) idénticas son raras y las presentaciones psychopathology. Nat Rev Neurosci 2001; 2: 209-215.
clínicas varían considerablemente. A pesar de estas dificultades 9. Clark ME. Im search of human nature. Londres: Routledge, 2002.
esenciales, el conocimiento de los trastornos mentales ha crecido 10. Dunbar RIM. Co-evolution of neocortex size, group size and language
enormemente. Las dificultades de integración de los datos son in humans. Behav Brain Sci 1993; 16: 681-735.
también enormes. Según los principios de funcionamiento del sis- 11. Johnson MH, Mumakata Y, Gilmore RO. Brain development and cogni-
tema nervioso central (tabla 10-9), parece prematuro reducir una tion. A reader. Oxford: Blackwell, 2002.
entidad clínica, generada según definiciones operativas, a un de- 12. Rolls ET, Treves A. Neural networks and brain function. Oxford: Oxford
University Press, 1988.
terminado circuito o estructura neuronal.
13. Mundale J. Neuroanatomical foundations of cognition: connecting the
neuronal level with the study of higher brain areas. En: Bechtel W, Man-
bibliografía dik P, Mundale J, Stufflebeam RS (eds.). Philosophy and the neuros-
cience. Oxford: Blackwell, 2001; 37-54.
1. Clarke E, Jacyma LS. Nineteenth century origins of neuroscientific con- 14. Brazis PW, Masdeu JC, Biller J. Localization in clinical neurology, 4.a ed.
cepts. Berkeley: University of California Press, 1987. Filadelfia: Lippincott Williams & Wilkins, 2001.
2. Churchland PM. Eliminative materialism and propositional attitudes. 15. Devinsky O, D’Esposito M. Neurology of cognitive and behavioral disor-
J Philosophy 1981; 78: 67-90. ders. Oxford: Oxford University Press, 2004.
3. Churchland PS. Brain-Wise. Studies in neurophilosophy. Massachusetts: 16. Goldstein DS. The autonomic nervous system in health and disease.
Institute of Technology, 2002. Nueva York: Marcel Dekker, 2001.

® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

| 188 | Tratado de Psiquiatría


Homo sapiens, es capaz de formar nuevas neuronas granulares en el

/capítulo11/
hipocampo y en los núcleos de la base. El envejecimiento y el estrés
actuarían disminuyendo el grado de proliferación de nuevas neu-
ronas en roedores y monos, mientras que la crianza en ambientes ri-
cos en estímulos y el aprendizaje de tareas favorecerían la formación
de nuevas neuronas en el hipocampo adulto. Estos descubrimientos

Neurodesarrollo cuestionan uno de los dogmas centrales de la biología del desarro-


llo que consideraba el cerebro humano como un órgano anatómi-
ca e histológicamente cerrado desde el nacimiento.
En las enfermedades neurodegenerativas cabría preguntarse si
R. Tabarés Seisdedos existe una pérdida neuronal atribuible también a un fracaso de los
T. Escámez Martínez mecanismos de neurogénesis que debieran servir para reponer las
S. Martínez Pérez pérdidas neuronales en el cerebro adulto. En la esquizofrenia se ha
descrito una reducción del tamaño del hipocampo que podría ser
resultado, al menos parcialmente, de la disminución o supresión de
la proliferación neuronal en el cerebro adulto.
Todas estas cuestiones nos lleva a ampliar el dominio de la
Introducción plasticidad cerebral, limitada hasta ahora a la formación de nue-
ı vas sinapsis y a la remodelación de las ramificaciones dendríticas
ı y axonales, y a considerar la posibilidad de la regeneración neuro-
Hace ya más de 100 años que Santiago Ramón y Cajal estu- nal o la reversibilidad de los cambios cerebrales descritos en estas
dió la estructura, organización y funcionalidad del sistema ner- enfermedades.
vioso a través de la investigación de su desarrollo en diferentes La migración de millones de células nerviosas se produce masi-
modelos animales (1), concretamente en los embriones de po- vamente durante los meses 3 a 5 de gestación desde la zona ventricu-
llo. Mucho de lo que sabemos sobre el neurodesarrollo en los lar o germinal del tubo neural hasta su localización definitiva. Como
seres humanos se debe al análisis de organismos más sencillos veremos más adelante con mayor detalle, los neuroblastos avanzan
como la mosca del vinagre (Drosophila melanogaster), aunque radialmente siguiendo a la glía y distribuyéndose de dentro afuera en
en los últimos años se han puesto en marcha modelos animales una estructura básica de láminas o capas presente en muchas zonas
muy sofisticados como los ratones modificados genéticamente. del sistema nervioso central (corteza cerebral, cerebelo, hipocampo).
Gran parte de las moléculas y procesos metabólicos que par- La formación de los circuitos cerebrales (orientación y sedimenta-
ticipan en la formación del sistema nervioso son idénticos en ción de las neuronas corticales, arborización axonal y dendrítica, si-
determinados organismos separados por millones de años de naptogénesis y poda sináptica, proliferación y diferenciación de la
evolución. glía) acontece a partir del mes 6.o de gestación y finaliza dependien-
Este hecho demuestra que más allá de las variaciones aparen- do de la región cerebral. Los circuitos de la corteza prefrontal com-
tes de los individuos y los linajes, existe un plan básico de diseño pletan su organización durante la adolescencia y primera fase adulta,
del sistema nervioso o Bauplan característico de clases completas coincidiendo con el momento en que debutan sintomatológica-
de mayor entidad jerárquica (phyla) que agrupa a numerosas es- mente algunos de los trastornos psiquiátricos más graves como la es-
pecies. Un plan básico defendido por la Naturphilosophie, la gran quizofrenia y el trastorno bipolar. La mielinización o formación de la
tradición de la biología alemana del XIX. vaina de mielina alrededor de los axones comienza en el 2.o trimestre
Hasta hace tan sólo 10 años se aceptaba que el desarrollo del de gestación y se mantendrá durante toda la vida.
sistema nervioso era un proceso gradual que constaba de varias Las investigaciones actuales tratan, en primer lugar, de cono-
etapas que se sucedían de forma consecutiva desde la célula hue- cer los procesos moleculares y celulares implicados en la forma-
vo hasta el individuo adulto. Entonces se proponían cuatro gran- ción morfológica de las estructuras y los circuitos cerebrales, así
des etapas: neurogénesis, migración neuronal, organización y como el establecimiento de las distintas funciones desde la per-
mielinización de los circuitos neuronales. cepción de los colores hasta el aprendizaje de las tareas motoras
La neurogénesis o proliferación neuronal tiene lugar desde la complejas y, en segundo lugar, de demostrar hasta qué punto es-
6.a semana hasta el 5.o mes de gestación, de manera que al nacer tán alterados estos procesos y el papel que desempeñan en la apa-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

ya se tienen los 100.000 millones de neuronas que forman el cere- rición, evolución y recuperación de algunas enfermedades neu-
bro humano, siendo inevitable su pérdida gradual e imposible su ropsiquiátricas como la esquizofrenia o la enfermedad de Alzhei-
reemplazamiento. mer. Como sabemos, varios autores han descrito la intervención
Se consideraba que la evolución favorecía la estabilidad cere- de factores genéticos, intrauterinos y perinatales (p. ej., complica-
bral porque la proliferación neuronal indefinida interferiría, entre ciones obstétricas) capaces de alterar el proceso normal de de-
otros, en los procesos de aprendizaje y memorización. Hoy sabemos sarrollo cerebral y provocar manifestaciones diferidas de tipo cog-
que el cerebro adulto de algunas especies de mamíferos, incluido el nitivo, emocional y conductual.

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 189 |


|
R. Tabarés Seisdedos, T. Escámez Martínez y S. Martínez Pérez
|

El desarrollo del sistema nervioso depende de la expresión de ge- corticales concuerdan con los dominios estructurales diferenciados
nes en lugares y momentos concretos del desarrollo. Además, existen en las áreas de Brodman. Las conexiones axonales de las neuronas
factores internos (p. ej., la superficie celular, moléculas segregadas de las diferentes áreas reflejan su especialización funcional.
por las células del sistema nervioso, factores de transcripción) y ex- Las funciones de la corteza cerebral humana son: realizar el
ternos (p. ej., nutrientes, estímulos sensitivos, estrés y experiencias procesamiento neuronal que analiza los estímulos sensitivos, ge-
sociales) que interactúan para hacer posible el desarrollo neuronal. nerando las percepciones y elevándolas a nivel consciente; pro-
En este capítulo plantearemos un revisión del desarrollo del sis- gramar y dirigir los actos motores voluntarios y las motivaciones;
tema nervioso de los vertebrados y, principalmente, de los procesos integrar las actividades sensoriales y motoras, y aprender y gene-
que configuran la corteza cerebral. De las magníficas revisiones pu- rar los procesos mentales como el lenguaje y las emociones. Estas
blicadas, muy actualizadas y exhaustivas, recomendamos las escritas funciones se llevan a cabo por la activación de circuitos neurona-
por Thomas M. Jessell (2) y Luis Puelles y Salvador Martínez (3). les integrados en sistemas modulares que, dependiendo de su ac-
Por último, abordaremos brevemente las distintas hipótesis pro- tividad, se distribuyen en regiones específicas del hemisferio cere-
puestas sobre la alteración del proceso normal de desarrollo cerebral bral. El mapa de organización en «áreas funcionales corticales»
en algunos trastornos psiquiátricos, fundamentalmente la esquizo- se ha conseguido con el estudio de las consecuencias de procesos
frenia y los trastornos psicóticos. A este respecto, recomendamos la patológicos que afectan al cerebro de forma localizada y median-
lectura de la monografía dirigida por Jordi Obiols (4), las actuales y te el registro de la actividad cerebral durante la realización de una
excelentes revisiones de Weinberger y Marenco (5) y Lewis y Levitt tarea, conociéndose las funciones dependientes de las distintas
(6) y, finalmente, el manual clásico de Keshavan y Murray sobre áreas de la corteza cerebral. La conexión e integración de estas
neurodesarrollo y psicopatología en personas adultas (7). áreas funcionales a través de sistemas de información es lo que
confiere a la actividad cerebral la complejidad funcional necesaria
para producir fenómenos cerebrales que lleguen a tener la iden-
tidad propia de los procesos mentales. La intrincada arquitectura
Corteza cerebral en mamíferos de la corteza cerebral le permite procesar la compleja información
ı sensitiva que constituye la base de nuestras percepciones, pensa-
ı miento consciente y, en definitiva, el comportamiento.
La corteza cerebral o palio telencefálico es una estructura espe- En humanos, la formación de la estructura cortical ocurre de
cialmente desarrollada en mamíferos, sobre todo en primates, muy forma relativamente lenta durante el desarrollo prenatal y las pri-
poco desarrollada en peces y con grados de desarrollo y estructura meras semanas posnatales, siendo el proceso de migración celular el
diferentes en anfibios, reptiles y aves. Es una de las estructuras fun- más dilatado en el tiempo. Las seis capas de la corteza se forman, en
cionalmente más compleja del sistema nervioso central de los ma- los mamíferos, por la migración y la formación de capas «de dentro
míferos y cubre la superficie de los hemisferios cerebrales, distri- afuera», de neuronas nacidas en la zona ventricular hacia la placa
buyéndose en los seres humanos bajo una serie de pliegues de la su- cortical. A este proceso de migración radial, que conforma la mayor
perficie hemisférica denominados circunvoluciones cerebrales. parte de la estructura neuronal de la corteza, se añade un proceso de
Evolutiva, estructural y funcionalmente, se han distinguido clá- migración tangencial por el que neuronas de origen subpalial, desde
sicamente en la corteza cerebral varias regiones. Así, se habla de re- los ganglios de la base, se incorporan a la estructura celular cortical.
giones corticales (paliales) filogenéticamente antiguas, clasificadas Aunque la zona ventricular es aparentemente homogénea, algunos
como paleocorteza, regiones intermedias o arqueocorteza y regio- procesos citogenéticos tienen lugar a lo largo del tiempo en la lámina
nes más modernas o neocorteza. Actualmente, las investigaciones epitelial, regulados de forma precisa por la expresión de un conjun-
apuntan a la presencia de todas las regiones corticales a lo largo de to de genes, en parte conocidos y que cuando están mutados pueden
la filogenia de vertebrados (8). Su crecimiento diferencial es lo que causar graves alteraciones de la formación de la corteza cerebral y,
la evolución ha ido modificando en cada especie. En la región neo- consecuentemente, los procesos patológicos derivados de ellas.
cortical, la corteza madura está organizada radialmente en seis ca-
pas distintas en cuanto a morfología, densidad y propiedades fisio-
lógicas de las neuronas que forman cada una de ellas. Las células Desarrollo de la corteza cerebral
de cada capa proyectan y reciben impulsos desde diferentes luga-
res y están interconectadas funcionalmente por una compleja red en mamíferos
de axones y dendritas. Estas diferencias en cuanto a tipos celulares ı
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

y a su distribución a lo largo del área cortical generaron en los pri- ı


mates y en los humanos un mapa de subregiones con característi- ontogenia del sistema nervioso central
cas estructurales diferentes, conocidas como áreas de Brodman. La ı
corteza también se subdivide en distintas áreas con especialización La generación de la compleja estructura del sistema nervioso
funcional (procesamiento sensorial, control motor y la asociación central se inicia en las primeras fases de la embriogénesis. El sis-
entre estos procesos) que presentan características histológicas y tema nervioso central deriva de la placa neural que está formada
moleculares distintivas. En líneas generales, las áreas funcionales por una sola capa de células neuroepiteliales. Procesos inducti-

| 190 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c11/ Neurodesarrollo
ı

vos secuenciales crean posteriormente diferencias moleculares re- bre el ectodermo (inducción neural planar). El proceso de neuru-
gionales que regulan la proliferación, migración y diferenciación lación (fig. 11-1 C) convierte la placa neural en el tubo neural, me-
de las células nerviosas. diante la elevación y fusión de los bordes laterales de la placa neu-
Durante la gastrulación (fig. 11-1 A), y paralelamente a ella, tiene ral (pliegues neurales). En los bordes laterales de la placa se origi-
lugar el proceso de inducción neural (fig. 11-1 B), por el que se pro- na la cresta neural, cuyas células migran a otras regiones del em-
duce la placa neural (fig. 11-1 B), precursor embrionario del sistema brión, dando lugar, entre otras estructuras, a la mayor parte del
nervioso central, que es una capa de neuroepitelio seudoestratificado sistema nervioso periférico.
que se origina cuando el mesodermo axial (placa precordal y noto- La inducción de los diferentes territorios rostrocaudales del
corda) ejerce un efecto inductor sobre el ectodermo suprayacente tubo neural generará y regulará una especificación génica dife-
(inducción neural vertical) y lo transforma en neuroectodermo. rencial de la identidad regional, lo que se traduce en un desarrollo
Además de estas señales verticales, el nodo de Hensen («orga- estructural y heterogéneo y en la subdivisión del tubo neural en
nizador primario») envía señales planares que también actúan so- diferentes vesículas. El prosencéfalo primario (cerebro anterior)

Placa neural
Gastrulación

S
N
Embrión trilaminar
Ecto- SNC P
dermo
Epiblasto Inducción
Hipoblasto neural vertical
Mesodermo axial:
Línea prolongación
Nudo de Hensen primitiva cefálica Inducción

Ectodermo

Mesodermo
A Endodermo Línea primitiva
Placa neural
Línea primitiva Ectodermo
Placa neural
Ectodermo Endodermo
Endodermo Mesodermo
Placa neural Mesodermo Neurulación intraembrionario B
intraembrionario
Crestas Canal
neural Mesencéfalo Ro
neurales alo mb
Fusión de Neuroporo céf enc
posterior rosen éfa
lo
los bordes P

Neuroporo Vesículas Médula


anterior ópticas Segmentación
Vesícula Diencéfalo Mesen-
Tubo neural Prosencéfalo céfalo
C óptica
secundario
Ro
mb
en

fal

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o

/figura11-1/
Sistema nervioso central

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 191 |


|
R. Tabarés Seisdedos, T. Escámez Martínez y S. Martínez Pérez
|

comprende toda la porción anterior, incluidas las vesículas ópti- Los límites longitudinales separan columnas de células con
cas como divertículos laterales (fig. 11-1 D). En la región dorsal propiedades similares, mientras que los transversales separan los
del prosencéfalo tiene su origen la corteza cerebral. Caudalmente segmentos del prosencéfalo o prosómeros (4).
el mesencéfalo y el rombencéfalo se continúan con la médula espi- ı
nal (fig. 11-1 D). El crecimiento diferencial y la especificación ı
genética de las partes del tubo neural, procesos controlados por regionalización del telencéfalo
ı
genes de segmentación y por interacciones morfogenéticas entre
En los últimos años se han aislado y caracterizado una serie de
las distintas regiones, conduce a la subdivisión de las vesículas
genes que se expresan en distintos lugares del telencéfalo em-
primarias, particularmente del prosencéfalo y del rombencéfalo.
brionario (territorio dorsal del prosómero más anterior), defi-
Así, el prosencéfalo primario se desdobla en prosencéfalo secunda-
niendo dos partes principales en él: palio (corteza) y subpalio
rio y en diencéfalo (fig. 11-1 D). La parte basal del prosencéfalo se-
(eminencias ganglionales lateral y medial) (fig. 11-3).
cundario formará el territorio hipotalámico del cerebro adulto.
El palio dará lugar a las diferentes regiones de la corteza: me-
Su parte dorsal, inicialmente simple, presenta luego el abomba-
dial, dorsal, lateral y ventral, y expresa distintos genes: otx-1, emx-
miento bilateral de las vesículas telencefálicas, de las que se deri-
1, emx-2, pax-6, id-2, tbr-1, y bf-1. La eminencia ganglional late-
va el telencéfalo adulto.
ral dará lugar al estriado y expresa los genes dlx. La eminencia
En el siglo XX se han formulado diferentes modelos de orga-
ganglional medial, donde se origina el globo pálido, el septo y
nización del prosencéfalo, pero el descubrimiento de marcado-
partes de la amígdala, expresa los genes dlx y nkx-2.1.
res regionales que se expresan en regiones específicas con límites ı
bien definidos han revitalizado la idea de que se trata de una es- ı
tructura neuromérica, que según el modelo prosomérico (fig. 11-2) formación y desarrollo de la corteza cerebral
está dividida en un entramado de dominios histogénicos defini- ı
dos por límites longitudinales (estructura columnar) y transver- La corteza cerebral cubre la superficie de los hemisferios cere-
sales (estructura segmental) (fig. 11-3). brales. Clásicamente, desde un punto de vista tanto estructural

Dlx Otp
MP Nkx2.1 Sim1
T DP ch
e LP Límite palial-subpalial
c OB Shh
h
o VP
ep
Amyg Sulcus hemisférico pc
ST
Se Techo
Pal sm Hb
Em
AEP
ac Bst TH
AHA
POA ped d p j c
VG
Rt LG
AHC-Pv SPV PTh Alar
Ojo
PT
av v
SCH AHP PEP zli MG
RZI CZI

DMH tx PH RI IC
VMH FF
STh-RM D-VTA-SN D-VTA-SN Suelo
Ar Ar TM M
NH p3 p2 p1
SP
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Epicorda
RHy CHy
Diencéfalo caudal
Precorda
Diencéfalo y telencéfalo rostral

/figura11-2/
Modelo prosomérico

| 192 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c11/ Neurodesarrollo
ı

Pretecho
m Arqueocorteza
is p1
Tálamo
r1 p2 dorsal

p3 zl
Tálamo Neocorteza
r2 ma ventral
p4
r7 r3 spv
r6 Eminencia ganglionar lateral (estriado)
tu
r5 r4 p5 ped Eminencia ganglionar medial (pálido)
po
p6

Infundíbulo Vesícula óptica Bulbo olfatorio

/figura11-3/
Regionalización del encéfalo embrionario

como filogenético, se distinguían tres tipos básicos de corteza: pa- terna, que posee células piramidales de pequeño y media-
leocorteza, arqueocorteza e isocorteza o neocorteza. Hoy día se con- no tamaño; d) capa IV o granular interna de células gra-
sidera que esta subdivisión es poco útil, y es preferible seguir la re- nulares o estrelladas; d) capa V o piramidal interna, con
gionalización propuesta por Puelles y cols. en 1994 (9), guiados células piramidales de mediano y gran tamaño, y f) capa
por criterios moleculares: VI o capa multiforme, con células de diversa morfología
como piramidales, fusiformes y de Martinotti.
1. Palio medial (arqueocorteza). Se sitúa en la cara medial
interhemisférica del telencéfalo maduro y está formado Las principales células de proyección son las células pirami-
por el hipocampo y por las cortezas presubicular y para- dales, y las interneuronas son las células granulares. Las neuro-
subicular, perirrinal, retroesplenial y parte de la circun- nas de proyección corticocortical se sitúan en las capas II y III.
volución del cíngulo. Además de las conexiones con otras Los axones de las células de la capa V forman las proyecciones
regiones cerebrales, la arqueocorteza posee una comple- corticoestriadas, corticopontinas, corticobulbares y corticoespi-
ja red de conexiones intrínsecas. nales. Las fibras corticoclaustrales y corticotalámicas nacen de
2. Palio lateral (paleocorteza). Comprende el primitivo ló- las neuronas de la capa VI. Las aferencias talámicas específicas
bulo olfatorio o rinencéfalo, compuesto por el bulbo ol- finalizan en la capa IV y las corticocorticales en las capas IV y I
fatorio, la cintilla olfatoria, las estrías olfatorias, el núcleo (fig. 11-4).
olfatorio anterior y la corteza piriforme. La corteza cerebral se organiza en columnas cilíndricas cuyo
3. Palio ventral. Las estructuras más importantes son el diámetro se corresponde con el de las ramificaciones de las fibras
claustro y la región lateral del complejo amigdalino, clási- aferentes específicas. De este modo, y en un pequeño espacio de
camente consideradas derivados subpaliales. no más de 500 µm de diámetro, las aferencias específicas finalizan
4. Palio dorsal (neocorteza). Ocupa la mayor extensión sobre las neuronas corticales, cuyos axones suelen convergir sobre
cerebral en el ser humano. La neocorteza o isocorteza es el las células de proyección del interior de la columna. Como uni-
mejor ejemplo de organización laminar y columnar, y su dad morfofuncional, las columnas corticales poseen una organi-
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enorme desarrollo en los humanos es concomitante a la zación básica y un número de neuronas muy similar en todos los
aparición de funciones complejas como el lenguaje. vertebrados estudiados. Además, la corteza también está organi-
La isocorteza posee seis capas desde la piamadre zada en distintas áreas que regulan funciones especializadas como
hasta la sustancia blanca (fig. 11-4): a) capa I o molecu- son los procesos sensoriales (áreas sensoriales de isocorteza hete-
lar, con células horizontales de Cajal-Retzius y otros tipos rotípica granular), el control motor (áreas motoras de isocorteza
de interneuronas; b) capa II o capa granular externa, con heterotípica agranular) y la asociación entre estos procesos
células granulares o estrelladas; c) capa III o piramidal ex- (áreas de asociación de isocorteza homotípica).

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Pirámides y células estrelladas Eferencias Aferencias


Superficie pial Cilindro columnar
r I
u
u II
u
u III
u
u
u IV
Capas w
u
u
u V
u
u
u
u
q VI
Proyección
corticocortical
Sustancia blanca Fibras corticocorticales
Proyección subcortical
Fibras talamocorticales
Proyección
corticotalámica

/figura11-4/
Arquitectura de la corteza cerebral

desarrollo de la corteza cerebral que también lo hace en las células mitrales del bulbo olfa-
ı torio, en las granulares externas del cerebelo y en otras po-
La corteza cerebral tiene su origen en la zona palial del telen- blaciones neuronales. Su expresión comienza el día 11 del
céfalo embrionario. La formación de la corteza cerebral de mamí- desarrollo embrionario. Reln es una molécula necesaria
feros comprende una elaborada secuencia de procesos de de- para la formación de estructuras laminares en el cerebro en
sarrollo que incluye neurogénesis, migración y crecimiento neuro- desarrollo.
nal, y establecimiento de conexiones. Las neuronas que forman • LIS1: en la región 17p13.3 del cromosoma 17 se ha descrito
las diferentes capas corticales del individuo adulto se generan en y localizado el gen LIS1. El producto de este gen se ha aisla-
la región germinal, en la superficie ventricular del telencéfalo, y do en todos los tejidos examinados de pacientes afectados
deben migrar largas distancias hasta alcanzar la superficie pial, de lisencefalia, aunque su expresión es más acentuada en
elaborar procesos axonales y dendríticos, y recibir los estímulos el cerebro, corazón y músculo esquelético. La proteína co-
adecuados. dificada por este gen contiene series de aminoácidos repe-
tidas (ocho unidades de WD40 repetidas). Tales repeticio-
nes están presentes en numerosos polipéptidos que partici-
pan en complejos proteínicos, como las β-transducinas, y
genes implicados en la formación de la corteza
en la subunidad β de las proteínas-G heterotriméricas, que
Aunque está ampliamente aceptado que estos procesos mor- son proteínas que participan en la señal de transducción de
fogenéticos tienen lugar bajo un estricto control genético, du- las neuronas piramidales, mediarían en el colapso del cono
rante décadas las únicas pistas acerca de esta regulación se han de crecimiento y, además, están involucradas en procesos
obtenido del estudio del ratón mutante reeler y de las malforma- neurodegenerativos. La proteína LIS1 es el homólogo hu-
ciones corticales en humanos. Sin embargo, durante los últimos mano de la subunidad β (30 kDa) de la acetilhidrolasa del
años, la identificación de diferentes genes implicados en el de- factor de activación plaquetaria (PAF-AH).
sarrollo cortical ha permitido profundizar en el estudio y conoci- El factor de activación plaquetaria (PAF: 1-0-alquil-2-
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miento de estos procesos de regulación genética (reelin, Dab1, acetil-sn-glicero-3-fosfocolina) es un fosfolípido biológica-
Cdk5/p35, Tbr-1, Dlx-1/2, Lis1, DCX). Específicamente, las molé- mente muy activo, que participa en eventos fisiológicos
culas más relevantes que intervienen en este proceso son: como la inflamación, la anafilaxis y en el sistema reproduc-
tor y está implicado en muchos procesos biológicos (ovu-
• Reelin (reln): el producto de este gen es una glucoproteína lación, movilidad de los espermatozoides y estimulación de
secretada en la matriz extracelular. Se expresa intensamen- la reacción acrosómica así como preparación de la mucosa
te en las células de Cajal-Retzius de la capa molecular, aun- uterina para la implantación del cigoto). Una de sus fun-

| 194 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c11/ Neurodesarrollo
ı

ciones más importantes se desarrolla en el embrión: se ha rebro de mamíferos, así como en otros tejidos, se identifi-
observado que durante las fases de preimplantación, el em- caron tres isoformas citoplasmáticas, Ia, Ib y II, pero sola-
brión produce y secreta PAF, cuya presencia en cantidades mente Ib y II han sido clonadas. Estas dos isoformas difie-
suficientes sería fundamental para asegurar la viabilidad del ren en varios aspectos; mientras que la Ib es un heterotetrá-
cigoto y su desarrollo normal. El PAF induce la diferencia- mero compuesto por dos subunidades catalíticas de
ción de células nerviosas en cultivo, aunque altas concen- 30 kDa (α2) y 29 kDa (α1) respectivamente, y dos subunida-
traciones resultan neurotóxicas. Estos datos sugieren para des reguladoras de 45 kDa (β o LIS1) cada una, la isofor-
LIS1 un papel regulador de PAF en la embriogénesis, y de ma II es un monómero de 40 kDa. La isoforma Ib se expre-
manera particular en el desarrollo estructural y funcional sa fundamentalmente en el cerebro, mientras que la II lo
del cerebro. Además, se ha demostrado un papel adicional hace sobre todo en el hígado y el riñón. La secuencia de
de LIS1, de interacción con la tubulina del citoesqueleto aminoácidos deducida de la isoforma II no tiene homolo-
neuronal y se ha constatado que la adición de la proteína gía con ninguna subunidad de la isoforma Ib, pero muestra
LIS1 in vitro modula la actividad de los microtúbulos celu- el 41 % de identidad con la PAF-AH citoplasmática.
lares. LIS1 es fundamental para el proceso de movimiento La isoforma Ib está compuesta por dos subunidades α
del núcleo celular sobre el citoesqueleto en el movimien- que forman un dímero catalítico y dos subunidades β re-
to de translocación somática. Para ello, LIS1 interactúa con guladoras (fig. 11-5). La subunidad β es el producto del
el producto del gen NUDE y otras proteínas del citoesque- gen LIS1, cuya mutación en humanos produce lisencefalia.
leto para regular la función del sistema motor de dineína La mutación del gen LIS1 en ratones ha permitido com-
y, con ello, la nucleocinesis. Por otro lado, se han observa- probar que los embriones homocigóticos para el alelo mu-
do resultados experimentales que sugieren una participa- tado mueren inmediatamente después de la implantación,
ción de PAF en la migración neuronal. Dentro de la célula, mientras que los individuos heterocigóticos son viables y
se obtiene PAF, al menos, por dos rutas distintas: una ruta fértiles. La reducción en la dosis de LIS1, con la producción
de «reciclaje» y síntesis de novo. de una proteína truncada, afecta mínimamente a la migra-
La regulación de la concentración de PAF se realiza ción neuronal en la corteza en desarrollo, mientras que su
mediante el control de su enzima inactivante, la acetilhi- organización laminar es normal en el ratón adulto. Una re-
drolasa del factor de activación plaquetaria (PAF-AH), que ducción importante en la dosis de LIS1 produce alteracio-
convierte PAF en liso-PAF, una molécula biológicamente nes graves en la organización de la corteza y el hipocampo.
inactiva, por desacetilación, eliminando el grupo acetilo • Disabled-1 (Dab-1): este gen codifica, entre otras, una pro-
de la segunda posición de la molécula de PAF (fig. 11-5). teína que funciona como una molécula «adaptadora» en la
Esta actividad enzimática es muy importante durante el transducción de señales de proteincinasa. En E11.5 se ex-
desarrollo temprano del embrión, ya que una disminu- presa homogéneamente en la zona ventricular. Un día des-
ción en la actividad de PAF-AH en el fluido folicular se pués, aunque sigue habiendo expresión en la zona ventri-
correlaciona con el éxito en la implantación del huevo. cular, las neuronas de la placa cortical, que se está forman-
Las PAF-AH componen un grupo de enzimas que son do en la corteza lateral, muestran altos niveles de Dab-1. En
producto de distintos genes, siendo el principal de la enzi- E14.5, las neuronas de la placa cortical, las células que están
ma presente en el suero un monómero de 45 kDa. En el ce- migrando por la zona intermedia, las fibras corticales de la
zona intermedia, así como las de la zona ventricular, expre-
san Dab-1. Al igual que reln, este gen también es necesario
para la formación de estructuras laminares cerebrales.
• Cdk5/p35: Cdk5, homólogo del Cdc2 humano y principal
LIS1 LIS1 regulador del ciclo celular, y su activador p35, que es una
fosfoproteína, se expresan exclusivamente en células post-
mitóticas. Mientras que p35 se expresa sólo en el sistema
α1 α1
nervioso central, Cdk5 lo hace tanto en éste como en el pe-
riférico. Parece ser que el complejo Cdk5/p35 pertenece a
una familia de cinasas envuelta en procesos distintos del
control del ciclo celular. Su capacidad de fosforilación de
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PAF-acetil PAF-OH neurofilamentos y proteínas τ indica que Cdk5/p35 podría


ayudar a estabilizar el citoesqueleto, influyendo en la dife-
renciación morfológica neuronal, el transporte axonal y
/figura11-5/ las propiedades de conducción de los estímulos nerviosos.
Acetilhidrolasa del factor de activación plaquetaria • Doblecortina (DCX): gen localizado en el cromosoma
(PAF) X, en la región Xq22.3-q23, responsable de una alteración
caracterizada por lisencefalia con retraso mental grave, epi-

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R. Tabarés Seisdedos, T. Escámez Martínez y S. Martínez Pérez
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lepsia y heterotopia subcortical, también conocida como tricular a la superficie pial: zona ventricular, donde tiene lugar la
«doble corteza». Codifica una proteína intracelular que pa- división celular; zona subventricular; zona intermedia, la futura
rece desempeñar un papel importante en los procesos de sustancia blanca; subplaca; placa cortical, en la que se acumulan
migración neuronal, regulando la organización y estabili- las neuronas posmigratorias y la glía para formar las distintas ca-
dad de los microtúbulos. Además, interactúa con la proteí- pas celulares de la corteza madura , y zona marginal, futura capa I.
na LIS1 y este complejo provoca la polimerización de la tu- La zona intermedia es una estructura compleja que contiene
bulina, lo que parece ser fundamental para la función de distintos elementos celulares, como las neuronas posmitóticas
los microtúbulos en el desarrollo de la corteza cerebral. Se que migran hacia la placa cortical y las células de la glía radial. Hay
expresa durante el desarrollo embrionario en neuronas pi- también que añadir las neuronas de disposición tangencial que
ramidales y no piramidales, así como en las células de Ca- llegan migrando desde regiones subpaliales. La subplaca es una
jal-Retzius. En el ratón, este gen se localiza en la región F2 subdivisión de la zona intermedia que se localiza justo por deba-
del cromosoma X; la proteína codificada, homóloga a la jo de la placa cortical y se caracteriza por la presencia de muchas
de humanos, está involucrada en la migración neuronal a sinapsis, neuronas migratorias y neuronas de la preplaca.
través de señales dependientes de calcio. Los animales mu- Las células de la capa I (células de Cajal-Retzius) secretan la
tantes presentan alteración en la laminación hipocampal. glucoproteína reelina, que, de algún modo, atrae a las células mi-
• Factores de transcripción (Tbr-1, Dlx1/2, erc.): Tbr-1 es un gratorias que ascienden hasta la capa I y establecen contactos fun-
factor de transcripción que se expresa en neuronas corti- cionales. Esta atracción hace que todas las neuronas migratorias
cales posmigratorias desde E10.5 y es un marcador general de la placa cortical formen una dendrita apical anclada a la capa I.
de células superficiales en estructuras paliales. Es funda- Durante la maduración morfológica y funcional de las neuro-
mental para el correcto establecimiento de las conexiones nas, las que pierden contacto con la capa I se transforman en cé-
talamocorticales y corticotalámicas. Dlx1/2 son factores de lulas estrelladas, no piramidales o interneuronas, y las que lo
transcripción implicados en la migración tangencial de mantienen se transforman en células piramidales, que van alar-
neuronas originadas en las regiones subpaliales (eminen- gando anatómica y funcionalmente la dendrita apical sin perder
cias ganglionares) que invaden la corteza durante el de- su contacto original con la capa I. Durante el desarrollo primario
sarrollo. de la corteza, algunas neuronas de la subplaca también pierden su
• Factores neurotróficos (NT4, BDNF, etc.): intervienen en la contacto original con la capa I y se transforman en células inters-
supervivencia, el crecimiento y la diferenciación de las neuro- ticiales de la sustancia blanca.
nas, en la plasticidad sináptica y en la dirección del cono La placa cortical, precursora de la mayoría de las capas de la
de crecimiento; paradójicamente, en algunas situaciones corteza (capas II, III, IV, V y VI), va incrementando su grosor por
son promotores de la muerte celular. la adición de neuronas que migran radialmente desde la zona
ventricular, sobrepasando las capas previamente formadas, hasta
alcanzar niveles más superficiales (fig. 11-7).
desarrollo cortical temprano
Así, las capas V y VI, que son las más profundas, son genera-
En mamíferos, el desarrollo cortical comienza con la forma- das primero, mientras que neuronas más jóvenes forman, pro-
ción de la preplaca, una capa superficial de neuronas que incluye gresivamente, las capas IV, III y II. Este gradiente «dentro-fuera»
neuronas pioneras en la zona marginal. Algunas de estas neuronas de formación de la corteza cerebral es un hecho general en mamí-
migran radialmente desde la zona ventricular, mientras que otras, feros. La placa cortical también está compuesta por neuronas
como las de Cajal-Retzius, lo hacen tangencialmente. Después que se mueven radialmente después de una fase de migración
aparece la placa cortical, poblada por neuronas orientadas radial- tangencial. Serían neuronas de procedencia subpalial (de las emi-
mente, la mayoría de la cuales se generan en la zona ventricular y nencias ganglionares) que, tras una migración tangencial en la
migran a lo largo de fibras radiales. Las neuronas que migran zona intermedia e incluso subventricular, migran radialmente
primero lo hacen fundamentalmente moviendo su núcleo hacia para alcanzar niveles corticales más superficiales.
la región apical de la célula (proceso conocido clásicamente como ı
translocación somática) y tienen forma estrellada, mientras que ı
las más tardías adquieren una forma bipolar y lo hacen por mi- neurogénesis y diferenciación neural
gración libre de orientación radial. ı
Asimismo, algunas neuronas generadas en la eminencia gan- La neurogénesis o formación de neuronas es el primer paso
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glionar alcanzan la corteza por migración tangencial. La placa en la transformación de la pared de los hemisferios cerebrales,
cortical divide la población de la preplaca en dos partes: algunas que contiene sólo células proliferativas, en la corteza madura, que
células permanecen en la zona marginal, que será la capa I, mien- está formada fundamentalmente por neuronas posmitóticas.
tras que otras se desplazan hacia la zona localizada entre la placa Además, la neurogénesis inicia la secuencia histogenética que,
cortical y la zona intermedia, donde forman la subplaca. seguida de diversos procesos celulares, lleva a la formación de la
De este modo, la pared cerebral queda subdivida en seis zonas neocorteza. Estos procesos son: migración, crecimiento, diferen-
embrionarias «transitorias» (fig. 11-6), que van de la región ven- ciación y muerte celular.

| 196 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c11/ Neurodesarrollo
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1. Molecular o primordial plexiforme


Zona marginal
Epífisis
2. Granular externa
Cerebelo Palio

3. Piramidal externa
Tercer
ventrículo
Cuarto Ventrículo 4. Granular interna
ventrículo lateral
5. Piramidal interna
Neurohipófisis
Bulbo
Estriado olfatorio 6. Fusiforme

Placa cortical
Sustancia
Zona intermedia blanca
subcortical
Capa marginal
Zona
ventricular

Epéndino

/figura11-6/
Formación de la corteza cerebral

La neocorteza está compuesta por dos tipos de neuronas (Ra-


món y Cajal, 1889, 1899): neuronas de proyección (extrínsecas,
Golgi tipo I o neuronas principales) y neuronas de circuitos locales
(intrínsecas, Golgi tipo II o interneuronas). Las neuronas de pro-
yección tienen axones que recorren largas distancias y conectan la
corteza con estructuras como el colículo superior, el tálamo, etc.,
además de interconectar distintas áreas citoarquitectónicas de la
corteza. Las interneuronas tienen axones que se ramifican en la
vecindad de sus campos dendríticos. Estos dos tipos de neuronas
se diferencian en la morfología de sus cuerpos celulares y de sus
Zona marginal dendritas.
En la corteza cerebral se distinguen dos tipos de neuronas de
Placa cortical
proyección: neuronas piramidales, que son las más abundantes y
se distribuyen en las capas II, III, V y VI; y neuronas estrelladas
Zona intermedia
multipolares espinosas, confinadas fundamentalmente en la capa
IV. Estas subpoblaciones son similares en que sus dendritas es-
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Zona ventricular
tán repletas de espinas y sus axones recorren largas distancias,
pero se diferencian en que solamente las neuronas piramidales
tienen una prominente dendrita apical.
/figura11-7/ En cuanto a las interneuronas, que se distribuyen en todas
Formación de la corteza cerebral (gradiente «dentro- las capas de la corteza, son tres los tipos que se encuentran: neu-
fuera») ronas estrelladas escasamente espinosas y lisas, neuronas bipena-
chadas y neuronas bipolares. Los axones de estas neuronas están

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R. Tabarés Seisdedos, T. Escámez Martínez y S. Martínez Pérez
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restringidos a la sustancia blanca y difieren entre sí en su arbori- se libera de la zona ventricular y migra desde ella hacia la zona
zación dendrítica y en los tipos de sinapsis que establecen. pial. Ocurren raramente antes del comienzo de la neurogénesis y
su frecuencia aumenta con el incremento de producción de neu-
ronas durante el desarrollo (fig. 11-8).
producción neuronal: divisiones simétricas y asimétricas
Que dos células procedentes de una misma célula progenito-
Las células de la corteza cerebral de mamíferos se forman en ra tengan un destino distinto es algo que puede establecerse in-
el epitelio proliferativo seudoestratificado de la región ventricular. trínsecamente, es decir, las células heredan factores distintos. En
Durante el desarrollo, las células progenitoras regulan la produc- Drosophila, las proteínas prospero y numb, que se localizan asi-
ción de más células progenitoras y de neuronas posmitóticas. An- métricamente en los precursores neuronales y que son necesarias
tes del comienzo de la neurogénesis, las progenitoras se dividen para establecer la identidad celular durante la neurogénesis, son
activamente para aumentar la población de estas células. Cuan- las principales candidatas para desempeñar un papel similar en
do la producción neuronal empieza, las progenitoras se dividen epitelios de vertebrados. En mamíferos, la proteína de membrana
para dar lugar a neuronas y más progenitoras para mantener la Notch1, que interviene en muchos tipos de interacciones celula-
población de células progenitoras. Según avanza la neurogénesis, res locales y desempeña un importante papel en muchos procesos
cada vez son más las divisiones que dan lugar a neuronas, hasta del desarrollo, se localiza asimétricamente en las células precurso-
que en el último tercio de la neurogénesis la producción neuronal ras en división del epitelio ventricular. Esta proteína Notch1 no se
es máxima. Por último, cuando la neurogénesis llega a su fin, los detecta durante la interfase, pero su concentración aumenta en el
progenitores dan lugar a neuronas. Durante mucho tiempo se ha polo apical de la célula cuando la célula entra en mitosis, lo que
propuesto que las neuronas posmitóticas se generan por divisio- parece ser independiente de la orientación del plano de división.
nes asimétricas de las células progenitoras, mientras que las divi- Cuando la división es vertical la cantidad de proteína Notch1 es
siones simétricas dan lugar a más progenitoras. Además, parece similar en ambas células hijas; sin embargo, esta proteína es he-
que la orientación de la hendidura por la que ocurrirá la división redada en cantidades distintas por las células hijas procedentes
de las células progenitoras predice el destino de las células hijas. de una división horizontal. Por lo tanto, la cantidad de Notch1
Como hemos visto anteriormente, las seis capas que constituyen que heredan las células hijas se halla en función del plano de di-
la corteza se establecen según un modelo de «dentro-fuera». Las cé- visión. Además, la activación de Notch1 en la célula hija apical
lulas generadas sucesivamente forman las capas más superficiales. Al- hace que se ignoren otras señales procedentes de la zona ventri-
gunos experimentos indican que ciertos clones pueden extenderse a cular, incluidas las señales de reentrada en el ciclo celular hasta
lo largo de varias capas corticales, lo que sugiere que los precursores que la célula hija ha abandonado esta zona. Los experimentos
se dividen asimétricamente dentro de la zona ventricular. realizados en Drosophila sugieren que numb antagoniza la señal de
Las divisiones orientadas verticalmente (el plano de división Notch1. En los últimos años se ha clonado y caracterizado un ho-
es perpendicular a la superficie ventricular) dan lugar a dos célu- mólogo de numb en mamíferos, Numb, que se localiza en gran
las hijas que permanecen en la región ventricular. Antes del co- cantidad en el polo basal de la célula progenitora. Como ocurre
mienzo de la neurogénesis, cuando la población de células proge- con Notch1, la localización de Numb sería independiente de la
nitoras se expande, la mayoría de las divisiones celulares son ver- orientación del plano de división.
ticales (fig. 11-8). Así pues, estas proteínas, que se localizan en los polos opues-
Las divisiones horizontales dan lugar a dos tipos de células hi- tos de la célula progenitora cortical en mitosis (fig. 11-9 A), po-
jas: una que permanece unida a la superficie ventricular y otra que drían servir para generar la asimetría durante la neurogénesis en

Notch 1

Basal A Numb
División simétrica

Apical B
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G1 S G2 M

División asimétrica C

/figura11-8/ /figura11-9/
Movimientos nucleares Divisiones asimétricas

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/c11/ Neurodesarrollo
ı

mamíferos. En una división vertical (fig. 11-9 B), las dos células aunque las neuronas migratorias también utilizan rutas no radiales
hijas reciben cantidades similares de Notch1 y de Numb. Poco (migración tangencial). Las alteraciones en la migración pueden
después de la mitosis Numb se localiza difusamente por el cito- provocar localizaciones finales erróneas de las neuronas, producien-
plasma, probablemente inhibiendo la función de Notch1. Por el do malformaciones cerebrales como displasias focales, heterotopia
contrario, después de una división horizontal (fig. 11-9 C), la cé- subcortical, laminación cortical incorrecta y lisencefalia.
lula hija apical recibe Notch1 y no Numb (o más Notch1 que
Numb), con lo que la actividad de Notch1 no está inhibida y di-
migración radial
cha célula abandona la zona ventricular.
La glía radial proporciona la estructura que dirige la migra-
ción radial en el cerebro. Estudios in vitro e in vivo han demos-
producción neuronal: factores de proliferación
y diferenciación trado que el 80-90 % de los precursores neuronales de la corteza
de mamíferos migran a lo largo de fibras de glía radial.
Los factores que regulan la proliferación de las células proge- Al principio del desarrollo, las células de la glía radial elaboran
nitoras y la diferenciación neuronal serían de distinta naturaleza. prolongaciones que expanden la pared del tubo neural en de-
Se ha sugerido que el factor de crecimiento fibroblástico básico y sarrollo, que proporcionan la ruta para los primeros movimientos
la neurotrofina NT-3, así como los neurotransmisores ácido γ- celulares, que son principalmente de desplazamiento nuclear o
aminobutírico (GABA) y glutamato, pueden desempeñar un im- translocación somática. La extensión de las prolongaciones gliales
portante papel en la regulación de la proliferación y diferencia- para aumentar el espesor de la pared cortical está inducida por se-
ción de los precursores neuronales corticales. ñales difusibles, procedentes de las neuronas jóvenes. Se ha pro-
La aplicación de neutrofina NT-3 in vitro provoca que los puesto un modelo según el cual dos moléculas intervendrían en
precursores neuronales abandonen el ciclo celular y se diferencien este proceso. El RF60, una proteína neuronal muy abundante en
en neuronas; sin embargo, los animales nulos para NT-3 o su re- la corteza cuando la migración es más activa, desciende en perío-
ceptor TrkC no presentan grandes problemas en la diferenciación dos posteriores del desarrollo, cuando desciende el número de
neuronal, por lo que es muy probable que otros factores inter- neuronas migratorias, y es indetectable en el adulto. El factor de
vengan también en la diferenciación neuronal. La exposición a crecimiento glíal o neuregulina, es otro inductor del fenotipo de
factor de crecimiento fibroblásitco básico, así como el contacto glía radial. Este factor induce la expresión de BLBP (brain lipid-
con otras células corticales o astrocitos, induciría la proliferación binding protein), que es una proteína fundamental de las células
de las células progenitoras. de la glía radial y un importante marcador de estas células en esta
Se ha sugerido la posibilidad de que neurotransmisores endó- primera fase tan crítica del desarrollo para la migración neuronal.
genos (GABA, glutamato) regulen la proliferación de las células Después de la la migración, las células gliales se transforman en
progenitores mediante un mecanismo de retroalimentación astrocitos estrellados.
(feedback) según el cual los neurotransmisores secretados por las Durante la migración, existe una estrecha unión entre las neu-
neuronas maduras en la placa cortical inducirían a los progeni- ronas y la glía radial: las neuronas se unen a la glía mediante una
tores en división a su diferenciación. unión intersticial, que aparece bajo el soma de la neurona en el lu-
Por último, el factor de transcripción BF-1 también inter- gar de aposición a la fibra glial. Esta unión tan estrecha sugiere que
vendría en la regulación de la producción neuronal incrementan- los componentes de membrana de la superficie celular median en
do la respuesta de agentes mitógenos como el factor de creci- la migración. Así, varios sistemas receptores, tanto gliales como
miento fibroblástico básico o regulando su producción. Además, neuronales, estarían implicados en la migración radial. Algunos de
el factor BF-1 regula directamente la progresión de las poblacio- ellos son la glucoproteína neural astrotactina y determinados com-
nes corticales en el ciclo celular. La expresión de BF-1 disminuye ponentes de la matriz extracelular, el factor de crecimiento glial, etc.
en la población de células en proliferación según aumenta la frac- Cuando la primera población neuronal migra desde la zona
ción de células diferenciadas durante el desarrollo. La actividad de ventricular aparece una zona de axones entre la zona germinati-
este factor de transcripción podría regular el crecimiento y dife- va y el manto de neuronas posmitóticas (fig. 11-10). La zona in-
renciación de la corteza, facilitando la progresión del ciclo celular; termedia consiste en axones pioneros dejados por la emigración
con menos factor BF-1 disminuiría la progresión del ciclo celular, de la primera ola de neuronas que se localizan superficialmente
mientras que la diferenciación se vería aumentada. en la zona ventricular. La siguiente oleada de neuronas posmitó-
ı ticas migra a través de la zona intermedia y forma la preplaca. La
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ı migración continua de células separa la preplaca en la zona mar-


migración neuronal ginal, en la superficie, y la placa cortical. Sucesivas oleadas de neu-
ı ronas forman las seis capas de la corteza; las células de cada una
Durante el desarrollo de la corteza cerebral, las jóvenes neuronas de las capas proyecta a la corteza y regiones lejanas del sistema
posmitóticas migran largas distancias desde la zona ventricular has- nervioso central.
ta su posición final en la placa cortical. La mayoría de las células se El final de la migración no es un fenómeno de simple parada
desplazan a lo largo de las fibras de la glía radial (migración radial), mecánica del movimiento de las células; otros factores pueden ac-

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II/III
Zona marginal
Placa cortical IV

Preplaca V
Zona intermedia Zona intermedia Zona intermedia VI
Zona ventricular Zona ventricular Zona ventricular Sustancia blanca
E8.5 E10 E16 Adulto

/figura11-10/
Migración radial en la corteza

tuar activamente como señales de finalización, como el desarrollo tas envían señales a la zona ventricular para que produzca células
de los axones que proyectan en sus dianas celulares y la presencia de capas más superficiales.
de reelina. Las células progenitoras reciben señales de células continuas o
cercanas que han migrado con ellas y que forman las capas más
profundas de la corteza, pero no está claro si la migración de neu-
migración tangencial
ronas a capas más superficiales es una ruta alternativa seguida en
Aunque la mayoría de las células migran radialmente, un nú- la ausencia de estas instrucciones iniciales. Además, las células
mero de ellas (10-20 %) lo hacen tangencialmente, a través de la progenitoras más viejas ven restringido su potencial según avan-
zona intermedia. Este tipo de migración afecta a la identidad de za el desarrollo y se acerca el final de la neurogénesis, momento
células procedentes de las mismas células progenitoras: los estu- en que producen las neuronas que formarán las capas más su-
dios realizados en el pollo y el ratón muestran que, aunque las perficiales.
células descendientes de una misma célula progenitora empiezan Existen diferencias moleculares entre las distintas capas de la
su migración en la misma área de la zona ventricular, subgrupos corteza. Son varios los genes que intervienen en la determina-
de células divergen, siguiendo distintas rutas migratorias, y se di- ción laminar de la corteza:
ferencian en distintos fenotipos neuronales. Además, hay células
que migran dorsalmente, desde las regiones subpaliales del cere- • Tbr1: se expresa específicamente en las células de la pre-
bro hacia la corteza. Así, neuronas que nacen en la eminencia placa. Su falta en el ratón mutante Tbr1-/- muestra la au-
ganglionar lateral y el estriado migran hacia la zona marginal de la sencia de las células de la capa I y otras alteraciones en el
corteza. También desde la eminencia ganglional lateral parten palio ventral.
neuronas gabaérgicas que migran hacia la zona intermedia, don- • Otx1: interviene en la especificación de las capas profundas
de se mueven tangencialmente a lo largo de los axones que crecen y, posiblemente, en el destino de las primeras células pro-
hacia la corteza y así se incorporan a ella. genitoras. Se expresa en las neuronas de las capas V y VI
ı en el adulto y en los precursores de estas neuronas en la
ı zona ventricular. Según progresa la neurogénesis, la con-
especificación neuronal centración de Otx1 disminuye en las células progenitoras
ı de las células de las capas más superficiales.
• Scip: se expresa en células piramidales de la capa V cuando
determinación laminar
se diferencian y migran, así como en células de la capa
Las células progenitoras, que son multipotentes, producen II/III, pero desaparece en el adulto.
clones de células hijas que expanden las capas corticales. La iden- • rCNL3: se expresa en neuronas jóvenes de las capas II-IV,
tidad laminar de la progenie está determinada ya en el ciclo celu- pero no en la corteza madura.
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lar, antes de que la célula progenitora sufra su última división. • RZR-β: se expresa específicamente en la capa V.
Existe un período de tiempo crítico, al principio del ciclo celular,
en el que las células progenitoras reciben señales ambientales (fac- La mayoría de las células corticales son neuronas de proyec-
tores difusibles de corto y largo rango e interacciones célula- ción piramidales que utilizan aminoácidos como neurotransmi-
célula) que determinan el destino final de las células hijas. En 1992, sores, mientras que el resto son interneuronas no piramidales, es-
Susan McConnell (10) propuso un modelo según el cual cuando trelladas, que expresan principalmente GABA o neuropéptidos
hay un número suficiente de células en una capa determinada, és- diversos. Las neuronas gabaérgicas se distribuyen por todas las

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/c11/ Neurodesarrollo
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capas, mientras que las que expresan neuropéptidos se encuen- za en el período prenatal, cuando aparecen las sinapsis en la zona
tran sólo en determinadas capas. Estos tipos neuronales, pirami- ventricular.
dales o estrellados, tendrían distintas células progenitoras que es- Las primeras sinapsis en las capas II-VI en mamíferos apare-
tán especificadas en el ciclo celular. cen el día del nacimiento (P0) y son sinapsis Gray tipo I (sinapsis
químicas con abundantes proyecciones densas presinápticas y ve-
sículas secretoras redondas). Suelen ser sinapsis excitadoras. Los
determinación de los circuitos neuronales
elementos presinápticos en estas sinapsis provienen principal-
Las neuronas de la corteza proyectan a la propia corteza y mente de dos fuentes: colaterales de las proyecciones cortico-
fuera de ésta, creando circuitos muy organizados que permiten corticales y fibras colaterales locales de las neuronas piramidales.
procesar la información y elaborar una respuesta adecuada. El El número de sinapsis tipo I aumenta drásticamente durante las
establecimiento correcto de las conexiones entre las neuronas 4 semanas siguientes al nacimiento. Sin embargo, al final de la pri-
de distintas capas y entre las de una misma capa es esencial para mera semana posnatal, aparecen fibras aferentes adicionales, que
el desarrollo de circuitos neuronales funcionalmente útiles. Se también forman sinapsis tipo I. Éstas son las proyecciones talámi-
establecen circuitos neuronales locales y proyecciones a larga dis- cas y del cuerpo calloso. Mientras que las proyecciones del cuerpo
tancia, formadas por las neuronas de proyección, que envían su calloso representan una categoría específica de las proyecciones
axón fuera de la estructura cortical. corticocorticales, las proyecciones talámicas son un sistema ex-
Los circuitos locales están formados por las interneuronas trínseco, pero que explican sólo una minoría de las sinapsis tipo I
que establecen proyecciones verticales específicas con células de en el neurópilo (menos del 20 % en la capa IV, donde las termi-
otra capa y conexiones horizontales con células situadas en su naciones talámicas son muy abundantes). El incremento conti-
misma capa. Así, por ejemplo, axones colaterales procedentes de nuo en la densidad de sinapsis tipo I durante las semanas posna-
células de la capa II/III se extienden a lo largo de la misma capa y tales 1-4 se atribuye al rápido crecimiento de las ramas locales de
hasta la capa V, pero no a la IV; sin embargo, las neuronas de la los axones de las neuronas de proyección en el área de la corteza,
capa IV envían abundantes proyecciones a las capas I/II y IV, donde se localizan los cuerpos celulares, así como a la entrada y
siendo mucho más escasas las conexiones con las capas V y VI. sinaptogénesis de proyecciones aferentes que provienen de dis-
Las neuronas piramidales de la capa V constituyen el grupo tintas áreas corticales (conexiones corticocorticales) o de otras es-
más importante de proyecciones a larga distancia, ya que conec- tructuras subcorticales.
tan, a través del cuerpo calloso, con células diana contralaterales, Los axones de las neuronas estrelladas y bipenachadas, y de
y, a través de la cápsula interna, con estructuras subcorticales (co- muchas bipolares, forman sinapsis tipo II (sinapsis químicas diri-
lículo superior, algunos núcleos mesencefálicos, oliva inferior, gidas, con pocas proyecciones densas presinápticas y vesículas se-
médula espinal, etc.). cretoras ovaladas; suelen ser sinapsis inhibidoras). Una de las
Los axones de las neuronas de la subplaca y la capa VI pro- principales dianas de estos axones es el soma de las neuronas pi-
yectan a través de la cápsula interna al tálamo. Las proyecciones ramidales. Por otra parte, con el soma de las células piramidales
aferentes talamocorticales se extienden tangencialmente a través maduras e inmaduras se forman solamente sinapsis tipo II. Las si-
de la zona intermedia y atraviesan la corteza hasta alcanzar su napsis axosomáticas tipo II que tienen lugar en las células pirami-
capa diana. dales de las capas II/III y V de la corteza cerebral de ratón son
ı evidentes en P3 y se incrementan significativamente en P9 y P6,
ı respectivamente. El número de sinapsis continúa aumentando al
sinaptogénesis menos hasta P30.
ı Las primeras sinapsis tipo II son axosomáticas; después apare-
La sinaptogénesis es el proceso final en la diferenciación neu- cen en dendritas proximales, y finalmente sobre dendritas distales.
ronal, e implica la localización de los axones en los lugares adecua- Así, una ola de sinaptogénesis de sinapsis tipo II se mueve desde el
dos para la realización de su arborización terminal sináptica y la cuerpo celular hasta el árbol dendrítico. Esta ola sigue a la forma-
correspondiente interacción trófica con la célula receptora de estos ción de sinapsis tipo I, y las sinapsis tipo II nunca se extienden tan
contactos. Esta interacción es muy específica. Por otra parte, las lejos como las sinapsis tipo I. Parece que las sinapsis tipo I, como las
neuronas necesitan recibir contactos sinápticos para mantenerse de los conos de crecimiento dendríticos, promueven el crecimien-
viables, por lo que liberan sustancias que atraen a los axones. to de las dendritas. Por otro lado, las sinapsis tipo II desempeñan
Las sinapsis pueden ser axodendríticas, que suelen ser excita- un papel complementario en la estabilización de las dendritas in-
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doras; axosomáticas, que suelen ser inhibidoras y ejercen una maduras y previenen los procesos de reabsorción o degeneración.
acción reguladora sobre la propagación de la despolarización gene- ı
rada en las dendritas, y axoaxónicas, que ejercen una acción mo- ı
duladora de la actividad neuronal a nivel presináptico. regionalización de la neocorteza
Aunque las neuronas piramidales elaboran sus axones en las ı
primeras etapas del desarrollo, no forman sinapsis hasta que no La corteza cerebral de mamíferos, como ya hemos visto, está
han completado su migración. La sinaptogénesis cortical comien- organizada en diferentes áreas, tanto funcional como estructu-

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ralmente. Tradicionalmente se han propuesto dos mecanismos cas, la regionalización neocortical y la histogénesis son norma-
para explicar su regionalización. La hipótesis de la protocorteza les. Estos resultados respaldan con fuerza la hipótesis del proto-
postula que las fibras talámicas aferentes desempeñan un papel mapa y, por lo tanto, la idea de que la especificación regional de
fundamental en esta regionalización, mientras que la hipótesis del la neocorteza está controlada, al menos en parte, por mecanismos
protomapa, propuesta por Rakic en 1988 (11), postula que la re- intrínsecos del telencéfalo. Aunque algunas de las primeras fases
gionalización es debida a diferencias moleculares en la región de la regionalización y laminación neocortical serán indepen-
ventricular del neocórtex. dientes de la influencia de las fibras talámicas, es probable que la
Según la hipótesis de la protocorteza, la entrada de fibras talá- llegada de estas fibras regule las últimas etapas del desarrollo de
micas a un área determinada de la corteza dirige su identidad fun- la neocorteza.
cional. Además, las fibras talamocorticales desempeñan un papel Estudios recientes han puesto de manifiesto la existencia de
fundamental en la diferenciación citoarquitectónica y funcional centros organizadores telencefálicos que especifican la regionali-
de áreas especializadas de la corteza que provienen de la placa cor- zación funcional de la corteza a través del efecto morfogenético de
tical. Las proyecciones talamocorticales en el adulto están orga- moléculas señalizadoras. A este respecto, es importante mencio-
nizadas de manera que núcleos talámicos específicos proyectan a nar el papel que desempeña la proteína hedgehog (Shh) en la es-
áreas neocorticales específicas. Primero, los axones talamocorti- pecificación de las regiones subpaliales y el factor de crecimiento
cales se expanden a través de la cápsula interna hasta alcanzar la fibroblástico 8 (Fgf 8) en la especificación de las diferentes regio-
necorteza y, entonces, crecen tangencialmente en la subplaca has- nes paliales.
ta alcanzar el área cortical diana específica, donde esperan hasta
una segunda fase durante la cual extienden colaterales superficial-
mente, para después penetrar en la placa cortical. Estos hechos
sugieren que los mecanismos que guían las fibras talámicas a su
Alteraciones en el neurodesarrollo
área diana específica deben ser distintos de los que promueven la ı
invasión de la placa cortical. Así, se han propuesto numerosas ı
moléculas que están expresadas durante el desarrollo cortical y Durante décadas, las únicas pistas acerca del estricto control
podrían estar implicadas en los procesos de regionalización fun- genético a que están sometidos los procesos morfogenéticos im-
cional de la neocorteza, siendo los mejores candidatos los factores plicados en el desarrollo y la formación de la corteza cerebral en
de transcripción Pax6, Emx1 y Emx2. Además, muchos estudios mamíferos se han obtenido del estudio del ratón mutante reeler
sugieren que la subplaca desempeña un papel fundamental en y de las malformaciones corticales en humanos. Sin embargo, du-
este proceso. rante los últimos años, la identificación de diferentes genes impli-
Por otro lado, según la hipótesis del protomapa, la región ven- cados en el desarrollo cortical (reelin, Dab1, Cdk5/p35, Tbr-1,
tricular, mitóticamente activa, puede considerarse un mosaico bi- Dlx-1/2, LIS1 y doblecortina en humanos) han permitido pro-
dimensional de unidades proliferativas que constituye el proto- fundizar en el estudio y conocimiento de estos procesos de regu-
mapa de las áreas prospectivas específicas de cada especie. Cada lación, analizando los animales mutantes para cada uno de estos
unidad radial consiste en varios clones que producen una cohor- genes.
te de neuronas que comparten un lugar de origen común en la Las alteraciones que tienen lugar durante la formación de la
zona ventricular, una ruta migratoria común a través de la zona corteza cerebral, fundamentalmente en los procesos de neurogé-
intermedia y un emplazamiento columnar común en la placa cor- nesis, migración y maduración neuronal, son las responsables de
tical (columnas ontogenéticas). Esta teoría postula que el tama- muchas malformaciones cerebrales que se presentan en el ser
ño del manto cortical depende del número de unidades radiales, humano. Estas alteraciones están causadas muchas veces por mu-
mientras que el grosor de la corteza depende de la magnitud de taciones en los genes que intervienen en el neurodesarrollo y que
la producción neuronal en cada unidad, y que para la formación regulan estos procesos, provocando las enfermedades que cursan
de la citoarquitectura cortical es necesaria la acción sinérgica en- con malformaciones cerebrales. A continuación, presentamos el
tre los factores extrínsecos e intrínsecos de las células corticales. El modelo específico en humanos causado por defectos en la mi-
hecho de que fibras aferentes procedentes de núcleos talámicos gración neuronal: lisencefalia tipo I. Posteriormente, nos intro-
específicos sean atraídas exclusivamente a algunas áreas cortica- duciremos en los modelos de la esquizofrenia y el trastorno bi-
les, pero no a otras, sugiere la heterogeneidad molecular de las polar como enfermedades del neurodesarrollo.
neuronas de la placa cortical. ı
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En los últimos años se han estudiado ratones con una muta- ı


ción del gen Gbx-2 que altera la histogénesis talámica y bloquea la malformaciones corticales en humanos
formación de las proyecciones talamocorticales. Estos estudios causadas por defectos en la migración
muestran que los ratones mutantes presentan una alteración en la neuronal: lisencefalia tipo I
diferenciación del tálamo dorsal que afecta a la mayoría de las re- ı
giones talámicas y que impide el crecimiento de los axones tala- En la corteza cerebral normal (fig. 11-11 A), las primeras neu-
mocorticales. A pesar de la ausencia de las fibras aferentes talámi- ronas posmitóticas, formadas en el neuroepitelio germinativo pe-

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Desarrollo Heterotopia Lisencefalia Defecto Lisencefalia


A normal B C tipo I D en la reelina E tipo II

/figura11-11/
Alteraciones en el desarrollo cortical

riventricular, migran a lo largo de las fibras de la glía radial hacia la ra-dentro», inverso al que ocurre en condiciones normales. Final-
superficie pial para formar la preplaca o capa plexiforme primor- mente, también puede pasar que grupos de neuronas de sucesivas
dial. Las neuronas producidas después migran a través de la pre- generaciones migren atravesando la capa marginal y se asienten
placa y la dividen en la capa marginal o de Cajal-Retzius (capa mo- en ella e incluso en las meninges.
lecular o capa I), donde se asientan horizontalmente (neuro- La lisencefalia tipo I o síndrome de Miller-Dieker es una gra-
nas rojas en la fig. 11-11 A) y en la subplaca (neuronas rosas). La ve malformación de la corteza cerebral caracterizada por una su-
reelina producida en la zona marginal contribuye a organizar las perficie cerebral lisa sin surcos secundarios o terciarios. Hay for-
neuronas posmigratorias en las distintas capas que conformarán la mas menos extremas, en las cuales la neocorteza está más engrosa-
corteza cerebral madura. Las neuronas nacidas antes (células ver- da de lo normal y tiene unos pocos surcos secundarios, conocidas
des) se encuentran en una zona profunda de la corteza, mientras como paquigiria. Los rasgos clínicos generales de esta enferme-
que las neuronas más jóvenes (células azules) se sitúan más su- dad son microcefalia, mandíbula pequeña, facies dismórfica, difi-
perficialmente. De esta manera, las sucesivas oleadas de neuronas cultad para el movimiento, retraso en el desarrollo motor, disfagia
migratorias atravesarán la subplaca y terminarán su migración y anormalidades en los riñones, corazón y tracto gastrointestinal. El
bajo la capa I, lo que formará sucesivamente las capas corticales hallazgo más característico en la tomografía computarizada (TC)
VI, V, IV, III y II (según el patrón «dentro-fuera», ya comentado). es la falta de cierre de los opérculos frontal y temporal de la ínsula,
El análisis de los defectos en la migración neuronal que ocu- con permanencia de la cisura lateral abierta, la mayoría de las veces
rren en humanos y en los modelos animales ha permitido cono- de forma bilateral. La forma de lisencefalia en el síndrome de Mi-
cer más datos sobre los mecanismos de migración. Algunas alte- ller-Dieker fue designada por Dobyns como lisencefalia tipo I, ca-
raciones en el proceso de migración normal provocan la acumu- racterizada por microcefalia y corteza cerebral adelgazada, con
lación de neuronas posmitóticas en regiones inusuales, ya que no cuatro capas en lugar de seis. En 1988 (12) Dobyns volvió a escri-
pueden migrar desde la superficie ventricular (fig. 11-11 B), dan- bir la facies típica del individuo con síndrome de Miller-Dieker y,
do lugar a las heterotopias, que pueden ser focales (heterotopias mediante TC demostró agenesia del cuerpo calloso en el 90 % de
nodulares) y localizadas a todos los niveles de la ruta migratoria, los casos, calcificaciones en la línea media y un cerebelo normal en
desde el ventrículo lateral hasta la placa cortical. la mayoría de los casos. El mecanismo subyacente es un defecto en
Cuando está alterado el proceso de nucleocinesis (movimien- la migración neuronal, causado en la mayoría de los casos (84-
to del núcleo en la célula durante el proceso de migración celu- 92 %) por haploinsuficiencia del gen LIS1 (13), localizado en el
lar), como ocurre probablemente en el caso de la lisencefalia tipo brazo largo del cromosoma 17 (17p13.3).
I, la migración inicial es adecuada, pero son muchas las células El gen LIS1 codifica la subunidad β de la acetilhidrolasa (PAF-
de las primeras generaciones que se acumulan a nivel subcortical AH) que degrada el factor de activación plaquetario (PAF). La pro-
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(fig. 11-11 C), lo que provoca la aparición de bandas difusas de he- teína LIS1 está altamente conservada a lo largo de la evolución, con-
terotopias en la sustancia blanca. En ausencia de la señal de reeli- tiene siete repeticiones WD-40 y pertenece a la superfamilia de las
na (fig. 11-11 D), las neuronas corticales (verdes) se localizan de G-proteínas. Se ha descrito un homólogo LIS1 en Drosophila, pero
forma oblicua en la corteza, desplazando en bloque a las neuronas no posee actividad catalítica lo que sugiere que la función de LIS1
formadas en primer lugar (rojas y rosa) en la capa marginal; la si- como subunidad β de PAF-AH es una adaptación evolutiva de los
guiente generación de neuronas (azules) no puede atravesar la vertebrados. LIS1 tiene una función no enzimática (fig. 11-12),
capa adyacente y la corteza se forma según un gradiente de «fue- forma parte de una ruta altamente conservada que regula la migra-

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Aspergillus Mamíferos Drosophila


PAFAH
NudF LIS1 DLis1 α
NudC PAF Liso-PAF DNudC
NudC

NUDEL
NudE mNudE

NudG NudA CDHC CDIC CDLC Dhc


Glued
NudK p50 Arp1 p62
Glued

/figura11-12/
Funciones conservadas de LIS1

ción nuclear en los hongos. El homólogo de LIS1 en Aspergillus ni- Los complejos LIS1-NUDE y LIS1-NUDEL interactúan
dulans, NudF, forma parte de una cascada de reacciones que regula con la red de microtúbulos durante el proceso de migración, y
la migración nuclear a lo largo de los microtúbulos. parece que tendrían un patrón de actuación espacial y temporal
Esta función está conservada en todos los organismos euca- distinto, participando ambos en los procesos de división celu-
riotas, desde los mixomicetos a los mamíferos. Sin embargo, no lar, nucleocinesis, arborización dendrítica y transporte axonal
está clara la relación entre esta función de LIS1 y su participación (fig. 11-13). El complejo LIS1-NUDE actúa primeramente en el
en la actividad enzimática de PAF-AH. Una hipótesis que podría centrosoma de la neurona migradora regulando los microtúbu-
unir ambas funciones de LIS1 es que la hidrólisis de PAF facilita la los durante la división celular y la nucleocinesis (fig. 11-13 B),
liberación de LIS1 de PAF-AH, con lo que puede interactuar con mientras que el complejo LIS1-NUDEL se localiza también en
otras moléculas que participan en la migración, como las dineínas el centrosoma, pero podría regular los microtúbulos durante
(fig. 11-12) (las interacciones de NudF, LIS1 o DLis1 con otras la extensión del proceso de avance de las neuronas migrado-
proteínas se indican con flechas de color negro, y las interacciones ras(fig. 11-13 B) y participar en el transporte axonal en la vida
genéticas se indican con la fecha discontinua azul). adulta.
La estimulación in vitro del receptor del PAF altera la migra-
ción neuronal y los ratones con un alelo de LIS1 inactivo presen-
tan un retraso en la migración de las neuronas de la corteza y del
hipocampo. PAF es un fosfolípido que actúa en el cerebro unién-
NUDE
dose de forma específica a unos receptores presentes en los termi-
nales sinápticos y en la membrana intracelular. Como PAF in- NUDEL
crementa la concentración intracelular de calcio y las corrientes LIS1
de los receptores de aspartato, se ha especulado que algunas de las Proteína del
anormalidades cerebrales observadas en el síndrome de Miller- centrosoma
Dieker son secundarias a un exceso de transmisión glutamatérgi- Dineína
citoplasmática
ca, potencialmente ligada a la alteración presente en el ratón mu-
Dinactina
tante. Una hipótesis alternativa es que la enzima PAF-AH podría
estar implicada en la actividad de los microtúbulos y en la motili- Microtúbulos
dad de las neuronas migratorias, ya que parece ser que la proteí-
na LIS1 se asocia a los microtúbulos, interviniendo de esta ma-
nera en los procesos de proliferación y migración celular. Estos
estudios indican que, en mamíferos, LIS1 es una molécula muy
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importante en la formación de al menos dos complejos proteíni-


cos necesarios para la proliferación celular, la migración y el
transporte intracelular, que son el complejo LIS1-NUDE (que in-
cluye la cadena intermedia de la dineína citoplasmática, proteínas
centrosómicas y tubulinas) y el complejo LIS1-NUDEL (que in- /figura11-13/
cluye la cadena pesada de la dineína citoplasmática y las cadenas LIS1 y movimiento nuclear
intermedia y ligera de la dinactina).

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Parece haber al menos cuatro rutas genéticas y bioquímicas tanto, es lógico pensar que las alteraciones cerebrales que presen-
que regulan la migración neuronal, controladas por cuatro mo- tan los pacientes de lisencefalia son debidas a defectos en la mi-
léculas: reelina, Cdk5, LIS1 y DCX (fig. 11-14). Como ya hemos gración neuronal. Se han descrito 41 alteraciones en el gen LIS1,
indicado, LIS1 regula la función de la dineína. La fosforilación de la mayoría de las cuales son deleciones en pacientes con lisence-
NUDEL (y quizá mNudE) por Cdk5 regula su localización y pue- falia aislada, sin embargo, son aún muy numerosos los pacientes
de regular la actividad de estos homólogos de NudE. Es posible con malformaciones corticales de origen desconocido y que pro-
que NUDEL sea el sustrato principal de CDK5 en la migración bablemente presenten alteraciones en genes relacionados con el
celular. Cables activa Cdk5 a través de la interacción con c-ab1 y control de la migración neuronal durante el desarrollo embriona-
mDab1, con lo que se unen las rutas de la reelina y Cdk5. Como rio y concretamente en LIS1.
LIS1, DCX es una proteína ligada a microtúbulos y parece que Generalmente el diagnóstico de malformaciones corticales de
ambas moléculas interaccionan. origen genético se realiza, en principio, sobre la base de hallazgos
Basándose en estos datos, Wynshaw-Boris y Gambello, en clínicos y radiológicos. Sin embargo, es muy importante exami-
2001, propusieron un modelo que unifica estas diferentes vías de nar el gen afectado, en nuestro caso el gen LIS1, en primer lugar,
control del movimiento de los microtúbulos en una ruta que re- para confirmar el diagnóstico clínico de lisencefalia y, en segundo
gula el movimiento nuclear durante la migración neuronal, a tra- lugar, para determinar la mutación específica, lo que permitirá
vés de la regulación de la función motora de la dineína (fig. 11-14). su utilización futura en pruebas de portadores y de diagnóstico
La reelina se une al complejo VLDLR/ApoER2 (miembros de la prenatal en la familia del paciente, así como para incrementar el
superfamilia de los receptores LDL) y activa mDab1, que se aso- conocimiento de las relaciones específicas entre el gen y la fisio-
cia a c-ab1 y activa Cables, lo que provoca la fosforilación de Cdk5 patología resultante.
por c-ab1. Cdk5 fosforila NUDEL (y probablemente también ı
mNudE). El complejo LIS1-NUDE regula la función motora de ı
la dineína a través de la asociación directa con CDHC (cadena esquizofrenia y trastorno bipolar
pesada de la dineína) y CDLC (cadena ligera de dineína). DCX como enfermedades del neurodesarrollo
puede regular este proceso a través de su asociación con los mi- ı
crotúbulos y con LIS1 (fig. 11-14). Aunque la etiología y fisiopatología de la esquizofrenia y el
Como hemos visto, LIS1 sería una molécula fundamental en trastorno bipolar permanecen desconocidas, en las últimas déca-
la migración neuronal durante el desarrollo embrionario. Por lo das diferentes estudios familiares, de gemelos y de adopción han

RELN

Membrana celular VLDR ApoER2 α3β1 CNR

DCX Cdlk5
mDab mDab
p35
LIS1
mNudE LIS1 NUDEL
c-Ab1
CDLC CDHC STOP
Proteínas
centrosómicas
cables? c-Ab1
Transporte
Función retrógrado Cdlk5
centrosómica

Dinámica p35
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de microtúbulos
Otras rutas
Movimiento de migración
nuclear nuclear

/figura11-14/
Regulación del movimiento nuclear durante la migración celular

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R. Tabarés Seisdedos, T. Escámez Martínez y S. Martínez Pérez
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demostrado de manera clara que existen factores genéticos que polar en un número limitado de individuos. Seguramente, exis-
predisponen a los individuos a la esquizofrenia y el trastorno bi- ten alteraciones genéticas que se comportan como marcadores
polar (14-16). Por otra parte, la esquizofrenia se consideraba una genéticos que predisponen a la psicosis antes que a la esquizo-
enfermedad neurodegenerativa, pero actualmente varias investi- frenia o a la bipolaridad per se, lo cual es compatible con dife-
gaciones neuropatológicas y de neuroimagen han sugerido que se rencias específicas en algunos dominios genéticos entre ambos
trata de un trastorno del neurodesarrollo (4-7). Esta posición es trastornos.
apoyada por la ausencia de procesos neurodegenerativos durante Varios estudios de ligamiento molecular han descubierto
la mayor parte del curso de la enfermedad y, también, con el he- que al menos cinco regiones cromosómicas relacionadas con
cho de que los pacientes presentan déficit cognitivos y sociales an- la susceptibilidad a la esquizofrenia y el trastorno bipolar son
tes del primer episodio clínico. La versión más consistente de di- compartidas (29). Algunas de estas localizaciones cromosómi-
cha hipótesis postula la existencia de una alteración durante las cas están asociadas con la gliogénesis y la migración neuronal
primeras fases del desarrollo o durante la adolescencia o primera durante los procesos de maduración del cerebro humano nor-
adultez. mal (p. ej., neuregulin-1 o NRG1 en 8p22; GRK3 y COMT en
Sin embargo, pocos estudios han investigado detalladamente 22q11).
si el trastorno bipolar está asociado primariamente con una alte- Recientemente, Tkachev y cols. (30) encontraron, a partir
ración del neurodesarrollo (17). En cualquier caso, a nivel mole- de un estudio de microarray sobre cerebros post mortem, una ex-
cular, la expresión del gen REELIN, implicado en la migración presión baja de genes fundamentales en la mielinización y for-
neuronal, en la laminación de la corteza cerebral y en la sinapto- mación de oligodendrocitos. Ello sugería la presencia de altera-
génesis, está disminuida tanto en la esquizofrenia como en el tras- ciones en el neurodesarrollo anteriores al comienzo de la sinto-
torno bipolar (18). De manera similar, histológicamente varios matología. Como sabemos, las similitudes en la genética del neu-
estudios post mortem han encontrado alteraciones en la organi- rodesarrollo de la esquizofrenia y el trastorno bipolar forman
zación neuronal en pacientes bipolares (19). Estos hallazgos son parte de un patrón heurístico de coincidencias que también se ha
compatibles con la existencia de algún tipo de alteración en los observado en la epidemiología, la clínica, la neurocognición y
procesos de neurodesarrollo en pacientes bipolares (p. ej., altera- otros campos neurobiológicos (31-33). Este patrón de similitu-
ciones en la migración neuronal y, consecuentemente, déficit en des entre ambos trastornos es consistente con los modelos etio-
la conectividad) (20). Por tanto, los genes del neurodesarrollo que lógicos que incluyen una predisposición genética a la psicosis
regulan la migración y la ubicación de las neuronas podrían ser que interactúa con factores ambientales durante el neurodesa-
genes candidatos en la investigación de la esquizofrenia y el tras- rrollo. Cada uno de estos trastornos puede tener aspectos bioló-
torno bipolar (21) (v. cap. 59). gicos singulares que se sostienen parcialmente sobre la misma
Como sabemos, Ross y Walsh (22) propusieron un mo- base patológica (34).
delo de interrelaciones entre varias moléculas que dirigen la Junto a las evidencias muy sólidas que consideran la esquizo-
migración neuronal. Este modelo incluye REELIN, LIS1, PAF, frenia como un trastorno del neurodesarrollo y menos consisten-
integrinas, VLDL y receptores ApoE, proteínas asociadas a mi- tes en el caso del trastorno bipolar, algunos autores también han
crotúbulos o MAP2, DISC-1 y DISC-2 (Dirupted-in-Schizoph- propuesto que el trastorno obsesivo-compulsivo podría ser un
renia-1 y 2), NUDE y NUDEL. Recientemente, Assadi y cols. trastorno del neurodesarrollo (35).
(23) han propuesto que REELIN y LIS1 son los componentes Finalmente, señalaremos que siguen abiertas cuestiones muy
moleculares principales de este sistema de señales. Varios gru- importantes: en primer lugar, respecto al momento en el que se
pos independientes han encontrado una disminución en la ex- producen las alteraciones del desarrollo (primeros momentos de
presión del gen REELIN en el cerebro de pacientes con esqui- la gestación, 2.o y 3.er trimestre, durante el período perinatal o
zofrenia y trastorno bipolar. Por tanto, una regulación a la baja durante la pubertad que provoca la poda sináptica) y, en segundo
de la expresión del gen REELIN puede contribuir a la hipopla- lugar, por qué una alteración que probablemente acontece du-
sia del neurópilo cortical y a la baja densidad de sinapsis den- rante períodos pre o perinatales permanece silente hasta la ado-
dríticas detectadas en la corteza de pacientes con esquizofrenia lescencia o primera adultez. Seguramente no tenemos en cuenta
y trastorno bipolar. Por otro lado, Ozeki y cols. (24) y Bran- que se producen alteraciones motoras, cognitivas, signos neuro-
don y cols. (25) observaron interacciones entre productos de lógicos leves, anomalías físicas menores y patrones aberrantes de
los genes LIS1, DISC-1 y NUDEL, los cuales formaban un com- dermatoglifos mucho antes del desarrollo de un cuadro clínico tí-
plejo trimolecular que estaría implicado en el desarrollo neuro- pico. Por último, recordaremos una limitación fundamental de la
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nal del cerebro de ratón y en el neuroblastoma humano. Asi- biología del desarrollo actual que carecemos de una teoría general
mismo, dos estudios de ligamiento y de asociación han identi- del desarrollo cerebral humano que ofrezca explicaciones plausi-
ficado el locus DISC-1 como un factor de susceptibilidad para bles a, entre otras, la conectividad neuronal (genes, quimioafini-
la esquizofrenia y el trastorno bipolar (26-28). Todos estos es- dad frente a actividad neuronal, medio exterior), y que desvele
tudios indican que mutaciones en los genes implicados en los cuál es la interacción entre el control genético y el ambiente o
procesos de neurodesarrollo como la migración neuronal pue- cuáles son los límites temporales y topográficos de la prolifera-
den explicar la aparición de la esquizofrenia o el trastorno bi- ción de neuronas.

| 206 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c11/ Neurodesarrollo
ı

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/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 207 |


Generalidades

/capítulo12/ ı
ı
nociones básicas
ı

Neurofisiología canales de iones, voltaje y potenciales de acción


ı
La neurona es una célula especializada para la transmisión de
información a través de señales eléctricas y está constituida por
J. M. Cañive un cuerpo o soma y prolongaciones de dos tipos: dendritas y axón.
R. J. Thoma Las dendritas son una extensión de la zona de entrada de ele-
M. Huang mentos a la célula, y se pueden concebir como ramas de un árbol
que proporcionan información a su tronco, el soma de la neuro-
na. En general, la ramificación del árbol dendrítico concuerda
con la clase o tipo de entrada celular. Por ejemplo, las dendritas
en las células piramidales de la corteza cerebral se distribuyen en
estratos o capas para permitir distintas zonas de entrada. En
Introducción otras áreas del cerebro, como la formación reticular, donde no
ı hay ninguna necesidad de delimitar zonas de entrada específicas,
el árbol dendrítico es más esférico.
ı El axón es una prolongación larga de la neurona y funciona
Las técnicas neuroeléctricas y neuromagnéticas no invasivas como la región celular que proporciona la salida de elementos de
tienen una historia extensa en la investigación y práctica de la la célula. El axón transmite la activación eléctrica del soma de una
neuropsiquiatría. Los avances recientes en técnicas de neuro- neurona a otra, designada como neurona objetivo. Las señales
imagen han aumentado nuestro conocimiento sobre la interac- eléctricas que viajan por el axón forman una onda de propaga-
ción del cerebro y la conducta, y nos han permitido enfocar y ción o despolarización denominada potencial de acción. Los po-
explicar con mayor acierto la complejidad de los trastornos tenciales de acción se originan típicamente en el soma cuando el
psiquiátricos. El desarrollo tecnológico, la pericia técnica hu- potencial eléctrico de la membrana de la célula se reduce sufi-
mana y la precisión diagnóstica han progresado de forma ex- cientemente o es despolarizado. Por lo tanto, es básico entender
traordinaria y las nuevas técnicas neurofisiológicas se añaden los mecanismos implicados en la polarización de la membrana
como herramientas de investigación y diagnóstico. Para abor- para comprender cómo funciona el sistema de indicaciones eléc-
dar y abarcar la neurofisología humana se requeriría un libro tricas del cerebro (v. cap. 13).
completo. Este capítulo sólo proporcionará una visión general ı
del tema, enfatizando hallazgos recientes en la neurofisiología ı
de los trastornos psiquiátricos a través de datos obtenidos con potenciales de membrana
dos medidas directas de la actividad de cerebro: la electroence- ı
falografía (EEG) y la magnetoencefalografía (MEG). La membrana celular está compuesta por una capa doble de
Efectuaremos un repaso de los principios generales que lípidos que separa el interior de la célula del medio externo. Actúa
gobiernan la generación y transmisión del impulso nervioso, y como un condensador aislante, proveyendo al interior de la cé-
seguiremos con una breve reseña histórica sobre las técnicas lula con una carga eléctrica negativa respecto al espacio extracelu-
que se utilizan para medir los potenciales eléctricos en el cue- lar. En los mamíferos, el nivel de polarización de la membrana
ro cabelludo. El capítulo se centrará en las medidas relativa- en reposo (potencial de reposo) es de unos –70 milivoltios
mente directas de la actividad cerebral, pero no se abordarán (mV), y por convención refleja la diferencia entre el voltaje inter-
las mediciones más indirectas, como la actividad electrodér- no y el externo, considerando que el voltaje exterior es cero. Sin
mica y los movimientos oculares. A continuación, proporcio- embargo, no toda la membrana es aislante. Moléculas proteicas
naremos una revisión breve de la actividad espontánea del ce- grandes especializadas incorporadas en la membrana forman ca-
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rebro, los potenciales eléctricos y los campos magnéticos evo- nales que, al atravesar la membrana, permiten el paso selectivo
cados en sujetos normales, con una breve mención a la poli- de ciertos iones, como el potasio (K+) (fig. 12-1).
somnografía (estudio de la actividad del cerebro durante el Este flujo selectivo ocasiona cambios en la distribución de los
sueño). Finalmente, ilustramos la utilidad de las técnicas de iones positivos y negativos dentro y fuera de la membrana, lo
neurofisiología en la investigación de los trastornos psiquiá- que causa una variación del potencial de reposo.
tricos, principalmente la esquizofrenia y el trastorno de estrés El potencial de reposo se caracteriza por una concentración
postraumático. más alta de K+ dentro que fuera de la célula. El K+ tiende a fluir

| 208 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c12/ Neurofisiología
ı

K +K +K +K +K +K +
K+K+K+K+K+K + – + – – – + – – – + – –
K+ K+
K+K+K+K+K+ – – – + – – – + – – – +
K+K+K+K+ – – – + – – – + – –
K+ K+ – – – + – + – –
– –
++ ++
K+ K+ +++ + + + + – + + + + +++
– –
+ + + + + +
+ + + +
/figura12-1/ – –
Paso selectivo de K+
El potasio fluye de acuerdo con su gradiente de concentración a tra-
vés de la membrana desde dentro de la célula hacia el espacio ex- /figura12-2/
tracelular. Canales de potasio en la membrana
El flujo de potasio desde dentro hacia fuera de la célula de acuerdo
con su gradiente de concentración ocasiona la carga positiva del
espacio extracelular.

de acuerdo con su descenso químico de concentración, por lo que


la concentración excesiva de K+ dentro de la célula conlleva un
flujo de K+ hacia el exterior de la membrana a través de los cana- transporta Na+ al exterior, cambiando tres iones de Na+ (extrace-
les de potasio en la membrana (fig. 12-2). lulares) por dos iones de K+ (intracelulares). Así, la acción de la
A medida que los iones de potasio atraviesan la membrana de bomba tiene como resultado un movimiento neto de iones posi-
acuerdo con el descenso químico de concentración, y como con- tivos fuera de la célula, al pasar una carga positiva al espacio ex-
secuencia del exceso de cargas eléctricas positivas extracelulares, tracelular (fig. 12-3).
se desarrolla un descenso eléctrico en el espacio extracelular que Los iones de cloro (Cl–) y calcio (Ca++) también están pre-
comienza a trabajar contra el descenso químico intracelular, lo sentes en el ambiente intracelular. El Cl–, aunque presente en
que permite establecer finalmente un equilibrio electroquímico. los medios intra y extracelulares, no desempeña un papel en la
Los aniones (proteínas y aminoácidos cargados negativamente) generación del potencial de reposo en la mayoría de las neuro-
del interior de la célula, demasiado grandes para pasar por los ca- nas, porque permanece en equilibrio de concentración quími-
nales de iones, dan lugar a una concentración mayor de cargas co y eléctrico. Como la permeabilidad de la membrana es baja
negativas dentro de la neurona y de cargas positivas fuera de ésta. para iones (Ca++), sólo desempeñan un papel secundario en el
Este potencial transmembrana a través del cual se logra el equili- mantenimiento del potencial de reposo. Sin embargo, desem-
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brio del K+ se conoce como potencial de equilibrio de potasio. peñan un papel significativo en los procesos de inducción de
Un segundo tipo de ion implicado en mantener el poten- señales.
cial celular de reposo es el sodio (Na+). El movimiento de iones La apertura y cierre de los canales de iones están controlados
de sodio (Na+) a través de la membrana es mucho menor que por los cambios en el potencial de membrana (filtrado eléctrico)
el de K+, ya que la permeabilidad de la membrana para el Na+ es y la presencia de neurotransmisores (filtrado químico), esto es,
menor. Una concentración intracelular baja de Na+ se mantiene tanto por las señales de voltaje como por las señales químicas. En
con la bomba de potasio y sodio, que consume energía y que un momento dado, el potencial de membrana está determinado

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 209 |


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J. M. Cañive, R. J. Thoma y M. Huang
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Tiempo

Na +

K+ K+
Na+Na+Na+

Na +

K+Na+K+Na+
K+Na+ /figura12-4/
Na+K+ Propagación del potencial de acción
K+Na+ La propagación del potencial de acción a lo largo de la membrana
requiere la despolarización progresiva de la membrana en el tiempo.
En este caso, la propagación se realiza de izquierda a derecha.

positivas dentro de la célula y repolariza finalmente la membrana,


K+K+ que ha pasado entonces de un equilibrio de sodio a un equilibrio
de potasio. La apertura de los canales de Cl– permite el flujo de Cl–
hacia el interior de la célula, contribuyendo a una hiperpolariza-
/figura12-3/ ción y a una reducción de la excitabilidad de la neurona. La repe-
Bomba de sodio-potasio tición de estos procesos sobre segmentos pequeños de membrana
La bomba de sodio-potasio es un mecanismo activo que ayuda a permite que la onda se propague hacia abajo, desde el cuerpo ce-
mantener el potencial de reposo. El intercambio de tres iones de
sodio (3 Na+) hacia fuera y dos iones de potasio (2 K+) hacia dentro
lular y a lo largo del axón, mientras que la desactivación del so-
resulta en una polarización celular negativa. dio previene los potenciales de acción reverberantes en segmentos
de la membrana previamente activos (fig. 12-4).
La mielina, al aumentar la resistencia de la membrana, faci-
lita la transmisión axonal y permite la generación rápida de po-
por el movimiento específico dentro de los canales de iones y por tenciales de acción de un nodo de Ranvier a otro, lo que aumenta
los descensos electroquímicos de determinados iones. El poten- de forma creciente la velocidad de la neurotransmisión (para
cial de acción consiste en la despolarización rápida de la membra- una descripción más detallada sobre los potenciales de membra-
na seguida por su repolarización. Cuando se aplican potenciales na y la generación de potenciales de acción, v. Koester [1] y Siegel-
despolarizantes a una neurona no estimulada, se abren los canales baum [2]).
de Na+ y K+ y se tiende a alcanzar un equilibrio entre ambos, ı
manteniendo así el potencial de reposo. Sin embargo, si la des- ı
polarización es rápida, numerosos canales de Na+ sensibles al vol- liberación del neurotransmisor
taje se abren, lo que comporta una entrada masiva de Na+ debida al ı
descenso eléctrico. Durante este proceso, la salida de K+ no es su- La propagación de un potencial de acción a lo largo del axón
ficientemente rápida para mantener el equilibrio, lo que resulta (transmisión eléctrica) es generalmente el primer paso para esta-
en la despolarización de membrana y la generación de un poten- blecer contacto con otras neuronas. La liberación de neurotrans-
cial de acción. Cuantos más Na+ entran en la neurona, más se misores empacados en las vesículas presinápticas terminales es el
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despolariza la membrana y más se abren los canales de Na+ sen- segundo paso. Este paso se alcanza al abrirse los canales de Ca++
sibles al voltaje. Aunque el sodio es la fuerza iónica dominante sensibles al voltaje durante la despolarización. Al entrar el Ca++ en
durante la generación inicial del potencial de acción, los diferen- los terminales nerviosos se provoca una fusión de las vesículas
tes canales de sodio comienzan a cerrarse después de un milise- con la membrana terminal, que ocasiona la liberación de neuro-
gundo, y la membrana se hace más permeable al potasio. Los ca- transmisores en el espacio entre la neurona presináptica y la post-
nales de potasio sensibles al voltaje comienzan a abrirse y permi- sináptica (hiato sináptico). Las alteraciones en la neurona postsi-
ten que el K+ fluya fuera de la neurona, lo que reduce las cargas náptica inducidas por los neurotransmisores se denominan po-

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/c12/ Neurofisiología
ı

tenciales postsinápticos, más pequeños (2 a 5 mV) en general que gativo en el otro. Una característica importante de la aproxima-
los potenciales presinápticos, pero de mayor duración (10-20 ms ción al bipolo es que el modelo puede ser aplicado con certeza al
más). Una serie rápida de potenciales de acción presinápticos re- potencial engendrado por poblaciones focales de neuronas, como
sulta en la liberación explosiva de neurotransmisores y en un po- las que constituyen la llamada columna cortical (cortical column).
tencial postsináptico de gran amplitud. Los potenciales de acción En otras palabras, el patrón de potenciales engendrados por una
postsinápticos se suman temporal y espacialmente, mientras que activación compleja de miles de neuronas incluidas en la colum-
un cambio del potencial en un sitio de la membrana se asocia na cortical, localizada a una distancia de 1 cm o más, puede ser
con cambios más pequeños en sitios localizados a mayor distan- bien modelado por un patrón de fuentes bipolares (3).
cia (determinado por una constante de longitud de la membra- Después de revisar las nociones básicas acerca de la genera-
na). Así pues, el potencial de membrana en cualquier punto del ción y transmisión del impulso nervioso, se puede considerar la
espacio refleja la suma de los efectos de los potenciales en todos importancia de comprender la actividad eléctrica del cerebro para
los puntos a lo largo de la membrana. Sin embargo, el sitio más evaluar la integridad del sistema nervioso central. El registro in-
crítico, en términos de generación de potenciales de acción en la tracelular directo de la actividad neuronal requiere la colocación
célula postsináptica, se encuentra en el segmento inicial del axón, invasiva de electrodos en el cerebro. Sin embargo, utilizando el
próximo al montículo. Esta región tiene el umbral más bajo de modelo de aproximación bipolar, podemos evaluar la integridad
despolarización, ya que está densamente poblada de canales de so- neuronal a un nivel algo menos específico, pero más amplio, con
dio sensibles al voltaje. En resumen, la localización anatómica técnicas neurofisiológicas no invasivas. El resto de este capítulo
de las sinapsis en una célula determina en gran parte sus caracte- describe las técnicas que se utilizan para medir los potenciales
rísticas. Por ejemplo, las sinapsis que se efectúan en ramas den- eléctricos en la superficie del cráneo. La EEG y la MEG son dos
dríticas distantes no son tan efectivas como las localizadas cerca técnicas no invasivas que miden la actividad eléctrica cerebral de
del área del montículo del axón. maneras diferentes. Después de un breve resumen histórico sobre
ı el desarrollo de estas técnicas, se exploran sus aplicaciones en la
ı investigación y en la práctica psiquiátrica.
suma de potenciales celulares y bipolares ı
ı ı
Al nivel más pequeño de análisis, la actividad neuroeléctrica reseña histórica
consiste en potenciales sinápticos que son el resultado de cambios ı
neuroquímicos en las membranas neuronales y que afectan la En gran parte, la investigación neurofisiológica ha seguido un
permeabilidad iónica de la membrana postsináptica. La corriente desarrollo paralelo al de la tecnología disponible. Así, en 1848, el
de iones a través de la membrana fluye como una corriente intra- fisiólogo alemán Dubois Reymond demostró que la presencia de
celular dentro de la dendrita en dirección opuesta al sitio donde una señal eléctrica que ocurría al mismo tiempo que el impulso
ocurrieron los cambios de la membrana. La corriente original de nervioso pasaba por un nervio periférico, y que dicha señal eléctri-
iones transmembrana crea un déficit de cargas positivas en el es- ca se podía registrar. Utilizó el término «variación negativa» para
pacio extracelular local, lo que da lugar al denominado pozo de co- describir el descenso asociado en la intensidad de la corriente (4).
rriente extracelular (extracellular current sink). Utilizando un galvanómetro, el fisiólogo inglés Edward Caton
Las corrientes de desplazamiento transmembranal dirigidas exploró la posibilidad de que los impulsos nerviosos que se produ-
hacia el exterior fluyen hacia abajo a lo largo del axón, creando re- cen dentro de las células del cerebro ocasionaran señales eléctricas
giones extracelulares con excesiva carga positiva, o fuentes de co- medibles. En un congreso de la Asociación Médica inglesa en
rriente (current sources). Para completar la senda general de la 1875, Caton demostró a través de experimentos con animales la
corriente, corrientes de volumen extracelular fluyen desde las presencia de «corrientes débiles en varias direcciones… cuando
fuentes de corriente hacia el pozo, creadas por las corrientes de los electrodos se colocan en dos puntos de la superficie externa, o
desplazamiento transmembranal. Así los pozos, las fuentes y las un electrodo en la materia gris y otro en la superficie del cráneo»
corrientes de volumen asociadas causan una distribución del po- (3). Caton tambien informó de que la corteza cerebral tiene una
tencial eléctrico en el medio conductivo extracelular, cuya magni- carga relativamente positiva en comparación con las estructuras
tud disminuye a medida que aumenta la distancia con la neurona. profundas del cerebro, y que esa actividad eléctrica en fase podría
A nivel microscópico el patrón de flujo de corrientes puede ser ser evocada como respuesta a un estímulo sensorial. Hans Berger,
bastante complejo, con múltiples fuentes de corrientes extrace- un neuropsiquiatra alemán, acreditado como el primero en regis-
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lulares distribuidas a lo largo del axón. Sin embargo, macroscópi- trar una EEG humana, describió un ritmo de 8 a 13 Hz (ciclos por
camente el potencial se comporta como si estuviera producido segundo) utilizando un galvanómetro más sofisticado, con doble
por el flujo entre dos polos. La aproximación al bipolo (dipole espiral y con electrodos de almohadilla no polarizable. Berger des-
approximation) se aplica en todos los puntos, simpre que la medi- cubrió que lo que después se llamó «ritmo alfa» era más promi-
da se aplique a distancias mayores que no estén muy cerca de la nente cuando el sujeto mantenía los ojos cerrados que cuando los
dendrita específica. Un modelo simplificado de una fuente bipo- tenía abiertos. Poco después comenzó a obtener registros de EEG
lar es una batería, con un potencial positivo en un lado y uno ne- en poblaciones clínicas. En la década de 1930, en Harvard, Frede-

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 211 |


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J. M. Cañive, R. J. Thoma y M. Huang
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rick Gibbs comenzó a utilizar la EEG en el estudio de la epilepsia. tipos. Un factor crítico en la colocación del electrodo es lograr
Después de consultar con Berger, Gibbs desarrolló un preamplifi- un buen contacto eléctrico con el cuero cabelludo. La técnica
cador de 3 canales provisto con un sistema esferográfico para regis- tradicional usada para colocar los electrodos implica untar el lu-
trar las señales de EEG en rollos de papel (desarrollado por Albert gar de aplicación con un gel electrolítico para retirar las capas de
Grass en el Massachusetts Institute of Technology, MIT). piel muerta que pudieran intervenir con la conducción eléctrica
En las décadas de 1950 y 1960 se produjeron grandes avances y con el contacto mecánico. Después se puede aplicar una pasta
en la aplicación de las técnicas de EEG en neurología y neurociru- conductiva adhesiva para mantener los electrodos en su sitio y es-
gía, y aunque se continuó usando la EEG para investigar los tras- tablecer una buena conductividad eléctrica. A menudo se usa una
tornos psiquiátricos, la investigación en este campo fue relativa- gorra de electrodos para asegurar la presión y la estabilidad ade-
mente poco fructífera. Sin embargo, avances en la tecnología y nue- cuadas para mantener los electrodos en los sitios designados du-
vas técnicas de análisis de datos, como la transformación rápida de rante el curso del experimento.
Fourier (Fast Fourier Transform, FFT), aumentaron la capacidad Las señales neuroeléctricas se registran como diferencias de
de los investigadores para aplicar la electrofisiología a la neurocogni- potencial entre electrodos colocados en el cuero cabelludo y elec-
ción. En las décadas de 1970 y 1980, los ordenadores y las técnicas trodos de referencia emplazados en áreas sin actividad eléctrica,
de imagen digital proporcionaron nuevos medios para analizar datos típicamente en los lóbulos de la oreja. Por lo tanto, las diferen-
más sutiles y complejos. Por ejemplo, el cálculo de los potenciales cias en el registro del potencial eléctrico dependen en gran parte
evocados (event related potentials, ERP), obtenido por el promedio de la posición de los electrodos y de cómo se aparean. La mayo-
de los datos generados como respuesta a un estímulo ambiental a ría de los laboratorios realizan evaluaciones clínicas de rutina
través de múltiples ensayos, proporcionó una poderosa herramien- utilizando un esquema de colocación de electrodos denominado
ta para mejorar la señal y disminuir el ruido. Finalmente, desde la sistema 10-20. Los electrodos se colocan a distancias proporcio-
década de 1980, la tecnología de los ordenadores ha hecho posible nales del 10 al 20 % entre sitios anatómicos prominentes en el
grandes cambios en: a) la obtención de datos, ya que la posibilidad cráneo y la cabeza, logrando así una uniformidad relativa en la co-
de reunir y almacenar rápidamente una cantidad enorme de datos locación de electrodos en diferentes sujetos, con formas y tama-
ha permitido desarrollar instrumentos más sensibles con cente- ños de la cabeza diferentes.
nares de electrodos; b) el análisis de datos, ya que es posible orga- Aunque la EEG se ha utilizado de manera rutinaria para me-
nizar y simplificar grandes series de datos atendiendo a parámetros dir la actividad neuronal, su limitación principal ha sido su baja
significativos, temporales y espaciales (la EEG cuantitativa es un resolución espacial y su poca certeza de localización (del orden de
ejemplo, y c) la conceptualización de datos, como el desarrollo de 10-20 mm). La fuente primaria de error en la localización es la de-
técnicas de modelado con fuentes bipolares para modelar los posi- formación de la señal eléctrica al atravesar las capas de tejido que
bles generadores cerebrales de un potencial evocado. se encuentran entre la fuente neuronal y el electrodo de grabación
Los métodos basados en la electrofisiología tienen una resolu- (fig. 12-5).
ción temporal que sólo depende de nuestra habilidad para me-
dir. Actualmente, el registro digital con una resolución temporal
de milisegundos es común, y la resolución en microsegundos es
posible. Los avances tecnológicos recientes (MEG y EEG con gran Cerebro
número de electrodos) han hecho posible captar la actividad en
Piamadre
regiones específicas del cerebro con una resolución espacial de
sólo milímetros. Aunque el desarrollo de aplicaciones de la neu- Líquido cefalorraquídeo
rofisiología a la psiquiatría ha sido lento, los nuevos avances tec- Aracnoides
nológicos han hecho posible el análisis fino y detallado necesario
Duramadre
para visualizar la actividad de cerebro durante tareas cognosciti-
vas, y distinguir la función normal del cerebro de la función anor- Cráneo
mal que constituye el sustrato de los síntomas clínicos fundamen- Pericráneo
tales. Una próxima etapa de investigación psiquiátrica conlleva a
la aplicación de lo que son ahora hallazgos de investigación al Epicráneo
Aponeurosis
diagnóstico y a la mejor comprensión de los trastornos clínicos.
ı Piel
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ı Sensor
el aparato de registro
ı
El registro de las señales neuroeléctricas se logra a través de /figura12-5/
electrodos adheridos a la superficie del cuero cabelludo. Los elec- Capas de tejido entre la fuente neuronal
trodos modernos son discos o copas de metal generalmente pe- y el electrodo de grabación
queños, aunque a veces se utilizan electrodos de aguja y de otros

| 212 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c12/ Neurofisiología
ı

Utilizando un «fantasma» de cráneo humano (5), se observó técnica de la magnetoencefalografía


que la inexactitud en modelar la distribución de la conductividad ı
en las estructuras del tejido del cráneo resultó en una relativa fal- La corriente neuronal no sólo genera potenciales eléctricos
ta de precisión en la localización espacial con la EEG. que pueden ser medidos con la EEG, sino también campos mag-
Una solución al problema de la deformación de la señal ha néticos. A diferencia de los potenciales eléctricos, los campos
sido el uso de series con alta densidad de electrodos. Aunque mu- magnéticos son extremadamente tenues y difíciles de medir. Por
chos estudios de investigación con EEG se han llevado a cabo ejemplo, el campo magnético evocado por la estimulación neuro-
con unos pocos electrodos, para localizar exactamente la activi- nal es del orden de 100 famostelas (fT; 1 fT = 10–15 T), esto es, un
dad hay que aumentar la proporción de la señal con el ruido. Una campo magnético con una proporción de atracción de cerca de
manera de conseguirlo consiste en aumentar el número de elec- 1/1.000.000.000 del campo magnético de la tierra. La atracción
trodos en el cráneo. La figura 12-6 ofrece un ejemplo de una go- del campo magnético producido por la actividad cardíaca es in-
rra de electrodos con una serie de 64 canales. cluso más fuerte que el campo magnético neuronal del cerebro.
El uso de la gorra permite disminuir el tiempo que requiere Los primeros esfuerzos para registrar los datos de un biomagne-
la aplicación de electrodos, y asegura el emplazamiento constante tómetro tuvieron lugar en 1963, con los novedosos experimen-
del electrodo en el mismo sitio, además de ayudar a mantener un tos de Baule y McFee (3). En un principio, estos autores midieron
buen contacto mecánico entre el cuero cabelludo y el electrodo. la señal magnética producida por el corazón humano. Cinco años
Otra solución para vencer el problema de la deformación de después, trabajando en un recinto o cámara magnéticamente pro-
la señal con la EEG es el desarrollo nuevas técnicas para modelar la tegida y utilizando técnicas de promedio señal para vencer el pro-
señal. Por ejemplo, introduciendo una corriente de ondas de blema creado por el ruido de fondo de la actividad magnética, que
radio de frecuencia débil en el cuero cabelludo se puede inducir puede interferir con la obtención de datos (6), utilizaron una es-
una corriente eléctrica y medir el perfil de conductividad de la piral de inducción para medir el ritmo alfa del cerebro. En la dé-
cabeza. No obstante, la deformación de la señal sigue siendo un cada de 1960 y 1970, Zimmerman y cols., en el MIT, desarrollaron
problema para la localización de la señal con la EEG. Una forma un dispositivo de interferencia de cuantos (superconducting quan-
de modelar la actividad neuroeléctrica que no es susceptible a la tum interference device, SQUID), que representó un avance ina-
deformación de la señal consiste en medir los campos magnéticos preciable en la tecnología biomagnética. El SQUID, sensor especial
asociados. Toda corriente eléctrica engendra un campo magnéti- bañado en helio líquido, logra un nivel de sensibilidad inaudito
co. Si bien los tejidos que se encuentran entre la corriente eléctri- para captar señales magnéticas de intensidad minúscula. Aun-
ca y el electrodo de grabación deforman la señal, los campos mag- que los experimentos iniciales fueron concebidos en torno al co-
néticos atraviesan los tejidos sin deformación alguna. Nos centra- razón a través del magnetocardiograma, pronto se hizo obvio que
remos ahora en la magnetoencefalografía, esto es, en la medición la tecnología del SQUID podía ser mejor utilizada para registrar la
de la señal magnética en el cerebro. señal magnética del cerebro, y esta técnica recibió el nombre de
magnetoencefalografía (MEG).
A diferencia de la EEG en la que la distribución del potencial
eléctrico es distorsionada por los tejidos de la cabeza (menin-
ges y líquido cefalorraquídeo), el campo magnético originado
por la corriente neuronal es relativamente transparente a dichos
tejidos (fig. 12-5). Con el mismo fantasma del cráneo humano
mencionado previamente, Leahy y cols. encontraron que el
error de localización de fuente con la MEG es de sólo 2-3 mm.
Esta mayor certeza de localización, junto a la mejor resolución
espacial de la MEG, en comparación con la de la EEG, han sido
la razón principal de que la MEG, aunque aún relativamente poco
utilizada, se esté convirtiendo en una de las técnicas de investi-
gación en neuroimagen funcional más importantes de los últi-
mos años.
Actualmente, el registro de campos magnéticos producidos
por el cerebro es relativamente común. Esta tecnología ofrece
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ciertas ventajas sobre otras técnicas de neuroimagen cerebral. Im-


portante para el estudio de trastornos neuropsiquiátricos, la MEG
no es invasiva. El comportamiento de la función del cerebro y su
localización es relativamente fácil, después de asegurar que espi-
/figura12-6/ rales eléctricamente conductivas corregistran información sobre
Gorra de electrodos con 64 canales el funcionamiento inmediato del cerebro junto con información
acerca de su estructura.

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J. M. Cañive, R. J. Thoma y M. Huang
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La MEG se utiliza rutinariamente para localizar la señal de la


corteza sensorial primaria. Por ejemplo, utilizando un magnetó-
metro con sensores que cubren toda la cabeza (fig. 12-7) es relati-
vamente fácil identificar las cortezas sensoriales primaria y secun-
daria bilaterales después de estimular la corteza sensorial somáti-
ca y provocar un campo magnético (somatosensory evoked field,
SEF) (fig. 12-8).
Una aplicación clínica específica de esta tecnología se encuen-
tra en la neurocirugía, cuando el cirujano no puede identificar sin
ambigüedad el surco central con la resonancia magnética, ya que
la anatomía cerebral está distorsionada por un tumor u otro tipo de
patología. En estos casos, la mayor habilidad de la MEG para iden-
tificar y localizar la corteza sensorial somática u otro tejido la con-
vierte en un instrumento de suma importancia. Los componentes
del campo somatosensorial evocado se localizan sucesivamente a
la corteza motora precentral, áreas sensoriales somáticas primarias
y secundarias de la circunvolución poscentral y el labio superior de
la cisura de Silvio, permitiendo así la identificación de la corteza
sensorial somática secundaria. Por ejemplo Kawamura y cols. (7)
/figura12-8/
Esquema ilustrativo de los sensores de la MEG
La corriente magnética rodea a la corriente eléctrica, y la MEG capta
mejor las señales emitidas por las neuronas que están orientadas tan-
gencialmente que las emitidas por las neuronas orientadas radialmente.

han demostrado la precisión con la cual la MEG puede discrimi-


nar los componenetes precentrales y poscentrales de la respuesta
somatosensorial.
Como se ha indicado anteriormente, la organización de las
señales de respuesta de la corteza auditiva primaria tiene una gran
importancia en los trastornos psiquiátricos. Por ejemplo, la or-
ganización tonotópica de la corteza auditiva primaria se ha de-
mostrado utilizando MEG, y el efecto de la atención auditiva se
puede medir rápidamente. En la esquizofrenia, se ha observado
una desorganización de la organización tonotópica normal, así
como una interrupción en la modulación de la atención relacio-
nada con la respuesta auditiva.
Utilizando EEG o MEG, las corrientes eléctricas o los campos
magnéticos del cerebro, se pueden examinar mediante dos enfo-
ques básicos: a) la inspección de la actividad espontánea del ce-
rebro, y b) el examen de potenciales evocados que, medidos con
técnicas de promedio de señal, calculan la actividad en un tiem-
po específico particularmente relacionado con un suceso senso-
rial, motor o cognoscitivo comprendido dentro de una larga serie
de datos. Estos dos enfoques se discuten en el próximo apartado.
ı
ı
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ritmos cerebrales espontáneos


ı
registro y análisis del trazado
/figura12-7/ de actividad espontánea
Magnetómetro ı
Los sensores cubren toda la cabeza. Una de las características más notables del registro de la ener-
gía eléctrica espontánea del cerebro con EEG es su actividad rít-

| 214 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c12/ Neurofisiología
ı

mica. Los diferentes ritmos se distinguen y se clasifican de acuer- adultos sanos en estado alerta, el ritmo theta es más común en las
do con múltiples dimensiones, que incluyen su ubicación, fre- regiones frontales y temporales. La actividad theta focal, o lateraliza-
cuencia, amplitud, morfología, periodicidad y correlaciones con da, es indicativa de patología focal, mientras que la actividad theta
el funcionamiento y la conducta. No se sabe con certeza cuál es difusa se asocia con síndromes neurológicos generalizados. La ac-
el mecanismo fundamental que explica los ritmos típicos, pero tividad theta también aparece en adultos sanos durante la transi-
varias líneas de investigación convergen en sugerir que las cone- ción del estado de sueño al estado de alerta. Durante la somnolencia,
xiones entre las estructuras talámicas y corticales desempeñan un la actividad alfa se disipa y aumenta la actividad theta. El aumento
papel importante en la generación de estos ritmos. Por ejemplo, de la actividad beta es también característico de la transición del
después de aislar la corteza del tálamo, la actividad rítmica conti- estado de alerta al estado de sueño. Finalmente, la actividad delta
núa en el tálamo, pero se reduce mucho en la corteza. La teoría fa- (<4 Hz) es típica de adultos sanos durante el sueño profundo. La
cultativa de marcapasos postula que esa actividad rítmica es una presencia de actividad delta prominente en un adulto despierto es
propiedad inherente de ciertos circuitos intratalámicos e interta- indicio de patología significativa. Al igual que con la actividad
lámicos, que imponen oscilaciones rítmicas en la corteza a través theta, la actividad delta anormal puede ser difusa o focal, depen-
de conexiones talamocorticales. Investigaciones más recientes im- diendo del tipo de patología.
plican también conexiones corticocorticales como moduladoras ı
de las vías talamocorticales, otorgando responsabilidad sobre la ı
actividad rítmica de la EEG a la interacción entre estos dos siste- polisomnografía
mas. Por consiguiente, aunque la entrada talámica es crítica, la ı
interacción cortical modula y define la actividad neural rítmica El registro electroencefalográfico durante el sueño (polisom-
medida como oscilaciones espontáneas en la EEG. nografía) proporciona una medida muy diferente de la que se
Se han identificado varios tipos de ritmo cortical y, se han di- obtiene cuando el sujeto está despierto. El sueño normal se pue-
ferenciado de otros tipos de actividad neuroeléctrica concurrente. de caracterizar en términos de etapas. La etapa I ocurre durante
El ritmo más prominente en adultos sanos es el ritmo alfa (8-13 la transición de la somnolencia al principio del sueño verdade-
Hz). Se identifica primero por su frecuencia, pero también por su ro, y se caracteriza por la desaparición del ritmo alfa y el comien-
topografía espacial, su reactividad a estímulos y su relación con- zo de una actividad más lenta (2-7 Hz). Durante esta fase, la acti-
ductual. El ritmo alfa tiene típicamente una amplitud de 20-60 µV vidad alfa puede recurrir y alternar con paroxismos de actividad
de pico a pico, y es muy prominente en las regiones parietales y oc- lenta, aunque en un adulto sano la presencia de actividad alfa
cipitales. Generalmente, existe poca variabilidad en la frecuencia alfa está relacionada con un estado bajo de vigilancia o alerta. La
entre diferentes sesiones y entre hemisferios en un mismo indi- presencia de ondas lentas en esta etapa del sueño no debe con-
viduo. El ritmo alfa es más prominente cuando el sujeto está men- fundirse con la presencia de este tipo de actividad en un sujeto
talmente inactivo, aunque alerta y con los ojos cerrados. La carac- alerta, que como se ha dicho implica patología. La etapa II o de
terística más notable de la actividad alfa es su interrupción por la sueño ligero se caracteriza por diversos tipos de actividad, entre
atención visual. Abrir los ojos puede reducir la amplitud alfa a me- ellos explosiones de ondas lentas, actividad positiva occipital
nos de la mitad. El ritmo mu (7-11 Hz) se encuentra dentro la ban- aguda transitoria (positive occipital sharp transient, POSTS) y
da alfa. Mientras que el ritmo alfa está relacionado con la vigilancia por «carretes de hilo» (sleep spindles), cada una de las cuales se
relajada, se capta mejor con electrodos posteriores y varía al abrir los refiere a formas específicas de ondas de frecuencia característica
ojos, el ritmo mu es menos sensible al estado mental, no cambia la y topografía típica. La etapa III o de sueño profundo se caracteri-
amplitud al abrir o cerrar los ojos, y se capta principalmente con za por un mayor enlentecimiento (ondas ≤2 Hz) o por la activi-
electrodos localizados en las regiones centrales derecha e izquierda. dad rítmica en la amplitud de delta. No es raro encontrar acti-
Los cambios de intensidad del ritmo mu ocurren de forma unilate- vidad en carretes de hilo como la descrita en esta fase. La etapa
ral, sobre todo inmediatamente antes del movimiento de la mano IV se caracteriza por una actividad aún más lenta, que casi exclu-
contralateral. La actividad beta (13-30 Hz) se reconoce fácilmente ye por completo cualquier otro tipo de actividad. La variabili-
cuando el sujeto pasa del estado alfa a un estado más alerta, activo o dad en el estado de alerta durante esta etapa es característica de
vigilante. Hay tres distribuciones dominantes del ritmo beta: «beta los trastornos del sueño, aunque poco interesante en trastornos
frontal» se registra con electrodos frontales centrales y se considera psiquiátricos. Sin embargo, la actividad en picos (spikes) caracte-
generada principalmente en centros motores sensoriales del cere- rísticas de la epilepsia se puede observar durante las etapas III y
bro. Semejante al ritmo de mu, el beta frontal puede ser bloqueado IV. La fase de movimientos oculares rápidos (rapid eye move-
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por el movimiento, la intención de moverse o un estímulo táctil. La ments, REM), como indica su nombre, se caracteriza por movi-
actividad beta está esparcida y puede medirse en toda la cabeza, y mientos rápidos de los ojos y por una actividad muscular reduci-
por lo general es poco reactiva a cualquier tipo de estímulo. Tam- da, y es la etapa mayormente asociada con los sueños. Durante
bién existe una actividad beta posterior que se mezcla o alterna con esta fase REM se encuentran ondas mezcladas, de bajo voltaje y
el ritmo alfa, que se vuelve más prominente al abrir los ojos y cuan- poco sincronizadas. También se puede encontrar actividad alfa
do la actividad alfa se reduce. El ritmo theta (4 a 7 Hz) es raro en los de una frecuencia de 1-2 Hz menos que la que se registra duran-
adultos cuando están despiertos. Cuando se encuentra presente en te el estado de alerta. Los adultos sanos durante el sueño pasan de

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J. M. Cañive, R. J. Thoma y M. Huang
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la etapa I a la IV y a la etapa REM. Estos ciclos se repiten de 5 a 7 plitud de la onda (analog) es convertida en información digital
veces durante la noche, y cambios de este patrón reflejan tras- (una matriz de números) sobre dicha amplitud. Así, la tasa o
tornos del sueño u otro tipo de patología. El sueño puede verse proporción de A a D es, al mismo tiempo que una medida, un lí-
afectado por numerosos trastornos médicos, neurológicos y psi- mite potencial acerca de la resolución temporal de los datos ob-
quiátricos. La polisomnografía se utiliza a menudo en la evalua- tenidos.
ción de la narcolepsia, la apnea del sueño y el insomnio resisten- Cuando se han calculado las épocas (epochs) de datos digita-
te al tratamiento. Se ha estudiado más en la depresión mayor que les, se pueden promediar períodos de tiempo análogos. Este pro-
en ningún otro trastorno psiquiátrico, dado que en la mayoría ceso implica utilizar el suceso, o la presentación del estímulo,
(90 %) de los pacientes deprimidos se encuentra una alteración como el punto de partida y promediar la información digital a lo
de la actividad delta, una reducción de la duración del tiempo largo de los ensayos de registro. Por ejemplo, si el investigador
antes de que comienze el sueño REM y un aumento en la densi- está interesado en estudiar la respuesta neurofisiológica ante la
dad de los movimientos oculares. La brevedad del período de presentación de un tono de una frecuencia determinada, puede
latencia antes de comenzar el sueño REM, aunque no es patog- utilizar el comienzo del tono, u otro tipo de indicador de acuer-
nomónica de la depresión mayor, se ha considerado un marca- do con las especificaciones teóricas, como el marcador que de-
dor fiable de la enfermedad y un valioso predictor de su curso y termina el comienzo de una época de obtención de datos. Una
tratamiento. Para un relato más detallado sobre polisomnografía vez presentado el tono, los datos se almacenan en un archivo de
pueden revisarse las obras de Niedermeyer (4) y Fisch (8). datos con el marcador en 0 ms y la información acerca de la am-
ı plitud representada numéricamente en intervalos iguales a la tasa
ı de digitalización. Los datos de la epoca (epoch) típicamente se re-
potenciales evocados gistran tanto en una dirección temporal negativa o retrospectiva
ı (información sobre la amplitud antes del tono) como en una di-
En sus estudios con animales, Caton observó que existía una rección temporal positiva o prospectiva (información de la am-
reactividad eléctrica a la exposición de estímulos sensoriales, y de plitud asociada con la respuesta al tono), proporcionando así una
esta forma registró el primer ejemplo conocido de una respuesta medida de información basal para ayudar a interpretar y norma-
cortical provocada o evocada. En 1951, Dawson introdujo la no- lizar la respuesta esperada. Se recalca de nuevo que la señal cons-
ción de la suma de señales como medio para extraer y analizar tantemente asociada con el suceso será aumentada o se destacará
cambios en las señales relacionados con el tiempo de presenta- más utilizando el promedio de múltiples ensayos, mientras que
ción de un estímulo sensorial. Aunque la complejidad de esta téc- el «ruido» las señales no asociadas temporalmente con el suce-
nica ha aumentado a lo largo de las décadas (canales múltiples, so promediarán cerca de cero o al nivel de los datos basales ob-
resolución temporal alta), las bases conceptuales siguen siendo las tenidos.
mismas. La aplicación de la información y las técnicas comentadas al
El registro de potenciales evocados presupone que la activa- estudio de trastornos psiquiátricos es compleja y requiere equipos
ción del cerebro secundaria a repeticiones múltiples del mismo delicados y algunos muy costosos. Sin embargo, se ha avanzado
estímulo es suficientemente semejante para permitir que la acti- bastante en los últimos años. A continuación, se brindan ejem-
vidad resultante sea aditiva, mientras que el ruido, o actividad al plos de la aplicación de estas técnicas, y se presentan datos para
azar, no es aditivo y el promedio de su suma a largo de varios ilustrar el impacto y la promesa que representa este enfoque en la
ensayos es cero. Por consiguiente, es necesario ponerle una «eti- investigación de los circuitos neuronales implicados en la pato-
queta» electrónica a la corriente de datos obtenida y relacionada logía psiquiátrica.
con un suceso específico antes de calcular la respuesta evocada.
En general, este suceso consiste en la presentación de un estí-
mulo sensorial. Especificando el período de tiempo relacionado
con la etiqueta elctrónica durante el cual se espera que la activa-
Anomalías
ción específica ocurra, se pueden definir segmentos o «épocas» electroencefalográficas
(epochs) de datos neurofisiológicos crudos dentro de la corrien-
te continua de datos registrados. Para agregar y promediar los
y magnetoencefalográficas
datos en puntos análogos en el tiempo dentro de la corriente de en trastornos psiquiátricos
datos, los datos deben ser adquiridos en un formato digital, o de-
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ı
ben ser convertidos al formato digital si fueron obtenidos con re-
gistros analógicos. Por lo tanto, una forma de onda típica de la ı
EEG en un sensor o electrodo dado estará representada por una ritmos cerebrales espontáneos
serie de números, cada uno de los cuales corresponde a una am- en la esquizofrenia
plitud en un período de tiempo determinado. El término tasa o ı
proporción de A a D (A-to-D rate) en procesamiento digital se re- Los estudios con EEG han encontrado con bastante regulari-
fiere a la velocidad con que la información obtenida sobre la am- dad anomalías en la actividad eléctrica del cerebro en pacientes

| 216 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c12/ Neurofisiología
ı

con esquizofrenia. La mayoría hallan una reducción en la ampli- bor y Volavka encontraron que cambios en las bandas alfa y del-
tud absoluta de la potencia de la banda alfa en comparación con ta durante el tratamiento se relacionaban con la respuesta clínica.
controles normales (9-14), que se ha interpretado como una rela- Algunos estudios observaron un aumento en la actividad alfa
ción con los déficit en la modulación de la atención y la alerta co- hasta alcanzar niveles normales o casi normales después del tra-
múnmente observada en los pacientes (15, 16). Pacientes sin tra- tamiento con haloperidol (28-30) y con antipsicóticos de segunda
tamiento antipsicótico durante 10 días muestran menor frecuen- generación (28, 31), relacionando la normalización del ritmo
cia en el pico de alfa (9, 17) y un ritmo alfa más lento (18). alfa con la mejoría clínica. Moore y cols. (28) informaron de que,
Varios estudios con EEG que han examinado la relación entre aunque el trazado del EEG antes del tratamiento no difiera entre
la potencia del ritmo alfa y los síntomas sugieren una relación respondedores y no respondedores, el nivel alfa después del trata-
entre un alto nivel de actividad en la banda alfa y síntomas nega- miento era mayor en las áreas frontal izquierda, temporal media
tivos. Por ejemplo, la potencia de alfa se relaciona de manera in- izquierda y temporal posterior derecha en los respondedores.
versa con los síntomas negativos, incluyendo retraso psicomo- Aunque muchos de estos hallazgos sobre anomalías en la ac-
tor, aplanamiento afectivo y aislamiento emocional en un estudio tiviadad espontánea han sido reproducidos, es difícil interpretar
(19, 20). En consonancia con estos resultados, Sponheim y cols. su significado. En general, la potencia disminuida del ritmo alfa se
(21) encontraron que una reducción en la potencia de la banda interpreta como un aumento de la actividad cortical y dedica-
alfa se relacionaba con un índice general de síntomas negativos ción a una tarea, mientras que el aumento del ritmo alfa, en es-
que incluyó medidas de aplanamiento afectivo, alogia, pecial en regiones frontales, refleja una hipoactividad cortical y
abulia/apatía, anhedonía y falta de atención. También Gattaz y desentendimiento de la tarea. Estudios más recientes combinan
cols. (22) observaron una relación negativa entre la potencia de la las ventajas de las oscilaciones rítmicas encontradas tradicional-
banda alfa en las regiones cerebrales posteriores y el síntoma de mente con la EEG junto con la facilidad de localización espacial
anergia. Aunque la especificidad regional de estos resultados no de la MEG para investigar más a fondo el sustrato de estas altera-
es clara, parece que los pacientes con esquizofrenia predominan- ciones en la esquizofrenia.
temente negativa muestran una reducción en la actividad alfa en En la esquizofrenia, se han observado anomalías en regiones
el hemisferio derecho (19, 20, 23). Otros estudios han identifica- específicas del cerebro y en sus conexiones. Entre los hallazgos
do un aumento de actividad en las bandas delta y theta relacio- más reproducidos destaca el aumento de los ventrículos laterales
nada con síntomas negativos más prominentes (17, 22, 24); sin y del tercer ventrículo, así como la reducción del espesor de la
embargo, es posible que parte de esta reducción en la amplitud corteza cerbral en regiones específicas, entre ellas los lóbulos tem-
incluya enlentecimiento del ritmo alfa. También hay que tener en porales. También se han observado disfunciones en las regiones
cuenta que la actividad en la banda theta puede ser fácilmente frontales y temporales que se han relacionado con síntomas con-
contaminada por los movimientos oculares en pacientes con es- cretos (32). Varios investigadores han sugerido un posible déficit
quizofrenia (21). en la conectividad funcional entre estas regiones en la esquizo-
El espectro, o la gama de potencias, encontrado en los registros frenia (33).
de EEG en pacientes esquizofrénicos antes de recibir tratamiento Relacionado con todo ello, se puede formular la hipótesis de
difiere de acuerdo con la respuesta al tratamiento con antipsicóti- que las áreas de anormalidad estructural probablemente se co-
cos tradicionales. Itil y cols. (25) encontraron, en la mayoría de rrespondan con actividad alfa aumentada. Para investigar esta
los pacientes resistentes al tratamiento con antipsicóticos tradi- hipótesis se precisa medir alfa en regiones específicas del cerebro,
cionales, una potencia mayor de la banda alfa antes del trata- como la corteza frontal y la temporal, ya que son las que mues-
miento. Estos resultados fueron reproducidos por Czobor y Vo- tran mayor anormalidad estructural en la esquizofrenia. Este tipo
lavka (26), al encontrar una relación entre mayores niveles alfa y de estudio se hace difícil utilizando la serie tradicional de elec-
respuesta disminuida al haloperidol. Es importante destacar que trodos de la EEG, ya que la señal va a estar distorsionada por los
las medidas de la gama de potencias asociadas a la respuesta al tra- tejidos interpuestos entre el cerebro y los electrodos, incluyendo
tamiento con antipsicóticos atípicos o de segunda generación el líquido cefalorraquídeo, el tejido conectivo, las meninges, el
parece tener un patrón diferente. Por ejemplo, la mejoría clínica cráneo y el cuero cabelludo. Con la MEG, aunque con otras li-
después del tratamiento con risperidona se relaciona con cambios mitaciones técnicas, la señal magnética no está afectada por los
en la banda beta y asimetría en las bandas theta y beta (27). tejidos interpuestos, convirtiéndose en la técnica ideal para eva-
Variaciones en los ritmos espontáneos de la EEG se pueden luar la actividad alfa anormal en diferentes regiones cerbrales. No
utilizar para medir cambios en la actividad del cerebro durante el es sorprendente que cuando la actividad alfa se considera en tér-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

tratamiento, siendo de mayor interés su relación con la mejoría minos de regiones corticales específicas se observa un patrón
clínica del paciente. Varios investigadores han sugerido que un extremadamente complejo. En un estudio realizado en nuestro
registro electroencefalográfico antes del tratamiento caracteriza- laboratorio, se registró la actividad alfa en reposo, mientras los
do por un empobrecimiento de actividad alfa y reemplazado por sujetos (controles sanos y esquizofrénicos) estaban recostados
un ritmo alfa más regular y mejor sincronizado después del tra- cómodamente con los ojos cerrados. Se utilizó el análisis factorial
tamiento predice una respuesta mejor de los síntomas positivos para examinar la actividad en múltiples regiones del cerebro, con
como paranoia y alucinaciones (26). En el mismo estudio, Czo- los electrodos —mejor denominados sensores en la MEG— sub-

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 217 |


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J. M. Cañive, R. J. Thoma y M. Huang
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divididos en grupos para valorar la actividad cortical local en cin- herente en la corteza cerebral, atendiendo a un solo factor y muy
co regiones del cerebro: frontal, temporal, central, parietal y occi- parecida a la que se halló en individuos controles sin trastorno
pital. En sujetos controles sanos la actividad alfa en reposo a ni- psiquiátrico (34).
vel cortical pudo ser modelada con un factor único que incluía El modelo tradicional implícito en este tipo de investigación
toda la corteza cerebral, sugiriendo una coherencia relativa del indica que existe una relación inversa entre la actividad alfa y la
ritmo alfa a lo largo de la corteza en sujetos sin trastorno neu- capacidad de adquisición de información. En este estudio se en-
ropsiquiátrico. Sin embargo, en un grupo de pacientes con es- contró una relación robusta entre síntomas negativos y actividad
quizofrenia, la activiad alfa fue mejor modelada por dos factores: alfa. Además, el tipo de relación sugiere que, antes del tratamien-
el primero incluyó las regiones parietales, temporales y occipita- to, el ritmo alfa en regiones temporales se relaciona de forma cer-
les, explicando el 67 % de la varianza, y el segundo incluyó las cana con una sintomatología negativa, mientras que el ritmo alfa
áreas cubiertas por sensores frontales y centrales, explicando el frontal se relaciona con sintomatología negativa sólo en los que
23 % de la varianza. Una posible interpretación de este hallazgo responden al tratamiento. Sin embargo, resultados del análisis
es que existe una falta de sincronización del ritmo alfa en la es- de componentes principales enfatizan que la disfunción se rela-
quizofrenia posiblemente ocasionada por una desconexión fronto- ciona mayormente con la conectividad entre estas dos áreas (34).
temporal. Esta interpretación coincide con la hipótesis de que los En este estudio, las diferencias observadas en la conectividad
síntomas de la esquizofrenia pueden ser mejor comprendidos regional corroboran la hipótesis de una desconexión. Que las cua-
por una desconexión de las áreas más altas de adquisición de in- tro correlaciones entre regiones frontales y temporales mejoren
formación localizadas en la corteza prefrontal con otras regio- con el tratamiento apoya aún más esta desconexión. Al mismo
nes cerebrales (figs. 12-9 y 12-10). tiempo, que ninguna otra región muestre este efecto es consisten-
También es importante destacar que, cuando estos pacientes te con modelos recientes (33, 35, 36) que proponen que los sínto-
fueron tratados con fármacos antipsicóticos, junto con la mejo- mas de la esquizofrenia reflejan un trastorno de la conectividad
ría sintomática se observó una distribución del ritmo alfa más co- funcional entre las regiones frontal y temporal. Por ejemplo, estos

Frontal

Frontal Frontal
Izquierda Derecha izq. dcho.

Central Central
izq. dcho.

Temporal Temporal
izq. dcho.
Parietal Parietal
izq. dcho.

Occipital Occipital
izq. dcho. ® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

A Dorsal B

/figura12-9/
Regiones del cerebro y situación de los canales
A) Situación de los canales. Son 122 canales en 61 sitios; cada pareja en un sitio es ortogonal, y ofrece información diferente. Visión aérea de la cabe-
za. Las áreas que cubren cada par de sensores son del mismo tamaño, pero se ven aplanadas por la perspectiva. B) Los sensores se agrupan en re-
giones para obtener promedios del espectro.

| 218 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c12/ Neurofisiología
ı

.930 .947 .786 .908 .958 .944

.973 .977 .821 .983 .952 .965

.955 .965 .980 .921 .859 .892 .702 .738 .936 .736 .820 .855

.963 .976 .960 .914 .959 .920

A B C

/figura12-10/
Topografía factorial del ritmo alfa
Solución de un factor en controles sanos (A); de dos factores en pacientes antes del tratamiento (B), y de casi un solo factor en pacientes después
del tratamiento (C).

hallazgos concuerdan con los resultados obtenidos con tomogra- Especulando acerca de la aplicación clínica de estos hallazgos,
fía por emisión de positrones (PET) por Andreasen y cols. (37), se cree que es posible utilizar un enfoque similar para predecir
sugiriendo una disminución de la perfusión en varias regiones qué pacientes responderían mejor a un fármaco determinado.
prefrontales y un aumento en la perfusión del tálamo y del cere- Aun más importante, estos hallazgos contribuyen al avance de
belo tanto en esquizofrénicos de comienzo reciente como en pa- nuestros conocimientos acerca de la función del cerebro en la es-
cientes crónicos. Estos resultados apuntan que algunos medica- quizofrenia y proporcionan una medida posible de caracterizar
mentos pueden normalizar esta alteración funcional. Los procesos la neuroconectividad anormal de esta enfermedad.
que conducen a esta normalización no están del todo claros. Se ı
considera que la actividad alfa es generada por los circuitos talamo- ı
corticales (38, 39). Estímulos de excitación mediados por varios paradigma de aumento
neurotransmisores provocan que las neuronas del circuito osci- y reducción del P200 en el trastorno
len a mayor frecuencia, y estímulos inhibidores inducen a que las de estrés postraumático
neuronas oscilen a menor frecuencia. Se han observado diferen- ı
cias en el tálamo en pacientes (40, 41), particularmente en el nú- El paradigma de aumento y reducción es una técnica de po-
cleo dorsal medio. El aumento en el tamaño del tercer ventrículo y tenciales evocados que implica la presentación de tonos de varios
de las astas frontales de los ventrículos laterales hallado en pacien- niveles específicos de intensidad a un sujeto mientras se registra el
tes esquizofrénicos con frecuencia baja aumentada y con anomalías EEG. Este paradigma se ha utilizado recientemente en el estudio
en la reducción de la potencia en la banda alfa, sugiere que el tála- del trastorno de estrés postraumático (TEPT) para comprender
mo (dado que el ensanchamiento del tercer ventrículo refleja altera- mejor la reactividad cortical de los pacientes con este diagnóstico.
ciones estructurales en los núcleos talámicos) puede desempeñar un El TEPT es un trastorno mental precipitado por un aconteci-
papel importante en las anomalías de la potencia del EEG (21). miento excepcionalmente amenazante que conlleva una respuesta
Como se explicó anteriormente, se ha observado que los fár- emocional intensa. Al principio, se conceptualizó como el proto-
macos antipsicóticos aumentan la actividad alfa. Los antipsicó- tipo de trastorno mental causado por el estrés; sin embargo, la
ticos parecen aumentar también el metabolismo subcortical baja prevalencia de este trastorno entre los individuos expuestos a
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

(42), y se ha observado una relación positiva entre potencia alfa y un suceso traumático sugiere que no se debe únicamente a una
metabolismo subcortical evaluado con PET (43). En un estudio respuesta a sucesos estresantes extremos (45, 46). Varios datos
que utilizó registros semanales de EEG en pacientes tratados de investigación convergen en demostrar alteraciones neurobio-
con haloperidol, Schellenberg y cols. (44) observaron una rela- lógicas específicas en este trastorno (47, 48). La mayoría de los
ción sustancial entre la potencia de alfa-1 y los síntomas clínicos, trabajos sobre la neurobiología del TEPT se han dirigido a la ca-
sugiriendo que algunos antipsicóticos normalizan la actividad racterización de respuestas psicofisiológicas anormales provoca-
corticotalámica y, con ello, la actividad electrofisiológica. das por estímulos que hacen evocar el suceso traumático (49-53).

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 219 |


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J. M. Cañive, R. J. Thoma y M. Huang
|

Sin embargo, los síntomas del TEPT invaden la vida diaria de la dieron con la sintomatología clínica de una manera sistemática.
mayoría de los pacientes, aun en ausencia de estímulos identifica- Los pacientes que mostraron un perfil de reducción tanto en la
bles relacionados con el trauma. onda negativa N100 como en la onda positiva P200 tenían síntomas
Los pacientes con TEPT experimentan pesadillas, vivencias re- menos graves que aquéllos que mostraban un perfil de aumento en
trospectivas (flashbacks), recuerdos intrusos y déficit de memoria ambas ondas. Estos datos conducen a pensar que este perfil anor-
a corto plazo, síntomas neuropsicológicos característicos del sis- mal de reducción de N100 y P200 pudiera ser una estrategia de los
tema límbico. Tres líneas diferentes de investigación electrofisio- pacientes para protegerse de la sobrecarga sensorial, o sea, que los
lógica implican al sistema límbico en el TEPT. McFarlane y cols. pacientes con perfil de reducción, de hecho, reducen sus síntomas.
(54) encontraron una reducción en la amplitud del potencial au- Dada la alta comorbilidad de depresión y de abuso de sus-
ditivo P300, evocado con el paradigma odd-ball. Se cree que el tancias en los pacientes, hay que preguntarse hasta qué punto di-
potencial P300 refleja la renovación contextual de información chas comorbilidades puede estar relacionadas con los hallazgos.
mnemotécnica y se discute que la reducción de amplitud del P300 Para contestar esta pregunta se compararon los datos de los pa-
sugiere una disfunción hipocámpica (55, 56). Estos resultados cientes con TEPT con datos obtenidos con el mismo paradigma
han sido reproducidos por Charles y cols. (55, 56). en veteranos del mismo promedio de edad, expuestos al comba-
Un segundo parámetro que implica al sistema límbico es la te, con historias de depresión o abuso de sustancia, pero sin evi-
deficiencia del filtrado sensorial con el potencial P50 que se ha de- dencia de TEPT. El perfil de reducción del P200 sólo se encontró
mostrado en pacientes con TEPT (57). Este paradigma se explica- en los pacientes con TEPT. Es importante destacar que los pa-
rá con mayor detalle más adelante, al referirnos al déficit de los cientes del grupo con depresión mostraron un perfil de mayor
pacientes esquizofrénicos. aumento del P200 que los controles sanos, como ya habían ob-
Finalmente, los sujetos con TEPT muestran un funcionamien- servado otros investigadores (62) (fig. 12-11).
to anormal del componente P200 del potencial evocado auditivo
en la intensidad de la respuesta relacionada con un estímulo auditi-
vo de intensidad creciente. Normalmente, aumenta la amplitud de
los componentes exógenos del potencial evocado a medida que au- 100
menta la intensidad del estímulo. Por lo general este fenómeno se
define como un perfil de aumento. Paige y cols. (58) encontraron
que una gran proporción de pacientes veteranos de guerra con
TEPT ocasionado por exposición al combate no mostraban este
perfil de aumento en el P200. Por el contrario, la mayoría de los pa- 75
cientes mostraron un perfil de reducción, con menor amplitud del
P200 a los sonidos de mayor intensidad. Utilizando sonidos de gran
intensidad (>120 dB) es posible demostrar que los sujetos sanos en-
tran en un estado de la inhibición protectora con responsividad
% 50
disminuida, pero muchos sujetos con TEPT alcanzan este estado de
inhibición protectora a intensidades del sonido mucho más bajas
(90-100 dB). Este hallazgo sugiere que estos pacientes viven en un
estado persistente de hiperalerta y que incluso un sonido de inten-
sidad relativamente baja induce al sistema límbico a imponer la in- 25
hibición protectora en la corteza y el tronco del cerebro (59, 60).
En un estudio reciente realizado en nuestro laboratorio (61) se
registraron como potenciales evocados las respuestas cerebrales
provocadas por tonos de 2000 Hz presentados en bloques con in-
tensidades de 65, 72,5, 80, 87,5 y 95 dB. Las épocas fueron creadas 0
Reducido Aumentado
promediando datos circunscritos a un tiempo con indicadores
que marcan el comienzo de cada nivel de intensidad del tono. Así, TEPT
para cada paciente había cinco ondas promediadas, provenientes
Controles sanos
de épocas individuales. Este tipo de análisis de datos permitió eva-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

luar la amplitud de la onda negativa que se produce 100 ms después Abuso de sustancias
del estímulo del tono, y de la onda positiva que se produce 200 ms
Depresión mayor
después de cada tono para cada una de las condiciones especifica-
das de intensidad del tono. Como se esperaba, se encontró un per-
fil de aumento del P200 en los controles sanos. Sin embargo, sólo el /figura12-11/
42 % de los pacientes con TEPT mostraron un perfil de aumento. Perfiles de respuesta de P200
Entre otros hallazgos, las medidas neurofisiológicas se correspon-

| 220 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c12/ Neurofisiología
ı

Aún es más sorprendente que los pacientes con TEPT que


mostraron aumento del N100 y reducción del P200 eran los más N40
deprimidos. Esto sugiere que la depresión comórbida con TEPT
tiene una base neurobiológica diferente que la depresión en au-
sencia de TEPT. La historia de abuso de sustancia no se relacio-
nó con una presentación clínica específica o con alguno de los
perfiles electrofisiológicos investigados.
Aunque queda mucho por hacer, es posible que a través de
este paradigma se lleguen a identificar subgrupos de pacientes
con TEPT (con perfiles de aumento o reducción del N100 y del S1-P50
P200) y a diseñar estrategias de intervención terapéutica específi- S2-P50
cas para cada grupo. Tan importante como la aplicación clínica +
de estos hallazgos es la necesidad de continuar investigando los
mecanismos neurobiológicos y las alteraciones electrofisiológi-
cas del TEPT.
/figura12-12/
Hasta aquí se ha descrito el uso de los potenciales evocados
Paradigma de sonidos apareados
basados en datos obtenidos con EEG, y a continuación brindare-
mos una visión general de investigaciones recientes que utilizan la
mayor capacidad de localización espacial de la MEG. Se debe en-
fatizar que la combinación de las técnicas de EEG, MEG y reso- riores de la circunvolución temporal superior (63). Como ya se
nancia magnética (RM) ofrecerá mucha más información que la ha comentado, la mejor localización con la MEG impuso su utili-
que puede obtenerse con una técnica aislada. zación en nuestro laboratorio para investigar la posible laterali-
ı zación de este filtrado sensorial auditivo. Resultados preliminares
ı sugieren que la señal que se observa en el electrodo Cz, el sitio
filtrado en la esquizofrenia más utilizado para medir el P50, está determinada por fuentes
medido con el P50 neurales localizables en ambas circunvoluciones temporales su-
ı periores (64). Por consiguiente, se ha sugerido que si el M50 es
La inhibición inadecuada de información sensorial superflua, capaz de discriminar mejor las fuentes individuales fundamenta-
medida como un déficit en el filtrado sensorioauditivo, parece ser les que el P50, la medida de filtrado sensorial auditivo con el M50
el sustrato de la sobrecarga sensorial y la disfunción atencional puede ser un marcador mejor de la neuropatología de la esqui-
en pacientes con esquizofrenia. Una manera de valorar el déficit zofrenia que el P50.
sensorial de filtrado es el paradigma de sonidos apareados, du- Después de registrar, calcular y comparar los potenciales eléc-
rante el cual el sujeto escucha dos sonidos o clics separados por tricos y campos magnéticos evocados con EEG y MEG, se en-
500 ms mientras se registra el EEG. El paradigma requiere calcu- contró que los bipolos del M50 localizables en las circunvolucio-
lar la amplitud, principalmente en el electrodo Cz, del potencial nes temporales superiores mostraban el mismo fenómeno de fil-
cerebral evocado, que ocurre 50 ms (P50) después del primer so- trado obtenido con el P50. Como se había predicho, y en conso-
nido (S1) e igualmente después del segundo (S2). En sujetos con- nancia con la literatura, los pacientes demostraron una mayor
troles sanos, la amplitud del componente P50 disminuye con el proporción S2/S1 con el P50 de EEG que los controles, sugirien-
S2, y esta supresión del P50 se cuantifica típicamente como una do un peor filtrado (fig. 12-13).
proporción (S2/S1). En controles sanos, esta proporción es ge- Los resultados obtenidos con el M50 de la MEG concuerdan
neralmente del 30 %, mientras que en pacientes con esquizofre- con los del P50, pero cuando se valoran los dos hemisferios ce-
nia la proporción es del 60-100 %, o sea, que la respuesta S2 es rebrales independientemente, el déficit de filtrado en los pacien-
igual o se encuentra ligeramente reducida en comparación con la tes es sólo evidente en el hemisferio izquierdo, y no en el dere-
respuesta S1, lo que demuestra un filtrado anormal (fig. 12-12). cho (fig. 12-14). Utilizando la MEG no sólo se pudo localizar el
Aunque esta supresión o reducción del filtrado con P50 se ha déficit de filtrado de la esquizofrenia en el hemisferio izquier-
reproducido y está bien establecida, los mecanismos neurales do, sino que también se obtuvieron correlaciones significativas
pertinentes no son bien entendidos, y su relación con la sinto- con medidas de atención tanto en controles como en pacientes.
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

matología y con medidas neurocognoscitivas está poco explo- Es interesante explicar que el M50 del hemisferio izquierdo se
rada. Otra de las limitaciones de la literatura científica actual es relacionó con medidas de atención sostenida y de memoria de
que no se ha considerado si este déficit se encuentra en un solo trabajo en los sujetos controles sanos, mientras que los pacien-
hemisferio cerebral o cuál es su posible relación con otros déficit tes demostraron un patrón bilateral de correlaciones atípicas.
unilaterales descritos en la esquizofrenia. En conclusión, en este estudio las técnicas de EEG, MEG y me-
Estudios recientes han identificado que el M50, análogo en didas neuropsicológicas convergen en sugerir que la función del
MEG al P50 del EEG, se genera principalmente en las áreas poste- hemisferio izquierdo está intimamente relacionada con el défi-

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J. M. Cañive, R. J. Thoma y M. Huang
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0,7 0,8
0,6 0,7
Amplitud de S2/S1

Amplitud de S2/S1
0,5 0,6
0,5
0,4
0,4
0,3
0,3
0,2 0,2
0,1 0,1
0 0
Controles Esquizofrénicos Proporción izquierda Proporción derecha

Controles Esquizofrénicos
/figura12-13/
Proporción de filtrado de P50
/figura12-14/
Proporción de filtrado de M50

cit de filtrado establecido en la esquizofrenia medido con P50 y


M50 (65).
La importancia de obtener datos más específicos acerca de la embargo, debido a la distribución complicada de la conductivi-
localización del déficit es evidente, y es posible que abra nuevos dad del mentón, la boca y el cuello, continúa siendo un proble-
horizontes de investigación que conduzcan a aplicaciones clíni- ma modelar exactamente el perfil de conductividad de esas áreas,
cas. Como se explica a continuación, el registro de datos obtenido aun con técnicas de modelos realistas de cabeza que utilizan el
con diferente instrumentación permite explorar el tema más a método del elemento de frontera o el método del elemento finito.
fondo. Alternativamente, la MEG es apropiada para estudiar los ge-
ı neradores individuales en la circunvolución temporal superior.
ı En primer lugar, dada la orientación superior-inferior de las
estudio de los neurogeneradores fuentes de la circunvolución temporal superior son fáciles de re-
de P50 con MEG gistrar dichas fuentes con los sensores de la MEG colocados en el
ı cuero cabelludo. La señal magnética registrada por un sonido
Una de las ventajas del EEG es que es sensible a fuentes pro- (clic) en la circunvolución temporal superior izquierda y derecha
fundas y locales, mientras que la MEG no ha sido bien validada (demostrado como un mapa de contorno) muestra una distri-
para medir fuentes profundas. Sin embargo, una desventaja es la bución de los campos magnético máximo y mínimo en ambos
dificultad de estudiar la contribución de fuentes individuales del lados izquierdo y derecho del montaje de sensores de la MEG,
procesamiento auditivo utilizando series tradicionales de elec- aproximadamente en una dirección anterior-posterior dentro de
trodos, como la configuración 10-20. cada hemisferio, virtualmente sin superposición de los campos
Así sucede con las fuentes localizadas en la circunvolución de MEG del lado izquierdo y las fuentes de la derecha. Además,
temporal superior, debido a la orientación superior-inferior del como ya se ha mencionado, la cabeza es relativamente transpa-
flujo actual primario. Las fuentes bilaterales de la circunvolución rente a los campos magnéticos, lo que hace que la MEG sea in-
temporal superior generan una distribución potencial eléctrica sensible a errores al modelar su perfil de conductividad. Final-
máxima en el pico de la cabeza (cercano a Cz) y un potencial mí- mente, la naturaleza casi esférica de la cabeza en el área de la cir-
nimo en un área que quedaría cerca del mentón y el cuello, una cunvolución temporal superior aumenta la capacidad de la MEG
región donde generalmente no se colocan electrodos. Por consi- para medir corrientes neuronales tangenciales a la superficie de
guiente, sólo se mide un polo del campo eléctrico. Cuando se la cabeza sustancialmente más que su capacidad de detectar co-
consideran las fuentes bilaterales de la circunvolución temporal rrientes radiales. En consecuencia, los registros de la MEG son
superior, el registro de actividad proveniente de los electrodos muy sensibles a fuentes orientadas tangencialmente, como las de
localizados en la línea central y cerca del vértice reflejará la activi- la circunvolución temporal superior, pero relativamente insensi-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

dad combinada de las dos fuentes de las circunvoluciones tempo- ble a fuentes orientadas radialmente, así como a fuentes profun-
rales superiores. Estas condiciones hacen muy difícil la localiza- das (fig. 12-15).
ción y estudio de los generadores individuales localizados en la Como las medidas de la EEG y la MEG proporcionan una
circunvolución temporal superior utilizando montajes tradicio- información común y a su vez complementaria acerca de las res-
nales de EEG. puestas del cerebro, es beneficioso utilizar ambas para estudiar la
En montajes densos de EEG de 256 canales a veces se colo- respuesta auditiva temprana. Un estudio llevado a cabo reciente-
can electrodos en el mentón y las áreas superiores del cuello. Sin mente en nuestro laboratorio que integraba medidas de ambas

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ı
/c12/ Neurofisiología
ı

A B

/figura12-15/
Distribución de los campos magnéticos generados por fuentes en la circunvolución temporal superior
Los cuadrados indican los sitios de los 61 pares de sensores de la MEG. A) Distribución del campo magnético generado por la circunvolución tempo-
ral superior izquierda. B) Distribución del campo magnético generado por la circunvolución temporal superior derecha. Se representan en trama grue-
sa los campos magnéticos que van hacia fuera, y en trama fina los que van hacia dentro.

técnicas (EEG y MEG) investigó la falta de sincronía de las res- cunvolución temporal superior, resultando en una buena corres-
puestas corticales tempranas a estímulos auditivos en la esquizo- pondencia entre EEG y MEG, en los pacientes las señales emitidas
frenia (64). por generadores adicionales no están sincronizadas, dando lugar
En este estudio, las respuestas auditivas se registraron utili- a falta de correspondencia de EEG y MEG. Estos hallazgos apoyan
zando simultáneamente EEG y MEG en 20 pacientes con esqui- la existencia de un trastorno funcional de la conectividad en la es-
zofrenia y 19 sujetos controles. Basado en datos de la respuesta quizofrenia.
evocada, se obtuvieron las fuentes bilaterales de la circunvolución ı
temporal superior y el curso en el tiempo de cada una utilizando ı
MEG para estudiar el intervalo de 30-100 ms después del estí- conclusiones
mulo. Los cursos a lo largo del tiempo de las fuentes de la circun- ı
volución temporal superior obtenidos con MEG fueron utiliza- En resumen, la neurofisiología y la psiquiatría han comparti-
dos para predecir los potenciales evocados calculados con la señal do un desarrollo paralelo y se han influido mutuamente a través
obtenida por EEG en electrodo Cz. En el grupo control las fuen- del tiempo. Aunque la aplicación clínica directa de técnicas neu-
tes en la circunvolución temporal superior predijeron muy bien rofisiológicas a trastornos psiquiátricos es limitada, a medida
los resultados obtenidos de EEG en el electrodo Cz, explicando que la investigación en neurofisiología avanza se desarrollaran
el 97 % de la varianza. En el grupo de pacientes con esquizofrenia, nuevas aplicaciones clínicas. Los pocos ejemplos que se han brin-
las fuentes de la circunvolución temporal superior justificaron dado en este capítulo, obtenidos principalmente en nuestro la-
sustancialmente (86 %) y significativamente (p < 0,0002) menos boratorio utilizando diferentes paradigmas y dos técnicas distin-
variación. Después de separar la actividad derivada de la circun- tas (EEG y MEG), ilustran la explosión reciente de nuevos cono-
volución temporal superior obtenida con MEG de la señal del cimientos en el campo. Se subraya que la utilización simultánea
EEG en el electrodo Cz, la señal residual fue dominada por activi- multimodal de diversas técnicas de neuroimagen proporciona
dad de 40 Hz, lo que sugirió que la varianza restante no percibida mayor información acerca del sustrato de los trastornos neuro-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

con EEG se debe probablemente a otros neurogeneradores y no psiquiátricos que el uso aislado de cada técnica de neuroimagen.
simplemete al ruido por azar (64). A medida que la psiquiatría preste mayor atención a las investiga-
Este estudio sirve para demostrar que el análisis integrado de ciones en el campo de las neurociencias y a la búsqueda de expli-
MEG y EEG puede diferenciar a pacientes con esquizofrenia de in- caciones psicopatológicas basadas en dichos hallazgos, las aplica-
dividuos controles. Los resultados sugieren que mientras que en ciones clínicas de estas técnicas se harán más comunes. Se espera
sujetos sanos las señales emitidas por los generadores adiciona- que los ejemplos proporcionados en este capítulo despierten y es-
les y profundos estaban sincronizadas con las fuentes de la cir- timulen el interés por estos y otros paradigmas, teniendo en cuen-

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 223 |


|
J. M. Cañive, R. J. Thoma y M. Huang
|

ta la sensibilidad extrema de los parámetros neurofisiológicos y, 20. Merrin EL, Floyd TC. Negative symptoms and EEG alpha activity in schi-
como consecuencia, la imprescindible rigurosidad en la investi- zophrenia patients: a replication. Schizophr Res 1996; 19: 151-161.
gación. Por último, hay que insistir de nuevo en que la colabora- 21. Sponheim SR, Clementz BA, Iacono WG, Beiser M. Clinical and biologi-
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cos, ingenieros electrónicos y peritos es imprescindible para el
22. Gattaz WF, Mayer S, Ziegler P, Platz M, Gasser Y. Hypofrontality on to-
avance de la neurofisiología en el siglo XXI.
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® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 225 |


inhibidoras, que les permiten formar redes de alta eficacia y aco-

/capítulo13/
plamiento temporal a partir de un reducido número de neuro-
nas unidas de este modo.
Sin embargo, la mayor parte de las señales entre neuronas se
producen mediante procesos de neurotransmisión química. La
integración de las señales eléctricas y químicas recibidas por una

Neurotransmisión neurona se realiza en su mayor parte en su cuerpo neuronal y


dendritas (zona somatodendrítica). Estas últimas son unas pro-
longaciones celulares, distintas del axón, que contienen en mu-
química en el sistema chos casos las espinas dendríticas, especializadas en la recepción
de señales, donde se producen gran parte de las uniones sinápti-

nervioso central cas. La integración de todas las señales, tanto excitadoras como
inhibidoras, recibidas por la neurona se realiza en el cuerpo celu-
lar y en el segmento inicial del axón, prolongación especializada
en la conducción de señales eléctricas, denominadas potenciales
F. Artigas Pérez de acción. La forma y distribución de las dendritas varía muchí-
C. Suñol Esquirol simo de unos tipos de neuronas a otros, según su localización
anatómica y función dentro de los circuitos que conforman el sis-
tema nervioso central. De igual modo, los axones neuronales
también varían en su grado de mielinización (la mielina es un
«aislante» eléctrico celular suministrado por unas células gliales,
Neurotransmisión química. los oligodendrocitos), su longitud o su grado de ramificación. En
todos los casos, el potencial de acción generado en el segmento
Características generales inicial del axón circula a lo largo de éste debido a un gradiente
ı iónico existente entre el citoplasma intracelular y el líquido ex-
ı tracelular. Los axones contienen engrosamientos —denominados
El descubrimiento por parte de Santiago Ramón y Cajal de las varicosidades axonales— y terminaciones sinápticas que contie-
neuronas como unidades celulares y funcionales básicas del sis- nen los componentes celulares y bioquímicos necesarios para la
tema nervioso planteó rápidamente el problema del intercambio síntesis, almacenamiento y liberación de los neurotransmisores.
de información entre ellas. A principios del siglo XX, los expertos La llegada de los potenciales de acción a esos engrosamientos y
se dividían en dos bandos: uno de ellos defendía que la comuni- terminales produce su despolarización (paso a potencial eléctri-
cación entre neuronas tenía una base química, mientras que el co positivo), la apertura subsiguiente de canales de calcio sensi-
otro defendía que se producía mediante medios eléctricos (los bles a voltaje y la entrada de calcio al interior del terminal. Éste es
dos bandos se ridiculizaban entre sí denominándose mutuamen- un paso fundamental, ya que el calcio pone en marcha la maqui-
te como partidarios de la «sopa» o de la «chispa», respectivamen- naria de secreción, formada por proteínas (complejo SNARE: so-
te). La base de tal división radicaba en el hecho de que prepara- luble n-ethylmaleimide-sensitive factor attachment protein receptor)
ciones de órganos aislados respondían tanto a estímulos eléctricos que anclan las vesículas sinápticas donde se almacena el neuro-
como químicos, y todo dependía del énfasis puesto en los res- transmisor a la membrana celular y liberan su contenido al exte-
pectivos hallazgos. Hoy día sabemos que la transmisión de los im- rior. Una vez liberado, el neurotransmisor actúa en los receptores
pulsos nerviosos, de tipo eléctrico, a lo largo de los axones neu- presentes en la membrana de las neuronas postsinápticas, donde
ronales produce liberación de sustancias químicas que actúan puede ejercer diversas acciones. Éstas pueden ser fundamental-
sobre determinadas proteínas (receptores) localizadas en la mem- mente de dos tipos: por un lado, la apertura de canales iónicos
brana de células próximas, en un proceso que se conoce como (receptores ionotrópicos) —en este caso, la activación del receptor
neurotransmisión química. Además, existen sinapsis o uniones produce un cambio rápido en la polaridad de la membrana de la
de tipo eléctrico, en las que las membranas de dos células adya- neurona postsináptica, debido a la entrada masiva de iones de uno
centes están unidas físicamente mediante hemicanales formados u otro signo (p. ej., Na+ o Cl–)— y, por otro, otro tipo de acciones,
por proteínas denominadas conexinas. A diferencia de la comu- más lentas, que se producen al activar receptores de tipo metabo-
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nicación por medios químicos, en este caso existe contacto físico trópico, acoplados a proteínas G. En este caso, la activación del re-
entre los citoplasmas de las células unidas de este modo, lo que ceptor induce un cambio conformacional de su estructura que afec-
posibilita una transmisión inmediata de los cambios eléctricos ta al estado funcional de la proteína G acoplada al receptor y que
ocurridos en una de las células a células adyacentes. Este tipo de se traduce finalmente en la producción de una serie de mediadores
uniones eléctricas se da en vías nerviosas que deben conducir intracelulares o segundos mensajeros (adenosinmonofosfato cí-
impulsos con gran rapidez. Otro caso de uniones eléctricas, des- clico [AMPc], diacilglicerol [DAG], liberación de Ca++ intracelu-
cubierto más recientemente, es el de interneuronas gabaérgicas, lar) que son finalmente los responsables de cambios en el estado

| 226 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c13/ Neurotransmisión química en el sistema nervioso central
ı

de activación de la neurona postsináptica, muchas veces también a ción excitadora en el cerebro y la médula espinal de los vertebra-
través de cambios en la permeabilidad iónica, si bien éstos son dos. Actualmente se acepta que el L-glutamato (en la nomencla-
más moderados y ocurren más tarde que los realizados a través de tura oficial de la Asociación Internacional de Química Pura y
canales iónicos. Aplicada [IUPAC, International Union of Pure and Applied Che-
A lo largo de la evolución, se han ido seleccionando diversas mistry], (S)-glutamato) es el principal neurotransmisor excitador
moléculas como mediadores intracelulares dentro de los distintos en el sistema nervioso central de mamíferos, siendo responsable
sistemas de comunicación celular de los seres vivos. En el caso del de una tercera parte de la neurotransmisión sináptica excitadora.
sistema nervioso central, los principales mediadores químicos Las principales vías neuronales del cerebro utilizan glutamato
son aminoácidos, como el glutamato, el ácido γ-aminobutírico como neurotransmisor, entre ellas, circuitos locales excitadores
(GABA) o la glicina, que son los responsables mayoritarios de la en la corteza cerebral, el hipocampo, el cerebelo y otras regiones,
transmisión de señales excitadoras (glutamato) e inhibidoras proyecciones de la vía perforante desde la corteza entorrinal, pro-
(GABA y glicina) entre neuronas. Un segundo gran grupo son los yecciones de los centros superiores al estriado, el tronco cerebral y
neurotransmisores aminérgicos, como acetilcolina, histamina, ca- la médula espinal, proyecciones del núcleo olivar en la médula al ce-
tecolaminas y serotonina. Éstos actúan fundamentalmente a través rebelo, etc. El glutamato es también el neurotransmisor utilizado
de receptores metabotrópicos y efectúan esencialmente señales por algunas poblaciones de células bipolares y ganglionares en la
moduladoras, de gran importancia en el ajuste fino de las seña- retina. Aproximadamente, un 80 % del glutamato del sistema
les que circulan por los circuitos cerebrales. Por último, un tercer nervioso central tiene una función metabólica, de síntesis protei-
gran grupo son los péptidos, compuestos con acciones muy diver- ca y de destoxificación del amoníaco, mientras que un 20 % tiene
sas en el sistema nervioso central (secreción hormonal, estrés, co- una función neurotransmisora, en clara correspondencia con los
transmisión con aminas, etc.). Otros compuestos, como el óxido diferentes compartimientos celulares identificados. La introduc-
nítrico, el adenosintrifosfato (ATP) o la adenosina, por poner al- ción de las técnicas de espectrometría mediante resonancia mag-
gunos ejemplos, también cumplen funciones de comunicación nética ha permitido establecer nuevos conceptos en la síntesis,
neuronal aunque no pertenecen a ninguno de estos grupos. compartimentación metabólica y utilización de glutamato en el
El cerebro humano consta de unos 100.000 millones (1011) de cerebro. Durante la neurotransmisión glutamatérgica, el gluta-
neuronas que pueden efectuar unos 1.000 contactos sinápticos mato es liberado por el terminal nervioso y actúa posteriormente
cada una, lo que lleva a una cifra aproximada de 1014 posibles si- en receptores postsinápticos ionotrópicos acoplados a canales
napsis. La pérdida (por procesos neurodegenerativos) o disfun- permeables a cationes y metabotrópicos acoplados a proteína G
ción (por razones todavía mal comprendidas) de la comunica- (v. más adelante). La acción excitadora del glutamato finaliza
ción interneuronal en el cerebro es la responsable de la mayor por eliminación activa de la sinapsis mediante proteínas trans-
parte de las enfermedades neurológicas y psiquiátricas que afligen portadoras de glutamato localizadas en neuronas y astrocitos.
a nuestra sociedad: enfermedad de Alzheimer, enfermedad de ı
Parkinson, esquizofrenia, depresión, trastornos de ansiedad, ı
adicción a drogas, etc. El tratamiento (cuando existe) de estas síntesis, metabolismo, liberación
patologías se realiza fundamentalmente con sustancias que afec- y captación de glutamato
tan a la neurotransmisión química mediada por las monoaminas ı
(antidepresivos, antipsicóticos, potenciadores cognitivos, etc.) o La mayoría del ácido glutámico o glutamato que se encuentra
aminoácidos como el GABA (ansiolíticos, anticonvulsivos, etc.). en el cerebro proviene de la síntesis local a partir de glutamina y
Por ello, y dadas las limitaciones de espacio que requiere la obra, de intermediarios del ciclo de Krebs (fig. 13-1). La glucosa es con-
nos centraremos en describir las características de la neurotrans- vertida por glucólisis en piruvato, el cual se transforma en acetil-
misión química mediada por estos compuestos. Para los aspec- coenzima A y entra en el ciclo de Krebs, donde por aminación
tos no incluidos en este capítulo o para una ampliación, el lector reductiva del α-cetoglutarato y por acción de la enzima glutama-
interesado puede consultar excelentes libros de texto de neuro- to deshidrogenasa, produce finalmente glutamato (paso 1, fig. 13-
ciencias (1-6). 1). El glutamato liberado por el terminal nervioso es captado por
neuronas y glia; en el compartimento glial, el glutamato es con-
vertido en glutamina mediante la enzima glutamina sintetasa
(paso 2, fig. 13-1); la glutamina sintetizada en astrocitos es poste-
Neurotransmisión riormente captada por las neuronas. En el compartimento neuro-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

nal, la glutamina se convierte en glutamato en la mitocondria


por el aminoácido L-glutamato mediante la enzima glutaminasa (paso 3, fig. 13-1). No todo el
ı glutamato que se produce a partir de la glutamina se utiliza para
ı reponer el pool neurotransmisor; en cambio, una parte del glu-
El glutamato es un aminoácido no esencial, implicado en el tamato sintetizado se oxida a 2-cetoglutarato mediante la enzima
metabolismo celular general en el sistema nervioso. En las déca- aspartato aminotransferasa, entrando así de nuevo en el ciclo de
das de 1950 y 1960 se estableció que el glutamato ejercía una ac- Krebs (paso 4, fig. 13-1).

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 227 |


|
F. Artigas Pérez y C. Suñol Esquirol
|

Neurona α-cetoglutarato

Glucosa
Glutamina
(1)
Ciclo de
Piruvato Krebs (3)
α-cetoglutarato
(4)
Glutamato

‘ Glía
Receptor
Glutamina

(2)

Glutamato

/figura13-1/
Esquema de las vías metabólicas implicadas en la síntesis y degradación del glutamato
Enzimas implicadas: glutamato deshidrogenasa (1), glutamina sintetasa (2), glutaminasa (3) y aspartato aminotransferasa (4).

El glutamato se libera a partir de las vesículas en los termina- puesta a moléculas como la prostaglandina E, el ATP, el gluta-
les presinápticos por un mecanismo dependiente del Ca++ y que mato y la bradicinina; esta liberación es dependiente del Ca++ y
implica canales de Ca++ dependientes de voltaje del tipo N y P/Q. ocurre por pulsos, si bien no existen pruebas de la existencia de
Se estima que la concentración de glutamato en las vesículas es de mecanismos exocitóticos en astrocitos. Al igual que otras células,
~0,1 mmol y que la liberación de una sola vesícula produce un los astrocitos liberan glutamato citosólico, independientemente
potencial excitador postsináptico relacionado, principalmente, del Ca++, en los procesos de regulación de volumen.
con la activación de receptores para α-amino-3-hidroxi-5-metil- La concentración extracelular de glutamato está altamente re-
4-isoxazol propionato (AMPA). Se han descrito dos moléculas gulada, manteniéndose a una concentración de 1-3 µmol en la
responsables de la captación de glutamato por las vesículas sináp- sinapsis, mediante la acción de diferentes transportadores de
ticas: los transportadores vesiculares de glutamato 1 (VGLUT1) y membrana. Se han descrito 5 transportadores para glutamato,
2 (VGLUT2); estos transportadores son específicos de neuronas con un alto grado de conservación entre especies. Las versiones
y no se ha descrito su presencia en la glía. Existe también una libe- humanas reciben el nombre de transportadores para aminoáci-
ración de glutamato a través de la operación inversa de los trans- dos excitadores (EAAT 1 a 5). El EAAT2 (equivalente a GLT1 en
portadores de glutamato. Este tipo de liberación se produce, prin- rata) es el principal transportador del glutamato. Se encuentra ex-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

cipalmente, en situaciones de isquemia en las que los gradientes clusivamente en la glía y está ampliamente distribuido en el sistema
transmembrana de Na+ y K+ están alterados y el balance energé- nervioso central humano; la reducción de la expresión de EAAT2
tico celular está reducido. La liberación sináptica de glutamato produce un drástico incremento de la concentración de glu-
está regulada por diferentes receptores presinápticos: glutamatér- tamato extracelular y lesiones neuronales en regiones cerebra-
gicos metabotrópicos de tipo II y III, colinérgicos (nicotínico y les específicas; los ratones con déficit de EAAT2 presentan un
muscarínico), de adenosina (A1), de GABAB y de neuropépti- cuadro de convulsiones espontáneas letales, elevada susceptibili-
dos. Finalmente, los astrocitos también liberan glutamato en res- dad a lesiones cerebrales agudas y no son viables más allá de 3 me-

| 228 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c13/ Neurotransmisión química en el sistema nervioso central
ı

ses. El EAAT1 (GLAST) es abundante en el cerebelo y se expresa cationes (receptores ionotrópicos), así como procesos de trans-
principalmente en la glía. El EAAT3 (equivalente al EAAC1 en ducción de señales intracelulares (receptores metabotrópicos),
animales) y el EAAT4 son exclusivamente neuronales, el prime- que incluyen la activación e inhibición de enzimas, la liberación o
ro altamente expresado en la corteza, el hipocampo, el caudado y inhibición de mensajeros intracelulares, la formación o liberación
el putamen, mientras que el EAAT4 se expresa en las células de de mensajeros transcelulares y la regulación dependiente del Ca++
Purkinje del cerebelo y el EAAT5 se encuentra únicamente en la de la expresión génica. Se han descrito 27 genes que codifican
retina. El proceso de captación de glutamato, ya sea por parte de para las diferentes subunidades de receptores de glutamato, lo
la neurona o la glía, es de tipo electrogénico y está asociado al que unido a la existencia de variantes de splicing y modificacio-
transporte de 2-3 iones de Na+ y 1 de H+ y al contratransporte de nes postraslacionales puede explicar la gran diversidad molecular
un ion de K+. También existen pruebas de que los transportado- de los receptores de glutamato (fig. 13-3).
res de glutamato están regulados por el ambiente rédox que los ı
rodea y, en condiciones oxidantes, la actividad de los transporta- ı
dores está disminuida; ello puede conllevar una mayor vulnerabi- receptores ionotrópicos de glutamato (7-13)
lidad neuronal a la toxicidad por glutamato en condiciones de ı
estrés oxidativo intenso y crónico. Parece que son los transportado- Los receptores ionotrópicos (iGluR) incluyen el receptor para
res gliales, siendo cuantitativamente los más importantes, las en- N-metil-D-aspartato (NMDA), para AMPA y para kainato (KA).
tidades moleculares implicadas en la eliminación de glutamato de La activación de los receptores NMDA produce una corriente,
la sinapsis, y se han descrito alteraciones de estos transportado- de carácter lento y duradero, mediada por el flujo hacia el interior
res gliales en algunas enfermedades neurodegenerativas. Los de Ca++. La activación de los receptores AMPA y KA (receptores
transportadores para glutamato de membrana plasmática tam- no NMDA) media la transmisión sináptica excitadora rápida; es-
bién transportan aspartato, mientras que los transportadores ve- tos receptores están acoplados a canales iónicos independientes
siculares son específicos para glutamato. Diferentes revisiones de voltaje, permeables al flujo de Na+, cuyo influjo da lugar a una
abordan los temas tratados en este apartado (7-10). corriente despolarizante. Desde un punto de vista histórico, la
ı existencia de múltiples receptores para glutamato se estableció
ı cuando se encontraron antagonistas específicos y selectivos para
receptores para glutamato las acciones excitadoras neuronales ejercidas por los diferentes
ı aminoácidos excitadores (glutamato, NMDA, kainato y quis-
El glutamato liberado actúa sobre múltiples subtipos de re- qualato). Esto dio lugar a una primera nomenclatura, como re-
ceptores presinápticos y postsinápticos (fig. 13-2). La activación ceptores NMDA y receptores no NMDA, para definir los lugares
de receptores de glutamato da lugar a una amplia serie de acon- sensibles y no sensibles, respectivamente, a los antagonistas selec-
tecimientos celulares: apertura de canales iónicos permeables a tivos del lugar de acción del NMDA. Posteriormente, la biología

Receptores para aminoácidos excitadores

Ionotrópicos Metabotrópicos
(canales iónicos) (acoplados a proteína G)

NMDA AMPA Kainato Grupo I Grupo II Grupo III

mGlu4a, b
NR1 (a-g) GluR5-7
GluR1-4 mGlu1a-d mGlu2 mGlu6
NR2A-D KA1
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(GluRA-D) mGlu5a, b mGlu3 mGlu7a, b


NR3 KA2
mGlu8a, b

/figura13-2/
Clasificación de los diversos receptores ionotrópicos (AMPA, kainato, NMDA) y metabotrópicos (mGLURI,
mGluRII y mGluRIII) de glutamato

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 229 |


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F. Artigas Pérez y C. Suñol Esquirol
|

mGluR2
GABA
GABAA

mGluR1/5
mGluR2 KA
NMDA
mGluR5 Glu
AMPA
Na+, CA++
VGLUT Glu
L-glutamato KA
Excitabilidad
neuronal
mGluR2/3
mGluR7
mGluR4/8 mGluR4/6/7/8
Glu

EAAC1
mGlu3
(EAAT3)
Glía GLAST/GLT1
(EAAT1/EAAT2)

/figura13-3/
Esquema de sinapsis glutamatérgica en el que se indica la localización de los diversos receptores de glutamato
Una vez sintetizado, el glutamato se almacena en vesículas sinápticas gracias a la acción de los transportadores vesiculares de glutamato (VGLUT1 y
VGLUT2). Tras la llegada de potenciales de acción al terminal sináptico, se abren canales de Ca++ dependientes de voltaje y este ion penetra en el termi-
nal, donde inicia el proceso de liberación del contenido de las vesículas a la sinapsis tras su fusión con la membrana celular. Diversos receptores metabo-
trópicos (mGluR) localizados presinápticamente modulan positivamente (mGluR5) o negativamente (mGluR2, 4, 6, 8) este proceso. Los receptores iono-
trópicos (AMPA, KA, NMDA) se localizan fundamentalmente en las espinas dendríticas, especializaciones celulares donde se establecen gran parte de los
contactos sinápticos. El receptor KA (y posiblemente el AMPA) está también presente a nivel presináptico. La activación de los receptores ionotrópicos pro-
duce una entrada de iones Na+ y Ca++, que aumenta la excitabilidad neuronal y produce fenómenos de plasticidad sináptica como la potenciación a largo
plazo (LTP). Por otra parte, la activación de los receptores GABAA produce un efecto opuesto, ya que permite la entrada de iones Cl–, lo que reduce la ex-
citabilidad neuronal. Los diversos receptores metabotrópicos de glutamato (mGluR) se caracterizan por ejercer acciones moduladoras de la entradas ióni-
cas a través de los receptores AMPA, KA o NMDA. Así, los receptores del grupo I (mGluR1, mGluR5) están acoplados a fosfolipasas y potencian acciones
excitadoras del glutamato. Por su parte, los receptores de los grupos II (mGluR2, mGluR3) y III (mGluR4, mGluR6, mGluR7, mGluR8) son inhibidores debi-
do a su acoplamiento negativo a la adenilatociclasa. Ejercen acciones presinápticas, reduciendo la liberación del propio glutamato o de otros neurotrans-
misores como GABA, catecolaminas, serotonina, acetilcolina, etc. El receptor mGluR7 parece ser el autorreceptor localizado dentro de las sinapsis gluta-
matérgicas que controla la liberación de glutamato, mientras que otros receptores, como el mGluR2, ejercen la misma función pero se localizan fuera de la
sinapsis. Otros receptores como el mGluR3 o el mGluR5 poseen una localización esencialmente glial. El glutamato liberado es captado por neuronas y
células gliales a través de diversos transportadores (EAAT1 a EAAT3 en el cerebro humano) mediante un proceso dependiente de Na+ y energía.

molecular permitió establecer la clasificación actual. Los recep- gonistas, dando lugar a receptores con diferentes características
tores ionotrópicos están formados por 4 o 5 subunidades, las cua- electrofisiológicas. La subunidad NR3 se expresaría, principal-
les son específicas para cada una de las tres familias (v. fig. 13-2). mente, durante el desarrollo neuronal y se sabe poco sobre su fun-
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Las subunidades tienen tres segmentos transmembrana y un ción fisiológica. Una característica del receptor NMDA es su in-
cuarto segmento que forma un bucle intramembrana. activación por Mg++ en condiciones de reposo, bloqueo que es
Los receptores nativos de NMDA constan al menos de 2 sub- sensible a cambios de voltaje. Dicho de otro modo, la apertura del
unidades NR1 y 2 subunidades NR2; la subunidad NR1 forma canal NMDA sólo se produce cuando existe una despolarización
la parte esencial del complejo receptor, mientras que los diferen- previa, mediada esencialmente por receptores AMPA. La activa-
tes subtipos de la subunidad NR2 determinan las constantes de ción del receptor NMDA requiere, también, la existencia de gli-
apertura del canal iónico y modifican los efectos de varios anta- cina como coagonista. El lugar de reconocimiento para el gluta-

| 230 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c13/ Neurotransmisión química en el sistema nervioso central
ı

mato en el receptor NMDA se encuentra en la subunidad NR2, y mento de la densidad de receptores AMPA activos en la mem-
el lugar de reconocimiento de la glicina en la subunidad NR1. El brana, lo que se traduciría en un aumento de la señal producida
receptor NMDA está regulado por cinc, protones, poliaminas y por el glutamato liberado por los terminales presinápticos de las
agentes rédox. Los receptores NMDA están implicados en los vías excitadoras aferentes.
componentes lentos de activación e inactivación de la neuro- ı
transmisión excitadora. Estas propiedades del receptor NMDA ı
confieren funciones integrativas utilizadas en varios mecanismos receptores metabotrópicos
fisiológicos: generación de la actividad motora rítmica, regulación ı
del desarrollo neuronal embrionario, y potenciación a largo plazo Los receptores metabotrópicos de glutamato (mGluR) (8-10)
como base del aprendizaje y algunas formas de la memoria. comparten morfología y funciones con otros receptores acoplados a
Los receptores no NMDA de AMPA y KA se han diferencia- la proteína G, como la mayor parte de los receptores aminérgicos (v.
do por sus propiedades moleculares, pero no por las característi- más adelante), y tienen 7 segmentos transmembrana, con el frag-
cas farmacológicas de sus antagonistas. Ambos poseen funciona- mento N-terminal extracelular y el C-terminal intracelular. La se-
lidades similares: son canales iónicos permeables a cationes mo- cuencia de aminoácidos presenta poca homología con los recep-
novalentes (Na+ y K+) y presentan características de excitación rá- tores metabotrópicos para monoaminas. Sin embargo, poseen
pida. Generalmente son impermeables al Ca++, con la excepción una homología relativamente alta con los receptores GABAB.
de aquellos receptores AMPA carentes de la subunidad NR2, los Funcionalmente, los receptores metabotrópicos de glutamato es-
cuales también son permeables al Ca++. tán implicados en la neurotransmisión sináptica excitadora rápi-
Los receptores AMPA presentan menor afinidad para el da y también, en cierta medida, en la regulación de la excitabili-
glutamato que los receptores NMDA (EC50 de 200-500 y dad neuronal, inhibición presináptica y plasticidad sináptica. La
2,5-3 µmol/l, respectivamente), pero su cinética de activación es selectividad para agonistas, los mecanismos de transducción de
más rápida y son los responsables de la fase inicial de los poten- señal y la distribución cerebral son muy diferentes entre los tres
ciales postsinápticos excitadores. El receptor AMPA es una estruc- subtipos de mGluR. La tabla 13-1, así como las figuras 13-2 y
tura pentamérica formada por 5 subunidades. El receptor KA no 13-3, muestran los diversos tipos de receptores metabotrópicos,
está tan bien caracterizado como el receptor AMPA, y se descono- los mecanismos de transducción de señal a los que están acopla-
ce la función fundamental de estos receptores en el sistema nervio- dos y su localización celular.
so. Participan en la neurotransmisión excitadora y también están Los receptores metabotrópicos del grupo I activan la fosfoli-
implicados en la liberación presináptica de neurotransmisor (fi- pasa C, produciendo inositoltrifosfato (IP3) y diacilglicerol como
gura 13-3). Los receptores de KA funcionales son, probablemen- segundos mensajeros, lo que se traduce en un aumento del Ca++
te, estructuras heteroméricas pentaméricas situadas presináptica intracelular y de la actividad metabólica y eléctrica. Por el contra-
y postsinápticamente. rio, los receptores de los grupos II y III están acoplados negativa-
Los receptores NMDA se han asociado con fenómenos de mente a adenilatociclasa. Su activación produce una reducción de
plasticidad sináptica, como la potenciación a largo plazo (long producción de AMPc y posee un carácter inhibidor de la activi-
term potentiation, LTP) y la depresión a largo plazo. Ambos fenó- dad metabólica y de liberación de neurotransmisores. Se ha de-
menos están implicados en procesos de aprendizaje y memoria, mostrado que los mGluR de los tipos II y III actúan como auto-
y se han descrito en diversas áreas cerebrales, fundamentalmen- rreceptores y heterorreceptores inhibidores. Su localización es
te el hipocampo. En esta área cerebral, la estimulación de vías
aferentes excitadoras (colaterales de Schaffer y axones comisu-
rales) que establecen sinapsis en las dendritas de las neuronas
piramidales del área CA1 produce un aumento de la eficacia si- /tabla13-1/
náptica que se mantiene durante horas o días después de la fina- Receptores metabotrópicos de glutamato
lización del estímulo. La elucidación de los mecanismos mole- y sistemas de transducción de señal
culares y celulares implicados en la LTP ha revelado que ésta
precisa de una entrada de iones Ca ++ a través de receptores Grupo Subtipo Mecanismo de transducción de señal
NMDA, ya que su bloqueo impide el aumento prolongado de
actividad característica de la LTP. Aunque no existe todavía un I mGluR1 Fosfolipasa C (hidrólisis de fosfoinositoles)
consenso definitivo sobre todos sus aspectos, parece que los io- mGluR5
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

II mGluR2 Inhibición adenilato ciclasa (reducción AMPc)


nes Ca++ que entran a través del canal NMDA se ligan a calmo-
mGluR3
dulina, activando la autofosforilación de la calmodulincinasa II III mGluR4 Inhibición adenilato ciclasa (reducción AMPc)
(CaMKII). Una vez en su forma activa (fosforilada), esta enzima mGluR6
fosforila a su vez receptores AMPA presentes en el citoplasma mGluR7
celular que, una vez activados, se anclarían en la membrana de mGluR8
las espinas dendríticas de las neuronas piramidales. De este AMPc, adenosinmonofosfato cíclico; mGluR, receptor metabotrópico glutamato.
modo, la estimulación de receptores NMDA produce un au-

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F. Artigas Pérez y C. Suñol Esquirol
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esencialmente presináptica y su activación inhibe la liberación de El sistema gabaérgico está implicado en una amplia serie de
neurotransmisores excitadores, como el propio glutamato, funciones fisiológicas y de alteraciones neurológicas y psiquiátri-
GABA, acetilcolina, catecolaminas y serotonina. Existe un eleva- cas. Debe prestarse especial atención a la epilepsia, ya que el blo-
do interés en la farmacología de estos receptores, como dianas queo de la neurotransmisión gabaérgica (ya sea por inhibición
terapéuticas en trastornos psiquiátricos (ansiedad, depresión, es- de la síntesis, o de la liberación sináptica, o el bloqueo de la acción
quizofrenia, etc.) y neurológicas (isquemia, crisis convulsivas, postsináptica del GABA) da lugar a la aparición de convulsiones,
etc.), ya que agonistas/antagonistas de los distintos subtipos de mientras que compuestos que incrementan la acción gabaérgica
mGluR podrían modular de forma selectiva y eficaz la liberación tienen propiedades anticonvulsivas (15). Además, se han detecta-
de neurotransmisores en el sistema nervioso central. Por otra par- do mutaciones en subunidades del receptor GABAA en relación
te, los mGluR postsinápticos pueden modular la actividad de los con determinados tipos de epilepsia (16).
iGluR, AMPA y NMDA responsables de los cambios de excitabi- Debido a la amplia distribución y utilización del GABA en el
lidad de las neuronas postsinápticas. sistema nervioso central, la farmacología basada en este neuro-
transmisor ha sido ampliamente estudiada, y este estudio ha dado
lugar a numerosos fármacos y a otros compuestos neuroactivos.
Algunos de estos últimos compuestos son considerados agentes
Neurotransmisión neurotóxicos (17).
por el aminoácido ácido ı
ı
γ-aminobutírico (GABA) síntesis y metabolismo de GABA
ı ı
ı Los principales precursores del GABA son la glucosa, el piru-
La presencia de GABA en el cerebro de vertebrados fue des- vato y otros aminoácidos, como la alanina, que entran en el ciclo
crita inicialmente en 1950, pero hasta más tarde no se demostró de Krebs. El primer paso en la síntesis de GABA es la transamina-
que cumplía los criterios clásicos para ser considerado un neuro- ción de α-cetoglutarato, un intermediario en el ciclo de Krebs, en
transmisor. El hecho de encontrarse en grandes concentraciones ácido glutámico; éste es descarboxilado mediante la enzima gluta-
en el cerebro (2-10 mmol) y la participación de productos de su mato descarboxilasa (GAD), presente exclusivamente en neuronas
vía metabólica en el ciclo de Krebs hicieron difícil su reconoci- gabaérgicas y en algunos tejidos periféricos, y se transforma en
miento como neurotransmisor. Los estudios electrofisiológicos GABA (v. fig. 13-4). El GABA formado, una vez liberado a la si-
permitieron determinar el carácter general de neurotransmisor napsis, finaliza su acción sobre los receptores para GABA tras ser
inhibidor del GABA en el sistema nervioso central, si bien se ha captado por el terminal nervioso presináptico o por la glía circun-
descrito una acción despolarizadora, y por lo tanto excitadora, del dante. En ambos tipos neurales el GABA es metabolizado por la
GABA en los primeros estadios del desarrollo neuronal y en de- enzima GABA α-oxoglutarato transaminasa (GABA-T), y se for-
terminadas condiciones patológicas (14). ma el aldehído semisuccínico, el cual es rápidamente oxidado por
En mamíferos, el GABA se encuentra en elevadas concentra- la deshidrogenasa del semialdehído succínico (SSADH), forman-
ciones en el cerebro y la médula espinal, y sólo en cantidades tra- do ácido succínico, que vuelve a entrar en el ciclo de Krebs. Este
za, o está ausente, en tejidos nerviosos periféricos, tales como el proceso cerrado, mediante el cual se produce y conserva el GABA
nervio ciático, el nervio esplénico y los ganglios simpáticos, u neuronal, se denomina GABA shunt. En esta transformación glo-
otros tejidos periféricos, como el hígado, el bazo y el corazón. bal, el grupo amino que proviene de la molécula de GABA es acep-
El sistema neuronal gabaérgico está ampliamente distribuido tado por el α-cetoglutarato, que se transforma en glutamato. En
en el sistema nervioso central, estimándose que alrededor de un las neuronas gabaérgicas, este glutamato puede volver a conver-
30-40 % de las sinapsis liberan GABA como neurotransmisor. La tirse en GABA debido a la presencia de la enzima GAD, mientras
mayoría de las células gabaérgicas en el sistema nervioso central que en las células gliales, la ausencia de GAD impide esta trans-
de mamíferos son neuronas de axones cortos y de influencia local formación. En estas células, en cambio, el glutamato se transforma
(interneuronas). En la corteza cerebral se han identificado 7 ti- en glutamina mediante la acción de la enzima glutamina sintetasa
pos anatómicamente diferenciables (células en cesto, en candela- (presente sólo en células de la glía). La glutamina así formada es
bro, en doble ramo, etc.), y se ha demostrado la colocalización transferida posteriormente de la glía a las neuronas, donde la glu-
de GABA en estas neuronas con diferentes neuropéptidos (soma- taminasa en los terminales nerviosos convierte de nuevo la gluta-
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tostatina, colecistocinina, neuropéptido Y, sustancia P) y con mina en glutamato, el cual vuelve a entrar en el circuito del GABA
proteínas fijadoras de calcio (parvalbúmina, calbindina y calreti- (fig. 13-4). Las enzimas GABA-T y SSADH se encuentran en la
nina). También existen neuronas con axones largos que inervan mitocondria, mientras que la glutaminasa, la glutamina sintetasa y
estructuras alejadas de la zona que contiene los cuerpos celula- la GAD son enzimas citoplasmáticas.
res; entre ellas, la vía estriatonigral, los eferentes de la sustancia Del conjunto de estas enzimas que participan en la síntesis
negra reticular hacia el tálamo y las células de Purkinje de la cor- y degradación de GABA, la glutamina sintetasa se encuentra
teza cerebelar. sólo en la glía y la GAD sólo en neuronas y en algunos tejidos

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ı
/c13/ Neurotransmisión química en el sistema nervioso central
ı

Neurona α-cetoglutarato Glutamato

GABA-T

Ciclo de Aldehído semisuccínico GAD


Krebs
SSADH

Ácido succínico GABA

Glía Glutamina
Receptor
GS
Ciclo de
Krebs
Glutamato

GABA-T
GABA Ácido succínico

/figura13-4/
Esquema de las vías metabólicas implicadas en la síntesis y degradación del aminoácido GABA
Enzimas implicadas: descarboxilasa del ácido glutámico (GAD), GABA aminotransferasa (GABA-T), deshidrogenasa del aldehído semisuccínico (SSADH)
y glutamina sintetasa (GS).

periféricos. En los vertebrados existen dos formas de GAD con liberación y captación de GABA
un peso molecular de 65 y 67 kDa, respectivamente. Ambas iso- ı
formas difieren en sus propiedades cinéticas, en la distribución El GABA se almacena en vesículas sinápticas y es liberado de
intracelular y en su interacción con el cofactor piridoxalfosfato, forma dependiente del Ca++ por despolarización de la membrana
y se ha especulado que ambas formas de GAD estarían especia- sináptica. Se ha descrito también una liberación de GABA no ve-
lizadas en la síntesis de los diferentes compartimentos de GABA, sicular e independiente de calcio y una liberación de GABA vesi-
que se utilizarían para funciones distintas. La GAD65 se ubica cular no dependiente de calcio extracelular que podría estar rela-
principalmente en terminales nerviosos y está asociada a vesícu- cionada con una liberación asociada a activación de la fosfolipasa
las sinápticas, lo que sugiere que podría estar implicada en la A2 por movimientos del calcio intracelular.
síntesis del GABA vesicular que media la neurotransmisión si- El GABA liberado, al igual que los otros neurotransmisores, ac-
náptica rápida, mientras que la GAD67 es predominantemente túa sobre los diferentes receptores gabaérgicos, y su acción finaliza
citosólica, por lo que puede estar implicada en la síntesis del mediante captación a través de un proceso de transporte depen-
GABA metabólico o no sináptico, el cual estaría conectado con diente de energía y de iones Na+. Los transportadores, inicialmente
el ciclo de los ácidos tricarboxílicos a través del GABA shunt. caracterizados por métodos bioquímicos en función de la inhibición
Además, los ratones mutantes nulos (knockout) de GAD65 y por cis-3-amino-ciclohexanocarboxilato y por β-alanina, fueron
GAD67 muestran fenotipos distintos. Mientras que los animales
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posteriormente clonados y clasificados en la gran familia de trans-


con déficit de GAD67 muestran un fenotipo del desarrollo ca- portadores para neurotransmisores dependientes de Na+/Cl–. Los
racterizado por muerte neonatal y alteraciones del desarrollo, transportadores de GABA son proteínas con 12 regiones intramem-
los animales con déficit de GAD65 son viables, pero desarro- brana, muy similares a los transportadores de monoaminas pero
llan de manera espontánea epilepsia, ansiedad y actividad neu- no a los de glutamato. Se han clonado 4 transportadores de GABA
ronal anormal. Se ha descrito que la expresión de la GAD67 se (GAT) con diferentes afinidades para GABA (KM entre 0,8 y 100
ha encontrado consistentemente reducida en pacientes con tras- µmol/l), para los cuales no existe una nomenclatura unificada para
torno bipolar y esquizofrenia (18). todas las especies (GAT-1 a 4 o GAT-1 a 3 y BGT-1). Los diferentes

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F. Artigas Pérez y C. Suñol Esquirol
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transportadores están localizados de manera heterogénea en las re- codificadas por diferentes genes, en mamíferos) y que tiene múl-
giones cerebrales; el GAT-1 y el GAT-3 son los únicos transporta- tiples lugares de reconocimiento (21-25). Contiene como míni-
dores para GABA que se expresan sólo en el cerebro, y son los can- mo un lugar de reconocimiento de GABA y lugares de reconoci-
didatos más probables para regular los niveles cerebrales de GABA miento para benzodiazepinas, barbitúricos y sustancias convulsi-
extracelular; GAT-2 se expresa en tejidos periféricos y en el cerebro, vas. La activación por GABA (o sus análogos agonistas) del re-
exclusivamente en leptomeninges; el BGT-1 se expresa de manera ceptor GABAA induce la apertura de un canal permeable a iones
uniforme en diferentes regiones cerebrales. De crucial importancia Cl–; este flujo de Cl– es reducido por los convulsivos bicuculina
ha sido el desarrollo de fármacos inhibidores de la captación de y picrotoxinina y potenciado por tres tipos de fármacos depreso-
GABA para la terapia anticonvulsiva (11, 15). Dichos fármacos pre- res, fundamentalmente benzodiazepinas, barbitúricos y esteroi-
sentan eficacias diferentes para los distintos tipos de convulsiones des anestésicos. Otras sustancias interaccionan con el receptor
inducidas en animales experimentales. Así, los inhibidores GAT-1 GABAA y producen, a partir de éste, parte de sus efectos
(p. ej., tiagabina) son efectivos frente a las convulsiones focales y farmacológicos o neurotóxicos, entre ellos, alcohol, anestésicos
generalizadas secundarias después de kindling, y frente a las convul- (etomidato, propofol), avermectina, plaguicidas organoclorados
siones clónicas inducidas por agentes convulsivos, mientras que in- (p. ej., lindano, α-endosulfán) y piretroides, y metales (Zn++,
hibidores no específicos (p. ej., NNC 05-2045) son efectivos frente a mercurio, lantánidos), β-carbolinas ansiogénicas o convulsivos.
las convulsiones inducidas por electroshock, pero no frente las con- Desde el punto de vista molecular, el receptor GABAA tiene
vulsiones clónicas inducidas por sustancias químicas. una estructura pentamérica de unos 275 kDa formada por la
ı combinación de múltiples subunidades polipeptídicas (principal-
ı mente subunidades α1-α6, β1-β4, γ1-γ3, δ y ρ1-ρ3, de unos 50 kDa
receptores gabaérgicos y, con menor abundancia, subunidades ε, π y θ). Estas subuni-
ı
dades tienen 4 segmentos intramembrana y forman una estructu-
El desarrollo de agentes farmacológicos selectivos permitió
ra casi simétrica alrededor del canal iónico. El segmento trans-
identificar y caracterizar dos tipos diferentes de receptores gabaér-
membrana M2 de cada subunidad contribuye a la formación del
gicos: GABAA y GABAB. Estos dos tipos de receptores difieren en
canal, y entre la tercera y cuarta región transmembrana hay una
sus propiedades farmacológicas, bioquímicas y electrofisiológicas
región citoplasmática, de secuencia muy variable, que estaría in-
(19, 20). Farmacológicamente, los receptores GABAA y GABAB se
volucrada en mecanismos reguladores intracelulares (p. ej., fosfo-
diferencian por su sensibilidad frente al antagonista bicuculina (GA-
rilación). Existe un 30-40 % de identidad en la secuencia de ami-
BAA) y los agonistas 4,5,6,7-tetrahidroisoxazol [5,4-c]piridin-3-ol
noácidos entre las diferentes familias de subunidades, y todas las
(THIP), ácido 3-aminopropanosulfónico (GABAA) y baclofeno
secuencias dentro de cada familia de subunidades presentan un
(GABAB). El receptor GABAA es un miembro de la superfamilia de
70-80 % de homología.
receptores asociados a canales iónicos operados por ligando, y com-
Si bien combinaciones monoméricas, diméricas o triméricas
parte una fuerte homología y arquitectura con los receptores de gli-
de las subunidades pueden formar receptores GABAA funcionales
cina, el receptor nicotínico de la acetilcolina y el receptor 5-HT3 de
cuando se expresan en sistemas in vitro, los receptores GABAA
la serotonina. La activación de este receptor, sensible a bicuculina,
completamente funcionales in vivo se forman, generalmente, a
induce un potencial postsináptico inhibidor rápido, si bien en de-
través de la combinación pentamérica de subunidades α, β y γ
terminadas condiciones puede inducir una respuesta despolarizan-
(generalmente 2α, 2β y 1γ). Entre las posibles combinaciones de
te en función del gradiente electroquímico para el ion Cl–. El recep-
subunidades, la combinación α1β2γ2 está presente en la mayoría
tor GABAB es insensible a bicuculina y tiene homología con otros
de los receptores GABAA. La distribución de subunidades en el
receptores metabotrópicos acoplados a proteínas G, estando indi-
sistema nervioso central es muy heterogénea, y es probable que
rectamente acoplado a canales de K+ mediante la proteína G, inhi-
diferentes combinaciones de los distintos subtipos de subunida-
biendo la formación de AMPc y disminuyendo la conductancia
des estén presentes en diferentes poblaciones neuronales. A esta
para Ca++. Los receptores GABAB median la inhibición sináptica
gran variedad se añade la observación de que en una neurona
lenta y modulan la liberación de diversos neurotransmisores.
pueden existir diferentes subtipos de receptores GABAA.
Se ha descrito un tercer tipo de receptor GABA que se expre-
Existen posibles dominios funcionales para los lugares de
sa mayoritariamente en la retina y el cerebelo. Este tipo de recep-
unión de los diferentes ligandos en el receptor GABAA. Así, el lu-
tor, denominado GABAC o GABANANB (no A, no B), también per-
gar de unión del GABA comprende parte de las subunidades α y
tenece a la superfamilia de receptores acoplados a canales iónicos
β; el lugar de unión del convulsivo picrotoxinina se localiza en el
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

operados por ligando. A diferencia del receptor GABAA, este re-


poro del canal de Cl–; los lugares de unión funcionales de las ben-
ceptor no es sensible a bicuculina (19).
ı zodiazepinas clásicas comprenden parte de las subunidades α y γ,
ı y los lugares de unión de barbitúricos y neuroesteroides están me-
receptor GABAA nos definidos molecularmente (fig. 13-5). Aproximadamente el
ı 80 % de todos los receptores GABAA contienen lugares de unión
El receptor GABAA es un complejo proteico formado por di- de benzodiazepinas y son los de mayor interés farmacológico. Las
ferentes subunidades (se han descrito al menos 19 subunidades combinaciones de subunidades más frecuentes para estos recep-

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ı
/c13/ Neurotransmisión química en el sistema nervioso central
ı

Cl–

Be
nz
od
iaz
ep
ina
s
γ
M2 β

M2
α

M2
2
M
M2
α
BA
GA β

A B

/figura13-5/
Esquema de la estructura de los receptores GABAA
Estos receptores están formados por cinco subunidades (2α, 2β y 1γ) que se disponen formando una estructura pentamérica cuyo centro forma el ca-
nal de Cl–. A) Sección del receptor a través de la membrana celular. B) Vista superior del canal en la que se muestran la disposición de las diversas su-
bunidades, así como los lugares de unión del GABA y las benzodiazepinas. La activación por GABA produce una modificación de la estructura cuater-
naria de las subunidades que forman el canal, lo que permite su apertura y la entrada de Cl–, proceso que produce hiperpolarización y una reducción de
la actividad neuronal.

tores son α1β2γ2, α2β3γ2 y α3β3γ2; menos abundantes son las com- zodiazepinas. El perfil farmacológico de los ligandos benzodiaze-
binaciones α5βxγ2 y αxβxγ2δ, y las subunidades α4 y α6 confieren pínicos que interaccionan con estos receptores difiere del de la
insensibilidad a las benzodiazepinas debido a la sustitución de combinación α1β2γ2. Así, metil-β-carbolina-3-carboxilato
un único aminoácido (23). Los receptores que contienen la com- (βCCM), zolpidem y CL 218872 presentan menor afinidad (4 a
binación de subunidades α1β2γ2 representan al menos el 60 % de 14 veces) por las combinaciones de subunidades α2β3γ2 y α3β3γ2
los receptores GABAA sensibles a benzodiazepinas que se encuen- que por la combinación de subunidades α1β2γ2. Los receptores
tran en el cerebro. Este subtipo de receptor no es sólo el principal que contienen la subunidad α5 son minoritarios en el cerebro;
componente en la transducción de las señales gabaérgicas, sino los diferentes subtipos que contienen la subunidad α5 se caracte-
que media, además, la farmacología clásica de los lugares de unión rizan por su afinidad por zolpidem (micromolar, en el hipocam-
de benzodiazepinas de alta afinidad (nanomolar). Este subtipo de po y en la médula espinal). Los receptores que contienen la su-
receptor GABAA se expresa abundantemente en numerosas po- bunidad δ presentan una mayor respuesta a GABA; esta subuni-
blaciones de neuronas gabaérgicas (del cerebelo, formación reti- dad se expresa principalmente en las células granulares del cere-
cular del tronco cerebral, globo pálido, sustancia negra y cerebro belo y, en menor cantidad, en el tálamo y el bulbo olfatorio, y se
anterior, así como en interneuronas de la corteza cerebral y del hi- caracteriza, con respecto las subunidades α1, α2, α3 y α5, por la
pocampo) y no gabaérgicas (células mitrales del bulbo olfatorio y ausencia de un residuo de histidina en una posición conservada
neuronas del tálamo), y a todos los niveles de la sinapsis. Sólo del lugar de unión de benzodiazepinas. Desde un punto de vista
unas pocas regiones cerebrales no expresarían la subunidad α1, farmacológico, la presencia de la subunidad δ confiere una mayor
principalmente la capa de células granulares del bulbo olfatorio, afinidad para algunos ligandos de benzodiazepinas (p. ej., βCCM
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

el complejo estriatal y el núcleo reticular del tálamo. Los recepto- y diazepam). Finalmente, algunas combinaciones, que contienen
res que contienen las subunidades α2 o α3 representan aproxi- principalmente las subunidades α4, α6 o ρ, son insensibles a las
madamente el 25 % de los receptores GABAA sensibles a benzo- benzodiazepinas clásicas (diazepam), pero sensibles a ciertas ben-
diazepinas. Son más abundantes en regiones en las que la subuni- zodiazepinas no clásicas (flumazenil, bretazenil). Los receptores
dad α1 está ausente o poco expresada. Los circuitos neuronales que contienen la subunidad α6 se expresan casi exclusivamente
que expresan las combinaciones α2β3γ2 y α3β3γ2 se supone que es- en las células granulares del cerebelo. Los receptores formados
tán menos involucrados en las respuestas farmacológicas a ben- por subunidades ρ, localizados principalmente en la retina, for-

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F. Artigas Pérez y C. Suñol Esquirol
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man canales iónicos operados por GABA pero insensibles a ben- reconocimiento del receptor. Así, los barbitúricos y los esteroi-
zodiazepinas. Se expresan en regiones del cerebro involucradas des anestésicos modulan alostéricamente la unión de GABA, ben-
en las vía visuales y se ha detectado la presencia minoritaria de zodiazepinas y t-butil-biciclofosforotionato (TBPS)/picrotoxini-
ácido ribonucleico mensajero (ARNm) para la subunidad ρ1 en na; el GABA y los barbitúricos modulan la unión de las benzodia-
neuronas corticales en cultivo. Si bien se ha acuñado el término zepinas, y la unión de TBPS/picrotoxinina es modulada alostéri-
GABA C para aquellos receptores formados por subunidades camente por GABA, barbitúricos, benzodiazepinas y anestésicos
ρ, la Unión Internacional de Farmacología (IUPHAR, Inter- esteroides.
national Union of Pharmacology) recomienda considerar es-
tos receptores como integrantes de la familia de los receptores
lugar de reconocimiento del neurotransmisor GABA
GABAA (19).
La identificación de la relevancia farmacológica de los diferen- La activación del receptor GABAA por GABA da lugar a un
tes subtipos de receptores GABAA provee una base racional para el incremento en la permeabilidad de la membrana neuronal al ion
desarrollo de fármacos benzodiazepínicos con actividad específi- Cl–, debido a la prolongación en la apertura del canal iónico. La
ca para determinadas subunidades (23, 25, 26). Así, los efectos se- entrada de Cl– por gradiente de concentración (este ion está mu-
dantes y amnésicos de las benzodiazepinas estarían mediados por cho más enriquecido fuera que dentro de las neuronas) produce
la subunidad α1, la misma que mediaría parcialmente los efectos una hiperpolarización focalizada de la membrana neuronal que
anticonvulsivos de las benzodiazepinas; los efectos ansiolíticos del contrarresta los efectos de los estímulos despolarizantes. La ac-
diazepam estarían mediados por la subunidad α2, que representa ción inhibidora del GABA puede antagonizarse de manera com-
sólo el 15 % de los receptores GABAA sensibles a benzodiazepinas, petitiva por bicuculina o mimetizarse por agonistas totales
y los efectos miorrelajantes están mediados por las subunidades (p. ej., muscimol, THIP e isoguvacina) y parciales (p. ej., ácido-4-
α2, α3 y/o α5, pero no por α1 (se ha hipotetizado que la subunidad piperidinsulfónico).
α2 es la subunidad que es más probable que esté implicada, debido Los estudios de unión de [3H]GABA y [3H]muscimol en teji-
a su elevada expresión en la médula espinal). Esta especificidad de do nervioso de mamíferos indican la existencia de lugares de
las acciones de las benzodiazepinas, mediadas por diferentes sub- unión del GABA de alta y baja afinidad, con valores de KD en el
unidades, está dando lugar a la búsqueda de fármacos selectivos rango nanomolar bajo y alto, respectivamente. Parece que el lugar
del subtipo, tales como agonistas α2 o α3 como ansiolíticos no se- de unión de baja afinidad es el lugar de unión preferente de anta-
dantes y agonistas inversos α5 (que actúan principalmente en el hi- gonistas. Sin embargo, actualmente se sugiere que el GABA ejer-
pocampo) como activadores de la memoria. ce sus efectos fisiológicos actuando en un lugar de unión de muy
Finalmente, la regulación dinámica del receptor GABAA post- baja afinidad, de acuerdo con las concentraciones micromolares
sináptico comprende la regulación intracelular del tráfico de la de GABA utilizadas en los estudios electrofisiológicos y de flujo
proteína, el ensamblaje en la membrana plasmática, la forma- iónico y de modulación alostérica de otros lugares de unión del
ción de agrupaciones en la sinapsis mediante proteínas asociadas complejo del receptor GABAA. La existencia de lugares de unión
al receptor GABAA (GABARAP) y la degradación/reciclaje de las de GABA de alta, baja y muy baja afinidad puede explicarse asu-
proteínas del receptor (22, 27). La proteína GABARAP reconoce miendo diferentes estados de afinidad del mismo receptor o, al-
y se une a la subunidad γ2 del receptor GABAA. Pertenece a una ternativamente, asumiendo que existen diferentes lugares de
familia de proteínas que está implicada en una variedad de pro- unión en el mismo receptor. En receptores GABAA recombinan-
cesos celulares que comprenden interacciones entre proteínas tes, canales homooligoméricos formados por las subunidades α,
localizadas en la membrana y/o proteínas asociadas a microtú- β, γ o δ presentan múltiples estados de conductancia en respues-
bulos. ta al GABA, lo que sugiere que el lugar de unión del neurotrans-
ı misor puede estar presente en cada una de estas subunidades.
ı Otros estudios indican que es necesaria una composición mínima
farmacología y modulación de los receptores de subunidades α y β para una completa eficacia del GABA, sugi-
GABAA riendo que el lugar de unión del GABA puede localizarse en la su-
ı perficie entre estas dos subunidades.
Los receptores GABAA tienen diferentes lugares de reconoci-
miento, que incluyen sitios de unión para el neurotransmisor
lugar de reconocimiento de las benzodiazepinas
endógeno (GABA) y para benzodiazepinas, picrotoxinina, bar-
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bitúricos, neuroesteroides, etc. (28). Los diferentes lugares de Las benzodiazepinas constituyen una de las principales clases
unión de GABA, benzodiazepinas y picrotoxinina se han carac- de psicofármacos, siendo ampliamente utilizadas como ansiolíti-
terizado mediante el uso de radioligandos específicos. Sin embar- cos, anticonvulsivos, relajantes musculares e hipnótico-sedantes.
go, hasta el momento no se han descrito ligandos marcados con A partir de la suposición de que las benzodiazepinas actuaban
radionúclido para los lugares de unión de los barbitúricos y de los principalmente facilitando la neurotransmisión gabaérgica, el avan-
esteroides. La unión de los diferentes compuestos al receptor GA- ce más destacado en el conocimiento del modo de acción de estos
BAA influye y modifica alostéricamente los diferentes lugares de fármacos se dio cuando se demostró que se unen a sitios de alta

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ı
/c13/ Neurotransmisión química en el sistema nervioso central
ı

afinidad en el cerebro de rata. Estos lugares, ahora denominados Además del GABA, muchas otras sustancias interaccionan y
receptores de benzodiazepinas, forman una parte integral del modulan el lugar de unión de la picrotoxinina, marcado con
complejo del receptor GABAA, en el cual los agonistas de recepto- [35S]TBPS. De esta forma, compuestos que facilitan la apertura
res de benzodiazepinas actúan modulando positivamente la acti- del canal de Cl–, como barbitúricos y esteroides, inhiben la unión
vidad del GABA, influyendo alostéricamente la conformación del de [35S]TBPS. Las benzodiazepinas también inhiben la unión de
lugar de reconocimiento del neurotransmisor (29, 30). [35S]TBPS, pero sólo cuando el GABA está presente en concen-
La existencia de radioligandos para los receptores de benzo- traciones micromolares; esta observación concuerda con el hecho
diazepinas supuso un gran avance en la búsqueda de modulado- de que la presencia del neurotransmisor es un requerimiento ne-
res endógenos de estos lugares, así como en la búsqueda de li- cesario para que el canal de Cl– se abra. Estos datos sugieren que
gandos de benzodiazepinas con características farmacológicas el grado de unión de [35S]TBPS en presencia de GABA está estre-
mejoradas. Una consecuencia inesperada de estos estudios fue el chamente relacionado con el estado funcional del receptor GA-
hallazgo de que algunos ligandos, denominados agonistas inver- BAA, por lo que este ensayo de unión del radioligando puede ser
sos, reducían las acciones del GABA y presentaban propiedades útil para la caracterización de las interacciones alostéricas entre
ansiogénicas y convulsivas, indicando que los receptores benzo- los diferentes lugares de reconocimiento del receptor.
diazepínicos pueden ejercer una modulación bidireccional. Las
benzodiazepinas clásicas, tales como el diazepam, incrementan
lugar de reconocimiento de los barbitúricos
el efecto del GABA en el receptor GABAA mediante la potencia-
ción de su unión al receptor y el incremento del acoplamiento en- No existen pruebas directas de la unión de los barbitúricos al
tre el receptor y el canal iónico; sin embargo, las benzodiazepinas receptor GABAA, debido a la falta de radioligandos específicos. Las
no abren el canal iónico en ausencia de GABA. Como conse- investigaciones iniciales sugirieron que los barbitúricos anestési-
cuencia de la buena correlación entre la potencia clínica de las cos podrían actuar incrementando la inhibición neuronal. En es-
benzodiazepinas y su afinidad por el lugar de unión de [3H]flu- tudios electrofisiológicos, los barbitúricos depresores, tales como
nitrazepam, se cree que estos lugares son los receptores farmaco- el pentobarbital y el fenobarbital, actúan como moduladores alos-
lógicos, a través de los cuales las benzodiazepinas ejercen sus ac- téricos positivos en el receptor GABAA incrementando la inhibi-
ciones clínicas. Las pruebas de que el antagonista selectivo de re- ción mediada por GABA debido, principalmente, a la prolonga-
ceptores de benzodiazepinas, el flumazenil, bloquea los efectos ción del tiempo medio de apertura del canal, con poca o ninguna
farmacológicos centrales de las benzodiazepinas apoyan esta con- influencia en la frecuencia de apertura o en la conductancia de
clusión. Los estudios de fotomarcado por afinidad indican que el aquél. Además, a concentraciones elevadas, estos agentes pueden
lugar de unión de las benzodiazepinas se encuentra en la subuni- abrir directamente el canal de Cl–, incluso en ausencia de GABA.
dad α o bien en la superficie entre las subunidades α y γ del com- Esta última propiedad representa una diferencia importante res-
plejo del receptor GABAA (v. fig. 13-5). La presencia de la subuni- pecto las benzodiazepinas, que no tienen tal efecto directo en la
dad γ (idealmente la subunidad γ2) permite la modulación alos- apertura del canal. Esta acción directa de los barbitúricos sobre el
térica del lugar de unión del GABA por benzodiazepinas. canal puede dar lugar a los efectos tóxicos por sobredosis.

lugar de reconocimiento del convulsivo picrotoxinina modulación del receptor GABAA por otros agentes de interés
farmacológico y por sustancias neurotóxicas
Los convulsivos picrotoxinina y TBPS comparten un único
lugar de unión en los receptores GABA, donde actúan inhibiendo Neurosteroides. El anestésico alfaxolona y determinados es-
la amplitud de las corrientes de Cl– inducidas por GABA. Estos teroides endógenos neuroactivos, derivados de la progesterona y
compuestos son considerados antagonistas no competitivos del de la desoxicortisona, producen un claro incremento de las co-
receptor GABAA, puesto que no compiten directamente con el rrientes inducidas por GABA, siendo su potencia superior a la de
GABA por su lugar de reconocimiento. Existe controversia acer- los barbitúricos. Las corrientes inducidas por esteroides son in-
ca de si se unen en un lugar modulador del receptor GABAA o crementadas por diazepam y barbitúricos, y bloqueadas por bicu-
directamente en el canal de Cl–. Estudios electrofisiológicos con culina y picrotoxinina, lo que confirma la participación del recep-
receptores GABAA recombinantes muestran que el TBPS y la pi- tor GABAA en este efecto.
crotoxinina interaccionan con el receptor GABAA, tanto cuando
éste está en reposo como cuando el GABA está unido al receptor, Etanol. Se ha observado que el etanol incrementa la res-
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si bien la afinidad es unas 10 veces superior en este último caso. puesta neuronal a GABA. Esta potenciación de los efectos de
Estudios de mutagénesis dirigida y de comparación de flujo ióni- GABA por etanol necesita la presencia de la subunidad γ2 y de-
co, a través de receptores de GABA y glicina, indican la impor- pende de la variante de la subunidad α presente en el receptor.
tancia de la presencia de determinados aminoácidos en el seg-
mento transmembrana M2 formador del canal, para la acción Avermectina B1a. La avermectina tiene propiedades insec-
bloqueante de picrotoxinina. El lugar de unión de picrotoxinina y ticidas y antihelmínticas y, a bajas concentraciones, produce un
TBPS estaría presente por igual en las subunidades α, β y γ. incremento de la permeabilidad neuronal a Cl–, que es revertida

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F. Artigas Pérez y C. Suñol Esquirol
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por antagonistas gabaérgicos; sin embargo, a concentraciones ele- estos receptores; la asociación de estas dos subunidades por el
vadas es bloqueante del receptor GABAA. Se ha encontrado unión extremo carboxilo intracelular es necesaria para el funcionamien-
de alta afinidad de [3H]avermectina con interacciones alostéricas to del receptor GABAB. Así, la subunidad GABABR1, de la cual
entre los lugares de reconocimiento de GABA, benzodiazepinas, existen dos isoformas, contiene el lugar de unión de los agonistas
barbitúricos y TBPS . en el extremo aminoterminal, mientras que la subunidad GA-
BABR2 es responsable del acoplamiento con la proteína G. Sin
Cinc, mercurio y lantánidos. Se ha descrito la existencia de embargo, un aspecto aún no resuelto de la heterodimerización
un lugar de unión para los iones divalentes en que el cinc actua- del receptor GABAB es la ausencia de la subunidad 2 en algunas
ría como un inhibidor no competitivo reduciendo la frecuencia regiones cerebrales que expresan la subunidad 1, lo cual hace pen-
de apertura del canal. Existen datos que indican que el cinc inhi- sar en la posibilidad de que existan otras proteínas, aún no descri-
be el flujo de Cl– inducido por GABA y muscimol, si bien la mo- tas, asociadas con GABABR1.
dulación del receptor GABAA por Zn++ puede depender de la Los receptores GABAB se distribuyen de manera heterogénea
combinación de subunidades del receptor (ausencia de la subuni- en el sistema nervioso central, con elevadas densidades en algunas
dad γ y/o presencia de la subunidad δ). regiones cerebrales como el tálamo, la capa molecular de la corte-
Se ha descrito modulación del receptor GABAA por cloruro za cerebelar, el núcleo interpeduncular y la médula espinal (dis-
de mercurio y por metilmercurio, si bien no está clara la relevan- tribución obtenida a partir de estudios de unión con radioligan-
cia de estos efectos para la acción neurotóxica de los compuestos dos). El patrón de distribución se diferencia del de los receptores
de mercurio. GABAA, si bien parece que en muchas regiones cerebrales coe-
Los lantánidos estimulan el flujo de Cl– inducido por GABA, xistan lugares de unión para los receptores GABAA y GABAB. Se
y a concentraciones elevadas (1 mmol/l) estimulan directamente han realizado estudios immunohistoquímicos que permiten esta-
el receptor GABAA, probablemente por la unión en un lugar del blecer la distribución en el sistema nervioso central de la subuni-
receptor diferente de la de los barbitúricos, picrotoxinina o ca- dad GABABR1, mientras que para la subunidad GABABR2 sólo
tiones divalentes. existen estudios de expresión del ARNm pero no de la proteína.

Policlorocicloalcanos. Los plaguicidas organoclorados de la


familia del lindano y de los ciclodienos (α-endosulfán, dieldrina,
etc.) inhiben el flujo de Cl– inducido por GABA e interaccionan
Neurotransmisión
con el lugar de reconocimiento de la picrotoxinina en el receptor por monoaminas.
GABAA, de acuerdo con su acción neurotóxica como agentes cau-
santes de síntomas de hiperexcitabilidad y convulsiones.
Características generales
ı ı
ı ı
receptor GABAB Los sistemas de neurotransmisión por monoaminas (inclui-
ı da la acetilcolina, ACh) se caracterizan por una serie de rasgos
Al igual que los receptores metabotrópicos de glutamato, el comunes (32, 33). En primer lugar, son neuronas de axones lar-
receptor GABAB es un receptor metabotrópico acoplado a pro- gos, profusamente ramificados, cuyos cuerpos celulares se con-
teínas G y modula la transmisión sinápica a través de sistemas efec- centran fundamentalmente en zonas del cerebro medio y del
tores intracelulares (20, 31). La activación del receptor GABAB in- tronco encefálico (las neuronas colinérgicas se localizan además
hibe la actividad de la adenilatociclasa, activa canales de K+, inac- en áreas del telencéfalo basal). Como consecuencia, muy pocas
tiva canales de Ca++ dependientes de voltaje y modula la hidrólisis neuronas consiguen inervar áreas muy extensas. Por ejemplo,
de los inositolfosfatos. Se ha descrito la existencia de receptores en el cerebro humano, el locus coeruleus contiene solamente
GABAB presinápticos y postsinápticos: así, los receptores GABAB 30.000 neuronas noradrenérgicas, y el núcleo dorsal del rafe unas
modulan la transmisión sináptica mediante inhibición presináp- 250.000 neuronas serotoninérgicas (serotonina, 5-HT) cifras
tica de la liberación del neurotransmisor o incrementando la con- muy bajas en comparación con las 1011 neuronas del cerebro
ductancia para el ion K+, responsable de los potenciales post- humano. A pesar de este bajo número, las neuronas de ambos
sinápticos inhibidores lentos de larga duración. El receptor GABAB núcleos proporcionan la inervación noradrenérgica y serotoni-
fue identificado inicialmente en 1980 por su sensibilidad a p-clo- nérgica de la mayor parte del cerebro. Los sistemas colinérgico y
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rofenil-GABA (baclofeno) y por su insensibilidad a bicuculina dopaminérgico presentan una inervación algo más restringida,
(antagonista del receptor GABAA). Hasta la década de 1990 no se aunque también inervan amplias áreas cerebrales a partir de un
desarrollaron nuevos agonistas, y antagonistas, potentes y selec- bajo número de neuronas. En segundo lugar, estos sistemas po-
tivos para este receptor; entre ellos, los agonistas ácido γ-amino- seen una gran diversidad de receptores de membrana, asociados
propilfosfínico y ácido γ-aminopropilmetilfosfínico y los antago- a distintos sistemas de transducción de señales, lo cual les confie-
nistas faclofeno, saclofeno y 2-OH-saclofeno. Posteriormente, se re una gran versatilidad para efectuar gran variedad de respuestas
secuenciaron dos proteínas de 100 y 130 kDa que forman parte de biológicas. Actúan como neurotransmisores, aumentando la

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ı
/c13/ Neurotransmisión química en el sistema nervioso central
ı

conductancia a determinados iones en la neurona postsináptica, dido identificar 8 grupos de neuronas colinérgicas (Ch1 a Ch8),
pero también como neuromoduladores, influyendo indirecta- cuya localización no siempre respeta las fronteras de los núcleos
mente sobre la respuesta postsináptica a través de procesos de individuales que las contienen. La tabla 13-2 indica las localiza-
fosforilación de proteínas, movilización de Ca++ intracelular, ciones de estos núcleos y las zonas inervadas por cada uno de
etc. Además, por lo general, las neuronas aminérgicas poseen au- ellos.
torreceptores en sus cuerpos celulares y dendritas, están someti- Todos los ganglios de la base poseen una amplia inervación
das a importantes procesos de autoinhibición y presentan una colinérgica. La del estriado es esencialmente intrínseca, a partir de
frecuencia de descarga lenta y rítmica. interneuronas, aunque recibe algunas aferencias de los grupos
Las neuronas que sintetizan noradrenalina y 5-HT, y parte Ch4 a Ch6. La inervación de otros ganglios, como el globo páli-
de las colinérgicas, forman parte del denominado sistema reticu- do o el núcleo subtalámico, es extrínseca, probablemente proce-
lar activador del tronco del encéfalo, que participa en el control dente de Ch5 y Ch6. En la corteza cerebral de los roedores exis-
de los ciclos sueño-vigilia. Así, la transición del sueño al despertar ten interneuronas colinérgicas que proporcionan hasta un 30 %
espontáneo está asociada a un incremento de la actividad de las del total de acetilcolina. Sin embargo, en las especies de primates
neuronas noradrenérgicas del locus coreuleus y de las serotoninér- examinadas no se han podido detectar interneuronas colinérgicas
gicas del rafe. Además, ambas monoaminas están implicadas en la en la corteza o el tálamo.
fisiopatología de los trastornos afectivos y en su tratamiento, mien- La proporción de neuronas colinérgicas en los distintos gru-
tras que el sistema dopaminérgico muestra una serie de caracte- pos es variable y alcanza un máximo en el núcleo basal de Mey-
rísticas particulares que lo diferencian de la noradrenalina y la se- nert del cerebro humano, donde un 90 % de las neuronas lo son
rotonina (inervación de áreas cerebrales más restringida, descar- (alrededor de 200.000 neuronas colinérgicas en cada hemisfe-
ga neuronal en ráfagas) y está implicado en la esquizofrenia. rio). Dichas neuronas son la fuente casi exclusiva de la inerva-
ción cortical en humanos. Así, en pacientes con enfermedad de
Alzheimer, la pérdida neuronal en el núcleo basal de Meynert se
correlaciona con la reducción cortical de la enzima que cataliza la
Neurotransmisión colinérgica síntesis de ACh. Las neuronas de los grupos Ch1 a Ch4 (pero no
ı las de los otros grupos) presentan receptores del factor de creci-
ı
A pesar de que Langley y Dale ya habían postulado el con-
cepto de neurotransmisor químico a principios del siglo XX, fue
Otto Loewi quien en 1921 demostró por medio de un sencillo
experimento la existencia de un mediador químico al estimular la /tabla13-2/
inervación autonómica del corazón de rana. Dicha sustancia, «Va- Localización cerebral de las neuronas colinérgicas
gustoff», fue finalmente aislada e identificada como acetilcolina
Localización
(ACh). En la periferia, la ACh es el neurotransmisor del sistema
de los cuerpos celulares Áreas inervadas
parasimpático y desde hace más de 70 años se conoce la existencia
de diversos subtipos de receptores que median sus acciones. La Ch1
enorme riqueza de terminales colinérgicos en la placa motora y en Septo medial Hipocampo (tálamo)
el órgano électrico del pez Torpedo marmorata ha constituido una Ch2
Núcleo vertical de la banda diagonal Hipocampo (tálamo)
ayuda de primer orden en el esclarecimiento de la neurotransmi-
Ch3
sión colinérgica. Así, el receptor nicotínico fue el primer receptor Extremo horizontal de la banda Bulbo olfatorio (tálamo)
de neurotransmisores purificado y del cual se conoció la estructu- diagonal
ra primaria. Gracias a la aplicación de técnicas de biología mole- Ch4
cular, se han clonado distintos subtipos de receptores colinérgicos Núcleo basal de Meynert Corteza cerebral y amígdala
(tálamo)
(nicotínicos y muscarínicos), así como el transportador de colina
Ch5
(precursora de la síntesis de ACh) y las enzimas de sintesis y de- Núcleo pedunculopontino del tronco Tálamo (corteza)
gradación de la ACh. del encéfalo
ı Ch6
ı Núcleo del tegmento dorsolateral Tálamo (corteza)
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(tronco del encéfalo)


vías cerebrales colinérgicas Ch7
ı Núcleo medial de la habénula Núcleo interpeduncular
La detección de las vías colinérgicas en el cerebro se ha reali- Ch8
zado cartografiando distintos componentes específicos del siste- Núcleo parabigeminal Colículo superior (tálamo)
ma (p. ej., la colina acetiltransferasa, enzima de síntesis de la ACh,
Entre paréntesis se indican otras áreas de proyección menores de cada uno de los
o la acetilcolinesterasa, involucrada en su catabolismo o los dis- grupos neuronales.
tintos receptores colinérgicos). Mediante estas técnicas se han po-

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F. Artigas Pérez y C. Suñol Esquirol
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miento neuronal, lo que constituye una ayuda adicional para dis-


tinguir las proyecciones de estos grupos. /tabla13-3/
La inervación colinérgica más densa se observa en el hipo- Fármacos con acción sobre el sistema colinérgico
campo, la amígdala y algunas áreas corticales, como la corteza en-
torrinal. Los axones colinérgicos presentan gran número de vari- Agonistas muscarínicos
Acetilcolina
cosidades, formando plexos densos, en aposición a neuronas que
Muscarina
contienen acetilcolinesterasa, la enzima que cataliza la degrada- Carbacol
ción de ACh. Dentro del hipocampo, las zonas con mayor densi- Metacolina
dad de fibras colinérgicas son el borde interior de la capa molecu- Betanecol
lar de la circunvolución dentada y diversas áreas en CA2, CA3 y Pilocarpina
Arecolina
CA4. En la corteza, las capas III y V expresan la máxima densi-
Oxotremorina
dad de receptores colinérgicos. Los axones de las neuronas coli-
nérgicas, al igual que el resto de axones de neuronas aminérgicas, Agonistas nicotínicos
pueden liberar ACh en zonas no sinápticas, de modo paracrino, Acetilcolina
efectuando sus acciones en receptores relativamente distantes de Nicotina
los terminales donde se libera el transmisor. Carbacol
Arecolina
ı Tetrametilamonio
ı Feniltrimetilamonio
fisiología y aspectos funcionales Dimetilfenilpiperacina
de la transmisión colinérgica Suberildicolina
ı
Antagonistas muscarínicos
La participación de la ACh en multitud de funciones fisioló-
Atropina
gicas y su carácter de neurotransmisor en la unión neuromuscu- Escopolamina
lar ha propiciado la aparición de una farmacología muy extensa Benzotropina
(tabla 13-3), destinada a bloquear o incrementar la actividad coli- Bromuro de quinuclidilo
nérgica en la periferia. Sin embargo, existen pocos fármacos con Pirenzepina
acción selectiva para los sistemas colinérgicos cerebrales.
Antagonistas nicotínicos
En el cerebro de los mamíferos, el efecto fisiológico más im- d-tubocurarina
portante de la ACh es una reducción de la conductividad del K+, Succinilcolina
de forma que las neuronas sensibles a ACh son más susceptibles a Decametonio
otras influencias excitadoras. Sin embargo, los efectos de la ACh Galanina
en neuronas corticales también pueden ser inhibidores, bien di- Pempidina
Mecamilamina
rectamente (a través de receptores muscarínicos M2 o M4, v. más Hexametonio
adelante) o indirectamente, a través de interneuronas gabaérgicas. α-bungarotoxina
Todas las regiones de la corteza cerebral están inervadas por
ACh. Así, no es de extrañar que la función cortical esté muy in- Liberador de acetilcolina
fluida por la ACh. Los grupos Ch1 a Ch4 pueden considerarse Veneno de la araña viuda negra
como una extensión telencefálica de la formación reticular activa-
Inhibidor de la liberación
dora del tronco del encéfalo, con conexiones al sistema límbico. Toxina botulínica
Por ello, dichos grupos neuronales están relacionados esencial-
mente con fenómenos de activación cortical, el paso de sueño a Ligandos irreversibles
vigilia y la memoria. Así, la actividad colinérgica es esencial para α-bungarotoxina
mantener el ritmo theta del hipocampo y determinados compo- Quinuclidilbencilato
nentes del electroencefalograma durante el despertar. Por otra
Inhibidor del transportador
parte, las lesiones del grupo Ch4 (núcleo basal de Meynert) en Hemicolinio-3
animales de experimentación inducen pérdidas de memoria que
revierten tras la administración de agonistas. Estudios electrofi-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

Inhibidor de la síntesis
siológicos en primates han mostrado que las neuronas del nú- 4-naftilinilpiridina
cleo basal de Meynert son particularmente sensibles a la novedad
de los estímulos y a sus características motivacionales. De este Inhibidores de la acetilcolinesterasa
modo, las vías corticales procedentes de este núcleo podrían desem- Diisopropilfosfofluoridato
Neostigmina
peñar un papel preponderante en los procesos de aprendizaje, Fisostigmina
mediante cambios en la liberación cortical de ACh que modula- Insecticidas fosforados
rían la respuesta cortical a un determinado estímulo. Las vías co-

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ı
/c13/ Neurotransmisión química en el sistema nervioso central
ı

linérgicas del hipocampo estarían también involucradas en pro- que de menor tamaño, a los gránulos presentes en el órgano eléc-
cesos de memoria y de asociación. En conjunto, la inervación trico del pez Torpedo marmorata. Dicha preparación ha servido
colinérgica de áreas corticales y límbicas indica su participación para estudiar múltiples aspectos del proceso de almacenamiento
en procesos de consolidación de la memoria y de componentes y liberación de ACh. La concentración contra gradiente de la ACh
emocionales. en las vesículas se realiza mediante un transportador específico
Por otra parte, la inervación talámica colinérgica sería la res- para ACh ligado a una ATPasa, inhibido por vesamicol. Dicho
ponsable del paso de descarga en ráfagas de las neuronas talámi- compuesto bloquea la liberación evocada de ACh sin afectar a la
cas a un modo tónico asociado con el despertar y el sueño REM captación de colina, la síntesis de ACh o la entrada de Ca++, lo que
(rapid eye movement). Asimismo, los grupos Ch5 a Ch6 del tron- podría sugerir que la ACh liberada proviene del compartimiento
co del encéfalo participan directamente en los mecanismos que vesicular. Sin embargo, pruebas bioquímicas y electrofisiológicas
activan el sueño REM. indican la existencia de dos compartimientos distintos de ACh
Finalmente, las neuronas colinérgicas del estriado desempe- —funcional y de reserva— en los terminales axónicos. A la llegada
ñan un papel primordial en el control de la actividad motora. La del impulso nervioso se libera ACh del compartimiento funcio-
degeneración selectiva de las neuronas dopaminérgicas en la en- nal, de nueva síntesis. Existe una limitación en la cantidad de ACh
fermedad de Parkinson origina un predominio colinérgico, con que puede liberarse, que parece depender del equilibrio entre am-
hipertonía y rigidez. Por el contrario, la degeneración de las neu- bos compartimientos. Durante muchos años se ha debatido si la
ronas intrínsecas estriatales, característica de la corea de Hunting- ACh liberada a la llegada del impulso nervioso era la que está pre-
ton, origina una hiperactividad dopaminérgica que se caracteriza sente en el compartimiento citosólico, de nueva síntesis, o se pre-
por movimientos estereotipados (coreicos). senta en el vesicular, considerado por diversos autores como de
ı reserva para hacer frente en determinadas circunstancias a un in-
ı cremento de la demanda del transmisor. No está todavía claro si
sinapsis colinérgica. Síntesis, liberación los dos compartimientos (funcional y de reserva) se correspon-
e inactivación den con la ACh citosólica y vesicular o si se trata de subpoblacio-
ı nes de vesículas con una compartimentación distinta dentro del
La ACh se sintetiza a través de un sólo paso enzimático catali- terminal.
zado por la enzima colina acetiltransferasa (ChAT): Existen diversas enzimas que hidrolizan la ACh. Según la es-
pecificidad de sustrato, se dividen en acetilcolinesterasas (EC
Colina + acetilcoenzima A → acetilcolina + coenzima A 3.1.1.7) y butirilcolinesterasas o seudocolinesterasas (EC 3.1.1.8).
Ambas enzimas están codificados por genes únicos, pero distin-
La ChAT se ha purificado y clonado de diversas fuentes. Gra- tos. Dentro del sistema nervioso central, las acetilcolinesterasas
cias a ello, mediante anticuerpos contra dicha enzima o median- muestran una localización sináptica. Existen diversas formas mo-
te el ARNm que codifica su síntesis, se ha podido estudiar de for- leculares de acetilcolinesterasa, que difieren en solubilidad y en el
ma detallada la distribución de las vías colinérgicas cerebrales, ya modo de fijación a la membrana, pero que poseen la misma acti-
que éstos sólo se localizan en neuronas colinérgicas. No ocurre lo vidad catalítica. Una clase aparece como monómeros, dímeros o
mismo con la acetilcolinesterasa, enzima responsable de su de- tetrámeros de la misma subunidad. Estas formas difieren en su
gradación (a colina y acetilcoenzima A), presente también en grado de hidrofobicidad en función de la adición postraslacional
neuronas colinoceptivas, y que, por tanto, marca componentes de un glucofosfolípido al extremo C-terminal, que le permite an-
pre y postsinápticos. Los inhibidores de la ChAT no parecen ser clarse a la membrana celular. Se han descrito también formas so-
efectivos in vivo, lo que quizá refleje la dificultad de conseguir lubles, globulares, formadas solamente por unidades catalíticas.
concentraciones suficientes de los inhibidores en el tejido cerebral, La segunda clase de acetilcolinesterasa existe en forma de
o bien que este paso no es limitante en la síntesis de ACh. Ésta de- agregados heterómeros de subunidades catalíticas y estructurales,
pende de la concentración intracelular de colina, la cual viene y estas últimas contienen colágeno. Por su estructura se las deno-
determinada por la eficacia de su mecanismo de transporte. Exis- mina formas asimétricas y están presentes en áreas sinápticas, es-
te un transportador de colina de baja afinidad (KM 10-100 µmol) pecialmente en la unión neuromuscular. En el cerebro se han
en todos los tejidos. Sin embargo, las neuronas colinérgicas po- descrito otras formas asimétricas, tetrámeros unidos por puentes
seen un transportador de alta afinidad (KM 1-5 µmol), que ha si- disulfuro. Estas diferencias estructurales estarían relacionadas con
do clonado recientemente y que muestra cierta homología con las distintas localizaciones de la enzima, pero no afectan a la acti-
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los transportadores de neurotransmisores (v. más adelante). No vidad catalítica intrínseca.


obstante, parece que el transportador clonado no es sensible a he- Existen diversos mecanismos de inhibición, según la naturale-
micolinio-3, un potente inhibidor de la captación neuronal de co- za reversible o irreversible del inhibidor, que han sido estudiados
lina, lo que plantea dudas sobre si este último es el transportador en detalle. Los inhibidores de la acetilcolinesterasa tienen aplica-
fisiológico de colina. ciones terapéuticas, pero en su mayor parte se han diseñado como
Una vez sintetizada, la ACh se almacena en vesículas sinápti- sustancias letales para el control de plagas (insecticidas organo-
cas que se encuentran en los terminales axónicos, similares, aun- fosforados) o como armamento químico (gases de guerra, como el

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F. Artigas Pérez y C. Suñol Esquirol
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somán). La inhibición de la enzima evita la degradación de la ACh o por análogos del GTP no hidrolizables, como el GTPγS), la sub-
presente en la placa motora, lo que se traduce en una activación unidad α se disocia de las otras dos subunidades y activa la pro-
continuada de los receptores y la consiguiente contracción mus- teína efectora (adenilato ciclasa, fosfolipasa C o canales iónicos).
cular, produciéndose la muerte por parálisis respiratoria. Así los receptores acoplados a proteínas G, entre los que se
ı cuentan los muscarínicos, pueden ejercer gran variedad de ac-
ı ciones intracelulares, según el tipo de proteína G a la que se en-
receptores colinérgicos cuentran acoplados, que incluyen respuestas rápidas (p. ej., ca-
ı nales de K+) o lentas, con activación/inhibición de diversas vías
Clásicamente se han distinguido dos tipos de respuestas coli- de mensajeros intracelulares o segundos mensajeros. Las cuatro
nérgicas: muscarínicas y nicotínicas. Los receptores muscaríni- vías principales están mediadas por AMPc, guanosinmonofosfa-
cos de tejido se definían como los que mediaban las acciones de la to cíclico (GMPc), iones Ca++ y los productos de la hidrólisis del
muscarina (un alcaloide derivado del hongo Amanita muscaria). fosfato de fosfatidilinositol (inositol trifosfato, IP3 y diacilglice-
La atropina (alcaloide de la Atropa belladona) antagonizaba las rol, DAG) (fig. 13-6). Los nucleótidos AMPc y GMPc y el DAG
respuestas en dichos receptores. Por su parte, los receptores nico- activan proteincinasas (PKA, PKG y PKC, respectivamente)
tínicos se caracterizaban con la nicotina como agonista y sus res- mientras que el IP3 libera Ca++ de los depósitos intracelulares, au-
puestas se antagonizaban con la d-tubocurarina (alcaloide conte- mentando su concentración en el citosol. Dicho aumento puede
nido en los venenos de flechas usados en la Amazonia). producirse también por la apertura de canales de Ca++ (activados
Los receptores muscarínicos están presentes en diversos órga- por ligandos o sensibles a voltaje). Una vez en el citosol, el ion
nos y tejidos en la periferia (tejido cardíaco, músculo liso y glán- Ca++ se une a diversas proteínas receptoras, de entre las que des-
dulas exocrinas) y dentro del sistema nervioso central. En el ce- taca la calmodulina. El complejo Ca++/calmodulina activa una fa-
rebro, los receptores muscarínicos están presentes en terminales milia de cinasas (CaM cinasas dependientes de Ca++/calmoduli-
sinápticos, regulando la liberación del neurotransmisor (auto- na) que regulan diversas actividades intracelulares (p. ej., fosfo-
rreceptores y heterorreceptores). Poseen asimismo una localiza- rilación de la miosina en el músculo o fosforilazación de proteí-
ción somatodendrítica en diversos tipos de neuronas, colinérgicas nas sinápticas que participan en el movimiento y anclaje de las
y otras. Los receptores muscarínicos (al igual que todos los recep- vesículas sinápticas).
tores catecolaminérgicos conocidos y la mayor parte de los sero- Usando las tecnologías de ácido desoxirribonucleico (ADN)
toninérgicos) pertenecen a la denominada «superfamilia» de re- recombinante, se han caracterizado hasta la fecha cinco subtipos
ceptores acoplados a proteínas G. Todos ellos son receptores de de receptores colinérgicos, de M1 a M5, tres de los cuales (M1 a
membrana con una estructura común, con siete dominios trans- M3) se habían caracterizado farmacológicamente. Así, la muscari-
membrana y los extremos C-terminal y N-terminal dentro y fue- na, la pilocarpina y la oxotremorina son agonistas inespecíficos,
ra de la neurona, respectivamente. El tercer bucle intracelular es y la atropina, la propilbencilcolina y el quinuclidilbencilato son
más largo que los demás y constituye el nexo de unión con las antagonistas inespecíficos. No existen prácticamente ligandos se-
proteínas G, cuyo acoplamiento es esencial para la activación de lectivos para los receptores M4 y M5 (tabla 13-4), aunque su ex-
los mecanismos efectores. Así, los sistemas de receptores depen- presión en líneas celulares ha permitido caracterizar los sistemas
dientes de proteínas G están formados por tres proteínas distin- de segundos mensajeros acoplados. Asimismo, mediante hibrida-
tas: la proteína receptora o de reconocimiento, la proteína G y la ción in situ se ha podido estudiar la distribución de los ARNm
proteína efectora. Las proteínas G existen en dos conformacio- que los codifican.
nes distintas, una activa (minoritaria), en la que la proteína G está Los receptores nicotínicos no pertenecen a la familia de re-
unida a guanosintrifosfato (GTP), y una inactiva (mayoritaria), ceptores acoplados a proteínas G. Gracias a la enorme densidad
en la que está unida a guanosindifosfato (GDP). El paso de la for- de dicho receptor en el organo eléctrico del pez Torpedo marmo-
ma inactiva a la activa está catalizado por la ocupación del recep- rata y a su inactivación por la α-bungarotoxina fue posible su ais-
tor. Esta activación es, sin embargo, transitoria, ya que la hidróli- lamiento a principios de la década de 1960 y la posterior caracte-
sis del GTP unido a la proteína G por una GTPasa convierte nue- rización de su estructura. Ésta es la de un canal iónico formado
vamente la proteína G a su forma inactiva. Dicha actividad GTPasa por cinco subunidades análoga a la de otros receptores para neu-
actúa como un temporizador, regulando el tiempo en el que la rotransmisores, aminoácidos como el GABAA y la glicina, o ami-
proteína G se encuentra en el estado activado y, en definitiva, el re- nas como la 5-HT (receptor 5-HT3). Del mismo tipo, pero con
sultado final de la activación del receptor en términos de cantidad una homología menor, se encuentran los receptores de glutama-
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de mensajero intracelular producido. to. En la unión neuromuscular, los receptores nicotínicos con-
Las proteínas G son trímeros formados por una subunidad α, tienen dos subunidades del tipo α, y el resto, de los tipos β, δ y γ
responsable de la unión a GTP, que activa la proteína efectora y (receptor N1), muestran alta afinidad por el feniltrimetilamonio
dos subunidades (β y γ), responsables del anclaje de la subuni- como agonista y producen despolarización de la membrana en
dad α a la membrana y de la modulación de su actividad. La su- presencia de compuestos duales de amonio cuaternario, como el
bunidad α determina la identidad de la proteína G y las caracte- decametonio. Se bloquean preferentemente con el antagonista
rísticas de la respuesta efectora. Una vez activada (por el receptor δ-tubocurarina y se inactivan mediante venenos de serpiente (α-to-

| 242 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c13/ Neurotransmisión química en el sistema nervioso central
ı

R
R R R Ca++ (extracelular) R
canal iónico
Gs GO/Gi GC
Gi/O GO
AC PLC
+
PI Enzimas
dependientes de Ca++
IP3 DAG

Calmodulina
AMPc
Ca++ NOS NO

GC
sol.
GMPc

Ca++
PKA PKC Ca/CaM cinasas PKG

1 2 3 4 5

Fosforilación de proteínas

Respuesta biológica

/figura13-6/
Esquema de los principales sistemas de segundos mensajeros (AMPc, GMPc, Ca2+, IP3/DAG)
Todos ellos producen como efecto final la activación (o inhibición en el caso de que el receptor se encuentre acoplado a proteínas Gi/0) de distinas pro-
teincinasas. Dichas enzimas fosforilan proteínas específicas, transfiriendo grupos fosfato del ATP a restos serina, treonina o tirosina en dichas proteí-
nas, lo que aumenta su actividad. Los neurotransmisores también pueden alterar la funcionalidad de estas proteínas mediante la regulación de pro-
teinfosfatasas, que hidrolizan los enlaces fosfato. AC, adenilato ciclasa; AMPc, adenosinmonofosfato cíclico; CaM, cinasa, cinasa dependiente de cal-
cio/calmodulina; DAG, diacilglicerol; GMPc, guanosin monofosfato cíclico; GC, guanilato ciclasa; TP3, inositol trifosfato; NOS, sintasa del óxido nítrico
(NO); PLC, fosfolipasa C; PKA, PKG y PKC, proteincinasas dependientes de AMPc y GMPc, proteincinasa C; R, receptor. (Reproducido de F. Artigas.
Fundamentos de Neurociencia. Madrid: Síntesis, 1998.)

xinas). Por su parte, los receptores nicotínicos neuronales gan- ches de membrana se ha podido observar que el tiempo de aper-
gliónicos (N2) se estimulan por 1,1-dimetil-4-fenilpiperazina, se tura del canal (pero no la conductancia) depende del agonista uti-
bloquean con trimetafán y agentes cuaternarios como el hexa- lizado.
metonio y son insensibles a α-toxinas. En el cerebro, la densidad Se han identificado como mínimo 10 genes distintos que co-
de receptores nicotínicos es muy inferior (1-2 órdenes de magni- difican subunidades de receptores nicotínicos neuronales (α2-α8
tud) a la de los muscarínicos. y β2-β4). Los subtipos α son similares a la subunidad presente en
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Los estudios estructurales han revelado que las cinco subuni- el músculo (α1) y contienen el sitio de reconocimiento para ago-
dades se disponen de manera que forman un poro, a través del nistas (excepto quizá la α5). Las unidades β desempeñan un papel
cual pueden circular los iones cuando el receptor se activa por estructural y son análogas a las β1, δ y γ del receptor del músculo.
agonistas (que se unen a la subunidad α). En esta situación, el Mediante la inyección de los ARNm que codifican las distintas
poro se abre hasta un diámetro de 6,5 Å, dejando pasar cationes. subunidades en oocitos de la rana Xenopus laevis pueden cons-
Según el diámetro del poro, el canal es permeable a uno u otro truirse receptores no nativos formados por muy diversas combi-
tipo de cationes. Mediante estudios electrofisiológicos en par- naciones de subunidades, así como estudiar la importancia relati-

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 243 |


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F. Artigas Pérez y C. Suñol Esquirol
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nidades incluyen el uso de ratones mutantes que no expresan o


/tabla13-4/ sobreexpresan dichas subunidades (32).
Receptores muscarínicos

Localización Segundo Antagonistas


Subtipo preferente mensajero selectivos Catecolaminas: dopamina
M1 Hipocampo IP3/DAG Pirenzepina y noradrenalina
Corteza
Estriado
ı
Tubérculo ı
olfatorio Las catecolaminas dopamina, noradrenalina y adrenalina son
Cerebro medio
Ganglios
neurotransmisores y/u hormonas fuera y dentro del sistema ner-
autonómicos vioso central. En la periferia, la noradrenalina es el principal neu-
rotransmisor posganglionar, la adrenalina es una hormona libe-
M2 Cerebelo AMPc (–) AF-DX384
Tronco del Canal de rada por las glándulas suprarrenales, que estimula receptores ca-
encéfalo K+ (+) tecolaminérgicos en diversos órganos, y la dopamina posee una
Cerebro medio Canal de notable actividad biológica, particularmente en el riñón. Dentro
Tubérculo Ca++ (–) del sistema nervioso central, noradrenalina y dopamina son neu-
olfatorio
rotransmisores/neuromoduladores implicados en una gran can-
Hipocampo
Corazón tidad de funciones fisiológicas, entre las que se incluyen el control
Músculo liso de los estados de alerta, la memoria, la motivación, la actividad
M3 Hipocampo IP3/DAG 4-DAMP
motora y la secreción hormonal. La alteración de la neurotrans-
Corteza misión mediada por catecolaminas da lugar a procesos patológi-
Estriado cos, de entre los que destacan la enfermedad de Parkinson, cua-
Glándulas dros psicóticos, estados de ansiedad y depresión, síndrome de
exocrinas hiperactividad y falta de atención, adicción, etc.
Músculo liso
ı
M4 Estriado AMPc (–) ı
Tubérculo Canal de
olfatorio K+ (+)
vías cerebrales dopaminérgicas
Corteza Canal de ı
Hipocampo Ca2+ (–) A finales de la década de 1960, dos investigadores suecos, Falck
Pulmón y Hillarp, observaron que las catecolaminas y la 5-HT producían
M5 Muy baja IP3/DAG productos fluorescentes en presencia de formaldehído. Mediante
densidad microscopio de fluorescencia podían observarse las neuronas ami-
en multiples nérgicas presentes en cortes de tejido expuestos a vapor de formal-
regiones dehído. Esta técnica —histoquímica de fluorescencia— sentó las
cerebrales
bases para el estudio de la distribución de las catecolaminas y la
AMPc, adenosinmonofosfato cíclico; DAG, diacilglicerol; IP3, inositoltrifosfato. 5-HT en el cerebro, llevado a cabo fundamentalmente por la escue-
la sueca. Estudios posteriores mediante inmunohistoquímica e hi-
bridación in situ de la tirosina hidroxilasa (enzima sintética de la
vía de las catecolaminas) han permitido conocer de forma muy
va de todas ellas. Así, se ha podido comprobar como pentámeros detallada la distribución de los cuerpos celulares y axones de las
de las subunidades α7 y α8 son funcionales. neuronas dopaminérgicas. Asimismo, mediante técnicas de auto-
Dada la multiplicidad de posibles combinaciones de subuni- rradiografía, inmunohistoquímica e hibridación in situ se ha
dades, se plantea el interrogante de cuáles son los receptores ni- determinado la distribución cerebral de los receptores dopaminér-
cotínicos nativos en las distinas áreas cerebrales. Mediante auto- gicos pre y postsinápticos y de los ARNm que los codifican. A par-
rradiografía de receptores e hibridación in situ se ha podido ca- tir de finales de la década de 1980, la utilización de la técnica de
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racterizar la distribución cerebral de las distintas subunidades. Las tomografía por emisión de positrones (PET) ha permitido la visua-
distintas subunidades α poseen distinta sensibilidad a toxinas lización in vivo de las vías dopaminérgicas en el cerebro humano.
inactivadoras, que actúan como antagonistas funcionales del re- A partir de los datos obtenidos con todas ellas, hoy día se conoce
ceptor. La nicotina y la α-bungarotoxina son, respectivamente, con suficiente detalle la distribución cerebral de los distintos ele-
agonista y antagonista inespecíficos de todos ellos, si bien poseen mentos del sistema dopaminérgico.
distina afinidad por ambos compuestos. Las aproximaciones más Se han identificado diversos grupos cerebrales de neuronas
recientes para el estudio de la funcionalidad de las distintas subu- dopaminérgicas desde el A8 hasta A16, en orden creciente caudo-

| 244 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c13/ Neurotransmisión química en el sistema nervioso central
ı

rrostral. La retina también contiene neuronas dopaminérgicas


Cerebelo
(grupo A17). La mayor parte de las neuronas dopaminérgicas as-
cendentes se concentran en los núcleos A8-A10 (A8, núcleo re-
trorrubral; A9, sustancia negra; A10, área tegmental ventral). A
partir de estos núcleos se origian las tres vías ascendentes princi-
pales, la nigroestriatal, la mesolímbica y la mesocortical que par-
A9
ten, respectivamente, de la sustancia negra y el área tegmental A8
ventral (fig. 13-7). Una cuarta vía principal (tuberohipofisal) se Corteza frontal
A10 A12
origina a partir de cuerpos celulares en el hipotálamo (núcleos ar- Núcleo accumbens
queado y periventricular) e inerva el lóbulo intermedio de la hi- Tubérculo olfatorio
pófisis y la eminencia media. La vía nigroestriatal es cuantitativa- Eminencia media Núcleo caudado
mente la más importante —contiene más del 80 % de la dopa- A Núcleo amigdaloide central
mina cerebral— y se origina a partir de neuronas presentes en la
porción compacta de la sustancia negra que proyectan hacia el
núcleo estriado (caudado-putamen). Su nombre proviene de su
color grisáceo, originado por la presencia de melanina, compues-
to pigmentado. Las vías mesolímbica y mesocortical se originan Cerebelo
en el área tegmental ventral y se proyectan respectivamente hacia
el estriado ventral (tubérculos olfativos, núcleo accumbens, islas
de Calleja) y áreas corticales (corteza prefrontal y cingulada).
Existen además otras neuronas dopaminérgicas en la retina y en la
médula espinal.
Bulbo
ı A6
olfatorio
ı A4
A7 Corteza
sinapsis catecolaminérgicas. Biosíntesis, A2
A3 Septo
liberación, transporte e inactivación A1
ı Hipotálamo Hipocampo
Haz dorsal
Las catecolaminas se sintetizan a partir del animoácido L-tiro- B Haz ventral Estría terminal
sina. Tras un primer paso de hidroxilación catalizado por la tiro-
sina hidroxilasa, se produce L-DOPA, presente en todas las neu-
ronas catecolaminérgicas. Ésta se convierte en dopamina tras un
paso de descarboxilación, catalizado por la descarboxilasa de los Hipocampo Corteza cerebral
aminoácidos aromáticos (DAA), presente en diversos tipos celu- Cerebelo
lares que cataliza también la conversión de 5-hidroxitriptófano a
5-HT. El primer tratamiento usado para la enfermedad de Par-
kinson consistió en la administración de L-DOPA conjuntamen-
te con un inhibidor periférico de la DAA. Así, cuando la L-DOPA
llegaba al cerebro podía descarboxilarse y formar dopamina aun B7
B8
en ausencia de neuronas dopaminérgicas, dada la ubicuidad de B6 B5
B4 Núcleo caudado
la DAA. B9
En neuronas noradrenérgicas, que expresan la dopamina-β- B2 B3 Estría terminal
hidroxilasa, la dopamina actúa simplemente como un precursor B1
C
de la noradrenalina, hidroxilándose en la cadena lateral. Final-
mente, las neuronas adrenérgicas contienen otra enzima, la feni-
letanolamina-N-metiltransferasa, que cataliza la donación de un
/figura13-7/
Principales vías monoaminérgicas cerebrales
grupo metilo (a partir de la S-adenosilmetionina) a la noradre- A) Dopamina. B) Noradrenalina. C) Serotonina. Las fibras noradre-
nalina, formándose adrenalina.
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

nérgicas (B) y serotoninéricas (C) proyectan de forma paralela a la


La figura 13-8 muestra la ruta biosintética de las catecolami- mayor parte de áreas cerebrales. Por el contrario, la inervación do-
nas. Una vez sintetizadas, las catecolaminas se almacenan en vesí- paminérgica es mucho más restringida, con varios subsistemas que
poseen una inervación del estriado (vía nigroestriatal), la corteza
culas sinápticas. En neuronas noradrenérgicas, la conversión de
prefrontal (vía mesocortical), el sistema límbico (vía mesolímbica) o
dopamina a noradrenalina se produce dentro de las vesículas, que el hipotálamo (vía tuberoinfundibular). Fuera de estas áreas, la iner-
contienen dopamina-β-hidroxilasa. El almacenamiento en vesí- vación dopaminérgica es muy escasa. (Reproducido de F. Artigas.
culas se produce mediante un transportador de alta afinidad, sen- Fundamentos de Neurociencia. Madrid: Síntesis, 1998.)
sible a reserpina, de estructura molecular distinta a la del trans-

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 245 |


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F. Artigas Pérez y C. Suñol Esquirol
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voltaje. La entrada de calcio en la terminal facilita el anclaje de las


NH2
l vesículas sinápticas a la membrana del terminal y su fusión, libe-
HO CH2C — COOH Tirosina rándose de este modo su contenido al espacio extracelular (cate-
l
H colaminas, ATP y proteínas vesiculares). Las denominadas ami-
nas simpatomiméticas (p. ej., tiramina) producen la liberación de
catecolaminas al desplazarlas de las vesículas de almacenamiento.
Tirosina hidroxilasa En la periferia, este proceso se produce en las glándulas suprarre-
nales (que también almacenan catecolaminas en forma granular)
HO y causa un aumento de la presión arterial, dado el brusco aumen-
NH2
l to de la concentración de las catecolaminas en sangre. En la dé-
HO CH2C — COOH L-DOPA cada de 1960, durante el tratamiento de la depresión con inhibi-
l
H dores irreversibles de la monoaminooxidasa (MAO), se produje-
ron algunos casos fatales, asociados a la ingesta de alimentos ricos
en tiramina, tales como quesos curados, vino, frutos secos, etc.
DOPA-descarboxilasa
Tras la liberación causada por el paso del impulso eléctrico, las ca-
tecolaminas se recaptan en el terminal mediante un transportador
HO de membrana dependiente de Na+ y energía (fig. 13-9). Este pro-
ceso produce un ahorro metabólico, ya que permite la reutiliza-
HO CH2CH2NH2 Dopamina
ción de las catecolaminas y evita su degradación extraneuronal. El
papel fisiológico de este transportador es controlar la concentra-
ción de aminas presentes en el espacio extracelular, regulando así
Dopamina-β-hidroxilasa el nivel de activación de los receptores de membrana. Se han clo-
nado los transportadores de dopamina y noradrenalina. Ambos
poseen 12 dominios transmembrana y un alto grado de homolo-
HO gía en algunos de estos dominios. Sin embargo, se trata de pro-
HO
teínas distintas, lo que confirma las conclusiones de estudios far-
CHCH2NH2 Noradrenalina
l macológicos previos que indicaban una sensibilidad distinta del
OH transporte de dopamina y noradrenalina a diversos fármacos. El
transportador de membrana de dopamina es la diana molecular
Feniletanolamina de diversas drogas de abuso, como cocaína, anfetamina y deriva-
N-metiltransferasa dos análogos, algunos de los cuales, como el metilendioximetan-
fetamina (MDMA) o éxtasis, también actúan sobre el transpor-
HO
tador de serotonina. El bloqueo del transportador dopaminérgico
HO CHCH2NHCH3 Adrenalina por parte de cocaína se traduce en un aumento de la concentra-
l ción sináptica de dopamina en diversas áreas cerebrales, como el
OH
núcleo accumbens o la corteza prefrontal, aumento que es en gran
parte el responsable de los efectos euforizantes y activadores de
/figura13-8/ esta droga. De forma parecida, la anfetamina y sus derivados au-
Vía sintética de las catecolaminas mentan la concentración sináptica de dopamina, aunque a través
El aminoácido tirosina se hidroxila por la tirosina hidroxilasa, enzima de un proceso de liberación. Así, la anfetamina es a la vez sustra-
presente en todas las neuronas catecolaminérgicas, formando
L-DOPA, que se descarboxila rápidamente a dopamina. Las neuronas
to e inhibidor del transportador de membrana, y una vez en el
noradrenérgicas y adrenérgicas (pero no las dopaminérgicas) expresan interior del terminal sináptico, libera dopamina mediante un pro-
la enzima dopamina-β-hidroxilasa, que transforma la dopamina a nor- ceso independiente del impulso nervioso (mientras que la cocaí-
adrenalina. Finalmente, en las escasas neuronas adrenérgicas del ce- na impide la recaptación de la dopamina previamente liberada).
rebro de los mamíferos, la noradrenalina se transforma a adrenalina. Todos estos procesos participan en la consolidación de conductas
adictivas (33).
La obtención de ratones mutantes nulos (knockout) del trans-
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portador de dopamina ha permitido explorar a fondo los diversos


portador de membrana. Dicho transportador vesicular permite la roles desempeñados por la neurotransmisión dopaminérgica en
concentración contra gradiente de las aminas (la concentración el cerebro de los mamíferos. Estos animales presentan una serie
intravesicular de las catecolaminas es alrededor de 0,5 mol, mien- de anomalías de la transmisión dopaminérgica resultantes de la
tras que la extracelular es del orden de 1-10 nmol) y depende del ausencia del transportador de membrana, entre las que destacan:
aporte energético de ATP. El paso de un impulso nervioso por el a) aumento de la frecuencia de descarga de las neuronas do-
terminal produce la apertura de canales de calcio dependientes de paminérgicas y de la concentración extracelular de dopamina;

| 246 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c13/ Neurotransmisión química en el sistema nervioso central
ı

Tirosina
Tirosina

L-DOPA

Dopamina

MAO
DOPAC

Anfetamina

D2 (D3)

Antipsicóticos Anfetamina
Cocaína
D1
D2
COMT

Adenilato ciclasa

DARPP-32, PKA, PKC,...

/figura13-9/
Esquema de sinapsis dopaminérgica
Una vez sintetizada (v. fig. 13-8), la dopamina se almacena en vesículas sinápticas a través de un transportador vesicular común a varias monoaminas
(vesicular monoamine transporter, VMAT) sensible a reserpina y que posee una estructura molecular distinta del transportador de membrana. La dopa-
mina libre del citoplasma puede metabolizarse a DOPAC mediante la enzima monoaminooxidasa (MAO) presente en las mitocondrias. A la llegada del
impulso nervioso se produce una entrada de iones Ca++ y la fusión de las vesículas con la membrana celular a través de un complejo proteico (SNA-
RE), vaciándose el contenido al espacio extracelular. La dopamina liberada puede actuar sobre receptores de membrana (familias D1 y D2) localizados
a nivel presináptico (familia D2; el subtipo D3 es el autorreceptor dopaminérgico) y postsináptico (D1 y D2) que regulan la síntesis de adenosinmono-
fosfato cíclico (AMPc) y, de esta manera, la actividad de proteincinasa y la expresión de determinados genes. En alguna área cerebral, como la corteza
prefrontal, se ha descrito la presencia de receptores D1 presinápticos localizados en aferentes excitadores. La concentración extracelular de dopami-
na se regula por transporte activo a través del transportador, que forma un poro mediante sus 12 dominios transmembrana. Este transportador es la
diana molecular de la cocaína, que inhibe su actividad. La anfetamina inhibe parcialmente el transportador y es sustrato al mismo tiempo, penetrando
al interior del terminal, donde promueve la liberación masiva de dopamina. Asimismo, la dopamina puede ser metabolizada extraneuronalmente me-
diante la COMT (catecol-O-metil-transferasa). (Reproducido de F. Artigas. Dopamina y esquizofrenia. Barcelona: Mayo, 2003.)

b) menor sensibilidad (desensibilización) de los receptores presi- como la propia anfetamina («sensibilización inducida por ago-
nápticos D2 de cuerpos celulares; c) hiperactividad; d) mayor sen- nistas» o «tolerancia inversa»), a través de cambios en mecanis-
sibilidad de drogas que liberan dopamina, tales como la anfeta- mos de señalización acoplados a proteínas G.
mina, y e) sensibilización de receptores postsinápticos (a pesar El proceso de inactivación de las catecolaminas se produce
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

de una marcada reducción de su expresión) (34). Esta última ob- fundamentalmente mediante la MAO y la catecol-O-metiltrans-
servación es sorprendente, ya que la mayor concentración extra- ferasa (COMT). Ambas enzimas se encuentran ampliamente dis-
celular de dopamina debería acompañarse de una reducción de la tribuidas en todo el organismo. En el sistema nervioso central, la
funcionalidad de dichos receptores, al igual que ocurre con los re- MAO se encuentra en neuronas y en células gliales. Debido a su
ceptores presinápticos. Sin embargo, es posible que esta observa- localización intracelular, la MAO desempeña un papel preponde-
ción pueda estar relacionada con el conocido fenómeno de sen- rante en la inactivación de las catecolaminas que no están almace-
sibilización a drogas psicoestimulantes liberadoras de dopamina, nadas en vesículas. Por ello, fármacos como la reserpina aumen-

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F. Artigas Pérez y C. Suñol Esquirol
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tan de forma importante los metabolitos aminérgicos, ya que al El patrón de descarga de las neuronas dopaminérgicas es muy
impedir el almacenamiento de las aminas en las vesículas sináp- estable, al igual que ocurre con las neuronas serotoninérgicas y
ticas, éstas de desaminan rápidamente mediante la MAO, locali- noradrenérgicas. Las neuronas dopaminérgicas de la sustancia
zada en la pared mitocondrial externa. negra compacta y del área tegmental ventral descargan a una fre-
Se han clonado dos formas de MAO, correspondientes a las cuencia media de unas 3-4 espigas/s, con un rango que oscila en-
caracterizadas farmacológicamente como MAO-A y MAO-B. tre las 0,5 y 8 espigas. Sin embargo, a diferencia de las neuronas
Ambas enzimas poseen especificidad de sustrato y son inhibidas serotoninérgicas y noradrenérgicas, las dopaminérgicas presentan
por distintos fármacos. La MAO-A desamina preferentemente descarga en ráfagas. Éstas se caracterizan por la presencia de di-
noradrenalina y serotonina, mientras que la dopamina es meta- versas espigas (de 2 a 10) separadas por un intervalo inicial de me-
bolizada por ambas formas, aunque su afinidad por ambas for- nos de 80 ms. La ráfaga finaliza cuando este intervalo supera los
mas depende de la especie. 160 ms. La descarga en ráfagas de las neuronas dopaminérgicas
La desaminación de dopamina y noradrenalina produce, res- está provocada por la activación de receptores NMDA en las neu-
pectivamente, ácido dihidroxifenilacético y dihidroxifenilglicol. A ronas dopaminérgicas y está asociada a una mayor liberación de
su vez, éstos pueden metilarse extraneuronalmente, producien- dopamina en los terminales axonales. De este modo, un aumento
do ácido homovanílico y metoxihidroxifenilglicol. Estos com- de la actividad de las aferencias excitatorias a los cuerpos neuro-
puestos pueden formarse asimismo tras un primer paso de meti- nales dopaminérgicos se traduce por lo general en un aumento
lación (que produce 3-metoxitiramina y normetanerina a partir del porcentaje de descarga en ráfagas y, en consecuencia, en un
de dopamina y noradrenalina) y la posterior desaminación de aumento de la liberación del neurotransmisor en las áreas de pro-
estas aminas intermedias por la MAO. La noradrenalina puede yección (núcleo estriado para las neuronas de sustancia negra;
oxidarse también a un ácido (dihidroximandélico), si bien esta corteza prefrontal y núcleo accumbens para las del área tegmental
vía es minoritaria. ventral).
ı La localización restringida de la dopamina en tres vías está de
ı acuerdo con las funciones de las estructuras inervadas. Así, la
receptores dopaminérgicos dopamina de la vía nigroestriatal participa en el control de los
ı movimientos involuntarios. Los enfermos de Parkinson idio-
Tras su liberación, la dopamina actúa sobre receptores de pático presentan una serie de síntomas motores (hipertonía, ri-
membrana localizados en los terminales dopaminérgicos de neu- gidez, temblores, incoordinación motora y postural) y psiquícos
ronas postsinápticas así como sobre autorreceptores, localizados (depresión), derivados de la degeneración masiva de neuronas
en las propias neuronas dopaminérgicas. Todos los receptores aminérgicas del mesencéfalo, fundamentalmente de las dopami-
dopaminérgicos pertenecen a la superfamilia de receptores aco- nérgicas de la sustancia negra, pero también de serotoninérgicas y
plados a proteínas G, cuya estructura comprende siete dominios noradrenérgicas. Los circuitos neuronales que participan en el
transmembrana y un tercer bucle intracelular muy largo, que control de la actividad del núcleo estriado han sido ampliamente
interacciona con la proteína G. Los segmentos extracelulares for- estudiados, ya que de su equilibrio dependen el control postural y
man un hueco o «bolsillo» que constituye el sitio de unión de los el tono muscular. Un cuadro similar al observado en la enferme-
agonistas. Hasta el momento se han clonado cinco subtipos dife- dad de Parkinson se reproduce en diversas especies animales me-
rentes de receptores para dopamina, agrupados en dos familias, la diante lesiones químicas con la neurotoxina 1-metil-4-fenil-
D1, formada por los subtipos D1 y D5, y la de los receptores D2, 1,2,3,6-tetrahidropiridina (MPTP), selectiva para las neuronas
que incluye los subtipos D2, D3 y D4. La tabla 13-5 muestra sus ca- dopaminérgicas. Dicho compuesto, sintetizado por azar en la
racterísticas de forma resumida. Ambas familias están acopladas a búsqueda de nuevas drogas de abuso, inducía un cuadro indistin-
la adenilato ciclasa; los receptores D1 y D5 estimulan dicha activi- guible de la enfermedad de Parkinson idiopática en individuos
dad enzimática y los D2 la inhiben. jóvenes que lo utilizaron con fines recreativos.
ı Por otra parte, las neuronas dopaminérgicas de la vía meso-
ı límbico-cortical participan en procesos de memoria y control
fisiología de las neuronas dopaminérgicas emocional. Drogas de abuso, como la anfetamina, la cocaina o el
ı «éxtasis» (MDMA), inducen un aumento de la concentración si-
Los cuerpos celulares de las neuronas dopaminérgicas de la náptica de dopamina, bien a través de un aumento de su libera-
vía nigroestriatal se localizan en la porción compacta de la sustan- ción o mediante el bloqueo del transportador. Otras, como la
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cia negra mientras que el árbol dendrítico de la mayoría de ellas se morfina, aumentan la frecuencia de descarga de las neuronas do-
encuentra en la pars reticulata. Por otra parte, el área tegmental paminérgicas a través de receptores µ-opioides localizados en afe-
ventral contiene las neuronas dopaminérgicas que proyectan ha- rentes inhibidores, lo que incrementa la liberación terminal.
cia el núcleo accumbens y la corteza. Ambas zonas poseen recep- La adicción a anfetamina produce cuadros psicóticos similares
tores D2 que actúan como autorreceptores, inhibiendo la activi- a la esquizofrenia que revierten con fármacos neurolépticos
dad de las neuronas dopaminérgicas ascendentes tras la liberación (usados en el tratamiento de esta enfermedad), que antagonizan
somatodendrítica de dopamina. diversos receptores dopaminérgicos (principalmente los D2). Esta

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/tabla13-5/
Receptores dopaminérgicos

Localización preferente
Receptor (ARN mensajero) Segundos mensajeros Agonistas selectivos Antagonistas selectivos

D1 Estriado dorsal AMPc (+) SKF-38393 SCH-233390


Núcleo accumbens
Islas de Calleja
Corteza frontal
D2 Estriado dorsal AMPc (–) Quinpirole Racloprida
Núcleo accumbens Canal de K+ (+) Bromocriptina Sulpirida
Sustancia negra Canal de Ca2+ (–) Domperidona
Área tegmental ventral
D3 Núcleo accumbens AMPc (–) PD128907 Nafadotrida
Islas de Calleja 7-OH-DPAT
Cerebelo
Sustancia negra
Área tegmental ventral
D4 Corteza frontal AMPc (–)/sin efecto — L 748570
Hipocampo
Cerebelo
D5 Hipocampo AMPc (–)/sin efecto — —
Núcleo parafascicular

Los receptores dopaminérgicos se dividen en dos familias, en función de sus características farmacológicas. La familia del tipo D1 comprende los receptores D1 y D5. La familia D2
comprende los tres tipos restantes. Dentro de cada familia, las afinidades de los diversos compuestos son parecidas para cada subtipo, por lo que aquí se indican solamente los
compuestos que permiten una caracterización específica de cada subtipo dentro de su familia. Otros compuestos clásicos en la farmacología dopaminérgica (apomorfina, halope-
ridol, clorpromatina, etc.) no distinguen subtipos o familias. El lector interesado en una visión más amplia de la farmacología de los receptores catecolaminérgicos puede consultar
las obras citadas en la bibliografía o a las revisiones sobre el tema que se publican periódicamente en Trends in Pharmacologial Sciences o en Pharmacological Reviews.
AMPc, adenosinmonofosfato cíclico.

observación respalda las teorías clásicas que postulan que la es- dios mediante PET indican que la administración de dosis clíni-
quizofrenia estaría provocada por una hiperactividad dopaminér- cas de antipsicóticos clásicos induce una alta ocupación (70-
gica (aunque las evidencias experimentales distan de ser convin- 90 %) de los receptores D2. En conjunto, estos datos apoyan la hi-
centes en este aspecto). Asimismo, la dopamina desempeña un pótesis clásica según la cual la esquizofrenia estaría causada por
papel primordial en los circuitos que controlan aspectos motiva- un exceso de transmisión dopaminérgica. Sin embargo, una serie
cionales de la conducta, por su papel puente entre estructuras de pruebas clínicas y experimentales ha llevado a la reevaluación de
límbicas y motoras (paso de la motivación a la acción). Final- esta hipótesis. Entre estas consideraciones, cabe destacar las si-
mente, las neuronas dopaminérgicas del hipotálamo participan guientes: en primer lugar, la esquizofrenia es una enfermedad tre-
en la secreción hormonal, principalmente de prolactina, cuya mendamente compleja, probablemente con alteraciones del neu-
producción y liberación se inhibe por dopamina. rodesarrollo, en la que existen alteraciones anatómicas y funcio-
ı nales de varias áreas cerebrales (corteza, globo pálido, ventrícu-
ı los laterales, etc.) y en la que muy posiblemente estén implicados
dopamina, esquizofrenia y antipsicóticos diversos circuitos cerebrales y sistemas de neurotransmisión (35)
ı (v. caps. 59 y 60). En segundo lugar, los antagonistas de los recep-
Evidencias de distinto tipo sugieren una implicación del siste- tores D2 no mejoran los síntomas negativos y afectivos de los pa-
ma dopaminérgico en la fisiopatología de la esquizofrenia. En pri- cientes esquizofrénicos, lo que sugiere que estos síntomas no es-
mer lugar, la administración de dosis altas de anfetamina u otros tán causados por una hiperactividad dopaminérgica. Por el con-
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agentes con capacidad para aumentar la transmisión dopami- trario, se han descrito alteraciones celulares y anatómicas en la
nérgica (L-DOPA, cocaína, anfetamina, etc.) puede producir cua- corteza prefrontal que indican una reducción de la inervación do-
dros psicóticos similares a los observados en pacientes esquizo- paminérgica en las capas profundas del área 9. Finalmente, es
frénicos. En segundo lugar, los antipsicóticos clásicos usados en el posible inducir cuadros psicóticos mediante la administración
tratamiento de la esquizofrenia son antagonistas del receptor do- de antagonistas de los receptores glutamatérgicos NMDA, como
paminérgico D2, y sus afinidades por dicho receptor se correla- la ketamina o la fenciclidina (PCP o «polvo de ángel»), lo que
cionan con las dosis diarias usadas en clínica. Finalmente, estu- sugiere la importancia del glutamato en la esquizofrenia.

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F. Artigas Pérez y C. Suñol Esquirol
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Una de las teorías más aceptadas en la actualidad es la hipó- na, la serotonina o la noradrenalina, sin reparar necesariamente
tesis que postula que la hiperactividad dopaminérgica de la vía una alteración preexistente. En cualquier caso, la baja afinidad y
mesolímbica (responsable de la sintomatología positiva) sería de- ocupación in vivo de la clozapina por los receptores D2 sugiere
bida a una hipofunción de la vía mesocortical (responsable de la que es posible actuar sobre la sintomatología esquizofrénica a tra-
sintomatología negativa). Aunque no contrastada de forma direc- vés de mecanismos distintos de los antipsicóticos clásicos. Ello
ta, diversas pruebas experimentales, incluido un modelo animal abre la puerta al estudio de posibles nuevos mecanismos en el tra-
(36), apoyan esta hipótesis. En primer lugar, existen aferencias tamiento de la esquizofrenia, distintos del bloqueo de receptores
de la corteza prefrontal al área tegmental ventral y la lesión de la D2 postsinápticos.
corteza prefrontal induce un aumento de actividad de la vía me-
solímbica en animales de experimentación. Por otra parte, se ha
descrito un aumento de la liberación de dopamina inducida por
anfetamina superior en pacientes esquizofrénicos que en contro- Neurotransmisión
les (37). Estudios más recientes del mismo grupo de trabajo indi- noradrenérgica
can que la densidad de receptores D1 en la corteza prefrontal de
ı
pacientes esquizofrénicos está aumentada, quizá en respuesta a
un déficit de transmisión dopaminérgica. Sin embargo, aunque ı
estos cambios son estadísticamente significativos, existe un mar- anatomía y fisiología
cado solapamiento entre los valores de los controles y los pacien- ı
tes esquizofrénicos. Por otra parte, es difícil saber si la liberación Las vías noradrenérgicas cerebrales inervan gran parte del
de dopamina estimulada por anfetamina es representativa de la encéfalo. Se originan a partir de grupos neuronales presentes en
situación basal, ya que la anfetamina libera un compartimiento de el cerebro medio y el bulbo raquídeo y, en función de sus tra-
dopamina poco sensible a impulsos nerviosos. yectorias, se dividen en un haz ventral y otro dorsal. Este último
Así pues, existen pruebas, obtenidas en animales de experi- parte del locus coeruleus, denominado así por su color azulado,
mentación y en seres humanos, de que parte de los signos y sínto- que contiene la mayor parte de las neuronas noradrenérgicas. Se
mas exhibidos por los pacientes esquizofrénicos son debidos a un encuentra situado a ambos lados del cuarto ventrículo, debajo de
exceso de neurotransmisión dopaminérgica en la vía mesolímbi- los pedúnculos cerebelares. Estas neuronas proyectan hacia el ce-
ca. Sin embargo, el supuesto déficit dopaminérgico en la vía me- rebelo y médula espinal y, rostralmente, a través del haz medial
socortical no ha sido demostrado de forma convincente. del cerebro anterior, hacia la corteza cerebral y el hipocampo. Las
A pesar de todo lo anterior, no parece que el sistema dopa- neuronas del haz ventral inervan el tronco del encéfalo y el hi-
minérgico explique todas las acciones de los fármacos antipsicó- potálamo. Al igual que ocurre con las neuronas serotoninérgi-
ticos, tanto clásicos como atípicos. Debe tenerse en cuenta que cas (v. más adelante), se han descrito diferencias entre las neu-
todos ellos poseen una alta afinidad por los receptores α1-adre- ronas noradrenérgicas de ambos grupos en cuanto a la sensibili-
nérgicos y que los fármacos antipsicóticos atípicos (clozapina, dad a neurotoxinas. Así, las neuronas del locus coeruleus serían
risperidona, olanzapina, etc.) poseen también alta afinidad por más sensibles a la neurotoxina noradrenérgica DSP-4 que las del
los receptores 5-HT2A (v. más adelante). haz ventral.
Esta complejidad farmacológica sugiere que en la esquizofre- Las neuronas noradrenérgicas presentan una frecuencia basal
nia podrían existir alteraciones de otros sistemas de neurotrans- de descarga muy lenta y rítmica (38). Los cuerpos celulares y den-
misión aminérgica distintos del dopaminérgico. Las áreas cerebra- dritas de las neuronas noradrenérgicas poseen autorreceptores
les potencialmente implicadas en la sintomatología esquizofrénica α2-adrenérgicos, cuya activación reduce la frecuencia de descar-
(corteza prefrontal, estriado ventral, sistema límbico) también es- ga de las vías ascendentes por la apertura de un canal de potasio y
tán densamente inervadas por las vías ascendentes que se origi- consiguiente hiperpolarización neuronal. La autoinhibición de las
nan en los núcleos del rafe (serotonina) y el locus coeruleus (nor- neuronas del locus coeruleus se produce mediante contactos den-
adrenalina) lo que indica que estos neurotransmisores pueden drodendríticos y colaterales recurrentes. Las neuronas del locus
desempeñar un papel en el mecanismo de acción de los antipsi- coeruleus están implicadas en procesos como el aprendizaje, res-
cóticos. Por ejemplo, el receptor 5-HT2A se localiza fundamental- puesta, atención y ansiedad, localizados anatómicamente en
mente en la corteza —y en particular, la corteza prefrontal— y es áreas de inervación noradrenérgica, como la neocorteza, el hipo-
el responsable de las acciones alucinógenas de sustancias como la campo y la amígdala. Dichas neuronas se activan durante situa-
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dietilamida del ácido lisérgico (LSD), el dimetoxiyodofenilamino- ciones de estrés, aumentando de este modo la liberación termi-
propano (DOI) o el dimetoxibromofenilaminopropano (DOB). nal de noradrenalina, produciendo una facilitación de la atención
Finalmente, no puede descartarse que la esquizofrenia sea de- y la vigilancia. Se ha observado que la inyección de pequeñas can-
bida a alteraciones funcionales y/o estructurales de determinados tidades de noradrenalina en el núcleo de la amígdala induce un
circuitos cerebrales sin implicación directa de los sistemas mono- aumento de la retención, mientras que dosis más altas la dificul-
aminérgicos y que el tratamiento farmacológico simplemente tan. De forma paralela, la activación del sistema simpático y la li-
mejorase la función de estos circuitos actuando sobre la dopami- beración de catecolaminas por parte de las glándulas suprarrena-

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/c13/ Neurotransmisión química en el sistema nervioso central
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les prepara en estas situaciones el organismo para la lucha o la debido a que la noradrenalina y 5-HT se desaminan rápidamen-
huida, incrementando la fuerza y frecuencia de las contracciones te mediante la MAO, localizada en la pared mitocondrial externa.
cardíacas y aumentando el metabolismo. Así, se produce una ac- Al igual que la dopamina, la noradrenalina se metaboliza
tivación coordinada, central y periférica, que prepara el organis- también por desaminación oxidativa. La isoenzima encargada
mo para dar respuestas adaptativas rápidas a estímulos ambienta- de desaminar noradrenalina, sertralina y tiramina es la MAO-A,
les que pueden ser nocivos para el individuo. mientras que la feniletilamina es desaminada por la MAO-B.
ı La clorgilina y el deprenilo son inhibidores selectivos para
ı MAO-A y MAO-B, respectivamente. IMAO-A, como la moclo-
sinapsis noradrenérgica. Síntesis, bemida o inhibidores no específicos de ambas formas, como la
liberación e inactivación fenelcina, se utilizan como fármacos antidepresivos por su ca-
ı pacidad de aumentar las concentraciones sinápticas de ambas
Las catecolaminas se sintetizan a partir del aminoácido L-tiro- aminas.
sina. Tras un primer paso de hidroxilación catalizado por la tirosi- ı
na hidroxilasa, se produce L-DOPA, presente en todas las neuro- ı
nas catecolaminérgicas. Ésta se convierte en dopamina tras un receptores noradrenérgicos
paso de descarboxilación, catalizado por la DAA, que cataliza ı
también la conversión de 5-hidroxitriptófano a 5-HT. En las Tras su liberación, la noradrenalina actúa sobre receptores
neuronas noradrenérgicas, que expresan la dopamina-β-hidroxi- de membrana, efectuando diversas acciones sobre las neuronas
lasa, la dopamina actúa simplemente como un precursor de la postsinápticas. Basándose en criterios de tipo farmacológico, a
noradrenalina, hidroxilándose en la cadena lateral. En las neuro- finales de la década de 1940, los receptores adrenérgicos se sub-
nas dopaminérgicas de la sustancia negra o el área tegmental ven- dividieron en dos tipos, α y β. Así, el antagonista β propanolol es
tral no existe dicha enzima, por lo que el único neurotransmisor inactivo en receptores α y la fentolamina, antagonista de estos úl-
sintetizado es la dopamina. timos, no inhibe las acciones de las catecolaminas en receptores β.
Al igual que la dopamina, la noradrenalina se libera tras el Basándose en criterios farmacológicos y empleando las técnicas
paso de los impulsos eléctricos por las terminaciones axonales de fijación de radioligandos, los receptores noradrenérgicos se
(v. antes) y se recapta por un transportador de alta afinidad aná- han podido subdividir en varios subtipos. Sin embargo, no ha
logo al de dopamina. Los transportadores de dopamina y nor- sido hasta la utilización de técnicas de biología molecular que se
adrenalina se clonaron hace varios años, lo que ha permitido des- han clarificado diversos aspectos confusos en la clasificación far-
cubrir un alto grado de homología entre ambos. Sin embargo, se macológica (39).
trata de proteínas distintas, confirmando las conclusiones de es- Al igual que en el caso de la dopamina, los receptores noradre-
tudios farmacológicos previos que indicaban una sensibili- nérgicos pertenecen a la familia de receptores acoplados a proteí-
dad distinta del transporte de dopamina y noradrenalina a diver- nas G. No existe evidencia hasta la fecha de ningún receptor adre-
sos fármacos. El transporte de catecolaminas (al igual que el de nérgico acoplado a un canal iónico. La figura 13-3 muestra di-
5-HT) se bloquea con ouabaina, que inhibe la ATPasa dependiente versos sistemas de transducción de señales a los que se hallan aco-
de Na+ y K+ y con veratridina, que abre canales de Na+, lo que in- plados los receptores adrenérgicos, entre otros receptores ami-
dica el requerimiento absoluto de iones Na+ y energía para este nérgicos. Se han caracterizado molecularmente hasta 10 subtipos
proceso. La inhibición farmacológica del transportador se produ- distintos, 3 del tipo β (β1, β2 y β3), 4 del tipo α1 (α1A, α1B, α1C y
ce con compuestos que se fijan al mismo pero que impiden la in- α1D) y 3 del tipo α2 (α2A, α2B y α2C) (algunos autores indican la
teriorización de las moléculas del neurotransmisor. La mayor presencia de un cuarto subtipo α2D). Los receptores β están aco-
parte de fármacos antidepresivos de primera generación (tricícli- plados positivamente y los α2, negativamente, a la adenilato cicla-
cos, tipo imipramina) o los más recientes inhibidores selectivos sa. Los receptores α1 están acoplados positivamente a la hidróli-
bloquean el transporte de noradrenalina (al igual que el de 5-HT; sis de fosfoinositoles (tabla 13-6).
v. más adelante), produciendo de este modo un aumento de su Los receptores α2 actúan como autorreceptores, localizados
concentración sináptica. Por ello, los transportadores aminérgi- en neuronas noradrenérgicas, inhibiendo la actividad neuronal.
cos son la diana terapéutica inicial de la mayor parte de los trata- Ambos se localizan en la región somatodendrítica (en locus coeru-
mientos antidepresivos utilizados. leus) y también en los terminales sinápticos. Su función es inhi-
El proceso de inactivación de la noradrenalina se produce bir la liberación del neurotransmisor secretado por las neuronas
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fundamentalmente mediante la MAO y la COMT. Ambas enzi- en las que están localizados. La ocupación de estos autorrecepto-
mas se encuentran ampliamente distribuidas en todo el organis- res induce una reducción de la frecuencia de descarga de las neu-
mo. Debido a su localización intracelular, la MAO desempeña un ronas y una disminución de la síntesis y liberación del neuro-
papel preponderante en la inactivación de la fracción de nor- transmisor. A través de contactos axoaxónicos también actúan
adrenalina que no está almacenada en vesículas. Fármacos como como heterorreceptores, localizados en terminales de otros tipos
la reserpina, que inhibe el almacenamiento vesicular de las ami- neuronales, inhibiendo la síntesis y liberación de los transmiso-
nas, aumentan de forma importante los metabolitos aminérgicos res utilizados por estas otras neuronas.

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/tabla13-6/
Receptores adrenérgicos cerebrales. Subtipos y farmacología

Segundos Agonistas Orden de potencia Antagonistas


Receptor mensajeros selectivos de los agonistas selectivos

β1 AMPc (+) Noradrenalina NA > A CGP20712A


Xamoterol Betaxolol
Atenolol
β2 AMPc (+) Procaterol A > NA ICI118551
Butaxamina
α-metil-propranolol
β3 AMPc (+) BRL 37344 NA > A (–) pindolol (agonista parcial)
α1A IP3/DAG — NA > A WB-4101
α1B IP3/DAG — NA = A —
α1C IP3/DAG — NA = A WB-4101
α1D IP3/DAG — NA = A WB-4101
α2A AMPc (–) Oximetazolina NA < A —
Canal de K+ (+)
Canal de Ca++ (–)
α2B AMPc (–) — NA < A —
Canal de Ca++ (–)
α2C AMPc (–) — NA < A Prazosinaa
ARC239
α2D AMPc (–) — NA < A —
Canal de K+ (+)
Canal de Ca++ (–)

a
Los fármacos adrenérgicos clásicos poseen afinidad por múltiples subitpos de receptores. Por ejemplo, la clonidina o la yohimbina son agonista y antagonista, respectivamente, de
los receptores α2. La tabla recoge solamente aquellos compuestos usados para diferenciar (cuando ello es posible) entre subtipos de la misma familia. Así, la prazosina distingue los
subtipos 2B y 2C del 2A, pero además (y sobre todo) es un antagonista α1. Se recomienda al lector interesado consultar los artículos de revisión donde se citan de forma extensa las
afinidades de muy diversos compuestos para los distintos tipos de receptores.
AMPc, adenosinmonofosfato cíclico; DAG, diacilglicerol; IP3, inositoltrifosfato; NA, noradrenalina; A, adrenalina.

Neurotransmisión de un cuarto de millón en el ser humano. Sin embargo, la densi-


dad de terminales (varicosidades) axónicos en la corteza o el hi-
serotoninérgica pocampo, por ejemplo, es de varios millones por milímetro cú-
ı bico, lo cual da una idea de su extraordinario nivel de arboriza-
ı ción (40).
anatomía del sistema serotoninérgico Los axones de las neuronas serotoninérgicas de ambos nú-
ı cleos se distribuyen de forma desigual por el cerebro. Así, el núcleo
La mayor parte de la serotonina (5-HT) del organismo se en- dorsal proyecta de forma preferente hacia áreas motoras (p. ej.,
cuentra y actúa fuera del cerebro, en las células enterocromafines sustancia negra, estriado) mientras que el núcleo medial lo hace
del intestino, los mastocitos y las plaquetas. Sólo un 1-2 % de la hacia zonas límbicas (hipocampo, septo, etc.). Sin embargo, con
5-HT del organismo se encuentra en el sistema nervioso central. La muy pocas excepciones (núcleo dorsal - caudado + putamen, nú-
mayoría de las neuronas que sintetizan 5-HT se localizan en el ce- cleo medial – circunvolución dentada del hipocampo) todas las
rebro medio y la protuberancia, en los denominados núcleos del áreas cerebrales reciben aferencias de ambos núcleos, aunque con
rafe (B1-B9, según la nomenclatura de Dahltröm y Fuxe) (fig. 13-7). distintas densidades.
Desde estos núcleos se extienden proyecciones rostrales, que in- Morfológicamente, las neuronas serotoninérgicas son diver-
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ervan prácticamente todo el encéfalo, y caudales, hacia la médula sas. Así, atendiendo a su tamaño y árbol dendrítico se han carac-
espinal. terizado cinco tipos diferentes. Por lo que respecta a sus proyec-
Los núcleos dorsal y medial del rafe, que proyectan rostral- ciones, las del núcleo dorsal poseen axones finos, no mieliniza-
mente, inervan prácticamente todo el cerebro. Contienen un bajo dos, con terminales axónicos pequeños, redondos o alargados (fi-
número de neuronas, aunque extensamente ramificadas. Así, por bras D). Por el contrario, los axones de las neuronas del núcleo
ejemplo, el núcleo dorsal del rafe (B6 + B7, el mayor de ambos) medial son más gruesos, mielinizados y con terminales redon-
contiene unas 18.000 neuronas en el cerebro de rata y alrededor deados de mayor tamaño, que efectúan contactos sinápticos (fibras

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/c13/ Neurotransmisión química en el sistema nervioso central
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M) (4). Funcionalmente, las neuronas de ambos núcleos son mona del crecimiento, cortisol, factor liberador de corticotropina
también distintas, ya que las del núcleo dorsal son más sensibles [CRF]) e ingesta de alimentos (posiblemente a través de recepto-
a procesos de autoinhibición a través de receptores del tipo res 5-HT2C), entre otras funciones. Además, la 5-HT cerebral
5-HT1A (v. más adelante) y a neurotoxinas que las del núcleo me- está involucrada en el control de los estados de ánimo y la per-
dial. Es muy posible que tales características diferenciales deriven cepción: el primer fármaco serotoninérgico conocido fue el LSD,
del distinto papel que desempeñan ambos núcleos en el control de propiedades alucinógenas. Otros derivados indólicos, estruc-
de las funciones en que se halla implicada la 5-HT. turalmente similares a la 5-HT, son productos naturales presentes
Otros núcleos del rafe (nucleus raphe pontis, nucleus raphe en hongos con propiedades alucinógenas. Por otra parte, la ma-
magnus) proyectan hacia el cerebelo y la médula espinal, donde yor parte de los fármacos usados en el tratamiento de la depresión
participan en el control de la nocicepción así como en la regula- y diversos ansiolíticos son compuestos con acción selectiva sobre
ción de la actividad motora. las neuronas serotoninérgicas o que actúan en receptores seroto-
ı ninérgicos postsinápticos.
ı ı
fisiología serotoninérgica ı
ı sinapsis serotoninérgica. Biosíntesis
Las neuronas serotoninérgicas presentan un patrón de des- y metabolismo
carga muy lento y regular (1-3 Hz), con espigas dependientes de ı
corrientes de Na+ y Ca++. Tras la espiga se produce un período La 5-HT se sintetiza a partir del triptófano, aminoácido esen-
refractario muy largo, responsable de su baja frecuencia y regula- cial. Tras un primer paso de hidroxilación (paso limitante) me-
ridad. En el gato despierto, este patrón de descarga depende esen- diante la enzima triptófano hidroxilasa (triptófano-5-monooxi-
cialmente del estado de activación del animal y sólo se altera por genasa), presente solamente en neuronas serotoninérgicas, se
estímulos muy específicos Así, cuando el animal entra en una fase produce 5-hidroxitriptófano, el cual se descarboxila rápidamen-
de reposo, el ritmo de descarga de las neuronas serotoninérgicas te a 5-HT mediante la DAA. Ambas enzimas se han clonado y se
se reduce, cesando en su totalidad en la fase del sueño REM (40). ha estudiado la distribución de sus ARNm mediante hibridación
En períodos de actividad, dichas neuronas cesan su descarga de in situ. Mientras que la triptófano hidroxilasa está restringida a
forma inmediata cuando se producen determinados estímulos neuronas serotoninérgicas (p. ej., núcleos del rafe), la DAA está
sensoriales, pero su ritmo no se altera frente a situaciones de es- presente en neuronas serotoninérgicas y catecolaminérgicas.
trés. Por otra parte, determinados movimientos bucales, como la Una vez sintetizada, la 5-HT se almacena en vesículas sinápti-
masticación, aumentan su frecuencia de descarga. Este tipo de es- cas mediante un transportador vesicular (11 dominios trans-
tudios electrofisiológicos ha llevado a proponer que la 5-HT membrana), sensible a reserpina y parecido al que se encuentra en
mantendría un tono basal de activación del encéfalo durante los neuronas dopaminérgicas. La llegada del impulso eléctrico al ter-
períodos de vigilia, que no sería necesario durante el sueño. Por minal produce la entrada de calcio al terminal a través de canales
otra parte, la inervación serotoninérgica de la corteza somato- sensibles al voltaje, el anclaje de las vesículas a la pared del termi-
sensorial actuaría como una especie de filtro de señales sensoria- nal y la liberación del contenido de la vesícula. La liberación de
les. Sólo en casos de estímulos relevantes cesaría dicho filtro, per- 5-HT en el cerebro anterior es un proceso dependiente de la fre-
mitiendo al animal valorar mejor la situación ambiental y facili- cuencia de descarga. Así, la inhibición de la actividad eléctrica en
tándole la toma de decisiones (huida, ataque, etc.). Ello vendría los núcleos del rafe se traduce en una reducción de la liberación
respaldado por el hecho de que la amígdala, estructura involucra- de 5-HT en las áreas inervadas.
da en procesos de decisión de lucha o huida, posee la densidad En diversas áreas cerebrales estudiadas (rafe, corteza, hipo-
de inervación serotoninérgica más alta del cerebro. campo), la mayor parte de los terminales serotoninérgicos no for-
Sin embargo, la amplia distribución de las vías serotoninér- man sinapsis. Según estimaciones realizadas mediante microsco-
gicas y su multiplicidad de receptores sugieren la participación de pía electrónica, alrededor de tres cuartas partes de los terminales
la 5-HT en funciones muy diversas. Así, animales tratados con serotoninérgicos liberan 5-HT al espacio extracelular sin efectuar
p-clorofenilalanina, inhibidor de la síntesis de 5-HT presentan al- contactos sinápticos. La 5-HT liberada actuaría de una manera
teraciones graves del sueño. Por otra parte, la lesión de las neu- paracrina, difundiéndose a través del espacio intersticial y acti-
ronas serotoninérgicas con 5,7-dihidroxitriptamina (análogo se- vando receptores presentes en neuronas vecinas. Este carácter
rotoninérgico de la 6-hidroxidopamina [6-OHDA]) causa ade- difuso va aparejado, sin embargo, con una distribución altamen-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

más activación motora y un marcado aumento de la irritabilidad te estructurada de sus terminales sinápticos. Así, por ejemplo, la
y agresividad. Mediante fármacos específicos para los distintos inervación serotoninérgica de la corteza (igual que la catecolami-
subtipos de receptores serotoninérgicos se ha podido demostrar nérgica) presenta un carácter laminal, variable según el área corti-
que la 5-HT participa en el control de la temperatura (aumento a cal examinada. Por otra parte, se ha observado la presencia en la
través de receptores 5-HT2, reducción a través de los 5-HT1A), corteza cerebral de sinapsis serotoninérgicas discretas en las que
actividad sexual (inhibida al aumentar el tono serotoninérgico), se hallan presentes receptores del tipo 5-HT2, lo que indica la co-
secreción hormonal (estimula la producción de prolactina, hor- existencia de ambos tipos de transmisión en las mismas áreas.

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F. Artigas Pérez y C. Suñol Esquirol
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El control de la concentración extracelular de 5-HT se realiza ronal, es posible que la desaminación de 5-HT se produzca en
mediante un transportador de alta afinidad, dependiente de Na+ y células gliales. Al igual que en el caso del transportador, los IMAO
energía, similar al descrito para la dopamina y la noradrenalina. se utilizan como fármacos para el tratamiento de la depresión, ya
Dicho transportador es diana de un gran número de fármacos que aumentan la eficacia de la transmisión serotoninérgica al in-
usados para el tratamiento de la depresión (fármacos tricíclicos hibir su degradación.
tipo imipramina, o selectivos tipo fluoxetina). Su presencia espe- ı
cífica en terminales ha permitido el estudio detallado de la inerva- ı
ción serotoninérgica mediante técnicas autorradiográficas. receptores serotoninérgicos. Subtipos,
La 5-HT, al igual que las catecolaminas, es metabolizada por localización y funciones
la MAO. De las dos formas de la enzima (A y B), la 5-HT es el sus- ı
trato preferente de la primera. Sin embargo, se da la paradoja de Primero mediante técnicas de fijación y autorradiografía, y
que las neuronas serotoninérgicas sólo expresan MAO-B, lo cual posteriormente mediante biología molecular, se han caracteriza-
plantea el interrogante de los elementos celulares involucrados en do un gran número de subtipos de receptores de 5-HT, mostra-
la desaminación de 5-HT. Dado que los astrocitos poseen ambas dos en la tabla 13-7. Excepto el receptor 5-HT3, que forma un ca-
formas de MAO y captan 5-HT mediante un transportador de- nal iónico, el resto de receptores de 5-HT pertenecen a la familia
pendiente de Na+ y energía, farmacológicamente similar al neu- de receptores acoplados a proteínas G. De ellos, los receptores

/tabla13-7/
Receptores serotoninérgicos cerebrales. Subtipos y farmacología

Antagonistas Segundos
Receptor Localización preferente Agonistas selectivos selectivos mensajeros

5-HT1A DRN, Sistema límbico, corteza entorrinal, núcleo 8-OH-DPAT WAY 100635 AMPc (–)
interpeduncular, hipotálamo, médula espinal Buspirona Pindolol Canal de K+
5-HT1B Sustancia negra, globo pálido, colículo superior, rafe CP 93129 SB 224289 AMPc (–)
CGS 12066 Cianopindolol
5-HT1D Sustancia negra, globo pálido, estriado, núcleo Sumatriptán GR 127935 AMPc (–)
subtalámico, amígdala, rafe L694247 SB 224289
5-HT1E Ganglios basales, corteza, hipocampo 5-CT Metiotepina AMPc (–)
5-HT1F Hipocampo, tronco del encéfalo (nervios craneales), 5-CT Metiotepina AMPc (–)
núcleo interpeduncular, cerebelo
5-HT2A Corteza, claustro, estriado, bulbo olfatorio α-metil-5-HT MDL 100907 IP3/DAG
DOB Espiperona
DOI Ketanserina
DOM Ritanserina
5-HT2C Plexos coroideos, estriado, tronco del encéfalo, α-metil-5-HT Mesulergina IP3/DAG
hipocampo, hipotálamo DOI
5-HT3 Núcleos del tronco del encéfalo: area postrema, núcleo z-metil-5-HT Granisetrón Canal iónico
del tracto solitario, médula espinal m-clorofenilbiguanida Ondansetrón
Tropisetrón
5-HT4 Tubérculo olfatorio, estriado, globo pálido, sustancia Metoclopramida GR 113808 AMPc (+)
negra, hipocampo Renzaprida SB 204070
5-HT5a (5-HT5A y 5-HT5B) (ARNm) — Metiotepina —
Corteza, hipocampo, habénula, cerebelo, tubérculo
olfatorio, rafe
5-HT6a (ARNm) — Metiotepina AMPc (+)
Estriado, tubérculo olfatorio, corteza, hipocampo, SB271046
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

núcleo accumbens
5-HT7 (ARNm) — Metiotepina AMPc (+)
Tálamo, hipotálamo, hipocampo, septo, corteza, SB258719
colículo superior, rafe

a
Se indica solamente la localización del ARN que lo codifica, dada la inexistencia de datos fiables sobre la distribución de la proteína mediante autorradiografía. La farmacología de
estos receptores siguen sin conocerse con exactitud.
AMPc, adenosinmonofosfato cíclico; DAG, diacilglicerol; IP3, inositoltrifosfato.

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/c13/ Neurotransmisión química en el sistema nervioso central
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5-HT1 están acoplados negativamente (y los 5-HT4 a 5-HT7, po- u de otro tipo (p. ej., neuronas piramidales del hipocampo). En
sitivamente) a la adenilato ciclasa, mientras que los 5-HT2 activan neuronas serotoninérgicas, se produce una reducción inmediata
la fosfolipasa C (41). de la frecuencia de descarga y, por ende, de la liberación de 5-HT
Los receptores 5-HT1A poseen una localización dual (fig. 13-10), en todo el cerebro (dada la amplitud de la inervación serotoni-
en neuronas serotoninérgicas, donde actúan como autorre- nérgica). Sin embargo, los receptores 5-HT1B son autorreceptores
ceptores, y en neuronas postsinápticas en áreas límbicas (hipo- presentes en terminales sinápticos, por lo que regulan de forma
campo, septo y, en menor grado, corteza). Se localizan en el cuer- local la liberación del neurotransmisor. Las funciones de los re-
po neuronal y dendritas, sin migrar hacia las terminaciones. Di- ceptores restantes del tipo 1 (5-HT1E y 5-HT1F) son todavía muy
cho receptor está acoplado a distintos sistemas de transducción poco conocidas. Mediante técnicas de genética molecular, se han
de señal. Los más importantes son dos: apertura de un canal de producido ratones (knockout) que no expresan algunos recepto-
potasio e inhibición de la adenilato ciclasa (ambos procesos me- res de los receptores del grupo 1 (5-HT1B, 5-HT1A; también el
diados por una proteína Gi/o). En ambos casos, su ocupación por 5-HT2C). Dichos ratones son viables pero presentan alteraciones
5-HT o agonistas específicos produce una inhibición de la activi- del comportamiento, lo que permite analizar la participación de
dad de las neuronas en las que se encuentra, bien serotoninérgicas dichos receptores en diversas conductas mediadas por la 5-HT.

5-HT1A

5-HT 5-HT1B

5-HT1D
Antidepresivos
5-HT1E/1F

5-HT2A

MAO 5-HT2C

5-HTP 5-HT 5-HT3


5-HIAA 5-HT
5-HT4

L-trp
5-HT5A/5B

5-HT6

5-HT7

/figura13-10/
Esquema de neurona serotoninérgica
La serotonina (5-HT) se sintetiza a partir del triptófano (L-trp), el cual se hidroxila a 5-hidroxitriptófano (5-HTP) mediante la triptófano hidroxilasa. Una vez
formada la serotonina, se almacena en vesículas sinápticas que liberan su contenido al espacio extracelular a la llegada del impulso nervioso. La sero-
tonina puede ser recaptada por un transportador de membrana análogo al de las catecolaminas. Los receptores 5-HT1A y 5-HT1B actúan como auto-
rreceptores de cuerpo neuronal y de terminales, respectivamente, regulando la frecuencia de descarga y liberación del neurotransmisor. La activación
del autorreceptor 5-HT1A por la 5-HT o agonistas específicos hiperpolariza las neuronas serotoninérgicas, lo que se traduce en una inhibición generali-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

zada de su actividad eléctrica y, por lo tanto, de su liberación. Por otra parte, los autorreceptores 5-HT1B desempeñan un papel local, restringido a los
terminales donde se hallan localizados, inhibiendo la síntesis local y la liberación de serotonina. El resto de receptores serotoninérgicos se encuentra
fundamentalmente en neuronas postsinápticas. La 5-HT se metaboliza a ácido 5-hidroxiindolacético (5-HIAA) mediante la enzima monoaminooxidasa
(MAO). La mayor parte de los fármacos antidepresivos empleados actúan inhibiendo el proceso de transporte contra gradiente (recaptación) de 5-HT,
lo que aumenta la concentración extracelular del neurotransmisor. Sin embargo, este efecto activa los autorreceptores 5-HT1A, reduciendo la libera-
ción de 5-HT, y limita de este modo el efecto neto del antidepresivo. El bloqueo farmacológico o la supresión genética de dicho receptor se traduce en
una marcada potenciación del efecto de los inhibidores de recaptación de 5-HT.

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F. Artigas Pérez y C. Suñol Esquirol
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/tabla13-8/
Características generales de los fármacos antidepresivos

Fármacos Acción farmacológica primaria Comentarios

Tricíclicos (amitriptilina, clomipramina, Inhibición de la recaptación de Los fármacos tricíclicos presentan una selectividad distinta para 5-HT y
desipramina, imipramina, 5-HT y noradrenalina noradrenalina. Así, la desipramina posee una acción esencialmente
nortriptilina, etc.) noradrenérgica y la clomipramina serotoninérgica. Los metabolitos
desmetilados presentan siempre una acción más noradrenérgica que
el compuesto original
Los efectos secundarios de los fármacos tricíclicos, derivados de su
afinidad por receptores colinérgicos, histaminérgicos y α1
adrenérgicos limitan fuertemente su uso, a pesar de su alta eficacia
Inhibidores selectivos de la Inhibición de la recaptación de Altamente selectivos. Carecen de los efectos secundarios de los
recaptación de serotonina 5-HT fármacos tricíclicos. Son los fármacos antidepresivos de más amplio
(citalopram, fluoxetina, fluvoxamina, uso, aunque algunos estudios indican que su eficacia es menor que
paroxetina, sertralina) la de los tricíclicos en casos graves
Inhibidores mixtos de la recaptación Inhibición selectiva de la A diferencia de los fármacos tricíclicos, los IRSN no poseen afinidad
de serotonina y noradrenalina recaptación de 5-HT y por los receptores colinérgicos, histaminérgicos y α1-adrenérgicos,
(milnazipram, venlafaxina) noradrenalina por lo que carecen de los efectos secundarios de aquéllos,
manteniendo la alta eficacia derivada de una acción dual sobre los
sistemas aminérgicos. Venlafaxina posee un carácter más
serotoninérgico, y milnaciprán, más noradrenérgico
Inhibidores de la monoaminooxidasa Inhibición de la actividad de la Los IMAO de primera generación (p. ej., fenelzina, tranilcipromina)
MAO inhiben ambas MAO (MAO-A y MAO-B) de forma irreversible. Nuevos
compuestos, como la moclobemida, presentan una acción selectiva
(MAO-A) y reversible, lo que permite controlar mejor sus posibles
efectos secundarios cardiovasculares. Sin embargo, su eficacia
parece ser menor que la de los IMAO irreversibles
Fármacos con acción dopaminérgica Aumento de la transmisión Se trata de fármacos con un mecanismo de acción inicial poco claro,
(amineptina, bupropión). Tianeptina dopaminérgica en principio asociado a la modulación de la recaptación/liberación de
dopamina. Pueden presentar una acción euforizante. La tianeptina es
un fármaco que aumenta la recaptación de 5-HT y a la vez aumenta
la liberación de dopamina
Otros Acción directa sobre Este grupo de fármacos posee una acción heterogénea. Son moléculas
autorreceptores con una acción antagonista directa sobre los autorreceptores y
noradrenérgicos (mianserina, heterorreceptores noradrenérgicos (mianserina y mirtazapina), que se
mirtazapina) o receptores traduce en un aumento de la transmisión aminérgica. Por otra parte,
5-HT2 postsinápticos nefazodona y trazodona son antagonistas 5-HT2 con cierta acción
(trazodona, nefazodona) inhibidora sobre el sistema de recaptación de 5-HT
Sales de litio, pindolol Aumento de la transmisión Las sales de litio poseen una gran diversidad de acciones sobre el
serotoninérgica sistema nervioso, aunque su efecto potenciador estaría asociado a
un aumento de la neurotransmisión serotoninérgica. Por otra parte, el
pindolol evita la inhibición de la liberación de 5-HT producida por los
ISRS y otros fármacos con acción serotoninérgica, y acelera y
potencia su efecto clínico

5-HT, serotonina; IMAO, inhibidores monoaminooxidasa; IRSN, inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina; ISRS, inhibidores selectivos de la recaptación de sero-
tonina.

® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

La activación de los receptores de tipo 5-HT2 induce la hidró- líquido cefalorraquídeo), pero también se encuentra en el globo
lisis de fosfoinosítidos de membrana a través de la activación de la pálido, la sustancia negra o el hipotálamo.
fosfolipasa C (fig. 13-6). Los dos subtipos presentes en el sistema El receptor 5-HT3 es un canal iónico, de estructura pentamé-
nervioso central (5-HT2A y 5-HT2C) poseen localizaciones distin- rica como los receptores nicotínicos, que media acciones despo-
tas. El receptor 5-HT2A está localizado esencialmente en la corte- larizantes de la 5-HT. Se han descrito distintas variantes, por lo
za (y, en menor grado, en el estriado) mientras que el 5-HT2C pre- que la existencia de subtipos es más que probable. El área postre-
senta su mayor densidad en los plexos coroideos (formadores de ma (zona de control del vómito) presenta la densidad más alta

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/c13/ Neurotransmisión química en el sistema nervioso central
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de receptores 5-HT3, y los antagonistas de este subtipo se utilizan menos en parte, del retraso en el inicio de la acción terapéutica
clínicamente desde hace algunos años como antieméticos en el de los fármacos antidepresivos.
tratamiento con citostáticos. Algunos autores han propuesto que la depresión estaría cau-
Al margen del receptor 5-HT4, se conoce muy poco sobre el sada por los efectos neurotóxicos del exceso de cortisol producto
resto de los receptores serotoninérgicos, acoplados positivamen- de situaciones estresantes, tras una disregulación del eje hipotá-
te a la adenilato ciclasa. La tabla 13-7 muestra la localización de lamo-hipófiso-suprarrenal (44). Según estas teorías, el efecto an-
los ARNm de los subtipos 5-HT 5 a 5-HT 7. Dada la ausencia tidepresivo se produciría por un aumento de la expresión del
de ligandos específicos, no se ha estudiado todavía con suficiente factor neurotrófico BDNF (brain derived neurotrophic factor), que
fiabilidad la distribución de la proteína receptora. restauraría la conectividad sináptica perdida en diversas áreas ce-
ı rebrales, en particular el hipocampo, más sensible a procesos de
ı estrés que otras áreas cerebrales. Aunque la validez de esta hipóte-
acción de los fármacos antidepresivos sis está lejos de ser comprobada, algunos estudios han mostrado
sobre los sistemas aminérgicos ciertos efectos neurotróficos de los fármacos antidepresivos, lo
ı que abre una nueva puerta al estudio de las acciones de ambos
Puede afirmarse que las neuronas noradrenérgicas y seroto- neurotransmisores en procesos de proliferación y/o regenera-
ninérgicas constituyen la diana terapéutica de más del 95 % de ción neuronal.
los tratamientos antidepresivos utilizados. Así, tanto los fárma-
cos antidepresivos de primera generación (tricíclicos e IMAO)
como los más selectivos (inhibidores selectivos de recaptación de
bibliografía
serotonina, ISRS; inhibidores de la recaptación de serotonina y
noradrenalina, IRSN) actúan principalmente sobre los mecanis- 1. Kandel EK, Schwartz JH, Jessell TM. Principles of neural science, 4.a ed.
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cidos carentes de los respectivos precursores de 5-HT y noradre- 5. Levitan IB, Kaczmarek LK. The neuron. Cell and molecular biology, 2.a ed.
nalina (triptófano y tirosina) o bien de compuestos que inhiben la Oxford-Nueva York: Oxford University Press, 1997.
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pacientes depresivos tratados y en remisión. Es interesante seña- sity Press, 1994.
lar que existe una selectividad en la acción de estas mezclas de 7. Garattini S. Glutamic acid, twenty years later. J Nutr 2000; 130: 901S-
aminoácidos (o de los respectivos inhibidores de síntesis). Por lo 909S.
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así, pacientes tratados con desipramina o mazindol empeoran
Biochem Soc Trans 2000; 28: 297-310.
cuando se inhibe la síntesis de catecolaminas. Estos datos apoyan 10. Heath PR, Shaw PJ. Update on the glutamatergic neurotransmitter
que la acción antidepresiva está mediada por un aumento de la system and the role of excitotoxicity in amyotrophic lateral sclerosis.
transmisión aminérgica. Por el contrario, la administración agu- Muscle Nerve 2002; 26: 438-458.
da de los mismos tratamientos a voluntarios sanos no produce 11. Schousboe A. Role of astrocytes in the maintenance and modulation of
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clásicas sobre la etiología de la depresión que postulaban la exis- 28: 347-352.
tencia de déficit en la transmisión aminérgica. 12. Kemp JA, McKernan RM. NMDA receptor pathways as drug targets. Nat
Por otra parte, estudios realizados en animales de experimen- Neurosci Supp 2002; 5: 1039-1042.
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tación muestran que la administración repetida de fármacos anti-
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eficacia de la neurotransmisión serotoninérgica, un efecto debido
the nurture. Nat Rev Neurosci 2002; 3: 728-739.
en parte a la desensibilización de autorreceptores 5-HT1A tras el 15. Dalby NO. Inhibition of gamma-aminobutyric acid uptake: anatomy,
bloqueo inicial de la recaptación (42). Un fenómeno análogo physiology and effects against epileptic seizures. Eur J Pharmacol 2003;
ocurre en las neuronas noradrenérgicas (desensibilización de au- 479: 127-137.
torreceptores α2-adrenérgicos) tras el bloqueo de la recaptación 16. Kaneko S, Okada M, Iwasa H, Yamakawa K, Hirose S. Genetics of epi-
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® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

| 258 | Tratado de Psiquiatría


beración de factores estimuladores o inhibidores, que a su vez

/capítulo14/
actúan sobre los órganos diana. Por su parte, el órgano diana pue-
de influir sobre la hipófisis y el hipotálamo, y esa influencia puede
ser de tipo positivo o negativo, siendo éste un mecanismo de re-
gulación de bucle largo. La hipófisis, por su parte, puede regular el
hipotálamo de forma negativa, bien inhibiendo la secreción de

Neuroendocrinología sustancias estimuladoras, bien estimulando la secreción de sustan-


cias inhibidoras, siendo éste un mecanismo de regulación de bucle
corto (2). En la figura 14-1 se esquematiza la regulación de los tres
ejes hormonales más importantes en psiquiatría.
M. Á. Navarro Moreno El óxido nítrico es un gas evanescente que se sintetiza por un
B. Arranz Martí número de isoformas de la enzima óxido nítrico sintetasa, cuya
P. Rosel Soria isoforma neuronal se localiza dentro de los núcleos hipotalámicos
paraventricular y supraóptico. Estudios recientes han demostra-
do que el óxido nítrico puede ser un importante regulador de la
función hipotalámica, activando el eje hipofisario-gonadal me-
diante la estimulación de la hormona hipofisotrópica gonadoli-
Introducción berina (GnRH). El óxido nítrico es, asimismo, un modulador in-
ı hibidor de la función de la hipófisis posterior, por lo que esta
ı forma novedosa de regulación neuroendocrina puede ser de con-
La neuroendocrinología es la ciencia que estudia las interac- siderable importancia en funciones fisiopatológicas (3). Por otra
ciones entre los sistemas nervioso y endocrino. Esta interacción parte, las células gliales pueden modular la actividad de las neuro-
abarca la regulación neural directa o indirecta de la secreción hor- nas que sintetizan y secretan la hormona hipofisotrópica GnRH
monal, los efectos de las hormonas sobre la secreción neuronal y vía la acción de diferentes familias de factores de crecimiento, por
los mecanismos por los que ambos sistemas regulan la relación lo que la posibilidad de una cooperación funcional entre factores
del organismo con su medio ambiente. Es muy difícil establecer de crecimiento y esteroides gonadales en el control de las neuro-
una neta barrera entre hormonas (sustancias secretadas directa- nas secretoras de GnRH cobra cada vez más cuerpo (4).
mente a la circulación sanguínea) y neurotransmisores (sustan- Existen ocho hormonas hipofisotrópicas de funciones cono-
cias que median la interacción sináptica entre dos neuronas), ya cidas, y otras con funciones menos conocidas que no merece la
que algunas hormonas ejercen funciones de neurotransmisores y
a la inversa; asimismo ambas sustancias (hormonas y neurotrans-
misores) pueden estar presentes en tejidos no endocrinos ni neu-
rales, como placenta, pulmón, timo, tracto gastrointestinal, etc. Neurotransmisores y endorfinas
Existen dos tipos de células neurosecretoras: las neuronas neuro-
hipofisarias, que se originan de los núcleos supraóptico y para-
ventricular y van a liberar vasopresina y oxitocina de las termina- +
CRH, TRH, GHRH Hipotálamo
ciones nerviosas de la hipófisis posterior, y las neuronas hipofiso- –
trópicas, que de los núcleos hipotalámicos liberan sus péptidos y
aminas en la eminencia media de los vasos porta hipotálamo-hi- +
ACTH, TSH, GH Hipófisis
pofisarios. La estrecha unión entre los sistemas secretores hormo- –
nales y neuronales tiene su máximo exponente en el desarrollo Órgano periférico
de varias enfermedades mentales, fundamentalmente la esquizo-
frenia y la depresión, con la aparición de una endocrinopatía y su Corteza suprarrenal Tiroides Hígado (IGF-I)
desaparición tras su corrección terapéutica (1).

Órganos diana

Regulación hormonal
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ı /figura14-1/
Representación esquematizada de los tres ejes
ı
hormonales mejor estudiados en psiquiatría
En general, las hormonas hipofisotrópicas regulan sus órga-
CRH, corticoliberina; TRH, tiroliberina; GHRH, somatoliberina; ACTH,
nos diana y son reguladas por ellos mediante mecanismos llama- corticotropina; TSH, tirotropina; GH, somatotropina; IGF-I, factor de
dos de retroalimentación, que pueden ser de «bucle» largo o cor- crecimiento insulinoide de tipo I.
to; así, el hipotálamo influye sobre la hipófisis permitiendo la li-

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M. Á. Navarro Moreno, B. Arranz Martí y P. Rosel Soria
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pena enumerar o mencionar. Cada una de estas hormonas tiene


acción sobre una hormona hipofisaria en concreto, y a su vez H
esta hormona u hormonas hipofisarias actúan sobre un órgano
R
periférico diana. En la tabla 14-1 se enumeran las mencionadas PLC AC
hormonas y sus correspondientes enlaces hipofisarios y periféri- G G
cos. La estructura, la localización anatómica, la codificación ge-
nética, los receptores, la función fisiológica y las acciones farma- DAG IP3 Ca++ AMPc Citoplasma
cológicas se escapan de la finalidad de este capítulo.

PKA

Mecanismos
de acción hormonal
ı SRF CREB Núcleo

ı
El mecanismo de acción de las hormonas hipofisotrópicas es
Genes de respuesta rápida
bastante complejo y conlleva una serie de pasos en cadena con
implicaciones moleculares de amplio espectro. En la figura 14-2 AP1
se sintetiza este proceso en cascada. En resumen, estas hormonas Genes de respuesta tardía
peptídeas se unen a unos receptores celulares transmembranosos,
que presentan tres regiones diferenciadas de mayor o menor ta-
maño, dependiendo de sus funciones y del tipo de hormona:
/figura14-2/
Representación sucinta del mecanismo de acción
a) extracelular y con dominio de unión a la hormona; b) transmem-
de las hormonas peptídeas
branosa, generalmente con dominios hidrofóbicos expandidos en H, hormona; R, receptor; G, proteína G; AC, adenilciclasa; PLC, fos-
forma de hélices alfa, y c) citoplasmática, especializada en mediar folipasa C; DAG, diacilglicerol; IP3, inositoltrifosfato; AMPc, adenin-
la señal intracelular. monofosfato cíclico; PKA, proteincinasa A; SRF, factor respondedor
La interacción entre el receptor y la hormona es mediada por al suero; CREB, factor respondedor a la unión del AMPc; AP1, región
unas proteínas intracelulares acopladas a la pared interna de la promotora génica.

/tabla14-1/
Relación entre hormonas hipofisotrópicas membrana celular, llamadas proteínas G y que son las encargadas
y sus correspondientes hormonas hipofisarias de transmitir las señales a los amplificadores o sintetizadores de
y periféricas segundos mensajeros (5). La transferencia de señales hormonales
al interior de la célula se realiza desde las mencionadas proteínas G
Hormonas Hormonas Hormonas
a través de un grupo de segundos mensajeros, que son fundamen-
hipofisotrópicas hipofisarias periféricas
talmentalmente el adenosinmonofosfato cíclico (AMPc) Ca++, el
Tiroliberina (TRH) + Tirotropina (TSH) Tiroxina (T4), diacilglicerol (DAG) y el inositoltrifosfato (IP3). Estos segundos
triyodotironina (T3) mensajeros van a activar señales de transducción nucleares a través
Somatostatina – de proteincinasas, que fosforilan factores de transcripción, como
Gonadoliberina Folitropina (FSH), Estradiol, testosterona, el factor respondedor a la unión del AMPc (CREB) y el factor res-
(GnRH) + lutropina (LH) inhibina, activina, pondedor al suero (SRF), que a su vez activan genes de respuesta
folistatina rápida, cuyos productos proteicos se unen a una zona promotora
Corticoliberina Corticotropina Cortisol, andrógenos
(CRH) + (ACTH)
AP1 de los genes de respuesta tardía, que son los que en definiti-
Vasopresina + va van a codificar proteínas y modular la acción hormonal (6).
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Somatoliberina Somatotropina Factor de crecimiento


(GHRH) + (GH) insulinoide tipo I
Somatostatina
Dopamina


(IGF-I)
Prolactina (PRL)
Neurotransmisores
GAP – ı
Tiroliberina (TRH) +
ı
Péptido intestinal
vasoactivo (VIP) + Los neurotransmisores pueden ser simples aminoácidos,
bioaminas o péptidos que pueden funcionar de forma diferente

| 260 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c14/ Neuroendocrinología
ı

dependiendo del tipo de neurona, del estado de actividad de una cando basalmente la hormona; b) estudiando el ritmo de la hor-
célula y de otras influencias hormonales. Los neurotransmisores mona en diferentes horas del día; c) estudiando su secreción dia-
bioaminérgicos son sintetizados dentro de las neuronas, ya que ria integrada; d) estudiando su respuesta frente a diferentes estí-
después de la captación de precursores de aminoácidos específi- mulos; e) cuantificando varias hormonas a la vez para observar la
cos tiene lugar la síntesis enzimática y el almacenamiento de las conservación o no de un eje, y f) comprobando el correcto fun-
monoaminas en gránulos secretores. Después de la despolariza- cionamiento de una glándula o bien cuantificando un producto
ción neuronal, los neurotransmisores se liberan en la sinapsis y resultado de la acción hormonal, o midiendo la calidad y el nú-
se pueden unir a su receptor específico o ser inactivados por des- mero de receptores que posee el órgano diana de una hormona.
gradación o captación dentro del tejido neuronal. Los neuro- La cuantificación basal de una hormona puede ser de gran va-
transmisores bioaminérgicos pueden influir en la secreción hor- lor para el diagnóstico de hiperfunción o hipofunción glandular,
monal hipofisaria por acción directa sobre la hipófisis o indirec- aunque se deben de tener en cuenta muchos factores de la secre-
tamente sobre los factores estimulantes o inhibidores de la hipó- ción de esta hormona, como su ritmo, pulsatilidad y regulación
fisis que afectan a la secreción hormonal (7). Así, la noradrenali- por otras hormonas. Asimismo, en caso de que la hormona se
na provoca elevación de somatotropina (GH), folitropina (FSH), una a proteínas de transporte, su concentración puede estar afec-
lutropina (LH), tirotropina (TSH) y corticotropina (ACTH), tada por cualquier causa que modifique el transporte hormonal,
aunque sobre esta última puede tener efectos contrarios; la do- por lo que el mejor índice para conocer los valores reales de esta
pamina (DA) eleva la GH y disminuye la prolactina (PRL), la hormona es cuantificar su forma libre. La hipótesis de la hormo-
FSH, la LH, la TSH y la ACTH; la serotonina (5-HT) eleva la GH, na libre establece que la acción biológica de una hormona es pro-
la PRL, la TSH y la ACTH y disminuye la FSH, la LH y también la porcional a la concentración de su forma libre (9). En ocasiones,
TSH según las situaciones; el ácido γ-aminobutírico (GABA) la información exacta de la secreción hormonal debe obtenerse
eleva la GH, la FSH y la LH y disminuye la PRL y la ACTH; la his- recogiendo sangre directamente del flujo venoso de una glándula
tamina incrementa la PRL, la LH, la FSH, la TSH y la ACTH; y u órgano. Es bien conocido el hecho de que algunas hormonas
finalmente la acetilcolina incrementa la GH, la PRL, la FSH, la LH presentan una secreción con ritmo diario, es decir, su secreción
y la ACTH. varía dependiendo de las horas o partes del día (ritmo circadiano
o nictameral). Esta secreción rítmica permite conocer una altera-
ción hormonal según se mantenga o desaparezca el mencionado
ritmo. Asimismo, otras hormonas presentan una secreción pulsá-
Neuropéptidos til a lo largo del día, estableciéndose que una hormona presenta
ı episodios secretores pulsátiles cuando su valor en un momento
ı determinado excede en tres desviaciones estándar el valor obteni-
Son péptidos sintetizados en diferentes zonas del hipotálamo, do en una toma previa (10). Se puede valorar la alteración hor-
corteza cerebral y la hipófisis que pueden encontrarse a lo largo de monal midiendo la amplitud y altura de los pulsos secretores de
todos los ganglios simpáticos, la mucosa gastrointestinal y los una hormona.
nervios autónomos. Estos péptidos guardan una estrecha relación Las pruebas funcionales tienen la finalidad de asegurar la in-
con las hormonas hipofisotrópicas y con los neurotransmisores tegridad de una glándula endocrina para responder a diferentes
mencionados, compartiendo función y lugar de acción con ellos estímulos como un índice de su capacidad de reserva. Como se
(8). Los más importantes y de funciones conocidas son el péptido puede entender, existen pruebas funcionales con características
intestinal vasoactivo (VIP), la sustancia P (SP), la neurotensina estimuladoras y otras inhibidoras, dependiendo de la patología
(NT), el péptido gastrointestinal (GIP), el sistema renina-angio- que se pretende estudiar, por lo que el uso de unas u otras ha de
tensina, la colecistocinina (CCK), los péptidos opiáceos endóge- tener en cuenta la sospecha de hipersecreción o hiposecreción de
nos, el péptido natriurético auricular (ANP), el péptido natriuré- la glándula en estudio.
tico cerebral (BNP), la galanina, las endotelinas y el neuropéptido Existen diferentes formas de conocer la integridad de una
Y (NPY). glándula endocrina o de un eje hormonal completo: en algunos
casos un fármaco administrado puede servir para estudiar la se-
creción de varias hormonas, y en otros puede bloquear e inte-
rrumpir el mecanismo de retroalimentación de la hormona en
Pruebas útiles para valorar cuestión; asimismo, un estímulo fisiológico puede servir para
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la función hormonal comprobar la secreción hormonal. Por otra parte, el laboratorio


puede ofrecer pruebas muy eficaces y valiosas de funcionamiento
ı hormonal y con mayor utilidad clínica que la propia hormona.
ı Las alteraciones en los ejes hipotálamo-hipófiso-suprarrenal,
La valoración hormonal puede ser útil para el diagnóstico de hipotálamo-hipófiso-tiroideo, hipotálamo-hipófiso-gonadal de
anomalías en el funcionamiento de órganos o ejes endocrinos. la secreción de prolactina, hormona de crecimiento y factor de
Esta valoración se puede realizar de varias formas: a) cuantifi- crecimiento insulinoide tipo I (IGF-I), opiáceos endógenos y va-

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M. Á. Navarro Moreno, B. Arranz Martí y P. Rosel Soria
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rios neuropéptidos son consideradas específicas de psicopatolo- con el de animales sometidos al estrés, ya que ambos mantienen
gías, y algunas determinaciones hormonales basales o tras estímu- un incremento de la secreción de hormonas corticosteroideas y
los de estos ejes son hoy día marcadores obligados para el diag- un aumento de la respuesta del cortisol al estrés secundario a una
nóstico de algunas enfermedades psiquiátricas. El sueño de la lla- alteración del mecanismo de retroalimentación negativa (12, 13).
mada «ventana en el cerebro» se ha hecho realidad desde que se Esta disfunción se ha deducido de los siguientes hallazgos obteni-
comprobó que las pruebas estimuladoras o inhibidoras usando dos en pacientes depresivos:
fármacos psiconeurológicos actúan sobre la secreción de neuro-
transmisores centrales específicos o sobre sus propios receptores 1. Aumento del cortisol plasmático, salival y en orina de
pre o postsinápticos provocando respuestas hormonales bien de- 24 horas en aproximadamente el 50 % de los pacientes.
finidas. 2. Aumento de la ACTH y de la corticoliberina (CRH) plas-
máticas.
3. Aumento de las concentraciones de CRH en líquido cefa-
lorraquídeo (LCR).
Neuroendocrinología 4. Aumento de las neuronas secretoras de CRH en regiones
cerebrales límbicas.
en psiquiatría 5. Disminución de los receptores de CRH en la corteza
ı frontal de pacientes suicidas con diagnóstico de depre-
ı sión, secundario a un incremento de la concentración de
En este capítulo nos centraremos principalmente en los ha- CRH.
llazgos neuroendocrinológicos en el campo de los trastornos afec- 6. Ausencia de supresión de la secreción de ACTH y de cor-
tivos, los trastornos de la personalidad y la esquizofrenia, dado tisol en el 40-70 % de los pacientes tras la administra-
que constituyen los diagnósticos psiquiátricos con un mayor nú- ción de dexametasona (test de supresión con dexameta-
mero de resultados y mayor consenso sobre las alteraciones neu- sona, TSD).
roendocrinológicas. 7. Disminución de la respuesta de la ACTH tras la admi-
ı nistración de CRH, sugiriendo la desensibilización de
ı los receptores de CRH de la hipófisis debido a la regula-
trastornos afectivos ción a la baja (downregulation) secundaria a hipersecre-
ı ción de CRH.
Los conocidos efectos de los antidepresivos en los transporta- 8. Hiperplasia de la glándula suprarrenal aproximadamente
dores presinápticos y en las enzimas de degradación de la 5-HT y un 70 % mayor en los pacientes depresivos que en los su-
la noradrenalina han enfocado la investigación en la etiología y el jetos sanos, con disminuciones de hasta el 70 % tras el
tratamiento de la depresión y en el metabolismo de las aminas tratamiento farmacológico.
biógenas funcionales, así como en la capacidad de sus receptores 9. Aumento del volumen de la hipófisis.
de alterar las vías de señal intracelular que inducen cambios en la
actividad génica.
cortisol plasmático
ı
ı En la década de 1970 y a partir de la hipótesis monoaminérgi-
eje hipotálamo-hipófiso-suprarrenal (HHS) ca de la depresión, múltiples estudios demostraron una alteración
ı de la secreción de 24 horas de cortisol, con un aumento de la se-
Existe una profusión de datos respecto a las alteraciones de creción plasmática, urinaria y en líquido cefaloraquídeo, más epi-
este eje en la depresión mayor. En esta enfermedad se observa sodios secretores y más tiempo de secreción espontánea en pa-
generalmente una hiperfunción del mencionado eje con inte- cientes depresivos que en sujetos sanos o en los pacientes en re-
rrupción del mecanismo normal de retroalimentación, pero no misión clínica (14). Asimismo, se observó una pérdida de los rit-
sólo durante las fases sintomatológicamente activas, sino en los mos biológicos de la secreción de cortisol, con mayor secreción
períodos de remisión, representando un factor desfavorable para de cortisol en el último momento del día y a primeras horas de la
la respuesta al tratamiento y el pronóstico. La etiopatogenia de mañana, cuando la secreción en sujetos sanos es mínima. Estas al-
este proceso se considera ligada a la hiperactividad colinérgica y teraciones coinciden con una hipersecreción de CRH en estos pa-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

noradrenérgica o a la hipoactividad serotoninérgica del hipotála- cientes, disminución de la respuesta de la ACTH al cortisol y re-
mo y de las áreas superiores cerebrales involucradas en la regula- gulación a la baja (downregulation) de los receptores de CRH en la
ción de la afectividad (11). corteza frontal de pacientes suicidas.
La disfunción del eje HHS constituye la alteración biológica Esta alteración de los patrones de secreción de cortisol parece
más documentada en los pacientes con depresión mayor, espe- ser secundaria a una alteración de la retroalimentación negativa
cialmente en aquéllos con síntomas melancólicos. En líneas gene- producida por los corticosteroides endógenos, que ocasiona una
rales, el eje HHS del paciente depresivo comparte características desinhibición de los centros del sistema nervioso que regulan la

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ı
/c14/ Neuroendocrinología
ı

secreción de CRH. Se ha especulado además que la hipersecre- que puede alterar los resultados. Por otra parte, el estrés causado
ción de cortisol no constituye una simple respuesta al estrés sino por el ingreso hospitalario y por la abstinencia de dosis modera-
el reflejo de una disfunción del sistema límbico hipotalámico, das de alcohol o de fármacos psicotropos también puede influir
como las alteraciones del estado de ánimo, el afecto, el apetito o el en el porcentaje de TSD positivos independientemente del diag-
sueño, presentes en el síndrome depresivo. nóstico nosológico. Un TSD alterado puede ser debido a una pér-
dida de peso, síntoma muy frecuente en los sujetos depresivos.
Asimismo, el conflicto emocional ligado a la ideación suicida
prueba de la ACTH
también puede ocasionar una falta de supresión. Investigaciones
La administración de un bolo intravenoso de 250 µg de recientes sugieren que la farmacocinética y el metabolismo de la
ACTH se asocia a una disminución de las concentraciones de dexametasona también pueden influir en los resultados de la
cortisol en pacientes depresivos en tratamiento con inhibidores prueba, ya que los pacientes con TSD alterado presentan con-
selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS). La aparición de centraciones plasmáticas de dexametasona significativamente su-
recaídas depresivas se asocia a incrementos de la ACTH y del cor- periores en la mañana siguiente a la administración de la prueba
tisol basal, junto a un aumento de la respuesta del cortisol a la que los supresores, aunque se desconoce si este hecho se debe a
ACTH. diferencias en la absorción o en el metabolismo de la dexameta-
sona entre pacientes supresores y no supresores. Todos estos da-
tos contradicen la hipótesis de un único modelo causal de la alte-
test de supresión con dexametasona (TSD)
ración del TSD en la depresión. De hecho, el TSD constituye un
La investigación sobre el eje HHS en los trastornos afectivos indicador sensible de estrés, por lo que no refleja entidades diag-
se ha centrado principalmente en estudios sobre el TSD, de forma nósticas concretas sino la gravedad de la sintomatología depresi-
que en estos momentos existen más de 8.000 artículos sobre la va o ansiosa y el grado de alteración psíquica global, síntomas que
función de esta prueba. En 1976, Carroll y cols. introdujeron el pueden presentarse en otros diagnósticos psiquiátricos como la
TSD de forma sistemática en la investigación neuroendocrina de esquizofrenia. Existen también diferencias interindividuales en la
la depresión, ya que, en el 50-70 % de los pacientes con depresión susceptibilidad de este eje neuroendocrino que pueden ocasio-
endógena, la administración de 1-2 mg de dexametasona no su- nar interpretaciones erróneas de los datos obtenidos. De hecho,
prime el cortisol plasmático. Se trata de una prueba de inhibi- aproximadamente el 20-30 % de los pacientes con depresiones
ción de la retroalimentación negativa del eje HHS, e indirecta- graves con sintomatología psicótica e ideación suicida muestran
mente del estado de los receptores de glucocorticoides. Consiste normocortisolismo y/o un TSD normal, existiendo una corre-
en la administración oral de 1 mg de dexametasona a las 11 de la lación débil entre la gravedad de la depresión y el grado de hi-
noche y la determinación del cortisol a las 8 de la mañana del día percortisolismo. En resumen, la administración de 1 y 2 mg de
siguiente. Esta prueba permite valorar la autonomía en la regula- dexametasona no distingue de manera precisa a los pacientes
ción de la ACTH y se considera positiva cuando el cortisol no se normosecreteros de los hipersecretores.
suprime por debajo de 5 µg/dl o 138 nmol/l. Desde su introduc- La administración seriada del TSD durante el tratamiento con
ción se ha considerado un instrumento de rutina para valorar la diversos antidepresivos ha demostrado, además de la falta de su-
alteración del eje HHS en la depresión endógena (12, 14-17). presión de la secreción del cortisol, la normalización de la altera-
La mayoría de los estudios sugieren que esta prueba presenta ción neuroendocrina previamente a la remisión clínica. Por otra
una sensibilidad del 40-50 % y una especificidad del 70-90 % parte, los pacientes con concentraciones de cortisol elevadas de
para el diagnóstico de depresión mayor, constituyendo un mar- forma mantenida tras el tratamiento antidepresivo suelen presen-
cador de estado. Los sujetos sanos y los pacientes con depresión tar una escasa respuesta clínica. Así, la persistencia de las altera-
no endógena muestran supresión en el 95 % de los casos. Estos ciones neuroendocrinas incrementa el riesgo de recaída o de falta
resultados propiciaron la utilización del TSD como un instru- de eficacia del tratamiento. Los estudios realizados indican que la
mento diagnóstico de rutina en psiquiatría. Desde entonces la reinstauración de la función del eje HHS basal dentro de los lí-
revisión de la literatura desde 1976 hasta 1983 y los resultados de mites de la normalidad es un importante requisito para la mejoría
estudios multicéntricos han demostrado que los resultados del clínica.
TSD no son específicos de la depresión o de subtipos de depre- La falta de homogeneidad individual en la sensibilidad del
sión endógena (15). eje HHS puede deberse a diversos factores. Uno de ellos puede ser
El método común de determinar la actividad del eje HHS me- que la respuesta específica individual del eje HHS esté determina-
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diante el TSD tiene limitaciones. Aunque es una prueba fácil y se da a un nivel superior que controle la liberación de CRH. De he-
basa en una alteración de los mecanismos hipofisarios de retro- cho, diferentes neurotransmisores participan en la estimulación o
alimentación, muestra sólo una débil correlación con otras deter- inhibición de la CRH. Las células neurosecretoras localizadas en
minaciones, como la excreción de cortisol en orina de 24 horas, la el hipotálamo están conectadas con múltiples vías neuronales de
secreción plasmática de cortisol en 24 horas y las concentraciones diversos neurotransmisores. Por esta razón, una diferencia de ras-
de cortisol plasmático entre 1 y 4 pm o entre 2 y 5 pm. El mo- go en la función e interacción de estos sistemas de neurotrans-
mento del día en que se realiza la prueba es el principal factor misión puede afectar la respuesta específica individual. Todos es-

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M. Á. Navarro Moreno, B. Arranz Martí y P. Rosel Soria
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tos datos indican que el modelo actual en el que la secreción de féricos (osteoporosis) o los cambios en el sistema nervioso central
cortisol se encuentra regulada exclusivamente por la ACTH y la consistentes en efectos en la morfología o en la función cogniti-
CRH debe ser modificado. En resumen, la investigación actual no va. En un estudio reciente se ha sugerido que la depresión mayor
sólo confirma la falta de especificidad diagnóstica de esta prueba, recurrente se encuentra asociada a una disminución del volu-
sino también la especificidad del hipercortisolismo en la depre- men del hipocampo, y que el grado de esta alteración está deter-
sión endógena y la relación entre la alteración de los neurotrans- minado por la duración de la enfermedad. Considerando que los
misores y la hiperactividad del eje HHS. Por esta razón, la inves- pacientes depresivos suelen presentar hipercortisolemia y que el
tigación futura puede ofrecer la oportunidad de controlar las grado de atrofia hipocámpica en sujetos normales se correlacio-
variables más importantes, determinar la actividad del eje HHS na con el grado de aumento del cortisol plasmático, se ha postu-
en diferentes niveles y elaborar métodos para solventar el proble- lado que los cambios neuroendocrinos de la depresión pueden
ma de las diferencias interindividuales en la respuesta. deberse a cambios en el tamaño del hipocampo.

prueba de la CRH receptores de corticosteroides

Dado que el TSD no contempla el papel regulador de la CRH, La hipótesis del receptor de corticosteroide implica una alte-
recientemente se han introducido modificaciones, como la com- ración de la señal intracelular asociada a la activación de este re-
binación de la prueba de supresión con dexametasona y la prueba ceptor en determinadas regiones cerebrales, con el consiguiente
de estimulación con CRH, que constituye una prueba neuroen- cambio en la actividad génica y en la producción de los neuro-
docrina más sensible para detectar alteraciones del eje HHS. Di- transmisores implicados en la etiología de la depresión (18). Los
versos estudios han estimado la sensibilidad de esta prueba (capa- receptores de corticosteroides se han identificado en el núcleo de
cidad de diferenciar entre pacientes y sujetos sanos) en un 80 %, neuronas catecolaminérgicas y serotoninérgicas cerebrales. Los
dependiendo de la edad y del sexo. En sujetos sanos, la adminis- seres humanos presentan un escaso número de receptores de glu-
tración de dexametasona previamente a la administración de cocorticoides, pero una elevada concentración de receptores de
CRH produce una disminución de la respuesta de la ACTH (su- mineralocorticoides en el hipocampo. Estos últimos no son selec-
presión). Por el contrario, aunque en pacientes depresivos se ob- tivos para la aldosterona, sino que también se unen al cortisol con
serva una disminución de la respuesta de la ACTH a la CRH, la una afinidad 10 veces superior a la del receptor de glucocorticoi-
administración de dexametasona produce el efecto opuesto y pa- des. Esta falta de selectividad del receptor de mineralocorticoides
radójicamente aumenta la liberación de ACTH tras la adminis- del hipocampo se debe a que la enzima 11β-hidroxiesteroide des-
tración de CRH. De forma similar, la liberación de cortisol tras hidrogenasa no convierte el cortisol en cortisona de forma tan efi-
estimulación con CRH es superior en los pacientes pretratados caz aquí como en las células periféricas. La mayor afinidad del
con dexametasona que tras la sola administración de CRH. Estos receptor de mineralocorticoides del hipocampo por el cortisol
resultados sugieren que la dexametasona, debido a su baja unión hace que en situación basal estos receptores estén casi totalmente
a la globulina con uniones de corticosteroides (corticosteroid bin- ocupados, mientras que los receptores de glucocorticoides del hi-
ding globulin) y su limitado acceso al cerebro actúa primaria- pocampo sólo se ocupan bajo situaciones de estrés o en el pico
mente en la hipófisis para suprimir la ACTH. La disminución se- de ritmo circadiano de la excreción de corticosteroides. La coe-
cundaria del cortisol y la incapacidad de la dexametasona de com- xistencia de receptores de mineralocorticoides activados con ba-
pensar la reducción del cortisol en el sistema nervioso crean una jas concentraciones de corticosteroides y de receptores de gluco-
situación que es detectada por los elementos centrales regulado- corticoides activados con elevadas concentraciones permite al
res del sistema HHS como una suprarrenalectomía parcial y tran- cerebro responder de manera diferente a un amplio rango de
sitoria. Como respuesta a esta situación, se incrementa la secre- concentraciones de cortisol, manteniendo a bajas concentracio-
ción de neuropéptidos capaces de activar la secreción de ACTH, nes una excitabilidad neuronal predominantemente debida a un
como la CRH y la vasopresina. De hecho, recientes estudios han efecto del receptor de mineralocorticoides. Los corticoides sinté-
demostrado un aumento de las neuronas que expresan vasopresi- ticos, como la dexametasona, presentan una baja afinidad por
na en la región parvocelular del núcleo paraventricular del hipo- los receptores de mineralocorticoides, por lo que estudios en los
tálamo en pacientes depresivos. que se administra este compuesto ocasionan una situación donde
En un estudio en el que se administraron diferentes dosis de los receptores de mineralocorticoides permanecen libres en el hi-
dexametasona previamente a la administración de CRH se obser- pocampo y no se produce activación de los receptores de gluco-
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vó que la supresión de ACTH y de cortisol en pacientes depresi- corticoides.


vos se produce a dosis mayores de dexametasona que en sujetos Aunque alteraciones a lo largo de toda la vía de activación de
control. Este hallazgo corrobora la hipótesis de una alteración de los receptores de glucocorticoides pueden ocasionar una disfun-
los mecanismos de retroalimentación negativa a través de los ción de éstos, la evidencia sugiere que la disminución del núme-
receptores de los glucocorticoides. ro de receptores constituye el principal mecanismo regulador. Di-
Las consecuencias de una alteración de la regulación de la se- versos estudios han demostrado la existencia de una subsensibi-
creción de cortisol son diversas, como los efectos en tejidos peri- lidad de los receptores de glucocorticoides de los linfocitos de

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pacientes depresivos, debido posiblemente a una alteración de los que la depresión suele desencadenarse por situaciones estresantes,
mecanismos de retroalimentación negativa que regulan la secre- podría ser correcto asumir que la activación del eje HHS consti-
ción de los glucocorticoides suprarrenales. Asimismo se ha des- tuye la primera alteración, mientras que la regulación a la baja de
crito una disminución del ácido ribonucleico mensajero (ARNm) los receptores de glucocorticoides es un efecto secundario. Diver-
de los receptores de glucocorticoides en el hipocampo de pacien- sos estudios han demostrado que los efectos de los estresores am-
tes con depresión unipolar o bipolar. Por otra parte, los antide- bientales en la aparición de la depresión pueden estar mediados
presivos tricíclicos y los eutimizantes estimulan la expresión cere- por una disminución compensadora de los receptores 5-HT1A del
bral del ARNm de estos receptores, aumentando la autorregula- hipocampo producida por los corticosteroides, por lo que los fár-
ción del eje HHS y disminuyendo las concentraciones de CRH y macos específicamente diseñados para regular al alza los recep-
de cortisol. Este efecto no se ha descrito con antidepresivos del tores de glucocorticoides y los receptores 5-HT1A podrían consti-
tipo ISRS como el citalopram o la fluoxetina. tuir una clase superior de antidepresivos.
Existe una interacción entre la activación del receptor de glu- Otra hipótesis incluye la desensibilización del receptor
cocorticoides y la secreción de CRH, ya que éste constituye un β-adrenérgico y la disminución de la fosforilación mediada por el
neuropéptido clave en la patogenia de la depresión y de otros tras- AMPc de los factores de transcripción, como el CREB, tras la ad-
tornos relacionados con el estrés. Los efectos de la CRH están me- ministración de antidepresivos. Diversos estudios han demostra-
diados a través de receptores específicos (CRH-R1 y CRH-R2) do hasta el momento este efecto in vivo para la venlafaxina e in vi-
distribuidos de forma diferente por las regiones cerebrales. Diver- tro para otros antidepresivos. Esta disminución de la activación
sos estudios han demostrado que la disminución o bloqueo de los del CREB podría ocasionar una disminución de la expresión de la
CRH-R1 tiene efectos ansiolíticos, mientras que el bloqueo de los CRH. Por esta razón, un tratamiento alternativo podría ser la su-
CRH-R2 aumenta la ansiedad. La señal de la CRH a través de sus presión del aumento de CRH mediante la administración de an-
receptores es complicada, ya que la CRH se une en un 40-90 % a tagonistas específicos o de antagonistas de los receptores de glu-
su proteína (CRH-BP) con una afinidad igual o superior que por cocorticoides. El primer ensayo clínico abierto que utilizó un an-
sus receptores. Esta proteína se encuentra presente en la mayoría tagonista de los CRH-R1 demostró una disminución significativa
de las regiones cerebrales a una concentración 10 veces superior en las puntuaciones de depresión y ansiedad, sugiriendo el poten-
a la CRH, por lo que ejerce funciones reguladoras en condicio- cial terapéutico de este compuesto. Sin embargo, es posible que la
nes de excesiva liberación de CRH. En este sentido, en un estu- administración de antagonistas del CRH-R1 no consiga la remi-
dio realizado con 6 suicidas deprimidos se observó un aumento de sión total de todo el síndrome depresivo, sino únicamente de
4 veces del número de las células que expresan CRH en el núcleo síntomas relacionados con el estrés, como la ansiedad, la pérdida
paraventricular del hipotálamo. de apetito y de libido, las alteraciones del sueño y las alteraciones
Diversos estudios han indicado que los individuos con riesgo psicomotoras y cardiovasculares, por lo que estos estudios deben
genético de depresión que disminuya la regulación hormonal al ser validados en ensayos clínicos controlados. Sin embargo, pa-
estrés a través de una alteración de la función del receptor de cor- rece evidente que la administración conjunta de antagonistas del
ticosteroides pueden ser más susceptibles al efecto de un episodio CRH-R1 con otros antidepresivos acorta el tiempo de aparición
desencadenante, como un acontecimiento adverso. En este sen- de la respuesta clínica. Por otra parte, el bloqueo prolongado del
tido, se ha demostrado que las alteraciones genéticas del eje HHS CRH-R1 puede ocasionar una regulación al alza (upregulation) y
influyen no sólo en la sensibilidad a acontecimientos vitales po- un aumento de la secreción de CRH. Tras la suspensión del trata-
tencialmente depresógenos, sino también en la probabilidad de miento, los pacientes depresivos podrían presentar aumento
exposición a dicho acontecimiento. Asimismo, el polimorfismo compensatorio de los CRH-R1 y un aumento de su ligando endó-
de los receptores de glucocorticoides podría explicar por qué geno (CRH), con el consiguiente riesgo de recaída (18).
sólo el 50 % de los pacientes con depresión endógena presentan El bloqueo de los receptores de corticosteroides como estrate-
hipercortisolemia. gia terapéutica se ha estudiado escasamente debido a la falta de an-
tagonistas específicos. Estudios preliminares sugieren la posible
eficacia clínica de la mifepristona (RU 486) en la depresión psicó-
aspectos terapéuticos
tica, en la que el eje HHS se encuentra mayoritariamente hiperac-
Si asumimos que la normalización del eje HHS constituye tivo y donde la inhibición del metabolismo dopaminérgico indu-
un mecanismo esencial para la eficacia clínica de un antidepresi- cido por el cortisol puede constituir su base patogénica. Por otra
vo, es importante definir los mecanismos por los que se consigue parte, la trimipramina, un antidepresivo eficaz en la depresión psi-
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este efecto. La depresión ocasiona una activación del eje HHS y cótica, presenta un importante efecto supresor de la hipersecre-
consecuentemente una regulación a la baja (downregulation) de ción de cortisol. Los antagonistas de los receptores de glucocorti-
su retroalimentación negativa. Desde el punto de vista terapéuti- coides aumentan la secreción de CRH del hipotálamo, aunque en
co, es posible que esta disminución de los receptores de glucocor- otras regiones cerebrales la CRH se activa por los receptores de
ticoides constituya el lugar de acción para conseguir eficacia an- glucocorticoides, por lo que la administración de antagonistas de
tidepresiva. Sin embargo, ya que la activación del eje HHS es el estos receptores podría disminuir la actividad génica de la CRH. A
principal componente neuroendocrino de la respuesta al estrés y diferencia de los antagonistas de los receptores de glucocorticoi-

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des, existen datos más consistentes sobre los antagonistas de los re- de regulación negativa tanto por las hormonas tiroideas como
ceptores de mineralocorticoides como la espironolactona, que ad- por la TSH. Asimismo, el TRH tiene funciones no endocrinas, ac-
ministrada simultáneamente con amitriptilina, disminuye la res- tuando como neurotransmisor y provocando un aumento de la
puesta antidepresiva. Se ha sugerido que la primera respuesta neu- actividad motora y de la actividad del sistema nervioso simpático.
roendocrina a la administración de antidepresivos es un aumento La liberación de TSH tras la administración de TRH sigue un mo-
de los receptores de mineralocorticoides del hipocampo, inicián- delo bifásico, en la que la primera fase revelaría la liberación rá-
dose la cascada que conlleva la respuesta clínica; sin embargo, en pida de la TSH almacenada en las células tirotropas y la segunda
estos momentos se desconocen los mecanismos intracelulares reflejaría la liberación de TSH sintetizada de novo (19). Existe
por los que se produce esta respuesta clínica. Asimismo, en un una prueba que valora la integridad de este eje, inyectando 400 µg
ensayo clínico controlado con placebo y en varios ensayos no con- de TRH y cuantificando la TSH en condiciones basales y a los 30
trolados se ha sugerido la eficacia antidepresiva de la metirapona y 60 minutos; esta prueba se ha estudiado como marcador de la
(inhibidor de la síntesis de cortisol que ocasiona un aumento depresión mayor, con un sensibilidad del 25 % en la mayoría de
compensador de la secreción de ACTH). También existe un estu- las series (20-22).
dio sobre el efecto antidepresivo de un bolo de hidrocortisona o de La mayoría de los pacientes depresivos son clínicamente euti-
la administración de dexametasona durante 4 días. roideos, ya que presentan concentraciones circulantes de hor-
En líneas generales, las alteraciones de los neuropéptidos rela- monas tiroideas dentro de la normalidad. La alteración tiroidea
cionados con el estrés y con la secreción de corticosteroides no del trastorno afectivo documentada con más frecuencia es un in-
son uniformes en el sistema nervioso central, sino que están su- cremento de las concentraciones de tiroxina (T4) total o libre con
jetas a una heterogeneidad microanatómica, por lo que las deter- concentraciones normales de triyodotironina (T3), mientras que
minaciones periféricas del eje HHS no reflejan necesariamente al- la disminución de las concentraciones de T4 hasta niveles nor-
teraciones en la liberación de los neuropéptidos reguladores del males se ha correlacionado con la mejoría clínica tras el trata-
eje, como la CRH. Por esta razón, la investigación clínica debería miento antidepresivo. Asimismo, se ha observado una alteración
centrarse en desarrollar pruebas de laboratorio que identifiquen de la actividad de la enzima 5’-D-desyodinasa cerebral, con una
de manera específica a aquellos pacientes que se beneficiarían de producción deficiente de T3 y elevaciones de T4 como mecanismo
una estrategia terapéutica dirigida al eje HHS. Por otra parte, di- compensador. Sin embargo, esta alteración también se ha obser-
versos estudios confirman que las alteraciones neuroendocrinas vado en pacientes hospitalizados con otros diagnósticos psiquiá-
presentes en los trastornos afectivos reflejan los cambios meta- tricos, por lo que puede estar en relación con el estado de estrés
bólicos que constituyen el síndrome depresivo (los llamados mar- agudo que acompaña al ingreso hospitalario. El hipotiroidismo
cadores de estado) y no los factores causales o marcadores de rasgo sintomático o de grado I se presenta en menos del 1 % de la po-
que indica vulnerabilidad a la depresión y que se mantienen tras blación general y en la misma proporción de pacientes depresi-
la remisión clínica. vos, mientras que el hipotiroidismo de grado II o subclínico es
ı más frecuente y se relaciona de forma más consistente con la pre-
ı sencia de depresión. El hipotiroidismo de grado II, asociado a
eje hipotálamo-hipófiso-tiroideo (HHT) concentraciones normales de T3 y T4 y aumento de la TSH, se
ı presenta en aproximadamente un 5 % de la población general,
El eje HHT influye y es influido por la producción, actividad con una frecuencia del 2-15 % en pacientes depresivos. La exis-
y funcionamiento de otros sistemas neurotransmisores implica- tencia de depresión es 3 veces más frecuente en pacientes con
dos en los trastornos afectivos, como el sistema serotoninérgico, concentraciones aumentadas de TSH (56 %) que en pacientes
modulando el metabolismo de la 5-HT, disminuyendo la res- con concentraciones dentro de la normalidad (20 %). Los anti-
puesta a agonistas del receptor 5-HT1A o bien modificando los re- cuerpos antitiroideos se observan en el 7,5 % de la población ge-
ceptores 5-HT2 en diversas regiones cerebrales. Este eje también neral y en un 9-20 % de los pacientes depresivos. El hipotiroidis-
afecta al metabolismo de la dopamina y la sensibilidad neuroquí- mo subclínico puede limitar la respuesta clínica al tratamiento
mica a los agonistas dopaminérgicos, modula el transporte neu- con antidepresivos tricíclicos, aunque se desconoce si otros anti-
ronal del aminoácido GABA y facilita la propiedad de los antide- depresivos, como los ISRS u otros grupos farmacológicos presen-
presivos de revertir el modelo animal de depresión, la indefensión tan este efecto. Asimismo, la respuesta clínica puede mejorar si
aprendida. se administra T3 o T4 junto al antidepresivo en pacientes con hi-
Se sabe que la tiroliberina (TRH) es un tripéptido que se en- potiroidismo de grado II.
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cuentra localizado en una variedad de núcleos cerebrales hipota- La prueba de estimulación de la TSH con TRH se ha utilizado
lámicos y extrahipotalámicos, así como en zonas extracerebrales, ampliamente para el estudio de pacientes depresivos. Diversos es-
como tracto gastrointestinal, páncreas, retina, placenta, próstata y tudios han descrito una respuesta disminuida de la TSH a la ad-
testículo. La principal función neuroendocrina de este tripéptido ministración de TRH, con normalización de la respuesta tras la
es estimular la síntesis y liberación de TSH y de prolactina, con- remisión clínica; sin embargo, otros estudios han demostrado
trolando por mecanismos de regulación positiva la liberación de escasa respuesta a la administración de TRH incluso tras una apa-
hormonas tiroideas y siendo controlado a su vez por mecanismos rente remisión clínica, generalmente precediendo a una recaída

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o recurrencia del episodio depresivo. Estos resultados pueden re- conocidos de la GH son mediados indirectamente por la familia
flejar elevaciones moderadas de las hormonas tiroideas que oca- de los factores de crecimiento insulinoides (IGF), principalmente
sionan de forma secundaria alteraciones de los mecanismos regu- el IGF-I. El sistema somatotropinérgico se ha estudiado en dis-
ladores centrales de la hipófisis que participan en la retroalimen- funciones neuropsiquiátricas y fundamentalmente se ha cuantifi-
tación negativa de la secreción de TRH, como la desensibilización cado la somatostatina, el IGF-I y la respuesta de la GH a la
de los receptores de TRH hipofisarios. Sin embargo, otros pa- GHRH. Este último procedimiento, aplicado principalmente en
cientes depresivos presentan respuestas normales o elevadas, lo la demencia tipo Alzheimer y en la depresión mayor, consiste en
que indica la falta de sensibilidad y especificidad de esta prueba. que tras una noche de reposo y ayuno se coloca al enfermo un
Las discrepancias observadas en los diferentes estudios pueden catéter venoso entre las 8 y las 8:30 de la mañana y tras adminis-
ser debidas a la dosis de TRH utilizada, al criterio para definir la trar 100 µg de GHRH en un bolo, se cuantifica la GH en condi-
respuesta o a la heterogeneidad del síndrome depresivo (23). ciones basales y a los 30, 60, 90 y 120 minutos. Los hallazgos des-
En estos momentos todavía se desconoce la especificidad critos en los diferentes estudios han sido variados y en cierta me-
diagnóstica y el valor pronóstico de los cambios de la función ti- dida contradictorios, poniéndose en evidencia las dificultades
roidea, como las concentraciones plasmáticas de T3, T4 y TSH o la existentes para conocer la regulación completa de este eje y sus al-
respuesta de la TSH tras la administración de TRH, ya que la re- teraciones en la patología neuropsiquiátrica (24, 25). En la misma
lación entre marcadores periféricos y el estado funcional de de- situación de duda sobre su utilidad clínica se encuentra este test
terminadas regiones cerebrales es indirecta e inconsistente. Ade- respecto a la depresión mayor, ya que la GH se observa descendi-
más, la producción y los efectos de las hormonas tiroideas en el da en condiciones en estos pacientes respecto a individuos sanos
cerebro no se correlacionan necesariamente con los de la perife- según unos autores (26), mientras que otros no encuentran ha-
ria, hecho que limita la utilidad clínica de estas determinaciones. llazgos significativos (27). Respecto a las respuestas de la GH al
Sin embargo, la utilización de marcadores de la función tiroidea GHRH, algunos autores observan una disminución respecto a los
podría identificar clínicamente a los pacientes que más se benefi- controles, hipotetizando la existencia de una actividad funcional
ciarían de la terapia tiroidea coadyuvante al tratamiento antide- alterada del receptor de GH respecto a la GHRH (27). Asimis-
presivo. Hasta el momento, la mayoría de los ensayos clínicos mo, se han encontrado valores de IGF-I más elevados en sujetos
efectuados en los que se ha administrado T3 junto a un antidepre- con depresión bipolar con respecto a unipolar y a los episodios
sivo incluyen diversos subtipos de pacientes depresivos, sin em- maníacos, pero estas diferencias no han sido significativas si se
parejamiento por edad o sexo, duración o gravedad de la enfer- mide el IGF-I tras la estimulación con GHRH (28, 29).
medad o dosis de antidepresivo, habiéndose incluido únicamen- ı
te 4 antidepresivos, todos ellos antidepresivos tricíclicos. Por esta ı
razón no es posible formular conclusiones sobre el efecto de la sistema serotoninérgico
administración de T3, aunque los resultados parecen apoyar el ı
efecto potencialmente beneficioso de la administración conjunta Numerosos estudios han demostrado que las respuestas en-
de T3 con un antidepresivo. Los escasos estudios efectuados en los docrinas a la estimulación serotoninérgica, en especial aquellas
que se ha administrado TSH o TRH conjuntamente con un anti- que actúan a través de la función presináptica, se encuentran alte-
depresivo muestran interesantes resultados positivos. La adminis- radas en pacientes con un trastorno depresivo mayor. Así, se ha
tración de hormonas tiroideas también se ha utilizado en pacien- demostrado la existencia de una alteración de la respuesta de la
tes con ciclación rápida, con trastorno bipolar resistente al trata- prolactina a la clomipramina y al citalopram. Dado que esta prueba
miento y con trastorno de angustia. permanece alterada en pacientes con remisión total de la sinto-
Las determinaciones de la función tiroidea pueden contribuir matología depresiva, es posible que esta prueba neuroendocrina
a la subcategorización objetiva de los pacientes depresivos. La evi- constituya un marcador de rasgo de vulnerabilidad a la depresión
dencia experimental actual sugiere que la administración de T3 y mayor. Sin embargo, otros estudios indican una normalización de
TSH puede aumentar la respuesta a los antidepresivos. Sin em- la respuesta del cortisol tras la administración de citalopram, y
bargo, es necesario efectuar estudios sistemáticos y controlados de la prolactina tras la administración del precursor L-triptófano,
comparando varios tipos y dosis de hormonas tiroideas y de an- sugiriendo que algunas de las alteraciones observadas en la depre-
tidepresivos, basados en la estratificación de los pacientes según la sión son reversibles. La respuesta de la prolactina a la fenfluramina
función tiroidea. ha obtenido resultados menos consistentes, ya que se han observa-
ı do mayores alteraciones en los pacientes con trastorno depresivo
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ı con síntomas melancólicos y en aquéllos con rasgos de personali-


eje hormona de crecimiento-IGF-I dad con tendencia a la impulsividad. Estos resultados sugieren la
ı existencia de otros factores, además de la sintomatología depresi-
Los principales reguladores de la secreción de hormona de va, que contribuyen a la alteración de la respuesta endocrina tras la
crecimiento (somatropina, GH) son la somatoliberina (GHRH) y estimulación serotoninérgica (30).
la somatostatina, aunque existen otros factores centrales y perifé- En estos momentos se desconoce a qué nivel se encuentra la al-
ricos que regulan esta secreción. Asimismo, los principales efectos teración de las vías serotoninérgicas responsable de la alteración de

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la respuesta endocrina tras la estimulación serotoninérgica presi- ansiedad en ratones hembras carentes del subtipo β del receptor
náptica en pacientes depresivos, pero diversos estudios efectuados de estrógeno, mientras que los ratones sin el gen del receptor β
en plaquetas y en cerebro apuntan a una disminución de la dispo- muestran una disminución de la plasticidad sináptica en la amíg-
nibilidad de los lugares de recaptación presinápticos y a la regula- dala basolateral junto a una mayor expresión de los receptores
ción al alza compensadora de los receptores postsinápticos 5-HT2A. 5-HT1A. Estos resultados sugieren que el incremento de la activación
ı presináptica 5-HT1A podría reducir la liberación de GABA en el
ı complejo amigdalar, lo que aumentaría, en consecuencia, la
receptores de vasopresina vulnerabilidad por la ansiedad. Desde el aspecto terapéutico, es-
ı tos resultados apuntan a la posible eficacia de un agonista selectivo
En un estudio realizado en pacientes con depresión mayor, se del receptor de estrógeno tipo β en los trastornos de ansiedad y del
efectuó una estimulación con CRH o con CRH más vasopresina, estado de ánimo sin la aparición de los efectos secundarios causa-
observándose en el primer caso una disminución de la respuesta dos por la activación del subtipo α en el aparato reproductor.
de la ACTH a la CRH. Cuando se administró a los pacientes tan- ı
to CRH como vasopresina no se observaron diferencias en la res- ı
puesta de la ACTH entre los pacientes depresivos y los controles. trastorno bipolar
Estos hallazgos sugieren que mientras que el CRH-R1 está regu- ı
lado a la baja, se produce una regulación al alza del receptor de Diversos estudios han demostrado que la respuesta del corti-
vasopresina 1b secundaria a un aumento de la producción de va- sol o de la prolactina a la estimulación con D-fenfluramina
sopresina. Posiblemente el bloqueo de este receptor 1b podría (n = 10) y sumatriptán (n = 9) no se encuentra alterada en pa-
ofrecer una estrategia farmacológica para normalizar la alteración cientes con trastorno bipolar en fase maníaca. Otros autores han
endocrina del síndrome depresivo. observado una disminución de la respuesta de la prolactina a la
ı D-fenfluramina en 9 pacientes maníacos, sugiriendo que la manía se
ı asocia a una disminución de la respuesta serotoninérgica, similar
estrógenos a la observada en la depresión (32-35). En resumen, los pacientes
ı bipolares (fases depresiva y maníaca) presentan una disminu-
El papel de los estrógenos en los trastornos afectivos es muy ción de la respuesta del eje hipotálamo-hipofisario a los agonis-
complejo, pero posiblemente el estradiol actúa regulando ciertos tas serotoninérgicos, mientras que la eutimia en estos pacientes se
componentes del sistema serotoninérgico (31). Aunque la dismi- relaciona con una disminución de la respuesta del cortisol al trip-
nución de las concentraciones de estrógenos en determinados mo- tófano (tabla 14-2).
mentos del ciclo femenino, como el posparto, la menopausia y el ı
período premenstrual, puede ocasionar una mayor sintomatología ı
afectiva, las mujeres parecen tener una mayor vulnerabilidad y ma- trastornos de la personalidad
yor prevalencia durante todo el período reproductivo, coincidiendo ı
con una mayor concentración de hormonas. Este hallazgo puede Los estudios de las pruebas de estimulación neuroendocrina
estar en relación con la liberación cíclica de hormonas. Estudios clí- también sugieren una disminución de la actividad serotoninérgi-
nicos indican que la terapia estrogénica podría ser efectiva en muje-
res con trastornos afectivos y con una disminución de las concen-
traciones endógenas de estrógenos. En un estudio doble ciego con-
trolado con placebo, la administración de parches transdérmicos /tabla14-2/
de 100 µg de 17β-estradiol durante 12 semanas a 50 mujeres peri- Hallazgos neuroendocrinológicos observados
menopáusicas comportó una menor prevalencia de sintomatología en el trastorno bipolar
depresiva en comparación con el grupo placebo. En otro estudio
abierto, realizado en 23 mujeres con trastorno depresivo mayor de Manía Depresión Eutimia
inicio en el posparto, la administración sublingual de 17β-estradiol
D-fenfluramina = Prolactinaa
produjo una disminución de la sintomatología depresiva. = Cortisola
La modulación del sistema serotoninérgico ejercida por los es- ↓ Prolactinab
trógenos podría constituir la base fisiopatológica de estos estudios, Sumatriptán = Prolactinac
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ya que los estrógenos regulan los receptores de 5-HT y sus trans- = Cortisolc ↓ GHc
Triptófano ↓ ACTHd
portadores en diversas regiones cerebrales. Además, la mayoría
↓Cortisold
de las neuronas serotoninérgicas del rafe dorsal y medio expresan
el receptor de estrógeno tipo β, facilitando la modulación del sis- a
De Yatham (34).
b
tema serotoninérgico por parte de los estrógenos. Por otra parte, el De Thakore y cols. (33).
c
De Yatham (35).
receptor de estrógeno tipo β podría participar en los mecanismos d
De Nurnberger y cols. (32).
de la ansiedad, tal como lo demuestra la existencia de una mayor

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ca central en pacientes con trastornos de personalidad y episodios de carecer de poder estadístico. La variabilidad en la actividad se-
impulsivos de agresividad. Así, se ha demostrado una disminu- rotoninérgica central se debe, pues, a diferencias individuales en
ción de la respuesta de la prolactina a la estimulación con fenflu- el control de impulsos, con «déficit» de función serotoninérgica
ramina en pacientes afectos de trastornos límite o antisocial de la asociados a desinhibición conductual, acciones precipitadas y
personalidad. En diversos estudios se ha comprobado una corre- propensión a manifestar la agresividad. Estas asociaciones, cuan-
lación negativa entre la respuesta de la prolactina a la estimula- do se contemplan como dimensiones caracteriales, denotan ca-
ción con fenfluramina, m-clorofenilpiperazina (m-CPP) y bus- racterísticas inherentes del individuo. Así pues, en estos momen-
pirona y las puntuaciones en las escalas de irritabilidad y de agre- tos se desconoce si la impulsividad y la agresividad expresada co-
sividad en los pacientes con trastorno de personalidad (36). varían inversamente con índices de función serotoninérgica
En un reciente estudio realizado en 60 pacientes varones diag- como una dimensión de la variabilidad interindividual, o bien
nosticados de trastorno de personalidad se observó una relación únicamente lo hacen con determinadas subpoblaciones clínicas.
dimensional entre la función serotoninérgica y la impulsividad. Por otra parte, diversos estudios han demostrado una correlación
Así, los pacientes con rasgos psicopáticos y con trastornos de per- entre la impulsividad y las puntuaciones en escalas de ansiedad y
sonalidad del grupo B (especialmente el trastorno límite) mostra- de depresión, sugiriendo que estas variables representan un gru-
ban una menor respuesta de la prolactina a la estimulación con po serotoninérgico (42, 43).
fenfluramina, mientras que los pacientes con diagnósticos en los En estos momentos todavía se desconoce la relación precisa
grupos A o C presentaban una mayor respuesta de la prolactina. entre ansiedad, impulsividad, agresividad y sistema serotoninér-
Mediante un análisis de regresión lineal se comprobó asimismo gico, por lo que la determinación de un único parámetro de fun-
que la impulsividad influye en mayor medida en la disfunción ción serotoninérgica no indica la gran complejidad de interac-
serotoninérgica que la agresividad. Estos estudios apoyan la hipó- ciones entre estas variables. Por ejemplo, la 5-HT puede poseer
tesis de la relación entre la disminución de la función serotoni- diferentes funciones dependiendo del tipo de ansiedad y del lugar
nérgica y los síntomas de impulsividad y agresividad en pacientes de acción cerebral. Asimismo, las respuestas de la prolactina a la
con un trastorno de personalidad (37, 38). fenfluramina están mediadas por los receptores postsinápticos
La respuesta de la prolactina a la administración de fenflura- 5-HT2, pero otros receptores serotoninérgicos, como el subtipo
mina constituye un índice de la función serotoninérgica en el hi- 5-HT1A, también pueden desempeñar un papel importante. Sin em-
potálamo y no en otras áreas cerebrales como los lóbulos fronta- bargo, existen suficientes evidencias para afirmar que la función
les, con gran relevancia en el control de impulsos. En este sentido, serotoninérgica está especialmente relacionada con la dimensión
Siever y cols. han indicado mediante tomografía por emisión de del control de la conducta (inhibición-impulsividad), lo que su-
positrones (PET) la disminución de la utilización cerebral de giere que los fármacos con acción serotoninérgica pueden tener
glucosa tras la administración de fenfluramina en el lóbulo fron- un papel terapéutico en subgrupos de pacientes con trastornos de
tal en 6 sujetos con conducta agresiva e impulsiva (39). personalidad (44, 45).
Estos estudios apoyan la hipótesis de la relación entre la dismi- ı
nución de la función serotoninérgica y los síntomas de impulsivi- ı
dad y agresividad en pacientes con un trastorno de personalidad. esquizofrenia y otros trastornos psicóticos
Además, se ha llegado a postular que la variabilidad poblacional en ı
la función central serotoninérgica constituye un marcador de rasgo La prolactina y la GH han sido las hormonas más estudiadas
de posibles diferencias caracteriales en el control de impulsos, des- en la esquizofrenia, posiblemente porque la dopamina es el prin-
critas como inhibición conductual y evitación del daño. Sin em- cipal neurotransmisor que participa en su regulación (46). Diver-
bargo, en un estudio efectuado en una muestra de población sana, sos estudios efectuados en pacientes esquizofrénicos han descri-
se encontró también una correlación inversa entre la agresividad y to alteraciones de la secreción de GH en condiciones basales, en
la respuesta del cortisol y no de la prolactina a la fenfluramina, ciclos de 24 horas y tras la estimulación con agentes farmacológi-
mientras que en otro estudio realizado en 119 individuos sanos se cos. En este sentido, la mayoría de los estudios han incluido las
observó una correlación inversa entre la respuesta de la prolactina a respuestas de la GH mediadas por el eje hipotálamo-hipofisario
la fenfluramina y las puntuaciones obtenidas en escalas de impulsi- tras la estimulación con diversos fármacos. La apomorfina es
vidad y de agresividad (40, 41). uno de los agonistas dopaminérgicos utilizados con mayor fre-
Estos resultados, junto con la ausencia de una asociación con- cuencia en estos estudios, ya que el aumento de la GH observado
sistente entre la actividad serotoninérgica y la impulsividad o tras su administración está mediado por los receptores dopami-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

agresividad en pacientes con trastornos afectivos o trastornos de nérgicos y bloqueado por los fármacos antipsicóticos. Los estu-
angustia ponen en dudas la existencia de una relación dimensio- dios realizados hasta el momento presentan una gran diversidad
nal entre la serotonina y la conducta. Por otra parte, la mayoría de metodológica, en cuanto al período en el que los pacientes se en-
los estudios efectuados en poblaciones no psiquiátricas se han reali- cuentran sin la cronicidad de la enfermedad, y la edad, el peso y el
zado con muestras relativamente pequeñas (n < 20 por grupo), sexo de los pacientes. Por ejemplo, en un estudio efectuado en
por lo que la falta de relación obtenida entre la actividad serotoni- 138 pacientes esquizofrénicos se observó que la respuesta de la
nérgica, la agresividad y la impulsividad en estas poblaciones pue- GH a la apomorfina se correlacionaba con la duración de la en-

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fermedad y no con el tratamiento antipsicótico efectuado. En este respuesta de la GH coincide con la dosis mínima para obtener efi-
estudio los pacientes con sintomatología aguda, concretamente cacia antipsicótica.
aquéllos con alteraciones del contenido del pensamiento, pre- La GHRH estimula la liberación de GH de las células somato-
sentaban una mayor respuesta, mientras que no existían diferen- tropas y puede utilizarse para caracterizar el nivel anatómico de la
cias entre los pacientes tratados previamente con antipsicóticos y alteración de la GH. La GHRH exógena estimula directamente la
aquéllos nunca tratados. En otro estudio realizado en 87 pacien- hipófisis, permitiendo la evaluación de la función hipofisaria.
tes se determinó el riesgo de aparición de trastornos del espectro Diversos estudios publicados hasta el momento parecen sugerir
psicótico en los familiares de primer grado de los pacientes esqui- que la secreción hipofisaria de GH no se encuentra alterada en
zofrénicos, observándose que dicho riesgo estaba relacionado con pacientes esquizofrénicos, por lo que el nivel de la alteración po-
la respuesta de la GH obtenida en los pacientes, y que presenta- dría situarse en el hipotálamo o en un nivel superior.
ban un mayor riesgo (10,7 %) los familiares de pacientes con es- Las pruebas neuroendocrinas que evalúan la respuesta de la
casa respuesta de la GH, lo que sugería la existencia de subgru- GH pueden determinar simultáneamente otros sistemas de neu-
pos genéticamente determinados y caracterizados por diferentes rotransmisión diferente del dopaminérgico. En un estudio en el
respuestas de la GH. En 12 pacientes se efectuó un estudio longi- que se administró el agonista directo GABA baclofeno, los pa-
tudinal de la prueba de estimulación de la GH con apomorfina, cientes esquizofrénicos no medicados no mostraron respuesta de
observándose que aunque en situación basal dicha prueba no di- la GH, lo que indica una posible alteración del sistema gabaérgico
ferenciaba a la población de pacientes del grupo control, la res- en la esquizofrenia. La respuesta de la GH a la clonidina también
puesta de la GH disminuía a lo largo del tiempo. En este estudio se ha utilizado para determinar el estado del sistema noradrenér-
se observó asimismo una asociación entre la respuesta aumenta- gico en la esquizofrenia. En un estudio doble ciego controlado
da y el tiempo transcurrido hasta la recaída clínica, así como entre con placebo en el que se efectuó una prueba de estimulación de la
la respuesta y la sintomatología positiva. En otro estudio efectua- GH con clonidina seguida de tratamiento con clonidina se obser-
do en 92 pacientes con un primer episodio esquizofrénico se de- vó que la respuesta de la GH a la clonidina se correlacionaba con
terminó la respuesta de la GH en situación basal y tras la remi- la respuesta al tratamiento, indicando que la sensibilidad del re-
sión, observándose una mayor respuesta en situación basal en ceptor α2-adrenérgico postsináptico puede predecir la respuesta a
comparación con el grupo control. En este estudio también se ob- la clonidina en algunos pacientes. Finalmente, la respuesta de la
servó una disminución de la respuesta a lo largo del tiempo, aun- GH a fármacos serotoninérgicos se ha utilizado para determinar
que este hallazgo parece estar en relación con el cambio clínico una posible disfunción serotoninérgica en la esquizofrenia. Los
del paciente (descompensación frente a remisión), mientras que fármacos más utilizados han sido la fenfluramina, que actúa libe-
la respuesta de la GH en situación basal podría constituir un mar- rando 5-HT y bloqueando la recaptación de 5-HT, y el L-triptófa-
cador pronóstico, ya que una mayor respuesta parece estar aso- no, que actúa aumentando la síntesis de 5-HT, pero hasta el mo-
ciada con un tiempo más prolongado hasta la remisión clínica. A mento los resultados obtenidos son poco confirmatorios. En un
la vista de los resultados obtenidos hasta el momento en la res- estudio efectuado en 9 pacientes esquizofrénicos para determi-
puesta de la GH a la apomorfina en pacientes esquizofrénicos, es nar la secreción de 24 horas de prolactina, GH, cortisol y ACTH
evidente la necesidad de efectuar más estudios que evalúen la re- no se observaron diferencias con el grupo control. Sin embargo,
levancia de la duración de la enfermedad, la estabilidad longitudi- la amplitud de secreción de la prolactina fue significativamente
nal y el significado pronóstico de esta prueba. superior inmediatamente antes del inicio del sueño, lo que suge-
La bromocriptina y el metilfenidato son agonistas dopami- ría que la mayor respuesta de la prolactina al estímulo del sueño,
nérgicos también utilizados en pruebas de estimulación de la GH. mediada por el sistema serotoninérgico, podría constituir un
El metilfenidato es un agonista dopaminérgico indirecto que pue- marcador biológico de la esquizofrenia.
de exacerbar la sintomatología psicótica en algunos pacientes es- En general, la discreta alteración de las concentraciones basa-
quizofrénicos. Diversos estudios han demostrado una disminu- les de GH, la respuesta normal de la GH tras la administración de
ción de la respuesta de la GH tras la administración de este fár- GHRH y las alteraciones de la respuesta de la GH a diversos fár-
maco, y una correlación entre la GH basal y la máxima respuesta macos sugieren la existencia de una alteración suprahipofisaria en
con la psicopatología, de forma que una mayor concentración de la esquizofrenia. Por otra parte, parece que más de un neurotrans-
GH basal parece estar asociada con una mayor puntuación en misor esté implicado, ya que se observa una alteración de la res-
escalas de sintomatología positiva, y una mayor respuesta de la puesta de la GH tras la administración de fármacos dopaminérgi-
GH con una mayor puntuación en hostilidad/suspicacia de la cos, serotoninérgicos, gabaérgicos y noradrenérgicos, así como una
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

Escala Breve de Evaluación Psiquiátrica (Brief Psychiatric Rating correlación con la psicopatología o con la respuesta terapéutica.
Scale, BPRS). Este hecho sugiere que la sintomatología psicótica ı
puede estar asociada a una mayor sensibilidad de los receptores ı
dopaminérgicos postsinápticos. La administración de bromo- función estrogénica
criptina a pacientes esquizofrénicos en tratamiento con antipsi- ı
cóticos ocasiona una disminución de la respuesta de la GH, mien- Las fluctuaciones naturales de las hormonas gonadales en cier-
tras que la mínima dosis de haloperidol necesaria para bloquear la tos momentos vitales, como el embarazo, el posparto, la meno-

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pausia y el ciclo menstrual, provocan cierta vulnerabilidad a la La determinación de N-acetil-L-aspartato en el líquido cefalo-
aparición de trastornos psicóticos (31). En la esquizofrenia en par- rraquídeo (LCR) de 18 pacientes diagnosticados de esquizofre-
ticular, los pacientes del sexo femenino presentan una edad de ini- nia y 38 controles no ha demostrado diferencias entre ambos gru-
cio más tardía, requieren dosis menores de antipsicóticos, y mues- pos. Sin embargo, las concentraciones de ácido homovanílico
tran mejor remisión, menos síntomas positivos y menor grave- (HVA) y de metoxihidroxifenilglicol (MHPG) en LCR se correla-
dad de los síntomas negativos que los hombres. Por lo general, los cionan negativamente con las del aminoácido en controles pero
estrógenos parecen tener una función protectora ante la esquizo- no en pacientes. En otro estudio en el que se determinaron los
frenia. En un reciente estudio realizado en 32 pacientes con un aminoácidos séricos, los neurotransmisores y las hormonas en 20
episodio psicótico agudo, se demostró la existencia de menores individuos con un primer episodio psicótico que nunca habían
concentraciones de estradiol en comparación con el grupo con- estado en tratamiento, los autores encontraron diferencias en las
trol. En otro estudio efectuado en 22 mujeres con esquizofrenia, se concentraciones de aminoácidos, un incremento de las concen-
observó una correlación positiva entre las concentraciones de es- traciones de dopamina y una disminución de las concentracio-
trógenos y la función cognitiva, sin correlación significativa entre nes de melatonina y de hormonas tiroideas, posiblemente como
las concentraciones hormonales y la sintomatología psiquiátrica. resultado de la hiperactividad dopaminérgica. Hasta el momento,
En otro estudio se comparó a 24 mujeres esquizofrénicas posme- la utilización de muestras de cerebro post mortem ha proporcio-
nopáusicas que recibían tratamiento hormonal sustitutivo con es- nado resultados discrepantes, como por ejemplo disminución de
trógenos con otro grupo de similares características sin terapia la unión del glutamato en regiones temporales corticomediales,
hormonal, y se observó que las mujeres con terapia hormonal sus- aumento de la unión del glutamato en la corteza frontal, aumen-
titutiva mostraban una puntuación en la sintomatología positiva to de los lugares de unión de fenciclidina-NMDA en la corteza
similar, pero menor gravedad de la sintomatología negativa en frontal orbital y disminución de los receptores δ en todas las áreas
comparación con las mujeres sin terapia hormonal sustitutiva. En cerebrales, posiblemente debido a la unión de los antipsicóticos a
el último estudio publicado, realizado en 36 mujeres asignadas estos lugares de unión. Asimismo, se ha observado una disminu-
aleatoriamente y a doble ciego a parches de 50 o 100 µg de estradiol ción del ARNm que codifica el receptor glutamatérgico no
o placebo, se observó que la dosis de estrógenos de 100 µg mejora- MDMA en el hipocampo de pacientes esquizofrénicos. Estos re-
ba la eficacia del tratamiento antipsicótico administrado. sultados sugieren una expresión alterada de subtipos específicos
ı de receptores de glutamato; sin embargo, se desconoce si la dis-
ı minución del número de receptores y del ARNm refleja una alte-
aminoácidos ración genética o una disminución de las células neuronales.
ı ı
En los últimos años, el estudio de los aminoácidos en la es- ı
quizofrenia ha despertado gran interés. Los aminoácidos excita- neuropéptidos
dores actúan como neurotransmisores en la inducción de los fe- ı
nómenos de potenciación a largo plazo. Hasta el momento se han Desde el descubrimiento de los neuropéptidos y la demos-
propuestos varios modelos teóricos que relacionan la disfunción tración de que alguno de ellos actúan como neurotransmisores,
de estos aminoácidos con la aparición de la esquizofrenia: cotransmisores y neuromoduladores, diversos estudios han iden-
tificado las funciones cerebrales de cada uno de ellos. Entre los
1. La activación de los receptores dopaminérgicos en termi- más estudiados destacan la colecistocinina (CCK), la neurotensi-
nales glutamatérgicas corticofugales (que inhiben la libe- na (NT), la sustancia P (SP), la dinorfina A, el neuropéptido
ración de glutamato) puede producir una disminución (NPY), el péptido YY (PYY), la somatostatina y la β-endorfina.
de la neurotransmisión glutamatérgica. La CCK posee importantes efectos excitadores sobre las neu-
2. La disminución de la activación de los receptores N-me- ronas dopaminérgicas, por lo que aunque algunos ensayos clíni-
til-D-aspartado (NMDA) localizados en las terminales cos no han demostrado una eficacia antipsicótica significativa, se
dopaminérgicas que inhiben la liberación de dopamina ha postulado que los antagonistas de este receptor del subtipo
produce un aumento de la liberación de ésta. CCK-B, como el LY262691, podrían ser eficaces sobre algunos
3. El glutamato y la dopamina modulan de forma indepen- síntomas de la esquizofrenia. La CCK parece coexistir con la do-
diente la inhibición mediada por el GABA de la vía exci- pamina en diversas neuronas mesencefálicas, interaccionando a
tatoria talamocortical, importante componente del cir- nivel presináptico y postsináptico del núcleo accumbens. En di-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

cuito corticostriadotalamocortical. versos estudios se ha demostrado una disminución de las con-


4. La regulación genética alterada de los receptores NMDA centraciones de CCK en LCR de pacientes esquizofrénicos no
persiste en la vida adulta y puede predisponer a la esqui- tratados, mientras que la rapidez de la respuesta clínica a la ad-
zofrenia. ministración de haloperidol parece ser inversamente proporcio-
5. La alteración del desarrollo de las neuronas corticales glu- nal a las concentraciones basales de CCK. En otro estudio se ob-
tamatérgicas ocasiona una mayor inervación de la corte- servó un aumento de las concentraciones de CCK en pacientes
za frontal. esquizofrénicos que no recibían tratamiento o que nunca ha-

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bían sido tratados, con una disminución tras el tratamiento con Asimismo, el tratamiento con antipsicóticos parece disminuir las
haloperidol. concentraciones de somatostatina en LCR, de forma similar a las
La neurotensina se localiza junto a la dopamina en neuronas disminuciones de ácido homovanílico, metabolito de la dopami-
hipotalámicas y mimetiza muchas de las acciones de los antipsi- na, lo que evidencia la interacción entre la somatostatina y el sis-
cóticos. La administración crónica o aguda de haloperidol au- tema dopaminérgico. En un estudio efectuado con plasma de
menta las concentraciones de neurotensina en el núcleo accum- pacientes esquizofrénicos tratados, se observó un aumento de la
bens y en el núcleo caudado, mientras que la clozapina las incre- somatostatina en comparación con el grupo control, así como
menta en el núcleo accumbens, pero no en el núcleo caudado. una correlación con la sintomatología positiva, lo que sugería una
Las modificaciones de las concentraciones de neurotensina pa- relación funcional entre la somatostatina, la dopamina y la psi-
recen ser específicas de la esquizofrenia, ya que no se han ob- copatología.
servado en otros trastornos, como en los trastornos afectivos o La gran cantidad de datos publicados sobre aspectos neuro-
en la enfermedad de Alzheimer. En los escasos estudios efec- químicos o neuroendocrinos de la esquizofrenia no ha propor-
tuados sobre este neuropéptido se ha demostrado una disminu- cionado hasta el momento ninguna base para una hipótesis etio-
ción de las concentraciones de neurotensina en LCR de pacien- lógica específica, ya que los resultados son modestos en magnitud
tes con esquizofrenia, junto a una asociación entre esta dismi- y consistencia. Sin embargo, es evidente que los pacientes con es-
nución y la respuesta terapéutica al tratamiento con antipsicó- quizofrenia presentan aspectos neuroquímicos y endocrinos dife-
ticos. rentes a los de la población general, aunque con un amplia distri-
La sustancia P se encuentra en la sustancia negra, el estriado, bución de valores. En este contexto, no es de extrañar que no se
el hipotálamo, el caudado y la corteza frontal, e interactúa con haya alcanzado un consenso sobre las alteraciones neuroquímicas
las vías dopaminérgicas. La administración crónica de haloperi- y neuroendocrinológicas presentes en este trastorno.
dol, pimozida o flufenazina, pero no de clozapina o de sulpirida, ı
disminuye las concentraciones de sustancia P en la sustancia ne- ı
gra, pero no en el estriado ni en el hipotálamo. Aunque no pare- dependencia de alcohol
cen existir diferencias entre las concentraciones de sustancia P en ı
el LCR de pacientes esquizofrénicos y las de un grupo control, La administración de agonistas centrales serotoninérgicos en
las concentraciones de dinorfina A parecen estar aumentadas en pacientes con dependencia de alcohol no ha proporcionado has-
los pacientes esquizofrénicos, mostrando una correlación signifi- ta el momento resultados concordantes. Se ha observado una dis-
cativa con la psicopatología antes del tratamiento. La determina- minución del ansia de consumo (craving) de alcohol tras la admi-
ción de concentraciones de NPY y PYY en el LCR de 35 pacien- nistración de fenfluramina, posiblemente debido a la mayor dis-
tes esquizofrénicos y depresivos sin tratamiento mostró que los ponibilidad de serotonina en el núcleo accumbens. En un estudio
pacientes esquizofrénicos presentaban unas concentraciones de realizado en 19 pacientes con dependencia de alcohol en período
NPY dentro de la normalidad, con un descenso de las de PYY. El de abstinencia se demostró un aumento de las concentraciones de
tratamiento antipsicótico no modificó en ningún caso los hallaz- triptófano y una respuesta disminuida de la prolactina tras la ad-
gos obtenidos. Por el contrario, los pacientes depresivos presen- ministración de D-fenfluramina, sugiriendo la existencia de más
taban concentraciones disminuidas de NPY y normales de PYY. de una alteración serotoninérgica en el alcoholismo. Además, los
Estos resultados contrastan con los de otros estudios, que mos- pacientes con una mayor concentración de triptófano presenta-
traban incrementos o ausencia de modificación de las concentra- ban una menor respuesta de la prolactina a la fenfluramina, es de-
ciones de NPY en LCR. cir, una menor función serotoninérgica central (47).
La somatostatina se encuentra ampliamente distribuida por En lo que respecta a la 1-(3-clorofenil)piperazina (m-CPP),
todo el sistema nervioso central, con mayores concentraciones en en un estudio realizado en 21 alcohólicos abstinentes se descri-
regiones subcorticales y corticales. La somatostatina estimula la li- bió una sensación de impregnación etílica en 11 pacientes y com-
beración de dopamina y de 5-HT, estimula e inhibe la liberación pulsión a la ingesta de alcohol en 7 pacientes tras la administra-
de noradrenalina, inhibe la liberación de acetilcolina, es inhibida ción de m-CPP. En otro estudio doble ciego aleatorio y controla-
por el GABA y es estimulada por la dopamina y la acetilcolina. do con placebo también se observó que la m-CPP produce cra-
Diversos estudios han demostrado la alteración de las neuronas ving y efectos semejantes al alcohol en pacientes con alcoholismo
de somatostatina en varios trastornos psiquiátricos, como la de- tipo II desintoxicados. En un estudio reciente, la administración
presión, la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkin- de m-CPP a 22 pacientes con dependencia de alcohol y una absti-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

son y la esclerosis múltiple. Estudios post mortem de pacientes con nencia de 12-26 días produjo una respuesta aplanada de cortisol
esquizofrenia han observado una disminución de las concentra- en comparación con un grupo control, sin alteración de la res-
ciones de somatostatina en el hipocampo y la corteza frontal. Es- puesta de la prolactina (48).
tudios efectuados en LCR muestran mayores discrepancias, aun- Estos resultados sugieren la participación de diversos recepto-
que parece haber una disminución de la somatostatina en pacien- res serotoninérgicos en los mecanismos de craving existentes en
tes con un deterioro cognitivo moderado, en concordancia con los pacientes recientemente desintoxicados, ya que el aumento de
los resultados obtenidos en la enfermedad de Alzheimer (25). las concentraciones séricas de cortisol tras la administración de

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m-CPP se encuentra mediado por los receptores 5-HT2, mientras opuestas. Por este motivo, la combinación de varias pruebas apli-
que los efectos de la m-CPP sobre la prolactina se encuentran cadas a un mismo paciente podría aportar mayor información so-
mediados por los receptores 5-HT1 y 5-HT2. De hecho, ya que la bre la función neuroendocrinológica de su trastorno psiquiátrico.
m-CPP actúa sobre el transportador de 5-HT y sobre diversos
receptores de 5-HT, incluyendo en afinidad descendente los re-
bibliografía
ceptores 5-HT3, 5-HT2C, 5-HT2A, 5-HT7, 5-HT1A y 5-HT1D, el
efecto de impregnación etílica observado tras su administración 1. Brambilla F. Psychoneuroendocrinology: a science of the past or a new
puede ser secundario a las acciones directas de esta sustancia so- pathway for the future? Eur J Pharmacol 2000; 405: 341-349.
bre los diversos subtipos de receptores, o bien a la modulación in- 2. Molitch ME. Neuroendocrinology. En: Felig P, Baxter JD, Frohman LA
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encontrar marcadores hormonales en patología psiquiátrica re- xicol 1990; 30: 675-690.
sulta arduo e infructuoso, aunque la combinación de pruebas 6. Karin M, Smeal T. Control of transcription factors by signal transduction
pertenecientes a los tres ejes mencionados y realizadas en grupos pathways: the beginning of the end. Trends Biochem Sci 1992; 17: 418-
estrictamente homogéneos podría aportar mayor potencia diag- 431.
nóstica o pronóstica. En este capítulo es obligado efectuar algunas 7. Fagg GE, Foster AC. Amino acid neurotransmitters and their pathways in
reflexiones respecto a las limitaciones de las pruebas neuroendo- the mammalian central nervous system. Neuroscience 1983; 9: 701-718.
crinas; por una parte son pruebas destinadas a aportar informa- 8. Akmaev IG, Grinevich VV. From neuroendocrinology to neuroimmunoen-
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ción sobre el funcionamiento de un eje desde el hipotálamo has-
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ta el órgano diana periférico, y no de áreas cerebrales superiores,
thematical model. Endocr Rev 1989; 10: 232-274.
cuya alteración puede ser la causante de la enfermedad mental.
10. Veldhuis JD, Iranmanesh A, Johnson ML, Lizarralde G. Twenty-four-
Dado que actualmente se conoce que una alteración de un neu- hours rhythms in plasma concentrations of adenohypophyseal hormones
rotransmisor o neuropéptido puede conducir a cambios de la are generated by distinct amplitude and/or frequency modulation of un-
función de muchos de ellos, el uso de pruebas neuroendocrinas derlying pituitary secretory bursts. J Clin Endocrinol Metab 1990; 71:
resulta harto complicado, ya que suelen estar diseñadas para diag- 1616-1625.
nosticar una enfermedad resultado de la alteración de un solo 11. Carroll BJ, Greden JF, Haskett R y cols. Neurotransmitter studies of neu-
neurotransmisor o neuropéptido. roendocrinepathology in depression. Acta Psychiat Scand 1980;
En muchas ocasiones, las discordancias en los hallazgos neu- 280(Suppl.): 183-199.
roendocrinos en una entidad nosológica claramente definida 12. Holsboer F. Psychiatric implications of altered limbic-hypothalamic-pi-
tuitary-adrenocortical activity. Eur Arch Psychiatry Neurol Sci 1989;
pueden deberse a que la misma va acompañada de características
238: 302-322.
específicas de la personalidad de cada individuo, como por ejem-
13. Dinan TD. Glucocorticoids and the genesis of depressive illness: a
plo la agresividad, que a su vez origina trastornos neuroendocri-
psychobiological model. Br J Psychiatr 1994; 164: 365-371.
nos causantes de la enfermedad mental. Así, en un individuo 14. Carroll BJ, Curtis GC, Mendels J. Neuroendocrine regulation in depres-
agresivo, su mayor secreción de testosterona puede inhibir el sis- sion II. Discrimination of depressed from nondepressed patients. Arch
tema serotoninérgico y estimular el noradrenérgico, que a su vez Gen Psychiatry 1976; 33: 1051-1058.
puede provocar trastornos de ansiedad o depresión si existe una 15. Abou-Saleh MT. Dexamethasone supression test in psychiatry: Is there a
especial predisposición. place for an integrated hypothesis? Psychiat Dev 1985; 3: 275-306.
Existen, además, factores externos que modulan la bioquí- 16. Berger M, Bossert S, Krieg JC y cols. Interindividual differences in the
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mentación, la bebida, el sueño, el ejercicio, los cambios de tem- hypercortisolism in stress situations? Biol Psychiatry 1987; 22: 1327-
1339.
peratura, los hábitos socioculturales, etc., que pueden interferir
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medades mentales y su significado etiopatogénico. 18. Holsboer F. The corticosteroid receptor hyphotesis of depression. Neu-
Asimismo, deberíamos tener en cuenta que una prueba fun- ropsychopharmacology 2000; 23: 477-501.
cional puede dar respuestas contradictorias debido a su interac- 19. Brabant G, Prank K, Hoang –Vu C, Hesch RD, von zur Muhlen A. Hypo-
ción sobre diferentes receptores, cada uno de los cuales presenta thalamic regulation of pulsatile thyrotropin secretion. J Clin Endocrinol
diferentes efectos periféricos e induce respuestas aparentemente Metab 1991; 72: 145-156.

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| 274 | Tratado de Psiquiatría


roinmunológicas permite que los sucesos psicológicos también in-

/capítulo15/
tervengan en el proceso. Si el sistema nervioso central regula el
proceso inmunitario existirán conexiones que permitan que facto-
res psicológicos tengan impacto sobre la inmunidad. De manera
inversa, si el proceso inmunitario altera la función del sistema ner-
vioso central, también producirá efectos en el comportamiento,

Neuroinmunología emociones y pensamiento. La psiconeumoinmunología estudiaría


las interacciones entre estos procesos. En los últimos 20 años se
han conocido numerosas pruebas de que el sistema inmunitario
no funciona de forma autónoma, sino que está bajo la influencia
O. González Albarrán del cerebro (1, 2). Además, sería un potencial mediador de una
J. M. Sancho Rof gran variedad de efectos psicofisiológicos. Las pruebas para esta
asertación son amplias e incluyen:

1. Evidencias neuroanatómicas y neuroquímicas de la iner-


vación del tejido linfoide.
Concepto 2. Cambios en la reactividad inmunológica debidos a lesio-
de psiconeuroinmunología nes o estímulos en el hipotálamo. Además, la activación
de la respuesta inmunitaria produce cambios en el hipo-
ı tálamo.
ı 3. Hallazgo de receptores para hormonas y neurotransmi-
Los sistemas inmunitario, endocrino y nervioso tienen una sores en los linfocitos.
función biológica fundamental en común. Los tres poseen capa- 4. Reactividad immumológica debida a alteraciones en la
cidad para actuar como intermediarios en la interacción entre el función hormonal o en los neurotransmisores; por el
organismo vivo y el medio, y en la comunicación intracelular, es contrario, alteraciones en la función inmunitaria produ-
decir, la integración del organismo. La psiconeuroinmunología cen cambios en los niveles de neurotransmisores y hor-
trata del estudio de las interacciones entre el comportamiento y monas.
los sistemas nervioso, endocrino e inmunitario. El sistema in- 5. Cambios en la respuesta inmunitaria debidos a cambios
munitario no opera de forma autónoma como se creía hasta hace en el comportamiento o en la conducta.
poco. Clásicamente se ha entendido el sistema inmunitario como 6. Estudios experimentales y clínicos, que han revelado que
un sistema cerrado. Se creía estimulado por sustancias extrañas determinados factores psicológicos pueden predisponer,
(antígenos) y regulado por moléculas solubles producidas y libe- precipitar o perpetuar una enfermedad.
radas por células inmunitarias (generalmente citocinas o linfoci-
nas). Estos productos servirían para la comunicación local y a dis- Con respecto a los factores psicosociales y la enfermedad,
tancia entre células inmunitarias para controlar el progreso de la existe abundante bibliografía clínica que documenta la relación
respuesta inmunitaria. Aunque los antígenos inician la respuesta entre los «cambios de vida» o el estrés y la aparición de enferme-
inmunitaria y las citocinas los distintos procesos inmunológicos, dades, en especial infecciosas, alérgicas y autoinmunes. De igual
existen diversas pruebas experimentales que demuestran la exis- forma, se ha relacionado el estrés con la aparición de neoplasias
tencia de vías de comunicación bidireccional entre el sistema ner- (3). Mayor relevancia presenta la influencia de los factores psico-
vioso central y el sistema inmunitario, existiendo control regula- sociales en la reactividad inmunitaria per se.
dor de uno sobre otro. La función inmunitaria requiere alteracio- Actualmente, las piezas de este puzzle son conocidas sólo de
nes globales que afectan a todo el organismo (como cambios en el forma parcial.
equilibrio energético), así como procesos locales (como multi- ı
plicación selectiva de células T en nódulos linfáticos como res- ı
puesta a un antígeno). Sólo el sistema nervioso central puede sistema inmunitario
coordinar estas funciones tan dispares. Por ello, el sistema ner- ı
vioso central debe ser capaz de ejercer un control sobre ciertos as- El sistema inmunitario, cuyo nombre tiene su origen en el
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pectos de la respuesta inmunitaria. Además, para cumplir esta término latino immunis, que significa «exento», constituye el sis-
función debe recibir información sobre acontecimientos que ocu- tema de defensa frente a la invasión de microorganismos patóge-
rren en el organismo (como la entrada de un agente infeccioso a nos y tumores, a la vez que desempeña un papel importante en los
través de la piel) y sobre la situación del sistema inmunitario. De procesos de reparación tisular después de una lesión. Se divide
hecho, el sistema inmunitario actúa como un órgano sensorial di- en innato (no específico) y adquirido o específico. La inmunidad
fuso que envía al cerebro una variedad de impulsos. Ambos siste- innata se refiere a la resistencia a patógenos que está presente des-
mas se controlan mutuamente. La existencia de interacciones neu- de el nacimiento y que opera de manera no específica respecto a la

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 275 |


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O. González Albarrán y J. M. Sancho Rof
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naturaleza del agente patógeno. Existe una amplia variedad de de- den actuar a distancia, extendiendo las posibles interacciones en-
fensas inmunes innatas. Algunas son anatómicas (como la piel); tre el sistema nervioso y el inmunitario. Además, linfocitos y ma-
otras fisiológicas (como el moco, que contiene sustancias bacteri- crófagos poseen receptores para los neurotransmisores (10). Los
cidas), y otras fagocíticas (como los macrófagos). Las defensas in- efectos de la inervación del sistema nervioso autónomo sobre el
natas más importantes actúan mediante las respuestas inflama- tejido linfoide dependen del tejido diana de los neurotransmiso-
toria y de fase aguda. La inmunidad específica es adquirida. Con- res y de los péptidos liberados. Entre dichos neurotransmisores
siste en dos procesos relacionados: reconocimiento de sustancias destacan la noradrenalina y la sustancia P (9, 11). En este sentido,
extrañas (antígenos) y su destrucción. Los linfocitos T y B son ele- la noradrenalina interactúa con los receptores β-adrenérgicos de
mentos básicos. Cada célula T tiene un receptor específico de su- los linfocitos tímicos inhibiendo la mitogénesis tímica y aumen-
perficie que sólo se une a un antígeno procesado por un macrófa- tando la expresión de los antígenos de diferenciación (12). A con-
go. Estos macrófagos activan el proceso mediante interleucina-1 centraciones fisiológicas, potencia, en los órganos linfoides secun-
(IL-1). Habría unos 1015 receptores T, por lo que no puede haber darios, la respuesta de los anticuerpos IgM in vitro que puede ser
muchas células para cada antígeno y éstas deben reproducirse prevenida por los β-bloqueantes (13). También se ha observado
para ser efectivas. Por otra parte, las células B estimuladas por in- que inhibe la activación y la lisis mediada por macrófagos de las
terleucinas se reproducen para liberar anticuerpos específicos. células infectadas por virus herpes simple o tumorales (14). En es-
Este proceso de generar anticuerpos específicos tarda unos 5 días. tudios experimentales en ratones se ha observado que la simpa-
En resumen, los mecanismos innatos de defensa inmunitaria tectomía química atenúa la respuesta esplénica de anticuerpos,
operan como primera línea de defensa frente a patógenos invaso- suprime la respuesta de los linfocitos T citotóxicos a las células
res. La naturaleza no específica del proceso permite que algunos alogénicas, reduce las reacciones de hipersensibilidad, se asocia
patógenos escapen. La inmunidad específica permite el desarrollo con un aumento de la linfoproliferación de algunos ganglios lin-
de respuestas defensivas frente a un increíble número de posibles foides y aumenta la activación de las células agresoras naturales
antígenos. Esta especificidad hace que la respuesta sea lenta y re- (natural killer, NK). Por otro lado, la simpatectomía química
tardada, ya que no puede haber muchos linfocitos con receptores también aumenta la gravedad de la encefalomielitis experimental
frente a un antígeno determinado. Esto significa que los linfocitos alérgica y la artritis inducida en ratas susceptibles (15). Los linfo-
específicos deben multiplicarse para que la respuesta inmunitaria citos y macrófagos poseen receptores para otros péptidos como la
sea efectiva, y esto requiere varios días. El proceso de memoria que sustancia P, el péptido intestinal vasoactivo (VIP) y la somatos-
posee el sistema inmunitario específico permite que, en un futuro tatina (16). La sustancia P facilita la migración de los linfocitos a los
encuentro, la destrucción del antígeno sea mucho más rápida, de sitios de inflamación, aumenta la respuesta linfoproliferativa a estí-
ahí que la respuesta específica sea tan efectiva. mulos mitogénicos, promueve la fagocitosis y la quimiotaxis (17).
ı Por otro lado, en monocitos humanos no estimulados, se ha ob-
ı servado que la sustancia P induce la secreción de IL-1, IL-6 y fac-
interacciones tor de necrosis tumoral alfa (TNF-α), mediando las respuestas
inmediatas, tanto locales como sistémicas. Es un mediador im-
portante de las respuestas inmunitarias humorales y celulares,
interacciones neuroinmunes
tanto in vivo como in vitro. En el mismo sentido, se ha implicado
Las dos vías que vinculan el cerebro con el sistema inmunita- en la patogenia de determinadas enfermedades inmunitarias, de
rio son el sistema nervioso autónomo y el flujo neuroendocrino manera que la denervación de las fibras nerviosas-sustancia P re-
a través de la hipófisis. Ambas rutas producen moléculas capaces duce la inflamación asociada a artritis reumatoide y herpes zóster.
de interaccionar con las células inmunitarias (4-6). Parece que la somatostatina ejerce acciones inhibidoras en el sis-
Existen pruebas anatómicas y funcionales de la inervación del tema inmunitario y, por lo tanto, opuestas a la sustancia P (18). La
sistema inmunitario (7). En este sentido, existen numerosos estu- administración de somatostatina in vivo reduce la proliferación y
dios acerca de la inervación autonómica de los tejidos linfoides producción de interferón γ de las células T circulantes humanas,
que abarcan tanto su vasculatura como el parénquima tisular, lo estimuladas con mitógenos (19).
que proporciona muchos posibles lugares de interacción con las Antes de conocer la inervación del sistema inmunitario ya se
células inmunitarias a partir de un único axón. De esta manera, el sabía que determinadas lesiones del cerebro, en especial del hipo-
tejido linfoide primario (timo, médula ósea) y secundario (bazo, tálamo y el sistema límbico, tenían consecuencias inmunológicas;
ganglios linfáticos) y el tejido linfoide asociado al intestino (placas de manera que las lesiones de las regiones preóptica y anterior del
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de Peyer del intestino delgado, amígdala y apéndice) se encuen- hipotálamo reducen el número de timocitos y esplenocitos, la ci-
tran inervados mediante las fibras nerviosas simpáticas noradre- totoxicidad de las células NK, la producción de anticuerpos y la
nérgicas postsinápticas (8). Además, el tejido linfoide terciario y la respuesta anafiláctica mortal. Las lesiones del hipotálamo medial
mucosa intestinal están inervados por fibras nerviosas autónomas o posterior se asocian con una reducción del número de células
peptidérgicas (9). Estas fibras nerviosas forman una unión neuro- B y T. Por otro lado, existe una lateralidad en las acciones inmuno-
efectora con las células inmunitarias (linfocitos y macrófagos). moduladoras de la corteza cerebral (20), de forma que las le-
Los neurotransmisores liberados desde las fibras nerviosas pue- siones grandes del hemisferio izquierdo suprimen la función de

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ı
/c15/ Neuroinmunología
ı

los linfocitos T, pero influyen en las células B, no en los macrófa- (TRH), la tirotropina (TSH), la hormona liberadora de gonado-
gos. Por el contrario, pequeñas lesiones en el hemisferio derecho tropinas o gonadoliberina (LHRH) (24), la vasopresina y la gona-
aumentan la función de las células T. Estos datos correlacionan dotropina coriónica humana. De igual modo, existen receptores
la elevada incidencia de dislexia precoz y enfermedades autoin- para el factor liberador de corticotropina o corticoliberina (CRF),
munes. Puesto que la corteza cerebral está implicada en la per- para la corticotropina (ACTH) (25) y para los opioides endógenos.
cepción e interpretación de circunstancias de comportamiento, La regulación neuroendocrina del sistema inmune es muy com-
los efectos inmunomoduladores de la corteza podrían ser un vín- pleja. Así, la prolactina ejerce un efecto estimulador sobre las fun-
culo importante entre los factores psicosociales y las alteraciones ciones inmunes (26). Su inhibición incrementa la susceptibili-
en la inmunocompetencia. dad a agentes infecciosos como Lysteria. Estos defectos son re-
Por otro lado, las vías entre el cerebro y el sistema inmunitario vertidos con prolactina o antagonistas dopaminérgicos. La pro-
son bidireccionales (21). En este sentido, Basedovsky y cols. (22) lactina liberada en situaciones de estrés produce efectos inmuno-
observaron que la activación del sistema inmunitario produce supresores como los esteroides. El déficit de GH está asociado con
cambios en el sistema nervioso autónomo, en el hipotálamo y en una celularidad anormal en la médula ósea y el timo; junto con
los procesos endocrinos. Así, la activación inmunitaria causa un una disminución en la producción de anticuerpos, células NK y cé-
aumento del recambio de noradrenalina, es decir, una activa- lulas T (27, 28). Los efectos inmunoestimuladores de la GH in vivo
ción del sistema nervioso, en el bazo y el hipotálamo. Algunas res- podrían estar mediados por el timo, pues se ha observado que el
puestas inmunitarias se asocian con un incremento importante tratamiento con GH en ratones hipofisectomizados reducía el
en los niveles circulantes de corticotropina (ACTH) y corticoste- tiempo de rechazo de un trasplante cuando el timo estaba intacto,
rona. Esto indicaría que las señales generadas en el sistema in- y que, en animales hipofisectomizados y timectomizados, el tra-
munitario están siendo recibidas y actúan sobre el sistema ner- tamiento con GH no tenía ese efecto. En perros viejos se ha ob-
vioso central. Las citocinas liberadas por las células inmunitarias servado que el tratamiento con GH aumenta la secreción de ti-
activas, además de intervenir en la regulación de las interaccio- mula, de manera que la disminución de GH con la edad podría
nes celulares, también son el medio por el que el sistema inmu- estar implicada en la pérdida de actividad inmunitaria asociada
nitario se comunica con el sistema nervioso central, y por el que al envejecimiento. En experimentos in vivo e in vitro, la GH esti-
influye en el comportamiento. La IL-1, la IL-2 y la IL-6, el inter- mula la producción de anión superóxido por parte de macrófagos
ferón γ y el TNF influyen en la activación del eje hipotálamo- y neutrófilos. Todavía no se ha establecido con claridad qué papel
hipófiso-suprarrenal (HHS) y, en consecuencia, en la síntesis y desempeña la GH sobre el sistema inmunitario en humanos.
secreción de esteroides (v. más adelante). La influencia hormonal más importante sobre la función del
En resumen, existe un gran número de similitudes entre el sistema inmunitario es a través de la liberación de esteroides supra-
sistema inmunitario y el sistema nervioso central. Ambos son rrenales inducida por ACTH. La administración de esteroides
sistemas de estímulo-respuesta que relacionan el organismo con reduce la respuesta inflamatoria y previene de rechazos en los
el exterior. Poseen una memoria sofisticada, y median la defensa trasplantes de órganos o tejidos, debido a sus efectos inmunosupre-
y la adaptación con el exterior. El sistema inmunitario detecta es- sores (29-31). Sin embargo, la mayoría de las acciones inmuno-
tímulos no cognitivos, que no reconoce el sistema nervioso cen- supresoras de los esteroides se producen a dosis farmacológicas y
tral, y este último detecta estímulos cognitivos que no reconoce no fisiológicas. No obstante, a dosis fisiológicas, los esteroides son
el sistema inmunitario. Ambos sistemas están comunicados esenciales para la función inmunitaria (en la insuficiencia supra-
bidireccionalmente a través de un flujo de citocinas, esteroides y rrenal, la función inmunológica está comprometida y existe pre-
neuropéptidos. Esta comunicación facilita una respuesta integra- disposición a las infecciones). Los efectos fundamentales de los
da de todo el organismo a los cambios inmunológicos y de com- glucocorticoides en las células linfoides son la reducción de su ac-
portamiento, manteniendo constante la homeostasis. La disfun- tividad, inducción de muerte programada (en especial en las cé-
ción en cualquiera de las vías de comunicación entre estos dos sis- lulas inmaduras) y alteraciones en la distribución y tráfico celular.
temas producirá un desequilibrio en la homeostasis y dará como Además, son capaces de producir una potente inhibición en la
resultado una enfermedad. producción de citocinas y mediadores de la inflamación. No obs-
tante, también han sido implicados en acciones distintas, incluso
estimuladoras del sistema inmunitario, dependiendo del tipo de
interacciones endocrinoinmunitarias
célula, dosis, estado de activación y momento de la respuesta in-
Además del sistema nervioso autónomo, el sistema inmunita- munitaria. En contraste con los profundos efectos inmunosu-
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rio está influido por el flujo neuroendocrino desde la hipófisis. presores mostrados por concentraciones farmacológicas de los
Los linfocitos poseen receptores para varias hormonas y neuro- glucocorticoides, muchos investigadores han observado que son
péptidos. Las interacciones celulares que median la inmunidad necesarias dosis bajas de cortisol o cortisona para la respuesta hu-
humoral y celular pueden ser moduladas por el sistema neuro- moral y celular. Los efectos inmunosupresores son importantes
endocrino (23). Son numerosas las hormonas capaces de regular la para proteger el organismo de la sobreactivación del sistema in-
respuesta inmunitaria, como la somatotropina (GH), la prolacti- munitario que podría conducir a enfermedades inmunológicas.
na (PRL), la hormona liberadora de tirotropina o tiroliberina En este sentido, se ha visto en ratas que la alteración en la libera-

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O. González Albarrán y J. M. Sancho Rof
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ción de CRF y, como consecuencia, la disminución en la actividad


corticosuprarrenal, producen una mayor susceptibilidad al de- /tabla15-1/
sarrollo de artritis reumatoide (32-35). Efectos neuroendocrinos de las citocinas
Las vías entre el sistema inmunitario y el endocrino son tam-
Citocinas Efecto
bién bidireccionales. Las citocinas liberadas por los linfocitos re-
gulan la liberación de hormonas hipofisarias como GH y prolac- IL-1 Fiebre
tina e interfieren en la regulación del eje HHS. En los últimos años, Liberación de CRF
ha cobrado gran importancia el papel de las citocinas sobre la sín- Liberación de endorfinas y corticotropina
tesis y liberación del CRF. Recientemente, se ha conocido que la Eleva los niveles de cortisol
Estimula GH y prolactina
IL-1 y la IL-6 pueden actuar sobre el HHS, no sólo a nivel del Estimula la secreción de somatostatina
hipotálamo sino también, directamente, sobre la hipófisis, pro- Inhibe la síntesis de tiroliberina
moviendo la liberación de ACTH. Además las citocinas pueden Estimula la liberación de hormona antidiurética
regular de manera indirecta la síntesis de CRF a través de su acción Estimula la producción de IL-6
sobre la inervación de los núcleos paraventriculares, o por alte- IL-2 Estimula la liberación de corticotropina,
glucocorticoides, prolactina y GH
ración neuronal o de la expresión de óxido nítrico. Además de Estimula la síntesis de TNF y IL-1
las citocinas, los linfocitos activados pueden producir gran núme- IL-6 Estimula la liberación de corticotropina,
ro de péptidos neuroendocrinos y esteroides (36). Su producción glucocorticoides, prolactina y GH
puede ser una respuesta directa a un estímulo potente como un TNF Inhibe directamente GH
superantígeno o un virus, o bien una respuesta indirecta a la libera- Estimula la secreción de corticotropina
Inhibe tiroxina y triyodotironina
ción de hormonas centrales por parte de la IL-1 de los macrófagos, Inhibe la respuesta tiroidea a tirotropina
que llevaría a la producción de esteroides. Parece que el papel in- Incrementa los niveles de prolactina
munorregulador de los péptidos y esteroides leucocitarios se efec- Interferón α o β Induce esteroideogénesis
túa fundamentalmente por acción paracrina. Excitación neuronal
Analgesia
Catalepsia
interacciones del sistema inmunitario sobre el cerebro:
efecto de las citocinas CRF, factor liberador de corticotropina (corticoliberina); GH, somatotropina; IL, inter-
leucina; TNF, factor de necrosis tumoral.
Uno de los descubrimientos más importantes de las últimas
décadas en la investigación en psiconeuroinmunología es el de la
acción de los productos de las células inmunitarias sobre la fun-
ción cerebral y endocrina. Los factores, que incluyen tanto hor- vía autocrina como paracrina. Puesto que se ha demostrado que nu-
monas como citocinas, pueden actuar a nivel central, sobre la hi- merosas citocinas pueden obtener respuestas neuroinmunorregula-
pófisis y otras glándulas endocrinas, o bien sobre las fibras que doras, y que también pueden desempeñar un papel en la fisiología
inervan, entre otros, órganos linfoides, modificando la liberación del cerebro, el interés sobre estas proteínas es cada vez mayor (37).
de neuropéptidos o neurotransmisores. Las citocinas circulantes comunican con el sistema nervioso
Entre los neuropéptidos secretados por el sistema inmunita- central para informar de las posibles lesiones, proteger y destruir
rio destacan las hormonas características del sistema neuroendo- (38). En principio, los mecanismos disponibles mediante los que las
crino (similares a las hipofisarias) pero cuyo papel fisiológico se citocinas podrían influir en el sistema nervioso central son nume-
limita a una acción autocrina o paracrina sobre los sistemas in- rosos: alteraciones del flujo sanguíneo cerebral, alteraciones en los
munitario y neuroendocrino. Así, se ha observado que los linfoci- niveles de otros circulantes, acciones sobre los nervios aferentes,
tos de ratón son capaces de producir ACTH, endorfinas, encefa- alteraciones en el funcionamiento e integridad de la barrera he-
linas, GH y TRH; no obstante, siempre en cantidades muy bajas, matoencefálica (introduciéndose en los órganos circunventricu-
dispersas y restringidas a subpoblaciones celulares concretas. lares o atravesando directamente la barrera hematoencefálica).
Por otro lado, encontramos otros productos de las células del Existen pruebas de que cada uno de estos mecanismos son posi-
sistema inmunitario, las citocinas, cuyo papel en las interacciones bles, al menos bajo determinadas circunstancias (39, 40). Por otro
entre el sistema inmunitario y el cerebro cobra cada vez mayor im- lado, las citocinas pueden actuar tanto en el hipotálamo como en
portancia (tabla 15-1). Actualmente son consideradas los princi- la hipófisis a través de receptores específicos, después de haber
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pales mensajeros del sistema inmunitario hacia el cerebro. El tér- sido producidas periféricamente o bien localmente por neuronas,
mino citocina ha sido extensamente utilizado durante los últimos macrófagos o células gliales (41).
años para designar cualquier proteína liberada por una célula que Entre las principales citocinas implicadas en la regulación
puede, a su vez, afectar a dicha célula o a otra. Sin embargo, esta neuroendocrina destacan (42, 43):
denominación en este capítulo está restringida a esos productos
originariamente descritos como producidos por células inmunita- • Interleucina-1 (IL-1). Es la citocina más estudiada en
rias y que pueden afectar a mecanismos inmunitarios, tanto por cuanto a su efecto sobre el sistema nervioso y endocrino.

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ı
/c15/ Neuroinmunología
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La administración de IL-1 afecta directamente a la activi- tencia de la IL-1 es muy superior a la de las otras citocinas
dad neuronal, modificando la secreción de catecolaminas y en la activación de este eje (48).
neurotransmisores en el hipotálamo, sistema nervioso cen- • Interleucina-2 (IL-2). Administrada a nivel central (ter-
tral y sistema nervioso autónomo. El hipotálamo sería el si- cer ventrículo) produce un patrón de respuesta hormonal
tio principal de actuación de esta citocina. Independiente- diferente a las demás citocinas. En efecto, produce libe-
mente de su vía de administración, produce aumento de la ración de ACTH, prolactina TSH e inhibe a GH, LH y
secreción de CRF por un mecanismo dependiente, en gran FSH (47).
medida, de la integridad de la inervación noradrenérgica del Además, es la citocina con mayor efecto sobre la hi-
núcleo paraventicular del hipotálamo. Además, induce en pófisis. Al igual que la IL-1, la IL-2 estimula la expresión de
el hipotálamo la producción de IL-6, que también es acti- propiomelanocortina en las células corticotropas; estimu-
vadora del HHS. Por otro lado, los glucocorticoides inhi- la en hipófisis in vitro la liberación de prolactina y TSH, e
ben la producción de IL-1 y aumentan la expresión de los inhibe la liberación de LH, FSH y GH.
receptores de IL-1 en linfocitos B. Por otro lado, la IL-1 au- • Interferón γ (γ-INF). Su acción fundamental sobre la hi-
menta los niveles de prolactina y GH y suprime la libera- pófisis es la inhibición de GH y prolactina (49).
ción de TSH mediante la disminución de TRH. Asimis-
mo, disminuye la LHRH y la lutropina (LH) cuando se ad- Finalmente, el timo sería esencial para la apropiada madura-
ministra directamente sobre el sistema nervioso central. ción del sistema neuroendocrino durante las primeras etapas del
Hay controversia sobre la acción directa de la IL-1 a ni- desarrollo, tal como lo demuestran las diversas alteraciones endo-
vel hipofisario (44). A favor de la acción directa, se ha descri- crinas que conlleva la timectomía neonatal o la ausencia de timo
to que la IL-1 estimula in vitro la liberación de ACTH, pro- en ratones. El timo produce hormonas inmunorreguladoras, al-
lactina y GH. Al igual que sucede en el hipotálamo, la IL-1 gunas de las cuales también son activas en los sistemas nervioso y
induce la secreción de IL-6, lo que proporciona un posible endocrino. El timo controla el sistema β-adrenérgico a lo largo de
mecanismo indirecto de la activación del eje HHS por la toda la vida y es necesario para mantener la correcta sensibilidad
IL-6. La IL-1 se expresa en la hipófisis principalmente en de la respuesta a los estímulos β-adrenérgicos. Se han descrito
las células tirotropas. Dado que la IL-1 inhibe la liberación efectos de diversas fracciones tímicas sobre los ejes HHS e hipotá-
de TSH inducida por TRH, se ha sugerido un efecto auto- lamo-hipófiso-gonadal, actuando directamente sobre la hipófisis
crino/paracrino inhibidor de TSH para esta citocina du- y los órganos diana periféricos o bien a través del hipotálamo (50).
rante la inflamación sistémica, que se suma al efecto hipo- La timosina fracción V y dos de sus componentes peptídicos,
talámico inhibidor de la producción de TRH. la timosina α1 y la timosina β4, han sido las mejor caracterizadas
• Factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α). La administra- en sus efectos endocrinos. La timosina fracción V y la timosina
ción de TNF-α en el tercer ventrículo de ratas conscien- β4 estimulan in vitro la secreción de LHRH y LH. En la hipófisis
tes produce un efecto muy similar a la administración de la timosina fracción V estimula directamente la secreción de
IL-1, aunque en menor magnitud (45). Inhibe la producción prolactina y GH. La administración central de timosina α1 pro-
hipotalámica de TRH, produciendo una disminución de los duce una disminución dependiente de la dosis de los niveles
niveles circulantes de TSH y hormonas tiroideas. No pare- plasmáticos de TSH, ACTH y prolactina, pero no afecta a los de
ce que afecte directamente a la producción de CRF, aunque GH. La reducción de ACTH y GH se debería a la disminución
al igual que IL-1 induce la liberación de IL-6 en el hipotála- de la liberación de CRF y TRH (47). Sin embargo, cuando se in-
mo, lo que activaría de forma indirecta la producción de cuban mitades de hipófisis con timosina α1, se observa que la li-
CRF (46). beración de ACTH y TSH aumenta de forma dependiente de la
En cultivos de células hipofisarias, TNF-α es capaz de dosis, lo que sugiere una acción de esta timosina a nivel hipofisa-
estimular la liberación de ACTH, GH, TSH y muy poco rio e hipotalámico.
de prolactina (47).
• Interleucina-6 (IL-6). Cuando se administra IL-6 en el ter-
interacciones entre comportamiento y sistema inmunitario
cer ventrículo de ratas conscientes, se produce un aumen-
to de la temperatura corporal y de los niveles plasmáticos Las interacciones entre el sistema nervioso central y la inmuni-
de ACTH; mientras que disminuyen significativamente dad sugieren que sucesos psicológicos podrían ser capaces de al-
los de TSH y no se alteran los de prolactina, GH y gonado- terar la inmunidad. Las investigaciones concernientes a la modu-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

tropinas (47). lación psicológica de la inmunidad se han centrado en dos temas:


Por otro lado, se ha visto que la IL-6 puede estimular el condicionamiento de la inmunidad y el impacto del estrés. Los
la liberación de ACTH, GH y prolactina directamente de la cambios en el estado emocional y el comportamiento vinculados
hipófisis en estudios in vitro. Además, como se ha comen- a la percepción de las diferentes circunstancias ambientales se
tado con anterioridad, numerosas acciones de la IL-1 en la acompañan de complejos patrones de cambios neuroendocri-
hipófisis podrían estar mediadas por la IL-6. A pesar de que nos. Numerosos estudios en animales y en humanos, generalmen-
IL-1, TNF-α y IL-6 son estimuladores del eje HHS, la po- te retrospectivos, han implicado los factores psicosociales en la

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O. González Albarrán y J. M. Sancho Rof
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predisposición a iniciarse o progresar de varios procesos fisiopatoló- ciones extremas que afecten a su homeostasis. El cerebro, como
gicos, incluyendo enfermedades infecciosas, autoinmunes, alérgi- glándula rectora, experimenta o prevé una situación estresante y
cas o neoplásicas, que involucran alteraciones en el sistema inmu- activa los componentes humorales y nerviosos de la respuesta
nitario. La cadena de esos acontecimientos no ha sido establecida adaptativa a la nueva situación (56).
firmemente, pero se han relacionado cambios en distintos com- El concepto de homeostasis según el cual las diferentes varia-
ponentes de la celularidad humoral y celular con determinados es- bles fisiológicas son mantenidas en un estrecho rango ha sido sus-
tados emocionales y de comportamiento (51). tituido por el de alostasis, que se refiere al concepto de que dife-
Todos los procesos inmunorreguladores tienen lugar en un rentes circunstancias necesitan diferentes niveles homeostáticos,
ambiente neuroendocrino que es sensible a la influencia de la per- diferentes rangos de las constantes fisiológicas. Por ejemplo, du-
cepción individual y a la respuesta ante sucesos del mundo exter- rante el ejercicio, el rango de presión arterial necesario es diferen-
no. Los cambios en el comportamiento y los estados emociona- te al que existe durante el sueño. Un agente estresante se definiría
les vinculados a la percepción, y esfuerzo de adaptación, ante como aquello que desequilibra el equilibrio homeostático del or-
circunstancias ambientales se acompañan de patrones complejos ganismo. Éste puede consistir en situaciones tan variadas como
de cambios neuroendocrinos. Numerosos estudios en animales una lesión traumática o un cambio extremo de temperatura am-
y humanos implican factores psicosociales en la predisposición biente. La respuesta de estrés es el mecanismo adaptativo desarro-
a, o la iniciación y progresión de varios procesos fisiopatológi- llado para adaptar el equilibrio alostático a la nueva situación.
cos, entre los que se incluyen los procesos infecciosos, bacterianos, Esta respuesta, iniciada en el sistema nervioso central, evoca
alérgicos, autoinmunes y neoplásicos, que envuelven alteraciones profundos cambios en los sistemas nervioso, endocrino e inmu-
de los mecanismos de defensa inmunológicos (3). La cadena de nitario (57).
sucesos psicofisiológicos no ha sido claramente establecida, pero El concepto inicial de Seyle del síndrome general de adapta-
se han asociado cambios en múltiples componentes de la inmu- ción como una respuesta homogénea a distintos estímulos físi-
nidad celular y humoral con distintos estados emocionales, tanto cos es claramente insuficiente si se aplica a los humanos. Una
natural como experimentalmente. cualidad básica de los organismos superiores es la anticipación.
Hay múltiples observaciones de cambios inmunológicos in- La función anticipatoria tiene una clara ventaja adaptativa, ya que
ducidos por conducta o estrés independientes de la activación prepara el organismo para contrarrestar el efecto de la lesión an-
del eje HHS (52). Un ejemplo llamativo de la modulación de la tes de que ésta se produzca. La anticipación provoca una emoción
inmunidad por el sistema nervioso central es el condicionamien- que desencadena el mecanismo adaptativo del cual forma parte.
to clásico (pavloviano) de respuestas de inmunidad celular y hu- Es a través de las emociones como el organismo desencadena una
moral (53, 54). El impacto biológico de este fenómeno se demues- reacción de estrés anticipando el suceso como si hubiese ocurrido
tra en la aplicación de este condicionamiento a la farmacoterapia realmente.
del lupus eritematoso espontáneo en ratones Nueva Zelanda. Si Algunos aspectos de este estrés anticipatorio no son únicos de
se sustituye el fármaco activo por un estímulo condicionado (agua los homínidos. Ante una percepción directa o indirecta de un
azucarada) en determinados días de tratamiento se retrasa el co- depredador el animal desencadena una reacción de estrés inme-
mienzo de la enfermedad autoinmune (55). diata, es una anticipación limitada en el tiempo. El ser humano,
Estas observaciones proporcionan en conjunto las bases para mediante su desarrollo cognitivo, es capaz de desencadenar una
las alteraciones observadas de la función inmunitaria, inducidas respuesta de estrés solamente pensando en una hipotética situa-
por la conducta, y para los cambios de comportamiento inducidos ción estresante en un futuro lejano. Por supuesto, el desarrollo
por el sistema inmunitario. Serían una vía de explicación de cómo cognitivo de los homínidos hace que estos estímulos anticipativos
factores psicosociales y estados emocionales influyen en el de- estresantes puedan ser únicos a la especie. La conciencia de la
sarrollo y la progresión de enfermedades infecciosas, autoinmunes inevitabilidad de la muerte es un claro ejemplo.
y neoplásicas. Los neurotransmisores y las citocinas, las señales mo- Queda fuera de los objetivos de este capítulo una descripción
leculares de los sistemas inmunitario y nervioso, se expresan y per- detallada de los mecanismos fisiopatológicos de distintos proce-
ciben en ambos sistemas y son, por tanto, misnómeros. Lo que he- sos como la depresión unipolar, la deprivación afectiva o el aisla-
mos considerado como sistemas separados puede considerarse miento social, pero hay pruebas considerables que apuntan que
como componentes de un único mecanismo integrado de defen- existirían mecanismos de reacción adaptativa al estrés psicológico
sa en el cual las interacciones entre sistemas son tan importantes que, al cronificarse, produce enfermedad. Las características de la
como las interacciones dentro de un sistema. Un nuevo entendi- especie humana con su capacidad de anticipación y acumulación
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miento de señalización biológica interactiva está empezando. de conocimiento simbólico la hacen especialmente susceptible al
ı estrés crónico y, por tanto, a patologías específicas que en otros
ı mamíferos sólo pueden ser reproducidas en protocolos de labo-
estrés ratorio muy alejados de su entorno.
ı El interés en psiconeumoinmunología se debe en parte a la
Uno de los mecanismos adaptativos más poderosos de los posibilidad de que la exposición a estresores ambientales podría
animales superiores es el de la adaptación del organismo a situa- interferir con la respuesta inmunitaria, y explicar por lo tanto un

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posible mecanismo que relacione estrés y enfermedad física. sólo cambios de conducta, sino cambios físicos de larga duración
Puesto que el estrés activa el sistema nervioso simpático y el eje en el cerebro. Éstos persisten mucho después del cese de estas
HHS, no es sorprendente que pueda afectar al sistema inmunita- emociones, y posteriormente modularán las respuestas emocio-
rio, ya que tanto las catecolaminas como las hormonas de la cor- nales a lo largo de la vida. Existe evidencia en animales de labora-
teza suprarrenal participan en la regulación de la respuesta inmu- torio de que el cuidado maternal intensivo tiene un profundo
nitaria. efecto en el desarrollo de las crías con efectos beneficiosos (63). Se
Emociones como la ira o la ansiedad deberían impactar en la in- ha visto que estas diferencias de comportamiento corresponden a
munidad. Las propias imágenes mentales deberían hacerlo. Pen- cambios bioquímicos específicos. Se ha demostrado, en animales
sar o encontrar una señal aprendida relacionada con un suceso de laboratorio, que los efectos del cuidado maternal en la reactivi-
negativo puede activar el sistema autónomo y la liberación hor- dad de estrés de las crías está mediada por cambios en los niveles
monal, influyendo en la inmunidad. Estos efectos serían sutiles y de expresión de genes específicos en regiones cerebrales que regu-
selectivos. Los estresores no son sucesos genéricos que produzcan lan el comportamiento y las respuestas endocrinas al estrés (64,
resultados idénticos. Estresores diferentes producen diferentes 65). Ratas con madres especialmente atentas y con comporta-
grados de activación hormonal o del sistema autónomo (56, 58-62). miento maternal desarrollado tienen más receptores para neuro-
transmisores que inhiben la actividad de la amígdala y menos
para la hormona responsable del estrés (CRF). Estos cambios en
número de receptores pueden explicar el comportamiento ecuá-
Psiconeuroinmunología nime de estos animales en ambientes novedosos en la vida adulta
y enfermedad (64). Además, estos cambios transcripcionales, inducidos por la
ı madre, pueden ser transmitidos de manera no genómica a través
ı de múltiples generaciones, tal como recientemente han demostra-
Los homínidos son el resultado evolutivo de progresivos do Francis y cols. (66). Éste sería un ejemplo de imprinting emo-
cambios adaptativos que conducen a un mayor rango de acción cional mediante el cual se transmiten diferencias individuales del
con el ambiente, a mayor independencia de los condicionantes comportamiento a través de generaciones (58, 60, 67, 68).
ambientales, y filogenéticamente esto se consigue mediante la Estas observaciones entrarían dentro del concepto de Rof
tendencia a una mayor flexibilidad en la ejecución del programa Carballo de urdimbre afectiva (69). Esta urdimbre, el troquelado
genético. Esto no indica, en absoluto, una finalidad. El fenóme- de los mecanismos de comunicación ya descritos en etapas de
no es contingente y puede que tenga relación con la manera en desarrollo pre y postnatal, existe en animales superiores, pero
que, al azar, se han ido construyendo los programas modulares de adquiere una función decisiva en los homínidos. El recién naci-
desarrollo de organismos complejos. También hemos descrito, de do es absolutamente incapaz de desarrollarse como homínido si
manera resumida, y con los pocos datos de que disponemos, la no es sometido a este proceso de troquelado que lo adapte en su
imbricación e intercomunicación de los que, hasta ahora, se han relación con el medio.
descrito como sistemas separados de comunicación intracelular y Este concepto es esencial para analizar la patología del sistema
organismo ambiente, es decir: sistemas nervioso, inmunitario y en- psiconeuroinmunológico. Si estas etapas iniciales trascurren sin la
docrino. tutela adecuada se producirán alteraciones de maduración y
La principal característica, de gran valor adaptativo, de estos coordinación de estos sistemas de comunicación, con cambios de
sistemas de comunicación homeostáticos es su plasticidad, que transcripción y postranscripcionales que sólo recientemente em-
alcanza un grado máximo en los homínidos. Hemos mencionado pezamos a comprender.
la plasticidad del sistema nervioso central, cuya funcionalidad se Estos sistemas de comunicación, con variaciones individuales
sigue moldeando en períodos posnatales, permitiendo así una programadas por el polimorfismo genético y por el troquelado
mayor adecuación al medio. Mediante este diseño biológico, la inicial ambiental, al ser plásticos, confieren una gran capacidad
evolución fabrica un sistema que multiplica exponencialmente su adaptativa al individuo, absolutamente necesaria en los homíni-
capacidad a partir de un programa (genómico) que intrínseca- dos, sobre todo en su reciente etapa histórica. Conviene recordar
mente es limitado en su volumen de codificación. El resultado de que el Homo sapiens, mediante la socialización y la transmisión
este hallazgo evolutivo es muy patente en animales superiores, en cultural, es el único organismo que altera radicalmente su nicho
los fenómenos de imprinting (impronta). En los homínidos esta ecológico (tanto físico como cultural y emocional), incluso en so-
ciedades industriales, a lo largo del período de una sola genera-
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faceta es más acusada tanto en el desarrollo del sistema nervioso


central como en el del endocrino. ción. Podríamos pensar que, teóricamente, un diseño lamarckia-
ı no (transmisión genómica de cambios adquiridos) sería un dise-
ı ño más eficaz para un organismo semejante. Pero la realidad bio-
urdimbre lógica es como es, y la evolución darwinista, con los límites que
ı impone la lógica del diseño biológico, ha llegado aleatoriamente a
Cada vez hay más pruebas de que emociones intensas, parti- otras soluciones. Una de ellas sería nuestro sistema nervioso
cularmente en etapas claves iniciales, pueden desencadenar no central con sus correlatos de memoria, lenguaje simbólico, etc.

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O. González Albarrán y J. M. Sancho Rof
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(v. cap. 18). De hecho, la transmisión cultural es un fenómeno pero tampoco verdaderamente mentales, o sea, procesos cuyo co-
que podríamos llamar seudolamarckiano. mienzo y desarrollo guardarían relación con el estado emocional y
Es lógico pensar que esta variación rápida y continua ambien- la historia psicológica del paciente. A esto se opuso la medicina es-
tal tiene que producir una gran presión en los mecanismos ho- pecializada, que, con tranquila confianza, ha absorbido en la prác-
meostáticos descritos, por encima de su nivel de plasticidad, lo tica las llamadas enfermedades psicosomáticas. Pero esta medicina
que se traduciría en fallos adaptativos de estos sistemas y por tan- especializada, por su propia estructura formal, es incapaz de reali-
to del organismo. Es de estas alteraciones de lo que trata, o debe- zar el enfoque unitario del que hemos hablado, dejando grandes
ría tratar, la patología psicosomática o psiconeuropatología. lagunas de conocimiento. Un ejemplo muy evidente es el actual
ı enfoque de la úlcera péptica. Con el descubrimiento de la infec-
ı ción causada por Helicobacter pylori en la mucosa gástrica, en la bi-
nueva patología psicosomática bliografía médica, libros de texto incluidos, se atribuye la causa es-
ı pecífica de la úlcera a la infección por esta bacteria. Desde enton-
Desde hace tiempo muchos sectores médicos han conceptua- ces los trabajos sobre estrés y úlcera casi han desaparecido. Pero el
lizado la enfermedad como un fallo adaptativo y no simplemente problema es que aunque podamos curar muchas úlceras erradi-
como el único producto de alteraciones estructurales de órganos, cando la bacteria, ésta no es la única causa. Por un lado un 15 % de
células o genes. Este fallo no sólo reduce la adecuación (fitness) las úlceras duodenales se forman en pacientes no infectados por
reproductiva. La adecuación de un organismo es un concepto fun- H. pylori. Pero, además, sólo el 10 % de personas infectadas por
cional: depende de la integridad de múltiples sistemas al servicio H. pylori desarrollan úlcera. Obviamente se trata de un proceso mul-
de la capacidad reproductora; las necesidades metabólicas y ener- tifactorial, uno de cuyos factores es el estrés (70-72).
géticas de células y tejidos; la respuesta adecuada a amenazas y Otro ejemplo es la actual falta de explicación del efecto place-
cambios ambientales; la defensa de la integridad tisular mediante bo. Cualquier metaanálisis demuestra que si sumásemos todas las
procesos de reparación, modulados por factores de crecimiento; la mejorías por placebo de distintas series, éste aparece como el fárma-
neutralización de antígenos y toxinas por anticuerpos o la destruc- co más poderoso existente (73-75). Este efecto, producido por la in-
ción enzimática de toxinas, y la destrucción y eliminación de cé- teracción entre médico y paciente, tiene, por tanto, que ser estudia-
lulas infectadas o tumorales mediante mecanismos inmunitarios do rigurosamente en todos sus aspectos, incluido su mecanismo
complejos o cambios metabólicos durante infecciones. Cuando fisiológico íntimo. Si a esto añadimos que el 40 % de las consultas
estos mecanismos fallan (como en inmunosupresión o inmuno- ambulatorias son despachadas con el diagnóstico de enfermedad
deficiencia) aparece el proceso patológico. Cuando falla la muerte funcional y que el 50 % de los pacientes no siguen las recomendacio-
programada, o células normales son inmortalizadas por distintos nes médicas, nos encontramos con la paradoja de que la mitad de
factores, o se pierde la expresión de genes supresores, las células los fenómenos que observamos en la investigación clínica y la prác-
malignas crecen sin oposición. Por tanto, no es que el tumor sea tica médica son desechados como inabordables por nuestro enfo-
la enfermedad, sino que la enfermedad es el resultado del fallo de que monocausal (61, 76, 77). Los hallazgos de la psiconeuroendocri-
múltiples procesos fisiológicos defensivos adaptativos. La enfer- nología plantean la posibilidad de iniciar un enfoque más unitario
medad sería una forma de presión selectiva. Los llamados síndro- que explique los mecanismos de estos fenómenos. Sólo utilizando el
mes funcionales son el resultado de fallos de adaptación a distintos más riguroso método científico experimental podemos evitar que,
retos, cambios de vida, amenazas, peligros percibidos, etc. Habría ante la frustración, algunos médicos y muchos pacientes se vuelvan
que cambiar el término estrés por el de presión selectiva, o invocar hacia doctrinas holísticas parecidas a seudociencias. La doctrina que
causalidades múltiples ultimas y próximas. debería inspirar el estudio de las relaciones entre cuerpo y mente,
Después de años buscando explicaciones causales para la en- entre lo fisiológico y lo psicológico, corresponde a lo que Bunge
fermedad en unidades y componentes celulares, se necesita un llama reduccionismo emergente. Esto no es una simple vuelta al
concepto integrador que incorpore todos los elementos relativos holismo, sino una aproximación sistemática, que incluye amplios
a la salud y enfermedad estudiados ahora por diferentes discipli- estudios prospectivos poblacionales en los que podamos comparar
nas. Esta integración enfoca al organismo humano en todos sus biografías con alteraciones de los sistemas de integración hasta sus
componentes en interacción dinámica unos con otros, con otros niveles más básicos, como es la expresión génica. El cerebro es un
organismos y con el ambiente en continuo cambio. Los fallos de sistema compuesto de subsistemas interactivos. Cada proceso
adaptación reducen la adecuación total y reproductiva del orga- mental tiene componentes afectivos y cognitivos, así como com-
nismo y conducen a la enfermedad y la muerte. Las adaptaciones ponentes motores, sensoriales, viscerales y endocrinológicos. Una
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

fisiológicas y de comportamiento están engranadas para interac- sensación de miedo ya no es simplemente un tema de «emocio-
cionar con el ambiente. Las emociones han aparecido evolutiva- nes» sino que tiene que ver con concentraciones circulantes de
mente como una manera de compaginar las respuestas fisiológi- adrenalina. Los intentos de explicar la conducta individual sólo
cas con las demandas del ambiente y para señalar el estado del or- mediante estados mentales son tan defectuosos como limitar la
ganismo. cuestión al ritmo cardíaco y los niveles hormonales.
El enfoque psicosomático de comienzos del siglo XX creía ha- El territorio nebuloso de la relación cuerpo-mente se ha trans-
ber identificado enfermedades que no eran enteramente orgánicas formado en las complejas relaciones entre los procesos psicológicos

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/c15/ Neuroinmunología
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y fisiológicos. La complejidad de estas interacciones no es aleatoria: 18. Ten Bokum AM, Hofland LJ, van Hagen PM. Somatostatin and soma-
fueron seleccionadas evolutivamente para conferir una definitiva tostatin receptors in the immune system: a review. Eur Cytokine Netw
ventaja a los organismos capaces de utilizarlas para dominar y re- 2000; 11: 161-176.
solver los problemas a los que se enfrentan. Esta ventaja evolutiva 19. Mscettola M, Grasso G. Somatostatin and vasoactive intestinal peptide
reduce interferon-gamma production in human peripheral blood mono-
conlleva un riesgo: la posibilidad de disfunción del mecanismo re-
nuclear cells. Inmunobiology 1990; 180: 419.
gulador, más que la alteración ordinaria de los elementos constitu-
20. Renoux G, Bizierre K. Neocortex lateralization of immune function and
yentes. El nuevo reto consiste en atrevernos a confrontar esa com-
of the activities of imuthiol, a T-cell specific immunopotentiator. En: Ader
plejidad y a intentar entender los mecanismos implicados, ya que R, Cohen N, Felten DL (eds.). Psychoneuroimmunology, 2. a ed. Nueva
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| 284 | Tratado de Psiquiatría


Los ritmos biológicos son de carácter endógeno, ya que las ca-

/capítulo16/
racterísticas temporales del ciclo se mantienen básicamente inalte-
radas aunque se suprima la señal periódica ambiental del entorno
del animal. Los biorritmos están determinados genéticamente y son
generados y dirigidos por mecanismos osciladores intrínsecos, seme-
jantes a un reloj, y no por un reloj astronómico. Tanto en verte-

Ritmos biológicos brados como en invertebrados, los «relojes biológicos» (oscilado-


res o marcapasos) se localizan en grupos de células especializadas
del sistema nervioso central, responsables de generar una osci-
lación biológica que se sincroniza con un ciclo ambiental. En los
M. Gurpegui Fernández de Legaria ritmos circadianos, las células de los osciladores internos refuer-
A. Muñoz Hoyos zan y adaptan su actividad endógena cíclica (se sincronizan),
M. R. Montes Ramírez principalmente a través de información del ciclo luz/oscuridad que,
una vez captada por los ojos, es transmitida como una señal neural
hasta áreas cerebrales específicas. Los relojes cerebrales requieren
que se les vuelva a «poner en hora» ocasionalmente. Estímulos
como la luz, la oscuridad, la temperatura y la humedad am-
Fisiología de los ritmos biológicos bientales contribuyen a que estos relojes cerebrales se mantengan
ı sincronizados con las oscilaciones de la luz solar a lo largo de las es-
ı taciones del año (2, 3, 6-10).
Desde hace varias décadas se ha venido acumulando importan- ı
te información sobre cronobiología humana, conocimientos que ı
son decisivos para una más completa comprensión de la fisiología, la significación adaptativa
patología y el tratamiento de las enfermedades. Todos los seres vivos, ı
desde una célula eucariota hasta la especie humana, exhiben pautas Los biorritmos permiten a los seres vivos preparar y antici-
cíclicas de conducta que tienen períodos diversos en la duración de par la conducta para coordinar consecuentemente los procesos
sus ciclos y que se conocen como ritmos biológicos. Estas actividades fisiológicos internos, antes de que suceda un cambio ambiental
biológicas a menudo se relacionan con variaciones, a su vez periódi- que se traduzca en un déficit tisular. Por ejemplo, nuestra tem-
cas, en la rotación y la traslación terrestre alrededor del sol y, por lo peratura corporal alcanza su pico al inicio de la tarde para lue-
tanto, con los ciclos nictamerales, lunares o anuales. Las fluctua- go sufrir un brusco descenso, coincidiendo con el inicio del re-
ciones periódicas en las funciones fisiológicas ocurren en todos los poso nocturno (23:00 h). Se mantiene baja hasta las primeras
niveles de organización: molecular, celular, tisular, orgánico, en la horas de la madrugada, para empezar el ascenso antes de des-
actividad del organismo completo y en su comportamiento indi- pertar (7:00 h), de modo que afrontemos mejor dispuestos la
vidual y social. La cronobiología se ha desarrollado como ciencia actividad diaria.
que estudia la estructura temporal de los organismos, proporcio- Junto al continuo reajuste de los parámetros fisiológicos fren-
nando una nueva visión de la naturaleza rítmica de las funciones te a las perturbaciones del medio externo/interno mediante por
fisiológicas en estados de salud y enfermedad (1-3). medio de circuitos de retroalimentación (homeostasis reactiva),
ı la existencia de variaciones rítmicas en las funciones fisiológicas
ı ha conducido a definir una regulación homeostática predictiva,
naturaleza y características de los ritmos que permite la manifestación de estas funciones con una secuen-
biológicos cia temporal en armonía con el medio (2, 3, 11, 12).
ı ı
Los ritmos circadianos, cuya periodicidad fluctúa alrededor ı
de 24 horas, están condicionados por el ciclo luz/oscuridad y son clasificación
los más estudiados. Casi todos los animales terrestres coordinan ı
su conducta y múltiples funciones corporales a un ritmo circadiano. Los diversos estudios realizados en diferentes especies animales
Un reloj circadiano rige y ajusta los ritmos diarios de funciones y sobre los diversos aspectos de la conducta de animales específicos,
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

homeostáticas como la temperatura corporal, la vigilia, el sueño, indican que existe una enorme cantidad de relojes biológicos que
la secreción hormonal y la regulación autónoma, aunque muchos poseen períodos distintos. Hay ritmos de frecuencia baja (períodos
de estos parámetros vitales no suelen oscilar al unísono. El hora- > 6 días), como los circanuales y los circalunares, cuyos períodos
rio exacto de los ritmos circadianos difiere de unas especies a se aproximan al año sideral y al mes lunar respectivamente (mi-
otras. Así, algunos animales son activos preferentemente en las graciones, hibernación, ciclo menstrual de la mujer, ciclos repro-
horas del día, otros durante la noche y otros durante la madruga- ductivos de los mamíferos, etc.). Entre los ritmos de frecuencia me-
da y el atardecer (4, 5). dia (períodos <6 días y >30 min), los circadianos son los que re-

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 285 |


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M. Gurpegui Fernández de Legaria, A. Muñoz Hoyos y M. R. Montes Ramírez
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ciben mayor atención por su importancia fisiológica; con un pe- período «cercano» (~24 h) al que muestra el hámster antes del
ríodo cercano a las 24 horas del ciclo nictameral (ciclo vigilia/sue- aislamiento. Si la experiencia se realiza con un animal diurno, el
ño, temperatura corporal, presión sanguínea, índice metabóli- ritmo de actividad/reposo muestra períodos de curso libre de más
co, secreción de melatonina y de cortisol, etc.). Dentro de los de 24 horas en oscuridad constante, mientras que en condicio-
ritmos de frecuencia media, también se incluyen el infradiano nes de iluminación constante se reducen a poco menos de 24 ho-
(6 días a 28 h) y el ultradiano (20 h a 30 min); ejemplo de ritmos ras y presentan, además, una actividad global mayor durante el
ultradianos son el patrón humano de ingesta de comida, que ocu- período de examen (14). Por otro lado, los estudios clásicos rea-
rre aproximadamente cada 2 horas, y el ritmo rotatorio de acti- lizados por Aschoff y Wever mostraron que en humanos aislados
vidad de los hemisferios cerebrales. Por último, los ritmos de durante 3-4 semanas en una cámara de privación sensorial, de
frecuencia alta incluyen aquellos cuyo período oscila entre 30 min modo que ellos mismos pudieran controlar la duración de sus
y 0,5 ms, como son la respiración, el ritmo cardíaco y la actividad días y noches, el período de sus ritmos vigilia/sueño se alargaba a
eléctrica cortical. Es importante señalar que un mismo parámetro 25,9 horas. Así, los sujetos iban a acostarse 1-2 horas más tarde
fisiológico (cortisol, respiración, etc.) puede estar sometido a rit- cada día, de modo que tras 10 días de aislamiento el efecto del des-
mos con períodos distintos y solapados (ultradiano, circadiano, fase acumulado les llevó de nuevo a iniciar el descanso en torno a
estacional) (2, 3, 6). las 12:00 h de la noche; cuando retornaron a un ciclo luz/oscuri-
Las actividades de un organismo que siguen ritmos de fre- dad normal, sus ritmos volvieron a ser de 24 horas (3, 13, 15-18).
cuencia baja o media se correlacionan con fluctuaciones de su há- Estos hallazgos sugieren la existencia de un reloj o marcapa-
bitat, producidas por cambios cíclicos del planeta (ciclos geofísi- sos endógeno que genera el ritmo circadiano de actividad/reposo y
cos). Se caracterizan por tener períodos fijos y estables para un cuya periodicidad se aproxima a 24 horas (circa 24 h). Los ritmos
mismo individuo, y por ser resistentes a la acción de la tempera- de curso libre son aquellos ritmos endógenos que se manifiestan en
tura y a la de los agentes farmacológicos para modificar su fre- ausencia de señales externas (que Aschoff denominó colectiva-
cuencia. Su estabilidad periódica está basada en su dependencia mente Zeitgebers, del alemán «dadores o marcadores de tiempo»).
de un mecanismo endógeno. Sin embargo, como ocurre con el Un Zeitgeber actúa de sincronizador, ya que ajusta el ritmo endó-
«marcapasos circadiano endógeno», factores ambientales como el geno de un animal al ritmo de la variable ambiental. Aunque el
ciclo luz/oscuridad actúan de «sincronizadores», ajustando el pe- sincronizador ambiental más potente es el ciclo luz/oscuridad,
ríodo del reloj exactamente a 24 horas y adaptando su hora a la otros Zeitgebers secundarios, como los ciclos de temperatura y de
hora ambiental de comienzo/final de la fase lumínica, según la ruido/silencio ambientales, la disponibilidad de alimento o la
estación (2, 13). interacción social, son también capaces de «poner en hora» los re-
Por su parte, los ritmos de frecuencia alta, como el ritmo car- lojes endógenos en los mamíferos (2, 3, 19).
díaco, el respiratorio, y algunos ritmos ultradianos, como las fases Se dice que un reloj o marcapasos endógeno es arrastrado o
del sueño de ondas lentas y el sueño de movimientos oculares rá- entrenado (del inglés, entrain «subir al tren») por acción de un
pidos (rapid eye movements, REM), y determinados procesos endo- sincronizador cuando el reloj se «pone en hora». En otras pa-
crinos y metabólicos, son independientes de las variables geofísi- labras, un sincronizador como el ciclo luz/oscuridad arrastra o
cas y no están sincronizados por los ciclos luz/oscuridad diarios entrena el ciclo vigilia/sueño, de modo que sucede con el mismo
o estacionales. Estos ritmos dependen de la actividad y las propie- período y se inicia a la misma hora. Así, cuando las estaciones
dades electrofisiológicas de algunas neuronas y circuitos neuro- avanzan y el comienzo y duración de las horas de luz varían progre-
nales que se comportan como osciladores. Son, por lo tanto, muy sivamente, nuestros marcapasos endógenos son entrenados cada
sensibles a factores que alteran los procesos bioquímicos, como la día para que puedan anticiparse al nuevo horario (2, 3). Para ex-
temperatura, los fármacos y los venenos metabólicos (2). plicar el trastorno afectivo estacional se ha aducido que los rit-
ı mos de personas que habitan en latitudes muy septentrionales,
ı donde la duración de la fase de luz es muy corta durante el in-
ritmos de curso libre y sincronizadores (Zeitgebers) vierno, se convertirían en ritmos de curso libre. La escasa luz se-
ı ría incapaz de arrastrar los ritmos circadianos y se reflejaría en un
En presencia de indicios medioambientales de tiempo (luz, impedimento para la precisa medición de la longitud de los
temperatura, humedad, etc.), los animales se ajustan al ciclo períodos; el trastorno afectivo estacional puede corregirse con
día/noche y mantienen su ritmo de actividad/reposo diario, con fototerapia (20).
un período exacto de 24 horas. Sin embargo, cuando se eliminan
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

las señales externas, como al someter a aislamiento en oscuridad


la luz como factor dominante para entrenar
constante a un animal nocturno, el hámster sirio, su ritmo de ac-
los ritmos circadianos
tividad/reposo persiste, pero muestra un período ligeramente in-
ferior a 24 horas. Por el contrario, si se examina el hámster en La luz es el estímulo dominante que entrena o arrastra el mar-
condiciones constantes de iluminación, el período se hace un capasos endógeno y establece el período y la fase de este reloj cir-
poco más largo de 24 horas. Estos nuevos ritmos se denominan cadiano. El marcapasos circadiano responde a la luz de manera
ritmos de curso libre (del inglés, free running) y transcurren con un diferente según la hora del día en que ésta se aplique. Este fenó-

| 286 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c16/ Ritmos biológicos
ı

meno se describe claramente construyendo una curva de respues- viajero y el nuevo ciclo de luz del lugar de destino, se produce el sín-
ta de fase. Manteniendo, por ejemplo, un animal nocturno con un drome de jet-lag o cambio rápido de zona horaria, caracterizado por
ritmo de curso libre actividad/reposo en oscuridad constante, se alteraciones del sueño (insomnio por la noche, somnolencia du-
designa el tiempo circadiano (en horas) de comienzo del reposo rante el día) y de la atención, así como por sensación general de
como tiempo circadiano 0 y el comienzo de la actividad como malestar. En especial en vuelos de oeste a este (p. ej., del continen-
tiempo circadiano 12. La aplicación de pulsos (15-60 min) de luz te americano a Europa), la adaptación al nuevo horario es más len-
brillante del tiempo circadiano 2 al 10 carece de efecto sobre el rit- ta, porque la alteración del ritmo circadiano es más intensa y se
mo de curso libre. Por el contrario, si el pulso de luz se aplica del produce un avance de fase que demora el reajuste del marcapa-
tiempo circadiano 10 al 16, produce un rápido retraso de la fase de sos circadiano.
actividad, mientras que si se aplica del tiempo circadiano 18 al 2, En personas ciegas, debido a la privación de información
la luz causa un lento y progresivo avance de fase (11). Esta curva visual, los ciclos de vigilia/sueño y de secreción de melatonina
de respuesta de fase característica se conoce como curva de res- muestran un ritmo de curso libre, con períodos cercanos a 25 ho-
puesta de fase de tipo luz (light-type), en contraposición al perfil ras. Algunas de estas personas sufren una sintomatología similar
de una curva de respuesta de fase de tipo oscuridad (dark-type), al jet-lag, con trastornos del sueño (non-24 h-hour o free running
obtenida con pulsos de oscuridad bajo iluminación constante. sleep wake disorder), donde los Zeitgebers sociales demuestran su
La respuesta del marcapasos al efecto de entrenamiento de la luz incapacidad para entrenar el marcapasos circadiano. Para estas al-
muestra que es refractario o sensible, dependiendo del horario teraciones, resulta eficaz el tratamiento con melatonina (asociado
de exposición. El marcapasos responde con retraso o con avance o no a fototerapia), porque facilita el sueño y carece de efectos ad-
de fase, respectivamente, según detecte que se retrasa el final del versos (19, 24).
día o que se adelanta su hora de comienzo; este tipo de respuesta, ı
característica del marcapasos, facilita la adaptación en un ambien- ı
te cambiante (8). bases genéticas de los ritmos circadianos
En humanos, la respuesta a la luz exhibe un perfil de curva ı
de respuesta de fase cualitativamente similar. Así, la luz matuti- Los ritmos circadianos de los seres vivos son adaptaciones fun-
na adelanta el marcapasos circadiano central; la luz del atarde- damentales a su ambiente y están genéticamente determinadas. El
cer y la noche lo atrasan, y la luz de pleno día carece de efecto reloj endógeno circadiano está constituido por la actividad —tem-
(21). Se ha propuesto una respuesta anormal al efecto de cambio poralmente regulada— de un grupo de genes «reloj», implicados
de fase de la luz como base de la alteración en los ritmos circa- en el control de los ritmos circadianos. Estos genes «reloj», cuando
dianos que caracteriza a algunos trastornos afectivos (22) y del son activados, codifican proteínas «reloj» cuya actividad lleva a su
sueño (23). vez a la consecuente inhibición o expresión cíclica, con un período
aproximado de 24 horas, de un subgrupo de genes «reloj». Este
proceso da lugar al ritmo circadiano endógeno. La luz, a través de
desincronización y alteraciones en el entrenamiento
alguna vía aferente, debe converger sobre elementos de este me-
de los ritmos circadianos
canismo y favorecer el entrenamiento (9, 25, 26).
En condiciones de aislamiento completo en humanos, se pro- Recientemente, estudios realizados en mutantes (selecciona-
duce un fenómeno de desincronización interna, en el cual los rit- das o inducidas) de la mosca de la fruta (Drosophila melanogaster)
mos circadianos de vigilia/sueño, temperatura corporal, melato- y en ratones que exhiben alteraciones en la duración de sus ritmos,
nina, cortisol y otras variables muestran períodos de curso libre han mostrado que el mecanismo que subyace a los marcapasos
diferentes; por ejemplo, el punto más bajo de temperatura corpo- circadianos, incluido el marcapasos dominante de los mamíferos
ral se desplaza progresivamente hacia el inicio del sueño. Es decir, (núcleo supraquiasmático), es de carácter celular, autónomo y está
además de sufrir la desincronización/desfase, los ritmos para dis- genéticamente determinado. En todas las células del organismo, y
tintos parámetros fisiológicos se disocian entre sí. La resincroniza- en las neuronas del núcleo supraquiasmático, algunos genes rela-
ción y retorno a la normalidad ante las nuevas condiciones am- cionados con sus funciones celulares específicas están regulados
bientales ocurre con distinta velocidad en cada proceso rítmico directamente, a nivel transcripcional, por los productos proteicos
(2, 3). (p. ej., PER) de genes «reloj» (p. ej., per) que modifican periódi-
Las consecuencias de la desincronización dependen de la camente su expresión. Otros genes, sin embargo, están regulados
magnitud de la modificación horaria impuesta y a menudo se por cascadas de factores de transcripción circadianos y por es-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

manifiestan con malestar, fatiga, bajo rendimiento y otros tras- tímulos neuronales. Los genes responsables del ritmo circadiano
tornos funcionales, incluidos los del sueño. Aparecen, por ejem- muestran una analogía funcional entre organismos tan distintos
plo, en personas que cambian al turno de trabajo nocturno, en como Neurospora crassa, la mosca y los mamíferos. Se han identi-
pacientes de unidades de cuidados intensivos, tras una cirugía ficado y clonado homólogos de genes que codifican elementos
mayor, en determinadas patologías crónicas y en el proceso de en- característicos del reloj circadiano (3, 7, 10, 25-27).
vejecimiento. Después de vuelos transoceánicos y como resultado Los polimorfismos alélicos en el gen per (del inglés, period)
del «desfase horario» que sucede entre el ritmo circadiano del y el gen tim (del inglés, timeless) contribuyen a modificar, entre

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 287 |


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M. Gurpegui Fernández de Legaria, A. Muñoz Hoyos y M. R. Montes Ramírez
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otros, el ritmo circadiano de actividad/reposo de la Drosophila bases neurales del sistema circadiano
sin producir otros defectos ostensibles. Las moscas mutantes ı
per arrítmicas muestran una pérdida absoluta del ritmo; mien- Muchos investigadores han contribuido al estudio y avance
tras que un alelo perl (de día largo) produce ciclos de 28 horas de los conocimientos actuales sobre aspectos neurobiológicos y
y otros dos alelos pers (de día corto) producen ritmos de 19 o conductuales de los ritmos circadianos en animales y en humanos
16 horas, respectivamente. Los productos proteicos (PER y (15, 17, 31, 32). La identificación de la hormona pineal melato-
TIM) de estos genes interaccionan en un complejo circuito de nina y la demostración de sus mecanismos de síntesis y regula-
retroalimentación negativa, de modo que regulan la transcrip- ción, así como la participación del tracto retinohipotalámico en el
ción de los propios genes per y tim, y de otros genes diana no efecto de entrenamiento de la luz sobre los ritmos circadianos vi-
identificados y establecen el ciclo circadiano. Durante la oscu- gilia/sueño y la secreción de melatonina, condujo a proponer el
ridad se forman complejos moleculares PER-TIM funcionales, núcleo supraquiasmático del hipotálamo como el marcapasos en-
que actúan de lanzadera y se introducen en el núcleo de la célu- dógeno (33-35).
la, donde inhiben la transcripción de per, tim, etc.; mientras, que la A partir de la identificación del tracto retinohipotalámico
luz impide que se formen estos heterodímeros PER-TIM. El como una proyección directa que conecta la retina con el núcleo
mantenimiento preciso del horario depende de la oscilación cí- supraquiasmático, Robert Moore (35) demostró que dicho tracto
clica entre la expresión génica y su inactivación por retroali- es suficiente para mantener el entrenamiento del ritmo circadia-
mentación negativa. Así, en la Drosophila mutante perl (de día no de melatonina. Así, la transección selectiva del tracto retinohi-
largo), la afinidad de PER por TIM está reducida y la dimeriza- potalámico suprime el entrenamiento sin afectar a otras funciones
ción requiere niveles más elevados de ambas proteínas, con lo visuales, lo que demuestra que no participa ni en el análisis ni en
que se retrasa su penetración en el núcleo y aumenta el período el procesamiento de la forma, el color o el movimiento. Por el con-
de cada ciclo. Otros factores transcripcionales, las proteínas trario, la lesión de todas las vías visuales, respetando la integridad
CLOCK (CLK) y CYCLE (CYC), activan la transcripción de per del tracto retinohipotalámico, produce en los animales la pérdi-
y tim al unirse al ácido desoxirribonucleico (ADN). Por su par- da de reflejos pupilares y percepción visual, pero no altera el en-
te PER y TIM inhiben la actividad del heterodímero CLK-CYC. trenamiento de los ritmos circadianos.
La Drosophila mutante timeless es conductualmente arrítmica y Efectivamente, el núcleo supraquiasmático recibe informa-
carece de expresión cíclica del gen per. Esta mutación bloquea la ción del grado de luminosidad ambiental, directamente a través
entrada de PER al núcleo y por lo tanto la regulación por retro- de axones de células ganglionares de la retina que forman el trac-
alimentación negativa de per (10, 19, 25, 26). to retinohipotalámico. La lesión bilateral del núcleo supraquiasmá-
La identificación de otras mutaciones relacionadas ha con- tico en roedores, suprime los ritmos circadianos de bebida y de
ducido a la clonación del gen clock (clk) y a la obtención de su actividad/reposo, pero no afecta al ritmo de temperatura corporal
producto proteico CLK. El gen clk se expresa rítmicamente y pa- (36). Este hallazgo confirma la función de este núcleo como mar-
rece regular en ratones el período y la persistencia del ritmo cir- capasos en la organización circadiana de la actividad y permite,
cadiano. Se ha demostrado que CLK es un factor de transcrip- además, suponer la existencia de osciladores o marcapasos subor-
ción implicado en la regulación de otros genes importantes en el dinados, que regirían otras conductas rítmicas y probablemente
ritmo circadiano, incluido per. Actualmente, del estudio en ce- estarían localizados en zonas del hipotálamo (3, 8, 19). Los expe-
pas de ratones transgénicos y knockout se desprende que, en rimentos de trasplante y registro de células supraquiasmáticas,
mamíferos, existen otros genes, relacionados con clk, implica- en ratones salvajes o mutantes, corroboran esta visión (28-30).
dos en el control de los ritmos circadianos como el gen taus de Está ampliamente demostrado que en mamíferos, el sistema
período corto en el hámster. Varios de estos genes «reloj» y las nervioso se encarga de regular y generar los ritmos circadianos
proteínas que producen forman dos bucles de autorregulación de numerosas conductas y funciones fisiológicas. Estructuras, vías
por retroalimentación entrelazados, que generarían el ritmo cir- neurales específicas y mecanismos celulares oscilatorios jerárqui-
cadiano en su expresión génica y a su vez regularían la expresión camente organizados, constituyen el sistema circadiano interno,
de otros genes celulares en neuronas del núcleo supraquiasmá- que establece los patrones de organización temporal (nocturno o
tico. Este modelo funcional incluye el bucle clásico que regula la diurno) integrados con los ritmos circadianos de los diversos pro-
transcripción de per y tim y el bucle que regula la transcripción cesos fisiológicos. Según el modelo teórico más aceptado, el siste-
de clk (7, 10, 25, 26). ma circadiano interno estaría formado por los siguientes compo-
Por otro lado, los estudios de cultivo de neuronas supraquias-
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nentes:
máticas aisladas, el desarrollo de líneas celulares perpetuas y su
trasplante en animales arrítmicos (tras lesión del núcleo supra- 1. Fotorreceptores: transducen la señal de luz capaz de en-
quiasmático) ampliarán el conocimiento sobre estos complejos trenar los ritmos circadianos con el ritmo ambiental.
procesos. Queda aún por dilucidar si todos los tejidos periféricos Inicialmente se propuso que conos de amplia sensibili-
contienen relojes circadianos autónomos, si están bajo control del dad espectral y un umbral de respuesta 106 veces más
núcleo supraquiasmático dominante y si son sensibles a la luz (7, 10, alto que el umbral de intensidad visual (37) eran los fo-
25, 26, 28-30). torreceptores retinianos que alimentaban una subpo-

| 288 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c16/ Ritmos biológicos
ı

blación de células ganglionares (tipo W) dispersas por la rentes al núcleo supraquiasmático (de núcleos del rafe, de
retina, que no participaban en el análisis y procesamien- áreas límbicas y la proyección retiniana secundaria de la
to de la información visual (38). Sin embargo, datos lámina intergeniculada) modulan y participan en su re-
más recientes indican que estas células ganglionares que gulación como marcapasos a través de complejos circui-
proyectan al núcleo supraquiasmático poseen un foto- tos de retroalimentación. Así la lámina intergeniculada, al
pigmento, la melanopsina, y son los auténticos fotorre- integrar información fótica de la retina e información
ceptores que contribuyen al sistema fótico de entrena- afótica (actividad locomotora), podría modular la fun-
miento (19). ción y el entrenamiento del núcleo supraquiasmático.
2. Vías aferentes de entrenamiento: envían la señal neural al Tanto la actividad locomotora como la secreción de me-
marcapasos central. El tracto retinohipotalámico, forma- latonina están bajo control circadiano (esta última direc-
do por los axones de las mencionadas células gangliona- tamente desde el núcleo supraquiasmático) y sus efectos
res, es la vía aferente directa que inerva el núcleo supra- de modulación sobre el entrenamiento fótico del marca-
quiasmático desde la retina. Otros axones que proyectan a pasos pueden interpretarse como efectos de retroali-
la lámina intergeniculada en el núcleo geniculado lateral, mentación (8, 19). De modo similar, las neuronas sero-
inervan indirectamente el núcleo supraquiasmático a tra- toninérgicas de los núcleos del rafe que inervan el núcleo
vés de la vía geniculohipotalámica (8, 19). Las fibras del supraquiasmático modulan la respuesta de entrena-
tracto retinohipotalámico liberan glutamato, que a tra- miento a la luz del núcleo (39).
vés de receptores glutamatérgicos N-metil-D-aspartato 4. Vías eferentes: transmiten la oscilación rítmica que sale
(NMDA) y no NMDA ejerce su acción sobre neuronas del marcapasos a los sistemas efectores directamente (sis-
del núcleo supraquiasmático y entrena su actividad con temas endocrino, autónomo, etc.), o hacia otros marca-
el ciclo luz/oscuridad. La estimulación del tracto retinohi- pasos subordinados conectados a su correspondiente
potalámico y la aplicación de glutamato a secciones del efector. Estas vías de salida permiten acoplar los ritmos
núcleo supraquiasmático in vitro producen una curva de del marcapasos primario o dominante, y el de marcapa-
respuesta de fase esencialmente idéntica a la de la luz (39). sos subordinados, con el ritmo circadiano de cada fun-
Es interesante destacar que algunos pacientes ciegos, a ción. La señal generada en el núcleo supraquiasmático es
pesar de carecer de percepción visual, están entrenados enviada a distintas regiones del hipotálamo y del diencé-
con el ciclo luz/oscuridad y su pico nocturno de secre- falo. Estos circuitos eferentes controlan la expresión del
ción de melatonina es bloqueado por la luz. Contraria- ritmo circadiano de un gran número de funciones ho-
mente, ciertas personas con visión normal presentan un meostásicas: autónoma, endocrina (hormonas del eje
ritmo vigilia/sueño de curso libre. La explicación más hipotálamo-hipófiso-suprarrenal, hormona del creci-
plausible sería, en el primer caso, que el tracto retinohi- miento, melatonina, prolactina), función reproductiva,
potalámico está intacto, mientras en el segundo está fun- temperatura, ciclo vigilia/sueño, actividad, etc. El patrón
cionalmente dañado (19). de descarga de las fibras de estas proyecciones muestra glo-
3. Marcapasos (oscilador o reloj circadiano): genera una señal balmente un cambio gradual en frecuencia, alta durante
oscilatoria intrínseca y mantiene su ritmo de base cerca- el día subjetivo y baja durante la noche subjetiva. Recien-
no a 24 horas, aunque se elimine la vía aferente. El núcleo tes estudios indican, además, que mecanismos humo-
supraquiasmático se ha identificado como el marcapasos rales podrían transmitir la señal de información circa-
central primario en mamíferos. Su lesión desincroniza el diana desde las neuronas del núcleo supraquiasmático, y
ritmo circadiano de muchas funciones (actividad loco- tener un importante papel en la regulación de los ritmos
motora, fases del sueño lento y REM, temperatura cor- (8, 19, 30).
poral y secreción de ACTH, cortisol, melatonina y pro- 5. Mecanismos de regulación por retroalimentación: permi-
lactina), sin alterar esencialmente la función. La actividad ten que los cambios fisiológicos y conductuales, produci-
rítmica intrínseca de las neuronas del núcleo supra- dos por los sistemas efectores, puedan a su vez entrenar
quiasmático es alta de día y baja de noche, y se mantiene (reajustar la fase) el marcapasos y modificar su respuesta
incluso cuando el núcleo se aísla de todas sus conexio- a la luz. Es decir, el marcapasos responde a (o es regula-
nes centrales (aferentes y eferentes) o se cultiva in vitro do por) cambios en el nivel de actividad física, sueño,
(19, 29). Las evidencias actuales indican que neuronas in- hormonas, neurotransmisores y otros factores, a través
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dividuales del núcleo supraquiasmático son osciladores de mecanismos de retroalimentación.


circadianos intrínsecos que se acoplan para formar un Actualmente no está completamente dilucidado el pa-
marcapasos, el cual genera una señal de salida uniforme, pel que desempeñan los Zeitgebers internos; sin embargo,
exacta y que puede entrenarse por la luz (8, 19). Aunque los sucesos conductuales y fisiológicos inician reajustes
la información fótica que accede al núcleo supraquiasmá- de fase (afóticos), que podrían cumplir la función de sin-
tico a través del tracto reticulohipotalámico es suficiente cronizar los osciladores subordinados al marcapasos cen-
para entrenar el sistema circadiano, el resto de vías afe- tral (2, 3, 9, 19).

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M. Gurpegui Fernández de Legaria, A. Muñoz Hoyos y M. R. Montes Ramírez
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melatonina: regulación de la función procedimientos para analizar la conducta animal en curso duran-
del marcapasos te largos períodos de tiempo. Así, puede obtenerse un registro del
ı ritmo de actividad de una rata si se coloca el animal en una jaula
La hormona pineal melatonina es la señal circadiana más im- donde tiene acceso libre a una rueda giratoria en la que puede ha-
portante generada por el núcleo supraquiasmático. La melatoni- cer ejercicio; cada vuelta de rueda se registra gráficamente y/o a
na representa una «señal de oscuridad» en el organismo y des- través de un ordenador. La rata se somete a un fotoperíodo con
empeña un papel crucial en la regulación del ciclo vigilia/sueño. 12 horas de luz y 12 horas de oscuridad (L:O 12:12). Los roedores
Así, se ha sugerido que el efecto facilitador de la melatonina sobre son animales nocturnos que están activos durante la noche, sobre
el sueño podría estar mediado por la interacción entre receptores todo al principio y al final del período de oscuridad, y duermen
de melatonina tipo MEL1A y el receptor GABAA en el núcleo su- durante las horas de luz. Si se trazan los registros de actividad de
praquiasmático (23). Este núcleo ejerce un estrecho control sobre cada día debajo del anterior, se obtiene la pauta rítmica de activi-
el patrón cíclico de producción de melatonina mediado por una dad de la rata o actograma, donde se observa una columna con
vía multisináptica a través del ganglio cervical superior, el cual barras oscuras horizontales que corresponde a la actividad loco-
proporciona la inervación simpática a la glándula pineal. Duran- motora nocturna y otra más clara, correspondiente al reposo
te la noche, cuando no hay luz, las terminales simpáticas liberan diurno; también se observan cambios ocasionales de actividad
noradrenalina, lo que induce la síntesis de melatonina, a partir dentro de ambas columnas. Entonces puede examinarse el grado
de serotonina, y su liberación a la circulación. Este proceso es re- de actividad del animal y el tiempo requerido para que se com-
gulado positivamente por receptores β1-adrenérgicos localizados plete un ciclo, es decir el período.
en los pinealocitos, aunque también participan en menor medida Similares experimentos pueden realizarse en otros animales y
receptores α1 y GABAA. Sin embargo, los niveles de melatonina en humanos, para estudiar los ritmos de curso libre con las con-
no se incrementan ante una reacción simpática generalizada de diciones apropiadas de aislamiento, que eliminen las señales exter-
«lucha-huida» (34, 35). nas, principalmente la luz. Así, podría someterse a los sujetos a
En el hombre y otros animales, los niveles plasmáticos de me- un fotoperíodo normal (L:O 12:12), a condiciones constantes de
latonina aumentan después de oscurecer; el pico nocturno de luz (L:O 24:0) o de oscuridad (L:O 0:24), o a otros patrones tem-
melatonina coincide con el descenso nocturno de temperatura porales, e incluso se les podría someter a destellos de luz, de co-
corporal. La exposición aguda a la luz durante la noche reduce la mienzo y duración variables, durante los períodos de oscuridad.
actividad de la enzima serotonin-N-acetiltransferasa (SNAT) y su- Como en cualquier otro proceso de carácter oscilante, para
prime el pico nocturno de melatonina, lo que tiene marcados estudiar la evolución temporal de un ritmo biológico, deben rea-
efectos sobre la fase del marcapasos circadiano central. La mela- lizarse mediciones de la variable que conviene estudiar a intervalos
tonina es capaz de entrenar (cambiar la fase) el marcapasos cir- de tiempo fijos y suficientemente cortos, que permitan caracterizar
cadiano, pero su efecto es contrario al de la luz; su administración sus períodos (de 6 a 8 mediciones en un ciclo). Suelen utilizarse
al atardecer produce un adelanto en la fase del marcapasos, y al muestras mixtas; es decir, medir la variable en un mismo sujeto
amanecer un retraso; ello ha llevado a su utilización terapéutica cada intervalo a lo largo de un tiempo (muestra longitudinal), y
en casos de desincronización de los ritmos circadianos y en el medir la variable en varios sujetos, con los intervalos a lo largo de
envejecimiento (23, 34). un solo ciclo (muestra transversal).
El ritmo de secreción de cortisol y melatonina están asociados ı
al ritmo de temperatura corporal y del sueño REM, y se han uti- ı
lizado como marcadores que expresan el ritmo del marcapasos estudio de los ritmos circadianos
circadiano. Por su parte, la hormona del crecimiento o somato- ı
tropina está asociada al ciclo de sueño (13). Cuando los patrones En el estudio de los ritmos circadianos son referencia obliga-
normales de conducta o secreción hormonal se alteran, puede al- da Minors y Waterhause (40), quienes insisten en la necesidad
terarse el ritmo circadiano endógeno debido a sus efectos de retro- de analizar los datos de un determinado muestreo siguiendo más
alimentación sobre el marcapasos central (19, 23). de un procedimiento, ya que la realización de un único análisis
puede llevar a confusión. Para el análisis de los ritmos se reco-
miendan tres vías de tratamiento de los datos:

Evaluación y análisis 1. En primer lugar, hay que comprobar la existencia de un


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de los ritmos biológicos ritmo circadiano normal, para lo cual los resultados deben
someterse a los tres criterios propuestos por Birau (41)
ı
(fig. 16-1). Primero: la concentración plasmática de mela-
ı tonina a las 14:00 h debe ser menor que a las 08:00 h. Se-
El análisis de los ritmos biológicos, para una correcta investi- gundo: el doble de la concentración plasmática a las 14:00 h
gación e interpretación biológica, implica una cuidadosa meto- será inferior a la de las 20:00 h. Tercero: el triple de la
dología. El estudio detallado de los ritmos se inició desarrollando concentración a las 14:00 h será inferior a la de las 02:00 h.

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ı
/c16/ Ritmos biológicos
ı

100 150

90
135
80
120
70
Melatonina (pg/ml)

105
60

Melatonina (pg/ml)
50 90

40 75
30
60
20
45
10
30
0
8:00 14:00 2:00
15
Hora del día
0
Día Noche
/figura16-1/
Ritmo circadiano de la melatonina
Demostración de la existencia de ritmo circadiano en la producción /figura16-2/
pineal de melatonina (niveles plasmáticos; media ± DE) en recién
Concentraciones plasmáticas de melatonina
nacidos a distintas horas del día (criterios de Birau).
Diferencias día-noche en las concentraciones plasmáticas de me-
latonina (media ± DE) en niños menores de 6 años (barras negras),
prepúberes (barras grises) y púberes (barras blancas).

2. En segundo lugar, puede aplicarse un análisis de la va-


rianza, en el que la dimensión tiempo sea un criterio de
clasificación de la muestra, de manera que ésta pueda di- Dicha función es tal que la suma cuadrada de las dife-
vidirse en muestras diurnas (las obtenidas entre las 09:00 rencias de cada uno de los valores a la curva sea la míni-
y las 21:00 h) y muestras nocturnas (las obtenidas entre las ma entre todas las posibles elecciones. Este análisis es una
21:00 y las 09:00 h). Según Minors y Waterhause (40), este técnica potente porque puede tratar con tiempos de
método hace posible una primera aproximación al estu- muestreo irregulares, integrados o puntuales, y permite
dio de los ritmos circadianos, puesto que permite distin- analizar los componentes de la variable rítmica para cal-
guir entre variaciones día-noche. En este sentido es de cular los parámetros de la función sinusoidal o paráme-
utilidad didáctica la representación gráfica de los cambios tros que definen el ritmo:
día-noche experimentados por varios grupos de indivi- a) Período. Definido por el intervalo de tiempo entre
duos de distintas edades (fig. 16-2). dos acontecimientos o puntos del ciclo idénticos; es
3. Por último, el análisis de cosinor es el método más espe- decir, la duración del ciclo.
cífico de estudio de los ritmos circadianos. Fue descrito b) Mesor o valor medio. La media aritmética de los valo-
inicialmente por Nelson y cols. (42), y se ha visto clara- res obtenidos en la variable oscilante estudiada a lo
mente enriquecido con los programas informáticos de- largo de todo un ciclo.
sarrollados por el equipo de Hallberg, así como en España c) Amplitud. La diferencia entre el mesor y el valor
por el de Ardura (Ritmometric). Consiste en la representa- máximo alcanzado por la variable durante el pe-
ción de la extensión de datos por la función coseno que ríodo. Los cambios de amplitud tienen gran im-
más se ajuste a la siguiente expresión: portancia fisiológica; por ejemplo, aparecen du-
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rante la adaptación a turnos de trabajo rotatorios,


yi = M + A cos (ω ti + ψ) cuando los ritmos circadianos se desincronizan y
disocian entre sí, y en el proceso de envejecimien-
donde yi = valor del punto i; M= mesor o valor medio del to, cuando se amortigua la amplitud de los ritmos
ritmo; A = amplitud de la función; ω = frecuencia angu- circadianos.
lar de la curva; ψ = acrofase o tiempo en que se alcanza d) Fase. El valor instantáneo de la variable estudiada en
el valor máximo; ti = tiempo en que se mide el punto i. un momento determinado del ciclo. Para caracteri-

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M. Gurpegui Fernández de Legaria, A. Muñoz Hoyos y M. R. Montes Ramírez
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zar la fase (p. ej., en un ritmo circadiano), habitual- importancia de las oscilaciones
mente se determina la hora del día en que la varia- ı
ble alcanza su máxima amplitud a lo largo del ciclo Gracias a los estudios de Knobil (44), realizados a finales de
(acrofase); se expresa en grados, considerando que la década de 1970, se sabe que las concentraciones sanguíneas de
las 24 horas se corresponden con 360°. Se dice que determinados productos no sólo presentan oscilaciones, sino que
dos biorritmos están en fase cuando tienen el mis- éstas desempeñan un papel importante en sus acciones biológi-
mo período y sus respectivas variables evolucionan cas. El significado de una secreción en cantidades pequeñas y cir-
en el tiempo de modo sincrónico. Por el contrario, cunscritas viene ilustrado por el hecho de que los pulsos de la hor-
dos biorritmos están fuera de fase (adelanto o retraso mona liberadora de gonadotropinas (GuRH) estimulan la se-
de fase) cuando sus acrofases ocurren en tiempos di- creción de FSH y LH, mientras que la secreción continuada de
ferentes. La representación de las acrofases de los este factor hipotalámico inhibe dicha secreción (45). Con el fin
numerosos ritmos circadianos de un individuo se de esclarecer la fisiología de la secreción de tipo pulsátil, se ha in-
denomina mapa de fases, de modo que puede visua- tentado, en lugar de realizar mediciones puntuales y únicas, ana-
lizarse la relación temporal de los distintos procesos lizar y describir la dinámica de las concentraciones en sangre.
fisiológicos. Para ello se hace necesaria la confección de perfiles secretores,
e) Varianza residual. Se calcula mediante la siguiente realizados a intervalos regulares mediante determinaciones plas-
expresión: máticas. Cuando se definen los pulsos a través de una simple
consideración de los perfiles, se hace patente su mala e inexacta
RSS reproducibilidad, motivo por el que desde hace ya tiempo se ha
σ2 = ———
n–3 intentado objetivar su determinación, mediante la aplicación de
medidas objetivas estándares (para todos los pulsos), y evitar así
donde RSS es la suma residual de cuadrados o suma el error de tipo subjetivo. El objetivo de los modernos procedi-
de cuadrados de desviaciones a la curva. mientos de estudio para la determinación de los pulsos es el aná-
f) Porcentaje de ritmo. Evalúa el porcentaje de varia- lisis estandarizado de los perfiles hormonales (fig. 16-3).
bilidad de los datos representados por la curva co- En 1964, Woodward y Goldsmith (46) aplicaron por prime-
seno ajustada. Para calcularlo, se establece una ra vez tal definición matemática, seguidos años después por otros
comparación directa entre la variabilidad de los equipos (47, 48). Posteriormente se confeccionaron algoritmos
datos en torno a la curva ajustada (RSS) y la varia- más detallados que permitieron un análisis más diferenciado de
bilidad total presente (TSS). Un porcentaje alto in- los pulsos, considerando la variabilidad de la secreción basal, el
dica un buen ajuste de los datos a la función y, por flujo a lo largo del tiempo, y la semivida de la hormona (49, 50).
lo tanto, habla en favor de la existencia de ritmo Nuevos métodos para el análisis del perfil hormonal intentan
circadiano. obtener conclusiones a partir de las curvas obtenidas de la secre-

TSS – RSS
Porcentaje de ritmo (% V) = —————— × 100 150
TSS

donde TSS es la suma total de cuadrados o suma de


Melatonina (pg/ml)

cuadrados de desviaciones de la media. Un ajuste 100


perfecto sería aquel en el que el porcentaje de ritmo
fuese del 100 % (en ese caso RSS sería cero).
En el mismo sentido, el análisis del coseno investiga
50
si los datos son mejor descritos por una curva coseno que
por una línea recta. El ajuste significativo de los datos a
la curva (indica la existencia de ritmo circadiano) se de-
fine como aquel en el que la amplitud de la curva ajusta- 0
da es significativamente distinto de cero. Si se cumple el 22:00 23:30 1:00 2:30 4:00 5:30 7:00 8:30
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supuesto anterior admitiremos la existencia de ritmo cir- Hora del día


cadiano (43).
El análisis del coseno es una técnica versátil y, cuan- /figura16-3/
do se usa adecuadamente, potente. Al igual que cualquier Producción nocturna de melatonina
otro método, debe utilizarse con el debido reconoci- Perfil nocturno de melatonina (25 muestras a intervalos de 30 min), en
miento de sus limitaciones y de los factores que pueden el que pueden comprobarse su producción en pulsos (flechas).
socavar la validez de los resultados.

| 292 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c16/ Ritmos biológicos
ı

ción hormonal; éstos son los llamados métodos de deconvolución, a las variables observadas. Antes de iniciar un análisis por grupos
que reflejan no sólo el transcurso temporal sino también la di- deben tomarse tres decisiones: a) selección de las variables rele-
mensión de esta secreción (51, 52). vantes para identificar a los grupos; b) elección de la medida de
Se habla de secreción hormonal copulsátil para referirse a la es- proximidad entre los individuos, y c) elección del criterio para
trecha relación temporal existente entre los pulsos de diferentes agrupar a individuos en clusters. Es decisiva la selección de las va-
hormonas. La secreción sincronizada de diversos factores hipota- riables que realmente son relevantes para identificar a los grupos
lámicos liberadores de hormonas puede verse influida por estí- de acuerdo con el objetivo que se pretenda lograr en el estudio; de
mulos neurales (estrés, neurotransmisores) o humorales (hipo- lo contrario, el análisis carecerá de sentido. Para la selección de la
glucemia). En los estudios matemáticos sobre la copulsatilidad se medida de proximidad es conveniente estar familiarizado con este
han utilizado hasta ahora tres tipos diferentes de métodos: tipo de medidas, básicamente similitudes y distancias, ya que los
clusters se forman por las proximidades entre variables o indivi-
1. Simulación de los perfiles: gracias a la copulsatilidad ob- duos. Puesto que los grupos que se forman en cada caso depen-
servada en los perfiles reales o simulados por ordenador, den de la proximidad, distintas medidas de proximidad pueden
pueden obtenerse siempre diversas conclusiones de los dar resultados distintos para los mismos datos. Para elegir el cri-
datos reales de dicha copulsatilidad y pueden establecerse terio de agrupación conviene conocer, como mínimo, los princi-
comparaciones de las secreciones conjuntas de las hor- pales métodos de análisis por grupos.
monas (53). Lamentablemente, para cada nueva cuestión El programa CLUSTER es un algoritmo basado en un análisis
debe procederse, en principio, a una nueva simulación. estadístico de detección de picos, diseñado para localizar todos
2. Correlación cruzada: mediante el desplazamiento de los los incrementos y decrementos significativos de una serie de datos
dos perfiles y la comprobación del paralelismo entre las en relación a modelos de variación dependientes de la dosis. La
curvas puede afirmarse que existe una secreción sincrónica combinación de incrementos y decrementos significativos da lu-
(52, 54). La diferenciación entre los pulsos y las fluctua- gar a picos, mientras que las regiones delimitadas por un incre-
ciones no es posible. mento significativo y un decremento significativo, pero que no
3. Procedimiento estadístico: mediante procedimiento esta- contienen variaciones significativas internas, se denominan re-
dístico puede calcularse la coincidencia de los pulsos, giones interpicos (valles). El programa utiliza las mejores estima-
previamente calculados de manera objetiva; con esto se ciones de error del investigador para detectar grupos de muestras
evita que una determinada copulsatilidad, estadística- que están significativamente aumentados con respecto a los datos
mente significativa, sea fruto de la casualidad (53-55). precedentes y posteriores, establecidos por la prueba de la t de
Student. El programa utilizará los verdaderos replicados asociados
Como indicábamos, los algoritmos para la detección de los con cada muestra (p. ej., si hay disponibles tres o más replicados),
picos hormonales usados en el ordenador permiten realizar la la estimación óptima del promedio del coeficiente de variación, la
identificación de los picos de concentración en las secuencias de desviación estándar aplicable a dicha serie de datos o, preferible-
datos, evitando los efectos producidos por el observador. Los más mente, la estimación de variaciones dependientes de la dosis.
conocidos y empleados son:

• El método del valor umbral.


• El método ULTRA, de Van Cauter (56), de aparición más
Ritmos biológicos en psiquiatría
reciente. ı
• El programa PULSAR, diseñado por Merrian y Wachter ı
(48), muy empleado en investigación clínica. alteraciones de los ritmos circadianos
• El programa detector de ciclos, diseñado por Clifton y Stei- en los trastornos afectivos
ner (57). ı
• El programa DETECT, diseñado por Oerter y cols. (58), Se ha interpretado que el sistema circadiano humano se com-
elaborado originalmente para la detección de los picos en pone de dos osciladores biológicos acoplados: uno fuerte que con-
laboratorios clinicoquímicos. trola la temperatura corporal, la secreción de cortisol y la entrada
• El programa CLUSTER, diseñado por Veldhuis y Johnson en la fase del sueño REM, y otro, más débil, que controla el sueño
(59). y la vigilia. Cada uno de estos osciladores determina un ritmo,
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normalmente asociado al otro pero que pueden disociarse en de-


El nombre de análisis por grupos (clusters) se utiliza para definir terminadas condiciones de aislamiento (en el proceso llamado
una serie de técnicas, que tienen por objeto la búsqueda de grupos desincronización interna) (60).
similares de individuos o de variables que se van agrupando en La depresión bipolar podría tener como punto de partida la
clusters. Dada una muestra de individuos de cada uno de los cuales desincronización entre estos dos subsistemas circadianos; el sue-
se dispone de una serie de observaciones, el análisis por grupos sir- ño REM se adelantaría respecto al ritmo de dormir y despertar,
ve para clasificarlos en grupos lo más homogéneos posible en base dando lugar al llamado avance de fase (60). La hipótesis de que

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ese avance de fase tendría implicación etiológica dio lugar en la La secreción de cortisol, junto con su aumento, también mues-
década de 1980 al tratamiento de avance de fase, consistente en tra un avance de fase en algunos enfermos con depresión; esta idea
un horario de dormir de las 5 de la tarde a la 1 de la madrugada. está respaldada por multitud de estudios, que tuvieron su máximo
Entre los trastornos del sueño, se ha propuesto distinguir dos auge también en la década de 1980. Normalmente, el ritmo de cor-
subtipos según se adelante o se retrase el ritmo circadiano (de tisol tiene su cenit o acrofase por la mañana temprano, poco antes
sueño REM, temperatura y cortisol): síndrome de la fase de sueño del despertar; y su nadir, por la noche, poco después de empezar a
adelantada y síndrome de la fase de sueño retrasada. El primero es dormir. La figura 16-4 ilustra el ritmo circadiano y la hipercortiso-
característico de la depresión endogenomorfa o melancólica (con lemia en la depresión (69). El trabajo pionero de Sachar y cols. (70),
despertar temprano y mejoría vespertina del estado de ánimo), así con determinaciones de cortisol cada 20 min a lo largo de las 24 ho-
como del desfase de vuelo (jet-lag) de este a oeste y del comienzo ras da una visión más detallada del proceso. También se ha pro-
de la temporada de trabajo con turno nocturno; los afectados se puesto estudiar la llamada latencia de cortisol, definida como el
benefician de la fototerapia vespertina. Por otro lado, el síndrome tiempo tras el comienzo del sueño en que la concentración de cor-
de la fase de sueño retrasada es característico de la depresión in- tisol supera su nadir en dos desviaciones típicas; con ese paráme-
vernal o del trastorno afectivo estacional (caracterizado por hi- tro se ha descrito un avance de fase en la secreción de cortisol; de
persomnia matutina), así como del desfase de vuelo de oeste a manera más simple, el nadir —comparado con el cenit— puede
este y del final de la temporada de trabajo con turno nocturno; los ser un mejor marcador de la fase circadiana del cortisol (60); las
afectados se benefician de la fototerapia matutina (61, 62). mayores diferencias con los individuos sanos se dan por la tarde
En la depresión endogenomorfa, mejora por la tarde no sólo (70, 71), tal como ilustra la figura 16-5. Siguiendo repetidas evalua-
el estado de ánimo sino también la fuerza muscular, la atención y ciones a lo largo de día, se ha observado coincidencia temporal en-
la función ejecutiva (63, 64). En pacientes con este tipo de depre- tre las puntuaciones más altas en estado de ánimo depresivo y los
sión se ha observado un adelanto de la acrofase (o cenit) del ritmo niveles más elevados de cortisol, a la hora del despertar (72). Sin
circadiano del metabolito de la noradrenalina 3-metoxi-4-hidro- embargo, en un estudio de medio centenar de pacientes no se pudo
xi-feniletilenglicol (MHPG), que se corrige en parte con desipra- demostrar asociación entre los síntomas de variación circadiana y el
mina (65). escape a la supresión por dexametasona (73). El adelanto en la ele-
También se ha identificado otro tipo de pacientes depresi- vación de los niveles de cortisol se asocia con más frecuencia a de-
vos con empeoramiento vespertino; podría asociarse a la disti- presión unipolar, edad avanzada y sexo masculino (22).
mia crónica, a ansiedad y a neuroticismo (66). Pero no siempre La secreción de melatonina es disminuida por los β-bloquean-
los síntomas de la depresión atípica (bulimia, hipersomnia) se tes, la clonidina o las benzodiazepinas, y aumentada por los anti-
asocian a ese patrón circadiano, al igual que los síntomas típi- depresivos tricíclicos. Sin embargo, estos descensos o elevaciones
cos (pérdida de peso, insomnio) no siempre se asocian a mejo- de la producción de melatonina son simétricos a lo largo de la no-
ría vespertina (67); del mismo modo, tampoco hay una correla- che, de modo que no producen un desplazamiento de fase (62). En
ción lineal entre la mejoría vespertina y la intensidad de la los pacientes bipolares, su producción es menor en la fase depresi-
depresión (68). va que en la fase maníaca (62). Se eleva a hora más temprana en los

25 25
Cortisol plasmático (µg/dl)
Cortisol plasmático (µg/dl)

20 20

15 15

10 10

5 5

0 0
8:00 12:00 16:00 20:00 24:00 8:00 12:00 16:00 20:00 24:00
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

A Hora del día B Hora del día

/figura16-4/
Secreción de cortisol
Ritmo circadiano de cortisol plasmático (media ± DE) de 24 voluntarios sanos (A) (datos no publicados) y de 21 pacientes con depresión endogenomorfa
(B) (datos de Cervera y cols. [69]).

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ı
/c16/ Ritmos biológicos
ı

vo estacional. Sin embargo, también en otros trastornos se han


a
25 observado patrones estacionales: bulimia nerviosa, trastornos de
Cortisol plasmático (µg/dl)

ansiedad y alcoholismo (81). Varias manifestaciones de la bulimia


20
nerviosa muestran alta correlación con las horas de oscuridad en
15 los sucesivos meses del año (82).
b ı
10 ı
el trastorno afectivo estacional
5 ı
Reconocido como entidad clínica hace dos décadas (83), pero
0
8:00 24:00 con antecedentes de observaciones en la Grecia clásica y con asocia-
Hora del día ciones de autoayuda presentes en Internet (http://www.sada.org.uk),
Voluntarios sanos además de una variada bibliografía disponible (84), el trastorno afec-
Despresión no endogenomorfa tivo estacional se caracteriza por la presencia de depresión en otoño
o invierno, que remite en primavera o verano, y recurrente cada
Despresión endogenomorfa
año. Los afectados son en un 80 % mujeres, que suelen recibir el diag-
nóstico de trastorno bipolar y suelen tener antecedentes familiares de
/figura16-5/ depresión (60). Los síntomas consisten en la presencia, durante el in-
Cortisol plasmático vierno, de tristeza, adinamia, somnolencia, reducción de la libido,
Niveles plasmáticos de cortisol (media ± DE) de 24 voluntarios sa- bulimia (con especial ansia por carbohidratos), aumento de peso, hi-
nos (datos no publicados), de 23 pacientes con depresión no endo-
genomorfa y de 21 pacientes con depresión endogenomorfa (datos
persomnia y empeoramiento vespertino del estado de ánimo. A dife-
de Cervera y cols. [69]). Obsérvese que las diferencias del tercer rencia de otros pacientes con depresión atípica, no presentan hiper-
grupo se hacen más acusadas cuando el nivel de cortisol es más sensibilidad al rechazo interpersonal; su patrón de sueño no coincide
bajo. ap < 0,05; bp < 0,001 respecto al grupo de sanos. con el de la depresión endogenomorfa y no suelen mostrar anoma-
lías en la prueba de supresión por dexametasona o en la de estimu-
lación por TRH (60).
Según diversos estudios retrospectivos, en su mayoría realiza-
pacientes depresivos que en los maníacos; entre los primeros, los dos con el Cuestionario de Evaluación del Patrón Estacional (Sea-
niveles más bajos ocurren precisamente en quienes muestran hi- sonal Pattern Assessment Questionnaire, SPAQ), su prevalencia
persecreción de cortisol (60). En comparación con voluntarios sa- (81) se halla entre el 0 (en Filipinas) y el 12 % de la población (en
nos, los niveles de melatonina se han observado tanto disminuidos Dinamarca), sin incluir el trastorno afectivo estacional «subsin-
(74, 75) como aumentados (76, 77); la disminución de sus niveles drómico». Parece que influyen la latitud, más en América del
es más patente en quienes presentan depresión unipolar endo- Norte que en Europa o en Japón, las condiciones climáticas (sólo
genomorfa, depresión bipolar, trastorno disfórico premenstrual en algunos lugares), la aclimatación tras reciente migración y la
(22, 77), o escape a la supresión por dexametasona (74, 78). etnicidad. Es llamativa la baja prevalencia en Islandia (85), que
La secreción de hormona del crecimiento a lo largo de las 24 ho- también se ha atribuido al abundante consumo de pescado (86).
ras en pacientes con depresión, tanto unipolar como bipolar, du- Se ha identificado, en mujeres, una variante del gen del receptor
plica a la observada en voluntarios sanos; las diferencias proceden serotoninérgico 5-HT2A asociada a trastorno afectivo estacional y
de las horas diurnas; además, la elevación observada en la mayo- antecedentes de trastorno por déficit de atención con hiperacti-
ría de los individuos sanos al comienzo del sueño no aparece en la vidad en la infancia (87).
mayoría de los enfermos unipolares (22, 79) (v. cap. 14). Se interpreta (60) que los cambios estacionales del trastorno
La hormona tirotropina (TSH) también sigue un ritmo circa- afectivo estacional son similares a los que ocurren en los animales
diano, con los niveles más altos por la noche; en los enfermos de- con ritmos estacionales en su reproducción, de obvia ventaja
presivos, la respuesta atenuada al estímulo de hormona liberado- adaptativa. Su principal estímulo regulador es el fotoperíodo (la
ra de tirotropina (TRH) se asocia a fallo en la elevación nocturna cambiante parte del día con luz solar). Esa observación y la de que
de TSH (22, 60, 80). la secreción nocturna de melatonina se suprimía con luz artificial
ı intensa (de 2.500 lux), pero no con la iluminación ordinaria (88),
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

ı llevó a considerar que el trastorno afectivo estacional podría tra-


variaciones estacionales de los trastornos tarse alargando el fotoperíodo artificialmente. Tras varias vicisitu-
psiquiátricos des científicas entre unos pocos investigadores, parece llegarse a la
ı conclusión de que la fototerapia matutina tiene más eficacia an-
Ninguno de los trastornos psiquiátricos consigue la atención tidepresiva para tratar el trastorno afectivo estacional (62). Un pa-
científica recibida por los trastornos afectivos que adquieren in- seo matinal de 1 hora por el exterior durante 1 semana es también
cluso categoría sustantiva en su especificación de trastorno afecti- eficaz contra la depresión en dicho trastorno (89).

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M. Gurpegui Fernández de Legaria, A. Muñoz Hoyos y M. R. Montes Ramírez
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Para aclarar el mecanismo de acción de la fototerapia (60), se centración, astenia, alteraciones del sueño y del apetito, dolori-
intentó antagonizar sus efectos antidepresivos administrando mientos y retención de líquidos. Se ha propuesto distinguir tres
melatonina (en comparación con placebo): no se apreció recaída subtipos, encabezados respectivamente por características de de-
en el estado de ánimo, pero reaparecieron la hipersomnia, la aste- presión atípica (hipersomnia e hiperfagia), hostilidad o ansiedad
nia, la hiperfagia y el ansia por carbohidratos. También se trató de (60, 96, 97). Hay quien subraya como características más típicas la
observar los efectos antidepresivos de bloquear la secreción noc- irritabilidad y la labilidad afectiva (98). Diversos trastornos psi-
turna de melatonina con el β-bloqueante atenolol (también fren- quiátricos y otros como la migraña pueden exacerbarse durante
te a placebo): algunos enfermos con trastorno afectivo estacional los días premenstruales, pero el síndrome premenstrual presenta
mejoraron y otros no (60, 90). Así pues, no parece que la melato- una especial asociación con el trastorno depresivo; en algunas pa-
nina sea crucial en la fisiopatología de este trastorno; aunque la cientes coincide con el trastorno afectivo estacional, de modo que
dopamina y la serotonina, que muestran variaciones estacionales se presenta sólo en los meses de menos luz, y se corrige con
en humanos, y las gonadotropinas y la prolactina, implicadas en β-bloqueantes (60). Entre quienes sufren trastorno afectivo estacio-
los cambios estacionales de otros animales, sí podrían desempe- nal, el trastorno disfórico premenstrual es mucho más frecuente
ñar algún papel en el trastorno afectivo estacional (60). La hipó- que en la población general (99).
tesis del desplazamiento de fase parece la más viable (aunque no En una muestra española de 275 mujeres en edad fértil (14-52
es la única) para explicar por qué los pacientes con trastorno afec- años), se encontró una prevalencia anual (retrospectiva) del tras-
tivo estacional se deprimen en invierno y por qué la fototerapia torno disfórico premenstrual del 30 % (el 10 % con importante re-
les resulta eficaz; la eficacia antidepresiva se correlaciona con la percusión) (100), cifra más elevada que en la mayoría de los es-
magnitud del adelanto de fase (lo óptimo es 1,5 h respecto al ciclo tudios; con criterios diagnósticos estrictos, la prevalencia del tras-
sueño-vigilia) (62). torno entre las mujeres estadounidenses de 18 a 51 años se ha es-
ı timado en un 5,3 % (y con síndrome premenstrual disfórico clíni-
ı camente significativo, un 13 %) (101). En un estudio prospectivo
trastornos psiquiátricos asociados al ciclo realizado en mujeres de entre 36 y 44 años del área de Boston, la
menstrual prevalencia fue del 6,4 % (el 2,7 % sin historia previa de depre-
ı sión); se observó asociación significativa con educación no uni-
Diversos trastornos psiquiátricos pueden estar bajo la in- versitaria, antecedentes de depresión, hábito de fumar y trabajar
fluencia de los cambios, principalmente hormonales, que acom- fuera del hogar (102). Su impacto sobre medidas de adaptación
pañan al ciclo menstrual. En ocasiones se han señalado esos cam- sociofamiliar y de calidad de vida es similar al del trastorno distí-
bios como responsables en parte de conductas delictivas o como mico (101).
precipitantes del suicidio, consumado o no. No está claro si el síndrome premenstrual es consecuencia di-
En los últimos años, Baca-García y cols. (91-95) han contri- recta de los cambios hormonales o si una especie de ciclo del esta-
buido a esclarecer la relación entre los intentos de suicidio y las fa- do de ánimo hubiera sido sincronizado por el ciclo menstrual
ses del ciclo menstrual: en su revisión de la literatura médica previa (hay relatos anecdóticos de alteraciones anímicas cíclicas tras la
(91) observan que un tercio de los estudios no encuentran relación, menopausia) (60). Su causa no es conocida: se ha postulado un
otro tercio la encuentran con la cuarta semana (premenstrual o lu- desequilibrio entre progesterona y estrógenos, un exceso de pro-
teínica) y otro con la primera semana (folicular menstrual); su pro- lactina en la fase luteínica, pérdida de sodio y liberación subsi-
pia observación (91, 92), confirmada posteriormente (93), se guiente de renina, angiotensina y aldosterona, una excesiva ac-
añade al tercer grupo. Quienes tienen algún diagnóstico psiquiá- ción de las prostaglandinas, o un desequilibrio en los sistemas
trico previo (del eje I) tienden a elegir la fase folicular (94), con aminérgicos como posibles explicaciones (60).
bajos niveles de gonadotropinas, en coincidencia con un descen- Algunos estudios han observado un efecto protector de los an-
so de la función serotoninérgica; entre las mujeres atendidas por ticonceptivos frente al síndrome premenstrual; otros sugieren que
intento de suicidio —no entre los varones— se observa una fre- las píldoras con predominio de estrógenos podrían tener efectos
cuencia significativamente elevada de las caracterizadas por la adversos en quienes muestran mayor irritabilidad, mientras aque-
variante alélica corta del gen que codifica el transportador de se- llas en que las que predomina la progesterona los podrían tener en
rotonina (95). quienes sufren depresión premenstrual. Además, se ha observado
ı algún efecto beneficioso del tratamiento con análogos de GnRH
ı (buserelina), antigonadotropinas (danazol), bromocriptina, diu-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

trastono disfórico premenstrual réticos (metolazona), antimineralocorticoides (espironolactona),


ı inhibidores de las prostaglandinas, β-bloqueantes, clonidina, nal-
El trastorno disfórico premenstrual (o de la fase luteínica), o in- trexona, alprazolam, litio, fenfluramina, buspirona y antidepre-
cluso el síndrome premenstrual, podrían considerarse trastornos sivos (103, 104).
afectivos cíclicos (de ciclo rápido). Se identifican mejor de mane- La mayoría de los pacientes con trastorno bipolar de ciclo
ra prospectiva y sus manifestaciones pueden incluir tristeza, an- rápido (cuatro o más episodios por año) son mujeres, quienes
siedad, irritabilidad incrementada, pesimismo, dificultad de con- también son más propensas a que esa forma de trastorno sea

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ı
/c16/ Ritmos biológicos
ı

inducida por fármacos antidepresivos; los estrógenos favorecen 14. Binkley S. The clockwork sparrow. Englewood Cliffs: Prentice Hall, 1990.
ambos procesos y la progesterona podría suprimir los ciclos 15. Aschoff J. Circadian rhythms in man. Science 1965; 148: 1427-1432.
rápidos (103). Los ciclos rápidos también se asocian a hipoti- 16. Kleitman N. Sleep and wakefulness. Chicago: University of Chicago
Press, 1965.
roidismo, que a menudo aparece en la mujer en períodos de
17. Wever RA. The circadian system of man: results of experiments under
cambio hormonal, y ésta es más propensa que el varón a que el
temporal isolation. Nueva York: Springer-Verlag, 1979.
litio le induzca hipotiroidismo, por lo que a menudo se bene-
18. Menaker MM. Special topic: circadian rhythms. Annu Rev Physiol 1993;
fician del tratamiento con hormonas tiroideas. Por otra parte, 55: 657-659.
los estrógenos serían necesarios en la mujer para una respues- 19. Moore RY. Circadian timing. En: Squire LR, Bloom FE, McConnell SK,
ta normal de secreción de TSH tras la estimulación por TRH Roberts JL, Spitzer NC, Zigmond MJ (eds.). Fundamental neuroscien-
(103). ce, 2.a ed. Amsterdam: Academic Press, 2003: 1067-1083.
Las hormonas sexuales, al igual que interactúan con las tiroi- 20. Wehr TA, Rosenthal NE. Seasonality and affective illness. Am J
deas en el trastorno bipolar de ciclo rápido, lo hacen con la mela- Psychiatry 1989; 146: 829-839.
tonina en el trastorno afectivo estacional. La melatonina podría 21. Boivin DB, Duffy JF, Kronauer RE, Czeisler CA. Sensitivity of the human
desempeñar un papel en la patogenia del síndrome premenstrual, circadian pacemaker to moderately bright light. J Biol Rhythms 1994; 9:
315-331.
tanto estacional como no estacional, y la fototerapia podría resul-
22. Duncan WC Jr. Circadian rhythms and the pharmacology of affective ill-
tar útil (103). Se ha observado que el 80 % de las pacientes con
ness. Pharmacol Ther 1996; 71: 253-312.
depresión premenstrual responden al tratamiento de una noche
23. Zisapel M. Circadian rhythm sleep disorders: pathophysiology and po-
de privación total de sueño, y que la privación parcial en la se- tential approaches to management. CNS Drugs 2001; 15: 311-328.
gunda mitad de la noche es más eficaz que en la primera (105). En 24. Arendt J, Skene DJ, Middleton B, Lockley SW, Deacon S. Efficacy of
general, el descenso en los niveles de hormonas ováricas (pre- melatonin treatment in jet-lag, shift work, and blindness. J Biol Rhythms
menstrual, del posparto o de la menopausia) podrían inducir el 1997; 12: 604-617.
proceso de sensibilización que conduce a posteriores episodios de 25. King DP, Takahashi JS. Molecular genetics of circadian rhythms in mam-
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| 298 | Tratado de Psiquiatría


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/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 299 |


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C. Junqué Plaja, D. Bartrés Faz y P. Salgado Pineda
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farmacológico quirúrgico o conductual. En pacientes jóvenes

/capítulo17/
afectados de esquizofrenia o de depresiones mayores, la neuro-
psicología tiene un claro valor para la orientación académica en el
caso de que estén cursando estudios, o para la orientación profe-
sional (posibilidades de ejercer un determinado oficio o reinser-
ción laboral). Debemos notar, además, que la valoración de las

Neuropsicología funciones superiores puede contribuir a decidir el ajuste de dosis


en la medicación: el equilibrio entre el beneficio terapéutico y los
efectos secundarios producidos por los psicofármacos sobre las
funciones cognitivas (3).
C. Junqué Plaja Elegir el instrumento ante la extensa oferta de tests neuropsi-
D. Bartrés Faz cológicos no es fácil (3). El uso de baterías neuropsicológicas rígi-
P. Salgado Pineda das, como la de Halstead-Reitan, la de Luria-Nebraska u otras si-
milares ha sido ampliamente cuestionado en neuropsicología. El
problema esencial en el uso de estas baterías es que no existe un
instrumento único capaz de valorar toda la amplia gama de afec-
taciones cerebrales producidas por factores etiológicos tan dispa-
Aspectos generales res como son todas las enfermedades del sistema nervioso central
de la evaluación infantiles, del adulto y seniles, y que abarque además enfermeda-
des congénitas y adquiridas, lesiones y disfunciones. La neuro-
neuropsicológica psicología nunca debe estar al margen de los factores etiológicos
ı del daño cerebral focal o difuso, ni de la extensión, localización
ı y lateralización de las lesiones.
Desde el punto de vista científico, la neuropsicología ha con- La mayoría de las baterías neuropsicológicas rígidas se han di-
tribuido de forma muy notable al establecimiento de las bases señado en el marco del estudio de las consecuencias de las lesio-
biológicas de los trastornos mentales. El fundamento del uso de la nes cerebrales focales estructurales y, en consecuencia, no son di-
neuropsicología para inferir disfunciones cerebrales en la patolo- rectamente extrapolables al campo de la psiquiatría, donde no
gía psiquiátrica estriba en la sensibilidad para detectar la altera- existen lesiones cerebrales focales macroscópicas. El instrumento
ción de sistemas funcionales que se conocen ligados a una deter- idóneo es el que se ha mostrado en las investigaciones preceden-
minada área cerebral. Se establece, pues, una correlación entre la tes como más sensible y específico para la patología psiquiátrica
disfunción localizable mediante algún test neuropsicológico y la que se pretende valorar. La valoración clínica neuropsicológica
alteración del funcionalismo de un área cerebral concreta. Esta del paciente psiquiátrico debe estar al margen de la localización
inferencia es posible gracias al conocimiento de las consecuencias cerebral de la disfunción, dado que conocemos que el daño es-
de las lesiones focales del cerebro en las funciones cognitivas. Por tructural focal no existe. Es preferible definir el deterioro neuro-
ejemplo, el hallazgo de las alteraciones de la memoria verbal en psicológico en términos de afectación y cuantificación de las
pacientes esquizofrénicos apuntaría a favor de la existencia de dis- alteraciones en las distintas funciones cognitivas: atención, me-
funciones temporales mediales izquierdas (1). moria, funciones visuoperceptivas, visuoespaciales, visuocons-
No obstante, cabe considerar que los patrones neuropsicoló- tructivas, ejecutivas, capacidad de cálculo mental, velocidad de
gicos clásicos, derivados de la observación de las consecuencias de procesamiento de la información, etc.
las lesiones focales, no son directamente aplicables a los casos de Una tendencia muy frecuente de los estudios tanto clínicos
lesiones difusas o disfunciones no lesionales como parece ocurrir como de investigación neuropsicológica en el terreno de la psi-
en el caso de las enfermedades psiquiátricas. Sin embargo, el estu- quiatría consiste en relegar la neuropsicología al estudio de la la-
dio neuropsicológico puede darnos una idea sobre el grado de teralización hemisférica de las funciones. En general, el objetivo
disfunción de una determinada región cerebral (2). de la investigación neuropsicológica es establecer si una determi-
Además de la neuropsicología usada como instrumento para nada patología está más o menos ligada a disfunciones propias del
la investigación de las bases biológicas del trastorno psiquiátrico, hemisferio derecho o izquierdo. A nuestro entender, esta idea es
cabe considerar su aplicación a la clínica cotidiana. Nosotros pen- representativa de una sobresimplificación del funcionalismo ce-
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samos que la valoración clínica neuropsicológica en psiquiatría rebral, que se limita a una observación a vista de pájaro de la cara
debe adaptarse a varias condiciones, fundamentalmente al tipo de superficial del cerebro. Aparte de las clásicas diferenciaciones he-
patología que conviene valorar y a la finalidad de esta valoración misféricas cerebrales conocidas desde hace tiempo, no debe olvi-
neuropsicológica. En este último sentido, una exploración neu- darse que existe una gran diferenciación entre el funcionalismo de
ropsicológica puede pretender determinar las posibilidades de la corteza anterior y la posterior, así como de los complejos cir-
reinserción académica o laboral, las capacidades para la conduc- cuitos corticosubcorticales que implica vastas conexiones con el
ción de vehículos, o los efectos de un determinado tratamiento sístema límbico y los núcleos grises de la base.

| 300 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c17/ Neuropsicología
ı

Una limitación de la aproximación neuropsicológica en el Esquizofrenia


campo psiquiátrico es que puede darse un mismo patrón de res-
puestas por distintos patrones de afectación neurológica. La
ı
afectación neuropsicológica carece a menudo de especificidad. ı
Un ejemplo de ello sería el patrón de deterioro frontosubcorti- espectro de alteraciones cognitivas
cal, del cual se ha abusado tanto que ha llegado a carecer de sen- ı
tido. Este tipo de deterioro, que es una evolución del concepto La aplicación de tests neuropsicológicos a pacientes esqui-
de demencia subcortical, procede de la neurología. Inicialmen- zofrénicos ha llevado a considerar la existencia de múltiples al-
te, fue un patrón observado en patologías que afectan a los gan- teraciones neuropsicológicas en la esquizofrenia, que son consis-
glios basales, tales como la enfermedad de Huntington, la de tentes con los estudios de neuroimagen estructural y funcional.
Parkinson y la parálisis supranuclear progresiva. Posteriormen- Las alteraciones neuropsicológicas que con más frecuencia se
te, se ha extendido a las patologías que afectan a la sustancia refieren a la esquizofrenia son las de memoria, que indican dis-
blanca, tales como la esclerosis múltiple, la hidrocefalia normo- función temporal medial, y las de atención, fluencia verbal y fun-
tensiva, la patología vascular subcortical, etc. En psiquiatría, ciones ejecutivas, que indican disfunción prefrontal dorsolateral
comparten el término deterioro frontosubcortical patologías tan (tabla 17-1) (v. cap. 60).
dispares como la esquizofrenia, la depresión, el trastorno obse- En un estudio realizado en 1993 por Heinrichs y Award (4) en
sivo-compulsivo, el déficit de atención o el síndrome de la Tou- el que se analizaba el perfil neuropsicológico de los pacientes es-
rette. Va siendo hora de delimitar más la afectación de los cir- quizofrénicos, mediante pruebas sensibles a las distintas regiones
cuitos frontoestriatales. cerebrales y a partir de una muestra de 104 sujetos, se detectó
La patología psiquiátrica más investigada desde el punto neu- que la agrupación de 5 grupos era la óptima para identificar los
ropsicológico es la esquizofrenia. A mucha distancia la siguen distintos subtipos de afectación cognitiva de la enfermedad en re-
los trastornos depresivos unipolares y bipolares. Los estudios so- lación con su posible sustrato cerebral. El grupo 1 reunía a los
bre trastornos obsesivo-compulsivos son mucho más escasos. sujetos que únicamente tenían una disfunción prefrontal, el gru-
También se echan en falta más estudios sobre las alteraciones cog- po 2 a aquellos cuyo rendimiento era normal, el grupo 3 estaba
nitivas en las patologías infantojuveniles, tema que no tratare- formado por los sujetos con disfunción frontal y de los ganglios
mos en este capítulo. basales, el grupo 4 abarcaba sujetos con déficit neuropsicológicos

/tabla17-1/
Síntesis de los resultados de estudios cognitivos en esquizofrenia

Área cognitiva Función específica/tests utilizados Resultados

Cociente Test de Inteligencia de Wechsler (WAIS) Rendimiento significativamente inferior al grupo control, pero dentro de la
intelectual normalidad clínica
Atención Test de Ejecución Continua (CPT) Afectación consistente en pacientes
Posible indicador de susceptibilidad a esquizofrenia en familiares cercanos
Relacionado con anomalías en la corteza prefrontal según los estudios de
neuroimagen
Memoria Memoria declarativa (Test de Aprendizaje Verbal Afectación de la memoria verbal al inicio de la enfermedad y posteriormente
Auditivo de Rey [RAVLT], Prueba de la memoria visual
de Aprendizaje Verbal de California [CVLT], Evocación libre peor que reconocimiento (patrón subcortical)
Batería de Memoria de Wechsler, revisada Afectación de la memoria verbal como factor de predicción del
[WMS-R]) funcionamiento social
Las disfunciones de memoria declarativa sugieren afectación del lóbulo
temporal medial
Memoria no declarativa Alteraciones en la memoria de trabajo espacial
Memoria procedimental y primming perceptivo relativamente preservados
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Función frontal Fluencia verbal, consigna fonética y/o semántica Afectadas


Función ejecutiva (Test de Clasificación Dificultades en la categorización, planificación y presencia de errores
de Tarjetas de Wisconsin [WCST], perseverativos. Los estudios de neuroimagen funcional indican que los
Test de la Torre de Hanoi [TH], Test pacientes esquizofrénicos presentan hipofrontalidad ante la realización
de la Torre de Londres [TL]) de este tipo de tareas
Mayor afectación de funciones frontales en pacientes con síntomas
extrapiramidales, probablemente debido a la afectación del núcleo estriado
Velocidad y coordinación motoras Dificultades halladas especialmente en los pacientes con signos «blandos»

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 301 |


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C. Junqué Plaja, D. Bartrés Faz y P. Salgado Pineda
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multifocales y el grupo 5 a pacientes con un déficit único en los to de desarrollo normal como psicopatológico, pero la medida
ganglios basales. Estos subtipos diferían en varias variables tales que más ha destacado en investigación sobre esquizofrenia es la
como edad, duración de la enfermedad, hospitalización y trata- capacidad de atención evaluada mediante el Test de Rendimiento
miento. Continuo (Continous Performance Test, CPT).
ı El CPT no es una medida única, sino una familia de medidas
ı que comparten las siguientes características: presentación rápida
funciones cognitivas generales de una larga serie de estímulos, requerimiento por parte del suje-
ı to de responder cuando una presentación, o una secuencia de pre-
Para el estudio de las funciones cognitivas generales en la es- sentaciones determinadas ocurra en la serie, y baja probabilidad
quizofrenia se utilizado esencialmente el Test de Inteligencia de (generalmente sobre el 20 %) de que la presentación aparezca.
Wechsler (Wechsler’s Adult Intelligence Scale, WAIS), en sus dis- Los estímulos se presentan normalmente de manera visual, aun-
tintas versiones (WAIS-R, WAIS-III). En general se observan co- que existen versiones auditivas del CPT (7).
cientes intelectuales (CI) bajos, aunque muchos pacientes los tie- Los estudios realizados con población de alto riesgo para la
nen dentro de la normalidad. Los estudios en los que se compa- esquizofrenia sugieren que la atención anómala, medida con una
ra el CI con grupos control correctamente apareados presentan variante del CPT (el CPT-IP), es un indicador de la susceptibili-
diferencias significativas, a pesar de que los CI de los pacientes dad genética para la esquizofrenia, se mantiene estable durante el
esquizofrénicos estén en el rango normal (es decir, superiores a desarrollo y no remite con los tratamientos antipsicóticos (8-10).
70 puntos, considerado éste como el umbral de la deficiencia Los déficit en la ejecución de este test se han descrito en pacien-
mental) (5). tes crónicos, en pacientes adolescentes y adultos en las primeras
Una cuestión fundamental en el estudio del rendimiento in- fases de la enfermedad, en familiares no psicóticos de pacientes
telectual general en la esquizofrenia es conocer si disminuye con esquizofrénicos y en hijos de pacientes con esquizofrenia (11-17).
el tiempo, o si los cambios en el CI se deben a los efectos adver- Además, los estudios que han comparado la ejecución de este
sos de los neurolépticos u otros psicofármacos. En el primer caso, test entre pacientes esquizofrénicos y pacientes con trastornos
la disminución progresiva del CI en los pacientes sería compatible afectivos demuestran que este déficit sería específico de la enfer-
con una «hipótesis neurodegenerativa» como base biológica del medad (18, 19).
trastorno. Según los estudios de revisión de Elliott y Sahakian (5) Para considerar el déficit de atención medido con el CPT como
y de Frith (6) parece que el declive no sería una constante, y en el un indicador válido de susceptibilidad para la esquizofrenia, los
caso de producirse, se observa en los primeros 5 años de la enfer- investigadores han establecido los siguientes criterios:
medad. El hecho de que el declive del CI en la enfermedad no sea
un aspecto frecuente, siendo éste sin embargo estadísticamente • Es independiente del estado de la enfermedad, es decir, no
inferior al de la población normal, indica que estamos ante un secundario a la sintomatología de la esquizofrenia.
trastorno del neurodesarrollo y no ante una enfermedad neuro- • Está asociado a un riesgo de padecer la enfermedad.
degenerativa. La disminución del CI no puede tampoco conside- • Se transmite en familias normales y se correlaciona con la
rarse en sentido estricto, ya que las menores puntuaciones totales enfermedad en familias de probandos esquizofrénicos.
observadas en los pacientes podrían ser debidas a la afectación de • Es aceptablemente sensible y específico para predecir la en-
algunos subtests que impliquen velocidad de procesamiento y fermedad.
que sean sensibles a los neurolépticos, como el subtest de clave
de números o el de cubos de la batería del WAIS. A pesar de lo di- Tanto la similitud de ejecución en el CPT entre sujetos esqui-
cho hasta ahora, diversos trabajos evidencian que los pacientes cró- zofrénicos y sujetos con daño cerebral, como el relativo estado
nicos tienden a presentar un CI más bajo que los pacientes en fases independiente de los déficit en pacientes esquizofrénicos, indi-
iniciales de la enfermedad (5). Parece que estos resultados apo- can la existencia de anomalías subyacentes en el cerebro como
yarían la hipótesis de la neurodegeneración, aunque otra explica- causantes del déficit de atención en pacientes esquizofrénicos
ción podría ser que los datos procedieran de sesgos en la selección (20).
de las muestras, ya que los pacientes crónicos hospitalizados son El test de Stroop es otra de las pruebas neuropsicológicas apli-
también los que presentan un peor pronóstico, y ello podría ser cadas al estudio de la esquizofrenia. Se trata de una herramienta
debido a una mayor afectación cerebral estructural desde el inicio muy utilizada en la detección de problemas neurológicos cerebra-
de la enfermedad. les que comprometen la atención, por lo que es de uso generali-
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ı zado en el ámbito neurológico, neuroquirúrgico y neuropsiquiá-


ı trico (21). En la práctica clínica neuropsicológica, habitualmente
alteraciones de la atención se utiliza el test de Stroop en la versión de papel y lápiz de Gol-
ı den (22). En el ámbito de la investigación neuropsicológica se han
El déficit de atención representa la disfunción cognitiva más introducido múltiples variantes, denominadas genéricamente pa-
estudiada en la esquizofrenia. La atención es un constructo com- radigmas Stroop. La principal variante ha sido la introducción de
plejo que ha sido medido de varias formas en investigación, tan- versiones por ordenador. Otras propuestas interesantes son la

| 302 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c17/ Neuropsicología
ı

introducción de una variante numérica, la Counting Stroop (23), da la especie humana. La disociación de memoria más admitida
y una variante emocional, la Emotional Counting Stroop, especial- en la actualidad es la de memoria declarativa frente a no decla-
mente pensada para pacientes psiquiátricos (24). rativa. La memoria declarativa sería dependiente del hipocampo
El uso psicométrico del test de Stroop en pacientes con esqui- y la no declarativa independiente del hipocampo, es decir, aquella
zofrenia muestra que éstos presentan un incremento en el tiempo memoria que se halla preservada en sujetos sometidos a una in-
de respuesta en la condición de estímulos congruentes pero no en tervención quirúrgica bilateral del hipocampo o a una inter-
la de estímulos incongruentes, lo cual sugiere enlentecimiento en vención unilateral, estando el hipocampo contralateral dañado.
el procesamiento de la información. No obstante, también se ha Este tipo de memoria es también resistente a diversas patologías
hallado un incremento del número de errores en la situación de no quirúrgicas que afectan bilateralmente al hipocampo (anoxia,
interferencia (25). encefalitis herpética, etc.) (30).
El estudio de diferentes versiones del test de Stroop que utili- La afectación de la memoria declarativa es consistente con
zan estímulos neutros distintos (palabras que no son nombres de las alteraciones estructurales halladas en los pacientes esquizofré-
color, figuras en color, nombres de colores distintos a los usados nicos, tanto en las investigaciones neuropatológicas post mortem,
en las situaciones congruente e incongruente) o la presencia de como en los estudios in vivo, mediante resonancia magnética
distractores, concluye que la disfunción de los pacientes con es- (RM) estructural (31, 32). La valoración neuropsicológica de
quizofrenia en el test de Stroop es un fallo a la hora de atender ha- esta memoria puede llevarse a cabo con procedimientos sencillos
cia la dimensión adecuada del estímulo (el color). El grado de in- de aprendizaje de listas de palabras, como el aprendizaje auditiv-
terferencia depende del estímulo utilizado (26, 27). o-verbal de Rey, los pares asociados de las Baterías de Memoria de
Los estudios de neuroimagen llevados a cabo durante la rea- Wechsler (WMS), la Prueba de Aprendizaje Verbal de California
lización del test han centrado su atención principalmente en (California Verbal Learning Test, CVLT) o también con la evoca-
evaluar la activación del cíngulo anterior, como componente ción a corto o largo plazo de historietas como las incluidas en la
importante del sistema de atención, y han hallado una menor prueba de memoria lógica de las WMS.
activación de esta estructura en relación con los sujetos contro- Las disfunciones neuropsicológicas en la esquizofrenia están
les (26, 28). presentes desde el inicio de la sintomatología psicótica o incluso
ı antes. Después del primer episodio y si no reciben tratamiento,
ı los pacientes presentan ya déficit en la memoria verbal, la aten-
alteraciones de la memoria ción y la velocidad de procesamiento mental. El déficit de me-
ı moria verbal no es atribuible al de atención. Los pacientes sin
Las alteraciones de la memoria en la esquizofrenia no han medicación pero que han sido previamente tratados presentan
sido un trastorno neuropsicológico excesivamente llamativo, además alteraciones de la memoria visual y de la velocidad mo-
dado que las afectaciones son leves o moderadas, y en general tora (33). Ello indica que en un primer momento existe una alte-
hace falta el uso de tests suficientemente sensibles para detectar- ración temporal derecha y posteriormente se añaden disfunciones
las. Aunque los pacientes muestren un rendimiento bajo en los estriatales. La afectación neuropsicológica en la esquizofrenia no
tests, los déficit de memoria no son especialmente incapacitantes se explica por la edad del paciente, la edad de inicio o la duración
a menos que los pacientes realicen una actividad académica cur- de la enfermedad, lo cual indica que la esquizofrenia produce un
sando estudios superiores, y su trastorno psicótico no sea la causa déficit cognitivo no progresivo y similar en distintos subgrupos
mayor de la incapacidad para proseguir los estudios. En cualquier (inicio precoz o tardío) (34).
caso, el comportamiento en la vida cotidiana ligado a las dificul- En cualquier caso, los estudios con pacientes indican que su
tades de memoria no es comparable a la de un amnésico ni a la de afectación del cociente de memoria es superior al del cociente de
un paciente con enfermedad de Alzheimer u otra demencia. Así, inteligencia, patrón de resultados neuropsicológicos que es pare-
los déficit de memoria episódica y semántica no son excesiva- cido al de la amnesia (35). En una revisión reciente de la literatu-
mente llamativos para los familiares ni para el clínico que atiende ra médica Weiss y Heckers (36) sintetizan los hallazgos en la me-
al paciente. moria de la siguiente forma:
No obstante, los trastornos de memoria van ligados de forma
clara a la presencia de la enfermedad. Goldberg y cols. (29) lleva- • A pesar de que la esquizofrenia está asociada a un amplio
ron a cabo un estudio con 24 pares de individuos gemelos mo- espectro de disfunciones cognitivas, los déficit en la memo-
nocigóticos discordantes para la esquizofrenia, y hallaron que los ria son especialmente pronunciados.
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esquizofrénicos rendían peor que sus gemelos en diversas tareas • Los déficit de memoria declarativa son los más consisten-
de memoria: pares asociados, memoria lógica y memoria visual. tes y llamativos. La memoria no declarativa, que incluye el
A la luz de los actuales conocimientos neurobiológicos y psi- primmimg perceptivo y la memoria procedimental, apare-
cobiológicos, no puede hablarse de la memoria como una función ce relativamente intacta.
neuropsicológica única, ya que existen claras evidencias sobre di- • En el ámbito de la memoria declarativa se constataría tanto
sociaciones de memoria que están bien avaladas por estudios neu- un déficit en la memoria episódica como en la semántica,
roanatómicos y neurofuncionales en diversos mamíferos, inclui- aunque existe mayor evidencia para el primer tipo.

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• La evocación está más afectada que el reconocimiento. za prefrontal dorsolateral en la memoria de trabajo está claramen-
• Las alteraciones de la evocación se han atribuido a proble- te establecida a partir de estudios de registro neurales en primates
mas en la organización semántica respecto a la codificación no humanos y en trabajos de neuroimagen en humanos. Este as-
o a problemas en las estrategias para la evocación de la in- pecto, junto con las observaciones neuropsicológicas que indican
formación consolidada. una disfunción de este tipo de memoria en los pacientes, parece-
• Los déficit de memoria no son sólo atribuibles a la falta de ría indicar que, ante las pruebas de neuroimagen funcional, las
motivación, la distraibilidad relacionada con los síntomas personas con esquizofrenia deberían mostrar alteraciones en el
positivos o los efectos de los fármacos. funcionamiento de las regiones dorsolaterales. Sin embargo, los
• La disfunción en la memoria verbal es el mejor factor de recientes estudios de neuroimagen funcional en esquizofrenia no
predicción del funcionalismo social. son consistentes en cuanto a la realización de pruebas de memo-
ria de trabajo. Mientras algunos trabajos muestran una disminu-
Las disfunciones de memoria se han atribuido a veces a la ción de la activación en regiones prefrontales, otros no encuen-
propia disfunción frontal, debido a que los pacientes con lesiones tran diferencias entre controles y pacientes, y aun otros estudios
frontales presentan alteraciones para evocar la información por indican un incremento en la actividad de estas regiones cerebra-
falta de estrategias adecuadas. A este tópico clásico hay que añadir les. Estos resultados dispares han sido recientemente explicados
la evidencia reciente aportada por estudios de neuroimagen en los a partir de variaciones entre los estudios en variables como las
que se observa una clara activación prefontal durante la evocación características metodológicas en la realización de la tarea (pruebas
de episodios (37). que impliquen el funcionamiento de subregiones dentro de la
Tanto la afectación prefontal como la disfunción de la corteza corteza prefrontal), adquisición de imágenes, aspectos cognitivos
temporal medial podrían ser responsables de la alteración en la relacionados con la tarea (p. ej., pruebas muy complejas que «sa-
memoria declarativa. Algunos autores sugieren como causante turen» la capacidad de memoria de trabajo de los pacientes y con-
del déficit de memoria la desconexión entre la corteza prefontal y lleven desactivaciones de las regiones prefrontales), aspectos
diversas regiones que desempeñan un papel básico en el aprendi- emocionales (como la falta de motivación a menudo observada
zaje y la memoria, tales como el hipocampo, el tálamo y el cere- en los pacientes) y la distinta variabilidad anatómica en las regio-
belo (36). nes cerebrales altamente desarrolladas como la corteza prefron-
Un trastorno de la memoria no declarativa ligado directamen- tal (42).
te a las disfunciones prefrontales es el de la memoria de trabajo. En ı
las baterías neuropsicológicas clásicas, la memoria de trabajo se ı
evalúa mediante los dígitos inversos, más concretamente la dife- disfunciones ejecutivas y otros trastornos
rencia entre dígitos directos o dígitos inversos. También supone frontales
memoria de trabajo la realización de subtests de WAIS que su- ı
pongan manipulación mental de la información o cálculo men- La propia clínica de la esquizofrenia, y en especial los sínto-
tal, como el subtest de aritmética. El subtest de secuenciación de mas negativos, sugiere una disfunción del lóbulo frontal. La hipó-
letras y números del WAIS-III valora directamente esta función. tesis de la hipofrontalidad en la esquizofrenia, que tuvo su máxi-
Los pacientes esquizofrénicos tienen alteraciones de la memoria mo apogeo en la década de 1970, procede de las observaciones
de trabajo de tipo espacial, puesta en evidencia mediante dise- clínicas, de los hallazgos neuropsicológicos y de los primeros es-
ños similares a los usados en Macaca mulata, que activan las tudios de neuroimagen realizados con flujo sanguíneo cerebral.
neuronas de la corteza prefrontal dorsolateral, en concreto el De hecho, los datos iniciales de hipofrontalidad no han sido pos-
área 46 (38). teriormente confirmados, e incluso se ha hablado de hiperfronta-
Aunque, tal y como hemos mencionado anteriormente, exis- lidad en episodios agudos.
te menor evidencia sobre la alteración de la memoria procedi- Los estudios neuropsicológicos han evidenciado la existencia
mental, se ha podido constatar una alteración en la capacidad de de problemas para solucionar los tests en sujetos con lesiones
aprendizaje medida mediante la clásica prueba del rotor de perse- frontales. Las alteraciones en estas pruebas observables en los pa-
cución. Estos resultados sugieren disfunciones de los ganglios ba- cientes esquizofrénicos parecen ser independientes de la cronici-
sales (39, 40). dad y del tratamiento. Los datos neuropsicológicos de déficit
La memoria de trabajo se refiere al proceso de mantener acti- frontales son además consistentes con el hallazgo de trastornos en
va una información (on-line) mientras ésta es manipulada con un los movimientos oculares y con los hallazgos de neuroimagen es-
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determinado objetivo (41). En la esquizofrenia se han demostra- tructural: dilatación del surco principal, disminución del volu-
do disfunciones de la memoria de trabajo, tanto en pacientes que men del lóbulo frontal y disminución del grosor cortical. Tam-
reciben tratamiento farmacológico como en pacientes que no bién son consistentes con los recientes datos sobre espectroscopia
lo reciben y en los familiares próximos, que sugieren que este as- por RM en los que se observa una disminución en la concentra-
pecto conductual (al igual que ocurría con la atención sostenida ción del marcador neuronal N-acetilaspartato. No obstante,
evaluada mediante el CPT) podría servir de «marcador de sus- los datos de neuroimagen funcional no son tan evidentes. En
ceptibilidad genética al trastorno». La participación de la corte- concreto, los estudios en situación de reposo no han podido ha-

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llar una hipofrontalidad en pacientes esquizofrénicos. Por otro Los estudios con neuroimagen funcional han demostrado que los
lado, esta hipofrontalidad sí parece un hecho consistentemente pacientes esquizofrénicos muestran una activación cerebral si-
observado en los estudios de activación (43). milar a la de los controles cuando realizan pruebas de inteligencia
El término función ejecutiva se refiriere a un conjunto de pro- tales como el Test de las Matrices Progresivas de Raven (que su-
cesos cognitivos que deben coordinarse para que la ejecución de pone la activación de la corteza asociativa posterior), pero mues-
tareas complejas sea satisfactoria. Implica esencialmente planifi- tran patrones de hipoactivación prefrontal cuando están realizan-
cación, generación de estrategias, control de la ejecución, repaso do el WCST (45).
y valoración de las estrategias elegidas, capacidad de cambio y Otro test que podemos considerar de función ejecutiva por
cese de una determinada conducta. El término funciones ejecu- cuanto supone capacidad de planificación es el denominado Test
tivas se ha usado, de forma abusiva a veces, como sinónimo de de la Torre de Londres, diseñado por Shallice en 1982. Esta prue-
funciones frontales, pero esto es un error, ya que hace referencia ba está inspirada en otra parecida, llamada Torre de Hanoi, que
únicamente a algunas de las funciones de ciertas regiones de la requiere que los sujetos muevan discos de color en unos palos
corteza prefrontal dorsomedial, y en todo caso, requiere parte de para conseguir una posición final a partir de una posición inicial,
las funciones de la corteza orbital medial. Cabe, pues, considerar siempre siguiendo unas reglas preestablecidas (debe moverse sólo
que no todas las funciones prefrontales son ejecutivas. Por ejem- un disco al mismo tiempo y un disco de mayor tamaño nunca
plo, la memoria de trabajo o la fluencia verbal (capacidad de ge- puede ir encima de uno menor). La Torre de Hanoi consta de di-
nerar palabras bajo consigna fonética o semántica) son funcio- ferentes versiones en función del número de discos empleados,
nes prefrontales dorsolaterales, pero no son ejecutivas. siendo las de 3 y 4 discos las más utilizadas. Los problemas de
En realidad, para valorar el déficit de función ejecutiva en un 3 discos suponen 7 movimientos para su correcta resolución, y los
paciente esquizofrénico, al igual que ocurre con los pacientes de 4 discos suponen 15 movimientos y no se pueden solucionar
con lobectomías frontales, haría falta convivir con él varios días, únicamente con planificación previa, sino que requieren ensayo y
ya que tal como observaba Lhermitte (44), si bien el déficit fron- error, y la consiguiente realización de movimientos; ello compor-
tal se puede apreciar en el quehacer diario, en ocasiones resulta ta que tengan un componente de memoria procedimental. El
difícilmente objetivable mediante exploraciones neuropsicológi- paciente esquizofrénico difiere más del control en la torre de 3 dis-
cas, aunque se utilicen pruebas específicas a tal efecto. Sin embar- cos que en la de 4, lo que sugiere un mayor trastorno de planifica-
go, y teniendo en cuenta las limitaciones típicas de la exploración ción que de capacidad de aprendizaje procedimental (46).
neuropsicológica que comporta la alteración de la corteza pre- Cuando a las pruebas clásicas que comportan la evaluación de
frontal, cabe mencionar que existen diversos tests putativamente diversas modalidades de la función ejecutiva (WCST, Torre de
prefrontales que valoran en parte la función ejecutiva y que son Londres) se les añaden tareas que suponen funciones de memoria
sensibles a los déficit cognitivos de los pacientes esquizofrénicos. de trabajo, el 94 % de los pacientes esquizofrénicos muestran al-
Entre los más utilizados mencionaremos el clásico Test de Clasi- gún tipo de disfunción prefrontal (47).
ficación de Tarjetas de Wisconsin (Wisconsin Card Sorting Test, Algunos tests neuropsicológicos denominados frontales pue-
WCST) y el Test de la Torre de Londres. El WCST tiene versio- den alterarse como consecuencia de las disfunciones de los gan-
nes manuales y versiones informáticas. En el test se pide al sujeto glios basales que lógicamente alteran el funcionalismo normal de
que clasifique las tarjetas según le parezca teniendo en cuenta los circuitos frontoestriatales. Por ejemplo, los pacientes esqui-
que hay tres posibilidades perceptivas de clasificación (color, forma zofrénicos que presentan discinesias tardías tienen mayor afecta-
y número). El paciente debe adivinar mediante refuerzo positivo ción de funciones cognitivas frontales que los que no las presen-
o negativo qué tipo de clasificación le está requiriendo el examina- tan (48). Por otro lado, la presencia de signos blandos (soft signs)
dor. Debe tener además la flexibilidad de cambiar según varían las sugiere una disfunción frontoestriatal. Los pacientes que presen-
reglas del juego, ya que tras 10 aciertos el examinador cambia el tan signos blandos tienen peor rendimiento en tareas que supo-
criterio sin otra advertencia que reforzar negativamente. La co- nen velocidad o coordinación motora; rinden peor en el Purdue
rrecta ejecución del test requiere, pues, capacidad de cambio, Pegboard y en el Test de los Trazos (49).
adaptación al medio y sensibilidad al refuerzo. Los pacientes es- ı
quizofrénicos, en especial los crónicos, tienen graves dificultades ı
para realizar la tarea tanto en el número de categorías correctas al- consecuencias funcionales
canzadas como en el número de errores perseverativos. Estas dos de los trastornos cognitivos
variables parecen tener una significación distinta respecto a las ı
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zonas cerebrales malfuncionantes. El número de categorías se re- Como hemos expuesto, no existe duda alguna de que los pa-
laciona esencialmente con la corteza dorsolateral izquierda, mien- cientes esquizofrénicos tienen alteraciones neuropsicológicas. No
tras que el número de errores perseverativos (falta de capacidad obstante, una cuestión que se ha planteado en varias ocasiones es
de cambio y sensibilidad al refuerzo) con disfunciones prefron- hasta qué punto estos déficit neuropsicológicos o neurocogniti-
tales mediales. Las alteraciones en esta tarea pueden ser tan graves vos tienen efectos funcionales en la vida cotidiana. Al igual que
que los pacientes no mejoren incluso cuando se les explican las ocurre en otras patologías que afectan al sistema nervioso central
reglas del juego y se les menciona el tipo de categorías existentes. en jóvenes, como los traumatismos craneoencefálicos, ante la po-

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sibilidad de intervenir mediante terapias cognitivas es necesario medad a partir de las evidencias derivadas de las exploraciones
saber hasta qué punto los déficit neuropsicológicos detectables neuropsicológicas. Estos investigadores se basan en trabajos
mediante tests tienen un correlato en la vida diaria del enfermo. donde, por ejemplo, se ha evidenciado que algunos pacientes
En una revisión llevada a cabo en el año 1996 se analizaron los esquizofrénicos presentan una alteración de la memoria de tipo
estudios en los que se evaluaban prospectivamente aspectos de subcortical (con afectación de la evocación libre del material
neurocognición y funcionalismo en la comunidad (social y voca- aprendido pero con preservación de la capacidad en las tareas
cional), relaciones entre los déficit cognitivos y la solución de pro- de reconocimiento), mientras que otro grupo de pacientes pre-
blemas, y relación entre la cognición y la adquisición de nuevas sentan una afectación de tipo cortical (afectación del reconoci-
habilidades psicosociales. Los autores de este trabajo concluyeron miento y evocación libre) y aun otros no presentan afectación al-
que la memoria verbal y las tareas de vigilancia podrían ser las ha- guna de la memoria. Sin embargo, lo más prudente y lógico sería
bilidades cognitivas más necesarias para un adecuado funciona- aceptar que la mejor descripción de tipologías de la enfermedad
lismo social (50). se asienta en una combinación de aspectos clínicos, cognitivos y
ı de neuroimagen.
ı Los estudios neuropsicológicos en pacientes esquizofrénicos
heterogeneidad y subtipos indican, en general, que los que presentan principalmente sínto-
ı mas negativos (apatía, abulia, retraimiento social) se caracterizan
Prácticamente desde la descripción de la esquizofrenia como estadísticamente por obtener puntuaciones inferiores en el CI y
entidad diagnóstica, se ha venido debatiendo si el trastorno re- en pruebas de velocidad del procesamiento de la información en
presenta una enfermedad homogénea con diversos grados de gra- comparación con la población normal y el resto de pacientes es-
vedad clínica, o más bien se trata de una patología heterogénea. quizofrénicos. También existen evidencias de que los pacientes
Aunque Shallice y cols. (51) observaron la gran variabilidad de con un componente de marcada afectación psicomotora presen-
trastornos neuropsicológicos y propusieron como solución el es- tan una disfunción específica de los ganglios basales. En este sen-
tudio de caso único, se ha realizado un notable número de traba- tido, Frith (6) postuló un modelo según el cual los síntomas posi-
jos dirigidos a resolver la dicotomía homogeneidad-heterogenei- tivos se correlacionarían con dificultades para controlar el mundo
dad en la esquizofrenia. Estas investigaciones han considerado externo y los síntomas negativos estarían más en relación con el
diversas variables que van desde las bases genéticas de la patología déficit de tareas de autorregulación, como la fluencia verbal o el
hasta el estudio de los subtipos clínicos. En la actualidad, creemos CIV. Este modelo sólo ha sido parcialmente probado (5).
que existe suficiente base científica para defender una taxonomía ı
de distintos subtipos de la enfermedad fundamentada en las bases ı
neuroanatómicas y genéticas. Un ejemplo en este sentido sería la efectos del tratamiento
observación de que los esquizofrénicos con antecedentes familia- ı
res de psicosis (y por tanto probablemente con una mayor here- Los efectos de los antipsicóticos han sido probados en suje-
dabilidad en la manifestación de la enfermedad) tienen un patrón tos normales, aunque en dosis bajas respecto a los pacientes. En la
de afectación neuropsicológica distinto al de los que no tienen an- década de 1950 se observó que la clorpromazina disminuía la fun-
tecedentes familiares. Los primeros casos rinden peor en tareas ción psicomotora y la atención sostenida, y en la de 1960 se pu-
premotoras y prefrontales (52). En el mismo sentido, los geme- blicaron artículos que afirmaban que las fenotiazinas no produ-
los discordantes para esquizofrenia difieren tanto en el rendi- cían estos efectos, probablemente debido a que eran menos sedan-
miento neuropsicológico como en la morfología y fisiología cere- tes. En relación con los antipsicóticos atípicos, también en sujetos
brales, en concreto en el volumen del hipocampo izquierdo y del normales se ha observado que la clozapina a dosis de 50 mg dis-
metabolismo de la corteza prefrontal (53). minuye la atención, la concentración, el tiempo de reacción y la
Otras causas, como la educación, la comorbilidad con otros velocidad psicomotora (57). Respecto al haloperidol existen dis-
trastornos o la exposición a sucesos dañinos para el sistema ner- crepancias importantes, ya que se han referido tanto efectos de
vioso central en edades tempranas, podrían actuar independien- mejoría como de empeoramiento de la función cognitiva (58). El
temente o en combinación para influir en la presencia de subtipos tratamiento agudo con antipsicóticos clásicos produce un des-
heterogéneos del trastorno que se manifiesten diferencialmente censo en tareas de velocidad motora como el tamborileo de dedos
desde un punto de vista sintomático y cognitivo, y quizá deter- (finger tapping). Algunos estudios han encontrado mejoría
minando parámetros como el curso deteriorante o estable de la —aunque no normalización— de la atención medida con el CPT.
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patología (54). Existen trabajos que han intentado establecer Los déficit de memoria a corto o largo plazo no parecen modifi-
subtipos de la enfermedad a partir de criterios clínicos, pero la carse con el tratamiento. El haloperidol parece mejorar las tareas
gran variabilidad entre las fases que atraviesan los pacientes que de fluencia verbal controlada. Otros tests de tareas frontales como
sufren esta enfermedad ha dificultado su clasificación. En cam- el WCST o el Test de Stroop no se modifican (tabla 17-2). No obs-
bio, el perfil cognitivo de los pacientes permanece relativamente tante, cabe mencionar que los efectos del tratamiento en la fun-
estable durante el curso del trastorno (55). Este aspecto ha lleva- ción cognitiva tienen graves problemas metodológicos y de in-
do a Seaton y cols. (56) a proponer una nosología de la enfer- terpretación. Entre ellos cabe considerar: a) el efecto de los efectos

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que además de validez y fiabilidad estén estandarizados, para po-


/tabla17-2/ der obtener conclusiones sobre si la ejecución al principio es o
Relación entre medicación neuroléptica y función no normal, y comprobar si tras el tratamiento además de una me-
cognitiva joría estadísticamente significativa se llega a niveles normales de
ejecución. Hacen especial hincapié en buscar tests con versiones
Fármaco Efecto cognitivo observado
alternativas para no usar la misma forma en las dos evaluaciones
Antipsicóticos clásicos Afectan negativamente a las funciones (pre y post), dado el efecto retest demostrado en especial en tare-
de velocidad motora as de aprendizaje y memorización. En este sentido, por ejemplo,
No hay consenso respecto a funciones el WCST, uno de los más usados para demostrar la mejoría de la
como la atención capacidad de cambio o de la función ejecutiva, no tiene forma
Posible efecto positivo en tareas de
alternativa. Su efecto práctico es obvio. Otro de los puntos difíci-
fluencia verbal
No hay evidencia de efecto en otras les de determinar en la selección de tests neuropsicológicos es el
funciones frontales número de tests que se van a utilizar. Si se seleccionan muchos
Antipsicóticos atípicos tests para cubrir el amplio espectro de las posibles disfunciones
Clozapina Se han probado efectos positivos en cognitivas en la esquizofrenia, los resultados deben corregirse por
la atención y fluencias verbales
múltiples comparaciones para evitar el efecto espúreo. La signifi-
No existe consenso en cuanto a su
influencia en la memoria cación requerida tras esta corrección (p. ej., utilizando el proce-
Risperidona Se han indicado mejoras en la memoria dimiento de Bonferroni) puede ser tan alta que no se alcance
de trabajo en comparación con el uso ningún valor con significación estadística. Por el contrario, si se
de haloperidol seleccionan pocos tests, el problema es no rastrear todas las posi-
bles disfunciones o elegir uno con baja sensibilidad al fármaco. En
general el consenso indica que hacen falta 10 sujetos para cada va-
riable dependiente. Ello supone examinar amplias muestras de
colaterales, tales como los síntomas extrapiramidales, en tareas sujetos. Si se tiene en cuenta el tamaño de la muestra respecto a
que requieren habilidades motoras; b) la duración del tratamien- los cambios cognitivos, la función que mejoraría más tras el trata-
to, y c) la dificultad de determinar si la mejoría es debida a los miento es la fluencia verbal, seguida de la vigilancia y la memoria
cambios en la propia función cognitiva o a la mejoría de la sinto- secundaria.
matología psicótica (57). Hay que añadir, además, el efecto En resumen, la investigación en el campo de la esquizofrenia
aprendizaje o efecto práctica en los tests. Muchos de los tests más concluye en la existencia de tres regiones cerebrales disfuncionales:
utilizados en la valoración de los pacientes esquizofrénicos tie- los lóbulos temporales, el lóbulo frontal y los ganglios basales. Las
nen un claro efecto de mejoría por efecto retest. disfunciones temporales probablemente son responsables de par-
En lo que respecta al tratamiento con antipsicóticos atípicos, te de la propia sintomatología referente a los trastornos del afecto,
en 1999 Sharma (57) sintetizó que generalmente la clozapina tie- las alucinaciones y el trastorno de memoria declarativa, y las dis-
ne efectos beneficiosos en la cognición, en especial en la fluencia funciones frontoestriatales explican parte de los síntomas negati-
verbal, la atención y el tiempo de reacción; por el contrario, tiene vos de la enfermedad y los déficit en las funciones ejecutivas (ca-
efectos negativos o no tiene efectos en tareas de memoria de tra- pacidad de planificar, iniciativa, uso adecuado de estrategias, etc.).
bajo. Los efectos adversos en memoria se han atribuido a su efec- Debemos considerar, además, el trastorno neuropsicológico
to anticolinérgico. Gurk (59), en su revisión de 12 trabajos origi- producido por el tratamiento. En este sentido, es esencial consi-
nales sobre los efectos de la clozapina en la función cognitiva, derar los efectos secundarios de los tratamientos con neurolépti-
concluyó que ésta mejoraba la velocidad psicomotora, la fluencia cos, que causan disfunciones en los sistemas dopaminérgicos ni-
verbal, el aprendizaje verbal y la memoria, y que estas mejorías se groestriatales o mesofrontales.
relacionaban con una mayor adaptación psicosocial.
Las diferencias entre el efecto de los antipsicóticos clásicos y
los atípicos pueden estar relacionadas con el posible efecto dife-
rencial en los ganglios basales (a través de la acción de los recep- Trastornos depresivos
tores D2), que están directamente implicados en la regulación de unipolares y bipolares
las funciones frontales a través de los circuitos frontoestriatales.
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En una excelente y reciente revisión de Harvey y Keefe (60),
tras analizar metodológicamente los artículos publicados hasta el ı
momento, los autores concluyen que la mejoría cognitiva tras el trastornos depresivos unipolares
tratamiento con los nuevos medicamentos antipsicóticos son una ı
estimulante premisa, pero que la metodología idónea para probar Desde el punto de vista neuropsicológico, cabe considerar la
los efectos neurocognitivos de los fármacos está por desarrollar. heterogeneidad del paciente depresivo, al igual que mencionába-
Los autores recomiendan la elección de tests neuropsicológicos mos en el caso de la esquizofrenia. No obstante, a diferencia de

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esta patología, la enfermedad depresiva comporta menor alteración que podríamos denominar «despistes» que afectan a los actos de
neuropsicológica y se asemeja más a la normalidad (tabla 17-3). la vida cotidiana que se realizan de forma automática: ¿dónde he
Existen subgrupos de pacientes que no se diferencian de los con- dejado las llaves?, ¿dónde puse las gafas?, ¿dónde ha ido a parar la
troles en los correspondientes análisis discriminantes. La afectación revista que acabo de comprar?, ¿qué he venido a buscar a este ar-
neuropsicológica en la depresión varía a nivel intergrupo, intersu- mario? Este conjunto de problemas que se dan en cualquier per-
jeto e intrasujeto (61, 62). Incluso según el momento del día, tanto sona normal preocupada o ansiosa, se acentúan en los pacientes
la fuerza física como el rendimiento neuropsicológico varían de con depresión y se recogen bajo el nombre de forgetfulness. Son
forma significativa. Por ejemplo, en pacientes con depresión mayor característicos del conjunto de patologías antiguamente recogidas
y melancolía el rendimiento neuropsicológico en velocidad, aten- bajo el término amplio de demencia subcortical, más reciente-
ción y memoria es mejor a las 20:00 h que a las 8:00 h (63). mente mejor denominados deterioro de tipo frontosubcortical.
Los trastornos cognitivos en la depresión se consideraban has- Otra queja subjetiva en el mismo ámbito es el fenómeno referido
ta hace poco un epifenómeno de la edad, baja motivación, falta como «tener el nombre en la punta de la lengua». Se observa es-
de atención o falta de esfuerzo en la respuesta. Austin y cols. (64), pecialmente cuando se pretenden evocar nombres propios, nom-
tras una exhaustiva revisión de la literatura científica publicada en- bres comunes de baja frecuencia, o los de segundas o terceras len-
tre 1966 y 1999 sobre neuropsicología y depresión, concluyen que guas de uso reducido. El conjunto de dificultades de memoria
los trastornos de memoria y funciones ejecutivas no parecen ser mencionadas podrían agruparse bajo el denominador común de
un epifenómeno del trastorno depresivo. La gravedad de la enfer- déficit en la evocación de información consolidada. No obstante,
medad y la forma melancólica contribuyen a una mayor afectación los pacientes aquejan también alteraciones en el registro de nueva
neuropsicológica y la mejoría clínica no necesariamente implica información, como dificultades para retener los nombres propios
reversibilidad del trastorno neuropsicológico. En la depresión, al o la información de las noticias cotidianas que han visto en televi-
parecer, coxisten déficit de estado y de rasgo. Por ejemplo, el test sión, leído en el periódico u oído en la radio. Se ha sugerido que la
de fluencia verbal mejora tras tratamiento y remisión de la sinto- alteración de la memoria en la depresión no es de registro sino
matología, lo que sugiere que el trastorno es de estado; por el con- de evocación de la información, y que el déficit de evocación pue-
trario, los déficit observados en el test de Stroop persisten, lo que de ser debido al esfuerzo requerido para evocar la información al-
sugiere que el trastorno subyacente es de rasgo (65). macenada.
Por otro lado, diversos investigadores de la década de 1980 Los resultados del metaanálisis llevado a cabo por Christensen
defendieron la existencia de una disfunción del hemisferio dere- y cols. (68) no son consistentes con la teoría de que la depresión
cho en los pacientes depresivos, basándose en alteraciones neu- comporta una mayor alteración en tareas que implican esfuerzo
ropsicológicas visuoespaciales y visuoperceptivas (66). A la luz con respecto a las que no lo requieren. Por ejemplo, la memoria se
de los conocimientos neuropsicológicos actuales, estas alteracio- halla tan alterada en tareas de evocación espontánea como en tareas
nes serían interpretadas como una afectación estriatal. de reconocimiento. Asimismo, los pacientes deprimidos rinden
ı de forma similar en tareas de memorización en las que el material
ı está organizado y en las que hace falta organizar los estímulos. Ade-
memoria más, no parece que el problema motivacional pueda explicar el
ı conjunto de déficit neuropsicológicos, ni el propio estado de ánimo
La alteración neuropsicológica que de forma más clara y evi- depresivo, ya que en pacientes con trastorno bipolar se observa el
dente se relaciona con la depresión es la de la memoria (67). Los déficit neuropsicológico en ambos polos (69).
pacientes con depresión suelen presentar quejas subjetivas de pér- Los trastornos de memoria declarativa o explícita, tanto ver-
dida de memoria. Las quejas más frecuentes corresponden a lo bales como visuales, están presentes en pacientes con forma me-

/tabla17-3/
Síntesis de los hallazgos cognitivos en la depresión unipolar

Área cognitiva Función específica Resultados


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Memoria Declarativa Quejas de memoria frecuentes de tipo «dificultades para recordar» (forgetfulness)
Afectación consistente en la mayoría de los estudios. No parece explicarse por un mayor déficit en la
organización del material, dificultades de evocación espontánea o relación con los síntomas clínicos
No declarativa La memoria incidental parece estar preservada
No existen suficientes estudios en el caso de la memoria procedimental
Función frontal Atención Afectación en menor grado que en la esquizofrenia
Fluencia verbal Afectación con posible mejora ante el tratamiento
Funciones ejecutivas Afectación en menor grado que esquizofrenia

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lancólica (endógena) o no melancólica (exógena). La memoria La mejoría de la fluencia verbal tras el tratamiento también ha
implícita parece estar preservada (64). sido observada por De Groot y cols. (73). Mialet y cols. (74) opi-
ı nan que la alteración en el test de Stroop, al igual que en otros
ı tests de atención como el CPT, no se debe a déficit específicos de
enlentecimiento en el procesamiento la depresión, sino que representan un factor común a muchos
de la información trastornos orgánicos, incluida la demencia.
ı El hallazgo de alteraciones frontales en la depresión es menos
El enlentecimiento en el procesamiento de la información es consistente que el de las alteraciones de memoria; no obstante pa-
otra característica asociada a la depresión (63). La investigación rece haber una coincidencia entre estudios que observan un de-
neuropsicológica ha centrado su atención en los problemas de me- cremento de la fluencia verbal, la capacidad de cambio en tareas
moria, pero no se han examinado de forma adecuada los diferen- atencionales y la presencia de perseverciones. Los pacientes con
tes aspectos de la velocidad del procesamiento mental o de la aten- forma melancólica tienen mayor afectación respecto a los no me-
ción (68). El enlentecimiento afecta al rendimiento en numerosas lancólicos en tareas prefrontales, en especial en memoria de tra-
pruebas neuropsicológicas (p. ej., la escala manipulativa del WAIS, bajo, y en errores perseverativos del WCST (64).
pruebas frontales), aunque en sí mismo no explica el total de las al- Rogers y cols. (65) sugieren que las disfunciones del circuito
teraciones neuropsicológicas asociadas a la depresión. que implica el cíngulo anterior son más consistentes que las del
El enlentecimiento motor puede valorarse mediante tareas circuito dorsolateral. La diversidad en manifestaciones neuropsi-
como el Purdue Pegboard, o tareas de tiempo de reacción, en las cológicas podría estar reflejando la diversidad en alteraciones
que se distingue el tiempo de reacción del tiempo de movimien- neurofuncionales. En el test de Stroop, por ejemplo, la velocidad
to. El enlentecimiento en el procesamiento mental puede eva- está en relación con el cíngulo anterior, mientras que los errores
luarse mediante el paradigma de Sternberg o el Paced Auditory Serial están más relacionados con la corteza frontal dorsolateral (75). La
Addition Test (PASAT) (70). reversibilidad de la alteración de la fluencia verbal con consigna
ı quizás esté relacionada con la mejora de activación de la corteza
ı dorsolateral izquierda. Cada vez es más evidente la necesidad de
alteraciones frontoestriatales relacionar estudios de neuroimagen funcional con el rendimien-
ı to neuropsicológico, y relacionar a la vez los dos aspectos neuro-
En el ámbito de las disfunciones de los circuitos frontoestria- funcionales con la eficacia de los tratamientos.
tonigro-palidotalamocorticales (serotoninérgico, noradrenérgico, ı
dopaminérgico), los estudios de neuroimagen recientes parecen ı
implicar un circuito talamoamigdalofrontal en la depresión (71). trastornos bipolares
Mediante pruebas neuropsicológicas, Trichard y cols. (72) ı
probaron la hipótesis de la disfunción frontal. Utilizaron dos El estudio cognitivo de los trastornos bipolares encuentra una
pruebas clásicas: el test de Stroop y el test de fluencia verbal. Al in- dificultad en la misma naturaleza de la patología, por ser ésta,
greso los pacientes ofrecían puntuaciones alteradas en ambos por definición, cíclica y variable con el paso del tiempo. A pesar
tests, y tras la medicación mejoraron en la fluencia verbal, pero de ello, que puede afectar a todo tipo de mediciones funcionales
persistía el déficit en el test de Stroop. Los investigadores observa- dependiendo de la fase en que se encuentra el paciente, existe
ron además una correlación significativa entre la mejoría clínica evidencia de que los trastornos bipolares se asocian la presencia
de la sintomatología depresiva y la mejoría en la fluencia verbal. de alteraciones neuropsicológicas (tabla 17-4).

/tabla17-4/
Evidencias de alteración neuropsicológica en pacientes bipolares

Área cognitiva Función específica/test utilizado Resultados

Cociente intelectual WAIS, Test de Matrices de Raven Alteración en las puntuaciones de la escala manipulativa del WAIS y en el Test de Raven
(CI) En general, las puntuaciones en el CI son sólo ligeramente inferiores a las del grupo
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control y se relacionan con variables como el estado clínico del paciente en el


momento de la evaluación y la presencia de atrofia corticosubcortical en la TC o la RM
Gran variabilidad en función del estado clínico del paciente durante la exploración
Memoria Variable en función de si en el momento de la evaluación hay síntomas psicóticos
Puede mejorar con el tratamiento con litio
Funciones frontales La afectación de algunas de las funciones frontales, como aquellas que impliquen la
evaluación de la velocidad del procesamiento de la información, puede estar relacionada
con la presencia de leucoaraiosis

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C. Junqué Plaja, D. Bartrés Faz y P. Salgado Pineda
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Los primeros estudios cognitivos en pacientes con trastorno el rendimiento cognitivo de los pacientes bipolares es el trata-
bipolar indicaron la posible existencia de una afectación en las miento con psicofármacos. A pesar de algunos estudios incon-
tareas propias del hemisferio derecho. Estos trabajos estimularon sistentes, un reciente metaanálisis demuestra que el tratamiento
una serie de investigaciones que de forma más o menos con- a largo plazo con litio se correlaciona con una mejor ejecución en
sistente, establecieron que los pacientes con trastorno bipolar pruebas de memoria y velocidad de procesamiento de la infor-
presentaban, efectivamente, una reducción del CI manipulativo mación, mientras que no existe consenso a la hora de considerar
en relación con el verbal. En principio estos datos irían a favor de el posible efecto de los neurolépticos y antidepresivos (76).
la hipótesis inicial según la cual los pacientes presentarían una Aunque todavía no se ha establecido el patrón neuropsicoló-
disfunción del hemisferio derecho en el trastorno. Sin embargo, gico característico para el trastorno bipolar, algunos trabajos in-
se ha observado que las diferencias entre ambos cocientes son dican que los pacientes con trastorno bipolar (de forma similar a
pequeñas en promedio y en algunos trabajos incluso, se ha indi- lo expuesto al comentar la depresión unipolar) presentan una
cado que el CI verbal de estos pacientes estaba por encima de la afectación de tipo subcortical. Este hecho viene avalado, por un
media de la población general, estando el CI manipulativo sólo lado, por los estudios cognitivos que demuestran que los pacien-
ligeramente por debajo. Además, tal y como se ha apuntado ante- tes bipolares tienden a presentar problemas en la evocación libre
riormente, existen pruebas de que las medidas del CI de estos pa- del recuerdo y, por otro, por las evidencias de neuroimagen fun-
cientes fluctúan en función de la fase de la enfermedad, alcan- cional y estructural que implican a los ganglios basales en la fisio-
zando los valores máximos durante la fase hipomaníaca. En todo patología de los trastornos del estado de ánimo. Otro correlato
caso, la disminución del CI manipulativo en estos pacientes se ha cerebral de esta afectación cognitiva podría ser la mayor inciden-
interpretado como un posible reflejo de daño cerebral difuso, cia de cambios en la sustancia blanca en los pacientes, evidencia-
puesto que las tareas nuevas o que requieren tiempo en su ejecu- dos por algunos trabajos que utilizan secuencias T2 de RM. Los
ción (evaluadas en las escalas que conforman el CI manipulati- cambios en la sustancia blanca (tradicionalmente denominados
vo) son más sensibles a este tipo de lesión cerebral. Esta conclu- leucoaraiosis) se han asociado con una disfunción de las conexio-
sión sería compatible con resultados de los estudios realizados nes corticosubcorticales que afecta a procesos como las opera-
con tomografía computarizada (TC) y RM que indican ratios ciones complejas o la velocidad del procesamiento de la infor-
ventrículos/cerebro, atrofia cortical y cerebelares en pacientes con mación. Otros autores concluyen que el patrón de afectación cog-
trastorno bipolar similares a las observadas en esquizofrénicos. nitiva de estos pacientes es compatible con una disfunción de los
Las puntuaciones bajas en el CI manipulativo también se han aso- sistemas frontotemporosubcorticales, aunque admiten que es ne-
ciado al enlentecimiento psicomotor que presentan los pacientes cesario investigar más en este campo para establecer el tipo de al-
durante sus fases depresivas. En el caso de los tests cognitivos para teración neuropsicológica asociada al trastorno bipolar (76).
evaluar funciones intelectuales más complejas, como las del Test Los patrones de alteración neuropsicológica en los trastornos
de Matrices Progresivas de Raven, que incluyen la resolución de unipolares y bipolares son muy parecidos. Murphy y Sahakian
un componente visuoespacial y abstracto, los estudios demues- (75) opinan que la falta de diferenciación en la literatura médica
tran que los pacientes con trastorno bipolar rinden por debajo del es debida en parte a las pocas funciones exploradas en los trabajos
grupo control (76). y en parte a la carencia en la evaluación de factores afectivos en los
El uso de baterías neuropsicológicas indica en general, que los tests. Opinan que la introducción de tareas que requieran proce-
pacientes con trastorno bipolar presentan puntuaciones inferio- samiento emocional puede ser de gran ayuda para comprender
res a los sujetos controles aunque superiores a las de los pacien- los déficit subyacentes a estos trastornos afectivos.
tes esquizofrénicos. En el caso de funciones como la fluencia ver- ı
bal no está del todo claro que los pacientes con trastorno bipolar ı
las ejecuten peor que los sujetos controles. Sin embargo, a partir depresión y edad
de trabajos que utilizan tests neuropsicológicos específicos para ı
cada una de las funciones cognitivas se han encontrado simili- Las alteraciones neuropsicológicas que presenta el paciente de
tudes en el rendimiento neuropsicológico de pruebas frontales edad avanzada afecto de depresión, con frecuencia suman o mul-
entre pacientes con trastorno bipolar en fase maníaca y esquizo- tiplican los efectos de la edad, además de la habitual comorbilidad
frénicos, en especial en tareas de resolución de problemas. No con la patología vascular subcortical y la posible coexistencia de
obstante, otros trabajos indican que los pacientes con trastorno enfermedad de Alzheimer.
bipolar difieren poco en su perfil cognitivo de los pacientes con La exploración neuropsicológica junto con la exploración neu-
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depresión unipolar. Ambos casos se han asociado con alteracio- rológica y los datos de RM contribuyen a la predicción de la res-
nes de la memoria, la función frontal y la atención. El tiempo de puesta farmacológica en la depresión (76). Las variables más expli-
hospitalización, la cronicidad, el número de episodios, el tipo de cativas son la presencia de hiperintensidades en la sustancia blanca
diagnóstico (bipolar I frente a bipolar II) y la gravedad del tras- en la RM (38 %), signos piramidales focales (34 %), presencia de
torno son algunas de las variables que podrían explicar las mayo- perseveraciones (31 %) y signos extrapiramidales (23 %).
res alteraciones cognitivas descritas entre los pacientes con tras- Respecto a aspectos que pueden contribuir al diagnóstico di-
torno bipolar en algunos estudios. Otro aspecto que influiría en ferencial, el paciente con enfermedad de Alzheimer a menudo

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/c17/ Neuropsicología
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no presenta quejas subjetivas de pérdida de memoria y, en el caso


de tenerlas, no les atribuye la gravedad, importancia y trascen- /tabla17-5/
dencia que en realidad tienen. Por el contrario, las quejas subjeti- Diferencias entre demencia y seudodemencia
vas en la depresión son muy marcadas, preocupan al paciente y depresiva
sobrepasan la realidad de la afectación.
Demencia Depresión
La afectación de la memoria en la depresión es más leve que
en la enfermedad de Alzheimer y se asemeja a la de algunas de- Sin quejas subjetivas destacables Quejas subjetivas importantes y
mencias subcorticales. Usando el California Verbal Learning pero con afectación objetiva constantes que superan al
Test y comparando los perfiles obtenidos por pacientes con de- muy marcada trastorno mnésico objetivable
presión unipolar, depresión bipolar, enfermedad de Alzheimer, Mayor frecuencia de falsos
positivos en las pruebas de
enfermedad de Huntington y paciente controles, Massman y reconocimiento de memoria
cols. (77) encuentran que el análisis discriminante clasifica al Alteración tanto en reconocimiento La capacidad de aprendizaje
28,6 % de los deprimidos como pacientes con enfermedad de como en evocación de suele estar más afectada
Huntington y al 49 % como normales, pero a ninguno como pa- aspectos autobiográficos y que la memoria remota
ciente con enfermedad de Alzheimer. A su vez, Gainotti y Marra relevantes de la memoria
remota o que hagan referencia
(78), utilizando el test de aprendizaje auditivo-verbal de Rey, de- a lugares o nombres frecuentes
terminan que la presencia de errores falsos positivos en el reco- Respuestas rápidas pero Lentitud en la exploración
nocimiento es una medida con buena capacidad de diferenciar incorrectas en la exploración neuropsicológica. El
entre pacientes con enfermedad de Alzheimer y pacientes con Manifestaciones paciente tarda tiempo en
seudodemencia depresiva. apractoafasoagnósicas iniciales responder pero puede
hacerlo bien
La evaluación de la capacidad de realizar nuevos aprendizajes Trastorno cognitivo Trastorno cognitivo estable en
puede proporcionar cierto solapamiento entre la enfermedad de progresivamente involutivo el tiempo
Alzheimer y la depresión; en este sentido, la valoración de la me-
moria también debe comprender una evaluación adecuada de la
memoria remota, en especial de la memoria semántica. El pacien-
te con enfermedad de Alzheimer presenta graves alteraciones de
la capacidad de evocar y reconocer fechas históricas y autobiográ- dio de Pearlson y cols. (80), tras 2 años de seguimiento de 11 su-
ficas relevantes, y alteraciones de la evocación de los nombres de jetos diagnosticados de depresión con trastorno cognitivo (el
lugares frecuentes y nombres de familiares cercanos. equivalente a la seudodemencia depresiva) únicamente uno pa-
La velocidad de procesamiento mental puede diferenciar deció deterioro neuropsicológico, en contraste con el 100 % de
también ambas patologías, aunque en el sentido contrario al de los pacientes afectados de enfermedad de Alzheimer, quienes
la memoria: los pacientes con depresión están más alterados, es evidenciaron un claro deterioro.
decir, son más lentos que los pacientes con enfermedad de Alz- Finalmente, cabe mencionar que aunque la depresión puede
heimer (79). ser comórbida en pacientes con enfermedad de Alzheimer, ésta
El perfil neuropsicológico general permite diferenciar de for- no influye ni en el rendimiento neuropsicológico ni en la evolu-
ma clara la enfermedad de Alzheimer de la seudodemencia de- ción de la enfermedad (81).
presiva (tabla 17-5). El paciente con enfermedad de Alzheimer Al parecer existe un obvio solapamiento entre la seudode-
presenta, ya en fases iniciales, manifestaciones afasoapractoag- mencia depresiva y la demencia vascular subcortical. Greenwald y
nósicas detectables mediante la exploración neuropsicológica cols. (82), a partir de imágenes de RM, compararon el grado de
adecuada capaz de señalar leves trastornos del lenguaje o de las señales hiperintensas en la sustancia blanca (leucoaraiosis) en 48
praxis. Así, la Batería de Afasia de Boston, conjuntamente con el sujetos ancianos con depresión mayor unipolar y 39 voluntarios
Token Test y la interpretación cualitativa del perfil del WAIS pue- sanos de características demográficas similares. Los sujetos con
den ser de gran ayuda diagnóstica. Un perfil de afasia nominal o depresión presentaban más señales hiperintensas en la sustancia
de afasia sensorial transcortical, junto con alteraciones de la lectu- blanca. Ello indica que las lesiones subcorticales pueden contri-
ra, la escritura y el cálculo y, por otra parte, manifestaciones de buir al desarrollo y expresión de la depresión. Probablemente
apraxia ideomotora, indican una afectación cortical de la encruci- muchos sujetos deprimidos de edad avanzada sufren alteracio-
jada temporoparietooccipital izquierda. Una marcada alteración nes neuropsicológicas a causa del daño vascular subcortical, no de
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de la praxis constructiva y de las gnosias visuales complejas aña- la depresión asociada.


de evidencia de la afectación de la encrucijada contralateral. Todo Salloway y cols. (83) compararon las señales hiperintensas en
ello, frente a una TC normal, configura el patrón neuropsicoló- RM potenciadas en T2 cuantificando el volumen de la leucoa-
gico característico de la enfermedad de Alzheimer. raiosis. Los sujetos con depresión unipolar de inicio tardío (des-
Por su parte, las valoraciones neuropsicológicas evolutivas pués de 60 años) tenían más leucoaraiosis que los de inicio no tar-
pueden diferenciar a pacientes con seudodemencia depresiva de dío. Los de inicio tardío tenían además una mayor afectación de
pacientes con enfermedad de Alzheimer. De acuerdo con el estu- la memoria y de las funciones ejecutivas. Las diferencias neuro-

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C. Junqué Plaja, D. Bartrés Faz y P. Salgado Pineda
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psicológicas más notables se observaban en la memoria visual de Los tratamientos con TEC han demostrado que su aplica-
la Escala de Memoria de Wechsler, en fluencia verbal con consig- ción interfiere con la capacidad para realizar nuevos aprendizajes
na y en las tareas premotoras de Luria. Los pacientes vasculares con de tipo declarativo. La alteración no sólo afecta a la evocación de
leucoaraiosis, acompañada o no de depresión, presentan alteracio- la información, sino también al reconocimiento. Afortunada-
nes en estas tareas (84, 85). Dupont y cols. (86) demostraron me- mente, la mayoría de las alteraciones en la capacidad de registro
diante RM que 9 de 19 pacientes con trastorno bipolar presentaban son transitorias y desaparecen por lo general a los 6 meses. Des-
hiperintensidades, en contraste con ninguno de los controles. pués de los 6 meses, y coincidiendo con la mejoría clínica, el ren-
Desde el punto de vista clínico, es muy difícil diferenciar al- dimiento cognitivo puede ser superior incluso al del nivel inicial.
teraciones neuropsicológicas asociadas a la depresión del anciano Además de la memoria para realizar nuevos aprendizajes, o me-
sin patología vascular difusa de las que se observan en los pacien- moria anterógrada, y de forma similar a lo que ocurre en la am-
tes que tienen además de la depresión cambios vasculares subcor- nesia, los pacientes depresivos muestran alteración de la memoria
ticales. Es necesario realizar investigaciones neuropsicológicas en retrógrada con gradiente temporal, es decir, ante la evocación au-
las que se utilicen pruebas exhaustivas de memoria, de funciones tobiográfica, recuerdan con más problemas los hechos ocurridos
visuoespaciales y de funciones frontales para detectar aquellas que en los últimos meses antes de la TEC. La memoria inmediata es
tengan poder discriminativo. mas resistente a la TEC y se afecta únicamente en pacientes con
ı edad avanzada. Se ha descrito que incluso podría mejorar, aspec-
ı to que se ha relacionado con la regresión de la sintomatología
efectos de la terapia electroconvulsiva depresiva. Respecto a los parámetros de la TEC que influyen, clá-
ı sicamente se ha observado que la TEC bilateral tiene mayores
Las alteraciones neuropsicológicas asociadas a la terapia electro- efectos que la unilateral, aunque a la larga los resultados son se-
convulsiva (TEC) configuran un patrón consistente (tabla 17-6). mejantes. La afectación es menor cuando se usan pulsos breves.
Inmediatamente después de las convulsiones existe un período Los intervalos de tratamiento son otra variable que hay que tener
variable de desorientación. Después del estado confusional, se ob- en cuenta: la frecuencia de dos sesiones de TEC por semana afec-
serva una alteración de la memoria retrógrada (dificultad para ta más a la función cognitiva que la de tres por semana (88). Res-
evocar información aprendida antes del tratamiento) y amnesia pecto a otras funciones cognitivas los resultados son poco con-
anterógrada (dificultad para realizar nuevos aprendizajes). La des- sistentes o contradictorios. De hecho, no hay ninguna evidencia
orientación aguda y los defectos mnésicos son sensibles a un con- de que la TEC afecte a las funciones ejecutivas en signo positivo ni
junto de parámetros de la TEC. Por ejemplo, las TEC unilatera- negativo. Tampoco se han observado efectos sobre las disfuncio-
les comportan menos consecuencias que las bilaterales. Influyen nes visuoperceptivas o visuoespaciales procesadas esencialmente
también el número de tratamientos, el espacio entre tratamientos por los lóbulos parietales.
y la intensidad del estímulo. La normalización de la función cog- Los efectos de la TEC de mantenimiento han sido menos es-
nitiva tras TEC oscila entre 24 horas y 7 días, aunque se han descri- tudiados; en general, se han descrito casos aislados en los que no
to déficit de memorización hasta 6 meses después y pueden haber se han observado déficit consistentes. No obstante, ante un exa-
déficit permanentes para recordar información que sucedió unos men neuropsicológico exhaustivo, seleccionando pruebas muy
días después de la TEC. Se observa una normalización más rápida sensibles a disfunciones cognitivas leves, se ha podido constatar
de las funciones de memorización que de las capacidades de aten- que los pacientes depresivos con tratamiento de mantenimiento
ción y concentración (87). muestran, respecto al grupo control de pacientes depresivos no
tratados con TEC, un rendimiento inferior en memoria lógica y
en algunas funciones frontales (Test de los Trazos, parte B, fluen-
/tabla17-6/ cia verbal, dígitos inversos) (89).
Efectos de la terapia electroconvulsiva (TEC) sobre
las funciones intelectuales en pacientes depresivos
Trastornos obsesivo-compulsivos
Parámetros de la TEC
Efectos a corto plazo que influyen ı
ı
A corto plazo Lateralidad
Los trastornos obsesivo-compulsivos producen también afec-
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Alteración de la memoria retrógrada Número de sesiones


y anterógrada Tiempo entre las sesiones taciones neuropsicológicas sugestivas de disfunción frontoestriatal
Memoria inmediata más resistente (tabla 17-7). Estas alteraciones son cualitativa y cuantitativamente
entre las sesiones distintas a las de la esquizofrenia. Los pacientes con trastorno ob-
sesivo-compulsivo muestran trastornos específicos de la memo-
A largo plazo
ria visuoespacial y de la memoria de procedimientos, trastornos
Afectación de la memoria y de las
funciones frontales visuoespaciales (dificultades de rotación mental), perseveraciones
en tareas categoriales, enlentecimiento en la evocación de nombres

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/c17/ Neuropsicología
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/tabla17-7/
Síntesis de los resultados de estudios cognitivos en el trastorno obsesivo-compulsivo

Área cognitiva Función específica/tests utilizados Resultados

Cociente intelectual WAIS En general no hay diferencias con los sujetos controles
Atención CPT Alterado en los pacientes y en sujetos con puntuaciones de trastorno
obsesivo-compulsivo subclínicas
Stroop Afectación de la capacidad de inhibición de la atención relacionada con
disfunción de la corteza prefrontal dorsolateral
Memoria Memoria declarativa (RAVLT, CVLT, WMS-R) Mayor afectación de la memoria visual que de la memoria verbal
No declarativa Alteración de la memoria procedimental relacionada con la afectación
frontoestriatal
Función frontal Pruebas de estimación de frecuencia y pruebas Alteración en las pruebas de memoria incidental
de ordenación temporal
Función ejecutiva (WCST, TH, TL) Errores perseverativos y dificultades en la inhibición, relacionados con
disfunciones ventromediales y orbitales
Sin afectación de la categorización
La afectación de las funciones ejecutivas puede ser mayor en los casos
que presentan puntuaciones altas en las escalas de depresión
Estas funciones también se encuentran alteradas en sujetos con
puntuaciones de trastorno obsesivo-compulsivo subclínicas
Visuoespacial- Test de Orientación de Líneas de Benton, Figura Funciones alteradas
visuoconstructivo Compleja de Rey

y alteraciones de la capacidad de inhibición de automatismos. compulsivo, en concreto los circuitos que incluyen la corteza orbi-
Ambas patologías comparten la disfunción en tareas de categori- tofrontal, el cíngulo anterior y el estriado. Estas áreas exhiben hi-
zación (WCST); sin embargo, los pacientes esquizofrénicos ade- peractividad en reposo, que se acentúa durante la provocación
más de cometer muchos errores perseverativos presentan un défi- de síntomas y se atenúa tras el tratamiento psiquiátrico o psico-
cit en la formación de categorías (conceptualización), pero los lógico (91). Rauch y cols. (91), en un estudio del valor predictivo
pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo únicamente presen- del metabolismo cerebral evaluado mediante tomografía por emi-
tan perseveraciones. Esto sugiere que en la esquizofrenia existe un sión de positrones (PET), encuentran que el menor metabolis-
déficit cortical más marcado. Ambas patologías comparten el tras- mo del cíngulo posterior derecho tiene un valor predictivo para la
torno de memoria procedimental que sugiere una disfunción de mejoría clínica tras la cingulotomía anterior. Lippitz y cols. (92)
los ganglios basales, pero en la esquizofrenia el déficit mnésico es publicaron en 1999 el análisis de los casos intervenidos entre 1976
generalizado, por lo que se supone que existe además una implica- y 1989 en el hospital Karolinska de Estocolmo: 19 habían sido
ción temporal medial bilateral. Los trastornos visuoespaciales y vi- sometidos a termocapsulotomía y 10 a capsulotomía con bisturí γ.
suoconstructivos de los trastornos obsesivo-compulsivos no se El común denominador de la mejoría clínica vino determinado
observan en la esquizofrenia, lo cual indica una preservación de la por una lesión en el brazo anterior de la cápsula interna del he-
vía parietofrontal en esta última. El trastorno de funciones superio- misferio derecho. Aunque la mayoría de las intervenciones se
res en la esquizofrenia crónica puede ser tan marcado que supon- efectúan de forma bilateral, se ha descrito mejoría clínica tras la
ga por sí mismo (al margen de los trastornos de pensamiento) una lesión unilateral derecha.
incapacitación académica y laboral. Las disfunciones cognitivas en Existen numerosas pruebas sobre las alteraciones cognitivas
el trastorno obsesivo-compulsivo son muy discretas y tienen poca en el trastorno obsesivo-compulsivo. No obstante, de forma si-
repercusión en el funcionamiento cotidiano (30). milar a otros trastornos psiquiátricos, es difícil dilucidar si las
Abbruzzese y cols. (90), contrastan los resultados de pacientes alteraciones neuropsicológicas se pueden explicar por las dis-
esquizofrénicos con pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo torsiones de la sintomatología central de la enfermedad o son
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usando el WCST como sensible a disfunciones dorsolatareales y atribuibles a las mismas alteraciones cerebrales que provocan el
el Test de Alternancia de Objetos como prueba sensible a disfun- trastorno. La duda, la comprobación repetitiva, la inflexibilidad
ciones orbitofrontales. Ambos demuestran la disociación entre conductual, la rumiación y la conducta ritualista podrían por
una mayor afectación dorsolateral en la esquizofrenia y una ma- ellas mismas causar problemas en el rendimiento ante tests
yor afección orbital en el trastorno obsesivo-compulsivo. neuropsicológicos.
Los datos de neuroimagen funcional coinciden en hallar una Savage y cols. (93) interpretan los resultados positivos respec-
red de regiones cerebrales implicadas en el trastorno obsesivo- to a las alteraciones de la memoria halladas en el trastorno obsesi-

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vo-compulsivo y su discordancia respecto a la afectación de tipos de tareas evalúan un tipo de memoria que podemos deno-
los circuitos frontoestriatales como una disfunción secundaria minar incidental, puesto que los pacientes desconocen al princi-
al déficit frontal en funciones ejecutivas. Según estos autores, pio de la prueba que se les van a realizar preguntas de estimación
la ausencia de planificación y de estrategia puede comportar de frecuencia o de ordenación temporal. En ambas tareas tam-
alteraciones en el rendimiento de la memoria, tal como se ha bién puede pedirse a los sujetos que evalúen subjetivamente su
demostrado en distintas patologías que atañen al lóbulo fron- rendimiento durante la prueba para obtener una medida de me-
tal, los ganglios basales o ambos. En esta línea de investigación tamemoria. Jurado y cols. (97, 98) hallaron que los pacientes con
presentan un trabajo en el que se compara el rendimiento en trastorno obsesivo-compulsivo rendían peor que los sujetos con-
memoria verbal y visual usando el test de copia y memoria de troles, tanto en pruebas de ordenación temporal como en prue-
la Figura Compleja de Rey, en el que se evalúan de forma cua- bas que medían la incidencia de frecuencia de los estímulos. Asi-
litativa la estrategia de copia y distintas medidas del CVLT, en mismo, los autores observaron que los pacientes también fallaban
el que se valoran las estrategias semánticas que pueden ayu- en estimar si su ejecución durante los tests era correcta o inco-
dar a la memorización. En efecto, demuestran que los pacien- rrecta. Estos resultados son compatibles con los que se habían en-
tes con trastorno obsesivo-compulsivo muestran un déficit contrado previamente en pacientes que presentaban lesiones y
en las estrategias verbales y visuales que contribuyen a la capa- sugieren una disfunción frontoestriatal en el trastorno obsesivo-
cidad de evocar información. Además, detectan una relativa compulsivo.
preservación del reconocimiento respecto a la evocación, lo Martinot y cols. (99) observaron reducciones en el metabolis-
cual también apoyaría la hipótesis del defecto frontal de me- mo de la glucosa en toda la corteza, y específicamente en la región
moria. prefrontal dorsolateral, en pacientes con trastorno obsesivo-com-
Respecto a las funciones cognitivas generales, clásicamente pulsivo en condición de reposo. El mismo día del examen con
se había considerado que el trastorno obsesivo-compulsivo iba PET, los pacientes fueron evaluados neuropsicológicamente con
asociado a CI más elevados que los de los controles. Actualmen- pruebas de memoria y funciones frontales y su análisis permitió
te esta evidencia no se mantiene. El CI acostumbra a ser similar establecer una correlación negativa entre la realización del test de
al de los controles y, en caso de diferencias, el CI manipulativo Stroop y el metabolismo de la corteza frontal dorsolateral. Estos
es el inferior, lo cual iría en favor de una disfunción del hemisfe- resultados sugieren que esta región está involucrada en la capaci-
rio derecho en esta patología (94). dad atencional para inhibir respuestas inmediatas inapropiadas
ı en los pacientes.
ı Existen evidencias de que la comorbilidad con otras manifes-
funciones frontales taciones psiquiátricas puede empeorar el funcionamiento de los
ı pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo en pruebas depen-
Se ha observado un déficit en el WCST atribuible esencial- dientes del lóbulo frontal. En este sentido, Moritz y cols. (100) ha-
mente a la dificultad de cambio (94) En un estudio donde se llaron que los pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo, que
comparó la ejecución en el WCST de 19 pacientes con trastor- además presentaban puntuaciones altas en la Escala de Depresión
no obsesivo-compulsivo y 19 controles emparejados por edad y de Hamilton (Hamilton Rating Scale for Depression, HRSD), ren-
sexo se evidenciaron peores ejecuciones en el grupo de pacien- dían peor que el resto de sujetos con el mismo trastorno en prue-
tes, tanto en lo que respecta al número de categorías erróneas bas como el WCST, el Trail Making Test B y la fluencia verbal. Es-
como al número de perseveraciones. Los autores, además, en- tos resultados están en la línea de otros trabajos en los que se ha
contraron correlaciones entre el número de errores y el flujo evidenciado que el componente depresivo en el trastorno obsesi-
sanguíneo cerebral regional determinado mediante tomografía vo-compulsivo explicaría parte del trastorno ejecutivo de los pa-
computarizada por emisión de fotón único (SPECT) en la cor- cientes (101).
teza frontal inferior izquierda y en el núcleo caudado izquier- El estudio de muestras subclínicas también ha aportado nue-
do (95). vos conocimientos sobre la fisiopatología y la neuropsicología del
Existe un tipo de memoria relacionada con el funcionamien- trastorno obsesivo-compulsivo. Mataix-Cols y cols. (102), utili-
to de los lóbulos frontales denominada memoria para la ordena- zando esta aproximación metodológica, han comprobado que los
ción temporal. Las pruebas que evalúan esta función consisten en sujetos con puntuaciones subclínicas de trastorno obsesivo-com-
la presentación de una serie de estímulos (p. ej., fotografías de pulsivo en escalas como en la versión española del Inventario de
caras), algunos de los cuales se presentan una sola vez y otros más. Padua presentan alteraciones en pruebas neuropsicológicas sensi-
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La tarea requiere que el paciente decida si los estímulos que se le bles a dicho trastorno o bien a otros trastornos con afectación
presentan en un momento determinado ya habían sido presen- de los ganglios basales. En concreto, los sujetos con manifestacio-
tados o no. Paralelamente, otra prueba de características similares nes subclínicas precisan más movimientos para resolver la versión
requiere que los sujetos estimen la frecuencia de presentación de de 4 discos de la Torre de Hanoi, lo que indicaría una posible
un estimulo (el número de veces que ha visto la fotografía de una disfunción de los circuitos frontoestriatales. Además, también se
cara determinada, si seguimos con nuestro ejemplo), que puede observó que este grupo de sujetos presenta una peor ejecución
haber sido presentada una vez o en diversas ocasiones. Estos dos en el CPT en comparación con los controles, lo que sugiere ade-

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/c17/ Neuropsicología
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más una alteración de los mecanismos atencionales. Finalmente, 6. Frith CD. The cognitive neuropsychology of schizophrenia. Hove: La-
otra de las pruebas frontales que ha resultado sensible para dife- wrence Erlbaum Associates, 1992.
renciar entre personas con rasgos subclínicos de trastorno obsesi- 7. Cohen RM, Nordahl TE, Semple WE, Andreason P, Pickar D. Abnorma-
lities in the distributed network of sustained attention predict neuroleptic
vo-compulsivo y sujetos controles es la fluencia para los dibujos
treatment in schizophrenia. Neuropsychopharmacology 1998; 19: 36-
donde los sujetos subclínicos presentan menores puntuaciones.
47.
La ejecución de los sujetos en estas pruebas se correlaciona con las
8. Egan MF, Goldberg TE, Gscheidle T, Weirich M, Bigelow LB, Weinberger
puntuaciones de obsesión en las escalas clínicas y se ha interpre- DR. Relative risk of attention deficits in siblings of patients with schizoph-
tado como evidencia de un desequilibrio interhemisférico de los renia. Am J Psychiatry 2000; 157: 1309-1316.
procesos atencionales en el caso del CPT y como una disfunción 9. Cornblatt BA, Malhotra AK. Impaired attention as an endophenotype for
de los circuitos frontoestriatales derechos en el caso de la fluencia molecular genetic studies of schizophrenia. Am J Med Genet 2001; 105:
para los dibujos (103, 104). 11-15.
ı 10. Liu SK, Chen WJ, Chang CJ, Lin HN. Effects of atypical neuroleptics on
sustained attention deficits in schizophrenia: a trial of risperidone versus
ı haloperidol. Neuropsychopharmacology 2000; 22: 311-319.
efectos de la medicación 11. Laurent A, Rochet T, d’Amato T y cols. Vulnérabilité à la schizophrenie.
ı III: intérêts et limites du test de performances continues à paires identiques
Los efectos de la medicación sobre la función cognitiva en (CPT-IP). Encephale 2000; 26: 48-55.
pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo son poco conoci- 12. Wei CJ, Liu SK, Chang CJ, Lien YJ, Chang YH, Hwu HG. Sustained
dos. Mataix-Cols y cols. (105) estudiaron los efectos del trata- attention deficit and schizotypal personality features in nonpsychotic re-
miento con inhibidores selectivos de la recaptación de seroto- latives of schizophrenic patients. Am J Psychiatry 1998; 155: 1214-
1220.
nina (ISRS) sobre 28 pacientes medicados y 24 pacientes sin
13. Saoud M, D’Amato T, Gutknecht C y cols. Neuropsychological deficit in si-
medicar en la realización de pruebas. En este trabajo no se
blings discordant for schizophrenia. Schizophr Bull 2000; 26: 893-902.
pudo apreciar ningún efecto del tratamiento con ISRS sobre la
14. Cornblatt BA, Lenzenweger MF, Erlenmeyer-Kimling L. The continuous
función cognitiva, aunque se observó un efecto positivo en la performance test, identical pairs version: II. Contrasting attentional profiles
fluencia verbal en los pacientes que recibieron benzodiazepi- in schizophrenic and depressed patients. Psychiatry Res 1989; 29: 65-
nas. A pesar de estos resultados interesantes, que indican que 85.
los pacientes que mejoran clínicamente no ven afectadas nega- 15. Cornblatt BA, Dworkin RH, Erlenmeyer-Kimling L. Childhood neurocogni-
tivamente sus funciones intelectuales, Kim y cols. (106) indi- tive predictors of adolescent and adult pshychopathology. Biol Psychiatry
caron que las mejoras clínicas observadas en pacientes con tras- 1992; 31: 192.
torno obsesivo-compulsivo tras tratamiento farmacológico no 16. Mirsky AF, Kugelmass S, Ingraham LJ, Frenkel E, Nathan M. Overview
se correspondían con la normalización de todas las pruebas and summary: twenty-five-year followup of high-risk children. Schizophr
Bull 1995; 21: 227-239.
neuropsicológicas. En este trabajo se observaron bajos rendi-
17. Mirsky AF, Lochhead SJ, Jones BP, Kugelmass S, Walsh D, Kendler KS.
mientos en la Figura Compleja de Rey evaluada como prueba
On familial factors in the attention deficit in schizophrenia. A review and re-
de memoria a largo plazo y en el Trail Making Test A, antes y
port of two new subjects samples. Psychiatry Res 1992; 26: 383-403.
después del tratamiento farmacológico, y mejoras en la prueba 18. Walker E. Attentional and neuromotor functions of schizophrenics, schi-
de fluencia verbal. Finalmente, otros trabajos han señalado zoaffectives and patients with other affective disorders. Arch Gen
que una mala ejecución en pruebas relacionadas con el funcio- Psychiatry 1981; 38: 1355-1358.
namiento de la corteza frontal ventromedial, tales como las 19. Fleck DE, Sax KW, Strakowski SM. Reaction time measures of sustained
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/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 317 |


|
J. Sanjuán Arias
|

teoría de que las especies fueron creadas de una vez y permane-

/capítulo18/
cieron inmutables. El problema era que hasta la publicación del
manuscrito conjunto entre A. R. Wallance y C. Darwin en 1858
y, sobre todo, del libro El origen de las especies, todas las explica-
ciones que se habían dado para comprender el mecanismo de la
evolución (p. ej., la herencia de caracteres adquiridos) eran cla-

Teorías evolucionistas ramente insatisfactorias. El gran mérito de C. Darwin no fue la


sugerencia de la evolución, sino el hecho de proponer su meca-
nismo a través de la selección natural, basándose en numerosos
datos y observaciones, con una actitud autocrítica y rigurosa.
J. Sanjuán Arias Otro aspecto esencial de su propuesta fue señalar que todos los
organismos tienen un ascendente común. Este paradigma es la
base de la biología actual. Como señaló Dobzhanshky (3): «Nada
tiene sentido en biología si no es a la luz de la evolución». La teo-
En los últimos años estamos asistiendo a una verdadera ava- ría de la evolución ha dejado de discutirse en términos científicos
lancha de escritos que tratan de entender la mente humana a hace tiempo. En palabras de Dennet (4): «Para decirlo de una
partir de la teoría de la evolución. Aunque este intento de acerca- manera terminante pero honrada, quien dude hoy de que la va-
miento no es un fenómeno nuevo, está alcanzando una impor- riedad de la vida en el planeta fue producida por un proceso de
tancia y un interés creciente. Aquí repasaremos tres aspectos: en evolución es simplemente un ignorante, un ignorante imperdo-
primer lugar, recordaremos brevemente la importancia de la teo- nable en un mundo en el que tres de cada cuatro personas han
ría de la evolución en biología y trataremos de señalar algunos de aprendido a leer y a escribir» (4). O como ha señalado J. Sampe-
sus puntos controvertidos. En segundo lugar, repasaremos las dro de forma igualmente contundente: «la evolución es... una
principales aproximaciones en la comprensión de la mente a la cuestión filosóficamente muerta, por la sencilla razón de que es
luz del enfoque evolucionista y su relación con las principales co- verdad» (5).
rrientes de la psicología y la psiquiatría, haciendo hincapié en la Si es tan evidente ¿por qué ha originado entonces tanta polé-
importancia de la neurociencia como punto de referencia. Por mica? Las razones de la controversia son, a nuestro modo de en-
último, señalaremos algunos ejemplos de aplicaciones que está tender, muy complejas. Hubo, y todavía queda, un gran grupo de
teniendo este enfoque en la comprensión de la psicopatología. disidencias, no desde la ciencia sino desde la religión, la política
Si bien cada uno de estos apartados es suficientemente denso o la filosofía. La razón de estas reacciones es comprensible. Si, por
como para merecer por sí mismo un tratado, aquí sólo se pre- un lado, la teoría de la evolución dio sentido a toda la biología,
tende ofrecer una introducción a un tema muy amplio. El lector por otro abrió terribles grietas en el pensamiento filosófico y reli-
interesado puede profundizar en los temas a través de la biblio- gioso. Al dar una explicación natural del origen de la vida, hacía
grafía que aparece al final del capítulo. innecesaria la intervención divina. Pero aún más, tampoco era
necesario que la evolución tuviera un sentido, una finalidad. Era y
es, simplemente, el efecto del paso del Tiempo en los seres vivos
Evolución: un hecho, a partir de la aparición de la primera materia autorreplicante. Si
hemos escrito el «Tiempo» con mayúsculas se debe a que no nos
no una teoría referimos a un tiempo a la medida humana (que puede entender-
ı se razonablemente con el paso de las generaciones). Nos referi-
ı mos a ese Tiempo, desde hace aproximadamente 3.500 millones
Probablemente no exista en la ciencia una teoría que haya ori- de años, en que se cree que comenzó la vida en este planeta. No
ginado más escritos, más tensiones, ni más polémica que la que estamos acostumbrados a pensar en esos términos temporales,
sacó a la luz C. Darwin en 1859 con la publicación de su libro El del mismo modo que nos cuesta entender la inmensidad del uni-
origen de las especies (1). Antes de adentrarnos en las implicacio- verso. Pero, en cualquier caso, la tendencia a la trascendencia y a
nes de esta teoría en el campo de la psicología y la psiquiatría, resolver la angustia existencial ha llevado al ser humano a consi-
conviene recordar qué es lo que defiende y tratar de explicar el derarse el objetivo final de la creación. Esta idea de progreso bio-
porqué de tanta polémica. lógico arranca en Aristóteles con su escala naturae y contagia todo
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La idea de que la diversidad de la vida en este planeta es pro- el pensamiento filosófico occidental. La idea de progreso o de fi-
ducto de la evolución no fue de Darwin. La había formulado ya nalidad no está sólo en todas las religiones: es también un punto
su abuelo E. Darwin 90 años antes y había sido defendida por esencial de la perspectiva marxista y sus variantes. Otra de las ra-
otros investigadores como el propio J. B. Lamarck (2). Muchos zones de la polémica es que la teoría de la evolución ha servido a
científicos del siglo XIX no estaban de acuerdo con el postulado algunos filósofos o políticos para justificar actuaciones y postula-
creacionista. Se disponía ya de muchos datos, procedentes de la dos no sólo radicales sino humanamente negativos, como la de-
geología, la paleontología y la biología, que no encajaban con la fensa del ultraliberalismo y posteriormente de la eugenesia, que

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partió de los postulados de H. Spencer basándose en la supervi- 2. Algunas de estas variaciones pasan a los descendientes.
vencia del más fuerte y la necesidad de depurar la especie. La his- 3. En cada generación se producen más descendientes de
toria está llena de buenas ideas que son luego deformadas y re- los que pueden sobrevivir.
convertidas en abominables por algunos personajes nefastos. Que 4. La supervivencia y la reproducción de los individuos no
la teoría de la relatividad sirviera para construir la bomba atómica son al azar. La mayoría de los que sobreviven y llegan a
no invalida las propuestas de Einstein. reproducirse son aquellos que presentan variaciones más
La teoría de la evolución señala que el hombre no es supe- favorables.
rior al resto de los animales que viven en el planeta. En términos
evolucionistas todos son superiores porque todos han sobrevivi- Así pues, la explicación del mecanismo de la selección natu-
do. Somos una especie recién llegada, y el tiempo, y no nuestros ral es extremadamente simple. La naturaleza hace de forma es-
pensamientos, será el que señale nuestra importancia relativa en pontánea lo que el hombre ha venido haciendo artificialmente en
la vida de este planeta. En resumen, siguiendo a Milner: «la evo- la domesticación de los animales. La selección natural, como
lución quedó establecida como un hecho, no por haber triunfa- mecanismo de la evolución cayó casi en el olvido a finales del si-
do en los debates entre filósofos o lógicos del gabinete, sino por- glo XIX, en un período que algunos han denominado «el eclipse
que unificó miles de observaciones dispares. Sin el concepto de del darwinismo» (7). Curiosamente, sería otra disciplina, de la
un mundo en cambio a lo largo de inmensidades de tiempo, no que Darwin era completamente desconocedor, la genética, la que
existiría lo que consideramos la ciencia moderna» (6). Así pues, sacaría a la teoría de Darwin del atolladero en que estaba. Esto
vamos a dejar de lado las críticas ideológicas que cuestionan o de- se produjo con el redescubrimiento a principios de siglo XX de
forman la realidad esencial de la evolución y a centrarnos en otros los trabajos de Mendel. La unificación de los postulados de Dar-
problemas más interesantes. win y de Mendel es lo que se denominó neodarwinismo. A prin-
cipios del siglo XX, Hugo de Vries propuso que el principal me-
canismo de la evolución no era la selección natural, sino las mu-
taciones espontáneas de los genes que provocaban grandes mo-
Mecanismos de la evolución dificaciones en el fenotipo. Hubo entonces una gran polémica
ı para conocer en qué medida los cambios evolutivos son sobre
todo cualitativos o cuantitativos. Los modelos matemáticos de-
ı
sarrollados en la década de 1920 compaginaban la herencia men-
selección natural deliana con la teoría de la selección natural. Así, la teoría de la
ı evolución quedó indisolublemente asentada en la genética con la
Las verdaderas críticas científicas a la teoría de la evolución publicación, en 1937, del libro de T. Dobzhansky La genética y el
no proceden sólo del fundamentalismo creacionista ni de la sus- origen de las especies, que fue el fundamento para la llamada teo-
picacia progresista. Desde 1859, año en el que apareció el libro ría sintética de la evolución.
sobre el origen ha habido toda una legión de científicos que se La polémica, sin embargo, no acaba aquí. La razón es que
proclaman darwinistas y otra no menos ruidosa que se procla- hay muchos datos y paradojas que no quedan bien explicados por
ma antidarwinistas. Dejado ya bien claro que no es el hecho de la el mecanismo de selección natural y, sobre todo, que se han des-
evolución lo que se discute, ¿qué se discute entonces? Lo que ha cubierto y propuesto nuevos mecanismos que pueden ser com-
creado y sigue creando tanta polémica en la actualidad es el me- plementarios o, para algunos autores, incluso más importantes
canismo propuesto por Darwin de la selección natural. Dicho que la selección natural para explicar la evolución (5, 8, 9). ¿Qué
mecanismo, tal como lo formula por el propio Darwin, es el si- mecanismos son esos?
guiente (1): ı
ı
«¿Podemos dudar —recordando que nacen muchos más indivi- selección sexual
duos de los que es posible que sobrevivan— que los individuos que
ı
posean cualquier ventaja por reducida que ésta sea, sobre los de-
más, tendrán más probabilidades de sobrevivir y de procrear? Por Ya en el libro El origen de la especies, Darwin hizo una reseña
otra parte, podemos estar seguros de que cualquier variación que sea especial al cruzamiento de los individuos como mecanismo esen-
perjudicial, aunque sea en el grado más ínfimo, será rigurosamente cial para aumentar la variabilidad individual. Pero es en su otra
destruida. A esta preservación de las diferencias individuales favora- gran obra, El origen del hombre (10), donde dedica todo un apar-
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bles y a la destrucción de las que son perjudiciales la he llamado se- tado especial a la selección sexual, ya que para Darwin la selección
lección natural» (1). natural tenía dificultades para explicar las diferencias entre razas y
sexos. El principio es el siguiente: si determinados caracteres au-
Esta teoría suele resumirse en cuatro postulados: mentan la atracción sexual en ciertas poblaciones, dichos caracte-
res resultarán reforzados, porque los individuos que los poseen
1. Los individuos que forman las especies presentan varia- tenderán a reproducirse más. Darwin hizo hincapié en la impor-
bilidad. tancia de la selección de pareja, sin embargo desde el punto de

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vista genético, la sexualidad tiene un significado aún mucho más La mayoría de estas mutaciones no tienen ningún efecto o su
relevante. efecto es perjudicial. Es decir, no son mutaciones que «busquen»
En la actualidad, la genética evolutiva sostiene que la aparición la adaptación sino que se producen por azar, y entre los millares
del sexo tal como hoy la entendemos (meiosis y fusión de game- de mutaciones puede haber alguna que mejore la adaptación de
tos) fue uno de los principales acontecimientos en la historia de la un individuo concreto en un ambiente determinado. Si esto au-
evolución (11), ya que al permitir la recombinación, la variabilidad menta su capacidad reproductiva, transmitirá a más individuos
y el acervo genético de una población se hacen mucho más gran- esta mutación con un efecto exponencial.
des y esto da lugar a una aceleración de los mecanismos de selec- ı
ción natural y de la diversidad de la vida en el planeta. ı
ı otros mecanismos de la evolución
ı ı
mecanismos genéticos teoría neutralista
ı ı
El principal problema de la teoría de la selección natural de En 1968 M. Kimura formuló la teoría neutralista de la evolu-
Darwin es que en su tiempo no había ninguna explicación genéti- ción molecular. Kimura observó que los patrones de divergencias
ca para entender el porqué de las variaciones entre individuos de en las secuencias de los aminoácidos eran mucho mayores de los
cada especie y cómo dichas variaciones podían ser producto del que cabría esperar por la selección natural. Es decir, que había
azar y no de los caracteres adquiridos. El punto de apoyo clave (estudió sobre todo las secuencias de aminoácidos de la hemo-
para la selección natural fue la demostración, en primer lugar, de globina y del citocromo C) mucha más diversidad de la esperada
que los caracteres adquiridos no se heredan y, en segundo lugar, si hubieran sido seleccionadas sólo por sus ventajas adaptativas.
de que se podría describir la evolución en términos genéticos gra- Entonces dedujo que la mayoría de las sustituciones de bases (po-
cias a los procesos de mutación. Está mucho mas allá de los obje- limorfismos) que llegan a fijarse en las poblaciones no provocan
tivos de este capítulo describir cuáles son los mecanismos que cambios en el fenotipo, es decir, son neutras. La afirmación de
conducen al cambio del material genético. Pero sí cabe recordar que existe una evolución molecular neutra parece hoy un hecho
dos aspectos: existen mutaciones puntuales o génicas que afectan incuestionable. Lo que resulta polémico es hasta dónde la mayo-
a unos pocos nucleótidos en un gen, y existen mutaciones cro- ría de las mutaciones son realmente neutras, como sostiene la es-
mosómicas que pueden cambiar el número de genes y el número cuela de Kimura (14), y cuáles son los mecanismos evolutivos que
de cromosomas. Los cambios en los cromosomas se dan median- mantienen la variabilidad molecular en la frecuencia de dichas
te cuatro procesos: inversión, duplicación, deleción y transloca- mutaciones.
ción. De estos mecanismos evolutivos, parece que la duplicación ı
tendría mayor importancia para entender la aparición de organis- ı
mos complejos. Pongamos un ejemplo: la serotonina es uno de equilibrio puntuado
los principales neurotransmisores del sistema nervioso en el ser ı
humano. Pero la serotonina ya aparece como sistema de comuni- Una de las críticas más importantes a la teoría de Darwin, de
cación intercelular incluso antes de la aparición del sistema ner- la que él mismo era muy consciente (v. cap. 10 de su obra) era la
vioso en seres tan elementales como las esponjas. El mecanismo ausencia de especies intermedias en el registro fósil. N. Eldredge
esencial de la serotonina es el de servir de modulador general. El toma esta paradoja como un dato empírico sólido, es decir asu-
ser humano tiene alrededor de 20 receptores diferenciados para la me que el cambio morfológico es episódico y no gradual. Si-
serotonina. Estos genes de los receptores pertenecen a la misma guiendo a Eldredge: «El concepto de equilibrio puntuado se basa
familia génica, teniendo todos ellos una estructura similar. Cada en la observación de que sobre la base de las características feno-
uno de estos receptores desempeña un papel específico en dicha típicas que cambian cuando de una especie ancestral surge otra
modulación. La aparición de estos diferentes receptores fue de- especie descendiente dicho cambio tiene lugar con relativa rapi-
bida a la incidencia de sucesos de duplicación seguidos de diver- dez si se compara con la longevidad total, tanto de la especie an-
gencia, a lo largo de la historia de la evolución. De esta forma el cestral como de la descendiente» (15). La teoría del equilibrio
número de receptores serotoninérgicos constituye una especie puntuado no va en contra de la selección natural, pero sí señala
de reloj evolutivo (12). que el ritmo del cambio no es gradual y estable, sino episódico y
De hecho, todos los genes que existen en la actualidad provie- brusco (16).
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nen de uno o de unos pocos genes originales. La duplicación géni- ı


ca permite que el ácido desoxirribonucleico (ADN) duplicado in- ı
tervenga en nuevas funciones. Hay que recordar, no obstante, que simbiogénesis
no hay ninguna relación entre el tamaño del genoma y la comple- ı
jidad del organismo. Por ejemplo, el tamaño del ADN humano es Desde Darwin una de las teorías más bellas para explicar la
200 veces mayor que el de la levadura (Sacharomyces cerevisiae), evolución de los seres vivos ha sido la propuesta por L. Margulis
pero 200 veces menor que el de la ameba (Amoeba dubia) (13). (17-19). El paso más importante de la evolución de la vida en la

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tierra fue probablemente la aparición de las células eucariotas (es carecen de función biológica y sin embargo forman la mayor par-
decir, con núcleo). Según la teoría de Margulis, dichas células te del genoma de los eucariotas. Por ejemplo, el 44,4 % del gen
aparecieron como resultado de la fusión de dos o más células pro- humano consta de elementos transponibles. Una hipótesis es
cariotas. Fue un proceso de suma de fuerzas. Uno de los datos que no sean más que un lastre evolutivo sin ninguna función.
más sólidos a favor de esta teoría es la presencia de ADN en or- Transp significa parásitos, y serían el paradigma de genes egoístas.
gánulos como las mitocondrias, algo que nunca podría explicarse Otra posibilidad, que enlaza con las propuestas de Margulis, es
por mecanismos puros de selección natural. En palabras de Mar- que dichos elementos estén en simbiosis con el resto del genoma
gulis: «La simbiosis, la unión de distintos organismos para formar y que de «algún modo» actúen en mutuo beneficio.
nuevos colectivos ha resultado ser la más importante fuerza de Hay otras muchas críticas generales al darwinismo o, dicho de
cambio sobre la tierra» (18). El planteamiento de Margulis es otro modo, muchas matizaciones a los mecanismos evolutivos por
realmente revolucionario. Margulis se define a sí misma como selección natural. Es cierto que a partir del momento en que con-
darwinista pero no neodarwinista. El argumento es el siguiente: vertimos una teoría científica en una doctrina dejamos el terreno
«El formalismo neodarwinista emplea una aritmética y un álgebra de la ciencia y nos adentramos en el de las luchas religiosas o ideo-
inapropiadas para la biología; el lenguaje de la vida no es el álge- lógicas. Algunos grandes divulgadores de la teoría de la evolución,
bra y la aritmética ordinarias; el lenguaje de la vida es la química» como R. Dawkins, han adoptado a menudo posiciones mucho
(18). Su planteamiento ha sido sin duda muy importante para en- menos autocríticas que las que tomó el propio Darwin, que era
tender los primeros pasos de la evolución entre seres unicelulares, muy cauteloso en sus aseveraciones. Si hay quien convierte el dar-
lo que no está tan claro es la importancia de la simbiogénesis en la winismo en una religión, es lógico que surjan espíritus ateos o an-
evolución de los seres pluricelulares. ticlericales. El problema aquí es que títulos como Darwinismo: el
ı fin de un mito (21 ) o La tautología darwinista (22) inducen a pen-
ı sar que toda la teoría de la evolución es una creencia, lo cual no es
genes hox y evolución modular más que un fundamentalismo todavía más radical que el anterior.
ı
Cabe especular que, como ocurre con frecuencia, el propio Darwin
Uno de los avances más importantes de la genética, desde el
sería hoy, a la luz de los nuevos datos, mucho menos darwinista
descubrimiento por parte de Watson y Crick de la doble hélice, ha
que muchos de sus seguidores. En cualquier caso, si en algún terre-
sido el hallazgo de genes selectores que regulan el desarrollo. Di-
no han provocado polémicas las teorías de Darwin, éste ha sido en
chos genes sirven para poner en marcha o activar una cascada de
las implicaciones que pudieran tener en la explicación de la con-
genes que a su vez son los encargados del desarrollo de módulos o
ducta humana. De este problema vamos a tratar a continuación.
partes del organismo. Como ha señalado R. De Frutos, la teoría
de los compartimientos formulada por García Bellido abrió un
marco conceptual en la genética del desarrollo (20). Un aconte-
cimiento aún más fascinante es la conservación de estos genes a lo Evolucionismo
largo de la escala evolutiva. Cada gen hox especifica la formación y conducta humana
de cada uno de los segmentos del organismo, y esto se ha mante- ı
nido invariable a lo largo de la evolución. Pues bien, estos hallaz-
ı
gos han servido para que algunos datos del genoma apoyen que la
Un resumen de las principales etapas de la influencia evolu-
evolución no se basa exclusivamente en los genes, sino que la du-
cionista en la psicología y la psiquiatría aparece en la tabla 18-1.
plicación génica de estos genes selectores provoca una evolución
Este apartado también es particularmente extenso, por lo que vol-
por módulos. La evolución por módulos permitiría explicar cam-
vemos a recomendar al lector interesado que recurra a algunas re-
bios cualitativos bruscos que no dependen tanto de pequeñas
visiones sobre el tema (23, 24).
modificaciones reguladas por la adaptación al medio (9).
ı De todos es sabido que la anatomía, la fisiología y la medici-
ı na en general pudieron avanzar a partir del siglo XV y XVI cuando
transposición génica asumieron la posibilidad de que el estudio de la fisiología y la ana-
ı tomía animal podía tener relevancia en la comprensión de nues-
Otro hallazgo fundamental en la genética y en los mecanis- tro propio organismo (25). El procedimiento comparado ha sido
mos evolutivos fue el descubrimiento de B. McClintock de que sin duda el gran motor de las ciencias biológicas. Sin embargo,
había genes que podían cambiar de localización cromosómica, todo cambia si empezamos a hablar del cerebro y, sobre todo, de
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influyendo en la expresión de otros genes. A ese fenómeno le lla- la conducta humana. Aquí entramos en un terreno muy polémico
mó transposición. Como señala De Frutos (20), esto introducía donde numerosas personas, por otro lado muy sensatas, no tole-
una visión interactiva y dinámica del genoma en contraposición ran ninguna comparación. Se trata de atreverse a investigar y
con la visión estática. La mayoría de estos elementos son secuen- reflexionar a la luz de datos científicos, no de especulaciones filo-
cias cortas, con uno o varios genes para su propia transposición. sóficas, sobre el gran misterio de la mente humana, y para ello no
El interés de estos elementos es que constituyen una de las gran- nos queda otro remedio que recurrir a la investigación sobre su
des incógnitas de la genética evolutiva, dado que aparentemente origen, es decir, la evolución.

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J. Sanjuán Arias
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no y en los animales (26) donde más profundiza y más ideas y da-


/tabla18-1/ tos aporta sobre este tema. Esta obra convirtió a Darwin en el pa-
Principales acontecimientos históricos dre de la «psicología comparada». George Romanes, amigo y se-
en las ciencias de la conducta y la psicopatología guidor de Darwin, con su obra Animal intelligence (27) dio un
en relación con la teoría de la evolución paso más al tratar de conjugar, a partir de sus estudios en el siste-
ma nervioso de los invertebrados, la evolución del cerebro con la
Teoría Ciencias
de la evolución de la conducta Psicopatología evolución de la conducta. Otros investigadores de la época, como
W. James, elaboraron unos principios de psicología, asentados en
1859 la teoría de los instintos, de clara influencia darwinista (28). La
Evolución-selección obra de Darwin también influyó en algunos psiquiatras de la épo-
natural
ca, como H. Maudsley y C. Brown, quienes pensaban que la locu-
(Darwin-Wallance) Cerebro jerarquizado
Teoría de los Instintos (H. Jackson) ra, al igual que la creatividad, estaba ligada a las áreas cerebrales
(W. James) Locura y especie más específicamente humanas.
El origen del hombre Educación adaptacio- Homo (Chriton Sin embargo, hay que señalar que desde 1859, año de publi-
(Darwin) nista (J. Dewey) Brown) cación de Los orígenes, hasta mediados de la década de 1980
Locura y creatividad
tanto las grandes corrientes de la psicología, psicoanálisis y con-
Psicología-anatomía (Maudsley)
comparada ductismo, como de la psiquiatría ignoraron, con honrosas ex-
(G. Romanes) cepciones, cualquier referencia a la teoría de la evolución. ¿Cómo
1900 explicar esto? Analicemos brevemente las razones por separado.
Genética mende- ı
liana
ı
Neodarwinismo
Etología conductismo y teoría de la evolución
(Lorenz, Tinbergen) Cerebro visceral ı
(McLean) El ansia de transformar la psicología en una ciencia, siguiendo
Estructura del ADN el modelo de la física, convirtió la medición experimental en el
(Watson y Crick) Teoría evolucionista
principal objetivo de la psicología académica que se inició con el la-
de la esquizofrenia
Teoría de la muta- Sociobiología (Huxley y cols.) boratorio de Wundt y continuó con el conductismo, primero de
ción neutra (Hamilton, Wilson, Teoría del apego Watson y luego de Skinner (29). A pesar de que trataban de deducir
(M. Kimura) Dawkins) (Harlow, Bowlby) reglas para estudiar la conducta humana a partir de la experimen-
Teoría del equilibrio tación animal, los conductistas, haciendo un alarde espectacular de
puntuado
ignorancia biológica, afirmaban que toda conducta es aprendida
(Gould, Eldrege)
Transposición génica Psicodarwinismo Teoría del rango so- (los instintos, es decir, los genes y el diseño cerebral, no existen).
(McClintock) (Darwin + Freud) cial en la depre- Las reglas del aprendizaje lo explican todo. Estamos en el reino de
Simbiogénesis sión (Price) la rigidez metodológica. Skinner, en una frase que se hizo famosa,
(Margulis) Psicología evolucio- Teoría evolucionista llega a afirmar: «ratas, perros, humanos, ¡qué más da! ¡Todo es
Evolución modular, nista (Darwin de la esquizofrenia
aprendizaje!». El gran valor que tuvo el enfoque conductista de
genética del desa- + teoría cognitiva) (Randall, Crow)
rrollo (Brenner) Psiquiatría darwinista acercar la psicología a un modelo experimental quedó muy limi-
(McGuire y Troissi) tado por no admitir la existencia de una predisposición génica que
Codificación del ge- Neurociencia com- facilita determinados aprendizajes y no otros. Por ejemplo, en un
noma humano parada (Pankseep, experimento con ratas de laboratorio que no habían tenido ningún
Ledoux)
contacto con otros animales se medía la frecuencia de las llamadas
conductas de juego. Si introducíamos olor de gato, dicha conducta
de juego se interrumpía bruscamente y se producía un estado de
En el capítulo 8 de su obra El origen de las especies, Darwin se alarma. Esto no ocurría si el olor era de gallina, caballo u otro animal
centra en el análisis del instinto y trata de demostrar que las con- no depredador (30). Este tipo de comportamiento o conducta in-
ductas instintivas de los animales varían dentro de una especie y nata es imposible de explicar en términos puros de aprendizaje. Y
que dicha variación puede resultar más o menos adaptativa. En este tipo de comportamientos son los que los conductistas trataban
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definitiva, defiende que al igual que en las características morfo- tercamente de no ver o incluso negar. Todo lo que se refiera a con-
lógicas, en los rasgos de conducta heredados, los mecanismos de ducta instintiva provoca un sarpullido inmediato en la mayoría de
la selección natural van filtrando las conductas instintivas más los teóricos del aprendizaje. El conductismo evolucionó poste-
adaptativas. En su obra sobre el origen del hombre se extiende en riormente al reconocer la importancia del lenguaje, en lo que se
la defensa de la continuidad en las capacidades mentales entre denominó enfoque cognitivo-conductual. Este enfoque cognitivo
los mamíferos superiores y la especie humana. Pero es, quizás, conductual pasó a ser una de las bases de la llamada psicología evo-
en su trabajo sobre la expresión de las emociones en el ser huma- lucionista, que luego analizaremos con más detalle.

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psicoanálisis y teoría de la evolución No obstante, ha habido toda una corriente dentro del intento de
ı unión de Freud y Darwin que se ha denominado psicodarwinismo
En el polo opuesto, a partir de la insuficiencia del conocimien- y que ha pecado en mantener el método introspectivo sazonándolo
to neurológico de la época para explicar determinadas situaciones con ideas que parten del marco de la teoría de la evolución. Ejem-
clínicas (histeria), Freud elabora toda una teoría de los instintos plos de psicodarwinismo aparecen en la obras de Badcok o de Ste-
que rigen desde el inconsciente la conducta humana (31). A pesar vens y Price (42, 43). Estos planteamientos caen en los mismos erro-
de que toda su obra se basa en los instintos y a pesar de que seguro res que la psicología evolucionista, si bien agravados porque tratan
que había leído a Darwin, Freud prácticamente no menciona en de establecer planteamientos terapéuticos de tremenda simplicidad
toda su extensa obra la teoría de la evolución, ni recoge información y no aportan, en nuestra opinión, ideas nuevas a los planteamien-
sobre psicología comparada. Una excepción que suele citarse a me- tos propuestos por otras escuelas psicoterapéuticas.
nudo es su obra Tótem y tabú que subtituló: algunos puntos de se- ı
mejanza entre la vida sexual de los salvajes y de los neuróticos. Como ı
ha señalado recientemente Gould (32), esta obra asume el princi- psiquiatría y teoría de la evolución
pio de Haeckel de que la ontogenia recapitula la filogenia. Freud ele- ı
va esta hipótesis a teoría y le sirve de base para especular sobre el ori- Mientras tanto, la psiquiatría oficial se ocupaba de otras tareas.
gen tribal del complejo de Edipo. Sin entrar a discutir la validez de En primer lugar, tenía que hacerse un hueco como disciplina mé-
los principios psicoanalistas, es importante señalar que renunciaron dica y, en segundo lugar, encontrar formas efectivas de ayudar a los
a la observación naturalística para abrazar la introspección como enfermos mentales. Los grandes padres de la psiquiatría, sobre todo
método esencial. A partir de ahí, se produce primero una renuncia y en la escuela alemana, Kraepelin, Bleuler, Jaspers, Schneider y otros
luego un claro rechazo a investigar las bases biológicas de la con- muchos dedicaron un enorme esfuerzo en la descripción de sín-
ducta y de la mente, negando más adelante la posibilidad de compa- dromes clínicos y sentaron las bases de todos los cuadros que hoy
ración con cualquier modelo animal. Con una genial intuición, sólo identificamos torpemente con el recetario de las clasificaciones
Freud dedujo la importancia del impulso sexual y de muerte 50 años internacionales (44). Pero, aunque sí estaban convencidos de la
después de que ya lo hubiera mencionado Darwin (sin citarle). existencia de bases biológicas en los trastornos mentales, no pen-
Por supuesto, algunos autores posteriores a Freud sí conside- saban (como les ocurre a la mayoría de los psiquiatras llamados
raron la posibilidad de indagar en las bases biológicas o en rela- biologicistas actualmente) que dichas bases tuvieran algo que ver
cionar los postulados psicoanalíticos con la teoría de la evolución. con la teoría de la evolución. Y desgraciadamente cuando algunos
En 1958, R. Plutchik publicó un trabajo en el que proponía una lo hicieron fue a través de la interpretación del darwinismo social
nueva teoría de las emociones basada en la conjunción de los de Spencer, que llevó a terribles planteamientos eugenésicos que
planteamientos psicoanalíticos con los evolucionistas (33). Otro se pusieron en práctica en la Alemania nazi y que contribuyeron
importante acercamiento desde el psicoanálisis a las teorías evo- de forma muy notable al desprestigio del acercamiento evolucio-
lucionistas vino del inglés J. Bolwby, quien recibió el encargo de la nista a la psiquiatría (45). Hay que señalar, no obstante, que recien-
Organización Mundial de la Salud (OMS) de asesorar sobre niños temente la Sociedad Mundial de Psiquiatría Biológica ha creado un
sin hogar. Con una formación psicoanalítica rompió los rígidos es- Grupo de Trabajo de Psiquiatría Evolucionista, lo que significa
quemas del psicoanálisis y abandonó la introspección para recu- un primer reconocimiento de este enfoque en la psiquiatría oficial.
perar el método observacional en sus estudios sobre el apego in- ı
fantil. A partir de los impresionantes estudios de H. F. Harlow en ı
las conductas de apego con monos (34), Bolwby trató de realizar etología
una investigación global de la conducta de apego (35, 36). La obra ı
de Bolwby tiene gran importancia no sólo porque se asienta en la La etología ha sido la que más fielmente ha tratado de conti-
observación natural y es, por tanto, falseable, sino porque tuvo im- nuar la investigación de la psicología comparada. La recuperación
plicaciones inmediatas en los cuidados infantiles. Por otro lado, de un análisis naturalístico de la conducta instintiva vino de la ob-
recientemente se han empezado a investigar y comprender las ba- servación rigurosa del comportamiento de animales sanos que vi-
ses biológicas del apego (37). En este mismo sentido se han pro- ven en su medio natural realizada por «simples» zoólogos (46). Esta
ducido algunos intentos de buscar las bases biológicas en las teo- ciencia de la observación aséptica del comportamiento comenzó a
rías psicoanalíticas. Otra obra fundamental en este campo es la de principios del siglo XX con los estudios Jennigs y se estableció fir-
P. McLean (38, 39), quien publicó sus primeros trabajos a finales memente con los trabajos del zoólogo Charles Otis Whitman y del
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de la década de 1940. Fue quizás el primer gran esfuerzo de inte- médico naturalista Oskar Heinroth. Estos investigadores fueron los
gración de disciplinas que recorrían caminos divergentes como la primeros en establecer la homología del comportamiento basada
neuroanatomía, la psiquiatría y el psicoanálisis dentro de un mar- en la observación directa de la conducta animal. La etología adqui-
co filogenético. En España, es necesario citar la obra de Rof Car- rió su madurez a mediados del siglo con los estudios del austríaco
ballo, quien se adelantó a su tiempo resaltando la importancia bio- Konrad Lorenz sobre la impronta, del holandés Nikolas Tinber-
lógica del funcionamiento cerebral inconsciente y cuyo concepto gen sobre el comportamiento de las aves y de Karl Von Frisch sobre
de urdimbre afectiva sigue hoy en plena vigencia (40, 41). el significado del cambio de color en los peces y el vuelo de las abe-

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J. Sanjuán Arias
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jas. Estas investigaciones llevaron a una nueva visión en el estudio ciobiología de la especie humana (50). La aspiración de Wilson era
del comportamiento. Esta nueva visión, además de dar una línea de nada menos que realizar una reformulación de las ciencias sociales.
continuidad entre el comportamiento animal y el humano, esta- Un año después del libro de Wilson aparece El gen egoísta, libro
blecía —o recuperaba— el interés por la observación de la conduc- del zoólogo de Oxford R. Dawkins, que se convirtió enseguida en
ta en el medio natural en contraposición con las investigaciones de un éxito de ventas (51). Solo quisiéramos señalar aquí que esta co-
laboratorio. Según Tinbergen, la etología se define como «el estu- rriente de pensamiento es la que luego ha desembocado en diversos
dio biológico de la conducta teniendo en cuenta su ontogenia, fi- enfoques que pueden englobarse dentro de lo que se denomina psi-
logenia, causa y función biológica» (47). cología evolucionista, que es la dominante hoy día y cuyos princi-
Por supuesto, que al igual que había ocurrido con el darwinis- pios y críticas trataremos a continuación.
mo, el intento de extrapolar las observaciones en animales a la na-
turaleza humana recibió duras críticas, sobre todo desde posiciones
ideológicas marxistas. Para muestra baste este párrafo: «Los oríge-
nes y la naturaleza animal del hombre se presentan con tal grado de Psicología evolucionista
complejidad y de elaboración, a través del medium social, que no se ı
puede instituir ningún paralelismo demostrativo entre el hombre
ı
y los animales. Quien así lo hace, sin las debidas advertencias, lleva
a cabo una operación científicamente incorrecta y, al mismo tiempo,
fundamentos
políticamente reaccionaria» (48). Pero las razones que explican la ı
poca resonancia de los descubrimientos de la etología en psicología Hacia finales de la década de 1980 surgen una serie de traba-
y en psiquiatría no son probablemente estas actitudes dogmáticas. jos que marcan el inicio de lo que se ha denominado psicología
Las principales razones tienen que ver quizá con cuestiones episte- evolucionista (52-54). En ellos se define dicha psicología del si-
mológicas y prácticas; epistemológicas porque no había en psicolo- guiente modo:
gía más que dos opciones: sumergirse en el método experimental
«La psicología evolucionista es la psicología que integra el cono-
como única forma de hacer «ciencia» psicológica, o abrazar la in-
cimiento de la biología evolucionista, asumiendo que entender el
trospección y recibir el bautismo de la religión psicoanalítica en proceso que llevó a la formación de la mente humana nos permita
cualquiera de sus iglesias. No había —y quizá todavía no hay— comprender sus mecanismos» (52).
hueco para la reivindicación de la observación natural como una de
las principales fuentes del conocimiento científico y en particular Este enfoque parte, pues, de tres premisas esenciales sobre una
del estudio de la conducta humana. Por otro lado, había razones conducta humana universal más allá de las diferencias culturales:
prácticas, porque salvo algunas teorías sobre el autismo la etología
no aportaba nuevas estrategias terapéuticas para ayudar al clínico, 1. Los mecanismos psicológicos que definen dicha natura-
ni tampoco prestó en sus comienzos interés por trazar un paralelis- leza, se desarrollaron al igual que en otras especies, por
mo con el desarrollo cerebral. selección natural.
Sea como fuere, el hecho es que la psiquiatría se ha preocu- 2. Los factores ambientales que condicionaron dicha selec-
pado del comportamiento animal, casi exclusivamente, en rela- ción natural ocurrieron en el Pleistoceno y no en circuns-
ción con la investigación de modelos animales en la psicofarma- tancias actuales.
cología y no de su estudio en su medio natural. 3. La mente funciona de forma modular.
ı
ı La hipótesis del funcionamiento modular de la mente fue for-
sociobiología mulada por primera vez por J. Fodor (55). Esta hipótesis supone,
ı de algún modo, una vuelta a las teorías localizacionistas formula-
Después de la etología fue la llamada «sociobiología» el enfo- das por F. J. Gall en el siglo XVIII que dividían el cerebro en múl-
que que más claramente intentó acercarse a la comprensión del tiples zonas, cada una con una facultad determinada. Aunque la
comportamiento humano a partir de la teoría de la evolución. hipótesis de Fodor es que el número de módulos en los que está
La sociobiología se define según su primer mentor E. O. Wil- implicada la mente es limitado, J. Tooby y L. Cosmides especulan
son como «el estudio sistemático de las bases biológicas de todo que debe haber múltiples módulos, cada uno de los cuales cum-
comportamiento social». La sociobiología es una prolongación di- plen una función específica en el cerebro, y que éstos se conservan
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

recta de las teorías de Darwin pero apoyadas por los nuevos cono- porque tienen un carácter adaptativo para el individuo. Estos mó-
cimientos de la genética de las poblaciones. En su libro esencial dulos guardan relación con funciones básicas, como escoger la
Sociobiología, la nueva síntesis, Wilson (49) recoge una monumen- pareja adecuada, buscar y seleccionar comida, proteger a la pro-
tal cantidad de datos sobre el comportamiento social de diferentes le, defender al grupo social, etc.
especies, desde las bacterias a los primates y, en el último y más Un principio clave en la comprensión de la psicología evolu-
polémico capítulo, al ser humano. Wilson amplió este último cionista es lo que se ha denominado «adaptación evolutiva al am-
apartado en otro libro en el que trata de asentar las bases de una so- biente». Esto quiere decir que el entorno ha ido seleccionando los

| 324 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c18/ Teorías evolucionistas
ı

patrones de conducta que resultan más adaptativos para nuestra


3 millones años
especie. Por ejemplo, en el reconocimiento de los peligros exter-
Aparición del género Homo
nos estamos especialmente predispuestos a reconocer peligros en
señales o animales (serpientes, arañas) que ya no constituyen nin-
gún peligro en el momento actual pero que sí fueron riesgos vi-
150.000 años
tales importantes en períodos ancestrales (tabla 18-2).
Aparición de la especie sapiens
Otro concepto clave es el de «retraso en el genoma» (genoma
lag). La carga genética que condiciona nuestros instintos y reac- Selección-adaptación
ciones emocionales más primarias apareció adaptada a los am- 10.000 años de respuestas emocionales
bientes ancestrales y no a la nueva situación que ha generado la Civilización
cultura y la civilización actual. Según este esquema, la velocidad Cambios ambientales rápidos
de cambio social que se ha multiplicado exponencialmente des- Genoma lag
de hace 10.000 años y de forma vertiginosa en el siglo XX puede
acentuar aún más este desajuste entre adaptación genética-cere- Persistencia de respuestas
bral a ambientes ancestrales y el mundo actual. En este punto es emocionales ancestrales
importante diferenciar entre conductas adaptativas y conductas
conservadas por la selección natural. /figura18-1/
En la figura 18-1. Puede verse un esquema del principio gene- Desfase entre los cambios evolutivos genéticos
ral básico de la psicología evolucionista. Se considera que las res- y ambientales en el ser humano: genoma lag
puestas o reacciones emocionales son fruto de la selección natural.
Los principales métodos que utiliza la psicología evolucio-
nista aparecen reflejados en la tabla 18-3. Un aspecto esencial de
este enfoque de la psicología, cuya aplicación en psiquiatría no es
fácil, es que hace hincapié en las cosas que tenemos en común les razones para la confusión que hoy reina en psiquiatría. Los
como especie y no en las diferencias. conceptos evolucionistas dan nuevas ideas en la forma de enten-
Es importante también la diferenciación que hace la psicología der determinadas conductas humanas. Estos autores proponen
evolucionista de la patología verdadera de la seudopatología. La pri- un modelo explicativo de la conducta humana basado en cuatro
mera se referiría a aquellas conductas que eran ya desadaptativas en sistemas: las motivaciones biológicas, las conductas automáticas,
los ambientes ancestrales (p. ej., la corea de Huntington). Otras se- los algoritmos conductuales y las capacidades funcionales (56).
rían conductas recientes provocadas por cambios ambientales que ı
resultan desadaptativas (anorexia nerviosa), y otras serían aquellas ı
patologías que eran adaptativas en el pasado pero que no lo son en críticas
la actualidad, como por ejemplo el miedo a las serpientes. ı
McGuire y Troissi han sido los primeros en abordar desde el Como hemos visto, la psicología evolucionista trata de ofrecer
modelo de la psicología evolucionista los principales trastornos una base universal de las pautas que rigen nuestra conducta y
psiquiátricos. Para McGuire y Troissi, la ausencia de un modelo
general explicativo de la conducta humana es una de las principa-

/tabla18-3/
/tabla18-2/ Métodos y fuentes de la psicología evolucionista
Subtipos de fobias y explicación evolucionista
según los problemas adaptativos con los que están Métodos para comprobar las hipótesis
relacionadas Comparar la conducta de diferentes especies
Comparar la conducta de hombres y mujeres
Tipo de miedo Problema adaptativo Comparar la conducta de individuos dentro de la misma especie
Comparar la conducta del mismo individuo en diferentes contextos
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

Miedo a las serpientes Evitar picadura venenosa Utilizar métodos experimentales


Miedo a las arañas Evitar picadura venenosa
Miedo a las alturas Evitar caídas Fuentes de datos
Angustia Respuesta de alarma ante un peligro general Registro paleontológico, arqueológico
Agorafobia Evitar lugares donde no hay refugio o escape Datos de la antropología de las sociedades primitivas
Miedo a la separación Búsqueda de la protección de los padres Observación naturalista en poblaciones específicas
Miedo a los extraños Evitar el daño de desconocidos Encuestas poblaciones
Miedo a la sangre Evitar a los depredadores Documentos y registros históricos

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 325 |


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J. Sanjuán Arias
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nuestras emociones. Las principales críticas a la psicología evolu- elaboración de hipótesis verificables
cionista se resumen, en nuestra opinión, en dos puntos: el re-
duccionismo codicioso y la ignorancia del avance de las neuro- Para que una teoría tenga la categoría de científica debe
ciencias. No obstante, el lector que quiera profundizar en estas ser falseable. Esto sólo es posible en algunas de las hipótesis
críticas puede consultar algunas de las monografías que se han que se plantean en la psicología evolucionista. Aunque no es
dedicado con mayor o menor benevolencia a despedazar estos posible reproducir los escenarios del pasado, sí es posible tra-
planteamientos (57-60). tar de extraer algunas características de la conducta humana
ı que son universales en cualquier cultura y que, por tanto, no
ı están mediatizadas por ésta. Por ejemplo, la hipótesis de que el
megalomanía: querer explicarlo todo hombre tiene ante los celos una conducta más agresiva que la
ı mujer permanece invariable en todas las culturas (61, 62). Ex-
La tentación de querer explicarlo todo ha sido uno de los puesto al revés el dato de que determinadas conductas sean
pecados más frecuentes en la psicología y en la psiquiatría. Ya universales (p. ej., la conducta de apego) debe hacernos buscar
comentamos los excesos especulativos que pueden darse en la explicaciones lejanas o evolutivas. Éste es el principal argu-
sociobiología, y la psicología evolucionista cae en ocasiones en mento para buscar una explicación evolucionista de la esqui-
ese mismo error. Lane y Luchins han señalado tres errores co- zofrenia (63, 64).
munes en los enfoques evolucionistas de la psicopatología evo-
lucionista (60), que comentamos a continuación.
ignorancia de los avances de las neurociencias

Si bien la psicología evolucionista reclama estar basada en


adaptacionismo
principios biológicos, la realidad es que toma en muy poca con-
Que un rasgo persista no quiere decir necesariamente que sideración los avances en la neurobiología evolutiva. La mayoría
sea adaptativo. Muchos rasgos pueden tener un carácter neu- de los psicólogos evolucionistas caen en el mismo error que mu-
tral o sólo discretamente desadaptativo, de tal modo que no chos psicólogos cognitivos y no dedican ni siquiera una página al
pongan en marcha mecanismos de selección natural. Los psi- tema de la evolución cerebral (52-54, 56). Esto es particularmen-
cólogos evolucionistas cometen a veces el error de ver en cual- te grave si el principal reclamo de estos psicólogos evolucionis-
quier conducta o rasgo una función adaptativa. Ello puede tas es que sus postulados se arraigan en la biología.
llevar incluso a hipótesis ridículas. Por ejemplo, puede especu- Pero no es aquí donde acaba la posible aplicación de la teo-
larse que la persistencia del vello púbico sirve de amortigua- ría de la evolución en la explicación del origen de la mente;
ción para el coito, aseveración que resulta tan absurda como una gran cantidad de disciplinas buscan trazar dicho origen de
indemostrable. Lo mismo que hay genes cuya presencia no de- la mente a partir del conocimiento del origen del ser humano
pende de mecanismos de selección natural, hay muchos rasgos (tabla 18-4).
fenotípicos que no cumplen ninguna función adaptativa. Por
otro lado, hay que recordar que un rasgo no aparece como
adaptación, ni para salvar a la especie, sino por azar. Por ejem-
plo, las plumas de las aves no surgieron para permitir el vuelo,
sino que es muy probable que en un inicio cumplieran la fun- /tabla18-4/
ción de facilitar la termorregulación y sólo posteriormente se Principales disciplinas y autores en busca
aplicaran al vuelo, del mismo modo que el lenguaje o el pensa- de una explicación filogenética del origen de la mente
miento no aparecieron para salvar a la especie humana, sino
porque el azar había creado estructuras (aparato bucofaríngeo) Disciplina Autores principales
que permitían la emisión de gran variedad de sonidos y una
corteza cerebral compleja, que aprovechó dicha capacidad Filosofía Dennet (4), Ursua (117), Richards (138)
Paleontología Jones (72), Arsuaga (71), Cela-Conde (70)
para mejorar la comunicación y, por tanto, las posibilidades de Arqueología Mithen (119)
supervivencia. Esta misma necesidad de explicarlo todo mediante Psicolinguística Pinker (120), Bickerton (121)
la evolución hace olvidar que la primera explicación que debe- Paleoneurología Eccles (122), Deacon (80)
mos escoger es la más simple. Si una determinada conducta Primatología Goodall (123), Waal (124)
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

puede explicarse causalmente por mecanismos cercanos sim- Sociobiología Wilson (49), Dawkins (51)
Ecología conductual Krebs (125)
ples, esta explicación es preferible a la explicación última com- Coevolución genes- Cavalli-Sforza (126), Jobling (127)
pleja. Por ejemplo, decir que los individuos que viven solos tie- ambiente
nen por selección genética más probabilidad de caer enfermos Psicología evolucionista Barkow (52), Crawford (53), Buss (54)
es obviar el hecho de que estos individuos reciben menos cui- Psicodarwinismo Plutchik (33), Stevens (43), Badcock (42)
dados familiares, lo que constituye ya de por sí suficiente factor Neurobiología comparada MacLean (39), LeDoux (68), Kandel (67),
Pankseep (30), Sanjuán (69)
de riesgo.

| 326 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c18/ Teorías evolucionistas
ı

Neurociencia y genética, Como puede observarse, la idea de utilizar modelos animales


en psicopatología arranca de Darwin y continúa con Pavlov. Sin
bases de una psicopatología embargo, la llegada de la psicofarmacología hace que estos mode-
comparada los no sirvan para la búsqueda de homologías en la conducta sino
ı para predecir la respuesta a fármacos, lo que implica una visión
muy restrictiva. Aunque recientemente se han vuelto a recuperar
ı la búsqueda de modelos animales en el ambiente natural y su co-
principios generales rrelación con conductas psicopatológicas en el ser humano, lo
ı cierto es que los modelos predominantes siguen siendo los far-
Un lugar donde jamás se discute la importancia de la teoría de macológicos. Creamos unos síndromes a partir de una agrupa-
la evolución son los departamentos de genética y de neuroanato- ción de síntomas por observación clínica y luego tratamos de bus-
mía comparada. El trabajo de cuantos investigan en el laboratorio carles una homología en el comportamiento animal. Todo ello
con modelos animales dejaría de tener sentido si no pudieran tra- nos ha llevado a una de las mayores contradicciones de la llamada
zar una homología con el ser humano, es decir, si no estuviera psiquiatría biológica, esto es, que a pesar de los avances especta-
dentro del marco de la evolución. Creemos que es precisamente culares de las neurociencias no se ha logrado incorporar ninguna
desde la genética del comportamiento y de las neurociencias don- prueba o marcador biológico en el diagnóstico de los trastornos
de debe partir una posibilidad de integrar la psicología y la psi- psiquiátricos. Una posible explicación para esta inconsistencia
quiatría con el resto de las ciencias naturales. Una evolución de las de hallazgos es la falta de validez biológica de los fenotipos tal
diferentes etapas en la consideración de los modelos animales en como los diagnosticamos en las clasificaciones internacionales
psicopatología aparece en la tabla 18-5. (65). En la tabla 18-6 puede verse un esquema de la diferente va-
lidez biológica de los grandes grupos sindrómicos, ateniéndonos
tanto a la posibilidad de un tratamiento biológico eficaz como a la
existencia de marcadores biológicos y de modelos animales váli-
/tabla18-5/ dos. Como puede verse en algunos trastornos, como en los de an-
Resumen de la historia de las principales
siedad, contamos con una relativa buena validez (siempre que
estrategias para utilizar los modelos animales
no queramos entender un patrón biológico específico para cada
en la comprensión de la psicopatología humana
síndrome del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastor-
Año nos Mentales [DSM-IV]); sin embargo, en los trastornos por uso
Autores Modelos Entorno de sustancias, por ejemplo, los modelos animales alcanzan una
gran validez, pero no así el tratamiento biológico. Por el contra-
1886 Psicología comparada Natural rio, en los cuadros psicóticos contamos con tratamientos biológi-
Darwin Observacional, naturalístico.
cos razonablemente válidos, pero no disponemos de esa validez
Romanes Comparación de la expresividad
emocional y las estructuras en los modelos animales, y en ninguno de los trastornos conta-
anatómicas implicadas mos con marcadores biológicos fiables (v. cap. 19).
1912 Neurosis experimentales Laboratorio
Pavlov Condicionamiento clásico
Maier Provocación con estímulos ambiguos
Masserman o intensos /tabla18-6/
1940 Estudios etológicos Natural
Validez biológica relativa de los grandes grupos
Lorenz Observacional, naturalístico sindrómicos dependiendo de la posibilidad
Tinbergen Descubrimiento del imprinting, reglas de respuesta a tratamientos biológicos,
de comunicación de la existencia de marcadores biológicos
Comparación de conductas inter y de la posibilidad de disponer de modelos animales
e intraespecie
Validez
1960 Tests farmacológicos Laboratorio
Eficacia del de los
Mowrer Experimental
tratamiento Marcadores modelos
Vogel Provocación de trastornos de conducta
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

biológico biológicos animales


Geller con estímulos físicos, cambios
y Seifer sociales, drogas, lesiones cerebrales
y manipulación genética Ansiedad-fobia +++ +/? +++
Depresión +++ + ++
1975 Etología-neurobiología Adicciones +? ¿? +++
Suomi Observacional, en entorno libre Natural Psicosis ++ + +?
Sapolsky Intervención experimental, Reserva Trastornos de ¿? ¿? +?
farmacológica, social o genética personalidad

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 327 |


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J. Sanjuán Arias
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En consonancia con las propuestas de otros autores (66-68), La ventaja de esta propuesta es que permite una investiga-
proponemos retomar los modelos animales como eje para anali- ción asentada en la biología comparada. Es verdad que el ser hu-
zar los principales sistemas funcionales de la conducta y a partir mano es diferente al resto de los animales y que en particular el
de aquí estudiar sus implicaciones en la aparición de la psicopa- lenguaje y la cultura han condicionado mucho nuestros actos.
tología. En este sentido hay que recordar, en primer lugar, que la Pero tanto las diferencias biológicas como las culturales pueden
mayoría de los modelos sobre el funcionamiento cerebral en rela- estudiarse.
ción con la conducta centran la atención en la importancia de los ı
circuitos implicados en la respuesta emocional. ı
Las emociones entendidas en un sentido amplio serían el esta- principales etapas en la evolución
do interno de un animal, que lo predispone a una determinada con- del sistema nervioso
ducta (69). Las emociones han evolucionado al igual que el sistema ı
nervioso, existiendo sistemas muy primarios como el de alarma Las principales etapas en la evolución del sistema nervioso
(miedo) o el refuerzo (adicción) que podemos encontrar en la ma- aparecen en la tabla 18-8.
yoría de las especies animales, otros como las conductas de apego El sentido de la aparición y evolución del sistema nervioso
(vínculo afectivo), que aparecen sólo a partir de los animales de san- reside en la variabilidad ambiental. El sistema nervioso aparece
gre caliente, y otros, por fin, como los derivados de la actividad sim- para permitir la mejoría en la identificación, procesamiento y res-
bólica, propios exclusivamente del ser humano (69). Cada uno de puesta a dicha variabilidad ambiental.
estos sistemas integra al anterior y no son, por tanto, independien- ı
tes. Sin embargo, a partir de la experimentación animal conocemos ı
qué áreas o tipos de neurotransmisores están implicados en cada red neural y sistema ganglionar
uno de estos sistemas. Una aproximación aparece en la tabla 18-7. ı
Después de la espectacular e inexplicable explosión de seres
pluricelulares del cámbrico, la primera estructura del sistema
/tabla18-7/ nervioso fue la aparición de la red de neuronas en los cnidarios
Principales sistemas emocionales y las áreas (medusas). La progresiva especialización celular mejoró progresi-
cerebrales y los neuromoduladores implicados vamente la respuesta de adaptación al ambiente.
Un paso muy importante en esta especialización fue la apari-
Sistemas Áreas Principales ción de agrupaciones neurales (ganglios) que permitían la eje-
emocionales cerebrales neuromoduladores cución de pautas complejas de comportamiento. El sistema gan-
glionar constituye la base del sistema nervioso de la mayoría de
Curiosidad Núcleo accumbens Dopamina
los invertebrados, y va a permitir, sobre todo en los artrópodos,
Búsqueda Salidas mesolímbicas Glutamato
de novedad y mesocorticales Neuropéptidos la aparición de pautas conductuales muy elaboradas condiciona-
Hipotálamo lateral y neurotensina das genéticamente, que se ponen en marcha a partir de estímulos
elementales.
Miedo Amígdala central Glutamato
y lateral CRF ı
Hipotálamo medial CCK ı
y dorsal Neuropéptido Y vertebrados y mandíbulas: origen del encéfalo
Región periacueductal ı
Rabia-agresión Amígdala medial Sustancia P En el período cámbrico, hace 600 millones de años, aparecie-
Núcleo estriado terminal Acetilcolina ron la totalidad de los phyla, animales que existen hoy día. En esta
Glutamato
explosión de diversidad aparece un sistema de organización neu-
Placer-sexo Amígdala medial Esteroides, ral especial alrededor de un tubo o notocorda que da origen a una
Hipotálamo preóptico vasopresina, organización del sistema nervioso donde destaca una parte fron-
y ventromedial oxitocina, LHRH,
tal que constituye el primitivo prosencéfalo. Se desarrolló prime-
Área periacueductal CCK
ro en los cordados y luego en los vertebrados primitivos. La es-
Vínculo-separa- Cíngulo anterior Oxitocina, vasopresina
pecialización sensorial y en particular su capacidad de responder
ción Área preóptica Dopamina, opioides
a estímulos distales (olfativos, visuales y auditivos) facilita el re-
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Tálamo dorsomedial
Área periacueductal traso en la respuesta del organismo a las demandas del ambiente,
aumentando así la variabilidad individual. En esta variabilidad in-
Juego Diencéfalo dorsomedial Opioides, glutamato
Área parafascicular Acetilcolina dividual cobra especial importancia el proceso de mielinización
Área periacueductal neural, que aparece ya en los vertebrados con mandíbulas. Dicha
mielinización incrementa de forma espectacular la velocidad de
CRF, corticoliberina; CCK, colecistocinina; LHRH, hormona liberadora de luteotropina.
transmisión del impulso nervioso, mejorando la eficiencia en la
Modificado de Panksepp (30).
conducta direccional del organismo.

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/c18/ Teorías evolucionistas
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/tabla18-8/
Etapas fundamentales en la evolución del sistema nerviosoa

Período de aparición Estructura del sistema nervioso


(años) Especies Capacidad funcional

Cámbrico (600 millones) Sistema reticular Aumento de la velocidad de transmisión de la información intracelular
Cnidarios: medusas

Cámbrico (500 millones) Sistema ganglionar Conductas complejas preprogramadas


Crustáceos
Insectos

Ordovícico (450 millones) Diferenciación del tubo dorsal Aumento de la velocidad de transmisión
Aparición de bandas de mielina Capacidad de responder a estímulos distantes
Aparición de las principales estructuras cerebrales Conductas complejas aprendidas
Vertebrados: anfioxo, peces, reptiles

Triásico (200 millones) Crecimiento de la neocorteza Mejoría de las reacciones metabólicas


Desarrollo cerebral extrauterino Aumento del período de crianza: juego
Regulación de la temperatura corporal Posibilidad de ocupar diferentes nichos ecológicos
Aparición de la fase de sueño REM
Aves y mamíferos

Paleoceno (60 millones) Vilsión binocular y tricolor Coordinación visuomotora


Áreas visuomotoras Uso de instrumentos
Primates Teoría de la mente

Pleistoceno (200.000) Crecimiento de las áreas de asociación prefrontal Capacidad simbólica


Gran especialización hemisférica Transmisión de información por cultura
Áreas del lenguaje
Homo sapiens
a
Cada estructura emergente incluye los sistemas y las capacidades funcionales más primitivos.

En los vertebrados se distinguen ya las divisiones fundamenta- llones de años), aparecieran los primeros vertebrados con capa-
les del cerebro que se conservarán en los diferentes órdenes ani- cidad de mantener una temperatura corporal constante. Este he-
males. La anatomía comparada ya había señalado que la apari- cho que suponía un gasto extra de energía, implicaba a su vez una
ción de las mandíbulas iba ligada al crecimiento del encéfalo. Esta mejoría de los procesos metabólicos que son en su mayor parte
íntima relación entre la mandíbula y el cerebro es para algunos au- dependientes de la temperatura. Hay que recordar que para que
tores uno de los acontecimientos más relevantes en la evolución dicha «ventaja» de la homeostasis se manifestase como tal, tuvie-
cerebral. Así, Allman comenta: «La evolución del cerebro anterior, ron que pasar unos 150 millones de años y un cataclismo climá-
de las mandíbulas y de los dientes es un punto crítico de las princi- tico que terminó con el reinado de los dinosaurios a finales del
pales trasformaciones que ocurrieron en los primeros mamíferos, período cretácico, hace 65 millones de años.
en los primeros primates y en el origen del hombre» (12). Por otro lado, para comprender el aumento del tamaño cere-
Un aspecto particularmente importante en la relación entre la bral a lo largo de la evolución hay que recordar que para que apa-
evolución del cerebro y la conducta es la actividad orientadora-ex- rezcan cerebros grandes es indispensable que aumente el período
ploradora que siempre es más acusada en los animales depredado- de desarrollo ontogenético, tanto prenatal como posnatal.
res que en los herbívoros; la necesidad de buscar alimento y cazar Desde el punto de vista estructural, el cambio más significati-
a la presa implica una conducta exploradora más intensa y una vo del cerebro mamífero es la aparición de la neocorteza, que
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

mayor variabilidad e improvisación de la conducta individual. con su diferenciación en 6 capas celulares permite un análisis mu-
ı cho más complejo de los estímulos. Sin embargo, recientemente
ı se ha cuestionado que la llamada neocorteza sea realmente nueva,
cerebro caliente: aves y mamíferos ya que el estudio histoquímico permite identificar dicha estructu-
ı ra cortical en peces y reptiles.
La presión que la variabilidad climática imponía a la vida en Desde esta perspectiva funcional, un hecho muy interesante
tierra firme hizo que, a finales del período triásico (hace 200 mi- es que la sangre caliente va unida a la aparición de la fase de mo-

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J. Sanjuán Arias
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vimientos oculares rápidos (REM) durante el sueño, que no está característica diferenciadora es el cambio en la pelvis y la bipedes-
presente en los peces ni en los reptiles ni tampoco en los primiti- tación. Ello le permitió salir de la selva y adentrarse en la sabana.
vos mamíferos monotremas, como el equidna. Esto trae una serie de ventajas como la mayor capacidad para la
ı carrera o la liberación de las manos, pero también hizo que sea-
ı mos el único grupo de mamíferos con un canal del parto tortuo-
aparición del cerebro humano so y no recto, lo que supone una mayor complicación obstétrica.
ı En segundo lugar, se produce un aumento del tamaño gene-
En el paleoceno, hace unos 50 millones de años, la aparición ral y del tamaño relativo del cerebro, probablemente debido a la
del cerebro de los primitivos primates ofrecía algunas caracterís- posibilidad de utilizar las manos y a la mejora en la alimentación
ticas diferenciadoras del resto de los mamíferos. El desarrollo de (aumento de la cantidad de aporte proteico), apareciendo los pri-
un sistema binocular, el aumento de las áreas de coordinación meros utensilios y el primer espécimen del genero Homo: el
visuomotora y la aparición de la visión tricromática son algunas Homo habilis.
de estas características. En contra de lo que se afirma tradicional- Hace más de un millón y medio de años aparece el registro fó-
mente, la complejidad cerebral no ha aumentado de forma exclu- sil de un tipo de homínido en el que se ha producido un aumen-
siva en el linaje humano, sino que se produce a lo largo de la evo- to muy manifiesto del tamaño corporal y cerebral. Se trata del
lución en diferentes especies: peces, pájaros, cetáceos y primates. Homo erectus, cuyos restos fósiles aparecen en África, Europa y
Cómo y qué factores influyen en la aparición del cerebro humano Asia. Hay datos que nos permiten suponer que el Homo erectus
es un tema particularmente complejo y que aquí sólo pretende- aprendió a utilizar el fuego y, aunque hay poca variabilidad en el
mos exponer brevemente remitiendo al lector interesado a la bi- tipo de utensilios fabricados por este homínido, fue, sin duda, ca-
bliografía del final del capítulo. En primer lugar hay que recordar paz de ocupar nichos ecológicos muy diversos, quizás a partir de
que el cerebro no evoluciona solo: hay un proceso de interacción una mayor complejidad: las alianzas sociales.
entre los cambios ambientales, cambios corporales y el proceso de Después, se produce un largo y controvertido período que des-
encefalización del que, si bien desconocemos muchos aspectos, emboca entre otros en el Neanderthalensis. El hombre de Nean-
hay cierto acuerdo sobre cuál fue el orden de las etapas principa- dertal tenía un cerebro mayor que el nuestro pero un cociente de
les que nos conducen desde el antepasado común con el chim- encefalización ligeramente inferior. Hay datos que demuestran
pancé al moderno Homo sapiens (tabla 18-9). que realizaba rituales funerarios y es muy posible que tuviera una
A pesar de las grandes controversias de las escuelas paleonto- capacidad simbólica. El motivo por el cual este homínido desapa-
lógicas sobre el origen del hombre (no hay acuerdo sobre el nú- rece hace 30.000 años es uno de los grandes misterios de la pa-
mero de especies de homínidos), cabe señalar aquellos puntos so- leontología. El Homo sapiens, es decir, nuestra especie según la
bre los que parece haber consenso. Para mayor información se re- teoría dominante, habría venido de África hace aproximadamen-
comienda consultar algunas excelentes monografías (70-73). te 200.000 años y habría ocupado todo el planeta y desplazado al
En primer lugar, desde la separación con el linaje del chim- Neandertal. Sin entrar en polémicas sobre cuántas especies de
pancé de un ancestro común hace aproximadamente 7 millones Homo han existido, hay que resaltar que los datos genéticos
de años, aparecen los primeros fósiles de Australopithecus, cuya (particularmente el estudio comparado del ADN mitocondrial)

/tabla18-9/
Resumen de las principales etapas en la evolución de los homínidos en relación con el tamaño cerebral

Aparición (millones de años) Tipos de homínido Principales características Tamaño del encéfalo (cm3) (cociente relativo)

4 Australopitecus Andar bípedo 400-500 (2,39)

2,5 Homo habilis Utilización de instrumentos 725 (2,76)


® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

1,8 Homo erectus Aumento del tamaño cerebral 850-1.200 (2,84)


Salida de África
Posible utilización del fuego
0,3 Homo neanderthalensis Realización de rituales 1.512 (3,06)
Utilización de símbolos
0,2 Homo sapiens Uso de símbolos y del lenguaje 1.355 (3,08)
Aparición de la agricultura
Aparición de la civilización

| 330 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c18/ Teorías evolucionistas
ı

respaldan la hipótesis de nuestra venida de África hace 200.000


años (74). De nuevo, la hipótesis dominante es que fue la capaci- /tabla18-10/
dad del lenguaje que tenía el nuevo Homo sapiens la que le permi- Principales características diferenciales del Homo
tió imponerse al Neandertal. sapiens con el chimpancé
El proceso de aparición del lenguaje es un punto tan contro-
vertido como apasionante. Los paleoneurólogos y los primató- Genética
logos defienden un proceso de adquisición gradual en el que el 23 pares de cromosomas (frente a 24)
1,2 % de diferencias en el ADN:
lenguaje gestual y las áreas motoras de las manos van siendo Translocación en el cromosoma X
sustituidas por el lenguaje sonoro. Sostiene esta idea el hecho de Mutaciones en genes reguladores
que las áreas de Broca ya existen en los chimpancés y que se activan Mayor expresión génica en el tejido cerebral
funcionalmente con el movimiento gestual de las manos. Los
psicolingüístas, los arqueólogos y algunos paleontólogos defien- Somática
Cambios en la pelvis
den que el lenguaje surgió de forma brusca por una mutación Pulgar opositor
positiva hace 200.000 años. El argumento a favor de esta hipóte- Laringe más baja (mayor cavidad bucolaríngea)
sis es el descenso de la laringe en el Homo sapiens en relación Ausencia de pelo
con los primates y también con el Neandertal. Este descenso de la Presencia masiva de glándulas sudoríparas
laringe permite un aumento de la cavidad de la glotis y un au- Mayor tamaño relativo de los genitales
mento de la variedad de sonidos. Respalda también esta idea el Cerebral
hecho de que, en el registro arqueológico, el comienzo de las pin- Mayor cociente de encefalización (1.300 frente a 400 cm3)
turas o de otros signos de capacidad simbólica surge de forma Mayor tiempo de desarrollo y maduración (aprendizaje)
brusca hace aproximadamente 30.000 años. En cualquier caso, Mayor desarrollo relativo de las áreas:
no hay duda de que el Homo sapiens nace con un instinto simbó- Asociación de la corteza (3 veces más)
Amígdala (2 veces más)
lico y con una capacidad innata para la elaboración y aprendiza- Septo (2 veces más)
je de un lenguaje complejo (gramatical) del que carece el resto Cerebelo (1,8 veces más)
del mundo animal. Áreas específicas para el reconocimiento de voces y caras humanas
ı
ı
características diferenciales
del Homo sapiens
ı Otro hallazgo muy sugerente en el plano genético es el des-
Las principales diferenciaciones anatómicas de nuestra espe- cubrimiento del primer gen que parece relacionado con altera-
cie con nuestros antepasados vivos más cercanos los chimpancés ciones graves del lenguaje: FOXP2 (78). Este gen, que había
aparecen en la tabla 18-10. permanecido estable durante 200 millones de años, ha sufrido
Lo que nos gustaría destacar es que uno de los grandes retos, precisamente dos mutaciones en el paso del linaje del chim-
quizás el más importante que tiene la ciencia hoy día, es explicar pancé al linaje humano (79).
cómo la escasa diferencia genética (75) (alrededor del 1,2 %) pue- Por lo que se refiere a la diferenciación cerebral la hipótesis
de justificar esa enorme diferenciación en la función cerebral. tradicional ha destacado el gran desarrollo del lóbulo prefrontal
¿Cuáles son las mutaciones que nos han diferenciado del chim- en nuestra especie (80); sin embargo, los datos de la neuroanato-
pancé? ¿Cuáles son los circuitos cerebrales específicamente hu- mía comparada señalan que no es sólo en el lóbulo frontal donde
manos? Aunque no tenemos respuestas concluyentes para estos se aprecian diferencias relativas con el chimpancé. Es interesante
interrogantes, parece que la diferenciación genética no se debería que en un intento de nueva aproximación taxonómica se haya
tanto a las posibles mutaciones de genes estructurales, sino que analizado el tamaño relativo de diferentes partes del cerebro en
podría explicarse entendiendo que el cambio se produce en los lo que se denomina «cerebrotipos», coincidiendo dicha clasifica-
genes reguladores (76). P. Rakic ha sugerido, más concretamente, ción por cerebrotipos con la clasificación genética (fig. 18-2).
que serían precisamente aquellos genes que controlan la prolife- También es interesante que se hayan identificado, a través de téc-
ración mitótica durante la fase proliferativa (primeros 40 días del nicas de neuroimagen, áreas específicas tanto para el reconoci-
desarrollo embrionario) los que inducirían la aparición de nuevas miento de caras como de voces humanas (81, 82).
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

unidades proliferativas, provocando un aumento exponencial del La identificación de las diferencias biológicas específicas de
número de columnas y de la diferencia en la expresión de dichos nuestra especie tiene un gran interés para el estudio de las bases
genes en el tejido cerebral. Más recientemente, en un metaanálisis biológicas de los trastornos mentales porque permitirá delimitar,
sobre los datos de las diferencias en la expresión génica entre el ser de un modo mucho más preciso, el alcance de la validez biológica
humano y el chimpancé, se ha comprobado que dicha diferencia de los modelos animales y las estructuras implicadas en la psico-
es mínima en las células sanguíneas o el tejido hepático y máxi- patología de funciones mentales exclusivamente humanas, como
ma en el tejido cerebral (77). el lenguaje.

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 331 |


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J. Sanjuán Arias
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Clasificación morfológica /tabla18-11/


Orangután Principales referencias sobre enfoques evolucionistas
en diferentes cuadros psicopatólogicos
Gorila
Psicopatología Autores (referencia bibliográfica)
Ancestro común Chimpancé
Esquizofrenia Randall (85), Crow (86-88), Sanjuán (65)
Homo sapiens
Depresión Price (98, 99), Bowlby (35, 36), Gilbert
(128), Nesse (101), Sanjuán (95)
Clasificación Ansiedad y fobias Marks (116), Cyrulnik (129), Sanjuán (115)
genética y por cerebrotipo Orangután Trastornos de la Mealy (107), Millon (105), Sanjuán (106)
personalidad
Adicciones y abuso Nesse (130), Spinella (131), Tirapu Ustarroz
Gorila de sustancias (132)
Ancestro común Patología Sancho Rof (133), Valdés (134)
Chimpancé psicosomática
Trastornos de la Abed (135), Guisinger (136)
conducta alimentaria
Homo sapiens Dislexia Baron-Cohen (137), Dalby (138)
Autismo Baron-Cohen (137), Bemporad (139)

/figura18-2/
Clasificación de los homínidos según morfología,
genética y cerebrotipo
Nótese cómo la clasificación tanto genética como por cerebrotipo
por las que el cerebro humano se distingue del cerebro de los pri-
coincide y acerca al Homo sapiens al chimpancé. mates superiores, esto es, de aquello que es especialmente propio
del ser humano» (83).

Este párrafo de Conrad, escrito en 1957, pone de manifiesto


que la idea de que la esquizofrenia pudiera ser una patología es-
pecíficamente humana no es nueva. Ya antes de Conrad, Mauds-
Ejemplos de enfoque ley había sugerido una hipótesis similar. El planteamiento parte
de la constatación de que un aspecto nuclear en esta enferme-
evolucionista dad tiene que ver con características exclusivas de nuestra espe-
en la psicopatología cie: la conciencia y el lenguaje. Aunque el lenguaje y la concien-
ı cia van a matizar toda la psicopatología, es en la esquizofrenia
donde aparecen como elementos distintivos. Además de esta
ı
sugerencia los enfoques evolucionistas de la esquizofrenia se
Como hemos visto, la teoría de la evolución ha influido de
han asentado en dos claras paradojas: la de la persistencia y la de
forma muy variada en la psicología y también en la psicopatología.
la universalidad.
Dado que es imposible por su extensión repasar la perspectiva
La paradoja de la persistencia viene del conocimiento de que
evolucionista en cada una de las patologías psiquiátricas, vamos a
los pacientes con esta enfermedad tienen una menor fertilidad
poner sólo tres ejemplos de cómo desde diferentes enfoques den-
que la mayoría de la población. Nimgaonkar ha revisado 23 estu-
tro del marco de la evolución puede responderse a algunos inte-
dios que tratan de responder a esta cuestión y concluye que hay
rrogantes planteados por la psicopatología. El lector interesado en
suficientes datos para sostener la existencia de una menor fertili-
profundizar en el enfoque evolucionista en otras patologías puede
dad en la esquizofrenia, más acentuada sobre todo en varones
consultar los autores y las referencias bibliográficas que aparecen
(84). La cuestión clave es: si estos pacientes tienen menos fertili-
en la tabla 18-11.
dad que la población general, siguiendo las leyes generales de la
ı
selección natural, ¿por qué no se produce con el paso del tiempo
ı una disminución de la prevalencia de dicho trastorno? Ha habido
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

esquizofrenia y proceso de especiación numerosos intentos de responder a esta paradoja, tratando de


del Homo sapiens relacionar la esquizofrenia con posibles ventajas fisiológicas, psi-
ı cológicas o sociales (65).
«Si por último aceptamos que la enfermedad (esquizofrenia)
afecta al núcleo central del vivenciar a lo que diferencia el ser hu- La paradoja de la universalidad se refiere a que los estudios
mano del animal. Entonces obtenemos una indicación de dónde epidemiológicos indican que la esquizofrenia se distribuye con la
debe buscarse el sustrato de la alteración. Debe tratarse de una mo- misma prevalencia (alrededor del 1 %) en toda la población mun-
dificación funcional de aquellas partes de la organización cerebral dial. La universalidad de la esquizofrenia es uno de los datos epi-

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ı
/c18/ Teorías evolucionistas
ı

demiológicos más contrastados y más intrigantes. Asumir este Los principales problemas de la hipótesis de Crow tienen
dato implica que cualquier factor atribuible tanto a una mutación que ver con su hipótesis genética. La mayoría de los estudios se
genética local como a la exposición de factores de riesgo locales inclinan claramente hacia un modelo poligénico (92); de existir
(infecciones, daño prenatal, daño obstétrico) debería provocar un solo gen responsable de la enfermedad resulta asombroso la
diferencias perceptibles en la prevalencia. O dicho de otro modo: falta de hallazgos consistentes en búsqueda de genes de efecto
si no hay diferencias en la prevalencia es que dichos factores no mayor.
son determinantes de la enfermedad. En cualquier caso, en lo que pensamos que la hipótesis de
La explicaciones de estas paradojas no pueden prosperar mien- Crow es muy sugerente es en la necesidad de observar las diferen-
tras no sugieran un sustrato biológico específico que sea posible cias específicas tanto genéticas como neuroanatómicas entre el ser
probar experimentalmente. Las principales propuestas de sustrato humano y el chimpancé y relacionarlo con el mismo hecho de la
biológico desde este marco conceptual vuelven a la sugerencia de evolución de la especie humana (93). Los avances en la búsqueda
observar las características específicamente humanas. Así, para de esas diferencias, que hemos señalado anteriormente, sugieren
Randall, dado que la esquizofrenia aparece en la adolescencia, los a nuestro juicio genes y estructuras neuroanatómicas concretas
errores de la conectividad deben aparecer en las áreas que maduran donde poder buscar las bases de esta misteriosa enfermedad.
más tarde, es decir, en el cuerpo calloso. Los déficit en las asimetrías Nuestro grupo ha realizado el primer estudio de polimorfismos
cerebrales descritos en estos pacientes serían una muestra de déficit del gen FOXP2 en la esquizofrenia, que, como ya comentamos, es
de la conectividad interhemisférica (fig. 18-3) (85). el primer gen relacionado con el lenguaje (94).
Pero sin ninguna duda, el autor que ha sugerido una hipóte- ı
sis más completa en la defensa de un modelo darwinista de la es- ı
quizofrenia es T. Crow (86, 87). A diferencia de Randall, Crow ¿puede ser adaptativa la depresión?
propone un modelo etiopatogénico global que incluye la hipóte- ı
sis de que los genes que están involucrados en la esquizofrenia son Si bien nadie pone en duda el carácter adaptativo de las reac-
los mismos genes responsables de la aparición del lenguaje hu- ciones de alerta que son las base de los cuadros de ansiedad y de
mano y también de las asimetrías cerebrales. Más aún, propone las fobias (95), no ocurre lo mismo con las conductas que encua-
que se trata de un solo gen, que estaría ligado al cromosoma X. dramos dentro de los trastornos depresivos. ¿Hay alguna situa-
Diferentes estudios han encontrado una débil, pero sugestiva, ción donde la conducta depresiva pueda entenderse como adap-
evidencia de esta posible asociación (88, 89). La elección del cro- tativa? La depresión puede concebirse como un síndrome final al
mosoma X viene de la evidencia de que son las translocaciones en que se puede llegar desde muy diversas etiopatogenias. Hemos
este cromosoma uno de los principales cambios en la evolución propuesto que para entender de forma integrada estos caminos
genética de los primates y más en concreto de nuestra diferencia tan dispares necesitamos trazar un mapa de la evolución filogené-
con los chimpancés (90, 91). tica de las emociones (69, 95).
Siguiendo esta premisa podemos trazar cuatro pasos esencia-
les en la filogenia de las emociones implicadas en nuestra vulne-
Nuevos errores de conectividad: rabilidad a la depresión: a) la depresión como resultado del es-
dislexia, esquizofrenia trés crónico; b) la depresión como pérdida de rango social; c) la
depresión como pérdida del vínculo afectivo, y d) la depresión
como consecuencia de la respuesta emocional secundaria a la ca-
pacidad simbólica.
Estos pasos siguen el camino que ya señalamos de las etapas
Mantenimiento de la conectividad:
en la filogenia del sistema nervioso. Un resumen de estos proce-
funciones normales
sos aparece en la tabla 18-12.
Aparición de nuevas funciones:
lenguaje
A continuación repasaremos brevemente los aspectos esen-
Expansión del territorio neural en los homínidos
ciales en cada uno de estos pasos.
ı
Territorio neural del chimpancé ı
depresión como consecuencia del estrés crónico
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

ı
/figura18-3/ La respuesta emocional más fácilmente reproducible en la ex-
Modelo general de Randall (85) que liga la
perimentación animal es la respuesta general de alarma o, dicho
esquizofrencia a la evolución de la especie
La expansión del territorio neural en los homínidos provoca la apari- en términos conductuales, el miedo. El estudio de las respuestas
ción de nuevas funciones adaptativas, pero también la posibilidad de del miedo en los animales ha sido espléndidamente realizado por
nuevos errores de la conectividad. I. Marks, quien define cuatro tipos de respuestas ante un estímu-
lo generador de alarma: respuesta de huida, respuesta de parálisis,

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 333 |


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J. Sanjuán Arias
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/tabla18-12/
Orígenes filogenéticos de la vulnerabilidad humana a la depresióna

Origen Modelo animal Función adaptativa Síntomas Neurobiología

Estrés crónico En todas la especies: Ahorro de energía Ansiedad, indefensión Eje hipotálamo-hipófiso-
estrés crónico, indefensión suprarrenal, cortisol,
aprendida catecolaminas

Rango social En algunos invertebrados Evitación de conflicto Pérdida de autoestima Serotonina, cortisol
y en muchos vertebrados:
sumisión, pérdida
de rango social

Pérdida del vínculo En animales de sangre Reclamo de ayuda Desamparo, tristeza, ne- Oxitocina, vasopresina,
caliente (aves y mamíferos): cesidad de vínculo cortisol
separación materna,
aislamiento social

Anticipación simbólica Exclusiva de Homo sapiens Anticipación de peligros, Verbalización de síntomas Neuroimagen: alteración
(modulación por la comunicación Pensamientos distorsiona- en la funcionalidad
cultura) dos sobre uno mismo, entre áreas frontales
su situación, su futuro y límbicas
Expresión de síntomas se-
gún el patrón cultural
a
Los sistemas neurobiológicos implicados no son compartimientos estancos; de cada sistema más primitivo emerge el siguiente, incorporando e integrando los anteriores.

respuesta de agresión y respuesta de sumisión (esta última puede de la relación entre vulnerabilidad al estrés y depresión lo muestra
guardar, como veremos, relaciones importantes con conductas el reciente estudio de Caspi y cols. (97), quienes en un estudio
depresivas). Todas ellas constituyen reacciones agudas muy pri- longitudinal de casi 1.000 sujetos encuentran que aquellos con la
marias (95). ¿Tienen estas respuesta de alarma alguna relación variante corta del alelo (s) para el transportador de la serotonina
con la depresión? En nuestra opinión, los modelos experimenta- (5-HTTPRL) no eran más vulnerables a la depresión en sí, pero sí
les de depresión en animales que pueden explicar esta transición a que los acontecimientos vitales les produjeran un cuadro depre-
son dos: el modelo de indefensión aprendida de Seligman y el sivo. En definitiva, demostraron que la expresión funcional de
modelo del estrés crónico. esta variante génica es dependiente del ambiente. Lo que se here-
Seligman (96), a partir del estudio del efecto de un shock da no es la vulnerabilidad a la depresión, sino la mayor o menor
eléctrico incontrolable en perros, llegó a formular el siguiente resistencia al estrés.
postulado: «los perros y las ratas sometidos a un shock impre- ı
decible e incontrolable acaban desarrollando un déficit de apren- ı
dizaje». La conducta de estos animales recuerda en cierto modo depresión como consecuencia de la pérdida
la conducta depresiva en la pérdida de interés, la falta de apetito, del rango social
la disminución de la conducta sexual, etc. Este mecanismo de ı
desfallecimiento de un organismo es, por tanto, una estrategia La primera formulación completa de la teoría del rango social
muy primaria cuya función podría ser básicamente el ahorro de data de un artículo de 1967 de Price (98). El fenómeno que nos
energía ante una situación en que la lucha es inútil. Semejante a ocupa aquí es la aparición en el reino animal de órdenes de domi-
este modelo sería el de la provocación del estrés crónico. Así, al nación, llamados también jerarquías de dominación o jerarquías
someter a las ratas durante 2-3 semanas a shocks eléctricos, nata- sociales, aludiendo al conjunto de relaciones de agresión-sumi-
ción forzada, privación de comida o cambios en el ritmo de luz- sión que mantienen los animales. La tesis básica de Price es que
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oscuridad, suelen presentar disminución de la actividad psico- los estados de depresión, ansiedad e irritabilidad son concomi-
motora, de la sensibilidad al refuerzo positivo (anhedonía) y de tantes emocionales de patrones conductuales que eran necesarios
la latencia REM. Todo ello tiene claras similitudes con los esta- para el mantenimiento de las jerarquías de poder en grupos so-
dos depresivos. ciales. Estos mecanismos surgieron durante el curso de la evolu-
Es obvio que en la especie humana, cuando se somete a una ción como mecanismos adaptativos, si bien en la mayoría de los
población a un estrés incontrolable, sólo un porcentaje relativa- casos no suponen ninguna ventaja en las condiciones sociales ac-
mente pequeño desarrolla una depresión. Un precioso ejemplo tuales.

| 334 | Tratado de Psiquiatría


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/c18/ Teorías evolucionistas
ı

La jerarquía evita las luchas constantes. Las ventajas de este puede implicar alteraciones emocionales permanentes en el adul-
sistema son obvias para prácticamente todas las especies que no to (fig. 18-4).
limitan su agresión mediante división estricta del territorio entre ı
sus miembros, particularmente en primates (sobre todo babuinos ı
y macacos). depresión como consecuencia de la capacidad
Según Price, existirían dos modalidades de depresión en fun- simbólica
ción de la situación social de la que parte el animal. Un individuo ı
puede perder su posición jerárquica y mostrar el repertorio con- Una de las características que nunca podrán reproducir los
ductual y fisiológico de depresión, o bien permanecer en una po- modelos animales es la verbalización de los síntomas que hacen
sición crónicamente subordinada, con una respuesta similar. Pri- los pacientes depresivos. El lenguaje dio a nuestra especie la posi-
ce ha relacionado estas dos modalidades de conducta en animales bilidad de multiplicar la cantidad de información que podíamos
con diversas clasificaciones en humanos: depresión neurótica transmitir de generación en generación y aumentó enormemente
frente a depresión endógena y depresión como agente de cambio nuestra capacidad de anticipar acontecimientos.
sistémico frente a depresión con fines homeostáticos (99) según Pero no todo es positivo en la aparición del lenguaje. Tener
la depresión sirva, respectivamente, para mediar el cambio a una capacidad simbólica implica poder ser engañado o manipulado
posición más subordinada o para reconciliar al individuo en una por las palabras o los símbolos. Implica la posibilidad de generar
posición previamente subordinada. La teoría del rango social se fantasías y autoengaños sobre la realidad, y de fabricar más mie-
relaciona con otras teorías evolucionistas de los trastornos afecti- dos y peligros de los que realmente existen.
vos en los que la respuesta biológica y comportamental típica de Desde el punto de vista clínico hay que recordar también que
la depresión supone —en algún momento de la evolución— una casi todos los datos que recogemos de los pacientes psiquiátricos
ventaja adaptativa. vienen de la verbalización y que la mayoría de las psicoterapias se
Nesse y cols (100-102) proponen que la teoría de rango so- basan en la creencia del poder de la palabra. El enfoque que más ha
cial sería sólo un caso más en una formulación más amplia de la insistido en la relación entre lenguaje y pensamiento como fuente
depresión como mecanismo para desvincularse de objetivos in- de origen de la depresión ha sido el enfoque cognitivo (104). Se-
alcanzables promoviendo la revaloración, ya que disminuye las gún este modelo los pacientes depresivos se hablan a sí mismos
inversiones en una empresa determinada e impide la búsqueda de forma distorsionada y los síntomas depresivos se originarían a
prematura de nuevas empresas. Es, en definitiva, una estrategia partir de la distorsión cognitiva que podría volver a encauzarse con
para el ahorro de energía. una terapia específica. La principal crítica que ha recibido esta teo-
ı ría es que los pensamientos distorsionados son en muchos casos la
ı consecuencia y el factor de mantenimiento de la depresión, pero
depresión como consecuencia de la pérdida no su origen. No obstante, teniendo en cuenta que todas las vul-
afectiva nerabilidades hasta aquí mencionadas (estrés crónico, pérdida de
ı rango social, pérdida afectiva) son digeridas por el propio lengua-
Un paso extraordinariamente importante en la explicación je interno (pensamiento), es razonable asumir que dicho lenguaje
de la vulnerabilidad emocional es el que se dio al originarse los va a servir, al menos, de amplificador o ralentizador de mecanis-
vínculos de crianza madre-hijo (103). Esto sucedió hace aproxi- mos emocionales más primarios. En otras palabras, el lenguaje es,
madamente 200 millones de años con la aparición de los anima- entre otras cosas, un sistema regulador de las emociones a partir de
les de sangre caliente. Que la cría nazca necesitada de cuidados las conexiones que establece la corteza con el sistema límbico. Este
maternos es un importante riesgo para la supervivencia, pero sistema puede aplacar una reacción de alarma o puede amplifi-
implica también una posibilidad nueva: aumenta el período de carla. En esta posibilidad de regulación corticolímbica reside el
aprendizaje y de desarrollo cerebral, con lo que se multiplican las éxito o el fracaso de las estrategias psicoterapéuticas.
posibilidades de variaciones en las respuestas individuales de ı
adaptación al medio. ı
¿Cómo se produce el fenómeno del apego? Desde un punto ¿por qué hay trastornos de personalidad
de vista general, el psicoanálisis postuló que el apego surgía de la antisocial en todos los ambientes sociales
necesidad que el bebé tenía de alimento. Sin embargo los clásicos y en todas las culturas?
estudios de Harlow en monos, los de Lorenz sobre la impronta y, ı
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

sobre todo, los de Bolwby en niños han demostrado sobrada- El problema de los trastornos de personalidad es quizás el
mente que no es la necesidad de alimento lo que impulsa a la con- más complejo y resbaladizo de toda la psicopatología. Hay enfo-
ducta de apego. El apego es una respuesta instintiva compleja, ge- ques globales que tratan de entenderlos desde una perspectiva
néticamente programada, cuyo motor son los mecanismos de evolucionista y otros que sólo pretenden responder a la explica-
alarma y miedo. La importancia en psicopatología del fenómeno ción de alguno de estos trastornos (105, 106). En este sentido,
del apego viene dada por la demostración de que la existencia de centrados en el trastorno de personalidad antisocial, algunos inte-
problemas en el establecimiento del vínculo, en etapas críticas, rrogantes básicos serían: ¿hay conductas antisociales genética-

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 335 |


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J. Sanjuán Arias
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Agrupaciones sindrómicas

Loci
Hiperrespuesta
Señales internas
1 Angustia

Vulnerabilidad general
Hiperrespuesta Hiperrespuesta
Señales de alarma Señales externas
3 Fobias

4 Hiperrespuesta
Incertidumbre
Trastorno obsesivo

Experiencias emocionales
en la infancia.
(Marcan el tipo de estrategia
que el sujeto aprende Demanda de adaptación
para manejarse con la ambiental (marca la gravedad
hiperrespuesta fisiológica del cuadro y la apariencia
de alarma) de los síntomas)

/figura18-4/
Modelo etiopatogénico general
Determinados polimorfismos dotarían al bebé de una predisposición genética a una hiperrespuesta ante las señales de alarma, es decir, de una
vulnerabilidad general inespecífica Las estrategias para resolver dicha hiperrespuesta estarían marcadas por las experiencias emocionales de la
infancia y señalarían las diferencias fenotípicas (clínicas).

mente determinadas?, ¿por qué persisten los patrones de conduc- Una revisión de la heredabilidad de la criminalidad a partir de
ta antisocial en miembros de nuestra especie, si dichos patrones los estudios en gemelos sugiere la importancia de dicho factor
resultan claramente desadaptativos? Vamos a tratar de contestar cuantificado en el 0,6 (109). En un metaanálisis de 51 estudios de
brevemente a estas importantes cuestiones desde un enfoque evo- gemelos sobre la conducta antisocial se recoge una influencia
lucionista. de factores genéticos de 0,41 (110). Habría, según Mealey, una
Los sujetos con personalidad antisocial rompen el principio de dimensionalidad de la sociopatía que incluiría desde rasgos socio-
reciprocidad y tienden a aprovecharse de la tendencia de los otros a páticos aislados a la conducta criminal y en la que estaría implica-
la cooperación. L. Mealey ha sugerido que habría dos grupos de da la interacción de herencia poligénica con factores ambientales.
trastornos de personalidad antisocial: los sociópatas primarios y los Estos genes guardarían relación con mayores niveles de actividad
secundarios. La frecuencia de los sociópatas primarios aparecería de la dopamina y de la testosterona en estos sujetos. Esta condi-
de forma inevitable en cualquier sociedad. Dicha frecuencia se ción biológica predispondría a su vez a determinados rasgos de ca-
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mantiene por una selección genética que depende de su prevalen- rácter, como la impulsividad, la agresividad, la búsqueda de sensa-
cia en la población general, ya que si aumentara el número de su- ciones y la falta de empatía.
jetos que utilizan la estrategia del engaño ello les haría fácilmente El otro argumento a favor de esta hipótesis es que, sin negar la
identificables por el grupo, y dicha estrategia dejaría de ser adapta- importancia del ambiente en el origen de las conductas sociopáti-
tiva (107). Esta teoría se basa en lo que Maynard Smith denominó cas, dichas conductas se producen también en los grupos socia-
estrategias evolucionistas estables (108). Según Mealey, existen varios les favorecidos y en sujetos sin experiencias traumáticas infantiles.
tipos de evidencia empírica para sostener esta hipótesis. Para Mealey dichos sociópatas son esencialmente sociópatas pri-

| 336 | Tratado de Psiquiatría


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/c18/ Teorías evolucionistas
ı

marios, es decir, genéticamente predispuestos y que van a existir


sea cual sea la forma de organización o el entorno social. Teoría general de evolución
Que un grupo de sociópatas tenga una predisposición genéti-
ca no quiere decir que no se pueda intervenir. La hipótesis de Social-cultural
Mealey no conduce al derrotismo sino que se traduce en una serie
Sistémico-familiar
de sugerencias a partir de los conocimientos que se tienen, en la
teoría de juegos, de cómo aumentar el grado de cooperación. Biográfico-individual
Propone, en concreto, que la sociedad actúe como un jugador
que tiene enfrente a otro jugador que tiende a utilizar el engaño Cognitivo-conductal
como estrategia. Para aumentar la tendencia a la cooperación re-
Biológico
cuerda que ésta aumenta cuanto más pequeño es el grupo, cuan-
Evolución cerebral
to más se conocen los individuos, cuanto mayor es la capacidad
de reconocimiento y memoria de los miembros del grupo y, ló-
gicamente, dependiendo de la relación costes/beneficios que la
actitud de engaño suponga. /figura18-5/
Esquema de la teoría de la evolución como marco
general integrador de los diferentes enfoques
Teoría de la evolución en psicopatología
La teoría de la evolución establecería un nexo común en cada uno
como marco integrador de estos niveles desde la psicopatología comparada a la neurobio-
logía comparada.
de enfoques doctrinales
ı
ı
Hasta aquí hemos repasado, de forma necesariamente breve, clínica, a excepción de la investigación psicofarmacológica, que
algunas sugerencias sobre cómo utilizar la teoría de la evolución tiene una aplicación inmediata. Esto ha llevado a una psiquiatría
para explicar la etiopatogenia de diferentes síndromes psicopato- biológica centrada casi exclusivamente en los mecanismos farma-
lógicos. Nos gustaría destacar finalmente que la teoría de la evo- cológicos y no en el estudio global de las bases biológicas del com-
lución puede servir también como marco integrador dentro de la portamiento (112).
eterna batalla doctrinal de los enfoques biológicos, psicológicos y En definitiva, proponemos retomar el viejo tema de la investi-
sociales (111). gación de la naturaleza o naturalezas humanas a la luz de plantea-
El marco evolucionista puede ser básico, pues quizá sea el mientos y datos científicos (113). Aunque esta tarea puede parecer
único que permita relacionar todos los enfoques tradicionales. muy ambiciosa o incluso utópica es, en nuestra opinión, el cami-
Así, el prisma de la visión evolucionista puede aplicarse a cual- no que tenemos que recorrer en la construcción de una psicopato-
quiera de los enfoques de la psicopatología: el social y el familiar logía que pueda tener sentido dentro de las ciencias naturales.
(sociobiología), el biográfico-individual (psicodarwinismo), el Como hemos visto, la teoría de la evolución también pro-
cognitivo-conductual (psicología evolucionista.) y el biológico porciona un criterio para distinguir lo normal de lo patológico. El
(filogenia del sistema nervioso central, neuropsicología, psicobio- criterio es el de la «adaptación o desadaptación biológica». Este
logía comparada, etc.) (fig. 18-5). criterio se halla en realidad recogido en las clasificaciones interna-
No se trata, en nuestra opinión, de sustituir las importantes cionales (DSM, Clasificación Internacional de Enfermedades
aportaciones de cada enfoque por explicaciones evolucionistas; se [CIE]), que siempre añaden a la lista de definiciones operativas
trata de tener ésta como punto de referencia común. Por ejemplo, la necesidad de que los síntomas provoquen un malestar o un
para un terapeuta sistémico-familiar consiste en conocer los as- deterioro en las actividades cotidianas del individuo. Lo que ven-
pectos de organización y dinámica familiar que van más allá de la dría a subrayar el enfoque evolucionista es la necesidad de dar
cultura y son comunes en cualquier organización social. Para un prioridad a lo que actualmente se recoge en el eje V del DSM-IV,
terapeuta de orientación psicodinámica puede consistir en tener es decir al grado de adaptación social. No se trataría tanto de crear
información de los estudios empíricos sobre los fenómenos del un modelo de «normalidad» como de aceptar la variabilidad
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

apego (Bolwby) o de la impronta (Lorenz) y enlazar la teoría de humana asumiendo que en muchas de las patologías que se en-
los instintos en investigaciones empíricas. En definitiva, se trata cuadran dentro de los trastornos de personalidad o de los antes
de recuperar la biología en el sentido más amplio y no sólo en la llamados cuadros neuróticos la visibilidad clínica se produce bá-
visión reduccionista. Queremos insistir en que los grandes avan- sicamente por un desajuste entre las capacidades y las demandas
ces logrados en lo que respecta a nuestro conocimiento de las ba- del ambiente.
ses biológicas del comportamiento (memoria, apego, emocio- Algunos psicólogos evolucionistas proponen un modelo tera-
nes, etc.) han tenido una repercusión muy escasa en la práctica péutico específico basado en la teoría de la evolución (114). Esta

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 337 |


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J. Sanjuán Arias
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psicoterapia evolucionista peca de una extrapolación, quizás ex- bibliografía


cesiva, de las aplicaciones de la teoría de la evolución. Es excesiva
1. Darwin C. El origen de las especies. Madrid: Edaf, 1985.
al menos cuando pretende defender que dicha técnica psicotera-
2. Bowler PJ. Charles Darwin el hombre y su influencia. Madrid: Alianza
péutica tiene un «fundamento biológico» cuando sólo está asen-
Universidad, 1995.
tada en principios de la psicología evolucionista o del psicodarwi-
3. Dobzhansky T, Ayala F y cols. Evolution. San Francisco: W. H. Free-
nismo que, como ya comentamos, ignoran en gran medida los man, 1977.
avances de las neurociencias. En cualquier caso, la implicación del 4. Dennet CD. La peligrosa idea de Darwin. Barcelona: Galaxia Guten-
enfoque evolucionista en la terapéutica no pasa, necesariamente, berg, 1999.
por la creación de un nuevo enfoque psicoterapéutico (¡tenemos 5. Sampedro J. Decostruyendo a Darwin. Barcelona: Crítica, 2002.
cientos de ellos!) sino que la aportación reside en la forma de con- 6. Milner R. Charles Darwin. Nueva York: Freeman, 1993.
ceptualizar en sí misma la enfermedad. 7. Bowler PJ. The eclipse of Darwinism. Baltimore: Johns Hopkins Univer-
Así, el modelo médico tradicional sostiene que la enferme- sity Press, 1985.
dad mental es como cualquier otra enfermedad, distinguida 8. Lewin R. Patterns in evolution. The molecular view. Nueva York: Scienti-
fic American Library, 1996.
como un proceso bien definido separado de la normalidad, y que
9. Barlow C. Evolution extended. Biological debates on the meaning of life.
nuestra labor como terapeutas consiste en investigar las causas
Cambridge: MIT Press, 1994.
de dicha patología y en aliviar los síntomas, y cuando sea posible
10. Darwin C. El origen del hombre y la selección en relación al sexo. Madrid:
curarla. Edaf, 1989.
Por el contrario, gran parte de los enfoques psicoterapéuti- 11. Maynard Smith J, Szathmáry E. Ocho hitos de la evolución. Del origen de
cos (sobre todo psicodinámicos y humanistas) se han basado en la vida a la aparición del lenguaje. Barcelona: Tusquets, 2001.
entender y dar un significado a los síntomas psicopatológicos. Sin 12 Allman JM. Evolving brains. Nueva York: Scientific American Library,
duda el enfoque evolucionista está más cercano a este último 1999.
planteamiento. Conceptualizar una fobia o las crisis de angustia 13. Venter JC, Adams MD, Myers EW y cols. The sequence of the human
como un exceso de una respuesta emocional adaptativa enlaza genome. Science 2001; 291: 1304-1351.
claramente con algunos enfoques psicoterapéuticos y permite dar 14. Kimura M. The neutral theory of molecular evolution: a review of recent
evidence. Jpn J Genet 1999; 66: 367-386.
una explicación (mas allá de los mecanismos próximos) que pue-
15. Eldrege N. Síntesis inacabada. Jerarquías biológicas y pensamiento evo-
de tener en sí misma un sentido terapéutico. Creemos que en al-
lutivo moderno. México: Fondo de Cultura Económica, 1997.
gunos cuadros, como en los trastornos de ansiedad, la explicación
16. Gould SJ. La sonrisa del flamenco. Barcelona: Crítica, 1995.
evolucionista facilita una explicación integradora al paciente que 17. Margulis L. Simbiosis in cell evolution. Nueva York: Freeman, 1993.
pensamos que es, en sí misma, más comprensiva/terapéutica que 18. Margulis L. Gaia es una pícara tenaz. En: Brockman J (ed.). La tercera
otras explicaciones. Las explicaciones puramente médico-bioló- cultura. Más allá de la revolución cientifica. Barcelona: Tusquets, 1996.
gicas tienen el peligro de convertir en patología cualquier tipo de 19. Margulis L, Sagan D. Microcosmos. Cuatro mil millones de años de evo-
ansiedad. Las explicaciones psicoanalíticas se pierden en supues- lución desde nuestros ancestros bacterianos. Barcelona: Tusquets, 1995.
tos conflictos imposibles de comprobar. Las explicaciones cogni- 20. De Frutos MR. Genética y genómica. Lección magistral leída en el so-
tivas pueden crear la falsa ilusión en el paciente de que todo es lemne acto de apertura del curso 2000-2001. Valencia: Universidad de
un problema de aprender a pensar correctamente. La explicación Valencia, 2000.
21. Chauvin R. Darwinismo: el fin de un mito. Madrid: Espasa, 2000.
de la ansiedad como el exceso de un proceso biológico adaptati-
22. Vallejo F. La tautología darwinista y otros ensayos de biología. Madrid:
vo permite englobar las otras explicaciones dentro de un marco
Santillana, 2002.
claro para cualquier paciente (115, 116). En este mismo sentido,
23. Richards RJ. Darwin and the emergence of evolutionary theories of mind
hay que recordar que la medicación que reduce la ansiedad pue- and behaviour. Londres: University of Chicago Press, 1987.
de, en determinados momentos, bloquear también la respuesta 24. Sanjuán J. Orígenes históricos de la influencia de las teorías de la evolu-
adaptativa normal. El enfoque evolucionista puede promover una ción en psicología. En: Sanjuán J (ed.). Evolución cerebral y psicopatolo-
mayor investigación sobre la ansiedad adaptativa y sobre las posi- gía. Madrid: Triacastela, 2000.
bilidades de integración entre los enfoques farmacológicos y psi- 25. López Piñero JM. La anatomía comparada antes y después del darwi-
cológicos. nismo. Akal Historia de la Ciencia y de la Técnica. Madrid: Akal, 1992
En resumen, asumiendo las limitaciones y las críticas que se 26. Darwin C. La expresión de las emociones en los animales y el hombre.
pueden realizar al enfoque evolucionista en la psicopatología Madrid: Alianza, 1984.
27. Romanes GJ. Mental evolution in animals. Nueva York: Appleton, 1884.
(sobre todo en sus planteamientos más radicales), éste puede, en
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

28. James W. Principles of psychology. Nueva York: Holt, 1890.


nuestra opinión, aportar las siguientes ventajas; dar unas bases
29. Boakes RA. Historia de la psicología animal. De Darwin al conductismo.
para el conocimiento del origen filogenético de la mente; mejorar,
Madrid: Alianza, 1989.
a través de los modelos animales, la validez biológica de los feno- 30. Panksepp J. Affective neuroscience. Oxford: Oxford University Press, 1998.
tipos, y, en algunos casos, ser imprescindible para resolver ciertas 31. Freud S. Compendio de psicoanálisis. Tomo IX. Madrid: Biblioteca Nue-
paradojas en la etiopatogenia de estos trastornos. Finalmente, va, 1975
puede ofrecer un marco conceptual y terapéutico común entre 32. Gould SJ. Acabo de llegar. El final de un principio en historia natural. Dra-
los diferentes enfoques doctrinales. kontos. Barcelona: Crítica, 2003.

| 338 | Tratado de Psiquiatría


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| 340 | Tratado de Psiquiatría


como sigue: bienvenidos sean los modelos animales como pro-

/capítulo19/
cedimientos meramente auxiliares para evaluar los efectos colate-
rales y la toxicidad de los medicamentos psicotropos, porque así
se mejoran las garantías de la práctica clínica; pero cuando los
modelos pretenden remedar los procesos de la cognición huma-
na ordinaria y extraordinaria, y las conductas o las reacciones

Modelos animales emotivas adaptativas o anómalas, tal presunción suele tomarse


como una excentricidad (o mejor, un error de bulto) de unos etó-
logos, psicólogos o neurobiólogos fascinados por su objeto de
en psiquiatría estudio pero irremisiblemente afectados por un sesgo antropo-
céntrico de todo punto inaceptable.
En este capítulo nos ocuparemos, sin embargo, de pasar re-
A. Fernández Teruel vista a algunas grietas que luce aquella frontera antaño tan sólida.
Comenzaremos con los ensayos conductuales más clásicos por-
L. Giménez Llort que son insoslayables, pero nos adentraremos en análogos ani-
R. Aguilar Heras males de los procesos y las disfunciones mentales más conspi-
A. Tobeña Pallarés cuas que constituyen ahora mismo una de las sendas más transi-
tadas de la investigación neurobiológica. Al final retomaremos la
discusión doctrinal que hemos esbozado en este arranque, para
discernir las zonas de rastreo perfectamente viables y las cotas in-
La utilización de modelos animales ha contribuido al vuelco accesibles al modelado animal, además de presentar, de paso, al-
conceptual que ha vivido en psiquiatría, en épocas recientes, gra- ternativas complementarias y sin olvidar los «modelos huma-
cias a los avances de los distintos frentes investigadores de la nos». Hay que avisar, en cualquier caso, de que nos centraremos
neurobiología, la farmacología y la genética molecular. La repro- preferentemente en los mamíferos por razones obvias de proxi-
ducción en animales de las anomalías fisiológicas o procesos midad en la escala animal y que nos decantaremos, siempre que
patológicos que dan lugar a los trastornos clínicos humanos ha sea posible, por los primates u otros mamíferos superiores, a des-
constituido un enfoque extraordinariamente fructífero en to- pecho de la recurrente fijación de los experimentadores por los
dos los ámbitos de la investigación biomédica a lo largo de roedores. No desdeñaremos tampoco algunos datos relevantes
los dos últimos siglos. Nadie discute eso hoy día: sin los modelos procedentes de otras familias o linajes animales tan poco psi-
animales la medicina moderna no habría alcanzado el poso de quiátricos, en principio, como los moluscos, las moscas o los gu-
conocimientos que ahora atesora, ni dispondría de herramientas sanos.
terapéuticas tan poderosas y aceptablemente seguras. Los ensa-
yos con animales permiten incursiones medicamentosas, qui-
rúrgicas o toxicológicas que están vedadas a la experimentación
humana y expanden, con ello, el banco de pruebas accesible.
Ensayos comportamentales
Debe recalcarse, además, que continúan siendo imprescindibles ı
a pesar de las cortapisas en el uso de animales para la experi- ı
mentación biológica que se han ido arbitrando, con medidas Cuando surgieron las primeras sustancias con actividad psi-
cada vez más estrictas, como consecuencia del reciente incre- cotropa bien establecida y suficientemente selectiva (es decir, an-
mento de la sensibilidad humana hacia el sufrimiento y el bien- tipsicótica, antimaníaca, antidepresiva o ansiolítica), los farmacó-
estar de los animales. logos disponían ya de una sólida batería de ensayos para evaluar
La utilización de modelos animales en psiquiatría ha perme- conductas y algunas funciones cognitivas. Las medidas de seda-
ado una frontera que se consideraba infranqueable. Los fenóme- ción, vigilancia, reflejos posturales, locomoción, actividad explo-
nos mentales normativos o excepcionales que son el ámbito na- radora, umbral convulsivo, estadios del sueño, etc., tenían una
tural de las pesquisas psiquiátricas se tenían por exclusivos de los firme tradición y constituyeron el banco de pruebas usual para las
seres humanos. Más todavía: en un área disciplinar que depende primeras moléculas de la psicofarmacología moderna. Pero los
de una manera tan sustantiva, cuando no crucial, del lenguaje, antipsicóticos, los ansiolíticos o los antidepresivos mostraban es-
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cualquier referencia a la viabilidad y la pertinencia de los modelos pecificidades respecto de otras sustancias activas sobre el sistema
animales solía —y todavía suele— desvelar un radical y justifica- nervioso central que afectaban preferentemente a la locomoción
do escepticismo, por la sencilla razón de que no hay manera de o a la vigilancia/alerta, y de ahí surgió la necesidad de diseñar tests
modelar la comunicación verbal humana en otros animales. Y singulares para medir respuestas emotivas o funciones cognitivas
poco territorio queda, en principio, propicio a la psiquiatría sin con alguna sutileza.
ese tipo de transacciones dialogantes. Se ha instalado, por tanto, Se produjo, entonces, una necesaria confluencia de intereses
una percepción común sobre el tema que cursa más o menos entre los requerimientos del desarrollo farmacológico de nuevas

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A. Fernández Teruel, L. Giménez Llort, R. Aguilar Heras y A. Tobeña Pallarés
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sustancias con los avances que la psicología experimental y la eto- miméticas (sensitization to psychostimulants and phency-
logía habían consolidado en su afán por caracterizar, de manera clidine).
consistente, el comportamiento animal. Una conjunción que al- 4. Modelos de conducta adictiva. Condicionamiento de pre-
canzó el objetivo de construir modelos practicables y sobre todo ferencia de zona (place preference), preferencia espontá-
predictivos de conductas o síndromes de interés psiquiátrico. A nea por sustancias adictivas (2-bottle preference test), au-
ese puente metodológico interdisciplinar se han venido a sumar, toadministración de sustancias adictivas (drug’s self-ad-
en las últimas décadas, los neurobiólogos y neurogenetistas de ministration), sensibilización a sustancias adictivas (drug
todo tipo y procedencia aportando múltiples modelos basados en sensitization), inducción de síndromes de abstinencia
la intervención directa sobre la maquinaria neural (p. ej., me- (drug withdrawal symptoms).
diante lesiones altamente selectivas o disrupciones/inserciones/al-
teraciones de engranajes moleculares), de manera que las pruebas De todos ellos, los más convincentes son los de conducta
de conducta y cognición animal se han convertido en una rutina adictiva porque se parte de un conocimiento inexcusable sobre
indispensable en los laboratorios de neurociencia, hasta el punto la etiopatogenia del trastorno: el abuso de un fármaco. En esos ca-
de que algún especialista ha conseguido renombre mundial (el sos se han podido establecer, además, concomitancias sistemáti-
Morris water-maze test, como ejemplo más conspicuo) a base de cas, entre mamíferos y humanos, en los procesos neurales media-
diseñar un test nuevo en roedores para estudiar, con eficiencia y dores y en las anomalías cognitivas y afectivas que se instauran
finura, las funciones de memoria espacial y operativa, con la con- durante el abuso de sustancias. Los ensayos comportamentales
siguiente repercusión en el campo de la disección y potencial co- relacionados con fenómenos como la ansiedad, la depresión o el
rrección de los deterioros cognitivos. procesamiento aberrante (psicótico) de las entradas sensoriales
Hoy en día se dispone de tests animales aceptables (es decir, son mucho menos convincentes por lo que se refiere al criterio de
que cumplen como mínimo alguno de los criterios exigibles de va- causalidad, aunque proporcionan una metodología de gran utili-
lidez, tal como veremos más adelante) para remedar con solvencia dad no sólo para las probaturas de sustancias farmacológicas sino
algunos aspectos de las anomalías o síndromes que figuran en los para el estudio de los mecanismos neurales implicados en aque-
sistemas vigentes de diagnóstico psiquiátrico. Y es de rigor, asi- llas disfunciones psíquicas (v. cap. 18).
mismo, que los ensayos con las sustancias que muestran perfiles de Hay que añadir, además, que actualmente se dispone de mu-
acción prometedores para ser probados en las patologías psiquiá- chísimos análogos animales para la disección de particularidades
tricas hayan sido precedidos por tests previos y exhaustivos en las conductuales, emotivas o cognitivas con relevancia psiquiátrica.
baterías comportamentales y cognitivas en animales. Así, hay modelos eficientes para el estudio de la conducta hipervio-
Aunque en la tabla 19-1 (1), se recogen de manera sistemáti- lenta y psicopática; de los déficit atencionales; de las estereotipias y
ca buena parte de las variantes de los ensayos conductuales que los rituales motores; del estrés postraumático; de las reacciones de
están actualmente en uso (además de neurofarmacológicos y angustia; de los trastornos de la conducta alimentaria; de las ano-
neurogenéticos), reseñaremos a continuación algunos de los mo- malías de memoria durante la senescencia o la degeneración neu-
delos animales más populares para los grandes apartados de la ral; de los efectos de la privación afectiva o la marginación social; de
nosología psiquiátrica. Los animales de elección en esos modelos las alteraciones en la conducta parental, etc., entre muchos otros. Se
son el ratón y la rata, aunque algunos de ellos se han reproduci- han conseguido modelar asimismo algunos rasgos temperamen-
do en diferentes especies de primates: tales como la extraversión, el neuroticismo o la impulsividad en
roedores y en primates. Y se está abriendo paso, con éxito crecien-
1. Modelos de conducta ansiosa. Laberinto elevado en cruz te, el modelado de funciones complejas como la elaboración de
(plus maze), caja de luz/oscuridad (dark-light box), campo planes, la ideación intencional y el control ejecutivo de rutinas
abierto (open field), tests de conflicto (conflict tests), con- motoras en primates. El campo es amplísimo y anuncia compleji-
dicionamiento pavloviano de respuestas de temor (fear dades crecientes que surgirán de la necesidad de hilar cada vez más
conditioning), respuestas defensivas ante predadores/ame- fino en la caracterización de los fenómenos de la cognición y la
nazas (defensive response battery). Véase la figura 19-1 para conducta animal, porque la precisión del conocimiento neurobio-
una muestra de esos modelos (2). lógico demanda, sin demoras, esas sutilezas.
2. Modelos de depresión. Indefensión aprendida (helpless-
ness), test de natación forzada de Porsolt (forced swim as-
say), test de suspensión por la cola (tail suspension test), Validez de los modelos
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estrés crónico moderado (chronic mild stress), derrota


social reiterada (repeated social defeat). comportamentales
3. Modelos de procesamiento psicótico. Inhibición latente (la- ı
tent inhibition), inhibición por prepulso de la respuesta ı
de sobresalto (prepulse inhibition of the startle reflex), reti- Los cuatro criterios tradicionales de validez para evaluar la
rada social durante los encuentros diádicos y el sueño pertinencia de los modelos o análogos comportamentales en ani-
(social withdrawal), sensibilización a sustancias psicotico- males son los siguientes:

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/c19/ Modelos animales en psiquiatría
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/tabla19-1/
Resumen de los modelos animales más utilizados en el estudio psicofarmacológico y neurofarmacológico
de los principales tipos de psicopatologías

Modelos animales de ansiedad


De respuesta incondicionada (conducta motora y/o exploradora
en situaciones no familiares)
Campo abierto Broadhurst (2-4) Va
Tabla de agujeros File y Wardill (5)
Caja de dos compartimentos blanco-negro Crawley (6); Crawley y cols. (7) Vp
Laberinto elevado en cruz Dawson y Tricklebank (8); Lister (9); Pellow y cols. (10) VP
Interacción social File (11); File y Hyde (12, 13) VP
Supresión de la ingesta inducida por la novedad Britton y Tatcher-Britton (14); Ferré y cols. (15); Poschel (16) vp
Contraste negativo Becker y Flaherty (17); Flaherty (18)
De respuesta condicionada
Test de cuatro placas Boissier y cols. (19) vp
De supresión condicionada Estes y Skinner (20); Toa y cols. (21) VC
Evitación pasiva Barbanoj y cols. (22); Gray (23)
Evitación activa en dos sentidos Fernández-Teruel y cols. (24) vp, va
Test de conflicto de Geller-Seifter Geller y Seifter (25, 26) VP, va
Paradigma de conflicto de Cook-Davidson Cook y Davidson (27) VP, va
Test de conflicto de Vogel Voge y cols. (28) VP, va
Modelo de Thiébot de retirada de la señal de seguridad Thiébot y cols. (29); Charrier y cols. (30) VP
Conducta defensiva de enterramiento Treit (31); Treit y cols. (32) vp
Potenciación de la respuesta de sobresalto Davi (33, 34); Campeau y Davis (35) va, VC
Efecto del reforzamiento parcial sobre la extinción Gray y Dudderidge (36) VC
Modelos animales de depresión
De interacción farmacológica
Reversión de los efectos de la reserpina Askew (37)
Potenciación de la hiperactividad inducida por la anfetamina Miller y cols. (38)
Reversión de los efectos del precursor de la serotonina Nagayama y cols. (39)
(5-hidroxitriptófano)
De simulación de depresión
De separación o aislamiento en monos, ratas o pollos Katz (40); McKinney y Bunney (41) va, vc
De estrés
Indefensión aprendida Seligman y Weiss (42); Willner (43) vp, va, VC
Test de natación forzada Borsini y Meli (44); De Pablo y cols. (45);
Fernández-Teruel y cols. (46); Porsolt y cols. (47) VP
Test de suspensión por la cola Stéru y cols. (48) Vp
Incapacidad de adaptación al estrés; estrés por agotamiento Hatotani y cols. (49); Kennet y cols. (50) va, vc
Estrés crónico imprevisible Aneshensel y Stone (51); García Márquez y Armario (52); va, vc
Katz y cols. (53)
Estrés crónico imprevisible y de baja intensidad Willner y cols. (54) va, VC
Otros modelos
Conducta predadora Albert y Walsh (55)
Conducta de espera Bizot y cols. (56, 57); O’Donnell y Seiden (58) Vp
Lesión bilateral de los bulbos olfatorios Cairncross y cols. (59) va, vc
Lesión de la amígdala Knobloch y cols. (60)
Modelos de esquizofrenia y manía
Esquizofrenia
Programas de evitación activa Cook y Weidley (61) VP
Inhibición latente Gray y cols. (62)
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De anfetamina (inyecciones repetidas o administración continuada Iversen (63, 64) vp, VA, VC
a través de la implantación de cápsulas)
Conducta rotatoria Ungerstedt (65)
Modelos basados en manipulaciones dopaminérgicas intracerebrales Costall y cols. (66, 67) va, vc
De inducción mediante LSD Jacobs y cols. (68, 69) va, vc
Síndrome inducido por incremento en la liberación de serotonina Griffiths y cols. (70)
Lesiones que producen estereotipias y catalepsia Costall y cols. (71, 72) Va
Aislamiento social en monos Goosen (73) va, vc

Continúa

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A. Fernández Teruel, L. Giménez Llort, R. Aguilar Heras y A. Tobeña Pallarés
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/tabla19-1/
Resumen de los modelos animales más utilizados en el estudio psicofarmacológico y neurofarmacológico
de los principales tipos de psicopatologías (cont.)

Manía
Inyección intracerebral de 6-hidroxi-dopamina Kelly y cols. (74); Robbins y Sahakian (75) Va
Administración de anfetamina Iversen (63)
Aumento o disminución de la actividad serotoninérgica Marsden y Curzon (76)
De autoestimulación intracraneal Robbins y Sahakian (75)
De sensibilización inducida mediante psicoestimulantes (anfetamina, Nielsen y Lyon (77)
cocaína)
Aislamiento social Robbins y Sahakian (75)

Modelos de trastornos de la conducta alimentaria


Obesidad
Lesiones hipotalámicas Leibowitz (78) Va
Obesidad inducida por dieta Sclafani (79) va
Aislamiento social en ratas Morgan y Einon (79)
Pinzamiento repetido de la cola Rowland y Antelman (81)

Anorexia
Lesiones del hipotálamo lateral, dopaminérgicas nigroestriatales Teitelbaum y Epstein (82) va
Malnutrición temprana Smart (83) va
Privación de comida combinada con ejercicio Epling y cols. (84) va
Estrés por inmovilización Perhach y Barry (85) va
Administración de anfetamina, antagonistas opiáceos o péptidos Leibowitz (78)

Modelos de aprendizaje/memoria y déficit cognitivos


Test de alternancia espontánea
Laberintos en Y o en T Aggleton y cols. (86) vp, vc
De respuesta retrasada
De discriminación Kirk y cols. (87)
De emparejamiento con la muestra Bartus y cols. (88, 89); Dunnett (90); Ridley y Baker (91); vp, VC
De desemparejamiento con la muestra Sahga y cols. (92)
De orientación espacial
Laberinto radial (4, 8 o 12 brazos) Olton y Samuelson (93) VC
De natación de Morris Morris y cols. (94) vp, VC
Otros
Evitación pasiva Glick y Zimmerberg (95); Jerusalinsky y cols. (96) VP, vc
Administración de escopolamina Beatty y cols. (97); Gamzu (98) vp
Lesiones colinérgicas Bartus y Dean (99) va, vc
Lesiones del núcleo basal magnocelular Lo Conte y cols. (100) vc

Modelos de abuso y dependencia de drogas


Autoadministración de drogas Stewart y Grupp (101); Young y Herling (102) VP, va vc
Ingesta de droga inducida por programa Staddon (103); Falk (104) va, vc
Condicionamiento de preferencia/aversión por un lugar Carr y cols. (105) vp, vc
Paradigmas de discriminación de drogas Colpaert (106); Colpaert y Slanger (107) VP
Tolerancia conductual Goudie (108); Branch (109) va, vc
Síndrome de abstinencia condicionado o incondicionado Wikler y Pescor (110) va, vc
Potenciación de la estimulación intracraneal por drogas Lewis (111) vp

En la columna derecha hemos indicado una relativa menor (minúsculas) o mayor (mayúsculas) validez (v) predictiva (p), aparente (a) o de constructo (c) de los modelos, según
nuestra experiencia personal investigadora y a partir de la literatura médica citada. No obstante, dichas valoraciones deben considerarse como orientativas.
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De A. Fernández-Teruel y R. M. Escorihuela (1).

1. Validez aparente. Se refiere a la existencia de similitudes tancia, de la precisión y consistencia de los criterios vi-
convincentes entre aquello que se observa en el modelo y gentes para el diagnóstico psicopatológico en humanos.
los procesos o trastornos psicopatológicos que se inten- Debe tenerse en cuenta que, aun dando por sentada esa
tan remedar. Ese tipo de validez depende, en primera ins- premisa, no es nada sencillo conseguir una buena con-

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/c19/ Modelos animales en psiquiatría
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Laberinto en cruz
elevado

Reflejo
de sobresalto
Campo abierto Tabla de agujeros

Evitación activa en dos sentidos


Actividad motora espontánea

Condicionamiento clásico
de miedo

/figura19-1/
Modelos de conducta ansiosa
De R. Aguilar (112).

cordancia entre un patrón comportamental anómalo en diante el régimen de tratamiento (p. ej., crónico frente a
animales y los complejos trastornos psiquiátricos. En agudo). No menos importante es el hecho de que el mo-
cualquier caso, se trata de un tipo de validez prescindible delo debe presentar el mínimo posible de falsos positivos
en las tareas de investigación porque un ensayo puede ser (sustancias o tratamientos que tienen efecto «terapéuti-
altamente productivo, si cumple otros criterios de vali- co» en el modelo pero no en la función humana simula-
dez, aunque la concordancia aparente sea débil o nula. da) y de «falsos negativos» (sustancias o tratamientos que
2. Validez predictiva. Se refiere a si un modelo discrimina o no presentan efecto en el modelo pero sí la tienen en el
refleja de manera eficiente los efectos que determinadas trastorno o proceso humano que se remeda).
sustancias (o tratamientos no farmacológicos) presentan 3. Validez de constructo. Se refiere a que el modelo debe pre-
en el proceso o síndrome diana en humanos (normal o sentar consistencia teórica y medir aquello que pretende
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anormal). Un modelo con buena validez predictiva per- medir (o que, por definición, pretende simular). El jui-
mitirá incluso el ensayo de nuevas sustancias experimen- cio sobre ese tipo de validez implica asumir la posibilidad
tales (potenciales psicofármacos), y en función de los que ciertas conjeturas sobre la psicopatología humana (o
efectos observados podrá predecir el tipo de efecto que respecto de síntomas concretos) puedan ser aplicables a
tendrá sobre la conducta o el proceso mental humano otras especies, dado que enjuiciar la validez teórica impli-
que simula. El concepto de validez predictiva también ca determinar el grado de similitud o analogía entre las
alcanza las similitudes entre los efectos obtenidos me- variables que intervienen en el modelo y en la función o

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 345 |


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A. Fernández Teruel, L. Giménez Llort, R. Aguilar Heras y A. Tobeña Pallarés
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trastorno humano que se pretende modelar. Puede en- decanas de este tipo de aproximación. Fueron generadas por
tenderse, por lo tanto, que la «validación de constructo» Broadhurst (113), a finales de la década de 1950 en el Instituto de
de un determinado modelo comportamental sea un pro- Psiquiatría de Londres, mediante selección dirigida por alta
ceso dinámico, puesto que las teorías o hipótesis sobre los (MR) o baja (MNR) defecación en un Test de Campo Abierto
mecanismos (psicológicos o neurobiológicos) que inter- intensamente iluminado (fig. 19-1). Además de las diferencias en
vienen en cualquier patología están a su vez sometidas a el criterio de selección, las MR (temerosas) se distinguían de las
revisiones frecuentes. MNR (atrevidas) por una menor deambulación y exploración en
4. Validez concurrente o convergente. Se refiere al grado en el campo abierto y otras pruebas de novedad, también resolvían
que las medidas obtenidas en un determinado modelo se peor los tests de conflicto y la evitación activa en dos sentidos,
correlacionan con las procedentes de ensayos parecidos presentaban mayores incrementos de ritmo cardíaco ante un es-
que intentan medir o simular el mismo constructo o pro- tímulo de sobresalto (114), además de mostrar parámetros neu-
ceso humano. En este sentido, cada vez está más exten- roquímicos y hormonales indicativos de un perfil hiperansioso
dido el consenso de que definir constructos a partir de en las MR en comparación con el hipoansioso en las MNR. Tra-
múltiples tipos de medida (p. ej., usar varios modelos de bajos recientes con cepas derivadas en otros laboratorios, a partir
ansiedad en lugar de uno solo) es más útil y heurístico de aquella selección original que se extinguió a finales de la déca-
(aunque también más laborioso) que trabajar con medi- da de 1980, han ofrecido resultados contradictorios (115, 116)
das o modelos únicos. probablemente debidos a los cruces con otras cepas. Actualmen-
te hay varias sublíneas disponibles en universidades y centros de
Uno de los problemas habituales del trabajo en este campo es cría en Estados Unidos y en Merck, Sharp and Dome (Reino
la heterogeneidad de los procedimientos utilizados para trabajar Unido).
con un ensayo animal determinado. En nuestra opinión, dicha Otro par de líneas de ratas importantes para el estudio de
heterogeneidad entre procedimientos experimentales es un pro- la ansiedad son las cepas Romanas obtenidas mediante cruces
blema notorio y uno de los factores más relacionados con la apa- selectivos a partir del rendimiento espontáneo en la evitación
rente falta de fiabilidad, la inconsistencia e incluso la confusión activa shuttle o de dos sentidos (117). Existen varias sublíneas
que a menudo aparece respecto a los resultados e interpretaciones en diversos laboratorios europeos y norteamericanos, pero las
entre diferentes laboratorios que usan el «mismo» modelo ani- que han acaparado, probablemente, mayor cantidad de trabajo
mal. Pensamos que habría que añadir un último criterio de vali- experimental son las Romanas de alta evitación (RHA/Verh) y
dez (o más bien prerrequisito) que, más que a la reproducibilidad de baja evitación (RLA/Verh), criadas a lo largo de más de 100
de efectos en las mismas condiciones (fiabilidad), debería referir- generaciones primero en el Instituto Tecnólogico de Zurich
se a la estandarización entre diferentes laboratorios en el uso y la (Dr. P. Driscoll) y desde principios de la década de 1990 en
interpretación de los ensayos comportamentales. Bellaterra (Unidad de Psicología Médica, Universidad Autóno-
ma de Barcelona). Las RHA/Verh muestran menos miedo que
las RLA/Verh en el Test de Campo Abierto y en otros muchos
Modelos psicogenéticos tests de conducta ansiosa y susceptibilidad al estrés, además de
un amplio rango de paramétros hormonales, neuroquímicos y
de crianza selectiva neurofisiológicos que confirman aquella distinción (118). Con
ı las variantes consanguíneas de esas sublíneas de ratas se han
ı obtenido recientemente los primeros datos consistentes de loci
Los modelos psicogenéticos se basan en la obtención median- de rasgos cuantitativos (quantitative trait, loci, QTL) cromosó-
te métodos tradicionales de crianza selectiva (cruces dirigidos y micos asociados al rasgo de temerosidad/ansiedad en ratas
mantenidos a lo largo de generaciones) de cepas de animales que (119).
se distinguen por una singularidad fenotípica de potencial inte- En una demostración concurrente de la consistencia del rasgo
rés psiquiátrico. El criterio de selección es una conducta en parti- de temerosidad diferencial asociado a la crianza dirigida, además
cular, pero la diferenciación progresiva suele conllevar la eclosión de las Romanas originales procedentes del fondo genético de las
de un perfil o rasgo temperamental prototípico (temerosidad, Wistar, se obtuvieron en Estados Unidos las Siracusa de alta y
hiperactividad, agresividad, etc.). Nos detendremos tan sólo en baja evitación, usando el mismo criterio de selección pero a partir
unos cuantos que han sido reiteradamente estudiados. de un fondo genético Long-Evans (120). Las Romanas y Siracusa
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ı de baja evitación (RLA y SLA, respectivamente) concuerdan en


ı los fenotipos comportamentales indicativos de mayor ansiedad
líneas de ratas hipoansiosas respecto a las Romanas y Siracusa de alta evitación (RHA y SHA,
e hiperansiosas respectivamente). Aunque hay que señalar que el perfil ansioso de
ı las RLA es más consistente que el de las SLA al relacionarlo con
Las cepas de ratas Maudsley reactivas (MR) y Maudsley no un patrón de respuestas hormonales incrementadas ante el estrés
reactivas (MNR) pueden considerarse, probablemente, como las (121).

| 346 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c19/ Modelos animales en psiquiatría
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líneas de ratones hiperagresivos terizado varias cepas de ratas (101, 123), entre las cuales merece la
e hipoagresivos pena destacar las de alta preferencia por alcohol (AP), que pueden
ı llegar a alcanzar niveles de etanol en sangre de 128 mg/dl, y las de
Las sublíneas de ratones de latencia atacante rápida (SAL) y baja preferencia por el alcohol (ANP) (124). Por otro lado, exis-
lentos para el ataque (LAL) desarrolladas en Holanda por el equi- ten distintas cepas de ratones consanguíneos que se caracterizan
po de B. Bohus y J. Koolhas, a partir de la presteza y ferocidad ata- por una pérdida brusca del tono muscular ante una dosis alta de
cante ante un intruso, han sido exhaustivamente estudiadas des- alcohol o por la resistencia o sensibilidad a la retirada de alcohol
de el punto de vista comportamental y hormonal (122). La línea después de un tratamiento crónico (125).
SAL, de fuerte propensión agresiva, presenta estilos preferente- Las cepas de ratas RHA/Verh y RLA/Verh se han mostrado,
mente activos para lidiar con cualquier tipo de desafío, mientras por otra parte, como un buen modelo para el rasgo temperamental
que los animales de la línea LAL adoptan estilos pasivos de afron- de búsqueda de novedad y sensaciones y, relacionado con ello, con
tamiento. En la tabla 19-2 se recogen una serie de características la preferencia por sustancias reforzantes y adictivas (126). Los re-
que los distinguen. sultados concuerdan razonablemente bien con las diferencias obte-
Llama la atención que los animales de talante agresivo tienden nidas en ese rasgo a partir de estudiar a ratas no seleccionadas ge-
a formar rutinas con gran facilidad, atienden poco a señales cam- néticamente pero que se distinguen espontáneamente por el nivel
biantes del contexto y son poco flexibles en sus estrategias. Eso se de exploración espontánea ante una situación de novedad (127).
demuestra, por ejemplo, en tareas de aprendizaje en laberintos:
cuando han aprendido una ruta los agresivos continúan como si tal
cosa aunque se produzcan cambios contextuales potencialmente
importantes (variaciones en las paredes, banderolas, etc.), mientras
Modelos farmacogenéticos
que los dóciles atienden con prontitud a esos cambios y su com- ı
portamiento lo acusa. La extremada rigidez conductual también ı
aparece en la propensión combativa: cuando han acumulado expe- Como ejemplo de animales seleccionados con programas far-
riencia agonística, los agresivos establecen una pauta inmediata de macogenéticos cabe señalar las ratas Flinders sensibles (FS) y las
asalto/ataque ante cualquier intruso o merodeador (aunque se tra- Flinders resistentes (FR), obtenidas a partir de la depresión con-
te de una hembra sexualmente receptiva: primero golpean y luego ductual inducida con agonistas colinérgicos (128, 129). Hay algunas
atienden a las posibles recompensas que puede acarrear el indivi- sistemáticas entre los animales FS y de tipologías de la depresión hu-
duo que tienen delante). Por lo tanto, no es de extrañar que esos mana: la pérdida de peso, la reducción de actividad, el incremento
animales se hayan convertido en un ensayo codiciado para los tra- del sueño de movimientos oculares rígidos (rapid eye movement,
bajos sobre la neurobiología de la agresividad y sus trastornos. REM), la mayor respuesta al estrés, la mayor sensibilidad ante los
ı agonistas colinérgicos y la buena respuesta (reversión de efectos)
ı ante el tratamiento con antidepresivos.
modelos psicogenéticos de adicción Por otra parte, las ratas Wistar Apo-SUS y Apo-UnSUS, selec-
ı cionadas por su susceptibilidad diferencial a las acciones del agonis-
En el ámbito de las adicciones y en especial en el caso del al- ta dopaminérgico apomorfina (130), constituyen un buen ejemplo
cohol etílico, la disponibilidad de cepas seleccionadas mediante de modelo animal para estudiar los déficit en el procesamiento de in-
métodos de crianza dirigida tradicional es múltiple. Siguiendo formación característicos de diversos trastornos psicomotores y muy
programas de selección por el consumo de alcohol se han carac- particularmente de las esquizofrenias (131). Los animales Apo-SUS
presentan decrementos acentuados de la inhibición por prepulso
de la respuesta de sobresalto, así como de la inhibición latente en el
condicionamiento de aversión gustativa, cuando se los compara con
/tabla19-2/ los Apo-UnSUS. Todo ello concuerda con diversas medidas com-
Diferencias entre ratones hiperagresivos portamentales, neuroquímicas, endocrinológicas e inmunológicas
e hipoagresivos que conforman un patrón de vulnerabilidad «psicótica» inducida.

Diferencias comportamentales Agresivos Plácidos

Modelos neurogenéticos
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Latencia atacante Baja Alta


Evitación activa
Ocultamiento defensivo
Alta
Alto
Baja
Baja
de ingeniería molecular
Construcción de guaridas Alta Bajo ı
Formación de rutinas Alta Baja ı
Dependencia de señales de contexto Baja Alta
Para iniciar el estudio de la intervención de genes conocidos
Inmovilidad aprendida Baja Alta
Flexibilidad comportamental Baja Alta en los procesos psicológicos complejos y alterados, el ratón se ha
convertido en el animal de elección. De todos los mamíferos es el

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases biológicas | 347 |


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A. Fernández Teruel, L. Giménez Llort, R. Aguilar Heras y A. Tobeña Pallarés
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que permite abordajes más practicables para la manipulación gé- Los modelos murinos del síndrome de Down también han
nica, y hay que tener en cuenta, además, que las correspondencias contribuido al avance en este campo. Un ejemplo muy bien ca-
entre el genoma del ratón y el genoma humano son considera- racterizado de translocación génica lo encontramos en el ratón
bles. La rápida evolución en el estudio del genoma del ratón y de Ts65Dn, que presenta una trisomía parcial en el cromosoma 16.
las técnicas de ingeniería génica ha dado lugar a una explosión de Esos animales constituyen por ahora el mejor modelo animal del
linajes de ratones transgénicos o con alteraciones dirigidas del ge- síndrome de Down humano, ya que en ellos está triplicada la re-
noma que han sido estudiados extensamente en ensayos compor- gión análoga a la 21q22 humana asociada a ese síndrome, además
tamentales. Existen en la actualidad rutinas diversas y muy inge- de mostrar déficit conductuales y cognitivos (138, 139) y sobreex-
niosas de genética molecular que permiten introducir nuevos ge- presión de la proteína precursora del β-amiloide (140).
nes, sobreexpresar productos de genes endógenos y eliminar o al- ı
terar la función de genes diana (132). ı
Las posibilidades que aporta ese modelado neurogenético al- ratones mutantes con genes silenciados
tamente específico son formidables, porque permiten la caracte- o sobreexpresados
rización de productos génicos singulares y la disección porme- ı
norizada de su implicación en los engranajes y funciones neurales Las estrategias de manipulación génica dirigida mediante la
que median la conducta y las cogniciones, productos que se con- producción de ratones mutantes con genes silenciados (knockout)
vierten, por lo tanto, en dianas para el desarrollo de nuevas herra- o sobreexpresados ha generado rendimientos espectaculares en
mientas terapéuticas en el campo de la psiconeurofarmacología. prácticamente todas las áreas de la investigación neurobiológica
ı relacionadas con los trastornos psiquiátricos. Con la introducción
ı de ese tipo de técnicas de intervención genética selectiva se dispu-
ratones transgénicos so, en poco tiempo, de líneas de ratones con alteraciones pun-
ı tuales para buena parte de los sistemas de señalización interneu-
Las líneas de ratones donde se ha conseguido insertar ácido ronal o intracelular conocidos (141), en una explosión de datos
desoxirribonucleico (ADN) exógeno, con algún gen de interés que no cesa. Puede afirmarse que en el momento actual se han
particular, han producido resultados muy relevantes en diversas convertido en herramientas imprescindibles para deslindar y ca-
áreas de la investigación de los trastornos mentales. Un área que racterizar dispositivos neurales implicados en funciones cogniti-
los ha utilizado con rendimientos espléndidos ha sido la de los vas normativas y anómalas.
trastornos neurodegenerativos, porque se han obtenido líneas Algunos de esos modelos han permitido confirmar la rele-
transgénicas que exhiben características fenotípicas que remedan vancia de diversos sistemas de neurorregulación en la vulnerabili-
las anomalías de la enfermedad de Alzheimer. Un resultado parti- dad a la patología psiquiátrica. Comentaremos algunos ejemplos
cularmente relevante fue la producción de una línea que expre- tan sólo porque la evidencia disponible es abrumadora. Así, la lí-
saba una forma humana anormal de la proteína precursora del nea de ratones mutantes en los que se ha silenciado el gen del re-
β-amiloide, que está asociada a la enfermedad de Alzheimer de ceptor 1A de la serotonina muestra un fenotipo hiperansioso que
inicio precoz. Esos animales no sólo manifestaban las característi- se asocia al aumento de la producción de serotonina en la corte-
cas neuropatológicas distintivas del trastorno en el tejido cerebral, za prefrontal en situaciones estresantes (132, 142), corroborando
sino que presentaban deterioros en tests de memoria y aprendiza- y afinando así multitud de evidencias previas, animales y huma-
je con un curso progresivo y catastrófico en función de la edad. nas, que habían relacionado ese engranaje particular de la función
Diversas líneas transgénicas posteriores (133) han servido como serotoninérgica con la regulación de la ansiedad. Por lo que se
herramienta adicional para el progresivo refinamiento de la hipó- refiere a los comportamientos hiperviolentos, las líneas de ratones
tesis de la cascada amiloidea (134, 135), que constituye el entra- mutantes con genes silenciados para el receptor 1B de la serotoni-
mado imprescindible de la aproximación actual a la enfermedad na (143) o para la monoaminooxidasa A (144) constituyen mo-
de Alzheimer. delos clásicos (aunque no exclusivos, por supuesto) que han per-
Esos resultados han confirmado datos previos obtenidos me- mitido avances consistentes en la elucidación de los mecanismos
diante estrategias más tradicionales de modelado murino. Por de la regulación neural de la conducta agonística, al tiempo que
ejemplo, se había detectado que en la colonia de ratones AKR/J corroboraban evidencias anteriores —procedentes de otros mo-
(136) había algunos sujetos que envejecían y morían prematu- delos animales, así como de humanos— que ya habían relaciona-
ramente. Los cruces endogámicos entre los individuos de aque- do esos engranajes neuroquímicos particulares con la propensión
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

llas familias dieron lugar a las cepas SAM (senescence accelerated a la violencia impulsiva.
mouse), que tienen una longevidad de 12 meses, mientras que los En el modelado de las anomalías relacionadas con la esqui-
ratones normativos viven un promedio de 24 meses. Los rato- zofrenia, además de los trabajos sistemáticos que se han llevado a
nes SAM presentan atrofia prematura de las estructuras cortica- cabo con ratones mutantes silenciados para receptores particula-
les, sobreexpresión prematura de la proteína precursora del res de la dopamina, parecen singularmente relevantes los trabajos
β-amiloide y numerosos déficit en varias tareas de aprendizaje y con mutantes que acarrean una alteración selectiva del gen de la
memoria (137). catecolortometiltransferasa (COMT). Diversos frentes de trabajo

| 348 | Tratado de Psiquiatría


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lo sitúan como una diana preferente para discernir la vulnerabi- instaura desde el arranque embrionario hay margen suficiente
lidad genética a padecer esquizofrenia, junto con otros excelen- para que se produzcan reacciones compensadoras que pueden
tes candidatos como los receptores 5-HT2A de la serotonina o de- enmascarar la pretendida nitidez de la intervención y sus efectos.
terminados lugares de unión en el receptor N-metil-D-aspartato Por otra parte, las modificaciones pueden surgir en cualquiera
(NMDA) del glutamato (145), con los cuales también se está tra- de los sistemas corporales donde se expresa el producto génico
bajando con los respectivos ratones mutantes. con la correspondiente merma de especificidad. Avances técnicos
El nivel de precisión en este tipo de modelado neurogené- en marcha permitirán la expresión de las mutaciones inducidas
tico a la carta, en ratones, ha permitido engendrar mutantes en edades prefijadas de antemano (p. ej., en el período adulto o
con un cambio de un solo aminoácido en la subunidad α1 del senil), o la restricción de su expresión a la región o sistema cere-
receptor para el ácido γ-aminobutírico (GABA) anulando su bral de interés. Con ello se minimizan sustancialmente aquellas li-
respuesta a las benzodiazepinas mientras que continúa res- mitaciones y se aumenta la potencia del abordaje experimental
pondiendo al GABA endógeno (146). En esos animales, las (132). Hay que señalar, asimismo, que los avances incesantes en
benzodiazepinas pierden sus propiedades sedantes y amnési- la caracterización de genes asociados a comportamientos singula-
cas manteniendo su potencial ansiolítico, lo cual ha abierto ya res en invertebrados de referencia, como la Drosophila, están su-
las puertas a probaturas con moléculas selectivas para esos lu- giriendo rutas preferenciales de búsqueda de dianas moleculares
gares de reconocimiento, con actividad ansiolítica potencial y correspondientes en mamíferos.
sin efectos colaterales indeseables. Los resultados más recientes,
aprovechando ese tipo de aproximación, han permitido situar
ya como lugar específico, responsable de la acción ansiolítica de
las benzodiazepinas, la subunidad α 3 del receptor GABA-A Mapeo de QTL cromosómicos
(147). en roedores
En los casos en que las estrategias farmacológicas vigentes no
ı
permiten trabajar con agonistas y antagonistas totalmente selec-
tivos para un subtipo concreto de receptores, la deleción de un ı
gen se ha convertido en una herramienta crucial para discernir Una de las características de los rasgos conductuales comple-
entre los mecanismos de acción o las funciones atribuidas a un jos (la actividad locomotora, la habilidad para la orientación es-
determinado neurorregulador o sustancia exógena. Es éste el pacial, la reactividad emotiva, etc.) es que sus manifestaciones
caso de la cafeína, la sustancia psicoactiva de mayor consumo, fenotípicas aparecen en forma de gradaciones que se distribu-
que actúa antagonizando los dos receptores para la adenosina: yen de manera continua en la población. Ello los diferencia cla-
los subtipos A1 y A2A. La generación de ratones knockout para el ramente de las singularidades fenotípicas dependientes de un
receptor A2A (148) y para el A1 (149) ha permitido corroborar, solo gen. Las distribuciones continuas concuerdan con la regula-
por ejemplo, que ambos subtipos intervienen en las propie- ción poligénica de un rasgo. Así, cada uno de los genes que par-
dades ansiogénicas de la cafeína, discerniendo sus efectos anal- ticipan en la regulación de un rasgo complejo codificaría molé-
gésicos y caracterizando de forma inequívoca la relevancia del culas que contribuyen con cierto peso a la variación fenotípica
subtipo A1 para las acciones neuroprotectoras de la adenosina. del atributo observado en la población. Para poder detectar, de
Además, los resultados comparativos entre los animales hetero- manera simultánea, esas influencias múltiples y de pequeña
cigóticos y los homocigóticos (en la deleción inducida) reprodu- magnitud se desarrollaron las técnicas de mapeo de QTL cromo-
cen los efectos diferenciales que se obtienen en distintos rangos sómicos. Un QTL es una región cromosómica que contiene un
de dosis cafeínica según sea el grado de inhibición de la pobla- gen, o varios, que regulan una porción de la variación genética de
ción de receptores. Asimismo permiten evaluar, de manera pre- un rasgo particular (132).
dictiva, los riesgos potenciales del consumo crónico y abusivo Para aplicar dichas técnicas se usan marcadores polimórficos
de cafeína (150). (secuencias sencillas de ADN que están en la proximidad de genes
ı y que sirven como identificadores o estigmas) a lo largo de todo el
ı genoma. Se suele partir de cepas consanguíneas que muestren
límites de los modelos algun rasgo diferencial fenotípico de interés y se las cruza para ob-
de ingeniería molecular tener dos generaciones filiales, F1 y F2, que darán una recombi-
ı nación de alelos referibles a aquella particularidad comportamen-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

Aunque esos modelos de «bricolaje» neurogenético constitu- tal de manera que se distribuya de manera continua y normal.
yen ensayos muy específicos y proporcionan ventanas experi- Mediante las técnicas estadísticas apropiadas puede medirse en-
mentales de extraordinario potencial, también tienen limitaciones. tonces el grado de asociación entre el fenotipo comportamental
La más obvia es la «compensación madurativa»: adaptaciones de observado y las regiones cromosómicas cercanas a genes (QTL),
los engranajes moleculares imbrincados con el dispositivo altera- como primer eslabón para focalizar la búsqueda que permitirá la
do, a lo largo del período de ensamblado de las estructuras neura- posterior identificación y secuenciación de los genes responsa-
les en el organismo en crecimiento. Como la alteración génica se bles.

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A. Fernández Teruel, L. Giménez Llort, R. Aguilar Heras y A. Tobeña Pallarés
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El primer resultado obtenido mediante esa aproximación, celulares específicos usando sondas farmacológicas, registros fi-
con un alto interés para el estudio de la vulnerabilidad a los tras- siológicos, intervenciones moleculares, etc. Los espléndidos ren-
tornos psiquiátricos, fue la detección de QTL en los cromosomas dimientos en términos de identificación de engranajes neurales
1, 10 y 15 que se asociaban a la conducta temerosa en ratones avalan esa aproximación y le auguran un auge incesante. Ahora
(151). Aunque la batería de conductas de miedo era corta y se re- bien, desde mediados del siglo XX existe otra aproximación al mo-
fería básicamente al atrevimiento exploratorio en situaciones de delado animal basada en «tests crónicos» o «longitudinales» que
novedad, la asociación era potente y posteriormente fue confir- ha corrido en paralelo a la corriente principal y ha ido ganando
mada por otros equipos de investigación que utilizan medidas de protagonismo, a pesar de haber sido ignorada a menudo por los
miedo/ansiedad más exigentes. Los últimos resultados del grupo biólogos y farmacólogos del comportamiento. La cronicidad en
de Flint (152), combinando datos procedentes de cepas consan- los ensayos conlleva mayor gasto y eso siempre constituye un
guíneas y no consanguíneas de ratones, ya han podido identificar impedimento. Si la cronicidad se refiere a la conducta peor toda-
varios genes codificadores de la vía de señalización de las proteí- vía, porque hay que cuidar y poner a prueba a los animales a lo
nas G de la membrana neuronal, como candidatos firmes para largo de períodos dilatados. Y si a eso se le añade que esa aproxi-
ejercer una influencia decisiva en los perfiles diferenciales de an- mación requiere, con frecuencia, usar criterios etológicos com-
siedad/temerosidad que presentan los animales. Mediante una plejos para medir comportamientos, los obstáculos resultan exce-
aproximación similar en ratas, partiendo de las cepas consanguí- sivos.
neas RHA/Verh y RLA/Verh de la colonia de la Unidad de Psico- Los primeros estudios que subrayaron la relevancia psiquiá-
logía Médica de la Universidad Autónoma de Barcelona, se ha trica de trabajar con ese tipo de modelos animales fueron los que
podido identificar un QTL en el cromosoma 5 que se relaciona de llevó a cabo H. Harlow con macacos en la Universidad de Wis-
manera muy consistente con el rasgo de temerosidad (126). En consin, usando procedimientos de separación materna/familiar
este caso, la batería de pruebas de miedo era amplia y se detecta- precoz. Algunos animales sufrían un aislamiento parcial, puesto
ron a lo largo del genoma 8 QTL asociados a parámetros com- que se les permitía observar y tener algun contacto con los cuida-
portamentales singulares. El QTL del cromosoma 5 era el único, dores humanos, mientras que otros sufrían un aislamiento com-
que mostraba una relación potente y consistente (con la dirección pleto durante semanas o meses. Los monos así aislados presenta-
esperada) con diversas medidas del miedo: influía la conducta ban retrasos considerables en diversas tareas cognitivas, pero el
durante la evitación activa en dos sentidos, la petrificación con- área más afectada por la crianza aislada y empobrecida era el fun-
dicionada ante las señales o el contexto aversivo, el atrevimiento cionamiento social posterior y la adaptación ante situaciones de
exploratorio en el laberinto elevado en cruz (plus-maze), las con- compromiso vital. Existe un amplio cuerpo de datos que docu-
ductas de autoacicalamiento y la actividad durante una prueba de menta esos efectos (153). Investigaciones ulteriores realizadas por
campo abierto, y no mostraba, en cambio, relación con la defe- el equipo de G. Kraemer, a lo largo de la década de 1980 en la mis-
cación o la respuesta de sobresalto. Se trata de un patrón que re- ma Universidad, han podido corroborar que esas experiencias de
meda los efectos de los fármacos ansiolíticos en los ensayos ani- aislamiento social precoz en primates dejan trazos muy duraderos
males de conducta ansiosa y ello refuerza, notablemente, la via- en el cerebro (154), aunque haya margen para las correcciones ul-
bilidad del hallazgo, aunque el posicionamiento cromósomico teriores. El funcionalismo de diversos sistemas neurorreguladores
detectado en ratas no concuerde con los identificados previamen- que intervienen en la modulación de la agresividad, la afectivi-
te en ratones. dad y la respuesta al estrés intenso se ve duraderamente afectado.
Cabe señalar, por último, que son ya unos cuantos los QTL Los trabajos con roedores llevados a cabo por el grupo de M.
detectados en roedores como candidatos firmes para relacionarse Meaney, en Canadá, han venido a subrayar la importancia de las
con diferentes rasgos fenotípicos de interés neurológico o psi- interacciones paternofiliales en la primera crianza. Durante dé-
quiátrico (132). Los avances en la singularización del posiciona- cadas se habían acumulado evidencias que indicaban que la esti-
miento cromosómico mediante técnicas de mapeo genómico, mulación táctil posnatal, aplicada de manera suave y repetida
cada vez más poderosas, auguran un panorama de gran riqueza durante las primeras semanas después del parto, producía efec-
en la identificación de dianas moleculares relevantes. tos favorables en la conducta posterior de los mamíferos. En cir-
cunstancias de novedad o de peligro los animales manipulados
durante las primeras semanas de vida suelen comportarse de ma-
Modelos madurativos nera más exploradora y sociable que los no manipulados. Y las
cascadas hormonales del estrés presentan, asimismo, unos pa-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

y de adaptación social trones más adaptativos, sin descargas exageradas y persistentes


ı que pueden acabar generando lesiones corporales y daño cere-
ı bral. En trabajos recientes Meaney (155, 156) ha podido compro-
La mayor parte de los modelos reseñados hasta aquí consisten bar que los cambios en parámetros endocrinos y en diversos sis-
en la estandarización de «ensayos agudos» de comportamiento temas de señalización y regulación neural, en particular en el te-
animal: se perfila una conducta o un síndrome prototípico en una rritorio hipocámpico, que están detrás de esas adaptaciones
situación de laboratorio y se intenta relacionarla con mecanismos dependen de la cantidad y calidad de los lamidos, el abrigo y el

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/c19/ Modelos animales en psiquiatría
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contacto táctil que las madres proporcionan a sus retoños du- le ir asociada a marginación y mermas diversas. Este último es
rante la crianza. Hay estudios de nuestro laboratorio, en la Uni- un patrón que se ha comparado con la génesis de algunas tipolo-
dad de Psicología Médica de la Universidad Autónoma de Bar- gías de la depresión humana. Las concomitancias en los paráme-
celona que indican que los procedimientos de estimulación táctil tros hormonales o en las alteraciones hipocámpicas entre el cua-
posnatal pueden revertir los déficit que muestran los animales dro clínico y el modelo auguran un futuro más que brillante a esas
seleccionados genéticamente por una temerosidad acentuada incursiones investigadoras en la complejidad de las interacciones
como las ratas de la cepa RLA/Verh (157). sociales en hábitats naturales o seminaturales.
En la misma línea de estudio de períodos madurativos singu- Valga como ejemplo reciente un trabajo del grupo de M.
lares se sitúan los trabajos del grupo de C. Ferris en la Universidad Nader (161) llevado a cabo en Carolina del Norte, dedicado a las
de Massachusetts sobre la derrota social reiterada en hámsters variaciones en el sistema dopaminérgico en función de las con-
adolescentes. Entre los 25 y los 40 días de edad esos roedores diciones de estabulación en macacos machos. Estos autores ob-
abandonan el nido materno, doblan su tamaño corporal, esta- tuvieron medidas in vivo de receptores D2 cerebrales mediante
blecen relaciones sociales diversas y comienzan a procrearse si tie- tomografia por emisión de positrones en ejemplares que habían
nen la posibilidad de hacerlo. En esa etapa a algunos animales se sido estabulados individualmente durante más de 1 año y después
los colocaba diariamente, a lo largo de 2 semanas, en la jaula de estabulados en grupos de cuatro durante 3 meses. Los resultados
un ejemplar adulto y con amplia experiencia de lucha. En tal cir- indicaron que los animales que adquirieron la condición de do-
cunstancia los adultos persiguen y atacan invariablemente al in- minantes en todos y cada uno de los grupos sociales presentaron
truso adolescente hasta arrinconarlo en un extremo del compar- un incremento muy notorio de los receptores D2 en el cerebro,
timento. A ese período de estrés social reiterado le seguían unas mientras que no se apreciaron cambios en los animales que pasa-
semanas de descanso y entonces cambiaban las tornas: se intro- ron a la condición de subordinados. Esas variaciones tuvieron
ducía a un adolescente sin experiencia en la jaula de la víctima un correlato comportamental muy conspicuo, puesto que cuan-
curtida en derrotas. Cuando los hámsters recientemente tortura- do se dio a los animales la oportunidad de autoadministrarse
dos se encontraban ante un intruso más pequeño y tímido re- cocaína, en los subordinados esa sustancia funcionó como un po-
producian las agresiones que habían padecido, con mas ferocidad tente reforzador y generó conducta repetida de autoadministra-
y ensañamiento que durante la defensa territorial. En cambio, ción. En cambio, en los dominantes la potencia reforzadora de la
cuando tenían que habérselas con animales de su mismo tamaño cocaína era mucho menor. Hay ahí, pues, un resultado muy su-
y edad se mostraban remisos o huían con prontitud. Las medi- gerente de cómo un episodio relevante del funcionamiento so-
das de comportamiento fueron complementadas con estudios cial puede hacer cambiar la vulnerabilidad al consumo abusivo
hormonales que indicaron que esos cambios tan notorios en la de sustancias, un resultado que proporciona pistas totalmente in-
predisposición a la lucha eran paralelos a variaciones en los ejes esperadas a los trabajos clínicos, aunque de momento no sea sen-
corticoideo y vasopresinérgico del estrés (158). Pudo, incluso, cillo establecer correspondencias sustantivas puesto que no hay
reproducirse esa propensión inducida de conducta sumisa ante datos comparables en humanos. En cualquier caso, ese tipo de
los fuertes y cruel ante los débiles administrando cortisol, de ma- trabajos vuelve a destacar la importancia de los modelos animales
nera crónica, directamente en el hipotálamo. «crónicos» o «longitudinales» de adaptación social, en el estudio
Los trabajos de R. Sapolsky efectuados en tropas de babui- de vulnerabilidades a los trastornos psiquiátricos, al tiempo que
nos, en su hábitat natural en el Serengeti (Tanzania), ofrecen evi- ilustra sobre la incorporación de los animales a las técnicas avan-
dencias complementarias que han tenido una considerable zadas de neuroimagen que han revolucionado el estudio y el diag-
repercusión en el ámbito psiquiátrico (159). En las luchas entre nóstico de los procesos mentales normales y alterados.
babuinos jóvenes cuando intentan medrar y afianzarse en el rí-
gido orden jerárquico que caracteriza su vida social, los animales
reiteradamente derrotados muestran unos niveles de cortisol en Líneas de futuro en modelos
sangre mucho más elevados que los que saldan los encontronazos
y los desafíos con victorias frecuentes. Por otra parte, los indivi-
animales
duos que muestran desde muy jóvenes una propensión hacia las ı
estrategias dominantes de interacción social suelen caracterizarse ı
por la resistencia a la activación de las cascadas corticoidea y adre- Hemos podido comprobar que las estrategias de abordaje para
nérgica del estrés, así como por un disparo y un cese mucho más caracterizar los mecanismos neurales relacionados con las anoma-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

eficientes de esos sistemas en las situaciones de verdadero com- lías psiquiátricas incluyen la utilización de modelos animales prác-
promiso (160). Ahora bien, esos niveles hormonales no son fijos: ticamente en todos los ámbitos de investigación. Se trata de un
dependen de los avatares de las luchas, de la cantidad y calidad campo de trabajo que ha pasado de los ensayos comportamentales
de la conectividad social de cada ejemplar y de las oscilaciones para probar la toxicidad farmacológica, a convertirse en un ele-
que se producen en las jerarquías de dominancia. El cortisol bajo mento crucial en la definición de la arquitectura sináptica y la orga-
y la testosterona elevada forman una combinación predictiva de nización de los circuitos cerebrales particulares que median los
un estilo dominante, mientras que la combinación contraria sue- trastornos psiquiátricos (162). No debería extrañar, por consi-

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A. Fernández Teruel, L. Giménez Llort, R. Aguilar Heras y A. Tobeña Pallarés
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guiente, que Eric Kandel (premio Nobel de Fisiología y Medicina 7. Crawley JW, Skolnick P, Paul SM. Absence of intrinsic agonistic behavior
de 2000) haya propuesto un horizonte molecular para la psiquiatría of benzodiazepine antagonists on an exploratory model of anxiety in the
como disciplina médica anclada en la neurobiología (163), ponien- mouse. Neuropharmacology 1984; 23: 531-537.
8. Dawson GR, Tricklebank MD. Use of the elevated plus maze in the se-
do como ejemplo sus trabajos que van desde la descripción de los
arch for novel anxiolytic agents. Trends Pharmacol Sci 1995; 16: 33-36.
engranajes sinápticos responsables de las respuestas defensivas en
9. Lister RG. The use of a plus-maze to measure anxiety in the mouse.
moluscos, hasta los dispositivos neurales y moleculares que hacen
Psychopharmacology 1987; 92: 180-185.
posible la memoria espacial y otras rutinas cognitivas en roedores. 10. Pellow S, Chopin P, File SE, Briley M. Validation of open:closed arm en-
Éste es, en nuestra opinión, el futuro de los modelos animales tries in an elevated plus-maze as a measure of anxiety in the rat. J Neu-
en psiquiatría: dejar de ser una rareza o singularidad metodológi- rosci Methods 1985; 14: 149-167.
ca para convertirse en un elemento de ataque imprescindible, jun- 11. File SE. The use of social interaction as a method for detecting anxiolytic
to con el resto de técnicas de investigación en neurobiología, para activity of chlordiazepoxide-like drugs. J Neurosci Methods 1980; 2:
tratar la mayor parte de problemas relacionados con el funciona- 219-238.
miento anómalo de los sistemas cerebrales. El enorme abanico de 12. File SE, Hyde JRG. Can social interaction be used to measure anxiety?
modelos existentes en la actualidad continuará utilizándose para Br J Pharmacol 1978; 62: 19-24.
13. File SE, Hyde JRG. A test of anxiety that distinguishes between the ac-
constrastar los efectos cada vez más precisos de las sondas e inter-
tions of benzodiazepines and those of other minor tranquilizers and of
venciones moleculares. Pero en muchas ocasiones se requerirá un
stimulants. Pharmacol Biochem Behav 1979; 11: 65-69.
incremento de complejidad en el montaje y medida de los proce-
14. Britton DR, Thatcher-Britton R. A sensitive open-field measure of an-
sos cognitivos muy especialmente, en los primates. El nivel de co- xiolytic drug activity. Pharmacol Biochem Behav 1981; 15: 577-582.
nocimientos practicable sobre muchas funciones mentales y las 15. Ferré P, Núñez JF, García E, Tobeña A, Escorihuela RM, Fernández-Te-
técnicas neurobiológicas disponibles ya lo anuncian así. Podemos ruel A. Postnatal handling reduces anxiety as measured by emotionality
incluso prever que en un futuro no lejano los modelos animales rating and hyponeophagia test in female rats. Pharmacol Biochem Behav
desaparecerán como capítulo especial y restringido de los tratados 1995; 51: 199-203.
de psiquiatría para formar parte de la fisiopatología introducto- 16. Poschel BPH. A simple and specific screen for benzodiazepine-like
ria en la mayor parte de áreas. Es más que probable que poda- drugs. Psychopharmacology 1971; 19: 193-198.
mos ver cómo los modelos animales acaban contribuyendo a la 17. Becker HC, Flaherty CF. Influence of ethanol on contrast in consumma-
tory behavior. Psychopharmacology 1982; 77: 253-258.
delimitación de criterios diagnósticos en la clasificación psiquiá-
18. Flaherty CF. Effect of anxiolytics and antidepressants on extinction and
trica: en particular, en lo que se refiere a la incorporación de «sig-
negative contrasts. En: File SE (ed.). Psychopharmacology of anxiolytics
nos/marcadores» de orden neural o molecular en los trastornos
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con un notorio anclaje biológico. 19. Boissier JR, Simon P, Aron C. A new method for rapid screening of mi-
nor tranquilizers in mice. Eur J Pharmacol 1968; 4: 145-151.
agradecimientos 20. Estes WK, Skinner BF. Some quantitative properties of anxiety. J Exp
Psychology 1941; 29: 390-400.
Rosa María Escorihuela y Luis Gil contribuyeron a la búsqueda y ordena- 21. Toal L, Leslie JC, Shephard RA. Effects of chlordiazepoxide and putative
ción de material imprescindible para la preparación de este trabajo. Antonio anxiogenics on conditioned supression in rats. Physiol Behav 1991; 49:
Cañete ha tenido una participación crucial en los estudios de nuestro Labora- 1085-1090.
torio durante los últimos dos años como Técnico Superior de Investigación. 22. Barbanoj M, Gallur P, Salazar W, Tobeña A. Actividad antiansiosa del
Hemos recibido financiación del FIS (99/1230); SGR 2000-00071; 2002- diazepam y del pentobarbital sódico en una tarea espacial de evitación
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/c19/ Modelos animales en psiquiatría
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| 356 | Tratado de Psiquiatría


En este capítulo vamos a centrar la atención en los aspectos

/capítulo20/
básicos de la organización del sistema nervioso central de los seres
humanos, así como también en la influencia que tienen los ha-
llazgos provenientes de las neurociencias en el conocimiento y
entendimiento de algunos aspectos del comportamiento, tanto
normal como anormal, de los seres humanos. Para este fin, foca-

Investigación lizaremos nuestra antención en cuatro aspectos fundamentales:


organización cortical, neuromodulación, redes neuronales y plas-
ticidad cerebral. En primer lugar haremos una revisión general de
en neurociencias la corteza cerebral y su organización, así como de los aspectos
generales de las estructuras anatómicas, con el fin de ubicarnos en
las estructuras de las que comentaremos su función.
J. C. Rivas Nieto
M. Gaviria
G. E. Macías Libreros Corteza cerebral: organización
ı
ı
El sistema nervioso central contiene básicamente dos tipos de
Introducción células: las gliales (o de la glía) y las neuronas. Aunque parece que
las células de la glía no participan de manera directa en la trans-
ı
misión de señales, tienen otras funciones no menos importantes:
ı a) son estructuras de apoyo y por lo tanto dan al cerebro una es-
El entendimiento de los trastornos mentales por parte de la tructura determinada; b) dos tipos de células de la glía producen
psiquiatría en las últimas décadas ha ido cambiando de acuerdo mielina (oligodendrocitos y células de Schwann); c) algunas de
con los modelos imperantes y la información disponible; las estas células eliminan neuronas muertas y otros detritos; d) ayu-
explicaciones van desde lo psicodinámico hasta lo neurobioló- dan a que el proceso de la transmisión de la señal entre neuronas
gico y, últimamente, se insiste en la importancia que las redes sea más eficiente; e) durante el proceso de desarrollo neuronal, al-
neurales tienen para llegar al entendimiento de procesos com- gunas de estas células actúan como «glías radiales», las cuales
plejos. Sin embargo, ésta ha sido un área que ha despertado tan guían el proceso de migración neuronal hasta las diferentes capas
poco interés entre los especialistas, que los mayores desarrollos corticales; f) en algunos casos, como por ejemplo en la sinapsis
teóricos han venido de investigadores de disciplinas poco afi- músculo-nervio en los vertebrados, regulan las propiedades del
nes a la psiquiatría (1). terminal presináptico; g) los astrocitos ayudan a formar la barrera
La mente es lo que el cerebro hace, es decir, el cerebro es el ór- hematoencefálica, y h) aparentemente parece que algunas glías
gano de la mente. La mente está organizada en módulos u órga- liberan factores de crecimiento y ayudan a nutrir las células (6).
nos mentales, cada uno de los cuales tiene un diseño especializa- Las células de la glía se dividen en dos clases: microglia, las
do que lo convierte en un experto en un ámbito concreto de la cuales al parecer surgen de los macrófagos extracerebrales y tie-
interacción con el mundo. El concepto de módulo mental no nen función de fagocitos, y macroglia. Estas últimas son de tres ti-
implica una división neuroanatómica precisa, sino más bien una pos: oligodendrocitos, observados en el sistema nervioso central;
unidad funcional definida por las cosas específicas que hace con células de Schwann, observadas en el sistema nervioso periférico,
la información disponible, sin importar mucho el tipo de infor- y astrocitos. Los oligodendrocitos y las células de Schwann produ-
mación que le llegue (2, 3). cen mielina, mientras que la función de los astrocitos tiene que
Las células nerviosas individuales tienen una estructura relati- ver con la nutrición de las neuronas y la formación de la barrera
vamente simple desde el punto de vista morfológico. El número de hematoencefálica, así como con el mantenimiento de los niveles
células del cerebro humano se sitúa en torno a 1011; sin embargo, interneuronales de potasio dentro de límites fisiológicos (4).
la arquitectura básica de todas ellas es relativamente igual. La Las neuronas son las células destinadas a la producción y trans-
complejidad del comportamiento humano no reside en el nú- misión de señales eléctricas como respuesta a estímulos tanto inter-
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mero absoluto de neuronas, sino en la manera que tienen estas nos como externos. Una neurona típica tiene cuatro áreas morfo-
células de establecer conexiones entre sí. Es así como una de las lógicas claramente diferenciables: el cuerpo o soma, las dendritas, el
claves de organización del cerebro establece que las células ner- axón y los terminales presinápticos. El soma es considerado el cen-
viosas comparten las mismas propiedades básicas, pero pueden tro metabólico de la neurona; las dendritas, que surgen del cuerpo
producir acciones muy diferentes, dependiendo de cómo se co- neuronal, se constituyen en la zona receptora de los impulsos pro-
necten entre sí y con los receptores sensoriales y musculares venientes de otras neuronas. El axón lleva información a otras neu-
(4, 5). ronas a través de señales eléctricas llamadas potenciales de acción.

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J. C. Rivas Nieto, M. Gaviria y G. E. Macías Libreros
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Los terminales presinápticos establecen contacto con las dendritas estímulos y a generar proyecciones especificas; por ejemplo, las afe-
o cuerpos de otras neuronas y liberan los neurotransmisores, per- rencias del tálamo llegan en primer lugar a las capas III y IV, mien-
mitiendo la comunicación interneuronal (4, 7) (fig. 20-1). tras que las proyecciones de la corteza al tálamo salen especialmen-
La corteza cerebral es una lámina de neuronas que cubre am- te desde neuronas piramidales de la capa VI (7). Algunas regiones
bos hemisferios cerebrales. Más del 90 % de la superficie consiste cerebrales tienen además una disposición vertical o columnar, lo
en neocorteza, con 6 capas de neuronas; el resto es alocorteza, cual les permite llevar información o modificar la misma en varias
dividida en arqueocorteza y paleocorteza. La neocorteza está capas a la vez. Las neuronas de una columna suelen responder de
constituida por neuronas piramidales y no piramidales; las pri- manera diferente a las de una columna adyacente (fig. 20-2).
meras tienen una dendrita apical única y dirigida hacia la corte- La neocorteza se divide en corteza homotípica, que tiene las
za, con múltiples dendritas cortas que salen de la base de la célula 6 capas celulares y se encuentra en las áreas de asociación de los
y están revestidas de espinas (sitios de mayor entrada de estímulo lóbulos frontal, parietal y temporal, y heterotópica, que tiene
para estas neuronas). Se considera que las neuronas piramidales menos de 6 capas e incluye la corteza motora primaria y la sensi-
usan aminoácidos excitadores como neurotransmisores. Las neu- tiva primaria.
ronas no piramidales son pequeñas, forman circuitos locales y
utilizan especialmente aminoácidos inhibidores como el ácido
γ-aminobutírico (GABA) como neurotransmisores (7).
Las neuronas de la neocorteza están organizadas en 6 capas,
Neuroanatomía
cada una de las cuales se distingue microscópicamente gracias al ta- ı
maño relativo y al patrón de empaquetamiento de las neuronas. La ı
organización laminar es generada a través de un control temporal Es importante conocer los aspectos básicos de la organización
de la producción de las poblaciones neuronales destinadas a cada del sistema nervioso central de los seres humanos, pues nos per-
capa (8). Cada capa neuronal tiende a recibir tipos particulares de mite ubicarnos espacialmente y entender las estrechas relaciones
que se establecen entre estas partes (v. cap. 10). Desde un punto de
vista anatómico, el cerebro está dividido en dos hemisferios. Cada
hemisferio está dividido en cuatro lóbulos: frontal, parietal, tempo-
Dendrita apical

Capa celular
Sinapsis
I
Núcleo Células
II horizontales
Dendrita basal Célula
piramidal
Cono de arranque pequeña
axónico III (capa II)
Célula postsináptica

Nodo de Ranvier
IV

Vaina de mielina V Célula


estrellada

VI

Sustancia blanca
Placa neuromuscular
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Músculo estriado Célula piramidal Célula de Martinotti

/figura20-1/ /figura20-2/
Esquema de una neurona Esquema de la distribución en capas
Se muestran las partes que la componen, incluyendo la sinapsis con de las neuronas
otra neurona y la unión a la placa neuromuscular. Se muestran los diferentes tipos celulares en cada una de las capas.

| 358 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c20/ Investigación en neurociencias
ı

ral y occipital. El lóbulo frontal está localizado antes del surco cen-
tral y consta de las regiones premotora, motora primaria y prefron- Corteza motora primaria
Corteza
tal; en términos generales, está involucrado en procesos de planifi- premotora
cación del futuro y en el control del movimiento. El lóbulo parietal
contiene la corteza sensitivomotora primaria (en su parte ante- Áreas sensitivas
rior) y regiones corticales relacionadas con funciones visuales y so- de nivel superior
matosensoriales en la parte posterior. Además está involucrado en
procesos que tienen que ver con sensaciones somáticas, la auto- Corteza visual
Corteza
imagen corporal y la relación del cuerpo con el espacio que nos ro- de asociación primaria
dea. El lóbulo temporal, en su porción superior, contiene la corte- prefrontal
Corteza
za auditiva primaria; en su porción inferior, regiones dedicadas a
de asociación Corteza
funciones visuales complejas y en algunas regiones, por encima límbica de asociación
del surco temporal superior, converge información relacionada Corteza parietotemporo-
con las áreas visuales, somatosensoriales y auditivas. Tiene enton- auditiva occipital
ces que ver con la audición y, a través de conexiones profundas, con primaria
el hipocampo y la amígdala, con procesos de memoria, aprendiza-
je y emoción. El lóbulo occipital contiene la corteza visual prima- /figura20-4/
ria y áreas visuales de asociación, por lo que su función tiene que Superficie lateral del hemisferio cerebral
ver con procesos relacionados con la visión (7) (figs. 20-3 y 20-4). Se esquematiza la división según las funciones de cada área.
Bajo las estructuras corticales se encuentran estructuras cere-
brales mayores que son relevantes para las funciones mentales. Se
incluyen los núcleos de la base, involucrados en el control del mo-
vimiento; el hipocampo y la amígdala; el tálamo, que se conecta 1. Una red de atención espacial, localizada especialmente
con diversas estructuras de la corteza cerebral y el hipotálamo, que en el hemisferio derecho que involucra la corteza parie-
está involucrado en funciones autónomas y endocrinas (7). tal posterior, los campos visuales frontales y la circunvo-
Desde el punto de vista anatómico, se han identificado al me- lución del cíngulo.
nos 5 redes neurales mayores en el cerebro humano (9) (fig. 20-5): 2. Una red con dominancia izquierda, encargada del len-
guaje, que involucra las áreas de Broca y de Wernicke.
3. Una red de la memoria y la emoción, localizada en la re-
gión hipocámpica-entorrinal y el complejo amigdaloide.
Lóbulo 4. Una red de las funciones ejecutivas y el comportamien-
frontal to, con la contribución de las cortezas prefrontal, orbito-
frontal y parietal posterior.

Lóbulo
parietal

Medio externo

Lóbulo Corteza idiopática


occipital (áreas motora y sensorial primarias)
Isocorteza homotípica
(áreas de asociación unimodal y heteromodal)
Zonas corticales Áreas paralímbicas
del cerebro (polo temporal, zona orbitofrontal, ínsula,
Cerebelo parahipocampo)
Lóbulo Áreas límbicas
temporal (área septal, sustancia innominada, corteza
pririforme, amígdala, hipocampo)
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Ambiente interno

/figura20-5/
/figura20-3/ División funcional de la corteza cerebral en áreas
Superficie lateral del hemisferio cerebral Se muestran desde las más primitivas (abajo) hasta las más elabora-
Se indican los lóbulos cerebrales y el cerebelo. das (arriba). Modificado de Mesulam (6).

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J. C. Rivas Nieto, M. Gaviria y G. E. Macías Libreros
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5. Una red encargada de la identificación de cara y objetos, amigdaloide y quizás el núcleo olfatorio anterior; tienen una or-
con epicentro en las cortezas temporal lateral y tempo- ganización citoarquitectónica simplificada, con hallazgos en par-
ropolar. te corticales y en parte nucleares, por lo que se denominan corti-
coides.
El entendimiento de esta organización es crucial para com- Hay también estructuras alocorticales, las cuales tienen una o
prender una nueva conceptualización del funcionamiento cere- dos bandas neuronales, dispuestas en capas más o menos bien di-
bral. El modelo se aleja de los intentos previos que visualizaban ferenciadas. Aquí se incluyen el complejo hipocámpico (arqueo-
el cerebro como una estructura compuesta por partes que, aun- corteza), es decir, la circunvolución dentada, los campos CA1 a 4
que vecinas, actuaban de manera más o menos independiente. y las áreas subiculares, así como también la corteza piriforme u
Se crea pues una nueva imagen de funcionamiento cortical con olfatoria primaria (paleocorteza). Las estructuras corticoides y
conexiones estrechas y recíprocas entre diferentes estructuras ce- alocorticales en conjunto constituyen la zona límbica de la corte-
rebrales, conservando la idea de centros de regulación específicos za cerebral (9).
destinados a funciones específicas. ı
Desde un punto de vista funcional, la corteza cerebral podría ı
dividirse en 5 áreas mayores: límbica, paralímbica, de asociación zona paralímbica
heteromodal, de asociación unimodal y sensitivomotora prima- ı
ria (9) (fig. 20-6). Conocida también como mesocorteza, al estar intercalada en-
ı tre la alocorteza y la isocorteza, representa un área de transición
ı gradual entre ellas. Está formada por 5 áreas: la corteza orbito-
zona límbica frontal, la ínsula, el polo temporal, la corteza parahipocámpica
ı (que incluye el presubículo, el parasubículo, la corteza entorrinal,
La zona límbica está formada por estructuras basales tales el área prorrinal y el área perirrinal) y el complejo cingulado (in-
como la región septal, la sustancia innominada, el complejo cluye las áreas retroesplénica, cingulada ventral y paraolfatorias).

100
perímetro cefálico (%)
Desarrollo según

80

60

40

20

0 3 6 9 1 2 17
Meses de gestación Años de vida
8 16
Proliferación neuronal
12 20

Migración neuronal
24 r Crecimiento y organización
u de axones y dendritas
w Sinaptogénesis
40 u
q Biosíntesis de neurotransmisores
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Proliferación glial
Período
de vulnerabilidad

/figura20-6/
Eventos ontogénicos que participan en la organización de la corteza cerebral
Se muestra su correlación con la edad gestacional y con el desarrollo ponderal. De Escobar y Pimienta (10), con autorización.

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ı
/c20/ Investigación en neurociencias
ı

Estas 5 áreas se encuentran rodeando los aspectos basales y me- teromodales, paralímbicas, límbicas e hipotalámicas. La vía sensi-
diales de los hemisferios cerebrales y se han denominado el cintu- tivomotora, aunque respeta este principio, presenta la particulari-
rón paralímbico. Éste podría dividirse en dos grupos mayores: ol- dad de tener conexiones monosinápticas entre las áreas sensitiva
fato céntrico e hipocampo céntrico (9). primaria y las motoras primarias.
ı Las conexiones intramurales están muy bien desarrolladas en
ı las zonas límbica, paralímbica y heteromodal. Excepto en el caso
isocorteza homotípica de asociación de la conexión entre las cortezas somatosensitiva primaria y la
(zonas heteromodal y unimodal) motora primaria, no hay proyecciones neuronales que comuni-
ı quen áreas primarias en modalidades diferentes.
Constituida por las 6 capas celulares, la isocorteza representa En el cerebro de los primates, existen relevos sinápticos obli-
el área más grande de la corteza cerebral, y se conoce también gatorios entre el estímulo y la respuesta, y entre la representación
como isocorteza de asociación. Se divide en zona unimodal (mo- de los mundos interno y externo, que dan lugar a un procesa-
dalidad específica) y heteromodal (de orden superior). Las áreas miento intermedio o integrativo. Éste se conoce como la cognición,
unimodales pueden ser de flujo alto (upstream), es decir que están conciencia y comportamiento, y se manifiesta en hechos tales
a sólo una sinapsis del área sensitiva relevante, o de flujo bajo como la memoria, la emoción, la atención, el lenguaje, la capaci-
(downstream), que están a dos o más sinapsis del área primaria dad de planificar, el juicio, la introspección y el pensamiento. El
correspondiente. procesamiento intermedio brinda una posibilidad de protección
Las áreas unimodales se caracterizan porque sus neuronas de los canales de entrada sensitiva o salida motora, de la influen-
responden de manera predominante, sino exclusiva, a los estí- cia cargada emocionalmente del medio interno. Asimismo, per-
mulos de una modalidad sensitiva única (la información sensiti- mite a estímulos idénticos desencadenar respuestas diferentes de-
va predominante proviene de la corteza sensitiva primaria o de pendiendo del contexto, las experiencias previas, las necesidades
otras regiones unimodales) y porque las lesiones en estas áreas actuales y las posibles consecuencias. Por lo tanto, una de las fun-
sólo ocasionan déficit en las tareas desempeñadas por esta mo- ciones más importantes del procesamiento intermedio es permi-
dalidad. tir que el comportamiento sea guiado por los significados contex-
Las áreas heteromodales se caracterizan porque las respues- tuales más que por las apariencias.
tas neuronales no están confinadas a una sola modalidad senso- Las áreas unimodales contienen los relevos iniciales para el
rial; es decir, la información sensitiva predominante llega desde procesamiento intermedio. La imposibilidad de interconectar un
áreas unimodales (en múltiples modalidades) y desde otras áreas área unimodal, en una modalidad sensitiva, con otra en una mo-
heteromodales; por eso se observa que las lesiones ocasionan dé- dalidad sensitiva diferente, protege la fidelidad sensitiva de la ex-
ficit multimodales y nunca se limitan sólo a tareas bajo una mo- periencia y demora la contaminación de un área hacia la otra,
dalidad única. hasta que se haya realizado una codificación adecuada. Sin em-
En el ser humano la corteza heteromodal está localizada en la bargo, al no poder acceder a la información de otras modalidades,
corteza prefrontal, la corteza parietal posterior, la corteza tempo- las áreas unimodales no poseen la capacidad de ir de la palabra al
ral lateral y en porciones de la circunvolución hipocámpica (9). significado o de eventos sensitivos aislados a la experiencia cohe-
ı rente. Para hacer esto se requiere de la participación de las llama-
ı das áreas transmodales.
corteza idiopática Las áreas transmodales tienen la capacidad de dar soporte a
(zonas sensitivomotoras primarias) la integración de la información entre modalidades sensitivas di-
ı ferentes, lo cual indica que carecen de especificidad hacia una
La corteza idiopática incluye las cortezas visual, auditiva, so- modalidad única del procesamiento sensitivo. Todos los compo-
matosensitiva y motora. Para algunos autores, ésta es la porción nentes de las zonas heteromodal, paralímbica y límbica son a su
de la corteza cerebral más desarrollada desde el punto de vista ci- vez transmodales. Se podría asumir que las funciones de las áreas
toarquitectónico. Las porciones visual, auditiva y somatosensorial transmodales son el establecimiento de asociaciones de informa-
proporcionan los canales de comunicación con el medio ción de varias modalidades sensitivas asociadas a un evento espe-
externo más importantes; la información transmitida por estos cífico y la creación de una especie de directorio que permitan
canales desempeña un papel crítico a la hora de modelar todos los unir, más que mezclar, los fragmentos de información de moda-
aspectos de la cognición y el comportamiento. lidad específica dentro de experiencias, memorias y pensamientos
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Los componentes de cada una de estas zonas establecen cone- coherentes. Las áreas transmodales permitirían entonces unir la
xiones tanto extramurales, esto es, con componentes de otras áreas información de modalidad específica dentro de representaciones,
funcionales, como intramurales (con la misma zona). En general, con lo que se protege la fidelidad de la codificación inicial.
las conexiones extramurales se establecen con los componentes Las áreas transmodales se convierten en puntos críticos para
de las dos zonas funcionales adyacentes según el orden estable- la integración y el acceso a la información relevante distribuida;
cido en la división funcional ya mencionada, es decir, la infor- son además sitios críticos de alta vulnerabilidad para déficit cog-
mación pasará del área sensitiva primaria a las unimodales, he- nitivos inducidos por lesiones. Mientras todas las áreas transmo-

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J. C. Rivas Nieto, M. Gaviria y G. E. Macías Libreros
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dales reciben información sensitiva similar, cada área transmo- 100 neuronas y se constituye en el nivel más pequeño de organi-
dal despliega un perfil distintivo de especialización comporta- zación vertical en la corteza; de 60 a 80 minicolumnas originarán
mental, determinado por el patrón total de conexiones neurales una macrocolumna. La microcolumna es una unidad constituida
y por características fisiológicas propias (9). por las células nerviosas de las capas medias de la corteza, en las
cuales terminan los aferentes talámicos, unidos por conexiones
verticales a células en capas superficiales o profundas, de tal forma
que todas las células de la columna son excitadas con diferencias
Corticogénesis de latencia muy pequeñas (11).
ı Al parecer, las columnas corticales están compuestas por dos
ı tipos distintos de organización anatómica que comparten el mis-
La manera como se desarrolla y organiza la corteza cerebral mo espacio cortical. Parece haber un origen filogenético dual en
en los seres humanos está determinada desde el momento mismo la corteza, uno para la configuración radial y el otro para la con-
de la concepción (v. cap. 11). Su génesis y posterior desarrollo figuración horizontal. Esto podría dar a la corteza la ventaja de
permiten de manera más o menos clara establecer conexiones que mejorar la eficiencia del tejido cortical al combinar células de
posteriormente originarán redes neurales. El hecho de que la dis- origen relativamente diferente. Dado su origen ventricular, las
tribución cortical sea codificada desde el mismo momento de la neuronas corticales deben sufrir un proceso de migración, con un
génesis cortical permite conocer con relativa exactitud los sitios recorrido menor en aquellas que se generan en etapas tempranas
de conexión finales y de este modo conocer de manera más o me- y mayores en las de migración tardía. Las células gliales radiales
nos precisa el sitio de las alteraciones que luego se manifestarán son las encargadas de guiar el proceso para lo cual atraviesan la
como trastornos mentales. totalidad de la superficie cerebral desde los inicios de la corticogé-
La corteza cerebral contiene las dos terceras partes de la masa nesis; ellas detienen su proceso de división a mitad del período
neuronal total del cerebro y casi las tres cuartas partes de las si- de gestación, justo en el momento del pico de migración neuro-
napsis. Uno de los principales hallazgos es su parcelación en do- nal. Sin embargo, algunas células se mueven en sentidos diferen-
minios laminares, radiales y en áreas; las diferencias entre el ce- tes al radial, a lo largo de fascículos axonales (11).
rebro humano y el de los otros primates dependen de un mayor Aún no son claros los mecanismos moleculares que permi-
número de neuronas, conexiones más elaboradas y la especiali- ten la guía de la glía para el proceso de migración neuronal. Al pa-
zación de las áreas corticales (6). recer, existen moléculas de adhesión que permiten la unión de las
Las neuronas corticales en el ser humano se generan antes de neuronas a la glía. Además, aparentemente, los canales iónicos
su nacimiento, existiendo como en todas las especies períodos dependientes del ligando y el voltaje que se hallan en el soma de la
críticos que determinarán que estas neuronas y sus conexiones se neurona migrante regulan la entrada de calcio en estas últimas,
generen o no. Las neuronas que formarán la neocorteza se gene- con lo cual se modula la polimerización del citoesqueleto y la ac-
ran aproximadamente hacia la mitad del período de gestación. tivación de proteínas esenciales para la movilidad celular. Se con-
Evidencias de estudios citogenéticos indican que el sitio de ori- sidera entonces que el proceso de migración neuronal involucra
gen de estas neuronas es la matriz germinal, situada en la superfi- varios aspectos, incluyendo el reconocimiento entre células, la ad-
cie de los ventrículos; las células proliferativas en ese sitio forman hesión diferencial, las señales transmembrana y cambios estruc-
un epitelio seudoestratificado, con células precursoras que se di- turales intracitoplasmáticos (11).
viden de manera asincrónica. Se conoce, además, la existencia si- La expansión de la corteza cerebral puede explicarse, al menos
multánea de neuronas y glías desde el inicio de la corticogénesis en parte, por la hipótesis de la unidad radial. La neocorteza con-
(6) (fig. 20-6). siste en grupos de neuronas conocidos como columnas radiales
En los momentos iniciales de la génesis cortical, existen ca- o módulos, los cuales tienen unas conexiones intrínsecas y extrín-
pas celulares que luego desaparecen y que al parecer permiten la secas comunes y tienen la misma función. La hipótesis plantea
interacción entre fibras aferentes y, por consiguiente, el intercam- que la placa cortical embrionaria se origina en grupos neuronales
bio de información o regulan la distribución apropiada en las re- con orientación vertical y generados en el mismo sitio de la zona
giones que les corresponden. El espesor final de la corteza de- proliferativa ventricular. Cada grupo migra con la ayuda de las cé-
pendería de factores tales como el modo de división mitótica (el lulas gliales y se establece un gradiente de neurogénesis, dado
número de divisiones simétricas en las primeras etapas de la ges- que las que migran de manera tardía pasan por encima de las pri-
tación determinan el tamaño de la corteza cerebral y el número de meras (bypass). Así, se logra expandir la corteza sin necesidad de
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microcolumnas; las divisiones asimétricas tardías proveen la den- aumentar su espesor; se explica además cómo los genes controlan
sidad neuronal en las microcolumnas), la duración del ciclo ce- el número de células en la superficie ventricular y por lo tanto el
lular y el grado de muerte celular de la zonas proliferativas. Este tamaño de la superficie cortical (11).
último eliminaría las conexiones axonales inapropiadas en esta- El patrón citoarquitectónico básico surge de la interacción si-
dios tardíos del neurodesarrollo (6, 11). nérgica e interdependiente entre programas de desarrollo intrínse-
Las minicolumnas son las unidades anatómicas y fisiológicas cos en cada neurona y señales extrínsecas provenientes de estruc-
básicas de la corteza cerebral. Una minicolumna contiene de 80 a turas subcorticales. Así, pues, las neuronas de la placa germinal

| 362 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c20/ Investigación en neurociencias
ı

poseen su propio mapa que atrae de manera preferencial las afe- Los receptores son proteínas de membrana especializadas que
rentes apropiadas y están capacitadas para responder a estas entra- forman los canales iónicos a través de los cuales fluyen el sodio y
das de manera específica. Se sabe que ciertos atributos específicos el potasio. Esta corriente iónica altera el potencial de reposo, lle-
son expresados antes de que las neuronas completen su migración vando el potencial de membrana a un nuevo nivel llamado po-
y establezcan sinapsis. El lugar preciso de los bordes que separan tencial del receptor. Aunque este potencial es la primera repre-
las áreas, el tamaño promedio de cada área citoarquitectónica y las sentación de un cambio, que debe ser codificado por el sistema
características celulares y sinápticas de la corteza en adultos de- nervioso, se trata de un evento meramente local y se difunde de
penden de interacciones recíprocas entre las neuronas corticales y manera pasiva a lo largo del axón disminuyendo su amplitud a
las instrucciones que reciben de aferentes provenientes de varios medida que avanza. Para trascender lo local, debe amplificarse la
sitios extracorticales (11). Es cada vez más claro que los diversos señal hasta tal punto que genere un potencial de acción (4).
trastornos mentales están relacionados con alteraciones de la cor- El potencial de acción ocasiona la liberación de señales quí-
ticogénesis, en períodos del neurodesarrollo considerados críticos. micas a lo largo de la hendidura sináptica, luego el neurotransmi-
Las alteraciones en la migración neuronal se han correlacionado sor se une a la membrana postsináptica y allí el impulso químico
con el riesgo ulterior de trastornos del tipo de la esquizofrenia. se transforma de nuevo en señal eléctrica alterando el potencial de
la membrana postsináptica (cambio conocido como potencial
sináptico). La amplitud de éste depende de la cantidad de neuro-
transmisor liberado, mientras que la duración depende del tiem-
Neuromodulación po durante el cual el neurotransmisor está activo. El potencial si-
ı náptico es local y se disemina de manera pasiva a lo largo de la
ı neurona; su efecto excitador o inhibidor depende del tipo de re-
La organización neural podría resumirse en tres doctrinas bá- ceptor postsináptico y no del neurotransmisor liberado (4).
sicas: la neuronal, la de la polarización dinámica y la de la especi- Existen grupos celulares que no generan un potencial de ac-
ficidad de conexión. La doctrina neuronal establece que las neu- ción. Tal es el caso de las interneuronas, en las que las señales se
ronas son responsables de la transmisión de la información; la suman y diseminan pasivamente a las regiones terminales vecinas
polarización dinámica implica que la información fluye sólo en donde se libera el neurotransmisor. Asimismo, existen neuronas
una dirección: del sitio de recepción en la dendrita o el soma has- que carecen de un potencial de reposo y están activas de manera
ta el sitio de disparo en el axón. Finalmente, la doctrina de especi- espontánea. Los diferentes tipos de canales iónicos proporcionan
ficidad de la conexión establece que las células nerviosas no se co- a las diferentes neuronas umbrales de disparo, excitabilidad y pa-
nectan de manera indiscriminada entre sí para formar las redes trones de disparo variados. A su vez, las neuronas difieren en
neurales; es más, cada célula establece conexiones en sitios parti- cuanto a los neurotransmisores que usan para comunicarse, así
culares con ciertas células postsinápticas pero no con otras (4). como en el tipo de receptor que recibe la información. Los me-
La transmisión sináptica se realiza, básicamente, en cuatro canismos básicos de transmisión eléctrica son similares entre
pasos: una señal de entrada, una señal de disparo, una señal de neuronas (4).
conducción y una señal de salida (secretora). Los diferentes tipos
de señales dependen de las propiedades eléctricas de la membra-
na neuronal, la cual mantiene una diferencia de potencial entre
el medio externo y el interno, gracias a la distribución desigual
Transmisión sináptica
de iones con carga positiva (sodio y potasio) y negativa (proteí- ı
nas y aminoácidos) a cada lado de la membrana y a una permea- ı
bilidad selectiva de la membrana al potasio; éste es el llamado La transmisión sináptica es la manera mediante la cual las neu-
potencial de reposo, que se logra por la presencia de canales ióni- ronas establecen comunicación entre sí (v. cap. 13). Para esto, se
cos en la membrana, los cuales son altamente permeables al pota- requiere de la existencia de un mensajero «principal» (neurotrans-
sio y menos permeables al sodio (4). misor), una hendidura sináptica, un receptor y un segundo men-
Las neuronas se diferencian de otras células por ser fácilmen- sajero. Este proceso, además, comprende 4 pasos: dos presinápti-
te excitables, es decir, que su potencial de reposo puede ser altera- cos (síntesis y almacenamiento del neurotransmisor) y dos pos-
do de manera rápida y significativa. Al disminuir el potencial de tsinápticos (la interacción entre el neurotransmisor y el receptor y
membrana, la permeabilidad de ésta al sodio aumenta, con lo cual la desaparición del neurotransmisor de la hendidura sináptica).
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se neutraliza de manera parcial y temporal la carga negativa del ı


interior de la neurona y, en determinadas circunstancias, esta al- ı
teración alcanza un umbral, dando lugar a un potencial de acción. neurotransmisores
Además de esta respuesta a gran escala, las células nerviosas pue- ı
den generar señales locales, que no perduran y se propagan sólo Un neurotransmisor o transmisor químico es una sustancia
de manera local, llamadas potencial del receptor y potencial si- liberada por una neurona en la sinapsis y que afecta de manera es-
náptico (4). pecifica a otra célula (ya sea neurona u órgano efector).

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Para que una sustancia pueda considerarse un neurotrans- productos de degradación; y los péptidos neuroactivos (que son
misor, es necesario que cumpla 4 criterios: aminoácidos de cadena corta).

1. Debe demostrarse que su síntesis se realiza en la neurona 1. Sustancias de bajo peso molecular. Se caracterizan porque se
presináptica (es decir, que se encuentra en dicha neuro- originan a partir de precursores derivados de sustratos de los
na no por el almacenamiento después de la síntesis en carbohidratos y el metabolismo intermediario, y en el caso
una fuente no neuronal). de las aminas biógenas a partir de una vía de síntesis común.
2. Debe estar presente en el terminal presináptico y su libe- La enzima que cataliza su síntesis es citosólica, y lo que hace
ración debe ser en cantidades «suficientes» como para que se produzca una u otra sustancia depende de la enzima
ejercer un efecto definido sobre la célula postsináptica. que posea un tipo de neurona en especial (tabla 20-1).
3. Al aplicarlo experimentalmente en células diana, debe 2. Péptidos neuroactivos (neuropéptidos). Un péptido es una
producir efectos idénticos a los producidos por la esti- cadena corta de aminoácidos, ligados por uniones peptí-
mulación de la vía presináptica. dicas; se han identificado hasta el momento cerca de 100
4. En la hendidura sináptica debe existir un mecanismo secuencias de péptidos activos, con tamaños que oscilan
específico para su eliminación (12). entre los 2 a 40 aminoácidos. A diferencia de las sustan-
cias de bajo peso molecular, los péptidos neuroactivos se
De esta manera, una sustancia que reúna los anteriores requi- originan de proteínas secretadas que se han formado en
sitos podrá ser considerada neurotransmisor, independientemen- el soma neuronal (siguiendo el mismo proceso de forma-
te de su estructura molecular. Por ahora, se reconocen en el siste- ción de cualquier proteína a partir de la transcripción de
ma nervioso central dos tipos de neurotransmisores, clasificados ácido ribonucleico mensajero [ARNm] desde ácido des-
inicialmente de acuerdo con su peso molecular: las sustancias de oxirribonucleico [ADN] geonómico), y una vez abando-
bajo peso molecular, dentro de las cuales se encuentran la acetilco- nan el aparato de Golgi son dirigidas a los terminales a
lina, las aminas biógenas (dopamina, noradrenalina, adrenalina, través de un transporte axonal rápido.
serotonina, histamina), aminoácidos y derivados (glutamato, Estos péptidos pueden ser hormonas, con lugares de
glicina, taurina, aspartato, GABA), adenosintrifosfato (ATP) y acción fuera del sistema nervioso central (p. ej., la angio-

/tabla20-1/
Algunos neurotransmisores con la sustancia precursora, las enzimas específicas y los grupos neuronales donde
se producen (12, 13)

Sustancia precursora Enzimab Neurotransmisor Grupos neuronales productores

Acetilcoenzima A Acetilcolintransferasa Acetilcolina Motoneuronas de la médula espinal


(procedente de rutas Sistema nervioso autónomo (todas las neuronas
metabólicas preganglionares y las posganglionares del sistema nervioso
universales) parasimpático)
Tirosinaa Tirosina hidroxilasa (1) Dopamina Sustancia negra, área tegmental ventral, sustancia gris
L-aminoácido aromático periacueductal, hipotálamo, bulbo olfatorio, retina
descarboxilasa (2) Noradrenalina Locus coeruleus, núcleos del tronco encefálico (puente) y
Dopamina β-hidroxilasa (3) neuronas posganglionares del sistema nervioso simpático
Pteridina reductasa (4) Adrenalina Glándula suprarrenal
Feniletanolamina
N-metiltransferasa (5)
Triptófano Triptófano hidroxilasa Serotonina Núcleos medianos del rafe del tronco cerebral y alrededor de
5-hidroxitriptófano ellos
descarboxilasa
Histidina Descarboxilasa Histamina Hipotálamo
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Glutamato Ácido glutámico Ácido γ-aminobutírico Distribuido en la totalidad del sistema nervioso central,
descarboxilasa principalmente en interneuronas inhibidoras y bulbo olfatorio

a
A partir de la hidroxilación de la tirosina por parte de la enzima (1) se produce levo-dopa, necesitando como cofactor la pteridina reducida que se obtiene a través de la reducción de
la pteridina por la enzima (4). La L-dopa al descarboxilarse por acción de la enzima (2), produce dopamina, el primer neurotransmisor de «la vía común». La dopamina es hidroxila-
da por la enzima (3) y se convierte en noradrenalina; ésta a su vez se metila, reacción catalizada por la enzima (5) (utilizando 5-adenosilmetionina), obteniéndose adrenalina en la mé-
dula suprarrenal.
b
La mayoría de las enzimas que catalizan la síntesis de neurotransmisores son citosólicas y se distribuyen a lo largo de toda la neurona a través de un transporte axoplásmico lento.

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tensina) o pueden ser productos de secreción endocrina siendo una sola proteína el receptor que funciona generalmente
(como la oxitocina); pero a su vez pueden actuar como como canal iónico (tabla 20-2).
neurotransmisores cuando se aplican en la célula diana El otro tipo de activación se hace a través de receptores que
apropiada, produciendo excitación o inhibición. Los activan «indirectamente» los canales, es decir el reconocimiento y
péptidos neuroactivos están implicados en la mediación la activación de los efectores se hace por moléculas separadas.
química de vías que modulan la sensibilidad y las emo- Hay dos clases de estos receptores: los metabotrópicos, donde
ciones (termorregulación, consumo de agua o alimentos, el receptor está unido a la molécula efectora por la proteína G, y el
sexo, sueño, respuestas ante estímulo doloroso o ante es- receptor para la tirosincinasa, una enzima que se fosforila a sí
trés, memoria, aprendizaje, etc.) (4, 12, 13). misma y que puede reunir a otro grupo de enzimas (cinasas) ca-
Generalmente lo que se observa es que varios pépti- paces de activar canales iónicos.
dos neuroactivos diferentes están codificados en un solo En términos generales, en cuanto a receptores y segundos
ARNm, produciendo una sola proteína precursora o mensajeros se refiere, hay una señal externa dada por el neuro-
prohormona, sirviendo esto como mecanismo de ampli- transmisor, la cual es recibida por el receptor de la célula postsi-
ficación; de esta manera puede producirse más de una náptica que a su vez está unido a un mecanismo transductor-
copia del mismo péptido a partir de esta gran cadena po- efector primario (proteína G o tirosincinasa) que tiene como
lipeptídica (p. ej., glucagón, que contiene dos copias de la función ampliar la señal a través de los segundos mensajeros, los
hormona). Los diferentes péptidos neuroactivos se obtie- cuales activan el «sistema» de efectores secundarios (abrir o ce-
nen a través de la fragmentación precisa de la poliproteí- rrar los canales iónicos), produciéndose finalmente una serie de
na, reacción catalizada por una proteasa específica, las reacciones bioquímicas que modifican el estado celular (4, 14)
proteasas de serina (estas proteasas tienen un grupo seri- (tabla 20-3).
na en el centro catalítico, siendo el grupo hidroxilo el que
cataliza la reacción de fragmentación).
Hay dos mecanismos posibles por los cuales dos
neuronas pueden producir la misma prohormona para
obtenerse diferentes péptidos: a) la diferencia entre una /tabla20-2/
neurona y otra radica en que tienen diferentes tipos de Tipos de receptores para cada neurotransmisor
proteasas que catalizan de manera específica para obte- determinado
ner uno u otro péptido, y b) la prohormona se glucosila
Grupo de receptor Tipo de receptor
en diferentes lugares, protegiendo diferentes regiones
del polipéptido de la fragmentación por las proteasas Ionotrópico Acetilcolina, GABA, glicina, serotonina y
(que en este caso serían las mismas en todas las neuro- glutamato (NMDA y no NMDA)
nas). Metabotrópico
Algunos de los péptidos neuroactivos incluyen: Proteína G α y β adrenérgicos, muscarínico colinérgico,
algunos para GABA, glutamato y serotonina;
opiocortinas, encefalinas, β-endorfinas, dinorfina, vaso- neuropéptidos, olfativos y para rodopsina
presina, oxitocina, prolactina, tiroliberina, sustancia P, Tirosincinasa Varias hormonas, factores de crecimiento y
bombesina, neurocinina A, somatostatina, secretina, neuropéptidos
glucagón, péptido vasoactivo intestinal, factor liberador
GABA, ácido γ-aminobutírico; NMDA, N-metil-D-aspartato.
de la hormona de crecimiento (somatoliberina), insuli-
na, polipéptido pancreático, gastrina y colecistocinina.
Combiene señalar que los péptidos neuroactivos y las
sustancias de bajo peso molecular pueden coexistir en
una misma neurona, incluso su liberación puede ser si-
multánea y sinérgica, estableciéndose lo que se llama co-
transmisión (4, 12). /tabla20-3/
ı Tipos de enzimas y segundos mensajeros
ı que producen
receptores y sistemas
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Enzima unida al receptor Segundos mensajeros


de segundos mensajeros
ı Adenilciclasa Adenosinmonofosfato cíclico
Puede decirse que las funciones de los receptores sinápticos Fosfolipasa C Polifosfatos de inositol
son dos: identificar el neurotransmisor específico y activar los Diacilglicerol
Fosfolipasa A2 Ácido araquidónico
efectores, con el fin de modificar el estado bioquímico celular. La Sintetasa del óxido nítrico Óxido nítrico
activación de los receptores puede hacerse de manera directa o in- Hemooxigenasa Monóxido de carbono
directa. De manera directa, se activan los receptores ionotrópicos,

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Con la aparición de los fármacos antipsicóticos, se hizo evi- impulsos de regiones cerebrales desde aquellas regiones a las que
dente que en las enfermedades mentales hay una alteración en la se han enviado los axones. En algunos casos, la reciprocidad entre
transmisión sináptica. En algunos casos la alteración se produce las conexiones puede ser indirecta, pasando por una o más regio-
en el propio neurotransmisor, mientras que en otros las anoma- nes cerebrales, para finalmente alcanzar la región cerebral deter-
lías suceden en los receptores o en las enzimas encargadas de ca- minada. Como segunda medida, muchas conexiones neuronales
talizar las reacciones químicas que ocurren tanto en el interior son divergentes, es decir, que la información va de una neurona o
como en el exterior de la neurona. grupo pequeño de neuronas hasta neuronas mucho más grandes
localizadas en diversas partes del cerebro, o convergentes en las
cuales la respuesta final de múltiples regiones cerebrales alcanza un
área única. En tercer lugar, las conexiones entre diversas regiones
Redes neurales pueden estar organizadas de manera jerárquica (en serie) o en pa-
ı ralelo. Finalmente, las regiones cerebrales están especializadas en
ı funciones diferentes. Sin embargo, la función de una determina-
El concepto de redes neurales ha ido lentamente reempla- da región cerebral o grupo de neuronas debe considerarse en el
zando la visualización de que la neurona es la unidad funcional contexto de los circuitos neurales que permiten la conexión de es-
del cerebro. Las columnas corticales contienen suficiente concen- tas neuronas con otras regiones (7).
tración de circuitos en unidades localizadas, disminuyendo así la Uno de los principios fundamentales para entender el com-
autonomía de células individuales. La complejidad de los núcle- portamiento y las funciones cognitivas es el establecimiento de re-
os subcorticales se logra gracias a la complejidad que les confiere des neurales a gran escala que se entrecruzan y que se organizan
la posibilidad de establecer redes neurales; las eferencias corticales alrededor de epicentros corticales interconectados de manera re-
han sufrido ya un proceso extenso de modificación de la infor- cíproca. Desde el punto de vista funcional, los componentes de
mación a través del establecimiento de redes. En la medida en que esta red pueden dividirse en áreas críticas frente a participantes, es
el número de neuronas creció a través de la evolución, se fue per- decir, áreas que son indispensables para el funcionamiento cogni-
diendo la capacidad de ejercer una soberanía por parte de cada tivo o para determinado comportamiento (área crítica) y áreas
neurona, con unas pocas ocupando posiciones críticas y por ende que contribuyen a la función en cuestión, aun en presencia de le-
incrementando la plasticidad y la redundancia. Las neuronas cor- siones (área participante) (9).
ticales individuales probablemente son menos autónomas que las Las redes neurales están compuestas por unidades, las neu-
subcorticales, revelando así una gran plasticidad cortical (11). ronas, y las conexiones entre ellas, las sinapsis. La comunicación se
Una de las estrategias clave utilizada por el sistema nervioso es establece a través de estímulos eléctricos, los cuales dependiendo
la localización de las funciones, es decir, qué información especí- de su peso específico, producen cambios diversos sobre otras
fica se procesa en regiones particulares del cerebro. Los mapas neuronas. Según la vía de los impulsos, hay tres tipos de neu-
desarrollados de tal modo constituyen la etapa inicial de la crea- ronas: de entrada, de salida y ocultas. Las dos primeras forman los
ción de una representación, en el cerebro, del mundo externo que nodos a través de los cuales la información entra y sale del sis-
nos rodea, a través de al menos dos tipos de mapas neurales: uno tema, mientras que las ocultas son internas a la red. La infor-
motor y uno sensitivo. El procesamiento de la información se mación viaja de neurona a neurona con un «peso» eléctrico de-
hace por medio de vías organizadas en paralelo, lo cual confiere terminado, siendo modificado por una función de propagación
ventajas notorias al sistema especialmente en lo concerniente a que consiste en la suma de todos los pesos, la cual se compara con
velocidad y fiabilidad (4). un valor umbral predeterminado. Si se sobrepasa este umbral, la
La información sensitiva se codifica en el cerebro como una neurona se activará o de lo contrario será inhibida. Si hay acti-
especie de mapa topográfico. Esto permite la representación or- vación, la neurona de salida enviará la información a todas
ganizada de superficies sensitivas y efectores en el cuerpo, tanto aquellas neuronas que estén conectadas con ella. En una red neu-
en el sistema motor como en el sensitivo. Estos mapas se de- ral, las neuronas están distribuidas en capas y usualmente las neu-
sarrollan en cuatro etapas: a) la lectura apropiada de la informa- ronas de una capa están conectadas con las de las capas inmedia-
ción genética permite la expresión fenotípica adecuada de claves tamente superiores e inferiores. La información se propaga de
en la superficie neuronal, las cuales tienen una distribución y con- capa a capa, usando para tal fin las neuronas ocultas (1).
centración determinadas; b) los axones navegan por las vías que Cada función realizada por el cerebro humano es el resulta-
corresponden para alcanzar el objetivo determinado; c) los termi- do de la activación de circuitos neuronales específicos. Estos cir-
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nales son guiados hasta la localización topográfica adecuada, y cuitos surgen como producto de diversos procesos del desarrollo.
d) los mapas corticales sufren otras transformaciones que implican El desarrollo de la corteza cerebral va de estadios tempranos, los
sólo el refinamiento de las conexiones, para así generar un mapa cuales parecen estar determinados por las instrucciones específi-
cortical funcional (15). cas contenidas en el material genético, a estadios tardíos que de-
En el cerebro adulto, las conexiones entre neuronas siguen al- penderían de la propia actividad neuronal. La corticogénesis en
gunas reglas básicas de organización. En primer lugar, muchas los seres humanos parece iniciarse durante la sexta semana de
conexiones son recíprocas, es decir, cada región tiende a recibir vida embrionaria. Los primates, incluido el ser humano, a dife-

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rencia de otros mamíferos, adquieren el complemento total de lo cual altera el funcionamiento de éstos, la fisiología neuronal e
neuronas durante la mitad del tercer trimestre de gestación. incrementa la fortaleza de la sinapsis. Una vez activadas las pro-
El patrón de la estructuración citoarquitectónica de la corte- teincinasas, el proceso se vuelve independiente de la activación de
za cerebral viene determinado por las interacciones sinérgicas e segundos mensajeros. La proteincinasa dependiente de adenosin-
interdependientes entre los programas de desarrollo intrínsecos monofosfato cíclico (AMPc) (PKA) desempeña un papel impor-
de cada neurona y señales extrínsecas provenientes de estructuras tante tanto en la potenciación a corto plazo como a largo plazo. En
subcorticales. El patrón preciso de conectividad neuronal se logra esta última, la PKA presumiblemente fosforila factores de trans-
a través de una superproducción inicial de sinapsis con una ulte- cripción y, por lo tanto, regula la expresión genética. Es decir, que
rior eliminación de un gran número de ellas. Es así como las si- la potenciación a largo plazo dependerá de la transcripción del
napsis son más densas y numerosas durante la infancia que du- ARN y de la síntesis de proteínas donde el AMPc desempeña un
rante la edad adulta (6). papel preponderante (17).
El aumento de la concentración de AMPc induce la expresión
de genes al activar factores de transcripción que se van a unir al
elemento que responde al AMPc (ERA); la proteína de unión al
Plasticidad ERA (ERAP) es uno de los principales blancos de la fosforilación
ı por proteincinasas. Los cambios sinápticos de larga duración de-
ı penden de reguladores positivos y negativos; y el paso de facilita-
La plasticidad es una propiedad tanto de las neuronas en de- ción de corto plazo a facilitación a largo plazo requiere que suceda
sarrollo como de las adultas y refleja los cambios sinápticos con la de manera simultánea la remoción de represores de transcripción y
experiencia. Hay pruebas de cambios en el patrón de actividad la activación de «activadores transcripcionales». Es probable que
neural como consecuencia de un comportamiento o de aprender esta transición involucre fases que suceden en tiempos diferentes de
una respuesta determinada; una manera de estudiar estos cam- activación de genes, represión y regulación de transducción de la
bios es observar los cambios en los patrones de disparo de las señal. El ERAP integra las señales y media la activación o la repre-
neuronas. Los cambios en la memoria a corto plazo se explican sión, lo cual explica su función central en el almacenamiento de la
por el fortalecimiento de las sinapsis preexistentes, por activa- memoria (17).
ción de sistemas de segundos mensajeros, mientras que los cam- La sensibilización a largo plazo se acompaña de cambios es-
bios en la memoria a largo plazo requieren la expresión de genes tructurales significativos a nivel de sinapsis que han sido identifi-
y la síntesis de proteínas; es decir, la diferencia radica en que los cadas como críticas para el comportamiento. El almacenamiento
cambios duraderos requieren traducción y transcripción de ge- de la memoria a largo plazo, se acompaña de alteraciones morfo-
nes. Hay un período crítico de consolidación durante el cual de- lógicas en sinapsis sensitivas identificadas. Estos cambios reflejan
ben expresarse nuevos genes para convertir cambios transitorios modificaciones estructurales a dos niveles de la organización si-
en la fortaleza de la sinapsis en permanentes (16, 17). náptica: alteraciones en regiones focales de especializaciones de la
El modelo actual de investigación del aprendizaje involucra membrana (tamaño, número y complemento de las vesículas si-
principalmente la potenciación a largo plazo. En ésta, un estímu- nápticas en las zonas activas) y una modulación paralela pero más
lo excitador prolongado, liberado en neuronas presinápticas en el pronunciada del número total de varicosidades en las neuronas
hipocampo, lleva a un aumento y prolongación de la respuesta en presinápticas. Los cambios en las regiones focales de la membra-
las neuronas postsinápticas. De alguna manera, la neurona pos- na no persisten después del estímulo; sin embargo, los cambios
tsináptica «siente» la coincidencia entre la actividad presináptica en las varicosidades sí lo hacen, lo cual sugiere que sólo el aumen-
y su propia actividad, y envía una señal para activar impulsos pre- to en el número de sinapsis sensitivas contribuye al manteni-
sinápticos y así aumentar de manera selectiva la fortaleza de estos miento de la potenciación a largo plazo. A pesar de tener esto más
últimos. La dopamina modula los cambios asociados con el o menos claro, sorprende el hecho de que los mecanismos intra-
aprendizaje y el fortalecimiento sináptico, mientras la acetilcolina celulares que llevan a la creación de memoria a largo plazo se co-
y la noradrenalina participan en la facilitación de la plasticidad nocen poco (17).
cortical (17). Los genes tempranos inmediatos codifican paraproteínas re-
La potenciación a largo plazo sucede en varias fases: la esti- guladoras nucleares que ocasionan alteraciones estables en los ge-
mulación presináptica ocasiona un aumento transitorio en el nes de transcripción tardía. La activación de estos genes puede
calcio postsináptico; esto lleva a un aumento del calcio intracelu- llevar a la cascada de transcripción genética y remodelamiento
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lar que produce un aumento transitorio de la liberación de neu- sináptico; el entrenamiento induce los genes c-fos y c-jun, con lo
rotransmisor desde la neurona presináptica. El retorno de los ni- cual se mejora la síntesis de variedad de proteínas. El resultado
veles de calcio al nivel basal en pocos minutos indica que debe final neto es el remodelamiento sináptico con las sinapsis activas
haber otros procesos involucrados; la señal que viaja desde la neu- que muestran un número aumentado de botones (16).
rona postsináptica podría ser el óxido nítrico. La señal activa se- Para visualizar con un poco más de claridad este proceso y su
gundos mensajeros en la neurona presináptica y con ello se acti- importancia en la producción de trastornos diversos, vamos a
van proteincinasas, enzimas que fosforilarán múltiples sustratos, tomar el ejemplo del efecto del estrés en la memoria. En modelos

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J. C. Rivas Nieto, M. Gaviria y G. E. Macías Libreros
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sección
Fundamentos de la psiquiatría

Bases biológicas
Bases psicosociales
Epidemiología

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F. Fernández Aranda y S. Jiménez Murcia
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la memoria, e incluso los estados de conciencia son introducidos


en el estudio del psiquismo por autores como Piaget y Luria, en
un intento de otorgar entidad individual a los procesos de la con-
ducta. Una rama de la psicología cognitiva es la psicología social
cognitiva, que centra sus estudios en cómo se registran, elaboran
y recuperan los estímulos sociales, tales como la información

Bases psicosociales. acerca de uno mismo y de los demás y cuáles son los contenidos
de esos estímulos. Por lo tanto, se han encargado de estudiar con-
tenidos mentales como atribuciones, actitudes, expectativas,

Introducción creencias, valores, etc., todo ello de gran interés para nuestra
disciplina.
Igualmente, las teorías de los esquemas, el modelo de Beck y
J. Giner Ubago actualmente los modelos integrativos como los de Young (2002),
ampliamente analizados por la Prof. Marty Broquet en el capítu-
M. D. Mojarro Práxedes lo 22 sobre «Teorías Cognitivas», han aportado un campo fructí-
fero a la psicoterapia, en especial de cuadros como los trastornos
afectivos, los trastornos obsesivo-compulsivos, etc.
Por otra parte, desde el nacimiento del psicoanálisis y sus
La interacción de los factores psicosociales inciden en el pro- escuelas se profundiza desde otro prisma en el campo etiopato-
ceso de toda clase de enfermedades, entre ellas las enfermedades génico de los procesos mentales patológicos, siendo indudable
mentales. Están implicados en la base etiopatogénica de todos su eficacia en el tratamiento de muchos trastornos psíquicos. Los
los trastornos mentales, en el reconocimiento y atribución que conceptos básicos de la teoría y semiología psicoanalítica y méto-
hace el sujeto o los demás de los síntomas, la forma de presenta- dos de tratamiento son expuestos minuciosamente por el Prof.
ción de éstos, la asunción del rol de enfermo, la búsqueda de ayu- Guimón en el capítulo 23 «Psicoanálisis y escuelas dinámicas».
da sanitaria o de cualquier otro tipo, la conducta de enfermedad, Estos conceptos psicoanalíticos y psicodinámicos y su abordaje
el tratamiento y su cumplimiento, la recuperación y/o cronifica- pueden explicar el determinismo psíquico, la dinámica incons-
ción, las recaídas, etc. ciente que interviene en el enfermar y en la producción de sínto-
El reconocimiento del papel que desempeñan estos factores mas, su conformación y la curación; el modo de conocer las dis-
en la enfermedad mental ha sido históricamente apoyado y de- tintas reacciones a la enfermedad mediante sus mecanismos de
fendido, si bien, dependiendo del momento histórico médico y defensa; la significación de la relación objetal y los conceptos
del modelo imperante, del distanciamiento entre la psiquiatría de transferencia y contratransferencia. Del mismo modo, dichos
y otras áreas de conocimiento, de la zona geográfica, incluso del conceptos ayudan a la detección en la historia clínica de la psico-
profesional y sobre todo del resurgir y predominio de escuelas biografía del enfermo al utilizarse como método exploratorio y en
psicológicas (psicoanálisis, conductismo, etc.) y sociológicas, el última instancia como método terapéutico.
peso que se les ha dado y se les otorga es muy variable. La fenomenología y su método de estudio está íntimamente
A pesar de los modos y tendencias es indudable que los dis- ligado a la psiquiatría, y fueron psiquiatras como Karl Jaspers
tintos modelos psicológicos y sociológicos han contribuido al quienes la cultivaron especialmente, en un intento de llegar a
desarrollo de la psiquiatría, principalmente en el plano etiopato- una comprensión genética de los síntomas psicopatológicos. La
génico, clínico y terapéutico. psicología fenomenológica, comprensiva y explicativa , como se-
La psicología del aprendizaje y sus pilares, el condiciona- ñala el Prof. Barcia en el capítulo 24, «Fenomenología y análisis
miento clásico y el operante, se han utilizado para explicar la apa- existencial», son vitales para la descripción y delimitación de los
rición y/o mantenimiento de determinados síntomas o trastor- fenómenos patológicos, la caracterización de los síntomas prima-
nos. Igualmente, las aplicaciones clínicas y terapéuticas son diver- rios y secundarios, el conocimiento de las reacciones vivenciales
sas. Terapias aversivas (alcoholismo, etc.), refuerzos positivos anormales y desarrollos psicopatológicos y la evolución de la en-
(economía de fichas, etc.), terapias de autocontrol (juego patoló- fermedad mediante los conceptos de proceso, brote y fase.
gico, trastornos por atracón, etc.), terapias de modelado (ansie- La psicología de la personalidad contribuye ampliamente al
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dad, fobias, etc.), son, entre otras, las aportaciones de estas psi- conocimiento psiquiátrico. La personalidad interviene en los esta-
cologías a los tratamientos psiquiátricos. Todas ellas son señala- dos de salud, ya que forma parte importante en la adopción de con-
das y explicadas por los profesores Fernández Aranda y Jiménez ductas de salud y estilos de vida determinados. Influye en la per-
Murcia en el capítulo 21 «Teorías del aprendizaje». cepción y formación de síntomas, toma de decisiones sobre buscar
La psicología cognitiva introduce al sujeto como ente con ayuda médica o no, en la efectividad del tratamiento e incluso en su
actividad propia que participa en el procesamiento interno de la cumplimiento; por consiguiente, en las conductas de enfermedad.
información recibida. Aspectos como el desarrollo madurativo de También está implicada en la etiopatogenia de muchas en-
la inteligencia global, las funciones cognitivas como el lenguaje y fermedades mentales, y ya sea como rasgo o trastorno coexiste

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ı
Bases psicosociales. Introducción
ı

con múltiples trastornos psíquicos modificando la clínica, la evo- Para finalizar nos gustaría señalar cómo la integración de los
lución y la eficacia de los tratamientos. En el capítulo 25 la Prof. factores psicosociales en psiquiatría es puesta de manifiesto, me-
Ibáñez expone claramente las distintas vertientes de la personali- diante su operativización, en clasificaciones internacionales
dad: como rasgo, dimensión, categoría, etc., conceptos de suma (DSM y CIE).
importancia para la clínica psiquiátrica. El DSM-IV en su eje IV recoge problemas psicosociales y
Dentro del paradigma sociológico, no se puede olvidar la an- ambientales que pueden afectar al diagnóstico, tratamiento
tropología por sus estudios sobre la personalidad básica, los pro- y pronóstico de los trastornos mentales. Se incluyen las categorías:
cesos de socialización del niño, el comportamiento desviado, la problemas relativos al grupo primario de apoyo, al ambiente so-
perpetuación del proceso patológico, etc., expuesto muy acerta- cial, a la enseñanza, labores, viviendas, económicos, de acceso a
damente en el capítulo 26, por el Prof. Rodríguez López†, quien los servicios de asistencia sanitaria, relativos a la interacción en el
por desgracia ya no está entre nosotros (descanse en paz). sistema legal o con el crimen y otros problemas psicosociales y
Dentro de la sociología nos gustaría destacar la influencia de ambientales. En el eje V se analiza una evaluación de la actividad
los factores socioculturales, ya que aunque las formas nosológicas global mediante la opinión del clínico acerca del nivel general de
de los trastornos psiquiátricos sean similares en todo el mundo, actividad del sujeto. Se propone la utilización de la escala AEEG.
independientemente del contexto sociocultural, los rasgos secun- La CIE-10, en su versión multiaxial para adultos incluye
darios de la enfermedad, como contenidos de delirios, alucinacio- tres ejes. El eje I: eje clínico abarca toda la patología, psiquiá-
nes, etc., están influidos por los factores sociales. Igualmente, la im- trica, médica en general y de la personalidad. En el eje II, se in-
portancia que se les da es variable, el rol social que ejerce es distin- cluye la discapacitación social, valorando cuatro áreas de fun-
to y la interpretación, etiopatogenia y tratamiento son diversos. cionamiento (cuidado personal, funcionamiento ocupacional,
Dentro de los factores culturales son relevantes los sistemas de en la familia y en el contexto social en general) y grados. En el
creencias, valores y actitudes de cada sociedad hacia la enfermedad eje III se recoge la valoración de factores ambientales y cir-
mental, sus repercusiones, el tratamiento desde el contexto hospi- cunstanciales junto con los problemas derivados del estilo per-
talario y las comunidades terapéuticas, el papel que desempeña el sonal de vida y del manejo de ésta que tiene el enfermo y que se
estilo de vida, el estrés sobre la enfermedad y su afrontamiento, la considera que contribuyen de manera significativa a la génesis,
relación médico-enfermo desde un punto de vista institucional, presentación, curso y finalización o que son importantes para
etc. Son aportaciones de la sociología a la psiquiatría, ampliamente el tratamiento de los trastornos mentales y somáticos registra-
analizada en el capítulo 27 por el Prof. Seoane. dos en el eje I, o que tienen una clara relevancia para el cuida-
El estudio de otros aspectos psicosociales como el apoyo social, do clínico de un episodio acaecido en el curso de una enfer-
el bienestar psicológico y la calidad de vida despierta en las últimas medad.
décadas un gran interés desde el punto de vista psiquiátrico.

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F. Fernández Aranda y S. Jiménez Murcia
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puesta, fue el fisiólogo e investigador ruso, ganador del premio

/capítulo21/
Nobel, Iván Petrovich Pavlov (1894-1936), a través de sus estu-
dios sobre los mecanismos reflejos de la digestión en perros. Este
científico ruso demostró, a través de su bien conocido experi-
mento de principios de la década de 1920, lo siguiente: colocó un
perro en una caja especial, en la que podía determinarse y eva-

Teorías del aprendizaje luarse la intensidad de los jugos salivares y gástricos como reac-
ción a distintos estímulos. Tras serle presentado al perro un estí-
mulo incondicionado (comida), aparecía un reflejo innato e in-
condicionado (salivación). Tras un sonido acústico (estímulo
F. Fernández Aranda neutro) ante el que el perro no reaccionaba, Pavlov combinó am-
S. Jiménez Murcia bos estímulos (incondicionado + neutro), ante lo cual el perro
respondía con salivación (respuesta condicionada). Tras exposi-
ciones repetidas en las que se emparejaban ambos estímulos, el
perro reaccionaba con salivación ante la presencia del menciona-
Introducción do sonido. Esta reacción fue denominada reacción o respuesta
condicionada.
ı
ı Dentro del condicionamiento clásico se distinguen dos mo-
El aprendizaje consiste en la adquisición de nuevas respuestas dalidades: la apetitiva (p. ej., la basada en el reflejo salivar descri-
o comportamientos como resultado de la experiencia. Podría de- to por Pavlov) y la evitativa (p. ej., la basada en el condiciona-
finirse como un acto basado en la observación de cambios de miento de flexión o reflejo plantar). De esta segunda, el neurólo-
conducta de un organismo. Sin embargo, es posible aprender sin go ruso Vladimir Bechterev (1857-1927), pionero de la «reflexo-
práctica y sin cambio de conducta. Existen teóricos del aprendi- logía», fue su mayor exponente.
zaje que insisten en el hecho de que el cambio de conducta debe Asimismo, el psicólogo norteamericano John B. Watson
ser adaptativo y otros que señalan los aspectos cognoscitivos de (1878-1958) utilizó la teoría del condicionamiento clásico para
la adquisición. Un organismo está influido por los efectos de sus explicar determinados aspectos del comportamiento humano. En
conductas, y sus respuestas son la consecuencia de este aprendi- este sentido, posee especial relevancia su descripción del caso clí-
zaje. Si se observa la repetición de una conducta con el fin de con- nico de un niño de 11 meses (Albert) en quien consiguió crear
seguir una determinada consecuencia, o ésta u otra conducta se una fobia a una rata blanca asociando la presencia del animal a un
inhiben para escapar de un estado negativo para el organismo, estímulo aversivo.
puede decirse que ha tenido lugar un aprendizaje. ı
Los dos pilares básicos de la teoría del aprendizaje son los lla- ı
mados condicionamiento clásico y condicionamiento operante. En el principios básicos
primero, el aprendizaje se produce cuando un estímulo predice la ı
emisión de una respuesta, no estando inicialmente relacionado con Uno de los principios básicos que subyacen al condiciona-
ella. En otras palabras, un estímulo neutro adquiere la propiedad miento clásico es la relación existente entre un estímulo incondi-
de inducir la aparición de una conducta, asociándose entonces dos cionado, generador de una respuesta incondicionada y un nuevo
circunstancias determinadas. En el condicionamiento operante o estímulo, en principio neutro, que pasará a ser condicionado y a
instrumental, el organismo aprende que las conductas están aso- evocar la respuesta o reacción (respuesta condicionada), inicial-
ciadas a eventos negativos o positivos. La teoría del aprendizaje cog- mente tan sólo generada por el primero de los estímulos. Es decir,
nitivo otorga especial relevancia a los procesos cognitivos en la en el condicionamiento clásico se trata de un aprendizaje donde
interacción entre el sujeto y el entorno. La teoría del aprendizaje un estímulo que inicialmente no suscitaba ninguna respuesta aca-
social incorpora modelos tanto del condicionamiento clásico como ba suscitándola al haber sido asociado o emparejado a un deter-
del operante, si bien en este modelo subyace la creencia de que minado estímulo.
existe una interacción bidireccional entre el sujeto y el entorno. A modo de ejemplo, podríamos citar un caso de un jugador
patológico que, al introducir por primera vez dinero en la máqui-
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na recreativa con premio, experimenta una respuesta fisiológica


Condicionamiento clásico consecuente de excitación (respuesta incondicionada). Una vez
asociado el hecho de jugar con el sonido y música de la máquina
ı
ı (estímulo condicionado), la sola presencia de estos estímulos sus-
aspectos históricos citará una respuesta de excitación similar (respuesta condiciona-
ı da), y por tanto, un consecuente deseo de jugar (fig. 21-1).
Uno de los primeros autores que estableció las bases del con- Una mayor adquisición de respuestas condicionadas irá gene-
dicionamiento clásico, también llamado condicionamiento de res- ralmente asociada a diversos factores:

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ı
/c21/ Teorías del aprendizaje
ı

Estímulo incondicionado Respuesta incondicionada

Fase inicial
Introducir dinero Excitación fisiológica
+
Estímulo neutro No respuesta
Estímulo sonoro

Fase asociación Estímulo condicionado Estímulo incondicionado


Estímulo sonoro Introducir dinero
Condicionamiento

Estímulo condicionado Respuesta condicionada


Estímulo sonoro Excitación fisiológica

/figura21-1/
Condicionamiento clásico en el juego patológico

1. La mayor frecuencia de aparición de estímulos asociados aplicaciones clínicas


y de respuestas condicionadas (p. ej., siguiendo el ejem- ı
plo del jugador patológico, cuanto mayor sea la En general, se acepta que muchas de las reacciones emocio-
frecuencia con que acuda a jugar, mayor será la asocia- nales ante distintas situaciones o estímulos son fruto de un con-
ción que se establezca entre éste y otros estímulos con- dicionamiento clásico (p. ej., reacciones de miedo, agresión o ira).
dicionados, como pasar delante del local de juego, El modelo de condicionamiento clásico ha sido utilizado para
notar dinero en el bolsillo, gestos peculiares con las explicar la aparición y/o mantenimiento de determinados síntomas
manos, y la respuesta condicionada). A mayor presen- en pacientes con trastorno de ansiedad, reacciones ante experien-
cia del estímulo condicionado, mayor será la respues- cias traumáticas, trastorno de la conducta alimentaria, alteraciones
ta fisiológica de excitación descrita por el paciente y la psicosomáticas, adicciones y alcoholismo. Un caso clínico que po-
consecuente respuesta condicionada (conducta de jue- dría ejemplificar este modelo sería la situación experimentada por
go) se verá incrementada. una paciente con un trastorno de la conducta alimentaria (1).
2. La amplitud y latencia de respuesta: la mayor rapidez de
aprendizaje irá también asociada a la intensidad de la Se trataba de una mujer de 19 años que desarrolló un trastorno
respuesta condicionada en el sujeto (p. ej., las persona- por atracones, según criterios del Manual Diagnóstico y Estadístico
lidades impulsivas o buscadoras de sensaciones serán de los Trastornos Mentales (DSM-IV) (American Psychiatric Asso-
más propensas a despertar una mayor reacción fisioló- ciation, 1994), a consecuencia de haber padecido un problema para-
sitario intestinal (infección por cisticercosis). La infección fue causa-
gica en este caso).
da por la larva de la Taenia solium tras haber consumido carne cruda
3. Tiempo transcurrido entre la aparición del estímulo con- de cerdo cuando tenía 18 años. La paciente mostraba sensación de
dicionado y la respuesta condicionada (cuanto más nu- hambre constante y episodios diarios de hiperfagia, dolor abdomi-
merosas sean las exposiciones, menor será el tiempo de
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nal, náusea, astenia y cefalea. A pesar de haber aumentado su inges-


latencia). ta alimentaria diaria a más de 6.000 kcal, perdió rápidamente peso
4. Generalización y discriminación de los estímulos: en el corporal hasta alcanzar un índice de masa corporal (IMC) de 14,6 en
primer caso se trata de un proceso por el cual se trans- pocos meses. La paciente se mostraba insatisfecha con su peso y se
veía muy delgada. Tras un tratamiento farmacológico (praziquantel)
fiere una respuesta condicionada de un estímulo a otro
y remisión total del trastorno parasitario intestinal, la paciente con-
(p. ej., aracnofobia generalizada a otros insectos de ta- tinuó teniendo episodios de sobreingesta diarios (1-2 al día) y un pa-
maño pequeño). En el segundo, nos referiríamos a la trón alimentario inadecuado. Comenzó rápidamente a aumentar
identificación de las diferencias entre dos estímulos se- de peso hasta encontrarse por encima de un peso normal (66 kg; al-
mejantes y la respuesta selectiva a cada uno de ellos. tura, 162 cm; IMC, 25,2).

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F. Fernández Aranda y S. Jiménez Murcia
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Como se observa en la figura 21-2, este caso clínico ilustraría un decía incontinencia urinaria diurna, en quien la adquisición y
ejemplo en el que el proceso metabólico normal se vio alterado por mantenimiento de esta problemática seguiría un modelo de con-
un parásito, al eliminar éste los mediadores metabólicos de la sacie- dicionamiento clásico, y con quien se siguió un tratamiento de
dad, ante lo cual la paciente respondía con episodios de sobreingesta
modificación de conducta.
(debido al hecho de que la ingesta no ofrecía la sensación normal de
saciedad). En este ejemplo, pues, el condicionamiento clásico serviría
para explicar la adquisición de esta conducta desadaptada. Varón de 24 años, soltero, que vivía en el domicilio familiar,
con un nivel de estudios primarios inacabados, en paro, que nunca
había tenido relaciones afectivas ni sexuales, con tendencia al aisla-
Atendiendo a este modelo de condicionamiento clásico, para miento social y que presentaba importantes déficit en habilidades
conseguir una extinción de respuesta adecuada debería reducirse la sociales. Su personalidad premórbida se caracterizaba por intro-
asociación establecida entre el estímulo condicionado y el incondi- versión, timidez, reserva, aislamiento, tendencia a escapar de la rea-
cionado. Es decir, en el caso de juego patológico descrito con ante- lidad o de las presiones. Asimismo, mostraba ansiedad, tensión,
rioridad, podría generasre una reducción de la reacción fisiológica indecisión y preocupación por los problemas más insignificantes.
del paciente desde el momento en que se habituara al paciente (a Denotaba cierta tristeza y pesimismo reactivos a su problemática y
través de un programa de exposición in vivo con prevención de res- situación actuales.
El paciente presentaba una conducta de incontinencia urinaria
puesta) a no llevar a cabo la conducta de juego, a pesar de oír el es- diurna.
tímulo sonoro. De este modo, el estímulo auditivo dejaría de forma El programa de modificación de conducta utilizado se basó
progresiva de elicitar una respuesta de excitación o activación ante la en una técnica de autorregistros (frecuencia de micciones diarias)
situación de juego. Sin embargo, en estos casos, esta explicación es y de demora de respuesta (demorar la respuesta de micción ante
limitada dado que éste no es el único tipo de condicionamiento la impresión subjetiva del paciente de la necesidad de ir al retrete,
que influye en el mantenimiento de esta conducta problema. Una v. fig. 21-3).
situación similar ocurre con pacientes alcohólicos, a quienes se ex-
ponen a estímulos desencadenantes del deseo de consumir (p. ej., La desensibilización sistemática, a través de la cual se le per-
ver anuncios publicitarios de bebidas) y se les impide llevar a cabo la mitía al paciente eliminar la respuesta de ansiedad ante el estí-
respuesta condicionada, que en este caso sería beber alcohol. mulo fóbico, fue desarrollada por Wolpe en 1950 como forma de
Además de en el campo de las adicciones, otra clara aplica- terapia (especialmente en fobias). El procedimiento en este méto-
ción práctica de la extinción de este tipo de condicionamiento la do de intervención consistiría en realizar una jerarquía de situa-
observaríamos en pacientes que presentan reacciones fisiológicas ciones ansiógenas (de menor a mayor), entrenando previamente
condicionadas. Éste es por ejemplo el caso de un paciente que pa- al paciente en técnicas de relajación (respuesta incompatible con

Condicionamiento clásico
i
u
u
u
y
u
u
u
t

Teniasis intestinal
Estímulos situacionales
Desencadenante ligado a factor fisiológico

Disminución de peso Aumento de peso

Hambre

Comida Ingesta Comida


compulsiva
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Saciedad

/figura21-2/
Adquisición de un trastorno por atracones
Paciente de 19 años, tras ser infectada por una tenia.

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ı
/c21/ Teorías del aprendizaje
ı

condicionado), se procederá a extinguir la consiguiente respuesta


16 de miedo (respuesta condicionada).
14
Frecuencia de micciones

12
Teoría del condicionamiento
10
de dos factores
8 ı
6 ı
historia y principios básicos
4 ı
2 Desde la teoría del aprendizaje, una combinación del condi-
Línea base Tratamiento Seguimiento cionamiento clásico y operante es el modelo bifactorial de Mo-
0 wrer (2). Este modelo posee dos postulados básicos: a) la ansie-
1 6 11 16 21 26 31 36 41 46 51 56 61 66 71 76
dad es adquirida a través de un modelo de condicionamiento
Número de sesiones
clásico, en el que se asocia un estímulo neutro a una experiencia
aversiva o traumática, y b) siguiendo un modelo operante (refor-
/figura21-3/ zamiento negativo) la ansiedad se verá reducida a través de estra-
Frecuencia miccional tegias de escape o evitación.
Paciente de 24 años con incontinencia urinaria tras utilizar un trata- ı
miento, de demora de respuesta siguiendo un modelo de línea base. ı
aplicaciones clínicas
ı
Este modelo bifactorial se ha utilizado con frecuencia como
síntomas de ansiedad). Entonces se le confrontaría con la situa- modelo etiopatológico o explicativo de los trastornos fóbicos, obse-
ción que menor ansiedad la generase, tantas veces como fueran sivo-compulsivos y trastornos por estrés postraumático. En el caso
necesarias, hasta conseguir que el paciente no experimentara nin- del trastorno obsesivo-compulsivo, tal como refleja la figura 21-4,
guna respuesta de ansiedad. Por lo tanto, a través de compatibili- este modelo describe una primera fase de adquisición del miedo ob-
zar relajación y determinados estímulos ansiógenos (estímulo sesivo, siguiendo el condicionamiento clásico, en el que se asociará

Fase de adquisición del miedo Fase de desarrollo del síntoma

EI RI EC RC Sd R C–
Factores Miedo Suciedad Miedo Suciedad Miedo Rituales
predisponentes + culpa + sangre + culpa Pensamientos Culpa de limpieza
y/o traumáticos
+
Madre preocupada
por la limpieza
+
Padre que llega sucio
y con sangre
del trabajo
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Condicionamiento clásico Condicionamiento operante

/figura21-4/
Ejemplo de la teoría bifactorial de Mowrer
Un caso de trastorno obsesivo-compulsivo. EI, estímulo incondicionado; RI, respuesta incondicionada; EC, estímulo condicionado; RC, respuesta
condicionada; Sd, estímulos discriminativos.

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un factor predisponente y/o traumático, ligado a una reacción emo- tar la situación reduciendo la ingesta de sólidos, permitiéndose tan
cional negativa (p. ej., miedo, culpa), a un estímulo en principio de sólo ingerir alimentos triturados y en poca cantidad.
carácter neutro (p. ej., suciedad). Las presentaciones posteriores del Un segundo ejemplo sería el caso de una paciente de 22 años,
que presentaba como diagnósticos, en el eje I, bulimia nerviosa y
estímulo ahora ya condicionado (suciedad) se verán asociadas al
abuso de alcohol y en el eje II, trastorno de personalidad límite y que
estado emocional negativo. En una segunda fase, siguiendo el con- había sido objeto de abusos sexuales durante la adolescencia. El
dicionamiento operante, se producirá la fase del desarrollo del sín- temor y las intensas emociones negativas (respuesta condiciona-
toma, en la que el estado emocional negativo, que es desencadenado da) generadas por la experiencia traumática vivida eran asimismo
por estímulos externos (p. ej., suciedad) e internos (p. ej., pensa- reproducidas por estímulos que le recordaban esta situación
mientos acerca del hecho traumático), se reducirá a través de una (bien reales, imaginados o generalizados). Éstos actuaban como
reacción motora de escape (compulsiones o rituales). estímulos discriminativos que generaban nuevamente la respues-
ta condicionada o aversiva. En este caso, siguiendo un mecanis-
Asimismo, las teorías conductuales del trastorno por estrés
mo de reforzamiento negativo, el abuso de alcohol o los episodios
postraumático se basan en este modelo bifactorial. Esta teoría de atracones actuaban como reforzadores negativos, y por tanto
supone que el trauma actuaría como estimulo incondicionado le servían momentáneamente como escape o evitación de los
que ha producido una respuesta incondicionada de temor extre- mencionados estímulos aversivos (respuesta condicionada nega-
mo. El recuerdo del trauma actuaría como estimulo condiciona- tiva) (v. fig. 21-6).
do que generaría una respuesta condicionada también de temor
extremo. Las situaciones y recuerdos relacionados con el trauma
actuarían posteriormente como estímulo discriminativo y esti-
mulo condicionado, al mismo tiempo, ante los que el sujeto ex-
Condicionamiento operante
perimentaría ansiedad que trataría de eliminar mediante evita- ı
ción mental y conductual, reduciéndose así la ansiedad por refor- ı
zamiento negativo. La terapia derivada de este modelo se basa en aspectos históricos
el control de la ansiedad (p. ej., inoculación de estrés) y la expo- ı
sición reiterada a los recuerdos traumáticos. Diversos autores, como Thorndike, Watson, Guthrie, Tol-
man y Skinner, contribuyeron a través de sus estudios al desarro-
A modo de ejemplo (fig. 21-5), presentamos el caso de una pa-
ciente de 21 años que presentaba una fobia a la deglución, debido a llo del condicionamiento operante o instrumental y ayudaron a
una experiencia traumática vivida. En este caso, el modelo bifactorial comprender notablemente el proceso del aprendizaje en anima-
(condicionamiento clásico-operante) explicaría en buena medida la les, así como las bases del aprendizaje de conductas no complejas
aparición y mantenimiento de los síntomas. En primer lugar el con- en seres humanos (aprendizaje por ensayo y error, adquisición de
dicionamiento clásico: coincidencia de accidente de tráfico (estí- hábitos, habilidades y destrezas).
mulo incondicionado), con traumatismo cervical leve, con elevada Los trabajos pioneros de Edward L. Thorndike (1874-1949)
ansiedad y miedo (respuesta incondicionada). A este hecho, la pa-
con sus estudios sobre el aprendizaje de gatos marcó las tenden-
ciente asociaba, durante los primeros días, molestias leves al deglu-
tir los alimentos (estímulo condicionado). En segundo lugar, condi- cias psicológicas en el primer cuarto del siglo XX en Estados Uni-
cionamiento operante: como respuesta motora para manejar esta si- dos. De estos trabajos, la «ley del efecto» es sin lugar a dudas, la
tuación aversiva y generadora de ansiedad, que supone enfrentarse que mayor trascendencia ha tenido. Ésta se resumiría diciendo
a los alimentos a la hora de las comidas, la paciente comienza a evi- que «cuando se establece una conexión entre una situación y una

Fase de adquisición del miedo Fase de desarrollo del síntoma

EI RI EC RC Sd R C–
Factores Miedo + Molestias Miedo + Molestias Miedo Cambio
predisponentes ansiedad a la deglución ansiedad a la deglución Ansiedad en los hábitos
y/o traumáticos alimentarios
(accidente de tráfico)
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Condicionamiento clásico Condicionamiento operante

/figura21-5/
Ejemplo de la teoría bifactorial de Mowrer
Un caso de fobia a la deglución.

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ı
/c21/ Teorías del aprendizaje
ı

Sd+ RC– Consecuencia


Abuso sexual EI RI Recuerdos/ Ansiedad masiva Abuso de alcohol R–
pensamientos/ Sentimientos de rabia
aproximación Culpa
Ansiedad masiva de personas Temor intenso Atracones
Sentimientos de rabia del sexo R–
Culpa masculino
Temor intenso
Estímulos
situacionales EC RC
asociados

Condicionamiento clásico Condicionamiento operante

/figura21-6/
Modelo bifactorial (clásico-operante) en la adquisición y mantenimiento de conductas multiimpulsivas
Pacientes que han sufrido experiencias traumáticas.

respuesta, y ésta es seguida por una situación satisfactoria, se re- lo incondicionado) depende de la conducta o respuesta del suje-
fuerza la intensidad de tal conexión y viceversa». to, mientras que en el condicionamiento clásico no, puesto que
El condicionamiento operante, llamado también instrumental, aparece independientemente de su conducta, y b) en el condicio-
fue desarrollado por el psicólogo neoconductista B. F Skinner namiento operante, la respuesta del sujeto ha de ser seleccionada
(1904-1990) y explica la conducta voluntaria del cuerpo en su rela- de entre una amplia variedad de opciones, mientras que en el
ción con el medio ambiente, basándose en un método experimen- condicionamiento clásico no existe tal opción (la respuesta del
tal. Es decir, ante un estímulo se produce una respuesta voluntaria sujeto se halla condicionada al estímulo incondicionado que la
que puede ser reforzada de manera positiva o negativa, haciendo evoca). Cuando ocurre un evento que actúa de forma que incre-
que la conducta operante se fortalezca o debilite sobre la base de una menta la posibilidad de que se presente una conducta, éste es un
relación de contingencia. La aplicación de los principios y procedi- reforzador. Las acciones del sujeto seguidas de un refuerzo ade-
mientos del condicionamiento operante a problemas humanos se cuado tienen tendencia a ser repetidas (si el refuerzo es positivo)
conoce en la actualidad como «análisis conductual aplicado». o evitadas (si es negativo).
Parece claro, pues, que la palabra «refuerzo» es piedra angular
Como ejemplo, citaríamos el caso de una paciente con trastorno en el planteamiento de Skinner, pudiendo ser definido como el
por atracones que, cada vez que conseguía mantener unos hábitos estímulo que al aumentar o desaparecer, incrementa la posibili-
alimentarios adecuados (respuesta instrumental), sin presencia de
dad de aparición de una respuesta.
atracones, se recompensaba escuchando su música favorita (reforza-
dor positivo). ı
ı
Con posterioridad, autores como Wolpe (3) y grupos de in- refuerzo positivo
vestigación como los del Maudsley Hospital en Londres, en el ı
Reino Unido, fueron los que a través de sus estudios aportaron Este proceso es una de las contribuciones más importantes
más evidencias empíricas a la aplicación terapéutica de este tipo del condicionamiento operante en la explicación de cambios en la
de condicionamiento. En la actualidad, los distintos modelos te- conducta del sujeto. Ésta consiste en el proceso por el que se in-
rapéuticos basados en el modelo de condicionamiento instru- crementa la asociación continuada de una respuesta determinada
mental conceden mayor relevancia a aspectos motivacionales y fi- ante un estímulo concreto, al obtener el sujeto un premio o re-
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sológicos y a modelos no lineales de entendimiento (4). compensa (refuerzo positivo). Este procedimiento, en el que se
ı asocia la conducta del sujeto a un refuerzo positivo o recompen-
ı sa, suele mostrar gran éxito en el incremento de un comporta-
principios básicos miento y la estimulación del aprendizaje en los sujetos. Éste podría
ı ser el caso de un niño que cada vez que ordena su habitación es
Las dos diferencias más importantes que existen entre el con- premiado a través de alabanzas. Otro ejemplo, en un ámbito dis-
dicionamiento clásico y el operante son: a) el hecho de que en el tinto, sería el valor como reforzador positivo que poseería el ga-
aprendizaje instrumental, el refuerzo (positivo-negativo, estímu- nar dinero tras una apuesta realizada por un jugador patológico.

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F. Fernández Aranda y S. Jiménez Murcia
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Generalmente, el «refuerzo positivo» incorpora una conduc- Un ejemplo es el experimento realizado con ratas en el que
ta nueva, aumenta una existente o elimina una conducta inapro- aprendían una determinada conducta (saltar a un palo de madera)
piada incompatible. Los refuerzos o reforzadores pueden clasifi- para evitar recibir una descarga eléctrica en el suelo de la jaula (fig. 21-7).
carse en tres tipos: a) primarios (incondicionados), son aquellos
que no dependen de la historia del sujeto sino de las característi- Otros procedimientos importantes dentro del control de la
cas biológicas, y son comunes a todos los sujetos de la especie; conducta son: el castigo o condicionamiento aversivo y la extin-
b) secundarios (condicionados), que al contrario que los prima- ción de los refuerzos. En el castigo se presenta un estimulo aversi-
rios, no tienen relación directa con la supervivencia y dependen, vo o se retira un reforzador inmediatamente después de la emi-
más bien, de la historia individual del sujeto, y c) generalizados, sión de una determinada conducta. Este proceso disminuye o
reforzadores que no reducirían su efectividad al ser presentados elimina la probabilidad de repetición de dicha conducta. Por
con cierta frecuencia, sino que se mantendrían. Tendrían una es- ejemplo, el caso de una paciente con un trastorno de la conducta
trecha relación con la historia individual. alimentaria a quien, por haber perdido peso, se le impiden conti-
ı nuar realizando ejercicio físico. A través del procedimiento de ex-
ı tinción de los refuerzos, una conducta deja de emitirse al interrum-
refuerzo negativo pir el reforzamiento que la mantenía. A modo de ejemplo, la con-
ı ducta inadecuada de un paciente en terapia de grupo que se veía
Es el proceso mediante el cual una respuesta o conducta que reforzada por la atención constante que le prestaba el terapeuta,
trata de evitar un efecto adverso hace aumentar la frecuencia de y que se conseguía erradicar a través de la extinción de estos re-
esa respuesta. Es decir, el refuerzo negativo a través de una res- forzadores ambientales.
puesta o conducta elimina el estímulo aversivo que le antecede, ı
ı
por consiguiente se da un incremento en la conducta que causó la
programas de refuerzo
eliminación o desaparición de este estímulo.
ı
Continuo. El refuerzo se manifiesta después de producirse
A modo de ejemplo, se presenta el caso de un paciente de 25
años, casado y padre de dos hijas (4 y 2 años de edad), en paro, que una respuesta. Ejemplo: alivio de tensión inmediatamente des-
jugaba a las máquinas recreativas con premio desde hacía 4 años. Su pués de hurtar un objeto, en el trastorno del control de impulso
frecuencia de juego era de una o dos veces por semana. La relación conocido como cleptomanía.
de pareja se estaba deteriorando como consecuencia de su conducta,
que había iniciado 3 meses después del nacimiento de su primera Parcial o intermitente. Son reforzadas sólo algunas de las
hija. El desarrollo de la niña no fue, desde un principio, tal como conductas emitidas por el organismo, no todas. Ejemplo: jugador
cabría esperar, dado que padecía una grave enfermedad (trastorno
patológico que recibe de forma intermitente premio en la ruleta.
de absorción intestinal atípico), con pronóstico muy grave, que po-
día provocarle la muerte en cualquier momento, y que motivaba que Este hecho consolidará en mayor medida la conducta de juego del
desde un principio estuviera hospitalizada y conectada a una máqui- paciente.
na. El paciente, que había sido una persona muy extravertida y con
muchas relaciones sociales, y que se alegró mucho cuando supo que
sería padre, comenzó de repente a aislarse, carecer de interés por
sus relaciones sociales, a llorar con frecuencia y a presentar trastor-
nos del sueño y anorexia. Se hacía continuamente reproches por la
situación en la que se encontraba su hija y había pensado varias veces
en suicidarse. Tanto el paciente como su mujer no habían podido
aceptar la desgraciada situación de su hija y presentaban con fre-
cuencia sentimientos de culpa al respecto. Estos pensamientos de-
presivos y sentimientos de tristeza (estímulos aversivos) eran los
principales desencadenantes de la conducta de juego. El juego servi-
ría en este caso como medio para olvidar y/o aliviar, aunque fuera
durante algunas horas, sus estados emocionales negativos, actuan-
do por tanto como reforzadores negativos.
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Los reforzadores negativos, responden generalmente a dos


tipos de aprendizajes: al condicionamiento de escape y al condi-
cionamiento de evitación. En el condicionamiento de escape el su-
jeto aprende a responder a través de una conducta que elimina o
hace desaparecer una situación que resulta desagradable (estímu-
lo aversivo). En el condicionamiento de evitación el sujeto apren- /figura21-7/
de a evitar un estímulo aversivo, a través de una conducta antici- Experimento conductual con ratas
patoria del sujeto.

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ı
/c21/ Teorías del aprendizaje
ı

aplicaciones clínicas ductas que aparecen tan sólo esporádicamente. Como reforzadores
ı positivos podrán utilizarse conductas o actividades agradables. A
Para una mayor descripción sobre este apartado, véase el ca- modo de ejemplo, en el caso de una paciente ingresada para trata-
pítulo 29. miento de un problema de obesidad y en la que sedentarismo está
ı muy marcado, se asociará la recepción de visita de familiares (acti-
ı vidad muy placentera para la paciente) a que pasee por los jardines
extinción del centro durante un determinado período de tiempo.
ı ı
Generalmente, pueden mantenerse determinadas conductas ı
anormales (inadecuadas o muy frecuentes) a través de conse- modelo de indefensión aprendida
cuencias positivas, a pesar de que a primera vista prevalezcan ma- ı
yoritariamente las consecuencias negativas (p. ej., intentos auto- Este modelo sustenta que cuando un sujeto o animal apren-
líticos, autoagresiones). Con frecuencia, serán los reforzadores de que ningún tipo de conducta puede modificar el entorno, apa-
positivos los responsables de mantener esta conducta. Éste podría rece lo que se denomina indefensión aprendida. En este sentido,
ser el caso de algunos problemas conductuales como el tartamu- este modelo sugiere que la persona puede deprimirse cuando cree
deo, la enuresis, intentos autolíticos o problemas escolares, que que su conducta tiene poca o ninguna influencia sobre el resulta-
pueden estar mantenidos por atención del entorno y/o la familia. do de los acontecimientos, es decir ningún control (5). Si bien la
La terapia de algunos de estos problemas conductuales se basará teoría del refuerzo tan sólo se basa en las contingencias ambienta-
en la extinción de reforzadores, asociada a un reforzamiento po- les, ésta tiene en cuenta cómo los sujetos aprenden a relacionar
sitivo de las conductas deseadas. El riesgo de este procedimiento acción y resultado. Posteriormente, estos autores añadieron a esta
es que si no se realiza la extinción consistente de la conducta se teoría el concepto de atribución. A modo de ejemplo, la depre-
consiga todo lo contrario, es decir, que persista a través de un re- sión sería la consecuencia de atribuir los malos resultados de ac-
forzamiento intermitente. ciones a defectos de carácter personales, globales y estables. En
ı este caso, la terapia se dirigiría a solucionar problemas, reevaluar
ı metas y objetivos del paciente, desarrollar expectativas de control
terapia aversiva y modificar atribuciones respecto a los fracasos.
ı
Esta forma de terapia se basa en la utilización del castigo, a tra-
vés de estímulos aversivos (p. ej., en alcoholismo, la utilización de
fármacos antagonistas que provocan la aparición de náuseas y vó- Teoría del aprendizaje cognitivo
mitos en combinación con el consumo de alcohol) y especialmen-
te indicados en conductas problema que poseen claras consecuen- y social
cias positivas a corto plazo (p. ej., abuso de tóxicos, tabaquismo, ı
juego patológico, compra compulsiva). Dado que las consecuen- ı
cias negativas, en estos casos, aparecerán a largo plazo (p. ej., pér- teorías cognitivas
didas económicas importantes en jugadores, problemas de salud ı
en tabaquismo), se hace necesaria la existencia de estímulos aver- concepto básico y antecedentes históricos
sivos que supongan consecuencias negativas a corto plazo.
ı ı
ı Aparte de los enfoques conductistas, que dan una importan-
refuerzo positivo cia esencial a la observación de la conducta, se han descrito enfo-
ı ques cognitivos, que no sólo dan importancia a las conductas y a
El reforzamiento es uno de los mejores métodos cuando son la experiencia conductual, sino también a los procesos cogniti-
escasas las conductas deseadas en el sujeto (p. ej., autismo, tras- vos implicados y a la representación de la realidad que el sujeto
torno por déficit de atención). En estos casos pueden utilizarse di- experimenta en todo proceso de aprendizaje. Los cognitivistas
versos procedimientos (p. ej., economía de fichas en caso de tras- buscan, por tanto, reconocer y explicar la relevancia de todo pro-
torno por déficit de atención en el que cada conducta de sentarse cesamiento cognitivo implicado en un aprendizaje. En este caso,
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en la silla es reforzada con una ficha, la acumulación de un míni- la cognición implica la comprensión de la asociación que existe
mo de las cuales supondrá un refuerzo positivo al final del día). entre una acción y sus consecuencias (v. cap. 22).
ı Como características fundamentales de este tipo de enfoque
ı aparecerían: a) la conducta del ser humano como algo más que
principio de Premack una cadena de estímulo-reacción; b) el desarrollo evolutivo como
ı proceso activo en el que influye el reconocimiento y la memoria;
Este principio se basa en el hecho de que conductas con mayor c) la construcción del conocimiento como interacción activa que
frecuencia de aparición podrán actuar como reforzadores de con- el sujeto tiene con el medio; d) las conductas como determinadas

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F. Fernández Aranda y S. Jiménez Murcia
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por procesos de pensamiento y no sólo por estímulos externos, y 3. Nivel III: creencias y actitudes de fondo que sustentan
e) importancia de la representación cognitiva y en qué medida determinados pensamientos (p. ej., «uno no puede ser fe-
ésta influye en la evaluación de los distintos estímulos. liz si no es amado por los demás», «uno no puede come-
Como antecedentes de esta teoría estarían los postulados de ter ningún error o es un incompetente», etc.).
Edward C. Tolman (1886-1959), quien defendía que la conducta
no sólo depende de los estímulos elicitadores y sus refuerzos, sino Tras estudios controlados, se demuestra que este tipo de en-
también de la experiencia (o cogniciones, también llamadas repre- foques psicológicos son eficaces (tabla 21-1) en los siguientes tras-
sentaciones cognitivas) que el sujeto adquiere durante este proceso. tornos: bulimia nerviosa, anorexia nerviosa, juego patológico,
Esta teoría fue descrita y aplicada, a principios de la década de trastornos de ansiedad y distimia. En patologías como el trastor-
1960, por Beck y por Meichenbaum con pacientes depresivos. no bipolar y/o la esquizofrenia, la terapéutica cognitiva permite
De forma paralela, este modelo se vería potenciado por la terapia poder aumentar la adhesión y el cumplimiento del tratamiento
racional emotiva de Ellis y Harper. farmacológico.
ı
ı A modo de ejemplo, en un caso de bulimia nerviosa, que presen-
aplicaciones prácticas te cogniciones irracionales diversas (tabla 21-2), se utilizarán general-
mente técnicas de reestructuración cognitiva, que se centrarán basi-
ı
camente en las cogniciones irracionales en torno a las siguientes
En la práctica, el modelo cognitivo en el que se basan las téc- áreas: alimentación y peso, imagen y figura corporal y baja autoestima.
nicas cognitivas mantiene los siguientes postulados:

1. Las cogniciones influirán tanto en nuestras emociones


como en nuestra conducta.
2. La existencia de pensamientos irracionales generará la /tabla21-1/
aparición de una conducta problema. Aplicación de técnicas cognitivo-conductuales
3. El objetivo de todo tratamiento cognitivo será eliminar o en la literatura médica y su eficacia
reducir las cogniciones irracionales desencadenantes de
la sintomatología manifiesta. Una vez éstas han cesado y Patología indicada Resultados
son sustituidas por pensamientos racionales, será de es-
Trastornos de ansiedad Procedimientos de exposición se mues-
perar que la sintomatología problema desaparezca. tran eficaces en agorafobia y fobia so-
cial. Estos resultados no mejoran com-
Si bien desde un principio los teóricos de la terapia cognitiva binando tratamiento farmacológico
defendieron sus aspectos diferenciales y novedosos respecto a la Trastornos 60-85 % casos de recuperación
obsesivo-compulsivos Indicado especialmente en trastornos
teoría del comportamiento, en la práctica clínica diaria se hace
obsesivo-compulsivos ritualistas
necesaria la utilización adicional de procedimientos conductuales Problemas de pareja Resultados limitados. El 50 % de las pa-
(de ahí que la mayoría de autores opten por denominar este enfo- rejas obtienen mejorías marcadas
que cognitivo-conductual); sin embargo, no con la finalidad de Disfunciones sexuales 75 % de los casos se benefician del tra-
potenciar cambios conductuales del paciente, como era el caso tamiento. Los resultados son superio-
res a los obtenidos con otros procedi-
del conductismo, sino con la intención de generar cogniciones
mientos
que posibiliten emociones y conductas más adecuadas. Trastornos afectivos La terapia cognitivo-conductual es más
Desde un punto de vista clínico aplicado, las técnicas cogni- eficaz en la distimia que la farmacotera-
tivas comúnmente empleadas son: reestructuración cognitiva, pia. En el 15-46 % de los casos con
parada de pensamiento y resolución de problemas. trastorno bipolar aumenta el cumpli-
miento del tratamiento farmacológico y
Las técnicas cognitivas utilizadas con mayor frecuencia, de-
reduce recaídas
nominadas de reestructuración cognitiva, consisten en modificar Juego patológico Remisión total o parcial en un 60-80 %
pensamientos irracionales y sustituirlos por pensamientos o cog- de los casos que finalizan el tratamien-
niciones más realistas, que permitan la aparición de emociones y to. Tasas elevadas de abandonos (25-
conductas más adaptativas. El material que se utiliza en las sesio- 40 %)
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Trastornos de la conducta 60-80 % de los casos de bulimia nervio-


nes suele organizarse en tres niveles:
alimentaria sa presentan remisión parcial o total.
Los resultados se mantienen tras el
1. Nivel I: cómo interpreta y reacciona emocionalmente el seguimiento a los 5 años. Los resulta-
paciente ante determinadas situaciones (¿qué pensó?, dos en la anorexia varían entre el 40 y
¿cómo se sintió?). el 80 %
Trastornos psiquiátricos Eficacia de la psicoeducación en trastor-
2. Nivel II: generalizaciones del terapeuta respecto a qué
(p. ej., esquizofrenia) nos psiquiátricos como complemento
tipo de cogniciones suele utilizar el paciente (pensamien- a la farmacoterapia
tos automáticos y distorsionados más frecuentes).

| 380 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c21/ Teorías del aprendizaje
ı

/tabla21-2/ /tabla21-3/
Cogniciones irracionales presentes en una paciente Ejemplo de autorregistro diario de pensamientos
con bulimia nerviosa automáticos

Comida y alimentación Pensamientos Respuestas


«Si me como ese plato de comida voy a engordar 5 kg» Situación Emociones automáticos racionales
«Si aumento 100 g de peso continuaré engordando hasta ponerme
como una foca, y llegaré de nuevo a los 89 kg» Mi mujer Deprimido No volverá Antes ya hemos
«Si me como un caramelo con azúcar aumentaré 1 kg de peso» se ha ido (90 %) nunca tenido otras pe-
«La comida engorda» del piso (75 %) leas y después
«La carne es grasa, mi cuerpo no la necesita» enfadada siempre ha vuel-
«La grasa engorda» to (90 %)
«Hoy puedo permitirme algo bueno, pues después sé que lo Desesperado No puedo vivir Durante algún tiem-
vomitaré» (antes de un atracón) (75 %) sin ella po ya había vivi-
(80 %) do solo, y si bien
Imagen y silueta corporal era incómodo o
«Después de las comidas noto como si mi barriga hubiese crecido», desagradable, lo
«voy a explotar» podía resistir, no
«Inmediatamente tras las comidas se me acumula toda la grasa en la me moría por
barriga y los muslos» ello (80 %)
«Detesto mi imagen», «me siento horrible»
«Mi cuerpo es distinto al de otras chicas, está más desproporcionado
y feo» como operante, también incorporó el concepto de aprendizaje vi-
«Si aumento 1 kg todo el mundo lo notará»
cario y aspectos cognitivos.
Baja autoestima
«Detesto toda mi imagen y a mí misma» En este sentido, su planteamiento explica que se aprende no sólo
«No sirvo para nada, no hago nada bien» lo que se hace, sino también «observando las conductas de otras per-
«Nadie me quiere», «sólo les hago sufrir» sonas y las consecuencias de estas conductas». Esto es posible por-
«No significo nada para los demás» que disponemos de la capacidad para poder representar mentalmen-
te lo que percibimos. El valor que concede Bandura a las expectati-
vas es clave para entender la perspectiva cognitiva de su teoría. Dis-
Los pensamientos irracionales que aparecen en estos casos son: tingue entre expectativas de autoeficacia y de resultados, y así, un pa-
pensamientos polarizados, sobregeneralizaciones y catastrofismo y fil- ciente anoréxico, caracterizado por presentar una baja autoestima,
traje. Una vez la paciente establece el grado de creencia de los mismos puede creer que haciendo una determinada tarea social (p. ej., salir
(de 0 a 100), discute cuáles son las evidencias que posee para creerlas: con amigos en lugar de quedarse en casa tumbado en la cama) le lle-
qué argumentos adicionales hablan a favor o en contra de que ocurre vará a conseguir unos determinados objetivos (expectativas de resul-
lo que la paciente teme (reducción de catastrofismo o sobregeneralización), tados: no aburrise en casa y estar pensando constantemente en la ali-
que la paciente intente cuantificar en qué tanto por ciento ocurre en re- mentación y el peso), pero no la hace porque duda constantemente
alidad lo que afirma («nadie me quiere», «no sirvo para nada», «todo mi de su habilidad para realizarla (expectativas de autoeficacia: cognicio-
cuerpo está gordo y no me gusta ninguna parte de él»), y en qué tanto nes irracionales negativas respecto el concepto que posee de sí mis-
por ciento no (despolarización de pensamientos). Asimismo, se sugiere a mo). Estas últimas expectativas están influenciadas por la experiencia
la paciente que intente observar qué ocurre en su entorno y que con- propia (éxitos y fracasos personales, p. ej., algunas relaciones previas
traste sus aseveraciones con la realidad, preguntando a las personas de que han fracasado), la experiencia vicaria (éxitos y fracasos ajenos) y
su entorno más cercano (técnica de reducción de pensamientos persona- la activación emocional (ansiedad ante la tarea, p. ej., elevada ansie-
lizados). El objetivo final de este proceso es que la paciente llegue a for- dad social ante situaciones en las que tenga que relacionarse).
mular cogniciones racionales positivas (p. ej., «no estoy tan gorda como
a veces creo») y ganar en autocrítica. Otro ejemplo, es el del caso de un
La teoría del aprendizaje social de Bandura demostró su efi-
paciente de 35 años, casado y sin hijos, con un trastorno de la persona-
lidad por dependencia, que acude a consulta por graves problemas de cacia en un estudio de 22 años de seguimiento (7). Unos de los re-
autoestima y por problemática de pareja. Durante la exploración psico- sultados obtenidos en este estudio que mayor interés generó fue el
patológica, se observa que el paciente no suele tomar decisiones y esta- que, ante conductas agresivas, el castigo tan sólo dará resultado
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

blece relaciones de dependencia constantemente (tabla 21-3). cuando sea valorado como justo y proporcionado. En caso con-
ı trario, conducirá a un aumento de la agresión. Este resultado no
ı
puede explicarse adecuadamente a través de la formulación inicial
teorías del aprendizaje social de esta teoría, lo que conllevó a una reformulación de sus postu-
ı
aspectos históricos y conceptos básicos lados básicos. Ello condujo a que se planteara el hecho de que, en
ı base a esta teoría cognitivo-social del aprendizaje, de los modelos
Albert Bandura (6) en su teoría de aprendizaje social, aun- no sólo se aprende una determinada conducta, sino también pen-
que contemplaba tanto aspectos del condicionamiento clásico samientos, emociones y estilos de evaluación.

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F. Fernández Aranda y S. Jiménez Murcia
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En muchos otros estudios se describieron las distintas condi-


100 Línea base
ciones que han de estar presentes para que aparezca un aprendi-
zaje de modelado: Tratamiento
80

1. Similitud entre modelo y observador: el observador aprecia

Porcentaje
60
en el modelo una conducta que él mismo desearía realizar.
2. Relación emocional entre modelo y observador: cuanto 40
más intensa sea la relación, mayor es la probabilidad de
imitar una determinada conducta. 20
3. Consecuencia de la conducta: si tras la conducta observa-
A 0
ble el observador prevé una consecuencia positiva, en-
tonces la probabilidad de imitación es mayor. 20
4. Refuerzo vicario: el observador ve las consecuencias de
una conducta como modelo. 15
5. Nivel social del modelo: las personas que tengan un nivel so-

Frecuencias
cial más alto que el observador tendrán más probabilidad de
10
ser imitadas que personas del mismo nivel o inferior.
ı
ı 5
aplicaciones prácticas
ı
B 0
terapia de autocontrol

Las ideas en las que se basa la autorregulación han sido in- /figura21-9/
corporadas a una técnica terapéutica llamada terapia de auto- Tratamiento en habilidades conversacionales
siguiendo un diseño de línea base múltiple
20
en anorexia nerviosa
A) Contacto visual. B) Preguntas conversacionales.

15
Frecuencias

10 control. Ésta ha demostrado su eficacia con problemas conduc-


tuales como juego patológico, adicción al tabajo, trastorno por
5 atracón y hábitos de estudio.

1. Autoobservación: la autoobservación requiere que anote-


A 0
mos tipos de comportamiento, antes, durante y después
60
de la conducta problema, en los denominados autorre-
50 gistros.
2. Control de estímulos: tener un autorregistro nos facilita-
40
Porcentaje

rá la posibilidad de alterar nuestro ambiente. Por ejem-


30 plo, podemos eliminar o evitar aquellas situaciones que
favorecen la presentación la conducta problema (estí-
20
mulos discriminativos): no llevar dinero para impedir
10 que el paciente juegue a las máquinas, no disponer de
comida en la cocina en el caso de un paciente con buli-
B 0
mia nerviosa.
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1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15
Sesiones
3. Contratos conductuales: finalmente, nos compromete-
mos a reforzarnos cuando conseguimos nuestros obje-
tivos y a castigarnos si no lo hacemos. Estos contratos
/figura21-8/ deben escribirse delante de testigos (p. ej., por nuestro
Frecuencia de gestos (A) y duración de las terapeuta) y los detalles deben estar muy bien especi-
intervenciones (B) tras un tratamiento en habilidades ficados: «saldré con mis amigos el fin de semana si no
sociales en anorexia nerviosa juego a las máquinas, si lo hago me quedaré en casa
arreglando el jardín». También podríamos hacer que

| 382 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c21/ Teorías del aprendizaje
ı

otras personas (coterapeutas) controlen nuestras re- bibliografía


compensas y castigos en casos en los que dudemos so-
1. Fernández-Aranda F, Solano R, Badía A y Jiménez-Murcia S. Binge eating
bre nuestra rectitud en la aplicación de este contrato.
disorder having onset after unusual parasitic intestinal disease: a case-re-
port. Int J Eating Disord 2001; 30: 107-109.
Terapia de modelado 2. Mowrer OH. On the dual nature of learning: A re-interpretation of «conditio-
ning» and «problem-solving». Harvard Educational Review 1947; 17: 102-148.
Sin embargo, la terapia por la que Bandura es más conocido 3. Wolpe J. Psychotherapy by reciprocal inhibition. Palo Alto: Stanford Uni-
es la del modelado. Ésta también puede utilizarse como técnica de versity Press, 1958.
reducción de la ansiedad. Y así, por ejemplo, una persona adulta 4. Kanfer FH. Basiskonzepte in der Verhaltenstherapie: Veränderungen wäh-
con fobia a las inyecciones podría contemplar una película de rend der letzten 30 Jahre. En: Hand I, Wittchen HV (eds.). Verhaltensthe-
rapie in der Medizin. Berlín: Springer, 1989.
otros adultos, a quienes se administran inyecciones, que reaccio-
5. Seligman MEP. Depression and learned helplessness. En: Friedman RJ,
nan sin ansiedad. Por otro lado, ésta será una técnica muy utiliza-
Katz MM (eds.). The Psychology of depression: Contemporary theory
da en programas de autoayuda (p. ej., comedores compulsivos,
and research. Winston-Wiley, 1974.
jugadores patológicos, alcohólicos anónimos), donde el aprendi- 6. Bandura A, Ross D, Ross SA. Imitation of film - mediated aggressiv mo-
zaje vicario será uno de sus mayores exponentes. Asimismo, con dels. J Abnormal Soc Psychology 1963; 66: 3-11.
frecuencia se utilizará en programas de habilidades sociales en 7. Eron LD. Theories of aggression. From drives to cognitions. En: Hues-
los que la conducta positiva de otros sujetos podrá actuar como mann LR (ed.). Aggressive behaviour. Current perspectives (S. 3-11). New
revulsivo (figs. 21-8 y 21-9). York: Plenum, 1994.

® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

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G. Marty Broquet
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Está claro que uno de los grandes retos de las últimas déca-

/capítulo22/
das ha sido el intento de encontrar el camino de la integración de
diferentes paradigmas. Quizás el intento más notorio haya sido
la aproximación conocida como modelo cognitivo-conductual
y, posteriormente, la aproximación cognitivo-analítica (3).
Conviene además mencionar uno de los modelos actuales

Teorías cognitivas más influyentes en psicopatología que promete ofrecer un marco


para la integración terapéutica. Se trata del modelo biopsicosocial
sobre el cual volveremos al final de este capítulo, una vez descrito
el modelo cognitivo.
G. Marty Broquet Las teorías cognitivas no son nuevas. Sus orígenes remotos se
sitúan en los filósofos griegos. Éstos, al igual que las filosofías
orientales, ponen de relieve que los sentimientos, las emociones,
pueden controlarse mediante las ideas. Pero comparativamente
no hace mucho que dichas terapias han empezado a desempeñar
Introducción un papel importante en psicología clínica. Es cierto que durante el
ı siglo pasado ya se reconocía la naturaleza cognitiva de ciertas pa-
ı tologías. El papel de la represión de recuerdos traumáticos en las
¿Qué se entiende por modelo cognitivo cuando hablamos de teorías psicoanalíticas de la histeria puede servir de ejemplo. Sin
psicopatología? Suele distinguirse entre distintos modelos, cada embargo, la aplicación profusa de las terapias cognitivas es mu-
uno de los cuales resalta diferentes causas de patologías y posi- cho más reciente. El uso de dichas terapias necesita del conoci-
bles terapias. Entre los más conocidos están el biológico, el psi- miento de su base teórica, pero este estudio más conceptual no
codinámico, el conductista, el humanista, el transpersonal, el so- se hace de manera sistemática. Por esta razón, en este capítulo,
ciocultural y el cognitivo. no nos limitaremos a describir terapias, sino que también inten-
Este capítulo está dedicado al modelo cognitivo que, de ma- taremos aproximarnos a sus fundamentos cognitivos.
nera simplificada, suele considerar que los problemas psicológi- Una buena introducción a este tipo de planteamiento es el li-
cos están causados por actitudes disfuncionales hacia uno mis- bro de Brewin (4) que, como la mayoría de los autores, conside-
mo y hacia el mundo. Las terapias cognitivas se orientan hacia la ra que los problemas psicológicos suelen tener diversas causas
modificación de estas actitudes, de los esquemas y de los pensa- (biológicas, personales, ambientales, sociales, etc.), pero se centra
mientos. en el papel que desempeña el procesamiento cognitivo de la in-
El modelo cognitivo se diferencia, pues, del biológico, que formación en las reacciones subjetivas a situaciones específicas.
prescribe medicación; del psicodinámico, que utiliza la interpre- La tarea de la psicología cognitiva consiste en explicar cómo
tación terapéutica; del conductista, que se orienta hacia el apren- se procesa y se representa la información y cómo el conocimiento
dizaje de nuevas conductas para sustituir a las inadaptadas; del afecta a los sentimientos y la conducta de la gente. Conviene pues
humanista, que se basa en la relación terapéutica; del transperso- intentar dar una descripción de la psicología cognitiva, aunque en
nal, que opta por la meditación o la experiencia espiritual, y del el marco de una obra como ésta es evidente que sólo puede ser es-
sociocultural, que intenta cambiar la naturaleza de la sociedad, la quemática.
familia y el entorno psicológico.
Conviene destacar, tal como hace Stephen Joseph (1), que
muchos especialistas consideran que un solo modelo no es sufi-
ciente para explicar todos los diferentes aspectos de la psicopato- Marco teórico:
logía. La mayoría de los terapeutas, cualquiera que sea su orienta-
ción, admitiría que la experiencia humana es tan diversa que nin-
psicología cognitiva
gún modelo es capaz de ofrecer una explicación completa de todos ı
los problemas psicológicos. Por esta razón muchos de ellos traba- ı
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

jan de manera ecléctica, utilizando técnicas de un modelo cuando nociones básicas


parece apropiado y pasando a las ideas de otro cuando es más ade- ı
cuado. Pero hay que recordar lo obvio: el método científico es el A la pregunta de qué es la psicología cognitiva no se puede dar
que mejor puede evaluar la eficacia de una terapia. Además, a me- una respuesta única. Algunos intentan especificar en qué se dife-
nudo los terapeutas se describen a sí mismos como «integrati- rencia de otros enfoques como el conductista o el psicoanalítico,
vos», entendiendo con ello que han adoptado y mezclado varios otros se centran en las áreas que suelen estudiar los psicólogos
modelos que les parecen consistentes entre sí. Las revisiones de cognitivos como percepción, atención, memoria, comprensión,
publicaciones recientes sugieren que por lo menos un tercio de los etc., y muchos destacan el paradigma computacional–representa-
terapeutas se describen como eclécticos o integrativos (2). cional, basado en la metáfora de la computadora, que llegó a ser

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tan dominante que con frecuencia se confunde con la propia psi- ducta directamente observable para los conductistas; los procesos
cología cognitiva. Por esta razón conviene intentar definir y deli- y las estructuras que forman el lado racional de la vida mental
mitar este campo de estudio. para los cognitivistas, y el lado emocional para los psicoanalistas.
A pesar de la diversidad de respuestas, la mayoría de los psi- Sin lugar a dudas, ninguna psicología humana será completa
cólogos estarían de acuerdo con la definición general de Mayer mientras no aborde estos tres componentes (conducta, cognición
(5) que considera que la psicología cognitiva es como el análisis y afectividad) y sus relaciones entre sí. Pero a medida que se va
científico de los procesos mentales y estructuras de memoria hu- desarrollando la psicología, los mejores rasgos de cada enfoque se
manos que tiene por objetivo comprender la conducta. entremezclan, dando lugar a una ciencia cada vez más unificada.
De esta manera queda establecido que la psicología cognitiva Por esta razón los modelos integrados más recientes nos parecen
sólo puede utilizar los métodos de la ciencia, es decir, tiene que especialmente interesantes.
basarse en datos públicos y olvidarse de creencias e intuiciones ı
personales sobre cómo trabaja la mente que son incapaces de for- ı
mular una predicción directamente observable. Este principio bá- un poco de historia
sico del método científico es especialmente importante a la hora ı
de evaluar una terapia. Los psicólogos cognitivos tienen que di- Una excelente manera de aproximarse a la historia de la psi-
señar métodos que permitan inferir los sucesos mentales privados cología es recurrir a las obras de Caparrós. En su libro Los para-
a partir de la conducta. Las técnicas específicas de la psicología digmas en psicología, Caparrós (7) nos explica que la aparición del
cognitiva son diferentes de las utilizadas en los enfoques conduc- cognitivismo se sitúa en la década de 1950, cuando el dominio
tistas, aunque no hay una verdadera ruptura metodológica entre del conductismo sobre la psicología norteamericana comienza a
conductismo y cognitivismo. debilitarse y nace la nueva era electrónica. En aquellos años la psi-
Se sabe que, al igual que los conductistas y los cognitivistas, cología recibía distintas influencias. Empezó a sentirse el impac-
el enfoque psicoanalítico también pretende utilizar métodos cien- to de los ordenadores que pueden hacer muchas cosas al estilo de
tíficos. Pero ha recibido muchas críticas que aluden a la ausencia, los humanos: aprender, almacenar, manipular y recordar infor-
dentro del enfoque psicoanalítico, de métodos suficientemente mación, utilizar un lenguaje, resolver problemas y razonar. Utili-
rigurosos. En consecuencia, este enfoque tiene que apoyarse en zando la analogía del ordenador, volvió a legitimarse el interés
otros que no son científicos (la intuición, el juicio clínico o el dog- por los procesos y estructuras internas rechazados por los con-
ma incomprobable). ductistas, porque ahora podían especificarse exactamente en pro-
Cuando se trata de diferenciar el cognitivismo del conductis- gramas computacionales.
mo y del psicoanálisis podemos afirmar, de manera muy simplifi- Por otra parte, en el campo de la lingüística también se esta-
cada, que todos tienen un mismo objetivo general. Todos ellos in- ba produciendo un alejamiento de las posiciones y teorías con-
tentan comprender la conducta humana. La diferencia principal ductistas y un acercamiento al análisis de las estructuras subya-
entre los distintos enfoques concierne a lo que debe ser el objeto centes a la comprensión y producción de emisiones promovido
de conocimiento de la psicología. por las obras de Chomsky. Además, el impacto de Piaget, cuyo
Al igual que en el enfoque cognitivo, en el psicoanalítico se in- modelo se centra en el desarrollo de los esquemas, es decir, de las
siste en el estudio de los mecanismos internos que subyacen a la estructuras y los procesos del pensamiento, se hacía cada vez ma-
conducta (6). Pero mientras que los psicólogos cognitivos tien- yor. Es precisamente en el marco de la teoría de esquemas donde
den a estudiar el lado racional o intelectual de la vida mental, el surgieron las terapias cognitivas más importantes. En aquella
enfoque psicoanalítico concede más importancia a los sentimien- época había un interés convergente y creciente por la descripción
tos, las emociones y los deseos internos, mucho más difíciles de de procesos y estructuras cognitivas internas.
estudiar que los aspectos racionales de la vida mental humana. Hacia l967 existía ya suficiente bibliografía científica para
Quizá por ello no se han elaborado todavía las técnicas analíticas que Neisser pudiera escribir Cognitive Psychology (8), primera
necesarias. gran síntesis que tuvo una enorme trascendencia para la consoli-
Si existe cierto solapamiento entre el objeto de estudio del cog- dación de la moderna psicología cognitiva. Basta con decir que
nitivismo y del psicoanálisis, éste desaparece totalmente cuando todos los autores le confieren el valor de una obra programática
la comparación se hace con el conductismo. Es de todos sabido que definió un campo de investigación hasta entonces difumina-
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que el enfoque cognitivo difiere fundamentalmente del conductis- do en trabajos de muy diversa naturaleza.
ta en la cuestión de si es útil y posible estudiar procesos y estruc- En 1970 aparece la revista Cognitive Psychology, pero los tra-
turas mentales que no son visibles a simple vista. La respuesta cog- bajos realizados en este campo ni se confinaban a una pequeña
nitiva ante la postura conductista no consiste en afirmar que es publicación ni tampoco a un área restringida de investigación.
errónea, sino que es demasiado restrictiva y limitada. Para enten- Durante la década de 1970, la revolución cognitiva llegó a influir
der completamente la conducta humana es necesario, para los en todas las ramas de la psicología. En la actualidad, y en muchas
cognitivos, entender los mecanismos que subyacen a la conducta. áreas de esta disciplina, lo más interesante y novedoso es la apli-
Originalmente los tres enfoques difieren, pues, de manera cación de las nuevas técnicas de la psicología cognitiva a los pro-
específica en cuanto al objeto o campo de investigación: la con- blemas tradicionales.

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En psicología experimental, por ejemplo, el enfoque cogniti- de la metáfora de la computadora. Subrayaba que debemos tener
vo domina por completo nuestra forma de comprender cómo cuidado en no confundir el programa con la computadora que
perciben, aprenden, recuerdan y razonan los humanos. En psi- éste controla. Cualquier computadora de uso común puede car-
cología evolutiva, el desarrollo cognitivo de los humanos se ha garse con un número esencialmente infinito de programas dife-
convertido en el tema fundamental. En las investigaciones socia- rentes. Un programa no es una máquina sino una serie de algo-
les y sobre personalidad, el concepto de atribución ha ejercido ritmos para manejar símbolos y, de hecho, al psicólogo cognitivo
una fuerte influencia. Incluso en el campo tradicional del con- le gustaría dar una explicación similar de la forma en que los seres
ductismo, el aprendizaje animal, van apareciendo trabajos sobre humanos procesan la información.
el estudio de los procesos cognitivos y de memoria en animales de Esta manera de definir el problema cognitivo no es realmen-
laboratorio. Es en este marco general donde cabe situar, en clíni- te nueva: aún consiste en preguntar cómo funciona la mente. Sin
ca, la fuerza con la que surgen las terapias cognitivas. embargo, la analogía del programa tiene varias ventajas sobre las
Para terminar este muy breve recorrido histórico de la psicolo- concepciones anteriores (Wundt, Gestalt, etc.). La más impor-
gía cognitiva hay que recordar que Wundt, el fundador de la psico- tante es la confianza que proporciona. Aunque un programa sólo
logía, ya buscaba para su nueva ciencia un mejor entendimiento de es un flujo de símbolos, se trata de algo suficientemente real como
procesos internos (como la conciencia) e intentó analizar los com- para controlar la operación de una maquinaria muy tangible que
ponentes de la vida mental, si bien recibió fuertes críticas: en el cam- ejecuta operaciones muy concretas. La analogía aporta, por lo
po teórico, por ceñirse al nivel consciente olvidándose del incons- tanto, un vocabulario preciso del cual carecía la psicología cogni-
ciente y por tener un punto de vista demasiado atomista; en el cam- tiva y es además una fuente útil de hipótesis.
po metodológico, por los excesos de la introspección. Los gestaltis- Sin embargo, Neisser advertía que el uso ocasional y análogo
tas procuraron desarrollar con más profundidad el estudio de los de los conceptos de la programación no implica un compromiso
procesos y las estructuras mentales, pero, aunque se plantearon pre- con la «simulación» en computadoras de los procesos psicológi-
guntas interesantes sobre la naturaleza de la vida mental, no fueron cos. Es decir, no se trata, como intentaron ciertos investigadores,
capaces de encontrar respuestas totalmente satisfactorias. La psico- de escribir programas que sean de hecho teorías cognitivas, sino
logía cognitiva contemporánea ha retomado muchas de esas pre- de hacer notar la similitud entre los programas de computadoras
guntas con la esperanza de que ahora, dotada de mejores instru- y teorías cognitivas porque, a diferencia de los seres humanos
mentos y con años de experiencia, pueda por fin explicar las cues- cuyos procesos mentales son muy complejos, los programas «ar-
tiones que dieron lugar al nacimiento de la propia psicología. Si tificialmente inteligentes» tienden a ocuparse de una sola cosa, sin
bien quedan aún muchos problemas sin resolver, hay signos pro- distraerse y sin experimentar emociones. Si las explicaciones de la
metedores de que se están logrando progresos muy considerables. cognición que da hoy la psicología cognitiva son en algún grado
Para apreciar en qué medida el objeto de estudio de la psico- precisas tenderán a ser «simuladas».
logía cognitiva se diferencia de otros enfoques hay que intentar De hecho, la aproximación de la psicología cognitiva de Neis-
definirlo con más precisión. Para ello volveremos a la obra de ser está íntimamente relacionada con la que hizo Bartlett con su
Neisser ya citada en la que el término «cognición» se refiere a to- teoría de esquemas, que es fundamental para entender las terapias
dos los procesos mediante los cuales el ingreso sensorial es trans- cognitivas.
formado, reducido, elaborado, almacenado, recobrado o utiliza-
do. Tales términos, como sensación, percepción, imaginación,
recuerdo, solución de problemas y pensamiento, entre otros, se
refieren a etapas o aspectos hipotéticos de la cognición. A Neis- Fundamentos conceptuales
ser no se le escapa que una definición tan amplia tiene el peligro
de considerar todo fenómeno psicológico como fenómeno cog-
de las terapias cognitivas
nitivo. Sin embargo, aunque la psicología cognitiva se preocupa ı
por toda la actividad humana más que por una parte de ella, esta ı
preocupación aparece desde un punto de vista particular que se teoría de esquemas
diferencia de otros como, por ejemplo, el de la psicología dinámi- ı
ca —ésta, como es sabido, se interesa inicialmente por los moti- Desde los trabajos de Bartlett (9), la psicología cognitiva se
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vos más que por el ingreso sensorial—. Aun así, advierte Neisser, ha interesado en el papel desempeñado por el conocimiento an-
el reconocimiento de las diferencias entre la teoría dinámica y la terior en la producción de nuevos conocimientos. Para Bartlett,
cognitiva no implica que tengamos la posibilidad de ignorar y posteriormente para Piaget, la memoria es una construcción es-
la motivación: muchos fenómenos cognitivos son incomprensi- quemática. De esta manera la interpretación de los estímulos se
bles a menos que uno tenga en cuenta lo que está tratando de ha- hace gracias a estos esquemas o modelos del mundo basados en la
cer el sujeto. Sobre todo cuando se trata de la memoria o del pen- experiencia pasada.
samiento que son dirigidos desde el interior del sujeto. Los psicólogos cognitivos de la llamada «primera genera-
Es importante destacar que en los mismos inicios de la psico- ción», los de la época de la emergencia del paradigma computa-
logía cognitiva Neisser era ya consciente de los peligros del uso cional-representacional estuvieron totalmente sujetos a una me-

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táfora de la computadora que impedía el tratamiento de los as- rece especialmente fructífera una teoría como la de Mandler que
pectos biológicos, evolutivos y sociales. Pero actualmente las li- combina los aspectos biológicos y mentales.
mitaciones de dicha metáfora para la explicación de la compleji- Pero la integración puede ir aún más allá, en la medida en que
dad humana se están poniendo cada vez más de manifiesto. los resultados de las investigaciones psicobiológicas apoyan la
De esta forma hemos pasado a la «segunda generación» de perspectiva constructivista en la que se sitúa la teoría de esquema.
psicólogos cognitivos cuyas explicaciones se quieren menos for- Rosenfield (15) ofrece una interesante síntesis de los desarrollos
malistas y más «naturales». La metáfora del cerebro sustituye a de la neurobiología al hacer una revisión crítica de las posturas lo-
la metáfora de la computadora, entrando con fuerza de su mano calizacionistas, que implican la consideración del cerebro como
los modelos conexionistas. Es precisamente en esta «segunda ge- simple depósito de datos, y apostar a favor de la postura cons-
neración» donde han aparecido más claramente los puentes ha- tructivista. Para apoyar tal postura, Rosenfield se basa en la teo-
cia aspectos biológicos, evolutivos y sociales, y donde la teoría ría del darwinismo neuronal defendido por Edelman (16). Los re-
de esquemas tiene su mayor desarrollo. Su naturaleza flexible sultados de la biología no sólo no contradicen las posturas man-
permite la integración de los distintos aspectos que forman al su- tenidas en la teoría de esquemas sino que más bien abogan a favor
jeto (10). de la prosecución de las investigaciones en esta línea. De esta ma-
Una de las graves limitaciones de la metáfora de la computa- nera el trabajo de Bartlett gana en precisión y tiene, sobre todo,
dora es su «olvido» de los aspectos emocionales, un olvido ob- una justificación psicobiológica.
viamente necesario, dada la naturaleza del ordenador. Sin embar- Las terapias cognitivas han recibido la influencia de diversas es-
go hoy en día se multiplican las publicaciones que ponen de ma- cuelas pero, sin lugar a duda, la teoría de esquemas ha desempeña-
nifiesto la interrelación de emociones y cogniciones, para cuyo es- do un papel fundamental en su desarrollo (17). Han contribuido a
tudio ha sido muy útil la teoría de esquemas. Aunque, tal y como dicho desarrollo la tradición psicoanalítica, la psicología individual
subraya Horowitz (11): «La teoría de esquemas es un punto de de Adler, los avances en la psicología conductual reflejados, por
convergencia entre los aspectos psicodinámicos y cognitivos, y ejemplo, en los trabajos de Lazarus (18), la terapia de los constructos
todavía es el campo más especulativo en ambos conjuntos de teo- personales de Kelly (19) y, de manera más específica, los métodos y
rías. Quizá esta cualidad de frontera móvil sea el mejor sitio para conceptualizaciones de Berne (20) y Frank (21), la terapia racional
el dialogo; quizá resulte ser demasiado ambigua» (pág. 14). emotiva de Ellis (22-25), los trabajos de Mahoney (26), Golfried y
Al analizar el papel que desempeña el procesamiento cog- Davison (27) y Kazdin y Wilson (28), entre otros. Sin olvidar, por
nitivo (y de manera específica de los esquemas) en la construc- supuesto, las aportaciones de Beck. El libro de Mahoney y Freeman
ción de las emociones, Mandler (12-14) es un autor clave cuya Cognition and psychotherapy (29) ofrece una panorámica general.
aportación nos permite entrever dónde se sitúa el dialogo del Los límites de un capítulo como éste no permiten describir las
que habla Horowitz. técnicas específicas, que son múltiples y que dependen tanto de
Mandler, al pretender demostrar que la noción de esquema los autores como del tipo de trastornos a los que se aplican. La
tiene implicaciones para la construcción de las emociones, no ve bibliografía mencionada permite tener acceso a las que pueden
ninguna razón para que el estudio de la organización mental no interesar. Además de las obras más clásicas ya mencionadas y de
incluya tanto las nociones piagetianas del desarrollo cognitivo otras que se irán citando, puede encontrarse una panorámica
como las nociones freudianas del desarrollo emocional. De he- muy actual, por ejemplo, en el libro editado por Gregoris Simos
cho, tanto unos aspectos como otros se expresan en la conducta Cognitive behaviour therapy. A guide for the practising clinician
humana. Tal y como explica este autor, nuestros esquemas, que (30). En este libro se describen tratamientos para la depresión, el
forman nuestro conocimiento del estado del mundo, no sólo nos suicidio, los trastornos bipolares, la angustia, los trastornos obse-
ayudan a situarnos en el espacio y el tiempo, sino también a defi- sivo-compulsivos, la ansiedad, los trastornos de la conducta ali-
nir las expectativas sobre la situación presente. Esto es importan- mentaria, los trastornos de personalidad, el tratamiento del tras-
te en lo que concierne a la discrepancia y la interrupción, que son torno límite de la personalidad, los problemas de pareja y familia-
fundamentales para el inicio de los estados emocionales. res, y los problemas de niños y adolescentes.
Además, Mandler pone de relieve la imposibilidad de separar Morse (2002) (31), por ejemplo, utiliza la terapia cognitiva
la activación del sistema nervioso autónomo del procesamiento basada en la teoría de esquemas para el tratamiento del trastorno
cognitivo a la hora de explicar la experiencia emocional. Esta sín- límite de la personalidad, probablemente el trastorno más com-
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tesis permite superar uno de los grandes escollos de la psicología plejo. Explica que al enfocar los componentes cognitivos del tras-
cognitiva. Se trata del siempre amenazante dualismo mente-cere- torno límite, lo que define este tipo de trastorno es la naturaleza
bro en el que volvieron a caer los psicólogos cognitivos de la «pri- de los sistemas esquemáticos. El conjunto de esquemas se cons-
mera generación», ya que la metáfora de la computadora implica- truye a partir de la percepción que tiene una persona de los acon-
ba una analogía funcional con el software, tendiendo a «olvidar» tecimientos y constituye la base de las conductas negativas. Estos
el hardware. Se ha reclamado reiteradamente un nivel de discurso esquemas se desarrollan pronto en la vida y se mantienen a tra-
propio para la explicación de las entidades mentales, pero Riviè- vés de una serie de emociones y cogniciones negativas.
re (10) nos recuerda que dicho nivel de discurso no puede impli- A través de la identificación y la modificación de estos siste-
car una independencia total de lo biológico. En este sentido, pa- mas de creencias el paciente puede cambiar. Los esquemas pue-

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den ser activos o latentes. Uno de los primeros objetivos de la te- que considerar tantos aspectos necesita todo un arsenal de técni-
rapia cognitiva consiste en ayudar al paciente a identificar sus es- cas y una cuidadosa planificación de su uso. Morse ofrece ejem-
quemas y las situaciones, emociones o pensamientos que los ac- plos de casos y de tratamientos.
tivan. Para ello hay que enseñar a cada paciente a identificar y El trabajo de Morse nos da una idea de la complejidad y mul-
comprender los niveles de la cognición. Morse explica que hay titud de tratamientos posibles en el marco de las terapias cogniti-
que tener en cuenta tres niveles de cognición en el tratamiento vas y justifica el hecho de que no podamos entrar en detalle en
de cualquier trastorno de la personalidad. Los pacientes tienen ninguna de ellas. Nos limitaremos a exponer lo esencial de la teo-
que ser capaces de identificar todos los niveles para poder ayu- ría de Beck, reconocido como la figura de más peso en el campo
darse con la terapia. de las terapias cognitivas. De hecho, es interesante resaltar que
Uno de los medios más simples para recordar estos niveles es la introducción del libro de Simos al que nos hemos referido es
enseñar al paciente el símil del árbol. El primer nivel de cogni- de Beck.
ción es el del pensamiento automático. Es como las hojas y las Se suele considerar a Ellis y a Beck como los padres de las tera-
ramas del árbol, que son muy reactivas al medio. El segundo ni- pias cognitivas aunque, como explica Simos en el prefacio del libro,
vel de pensamiento se refiere a las creencias condicionales, que sólo se cita más a Freud que a Beck en la literatura psiquiátrica.
son como el tronco del árbol. Responden al medio, pero no de Por esta razón haremos una breve referencia al trabajo de Ellis y
manera automática, y necesitan un instrumento para cambiarlas. desarrollaremos con más detalles el enfoque teórico de Beck.
Son creencias condicionales que se presentan en forma de «si…, La aproximación de Ellis suele ser conocida como la terapia
entonces» y forman las conexiones entre los esquemas y los pen- racional emotiva, aunque posteriormente fue rebautizada como
samientos automáticos. El tercer nivel, el más profundo, es el de la terapia racional emotiva conductual al reconocer que contiene
los esquemas o conjunto de creencias a partir de los cuales se importantes elementos del entrenamiento conductual además de
construye toda la estructura de la personalidad. Estos pensa- los elementos cognitivos.
mientos son como las raíces del árbol. No se puede ver cuántos Ellis (22) propuso que la conducta inadaptada es el resultado
son ni sus tamaños ni sus formas. Filtran toda la información y de creencias irracionales. Sostenía que no es lo que nos ocurre lo
nutren los niveles superiores. Son tan viejos como el árbol, a lo que provoca los problemas psicológicos, sino más bien cómo lle-
largo de cuya vida se han ido desarrollando y modificando. Para gamos a entender estos acontecimientos. Las responsables de las
identificarlos y cambiarlos, a menudo es necesario desarraigar consecuencias de los acontecimientos son nuestras creencias. Por
todo el árbol. ejemplo, si un estudiante está convencido de que tiene que tener
El terapeuta tiene que averiguar cuáles son los esquemas que éxito en todo lo que hace para no ser un fracasado, es muy proba-
provocan los trastornos. Una vez identificadas estas creencias ble que se deprima si suspende un examen. En este tipo de terapia
tiene que ayudar al paciente a aprender a responder a estos pen- el terapeuta intenta ayudar al cliente a abandonar sus creencias
samientos. Antes de poder cambiar los esquemas identificados, irracionales y sustituirlas por otras más racionales. La terapia es
hay que estabilizar las emociones y la conducta del paciente. Para activa y directiva. La idea básica en la aproximación de Ellis es
ello se utilizan técnicas cognitivas estándar al nivel del pensa- cambiar las creencias irracionales del cliente y para ello puede
miento automático que permiten disminuir las respuestas que se provocar una confrontación. Se diferencia de la aproximación de
generan al nivel esquemático. De esta manera el paciente desarro- Beck en que es más colaborativa, ya que, en este caso, el terapeu-
lla habilidades para identificar las situaciones estresantes diarias ta no discute con el cliente sino que le ayuda a examinar las evi-
ante las que debe responder y disminuir la intensidad de sus reac- dencias a favor y en contra de sus creencias.
ciones. Para poder empezar a cambiar sus esquemas, el paciente ı
tiene que conseguir mantener «el presente en el presente» y «el ı
pasado en el pasado» porque es mucho más difícil cambiar es- modelo de Beck
quemas activados que esquemas latentes. ı
Además de los niveles de cognición hay que enseñarle al pa- El modelo cognitivo de la depresión de Beck (32-35) es espe-
ciente cuál es el desarrollo de los esquemas. Morse utiliza para ello cialmente interesante cuando se trata de mostrar el papel que
los estadios de Erikson y los de Piaget e indica que ciertas carac- desempeñan los esquemas en las terapias cognitivas. En efecto,
terísticas de los estadios, como por ejemplo el egocentrismo pro- uno de los conceptos específicos de dicho modelo es precisamen-
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pio del primer estadio, son también características de los trastor- te el concepto de esquema, que permite entender la organización
nos límite de la personalidad, lo que implica que este trastorno estructural del pensamiento depresivo.
puede ser debido a un problema de desarrollo. Morse establece Beck explica a través del concepto de esquema por qué el pa-
una tabla de paralelismos entre las características de los estadios ciente depresivo mantiene actitudes negativas, a pesar de la exis-
piagetianos y las de los trastornos límite de la personalidad con el tencia de aspectos positivos. Se trata de la conceptualización es-
fin de que tanto el terapeuta como el paciente puedan identificar pecífica que cada individuo hace de cualquier situación. Es decir,
el estadio de desarrollo en el cual se ha presentado el problema y una persona concreta tiende a categorizar de manera propia y
establecer un plan de tratamiento. Morse indica que el tratamien- constante determinados fenómenos, y la categorización personal
to de este trastorno no es extremadamente difícil, pero al tener se refleja en sus reacciones.

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En otras palabras, ciertos patrones cognitivos más o menos males y anormales. Es un modelo que implica componentes cog-
estables están en la base de las interpretaciones de situaciones de- nitivos, afectivos, motivacionales, conductuales y que preserva la
terminadas. Y estos patrones cognitivos estables forman precisa- unidad psicobiológica del organismo.
mente el esquema. Un individuo categorizará las experiencias se- El modelo de los modos quiere clarificar no sólo los trastor-
gún los tipos de esquemas que emplea. Un esquema activado por nos psiquiátricos sino también sus precipitaciones, oscilaciones y
estímulos específicos (p. ej., estímulos generadores de ansiedad) remisiones. Así, el concepto de modo resulta una expansión glo-
determinará la manera de reaccionar de este individuo en tales si- bal del concepto de esquema, ofreciendo una teoría integrada de
tuaciones. la personalidad y de la psicopatología.
Sin embargo, en los estados psicopatológicos se distorsionan Los modos se conciben como unidades estructurales y opera-
las interpretaciones que hacen los sujetos de determinadas situa- cionales de la personalidad que sirven para que el individuo se
ciones, de tal manera que dichas interpretaciones se ajustan a es- adapte a las circunstancias cambiantes. Los modos pueden dar
quemas inadecuados, y estos esquemas inadecuados se hacen cuenta de una variedad de funciones, desde las breves reacciones
paulatinamente dominantes. Estos esquemas idiosincráticos dis- en las situaciones de emergencia hasta los fenómenos más diver-
torsionantes pueden ser evocados por conjuntos de estímulos sos y duraderos como la depresión o el prejuicio.
cada vez mayores, impidiendo, de esta manera, el emparejamien- Está claro que la organización cognitiva en la depresión, por
to del esquema adecuado a una situación concreta. ejemplo, no puede reducirse a algunos esquemas simples, sino
Las técnicas de la terapia cognitiva tienen como objetivo acce- que consiste en un conjunto complejo que varía en distintas di-
der a la organización cognitiva del paciente. De esta manera, el te- mensiones como la accesibilidad o la intensidad. El conglomera-
rapeuta y el paciente pueden llegar a entender qué interpretación do de esquemas también contiene amplias categorías de creencias
hace éste último de la realidad y pueden intentar modificar los como la imagen del yo, las expectativas, los imperativos y los re-
significados inadecuados que se van identificando. Por lo tanto, cuerdos. El contenido de estas creencias varía en función de de-
los conceptos idiosincráticos, es decir, los esquemas personales, terminadas características como absoluto o relativo y condicional
forman el elemento central de dichas terapias con resultados muy o incondicional.
prometedores Desde el punto de vista funcional es más económico para el
En 1976 Beck publicó Cognitive therapy and the emotional di- organismo tener acceso directo y global a la organización subya-
sorders. Veinte años más tarde, en 1996, se publica Frontiers of cente de los sistemas cognitivos, afectivos y motivacionales rele-
cognitive therapy, un trabajo colectivo editado por Salkovskis (36) vantes que depender de un proceso lineal de esquemas individua-
en el cual se reconoce que la terapia cognitiva es la aproximación les y de creencias. Estos sistemas más amplios facilitan el proce-
psicoterapéutica más importante y más valida. Las investigaciones samiento en paralelo de manera que el organismo puede respon-
han dado como resultado el desarrollo y la ampliación de la teoría der casi inmediatamente a las variables relevantes de una situa-
pero no han cambiado lo fundamental. ción particular.
Beck utilizó durante décadas el concepto de esquema cogniti- Una nueva contribución a la teoría es el concepto de «esque-
vo negativo para explicar las disfunciones del pensamiento no ma orientativo», que consiste en una especie de algoritmo me-
sólo en la depresión sino también en otros trastornos (37, 38). El diante el cual se establecen las condiciones o circunstancias nece-
papel de los esquemas en la depresión y otras patologías ha tenido sarias para activar el modo. Así, una simple mirada a una figura
apoyo clínico y experimental. Haaga, Dyck y Ernst (39) han efec- amenazante puede provocar una evaluación simultánea de la re-
tuado una revisión de estos trabajos. levancia personal, del contexto, de los riesgos, de las estrategias
La formulación clínica original ha sido útil para entender y disponibles y de la predicción de las consecuencias del uso de
tratar los problemas psicopatológicos aunque, a lo largo de los cada una de ellas.
años, se ha puesto en evidencia que la teoría no explica del todo Los modos operan como procesadores de información tanto
muchos de los fenómenos clínicos y experimentales. De manera si se trata de acontecimientos externos como de factores neuro-
específica, hay problemas psicológicos que no son adecuada- endocrinos internos. Los individuos atienden continuamente a su
mente formulados a través del modelo de esquemas individuales. medio interno y externo. Cuando un conjunto particular de con-
Por esta razón Beck (40) propone una expansión de su modelo diciones se adecúa al algoritmo o activa el esquema orientativo
original. acoplado a un modo, entran en juego los esquemas cognitivos
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Al encontrar dificultades a la hora de acomodar varios fenó- que asignan el significado a la situación y ponen en acción, «car-
menos psicológicos y psicopatológicos al modelo simple de es- gan» como dice Beck, los sistemas afectivos, motivacionales y
quema: conductuales congruentes.
El contenido de los esquemas cognitivos consiste en reglas,
estímulo →esquema cognitivo →motivación →afecto →conducta creencias y recuerdos que moldean el flujo de la información en
los productos cognitivos, es decir, las interpretaciones, las predic-
Beck formuló la teoría de los modes (modos). La noción de ciones, las imágenes. El proceso cognitivo es por lo común in-
modo ofrece una explicación más completa de la complejidad, consciente pero el producto suele ser consciente. Los elementos
predecibilidad, regularidad y singularidad de las reacciones nor- conscientes son los elementos de los modos que pertenecen a la

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reflexión. El sistema consciente es el más flexible y adaptable de pliación de la teoría cognitiva original permite una mejor distin-
los sistemas y funciones de la personalidad. Corrige las operacio- ción entre procesos normales y anormales, y puede facilitar el re-
nes automáticas que entran en conflicto con los planes y valores finamiento de las estrategias de intervención.
conscientes, permite tener una perspectiva amplia de la situación
y es el responsable de los objetivos y estrategias a largo plazo.
Beck introduce la noción de carga para explicar los fenóme-
nos de activación y desactivación, sensibilización y desensibiliza- Modelos integrativos
ción. El concepto de carga permite entender como un modo par-
ticular se hace más activo por medio de situaciones estimulantes
y eclécticos
sucesivas hasta que domina el funcionamiento individual. La ı
construcción puede darse en circunstancias normales, como la ı
reacción hostil después de insultos repetidos, o a través de reac- Con la expansión de su modelo original Beck sigue la tenden-
ciones anormales como en la depresión clínica. cia general hacia modelos integrativos (41-52) (v. cap. 2).
La formulación de descarga y modificación de los modos dis- En una publicación muy reciente, Young (53) ofrece un aná-
funcionales, y de la construcción y el refuerzo de modos más lisis de su modelo integrativo denominado the schema-focused
adaptativos, puede clarificar los problemas de la remisión y recaí- model. No cabe duda alguna de que el concepto de esquema sigue
da, así como de la elección de la intervención más apropiada. El siendo fundamental en él. De hecho, se trata de una extensión
modelo también permite valorar distintas intervenciones tera- del modelo de Beck especialmente indicada para los pacientes con
péuticas y pone en evidencia la importancia de una aproximación trastornos de larga duración, cuyas características no les permiten
polifacética cuando se trata de trastornos complejos como la de- responder de manera adecuada a las terapias cognitivas estándar.
presión que requiere una combinación de terapias. El constructo Estos pacientes suelen tener problemas mal definidos, sus dificul-
ofrece, además, una explicación de las similitudes y diferencias tades en las relaciones interpersonales complican la colaboración
entre la terapia cognitiva y la farmacoterapia. La terapia cognitiva con el terapeuta, presentan una falta de flexibilidad y suelen evitar
es más eficaz cuando se trata de proteger contra la recaída por- las emociones, lo que impide el análisis de sus pensamientos, de
que modifica la estructura del modo. su afectividad y de su conducta.
El contenido indica de un modo particular si un individuo El modelo de Young (54), fruto de muchos años de trabajo clí-
está reaccionando de manera normal o debido a un tastorno clí- nico, incluye cuatro constructos: los esquemas básicos disfuncio-
nico. Un estado prolongado caracterizado por un contenido ex- nales que definen el trastorno de personalidad; los procesos esque-
tremo, fuera de la medida de las circunstancias y que no disminu- máticos que mantienen los esquemas disfuncionales; la evitación
ye con un cambio de dichas circunstancias, sugiere la presencia de de aquellos esquemas disfuncionales relativos a las estrategias cog-
un trastorno clínico. nitivas, emocionales o conductuales que impiden la activación co-
Cada uno de los trastornos clínicos puede describirse en tér- rrecta del esquema, y la compensación esquemática que se refiere
minos de un modo específico, con propiedades cognitivas, afecti- a las conductas o cogniciones excesivas orientadas a intentar com-
vas, motivacionales y conductuales idiosincráticas. Los síntomas pensar los trastornos provocados por los esquemas disfuncionales.
son manifestaciones de estas propiedades. Por ejemplo, en el En sus estudios clínicos Young ha identificado hasta 18 es-
modo depresivo hay preocupación por pérdidas (dimensión cog- quemas disfuncionales agrupados en dominios que se basan en
nitiva), tristeza (dimensión afectiva) y pasividad e inercia genera- necesidades infantiles básicas. Para la identificación de estos es-
lizada (dimensión conductual). Una función del modo depresi- quemas existen distintos instrumentos. Young utiliza varios cues-
vo es la conservación de los recursos y una función de la ansie- tionarios como, el Young Schema Questionnaire, cuyos items es-
dad es la autopreservación. tán directamente relacionados con los esquemas (55); el Multi-
Otros trastornos clínicos pueden también ser entendidos en modal Life History Inventory (56) o el Young Parenting Inventory
términos de los componentes de modos específicos. General- (52). Estos cuestionarios ayudan al terapeuta, a través del inven-
mente, sus funciones pueden considerarse aberraciones o exage- tario de los acontecimientos importantes de la vida del paciente, a
raciones de un proceso adaptativo normal. Los trastornos obse- generar hipótesis acerca de los orígenes y el desarrollo de los es-
sivo-compulsivos, los de la conducta alimentaria o la angustia, quemas disfuncionales. La integración de la información obteni-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

por ejemplo, pueden ser vistos de esta manera. da se hace en un especie de mapa, el Schema Conceptualization
En resumen, la formulación del concepto de modo puede Form (57), que guía al terapeuta en el complicado proceso de la
ofrecer una aproximación a una serie de cuestiones que concier- conceptualización del problema en términos esquemáticos y le
nen la relación entre varios sistemas psicológicos, la relación en- ayuda en la planificación de un tratamiento eficaz. Es importante
tre las funciones conscientes e inconscientes, las reacciones a va- que el paciente pueda entender la terapia y con este fin se ha pu-
riables endógenas o situacionales, los cambios en la intensidad y blicado un libro de autoayuda basado en el modelo que se titula
calidad de los estados afectivos, la relación de la personalidad Reinventing your life (58).
con la psicopatología y las diferentes respuestas de los trastornos En el trabajo más reciente de Young (53) puede encontrarse
psicológicos a la terapia cognitiva y a la farmacoterapia. Esta am- una descripción de las técnicas específicas de su modelo y un es-

| 390 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c22/ Teorías cognitivas
ı

tudio de los datos clínicos que confirman su validez. Se trata de paciente durante un tiempo determinado puede llevarle a la con-
un modelo integrativo prometedor, que utiliza el concepto de es- fusión (66). Así, además, puede estropearse el clima de confianza
quema como elemento unificador en un marco cognitivo-con- imprescindible en cualquier terapia. Por esta razón, conviene que
ductual. el terapeuta sea capaz de sintetizar de manera coherente distintas
Para concluir este capítulo, y en la línea de integración tera- aportaciones teóricas y utilizar este tipo de aproximación técnica
péutica, conviene volver a mencionar el modelo biopsicosocial con una cuidadosa planificación.
considerado como uno de los modelos más influyentes en psico- Con estos fines se han propuesto varios modelos basados en
patología (1). Hoy en día, superada la competencia entre los dis- los distintos estadios de la terapia (67-69). Egan (67), por ejem-
tintos modelos, se admite de forma generalizada que algunos as- plo, propone tres estadios implicados en la consecución de cam-
pectos de la experiencia humana se entienden mejor desde una bios en la conducta: exploración, interpretación y acción. Pro-
perspectiva específica mientras que otros se explicarán desde un chaska y Norcross (2) proponen cinco: la precontemplación, la
punto de vista diferente. Como lo señala entre otros Schneider contemplación, la preparación, la acción y el mantenimiento.
(59), nuestra comprensión tiene que basarse en diferentes niveles. Aunque no coincidan en el número de estadios, la mayoría de
El modelo biopsicosocial es una conceptualización de diferentes los autores sugieren que un enfoque humanista o psicodinámico
niveles de análisis que se opone al reduccionismo muchas veces puede ser más útil en los primeros, mientras que las técnicas cog-
imperante cuando se trata de buscar las causas bioquímicas de la nitivas y conductuales son más eficaces en los últimos. Este tipo
psicopatología (60). Es una perspectiva holista, cuyo reto consis- de modelos muestra cómo distintas orientaciones terapéuticas
te en entender la interacción de los distintos niveles y cómo los pueden ser adecuadas en diferentes estadios de la terapia y puede
cambios que se dan en uno se reflejan en otro. Por ejemplo, está ofrecer un apoyo a los terapeutas que optan por el eclecticismo.
demostrado que el hablar de acontecimientos estresantes se aso- Parece que el futuro de las terapias cognitivas se encuentra en este
cia con un mejor funcionamiento inmunológico (61). marco más amplio y flexible cuyo objetivo consiste en adaptarse a
Sin embargo, aunque el modelo biopsicosocial nos ayuda a la complejidad humana.
reflexionar en la psicopatología, la relación exacta entre los facto-
res biológicos, psicológicos y sociales queda aún por especificar. bibliografía
Si queremos formular aproximaciones terapéuticas basadas en el
1. Joseph S. Psychopathology and therapeutic approaches. An introduc-
modelo biopsicosocial, necesitamos plantear hipótesis acerca del
tion. Nueva York: Palgrave, 2001.
tipo de interacciones entre los distintos factores que puedan pro-
2. Prochaska JO, Norcross JL. Systems of psychotherapy: a transtheore-
ducir patologías. Un ejemplo de esta aproximación es el modelo tical analysis. Monterrey: Brooks/Cole, 1999.
de depresión de Dinan (62, 63), donde se sugiere que un bajo ni- 3. Ryle A. Cognitive analytic therapy: active participation in change. Chi-
vel de los neurotransmisores serotonina y noradrenalina puede chester: Wiley, 1990.
ser una causa próxima de la depresión pero que el bajo nivel de 4. Brewin CR. Cognitive foundations of clinical psychology. Londres: LEA,
estos neurotransmisores puede haber sido causado por aconteci- 1988.
mientos estresantes más lejanos en los que intervienen factores 5. Mayer RE. The promise of cognitive psychology. San Francisco: Free-
cognitivos. Estas sugerencias necesitan una amplio trabajo de in- man, 1981.
vestigación y las aproximaciones psicoterapéuticas basadas en 6. Erdelyi MH. Psychoanalysis: Freud’s cognitive psychology. Nueva York:
Freeman, 1985.
este tipo de modelo integrativo están todavía en sus inicios.
7. Caparrós A. Los paradigmas en psicología. Barcelona: Horsori, 1980.
La elección de un tipo de terapia es un problema ético impor-
8. Neisser U. Cognitive psychology. Nueva York: Appleton-Century-Crofts,
tante (1). Está claro que las evidencias científicas tienen que ser el
1967.
criterio clave a la hora de saber qué tipo de tratamiento funciona 9. Bartlett FC. Remembering: a study in experimental and social psycho-
para un problema específico. Sin embargo, mientras algunos logy. Cambridge: Cambridge University Press, 1932.
como Bozarth (64) dudan de la existencia de tales evidencias, 10. Rivière A. El sujeto de la psicología cognitiva. Madrid: Alianza, 1987.
otros indican que las investigaciones basadas en el modelo médi- 11. Horowitz MJ. Psychodynamics and cognition. Chicago: University of
co no garantizan que una intervención terapéutica particular fun- Chicago Press, 1988.
cione siempre para todo el mundo. Los métodos de investiga- 12. Mandler G. Mind and emotion. Nueva York: Wiley, 1975.
ción no siempre son capaces de detectar si un pequeño número 13. Mandler G. Mind and body: psychology of emotion and stress. Nueva
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

de personas a las cuales se ha dado un fármaco que por lo general York: Norton, 1984.
14. Mandler G. Cognitive psychology: an essay in cognitive science. Hills-
suele funcionar empeoran por haberlo tomado. Pero, tal como
dale: Erlbaum, 1985.
indica Palmer (65), todas las terapias son potencialmente peligro-
15. Rosenfield I. The invention of memory. Nueva York: Basic Books, 1988.
sas en la medida en que pueden exacerbar los problemas.
16. Edelman G. Neural Darwinism. Nueva York: Basic Books, 1987.
En cuanto a los terapeutas que trabajan de manera ecléctica, 17. Marty G. Teoría de esquemas en psicología. Palma de Mallorca: Prensa
muchos de ellos lo hacen de manera no estructurada, utilizando Universitaria, 1989.
una mezcla de distintos enfoques sin coherencia teórica. El eclec- 18. Lazarus A. Behavior therapy and beyond. Nueva York: McGraw-Hill, 1972.
ticismo técnico es relativamente ateórico y, aunque pueda ser 19. Kelly G. The psychology of personal constructs. Nueva York: Norton,
apropiado en algunos contextos, trabajar de esta manera con un 1955.

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases psicosociales | 391 |


|
G. Marty Broquet
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| 392 | Tratado de Psiquiatría


Como veremos más adelante, son muchos los psicoanalistas

/capítulo23/
actuales que, a la hora de aplicar el modelo dinámico a la psi-
quiatría, se interesan menos en el aspecto «intrapsíquico» (pro-
veniente de la teoría «económica» de Freud) y se adscriben pre-
ferentemente a la aproximación de la escuela británica de psico-
análisis que comporta un mayor interés por las llamadas «rela-

Psicoanálisis ciones objetales». En consecuencia, hoy se perfila una «teoría


relacional» (2-5).
ı
y escuelas dinámicas ı
evolución del interés por lo dinámico
en el comportamiento humano
J. Guimón ı
Hasta cierto punto, ya en la «paleopsiquiatría» ciertas prácti-
cas religiosas alentaban lo que ahora consideramos un enfoque
psicodinámico del tratamiento de las enfermedades mentales. En
la antigua civilización egipcia, la interpretación de los sueños se
Psicoanálisis como ciencia utilizaba también como técnica terapéutica. Se diferenciaba de la
ı actual interpretación psicoanalítica en que, en aquella época, los
ı sueños se relacionaban con el futuro, mientras que en el psico-
modelo psicoanalítico análisis se refieren a experiencias pasadas. En el siglo XIX, perso-
ı najes peculiares como Gall y Spurzhein (con sus doctrinas sobre
En un intento de hacerla compatible con la investigación empí- la frenología) o Messmer (el padre de la hipnosis) propusieron vi-
rica, Edelson (1) formuló la teoría psicoanalítica, enumerando las siones psicológicas de los trastornos mentales y de su tratamiento.
siguientes afirmaciones: a) todo contenido mental que no tiene Sin embargo, es sin duda a partir de Freud que la concepción
sentido pide una explicación; b) los procesos mentales tienen un «dinámica» sobre los trastornos psíquicos adquiere su máxima
propósito; c) no puede haber contenidos mentales sin sentido, sin importancia. El psicoanálisis cambió el mundo: la educación, el
propósito inconsciente; d) la relación entre los contenidos menta- arte, los comportamientos sexuales. La comprensión de la mane-
les sin sentido y los propósitos inconscientes está gobernada por el ra en que el ser humano hace frente a sus enfermedades y a quie-
«proceso primario»; e) por lo menos uno de los propósitos in- nes las tratan se vio igualmente enriquecida por el pensamiento
conscientes con el que está relacionado un contenido mental in- psicoanalítico, y hoy en día no es posible encontrar un solo médi-
consciente tiene como finalidad o resultado la expresión o la grati- co que no recurra a él (aunque con frecuencia lo ignore) a la hora
ficación de los impulsos o deseos sexuales y hostiles; f) tales impul- de explicar el componente emocional en la etiología de una en-
sos sexuales u hostiles tienen su origen en la vida infantil, en la que fermedad o los aspectos relacionales de un procedimiento tera-
están representados en la vida psíquica por fantasías, que desde péutico.
entonces se han vuelto relativamente inaccesibles a la conciencia; Estudios realizados recientemente tanto en países muy de-
g) si la gratificación de un impulso sexual u hostil es impedida por sarrollados, como Alemania (6), Estados Unidos (7) y Suiza (8),
un obstáculo, la secuencia orientada hacia un fin conduce a una como en otros de menor desarrollo, como Turquía (9), muestran
fantasía de gratificación, y h) no puede haber contenido mental sin que la población general considera que los problemas psicológi-
sentido en ausencia de un conflicto intrapsíquico inconsciente. cos desempeñan un papel decisivo en la génesis de los trastornos
Por otra parte, para que una psicoterapia sea considerada «di- mentales. En lo que se refiere a tratamientos, el público tiene
námica», se acepta que debe, en todo caso, reconocer la impor- marcada preferencia, en sus creencias y representaciones, por el
tancia del inconsciente y de la transferencia. Además, la psicote- uso de la psicoterapia (10). De hecho existe un sector del públi-
rapia dinámica acepta los «conflictos» que surgen entre los deseos co, particularmente entusiasta (11), al que se ha llamado «los
y las defensas, entre diferentes partes de la personalidad y entre los amigos y paladines de la psicoterapia».
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

impulsos y la realidad externa. Considera igualmente conceptos Sin embargo, en ciertos medios, la utilidad del tratamiento
tales como «determinismo psíquico», «déficit en las estructuras psicoanalítico de los trastornos mentales se pone seriamente en
intrapsíquicas» o «relaciones de objetos internos». La psicoterapia tela de juicio. La responsabilidad de la caída del prestigio del psi-
dinámica se centra más en los fantasmas, los sueños, los miedos, coanálisis como técnica terapéutica nos incumbe, en parte, a los
las esperanzas, las pulsiones, los deseos y la imagen de uno mismo psicoanalistas que hemos pretendido durante décadas emplearlo
que en la descripción meticulosa de la conducta observable. In- sistemáticamente en ciertas indicaciones inadecuadas (a causa del
corpora, con todo, concepciones y procedimientos provenientes furor curandis), a la vez que nos mostrábamos enérgicamente en
de modelos diferentes como el conductismo, el cognitivismo y la contra de someter nuestra teoría y nuestra práctica a un examen
teoría general de sistemas (v. caps. 21 y 22). científico minucioso.

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases psicosociales | 393 |


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J. Guimón
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En realidad, para los enfermos psiquiátricos el psicoanálisis se psicoanalíticas discrepantes, el problema es mayor cuando nos
revela largo y doloroso, y sus resultados son difíciles de evaluar. referimos a explicaciones alternativas provenientes de otras
Aun cuando para ciertos diagnósticos el análisis representa toda- ciencias».
vía una de las mejores indicaciones, los pacientes piden un alivio Kandel (citado por Fonagy [15]) cree, en cambio, que, lejos
rápido de su sufrimiento y, para la mayoría de los trastornos, los de ser una amenaza para el psicoanálisis, una integración más es-
fármacos y determinadas terapias no analíticas ofrecen resultados trecha con la psiquiatría biológica podría reforzar las abundantes
sintomáticos más evidentes. Pero no es menos cierto que una ac- introspecciones (insights) del psicoanálisis. Basa su argumento en
titud informada desde un punto de vista dinámico es beneficiosa ciertos principios generales (15). Por una parte, todas las funcio-
para la mayoría de los pacientes psiquiátricos. nes de la mente reflejan funciones del cerebro, pero Kandel de-
Al igual que todas las materias humanas, la ciencia está, de to- muestra de forma convincente que la habilidad de un gen deter-
das formas, sujeta a las influencias de modas y a los factores eco- minado para controlar la producción de proteínas específicas en
nómicos. En este sentido, sea a causa de las nuevas clasificacio- una célula está sujeta a factores ambientales, y el hecho de que tan
nes psiquiátricas que subrayan más bien los síntomas que la per- sólo el 10-20 % de los genes sean transcritos o expresados en cada
sonalidad de fondo de los pacientes o por factores económicos célula deja mucha capacidad explicativa a los factores sociales;
(12), la psicoterapia individual a largo plazo se encuentra hoy en «por otra parte, los genes pueden contribuir a la enfermedad
día desvalorizada (13). El psicoanálisis ya no es, tampoco, como mental, pero la conducta en sí también puede modificar la ex-
hace algunos años, el modelo alrededor del cual se desarrolla la presión genética. En efecto, estudios de aprendizaje en animales
mayor parte de la formación de los profesionales en salud mental. simples han demostrado que la experiencia puede producir cam-
Se busca ofrecer terapias «rentables» (conductuales, cognitivas) bios duraderos en la eficacia de las conexiones neurales mediante
con la ayuda de un personal poco formado, apoyado por supervi- la alteración de la expresión genética. Estas interacciones sugieren
siones ocasionales. que las distinciones tradicionales entre trastornos funcionales y
Por otra parte, desde el punto de vista teórico, el modelo psi- orgánicos no se sostienen. Hay que preguntarse cómo los proce-
coanalítico atraviesa por una crisis en las últimas décadas. Fonagy sos biológicos modulan los sucesos mentales y cómo la estructu-
y cols. (14), revisando el Social Science Citation Index, vieron que ra biológica es modulada por los factores sociales». Según Kandel,
las dos revistas psicoanalíticas más importantes (International la importancia de un psicoanálisis científico reside en la búsque-
Journal of Psychoanalysis y The Journal of the American Psycho- da de respuesta a la segunda de estas preguntas.
analytic Association) eran citadas por otras revistas mucho me- A pesar de las críticas, la teoría psicodinámica sigue próspera
nos que las revistas importantes de psiquiatría o psicología, lo que (13). Las contribuciones de las escuelas modernas de teoría diná-
era un indicio de que el impacto científico del psicoanálisis sobre mica son importantes y abundantes. Existen numerosas elabora-
otras disciplinas puede estar en declive. Ello no se debía a que los ciones, modificaciones y mejoras de las teorías originales de
no analistas (que publican en revistas de estudios psiquiátricos) Freud sobre la personalidad, y algunas de ellas han obtenido ex-
estén menos interesados que hace unos años, sino que fueron celentes resultados en sus aplicaciones clínicas.
precisamente los psicoanalistas quienes citaban poco a sus colegas ı
en las revistas psicoanalíticas. Puede argumentarse que las impor- ı
tantes escuelas psicoanalíticas que surgieron a lo largo de la últi- ¿eclecticismo o sincretismo?
ma mitad del siglo XX se están fragmentando: «los psicólogos del ı
yo ya no son psicólogos del yo; los winnicottianos ya no son sólo En las últimas décadas se ha podido constatar que algunos
winnicottianos; los psicólogos del self se han fragmentado; los factores comunes pueden explicar la mayoría de los beneficios de
kleinianos-bionianos cada vez tienen menos en común más allá las intervenciones psicoterapéuticas. La orientación teórica de
de estos dos gigantes en el campo; los partidarios de Anna Freud los clínicos tan sólo explica de forma parcial lo que hacen en su
fueron probablemente, ya incluso durante su vida, un grupo im- trabajo ya que, con frecuencia, los terapeutas eficaces utilizan una
probable; y los interpersonalistas nunca tuvieron un tema cohe- mezcla de ingredientes terapéuticos comunes, que justifican des-
rente más allá de la cita de Harry Stack-Sullivan (…). En ausencia pués utilizando la jerga de sus modelos teóricos. Los estudios em-
de un lenguaje común, nos vemos forzados a ocupar un territorio píricos demuestran (16), por ejemplo, que los diferentes modelos
intelectual cada vez menor (…). Finalmente, nos quedaremos so- de psicoterapia conducen, desde un punto de vista sintomático,
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

los, protegiendo ferozmente nuestra parcela psicoanalítica per- más o menos al mismo resultado. Se ha propuesto por lo tanto un
sonal» (15). modelo «genérico» (17), basado en datos universales de todas las
Fonagy señala, por otra parte, que los psicoanalistas, al discu- psicoterapias, con independencia de su orientación teórica (18).
tir sobre datos obtenidos en sus investigaciones, no se plantean la La mayoría de esos factores terapéuticos comunes provienen
consideración seria de explicaciones alternativas procedente de de las orientaciones psicoanalíticas. En cualquier caso, la orienta-
marcos teóricos diferentes del que adoptan. No hay —dice— ción dinámica permite un enfoque genérico adecuado, un mo-
«una tradición de estudios psicoanalíticos comparativos, don- delo conceptual coherente para todos los otros tratamientos (far-
de los marcos alternativos sean considerados uno al lado del macológicos, cognitivo-conductuales, sistémicos, etc.) que se pres-
otro dentro de un contexto específico. Si eso ocurre con teorías criben (19), porque los conceptos de inconsciente, transferencia,

| 394 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c23/ Psicoanálisis y escuelas dinámicas
ı

mecanismo de defensa, etc., son centrales para cualquier terapia, la relación terapéutica, la sugestión y la manipulación de las ex-
sea en el hospital o en los centros ambulatorios. pectativas del paciente respecto de la mejoría de sus problemas
No es pues de extrañar que, pese a las críticas comentadas, desempeñan un papel importante. De forma progresiva, la te-
un amplio porcentaje de los psicoterapeutas de todo el mundo se rapia de conducta ha empezado a tener en cuenta las creencias,
siga adscribiendo a orientaciones psicodinámicas. Así, un estudio los pensamientos, las cogniciones y los sentimientos de los pa-
llevado a cabo con 4.000 profesionales del ámbito de la salud cientes.
mental (20) ha mostrado que la mitad de los psiquiatras, así como Por su parte, la terapia de familia fue iniciada ya por autores
una cuarta parte de los psicólogos y de los trabajadores sociales, se de orientación analítica, pero es cierto que, como hemos comen-
han identificado con una orientación psicodinámica pura. El tado, determinados elementos procedentes de la teoría general de
40 % restante tenía una actitud ecléctica o integrativa. Este último sistemas pueden considerarse (23) aportaciones originales: el
dato se explica porque en numerosos centros de asistencia comu- principio de «equifinalidad» (24), el concepto de estado estable de
nitaria hay profesionales con orientaciones muy diversas (farma- Von Bertalanffy (25), el concepto de «negantropía», etc. Ciertos
cológica, psicodinámica, conductual, cognitiva, etc.) que han to- aspectos teóricos y técnicos del enfoque sistémico provienen del
mado conciencia del hecho de que no puede aplicarse de forma psicoanálisis: existe un paralelismo entre la idea de los «secretos
adecuada un solo enfoque a todos los problemas y de que los re- de familia» y el inconsciente freudiano; la técnica de la «reformu-
sultados de las diferentes técnicas son comparables. Ello les ha lle- lación» (que subraya las connotaciones positivas de mensajes ne-
vado a la búsqueda de componentes comunes entre las diferen- gativos) ya había sido utilizada en psicoterapia con el fin de faci-
tes técnicas y a la puesta en evidencia de la importancia de las ca- litar la aceptación de una interpretación difícil de asumir, ense-
racterísticas del paciente y de la relación terapéutica. ñando su lado más «digerible»; la «prescripción del síntoma» se
El acercamiento ha sido particularmente importante entre utilizaba ya con frecuencia en psicoterapia analítica en la lucha
los psicoterapeutas dinámicos y los cognitivo-conductuales. En contra las «defensas masoquistas»; la recreación de conductas
realidad, en una encuesta de Dies (21), el 30 % de los terapeu- más apropiadas que las que se manifestaron (sculpting) en una
tas cognitivo-conductuales decía que se interesaba por la trans- situación determinada proviene del psicodrama, etc.
ferencia y la contratransferencia (en comparación con el 88 % A la larga, con frecuencia ha ocurrido que se adopten pro-
de los clínicos de orientación psicodinámica) y el 20 % tenía en gramas terapéuticos en los que figuran actividades que siguen
cuenta los procesos mentales latentes (en comparación con el orientaciones variadas, a veces realizadas por terapeutas diferen-
82 % de estos últimos). Este acercamiento se irá intensificando. tes, en un enfoque plural en el sentido que le da Juan Coderch (4).
En efecto, al principio de su desarrollo, estas terapias no se in- Un enfoque ecléctico, que consiste en utilizar técnicas provenien-
teresaban en absoluto por la black box; hoy en día, en cambio, tes de diferentes sistemas de pensamiento psiquiátrico sin adoptar
los terapeutas cognitivo-conductuales se interesan por la trans- la totalidad del sistema de cada uno de ellos, puede desembocar
ferencia, por la contratransferencia y por otros procesos diná- en cierta confusión en el plano teórico. No obstante, en la prácti-
micos. ca, los enfoques terapéuticos se tornan cada vez más eclécticos
Al estudiar la literatura médica sobre el tema (22), se consta- cuando los diversos sistemas pierden su novedad y muestran, a
ta que, aunque durante la década de 1960 los terapeutas conduc- la luz de los progresos del conocimiento científico, sus propios
tuales trataban la ansiedad a partir de un modelo de «estímulo- límites. Es entonces cuando surge, de una manera totalmente
respuesta», pronto vieron que ni la hipótesis de la extinción por pragmática, el interés que existe en aplicar estos conocimientos a
exposición, ni las formulaciones cognitivas explican fenómenos campos concretos.
tales como la mejoría por abreacción de ciertos cuadros neuróti- ı
cos, la aparición de verdaderas crisis de ansiedad agudas en cier- ı
tos pacientes a lo largo del entrenamiento autógeno o la tenden- necesidad de integración
cia de ciertos fóbicos a buscar los objetos llamados «objetos ı
acompañantes». Para explicar estos fenómenos, tuvieron que re- Refiriéndose al psicoanálisis, Fonagy (15) subraya la necesi-
ferirse al inconsciente. La ansiedad está relacionada con terrores dad de aumentar nuestra sofisticación concerniente a las influen-
internos que se apaciguan con la remisión del síntoma, pero que cias sociales. El foco clásico del psicoanálisis era lo intrapsíquico,
persisten si no se enfocan de una manera más global. Ignorar el self individualizado. Al principio las explicaciones relacionales
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esta visión interna o psíquica de la ansiedad y reducirla a fenó- se limitaron a menudo a culpabilizar a la madre de las dificultades
menos observables o a los «sucesos internos» es simplificarlos de del hijo, aunque posteriormente se fue admitiendo que las in-
manera excesiva. fluencias entre el niño y el ambiente son recíprocas.
Los autores cognitivo-conductuales han debido, por lo tan- Con algunas notables excepciones que comentaremos en otro
to, aceptar el rol desempeñado por lo que han llamado con pudor apartado (26-29), el contexto cultural y social más amplio en el
«los sucesos privados» en la génesis de los síntomas y el desarrollo que se desarrollan las relaciones de objeto es ignorado por los teó-
de los tratamientos. Se ha visto que, en la práctica, la terapia de ricos psicoanalíticos. Al generalizar los modelos individualizados
conducta estaba de hecho muy cerca de ciertas psicoterapias de a otras culturas, Fonagy dice acertadamente: «podemos estar ig-
orientación psicoanalítica. Se ha demostrado que factores como norando hasta que (…) en culturas no occidentales, el self rela-

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cional está mucho más ampliamente representado que el self in- vicisitudes instintivas
dividualizado. El self relacional se caracteriza por límites self-otro ı
más permeables y fluidos y por un énfasis en el control social en el El pensamiento psicoanalítico se basa en una teoría sobre los
que está incluida la persona pero que va más allá de ella. La uni- instintos. La primera propuesta de Freud sobre el aparato psíqui-
dad de identidad para el self relacional no es una representación co, que sigue en buena parte dominando el pensamiento psico-
interna del otro o su interacción con un ideal del yo, sino más analítico, supone (33) que el comportamiento humano puede ser
bien la familia o la comunidad. En las teorías psicoanalíticas tra- representado como el resultado de un sistema de energía (teoría
dicionales, por ejemplo, una persona excesivamente dependien- «económica»). Esta energía surge principalmente de los instintos
te de, e influenciada por, cambios momentáneos en sus expe- sexuales y su representación mental recibe el nombre de «libi-
riencias interpersonales puede ser considerada inmadura o in- do». Puede variar en intensidad incluso en el mismo individuo;
cluso patológica. Sin embargo no hay nada universal acerca de está siempre presente, incluso en la primera infancia; no se limita
este punto de vista del self. Estas ideas han surgido sólo de forma sólo a los órganos sexuales, sino que se vincula sucesivamente a
gradual incluso en el mundo occidental a lo largo de los últimos una variedad de zonas del cuerpo relacionadas con la nutrición, la
200 o 300 años». excreción y también la procreación. La vinculación a una de esas
Para Fonagy, la ausencia de sofisticación psicoanalítica res- zonas determinará el carácter del individuo por un proceso que se
pecto del ambiente social representa un reto importante para la llama «fijación». Posteriormente Freud también aceptó la exis-
evolución del psicoanálisis más allá de la cuestión de su estatus tencia de un instinto agresivo cuya representación mental recibió
científico. En cualquier caso, dada la naturaleza intensiva del tra- el nombre de tanathos que, aunque fue muy discutida, es parte
tamiento psicoanalítico, su influencia siempre estará reducida a fundamental de la aproximación de «las relaciones objetales»,
un número relativamente pequeño de individuos que puedan be- muy en boga hoy en día en el pensamiento dinámico.
neficiarse de esta forma intensiva de psicoterapia. Según Freud, la realidad exterior y el mundo interior de
cada individuo se combinan para determinar cada una de nuestras
acciones. Las primeras experiencias infantiles son trascendentales
para entender la conducta adulta. En efecto, el niño llegaría al
Teoría psicoanalítica mundo siendo una criatura cargada de impulsos libidinales que
ı persiguen su descarga para la obtención de placer. Esa tendencia,
ı que denominó «principio del placer», representaría la búsqueda
Corresponde a Freud el mérito de haber profundizado en los por mantener la cantidad de excitación sentida a nivel tan bajo y
aspectos afectivos y relacionales de la personalidad, elaborando constante como fuera posible. Un estímulo provocaría un dis-
una doctrina original que ha transformado la psicología. placer y la tendencia a disminuir la tensión conduciría a la bús-
ı queda de satisfacción inmediata, a través de una reducción de
ı tensión. En el niño pequeño la búsqueda de la satisfacción se rea-
psicoanálisis freudiano liza incluso por medios inadecuados (llorar para descargar la ten-
ı sión producida por la sensación de hambre) o fantasmáticos. Este
A través del análisis de las vivencias traumáticas, puestas de modo de satisfacción caracterizaría el llamado «proceso prima-
manifiesto con la hipnosis, Freud observó que tenían preferente- rio», modo de funcionamiento psíquico propio de la vida onírica
mente un contenido sexual y que no eran recordadas consciente- y presente también en la vida mental del psicótico y en determi-
mente por el sujeto. De regreso a Viena, trabajó con Breuer en nados momentos de la creatividad artística.
este campo y llegó pronto a la conclusión de que para explorar ese La otra parte de la teoría de los instintos adquiere un tono ne-
campo del subconsciente (noción que existía ya en los autores an- tamente relacional. Los obstáculos impuestos por la realidad a la
teriores a Freud) resultaba más útil el diálogo con el paciente, tal satisfacción inmediata de los deseos obligarían al aparato psíqui-
como preconizaba Bernheim, con quien también trabajó en co a adecuar su modo de acción a esas exigencias, sometiéndose al
Francia. Con ello inauguraba la primera psicología de tipo rela- «principio de realidad». La acción se caracteriza así por las nor-
cional. mas de eficacia, juicio, elección y decisión, propias del llamado
Freud modificó esta técnica del diálogo existente introdu- «proceso secundario» prevalente en la actividad vigil. La sublima-
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ciendo la asociación libre y el análisis de los sueños. Entre los ción de los instintos reprimidos residiría en el origen de la génesis
años 1900 y 1910 desarrolló en sus obras un conjunto de nocio- de la cultura.
nes, algunas más marcadas por su formación médica pero otras Entre 1900 y 1910, Freud desarrolló la teoría de que la libido
de un neto contenido relacional. Así formuló la teoría de la se- se deposita o sobre el propio self (libido «narcisista») o sobre los
xualidad y describió los complejos de Edipo y de castración (30). demás «objetos», es decir personas, cosas, valores (libido «obje-
En la década de 1910 a 1920 formuló su teoría de la personali- tal»). En ese concepto de «objeto» introduce más claramente la
dad e inició el estudio de la transferencia (31). Desde 1920 hasta noción de relación con los demás. Freud describió, asimismo, las
su muerte desarrolló la técnica psicoanalítica y estudió el instin- vicisitudes de las relaciones afectivas de los niños con sus padres,
to de muerte (32). que incluyen los denominados «complejos» de Edipo (deseos

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eróticos hacia el progenitor del sexo opuesto y hostilidad hacia el nes superyoicas, internas, además del natural displacer, produce
del mismo sexo y los deseos contrarios en el llamado «Edipo in- una satisfacción: el yo se siente exaltado y considera un acto meri-
vertido») y de «castración» (temor a ser castigado como conse- torio su renuncia a la pulsión instintiva. Pero, además de las nor-
cuencia de esos deseos). mas represivas, el superyó contiene una diferenciación del yo, el
En la última etapa de su vida Freud habló de un «instinto de «ideal del yo», creado a base de la autoobservación y la concien-
muerte» como una necesidad básica (biológica) del ser humano cia. Se acepta que, pese a ser en casi su totalidad inconsciente, el
de buscar un descenso de su estado de tensión. Progresivamente fue superyó es consciente o al menos preconsciente en esas funciones
adjudicando un papel más importante a ese instinto en fenómenos del ideal del yo.
tales como el juego de los niños, los sueños repetitivos que se pro- ı
ducen después de algunos sucesos traumáticos y la «transferencia». ı
ı mecanismos de defensa
ı ı
aparato psíquico. La segunda tópica El yo puede defenderse contra los peligros que experimenta
ı en su relación con el exterior mediante mecanismos de huida o
Tras el primer modelo de personalidad (primera «tópica») intentando cambiar el mundo externo. Pero estas reacciones no le
propuesto por Freud como constituido por una zona «conscien- son útiles para defenderse de los peligros de los contenidos del
te» y otra «inconsciente», el propio Freud propuso una nueva ello (las pulsiones). Por consiguiente necesita mecanismos psi-
definición del aparato psíquico (segunda «tópica»), que estaría cológicos de defensa. Estos mecanismos inconscientes se hallan
formado por tres «instancias». La primera de ellas, el ello, sería la en menor o mayor grado en todas las personalidades y colorean la
forma primitiva y original del aparato psíquico, que contendría actividad del ser humano. Sólo adquieren carácter patológico
la energía libidinal (sexual y agresiva) primero y los productos del cuando se repiten de manera compulsiva o cuando persisten en
rechazo después. Gobernado por el principio del placer a través edades en las que no son ya necesarios. En la patología psíquica
del proceso primario, el ello sería en su totalidad inconsciente. los mecanismos de defensa se distribuyen de manera característi-
Hasta aquí lo modelos se basan en esquemas biológicos, pero ca para las distintas enfermedades.
el medio ambiente aparece al explicar cómo las otras dos instan- Entre los mecanismos descritos por Freud («fijación», «regre-
cias se diferencian a partir del ello en el curso del desarrollo. En sión», «rechazo», «aislamiento», «anulación retroactiva», «forma-
efecto, el aparato psíquico, en contacto con la realidad, elabora el ción reactiva», «transformación en su contrario», «somatiza-
yo, que es como una diferenciación de las capas más superficiales ción»), la fijación, la regresión y la somatización tienen más que
del ello. El yo actúa adaptándose al principio de realidad a través ver con el desarrollo libidinal narcisista que con la relación objetal.
del proceso secundario. No todo el yo es consciente, ya que ele- Otros mecanismos de defensa, en cambio, implican un con-
mentos del ello pueden introducirse en el yo (en forma de instan- texto relacional. La «proyección» consiste en la exteriorización en
cias rechazadas insuficientemente) y quedar «preconscientes». el mundo circundante de los sentimientos y pensamientos que
Asimismo, los llamados mecanismos de defensa empleados por el nos pertenecen y que nos vuelven como si fueran extraños. La
yo suelen ser inconscientes. Las funciones del yo son varias: fun- «introyección», al contrario que la proyección, nos permite, de un
ciones instrumentales (inteligencia, memoria, gnosia, praxias), modo fantasmático, pasar de «fuera» a «dentro» determinados
funciones autónomas (motilidad voluntaria, capacidad de evitar objetos o cualidades inherentes a esos objetos. Se halla muy pró-
tensiones excesivas, capacidad adaptativa), etc. Existe, asimismo, xima a la «identificación», que es el proceso por el que asimilamos
en el yo un a modo de «yo corporal» o representación fina del pro- un aspecto, una propiedad, un atributo del otro y nos transfor-
pio cuerpo, en muchos aspectos equiparable a la noción de es- mamos, total o parcialmente, según ese modelo. Sin proyección o
quema corporal. En resumen, pues, el yo tiene una función de sín- introyección no habría una identificación válida y tan necesaria
tesis: debe mediatizar las relaciones del sujeto con el mundo exte- para el desarrollo del niño. La «sublimación» es la desviación de
rior a la vez que controlar las exigencias instintivas (decidiendo si tendencias instintivas hacia fines altruístas y espirituales.
un deseo debe satisfacerse y, en caso afirmativo, cómo y cuándo). ı
Como una diferenciación más tardía del yo, surge el «super- ı
yó». Contiene, en primer lugar, fuerzas represivas que se oponen la psicopatología según Freud
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a la gratificación incondicional de los deseos. El «superyó» es la ı


norma interiorizada. Freud lo hace datar de la época postedípica Freud consideró que la angustia era una respuesta a peligros
en la que, rechazados los deseos incestuosos, se realiza una iden- externos (angustia «realista u objetiva») o internos (angustia
tificación con el padre. Lo que se incorpora no es la persona del «neurótica»). Según la primera explicación que propuso, cuando
padre sino el superyó del padre, quien lo incorpora a su vez del suyo. tales peligros sobrepasan la capacidad de elaboración del indivi-
Otros autores, como Melanie Klein, creen ver en épocas preedípi- duo, producen una descarga en forma de angustia automática (o
cas rudimentos del superyó. «primaria»). Según una segunda interpretación, la percepción de
Mientras que la renuncia a la satisfacción de los deseos por peligro haría que el yo produjera una ansiedad «señal», como
exigencias externas sólo produce desagrado, la renuncia por razo- alerta, que pondría en marcha los mecanismos de defensa.

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En relación con la primera hipótesis, netamente biologista Para los autores de la escuela británica, seguidores de Melanie
(1894), Freud, cuando mantenía el llamado «modelo económico» Klein, existen diversos peligros para el bebé: algunos provenientes
del psiquismo, consideró que la neurosis de angustia sería causa- de las ansiedades de diferenciación-indiferenciación; otros prove-
da por una insatisfacción de la libido que, al no encauzarse natu- nientes de persecuciones —internas o externas a nuestro organis-
ralmente en el acto sexual (por abstinencia o coitus interruptus), mo— y finalmente otros producidos por experiencias de pérdida
derivaría hacia la formación de angustia. Hacía así una descrip- y culpa. Cada una de esas situaciones puede dar lugar a distintas
ción etiológica de la angustia, recogiendo, de alguna manera, las ansiedades, fantasías inconscientes y mecanismos de defensa.
concepciones de la anteriormente mantenida «teoría espinal de la Las ansiedades de diferenciación —que en ocasiones se llaman
neurosis», que suponía la existencia de trastornos funcionales en confusiones «primitivas»— tienen que ver con las primeras se-
la médula espinal. El proceso sería pues biológico, pero las conse- manas de vida durante las que el «adentro» y el «afuera» del bebé
cuencias psicológicas. En este sentido fue un precursor de las mo- no están bien delimitados. Fuera existen «objetos» (personas, co-
dernas concepciones sobre las bases bioquímicas de la angustia. sas) que satisfacen con mayor o menor regularidad sus necesida-
Posteriormente, cuando defendió su segundo modelo del des. Cuando siente algún displacer, «algo acude» que calma esa
aparato psíquico, Freud aceptó, sin embargo, que el mencionado sensación desagradable y la ansiedad resultante la misma. Por ello
bloqueo de la descarga libidinal podría ocurrir por causas no físi- todo bebé debería contar en esas primeras etapas con un ambien-
cas, sino relacionales, a consecuencia de la represión de pulsio- te psicológico cuanto más estable y afectuoso posible. El «afuera»
nes libidinales inaceptables y de traumas infantiles. es a veces «cuidador» pero a veces frustrante (persecutorio), con lo
Por otra parte, Freud aceptó en su «Proyecto» (1985), que que se despiertan en el bebé ansiedades basadas en la vivencia psi-
además de la mala descarga de la sexualidad, el hambre y la difi- cológica de amenaza de desintegración por esa «madre mala» que
cultad para respirar (presente en el acto de nacer) podrían ser es- no cuida, pero también por la propia maldad que él nota en sí mis-
tímulos que sobrepasaran la capacidad de elaboración del niño y mo. Todo «no cuidado» es para el niño un ataque, una persecu-
que le produjeran angustia. Pero añade en Tres ensayos (30) que, ción pero también una proyección de la propia agresividad (excre-
siendo el niño dependiente de la madre, se produciría una ansie- tar lo malo, las heces; alejar al perseguidor) (37, 38).
dad ante la separación de ella que explicaría, por ejemplo, su mie- El niño intenta controlar esas ansiedades, bien mediante una
do a la oscuridad. Posteriormente describió otras causas de ansie- huida real bien mediante mecanismos de defensa o mediante la
dad, además de la separación o pérdida de la madre: la pérdida del aceptación de su propia agresividad innata (y la culpa consiguien-
pene, la pérdida del amor del objeto y la pérdida del amor del su- te) hasta entonces proyectada. Este último paso da lugar al tercer
peryó. Se trataría de «traumas», peligros, que amenazarían la in- tipo de ansiedades, las relacionadas con la pérdida, el error y la cul-
tegridad del yo. pa, que Melanie Klein llamó ansiedades «depresivas».
Algunos seguidores de Freud desarrollaron concepciones ba- El niño acaba por percibir claramente que la fuente de sus sa-
sadas en parte en lo relacional, como Wilheim Reich (34), con su tisfacciones, de su placer, está fuera de él, en su madre, que pue-
«coraza caracterial» de interés en la relación psicoterapéutica. de desaparecer. Teme entonces que sus ataques hacia ella hagan
Ferenczi (35), por su parte, fue el precusor de lo que luego se lla- que la pierda, lo que le lleva a actitudes de duelo por su pérdida. Si
marían técnicas activas, que modificaban notablemente la rela- logra tener confianza en sus propias capacidades de reparar, es-
ción entre analista y paciente. tablece una buena relación con la realidad, con objetos totales (a
ı la vez buenos y malos). Las maniobras defensivas de esta posición
ı «depresiva» permiten ver una realidad externa menos deformada
psicoanálisis y relaciones objetales por sus propias necesidades.
ı ı
Melanie Klein: relaciones tempranas ı
ı narcisismo
Las relaciones objetales forman la base de la aproximación al ı
psicoanálisis de la llamada escuela británica. Recordemos que Freud manejó el concepto de narcisismo, con diferentes ma-
«objeto» es toda persona, cosa, ente animado, inanimado o abs- tices, a lo largo de toda su obra. En Recuerdo de la infancia de Leo-
tracto o toda parte de los mismos hacia los que se dirigen nuestras nardo da Vinci (31) vinculó el narcisismo a la elección homosexual
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pulsiones, nuestros deseos. Esos objetos pueden ser externos al de objeto en el varón, que, tras reprimir el amor hacia su madre, se
sujeto pero éste los procesa en su interior creando objetos «inter- identifica con ella, amando a los hombres como la madre le amó
nos», que representan los objetos externos. a él. En 1914, en una de sus obras más importantes, Introducción al
El ser humano experimenta en relación con sus objetos in- narcisismo (32), distinguió entre un narcisismo primario (que se
ternos una serie de percepciones y sensaciones a las que se añaden desarrolla con el yo tras el autoerotismo) y un narcisismo secun-
sentimientos y que tienen efectos corporales y conductuales aun- dario que es un replegamiento sobre el yo de las investiduras que
que normalmente no se expresan en palabras. Son las «fantasías previamente se habían depositado en el objeto. Comparó el pri-
inconscientes», contenido primario de los procesos mentales in- mero con el cuerpo de una ameba y el segundo con los seudópo-
conscientes de apego (36) y agresividad. dos que emite cuando quiere apoderarse de un objeto externo. En

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ese trabajo Freud explicó que el ser humano realiza a veces una en perseguidor (...); unos meses más tarde, al surgir la posición
elección amorosa «narcisista», cuando se toma a sí mismo (elec- depresiva, el yo (...) tiene mayor capacidad para soportar el dolor
ción narcisista) o a personas semejantes (elección homosexual) de la culpa y desarrollar las defensas correspondientes, sobre todo
como objeto. Por el contrario, realiza una elección de objeto por la tendencia a reparar.»
«apuntalamiento» cuando busca objetos a partir del modelo de la La culpa persecutoria coexiste con la angustia persecutoria. La
mujer que le crió. Freud vincula también aquí el narcisismo con esencia de la culpa residiría en la sensación de que el daño hecho
la agresión que brota de la repulsa primordial que el yo narcisista al objeto amado tiene por causa los impulsos agresivos del suje-
opone, en el comienzo de la vida, al mundo exterior prodigador de to. La necesidad de anular o reparar ese daño proviene del senti-
estímulos. En la hipocondría Freud vio una estasis, un almacena- miento de culpa.
niento, de la libido en el órgano, que produce displacer. Las principales emociones que intervienen en la culpa perse-
En ese mismo trabajo Freud desarrolló el concepto de «autoes- cutoria son el resentimiento, el dolor, la desesperación, el temor,
tima» que implica una función yoica capaz de juzgar positiva o ne- los autorreproches. En la culpa depresiva los sentimientos más
gativamente al propio self. Cuando la autoestima se encuentra ame- importantes son la preocupación por el objeto y por el yo, la pena,
nazada, se ponen en juego actividades narcisistas para protegerla. la nostalgia y la responsabilidad. Se manifiesta especialmente en el
El concepto de narcisismo ha experimentado interesantes de- duelo normal con actividades sublimatorias y de reparación, y se
sarrollos en los autores posteriores a Freud, aunque, lamentable- encuentra bajo el dominio del instinto de vida.
mente, utilicen conceptos con frecuencia demasiado especulativos. La proporción con que interviene la culpa tras una pérdida y
Melanie Klein no acepta que existan pulsiones instintivas que la calidad persecutoria o depresiva de tal pérdida determinarán la
no involucren los objetos externos e internos, por lo que considera calidad e intensidad de la reacción que se experimenta frente a la
que tanto el autoerotismo como el narcisismo incluyen la relación pérdida. En algunos cuadros clínicos, principalmente en la me-
con los objetos interiorizados. Entre sus continuadores, Rosenfeld lancolía, los pacientes llevan a situaciones extremas sus tendencias
(39) sostiene que es necesario diferenciar entre los aspectos libidi- de autocastigo determinadas por la culpa persecutoria, llegando a
nales y destructivos que coexisten en el narcisismo y hace hincapié provocarse verdaderas mutilaciones e incluso a suicidarse. La cul-
en la autoidealización y la desvalorización de los objetos que pre- pa depresiva y la persecutoria pueden coexistir durante toda la
sentan los individuos narcisistas. Las ideas de esta autora influyeron vida y predominar una u otra según predomine el instinto de
notablemente en las de Kohut y Kernberg (40). amor o el destructivo. Lo que caracteriza esencialmente la culpa
Heinz Kohut (41) señala que el narcisismo primario se ve depresiva es el anhelo de reparar el objeto al que se imagina daña-
amenazado en la crianza debido a los universales defectos del cui- do por los propios impulsos destructivos.
dado materno por lo que el niño busca la perfección anterior. La necesidad insaciable de reparar, utilizada de manera omni-
Crea entonces una imagen de sí mismo grandiosa y exhibicionis- potente en un principio, puede considerarse como una defensa en
ta a la que llama «self grandioso», idealizando a un objeto del self la culpa persecutoria, mientras que en la depresiva lleva a otros
al que llama «imago parental idealizada». Estas dos imágenes se mecanismos de defensa. En la posición depresiva, como es sabi-
integran adecuadamente en la personalidad adulta sana pero, si el do, hay un duelo por el pecho de la madre y lo que ha llegado a re-
niño ha sufrido grandes frustraciones, cuando llega a adulto pre- presentar para la mente del niño: amor, bondad, seguridad. El
senta una personalidad narcisista. sentimiento de pena por haber destruido los objetos en la fantasía
Otto Kernberg subraya que el desarrollo del narcisismo normal y la ansiedad por preservarlos, con las defensas correspondien-
y patológico siempre comprende la relación del self con representa- tes, constituyen lo más fundamental de la posición depresiva. El
ciones de objetos internos y externos. Las personalidades narcisis- niño reconoce ahora al objeto total, la madre. Los mecanismos
tas no desarrollan una verdadera relación entre el self y el objeto sino proyectivos disminuyen. La ambivalencia se incrementa. Hay me-
entre un self primitivo grandioso y la proyección de éste en los obje- moria, nostalgia y culpa ante el objeto perdido; en última instan-
tos, es decir «una relación narcisista del self con el self». Kernberg cia, duelo, durante el que se experimentan sentimientos que Me-
señala que existen reguladores externos del narcisismo: gratifica- lanie Klein llama penar (paining): «pena e inquietud por los ob-
ciones libidinales provenientes de objetos externos, gratificaciones jetos amados, por el temor de perderlos y el ansia de reconquis-
conseguidas por metas yoicas y gratificaciones de aspiraciones cul- tarlos». El odio es, hasta cierto punto, mitigado por el amor,
turales, cuyo balance es esencial en la economía de la autoestima. mientras que los sentimientos de amor son en cierta medida afec-
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ı tados por el odio; el resultado es un cambio en la cualidad de las


ı emociones del lactante hacia sus objetos.
duelo El sentimiento de dolor contenido en el duelo de la posición
ı depresiva, junto con los impulsos reparatorios, constituye la base
Melanie Klein en Envidia y gratitud dice que «el comienzo de la creatividad y la sublimación, que surgen cuando se superan
temprano de la culpa parece ser una de las consecuencias de la en- los mecanismos psicóticos que se convierten en neuróticos: inhi-
vidia excesiva. «Si esta culpa prematura es experimentada por el bición, represión y desplazamiento. Cierto grado de culpa depre-
yo cuando aún no está en situación de soportarla, es vivida en- siva estimula la reparación y alienta la sublimación. La reparación
tonces como persecución y el objeto que la despierta se convierte maníaca, a diferencia de la depresiva, es una defensa ya que pre-

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tende reparar el objeto sin que aparezcan sentimientos de culpa (27), Harry S. Sullivan (29, 43) y Karen Horney (28) quienes
o de pérdida y no porque se orienta hacia los objetos originales constituyeron un grupo homogéneo que serviría de núcleo y de
sino hacia objetos alejados, como es el caso de algunas personas catalizador de toda una escuela psicoanalítica norteamericana,
que colaboran con instituciones de beneficencia. sentando las bases para una mejor comprensión de las relaciones
ı interpersonales.
ı Todos ellos recibieron al inicio de su carrera una formación
Bowlby y el apego psicoanalítica ortodoxa. Conviene señalar que su técnica terapéu-
ı tica no varió substancialmente a lo largo de su evolución de la
Bowlby (36) describió las llamadas «conductas de apego» a propuesta por Freud. Es en las concepciones teóricas sobre la per-
partir de cuatro posibles hipótesis (citado por Tizón [42]). La hi- sonalidad, en la consideración de la génesis de las instancias psí-
pótesis de «la tendencia relacional secundaria» afirma que la base quicas, en la descripción de los mecanismos de defensa del yo y,
del apego es la satisfacción de las necesidades de alimentacion, ves- en especial, en el papel que se atribuye a la sociedad, en lo que dis-
tido, limpieza y movimiento, a través de la relación con la madre o creparon fundamentalmente del freudismo ortodoxo.
sus sustitutos. La hipótesis de la «succión primera del objeto» afir- En sus obras criticaron muchas de las premisas consideradas
ma que es la tendencia innata a la succión de un seno la que esta- hasta entonces fundamentales: la orientación biológica de Freud
blece una primera relación. La hipótesis del «deseo primario de re- en su explicación de los instintos y de la diferenciación psicológi-
torno al claustro materno» (Rank) está hoy en desuso. La hipóte- ca de los dos sexos; la universalidad e inevitabilidad de las fases del
sis de «la adhesión o vinculación primaria al objeto» se basa en las desarrollo libidinal; y, en particular, el complejo de Edipo.
observaciones realizadas en mamíferos superiores y seres huma- De entre los tres, quien más importancia ha tendido para las
nos por Harlow, quien mostró con osos de peluche que, aunque la modernas concepciones dinámicas es Harry Stack Sullivan. Na-
necesidad de chupar sea muy grande, una vez satisfecha había algo cido y formado en Estados Unidos, se dedicó durante un tiem-
que persistía, que era lo que hacía que los monos establecieran po a la psicoterapia de esquizofrénicos (44) en la que obtuvo éxi-
contacto con sus congéneres. Ese algo se denomina «conducta de tos destacables. Compartió las orientaciones de Horney y
apego o de vinculación afectiva», la búsqueda de la relación en Fromm con quienes pronto formó un grupo ideológico conoci-
cuanto a la relación misma desligada incluso de la alimentación. do por los comentaristas como el «psicoanálisis cultural». Sus
ı teorías y propuestas clínicas, de comprensión por otra parte di-
ı fícil, se hallan comprendidas en algunos textos esenciales (45).
desarrollo epigenético: Erickson Sullivan acepta en su mayor parte la doctrina de los instintos de
ı Freud, pero añade a las necesidades físicas innatas (sexo, sueño,
Erickson (26) decribió un «diagrama del desarrollo epigenéti- hambre, sed) el deseo de la especie humana de desarrollarse so-
co» paralelo a las fases del desarrollo libidinal de Freud: la prime- cialmente. La ansiedad sería para él lo opuesto a la euforia y pro-
ra fase del desarrollo es la fase oral o sensitivo-oral en la que pre- vendría de la imposibilidad de lograr seguridad y del temor a la
domina la tendencia del bebé a «la incorporación» (mamar) y en desaprobación. Una de sus aportaciones fundamentales fue
la que se incorporan no sólo comida sino olores, experiencias cu- subrayar la importancia de las relaciones en la génesis de las neu-
táneas y auditivas. En la fase llamada por Erickson «músculo-anal» rosis y su tratamiento (teoría interpersonal). En ese sentido se le
(sádico-anal de Feud) se desarrollan sentimientos de la autonomía considera, junto a Ferenczi, como el precursor del psicoanálisis
(respecto vergüenza y duda); la modalidad de relación social es el relacional.
aferrar y soltar el objeto y los sentimientos básicos son el deseo de ı
«hacer las cosas bien», lo que confiere al bebé una sensación de au- ı
tonomía. En la fase «fálico-locomotora» el niño se hace más exi- psicoanálisis relacional
gente y dependiente. En la «fase genital-generativa», que se instau- ı
ra tras la latencia, se reavivan los conflictos de la primera infancia. La perspectiva relacional (3) se desarrolló explícitamente
Apoyándose en esas fases, Erickson desarrolla un esquema de como reacción a excesos anteriores. En primer lugar estaba el ex-
las principales etapas psicosociales por las que pasamos los seres hu- ceso consistente en conceptualizar las relaciones con los demás
manos. Estos conceptos, pese a ser excesivamente idiosincrásicos, como transformación de nuestros fantasmas pulsionales.
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tienen interés para los autores de orientación psicosociológica. En ese sentido, Greenberg (3) señala que durante casi un siglo
ı los psicoanalistas han mostrado una evitación más o menos fóbi-
ı ca a aceptar su participación en el proceso del análisis pero que
psicoanálisis y sociedad hoy día es necesario reconocer que: el analista influye en la expe-
ı riencia del analizado de muy diversas formas y en mucho mayor
Ciertos psicoanalistas han venido a ser llamados «culturalis- grado de lo que pensaron los primeros autores; ese impacto de la
tas» por la importancia que asignaron a la cultura en la génesis conducta del analista no puede comprenderse nunca mientras
de la conducta y de los síntomas. Aunque podrían incluirse en está ocurriendo; un análisis eficaz sólo puede ser conducido «a
este grupo otros varios autores, nos ceñiremos a Erich Fromm trompicones», como resultado de negociaciones dentro de cada

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díada individual; el objetivo de esas negociaciones es hallar una losófico le hagan hoy en día sospechoso. Pero, en cada díada ana-
forma de trabajar, única a la díada, que convenga a ambos parti- lítica se crea una realidad mucho más importante en la que se sa-
cipantes; la objetividad analítica es muy relativa porque no se tisfacen una serie de necesidades y deseos. Por ello la motivación
puede ser objetivo respecto de nada y porque la memoria y el de- para el tratamiento evoluciona dentro de la matriz relacional
seo del analista nunca pueden ser ni evitados ni prohibidos; nues- creada por el analista y el analizado.
tra contratransferencia es, pues, «el aire que respiran nuestros pa-
cientes». Según este autor es cierto, que trabajando con esas pre-
misas se rompe el marco analítico clásico y que el analista corre
un riesgo y se pone en juego de forma muy personal. Pero la ex-
Semiología psicoanalítica
periencia demuestra que entonces, el analista, en un movimiento ı
que no ha sido suficientemente tenido en cuenta en las descrip- ı
ciones clásicas, se ofrece, como persona, para contener las ten- El psicoanalista dispone de una semiología que corresponde a
siones y las ansiedades que el paciente está experimentando como las descripciones que, a lo largo de los años, las distintas tenden-
consecuencia de estar en tratamiento. Es pues fútil el intento de cias del psicoanálisis han hecho del funcionamiento mental.
desarrollar una metodología psicoanalítica fija, aplicable a todos ı
los analistas, todos los analizados y todas las díadas. ı
Para Greenberg se ha abusado, sin embargo, de las aproxima- pensamiento
ciones relacionales, porque la mayoría de las publicaciones que se ı
han hecho con este tipo de enfoque se centran en períodos del El interés del psicoanalista durante la cura se centra en las «re-
análisis durante los cuales las tensiones en torno a lo que sucede sistencias a pensar» y en las «asociaciones» que el paciente hace
devienen insoportables para ambos participantes. Se presentan tras sus interpretaciones.
una serie de ejemplos, sobre cómo deberíamos trabajar todos, En el pensamiento del paciente existe un «contenido mani-
que presionan al lector/analista para que sea lo suficientemente fiesto» y un «contenido latente», así como un «proceso secunda-
abierto, flexible y preocupado para responder de forma apropiada. rio» y «primario» del pensamiento.
Greenberg recuerda que Freud ya había señalado que los pa- ı
cientes también han de experimentar «una transferencia positiva ı
no censurable» que motivaría su participación en el análisis. Las mundo interno
ideas contenidas en la transferencia «no censurable» del paciente ı
incluyen la creencia en el valor del tratamiento, basada en perspec- Si se adopta la visión de las relaciones de objeto se hablará de
tivas favorables del análisis como disciplina y del analista como «mundo interno», de «representaciones de objetos» y de un con-
profesional. El paciente es un miembro de un grupo social que junto de «funciones subordinadas», como la «empatía», la «cali-
comparte estas creencias, acude al análisis con la expectativa de ser dad de las representaciones de objetos del self», el «tono» afectivo
ayudado y de que el analista que ha escogido esté interesado en pro- de las relaciones, la habilidad de mantenerlas y de investir emo-
porcionar dicha ayuda y sea competente para ello. Se cree que la cionalmente en ellas, etc.
transferencia positiva no censurable actúa de dos maneras: en pri- ı
mer lugar, conlleva para los pacientes la convicción de que el aná- ı
lisis, aunque difícil, les ayudará a mejorar sus vidas. En segundo evolución libidinal
lugar, da autoridad a la persona del analista, lo que lleva a deseos ı
realistas de agradar, de ser un «buen» paciente. La transferencia po- La «libido» (representación mental del instinto sexual) ob-
sitiva no censurable facilita el trabajo analítico y se basa en creencias tiene su satisfacción en partes del cuerpo diferentes a lo largo de
validadas socialmente y, por lo tanto, presumiblemente «realistas» los primeros años del desarrollo del niño, lo que marcará distintas
acerca de lo que pueden proporcionar el análisis y el analista. «fases» o «etapas» evolutivas de la personalidad (oral, anal, fálica,
De hecho, sería justo decir que la crítica relacional tiende a de latencia, genital). De la «fijación» mayor o menor de los indi-
poner en duda muchas de las creencias que yacen en el corazón viduos a esas fases dependerá en buena parte la personalidad del
de la transferencia positiva incondicional. adulto y sus modos psíquicos de enfermar.
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Las raíces de una respuesta relacional, como las de tantos El tanathos (representación mental del impulso de muerte,
principios fundacionales del psicoanálisis relacional, tienen su del que deriva la agresividad) sigue una evolución paralela.
orígen en las opiniones de Sandor Ferenczi. El analista, argumen- ı
taba Ferenczi, le da al paciente más que una simple introspección ı
de los mecanismos de su inconsciente. Consciente o no de ello, tipos de angustia
inevitablemente también le proporciona un nuevo y crucial tipo ı
de experiencia relacional (35). Rycroft (46) describe por lo menos las formas de ansiedad si-
Según Greenberg, es posible que el psicoanálisis haya perdido guientes: ansiedad «automática» o «primaria» (respuesta del yo
mucho del prestigio cultural que llegó a tener y que su origen fi- frente a la acumulación de estímulos); ansiedad «señal» (meca-

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nismo de alerta del yo frente a amenazas); ansiedad de «castra- nagy (15) se muestra escéptico acerca del valor que esas «prue-
ción» (por amenazas a la función sexual, a daños corporales o a la bas» tendrán sobre la generalización de los tratamientos psicoa-
pérdida de estatus); ansiedad de separación (por miedo a la sepa- nalíticos ya que le parece poco probable que, incluso frente a una
ración de objetos esenciales para sobrevivir); ansiedad «depresi- evidencia aplastante en cuanto a los beneficios de este tratamien-
va» (por miedo de la propia hostilidad del individuo hacia los to relativamente caro, se dispongan los recursos para propor-
«objetos buenos»); ansiedad «paranoide» o «persecutoria» (por cionar psicoanálisis a una proporción significativa de aquellos
miedo a ser atacado por los «objetos malos»); ansiedad «real» u que lo necesiten. En cualquier caso, señala que la investigación
«objetiva» (frente a peligros externos); ansiedad «neurótica» en psicoanálisis es inevitablemente un compromiso entre los
(frente a peligros internos); ansiedad «psicótica» (en referencia a procedimientos clínicos habituales y las demandas de la Ciencia
la ansiedad «primaria», a la paranoide» y, a veces, a la «depresiva» experimental.
y a la que amenaza la propia identidad); ansiedad «generalizada» La evaluación dinámica de los pacientes se enfrenta natural-
o «libremente flotante»; ansiedad «aguda» o «crisis de angustia» mente a dificultades mayores que la medición de otras caracte-
(que hace referencia en psicoanálisis a las formas de presentación rísticas de su evolución. Existen algunos instrumentos de evalua-
de la ansiedad «señal»). ción psicodinámica global, como el Cuestionario de Bellak (47)
ı (EFA: evaluación de las funciones del yo), adaptado al español, y
ı el de Weinryb y cols. (48), del Instituto Karolinska (KAPP) que
mecanismos de defensa adaptamos en el Departamento de Psiquiatría de la UPV. En un
ı estudio con esquizofrénicos el KAPP mostró buena fiabilidad
Sigmund Freud y Anna Freud describieron un conjunto de test-retest, pero poca sensibilidad al cambio, al menos con psico-
mecanismos de defensa contra la angustia, que hemos comenta- terapia de grupo.
do anteriormente. Por otra parte, ciertos cuestionarios permiten medir algunos
ı aspectos dinámicos específicos como la fortaleza del yo, las rela-
ı ciones objetales, las estrategias de afrontamiento (coping styles) o
procesos de cambio los mecanismos de defensa. En diversos estudios también se han
ı empleado instrumentos para medir variables sintomáticas de mo-
En el contexto del trabajo analítico se producen «procesos de dificación en psicoterapia.
cambio» y «resistencias» al cambio. Se utilizan términos como Los instrumentos mencionados se han agrupado a veces en
«compulsión a la repetición», «reacción terapéutica negativa», forma de «baterías». Así, McKenzie (49) construyó una Core Bat-
«culpabilidad», etc. tery que se adaptó en Bilbao, pero que resultaba poco sensible
ı para patologías poco intensas. Recientemente hemos elaborado
ı en Ginebra una batería (50).
limitaciones Otros instrumentos como el análisis estructural del compor-
de la semiología psicoanalítica tamiento social (SASB), el análisis de los temas relacionales con-
ı flictivos (CCRT) de Luborsky (51), el análisis del contenido de te-
La semiología psicoanalítica adolece de una baja fiabilidad en- mas interpersonales (52), etc. son muy interesantes para la inves-
tre jueces. Aunque algunos autores han publicado intentos de de- tigación de procesos.
finición de las concepciones psicoanalíticas en forma de dicciona- A la hora de proceder a la evaluación de los psicoterapeutas
rios, distintas escuelas psicoanalíticas y distintos autores emplean en general, es sabido que se han tenido en cuenta su personali-
los mismos términos con distintos significados. Qué duda cabe dad y su estilo de intervencion (53).
que sería interesante lograr, si no verdaderos criterios operativos Diversos trabajos han intentado llevar a cabo la evaluación
de definición, sí, por lo menos, un glosario de términos psicoana- de algunos procesos de grupo, tales como la atmósfera y la in-
líticos de referencia. teracción (54).
Por último, hay que recordar que varios autores han realizado
interesantes estudios de evaluación gracias a registros auditivos
y, sobre todo, visuales.
Método de tratamiento
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ı
ı ı
ı psicoanálisis y terapias postanalíticas
dificultades de evaluación ı
ı Freud describió la técnica psicoanalítica como un procedi-
El psicoanálisis es (no únicamente pero fundamentalmente) miento verbal (no corporal) para resolver conflictos inconscien-
una intervención clínica. Los pacientes y la sociedad exigen prue- tes a través de la utilización de la transferencia y tuvo gran cuida-
bas de su eficacia y es por lo tanto necesario estandarizar las téc- do de mantenerse alejado de métodos sugestivos. Sin embargo, en
nicas y establecer métodos fiables y válidos de evaluación. Fo- 1918, en Budapest, Freud sabía ya que, en el futuro, para que el

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psicoanálisis fuera accesible a una mayor proporción de la pobla- muestran un «efecto talla» (effect size) similar al que puede obte-
ción sería necesario mezclar «el oro puro del análisis con el cobre nerse en los estudios de eficacia de los psicofármacos.
de la sugestión». Los discípulos de Freud siguieron yuxtaponien- De forma general, puede afirmarse que los pacientes neuróti-
do psicoanálisis con sugestión, dando a esta última una connota- cos responden bien a las psicoterapias verbales de orientación psi-
ción peyorativa. Sin embargo, en la década de 1950 se vieron obli- coanalítica y que unos pocos de entre ellos constituyen casos in-
gados a aceptar el hecho de que otras técnicas específicas, tales dicados para las psicoterapias dinámicas breves. Hay un acuerdo
como las derivadas del conductismo, tenían su lugar en psiquia- generalizado en que algunos de los trastornos de la personalidad
tría, pero las consideraban «terapias» antes que «psicoterapias». como el trastorno límite son tratados satisfactoriamente con mo-
No obstante, no era fácil mantener esta distinción ya que incluso dificaciones de la técnica psicoanalítica en la línea de las pro-
las formas más radicales de modificación de conducta mostraban, puestas por Kernberg (61) y por Bateman y Fonagy (62). En cam-
sin duda alguna, implicaciones emocionales y este matiz termi- bio, salvo las comunicaciones de éxitos obtenidos en el trata-
nológico ha desaparecido hoy en día. miento de pacientes esquizofrénicos por parte de determinados
Si queremos, detectar lo que hay de novedoso en esos moder- psicoanalistas con mucha experiencia, hay consenso general en
nos enfoques psicoterapéuticos, es conveniente caracterizarlos que el psicoanálisis individual tiene poca eficacia como único tra-
de acuerdo con su derivación teórica. Algunos procedimientos tamiento de estos pacientes y que, en ocasiones, puede ser inclu-
psicoterápicos recientes derivan del psicoanálisis y recurren a teo- so perjudicial.
rías de la personalidad humana cercanas a las propuestas por En relación con el terapeuta parece que para que una psico-
Freud: psicoterapia dinámica breve, psicoterapia basada en las re- terapia sea satisfactoria, cualquiera que sea su orientación teórica,
laciones objetales, psicoterapia del desarrollo, psicoterapia del self es básico que sepa proporcionar un espacio adecuado para que el
y, en buena medida, la terapia gestáltica, la transaccional y la paciente deposite en él sus preocupaciones, deseos y angustias.
logoterapia. Otras proponen modelos teóricos nuevos: conduc- Un «continente», tal como se denomina desde Bion (63) esta fun-
tismo, terapia familiar sistémica, terapia centrada en el cliente. ción en psicoanálisis, en el que todos esos efectos puedan ser ela-
Muchas no son sino técnicas en busca infructuosa de una teoría: borados para ser luego recogidos de nuevo por el paciente una vez
terapia de la realidad; terapia racional-emotiva, y terapia «prima- modificados. Ese continente satisface las expectativas de necesi-
ria». Algunas, como los seminarios Erhard, no pretenden, de he- dad del paciente de contacto emocional e información cognitiva,
cho, ser terapias ni contar con una base teórica propia y se limitan lo que le lleva a un aprendizaje pasivo. A partir de ahí el paciente
a ofrecer «experiencias de crecimiento personal». está preparado para aceptar, a través de la comunicación y la
En la década de 1960 aparecieron numerosas técnicas de au- interacción, el marco conceptual del terapeuta, con sus puntos de
toactualización y crecimiento personal. Un denominador co- vista sobre el mundo, el ser humano, las causas de sus alteraciones
mún a todas estas técnicas es el antiintelectualismo, el acento que y los medios para curarlas. Se trata entonces de un proceso activo
ponen en el desarrollo emocional y la involucración más o menos de aprendizaje en el que se intentan modificar las percepciones,
intensa de la corporalidad. Algunas de estas técnicas están basadas los sentimientos, las cogniciones y la conducta del paciente. Todo
en el psicoanálisis; otras tienen un fuerte sabor oriental. Algunas ello tiene componentes existenciales, filosóficos, educativos y de
técnicas que centran su atención en el cuerpo han introducido in- control social.
cluso el consumo de drogas y el contacto sexual con los clientes. En cuanto a la eficacia de la psicoterapia de grupo dinámica se
ı ha demostrado que es superior a la autoayuda pero inferior a la
ı terapia cognitivo-conductual para los trastornos de ansiedad.
eficacia También se ha demostrado útil en trastornos de la personalidad,
ı en trastornos de la conducta alimentaria, en el alcoholismo y las
Los estudios sobre la eficacia de la psicoterapia pueden divi- toxicomanías, en trastornos afectivos, en bipolares y en enfermos
dirse según su grado de objetividad en: la presencia de un caso se- psicogeriátricos (64).
leccionado, la revisión de casos con criterios subjetivos, la revisión En cuanto a los trastornos esquizofrénicos, fueron numerosos
de resultados con criterios más objetivos y, finalmente, en el ex- los trabajos que en un inicio pusieron en relieve que la psicotera-
perimento controlado, con medidas adecuadas y grupo de con- pia de grupo dinámica larga para los problemas esquizofrénicos
trol. Sin embargo, el logro de un grupo de control presenta mu- proporciona resultados mediocres. Pronto se hicieron algunos in-
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chos problemas y uno de ellos es el de los sujetos que mejoran tentos de aplicar la psicoterapia de grupo breve en la esquizofre-
sin ser tratados. Las críticas a ese respecto (55-59) se basaban en nia, obteniéndose buenos resultados (65) si se focalizaba sobre las
revisiones incompletas de las investigaciones existentes que valo- actividades diarias, recreativas y sociales y sobre la cooperación
raban inadecuadamente los datos. Actualmente disponemos de para consumir algunos medicamentos. Recientemente se han
abundantes datos de investigación sobre psicoterapias con dise- propuesto algunas modificaciones de la psicoterapia de grupo
ños sofisticados y con instrumentos de evaluación válidos y fia- dinámica breve. En cualquer caso, la mayoría de los autores es-
bles, y a través de esos resultados no puede caber hoy ninguna tán de acuerdo en que las psicoterapias de grupo de orientación
duda de la eficacia de las psicoterapias. En efecto, existen algunos psicodinámica aplicadas a los pacientes esquizofrénicos son infe-
metaanálisis sobre la eficacia de las psicoterapias (16, 60) que riores a las psicoterapias orientadas a la realidad (50).

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J. Guimón
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Diversos trabajos han intentado evaluar procesos de grupo, Es probable que las modificaciones tan importantes que ac-
tales como la atmósfera y la interacción en un grupo (54) y en al- tualmente le conocen los sistemas de salud (restricciones de gas-
gunas instituciones. tos, introducción del managed care, etc.), así como las dificultades
Se ha utilizado la terapia del medio de orientación dinámica económicas y las amenazas sobre el empleo que vive una parte
para una multitud de diagnósticos y los resultados son poco sig- importante de la población en Europa, seguirán influyendo en la
nificativos. Los resultados más positivos se han obtenido en el tra- práctica psiquiátrica y psicoanalítica. En Estados Unidos y en
tamiento de pacientes con trastorno límite de la personalidad y en otros países (81), se evoca una disminución del número de pa-
delincuentes y psicóticos. cientes en análisis, mientras que aumenta considerablemente el
ı número de psicoanalistas que se ven obligados a colaborar con las
ı compañías de seguros que funcionan como health maintenance
psicoanálisis y psicoterapia dinámica organizations (HMO) (72). En estas condiciones, puede augurar-
en la práctica de los profesionales se que los psiquiatras psicoanalistas se verán obligados a trabajar
ı de forma diferente, según las particularidades de los países o de
Existen unos pocos estudios recientes que examinan bajo un las regiones donde trabajen, la diversidad de los equipos psiquiá-
ángulo cuantitativo las prácticas psicoterapéuticas de los psiquia- tricos y la importancia de las diferentes categorías de terapeutas,
tras (66, 67). Unos pocos estudios (68-70) que enfocan la cues- psicólogos, psiquiatras y psicoanalistas.
tión de la práctica del psicoanálisis muestran que actualmente se Actualmente se tiende a un enfoque ecléctico o plural de psi-
practica menos que hace unas décadas como técnica exclusiva. En coterapia en un movimiento hacia la integración conceptual de
un estudio realizado en Francia, por ejemplo, Bergeret y cols. los modelos teóricos (82) debido a varios factores: la insuficiencia
(71), constataron que tan sólo el 16 % de los psicoanalistas en- de cada una de las teorías, considerada de forma aislada; la ausen-
cuestados utilizaba exclusivamente el psicoanálisis, mientras que cia de la eficacia superior de una terapia respecto de otras; la bús-
la mayoría practica la psicoterapia de inspiración psicoanalítica, queda de factores terapéuticos comunes a diferentes terapias; la
sobre todo individual. Según otra encuesta llevada a cabo en Esta- importancia concedida a las características de los pacientes y a
dos Unidos, los psicoanalistas dedicaban un tiempo relativamen- la relación entre terapeuta y paciente, y las circunstancias socio-
te escaso al psicoanálisis (media de 4 pacientes en análisis y 12 en políticas. Estas últimas (reducción de recursos materiales, la in-
psicoterapia por semana y realizaban otras actividades (72). En fluencia ejercida por el sistema de los seguros sanitarios, el au-
otro trabajo (73) se observó que aproximadamente dos tercios mento de la competitividad, etc.) aumentarán probablemente la
de los psicoanalistas tenían al menos un paciente en análisis que presión sobre el sistema de salud mental en el futuro.
consumía psicofármacos y que consideraban este consumo bene- Los resultados de la mencionada encuesta realizada en Suiza
ficioso, confirmando así los resultados de Kane y Harper (74) y (70) sustentan enfoques clínicos variados pero con una tendencia
Olfson y cols. (67). claramente ecléctica: el 92 % de los psiquiatras llevan a cabo tra-
El 82,4 % de los psiquiatras que respondieron a una encuesta tamientos mixtos; el 81 % practica psicoterapias de inspiración
realizada en Suiza (75) manifestaban una actitud analítica y prac- analítica; el 80 % entrevistas de pareja o de familia; el 47 % tera-
ticaban psicoterapias dinámicas. Una quinta parte de ellos sólo en pias sistémicas; el 35 % terapias cognitivas, y el 76 % interven-
la perspectiva psicoanalítica. Podría pensarse que la referencia ciones ante terceros.
psicoanalítica tiene esta predominancia en Suiza a expensas de las En España, hace 15 años, tan sólo el 35 % de los psiquiatras es-
terapias de tipo biológico. Pero nuestros resultados muestran que pañoles que trabajaban en el sector público utilizaba la psicoterapia
la amplia mayoría también utiliza tratamientos biológicos (trata- dinámica (83). Los datos obtenidos más recientemente (parciales
mientos mixtos 91 %; farmacoterapia 68 %). Los únicos trabajos y con diversos sesgos, los profesionales con práctica psicoterapéuti-
que mencionan una práctica de orientación psicoanalítica tan ex- ca consultados realizaban su actividad con mayor frecuencia en el
tendida como la suiza son el estudio de Cypres (76) y el de Yager sector privado, lo que puede explicar que formaran parte de una
y cols. (77), en Estados Unidos, pero ambas encuestas datan ya de Federación de Asociaciones de Psicoterapeutas (con objetivos en
hace más de 20 años y sólo estudiaban a psiquiatras que trabaja- parte acreditadores de la actividad liberal), que resulta de menos in-
ban en el sector ambulatorio. terés para quienes practican preferentemente en el sector público.
La cuestión de la identidad profesional de los psicoanalistas Los profesionales declaraban seguir una o varias orientaciones teó-
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ha sido objeto de numerosos debates (78-80). Si la referencia psi- ricas, siendo la dinámica con gran diferencia la más mencionada,
coanalítica es sin duda alguna fundamental para ellos, los diferen- sin grandes diferencias entre las diversas profesiones.
tes roles que pueden desempeñar en los campos psiquiátrico y ı
psicoanalítico contribuyen a configurar expresiones diferentes ı
de esta identidad. Por un lado, existen psiquiatras psicoanalistas psicoanálisis
que se muestran relativamente eclécticos, en virtud de las obliga- en la instituciones psiquiátricas
ciones propias de sus funciones en las instituciones donde cola- ı
boran o de la diversidad de su clientela. Por otro, hay defensores Es difícil evaluar el interés del psicoanálisis en las instituciones
acérrimos de la pureza psicoanalítica. porque quienes pretenden realizarlo tienen una formación muy

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variada y es muy difícil definir qué profesional puede sin abuso transferencia. Sin embargo, como afirma Kaës (85), la práctica del
llamarse psicoanalista. Boucherat, tratando de este tema (84), psicoanálisis se ha impuesto en muchas instituciones, pero «no
llama psicoanalista «a aquel a quien se le ha podido transmitir esta sin que algunos problemas importantes hayan sido suficiente-
manera de pensar gracias a una experiencia personal suficiente, a mente evaluados: el de las modalidades específicas de organiza-
experiencias psicoterapéuticas supervisadas y a una formación ción de la contratransferencia y de la transferencia, y por lo tanto
teórica y clínica complementaria». Señala que la práctica indiscri- de las resistencias, en un espacio psicoanalítico contenido en un
minada del psicoanálisis en una institución puede llevar a nume- espacio heterogéneo».
rosos «desastres y (... ) decepciones (... )» si uno se aferra a una Widlöcher (86) señala que, hoy en día, la realidad es que «la
escucha «pura» y rígida. No es cuestión entonces de saber qué de- mayoría de los psicoanalistas inscritos en las instituciones psicoana-
bemos o qué podemos decir, o lo que no se dice. Se trata de nues- líticas dedican más de la mitad de su tiempo a lo que conviene lla-
tra propia manera de pensar, de las asociaciones de representa- mar psicoterapias. Un número aun mayor es llevado a cabo por psi-
ciones y de afectos que se construyen y que se llevan a cabo en el coterapeutas que no han podido o no han querido pedir su admi-
diálogo con el otro. ¿Cómo puedo yo «pensar» con aquella perso- sión en las instituciones a las que pertenecen los primeros. El psico-
na, en la situación en la que se encuentra, en función de deman- análisis no es un coto vedado. Es el terreno en el cual se desarrolla
das conscientes e inconscientes que se expresan en ella?». la práctica psicoterapéutica. Ésta no sólo no debe asfixiar la práctica
André Green distingue en ese sentido entre «el trabajo de a partir de la cual se origina sino que debe, al contrario, vivificarla».
psicoanálisis» (psicoterapia psicoanalítica incluida, en el consul- Por otra parte, el traspaso de los conocimientos de organiza-
torio del analista) y «el trabajo de psicoanalista» (en cualquier lu- ción institucional al estudio de los ambientes terapéuticos en los
gar donde éste pueda ser llamado para realizar su trabajo fuera del que el paciente se desenvuelve ha enriquecido notablemente la
medio normal, en especial los hospitales). compresión del hábitat en el cual la enfermedad mental se desa-
Para Boucherat-Hue (84), la práctica de quienes legítima- rrolla. Los psiquiatras desarrollan con frecuencia su labor en el
mente realizan psicoanálisis en instituciones tiene en común: contexto de instituciones como hospitales psiquiátricos, hospita-
«en el plano teórico, un compromiso claro y firme del lado de la les generales, centros penitenciarios, acuartelamientos militares,
psicopatología clínica y de la nosología psicoanalítica a partir de etc. No es excepcional, por lo tanto, que tengan que desarrollar la-
una teorización metapsicológica del funcionamiento psíquico; en bores administrativas, lo que les ha llevado a interesarse por la
el plano metodológico, el mantenimiento de una práctica de psi- evaluación y el diagnóstico de las organizaciones. Aunque un co-
coterapia psicoanalítica que se aleja radicalmente de las técnicas nocimiento de la psicología individual y, en ocasiones, de grupo
de «espolvoreamiento» psicoanalítico, de terapias breves y foca- les ha favorecido para comprender la dinámica institucional, la-
les, o incluso de apoyo psicológico; en el plano clínico, el hábito mentablemente es frecuente su intento de extrapolar adjetivos y
de colaborar concretamente, en un mismo lugar y sin tanta lucha etiquetas provenientes de la nosología psiquiátrica a la calificación
ideológica, con diversos profesionales de la salud mental, y por de las organizaciones o de sus líderes. Calificar a una organización
consiguiente, de tomar parte alrededor de un mismo paciente en de «paranoide», a un administrador de «narcisista» o a un em-
una estrategia de atención «puesta en red», que relaciona la psico- pleado de «obsesivo» puede ser una metáfora aproximada pero,
terapia psicoanalítica con otros enfoques terapéuticos (biopsi- en ningún caso, un diagnóstico adecuado. La aplicación de tal
quiátricos, cognitivo-conductuales, artísticos, de grupos, etc.)». «diagnóstico» a la organización en sí puede resultar simplemente
Considerándolo así, dice Green, «la oposición entonces ya no ineficaz o pretenciosa. Sin embargo, su aplicación a los individuos
se situaría entre psicoterapias y cura tipo dentro del dominio psi- resulta, sin duda, abusiva y de dudosa ética (87).
coanalítico sino, en el seno del vasto campo transdisciplinario de Hay que ser extremadamente cauteloso a la hora de plantear-
las psicoterapias, entre psicoterapias de apoyo llevadas a cabo se in mente el diagnóstico de la patología o de los rasgos de carác-
por diversos profesionales del campo de la salud mental y psico- ter de una persona con la que se trabaja y mucho más cauteloso al
terapias psicoanalíticas conducidas por psicoanalistas». Se trataría verbalizarlo. Un psiquiatra sólo está capacitado para diagnosticar
efectivamente de «distinguir las psicoterapias que se encuentran cuando realiza la toma de datos en circunstancias bien precisas y
claramente fuera de los objetivos y de los procedimientos del mé- sólo está habilitado para emitir un diagnóstico cuando es requeri-
todo psicoanalítico (...) utilizando más o menos la sugestión, el do para ello. Cuando existe la duda sobre la patología mental de
condicionamiento (...), el aprendizaje, el sostén (...), de las psico- un miembro de la organización en la que el psiquiatra trabaja, lo
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terapias cuya mira está en el acercarse lo más posible a las condi- adecuado es intentar que consulte con un psiquiatra externo y
ciones de la cura, teniendo en cuenta la inaplicabilidad del esce- no emitir diagnósticos como armas arrojadizas (22).
nario psicoanalítico (...) pero sin cesar de referirse, en el trabajo En caso contrario, al igual que se ha hablado de «interpreta-
psíquico del analista, lo más posible al modelo de la cura (el esce- ciones salvajes», sería adecuado tener presente el peligro de emitir
nario como interiorización del análisis del analista más que como diagnósticos salvajes o silvestres. Es curioso observar cómo aque-
un protocolo que debe ponerse en práctica)». llos psiquiatras que se oponen a la utilización de diagnósticos en
Durante muchos años se consideró que, tal como había su- los pacientes hacen diagnóstico sobre las organizaciones o sobre
puesto Freud, los psicóticos no eran accesibles al psicoanálisis las personas que trabajan en ellas, sin contar con datos suficien-
puesto que por su narcisismo primario no eran aptos para la tes y sin establecer un contrato específico para llevarlo a cabo.

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J. Guimón
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Esto no quiere decir que el recurrir, en ocasiones, a consulto- queadas o ambivalentes hacia la ayuda que se les ofrece; las «irre-
res externos que conozcan bien la teoría psicodinámica y que ten- solutas» pueden tener dificultades para gestionar los sentimientos
gan una experiencia organizativa no tenga utilidad. Existen estu- dolorosos que produce el tratamiento. En cambio, las personas
dios que han aportado datos de utilidad demostrada para el diag- con antecedentes infantiles de «apego seguro» se muestran más
nóstico institucional. Otros autores han trasladado sus conoci- abiertas a hablar de sus síntomas y suelen cumplir mejor las pres-
mientos de la evaluación de los grupos al diagnóstico de las orga- cripciones medicamentosas.
nizaciones y de los equipos. En las unidades psiquiátricas se producen algunas situaciones
ı que desencadenan en los pacientes conductas de apego. El pa-
ı ciente puede, por ejemplo, sentir un miedo excesivo a marcharse
psicoanálisis en la comprensión del hospital y sus síntomas pueden acentuarse cuando llega el
de los equipos terapéuticos momento de hacerlo. El abandono de la unidad por parte de uno
ı de los profesionales también puede producir en pacientes que
En lo que se refiere a los equipos terapéuticos, los profesio- estaban «apegados» a él reacciones adversas que se manifestarán a
nales pueden ser figuras temporales de «apego» que proporcio- veces en forma de agresividad, explosiones de violencia y otras,
nan un continente afectivo semejante a la función materna des- como el intento inadecuado de retenerle. Los propios profesiona-
crita por Bion (63). A través de una escucha empática ayudan al les pueden tener historias de apego inadecuado que afectan a sus
paciente a desarrollar la «capacidad de pensar» y de tolerar la relaciones con los pacientes.
ansiedad, utilizando su propio proceso mental para contener y Muchos de los pacientes con antecedentes de haber sufrido
digerir las proyecciones de aquél. En niños (88) se han observa- abusos provocan en los profesionales conductas de exceso de vin-
do distintas actitudes de «apego inseguro» (evitador, ambiva- culación. Por otra parte, ante reacciones hostiles de los pacientes
lente y desorganizado) que, cuando interactúan con otros facto- éstos pueden experimentar contratransferencias intensas y utili-
res de vulnerabilidad, predisponen a trastornos psiquiátricos. zar, por ejemplo, medidas de contención inadecuadas. Si ellos
Muchos adultos buscan ayudar a los demás porque ellos mismos fueron a su vez objeto de abusos por parte de sus padres o educa-
en la infancia tuvieron un apego inadecuado que les ha llevado a dores es posible que tengan tendencia a abusar física o sexual-
la necesidad compulsiva de cuidar, que se observa en algunos mente de sus pacientes de una forma más o menos clara o encu-
profesionales. El problema es que algunos profesionales son reti- bierta (19).
centes a aceptar que tienen dificultades o a buscar ayuda para su- Las instituciones mentales en sí mismas pueden ser figuras
perarlas, lo que les lleva a abusar de sustancias o a «quemarse» de apego para los pacientes que no experimentaron un apego se-
profesionalmente. guro en la infancia. El apego a los profesionales y a las institucio-
Normalmente, al descubrir repetidas veces que la madre y, nes puede, en ocasiones, persistir durante mucho tiempo después
más tarde, otras personas significativas sobreviven a sus ataques, de que el paciente las abandone.
el niño llega a confiar en que su amor predomina sobre su odio, Los profesionales deben proporcionar a los pacientes una
y en que sus actividades reparadoras son satisfactorias. Esto redu- base de seguridad, un continente afectivo que module su ansie-
ce sus miedos de persecución y de venganza por parte de la madre dad. Se trata de «estar con» los pacientes más que de «hacer cosas
mala a la que él ha atacado. Pero, cuando la realidad externa fra- sobre» los pacientes.
casa a la hora de refutar las ansiedades del niño, por ejemplo si la Parece que algunas situaciones creadas por distintos pacientes
madre muere o se muestra distante o vengativa, entonces es po- psicóticos están dominadas por lo que se ha denominado (89)
sible que las ansiedades depresivas sean demasiado importantes «contraidentificaciones proyectivas». En efecto, la función del te-
para que el niño pueda soportarlas. El individuo abandona sus ac- rapeuta sería recibir las proyecciones de los pacientes, elaborarlas
tividades reparadoras ineficaces y recurre en su lugar a defensas y permitir que éstos las introyecten ya transformadas. Pero con
más primitivas paranoides, maníacas, obsesivas. los pacientes psicóticos, es frecuente que el terapeuta se vea obli-
Los que trabajamos en profesiones «de ayuda» (asistenciales) gado a actuar contratransferencialmente, como movido por esos
fracasamos inevitablemente, y repetidas veces, en nuestro trabajo núcleos depositados por las identificaciones proyectivas del pa-
con clientes dañados y con carencias. Si este fracaso despierta una ciente y que adquieren dentro del terapeuta como una vida pro-
culpa y ansiedad intolerables, los profesionales pueden (al igual pia, si no es capaz de percibirlas elaborarlas y transformarlas.
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que los bebés) retroceder a esas defensas primitivas con el fin de Se supone que el equipo terapéutico debe representar para el
mantener la precaria autoestima y defenderse de la venganza que paciente una alter familia que le permita una «experiencia emo-
temen que se producirá como consecuencia de su fracaso. cional correctiva» de aquellas otras experiencias que pudieron
En adultos, se manifiestan tres estilos de apego inadecuado: tener alguna responsabilidad en el origen de su padecimiento. Sin
«renunciador» (dismissing), «preocupado» e «irresoluto», los cua- embargo, en el equipo terapéutico existen dificultades diversas,
les pueden evaluarse con entrevistas semiestructuradas. Cuando derivadas unas de elementos de realidad (estrés del trabajo, rivali-
entran en contacto con los servicios de salud mental, las perso- dades profesionales, etc.) y provenientes otras de las identificacio-
nas «renunciadoras» pueden encontrar díficil involucrarse en el nes proyectivas que los pacientes han depositado en los terapeu-
tratamiento; las personas «preocupadas» pueden sentirse blo- tas. Por un fenómeno de splitting, los terapeutas depositan en los

| 406 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c23/ Psicoanálisis y escuelas dinámicas
ı

enfermos todas las partes enfermas que rechazan en sí mismos. 14. Fonagy P. The future of an empirical psychoanalysis. Br J Psychotherapy
En esa situación de negación, rara vez el equipo tiene la flexibili- 1996; 13: 106-118.
dad suficiente para adaptarse a las necesidades variables de los pa- 15. Fonagy P. An open door review of outcome studies in psychoanalysis.
Londres: IPA, 2000. Disponible en: <www.ipa.org.uk/research/comple-
cientes.
te.htm>
Como dice Racamier (90), el equipo terapéutico puede llegar
16. Smith ML, Glass GV, Miller, TI. The benefits of psychotherapy. Baltimore:
a sentirse disociado por esas proyecciones. La tensión en los equi-
Johns Hopkins University Press, 1980.
pos de trabajo aumenta y sus miembros pretenden a toda costa 17. Orlinsky DE, Howard KI. Process and outcome in psychotherapy. En:
aparentar un perfecto entendimiento entre ellos, para presentarse Bergin AE, Garfiel SL (eds.). Handbook of psychotherapy and behavior
como una «familia ideal», un continente en el que pudieran cre- change. Nueva York: Wiley, 1986; 311-381.
cer los pacientes. Esa necesidad de los componentes del equipo 18. Bergin AE, Garfield SL. Handbook of psychotherapy and behavior chan-
terapéutico de simular que funcionan como una familia feliz, les ge. Nueva York: Wiley, 1994.
lleva a mantener con firmeza un ideal igualitario antiautoritario 19. Gabbard GO. Psychodynamic psychotherapies. En: Gabbard GO (ed.).
en el que todos los componentes del equipo son iguales, negan- Treatments of psychiatric disorders. Vol. 2. Washington: American
do las obvias diferencias de formación profesional y de persona- Psychiatric Press, 1995.
20. Davidovitz D, Levenson H. National survey on practice and training in
lidad. En estas situaciones, no es infrecuente que tal seudoiguali-
brief therapy: comparison of psychologists, psychiatrists and social
tarismo tienda a expandirse también a los pacientes, a quienes
workers. Nueva York: P. p. a. t. A. m. o. t. A. P. Association, 1995.
teóricamente se les considera capaces de asumir sus responsabili-
21. Dies RR. The therapist’s role in group treatments. En: Bernard HS, Mac-
dades, aunque en la práctica y en forma encubierta el equipo tera- Kenzie KR (ed.). Basics of group psychotherapy. Nueva York: The Guil-
péutico actúe como si los enfermos no fueran capaces de asumir- ford Press, 1994.
las. Se produce entonces lo que Sacks y Carpenter (91) han de- 22. Guimón J. La profession de psychiatre. Evolution et devenir. París: Mas-
nominado «comunidad seudoterapéutica», que tiene mucho que son, 1998.
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| 408 | Tratado de Psiquiatría


llamado «antropociencias», es decir, ciencias que tienen siempre

/capítulo24/
en cuenta al ser humano como tal, por lo que lo cierto es que se
trata de auténticas antropologías.
Las aportaciones de todos estos estudios están verdaderamen-
te «pasadas de moda», en el sentido de que fueron centrales en la
investigación y el trabajo cotidiano del período comprendido

Fenomenología entre el fin de la Primera Guerra Mundial y el giro conceptual


decisivo de la psiquiatría de los últimos 20 años, que podemos
centrar en la publicación del Manual Diagnóstico y Estadístico de
y análisis existencial los Trastornos Mentales, 3.a edición (DSM-III) (1980); sin em-
bargo, creemos que proporcionan un acervo de conocimientos de
un gran valor clínico y terapéutico y son imprescindibles para el
D. Barcia Salorio cocimiento de la realidad del enfermar humano. Como hemos
comentado en alguna ocasión, la psiquiatría actual, tan espléndi-
da en muchos aspectos, está ofreciendo muchos conocimientos
sobre la enfermedad mental (genética, datos bioquímicos, bases
neurofisiológicas, etc.), pero menos sobre el conocimiento del
Introducción «hombre enfermo de la mente».
ı Los tres movimientos a los que aludimos responden a tres
ı aspectos esenciales: el estudio de la vivencia del enfermo y el es-
Se incluyen en este capítulo tres movimientos doctrinales que fuerzo de una comprensión psicopatológica, centrada en la obra
sólo tienen en común el intento de sus creadores de tratar de ana- de K. Jaspers, que significó una aportación decisiva en psiquiatría,
lizar la enfermedad mental sin reduccionismos y pretendiendo y lo cierto es que no entendemos cómo puede analizarse adecua-
captarla del modo más cercano posible a la realidad del enfermo. damente a un paciente si sus manifestaciones psicopatológicas —
Para ello —y en esto también se aproximan estos movimientos— sus verbalizaciones y su conducta— no son captadas y analizadas
parten en cierto modo de planteamientos de la fenomenología desde esta fenomenología.
de Husserl, cuyo resultado debe llamarse análisis fenomenológico. La analítica existencial, el segundo grupo estudiado, es en cierto
Se trata del análisis de un hecho, un concepto, un sentimien- modo un lujo. Por medio de ella podemos tener un conocimiento
to, cualquier cosa, intentando captarlo tal como es vivido por el muy ajustado del «mundo» del enfermo mental, pero en general
sujeto y según el sentido que pueda tener para él, para lo cual se tiene poca aplicación clínica. No quiere decirse con ello que carez-
parte, decimos, de los planteamientos de Husserl, quien había ca de utilidad práctica. Ha sido sobre todo en el campo de la psico-
propuesto dos caminos para comprender lo real: la intuición eidé- terapia que, en muchas ocasiones, se ha podido ayudar al enfermo
tica, intento de captación de las esencias, lo verdaderamente cons- de un modo quizás más adecuado que utilizando otras técnicas.
titutivo del ser, con exclusión de los accidentes y los aspectos con- Es en razón de esto último que a la analítica existencial y a los
cretos, y la reducción fenomenológica (epoké), no hacer juicios so- métodos genético-estructurales de Von Gebsattel y Mikowski,
bre la realidad sino describirla tal como aparece en la conciencia y claramente relacionados con ella, añadiremos estudios en los que
a partir de ahí tratar de entender su significado para la existencia se destaca el análisis del «proyecto vital», según expresión de Or-
humana. Esta segunda cuestión es la importante en psiquiatría, es tega y Gasset, de hecho, la biografía, que a nuestro juicio tiene
decir, analizar aspectos de la vivencia del enfermo y su significado gran valor como técnica psicoterapéutica.
biográfico, aspectos abordados por las diferentes escuelas que En definitiva, pues, lo que llegamos a conocer son tres aspec-
acentúan en su análisis diferentes aspectos de la compleja realidad tos de la realidad del enfermo psíquico: la vivencia, su mundo pe-
del enfermo mental. culiar y su patobiografía, tres aspectos esenciales para compren-
Estos planteamientos doctrinales a los que hacemos referen- der al enfermo psíquico como hombre enfermo.
cia son la psicopatología derivada de la investigación de K. Jas-
pers, el movimiento llamado análisis existencial, que tiene en L.
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

Binswanger el autor fundamental, y planteamientos que si bien en


lo esencial han surgido claramente desde el mundo conceptual
Análisis de la vivencia
idéntico al anterior han acentuado, sin embargo, el estudio de al- y psicopatología comprensiva
gunos aspectos de la biografía humana.
Los planteamientos a los que aludimos difieren considera-
de Jaspers
blemente en cuanto a metodología e intención, y sólo tienen en ı
común, repetimos, el arranque no reduccionista, que trata de ver ı
al enfermo desde su peculiaridad de existente humano y deben A nuestro juicio, el intento de Jaspers, visto su estudio desde
considerarse dentro del marco de lo que Barahona Fernándes ha la psiquiatría, significó el primer planteamiento fundamental para

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D. Barcia Salorio
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el conocimiento de la experiencia patológica al margen de la pura fenomenología de Husserl, y, sobre todo, en la psicología de Dil-
consideración clínica, que naturalmente hicieron otros autores, y they. También influyeron en su pensamiento otros autores como
constituyó el primer modelo científico para caracterizar la patolo- Lipps, Kuelpe, M. Scheler y M. Weber.
gía mental. La psicopatología general de Jaspers se desarrolla sobre dos
Por otro lado, el desarrollo de sus puntos de vista ocupó la ideas fundamentales:
atención de la psiquiatría hasta el final de la Segunda Guerra
Mundial, cuando la hegemonía de la ciencia psiquiátrica alemana 1. En primer lugar la consideración de que en psiquiatría
cedió paso a los puntos de vista que se desarrollaban fundamen- hay muchos métodos: clínicos, antropológicos, psicoló-
talmente en los países anglosajones, concretamente el psicoanáli- gicos, etc., que no tienen conexión alguna entre sí, y ade-
sis y la psicología conductista, aunque en algunos ambientes eu- más la idea de que la psiquiatría no es un derivado de
ropeos se siguió cultivando hasta la década de 1980, especialmen- ellos. Es decir, no es una anatomía del cerebro, ni una fi-
te en Alemania y España. siología, etc.; es todo ello conjuntamente, por lo que hay
K. Jaspers (1883-1969) publicó su Allgemeine Psychopatholo- que saber primero lo que cada método ofrece en realidad
gie (psicopatología general) en 1913, 2 años después de haberla ini- y, elaborar posteriormente una visión de conjunto.
ciado por encargo de Wilmans, quien sustituyó a Nissl en la di- Esta intención totalizadora se corresponde también,
rección de la Clínica Psiquiátrica Universitaria de Heidelberg, sin duda, con una «preocupación» de la época, Zeitgeist,
donde a la sazón se formaba nuestro autor. que se tradujo en una serie de desarrollos filosóficos y
A partir de esta fecha, abandonó la psiquiatría para dedicarse científicos: la psicología de la Gestalt (1912), la lingüística
exclusivamente a la filosofía, convirtiéndose en uno de los pensa- de F. de Saussure (1916), la sociología de Durkheim
dores fundamentales de la llamada filosofía de la existencia. Sin (1900), etc.
embargo, en 1948 revisó su obra, lo que significó un enriqueci- 2. La posibilidad de un conocimiento científico en psicolo-
miento y cambio en algunos de sus puntos de vista anteriores, gía, en oposición a Kant, tanto en su forma científica na-
influido, sin duda, por aportaciones de autores que se movieron tural (Erklarende Psychologie) como en la científica espiri-
en la dirección por él marcada. tual (Verstehende Psychologie). Lo que Jaspers no acepta,
Cuando Jaspers comienza su obra en la Clínica de Heidel- en oposición a los neokantianos, es la posibilidad de co-
berg, aún bajo la dirección de Nissl, destacado anatomopatólogo nocer totalmente al ser humano como tal.
del sistema nervioso, en ella se cultivaba la psiquiatría clínica ela-
borada por Kraepelin, y alguno de sus conceptos, como las nocio- Esta actitud lleva a Jaspers al planteamiento de una psicolo-
nes de proceso y desarrollo, tuvieron una influencia decisiva en él. gía y una psicopatología variadas en sus conceptos y métodos. Lo
Sin embargo, en esa época habían comenzado a aparecer las que hay que intentar es captar todas las exteriorizaciones (Äusse-
primeras críticas importantes a la concepción kraepeliana: así, rungen) del ser humano, de hecho, todas las posibles manifesta-
Bleuler publica en 1911 sus estudios sobre la esquizofrenia opo- ciones, y para ello se recurre a cuatro métodos:
niéndose a la noción de demencia precoz por entender que estos
pacientes no siempre acaban con deterioro (Verblödung) de la 1. Psicología subjetiva o fenomenológica: obtener todas las ex-
personalidad. En 1913, Bonhoeffer publica en el Handbuch de teriorizaciones «perceptibles» (fühlbar) y «sensibles»
Asanffenburch su tesis sobre los tipos de reacción exógena que (Nachfühlbar) del enfermo.
termina con la noción de especificidad mantenida por Kraepelin. 2. Psicología objetiva: estudia los rendimientos y conductas
Pero fue sobre todo A. Hoche quien más vigorosamente se opu- observables y medibles.
so a las entidades nosológicas kraepelianas. En 1912 publicó Die 3. Psicología comprensiva: relaciona comprensiblemente
Bedeutung der Symptomenkomplex in der Psychiatrie, donde seña- (Verstehen) todo lo anterior.
la que los cuadros diseñados por Kraepelin no son especies mor- 4. Psicología explicativa (Erklärende): relaciona causalmen-
bosas sino complejos «sindrómicos», resucitando, en cierto te las manifestaciones psíquicas.
modo, las concepciones tradicionales francesas y alemanas. ı
En cuanto a la psicología, en la escuela de Heidelberg se culti- ı
vaba básicamente la que había elaborado Wundt, quien había sido psicología y psicopatología subjetiva
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maestro de Kraepelin, quien a su vez, aunque menos conocido en o fenomenológica


este campo, realizó numerosos estudios especialmente sobre las ı
modificaciones psíquicas por efecto de ciertas sustancias (alcohol, Aunque el punto de partida de Jaspers fue Husserl, su con-
tabaco, etc.). En esta época, sin embargo, empiezan a aparecer cepción de la fenomenología, o mejor su intención, fue distinta.
otros movimientos doctrinales, precisamente como reacción con- Jaspers pretende describir exclusivamente los fenómenos psíqui-
tra el estructuralismo de Wundt, lo que significó el desarrollo de cos del paciente tal y como se muestra en su conciencia, recha-
muchas de las escuelas psicológicas contemporáneas. zando el siguiente paso hussleriano de intuición esencial (Wes-
Sin embargo, la influencia decisiva en la elaboración de la psi- senschau), y referirse a los fenómenos reales que tienen lugar en la
copatología reside en el campo de la filosofía, concretamente en la conciencia real. Por lo tanto, los conceptos a los que llega son algo

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distintos de las esencias a las que llega el fenomenólogo. Las esen- te esta actitud u opción hace que vuelva a vivirse, a revivirse, la vida
cias fenomenológicas son contenidos de las vivencias de la con- psíquica del otro. Como rasgos esenciales de la empatía habría:
ciencia pura. una captación afectiva del otro (Lipps), una inmediatez, es decir,
La descripción fenomenológica de Jaspers consiste en destacar, un conocimiento originario del tú (ursprungliche Dugewistheit),
describir, diferenciar y delimitar determinados fenómenos menta- aunque realmente lo que es revivible y reproducible es la tonalidad
les que de esa manera se nos harán claramente presentes. Una ca- afectiva del otro y, finalmente, la percepción del otro de modo se-
racterística esencial es que lo percibido y descrito fenomenológica- mejante a como se produce la autopercepción (M. Scheller).
mente debe ser reconocido fácilmente luego, razón por la que los Este modo de comprender tiene evidentemente muchas limi-
fenómenos deben designarse en una expresión determinada. taciones, que son mayores cuando se pretende captar la vida psí-
Así pues, tres son los rasgos esenciales de esta concepción fe- quica patológica, por lo que se recurre al segundo modo o técnica
nomenológica: el hacer presente (Vergegenwart), la delimitación a la que ya nos referimos, la representación.
(Begrenzug) y la descripción (Beschreibung). Este «hacer presente» Mediante elementos imaginables, se compone una represen-
no es una experiencia perceptiva, sino imaginativa: lo que imagi- tación más o menos exacta de lo que ocurre o ha ocurrido en la
namos después de una observación detallada, lo cual se consigue conciencia ajena. Aquí no hay de hecho empatía, sino interpreta-
por la enumeración de las condiciones en que se produce el esta- ción (Deutung) de la vivencia del otro a través de ciertos rasgos
do psíquico, simbolizaciones, concepciones, etc., pero de un expresivos.
modo especial a través del habla, es decir, lo que el paciente dice. La representación sería una forma de comprensión lógica o
Lo que se capta es una forma esencial de la vida psíquica. racional, de la que se espera no sólo comprensión del contenido
Jaspers comienza a describir la vida psíquica ajena una vez sino de la persona. La comprensión lógica o racional no es, de he-
que es capaz de captarla, a partir de una división: a) «hechos ais- cho, una verdadera comprensión psicológica. El sentido racional
lados» de la vida psíquica que llama elementos (Elementen), y es objetivo e independiente de lo personal, es absolutamente co-
b) «el todo» o conjunto de la vida psíquica o estado de concien- municable y no lleva nada que haga referencia al individuo que
cia (Bewusstseinszustand). lo ha expresado.
Aunque no muy bien definidos por Jaspers, los elementos o Contrariamente, la representación añade de modo necesario
fenómenos psíquicos son todo cuanto puede distinguirse en el a lo comprendido racional o lógicamente la comprensión de la
instante vivido (Jaspers apenas utiliza el término vivencia [Erleb- persona en el momento en que vive este contenido. Toda com-
nis] de Dilthey): percepciones, representaciones, conciencia del prensión de una persona, por medio del lenguaje, consta de dos
yo, etc., y es ese aspecto de instantaneidad, es decir, no referible momentos: la comprensión del significado de lo hablado y la
al pasado o al futuro, su carácter esencial. Los otros rasgos —in- comprensión de la persona que da a conocer cada significado y
tencionalidad, pasividad, etc.— matizan y caracterizan los dis- cada sentido de lo hablado con actos significativos que dan senti-
tintos elementos. do (Binswanger).
El segundo concepto fundamental, el «todo instantáneo» o Una importante ampliación del concepto de la comprensión
«estado de conciencia», se caracteriza no por ser el conjunto de estática fue realizada por K. Schneider, quien distinguió la com-
elementos, sino por ser la «totalidad de la vida psíquica en un mo- prensión del contenido y la comprensión de la forma de la viven-
mento dado». Además, este todo es, la verdadera realidad feno- cia, lo cual, por lo demás, ya había sido apuntado por Jaspers. En
menológica: la real interioridad de lo vivido, la hendidura sujeto- el delirio, por ejemplo, puede distinguirse racionalmente el con-
objeto, el saber de la conciencia y de sí mismo. Los elementos tenido del delirio, tal como es vivido por el enfermo, pero tam-
son construcciones artificiales que el observador necesita para bién el modo como se ha producido en la mente del enfermo.
adentrarse en la vida psíquica ajena. K. Schneider se separa claramente de la empatía ya que seña-
La captación de los hechos que acabamos de señalar lleva a la que las vivencias «propiamente patológicas», alteradas formal-
una «comprensión estática o fenomenológica», propia de esta mente, no pueden ser comprendidas sino simplemente pensadas
psicología subjetiva. Pretende, por lo tanto, tener noticia de la (Denkend).
vida psíquica del otro, en nuestro caso el enfermo, en un mo- En correspondencia con lo anterior, K. Schneider también
mento dado. Para ello se recurre a dos modos o técnicas: la teoría ha distinguido entre el Da-sein y el So-sein de la enfermedad. El
de la representación (Vorstellung) o a la teoría de la realidad (Ak- Da-sein de la enfermedad es la enfermedad como tal, con su de-
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tualität). terminación biológica, uniforme en todos los individuos. El So-


En el primer caso, el observador toma nota de la vida psíqui- sein de la enfermedad es la enfermedad individualizada o el caso
ca del otro de un modo abstracto, mediante una representación, diferenciado, que se muestra en varios matices expresivos, dis-
que de hecho no debe llamarse «lógica», pero que sí obliga a cier- tintos de la enfermedad. La alteración formal de la vivencia se
ta conceptualización. En el segundo caso se tiene noticia del otro corresponde con el Da-sein, mientras que el contenido se corres-
por medio de la empatía (Einfühlung), término que García Mo- pondería con el So-sein.
rente tradujo por «impatía». La aportación básica de la psicopatología subjetiva o feno-
La noción de empatía procede de Lipps (1901), quien al refe- menológica se refiere a dos aspectos. En primer lugar, la descrip-
rirse a las vivencias estéticas señalaba que la comprensión median- ción y caracterización de los fenómenos patológicos: alucinacio-

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nes, delirios, obsesiones, trastornos de la conciencia del yo, etc. tos hechos tan diversos, de los que hasta ahora simplemente se te-
Aquí lo que se pretende es el aislamiento y diferenciación de estos nía conocimiento, así como su descripción.
estados patológicos, bien delimitados unos de otros y reconoci- Para llegar a estas relaciones, Jaspers establece dos métodos: la
bles. «comprensión» (Verstehen) mediante la cual se comprende gené-
La segunda aportación básica fue la de reconocer en las psico- ticamente lo psíquico en virtud de otros hechos psíquicos y la
sis la existencia de vivencias propias de cada enfermedad, lo que «explicación» (Erklären), es decir, por medio de la relación causal.
representa una base sólida para el diagnóstico. Son los síntomas La comprensión genética pretende una relación comprensi-
primarios —no entendidos en el sentido genético, como hace ble, de sentido, entre las vivencias sucesivas o separadas en el
Bleuler, es decir como expresión «directa» del sustrato etiológi- tiempo en un mismo individuo. Como Jaspers escribe: «lo psí-
co—, sino que son reconocibles como vivencias típicas —sínto- quico, surge de lo psíquico de una manera comprensible para
mas de «primer rango» (K. Schneider)— de cada enfermedad. nosotros. El atacado se vuelve colérico y realiza actos de defensa,
Por este camino Schneider pudo distinguir el modo de la vi- el engañado se vuelve desconfiado. Este surgir consecutivo de lo
vencia de la tristeza vital típica de la depresión endógena, de la psíquico tras lo psíquico lo comprendemos genéticamente».
tristeza de la vida cotidiana y de las depresiones reactivas. En las Para llegar a esta comprensión, los elementos psíquicos indi-
psicosis esquizofrénicas describió los síntomas primarios, que viduales captados fenomenológicamente o por medio de la des-
prefiere llamar de «primer rango», ya que no son patognomóni- cripción de los rendimientos objetivos, es decir, los hechos capta-
cos, aunque sí característicos, y que tuvieron una favorable acogi- dos según las dos metodologías que acabamos de comentar son
da universalmente: eco y robo del pensamiento, ideas delirantes «tratados» a través de un esquema ideal de motivación.
primarias, etc. Jaspers reconoce una amplia gama de categorías del espíritu,
En definitiva, para captar las vivencias patológicas debe re- pero para la psicopatología sólo propone dos: el motivo y el desarro-
nunciarse a la «revivencia» (Einfühlug), es decir, intentar revivir llo y, dentro de la comprensión dinámica, todo se reduce a la es-
en uno mismo lo percibido en el otro, y debe recurrirse a un tructura de la motivación. Así se consigue así el par de conceptos
modo intuitivo de captar lo anómalo, pero no como una Wes- fundamentales: explicación-causalidad; comprensión-motivación.
senschau hussleriana, sino captando lo característico, como por La categoría del desarrollo se aplica a la comprensión que
ejemplo un técnico es capaz de hacer respecto a la producción trata de describir la evolución de un individuo a lo largo de la
pictórica de un pintor concreto. vida: la biografía, que analizamos más adelante. La noción de mo-
ı tivo en Jaspers participa de las tres categorías de Dilthey: signifi-
ı cado, fin y valor, utilizadas para la comprensión del otro.
psicología y psicopatología objetiva La vida, dice Dilthey, se manifiesta según dos categorías bási-
ı cas: la significación y la fuerza. La significación designa la relación
La psicología y psicopatología objetiva intenta valorar los he- de las partes de la vida con el todo, conexión que poseemos a tra-
chos perceptibles por los sentidos, mediante los cuales el enfer- vés del recuerdo. Sería, decimos nosotros, lo que Janet ha llama-
mo también es accesible, ya que los rendimientos objetivos son do la conduit du recit, la capacidad de la narrativa, mediante el
sólo válidos para el psicólogo o psicopatólogo en cuanto se con- cual puede entenderse el curso transcurrido de la vida.
sideran relacionados con su correlato fenomenológico; en caso La segunda categoría es la fuerza, tal como nos encaramos
contrario son sólo útiles para otras ciencias: fisiología, historia, con el futuro y representa la capacidad de realización de múltiples
sociología, etc. posibilidades, los fines. «La significación hace que la vida sea
Aquí se analizan los rendimientos, los procesos somáticos comprensible, la fuerza la hace actuante.» Pero para que la actua-
concomitantes a los procesos psíquicos y las expresiones signifi- ción tenga un fin, se precisa la existencia previa de valores. Nos-
cativas, los fenómenos observables de la conducta y los hechos otros pensamos que este esquema se ha visto enriquecido por la
de la creatividad humana. Esta psicopatología es la menos origi- reflexión de Sutter sobre lo que ha llamado «anticipación», la ca-
nal y no aporta planteamientos conceptuales nuevos, muchos de pacidad y necesidad de evaluación constante del presente para or-
ellos tomados de la psicología de Wundt, razón por la que omiti- ganizar el futuro. Las tres categorías fundamentales quedan esta-
mos nuestro comentario. Por otro lado, podemos hacer lo que blecidas como el acto básico del comprender dinámico y ésta es la
hemos dicho respecto a la psicología descriptiva, que en general operación fundamental de la comprensión de Jaspers.
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trabaja con verbalizaciones, con otros rendimientos del paciente: Tres son los campos básicos de la comprensión dinámica: las
gestos, producción pictórica, etc. relaciones comprensibles (qué comprendemos), los mecanismos
ı por los que se producen las relaciones comprensibles (cómo com-
ı prendemos) y la autocomprensión del enfermo.
psicología y psicopatología comprensiva Las relaciones comprensibles (verstehende Zussamenhänqe)
ı permiten ordenar los procesos psíquicos sucesivos según trascu-
En las psicopatologías subjetiva o fenomenológica y en la ob- rren en el tiempo, lo cual se realiza en relación con tres aspectos
jetiva se llega a la captación de los hechos psicopatológicos. El fundamentales: los instintos, la situación del individuo en el mun-
paso siguiente consiste en intentar establecer relaciones entre es- do y el símbolo o contenido del saber fundamental.

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La noción de instinto (Trieb), que en Jaspers tiene una consi- ños, sugestión, hipnosis), y mecanismos específicos anormales
derable amplitud, es fundamental para la comprensión psicológi- (reacción vivencial anormal, repercusión anormal de vivencias
ca. En el ser humano se suponen instintos sobre los cuales pueden anteriores, sueños anormales, histeria, el contenido comprensible
montarse las pautas comprensivas de los motivos. El individuo de las psicosis).
sometido a tendencias en conflicto toma una decisión. Ésta no El tercer campo de la comprensión dinámica se refiere a la au-
puede ser meramente refleja, ya que se trataría de una explicación, tocomprensión que el paciente tiene de su enfermedad que se tra-
ni totalmente libre, exenta de instinto, pues sería entonces un acto duce en dos tipos de resultados: el surgimiento de una serie de
existencial. El instinto es tanto vivencia directa de un simple im- síntomas secundarios a partir de los primarios y la reflexión cons-
pulso hacia una meta, como la necesidad corporal, configura- ciente de su destino.
ción productiva o impulso para la acción. Estos tres campos de la comprensión psicológica dinámica
Los instintos se ordenan en tres planos: instintos somatosen- que hemos analizado se corresponden a lo que Dilthey había lla-
soriales (hambre, sexo, etc.); instintos vitales, que a su vez se sub- mado comprensión elemental; que es la que se da en seno del Es-
dividen en los tipos del ser-ahí (acción, agresión, ayuda, etc.), vi- píritu objetivo, es decir, lo que es válido en el grupo social, en la
tales-anímicos (curiosidad, descanso, etc.) y vitales-creadores comunidad (valores, creencias, costumbres, etc.). Junto a ello hay
(expresión, repetición, etc.), e instintos espirituales (religiosos, que situar la comprensión superior o espiritual de Dilthey que se re-
éticos, estéticos, etc.) fiere al todo consciente y se orienta hacia la singularidad e indivi-
Jaspers analiza las modificaciones de los instintos: supresión dualidad, comprensión que Jaspers aborda desde la caracterolo-
de los superiores, aislamiento de ellos entre sí, fijación en el des- gía. El carácter es el todo de la relación comprensiva.
arrollo, etc. y escribe: «Seguir estas posibilidades hasta los últimos Pero la comprensión desde el Carácter tiene, en Jaspers, dos
límites es un trabajo de gran valor para el psicopatólogo, pues le limitaciones, que llevan a la incomprensibilidad, una está ligada a
permite conocer las fronteras en que la anomalía deja de ser com- lo biológico; allí dónde surge lo biológico aparece la incompren-
prensible». Es decir, la comprensión se basa en que la resolución sión, categorías biológicas de la biografía; el otro límite es la liber-
del conflicto realizada por el otro y la comprendemos porque to- tad del ser humano, ya que éste no puede ser totalmente com-
dos tenemos saberes y valores fundamentales compartidos. prendido.
El análisis del individuo en el mundo muestra el espacio don- El primer límite posibilita la introducción de los métodos
de tiene lugar la acción de los instintos, lo que lleva a Jaspers a científicos naturales y, entonces, las relaciones son causales y se
analizar el concepto de situación (una de ellas es la situación lí- entra en el campo de la explicación, es la psicología y psicopato-
mite). Aquí se refiere al concepto de realidad donde deben in- logía explicativa (Erklärende), el segundo límite lleva al análisis
cluirse los sistemas de creencias, la naturaleza, el orden social, etc. filosófico de la existencia (Existenz).
y se estudia la dinámica de la relación del individuo con la reali- La aportación fundamental de la psicología comprensiva a la
dad. Entre estos dos polos, el sistema de instintos y la situación en psicopatología fue, sin duda, la elaboración de la noción de reac-
el mundo, se realizará el motivo a comprender. ción vivencial anormal (v. cap. 3).
Finalmente, para poder llegar a una total comprensión falta Una reacción vivencial anormal es la respuesta afectiva y do-
un tercer elemento: un saber fundamental a priori que haga posi- tada de motivación, plena de sentido, a una vivencia, por lo tanto,
ble todo otro saber del ser humano. Este saber a priori, anterior a es una respuesta: oportuna, motivada y afectivamente adecuada
todo dato de la experiencia y que aparece en todos los estratos a la vivencia. Los rasgos básicos son: que el contenido de la reac-
del ser, es: respecto del ser-ahí, el símbolo; el de la conciencia en ción esté en relación comprensible con el contenido de la viven-
general, las categorías de la razón; el del espíritu, las ideas. Com- cia; el hecho presumible de que no hubiera ocurrido sin la vivencia,
prender a un individuo será utilizar este saber fundamental para y que el curso sea también dependiente de la vivencia determi-
obtener los motivos que en él tienen vigencia. Aquí debe introdu- nante, que sea posterior a ella y ceda al ceder el motivo.
cirse también, creemos nosotros, la reflexión de V. Frankl, que ha Con estos criterios se han podido diferenciar las verdaderas
mostrado la incapacidad de muchos para la realización de valores, reacciones vivenciales de las psicosis desencadenadas, donde el mo-
lo que está en la base de una forma de sufrimiento que ha califica- tivo desencadenante no guarda relación de sentido, tratándose,
do de nooneurosis. por lo tanto, en este último caso de una fase o un brote.
Con estos tres estratos que acabamos de describir recorre- La reacción vivencial anormal fue analizada en profundidad
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

mos la totalidad del qué de la comprensión. Pero, sobre todo, para por K. Schneider. Su aportación más importante puede resumir-
el análisis psicopatológico, interesa además el cómo de la com- se del siguiente modo: aunque el criterio reactivo vivencial sea
prensión, es decir, cuáles son los mecanismos normales y anor- fundamental, la vivencia puede ser modificada, por un «fondo no
males que permiten una comprensión más allá de una captación vivenciable». Por ejemplo hora del día, estado atmosférico, etc. y
directa de los datos. Recordemos que la comprensión se realiza, hay que admitir que desde este fondo pueden surgir cuadros lim-
sobre todo, a través de modelos o esquemas ideales. piamente sin componente vivido, que es lo que llamó reacciones
En la 4.a edición (1948) de la Psicopatología general, Jaspers de fondo (Grundreacktionen).
distinguió entre mecanismos específicos normales (reacciones vi- De este «fondo» hay que distinguir un trasfondo vivido (Un-
venciales, repercusión de vivencias anteriores, contenido de sue- tergrundreacktionen) que modifica la vivencia (dolor de cabeza,

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D. Barcia Salorio
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levantarse malhumorado, etc.) pero que no tiene una relación prensibilidad, mientras que las relaciones causales comprensibles
causal con ella. Aunque en su investigación se insiste sobre todo tienen su base en la conciencia (Bewusstsein), lo que no supone
en la depresión se da en otras experiencias psicológicas como, por cambio orgánico. En las relaciones incomprensibles esta incom-
ejemplo en la angustia. prensibilidad se hace inteligible mediante la imaginación de un
Las reacciones vivenciales tal como las describió Jaspers se re- extraconsciente (Ausserbewusstsein) que sirve de sustrato a esta
fieren únicamente a vivencias externas, pero existen también reac- incomprensibilidad. De todos modos, los límites entre compren-
ciones vivenciales a conflictos internos: desequilibrios interiores, sión e incomprensión pueden no ser nítidos. Ya hemos comenta-
tensiones, en especial a situaciones instintivas, frente a los cuales el do la diferencia entre forma y contenido y cómo reacciones viven-
enfermo adopta una actitud penosa, pero que en principio pueden ciales pueden ser modificadas desde estructuras biológicas.
equipararse a las reacciones frente a conflictos externos. Sin em- Mientras que las relaciones causales no tienen límites —sólo
bargo, hay una diferencia fundamental en el sentido de que las vi- el ser humano como un todo—, no ocurre lo mismo con la com-
vencias exteriores son independientes de la personalidad. Por prensibilidad, por lo que se llega a una pregunta fundamental en
ejemplo, todo el mundo puede entristecerse ante un aconteci- psicopatología sobre la comprensibilidad de la vida psíquica. El
miento. Las interiores por el contrario se hallan vinculadas a per- análisis de la vida psíquica patológica, como un todo, se realiza por
sonalidades muy definidas y, desde luego, siempre a los «sensiti- medio del estudio de dos fundamentos básicos: el acontecer bioló-
vos», «inseguros de sí mismos», en el sentido de Kretschmer. gico básico y el desarrollo histórico vital, elementos constitutivos de
No sólo el contenido de la vivencia es decisivo para la reac- la biografía humana, lo que lleva a una diferenciación de dos tipos
ción vivencial anormal, también es importante la situación: el es- de bios. De un lado el desarrollo unitario de una personalidad, so-
tado crepuscular suele responder a situaciones angustiosas, el bre la base de un curso normal de las distintas edades y fases, y, del
delirio reactivo a celos, vergüenza, etc. otro, el del carácter no unitario de una vida, que se descompone en
Otra corrección a la doctrina de Jaspers corresponde a la no- dos partes debido a que, en un momento determinado del acon-
ción de psicosis de situación de Sterz. En la noción de reacción de tecer biológico, se ha añadido un proceso, responsable de la irrup-
Jaspers el motivo es agudo y de duración breve, pero hay situacio- ción del curso biológico de la vida y de alterar la vida psíquica.
nes prolongadas que psicológicamente tienen el mismo significa- Se llega así a una diferenciación fundamental, que ha tenido
do. Esta noción ha llevado a Kehrer a distinguir: a) psicosis «por una repercusión decisiva en psiquiatría, la diferencia entre proce-
acción del medio», cuando éste actúa positivamente en la génesis so y desarrollo. Frente al proceso, hablamos de desarrollo de una
del cuadro psicótico, siendo el modelo fundamental de estos cua- enfermedad, cuando podemos comprender, en el conjunto de ca-
dros la folie à deux, y b) psicosis por «ausencia del medio», cuan- tegorías históricas vitales, las modificaciones que la biografía ex-
do éste está ausente y genera o es fundamental en la aparición del perimenta, por analogía con la comprensión del desarrollo bioló-
cuadro patológico. Aquí encontramos el «delirio paranoide de los gico normal fundamental. En el desarrollo (Entwiecklung) no se
sordos y duros de oído» de Kraepelin, «el delirio de los sordomu- producen rupturas en la personalidad del sujeto. En el Proceso
dos» de Mikulski, el «delirio de los ciegos» de Sanchís Banús y los (Prozess), por el contrario, siempre ocurre una ruptura en la per-
cuadros patológicos producidos en la emigración. sonalidad y curso de la misma con la aparición de algo incom-
ı prensible, por lo que los procesos sólo son explicables.
ı La diferenciación entre proceso y desarrollo, tal como hemos
psicología y psicopatología explicativa señalado, supuso una conquista importante para el análisis de la
ı enfermedad psíquica en el campo de las psicosis. Aunque, de he-
La psicología y psicopatología explicativa se ocupa de las rela- cho, esta noción ya aparece en Kraepelin, Jaspers profundizó en
ciones causales externas, lo que equivale a que se considere que ella dándole un sentido psicopatológico.
entre los elementos psíquicos hay un sustrato de una determina- Los criterios de proceso establecidos por Jaspers son: la apari-
da realidad biológica. ción de «lo nuevo» en un espacio temporalmente localizable y
La psicopatología explicativa tiene dos componentes: los ele- corto; la producción durante este tiempo de múltiples síntomas
mentos que vienen dados por los datos obtenidos por las psico- conocidos; la falta de una causa desencadenante psicológicamen-
logías fenomenológica, subjetiva y comprensiva, pero también te condicionada o de una nueva vivencia que lo fundamente y,
por datos tomados en conjunto, como la personalidad y, en se- finalmente, que curse de modo incurable e irreversible.
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gundo lugar, la relación causal. Jaspers, al analizar la evolución de las psicosis, había señala-
Las relaciones de causalidad se establecen según el modelo de do como ciclos evolutivos típicos la fase, el brote, el proceso y el
las ciencias naturales, aunque entre éstas y la psicología explicati- desarrollo; sin embargo, conviene corregir ligeramente su análisis
va existan ciertas diferencias, especialmente no poder establecer aproximando los tres primeros y separándolos del desarrollo. El
entre los elementos psíquicos relación causal directa y necesitar, criterio decisivo para la noción de brote o fase no reside en el ca-
por lo general, modelos estadísticos diferentes. rácter temporal ni en su terminación de forma irreversible para
Lo común a todas las relaciones causales es que necesaria- el brote y reversible para la fase. Lo decisivo es precisamente su
mente se da siempre algo incomprensible; tal como ya hemos se- carácter incomprensible sobre la base de supuestos biológicos.
ñalado, allí donde surge lo biológico aparece siempre la incom- K. Schneider, bajo la inspiración de M. Scheller, sustituyó la no-

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ción de «relaciones comprensibles» de Jaspers por la de «conexio- El mundo del enfermo mental.
nes de sentido», «continuidad de sentido» y «legalidad de senti-
do», sustituyendo el criterio puramente subjetivo de Jaspers por el Escuelas fenomenológicas
objetivo de la ruptura de la continuidad de sentido de la vida, para y analítica existencial.
diferenciar claramente los procesos de los desarrollos.
Además, K. Schneider acentuó la separación de ambos proce- Comprensión antropológica
so y desarrollo y, al exponer su tesis sobre el concepto de enfer- ı
medad mental, diferenció entre: a) proceso patológico (es decir,
verdaderas enfermedades): aquellos que tienen un sustrato bioló- ı
gico demostrado (psicosis de fundamento corporal) o supuesto A pesar de la fecundidad de la psicología comprensiva de Jas-
(ciclotimia y esquizofrenia) y b) variaciones anormales de la vida pers, en lo que respecta a la comprensión psicológica tiene difi-
psíquica, que carecen de fundamento biológico y que no pueden cultades insuperables y, vista de cerca, aleja más que aproxima
considerarse propiamente como patológicas, en el sentido médi- nuestra comprensión del enfermo psicótico.
co. Al referirse a la ciclotimia y a la esquizofrenia señala que am- En la concepción de Jaspers de alguna manera se objetiviza
bos cuadros se hallan fundamentados sobre alteraciones biológi- lo anímico, lo que en cierto sentido es «cosificarlo», al intentar la
cas, lo cual se conjetura sólidamente, por ejemplo por su demos- descripción fenomenológica independientemente del individuo y
trado condicionamiento hereditario, a lo que hoy hay que añadir su mundo. Pero lo decisivo fue la tajante oposición entre proce-
la abundancia de datos bioquímicos conocidos. so y desarrollo, que si bien se mostró sumamente útil en la dife-
Pero lo decisivo para considerar la ciclotimia y la esquizofre- renciación clínica, coloca definitivamente a los psicóticos fuera de
nia enfermedades y no variantes anormales es que presentan ras- toda comprensión. En consecuencia el mundo del enfermo men-
gos cualitativamente diferentes a la normalidad psíquica; éstos tal, precisamente el objeto de estudio de la psiquiatría, resulta in-
son los siguientes: comprensible a los psiquiatras.
En parte para no renunciar a la comprensión del psicótico, y
1. La aparición de síntomas que no guardan analogía con la sobre todo por la influencia de una serie de tesis filosóficas y plan-
vida psíquica normal o las variantes anormales. teamientos científicos, es por lo que surgieron otros esquemas
2. En su gran mayoría no se hallan motivados por vivencias. conceptuales, concretamente lo que en psiquiatría se conoce
3. Sólo suelen ceder a terapéuticas biológicas. como fenomenología y análisis existencial. Estos movimientos a
4. Pero, sobre todo, quebrantan las leyes y normas que in- que aludimos, esquemáticamente referidos son:
tervienen en la continuidad de sentido y desarrollo vital.
1. La fenomenología de Husserl, que si bien influyó de al-
Siguiendo a lo anterior es por lo que deben reunirse las fases y guna manera en Jaspers, tuvo una influencia más decisi-
brotes con los procesos, oponiéndolas a los desarrollos. va en otros autores que comentaremos más adelante.
ı 2. La filosofía existencial de Heidegger y, concretamente,
ı su obra fundamental Sein und Zeit. Una de las razones
conclusión de por qué las filosofías llamadas existencialistas tuvieron
ı una influencia decisiva en psiquiatría fue por el modo
La psicología de Jaspers supuso la primera elaboración de una con que afrontaron el análisis del ser humano y su natu-
psicopatología que enriqueció los conocimientos sobre el aconte- raleza. No trataron de encontrar una respuesta al interro-
cer psíquico normal y patológico, pero sobre todo tuvo y tiene gante ¿qué es el hombre? por medio de un análisis del co-
una vigencia absoluta para entender y ordenar las enfermedades nocimiento o por otros modelos conceptuales, sino me-
mentales. diante el estudio de los estados subjetivos, de aquellos en
Es necesario entender los conceptos básicos de reacción, pro- que el yo se manifiesta como conocedor de sí mismo y
ceso y desarrollo con el mismo valor que los conceptos científicos de su situación. «La fenomenología y el análisis de las
elaborados en medicina por la patología general: tumor, degene- emociones y los estados de ánimo (Stimmungen) fueron
ración, inflamación, etc. el punto de partida de las reflexiones existenciales»
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Aplicando los distintos modelos psicológicos tenemos que las (Allers).


aportaciones fundamentales a la psicopatología fueron: 3. Otro movimiento conceptual decisivo fue el que surge a
partir de la obra del biólogo Von Uexkühl, en especial la
1. Psicología fenomenológica: descripción y delimitación de noción de mundo circundante (Umwelt), que llevó a la
los fenómenos patológicos, y caracterización de los sínto- concepción del mundo particular de cada especie biológi-
mas primarios y secundarios. ca y siguiendo este modelo el mundo del ser humano,
2. Psicología comprensiva: reacciones vivenciales anormales que si bien trasciende lo biológico debe verse también
y desarrollos psicopatológicos. como una creación suya y que además es peculiar para
3. Psicología explicativa: proceso, brote y fase. cada uno. El mundo está «constituido» por el propio in-

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D. Barcia Salorio
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dividuo en el sentido de que para él sólo existe lo que las del análisis estructural de Minkowski y las del sistema cons-
puede captar a través de sus órganos de relación y su con- tructivo-genético de Von Gebsattel. Aunque no puramente es-
ciencia. tructuralista, muy emparentado con los anteriores, en primer lu-
4. Junto a esto tuvo gran importancia el movimiento neovi- gar comentaremos la tesis de Kronfeld.
talista que podemos centrar en la obra de Diersch, que ı
elaboró nociones básicas sobre «el ser vivo» y no mera- ı
mente sobre «la vida». análisis intencional (o estructural) de Kronfeld
5. También fue decisivo el desarrollo de tesis de filósofos ı
como M. Buber y de psicólogos y psiquiatras sobre la re- Este autor es posiblemente el primero que realizó un análisis
lación yo-tú, cuyo análisis llevó a elaboraciones decisivas fenomenológico del acto, y en este sentido se separa de la psicolo-
para el pensamiento contemporáneo. En este sentido gía subjetivista de la fenomenología de Jaspers y tiene indudables
Laín Entralgo (1961) ha llamado la atención sobre el he- relaciones conceptuales con Von Brentano y Husserl.
cho de que la filosofía contemporánea ha hecho dos des- Kronfeld piensa que en toda función psíquica hay una activi-
cubrimientos decisivos: que en el orden ontológico, el ser dad continua del yo. Cada experiencia es conciencia de algo, sin
de mi realidad individual se halla constitutivamente re- que importe ahora si este algo es real o ficticio. Pero este acto, es
ferido al ser de los otros, y que en el orden psicológico, el decir esta cosa, llega precisamente a ser tal cosa para el yo, justa-
nosotros es anterior al yo, al cual de un modo u otro mente por el modo especial de estar el yo en la conciencia. Es de-
siempre acompaña. cir, la cosa llega a ser objeto para la conciencia por la peculiar
Estos planteamientos tuvieron una importancia deci- forma de conciencia. Este proceso es lo que llamamos acto de
siva, entre otras cuestiones, respecto al desarrollo de las objetivación. Sin embargo, el yo no es sólo activo en el proceso de
psicoterapias existencialistas y, en general, a las llamadas objetivación, sino también en una cierta dirección. Es decir, se-
antropológicas. gún los casos, el yo puede ser esperanzado, temeroso, deseoso,
6. Finalmente, citaremos los desarrollos conceptuales de la etc. a lo cual llamamos intención.
medicina antropológica alemana, que surge en Heidel- Evidentemente, todo lo anterior tiene muchos puntos de con-
berg a partir de la obra de Krehl. En este caso conviene tacto con la fenomenología jasperiana, pero hay una diferencia
destacar a V. von Weitzsaecker y, en especial, su tesis de fundamental: la intención de Jaspers, al menos respecto a la acti-
la Gestaltkreiss. tud fenomenológica, era puramente descriptiva, mientras que
aquí se trata de una «construcción intelectual», es decir, de una
Estas y otras ideas fueron recogidas y desarrolladas por una teoría. El acto, como fenómeno objetivo o como intención, pue-
serie de psiquiatras que elaboraron doctrinas que hemos agrupa- de ser tratado fenomenológicamente, pero no es fenómeno el que
do como escuelas fenomenológicas. En realidad la psicología de tales actos sean objetos o intenciones.
Jaspers, que acabamos de comentar, es en muchos aspectos fe- Toda la obra de Kronfeld se edificó sobre la tesis que hemos
nomenológica y puede, acertadamente, designarse como fenome- comentado. En lo que respecta a la psicopatología su aportación
nología descriptiva, para diferenciarla de las otras que ahora ana- básica se refiere al tema del delirio recogido en Prespektive der See-
lizaremos, las escuelas fenomenológicas estructurales y categoria- lenheilkunde (1930), que debe ser considerada como un precursor
les y las escuelas fenomenológicas existenciales. de análisis antropológico del delirio como los de H. Ey o L. Va-
ı lenciano.
ı ı
escuelas fenomenológicas estructurales ı
y categoriales análisis estructural de Minkowski y consideración
ı constructivo-genética de Von Gebsattel
Estas escuelas se denominan así porque intentan comprender ı
la vida psíquica a partir, esencialmente, de una determinada es- Separándose también de la fenomenología descriptiva de Jas-
tructura o de ciertas categorías, entendidas no en el sentido de pers, estos autores, con notables diferencias, tienen en común el
Kant sino en el sentido existencial de Heidegger o Sartre, es de- hecho de intentar encontrar una base genética a partir de la cual
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cir, se trata de «categorías ónticas» del existir, desde las cuales poder explicar todo el fenómeno psicopatológico. En este sentido
puede analizarse la vida psíquica. estos autores pueden aproximarse a Kronfeld ya que, como he-
Si bien estas escuelas acuden a la fenomenología como méto- mos señalado, en sus análisis fenomenológicos parten de un a
do, se alejan de la pura descripción y establecen hipótesis expli- priori. El propio Jaspers, comentando las tesis de Minkowski y de
cativas a partir de los existenciales y las categorías ónticas, por lo Von Gebsattel, reconoce sus notables aportaciones, pero advier-
que es dudoso que puedan considerarse psicologías comprensivas te que, en rigor, su obra no puede considerarse fenomenológica
y desde luego se apartan de la auténtica fenomenología. en sentido estricto.
Aunque el número de autores que han aportado conocimien- Estos autores, sin negar el «marco referencial clásico» en psi-
tos sea alto, lo más probable es que las aportaciones básicas sean copatología, es decir, la definición de estructuras y funciones

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/c24/ Fenomenología y análisis existencial
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como entendimiento, voluntad, etc., elaboran, sin embargo, un po y entonces advierte que el tiempo discurre lentamente, no lle-
marco conceptual propio. Intentan reconstruir el mundo interior ga nunca la hora de comer, la de dormir y, en ocasiones, llega a
de los enfermos mentales a partir del análisis de los modos de ex- detenerse, o bien no lo percibe como tal, pero lo reconocemos en
perimentar los enfermos las «categorias» y los «existenciales»: muchos de sus síntomas cargados de temporalidad, en la culpa,
tiempo, espacio, etc. en el pesimismo y, sobre todo, en la desesperanza. A estos tiem-
Sin embargo, quizás a Minkowski se le deba considerar un pos hay que añadir el tiempo vivenciado, que arranca de mí y se
verdadero fenomenólogo, al menos en una parte de su obra. Se- proyecta en el mundo. Es el tiempo personal de mis capacidades
ñala este autor que la verdadera fenomenología ha de referirse a la y está condicionado biológicamente (ritmos biológicos).
«totalidad de la vivencia», por lo que critica a Jaspers por haber Paralelamente a estos tres tiempos se reconocen tres espacios:
descrito, dentro de la totalidad, una serie de elementos más o me- el espacio objetivo, rígido, medible y externo, propio de la física;
nos arbitrarios. Indica que Jaspers había visto bien la realidad to- el espacio vivido, personal e íntimo, que me acerca a la persona
tal en algunos análisis, por ejemplo, en la descripción del humor amada, aunque esté lejos, y me separa del compañero anónimo
delirante y Minkowski se plantea la necesidad de extender estas del autobús. Este espacio se altera en numerosos cuadros pero
descripciones totalizadoras a la restante gama de la sintomatolo- especialmente en las neurosis obsesivas —recordemos el délire de
gía psíquica. En este sentido merece la pena destacar su extraordi- toucher— que es como el paradigma, donde los demás y las cosas
naria descripción del esquizofrénico que se centra en la «pérdida están angustiosamente cerca, o se aleja en el despersonalizado;
del contacto vital con la realidad», que sería la alteración funda- en el esquizofrénico.
mental. Pero Minkowski, basándose en Bergson, intenta llevar a Finalmente hay un espacio singular, el de la corporalidad.
cabo una descripción globalizadora a partir del análisis de las di- Pero aquí, cuerpo no es el que estudia el anatómico (Körper), sino
versas modalidades de la vivencia del tiempo (Le temps vecu, que se trata del cuerpo vivido (Leib), el cuerpo que soy y el cuerpo
1933). con que existo. Sus alteraciones se refieren a la experiencia de la
Aunque menos fenomenólogo que Minkowski, Von Gebsat- corporalidad (delirios hipocondríacos, síndrome de Cotard, etc.),
tel también parte en sus análisis (Die anakastische Fehllzaltung; a la proyección del cuerpo hacia el mundo, cuerpo mundano (ag-
Die Phobische-Fehlhaltung, etc, 1959) de los datos inmediatos de nosias, síndrome de Wagner, etc.), o la proyección hacia mi pro-
la experiencia, pero intenta penetrar en relaciones internas esen- pia corporalidad, esquema corporal (anosognosia de Anton-Ba-
ciales, lo que recuerda la actitud de Husserl. binski, extremidades fantasmas, etc.).
Von Gebsattel entiende por lo que llama «consideración En definitiva, observamos que el análisis fenomenológico al
constructivo-genética» un método que demuestre la unidad on- que hemos hecho referencia ha enriquecido considerablemente la
tológica de los sistemas biológicos, psíquicos y espirituales en el psiquiatría, de un modo especial la psicopatología, y nos ha apro-
conjunto de la enfermedad. Sus análisis de la melancolía endóge- ximado mejor a conocer la patología de algunos existenciales deci-
na llevan a una comprensión de toda la sintomatología que se re- sivos para la existencia humana alterada por la enfermedad.
duce, de una forma magistral, a un solo trastorno fundamental: el ı
devenir personal. Por las diferentes elaboraciones de este trastor- ı
no fundamental pueden comprenderse la depresión, el delirio y análisis existencial
las obsesiones. De esta manera la experiencia del tiempo se con- ı
vierte en el punto central de su exposición, aproximándose así a Con el término análisis existencial se entienden dos plantea-
Minkowski. mientos muy próximos pero que tienen un origen distinto. Uno
La aportación fundamental al conocimiento psicopatológico de ellos procede de L. Binswanger a partir de la influencia decisi-
de estos autores es el enriquecimiento de la psicopatología del va que en su obra tuvo la filosofía de Heidegger; el otro procede
tiempo y del espacio, a la que hay que añadir la obra de E. Strauss, del propio Heidegger y de Medardo Boss, que había interesado al
aunque, naturalmente, sus remarcables observaciones no pueden filósofo alemán en los temas de psiquiatría. Por eso es falso decir,
reducirse a lo anterior. como suele afirmarse muchas veces, que el análisis existencial es la
Hasta la aparición de sus obras, la patología del tiempo y del aplicación de los planteamientos de Heidegger y de un modo más
espacio estaba reducida a las alteraciones del tiempo cronológico preciso de su obra fundamental Sein und Zeit (El ser y el tiempo)
y del espacio objetivo, lo que se llama la «desorientación tempo- (1928), ya que otras orientaciones filosóficas y psiquiátricas inter-
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roespacial» propia de los procesos demenciantes. Pero desde los vinieron en su desarrollo y seguramente es más cierto decir que
estudios de estos autores, junto al tiempo cronológico, que es el surge, decíamos al principio, como un espíritu del tiempo (Zeit-
tiempo de la física, exacto, medible y externo e independiente de geist) que influye en todos los movimientos conceptuales, filosó-
nosotros, hay que reconocer la existencia del tiempo vivido, per- ficos y psiquiátricos.
sonal, afectivo, íntimo. El tiempo que «se pasa volando» en las si- Hay que citar naturalmente a una serie de filósofos, aparte de
tuaciones placenteras o que «se eterniza» en el aburrimiento. Heidegger, como son básicamente Kirkegaard, Nietzsche y Hus-
Este tiempo se altera en muchas condiciones patológicas, pero serl, pero también a otros, quizá menos destacados pero que fue-
esencialmente en la depresión. En este caso el paciente puede vi- ron preparando el camino y que tuvieron en común su preocu-
vir la alteración del tiempo de dos maneras: en categorías de tiem- pación por la vida, en el doble sentido biológico y biográfico y en

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D. Barcia Salorio
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el de la persona que vive y lleva a cabo esa vida, entre quienes con- mado por cosas y por otros individuos; c) el mundo con que el in-
viene citar a Ortega y Gasset y Unamuno, y no es extraño por lo dividuo se encuentra fácticamente le limita por un lado pero por
tanto que sus planteamientos tuvieran una influencia decisiva en el otro le facilita su existencia, aunque realmente existe porque el
muchos psiquiatras. ser humano le da significación, y d) es a partir de este contacto
Aparte de los filósofos hay que citar la influencia decisiva del con el mundo, con los otros y con la trascendencia, que el ser hu-
psicoanálisis de Freud y algunos desarrollos posteriores como los mano lleva a cabo su existencia como proyecto.
de W. Reich, en especial su obra Análisis del carácter, y algunos El análisis existencial no trata de erigirse en una ontología,
autores de la llamada escuela culturalista (E. Fromm, K. Horney, sino que pretende hacer antropología fenomenológica, partiendo
H. S. Sullivan), quienes habían desarrollado planteamientos pro- de los hallazgos del existencialismo, y se define a partir de dos ras-
cedentes de A. Adler y muy especialmente sus ideas sobre el estilo gos esenciales: su relación con la fenomenología y con la antro-
de vida (Lebensplan), que junto a planteamientos procedentes de la pología.
escuela antropológica de Heidelberg, en especial de V. von Weitz- Como fenomenología se caracteriza por:
säcker, impulsaron la preocupación por el análisis biográfico.
Finalmente, hay que señalar que en el desarrollo del movi- 1. Ser pura descripción. De esta manera renuncia a ser cien-
miento del análisis existencial en psiquiatría influyó el intento de tífica, es decir a explicar.
«comprender» al enfermo psicótico, lo que era imposible desde 2. No pretender ser útil a la psiquiatría, aunque pueda serlo;
planteamientos tradicionales de la psicología así como desde el Kuhn señala que el análisis existencial no es un «método»
punto de vista de Jaspers, por otro lado tan enriquecedor, que por sino «un modo de experiencia» (eine Erfahrungsweise)
definición hacía «incomprensible» las psicosis. En esta tarea tuvo del psiquiatra o una determinada forma de «encuentro»
una gran trascendencia la obra de C. Blondel, La conscience mor- (Begegnung) del psiquiatra con el enfermo. Aunque esto
bide (1914). sea exagerado, esta opinión es importante para resaltar la
Con estos antecedentes muchos psiquiatras intentaron enten- intención del análisis existencial como sistema para pene-
der al enfermo mental y pensaron que la fenomenología de Hus- trar en la interioridad del enfermo. Por otra parte, el ca-
serl era el mejor método para estudiar y conocer al paciente y po- rácter de «encuentro» ha sido decisivo en la elaboración
der describir sus vivencias. de la psicoterapia de inspiración existencialista.
El análisis existencial surge como una «fenomenología antro- 3. Analizar un modo de existencia humana, la patológica.
pológica» (L. Binswanger), es decir, como un saber fenomenoló- No interesa aquí considerar al fenómeno como signo o
gico referido al individuo enfermo de la mente como existente, síntoma de enfermedad, sino como forma de expresión
para lo cual parte de la noción heideggeriana del ser humano del ser. Para el análisis existencial el mundo del enfermo
como ser-en-el-mundo y la indagación de los existenciales con los es tan incomprensible o comprensible como la existen-
que lleva a cabo su existencia: tiempo, espacio, discursibilidad cia del individuo «normal», es simplemente diferente.
(Rede), etc., pero, y en esto siguiendo también a Heidegger, sin
hacer afirmaciones ontológicas sino ónticas, por lo que queda en Como antropología se caracteriza por:
la pura descripción.
Se describe entonces la existencia del enfermo mental pero sin 1. Arrancar del primer existencial de Heidegger: el hombre
hacer afirmaciones por referencia a lo que llamamos sano. Para «es un ser-en-el-mundo», entendiendo por existenciales
el análisis existencial la existencia del individuo enfermo de la los elementos constitutivos del ser de la existencia hu-
mente es tan compresible o incomprensible como la del sano, mana. Con esto se salva la escisión sujeto (hombre)-obje-
sólo que son diferentes. to (objetos, ambiente, mundo). Hay aquí unidad de ser y
Pero el análisis existencial no estudia al ser humano primero y mundo por la trascendencia.
luego indaga sobre su mundo. Hombre y mundo forman una 2. Pese a todas las construcciones teóricas, con la dicoto-
unidad, y esto es lo que quiere decir «ser-en-el-mundo», cuya no- mía sujeto-objeto, verdadero «cáncer de la psicología» se-
ción de trascendencia heideggeriana ha despejado el camino de gún Binswanger, nadie ha podido explicar cómo el hom-
la antropología al haber eliminado su defecto fundamental tradi- bre puede encontrarse con el objeto ni comunicarse con
cional, la fatal dicotomía sujeto-objeto, el «cáncer», como decía los otros sujetos. En cambio «ser-en-el-mundo» implica
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L. Binswanger, de toda psicología y buena parte de la antropolo- estar en el «cosmos», con seres como yo, con coexisten-
gía anterior. De este modo, el análisis existencial lo lleva a cabo el tes, y trascender, en alemán Übersteig significa «trepar» o
análisis del mundo del enfermo mental, ya que ser y mundo for- «saltar por encima», operación que implica dos términos:
man una unidad por lo que al analizar el mundo se tienen noticias el ente, lo que trasciende, y el mundo, hacia quien tras-
del ser. ciende. Aquí no hay dualismo ya que por la trascendencia
Y para ello desarrolla una serie de ideas, que esencialmente yo y mundo forman una unidad.
pueden resumirse en cuatro conceptos fundamentales: a) el in- 3. En la medida en que ser y mundo constituyen una uni-
dividuo no está solo, sino que al existir necesariamente se en- dad tiene la misma importancia analizar cualquiera de las
cuentra con un mundo al que se dirige; b) este mundo está for- partes de la relación del ser humano con el mundo. Y el

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/c24/ Fenomenología y análisis existencial
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análisis existencial estudia precisamente la manifestación humano: el mundo circundante u objetivo (Umwelt), el mundo de
del ser, el mundo, ya que al formar una unidad (ser-mun- relación o social (Mitwelt), y el mundo singular y propio (Eigen-
do) podemos, estudiando el mundo, tener noticias del ser. welt), desde los cuales llega a la descripción de cuatro mundos: el
singular, el dual, el plural y el anónimo o colectivo con individuos
Partiendo del esquema conceptual que hemos expuesto el desconocidos. La categoría fundamental que se describe es la de la
psiquiatra podrá intentar describir el mundo del enfermo, para lo temporalidad. El hombre no tiene tiempo es temporalidad y el
cual utiliza todas las producciones que le puedan ser útiles: auto- mundo personal y singular (Eigenwelt) se caracteriza por su aper-
descripción, recuerdos, sueños, escritos, etc., para poder penetrar tura hacia el futuro. Además de lo ya vivido, son importantes las
en la totalidad de la historia vivencial, lo vivido por el enfermo y aspiraciones, ya que el futuro determina y da significación al pre-
sus estructuras básicas. sente y al pasado.
Pero, como decíamos antes, en rigor el término análisis exis- Y junto a temporalización, el hombre es también espaciali-
tencial y las ideas fundamentales proceden de L. Binswanger, M. dad, un existencial que Binswanger analiza de manera especial en
Heidegger y Medardo Boss. la relación yo-tú del mundo dual y, corrigiendo a Heidegger y
En sus primeros trabajos L. Binswanger (Einführung in der sobre todo a Sartre, ve en el amor el existencial básico.
Probleme der Allgemeine Psychologie, 1922) sigue fielmente la fe- El análisis existencial de Binswanger representó un beneficio,
nomenología en el sentido de Husserl. Frente al proceder del psi- sobre todo para la investigación contemporánea, y en especial la
copatólogo, quien después de describir y caracterizar el fenóme- relativa a las psicosis, ya que según él, el método basado en las
no, reflexiona sobre el mismo, el fenomenólogo trata de pasar ciencias naturales fracasa en el ámbito de la conducta humana y
del «sentido de las palabras» al objeto, a la cosa, a la vivencia a la deja escapar justamente lo específico humano. Pero también be-
que se refiere la significación verbal. En cierto modo su dirección nefició a la psicoterapia ya que ayudó a una nueva comprensión
tiene un sentido opuesto al proceder habitual. En lugar de pasar de la misma. Como habíamos señalado, Binswanger enseña que
de la vivencia a la palabra que la expresa, de ésta se pasa a la vi- el «mundo es siempre un mundo con» (Mitwelt). El hombre se si-
vencia. Es decir, cambia hacia adentro esas expresiones. túa siempre en un modo de ser dual, en una «comunicación exis-
Pero además hay que destacar que el fenomenólogo observa tencial» que va más allá de la relación entre médico y enfermo en
la manifestación psicopatológica no como un fenómeno aislado, el marco de una relación de «transferencia y resistencia» y pasa a
sino que lo ve surgir de un yo, de una persona: «no se mira —es- ser «una existencia con otros y para otros».
cribe Binswanger— el fenómeno aislado sino siempre como un Binswanger había reprochado a Heidegger que hubiera re-
fenómeno salido del yo, de una persona. Lo vemos siempre como ducido el «ser en el mundo» al «cuidado» (Sorge) cuando es la
manifestación o expresión de una persona con tales y tales carac- base de todos los comportamientos humanos, del amor y el odio,
terísticas. La persona en cuestión se nos manifiesta en el fenóme- de la solicitud por los semejantes y las cosas del mundo, así como
no particular y viceversa, nosotros también penetramos en el in- de la «práctica psiquiátrica y de la psicoterapia».
terior de esa persona por medio del fenómeno». Las aportaciones fundamentales de la analítica existencial se
L. Binswanger denominaba su orientación antropología fe- refieren, como es lógico, a las descripciones de los mundos pato-
nomenológica pero en 1941, por sugerencia de Jakob Wyrsch, dio lógicos y al desarrollo de una forma de psicoterapia. De esta ma-
a sus planteamientos el nombre de análisis existencial (Deseinsa- nera, se han descrito una serie de «mundos»: los mundos defec-
nalyse). tuosos, como el mundo «cerrado» de los oligofrénicos o el «per-
En esa época había experimentado ya, de un modo decisivo, forado» de los agnósicos; los mundos transformados, como el
la influencia de Martin Heidegger, especialmente por medio de su «desplazado» de la manía, el «deshumanizado» de la desperso-
obra fundamental Sein und Zeit (El ser y el tiempo) publicada en nalización o el «fragmentado» de los anancásticos; los mundos
1928. En 1942 apareció la obra básica de L. Binswanger, Grund- pervertidos, como el «vacío» de los melancólicos o el «egocéntri-
formen und Erkenntnis menschlinchen Daseins (Formas fundamen- co» de los neuróticos.
tales y conocimiento de la existencia humana) que fue seguida de En lo que respecta a la psicoterapia y en concreto a la «técnica»
una serie de publicaciones sobre el mundo, el lenguaje y conduc- en contraste con la relación transferencial del psicoanálisis, en la
ta de los enfermos mentales, esquizofrénicos y maníacos. Junto a que el psicoanalista aparece no como persona sino como una
Binswanger hay que citar la obra de una serie de autores que se «pantalla» que representa simbólicamente las figuras conflictivas,
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mueven conceptual y metodológicamente con los mismos plan- en la analítica existencial se pretende lo contrario, es decir, que se
teamientos: R. Kuhn, Zutt, Kullenkanpf, Von Baeyer, etc. produzca una auténtico «encuentro» interpersonal. Respecto a la
Como decíamos antes, en la medida en que ser y mundo «finalidad» del tratamiento, en lugar de pretender una «adapta-
constituyen una unidad, en principio parece indiferente partir de ción» del individuo al medio se intenta lograr el máximo desarro-
cada una de las partes, ser y mundo, y el análisis existencial parte llo de sus posibilidades en relación con los valores propios.
de las manifestaciones del ser, es decir el mundo, ya que estudian- Al margen de la investigación de L. Binswanger, surgió tam-
do el mundo se tienen noticias del ser. bién en Zurich una escuela psiquiátrica que tenía por finalidad la
Para estudiar el mundo del enfermo Binswanger parte de la aplicación del pensamiento de Martin Heidegger a la teoría de la
descripción de Heidegger de los tres mundos esenciales del ser neurosis y de la psicoterapia.

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D. Barcia Salorio
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En 1903, Medardo Boss había logrado que Heidegger se intere- Pero fue como consecuencia de la investigación de Freud que
sara personalmente por los proyectos de los psicoterapeutas y par- el relato biográfico se hizo imprescindible en psiquiatría, al en-
ticipara en el programa de formación de los mismos. Heidegger ya tenderse que la enfermedad no era algo que se añadía a la vida
había utilizado los conceptos de Analítica existencial (Daseinsanaly- del enfermo, un acontecimiento que surgía en su vida, sino que
tic) en sentido ontológico, intentando responder la cuestión funda- era una manifestación y expresión de determinadas vicisitudes
mental acerca del sentido «del ser del ente», es decir, mostrando que de su vida. El enfermo era de este modo el «creador» de su pro-
el ser no es un concepto abstracto sino que es siempre «ser del pia enfermedad.
ente», lo que le llevó a separarse de los planteamientos tradicionales Ésta es la razón de por qué con gran rigor conceptual Von
sobre la «esencia» del ser humano y mostrar que tal esencia (essen- Weizsäcker ha distinguido entre patografía y patobiografia, que
tia) es inseparable de la «existencia» (existentia), entendida ésta en llamaba también la «historia clínica verdadera». La primera, la
el sentido latino de su etimología como ex-estare. que se utiliza habitualmente en medicina general, también en
El Dasein como Existenz alude a su condición de «ser abier- psiquiatría clínica, significa el «relato de la enfermedad» y se con-
to», lo que se percibe al ir al encuentro del hombre que muestra sidera que ésta, la enfermedad, es un acontecimiento indepen-
que los rasgos esenciales de la «existencia» humana» (Existenz) diente de la vida del enfermo. Por el contrario, la historia pato-
son los existenciales (Existenzieale), aquello con que el hombre va biográfica o patobiografía entiende que la enfermedad es un
realizando su existencia. Pero, además, esta el hecho fundamental acontecimiento imbricado en la vida del enfermo. El enfermo es,
de que en su realidad más propia y primordial el hombre es esen- en cuanto a ser humano, el sujeto de su vida y de su enfermedad.
cialmente un ser que se percibe y se comprende, por tanto es la Al iniciador de esta manera de pensar hay que situarlo en la
«discursibidad» (Rede) el existencial esencial y sólo si se tiene en obra de Freud, que supone la introducción del sujeto en medici-
cuenta esto se comprende la fenomenología. na, y además también es esencial el trabajo de Jaspers que, como
Partiendo de estas y otras ideas de Heidegger, el grupo de ya hemos comentado, profundizó en la noción de la patobiogra-
Zurich intentó demostrar que eran una base fecunda para desde fía al distinguir entre el bios y la «historia vital interna», los dos
ella elaborar una antropología y una psicoterapia, de hecho, una te- elementos con los que el hombre realiza su vida, lo que le permi-
rapia existencial. Estos autores entendieron que el análisis de la tió poder distinguir entre proceso y desarrollo, dos nociones de-
enfermedad humana sólo es posible si se parte de la existencia hu- cisivas en psicopatología.
mana normal, del «estar sano», lo que les llevó a demostrar que Sin embargo, a partir de estos planteamientos que hemos
«estar enfermo» representa una limitación en la existencia, la im- mencionado, básicamente los de Freud y Jaspers, y en lo que res-
posibilidad más o menos importante de disponer libremente de pecta al conocimiento de la enfermedad mental, dos escuelas han
las posibilidades que ofrece la apertura de su mundo. La pregun- profundizado mejor el carácter biográfico de la enfermedad: el
ta fundamental era: ¿qué posibilidades de relación se alteran, de movimiento fenomenológico existencial iniciado por L. Bins-
qué modo, frente a qué sector de lo que «sale al encuentro»? Res- wanger y que acabamos de comentar, y otros desarrollos que es-
ponder a estas preguntas fue tarea esencial de Medardo Boss, tudiamos en este apartado. Aquí el hombre es visto como «exis-
quien describió el modo de estar enfermo (dimensión corporal, tente», y de lo que se trata es de analizar el modo como el hom-
temporalidad, ser con, etc.) y lo aplicó esencialmente en la com- bre realiza su vida, normal o patológica.
prensión de las neurosis y de la medicina psicosomática. Aquí aludimos a aportaciones muy diversas en su forma y
contenido pero que tienen en común el hecho de ver como esen-
cial en el análisis para entender al hombre el comprenderlo como
un ser inacabado que se va haciendo en la medida en que existe.
Escuelas orientadas al estudio Parten de la idea de que la existencia del hombre precede a su
del proyecto existencial. esencia, que se hace, decimos, en la medida en que existe. Esta
existencia es precisamente su tarea. Como escribe Jores, «der
Análisis de la biografía humana Mensch lebt nicht sondern er führt sein Leben das ihm als Aufgabe
ı gestellt ist («el hombre no vive sino que conduce su vida, que le es
ı propuesta como una tarea»), y en el análisis de las formas de llevar
La biografía es el término creado para describir la realidad de a cabo la tarea de vivir y los objetivos de esta vida han reflexionado
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la vida humana, el modo cómo, de hecho, el hombre desarrolla su una serie de autores que han encontrado raíces para interpretar
vida. En general la biografía alude a la narración y descripción de algunas formas de patología mental, singularmente de neurosis.
la vida de un ser que ha adquirido gran notoriedad y constituye, Una aportación fundamental procede del psicoanálisis exis-
según Carlyle, «el más útil comentario de la historia», y si bien es tencialista de Sartre. En su obra fundamental, L’etre el le Néant, es-
cierto que la historiografia moderna, en buena medida a lo largo cribe: «El psicoanálisis empírico —así llama al de Freud— trata
del siglo VXIII, se hizo a partir de la descripción de las biografías, de determinar el complejo (…); el psicoanálisis existencialista tra-
también es cierto en general la biografía no es en lo esencial una ta de determinar la elección original». No es que Sartre niegue la
forma estrictamente historiográfica sino más bien «literaria y mo- existencia del complejo, lo inconsciente y los mecanismos des-
ral» (J. L. Romero, 1958). critos por Freud, únicamente no acepta que sean irreductibles, es

| 420 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c24/ Fenomenología y análisis existencial
ı

decir, el último dato, y señala que por debajo hay algo más im- que de hecho es «proyecto». La responsabilidad aparece entonces
portante y fundamental que es la «elección original» del ser hu- como un elemento constitutivo del hombre. Frankl recuerda que
mano. la escuela psicoanalista había enseñado que lo que había que ha-
Dado que la existencia es de hecho el proyecto, éste no se re- cer con los neuróticos era ir rescatando del inconsciente los con-
laciona con este o aquel objeto particular, sino que surge como un tenidos vivenciales y restituirlos a la conciencia, con lo cual se in-
todo, y éste es básicamente la elección personal del individuo crementa la órbita del poder del yo. Según esto se entiende que el
respecto al tipo de existencia que desea llevar a cabo, lo que no hombre es fundamentalmente consciente. Por otro lado, la psi-
quiere decir que sea inmodificable, ya que en un momento de- cología individual de Adler ve la sintomatología neurótica como
terminado puede cambiar de proyecto. simulación (arrangement), con lo que el enfermo trata de excul-
La tesis de Sartre tiene muchos puntos en común con Adler, parse y el médico tiene la tarea de tratar de incorporar el síntoma
aunque en su obra el filósofo francés se empeña en mostrar preci- a la esfera de la responsabilidad, por lo que se entiende que el
samente las diferencias entre ambos y no sus afinidades, y lo cier- hombre es básicamente responsable. Pero Frankl señala que es-
to es que Sartre realiza un excelente y profundo análisis del «com- tas escuelas sólo han visto parte de la realidad humana y él une
plejo de inferioridad», que entiende como una «elección perso- los dos aspectos, por lo que dice que la fórmula antropológica
nal», un intento personal de ser inferior. Interesa también su con- fundamental es: «ser hombre equivale a ser consciente-y-respon-
cepción del «carácter» que niega sustituyéndolo por el proyecto sable», lo cual, lejos de ser un juego de palabras se comprende
de sí mismo. Sólo soy un «carácter» para los demás que me ven ontológicamente, y ser consciente y responsable no constituyen
como un hombre amable, irascible, etc. Es decir, soy lo que quie- una suma sino una categoría superior que integra la totalidad del
ro ser. Lo cual trae a primer plano la responsabilidad como ele- ser humano.
mento fundamental en la vida del hombre. La otra aportación fundamental de V. Frankl es la descripción
Un dato importante y de largas consecuencias es la noción de la nooneurosis, una forma de neurosis que es generada por
de «mala fe» (mauvaise foi) que sustituye al inconsciente de conflictos no instintivos sino espirituales. Esta nooneurosis resul-
Freud, que en manos del creador del psicoanálisis era sólo un ta de la neurotización de fracasos espirituales y Frankl describe
concepto psicológico, transformado por Sartre en un concepto con gran precisión una situación que juzga típica de nuestro
moral, con lo cual rompe con toda la tradición que había enten- tiempo, que es el «sentimiento de falta de sentido» (Sinnlosig-
dido como un progreso separar los hechos de los valores, la en- keitsgefühl). El ser humano carece de instintos que, como a los
fermedad del pecado, temas que en manos de Sartre obligan a una animales, le orienten en su conducta; además el hombre de hoy
nueva reflexión. La «mala fe» es de hecho una mentira y esto lle- ha perdido en buena parte los valores tradicionales, que le digan
va a ciertos planteamientos relacionados con lo que se llamó la qué debe hacer, y por ello se encuentra existencialmente vacío.
«herejía existencial», para caracterizar conductas humanas de su- La consecuencia es que aparece una sintomatología de aspecto
jetos diagnosticados por los clínicos como neuróticos. neurótico que lleva al enfermo a los síntomas y que según dife-
A pesar de su carácter hosco y pesimista, los planteamientos de rentes encuestas llega a ser un 20 % del conjunto de enfermos
Sartre han aportado un interesante modo de estudiar la existencia neuróticos. Este vacío existencial es también la causa de otras
humana y se han mostrado enriquecedores en el estudio de la en- conductas como el suicidio, la drogadicción y la delincuencia.
fermedad y la psicoterapia. Creemos que algunos puntos de vista
de este autor entroncan con planteamientos de Ortega y Gasset
en torno a la «vocación humana». Ortega y Gasset sostiene que el bibliografía
hombre debe realizar su vida, pero no una vida cualquiera sino la
Alberca R. Las bases del análisis existencial. Rev Psiq Psicol Med 1953; 41:
que «debe realizar», la que le es adecuada, y esto es precisamente la 107-110.
vocación, con lo que se quiere decir que el hombre al elegir una ta- Alberca R. El tiempo y el espacio en Ortega. Rev Psicol Gen Aplic 1959; 14:
rea para su vida, lo que llamamos un oficio o una carrera, apren- 43-75.
de indudablemente formas de realización anteriores a él, pero él Allers R. Existencialismo y psiquiatría. Buenos Aires: Troquel, 1963.
debe «inventar», dice Ortega y Gasset, su carrera personal. Barahona Fernandes A. Antropociencias, teoría e praxis. En: Guimaraes Lopes
El hombre es, por lo tanto, responsable de su vida ante sí mis- R (ed.). Progresos em Térapeutica Psiquiatrica. Oporto: Hospital Conde
mo, lo que llevó a Ortega y Gasset a una importante reflexión so- de Ferrira, 1952.
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

bre los «valores», un tema ciertamente anterior a él en la historia Barcia D. La fatiga mental. Med Esp 1960; 259: 5-15.
Barcia D. Humanismo y psiquiatría. Folia Neuropsiq 1968; 1: 1-17.
de la filosofía, pero que él vislumbró con gran perspicacia como
Barcia D. Encuentro y proyecto vital. La significación y validez de las ideas de
cuestión que iba a ser importante en su época. Algunos autores
Ortega y Gasset para la psicoterapia. Biol Psicol 1991; 32: 53-71.
han utilizado estas ideas de Ortega y Gasset como iluminadoras
Barcia D. Introducción a la historia de la psicopatología. En: Belloch A, Ibáñez
para caracterizar la neurosis y la psicoterapia (Alberca, Valencia- E (eds.). Manual de psicopatología. Valencia: Promolibro, 1991.
no, Barcia). Barcia D. Le système de valeurs chez V. Frankl. La rencontre avec Ortega y
Entroncando con estos planteamientos hay que citar la obra Gasset. En: Pelicier Y (ed.). Symposium sur V. Frankl. París: Hôpital Nec-
de V. Frankl. Como Sartre y Ortega y Gasset, Frankl observa ker, 1992.
que el hombre es un ser abierto que debe realizar su vida, por lo Barcia D. Sobre las formas de enfermar en Psiquiatría. En: Gutierres M, Ezcurra

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Bases psicosociales | 421 |


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D. Barcia Salorio
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| 422 | Tratado de Psiquiatría


Más aún, cuando hoy en día se habla de personalidad todavía

/capítulo25/
se recurre al concepto de temperamento, para subrayar el com-
ponente emocional en el que se encuentra inmerso el concepto
de personalidad; de la misma manera, todavía hoy, cuando que-
remos describir a una persona que presenta unas características
muy sobresalientes utilizamos la frase «es una persona con mu-

Psicología cho carácter» Lo helénico subsiste en nuestra cultura y nos re-


cuerda que los conceptos que utilizamos en la psicología y psi-
quiatría actuales forman parte de la tradición histórica de Occi-
de la personalidad dente (1).
Como hemos dicho, constitución, carácter y temperamento

para psiquiatras son términos originales de la filosofía y medicina griegas que sir-
ven de fundamento para muchos de los conceptos actuales de la
psicología de la personalidad. La constitución, considerada la es-
tructura física de la persona, fue el origen de los tipos psicológi-
E. Ibáñez Guerra cos; el temperamento o química de las emociones facilitó la apa-
rición de las denominadas dimensiones temperamentales de la
personalidad y, por último, el carácter es el fundamento donde
proyecta sus raíces el concepto de identidad personal, piedra an-
Introducción gular de la psicología de la personalidad actual.
Sin embargo, la psicología de la personalidad también tiene
ı una historia reciente. Si realizamos un análisis bibliométrico del
ı Psychological Abstracts (2, 3) podemos dividir dicha historia, te-
En numerosas ocasiones, la psicología de la personalidad se niendo en cuenta el número de publicaciones reseñadas en los pe-
ha denominado «la otra psicología» por distintas razones; en pri- ríodos de 1934 a 1990 (fig. 25-1).
mer lugar, porque mientras la psicología se preocupaba por in-
tentar establecer las leyes generales del comportamiento, la psico- 1. Aspectos básicos de la personalidad. Abarca el período
logía de la personalidad se centraba en el análisis del comporta- comprendido entre 1932 y 1942, en el cual encontramos
miento individual; en segundo lugar, debido a que mientras la los trabajos de los primeros grandes teóricos de la perso-
psicología se definía como el estudio de lo «observable» —etapa nalidad. De hecho, podemos considerar que empieza con
conductista—, la psicología de la personalidad afirmaba, sin ru- la obra de K. Lewin, Approaches to Personality, de 1927 y
bor, que la conducta se debía a factores disposicionales (internos) finaliza en 1947 con el libro de Murphy: Personality. A
y, por lo tanto, no observables; por último, mientras la psicología, biosocial approach. En medio nos encontramos con la
en sus intentos por convertirse en ciencia natural, adoptaba el obra de Murray Explorations to personality y la de Allport
experimento y la comprobación empírica como único método, la Personality. Ambos autores, Murray y Allport, son con-
psicología de la personalidad desafiaba la autoridad científica y siderados los auténticos padres de la psicología de la per-
adoptaba la metodología correlacional como técnica básica de es- sonalidad moderna. Así, mientras que Allport subraya el
tudio.
De todo ello se deduce que la psicología de la personalidad
tiene una historia tan larga y dilatada como la de la propia psico-
logía y, de alguna manera, superó sus mismas etapas y vicisitudes, 2.500
lo que significa también que estuvo influida por las mismas es- 2.000
cuelas teóricas que aquella. Sin embargo, no puede decirse que la 1.500
psicología de la personalidad tenga las mismas raíces que la psico-
1.000
logía, dado que mientras la segunda tiene su sentir primigenio en
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la filosofía, la psicología de la personalidad, además de en la filo- 500


sofía, fijaba su mirada en la medicina. Así, mientras que la teoría 0
de los humores de Hipócrates y Galeno sirve de basamento para 34 38 42 46 50 54 58 62 66 70 74 78 82 86 90
las teorías tipológicas de la personalidad, la obra los Caracteres de Años
Teofrasto fundamenta las perspectivas más idiográficas de la per-
sonalidad; y además los conceptos de constitución, carácter y /figura25-1/
temperamento, originales de aquella época, han constituido y aún Número de publicaciones anuales en
constituyen los cimientos de la mayoría de las actuales teorías de Psychological Abstracts
la personalidad.

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E. Ibáñez Guerra
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concepto ideográfico de la personalidad, centrándose en and assessment, en el que no sólo se pretende demostrar la
el concepto de rasgo, Murray introduce el concepto de inconsistencia de la personalidad, sino que además se
motivación en personalidad y convierte la necesidad en postula un situacionismo radical según el cual los sujetos
su unidad de análisis. lo único que pueden hacer es responder ante las deman-
2. Crisis productiva. Se denomina de esta forma la etapa das ambientales; es decir, el orteguiano «yo soy yo y mis
que abarca el período entre 1943 y 1960. Es una fase de circunstancias» se convierte en las circunstancias soy yo,
pocas publicaciones científicas en el campo de la perso- y si logro controlar las circunstancias de una persona,
nalidad, entre otras razones porque los americanos, prin- seré capaz no sólo de controlar su conducta, sino tam-
cipales autores productivos, entran en la Segunda Guerra bién de modificar su personalidad. Indudablemente el
Mundial, lo que les lleva a preocuparse más por la medi- trabajo de Mischel suscitó numerosas críticas (4), lo que
da de la inteligencia y/o aptitudes que por la personali- llevó al autor a reformular su teoría (v. más adelante).
dad. Sin embargo, es una de las etapas más influyentes No podemos finalizar esta fase sin recordar que en
en nuestra área, ya que durante este período aparecen las 1969 aparece el libro de Bandura, Principles of behavior
obra de Eysenck, Dimensions of personality, Cattell, The modification, que tendrá una gran relevancia en el cam-
description and measurement of personality, y Kelly, Perso- po de la personalidad, ya que es uno de los autores que,
nality. Es decir, hace su aparición la perspectiva dimen- procediendo del ámbito conductista, incorpora los as-
sionalista o factorialista de la personalidad, perspectiva pectos cognitivos a esta área del conocimiento. Además,
que ha tenido grandes aportaciones y que ha permitido Bandura consigue unificar el concepto de modificación
delimitar la personalidad como aquellas características de de la conducta con el de consistencia en personalidad al
las personas que son relativamente estables y relativa- introducir los procesos cognitivos como variables media-
mente consistentes transituacionalmente, definición que doras entre el sujeto y su conducta.
ha sido objeto de numerosas polémicas. 4. Crisis de identidad. Comprende el período entre 1974 y
Junto a las perspectivas dimensionalistas adquieren 1980. Esta etapa se denominó así porque está presidida
un auge especial, en esta época, las teorías neopsicoana- por las relaciones de la personalidad con las «otras» psi-
líticas (Horney, Stack-Sullivan, Froom, etc.), sobre todo cologías. En este momento la psicología de la personali-
por su intento de incorporar los aspectos sociales al cam- dad se hace cognitiva, lo que implica tanto un cambio en
po de la personalidad y, además, porque algunos autores su metodología, se va haciendo más experimental, como
han centrado en el concepto de carácter nacional sus in- en su centro de atención, que, son ahora las categorías.
tentos de explicar lo ocurrido en la Alemania nazi. También se convierte en más social y elige los procesos
También aparece en esta etapa el libro de Adorno y atribucionales, el análisis de los valores y las metas, el lu-
cols., Authoritarian personality, en el que determinadas gar de control de los refuerzos, las expectativas y un lar-
características de la personalidad se perfilan como típicas go etcétera como campo de estudio. Además, se hace más
de la personalidad autoritaria, cuyo prototipo básico sería saludable y comienza a analizar aquellos patrones de per-
Adolf Hitler. La aparición de la Escala F como medida del sonalidad que, de alguna manera, se relacionan con el en-
fascismo es uno de los hitos importantes de esta época, fermar no mental sino físico. En fin, éste es el momento
no sólo por la relevancia que tiene para la psicología so- en que se dice que hay tantas definiciones de personali-
cial, sino porque además permite incorporar al campo de dad como autores existen en el campo y tantas microteo-
la personalidad las denominadas dimensiones actitudi- rías como definiciones.
nales. A pesar de ello, queremos señalar que sí existen apor-
3. Alta productividad. La etapa comprendida entre 1961 y taciones en el campo específico de la personalidad. No
1973 se denomina así por el gran número de publicacio- podemos olvidar las figuras de Endler y Magnusson que
nes que aparecen bajo el tópico de personalidad en preconizan un nuevo interaccionismo (5) y crean los
Psychological Abstracts. Esto se debe a varios hechos, por cuestionarios S-R como el ISRA (cuestionario creado por
un lado, la hegemonía conseguida por el conductismo, lo Tobal y Cano para medir la ansiedad a través de distintas
que lleva a la aparición de la obra de Lundin, Personality. situaciones) o los trabajos de Sara Hampson, quien in-
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A behavioral analysis, en la que se intenta reducir la per- corpora el construccionismo a la psicología de la perso-
sonalidad a una mera jerarquía de hábitos y comienza a nalidad; o los del propio Mischel, quien, basándose en la
cuestionarse su consistencia, y por otro lado, porque el teoría de la categorización de Elizabeth Rosch, plantea el
gran número de teóricos y teorías existentes en el campo tipo de personalidad como prototipo, partiendo para ello
hacen que aparezca la primera compilación de trabajos del concepto de categoría difusa. Y no podemos olvidar
en psicología de la personalidad, se trata del libro de Bor- que es también ésta la época del análisis léxico de la per-
gatta y Lambert de 1968, Handbook of personality. sonalidad, cuyo resultado final fue la aparición de los cin-
Pero el trabajo principal de este momento es la apa- co grandes factores de la personalidad, tema éste que sig-
rición, en 1968, del libro de Walter Mischel, Personality nificó una cierta unión entre científicos de distintas na-

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/c25/ Psicología de la personalidad para psiquiatras
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cionalidades, intentando comprobar la existencia de uni- hombre, la predestinación con que éste venía al mundo» No es
versales léxicos que definan la personalidad en todas las raro, pues, que los primeros científicos de la personalidad inten-
culturas. A todos estos temas nos dedicaremos de forma taran conocer la forma peculiar de ser de una persona a través de
más exhaustiva. las características de su cara (fisonomía) y que esto fuese consi-
5. En busca de la identidad perdida. Abarca la última déca- derado «ciencia». Tampoco tiene que resultar extraño que en el
da (1980-1990) y en estos momentos la personalidad siglo XVIII la frenología causase furor en toda Europa, primero con
vuelve a plantearse el estudio de la individualidad y la los trabajos de Gall y posteriormente con los de este autor y
unicidad hasta tal punto que, en el campo dimensional, Spurzheim, en los que se partía de la idea de que puede conocer-
las dimensiones comienzan a caracterizarse por presentar se la personalidad de alguien partiendo de la forma de las protu-
el prefijo «auto» delante; es decir, aparecen teorías y con- berancias y huecos del cráneo, sobre todo si tenemos en cuenta
ceptos sobre la autoconciencia, la autofocalización, la au- que ya Avicena en el siglo IX de nuestra era intentó localizar en el
toestima, la autoeficacia y un largo etcétera. Además, en cráneo las facultades cerebrales.
esta época aparece el libro de Gergen (6), El yo saturado, Tanto la fisiognomía como la frenología son antecedentes cla-
en el que se describe, de manera clara y concisa, la evolu- ros de la aparición de las tipologías que pretenden, a partir de la
ción psicosocial que el concepto de yo ha sufrido a lo lar- observación de diferentes aspectos de las personas, encontrar ca-
go de la historia, desde el yo romántico hasta el más ac- racterísticas o atributos comunes que nos permitan establecer
tual yo posmoderno (7). categorías para la clasificación de los individuos. Para ello se par-
Junto a ello, la perspectiva diferencialista de la perso- te del concepto de tipo que puede definirse como la forma carac-
nalidad, que hasta este momento consideraba que las di- terística de constitución o estructura mental de un individuo que
ferencias existentes entre hombre y mujer, en cuanto a lo distingue del resto. Algunas de las primeras tipologías, como
personalidad se refiere, eran mera cuestión de sexo, em- las de Viola y Pende (9), utilizan como criterio de clasificación el
pieza a considerar dichas diferencias como una cuestión hábito somático o corporal del individuo; otras, como las de
de género, originando la denominada psicología de la Kretschmer y Sheldon, se basan en la estructura corporal para a
mujer, siendo los cinco grandes factores de la personali- partir de ella establecer la estructura psíquica correspondiente.
dad la perspectiva dominante dentro de la perspectiva di- Por último existen tipologías exclusivamente psíquicas que se
ferencialista de la personalidad. fundamentan o bien en las estructuras mentales o en el tiempo de
Así pues, en esta etapa vuelve a cuestionarse el objeto reacción de los individuos, tipologías de este tipo son las de Jung,
de estudio de la propia personalidad, desde aquellos que Adler, Spranger o incluso las del primer Eysenck.
como Lamiell defienden una perspectiva idiográfica, a la Analizaremos alguna de ellas con más detenimiento.
que denomina idiotética, para señalar que lo individual es ı
la regla, hasta los que optan por una perspectiva más no- ı
motética como Carver y Scheir pasando por los que pre- principales tipologías
conizan modelos completos como Royce y Powell, o Pe- ı
lechano (8) en nuestro país. 1. Tipología de Kretschmer (1888-1964). Kretschmer, médi-
co y psiquiatra alemán, establece la existencia de tres tipos
somáticos o morfológicos: el leptosómico, caracterizado
por el predominio del eje vertical sobre el horizontal, es
De los tipos a las dimensiones delgado, de extremidades largas, cabeza pequeña y cue-
ı llo largo. El pícnico es obeso, de formas redondeadas, ca-
ı beza redondeada y relativamente grande, cuello corto y
Las primeras teorías médicas acerca de la personalidad estu- cara ancha; y el atlético es de hombros fuertes y anchos,
vieron estrechamente ligadas al concepto de constitución. De he- tronco trapezoide con pelvis estrecha y cara ovalada. A
cho, todas ellas parten de la concepción griega de que determi- estos tres tipos añadió posteriormente el displásico, en el
nada constitución daba lugar a determinado tipo de tempera- que incluía anomalías somáticas tales como el enanismo
mento. En este sentido debemos recordar la hipótesis galénica de y el gigantismo, los casos extremos de los otros tipos y
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que el predominio de uno de los cuatro humores (bilis negra, bi- los tipos mixtos difíciles de clasificar. Estos tipos somáti-
lis amarilla, flema y sangre) daba lugar a la aparición de cuatro ti- cos tenían su correspondiente tipo psicológico: así, al lep-
pos de temperamento: colérico, melancólico, flemático y sanguí- tosómico le corresponde el esquizotípico que se desconec-
neo, relacionados, a su vez, con la aparición de determinadas en- ta fácilmente de la realidad y se aísla, su enfermar sería la
fermedades. La influencia galénica se deja sentir aún en las tipolo- esquizofrenia; al pícnico le corresponde el ciclotímico,
gías de nuestros días. condicionado por su estado de ánimo fluctuante entre la
Como señala el Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano alegría y la tristeza, su enfermar sería la clásica psicosis
«los hombres de la antigüedad, iniciados en las ciencias elevadas, maníaco-depresiva. Por último, puede hablarse del glis-
se dedicaron a leer en el semblante, en el cráneo, en el cuerpo del crotímico, que se caracteriza por el aspecto psicomotor, su

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E. Ibáñez Guerra
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falta de flexibilidad, su persistencia y el carácter pegajoso ción consciente y de nuestras respuestas ante el medio
en las relaciones sociales, guarda cierta relación con la ambiente) en introvertidas y extrovertidas, dependiendo
epilepsia. de si la energía psiquíca se dirige hacia el mundo interior
2. Tipología de Sheldon (1898-1977). Parte, al igual que o hacia el exterior. Las personas introvertidas se caracte-
Kretschmer, de la existencia de tres componentes corpo- rizarían por ser tímidas, aislarse del mundo y centrarse
rales (las capas embrionarias): endomorfo, con predomi- excesivamente en sí mismos, en sus pensamientos y sen-
nio del desarrollo visceral; mesomorfo, predominio de es- timientos, mientras que sus opuestos, los extrovertidos,
tructuras corporales (huesos, músculos, tejido conjunti- serían abiertos, sociables y estarían orientados hacia las
vo), y el ectomorfo, con un organismo demacrado, múscu- personas y el mundo exterior.
los poco desarrollados, huesos delicados, extremidades Además, Jung también habla de cuatro funciones psi-
largas y delgadas, y predominio del sistema nervioso. Los cológicas básicas: sensación, intuición, pensamiento y
tipos temperamentales correspondientes son el viscerotó- sentimiento, considerando que las personas pueden divi-
nico, caracterizado por su inclinación a la comodidad y dirse también en «racionales» si comprenden el mundo
sociabilidad (corresponde al ciclotímico de Kretschmer), basándose en el pensamiento o en el sentimiento y en
el somatotónico, caracterizado por la actividad muscular y «irracionales» si utilizan, principalmente, la sensación y la
el vigor, necesidad de dominio y de poder y agresividad intuición para su comprensión del mundo.
competitiva (se corresponde con el gliscrotímico) y el ce- Los tipos psicológicos jungianos son, por consiguien-
rebrotónico, caracterizado por la tendencia a encerrarse te, ocho que resultan de combinar las dos actitudes con
en sí mismo, al control emocional y a la no manifestación las cuatro funciones psicológicas. Es decir, tenemos el
de los sentimientos (sería el esquizotímico). pensamiento introvertido y extrovertido; la sensación
introvertida y extrovertida; la intuición introvertida y ex-
La principal diferencia entre Kretschmer y Sheldon radica en trovertida y el sentimiento introvertido y extrovertido.
que este último admite graduaciones dentro de sus tipos, ya que La teoría de los tipos psicológicos de Jung fue desa-
utiliza metodología factorial, mientras que Kretschmer plantea ti- rrollada en Estados Unidos por Khatarine Briggs e Isabel
pos claramente definidos. Myers, quienes crearon un cuestionario de personalidad,
Sin embargo, la principal crítica que se puede realizar a las ti- el Myers-Briggs Tipe Indicator (MBTI), que intenta medir
pologías, en general, y a éstas con más razón, es que parten de ca- los 16 tipos psicológicos que obtuvieron las autoras si-
tegorías cerradas; es decir, cada persona tiene que clasificarse den- guiendo las ideas de Jung y que aún se utiliza hoy en día.
tro de uno de los tipos establecidos y no puede presentar caracte- 4. Tipología de Spranger (1882-1963). Spranger, alumno
rísticas de más de un sólo tipo, además debe poseer la mayor par- de Dilthey, se centró en el estudio de la adolescencia y
te de los elementos que definen la categoría, siendo condición ne- principalmente en las etapas del desarrollo de la misma.
cesaria y suficiente el poseer dichas características para ser defini- Pero además también realizó una tipología basada en el
do como tipo. Como veremos posteriormente, las categorías ac- tipo de valores hacia los que se orientan las personas.
tuales son categorías difusas, lo que permite que un tipo deter- Spranger señaló las limitaciones socioculturales de su ti-
minado comparta características de distintas categorías. pología, planteando que su tipo promedio no sólo no
Tanto la tipología de Kretschmer como la de Sheldon definen existía sino que, además, como mucho sólo sería aplica-
tipos extremos y no el tipo promedio, además no tienen en cuenta ble al adolescente alemán de su época. Los tipos plantea-
la influencia de factores ambientales (p. ej., la alimentación, la prác- dos por Spranger son: el científico, el Holderlin o estético,
tica de ejercicio, etc.) que pueden modificar el hábito corporal de el religioso, el político, el social y el económico, cuyos valo-
un individuo. La falta de confirmación empírica de ambas, ha lle- res principales son, tal y como su nombre indica, los inte-
vado a que hoy por hoy las tipologías basadas en la corresponden- lectuales, los estéticos, los religiosos, los políticos, los sociales
cia entre el hábito corporal y la manera de ser hayan sido abando- y los utilitarios.
nadas a favor de opciones más operacionales y más «científicas».
Respecto a las tipologías de base exclusivamente psicológica La existencia de las tipologías, junto con la utilidad que esta-
quizás una de las más conocidas sea la de Jung, ya que introduce ban teniendo los tests para medir la inteligencia o las aptitudes,
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los términos extroversión-introversión prácticamente con el mis- llevó a los psicólogos de la personalidad a intentar utilizar el aná-
mo significado que aún conservan hoy. lisis factorial como metodología útil para clasificar a los seres hu-
manos a lo largo de un continuo dimensional. Aparece así el con-
3. Tipología de Jung (1875-1961). A pesar de que Jung ya ha- cepto de dimensión que puede definirse como un continuo a lo
bla en 1917 de la extroversión y la introversión como for- largo del cual pueden clasificarse todos los seres humanos. La di-
mas de manifestación de la energía psíquica, no es hasta mensión tiene la ventaja, sobre el tipo, de que puede cuantificar-
1921, en su libro Los tipos psicológicos, cuando desarrolla se, o dicho de otra manera, que permite determinar en qué me-
su teoría de la personalidad. Para Jung las personas pue- dida un individuo posee el atributo o característica de la que es-
den clasificarse según sus actitudes (parte de la percep- tamos hablando.

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/c25/ Psicología de la personalidad para psiquiatras
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Como hemos señalado anteriormente, la perspectiva dimen- establecer tipos. En el caso de Eysenck los tipos fueron extraver-
sional o diferencialista de la personalidad parte del supuesto de sión-introversión, neuroticismo y psicoticismo, este último in-
que las diferencias individuales son cuestión de grado, dicho corporado en la década de 1970 en los trabajos realizados junto a
de otra manera, todas las personas tenemos las mismas dimen- su mujer Sybil.
siones básicas de personalidad, las diferencias entre unos y otros El tipo extravertido estaría compuesto por los rasgos de socia-
radican en el grado en qué cada uno de nosotros las poseemos. bilidad, impulsividad, actividad, viveza y excitabilidad, mientras
ı que el neuroticismo integraría los rasgos de sugestionabilidad, fal-
ı ta de persistencia, lentitud en el pensar y el actuar, poca sociabili-
análisis dimensional dad y represión del desagrado. En cuanto al psicoticismo agru-
ı paría distintos rasgos tales como tendencia a la promiscuidad se-
Las dimensiones temperamentales de la personalidad cuenta xual, falta de cooperación, escaso rendimiento en tareas de vigi-
con muchas figuras relevantes, destacando los nombres de H. J. lancia, impulsividad, dificultades en tareas de atención, tendencia
Eysenck y R. B. Cattell. El trabajo de Eysenck se centra, por un a establecer asociaciones inusuales, lo que les da cierta «creativi-
lado, en el trabajo de Wundt acerca de la intensidad y velocidad dad» u «originalidad». La variable psicoticismo estaría relaciona-
de la respuesta emocional; por otro lado, en la distinción de Pa- da biológicamente con el sistema hormonal y, dado que en esta
vlov acerca del tipo de personalidad en los perros y los umbrales dimensión suelen obtener puntuaciones más altas los hombres
de excitación/inhibición de su sistema nervioso. que las mujeres, Eysenck plantea que las puntuaciones altas en
En su libro Dimensions of personality, Eysenck mantiene la psicoticismo podrían deberse a alteraciones en el equilibrio estró-
existencia de dos dimensiones básicas de la personalidad: la extra- genos/andrógenos.
versión-introversión y el neuroticismo-estabilidad temporal. La Son muchas y muy variadas las críticas que se le han hecho a
primera estaría relacionada con la velocidad de la respuesta emo- Eysenck, quizá las más importantes tienen que ver con la inde-
cional, los extravertidos serían rápidos y los introvertidos lentos, pendencia de las dimensiones, ya que Eysenck siempre ha mante-
mientras que la segunda dimensión haría referencia a la intensi- nido que psicoticismo, extraversión-introversión y neuroticismo
dad de dicha respuesta, los neuróticos tendrían una respuesta con son independientes, dado que se han obtenido mediante análisis
una intensidad muy elevada. Por otro lado, en su libro The biolo- factorial en el que el investigador pide el número de factores (en
gical basis of personality plantea que la extroversión-introversión este caso 3) e impone una rotación varimax (es decir, la ortogo-
estaría directamente relacionada con los niveles de activación nalidad o no correlación entre los factores). En contra de este
(arousal) del sistema nervioso central, mientras que el neuroti- planteamiento eysenckiano, son muchos los autores que encuen-
cismo se fundamentaría en la actividad del sistema nervioso autó- tran que las dimensiones están correlacionadas entre sí, más aún
nomo (principalmente en la actividad del simpático). Ambas di- la impulsividad, que Eysenck planteó como un rasgo característi-
mensiones las obtiene mediante la utilización simultánea de me- co de la extraversión, hoy en día se ha podido comprobar que
todología experimental y correlacional. La propuesta de Eysenck parece un rasgo más propio del psicoticismo (10) y el propio Ey-
acerca de la rapidez de la respuesta emocional se comprueba so- senck en sus últimos trabajos la hizo participar de ambas dimen-
metiendo a distintas personas a diferentes pruebas de laboratorio siones.
(rotor de persecución, aprendizaje de sílabas sin sentido, resolu- Por otro lado, discípulos de Eysenck como Claridge plantean
ción de problemas, etc.). La dimensión neuroticismo se establece la existencia de dos mecanismos causales de la extraversión, lo
poniendo a prueba la hipótesis de la existencia de dos continuos que implicaría la existencia de dos sistemas de activación cerebral:
normal-anormal; es decir, Eysenck plantea que la conducta anor- un tónico relacionado con la ansiedad y, por lo tanto, con el neu-
mal no es consecuencia de un único continuo normal-neurótico- roticismo y un modulador, que ejercería una función de control
psicótico, como en cierta medida se consideraba hasta esos mo- inhibido sobre el sistema de activación tónico; en este sentido, los
mentos, sino que existían dos continuos normal-neurótico y nor- introvertidos tendrían un alto sistema de activación modulador,
mal-psicótico. Para comprobar empíricamente que esto es así mientras que los extravertidos lo tendrían bajo.
comprueba que los sujetos diagnosticados clínicamente de neu- Por su parte Gray plantea la diferenciación entre sistemas de
róticos o de psicóticos obtienen puntuaciones distintas en cues- recompensa/castigo en el sistema nervioso central, planteando
tionarios de personalidad realizados específicamente para ello. que los introvertidos tienen una mayor sensibilidad al castigo, lo
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Llega así a la conclusión de que el neuroticismo es una dimensión que significa que tienen una mayor reactividad en las áreas sep-
distinta del psicoticismo. tohipocámpicas, mientras que los extrovertidos, más orientados a
El planteamiento de Eysenck es, como decíamos anterior- la recompensa, presentarían una mayor reactividad en las áreas
mente, experimental y correlacional, esto le permitió plantear un del cerebro medio y del hipotálamo lateral.
modelo jerárquico de personalidad en el que establecía que la Si Eysenck utiliza datos experimentales y datos de cuestiona-
conducta de las personas eran respuestas específicas de las situa- rio, obtenidos mediante una metodología correlacional, R. B.
ciones, pero algunas conductas se convertían en habituales, la Cattell plantea lo mismo pero incluyendo dentro del estudio de la
correlación de las respuestas habituales nos permite establecer personalidad los denominados datos de vida, es decir, aquellos ti-
rasgos de personalidad y la correlación entre los rasgos permite pos de datos suministrados por el propio sujeto, mediante relatos,

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E. Ibáñez Guerra
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datos biográficos, etc. En el estudio de la personalidad, Cattell dis-


tingue entre los siguientes tipos de rasgos: /tabla25-1/
Factores del 16 PF de Cattell
• Rasgos comunes: compartidos por todos los humanos; por
Nombre del factor Rasgo que mide
ejemplo, la inteligencia.
• Rasgos únicos: específicos de cada individuo; por ejemplo, A Afabilidad Frio-cálido
el gusto por la psiquiatría. B Razonamiento Concreto-abstracto
• Rasgos de capacidad: las aptitudes que tenemos para poder C Estabilidad Reactivo-estable
conseguir nuestras metas. E Dominancia Deferente-dominante
F Animación Serio-animado
• Rasgos de temperamento: emociones o sentimientos que
G Atención normas Inconformista-conformista con normas
ayudan a determinar cómo reaccionamos ante el medio H Atrevimiento Tímido-emprendedor
ambiente. I Sensibilidad Objetivo-sensible
• Rasgos dinámicos: fuerzas que subyacen a nuestras motiva- L Vigilancia Confiado-suspicaz
ciones y que dirigen el comportamiento personal. M Abstracción Práctico-imaginativo
N Privacidad Abierto-discreto
• Rasgos superficiales: conjunto de rasgos fuente, o elemen-
O Aprensión Seguro-inseguro
tos conductuales, poco estables y poco consistentes, que Q1 Apertura-cambio Tradicional-abierto al cambio
forman parte de los rasgos fuente. Q2 Autosuficiencia Colectivista-individualista
• Rasgos fuente: elementos únicos, estables y permanentes Q3 Perfeccionismo Flexible-perfeccionista
de nuestra conducta (son los auténticos rasgos de perso- Q4 Tensión Relajado-tenso
nalidad según otros autores). Extraversión Introvertido-extravertido
• Rasgos constitucionales: los rasgos fuente con origen bio- Ansiedad Imperturbable-ansioso
lógico determinado. Dureza Receptivo-duro
Independencia Acomodaticio-independiente
• Rasgos moldeados por el ambiente: rasgos fuente de origen Autocontrol No reprimido-autocontrolado
ambiental.
16 PF, Sixteen Personality Factors.
Cattell, al contrario que Eysenck, utiliza el análisis factorial
partiendo del supuesto de que todo está relacionado con todo y,
por tanto, impone una estructura factorial a sus datos en la que se
extraigan tantos factores como sea posible hasta llegar a una va- vestigaciones. Tenemos, a este respecto, a Robert Cloninger (11),
rianza explicada por el factor igual a 1, obteniendo así 16 factores o quien a comienzos de la década de 1980 postuló una teoría tridi-
dimensiones de personalidad, que plantea que no son indepen- mensional de la personalidad basada en sus estudios genéticos en
dientes entre sí por lo que las somete a una rotación oblicua (de el campo de la psiquiatría. Cloninger propone la existencia de tres
hecho obtiene 12 factores de primer orden y 4 de segundo orden, dimensiones de personalidad que son genéticamente indepen-
los factores Q de su cuestionario). Para la obtención de dichos fac- dientes y que nos permiten predecir formas interactivas de res-
tores parte del análisis de datos L (registros de vida), observaciones puestas adaptativas ante contingencias ambientales específicas.
comportamentales realizadas por otros, también del trabajo pio- Dichas dimensiones serían: búsqueda de novedad (novelty seeking)
nero de Allport y Odbert acerca del análisis del vocabulario inglés evitación del daño, en el sentido de displacer (harm avoidance) y
para seleccionar palabras que sirven para definir conductas de las dependencia de la recompensa (reward dependence). La búsqueda
personas; de datos Q o datos de cuestionario, utilizó tanto el Test de la novedad se define como una tendencia heredada a excitarse
de Rorschach como el Test de Apercepción Temática de Murray intensamente ante estímulos nuevos o ante indicios que impli-
(TAT) como pruebas de asociación de palabras, y de datos T o quen una posible recompensa o la evitación de un castigo, lo que
datos objetivos obtenidos a través del análisis de pruebas tales lleva a una actividad exploratoria intensa en búsqueda de posibles
como tiempo de reacción, lenguaje corporal, etc. recompensas, así como a una evitación activa de la monotonía o
Además de los 16 factores obtenidos a través del análisis fac- de la posibilidad de un castigo. La evitación del daño corresponde
torial, que serían rasgos fuente, Cattell incorpora a su cuestiona- a una tendencia heredada a responder intensamente ante estí-
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rio 4 rasgos que podríamos considerar comúnes y que son obte- mulos aversivos, por lo que se aprende a inhibir la conducta con
nidos mediante agrupaciones (análisis por grupos) de los otros 16 el fin de evitar el castigo, lo nuevo o las frustraciones debidas a la
rasgos; esos rasgos son ansiedad, extraversión-introversión, dure- no recompensa; por último, la dependencia de la recompensa se
za, independencia y autocontrol (tabla 25-1). define como la tendencia heredada a depender de señales que im-
Dentro de esta perspectiva dimensionalista podemos encua- pliquen recompensa (sobre todo, señales verbales de aprobación
drar otra serie de actores que también se centran en el análisis de social o de tipo sentimental) y a evitar la extinción de conductas
las dimensiones temperamentales (emocionales) de la personali- que están asociadas con recompensas o con la desaparición del
dad, así como en el fundamento biológico de las mismas, aun- castigo. Así, la búsqueda de novedad implica activación conduc-
que no utilicen el análisis factorial como fundamento de sus in- tual y estaría relacionada con el sistema dopaminérgico; la evita-

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/c25/ Psicología de la personalidad para psiquiatras
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ción del daño implica inhibición conductual y estaría relacionada rio, más concretamente de la aproximación léxica que plantea que
con la serotonina y la dependencia de la recompensa implicaría aquellas palabras (sustantivos y adjetivos) que se utilizan en cual-
mantenimiento conductual y estaría relacionada con la noradre- quier lenguaje para definir o caracterizar a las personas constitu-
nalina. yen universales léxicos y, por lo tanto, definen dimensiones tem-
Evidentemente, la teoría de Cloninger guarda un claro para- peramentales de la personalidad, al menos tal y como éstas son
lelismo con la teoría de Eysenck y, sobre todo, con las modifica- percibidas por el observador. El auge logrado por la aproxima-
ciones introducidas por Gray. Así la búsqueda de novedad sería ción de los cinco grandes se debe, desde nuestro punto de vista, a
equivalente a la extraversión de Eysenck o a la impulsividad de la importancia de la crítica de Mischel a la consistencia de los ras-
Gray; la evitación del daño se correspondería con el neuroticismo gos temperamentales de personalidad y, más concretamente, a su
de Eysenck y la Ansiedad de Gray, y la dependencia de la recom- afirmación de que los rasgos están en el ojo del observador.
pensa tendría una clara correspondencia con el psicoticismo ey- De hecho, en un trabajo realizado en la década de 1960, con
senckiano y la agresividad postulada por Gray (12). 30 escalas de las utilizadas por Cattell, Tupes y Christal, los auto-
Los planteamientos de Cattell y Eysenck fueron polémicos res obtuvieron una estructura factorial de 5 factores a los que de-
en su época y supusieron la existencia de una gran cantidad de se- nominaron extraversión, cordialidad, suspicacia, estabilidad
guidores que, sobre todo, intentaban determinar qué número de emocional y cultura, como veremos muy similares a las denomi-
dimensiones eran suficientes para definir la personalidad. Apare- naciones dadas hoy día a los cinco grandes obtenidos por la apro-
ce así la diferenciación entre teorías multidimensionales, como las ximación léxica. A pesar de ello, no es hasta la década de 1980,
de Cattell o Eysenck, en contraposición a las unidimensionales con la proposición de la existencia de universales léxicos realizada
que señalaremos posteriormente. Por otro lado, la incorpora- por Goldberg (14), cuando se empieza a admitir la existencia de
ción del concepto de dimensión al campo de la personalidad tam- cinco grandes factores de la personalidad que se convirtieron, con
bién permitió que se incorporaran al campo de estudio de dicha los trabajos de Costa y McCrae de 1985, en el paradigma de in-
disciplina otras dimensiones no-temperamentales, como las di- vestigación básico de la psicología de la personalidad. El modelo
mensiones actitudinales o las dimensiones cognitivas, que anali- es un modelo jerárquico, como el de Eysenck y se ha comproba-
zaremos más adelante. do su validez superficial en inglés, alemán y holandés, existiendo
Una de las teorías unidimensional que más se ha estudiado, algunos trabajos que también comprueban su existencia en caste-
entre otras razones debido a que aparece correlacionada con otras llano.
muchas dimensiones, es la búsqueda de sensaciones de Marvin A pesar de la gran validez aparente de los cinco grandes, en
Zuckerman. Zuckerman define la búsqueda de sensaciones como los últimos años han recibido numerosas críticas. Por ejemplo, no
«la necesidad de experiencias y sensaciones variadas, nuevas y en todos los trabajos aparecen las mismas facetas en sus factores
complejas así como el deseo de realizar actividades físicas y so- correspondientes; además, tampoco existe un acuerdo amplio
ciales de riesgo que causen tales experiencias» (13). El autor rela- respecto a su origen: hay quien habla de su herencia evolutiva y
ciona la búsqueda de sensaciones con los niveles óptimos de acti- quien señala la importancia de la cultura para su obtención e in-
vación. Es decir, plantea que cada persona tiene un nivel de ac- terpretación; además en los últimos años han aparecido modelos
tivación óptima, de tal modo que la persona cuando se encuentra alternativos de siete factores (15) a partir del análisis de términos
en lugares o ambientes de baja excitación busca ambientes que la en otros diccionarios ingleses distintos al Webster, cinco de los
aumenten, mientras que ocurre lo contrario en los ambientes con cuales tendrían correspondencia con los cinco grandes, mientras
alto niveles de activación. Además de con los niveles de activa- que aparecerían dos nuevos que serían valencia positiva (impor-
ción, el autor ha relacionado positivamente su dimensión tanto tante, especial) y valencia negativa (inmoral, falso).
con los neurotransmisores como con altos niveles de hormonas Siguiendo el modelo de Costa y McCrae (15), los cinco gran-
gonadales, mientras que negativamente se relacionaría con la mo- des factores de la personalidad serían neuroticismo, extraver-
noaminooxidasa plaquetaria, considerando que su variabilidad sión, apertura a la experiencia, cordialidad y escrupulosidad (ta-
genética es del 50 %. Zuckerman también ha elaborado una esca- bla 25-2).
la para medir la búsqueda de sensaciones y obtiene cuatro facto- Como hemos señalado, junto a los modelos jerárquicos, es-
res: búsqueda de emociones y aventuras, búsqueda de experien- tructurales, multidimensionales y temperamentales de la perso-
cias, desinhibición y sensibilidad al aburrimiento. Tal como se es- nalidad han aparecido otros modelos denominados unidimen-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

peraba la escala de búsqueda de sensaciones se correlaciona posi- sionales, ya que sólo analizan un rasgo de personalidad, algunos
tivamente con los tipos extrovertido y psicótico de Eysenck y con de ellos de tipo dinámico ya que estudian los aspectos motivacio-
algunos de los cinco grandes factores de personalidad que vere- nales de la personalidad y otros de tipo procesual o cognitivo o
mos a continuación, como es positivamente con la extraversión sociocognitivo, como dirían algunos, ya que estudian los procesos
y negativamente con agradabilidad y conciencia. cognitivos convirtiéndolos en dimensiones de funcionamiento
El estudio de los cinco grandes factores de personalidad tiene, en personal.
su versión actual, dos orígenes claros. Por un lado surge del análi- Las dimensiones motivacionales o dinámicas de la personali-
sis de las escalas de clasificación utilizadas por Cattell para la ob- dad tienen su enclave en la figura de H. Murray, quien convirtió
tención de sus datos L, y por otro del análisis del lenguaje ordina- la necesidad en la unidad de análisis de la personalidad y estable-

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E. Ibáñez Guerra
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ció que las necesidades eran el origen de la conducta. Cattell tam-


/tabla25-2/ bién estableció una teoría motivacional de la personalidad basada
Facetas que componen el modelo de Costa y en el concepto de ergio. Murray estableció una serie de necesida-
McCrac des a partir del análisis de las historias del test de percepción te-
mática y éste va a ser uno de los métodos seguidos por McCle-
Neuroticismo lland para introducir y hablar del concepto de necesidad o motiva-
Ansiedad: aprensivo, miedoso, preocupado, tenso. No fobias ción de logro. McClelland define la necesidad de logro como el im-
concretas
pulso para hacer las cosas cada vez mejor, es la necesidad de ex-
Hostilidad: enfadado, frustrado, amargura
Depresión: triste, con sentimiento de culpa, desesperado, solitario celencia, el esfuerzo por conseguir el éxito social. Para que la ne-
Desconcierto: rabioso, tímido, ansioso socialmente, sensible al cesidad de logro esté presente es necesario cierto nivel de compe-
ridículo, sentimientos de inferioridad tición bien con uno mismo o con los demás, asimismo también es
Impulsividad: incapacidad para controlar los propios impulsos necesario un incentivo que consiste en el valor que se le otorga a
Vulnerabilidad: al estrés, incapaces de afrontar el estrés
la necesidad que queremos alcanzar. En este sentido, en sus últi-
Extraversión mos trabajos, McClelland habla de la necesidad de logro como el
Cálido: afectivo, amable, sociable. Intimidad interpersonal conjunto de:
Gregarismo: preferencia por la compañía de los demás y cuanto más
mejor
Asertividad: dominancia, capacidad de liderazgo 1. La motivación de aproximación al éxito que se define
Actividad: enérgico, tiempo de respuesta corto, necesidad de como aquellas situaciones que tienen una mayor proba-
mantenerse ocupado bilidad de proporcionar afectividad positiva; es decir, en
Búsqueda de excitaciones: necesidad de estímulos nuevos y términos de hedonismo psicológico, aquellas situaciones
estimulantes
que hacen que cada vez intentemos ser mejores ya que el
Emociones positivas: alegre, feliz, amoroso, optimista, etc.
conseguir «ser excelente» nos gratifica.
Apertura a la experiencia 2. La motivación de evitación al fracaso, es decir aquellas si-
Fantasía: imaginación vivaz; mundo interno muy rico tuaciones que tienen una mayor probabilidad de evitar-
Estética: les gusta el arte y la belleza; sensibles a la poesía y la
nos afectos negativos.
música
Sentimientos: apertura o receptividad a los sentimientos y emociones
de uno mismo, considerando las emociones como una parte Las personas con alta motivación de logro tienden a buscar
importante de su vida tareas de dificultad intermedia, ya que son estas situaciones las
Acciones: intento de realizar actividades distintas; gusto por lo nuevo que más les permiten atribuirse a sí mismos el éxito, al mismo
y huida de la rutina
tiempo que son las que más información proporcionan sobre
Ideas: curiosidad intelectual, poco convencionales
Valores: disposición a reanalizar los valores sociales, políticos o nuestra competencia. En sus últimos trabajos, McClelland añadió
religiosos. Poco dogmáticos a la necesidad de logro, la necesidad de poder y la necesidad de
afiliación. La primera, desarrollada principalmente por Winter en
Cordialidad
Confianza: disposición a creer que los demás son honestos y bien la década de 1970, aunque ya en la década de 1960 Minton había
intencionados diferenciado entre el poder manifiesto y latente, hace referencia a
Franqueza: sinceros, ingenuos, francos la habilidad que tenemos para conseguir que tanto el mundo ma-
Altruismo: generosos, preocupación activa por el bienestar de los terial como social se adecuen a nuestra imagen del mismo, o a
demás, voluntad de ayudar a los otros
nuestra planificación del mismo. Muchos autores hacen equiva-
Conformismo: tendencia a inhibir la agresividad, tendencia a olvidar y
perdonar a los demás lente el motivo de poder al deseo de hacer que los demás se com-
Modestia: tendencia a retraerse ante las adulaciones, no implica porten como nosotros queremos que se comporten aún a pesar
autoestima de ellos. Las personas con alta motivación de poder presentan tres
Comprensión (ternura): simpatía y preocupación por los demás. rasgos característicos, denominados por Winter: visibilidad, es
Tendencia a satisfacer las necesidades de los demás
decir, «hacerse notar», pero con ello no basta, en segundo lugar
Escrupulosidad es necesario hacer alianzas y organizar y planificar las acciones,
Competencia: capaz, prudente, eficaz, sensible evitando sobre todo disidencias y, en tercer lugar, es necesario, en
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Orden: limpios y bien organizados, ordenados en sus cosas discusiones de grupo, tener la capacidad de formular los proble-
Sentido del deber: tienden a adherirse estrictamente a sus
mas de forma clara y saber encontrar soluciones. El aspecto nega-
principios éticos y cumplen escrupulosamente sus obligaciones
morales tivo de la necesidad de poder viene dado por la facilidad que pa-
Orientación al logro: nivel de aspiraciones elevado y trabajan duro recen tener los sujetos que puntúan alto en poder para compro-
para conseguir sus metas, pueden ser adictos al trabajo meterse en conductas más menos conflictivas como es el consu-
(Workaholics) mo de alcohol o drogas o las conductas violentas.
Autodisciplina: capacidad para comenzar tareas y no dejarlas hasta
Al igual que ocurría con la necesidad de logro, la necesidad
que se terminen. Perseverantes
Deliberación: tendencia a pensar antes de actuar. Precavidos de poder es según McClelland el resultado de: la motivación de
aproximación al poder, representada por el deseo de poder, y la

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motivación de evitación al poder, equivalente al miedo al poder, o al personalidad autoritaria es por tanto, el intento de explicar la ra-
comportamiento de huida ante las situaciones que otorgan poder. zón de la sin razón.
En cuanto a la necesidad de afiliación, relacionada actual- Los comienzos de la personalidad autoritaria hay que centrar-
mente con el deseo de intimidad, se define como la preocupación los en el estudio del prejuicio y más concretamente en los estudios
por establecer, mantener y restablecer relaciones positivas con del grupo de Berkeley centrados en el prejuicio antisemita. A ese
los demás; en el fondo es la necesidad de estar con otras personas grupo constituido en primer lugar por Sanford y Levinson a los
(17). Las personas con alta necesidad de afinidad tienden a in- que se añadieron posteriormente Frenkel-Brunswik y Adorno les
tentar «caer bien a los demás», lo que les puede llevar a no ser tan ayuda económicamente el Comité judío norteamericano y en
populares, ya que la gente también percibe la ansiedad que tie- 1950 publica La personalidad autoritaria que se define, en un
nen ante el rechazo y los intentos que realizan por evitarlo, por lo principio, como una disposición que impele a la persona hacia el
que puede quedar enmascarado su deseo de «caer bien». Ahora prejuicio y la aceptación de la propaganda antidemocrática, de
bien, también existe la posibilidad, como señalan otros autores, hecho en un principio hablaron de «tendencia antidemocrática».
de que las personas con alta necesidad de afinidad lo que deseen es Basándose en esto desarrollan un instrumento de medida, la es-
intimidad, que busquen el contacto con las demás personas por- cala F (escala de fascismo) que les permite medir el síndrome de
que quieren compartir y ser felices con los demás. En contrapo- personalidad autoritaria. Este síndrome está compuesto por las
sición a los dos motivos anteriores, la necesidad de afiliación está siguientes variables: convencionalismo, sumisión autoritaria,
peor estudiada y menos definida que las otras dos necesidades; agresión autoritaria, antiintracepción, superstición y esterotipia,
aun así, McClelland mantiene en los últimos tiempos un sistema poder y dureza, destructividad y cinismo, proyectividad e interés
tripartito de la personalidad fundamentado en estas tres dimen- exagerado por el comportamiento sexual, algunas de las cuales no
siones, tal y como pueden medirse en el test de apercepción te- aparecen cuando se utiliza metodología factorial, lo que supon-
mática y a pesar de las numerosas dificultades que esto entraña, ya dría una crítica a la dimensionalidad de la escala. Al margen de
que se trata de una prueba proyectiva que, aunque se ha codifica- que tiene una validez dudosa el poder explicar los fenómenos so-
do para poder medir cada uno de esos motivos de una forma ade- ciales a partir de las características de los individuos que viven ese
cuada, no está exenta de los problemas de las pruebas proyectivas. determinado fenómeno.
Si los aspectos motivacionales de la personalidad nos acercan al Christie y Geis, de la Universidad de Columbia, publican en
mundo social, ya que a nadie se le habrá escapado que las motiva- 1970 la obra Studies in machiavelism en la que a partir del análisis
ciones de las que hemos hablado implican de alguna manera nues- del libro El Príncipe de Maquiavelo construyen una serie de esca-
tras relaciones con los demás, las dimensiones actitudinales de la las, «las Mach», que describen tanto aspectos de la naturaleza
personalidad son más sociales todavía. De hecho, el propio Allport humana como estrategias para tratar con las personas. Después
planteaba que las actitudes son el objeto de estudio de la psicología de una serie de depuraciones la escala se queda compuesta por
social. Si esto es así ¿por qué incluirlas en un capítulo sobre perso- 20 ítems y se la conoce como la Mach IV, posteriormente esta es-
nalidad? En primer lugar porque en su mayor parte son dimensio- cala se convirtió en una Mach V en la que los ítems eran de elec-
nes que permiten establecer diferencias individuales y, por tanto, ción forzosa (para evitar la deseabilidad social), aunque la más
forman parte de la personalidad de un sujeto; en segundo lugar, utilizada es la Mach IV. Los supuestos que mide la Mach son,
porque en su mayoría utilizan tests o escalas de calificación típicas por un lado, la creencia de que la gente es manipulable, la cual se
de la metodología desarrollada y utilizada por la psicología de la acompaña del deseo o intento por manipularla, y por el otro, la
personalidad y, por último, debido a que la psicología de la perso- destreza o habilidad en la manipulación. Los autores demostra-
nalidad y la psicología social son una pareja mal avenida pero con- ron en diversos estudios que las personas con un alto nivel de ma-
denada inevitablemente a entenderse. De hecho, la persona es por quiavelismo presentaban como características de personalidad ser
definición un ser social y si queremos estudiar la persona (persona- «fríos», objetivos, serenos y controlados y, sobre todo, prestar
lidad de un sujeto) inevitablemente encontramos el medio social en más atención a los pensamientos que a las personas, lo que les sir-
el que ésta se desenvuelve. Es decir, la personalidad incluye, en con- ve para ser tremendamente resistentes a las influencias sociales.
traposición a las posturas conductistas, el yo y sus circunstancias. La última dimensión actitudinal sería el dogmatismo que si
Las dimensiones actitudinales de la personalidad son, en ge- bien tiene sus inicios a finales del siglo XIX con la categoría políti-
neral, unidimensionales y parten del concepto de actitud como ca conservadurismo-radicalismo, como variable de personali-
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disposiciones a responder de un modo relativamente consistente dad, se desarrolla a partir de las críticas que recibe la personalidad
y estable ante un objeto o situación dados. Considerando que las autoritaria de Adorno. Uno de los autores más relevantes a
actitudes tienen tres componentes: evaluativo, cognitivo o creen- este respecto es Milton Rokeach, uno de los primeros en señalar
cial y conductual, la primera dimensión actitudinal a estudiar es el que el autoritarismo es independiente de una ideología o prejui-
autoritarismo, dimensión que en su momento, intentó explicar cio concreto. Para plantear el dogmatismo Rokeach parte de la
cómo un país tan culto y avanzado como Alemania había podido definición del sistema de creencias-descreencias de los sujetos,
elegir a Hitler como presidente y, además, le había seguido fiel- definiendo las creencias como proposiciones que el sujeto toma
mente a una guerra y le había permitido, en silenciosa sumisión, como verdaderas, mientras que las descreencias harán referencia
cometer las atrocidades que se cometieron en la época nazi. La a todo aquello que una persona considera como falso en un mo-

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mento determinado. Dejando al margen la teoría de Rokeach so- ceptiva (son mejores conductores, mejores pilotos, etc.) son mejo-
bre los sistemas de creencias, así como las vicisitudes por las que res en tareas de estimación de peso, en la comprobación de hipó-
paso la escala de dogmatismo creada por él, y centrándonos en las tesis, y al mismo tiempo son más reservados y tienen una mayor in-
características de personalidad del dogmatismo, tenemos que capacidad para conseguir acuerdos en situaciones de conflicto.
las personas con puntuaciones altas en dogmatismo presentan una La complejidad cognitiva representa una derivación de la teo-
menor tolerancia a la ambigüedad perceptiva, son más rígidos, lo ría de los constructos personales de G. Kelly, quien considera
que implica una mayor resistencia a cualquier tipo de cambio, se que interpretamos y conocemos el mundo gracias a una serie de
dejan influir más por la autoridad y son menos creativos al mismo conceptos que nos son propios y que integramos dentro de un
tiempo que tienden a rechazar a aquellas personas que no presen- sistema conceptual. A partir de este punto de vista, podemos de-
tan niveles similares de dogmatismo. finir la complejidad cognitiva como el grado de diferenciación del
Podríamos decir que las dimensiones cognitivas de la persona- sistema de conceptos que uno utiliza para entender el mundo, a
lidad tienen una época clásica y otra excesivamente reciente para mayor complejidad cognitiva mayor capacidad de predicción,
tratarse en este capítulo. Por ello, dedicaremos este espacio exclu- tanto respecto a situaciones como a la conducta de otros indivi-
sivamente a las dimensiones cognitivas más clásicas de la perso- duos. Asimismo los sujetos más complejos están más abiertos a la
nalidad. Evidentemente, una de las primeras dimensiones sería la información nueva, son más atractivos desde el punto de vista in-
inteligencia, ya que como el propio Mischel señaló en su crítica de terpersonal, son más flexibles, más creativos, más susceptibles a la
1960 se trata de una dimensión bastante consistente y razonable- influencia social (cambian más fácilmente de actitudes), son lí-
mente estable. A pesar de ello y debido principalmente a que la deres en las relaciones de grupo, etc.
inteligencia constituye un campo de estudio propio, no vamos a Por último, la complejidad integrativa analizada por Harvey y
hablar de ella en este capítulo; sólo comentaremos los denomina- cols. hace referencia a la forma de procesar información, concreta-
dos estilos cognitivos que podemos definir como la forma en que mente hablan de dos aspectos a la hora de procesar el input senso-
uno actúa, piensa y siente en lugar de lo que uno hace, piensa y rial, por un lado la diferenciación, definida como la capacidad del
siente. El estilo cognitivo hace referencia a la forma en que un su- individuo para situar diferentes estímulos a lo largo de distintas di-
jeto procesa la información independientemente del contenido de mensiones, por el otro, la integración considerada como la habili-
su procesamiento. En este sentido, tanto autoritarismo como dog- dad de los individuos para utilizar reglas o programas complejos
matismo podrían considerarse estilos cognitivos y encuadrarse para combinar esas dimensiones. Los individuos con poca comple-
dentro de las dimensiones cognitivas de personalidad. jidad integrativa mostrarían escasa diferenciación e integración in-
Dentro de los estilos cognitivos más estudiados, podemos dis- completa, pensamiento dicotomizado, confianza excesiva en la
tinguir los controles cognitivos, definidos como mecanismos autoridad, intolerancia a la ambigüedad, rigidez a niveles bajos de
que tienen como misión retrasar la expresión de necesidades. estrés, ruptura conceptual a niveles altos de estrés, incapacidad para
Ejemplo de ello es la tolerancia a experiencias irreales, que podría encontrar soluciones alternativas a los problemas, escasa capacidad
justificar la tolerancia a experiencias de tipo alucinatorio o deli- para desempeñar roles y un autoconcepto muy malo.
rante; la diferenciación conceptual, capacidad para aceptar como Existen una serie de dimensiones más difíciles de encuadrar
similares o idénticas una serie de facetas en una tarea determina- bajo alguno de los epígrafes aquí presentados, entre ellas estaría el
da, por ejemplo poder descomponer una dimensión en muchas locus de control de Rotter definido como la expectativa del lugar
categorías; la constricción-flexibilidad de control, grado en que los del refuerzo; es decir, como la creencia de que el refuerzo de las
individuos son susceptibles a la distracción; la nivelación-agudiza- consecuencias de la conducta está bajo el control de la persona
ción, grado en que las nuevas experiencias se integran con las ya (locus de control interno) o de la situación (locus de control exter-
existentes y, por último, el escudriñamiento, capacidad con la que no). El concepto de autoeficacia de Bandura, definido como el
un individuo intenta verificar los juicios que realiza. conjunto de creencias que una persona tiene acerca de su capaci-
La reflexión-impulsividad es otro estilo cognitivo que se define dad para realizar acciones que le lleven a conseguir las metas que
como la forma que una persona tiene de categorizar estímulos se ha propuesto; el concepto de necesidad de control; la autocon-
complejos, los analíticos tienden a agrupar objetos en función de ciencia, tanto pública como privada, el autoconcepto y un largo et-
similitudes compartidas, al mismo tiempo que retrasan la toma de cétera de variables que debido a su dimensionalidad deberían
decisiones, de ahí la existencia de un proceso de reflexión. La de- encuadrarse dentro del campo de estudio de la personalidad.
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pendencia-independencia de campo, estilo analizado principalmen-


te por Witkin (18) al estudiar la percepción de verticalidad, se defi-
ne como «el grado de dependencia en la estructura del campo vi- De las dimensiones
sual predominante, el cual se ordena desde una mayor dependen-
cia en un extremo, a una mayor capacidad para tratar con el campo
a las categorías
presentado analíticamente o para separar un ítem de la configura- ı
ción en la que se encuentra, por el otro». A nivel de personalidad ı
los independientes de campo funcionan mejor perceptivamente, es Tanto los tipos como las dimensiones, rasgos o factores que
decir, tienen mejor visualización espacial, mejor estimación per- hemos expuesto hasta aquí, parten del supuesto básico de que son

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características internas de la persona, es decir, disposiciones que ocurrencia de rasgos. Lo más curioso del caso es que dichas teo-
en cierta medida son responsables de la conducta de la persona, rías son razonablemente uniformes entre las personas (21).
ya que son relativamente consistentes transsituacionalmente y es- ı
tables a través del tiempo. Dicho de otra manera, tipos y dimen- ı
siones constituyen lo básico de la psicología diferencial de la per- los tipos como categorías
sonalidad, en el sentido de que son aquello que nos permite dife- ı
renciar a una persona de otra. El trabajo de Cantor y Mischel (22) se fundamenta en el con-
Sin embargo, como señalamos anteriormente, Mischel en cepto de prototipicidad de Rosch. A este respecto, señalan que las
1968 puso de manifiesto que no existe una gran correlación entre categorías de personas se caracterizan por miembros más o me-
características de personalidad, tal y como se determinan en nos prototípicos pertenecientes a dicha categoría. Es decir, tene-
los distintos cuestionarios de papel y lápiz, y la conducta de un in- mos una categoría para el tipo extravertido, de tal modo que
dividuo concreto en una situación determinada, más aún Mischel cuando conocemos a una nueva persona comparamos sus carac-
demostró que las correlaciones más altas existentes entre carac- terísticas personales con los elementos mas prototípicos de extra-
terísticas de personalidad y conducta no superaban el 0,30, aun- versión que conocemos para ver si ese nuevo individuo pertene-
que fuesen estadísticamente significativas. Por otro lado, fueron ce o no a dicha categoría. Más aun, una vez hemos calificado a
muchos los autores que señalaron la circularidad de las explica- una persona como prototípica de una categoría le atribuimos to-
ciones disposicionales, en el sentido de que uno es extravertido dos los rasgos o características que consideramos que pertenecen
porque es sociable pero, al mismo tiempo, es sociable porque es a ella. El ejemplo más típico sería el siguiente: ante el tipo los pro-
extravertido; algo así como ¿por qué duerme la flor de la adormi- fesores de judo son japoneses, si tengo un amigo bajito, moreno, ja-
dera?, pues porque tiene un principio dormitivo. ponés, risueño y sociable tenderé a encuadrarlo dentro del tipo
Estas críticas llevaron a que el propio Mischel plantease que profesor de judo y me llevaré una tremenda desilusión cuando
los rasgos de personalidad no radicaban en las personas sino en sepa que es profesor de tangos. Mischel y Cantor trabajaron prin-
el «ojo del observador». Esta afirmación, coincidente, en el tiem- cipalmente con los tipos introvertido-extravertido de Eysenck y
po, con la denominada «revolución cognitiva» (19) llevó a algu- los adjetivos (rasgos) que les caracterizan, añadiendo a los mis-
nos autores a buscar en los trabajos de Eleanor Rosch (20) sobre mos otros rasgos que hacían a la extraversión o a su contrario más
los procesos de categorización de los objetos naturales la base en o menos sobresalientes. Tras pedir a la gente que una vez leyera
la que establecer una nueva categorización de la psicología de la la descripción de los tipos recordara cuáles eran las característi-
personalidad. cas de cada uno, se encontraron con que los sujetos recuerdan
Los trabajos de Rosch se basaban en el concepto de categorías mejor los tipos puros que los mixtos, por lo que concluyeron que
borrosas o difusas (fuzzy), así como en el de prototipicalidad. Es el grado de prototipicalidad de una categoría diana con respecto a
decir, un elemento puede pertenecer a más de una categoría, va- la categoría de un tipo de personalidad específica, influye en la
riando exclusivamente su relación con los otros elementos de la facilidad con que se codifica la información acerca de las perso-
misma categoría, lo que implica, por un lado, que no es necesa- nas, así como sobre cómo se elabora dicha información y cómo se
rio tener todos los atributos de una categoría para pertenecer a recupera. En definitiva, para Cantor y Mischel almacenamos el
ella, y además aquel elemento que posea más atributos de una recuerdo de personas en forma de tipos y no de rasgos.
categoría determinada y menos de las demás categorías será el ı
más prototípico dentro de esa categoría. Rosch también plantea ı
el Principio de economía cognitiva según el cual la categorización es rasgos como categorías
un proceso cognitivo que hace que ahorremos tiempo y espacio ı
mental, ya que al reunir varios objetos bajo una misma categoría Sara Hampson (21) en su libro The construction of personality
podemos prescindir de la necesidad de definir exhaustivamente plantea que los rasgos sirven para establecer categorías de con-
las características, una a una, de los objetos. ductas específicas en situaciones específicas. Es decir, plantea
El estudio de la personalidad dentro del campo de los estu- que no podemos diferenciar entre persona y situación ya que nin-
dios sobre categorización, además de en los trabajos de Rosch, guna conducta se produce en un vacío espacial o personal. Así
encuentra sus raíces en las teorías legas de la personalidad y más pues, los rasgos tienen la función de resumir y permitir comuni-
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concretamente en las denominadas teorías implícitas de la perso- car la conducta social. De aquí se deduce que los rasgos no existen
nalidad. Una teoría implícita de la personalidad es la creencia que ni en las personas ni en el mundo real, sino que más bien son ró-
una persona tiene acerca de la coocurrencia o no de dos o más tulos con los que agrupamos conductas y situaciones que sí se dan
rasgos. Por ejemplo, si consideramos que una persona es inteli- en el mundo real. Hampson sigue fiel al principio de economía cog-
gente, también esperamos o le atribuimos el rasgo de honestidad nitiva de Rosch, según el cual los procesos de categorización son
o de sinceridad, sin embargo, no esperamos que sea desleal. La necesarios por economía cognitiva, se ahorra tiempo y espacio
denominación de implícita se debe a que se trata de un proceso mental, diciendo que un objeto es una mesa que haciendo una
inconsciente o automático, es decir, la persona no es capaz de descripción minuciosa del mismo; lo mismo ocurre en el mundo
explicar ni articular, de ninguna manera, porque espera esa co- de las personas, nos es más económico decir que una persona es

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honesta que describir cual es el comportamiento de esa persona tes, al mismo tiempo que se rige por el principio de realidad y per-
en cada situación en la que puede mostrar el comportamiento de mite que el individuo se adapte a la sociedad y cultura en la que
ser honesta; asimismo, dado que en el mundo real la honestidad vive. Es indudable que el resto de los psicoanalistas, ortodoxos o
suele coocurrir con una alta probabilidad con el ser sincero, cari- no, siguieron utilizando el concepto de yo o de sí mismo, y que en la
ñoso, etc. entonces nos es más fácil decir Juan es una persona actualidad es la psicología del yo de Heinz Kohut (1913-1981) una
amigable (rasgo supraordinado, según Hampson, de mayor ni- de las que más influencia tiene dentro del contexto psicoanalítico.
vel de abstracción y que agruparía todos los demás). También el yo aparece ligado a la tradición humanista y feno-
Más aún, los rasgos como categorías están jerárquicamente es- menológica, figuras como Carl Rogers (1902-1987) o Abraham
tructurados, de tal manera que es imposible que aparezca uno solo. Maslow (1908-1970) centran en el yo no sólo su concepto de per-
Si soy amistoso es necesario, normalmente, que sea una persona sonalidad sino también el de persona. Así, para Rogers el concep-
bondadosa y que me guste ayudar a la gente, y si se dan los tres ras- to de sí mismo o autoconcepto se refiere a la definición que de sí
gos anteriores, es altamente probable que sea sociable y así sucesi- mismo da una persona cuando habla del yo (25), mientras que la
vamente. Es decir, si soy sociable, me gusta ayudar a la gente, soy estructura del sí mismo hace referencia al aspecto consciente o
amistoso, etc., probablemente seré extravertido. Es esta coocurren- potencialmente consciente del campo fenoménico. El propio Ro-
cia de rasgos, junto al hecho de que los rasgos como categorías lle- gers veía la estructura del sí mismo como un conjunto de hipóte-
van implícita la situación, lo que hace, según Hampson, que crea- sis para enfrentarse a la vida. Es decir, el yo tiene distintas subre-
mos que las personas son consistentes transituacionalmente. giones que emergen o no del campo fenoménico en un momento
Evidentemente, tanto el planteamiento de Mischel como el de determinado. Así, si yo quiero o deseo a una persona, esa parte de
Hampson han sido criticados por numerosos motivos (23), pero mi yo (figura) emergerá del campo fenoménico (fondo) cuando
quizá la crítica más simple pero también la más definitiva consis- entro en contacto física o mentalmente con ella, mientras que en
ta en que a pesar de la gran uniformidad que existe entre la gente otros momentos permanecerá como parte del fondo. Por otro
a la hora de clasificar a las personas, no todos coincidimos en los lado, esta concepción del sí mismo lleva a Rogers a considerar al
mismos tipos/rasgos a la hora de definir a una persona determi- individuo como en un estado de fluir continuo, o en sus propias
nada, sino que nuestra definición depende en buena medida del palabras el convertirse en persona es un proceso de desarrollo
tipo y la calidad de relación que hayamos tenido con ella. continuado, en busca del ideal del sí mismo o concepto de sí mis-
mo que al individuo le gustaría poseer. Por su parte, Maslow cen-
tra en el conseguir la autoactualización (autorrealización) la fi-
nalidad del desarrollo personal; «ser todo lo que puede ser» es la
De las categorías al self meta última a conseguir en nuestra vida, para ello debemos satis-
ı facer nuestras necesidades básicas o debidas a un estado deficita-
ı rio, como son las necesidades fisiológicas, las necesidades de se-
El concepto de sí mismo, yo, self y un largo etcétera aparece guridad, las de pertenencia y las de valoración, dentro de las que
tan estrechamente ligado al concepto de personalidad que algu- se encuentra la autoestima.
nos autores han llegado a mantener que obligatoriamente ése es el Es necesario subrayar en este epígrafe la figura de Gordon All-
objeto de estudio de esta disciplina. A pesar de ello, el self está le- port (1897-1967), considerado el padre de la psicología de la per-
jos de tener una definición unitaria y aunque existe un primer sonalidad moderna y, al mismo tiempo, responsable de la confu-
acuerdo acerca de qué es lo que hace que una persona sea única, o sión existente en el campo acerca de cuál debe ser el objeto de es-
que es lo que da sentido y coherencia a la vida de una persona, el tudio de la personalidad. Allport no sólo criticó la teoría psico-
concepto de sí mismo permanece huidizo y esquivo hasta el pun- analítica por considerarla demasiado centrada en el inconsciente
to de que algunos estudiosos del tema (24) empiezan a dudar de y en la sexualidad, sino también las posturas de los dimensiona-
la existencia del mismo en la sociedad contemporánea. listas al considerar que el objeto de estudio de la psicología de la
Indudablemente el concepto de sí mismo tiene detrás una lar- personalidad debía ser la unicidad de la persona o, si se prefiere,
ga tradición filosófica e incluso psicológica que trasciende los lí- aquello que convierte a un individuo en algo único. Allport, al
mites de este capítulo. Figuras de la importancia de Kant, entre contrario que la perspectiva dimensionalista, considera que las di-
los primeros, o de W. James, entre los segundos, acuden a nuestra ferencias individuales son fruto de la personalidad, no la persona-
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mente sin necesidad de realizar grandes esfuerzos. lidad en sentido estricto. Más aún, piensa que la psicología de la
De todas maneras, y sin soslayar totalmente la historia, vamos personalidad debe utilizar una metodología idiográfica (basada
a presentar aquí, al igual que hicimos en los apartados anteriores, en el análisis del caso único), en lugar de una metodología nomo-
algunas de las teorías más relevantes acerca del concepto de sí tética (centrada en las leyes generales del comportamiento), una
mismo. metodología en la que se tengan en cuenta todos los aspectos de la
No se le escapa a nadie que el concepto de yo tiene una gran persona y, por tanto, se analizan diarios, escritos, conversaciones
historia dentro del psicoanálisis. Freud convierte el yo en uno de o lo que familiares y amigos piensan o creen de esa persona.
los componentes de su teoría de la personalidad, definiéndolo Sin embargo, Allport es quien introduce el concepto de rasgo
como el elemento que regula y controla los impulsos inconscien- como unidad básica de la psicología de la personalidad, a la que

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define como un todo organizado (estructurado), dinámico (en hasta el punto de que si un individuo no se desarrolla en un medio
continuo proceso de movimiento y cambio), psicofísico (que im- social humano (historia de los hombres-lobo) no llega a tener el
plica tanto la mente como el cuerpo), determinado (tanto por la concepto de yo; en tercer lugar, porque el concepto de yo varía
historia pasada como por la predisposición hacia el futuro) y ca- hasta tal punto a lo largo del devenir histórico, que no es lo mismo
racterístico (único). Allport distingue entre rasgos comunes que el concepto de yo actual que el existente en otras épocas históricas.
permiten comparar a los distintos individuos de una determina- Teniendo esto en cuenta y resumiendo de forma esquemáti-
da cultura, aunque cada individuo le imprime su propia impron- ca a Gergen, tendríamos tres conceptos distintos de yo depen-
ta, y disposiciones personales que son como los rasgos pero únicas diendo del tiempo histórico analizado (3). Tendríamos un yo ro-
para un individuo determinado. El autor utilizó el concepto de mántico caracterizado por la creencia de que es profundo, único,
propio ser (propium) para no utilizar el concepto de yo y lo defi- incognoscible para los demás, creativo, moral e idealista. Un yo
nió, principalmente, por sus funciones que serían: el yo corporal moderno, típico de la industrialización y de la creencia en la
(conocimiento de los límites del propio cuerpo), identidad de sí ciencia como verdad absoluta, sería un yo interno pero cognos-
mismo (conciencia de que yo sigo siendo el mismo a lo largo de cible por los demás en su hacer cotidiano, racional, observable,
mi historia personal y a pesar de mi evolución), autoestima (sen- auténtico y autónomo y, por último, un yo posmoderno, típico
timientos de satisfacción conmigo mismo), autoextensión (senti- de la sociedad actual y que se caracterizaría por ser diluido, sa-
do de posesión), imagen de sí mismo (conocimiento de las ex- turado, múltiple, relacional y colonizado. Es decir, cada época
pectativas de los demás sobre el sí mismo y comparación con la tiene su propio concepto de yo, y además ese concepto de yo se
propia conducta), afrontador racional (el yo puede resolver pro- debe al conjunto de reglas, creencias y valores compartidos so-
blemas por sí mismo) y lucha propia (capacidad para desarrollar cialmente en ese momento.
proyectos a largo plazo y para poner los medios necesarios para En esta breve reseña acerca del concepto de sí mismo, hemos
conseguirlos). intentado ofrecer un panorama ligero y superficial de las distintas
Indudablemente el concepto de yo, unido históricamente a alternativas que se han planteado el análisis de este concepto.
los de identidad personal y unicidad, también tiene una gran deu- Desde el psicoanálisis, hasta la fenomenología, pasando por la
da histórica con la psicología social (25), y más concretamente psicología de los rasgos y la psicología cognitiva, hasta llegar a las
con figuras del interaccionismo simbólico como Charles H. Cooley concepciones más actuales del construccionismo social, la psico-
(1864-1929) y George H. Mead (1863-1931); este último funda- logía en general y la psicología de la personalidad en particular,
mentó al self en el mundo social y fue uno de los primeros en es- han tenido que enfrentarse a la comprensión y explicación de
bozar la construcción social del sí mismo al plantear que el senti- quién soy yo. Es probable que ninguna de las alternativas sea váli-
do del sí mismo no es una propiedad inherente a la naturaleza hu- da, de todas maneras, son muchos los autores que basan en el au-
mana sino el producto de la experiencia. toconocimiento la esencia de dicho problema. Dicho de otra ma-
El hecho de que se considere que el yo es autoconsciente, jun- nera, al margen de la teoría psicológica a la que uno se adscriba, la
to a las propuestas del origen social del mismo defendido por el persona lega es capaz de reconocerse como sí misma a lo largo del
interaccionismo simbólico, hace posible que el sí mismo tam- tiempo y del espacio; el cómo se defina, qué categorías utilice para
bién sea tenido en cuenta por la psicología cognitiva (21). De to- hacerlo, es un problema concerniente al origen del sí mismo y que
dos los trabajos realizados desde este punto de vista, elegimos el trasciende, con mucho, la problemática expuesta en este capítulo.
de Markus por estar bastante ligado a las terapias cognitivas, ade-
más de ser una autora que enlaza con las propuestas de Gergen
que veremos a continuación.
Markus plantea que la información acerca de uno mismo se
Concepto de personalidad
organiza en estructuras cognitivas denominadas autoesquemas. ı
Los autoesquemas son similares a las dimensiones planteadas ı
anteriormente, se diferencian de ellas en el sentido de que son Es posible que llegado a este punto, el lector se pregunte qué
generalizaciones que nosotros mismos nos hacemos acerca de es la personalidad. Hemos hablado de tipos, de dimensiones, de
nuestro sí mismo a partir de nuestra historia y nos resulta útil factores, de rasgos, de categorías, del sí mismo y de un largo etcé-
para procesar la información que nos va llegando acerca de no- tera; sin embargo, salvo la definición dada por Allport, en nin-
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sotros mismos, si es que la consideramos relevante. gún momento hemos dicho qué es la personalidad.
Gergen, en su libro El yo saturado, plantea que el concepto de Hace ya años que se acostumbra a decir de la personalidad lo
yo está íntimamente ligado al contexto sociocultural y al tempo mismo que de las brujas: existir no existe, pero haberla, la hay. A
histórico en el que vivimos. En primer lugar, porque el concepto ello habría que añadir que si no la hubiera habría que crearla. ¿Por
de yo es una construcción social que deriva del mundo occidental qué? Porque como señalan algunos, la personalidad es la matriz
y, más concretamente, de la tradición judeocristiana cuna de la de datos en la que se integra todo el conocimiento psicológico
sociedad individualista en la que estamos inmersos. En segundo que tenemos de una persona en un momento determinado, ese
lugar, porque el yo es un producto de la interacción social; es de- conocimiento es la personalidad de esa persona. O porque si-
cir, el concepto de yo surge de la interacción con otras personas, guiendo las tres célebres perspectivas de Kluckhoh, Murray y

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Schenider (27), la personalidad es aquello que nos permite cono- técnicas observacionales, de autoinforme, experimentales, etc.
cer lo que todo ser humano tiene en común con los demás seres convirtiéndolos en dimensiones que, a través de técnicas estadís-
humanos (éste sería el campo de estudio específico de una psico- ticas, nos permiten relacionarlos entre sí. Además, existe algo, llá-
logía general), lo que todo ser humano tiene de diferente de los mese yo, sí mismo, identidad personal, etc. que no es totalmente
demás (la psicología diferencial de la personalidad) y lo que todo medible, mucho menos comparable y que también forma parte
ser humano tiene de único (campo específico de la psicología ge- de eso que llamamos personalidad.
neral de la personalidad). Es decir, la personalidad es el estudio de Son muchos más los temas que abarca una psicología de la
las características específicas de un individuo de una especie, te- personalidad y que escapan a la extensión de este capítulo, la pro-
niendo en cuenta su pertenencia a un grupo determinado (lo co- blemática del origen de los rasgos, la diferenciación entre los ras-
mún), las diferencias con los demás miembros de su especie (lo gos de los seres humanos y los de otras especies, las distintas teo-
diferencial) y lo que hace que ese individuo sea único e intransfe- rías sobre el self o sobre el propio concepto de personalidad, las
rible (lo individual). relaciones entre personalidad y cultura (28), o entre personali-
Si esto es así, ¿por qué hablamos de rasgos, factores, dimensio- dad y salud (29) son algunos ejemplos que pueden servir al lector
nes, etc.? En primer lugar habría que decir que al hacerlo estamos para entender que la psicología de la personalidad sea una disci-
mezclando dos planos: el teórico o conceptual y el metodológico; plina autónoma dentro del amplio mundo de la psicología y que,
desde el punto de vista conceptual existen, principalmente, tipos y como tal, sea inabarcable en los límites y constricciones de los
rasgos; desde un punto de vista metodológico existen dimensiones capítulos de un libro.
y categorías y desde un punto de vista técnico existen los factores.
Así, los tipos, en psicología de la personalidad, se han concep-
bibliografía
tualizado como un conjunto cerrado de atributos o características
pertenecientes a las personas, de tal manera que la posesión de di- 1. Seoane J. El siglo XX como psicología. En: Garrido M, Valés L (ed.). El le-
chos atributos o características era condición necesaria y suficiente gado filosófico del siglo XX. Madrid: Cátedra, 2002.
para pertenecer a un tipo. El problema que tuvieron las tipologías 2. Ibáñez E, Galdón MJ. Una historia interminable de la psicología de la per-
fue que funcionan como conjuntos cerrados, de tal modo que era sonalidad. Valencia: Promolibro, 1985.
3. Monsalve V, Ibáñez E. Identidad personal en la sociedad postmoderna.
necesario tener todas las características para pertenecer al tipo.
Un estudio preliminar. Bol Psicología 1997; 56: 91-103.
Los rasgos se entendieron, en un principio, como disposicio-
4. Andreu Y. Proyecto docente de psicología de la personalidad. Valencia:
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Universidad de Valencia, 1992.
tuar. Esas disposiciones, si eran consistentes a través de las situa- 5. Avia MD, Sánchez Bernardos ML. Personalidad. Aspectos cognitivos y
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«conductas más frecuentes», de la misma manera se ha sustituido 7. Seoane J, Garzón A. El marco de investigación del sistema de creen-
el ser consistente y estable por el ser «relativamente consistente» y cias postmoderno. Psicología Política 1996; 13: 81-98.
«relativamente estable». Además, los rasgos pueden concebirse 8. Pelechano V. Ejes de referencia y una propuesta temática. En: Ibáñez E,
como hipótesis de trabajo que median entre el pensamiento y la Pelechano V (eds.). Personalidad. Madrid: Alhambra Universidad, 1989.
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vestigaciones Científicas, 1965.
la conducta de un individuo).
10. Báguena MJ. El análisis dimensional y/o disposicional del individuo. En:
Cuando se habla de dimensión se está hablando en términos
Ibáñez E, Pelechano V (eds.). Personalidad. Madrid: Alhambra Universi-
metodológicos y se plantea que hay determinadas características
dad, 1989.
de las personas que son comunes a todas ellas y que las diferencias 11. Cloninger CR. A unified biosocial theory of personality and its role in the
son exclusivamente cuantitativas. Es decir, una dimensión es una development of anxiety states. Psychiatr Dev 1986; 3: 167-226.
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rección que se extienda. Una vez determinadas dichas caracterís- 13. Zuckerman M. Sensation seeking. Nueva York: LEA, 1979.
ticas, podemos establecer relaciones entre ellas a través del análi- 14. Goldberg LR. Language and individual differences. The search of uni-
sis de correlaciones y del análisis factorial (técnicas estadísticas versality in personality lexicons. En: Wheeler L (ed.). Review of persona-
que nos permiten agrupar y relacionar las dimensiones entre sí). lity and social psychology. Beverly Hills: Sage, 1981; 141-165.
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

Uno de los problemas que han tenido y aún tienen los estu- 15. Tellegen A, Waller NG. Re-examining basic dimensions of natural lan-
guage traits descriptors. Nueva York, 95 Annual Convention of the Ame-
diosos de la personalidad ha sido reificar los factores; es decir, han
rican Psychological Association, 1987.
tomado los factores por disposiciones, de ahí que se ha extendi-
16. Costa PT, McCrae RR. Revised NEO Personality Inventory (NEO-PI-R)
do el uso indistinto de factor, disposición, dimensión y rasgo, sin
and NEO Five-Factor-Inventory (NEO-FFI) professional manual. Odessa:
tener en cuenta que dichos conceptos, como ya hemos señalado, Psychological Assessment Resources, 1992.
pertenecen a distintos planos de conocimiento. 17. Brody N, Erhlichman H. Psicología de la personalidad. Madrid: Prentice
En resumen, la unidad básica de la personalidad siguen sien- Hall, 2000.
do los rasgos, que son tendencias relativamente consistentes y es- 18. Witkin H y cols. Personality through perception. Nueva York: Harper
tables de comportamiento, como tales pueden medirse a través de and Row, 1954.

| 436 | Tratado de Psiquiatría


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/c25/ Psicología de la personalidad para psiquiatras
ı

19. Delclaux I, Seoane J. Psicología cognitiva y procesamiento de informa- 24. Gergen K. The social construction of personality. Londres: Springer,
ción. Madrid: Pirámide, 1982. 1985.
20. Rosch E, Lloyd B. Cognition and categorization. New Jersey: LEA, 25. Rychlak JF. Personalidad y psicoterapia. México: Trillas, 1988.
1978. 26. Seoane J. El escenario postmoderno de la psicología social. En: Collier
21. Hampson SE. The construction of personality. Londres: Routledge and G, Milton HL, Reynolds G (eds.). Escenarios y tendencias de la psicolo-
Kegan Paul, 1982. gía social. Madrid: Tecnos, 1996.
22. Cantor N, Mischel W. Traits as prototypes. Effects on recognition me- 27. Kluckhoh C, Murray HE, Schenider DM (eds.). La personalidad en la na-
mory. J Pers Soc Psychol 1977; 35: 38-48. turaleza, la sociedad y la cultura. Barcelona: Grijalbo, 1969.
23. Kenrick DT, Funder DC. The person-situation debate: do personality 28. Ibáñez E. Personalidad y cultura. Bol Psicología 1990; 29, 29-43.
traits really exist? En: Derlega VJ, Winstead BA, Jones WH (eds.). Perso- 29. Ibáñez E. Psicología de la salud y estilos de vida. Valencia: Promolibro,
nality: contemporary theory and research. Chicago: Nelson-Hall, 1991. 1991.

® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

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A. Rodríguez López
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vestigar se relacionan básicamente con sistemas individuales y

/capítulo26/
no con sistemas sociales en los que interactúa el individuo. «Las
investigaciones en los campos genético, bioquímico o psicológico
buscan diferentes agentes causales, pero emplean modelos simila-
res: sistemas dinámicos que se localizan en el interior del indivi-
duo», como acertadamente señala Scheff (2).

Antropología
Paradigma sociológico

A. Rodríguez López ı
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Como tantas veces en la historia de la humanidad, lo obvio
—el imposible monadismo práctico de los seres humanos, con-
Introducción denados para bien y para mal a desarrollarse en sociedad, dada la
ı extremada inmadurez de su nacimiento— tardó en ser reconoci-
do y hay que aguardar, como decíamos al comienzo, a que llegue
ı bien entrado el siglo XX para que el paradigma sociológico tome
No fue hasta mediados del siglo XX que un nuevo paradigma carta de naturaleza en la disciplina psiquiátrica. En éste , los mo-
hizo su irrupción en el campo de las ciencias del comportamien- delos basados en sistemas individuales son sustituidos por mode-
to, el paradigma sociológico. Hasta entonces, a pesar de las nu- los integrados por sistemas sociales. Es preciso advertir que esto
merosas y sobresalientes opiniones que desde la antigüedad ha- no significa que los modelos individuales deban abolirse y olvi-
cían vislumbrar el nuevo paradigma, el comportamiento humano darse totalmente, siguen teniendo validez en el nivel que les es
era interpretado en clave individual, y la enfermedad como un propio pero contrastados con ese otro nivel de realidad que los
comportamiento más, aunque desviado, tenía que ser interpreta- envuelve y complementa.
da dentro de un individuo concreto. Ese gran paradigma indivi- El nuevo paradigma ha posibilitado una enorme variedad de
dualista se concretó en el caso de la psiquiatría en los diversos enfoques y modelos de acercamiento a la realidad clínica, muchas
modelos biológicos o psicológicos que marcaron la evolución de veces no bien delimitados y diferenciados unos de otros. Sin em-
la disciplina y que tenían en común el hecho de que circunscri- bargo, Bastide (3) considera que todos ellos pueden reducirse a
bían el fenómeno enfermedad a un individuo concreto. Estos di- tres modelos fundamentales: a) la psiquiatría social, fundamenta-
versos modelos que nacieron al amparo del gran paradigma in- da básicamente en el estudio de casos no como individuos aisla-
dividualista contaron con el respaldo teórico de los grandes siste- dos sino como individuos inmersos en un contexto social; b) la
mas filosóficos de la cultura occidental cuyos derroteros marcaba sociología de las enfermedades mentales, fundamentada en la es-
el llega a ser lo que eres del frontispicio de Delfos; la meta del ser tadística, pasa del estudio de casos al de conjuntos para que apa-
humano, su realización, estaba marcada por la individuación y rezcan leyes de nivel superior, y c) la etnopsiquiatría, basada en el
también por sus frustraciones y sus desvíos del camino recto; es método comparativo, para resaltar las variaciones de frecuencia o
decir, sus enfermedades. Incluso aquellos modelos, como el psi- de sintomatología de las enfermedades mentales en función de los
cológico conductual, que parecía que daban cierta relevancia al distintos tipos de culturas humanas (v. cap. 27).
medio en el que vivía en individuo, seguían siendo individualis- Aunque estos tres modelos tienen que ver con la antropología
tas. La formulación de Ullman y Krasner (1) de que «los síntomas y son complementarios e interdependientes entre sí, no cabe
psiquiátricos constituyen una conducta inadaptada, entendida duda de que el que más se acerca a un modelo antropológico es
ésta como aquella que juzgan impropia las personas clave en la el etnográfico; aunque su mayor o menor proximidad varíe de
vida del individuo, que son las que controlan los refuerzos», aun- unas lenguas a otras (inglés, francés, español, etc.), con lo cual se
que se acerca un poco más que el modelo biológico o el psicoana- da la paradoja de que un componente parcial de la etnografía, la
lítico al nivel sociológico todavía mantiene una diferencia funda- lingüística, determine el alcance de toda la disciplina. Antropolo-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

mental; en la práctica este modelo considera la conducta califica- gía, etnografía y etnología son pues tres disciplinas que a través de
da de inadaptada como un absoluto sin ponerla en relación con más de un siglo de historia común no han conseguido a nivel in-
las normas de una sociedad determinada, que será lo que carac- ternacional consensuar una delimitación definitoria precisa, de
terice al modelo sociológico. tal manera que bajo el epígrafe de antropología se cobijan con fre-
Desde los modelos derivados del paradigma individualista, cuencia aspectos que pertenecen sin duda a la etnografía y a la et-
sean biológicos (anatomopatológico, fisiológico, etiológico, clíni- nología. La misma antropología construida sobre el término lati-
co, etc.) o psicológicos (fenomenológico, psicoanálitico, con- no anthropologia; procedente a su vez del griego anthophos (ser
ductista, etc.), los modelos conceptuales utilizados no sólo para humano), va cambiando de objeto y propósitos a lo largo del
investigar sino para plantearse los problemas que conviene in- tiempo. En una primera fase (siglos XVI y XVII) se relaciona con el

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/c26/ Antropología
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estudio del alma y del cuerpo. A finales del siglo XVIII abarca dos concepto de enfermedad mental
sentidos: uno físico (Diderot, Bhumenbach) y otro más abstrac- y antropología
to (Chavannes, Kant). En el mundo anglosajón, de una manera
ı
pragmática, se incluyen bajo el término de antropología todas las
La antropología cultural se encarga de analizar los compor-
disciplinas que se interesan por el pasado y el presente de la evo-
tamientos típicos de una sociedad, que determinan a su vez los
lución del ser humano, desde las ciencias naturales a la arqueolo-
rasgos estándar de los individuos de esa sociedad, lo que Kardi-
gía, la etnología y la lingüística. A finales del siglo XIX se trata de
ner (4) denomina personalidad básica. Esta personalidad básica
perfilar un poco más el concepto, añadiéndole los calificativos
sirve como referente para establecer el nivel cero con el que
de social en Inglaterra y de cultural en Estados Unidos.
comparar los comportamientos desviados y evitar los posibles
Aquí utilizaremos el término en el sentido amplio que parte
errores de los que, como antes señalaba, trata de prevenir el
del supuesto de que la conducta animal y, por lo tanto, también la
DSM-IV.
humana, aún estando determinada por la estructura biológica del
Pero la antropología también estudia cómo esa sociedad
sujeto y por la necesidad de satisfacción de sus necesidades bási-
transmite esos rasgos hasta integrarlos en la estructura personal
cas, tiene siempre un carácter sociocultural. Intentaremos resu-
del niño y, a través de él, de los adultos mediante un procedi-
mir aquellos aspectos que consideramos más relevantes de las
miento de socialización sui generis. Siguiendo el rastro de este
aportaciones han hecho que las ciencias socioculturales para lle-
proceso, puede suministrar importantes datos para detectar la
gar a comprender el complejo problema de la conducta humana
vulnerabilidad de los individuos de esa colectividad y, eventual-
desviada o patológica, términos que con frecuencia se han utiliza-
mente, intentar prevenir las enfermedades.
do erróneamente como sinónimos. Quizás una de las grandes
Otra aportación importante de la antropología es el estudio
aportaciones de la antropología a la psiquiatría, en su vertiente so-
de los criterios que cada sociedad utiliza para definir lo que es un
cial, haya sido su intento de deslindar estos dos términos, cuyo
trastorno mental. No conviene olvidar en este sentido que el co-
solapamiento tanta confusión ha creado en el campo psiquiátrico.
mienzo de la psiquiatría clásica (biológica), pese a sus ínfulas ac-
tuales de cientifismo puro, surge dentro de los muros del mani-
comio, es decir, a partir de criterios sociales previos de segrega-
Antropología como fuente ción y separación; lo que luego hace la naciente psiquiatría es dar
un nombre científico a esa población previamente segregada por
de la psiquiatría criterios sociales.
ı La antropología también se ocupa, en especial desde la ver-
tiente social, de analizar cómo se perpetúa, una vez iniciado, el
ı
proceso patológico y la incidencia que en ese proceso tiene la
Si todo comportamiento humano, por muy ligado que esté a
dialéctica que se establece entre el portador del trastorno y la so-
lo biológico, tiene siempre un carácter sociocultural, el compor-
ciedad de la que forma parte.
tamiento de enfermedad tiene que reflejar necesariamente este
Finalmente, la antropología se ocupa de conocer los recursos
carácter. Incluso un texto tan claramente comprometido con lo
paramédicos y parapsiquiátricos de que dispone esa sociedad, que
biológico y lo categorial como el Manual Diagnóstico y Estadísti-
en pueblos poco desarrollados son los únicos o los más impor-
co de los Trastornos Mentales (DSM-IV), de la American
tantes; en cualquier caso, aun en los pueblos más desarrollados, el
Psychiatric Association, dice en su introducción: »La valoración
psiquiatra tendrá que interactuar y tenerlos en cuenta si quiere ser
diagnóstica puede constituir un reto cuando un clínico de un gru-
eficiente.
po étnico determinado usa el DSM-IV para evaluar a un pacien-
Trataré de analizar con más detalle cada uno de estos aspectos
te de otro grupo étnico. Un médico que no esté familiarizado
en los que la antropología supone una imprescindible fuente de
con los matices culturales de un individuo puede, de manera in-
datos para la psiquiatría, tanto en los aspectos diagnóstico-con-
correcta, diagnosticar como psicopatológicas variaciones nor-
ceptuales como en los terapéuticos. Iré, por lo tanto, analizando
males del comportamiento, de las creencias y de la experiencia
brevemente los siguientes aspectos:
que son habituales en su cultura. Aplicar los criterios para el tras-
torno de la personalidad en diversas culturas puede ser extrema-
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damente difícil debido a la amplia variación cultural del concepto 1. El problema de la personalidad estándar de una comuni-
del yo, de los estilos de comunicación y de los mecanismos de dad, como patrón de medida de la anormalidad (nivel
afrontamiento». cero).
Pero aunque esto sea importante, es tan sólo la superficie del 2. El proceso de socialización de los niños.
problema. La concepción antropológica no es sólo un barniz que 3. Los criterios de identificación del comportamiento des-
matiza los síntomas de la enfermedad sino que cada cultura, viado como trastorno mental.
como veremos más adelante, marca las fronteras de la normali- 4. La perpetuación de la desviación.
dad y la anormalidad, y establece además los comportamientos 5. La intervención de los recursos médicos y paramédicos
correctos dentro de cada una de esas categorías. en el proceso terapéutico.

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nivel cero o personalidad básica del volumen craneal en ese período de tiempo, y la aparición del
ı lenguaje a comienzos del segundo año de vida. En este fecundo
Es obvio que si se quiere medir algo —y la posibilidad de ha- período, marcado sin duda por el despliegue de las cualidades im-
cerlo, de cuantificar, es uno de los rasgos fundamentales del mé- plícitas en él código genético, se ponen en marcha mecanismos
todo científico positivo— es necesario establecer un patrón de facilitadores para la asimilación del ambiente que rodea al niño.
medida o por lo menos un modelo con el que comparar. El indi- La escuela rusa de psicología (Luria, Vygotski y Leontiev entre
viduo desviado, el enfermo, el loco, el enfermo mental, se desvía otros) ha hipotetizado la existencia de unos mecanismos, no dife-
de la norma comportamental de su comunidad en algunos aspec- renciados anatómicamente, a los que Luria (7) ha denominado
tos y ello es socialmente perceptible. Otra cosa es quién, cómo y sistemas funcionales cerebrales, que tienen como misión facilitarle
con qué criterios tipifica esos comportamientos desviados y/o en- al individuo la adquisición de la herencia histórica de su comu-
fermos. Toda sociedad, cada una a su manera, ha establecido ins- nidad. El instrumento fundamental en esta adquisición es el len-
tituciones encargadas de cumplir estas funciones, la medicina ofi- guaje, a través del significado de las palabras, que no son concep-
cial en las sociedades desarrolladas occidentales. tos neutros sino que están cargados de significación sociohistóri-
Sin embargo, en el campo de las ciencias sociales no sólo se ha ca. Así, a través del lenguaje, el niño hace una interpretación del
discutido mucho la posibilidad de medirlo sino la existencia mis- mundo y de la vida y carga de significado cultural su relación con
ma de ese nivel cero o, en otras palabras, la existencia de un «ca- el mundo y con los objetos que le rodean. Esta asombrosa trans-
rácter nacional» . Entre nosotros, Caro Baroja (5) lo niega de formación, realizada en un tiempo inverosimilmente corto y ma-
manera rotunda mientras que Madariaga (6) lo defiende. temáticamente inexplicable por las simples leyes del aprendizaje,
La disputa entablada entre los psiquiatras culturalistas, defen- tal como demostró Chomsky (8), hace verosimil la existencia de
sores de una peculiar personalidad de los individuos de una de- los sistemas hipotetizados por Luria y su escuela, sistemas que,
terminada cultura, y los transculturalistas, defensores de la tesis como antes señalaba, no tienen una clara diferenciación anatómi-
de una naturaleza humana única y común a todos los individuos ca, se ponen en marcha en momentos no bien definidos pero
de la especie, ha tratado de resolverse mediante hipótesis inter- próximos al nacimiento, una vez establecidos perduran toda la
medias como la de la «personalidad básica» de Kardiner (4), vida con posibilidad de suplencia si falla en algún momento una
quien defiende la existencia de un núcleo común en la personali- parte del sistema, no necesitan reforzamiento para mantener su
dad de los individuos de una determinada cultura que les identi- actividad y aparecen ejemplificados de manera eminente en el
fica y les uniformiza a pesar de las innumerables variantes indivi- lenguaje.
duales que les diferencian. A ese núcleo central, constituido por Una abundante pléyade de antropólogos, muchos de ellos de
mecanismos de pensamiento comunes, mecanismos detersivos o procedencia psicoanalítica, hicieron importantísimas aportacio-
liberadores, mecanismos de pertenencia (super yo) y mecanismos nes a principios del siglo XX al conocimiento de las peculiaridades
creenciales (seres sobrenaturales ad hoc), es a lo que Kardiner de- culturales de los pueblos llamados primitivos. Estas investigacio-
nomina «personalidad básica». Esa personalidad básica es la ca- nes, aunque erróneas en el fundamento teórico del que partían al
beza de puente desde la que el individuo observa el mundo, lo considerar el estado de esos pueblos similar al que tuvieron en sus
interroga, lo interpreta y trata de abordar y hacerse con él. comienzos los pueblos entonces desarrollados, permitieron des-
El análisis de ese nivel cero o sustrato común de la cultura a cribir con precisión, a veces con una participación activa del in-
la que pertenece un individuo resulta imprescindible para valo- vestigador en la cultura que se pretendía estudiar, los comporta-
rar el nivel de desviación de ese individuo a partir del cual analizar mientos, las relaciones, la organización social en conjunto y den-
qué tipo de factores, biológicos, psicológicos o socioculturales tro de ella, los sistemas de educación y los mecanismos de trans-
han intervenido en esa desviación. Desde una perspectiva no re- misión de normas y valores en el proceso de socialización de los
duccionista, es impensable tratar de comprender al individuo niños.
desarraigado del medio en el que nació y se desarrolló, indivi- Este complejo proceso mediante el cual el embrión biogenéti-
dualizándose al mismo tiempo que socializa, proceso en el que el co se convierte en individuo socializado requiere más investiga-
lenguaje materno desempeña un papel determinante. ción. La escuela reflexológica ha hecho importantes aportaciones
ı en la clasificación de los mecanismos mediante los cuales se esta-
ı blecen las conexiones corticosubcorticales en el cerebro del niño,
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

proceso de socialización del niño que rigen las relaciones psicofísicas y han dado fundamento a la
ı llamada medicina corticovisceral (Bykov). Entre nosotros, Rof
El ser humano, que al nacer es el más indefenso y desvalido de Carballo (9) no sólo ha investigado con brillantez en este campo
los seres vivos, sufre en los primeros 3 años de vida extrauterina desde posturas más dinámicas sino que ha teorizado con ingenio
una profunda transformación que le convierte en el mecanismo y aguda observación clínica acerca de los mecanismos psicofísicos
vivo conocido más perfecto del universo. Esta inmensa transfor- (estructura y establecimiento) que regulan la vida emocional del
mación está marcada por dos fenómenos extraordinarios, que, a niño y su imbricación con la vida emocional de los adultos signi-
su vez, están relacionados entre sí: la asimilación del ambiente a ficativos en su vida, especialmente la madre. El fecundo concep-
través de la maduración del cerebro, que supone la duplicación to de «urdimbre primaria», establecido por Rof para designar ese

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/c26/ Antropología
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entramado de relaciones, ese magma nutricio del que surgen los Así pues, a través del mecanismo de la selección social, la so-
sueños, los ensueños, las ilusiones y las alucinaciones de los hu- ciedad puede establecer y seleccionar el tipo de enfermos menta-
manos y también sus delirios, sigue requiriendo una más pro- les que desee. Como decía Dunham (12): «En cualquier punto del
funda investigación que determine con mayor precisión los me- tiempo histórico de un sistema social existe un cierto número de
canismos bioquímicos implicados en el proceso, único lenguaje personas poseedoras de caracteres genéticos anormales, trastor-
del que dispone en este momento el marchamo de cientificidad nos del metabolismo, impedimentos físicos, organizaciones de la
que resulta aceptable para los gurús del pensamiento dominante, personalidad inapropiadas a su ambiente, experiencias que las lle-
enmarcado en la denominada «medicina de la evidencia». van hacia la alienación o a una combinación de todos estos ele-
Pero queda todavía otro amplísimo campo de investigación mentos y entre ellas habrá algunas que manifestarán síntomas que
más necesitado de atención al que me refería al comienzo de este se consideran como pruebas de esquizofrenia. Tales personas po-
parágrafo, la traducción al lenguaje bioquímico de los mecanis- drán ser finalmente escogidas dentro del sistema social para des-
mos socioculturales que permiten la integración del individuo en empeñar los distintos papeles esquizofrénicos identificables en di-
el universo cultural en el que se socializa, al tiempo que psicofísi- ferentes niveles de aquel sistema.» Lo dicho para la esquizofrenia
camente se individualiza, estableciendo así ese doble sistema de vale para cualquier otro trastorno tipificado.
«suturas antropológicas» que, como señalé en otros lugares (10) El trastorno mental tipificado según las clasificaciones en uso
caracteriza el proceso de maduración del ser humano: una «su- es el resultado de un proceso más o menos largo que comienza,
tura biopsicológica» y una «sutura psicocultural». Buscar las ba- unas veces por un vago sentimiento personal de malestar o inco-
ses biológicas, especialmente los «receptores psicoculturales» es la modidad, otras por la percepción externa de un comportamien-
tarea de futuro no sólo de la psiquiatría antropológica sino de to que el observador juzga desajustado, y que a través de una rela-
la hoy omnipotente psiquiatría biológica que evidentemente coje ción dialéctica con el medio social —en la que se incluyen sin
sin la apoyatura de esta dimensión psicocultural «biologizada». duda las instituciones médicas y paramédicas— acaba recibiendo
ı la confirmación de un «nombre científico» que el paciente asu-
ı me y hace suyo. Scheff (2), en su magnifica obra ya citada, El rol
identificación del comportamiento desviado del enfermo mental, analiza con singular acierto este complejo
como trastorno mental proceso enfrentándose a él de una manera radical, es decir, desde
ı sus mismas raíces, que se hunden en la ideología que empapa las
Decía más arriba que la psiquiatría como ciencia nació de propias palabras utilizadas para denominarlo, ya que, como él
una segregación social previa de un grupo de individuos por su mismo señala, «en términos como anormal o enfermedad mental
comportamiento social desviado, en relación con las normas de se encuentra implícita toda una teoría de la conducta, que incluye
esa comunidad, y que a partir de ahí los médicos alienistas —en supuestos propicios y conceptos no especificados en forma clara
cierto modo, también alienados dentro de los muros del mani- y, por lo general, no examinados acerca de la naturaleza del hom-
comio— trataron de clasificarlos primero y luego buscar las cau- bre, las relaciones humanas y la sociedad». A este respecto, pala-
sas de esos comportamientos desviados mediante el estableci- bras a menudo utilizadas acríticamente como sinónimos, tales
miento previo de hipótesis etiológicas (teoría de la degenera- como anormal, desviado, enfermo, patológico, tienen que ser
ción, teoría anatomopatológica, teoría fisiopatológica, etc.), permanentemente cuestionadas para evitar los errores a los que
siempre sólo parcialmente confirmadas, ya que los más relevan- conduce la identificación por analogía, tema al que ha dedicado
tes hallazgos de las ciencias biológicas son constantemente cues- esclarecedores análisis el gran pensador francés M. Foucault (13).
tionados por la antropología al modificar los supuestos de parti- De acuerdo con la teoría de Scheff, el comportamiento defi-
da, es decir, los criterios de exclusión. Como señalaban Tousig- nido como enfermedad mental es el resultado de la interacción de
nant y Murphy (11): «La antropología presenta un desafío cons- esos dos factores: el juego del rol social de enfermedad por parte
tante a la teoría psiquiátrica puesto que la literatura etnológica del paciente y la reacción de la sociedad ante ese rol que, a mayor
hace recular sin cesar los límites de la transgresión patológica. Ella abundamiento, debe ser juzgado de acuerdo con las reglas que esa
nos remite a las costumbres más bizarras, a las alucinaciones y a los misma sociedad tiene determinadas y asignadas a aquel.
delirios colectivos más alejados de nuestra concepción de la realidad Uno de los más grandes problemas de la clínica psiquiátrica
y encuentra casi siempre un equivalente institucional a las mani- actual es precisamente que en la aldea global en la que todos nos
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festaciones de los pacientes psiquiátricos.» Como contrapunto a vamos integrando o, mejor, nos van integrando a través de los
esta constatación de Tousignant y Murphy destaca el hecho de medios de comunicación de masas, quien marca las reglas de nor-
que en estos momentos se está produciendo una progresiva psi- malidad es la sociedad norteamericana (la american way of life),
quiatrización de la vida que puede confirmarse con el extraor- con lo que muchos de los comportamientos autóctonos normales
dinario aumento de trastornos psiquiátricos tipificados que apa- pasan a ser considerados anormales y, por ende, enfermos o pa-
recen en las nuevas clasificaciones psiquiátricas (Clasificación tológicos, tal como advertía, paradójicamente, el mismo DSM-IV
Internacional de Enfermedades, CIE-10; DSM-IV) en las que un en su introducción (v. caps. 3, 25 y 27).
psiquiatra aplicado puede encajar prácticamente a cualquier ciu- A esta información —expresión a nivel psiquiátrico del pen-
dadano «normal». samiento único globalizador— contribuye en buena medida al

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control por parte de la psiquiatría norteamericana de los instru- ble, de tal manera que incluso cuando éste se rompe el individuo
mentos de medida psicológicos y patológicos. La utilización de afectado debe cumplir las normas excepcionales que están previs-
los tests traducidos literalmente del inglés, sin pasar por una tra- tas para estos casos; uno no puede enfermar como quiera sino
ducción conceptual, y, con frecuencia, sin una baremación ade- como está socialmente prescrito (14).
cuada en la cultura en la que van a utilizarse supone una profun- Si la cualidad de la desviación, que afecta de manera singular
da distorsión de la realidad que se está estudiando y convierte en al individuo, y/o la intensidad de la reacción social que desenca-
poco fiables los resultados obtenidos con estos instrumentos. Una dena rompe el equilibrio —como antes señalaba, siempre inesta-
versión antropológica de la psiquiatría permite resolver este pro- ble- comienza por parte del individuo afectado la búsqueda de
blema pero a costa de un gran esfuerzo y de un considerable cos- ayuda que, siguiendo a Bhugra (15), puede concretarse en los si-
to económico. Para adaptar correctamente un test generado en guientes pasos: a) percepción y experiencia de los síntomas;
una cultura para poderlo utilizar adecuadamente en otra se re- b)desarrollo de una enfermedad; c) reconocimiento del «rol de
quieren los siguientes pasos: a) traducción literal por parte de al- enfermo»; d) decisión acerca de qué hacer; e) aplicación de un
guien que se conozcan en profundidad los dos idiomas; b) traba- tratamiento en el sector popular, folclórico o profesional; f) eva-
jo de dos o más equipos independientes sobre esta traducción luación de los efectos del tratamiento, y g) eventual modificación
para detectar conceptos o palabras problemáticas que luego de- de los modos de búsqueda de ayuda.
ben ser consensuadas por los equipos y supervisadas por expertos Este proceso, con frecuencia largo, concretiza las complejas
en lingüística y psiquiatría independientes de los equipos de tra- transacciones bidireccionales mediante las cuales la percepción
ducción, y c) nueva traducción al idioma original por expertos in- por parte del individuo —a veces, del entorno— de determinadas
dependientes de los equipos anteriores que permiten confirmar la disfunciones (síntomas) convierte esas disfunciones en una en-
exactitud de todo el proceso. Lamentablemente, son todavía muy fermedad tipificada, asignándole al individuo el «rol de enfer-
escasas las muestras de trabajos de esta índole. mo» y señalándole las vías de búsqueda de ayuda. Pero todo este
ı complejo proceso escapa ya de la pura decisión personal del su-
ı jeto y se convierte en un problema sociocultural que, a partir en
perpetuación del proceso patológico muchos casos de una alteración biológica, estructural o funcional,
ı alcanza siempre una dimensión antropológica. Cada cultura faci-
Si, como decíamos antes, el propio comienzo de un trastor- lita unas vías preferentes de búsqueda de ayuda y no siempre dis-
no es difícilmente identificable en esa relación de permanente crimina positivamente aquellas que se consideran más científicas,
diálogo del individuo con el medio en el que vive, el desarrollo aspecto que requiere una mayor investigación epidemiológica
de ese germen va inextricablemente ligado a los avances de esa re- transcultural para verificar en cada comunidad cultural cuál es
lación. su «conducta de enfermedad» típica, aspecto en ocasiones mucho
El síntoma, todo síntoma, tiene así una doble lectura: desde el más importante, a la hora de comprender la evolución de un pa-
punto de vista personal del paciente, como una vivencia de la in- ciente, que el descubrimiento de la etiología de la enfermedad.
comodidad; desde el punto de vista social, como una transgresión Por esta vía podemos llegar a interesantes resultados acerca de
de una norma de conducta. Evidentemente, no todas las trans- cómo buscan ayuda los individuos de una comunidad y cómo
gresiones revisten la misma gravedad porque no todas las normas pueden aparecer variables intermediarias de gran valor pronósti-
son igualmente importantes. Scheff llama «norma residual» a co en el proceso de enfermar, como, por ejemplo, la percepción
aquella cuya vulneración pone en marcha una «desviación resi- subjetiva del estado de salud mental, parámetro que últimamente
dual» a la que se dará luego el nombre de enfermedad mental. aparece con frecuencia en investigaciones de campo (16).
Normas residuales que no tienen por qué ser códigos escritos sino Como podemos ver en el esquema de Buhgra antes citado,
convenciones asumidas de modo incontestable en el seno de una hay un aspecto que ni siquiera en los países más desarrollados
cultura determinada y que, por eso mismo, constituyen la base y puede olvidarse nunca, la persistencia en el universo lógico de la
son el fundamento de esa cultura. cultura occidental de un componente mágico primitivo que in-
A partir de la doble lectura del síntoma de la que hablaba an- terfiere, más o menos visiblemente, en el proceso de búsqueda
tes, puede seguirse la perpetuación del proceso de enfermar: ante de ayuda y tratamiento y que, por lo tanto, no puede ser desaten-
la transgresión que supone el síntoma, derivado de la ruptura del dido por parte del profesional médico o psiquiatra, y el cual trata-
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control individual, la reacción social debe ser adecuada y pro- remos en el apartado siguiente.
porcionada. ı
ı
Síntomas (desviación i Reacción social del rol social) conocimiento de los recursos paramédicos
ı
Toda sociedad establece unos mecanismos reguladores de Es un hecho comúnmente observado el aumento o, cuando
esta relación, que señalan los límites de desviación permisible en menos, la persistencia de la capacidad de credulidad de los huma-
esa sociedad, y también genera unas instituciones que son las en- nos. Cuarenta mil nuevas religiones han aparecido en el mundo
cargadas de velar por el mantenimiento de ese equilibrio inesta- en los últimos años, según manifiestan los expertos en el tema, sin

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ı
/c26/ Antropología
ı

entrar en el tema de si son religiones más o menos formalizadas únicos. La antropología, en su difícil maridaje con la psiquiatría,
o en el número de fieles que las siguen; en cualquier caso, un nú- puesto que, como dejo dicho anteriormente, hace recular a ésta
mero considerable de creencias es aceptado cada día e incremen- constantemente al plantearle ejemplos de normalización institu-
ta la ya enorme lista de credos que posee la humanidad. La persis- cional para muchos de los comportamientos pretendidamente
tencia de ese mundo mágico, incrustado en el aparente mundo patológicos, ha aportado hallazgos de gran relevancia a través
lógico en el que viven las sociedades desarrolladas, plantea im- especialmente de los estudios etnológicos respecto a los com-
portantes problemas a los profesionales de la medicina en la me- portamientos de los grupos sociales básicos (familia, institucio-
dida en que el paciente que acude a ellos no utiliza de manera ex- nes), de los modos de liderazgo, de los sistemas de control insti-
clusiva el lenguaje técnico que le gustaría escuchar y en el que han tucionales, de la propia patología generada por las instituciones
sido educados los profesionales, sino que a través de ese comple- pretendidamente terapéuticas y, en fin, del análisis de las modi-
jo proceso de búsqueda de ayuda, al que antes me refería, se en- ficaciones culturales que han ido sufriendo los cuadros psiquiá-
tremezclan los diversos mundos que configuran el entorno vital tricos.
del paciente. Como escribía Carmelo Lisón (17), «las gentes de Sin embargo, es preciso insistir en que lo más importante, a
nuestros pueblos recurren en sus enfermedades simultáneamen- mi juicio, es el cambio paradigmático que supuso para la psiquia-
te al médico, al sacerdote, a la santa, a la bruja, al exorcista, a la in- tría la mirada a través del prisma antropológico. No se trata de la
yección, a las oraciones y a las hierbas, ya que lo que es inconsis- simple aportación de unas técnicas por importantes que éstas
tente o contradictorio para nosotros no lo es necesariamente para sean, sino de una nueva perspectiva que caracteriza al psiquiatra-
ellos». Este sincretismo terapéutico, típico de los pueblos primi- antropólogo o antropólogo-psiquiatra, para quien lo de menos es
tivos, está también más arraigado entre nosotros de lo que nos el diagnóstico o la etiología del trastorno —imposible de deter-
gustaría creer. Personalmente he podido constatar (18) a partir de minar, como decía, en ese trasiego dialéctico y permanente entre
trabajos de campo que el 20 % de los pacientes que acuden en el individuo y el medio—, lo importante es el acertijo existencial
Galicia a las consultas psiquiátricas utilizan al mismo tiempo los que le plantea al paciente y que se esconde detrás de los síntomas
recursos paramédicos disponibles en la comunidad: curanderos, y el significado cultural de éstos.
meigas, brujas, componedores, santuarios «milagrosos», consejos Si el paradigma científico de la psquiatría puede datarse a
de «expertos» autodidactas, etc. partir del postulado de Sydenhan en el siglo XVII, que definió
Todos estos conocimientos, que conforman el sustrato míti- las enfermedades mentales como alteraciones del regulador ge-
co de toda comunidad, no son despreciables per se sino que re- neral del fisiologismo, es decir, del sistema nervioso central; el
presentan el resultado de miles de años de enfrentamiento de esa paradigma antropológico puede datarse a partir de la década de
cultura con la realidad; con frecuencia erróneos pero nunca des- 1940 del siglo XX con las ideas de Karnofski y Mechanic, quienes
preciables, generados a través de una singular confrontación de cambiaron la importancia que el viejo paradigma ponía en los
esa comunidad con la realidad que le ha tocado vivir, forman par- síntomas, lo deficitario, por la importancia de la «calidad de
te de su más profunda estrategia de afrontamiento, están profun- vida» insistiendo en la «conducta de enfermedad, lo positivo, lo
damente arraigados en su personalidad y a menudo representan que el paciente puede hacer con aquello que la enfermedad ha
la solución más «económica» para su psiquismo de respuesta a la hecho de él».
realidad. La medicina y la psiquiatría no pueden conformarse con
rechazar despectivamente sus aportaciones sino que tienen la bibliografía
obligación de conocer su existencia, valorar su interacción en el
1. Ullman LP, Krasner K. Case studies in behavior modification. Citado en:
proceso terapéutico y analizarla sin muestras de superioridad pre- Scheff T. El rol del enfermo mental. Buenos Aires: Amorrortu, 1973.
juiciosa. Es obvio que el peso de estas prácticas paramédicas es 2. Scheff T. El rol del enfermo mental. Buenos Aires: Amorrortu, 1973.
considerablemente distinto en los diversos lugares y culturas, 3. Bastide R. Sociología de las enfermedades mentales. México: Siglo XXI,
pero no necesariamente se da una correlación inversa entre inte- 1967.
ligencia y/o cultura y credulidad. 4. Kardiner A. The individual and the society. Nueva York: American Press,
1939.
5. Caro Baroja J. El mito del carácter nacional. Madrid: Seminarios, 1970.
6. Madariaga S. Ingleses, franceses y españoles. Madrid: Espasa Calpe,
Otras aportaciones
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

1929.
de la antropología 7. Luria AR, Leontiev AN, Vigotski LS. Psicología y pedagogía. Madrid:
Akal, 1973.
a la psiquiatría 8. Searle J. La revolución de Chomski en lingüística. Barcelona: Anagrama,
1974.
ı
9. Rof Carballo J. Violencia y ternura. Madrid: Prensa Española, 1977.
ı 10. Rodríguez López A. Sistemas seudodelirantes culturalmente institucio-
En el texto que precede he querido revisar brevemente aque- nalizados. An Psiquiatría (Madrid) 1993; 10: 431-435.
llos aspectos que considero más relevantes de las aportaciones de 11. Tousignant M, Murphy HMB. Fondements anthopologyques de lètnopsy-
la antropología a la psiquiatría, pero evidentemente no son los chiatrie. Encicl Méd-Chir (Paris) Psychiatrie A-10 1978; 4: 37715.

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|
A. Rodríguez López
|

12. Dunham HW. Anomia y desorden mental. En: Clinard MB (ed.). Anomia 16. González Vázquez AI. Conducta de enfemidade e psiquiatria en Atención
y conducta desviada. Buenos Aires: Paidós, 1967. Primaria. Santiago: Xunta de Galicia, 2000.
13. Foucault M. Las palabras y las cosas. México: Siglo XXI, 1968. 17. Lison Tolosana C.Perfiles simbólico-morales de la cultura gallega. Ma-
14. Linton R. Cultura y personalidad. Madrid: Fondo de Cultura Económica, drid: Akal, 1974.
1976. 18. Rodríguez López A. Galicia: A medicina popular ante a depresión. Cultu-
15. Bhugra D, Leff J. Principles of social psychiatry. Oxford: Blackwell Scien- ra e saude mental, 11. Santiago: Xunta de Galicia, 1994.
tific, 1993.

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tricto. En nuestro caso, los factores sociales se limitan en gran

/capítulo27/
medida a la psicología y, en especial, a la psicología social. En
definitiva, pretendemos resumir y valorar el estado actual de las
cosas en el área de la psicología social de la salud mental.
Junto con las limitaciones históricas y conceptuales, es nece-
sario también hacer alusión a las fronteras entre disciplinas.

Psicología social Hubo un tiempo en que era suficiente con establecer el objeto y
el método de cada una para dejar muy claras las fronteras entre
ellas. Esos tiempos ya pasaron y es evidente que en la actualidad
de la salud tienen límites tan difusos que resulta fácil atravesarlas sin nece-
sidad de enseñar ningún tipo de pasaporte. Eso significa que,
por mucho que nos empeñemos en permanecer dentro de la
J. Seoane Rey psicología social, estaremos continuamente haciendo incursiones
por otras muchas áreas afines. Las bases sociales de la salud men-
tal están penetradas ampliamente por la psiquiatría social, la so-
ciología, la psicología médica, los enfoques epidemiológicos, an-
tropología de la sociedad actual, psicología social, psicología de
Introducción la personalidad, por mencionar sólo las más evidentes, de modo
que pretender mantenerse en un lugar concreto es pura fantasía.
ı
En lugar de preocuparse por la geografía del conocimiento, es
ı importante preguntarse cómo surge el amplio interés actual por
La preocupación por los aspectos sociales que influyen de los factores sociales de la salud y la enfermedad mental, hasta el
alguna manera en la salud mental no tiene un origen claro ni una punto de convertirse en un foco de actividad profesional de pri-
fecha determinada. Cualquier época, acontecimiento o contexto mer orden. Ése puede ser un buen punto de partida.
social que se utilice como principio de las orientaciones sociales
sobre la enfermedad mental, depende siempre de la intención
que se pretenda al realizar el panorama de este campo. En algu- Planteamientos psicológicos
nos casos se intenta comenzar esta historia en la Europa de fina-
les del siglo XIX, fijándose en el nuevo tratamiento moral de los
sobre salud mental
pacientes psiquiátricos hospitalizados, pero también existe la fas- ı
cinación por los nombres personales y entonces se menciona, ı
por ejemplo, el trabajo de Adolf Meyer (1866-1950) como el pio- Una de las críticas más frecuentes que se hacen a los plantea-
nero en el interés por la importancia de los factores sociales, o a mientos iniciales de la llamada psicología científica o experimen-
George Engel por la defensa del modelo biopsicosocial en su fa- tal es que estudió principalmente a sujetos varones, adultos, oc-
moso trabajo de 1977. cidentales y aparentemente normales. Es decir, al varón típico de
Existe también la posibilidad de ampliar los horizontes histó- la cultura del momento. Bajo este punto de vista, resulta difícil re-
ricos y hacer un recorrido que comienza con las relaciones entre lacionar la psicología científica con la preocupación por los pro-
medicina, magia y religión, en cuyo caso nos enfrentamos a un blemas de la salud y la enfermedad, más bien habría que afirmar
largo paseo por la prehistoria, el Egipto clásico, el budismo, la fi- todo lo contrario, que su objeto de estudio se centra en la nor-
losofía griega y otras muchas culturas que, sin duda alguna, apor- malidad por excelencia. En consecuencia, si en sus orígenes está
taron perspectivas y sugerencias básicas a los temas sociales de la excluida la anormalidad bajo todas sus perspectivas, entonces ha-
enfermedad y la salud mental. Tanto la filosofía como la medici- bría que pensar que el campo de la salud aparece en otra etapa
na occidental aportaron autores y escuelas difíciles de ignorar en psicológica posterior y por razones distintas a su propia funda-
este campo de problemática social. ción. La crítica es cierta en términos generales, pero existen algu-
Sin embargo, es evidente que estos enfoques están fuera del nos matices que debemos tener en cuenta.
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alcance y de las pretensiones del presente capítulo. Nuestro ob- En primer lugar, una gran parte de los que se consideran fun-
jetivo es bastante más modesto desde el punto de vista histórico, dadores de la psicología científica tenían una sólida formación
aunque igualmente complicado en cuanto al panorama concep- médica, además de otros intereses casi siempre relacionados con
tual. Se trata de exponer con cierto orden y claridad la perspec- la filosofía. Basta recordar, por ejemplo, que los iniciadores de la
tiva actual de las bases sociales de la salud mental. Y aun esta psicofísica habían estudiado medicina, Ernst H. Weber (1795-
pretensión tiene restricciones importantes, porque los funda- 1878) en Heidelberg y Gustav T. Fechner (1801-1887) en Leipzig.
mentos sociales tienden hoy día a entenderse en un sentido También Wilhelm M. Wundt (1832-1920), siempre menciona-
muy amplio, abarcan prácticamente todo lo que influye en la do por establecer el primer laboratorio de psicología experimen-
enfermedad mental y no sean factores biológicos en sentido es- tal, era médico en Heidelberg. La lista de médicos en estos oríge-

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J. Seoane Rey
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nes de la psicología científica y durante bastante tiempo después, tas influencias europeas, pero las entiende desde su propia pers-
sin necesidad de recurrir al caso de Sigmund Freud dentro de otra pectiva peculiar que subraya los problemas del progreso, la re-
tradición, es suficientemente larga como para sospechar que no forma social y las difíciles relaciones personales de las gentes con
podían estar alejados por completo de las preocupaciones patoló- diferente origen y alejadas por enormes distancias geográficas. El
gicas, las alteraciones funcionales o los comportamientos anor- factor común de toda esta época es la necesidad de adaptación
males. Es cierto que la psicología experimental, en sus inicios, social, cada uno según sus necesidades, ante unos cambios que
perseguía la mente del ser humano normal, pero al menos siem- producen marginación, enfermedades sociales y fracasos perso-
pre tuvo en cuenta que las anomalías, tanto en los contenidos nales.
como en los procesos, eran una fuente importante de contraste e La salud mental no es, en general, una preocupación en sí
investigación de la normalidad. misma de todas estas orientaciones sociales. Sin embargo, casi
Por otro lado, sería un error limitar los comienzos de la psi- todos los teóricos que las representan tienen que enfrentarse a
cología a sus planteamientos experimentales, porque existieron la inadaptación, las crisis sociales y personales, las enfermeda-
otros marcos teóricos igualmente importantes y más cercanos a des sociales y su explicación individual o colectiva. Es fácil en-
las preocupaciones sociales y, por tanto, que se integraron en ma- contrar ejemplos. Francis Galton (1822-1911), en Inglaterra, se
yor medida con las preocupaciones por el bienestar, la salud y la preocupa por las diferencias individuales que tan necesarias
enfermedad de las personas y los grupos. Siempre hay que recor- eran para el desarrollo de las ocupaciones industriales. Su con-
dar que el propio Wundt completó su proyecto psicológico fuera cepción general era el darwinismo, pero la transmisión heredi-
del laboratorio, al escribir en 10 volúmenes una Psicología de los taria de las capacidades mentales le lleva a postular una socie-
pueblos (1900-1920) que tenía mucho contenido social y muy dad más sana y productiva mediante programas de crianza
poco experimental. Los inicios de una psicología social de la salud, selectiva para seleccionar a los mejores. Esta orientación euge-
en la trayectoria que hoy reconocemos como tal, tienen su origen nésica, con todas sus críticas y variantes, influyó de forma deci-
en las crisis y cambios sociales que se produjeron en distintos paí- siva en muchos modelos psicológicos y prácticas sociales sobre
ses durante la revolución y el desarrollo industrial, así como en la salud mental hasta hace relativamente poco tiempo. Recha-
otros replanteamientos paralelos del viejo orden social y político. zada por muchos, afortunadamente, sin embargo pervive de
ı forma encubierta en múltiples explicaciones sobre la enferme-
ı dad mental.
orígenes sociales de la salud mental La orientación francesa está llena de ejemplos en los que la
ı teoría social repercute en la concepción de la salud mental. El
Las teorías sociales modernas hay que entenderlas siempre propio Gustav Le Bon (1841-1931), médico de formación y
en relación con todos los acontecimientos que se producen al- preocupado por el comportamiento irracional y emotivo de las
rededor del siglo XVIII, cuyo denominador común es la paula- muchedumbres, entiende que la locura individual se explica por
tina transformación de la vida campesina en un nuevo orden una escasa incorporación del individuo dentro del grupo, mien-
urbano, más orientado hacia la organización racional de la so- tras que la locura colectiva es todo lo contrario porque, en ese
ciedad y con un claro rechazo hacia los modos aristocráticos caso, los individuos se integran exageradamente dentro de una
del antiguo orden. Una buena parte de estos acontecimientos muchedumbre. Pero también Gabriel Tarde (1843-1904), el in-
se hacen sentir en las concepciones teóricas del siglo XIX y en las fluyente teórico social que desarrolló el concepto de imitación
formulaciones científicas de principios del XX, con un impacto y su repercusión en las modas y el público, se preocupó por la
diferente según la situación histórica y los problemas concretos salud mental desde el punto de vista delictivo, defendiendo que
de cada país. No es nada exagerado afirmar que todas esas con- la conducta criminal estaba más relacionada con factores socia-
cepciones sociales y formulaciones teóricas están en la base del les que genéticos, justo al revés de lo que muchos pensaban en
desarrollo de las ciencias sociales hasta prácticamente la Segun- su época. Émile Durkheim (1858-1917) es otro de los ejemplos
da Guerra Mundial, momento en que las prácticas profesiona- más conocidos puesto que, por un lado, se le considera uno de
les ya están tan cristalizadas que necesitan un nuevo replantea- los principales fundadores de la sociología moderna y, al mismo
miento. tiempo, se le conoce en los ámbitos psiquiátricos y en los estu-
Dentro de este marco de interpretación general, siempre se dios de salud mental por su famoso trabajo sobre el suicidio y
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reconoce (1) que Inglaterra se apoya en el rápido crecimiento in- la anomia, explicados por características sociales externas al in-
dustrial para construir su modo de entender la sociedad, desde dividuo, inaugurando así un nuevo marco explicativo para la sa-
un punto de vista evolucionista y utilitario. Francia, por otro lud mental.
lado, está marcada por los trastornos sociales que implican a las La tradición alemana de la época está prácticamente domina-
muchedumbres y que orientan su interpretación hacia el com- da por la filosofía de Hegel, pero su repercusión directa o indirecta
portamiento irracional e inconsciente. Alemania, que por enton- en la teoría social alcanza a muchos pensadores y orientaciones.
ces está dividida social y políticamente, se lanza a la búsqueda de Karl Marx (1818-1883), por ejemplo, está demasiado limitado
un carácter nacional que la unifique y hacia un inconsciente co- en la actualidad por sus implicaciones políticas posteriores,
lectivo más cultural que irracional. América recibe casi todas es- pero tampoco puede olvidarse como teórico social que influyó

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ı
/c27/ Psicología social de la salud
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en múltiples aspectos de la psiquiatría, la psicología y la socio- queda plenamente constituida una psicología social de la salud
logía. Basta recordar ahora su concepto de alienación, ya sea de mental.
la naturaleza, del trabajo, de uno mismo o de los demás, como ı
uno de los conceptos que repercute más adelante en muchos mo- ı
delos sobre la enfermedad y la salud mental, a veces con ese tér- psicología social de la salud mental
mino y otras bajo nombres diferentes como extrañamiento, dis- ı
tanciamiento o desarraigo. Max Weber (1864-1920) es otro ejem- En el año 1969 aparece la segunda edición del Handbook of
plo de la preocupación por los cambios sociales y económicos que Social Psychology, editada por Gardner Lindzey y Elliot Aronson
repercuten en la vida de los individuos. Su análisis de las religio- en cinco grandes tomos. Sin duda alguna, la edición más comple-
nes y, en concreto, de la ética protestante sirvió de inspiración y ta y mejor estructurada de las cuatro que existen hasta la actuali-
análisis a muchos psicólogos y sociólogos posteriores, que cons- dad, a punto de que aparezca la quinta edición. Esa segunda edi-
truyeron modelos sobre la necesidad de éxito, el miedo al fracaso, ción es la única que dedica un capítulo específico a la psicología
el nivel de aspiraciones o la motivación de logro para explicar la social de la salud mental, un campo que se distribuye a lo largo de
mejor o peor adaptación del individuo ante las exigencias de otras áreas en las ediciones posteriores. El encargo que reciben
la sociedad. Howard E. Freeman y Jeanne M. Giovannoni (2) para analizar y
El caso de Estados Unidos es todavía más claro en cuanto a su valorar el área de estudio, se debe a que ya era el momento de dar-
relación entre los planteamientos sociales iniciales y la preocupa- le entrada oficial a los múltiples trabajos e investigaciones sobre
ción por el bienestar individual y colectivo, incluyendo especial- salud mental que los psicólogos sociales llevaban realizando des-
mente la salud y el ajuste psicológico de las personas. El origen de hacía tiempo, pero muy especialmente a partir de la Segunda
de la mayor parte de sus universidades, departamentos de socio- Guerra Mundial.
logía y economía, o de psicología social, se debe al esfuerzo de Sin embargo, y a pesar del enorme impulso e indudable inte-
los reformadores sociales, casi siempre de inspiración religiosa, rés social del campo, los planteamientos y las conclusiones de
preocupados por los problemas de la inmigración pobre, la mar- Freeman y Giovannoni no son especialmente optimistas. Por un
ginación social o el contacto y los prejuicios entre razas y culturas lado, reconocen que los psicólogos sociales no consiguen estar
distintas. Bajo este punto de vista, más que buscar ejemplos con- de acuerdo ni en el significado de salud mental ni con las fronte-
cretos hay que hablar de una trayectoria continua de preocupa- ras que delimitan el nuevo campo de estudio, un problema im-
ción por el bienestar, la salud y la adaptación de las personas. Des- portante para una época en la que todavía existían escrúpulos
de la defensa del grupo primario frente a la conflictividad de la teóricos pero que más adelante dejará de tener el menor interés
vida urbana de Charles Horton Cooley (1864-1929), o los estu- para la práctica profesional. Por otro lado, la valoración final del
dios sobre las actitudes y el desarraigo de los inmigrantes polacos estudio tampoco es muy positiva, porque afirman que es un cam-
de W. I. Thomas (1863-1947), pasando por los estudios socioló- po donde existe muy poca integración, que tiene muchas dificul-
gicos sobre la ciudad y sus conflictos mediante una observación tades para realizar una experimentación sería y adecuada, llena de
participante de Robert Park (1864-1944), hasta llegar a la dinámi- prejuicios sociales y con una creciente presión institucional y del
ca de grupos de Kurt Lewin (1890-1947) como una especie de te- público en general para conseguir resultados urgentes y eficaces
rapia social democrática para la resolución de conflictos sociales, para la salud. Es evidente que el panorama era muy conflictivo,
étnicos y personales, casi todo el pensamiento social norteameri- aunque también existía mucha ilusión por superarlo y progresar
cano se enfoca hacia el bienestar y la salud de los individuos y los en el desarrollo de esta nueva disciplina.
grupos. Hasta el psicoanálisis, con toda su carga clínica y terapéu- Es cierto que la salud mental tiene múltiples significados y no
tica, se traduce a problemática social con Karen Horney (1885- todos fácilmente compatibles. El punto de vista médico, el psico-
1952), Harry Stack Sullivan (1892-1949) y Erik Erikson (1902- lógico y el propiamente social tienen pocas cosas en común, al
1990). menos en principio. La salud mental como fenómeno médico
La psicología tuvo orígenes experimentales, pero también está concebida dentro de un continuo que va desde el equilibrio
fue eminentemente social desde sus comienzos. Y la salud o la en- óptimo hasta la inestabilidad mental grave, desde la salud hasta
fermedad, lo normal o lo patológico, tuvieron siempre cierto lu- la enfermedad, una dimensión siempre problemática pero que, al
gar en sus planteamientos, ya fuera como ejemplo negativo para final, es la que permite todo tipo de clasificaciones y taxonomías
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

los estudios de los procesos psicológicos o como preocupación patológicas. Además, permite establecer el diagnóstico, una prio-
por los cambios sociales y su impacto en la sociedad y los indivi- ridad de la medicina tanto legal como social que autoriza todo
duos. Sin embargo, es cierto que esos ejemplos no constituyen tipo de certificaciones, desde la hospitalización hasta la baja la-
una psicología de la salud mental, al menos hasta que las dos boral (v. cap. 3).
grandes guerras no presionan a los gobiernos y las sociedades La perspectiva psicológica de la salud mental no está tan fuer-
para que se preocupen institucionalmente de la salud mental de temente vinculada a una dimensión única de salud y enfermedad,
sus ciudadanos, ya sea bajo la perspectiva de enfermedad, ajuste o puesto que puede estudiar la alteración de procesos aislados,
bienestar psicológico y social. Eso ocurre básicamente en la déca- como la atención o la memoria, sin tener en cuenta el resto de
da de 1950 y, con el desarrollo económico de la década de 1960, procesos psicológicos. Es posible que sea la investigación en el

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J. Seoane Rey
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campo de la personalidad la que acepte mejor la integración de una utilización adecuada de los recursos sociales que están, en
sistemas utilizando, en paralelo a la medicina, la dimensión de nor- principio, al alcance de cada uno. Por eso los cambios sociales
malidad-anormalidad, pero siempre desde criterios con un origen siempre estuvieron en el punto de mira de las investigaciones so-
muy distinto al de los médicos (3). bre salud mental, en la medida en que pueden provocar desajus-
Por el contrario, desde el punto de vista social la salud men- tes en el individuo y en grandes grupos sociales al no adaptarse
tal adopta criterios menos intrapsíquicos y más interpersonales o adecuadamente a los nuevos papeles que la sociedad les exige. Lo
colectivos. La evaluación social de la salud y la enfermedad se mismo que ocurre con la clase social, que siempre ha sido un
realiza aquí en función de las creencias, actitudes y valores de los in- factor de estudio relacionado con la enfermedad mental, inter-
dividuos y sociedades, el desempeño más o menos ajustado de los pretado a veces como un factor estructural que incide en el estilo
distintos papeles sociales y sus expectativas correspondientes, así de vida o simplemente como un factor de riesgo ante las carencias
como por las prescripciones normativas de la comunidad. Por lo de apoyo social suficiente (6).
tanto, unos criterios bastante más relativos y dependientes de la Sin embargo, al margen de cualquiera que sea el factor etio-
interacción social que los utilizados desde el punto de vista mé- lógico investigado, la institución social más estudiada en relación
dico o desde la psicología de tradición experimental. Al menos, con la salud y la enfermedad mental ha sido, sin duda alguna, la
ésa era en apariencia la situación durante la década de 1960, aun- familia (7). Considerada durante mucho tiempo como la unidad
que en la actualidad ya no está tan clara por la desaparición níti- básica de socialización, algo que en la actualidad ya sería discuti-
da entre los límites teóricos y por la aparición de nuevas perspec- ble, la familia fue analizada bajo todas las perspectivas teóricas y
tivas de estudio, como por ejemplo la psiquiatría social (4, 5), que profesionales como el posible origen de muchos trastornos de
utilizan criterios múltiples en la investigación de la salud mental. personalidad que inciden posteriormente en la salud mental.
Al margen de los distintos significados de la salud y la enfer- Aunque la investigación nunca fue totalmente concluyente al res-
medad mental, es evidente que ya en la década de 1960 existía gran pecto, lo cierto es que desde la década de 1930 y hasta finales de
cantidad de investigaciones sobre las actitudes y opiniones que la la de 1960, cuando empieza ya a proliferar una amplia variedad
sociedad tenía sobre la enfermedad mental. Es interesante obser- de formas distintas de convivencia, la estructura tradicional de la fa-
var que no se trata de lo que fuera «en realidad», sino de estudiar milia fue el marco más recurrido para la búsqueda y captura de
las características sociales, las preconcepciones y prejuicios, los es- todo tipo de factores que incidían en la salud mental. Solamente
tereotipos y estigmas, que incidían sobre los etiquetados como el hospital mental es la otra institución que pudo competir con la
mentalmente enfermos. Un enfoque que tendrá más amplia re- familia como marco social para la investigación del origen y desa-
percusión en décadas posteriores y que, al margen de las realida- rrollo de una gran parte de las llamadas enfermedades mentales.
des científicas, adopta el criterio de que es real todo lo que reper- En definitiva, el panorama de la psicología social de la salud
cute sobre la realidad. mental durante la década de 1960, perfectamente descrito en el
Sin embargo, hay que reconocer que la mayor parte de la in- trabajo de Freeman y Giovannoni (2), puede resumirse diciendo
vestigación realizada hasta esa época estaba dirigida hacia los fac- que es la época en que se institucionaliza definitivamente como
tores etiológicos de la enfermedad mental. Existían amplios resul- área de estudio, marcada por la influencia teórica de los pensa-
tados, aunque nunca definitivos, procedentes de la investigación dores sociales del siglo XIX y con suficientes investigaciones empí-
ecológica, es decir, estudios que relacionaban la enfermedad ricas como para justificar un lugar adecuado, aunque todavía
mental con la distribución espacial de las poblaciones locales, tal modesto, dentro de las ciencias sociales. Aunque también es cier-
y como los definen Freeman y Giovannoni (2). El interés más clá- to, como ya mencionamos, que falta una integración adecuada en
sico residía en las diferencias entre las poblaciones urbanas y ru- el estudio y una mayor claridad conceptual en los términos bási-
rales, preocupación que ya comentamos en los orígenes sociales cos. Pero también existen fuertes esperanzas de superar estos pro-
de la salud mental y que provenía de los esfuerzos de adaptación blemas y muchas expectativas ante los resultados prácticos que
en la sociedad industrial primitiva. Pero también se estudiaron re- puedan alcanzarse en el futuro.
giones dentro de la propia ciudad que parecían relacionadas con
distinto tipo de alteraciones y prevalencias.
El aislamiento social también desempeñó un papel importan- Formación básica
te dentro de los desencadenantes posibles de la enfermedad men-
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tal. Se consideran perjudiciales para la salud mental todos aque-


en salud mental
llos factores que reducen la «cantidad» de interacción social o que ı
perjudican la calidad de las relaciones interpersonales, una rela- ı
ción entre el aislamiento y la enfermedad mental que tuvo su ori- En la década de 1970 ya estaban planteadas prácticamente
gen especialmente en los estudios sobre esquizofrenia, pero que todas las bases teóricas de la psicología social de la salud mental o,
luego se generalizó a otras muchas alteraciones. si se prefiere, las bases psicosociales de la psiquiatría. En cuanto a
Junto con el aislamiento social, también se considera perjudi- las investigaciones empíricas, se desarrollaban cada vez más a
cial o desencadenante de todo tipo de crisis de salud mental cual- través de las universidades y de las líneas preferentes de los siste-
quier otro factor que impida o dificulte una plena adaptación y mas de salud, crecientemente preocupados por el bienestar de

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/c27/ Psicología social de la salud
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los ciudadanos y por los nuevos conflictos sociales que surgían en la socialización, la estratificación social y la familia. Esta serie pue-
una sociedad de tipo postindustrial (8). El único interrogante im- de ampliarse, alterarse o analizarse mediante otros conceptos je-
portante de esos años era la forma de evolución del campo pro- rarquizados, pero el enfoque siempre consiste en convertirlos en
fesional. Aunque ya estaba acuñada la disciplina o, al menos, el conceptos técnicos y específicos del área, destacando el error que
área de trabajo, no estaba muy claro todavía cómo debían for- puede cometerse si se utilizan en sentido familiar o vulgar. Por
marse los nuevos profesionales y en qué tipo de puestos tenían esa razón es frecuente fundamentarlos mediante la autoridad de
que ejercer sus conocimientos. los clásicos y, como hacen Dean, Kraft y Pepper (9), recurrir a las
Como casi siempre que se plantea este problema, cuando se citas o textos originales de Clyde C. Kluckhohn (11), Daniel J.
dispone de un nuevo conocimiento que todavía no está suficien- Levinson (12) o Ruth Benedict (13), por mencionar algunos
temente enfocado para su aplicación social, la solución se buscó ejemplos.
a través de los planes de enseñanza y los cursos de formación. Si se La perspectiva del tratamiento, bajo el punto de vista social,
conseguía establecer una enseñanza institucionalizada, junto con está enfocada casi siempre hacia el contexto del hospital como
los manuales adecuados y las revistas especializadas, era de supo- una estructura compleja y organizativa, pero también bajo el
ner que los licenciados en esas enseñanzas conseguirían puestos punto de vista de la comunidad terapéutica o de la dinámica de
profesionales y una definición ocupacional. Ésa es la razón por la grupos y los equipos de trabajo. En cualquier caso, el enfoque
que proliferan por esa época manuales y textos que intentan reu- aquí consiste en conseguir cierto equilibrio, con más o menos éxi-
nir todos los materiales necesarios y la evidencia suficiente para la to, entre los factores biológicos, psicológicos y sociales que con-
enseñanza y formación de especialistas. Aunque todavía existía tribuyen al tratamiento como un sistema social integrado.
preocupación por la integración teórica de los conceptos sobre Por último, el apartado correspondiente al sistema de salud
salud mental y por la presión social para aportar resultados de ur- mental abarcaría el estudio de las diversas perspectivas de la epi-
gencia, predominó sin embargo la acumulación académica de demiología, los temas relacionados con la prevención, los progra-
lecciones para definir el objeto de estudio y el probable éxito so- mas de intervención en crisis, junto con diferentes aspectos de la
cial de la nueva profesión. política social de la salud mental, sin olvidarse de todas las críticas
Un ejemplo claro de ese interés por la enseñanza y por la fun- hacia los prejuicios, las etiquetas sociales, el impacto de los rótu-
damentación teórica del campo de trabajo es el libro editado los de enfermedad mental o el conflicto permanente del indivi-
por Alfred Dean, Alan M. Kraft y Bert Pepper (9), The social set- duo frente al control social.
ting of mental health. El punto de partida y la preocupación bási- La década de 1970 es la época de la institucionalización de la
ca de esta obra, al igual que ocurre en bastantes otras de la época, psicología social de la salud mental y, en consecuencia, de la or-
es que la medicina tiene un conocimiento teórico y empírico ganización de la enseñanza, el problema de la formación y el en-
bien definido y suficiente como para fundamentar el diagnóstico trenamiento de profesionales. Sin embargo, pocos se dieron
y el tratamiento, pero el diagnóstico social es ambiguo y poco cuenta de que el concepto de salud mental, cuyo significado toda-
preciso porque se utiliza como algo conocido por todos, fácil de vía permanece abierto, iba a quedarse corto ante los nuevos plan-
entender y de aplicar, sin necesidad de una enseñanza y un en- teamientos de una sociedad orientada principalmente a la aten-
trenamiento previos. En consecuencia, es necesario subrayar la ción de los demás, al consumo de servicios y al bienestar subjeti-
necesidad de estructurar adecuadamente la enseñanza de los fac- vo de una serie de movimientos y colectivos que se hacían cada
tores sociales sobre los que se apoya la salud o la enfermedad vez más visibles gracias al desarrollo económico. Ésa es la razón
mental. por la que la salud mental tenía que enfrentarse primero a una ge-
Puede planificarse la enseñanza de las bases psicosociales de la neralización de objetivos y a una fragmentación de contenidos
salud mental de muchas formas diversas, pero casi siempre acaba que le llevarían ante otras perspectivas.
por cristalizar alrededor de tres o cuatro grandes áreas de forma-
ción teórica, como ocurre en la obra ya citada de Dean, Kraft y
Pepper (9), pero que también aparecen en todos los libros poste- Construcción social de la salud
riores bajo categorías más o menos semejantes (10). Por un lado
están los conceptos psicosociales de larga tradición y de carácter
y la enfermedad mental
básico, los bloques de construcción como dicen los anglosajones. ı ® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

En segundo lugar, aparece el contexto del tratamiento ya sea bajo ı


el punto de vista hospitalario, en el trabajo del pequeño grupo o Durante la década de 1970, además del intento de funda-
como proceso de interacción interpersonal. La tercera área acos- mentar en la academia nuestro campo de estudio, ocurrieron
tumbra a enfrentarse al sistema de salud mental dentro del marco otras cosas que significaron un giro importante en las perspec-
de la sociedad, tanto en su vertiente de política social como en la tivas y en los conceptos de la salud mental, y que evolucionaron
perspectiva de investigación sociológica. por el mismo camino hasta finales de la década de 1980. De
En cuanto a los conceptos psicosociales básicos, la lista pue- hecho, pueden utilizarse dos acontecimientos sociales como el
de ser relativamente amplia, pero casi siempre figuran en ella la comienzo y final de este período, siempre y cuando se interpre-
cultura, los conceptos de estatus y rol, los grupos primarios, ten como símbolos y no tanto en su contenido real. Nos referi-

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mos a las protestas estudiantiles de mayo de 1968, el mayo fran- ye lo que se toma por realidad (p. ej., Claude Levi
cés como inicio de esta etapa, y a la caída del muro de Berlín Strauss, Ernst von Glazersfeld).
en 1989 como final de la misma. Aunque las interpretaciones 2. Constructivismo: defiende que la mente construye la rea-
de este tiempo son múltiples y variadas, a nosotros nos intere- lidad, pero dentro de una relación sistemática con el
sa destacar aquí que es el momento en que se ponen en duda mundo externo (p. ej., Jean Piaget, George Kelly).
una serie de logros sociales, científicos y, en cuanto a nuestro 3. Constructivismo social: la mente construye la realidad a
tema de interés, se cuestionan las bases psicosociales de la psi- través de su relación con el mundo, pero este proceso
quiatría y de la mayor parte de orientaciones sobre salud men- mental está configurado de forma importante por la in-
tal. El hilo común que recorre esta duda moderna es siempre fluencia de las relaciones sociales (p. ej., Lev S. Vygotsky,
el mismo, la sospecha, tímida al principio y sistemática des- Jerome Bruner).
pués, de que todo el conocimiento teórico y aplicado es más 4. Construccionismo social: en este caso, el fundamento se
una construcción social que una serie acumulativa de descubri- pone en el discurso como vehículo a través del cual se ar-
mientos científicos. ticulan el yo y el mundo, y en la forma en que funciona
Los desencadenantes de esta sospecha colectiva son bastante tal discurso dentro de las relaciones sociales (p. ej., el
complejos y muy discutidos, pero es fácil recordar como intuicio- mismo K. Gergen).
nes básicas que a principios de la década de 1970 se produce la 5. Construccionismo sociológico: basado en la forma de com-
primera crisis del petróleo que nos hace recelar del supuesto ca- prender que tanto el yo como el mundo están influidos
rácter interminable de los recursos energéticos; también por en- por el poder que las estructuras sociales ejercen sobre las
tonces estaban en su apogeo las críticas a la guerra de Vietnam, personas (p. ej., Henri Giroux, Nikolas Rose).
que ya terminaba con más pena que gloria, y sus repercusiones en
la sociedad occidental tanto por la desconfianza en los grandes Sin embargo, para nuestros intereses actuales, no necesitamos
valores patrióticos como por el regreso de los héroes y el comien- recurrir a estas distinciones fundamentales. Nos basta con desta-
zo de las redes del tráfico moderno de drogas marginales. Pero car el tema de la construcción social como la nueva actitud ante la
también es la época en que las nuevas generaciones se alejan pau- salud mental, desarrollada a través de dos de sus principales rea-
latinamente de las grandes ideologías políticas y se apuntan a lizaciones, el impacto de los estudios sobre desviación social y
una crítica interna de su propia sociedad, un fenómeno que in- otros conceptos relacionados, así como a través de las formas de
tentó disimularse bajo la triste etiqueta de New Left. Y otros mu- aplicación de las nuevas bases psicosociales.
chos fenómenos que no tienen cabida en este relato pero que ı
apuntan hacia una crítica de la herencia recibida y a la creencia ı
de que todo es una construcción social, un montaje en su senti- impacto de la desviación social
do peyorativo, al principio, para después convertirse en una ı
orientación teórica muy productiva para pensadores y científicos El concepto de desviación social tiene sus orígenes en las teo-
más o menos heterodoxos. Se intentó, sin demasiado éxito, resu- rías sociales relacionadas con Émile Durkheim, ya mencionado
mir todas estas características bajo el término de posmodernidad anteriormente, preocupado por la integración y la crisis social en
(14, 15), pero se utilizó en sentidos tan diversos y polémicos que la división del trabajo de la sociedad industrial. Sin embargo, la
tiene ya poca utilidad esquemática (v. caps. 3 y 25). fortuna del concepto alcanzó otros muchos ámbitos de las cien-
Es cierto que, en nuestro campo, existen antecedentes de esta cias sociales, siendo especialmente reconocido en el estudio de la
postura anteriores a la década de 1970, como por ejemplo la obra delincuencia y las conductas marginales. Pero su éxito no se li-
de Michel Foucault sobre Locura y civilización de 1960, o el artí- mitó al mundo del crimen y la transgresión de la legalidad, sino
culo sobre El mito de la enfermedad mental de Thomas S. Szasz que también desempeñó un papel importante en las alteraciones
en ese mismo año, pero la divulgación sistemática de esta nueva de personalidad consideradas como antisociales y, por exten-
sensibilidad no se produce hasta una década después. Sea como sión, a toda conducta patológica asociada a la enfermedad men-
sea, la visión de que la salud, la enfermedad y hasta el propio co- tal. El contexto de la hospitalización y el rechazo a los comporta-
nocimiento de las mismas hay que entenderlas como una cons- mientos anómalos del psicótico también fueron un campo abo-
trucción de la sociedad donde se desarrollan, se convierte duran- nado para la aplicación del rótulo de desviación social.
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

te estas dos décadas en el principal fundamento teórico y de in- Durante mucho tiempo, el enfoque tradicional de la desvia-
vestigación de todo lo relacionado con la salud mental. Es eviden- ción social se preocupó principalmente por la patología del indi-
te que, a medida que se desarrolla esta concepción, se producen viduo desviado (17), orientado especialmente hacia el estudio de
importantes diferenciaciones dentro de ella, como por ejemplo las variables determinantes de la desviación, el llamado enfoque
la clasificación que postula K. Gergen (16) y que define de la si- etiológico, o bien hacia los tratamientos beneficiosos de la misma,
guiente manera: el enfoque terapéutico. La unidad de análisis en ambos casos era
el individuo desviado, ya fuera mediante estudios clínicos o utili-
1. Constructivismo radical: relacionado con la filosofía ra- zando técnicas estadísticas de muestras conjuntas de individuos,
cionalista, defiende que la mente del individuo constru- incluyendo aquí la investigación epidemiológica sobre determi-

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/c27/ Psicología social de la salud
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nadas formas de desviación. Este enfoque trabaja sobre el supues- médico y hacia la excesiva preocupación etiológica que predomi-
to de las cualidades objetivas de la desviación y la metodología naban hasta el momento. Si era cierto que los factores sociales
empírica del descubrimiento de los factores causales de las con- influían de forma tan determinante en la construcción, trata-
ductas desviadas. miento y reacciones sociales hacia la enfermedad mental,
Sin embargo, durante las décadas de 1970 y 1980 se desarro- ¿por qué las ciencias sociales y, en especial, la psicología habían
llan nuevos enfoques hacia la desviación social, algunos de los aportado tan poco a la solución práctica de los problemas relacio-
cuales tienen viejos antecedentes pero que afloran con fuerza en nados con la salud mental? Esta pregunta, formulada desde múl-
esta época. En términos generales, este nuevo enfoque tiende a tiples perspectivas y en todos los campos de trabajo, abrió la puer-
destacar las consecuencias sociales de la desviación y a conside- ta a un rosario de críticas sistemáticas hacia la metodología em-
rarla como una etiqueta socialmente construida en muchos de pleada, hacia la experimentación, el laboratorio, los sesgos
sus aspectos centrales. Las reacciones de la sociedad o de los su- estadísticos, hacia la llamada relevancia social de la investigación
puestamente normales resultan tan importantes como el com- y hasta se incluyó entre las culpas el problema ético por la mani-
portamiento de los llamados desviados para la comprensión del pulación y engaño permanente de los sujetos experimentales, sin
fenómeno, porque la desviación social se entiende principalmen- olvidar tampoco la crítica ideológica del trabajo realizado. Es fre-
te como un juego dinámico o interactivo de actores en lugar de cuente describir este período como el de la crisis de la psicología
enfocarla en términos etiológicos de individuos aislados. social.
Este cambio de enfoque hay que entenderlo dentro de las ca- Junto con los efectos higiénicos de esta culpabilidad generali-
racterísticas de la época, algunas de las cuales insinuamos ante- zada, también se produjo casi simultáneamente una reacción para
riormente, una época que se preocupa de recoger viejas teorías superar esta situación, enfocada en este caso hacia una fiebre de
con la finalidad de justificar su nueva sensibilidad (17), como aplicaciones que demostrarán la utilidad indiscutible de la psico-
por ejemplo el concepto de desviación secundaria (18) que hace logía social. Se recurrió indiscriminadamente a todo tipo de teo-
referencia a las autoconcepciones y estilos de vida derivados de rías, modelos, viejos resultados experimentales, hipótesis clásicas
verse como desviado social. Pero también se recurre a otros con- y resultados de última hora, con tal de que mostraran algún tipo
ceptos relacionados, como al de estigma de Erwing Goffman (19) de aplicación a cualquier tipo de problema que tuviera urgencia
que se utiliza principalmente para la comprensión social de los social. El resultado de esta obsesión por la aplicación, como siem-
discapacitados físicos, pero que pronto se generaliza a todo tipo pre ocurre en estos casos, es discutible, pero lo que no se puede
de desviaciones sociales y a la interacción de cualquier anomalía negar es que la sociedad se encontró invadida por un amplio re-
con la sociedad en la que se desarrolla. Como también ocurre con pertorio de técnicas psicológicas para la resolución de problemas
el concepto de rótulo o etiqueta (label), aparecido originariamen- vitales. Además, habría que añadir, que tuvieron bastante acepta-
te en el libro Outsiders de Becker (20) y que rápidamente se desa- ción por la sociedad en general y también por las distintas admi-
rrolla como una teoría del rotulado o etiquetado, directamente nistraciones e instituciones sociales correspondientes.
contrapuesta a la orientación etiológica, en tanto que critica la Existen muchas recopilaciones de la época que describen las
importancia de los acontecimientos anteriores a ser etiquetado aplicaciones de la psicología social (21), ya sea en el ámbito de la
como desviado social, y especialmente interesada por lo que ocu- salud, el campo judicial, la delincuencia, el abuso de drogas o las
rre después de haber sido definido, señalado e identificado como conductas alimentarias, por poner sólo unos ejemplos. Pero en el
desviado. campo específico de la salud mental, merece la pena destacar al-
Los nuevos estudios sobre desviación social, junto con todos gunos aspectos concretos. En primer lugar, se destacó con mu-
los demás conceptos relacionados con esta orientación, impac- cha energía el impacto que el estilo de vida (22) podía tener sobre
tan directamente en el campo de la salud mental y hacen tamba- la salud y las formas de enfermar, especialmente en las enferme-
lear buena parte del clásico modelo médico, justificado especial- dades crónicas, lo que impulsó una gran cantidad de estudios so-
mente en la idea de entidades patológicas. A partir de ahora y al ciales sobre los modos saludables de vida y recomendaciones
margen de cualquier rancia sensibilidad del tratamiento moral para una psicología preventiva de la enfermedad. En segundo lu-
de los pacientes psiquiátricos, la enfermedad y la salud mental se gar, tuvieron mucho éxito social los análisis de las reacciones que
consideran enraizadas en la construcción social de estas catego- las personas tienen ante la enfermedad o cualquier tipo de crisis
rías, especialmente concebidas dentro de una perspectiva interac- de salud, así como el estudio de las suposiciones que hacen sobre
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

cionista que incluye a todos los actores sociales y dentro de las las causas de su enfermedad. Estos estudios, además de las reac-
coordenadas de una cultura determinada. ciones y atribuciones causales, incluían también la percepción,
ı interpretación y elaboración de los síntomas y de los cambios
ı producidos a lo largo de la crisis. En tercer lugar, se emplearon
bases psicosociales aplicadas conceptos psicosociales para explicar la relación entre la perso-
ı na y el médico o el sistema de salud, por ejemplo el mecanismo
La dependencia social de la mayor parte de los conceptos re- de la obediencia o la sumisión ante diversos tratamientos, los
lacionados con la salud y la enfermedad mental tiene otros efectos efectos de la satisfacción o los procesos de afrontamiento ante la
significativos en esta época, además de la crítica hacia el modelo enfermedad.

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Al margen de estas líneas generales sobre el impacto de los di- sentimiento de indefensión, el dolor, los cambios de vida que
versos enfoques psicosociales sobre los problemas de salud, no re- afectan a la salud, los trastornos gastrointestinales, las enfermeda-
sulta fácil establecer un listado de aplicaciones concretas en este des cardiovasculares, las alteraciones del sistema inmunológico, la
campo o, al menos, desborda con mucho los propósitos de este tra- diabetes o la obesidad. Y esta lista es simplemente un ejemplo
bajo. La necesidad de demostrar la utilidad de cualquier tipo de para no alargar innecesariamente la amplitud de objetivos de la
aplicación también dificulta estructurar en categorías bien esta- aplicación psicosocial.
blecidas los campos de trabajo. Siguiendo a Rodin (21), el listado En primer lugar, es evidente que la época de crisis de la psi-
de áreas de aplicación de la psicología social sería aproximada- cología social se resolvió liberando a la disciplina de la pesada car-
mente el siguiente: ga de teorías excesivamente abarcadoras y de los rigores infruc-
tuosos del laboratorio experimental, para centrarse fundamental-
1. El impacto de las variables ambientales o situacionales mente en los problemas sobre los cuales había presión pública y
sobre los problemas y conductas sociales de todo tipo, urgencia social. Pero, además, puede observarse otra característi-
más allá de las disposiciones del individuo. ca que marcará la evolución de esta disciplina durante la última
2. Los estudios sobre la interacción entre la situación y la década del siglo XX. El reconocimiento de que la mayor parte de
persona, aceptando que la personalidad expresa tanto los conceptos relacionados con la salud mental tienen su funda-
estabilidad como cambio en los contextos aplicados. mento en una construcción social hará que las fronteras entre las
3. La importancia de la influencia social, es decir, la influen- alteraciones mentales y cualquier otro tipo de crisis de salud sean
cia directa o indirecta de las demás personas sobre los especialmente borrosas o difusas. Las bases psicosociales ya no
problemas del individuo. afectan exclusivamente a la salud mental, sino a la salud en gene-
4. De la misma forma que el apoyo social, entendido como ral y a todo tipo de trastornos o enfermedades, ampliando así el
la información que las demás personas nos proporcionan campo de aplicaciones y el impacto social de la actividad profe-
sobre el afecto, estima y obligaciones mutuas hacia noso- sional. De hecho, la salud mental sólo merece un capítulo especí-
tros, influye sobre la salud física y mental, así como so- fico en la segunda edición del Handbook of Social Psychology de
bre la calidad de vida de todos nosotros. 1969, como ya comentamos anteriormente. No aparece como tal
5. Los ya mencionados estudios sobre atribución causal, ni en la tercera edición de 1985 ni en la cuarta de 1998, diversifi-
que buscan las conexiones entre los efectos de diversas si- cando su contenido a través de otros capítulos como los de apli-
tuaciones de importancia vital y sus posibles causas, de caciones o, simplemente, bajo el rótulo genérico de conductas de
forma que estos supuestos causales afectan tanto a la in- salud. Pero es en la última década del siglo pasado cuando se ins-
terpretación de los estados psicológicos como a las con- titucionaliza esta tendencia, aunque ya se había practicado real-
ductas realizadas por los individuos. mente durante los 20 años anteriores.
6. El procesamiento de información que realizan las perso-
nas y las decisiones que toman en función de ese procesa-
miento, afectando de esta forma a una gran variedad de Ampliación del campo:
conductas relacionadas con la salud.
7. El estudio del control, la competencia, la participación
valor social de la salud
social y la autoestima, como dimensiones que influyen en ı
la actividad social de los individuos y en las consecuencias ı
de la misma sobre el bienestar y la calidad de vida. Cualquier especialista estaría dispuesto a defender las impor-
8. El estudio de los efectos fisiológicos provocados por los tantes diferencias que existen entre las diversas áreas sociales que
procesos psicosociales, como por ejemplo las consecuen- se ocupan de la salud. Cada una de ellas tiene diferentes raíces his-
cias del estrés sobre diversos aspectos somáticos relacio- tóricas (23) y fundamentos teóricos distintos que justifican su deli-
nados con la salud y la enfermedad. mitación. Y, sin embargo, las prácticas profesionales actuales (24)
están provocando una generalización del campo de estudio so-
Sin embargo, la dificultad para categorizar de forma coheren- bre la salud. Desde un punto de vista académico, no es lo mismo
te los campos de aplicación de la psicología social no es lo más una psicología de la salud mental que una psicología de la salud
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

significativo en esta época de construcción social en salud mental. que, a su vez, tienen importantes diferenciaciones con el estudio
Todavía resulta más llamativo el amplio abanico de objetivos de las conductas de salud, por mencionar sólo estos ejemplos y
concretos de estas aplicaciones. Así, a través de las variables am- evitando ahora el desarrollo de las argumentaciones correspon-
bientales, la influencia social, la atribución causal o el resto de ca- dientes. Pero cuando nos enfrentamos a los contenidos de textos
tegorías, la aplicación psicológica intenta demostrar su utilidad en y manuales representativos de estas áreas, nos encontramos con
el abuso de sustancias, en la hiperactividad infantil, el agotamien- más semejanzas que diferencias. Si se compara, por ejemplo, el
to (burnout), los acontecimientos estresantes, los sistemas de manual de Stroebe y Stroebe (25), Social Psychology and Health,
cuidados de salud, en el cumplimiento de los pacientes hiperten- con The social psychology of mental health de Ruble, Costanzo y
sos del tratamiento asignado, la depresión, el aislamiento social, el Oliveri (9) o con la revisión de Salovey, Rothman y Rodin (26)

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/c27/ Psicología social de la salud
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Health behavior, los elementos comunes de sus desarrollos supe-


ran con mucho las diversidades de orientaciones o de sensibilida- /tabla27-1/
des de enfoque. En general, las bases psicosociales de la salud aca- Principales orientaciones en conductas de salud
paran actualmente todo el campo de estudio, desde lo físico hasta
lo mental, tanto lo social como lo individual, desde la conducta Teorías generales
hasta sus relaciones con todo tipo de variables psicofisiológicas. Actitudes y conducta
Teoría de la atribución
Si olvidamos por un momento las razones pormenorizadas Teoría social cognitiva
de esta generalización académica y profesional, los argumentos Teoría de la comparación social
explicativos más poderosos provienen del hecho de que a lo lar-
go de los últimos 50 años del siglo pasado la salud se ha converti- Teorías específicas
do en un valor social de primer orden. Por supuesto que la salud Modelo de creencias de salud
Teoría de la motivación de protección
o, al menos, la ausencia de enfermedad, siempre ha sido un valor Modelos mentales de salud y enfermedad
respetable dentro de nuestra cultura, pero nunca como ahora se Modelos de etapas en el cambio de conductas de salud
había convertido en uno de los más fundamentales en la orienta-
ción de nuestras vidas. La explicación de este cambio tiene múl- Personalidad y emoción
tiples aspectos y merecen un estudio específico, pero basta recor- Optimismo
Ira y hostilidad
dar aquí algunos elementos bien conocidos. Por un lado, la ge- Neuroticismo y afectividad negativa
neralización social de los servicios de salud tiene su máxima ex- Autoconciencia
pansión a partir de la Segunda Guerra Mundial y la utilización Represión, inhibición y expresión de la emoción
general de esos servicios, junto con la valoración de su correcto
Modificado de Salovey y cols. (26).
funcionamiento, es la contrapartida esperable del fenómeno.
Pero también el creciente gasto de esos sistemas de salud conlle-
va tal utilidad marginal decreciente de la economía, que actual-
mente resulta más eficaz la eliminación del tabaco, el ejercicio gieron dentro de los estudios sociales sobre la salud, al margen
diario o una dieta equilibrada, que la duplicación de los fondos de que utilicen viejos principios y conceptos de la teoría social ge-
destinados a las instituciones dedicadas al cuidado de la salud, neral. Por último, los temas de personalidad y emoción recogen
siempre que estemos hablando, por supuesto, de sociedades múltiples aspectos y variables que son muy utilizados en el campo
desarrolladas. Habría que añadir, por lo menos, que el envejeci- de la salud, pero que difícilmente pueden introducirse en las teo-
miento progresivo de la población es también un multiplicador rías generales o en las específicas porque no participan tan clara-
muy activo del valor de la salud, ya sea por el aumento de enferme- mente en la obsesión cognitiva de las anteriores. Esta última dis-
dades crónicas o de las propias de la edad, o bien por efecto sobre tinción destaca con claridad el predominio actual de lo que, con
las actitudes ante la vida que se prolonga individualmente en lugar cierta ambigüedad, se denomina cognitivo (30, 31) sobre las di-
de hacerlo a través de la familia, los descendientes o, simplemente, mensiones más cálidas y emocionales del comportamiento.
a través de la historia. Estos y otros muchos factores asociados con- ı
vierten la salud, el pleno desarrollo físico y mental de las personas, ı
en uno de los valores centrales de nuestra época. El resultado es teorías generales
que ante valores tan nucleares (27) se necesita una respuesta glo- ı
bal y no tanto disciplinas autónomas que se ocupen de aspectos En cuanto a las teorías generales, se recogen aspectos muy clá-
parciales de la promoción de la salud (28). sicos de la psicología social, por supuesto en las versiones más
Esto explica la cita reiterativa en casi todos los manuales del actuales, que se han aplicado ya en infinidad de campos pero que
trabajo de Engel (29) sobre la necesidad de un modelo biopsico- aquí interesan por su repercusión en la problemática de la salud.
social que, al margen de su indudable valor intrínseco, sirve de La relación entre actitudes y conducta tiene una larga y sugestiva
cobertura para navegar cómodamente a lo largo del hipertexto tradición, reconstruida ahora bajo el punto de vista de las actitu-
de las disciplinas de salud. De todas formas, existe una serie de lí- des y creencias sobre la salud que pueden influir en nuestros com-
neas teóricas y variables destacadas que configuran el panorama ac- portamientos y decisiones sobre la misma. Existe cierta confu-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

tual del trabajo y la investigación a través de unas bases psicoso- sión, como siempre ha ocurrido, entre los términos específicos
ciales generales de la salud. Quizá sea la revisión ya mencionada que se emplean en este ámbito, en concreto entre actitudes,
de Salovey, Rothman y Rodin (26) una de las más equilibradas y creencias y valores. Desde el punto de vista escolar, es costumbre
completas que describen la situación actual, y que resumimos en definir una actitud como una organización relativamente durade-
la tabla 27-1. ra de creencias en torno a un objeto o situación, que predispone a
Los tres niveles de la clasificación corresponden a la distinción reaccionar preferentemente de una manera determinada. Una
entre teorías sociales construidas al margen de la preocupación creencia es una proposición simple, consciente o inconsciente,
por la salud, pero que han tenido y tienen una aplicación conoci- inferida de lo que una persona dice o hace. Mientras que un va-
da sobre ese campo. Por el contrario, las teorías específicas sur- lor es un tipo de creencia de una persona, acerca de cómo debe o

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no debe comportarse, o acerca de algún objetivo en la existencia Por último, dentro de estas orientaciones sociales generales, la
que vale o no vale la pena conseguir. Ni que decir tiene que, al teoría de la comparación social, que tiene su origen en los trabajos
margen de otras muchas definiciones igualmente válidas, a veces de Festinger (37) y en la influencia decisiva que recibió de Kurt
resulta muy difícil diferenciar estos términos en la práctica. Lewin, mantiene que la información y las presiones que recibi-
En cualquier caso, las relaciones entre creencias de salud y el mos de los demás, sobre todo en situaciones poco objetivas, in-
comportamiento real en situaciones de salud y enfermedad fluyen de manera decisiva en nuestra interpretación de la situa-
(p. ej., el valor social del aspecto físico y las conductas alimenta- ción y en la conformidad con el grupo. Esta interpretación ha te-
rias, el cumplimiento de un tratamiento oncológico por su efica- nido múltiples aplicaciones en campos muy diversos, pero es
cia percibida o las creencias sobre el estilo de vida y su repercu- evidente que en el campo de la salud tiene especial significado en
sión en la depresión) heredan la vieja polémica de hasta qué punto la interpretación y valoración de nuestro estado de salud o en la
las actitudes influyen o pueden llegar a predecir las conductas importancia que adjudicamos a la enfermedad, en función de
correspondientes. La relación existe sin lugar a duda, pero no es la comparación social que realizamos. La información que nos pro-
una relación simple ni mecánica. Por eso aparecen distintas ver- porciona el médico, las asociaciones de afectados por una enfer-
siones de esta relación, que intentan superar la incertidumbre que medad, las valoraciones divulgadas por los medios de comunica-
preside esta relación. La teoría de la utilidad subjetiva esperada ción, son ejemplos muy concretos de elementos de comparación
supone que realizamos determinados comportamientos sobre la social que afectarán a la valoración de nuestra situación y, en con-
salud en función de su utilidad percibida (32). La teoría de la ac- secuencia, de las decisiones que deseamos tomar.
ción razonada (33) prefiere rebajar el nivel general de la actitud ı
hasta grados más específicos de creencias que tienen una mayor ı
relación directa con la conducta, consiguiendo así percepciones teorías específicas
más ajustadas sobre las decisiones adoptadas y reflejando de un ı
modo más adecuado las intenciones del individuo para la acción. Siguiendo la clasificación de Salovey, Rothman y Rodin (26),
Por último, la teoría de la conducta planificada es una variante de las teorías específicas sobre la salud también recurren a todo tipo
la anterior que, fundamentalmente, añade la percepción que el de hipótesis y tradiciones de la psicología social, la diferencia ra-
individuo tiene sobre el control de la conducta que tiene que rea- dica en que esos elementos están «cocinados» expresamente para
lizar, consiguiendo así ajustar mucho más las predicciones sobre aplicarlos al campo de la salud. En consecuencia, su filosofía ge-
la conducta real. neral no es muy distinta, salvo que tienen una apariencia más
Por otro lado, la teoría de la atribución (34), a la cual ya hemos concreta y cercana a los problemas que investigan. Éste es el caso
hecho referencia en distintos momentos de este trabajo, es un del modelo de creencias de salud (38), que postula que la amenaza
conjunto de hipótesis y modelos que intentan descubrir las causas percibida incita a que las personas actúen en función de las creen-
que atribuimos ante distintos comportamientos que observamos cias sobre las conductas posibles y el plan específico de acción. El
o padecemos. Esta orientación siempre recurre como anteceden- modelo intenta determinar las variables que entran en juego den-
te a la obra de Heider (35), cuya filosofía social y científica es bas- tro de esta dinámica, utilizando inicialmente el factor de gravedad
tante más compleja y sugestiva que las aplicaciones que se hacen de la amenaza, susceptibilidad de la persona, beneficios de la ac-
en su nombre y comparaba la actividad social a la de un científi- ción determinada y barreras percibidas para ejecutarla. Sin em-
co que realiza suposiciones sobre las causas de los acontecimien- bargo, a medida que el modelo se fue desarrollando y recibiendo
tos. Los estudios de atribución están enfocados en el campo de la información de su aplicación, se añadieron otras variables para
salud, principalmente hacia la investigación de las causas que las aumentar su potencia y corregir ambigüedades. La integración de
personas suponen sobre la enfermedad que padecen y hacia la toda esta estructura dinámica de factores recibió su correspon-
manipulación de esas atribuciones para ayudar a enfrentarse y a diente cuantificación, dando lugar a investigaciones complejas, a
promover las conductas saludables. críticas y refinamientos metodológicos que la convierten en un
Aunque la teoría social cognitiva es un campo más amplio de modelo muy activo dentro del panorama actual.
discusión, es frecuente asociarla al trabajo de Bandura (36) cuan- Algo similar ocurre con la teoría de la motivación de protección
do se trata del campo de la salud. Esta formulación es en realidad (39) que recurre al viejo papel del miedo en las decisiones sociales
una evolución de la ya conocida teoría del aprendizaje social, que relacionadas con la salud, bajo el supuesto general de que las per-
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Bandura realizó en años anteriores. En este caso, además de se- sonas están motivadas hacia la protección de uno mismo. Según
guir defendiendo la influencia mutua entre cognición, ambiente y la teoría, el miedo desencadena una serie de procesos cognitivos
conducta, destaca especialmente la autoeficacia entre las variables que influyen en la conducta relacionada con la salud. La evalua-
explicativas, puesto que mantiene que el juicio que tenemos sobre ción de la amenaza percibida está en función de la gravedad y la
lo que somos capaces de hacer en cada caso y circunstancia afec- vulnerabilidad, así como del miedo percibido. Pero, por otro
ta especialmente a la realización de la conducta. Muy semejante a lado, la evaluación del afrontamiento ante la amenaza también
la percepción de control que tenemos, esta variable tiene especial está en función de los costes de la respuesta, así como de los sen-
importancia en el comportamiento de las personas que se enfren- timientos de autoeficacia. En definitiva, la teoría mantiene que la
tan a la enfermedad o a decisiones relevantes para nuestra salud. decisión de realizar una determinada conducta de salud es la re-

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sultante de las creencias sobre la capacidad para realizar esa con- sobre la personalidad y la emoción, que clásicamente han tenido
ducta, la eficacia percibida de esa conducta y la gravedad asociada relación con diversos aspectos del bienestar, la salud y las reaccio-
con ese acontecimiento determinado de salud. Es evidente que la nes psicofisiológicas, pero ahora reformuladas con mayor actua-
definición y manipulación de cada uno de estos factores plantea lidad para su aplicación al campo de la salud. Por lo tanto, es más
importantes problemas en la investigación, en el procedimiento difícil describirlas a través de teorías o modelos limitados porque
de medida de las variables y en su integración práctica, que em- se extienden en una serie indefinida de hipótesis, investigaciones
pujan la teoría hacia un replanteamiento continuo pero mante- y resultados empíricos. Sin embargo, algunas de estas variables
niendo con fuerza su interés en el panorama de la salud. destacan especialmente en el campo actual de las bases psicoso-
Por otro lado, los modelos mentales sobre salud y enfermedad ciales de la salud.
se interesan por la forma en que las personas representan la infor- El optimismo (44, 45) es uno de los ejemplos de estas varia-
mación pertinente en sus sistemas de memoria (40). La comuni- bles en expansión, ya sea entendido como disposición, como esti-
cación con los demás, médicos, cuidadores, otros pacientes y lo atributivo o explicativo, o bien como creencias sobre los resul-
cualquier otro sistema de comunicación, proporciona informa- tados positivos de los acontecimientos futuros. En cualquier caso,
ción sobre diversas características de la salud y la enfermedad. los diversos enfoques sobre el optimismo se han relacionado con
Esta información recibida se elabora y se representan a lo largo de una gran variedad de conductas de salud y enfermedades, desde la
una serie de dimensiones que configuran la estructura mental depresión, el síndrome de inmunodeficiencia adquirida, las con-
de ese acontecimiento. En general, las dimensiones que se han ductas de riesgo, las enfermedades cardíacas o el sistema inmu-
considerado importantes para la construcción de esta estructura nológico, por poner sólo unos ejemplos. De igual forma que la ira
son (41) la identidad sobre las características de la enfermedad, las y la hostilidad se han considerado siempre como reacciones emo-
causas que se supone producen la enfermedad, las consecuencias cionales que afectan a determinadas funciones fisiológicas, con
que produce y la duración de la misma, añadiéndose posterior- implicaciones en el bienestar y en la salud, pero que en los últimos
mente el proceso de curación como una quinta dimensión rele- años se han investigado dentro de un marco más claramente so-
vante. El núcleo de la investigación de estos modelos consiste en cial, quizá con especial atención a las enfermedades cardiovascu-
averiguar los procesos de organización a lo largo de estas dimen- lares (46). La tendencia a experimentar emociones negativas o
siones, suponiendo casi siempre que dan lugar a prototipos o es- desagradables, ya se enfoque como neuroticismo o simplemente
tructuras características que aglutinan el conjunto de la informa- como afectividad negativa, también se ha relacionado amplia-
ción. La investigación de estos prototipos resulta útil tanto para mente con la salud, si bien especialmente con las dolencias sub-
entender el significado de la enfermedad, en personas determina- jetivas más que con los indicadores objetivos de salud (47). El
das, como para manipular aquellos aspectos de la información tema de la autoconciencia (48), como enfoque de la atención ha-
que puedan resultar beneficiosos para los procesos de salud. cia uno mismo y en especial hacia el propio cuerpo, puede provo-
Por último, entre las teorías específicas mencionadas en la car reacciones y distorsiones en la percepción de síntomas y en la
tabla anterior, aparecen los modelos de etapas que intentan inves- interpretación de dolencias, que tienen una especial relevancia
tigar y describir los distintos momentos de afrontamiento de la para la salud. Como también ocurre con la mayor o menor faci-
enfermedad o de la conducta de salud, bajo el punto de vista del lidad para comunicar y canalizar las emociones, es decir, la repre-
progreso realizado para la consecución de las metas finales. Por sión, inhibición y expresión de las emociones, que tienen una lar-
supuesto, la ventaja de estos modelos es que no parten de situa- ga tradición en toda la psicología pero que aquí se investigan des-
ciones y variables globales ante la enfermedad, sino que diferen- de el punto de vista de sus consecuencias específicas para la salud
cian estadios y momentos distintos, junto con los procesos de (49), ya sea como represión de sentimientos negativos o como in-
transición. La literatura médica de esta orientación es relativa- capacidad para reconocer y expresar todo tipo de emociones.
mente amplia y no compensa ahora realizar un listado de las dis- En definitiva, cualquier clasificación de teorías, modelos, te-
tintas etapas propuestas por cada modelo, aunque merece la pena mas o variables especialmente destacadas en la actualidad, mani-
destacar que entre los más conocidos están el proceso de adopción fiesta al menos tres características que nos interesa destacar aquí.
de precaución (42) y el modelo transteorético (43). Como en todos En primer lugar, todas tienen unos claros antecedentes en las
los planteamientos por etapas, uno de los principales problemas clásicas teorías sociales, aunque reformuladas para las necesidades
con los que se enfrentan estos modelos radica en el carácter más o de aplicación actual e intentando demostrar todas una cierta no-
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menos discreto de cada período, así como en la determinación de vedad acumulativa o progresiva sobre las anteriores. En segundo
los mecanismos concretos de transición. lugar, un predominio de la orientación cognitiva, entendida en
ı un sentido muy vago o relajado, procurando destacar siempre
ı que las emociones también desempeñan algún papel. Y, en ter-
personalidad y emoción cer lugar, dar por supuesto que todas las orientaciones tienen
ı aplicación tanto en la salud física como mental, ya que la distin-
Dentro de la clasificación de Salovey, Rothman y Rodin (24), ción prácticamente no tiene sentido para el bienestar de los indi-
el tercer y último nivel de orientación teórica y de investigación viduos de la sociedad actual que integran estilos de vida, altera-
sobre la salud, está representado por un conjunto de variables ciones psicológicas, relaciones sociales y malestar corporal como

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J. Seoane Rey
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un desafío al valor primordial de la salud, entendida general- Los últimos 20 años del pasado siglo llevan hasta las últimas
mente como satisfacción ante la vida. consecuencias el razonamiento de que, si la mayor parte de la sa-
lud y la enfermedad mental es una construcción social en la que
participamos todos, entonces tampoco es necesario insistir de-
masiado en la separación de la salud física y la mental, porque
Conclusiones nuestro desarrollo, bienestar y satisfacción dependen principal-
ı mente de factores biopsicosociales. La psicología social de la salud
ı tiende a ocuparse del conjunto de estos ámbitos, al servicio del
La preocupación por los aspectos sociales de la salud mental valor fundamental de la salud, con la principal finalidad de apli-
evolucionó durante el último siglo de forma muy compleja y, caciones concretas en los sectores de mayor urgencia social.
desde luego, bastante alejada de cualquier desarrollo lineal. Al Al margen de estas tendencias sociales y de la inevitable res-
margen de la lógica interna de las propias teorías y desarrollos puesta positiva de los científicos ante la presión social, las teorías
científicos, los cambios sociales y la sensibilidad cultural de cada y modelos que se potencian en esta nueva edificación de la salud
momento incidió de forma especial en los planteamientos del utilizan principalmente elementos cognitivos, entendidos más
campo. como recursos mentales que poseen los individuos para desarro-
Los primeros rastros sobre la salud mental residen en los pro- llar su bienestar y no tanto en el sentido del viejo procesamiento
pios orígenes de la psicología, pero con actitudes muy distintas. La de información o psicología cognitiva iniciada en la década de
psicología científica y experimental se interesa inicialmente por la 1960. Pero tampoco renuncian a utilizar los elementos de la con-
alteración de los procesos mentales como una de las formas posi- ducta, aunque tampoco en este caso se apoyan especialmente en
bles para estudiar los modelos explicativos de las leyes psicológicas, el viejo conductismo, al igual que recurren a la personalidad y a
pero con ninguna o, al menos, muy poca preocupación por su in- las respuestas emocionales, siempre bajo la necesidad de encon-
terés social. Al contrario de lo que ocurrió con las primeras teo- trar modelos aplicados que demuestren su utilidad pública.
rías sociales que, al interesarse por los fenómenos interpersonales y Los comentarios anteriores no pretenden establecer una críti-
colectivos, siempre introdujeron algún aspecto de bienestar, la ca de la situación actual de la psicología social de la salud. Es evi-
adaptación o el ajuste de los individuos y las sociedades. Si a esto dente que existen aspectos concretos discutibles en la situación
añadimos un tercer aspecto relacionado con el comienzo de una planteada actualmente, pero hay que recordar por encima de
mayor sensibilidad moral hacia el tratamiento de los enfermos todo que en ningún momento de su historia ha tenido tanta acti-
mentales, ya está completa la caricatura de los orígenes psicosocia- vidad, investigación y potencia profesional como en los últimos
les del estudio de la salud mental. Es decir, las bases psicosociales tiempos. Puede plantearse la eficacia, fundamentos y comproba-
de la salud mental comienzan como una preocupación más de los ción de modelos concretos, pero es indiscutible que, en general,
teóricos sociales, que utilizan también algunos elementos limita- está consiguiendo una sensibilidad social y una atención de todo
dos de carácter científico y experimental, e impulsados especial- tipo de instituciones sociales como nunca había tenido, con todo
mente por el trabajo de los reformadores sociales. lo que esto significa de beneficios para todas las personas de la so-
Toda esa amalgama de teóricos, laboratorios y reformadores ciedad actual.
se concreta en algo nuevo hacia la mitad del siglo pasado, cuan- Siempre existe la posibilidad de pensar si es el conocimiento
do a partir de la Segunda Guerra Mundial aparece una nueva so- científico producido el que realiza cambios en nuestra sociedad o
ciedad con características distintas y necesidades aceleradas de si, por el contrario, es la sociedad la que cambia y construye los
una población que plantea fuertes exigencias sociales sobre la base conocimientos adecuados ante su nueva situación. Pero ésa es
de un fuerte desarrollo económico. La psicología social de la salud otra discusión, muy larga y llena de pasiones filosóficas e ideoló-
mental como una nueva disciplina es el resultado de las aspiracio- gicas, que afortunadamente queda fuera del presente panorama.
nes en expansión de esa sociedad que confía en la ciencia y espe- Es mejor dejarlo aquí, confiando en que nuestra salud, sea eso lo
ra resultados. que fuere, continúe mejorando durante las próximas décadas.
A partir de la década de 1970, se generaliza la formación de
profesionales y los estudios especializados, pero también surgen bibliografía
otras características sociales que critican la diferenciación negati-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

va de los individuos y de algunos grupos sociales, obligando a los 1. Collier G, Minton HL, Reynolds G. Escenarios y tendencias de la psicolo-
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ras que marginaban a la gente en función de etiquetas y estigmas
Lindzey G, Aronson E (eds.). The handbook of social psychology, 2.a ed.
con discutible fundamento científico. Comienza ahora la cons- Vol. 5. Reading: Addison-Wesley, 1969.
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salud y la enfermedad de los individuos y los grupos afectados, Valencia: Promolibro, 1993.
por la desconfianza hacia los viejos diagnósticos y etiologías, y por 4. Bebbington PE. Social psychiatry. Theory, methodology and practice.
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| 456 | Tratado de Psiquiatría


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/c27/ Psicología social de la salud
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/ B/
sección
Fundamentos de la psiquiatría

Bases biológicas
Bases psicosociales
Epidemiología

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mente en esta área. Lo cierto es que en el momento actual dis-
ponemos de datos consistentes sobre la epidemiología de los
trastornos psíquicos, algunos concordantes y otros discordan-
tes con los datos clásicos sobre el tema. Las discordancias sur-
gen casi siempre en relación con los sesgos de selección de
muestras, ya que los estudios actuales son más laxos en la deli-

Epidemiología. mitación de las diferentes patologías y, por tanto, tienden a so-


bredimensionar la prevalencia de los diferentes trastornos, así
como la prevalencia total de la patología psiquiátrica. En el ca-

Introducción pítulo sobre epidemiología de este libro se abordan exhaustiva-


mente todas las cuestiones que, sin duda, enriquecen el caudal
de conocimiento de la psiquiatría actual, como son los estudios
J. Vallejo Ruiloba de alto riesgo y longitudinales. En efecto, en los últimos años
se concede gran importancia a los elementos que aumentan o
disminuyen la posibilidad de contraer determinadas patologías.
Éste no es un dato banal, porque permite elaborar planes de
prevención, que en psiquiatría son fundamentales. Llevarlos a
La epidemiología en psiquiatría ha ido estableciéndose cabo supone muchas veces realizar estudios longitudinales,
como un campo sólido y fiable en los últimos años, a través de cuyo coste y dificultad son evidentes. En el capítulo
estudios rigurosos, amparados en una metodología científica y correspondiente de esta sección se tratan ampliamente estos
una irrenunciable vocación de la psiquiatría por avanzar firme- aspectos.

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| 460 | Tratado de Psiquiatría


Por otra parte, a lo largo del siglo XX su ámbito se fue exten-

/capítulo28/
diendo progresivamente a todo tipo de patología, especialmente a
aquellos trastornos crónicos cuyas causas eran aún desconoci-
das. Igualmente la epidemiología ha ido dejando de ser estricta-
mente el fundamento de las acciones para el cuidado y manteni-
miento de la salud pública, para convertirse en un método de in-

Epidemiología vestigación para el conocimiento de las causas y modos de enfer-


mar, de los factores de riesgo y de protección, y de la evaluación
de los resultados de nuestras intervenciones sanitarias (diagnósti-
de los trastornos cas y terapéuticas; preventivas y asistenciales). Así, constituyen ac-
tualmente un centro de interés prioritario en la investigación

mentales epidemiológica las enfermedades cardiovasculares, las neoplási-


cas, los accidentes y los trastornos mentales (4). Señalemos que
el ingente peso social y económico que representa en las socieda-
des desarrolladas la morbilidad psiquiátrica hace que ésta sea hoy
P. E. Muñoz Rodríguez considerada uno de los principales problemas de salud pública
del siglo XXI (6).
Si tenemos en cuenta la situación sanitaria mundial y el esta-
do actual de desarrollo de las ciencias de la salud, podríamos asu-
Epidemiología y psiquiatría mir las finalidades que señala Jenicek para la epidemiología (4):
ı
1. Contribuir a la elección de los mejores métodos diag-
ı nósticos y, por lo tanto, definir mejor las enfermedades,
La epidemiología constituye una rama de la ecología médica, posibilitando su clasificación.
ciencia que tiene por objeto el estudio de las interrelaciones entre 2. Identificar la magnitud de la enfermedad y/o de la salud
enfermedad y medio ambiente. Sus definiciones han sido muy en una población definida; identificar los grupos de ries-
numerosas. Lilienfield, uno de los clásicos de la epidemiología, en go y, en consecuencia, definir los programas de salud que
1976 recogía y analizaba 23 definiciones diferentes utilizadas has- hay que establecer (tratamientos o intervenciones comu-
ta ese momento en la literatura científica de habla inglesa (1). nitarias).
Dicha multiplicidad de definiciones ha continuado a lo largo de 3. Descubrir las causas por las que aparece y persiste una
los años y viene a atestiguar de forma muy expresiva su dinamis- enfermedad en una comunidad, lo que constituye el fun-
mo y capacidad de integración de nuevos objetivos en la medida damento lógico de cualquier medida preventiva.
en que la medicina y la salud pública han ido evolucionando. Clá- 4. Evaluar la eficacia de los programas de salud (preven-
sicamente se define como «el estudio de la distribución de una ción primaria, tratamiento, asistencia, cambios de con-
enfermedad en el espacio y en el tiempo dentro de una determi- ducta, rehabilitación).
nada población, así como de los factores que influyen en su dis- 5. Llevar a cabo la vigilancia epidemiológica, es decir, estu-
tribución» (2) o bien, como «el conjunto de conocimientos que diar la evolución temporal de los fenómenos de salud
hacen referencia al modo de presentarse y evolucionar las enfer- sometidos a condiciones naturales inestables (incluidas
medades dentro de la población» (3). Seguramente la definición las enfermedades y los caracteres biológicos). Ello repre-
que más se adapta a la realidad actual, a nuestro modo de ver, sea senta una contribución a la evaluación dinámica de la
la de Milos Jenicek, quien propone definirla como «un razona- normalidad (variabilidad). Con ello se posibilita, asimis-
miento y un método propios del trabajo objetivo en medicina y mo, la anticipación epidemiológica.
en otras ciencias de la salud, aplicados a la descripción de los fe-
nómenos de salud, a la explicación de su etiología y a la búsque- De la misma manera, la epidemiología contribuye al conoci-
da de los métodos de intervención más eficaces» (4). miento teórico del enfermar, procurando reducir y eliminar los
Sus orígenes son muy antiguos y están en relación exclusiva- errores accidentales y sistemáticos (sesgos), proporcionando las
mente con el estudio de enfermedades infecciosas sujetas a epide- informaciones básicas necesarias para el desarrollo de buenos
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mias (de ahí el nombre que tomó y que se ha conservado, a pesar sistemas de taxonomía, reforzando los criterios del juicio en clíni-
de haberse ampliado notablemente sus contenidos y objetivos). ca y en salud comunitaria, y estableciendo la representatividad
En este sentido hemos de recordar el estudio clásico de Peter Lud- de las observaciones realizadas.
wig Panum en 1846, enviado a las islas Feroe para investigar la La epidemiología, por tanto, constituye actualmente un ele-
epidemia de rubéola; los también clásicos de John Snow sobre mento decisivo y pragmático dentro de las ciencias de la salud.
las epidemias de cólera en Londres de 1849 y 1854, y los de Gold- Se puede afirmar que el epidemiólogo está cada vez más destina-
berger en 1914 sobre la pelagra (5). do a secundar al clínico o al administrador sanitario siempre que

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P. E. Muñoz Rodríguez
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sea necesario verificar los instrumentos o los resultados de su man Sartorius, quien durante muchos años fue Director de la
trabajo: medios diagnósticos, eficacia del tratamiento, interven- División de Salud Mental de dicha organización. Su especial vi-
ciones preventivas, planificación y organización de servicios. Fru- sión de la enfermedad mental como un problema básico de sa-
to de esta tendencia ha sido, por una parte, el nacimiento y de- lud pública en las sociedades actuales, su conocimiento profundo
sarrollo de la llamada epidemiología clínica (7, 8), que no es otra de la insuficiencia e inadecuación de la asistencia psiquiátrica a
cosa que la aplicación del razonamiento y método epidemiológi- nivel mundial, y su planteamiento de que la mejor forma de ade-
co a los problemas que plantea la clínica: diagnósticos y trata- cuarla a los avances de la terapéutica era a través del desarrollo de
mientos de pacientes, y esto hace que muchos autores no la justi- la investigación epidemiológica (18), le hicieron fomentar e im-
fiquen como disciplina independiente, ya que en definitiva sería pulsar la cooperación internacional para la realización de estudios
únicamente una particular aplicación de éstos (9, 10), y por otra dirigidos al desarrollo de sus bases metodológicas, en especial en
parte, muy posteriormente, el desarrollo a principio de la década cuanto a la interfiabilidad diagnóstica, con el logro de la 10.a edi-
de 1990 de la medicina basada en pruebas por un grupo de clínicos ción de la Clasificación Internacional de las Enfermedades Men-
y epidemiólogos liderados por David Sackett en el Departamen- tales (CIE-10), aceptada plenamente por la comunidad interna-
to de Epidemiología Clínica y Bioestadística de la Universidad cional, y el perfeccionamiento de las técnicas de observación, el
McMaster en Canadá (11). Dicha medicina basada en pruebas registro y el recuento de los trastornos psiquiátricos. Asimismo, la
consiste, como es sabido, en la aplicación de los conocimientos OMS ha llevado a cabo una importante difusión de la metodolo-
epidemiológicos y bioestadísticos al proceso de toma de decisio- gía para la realización de estudios epidemiológicos psiquiátricos,
nes en el ejercicio clínico cotidiano, con la finalidad de aumentar que dio lugar a las dos publicaciones clásicas de Reid en 1960 (19)
la calidad de dicha practica (12), planteamiento que más tarde co- y Lin y Standley en 1962 (20), además de numerosas reuniones de
mienza también a ser aplicado en la toma de decisiones por parte expertos y el desarrollo de seminarios y talleres de formación en
de los administradores sanitarios (13). múltiples países. Igualmente ha promovido y coordinado grandes
La epidemiología psiquiátrica, o si se quiere la epidemiología estudios internacionales sobre trastornos mentales específicos
aplicada al ámbito de la psiquiatría, investiga, por tanto, sobre (esquizofrenia y depresión, principalmente) en poblaciones geo-
quiénes, dónde, cuándo y, eventualmente, porqué llegan a ser en- gráficamente bien definidas y con importantes diferencias cultu-
fermos mentales. Su relativa especificidad, que le ha permitido te- rales. Entre ellos cabe destacar el Estudio Piloto Internacional so-
ner una entidad y desarrollo propios, no sólo se ha debido a su bre la Esquizofrenia (21, 22), llevado a cabo en 9 países de cultu-
dedicación al ámbito propio de los trastornos psiquiátricos —no ras y niveles de desarrollo socioeconómico muy diferentes: China,
hay que olvidar la falta de integración de la psiquiatría durante Colombia, Checoslovaquia, Dinamarca, India, Nigeria, Reino
muchos años dentro del resto de la medicina— sino a las particu- Unido, Estados Unidos y la antigua Unión Soviética. Dicho estu-
laridades exigidas a la metodología en razón de su objeto (9, 14, dio, que trataba de responder a la cuestión de si en todos estos paí-
15), particularidades, que, como veremos, afectan de manera ses había grupos de esquizofrénicos con características semejan-
importante a la definición de qué es un caso psiquiátrico y a los tes, supuso el desarrollo de instrumentos de observación clínica
problemas para su identificación con una fiabilidad diagnóstica y diagnóstico estandarizados, como el Examen del Estado Actual
adecuada. Además de otras, están las relativas a su cronicidad y (Present State Examination, PSE) y el programa informático
recurrencia, a su etiología multifactorial, al estigma que tradicio- CATEGO (23), y de una metodología de investigación, también
nalmente ha rodeado a la enfermedad mental, al caos nosológico estandarizada. Sin duda, se puede decir que éste ha sido el estudio
en el que se ha movido la psiquiatría hasta muy recientemente, a de investigación epidemiológica transcultural en psiquiatría de
las dificultades de una disponibilidad adecuada y equitativa de mayor envergadura, donde la cooperación internacional, bajo el
tratamiento psiquiátrico por parte de la población, que lleva a im- liderazgo de la División de Salud Mental de la OMS, resultó ple-
portantes diferencias cuantitativas y cualitativas en su utiliza- namente efectiva. Por otra parte, e independientemente de las
ción, y al peso de factores personales, sociales y culturales que conclusiones obtenidas en relación con las hipótesis científicas
condicionan la demanda asistencial y modulan la respuesta al tra- planteadas, dicho estudio ha tenido una trascendencia impor-
tamiento (16, 17). tante, primero para extender dentro de la comunidad científica
Sin embargo, y quizá precisamente por existir más problemas psiquiátrica los razonamientos y métodos epidemiológicos, y se-
en la psiquiatría que en otros ámbitos de la medicina, la epide- gundo para demostrar la posibilidad de aplicar técnicas estanda-
miología psiquiátrica ha desarrollado un considerable esfuerzo rizadas de descripción y clasificación de los fenómenos clínicos en
investigador, con notables resultados, para resolver los problemas países diversos y con equipos psiquiátricos de culturas muy dife-
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metodológicos a los que se ha enfrentado, pudiendo considerar- rentes.


se de las más avanzadas entre las diversas áreas de aplicación de Esta trayectoria de promoción de la epidemiología psiquiátri-
la epidemiología. ca por parte de la OMS ha continuado en estos últimos años con
En este sentido hemos de considerar la especial atención que el apoyo al desarrollo de nuevos instrumentos de diagnóstico es-
desde la década de 1960 la Organización Mundial de la Salud tandarizado como la Escala de Evaluación Clínica en Neuropsi-
(OMS) ha prestado a los temas relacionados con la epidemiología quiatría (Schedule for Clinical Assessment in Neuropsychiatry,
psiquiátrica, todo ello bajo el impulso especial del profesor Nor- SCAN), la Entrevista Diagnóstica Internacional Compuesta

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/c28/ Epidemiología de los trastornos mentales
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(Composite International Diagnostic Interview, CIDI) y el Examen tividad y de impacto en la salud de la población (coste/beneficio)
Internacional de los Trastornos de Personalidad (Personality Di- estén necesariamente contemplados desde las pruebas dentro de
sorders International, IPD), dentro del Proyecto Conjunto de ese proceso de decisión (13).
Diagnóstico y Clasificación de las Enfermedades Mentales y los La epidemiología psiquiátrica es, pues, una disciplina híbrida
Problemas relacionados con el consumo de Alcohol y de Drogas, que encuentra sus fundamentos, por una parte, en la demogra-
llevado a cabo conjuntamente con la Administración para la Sa- fía, que le permite definir las características de la población afec-
lud Mental y el Abuso de Alcohol y Drogas (ADAMHA) de Esta- tada por el riesgo de enfermedad, y en la bioestadística, que le
dos Unidos (24). Igualmente, al objeto de promover internacio- proporciona una técnica de interpretación matemática para el
nalmente nuevos estudios y mejorar su calidad científica se crea análisis de los factores en juego, y por otra en la psicopatología y
en 1997 el International Consortium in Psychiatric Epidemiology la nosografía psiquiatría, que le posibilita la identificación y defi-
(ICEP) con el objetivo de dar soporte metodológico y técnico a nición de los casos de enfermedad (14). Es esta razón, a nuestro
los investigadores que realicen estudios comunitarios (25). Asi- modo de ver, una de las causas principales por las que se ha de-
mismo se pone en marcha, como desarrollo del Global Burden sarrollado de manera independiente al resto de la epidemiología.
Disease (26, 27), la iniciativa Salud Mental en el Mundo-Año Hagamos notar en este sentido cómo en los manuales de epide-
2000 (World Mental Health-2000) (25) con la finalidad de coor- miología, tanto clásicos como actuales, no se suele hacer ningu-
dinar estudios epidemiológicos nacionales en múltiples países. na referencia a su aplicación a los trastornos mentales, salvo en el
Este nuevo proyecto trata de medir la carga global (gravedad clí- del profesor Jenicek.
nica, deterioro funcional y discapacidad) que suponen los proble-
mas de salud mental sobre las sociedades actuales.
Al igual que hemos visto a propósito de la epidemiológica
general, en el caso de su aplicación a los trastornos mentales los
Perspectivas históricas
objetivos también son sumamente amplios. Por otra parte, en la ı
medida en que la psiquiatría ha extendido sus acciones terapéu- ı
ticas y rehabilitadoras a la propia comunidad, el papel de la epi- En cierto modo se podría decir que el desarrollo de la epide-
demiología psiquiátrica se ha ido haciendo cada vez mas relevan- miología psiquiátrica ha ido en gran parte (especialmente en sus
te (28). Sus objetivos se plantean con una doble finalidad: la de la comienzos) unido al propio desarrollo de la asistencia y su histo-
investigación científica y la de la administración sanitaria. ria, tal como señala Bebbington (29); es la historia del esfuerzo
En la investigación científica se puede llegar con la epidemio- continuado de alcanzar una definición de caso psiquiátrico válida
logía a describir la historia natural de la enfermedad (modo de y fiable.
puesta en marcha, edad, sexo, evolución); plantear o precisar Las primeras encuestas epidemiológicas llevadas a cabo en la
condiciones etiológicas o desencadenantes (herencia, clase social, población general, como las de Halliday en el Reino Unido en
etnia, cultura, acontecimientos vitales, situaciones estresantes, 1828 (30), Holst en Noruega en 1852 (31), Hübertz en Dinamar-
etc.); determinar la eficacia de actuaciones terapéuticas y preven- ca e Islandia en 1843 (32) y Jarvis en Massachusetts (Estados Uni-
tivas (estudios de fármacos, técnicas de rehabilitación y progra- dos) en 1855 (33), lo fueron desde el interés por conocer con
mas preventivos) y la potencia predictiva de instrumentos diag- exactitud las dimensiones del problema social y sanitario que re-
nósticos (sensibilidad y especificidad), y el conocimiento de los presentaban las enfermedades mentales, cara a su prevención y
factores que condicionan la evolución de los trastornos y que mo- asistencia, y en su gran mayoría, por iniciativa de las autoridades
dulan la respuesta al tratamiento. sanitarias que promovieron comisiones especiales de estudio.
En cuanto a la administración sanitaria, la epidemiología sir- Por otra parte, en 1755 el Parlamento británico establece el
ve para conocer los problemas de salud mental que la comuni- primer registro de pacientes (Act to Regulate Madhouses, 1774),
dad debe afrontar (prevalencia e incidencia de la morbilidad, con el fin de conocer con exactitud el número y las características
discapacidades que origina, repercusiones sociales y económicas de los enfermos mentales asistidos. Dicho registro fue utilizado
directas e indirectas), para evaluar cuantitativa y cualitativamen- por primera vez por Richard Powell en 1813 (34) y posterior-
te las necesidades asistenciales de la población, así como para eva- mente por Burrows (35), Halliday (30) y Tuke (36, 37), para di-
luar la utilización de los servicios psiquiátricos en relación con la versos estudios epidemiológicos en relación fundamentalmente
demanda potencial y las necesidades, al igual que su efectividad, con posibles factores etiológicos de la enfermedad mental, aun
eficiencia, relación coste/efectividad y el impacto que el sistema cuando también hacían referencia, en algunos casos (especial-
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tiene en la población (relación coste/beneficio). Son aportaciones mente Halliday) a las necesidades de asistencia de los enfermos
que ayudan a la administración sanitaria a tomar decisiones en el mentales.
ámbito de la planificación y gestión sanitaria basadas en hechos Todos estos estudios realizados durante el siglo XIX se basaban
probados o contrastados, y no sólo en la disponibilidad de recur- en casos identificados por informantes o en estadísticas hospitala-
sos y opiniones o criterios ideológicos. Dado que, casi siempre, rias. Sus cifras de prevalencia eran ciertamente muy bajas, y dadas
estas decisiones suelen implicar un incremento de los recursos y sus deficiencias metodológicas solamente tienen el valor histórico
éstos son limitados, es de justicia que estos criterios de coste/efec- de marcar el comienzo de la investigación epidemiológica en psi-

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P. E. Muñoz Rodríguez
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quiatría. En nuestra revisión de los 15 estudios más importantes


de esa época (38) encontramos para la prevalencia un rango de /tabla28-2/
distribución entre el 0,05 y el 0,35 % para una mediana de 0,25 % Medianas y rangos de variación de la distribución
(tabla 28-1). de porcentajes de prevalencia según el tipo de contacto
Dentro de los estudios comunitarios realizados en el siglo XX, con la población en estudios anteriores a 1950
los de Dohrenwend (39-41) han hecho clásica la diferenciación
Tipo N.o de Mediana Rango
según tres generaciones. Consideran dichos autores que la prime-
de contacto estudios (%) de variación (%)
ra abarcaría los estudios llevados a cabo hasta 1950, fecha asocia-
da al término de la Segunda Guerra Mundial, que marca impor- Indirecto: archivos 5 2,3 1,1-9,00
tantes avances en el diseño de la metodología investigadora. Has- y/o informantes
ta entonces la mayoría de los estudios se basaban generalmente en Directo parcial: 5 1,3 0,8-6,40
archivos y/o
censos de pacientes o en informantes claves, teniendo, por otra
informantes
parte, serias limitaciones en cuanto al muestreo, la detección de y algunos
casos y la propia clasificación diagnóstica. En nuestra revisión de entrevistados
18 estudios de esta primera generación encontramos para la pre- Directo: todos 6 3,6 2,7-12,4
valencia una mediana del 5,25 % para un rango entre el 0,68 y el entrevistados
19,5 %, cifra hasta 20 veces superior a la resultante en el grupo an-
terior (tabla 28-1).
Por otra parte, si se analiza la metodología utilizada en estos vos sanitarios y tuvo contacto personal con casi todos ellos, llegan-
estudios anteriores al año 1950, se observa el hecho, ya subrayado do a la conclusión de que con referencia a un día —el 31 de mar-
por otros autores (39, 42-44), de que el valor que adquiere la pre- zo de 1944— casi la quinta parte (19,55 %) de las personas mayo-
valencia observada se hace directamente proporcional a la inten- res de 10 años tenían signos de »desviaciones psíquicas», unas en
sidad con que se haya hecho la investigación en la población, en- forma de enfermedades psiquiátricas (alrededor de la mitad de
tendiendo la intensidad de la investigación como el tipo de con- los casos) y otras en forma de defectos intelectuales o caracteriales.
tacto que se ha tenido con la muestra estudiada (la máxima se ob- Por otra parte, aunque el pueblo estuvo afectado por la situación
tendría cuando la población ha sido entrevistada directamente estresante de la guerra, Bremer estimó que únicamente el 2 % de
por el equipo investigador). En la tabla 28-2 se expresan las me- los »casos de nervios transitorios» eran debidos a esta situación, y
dianas de los porcentajes de morbilidad psiquiátrica encontrada que no había influido en la frecuencia con que se daban los tras-
con anterioridad a 1950, según el grado de intensidad de la in- tornos crónicos. A lo largo de esos 6 años, el 25 % de la población
vestigación y según la revisión que hacen los Dohrenwend del había padecido un episodio de enfermedad mental.
problema (43). Así podemos ver cómo en las dos investigaciones Treinta años después, Bjarnar y cols. (47) volvieron a estudiar
en que se obtenían los porcentajes de morbilidad más altas, el de la población de Berlevag a través de un cuestionario ya utilizado
Bremer (45) en un pueblo noruego aislado en la Costa Ártica por Leighton en el Stirling County Study (48), en el que introdu-
(19,55 %) y el de Essen-Möller (46) en una pequeña comunidad jeron pequeñas modificaciones, que evaluaron diagnósticamente
del sur de Suecia de 2.550 habitantes (17,9 %) , son precisamen- por ordenador (49). Encontraron una prevalencia-vida del
te dos de las investigaciones más intensivas realizadas hasta el mo- 37,3 %, y utilizando una valoración estrictamente clínica del
mento actual. 20,5 %. La prevalencia-punto la estimaron alrededor del 20 %.
En la primera, Bremer (45) estudió durante los 5 años que Como puede verse, son cifras absolutamente congruentes con las
duró la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) a los 1.566 habitan- encontradas por Bremer bastantes años antes y hablan en favor de
tes de Berlevag. Recogió datos de los hospitales y de otros archi- la estabilidad de las tasas de morbilidad psiquiátrica.
El segundo de los estudios (46) está dentro de los proyectos
de investigación epidemiológica más intensivos y completos que
se hayan llevado a cabo. Dentro del proyecto (50, 51) no sólo en-
/tabla28-1/ traba el conocimiento de la prevalencia en tres momentos, 1947,
Medianas y rangos de variación de las prevalencias 1957 y 1972 (46, 52), sino también el de la incidencia (53, 54),
en la revisión de 152 estudios según la fecha siendo una de las pocas investigaciones que ofrece datos fiables y
de realización completos en este sentido.
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Por otra parte, también hay que destacar la congruencia de los


Fecha N.o de Mediana Rango resultados obtenidos en la investigación de Strömgren en la isla de
de estudio estudios (%) de variación (%) Bornholm en la década de 1930 (55) y en la de Fremming en 1947
(56) en el mismo lugar, utilizando una metodología radicalmente
Siglo XIX 15 0,25 0,05-0,35
diferente. El primero efectuó una investigación intensiva de la po-
Antes de 1950 18 5,25 0,68-1,95
Después de 1950 119 17,78 0,80-69,0 blación y el segundo utilizó el método de muestreo de cohortes
empleado por Klemplerer en estudios retrospectivos (57, 58), eva-

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/c28/ Epidemiología de los trastornos mentales
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luando una muestra de 5.500 sujetos nacidos entre 1883 y 1887 a A partir de la década de 1970 comienzan a desarrollarse los
través de información de archivos médicos y parientes (56). Los re- llamados estudios de tercera generación (40, 61). Una serie de
sultados son prácticamente idénticos: 12 y 11,9 %, respectivamente. avances en diferentes aspectos de la psiquiatría y de la investiga-
Resulta evidente que, en la medida en que se estudiaban co- ción van a permitir un nuevo enfoque en las investigaciones epi-
munidades pequeñas y bien delimitadas y que, por tanto, permi- demiológicas (62), avances que podríamos resumir en los si-
tían entrevistar a todos los sujetos, las cifras de prevalencia se guientes:
aproximan a las que se obtienen actualmente. En caso contrario
las cifras son mínimas. Podemos ver, por ejemplo, cómo en el 1. Avances en los criterios diagnósticos de los trastornos
resto de los estudios de este grupo la mediana resultaba del psiquiátricos, que han permitido alcanzar una adecuada
3,08 % (38). fiabilidad, al igual que el impulso hacia la unificación de
A partir del año 1950 se desarrollan los llamados estudios de las clasificaciones diagnósticas.
segunda generación, la gran mayoría sobre poblaciones muy am- 2. Avances en el desarrollo de entrevistas clínicas estandari-
plias y con cifras de prevalencia muy superiores a las anteriores. El zadas, estructuradas o semiestructuradas, para la descrip-
perfeccionamiento de las técnicas de muestreo probabilístico, las ción psicopatológica de los síntomas y el diagnóstico.
posibilidades de mecanización de la información y, sobre todo, 3. Avances en el desarrollo de técnicas e instrumentos de
el desarrollo de nuevas técnicas de identificación de casos psi- cribaje (screening) para la identificación de casos psiquiá-
quiátricos en la población general —desarrollo impulsado a pro- tricos probables.
pósito de las necesidades surgidas en la Segunda Guerra Mundial 4. Avances en los diseños metodológicos de investigación.
(59)— introdujeron progresos importantes en la metodología de 5. Avances en el tratamiento computarizado de los datos:
investigación, y no cabe duda de que influyeron en el aumento algoritmos para el diagnóstico estandarizado y técnicas
de las cifras, de tal forma que muchos de los estudios anteriores a estadísticas multivariantes.
dicha fecha se podría decir que sólo tienen, hoy día, mero valor
histórico. Colaboraciones internacionales, como diversos estudios de
Sin embargo, tal como puede verse en los datos de nuestra re- interfiabilidad diagnostica (63-65), y en especial el Proyecto
visión (tabla 28-3) las discrepancias en los resultados se siguen US:UK (66) y el Estudio Piloto sobre la Esquizofrenia (21, 22),
manteniendo. Las variaciones, tal como destacan los Dohren- constituyen los primeros pasos de la búsqueda de criterios opera-
wend en su revisión de 1974 (43), siguen siendo en su gran ma- tivos para determinados diagnósticos psiquiátricos y para el de-
yoría producto de la utilización de diferentes metodologías, y es- sarrollo de entrevistas clínicas estandarizadas basadas en éstos. A
pecialmente de los problemas derivados de la definición de caso partir de entonces la epidemiología psiquiátrica va a adquirir un
y de la escasa fiabilidad del propio diagnóstico psiquiátrico, pro- notable desarrollo y va a aportar importantes contribuciones al es-
blemas que hacían escribir a Kramer en 1975 (60): «es posible tudio de los problemas de salud mental, no sólo en cuanto a la dis-
desarrollar estadísticas sistemáticas de tasas de utilización anual tribución en la población de la morbilidad, sino muy especial-
de los servicios de salud mental (...), pero no es posible hacerlo de mente en cuanto al espectro clínico de los trastornos, su curso y
las de incidencia y prevalencia de los trastornos psiquiátricos». desenlace, los factores de riesgo y protección, y sobre todo la cons-
trucción del modelo de los sistemas diagnósticos y nosológicos.
También ahora aparece una estrecha cooperación entre la epi-
demiología psiquiátrica y la planificación y organización de servi-
/tabla28-3/ cios, y comienzan a discutirse las relaciones entre morbilidad y ne-
Medianas y rangos de variación de la distribución cesidad asistencial, cuya relación no es clara ni unívoca (67, 68).
de porcentajes de prevalencia según el tipo de contacto Por otra parte, hemos de señalar un hecho importante, a
con la población en estudios anteriores a 1950 nuestro modo de ver, en el desarrollo de la epidemiología psi-
quiátrica y su impacto dentro de la propia psiquiatría. Se trata de
Tipo N.o de Mediana Rango
de contacto estudios (%) de variación (%) que, aunque ya había antecedentes de diferencias en los modelos
de investigación entre Europa y Estados Unidos (compárese,
Indirecto: archivos 3 4,50 1,2-18,9 como hace Robins [69], el Midtwon Manhatan Study en Nueva
y/o informantes York [70] con el estudio de Lundby en Suecia [46] o el realizado
Directo parcial: 8 14,60 2,3-37,8
por Helgason en Islandia [71]) a partir de esta tercera generación
archivos y/o
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informantes de estudios las líneas de desarrollo difieren más claramente entre


y algunos ambas áreas.
entrevistados En la base de estas diferencias están, sin duda, los diferentes
Directo: todos 74 17,69 0,8-69,0 sistemas de clasificación diagnóstica en uso en cada una de ellas
entrevistados
(CIE-9 y CIE-10 en la primera, y DSM-III, DSM-III-R y DSM-IV
Medida por 34 18,55 4,95-45,5
cuestionario en la segunda), que van a dar fundamento a los métodos de diag-
nóstico estandarizado. Asimismo, también hay que contar con el

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Epidemiología | 465 |


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P. E. Muñoz Rodríguez
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hecho de que en el área europea y en los países de su influencia, ciales del enfermar y los problemas de comorbilidad (79). Como
la epidemiología psiquiátrica ha estado siempre fundamental- instrumento diagnóstico estandarizado se utilizó la CIDI (80).
mente vinculada a la clínica, y en la americana ha tendido a estar En Europa los estudios de tercera generación en sentido es-
influida generalmente por un punto de vista más sociológico. En tricto comienzan a partir de la puesta a punto y validación de la
este sentido, hay que señalar cómo muchas de las entrevistas diag- 9.a edición del PSE, dirigida a la realización de estudios comuni-
nósticas americanas son altamente estructuradas y diseñadas para tarios(23, 81, 82). Con anterioridad, la 8.a edición, mucho más
ser realizadas por personal lego (DIS y CIDI), pero las europeas amplia, ya se había usado en el Estudio Piloto Internacional sobre
son semiestructuradas y exigen para su realización la valoración la Esquizofrenia de la OMS (21), y la 7.a en el Proyecto de Diag-
de la presencia de los síntomas por profesionales con experiencia nóstico US-UK (66). Muchos de ellos se han realizado con un
clínica (CIS, PSE y SCAN). diseño de doble fase, generalmente utilizando el Cuestionario Ge-
El primer estudio de esta tercera generación en Estados Uni- neral de Salud (General Health Questionnaire, GHQ) como ins-
dos fue el New Haven Study (72), llevado a cabo entre 1967 y trumento de cribado en la primera fase (83-88).
1975, en el que se utiliza una entrevista clínica estandarizada, la Otros estudios que también pueden considerarse dentro de
Escala para Trastornos Afectivos y Esquizofrénicos (Schedule for este grupo son los realizados a través de la Entrevista Clinical Es-
Affective Disorders and Schizophrenia, SADS) (73) basada en los tructurada (Clinical Interview Schedule, CIS)(89, 90), desarrollada
criterios diagnósticos de investigación (research diagnostic criteria, específicamente para estudios en población general por la Gene-
RDC) de Spitzer (74). Pero el gran proyecto de la década de 1980 ral Practice Research Unit del Instituto de Psiquiatría de Londres,
dentro de este grupo de estudios ha sido el promovido por el Na- aunque tiene el inconveniente de que no cuenta con un sistema de
tional Institute of Mental Health con la colaboración de la Uni- diagnóstico estandarizado por ordenador. Ha sido muy utilizada
versidades de Yale, John Hopkins, Washington, Duke y UCLA: el en Europa, tanto para el estudio de la morbilidad psiquiátrica en la
Epidemiologic Catchment Area Program (ECA) (75-78). práctica general (91-95) como en la población general (96-99).
El estudio ECA confirmó los resultados ya obtenidos en otros Finalmente, también habría que incluir aquellos estudios que
estudios en Europa: a) una gran proporción de personas padece son propiamente de tercera generación, unos realizados con el
un trastorno psiquiátrico que es diagnosticable con criterios no- SCAN (sistema de entrevistas derivadas del PSE) (100-104) y
sológicos precisos; b) sólo una pequeña parte de éstas están si- otros con la revisión de la CIS (CIS-R) para ser utilizada por en-
guiendo tratamiento por un profesional, y c) el riesgo de padecer- trevistadores legos (105), cuyo estudio más importante es el Na-
lo está asociado a determinados factores, como pueden ser el gé- cional Psychiatric Morbidity Survey de Gran Bretaña (106, 107).
nero y la pertenencia a las clases sociales más desfavorecidas. Su En la tabla 28-5 se recogen datos de prevalencia de patología psi-
interés está referido no sólo a las dimensiones de la población es- quiátrica en la población general de diversos países europeos a
tudiada y su distribución geográfica diversa, sino también a la uti- partir de la utilización de entrevistas clínicas estandarizadas.
lización de un diagnóstico estandarizado que se corresponde con
la clasificación nosográfíca utilizada por los clínicos americanos
en aquel momento, el DSM-III. En la tabla 28-4 se muestran los
datos de prevalencia-seis meses y prevalencia-vida obtenidos.
Aspectos metodológicos básicos
Una década después, el National Institute of Mental Health ı
puso en marcha otro gran proyecto de investigación epidemioló- ı
gica: el National Comorbidity Survey (NCS) (79). En este nuevo definición de caso
gran estudio se seleccionó una amplia muestra nacional, centrán- ı
dose especialmente en los factores de riesgo, las repercusiones so- Ya hemos señalado con anterioridad cómo uno de los princi-
pales problemas metodológicos que ha tenido que resolver la epi-
demiología en psiquiatría es, precisamente, la definición de caso,
en especial en los estudios comunitarios. Es evidente que como
/tabla28-4/ elemento clave de toda investigación hay que contar con una defi-
Prevalencia-6 meses y prevalencia-vida nición clara, precisa, comunicable y común. Expondremos aquí
en tres comunidades americanas las dificultades que se presentan en el campo de la salud mental
para establecerla, y las soluciones que se han propuesto.
Prevalencia- 6 meses Prevalencia-vida Una definición de caso va a permitir al investigador identificar
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Área Total Sin fobias Total Sin fobias la presencia o ausencia de un determinado trastorno en la pobla-
ción, y diferenciar unos de otros; en otros términos, distinguir A de
New Haven 18,4 15,2 28,8 24,9 no A, B de no B y A de B, y, por otra parte, posibilitar la compara-
Baltimore 23,4 14,0 38,0 23,9 ción de sus resultados con los obtenidos por otros investigadores.
St. Louis 16,8 13,8 31,0 26,2
Se trata, por tanto, de disponer de una definición operativa
Tomado de Programa ECA (76).
del trastorno apropiada para el estudio en cuestión, congruente
con el uso clínico general y cuyos términos de definición sean los

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/c28/ Epidemiología de los trastornos mentales
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/tabla28-5/
Estudios europeos utilizando entrevistas estandarizadas

Lugar Prevalencia (%) Autor Año Instrumento

Baviera 18,6 Dilling y Weyerer (96) 1984 CIS


Navarra 23,1 Muñoz y cols. (97) 1981 GHQ-PSE-CATEGO
Londres 12,2 Wing y cols. (112) 1978 PSE-CATEGO
Londres 10,9 Bebbington y cols. 1981 PSE-CATEGO
Edimburgo 13,9 Surtees y cols. 1983 PSE-CATEGO
Cantabria 14,7 Vázquez-Barquero y cols. (85) 1987 GHQ-PSE-CATEGO
Navarra 17,8 Muñoz y cols. (84) 1979 GHQ-PSE-CATEGO
Atenas 16,0 Mavreas y cols. (87) 1986 GHQ-PSE-CATEGO
Holanda 7,3 Hodiamon y cols. (88) 1987 GHQ-PSE-CATEGO
Formentera 21,4 Roca y cols. (100) 1999 GHQ-SCAN
Irlanda del Norte 7,5 McConnell y cols. (101) 2002 GHQ-SCAN
Holanda 23,2 Bijil y cols. 1998 CIDI
Reino Unido 16,0 Jenkins y cols. (107) 1997 CIS-R

suficientemente precisos para que el investigador sepa con clari- cialmente relevante en el caso de la psiquiatría, sobre todo cuan-
dad qué rasgos o características deben de estar presentes (o au- do se trata de los trastornos que se engloban comúnmente dentro
sentes) para su identificación. Su función no sería la de suplantar del grupo de las neurosis (118) y que va a exigir, en último termi-
los criterios diagnósticos habituales, sino la de mejorar el nivel de no, la utilización de un límite artificial o umbral de gravedad que
fiabilidad entre investigadores y, sobre todo, resolver las dudas discrimine los casos de los no casos, lo que plantea, dada su arbitra-
que puedan presentarse entre casos limítrofes. Subrayemos, tal riedad, importantes problemas metodológicos (119).
como hace Hare (108), que una cuestión es el diagnóstico clínico Pero la medida de la gravedad de un trastorno resulta en psi-
realizado por un médico como modo de llegar a un pronóstico y quiatría compleja y generalmente poco fiable. Es bastante frecuen-
a una indicación terapéutica, y otra el diagnóstico epidemiológi- te utilizar con este propósito mediciones compuestas a partir de
co, donde realmente lo importante es la fiabilidad a efectos de diversos aspectos de la enfermedad, pero tiene el inconveniente de
comparación. que si no se abarca la totalidad de los fenómenos presentes, pue-
Muchas de las importantes variaciones que se dan en las cifras den darse confusiones importantes (111). Por otra parte, no siem-
de prevalencia de trastornos psiquiátricos que se han obtenido pre existe una relación directa entre número de síntomas y grave-
en población general o en la atendida por médicos generales son dad de la enfermedad, y el peso, que representa cada uno de los
atribuibles, principalmente, al uso de diferentes criterios respec- síntomas en el nivel de gravedad suele ser muy diferente.
to a la definición e identificación de casos por parte de los dife- Además, la utilización como umbral discriminante el grado
rentes investigadores (14, 43, 60, 109, 110). de disminución funcional asociado a la enfermedad, que en otro
Sin embargo, esta necesidad de contar con una definición de tipo de patología puede resultar altamente satisfactorio, en psi-
caso con las características que hemos señalado, su elaboración y quiatría puede originar problemas, tanto conceptuales como ope-
aplicación a una determinada población están llenas de dificulta- rativos, al tener que hacer referencia a criterios del funcionamien-
des. Sin duda, constituye uno de los principales problemas meto- to social del sujeto. Como muchos autores (67, 112, 120), subra-
dológicos en la aplicación del método epidemiológico a la psiquia- yan, hay que tener en cuenta que el grado de disfunción social no
tría (111-116), tanto, que la historia de la epidemiología psiquiá- sólo está relacionado con la incapacidad derivada de la enferme-
trica podría ser interpretada, en cierta manera, como la historia dad, sino también con el rol social o laboral desempeñado y con
de la búsqueda de soluciones para resolver este problema (29). el nivel de exigencias derivadas del modelo de comunidad donde
En primer lugar, nos encontramos con la dificultad de que el sujeto viva. No es igual el grado de afectación del funciona-
cuando se trata de enfermedades crónicas y endémicas, como es miento social por un deterioro esquizofrénico, por ejemplo, en
el caso de los trastornos psiquiátricos, la separación entre sanos y un ordenanza que en un profesor universitario. Ni tampoco es
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enfermos no suele ser clara y tajante. Tampoco la que se da entre igual el nivel de exigencias y de factores estresantes y, por tanto,
un tipo de patología y otro. Tal como destacan Barker y Rose las posibilidades de adaptación a la vida cotidiana, en el medio ru-
(117) en su discusión sobre el concepto de caso dentro de la epi- ral que en la gran ciudad.
demiología médica, la mayoría de los trastornos adoptan en la No obstante, como indican Cooper y Morgan (111), para la de-
población general una distribución continua. La cuestión cisión del umbral inferior de la morbilidad puede resultar
—apuntan dichos autores— no sería, entonces, tanto ¿quiénes tie- inevitable en muchos casos introducir algún criterio basado en la dis-
nen esto? como ¿cuánto tienen de esto?, cuestión que se hace espe- minución funcional y, por tanto, en la alteración del funcionamien-

/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Epidemiología | 467 |


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P. E. Muñoz Rodríguez
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to social. No olvidemos que es precisamente el deterioro secundario en la comunidad que no han demandado ningún tipo de
del funcionamiento social el que hace a menudo que los sujetos que asistencia. Desde un punto de vista clínico hay estudios
padecen síntomas psiquiátricos soliciten ayuda médica (121, 122). que muestran las siguientes diferencias:
Sin embargo, muchos autores tienden a reducir exclusiva- a) La menor intensidad de los trastornos en la pobla-
mente la definición de caso a los síntomas presentes. Así, Ingham ción general que en pacientes tratados ambulatoria-
y Miller (119) sugieren que la forma mas adecuada y precisa de mente (17, 133-135).
responder a la pregunta de cuál es en la población general la inci- b) La mayor parte de los pacientes se han puesto en tra-
dencia o prevalencia de un trastorno X sería comparar la grave- tamiento en fases avanzadas de la enfermedad (136).
dad de los síntomas encontrados en sujetos de esa población ge- c) La corta duración de los trastornos en la población
neral con la de pacientes en tratamiento psiquiátrico, tanto am- que no está en tratamiento, lo que hace pensar en
bulatorio como hospitalario, sin tener en cuenta las repercusiones síntomas asociados, en muchos casos, a situaciones
sociales de aquéllos. Otra dificultad con que nos encontramos de crisis (53, 91, 137).
para la identificación de casos psiquiátricos en la población deri- d) La falta de especificidad de los síntomas presentes en
va del hecho de que en psiquiatría, en el estado actual de nues- la mayoría de los individuos que no están en trata-
tros conocimientos, no es posible contar con signos objetivos de miento (122).
la enfermedad que sean cuantificables y, por otro lado, existen
pocas pruebas diagnósticas con un grado de validez suficiente. Todas estas diferencias hacen, que muchos autores (114, 130,
Resulta entonces, como desta Birtchnell (123), que al no ha- 131) se pregunten acerca de la validez de aplicar los criterios de-
ber una expresión física de la enfermedad mental que sea obser- rivados de la experiencia clínica de los psiquiatras al estudio de la
vable o medible, el diagnóstico de su presencia o ausencia queda morbilidad en población general o, incluso, en la población aten-
necesariamente reducido a la opinión o juicio de un experto, el dida por los médicos generales (138).
psiquiatra. Por tanto, los criterios que se van a utilizar en la defi- Dohrenwend y cols. (131), utilizando en una muestra de po-
nición de caso en epidemiología psiquiátrica han de derivarse in- blación general un modelo de entrevista clínica estructurada, la
evitablemente de la experiencia clínica y de los cuadros descritos Psychiatric Status Schedule (PSS) de Spitzer (139), encontraron
a partir de ésta, bien sea como último criterio para la validación que dicha entrevista, elaborada a partir de pacientes hospitaliza-
de instrumentos para su identificación (cuestionarios o tests de dos, perdía la alta fiabilidad que tenía con dichos pacientes o con
detección) (124) o bien como modo de confirmación o elimina- los ambulatorios cuando se utilizaba en población general. Una
ción de los casos identificados como probables positivos en una de las razones que apuntan los autores para explicar este fallo es
primera fase de detección (118, 125, 126). que dicha entrevista, al igual que muchas otras, estaría excesiva-
A estas dos dificultades habría que sumar una tercera, deri- mente focalizada hacia los extremos de la sintomatología psiquiá-
vada de la posible influencia de factores socioculturales sobre el trica, extremos que realmente son muy poco frecuentes en la
propio reconocimiento de los síntomas psiquiátricos (127, 128), población general. A partir de ello, cuestionan la validez de una
o incluso sobre su ocultación, lo que lleva lógicamente a proble- definición de caso que utilice criterios establecidos a partir de pa-
mas de interfiabilidad en el diagnóstico de caso entre poblacio- cientes de servicios psiquiátricos para luego ser aplicada en estu-
nes de diferentes culturas o subculturas (129). dios de población general o incluso en atención primaria. De
Esta necesidad de tener que basar la identificación de los casos alguna manera, sería como si para estudiar la prevalencia de la
de enfermedad en un juicio clínico, bien sea directa o indirecta- diabetes en la población general, los casos de diabetes fuesen defi-
mente, va suponer dentro de la epidemiología psiquiátrica im- nidos por la presencia de retinopatía diabética.
portantes problemas (114, 130, 131). Problemas que podrían es- Para superar este obstáculo, algunos autores (89) proponen
quematizarse en la siguiente forma: utilizar criterios derivados de los datos clínicos obtenidos en indi-
viduos con patología psiquiátrica identificados en atención pri-
1. Las diferencias existentes entre el proceso de investiga- maria. Éste sería el planteamiento de la entrevista semiestructura-
ción epidemiológica y el trabajo clínico. Aun cuando am- da elaborada por la General Practice Research Unit del Instituto
bos quehaceres tengan muchos aspectos en común, exis- de Psiquiatría de Londres: la Clinical Interview Schedule (89, 90).
ten importantes diferencias que se expresan no sólo en la Sus contenidos fueron establecidos por sus autores adaptándolos
diversidad de intereses del epidemiólogo y del clínico, al tipo de patología que se encuentra habitualmente en la comu-
sino también en la afectación del proceso de toma de de- nidad.
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cisión de cuando un sujeto es un caso, y en la cuantía de No obstante, hay otros autores, en especial la escuela de Wing
información de que ambos pueden disponer (132). (Social Psychiatry Unit del Instituto de Psiquiatría de Londres), que
2. Las dificultades implícitas en el diagnóstico clínico psi- siguen manteniendo, de acuerdo con los criterios establecidos por
quiátrico, especialmente en cuanto definición, validez y Ingham y Miller (119), que la forma más adecuada de definir un
fiabilidad. caso psiquiátrico es la de utilizar criterios derivados de los pacientes
3. Las diferencias que se dan entre los casos que llegan al en tratamiento psiquiátrico, que son los que se siguen en entrevis-
psiquiatra para su tratamiento y los que se encuentran tas estandarizadas como el PSE-9, la DIS, la CIDI y la SCAN.

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Por otra parte, hay que señalar, además, que las mismas cla- Pero cualquiera que sea la definición de caso que se utilice,
sificaciones diagnósticas pueden resultar de dudosa utilidad ha de cumplir necesariamente las condiciones que señalábamos al
cuando se trata de estudiar la patología menor que se encuentra principio del capítulo: ha de ser clara, precisa, comunicable y co-
en la población general (140), sobre todo cuando, en determina- mún, y ha de posibilitar un nivel suficiente de fiabilidad. Para
dos casos, se trata de buscar síntomas psicológicos que hacen re- ello debe reunir los siguientes requisitos (29, 113, 114):
ferencia a reacciones ante el estrés, como alteración inespecífica del
bienestar psicológico (141-143). Es el caso de la investigaciones 1. No puede en ningún caso estar fundamentada en la psi-
de Tarnopolsky y cols. (144, 145) sobre los efectos del ruido de los copatología subyacente.
aviones sobre la población en determinadas zonas de Londres. 2. Los síntomas sobre los que se base deben de estar defini-
Sólo una pequeña parte de los afectados que presentaban sínto- dos clara y explícitamente.
mas psicológicos podrían encuadrarse dentro de un diagnóstico 3. Su definición debe ser congruente con el uso clínico ge-
clínico. Estos hechos llevan a algunos autores (114) a plantearse la neral.
necesidad de desarrollar nuevos esquemas de clasificación que re- 4. Por debajo de la definición debe existir una técnica ade-
sulten más apropiados para este tipo de casos. cuada de evaluación y registro de los síntomas.
Todas estas dificultades que hemos ido señalando son, en úl- 5. Los síntomas registrados deben poder utilizarse para la
timo termino, la expresión de los problemas derivados de la au- elaboración de un diagnóstico conforme al aceptado en la
sencia de un concepto de salud/enfermedad mental que implique práctica clínica.
una definición operativa y universalmente aceptada. 6. Las reglas para la clasificación de los síntomas deben ser
Pero también, tal como expone Copeland (115), habría que precisas y claramente explícitas.
plantearse si la pregunta qué es un caso es adecuada. Dicho autor
señala que hacerse esta pregunta supone estar partiendo de un Dichos requisitos implican lógicamente un consenso clínico
criterio erróneo de lo que es un caso, al concebirlo como una en- respecto a las definiciones, tanto de los síntomas como de las en-
tidad estable, al igual que las enfermedades como entidades en sí tidades nosológicas, consenso que, favorecido en gran parte des-
mismas, cuando en definitiva no son sino el resultado de una de la necesidad de unas técnicas de identificación de casos para la
interacción entre agente, huésped y medio, de la que dependerían investigación epidemiológica (147), se ha ido consiguiendo gra-
sus manifestaciones. Este error se hace particularmente impor- cias a los esfuerzos de la OMS desde hace años en este sentido,
tante cuando se trata de trastornos que, como los psiquiátricos, así como a la cooperación internacional (148, 149).
son especialmente dependientes en su expresión —síntomas— Hoy día contamos con técnicas estandarizadas de definición
del huésped y del ambiente (146). de caso que pueden considerarse plenamente fiables. Sin embar-
La división de los sujetos, por tanto, entre caso y no caso se- go, a nuestro modo de ver, el problema no está totalmente resuel-
ría, en definitiva, una clasificación artificial, creada por el hombre to. El dilema que se planteaba entre el concepto de caso defendi-
como instrumento del conocimiento científico y que sería única- do por Ingham y Miller (119) y por toda la escuela de Wing (112)
mente útil si sirve para el propósito concreto de la investigación y el concepto de otros autores como Goldberg (138) y Williams
para la que se construyó. Así, no sería igual elaborar una defi- (114) sigue presente. La definición de caso actual y generalmente
nición de caso para un estudio de los efectos, por ejemplo, del utilizada, basada en el carácter categórico de las clasificaciones de
desempleo sobre la salud mental de los afectados, que para cal- enfermedad, en especial el DSM-IV, plantea los mismos proble-
cular las necesidades de asistencia psiquiátrica que se dan en una mas de fiabilidad que señalaba Dohrenwend (131) a propósito
comunidad determinada. de la Psychiatric Status Schedule, cuando se utilizaba en la comu-
Por esta razón, Copeland subraya que más que plantearse nidad. Posiblemente, el modelo de Índice de Definición de Caso
cómo debe ser definido un caso, y si debe incluirse en la defini- desarrollado por Wing para el sistema PSE-CATEGO (82, 112,
ción la gravedad o la incapacidad funcional secundaria a la enfer- 150), basado sobre un continuum de probabilidad según los sín-
medad, el investigador debería primero dar respuesta a otra pre- tomas, responda más adecuadamente a la realidad de la morbili-
gunta: ¿qué definición de caso puede satisfacer mejor los objetivos dad en la comunidad. En último término, se puede decir que las
de la investigación? En último término, que la cuestión de qué es conclusiones a las que llegaba Copeland (115) a propósito de
un caso debería sustituirse por la de ¿un caso para qué?, que sería qué es un caso siguen siendo válidas.
mucho más real y operativa y, ciertamente, vendría a resolver mu- ı
chos de los problemas planteados. ı
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

El concepto de caso, podríamos concluir, es hasta cierto pun- diagnóstico psiquiátrico


to relativo y, por tanto, puede ser formulado de formas muy di- ı
ferentes sean los objetivos del investigador, no existiendo una Al revisar las dificultades metodológicas inherentes a la defi-
única definición que pueda satisfacer a todos ellos. Lo que no nición de caso ya señalábamos los problemas existentes en cuan-
quiere decir que no haya que tender hacia una estandarización to a validez y fiabilidad del diagnóstico psiquiátrico, problemas
de los métodos de identificación de caso y hacia la búsqueda de que van a repercutir de manera importante sobre las posibilidades
unos criterios que sean comúnmente aceptados. de conocimiento de la distribución de la morbilidad psiquiátrica,

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P. E. Muñoz Rodríguez
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en especial en cuanto hace referencia a la población no institucio- propia clasificación diagnóstica para poder dar una asignación
nalizada (60). que sea fiable.
Es perfectamente conocido cómo la fiabilidad que se obtiene Dado que para realizar su diagnóstico, el psiquiatra investiga-
entre psiquiatras clínicos en su formulación diagnóstica es muy dor sólo puede utilizar la información que percibe dentro de la si-
escasa (151, 152). Diversos estudios han demostrado que el tuación de entrevista, las variaciones que puedan darse en la per-
acuerdo entre psiquiatras que entrevistaban y diagnosticaban a un cepción de la conducta y el lenguaje del paciente son, lógicamen-
mismo paciente no era superior al 30-40 % de los casos en condi- te, una importante fuente de desacuerdo. En el estudio clásico de
ciones normales de trabajo, y si eran psiquiatras experimentados Kreitman (153) sobre la interfiabilidad del diagnóstico psiquiátri-
y compartían algunas orientaciones previas para mejorar sus re- co se pudo comprobar cómo el grado de acuerdo en el registro
sultados, raramente superaba el 60 % (153). Además, esta limita- de síntomas dentro de una escala de 24 ítems era, como media,
da fiabilidad era aun menor al existir diferencias importantes en la únicamente del 46 %. O lo que es lo mismo, que cuando un psi-
utilización de términos diagnósticos entre unos países y otros, e quiatra de los participantes en la experiencia señalaba como pre-
incluso entre diferentes centros de un mismo país (63, 154-158). sente un síntoma, la probabilidad de que otro psiquiatra también
Todas estas deficiencias observadas en la fiabilidad del diag- lo registrase como presente no llegaba al 50 %. La sensibilidad ha-
nóstico entre psiquiatras, al tener éste que estar basado ineludi- cia los diferentes tipos de síntomas puede ser, por tanto, muy
blemente en una entrevista y un juicio clínico, son lógicamente distinta según los entrevistadores, y en ello intervienen factores
consecuencia de diferencias y variaciones en alguno o algunos de muy diversos . Leff (65), en su análisis del problema, concluye
los elementos que comprende dicho proceso de entrevista y que la percepción de los fenómenos psicopatológicos se ve afecta-
de toma de decisión. Shepherd y cols. (64) distinguían cuatro ele- da en el entrevistador por los siguientes elementos:
mentos principales dentro de este proceso:
1. El diagnóstico preestablecido, generalmente realizado
1. La técnica o estilo de entrevistar del psiquiatra. dentro de los primeros minutos (152, 159).
2. La percepción por parte del psiquiatra del lenguaje y la 2. La influencia de sus expectativas diagnósticas, derivadas
conducta del paciente. de su experiencia previa y del tipo de ámbito clínico don-
3. Las inferencias y decisiones que realiza el psiquiatra sobre de habitualmente lleva a cabo su trabajo (160).
la base de lo que ha percibido. 3. Los conocimientos teóricos y el tipo y grado de entrena-
4. La asignación del paciente por el psiquiatra a una etique- miento recibido (63, 65).
ta diagnóstica determinada y particular.
El estudio de Kendell y cols. (63), en el que se utilizaron gra-
Dichos cuatro elementos, ciertamente, no constituyen com- baciones en vídeo de pacientes de ambos países y una amplia
partimientos estancos, sobre todo el segundo y el tercero, que se muestra de psiquiatras (200 británicos y 120 americanos con una
confunden en la práctica. Pero aunque todos ellos se influyan experiencia clínica de 12 a 15 años), vino a confirmar el fenóme-
mutuamente, resulta útil su distinción para conocer mejor los no planteado por Sandifer y cols. (159). La razón de esta diferen-
factores que condicionan las variaciones diagnísticas que se ob- cia estaría, según apunta Leff (65), en la desigualdad en la forma-
servan entre psiquiatras. ción recibida: la mayor parte de los psiquiatras americanos habían
En un estudio experimental, ya clásico, promovido por la seguido un entrenamiento formal en psicoterapia. Dicho entre-
OMS dentro de su anterior plan de investigación en Epidemiolo- namiento aumentaría la sensibilidad para la percepción de pato-
gía Psiquiátrica y Psiquiatría Social (148), sus autores (64) llega- logía, rebajando, por tanto, el umbral de detección.
ban a la conclusión de que las fuentes de desacuerdo diagnóstico Por otra parte, Leff (161), analizando los ejercicios de inter-
entre los psiquiatras participantes en la experiencia, podrían resu- fiabilidad con el Present State Examination (PSE) de Wing reali-
mirse de la siguiente forma: zados a propósito del Estudio Internacional sobre la Esquizofre-
nia (21), demuestra diferencias significativas en la percepción por
1. Variaciones en el nivel de observación y percepción por el parte de los psiquiatras de países desarrollados y en vías de de-
clínico. sarrollo, en las respuestas del paciente sobre su estado emocio-
2. Variaciones en las inferencias hechas a partir de cada ob- nal. Dichas diferencias estarían determinadas, según dicho autor,
servación. por las distintas expectativas hacia ellas, de ambos grupos de psi-
3. Variaciones en los esquemas nosológicos utilizados por quiatras, expectativas condicionadas por una diferente experien-
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cada clínico. cia en relación con la expresión de los afectos por parte del pa-
ciente en ambas culturas (162).
Cada uno de estos tipos de variaciones tiene un peso diferen- Asimismo, no se puede olvidar que la conducta y las actitudes
te y variable en el origen de la falta de interfiabilidad, según sea el del entrevistador (151), o incluso sus propias características per-
ámbito de comparación. Los dos primeros resultan en la práctica sonales (163), pueden influir sobre las respuestas y la conducta
generalmente inseparables, y en el tercero se incluyen, tal como del entrevistado y ser, por tanto, origen de desacuerdo entre psi-
veremos más adelante, las limitaciones que, a veces, implica la quiatras (164). En este sentido, es importante señalar cómo este

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factor puede desempeñar un papel considerable en las investiga- pero la existencia de dos sistemas de clasificación, que difieren
ciones en población general (127), introduciendo sesgos en la hasta en un 32 % de los casos clasificados, sigue creando proble-
cuantificación y forma de distribución de la morbilidad. Es el mas (170).
caso, por ejemplo, del sexo del entrevistador en relación con el Pero a pesar de todos estos progresos, las necesidades de fia-
entrevistado, que algunos autores han descrito como posible ar- bilidad que se plantean en el diagnóstico epidemiológico (29,
tefacto que hay que tener en cuenta en los estudios de diferencias 108, 113) exigen la utilización de metodologías específicas (67,
sexuales de la morbilidad (165, 166). El entrevistador varón ten- 112, 120) que permitan reducir al máximo la influencia negativa
dría mayor sensibilidad para encontrar síntomas en la mujer en- de todos aquellos factores de posible desacuerdo, que de alguna
trevistada que el entrevistador mujer. forma intervienen en el proceso diagnóstico. Estas metodologías
Todas estas variaciones y desacuerdos observados entre psi- no pueden ser extensibles al trabajo clínico habitual y suponen la
quiatras, que hacen referencia a la forma de entrevistar y a la per- aplicación de instrumentos estandarizados para la recogida y
cepción, interpretación y evaluación de los síntomas expresados evaluación de síntomas, así como de técnicas también estanda-
por el paciente, constituyen, pues, una importante fuente de dis- rizadas para la formulación diagnóstica través de programas in-
crepancias diagnósticas. Sin embargo, no podemos olvidar que formáticos.
la etapa final del proceso diagnóstico —la asignación de una eti- En este sentido, y en especial durante esta última década, se
queta diagnóstica al paciente— es también particularmente vul- han desarrollado numerosos instrumentos y técnicas, tanto para
nerable, planteando considerables problemas de comunicación la investigación clínica como para la epidemiológica. Su utiliza-
entre profesionales y científicos. El estudio de Ward y cols. (164), ción, ampliamente generalizada, permite en el momento actual
uno de los pocos que existen en la literatura que analiza las cau- alcanzar un nivel suficiente de fiabilidad en el diagnóstico psi-
sas de desacuerdo diagnóstico entre psiquiatras en relación con quiátrico, y han dado lugar a los estudios epidemiológicos que los
el sistema de clasificación utilizado, demuestra claramente el pa- Dohrenwends denominan de la tercera generación (40).
pel y el peso de las deficiencias de la clasificación en la falta de ı
fiabilidad diagnóstica. ı
Sin embargo, en los últimos años se han desarrollado esfuer- instrumentos
zos considerables para conseguir una clasificación que sea inter- ı
nacionalmente aplicable y aceptada, y posibilite un nivel satisfac- En las últimas décadas se han desarrollado gran cantidad de
torio de fiabilidad, así como una metodología de diagnóstico es- instrumentos de medida (cuestionarios, escalas, entrevistas es-
tandarizado que permita alcanzar este objetivo. Ciertamente, tructuradas), no sólo para la investigación epidemiológica pro-
estas metas no resuelven otro de los problemas latentes y también piamente dicha, sino también para la investigación clínica. Son
importantes del diagnóstico psiquiátrico, el de su propia validez, instrumentos que hacen referencia, por una parte, al estado clí-
pero tal como Spitzer y Fleiss (167) han destacado: «no hay ga- nico, buscando la identificación de posibles casos o una estan-
rantía de que un sistema fiable sea válido, pero con seguridad uno darización del proceso diagnóstico que pueda neutralizar los fac-
uno que no sea fiable no debe ser válido». tores de inviabilidad diagnóstica, y por otra, a la medida de
Fruto de este esfuerzo ha sido el logro del capítulo 5(F) de la factores asociados a la morbilidad, como el grado de discapaci-
10.a revisión de la CIE, que introduce considerables cambios fren- dad, el funcionamiento social, la carga familiar atribuida a la en-
te a las anteriores clasificaciones psiquiátricas de la OMS (168). El fermedad, la calidad de vida y muchos otros. Se han publicado
número de categorías ha pasado de las 30 en la CIE-9 a 100, y bastantes revisiones que recogen y describen la mayoría de los
cuenta para el uso clínico con unas directrices para el diagnósti- instrumentos. En español contamos con el volumen de Bulbe-
co menos estrictas que los criterios del DSM-III, e incluso con na, Berrios y Fernández de Larrinoa (171), que recoge práctica-
un sistema de criterios operativos para su utilización en el campo mente todos los instrumentos que han sido adaptados y valida-
de la investigación. dos en población española hasta la fecha. Aquí nos referiremos
Por otra parte, la experiencia obtenida con los criterios de únicamente a los más relevantes y a algunos aspectos de utilidad
Feighner y con los RDC de Spitzer sirvió para el diseño y la elabo- para su valoración.
ración de la 3.a edición de la Clasificación de la American Psychia- El desarrollo de instrumentos o métodos de medida en el ám-
tric Association (DSM-III), publicada en 1980. Esta edición tuvo bito de la epidemiología psiquiátrica ha tenido dos objetivos cla-
un considerable impacto y se difundió ampliamente fuera de Es- ramente diferenciados: por una parte, la búsqueda de técnicas que
tados Unidos y se tradujo a numerosos idiomas (169). permitieran la identificación de casos en la población con la sufi-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

El DSM-III y su revisión posterior, el DSM-III-R, se acoplan ciente validez y fiabilidad y con el menor coste posible, y por otra,
con la CIE-9 al utilizar la misma numeración y, además de la uti- la obtención de instrumentos orientados a lograr un diagnóstico
lización de criterios operativos para la mayoría de las categorías fiable. Recordemos cómo el diagnóstico epidemiológico, dado
diagnósticas, presentan la novedad de usar un sistema multia- que el fundamento del método epidemiológico no es otro que la
xial para la evaluación de cada caso, recogiendo diferentes tipos comparación entre subgrupos, necesita un alto grado de fiabili-
de información en cada uno de sus cinco ejes. La revisión actual, dad y la utilización, lógicamente, de un lenguaje común que la
el DSM-IV-TR, al igual que la anterior, se acopla a la CIE-10, posibilite.

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P. E. Muñoz Rodríguez
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métodos de identificación de casos nes que se realizaron en América del Norte a partir de 1950, y
ı que representan un hito en la historia de la epidemiología psi-
Al tratar de los problemas metodológicos que plantea la defi- quiátrica: el Midtown Manhattan Study (70, 180) en Nueva York
nición de caso en epidemiología psiquiátrica veíamos cómo los y el Stirling County Study en Nueva Escocia (Canadá) (48).
criterios para la toma de decisión de quién es un caso han de deri- Sin embargo, Dohrenwend y cols. (130) demostraron que
varse inevitablemente de la experiencia clínica. Por esta razón, el cuando los psiquiatras valoran unos síntomas en un protocolo
método ideal para la identificación de los que son casos psiquiátri- de entrevista tienden a diagnosticar más casos psiquiátricos que
cos en una determinada población sería la entrevista clínica de cuando realizan ellos directamente la entrevista, y concluyen que
todos sus miembros. Sin embargo, solamente en algunas investi- los resultados de ambos tipos de estudio no son comparables. Lo
gaciones realizadas en comunidades rurales muy pequeñas se ha cual es lógico, ya que en este caso tienen la oportunidad de valo-
podido utilizar este procedimiento. Es el caso, por ejemplo, de los rar sobre el propio sujeto si realmente el síntoma está presente, y
estudios de Bremer (45) y Bjarnar (47) en Berlevag (Noruega), o en el primero es la propia interpretación del entrevistado la que
los de Essen-Möller (46) y Hagnell (52) en Lundby (Suecia), o los define su presencia, interpretación que puede verse sometida a
de Guntern (172) en una pequeña aldea de los Alpes suizos. La múltiples sesgos. Hay sujetos que tienden a subestimar y no ex-
necesidad de utilizar grandes muestras, las limitaciones en el presar sus síntomas psicoemocionales y otros, por el contrario, a
tiempo que impone el diseño de la investigación y el alto coste en maximizarlos e incluso a quejarse sin que haya verdaderamente
recursos humanos exigido los hacen en la práctica muy poco via- síntomas. Señalemos que ambos tipos de conducta tienden, ade-
bles. Una estrategia para paliar este problema es la utilización de más, a asociarse con factores sociodemográficos y culturales (39,
un diseño de doble fase (173, 174): una primera de screening o cri- 181, 182), lo que sesgaría la comparación entre subgrupos de po-
bado, que serviría para la identificación de los probables casos a blación.
través de un instrumento relativamente simple, y una segunda A partir de la Segunda Guerra Mundial, por necesidades del
constituida por un examen clínico que permitiría confirmar o ejército americano, comienzan a utilizarse los primeros tests de
rechazar esa posibilidad. cribado psiquiátrico (59) y se desarrolla un nuevo planteamiento
Uno de los métodos de detección de posibles casos psiquiátri- metodológico para la investigación epidemiológica en población
cos muy utilizado en las primeras épocas de la epidemiología psi- general: el empleo de técnicas estandarizadas para la detección
quiátrica fue el de recabar información de informantes clave, de posibles casos psiquiátricos, que posibilitan alcanzar una vali-
como médicos generales, maestros de escuela, clérigos, policías, dez y fiabilidad suficientes. Dicho planteamiento supuso, sin
etc., en relación con las personas de su comunidad que podrían duda, un importante avance para el conocimiento de la morbili-
padecer, a su juicio, una enfermedad mental. Posteriormente, los dad psiquiátrica, no sólo por posibilitar el estudio de amplias
sujetos detectados eran entrevistados por psiquiatras (p. ej., en los muestras de población, sino especialmente por el incremento que
estudios de Brugger [175, 176] en Alemania; Strömgren [55] y supuso en la validez y fiabilidad de los resultados.
Böök [177] en los países nórdicos, y Lin [42] en Formosa) o por Desde entonces se han desarrollado numerosos instrumentos
asistentes de investigación (p. ej., en los estudios de Rosanoff con esta finalidad, o se han aplicado a ella otros que habían sido
[178] en el Condado de Nassau, en Nueva York, y Roth y Luton diseñados inicialmente con otros objetivos. Desde el punto de vis-
[179] en Tennessee). ta de su estructura y forma de administración se pueden agrupar
Generalmente, las tasas de morbilidad que se obtienen por en dos tipos: las escalas de evaluación o inventarios de síntomas,
este método de identificación de posibles casos psiquiátricos, tal que son puntuados por el propio entrevistador, y los cuestionarios
como veíamos, resultan muy inferiores a las encontradas a través autoadministrados.
de un contacto directo con la población que se investiga. No obs- El primer tipo agrupa instrumentos construidos para registrar
tante, para las psicosis dicho método puede tener una fiabilidad a través de una entrevista altamente estructurada la presencia o no
más o menos satisfactoria y proporcionar unos resultados cerca- de una serie de síntomas, que constituyen los diferentes ítems.
nos a la realidad. Pero donde éstos no son en absoluto compara- En el segundo caso es el entrevistado, sin intervención del entre-
bles con los obtenidos en estudios llevados a cabo con contacto vistador, quien responde a una serie de preguntas en relación
directo, es en los trastornos neuróticos. Las prevalencias obteni- con posibles síntomas presentes. En ambos casos se establece un
das se alejan de forma llamativa de las, posiblemente, reales. punto de corte en las puntuaciones por encima del cual los suje-
Frente a la detección indirecta a través de informantes o figu- tos serían considerados como casos psiquiátricos probables.
ras clave surge, posteriormente, una técnica intermedia entre la Ambos grupos de instrumentos podrían clasificarse a su
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

identificación directa de los casos por el psiquiatra y la utiliza- vez,según el modelo conceptual sobre el que está fundamentado
ción de instrumentos de detección estandarizados propiamente su diseño. Así, Goldberg (118) distingue dos modelos perfecta-
dichos. Los sujetos son entrevistados, previo entrenamiento, por mente definidos: uno que hace referencia a la medida del grado
encuestadores legos mediante un protocolo muy estructurado, y de intensidad de la patología presente, y otro referido exclusiva-
luego uno o más psiquiatras valoran los resultados y dictaminan mente a la probabilidad de ser un caso psiquiátrico.
quién debe ser considerado o no como caso psiquiátrico. Esta téc- El primer modelo o de gravedad implica que a mayor puntua-
nica se utilizó por primera vez en dos de las grandes investigacio- ción, mayor es la gravedad de la patología, y es el propio de las

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/c28/ Epidemiología de los trastornos mentales
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escalas de evaluación clínica. Dicho modelo, que puede ejemplifi-


carse con el Inventario de Beck para la Depresión (Beck Depres-

Probabilidad de ser un caso


sion Inventory) (183), la Escala Autoaplicada para la Medición de
la Depresión (Self-Rating Depression Scale) de Zung (184) o la
versión autoadministrada de la Escala de Síntomas (Symptom Ra-
ting Test) de Kellner, plantea, sin embargo, problemas en su apli-
cación como test de detección.
Un primer problema está en la dificultad que se presenta a la
hora de fijar un punto de corte para discriminar entre casos y no
casos. La mayoría de las veces esta decisión no tiene otra posibili-
dad que tomarse de forma arbitraria, aunque podría plantearse, tal A B
como proponen Ingham y Miller (119), comparando la gravedad Puntuaciones en el test
de los síntomas de la población objeto de la investigación con la
que se da en muestras de pacientes en tratamiento psiquiátrico. /figura28-1/
Otro problema que se une al anterior y de difícil solución es el Correlación entre puntuaciones y probabilidad de
dilema que se plantea entre número de síntomas y gravedad de los ser un caso en un test de detección basado en un
síntomas. Muchos inventarios de síntomas utilizados como instru- modelo probabilístico
mentos de detección sólo tienen en cuenta el número de síntomas
presentes y, como demuestran Dohrenwend y Crandell (185), este
criterio puede ser una importante fuente de sesgo. Debería tenerse
en cuenta la gravedad de los síntomas y una jerarquización de éstos. En cualquier caso, todos estos instrumentos necesitan, ade-
Muchos síntomas menores pueden ser expresión de un trastorno más del proceso de validación y análisis de su fiabilidad semejan-
menos grave o, incluso, pueden no llegar a constituir un caso psi- tes a los de otros instrumentos de medida, el correspondiente aná-
quiátrico propiamente dicho, y el caso difiere cuando se encuen- lisis de su capacidad predictiva. Hemos de subrayar que la validez
tran pocos síntomas, pero de mayor entidad. Sin embargo, la pun- y fiabilidad son condición necesaria pero no suficiente para ser
tuación podría ser más alta en el primer caso que en el segundo. utilizado en el campo de la detección de trastornos. Un test con-
La cuestión de fondo es que, en definitiva, lo que se intenta creto puede poseer una correlación muy alta con el estado clíni-
aplicar para la detección de casos es un modelo diseñado específi- co, así como una buena fiabilidad, y sin embargo, mostrar una efi-
camente para la medida de los cambios en el estado clínico de ciencia predictiva inferior: el espacio entre A y B de la figura 28-1
pacientes en tratamiento, y difícilmente puede hacerse compati- puede ser muy amplio y no por ello afectarse de manera impor-
ble con otro objetivo radicalmente diferente como es el de la de- tante su correlación con el criterio externo.
tección o cribado. Junto a estos dos grupos de instrumentos, escalas evaluadoras
El segundo modelo o de probabilidad es, sin duda, el más ade- y cuestionarios autoadministrados, hemos de considerar un ter-
cuado para un instrumento de identificación (114, 118, 186-188). cer grupo que comprendería entrevistas estructuradas más com-
Sus puntuaciones no hacen referencia a un grado de patología plejas, bien las construidas expresamente para su uso como iden-
sino únicamente al de la probabilidad de ser un caso. La relación tificadores de posibles casos psiquiátricos, como la Entrevista
entre las puntuaciones del test y dicha probabilidad es idealmen- para la Investigación Epidemiológica en Psiquiatría (Psychiatric
te la que se expresa en la figura 28-1. Las puntuaciones por deba- Epidemiology Research Interview, PERI) de Dohrenwend (189-
jo del punto A indican una baja probabilidad de ser un caso psi- 191), o bien versiones abreviadas de entrevistas clínicas estructu-
quiátrico, y las que se sitúan por encima del punto B indican una radas elaboradas para el diagnóstico, como la utilización con esta
alta probabilidad de serlo. Entre ambos puntos, A y B, existe una finalidad de 12 ítems de los 140 que comprende la 9.a edición del
zona en que se mezclan ambos grados de probabilidad, siendo PSE de Wing, como han propuesto algunos autores (192).
evidente que cuanto más reducido sea el espacio entre A y B, me- El número de escalas y cuestionarios autoadministrados para
jores rendimientos predictivos tendrá la prueba. la medida de la psicopatología es notablemente alto, y cada vez se
Por tanto, y a diferencia del modelo anterior, las puntuacio- incrementa más, tanto para la morbilidad global como para la
nes han de ser analizadas desde el supuesto de que se trata de una específica. En la revisión evaluativa de Van Riezen y Segal (193)
variable dicotómica y no pueden ser nunca utilizadas para una de las escalas existentes para su uso en psicofarmacología clínica,
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medida del grado de la patología, como en el caso anterior. Una dichos autores contabilizaron alrededor de 120, sin incluir las re-
puntuación, por ejemplo, de 30 en un cuestionario diseñado se- cogidas para su empleo en población infantil y anciana. Del total,
gún este modelo, como el GHQ de Goldberg, no significa que el más del 50 % tiene la forma de cuestionario autoadministrado, y
sujeto esté más enfermo que otro que ha puntuado 15, sino sim- un 85 %, está orientado a medir síntomas o cuadros específicos,
plemente que su probabilidad de ser un caso es más elevada: 0,95 del que un 35 % está dedicado a las depresiones.
frente a 0,83 en las validaciones primeras de Goldberg (118), para Algunos de estos instrumentos se utilizan habitualmente para
una prevalencia del trastorno del 42,6 % en la muestra utilizada. la identificación de casos y han sido validados desde el punto de

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P. E. Muñoz Rodríguez
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vista predictivo, especialmente en el campo de las depresiones. bien clasificados o la menor de mal clasificados (188). Asimismo,
Sin embargo, el número de instrumentos diseñados exclusiva- hemos de llamar la atención sobre las limitaciones que tiene la
mente para la identificación de posibles casos psiquiátricos o de utilización de la media como parámetro para la comparación en-
un determinado tipo de patología es relativamente pequeño: ape- tre subgrupos, cuando se trata de tests de cribado construidos
nas llegan a la docena. Una de las razones está, sin duda, en la sobre un modelo de probabilidad y no sobre un gradiente de gra-
necesidad —especialmente en estudios epidemiológicos comuni- vedad clínica (como es el caso del GHQ). Una media significati-
tarios— de utilizar instrumentos cuyo uso ya esté generalizado, vamente más elevada no se puede interpretar como un indicador
para posibilitar una mayor comparabilidad de los resultados. Esta de mayor morbilidad en el grupo.
es la razón de la amplia utilización de la Escala de 22 ítems de El segundo modo, o estimación de la morbilidad, es el que
Langner o el Cornell Medical Index a pesar de las críticas recibi- presenta más ventajas por sus mayores posibilidades de compara-
das (194, 195), y de que desde el desarrollo del GHQ, cuestiona- ción y más fácil interpretación, ya que constituye una estimación
rio diseñado específicamente para la detección de casos, la ma- propiamente dicha de la prevalencia. Para ello necesitamos cono-
yoría de los investigadores hayan focalizado su interés en el cam- cer los valores de la sensibilidad y especificidad del test para un
po de la metodología a explorar sus posibilidades y modos de determinado punto de corte en una población de las característi-
potenciar su capacidad predictiva. cas de la nuestra. Conociendo la proporción de los que puntúan
Entre los instrumentos más utilizados podríamos citar el positivamente, se puede calcular fácilmente la prevalencia pro-
22-Ítem Screening Test de Langner (196, 197), utilizado por Seva bable en esa población (188, 222, 223).
en diversos estudios en España (198-200); el Cornell Medical In- A partir del teorema de Bayes sabemos que la proporción de
dex Health Questionnaire (CMI) (201-204); el Self-Report Ques- positivos (Rp) en un test de predicción viene dada por la siguien-
tionnaire (SRQ) (205); el GHQ(118, 186, 187, 206), traducido a te ecuación:
18 idiomas y validado en más de 20 países; el Symptom Check List
(SCL-90R) (207-209); la Escala de Ansiedad y Depresión en Hos- Rp = Pp1 + (1 – P)p2
pital (Zigmond y Snaith,1983) (210-214); el Inventario de Beck
En la que P = prevalencia; p1 = proporción de verdaderos po-
(183), la Escala Autoadministrada para la Medición de la Depre-
sitivos (sensibilidad) y p2 = proporción de falsos positivos
sión de Zung (184, 215, 216); la Escala CES-D (Radloff, 1977)
(1 – especificidad).
(217-219), y la Geriatric Depression Scale (220, 221).
De donde:
Pero antes de tomar la decisión de utilizar un determinado
test de cribado deberíamos plantearnos algunas cuestiones en re- Rp – p2 Rp + E – 1
lación con la seguridad de los resultados que vamos a obtener: P = ———— = —————
p1 – p2 S+E–1

1. ¿Ha sido construido para los objetivos para los que se De esta forma, conociendo los índices de predicción del test se
pretende utilizar? puede hacer una estimación de la prevalencia para una determinada
2. Si ha sido traducido, ¿la adaptación es adecuada para el población. Así, con los datos del ejemplo anterior para el GHQ-30,
nuevo contexto cultural? si aplicamos los valores medios de sensibilidad y especificidad del
3. ¿La validación predictiva ha sido realizada adecuadamente? metaanálisis de Goldberg y Williams (186), 0,78 y 0,87 respectiva-
4. ¿Conserva la capacidad de predicción de la versión original? mente, obtendríamos una prevalencia probable del 18,5 %.
5. ¿Se ha llevado a cabo su validación predictiva en una po- Sin embargo, este método de cálculo tiene el inconveniente
blación semejante a la que vamos a estudiar? de que al dicotomizar el test se pierde bastante información. Por
6. ¿El punto de corte recomendado se adapta a nuestros ob- ello, si podemos disponer de la ecuación logit de la probabilidad
jetivos o tendría que modificarse? de ser un caso (188) calculada en una población semejante a la
nuestra, podemos calcular dicha probabilidad para cada puntua-
Finalmente, hemos de hacer referencia a la frecuente utiliza- ción del test, y obtener fácilmente una estimación razonable de la
ción de dichos tests como modo de medir la prevalencia de la prevalencia (83). Bastaría multiplicar el número de sujetos en
morbilidad en una determinada población, ya que resulta un mé- cada puntuación por el valor de la probabilidad en cada una de
todo fácil y económico. En este sentido, hemos de destacar que ellas, sumar los resultados y dividir por el número de sujetos.
existen dos modos de utilización: uno como mero indicador de la Si, por ejemplo, suponemos una muestra de población gene-
morbilidad y otro, como estimador de ésta. El primero, que es el ral de 60 sujetos con una determinada distribución en las puntua-
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más simple, consiste en emplear directamente la proporción de ciones del GHQ-60, dando un porcentaje de positivos en el test
sujetos que puntúan por encima del punto de corte como un in- para un punto de corte 9/10 del 28,33 %, y calculando la preva-
dicador de la prevalencia del trastorno. Sin embargo, es conve- lencia probable a partir de las probabilidades en cada puntuación
niente que para ello se tengan datos de su validación en una po- (tabla 28-6), probabilidades que corresponden a nuestra valida-
blación semejante, y se elija la puntuación de corte que presente la ción en el Baztán (187), obtendríamos una prevalencia probable
mayor eficiencia del test, es decir, un balance equilibrado entre del 26,56 %. Si, por el contrario, utilizamos la fórmula anterior,
sensibilidad y especificidad que posibilite la mayor proporción de siendo la sensibilidad de 0,771 y la especificidad de 0,923 para el

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/c28/ Epidemiología de los trastornos mentales
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Los cuestionarios de autoevaluación o autoadministrados elimi-


/tabla28-6/ nan, evidentemente, la entrevista clínica por completo, con lo que
Datos para el cálculo de la prevalencia probable se evitan los problemas que aquella implica. Pero tienen impor-
según una hipotética distribución de las puntuaciones tantes inconvenientes, derivados de que es el propio sujeto quien
del GHQ-60 en un grupo de población valora la presencia o ausencia de un síntoma, que los hacen ina-
propiados para una evaluación clínica precisa (151). De hecho,
Puntos Probabilidad Sujetos
únicamente se utilizan como método de identificación de posi-
0 0,0546 20 bles casos, o para medir un cambio en el tiempo de algunas áreas
2 0,0704 12 concretas de la psicopatología, como la depresión o la ansiedad, o
4 0,1462 8 como instrumento de evaluación global en pacientes neuróticos.
7 0,2791 3 Las escalas de evaluación constituyen un listado de síntomas
10 0,4666 3
donde el entrevistador clínico registra la valoración de la presen-
12 0,6011 4
14 0,7218 5 cia y grado de cada uno de ellos. Realiza la valoración en el con-
16 0,8171 3 texto de una entrevista no estructurada. Tiene la ventaja de posi-
21 0,9456 2 bilitar el manejo estadístico de los datos y estandarizar su recogi-
da, lo que ha hecho que se hayan desarrollado ampliamente en la
investigación clínica, dada además su facilidad de construcción y
utilización. Sin embargo, únicamente al contar con una defini-
punto de corte 9/10, la prevalencia sería del 29,72 %, cifra que ción adecuada de los síntomas que se van a registrar se consigue
resulta superior a la anterior y que nos hace ver cómo la utiliza- un buen nivel de fiabilidad; en caso contrario, tienen práctica-
ción dicotómica de un test de cribado puede sobredimensionar mente todos los inconvenientes de una estricta y simple entrevis-
los resultados predictivos (188). ta clínica (151). Muchas de estas escalas de evaluación clínica
ı han sido construidas para su utilización en pacientes hospitaliza-
ı dos, generalmente psicóticos, lo que las hace inútiles en estudios
métodos de diagnóstico de población general. Es el caso, por ejemplo, de la In-Patient
ı Multidimensional Psychiatric Scale de Lorr y Klett, o la más cono-
Resumiendo, los factores de desacuerdo que pueden interve- cida —y más utilizada por su brevedad— Brief Psychiatric Rating
nir en la falta de fiabilidad del diagnóstico psiquiátrico, y que ya Scale (BPRS) de Overall (224). Más recientemente se ha desarro-
hemos analizado, son: llado en Suecia la Comprehensive Psychopathological Rating Scale
(CPRS) (225), con una amplia difusión en Europa y alta fiabili-
1. Desacuerdos acerca de los síntomas que están presentes dad, pero con los mismos inconvenientes que apuntábamos para
en el sujeto estudiado y en qué grado lo están. su utilización en estudios epidemiológicos de población general.
2. Desacuerdos acerca de los síntomas o combinaciones de En cualquier caso, ninguno de estos dos tipos de instrumen-
síntomas que son necesarios para establecer un determi- tos consigue neutralizar por completo los problemas de fiabilidad
nado diagnóstico. de la entrevista clínica. Por ello, en los últimos años se han de-
sarrollado entrevistas estructuradas o semiestructuradas que permi-
Respecto al primer tipo de posibles desacuerdos entre psi- ten reducir las fuentes de desacuerdo diagnóstico en todos sus
quiatras, los factores que intervienen son diversos y complejos, y aspectos, al ser, además, complementadas con programas infor-
frente a lo que se podría pensar, su importancia es relativamente máticos para el procesamiento de los datos registrados y el esta-
grande. En el estudio de Kreitman (153) sobre la interfiablidad blecimiento de un diagnóstico.
del diagnóstico psiquiátrico, al que ya nos hemos referido, se En ellas están establecidas una serie de normas de cómo pre-
pudo comprobar que el grado de acuerdo en el registro de sínto- guntar por los síntomas, en qué orden, en qué grado de profun-
mas dentro de una escala de 24 ítems era como media únicamen- didad y en qué forma hay que valorarlos, aunque el grado de fle-
te del 46 %. O lo que es lo mismo: cuando un psiquiatra de los xibilidad entre unas y otras cambia. Como destacan los Dohren-
participantes en la experiencia señalaba como presente un sínto- wend (40), unas más flexibles. como la PSE de Wing (23), utilizan
ma, la probabilidad de que otro psiquiatra también lo registrase cómo método de reducción del error la experiencia clínica del en-
como presente no llegaba siquiera al 50 %. trevistador y su habilidad en el entrevistar, exigiendo un entrena-
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Como modo de neutralizar los factores que intervienen en miento previo. Otras, en cambio, siguen los esquemas propios
esta fuente de desacuerdo, todos ellos ligados de una u otra ma- de la evaluación psicométrica de la personalidad y son mucho
nera a la entrevista clínica y que hemos revisado con anterioridad, más rígidas, con preguntas cerradas y categorías fijas de respues-
se han desarrollado tres tipos diferentes de instrumentos: cuestio- tas, donde las respuestas del sujeto han de aceptarse literalmente.
narios de autoevaluación (self-assessment), escalas de evaluación La reducción del error sigue, por tanto, una vía diferente, más
(rating-scale) y entrevistas estructuradas o semiestructuradas. propia de la psicometría. Tal es el caso de la Psychiatric Status
Cada uno de ellos tiene sus ventajas e inconvenientes. Schedule (PSS) de Spitzer (139), de la Schedule for Affective Disor-

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P. E. Muñoz Rodríguez
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ders and Schizophrenia (SADS) de los mismos autores (73), basa- estructurado propio de la DIS. Sus preguntas son exclusivamen-
da en los RDC (74), y de la Renard Diagnostic Interview (RDI) te cerradas, las cuales han de ser leídas sin cambios ni aclaraciones
(226), desarrollada por el grupo de la Washington University de por el entrevistador, y su formulación no permite al entrevistador
San Luis aplicando los criterios diagnósticos de Feighner (227). realizar una valoración de la información aportada por el entre-
No obstante, a pesar de la flexibilidad del PSE —el investigador vistado. Tiene, además, una estructura modular que permite su
después de realizar unas preguntas obligatorias queda en libertad aplicación global o sólo de áreas específicas. De ella se han de-
para formular las que quiera, hasta que tenga elementos de juicio sarrollado versiones que pueden administrarse por ordenador
suficiente para evaluar el síntoma— con un entrenamiento previo (240) y telefónicamente. Su interfiablidad alcanza valores muy al-
se alcanza una fiabilidad semejante (81, 228-233) y precisamente tos (241, 242) y su difusión ha sido muy amplia, habiéndose utili-
por esa flexibilidad resulta para el investigador mucho más cómo- zado en importantes estudios internacionales, como el promovi-
da de utilizar, aunque le exija un entrenamiento previo mayor. do por la OMS en población de atención primaria (243).
Posteriormente se añadió al programa de procesamiento de El sistema SCAN (Schedules for Clinical Assessmente in Neu-
los datos para el diagnóstico —CATEGO— la posibilidad de ela- ropsychiatry) constituye en realidad un conjunto de instrumentos,
borar un índice de definición de caso (133), que se ha revelado de que se compone de cuatro partes: la 10.a edición del Present State
gran utilidad en estudios de población general (112, 134, 150). El Examination (PSE-10), el Glosario de Definiciones Diferenciales
sistema así desarrollado, PSE-ID-CATEGO (82), aporta no sólo (Glossary of Diferential Definitions), la Lista de Comprobación de
su fiabilidad (134), sino que permite una estandarización del pro- Grupos de Items (Item Group Checklist, IGC) y el Cuestionario de
ceso de identificación de caso de gran interés en los estudios de la Historia Clínica (Clinical History Schedule, CHS). El PSE-10
morbilidad en población general (28, 134, 234). Incluso se ha consta a su vez de dos partes: la primera abarca los trastornos so-
comprobado que con un entrenamiento previo puede ser utiliza- matomorfos, disociativos, de ansiedad, depresivos y bipolares, así
do por entrevistadores no clínicos conservando su fiabilidad (235). como los problemas asociados con el apetito, y el consumo de al-
Más recientemente se ha desarrollado por iniciativa de la Di- cohol y de otras sustancias. Además incluye una sección de cri-
vision de Biometría y Epidemiología del US National Institute of bado para los cuadros de la parte segunda, que abarca los trastor-
Mental Health un instrumento de entrevista clínica estructurada, nos psicóticos y cognitivos, así como los síntomas observados en
la Diagnostic Interview Schedule (DIS) (236, 237), para estudios en el lenguaje, la afectividad y la conducta. Aunque es una entrevis-
población general y es utilizada en el programa de investigación ta sustancialmente estructurada, conserva las características de un
epidemiológica de dicho Instituto, el NIMH Epidemiologic examen clínico. Para el procesamiento de los datos recogidos se
Catchment Area (ECA) en varias áreas de población de Estados utiliza una nueva versión del CATEGO (CATEGO-5), obtenién-
Unidos (75). dose los diagnósticos según la CIE-10 y el DSM-IV.
Dicha entrevista es un híbrido entre las distintas tendencias En contraste con las entrevistas estructuradas que hemos des-
para la construcción de este tipo de instrumentos (40), donde no crito, cuyo contenido está referido al tipo de patología propia de
se parte, además, de la necesidad de experiencia clínica del entre- pacientes psiquiátricos hospitalarios o ambulatorios, un grupo de
vistador. Permite establecer un diagnóstico a través de un progra- investigadores del Instituto de Psiquiatría de Londres (General
ma informático, según los tres sistemas más habituales en Estados Practice Research Unit) desarrolló un tipo diferente de entrevista
Unidos: los criterios diagnósticos del DSM-III, los criterios diag- clínica estructurada para estudios en población general, que se
nósticos de Feighner (227) y los RDC de Spitzer (74). centra especialmente en el tipo de patología que resulta más fre-
Su estructura es muy rígida, no dando libertad para sondear al cuente, la Clinical Interview Schedule (CIS) (Goldberg y cols.
entrevistado, y las respuestas deben ser aceptadas literalmente. Su 1970). Para ello, tomaron como referencia la patología psiquiátri-
validez y fiabilidad son altas (237, 238) y tiene, dentro de su com- ca que presentaban los pacientes identificados como psiquiátricos
plejidad, la ventaja de permitir realizar un diagnóstico psiquiátri- en el nivel de atención primaria. Por tanto, dirige su interés fun-
co satisfactorio a entrevistadores no clínicos. Sin embargo, su ad- damentalmente a la evaluación de síntomas neuróticos, aunque
ministración es larga, no existen ítems de detección y líneas de no excluye la exploración de síntomas psicóticos, tal como se ha-
corte como en el PSE y la SADS. Sólo la posibilidad de abreviar el ría en una exploración clínica normal.
tiempo de la entrevista utilizando los saltos opcionales que existen Aunque es un tipo de entrevista cuya utilización en estudios
después de algunas preguntas, pero que los autores no recomien- de población general tiene bastantes ventajas, la dificultad de es-
dan, ya que según ellos pueden distorsionarse algunos aspectos de tandarizar a partir de ella el proceso diagnóstico y la evaluación
los resultados. global de la gravedad del caso la limitan en cuanto a su fiabilidad
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A partir de la experiencia en la utilización de la DIS y del PSE diagnóstica. No obstante, representa un enfoque en la definición
en diversos países y culturas, se ha desarrollado con el apoyo e de caso que, según los objetivos de la investigación, puede resul-
impulso de la OMS, la Composite Internacional Diagnostic Inter- tar más útil que los anteriores. Lógicamente, para su administra-
view (CIDI) (80, 239) para su uso por entrevistadores legos, que ción requiere entrevistadores clínicos que deben realizar un en-
incorpora la posibilidad de diagnósticos DSM y CIE-10, con el trenamiento previo.
objetivo de ser un instrumento de amplia proyección internacio- A partir de ella se ha desarrollado una versión (105), la CIS-R,
nal. En ella se ha mantenido el formato de entrevista totalmente para ser administrada por entrevistadores legos en grandes mues-

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/c28/ Epidemiología de los trastornos mentales
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tras de población general, sin tener que recurrir a estrategias de En la primera, se trata de la proporción de casos de enferme-
diseño de doble fase. dad (casos prevalentes) que se observan en un tiempo determina-
do en una determinada población expuesta al riesgo de padecer-
la. Se expresa generalmente multiplicada por 100, 1.000, 10.000
o 100.000, dependiendo del valor que tenga para hacerla más
Indicadores de morbilidad comprensible. Para la prevalencia se distinguen convencional-
ı mente tres posibilidades: la prevalencia-punto (un día o una se-
ı mana), la prevalencia-período (generalmente un mes o un año) y
Dado el carácter multiforme de la morbilidad psiquiátrica la prevalencia-vida, que comprendería el número de sujetos que
—desde episodios breves y aislados a procesos crónicos y de dete- han tenido al menos un episodio de enfermedad en su vida hasta
rioro continuo—, no cabe aplicar los métodos de medida relativa- la edad en que ésta se investiga.
mente simples que se utilizan en el caso de las enfermedades agudas. Pero hemos de tener en cuenta que, para que la prevalencia
Partiendo de los criterios establecidos por Dorn para las enfermeda- refleje exactamente la morbilidad presente en una población, ten-
des crónicas (19) habría que tener en cuenta tres parámetros en la dría que estar referida como máximo a un día, ya que, en caso
medida de la morbilidad psiquiátrica: las personas que están enfer- contrario, incluiría los casos prevalentes más aquellos otros de
mas, los períodos de tiempo o episodios que padecen, y su duración. nueva aparición durante el período o casos incidentes, es decir, se
El principal interés ciertamente lo constituye la medida de la mezclarían prevalencia e incidencia, motivo por el que tendría un
frecuencia de la enfermedad, o si se quiere de cualquier otro suce- valor limitado para el estudio de posibles factores etiológicos,
so clínico, ya que en último término la base del método epidemio- aunque en el ámbito de los trastornos psiquiátricos hay otros
lógico no es otra que la comparación entre grupos de individuos. factores que también la limitan en este sentido y que comentare-
Para establecer esta comparación disponemos de cuatro posi- mos más adelante.
bilidades de medida de la frecuencia muy simples: un número, En cualquier caso, la prevalencia-punto en los estudios co-
una proporción, una razón y una tasa. Hemos de destacar que es munitarios resulta prácticamente inviable en psiquiatría. Única-
especialmente frecuente la confusión que se suele dar entre pro- mente se suele utilizar en el estudio de la utilización de servicios y,
porción y tasa, cuando ambas tienen en realidad una significación concretamente, en el caso de la hospitalización psiquiátrica. La
profundamente diferente. Ni las proporciones ni las razones tie- realización de estudios de prevalencia-día, de forma periódica y en
nen una dimensión temporal, y por ello para que tengan una sig- la misma fecha, de los pacientes hospitalizados ofrece datos de
nificación han de expresarse junto con el tiempo de observación. gran utilidad para una evaluación continuada de los sistemas
Sin embargo, las tasas son una medida que incorpora en su es- de atención psiquiátrica (245, 246).
tructura la dimensión temporal. Un ejemplo sencillo para enten- Por su parte, la prevalencia-vida proporciona un tipo de in-
derlo sería la tasa que utilizamos habitualmente de la velocidad formación diferente. En cierto sentido se podría decir que es un
del coche: x km/hora. Con ella expresamos que a la velocidad x equivalente de la incidencia. Debido a esto, y dadas las dificulta-
recorremos x km durante 1 hora, y no quiere decir que hayamos des prácticas que tiene la realización de estudios de incidencia,
tenido que recorrer esos kilómetros. Más adelante, y cuando tra- tanto retrospectivos como prospectivos, las limitaciones de la
temos de la incidencia, podremos apreciar el interés que tiene este prevalencia-período y el interés sobre los posibles factores de ries-
tipo de medida en epidemiología. go, la utilización de la prevalencia-vida ha tenido bastante po-
Dentro de las razones (quebrado cuyo denominador no con- pularidad dentro de la epidemiología psiquiátrica. Sin embargo,
tiene necesariamente el numerador; por ejemplo en las depresio- es un tipo de medición que generalmente también presenta limi-
nes la razón mujeres/varones es de 2:1) hay un tipo que se utiliza taciones (60). La primera que podemos señalar, como ya hacía
frecuentemente en epidemiología: la posibilidad (odds). En el nu- Gruenberg (247) hace 40 años, es la dificultad de muchos sujetos
merador se sitúa la probabilidad que existe de que ocurra un su- de recordar con precisión episodios anteriores como para poder-
ceso y en el denominador la de que no ocurra. Por ejemplo, si en se establecer una identificación de caso fiable. La otra limitación
un grupo de enfermos depresivos hay una proporción de 0,80 que está en relación con el efecto de la mortalidad: mortalidad de los
se cura mediante un determinado medicamento, la dividimos por enfermos y de los no enfermos, cuestión a la que nos referiremos
la de los que no se curan y la odds será de 0,80/0,20 = 4. Este re- más adelante.
sultado expresa que la posibilidad de curar con ese tratamiento En el caso de la segunda de las mediciones, la incidencia, la
es 4 veces mayor que la de no curar. O si se quiere, que por cada proporción está construida situando en el numerador el número
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paciente que no se cura hay cuatro que lo hacen. La odds puede de personas que cambian de estado (pasan de estar sanas a enfer-
usarse como medida de frecuencia de la enfermedad, pero su uti- mas) y en el denominador la población en riesgo de enfermar. De
lidad está generalmente referida al estudio de su asociación con esta forma obtenemos una proporción que expresa el riesgo in-
posibles factores etiológicos o de riesgo. dividual (R) de enfermar. Si multiplicamos esta proporción por el
Las dos mediciones más utilizadas para la medida de la mor- número de población que elijamos (100, 1.000, 100.000, etc.)
bilidad son la prevalencia y el riesgo o incidencia acumulativa obtendremos el riesgo poblacional, que se denomina incidencia
(244), y ambas son proporciones. acumulativa. Así, por ejemplo, si en una población de 100 indivi-

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P. E. Muñoz Rodríguez
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duos enferman 10 en un año, el riesgo de enfermar será, como presenta un tipo de medida que tiene un especial interés y aplica-
promedio, de 0,10 para cada individuo, y la incidencia acumula- ción en los estudios de seguimiento donde es factible conocer la
da de la enfermedad se expresará diciendo que enferma el 10 % dimensión tiempo del fenómeno.
de la población anualmente. Finalmente, hemos de señalar, a propósito de todos estos indi-
Es evidente que, lo mismo que en el caso de la prevalencia, cadores de la frecuencia de la morbilidad, que no se trata de cifras
para que estas medidas signifiquen algo es necesario que se expli- estáticas, sino que reflejan una dinámica de la salud de la población.
cite el tiempo de observación al que se refieren los datos. Gene- Así, la prevalencia sería una función de la incidencia y del tiempo de
ralmente se utiliza el período de un año, aunque según los objeti- duración de la enfermedad (244), y hemos de tener muy presente
vos del estudio, y por tanto su diseño, este período puede ser muy que, en el caso de los trastornos psiquiátricos, este tiempo de dura-
diferente. ción está influido por múltiples factores que van, desde la disponi-
Hemos de destacar que aunque, tanto en el caso de la preva- bilidad y accesibilidad de los tratamientos y su calidad, a la propia
lencia como de la incidencia, la proporción se multiplique por evolución del trastorno y el grado de respuesta al tratamiento.
1.000, 100.000 o un millón, no se puede hablar de tasas como Por esta razón, la interpretación que podamos hacer de las di-
hacen algunos trabajos de epidemiología. Se trata únicamente de ferencias en la prevalencia —global o de un trastorno concreto—
una proporción corregida al objeto de hacerla más comprensi- de dos o más poblaciones no está en función de que existan única-
ble. Las tasas, tal como hemos dicho, se diferencian por llevar in- mente diferencias en la incidencia. Hemos de valorar además las
corporado estructuralmente el tiempo. posibles diferencias que puedan darse en otros factores, tales como:
En ocasiones la proporción de casos nuevos o incidentes, que
hemos denominado riesgo o incidencia acumulativa, no es una 1. Los factores que influyen sobre el tiempo desde que se
medida que refleje fielmente la relevancia del fenómeno que está produce el trastorno hasta que se produce la demanda de
sucediendo. asistencia y la prestación del tratamiento (la importancia
Supongamos, por ejemplo, que tenemos 2 cohortes de 100 pa- del tratamiento precoz está suficientemente demostrada).
cientes esquizofrénicos que están siendo tratados en los servicios 2. La calidad, en su sentido más amplio, de los servicios
psiquiátricos ambulatorios de dos áreas geográficas diferentes (A y asistenciales y, por tanto, su capacidad de resolución asis-
B). Hacemos un seguimiento durante dos años y nos interesa tencial y de desarrollo de una buena adhesión al trata-
comparar la proporción de ingresos hospitalarios que se dan en miento en los pacientes.
cada una de ellas. En el área A se registran 35 ingresos de 35 pa-
cientes y en la B, 40 de también 40 pacientes. Si lo expresamos en En el caso de la prevalencia-vida en una fecha, los factores que
términos de incidencia acumulativa de ingresos la proporción en influyen son diferentes a los que hemos expuesto. Independiente-
B es superior en 5 puntos (40 %) a la que se observa en A (35 %). mente de los posibles sesgos en cuanto a la identificación retros-
Sin embargo, este modo de medición no refleja exactamente pectiva de episodios de enfermedad, el factor que se debe tener en
lo que ha ocurrido, ya que el tiempo que cada paciente está en cuenta, tal como señala Kramer (248), es la mortalidad, tanto de
riesgo de ingresar es diferente. Los que no han ingresado nunca los enfermos como de los sanos. Ambas son diferentes. La morta-
han estado expuestos 24 meses. y en los que han ingresado para lidad entre los que padecen una enfermedad mental es más ele-
obtener este tiempo de exposición habría que restar al total de 24 vada que en la población general, en especial en el caso de la es-
meses el tiempo de duración de la hospitalización. Por tanto, en el quizofrenia y otras psicosis funcionales (249-252). Ello obligaría
denominador de cada una de las proporciones hemos de situar la para su estimación a establecer un factor de corrección en cada
suma del tiempo que cada persona ha estado expuesta al riesgo de cohorte de edad, como el que propone Kramer (248), que se cal-
ingresar (persona-tiempo en riesgo). cularía a partir de datos obtenidos con el enlace entre los registros
En nuestro ejemplo, en la población A tenemos 25 casos de casos psiquiátricos y de mortalidad.
que han tenido un tiempo de ingreso promedio de 22 meses, Finalmente, en cuanto a la incidencia hemos de valorar que ex-
por lo que sólo han estado expuestos 2 (en este caso sería para presa el tipo de equilibrio que se establece en una población entre
un reingreso), y 10 casos con 13 y 11 meses, respectivamente. los factores causales o facilitadores de la enfermedad, la resistencia
Su tasa de incidencia (TI) se obtendría multiplicando por 100 de individual a la enfermedad y los factores protectores frente a ella.
35/[(25 × 2) + (10 × 13) + (65 × 24)] = 2 %. En la población B, hay
20 casos con un tiempo promedio de ingreso de 1 mes y 23, por tan-
to, de exposición, y otros 20 con 2 y 22 meses, respectivamente. Su
Estrategias de investigación
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TI sería, pues, de 40/[(20 × 23) + (20 × 22) + 60 × 24)] = 1,7 %.


De esta forma y a través de la tasa de incidencia, también de- ı
nominada densidad de incidencia (244), podemos tener una vi- ı
sión más precisa y rica de lo que ocurre y de las diferencias en niveles de investigación
cuanto a los ingresos en una y otra cohorte. ı
La fórmula de la tasa de incidencia sería, por tanto, TI = nú- El grado de complejidad de su diseño metodológico depen-
mero de casos nuevos/ suma de personas-tiempo en riesgo. Re- derá de los objetivos que se planteen dentro de la investigación

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ı
/c28/ Epidemiología de los trastornos mentales
ı

epidemiológica. Tradicionalmente se distinguen en la epidemio- submuestras se selecciona aleatoriamente una proporción según
logía una serie de niveles, que pasamos a comentar. diversos métodos (174, 234, 257), que se evalúa en una segunda
ı fase mediante una entrevista clínica estandarizada. Con esta estra-
ı tegia se pierde precisión en la medida de la prevalencia, pero com-
nivel descriptivo o epidemiología descriptiva pensa, dada la importante reducción de costes.
ı ı
Constituye el nivel que podríamos llamar básico y aporta da- ı
tos de la morbilidad en relación con su cuantía y su forma de dis- nivel analítico o epidemiología analítica
tribución en la población. Representa, en definitiva, un primer ı
paso en el proceso cíclico que constituye la investigación epide- Dentro de este nivel se encuadrarían los estudios dirigidos a la
miológica. Así, los estudios descriptivos ofrecen la respuesta sobre comprobación o rechazo de hipótesis etiológicas y a la búsqueda
quiénes están afectados, cómo, dónde y cuándo, lo que supone de factores ambientales que tengan una influencia significativa
una primera aproximación al hecho del enfermar. Sirven, enton- sobre la etiología, el pronóstico o la terapéutica de los trastornos
ces, como base para la formulación de hipótesis de por qué existe psiquiátricos. Son estudios obervacionales que, a diferencia de los
una proporción más alta o más baja del trastorno en determina- descriptivos donde la población se investiga transversalmente y,
dos grupos de la población estudiada, bien sea población general por tanto, la medida de la exposición al factor de riesgo y del tras-
o bien de atención primaria. Aunque, ciertamente, al medirse al torno es simultánea, ambas variables se miden separadas en el
mismo tiempo las características que definen esos grupos y la pre- tiempo y puede determinarse la relación de causalidad entre ellas.
sencia del trastorno, es difícil saber cuál es consecuencia de cuál. Comprenden los llamados estudios de cohorte o longitudinales,
Es el viejo dilema que, por ejemplo, plantean los Dohrenwend donde se trata de investigar las asociaciones existentes entre la
(43, 253) a propósito de la asociación de la morbilidad con las cla- exposición (factores de riesgo o protectores) y el efecto (la inci-
ses sociales inferiores: natura versus nurtura (254, 255). Por otra dencia de la enfermedad) en una población observada a través de
parte, también dichos estudios descriptivos pueden estar plantea- un tiempo, bien según un diseño prospectivo (los datos se obtie-
dos como un mero dimensionamiento del problema de salud pú- nen en el seguimiento futuro) o bien retrospectivo (obteniendo
blica que representan los trastornos psiquiátricos y a los que ha de datos del pasado a partir de archivos o registros). Estos diseños
hace frente la comunidad: morbilidad tanto manifiesta como se pueden llevar a cabo incluyendo una población control en
oculta, la carga global (26) que representa (morbilidad más disca- ellos, lo que se realiza según dos modelos, denominados de casos
pacidad y mortalidad), sus repercusiones sociales y las necesida- y control anidados y de cohortes dobles y controles externos (258).
des asistenciales no satisfechas que plantea. Es evidente que desde este nivel de investigación se puede res-
Son estudios observacionales de diseño transversal y, aunque ponder a muchas preguntas de las que se plantean desde los es-
no permitan establecer relaciones de causalidad en el ámbito de la tudios transversales; establecer el riesgo acumulativo individual
psiquiatría, a pesar del amplio número de investigaciones reali- de padecer trastornos psiquiátricos, y conocer la historia natural
zadas en las más diversas áreas geográficas, siguen teniendo un in- de la enfermedad y los factores que modulan su evolución y la res-
terés relevante, especialmente a partir del desarrollo de técnicas de puesta terapéutica. Sin embargo, la realización de este tipo de es-
identificación de casos, que permiten establecer una medida tudios presenta dificultades prácticas importantes, que limitan en
de la prevalencia con un grado de fiabilidad suficiente (estudios de muchas ocasiones la posibilidad de llevarlos a cabo. No es de ex-
tercera generación, a los que ya nos hemos referido). Tampoco trañar, por tanto, que en el ámbito de la psiquiatría la mayoría de
podemos dejar de mencionar como factor de su popularidad su los datos de incidencia de que disponemos sean, en realidad, de
mayor factibilidad en relación con los estudios longitudinales y incidencia asistida (casos nuevos que demandan atención psi-
el poco tiempo que necesitan para alcanzar resultados. quiátrica), lo que va a suponer un importante sesgo, dados los
Una modalidad de los estudios transversales utilizada frecuen- factores que filtran la demanda de atención médica (16, 17, 259).
temente en las investigaciones en población general son los dise- ı
ños de doble fase (191, 256). Dado que el mayor coste en el estudio ı
de una muestra es el que se origina por una evaluación clínica ade- nivel experimental o epidemiología experimental
cuada, y éste es el único modo de establecer un diagnóstico válido ı
y fiable, una posibilidad de abaratar la investigación consiste en re- En este nivel los estudios conllevan una manipulación de la
ducir el número de sujetos a los que se va a entrevistar clínicamen- población objeto de la investigación a través de una intervención
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te, reducción que puede llevarse a cabo a través de conocer, por un de los investigadores. Generalmente son estudios de evaluación
método sencillo y barato de utilizar, la probabilidad de padecer un de intervenciones terapéuticas, siendo los ensayos clínicos aleato-
trastorno, y que se hará en una mayor o menor proporción y en rizados los más frecuentes, donde el uso de grandes muestras se-
una determinada dirección de la probabilidad, según cuáles sean ría de gran utilidad (260). Otro tipo de estudios no son plantea-
los objetivos de la investigación. En una primera fase se selecciona bles obviamente por razones éticas. Sin embargo, dentro de este
aleatoriamente una muestra de la población y se clasifican los ca- nivel podemos englobar aquellas investigaciones en que se apro-
sos según un test de cribado como positivos y negativos. De ambas vechan determinadas circunstancias especiales fortuitas que dan

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origen a una situación que podríamos considerar experimental. Con seguridad nos encontraríamos con que el número de
Un ejemplo clásico es el estudio de Spitz con los niños que ha- casos aumentaría progresivamente con cada una de las fuentes
bían sido evacuados de Londres durante la Segunda Guerra Mun- de información, siendo los menos los que estarían hospitalizados
dial, donde pudo establecer la relación entre la ausencia de con- y bastantes más los que encontraríamos en la población general.
tacto físico y cariño y la morbilidad y mortalidad. Podemos de- Estas diferencias en la prevalencia presente en cada uno de estos
cir, por otra parte, que situaciones para experimentos de oportu- ámbitos —que son extensivas a toda la morbilidad— son el reflejo de
nidad son, dentro de nuestro mundo, aquellas en las que se dan la dinámica propia de la demanda de atención médica de los miem-
cambios sociales muy rápidos, bastante frecuentes, y podrían per- bros de una comunidad que estén enfermos psiquiátricamente, y de
mitir esclarecer algunas incógnitas acerca del enfermar humano. los sucesivos filtros por los que aquélla pasa. Es el modelo, ya clásico,
Dentro de estas situaciones se pueden citar desde las catástrofes descrito por Goldberg y Huxley (16) al que nos hemos referido ya
hasta el impacto de guerras o acciones terroristas (261-265). en otras ocasiones, y que puede hacerse extensivo a casi todos los
ı países desarrollados (259, 266, 267). En la figura 28-2 indicamos un
ı esquema del modelo y en la tabla 28-7 recogemos las estimaciones de
fuentes de datos la prevalencia, tanto las de Goldberg y Huxley para la ciudad de Man-
ı chester como las de Giel para la de Groningen en Holanda (268).
Hay dos modos fundamentalmente diferentes de obtener da-
tos para la investigación epidemiológica. A través de uno obtene-
mos los llamados datos secundarios, para lo que se utiliza infor-
mación de censos, archivos, registros, informantes claves (como
pueden ser los médicos generales), e incluso estadísticas ya pu- Morbilidad
blicadas, no existiendo confirmación directa del dato por parte de Nivel 1 psiquiátrica
los investigadores. En algunos casos se han utilizado estas fuentes, en la comunidad
especialmente los informantes clave o registros médicos, como
modo de identificar posibles casos de trastorno psiquiátrico en la
población para luego ser entrevistados por el investigador. En
Filtro 1: decisión de consultar
cualquiera de los dos casos, tal como ya hemos comentado
en otro lugar (v. tablas 28-2 y 28-3), las cifras de prevalencia refe-
ridas son muy inferiores a las obtenidas por un contacto directo Morbilidad total
Nivel 2
con la población, siendo las diferencias no solamente cuantitati- en atención primaria
vas, sino también cualitativas, debido a los posibles y numerosos
sesgos de identificación de los casos.
El otro modo de obtener información supone recabar los datos a
Filtro 2: detección por el médico general
través del contacto directo del investigador con la población de que
se trate. Son los denominados datos primarios, y en el campo de las
enfermedades mentales podemos decir que, salvo en el caso de los re- Morbilidad reconocida
Nivel 3
gistros de casos psiquiátricos, cuyo objetivo es estrictamente epide- en atención primaria
miológico, son los únicos que pueden considerarse fiables.
Pero, por otra parte, según la población que utilicemos como
fuente de datos para el estudio de la morbilidad, éstos serán dife-
Filtro 3: decisión de derivar
rentes y reflejarán también aspectos distintos de la realidad, no
sólo en su aspecto cuantitativo sino también en el cualitativo. Así,
por ejemplo, si queremos saber el número de trastornos depresi- Nivel 4 Pacientes ambulatorios
vos que se dan en una población, podemos optar por cuatro fuen-
tes diferentes de información:

1. Los casos que están hospitalizados. Filtro 4: decisión de ingresar


2. Los casos que acuden al psiquiatra, bien directamente o
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remitidos por los médicos generales.


3. Los casos que son atendidos exclusivamente por los mé- Nivel 5 Pacientes ingresados
dicos generales, sean o no identificados por ellos como
casos depresivos.
4. Todos los miembros de esa población, que deben ser exa- /figura28-2/
minados clínicamente para diagnosticar todos los casos Modelo de Goldberg y Huxley (16)
de depresión que existen.

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/c28/ Epidemiología de los trastornos mentales
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vestigar sobre la morbilidad real, hemos de realizar siempre estu-


/tabla28-7 / dios directos sobre la población general, lo que, ciertamente,
Prevalencias estimadas (por 100 habitantes y año) plantea importantes dificultades prácticas.
en población general y diferentes niveles de atención Por otra parte, la constatación de este fenómeno nos lleva ló-
médica (16, 268) gicamente a plantearnos la cuestión de si ambas morbilidades, la
oculta y la declarada, sólo se diferencian desde el punto de vista
Holanda
clínico, o existen otros factores, no asociados al hecho clínico, que
Niveles Morbilidad RU (%) (%)
condicionan el hecho de no demandar asistencia.
Población general Muestras de población 25 30,3 Tal como apuntábamos, hay datos suficientes para admitir
general que la proporción de casos tratados aumenta con la especificidad
Cuidados médicos Patología psiquiátrica 23 22,4 de los síntomas y su gravedad (17, 269). Pero junto a la intensidad
primarios total
de los síntomas, hemos de considerar también otros parámetros
Detectada correctamente 14 9,4
Servicios Pacientes ambulatorios 1,1 3,4 tal como señala Katschnig (122), como son la duración del tras-
psiquiátricos Pacientes 0,6 1,0 torno y el deterioro del funcionamiento social.
hospitalizados No obstante, también se ha podido comprobar la existencia
de otros factores ajenos a la enfermedad en este filtrado. Por una
parte están aquellos que afectan a la disponibilidad y accesibilidad
del tratamiento (270), y por otra los que hacen referencia a aspec-
Tal como puede verse, el contraste cuantitativo entre las diver- tos personales que dificultan o favorecen la decisión de consul-
sas prevalencias referidas para cada población o nivel de atención es tar. Así se ha descrito el nivel de información sobre la enfermedad
muy marcado y, en principio, podríamos subrayar el hecho registra- y las actitudes hacia ella, el nivel de retraimiento social, y determi-
do de que muchas personas que padecen algún tipo de trastorno psi- nadas características sociodemográficas que actúan interaccio-
quiátrico no reciben ningún tratamiento para él, y, que un gran nú- nando entre sí, como son la edad, el sexo, el modo de convivencia,
mero de ellas son vistas y tratadas por médicos generales, aunque no el nivel educativo y el socioeconómico(16, 17, 271-275). Asimis-
detecten alrededor del 50 % de la patología psiquiátrica presente en mo, hemos de destacar cómo la presencia de acontecimientos
la población que atienden. Los psiquiatras, sin embargo, atienden, vitales estresantes es un factor, que favorece de manera importan-
ambulatoria u hospitalariamente, a una muy escasa proporción de te la decisión de consultar (16, 121).
miembros de la comunidad con trastornos psiquiátricos: los índices Una vez superado este primer filtro, la demanda de atención
de penetración (porcentaje de la morbilidad real que es atendida por médica tiende en su mayor parte a orientarse espontáneamente
un determinado servicio asistencial) de los servicios psiquiátricos hacia el médico general, fenómeno que ocurre en la mayoría de
oscilan entre el 6,8 % de Manchester y el 14,5 % de Groningen. los países, siendo independiente del modelo sanitario y del grado
Pero lo que más nos interesa destacar no son las diferencias de desarrollo de los servicios psiquiátricos (95, 259, 276-278). En
en cuanto a la cuantía de las prevalencia, sino los diferentes fil- nuestro estudio de Navarra (17), y con anterioridad al desarrollo
tros que actúan a lo largo de este camino que siguen los pacientes, organizativo de la atención primaria, el 83 % de los sujetos con
filtros que van originado una selección de éstos, de tal forma que síntomas psiquiátricos que consultaban por ellos lo hacia al mé-
al final la población atendida por los psiquiatras —que ha pasa- dico general, y sólo un 17 % al psiquiatra, sin que el lugar de re-
do ya por tres filtros— no se puede considerar representativa en sidencia, rural o urbano, tuviera ninguna influencia en la de-
sus características del conjunto de la población que padece sínto- manda hacia uno u otro.
mas psiquiátricos en una determinada comunidad. Ello hace que la prevalencia de patología psiquiátrica atendida
El primer filtro (el paso de consultar por sus síntomas con por los médicos generales sea notablemente elevada, tal como
un médico, sea médico general o psiquiatra) tiene como conse- muestran numerosos estudios realizados mediante entrevistas es-
cuencia que en toda población hay una proporción, mayor o me- tandarizadas (CIS, PSE, DIS) en diversos países, tales como Reino
nor, de morbilidad oculta, proporción que, según investigaciones Unido (279, 280), Holanda (281, 282), Alemania (95, 283), Italia
en países del ámbito europeo utilizando una metodología seme- (278), países nórdicos (284), Estados Unidos (285, 286), Brasil
jante oscila, entre el 40 y el 65 %. En España, nuestros estudios (287, 288) y España (289-291). Tampoco podemos olvidar citar el
de población general en Navarra muestran que el 59 % de los ca- Estudio Internacional promovido por la OMS (243). Dicho estudio
sos identificados no están tratados, alcanzando en el medio rural se hizo sobre una muestra de más de 25.000 pacientes de atención
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el 65 % (17). No obstante, para valorar estos datos hemos de te- primaria de 15 centros repartidos por toda la geografía mundial,
ner en cuenta que esta proporción de no tratados cambia en rela- utilizando un diseño de doble fase con el GHQ-12 y la versión de la
ción con la gravedad de los síntomas y del diagnóstico. CIDI para atención primaria. En la tabla 28-8 se muestran las cifras
Pero en cualquier caso, sea cual sea el tipo de patología y el de prevalencia encontradas, que oscilan entre un 7,3 % en Shangai
grado de desarrollo de los servicios sanitarios, siempre hay en la y un 52,5 % en Santiago de Chile, para una media del 24 %.
comunidad una proporción importante de enfermos no declara- A partir de esta hecho, la capacidad de identificación de los
dos. Una consecuencia de este hecho es que si quisiéramos in- médicos generales para la identificación de la patología psiquiá-

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P. E. Muñoz Rodríguez
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En cualquier caso, la proporción de pacientes derivados es ha-


/tabla28-8/ bitualmente escasa. En nuestro estudio de Navarra encontramos
Prevalencias de trastornos psiquiátricos en población un 36 % de derivaciones sobre morbilidad detectada en el medio
de práctica general en el Estudio Internacional urbano y un 28 % en el rural, cifras que contrastan con las que se
promovido por la OMS (243) refieren en otros países, que no superan el 25 % (275).
La población ingresada en los hospitales psiquiátricos se ha
Centro Prevalencia (%)
utilizado en bastantes ocasiones —especialmente en las primeras
Santiago de Chile 52,5 épocas de la epidemiología psiquiátrica— como fuente de datos
Río de Janeiro 35,5 para la investigación de posibles factores de riesgo. Recordemos,
París 26,3 en este sentido, el estudio clásico de New Haven sobre clase social
Manchester 24,8 y enfermedad mental (303), los muy conocidos de Odegärd en
Groningen 3,9
Noruega a partir de los registros hospitalarios (304-306), o el
Mainz 23,6
Bangalore 19,2 más reciente del sociólogo americano Brenner sobre la influen-
Atenas 19,2 cia de los factores socioeconómicos sobre la morbilidad psiquiá-
Berlín 18,3 trica (307).
Ankara 16,4 Sin embargo, para valorar adecuadamente estos datos y sus
Seatle 11,8
posibilidades de utilización para la investigación epidemiológica,
Verona 9,8
Ibadan 9,5 habría que tener en cuenta los factores que condicionan el ingre-
Nagasaki 7,3 so hospitalario de un paciente y que constituyen el cuarto filtro de
Shangai 7,3 Goldberg y Huxley, e incluso aquellos otros que influyen sobre
los tiempos de permanencia en el hospital. De hecho, también se
Total 24,0
podría hablar de un quinto filtro para la salida y reinserción de los
pacientes en la comunidad de donde proceden, que incluye,
como en el anterior, factores que resultan ajenos al propio pro-
trica establece el segundo filtro descrito por Goldberg y Huxley ceso de la enfermedad.
(16), capacidad que ciertamente resulta bastante baja. En nuestra Actualmente la situación ha evolucionado, y los sistemas de
recopilación de 11 estudios en varios países, entre ellos España atención psiquiátrica han dejado de tener como centro el hospital
(94, 96, 205, 280, 281, 283, 286, 290-293), los valores de la sensi- psiquiátrico, para pasar los enfermos a ser tratados en la comu-
bilidad (porcentaje de casos presentes identificados) oscilan entre nidad. La hospitalización psiquiátrica ha pasado al hospital gene-
un 29 % en Madrid (290) y un máximo del 66 % en Holanda ral y las estancias medias se sitúan en un rango entre 15 y 45 días,
(281). Los factores que influyen sobre esta capacidad de detec- lo cual no sólo se ha producido a partir de criterios de orden ideo-
ción, dada su importancia para la salud pública, han sido muy lógico, sino fundamentalmente a partir del desarrollo de la psi-
estudiados y resultan sumamente complejos, saliéndose del es- cofarmacología.
tricto campo de lo que pudiera ser la formación del médico ge- Este profundo cambio de la asistencia psiquiátrica a partir de
neral (290, 294-297). la década de 1960 ha llevado a una profunda revisión de la indica-
Una vez identificado un paciente como portador de un tras- ción de la hospitalización, y se puede decir que representa en la
torno psiquiátrico, el médico general puede tomar la decisión de mayoría de los pacientes un porcentaje mínimo del esfuerzo asis-
tratarlo él mismo o derivarlo hacia los servicios psiquiátricos. Di- tencial total. De todas formas, hay que señalar que en general la
cha decisión está condicionada, a modo global, por las caracte- demanda de ingreso hospitalario no suele proceder de los servi-
rísticas del modelo sanitario y el grado de desarrollo de los servi- cios psiquiátricos ambulatorios. En el estudio de Mezey y Evans
cios psiquiátricos, pero también por otros muchos factores. De (308) en el Reino Unido, sólo un 30 % de los ingresados de la
hecho, dentro de un mismo ámbito sociosanitario se dan impor- muestra lo había sido por vía del psiquiatra ambulatorio, y el
tantes diferencias en cuanto a la proporción de pacientes deriva- 47 % de la demanda procedía de los médicos generales. Igual-
dos. Factores cómo la escasa respuesta al tratamiento (298), la ne- mente, en el estudio de prevalencia-día de 1985 de Madrid, la
cesidad de formular un diagnóstico (299) o las actitudes hacia la decisión de la demanda de ingreso en las camas de corta estancia
psiquiatría (290, 299) tienen una influencia importante. Pero correspondía al psiquiatra exclusivamente en un 28 %, corres-
también se ha encontrado que características sociodemograficas pondiendo en la mayoría de los casos —un 61 %—a la petición
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del paciente como el sexo, la edad y el estado civil tienen un de- propia o de los familiares (246). No obstante, no parece que el
terminado peso sobre la derivación (300-302). Por su parte, Giel psiquiatra introduzca muchos cambios en cuanto a las caracterís-
(268) a partir de los datos de estudios realizados en Holanda, ticas del paciente, aun cuando los que ingresan directamente des-
plantea que junto al grado de intensidad de los síntomas psiquiá- de la comunidad suelen ser enfermos más graves (16). En cual-
tricos, un factor que favorece de forma importante la derivación quier caso, una serie de factores ajenos a la propia enfermedad
es la existencia de algún tipo de problemática social en el pacien- van a influir en la indicación de ingreso: el hecho de haber tenido
te, datos que coinciden con nuestros hallazgos en Navarra (17). un ingreso anterior, el soporte social del paciente, el índice de

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/c28/ Epidemiología de los trastornos mentales
ı

ocupación del hospital, y la hora y día de la semana en que se re- 24. Jablensky A, Sartorius N, Hirschfeld RMA, Pardes H. Diagnosis and clas-
cibe la demanda, y determinadas características sociodemográfi- sification of mental disorders and alcohol-and-drug-related problems: a
cas del paciente (16, 309, 310). research agenda for the 1980s. Psychol Med 1983; 13: 907-921.
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Así pues, la ruta que siguen los miembros de una comunidad
Psychiatric Epidemiology (ICPE) initial work and future directions-the
con síntomas psiquiátricos a través de todo el sistema, y su paso
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por los correspondientes filtros, no sólo va a influir cuantitativa-
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mente, sino también cualitativamente. De esta forma, la compa- vard University Press, 1996.
ración entre subgrupos de población podrá estar seriamente afec- 27. Andrews G, Sanderson K, Beard J. Burden of disease. Methods of calcu-
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/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Epidemiología | 489 |


(estudios de cohortes y estudios de casos y controles) o transver-

/capítulo29/
sales (2).
Los estudios transversales (cross-sectional studies) en la inves-
tigación psicopatológica examinan la relación entre un determi-
nado trastorno mental (o varios trastornos mentales) y otros fac-
tores que puedan influir en su ocurrencia en una población defi-

Estudios de alto nida y en un momento determinado. De este modo, causa y efec-


to (o desenlace) son medidos al mismo tiempo. Este tipo de di-
seño proporciona información sobre la prevalencia de un trastor-
riesgo y longitudinales no en una población de estudio representativa en un momento
determinado (3) y sobre factores hipotéticamente relacionados,
pero no datos sobre incidencia (proporcionados por los estudios
J. E. Obiols Llandrich longitudinales). Los diseños longitudinales o de seguimiento, en
contraposición a los estudios transversales, implican la recolec-
E. M. Álvarez Moya
ción de datos en dos o más momentos, por lo cual conllevan un
J. Vicens i Vilanova componente de temporalidad del que carecen los estudios trans-
versales, que reúnen datos en un solo corte en el tiempo. En este
tipo de estudios se identifica en la comunidad a un grupo de indi-
viduos expuestos a una determinada variable de interés (p. ej., pa-
rentesco biológico con un paciente depresivo) y a un grupo de
Introducción sujetos no expuestos a ésta (en relación al ejemplo anterior:
ı ausencia de familiares con trastornos depresivos) y se sigue su
ı evolución en el tiempo observando la frecuencia de aparición del
La investigación epidemiológica, centrada en el estudio de pa- fenómeno que nos interesa (p. ej., el diagnóstico de trastorno
trones de enfermedad en poblaciones humanas, ha dado lugar a afectivo). Al final del período de seguimiento podemos observar
varios tipos de diseños de investigación (1). Estos diseños, como la incidencia de este fenómeno en los expuestos (familiares de pa-
vemos en la tabla 29-1, pueden ser clasificados en función de di- cientes depresivos) y en los no expuestos (ausencia de famliares
ferentes criterios. con trastornos depresivos) y establecer asociaciones estadísticas
Así, los estudios experimentales, en los que exponemos deli- entre la variable de exposición y la incidencia de dicho fenómeno.
beradamente o al azar a un grupo de individuos a una interven- De este modo, existe un lapso de tiempo entre la causa y el efecto
ción determinada (p. ej., un medicamento) y comparamos las (o desenlace). La aplicación de un diseño longitudinal es reco-
observaciones llevadas a cabo en este grupo con las realizadas mendable para el tratamiento de problemas de investigación que
en otro grupo en el que no intervenimos o al que exponemos a involucran tendencias, cambios o desarrollos a través del tiempo,
otra intervención, pueden ser longitudinales (se realiza un se- o bien en los casos en que se busque demostrar la secuencia tem-
guimiento de los grupos para comprobar el efecto de la inter- poral de los fenómenos (2).
vención) o transversales (se realiza una única medición de las Dentro de los estudios longitudinales existe otro criterio
variables de interés en un momento determinado). El ensayo de clasificación útil para la investigación etiológica de los tras-
clínico con asignación aleatoria es el diseño típico de la investi- tornos mentales. Nos referimos a la dirección del seguimiento.
gación experimental. Del mismo modo, los estudios observacio- En este sentido, si el inicio del estudio se produce antes de la
nales, en los que se permite que la naturaleza siga su curso sin la aparición del fenómeno a estudiar (p. ej., la presencia de un
intervención del investigador (sin manipulación experimental trastorno esquizofrénico) y va recogiéndose información a me-
de las variables de interés), también pueden ser longitudinales dida que van sucediendo los hechos, se tratará de un diseño
prospectivo. Cuando hablamos de investigación observacional,
la utilización de este diseño da lugar a los estudios de cohortes,
en los que los sujetos son seleccionados en función de la pre-
/tabla29-1/ sencia de —o exposición a— una o varias causas hipotéticas
Criterios de clasificación de los diseños de un determinado fenómeno (p. ej., la presencia de compli-
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epidemiológicos caciones obstétricas) y durante su seguimiento se estudia la


aparición del desenlace o efecto (p. ej., un trastorno esquizofré-
Sí No nico, en relación al ejemplo anterior). Cuando, por el contrario,
el inicio del estudio se produce cuando el fenómeno de interés
Intervención Estudios experimentales Estudios ya ha aparecido y se busca información sobre los antecedentes
observacionales
Seguimiento Estudios longitudinales Estudios transversales
de dicho fenómeno a través de registros médicos, entrevistas
con los pacientes y con sus familiares, evaluaciones de profe-

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ı
/c29/ Estudios de alto riesgo y longitudinales
ı

sores, etc. se tratará de un diseño retrospectivo (4). En el caso de al desaparecer el componente de manipulación (control) experi-
la investigación observacional, la aplicación de este diseño da mental y, por lo tanto, la posibilidad de demostrar relaciones de
lugar a los estudios de casos y controles, en los que se seleccio- causalidad. No obstante, como vemos en la tabla 29-2, cada tipo
nan los sujetos en función del desenlace (p. ej., presencia de de estudio observacional posee una serie de ventajas y desventa-
trastorno bipolar) y se estudia cuántos de ellos presentaban jas que lo hacen más recomendable para uno u otro tipo de in-
ciertos antecedentes (p. ej., personalidad hipomaníaca, en rela- vestigación.
ción al ejemplo anterior). Este capítulo se centrará en los resultados que ha aportado la
Los estudios longitudinales en psicopatología pueden cen- investigación de alto riesgo en psicopatología. Veremos, en pri-
trarse en el período que va desde la aparición del trastorno de in- mer lugar, qué entendemos por investigación de alto riesgo y qué
terés en adelante, o bien en el período previo a la aparición del tipos de diseños se utilizan. A continuación ofreceremos una vi-
trastorno (período premórbido). De este modo, encontramos sión general de los principales resultados que han aportado este
estudios del curso de la enfermedad o estudios de eficacia de las in- tipo de estudios en el campo de la esquizofrenia y de los trastor-
tervenciones terapéuticas en pacientes con un determinado tras- nos afectivos.
torno psquiátrico, por un lado, y estudios de alto riesgo o estudios
de eficacia de intervenciones preventivas en personas que aún no
han desarrollado el trastorno pero que poseen algún signo de vul- Estudios de alto riesgo:
nerabilidad al mismo, respectivamente.
En cuanto a las ventajas e inconvenientes de cada tipo de di-
aspectos generales
seño epidemiológico, los estudios experimentales plantean un ı
dilema ético si se aplican a la investigación etiológica, ya que ex- ı
poner a un grupo de individuos sanos a un factor de riesgo po- La investigación de alto riesgo fue introducida por Pearson y
tencial para examinar su efecto no es justificable. Sin embargo, Kley (5) y Mednick y McNeill (6) en respuesta a las dificultades
son muy recomendables en la investigación sobre eficacia de las que planteaba el examen de la etiología de la esquizofrenia en pa-
intervenciones terapéuticas, donde son los más válidos y utiliza- cientes ya diagnosticados de este trastorno. Desde un punto de
dos. En el caso de los diseños observacionales, desaparece el in- vista teórico, dar cuenta de los procesos subyacentes a la psicopa-
conveniente ético pero disminuye la fiabilidad de los resultados tología no era suficiente, sino que también era necesario predecir

/tabla29-2/
Principales ventajas e inconvenientes de los diferentes tipos de estudios observacionales

Ventajas Inconvenientes

Cohortes Permite poner a prueba hipótesis sobre relaciones causa- Alta mortalidad experimental
efecto (o entre antecedentes y consecuencias) Necesidad de utilizar muestras muy amplias para conseguir un
Recoge información actual número razonable de casos que desarrollen el trastorno
Mejor control de la calidad de la información (medición de la Alto coste económico y de esfuerzo
exposición más exacta y completa y, por lo tanto, menos Imposibilidad de incluir nuevos sujetos una vez el estudio está
sesgada) en fase de seguimiento
Permiten evaluar los efectos de un factor de riesgo sobre «Efecto de cohorte»: los resultados finales pueden estar
varias enfermedades o trastornos influidos por las características generacionales de las
Permite calcular el riesgo de exposiciones poco frecuentes cohortes, que pueden no ser aplicables a las generaciones
actuales

Casos y controles Útil en caso de enfermedades poco frecuentes La información no es actual


Permite centrarse directamente en la población diana Susceptibles a varios sesgos (peor calidad de la información):
Menos costosos y más cortos que los estudios de cohortes de información, de selección, de memoria, etc.
Permiten estudiar diferentes factores de riesgo para una No recomendables para estudiar más de una enfermedad
misma enfermedad o trastorno No eficaces para estudiar los efectos de exposiciones poco
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frecuentes

Transversales Validez externa No existe una secuencia temporal, por lo tanto, no permiten
Menos costosos en términos de tiempo y dinero comprobar hipótesis etiológicas
Posibilidad de evaluar a la vez exposición y respuesta (o factor Poco útiles para enfermedades poco frecuentes
de riesgo y desenlace) Sobrerrepresentación de enfermedades crónicas
Sesgo de supervivencia

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quién presenta riesgo de padecer el trastorno, qué factores predis- ten individuos más vulnerables que otros a padecer determinados
ponen al mismo y bajo qué circunstancias se manifestará la enfer- trastornos psiquiátricos (11). El modelo de vulnerabilidad-estrés
medad en personas vulnerables (7). Desde un punto de vista me- postula que los individuos difieren en su sensibilidad a las cir-
todológico, por otro lado, el estudio de individuos que ya presen- cunstancias ambientales adversas, por lo que aquellas personas
tan el trastorno no permitía a los investigadores distinguir entre genéticamente sensibles (vulnerables) tienen más probabilidad de
procesos etiológicamente significativos y aquellos que son conse- desarrollar síntomas clínicos cuando se las expone a estos am-
cuencia de la enfermedad, como la medicación, la institucionali- bientes que aquellos individuos no vulnerables. Asimismo, en el
zación y la estigmatización (6). entorno de un individuo vulnerable o de alto riesgo, la predomi-
Los estudios de alto riesgo parten de la idea de que las perso- nancia de factores de estrés (p. ej., acontecimientos vitales estre-
nas que desarrollan una enfermedad mental en la adolescencia o santes, comunicación familiar desviada o abuso de drogas) o de
edad adulta probablemente ya presentaban signos de vulnerabi- factores de protección (p. ej., tratamiento, buen ambiente de
lidad antes de su manifestación clínica. Este fenómeno, denomi- crianza o nivel de inteligencia medio-alto) determinará que la
nado continuidad, es un tema básico de la psicopatología del de- persona acabe desarrollando sintomatología clínica o bien se
sarrollo. La idea de la continuidad psicopatológica afirma que di- mantenga en un estado subclínico (fig. 29-1).
ferentes fuerzas operarían durante el desarrollo vital de una per- Este modelo plantea un tipo especial de interacción entre ge-
sona, dando forma a las manifestaciones de una misma variable notipo y ambiente, según la cual la sensibilidad a los factores de es-
y reformándolas. Incluso un tipo de psicopatología puede ser trés (ambientales) estaría genéticamente determinada (fig. 29-2).
reemplazado por otro: por ejemplo, un preescolar enurético pue-
de llegar a ser un adolescente deprimido con mal rendimiento
académico (4).
Los estudios longitudinales, entre los cuales se encuentran los
Vulnerabilidad Síntomas
estudios de alto riesgo, se encargan de investigar el tema de la
continuidad de la psicopatología. Estos estudios se centran, como Factores
hemos visto, en el período del desarrollo vital previo al inicio de la de protección
enfermedad con el objetivo de detectar signos que delaten la vul- Estrés
nerabilidad de una persona a desarrollar un determinado trastor-
no. Concretamente, los estudios de alto riesgo investigan deter- Vulnerabilidad No síntomas
minadas variables en sujetos considerados de alto riesgo estadísti-
co para el desarrollo de una determinada psicopatología, ya sea Estrés
por su relación de parentesco biológico con un paciente con esa
Factores
misma psicopatología, o bien por presentar características bioló-
de protección
gicas o psicológicas que hipotéticamente predisponen a la apari-
ción de la misma (8).
Uno de los aspectos más valiosos de la investigación de alto /figura29-1/
riesgo, aparte de los asociados al tipo de diseño (v. tabla 29-2), es Teoría de la vulnerabilidad
que las primeras evaluaciones de la conducta, reacciones biológi- Tomado de Zubin y Spring (11).
cas, funcionamiento cognitivo, etc. no están sesgadas por las con-
secuencias de la enfermedad, superando, así, una de las mayores
desventajas de la investigación retrospectiva (9).
Los estudios de alto riesgo se llevan a cabo mediante una es-
trategia de investigación longitudinal prospectiva. Normalmente,
se define un grupo índice o de alto riesgo (expuesto a una varia- Riesgo Genotipo +
ble/s escogida/s como criterio de riesgo) y un grupo control o de de enfermedad
bajo riesgo (no expuesto a la/s variable/s de riesgo). Ambos gru-
pos son evaluados en diferentes edades (seguimiento longitudi- Genotipo –
nal). El seguimiento suele empezar en etapas infantiles y continúa
longitudinalmente a través de las diferentes etapas del desarrollo.
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De este modo es posible estudiar el efecto del mismo factor es-


Exposición ambiental
tresor ambiental como, por ejemplo, una separación parental, a
dos niveles diferentes de vulnerabilidad genética: en personas de
riesgo (vulnerables) y en personas de bajo riesgo (no vulnera- /figura29-2/
bles) (10). Interacciones genotipo-ambiente
Pero, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de «vulnerabili- Adaptado de Van Os y Marcelis (12).
dad»? La idea básica de la teoría de la vulnerabilidad es que exis-

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ı
/c29/ Estudios de alto riesgo y longitudinales
ı

Esta interacción entre factores genéticos y ambientales sería crí- estudios de alto riesgo
tica para el inicio clínico y la persistencia del trastorno (12). genético
Así, ante un mismo grado de exposición al estrés ambiental, los ı
individuos con la diátesis genética para un determinado tras- En estos estudios el criterio de riesgo se define por medio de la
torno psiquiátrico tienen un riesgo superior a desarrollar el selección de familiares de primer grado de personas con el tras-
trastorno. torno de interés. Lo normal es seleccionar a hijos de uno o am-
La asunción del modelo de vulnerabilidad-estrés (o modelo bos progenitores (normalmente madres) con la psicopatología en
de diátesis-estrés) implica que hay muchas personas con predis- cuestión, aunque también hay estudios de padres y hermanos de
posición genética a determinadas psicopatologías que no se des- personas afectadas (16).
compensan hacia el trastorno clínico. Algunos autores posterio- La justificación de la estrategia de alto riesgo genético es es-
res a la formulación inicial del modelo de vulnerabilidad-estrés trictamente empírica: ya que la mayoría de trastornos mentales
(p. ej., Strauss y cols. [13]) sugieren que el modelo inicial no da presentan agregación familiar, los hijos de un progenitor afectado
un reconocimiento suficiente al papel del afrontamiento activo tienen un riesgo de padecer dicho trastorno estadísticamente ma-
por parte del individuo, así como a las posibles influencias pro- yor que el de sus iguales en la población general. En trastornos
tectoras del ambiente. En cualquier caso, la teoría de la vulnerabi- en los que la base genética está bien establecida, como es el caso
lidad implica la existencia de factores y marcadores de riesgo que de la esquizofrenia, este criterio es aún más potente, ya que una
interactúan con la vulnerabilidad genética para dar lugar a un fe- proporción conocida de los descendientes habrán heredado una
notipo compensado o descompensado. diátesis genética para el trastorno (17).
ı El método de alto riesgo genético (como en otros estudios
ı de alto riesgo) consiste en hacer un seguimiento longitudinal del
marcadores de riesgo grupo de riesgo seleccionado, con evaluaciones que se extienden
ı desde la infancia hasta la edad adulta. Teniendo en cuenta que
La aportación fundamental de los estudios de alto riesgo, ba- algunos de los individuos de riesgo desarrollarán el trastorno
sándose en la teoría de la vulnerabilidad, ha consistido en la defi- en el futuro, la información recogida servirá para ofrecer una
nición de los marcadores psicobiológicos de riesgo (14). Estos mar- perspectiva del mismo desde el punto de vista del desarrollo.
cadores son rasgos biológicos (endofenotípicos) y psicológicos Por otro lado, la información recogida de aquellos que no de-
(exofenotípicos) sutiles que actúan como índices precoces de de- sarrollen el trastorno se utiliza para averiguar qué factores pue-
sarrollo anormal y predicen en mayor o menor grado la aparición den haber actuado protegiendo al individuo de un desenlace ne-
ulterior de psicopatología (15). gativo (9).
Por lo tanto, un marcador de riesgo es una variable fenotípica La mayor ventaja de los estudios de alto riesgo genético re-
que ha de cumplir las siguientes características (14): side en su validez. El criterio genético sigue siendo el marcador
de riesgo más válido para la mayoría de trastornos mentales,
1. Ser índice de rasgo y de estado, es decir, la encontraremos motivo por el cual las muestras seleccionadas en base a este
asociada a la manifestación clínica de la enfermedad, criterio pueden ser etiológicamente más homogéneas que las
pero también en la etapa premórbida y posmórbida. seleccionadas en base a criterios no genéticos (18). De este
2. Expresar vulnerabilidad genética, por lo cual la detectare- modo, aumentan las posibilidades de detectar vínculos entre
mos en un número significativo de familiares de primer factores de riesgo hipotéticos y evoluciones psicopatológicas
grado del enfermo. específicas.
3. Tener una relación próxima con sistemas neurorregulado- Sin embargo, los estudios de alto riesgo genético presentan
res concretos, es decir, con estructuras anatomofisiológi- tres limitaciones importantes. Por un lado, el hecho de que no
cas del sistema nervioso central que dependen de un ge- todos los trastornos mentales presentan una carga genética im-
notipo determinado. portante, lo cual da lugar a muestras no representativas del riesgo
4. Poseer una sensibilidad y especificidad razonables, lo cual poblacional. Por otro lado, no todos los descendientes de indi-
implica una buena capacidad de detectar tanto falsos po- viduos afectados heredarán la diátesis genética y, por el momen-
sitivos como falsos negativos. to, no es posible distinguir entre aquellos que la han heredado y
los que no. Esto origina una alta proporción de falsos positivos
En la actualidad, existen pocas variables investigadas por los en las muestras seleccionadas en base al criterio genético, lo
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estudios de alto riesgo que cumplan todos estos requisitos, por lo que reduce la capacidad para diferenciar individuos de alto y
que en muchos casos tendremos que referirnos a algunas de estas bajo riesgo (19). Por último, los estudios de alto riesgo genético
variables como factores de riesgo o epifenómenos (v. apartado «Es- son relativamente poco económicos, ya que la búsqueda de pa-
tudios de alto riesgo endofenotípico y exofenotípico»). cientes en quienes se haya establecido el diagnóstico del tras-
Hasta el momento, existen tres aproximaciones generales a la torno mental en cuestión y, además, que tengan descendencia
identificación de individuos de alto riesgo de psicopatología: ge- de una edad determinada resulta cara y exige una inversión de
nética, endofenotípica y exofenotípica. tiempo importante (17).

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estudios de alto riesgo endofenotípico puestamente, serían signos precoces del trastorno psicopatológi-
y exofenotípico co (20). En este sentido, algunos autores (22) distinguen entre
ı precursores, definidos como conductas o síntomas que, de forma
Los estudios de alto riesgo endofenotípico y exofenotípico di- casi invariable, preceden el inicio del trastorno (expresiones en-
fieren de los estudios de alto riesgo genético en la definición del dógenas del proceso patológico subyacente), epifenómenos, con-
criterio de riesgo. Si en los estudios de alto riesgo genético este cri- ceptualizados como síntomas o comportamientos asociados al
terio viene determinado por la presencia de un progenitor (o am- trastorno debido a que comparten alguna causa común, pero que
bos) afectado de una psicopatología, los estudios de alto riesgo no tienen por qué tener un vínculo causal con el inicio del mismo
endo y exofenotípico utilizan sujetos de la población general, se- y factores de riesgo, definidos como síntomas o estresores que in-
leccionados en base a un rasgo/variable (o una configuración de crementan el riesgo del trastorno pero no son una manifestación
rasgos/variables) que hipotéticamente precede la aparición del del mismo. A modo de ejemplo, en la esquizofrenia, el aislamien-
trastorno psicopatológico (20). to social sería un precursor, las anomalías físicas menores serían
En el caso de los estudios de alto riesgo endofenotípico (21), un epifenómeno y el cociente intelectual bajo sería un factor de
se utiliza un índice biológico para identificar el grupo de riesgo. riesgo.
Los estudios de alto riesgo exofenotípico utilizan rasgos o carac- La intención de los estudios de alto riesgo endo y exofeno-
terísticas psicosociales, de personalidad o de conducta que, su- típico es identificar a aquellos sujetos vulnerables a una psicopa-
tología determinada dentro de la población general, por lo que
no son de ningún modo incompatibles con los estudios de alto
riesgo genético. La diferencia radica, como hemos dicho, en la
definición del criterio de riesgo y, como consecuencia, en el tipo
/tabla29-3/ de muestra utilizada. Por otro lado, identificar a los sujetos vul-
Ventajas y limitaciones de los estudios de alto nerables a una psicopatología en base a sus características bioló-
riesgo endofenotípico y exofenotípico (17) gicas, psicosociales o de personalidad, permite elegir una varie-
dad potencialmente mayor de personas vulnerables que el mé-
Estudios de alto riesgo todo genético (23), por lo que cubre las carencias derivadas de la
endofenotípico Estudios de alto riesgo exofenotípico aplicación exclusiva de éste. En la tabla 29-3 se resumen las ven-
Ventajas
tajas y desventajas de ambos tipos de estudios de alto riesgo no
Proporcionan marcadores Posibilidad de llevar a cabo detección genético.
más fácilmente sistemática en muestras grandes de En los estudios de alto riesgo endofenotípico y exofenotípi-
relacionables con el la población general a un mínimo co, al igual que en los estudios de alto riesgo genético, también se
genotipo coste establecen grupos de alto y bajo riesgo (normalmente en la in-
Permiten identificar Posibilidad de generalización de los
subtipos resultados a poblaciones de riesgo
fancia-adolescencia) y se les hacen varias evaluaciones (segui-
biológicamente más amplias miento) a lo largo del desarrollo hasta la edad adulta.
homogéneos de la Posibilidad de uso junto con otros
enfermedad paradigmas, incluido el genético, con
la finalidad de identificar subgrupos
de individuos con un riesgo
Estudios de alto riesgo
especialmente alto para la esquizofrenia
Limitaciones
ı
Pocas variables Las variables exofenotípicas están a ı
endofenotípicas una distancia considerable del nivel La idea de que algunos signos del trastorno esquizofrénico
cumplen criterios para genético (difícilmente relacionables
están presentes antes del inicio del mismo está recogida por la
ser marcador genético con el genotipo)
de riesgo Alta proporción de falsos positivos llamada teoría del neurodesarrollo de la esquizofrenia (24, 25),
El cribado de grupos debido a la baja prevalencia de que postula que algunos casos de esta enfermedad podrían te-
grandes con medidas individuos con riesgo de ner un origen prenatal. Esta hipótesis sugiere que en algún mo-
endofenotípicas puede psicopatología grave mento crítico del neurodesarrollo pre o perinatal (probable-
ser dificultoso y caro Susceptible a la circularidad entre la
mente en el 2.o trimestre del embarazo) se producirían altera-
Las variables definición de riesgo y el trastorno
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endofenotípicas resultante ciones en la maduración de ciertas estructuras cerebrales del


pueden interactuar con Los precursores exofenotípicos de los feto. Esta lesión, resultado de la interacción de factores genéti-
procesos de trastornos psicopatológicos pueden cos (p. ej., padre y/o madre esquizofrénico/a) y ambientales
maduración, ser relativamente sutiles y difíciles de (p. ej., una infección vírica en la madre) tempranos, permane-
oscureciendo su efecto evaluar con fiabilidad
cería clínicamente silente o latente hasta la aparición de sinto-
en determinados Proporcionan información limitada sobre
períodos del desarrollo los procesos de riesgo subyacentes matología psicótica, normalmente durante la adolescencia o
primera juventud. La cuestión de por qué la sintomatología

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ı
/c29/ Estudios de alto riesgo y longitudinales
ı

psicótica no aparece hasta la adolescencia o primera juventud Existen otras evidencias que respaldan la teoría de la vulnera-
aún no está clara. Se han sugerido varias hipótesis, como la bilidad aplicada a la esquizofrenia (16). Por un lado, destaca el
que defiende que la intervención de factores hormonales y ma- hecho de que la esquizofrenia clínica per se no es heredada di-
durativos asociados de forma natural a la pubertad desempeña- rectamente, sino que, probablemente, existen múltiples genes de
ría un papel crítico en el inicio de la enfermedad (25-27), o bien susceptibilidad que influyen en la vulnerabilidad a trastornos
que la eclosión sintomatológica estaría relacionada con altera- del espectro esquizofrénico. Por otro lado, la recurrencia de epi-
ciones en la poda sináptica (pruning) que se produce durante la sodios agudos cuando el trastorno ya se ha manifestado clínica-
adolescencia (28). En cualquier caso, si lo que preconiza esta mente puede entenderse como la consecuencia de un nivel con-
teoría es cierto, las alteraciones neuropsicológicas tendrían tinuo de vulnerabilidad personal a episodios psicóticos que haría
que estar presentes tanto a partir de la eclosión sintomatológi- que ciertos individuos tengan más probabilidad que otros de
ca como previamente a la misma, es decir, en la etapa premór- presentar episodios agudos incluso después de una mejora o una
bida (29). recuperación. Por último, la observación de la influencia de los
La teoría del neurodesarrollo nos indica que algunas alte- acontecimientos vitales en el desencadenamiento de episodios
raciones y signos sutiles de la enfermedad esquizofrénica po- psicóticos sugiere que se necesita un grado de estrés ambiental
drían estar presentes mucho antes de la manifestación clínica sustancial para precipitar un episodio psicótico en un persona
de la misma, debido a que la alteración en el sistema nervioso con un nivel de vulnerabilidad sólo moderado, mientras que en
existiría ya desde etapas pre o perinatales. Esta idea choca con- personas con una vulnerabilidad elevada el grado de estrés am-
tra la afirmación clásica de que la esquizofrenia es una enfer- biental necesario para generar la aparición de sintomatología
medad de inicio típicamente adolescente (15). Sin embargo, ya psicótica es mucho menor o incluso innecesario. No obstante,
Kraepelin (30) y Bleuler (31), entre otros, advirtieron que mu- cabe recordar que la teoría de la vulnerabilidad no es específica
chos de sus pacientes esquizofrénicos habían mostrado formas de la esquizofrenia, ya que se cree que también podría explicar
atenuadas de síntomas psicóticos antes de desarrollar el trastor- la etiología de otros trastornos mentales como la depresión o las
no. La identificación de las alteraciones premórbidas de la es- psicosis afectivas (11).
quizofrenia («marcadores de vulnerabilidad») permitiría detec- Los estudios de alto riesgo para la esquizofrenia han identifi-
tar a aquellos individuos de la población general que son vul- cado una serie de variables que podrían actuar como predictores
nerables a padecer el trastorno antes de que éste se manifieste de trastornos del espectro esquizofrénico como veremos a conti-
clínicamente. nuación. Sin embargo, si nos atenemos a los requisitos mencio-
La idea de que existen marcadores de riesgo para los trastor- nados anteriormente para la designación de una variable como
nos esquizofrénicos presentes antes del inicio clínico del trastor- marcador de riesgo (14), pocas de éstas poseen las características
no implica una continuidad sintomática, según la cual las perso- necesarias para ser consideradas como tal. Esto plantea la necesi-
nas vulnerables empezarían mostrando signos tan atenuados de dad de considerar la mayoría de ellas como factores de riesgo a la
dicha vulnerabilidad que podrían llevar una vida relativamente espera de estudios de confirmación de su estatus como marcado-
normal. En función del equilibrio entre los factores de riesgo y los res de riesgo.
factores de protección, estos signos se exacerbarían y acabarían En este sentido, Poulton y cols. (33) afirman que un factor de
provocando la aparición del trastorno clínico, o bien se manten- riesgo para la esquizofrenia ha de cumplir las siguientes caracterís-
drían a un nivel subumbral. ticas:
El origen de la esquizofrenia, pues, podría encontrarse ya en
etapas prenatales pero el camino hasta el desarrollo clínico del 1. Presentar una relación estadística moderada-fuerte con la
trastorno esquizofrénico es aún más complejo. En este sentido, evolución esquizofrénica ulterior.
la teoría de la vulnerabilidad, comentada anteriormente, explica- 2. No identificar falsamente como «de riesgo» a individuos
ría por qué hay personas que, aun poseyendo un genotipo vulne- que nunca desarrollarán síntomas esquizofrénicos por-
rable, no se descompensan nunca hacia el trastorno esquizofréni- que no son realmente vulnerables.
co. Esta idea encuentra apoyo empírico en los estudios de geme- 3. Tener la capacidad de predecir psicosis con especifici-
los monocigóticos, en los que la concordancia para el trastorno dad.
(48 %) está lejos del 100 % esperable si la vulnerabilidad genéti-
ca siempre se manifestase (32). Sin embargo, hay que tener en El más estudiado de los factores de riesgo para la esquizofre-
cuenta que sólo un 5-15 % de esquizofrénicos posee antecedentes nia es la presencia de un familiar afectado de la misma (estudios
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familiares de esquizofrenia (20), o sea, la diátesis genética esqui- de alto riesgo genético). Desde el estudio pionero de Barbara Fish
zofrénica. Este hecho, entre otros, sugiere la posible existencia de en 1952 (34), se han llevado a cabo varios estudios de alto riesgo
casos de esquizofrenia sin base genética, es decir, de origen pura- basados en muestras de hijos de madres esquizofrénicas, como el
mente ambiental. En este sentido, la teoría del neurodesarrollo Copenhagen High Risk Project (35), el Jerusalem Infant Deve-
permite complementar el concepto de vulnerabilidad genética lopment Study (36) o el New York High Risk Project (37), entre
con el de la vulnerabilidad ambiental por alteración precoz en el otros. Estas investigaciones han identificado varias características
sistema nervioso. premórbidas que podrían actuar como posibles marcadores de

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riesgo para la psicosis en el futuro. Watson y cols. (9) agrupan han recibido mayor confirmación por parte de los diversos estu-
estas características en dos categorías: a) precursores asociados a dios. En un segundo nivel en cuanto a especificidad como marca-
factores etiológicos (historia familiar de esquizofrenia, déficit dores de riesgo para la esquizofrenia, y a la espera de más estudios
neuroconductual, complicaciones obstétricas), y b) precursores de confirmación, se encontrarían el resto de variables que apare-
sociales y conductuales identificados por los padres y profesores, cen en la tabla 29-5.
así como variables de personalidad reveladas por entrevistas y au- En la tabla 29-6 se resumen los principales estudios de alto
toinformes. riesgo para la esquizofrenia que se han llevado a cabo.
La tabla 29-4 recoge algunas de las variables que han sido
identificadas como factores o marcadores de riesgo para los tras-
tornos del espectro esquizofrénico a través de la estrategia de alto
riesgo genético. /tabla29-5/
Sin embargo, los estudios de alto riesgo genético para la es- Variables identificadas como posibles marcadores
quizofrenia presentan el inconveniente antes mencionado de psicobiológicos de riesgo para los trastornos
que sólo una pequeña proporción de pacientes presenta historia del espectro esquizofrénico mediante estudios
familiar de esquizofrenia (20). Además, se sabe que hay otros de alto riesgo no genético
factores que suponen un riesgo aun en ausencia de historia fami-
liar de psicosis, como por ejemplo las alteraciones tempranas del Variables pre y perinatales
Alto índice de masa corporal en la madre antes del embarazo (48)
neurodesarrollo, evidenciadas en forma de alteraciones derma-
Infecciones respiratorias maternas durante el segundo trimestre de
toglíficas (47), que indicarían una inestabilidad en el desarrollo gestación (49)
del sistema nervioso central. Complicaciones obstétricas (hipoxia) (50)
Las estrategias de alto riesgo endo y exofenotípico (psicométri- Interacción madre-hijo atípica al nacer (51)
co) suponen una alternativa al método de alto riesgo genético
Variables neuropsicológicas
que, sin ser incompatible con éste, permite cubrir sus deficiencias.
Atención sostenida (52, 53)
Mediante estas estrategias de investigación se han identificado Amplitud de aprehensión (54)
toda una serie de posibles factores y marcadores de riesgo (mu- Tiempo de reacción (55)
chos de ellos también identificados por los estudios de alto riesgo Memoria de trabajo (56)
genético), como puede observarse en la tabla 29-5. Formación de conceptos/abstracción (57)
Funcionamiento intelectual (58, 59)
Variables cognitivas de procesamiento de la información,
como la atención sostenida o la amplitud de aprehensión y varia- Variables psicofisiológicas
bles psicofisiológicas, como el seguimiento ocular, han sido las que Seguimiento ocular (56)
Potenciales evocados (60, 61)
Reflejo palpebral (62)
Incremento de los niveles de cortisola (63)
Respuesta electrodérmica (61, 64)
/tabla29-4/ Variables neurológicas
Variables identificadas como posibles marcadores Anomalías físicas menores (65)
psicobiológicos de riesgo para los trastornos Signos neurológicos menores (53)
del espectro esquizofrénico mediante estudios Alteraciones neuromotoras (66)
de alto riesgo genético Retrasos en la adquisición de hitos del desarrollo (51)

Variables neuroanatómicas
Variables perinatales Bajo peso al nacer/perímetro craneal reducido (67)
Complicaciones obstétricas (38, 39)
Bajo peso al nacer (40) Variables de personalidad
Esquizotipia psicométrica (68)
Variables neurológicas Trastorno esquizotípico de la personalidad (69)
Alteraciones en el funcionamiento neuromotor (40)
Anomalías físicas menores (41) Variables familiares, emocionales y sociocomportamentales
Rendimiento académico (70)
Variables sociofamiliares y comportamentales
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Problemas interiorizantes en la infancia (51)


Relaciones familiares anómalas (42, 43) Desviaciones sociales y conductuales y anomalías en el lenguaje (71)
Alteraciones conductuales (agresividad, conducta perturbada, Patrones de comunicación familiar y estilos afectivos desviados (72, 73)
pasividad, aislamiento) informadas por profesores (10, 44)
Variables clínicas
Variables neuropsicológicas Presencia de síntomas psicóticos aislados en la infancia (33)
Alteraciones atencionales y del procesamiento de la información
(45, 46) a
Asociado al incremento de actividad del eje hipotálamo-hipófiso-suprarrenal.

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/c29/ Estudios de alto riesgo y longitudinales
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/tabla29-6/
Principales estudios de alto riesgo para la esquizofrenia

Criterio Período
Autor Estudio de riesgo de seguimiento

Fish (34) – Genético 1952-1982


Mednick y cols. (35) Copenhagen High Risk Project Genético 1962-1986
Marcus y cols. (36) NIMH Israeli Kibbutz-City Study Genético 1965-?
Goldstein (72) UCLA High Risk Study No genético 1967-1982
Tienari y cols. (74) Finnish Adoptive Family Study Genético 1969-?
Sameroff y cols. (75) Rochester Longitudinal Study Genético 1970-1975
Weintraub (76) Stony Brook High Risk Project Genético 1971-?
Erlenmeyer-Kimling y Cornblatt (37) New York High Risk Project Genético 1971-?
Poulton y cols. (33) Dunedin Multidisciplinary Health and Development Study (Nueva Zelanda) No genético 1972-1999
Marcus y cols. (36) Jerusalem Infant Development Study Genético 1973-?
McNeil y Kaij (77) Swedish High-Risk Study Genético 1973-1983
Chapman y cols. (23) – No genético 10 años
Kwapil (68) – No genético 10 años
Obiols y cols. (78) – No genético 1992-2003

Estudios de alto riesgo traron prevalencias de trastornos afectivos en hijos de padres bi-
polares que iban desde un 5 a un 67 % en relación a los hijos de
para los trastornos afectivos padres sanos (del 0 al 38 %). Las estimaciones de trastornos psi-
ı copatológicos no afectivos se encontraban entre el 5 y el 52 %
ı para los hijos de pacientes bipolares y del 0 al 25 % en hijos de vo-
trastorno bipolar luntarios sanos. En cualquier caso, la prevalencia de trastornos
ı psiquiátricos en general siempre fue más alta en los hijos de pa-
Se ha observado que muchos adolescentes que acaban de- dres bipolares que en hijos de padres sanos. Por ejemplo, Todd y
sarrollando la enfermedad bipolar habían presentado conducta y cols. (86) hallaron que los hijos de algún progenitor con trastorno
humor inestables varios años antes del episodio definitivo (79). afectivo presentaban un riesgo de ser diagnosticados de algún
Sin embargo, la literatura médica al respecto es muy escasa, en trastorno mental hasta 5,1 veces mayor que el de los hijos de pro-
comparación con la existente en torno a los trastornos depresi- genitores sanos. El riesgo era especialmente alto para el trastorno
vos unipolares. bipolar y los trastornos de ansiedad.
Los estudios de hijos de pacientes bipolares, mucho menos En muestras de sujetos con alto riesgo genético también se
numerosos que los de hijos de pacientes con trastornos depresi- ha encontrado que la presencia de déficit atencional se asocia
vos, suelen utilizar métodos de entrevista directa y algunos inclu- prospectivamente a una mayor incidencia de trastornos mentales,
yen comparaciones con otros grupos psiquiátricos, como los tras- en general, a lo largo del ciclo vital (87).
tornos unipolares (80, 81). La mayoría de estas investigaciones Es interesante destacar que el pronóstico de los niños con
han sido diseñadas en base a la asunción de un mecanismo de alto riesgo genético de trastorno bipolar es a menudo más positi-
riesgo genético y no han prestado demasiada atención a los proce- vo que el de aquellos niños de edad parecida cuyos padres pade-
sos y mecanismos del ajuste del niño (82). cen (o han padecido) depresión unipolar (82). Por ejemplo, se
Gran parte de la literatura médica de alto riesgo (genético) ha observado que hijos de progenitores bipolares presentan una
para el trastorno bipolar se basa en diseños metodológicos de tipo proporción moderada de trastornos mentales diagnosticables,
caso-control, con o sin entrevista directa a los niños que confor- pero niveles significativamente más bajos de depresión mayor
man la muestra. Varios estudios con entrevista informan de ma- que los hijos de padres unipolares (88). También se ha observa-
yores tasas de trastorno mental en estos niños (p. ej., 52 % en De- do que el funcionamiento académico y social de estos niños es
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

cina y cols. [83], 72 % en Gershon y cols. [84], 43 % en Klein y superior al de los hijos de pacientes unipolares (89). Radke-Ya-
cols. [80]). Estos niños no sólo muestran trastornos afectivos, rrow y cols. (81) observaron que, en general, a los niños bipola-
sino también trastornos de conducta y de ansiedad. En cambio, res les fue mejor que a los unipolares en términos de problemas
hay pocos estudios que informen de una evolución bipolar, pro- clínicamente significativos, excepto en la infancia tardía, mo-
bablemente por la dificultad que supone evaluar estos problemas mento en que los jóvenes unipolares y bipolares presentaron ta-
en la infancia (82). En una revisión de estudios de alto riesgo ge- sas similares de cualquier trastorno mental (68 y 61 %, respecti-
nético para los trastornos bipolares, DelBello y Geller (85) encon- vamente).

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J. E. Obiols Llandrich, E. M. Álvarez Moya y J. Vicens i Vilanova
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En cuanto a estudios de alto riesgo no genético, Hultman y En cuanto a la ciclotimia, los pocos estudios de seguimiento que
cols. (90) compararon el perfil de complicaciones obstétricas (reco- se han realizado (100-102) indican que también presenta un
gidas prospectivamente) de pacientes con esquizofrenia y pacien- riesgo mayor de desarrollar trastorno bipolar I y II, así como
tes con psicosis afectiva y encontraron que los pacientes afectivos, mayor deterioro e intentos de suicidio que los controles no ci-
específicamente, habían presentado atonía uterina y, al igual que clotímicos.
los esquizofrénicos, mayor prevalencia de nacimientos a finales ı
del invierno. ı
En relación a variables exofenotípicas (psicométricas), Kwapil depresión mayor
y cols. (91) hallaron que las altas puntuaciones en la Escala de ı
Personalidad Hipomaníaca (92) en estudiantes universitarios En los últimos 25 años, los estudios con hijos de padres afec-
clínicamente normales se asociaron a mayor incidencia de tras- tados de sintomatología depresiva han sufrido una evolución
torno bipolar y episodios depresivos mayores al cabo de 13 años propiciada por el desarrollo de la metodología usada en los estu-
de seguimiento. Si a las altas puntuaciones en personalidad hipo- dios de alto riesgo. Las primeras aproximaciones surgieron de los
maníaca se les añadían altas puntuaciones en la Escala de Impul- estudios de alto riesgo para esquizofrenia, en los que los trastor-
sividad No Conformista (93), la incidencia de trastorno bipolar nos afectivos se utilizaban como grupo de comparación (8, 103-
durante el seguimiento aún era mayor, así como peor era el ajus- 107). El objetivo de estos estudios era comparar varios grupos
te general y mayor la probabilidad de arrestos en relación al resto diagnósticos con un grupo control. Posteriormente, surgieron los
de sujetos con altas puntuaciones en personalidad hipomaníaca estudios centrados específicamente en el seguimiento de sujetos
y a los sujetos control. con uno o ambos padres afectados de trastorno depresivo. De es-
A otro nivel de «vulnerabilidad» y desde la perspectiva del tos estudios, cabe destacar que los grupos de padres con sintoma-
modelo del continuum psicopatológico, destaca la presencia de tología afectiva no son uniformes. Algunos incluyen depresiones
trastorno depresivo como posible factor de riesgo para el de- psicóticas y neuróticas, mientras que otros sólo incluyen padres
sarrollo de trastorno bipolar. Este tema fue el foco de un estudio con depresión psicótica. Además, los estudios que distinguen
de seguimiento prospectivo (10 años) de 60 adolescentes (13-16 entre trastorno bipolar y unipolar son pocos (106) y ninguno de
años) con trastorno depresivo mayor (94). En este estudio se ob- ellos utiliza instrumentos diagnósticos en la valoración inicial de
servó que un 20 % de estos adolescentes acabó desarrollando un los niños, puesto que para esas edades no hay un consenso en los
episodio maníaco durante el período de seguimiento. Los sínto- criterios a utilizar.
mas predictores del desenlace bipolar más potentes fueron el ini- A pesar de las inconsistencias metodológicas, los niños de pa-
cio sintomático agudo, la inhibición psicomotora y las formas dres con trastornos afectivos y los niños de padres que padecen
psicóticas, así como la disminución de la concentración y el hu- esquizofrenia muestran déficit similares en comparación con los
mor intensamente deprimido. Un seguimiento más reciente a 15 hijos de controles sanos o seleccionados al azar. Los déficit más
años realizado por Goldberg y cols. (95) también encontró que la consistentes se hallaron en aspectos de competencia social y acadé-
presencia de depresión en jóvenes hospitalizados originariamen- mica, atención y cociente intelectual (108). En este sentido, los hi-
te por un episodio unipolar, sobre todo si iba acompañada de jos de padres esquizofrénicos y con trastornos afectivos presentan
formas psicóticas, se asociaba a un riesgo especialmente alto de una peor adaptación escolar y peores resultados académicos que
desarrollo de hipomanía y/o manía (trastorno bipolar I) duran- los hijos de sujetos normales, según valoraciones hechas por los
te el seguimiento. Por otro lado, algunos investigadores (96) creen maestros y los padres (103). Asimismo, respecto a los hijos de
que algunas formas de distimia podrían estar relacionadas con el sujetos sin patología, los niños descendientes de padres afectados
trastorno bipolar. En un estudio de seguimiento de niños distí- por un trastorno afectivo o psicótico obtenían peores resultados
micos se observó que un 15 % acabó desarrollando episodios en medidas atencionales (8, 107).
maníacos o hipomaníacos durante el período de seguimiento Los estudios más recientes pretenden aportar una visión inte-
(168 meses), en comparación con un 5 % de niños con trastor- gradora de los factores de vulnerabilidad y de riesgo. Nutriéndose
nos de ajuste y un 2 % de niños no deprimidos con trastornos de los pioneros estudios de alto riesgo en esquizofrenia, las nuevas
exteriorizantes (97). investigaciones intentan utilizar grupos más homogéneos, cen-
También se han hecho estudios de trastornos ciclotímicos y trados específicamente en la sintomatología depresiva como ob-
trastorno bipolar II como factores de riesgo para el desarrollo jetivo, e identificar un abanico más amplio de posibles factores de
posterior de trastorno bipolar I. Se ha encontrado que de un 3 a riesgo (109). Sin embargo, la mayoría de ellos se han centrado en
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

un 11 % de pacientes bipolares II acaban desarrollando algún hijos de madres afectadas por depresión; por lo tanto, la selección
episodio maníaco (período máximo de seguimiento a 5 años) del grupo de alto riesgo sigue siendo genética. Dentro de esta vi-
(98, 99). Por lo tanto, los pacientes con trastorno bipolar II po- sión cabe destacar el modelo de transmisión de riesgo propuesto
drían presentar un mayor riesgo para el desarrollo de episodios por Goodman (110) (fig. 29-3).
maníacos y, por lo tanto, de trastorno bipolar I. Sin embargo, Como puede observarse, este modelo contempla varias inter-
la mayoría de pacientes con trastorno bipolar II presenta un acciones entre factores biológicos y psicosociales. Además, se
curso relativamente estable que no progresa hacia la manía (17). asume la existencia de factores que estarán indicando la existencia

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/c29/ Estudios de alto riesgo y longitudinales
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• Disfunción psicobiológica
Factores Depresión
• Cognición
heredables • Afectividad Otro trastorno
• Habilidades sociales
Madre
depresiva

Alteraciones
prenatales

• Padre
— Salud mental
Patrón
• Curso de la depresión materna
de conducta
• Características del niño
— Temperamento
— Género
— Funcionamiento
• cognitivo y social

Estrés
ambiental

/figura29-3/
Modelo de transmisión de riesgo para la depresión
Tomado de Goodman y Gotlib (110).

de vulnerabilidad en varios dominios de funcionamiento: psico- Como en los estudios de alto riesgo en esquizofrenia, los es-
biológico (eje hipotálamo-hipófiso-suprarrenal), cognitivo tudios con hijos de madres depresivas han dado a luz una serie
(p. ej., cogniciones disfuncionales, baja autoestima, alteraciones datos que estarían indicando la existencia de un desarrollo fetal
atencionales y amnésicas), afectivo (p. ej., baja resistencia al es- anómalo. La mayoría de estos estudios utilizan como muestra in-
trés, dificultades en la modulación de las emociones) y conduc- dividuos cuyas madres presentaban depresión durante el embara-
tual (p. ej., habilidades sociales inadecuadas, dificultad en el con- zo. Los datos neonatales que avalan esto son el incremento de
trol de impulsos, baja motivación). partos prematuros y de fetos con bajo peso en relación con madres
Si nos centramos en los factores hereditarios, gran parte de la depresivas respecto a madres sanas (114, 115). Field y cols. (116)
literatura nos indica la existencia de un patrón de transmisión ge- encontraron puntuaciones más bajas en la escala de Brazelton y
nética en los trastornos depresivos. Considerando los datos obte- un menor tono motor en bebés de madres con depresión que en
nidos de estudios de adopciones, gemelos y familias, vemos que el bebés de madres sanas. En la misma línea, Zuckerman y cols.
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

riesgo de sufrir un trastorno afectivo es de un 20-25 %, si se es (117) hallaron una estrecha relación entre sintomatología depre-
descendiente de primer grado de un paciente afectado por un siva en la madre durante el embarazo y conductas de llanto exce-
trastorno afectivo unipolar, mientras que este riesgo disminuye al sivo en el bebé. En un interesante estudio, Field (118) apunta a la
7 % en la población general (111). Por otro lado, diversos traba- existencia de desajustes neuroendocrinos en la mujer depresiva
jos parecen apuntar hacia una relación entre una aparición más durante el embarazo como causa del mal desarrollo fetal. Igual de
temprana de la sintomatología depresiva y una mayor historia valiosas son las reflexiones de Mielberger y su equipo (119), que
familiar de depresión (112, 113). nos advierten de que, posiblemente, las madres depresivas llevan

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J. E. Obiols Llandrich, E. M. Álvarez Moya y J. Vicens i Vilanova
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a cabo conductas prenatales más descuidadas que las madres «sa- 2. Álvarez-Dardet C, Bolúmar F, Porta M. Tipos de estudios. Med Clín
nas» (alteraciones de los patrones de sueño e ingesta, hábitos tó- (Barc) 1987; 89: 296-301.
xicos, etc.). Finalmente, una serie reciente de estudios intenta cla- 3. Kaplan HI, Sadock BJ, Grebb JA. Sinopsis de psiquiatría, 7.a ed. Madrid:
Médica Panamericana, 1996.
rificar el papel de los antidepresivos en el proceso de desarrollo fe-
4. Wenar C, Kerig P. Developmental psychopathology, 4.a ed. Boston:
tal. Los resultados de estos estudios son de momento inconsis-
McGraw-Hill, 2000.
tentes, ya que mientras unos hallan una relación entre el trata-
5. Pearson JS, Kley IB. On the application of genetic expectancies as age-
miento antidepresivo y las complicaciones perinatales (120), specific base rates in the study of human behavior disorders. Psychol
otros no encuentran efecto alguno (121). Bull 1957; 54: 406-420.
Estos estudios también han puesto de manifiesto que las ma- 6. Mednick SA, McNeill TF. Current methodology in research on the etio-
dres depresivas se caracterizan por cogniciones negativas, con- logy of schizophrenia: serious difficulties which suggest the use of the
ducta y afecto retraído (122). En comparación con madres con high-risk group method. Psychol Bull 1968; 70: 681-693.
trastornos psiquiátricos no depresivos y madres controles sanas, 7. Depue RA, Monroe SM, Shackman SL. The psychobiology of human
las madres depresivas se muestran más irritables, tristes, hostiles y disease: Implications for conceptualizing the depressive disorders. En:
negativas con sus hijos (110). Según este último autor, este patrón Depue RA (ed.). The psychobiology of the depressive disorders: Impli-
cations for the effects of stress. Nueva York: Academic Press, 1979;
limitaría el desarrollo de las habilidades cognitivas y sociales del
3-20.
niño/a.
8. Erlenmeyer-Kimling L, Cornblatt B. High-risk research in schizophrenia: a
Algunos autores, como Klein y cols. (123) postularían la exis-
summary of what has been learned. J Psychiatr Res 1987; 21: 401-411.
tencia de niveles prodrómicos de regulación del afecto, como la dis- 9. Watson JB, Mednick SA, Olin S-CS, Cannon TD, Parnas J, Schulsin-
timia. Esto es, los estados distímicos actuarían como factores pre- ger F. Children of schizophrenic parents. En: Steinhausen HC, Verhulst F
cipitantes o de riesgo de futuros trastornos afectivos. En un estu- (eds.). Risks and outcomes in developmental psychopathology. Nueva
dio reciente, el equipo anteriormente citado (123) realizó el se- York: Oxford University Press, 1999; 25-37.
guimiento durante 5 años de 89 pacientes con distimia, encon- 10. Parnas J, Schulsinger F, Mednick SA. The Copenhagen High-Risk
trando un riesgo de padecer depresión superior al 76,9 % en este Study: Major psychopathological and etiological findings. En: Straube
tipo de pacientes (124). Otros factores prodrómicos serían el mos- ER, Hahlweg K (eds.). Schizophrenia: concepts, vulnerability, and inter-
trar un concepto de sí mismo y un estilo atribucional negativos vention. Berlín: Springer, 1990.
11. Zubin J, Spring B. Vulnerability: a new view of schizophrenia. J Abn
(125). Sin embargo, el valor pronóstico de estas variables aún no
Psychol 1977; 86: 103-126.
está claro: por ejemplo, presentar un estilo atribucional negativo
12. Van Os J, Marcelis M. The ecogenetics of schizophrenia: a review. Schi-
no predice el padecer depresión, como tampoco queda claro el pa-
zophr Res 1998; 32: 127-135.
pel de altas puntuaciones en escalas que evalúan distimia (108). 13. Strauss JS, Hafez H, Lieberman P, Harding CM. The course of psychia-
Otro de los factores de riesgo hallados en los estudios con hi- tric disorder: III. Longitudinal principles. Am J Psychiatry 1985; 142: 289-
jos de madres afectadas de depresión es el ambiente familiar. Este 296.
factor parte de la premisa que el hijo/a de madre depresiva no sólo 14. Erlenmeyer-Kimling L. Biological markers for the liability to schizophrenia.
es genéticamente vulnerable, sino que también está expuesto a un En: Helmchen H, Henn FA (eds.). Biological perspectives of schizophre-
ambiente más estresante que los hijos de madres sin depresión nia. Nueva York: John Wiley & Sons, 1987; 33-56.
(126). Justamente, valorar el peso relativo de la existencia de fac- 15. Obiols JE, Subirà S, Barrantes N. Teoría del neurodesarrollo y signos
tores familiares estresantes (divorcio, malas relaciones de pareja, precoces de la esquizofrenia. En: Saiz J (ed.). La esquizofrenia: enfer-
medad del cerebro y reto social. Barcelona: Masson, 1998; 107-116.
poca cohesión familiar) y la psicopatología paterna o materna fue
16. Nuechterlein KH. Vulnerability models for schizophrenia: State of the art.
el objetivo del trabajo realizado por Fendrich y cols. (127). For-
En: Häfner H, Gattaz WF, Janzarik W (eds.). Search for the causes oh
maban el estudio un grupo índice de 125 sujetos descendientes de
schizophrenia. Berlín: Springer, 1987; 297-316.
padre o madre con trastorno depresivo y un grupo control de 95 17. Klein DN, Anderson RL. The behavioural high-risk paradigm in the mood
sujetos con padres sanos. Los resultados mostraban un mayor nú- disorders. En: Miller GA (ed.). The behavioural high-risk paradigm in
mero de factores de riesgo familiar en el grupo índice. La presen- psychopathology. Nueva York: Springer, 1995; 199-221.
cia de estos factores estaba asociada a depresión mayor (específi- 18. Lewis SW, Reveley AM, Chitkara B, Murray RM. The familial/sporadic
camente) en el grupo índice, mientras que se asociaba a cual- distinction as a strategy in schizophrenia research. Br J Psychiatry 1987;
quier diagnóstico, inespecíficamente, en el grupo control. Por lo 151: 306-313.
tanto, los resultados mostraron que tener un progenitor con sin- 19. Lewine RRJ, Watt NF, Grubb TW. High-risk-for-schizophrenia research:
tomatología afectiva es más importante como predictor de depre- Sampling bias and its implications. En: Watt NF, Anthony EJ, Wynne
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/sB/ Fundamentos de la psiquiatría | Epidemiología | 503 |


sección
Evaluación en psiquiatría
/ C/

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clínicas sobre lo que acontece a un determinado paciente. Por el
contrario, en el momento presente todo manual o tratado de psi-
quiatría que se precie de científico incluye, además de la sinto-
matología, quizás algo escasa, otros aspectos de no menor valía
que intentan evaluar la enfermedad mental desde un plano lo más
preciso y discriminante posible. El avance de los conocimientos

Evaluación técnicos, las metodologías científicas aplicadas a la evaluación psi-


quiátrica y la utilización de criterios operatorios en el proceder
diagnóstico, proporcionan al método clínico en psiquiatría un va-
en psiquiatría. lor altamente cualificable. Prueba de ello son los capítulos que a
continuación se presentan.

Introducción Sin embargo, junto a estos beneficios tan indudables, estamos


asistiendo también a una postura por parte del clínico que nos pa-
rece preocupante: un afán quizás excesivo de medida frente a
una menor consideración de los principios que rigen la relación
S. Cervera Enguix médico-paciente. Porque tan importante como los conocimien-
tos técnicos, que capacitan al médico para ayudar al paciente, lo
es la relación en la que se hace efectiva la transmisión de esa ayu-
da. La entrevista médica y en especial la entrevista psiquiátrica
El proceder diagnóstico en psiquiatría es —junto a de los fac- deben conservar a ultranza estos tres principios fundamentales:
tores causales de la enfermedad mental y a las pautas terapéuticas escuchar, observar y valorar. La impresión de lo recibido y la
que se van a realizar— uno de los pilares más importantes sobre destreza del juicio con la observación sirven para conocer as-
los que asienta la actuación médica con el enfermo. Sin un ade- pectos a veces inéditos de la enfermedad en un determinado pa-
cuado diagnóstico, un conocimiento exacto de la psicopatología y ciente.
la estructuración de los síntomas en cada enfermedad psíquica, Por eso consideramos que es muy recomendable aunar am-
difícilmente podremos establecer un plan de tratamiento y obte- bos principios. La utilización de criterios operativos de diagnósti-
ner una comprensión holística del cuadro clínico. co ayudará a la validez diagnóstica, pero ésta podría ser mejorada
Desde la consideración de la psiquiatría como ciencia hasta a través de la escucha y observación del paciente. Debemos tener
el momento actual, mucho se ha avanzado respecto al método. presente que en la evaluación de un paciente psiquiátrico tan im-
Por ejemplo, en la Introducción a la clínica psiquiátrica de Emilio portante es la eficacia diagnóstica de la enfermedad, proporciona-
Kraepelin (1900), profesor de la Universidad de Munich y al que da por la exploración psicopatológica, como nuestra efectividad
se considera padre de la psiquiatría, podemos observar cómo el ante un determinado sujeto enfermo, que nos dará a conocer la
contenido de los diferentes capítulos está repleto de descripciones calidad de su existencia.

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| 506 | Tratado de Psiquiatría


Sin diagnóstico son imposibles la comunicación científica, la

/capítulo30/
investigación clínica y clínico-biológica, la investigación epide-
miológica y la planificación de servicios.
Además, el diagnóstico del proceso clínico debe complemen-
tarse con una formulación individual que considere los factores
etiológicos, tanto de vulnerabilidad como precipitantes y de man-

El proceso tenimiento, así como biológicos, psicológicos y sociales que per-


mitan un pronóstico y tratamiento individualizados.
Como señala Laín Entralgo (2): «El diagnóstico es más que
diagnóstico identificar enfermedades (diagnóstico nosológico) o distinguir
una de otras (diagnóstico diferencial), es entender cabalmente lo

en psiquiatría que pasa en la mente y cuerpo de la persona que busca atención


clínica, incluyendo el modo particular cómo se manifiesta y vive
una enfermedad en cada paciente, como afecta ésta a sus relacio-
nes familiares sociales y laborales, y a su calidad de vida.» Un en-
C. Leal Cercós foque antropológico debe tener en cuenta los distintos modos del
ser humano, las diferencias sociales, culturales y personales que,
junto con los factores biológicos, ayuden a comprender lo que
hace de la condición psiquiátrica una patología (3).
La función del diagnóstico es identificar grupos de pacientes Inicialmente, en psiquiatría, el diagnóstico era tan sólo una
con hallazgos clínicos similares a fin de determinar el tratamiento agrupación de síntomas; la inclusión de criterios de curso evolu-
más eficaz y pronosticar la evolución más probable. En medici- tivo le añadió una nueva dimensión, y posteriormente se in-
na, el diagnóstico suele confirmarse objetivamente y es funda- corporaron hipótesis etiopatogénicas. Hay que recordar que du-
mental para la determinación del tratamiento y el pronóstico. En rante gran parte del siglo XX el diagnóstico psiquiátrico sufrió
psiquiatría, por el contrario, esto no es posible, salvo excepciones. un importante descrédito por varias razones: la influencia del
La elección del tratamiento depende de varios aspectos: eficacia psicoanálisis (para Freud el diagnóstico es analizabilidad), el
probada según el diagnóstico, preferencias del psiquiatra, estado fracaso en la búsqueda de marcadores biológicos que validaran las
actual y antecedentes del paciente; el pronóstico es variable y, ade- categorías diagnósticas, y las críticas de la antipsiquiatría sobre el
más, el diagnóstico puede llegar a ser muy diferente de un psi- «etiquetado» (4). Actualmente algunos psicoanalistas (5) realizan
quiatra a otro, así como de un país a otro. una aproximación estructural al diagnóstico, con la introduc-
El diagnóstico proporciona información para el cuidado clí- ción de factores psicodinámicos; en su psicopatología psicodiná-
nico; en él los clínicos almacenan las observaciones de su expe- mica Widlocher propone incluir en el diagnóstico los contenidos
riencia y las pautas de acuerdo con las cuales observan, piensan y latente y manifiesto, los procesos primarios y secundarios del
actúan (1). No sólo implica al clínico sino también al paciente, pensamiento, la regresión, la transferencia, mecanismos de de-
su familia, sistema de apoyo y contexto sociocultural; además es fensa y la reacción terapéutica negativa para evaluar la resistencia
necesario para entender la enfermedad del paciente y, sobre todo, al cambio, todos ellos elementos de difícil sistematización. Des-
en la planificación de sus cuidados. de un modelo social del diagnóstico se insiste en la importancia
Es evidente que el diagnóstico en psiquiatría también puede de las diferencias culturales, étnicas y en los problemas de estig-
presentar insuficiencias o desventajas: a) contiene relativamente matización que el diagnóstico puede provocar, olvidando que es
poca información (sólo síntomas y curso, no etiología) y puede la alteración de su conducta la que aliena al paciente de su en-
tener una funcion negativa, puesto que permite excluir demasia- torno social. Otro problema es el del uso y abuso del diagnósti-
dos aspectos, y con el mismo diagnóstico existen diferencias en co psiquiátrico con fines espúreos, por razones políticas, ideoló-
cuanto a sintomatología, curso y respuesta al tratamiento; b) ha- gicas, etc.
bitualmente, en la clínica, los casos típicos son menos frecuentes A partir de 1973 la Organización Mundial de la Salud (OMS)
que los atípicos (formas intermedias), lo que condiciona una fia- renueva el interés por el diagnóstico, dada la necesidad de éste
bilidad baja, que puede incrementarse con una formación ade- para cuestiones legales, estudios de respuesta al tratamiento, or-
cuada y, sobre todo, recurriendo a definiciones operativas de sín- ganización de servicios, etc. (6). Es también entonces cuando co-
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tomas y diagnósticos; c) puede tener connotaciones peyorativas mienza la preocupación por la fiabilidad de los diagnósticos.
que influyen negativamente en el paciente y su entorno, y es evi- El llamado credo neokraepeliniano de la psiquiatría norte-
dente que ese posible estigma no desaparece dejando de diagnos- americana (7) establece las siguientes afirmaciones: a) la psiquia-
ticar, ya que son la alteración del paciente y su conducta las que tría es una rama de la medicina; b) la psiquiatría debe utilizar
generan el rechazo, y d) puede producir una falsa impresión de metodologías científicas y basar su práctica en el conocimiento
conocimiento y fomentar hipótesis ingenuas acerca de las causas científico; c) la psiquiatría trata a personas enfermas y que requie-
y de las entidades nosológicas. ren tratamiento por enfermedad mental; d) existe una frontera

/sC/ Evaluación en psiquiatría | 507 |


|
C. Leal Cercós
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entre lo normal y lo patológico; e) existen enfermedades menta- Todos los sistemas categoriales de diagnóstico son implícita o
les, no se trata de mitos; no existe una sino varias enfermedades explícitamente jerárquicos. Cuando puedan establecerse dos
mentales; la tarea del psiquiatra es investigar las causas, el diag- diagnósticos sólo se contemplará el de mayor jerarquía; en los
nóstico y el tratamiento de estas enfermedades; f) el enfoque prin- trastornos mentales ésta sigue el siguiente orden, de mayor a me-
cipal debe ser el estudio de factores biológicos subyacentes; g) un nor: trastornos mentales orgánicos, psicosis funcionales, trastor-
aspecto importante es el diagnóstico y la clasificación de los tras- nos no psicóticos, neurosis, dependencia de drogas, trastornos
tornos mentales, y h) los criterios de diagnóstico deben ser fiables de la conducta alimentaria, trastornos adaptativos y trastornos de
y estar validados. Aunque no exento de críticas, por su excesivo personalidad. La desventaja de esta jerarquía es que da una vi-
reduccionismo biológico (los sesgos al convertir síndromes en sión de entidad nosológica única.
enfermedades) y una mitología cerebral que excluye factores psi- Las categorías diagnósticas son convenciones taxonómicas
cosociales y culturales, ha impulsado las actuales clasificaciones que se justifican por su utilidad clínica y no por su validez como
internacionales y la utilización de los criterios operativos de diag- entidades. Existe un solapamiento de síntomas y síndromes en-
nóstico que en 1980 inició el Manual de Diagnóstico y Estadístico tre los grupos de diagnóstico; no disponemos de marcadores bio-
de los Trastornos Mentales, 3.a ed. (DSM-III), cuyas característi- lógicos, ni hay tratamientos específicos para cada diagnóstico, y la
cas esenciales (abordaje descriptivo, ateórico, distinción entre validez de constructo no es posible utilizando sólo los síntomas. A
trastornos mentales y físicos, uso de criterios operativos de diag- pesar de sus insuficiencias en psiquiatría no olvidemos que, como
nóstico, descripción sistemática de las categorías, jerarquías dice Allport (9), «la mente humana piensa con la ayuda de las ca-
diagnósticas, evaluación multiaxial, árboles de diagnóstico dife- tegorías; el pensamiento categórico es adaptativo aunque sólo nos
rencial) se han mantenido, con algunas variaciones, en las suce- dé una versión simplificada».
sivas ediciones. El diagnóstico dimensional asigna a cada sujeto una posición
en uno o más ejes o dimensiones (un claro ejemplo son los tipos
de retraso mental clasificados a partir de valores de cociente inte-
Diagnóstico categorial lectual). Tiene ventajas evidentes, contiene más información, es
flexible (puede pasar a categorías) y diagnostica sin distorsiones
frente a dimensional a sujetos que se hallan en el límite entre diferentes categorías, por
ı lo que desaparecen los conceptos mixto, atípico o límite. Sus in-
ı convenientes son la poca utilidad en la práctica clínica, investiga-
El diagnóstico categorial parte de la suposición de que los ción y planificación, así como la complejidad de su utilización en
trastornos mentales pueden dividirse en categorías que represen- algunos capítulos. Para establecer diagnósticos dimensionales fal-
tan entidades diferentes y mutuamente excluyentes. En medicina ta acordar el número y naturaleza de las dimensiones requeridas,
interna se establecen las categorías por etiología, anomalías ana- es decir, una evaluación de la gravedad o de los cambios.
tomopatológicas, bioquímicas y síntomas. En psiquiatría es ex- Ambos modelos de diagnóstico no tienen por qué ser exclu-
cepcional clasificar por la etiología (p. ej., la parálisis general pro- yentes; una clasificación podría combinar categorías cualitativas
gresiva), por alteraciones anatomopatológicas (enfermedad de con dimensiones cuantitativas, sobre todo si se utiliza un diag-
Alzheimer) o bioquímicas (fenilcetonuria); el intento de clasifica- nóstico multiaxial. Como señala López-Ibor Alcocer, los datos de
ción bioquímica de las depresiones propuesto por Van Praag no investigación en trastornos de personalidad y esquizofrenia apo-
se ha confirmado. yan nuevas tendencias; en ambos trastornos las descripciones clí-
En nuestra especialidad el diagnóstico se establece a partir de nicas categoriales son compatibles con la utilización de rasgos
síntomas patognomónicos (¿existe alguno?) característicos (fre- cuantitativos como atención, deterioro cognitivo o cambios es-
cuentes y típicos, pero no específicos) y discriminantes (mayor tructurales cerebrales (10).
especificidad), por anomalías conductuales (¿signos?) y por el Muchas categorías diagnósticas pueden proyectarse en un
curso evolutivo. El proceso diagnóstico seguiría el procedimien- modelo tridimensional (11) de gravedad, duración y frecuencia
to hipocrático de comparación de un cuadro clínico particular de las manifestaciones. Sólo una clasificación etiológica corres-
con unos estereotipos para decidir la semejanza entre ambos. pondería a trastornos reales porque seguimos diagnosticando sín-
El problema puede plantearse ya desde el momento en que se dromes y no enfermedades.
identifica el síntoma, tal como subraya Berrios (8) cuando ana- La organización de la conducta puede implicar dimensiones
liza la heterogeneidad de los síntomas cuyas diferencias no sólo que cruzan las categorías y está apareciendo un consenso sobre
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son descriptivas sino también relativas al origen, estructura y cómo analizar estas unidades de conducta; se incluyen percepción,
expresión. A menudo nos limitamos a constatar su presencia o cognición, regulación del humor y la ansiedad, regulación de la
ausencia, cuando no todos ellos se prestan a un análisis catego- agresividad e impulsividad. Estas dimensiones se sitúan a lo largo
rial. Por otro lado, las correlaciones entre síntomas y alteracio- de un continuum, en un espectro que va de lo normal a lo patoló-
nes neurobiológicas a menudo olvidan que distintas estruc- gico; en ocasiones, parecen tener su propio curso y a veces respon-
turas de un síntoma pueden significar distintas localizaciones den de un modo diferente a diversos tratamientos. Estas dimen-
cerebrales. siones tienen valor heurístico para la investigación en etiología

| 508 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c30/ El proceso diagnóstico en psiquiatría
ı

(¿pueden ser buenos fenotipos para la investigación genética?), bilidad, la posibilidad de reproducir investigaciones, aunque si-
para descubrir sustratos neurobiológicos y para el tratamiento. guen existiendo discrepancias entre las distintas clasificaciones. Si
Las estrategias de diagnóstico categorial, síndrómico y sinto- comparamos los diagnósticos psiquiátricos de la CIE-10 y el
matológico no deben ser excluyentes sino complementarias y DSM-III-R, la mayor congruencia se da en los trastornos depresi-
aplicables de un modo combinado (12). El diagnóstico individual vos (80 %), frente al 60 % de los bipolares y el 57 % de la esqui-
requiere a la vez una aproximación dimensional que tenga en zofrenia, o el 40 % más ambiguo de los trastornos esquizoafecti-
cuenta la evaluación de rasgos de personalidad, como son la de- vos (16). Los sistemas difieren sobre todo en el número de sínto-
pendencia, receptividad emocional, impulsividad, habilidades de mas necesarios para el diagnóstico y en la duración de la enfer-
comunicación, etc., así como medidas de religiosidad y culturales. medad, y comparten, en buena medida, la definición por criterios
ı descriptivos y no etiológicos (los síntomas son lo más importan-
ı te, no hay distinciones etiológicas entre psicosis y neurosis), la
criterios de diagnóstico formulación multiaxial y el principio de comorbilidad y no jerár-
ı quico. Por lo que se refiere a los criterios de exclusión de ambos
fiabilidad y validez del diagnóstico sistemas, sólo el 21 % son coincidentes (17). Su ateoricidad no es
ı completa; se siguen manteniendo, por ejemplo, los términos con-
La concordancia en el diagnóstico entre distintos examinado- versión y disociación, que no corresponden a síntomas sino a me-
res o grupos de investigación de distintos países es una vieja aspi- canismos patogénicos hipotéticos.
ración de la psiquiatría, sometida durante muchos años a multi- Ambas clasificaciones, basadas en categorías independientes,
tud de criterios en función de las diversas escuelas psiquiátricas. En así como el concepto de una jerarquía dimensional subyacente a
las décadas de 1950 y 1960 cualquier estudio de fiabilidad arroja- los síndromes no son suficientemente válidas (18).
ba concordancias de diagnóstico muy bajas (inferiores al 60 %) La validez de estas categorías diagnósticas no se ha establecido
debidas sobre todo al uso de definiciones descriptivas, influencia (19). El esfuerzo para mejorar la fiabilidad no ofrece garantías de
de las ideas personales de cada maestro y de «modas» terapéuti- una mejor validez. Los estudios realizados se refieren fundamen-
cas, así como asunciones etiológicas sin base científica. talmente a la predicción de curso y evolución (las diferencias con-
La fiabilidad variaba de unos diagnósticos a otros, siendo ma- sistentes entre psicosis maníaco-depresiva y esquizofrenia, que
yor para los trastornos mentales orgánicos y funcionales, y menor sirvieron a Kraepelin para su clasificación por criterios patocróni-
para neurosis y trastornos de personalidad. Las discrepancias se cos, presentan un considerable solapamiento). La predicción de
debían a inconsistencias del paciente (sólo un 5 %), carencias de la respuesta al tratamiento muestra que ésta no es específica ni efi-
la entrevista (33 %) y, sobre todo, a la cantidad de información caz en dos tercios de los casos; los estudios familiares y de depen-
obtenida y a su interpretación. Si bien para disminuirlas empe- dencia genética están en plena revisión a la luz de las últimas in-
zaron a utilizarse entrevistas semiestructuradas y glosarios, el vestigaciones; los análisis por grupos muestran que algunos gru-
problema principal radicaba en el uso de criterios diagnósticos pos se corresponden bastante bien con las categorías manía, me-
inadecuados (62 %). lancolía o depresión endógena, y esquizofrenia paranoide. Las
El proyecto sobre la comparación de diagnósticos entre Esta- pruebas a favor de la validez de las categorías son escasas, pero en
dos Unidos y el Reino Unido (13) mostró que en el primero de un grado mayor en las psicosis mencionadas y mucho menor en
los países se diagnosticaba la esquizofrenia dos veces más, y en las neurosis (20).
cambio menos la manía y la depresión. Estas discordancias epide- La validez del diagnóstico (19) podría mejorarse mediante
miológicas se explicaban por el uso de criterios de diagnóstico una descripción clínica más precisa de la consideración de co-
muy diferentes. Asimismo, el estudio piloto internacional llevado rrelatos biológicos y de perfiles de respuesta terapéutica. Los
a cabo con el Examen del Estado Actual (Present State Examina- presupuestos establecidos por Robins y Guze (19) para determi-
tion, PSE) Programa CATEGO también observaba diferencias nar la validez de un diagnóstico psiquiátrico no se han cumpli-
en los criterios diagnósticos para la esquizofrenia. Ante esta situa- do. Éstos son:
ción, la Clasificación Internacional de Enfermedades, 9.a ed.
(CIE-9) propone definiciones descriptivas más detalladas y en la 1. Descripción clinica, validez de contenido.
psiquiatría norteamericana aparecen los Criterios Diagnósticos de 2. Estudios de laboratorio (marcadores biológicos), validez
Investigación (Research Diagnostic Criteria, RDC) (14) y el DSM-III. concurrente.
Existen además una serie de variables que afectan a la fiabili- 3. Delimitación de otros trastornos, validez discriminante.
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

dad del diagnóstico, relativas a los psiquiatras, a los pacientes, al 4. Estudios de seguimiento (estabilidad del diagnóstico),
método de análisis y a la nomenclatura utilizada (15). No hay que validez predictiva.
olvidar que a menudo el diagnóstico está condicionado por la 5. Estudios familiares, genéticos.
personalidad del psiquiatra (autoritarismo, dogmatismo, capaci-
dad para tolerar las frustraciones) (6). Las categorías diagnósticas validadas en psiquiatría son muy
La utilización en las clasificaciones actuales de los criterios escasas por muchas razones: el solapamiento de trastornos y la
operativos de diagnóstico ha mejorado considerablemente la fia- ausencia de delimitación clara entre ellos (e incluso con la nor-

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C. Leal Cercós
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malidad) son más la regla que la excepción, destacan las formas transformación de la cultura psiquiátrica; la alta fiabilidad alcan-
mixtas o lo que en los últimos años se ha venido llamando «es- zada con los criterios operativos de diagnóstico se ha conseguido
pectros» con un posible continuum entre ellos, en determinados a costa de la validez, por lo que aunque sigamos utilizando aqué-
trastornos. No disponemos aún de una nosología basada en la fi- llos necesitaremos una jerarquía fenomenológicamente informa-
siopatología; no disponemos de ningún marcador biológico es- da de los trastornos mentales para mejorar la práctica diagnósti-
pecífico. Los estudios familiares y de gemelos prueban que los ge- ca y la investigación taxonómica (25).
nes explican el riesgo familiar de los trastornos mentales, la ma- Es cierto que no disponemos de categorías diagnósticas vali-
yoría de los cuales tienen rasgos genéticos complejos; el riesgo de- dadas, pero eso no significa que no existan entidades nosológicas,
pende de alelos compartidos por todos los grupos de humanos y la más próxima a conseguirlo quizá sea la melancolía (26).
que deben haber existido en las poblaciones del África ancestral ı
(21), lo que explicaría la incidencia similar de algunos de los tras- ı
tornos en todo el mundo; algunos alelos particulares tendrán críticas a los criterios operativos de diagnóstico
que relacionarse con síntomas, edad de comienzo, curso de la en- ı
fermedad, respuesta al tratamiento, etc. Puede haber una suscep- Existe un consenso generalizado acerca de la mayor fiabilidad
tibilidad genética común a dos trastornos (recordemos algunos de los diagnósticos desde la introducción de criterios operativos,
loci cromosómicos considerados tanto en la esquizofrenia como así como de sus ventajas para la comunicación, investigaciones y
en los trastornos bipolares [21], o la posible base genética común sistemas de información. Tampoco ha mejorado la validez de las
al trastorno de angustia y a la depresión mayor). categorías diagnósticas que a menudo alejan al clínico de la reali-
La estabilidad diagnóstica varía mucho de unos trastornos a dad del paciente (27), ignorando la biografía, sin tener en cuenta
otros, siendo bastante elevada para algunos subtipos clínicos de síntomas difíciles de definir y descuidando la experiencia subjeti-
esquizofrenia y trastornos bipolares, y mucho menor para otros va del paciente. El uso de estos criterios conlleva la aparición de
trastornos (22). El estudio de factores psicosociales de riesgo cla- problemas.
ramente relacionados con los trastornos mentales, como son los Por un lado hay mayor número de categorías diagnósticas, en
abusos infantiles, carece de especificidad. ocasiones mediatizadas por justificación de tratamientos farma-
Los progresos en genética, neurociencias y epidemiología po- cológicos, pagos sanitarios por diagnósticos, etc. (28). Además, se
drán eventualmente mejorar la validez del diagnóstico (21); es observa un aumento de la comorbilidad que se ha hecho más pre-
posible que en lugar de diagnósticos unitarios los síndromes re- valente con el uso de los criterios operativos del DSM. La comor-
presentaran grupos de trastornos con solapamientos o quizás in- bilidad, en sentido estricto, supone la presencia de dos o más
cluso factores de riesgo genético distintos, pero similar fisiopato- enfermedades, con distinta etiopatogenia y fisiopatología, en el
logía. Asimismo debemos recordar que ni la investigación cientí- mismo paciente y durante el mismo período de tiempo. En psi-
fica ni el desarrollo de tratamientos deben constreñirse por la quiatría, con frecuencia la comorbilidad es un artefacto por varias
magnificación del diagnóstico. razones (29): distintos métodos de evaluación, asociación de sín-
Otra cuestión es la de la utilidad del diagnóstico (23), que no dromes y no de enfermedades, escasez de reglas jerárquicas de ex-
es sinónimo de validez. Un diagnóstico es útil en la medida en clusión, uso del trastorno en vez del síndrome, concepto de ma-
que las características que lo definen lo son; si da información im- yor precisión, dispersión excesiva de los síndromes clásicos en
portante sobre el pronóstico, evolución y respuesta al tratamien- trastornos menores con límites solapados e inadecuados, y con-
to y además propone la verificación de correlatos biológicos o psi- tinua revisión de los criterios que modifican el umbral diagnósti-
cosociales, lo será. No todas las categorías diagnósticas de la CIE y co. El aspecto positivo es que permite maximizar la comunicación
el DSM-III son útiles a los clínicos, y no lo son si no proporcio- de la información, dar una visión más compleja del cuadro clíni-
nan información adecuada sobre posible recuperación, recaídas, co y realizar una planificación terapéutica y pronóstico más ade-
deterioro, discapacidad y orientación terapéutica, amén de datos cuados (30). En muchos trastornos psiquiátricos, pero en especial
sobre entorno familiar, personalidad premórbida y posibles fac- en los trastornos de personalidad, un mismo sujeto puede cum-
tores etiológicos detectados. Todo esto es útil aunque la catego- plir criterios para varios diagnósticos (31, 32); sólo el 15 % pre-
ría no haya sido validada (23). senta un único diagnóstico (33); de ahí que haya tantos partida-
Por otro lado, una categoría es válida o no con independen- rios de un enfoque dimensional del eje II.
cia del contexto, mientras que la utilidad es gradual y sí puede de- Para los clínicos es fundamental disponer de un listado de
pender del contexto (23). Podemos mencionar muchos ejemplos: problemas, es decir, de distintos diagnósticos que hay que priori-
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el trastorno límite de personalidad puede resultar muy útil para zar con vistas al planteamiento terapéutico; el investigador, en
un psicoterapeuta, pero poco para un investigador biológico; la cambio, precisa una selección restrictiva de diagnósticos (34).
esquizofrenia no es un buen fenotipo para la investigación gené- Para resolver el problema del exceso de comorbilidad se han
tica (24) (podría ser un síntoma, una alteración cognitiva) y sí propuesto soluciones como la ampliación de las jerarquías diag-
para establecer el pronóstico. nósticas, que no sería válida sin conocer la etiología; las catego-
El problema de la fiabilidad, acrecentado frente a la aproxi- rías mixtas (p. ej., «cotimia» o trastorno ansioso-depresivo (35, 36),
mación fenomenológica, no es insalvable pero requiere una la utilización del concepto síndrome, mucho más claro que el de

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ı
/c30/ El proceso diagnóstico en psiquiatría
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trastorno, que demasiado a menudo se identifica con el de enti- Una de las principales críticas a los criterios operativos de diag-
dad nosológica (37), que son un reto para futuras ediciones de los nóstico ha sido la falta de consideración de los factores culturales,
criterios operativos y las clasificaciones, y para pasar, como quie- «el respeto a la cultura» (45). Se precisa información no sesgada
re Pincus (30), de una comorbilidad máxima a una comorbili- sobre el curso y evolución de los trastornos mentales en distintas
dad óptima. culturas que debe tenerse en cuenta en las clasificaciones (46).
Las manifestaciones clínicas subsíndrómicas (síntomas Determinadas conductas tienen un valor muy diferente según las
inespecíficos, pródromos) que no alcanzan un umbral diagnósti- culturas, así como determinados términos para expresar el males-
co no son tenidas en cuenta (38) para el diagnóstico, con las po- tar, amén de variaciones étnicas (a veces sobrevaloradas), y en oca-
sibles consecuencias para la inclusión precoz en programas tera- siones el uso de pautas de diagnóstico únicas en un determinado
péuticos. sistema hacen que el diagnóstico pueda cambiar de una admisión
Para Angst (39), existe un «sesgo» en las clasificaciones que a otra o de sistema a sistema (47). Es necesario comprender la
descuidan cuadros como la neurastenia, el trastorno mixto an- cultura y el diagnóstico debe combinar universalismo y necesi-
siedad-depresión, la depresión breve recurrente, la hipomanía, dades locales, porque los valores humanos pueden diferir de per-
etc., tan frecuentes en las consultas de atención primaria. sona a persona, de contexto social a contexto social, de cultura a
Otro problema es el hecho de recurrir sólo a la ausencia o pre- cultura y de momento histórico a momento histórico (48).
sencia de criterios para la evaluación de los síntomas y no al curso Las diferencias étnicas y los problemas ocasionados por los
(40) o a su gravedad. Es preciso considerar también los cambios procesos migratorios suponen factores de riesgo de trastorno
de diagnóstico a lo largo del tiempo; en seguimientos a largo pla- mental, a la vez que suponen sesgos diagnósticos al encontrarnos
zo podemos encontrar un porcentaje muy elevado de cambios a menudo con un lenguaje distinto para expresar el malestar (49).
de diagnóstico, como trastornos esquizoafectivos que cambian a En algunos grupos de emigrantes los conflictos pueden expresar-
esquizofrenia o manía (casi un 90 %) (40) o depresiones neuró- se mediante lenguaje corporal, siendo necesaria una competencia
ticas a depresión mayor (más del 80 %) (40). cultural por parte del psiquiatra y, en ocasiones, incluso la pre-
La aparición, cada vez mayor, en muchos trastornos de «es- sencia de mediadores culturales (50).
pectros» dimensionales que plantean hipótesis sobre el conti- La cultura es relevante para el diagnóstico, al menos en dos
nuum, con hallazgos genéticos y neurobiológicos comunes e aspectos (51): modela la fenomenología y curso de la enferme-
inespecíficos. Para algunos autores las psicosis no son categorías di- dad; los valores y significados culturales influyen en la descodifi-
ferentes sino que constituyen una encrucijada de varios síntomas cación de síntomas que pueden parecer similares o en la organi-
y dimensiones deficitarias (41). Los límites entre trastornos son zación de distintos síndromes etnopsiquiátricos en distintos luga-
poco claros y a veces incluso se han señalado dificultades en la res (p. ej., los avatares del diagnóstico de neurastenia en China)
distinción de la normalidad (42); recordemos también cómo en (51). Lee se pregunta si han desaparecido los síndromes ligados a
la década de 1970 se cuestionaba la existencia de la enfermedad la cultura y si se debe a la utilización de un lenguaje diferente para
mental y la «imposibilidad de distinguir a los locos de los cuer- expresar el malestar, lo que ha inducido a la creencia errónea de
dos» (Rosenhan: Being sane in insane place). El requisito de ma- que en sociedades no occidentales los pacientes sólo expresan su
lestar o deterioro para establecer el diagnóstico trata de evitar la malestar con síntomas somáticos y que la depresión es rara. Pero,
medicalización de variaciones de las conductas y encontrar un ¿es correcto globalizar el diagnóstico? Desde luego no existe una
umbral de significado clínico (21); el problema es que este um- solución global a la enorme carga que suponen los trastornos
bral, como ya hemos señalado, niega estatus clínico a los síntomas mentales y la atención a problemas sociales relacionados con la
precoces o prodrómicos. salud, como la pobreza, las rupturas sociales o la violencia.
Los límites entre trastornos mentales y problemas sociales Por todo ello se ha propuesto una formulación cultural, para
están parcialmente establecidos socialmente y pueden variar a lo utilizar en el DSM-IV, que intenta describir el marco cultural del
largo del tiempo. Existen síntomas que dependen del contexto y, paciente, de la expresión de la enfermedad y del significado de su
sin poner el locus de control fuera del individuo, hay que recordar contexto. Ésta consta de: a) identidad cultural; b) explicaciones
que muchas conductas sólo aparecen en determinados contextos culturales de la enfermedad; c) elementos culturales del contexto
(21). Por otro lado, Cox señala el riesgo de que el diagnóstico ex- social, y d) elementos interculturales en la relación médico-pa-
cluya de cuidados sanitarios a quien busca ayuda o, al contrario, ciente, así como un compendio cultural para el diagnóstico y la
trate de medicalizar las desgracias o la infelicidad (43). atención clínica (52). El futuro DSM-V contemplará posiblemen-
Algunos criterios de diagnóstico pueden inducir a diagnósti- te un eje cultural (53).
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

cos sesgados por el sexo; la mayor frecuencia de trastorno depen- La religiosidad también debe incorporarse, ya que muchas ve-
diente de personalidad en las mujeres puede tener mucha relación ces el tipo de sociedad religiosa modula el tipo de síntomas (p. ej.,
con que los propios criterios se refieran a características que a ve- el tipo de ideas delirantes depresivas) y configura la interpretación
ces están condicionadas por el rol social, cultural e incluso por de la enfermedad (54). La OMS considera la espiritualidad y la re-
problemas legales. No obstante, no aparecen diferencias en la dis- ligión como un aspecto de la calidad de vida en todas las cultu-
función social/ocupacional ni en el malestar provocados por dife- ras; los factores religiosos pueden afectar a la exposición y expre-
rentes trastornos de personalidad entre hombres y mujeres (44). sión de los síntomas. Para Verhagen hay que considerar la difi-

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cultad para distinguir los problemas espirituales de los que no lo mos se considera la presencia de estresores psicosociales y enfer-
son; la religiosidad no puede forzarse ni tampoco puede alienar- medades físicas, y en mucha menor medida se incluyen el curso,
se al paciente de su fe, el conocimiento de la conexión entre reli- la gravedad y el funcionamiento adaptativo. A partir de la im-
giosidad y síntomas y problemas del paciente es preciso. La re- plantación del DSM los factores etiopatogénicos desaparecen de
ligiosidad puede aumentar el sufrimiento, ser un factor de ries- la formulación multiaxial en aras de la «ateoricidad».
go, pero también puede ser positiva y un factor de apoyo (55). Los dos sistemas multiaxiales utilizados en la práctica clínica y
Si bien en el diagnóstico se tiene en cuenta su repercusión procedentes del DSM-III, DSM-IV y CIE-10, son bien conoci-
sobre la vida cotidiana, el malestar y el funcionamiento global, no dos y han sido sometidos a revisión crítica por muchos autores
se presta tanta atención a la calidad de vida, que debe analizarse (59). El diagnóstico multiaxial del DSM-IV (APA, 1994) que apa-
en tres dimensiones (56): a) bienestar subjetivo (a veces contami- rece en la tabla 30-1 contempla cinco ejes. En el eje I se codifican
nado por la psicopatología); b) funcionamiento cotidiano (auto- los trastornos clínicos, en el eje II los trastornos de personalidad
cuidado, autonomía, desempeño de roles sociales), y c) recursos y eventualmente el retraso mental; la inclusión de los trastornos
externos (nivel de vida). Su análisis permitirá establecer estrate- de personalidad en un eje diferente al de los trastornos clínicos no
gias terapéuticas para las tres dimensiones. implica diferencias patogénicas; además de trastornos categoria-
Desde una perspectiva docente resulta preocupante que para les podría incluir rasgos no adaptativos de personalidad y meca-
la formación del psiquiatra se considere suficiente el uso de crite- nismos de defensa habituales.
rios operativos de diagnóstico (57). El eje IV recoge los problemas psicosociales y ambientales que
ı pueden afectar al diagnóstico, pronóstico y tratamiento de los
ı trastornos mentales o de personalidad, sobre todo en el año pre-
diagnóstico multiaxial cedente al inicio del proceso. En ocasiones pueden ser conse-
ı cuencia de la enfermedad o constituir un problema para el trata-
Existen distintos esquemas de diagnóstico: miento del paciente al ser un factor de mantenimiento.
El eje V evalúa el funcionamiento global del enfermo, su es-
1. Diagnóstico con etiqueta única, la forma más simple de tatus psicopatológico, autonomía, vida cotidiana y situación so-
identificar un trastorno clínico; su contenido puede ser cial y ocupacional.
un síntoma, un síndrome o una enfermedad. El modelo La CIE-10 (OMS, 1997) plantea un diagnóstico multiaxial en
de categorización puede ser clásico (modelo determinis- tres ejes, aunque recientemente se ha postulado un cuarto eje
ta, aplicando categorías con límites claros y un número que incluimos en la tabla 30-2
fijo de descriptores) o, tal como señala Mezzich (58), El eje I codifica toda la patología psiquiátrica (incluidos los
prototípico, probabilístico, que permite grados con dis- trastornos de personalidad) y somática del paciente.
tintos niveles de tipicidad. El eje II evalúa el funcionamiento adaptativo: discapacidad,
2. Formulación múltiple: fotografía más completa del pa- tareas cotidianas, situación sociolaboral, etc.
ciente que incluye todas las situaciones clínicas o trastor-
nos identificados, incluso patología orgánica, y que en
nuestra opinión debe incluir los posibles factores etio-
lógicos implicados en cada paciente, tanto de vulnera-
bilidad como precipitantes y de mantenimiento (funda- /tabla30-1/
mentales para el pronóstico), todos ellos necesarios para Diagnóstico multiaxial del DSM-IV
plantear un tratamiento adecuado, sin olvidar los factores
psicosociales y ambientales relevantes. Eje I Trastornos mentales y otras enfermedades
Eje II Trastornos de personalidad. Retraso mental
3. Formulación ampliada a otros problemas relacionados con Eje III Trastornos médicos generales
la salud y aspectos positivos que se han de promocionar; Eje IV Problemas psicosociales y ambientales
sería preciso incluir la discapacidad, el impacto de la en- Eje V Evaluación del funcionamiento global
fermedad sobre la vida y roles sociales del paciente; por
otro lado, hay que conocer el funcionamiento adaptativo,
la autonomía del paciente, la calidad de vida y la dispo-
nibilidad de apoyos sociales y recursos sanitarios que
/tabla30-2/
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

puedan actuar como factores de protección.


Diagnóstico multiaxial de la CIE-10
Los antecedentes del sistema multiaxial son numerosos; des-
de 1947 muchos autores han empleado más de un eje para el Eje I Trastornos clínicos (psiquiátricos y físicos)
Eje II Funcionamiento adaptativo
diagnóstico. En todos ellos aparece, lógicamente, el trastorno psi-
Eje III Factores estresantes ambientales
quiátrico acompañado, la mayoría de las veces, por los factores Eje IV Calidad de vida
etiopatogénicos y la personalidad; al menos en el 50 % de los mis-

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ı
/c30/ El proceso diagnóstico en psiquiatría
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El eje III codifica factores estresantes ambientales, aconteci- • Aspectos dimensionales de la personalidad y vulnerabili-
mientos vitales, afrontamiento, y establece un listado: dad temperamental precoz.
• Marcadores biológicos cuando los haya (eje III).
a) Problemas relacionados con acontecimientos negativos • Medidas específicas del funcionamiento social y ocupacional.
en la infancia. • Manifestaciones precoces de los síntomas (pródromos).
b) Problemas relacionados con educación y crianza. • Estudios longitudinales (continuidad a lo largo del tiempo,
c) Problemas relacionados con el grupo primario de apoyo. estabilidad diagnóstica).
d) Problemas relacionados con el ambiente social. • Medio cultural (evaluación de síntomas y conductas que
e) Problemas relacionados con la vivienda, economía. puedan reflejar diferencias culturales).
f) Problemas relacionados con el desempleo. • Perfil metabólico como guía para los psicofármacos.
g) Problemas relacionados con el ambiente físico.
h) Problemas relacionados con circunstancias psicosociales. La inclusión de tantos aspectos puede ser positiva, pero a la
i) Problemas relacionados con circunstancias legales. vez complicar el uso habitual de una formulación multiaxial por
j) Problemas relacionados con la historia familiar. parte de los clínicos en su quehacer habitual.
k) Estilo de vida y afrontamiento y manejo de problemas. De un modo esquemático Gruenberg (63) propone el si-
guiente formato codificado para una evaluación mutiaxial en el
El eje IV, añadido por el grupo conjunto de trabajo con la DSM-V:
WPA, está dedicado a la evaluación de la calidad de vida (auto-
percepción del bienestar, estado emocional, apoyos, logros, au- • Eje I:
tonomía). — Trastornos psiquiátricos.
Para la utilización en psiquiatría infantil se añaden dos ejes — Otras condiciones que pueden ser motivo de atención
correspondientes a trastornos específicos del desarrollo y nivel in- clínica.
telectual. En pacientes geriátricos habría que considerar la pre- • Eje II:
sencia y tipo de deterioro cognitivo. — Trastorno de personalidad.
Las limitaciones del diagnóstico multiaxial se deben en buena — Retraso mental.
medida a la alta comorbilidad de los ejes I y II en el caso del — Temperamento.
DSM-III y IV, pues en la CIE-10 se agrupan conjuntamente (60) — Dimensiones de personalidad.
a la escasa atención, en el eje IV, a los estresores precoces (p. ej., • Eje III:
abusos en la infancia), al impacto real de los estresores actuales, — Enfermedades médicas generales.
etc. Para paliar estas insuficiencias se han propuesto, por parte — Marcadores de imagen u otros relevantes.
de distintos autores y desde diferentes grupos de trabajo, formu- • Eje IV:
laciones multiaxiales que recojan factores «olvidados». — Estresores psicológicos e interpersonales.
En las International Guidelines for Diagnostic Assessment — Experiencias traumáticas tempranas.
(IGDA) Skodol propone la inclusión de factores etiológicos, fac- • Eje V:
tores cronológicos (edad y modo de inicio, duración, curso), facto- — Evaluación global del funcionamiento social y ocupa-
res culturales, gravedad, abuso de sustancias, factores familiares y cional.
factores psicodinámicos; la inclusión de un eje psicodinámico ha
sido postulada por varios autores (61). A estos ejes podrán añadirse otros, como el eje del neurodesa-
En los próximos sistemas de diagnóstico sería preciso incluir rrollo, el eje genético y farmacológico y un eje cultural, todos ellos
una serie de aspectos sobre la estructura de la personalidad, esti- completarán la información relevante para una formulación diag-
los cognitivos e interactivos, estrategias de afrontamiento del pa- nóstica adecuada. Los problemas pueden surgir si al proponer
ciente, etc. (62). más ejes disminuye la ya escasa utilización de los sistemas multi-
En opinión de Gruenberg y el Grupo de trabajo (63), en el fu- axiales.
turo DSM-V una evaluación multiaxial deberá prestar mayor Con la misma orientación se ha confeccionado la Guía latino-
atención a otros aspectos como son: americana de diagnóstico psiquiátrico, con una formulación inte-
gral que comprende: una formulación multiaxial con los mismos
• Vulnerabilidad genética. Historia familiar. Marcadores ge- ejes de la CIE-10 y una formulación idiográfica que incluye las
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néticos específicos cuando los haya. perspectivas del clínico, del paciente y de su familia. Esta guía re-
• Factores prenatales y posnatales (complicaciones obstétri- salta la necesidad de un lenguaje común para llevar a cabo el diag-
cas, neurodesarrollo precoz). nóstico y clasificación de los trastornos mentales sin olvidar las
• Ambiente familiar (crianza, dinámica familiar, carencias necesidades locales, la inclusión de otros factores en las formula-
afectivas) y social (abusos, aislamiento). ciones, etc. (64).
• Identificación objetiva de discapacidades cognitivas y de Recientemente se ha publicado la IGDA (65), una formula-
aprendizaje. ción diagnóstica personalizada e integrada que incluye una for-

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C. Leal Cercós
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mulación multiaxial y una formulación idiográfica (narrativa) fo- fieren; su evaluación es compleja porque tiene que ver con fun-
calizada en lo más específico para el paciente y su familia. Se trata ciones mentales, motivación, emociones, deseos, voluntad, ima-
de un esquema que permite la incorporación de una cantidad de ginación, creencias. Los valores propios del sujeto deben ser iden-
información y perspectivas con frecuencia ignoradas en los siste- tificados y comparados con los de la familia, los profesionales y
mas de diagnóstico convencionales. La estructura del modelo grupos no clínicos en situaciones que requieren cooperación.
diagnóstico IGDA comprende: Se ha criticado la carencia de suficiente comprensión diag-
nóstica de las experiencias del paciente frente a las explicaciones
1. Formulación multiaxial estandarizada. diagnósticas en psiquiatría (69); sería necesario unir ambas con-
a) Trastornos clínicos (mentales y médicos generales). ceptualmente y sumar a las explicaciones neurobiológicas el en-
b) Funcionamiento/discapacidad. tendimiento de las experiencias personales y culturales de los pa-
c) Factores contextuales. cientes. Para Cox (43), en las futuras CIE-11 y DSM-V del año
d) Calidad de vida. 2010 habrá que ir más allá de un eje cultural, hacia la visión de
2. Formulación personalizada idiográfica. un sistema de clasificación orientado al paciente, un sistema que
a) Problemas clínicos contextualizados. no sólo dé valor al diagnóstico clínico y a la personalidad sino a
b) Factores positivos del paciente relevantes para el cui- la etiología, la calidad de vida y una mayor comprensión de los
dado. enfermos. Una mejor integración puede alcanzarse aceptando
c) Expectativas de recuperación y promoción de la sa- que la explicación reside en los hechos y la comprensión en los
lud. valores (personales, sociales, culturales, estéticos, éticos, acertados
o erróneos, buenos o malos) (67).
Para llegar a esta formulación es indispensable que exista un Es posible que utilizar como componente de los criterios
proceso diagnóstico comprehensivo que incluya: a) entrevista de diagnóstico variables fisiopatológicas, de vulnerabilidad gené-
con el paciente (historia clínica, historia familiar, estado mental tica y también de exposición a factores ambientales suponga un
en la exploración, evaluación de sentimientos y actitudes) que incremento temporal del número de categorías diagnósticas de
establezca una alianza terapéutica con el paciente (en situacio- comorbilidad (28). El hallazgo de Caspi (70) de que diferencias
nes especiales contando con un mediador cultural); b) fuentes mínimas en los alelos del gen transportador de serotonina se co-
complementarias de información: observación en ingresos, in- rrelacionaban con distintos marcadores de vulnerabilidad para la
formes de familia, amigos, otros profesionales, historia infantil, depresión mayor, cuando se exponen a estresores equivalentes a
diagnósticos previos, y c) procedimientos suplementarios: ex- lo largo de la vida, podría suponer una subdivisión de la misma
ploraciones psicológicas (escalas, baterías neuropsicológicas), en las distintas formas alélicas.
médicas (neuroimagen, electroencefalograma, etc. u otras que De cualquier modo, el reto pendiente es la inclusión en los
se precisen en función del diagnóstico de presunción), funcio- sistemas diagnósticos de factores etiopatogénicos, de curso de la
namiento del paciente en el contexto social, cultural y calidad de enfermedad, investigaciones neurobiológicas y psicosociales, cul-
vida (situación económica, redes de apoyo social, aconteci- tura y aspectos personales, a la vez que se resuelven los problemas
mientos vitales, entramado cultural, creencias, religiosidad, de validez de los diagnósticos, la dicotomía categorial/dimensio-
ajuste familiar y de pareja). nal, la comorbilidad y tantos otros que hemos señalado en este ca-
La formulación idiográfica personalizada valorará la pers- pítulo. Sólo así podrán cumplirse realmente los múltiples objeti-
pectiva del paciente (autoimagen, expectativas), la de la familia y vos del proceso diagnóstico: clínicos, de investigación, terapéuti-
la del propio clínico. Esta formulación del diagóstico tendrá que cos, de cuidados, de información, docentes, administrativos y de
ser la base de las intervenciones terapéuticas por parte de los equi- planificación de servicios.
pos multidisciplinarios y de la familia cuando sea necesario. Per-
mitirá a su vez establecer un pronóstico y sentar las bases para una
bibliografía
evaluación de los resultados (65).
Su principal característica es la evaluación del paciente como 1. Mezzich JE. The WPA International Guidelines for Diagnostic Assessment.
personal global más que como portador de una enfermedad; cu- World Psychiatry 2002; 1: 36-39.
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® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

axial debe expresar la pluralidad de los problemas clínicos del pa-


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| 514 | Tratado de Psiquiatría


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/c30/ El proceso diagnóstico en psiquiatría
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C. Leal Cercós
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| 516 | Tratado de Psiquiatría


brir quién es el paciente, qué curso de acontecimientos ha expe-

/capítulo31/
rimentado a lo largo de su vida hasta el momento actual y qué
considera problemático en su vida, cuándo y cómo aparece el
problema, así como las posibles soluciones que se han buscado
para remontarlo.
La tarea de la entrevista se ha de llevar a cabo huyendo de un

La entrevista. ambiente de interrogatorio unilateral, donde el entrevistador


presta atención a los mensajes enviados por el paciente ya sea a un
nivel de comunicación verbal como no verbal. Estar atento a to-
Relación dos estos signos y señalarlos en el momento oportuno, junto con
la información que el entrevistador va, a su vez, dando al pacien-

médico-paciente te, hace que éste salga de la entrevista con la sensación de poder
conseguir nuevos aprendizajes sobre sí mismo y su entorno, y de
haber sido ayudado.
Durante una entrevista psiquiátrica cualquiera, la persona ne-
B. Rodríguez Vega cesitada de ayuda, el paciente, relata al psiquiatra una experien-
A. Fernández Liria cia «saturada» por un problema. El experto, el psiquiatra, escucha
ese relato al mismo tiempo que tiene la responsabilidad de: crear
un clima conversacional que favorezca el diálogo, estableciendo
una relación terapéutica; devolver una comprensión del proble-
ma en forma de formulación o diagnóstico, y facilitar la disolu-
Introducción ción del problema a través de técnicas biológicas o psicológicas
ı que promuevan el surgimiento de significados nuevos y alternati-
ı vos que no contengan la pauta problema.
Siguiendo a Sullivan (1954) (1), podríamos decir que lo que Los objetivos de la entrevista se llevan a cabo estableciendo la
llamamos entrevista se caracteriza por la reunión de dos personas, relación médico-paciente, aplicando técnicas y habilidades de en-
una de ellas reconocida como «experta en una relación de ayuda, trevista por parte del psiquiatra y construyendo estrategias con-
y, la otra, conocida como cliente, entrevistado o paciente, que es- juntas con el paciente o pacientes
pera obtener algún provecho de hablar de sus necesidades con el
experto». En esta acepción la entrevista entre el psiquiatra y el
paciente comparte muchas de sus características con las de otros
profesionales de ayuda y las personas que acuden a ellos. La en-
Relación médico-paciente
trevista psiquiátrica es, pues, un encuentro conversacional entre ı
uno o más terapeutas y uno o más pacientes que tiene como ob- ı
jeto ayudar a resolver o mejorar los síntomas derivados de un Si nos paramos a pensar que uno de los instrumentos bási-
trastorno mental. cos para el desarrollo de nuestro trabajo como psiquiatras es la
En esta definición se destacan dos aspectos: en primer lugar, relación con el paciente, sorprende el poco espacio que ocupa
el derivado de la entrevista como encuentro existencial entre dos en los planes de formación el entrenamiento en habilidades para
personas, la experta en salud mental y la necesitada de ayuda para conseguir el establecimiento de una relación adecuada. El tipo
resolver un problema en relación con su salud mental, y en se- de comunicación que se establece entre médico y paciente en la
gundo lugar el aspecto derivado del encuentro conversacional con- situación de entrevista no es sustancialmente distinto del que se
dicionado por un objetivo, la ayuda al paciente en la resolución de establece entre dos personas cualquiera que se encuentran, por
problemas que condicionan o coartan su salud mental. En este lo que muchas de las normas que rigen estas relaciones son apli-
encuentro especial que es la entrevista psiquiátrica, las dos perso- cables en la consulta. Así sucede, por ejemplo, con algunas nor-
nas, médico y paciente, se concentrarán en la exploración de los mas de cortesía como el saludo o las manifestaciones de grati-
problemas de uno de ellos, el paciente, con el objetivo de darles tud. Sin embargo, hay otras normas comunes a las relaciones
una solución. corrientes que quedan en suspenso en la relación entre médico y
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La entrevista psiquiátrica se diferencia de la entrevista médi- enfermo. Tales son la referencia a temas que en otros contextos
ca general en algunos aspectos. Por un lado, muchas veces el pa- podrían ser considerados desagradables o excesivamente ínti-
ciente no la busca voluntariamente y por tanto no coopera con la mos o la dedicación unilateral del psiquiatra a la exploración del
tarea del entrevistador y, por otro, el cliente espera del entrevista- mundo del paciente.
dor una comprensión experta de sus dificultades, así como peri- Se han definido algunas tipologías de relación que pueden ser
cia en la conducción de la entrevista, ya que se le supone un téc- útiles, por ejemplo, la que establece la diferencia entre relaciones
nico en relaciones interpersonales. El entrevistador ha de descu- de poder (como lo son las relaciones autoritarias o paternalistas

/sC/ Evaluación en psiquiatría | 517 |


|
B. Rodríguez Vega y A. Fernández Liria
|

que, a veces, establecemos con algunos pacientes) y las relaciones riores, especialmente las muy tempranas y, por tanto, muy deter-
de ayuda basadas en el reconocimiento del otro como un seme- minantes. Las reacciones transferenciales tienen que ver con la
jante. expresión de las respuestas del paciente ante figuras significativas
A este respecto, Laín Entralgo (2) cree poder diferenciar de su pasado. Por ejemplo, un paciente puede entrar a la con-
dos tipos de médicos: el médico tirano, «ideal composición de sulta mostrando desprecio o desdén por un psiquiatra que le
ojo y mano… más oído veedor», sería el que mantiene una rela- atiende por primera vez. Esa reacción no habla tanto de lo que
ción de poder asentada sobre su condición de experto. Se ca- hace o dice el psiquiatra del ejemplo como de lo que el paciente,
racteriza por el uso de un lenguaje imperativo, inquisitivo y des- basándose en experiencias previas con figuras de autoridad (su
criptivo de modo que el paciente pasa a ser un mero testigo in- padre, un psiquiatra anterior) espera que éste haga o diga. Para
formante de su vida y de su enfermedad, y un ejecutor de las algunas escuelas psicoterapéuticas, el análisis de las relaciones
órdenes que recibe. El médico amigo se caracterizaría, en cam- transferenciales es la base del tratamiento del paciente. Para mu-
bio, por una relación de «afable donación de ayuda técnica a un chas otras, el conocimiento de estas reacciones es de gran impor-
semejante enfermo». El médico sería un semejante benéfico que tancia para establecer una relación adecuada y mantener una
pone a disposición del enfermo los conocimientos que posee. entrevista eficaz.
En la relación con él, el paciente se mantiene como protagonis- En su rol profesional, el psiquiatra ha de mostrarse acrítico,
ta de su vida en la que integra la experiencia de enfermar. Lo que ha de relegar sus emociones para dedicar sus esfuerzos a explorar
se establece entre ambos es una relación de ayuda. El médico los conflictos del paciente, ha de abstenerse de seguir sus propias
amigo no se concibe haciendo algo a alguien, sino haciendo algo inquietudes o deseos, ha de mantener una supervisión continua
con alguien. de su estado emocional para que éste no obstaculice su trabajo o
Otros autores diferencian otros tipos de relación médico-pa- pueda informarle de aspectos hasta ahora no contemplados con
ciente (3). Destaca el modelo activo-pasivo, en el que el paciente ese paciente. El psiquiatra ha de desarrollar ese rol profesional
no tiene ninguna responsabilidad sobre su cuidado y el médico aprendiendo a manejar esas emociones, pensamientos y conduc-
actúa ejerciendo sobre él su pericia. Sería el caso ante pacientes tas no motivados estrictamente por el desempeño de su rol. Hacer
delirantes o pacientes en coma. En el modelo profesor-alumno, el esto supone aprender a manejar lo que otros autores han deno-
médico es el que sabe y por tanto quien tiene un papel prepon- minado contratransferencia. Beitman y Yue (4), citando los tra-
derante en la toma de decisiones. Es un modelo paternalista, en bajos de Racker, proponen la consideración de tres tipos de con-
el que el rol del paciente es obedecer o seguir los dictámenes tratransferencia. En primer lugar estarían las que pueden conside-
médicos. Un ejemplo de esta relación es la que se establece en el rarse originadas principalmente por la percepción de deseos o
cuidado postoperatorio. En otro tipo de relación, el modelo de intenciones del paciente que, muy a menudo, representan preci-
participación mutua, paciente y médico establecen una relación samente la puesta en escena de la pauta problema que se pretende
igualitaria, recíprocamente participativa, en la que la función de abordar con el tratamiento. La reacción de miedo ante un pacien-
uno depende también de la aceptación y participación del otro. te que amenaza al terapeuta con un arma durante el desarrollo
Es la necesaria en el cuidado de enfermedades crónicas, como la de una sesión corresponde a esta categoría (la mayor parte de las
diabetes, enfermedades reumatológicas, etc. El último tipo de re- personas, puestas en el lugar del terapeuta, experimentarían una
lación citado por estos autores es el modelo de amistad (diferente reacción semejante).
al médico amigo de Laín), que se considera inadecuado o antiéti- En segundo lugar estarían las reacciones (emocionales, cogni-
co por tratarse de un tipo de relación que responde más a las ne- tivas o comportamentales) que pueden considerarse resultado de
cesidades del médico que a las del paciente y porque promueve los patrones personales de comportamiento, las necesidades, los
relaciones de dependencia que hacen interminables los trata- conflictos o las angustias del terapeuta. Beitman y Yue incluyen
mientos. aquí las necesidades interpersonales (de halago, de reconoci-
El entrevistador no es una figura neutral, en el sentido de que miento, de mantener la autoridad, de ser querido), las opciones
su interacción con el paciente en sí mismo está modificando una profesionales (la orientación psicoanalítica, conductista o sisté-
situación previa y la relación con el paciente está considerable- mica del terapeuta pueden condicionar su forma de sentirse ante
mente influida por sentimientos y expectativas no reconocidas una determinada narrativa del paciente) y los eventos vitales del
abiertamente y que provienen de anteriores relaciones con perso- terapeuta (la muerte de un padre o un robo sufrido por el tera-
nas significativas, fundamentalmente los padres. Los psicoanalis- peuta también pueden condicionar sus reacciones). Por fin ha-
tas se refieren a ese movimiento afectivo como relaciones de bría que considerar el sesgo introducido por el sistema de valores
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

transferencia o de contratransferencia, según sea su referencia el del terapeuta, por ejemplo, un terapeuta agnóstico al tratar a un
paciente o el terapeuta. Para Sullivan (1) parte de la habilidad padre testigo de Jehová que no permitió la transfusión de sangre
para entrevistar se origina en una serena observación de lo que se que hubiera salvado la vida de su hijo.
produce a ese respecto. La importancia de establecer una adecuada relación médico-
Por transferencia se entiende ese conjunto de expectativas, paciente se pone de manifiesto en el hallazgo empírico de que es
creencias y respuestas emocionales que el paciente aporta a la la alianza de trabajo el factor que más constantemente se correla-
relación médico-paciente en función de sus experiencias ante- ciona con un resultado satisfactorio del tratamiento.

| 518 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c31/ La entrevista. Relación médico-paciente
ı

Habilidades de entrevista tica; por ello en este capítulo vamos a centrar la atención en las
habilidades básicas.
ı
Las habilidades básicas han de ser necesariamente puestas en
ı juego en cualquier entrevista o proceso terapéutico.
Establecer una relación médico-paciente basada en la empa- Convencionalmente dividiremos las habilidades básicas (o de
tía, en la comprensión y en la disponibilidad del médico para ayu- primer nivel) en tres categorías. Llamaremos a las primeras habi-
dar, es una condición imprescindible para llevar a cabo una bue- lidades de escucha porque su objetivo es facilitar al entrevistador el
na entrevista clínica, pero no es una condición suficiente. acceso al discurso del paciente. Dividiremos las habilidades que
La entrevista es, como la expresión artística, un acto único en implican una intervención más activa del terapeuta en dos cate-
el que se ponen en juego las aptitudes del clínico y del paciente gorías: habilidades de facilitación de la actividad narrativa del pa-
en una interrelación irrepetible. Pero, como la expresión artística, ciente y habilidades de facilitación de la generación de narrativas
el acto creativo de la entrevista se ve facilitado por el dominio de alternativas. En realidad cualquiera de las habilidades incluidas en
técnicas adquiribles por parte del clínico. En este apartado pre- cualquiera de los apartados puede servir a los objetivos que dan
tendemos hacer una breve revisión de las habilidades que el clí- nombre a los otros. Sin embargo, a efectos didácticos hemos
nico ha de adquirir, para poner en juego cuando sea necesario, en creído esclarecedor mantener la clasificación.
una entrevista terapéutica. La exposición que sigue a continuación recoge formulaciones
Distinguiremos tres niveles de habilidades (5). Las de primer de los magníficos manuales de Cormier y Cormier (7), Rojí Men-
nivel incluyen las habilidades de escucha, facilitación de la activi- chaca (8) y Sevel, Cummings y Madrigal (9), así como algunos es-
dad narrativa del paciente y facilitación de la generación de narra- quemas de Bermejo (10, 11) y Wachtel (12), ideas de Brooks-Ha-
tivas alternativas por parte del paciente. Se refieren a aspectos rris (13) y Mackinnon (14), junto con otras recogidas en un ma-
como el modo de sentarse frente al paciente o dirigirle la mirada, nual anterior de los mismos autores de este capítulo (5).
o la construcción de preguntas, reflejos empáticos o interpreta- ı
ciones, es decir, constituyen los átomos que se combinarán para ı
formar unidades de intervención psicoterapéutica en los siguien- habilidades de escucha
tes niveles. ı
La capacidad de conseguir que esta conversación se amolde a Actitud general de escucha. La actitud del entrevistador
las necesidades del paciente y adopte los ritmos y los énfasis que facilita o dificulta la actividad narrativa del paciente durante la en-
permitan un trabajo productivo se denomina de acompasamien- trevista y su participación en la conversación. Tal actitud supone
to y guía. Acompasar la narrativa del paciente de modo que nos una disposición a recibir la comunicación proveniente del pa-
permita participar en su guía supone poner en juego una serie de ciente y se traduce en manifestaciones físicas, en forma de postu-
habilidades que llamaremos de segundo nivel. La utilización de ras, gestos, movimientos, miradas, expresiones faciales, tono, vo-
un lenguaje capaz de evocar experiencias sin interferirlas y de de- lumen o ritmo de la voz, ritmo de la respiración, indumentaria,
tectar las oscilaciones en la receptividad del paciente a las mismas etc. Con esta actitud el entrevistador intenta concentrarse en el
son ejemplos de este tipo de actividades. Es el acompasamiento mundo de significados del paciente y manifestar su interés por él.
de la narrativa del paciente el que establece la oportunidad de Diversos autores han intentado recoger elementos actitudina-
utilizar o posponer en un momento dado la utilización de las ha- les que, en nuestra cultura, podrían considerarse útiles a esta fina-
bilidades a que nos referíamos en el primer nivel. Por ello deci- lidad de demostrar interés (11, 15). Por supuesto se trata de algo
mos que si aquellas constituían un nivel atómico, éstas supon- orientativo, sujeto a múltiples variaciones individuales y que, se-
drían la formación de un nivel molecular de la intervención psi- guramente, no tiene valor fuera de nuestro entorno cultural
coterapéutica. noroccidental urbano.
El resultado final de una buena entrevista psiquiátrica es la co-
creación entre terapeuta y paciente, a través de la conversación, de Postura física. En general se considera más adecuado no
narrativas alternativas a la narrativa inicial del paciente (6) (una sentarse de frente, sino con un ángulo de 90° respecto al pacien-
narrativa saturada por un problema, que conlleva un sufrimien- te. Esto permite al paciente concentrarse en su discurso sin tener
to innecesario). La puesta en juego de las habilidades a que nos que enfrentarse a nuestra mirada. La inclinación hacia delante se
referimos sería inútil si no sirve a este propósito general. Poner- interpreta como de interés e involucración en lo que se está escu-
las a este servicio supone nuevas habilidades, de tercer nivel, que chando, lo mismo que los brazos y piernas abiertos expresan la
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

denominaremos habilidades de generación de narrativas alternati- apertura a la escucha por parte del entrevistador. El contacto vi-
vas o, resumidamente habilidades generativas. Con ello se consti- sual suele interpretarse como una manifestación de interés. El clí-
tuiría el nivel molar de la intervención psicoterapéutica. En este nico mantiene su mirada centrada en la mirada del otro, sin que
apartado describiremos algunas de las habilidades del primer ni- esto implique una mirada fija o inmóvil.
vel. Las habilidades de acompasamiento tienen que ver con el es-
tablecimiento y la evolución de la relación médico-paciente, y las Actitud interna del entrevistador. El entrevistador tam-
de tercer nivel están en el terreno de la intervención psicoterapéu- bién se compromete a mantener una actitud interna de silencio

/sC/ Evaluación en psiquiatría | 519 |


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B. Rodríguez Vega y A. Fernández Liria
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intrapsíquico y de suspensión del juicio. Con la primera se com- verse a sí mismo, el funcionamiento de su red de apoyo o los mo-
promete a dedicar sus reflexiones al paciente durante la entre- dos de aproximación a otras personas.
vista y no dedicarse a pensar en otras cosas. Con la segunda ac-
titud se dispone a intentar comprender el mundo de valores y Actitud corporal. La actitud corporal puede reflejar no
significados del paciente sin juzgarlos a partir de los suyos pro- sólo el estado de ánimo, sino también el modo en que el paciente
pios. afronta la relación con el terapeuta. Puede expresar tensión, rabia,
temor, desconfianza, desgana, intranquilidad. La información
Atención a lo no explícito. La actitud interna nos dispone que el terapeuta obtiene por esta vía puede completar o, a veces,
a prestar atención a lo que el paciente nos cuente. Pero es fre- contradecir la del discurso verbal del paciente. Los cambios en la
cuente que el paciente nos consulte precisamente porque la histo- postura y actitud corporal pueden ser un indicador fundamental
ria que cuenta no es fácil de entender en los términos en los que la para que el terapeuta se haga una idea de cómo determinadas in-
cuenta. Por eso es importantísimo prestar atención no sólo a lo formaciones o acontecimientos sucedidos durante la consulta
que el paciente dice sino también a las cosas que calla, deliberada están siendo asumidos por el paciente, sobre todo cuándo es pre-
o inadvertidamente, y a las cosas que aunque no dice se hallan de ciso matizar una intervención o preguntar qué significado ha te-
algún modo implícitas en lo que dice. nido para el paciente lo que ha sucedido.

El entrevistador se entrena para captar un discurso incompleto, Expresión facial. La cara es la parte del cuerpo que con
lleno de sobreentendidos, como por ejemplo: «Ella es una mujer más riqueza y facilidad puede desempeñar las funciones referidas
y no puede entenderlo», o para captar discursos implícitos, en los en el apartado anterior. La llamada facies depresiva ha sido clási-
que abundan los significados que no se han comunicado de ma- camente considerada un signo cardinal de la depresión y un in-
nera explícita pero que pueden deducirse de lo que el entrevista- dicador de su gravedad. Una sonrisa puede ser el primer indica-
do dice, por ejemplo: «No me di cuenta de que era un gitano y no dor de mejoría en un cuadro depresivo. Unos maxilares cerrados
guardé la cartera», o los discursos evasivos en los que la narración con fuerza pueden reflejar una tensión difícil de expresar con pa-
del paciente parece evitar selectivamente determinados temas, labras. Es especialmente importante que el clínico preste aten-
como por ejemplo, «Con los padres ya se sabe… lo mejor es un ción a las variaciones en la expresión que se producen durante la
amigo…» o las omisiones, que se ponen de relieve cuando el pa- consulta y a las posibles incongruencias entre el contenido del
ciente se ha referido con detalle a aspectos de alguna parcela de su discurso verbal y la expresión facial (un paciente puede decir que
vida, pero no ha mencionado personajes o hechos que pudieron se encuentra bien con una expresión de profunda tristeza, o que
ser relevantes o, por fin, los discursos recurrentes, en los que apare- un acontecimiento no le afecta con expresión de rabia o de te-
cen reiteradamente temas bajo la forma de diversas escenifica- mor, etc.).
ciones en el relato que un paciente hace de su vida, como ocurre
con narraciones de automenosprecio, de fracaso, etc. Voz. El tono de voz también matiza poderosamente el dis-
ı curso verbal del paciente. Una solicitud de permiso puede con-
ı vertirse, según el tono en el que se diga, en una exigencia, el
atención a la comunicación no verbal tono monocorde y bajo puede acentuar la sospecha de un tras-
ı torno depresivo, un temblor en el tono puede indicar inseguri-
El discurso verbal es sólo una de las formas mediante las que dad o miedo.
el paciente transmite información sobre su estado al terapeuta.
Hay muchas otras informaciones que un psicoterapeuta atento Reacciones neurovegetativas. Las reacciones neurovegeta-
puede extraer de otras formas no verbales de expresión en la con- tivas (sudoración, rubefacción, palidez), pueden ser informantes
sulta (11, 16). inequívocos del estado emocional del sujeto. La aparición de tales
reacciones cuando ocurren determinados acontecimientos de la
Apariencia general. La apariencia general del paciente entrevista (la aparición casual de un determinado tema, una pre-
transmite una enorme cantidad de información. Un paciente que gunta sobre determinadas relaciones interpersonales, etc.) puede
lleva un vestido de luto, otro que viste extravagantemente o orientar al clínico sobre los sentimientos del paciente acerca de los
que lleva ropa que podría ser calificada de provocativa o de ex- mismos y ser de importancia central para ayudarle a guiar la en-
tremadamente recatada, o que resulta inadecuada para el tiempo trevista.
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que hace, determinadas características del peinado, los adornos


(incluidos amuletos) o tatuajes pueden decirnos mucho acerca de Características físicas. Asimismo, determinadas caracte-
su estado de ánimo o forma en que pretende encontrar remedios rísticas físicas (la estatura, la complexión, el atractivo, etc.) pue-
para él. den dar información que puede ser costosa de extraer de otro
modo. El valor que dé el clínico a determinados episodios rela-
Autocuidado. El grado de autocuidado de una persona cionales contados por el paciente depende en gran medida de la
puede decir muchas cosas sobre su estado de ánimo, la forma de apreciación que éste haga de las mismas.

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/c31/ La entrevista. Relación médico-paciente
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atención a la respuesta experimentada ráfrasis ayuda al paciente a centrarse en un tema o un aspecto del
por el terapeuta (utilización del yo observador) mismo.
ı
Por la propia naturaleza de su trabajo, el psiquiatra escucha Paciente: Era lo último que me esperaba, pero en ese momento, no sé
relatos de hechos que pueden ser impactantes, asiste a reacciones por qué, resultó que me daba pena.
emocionales intensas por parte de sus pacientes y comparte con Terapeuta: Le sorprendió sentir pena por ella.
ellos mucho tiempo, parte del cual puede ser un tiempo con mu-
cha carga emocional y mucha influencia en el curso futuro de su Se trata de un tipo de intervención que es especialmente útil
vida. Ello despierta emociones y, a veces, desencadena pensa- con los pacientes a los que les cuesta centrarse en el relato de
mientos y comportamientos que no están guiados exclusivamen- acontecimientos (a veces porque se ven desbordados por las emo-
te por la intención de actuar terapéuticamente. Tales emociones, ciones implicadas en ellos) o que les cuesta reconocer la natura-
pensamientos y conductas pueden dificultar el trabajo terapéuti- leza de estos acontecimientos y utilizar el término más frecuente.
co, pero también pueden ser de gran ayuda.
Por consiguiente, el terapeuta debe prestar atención a las Paciente: Me dijo que no quería volver a verme.
emociones y pensamientos que experimenta en la consulta. En Terapeuta: Rompió, entonces, la relación con usted.
primer lugar, debe reconocerlos. En segundo lugar debe plantear-
se en qué medida tales sentimientos se corresponderían con la A diferencia del reflejo, se centra en los acontecimientos,
respuesta que probablemente hubieran experimentado la mayo- comportamientos y pensamientos, y no en las emociones que po-
ría de las personas si se encontraran en esa situación y en qué demos suponer implicadas en ellos.
medida responde a algo más personal suyo. A la capacidad de Se trata de una técnica facilitadora porque hace que el pacien-
hacer esto, de manejar las reacciones contratransferenciales, la lla- te se sienta entendido (o, en caso contrario, le permite discutir lo
maremos la habilidad de utilizar el yo observador del terapeuta. que ha sido malinterpretado). Aunque es de las intervenciones
La pregunta de fondo (¿en qué medida lo que experimento, más frecuentemente utilizadas en terapia, su abuso o utilización
lo que se me ocurre y lo que hago tiene que ver con el desempe- en exclusiva, puede darle al paciente la impresión de que el en-
ño de mi rol de terapeuta y en qué medida tiene que ver con otras trevistador no aporta nada a lo que está diciendo.
cosas?) es, por mucho que parezca simple, útil en la medida en ı
que permite tomar decisiones sobre qué hacer ante tal eventua- ı
lidad (explorar los motivos del comportamiento del paciente, re- reflejar empáticamente
flexionar, buscar supervisión, derivar al paciente, buscar trata- ı
miento, etc.). El término empatía se refiere a la capacidad de ponerse en el
ı lugar de otro y darse cuenta de cuáles son sus sentimientos y
ı cómo es su experiencia de esa situación.
facilitación de la actividad narrativa El reflejo de sentimientos o respuesta empática es una de las
del paciente habilidades más importantes para el entrenamiento de psicotera-
ı peutas, porque es uno de los tipos de intervención más frecuentes
facilitadores no verbales en el trabajo de los terapeutas expertos y porque sabemos, por la
y de intervención verbal mínima investigación, que su uso se relaciona con buenos resultados en
ı la terapia (17). De hecho, la escuela rogeriana (18) la considera la
En la conversación terapéutica, como en las conversaciones intervención más importante.
ordinarias, fijar la mirada en la del interlocutor, levantar las cejas, El reflejo puede considerarse constituido por dos partes. La
hacer un movimiento con la mano, inclinarse hacia el que habla, primera es una paráfrasis, es decir una formulación en palabras
emitir un sonido inarticulado (ahá) o una palabra como «ya», del terapeuta de un contenido ya expresado por el paciente. La
«sí» o «comprendo», actúan como señales del que escucha para segunda es una aseveración que relaciona esta situación con un
animar al que en ese momento habla a seguir haciéndolo. sentimiento o emoción que, generalmente, no ha sido explíci-
ı tamente referido por el paciente pero que el terapeuta puede
ı intuir de acuerdo con expresiones previas, la observación de la
parafrasear conducta no verbal o su conocimiento previo del paciente o de
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ı la situación.
La paráfrasis es una repetición de la idea que acaba de expre- Podría establecerse una suerte de fórmula del reflejo empáti-
sar el paciente (aunque no necesariamente de lo último que ha di- co. Según ésta el reflejo empático estaría integrado por dos térmi-
cho). Para ello el terapeuta, utiliza las mismas palabras, u otras, nos: el primero hace mención a una emoción, el segundo a una
que permiten una formulación que al terapeuta le parece más cla- situación, unos acontecimientos o pensamientos. Ambos están
ra o que permite transmitirle al paciente la idea de que el tera- unidos por un elemento de conjunción que suele tener la forma
peuta se ha interesado por lo dicho y lo ha comprendido. La pa- de cuando o porque:

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(emoción) , cuando/porque (hechos, ideas) solicitar una respuesta que no puede reducirse fácilmente a un
Te sentiste triste (emoción) cuando te diste cuenta (idea) de que ya no sí, o un no o a la aportación de un dato concreto (un número,
estaba allí (hechos). el nombre de un lugar o de una persona, etc.). Las preguntas no
Te enfadaste (emoción) porque te pareció (idea) que te ignoraban
tienen por qué tener gramaticalmente la forma de pregunta. Las
(¿hechos?).
frases que comienzan con «Cuénteme algo acerca de…», «Me
gustaría que me dijera algo más sobre…» o «No me ha queda-
Evidentemente puede revestir otras formas equivalentes, al-
do claro…» son, funcionalmente, preguntas. Las preguntas
gunas de ellas preferibles si se pretende evitar introducir ideas li-
constituyen el tipo de intervención más frecuente en la entrevis-
neales de causalidad.
ta psiquiátrica.
Debió darte mucha rabia volver a verte engañado. Las preguntas abiertas suelen comenzar con las partículas
Te callaste y te sentiste furioso contigo mismo. ¿qué…? ¿cómo…? o ¿por qué…? antes que por ¿quién…? ¿dón-
de…? o ¿cuándo…? (9). En general, las preguntas que empiezan
El reflejo empático puede utilizarse en la conversación tera- con «¿Por qué...?» son más problemáticas y deben utilizarse con
péutica cuando se pretende que ésta se centre en los sentimien- cautela. En primer lugar parecen alentar la búsqueda de causali-
tos, como ocurre con aquellos pacientes que narran multitud de dades lineales simples, que son infrecuentes en lo relativo al com-
hechos pero lo hacen como si no les concernieran personalmen- portamiento humano y más al que motiva la demanda de psico-
te (8). terapia. En segundo lugar, es frecuente que el paciente no pueda
ı precisar con seguridad las motivaciones de sus actos. Por último,
ı pero no menos importante, las preguntas que comienzan con
recapitular «¿por qué?» resultan más fácilmente acusatorias, lo que no sólo
ı no favorece el flujo de la conversación terapéutica, sino que pue-
La recapitulación o resumen es una síntesis que hace el tera- de poner en marcha maniobras defensivas que lo entorpezcan
peuta de algo que ha sido comunicado previamente por el pa- seriamente.
ciente, generalmente a través de una intervención más larga o in- La pregunta no es una intervención neutra. Puede ser vivida
tercalada con otra información. Se compone de un conjunto de por el paciente como una exigencia o una intromisión, lo que
dos o más paráfrasis o reflejos empáticos. convertiría la entrevista en un interrogatorio. Por ello el psi-
Puede servir para seleccionar y enlazar entre sí fragmentos de quiatra debe asegurarse de que la pregunta es relevante para la
una sesión que el terapeuta ve como un todo significativo en el entrevista y de que tal relevancia sea también percibida por el pa-
que podría centrarse la conversación posterior que, de otro ciente (9).
modo, podría seguir otros derroteros o también puede servir para ı
interrumpir un discurso que tiende a perderse en detalles irrele- ı
vantes. hacer preguntas cerradas
ı
Terapeuta: ¿Cómo se ha sentido esta semana? Las preguntas cerradas, a diferencia de las anteriores, soli-
Paciente: Bueno, más o menos bien, por eso dejé la medicación…
citan una respuesta que puede proporcionarse fácilmente a
Se lo estaba diciendo a mi mujer en la sala de espera, precisa-
mente por ello, no oí que usted me llamaba. Deberían poner al- través de un sí o un no, la aportación de un dato concreto
gún sistema de megafonía, sino, con la cantidad de gente que como un número, el nombre de un lugar o de una persona,
pasa por el pasillo… para ustedes debe de ser una lata… una oración breve. Sirven cuando interesa precisar o cuantifi-
Terapeuta: ¿Me dice, entonces, que se ha encontrado mejor que en la car algo.
entrevista anterior y que por eso ha dejado de tomar la medicación?
Paciente: Me tomé unas copas.
La recapitulación no tiene por qué enlazar con lo último que Terapeuta: ¿Cuántas copas?
ha dicho el paciente. De hecho, puede servir para volver a centrar Paciente: Tengo un novio nuevo.
la conversación en un tema del que ha empezado a apartarse. Terapeuta: ¿Cómo se llama?
La recapitulación es útil para comunicarle al paciente lo que
hemos entendido después de una exposición larga o compleja por Son más frecuentes en las entrevistas iniciales. Incrementan la
su parte. Es un tipo de intervención frecuente en la apertura y, so- precisión en la información que se recolecta, limitan las posibili-
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bre todo, el cierre de las sesiones. dades de evolución de la conversación terapéutica (lo que, a veces,
ı como ocurre con un paciente evasivo, puede ser algo buscado,
ı pero generalmente no lo es) y reducen la capacidad de decisión
hacer preguntas abiertas del paciente sobre la misma. El abuso de este tipo de preguntas
ı por parte del entrevistador puede traducirse en que temas de im-
Una pregunta abierta es una invitación a desarrollar un portancia, no anticipados por él, queden excluidos de la conver-
tema y se caracteriza (a diferencia de la pregunta cerrada) por sación.

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/c31/ La entrevista. Relación médico-paciente
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clarificar facilitación de la generación


ı de narrativas alternativas específicas
El término clarificación se ha utilizado con diferentes acep- ı
ciones en psicoterapia. Aquí lo utilizaremos para caracterizar interpretar
aquellas intervenciones en que el terapeuta le solicita al pa- ı
ciente que especifique (que aclare) el significado concreto de Aquí utilizaremos el término interpretación en un sentido
una palabra o algún aspecto de su narración, que, generalmen- amplio para referirnos a cualquier intervención del entrevistador
te implica un sobreentendido o se refiere con términos ambi- que apunta a un significado nuevo para el paciente, inaccesible
guos o convencionales que no permiten precisar su significado para él hasta ese momento.
personal. Generalmente la clarificación se busca a través de una Para los psicoanalistas, la interpretación es una intervención
pregunta. compleja en la que (por recoger una formulación más próxima a
la psicología del yo) un síntoma se presenta al paciente como el
Paciente: Siempre he sufrido depresiones. resultado de una defensa ante la ansiedad que provoca la irrup-
Terapeuta: ¿Cómo son esas depresiones? ción de un determinado impulso o deseo inconsciente, que resulta
conflictivo por ser incompatible con la idea que el paciente tiene
Si el terapeuta no está seguro de que el sentido captado por él de sí mismo o de lo que él mismo debería ser, o por entrar en con-
es el que quiere dar el paciente a su aseveración, puede hacérselo flicto con otros deseos o impulsos que tiene simultáneamente.
saber y preguntar si es exacto. La defensa representa al mismo tiempo la negación y un modo
simbólico de realización de tal deseo. Este interjuego puede re-
Paciente: Cuando me viene la crisis es como si me volviera loca y no presentarse en lo que Malan (19), retomando ideas de Hatmann y
soporto estar sola. Menninger, llamó el triángulo del conflicto. La interpretación hace
Terapeuta: ¿Quiere decir que volvió a pedirle a su hijo que no la de-
aparecer este interjuego en los tres vértices del llamado triángulo
jara sola en casa?
de las personas: es algo que al paciente le ocurre con los que desem-
ı
peñan el papel de «otros» en su vida actual, es algo que se funda-
ı
menta en lo que ocurrió en la relación precoz con sus figuras pa-
silencio
rentales, y es algo que ha ocurrido (en virtud de la transferencia)
ı en su relación con el terapeuta. Una interpretación completa su-
El silencio es un instrumento poderoso. En ocasiones le da pone hacer aparecer el triángulo del conflicto en los tres vértices
tiempo y espacio al paciente para la construcción de experiencias. del triángulo de las personas.
En ocasiones es una invitación a seguir hablando o una demos- Una interpretación puede tener la forma anteriormente seña-
tración de interés. Pero puede ser otras muchas cosas. Puede in- lada (generalmente distribuida en una serie de intervenciones,
terpretarse como una muestra de desinterés o desorientación, por pero sintetizada en una sola en el siguiente ejemplo):
ejemplo.
El silencio es una comunicación y, como tal, conlleva un … Me parece que, por lo que hemos estado hablando hasta aho-
mensaje, aunque éste sea paradójicamente el de no comunicar. ra, podríamos decir que lo que sucede es que precisamente cuando
El momento en que aparece el silencio es significativo y es muy usted siente más deseos de acercarse afectivamente a alguien que es im-
importante comprender los motivos de éste y saber manejarlo, portante para usted (I), por miedo a ser rechazado (A) evita la pro-
pues permite mejor que ninguna otra técnica facilitar que el en- ximidad y se muestra sarcástico (D), con lo que al final se encuentra
solo y decepcionado. Hemos visto repetirse este modo de compor-
trevistado escoja el contenido de lo que va a decir sin recibir pre-
tarse en varias ocasiones: con la compañera de trabajo que le ofreció
siones por parte del profesional. En general, los silencios ocurren la entrada para el concierto del jueves (O), con su hermano al salir
cuando el paciente piensa la respuesta o cuando ha llegado a una del entierro de su padre (O) o con el compañero que había planeado
situación de intensidad emocional que le hace llorar o emocio- la excursión a la que usted quería ir (O). De hecho, es lo mismo que
narse, en este caso el silencio comunica respeto ante su expresión sucedió el otro día aquí en la consulta cuando le pregunté que es lo
de sentimientos y apoyo para reconducir la entrevista. A veces el que imaginaba que podía hacer yo por usted (T). Es como si de al-
entrevistador también utiliza el silencio para estimular al pacien- gún modo usted se encontrara en estas situaciones como se debió
sentir ante su madre en aquellas otras situaciones que me ha conta-
te a seguir hablando y elaborar más sus respuestas o para que lle-
do en las que si usted le pedía atención ella le hacía callar, le llamaba
gue a expresar contenidos que le causan tensión. En ocasiones el quejica y caprichoso y le castigaba por molestar con sus preocupa-
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entrevistador, mediante la técnica de facilitación, con expresiones ciones a los mayores (P).
como «siga» o «¿sí?», anima al paciente a seguir hablando. Hay
que tener cuidado de que la técnica del silencio se emplee abusi- Desde luego pueden construirse intervenciones equivalentes
vamente y el paciente tenga la impresión de que el entrevistador utilizando términos distintos (20).
es indiferente o lo pueda vivir de forma persecutoria. Es el profe-
sional quien debe discernir cuándo su silencio ayuda al paciente y Hasta ahora hemos hablado acerca de un montón de cosas. Sin
cuándo no. embargo hay una que me ha llamado especialmente la atención porque

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aparece una y otra vez y me parece que tiene que ver con lo que le confrontar
hizo acudir a la consulta. Fíjese: me parece como que usted deseara ı
una relación en la que usted pudiera expresar libremente sus necesi- La confrontación consiste en poner de manifiesto contradic-
dades para que la otra persona le ayudara a satisfacerlas, pero usted
ciones existentes en las narrativas del paciente. Puede referirse a
teme que si lo hace, estas otras personas puedan sufrir, sentirse mo-
lestas o enfadarse con usted, de modo que se calla, no dice lo que contradicciones entre contenidos del discurso verbal.
quiere, hace lo que le parece que quieren los otros, y se siente frus-
trada, desilusionada e irritada consigo misma. Y yo creo que esta di- Dice que para usted sólo es una amiga, pero también que no puede
námica explica en parte por qué usted se queja de anteponer a cual- soportar la idea de que tenga relaciones sexuales con otra persona.
quiera a usted misma y de no conseguir que nadie se haga cargo de
sus necesidades. Puede también señalar discrepancias entre un contenido del
discurso verbal y la descripción verbal de un comportamiento.
Pero en términos generales, en la práctica clínica, podremos
considerar una interpretación cualquier intervención del terapeu- Dice usted que su mujer no puede quejarse ahora porque usted se
ta que otorgue un significado nuevo a una narrativa del paciente, fía de ella, pero me cuenta que le ha controlado la factura del teléfono
móvil para ver a quien llama y que procura llegar del trabajo antes que
sea en los términos de las anteriores o en otros, como, por ejem- ella para leer el remite de las cartas que recibe…
plo, en referencia a sus pensamientos.
Muy a menudo señala la discrepancia entre el contenido ver-
Es como si de algún modo hubiera quedado arraigada en su balmente expresado y el comportamiento no verbal.
mente una idea que viene a ser más o menos «si me porto bien, me
querrán». Por eso, si le parece que alguien no la quiere, empieza a
Me dice que no le importa, pero me parece que está conteniendo
preguntarse que es lo que ha hecho mal y se siente culpable y tris-
el llanto…
te… Además, se deja maltratar porque le parece que se lo me-
rece…
También puede señalar contradicciones entre dos comporta-
mientos no verbales.
Sería una interpretación incluso la intervención inicial que
abre la posibilidad de modificar la conducta. Sonríe, pero me parece que se pone tenso y aprieta los puños.

Lo que le ocurre en los espacios abiertos es, como hemos visto,


Las precauciones recomendadas para la interpretación son de
una reacción que sería normal si estuviera ante un peligro. Lo que pa-
sa es que le ocurre en una situación que, objetivamente, no es peli- aplicación aquí, si cabe en mayor medida. El riesgo de interpre-
grosa. Pero parece que su organismo, no sabemos cómo, ha apren- tar la confrontación como una acusación y no como una des-
dido —erróneamente— que sí lo es y reacciona cómo si lo fuera. cripción de unos hechos susceptibles de análisis es muy alto y el
Convendría que su organismo olvidara eso y aprendiera otra cosa modo en que se formula la confrontación debe intentar prevenir-
en su lugar… lo. Esto significa que, tanto el momento de su utilización, como
sus efectos, deben evaluarse cuidadosamente.
También sería una interpretación la explicación de un pro- ı
blema en términos del sistema de relaciones. ı
informar
Es como si entre ustedes existiera una regla que impidiera a cual- ı
quier miembro de la familia expresar su malestar a otro para evitar La información proporcionada durante la entrevista ayuda al
hacerle daño… paciente a identificar las opciones de que dispone, le ofrece co-
nocimiento de los elementos que le permiten evaluar las razones
La interpretación es una técnica poderosa. Pero es una técni- para escoger entre una y otra, o cuestionar concepciones erró-
ca que debe utilizarse con prudencia y que sólo es efectiva en la neas sobre la naturaleza de las mismas.
medida en que, como resultado del trabajo anterior, el paciente La información debe formularse de manera comprensible y
está en condiciones de asumir el nuevo significado. La interpreta- conviene asegurarse de que ha sido comprendida. En caso de que
ción es también una técnica que, cuando se utiliza extemporánea la información suscite reacciones emocionales importantes, con-
o autoritariamente tiene también la mayor capacidad de dar al viene explorarlas.
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traste con la alianza terapéutica. Conviene distinguir claramente entre lo que es información
Antes de usarla conviene que el terapeuta esté seguro de cuál (la taquicardia que padece es producto de su ansiedad y no refleja un
es el significado que quiere apuntar, de que el paciente va a ser ca- trastorno que amenace su vida) y lo que es consejo, el cual preten-
paz de asimilarlo, de que él va a ser capaz de expresarlo en térmi- de no sólo incrementar el conocimiento del paciente sobre las op-
nos aceptables para el paciente y de que, el modo en que la for- ciones a las que se enfrenta, sino también darle a conocer la opi-
mule no va a dar pie a que el paciente se sienta acusado o enjui- nión del entrevistador acerca de lo que éste considera más con-
ciado antes que animado a pensar y sentir. veniente.

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dar instrucciones el paciente le cuenta al psiquiatra que ha vuelto a experimentar


ı ataques de angustia. El psiquiatra explora en qué circunstancias se
Se trata de una intervención mediante la cual el terapeuta le dieron, pregunta por posibles desencadenantes, indaga acerca de
proporciona al paciente una información que tiene como objeti- los sentimientos que se suscitaron y de la conducta que siguió el
vo indicarle el modo de realizar una determinada tarea. Son paciente. Con cada pregunta pueden abrirse sugerencias o cone-
inevitables al menos para establecer el encuadre de las entrevistas. xiones con otros significados hasta entonces no explícitos para el
paciente. Pueden iniciarse o consolidarse algunas ideas acerca de
De modo que nos veremos en este despacho una vez cada 15 días cómo enfocar una acción futura, qué hará o qué no hará el pa-
durante los próximos 3 meses. Le indico aquí la medicación que debe to- ciente, qué significado tiene para él la reaparición de sus crisis.
mar, si entre visita y visita se encontrara peor, llámeme por teléfono y Durante la fase de terminación, el psiquiatra puede dar indi-
si es preciso adelantaremos la cita.
caciones de que se acerca el final de la entrevista con frases del
tipo: «para terminar…» o «en estos últimos minutos…». Ello es
Puede referirse a actividades a realizar en la consulta.
importante para el paciente porque así puede evitar que surjan
contenidos de alta intensidad emocional al final de la entrevista,
Cierre los ojos y concéntrese en su respiración. Fíjese en cómo el aire
entra y sale lentamente… cuando no haya tiempo para tratarlos.
La entrevista psiquiátrica puede dividirse en varias etapas: el
O a actividades a realizar en casa. comienzo o recepción formal; el reconocimiento, cuando el entrevis-
tador intenta obtener algunos datos de la identidad del paciente
Cada vez que tenga una crisis rellene este registro. En la primera co- o pistas sobre cómo esa persona se ha convertido en el paciente
lumna apuntará a qué hora tuvo lugar y cuánto duró. En la segunda… que consulta (edad, hermanos, estado civil, como puntos de
orientación); la exploración detallada que le permite al psiquiatra
En este caso, como en cualquier tipo de información, es im- ahondar y afinar en las primeras impresiones que le ha causado
portante buscar retroalimentación (feedback) por parte del pa- el paciente, manteniendo la mente abierta sin dejarse obstaculizar
ciente que indique su comprensión de lo enunciado, así como por éstas para cambiar de opinión sobre el paciente si ello fuera
de su repercusión emocional (¿Qué le hace sentir que le proponga más adecuado; y la terminación, momento en que el entrevistador
esto y cómo cree que se sentiría si lo hiciera?) y cognitiva (¿Qué pien- da una conclusión final cuando no espera volver a ver al paciente
sa de ello?), y su disposición a seguir las instrucciones. o da una nueva cita o una prescripción para la sesión siguiente,
cuando espera verle en una entrevista futura.
ı
Estrategias de entrevista ı
ı
entrevista como encuentro
particular dentro del proceso terapéutico
ı ı
entrevista como proceso: diferentes estilos de entrevista
fases iniciales, intermedias y finales ı
ı Algunos autores han definido los diferentes estilos de entre-
Cualquier entrevista, independientemente de si se trata de vista de acuerdo con tres dimensiones (8).
una primera y única entrevista, de la décima dentro de un proce- En primer lugar, el estilo puede referirse a un punto en un
so psicoterapéutico individual o de una entrevista final, guarda continuo en función de su mayor o menor directividad. Esta di-
una estructura que es importante conocer. Esto no quiere decir mensión se refiere a la medida en que el clínico determina el cur-
que en una primera entrevista y en una entrevista final tras psi- so de la entrevista, proponiendo los temas o la forma de abordar-
coterapia, el entrevistador y el paciente hagan las mismas cosas. los en función de lo que, desde su posición de experto, considera
De cómo cambia la entrevista en el transcurso del tiempo hare- más relevante o, por el contrario, el grado en que facilita que el
mos referencia más adelante. paciente exponga sus preocupaciones de forma espontánea, se-
Aquí revisaremos la estructura general de cualquier entrevista gún su propia forma de ver las cosas. Cuando el médico lleva a
psiquiátrica. Sullivan decía que «las características y movimientos cabo una rápida anamnesis por aparatos, preguntando sucesiva-
esenciales de las terapias más prolongadas están contenidos en mente si ha habido alteraciones en las funciones propias de cada
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una sola entrevista psiquiátrica» (1). uno de ellos, o cuando le da instrucciones al paciente acerca de
El comienzo de la entrevista: se dedica a las presentaciones y cómo tomar los medicamentos prescritos nos hallamos frente a
al reconocimiento mutuo, en caso de tratarse de una primera en- ejemplos de momentos de alta directividad. Una entrevista que
trevista, o al conocimiento de cómo se ha encontrado el paciente comienza con una pregunta del tipo «¿en qué puedo ayudarle?»
desde el último encuentro con el entrevistador. y en la que la actitud del médico consiste en escuchar el relato que
Durante la fase intermedia, médico y paciente se dedican a la el paciente hace de su problema, facilitándolo sólo con locuciones
detección de un foco y al trabajo conjunto con éste. Por ejemplo, del tipo «cuénteme», «entiendo», «¿algo más?» pero sin intentar

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que el relato se ajuste a unos moldes preestablecidos por el médi- tiado ante la posibilidad de padecer un problema grave requerirá
co o la discusión acerca de un tratamiento que comienza con pre- información razonada sobre el modo que tiene el médico de en-
guntas como «¿qué cree que podríamos hacer para resolver su tender su problema; con un paciente con dificultades para depo-
problema?», «¿cómo le parece que podría yo ayudarle a lograr sitar su confianza en el médico, será preciso razonar cada pro-
eso?» serían ejemplos de poca directividad. El estilo directivo aho- puesta. En cambio, si de lo que se trata es de obtener datos sobre
rra tiempo y permite seleccionar la información relevante para la el contexto de un paciente que realiza una demanda inconcreta, o
toma de decisiones, pero puede hacer que, junto con información nos encontramos con alguien que tiene una gran capacidad de se-
realmente accesoria, se pierdan datos y matices que podrían haber leccionar y transmitir información, o que afirma tener dificulta-
sido clave para el diagnóstico y el tratamiento, aún más si de lo des para ser escuchado, el silencio del médico puede ser un po-
que hablamos es de problemas afectivos o de salud mental en ge- tente instrumento para facilitar el trabajo de la consulta.
neral. La entrevista no directiva le facilita al paciente tomar con- La tercera dimensión a considerar se mueve en el eje especifi-
ciencia de su propia implicación en el problema para poder refor- cidad-ambigüedad. Se refiere al grado de concreción de los men-
mularlo de modo útil. No obstante, consume más tiempo y, si sajes verbales emitidos por el médico. Una intervención es ambi-
no se sigue de momentos más directivos, en los que el médico gua cuando la cantidad de información que transmite es baja, y
busca información omitida, puede pasar por alto aspectos del concreta cuando es alta. «Hay que vigilar ese bulto en su mama»
problema a los que el paciente no ha concedido importancia pero es una información más ambigua que «ese bulto puede ser algo
que pueden ser vitales para el diagnóstico o el tratamiento. Ideal- sin importancia relacionado con el aumento de ciertas hormo-
mente el grado de directividad debería variar en función del obje- nas en su ciclo menstrual normal, puede deberse a otras causas
tivo de cada momento de la entrevista y de las características del que tampoco son graves, pero también podría ser un cáncer, por
paciente. Un paciente proclive a divagar y a perderse en detalles eso es preciso estudiarlo». También las preguntas pueden ser
requerirá una mayor implicación del médico para centrar la con- más o menos ambiguas, «¿cómo le va?» es una pregunta ambigua;
versación en lo relevante para el diagnóstico y la resolución del «cuando dice que duerme mal ¿quiere decir que le cuesta dormir-
problema. El grado de directividad de la entrevista influye en el se o que se duerme y se despierta al cabo de un rato?» es una pre-
tipo de relación que se crea entre clínico y paciente. La entrevista gunta más concreta. El grado de ambigüedad del entrevistador se
más directiva fomenta en el paciente actitudes de pasividad y de- relaciona directamente con el grado de productividad del pa-
pendencia (que pueden ser muy útiles, p. ej., para un cirujano o ciente (8), de modo que las preguntas ambiguas suelen provocar
en una unidad de cuidados intensivos, pero no para tratar un pro- respuestas más largas que las concretas. Las preguntas ambiguas
blema afectivo), mientras que la entrevista no directiva facilita la son de especial utilidad para abrir la conversación en la consulta,
autorresponsabilización y la expresión de sentimientos que pue- para empezar a tratar un tema antes inexplorado o con pacientes
den ser imprescindibles para abordar otros problemas. Las rela- activos, capaces de mantener un ritmo de comunicación fluido.
ciones muy directivas pueden ser mal vividas por algunos pacien- Conviene considerar cuál es el grado de ambigüedad percibido
tes que pueden sentirse no escuchados o menospreciados. Otros, por el paciente. Preguntas de apertura como «¿qué tal está?» pue-
en cambio, podrían considerar la falta de directividad como una den ser percibidas por el paciente como un saludo y ser automá-
manifestación de desinterés o incompetencia por parte del médi- ticamente respondidas con un «bien, gracias» que debe conside-
co. Por eso el grado de directividad a desarrollar debe tener en rarse una fórmula de cortesía y no una aportación de información
cuenta también el estilo de personalidad, las expectativas y el tipo por parte de una persona que, preguntada específicamente, pue-
de relación medico-paciente que se está estableciendo. de decirnos que se encuentra realmente mal. El grado de ambi-
La segunda de las dimensiones que nos permiten definir el es- güedad requerido también depende de los objetivos planteados
tilo de entrevista es el nivel de actividad del médico. Éste se refie- en cada momento de la entrevista, de las características del pa-
re a la medida en que el médico interviene verbalmente en la en- ciente y de las vicisitudes de la relación médico-enfermo. Dar in-
trevista, en definitiva, si habla mucho o poco. Un alto grado de formación, sobre todo si es alarmante, antes de estar seguro de
actividad no implica necesariamente un alto grado de directivi- que es cierta, es desaconsejable, pero también lo es por temor a
dad. El médico, por ejemplo, puede dejar que el paciente se ex- alarmar, al terminar la consulta, callar información que puede ser
prese según su estilo y su modo de ver las cosas, pero intervenir necesaria para garantizar cuidados o comportamientos necesa-
para comunicar las ideas que se hace al respecto o dar informa- rios; hay pacientes que quieren información y pacientes que no se
ción de la que el paciente carece, en lugar de limitarse a escuchar encuentran en condiciones de escucharla y asimilarla y esto debe
y dar instrucciones para el tratamiento al final sin explicar su idea explorarse antes de pensar cómo proporcionársela.
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sobre el problema o el fundamento de las mismas. Como en el ı


caso anterior, el grado de actividad requerido depende de los ob- ı
jetivos de cada momento de la entrevista, de las características entrevista de evaluación
personales del paciente y de la relación que se va estableciendo ı
entre clínico y paciente. Antes de dar instrucciones que suponen Las que se realizan habitualmente en la consulta ambulatoria
cambios importantes en la conducta de un paciente será preciso u hospitalaria son entrevistas bastante estructuradas, en el sentido
explicar las razones para esa propuesta; un paciente muy angus- de que se deja hablar libremente al paciente, al mismo tiempo que

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/c31/ La entrevista. Relación médico-paciente
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hay una serie de informaciones que se preguntan activamente y Es frecuente encontrarnos con sujetos que no vienen por pro-
que orientan la entrevista. Entre otras cosas porque al final, en ge- pia iniciativa a la consulta y, lo que es más grave, a los que no se
neral, es necesario emitir un informe a la persona que ha hecho les ha advertido de los motivos de la derivación. En esos casos nos
la derivación. Su duración oscila entre los 30 y los 60 min. encontraremos con respuestas del tipo «he venido porque me lo
Algunos autores aconsejan seguir un esquema, que en las en- mandó el Dr. X». Conviene entonces preguntar qué es lo que él
trevistas de evaluación puede ser: una vez que entra el paciente, cree que decidió a tal doctor a enviarle y qué piensa al respecto.
el médico le saluda y se presenta por su nombre, como el doctor o En todos los casos es fundamental explorar las expectativas del
la doctora X, a continuación se recogen datos sobre su edad, pro- paciente ante la consulta, con preguntas del tipo ¿qué espera de la
fesión y situación laboral, teléfono de contacto, estado civil y consulta? o ¿en qué cree que podemos ayudarle? A veces nos en-
edad, y ocupación de los hijos y el cónyuge. Es importante tener contramos con expectativas que no tienen nada que ver con lo que
una idea clara de las personas que conviven con el paciente en el se le va a ofertar en la consulta o que obedecen a intereses distintos,
momento actual. en ocasiones sin mucha relación con la psicopatología actual. Es
El entrevistador también puede empezar preguntando si es la el caso de una persona que persigue un certificado de salud mental
primera vez que el paciente visita a un psiquiatra. Además de re- frente a una futura batalla legal por la custodia de un hijo, el que
cabar una información importante, ayuda al paciente a reconocer persigue una baja por enfermedad, el que espera un psicoanálisis
la ansiedad de una primera consulta. Después conviene preguntar ortodoxo. Lógicamente estos problemas se suscitan más en una
cuál es el motivo por el que consulta actualmente, tal como el consulta pública, donde el entrevistado no suele disponer de in-
paciente lo quiera definir, e interesarse por saber quién y en qué formación previa sobre el profesional que le atiende.
términos le derivó a la consulta, lo que facilita comprender la Las preguntas han de formularse con claridad y deben adap-
actitud del paciente ante la consulta, así como la cadena de acon- tarse al nivel sociocultural del paciente y a su momento emocio-
tecimientos que le han llevado a ésta. nal. Hay que utilizar palabras comprensibles. Al mismo tiempo se
Después puede pasarse a explorar el motivo de la consulta anima al paciente a utilizar un lenguaje propio, lejos de tecnicis-
actual. Primero dejando hablar libremente al paciente, utilizando mos. Así, por ejemplo, cada vez con más frecuencia nos encon-
preguntas abiertas del tipo: ¿cuál es el motivo por el que acude tramos con pacientes que llegan a la consulta ya definiendo su
usted a la consulta? y luego suscitando de forma más activa in- problema como una depresión o una paranoia, o cualquier otro
formación que ayude al entrevistador a situar al paciente y su pro- término que haya calado en el lenguaje coloquial. Debe intentar-
blema actual. Cuándo y cómo ocurre el problema, cuándo fue la se que el paciente exprese con sus palabras lo que siente o lo que
primera vez que apareció, para seguir con una exploración de la le ocurre sin aceptar de entrada que estar deprimido es lo mismo
historia del problema y otros síntomas que puedan tener rela- para el paciente que para el entrevistador.
ción con la queja central. Por ejemplo, si el paciente se queja de Conviene huir de los juicios morales o las preguntas que in-
irritabilidad, puede sospecharse un ánimo triste y preguntar por duzcan la respuesta. La pregunta debe ser abierta, para que el pa-
el sueño, el apetito, etc. Es importante saber la opinión del pacien- ciente exponga su propia opinión. Por ejemplo es diferente for-
te sobre posibles desencadenantes de la crisis actual, las atribucio- mular la pregunta «¿usted creyó que al irse a un piso propio iba a
nes causales que hace, así como sus expectativas con respecto a conseguir independizarse de sus padres?» o la pregunta «¿qué cree
la consulta psiquiátrica. que le decidió a buscar un piso aparte?» o, según la información
Algunos autores recomiendan comunicar al paciente lo que previa, «¿esperaba usted cambios en las relaciones con su familia
conocemos de él, haciendo un breve resumen de los datos que al decidir irse a vivir solo?». Hay casos particulares en los que
nos han llegado de otros profesionales u otro tipo de informa- puede estar justificado otro estilo de pregunta. Por ejemplo, ante
ción. En general es conveniente hacerlo, si bien hay circunstancias una persona con aliento alcohólico y datos de bebida abusiva
que recomiendan actuar con cautela. Puede ser útil advertir a conviene preguntar: «¿cuántas cervezas suele beber cada día? ¿10,
quien derivó al paciente, familiar o allegado que nos va a transmi- 15 botellines?»
tir la información que considere pertinente sobre el paciente, Es más frecuente recurrir a preguntas abiertas al comienzo de
que el psiquiatra tiene que sentirse libre de compartirla con el la entrevista, cuando se están sentando las bases de la futura rela-
paciente si lo considerase necesario. En gran parte de los casos, el ción entre psiquiatra y paciente, aunque después, o cuando el su-
riesgo de no obrar así puede ser el de entrar en coaliciones con jeto es muy prolijo y no organiza la información o por imperativos
otras personas que excluyen al paciente y que restan capacidad te- de tiempo, el entrevistador pase a las preguntas cerradas, destina-
rapéutica al psiquiatra. das a conseguir informaciones concretas que le ayuden a elaborar
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Hay pacientes que se encuentran muy ansiosos al comienzo un diagnóstico. También es cierto que, si bien al principio son más
de la entrevista y que ante la pregunta general sobre el motivo de frecuentes las preguntas abiertas, también lo son las menos ínti-
la consulta dicen no saber por dónde empezar. En este caso es mas o más fáciles de contestar para el paciente, profundizándose
aconsejable contestarles que por donde a él le parezca mejor o en la intimidad de la pregunta según avanza la entrevista o en en-
más importante. De esta forma, al mismo tiempo se le transmite trevistas sucesivas. «¿Se lleva bien con su mujer?» es una pregunta
que él tiene una responsabilidad sobre el desarrollo de la entrevis- más cerrada que «¿cómo es la relación con su mujer?», que invita al
ta y que el entrevistador no pretende dirigir rígidamente ésta. entrevistado a dar una respuesta más elaborada.

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En cuanto a la forma de registrar el contenido de la entrevista, mental que es la valoración de la necesidad o no de una interven-
en general se emplean las anotaciones. Éstas son variables y depen- ción de urgencia o de crisis, y que en la mayoría de las ocasiones
den mucho del clínico. Se acepta que debe anotarse lo fundamental, no requiere una recogida de información tan minuciosa, ni que el
diferenciando a veces los juicios o impresiones del entrevistador en entrevistador entre muy a fondo a trabajar temas cuando es posi-
el margen derecho de la hoja. Hay pacientes que pueden mostrarse ble que su actuación no tenga continuidad. La entrevista de ur-
muy desconfiados o suspicaces a que se tomen notas durante la en- gencias no se diferencia mucho de la entrevista habitual, salvo en
trevista. Se debe respetar. En ocasiones también es preciso posponer la limitación del tiempo y en la concentración de la exploración
las anotaciones, porque el paciente es reacio a la entrevista, hasta que en un foco desde el principio. Nos referimos a la exploración de-
no se consiga una mejor relación interpersonal con él. tallada del riesgo de suicidio o de agresión, de una posible idea-
Cuando se llega al final de la entrevista, conviene que el profe- ción delirante, de la indicación de un ingreso hospitalario, etc.
sional lo advierta de forma discreta al paciente, con frases como Es frecuente que en urgencias la entrevista se realice en situa-
«para terminar…». Ya se ha señalado que hacia el final de la entre- ción incómoda en un contexto que no garantiza la intimidad ni la
vista deben evitarse los contenidos con más carga emocional para el confidencialidad. En estos casos hay que extremar el cuidado y el
paciente. Es entonces cuando a veces conviene hacer una recapitu- respeto, así como limitarse a los temas que se consideren funda-
lación breve subrayando los aspectos que el entrevistador considera mentales para la evaluación actual.
de más interés y relevancia para fundamentar un juicio o conclu- En urgencias también es frecuente llevar a cabo la entrevista
siones sobre lo que le ocurre al paciente, más allá de diagnósticos con los familiares, sobre todo en el caso de pacientes que se pre-
formales, y la forma en que el clínico cree indicado un plan tera- sentan mutistas o negativistas y en quienes resulta imprescindible
péutico. Las explicaciones sobre éste también son muy importantes. recoger información detallada de fuentes externas.
Por último, señalar que a veces con pacientes suspicaces o con Las siguientes son algunas recomendaciones útiles para la
muchas dificultades para expresar sus sentimientos conviene re- entrevista en urgencias:
cordarles que la entrevista es confidencial y que por cuestiones
éticas y legales sólo se rompería en circunstancias excepcionales. 1. Recoger el máximo de información sobre el paciente an-
Cuando el proceso de tratamiento avanza, las características tes de la consulta.
de la entrevista también cambian. Las entrevistas de evaluación 2. Asegurarse de que esté descartada patología orgánica sus-
tienen por objetivo conocer al paciente y su problema, así como ceptible de tratamiento médico.
establecer una alianza de trabajo con él o ella. Las entrevistas de 3. Mostrarse sereno y sin prisas pero ayudando al paciente a
las fases intermedias suelen ser menos directivas, variando esta concentrarse en el motivo de consulta actual.
cualidad según el tipo de orientación psicoterapéutica, de forma 4. Utilizar las técnicas de entrevista habituales y proporcio-
que disminuye la actividad del terapeuta, según aumenta la del nar una recomendación al paciente en forma de prescrip-
paciente. Los objetivos de las entrevistas de las fases intermedias ción de actuaciones aconsejables tales como el segui-
son el trabajo con un foco preestablecido en el contrato psicote- miento de la ayuda psiquiátrica, la toma de medicación,
rapéutico y la facilitación del surgimiento de nuevas formas de la práctica de técnicas de relajación, etc.
afrontamiento del paciente más adaptativas para él. También el 5. Mantener la entrevista en despachos que no estén aisla-
tipo de habilidades e intervenciones cambia. Si en las entrevistas dos del resto de la zona de urgencias y donde la petición
de evaluación son frecuentes las preguntas abiertas, en las inter- de ayuda o la salida, en caso de violencia no prevista, sea
medias pueden ser más frecuentes las confrontaciones o las in- fácil.
terpretaciones (entendidas éstas en el sentido amplio menciona- 6. En caso de riesgo de violencia no hacer la entrevista a so-
do anteriormente) y el empleo de técnicas más movilizadoras las y tener prevista la ayuda de los profesionales encarga-
emocionalmente. En las entrevistas de terminación, el entrevis- dos de la contención.
tador utilizará más la recapitulación o el refuerzo de actitudes y 7. Mantener con el paciente violento una actitud tranquila,
comportamientos del paciente que excluyen la pauta-problema no amenazadora, pero transmitiendo claramente que no
inicial, es decir sus objetivos son la despedida y la devolución de la se va a aceptar ninguna conducta violenta y que se toma-
plena autonomía del paciente y el afianzar los nuevos aprendiza- rán las medidas oportunas
jes conseguidos a través de la terapia. 8. En caso de contención mecánica disponer una estrecha
ı supervisión del paciente.
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entrevista en situaciones especiales ı


ı paciente deprimido. Desesperanza
entrevista psiquiátrica de urgencia y riesgo de suicidio
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En muchas ocasiones la entrevista se lleva a cabo en contextos El paciente que sufre un trastorno depresivo suele mantener
especiales como son los servicios de urgencias. En estos casos, una actitud más pasiva que exige del entrevistador una actitud
adecuar la entrevista supone no perder de vista el objetivo funda- complementaria activa, de guía, sobre todo al principio de la en-

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trevista. La persona deprimida suele querer desde el principio tamente violenta. Es posible que el paciente se halle en una situa-
expresar su malestar, para luego permitirle al entrevistador explo- ción que hace imposible la entrevista en el momento actual y sea ne-
rar aquellos aspectos biográficos de interés que le ayuden a com- cesaria la tranquilización farmacológica y posponer la entrevis-
prender su estado de ánimo. ta. En esta situación, el médico ha de prever posibles actuaciones
Por ello el entrevistador deja que el paciente hable de sus senti- violentas durante la consulta, disponiendo, dentro o fuera de la
mientos con habilidades como: animar a continuar hablando, refle- sala, según los casos, de la ayuda de otros profesionales encarga-
jos empáticos, conectar sentimientos, señalar aspectos de la comu- dos de la seguridad que contendrán al paciente si esto fuera ne-
nicación no verbal del paciente, suscitar temas interpersonales clave, cesario. Es conveniente realizar una revisión de la sala para iden-
expresar sentimientos considerados como negativos, etc. (14, 17, tificar posibles vías de de salidas, en caso de necesidad, así como la
21). Atenderá a la autoestima del paciente, tratándole con respeto, retirada de cualquier objeto que pueda ser utilizado como arma.
explorando y buscando posibles sucesos que hayan cuestionado su La tarea del psiquiatra es tranquilizar al paciente, para lo que uti-
autoestima. En el caso de la tristeza, conviene estar atentos a los su- lizará los recursos psicoterapéuticos y farmacológicos de los que
cesos de pérdida, real o simbólica, que a menudo son desencade- disponga. Su objetivo es disminuir el riesgo de agresión y evaluar
nantes de los episodios depresivos. De esta forma también se facili- la necesidad o no de ingreso hospitalario.
ta la conexión entre los sucesos de la vida de la persona y su estado Para conseguir esos objetivos, conviene que el psiquiatra,
de ánimo actual. El entrevistador propone un plan de actuación marcando límites muy claros y transmitiendo que no tolerará
conjunta con el paciente en el que se enmarca también el tratamien- ninguna actitud violenta, facilite la expresión verbal del enfado o
to farmacológico cuando es necesario, y termina la entrevista con un la rabia, procurando conectar estas emociones con otras subya-
tono emocional positivo que transmita esperanza al paciente. centes como la tristeza, la humillación, etc. El entrevistador ha de
En el caso de la tristeza y desesperanza, existe además el riesgo mantener una actitud firme, pero empática, buscando posibles
de que el paciente realice un intento suicida. A los entrevistadores activadores de la conducta y conectando la narración verbal con
noveles con frecuencia les preocupa que sus preguntas puedan la expresión corporal de la rabia, lo que facilitará que el paciente
desencadenar la idea del suicidio en un paciente que no la tenía. admita esa emoción como propia. Podrá discutir abiertamente
Sin embargo, siempre es necesario averiguar si ésta existe, ya que con el paciente las posibles consecuencias de un hipotético acto
aliviará al paciente que sí tiene una idea suicida que no ha comu- agresivo, devolviéndole la responsabilidad sobre sus actuaciones.
nicado anteriormente y haciendo que éste se sienta comprendido En esta discusión se incide en la necesidad de evitar un tono mo-
por el entrevistador. Para trabajar con la narrativa de autolesión o ralista o de juicio con el paciente. La actitud del terapeuta ha de
autodestrucción, puede ser útil revisar el inicio del deseo de suici- ser la de alguien que tiene genuino interés por el conflicto del pa-
darse, ello nos da pistas acerca de si ésta ha sido una idea presente ciente y que le ayuda a establecer sus propios límites y, por tanto,
en épocas pasadas de la vida del paciente o si ha aparecido recien- a recuperar el control sobre sí mismo. Discutirá posibles formas
temente y en qué circunstancias. Explorarlo nos ayudará a enten- alternativas de actuación en las que esté excluida la violencia, ayu-
der el significado de la ideación suicida, buscando posibles activa- dándole a reconocer también los activadores ambientales y los in-
dores del riesgo o circunstancias que ayudan al paciente a frenarlo. dicadores personales del paso de una conducta de riesgo a un acto
Durante la entrevista, el clínico puede intentar suscitar posibles re- violento.
latos alternativos que excluyan el final suicida demostrando interés ı
genuino por el conflicto de esa persona. Resulta útil discutir con el ı
paciente las consecuencias de un posible acto suicida sobre su en- paciente delirante
torno, buscando la reflexión antes de la actuación. En caso de per- ı
sistencia del empeño suicida, el psiquiatra, además de plantear el Lo más frecuente es que un paciente delirante sea traído a la
ingreso hospitalario de contención de esa situación, buscará el consulta por una tercera persona, y que una de las tareas iniciales
acuerdo para un aplazamiento. Es decir, le devuelve al paciente la del entrevistador sea la de intentar establecer una alianza de tra-
capacidad de decidir y de control sobre su vida, pero intenta lle- bajo con un paciente que no se siente enfermo ni necesitado de
gar a un acuerdo para posponer esa decisión hasta que la persona ayuda psiquiátrica. Explorar detalladamente la sistemática deli-
esté emocionalmente estable. Hay que recordar que, en la mayoría rante puede orientar al entrevistador acerca de la conflictiva psi-
de los casos, el riesgo suicida es alto durante la situación de crisis, cológica del paciente, así como de los factores que contribuyen a
para luego disminuir. Lo que se intenta con esta estrategia es in- una mayor o menor actividad del delirio. Un error frecuente en-
troducir tiempo en una situación de crisis que se vive como caren- tre los psiquiatras que se inician puede ser el intentar convencer al
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te de él y facilitar la organización del seguimiento psiquiátrico. paciente de lo irreal de sus afirmaciones. Por el contrario, el en-
ı trevistador ha de mantener una actitud neutra con respecto al de-
ı lirio, que no confronta abiertamente pero que tampoco admite
paciente violento. Agresividad y rabia como verdad. Lo que ayuda a establecer ese equilibrio y, al mismo
ı tiempo, es aceptado como referente de ayuda por el paciente es
Es relativamente frecuente que el motivo de la entrevista que el mantenimiento de una actitud empática con el sufrimiento del
se va a realizar sea la agresividad del paciente o la conducta abier- paciente. Suele ser útil conseguir que el paciente acepte la ayuda

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del psiquiatra para algún otro síntoma, aunque no se trate de Como clínicos debemos aprender a reconocer conflictos den-
síntomas nucleares dentro de la sintomatología del paciente. Es tro de la familia, entre ésta y la comunidad, y en un contexto
decir, un paciente psicótico que rechaza abiertamente la falsedad social más amplio, derivados de una determinada pertenencia
de su delirio de persecución puede aceptar la ayuda de un psi- étnica, siendo cautos, sobre todo si el entrevistador pertenece a
quiatra que se ha mostrado preocupado por sus dificultades para la cultura dominante, para no tomar nuestros propios valores
dormir o por su angustia al sentirse atacado por personajes ex- como la norma y juzgar como desviado el comportamiento ob-
traños. servado.
ı En el proceso clínico de la entrevista el psiquiatra utiliza la
ı perspectiva cultural para obtener información acerca del contex-
entrevista familiar to sociocultural en que ha tenido lugar el episodio concreto de
ı enfermedad y así poder formular el caso y planificar el tratamien-
Es importante considerar la oportunidad de la participación to con mayor coherencia y claridad. Al entrevistador le interesa
de los familiares o allegados en la evaluación o tratamiento de un conocer la identidad cultural de la persona, las explicaciones que
paciente. La entrevista con familiares puede tener el objetivo se dan en su cultura para su enfermedad, el significado cultural
de recabar más información acerca de la sintomatología psiquiá- del tratamiento y de la relación con el psiquiatra, etc. (23).
trica del paciente, pero también puede servir de ayuda para el Es frecuente que la entrevista con un paciente de otra cultura
cumplimiento de un tratamiento individual o constituir toda exija la utilización de un intérprete. En este caso, el entrevistador
la familia el foco de interés de un tratamiento psicoterapéutico. La ha de ser especialmente cuidadoso con las cuestiones de confi-
entrevista con los familiares requiere el consentimiento del pa- dencialidad. Desde luego debe ser especialmente sensible a lo
ciente. Siempre es conveniente que sea así, incluso en los casos que puede suponer emplear como intérprete a familiares o veci-
de pacientes incapacitados o menores en quienes el consenti- nos. Antes de la entrevista, puede que sea necesario transmitir al
miento no sería un requisito legal. intérprete una serie de reglas como la de intentar ser lo más exac-
Durante la entrevista con familiares se recomienda cuidar de to posible acerca de las expresiones del paciente, sin filtrarlas ni
la participación de todos los miembros. El clínico ha de asegu- interpretarlas durante la traducción. El entrevistador ha de pro-
rarse de que cada miembro de la familia ha tenido su oportunidad curar mantener el contacto visual y la relación no verbal con el
para expresar su opinión, actuando de moderador en situaciones paciente cuando le está limitada la comprensión verbal.
de confrontación. Se han citado algunos principios para llevar a En ocasiones el entrevistador puede actuar con actitudes pa-
cabo la entrevista familiar (22). Uno de ellos es la hipotetización ternalistas, al considerar al paciente como perteneciente a un gru-
que consiste en la elaboración de hipótesis acerca de cómo la sin- po más desfavorecido o como si estuviera «ciego para el color»,
tomatología del paciente se relaciona con la dinámica familiar. El pretendiendo demostrar que a él no le influye la pertenencia étni-
entrevistador, lejos de aferrarse a sus primeras impresiones, ha ca del paciente y, por tanto, negándole a éste la oportunidad de
de estar atento y dispuesto a modificar su hipótesis cuando las explorar la identidad étnica como posible fuente de conflictos
informaciones transmitidas por los miembros de la familia la (24, 25). El entrevistador con una buena formación cultural ha de
contradigan. El segundo de los principios es la circularidad, que saber evaluar la importancia de la pertenencia a un grupo étnico
consiste en que el clínico explora atendiendo a la interacción que para comprender la sintomatología del paciente, sirviendo como
recibe de la familia, preguntará a uno por la relación entre otros «traductor cultural» entre éste y el contexto social de acogida, sin
dos, ayudando de esta forma a romper la causalidad lineal como creer que «lo sabe todo» acerca de una cultura y manteniendo una
explicación de la conducta del paciente. Aparecerán diferentes actitud abierta y de curiosidad.
conductas y actitudes de los distintos miembros que influyen en
un sentido u otro en la aparición de la sintomatología. El tercer
bibliografía
principio es el de la neutralidad, según el cual, el entrevistador se
alía durante la entrevista con unos y con otros, de forma que, al fi- 1. Sullivan HS. The psychiatric interview. Nueva York: Norton, 1954.
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en modo alguno es tarea fácil ni está exenta de dificultades y exi-

/capítulo32/
gencias. Uno de los primeros y más relevantes aspectos es el esta-
blecimiento de una relación adecuada con el paciente. Una actitud
empática y de respeto mutuo en la que la privacidad y la confiden-
cialidad estén aseguradas va a constituir el marco de una relación
favorable entre médico y paciente sobre la que asentar la entrevis-

Anamnesis ta. La información que podemos obtener puede llegar a ser muy ex-
tensa, siendo por lo tanto necesario delimitar los contenidos, los
puntos que centrarán el interés, seleccionando la información más
relevante que nos permita llegar a formular el diagnóstico y plan-
M. D. Franco Fernández tear el tratamiento. Otros problemas, como determinar qué orden
A. Sanmartín Roche se seguirá y cómo se programa la evaluación de distintos aspectos
M. Camacho Laraña en sucesivas entrevistas, se resuelven con algo de experiencia y fle-
xibilidad en función de las características del paciente, de las de su
enfermedad, del marco en que se lleve a cabo la entrevista e inclu-
so del estilo y sistema de valores del propio entrevistador.
Las dificultades que surgen desde el propio paciente son fáciles
Introducción de entender y difíciles de evitar. Sólo hay que recordar la naturale-
ı za de algunos trastornos mentales, como los psicóticos, que difi-
ı cultan de forma importante la recogida ordenada y sistemática de
La anamnesis es la búsqueda de la información relativa a las los datos. En estos casos la técnica de la anamnesis deberá ade-
manifestaciones (síntomas) que presenta un paciente desde el ini- cuarse y hacerse más estructurada, menos libre, con el fin de poder
cio de una enfermedad, así como de los antecedentes de la misma. organizar el relato. Otros aspectos importantes están vinculados al
Esta información se obtiene del relato del propio paciente y se entrevistador, ya que llevar a cabo una buena anamnesis requiere
completa con el de los familiares y allegados. un aprendizaje correcto y un cierto grado de experiencia en la téc-
La anamnesis es el primer paso en la realización de la historia nica, siendo indispensable un sólido conocimiento de la psicopa-
clínica y deberá completarse con los diversos datos procedentes tología. En una interesante reflexión sobre el proceso diagnóstico,
de la exploración del paciente, la entrevista con la familia y los Berrios señala algunos aspectos relacionados con la subjetividad
resultados de las pruebas complementarias. Todo ello permitirá del entrevistador que intervienen en el proceso del reconocimien-
establecer un diagnóstico, que se constituirá como la base sobre la to del síntoma —presencia/ausencia— y participan en la toma de
que orientar la terapia adecuada, y que además podrá confirmar- decisiones del entrevistador. Estos dos aspectos son la intensidad
se con la evolución del cuadro. La anamnesis está íntimamente li- de la señal (síntoma) y el aparato cognoscitivo del clínico. En este
gada al concepto médico de enfermedad que afirma que cada en- sentido incide en la importancia que pueden tener en la delimita-
tidad morbosa tiene una sintomatología específica. Por lo tanto, ción del proceso muchos síntomas subumbrales que escapan a la
puede inferirse su existencia mediante el reconocimiento de los introspección del paciente y a la observación del entrevistador.
síntomas, lo que nos puede llevar a hipotetizar una etiopatogenia, Plantea este autor que, en cierta forma, en la anamnesis se extrae,
una evolución y un pronóstico definidos. En consecuencia, es evi- de lo que el enfermo dice y hace y mediante algoritmos previa-
dente que sólo los profesionales conocedores de la diversidad sin- mente aprendidos —y no siempre conscientes— lo que él llama
tomatológica de los diferentes procesos puedan llevar a cabo una «configuraciones estables» de síntomas. Es decir, que los clínicos
correcta anamnesis. tienden más a reconocer estructuras de síntomas que un listado de
Los datos que obtiene el médico a través de la anamnesis le los mismos, posiblemente porque la sospecha clínica es lo que fa-
permiten reconocer los problemas del paciente desde una pers- cilita la detección de los síntomas y la presencia de alguno deter-
pectiva amplia que abarca, desde el reconocimiento de las mani- minado evoca la existencia de otros con los que comparte lazos in-
festaciones clínicas de la enfermedad y los factores de orden etio- tensos, por lo que no debe desdeñarse a la ligera la existencia de es-
patogénico que hayan podido intervenir, al conocimiento de su tas estructuras y algoritmos que los psiquiatras expertos han veni-
historia y de sus pautas de conducta, hasta la formulación de un do empleando desde hace muchas décadas.
diagnóstico y la comprensión del paciente como persona. Pero la
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anamnesis alcanza también otro objetivo de indudable importan-


cia: el paciente tiene la oportunidad ante el médico de comuni-
car su enfermedad y expresar sus preocupaciones y esto le hace
Aspectos de la anamnesis
sentirse comprendido, lo que, por otra parte, se constituye ade-
ı
más como el primer paso del proceso terapéutico. ı
La realización de una buena anamnesis es parte de la labor de Al margen de las consideraciones anteriores, la anamnesis
cualquier médico y, por consiguiente, también del psiquiatra, pero debe tener unos aspectos formales y explorar una serie de aspec-

| 532 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c32/ Anamnesis
ı

tos concretos. Debe abarcar la enfermedad y la historia previa a médico está interesado en cualquier manifestación de su tras-
la aparición de la misma para conocer sus manifestaciones y los torno.
posibles factores etiopatogénicos. Por lo tanto, debe incluir la his- Debe indagarse no sólo el período de estado de la enferme-
toria de la enfermedad, los antecedentes personales y familiares, dad actual, sino también los síntomas prodrómicos, investigan-
así como la historia vital del paciente. Los aspectos más interesan- do las molestias que experimentó desde que dejó de encontrar-
tes y relevantes se describen a continuación, pero no hay que olvi- se bien hasta la aparición de los primeros síntomas relevantes.
dar que el método debe ser flexible y el orden y elección de los En esta recogida de datos no debe olvidarse que no sólo es im-
tópicos deberá ser establecido por cada entrevistador de acuerdo portante consignar la presencia de algunos síntomas, sino tam-
a cada paciente. bién la ausencia de otros, ya que esto es significativo a la hora
ı de establecer un diagnóstico.
ı Diversos aspectos proporcionarán datos valiosos como la
datos de filiación exploración del funcionamiento neurovegetativo (ritmo vigi-
ı lia-sueño, apetito, alimentación, modificaciones en el peso, etc.)
Permiten identificar al paciente. Se recoge el nombre, apelli- sin olvidar reseñar la ingestión de alcohol y otras sustancias psi-
dos, edad, estado civil, lugar de residencia y actividad laboral. coactivas, los patrones de consumo y los efectos y consecuencias
ı de la ingesta. Asimismo, debe registrarse la existencia de consu-
ı mos de fármacos, muy específicamente la de aquellos con efecto
procedencia del paciente psicoactivo, el tipo y la dosis o la presencia de alguna reacción
ı idiosincrásica.
Se refiere a las circunstancias en las que se solicita la consulta, El relato de los síntomas debe seguir un orden cronológico
si la iniciativa de la misma fue propia, por consejo de otra perso- en el que pueda datarse el inicio del cuadro, la aparición sucesi-
na o por recomendación de otro profesional, así como el grado de va de los diferentes síntomas, la evolución de los mismos, así
colaboración y voluntariedad del paciente. como los cambios que pudieran experimentar a lo largo del día,
ı de los meses o del año.
ı Durante la anamnesis se intentará relacionar la aparición de
motivo de consulta la clínica con diversos acontecimientos de orden psicológico, so-
ı mático o ambiental que hubieran podido acontecer simultánea-
Se evalúa el problema que el paciente y/o su familia expre- mente y que deben valorarse como posibles factores desencade-
san. Éste nos indica el elemento más perturbador para el pacien- nantes de la clínica. En este sentido se explorará específicamente
te, pero no es necesariamente indicativo del trastorno principal. la existencia de situaciones tales como muerte, separación o pér-
En ocasiones el paciente o la familia no refieren con claridad el didas de allegados, problemas familiares o laborales, enfermeda-
motivo de consulta o bien manifiestan quejas diferentes. des, estrés y cualquier otra circunstancia que afecte a la vida del
ı paciente.
ı El epígrafe de «enfermedad actual» no debe limitarse a la
enfermedad actual mera recogida de síntomas y su relación con acontecimientos vi-
ı tales, sino que debe completarse con una evaluación del funcio-
Aunque generalmente cada entrevistador utiliza una técni- namiento del paciente en el ámbito social, laboral y en las rela-
ca personalizada, la primera entrevista está constituida funda- ciones próximas, ponderando la interferencia de los síntomas en
mentalmente por la historia de la enfermedad actual. En ella se las actividades y participación del paciente y sin olvidar los posi-
recoge el relato del paciente sobre todos sus síntomas somáti- bles beneficios secundarios que pudiera estar obteniendo de la
cos y psíquicos, desde su aparición hasta el momento actual. presencia de la enfermedad.
Se aconseja empezar con preguntas muy abiertas como las clá- ı
sicas hipocráticas y adoptar una actitud receptiva de escucha ı
que permita al paciente expresar las quejas y síntomas que más antecedentes personales
le afectan y preocupan. Las intervenciones del entrevistador se- ı
rán fundamentalmente para estimular el relato y para clarificar Deben explorarse minuciosamente tanto los de origen somá-
determinados aspectos, permitiéndole al paciente poder ha- tico como psíquico. El psiquiatra debe indagar sobre todos los
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blar de todo lo que le preocupa relativo a su trastorno. Tras este procesos médicos y quirúrgicos experimentados por el sujeto a
relato por parte del paciente, el clínico realizará las preguntas lo largo de la vida, su importancia, gravedad y las consecuencias
que considere necesarias para permitirle conocer los síntomas y que hubieran tenido, así como la repercusión en el funciona-
demás datos de la enfermedad. La labor del entrevistador, más miento del sujeto. Estos datos se complementarán con la valora-
directiva en este momento, se encuentra facilitada por la empa- ción de las conductas de enfermedad, actitud ante la misma y tipo
tía y confianza que se ha ido generando durante el relato del pa- de afrontamiento que realiza. La investigación sobre patología so-
ciente en los momentos previos, en los que ha sentido que su mática permitirá conocer la existencia de la posible relación en-

/sC/ Evaluación en psiquiatría | 533 |


|
M. D. Franco Fernández, A. Sanmartín Roche y M. Camacho Laraña
|

tre ésta y la enfermedad actual. También conviene analizar el con- cativos de la vida del paciente y muestra el marco referencial en
sumo de fármacos. A la hora de indicar un tratamiento psicofar- el que se ha desarrollado la vida del individuo. La historia vital
macológico es necesario conocer la presencia de un trastorno so- interna explora las vivencias y experiencias ante los momentos
mático y su correspondiente tratamiento, tanto por las posibles más cruciales de su biografía, en otras palabras, la forma más in-
repercusiones de aquellos sobre el trastorno somático como por dividual y subjetiva de vivir los acontecimientos. Recabar los da-
las interacciones medicamentosas. tos desde esta triple perspectiva —qué ocurrió y cómo fue
Los antecedentes psíquicos deben analizarse exhaustivamen- vivido— facilita la comprensión del paciente y ayuda a entender
te. Se preguntará por la existencia, en algún momento de su vida, qué es lo que le ha hecho tal como es hoy.
de otros síntomas psíquicos, de la naturaleza de los mismos, de su Esta triple perspectiva, junto con la amplitud de los datos
similitud o diferencia con los actuales y la edad en la que apare- que se van a recabar, hace que la anamnesis de la historia vital de
cieron. Es importante conocer si precisaron asistencia, incluida un paciente, por muy extensa que sea, nunca logre ser comple-
hospitalización, qué tipo de actuación terapéutica requirieron, si ta. Al ser imposible abarcarla en su totalidad, el clínico debe
se precisaron psicofármacos, qué tipos y qué respuesta hubo ante orientar y seleccionar la información para obtener aquellos da-
los mismos, o cómo fue la evolución del cuadro. Los antecedentes tos que sean más valiosos para el conocimiento y la compren-
psíquicos ofrecen datos valiosos sobre el curso de la enfermedad. sión del paciente y de su cuadro psicopatológico. Por ejemplo, si
Con frecuencia encontramos un perfil de evolución característico el paciente es una persona muy joven, los datos de las primeras
de algún trastorno o incluso cuadros, sintomatológicamente dis- etapas de la vida pueden ser muy importantes, sin embargo, no
tintos al actual, que son auténticos pródromos del trastorno pre- lo son tanto en un paciente mayor aquejado de un cuadro de de-
sente, como ocurre con frecuencia con los cuadros depresivos en terioro cognitivo.
la etapa involutiva, que pueden preceder en meses al desarrollo de Es recomendable establecer un orden en las preguntas sobre
una demencia. la historia vital y, también en este caso, el más recomendable es el
ı cronológico. Para cada etapa vital se desarrollarán cuestiones
ı que faciliten el conocimiento de cómo se desarrolló y fue vivida.
antecedentes familiares Así, debe explorarse el desarrollo prenatal y el parto, las condicio-
ı nes y circunstancias que rodearon el embarazo (de riesgo, desea-
Se contemplarán tanto los de orden somático como los psí- do, planificado, etc.), el ambiente familiar, las posibles enferme-
quicos. Hay que preguntar si algún familiar tuvo algún cuadro dades o problemas de salud sufridos por la madre, prematuri-
similar al que presenta el paciente en la actualidad. Tanto res- dad, desarrollo del parto, aparición de complicaciones obstétricas
pecto a los somáticos como a los psíquicos, se recogerán datos (distocias, sufrimiento fetal, fórceps, cesárea, etc.), anoxia o difi-
sobre trastornos o enfermedades sufridas por los familiares de cultades de recuperación al nacer. Del mismo modo es importan-
primer grado, resaltando aquellas que tienen un componente te valorar el ambiente emocional familiar, las circunstancias y ex-
familiar. La presencia de enfermedades psíquicas en otros pectativas de la familia respecto al niño.
miembros de la familia indicará que existe una cierta vulnerabili- El período de lactancia y la primera infancia también son ob-
dad genética, especialmente si la ha sufrido más de un miembro. jeto de interés. Debemos indagar sobre el tiempo de lactancia, la
Debe solicitarse información sobre la presencia en familiares de aparición de dificultades en la misma, los patrones de alimenta-
cualquier tipo de trastorno que afecte a la esfera psíquica, sin ol- ción y de sueño, la suficiencia de cuidados maternos necesarios
vidar los trastornos afectivos, psicóticos, el retraso mental, las en esta etapa de la vida y el destete. Otros aspectos nos hablan del
demencias, el alcoholismo o la dependencia a otras sustancias, proceso madurativo del niño y son relativamente fáciles de explo-
los trastornos de ansiedad, las conductas suicidas o el compor- rar: la edad de la primera sonrisa, el comienzo de la deambula-
tamiento excéntrico. ción, del lenguaje, el control diurno y nocturno de esfínteres o la
ı adquisición de hábitos de aseo. Es conveniente demandar infor-
ı mación sobre las posibles enfermedades sufridas en esta etapa, sus
historia vital complicaciones o consecuencias, poniendo especial atención en
ı las de evolución crónica, las afecciones cerebrales o los síntomas
Sólo es posible comprender la enfermedad psíquica si se hace de disfunción grave o sutil del sistema nervioso central.
desde la dimensión histórica del propio paciente. Lo que es aho- Las características de entorno y ambiente familiar proporcio-
ra el paciente es el resultado de todo lo que le ha influido hasta lle- nan bastante luz para comprender al paciente. Valorar la rela-
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gar al momento actual, es decir, su biografía. Por consiguiente, ción con las figuras parentales, el papel que desempeñaron en la
para investigar la enfermedad psíquica hay que investigar la vida vida del niño, las singularidades de la fratría, tamaño, orden y re-
anterior del paciente. Para ello, se recurre a una triple perspectiva: laciones con cada uno de los hermanos, las rivalidades y preferen-
una historia biológica, una historia externa y una historia interna. cias, la existencia e identificación de otras personas significativas
La historia biológica resume los datos relativos al desarrollo físi- en el desarrollo (abuelos, otros familiares, allegados, etc.) y cons-
co y a las posibles alteraciones y enfermedades padecidas. La his- tatar cambios en el ambiente familiar. Explorar las primeras pau-
toria externa recoge los acontecimientos y momentos más signifi- tas de socialización que se adquirieron y el análisis del juego pue-

| 534 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c32/ Anamnesis
ı

de ser interesante, sobre todo con pacientes muy jóvenes (aten- cas desarrolladas, intereses intelectuales y sociales, valores y
ción, concentración, participación, etc.). creencias políticas y religiosas. Hay que establecer cuáles son las
La segunda infancia viene determinada principalmente por la condiciones actuales de la vida del paciente, el apoyo y la red so-
incorporación del niño a la vida escolar, lo que incide en su cial con lo que cuenta, el clima emocional en el que desarrolla su
aprendizaje intelectual y obliga a la socialización. En esta época vida, su autovaloración y su proyección en el futuro.
los problemas que con más frecuencia se detectan son los de re- Una información especialmente compleja de obtener es la
traso del aprendizaje y los fracasos escolares. El alejamiento del relativa a los patrones de conducta habituales y la respuesta ante
medio familiar y la incorporación a la escuela iniciará los patrones situaciones de tensión, frustración, conflictos, estrés y pérdidas,
de socialización y, por consiguiente, hay que valorar la posible cómo eran antes de que apareciera la enfermedad y cómo ésta los
existencia de rechazo a la escuela con angustia de separación, la perturbó.
capacidad para establecer amistades con sus compañeros, las rela- Como hemos dicho, la psicobiografía será siempre, lógica-
ciones con las figuras de autoridad (profesores, monitores, etc.), mente, incompleta, pero esto no debe equipararse a insuficiente.
la participación en actividades recreativas y deportivas y su adap- Abarcar al ser humano en su totalidad no es posible; el médico,
tación a las normas. Al ser en esta etapa vital cuando pueden apa- con su conocimiento y su experiencia y sabedor de sus limitacio-
recer síntomas que indiquen malestar emocional (enuresis, crisis nes, debe buscar y seleccionar los aspectos más relevantes y signi-
de angustia, etc.) o se detectan conductas de características diso- ficativos de su paciente hasta llegar a obtener la información más
ciales: rechazo a las normas de convivencia, problemas con profe- amplia, no sólo de su enfermedad, sino también de las caracte-
sores o con figuras de autoridad, crueldad o vandalismo, no de- rísticas más sobresalientes de su personalidad, del tipo de rela-
bemos olvidar incidir en estos aspectos. ciones familiares, sociales y laborales, de sus aficiones y marco
La pubertad y adolescencia es una etapa muy importante del referencial cultural y religioso para, de este modo, acercarse lo
desarrollo, frontera entre la infancia y la vida adulta independien- más posible a la respuesta a la pregunta que subyace al principio
te. Debe recabarse información sobre la experiencia del paciente de toda anamnesis: ¿cómo se convirtió este paciente en la persona
sobre sus cambios corporales, con la aparición de los caracteres que veo aquí y ahora?
sexuales secundarios. Se explora la iniciación en la actividad se-
xual genital y el desarrollo de relaciones íntimas.
bibliografía
Las relaciones interpersonales, principalmente con el grupo
de iguales, adquieren gran importancia en este período y, por Alonso-Fernández F. La exploración del enfermo mental. En: Alonso-Fernán-
consiguiente, debemos explorar aspectos como los intereses y dez F (ed.). Fundamentos de la psiquiatría actual, 3.a ed. Madrid: Paz
participaciones en el entorno, los logros académicos, el inicio en Montalvo, 1976; 135-171.
el mundo laboral, la adaptación a su autonomía como persona Barcia D, Muñoz R. The interview in psychiatry. En: Seva A (ed.). The Europe-
adulta y la readaptación de sus relaciones en el marco social y fa- an handbook of psychiatry and mental health. Barcelona: Anthropos,
miliar. La elección de su vida profesional, laboral y de pareja son 1991; 443-458.
Berrios GE. Descripción cuantitativa y fenómenos psicopatológicos. En: Gui-
aspectos que conviene considerar en esta etapa. Algunos trastor-
món J, Mezzich JE, Berrios GE (eds.). Diagnóstico en psiquiatría. Barce-
nos y conductas se inician con frecuencia en este período, lo que
lona: Salvat, 1988; 16-19.
nos obliga a investigar la posible aparición de trastornos de la Detre TP, Kupfer DJ. Historia psiquiátrica y examen del estado mental. En:
conducta alimentaria, cuadros depresivos, intentos de suicidio y Fredmann AM, Kaplan HJ, Sadock BJ (eds.). Tratado de psiquiatría,
consumo de alcohol y otras sustancias. tomo I. Barcelona: Salvat, 1982; 813-823.
La historia vital de la etapa adulta es rica en información. Se Leal C. La historia clínico-psiquiátrica. En: Vázquez-Barquero JL (ed.). Psiquia-
analizan las características principales en la esfera familiar, laboral tría en atención primaria. Madrid: Aula Médica, 1998; 103-110.
y social. En el área familiar se valorarán las relaciones de pareja, López-Ibor JJ. La entrevista psiquiátrica. En: Ruiz C, Barcia D, López-Ibor JJ
tanto afectivas como sexuales, las relaciones con los hijos, las ex- (eds.). Barcelona: Psiquiatría, 1982; 450-456.
pectativas sobre los mismos, las áreas de insatisfacción y conflic- Poch J, Donato A. Entrevista e historia clínica. En: Vallejo J (ed.). Introducción
tos en la vida familiar. A nivel laboral es conveniente incidir sobre a la psicopatología y la psiquiatría, 5.a ed. Barcelona: Masson, 2002; 75-
79.
el nivel educativo y profesional alcanzado, si existe o no corres-
Ruiz PM, Corral C, González S. La anamnesis biográfica. En: Cervera S, Con-
pondencia entre ambos, tipo de trabajo desempeñado, grado de
de VJM, Espina A, Giner J, Leal C, Torres F (eds.). Manual del residente de
responsabilidad y de satisfacción, relaciones con los compañeros psiquiatría, tomo I. Madrid: Ediciones S, 1997; 277-284.
y jefes, situación económica, cambios de trabajo y dificultades en Scheiber SC. Entrevista psiquiátrica, anamnesis y exploración psicopatológica.
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

el mismo a causa de la enfermedad. En la esfera social debe explo- En: Talbott JA, Hales RE, Yudofsky SC (eds.). Tratado de psiquiatría.
rarse la capacidad de establecer relaciones cálidas e íntimas, el ni- Barcelona: Áncora, 1989; 163-191.
vel de relaciones con las amistades, actividades recreativas y lúdi- Sullivan HS. La entrevista psiquiátrica. Buenos Aires: Psique, 1964.

/sC/ Evaluación en psiquiatría | 535 |


miento numérico. Las entrevistas estructuradas constan de un

/capítulo33/
conjunto de preguntas que se formulan siempre de manera siste-
mática para recoger el mismo tipo de información. Finalmente,
en el nivel más elevado se encuentran las baterías compuestas,
configuradas por un conjunto de instrumentos estandarizados.
El ítem es la unidad básica de información de todos los ins-

Entrevistas trumentos clínicos, y generalmente consta de una pregunta y de


una o varias respuestas. Las posibilidades matemáticas del ítem
permiten distinguir cuatro categorías de medida. La más elemen-
estructuradas, tal es la medida nominal, ya que matemáticamente sólo permite
contar los casos con el atributo nominal asignado; ejemplos ca-

cuestionarios racterísticos son el sexo y el estado civil. La segunda categoría es la


ordinal, en la que los números se asignan en un orden creciente o
decreciente, como por ejemplo 0 para inexistente, 1 para leve,
y escalas 2 para moderado, 3 para grave y 4 para muy grave. En este caso se
consiguen puntuaciones totales y parciales, lo cual permite mayor

de evaluación tratamiento matemático que en el caso precedente. Sin embargo,


dado que el valor real y numérico entre cada categoría es incierto
(en este tipo de escalas 1 no es exactamente la mitad de 2, ni tam-
en psiquiatría poco el salto entre 0 y 1 es igual al salto de 1 a 2, ni entre 2 y 3), el
tratamiento matemático es limitado y generalmente se aplican
técnicas estadísticas no paramétricas. En psiquiatría la mayoría de
A. Bulbena Vilarrasa las escalas tienen esta configuración. La tercera categoría es la de
intervalo, que además de proporcionar un orden en las respuestas,
N. Ibarra Gandiaga
como en el caso anterior, asegura que entre cada nivel de pun-
J. Ballesteros Rodríguez tuaciones exista la misma magnitud. Finalmente, la última cate-
goría de medición es la de cociente (ratio), parecida a la de inter-
valo, pero a diferencia de aquélla, tiene claro el límite de cero (no
es así en la temperatura, ya que el cero se asigna arbitrariamente
Introducción según los distintos sistemas: Celsius, Fahrenheit, etc.). Ejemplos
de este tipo de medición de cociente son las variables de espacio
ı y tiempo, como la edad.
ı Existen tres factores muy prácticos para seleccionar instru-
Las manifestaciones clínicas psiquiátricas incluyen tanto una mentos en relación con la composición de los ítems:
dimensión subjetiva como un conjunto amplio de síntomas, sín-
dromes y manifestaciones, identificables y registrables clínica- 1. La comprensión de los ítems en el entorno sociocultural
mente. La medición en psiquiatría implica la aplicación de unas del paciente. En ocasiones las traducciones no reflejan
reglas para asignar valores numéricos a dicho conjunto de com- correctamente las versiones originales, y ello debe com-
ponentes de la enfermedad mental. Los objetivos de este proceso probarse con la aplicación de una metodología especial
pueden ser varios: discriminar grupos respecto a una o más varia- (2).
bles, predecir comportamientos futuros de una variable o de un 2. La aceptabilidad de los ítems, que a veces pueden puntuar-
grupo de variables, o evaluar la magnitud de una variable. En se irregularmente porque resultan socialmente incómo-
este capítulo se presentan las bases de la medición clínica y se des- dos (p. ej., homosexualidad, síndrome de inmunodefi-
criben los instrumentos de medida más significativos para la con- ciencia adquirida [SIDA], retraso mental, etc.) o porque
secución de estos objetivos, haciendo hincapié en aquellos de los constituyen un cuestionario muy largo que produce fati-
que se dispone de una versión en lengua española. ga en el paciente.
Los instrumentos de medida se describen y clasifican en fun- 3. Los sesgos en la cumplimentación; son muy numerosos y
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ción de sus características estructurales, su propósito y su calidad algunos han sido muy bien estudiados en psicometría,
técnica (1). Las características estructurales permiten dividir todo como la tendencia central (tendencia a contestar con la
el conjunto de instrumentos de medición en psiquiatría en cinco puntuación intermedia), tendencia derecha-izquierda
grados de complejidad. Los inventarios descriptivos son los instru- (tendencia a contestar en uno de los extremos si el pa-
mentos más sencillos. Los cuestionarios autoaplicados y las esca- ciente percibe que es la columna de los aciertos) o desea-
las de evaluación de síntomas ofrecen la posibilidad de gradación bilidad social (tendencia a contestar lo que es más acep-
de cada ítem y su acumulación sumativa, y por lo tanto su trata- table personal y socialmente).

| 536 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c33/ Entrevistas estructuradas, cuestionarios y escalas de evaluación en psiquiatría
ı

El propósito que persigue un instrumento de medición se eva- en que dos evaluadores independientes evalúan a la misma perso-
lúa en relación con los siguientes parámetros: na (p. ej., paciente con ansiedad) con el mismo instrumento. Los
estadísticos más característicos para medir el grado de concor-
1. El área evaluada (p. ej., síntomas psiquiátricos, rasgos de dancia son el coeficiente kappa (κ) (3) para medidas nominales y
personalidad o funciones como sueño, alimentación, au- el coeficiente de correlación intraclase (4) para medidas conti-
tonomía social, etc.). nuas. Los valores de ambos oscilan entre 0 y 1. En la tabla 33-1 se
2. La función de la evaluación, como la predicción, la discri- reflejan los datos para la interpretación de los valores κ. Ésta se-
minación o la evaluación. ría muy similar para los valores del coeficiente intraclase.
3. El marco temporal. Es preciso determinar el período de La validez determina el grado en que el instrumento mide
tiempo que se quiere estudiar con el instrumento. Hay realmente aquello que se pretende medir. En psiquiatría y salud
variables bastante estables en el tiempo, pero la mayoría mental las referencias comparativas se hacen con conceptos teóri-
oscilan. El período que se incluye en la evaluación es fun- cos, a veces muy bien estudiados, como la depresión, o bien con
damental para interpretar los resultados, como sucede en los instrumentos más clásicos en un determinado campo clínico.
los estudios epidemiológicos, en los que se distingue en- Hay varios tipos de validez:
tre la prevalencia de enfermedad en la última semana, en
los últimos 6 meses y durante toda la vida. • La validez aparente es la que los expertos en un campo
4. El tipo de administración. Las ventajas de un instrumento otorgan a un instrumento y la validez de contenido es la que
autoaplicado o cuestionario son variadas, como la parti- relaciona el instrumento y sus ítems con los ámbitos que
cipación más activa del paciente, la mayor proximidad en representan el tema o concepto a medir; ambas son gene-
las respuestas, la menor carga para el investigador, etc. ralmente aceptadas sin comprobaciones de tipo estadísti-
Sin embargo, la escolaridad del sujeto, la presencia de li- co y, por tanto, se definen como descriptivas.
mitaciones intelectuales o sensoriales o la negatividad • La validez concurrente es la que informa de que el mismo fe-
pueden limitar este tipo de pruebas. Las escalas hetero- nómeno (p. ej., depresión) evaluado por un instrumento
aplicadas gozan de mayor valor específico y tienen la ven- conocido cuya validez haya sido previamente comprobada
taja de que el entrevistador conoce bien (si se ha entre- y se encuentre fuera de duda (p. ej., Escala de Hamilton
nado adecuadamente) el valor correcto de cada ítem y de para la Depresión) proporciona un resultado similar al que
cada respuesta. A menudo en investigación se utilizan estamos analizando.
ambos tipos de instrumentos. Es recomendable familiari- • La validez convergente se refiere a la equivalencia de las eva-
zarse con cualquier instrumento heteroaplicado que vaya luaciones de un rasgo determinado mediante dos métodos
a usarse, e incluso llevar a cabo cierto entrenamiento an- diferentes (p. ej., evaluación de la depresión mediante una
tes de su uso. escala de evaluación y un test biológico). Este término tam-
bién se ha utilizado para referirse al uso de dos instrumen-
Por último, la calidad técnica de los instrumentos de medición tos de evaluación que cubren dimensiones diferentes para
viene determinada por su consistencia, fiabilidad y validez. describir una tercera (p. ej., uso de escalas clínicas y de fun-
La consistencia interna es el grado de homogeneidad del ins- cionamiento para estudiar la validez de una escala de cali-
trumento, el grado en que todos los ítems participan de manera dad de vida).
suficiente y equilibrada del concepto que se pretende evaluar, • La validez predictiva (Predictive Validity) se refiere a la pro-
como por ejemplo la depresión. Por lo tanto, esta medida sola- babilidad de que un instrumento dé un juicio correcto so-
mente debe examinarse en escalas o instrumentos homogéneos bre el fenómeno observado. En otros términos, es la capa-
respecto al concepto que miden y no en escalas multidimensio- cidad de un instrumento para anticipar la clasificación de
nales, puesto que, obviamente, aquellas escalas que tengan más
de una dimensión no tendrán un coeficiente elevado de consis-
tencia interna. La determinación de este criterio de calidad se
basa en el análisis de la correlación de los distintos ítems entre sí
y con la puntuación global. Tiene un estadígrafo de medida co- /tabla33-1/
nocido como el coeficiente alfa (α) de Cronbach, cuyos valores Valores κ
oscilan entre 0 y 1, aceptándose una consistencia interna alta a
Valor de κ Nivel de acuerdo
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partir de 0,7.
La fiabilidad informa sobre la estabilidad y precisión del pro- <0 Escaso
cedimiento, y determina el grado de reproducibilidad de una me- 0-0,20 Bajo
dida, analizada a partir del grado de error que se obtiene al re- 0,21-0,40 Regular
0,41-0,60 Moderado
producirla. Puede calibrarse en términos test-retest o como fiabi-
0,61-0,80 Alto
lidad interexaminadores. La primera se analiza repitiendo la mis- 0,81-1,00 Casi perfecto
ma evaluación tras un intervalo de tiempo, y la segunda consiste

/sC/ Evaluación en psiquiatría | 537 |


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A. Bulbena Vilarrasa, N. Ibarra Gandiaga y J. Ballesteros Rodríguez
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un paciente en un grupo u otro. Se utiliza típicamente en dad. No debe usarse un instrumento que no tenga valores acepta-
la configuración de caso probable o no caso probable con bles de fiabilidad o de validez.
los instrumentos de cribado. Los parámetros que definen Existen varias razones para considerar el uso de un instru-
la capacidad predictiva de un instrumento psiquiátrico mento de medición en la práctica clínica. El acto clínico requiere
son los mismos que se usan para las pruebas de laborato- la aplicación de un método para la recogida de información, por
rio: sensibilidad, especificidad, valor predictivo positivo, lo que, aunque el fin de una entrevista clínica no sea la aplicación
valor predictivo negativo y razón de probabilidad (likeli- de instrumentos, la información generada exige condiciones
hood ratio) (5, 6). A continuación repasaremos sus defini- científicas de validez y fiabilidad. A cada pregunta que hacemos al
ciones. paciente le estamos asignando, inherentemente, una sensibilidad,
— Sensibilidad: proporción de verdaderos positivos que una especificidad y unos valores predictivos. Por lo tanto, en un
son identificados correctamente por la prueba o instru- probable paciente depresivo no tendrán el mismo valor de sen-
mento. En términos probabilísticos se hablaría de pro- sibilidad y valor predictivo una pregunta sobre la presencia de
babilidad de obtener un resultado positivo de la prueba insomnio que otra sobre fobias escolares. Además, la información
o instrumento en aquellos pacientes con un diagnósti- clínica que surge en el transcurso de la relación con el enfermo
co realmente positivo. psiquiátrico aparece a menudo de manera muy desordenada y
— Especificidad: proporción de verdaderos negativos que dispersa. La posibilidad que nos dan los instrumentos de sinteti-
son identificados correctamente por la prueba o instru- zar y codificar toda esa información facilita la comunicación clí-
mento. En términos probabilísticos se hablaría de pro- nica y la taxonomía de síntomas y enfermedades. Agrupando y
babilidad de obtener un resultado negativo de la prue- presentando los síntomas en forma de ítems es posible alcanzar
ba o instrumento en aquellos pacientes que no tienen mayor concreción; de otro modo podrían no quedar suficien-
realmente el diagnóstico. temente especificados o recogidos en la entrevista. El valor de la
— Valor predictivo positivo: proporción de pacientes con entrevista clínica es cualitativamente indiscutible, pero desde el
un resultado positivo del instrumento que son luego punto de vista cuantitativo está claro que lo que se recuerda del
correctamente diagnosticados como positivos con los contenido informacional entre médico y paciente es sorpren-
métodos clásicos. En términos probabilísticos se habla- dentemente poco (8). Por otra parte, la perspectiva subjetiva y la
ría de probabilidad de tener el diagnóstico positivo en- perspectiva objetiva frente a un mismo fenómeno no siempre
tre aquellos pacientes que tienen un resultado positivo coinciden. La concordancia entre instrumentos autoaplicados y
en la prueba o instrumento. los aplicados por el entrevistador es alta pero no perfecta. En otras
— Valor predictivo negativo: proporción de pacientes con palabras, lo que se declara en un cuestionario (autoaplicado) es li-
un resultado negativo del instrumento que luego son geramente distinto de lo que se declara ante un encuestador. Así,
correctamente diagnosticados como negativos con los desde el punto de vista clínico, los instrumentos autoplicados
métodos clásicos. En términos probabilísticos se habla- permiten recoger información que en una entrevista hubiera sido
ría de probabilidad de tener el diagnóstico negativo más difícil de obtener.
entre aquellos pacientes que tienen un resultado nega- La capacidad de llevar a cabo entrevistas con ese rigor virtual,
tivo en la prueba o instrumento. actualmente promovido por la llamada medicina basada en la evi-
— Razón de probabilidad: probabilidad de obtener un re- dencia (9), cobra una vigencia inexcusable cuando se pretende
sultado positivo si el paciente tiene la enfermedad com- investigar. En ese momento hay que mantener el trabajo clínico
parada con la probabilidad de obtener un resultado po- dentro de los principios de la buena práctica, pero, además, hay
sitivo sin tener la enfermedad. Se obtiene de las demás que incluir de forma manifiesta la calibración de los fenómenos
ya que su cálculo es: sensibilidad/1 – especificidad. clínicos dentro del paradigma empírico de la ciencia, es decir,
que sus observaciones deben ser empíricas (asequibles a algún
La información sobre estos parámetros permite ajustar el tipo de valoración objetiva), públicas (observables por otros in-
punto de corte respecto al objetivo de aplicación del instrumento. vestigadores y no exclusivas de uno solo) y repetibles (que pue-
Si se pretende hacer un estudio de muestreo en dos fases, se bus- dan ser repetidas por otros investigadores) (10). Para ello es
cará el punto de corte que permita captar el máximo número de imprescindible utilizar adecuadamente los instrumentos de me-
casos, aunque entre ellos se incluyan falsos positivos (especifici- dición clínica.
dad aceptable con sensibilidad óptima). Si, por el contrario, se Si bien existen ventajas, también es importante tener en cuen-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

pretende conocer la morbilidad probable de una población a tra- ta algunas desventajas de dichos instrumentos de medición. El
vés de la puntuación en el test, se seleccionará aquel punto de cor- hecho de que el síntoma sea uno de los elementos más significa-
te que permita descartar el mayor número de «no casos», aunque tivos en la comunicación clínica no evita que, en ocasiones, las
ello determine la pérdida de algunos falsos negativos (sensibilidad transcripciones directas del relato del paciente sean realmente
aceptable con una especificidad óptima) (7). más informativas. Por lo tanto, a veces el uso de instrumentos
Para aplicar un instrumento deben tenerse en cuenta todos puede reducir el volumen de información clínica relevante. El uso
los factores hasta ahora mencionados, especialmente los de cali- de instrumentos no debe ser un método para recoger informa-

| 538 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c33/ Entrevistas estructuradas, cuestionarios y escalas de evaluación en psiquiatría
ı

ción que no pueda obtenerse en la entrevista, sino un método de entrevistas psiquiátricas para adultos
recogerla sistemáticamente y poder tratarla atendiendo a la cali- ı
bración que se haya elegido. Cuestionario para la Entrevista Diagnóstica
Hay que contrastar el esfuerzo que supone aplicar un instru- ı
mento o conjunto de instrumentos respecto a las ventajas que El Cuestionario para la Entrevista Diagnóstica (Diagnostic In-
conlleva. A veces se observan protocolos muy copiosos con ins- terview Schedule, DIS), diseñado por Robins y cols. en 1981 (13-
trumentos redundantes y/o poco apoyados por datos de fiabili- 15), incluye secciones diagnósticas correspondientes a los si-
dad y validez. Peor aún, otras veces no se han establecido ade- guientes trastornos mentales: dependencia del tabaco; trastorno
cuadamente las hipótesis del trabajo y, por tanto, se trata de lo por somatización; trastorno de angustia; agorafobia; fobia social;
que en investigación se conoce como «viaje de pesca» (fishing esquizofrenia; trastorno esquizofreniforme; anorexia nerviosa;
trip). Pero aun cuando se hayan seleccionado adecuadamente los abuso/dependencia de alcohol; trastorno obsesivo-compulsivo;
instrumentos, siempre es preciso llevar a cabo cierto entrena- abuso/dependencia de Cannabis, estimulantes, sedantes, cocaína,
miento, lo que supone un costo económico, de tiempo y de es- opiáceos y alucinógenos; personalidad antisocial; homosexuali-
fuerzo, tanto del paciente como del evaluador (1). En estas cir- dad; transexualismo y déficit cognitivo. Una de las características
cunstancias hay que fundamentar bien los propósitos y sopesar más singulares de este instrumento es que se creó para que pudie-
bien las ventajas frente a los costes de varios tipos que generará el ra ser utilizado por entrevistadores sin experiencia en psicodiag-
uso de los instrumentos. nóstico clínico. Las preguntas, leídas por el entrevistador tal como
En conclusión, los instrumentos de evaluación clínica en psi- fueron redactadas, se responden con un si/no. La entrevista espe-
quiatría y salud mental son de gran utilidad para recoger infor- cifica preguntas estándares adicionales, para los casos en que un
mación clínica de manera sistemática así como perspectivas sub- síntoma recibe una respuesta positiva, que permiten establecer la
jetivas del cuadro. Además, permiten comprobar objetivamente gravedad sintomatológica así como la naturaleza y causalidad or-
la presencia o ausencia de ciertos atributos como, por ejemplo, gánica. Asimismo se han desarrollado versiones para niños (Diag-
criterios diagnósticos; permiten determinar la gravedad de algu- nostic Interview Schedule for Children, DISC) y padres (Diagnostic
nos conceptos teóricos y, finalmente, permiten comprobar cuan- Interview Schedule for parents, DISP) (16).
titativamente su evolución en el tiempo. Su valor es insustituible Los análisis psicométricos del instrumento confirman la ca-
en investigación, y en la práctica clínica pueden ser de mucha pacidad de resolución diagnóstica de la entrevista (17-20).
utilidad para incorporar elementos de calibración empírica, ı
como puede ser comprobar la presencia, gravedad o evolución. ı
No obstante, no hay que olvidar que en teoría todo lo que registra Cuestionarios para la Evaluación Clínica
un instrumento puede obtenerse en una entrevista suficiente- en Neuropsiquiatría
mente larga y correcta. ı
Basada en el Examen del Estado Actual (Present State Exami-
nation, PSE), la versión definitiva de la entrevista fue presentada
Entrevistas psiquiátricas en 1990 por Wing y cols. (21, 22). Compuesta por un conjunto
de módulos o instrumentos integrados en una entrevista semies-
ı
tructurada, se diseñó para evaluar, medir y clasificar las altera-
ı ciones psicopatológicas y conductuales asociadas a los principa-
La entrevista psiquiátrica es una de las herramientas más im- les trastornos psiquiátricos del adulto. La Escala de Evaluación
portantes de las que dispone el clínico a la hora de identificar los Clínica en Neuropsiquiatría (Schedule for Clinical Assessment in
síntomas más significativos presentes en un paciente y de realizar Neuropsychiatry, SCAN) está formada por la décima versión del
un diagnóstico. Medir de forma uniforme y estandarizada la sin- PSE, una lista de comprobación de grupos de ítems y un cuestio-
tomatología presente en cada patología permitirá a los clínicos nario para la historia clínica. La primera parte permite evaluar
realizar comparaciones entre sujetos, así como entre diferentes mo- los siguientes trastornos: somatomorfos, disociativos, de ansie-
mentos de evolución de la enfermedad psiquiátrica. dad, afectivos, relacionados con la conducta alimentaria, el sue-
El desarrollo de entrevistas estandarizadas que permitan au- ño y el consumo de alcohol y otras sustancias, psicóticos, cogni-
mentar la fiabilidad del diagnóstico incluye aspectos de evalua- tivos y del lenguaje, afectividad y conducta. La lista de compro-
ción de patología psiquiátrica en general, así como la posibilidad bación de grupos de ítems consta de 40 ítems y permite puntuar
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

de realizar la valoración en relación con cuestiones más específi- la información psicopatológica obtenida a partir de los datos de
cas (p. ej., alcoholismo o personalidad) y/o áreas poblacionales la historia y/o otros informantes diferentes del entrevistado. Por
concretas (población geriátrica o infantil). último, el cuestionario para la historia clínica complementa la
A continuación se describen las entrevistas psiquiátricas es- información de las dos partes previas y facilita la recogida de los
tructuradas más relevantes y validadas para utilizar en la pobla- datos necesarios para confeccionar una amplia historia clínica y
ción española, tanto para la valoración psiquiátrica en población social. Además de los elementos que constituyen la entrevista
adulta como en población geriátrica e infantil (11, 12). como tal, el instrumento se acompaña de un glosario de defini-

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A. Bulbena Vilarrasa, N. Ibarra Gandiaga y J. Ballesteros Rodríguez
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ciones y de un programa informático que permite la codificación aplicación requiere de media 60 minutos, aunque depende fun-
de datos. damentalmente de la patología que presente el paciente. Puede
La entrevista SCAN permite evaluar los siguientes períodos utilizarse de forma modular, de tal manera que el entrevistador
de tiempo: estado actual, que abarca el mes previo a la explora- pueda seleccionar únicamente los módulos diagnósticos relevan-
ción; episodio representativo, que permite seleccionar para eva- tes en un sujeto particular.
luación un episodio psicopatológico significativo que se haya La SCID-II sirve para el diagnóstico de los trastornos de per-
dado en un momento previo al estado actual; toda la vida previa, sonalidad. Se usa con un cuestionario autoadministrado que el
que abarca todo el período vital previo al estado actual. A pesar de sujeto debe completar antes de la entrevista. El entrevistador se
que existen algunas excepciones, la mayor parte de los ítems se centra en las respuestas positivas al cuestionario al revisar los sín-
puntúan de acuerdo con tres escalas de puntuación: la escala I, tomas de trastorno de personalidad.
que está destinada las secciones de tipo neurótico, algunos ítems Ha sido uno de los instrumentos más utilizados en investiga-
de evaluación de trastornos psicóticos, síntomas físicos y ras- ciones clínicas multicéntricas. La versión española ha sido desa-
gos de personalidad y tiene cuatro posible puntuaciones que van rrollada por el equipo de Gómez Beneyto (25).
desde el 0 al 3; la escala II también consta de cuatro grados de in- ı
tensidad que van del 0 al 3 y sirve para puntuar déficit en el len- ı
guaje, la exploración y la mayoría de los síntomas de evaluación Entrevista Diagnóstica Internacional Compuesta
de patología psicótica; y la escala III, que abarca las secciones de- ı
dicadas a explorar la conducta, el lenguaje, el afecto y los efectos La Entrevista Diagnóstica Internacional Compuesta (Compo-
secundarios de la medicación y posee tres niveles de intensidad site International Diagnostic Interview, CIDI) (26) es una entrevis-
que van desde el 0 hasta el 2. ta psiquiátrica estructurada construida para evaluar las alteracio-
La versión española de la entrevista fue desarrollada por Váz- nes mentales en base a las definiciones y criterios de la Clasifica-
quez-Barquero y cols. (23) en 1994, presentando en los análisis ción Internacional de Enfermedades, 10.a ed. (CIE-10) y el DSM-
realizados un coeficiente κ de fiabilidad interentrevistadores y IV. Está basada en dos entrevistas: la DIS y el PSE-9. Pueden apli-
test-retest superior a 0,70 para todas las categorías diagnósticas. carla personas que no tengan experiencia clínica pero que realicen
ı un breve período de entrenamiento. Con este fin, la entrevista
ı consta tan sólo de preguntas cerradas que el entrevistador debe
Entrevista Clínica Estructurada para el DSM-IV leer, sin hacer cambios ni aclaraciones, y con una formulación tal
y Entrevista Clínica Semiestructurada para el que no permite al entrevistador valorar la información aportada
Diagnóstico en el Eje II según el DSM-IV por el entrevistado. Se excluyen de la entrevista las cuestiones
ı que pudieran hacer referencia a problemas de la vida diaria y a
Elaborada por Spitzer y Williams en 1987 (24), la Entrevista síntomas de enfermedades somáticas de características similares a
Clínica Estructurada para el DSM-IV (Structured Clinical Inter- las de los trastornos psiquiátricos, con el fin de no inducir a una
view for DSM-IV, SCID) es una entrevista estructurada, de for- identificación exagerada de psicopatología.
mato casi idéntico a la Escala para Trastornos Afectivos y de Es- La entrevista comprende varias partes: una versión para el en-
quizofrenia (Schedule for Affective Disorders and Schizophrenia, trevistador que constituye el núcleo central de la entrevista e in-
SADS) y relativamente fácil de administrar. Permite obtener diag- cluye un índice que muestra para cada pregunta en que criterio,
nósticos del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos de qué diagnóstico y en qué sistema diagnóstico es utilizada; un
Mentales, 4.a ed. (DSM-IV) de las siguientes patologías a través manual del entrevistador; un manual de entrenamiento; un con-
de módulos de entrevista independientes: trastornos del estado junto de programas informáticos para introducir y puntuar las
de ánimo, trastornos psicóticos, trastornos por consumo de sus- respuestas; así como un conjunto de módulos de entrevistas es-
tancias psicoactivas, trastornos de ansiedad, trastornos somato- peciales para cubrir diagnósticos que no se encuentran en el nú-
morfos, trastornos de la conducta alimentaria y trastornos adap- cleo de la entrevista general y que amplían la sección sobre el con-
tativos. Sigue un modelo de entrevista diagnóstica clínica que sumo de sustancias. Las respuestas a los ítems de la entrevista
empieza con un repaso de la enfermedad actual y los episodios son múltiples, o bien requieren una puntuación numérica, que
de psicopatología anterior, y prosigue con preguntas sobre sínto- posteriormente podrá introducirse en un ordenador con el que se
mas específicos que se inician con un examen para incluir o des- elaborará el diagnóstico.
cartar trastornos específicos. La entrevista recoge información La CIDI fue diseñada por el grupo de trabajo en instrumen-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

acerca del estado del paciente durante el mes previo a la explora- tos de comprobación psiquiátrica de la Organización Mundial de
ción y requiere un juicio clínico constante por parte de un entre- la Salud, está disponible en numerosos idiomas y su validez ha
vistador experto. Existen tres versiones del instrumento para los sido examinada en diferentes culturas (27). A pesar del objetivo
trastornos en el eje I: la SCID-P para pacientes ingresados, la originario de la CIDI, de posibilitar la realización internacional de
SCID-OP para pacientes ambulatorios y la SCID-NP para indivi- exploraciones psicopatológicas fiables en estudios epidemiológi-
duos de la comunidad, familiares, pacientes de atención primaria y cos, en la actualidad también se utiliza en otros campos de inves-
otras personas no identificadas como pacientes psiquiátricos. Su tigación en salud mental y en actividad clínica. Los análisis de fia-

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/c33/ Entrevistas estructuradas, cuestionarios y escalas de evaluación en psiquiatría
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bilidad entre entrevistadores y test-retest del instrumento han re- minar un índice global de intensidad psicopatológica, o estable-
velado valores κ superiores a 0,7 para todas las categorías diag- ciendo una puntuación final global de la psicopatología en una
nósticas. escala de cuatro niveles de intensidad.
ı La versión revisada de la entrevista (CIS-R) fue realizada por el
ı equipo de Lewis en 1992 (33), equipo que también desarrolló una
Entrevista Estructurada para Trastornos Afectivos versión autoaplicada e informática de la entrevista en el año 1988
y Esquizofrenia (34). Por otro lado, existen dos versiones españolas del instrumen-
ı to (35, 36). Los datos de fiabilidad interentrevistadores de la versión
La SADS fue diseñada por Endicott y Spitzer (28) como ins- española de Lobo y cols. (36) confirman una porcentaje de acuerdo
trumento compatible con un sistema diagnóstico desarrollado entre entrevistadores superior al 65 % para todos los ítems, obser-
por ellos mismos, los Criterios Diagnósticos de Investigación. vándose acuerdos cercanos al 100 % en numerosos ítems.
Está formada por 200 ítems repartidos en ocho subescalas de resu- ı
men sobre grupos sintomáticos. Se trata de una entrevista semies- ı
tructurada, que necesita de entrenamiento para su aplicación. A lo Examen del Estado Actual
largo de los 90 a 120 minutos que dura su aplicación se recoge in- ı
formación acerca de 14 categorías diagnósticas, los datos del epi- El PSE es el antecesor de las entrevistas estructuradas de diag-
sodio actual, así como la gravedad de los síntomas y algunos da- nóstico. Fue creado por el grupo de Wing (22) y ha sido utilizado
tos sobre la progresión de la patología detectada. en estudios internacionales y transculturales. La última versión del
Además de la versión descrita de la SADS, hay una segunda instrumento es el PSE-10, que consta de 140 ítems, 54 de los cua-
versión que evalúa los trastornos a lo largo de la vida (SADS-L) les son de cumplimiento obligatorio mientras que el resto se con-
(29) y otra que mide los cambios que ocurren a lo largo del tiem- sideran opcionales. Consiste en una entrevista estructurada que
po (SADS-C) (30). Como datos psicométricos del instrumento se centra en síntomas ocurridos durante el último mes y dispone
original, cabe resaltar que la consistencia interna promedio para de seis amplias categorías descriptivas. La mayoría de los sínto-
las ocho subescalas es de 0,42, mientras que la concordancia entre mas se puntúan en calidad de ausentes o presentes en grado de
evaluadores es de 0,82. Existe una versión española del instru- «moderado» a «grave». El total de ítems de la entrevista se organi-
mento de Vizcarro y cols. (31). za en 20 secciones sintomatológicas, estructuradas en tres partes,
ı que le permiten al entrevistador realizar una evaluación objetiva de
ı aspectos tales como ansiedad, síntomas afectivos, irritabilidad,
Entrevista Clínica Estructurada apetito y sueño, obsesiones, etc. en la primera parte; cuadros de
ı personalidad límite, psicosis, cuadros psicoorgánicos, etc., en la
La Entrevista Clínica Estructurada (Clinical Interview Schedu- segunda; y comportamiento, afecto y lenguaje en la tercera.
le, CIS) (32) es una entrevista psiquiátrica semiestructurada para La presencia/ausencia y el grado de intensidad de los síntomas
población general y pacientes médicos. Está formada por cuatro se puntúan en una escala de 0 a 3, con puntuaciones de 8 y 9 para
partes diferenciadas, la primera de las cuales no es estructurada y ausencia de datos y explicación inadecuada, respectivamente. La
se refiere a los problemas médicos que aquejan al enfermo y a sus puntuación total de la entrevista se obtiene mediante el sumato-
antecedentes médicos; la segunda, semiestructurada, deja espacio rio de las subpuntuaciones obtenidas para los síndromes de deli-
para que el psiquiatra ejerza su juicio clínico e introduzca pre- rios y alucinaciones, síndromes conductuales y del habla, y sín-
guntas específicas o altere el orden preestablecido para decidir la dromes neuróticos específicos e inespecíficos. La obtención de los
presencia o ausencia de los signos y síntomas investigados, así diagnósticos finales se realiza mediante el programa informático
como su frecuencia y gravedad durante la semana previa; la terce- CATEGO. El PSE debe ser administrado por entrevistadores con
ra, no estructurada, permite recoger información acerca de la his- amplios conocimientos de psicopatología.
toria familiar y personal del entrevistado; y la cuarta y última, Desde la traducción y validación de la entrevista para pobla-
que se completa una vez finalizada la entrevista, está encaminada ción española, la PSE-9 se ha utilizado en numerosos estudios de
a evaluar de manera objetiva la conducta del entrevistado. tipo comunitario (7, 37). El porcentaje de acuerdo entre evalua-
Los ítems de la segunda y la cuarta parte se puntúan en una dores para la versión PSE-9 es del 87,3 %.
escala de cinco grados de acuerdo con su intensidad y frecuencia, ı
donde el grado 0 refleja la ausencia del trastorno evaluado, el 1 un ı
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

grado límite o un rasgo habitual del sujeto que no se considera Examen Internacional de los Trastornos
francamente patológico, y las puntuaciones de 2, 3 y 4 son pato- de la Personalidad
lógicas y representan un orden creciente de gravedad. Las pun- ı
tuaciones pueden utilizarse de diversas maneras, bien utilizando El Examen Internacional de los Trastornos de la Personalidad
los valores correspondientes a cada una de las 10 áreas sintoma- (International Personality Disorders Examination, IPDE) desarrolla-
tológicas para constituir un perfil descriptivo, bien ponderando do por Loranger y cols. (38) es una entrevista semiestructurada que
las 22 puntuaciones que permite obtener la entrevista para deter- permite identificar rasgos y conductas relevantes para la evaluación

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A. Bulbena Vilarrasa, N. Ibarra Gandiaga y J. Ballesteros Rodríguez
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de los criterios diagnósticos de los distintos trastornos de la per- de aproximadamente 20 min, que mide el estado de salud, cen-
sonalidad. Está adaptado tanto a los criterios diagnósticos de. trado en el malestar percibido en el paciente, en el momento de la
DSM-IV como de la CIE-10. Los criterios descriptivos de cada tras- evaluación. Puede autoadministrarse, aplicarse en una entrevista
torno se evalúan mediante una serie de cuestiones que hacen refe- cara a cara o por teléfono y usando un cassete que reproduce los
rencia a seis áreas de la vida del paciente: el trabajo, el yo, las rela- ítems y permite grabar la respuesta. Permite la obtención de pun-
ciones interpersonales, los afectos, la prueba de realidad y el control tuaciones para cada dimensión mediante una fórmula en la que se
de impulsos. Cada uno de los rasgos o conductas que incluye la en- multiplican las respuestas positivas de cada dimensión por el va-
trevista se puntúa como 0, 1 o 2 cuando está ausente, es exagerado lor ponderal, para posteriormente sumarlas y transformarlas en
o es patológico, respectivamente. A la hora de puntuar cada rasgo una puntuación de 0 (mejor estado) a 100 (peor estado).
y/o conducta, además de las respuestas iniciales a las preguntas Los autores del instrumento original defienden su utilización
que lo evalúan, el entrevistador debe completar la información con para evaluar las intervenciones médicas o sociales en diseños
descripciones del propio paciente, así como con información sumi- pre/post, como medida de resultado para comparaciones entre
nistrada por un amigo o familiar y la constatación de que el criterio grupos, como herramienta de encuesta para poblaciones seleccio-
haya estado presente durante al menos 5 años, y se haya hecho evi- nadas, para el seguimiento a lo largo del tiempo de cambios en los
dente a los 25 años de edad. Además, el IPDE cuenta con un cues- pacientes con enfermedades crónicas, como complemento a la
tionario de detección sistemática, que el paciente completa me- historia clínica y, finalmente, para ensayos clínicos con grupos se-
diante preguntas de respuesta dicotómica y que le proporciona al leccionados de pacientes. Existe una versión española de Alonso y
entrevistador información acerca de qué trastorno/s de la persona- cols. (43). El NHP presenta en dicha versión unos coeficientes de
lidad deberá confirmar o descartar en el momento de administrar correlación test-retest aceptables (entre 0,69 y 0,85), así como
la entrevista completa. El entrevistador debe ser un experto previa- unos niveles de homogeneidad medidos mediante el α de Cron-
mente entrenado en el manejo del instrumento. bach, entre moderados y altos (0,58-0,85).
La entrevista permite obtener dos tipos de valoraciones: la ı
clasificación como ausente, probable o definido del diagnóstico de ı
cada uno de los distintos tipos de trastornos de la personalidad y sistema AMDP
una puntuación dimensional de cada uno de los diagnósticos po- ı
sitivos. Existe una versión española a cargo de López-Ibor y cols. El AMDP (Asociación para la Metodología y Documenta-
(39), que dispone de un programa informático para su corrección. ción en Psiquiatría) es un dossier dónde se almacenan de forma
ı estandarizada los datos de la historia clínica del paciente y dón-
ı de puede cuantificarse la sintomatología presente. Está consti-
Inventario del Estado Psiquiátrico tuido por dos partes: la anamnesis y el estado actual. En la pri-
ı mera se incluyen tres subapartados: en el primero, denomina-
El Inventario del Estado Psiquiátrico (Psychiatric States Sche- do Anamnesis general se registran los datos demográficos y otros
dule, PSS), desarrollado por Spitzer y cols. (40), está basado en el aspectos genéricos del paciente; en el segundo, Acontecimientos
MMS (Mental Status Schedule), instrumento previo del mismo patogénicos, se hace referencia a las principales influencias que
autor (41). Se trata de una entrevista estandarizada, diseñada pa- conlleva una enfermedad (amor, sexualidad, familia, economía,
ra evaluar psicopatología y funcionamiento vital de los pacientes vida conyugal, estudios, etc.) valorando la influencia del estrés y
a lo largo de toda la gama salud-enfermedad. Consta de 321 ítems se incluyen ítems que permiten explorar las alteraciones en el es-
que cubren áreas como el estado mental, alteraciones del fun- tilo de vida debidas a acontecimientos vitales mayores sufridos
cionamiento en el «rol», alteraciones de las relaciones interper- por el paciente; finalmente, en el tercer subapartado se exploran
sonales y dependencia del alcohol y otras drogas. Los ítems se los antecedentes psicopatológicos personales y familiares, inclui-
responden de manera dicotómica (sí/no) para ser codificados dos los primeros síntomas de enfermedad, posibles cambios en
posteriormente. la sintomatología, edad de inicio de los primeros síntomas, mo-
ı mento de inicio de los síntomas actuales, historia psiquiátrica
ı familiar, suicidios en la familia, intentos de suicidio por parte del
Perfil de Salud de Nottingham paciente, ingresos psiquiátricos anteriores, tratamientos psi-
ı cofarmacológicos previos, etc. La segunda parte recoge los
El objetivo del Perfil de Salud de Nottingham (Nottingham ítems que permiten evaluar el estado actual en dos subaparta-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

Health Profile, NHP) (42) es medir la percepción subjetiva del im- dos: uno que recoge los síntomas psicopatológicos del pacien-
pacto de los problemas de salud. Consta de dos partes: la prime- te (escala psicopatológica), dividida en trece grupos sintoma-
ra, formada por 38 ítems, evalúa seis dimensiones: energía, dolor, tológicos básicos, y otro que valora los síntomas físicos (escala
reacciones emocionales, sueño, aislamiento social y movilidad fí- somática).
sica. La segunda parte, con siete preguntas, recoge información La puntuación de los ítems se lleva a cabo mediante un siste-
acerca de las limitaciones a causa de la salud en siete actividades ma de cuatro pasos en el que primero se constata si el síntoma
funcionales de la vida diaria. Se trata de una entrevista muy breve, está expuesto o no a valoración, para, posteriormente, determinar

| 542 | Tratado de Psiquiatría


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/c33/ Entrevistas estructuradas, cuestionarios y escalas de evaluación en psiquiatría
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el grado de certeza del entrevistador sobre la presencia del mismo, Entrevista Diagnóstica Estructurada para Niños
confirmar o rechazar su aparición y, en caso de haber confirmado y Adolescentes
la aparición del síntoma en el apartado previo, cuantificar su gra- ı
vedad en la siguiente escala de puntuación: 1 = leve; 2 = modera- La Entrevista Diagnóstica Estructurada para Niños y Adoles-
do; 3 = intenso y 4 = muy intenso. centes (Diagnostic Interview for Children and Adolescents, DICA-R)
El sistema AMDP tiene los siguientes campos de aplicación: la (47) es una entrevista diagnóstica estructurada para niños y ado-
estandarización de la historia clínica, la investigación epidemioló- lescentes de 6 a 17 años. Recoge datos relativos a los primeros
gica, la enseñanza de la psicopatología, la investigación transcul- años de vida del niño e incluye datos de la historia médica, em-
tural, el diagnóstico sindrómico y la medida multifactorial de los barazo, nacimiento y desarrollo infantil. El instrumento consta de
campos terapéuticos. Existe una versión traducida y validada en cuatro partes: a) evaluación de la presencia o ausencia de sínto-
población española por López-Ibor (44). mas; b) exploración de diversos trastornos (hasta un total de 18
ı categorías contenidas en el DSM); c) exploración específica de
ı adolescentes en cuestiones como la conducta sexual, abuso se-
Entrevista Psiquiátrica Estandarizada Polivalente xual, menstruación y estresores psicosociales, y d) conducta del
ı sujeto durante la entrevista. La evaluación final recoge presencia o
La Entrevista Psiquiátrica Estandarizada Polivalente (EPEP) ausencia y duración de los síntomas. El tiempo de aplicación os-
fue diseñada por el Grupo de Estudio de Morbilidad Psíquica y cila entre 60 y 90 min, y es necesario un entrenamiento exhausti-
Psicosomática de Zaragoza para una evaluación multiaxial (45). vo para su administración. La última versión del instrumento se
Posee un formato semiestructurado y se ha denominado poliva- ha desglosado en tres versiones: la DICA-R-C, para niños de 6 a
lente porque puede emplearse en diferentes dispositivos y, ade- 12 años; la DICA-R-A, para adolescentes de 13 a 17 años, y la
más, genera información suficiente para la utilización de dife- DICA-R-P, la versión para padres.
rentes criterios de investigación diagnóstica, incluyendo los del Existe una adaptación de esta entrevista para población espa-
DSM-IV y CIE-10. La entrevista mantiene el núcleo de la CIS y ha ñola (48) que analiza la fiabilidad test-retest y la fiabilidad entre
sido completado con nuevos ítems: síntomas subjetivos y atribu- entrevistadores de las tres versiones del instrumento de manera
ción, signos observados, problemática social, soporte social y per- independiente. Los resultados de dicha validación señalan la au-
sonalidad premórbida, categorías operativas para la clasificación sencia de diferencias significativas entre el test y el retest y las
de las relaciones entre trastornos psiquiátricos y somáticos y tra- puntuaciones de los distintos entrevistadores, confirmando la
tamiento psiquiátrico recomendable. existencia de estabilidad y la objetividad en la evaluación de los
ı trastornos con la DICA-R. Resulta un protocolo muy útil para
ı la investigación y la práctica clínica.
entrevistas psiquiátricas para poblaciones ı
específicas ı
ı Entrevista Clínica Semiestructurada
Cuestionario para la Entrevista Diagnóstica para Niños ı
ı La Entrevista Clínica Semiestructurada (ESPI) (49) consta de
El Cuestionario DISC (16) es la adaptación para población dos ficheros que recogen diferentes grupos de variables. El primer
infantil del DIS, una entrevista altamente estructurada, diseñada fichero incluye datos de filiación, recorrido previo, escolariza-
para realizar diagnósticos de acuerdo con los criterios del DSM- ción, convivencia, nivel socioeconómico y cambios familiares. El
IV. Se ha utilizado tanto en investigación clínica como epide- segundo fichero organiza la información en cuatro ejes: fenome-
miológica y pueden administrarlo entrevistadores legos previa- nología y psicopatología, psicosomática, nivel intelectual y su ins-
mente entrenados. El DISC está diseñado para su aplicación a trumentalización, y características sociofamiliares.
niños con edades comprendidas entre los 6 y los 8 años, en una ı
entrevista que dura aproximadamente 1 h. La versión para los pa- ı
dres (DISP) requiere algo más de tiempo para cumplimentarse, Entrevista Estructurada para el Diagnóstico
entre hora y hora y media. Las preguntas se responden en forma de la Demencia Tipo Alzheimer, Multiinfarto
dicotómica (sí/no, verdadero/falso), aunque también existen pre- y de otra etiología según CIE-10 y DSM-III
guntas acerca de la edad de comienzo del problema, en las que se ı
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

especifica la frecuencia, duración e intensidad del problema refe- La ENEDAM/SIDAM (50) se subdivide en varias partes:
ridas al último año. Permite la obtención de puntuaciones com- a) una entrevista clínica semiestructurada, con preguntas abier-
parativas para cada trastorno y un índice global de la psicopatolo- tas que debe responder el propio paciente o un informante que
gía del niño, así como diagnósticos basados en el DSM-IV y la evalúa las quejas subjetivas referidas al rendimiento cognitivo y re-
CIE-10 de 30 trastornos frecuentes en la infancia y la adolescen- coge información sobre antecedentes médicos y psiquiátricos, tan-
cia. La entrevista ha sido validada en población portorriqueña to personales como familiares; b) una prueba estandarizada, para
(46). evaluar capacidades cognitivas, que consta de 40 ítems que cu-

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A. Bulbena Vilarrasa, N. Ibarra Gandiaga y J. Ballesteros Rodríguez
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bren un amplio rango de la función cognitiva y permiten dife- (orientación, memoria y concentración) y se reparten de la si-
renciar la demencia de una disfunción cognitiva ligera y puede di- guiente manera: un primer bloque que se completa a través de la
vidirse en diez áreas específicas diferentes: orientación; memoria, entrevista con el paciente y que incluye los siguientes 26 ítems:
con tres subsíndromes, memoria inmediata, memoria a corto orientación, preocupación, ansiedad general, depresión, memo-
plazo y memoria a largo plazo; capacidades intelectuales que in- ria, hipocondría, tensión, trastornos somáticos, fobias, síntomas
cluyen capacidad de juicio y pensamiento abstracto; y funciones vegetativos, dificultades del pensamiento, lentitud, euforia, hipo-
corticales superiores que incluyen: capacidades verbales y de cál- manía, grandiosidad, soledad, persecución, culpabilidad, irritabi-
culo, capacidades visuoespaciales y constructivas y afasias-apra- lidad, obsesiones, interés, concentración, distorsión de la per-
xias; c) una guía estructurada para evaluar alteraciones o condi- cepción, respuesta afectiva a alucinaciones o delirios, abuso de
ciones asociadas a la demencia en áreas como la personalidad y las drogas, ingesta de alcohol y conciencia de enfermedad (intros-
capacidades psicosociales, que incluye la Escala de Isquemia de pección). Un segundo bloque, a completar por el examinador
Hachinski (Hachinsky Ischaemic Scale, HIS) y la Escala de Isque- nada más finalizar la entrevista en la que se solicita información
mia Modificada para la evaluación de demencias multiinfarto y acerca de los siguientes aspectos observacionales, es: dificultades
una guía para el diagnóstico diferencial de otros trastornos psi- de comunicación, fiabilidad de los datos, casos, puntuaciones
quiátricos; d) un índice de gravedad de la demencia; e) una lista conductuales, afectividad, conducta, habla social y un espacio
de trastornos médicos pasados y presentes para orientar el diag- para el diagnóstico DSM. El AGECAT es un sistema diagnóstico
nóstico de demencias asociadas a una enfermedad específica; informatizado, utilizado para analizar los datos obtenidos a través
f) un resumen para todas las puntuaciones obtenidas, y g) unos del GMS.
criterios diagnósticos para demencia (DSM y CIE-10). En algunos ítems del GMS puede diferenciarse no sólo ausen-
En la parte diseñada para evaluar la capacidad cognitiva, las cia/presencia del síntoma, sino también un nivel de gravedad. Al
respuestas correctas se suman para obtener una tasa que va de 0 final de la administración se obtiene una puntuación clínica de
(trastorno cognitivo máximo) a 55 (ausencia de daño cognitivo). gravedad. Los pacientes considerados «casos» puntúan 2 (casos
La suma de las puntuaciones de los ítems constituyen la SISCO leves) o 3 (casos moderados/graves), mientras que los «no casos»
(puntuación global de la ENEDAM). La tasa (SISCO) obtenida puntúan 0 o 1. El punto de corte global para discriminar entre
de la sección cognitiva de la prueba se divide en 10 subpuntuacio- los «no casos» y los «casos» en el GMS es 1/2. El mejor punto de
nes que pueden utilizarse independientemente para evaluar los corte para el AGECAT, según los autores originales, es 2/3. El
resultados en áreas específicas. En la entrevista original se recoge sistema informatizado AGECAT permite obtener una puntua-
como puntuación que orienta la existencia de trastorno cognitivo ción de certeza diagnóstica para cada «síndrome» (entre 0 y 5),
una puntuación en la SISCO (puntuación global) menor de 33. comparándolos posteriormente entre sí según una jerarquía de
En la adaptación de la entrevista realizada en nuestro medio (51), enfermedad que comienza con la organicidad cerebral y se conti-
los pacientes con diagnóstico de cambio cognoscitivo leve pun- núa con el resto de síndromes. Al final se obtienen un diagnósti-
túan una media de 31,7 en la SISCO y los pacientes con diagnós- co principal y un diagnóstico secundario, las puntuaciones de
tico de demencia tienen puntuaciones medias de 21,6 en esta confianza diagnóstica para cada uno de los ocho síndromes, un
misma tasa. perfil sintomático, la decisión de si el paciente alcanza o no la
En el análisis de la fiabilidad entre jueces tomaron parte cua- condición de «caso sindrómico» y puntuaciones en una escala de
tro psiquiatras. El porcentaje de concordancia a nivel diagnósti- organicidad y otra de depresión.
co varió entre el 95 y el 98 %, y los valores κ oscilaron entre 0,64 y El instrumento original en inglés presentó un coeficiente κ
0,95; 0,95 de concordancia en cuanto a la no existencia de de- global (para las tres muestras) de 0,71, así como coeficientes de
mencia, 0,64 de acuerdo para las demencias multiinfarto, 0,73 0,73 y 0,83 para los diagnósticos de depresión y trastorno orgáni-
para las demencias tipo Alzheimer, y 0,73 para las demencias no co respectivamente. Los coeficientes de fiabilidad interexamina-
especificadas. El valor total de κ fue de 0,85. dores del instrumento en castellano oscilaron entre 0,48 y 0,68
ı (κ), y entre 0,51 y 0,68 (κ ponderado) para las diferentes seccio-
ı nes cognoscitivas del GMS. En lo que respecta a la distinción
Estado Mental Geriátrico (GMS/AGECAT) caso/no caso de demencia la κ ponderada ascendió a 0,84.
ı
La entrevista sobre el Estado Mental Geriátrico (Geriatric
Mental State, GMS) es un instrumento originario de Copeland
Cuestionarios y escalas
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

(52, 53), validado en población española por Saz y cols. (54). La


versión reducida que utilizan los autores de la validación del ins-
trumento al español está compuesta por 152 síntomas compo-
de evaluación
nentes que configuran ocho síndromes: orgánico, esquizofrenia ı
y/o paranoia, manía, depresión, neurosis obsesiva, neurosis hipo- ı
condríaca, neurosis fóbica y ansiedad. Los ítems de la entrevista Describir todos los cuestionarios o escalas de evaluación para
cubren 30 aspectos psicopatológicos y tres secciones orgánicas evaluar síntomas, signos y síndromes en psiquiatría resultaría una

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ı
/c33/ Entrevistas estructuradas, cuestionarios y escalas de evaluación en psiquiatría
ı

labor imposible de realizar en este espacio. La elección de cuáles versiones en español de la HDRS de 6, 17 y 21 ítems en pacientes
de entre todos los instrumentos deben ser presentados en este deprimidos y en tratamiento ambulatorio. El estudio multicéntri-
capítulo viene determinada por dos criterios fundamentales, que co, observacional y prospectivo realizado en pacientes con de-
sean instrumentos de referencia en el área de evaluación específi- presión, clínicamente estables o inestables, evaluó la validez dis-
ca para la que se diseñaron en su momento y que se encuentren criminante, la fiabilidad (consistencia interna, estabilidad tempo-
validados en la población española. Numerosos estudios han ral y entre observadores) y la sensibilidad al cambio de la HDRS
constatado la importancia de las diferencias culturales en la ma- con 6, 17 y 21 ítems. Se incluyeron 168 pacientes de 15 centros
nera de responder los ítems de un test. Sin embargo, gran parte de de asistencia psiquiátrica. Las tres versiones de la escala presenta-
los profesionales utilizan instrumentos muy generalizados en su ron una validez discriminante adecuada (HDRS-impresión clí-
ámbito clínico, generalmente provenientes del mundo anglosa- nica global de gravedad: p < 0,0001); consistencia interna (α de
jón, sin cuestionarse si éstos se han utilizado previamente en Cronbach: HDRS-6 = 0,6; HDRS-17 y 21 ≥ 0,7); estabilidad tem-
muestras de pacientes similares a las que encuentran en los am- poral (coeficiente de correlación intraclase: HDRS-6, 17 y 21 ≥
bulatorios u hospitales donde desarrollan su práctica clínica. El 0,9); fiabilidad entre observadores (coeficiente de correlación in-
desarrollo y la selección de los instrumentos a utilizar en diferen- traclase: HDRS-6, 17 y 21 ≥ 0,9) y sensibilidad al cambio (tamaño
tes poblaciones implica mucho más que una simple traducción. del efecto ≥ 1,5 para la HDRS-6, 17 y 21).
Este aspecto implica también diferencias significativas en el análi- ı
sis de resultados obtenidos tras la aplicación de una prueba, por lo ı
que no pueden entenderse como válidos unos resultados inter- Escala de Depresión de Montgomery-Asberg
pretados en función de un grupo muestral de referencia que no ı
sea similar a la población a la que pertenezca el individuo evalua- La Escala de Depresión de Montgomery-Asberg (Montgo-
do. El análisis de todo instrumento de medida traducido para su mery-Asberg Depression Rating Scale, MADRS), que administra un
uso en una población diferente para la que fue construido en ori- clínico mediante una entrevista con el paciente, fue diseñada para
gen debe prestar especial atención a cuestiones como la validez, la evaluar la presencia y gravedad de sintomatología depresiva (58).
fiabilidad y las posibles diferencias transculturales del mismo, con Consta de 10 ítems cuya puntuación va de 0 a 6 y permite obtener
el fin de posibilitar una evaluación efectiva, un cuidado compe- una puntuación global. Los criterios de interpretación de dicha
tente del paciente evaluado, así como una mejora en la calidad de puntuación global, que puede oscilar de 0 a 60 puntos, determi-
la relación entre el sujeto evaluado y el evaluador (55). nan que a partir de 7 puntos puede afirmarse la presencia de una
A continuación se recogen, agrupados por áreas de evalua- depresión menor y a partir de 20 una depresión moderada, mien-
ción, los cuestionarios y escalas más significativos para la evalua- tras que una puntuación de 35 constituye la determinante de una
ción de síntomas y síndromes en psiquiatría, indicándose si se en- depresión grave.
cuentran validados en muestras españolas. En este último caso, se La escala fue validada en la población española por Martínez
recoge la referencia de la validación española con el fin de facilitar Gallardo y cols. (59) en 1991.
el acceso a los datos de la publicación del instrumento en nuestra ı
lengua y cultura. ı
ı Inventario de Depresión de Beck
ı ı
evaluación de los trastornos del estado El propósito del Inventario de Depresión de Beck (Beck De-
de ánimo pression Inventory, BDI) es la evaluación de la gravedad del sín-
ı drome depresivo. Está constituido por 21 categorías de síntomas
Escala de Hamilton para la Depresión y actitudes, cada una de las cuales describe una manifestación
ı conductual específica de la depresión, compuesta por una serie
La Escala de Hamilton para la Depresión (Hamilton Depres- graduada de afirmaciones autoevaluativas. Los ítems se eligieron
sion Rating Scale, HDRS) se diseñó para utilizarla con pacientes de acuerdo con su relación con las manifestaciones conductuales
diagnosticados de depresión, con el objetivo de evaluar cuantita- externas de la depresión. En relación con su contenido, dos ter-
tivamente la gravedad de los síntomas y valorar sus cambios. La cios de los mismos aluden a los síntomas cognitivos de la depre-
información se recoge mediante entrevista clínica, aunque tam- sión, mientras que el tercio restante son cuestiones acerca de los
bién acepta información complementaria de otras fuentes secun- síntomas conductuales y fisiológicos. La estructura del inventario,
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darias. Su versión original consta de 21 ítems (HDRS-21), si bien según Beck (60), consta de tres dimensiones de primer orden de-
su autor recomendó utilizar sólo los 17 primeros (HDRS-17) nominadas actitudes negativas hacia sí mismo, dificultades de ren-
dado que el ítem 18 no valora la depresión o su intensidad sino dimiento y molestias somáticas.
que define el tipo de depresión, mientras que los síntomas de des- De acuerdo con el sistema original de Beck, la categorización
realización, paranoides y obsesivos (ítems 19 a 21) se presentan del nivel de depresión de los individuos en base a su puntuación
con baja frecuencia en la valoración clínica (56). En el último es- en el BDI es la siguiente: a) no depresivos (de 0 a 9 puntos); b) de-
tudio de validación en población española (57) se comparan las presivos «suaves» (de 10 a 15 puntos); c) depresivos «modera-

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A. Bulbena Vilarrasa, N. Ibarra Gandiaga y J. Ballesteros Rodríguez
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dos» (de 16 a 23 puntos), y d) depresivos «graves» (de 24 a 63 manía mediante 11 ítems puntuados por el clínico en base al rela-
puntos). to del paciente y a su propia observación. Permite obtener una
Existen tres versiones en castellano del instrumento (61-63). El puntuación de la intensidad de los síntomas en las últimas 48 h.
inventario ha obtenido en las diferentes validaciones valores signi- La puntuación total se obtiene del sumatorio de las puntuacio-
ficativos de fiabilidad test-retest, fiabilidad interexaminadores nes individuales de cada uno de los ítems. Los puntos de corte
(κ de 0,49 y 0,51 para los puntos de corte 13 y 14 respectivamente) aceptados señalan que una puntuación menor de 6 es compati-
y consistencia interna (coeficiente α de Cronbach de 0,88). ble con eutimia, entre un 7 y un 20 se entiende la presencia de un
Es una de las herramientas más utilizadas en clínica, tanto episodio mixto, mientras que una puntuación mayor de 20 es in-
para valorar la intensidad sintomatológica del síndrome depresi- dicativa de la presencia de un episodio maníaco. A partir de este
vo como para evaluar el progreso terapéutico de los pacientes a punto, cuanto mayor sea la puntuación, mayor se considerará
lo largo del tratamiento. también la gravedad del cuadro maníaco. La escala tiene una ver-
ı sión española de Colom y cols. (70).
ı ı
Escala de Depresión Geriátrica ı
ı Escala de Manía de Bech-Rafaelsen
La Escala de Depresión Geriátrica (Geriatric Depression Scale, ı
GDS) fue diseñada por Brink y cols. en 1982 (64) específicamente Esta escala fue desarrollada por Bech y Rafaelsen (71) en con-
para población geriátrica y su objetivo es detectar la posible pre- traposición a la escala de melancolía de los mismos autores. El ob-
sencia de depresión. Consta de 30 ítems autoaplicados con dos po- jetivo del instrumento es evaluar la presencia e intensidad de los
sibilidades de respuesta (sí/no). La puntuación total se obtiene del síntomas maníacos según los criterios diagnósticos del DSM-IV y
sumatorio de las puntuaciones obtenidas en cada uno de los ítems la CIE-10. La puntuación final proporciona una medida objetiva
y su puntuación total va de 0 a 30. El punto de corte utilizado es de de la gravedad de los síntomas que en el momento de la evalua-
11 a partir del cual se indica la realización de una evaluación más ción está experimentando el paciente. Dicha medida se obtie-
exhaustiva que confirme el posible diagnóstico de depresión indi- ne mediante el sumatorio de las puntuaciones obtenidas en los
cado por este instrumento de detección sistemática. 11 ítems que componen el instrumento. Cada ítem se puntúa me-
Existen varias versiones españolas del instrumento (65, 66). diante una escala tipo Lickert de 5 puntos, del 0 al 4, en la que a
ı mayor puntuación mayor gravedad del síntoma. Existe tanto una
ı versión heteroaplicada como otra autoaplicada. En la versión
Escala Autoaplicada para la Depresión de Zung aplicada por el entrevistador, el clínico sigue el método de una en-
y Conde trevista clínica semiestructurada. El marco de referencia temporal
ı es como mínimo de los 3 días previos. La información suminis-
Esta escala fue creada por Zung (67) para la detección rápida de trada por la prueba se clasifica de acuerdo con la siguiente escala:
la depresión como trastorno psiquiátrico y para el seguimiento del 0-5, ausencia de manía; 6-9, hipomanía (leve); 10-14, manía pro-
cambio de la sintomatología depresiva mediante el tratamiento. Es bable; >15, manía definitiva. Esta escala no se encuentra validada
una escala autoadministrada formada por 20 frases relacionadas con en la población española.
la depresión, de las cuales 10 se formulan en forma negativa para ı
evitar la tendencia a responder siempre igual. Junto a cada frase hay ı
una escala tipo Likert con 4 opciones para clasificar la frecuencia evaluación de la esquizofrenia
(1 = raramente o nunca, 4 = casi todo el tiempo o siempre). ı
De los 20 enunciados, 2 se refieren a síntomas psicoafectivos, Escala para el Síndrome Positivo y Negativo
8 a síntomas fisiológicos, 2 a retraso o agitación psicomotora y 8 a de la Esquizofrenia
síntomas psicológicos (desesperanza, confusión, ideación suicida, ı
etc.). La puntuación total se obtiene sumando los valores que se La Escala para el Síndrome Positivo y Negativo de la Esquizo-
corresponden con las respuestas del sujeto y puede oscilar entre frenia (Positive and Negative Syndrome Scale, PANSS) en los
0 y 80 puntos. pacientes, así como otros síntomas psicopatológicos generales e
Los puntos de corte son los siguientes: 20-35, depresión ausente; inespecíficos, abarcan en conjunto la mayoría de las manifestacio-
36-51, depresión subclínica; 52-67, depresión media-grave; 68-100, nes fenomenológicas de la esquizofrenia (72). Además, la PANSS
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depresión grave. Existe una versión española de Conde y cols. (68). permite clasificar a los pacientes con predominio de síntomas po-
ı sitivos o negativos. Consta de 30 ítems que son administrados
ı mediante una entrevista clínica semiestructurada. De los 30 sín-
Escala de Young para la Evaluación de la Manía tomas, 7 constituyen la escala positiva (PANSS-P), 7 la escala ne-
ı gativa (PANSS-N) y los 16 restantes la escala de psicopatología
La Escala de Young para la manía (Young Mania Rating Scale, general (PANSS-PG). El tiempo requerido para su cumplimenta-
YMRS) fue diseñada por Young (69) y evalúa los síntomas de la ción es de entre 30 y 40 min y es necesario que el evaluador lleve

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ı
/c33/ Entrevistas estructuradas, cuestionarios y escalas de evaluación en psiquiatría
ı

a cabo un entrenamiento específico para su aplicación. La inter- 30 ítems operativamente definidos, ordenados en cinco subescalas
pretación de las puntuaciones de las cuatro subescalas de la o grupos sintomáticos: pobreza afectiva, alogia, abulia/apatía, an-
PANSS se hace con ayuda de la tabla de percentiles. La valida- hedonía/insociabilidad, y trastorno de la atención. Cada ítem tra-
ción española del instrumento es de Peralta Martín y cols. (73). ta de medir, mediante una escala tipo Likert, tanto la presencia
ı como la intensidad de los síntomas evaluados.
ı Además, dentro de cada subescala, existe un ítem de valora-
Escala Breve de Evaluación Psiquiátrica ción global, así como una puntuación total. De la suma de las va-
ı loraciones globales de todas las subescalas se obtiene una puntua-
La Escala Breve de Evaluación Psiquiátrica (Brief Psychiatric ción total del conjunto de la escala; de la suma de las puntuacio-
Rating Scale, BPRS), construida por Overall y Gorham (74), eva- nes totales de cada una de las subescalas se obtiene una puntua-
lúa los cambios sintomatológicos experimentados en los pacien- ción completa. La suma de puntuaciones de los 30 ítems (pun-
tes psiquiátricos. Consta de 18 ítems que se puntúan en una es- tuación compuesta) es otra alternativa de medición.
cala tipo Lickert de 7 grados de intensidad o gravedad. El 0 se Las puntuaciones se interpretan principalmente de una ma-
traduce como ausencia del síntoma mientras que el 6 equivale a nera descriptiva, de forma que a mayor puntuación obtenida,
presencia con una gravedad extrema. Para cada ítem existe una mayor es la presencia y gravedad de los síntomas negativos en el
definición y criterios operativos para la evaluación y la puntua- sujeto evaluado. La versión española del instrumento es de Pe-
ción. Es una escala heteroadministrada que el clínico aplica utili- ralta y cols. (76).
zando una entrevista semiestructurada como guía. Permite obte- ı
ner tres tipos de puntuaciones, una global, otra para los síntomas ı
negativos y una tercera para los síntomas positivos. Los puntos de Escala de Evaluación del Insight
corte utilizados son los siguientes: a) 0-9, ausencia del trastorno; ı
b) 10-20, trastorno leve o «caso probable», y c) >21, trastorno La escala de evaluación se acompaña de una entrevista se-
grave o «caso». miestructurada que consta de 22 ítems que se contestan de for-
ı ma sí/no (introspección positiva-negativa) y que representan di-
ı versos aspectos relevantes del autoconocimiento de la enferme-
Escala para la Evaluación de Síntomas Positivos dad del paciente como la hospitalización, la enfermedad mental
en la Esquizofrenia en general, la percepción de estar enfermo, los cambios en uno
ı mismo (self), el control sobre la situación, la percepción del am-
La escala para la evaluación de síntomas positivos en la es- biente y la voluntad de entender su propia situación. La entrevis-
quizofrenia (Scale for Assessment of Positive Symptoms, SAPS) ta semiestructurada consta a su vez de cinco ítems relacionados
consta de 34 ítems, agrupados en cuatro bloques sintomáticos: con la sensación subjetiva del sujeto respecto de su problema, la
alucinaciones, ideas delirantes, comportamiento extravagante y hospitalización, la opinión que los demás tienen de él, etc. A ma-
trastornos formales del pensamiento. Cada ítem trata de evaluar, yor puntuación, mejor introspección positiva. La formulación
mediante una escala tipo Likert, tanto la presencia como la in- contraria apunta hacia la introspección negativa. No existen per-
tensidad de cada uno de los síntomas descritos. Andreasen (75) files ni puntos de corte en la corrección, ya que la escala tiene un
recomienda utilizar una entrevista clínica estándar de tipo abier- carácter meramente descriptivo.
to. Dicha entrevista puede durar aproximadamente 1 h y se acon- La versión española es de Bulbena y cols. (77). Los resultados
seja iniciarla con un tema neutro durante unos 5 o 10 min a fin de obtenidos del estudio test-retest (con 1 semana de diferencia) in-
observar la forma de hablar y responder del paciente, explorando dican una buena fiabilidad de la adaptación española de la escala
en primer lugar los trastornos formales del pensamiento de tipo (0,72). El estudio de la consistencia interna se llevó a cabo me-
positivo, tras lo cual pueden hacerse preguntas específicas sobre el diante el coeficiente α de Cronbach, encontrándose que α = 0,71
resto de los complejos sintomáticos. Es necesario tener un cono- para los ítems del grupo A (aquellos cuyas respuestas podían sig-
cimiento importante de la prueba, así como un manejo suficien- nificar mayor introspección) y de 0,55 para el grupo B (ítems cuya
te. También es necesaria la experiencia en clínica. Cuanto mayor respuesta positiva podría indicar menor introspección). Estos va-
es la puntuación obtenida, mayor es la presencia y gravedad de los lores son semejantes a los hallados en el estudio preliminar de
síntomas positivos en el sujeto evaluado. La versión española del Marková y Berrios (78).
instrumento es de Peralta y cols. (76). ı
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

ı ı
ı Delirium Rating Scale-Revised-98
Escala para la Evaluación de Síntomas Negativos ı
en la Esquizofrenia Se trata de una escala de 16 ítems puntuada por el clínico en
ı dos secciones, una de gravedad con 13 ítems y otra de diagnósti-
La Escala para la Evaluación de Síntomas Negativos (Scale co, en la que se incluyen los 3 ítems restantes (79). La escala com-
for Assessment of Negative Symptoms, SANS) está compuesta por pleta puede puntuarse inicialmente para el diagnóstico diferencial

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A. Bulbena Vilarrasa, N. Ibarra Gandiaga y J. Ballesteros Rodríguez
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y para captar los síntomas característicos del delirio, como el ini- mento de la evaluación. Los ítems de la escala evalúan aspectos
cio agudo, la fluctuación y la gravedad de los síntomas. Todos los como la tensión psíquica y física o muscular, la hipersensibilidad a
ítems se acompañan de descripciones que sirven de guía para la los estímulos externos, la preocupación, la aprensión y la agita-
puntuación a lo largo de un continuum que se mueve entre la nor- ción. La escala se administra utilizando una escala de 5 puntos (de
malidad y la afectación grave. Los ítems de gravedad puntúan 0 a 4), en la que el 0 supone ausencia del síntoma y el 4 implica la
entre 0 y 3, y los ítems de diagnóstico puntúan de 0 a 2-3 puntos. mayor gravedad; esto es, a mayor puntuación, mayor gravedad del
Es necesario un entrenamiento adecuado en psicopatología en síntoma evaluado. La puntuación total puede oscilar entre 0 y
pacientes con enfermedades no psiquiátricas para la correcta apli- 24 puntos. La validación española es de Bobes y cols. (85).
cación de la prueba. Puede utilizarse en investigación o en evalua- ı
ciones clínicas extensas. ı
ı Escala de Hamilton para la Ansiedad
ı ı
evaluación de los trastornos de ansiedad La HARS (86) heteroaplicada permite emitir un juicio cuan-
ı titativo sobre la intensidad de la ansiedad del paciente y su evolu-
Inventario de Ansiedad Estado-Rasgo ción bajo la influencia del tratamiento. Evalúa la ansiedad del pa-
ı ciente mediante 15 ítems cuya escala de puntuación oscila entre
Este cuestionario fue creado por Spielberger (80) y validado 0 y 4, en función de los diferentes niveles de intensidad de la an-
en la población española por TEA (81), es la escala autoadminis- siedad (0: ausente; 1: leve; 2: media; 3: fuerte, y 4: máxima-invali-
trada de ansiedad más utilizada. Presenta 20 ítems para valorar la dante). La puntuación total del cuestionario oscila en un interva-
ansiedad de estado (en ese momento) y 20 para valorar la de ras- lo de 0 (ausencia de ansiedad) a 60 (máximo nivel de ansiedad).
go (generalmente), con cuatro niveles de gravedad. Solamente se La escala, que se administra mediante entrevista realizada por un
estudia la ansiedad psicológica, no las alteraciones somáticas. Las observador (médico) previamente entrenado, muestra unas bue-
dos escalas pueden utilizarse por separado (en estudios farmaco- nas propiedades psicométricas. El análisis factorial realizado en
lógicos la escala de rasgo se ha utilizado para seleccionar a los pa- la validación original extrajo dos grandes grupos factoriales que
cientes, mientras que la de estado ha servido para valorar el efecto se identificaron con la ansiedad física y la ansiedad somática. Los
del tratamiento). La escala es sensible y fácil de completar, su coeficientes de correlación para la fiabilidad test-retest y para la fia-
versión española se halla comercializada. bilidad entre observadores fueron de 0,89 y 0,61, respectivamen-
ı te. Es la escala más extendida para la medición de este trastorno
ı en la práctica clínica. Existe una versión española de Lobo y cols.
Inventario de Ansiedad de Beck (87).
ı ı
El Inventario de Ansiedad de Beck (Beck Anxiety Inventory, ı
BAI) (82) es una escala que valora la intensidad de la ansiedad Escala Hospital-Ansiedad-Depresión
clínica, en pacientes psiquiátricos, sin solaparse con la medición ı
de la depresión. La escala consta de 21 ítems que evalúan mayo- El cuestionario HAD (Hospital Anxiety and Depression Scale)
ritariamente síntomas físicos de ansiedad, aunque algunos tam- (88), construido para el screening de trastornos afectivos (depre-
bién valoran la ansiedad subjetiva y la angustia. Su principal in- sión y ansiedad) en pacientes de servicios hospitalarios no psi-
terés radica en que la escala original se desarrolló a partir de quiátricos, está formado por 14 ítems. Los ítems se puntúan en
muestras clínicas, así como por sus propiedades psicométricas una escala tipo Likert de cuatro puntos que va de 0 a 3 (todos los
favorables, en especial su validez discriminante con respecto al días, muchas veces, a veces y nunca). Para evitar sesgos de res-
trastorno depresivo y su alta sensibilidad al cambio, al menos en puesta algunos ítems están invertidos. Las puntuaciones para
el tratamiento del trastorno de ansiedad generalizada. Estas ca- cada una de las subescalas se obtienen sumando las puntuacio-
racterísticas psicométricas se mantienen en la validación españo- nes correspondientes a cada una de las frases seleccionadas. El
la del instrumento, que presenta una fiabilidad test-retest de 0,75 rango de puntuaciones es de 0 a 21 para cada una de las subesca-
y una consistencia interna de 0,92 (83). las y de 0 a 42 para la puntuación global. Los puntos de corte para
ı cada una de las subescalas son los siguientes: de 0 a 7, sin proble-
ı mas clínicos; de 8 a 10, dudoso, y a partir de 11 problema clínico.
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

Escala de Ansiedad Clínica A mayor puntuación en una o en las dos subescalas, mayor grave-
ı dad del trastorno. El coeficiente α de Cronbach obtenido para
La Escala de Ansiedad Clínica (Clinical Anxiety Scale, CAS) es ambas subescalas del HAD en el proceso de validación de la prue-
una escala diagnóstica de evaluación de la ansiedad formada por ba fue de 0,81. La escala puede utilizarse para detectar cambios
seis ítems (84). Tiene su origen en la Escala de Hamilton para la durante el curso de la enfermedad física o en respuesta a distin-
Ansiedad (Hamilton Anxiety Rating Scale, HARS) y recoge in- tos tipos de intervenciones. La validación española del instru-
formación acerca del estado del paciente en las 48 h previas al mo- mento es de Herrero y cols. (89).

| 548 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c33/ Entrevistas estructuradas, cuestionarios y escalas de evaluación en psiquiatría
ı

evaluación de los trastornos mentales resultado, por lo que debería añadirse una descripción de éste al
orgánicos resultado final. Para una mejor interpretación del índice de Bar-
ı thel, sus resultados suelen agruparse de forma arbitraria en cate-
Miniexamen Cognoscitivo gorías de dependencia. Estos grupos son: dependencia total
ı (< 20); dependencia grave (20-35); dependencia moderada (40-
El MEC es la adaptación realizada por Lobo y cols. (90) del 55), y dependencia leve (> 60). Los dos últimos grupos acogen a
Miniexamen del Estado Mental (Mini-Mental State Examination, los pacientes más susceptibles de recuperar la independencia con
MMSE) de Folstein y cols. (91). Se evalúan aspectos relevantes el tratamiento adecuado. La versión española del índice es de Baz-
de la función intelectiva como la orientación en tiempo y espacio, tán y cols. (95).
la memoria de fijación y reciente, la atención y el cálculo, el len- ı
guaje y la construcción visuoespacial. La puntuación máxima es ı
de 35. A mayor puntuación mejor funcionamiento. El punto de Escala de Evaluación en Pacientes con Enfermedad
corte establecido para normalidad frente a organicidad para ma- de Alzheimer
yores de 65 años es de 24. ı
ı La Escala para evaluar a pacientes con enfermedad de Alzhei-
ı mer (Alzheimer’s Disease Assessment Scale, ADAS) de Mohs (96)
Test del Dibujo del Reloj es el instrumento más utilizado en ensayos clínicos. Va dirigido a
ı enfermos de Alzheimer y la puntuación en este test refleja cam-
La figura de Goodglass (92) fue elegida por constituir una ta- bios neuropatológicos. La escala contiene tests neuropsicológicos
rea compleja que requiere un correcto desempeño de las siguien- breves e ítems que puntúa el examinador a través de la observa-
tes áreas: análisis visual, percepción, ejecución motora, atención, ción, así como una entrevista con el cuidador. La prueba se divide
lenguaje y comprensión, y conocimiento numérico. Permite rea- en parte cognitiva y parte no cognitiva. La Escala ADAS-Cog (o
lizar la evaluación neuropsicológica de las capacidades cognitivas parte cognitiva) consta de 11 ítems que evalúan fundamental-
de planificación y construcción (apraxias constructivas y agnosias mente memoria, lenguaje, praxis y orientación. Un análisis fac-
visuoespaciales). La administración de la prueba comprende dos torial de los ítems de la escala COG arroja tres factores funda-
fases: a) instrucción «a la orden», se le pide al sujeto que dibuje un mentales: memoria, lenguaje y praxis. La Escala ADAS-Nocog (o
reloj con todos los números y cuyas agujas marquen las 11:10, y porción no cognitiva) contiene 10 ítems que evalúan las siguien-
b) instrucción «a la copia», se le pide al sujeto que copie el mode- tes áreas: depresión, concentración, cooperación en la prueba,
lo de dibujo que se le presenta, el cual contiene un reloj con to- síntomas psicóticos (delirios y alucinaciones), actividad motora,
dos los números y cuyas agujas marcan las 11:10. temblor y apetito.
La escala está compuesta por 20 ítems que se dividen en tres Cada ítem recibe una puntuación de 0 a 5. Una puntuación 0
subescalas. Una vez obtenida la puntuación total se interpreta significa que no hay afectación en la tarea evaluada o que no está
mediante los siguientes puntos de corte: a) puntuación entre presente la conducta acerca de la cual se ha preguntado. La pun-
7-9, normal, y b) puntuación entre 0-6, deterioro en las áreas tuación 5 supone el nivel más grave de afectación o una alta fre-
cognitivas de planificación y construcción. cuencia de ocurrencia de una conducta determinada.
Cuanto mayor sea la puntuación total con mayor seguridad Las puntuaciones sucesivamente altas implican incrementos
podrá descartarse la enfermedad. Existe una versión española de en el deterioro de los pacientes. La Escala ADAS está validada en
la prueba (93). la población española (97).
ı
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Índice de Barthel
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Esta escala (94) evalúa la independencia del enfermo para la descripción y la selección de instrumentos de evaluación en psiquia-
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| 552 | Tratado de Psiquiatría


considera una entidad discreta y cualitativamente distinta de las

/capítulo34/
demás.
El abordaje científico de cualquier ámbito del conocimiento
requiere la cuantificación y la evaluación. En el presente capítu-
lo se abordan algunos de los temas esenciales relacionados con la
evaluación de la personalidad y sus trastornos: se discute sobre

Evaluación su utilidad en la clínica; se señala la necesidad de integrar los co-


nocimientos procedentes de la psicología de la personalidad y los
de la psicopatología; se realizan algunas reflexiones acerca de los
de la personalidad procesos de evaluación y, finalmente, se presenta una selección
de instrumentos de evaluación traducidos y/o adaptados al cas-
tellano.
R. Torrubia Beltri
X. Caseras i Vives
F. Gutiérrez Ponce de León Importancia de la evaluación
de la personalidad en la clínica
ı

Introducción ı
El estudio de la personalidad se asocia a la idea de predic-
ı ción. Los trastornos de la personalidad no sólo pueden ser útiles
ı para comprender los otros trastornos psiquiátricos, sino que al-
Desde la publicación del Manual Diagnóstico y Estadístico de gunos de los rasgos «normales» también pueden considerarse fac-
los Trastornos Mentales, 3.a ed. (DSM-III) en 1980, los trastornos tores de vulnerabilidad o de predisposición a la presencia de de-
de la personalidad han ido ocupando un lugar cada vez más rele- terminados síndromes, o influir en su curso y evolución. Existe
vante en el ámbito de la psiquiatría. La inclusión de un eje espe- mucha evidencia empírica sobre la relación entre los rasgos de
cífico para los mismos (eje II) ha incrementado el interés de los personalidad y la psicopatología. Algunas dimensiones, como por
clínicos por el tema, ha dado un impulso sustancial a la investi- ejemplo el neuroticismo y la extraversión, se muestran asociadas
gación y ha potenciado el desarrollo de instrumentos de evalua- a varios trastornos. También la mayoría de los síndromes psi-
ción. Por otra parte, más recientemente se ha empezado a aceptar quiátricos se muestran vinculados con al menos una dimensión
de manera generalizada que la personalidad no sólo es una fuen- de la personalidad (4).
te de morbilidad en sí misma cuando es anormal, sino que, ade- No existe un modelo único para explicar dicha relación. Al-
más, posee una relevancia notable para la comprensión y el trata- gunas características premórbidas de personalidad están asocia-
miento de otros síndromes psiquiátricos. das con psicopatología posterior, como sucede con los rasgos de
La personalidad puede definirse como el conjunto de caracte- ideación mágica y de aberración perceptiva (5): en este caso
rísticas psicológicas (cogniciones, emociones y conductas) que todo parece indicar que dichas variables actúan como factores
permanecen estables en un sujeto, predicen su comportamiento y de predisposición para el trastorno. A veces, algunas caracterís-
permiten diferenciarlo de otros. Su estudio tiene como objetivo el ticas de personalidad preexistentes desempeñan un papel mo-
análisis de las regularidades de la conducta, de la experiencia y de dulador en el curso de los trastornos (6). En otras ocasiones, la
las formas de reaccionar que se presentan de manera recurrente e dirección de la relación es inversa: episodios significativos de un
independientemente de las circunstancias y de las situaciones. La trastorno pueden provocar cambios relativamente permanentes
psicología de la personalidad se interesa por los rasgos, caracterís- en las características de la personalidad (7). Por otra parte, los
ticas estables inferidas a partir de conductas habituales, y por las rasgos de personalidad también pueden influir en el proceso
dimensiones, conjuntos de rasgos relacionados. Ambos concep- diagnóstico (8).
tos se distinguen de los estados, condiciones transitorias que apa- En el apartado anterior se han considerado la personalidad y la
recen como consecuencia de la interacción de los rasgos y las si- psicopatología como dos fenómenos relacionados pero distin-
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tuaciones (1). tos. Sin embargo, los rasgos y los trastornos podrían estar refle-
Cuando la personalidad se aparta excesivamente de la norma jando manifestaciones fenotípicas alternativas de un mismo pro-
y causa problemas crónicos en el individuo o en su entorno, se ceso subyacente; es posible que algunos trastornos sean, al menos
utiliza el concepto de trastorno de la personalidad. Los dos siste- en parte, variantes extremas de rasgos de personalidad normal-
mas de clasificación más extendidos, el DSM-IV-TR (2) y la Cla- mente distribuidos (9, 10), o que rasgos y trastornos reflejen una
sificación Internacional de Enfermedades, 10.a ed. (CIE-10) (3), diátesis genética compartida (11) o determinados rasgos tempe-
utilizan modelos categoriales según los cuales cada trastorno se ramentales comunes (12).

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R. Torrubia Beltri, X. Caseras i Vives y F. Gutiérrez Ponce de León
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Desde un punto de vista estrictamente pragmático, existen Evaluación de la personalidad:


dos razones de peso para que los clínicos traten de evaluar la per-
sonalidad de sus pacientes y sus posibles alteraciones. En primer aspectos metodológicos
lugar, los trastornos de la personalidad presentan una alta preva- y conceptuales
lencia en la población psiquiátrica (13) y exigen abordaje terapéu-
ı
tico en la mayoría de los casos, a causa de la inadaptación implíci-
ta en el diagnóstico. Pero además, la personalidad y sus trastornos ı
condicionan la aparición y el curso de muchos trastornos del eje I En este apartado pretendemos tratar, en la medida de lo po-
(14) y afectan drásticamente al pronóstico y a la respuesta tera- sible, algunas de las cuestiones que típicamente pueden suscitár-
péutica a los mismos (15, 16). sele al clínico una vez dispuesto a evaluar la personalidad de sus
pacientes (tanto a nivel de dimensiones como de categorías diag-
nósticas). A saber: ¿De qué tipos de instrumentos dispongo? ¿En
qué momento es mejor llevar a cabo la evaluación? ¿Debo basar-
Personalidad y trastornos me en las respuestas del paciente o en las de un informante? ¿Es
mejor realizar la evaluación siguiendo mi intuición o mediante
de la personalidad: entrevistas estructuradas, cuestionarios, etc.? ¿Debo utilizar ins-
dos aproximaciones trumentos de diagnóstico clínico, o bien evaluar dimensiones de
la personalidad? ¿Qué requisitos debería reunir el evaluador?
metodológicas muy distintas ı
ı ı
ı tipos de instrumentos para la evaluación
Los trastornos de la personalidad son las alteraciones psico- de la personalidad y sus trastornos
patológicas que se relacionan de manera más clara con la perso- en el ámbito de la clínica
nalidad. Existe evidencia creciente de que muchos de los trastor- ı
nos constituyen variantes desadaptativas de los rasgos que son Con una finalidad práctica, podríamos clasificar los diferentes
observables en todas las personas en grado diverso (17, 18). Sin instrumentos disponibles para evaluar la personalidad normal y
embargo, la integración de los conocimientos derivados del estu- anormal según una tabla de doble entrada (19). Por una parte, se-
dio de la personalidad normal y los de la psicopatología ha sido gún la finalidad: instrumentos basados en rasgos frente a instru-
bastante difícil a causa de las diferencias metodológicas y con- mentos basados en diagnósticos. Por otra, según el procedimien-
ceptuales que se han ido interponiendo paulatinamente entre las to de recogida de información: formatos de autoinforme frente a
dos disciplinas. formato entrevista. Esta parrilla daría lugar a cuatro categorías:
Los psicólogos de la personalidad se han centrado general- a) instrumentos de rasgos con formato entrevista; b) instrumen-
mente en el estudio de la personalidad «normal». A partir de me- tos de rasgos con formato autoinforme; c) instrumentos basados
todologías estadísticas multivariantes han desarrollado modelos en diagnósticos con formato entrevista, y d) instrumentos basa-
dimensionales y han construido instrumentos de medida para dos en diagnósticos con formato autoinforme. Los instrumentos
evaluarlos. Sin embargo, desde la clínica, la investigación se ha ubicados en los cuadrantes a y b podrían situarse en un continuo
focalizado principalmente en los trastornos de la personalidad. desde la normalidad hasta la patología, en función de cuál sea su
Los instrumentos desarrollados han sido de diagnóstico clínico objetivo primario de evaluación. Obviamente, las pruebas basa-
y, en su mayoría, basados en los sistemas de diagnóstico y clasi- das en diagnósticos tienen todas ellas una finalidad clínica. Den-
ficación más extendidos. Por lo que respecta a los procedimien- tro de cada uno de los cuadrantes, también cabría diferenciar en-
tos de recogida de información, el autoinforme ha sido el forma- tre los instrumentos dedicados a evaluar un rango amplio de con-
to más habitual en la evaluación de la personalidad normal, ceptos frente a los dirigidos a uno sólo.
mientras que las entrevistas semiestructuradas lo han sido en el ı
ámbito clínico. ı
Recientemente, los investigadores de las dos disciplinas han momento de la evaluación
empezado a reconocer que los conocimientos actuales sobre la es- ı
tructura de la personalidad normal, así como los instrumentos de Los estados psicopatológicos pueden producir sesgos en la
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

evaluación utilizados en su estudio, pueden ser de gran utilidad evaluación de la personalidad. Por ello hay que explorar específi-
en el ámbito clínico. Ello ha supuesto un crecimiento notable de camente la presencia de patología de estado y, si la hubiere, espe-
la investigación sobre la aplicabilidad clínica de dichas medidas y rar a su remisión o recabar información sobre el funcionamiento
ha propiciado que, de forma paralela, las pruebas psicopatológi- previo al episodio actual.
cas también empiecen a estudiarse en muestras no clínicas con el La primera alternativa no es siempre posible puesto que a me-
objetivo de discernir las relaciones entre la personalidad normal y nudo nos hallamos ante pacientes con trastornos resistentes que
la anormal (19). no llegan a remitir jamás en su totalidad, o bien porque precisa-

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/c34/ Evaluación de la personalidad
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mente nos puede interesar valorar la personalidad como posible da por el propio paciente y las que se realizan a partir de un in-
factor que interviene en el curso o pronóstico del estado psicopa- formante cercano. Lo anterior es cierto independientemente de
tológico. que los instrumentos sean categoriales o dimensionales y de que
Considerando la segunda opción, cuando se instruya al pa- el procedimiento de recogida de información sea un autoinforme
ciente sobre la evaluación que se pretende realizar, es necesario o una entrevista (25-27). Sin embargo, también es preciso señalar
insistirle en que la información solicitada debe carecer, en la me- que es en las entrevistas diagnósticas donde más patente se hace el
dida de lo posible, de referencias a su estado actual y que sus res- desacuerdo y en los cuestionarios autoinformados de dimensio-
puestas deben referirse a cómo o de qué manera se ha sentido o nes de personalidad donde éste es menor.
comportado, en general, a lo largo de su vida. De hecho, este tipo Normalmente, la información proveniente de terceros se
de instrucciones deberían ser de uso generalizado y darse con in- asocia a una mayor presencia de psicopatología (25). Se han for-
dependencia de que la persona evaluada presente franca sintoma- mulado diversas explicaciones de este fenómeno. Por una parte,
tología de estado o no. Conviene recordar que los instrumentos podría ocurrir que los informantes tuvieran una capacidad me-
de evaluación psicológica sólo son útiles si se aplican metódica y nor para distinguir entre los comportamientos indicadores de
adecuadamente, no en cualquier circunstancia. rasgo y los de estado. Por otra, los afectados tenderían a infor-
Esta influencia del estado sobre la medida de la personalidad mar respecto a un temperamento idealizado más que refirién-
se manifiesta tanto en la valoración de los trastornos de la perso- dose a su manera habitual de actuar, o bien presentarían una
nalidad como en la de la personalidad normal, aunque en este baja autoconciencia sobre los aspectos de su manera de ser que
último caso, con menor intensidad. Prueba de esta influencia pueden resultar problemáticos para los demás. En todo caso, se
puede hallarse en los trabajos que muestran como una mejoría trata de una cuestión no resuelta, ya que todas las explicaciones
clínica del eje I implica cambios drásticos en la evaluación del eje son intuitivas y no ha podido controlarse ninguna empírica-
II o variaciones en la medida de las dimensiones de personalidad mente.
(20, 21). Una excepción de lo anterior sería el caso de los procesos
En el caso de los instrumentos diagnósticos, ni tan sólo las en- psicopatológicos agudos, donde la información proporcionada
trevistas, a pesar de que permiten un mayor control del efecto del por terceras personas estará menos influida por el estado que la
estado sobre la valoración de la personalidad (22), están libres de obtenida a través del propio paciente. Las evaluaciones de perso-
este fenómeno. Por su parte, los autoinformes muestran un nú- nalidad mediante metodología autoinformada de aquellos que
mero de diagnósticos muy superior a los obtenidos mediante en- sufren un episodio depresivo mayor suelen mostrar una elevada
trevista, siendo, en consecuencia, las variaciones en trastornos de prevalencia de psicopatología o de rasgos de personalidad de-
personalidad antes y después de la posremisión del síndrome del sadaptativos y claramente distanciados de la media poblacional.
eje I aún mayores (23). En el otro caso, las escalas que evalúan En estos casos, es más que aconsejable falsar las informaciones
dimensiones de personalidad normal también quedan afectadas aportadas por el paciente con las que pueda proporcionar un in-
en grado diverso por la presencia de sintomatología de estado formante que le conozca bien y que pueda aportarnos informa-
(24). Algunos síndromes psiquiátricos muestran una mayor ca- ción anterior al inicio del cuadro clínico del eje I.
pacidad de influencia sobre las medidas dimensionales que otros. También conviene tener en cuenta que podemos encontrar
Por ejemplo, en los episodios depresivos los procesos mnésicos y instrumentos diagnósticos que requieren la contrastación de la
la autoimagen de los pacientes se hallan drásticamente afectados información proporcionada por el sujeto evaluado con alguna
y, por ello, sus respuestas en escalas de personalidad. fuente de información externa. Un caso claro es el del Psychopathy
Con todo, debemos ser conscientes de que las apreciaciones Checklist-Revised (PCL-R) de Hare (28). Una de las características
diagnósticas procedentes de la observación transversal son pro- esenciales del psicópata es su tendencia a la grandiosidad y a la
visionales. La personalidad y sus trastornos se diagnostican mejor mentira patológica. Además de entrevistar al paciente, será im-
longitudinalmente, después de haber podido observar al sujeto en prescindible recabar información procedente de archivos o de
situaciones diversas y de que hayan desaparecido los determinan- personas que conocen al sujeto para determinar el grado de cre-
tes situacionales y de estado. Por lo que respecta a las evaluaciones dibilidad de sus respuestas e incluso para obtener información
dimensionales, conviene tener presente hasta qué punto pueden para evaluar algunos ítems.
resultar afectados los resultados en las diferentes escalas por la En definitiva, y aceptando que en este punto la mayor parte
psicopatología de estado y, en todo caso, si se desea liberar la me- de lo que podamos decir se basa más en la intuición que en la
dida de ese sesgo, convendrá esperar a la remisión total o parcial evidencia, diremos que es aconsejable disponer de información
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de los síntomas del eje I. externa, como la proveniente de la familia, amigos, u otras fuen-
ı tes que permita establecer una «triangulación». Los datos facili-
ı tados por los informantes presentan una baja concordancia con
fuente de información los de los pacientes, con una mayor tendencia de los primeros a
ı mostrar un sesgo hacia lo patológico. Hay que valorar la credibi-
Existe cierto grado de desacuerdo entre las evaluaciones de lidad de cada una de las fuentes y, ante la falta de información
personalidad realizadas a partir de la información proporciona- empírica, creer en el buen juicio clínico.

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R. Torrubia Beltri, X. Caseras i Vives y F. Gutiérrez Ponce de León
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procedimiento de recogida de información: ámbito de la investigación y no se utilizan en la evaluación clí-


entrevistas frente a autoinformes nica habitual (30).
ı Los cuestionarios autoadministrados presentan la ventaja de
La evaluación de las dimensiones de la personalidad, tanto ahorrar tiempo al evaluador, lo que permite recoger más infor-
normales como patológicas, ofrece pocas dudas sobre qué tipo de mación a un coste mínimo. También permiten una mayor estan-
instrumentos conviene utilizar. Salvo alguna excepcion (19), en darización del proceso de evaluación, carecen de los errores atri-
general sólo es posible escoger entre autoinformes. En cuanto al buibles a diferencias en la administración o a las interacciones
diagnóstico categorial de trastorno de la personalidad, podemos con el entrevistador, y aunque la concordancia entre instrumen-
elegir entre los cuestionarios y las entrevistas estructuradas o se- tos tampoco es abrumadora, generalmente presentan mejores
miestructuradas, aunque todavía con demasiada frecuencia, el propiedades psicométricas que las entrevistas (concordancia
método más habitual sea el juicio clínico exclusivamente. Lamen- media de 0,57) (31). Además, la intimidad ligada a la autoadmi-
tablemente, a pesar de que este último procedimiento diagnósti- nistración favorece la emisión de respuestas honestas a cuestiones
co es el más utilizado, es el menos fiable (25) ya que muestra una comprometidas, lo que permite soslayar el problema de la actitud
muy baja concordancia interjueces. de defensa que generan en algunos sujetos las preguntas directas
La fe inamovible en las ventajas que aportan la valoración en un contexto de entrevista (32).
cuidadosa y la experiencia del clínico no se apoya en argumentos Por último, los cuestionarios basados en criterios del DSM
sólidos. La literatura médica señala que los procedimientos de han recibido críticas por sobrediagnosticar cuando se comparan
evaluación basados excesivamente en el juicio clínico presentan con las entrevistas, como es el caso del Cuestionario Diagnóstico
problemas de fiabilidad: no hay dos clínicos que entrevisten de la Personalidad (Personality Diagnostic Questionnaire, PDQ
igual, y ni siquiera un clínico que entreviste igual dos veces. To- (33). Esta limitación se ha empezado a subsanar en algunos ins-
das las mejoras en las propiedades psicométricas de los instru- trumentos mediante la introducción de escalas de significación
mentos clínicos de evaluación han ido ligadas precisamente a la clínica que se aplican en el caso de que se cumplan criterios para
automatización del proceso diagnóstico (operativización de cri- un trastorno, con el objetivo de confirmar que los síntomas han
terios, máxima estandarización del procedimiento, etc.), es decir, estado presentes a lo largo de la vida del individuo, que éstos no
a la supresión del juicio clínico. Sin embargo, también es preci- son consecuencia de un estado o de un determinado trastorno del
so señalar que una operativización excesiva de los instrumentos eje I, que están presentes en todos los ámbitos de la vida del suje-
de evaluación clínica puede mejorar la fiabilidad en detrimento to y que provocan malestar y estrés (34). Asimismo, es preciso
de la validez. no olvidar que también existen diferencias notables entre entre-
Centrándonos en instrumentos estandarizados, la infor- vistas en cuanto al porcentaje de casos que diagnostican como
mación proporcionada por entrevistas y autoinformes basados trastorno (35, 36). La conclusión general es que los diferentes mé-
en criterios del DSM muestra una baja concordancia y pueden todos de evaluación de los trastornos de la personalidad son muy
presentarse dudas sobre la conveniencia de utilizar uno u otro poco comparables y, como Schotte (37) hace notar, esto no es
formato. La utilización de entrevistas diagnósticas semiestruc- científicamente aceptable.
turadas mejora sensiblemente la fiabilidad del diagnóstico si se De lo dicho hasta ahora se desprende que, a falta de criterio
compara con las evaluaciones mediante entrevista abierta. empírico, la elección de un instrumento para el uso clínico de-
También presenta algunas ventajas respecto a los cuestionarios pende esencialmente de consideraciones prácticas (coste, tiem-
autoadministrados: el entrevistador puede clarificar mejor las po de dedicación, disponibilidad de personal entrenado) que
preguntas y evitar el problema del analfabetismo o de las difi- habitualmente obligan a desestimar las entrevistas estructura-
cultades de comprensión de los pacientes; permite recoger res- das. Una estrategia útil es la evaluación «en embudo», que de-
puestas y observaciones más complejas, y reduce al mínimo las tecta de manera sistemática a los sujetos mediante pruebas muy
respuestas incompletas o inapropiadas. Sin embargo, la tenden- sensibles y rápidas, como los cuestionarios, y confirma luego el
cia a considerar que las entrevistas son el criterio de referencia o diagnóstico en los casos positivos con pruebas más específicas y
«patrón oro» para el diagnóstico de los trastornos de la perso- costosas. La estrategia de valorar una característica con instru-
nalidad puede no estar justificada. Las entrevistas siguen pre- mentos diferentes aumenta la validez (suplementación), mien-
sentando baja fiabilidad test-retest y la concordancia entre los tras que la utilización de pruebas muy similares da peores re-
diferentes instrumentos de evaluación es muy baja (en torno a sultados.
κ = 0,25 según Perry (29); entre 0,25 y 0,53, dependiendo de las Es importante tener en cuenta que, a pesar de su mayor rapi-
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entrevistas usadas, según Klonsky [27]), lo que hace que parezca dez y comodidad de aplicación, la utilización de cuestionarios no
que cada una de ellas evalúa diferentes aspectos de la personalidad. debe suplir totalmente el contacto con el paciente. Una entrevis-
Por otra parte, las mejoras introducidas con la estandarización ta previa debe servir para obtener información general sobre el
de entrevistas clínicas han producido un progresivo encareci- paciente, sondear si su actitud hacia la prueba es favorable y eli-
miento del diagnóstico, aumentando el tiempo de administra- minar reticencias. Una entrevista posterior puede servir para cla-
ción y los requisitos de formación del evaluador. Con demasia- rificar puntos oscuros en los resultados o confirmar determinadas
da frecuencia, en la práctica, las entrevistas quedan relegadas al características.

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/c34/ Evaluación de la personalidad
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evaluación de los trastornos las ventajas del modelo categorial. En la actualidad existen diver-
de la personalidad: ¿instrumentos basados sos modelos susceptibles de ser utilizados en un marco descripti-
en diagnósticos o en rasgos? vo dimensional de los trastornos de la personalidad. Algunos de
ı ellos se han desarrollado específicamente para su aplicación en la
El debate sobre la utilización de aproximaciones categoriales clínica (41), otros, para su aplicación en la clínica y en el estudio
o dimensionales en la clasificación de los trastornos mentales es de la personalidad normal (42), mientras que otros, a pesar de su
un tema recurrente en la psiquiatría y la psicología clínica. La utilidad evidente, han sido propuestos inicialmente para el estu-
controversia es aún mayor cuando se trata de los trastornos de la dio de la personalidad normal (43).
personalidad, área en la que confluyen dos tradiciones de estudio ı
bien diferenciadas. A pesar de que los modelos de clasificación ı
clínica más usados (CIE y DSM) son de tipo categorial, existe ¿quién debe realizar la evaluación?
cierto consenso respecto a las limitaciones de dicho enfoque en ı
el ámbito de las alteraciones de la personalidad. En el caso de las entrevistas es muy importante que quiénes
Así, por ejemplo, existen desacuerdos importantes en cuan- realicen la evaluación sean personas entrenadas en su administra-
to a las características esenciales de muchos trastornos; se ob- ción. Las entrevistas estructuradas conllevan la dificultad de que
serva una gran heterogeneidad de individuos dentro de cada el entrevistador debe ceñirse estrictamente al guión. Por ello, debe
grupo diagnóstico; son bien conocidos los problemas de fiabili- conocer perfectamente las preguntas a realizar y las informacio-
dad y de validez convergente entre los instrumentos utilizados nes que debe o no debe proporcionar. Su administración es más
en la evaluación; la comorbilidad entre los trastornos es muy compleja y en ocasiones la comunicación con el paciente no es del
elevada; los puntos de corte para la presencia o ausencia de un todo fluida; por el contrario, su aplicación es más homogénea y el
trastorno son arbitrarios; el conjunto de trastornos considera- resultado está menos sujeto a las habilidades del entrevistador.
dos en los sistemas de clasificación tampoco goza de consenso y Las semiestructuradas dejan más libertad y le permiten al admi-
los diagnósticos clínicos son de escasa utilidad para orientar el nistrador hacer mayor hincapié en los aspectos que puedan valo-
tratamiento (38). rarse como importantes durante la entrevista misma, o insistir
A pesar de las dificultades mencionadas, no seria prudente en aquellos que no hayan quedado del todo precisados; como
prescindir de una evaluación dirigida al diagnóstico clínico de contrapartida, la homogeneidad en su aplicación es menor e in-
los trastornos de la personalidad hasta que no se disponga de un troducen una mayor variabilidad de los resultados, fruto de las
modelo de diagnóstico y clasificación alternativo. Sin embargo, habilidades del entrevistador. Queda claro que unas y otras con-
sí parece del todo recomendable la utilización de información so- llevan ventajas e inconvenientes, pero que en cualquier caso su
bre los rasgos y dimensiones que sirva para complementar el validez está estrechamente vinculada a que se respeten las condi-
diagnóstico clínico. ciones de administración, o dicho con otras palabras, a que quie-
Un posible abordaje podría consistir en la evaluación dimen- nes las usan las conozcan a fondo y hayan sido entrenados para su
sional de cada uno de los trastornos de la personalidad (39), aplicación.
cuantificando el número de síntomas para cada trastorno y De manera parecida, el uso de un cuestionario debe ir ligado
transformando dichas puntuaciones numéricas en escalas de a la información que pretendamos obtener de él y a los objeti-
tipo ordinal. Cada trastorno de la personalidad se consideraría vos que hayamos marcado para la evaluación; no todo sirve para
un factor latente en el que es posible ubicar a cualquier indivi- valorar cualquier cosa. Debe tenerse en cuenta que la validez de
duo. Ello implicaría reconocer que un determinado trastorno las pruebas psicométricas está estrechamente vinculada a las
puede estar presente con diversos niveles de gravedad. Dicha condiciones en que éstas son administradas (lugar donde se rea-
aproximación permitiría elaborar perfiles de trastornos de la per- liza la evaluación, comodidad, factores de distracción presen-
sonalidad para cada individuo y establecer cierta jerarquía entre tes, actitud del examinado, etc.) y de las instrucciones que faci-
los mismos. Este planteamiento no es incompatible con el mo- litemos sobre cómo responder. En el caso de la evaluación de la
delo categorial actual ya que se podrían continuar utilizando personalidad, cobra importancia insistir en el intervalo de tiem-
puntos de corte para decidir sobre la presencia o ausencia de un po al que se refieren las preguntas (en general, desde siempre,
trastorno. En este caso, la mayor limitación es que la validez del durante los últimos 5 años, etc.). No hay que olvidar que cual-
procedimiento no puede ser mejor que el modelo de clasifica- quier instrumento psicométrico debe demostrar poseer suficien-
ción en el que se basa. Y no está probado que el conjunto de tras- tes cualidades de fiabiliad y validez, y que en nuestro caso sólo
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tornos de la personalidad del DSM-IV-TR, considerados desde podremos garantizarlas si mantenemos las condiciones de apli-
un punto de vista dimensional, sean un buen modelo descriptivo cación lo más semejantes posibles a las que usaron los autores
de la personalidad. que las estudiaron.
Una posibilidad alternativa consistiría en utilizar un instru- En diciembre de 2001 la American Psychological Association
mento dimensional para complementar los instrumentos de publicó las normas de la Sociedad para la aplicación de pruebas
diagnóstico clínico (39, 40). Ello proporcionaría información so- psicométricas (44). Resulta una buena guía para el uso correcto
bre los rasgos y las dimensiones de personalidad sin renunciar a de las pruebas de evaluación psicológica en general.

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R. Torrubia Beltri, X. Caseras i Vives y F. Gutiérrez Ponce de León
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Instrumentos de evaluación mos más que de una traducción de esta versión de la SCID-II, y la
versión validada corresponde a los criterios del DSM-III-R (46).
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ı ı
En este apartado se presenta información sobre los instrumen- Examen Internacional de los Trastornos
tos de evaluación de la personalidad más usados en nuestro medio. de la Personalidad
El objetivo es familiarizar al lector con algunas de las pruebas dis- ı
ponibles para la investigación y la clínica. No se pretende hacer un Auspiciado por la Organización Mundial de la Salud y la Food
listado exhaustivo de todas las pruebas publicadas en el ámbito in- and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos (47), el Exa-
ternacional (19), sino que se han priorizado aquellas que ofrecen men Internacional de los Trastornos de la Personalidad (Internatio-
versiones validadas en población española y/o que han sido editadas nal Personality Disorder Examination, IPDE) se desarrolló a partir
en lengua castellana. Las agruparemos en pruebas basadas en diag- del PDE (48). Sus preguntas se organizan por áreas temáticas: traba-
nósticos y pruebas basadas en rasgos. En el primer caso, se distingue jo, yo, relaciones interpersonales, afectos, comprobación de la realidad
entre las pruebas con formato entrevista y las de formato autoinfor- y control de impulsos. Consta de dos módulos, uno de 99 ítems que
me. Se hace mayor énfasis en instrumentos que evalúan varios ras- evalúa criterios del DSM-IV y otro de 67 para criterios de la CIE-10.
gos o trastornos que en los dedicados a un único concepto. Realiza diagnósticos para ambos sistemas, aunque a costa de au-
ı mentar la duración. Su formato consiste en preguntas más abiertas
ı que en otras entrevistas, permitiéndole al paciente extenderse y al
pruebas basadas en diagnósticos: clínico realizar las preguntas que considere oportunas para aclarar
entrevistas cada criterio. Debe administrarla personal experimentado y requie-
ı re entrenamiento previo. Cada módulo incluye un cuestionario au-
Entrevista Clínica Estructurada toadministrado con ítems de respuesta verdadero/falso para la de-
para el DSM-IV-Eje II tección sistemática de «casos posibles» que permite un ahorro sus-
ı tancial de tiempo. La concordancia diagnóstica entre observadores
La cualidad distintiva de la Entrevista Clínica Estructurada es buena, en torno a una κ de 0,70. Como en el caso anterior, a pe-
para el DSM-IV (Structured Clinical Interview for DSM, SCID) re- sar de existir una traducción al español (49), no tenemos constancia
side en su estrecha relación con los criterios de las sucesivas ver- de que el instrumento haya sido validado en nuestro medio.
siones del DSM. Elaborada originalmente por Spitzer y Williams ı
para el DSM-III, existe ya una versión para el DSM-IV (45). Esta ı
entrevista semiestructurada de 119 ítems incluye los 10 diagnósti- Psychopathy Checklist-revised
cos del DSM-IV más el trastorno no especificado y los del apén- ı
dice B, depresivo y pasivo-agresivo. Aunque suele administrarse El PCL-R (28) se ha convertido en el instrumento de referencia
completa, permite evaluar cada uno de los trastornos por separa- para evaluar el concepto de psicopatía desarrollado por Cleckley,
do. El entrevistador, que debe tener experiencia clínica y una for- tanto para investigación como para uso clínico o forense. A pesar
mación específica para su administración, utiliza una escala de de figurar en este apartado, no puede considerarse una entrevista
medición de 4 puntos (criterio, subumbral, ausencia de criterio, en sentido estricto. En realidad se trata de una lista de 20 criterios
no evaluable) para valorar el grado de presencia de las caracterís- que debeberá valorar el evaluador, en una escala de 0 a 2, a partir de
ticas examinadas. Los índices de consistencia interna son exce- una entrevista semiestructurada y de la consulta de alguna fuente
lentes y van de 0,71 para el depresivo a 0,94 para el evitador. La de información colateral. Con su aplicación se obtiene una pun-
fiabilidad interobservadores es también adecuada tanto para la tuación en la «dimensión» de psicopatía que tanto puede permitir
evaluación dimensional (corrección intraclase promedio de ordenar a los sujetos en función del grado en que presentan las ca-
0,94) como para el diagnóstico categórico (κ 0,53). Una de las racterísticas propias de la psicopatía, como usar un punto de corte
principales ventajas es la agilidad de la SCID en comparación con para hacer un uso diagnóstico (es decir, categorial). El concepto de
la mayoría de las entrevistas estructuradas, con un promedio de psicopatía se compone de dos factores (50): el primero relacionado
administración de 36 min para un evaluador experimentado. El con rasgos de egoísmo, manipulación, afecto superficial y falta de
Cuestionario de Personalidad SCID-II (SCID-II PQ), un inventa- remordimiento (interpersonal y afectivo), y el segundo con un es-
rio de 119 preguntas del tipo verdadero/falso, puede utilizarse ade- tilo de vida antisocial e inestable (desviación social), que es el
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más como instrumento de cribado para ahorrar tiempo de entre- componente que queda reflejado en el trastorno de personalidad
vista, lo que permite al clínico preguntar sólo sobre los ítems antisocial del DSM. Varios estudios han confirmado la fiabilidad,
respondidos positivamente. Este cuestionario requiere 20 min para validez y utilidad del instrumento original así como de su adapta-
su cumplimentación. El hecho de que las preguntas vayan agrupa- ción española (51). Es un buen predictor de conducta violenta y
das por categorías diagnósticas puede producir «efecto halo» (se de recidivismo en población penitenciaria. Recientemente Hare
tiende a puntuar positivamente los últimos criterios si son positivos ha presentado una versión de cribado del PCL-SV (PCL Screening
los primeros). Desafortunadamente, hasta la fecha no dispone- Version) (52) de la que todavía no se dispone de versión española.

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Además de las entrevistas comentadas, existen otras menos ex- refinando desde el año de su creación (60) para ir acomodándose
tendidas en nuestro medio como la Entrevista Estructurada para tanto a los síndromes del DSM como a las modificaciones en el
los Trastornos de Personalidad del DSM-IV (Structured Interview sistema teórico de Millon. La última versión, el MCMI-III (61),
for DSM-IV Personality Disorders, SIDP-IV) (53) o la Entrevista consta de 175 ítems de respuesta verdadero/falso y puede admi-
Diagnóstica para los Trastornos de Personalidad del DSM-IV nistrarse en 20-30 min. Se compone de 24 escalas clínicas dividi-
(Diagnostic Interview for SDM-IV Personality Disorders, DIPD-IV) das en cuatro secciones y tres escalas de corrección (sinceridad,
(54); e instrumentos diagnósticos que evalúan las características de deseabilidad social y actitud de defensa) útiles para el análisis in-
un solo trastorno como pueden ser la Entrevista Diagnóstica para terpretativo. La primera sección clínica valora las patologías de la
el Trastorno Límite-Revisada (Diagnostic Interview for Borderline personalidad consideradas por Millon moderadamente graves:
patients, DIB-R) (55), la Entrevista Diagnóstica para el Narcisismo esquizoide, evitadora, depresiva, dependiente, histriónica, nar-
(Diagnostic Interview for Narcissistic patients, DIN) (56) o la Entre- cisista, antisocial, agresiva (sádica), compulsiva, negativista y
vista Diagnóstica para la Personalidad Depresiva (Diagnostic Inter- masoquista (autodestructiva). La segunda sección representa las
view for Depressive Personality, DIDP) (57). Estos últimos instru- patologías consideradas más graves o con déficit estructurales:
mentos presentan problemas para la utilización clínica, ya que re- esquizotípica, límite y paranoide. Las secciones tercera y cuarta
quieren tener claro el diagnóstico antes de la administración, y por introducen un formato multiaxial, que cubre algunos de los sín-
otra parte, raramente se encuentran pacientes «puros», que pre- dromes del eje I más prevalentes, de moderados (ansiedad, so-
senten características para un solo trastorno del DSM. matoforme, maníaco, distimia, dependencia de alcohol, depen-
De todas formas, quisiéramos insistir en el hecho de que en dencia de drogas, estrés postraumático) a graves (trastorno del
la actualidad no disponemos de evidencia de que ninguna de las pensamiento, depresión mayor, trastorno delirante). En versión
entrevistas citadas (a excepción de la SCID-II para DSM-III-R y la española validada disponemos de una versión anterior: el
PCL-R) haya sido validada en muestras españolas. MCMI-II (62). Los autores de esta validación admiten la limita-
ı ción que supone el escaso tamaño de la muestra usada (377 su-
ı jetos clínicos) para un trabajo de estas características y, sobre
pruebas basadas en diagnósticos: todo, para la obtención de baremos de puntuación.
autoinformes ı
ı ı
Cuestionario Diagnóstico de la Personalidad-4+ Inventario Multifásico de Personalidad de Minnesota
ı ı
Con anterioridad al PDQ-4+, Hyler publicó los cuestionarios La primera versión del Inventario Multifásico de Personalidad
PDQ y PDQ-R (58, 59), basados respectivamente en los criterios de Minnesota (Minnesota Multiphasic Personality Inventory,
diagnósticos del DSM-III y el DSM-III-R. El PDQ-4+ es una tras- MMPI) se publicó hace ya más de 50 años para evaluar la psico-
lación directa de los criterios diagnósticos del DSM-IV para los patología en general. Es el instrumento de autoinforme más anti-
trastornos de la personalidad (34), que evalúa los 10 diagnósticos guo y, probablemente, uno de los más usados entre los que actual-
oficiales y los dos propuestos en el apéndice (depresivo y pasivo- mente están disponibles para uso clínico (63). Desde hace algunos
agresivo). Consta de 99 preguntas de respuesta verdadero/falso y años, la mayoría de clínicos e investigadores utilizan una versión
puede completarse en media hora. Incluye una escala de deseabi- revisada del mismo: el MMPI-2 (64). Las escalas «clínicas» del
lidad social y otra de falta de cooperación con la evaluación, así MMPI-2 son: hipocondriasis, depresión, histeria, desviación psi-
como una breve entrevista (escala de significación clínica) que se copática, masculinidad-feminidad, paranoia, psicastenia, esquizo-
realiza al finalizar la administración para eliminar falsos positivos. frenia, hipomanía e introversión social. El MMPI en su formato
Existe un trabajo de validación de la versión española de este ins- estándar posee una utilidad limitada para la evaluación de los tras-
trumento (23) en el que se obtienen resultados semejantes a otras tornos de la personalidad si nos atenemos a las definiciones ac-
versiones del mismo (en italiano, noruego y mandarín). Las es- tuales de dicho concepto. Evalúa entidades diagnósticas que con-
calas del PDQ-4+ para cada trastorno de personalidad muestran cuerdan poco con los sistemas DSM o CIE y presenta escasa con-
una consistencia interna aceptable (con excepción de la de tras- cordancia diagnóstica con entrevistas basadas en el DSM, como la
torno de personalidad obsesivo-compulsivo) y la breve entrevis- SCID-II (65). A pesar de su gran popularidad, ha sido criticado
ta final parece cumplir su función de reducir los falsos positivos, por no disponer de un modelo de medida consistente, por poseer
haciendo las prevalencias de trastorno de personalidad obtenidas un contenido heterogéneo y por el notable solapamiento que pre-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

más cercanas a las esperables según trabajos epidemiológicos. sentan sus escalas (66). Sin embargo, la experiencia acumulada con
ı este instrumento es impresionante y sigue siendo un punto de re-
ı ferencia importante en el ámbito de la evaluación clínica. A partir
Inventario Clínico Multiaxial de Millon-III del conjunto de ítems del MMPI, Morey y cols. (67) elaboraron es-
ı calas para evaluar trastornos de la personalidad según criterios del
El Inventario Clínico Multiaxial de Millon-III (Millon Clinical DSM. Asimismo, existe una versión más reciente, construida con
Multiaxial Inventory, MCMI-III) es un instrumento que se viene los ítems del MMPI-2 (68) y adaptada a los criterios del DSM-IV.

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R. Torrubia Beltri, X. Caseras i Vives y F. Gutiérrez Ponce de León
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Sin embargo, no tenemos constancia de estudios de validación de


dichas escalas en nuestro medio. /tabla34-1/
ı Los 16 factores de la personalidad en la teoría
ı de Cattell
pruebas basadas en rasgos: autoinformes
ı Afabilidad
Los cuestionarios dimensionales de que disponemos tienen A– Frío, impersonal, distante
A+ Cálido, afable, generoso, atento
su origen en diferentes modelos teóricos. Estos instrumentos no Razonamiento
pretenden valorar directamente los trastornos de la personali- B– Concreto
dad, sino identificar los factores, dimensiones o polaridades que B+ Abstracto
los teóricos consideran sustratos fundamentales de tales trastor- Estabilidad
nos. El formato de cuestionario autoinformado es la técnica más C– Reactivo y emocionalmente inestable
C+ Emocionalmente estable, adaptado, maduro
utilizada para la evaluación de características de personalidad di- Dominancia
mensionales. A pesar de que existen diversos instrumentos de au- E– Deferente, cooperativo, evita los conflictos
toinforme centrados específicamente en la evaluación de rasgos E+ Dominante, asertivo, competitivo
psicopatológicos (p. ej., el Dimensional Assessment of Personality Animación
Pathology- Basic Questionnaire (DAPP-BQ) (69) o el Schedule for F– Serio, reprimido, cuidadoso
F+ Animoso, espontáneo, activo, entusiasta
Nonadaptative and Adaptative Personality (SNAP) (70), no tene- Atención a normas
mos constancia de que hayan sido adaptados para su uso en po- G– Inconformista, indulgente
blación española. G+ Atento a las normas, cumplidor, formal
ı Atrevimiento
ı H– Tímido, temeroso, cohibido
H+ Atrevido, socialmente seguro, emprendedor
Cattell Sensibilidad
ı I– Objetivo, nada sentimental, utilitario
Al inicio de la corriente correlacional en psicología, e influido I+ Sensible, esteta, sentimental
por los trabajos de Spearman con el análisis factorial y por su pro- Vigilancia
pia formación en química, Cattell realizó un primer intento de L– Confiado, sin sospechas, adaptable
L+ Vigilante, suspicaz, escéptico, precavido
desarrollar una taxonomía útil de unidades o rasgos de la persona- Abstracción
lidad que fuese comparable a la tabla de los elementos químicos M– Práctico, con los pies en la tierra, realista
(71, 72). Los elementos de personalidad debían ser rasgos o con- M+ Abstraído, imaginativo, idealista
ductas que típicamente covariaran, o aumentaran y disminuyeran Privacidad
juntos. Cattell se basó para ello en descriptores de características de N– Abierto, genuino, llano, natural
N+ Hermético, calculador, discreto, no se abre
la personalidad existentes en la lengua inglesa, factorializándolos Aprensión
hasta el hallazgo de 16 factores de personalidad (tabla 34-1) y la O– Seguro, despreocupado, satisfecho
construcción subsiguiente del Cuestionario de 16 Factores de la O+ Aprensivo, inseguro, preocupado
Personalidad (16PF) (73, 74). La versión más reciente del instru- Apertura al cambio
mento (16PF-5) (75-76), de 185 ítems, presenta fiabilidad y vali- Q1– Tradicional, apegado a lo familiar, rutinario
Q1+ Abierto al cambio, experimental, analítico
dez adecuadas y puede administrarse en 40-45 minutos. Los facto- Autosuficiencia
res de primer orden pueden agruparse en cinco dimensiones más Q2– Se integra en el grupo, gregario
generales que han tratado de ajustarse al modelo de los Cinco Q2+ Autosuficiente, individualista, solitario
Grandes Factores (Big Five), actualmente en boga. Existe una ver- Perfeccionismo
sión validada en lengua española y editada por TEA Ediciones. Q3– Flexible, tolerante con el desorden y las faltas
Q3+ Perfeccionista, organizado, disciplinado
ı Tensión
ı Q4– Relajado, plácido, paciente
Eysenck Q4+ Tenso, enérgico, impaciente, intranquilo
ı
De Russell y Karol (76).
Estimulado por las ideas de Jung y Kretschmer, y con antece-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

dentes en los trabajos experimentales de Pavlov, Eysenck inicia en


la década de 1940 una de las líneas de investigación que resultarán
más productivas en el campo de la personalidad: los modelos fac-
toriales-biológicos (77, 78). Sus tres dimensiones, neuroticismo, ticas psicológicas básicas para describir y diferenciar a los sujetos,
extraversión y psicoticismo o dureza, medidas mediante el cuestio- que son reflejo de diferencias individuales en la actividad funcio-
nario de personalidad de Eysenck (Eysenck Personality Question- nal de determinadas estructuras cerebrales. Eysenck ha estudia-
naire, EPQ) (79), sitúan en un continuo psicométrico caracterís- do extensamente tanto los correlatos conductuales y psicopatoló-

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ı
/c34/ Evaluación de la personalidad
ı

gicos como las bases biológicas de la personalidad. En los últi- do a determinadas estructuras anatómicas del cerebro límbico:
mos años (80), los autores han revisado los rasgos que compo- las fibras dopaminérgicas ascendentes y el estriado dorsal y ven-
nen, según su modelo jerárquico, estas tres dimensiones básicas tral en el caso del SAC, y el área septohipocámpica en el caso del
de personalidad (tabla 34-2), así como el cuestionario que las SIC. El primer instrumento que refleja las diferencias individuales
operativiza, que ha sido sustituido por el EPQ-R. La versión espa- en la actividad del SIC, la Escala de Susceptibilidad al Castigo,
ñola de este cuestionario (81) se compone de 83 ítems y presenta fue desarrollada en nuestro medio por Torrubia y Tobeña (86).
una consistencia interna que se sitúa en torno a 0,86 para neuro- Recientemente, el mismo grupo ha publicado el Cuestionario de
ticismo, 0,81 para extraversión y 0,72 para psicoticismo. Los estu- Sensibilidad al Castigo y de Sensibilidad a la Recompensa (SCSR)
dios factoriales del EPQ han confirmado repetidamente las tres que evalúa las diferencias individuales en la actividad de los dos
dimensiones eysenckianas (80, 82, 83). El modelo de Eysenck sistemas (87, 88). El cuestionario consta de 48 ítems de respuesta
continúa hoy en día siendo referencia obligada en la teoría y la sí/no y presenta buenas propiedades psicométricas, con fiabili-
evaluación de la personalidad. dades α de 0,77 para sensibilidad a la recompensa y 0,84 para sensi-
ı bilidad al castigo, y fiabilidades test-retest a 12 semanas de 0,87 en
ı el primer caso y 0,89 en el segundo. Las correlaciones con extra-
Gray versión y neuroticismo del EPQ también se muestran en el senti-
ı do esperado.
Este autor propone un modelo de adaptación conductual, ba- ı
sado en la experimentación animal (84, 85) y alternativo al de ı
Eysenck. Para Gray, los extravertidos eysenckianos presentan ma- los Cinco Grandes
yor sensibilidad a estímulos asociados con una recompensa, ı
mientras que los introvertidos tienen mayor sensibilidad a los es- Varios autores (43, 89-92) señalan el hallazgo reiterado de
tímulos asociados con el castigo. Los neuróticos son más sensibles cinco dimensiones de personalidad cuando se analizan factorial-
a los estímulos condicionados tanto de recompensa como de cas- mente términos extraídos del «lenguaje de la personalidad», es
tigo si los comparamos con las personas emocionalmente estables. decir, adjetivos existentes en el léxico de una lengua para describir
Gray ha utilizado las observaciones sobre los efectos de fármacos características psicológicas estables. Estas dimensiones, los «Cin-
ansiolíticos en la conducta para argumentar que la estructura des- co Grandes», también surgen del reanálisis de cuestionarios clási-
crita por Eysenck no se corresponde bien con la variación bio- cos como los de Guilford, Cattell o Murray, y son estables trans-
lógica subyacente. Así, rotando 30° los ejes neuroticismo y extra- culturalmente (93). Ésta es una de las taxonomías de la personali-
versión obtiene dos dimensiones: impulsividad (alto neuroticismo, dad que con más fuerza se está imponiendo en la última década,
alta extraversión) y ansiedad (alto neuroticismo, baja extra- más por el entusiasmo de sus prosélitos que por su verdadero va-
versión), a las que subyacen dos de los sistemas conceptuales que lor científico, si hemos de creer a Eysenck (94). Aunque se han
modulan la acción de los organismos: el Sistema de Activación desarrollado varias medidas específicas de los cinco factores, el
Conductual (SAC) y el Sistema de Inhibición Conductual (SIC). Inventario de Personalidad NEO Revisado (NEO-PI-R) (43) ha
Cada uno de ellos adquiere predominio funcional en respuesta tenido una aceptación general, lo cual ha permitido evaluar con
a cierto tipo de estímulos condicionados presentes en el entor- cierta amplitud sus propiedades psicométricas. Este cuestionario
no (de recompensa y de castigo respectivamente) y está asocia- procede del NEO de 1978, que todavía era tridimensional. Cons-
ta de 240 ítems puntuables en una escala de 0 a 4 puntos, que va-
ría desde completamente en desacuerdo hasta completamente de
acuerdo, y puede completarse en 30-40 min. Tiene 30 subesca-
las, 6 por dimensión, que permiten un buen nivel de especificidad
/tabla34-2/ descriptiva (tabla 34-3) y presenta también una excelente consis-
Rasgos que configuran las dimensiones tencia interna (0,86 a 0,95). El NEO-PI-R (forma R) obtiene infor-
neuroticismo, extraversión y psicoticismo mación de cónyuges, compañeros o empleados. Se ha intentado,
con aceptable fortuna, una traducción de los trastornos de la per-
Dimensión Rasgos sonalidad del DSM al esquema del NEO-PI-R (39, 95, 96). Sin
embargo, la pretensión de los autores de abarcar íntegramente
Neuroticismo Ansioso, deprimido, culpabilizado, tenso, irracional,
todo el campo de la personalidad normal y anormal es fallida,
tímido, triste, emotivo, con baja autoestima
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Extraversión Sociable, vivaz, activo, asertivo, buscador de pues parece haber variables de personalidad relevantes para el
sensaciones, despreocupado, dominante, comportamiento desadaptado no incluidas en el modelo. La ver-
surgente, aventurero sión española de este instrumento se encuentra publicada por
Psicoticismo Agresivo, frío, egocéntrico, impersonal, impulsivo, TEA. Uno de los problemas que presenta es que los valores nor-
antisocial, no empático, creativo, rígido
mativos para la versión española están calculados a partir de
De Eysenck y Eysenck (80). muestras extraídas de procesos de selección laboral, lo cual aña-
de un posible sesgo de fingimiento.

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R. Torrubia Beltri, X. Caseras i Vives y F. Gutiérrez Ponce de León
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delo de los «Cinco Alternativos». Hasta la fecha, se han publicado


/tabla34-3/ diversos trabajos de validación de este instrumento con muestras
Los Cinco Grandes españolas (111-114).
ı
Neuroticismo Ansiedad, hostilidad, depresión, introspección,
ı
impulsividad y vulnerabilidad
Extraversión Calidez, sociabilidad, asertividad, actividad, Cloninger
búsqueda de estimulación y emociones ı
positivas Este autor ha venido desarrollando desde la década de 1980
Apertura a la Fantasía, estética, sentimientos, acciones, ideas un modelo dimensional y psicobiológico de la personalidad que
experiencia y valores
integra el papel de variables temperamentales y caracteriales en la
Amabilidad Confianza, franqueza, altruismo, conformidad,
modestia y sentimentalismo determinación de la conducta (115-117). Forman el tempera-
Responsabilidad Competencia, orden, sentido del deber, mento cuatro dimensiones de personalidad heredables en un 40-
consecución de logros, autodisciplina 60 %, basadas en predisposiciones emocionales que se mantienen
y deliberación estables a lo largo del desarrollo y que son poco modificables por
De Costa y McCrae (43).
procesos de aprendizaje: búsqueda de novedad, evitación del daño,
dependencia de la recompensa y persistencia (tabla 34-4). Cada
una de ellas se asocia a nivel neurobiológico con determinadas es-
tructuras neuroanatómicas y sustancias neurotransmisoras. El ca-
Zuckerman rácter comprende tres dimensiones que se estructuran a lo largo
ı del desarrollo por mecanismos de aprendizaje en el medio socio-
Este autor ha estudiado durante tres décadas la búsqueda de
sensaciones (97-99), un rasgo que refleja las diferencias individua-
les en el grado de estimulación (generalmente experiencias nuevas,
emociones fuertes o riesgos) que cada individuo necesita experi-
mentar para alcanzar su «nivel óptimo de activación cerebral». /tabla34-4/
De acuerdo con el modelo de Zuckerman, los niveles de activación Modelo de siete factores de Cloninger
cerebral que aproximan a un sujeto a su propio nivel óptimo son
Evitación Cauteloso, preocupadizo, miedoso, tenso,
placenteros, mientras que las desviaciones del mismo son aversivas del daño aprensivo, nervioso, tímido, dubitativo,
(100). La Escala de Búsqueda de Sensaciones (Sensation-Seeking inseguro, pasivo, pesimista, fatigable
Scale, SSS) se desarrolló para cuantificar los conceptos de nivel óp-
timo de estimulación y activación cerebral (97, 101). Los análisis Búsqueda Excitable, temperamental, explorador,
factoriales de la escala identificaron cuatro componentes interrela- de novedad curioso, entusiasta, impulsivo, desordenado,
inconstante, se aburre fácilmente,
cionados: búsqueda de emoción y aventura, búsqueda de experien- no tolera la frustración, derrochador
cias, desinhibición y susceptibilidad al aburrimiento. En la población
general, la elevada búsqueda de sensaciones se relaciona con un au- Dependencia de la Blando, sentimental, empático, sociable,
mento significativo de la experiencia sexual, del uso de tabaco, al- recompensa afectuoso, comunicativo, afiliativo,
cohol y sustancias ilegales (102), de las conductas antisociales dependiente
(103), de la desviación psicopática en el MMPI (104), de la agresivi- Persistencia Motivado, ambicioso, centrado en los
dad y de las tendencias suicidas (105). Por otra parte, se relaciona resultados, no se rinde
con una menor ansiedad en situaciones peligrosas y con mayor
ansiedad en situaciones rutinarias (106). La versión española de Autodirección Maduro, fuerte, autosuficiente, responsable,
esta escala (107) se compone de 40 ítems y presenta una buena fiable, orientado a metas, alta autoestima,
efectivo. Hábil para controlar, regular y
consistencia interna, en torno a 0,80. adaptar la conducta ajustándola a la
Dedicado en los últimos años a la investigación de modelos situación de acuerdo con las metas y
de personalidad multifactoriales, de alcance más general, Zucker- valores
man ha refactorializado modelos anteriores (p. ej., los de Eysenck
y Gray) y sus propias escalas de Búsqueda de Sensaciones, encon- Cooperación Empático, tolerante, compasivo, considerado,
con principios, servicial, tiene en cuenta
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

trando repetidamente una solución de cinco factores: sociabili- a los demás


dad, neuroticismo/ansiedad, psicoticismo/búsqueda impulsiva de
sensaciones, agresión/hostilidad y actividad (108, 109). Estos estu- Autotrascendencia Realizado, no pretencioso, paciente, creativo,
dios han dado lugar a la creación de un instrumento, el Cuestio- desinteresado, espiritual, tolera la
nario de Personalidad de Zuckerman y Kuhlman (Zuckerman and ambigüedad, subjetivo, ingenuo
Kuhlman Personality Questionnaire, ZKPQ) (110), que operati- De Cloninger y cols. (117).
viza su modelo, bautizado (quizá sin mucho acierto) como el mo-

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ı
/c34/ Evaluación de la personalidad
ı

cultural y que se componen de valores, metas, estrategias de rresponderían claramente con los factores citados anteriormente
afrontamiento y creencias sobre uno mismo y el entorno: auto- y que aparecen en otros trabajos.
dirección, cooperación y auto-trascendencia. Las siete dimensio- ı
nes del modelo se evalúan mediante el Inventario de Tempe- ı
ramento y Carácter (Temperament and Character Inventory, síntesis de los diversos modelos
TCI) (117), que sustituye a una versión anterior más reducida, dimensionales de la personalidad
el Cuestionario Tridimensional de Personalidad (Tridimensio- y su relación con los trastornos
nal Personality Questionnaire, TPQ). El TCI, de 240 ítems de de la personalidad del DSM
respuesta verdadero/falso, ha mostrado buenas propiedades ı
psicométricas tanto en su versión original como en la españo- En los momentos actuales, la utilidad de los modelos dimensio-
la (118) y parece medir las principales dimensiones de la per- nales derivados de la investigación de la personalidad normal para el
sonalidad que se han venido proponiendo en la literatura mé- estudio de las personalidades anormales parece fuera de toda duda.
dica, bien desde modelos sólidamente asentados como los de Sin embargo, uno de los problemas más importantes para la apli-
Eysenck y Gray, o bien desde modelos más recientes como el cación de los mismos al ámbito clínico es el de la diversidad de mo-
de los Cinco Grandes y el de Zuckerman (117, 119). Diferentes delos y la ausencia de criterios objetivos para justificar la elección
estudios han mostrado una buena validez predictiva con va- de uno u otro (39). La realidad es que existe mayor solapamiento
riables conductuales como la presencia de conducta antiso- del que se cree entre los diferentes modelos, y que las supuestas di-
cial, abuso de tóxicos y conducta criminal violenta en la edad vergencias entre ellos no son tan grandes como podría pensarse a
adulta (120, 121), las recidivas alcohólicas (122) o la respuesta partir de la simple inspección de los nombres de las dimensiones.
a fármacos antidepresivos (123). Su estructura jerárquica de En la actualidad, existe cierto acuerdo entre los teóricos de la perso-
escalas y subescalas permite evaluar de manera específica un nalidad en el número de dimensiones relevantes: entre tres y cinco
amplio abanico de características con relevancia clínica. Por úl- (109). La figura 34-1 nos muestra un intento de síntesis puramente
timo, es el único instrumento dimensional, junto con el NEO- orientativo de los diferentes modelos dimensionales citados en el
PI-R, que ha mostrado concordancia diagnóstica con los tras- presente capítulo y de su relación con los trastornos de la persona-
tornos de la personalidad del DSM (42). Recientemente, Clo- lidad del DSM. Dicho modelo de relación se ha construido a partir
ninger ha elaborado una nueva versión, el TCI-R, que supues- de datos empíricos, dónde los hubiere, y de los supuestos teóricos
tamente supera psicométricamente la versión antecedente. Los subyacentes en las diversas teorías. Parece claro que la mayoría de
datos normativos en una muestra de población de la versión modelos incluyen dimensiones de ansiedad/neuroticismo y de ex-
española de dicho instumento han sido publicados por Gutié- traversión/búsqueda de sensaciones/impulsividad. Por otra parte, el
rrez-Zotes y cols. (124). psicoticismo (dureza, agresión, hostilidad) considerado como un
ı solo factor, o como dos, aparece en la mayoría de los modelos. Fi-
ı nalmente, el factor independencia/apertura a la experiencia parece
Escalas de Personalidad del Karolinska el menos generalizable, a pesar de estar contemplado en diversos
ı modelos. Los individuos con trastornos del grupo A mostrarían con
Las Escalas de Personalidad del Karolinska (Karolinska Scales frecuencia perfiles de baja extraversión, dureza, agresión/hostilidad,
of Personality, KSP) forman un inventario creado para la investi- baja dependencia de la recompensa y baja amabilidad. Los trastor-
gación sobre rasgos de personalidad, aunque no intentan cubrir el nos del grupo B presentarían perfiles con elevada extraversión, bajo
ámbito completo de la personalidad (125). La mayor parte de las autocontrol, búsqueda impulsiva de sensaciones, búsqueda de no-
escalas se basan en hipótesis sobre disposiciones biológicamente vedad y sensibilidad a la recompensa. Finalmente, los del grupo C,
relevantes que subyacen a trastornos psiquiátricos. Algunas esca- se caracterizarían por su elevada ansiedad/neuroticismo y baja ex-
las fueron creadas por Schalling y cols. en conexión con diferen- traversión, con evitación del daño y sensibilidad al castigo elevadas.
tes proyectos de investigación, mientras que otras se adaptaron y
modificaron partiendo de escalas publicadas previamente (126).
El inventario consta de 135 ítems puntuables de 1 a 4 y agrupados
en 15 escalas (127), que conforman cuatro grupos principales:
Algunas consideraciones finales
propensión a la ansiedad (ansiedad psíquica, ansiedad somática, ı
tensión muscular, psicastenia, baja asertividad), extraversión (im- ı
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

pulsividad, evitación de la monotonía, desapego), agresión-hosti- La evaluación de un fenómeno no puede ser independiente
lidad (agresión indirecta, agresión verbal, irritabilidad, suspicacia, del modelo teórico en el que se sustenta. Las preguntas y los as-
culpa, deseabilidad social) y socialización. Existe una versión es- pectos conflictivos relacionados con la evaluación de los rasgos y
pañola de las KSP (128), en la que las diferentes escalas muestran las dimensiones son menores si se comparan con los referentes a
índices de consistencia interna aceptables (α de Cronbach entre la evaluación de un trastorno de la personalidad. Son muchos los
0,48 y 0,80), a excepción de la escala de Culpa. Los autores con- autores que han señalado las limitaciones de los modelos actua-
firman la presencia de una estructura de cuatro factores que se co- les para el diagnóstico y clasificación de los mismos. El futuro de

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Cattell Ansiedad Extraversión Autocontrol (–) Dureza Independencia

Eysenck Neuroticismo Extraversión Psicoticismo

Gray (+) Susceptibilidad al castigo (–)

Susceptibilidad a la recompensa

Costa
Neuroticismo Extraversión Responsabilidad (–) Amabilidad (–) Apertura a la experiencia
y McCrae

Neuroticismo/ansiedad Búsqueda impulsiva de sensaciones


Zuckerman
Actividad Sociabilidad Agresión/hostilidad

Cloninger (+) Evitación del daño (–)

Búsqueda de novedad Dependencia Búsqueda


de la recompensa (–) de novedad
Dependencia
Persistencia (–)
de la recompensa

Karolinska Propensión a la ansiedad Extraversión Socialización (–) Agresión/hostilidad

(+) Grupo C (–)

DSM Grupo B Grupo A Grupo B

Grupo A (–)

/figura34-1/
Relaciones entre los modelos de personalidad

la evaluación clínica de los trastornos de la personalidad depen- bibliografía


derá de los cambios que puedan introducirse en las próximas edi-
ciones de los dos principales sistemas de clasificación. Por otra 1. Eysenck HJ, Eysenck MW. Personality and individual differences. A natu-
parte, es necesario acelerar el proceso de convergencia iniciado ral science approach. Nueva York: Plenum, 1985.
desde hace algunos años entre la psicología de la personalidad y la 2. American Psychiatric Association. Diagnostic and statistical manual for
psicopatología con el fin de generar modelos de diagnóstico y cla- mental disorders, 4.th ed., text revision. Washington: American Psychiatric
sificación, consensuados y con una mayor capacidad heurística Press, 2000.
que los actuales y que sean útiles para orientar el tratamiento. 3. Organización Mundial de la Salud. Trastornos mentales y del comporta-
miento. Descripciones clínicas y pautas para el diagnóstico, 10.a ed.
En segundo lugar, existen muy pocos instrumentos valida-
(CIE-10). Madrid: Meditor, 1992.
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

dos y estandarizados en muestras españolas que sean aplicables


4. Watson D, Clark LA. Introduction to the special issue on personality and
para el diagnóstico de los trastornos de la personalidad. Puesto
psychopathology. J Abnorm Psychol 1994; 103: 3-5.
que los instrumentos de evaluación son un requisito indispensa- 5. Chapman LJ, Chapman JP, Kwapil TR y cols. Putatively psychosis-prone
ble para el impulso de la investigación clínica de la personalidad subjects 10 years later. J Abnorm Psychol 1994; 103: 171-183.
y sus trastornos, consideramos imprescindible priorizar las lí- 6. Halmi KA, Kleifield EI, Braun DL, Sunday SR. Personality correlates of ea-
neas de investigación orientadas a la creación y adaptación de ins- ting disorder subtypes. En: Cloninger RD (ed.). Personality and psychopa-
trumentos de evaluación en nuestro medio. thology. Washington: American Psychiatric Press, 1999; 67-82.

| 564 | Tratado de Psiquiatría


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/c34/ Evaluación de la personalidad
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| 566 | Tratado de Psiquiatría


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® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

/sC/ Evaluación en psiquiatría | 567 |


psiquiatra un ejercicio de análisis crítico y racional de la infor-

/capítulo35/
mación comunicada por el paciente y de la observación de su
conducta durante la entrevista psiquiátrica. La exploración psico-
patológica constituye la parte mutable de la evaluación psiquiátri-
ca, ya que, mientras la historia del paciente permanece estable, sus
características psicopatológicas pueden modificarse de un día

Exploración para otro e incluso en horas (1, 4, 5, 6).

del estado mental Entrevista psiquiátrica


ı
ı
L. Rojo Moreno La entrevista psiquiátrica constituye el método aislado más im-
T. Rubio Granero portante para comprender al paciente que muestra signos y sínto-
L. Livianos Aldana mas de trastornos psiquiátricos, ya que es mediante el encuentro
cara a cara del psiquiatra y el paciente como aquel obtiene la infor-
mación necesaria para una correcta evaluación, realizando la ex-
ploración de los síntomas psicopatológicos presentes durante la
entrevista y elaborando la historia clínica psiquiátrica del paciente.
ı
Introducción ı
ı tipos de entrevista psiquiátrica
ı
ı entrevista no directiva
Aunque la finalidad de la evaluación psiquiátrica de un indi- ı
viduo depende de quién y por qué se solicita y del papel que en un El entrevistador realiza el menor número de preguntas posible
futuro va a desempeñar el profesional que la lleve a cabo, sus ob- para que el paciente no interrumpa el hilo de la conversación. Su
jetivos generales, dentro del ámbito clínico, son la formulación objetivo es que el paciente exprese libremente sus vivencias y sen-
diagnóstica del caso, que incluirá todos aquellos factores ambien- timientos obviando la contaminación que puede producir el psi-
tales, sociales y culturales relevantes, y el diseño de un plan tera- quiatra con sus intervenciones. La ventaja de este tipo de entrevis-
péutico que contemple tanto intervenciones inmediatas como ta es que proporciona muchos datos acerca de la personalidad del
objetivos a largo plazo (1). paciente, pero es inviable en situaciones de urgencia o cuando no
A pesar del gran progreso en el diagnóstico de los trastornos se pretende conseguir un vínculo profesional con el paciente.
mentales como consecuencia del mayor conocimiento disponible A pesar de que este tipo de entrevista discurre en un campo
sobre ellos, la entrevista psiquiátrica continúa siendo la herra- abierto, el entrevistador debe llevar en todo momento el control
mienta esencial para la evaluación del paciente psiquiátrico. En de la misma, cuidando sus límites espaciotemporales y los que se
la entrevista se establece una relación médico-paciente de tipo derivan de una relación estrictamente profesional.
confidencial en la que el entrevistador (psiquiatra) pregunta, es- También debe cuidar de que la información que proporciona
cucha y responde, poniendo en marcha estrategias que faciliten el el paciente fluya de un modo correcto, por lo que además de adop-
intercambio de información con el paciente, con objeto de poder tar una actitud de escucha atenta, recurrirá, si es preciso a técnicas
ayudarle (2-4). de entrevista facilitadoras de la comunicación (tabla 35-1).
La historia clínica psiquiátrica es el registro de la vida del pa- ı
ciente y constituye además, un verdadero archivo histórico de la ı
asistencia que se le ha proporcionado. Incluye información refe- entrevista estructurada o semiestructurada
rente a la enfermedad actual, los antecedentes psiquiátricos y ı
médicos, tanto personales como familiares, datos del desarrollo La finalidad de la entrevista estructurada o semiestructurada
del paciente y exploraciones complementarias. Asimismo, reco- es la realización de una evaluación psiquiátrica estandarizada me-
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pila las características de su personalidad. Para realizar una co- diante la recopilación global y uniforme de los hallazgos psicopa-
rrecta evaluación psiquiátrica del paciente es imprescindible ob- tológicos. Es imprescindible cuando se plantea un estudio de in-
tener su historia completa (3-5). vestigación, pero su utilidad en la clínica se limita a ser una herra-
La exploración psicopatológica, también denominada en la lite- mienta de apoyo para ahondar en los síntomas más relevantes,
ratura médica norteamericana examen del estado mental, es un ya que la información que proporciona no es capaz de sustituir la
resumen transversal de la conducta verbal y no verbal del pacien- obtenida a través de la narración del paciente y la observación de
te, que incluye su nivel cognoscitivo y de vigilia. Supone para el su conducta (tabla 35-2).

| 568 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c35/ Exploración del estado mental
ı

mo, debe estar desprovisto de objetos que puedan resultar peli-


/tabla35-1/ grosos si el paciente se torna violento. Conviene que el camino
Mensajes facilitadores de salida hacia la puerta esté despejado.
El tiempo necesario para una entrevista psiquiátrica es varia-
Tipo Concepto
ble y depende de si se trata de una primera visita o de las subsi-
Preguntas abiertas El psiquiatra elige el tema y el paciente guientes. Por término medio, la duración estándar es de 70 min.
expresa lo que considera relevante (p. ej., La entrevista realizada en urgencias puede prolongarse mucho
«Hábleme acerca de…») tiempo, sobre todo si se necesita recabar más datos de fuentes no
Reflexiones El psiquiatra parafrasea lo dicho por el disponibles en ese momento. Por el contrario, la entrevista a pie
paciente subrayando el componente
de cama de un enfermo hospitalizado suele ser mucho más breve.
afectivo (p. ej., «El éxito le asusta»)
Facilitación Indicios verbales y gestuales con los que el En cualquier caso, se recomienda planificar la duración de la en-
psiquiatra da a entender al paciente que le trevista y transmitirle al paciente una idea del tiempo aproximado
interesa ese tema (p. ej., «Mmm…», «Siga») del que dispone.
Refuerzo positivo El psiquiatra valora el esfuerzo que realiza el Tomar notas durante la entrevista permite al psiquiatra re-
paciente al hablar de un tema difícil de tratar
gistrar toda la información de forma precisa, pero su empleo no
(p. ej., «Ya…, ahora le comprendo mejor»)
Silencio Permite al paciente ordenar sus pensamientos debe ser excesivo ya que, de esa manera se corre el riesgo de in-
y distanciarse del material verbal terferir en el libre intercambio de información entre médico y
Interpretación El psiquiatra examina las pautas de conducta paciente. Por otra parte, el psiquiatra debe ser cuidadoso con lo
de las que extrae conclusiones para que el que deja escrito en el historial, ya que será accesible a terceras
paciente pueda entender el significado de
personas.
sus pensamientos, sentimientos y acciones
Lista de preguntas El psiquiatra propone una serie de respuestas Cuando el paciente acude acompañado, el psiquiatra debe
cuando el paciente es incapaz de describir entrevistar primero al paciente y advertir a los acompañantes que
algo que el psiquiatra considera importante, más tarde puede necesitar su colaboración, dejando que sea el pa-
en forma de lista de preguntas de ciente quien decida si la entrevista tendrá lugar en presencia o no
comprobación
de sus acompañantes. En el caso de que el psiquiatra desee ha-
Redirección de la Si el paciente insiste en un único tema, el
entrevista psiquiatra debe afirmar que ya dispone de blar en privado con los acompañantes, conviene que informe de
suficiente información y que es necesario ello al paciente y que siempre tenga presente el derecho del pa-
explorar otra área ciente a la confidencialidad.
Transiciones El psiquiatra conduce paulatinamente al ı
paciente de un tema significativo a otro
ı
(p. ej., «Ya que me ha hablado de su
esposa, explíqueme cómo es su relación fases de la entrevista psiquiátrica
con el resto de su familia»)
Autorrevelaciones El psiquiatra decide compartir sus propias
experiencias cuando considera que ello
fase inicial
ayudará al paciente
La fase inicial comienza en el momento en que el psiquiatra le
pide al paciente que le acompañe a su despacho. De hecho, es de
gran interés para la valoración del paciente observar atentamente
su conducta y actitud previa a entrar en el despacho, advertir si ha
curso de la entrevista llegado solo o acompañado, su reacción ante nuestra llamada y
ı saludo, y su forma de desenvolverse dentro del despacho. Todos
prolegómenos esos detalles conforman lo que llamamos primera impresión.
ı En esta fase se llevan a cabo las presentaciones. Es importan-
Antes de que la entrevista tenga lugar concurren numerosas te que, de forma sintética, le hagamos saber al paciente lo que sa-
circunstancias que conviene tener en cuenta a fin de asegurarnos bemos de él, ya sea a través de su historia clínica o por lo que un
el éxito en el establecimiento de una buena comunicación entre colaborador o familiar nos haya contado.
médico y paciente. La fase inicial termina animando al paciente a hablar sobre el
El grado de voluntariedad e iniciativa con que el paciente motivo de la consulta, adoptando el psiquiatra actitud de oyente y
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accede a la consulta es un factor clave. Tanto la actitud del psi- dejando que el paciente elabore su relato, así como interviniendo
quiatra como la del paciente serán distintas si éste acude espontá- lo menos posible.
neamente en busca de ayuda, si ha sido remitido por otro médico
o si viene «forzado» por terceros (familiares, fuerza pública, etc.).
fase intermedia
El lugar donde se lleve a cabo la entrevista tiene que garantizar
la confidencialidad y reunir las condiciones necesarias para que Una vez que se ha obtenido una idea general del paciente y
tanto psiquiatra como paciente se encuentren cómodos. Asimis- su problema, el siguiente objetivo es obtener la mayor cantidad

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L. Rojo Moreno, T. Rubio Granero y L. Livianos Aldana
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/tabla35-2/
Ejemplos de entrevistas estructuradas
Nombre Características

Examen del Estado Actual (Present Se centra en los síntomas presentes durante las últimas 4 semanas. Los síntomas se puntúan como
State Examination, PSE) ausentes o presentes (en grado moderado o grave). La última versión, PSE-10, consta de 140 ítems
Escala para Trastornos Afectivos y la Escala de preguntas muy detalladas y específicas sobre el funcionamiento y los síntomas de un paciente.
Esquizofrenia ( Schedule for Affective Consta de dos partes: SADS-I, basada en el episodio actual, y SADS-II, basada en la información
Disorders and Schizophrenia, SADS) histórica. La versión SADS-C describe la psicopatología presente en la semana precedente y se utiliza
para valorar los cambios. La SADS-L está pensada para sujetos de la población general y familiares del
paciente. La SADS-LA es una escala de síntomas ansiosos
Entrevista Diagnóstica del Instituto Creada para ser utilizada por personal no médico y diseñada para poder realizar diagnósticos del Manual
Nacional de Salud Mental (NIMH-DIS) Diagnóstico Estadístico de los Trastornos Mentales, 3.a ed. (DSM-III), Criterios Diagnósticos de
Investigación, y los del grupo de Saint Louis
Entrevista Diagnóstica Internacional Es la entrevista diagnóstica estructurada más utilizada en la actualidad. La versión 1.1 permite obtener
Compuesta (Composite International diagnósticos CIE-10 y DSM-III-R. Se estructura en módulos que abarcan trastornos somatomorfos, de
Diagnostic Interview, CIDI) ansiedad, depresivos, psicóticos, de la conducta alimentaria, alteraciones cognitivas, abuso de
sustancias y manía
Entrevista Clínica Estructurada para el Entrevista protocolizada y diseñada para llegar a diagnósticos en eje I y II. Sigue un modelo de entrevista
DSM-III-R (Structured Clinical clínica y se estructura por módulos. La SCID-I (Eje I), tiene distintas versiones: SCID-P para pacientes
Interview for DSM, SCID) psiquiátricos, SCID-OP para pacientes psiquiátricos no hospitalizados y SCID-NP para individuos sin
diagnóstico psiquiátrico. La SCID-II (eje II) se acompaña de un cuestionario autoadministrado
Inventario del Estado Psiquiátrico Entrevista estandarizada diseñada para valorar la psicopatología y el funcionamiento vital de los pacientes.
(Psychiatric Status Schedule, PSS) Consta de 321 ítems dicotómicos que hacen referencia al estado mental, alteración de funcionamiento
en el rol alteración de las relaciones interpersonales y dependencia de alcohol y otras drogas
Asociación para la Metodología y Informe donde se recopilan de forma estandarizada los datos de la historia clínica, pudiendo cuantificarse los
Documentación en Psiquiatría (AMDP) síntomas. Consta de dos partes principales: anamnesis, que se subdivide en AMDP-1 (anamnesis general),
AMDP-2 (acontecimientos patogénicos) y AMDP-3 (antecedentes psicopatológicos personales y familiares)
y estado actual, con dos subescalas, AMDP-4 (escala psicopatológica) y AMDP-5 (escala somática)
Escala de Evaluación Clínica de Conjunto de instrumentos y manuales destinados a analizar, medir y clasificar la psicopatología del adulto.
Neuropsiquiatría (Schedule for Clinical Está diseñada como entrevista estandarizada para la CIE-10. Su núcleo central es el PSE-10
Assessment in Neuropsychiatry, SCAN)

posible de información sobre el paciente para elaborar su histo- entrevista en situaciones especiales
ria clínica y realizar una exploración completa, recurriendo a pre- ı
guntas concretas, sin que el paciente tenga la impresión de que se El psiquiatra deberá adaptar su método y estilo de entrevista
le está sometiendo a un interrogatorio. al tipo de paciente y al problema psiquiátrico que éste presenta.
Además de evaluar los síntomas actuales, es importante que el ı
psiquiatra intente conocer al paciente como persona, investigan- ı
do en numerosas áreas de su vida: relaciones interpersonales, paciente delirante
ı
contexto de vida actual, antecedentes familiares, empleo, aficio-
El paciente delirante suele acudir en contra de su voluntad,
nes, nivel cultural, historia social, médica, sexual, militar y legal.
acompañado por terceros. Dado que el paciente no considera que
A la luz de toda la información obtenida, el psiquiatra plan-
sus delirios sean un problema clínico, es preferible que el psiquia-
teará la necesidad de realizar otras exploraciones complementa-
tra, al principio de la entrevista, se centre en otros posibles sínto-
rias, tanto psicológicas como biológicas.
mas para los que el paciente sí desee ayuda, intentando establecer
así una relación empática y facilitando la comunicación. Una vez
fase final abordado el síntoma del delirio, la actitud del psiquiatra hacia su
contenido debe ser neutra, aunque si el paciente pide su opinión,
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Cuando el psiquiatra dispone de datos suficientes para for-


el psiquiatra debe comunicarle que no comparte su creencia.
mular una hipótesis diagnóstica y es conocedor del contexto del ı
paciente, debe comunicar a éste sus impresiones clínicas, evitan- ı
do tecnicismos. A continuación expondrá su plan terapéutico, paciente suicida
asegurándose de que el paciente lo ha entendido correctamente. ı
Por último, se le debe ofrecer al paciente la posibilidad de rea- Ante todo paciente deprimido es imprescindible que el psi-
lizar las preguntas que estime necesarias en relación a su caso. quiatra investigue los riesgos de suicidio. El hecho de hacer pre-

| 570 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c35/ Exploración del estado mental
ı

guntas sobre el suicidio no induce al paciente a que lo cometa y iniciarse el padecimiento. Además, el psiquiatra evaluará cómo
no resulta ofensivo para el paciente. Muy al contrario, las pregun- interfieren los síntomas en el funcionamiento del paciente, bus-
tas sobre el suicidio pueden constituir un alivio para el paciente. cando beneficios primarios y secundarios.
Es esencial que el psiquiatra averigüe la clase de pensamientos que ı
ha tenido el paciente sobre el suicidio, si alguna vez ha actuado ı
impulsado por tales pensamientos, qué planes alberga actual- entrevista a los familiares
mente y qué le ha impedido llevarlos a cabo. ı
La mejor forma de abordar el tema es comenzar por pregun- A fin de no entorpecer la relación médico-paciente, la entrevis-
tas generales sobre las ganas de vivir y pasar paulatinamente a ta con la familia se ha de realizar con el conocimiento del paciente.
cuestiones más concretas sobre las ideas autolíticas y la elabora- Las observaciones de los familiares pueden ser de gran ayuda a la
ción y realización de planes suicidas. hora de realizar el diagnóstico y comprender al paciente. También
ı pueden participar en el proceso del tratamiento, tanto ayudando a
ı su cumplimiento como aprendiendo a reconocer los signos de des-
paciente violento compensación y, en consecuencia, buscar ayuda de forma precoz.
ı La participación de la familia debe regirse por la norma de que el psi-
El factor clave en la atención de un paciente que manifiesta quiatra no dará a conocer al familiar la información revelada por el
conductas violentas es la seguridad, tanto la del paciente como la paciente sin su consentimiento, pero, en cambio, puede hacer partí-
del psiquiatra y de todo el personal que se encuentre presente. Es cipe al paciente de cualquier información que aporte un familiar.
bastante frecuente que el paciente violento llegue a la entrevista con
medidas de contención mecánica. Una de las primeras decisiones
que deberá tomar el psiquiatra es la conveniencia de retirar esta
medida de contención, por lo que antes de hacerlo, deberá evaluar-
Historia clínica psiquiátrica
se la capacidad de verbalización del paciente y su contacto con la ı
realidad. Si la comunicación es imposible, se le alojará en un lugar ı
tranquilo y se procederá a administrarle fármacos sedantes. Si pue- La historia clínica psiquiátrica es el registro completo de toda la
de llevarse a cabo una entrevista, se procederá a liberar al paciente información derivada de las intervenciones del psiquiatra con su
en presencia del personal de seguridad. La actitud del psiquiatra paciente. La primera parte está constituida por los datos obtenidos
será serena, pero sin provocar enfrentamientos con el paciente. en la anamnesis psiquiátrica, que, como se verá más adelante, pre-
ı senta peculiaridades que la diferencian de la anamnesis médica ge-
ı neral. En segundo lugar se registran los hallazgos obtenidos en la ex-
paciente mutista ploración psicopatológica y física general (poniendo especial interés
ı en detectar posibles signos neurológicos), incluyendo los obtenidos
Cuando no es posible la comunicación verbal, el único re- en exploraciones complementarias, tanto clínicas (pruebas de labo-
curso disponible es la observación cuidadosa de la actitud del pa- ratorio, de neuroimagen, neurofisiológicas) como psicológicas y
ciente y de su actividad y respuesta psicomotriz: posición del neuropsicológicas. Con la información ya recabada, se configura
cuerpo, expresión facial, presencia de movimientos espontáneos, una orientación diagnóstica inicial que podrá modificarse según la
respuesta motora a estímulos, etc. evolución del paciente y, si es posible, se emite un juicio pronóstico.
ı La historia clínica inicial culmina con el registro del tratamiento
ı pautado al paciente. Sin embargo, si se producen sucesivas entre-
paciente psicosomático vistas, se harán anotaciones de la evolución del paciente y de los
ı cambios diagnósticos, pronósticos y terapéuticos observados. Si se
El paciente psicosomático suele acudir al psiquiatra remitido considera que el caso está solucionado, bien porque se le dé el alta
por otro médico, siendo poco habitual que busque ayuda por ini- médica, bien porque se trate de un paciente hospitalizado que ha de
ciativa propia. Si es posible, antes de entrevistar al paciente el psi- continuar bajo supervisión ambulatoria, se hará una valoración ge-
quiatra debe informarse sobre la historia médica del paciente, los neral del caso, desde su inicio hasta el momento del alta, anotando
tratamientos que ha recibido y el resultado de las exploraciones los aspectos más importantes de su evolución en cuanto a sinto-
complementarias que se le han practicado. matología, disquisiciones diagnósticas y pronósticas, y respuesta a
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Durante la fase inicial de la entrevista, el psiquiatra debe mos- los tratamientos empleados, que es lo que constituye la epicrisis.
trar interés por las dolencias físicas del paciente, que debe consi- ı
derar subjetivas pero reales. Psiquiatra y paciente tratarán de es- ı
clarecer por qué el médico le ha enviado al psiquiatra. anamnesis
Cuando elabore la historia clínica del paciente, el psiquiatra ı
revisará las circunstancias y acontecimientos vitales precedentes a La anamnesis es el interrogatorio que el psiquiatra realiza para
los primeros síntomas, así como los sentimientos que albergó al recoger la información que le permita elaborar una patografía de

/sC/ Evaluación en psiquiatría | 571 |


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L. Rojo Moreno, T. Rubio Granero y L. Livianos Aldana
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su paciente. Este interrogatorio debe realizarse de una forma sis- ciente por primera vez de tener un problema psiquiátrico
temática, a fin de evitar que algunas áreas queden sin explorar. y cuándo le visitó por primera vez un psiquiatra. Asimis-
Los esquemas empleados varían de una institución a otra y tam- mo indagará acerca de si han existido varios episodios de
bién dependiendo del modelo teórico al que esté adscrito el tera- enfermedad y de la duración, tanto de los episodios como
peuta (biologicista, conductista, psicoanalítico). La anamnesis de los intervalos sin síntomas, si los ha habido. Si el pa-
debe recoger los siguientes apartados: ciente ha recibido con anterioridad asistencia psiquiátri-
ca se averiguará la naturaleza y duración de los trata-
1. Datos de identificación y procedencia. Deben incluir el mientos y el motivo que hizo que los interrumpiera. A
nombre completo, edad, sexo, lugar de procedencia y re- este respecto, contactar con los psiquiatras que han trata-
sidencia, estado civil y número de hijos, estudios realiza- do al paciente con anterioridad puede resultar de gran
dos, empleo actual y condiciones de vida. También es ayuda.
interesante hacer constar el nombre y el teléfono del fa- El psiquiatra le preguntará al paciente sobre sus hábi-
miliar más cercano. Es conveniente describir las circuns- tos de consumo de alcohol y otras sustancias psicotrópi-
tancias que han llevado al paciente a la consulta, cómo cas, su cronología, cantidades consumidas, patrón de
llegó y quién lo remitió. consumo y presencia de posibles complicaciones médi-
2. Motivo de consulta. Conviene registrar literalmente los cas, psiquiátricas y sociales derivadas del consumo de al-
motivos por los que el paciente ha decidido buscar ayuda. cohol o drogas.
Si está tan alterado que es incapaz de verbalizar sus mo- ı
tivos, se indica lo que han dicho sus acompañantes. ı
3. Historia de la enfermedad actual Consiste en realizar psicobiografía, anamnesis biográfica
una descripción de los síntomas y de su evolución, desde o historia personal
su aparición hasta el momento actual. Si el paciente ha ı
recibido algún tipo de asistencia psiquiátrica o tratamien- La anamnesis termina con la elaboración por parte del psi-
to con psicofármacos, conviene hacer constar los efectos quiatra de una biografía del paciente en la que se harán manifies-
que produjo. El psiquiatra debe realizar un registro cro- tas las relaciones en el tiempo entre eventos y síntomas, y su re-
nológico de los acontecimientos ocurridos desde la apari- percusión en la vida del paciente, de tal forma que sea fácilmente
ción de los síntomas hasta el momento actual, identificar comprensible cómo su historia ha hecho del paciente lo que es
los factores estresores presentes al inicio de la enfermedad en la actualidad.
y valorar los posibles beneficios secundarios. La organización de los datos psicobiográficos se realiza si-
4. Antecedentes familiares. Es conveniente elaborar un ár- guiendo un orden cronológico:
bol genealógico o genograma donde quede esquematiza-
da su origen familiar, núcleo familiar actual y relaciones 1. Período prenatal. El psiquiatra recoge la información del
entre los distintos miembros. Deben hacerse constar los paciente desde el momento de su concepción hasta su
nombres y edades de los familiares vivos, así como la nacimiento. Describe el ambiente familiar y doméstico
edad y fecha de defunción de los parientes fallecidos. Se anterior al nacimiento del paciente, si existieron com-
indagará si en la familia alguien ha buscado ayuda psi- plicaciones médicas u obstétricas en el embarazo y el
quiátrica, en cuyo caso convendrá conocer el diagnósti- parto, y las expectativas de los padres respecto del futu-
co y tratamiento recibidos, las hospitalizaciones psiquiá- ro hijo.
tricas, los fallecimientos por suicidio y las enfermedades 2. Desarrollo durante la primera infancia y la lactancia. Se in-
psiquiátricas o médicas con carga genética como la esqui- vestiga la salud del lactante, si tuvo problemas de ali-
zofrenia, los trastornos afectivos mayores, la corea de mentación o de sueño, edad de dentición, si alcanzó
Huntington y la epilepsia. También se preguntará por el adecuadamente los hitos en el desarrollo psicomotor
consumo de tóxicos en el ámbito familiar. (sonrisa social, sedestación, postura erecta, deambula-
5. Antecedentes personales somáticos y psiquiátricos. Se inves- ción, lenguaje, socialización y control de esfínteres). Se
tigará sobre el padecimiento actual o remoto de enferme- explora la presencia de «signos neuróticos» como fobias,
dades médicas, intervenciones quirúrgicas, accidentes y pesadillas, terrores nocturnos, enuresis, onicofagia, chu-
hospitalizaciones, ya que pueden constituir acontecimien- peteo del pulgar, rabietas, manierismos, tics o tartamu-
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tos vitales desencadenantes de alteraciones psiquiátricas. deo. Es importante esclarecer la personalidad emergen-
Los traumatismos craneoencefálicos, las enfermedades en- te del niño a través de sus relaciones con hermanos, fa-
docrinológicas, infecciosas, neurológicas y reumatológi- miliares y otros niños, así como de sus juegos, fantasías
cas son especialmente relevantes en la historia psiquiátrica. y sueños.
Se reflejarán todos los fármacos que consume el paciente. 3. Infancia media (3-11 años). El psiquiatra se interesa por
En cuanto a los antecedentes psiquiátricos, conviene el desarrollo intelectual y social del niño. Se investiga la
que el psiquiatra le pregunte al paciente cuándo fue cons- posible existencia de dificultades de aprendizaje y el ren-

| 572 | Tratado de Psiquiatría


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/c35/ Exploración del estado mental
ı

dimiento escolar, así como la participación o no en acti- de pensamiento filosóficas e incluso políticas. Buss considera
vidades culturales, deportivas o recreativas. También criterios de anormalidad la ausencia de confort, la desviación
conviene indagar acerca de cómo fueron vividas las pri- en la percepción (del mundo en las psicosis, de uno mismo en
meras experiencias de separación y el tipo de relación que las neurosis y de los demás en las psicopatías) y la ineficacia.
el niño estableció con adultos (profesores, monitores) y Para Maher, en las conductas patológicas existe angustia perso-
con otros niños. También aquí interesan los estigmas nal, deficiente contacto con la realidad y conductas incapaci-
neuróticos. tantes.
4. Última infancia y adolescencia (12-18 años). Esta etapa La exploración psicopatológica ha de ser metódica pero fle-
supone un período de transición en el que el individuo se xible, de forma que se adapte a las circunstancias individuales
adapta a lo que será su vida adulta. En esta etapa, el psi- y externas del momento, y no debe limitarse a la observación
quiatra, además de investigar sobre la vida escolar y la red pasiva, sino que requiere la intervención activa del explorador
social del paciente, se interesará sobre el desarrollo sexual (1, 4-6). Una correcta secuencia exploratoria sería, en primer
y la aparición de las primeras conductas sexuales. No lugar, lograr una empatía con el paciente, continuar escuchan-
debe obviarse interrogar acerca de la presencia de con- do el relato del paciente, a la vez que se observa su conducta, y
ductas antisociales o el consumo de tóxicos. completar la información con preguntas que profundicen en
5. Edad adulta. En esta etapa el psiquiatra explorará la his- los aspectos que no quedaron del todo claros. Posteriormente,
toria laboral (profesión elegida, ocupaciones, relaciones el psiquiatra deberá agrupar todas las molestias y síntomas que
con superiores y compañeros), la historia militar (si la el paciente relata en síndromes, para establecer un diagnóstico
tiene o si fue exento), la historia sexual y conyugal (pri- clínico y terapéutico. El paso inicial es describir el síntoma de
meras relaciones sexuales, noviazgos, matrimonios, una forma técnica y en base a una precisa orientación termi-
problemas de convivencia marital, presencia de disfun- nológica, recurriendo en lo posible a la propia aserción del pa-
ciones sexuales), participación en actividades sociales ciente.
(políticas, culturales, religiosas), hábitos de vida (cos- En la exploración psicopatológica conviene evaluar el estado
tumbres, diversiones, consumo de tóxicos) y relación de las funciones psíquicas y describir los hallazgos psicopatológi-
con los hijos. cos de forma esquemática. Las áreas que deben abordarse en toda
exploración psicopatológica son: conciencia, orientación, aten-
ción memoria, inteligencia, percepción, pensamiento, afectivi-
dad, psicomotricidad y vida instintiva.
Exploración psicopatológica ı
ı ı
ı psicopatología de la conciencia
En cualquier capítulo que aborde la psicopatología general, es ı
obligado mencionar a Karl Jaspers como la figura que más ha in- La conciencia puede definirse como la función psíquica que
fluenciado con su obra en el modelo de psicopatología moderna posibilita el conocimiento y la percatación del sí mismo y del
(7). ambiente. Además, a través de la conciencia, percibimos como
Jaspers aplicó a la psicopatología el método fenomenológico, trabajan el resto de las funciones psíquicas (10-14).
librándolo de connotaciones filosóficas, asignándole una fun- La conciencia es una función rítmica y fluctuante en la que se
ción descriptiva y no explicativa de los fenómenos psicológicos diferencian dos fases: la onírica y la vigil (12, 13). Las alteraciones
experimentados por el paciente (8). que se describen en este epígrafe sólo se refieren a la conciencia
Aunque el modelo fenomenológico de psicopatología es el vigil.
de mayor vigencia en la actualidad, no es el único (9). Otros mo- En la conciencia vigil pueden diferenciarse tres dimensiones
delos sentaron sus bases con anterioridad, como el modelo biofí- o ejes principales: la nitidez (eje claridad/obnubilación), la am-
sico (Kraepelin, Bleuler), el psicoanalítico (Freud, Adler) y el plitud o campo (eje estrechamiento/apertura) y la conciencia
conductista (Eysenck, Bandura). Tomando como punto de parti- del yo.
da el modelo fenomenológico se añadieron posteriormente el La nitidez o lucidez de la conciencia se corresponde con el
modelo de interacción familiar (Bateson, Click), el conspiratorio llamado «nivel de conciencia» o sensorio. Convencionalmente se
(Szasz, Goffman) y el social (Laing, Alper). estratifica en niveles en los que el mayor grado de claridad co-
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Una vez aclarado que la función de la psicopatología es des- rrespondería a la hipervigilancia que sería seguida por el estado de
cribir de forma ordenada las anormalidades de la vida mental vigilia, la somnolencia, la obnubilación, el estupor y el coma, que
de un individuo, el siguiente paso es aclarar cuándo una con- supone el grado máximo de obnubilación.
ducta puede considerarse dentro de los límites de la normali- De forma esquemática podemos ordenar los trastornos de la
dad o no. Esta cuestión, aparentemente de solución sencilla si conciencia, dependiendo de si afectan a uno de estos ejes ante-
se utilizan criterios estadísticos de frecuencia y distribución, es riormente descritos o a varios, en alteraciones simples y comple-
en la práctica compleja y no está exenta del influjo de corrientes jas de la conciencia (tabla 35-3).

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L. Rojo Moreno, T. Rubio Granero y L. Livianos Aldana
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cidad de criticismo de la realidad. El fenómeno psicopatológico


/tabla35-3/ resultante se ha denominado diafragmatización de la conciencia
Alteraciones de la conciencia (13) y puede observarse en:

Alteraciones simples 1. La hipnosis, en la cual el estrechamiento de la conciencia


De la nitidez
es tal que sólo el contacto con el hipnotizador subsiste.
Somnolencia
Obnubilación Este fenómeno se denomina fascinación.
Estupor 2. La concentración activa. El ejemplo más claro es del bo-
Coma xeador «groggy» que sigue en pie golpeando a su rival,
De la amplitud pero que cuando acaba el asalto es incapaz de volver a su
Diafragmatización de la conciencia
esquina y no recuerda lo que ha ocurrido.
De la conciencia del yo
Corporal: anosognosia, miembro fantasma, asomatognosia 3. Estrechamiento catatímico de la conciencia: trastornos di-
Psíquico: trastorno de identidad del yo, trastorno de gobierno del sociativos. El afecto causante del estrechamiento puede
yo, despersonalización ser el miedo (como ocurre en las catástrofes), un deseo
Circundante: desrealización intenso (como ocurre en las personalidades histriónicas),
Alteraciones complejas la agresividad (síndrome de amok).
De nitidez más conciencia del yo
Estados confusionales
Estados crepusculares alteraciones de la conciencia del yo
De amplitud más conciencia del yo
Personalidad múltiple Según Serrallonga (14), la conciencia del yo puede subdivi-
De nitidez más amplitud dirse en conciencia del yo corporal, psíquico y circundante. Nos
Estados lúcidos o hipervigilia basaremos en esta subdivisión para exponer esquemáticamente
los trastornos que afectan a este eje de la conciencia.

alteraciones simples alteraciones de la conciencia del yo corporal

alteraciones de la lucidez de la conciencia Anosognosia. Falta de conciencia sobre una parte del cuer-
po que se encuentra anulada o disminuida funcionalmente. El su-
Somnolencia, letargia o sopor. Consiste en la dificultad jeto no tiene conciencia de que exista una alteración en dicha
para mantener la alerta, a pesar de los esfuerzos del sujeto, que es zona.
capaz de reaccionar frente a estímulos externos (verbales y físi-
cos). Se debe diferenciar de la sensación subjetiva de sueño en los Asomatognosia. Ausencia de reconocimiento del propio
sujetos sin alteraciones del sensorio. cuerpo o partes del mismo. Como la anosognosia, su presencia
puede ser indicativa de lesión cerebral parietal o aparecer asocia-
Obnubilación. Es un nivel menor de lucidez, en la cual re- da a delirios en pacientes esquizofrénicos o depresivos.
sulta difícil extraer al paciente de su estado. Generalmente el suje-
to permanece dormido, pero puede presentar episodios de exci- Miembro fantasma. Consiste en la falsa percepción de un
tación e irritabilidad. Todas las funciones psíquicas se encuentran miembro previamente amputado.
perturbadas, evidenciándose fundamentalmente distraibilidad,
confusión y desorientación constantes.
alteraciones de la conciencia del yo psíquico
Estupor. En este estado, los pacientes sólo son capaces de
Trastorno de la identidad del yo. El sujeto pierde la con-
alcanzar un ligero nivel de alerta ante estímulos muy intensos. El
ciencia de quién es y de cuál es su historia. Este trastorno, que
paciente suele permanecer inconsciente, inmóvil, los reflejos os-
aparece típicamente en la esquizofrenia y en la demencia, puede
teotendinosos y el tono muscular están muy disminuidos, y la
dar lugar a la formación secundaria de delirios como el delirio de
respiración es lenta y profunda.
falsa filiación.
Coma. El sujeto en coma no responde a ningún tipo de es-
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Trastorno de gobierno del yo. Se trata de una dificultad


tímulo y está profundamente inconsciente. Si el coma progresa
para percibir la sensación de que uno es capaz de dirigir sus pro-
evoluciona a muerte cerebral.
pias acciones, pensamientos y deseos. Aparece en la esquizofrenia.
alteraciones de la amplitud o campo
Despersonalización. Se trata de la experiencia displacente-
Cuando el campo de la conciencia se contrae, se pierde la cap- ra de cambio de uno mismo que se acompaña de sentimientos
tación panorámica de lo que nos rodea y en consecuencia la capa- de extrañeza e irrealidad. Este fenómeno puede aparecer tanto en

| 574 | Tratado de Psiquiatría


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/c35/ Exploración del estado mental
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pacientes orgánicos y psicóticos, como en pacientes neuróticos, cionales, presencia frecuente de alteraciones de la percepción.
siendo cualitativamente diferente, ya que mientras en estos últi- Todas estas alteraciones aparecen de forma aguda/subaguda y
mos predomina el sentimiento de extrañeza, la perplejidad y la tienden a presentar un curso fluctuante a lo largo del día.
confusión caracterizan a los dos primeros.
Estados crepusculares. Constituyen una forma especial
de alteración de la conciencia que se ha definido como estrecha-
alteraciones de la conciencia del yo circundante
miento o restricción, a resultas de la cual la actividad consciente
Desrealización. Se trata de la sensación de extrañeza expe- queda concentrada en un solo objeto o grupo de objetos, estan-
rimentada frente al mundo externo, que se percibe cambiado. do desenfocado todo lo que queda fuera. Sugiere la presencia de
Suele acompañar al fenómeno de la despersonalización. una separación entre los elementos cognoscitivos y los comporta-
mentales, estando abolidos los primeros, mientras que la conduc-
Asterognosia. Imposibilidad de reconocer objetos a través ta aparenta normalidad.
del tacto. Suele traducir una lesión cerebral, fundamentalmente El sujeto que lo padece se muestra habitualmente confuso y
en el cuerpo calloso. lento, presenta automatismos en su conducta y más raramente
impulsiones, siendo ésta la base patogénica de la fuga por estado
Prosopagnosia. Incapacidad de reconocer caras familiares crepuscular. Es constante la amnesia poscrítica. El episodio suele
y, de forma más amplia, se refiere a la incapacidad para que estí- tener un inicio y un final bruscos, con una duración variable que
mulos visuales evoquen asociaciones en un determinado contex- oscila entre pocas horas y semanas.
to. Se relaciona con lesiones bilaterales del sistema visual central. Generalmente los estados crepusculares tienen una etiología
ı orgánica, siendo la más frecuente la epiléptica. No obstante, tam-
ı bién pueden tener origen psíquico.
alteraciones complejas
alteraciones mixtas del campo de la conciencia
alteración mixta de la nitidez de la conciencia y de la conciencia del yo
y de la conciencia del yo
La personalidad múltiple supone una alteración en la iden-
La combinación de disminución del sensorio con alteración tidad del yo a la que se asocia un estrechamiento de la conciencia.
de la conciencia del yo, provoca una falla generalizada de las fun- Clínicamente se traduce en la existencia de dos o más personali-
ciones psíquicas, caracterizada por una pérdida en la capacidad de dades, cada una con características diferenciadas, que de forma
discriminación de los contenidos psíquicos subjetivos (imagina- recurrente pueden ir tomando el control de la conducta. Invaria-
ción, recuerdos, etc.) de aquellos que resultan de la percepción blemente, se describe la presencia de amnesias localizadas, in-
del mundo exterior. En estas circunstancias no es extraño que completas y extensas.
puedan irrumpir las alucinaciones, fundamentalmente visuales,
en el mundo que el individuo distingue como objetivo.
alteraciones mixtas de la nitidez y de la amplitud
Esta combinación, según la opinión de Rojo Sierra, da lugar de la conciencia
a dos síndromes psicopatológicos, dependiendo de si la pérdida
de nitidez de la conciencia es homogénea o irregular y heterogé- Los estados lúcidos o de hipervigilia se caracterizan por la
nea. En el primer caso, hablaremos de estados confusionales y en el vivencia de claridad y amplitud de la conciencia, como si el sujeto
segundo, de estados crepusculares. se hubiera liberado de un freno previo. En realidad se trata úni-
camente de una alteración de la conciencia, sino de una exalta-
Estados confusionales: confusión y delirium. Estricta- ción de funciones sensitivas, motoras, cognitivas y afectivas. Los
mente, se entiende por confusión la incapacidad para distinguir estados lúcidos pueden aparecer en individuos normales consti-
lo real de lo imaginario, de ahí que se identifique con el onirismo tuyendo las «experiencias místicas», tras el consumo de estimu-
en el sentido de que el paciente confuso puede llegar a verbalizar lantes y psicodislépticos, en el aura epiléptica, en la esquizofrenia
contenidos imaginarios de plasticidad y variabilidad similar a la y, fundamentalmente, en los accesos maníacos.
que aparece en los sueños, intercalados con momentos de apa- ı
rente lucidez. No obstante, es más adecuado definir la confusión ı
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

como la pérdida de la capacidad para tener un pensamiento cla- psicopatología de la atención


ro y coherente. y la orientación
En las nomenclaturas actuales existe una tendencia a no hacer ı
diferencias entre los estados confusionales y el delirium, conside- La atención es una función psíquica compleja que puede defi-
rando este último como el grado extremo de la confusión. nirse como la capacidad para centrarse en una determinada parte de
Los estados confusionales se caracterizan por alteración de la la experiencia (15, 16). Actúa a modo de filtro, facilitando la cate-
conciencia, de la atención, fallo de las funciones cognitivas y emo- gorización de los estímulos que nos bombardean incesantemente.

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L. Rojo Moreno, T. Rubio Granero y L. Livianos Aldana
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Por su parte, la orientación es una función compleja y poco Desde el punto de vista clínico, pueden distinguirse tres tipos
estudiada que depende de la integración de otras funciones más de memoria:
simples. Un individuo está correctamente orientado cuando lo
está tanto autopsíquica (orientación sobre el propio cuerpo y so- 1. Memoria inmediata. Se refiere a la memoria de aquello
bre el propio «yo») como alopsíquicamente (orientación situa- que ha ocurrido apenas unos segundos antes. Se relacio-
cional en el espacio y el tiempo). na con la función de registro de la información. Requie-
ı re que las funciones de percepción, atención y conciencia
ı estén intactas. Se examina a través de lo que el paciente
alteraciones de la atención identifica y reproduce (p. ej., repetición de dígitos o pala-
ı bras).
Inatención. Incapacidad o dificultad para cambiar el foco 2. Memoria reciente. Se refiere a aquello que ha ocurrido
de atención frente a estímulos externos. El sujeto que la padece varios minutos o varias horas antes. Se relaciona con la
parece distraído, dando la impresión de estar sólo atento a sus función de conservación o almacenamiento de la infor-
contenidos mentales. La inatención puede asociarse a los estados mación. Refleja la capacidad de adquirir y retener nueva
confusionales agudos o bien a cuadros psiquiátricos que cursan información. Puede explorarse a través de lo que el pa-
con inhibición motora (depresión, esquizofrenia). También pue- ciente recuerda, identifica y reproduce (p. ej., pidiéndo-
de observarse inatención en la fatiga extrema. le al sujeto que nos nombre los dígitos o palabras de la
prueba anterior).
Distraibilidad. Incapacidad para mantener la atención o 3. Memoria remota. Recoge la experiencia y acontecimien-
estado en que la atención recae en estímulos externos irrelevantes. tos pasados en la vida del sujeto. Se relaciona con la fun-
La traducción motora de este fenómeno es la hipercinesia, in- ción de evocación. Refleja la capacidad para recordar
quietud o agitación psicomotriz. Puede observarse este fenómeno información sobre hechos ocurridos en un tiempo dis-
en los estados crepusculares, en las intoxicaciones por alcohol y tante. Está relacionada con otras funciones cerebrales,
drogas, y es muy característico de los estados maníacos. como afectividad y pensamiento, y por lo tanto, amplia-
mente influida por factores emocionales y psicológicos.
Hipervigilancia. Atención excesiva a todos los estímulos,
Se examina a través de lo que el paciente recuerda e
tanto internos como externos, que suele asociarse a los estados
identifica (p. ej., preguntas acerca de su biografía, acon-
delirantes y paranoides.
tecimientos sociopolíticos remotos, etc.).
ı
ı
La memoria puede sufrir alteraciones cuantitativas por defec-
alteraciones de la orientación
ı to o por exceso, que es lo que denominamos amnesias e hiper-
Desorientación. Pérdida de la capacidad para situarse en mnesias respectivamente, o bien cualitativas, que reciben el nom-
lugar, tiempo y persona. Es típica de los estados confusionales. bre de paramnesias.
ı
Doble orientación. Se denomina también orientación ı
errónea delirante porque el enfermo se orienta simultáneamente amnesia
o de forma alternativa con sus parámetros anormales y con los ı
correctos. Este fenómeno puede aparecer en la esquizofrenia. La amnesia se define como la incapacidad para memorizar, de
forma total o parcial, una información o un período de la vida del
Falsa orientación u orientación confabulada. El paciente individuo. Existen diversas clasificaciones de las amnesias, según
parece ignorar los parámetros espaciotemporales reales y se de- etiología, observaciones, función o período cronológico afectado.
senvuelve según sus propias coordenadas patológicas. A continuación se expondrán los tipos cronológicos de amnesia y
ı posteriormente se describirán los principales síndromes amnési-
ı cos, tanto de causa orgánica como de origen psicógeno.
psicopatología de la memoria Según el período cronológico afectado, las amnesias se clasifi-
ı can en:
La memoria es una función compleja mediante la cual se al-
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macena información proveniente de estímulos externos e inter- 1. Amnesia anterógrada. También llamada amnesia de fija-
nos y posteriormente puede recordarse. En la memoria pueden ción. Se refiere a la pérdida de memoria que afecta al pe-
diferenciarse varios componentes: fijación o registro de la infor- ríodo cronológico consecutivo a la aparición del trastor-
mación, conservación, evocación de lo almacenado y reconocimien- no. Se traduce en una incapacidad para aprender nueva
to, que es la sensación de familiaridad que se experimenta cuando información. Se la denomina «olvido sucesivo» porque
evocamos información almacenada o cuando ésta se nos vuelve a parece que el paciente olvide al mismo ritmo en que se su-
presentar (17, 18). ceden los acontecimientos. Afecta a la memoria reciente.

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/c35/ Exploración del estado mental
ı

2. Amnesia retrógrada. Se refiere a la pérdida de memoria de la conciencia y momentos anteriores y posteriores de amplitud
que abarca el período previo a la aparición del trastorno. variable según la trascendencia de la lesión.
Se traduce en incapacidad para evocar información pre-
viamente aprendida. Afecta a la memoria remota. Según Amnesia global transitoria. Se trata de un síndrome am-
la ley de Ribot, los recuerdos se pierden en orden inverso nésico de instauración aguda, con varias horas de duración (ex-
a su adquisición. A menudo se acompaña de amnesia an- cepcionalmente más de 24 h) en el que lo que se altera es la me-
terógrada. moria reciente y tras cuya recuperación resta una amnesia lacunar
3. Amnesia lacunar. Se llama también amnesia localizada y circunscrita al episodio. Dado que, en ocasiones, puede acompa-
se refiere a una pérdida parcial de la memoria que abarca ñarse de otros hallazgos en la exploración neurológica, se sospe-
un período de tiempo completo. Este término se utiliza cha que su etiología es vascular.
específicamente para referirse a la amnesia observada en
un paciente relativa a un período de trastorno de la con- Amnesia posterapia electroconvulsiva. Cursa con amne-
ciencia (confusión, coma). sia retrógrada de unos pocos minutos previos al tratamiento y
amnesia anterógrada que se resuelve en las siguientes 5 o 6 h. Pue-
den permanecer déficit leves de memoria en los primeros 2 meses
síndromes amnésicos de causa orgánica
posteriores al tratamiento.
El síndrome amnésico se caracteriza no sólo por el déficit de
memoria, sino porque éste ocurra en ausencia de demencia o de-
síndromes amnésicos de origen psicógeno
lirium.
Se han reseñado un número considerable de estructuras neu- Generalmente, los síndromes amnésicos de origen psicógeno
roanatómicas como sustrato orgánico de la memoria, localizadas aparecen en aquellas situaciones en las que factores psicológicos,
tanto en el diencéfalo (núcleo dorsomedial, línea media del tála- emocionales y afectivos pueden mermar la memoria. Reciben
mo) como en el lóbulo temporal medio (hipocampo, tubérculos globalmente el nombre de amnesias afectivas y pueden distin-
mamilares y amígdala). guirse tres tipos básicos.
Entre las causas orgánicas del síndrome amnésico, las más
frecuentes son el etilismo crónico y los traumatismos craneoen- Amnesia selectiva. Es la incapacidad para recordar cierto
cefálicos, pero ocasionalmente están implicados múltiples proce- tipo de recuerdos. Se trata de una pérdida parcial de la memoria,
sos de origen metabólico, tóxico, infeccioso, vascular y degene- que, a diferencia de la amnesia lacunar, no es global ni brusca,
rativo. sino discriminativa y sutil. Este tipo se refiere a los lapsos de la
Suelen cursar con alteración importante de la memoria re- vida cotidiana y a las amnesias selectivas secundarias al estado
ciente y conservación de la memoria inmediata. La memoria remo- del ánimo (p. ej., dificultad del depresivo para recordar sucesos
ta también suele estar afectada. alegres de su vida).

Síndrome de Korsakoff. Cursa con alteración de la memo- Amnesia por ansiedad. Se refiere a la influencia de los es-
ria reciente y, en menor grado de la remota. Suele asociarse a la tados de ansiedad intensa sobre la capacidad de fijación (p. ej., la
encefalopatía de Wernicke, caracterizada por la presencia de con- víctima de un atraco que es incapaz de reconocer la cara de su
fusión, ataxia y oftalmoplejía. Su etiología es el déficit de tiamina, asaltante). También la ansiedad puede dificultar la evocación de
siendo en nuestro medio la causa más frecuente de éste el alco- un recuerdo ya almacenado (p. ej., el estudiante que se «bloquea»
holismo crónico. en el examen).

Lagunas alcohólicas. Son amnesias lacunares que afectan Amnesia disociativa. También llamada amnesia psicóge-
al período de tiempo en el que el sujeto estuvo intoxicado etílica- na. Es la incapacidad para recordar información personal impor-
mente. Aparece generalmente en personas que realizan un consu- tante, cuya intensidad es tal, que no queda explicada por un olvi-
mo abusivo de alcohol y en personas con dependencia alcohólica. do corriente o por el cansancio y no existe causa orgánica que la
justifique. La amnesia disociativa puede ser localizada (abarca un
Amnesia postraumática. Aparece tras algunos traumatis- período de tiempo concreto), sistematizada o selectiva (afecta
mos craneales con pérdida de conciencia. El paciente, tras recu- sólo a determinados sucesos o aspectos de la vida) o generalizada
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perarse del coma y/o de la confusión, muestra amnesia anteró- (afecta a toda la vida del sujeto). Generalmente es parcial y selec-
grada (que se correlaciona con el daño cerebral y cuya duración tiva. El cuadro tiene un inicio y terminación abruptos y una dura-
tiene valor pronóstico), amnesia retrógrada (cuya amplitud es ción breve. Con frecuencia se puede identificar el factor precipi-
menor que la de la amnesia anterógrada y está relacionada pro- tante del cuadro. La amnesia disociativa puede acompañarse de
porcionalmente, a su vez, con la amplitud de ésta, superando ra- una afectividad alterada (angustia, perplejidad, conductas de bús-
ramente las 24 h previas al traumatismo en lesiones graves) y una queda de atención) o por el contrario, de una tranquila acepta-
amnesia lacunar que comprenderá el período de obnubilación ción del trastorno.

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hipermnesias • Dejà vu, dejà entendu, dejà vecú. El paciente tiene la impre-
ı sión equivocada de haber visto, oído o vivido una situación
Las hipermnesias se definen como el incremento anormal de con anterioridad cuando, en realidad se trata de una expe-
la capacidad de registro, fijación y evocación de la memoria. Se riencia nueva.
han descrito diferentes fenómenos hipermnésicos. • Jamais vu, jamais vecú, jamais entendu. Las experiencias
previas no son reconocidas y se consideran como nuevas.
Idiots savants. Aunque normalmente se describe en sujetos • Criptomnesia. El recuerdo evocado no se reconoce como
con retraso mental o autismo, este fenómeno también puede apa- tal, sino como un pensamiento nuevo y original. También
recer en sujetos normales. Representa una extraordinaria capaci- denominada reminiscencia.
dad para recordar música o listados de datos. Se postula que el • Agnosias. Son alteraciones del reconocimiento de lo perci-
mecanismo de codificación de la información previa a su fijación bido en el campo sensorial, definiéndose como amnesias
en la memoria no es el habitualmente empleado en los procesos sensoriales. Algunos autores las consideran alteraciones
mnésicos. perceptivas (16). Son de causa neurológica y no existe alte-
ración sensorial periférica. Según el campo sensorial afec-
Hipermnesia ideativa. Se refiere a la que aparece tanto en tado se distinguen los siguientes tipos:
los fenómenos obsesivos (evocación repetida de una palabra, fra-
se o melodía de las que es difícil desprenderse) como en las pro- — Visuales, como la agnosia de color, la alexia (incapaci-
pias ideas obsesivas. dad para reconocer el lenguaje escrito), la acalculia (no
reconocimiento de los números) y la prosopagnosia (di-
Hipermnesia afectiva. Se refiere a la facilitación del recuer- ficultad para reconocer caras conocidas).
do motivada por el estado afectivo. Por ejemplo: se recuerdan con — Auditivas, como la afasia sensorial de Wernicke (dificul-
mayor intensidad y frecuencia experiencias desafortunadas en la tad para reconocer las palabras auditivamente) o la
depresión y, al contrario, en la manía. amusia (afecta a los sonidos musicales).
— Táctiles, como la astereagnosia o dificultad de recono-
Visiones panorámicas de la existencia o «libro de la vida». cer objetos por el tacto.
Están constituidas por la actualización momentánea con gran — Corporales, como la somatognosia (incapacidad para
plasticidad y detalle de la totalidad o trozos de la propia biogra- reconocer el propio cuerpo) y la anosognosia (incapa-
fía. Suelen aparecer en estados crepusculares, hipnóticos y en si- cidad para reconocer una lesión o déficit —sobre todo
tuaciones de gran riesgo vital. neurológico— como propio).

Ecmesias. Es la reexperimentación de una vivencia del pa- Por último, se citarán a continuación dos situaciones en las
sado, asociada a gran carga emocional, representada con gran in- que la evocación del recuerdo está seriamente distorsionada. Son
tensidad e implicación emocional. la confabulación y la seudología fantástica.
ı La confabulación se define como una falsificación de la me-
ı moria que ocurre en un estado de conciencia lúcida y que se aso-
paramnesias cia a una amnesia orgánica. Es un trastorno que aparece con mu-
ı cha frecuencia en el síndrome de Korsakov y también en demen-
Kraepelin, en 1886, introdujo el término paramnesias para cias incipientes, siendo la base psicopatológica del fenómeno el
definir las distorsiones o falsificaciones de la memoria. Se tradu- deterioro grave de la memoria reciente. Los pacientes no tienen la
cen en la inclusión de detalles, significaciones o emociones fal- intención de engañar a su interlocutor, sino más bien de rellenar
sos, o bien de relaciones espaciotemporales erróneas. Pueden dis- el hueco producido por la amnesia, pareciendo inconscientes de
tinguirse las paramnesias del recuerdo y las del reconocimiento. sus propios errores. Las confabulaciones desaparecen al mejorar
Las paramnesias del recuerdo se superponen a las transforma- la amnesia. Bonhoeffer, a principios de siglo, distinguió dos tipos
ciones ideativas que hace un individuo de sus experiencias pasa- de confabulaciones:
das en función de su estado afectivo. También se denominan
alomnesias. 1. Confabulación situacional, o falsificación de la memoria
Son paramnesias del reconocimiento: con recuerdos auténticos pero mal contextualizados. El
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paciente no suele confabular espontáneamente, si no que


• Paramnesias reduplicativas. Consisten en la identificación lo hace para responder a las preguntas de su examinador.
de datos u observaciones como iguales a otros anteriores, 2. Confabulación fantástica, en la que la falsificación de la me-
cuando en realidad se trata de los mismos. moria se realiza con fantasías que exceden las necesidades
• Falsos reconocimientos o identificación errónea de una per- de «relleno» de la memoria y que pueden ser representati-
sona como si fuera conocida, por parte de alguien que ve a vas de los deseos del paciente, quien tiende a confabular es-
esta persona por primera vez. pontáneamente. Algunos autores (17, 19) opinan que este

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tipo de confabulación aparece en enfermos no amnési- bos casos, el origen puede hallarse en una causa orgánica o en la
cos, como en la esquizofrenia y la manía. inhibición funcional.

La seudología fantástica es el relato falso e incontrolado de his-


torias fantaseadas sobre las experiencias personales que un sujeto trastornos del talento de inicio precoz
comunica e incluso llega a creerse. El paciente busca con ello el Representan un serio obstáculo para el correcto desarrollo in-
aprecio o protección de su interlocutor. A diferencia de la confa- telectual. Pueden distinguirse dos tipos: los de causa orgánica ce-
bulación, no hay síndrome amnésico. Está relacionado con la rebral, que constituyen el retraso mental, y los originados por in-
personalidad histriónica y los trastornos facticios. hibición de la capacidad funcional del cerebro, sin daño orgánico,
ı que constituyen el llamado seudorretraso mental.
ı El retraso mental puede definirse como el trastorno en el
psicopatología de la inteligencia que se aprecia un nivel intelectual muy inferior a la media, que
ı
interfiere con el funcionamiento social y laboral, y que se ha ini-
La inteligencia se define como la función psíquica que posibi-
ciado antes de los 18 años (22). A partir de la determinación del
lita el desarrollo y puesta en marcha de nuevas creaciones (19, 20).
cociente intelectual, cuya estimación se realiza a través de ins-
Para ello, el proceso intelectual requiere de la coexistencia de dos
trumentos psicométricos, siendo la Escala de Inteligencia de
fenómenos: la inspiración creativa y el talento.
Wechsler para Adultos (WAIS) la más utilizada, se realiza la cla-
El concepto de inspiración creativa se superpone casi por com-
sificación del retraso mental: retraso mental ligero, CI entre 50
pleto al de creatividad y no debe confundirse con la mera producti-
y 69. Es el que presenta el 85 % de la población con retraso
vidad mental o con la capacidad de pensamiento lógico-analítico.
mental; retraso mental moderado, CI entre 35 y 49; retraso
El talento es el instrumento que requiere la inteligencia para
mental grave, CI entre 20 y 34, y retraso mental profundo, CI
dar forma a la inspiración, por lo que supone la capacidad de un
inferior a 20.
sujeto para llevar a cabo sus habilidades y resolver con éxito las ta-
El seudorretraso mental se define como el déficit de desarrollo
reas planteadas desde la inspiración.
intelectual determinado por inhibición de las funciones cerebra-
Se describirán a continuación los dos tipos de trastornos de la in-
les. Su origen reside en situaciones de aislamiento psicofísico y
teligencia: los trastornos de la inspiración y los trastornos del talento.
deprivación cultural y afectiva.
ı
ı
trastornos de la inspiración trastornos del talento de inicio tardío
ı
La inflación es un término introducido por Jung para descri- Implican la pérdida de las habilidades intelectuales desarrolla-
bir el exceso de inspiración y según el cual el sustrato consciente das previamente. Pueden ser debidos a causas orgánicas, como la
del individuo estaría invadido por contenidos significativos, sin demencia, o a causas funcionales, como sucede en la seudode-
disponer del talento suficiente para darles forma. mencia.
Desde el punto de vista fenomenológico, pueden distinguirse La demencia se define como el deterioro global y adquirido de
tres fases. Una primera fase maníaca, en la que el sujeto se mues- la inteligencia, memoria y personalidad, que ocurre en ausencia
tra muy ingenioso e intenta manipular todos los aspectos de su de alteración de la conciencia (23). Además, debe producir un de-
posición existencial; la segunda fase puede describirse como un terioro funcional en el sujeto. Existen varias clasificaciones de las
conglomerado de experiencias personales, y la tercera fase o fase demencias, aunque aquí describiremos la clasificación etiológica
confusional comienza con conductas impulsivas e incoherentes y y la anatomoclínica.
acaba con agitación psicomotriz, como reflejo de la ausencia de Según su etiología las demencias se clasifican en: a) demen-
organización mental. cias de causa degenerativa (Alzheimer, por cuerpos de Lewy,
El déficit de inspiración deriva de la limitación de la produc- Parkinson, Pick, Huntington, Wilson, Fahr, etc.); b) demencias
ción intelectual del sujeto, debida tanto a causas orgánicas como de causa vascular (demencia multiinfarto, enfermedad de Bins-
a inhibiciones funcionales. Es difícil diferenciarlo de los trastor- wanger, etc.); c) demencias por agresión neurológica (trauma-
nos del talento (demencia y seudodemencia, que se describirán tismo, anoxia cerebral); d) demencias de causa infecciosa (virus
más adelante). Jaspers consideraba que en las oscilaciones biográ- inmunodeficiencia humana, neurosífilis, Creutzfeldt-Jakob);
ficas de la productividad, las reducciones de productividad espiri- e) demencias tóxicas (alcohol, metales pesados, solventes or-
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tual se correspondían con trastornos depresivos. gánicos); f) demencias metabólicas (hipotiroidismo, déficit de
ı vitamina B12 y ácido fólico); g) demencias causadas por masas
ı cerebrales (hematoma subdural crónico, tumor intracraneal), y
trastornos del talento h) otras causas (hidrocefalia normotensiva, epilepsia, lupus,
ı etc.).
Los trastornos que afectan a los procesos instrumentales de Según la clasificación anatomoclínica las demencias se divi-
la inteligencia pueden tener un inicio precoz o tardío y, en am- den en:

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1. Demencias corticales. Pueden presentarse como cualquie-


ra de los síndromes lobulares corticales (frontal, parietal, /tabla35-4/
temporal) o, más a menudo como una combinación de Alteraciones de la percepción
ellos. La presentación temporoparietal de la enfermedad
de Alzheimer es una de las más frecuentes, y cursa con dé- Alteraciones cualitativas/cuantitativas
Trastorno de intensidad
ficit precoz de la memoria, afasia, apraxia y agnosia. La
Hiperestesias
presentación frontotemporal de la enfermedad de Pick Hipoestesias
cursa con alteración de la personalidad y de la conducta Trastorno de cualidad
social, abulia, perseveración y disminución de la capaci- Metamorfopsias
dad de abstracción y de resolución de problemas. Micropsias
Macropsias
2. Demencias subcorticales. Tienen como síntoma más ca-
Contaminación perceptiva o aglutinación
racterístico la lentitud intelectual o bradifrenia. Sinestesias
Sensaciones anormales simultáneas
La seudodemencia es la disminución de las capacidades inte- Escisiones de la percepción
lectuales, producida por inhibición de las funciones psíquicas, sin Metacromía
Morfólisis
daño cerebral.
La causa más frecuente es la depresión (seudodemencia de- Alteraciones del afecto asociado
presiva). También se ha descrito la seudodemencia histérica y la Extrañeza perceptiva
que presentan algunos pacientes confinados durante largos perío- Desrealización
dos en instituciones psiquiátricas. Entrañabilidad perceptiva
Percepción cambiada del tiempo
ı
ı Alteraciones de la fidelidad
psicopatología de la percepción Ilusión
ı De acabado
El mundo percibido por nuestra mente es una imagen creada Catatímica
Paraeidolias
por nuestro cerebro a través de un complejo procesado de miles
Imagen parásita
de datos proporcionados por los receptores sensoriales periféricos Imagen consecutiva
y endocorporales (24). La percepción constituye, pues, un pro- Imagen eidética
ceso constructivo en el que el sujeto desempeña un papel activo y, Seudoalucinación
en función de su experiencia, estado físico y afectivo, interpreta y Tipo Kandinsky
Tipo Baillager
da forma a las sensaciones procedentes de los órganos de los sen-
Alucinosis
tidos. La sensación sería el contenido más sencillo de la percep- Alucinación
ción, procedente de la primera etapa del proceso perceptivo y no Auditiva, visual, olfativa, gustativa, táctil (térmica, hígrica, háptica)
diferencia objetos sino cualidades de éstos (25). Para que estas visceral y cenestésica
sensaciones adquieran un significado, se produce a nivel cortical
un proceso de selección y reorganización de la información, eli-
minando lo irrelevante, en función de los contenidos experien-
ciales previos (19, 24-26) . anomalías de la percepción
Para facilitar la taxonomía de los trastornos de la percep-
ción, resulta muy útil someter lo percibido al análisis de algu- trastornos de la intensidad
nas de sus características, expresadas en forma de pares incom-
patibles. Así, el binomio objetividad/subjetividad se refiere a si Parecen motivados por un fracaso en los mecanismos regu-
lo percibido se sitúa en el espacio físico o psíquico. Corporali- ladores del umbral sensitivo.
dad/imaginación son los polos de un eje que define si lo percibi-
do se experimenta como real o como producido por nuestra Hiperestesia. Aumento de la intensidad de la captación de
fantasía. El carácter de fluctuación/autonomía es el que se re- la percepción. Se han descrito en patología orgánica cerebral (mi-
fiere a si lo percibido puede ser modificado o no por el que lo graña, aura epiléptica, intoxicación por LSD). Sin embargo, cabe
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percibe. Por último, el par plasticidad/firmeza clasifica las per- mencionar las hiperestesias timopáticas de la manía y de los tras-
cepciones en función de si éstas pueden cambiar o se mantienen tornos de ansiedad.
constantes.
Siguiendo la división clásica de Jaspers (8), diferenciamos en Hipoestesias. Reducción de la intensidad de la captación
las alteraciones de la percepción tres apartados: anomalías de la de la percepción. Pueden tener su origen en la lesión de las vías o
percepción, caracteres anormales de la percepción y percepciones de los órganos sensoriales. También pueden ser funcionales: tras-
engañosas (tabla 35-4). tornos neuróticos, depresión.

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trastornos de la cualidad percepción cambiada del tiempo

Suelen producirse como consecuencia de noxas orgánicas Se refiere a la percepción alterada del modo en que el tiempo
(intoxicaciones con psicodislépticos, epilepsia, estados confusio- discurre. Para el depresivo, el tiempo se enlentece, mientras que
nales orgánicos de origen diverso). Los objetos se perciben cam- para el maníaco, el tiempo fluye más deprisa. Para algunos pa-
biados de brillo, color, etc. Metamorfopsia es el término empleado cientes esquizofrénicos el ritmo del tiempo no es constante en su
para describir la percepción cambiada de las formas. En la mi- periodicidad, se acelera o se detiene impredeciblemente.
cropsia, los objetos parecen más pequeños que su tamaño habi- ı
tual; en la macropsia, mayores. ı
percepciones engañosas
contaminación perceptiva o aglutinación ı
También se denominan alteraciones de la fidelidad de la per-
Sinestesia. Fenómeno que consiste en la asociación simul-
cepción o parapercepciones, porque lo que se altera aquí es la ve-
tánea de dos sensaciones reales. Un tercio de los niños y un 10 %
racidad de las propias percepciones. En las parapercepciones se
de los adultos normales lo presentan.
diferencian dos grupos: las ilusiones y las seudopercepciones. Estas
Sensaciones anormales simultáneas. Son fenómenos des- últimas comprenden las imágenes parásitas, consecutivas y eidé-
critos en la esquizofrenia. En realidad se trata de alucinaciones ticas, las seudoalucinaciones, la alucinosis y las alucinaciones.
que tienen lugar sólo en función de una determinada percepción
real. Si se producen en la misma modalidad funcional que la per- ilusiones
cepción real se denominan alucinaciones funcionales (p. ej., oír
voces cuando se abre un grifo); en el caso de que no haya coinci- Son imágenes reales, pero adulteradas y deformadas por el su-
dencia en la modalidad sensorial de alucinación y percepción real, jeto que las percibe. Se describen tres tipos:
se trataría de alucinaciones reflejas.
1. Ilusión de acabado o «del linotipista». Es un fenómeno fre-
escisiones de la percepción cuente en la vida ordinaria que demuestra el principio
de cierre de la psicología de la Gestalt: tendemos a perci-
Se refieren tanto a la escisión del color (metacromía) y forma bir figuras completas y de un modo integrado, viendo
(morfólisis) de una percepción, como a la incapacidad de formar complementado por nosotros cualquier detalle que rom-
lazos entre percepciones de diferente modalidad que, habitual- piera la totalidad de la forma.
mente, se presentan asociadas (p. ej., el trino de un pájaro y el 2. Ilusiones afectivas o catatímicas. Un estado afectivo in-
propio pájaro que canta en el jardín se perciben como si no tuvie- tenso determina la producción de una falsa percepción.
ran relación el uno con el otro). Éste es el fenómeno por el que creemos reconocer figuras
ı amenazantes en la oscuridad de un callejón solitario, o
ı por el que el familiar de un fallecido recientemente dice
caracteres anormales de la percepción haberle visto entre la multitud.
ı 3. Paraeidolias. Son imágenes creadas por nuestra imagina-
Todas las percepciones, en función de las experiencias perso- ción trabajando sobre elementos de la realidad. El test de
nales, se acompañan de un afecto. Cuando el afecto asociado a Rorschach se basa en este fenómeno.
una percepción no es el apropiado constituye un fenómeno psi-
copatológico.
imagen parásita

extrañeza perceptiva Suele presentarse en estados de fatiga y en las neurosis obsesi-


vas. Son imágenes que se perciben en el espacio psíquico y son fi-
En esta alteración, lo percibido se reconoce, pero se asocia a jas y autónomas (es decir, no se modifican ni por sí mismas ni por
un sentimiento de extrañeza e irrealidad. La desrealización es el el sujeto que las experimenta). Pueden tomar la forma de flash
sentimiento de irrealidad del campo perceptual. back tras una experiencia traumática.
Este fenómeno puede aparecer en la epilepsia, en los tras-
tornos de ansiedad, en pacientes depresivos, en la esquizofre-
imagen consecutiva
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

nia, etc.
Aparece cuando un estímulo que ha sido mantenido durante
mucho tiempo cesa. Tiene unos pocos segundos de duración. Sue-
entrañabilidad perceptiva
le ser el «negativo» de la sensación que la ha provocado y se perci-
Un sentimiento de anormal familiaridad se asocia a todo lo be en el espacio físico. Se produce por un agotamiento de los re-
que el paciente percibe. Es frecuente en pacientes maníacos y en ceptores periféricos. Suele aparecer en estados de fatiga, en intoxi-
intoxicaciones con psicodislépticos. caciones por drogas y en algunos cuadros de etiología orgánica.

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L. Rojo Moreno, T. Rubio Granero y L. Livianos Aldana
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imagen eidética vas de etiología orgánica suelen estar constituidas por so-
nidos sin estructurar o bien por palabras sueltas o frases
Son imágenes que se perciben en el espacio físico, pero que el
cortas (a veces en segunda persona y de contenido impera-
sujeto reconoce como imaginadas, fijas, pero que fluctúan a vo-
tivo o autopunitivo, como en la esquizofrenia). Las voces
luntad del sujeto. Es un fenómeno bastante frecuente en niños. El
que alucinatoriamente escuchan los pacientes esquizofré-
ejemplo más clarificador es el del pintor capaz de evocar un cua-
nicos son de identidad variada, pueden dirigirse al pacien-
dro, poniéndolo ante sus ojos y percibiendo toda la riqueza de sus
te en segunda persona, dándole órdenes, o ser dialogadas y
detalles. En personalidades sugestionables puede ser la base del fe-
comentar las acciones del paciente refiriéndose a él en ter-
nómeno de las seudoapariciones religiosas o paranormales.
cera persona. También pueden comentar los pensamientos
del paciente en voz alta (eco del pensamiento).
seudoalucinaciones 2. Visuales. Son más características de los cuadros de etio-
logía orgánica que de las psicosis funcionales. Pueden va-
Se denominan también alucinaciones psíquicas, porque son
riar infinitamente en cuanto a complejidad. Pueden
percibidas en el espacio psíquico. No se captan con los órganos
aparecer en intoxicaciones por drogas o en estados
sensoriales, sino directamente con la mente. Tienen cualidad de
confusionales de etiología variada. Son características
apariencia real. Clásicamente se distinguen dos tipos:
las alucinaciones visuales del delirium tremens, deno-
minadas Liliputienses, por tratarse de pequeños animales
• Tipo Kandinsky (8). Lo percibido con el «ojo interno» está
(zoopsias) u hombrecillos y dotadas de gran plastici-
bien detallado, pudiendo tratarse de imágenes o voces que
dad. La autoscopia es una forma especial de alucina-
el sujeto siente en su mente pero las considera reales. Cons-
ción visual que consiste en la experiencia de verse a
tituye el trastorno de la percepción más frecuente en la es-
uno mismo. Puede presentarse en la esquizofrenia y en
quizofrenia.
algunas lesiones orgánicas cerebrales.
• Tipo Baillarger. Consiste en sentir como real, algo o alguien
3. Olfativas. Aparecen en la esquizofrenia, en depresiones con
que no se percibe con detalles sensoriales. Se trata de lo que
síntomas psicóticos y en lesiones orgánicas (epilepsia, tu-
se podría llamar «sensación de presencia», que los sujetos
mores). El olor percibido puede ser desagradable o no, y
sanos juzgan como subjetiva, pero los psicóticos perciben
puede ser producido por el propio paciente o por los demás.
como indudablemente real.
4. Gustativas. En los trastornos psicóticos se asocian a los
delirios de envenenamiento. También pueden aparecer
alucinosis en la epilepsia.
5. Táctiles. Son alucinaciones de la sensibilidad superficial y
Es una alteración de la percepción de características idénticas
pueden ser térmicas (sensaciones anormales de calor o
a las de la alucinación (percepción sin objeto), pero el juicio de la
frío), hígricas (sensación de ser humedecido) y hápticas
realidad está conservado, por lo que el sujeto que la experimenta
(sensación de ser tocado). Aparecen en la esquizofrenia
se da cuenta de lo patológico de la percepción y la somete a críti-
y otros cuadros delirantes crónicos. Una forma especial
ca. Aparece tras consumo de psicodislépticos.
de alucinación háptica es la formicación, en la que se tiene
la sensación de que pequeños insectos corren por la piel o
alucinaciones justo por debajo de ella. Su aparición está relacionada con
Constituyen el fenómeno mejor estudiado dentro de la psico- la intoxicación de cocaína y la abstinencia alcohólica.
patología de la percepción. En 1838, Esquirol define la alucina- 6. Cenestésicas. Son percepciones anormales de movimien-
ción como percepción sin objeto. Más recientemente, en 1976, to o posición de todo el cuerpo o de sus extremidades.
Slade proporciona una definición operativa de la alucinación: es Son frecuentes en la esquizofrenia y en cuadros derivados
una percepción sin estímulo externo, tiene el impacto y la fuerza del consumo de sustancias psicoactivas.
de una percepción real y ocurre inesperadamente y sin posibili- 7. Alucinaciones de la sensibilidad visceral. Son falsas percep-
dad de control por el que la percibe. ciones de los órganos internos. Aparecen a menudo en la
Subjetivamente, la alucinación es indistinguible de una per- esquizofrenia.
cepción normal y comparte todas sus características. Es objetiva ı
(ocurre en el espacio físico), tiene corporalidad (se experimenta ı
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

como real), es fija (no experimenta variaciones) y autónoma (no psicopatología del pensamiento y lenguaje
es influenciable por quien la percibe). ı
Dependiendo de la esfera sensorial implicada se distinguen El pensamiento es una función psíquica extremadamente
los siguientes tipos de alucinaciones: compleja que nos permite conocer en profundidad nuestro mun-
do y a nosotros mismos. En el proceso de pensamiento participan
1. Auditivas. Son las más comunes y las de mayor signifi- otras funciones como la conciencia, la inteligencia, la memoria y
cado diagnóstico en psiquiatría. Las alucinaciones auditi- el afecto.

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/c35/ Exploración del estado mental
ı

Inexorablemente, el vehículo de expresión del pensamiento es verbigeración


el lenguaje, por lo que las alteraciones del pensamiento y del len-
Repetición de frases o palabras carentes de sentido, como ex-
guaje están íntimamente relacionadas (27, 28). Sin embargo, ante
presión del estancamiento del proceso ideativo. Propia de la es-
la necesidad de realizar una exposición esquematizada, se descri-
quizofrenia.
birán por separado.
La psicopatología del pensamiento debe abordarse tanto des-
de sus aspectos formales, como desde sus contenidos. ecolalia
ı
ı Repetición persistente de palabras o frases dichas por otra per-
trastornos formales del pensamiento sona. Puede presentarse en algunas demencias y en la esquizofrenia.
ı
Se refieren a las alteraciones en la productividad y curso del asonancia
pensamiento.
Conjunción de palabras por sonido similar y significado dis-
tinto. Se presenta en la manía y en la esquizofrenia.
pobreza de contenido

Se refiere a una disminución en la calidad de la expresión del


neologismo
pensamiento, que resulta vago e impreciso, siendo su expresión
máxima las respuestas monosilábicas. Es propio de la esquizofre- Creación de una palabra nueva o condensación de fragmentos
nia residual. de varias palabras en una sola. Puede aparecer en la esquizofrenia.

inhibición del pensamiento pensamiento tangencial


Responde a una lentitud en los procesos psíquicos que se ma- Refleja la incapacidad para asociar pensamientos dirigidos a
nifiesta con un aumento del período de latencia entre pregunta y un objetivo. El discurso resulta evasivo.
respuesta y por un retraso en la asociación de ideas.
Aparece en los cuadros depresivos y en cuadros de etiología
orgánica (demencias, estados confusionales). pensamiento disgregado

El discurso está formado por frases correctas pero globalmen-


aceleración del pensamiento. Fuga de ideas te resulta incomprensible debido a pérdida de la idea directriz, no
se rige por las reglas de asociación lógica y no es influenciable
Consiste en una aceleración de los procesos psíquicos, por lo
por los estímulos externos. Se relaciona con la esquizofrenia.
que produce una disminución de la latencia de las respuestas y
una mayor capacidad asociativa. El grado máximo de este fenó-
meno le corresponde al pensamiento ideofugaz o fuga de ideas que pensamiento incoherente
es típico de la manía.
Comparte todas las características del pensamiento disgregado
y, además, presenta una pérdida de la conexión significativa entre
perseveración del pensamiento las diversas palabras. Se relaciona con estados confusionales.
Consiste en la escasez de dinámica discursiva, que dificulta la ı
conmutación de un tema por otro, redundando en los mismos con- ı
ceptos y respuestas. Puede aparecer en el estadio de presueño, en trastornos del contenido del pensamiento
neurosis obsesivas, en depresiones y en el psicosíndrome orgánico.
idea sobrevalorada
pensamiento prolijo Corresponde a una creencia, que no convicción, cargada de
Se corresponde con la dificultad para seleccionar ideas, dando connotaciones afectivas, y que puede convertirse en el eje de la ac-
la misma importancia a lo anecdótico que a lo esencial, quedando tividad de un individuo.
el discurso plagado de detalles. Se ha descrito típicamente en en-
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fermos epilépticos y en otros procesos orgánicos cerebrales. idea obsesiva

Por su irracionalidad, persistencia y absurdidad, la idea obse-


bloqueo del pensamiento
siva comparte nexos de unión con el delirio, del que se distingue
Consiste en una interrupción brusca del discurso, que se re- por la presencia de conciencia de enfermedad, omnipresencia de
toma posteriormente con otro tema. Los bloqueos son una mani- la duda, la lucha contra la misma idea (compulsión) y el cariz
festación típica de la esquizofrenia. egodistónico.

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idea delirante más importantes de las cuales son la afasia motora de Brocca y la
afasia sensitiva de Wernicke.
Se define como la convicción falsa, irrebatible a toda argu-
mentación lógica y de contenido imposible. Se distingue entre Disartria. Trastorno de la articulación del lenguaje, que
ideas delirantes primarias y secundarias. puede ser de causa central o por lesión del aparato fonatorio.

Ideas delirantes primarias. Han sido engendradas a tra- Disfonía. Trastorno de la emisión del lenguaje donde la voz
vés de una vivencia patológica que se corresponde con un estado está apagada.
afectivo difuso en el cual el paciente se encuentra inquieto y alar-
mado porque el ambiente circundante se ha vuelto incierto y Dislalia. Emisión de los sonidos de forma defectuosa.
amenazante. Esta situación primigenia es denominada por Jas-
pers temple delirante. Tartamudez o disfemia. Trastorno del ritmo del lenguaje.

1. Temple delirante o trema. Se caracteriza por una actitud


trastornos funcionales del lenguaje
de perplejidad ante la realidad que está cambiando. El pa-
ciente expresa presentimientos y sospechas. Esta situa- Mutismo. Ausencia de lenguaje en presencia de una capacidad
ción impulsará al paciente a descubrir el nuevo sentido de verbal intacta. El sujeto no habla, pero puede hacerlo, y generalmen-
la realidad que le rodea. te permanece inmóvil. Puede aparecer mutismo en las depresiones
2. Percepción delirante. Es la atribución de un significado graves (estupor depresivo), en la esquizofrenia catatónica (estupor ca-
nuevo, generalmente autorreferencial, a un objeto nor- tatónico), en la histeria y en los cuadros orgánicos cerebrales.
malmente percibido. La vinculación del significado absur-
do al objeto se hace en el instante mismo de la percepción, Taquifasia. Producción acelerada de palabras. Generalmen-
sin que exista ningún tipo de proceso de elaboración. te está relacionada con un hablar compulsivo y copioso o logorrea.
3. Ocurrencia delirante. Certeza súbita de carácter delirante,
que aparece sin que medie percepción alguna, surgiendo Bradifasia. Se trata del enlentecimiento en la emisión de las
del propio proceso mental del sujeto. palabras.
4. Interpretación delirante. Consiste en la valoración delirante
Musitación. Emisión de palabras en voz baja sin intencio-
de ideas, percepciones y otros fenómenos psíquicos correc-
nalidad comunicativa.
tos, suponiendo un trabajo de elaboración más compleja.
5. Representación delirante. Supone atribuir una nueva sig- Estereotipia verbal. Repetición frecuente de la misma sí-
nificación a un recuerdo, de forma que el sujeto configu- laba, palabra o frase en un contexto inadecuado.
ra su pasado de forma delirante.
Alogia. Constituyen verbalizaciones erróneas, contradic-
Ideas delirantes secundarias. Se derivan de un fenómeno psi- torias, no debidas a factores culturales o ambientales.
copatológico de otra índole, como una alucinación o una alteración
del estado de ánimo. La temática de los delirios es muy variable y está Fragmentación. Forma de hablar entrecortada en la que se
relacionada con las características socioculturales del enfermo. Des- suprimen parte o la totalidad de los pronombres personales y
tacan como más comunes los delirios místicos y mesiánicos, auto- conjunciones.
rreferenciales, de perjuicio, de persecución, de control (vivencias de
robo, inserción y difusión del pensamiento), de celos, erotomanía- Lenguaje enfático. Corresponde a un discurso versallesco,
cos, de culpa, de ruina, nihilistas, hipocondríacos y megalomaníaco. lleno de formas en desuso, rimbombante.
ı
ı Aprosodia. Ausencia de la normal modulación emocional
psicopatología del lenguaje del lenguaje, que se hace afectivamente inexpresivo.
ı
El lenguaje es un sistema de signos que sirve como vehículo Alexitimia. Incapacidad para expresar las emociones y
de comunicación entre las personas. Para su correcto funciona- afectos con palabras.
miento es necesario que tanto las áreas cerebrales responsables ı
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como el aparato fonador estén íntegros. Puede distinguirse entre ı


los trastornos orgánicos del lenguaje y los funcionales. psicopatología de la afectividad
ı
La vida afectiva es el conjunto de estados y tendencias que el in-
trastornos orgánicos del lenguaje
dividuo vive de forma propia e inmediata (subjetividad), que influ-
Afasias. Son alteraciones del lenguaje secundarias a lesiones yen en toda su personalidad y conducta (trascendencia), en especial
corticales del hemisferio dominante. Se describen varios tipos, las en su expresión (comunicatividad), y que, por lo general, se distri-

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buyen en términos duales como: placer/dolor, alegría/tristeza, Aplanamiento afectivo. Escasez de signos de expresión
agradable/desagradable, atracción/repulsión (polaridad). afectiva, bien por lenguaje aprosódico, bien por disminución de
En la afectividad se distinguen tres tipos de vivencias: las la expresión gestual.
emociones, los afectos y el humor o estado del ánimo. Los senti-
mientos son estados pasivos del yo que se acompañan de una Frialdad o rigidez afectiva. Falta de respuesta a estímulos
tonalidad agradabledesagradable. Las emociones son reacciones afectivos. La diferencia con el embotamiento afectivo reside en
afectivas bruscas y agudas, desencadenadas por un estímulo que, en este caso, el individuo no puede exteriorizar sentimien-
(percepción o representación) y con una gran correlación so- tos simplemente porque no los tiene.
mática. Los afectos son los sentimientos expresados hacia un ob-
jeto, o que acompañan a una idea o representación mental. El Labilidad afectiva. Cambios rápidos y bruscos del tono
humor o estado de ánimo es un tipo de afecto de instauración emocional que no responden a estímulos externos. Se observa en
lenta y progresiva que surge, en general, de forma cíclica, pero demencias y cuadros orgánicos cerebrales (síndrome seudobulbar).
que también puede ser influido por estímulos internos y exter-
nos. Así, si la emoción supone una respuesta transitoria del in-
Incontinencia afectiva. Dificultad para controlar la expresión
dividuo, el humor corresponde a una predisposición o marco
de los sentimientos, mostrándolos de forma súbita y exagerada.
de sensibilidad emocional (29, 30).

Viscosidad. Adherencia afectiva o tendencia a ser perseve-


trastornos de las emociones rante en los afectos dirigidos a personas, hábitos o cosas.
Ansiedad. Sentimiento de aprensión que produce la antici-
pación al peligro. Ansiedad flotante es el miedo persistente, no trastornos del humor o estado de ánimo
vinculado a ninguna idea.
Ánimo eutímico. Es el estado de ánimo dentro del rango
Agitación. Ansiedad intensa que se relaciona con inquietud normal.
psicomotriz.
Ánimo elevado o eufórico. Humor alegre que se asocia a
Tensión. Aumento de la actividad psíquica y física que re- sentimientos de confianza y satisfacción.
sulta desagradable.
Ánimo expansivo. Desinhibición en la expresión de los
Apatía. Tono emocional anodino asociado a desinterés e sentimientos.
indiferencia.
Ánimo irritable o disfórico. Mal humor, el sujeto tiende a
Ambivalencia. Coexistencia en el mismo sujeto de dos im- reaccionar con irritabilidad.
pulsos opuestos hacia la misma cosa. Considerada por Bleuler
un síntoma primario de la esquizofrenia, también puede obser- Ánimo lábil. Humor oscilante entre la euforia y la depre-
varse en pacientes obsesivos y depresivos. sión o ansiedad.

Sentimiento de falta de sentimentos. El sujeto refiere sen- Ánimo deprimido. Tristeza patológica.
tirse vacío e indiferente ante todo, no pudiendo experimentar
ninguna emoción, lo cual le causa un gran sufrimiento. Típico Anhedonía. Capacidad disminuida para buscar y experi-
de las depresiones y distimias. mentar placer.

Neotimias. Sentimientos novedosos generados por las sen- Humor de ansiedad. El individuo se siente inquieto y tenso,
saciones anormales experimentadas en la esquizofrenia. inseguro y temeroso de que algo no determinado pueda ocurrirle.

Trema. Humor delirante. El paciente experimenta senti-


trastornos de los afectos o de la expresión de la afectividad mientos de inseguridad y miedo, ante la amenaza de un ambien-
te externo que siente como cambiante.
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Afecto inapropiado. Disarmonía entre el tono emocional y


la idea, lenguaje o conducta que lo acompaña. También se deno- ı
mina paratimia. Es frecuente en la esquizofrenia. ı
psicopatología de la psicomotricidad
Afecto embotado. Reducción grave de la intensidad de la ı
exteriorización de los sentimientos. Un grado menor le corres- La actividad motora del ser humano está determinada por la
ponde al afecto constreñido. actitud, la posición y las reacciones motoras. Todas estas facetas

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L. Rojo Moreno, T. Rubio Granero y L. Livianos Aldana
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van orientadas a posibilitar la relación del individuo con el am- espontáneas o reactivas. Otros signos relacionados
biente y a la consecución de autonomía (31). pueden ser las alteraciones vegetativas, catalepsia, mu-
Los trastornos de la psicomotricidad más característicos son: tismo, negativismo, manierismos, estereotipias y eco-
síntomas. También se relaciona con síntomas tales
1. Inquietud y agitación psicomotriz. Excesiva activación como alteraciones del nivel de conciencia, alucinacio-
motora y psíquica que, generalmente, carece de un ob- nes, delirios. Puede tener un origen orgánico o psi-
jetivo estable. Su etiología es muy variada (tanto a nivel quiátrico (esquizofrenia y cuadros afectivos).
orgánico como funcional). 17. Catatonía. Se trata de un síndrome psicomotor caracte-
2. Acatisia. Sensación subjetiva de intranquilidad corporal rístico que incluye síntomas como la catalepsia, estupor,
sin sensación de angustia psíquica. Se trata de un efecto rigidez y flexibilidad cérea. En ocasiones, la catalepsia se
adverso de los neurolépticos. intercala con episodios de excitación o agitación. Tam-
3. Estereotipias. Repetición reiterada e innecesaria de un bién se observa negativismo, mutismo, obediencia auto-
acto, bien en la mímica facial o en la corporal. Pueden ser mática, ecosíntomas y estereotipias. Comparte las mis-
simples (como rascar, frotar, golpetear, etc.), frecuentes mas etiologías que el estupor.
en pacientes con deterioro cognitivo, o complejas (to- ı
queteo de cabellos, jugar con las manos, dar vueltas). ı
Pueden llegar a ser aparatosas en pacientes psicóticos. psicopatología de la vida instintiva
4. Manierismos. Son posturas o movimientos parásitos que ı
aumentan la expresividad de los gestos y de la mímica. Las motivaciones que impulsan nuestra conducta pueden cla-
Son frecuentes en los cuadros psicóticos. sificarse a grandes rasgos en dos epígrafes: motivaciones prima-
5. Tics. Movimientos espasmódicos e involuntarios que rias o instintos, que tienen su origen en las necesidades fisiológi-
suelen aparecer en cara, cuello y cabeza de forma repeti- cas, y motivaciones secundarias o de origen psicológico y social.
tiva e involuntaria. Los instintos son conductas innatas y estereotipadas destina-
6. Temblor. Movimientos oscilatorios regulares, involun- das a favorecer la supervivencia del individuo y el mantenimento
tarios y rítmicos. Traducen contracciones alternantes de de su especie (32, 33). La conducta instintiva está íntimamente re-
músculos agonistas y antagonistas. Puede aparecer tem- lacionada con la afectividad, de tal manera que los trastornos
blor en los parkinsonismos yatrógenos, en la abstinencia afectivos van asociados, generalmente, a una alteración cuantita-
alcohólica y en la ansiedad. tiva de las conductas instintivas.
7. Convulsiones. Espasmos o contracciones musculares A continuación se revisarán las alteraciones de la vida instintiva
violentas e involuntarias. Las convulsiones psicógenas se que hacen referencia al sueño, nutrición, sexualidad y agresividad.
caracterizan por no presentar el patrón típico de apnea, ı
fase tónico- clónica y fase postictal, y por un registro ı
electroencefalográfico crítico normal. psicopatología del sueño
8. Inhibición psicomotriz. Disminución de la actividad mo- ı
tora y psíquica. Se habla de retraso psicomotor o de bra- Puede clasificarse en: trastornos por somnolencia excesiva o
dicinesia para referirse a la inhibición de los cuadros de- hipersomnia, trastornos de inicio y mantenimiento del sueño o
presivos. insomnio, trastornos del ritmo sueño/vigilia y disfunciones aso-
9. Cataplejía. Pérdida transitoria del tono muscular preci- ciadas al sueño o a la vigilia parcial o parasomnias (34).
pitada por estados emocionales.
10. Catalepsia. Describe cualquier posición inmóvil que se
hipersomnias
mantiene constante.
11. Flexibilidad cérea. Estado en el que a una persona se le Cursan con somnolencia inapropiada e indeseada durante la
puede hacer adoptar una postura, manteniéndola. fase de vigilia. Las causas de la hipersomnia son muy diversas, pu-
12. Obediencia automática. Cumplimiento inmediato de las diendo aparecer tanto en síndromes orgánicos como formando
órdenes. parte de síndromes psiquiátricos. A continuación se describen
13. Ecosíntomas. Imitación patológica de los movimientos las entidades clínicas más destacadas.
(ecopraxia), palabras (ecolalia) o gestos (ecomimia)
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

producidos por el interlocutor. Hipersomnia idiopática. Trastorno con un componente


14. Negativismo. Resistencia a ser movilizado o a obedecer hereditario importante, en el que el sueño nocturno está anor-
órdenes. malmente alargado pero cualitativamente es normal y la somno-
15. Mutismo. Ausencia de emisión de fonación, sin anoma- lencia diurna no es imperativa, como en la narcolepsia
lías estructurales.
16. Estupor. Síndrome cuyo elemento principal es la re- Narcolepsia. Es un síndrome de origen desconocido que se
ducción de las actitudes motoras relacionales, caracteriza por la presencia de somnolencia diurna, alteraciones

| 586 | Tratado de Psiquiatría


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/c35/ Exploración del estado mental
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del sueño nocturno y manifestaciones patológicas del sueño de psicopatología de la conducta alimentaria
movimientos oculares rápidos (rapid eye movement, REM) (inicio
del sueño en fase REM, cataplejía, parálisis del sueño, alucinacio- trastornos cuantitativos del hambre
nes hipnagógicas e hipnopómpicas).
Bulimia. Aumento exagerado del apetito y de la ingesta de
Síndromes de hipersomnia intermitente. En el síndrome alimentos.
de Kleine-Levin, la hipersomnia episódica se relaciona con mega-
fagia, conducta sexual anómala y otros cuadros psicopatológi- Hiperfagia. Aumento de la ingesta de alimentos con o sin
cos. La hipersomnia periódica vinculada a la menstruación se aumento de apetito.
considera una variante femenina del anterior.
Anorexia. Disminución o falta del deseo de comer.
Letargia histérica. Cuadro que en la actualidad tiene una Sitofobia. Rechazo de alimentos debido a la creencia de
prevalencia mínima. que contienen algo perjudicial.

Hipersomnia de las depresiones atípicas y distimias.


trastornos cualitativos del hambre

insomnio Pica. Tendencia a la ingestión de sustancias no alimenticias.

El insomnio puede clasificarse según su ubicación en el ciclo Coprofagia. Ingestión de heces.


del sueño (insomnio de inicio, de mantenimiento y tardío) y se-
gún su tiempo de evolución (insomnio transitorio, si la evolu- Mericismo. Regurgitación voluntaria de la comida desde el
ción es de pocos días; de corta duración, cuando es inferior estómago hasta la boca, donde se vuelve a masticar.
a 3 semanas, y de larga duración o crónico, si se prolonga más
de 3 semanas). Escrúpulos selectivos. Dirigidos a determinados alimen-
Existen múltiples patologías y circunstancias que cursan con tos, no explicables por aspectos culturales.
insomnio. Conviene reseñar el insomnio típico del etilismo cró-
nico y de otras toxicodependencias. El insomnio de conciliación Malacia. Ingestión de alimentos muy especiados.
se relaciona en psiquiatría con el trastorno de ansiedad generali-
zada, la ansiedad psicótica y la manía. El insomnio de manteni- trastornos de la sed
miento es muy frecuente en el trastorno de angustia, mientras que
el insomnio tardío es típico de la depresión. Potomanía. Deseo de ingerir grandes cantidades de líqui-
do. Se observa en trastornos orgánicos y en pacientes psicóticos.

parasomnias Dipsomanía. Necesidad brusca, inmotivada e imperiosa de


beber grandes cantidades de líquido y que sobreviene por crisis.
Son fenómenos que se producen durante el sueño, en distin-
ı
tas fases, y que tienen en común que en todos ellos existe una ac- ı
tivación parcial, antes, durante o después del fenómeno. Las pa- psicopatología de la sexualidad
rasomnias más frecuentes son:

1. Sonambulismo. Es una parasomnia que aparece en las fa- disfunciones psicosexuales


ses III y IV del sueño no REM. Se expresa mediante con- Aversión al sexo. Rechazo persistente y recidivante a los
ductas automáticas simples o complejas de las que el su- contactos sexuales genitales con una pareja sexual.
jeto no recuerda nada al día siguiente.
2. Terrores nocturnos. Parasomnia de la fase lenta del sueño Deseo sexual hipoactivo. Disminución de fantasías y de-
no REM, característica de la primera infancia. Consiste seos de actividad sexual de forma persistente o recurrente.
en un cuadro de inquietud, con tormenta vegetativa y an-
gustia. Si el sujeto se despierta durante la crisis no re- Trastorno de la excitación sexual y de la erección. El tras-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

cuerda lo ocurrido. torno de la excitación sexual en la mujer se traduce en la incapa-


3. Pesadillas. La mayoría aparecen durante la fase REM. El cidad persistente o recurrente de obtener y mantener la respuesta
sujeto tiene recuerdo posterior de la experiencia. de lubricación. En el hombre se refiere a la incapacidad de obte-
4. Enuresis. Fenómeno considerado una parasomnia de la ner o mantener la erección hasta el final de la actividad sexual.
fase lenta del sueño no REM.
5. Bruxismo. Parasomnia de la fase II del sueño no REM que Disfunción orgásmica. Ausencia o retraso persistente o re-
consiste en movimientos mandibulares laterales. currente del orgasmo tras una fase de excitación.

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L. Rojo Moreno, T. Rubio Granero y L. Livianos Aldana
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Eyaculación precoz. Eyaculación persistente o recurrente 11. Hernández Viadel M, Bellver Pradas F, Cuquerella Benavent MA, Pérez
en respuesta a un estímulo sexual mínimo, antes de que el sujeto Prieto FJ. Psicopatología de la conciencia. En: Cervera Enguix S, Giner
lo desee. Ubago J, Conde López V, Leal Cercós C, Espino Granado A, Torres
González F (eds.). Manual del residente de psiquiatría (tomo I). Madrid:
SmithKline Beecham, 1997; 399-408.
Dispareunia. Dolor genital persistente o recurrente asocia-
12. Rojo Sierra M. Cuadernos de psiquiatría. Barcelona: Eunibar, 1983.
do a la relación sexual, tanto en hombres como en mujeres.
13. Rojo Sierra M. Disorders of conscience. En: Seva A (ed.). European
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Vaginismo. Aparición persistente o recurrente de espas- 1991; 579-589.
mos voluntarios de la musculatura del tercio externo de la vagina 14. Serrallonga J. Psicopatología de la conciencia. En: Vallejo Ruiloba J (ed.).
que interfiere en el coito. Introducción a la psicopatología y la psiquiatría. Barcelona: Salvat, 1985;
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con el otro sexo, asociada a malestar persistente con el propio
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17. Bulbena A. Psicopatología de la memoria. En: Vallejo Ruiloba J (ed.). In-
trastornos de la inclinación sexual troducción a la psicopatología y la psiquiatría. Barcelona: Masson, 1998;
169-189.
En las parafilias la excitación sexual y/u orgasmo se obtiene a 18. Pérez Prieto JF, Cuquerella Benavent MA, Hernández Viadel M, Bellver
través de conductas en las que se implican objetos no humanos Pradas F. Psicopatología de la memoria. En: Cervera Enguix S, Giner
(fetichismo, necrofilia, zoofilia, coprofilia, clismafilia, urofilia), Ubago J, Conde López V, Leal Cercós C, Espino Granado A, Torres
niños (pedofilia) o personas que no consienten (exhibicionismo, González F (eds.). Manual del residente de psiquiatría (tomo I). Madrid:
frotteurismo, voyeurismo), o a través del sufrimiento y la humi- SmithKline Beecham, 1997; 421-433.
19. Rojo Sierra M. Psicología y psicopatología de la percepción, memoria y
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fantasía. Barcelona: Eunibar, 1980.
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| 588 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c35/ Exploración del estado mental
ı

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/sC/ Evaluación en psiquiatría | 589 |


que proporcionó mayor información y se convirtió en el test

/capítulo36/
de referencia. Una de las innovaciones de esta escala fue no con-
siderar la inteligencia de forma unitaria, sino como el conjunto
coordinado de distintas habilidades. Partiendo de esta idea eligió
pruebas representativas de estas capacidades para constituir su es-
cala (5).

Pruebas Esta concepción se halla muy próxima a las concepcio-


nes neuropsicológicas, por lo que ya desde sus inicios las escalas
de Wechsler se utilizaron no sólo para determinar el coeficiente
neuropsicológicas intelectual (CI). El mismo Wechsler introdujo la diferenciación
entre subtests «que se mantienen» y «que no se mantienen» para
formular el Índice de Deterioro Mental. A pesar de que este indi-
T. Marcos Bars cador no generó resultados suficientemente satisfactorios, abrió
paso al análisis configuracional de los perfiles para distintas pa-
M. Salamero Baró tologías. La riqueza de los subtests seleccionados por Wechsler lo
han convertido en la base de casi cualquier exploración neuro-
psicológica. Además de la sensibilidad de algunos de los subtests
a los efectos de la lesión cerebral, la existencia de una barema-
Exploración neuropsicológica ción con muestras amplias de la población general es otro aspec-
to que todo neuropsicólogo sabe apreciar.
ı ı
ı ı
La exploración neuropsicológica es el acto clínico mediante el Escala de Inteligencia de Wechsler
cual se analizan las funciones cognitivas de un paciente y sus defi- para Adultos
ciencias en relación con las estructuras neurológicas que las sus- ı
tentan. Esta evaluación tiene como mínimo tres finalidades: con- El WAIS-III es la versión actual de la escala de Wechsler y re-
tribuir al diagnóstico diferencial, definir la capacidad funcional coge la amplia experiencia generada por anteriores versiones. En
del paciente y planificar su rehabilitación. La exploración neu- esta versión se intenta dar respuesta a las limitaciones y críticas
ropsicológica se inicia en la anamnesis general, la cual debe incor- suscitadas por las anteriores ediciones. Desde la perspectiva neu-
porar una somera exploración de las funciones superiores (1). ropsicológica incorpora muchos de los elementos de análisis de-
Esta primera aproximación debe incluir una valoración de la sarrollados por Kaplan y cols. (6) en su adaptación de la WAIS-R
orientación temporal y espacial, memoria inmediata y remota, para la exploración de pacientes con lesión general. Una de las
comprensión y expresión verbal y capacidad de razonamiento mejoras de esta nueva versión para la exploración neuropsicoló-
lógico; este conjunto mínimo de información puede recogerse gica es la adición de ítems más sencillos, que permiten una mayor
de forma sistematizada mediante instrumentos de cribado estan- discriminación en pacientes con funciones afectadas. Se mantie-
darizados, tales como el Mini-Examen Cognoscitivo (MEC) (2). ne la agrupación de las pruebas que permiten calcular un coefi-
Ante la presencia de déficit es conveniente proceder a evalua- ciente intelecual verbal y manipulativo, y se han añadido cuatro
ciones instrumentales más exhaustivas y que permitan su cuanti- índices factorialmente más coherentes que evalúan la compren-
ficación. Estas exploraciones suelen requerir tests específicos y sión verbal, la organización perceptiva, la memoria de trabajo y la
una formación especializada para su interpretación. El rápido velocidad de proceso.
desarrollo de la neuropsicología clínica ha dado lugar a un núme- Los 14 subtests, incluidas dos pruebas suplementarias, pre-
ro muy elevado de pruebas que cubren las diversas necesidades sentan coeficientes de fiabilidad superiores a 0,70, elevándose en
clínicas y que pueden hallarse en los manuales especializados el caso de los coeficientes e índices al orden de 0,80. Las mejorías
(3, 4). Para mantenernos dentro de los límites razonables de ex- psicométricas introducidas en cada subtest y el aumento de los
tensión de un capítulo hemos seleccionado los de uso más habi- mismos ha incrementado el tiempo de administración, lo que su-
tual, organizando la exposición de acuerdo con la división clásica pone una limitación para la práctica clínica. La utilización de la
según las distintas funciones. WAIS-III para finalidades neuropsicológicas implica, no obstan-
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ı te, un enfoque diferente de cuando se utiliza para evaluar la ca-


ı pacidad intelectual. Así, a pesar de que el coeficiente intelectual
capacidad intelectual general total se ha demostrado sensible a los efectos de las lesiones cere-
ı brales y que la diferencia entre el cociente verbal y manipulativo
Los primeros estudios sobre los efectos de las lesiones cere- suele indicar la lateralización de la lesión, estos indicadores tan
brales sobre el rendimiento cognitivo se efectuaron mediante tests globales a veces oscurecen los déficit específicos. Este efecto es
de inteligencia. En el ámbito clínico la escala de Wechsler fue la especialmente marcado en lesiones que sólo afectan al rendi-

| 590 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c36/ Pruebas neuropsicológicas
ı

miento en alguno de los subtests. La utilidad cuestionable de los ciente. El peso de estas limitaciones no es suficiente para contra-
coeficientes globales, las dificultades para administrar toda la esca- rrestar las ventajas antes mencionadas. Por ello con el tiempo se
la y el distinto interés neuropsicológico de los subtests conduce han ido configurando diversas baterias generales para evaluar el
en la práctica clínica a la utilización parcial de algunos elementos daño cerebral, así como otras más específicas destinadas a tipos
de la escala que se integran a otras pruebas más estríctamente neu- específicos de enfermedaes como son las demencias.
ropsicológicas. ı
ı ı
ı Batería Neuropsicológica
Matrices Progresivas de Raven de Halstead-Reitan
ı
ı
La Batería Neuropsicológica de Halstead-Reitan (Halstead-
Este test, diseñado originalmente para medir el factor de inte-
Reitan Neuropsychologicol Battery, HRNB) fue creada original-
ligencia general, se ha utilizado bastante en neuropsicología, posi-
mente por Halstead para estudiar a pacientes con lesiones en los
blemente por la facilidad de su administración que no requiere
lóbulos frontales y ha sido revisada en numerosas ocasiones. En la
personal especializado (7). A pesar de que se creó para medir un
última revisión (8) se mantienen cinco pruebas: test de categorías,
factor general relativamente puro, está constituido por varias series
test de reconocimiento tàctil, test de ritmos, prueba de percep-
que incluyen un principio de razonamiento diferente para alcan-
ción de sonidos del habla y el test del golpeteo digital. A partir
zar la solución. El requisito es de tipo perceptivo en las series más
de ellos Halstead derivó un Índice de Deterioro con un rango de
sencillas para pasar al analógico en las más difíciles. En neuropsi-
puntuaciones de 0 a 10, pensado para discriminar a los sujetos
cología se ha utilizado especialmente la versión denominada «Co-
con lesión cerebral. La fiabilidad del retest de este Índice ha dado
lor», ya que su nivel de dificultad es menor. Este test se ha mostra-
lugar a resultados muy variables en los diferentes estudios, con
do coherente en la gradación de lesiones cerebrales de distinta in-
rangos que oscilan entre 0,48 y 0,84 (9), y también se ha cuestio-
tensidad, pero es poco sensible en los estadios iniciales; el análisis
nado su capacidad de discriminación.
cualitativo de los errores puede mostrar la presencia de errores ta-
A pesar de estos resultados un tanto decepcionantes, especial-
les como negligencia unilateral o tendencia al concretismo.
mente si se tiene en cuenta la extensión de la exploración completa,
la HRNB supuso un gran impulso para la evaluación psicométrica
de los efectos de las lesiones cerebrales. De los numerosos resulta-
Baterías neuropsicológicas dos colaterales es importante destacar que alrededor de estos tests
ı considerados como centrales se desarrollaron e incorporaron mu-
chas otras pruebas, como el Test del Trazo (Trail Making Test,
ı
TMT), que posteriormente han hallado amplia aplicación en los es-
La evaluación de las funciones neuropsicológicas de un pa-
tudios neuropsicológicos. También desde entonces la utilización de
ciente no puede realizarse sólo mediante una sola prueba, ya
índices cuantitativos para la discriminación de lesión cerebral se
que debe cubrirse un espectro razonable de rendimientos. Por
ha convertido en una práctica habitual.
ello, en la práctica, toda evaluación implica la administración de
ı
un conjunto de tests diferentes. La elección de las pruebas más ı
convenientes dependerá, entre muchos otras factores, de las ca- Batería Neuropsicológica Luria-Nebraska
racterísticas cognitivas premórbidas del paciente, de la etiología ı
de la presunta lesión que se quiere evaluar y de la localización del Luria desarrolló con minuciosidad un procedimiento clínico
daño cerebral. Disponer de una batería de tests configurada de de evaluación neuropsicológica pero nunca se interesó por su
antemano supone en la práctica numerosas ventajas, aunque desarrollo psicométrico. Christensen compiló y estandarizó el
también inconvenientes. Entre las ventajas prácticas cabe desta- material exploratorio y años más tarde Golden y cols. (10) forma-
car una mayor economía de esfuerzo y facilidad para el aprendi- lizaron la estructura psicométrica del material para convertirlo en
zaje de su administración, corrección y evaluación. Además, la Batería Neuropsicológica Luria-Nebraska (Luria-Nebraska
disponer de un conjunto sistemático de información sobre los Neuropsycological Battery, LNNB). Comprende 11 escalas clínicas
pacientes explorados permite su comparación tanto para finali- a las que se ha añadido una escala de memoria en la Forma II que
dades clínicas como de investigación. por lo demás puede considerarse como una forma paralela. A esta
Estas ventajas deben contrapesarse con sus inconvenientes; agrupación de los ítems en las escalas de función motora, ritmo,
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la utilización de baterías supone un enfoque rígido de la explora- función táctil, visual, lenguaje receptivo, escritura, lectura, arit-
ción que, llevado a su extremo, significa prescindir de las carac- mética, memoria y procesos intelectuales se añaden escalas globa-
terísticas individuales de cada paciente. Toda prueba tiene un les de síntomas patognomónicos y de afectación de los hemisfe-
rango de aplicabilidad óptimo, fuera del cual disminuye su fiabi- rios derecho e izquierdo.
lidad o la relevancia clínica de la información que nos ofrece. Por Con posterioridad se han ido incorporando nuevas formas de
ello, salvo para finalidades exclusivas de investigación, conviene agrupación de los ítems básicos para intentar discriminar la foca-
adecuar los tests que se administran a las características del pa- lidad lesional en cada uno de los hemisferios cerebrales. Paralela-

/sC/ Evaluación en psiquiatría | 591 |


|
T. Marcos Bars y M. Salamero Baró
|

mente a esta perspectiva localizacionista, a través de análisis fac- recuperan los estímulos que inciden en una persona. Estas distin-
toriales se han desarrollado numerosas escalas que evalúan distin- tas funciones en que puede dividirse el proceso deben considerar-
tas funciones. Las escalas clínicas básicas, que son las mejor estu- se para cada modalidad sensorial, lo que conduce a la abundancia
diadas, presentan índices de fiabilidad por mitades y test-retest de pruebas neuropsicológicas que intentan evaluar cada uno de
que oscilan entre 0,6 y 0,9 (11, 12). La capacidad de discrimina- estos aspectos. En la práctica clínica suele ser suficiente considerar
ción de pacientes con lesión cerebral y su localización preconiza- la fijación y retención de información auditiva, generalmente de
da por los autores (13) ha sido en general cuestionada por inves- tipo verbal, y visual. Conviene considerar por lo menos estos dos
tigadores independientes. aspectos ya que estas funciones presentan un grado valorable de
ı lateralización. El desarrollo de la neuropsicología en las últimas
ı décadas ha dado lugar a la diferenciación de la memoria de traba-
Programa Integral de Exploración jo como ámbito de exploración específico, a consecuencia de su
Neuropsicológica o Test Barcelona (PIENC) relevancia adaptativa y del desarrollo de nuevos modelos explica-
ı tivos (16). Dado que se afecta de forma bastante selectiva en múl-
En nuestro país, Peña-Casanovas (14) ha desarrollado una tiples trastornos mentales más graves dedicaremos un apartado a
batería de exploración neuropsicológica construida a partir de re- estas pruebas.
copilación de pruebas clásicas adaptadas y de pruebas de diseño ı
original. Consta de 152 subtests con el objetivo de detectar défi- ı
cit específicos, evitando consideraciones globales. Existe barema- tests de atención
ción en población española realizada por el autor. Las funciones ı
generales que explora son: lenguaje oral, orientación, lectura, es- La atención es, como todas las funciones, compleja y su eva-
critura, actividad gestual y praxias, factores visuoespaciales, gno- luación requiere contemplar diferentes aspectos. En general se
sia, memoria, cálculo y factores de inteligencia con elementos si- distingue entre la amplitud atencional o capacidad de almacenar
milares a la WAIS. En el estudio original se incluyen análisis de ítems de información para su procesamiento y el mantenimiento
fiabilidad y validez entre sujetos normales y patológicos (demen- de la concentración en tareas de vigilancia. Una de las formas más
cias tipo Alzheimer, lesiones focales, tumores y traumatismos cra- habituales de evaluar la amplitud atencional es mediante la repe-
neoencefálicos). tición de dígitos de longitud creciente. Este tipo de pruebas forma
ı parte de distintos tests de inteligencia como el WAIS-III. No obs-
ı tante, para la finalidad de análisis neuropsicológico debe diferen-
Consortium to Establish a Registry ciarse por separado la amplitud de retención en orden directo e
for Alzheimer's Disease (CERAD) inverso, debiendo considerarse este último aspecto como me-
ı moria de trabajo. Otros autores prefieren la repetición de letras
Posiblemente es en el campo de las demencias donde ha apa- que hace más difícil la agrupación de los elementos en unidades
recido un número más elevado de baterías neuropsicológicas. Po- más amplias. A pesar de que la amplitud atencional se halla poco
siblemente la CERAD es la que ha adquirido una mayor difu- lateralizada también se utilizan diferentes variaciones del test de
sión. Incluida dentro de un amplio protocolo de exploración de Corsi que utiliza estímulos visuales. Una de estas modificaciones
variables clínicas y biológicas, el núcleo de las pruebas neuropsi- se ha incluido en la Escala de Memoria de Wechsler (Wechsler
cológicas está constituido por un subtest de fluidez verbal, el Mi- Memory Scale, WMS) a la que nos referiremos posteriormente.
niexamen del Estado Mental (Mini-Mental State Examination, ı
MMSE), una curva de aprendizaje verbal de tres ensayos, praxias ı
grafoconstructivas, recuerdo demorado espontáneo y de recono- memoria de fijación y evocación
cimiento. Este conjunto de siete pruebas, muchas de las cuales va- ı
lidadas independientemente, constituye una exploración breve y Una de las pruebas de mayor tradición en la evaluación de la
eficiente. Esta ventaja práctica, junto con la información propor- memoria son las distintas revisiones de la WMS, que en esta área
cionada por el estudio de seguimiento del Consorcio, la han con- funcional presenta un estrecho paralelismo con las pruebas que
vertido en un instrumento habitual tanto para el diagnóstico diseñó para evaluar la inteligencia. En su revisión actual (17) está
como para el seguimiento de enfermos de Alzheimer (15). compuesta por 11 subtests que evalúan: información y orienta-
ción, memoria de textos y de rostros, aprendizaje de pares asocia-
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dos, memoria de escenas visuales complejas, aprendizaje de listas


de palabras, memoria de figuras geométricas, memoria inmedia-
Atención y memoria ta de dígitos y espacial, memoria de trabajo y control mental. Mu-
ı chas de estas pruebas comprenden la evocación inmediata tras la
ı presentación de los estímulos y su evocación después de interfe-
En el área de atención y memoría se incluye un conjunto muy rencia. La amplia información que ofrece se resume en diferentes
amplio de funciones mediante las cuales se registran, almacenan y índices jerárquicos. Los más globales corresponden a la memoria

| 592 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c36/ Pruebas neuropsicológicas
ı

inmediata, de evocación y de trabajo, subdividiéndose los dos pri- Como suele ocurrir con las pruebas no verbales, la FCR es
meros según la modalidad sensorial auditiva o visual. muy sensible a los efectos de la edad (3) y a la presencia de dis-
La amplitud de las muestras de baremación originales, la es- funciones cerebrales, en especial del hemisferio no dominante. La
pecificación detallada del procedimiento de administración y la relación entre los procesos de fijación de información y la organi-
valoración y cantidad de información que ofrece constituyen zación previa del material se pone fácilmente de manifiesto en
puntos fuertes de la WMS-III. Este desarrollo depurado le confie- esta prueba por lo que recientemente se ha recuperado su uso en
re buenas cualidades psicométricas, con fiabilidades entre 0,7 y el estudio de la disfunción cognitiva en los trastornos mentales
0,8 en los índices. Como contrapartida la administración com- graves (24).
pleta de todos los subtests requiere casi 1 h y la homogeneidad e
interpretabilidad neuropsicológica de los índices es cuestionable.
Actualmente aún se dispone de poca información de esta nueva
revisión, pero no parece haber resuelto totalmente las dificultades
Percepción
de la versión anterior. Los subtests que componen los índices ı
son factorialmente poco consistentes y tienen una sensibilidad li- ı
mitada a la lateralización de las lesiones (18). Las alteraciones de la percepción consecutivas a lesiones cere-
En la exploración de la memoria se utiliza con mucha fre- brales pueden afectar a cualquier modalidad sensorial, por lo que
cuencia el estudio de las curvas de aprendizaje, especialmente de se dipone de pruebas perceptivas para cualquiera de los sentidos.
palabras. Existen diversas pruebas, las más conocidas de las cuales No obstante, por su mayor relevancia funcional los más utilizados
son el Test de Aprendizaje Verbal Auditivo de Rey (Rey Auditory son los correspondientes a la percepción visual, auditiva y táctil.
Verbal Learning Test, RAVLT) (19) y el Test de Aprendizaje Ver- En general, se consideran tests perceptivos los que requieren es-
bal de California (CAVLT), o TAVEC en su adaptación española casa elaboración cognitiva del material presentado y suelen con-
(20). A pesar de las variantes entre las diferentes formas, este tipo sistir en el reconocimiento perceptivo de objetos o sus represen-
de pruebas tienen en común la presentación de una lista de pala- taciones simbólicas.
bras que excede a la amplitud atencional y que el sujeto debe in- ı
tentar aprender. La presentación de los estímulos en cinco ensa- ı
yos permite analizar cuantitativa y cualitativamente el proceso de tests que exploran la percepción visual
fijación de la información. Posteriormente se evalúa el efecto de ı
interferencia en la evocación inmediata y la evocación demorada Los trastornos agnósicos más graves se hacen patentes en las
espontánea, así como en situación de reconocimiento. dificultades para identificar objetos comunes, pero para detectar
Esta prueba ofrece numerosos índices que permiten evaluar, el déficit más sutil se necesitan estímulos complejos que requieran
entre otros aspectos, los procesos de fijación y evocación de la in- un proceso perceptivo dirigido. Esta dificultad perceptiva se logra
formación verbal (21). El conjunto de esta información permite mediante la fragmentción o distorsión de las figuras. A principio
aproximaciones al diagnóstico diferencial, tales como la distin- del siglo XX, Poppelreuter utilizó láminas formadas por la super-
ción entre patrón de alteración de la memoria cortical o subcor- posición de dibujos de objetos comunes, ante las que el sujeto
tical (22), de interés tanto en pacientes con enfermedades neuro- debe nombrar o identificar las formas constituyentes. La facilidad
lógicas como pacientes psiquiátricos. Las numerosas variantes de su administración ha dado lugar a numerosas variantes (25) y
disponibles de estas pruebas permiten adecuar la dificultad a los a su inclusión en baterías neuropsicológicas amplias (10, 14).
diferentes niveles de rendimiento de los sujetos y las formas pa- En los pacientes psiquiátricos no se presentan este tipo de
ralelas disminuyen el efecto interferidor del aprendizaje en las si- déficit propios de lesiones masivas cerebrales. Los déficit percep-
tuaciones de retest. Al igual que ocurre con otras pruebas de uso tivos que pueden aparecer en los trastornos mentales graves de-
frecuente, las variantes del aprendizaje de listas de palabras for- ben explorarse en tareas de mayor dificultad, muchas de las cua-
man parte de diferentes baterías neuropsicológicas (15). les desarrolladas por Benton y cols. (26). Entre ellas cabe desta-
Aunque en menor medida que el lenguaje, en los procesos de car la discriminación de la orientación espacial de líneas (27) y el
memoria también existe un elevado componente de lateraliza- reconocimiento de rostros (28). En estas pruebas complejas in-
ción. Por ello es habitual que en la exploración de los procesos de tervienen otras funciones, además de las simplemente percepti-
memoria se empleen tanto estímulos verbales como visuales. La vas, que suelen incluir componentes de memoria de trabajo y a
prueba más característica con presentación de material visual es el largo plazo cuando se requieren juicios basados en patrones so-
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Test de Copia y Reproducción de la Figura Compleja de Rey cialmente significativos.


(FCR) (23). En este test se le presenta al sujeto una figura geo- ı
métrica compleja, de difícil verbalización, para que la reproduzca. ı
Sin advertencia previa se procede a solicitarle la reproducción de evaluación de las funciones auditivas
memoria tanto inmediata como demorada. Un minucioso siste- ı
ma de puntuación descrito en el manual permite la evaluación La evaluación de las agnosias auditivas está muy relacionada
cuantitativa y cualitativa de las reproducciones. con la percepción del lenguaje, ya que son este tipo de alteracio-

/sC/ Evaluación en psiquiatría | 593 |


|
T. Marcos Bars y M. Salamero Baró
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nes las que revisten mayor importancia clínica. Su exploración evolución de las técnicas de exploración, desde la autopsia de pa-
instrumental suele realizarse en el contexto más amplio del estu- cientes afásicos, única posible en un inicio, hasta el desarrollo de
dio de las afasias (v. más adelante). Dado su interés en el área de la técnicas estructurales de exploración in vivo como la tomografía
psiquiatría, merece la pena mencionar las pruebas de escucha di- computarizada (TC) y la resonancia magnética (RM), o funciona-
cótica (29). Consisten en la presentación simultánea de dos estí- les como la tomografía computarizada por emisión de fotón úni-
mulos verbales diferentes, en cada uno de los canales auditivos, a co (SPECT), la RMf o la tomografía por emisión de positrones
través de auriculares estereofónicos. La interacción competitiva (PET), así como de los modelos teóricos de lenguaje de más reper-
entre ambos mensajes revela la dominancia hemisférica en el pro- cusión en experimentación y en clínica (30).
cesamiento de estímulos verbales. Se han descrito desviaciones en Los tests neuropsicológicos que evalúan el lenguaje y los tras-
relación a la normalidad, especialmente en los pacientes con tras- tornos afásicos tienen en cuenta todos o algunos de los aspectos
tornos esquizofrénicos. antes enumerados. Así, tanto la BNHR (8) como la LNNB (11)
ı son instrumentos neuropsicológicos muy elaborados pero que no
ı centran su atención en la evaluación del lenguaje de forma espe-
agnosias táctiles cífica sino que lo miden como una más de las funciones cogniti-
ı vas. Por el contrario, de entre los tests específicamente elaborados
Al igual que en el apartado anterior, la exploración de las ag- para la evaluación del lenguaje y sus trastornos, destacan por la
nosias táctiles incluye desde el simple reconocimiento de objetos generalización de su uso a nivel mundial, el Test de Examen de las
comunes mediante el tacto hasta discriminaciones más sutiles. Afasias de Boston (Boston Diagnostic of Aphasia Examination,
Las primeras suelen quedar reducidas a la exploración clínica para BDAE), paradigma de instrumentos que persiguen una evalua-
la detección de estereoagnosias y no requieren procedimientos ción global del lenguaje; el test para la evaluación de la denomi-
instrumentales especiales. Se dispone de pruebas sistematizadas nación, faceta que resulta importante para el diagnóstico del tipo
para analizar los fenómenos de inatención o simultagnosia, así de trastorno del lenguaje o afasia: Test de Denominación de Bos-
como para el reconocimiento de números y letras dibujados en ton (Boston Naming Test, BNT); el Test Oral Controlado de Aso-
la palma de la mano (4). Estas discriminaciones táctiles más com- ciación de Palabras (Controlled Oral Word Association Test, CO-
plejas pueden tener utilidad en la determinación de la lateralidad WAT) para el análisis de la fluidez o fluencia verbal, más conoci-
de lesiones neurológicas. do por las siglas FAS; o para el estudio de la comprensión, el To-
ken Test. Los trastornos de comprensión y/o utilización del len-
guaje son evaluados por tests neuropsicológicos como los que he-
mos mencionado, los cuales se describen, con cierto detalle, a
Lenguaje continuación.
ı ı
ı ı
El lenguaje es una función cognitiva que tiene como objetivos Test de Boston para el Diagnóstico
principales permitir la estructuración e interiorización progresivas de la Afasia
del mundo exterior y posibilitar la comunicación social entre los ı
individuos de la especie. Está muy localizada en el cerebro e in- El Boston Diagnostic Aphasia examination (BDAE) de Good-
cluso muy parcializada en diversos territorios y diferentes lóbu- glass y Kaplan (31) persigue tres objetivos. En primer lugar, el
los. Se subdivide en funciones tales como comprensión, significa- diagnóstico de la presencia y tipo de síndrome afásico, dando
ción, denominación, abstracción, lenguaje escrito, prosodia, ento- lugar a inferencias concernientes a la localización cerebral de la le-
nación, cadencia, ritmo, musicalidad, etc., constituye la función sión. También pretende evaluar el nivel de rendimiento a lo lar-
cognitiva de la que se conocen mejor algunas relaciones entre ce- go de un rango amplio, tanto para la determinación inicial como
rebro y conducta. Para valorar adecuadamente el lenguaje, las fun- para la detección del cambio en el tiempo, y por último, realizar
ciones del habla y ver si hay problemas de comunicación, la eva- una valoración global de las dificultades y posibilidades del pa-
luación debería incluir, como mínimo, el lenguaje espontáneo, la ciente en todas las áreas del lenguaje como guía para el tratamien-
repetición de palabras, frases o párrafos, la comprensión, la deno- to. Por ello se considera que el BDAE es la prueba capital para la
minación, la lectura y la escritura (4). Aunque con el nivel actual evaluación del lenguaje y sus trastornos ya que posee una validez
de desarrollo de algunas técnicas de neuroimagen podría resultar ecológica importante al incorporar sustancialmente al instru-
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estéril pretender localizar lesiones cerebrales mediante tests neu- mento la posibilidad de ser utilizado como registro básico y de se-
ropsicológicos, no siendo ésta ya su principal función, algunos de guimiento en un proceso de rehabilitación. Así como en otros
estos tests pueden contribuir junto a las otras neurociencias a la dominios cognitivos el proceso de reentrenamiento debe efec-
validación de muchas hipótesis sobre alteraciones focales o difusas tuarse a través de pruebas paralelas, en el lenguaje la repetición
del hemisferio izquierdo (en la mayoría de los casos) y a su rela- juega a favor de su restablecimiento. Consta de 36 subtests que se
ción con los trastornos afásicos que se observan en la clínica. No agrupan en factores: comprensión auditiva, expresión oral, com-
nos detendremos a exponer información sobre la influencia de la prensión del lenguaje escrito y escritura. Se tipificó en dos ocasio-

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nes, 1972 y 1982. Dispone de baremos elaborados con los datos enfermedad de Alzheimer leve y controles emparejados normales,
de alrededor de 200 casos de pacientes afásicos, en ambas ocasiones. así como entre enfermedad de Alzheimer y demencia vascular
Se repartieron en 6 niveles de gravedad, desde «sin comunicación (33). Todo ello justifica que el BNT, o alguna forma abreviada,
posible» hasta «afasia residual con dificultades sólo subjetivas». se incluya dentro de los subtests de las baterías más importantes
Las variables estudiadas son: gravedad, fluidez, comprensión au- para la detección de demencia, así como para las que la evalúan
ditiva, denominación, lectura, repetición, parafasia, habla auto- neuropsicológicamente como el CERAD (34).
matizada, comprensión del lenguaje escrito, escritura, música, es- ı
pacialidad y capacidad de cálculo. Las funciones lingüísticas van ı
mucho más allá del lenguaje oral y, en muchas ocasiones, algunos fluidez verbal
de estos trastornos, aparecen asociados con apraxias, acalculias, ı
etc. La fiabilidad entre jueces de la versión original se sitúa entre La evaluación de la fluidez o fluencia verbal permite explorar
0,70 y 0,90. El manual ofrece los estadísticos descriptivos de dos de funcionalismo del lóbulo frontal no solamente por el com-
muestras de pacientes afásicos que sirvieron para las tipificaciones promiso motor que implica la pronunciación sino también, en
realizadas en 1972 y 1982. La tipificación española se realizó con cuanto se propone una cierta categorización, por la puesta en
40 pacientes afásicos con diferentes niveles de gravedad. El ran- marcha de los circuitos y conexiones cerebrales prefrontales sub-
go de edad fue de 17 a 72 años. La fiabilidad Kuder-Richardson corticales, del lenguaje, de la abstracción o conceptualización y de
osciló para los diferentes subtests entre 0,7 y 0,9 (31). Los dis- la memoria. La tendencia a la perseveración y/o estereotipia, o,
tintos tipos clínicos de afasia que componen la muestra de tipi- contrariamente, la indemnidad de la capacidad de inhibición de
ficación española se distribuyen de la siguiente forma: un estas rutinas son buenos indicadores y muy sensibles a la existen-
12,5 % corresponde a los pacientes con afasia de Broca, un 10 % cia de daño cerebral o sus secuelas. El Controlled Oral Word As-
a las afasias anómicas, un 7,5 % a las afasias de Wernicke, un sociation Test (COWAT) (26), es conocido también por Test de
5 % a las afasias de conducción y un 2,5 % a una afasia de tipo Fluidez Verbal o, simplemente, como FAS, que son las iniciales de
anártrico. El otro 50 % de la muestra corresponde a afasias glo- las palabras que se pide al sujeto que diga, excluyendo nombres
bales y residuales. propios en 1 min. Puede variarse la forma original de administra-
ı ción y solicitarse que no se digan palabras espontáneamente, sino
ı que se circunscriban a algún tipo de categoría. Existen datos nor-
Test de Denominación de Boston mativos relativamente recientes de la versión original, así como
ı instrucciones explícitas para el administrador (3), que tienen en
El Test de Denominación de Boston (De Boston Naming Test, cuenta variables como el sexo, la edad y el nivel de escolariza-
BNT) ha tenido mucho éxito a lo largo de las sucesivas ediciones, ción, que influyen de forma significativa en el rendimiento en esta
seguramente por la extrema facilidad de su administración y tam- prueba.
bién por su gran capacidad de detección sistemática de deterio- ı
ro. Deriva del original creado por Kaplan en 1978 (32). Revisado ı
y abreviado en 1983 se ha mantenido hasta hoy. Es una forma comprensión verbal
breve de explorar las habilidades expresivas del lenguaje. Consis- ı
te en 60 láminas en las que se le presenta al sujeto el dibujo de un En cuanto a la evaluación de la comprensión del lenguaje, se
objeto, progresivamente más difícil, en el sentido de que es más usa preferentemente el Token Test (35), o el test de las fichas, que
infrecuente su uso o tiene un conocimiento menos extendido. resulta muy fácil de administrar y que, en principio, puede resol-
Por ejemplo, la prueba incluye desde el dibujo de un peine al de ver correctamente o con muy pocos errores cualquier persona
un ábaco. Se le pide al sujeto que, por confrontación visual, diga no afásica que tenga un nivel elemental de estudios. Es especial-
el nombre del objeto en 20 s aproximadamente. Si la persona es mente sensible a los procesos de disrupción lingüística que suelen
incapaz de decir espontáneamente el nombre del objeto se le pro- ser centrales en las secuelas afásicas. Las puntuaciones en el test se
porciona una pista (p. ej., la descripción del objeto) y después, si correlacionan de forma significativa con las obtenidas en tests de
es necesario, una pista fonémica (p. ej., el sonido inicial de la pa- comprensión auditiva. Consta de cinco partes, cada una de ellas
labra). Existen diferentes puntos de corte y baremos actualizados con 10 ítems, a excepción de la última que tiene 22. En la prácti-
para distintas poblaciones. Hasta hace unos 10 años no estuvie- ca suele utilizarse la forma abreviada que tiene un total de 36
ron bien documentadas las propiedades psicométricas del ins- ítems. El test consta de fichas de formas geométricas de colores y
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trumento. Su fiabilidad test-retest fue de 0,9 en personas con de diferentes tamaños entre las que el paciente debe establecer las
epilepsia. Varias pruebas de correlaciones por mitades mostraron relaciones que se le solicitan. Las instrucciones que se dan al exa-
un rango entre 0,8 y 0,9, dependiendo de las muestras. Los estu- minado van complicándose progresivamente.
dios de validez teórica han mostrado que en general el BNT es Las afasias se clasifican en fluidas o no fluidas; las disfunciones
una buena medida del conocimiento de las palabras y de habili- lesionales de las primeras se localizan preferentemente en el lóbulo
dades verbales generales, también desde el punto de vista del de- frontal y las de las segundas, en el temporoparietal. Las no fluidas se
sarrollo. Se ha constatado que discrimina bien entre personas con caracterizan por la longitud reducida de las frases, la escasa agilidad

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de articulación; el agramatismo y la preservación relativa de los la capacidad para establecer relaciones entre significados diversos.
nombres. Las fluidas, por la longitud normal de la frase, una bue- Las metáforas, analogías, sinónimos y antónimos son buenos ele-
na agilidad de articulación, disgramatismo y anomias o parafa- mentos, entre los verbales, para efectuar estas valoraciones, aun-
sias. El árbol de decisión nos lleva a clasificar la afasia global, la que también se recurre, y con gran profusión, a materiales diver-
afasia de Broca o la afasia motora transcortical como afasias no sos que no implican el uso del lenguaje «exterior».
fluidas, de acuerdo con las observaciones que podemos hacer al ı
evaluar el lenguaje espontáneo. En cambio, la afasia de Wernicke, ı
la afasia de conducción y la afasia sensorial transcortical como pruebas incluidas en baterías
afasias fluidas. de inteligencia general
Cuando además, en las afasias no fluidas, evaluamos la com- ı
prensión en función de si está alterada (afasia global) o relativa- Dentro de las escalas de inteligencia de Wechsler, y en con-
mente preservada (afasia de Broca, afasia motora transcortical) creto en la escala WAIS-III (36), hay dos subtests que cumplen
avanzamos un paso más. Dentro de las afasias fluidas distingui- este cometido. El subtest de comprensión, que opera a un nivel
mos entre aquellas con la comprensión alterada (afasia de Wer- concreto, más simple que el subtest de semejanzas, con el objeti-
nicke, afasia sensorial transcortical) y aquellas con la compren- vo de medir la capacidad de juicio, de adaptación a nuevas situa-
sión relativamente preservada (afasia de conducción). ciones de la realidad, de transferir experiencia a un nuevo contex-
De acuerdo con la conservación de la repetición, podemos di- to similar, etc., utiliza para ello, como ya se ha dicho, algunos re-
vidir las afasias no fluidas en la afasia de Broca, con la repetición franes. En todos, se requiere capacidad para no quedarse en la li-
alterada, y la afasia motora transcortical, con la repetición relati- teralidad de lo expresado, para trascenderla; de elevarse entre
vamente preservada. Dentro de las afasias fluidas la afasia de Wer- significados, de abstraer. Esta cualidad queda patente en los re-
nicke, con la repetición alterada, y la afasia sensorial transcortical quisitos del subtest de semejanzas de la misma prueba. Explícita-
(30) con la repetición relativamente preservada. mente se le pide al sujeto: ¿En qué se parecen? o ¿Qué tienen en
El análisis global que puede realizarse con las baterias neu- común? los dos elementos que se proponen en cada ítem. Los pa-
ropsicológicas generales, tipo HRNB (8) o LNNB (10), etc., es útil res de elementos se presentan en orden de dificultad creciente.
dado que nos permite ubicar el rendimiento de cada función cog- Es más sencillo abstraer la condición de iguales (frutas, entre na-
nitiva explorada y contextualizar la posible pérdida o deterioro en ranja y plátano) que la de seres vivos (entre mosca y árbol). Na-
relación con el rendimiento de todas las demás funciones y tener turalmente existen baremos en las diversas adaptaciones de las
una idea global del funcionalismo superior que, a su vez, sirve pruebas de las escalas de inteligencia de Wechsler.
como registro de base para cualquier proceso de rehabilitación. ı
Finalmente, pueden servir como prueba de detección sistemática ı
ya que algunas disfunciones verbales, independientemente de si tests de clasificación
se correlacionan con alteraciones centrales del sistema nervioso ı
central, pueden quedar, en un principio, veladas. Las puntuacio- Entre los tests de clasificación o categorización que utilizan
nes por debajo o por encima de los puntos de corte nos alertarán material visual, generalmente se recurre al Test de Weigl o de Cla-
para profundizar la exploración neuropsicológica de forma más sificación Forma-Color, que consiste en 12 piezas de tres colores
específica con algunos de los instrumentos antes reseñados. y tres formas geométricas distintas. Se le pide al sujeto que clasi-
fique las piezas según una categoría, sin que ésta se explicite.
Cuando lo hace se le pide que lo haga de otra forma (de acuerdo
con el otro criterio posible). Como se comprenderá, ésta es la for-
Abstracción ma más elemental de clasificación ya que sólo hay dos categorías
ı posibles: color y forma. El test permite observar en enfermos con
ı lesiones del lóbulo frontal la persistencia en sólo uno de los crite-
La capacidad de establecer relaciones y correlaciones entre rios de clasificación sin poder inhibir la tendencia a la persevera-
ideas constituye la esencia de la inteligencia, esto es, inferir nuevos ción en el criterio inicial.
conceptos a partir de postulados básicos. Abstraer, categorizar, Otro test de clasificación de mayor dificultad es el Test de
implica saber tender unos finos lazos de unión entre, por ejem- Formación de Conceptos Hanfmann-Kasanin (37), conocido
plo, manzana, pera, limón, ciruela, etc., y el concepto «fruta». Si también por el test Vigotsky. El objetivo es evaluar la capacidad
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tenemos anchura y altura, saber o poder inferir superficie. Si te- del individuo para resolver problemas a través del uso de con-
nemos tres dimensiones, inferir volumen. ceptos abstractos. Proporciona información tanto del nivel de
Los tests neuropsicológicos que evalúan esta función cogniti- pensamiento abstracto del sujeto como de su forma preferida de
va son de muy diversos tipos y se llaman de muy diversas formas: aproximarse a los problemas. Consiste en bloques distintos, que
tests de formación de conceptos, tests de clasificación, de catego- varían en color, tamaño, forma y altura. La base de cada bloque
rización, de razonamiento lógico y razonamiento abstracto, etc. contiene una palabra impresa, sin sentido, que sirve para designar
Suelen usarse refranes y proverbios como estímulos para analizar el grupo de todos aquellos bloques que pertenecen a una misma

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/c36/ Pruebas neuropsicológicas
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categoría según su volumen, es decir, combinando su superficie Funciones visuoconstructivas


y altura. Tras cada intento clasificatorio el examinador levanta
un bloque que no esté bien clasificado. Hasta que el sujeto no per-
ı
cibe la interacción entre las dimensiones sin tener en cuenta el co- ı
lor no puede resolver el problema. La mayor dificultad de la prue- Construir de acuerdo a un modelo, una figura determinada,
ba en relación al Test de Weigl permite su utilización en un ran- con elementos de diversa índole o, ensamblar, encajar un todo a
go muy amplio de la población general, incluyendo las personas partir de sus partes, que pueden ser múltiples y variadas, de acuer-
con estudios superiores. do a muchos tipos distintos de criterios, pueden ser los elementos
En la actualidad el test más usado de este grupo es el Test básicos de los tests neuropsicológicos de las habilidades visuo-
Wisconsin de Evaluación Neuropsicológica Mediante Ordena- constructivas.
ción de Tarjetas (Wisconsin Card Sorting Test, WCST) (38). La Dada la enorme profusión de tests que pueden encontrarse
evaluación de este test de la conducta de abstracción es quizás para la valoración de esta función/es cognitiva/s es obligado seña-
más pura que en los ejemplos anteriores. Para administrarlo se le lar los más usados y aquellos de los que constan bien documen-
dan al sujeto dos mazos de 64 cartulinas cada uno en los que figu- tadas sus propiedades psicométricas. Asimismo, por razón de es-
ran dibujos que varían en cuanto a forma, color y número. Se ini- pacio y de acuerdo con la finalidad de esta obra, debemos pro-
cia el examen con cuatro cartulinas de referencia y se le pide al su- porcionalidad al contenido de cada función cognitiva tratada.
jeto que intente clasificar correctamente, cada una de ellas en un ı
mazo, de acuerdo con el criterio que estime pertinente. El exa- ı
minador se limita a decir «bien» o «mal», si la elección del sujeto tests gráficos
se ajusta o no a un patrón establecido de antemano y desconoci- ı
do lógicamente por el sujeto, consistente en que las 10 primeras Muchos de los tests visuoconstructivos son de dibujo, ya sea li-
cartulinas consecutivas se considerarán bien clasificadas si se hace bre o de copia. De entre estos últimos, hay que destacar el Test de
en función del criterio color; las 10 siguientes según el criterio for- Copia de la Figura Compleja de Rey (19) anteriormente menciona-
ma y las 10 siguientes de acuerdo con el criterio número. Y así su- do como instrumento para evaluar la memoria. Cuando se adminis-
cesivamente hasta el final. O sea, que cuando el sujeto ha «descu- tra como prueba constructiva, se invita al sujeto a que reproduzca,
bierto» el criterio color, el examinador lo cambia y es necesario copiando, la figura usando distintos lápices de colores, para que sea
repetir el proceso. fácil evaluar el método y procedimiento seguido para realizar el di-
El propósito u objetivo del test es el análisis de la flexibilidad o bujo. Las puntuaciones del test evalúan tanto el proceso de copia (se-
rigidez de pensamiento, de la capacidad de conmutación, tenden- cuencia fragmentada o confusa) como la riqueza de detalles.
cia a la estereotipia, dificultades para efectuar nuevos aprendiza- Dentro de los tests de dibujo libre destaca el Test del Dibujo del
jes abstractivos. Los estudios normativos incluyen pacientes con Reloj (Clock Drawing Test, CDT) (40), con una normativa de admi-
lesiones cerebrales locales y difusas y controles normales. En el nistración, corrección, baremos y datos de interpretación muy ela-
manual se incluyen correlaciones con variables relevantes como borada. El dibujo de un reloj puede parecer una tarea sencilla pero
edad, nivel educativo y coeficiente intelectual para ambos grupos. puede poner de manifiesto muchas funciones cognitivas organiza-
Asimismo, figura una tabulación para diferentes tramos de edad das en diversas regiones del cerebro, desde habilidades del lenguaje
y escolarización en el grupo normal. Las variables estudiadas son auditivo para comprender las instrucciones, memoria para almace-
el número total de errores; el número total de respuestas correc- nar las instrucciones durante cierto tiempo, habilidad para la repre-
tas, el número total de respuestas perseverativas, el número de sentación visuoespacial de un reloj, facilidad perceptivomotriz para
errores perseverativos, el número de errores no perseverativos, trasladar la representación a un reloj; habilidades lingüísticas para
una medida de habilidad conceptual (número de ensayos necesa- dibujar los números y funciones ejecutivas para planificar y organi-
rios para completar la primera categoría), otra medida de habili- zar. Desde este punto de vista comprehensivo, muchos de los tests
dad conceptual (número de fallos en el mantenimiento de la cate- neuropsicológicos implican tareas, cuya descomposición secuencial
goría alcanzada) y una medida de eficiencia. Al tratarse de un en las coordenadas espacio-tiempo hace que puedan contemplarse
test ampliamente experimentado se dispone de puntos de corte como estímulos desencadenantes de respuestas globales que involu-
para las diferentes variables estudiadas. Existen muchos estudios cran a muchas regiones cerebrales distintas. La normativa y tipifica-
que emplean este test en pacientes esquizofrénicos. No obstante, ción de errores, así como la posible interpretación según el tipo y lo-
la pretendida especificidad lesional o disfuncional, frontal y pre- calización de los mismos, permiten relacionar y localizar los déficit.
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frontal, postulada por algunos, ha sido cuestionada por el propio El test es muy breve, sencillo y fácil de administrar. Se le da al
equipo que inicialmente la formuló (39). sujeto una hoja en blanco, y se le pide que dibuje un reloj con to-
El análisis de los mecanismos de resolución del tipo de prue- dos los números dentro de la esfera y con las manecillas marcan-
bas que habitualmente se utiliza para el estudio de la abstracción, do una hora determinada. Es una prueba que se ha usado, por
o conceptualización, nos lleva a pensar que su conexión estruc- ejemplo, para discriminar con éxito entre sujetos con demencia
tural y funcional con los mecanismos de las llamadas funciones de tipo Alzheimer y con demencia vascular (41). Los criterios de
ejecutivas (v. más adelante) debe ser próxima y estrecha. evaluación más básicos se dividen en dos grupos de puntuaciones

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en una escala de 10 niveles, grados o puntos: de 1 a 5 y de 6 a 10. para ensamblarlas, encajarlas o reelaborar un todo a partir de sus
Ello abarca desde la consideración global de que el sujeto no ha partes. Hay un total de 5 rompecabezas. Caben aquí todas las va-
podido prácticamente ni esbozar la figura del reloj hasta la re- riantes: es posible que el sujeto no sepa cuál es la meta (modelo fi-
producción básicamente perfecta, incluso en sus detalles, dete- nal) y tenga que ir descubriéndolo durante el proceso de elaboración,
niéndose pormenorizadamente en los posibles errores del proce- o, mucho más sencillo, que disponga del modelo delante suyo desde
so de elaboración de la copia y su interpretación. un principio (a pesar de que el número y tamaño de piezas puede ha-
Por su importancia en la historia de la psicometría cabe se- cer muy difícil o imposible la consecución). En este sentido los
ñalar el Test Guestáltico Visuomotor de Bender (4). Es el test vi- juegos de rompecabezas suelen ser más difíciles que los incluidos
suoconstructivo utilizado durante más tiempo. Es una tarea de en los tests, aunque en estos últimos se controla el tiempo. Al igual
copia, integrada por 9 modelos, presentados en láminas de figuras que en el caso del subtest de construcción con cubos, los déficit
geométricas más o menos regulares; están muy bien tipificados evidenciados suelen implicar, quizás en contra de lo esperable, de
los errores y su valoración (rotación, dificultad de superposición, forma equiparable, el hemisferio derecho con el izquierdo. La edad
simplificación, fragmentación; retrogresión, perseveración, coli- se correlaciona negativamente con el test (como la mayoría, aun-
sión o tendencia a la misma, impotencia, dificultad para cerrar las que no todos, de los subtests de la WAIS-III y de los tests en gene-
figuras (remarcable y persistente), descoordinación motora, difi- ral) y correlaciona de manera muy positivamente con la capaci-
cultad de angulación marcada, cohesión. Obviamente, se necesi- dad mental general. No obstante tiene poca especificidad y baja fia-
ta mucha más información que la que proporciona el análisis de bilidad en el retest. Mientras que estas tareas se realizan concep-
los resultados del test de Bender para formular unos objetivos rea- tualmente en un plano, también existe un test tridimensional que
listas en un programa determinado de rehabilitación. De todas permite trabajar con piezas reales en relación a tres modelos: es el
formas, es uno de los tests clásicos de la psicometría y del que Test de Praxias Tridimensionales de Benton (44).
existen muchos datos relativos a sus propiedades psicométricas y Hay muchos tests manipulativos o manuales, esencialmente
aplicaciones a muy diversas poblaciones clínicas (42). diseñados para evaluar la coordinación manual y el temblor fino
ı como el Purdue Pegboard Test (45), que evalúan condiciones pre-
ı rrequisitas para el rendimiento adecuado en las funciones visuo-
tests manipulativos constructivas propiamente dichas, además del poder detector de
ı alteraciones extrapiramidales, por la sensibilidad que poseen
Dentro de los subtests considerados del grupo manipulativo cuando se sirven de aparatos más o menos sofisticados o electró-
de la WAIS-III (36) hay dos pruebas que evalúan las habilidades nicos. Siendo el primero más simple que el segundo, ambos tests
visuoconstructivas. Las tareas involucradas en la construcción son de coordinación visuomanual. Evalúan una tarea de coordi-
con cubos son también de muchos tipos. Basados en el test origi- nación visuomanual compleja, básicamente consistente en in-
nal de Kohs, se ha reconocido desde siempre su gran potencial troducir unas varillas metálicas en agujeros de diámetro cada vez
detector de «organicidad» cerebral (lesiones-disfunciones cere- más estrecho, sin tocar el borde de los agujeros donde deben co-
brales). También se ha observado que los pacientes depresivos locarse. La sofisticación de los aparatos puede variar de forma
(melancólicos) seguían experimentando dificultades para resol- ostensible, hasta el punto de actuar con mecanismos electrónicos
ver la prueba, aun después de su recuperación clínica (43), plan- que detectan el más mínimo contacto, actuando a modo de ver-
teándose su posible relación con el rasgo estructural de la enfer- daderos tremómetros. Pasando de la forma al contenido, la tarea
medad además de con el estado psicopatológico. puede ser también muy diversa. Estas pruebas están especialmen-
La tarea consiste en reproducir modelos dibujados en láminas te indicadas para evaluar los cuadros clínicos que cursan con de-
a partir de un grupo de cubos, con dos caras pintadas enteramen- terioro subcortical, tales como la enfermedad de Parkinson.
te de color blanco, otras dos enteramente de color rojo y las dos
restantes, mitad blanco y mitad rojo. Se pide al sujeto que cons-
truya el modelo a partir del dibujo en una cartulina, que muestra
únicamente la superfície superior del modelo final que se ha de
Funciones ejecutivas
elaborar, que constituye el objetivo de la prueba. Podría conside- ı
rarse una realización tridimensional, aún cuando el sujeto traba- ı
je con modelos reales a partir de una lámina, ya que debe ignorar Si suelen estudiarse conjuntamente las funciones ejecutivas
las posiciones que implican las demás caras laterales o inferiores y las de rendimiento motor, se debe a que en el lóbulo frontal,
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del modelo. En cierto modo la exigencia de planificación que po- además de localizarse buena parte de la organización de la ac-
see la prueba puede oscurecer la línea de clasificación de la prue- ción, también se ubica buena parte de la distribución de los actos
ba en este apartado o en el de funciones ejecutivas. motores, con una gradación de lo sencillo a lo más complejo.
El subtest de rompecabezas de la WAIS-III, como muchos Tanto la citoarquitectura como su propia geografía posibilitan el
otros tests de este tipo, consiste en presentar varias piezas, en ma- asentamiento de distintos niveles de complejidad de varias fun-
yor o menor número, de mayor o menor complejidad, con más o ciones cognitivas. Algunos de los puntos de vista reseñados en el
menos pistas en los contornos o en las superficies de las piezas, apartado «Abstracción» son perfectamente aplicables en el do-

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/c36/ Pruebas neuropsicológicas
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minio ejecutivo. De poco nos serviría abstraer sino pudiéramos tomatización de por lo menos las 12 primeras letras del abeceda-
planificar, organizarnos y viceversa. Como es lógico, el cerebro rio. En la parte A se le pide al paciente que una por orden conse-
opera como un todo y el intento de explicar función por función cutivo con una línea los 25 números desordenados que hay en la
no es más que didáctico. hoja. En la parte B se trata de unir elementos rodeados por un círcu-
Etimológicamente las funciones ejecutivas tienen mucho que lo, pero en este caso números y letras alternativamente, cada
ver con una potencia del alma, en los esquemas clásicos la volun- uno por su orden natural, 1-A-2-B-3-C-4-D. La puntuación del
tad. No se trataría tanto de estudiar aquí el «quiero pero no pue- test es el tiempo en segundos con que se realiza cada una de las
do», sino de «decido hacer lo que quiero, de determinada mane- partes. Existen unos puntos de corte óptimos para discriminar
ra». Además del querer (hacer), de la voluntad, existe el planificar, entre sujetos normales y diversas afecciones orgánicas cerebrales.
el propósito de acción y el rendimiento efectivo (eficaz). Todo Algunas aportaciones controlan el nivel educativo. La observa-
ello puede estar emparentado con la planificación vocacional a ción cualitativa de la ejecución del enfermo es importante como
largo plazo, lo que se ha llamado el funcionamiento vocacional en todos los tests neuropsicológicos. En el TMT resulta funda-
(46). ¿Cómo hacemos planes? ¿Qué procesos cognitivos están im- mental la valoración de la capacidad o incapacidad para conmu-
plicados? Cummings (47), entre otros, ha descrito un modelo com- tar número-letra (en la segunda parte), que pone de manifiesto
plejo de circuitos frontales y subcorticales que justifica que las las dificultades del paciente para realizar la alternancia al quedar-
funciones ejecutivas puedan deteriorarse cuando un circuito o se en la perseveración o experimentar dificultades para inhibirla.
una zona del mismo se desregula. Es conocido el síndrome fron- ı
tal clásico, como el que presenta un conjunto de signos y sínto- ı
mas conductuales y cognitivos tan amplios que pueden abarcar Torre de Londres y de Hanoi
desde la seudodepresión hasta la seudopsicopatía. Ello supone in- ı
tegrar en un todo, desde la apatía y desinterés hasta la euforia ne- El Test de la Torre de Londres (49) está considerado uno de
cia; desde el humor triste hasta la impulsividad. Conductual y psi- los instrumentos clave para medir los trastornos de planifica-
copatológicamente es posible que este modelo sea prometedor y ción. El sujeto debe determinar (anticipar) cuál es el orden de
constituya un inicio de síntesis. La corteza prefrontal desempeña movimientos (de 2 hasta 5) que debe realizar con tres bolas de
un papel muy importante tanto por ser la sede de entradas y sali- distintos colores que se introducen en unas varillas sujetas a una
das de circuitos corticocorticales, como corticosubcorticales. Su tabla, para reproducir los modelos de complejidad creciente que
relación con la amígdala y el sistema límbico en general, nos se le suministran cada vez. Puede corregir en cualquiera de las tres
permite pensar que muchas formulaciones derivadas de estos tra- oportunidades de que dispone, que puntúan de forma decre-
bajos irán desarrollándose empíricamente tanto en el laboratorio ciente. Los estudios realizados demuestran que los pacientes con
animal como en la clínica y se aproximarán a una nueva formula- lesiones en lóbulo frontal anterior derecho sólo rinden peor que
ción, neuroconductual, con muchas implicaciones cognitivas, en los controles en la última fase del test (de cinco movimientos, que
la que la superación de la dualidad sea más consistente. Todo son, obviamente, los más difíciles). No obstante, pacientes con
ello se relaciona con muchas acciones y se hace posible gracias al traumatismo craneal con lesiones anteriores rendían esencial-
funcionamiento mancomunado de diversos circuitos cerebrales mente al mismo nivel que los controles y, en los ítems más difíci-
(y no cerebrales), ya que todo el sistema motor, piramidal y ex- les (de cinco movimientos), mejor que los que tenían lesiones no
trapiramidal, involucra, de hecho, a todo el organismo. frontales. La Torre de Hanoi (50), más compleja, utiliza piezas
A continuación describiremos los tests más utilizados en la en forma de anillo de distinto tamaño, con lo que se añade una
evaluación de funciones ejecutivas, recordando que el WCST ya nueva variable en una estructura de problema similar.
ha sido tratado en el apartado «Abstracción», aunque concep- La finalidad de su empleo es evaluar la planificación, el desa-
tualmente merecería igualmente tratarse aquí. rrollo de estrategias, el aprendizaje y la memoria. Al tratarse de
ı procedimientos más o menos estandarizados, su uso aumenta en
ı la medida de estas variables neurocognitivas en muchos tipos de
Test del Trazo enfermedades psiquiátricas y neurológicas. No existe acuerdo
ı unánime sobre procedimientos de corrección lo que dificulta en
La complejidad de todos los mecanismos implicados asegura ocasiones la comunicación entre investigaciones.
también una gran cantidad de posibles disfunciones. De los tests
que se usan para evaluar algunas de las funciones ejecutivas, des-
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tacaremos por su simplicidad el Test del Trazo A y B, traducción


del TMT (48), subtest integrado en la HRNB (8). Posee una sen-
Consideraciones finales
sibilidad elevada a las disfunciones cerebrales. Consta de dos par- ı
tes, la A que requiere únicamente habilidades motoras y espacia- ı
les, así como la capacidad de contar de 1 a 25, y la B que requiere, Cada vez más, puede exigirse a los tests neuropsicológicos
además, flexibilidad en los procesos cognitivos para alternar entre una mayor validez de todo tipo, pero especialmente la llamada
dos secuencias, una numérica y la otra alfabética. Requiere la au- validez ecológica (51). Desde el momento que los resultados

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T. Marcos Bars y M. Salamero Baró
|

en estas pruebas pueden constituir la base y guía para un trata- se progression with transition probabilities: estimates from CERAD. Neu-
miento rehabilitador, está claro que se precisa una relación lo más rology 2001; 57: 957-964.
estrecha posible entre lo demandado en el test y las exigencias que 16. Baddeley A. Working memory: looking back and looking forward. Nat
Rev Neurosci 2003; 4: 829-839.
el medio, en la vida real, le impone al sujeto en proceso de rehabi-
17. Wechsler D. Wechsler Memory Scale-III (WMS-III). San Antonio: Psycho-
litación. Y no sólo pensando en la rehabilitación. Si la neuropsi-
logical Corporation, 1997.
cología con una base psicométrica sólida, pero trascendiéndola,
18. Wilde N, Strauss E, Chelune GJ y cols. WMS-III performance in patients
quiere aportar datos valiosos al conjunto de las neurociencias, ha with temporal lobe epilepsy: group differences and individual classifica-
de poder someter a crítica sus propios postulados, por otra parte tion. J Int Neuropsychol Soc 2001; 7: 881-891.
siempre revisables científicamente, acerca de las relaciones entre 19. Rey A. L’examen clinique en psychologie. París: Presses Universitaires
la topografía lesional cerebral y sus consecuencias conductuales de France, 1964.
para el ser humano en su condición de enfermo, así como ser ca- 20. Benedet MJ, Alejandre MA. Test de aprendizaje verbal España-Com-
paz de formular teorías acerca del funcionamiento cerebral nor- plutense (TAVEC). Madrid: TEA, 1988.
mal. En ambas situaciones los datos de los tests neuropsicológicos 21. Macartney-Filgate MS, Vriezen ER. Intercorrelation of clinical tests of ver-
podrán contribuir a estos objetivos si disponen de bases clínicas bal memory. Arch Clin Neuropsychol 1988; 3: 121-126.
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| 600 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c36/ Pruebas neuropsicológicas
ı

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® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

/sC/ Evaluación en psiquiatría | 601 |


tica [GOT], transaminasa glutámico-pirúvica [GPT], γ-

/capítulo37/
glutaminasa transpeptidasa [GGT], bilirrubina y fosfatasa
alcalina).
• Análisis de orina (bioquímica y sedimento, determinación
de tóxicos, prueba de embarazo si procede).
• Hormonas tiroideas y serología luética (VDRL).

Pruebas Estas pruebas también dan una idea del estado basal del pa-
ciente, y pueden servir como referencia para controles posterio-
de laboratorio res. A veces conviene completar el estudio con otras determina-
ciones analíticas, en función de las características del caso.
ı
C. Bosch Calero ı
otras pruebas
J. Salva Coll ı
M. García Toro Algunas situaciones clínicas de aparición habitual requieren
un perfil de pruebas determinado (tabla 37-1).
Si hay sospecha de «organicidad» más específica podría ayu-
dar a aclarar el diagnóstico alguna de las siguientes pruebas:

Uso de pruebas de laboratorio • Encefalopatía: solicitar amonemia.


• Hemorragia digestiva: solicitar prueba de sangre oculta en
en psiquiatría heces.
ı • Vitamina B12 y ácido fólico ante sospecha de anemia mega-
ı loblástica.
Las pruebas de laboratorio son indispensables en la clínica • Análisis del líquido cefalorraquídeo ante sospecha de infec-
psiquiátrica, por ejemplo, para descartar enfermedades somáticas ción o vasculitis del sistema nervioso central.
subyacentes a cualquier trastorno mental no estudiado, o para • Gases arteriales en el estudio del delirium.
monitorizar los niveles plasmáticos y tolerancia de algunos psico- • Cobre y ceruloplasmina séricos, cobre en orina ante sos-
fármacos (1). pecha de enfermedad de Wilson.
A la hora de escoger el tipo y la cantidad de pruebas diagnós-
ticas que conviene realizar deberá tenerse en cuenta que su em-
pleo excesivo da lugar a molestias innecesarias para el paciente, así
como la posibilidad de que aparezcan falsos positivos que pueden
entorpecer el diagnóstico y hacer necesarias más pruebas para
/tabla37-1/
Perfil de pruebas determinado en función de la
esclarecer los resultados obtenidos. Por otro lado, el excesivo con-
situación clínica
servadurismo tiene el riesgo de que ciertas patologías responsa-
bles de síntomas psiquiátricos puedan pasar desapercibidas. No Situaciones clínicas Pruebas de laboratorio
hay consenso total sobre las pruebas complementarias por reali-
zar, que deberán individualizarse en función de los datos obteni- Demencia Proteinograma, ácido fólico, vitamina B12,
dos en la historia clínica del paciente (2). No obstante, se reco- anticuerpos treponémicos fluorescentes,
serología para el virus de la
mienda llevar a cabo algunas pruebas de forma habitual.
inmunodeficiencia humana, análisis de
ı líquido cefalorraquídeo
ı Consumo alcohólico Proteinograma, albúmina, tiempo de
pruebas de rutina protrombina, ácido úrico, magnesio
ı Trastorno de la Fosfatos, amilasa, hormonas hipofisarias,
conducta cortisolemia, análisis de heces y orina
En el estudio de pacientes psiquiátricos suele recomendarse
alimentaria
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

realizar las siguientes determinaciones analíticas: Psicosis atípica Proteinograma, cortisolemia, velocidad de
sedimentación globular, vitamina B12,
• Hemograma completo (con recuento y fórmula) y veloci- ácido fólico, porfobilinógeno y
dad de sedimentación globular. uroporfirinas en orina
Síndrome Creatinfosfocinasa, mioglobinuria,
• Bioquímica hemática, que incluya electrólitos (sodio, pota-
neuroléptico hemocultivos, urocultivos
sio, calcio y fosfato), glucemia, función renal (urea y creati- maligno
nina) y función hepática (transaminasa glutámico-oxalacé-

| 602 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c37/ Pruebas de laboratorio
ı

• Catecolaminas en sangre y orina si hay sospecha de feocro- matografía líquida de alto rendimiento, etc.). El número y tipos
mocitoma. de drogas incluidos en la exploración global varía según el labora-
• Anticuerpos antinúcleo y anti-ADN ante sospecha de Lupus. torio y según la muestra utilizada (sangre u orina).
• Proteinograma si hay sospecha de mieloma, lupus, mixede- Las sustancias que pueden detectarse son: alcohol, barbitúri-
ma, etc. cos, benzodiazepinas, anfetaminas, cocaína, opiáceos, metado-
• Fosfatasa ácida en caso de sospecha de patología ósea o na, cannabis, fenciclidina, mescalina y alucinógenos. El tiempo
prostática. durante el cual el alcohol es detectable en orina oscila entre 7 y
• Corticotropina, cortisol y 17-OH-corticoides ante sospe- 12 h, mientras que el de cannabis es de entre 3 días y 4 semanas
cha de enfermedad de Cushing o abuso de corticoides. según el consumo. La cocaína se detecta durante 6-8 h, las anfeta-
• Estrógenos en sangre en caso menopausia o síndrome pre- minas durante 48 h y la heroína ente 36 y 72 h tras su consumo.
menstrual. Algunos síndromes psicopatológicos pueden ser inducidos
• Hormona paratiroidea y fósforo sérico ante sospecha de hi- por la exposición a ciertos metales pesados, tales como el mercu-
poparatiroidismo o hiperparatiroidismo. rio, manganeso, plomo, talio, aluminio y arsénico. Por este mo-
• Uroporfirinas y porfobilinógeno urinarios ante sospecha tivo, ante la más mínima sospecha de tal exposición, es de interés
de porfirias. su determinación en sangre y orina. Si no está claro el tipo de me-
• Bicarbonato sérico en caso de sospecha de hiperventilación, tal que se ha consumido debe solicitarse una batería que los in-
vómitos, etc. cluya todos. Lamentablemente, no suele ser posible confirmar la
• Cloro sérico en trastornos de la alimentaria, hiperventila- exposición a otros tóxicos ambientales de tipo orgánico (inhibi-
ción, etc. dores de la colinesterasa, disolventes orgánicos, etc.) mediante su
• Hierro y ferritina séricos ante sospecha de déficit de hierro. detección por pruebas de laboratorio. Sí puede detectarse en cam-
• Amilasa y lipasa si sospechamos patología pancreática. bio la intoxicación por monóxido de carbono determinando la
carboxihemoglobina en sangre (su porcentaje depende de la can-
Finalmente hay que destacar el estudio genético como prueba tidad inhalada y es un índice de gravedad).
indispensable cuando se sospeche alguna de las enfermedades Al igual que las drogas, los fármacos también pueden inducir
que dicho estudio ya permite diagnosticar, como es el caso de la o exacerbar cualquier psicopatología, sobre todo cuando sus ni-
corea de Huntington, el síndrome de cromosoma X frágil, las cro- veles plasmáticos están dentro del intervalo de toxicidad (5). Con
mosomopatías, etc. niveles terapéuticos es más raro, pero tienen mayor riesgo los an-
ı cianos y enfermos somáticos. Por tanto, al llevar a cabo el estu-
ı dio de cualquier paciente psiquiátrico que esté tomando algún
evaluación del consumo de drogas, fármaco con posibles efectos psicoactivos (hormonas, antiarrít-
tóxicos y fármacos micos, etc.) puede ser interesante solicitar los niveles plasmáticos
ı de dicho fármaco.
Dada la extensión del consumo de alcohol u otras drogas, y el ı
hecho de que pueden inducir o agravar casi cualquier síndrome ı
psicopatológico, es muy recomendable investigar si existe un con- control de psicofármacos
sumo habitual de sustancias ilegales en el estudio de todo pacien- ı
te psiquiátrico (3). Así, tanto en los enfermos que admitan el con- Es importante disponer de unos referentes básicos acerca del
sumo de drogas, como en los que lo nieguen o minimicen, debe paciente antes de prescribir un tratamiento farmacológico, ya que
confirmarse mediante pruebas, ya que a menudo su información esta información nos será útil en futuras comparaciones en el caso
no es fiable. No existe ninguna correlación entre los niveles de sus- que se produzcan reacciones adversas (6-8). Las pruebas de labo-
tancia y el cuadro clínico, ya que el efecto depende de la tolerancia. ratorio que se realizan se dividen en evaluaciones pretratamiento
Como parte del tratamiento de los pacientes consumidores, y evaluaciones que se realizan durante el seguimiento del mismo.
también es importante llevar a cabo un buen seguimiento del Las recomendaciones actuales dependen del tipo de fármaco:
consumo de drogas que constituye una medida de la eficacia de la ı
intervención terapéutica de deshabituación (4). Puede hacerse ı
de forma planificada o bien aleatoria, aportando una motivación fármacos tricíclicos y tetracíclicos
adicional al paciente para mantener su abstinencia. En determi- ı
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

nados casos puede ser recomendable obtener la muestra de orina Si se trata de imipramina, desmetilimipramina (desipramina)
bajo la observación directa del personal sanitario. y nortriptilina puede ser útil controlar los niveles plasmáticos:
Las drogas que suelen ser objeto de abuso se determinan en la
orina. Los niveles sanguíneos pueden servir de confirmación. Hay • Para evaluar el cumplimiento del tratamiento.
distintos métodos de laboratorio para el análisis de estas sustan- • Cuando hay escasa respuesta a la dosis clínica habitual.
cias (cromatografía de capa fina, técnica de inmunoensayo enzi- • Cuando, dada la gravedad de la enfermedad, es necesario
mático, radioinmunoanálisis, cromatografía de gas-líquido, cro- obtener una dosis terapéutica lo más rápidamente posible.

/sC/ Evaluación en psiquiatría | 603 |


|
C. Bosch Calero, J. Salva Coll y M. García Toro
|

• Cuando hay gran sensibilidad a efectos secundarios y es ne- • Pruebas de función tiroidea.
cesario calcular la dosis efectiva mínima. • Análisis de orina.
• Cuando los pacientes presentan efectos secundarios a dosis
muy bajas. Los niveles terapéuticos de litio en sangre y los niveles tóxi-
cos están muy próximos, por lo que es importante determinar su
Los niveles plasmáticos terapéuticos recomendados son los nivel en sangre muy a menudo, sobre todo al inicio del trata-
siguientes: miento. También en situaciones especiales se requerirá una ma-
yor vigilancia de los niveles sanguíneos, por ejemplo si existe una
• Imipramina: respuesta favorable con niveles de entre 200 y
función renal deteriorada o si aparecen alteraciones en el electro-
250 ng/ml, algunos pacientes responden a dosis inferiores.
cardiograma. Se han propuesto los siguientes rangos terapéuticos
Por encima de los 250 ng/ml no aumenta la respuesta pero
que hay que flexibilizar en cada caso: durante el episodio agudo,
sí los efectos secundarios.
0,8-1,4 mEq/l; durante el mantenimiento, 0,6-0,9 mEq/l. Las reac-
• Nortriptilina: ventana terapéutica entre 50-150 ng/ml. Pue-
ciones tóxicas suelen producirse por encima de los 2,0 mEq/ml.
de haber una respuesta inferior con niveles superiores a
ı
150 ng/ml.
ı
• Desipramina: niveles superiores a 125 ng/ml se correlacio-
anticonvulsivos
nan con una mayor respuesta.
ı
• Amitriptilina: se aconsejan niveles entre 75 y 175 ng/ml.
Debe tenerse especial cuidado cuando se administran fárma-
ı
cos como la carbamazepina o el ácido valproico, puesto que son
ı
éstos los que tienen más efectos adversos. Especialmente en el
inhibidores de la monoaminooxidasa
caso de la carbamazepina existe el riesgo de anemia aplásica, agra-
ı
nulocitosis, trombocitopenia, leucopenia y hepatotoxicidad. Por
Se ha estudiado la existencia de correlación entre la respuesta
este motivo se recomienda realizar, antes de su instauración y
terapéutica y el grado de inhibición de la monoaminooxidasa pla-
periódicamente después, un hemograma completo, con recuento
quetaria, pero su fiabilidad no permite su uso en la práctica clíni-
de plaquetas y reticulocitos, así como bioquímica con pruebas de
ca habitual.
función hepática. En caso de signos de supresión de la médula
ı
ósea se suspenderá el tratamiento. Los niveles plasmáticos tera-
ı
péuticos oscilan entre 8 y 12 ng/ml. El nivel tóxico estaría situado
benzodiazepinas
alrededor de los 15 ng/ml.
ı
El ácido valproico tiene su rango terapéutico en un intervalo
No son necesarios controles analíticos específicos para este
de 45 a 50 ng/ml. Existe riesgo de trombocitopenia y está indica-
tipo de fármacos. Únicamente es necesario tener en cuenta su
do realizar pruebas de función hepática cada 6 o 12 meses.
metabolización hepática y, por lo tanto, determinar dicha función
En cuanto a los anticonvulsivos de nueva generación (gaba-
en pacientes de riesgo.
pentina, lamotrigina, topiramato, oxcarbamacepina, etc.), aún no
ı
hay datos que sugieran que deba realizarse ningún tipo de prue-
ı
ba de laboratorio de control de forma rutinaria.
antipsicóticos
ı ı
Se recomienda realizar un recuento celular completo de con- ı
trol ya que pueden provocar leucocitosis, leucopenia, anemia e terapia electroconvulsiva
incluso agranulocitosis. En el caso concreto de la clozapina debe- ı
rá llevarse un control estricto y periódico de la serie blanca debido En caso de administrar terapia electroconvulsiva se reco-
al riesgo potencial de agranulocitosis. mienda realizar las siguientes pruebas de rutina antes de su inicio:
ı hemograma y bioquímica hemática, y análisis de orina.
ı
litio
ı
Los efectos secundarios del litio son varios, entre los que cabe Futuro de las pruebas
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destacar la afectación de la glándula tiroides, el riñón, el corazón de laboratorio


y el desarrollo fetal. Por esto resulta de gran importancia realizar ı
una serie de laboratorio antes de iniciar el tratamiento con este
fármaco. Se recomiendan las siguientes pruebas: ı
Como se ha venido planteando a lo largo del presente capítulo,
• Hemograma completo (que incluya electrólitos séricos, ni- la importancia de las pruebas de laboratorio es determinante para
trógeno ureico en sangre y creatinina sérica). evaluar si el cuadro psicopatológico que presenta un determinado

| 604 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c37/ Pruebas de laboratorio
ı

paciente está inducido, en mayor o menor medida, por enfermeda- con la fisiopatología de la enfermedad como para permitir orien-
des médicas, fármacos, tóxicos o drogas. También son claves para tar en el diagnóstico, e incluso ayudar en el control de su evolu-
controlar el nivel plasmático de psicofármacos, lo cual es muy útil en ción y respuesta terapéutica. Sería similar a lo que actualmente
algunos trastornos mentales, así como para controlar su tolerancia. ocurre con los marcadores tumorales, muy útiles en el diagnosti-
Sin embargo, de lo que aún no disponemos los psiquiatras es co y tratamiento de muchos procesos neoplásicos, por más que
de una prueba o combinación de pruebas de laboratorio que sir- aún no se haya aclarado su etiología. También la farmacogenética
va en la clínica como marcador biológico útil para el diagnóstico. podría tener un futuro prometedor en psiquiatría, en la medida
Esta posibilidad marcaría un hito para la psiquiatría que modifi- en que nos permitiese optimizar el tratamiento en función de un
caría sin duda nuestro quehacer diario, por lo que es comprensi- estudio genético previo del paciente, tal como algunos estudios
ble la expectación que levantaron algunas pruebas candidatas en muy preliminares parecen apuntar.
este sentido, tal como el test de supresión de la dexametasona en
el diagnóstico de la depresión mayor, y la posterior decepción
cuando se confirmó que su sensibilidad y especificidad eran insu- bibliografía
ficientes. Por tanto, encontrar un marcador biológico de aplica- 1. Rosse RB, Giese A, Deutsch S. Pruebas de laboratorio para el diagnósti-
ción clínica en psiquiatría, aunque ilusionante, está resultando co en psiquiatría. Barcelona: Grass, 1992.
una tarea muy difícil, lo cual se ha relacionado con la artificiosi- 2. Talbott JA, Hales RE, Yudofsky SC. Tratado de psiquiatría, 2.a ed. Barce-
dad de las fronteras entre los trastornos mentales y con lo poco lona: Áncora, 1996.
claras que están aún sus bases biológicas. Por ejemplo, aún estamos 3. Kaplan HI, Sadock BJ. Grebb JA. Sinopsis de psiquiatría, 7.a ed. Madrid:
muy confusos en torno a su origen, ya que los factores etiológi- Editorial Médica Panamericana, 1996.
cos que se van proponiendo para cada uno de ellos son múlti- 4. Vallejo Ruiloba J. Introducción a la psicopatología y psiquiatría, 3.a ed.
Barcelona: Masson, 1988.
ples, ninguno necesario ni suficiente, y de estirpe muy variada
5. García Toro M, González Guillén A. Psicopatología y agentes biológicos.
(biopsicosocial). Ello ha llevado a sugerir que cada paciente pue-
Barcelona: Masson, 1998.
de padecer un mismo síndrome psicopatológico por una diferen-
6. Gastó C, Vallejo Ruiloba J. Manual de diagnóstico diferencial y tratamien-
te combinación de factores etiológicos en interacción de causali- to en psiquiatría, 2.a ed. Barcelona: Masson, 2001.
dad circular, lo cual haría muy difícil un diagnóstico «etiológico» 7. Soreff S, McNeil G. Handbook of psychiatric differential diagnosis. Little-
a través de una determinación analítica. Sin embargo, aunque este ton: PSG, 1987.
razonamiento resultase cierto, no implica que no sea factible en- 8. Droste C, Von Planta M. Constantes en medicina clínica, 2.a ed. Barcelo-
contrar una prueba de laboratorio suficientemente relacionada na: Iatros, 1994.

® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

/sC/ Evaluación en psiquiatría | 605 |


tructura y función cerebral en sujetos vivos. La evaluación neu-

/capítulo38/
ropsicológica desempeña un importante papel en la comprensión
del normal funcionamiento de los diferentes sistemas cerebrales,
así como también en el estudio de las alteraciones cognitivas y
del comportamiento de una amplia serie de enfermedades neu-
ropsiquiátricas. Las modernas técnicas de imagen estructural y

Neuroimagen funcional permiten comprobar diferentes hipótesis que se han ve-


nido postulando sobre los circuitos cerebrales que median en
funciones cognitivas, emocionales y sensoriales específicas.
Sin duda la neuroimagen es una de las áreas emergentes y de
M. Bernardo Arroyo mayor innovación tecnológica en biomedicina, que puede contri-
M. I. López-Ibor Alcocer buir a la validación del diagnóstico psiquiátrico, un campo inter-
disciplinario que abarca desde el desarrollo del software hasta el
descubrimiento de radiofármacos (2).
La solicitud de una prueba de neuroimagen como explora-
ción complementaria debe realizarse en un contexto clínico de
Introducción general obtención exhaustiva de información sobre el proceso morboso
ı que afecta al paciente; por ello, en tanto que prueba de neuroima-
ı gen, nunca puede sustituir a una completa historia clínica o a la
La década del cerebro es el resultado de la culminación de una consulta a un especialista. De igual manera, la interpretación de la
etapa en la que las distintas neurociencias han aportado impor- prueba debe corresponder a un experto. Las técnicas de neuro-
tantes avances en el conocimiento del sistema nervioso central. El imagen son herramientas para comprobar nuestras hipótesis.
cerebro es un órgano en gran medida inaccesible y desconocido,
a pesar de los importantes avances de la neurociencia. Para mu-
chos autores, el esclarecimiento del funcionamiento del cerebro
humano puede proporcionar un entendimiento completo de al-
Técnicas instrumentales
gunas de las enfermedades mentales como, por ejemplo, la esqui- para la exploración del sistema
zofrenia. En la actualidad se están produciendo descubrimientos
importantes en lo que se refiere al sistema nervioso.
nervioso central
Entre 50.000 y 65.000 neurocientíficos están publicando sus ı
hallazgos en más de 300 revistas especializadas en neurocien- ı
cia (1). Las distintas técnicas de exploración del cerebro presentan
En las dos últimas décadas la psiquiatría se ha beneficiado de los dos características comunes: miden o valoran un aspecto o ca-
progresos conseguidos previamente en distintos campos, desde la racterística del cerebro y traducen la información recibida en
nosología, que ha puesto orden en el caos previamente existente, una imagen visual, o a veces en una expresión numérica, para ser
hasta la neuropsicología, la neurofisiología y la neuroanatomía. Al estudiada por el clínico o el investigador.
mismo tiempo, a lo largo de la década de 1990, los progresos en las
técnicas de neuroimagen han contribuido de forma esencial al co- Técnicas electrofisiológicas. El electroencefalograma
nocimiento psiquiátrico general (tabla 38-1). (EEG), los potenciales evocados y la poligrafía, que añade la me-
La combinación de los métodos clásicos neuropsicológicos dida de otras variables psicológicas (frecuencia y ritmos respira-
con los avances en la investigación de la psicología cognitiva y en torio y cardíaco, movimientos oculares, electromiografía, resis-
las técnicas proporciona los mejores métodos de estudio de la es- tencia cutánea, etc.).

Técnicas conductuales neuropsicológicas que miden otros


correlatos de la actividad psíquica. Taquistoscopia, escucha
/tabla38-1/ dicótica, palpación diháptica e interferencia motriz.
Avances en psiquiatría
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

Técnicas de imagen cerebral estructural. Tomografía


Década de 1980 Década de 1990 computarizada (TC) y resonancia magnética (RM).

Criterios diagnósticos Neuroquímica Técnicas de imagen cerebral funcional. Tomografía por


Instrumentos de evaluación Neurofarmacología
emisión de positrones (PET) y tomografía computarizada por emi-
Metodología Neuropatología
Estadística Neuropsicología sión de fotón único (SPECT), resonancia magnética funcional
(RMf) y magnetoencefalografía.

| 606 | Tratado de Psiquiatría


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/c38/ Neuroimagen
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Clásicamente, las técnicas de neuroimagen se han subdividi- Los ordenadores pueden analizar los datos en varios sentidos
do en dos grandes áreas: las llamadas técnicas estructurales y las y representarlos gráficamente en forma de mapas de la actividad
funcionales. Entre las primeras se encuentran la TC y la RM, y eléctrica cerebral (cartografía cerebral), en código de color y en
entre las segundas la PET y la SPECT. Sin embargo, en sentido dos dimensiones. Esta técnica posee la mejor resolución crono-
estricto, la TC es la única técnica de neuroimagen propiamente lógica (una ventana que se mide en milisegundos para los poten-
estructural, ya que las restantes detectan algún grado de funcio- ciales evocados), pero viene limitada por una resolución espacial
nalismo. más pobre que otras técnicas y porque es muy sensible a diversos
ı artefactos (como, por ejemplo, una medicación, los movimientos
ı oculares, el sudor, etc.).
electroencefalograma ı
ı
ı potenciales evocados
A finales del siglo pasado, Catón (3) realizó una serie de re- ı
gistros en zonas sensoriales y motoras mediante un galvanóme- Las técnicas neurobioeléctricas están contribuyendo decisiva-
tro reflector y comprobó que en la corteza se producen cam- mente al estudio de las funciones cognitivas desde el punto de vis-
bios espontáneos de potenciales eléctricos. Fue Berger (4) quien ta del procesamiento de la información. Por un lado, las técnicas
consiguió poner de manifiesto las relaciones existentes entre el de cuantificación del EEG permiten una valoración neurofun-
EEG y determinadas funciones psicológicas y valorar los aspec- cional, que puede ser regionalizada, de diferentes procesos y fun-
tos morfológicos del EEG (la frecuencia, el índice, la amplitud ciones neuropsicológicas y, por otro, las técnicas de potenciales
y la cantidad de cada uno de los ritmos). El EEG llegó a conver- evocados permiten observar diferencias específicas en el procesa-
tirse en un instrumento de diagnóstico importante de las epi- miento de la información. Los potenciales evocados son la ex-
lepsias y otros trastornos orgánicos cerebrales, pero no se pue- presión gráfica de la actividad sucesiva de las poblaciones neuro-
de decir lo mismo respecto a las relaciones entre el EEG y los nales involucradas en una actividad cognitiva.
procesos mentales. El análisis de la onda (positiva o negativa) y de su momento
El EEG registra los cambios de voltaje entre dos electrodos co- de aparición proporciona la información relevante. Por ejemplo,
locados sobre el cuero cabelludo. Los potenciales eléctricos refle- la onda P300 es una onda positiva, que aparece a los 300 ms del
jan los cambios de potencial de las membranas de las células ner- estímulo y que se asocia con el proceso de evaluación del estímu-
viosas del encéfalo, en particular de las neuronas corticales. De lo. En los casos en que este proceso está afectado, la onda P300 se
este modo se registra la actividad cerebral que ocurre tanto en vi- retrasa (enfermedad de Alzheimer, depresión, síndrome de
gilia como durante el sueño. Esta actividad se clasifica en cuatro Down, etc.).
bandas de frecuencia, definidas por su frecuencia medida en her-
cios (Hz), y por su amplitud, medida en microvoltios (mV). Los
principales ritmos cerebrales son:
Técnicas conductuales
• Ritmo alfa, con una frecuencia entre 8 y 13 Hz y una am- neuropsicológicas
plitud < 50 mV, originado en las regiones posteriores del ı
encéfalo y asociado principalmente con el estado de relaja- ı
ción o vigilia tranquila. Las técnicas conductuales neuropsicológicas permiten llevar a
• Ritmo beta, con una frecuencia entre 13 y > 30 Hz y una cabo estudios diferenciales de la valoración de la actividad cere-
amplitud < 30 mV, aparece en regiones frontales y centra- bral subyacente a diferentes funciones psicológicas. Entre ellas es-
les del encéfalo. tán las que se exponen a continuación.
• Ritmo theta, con una frecuencia entre 4 y 8 Hz y baja am- ı
plitud, procedente de las regiones temporales; se manifies- ı
ta en estados de activación cerebral. Suele indicar la pre- taquistoscopia visual
sencia de alteración funcional. ı
• Ritmo delta, con una frecuencia de < 4 Hz y una amplitud Estos estudios se llevan a cabo mediante estimulación visual y
de > 5mV. No aparece en el adulto en estado de vigilia, por consisten es estimular ambos campos visuales sin la posibilidad
lo que suele ser considerado como indicativo de la presen-
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de que la percepción visual sea capaz de captar ambos al mismo


cia de una afectación cerebral. tiempo, con lo que se pueden percibir los campos visuales de for-
ma separada. Esto se puede llevar a cabo gracias a la exposición
En la década de 1970, la aplicación de los ordenadores al aná- estimular taquistoscópica, que permite controlar el tiempo de ex-
lisis de las curvas con la derivada de Fournier al EEG permitió posición de los estímulos inferior a los tiempos que necesitan los
investigar la actividad eléctrica cerebral en procesos concreta- movimientos oculares sacádicos. Este tipo de estudios permite es-
mente cognitivos y trastornos mentales. tudiar la organización cerebral lateralizada.

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M. Bernardo Arroyo y M. I. López-Ibor Alcocer
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escucha dicótica lupus, SIDA) y no tan sólo cuando debe realizarse un diagnós-
ı tico diferencial con trastornos orgánicos, tal como queda refle-
Consiste en la presentación simultánea de estímulos auditivos jado en la propuesta de Kaplan y Sadock (5) en la que especifi-
diferentes para cada oído. Este tipo de estudios ha sido muy utili- can las indicaciones de la TC:
zado para estudiar la organización cerebral lateralizada del len-
guaje. • Cambios en la personalidad después de los 50 años.
ı • Déficit cognoscitivos.
ı • Demencia o delirium.
palpación diháptica • EEG anormal.
ı • Historia previa de abuso de alcohol.
Consiste en la presentación simultánea de estímulos táctiles • Historia previa de convulsiones.
diferentes presentados en ambas manos, de tal forma que se valo- • Historia previa de traumatismo craneal.
ra la capacidad y rapidez para reconocer dichos objetos, letras o • Signos focales neurológicos.
figuras por cada una de las manos. • Primer episodio afectivo después de los 50 años.
ı • Primer episodio psicótico.
ı • Trastornos de la conducta alimentaria.
interferencia motriz • Trastornos del movimiento.
ı
Consiste en desarrollar una función, por ejemplo el lenguaje,
mientras se lleva a cabo una actividad motriz con las manos, por
ejemplo golpear repetitivamente con los dedos de una mano y
Resonancia magnética
después con los de la otra. El objetivo es valorar la interferencia ı
motora que puede producir una mano u otra en la función reali- ı
zada, con el fin de relacionar dicha interferencia con la actividad Produce imágenes similares a las de la TC pero con una reso-
de uno u otro hemisferio en la tarea. lución mayor; permite discriminar la sustancia blanca de la gris.
Se basa en la creación de un campo magnético y en el registro de
la actividad de los núcleos de hidrógeno.
Tomografía computarizada El equipo de RM detecta la energía liberada por estos núcleos
cuando el orden y el movimiento son interrumpidos por impulsos
ı de radiofrecuencia emitidos por el equipo. Los dos componentes
ı fundamentales de la RM son el T1, que es tiempo necesario des-
Es la única técnica de neuroimagen estrictamente estructu- pués de la excitación para que la magnetización longitudinal de
ral, salvo las radiografías de cráneo. Las restantes pruebas detec- los núcleos de hidrógeno recupere su posición inicial, y el T2, que
tan algún grado de funcionalismo. Se basa en los mismos princi- es el tiempo necesario después de la excitación para que la mag-
pios técnicos que las radiografías de cráneo, es decir, en la medida netización transversa recupere los valores iniciales. En la RM la
de la atenuación de los fotones de rayos X que atraviesan el cere- información no se limita al plano transverso, sino que informa
bro. La atenuación es menor en los tejidos de baja densidad (ne- del plano sagital y coronal. Así las imágenes de RM parecen casi
gro), como el líquido cefalorraquídeo, que en los de alta densidad preparaciones anatómicas del cerebro. No expone al paciente a
(blanco), como el hueso. radiaciones ionizantes. En cambio, los aparatos ferromagnéticos
La información captada por un detector es llevada a un or- pueden ser afectados por los campos magnéticos, lo que con-
denador que reconstruye las imágenes de los planos o cortes. El traindica la RM, que también está contraindicada en las personas
uso de contrastes ayuda a la detección de tumores, infecciones, que padecen claustrofobia, ya que es posible que no resistan la
enfermedades cerebrovasculares, etc. Deben considerarse los prueba. El paciente debe encontrarse médicamente estabilizado,
inconvenientes que entrañan los contrastes, como el que pro- pues la monitorización e intervención médica está limitada se-
ducen sabor metálico y/o el riesgo de provocar una reacción riamente mientras se practica la prueba.
anafiláctica. La RM ofrece mejor visualización de la fosa posterior, superior
Las indicaciones de la TC cada vez son más amplias en la delimitación de sustancia blanca-sustancia gris y mejor definición
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rutina asistencial psiquiátrica. Algunos autores la consideran de los cambios asociados con enfermedades desmielinizantes y
esencial en diagnóstico de demencias, en la evaluación de alte- mejores cuantificaciones volumétricas mediales. En la actualidad
raciones mentales en pacientes con cáncer metastásico, en si- es considerada la técnica electiva en la exploración de regiones ta-
tuaciones de sospecha de accidente vascular cerebral, en el les como los lóbulos temporales, el cerebelo, las estructuras sub-
traumatismo craneoencefálico con coma o deterioro del estado corticales, el tronco cerebral y la médula espinal.
mental, en los trastornos médicos con significativa tasa de in- En casos de sospecha de trastornos desmielinizantes de sus-
volucración del sistema nervioso central (cáncer de pulmón, tancia blanca, en las crisis focales, en la demencia, el infarto cere-

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/c38/ Neuroimagen
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bral y las malformaciones vasculares ofrece una información que pasos de una nueva técnica aclaren por completo la complejidad
no puede ser sustituida por la TC. de trastornos mentales como la esquizofrenia; por el contrario, la
La mayor sensibilidad de la RM para detectar anomalías en la introducción de estos progresos añade una complejidad adicional
sustancia blanca ha llevado a un uso amplio en la evaluación de al estudio de estas patologías más que una simplificación del pro-
la demencia y de otras afecciones geriátricas. Aunque su capaci- ceso de diagnóstico o tratamiento.
dad para demostrar anomalías en la sustancia blanca en la de- Las técnicas de funcionalismo cerebral permiten estudiar el
mencia vascular es superior a la de la TC, también personas sin cerebro en actividad y han revolucionado el modo de aproxima-
demencia muestran anomalías tales como hiperintensividad peri- ción a la investigación de la enfermedad mental. La información
ventricular en T2, señal aumentada en T2 cerca de los polos, de obtenida a través de estas técnicas incluso ha reactualizado el tér-
los ventrículos laterales y objetos brillantes no identificados en la mino de «enfermedad funcional». Estas técnicas se han utilizado
materia subcortical. para medir la perfusión cerebral y, más recientemente, para estu-
En la RM espectroscópica se utilizan otros núcleos, lo que diar los sistemas de neurotransmisión.
permite la evaluación de funciones metabólicas, con lo que la téc-
nica alcanza un valor mucho más funcional, aunque su utiliza-
ción todavía se encuentra en una etapa incipiente. Permite estu-
diar un amplio campo de procesos metabólicos, ya que detecta Tomografía por emisión
biológicamente muchos núcleos (H1, F19, Li7, Na23, N14, O17, P31, de positrones
etc.), lo que permite analizar el metabolismo: detección de meta-
ı
bolitos inusuales, identificación de hipoxia o medición del pH.
Asimismo, es útil para estudiar la farmacocinética de fármacos y ı
medir la perfusión, lo que la convertirá en una técnica con gran La PET es, sin lugar a dudas, una de las mejores técnicas que
futuro en la investigación. podemos encontrar en la actualidad para el estudio e investiga-
ción de las funciones y déficit cerebrales.
Es la técnica de neuroimagen funcional más sofisticada de las
disponibles en la actualidad. Posee la mejor resolución espacial
Neuroimagen funcional en sus imágenes. Permite además visualizar imágenes funciona-
ı les de estructuras subcorticales (ganglios basales y sistema lím-
ı bico). Las imágenes tomográficas de la PET son verdaderos ma-
El rápido desarrollo de las técnicas de neuroimagen funcional pas cerebrales funcionales, que muestran la distribución de un
experimentado en los últimos años y su auge en plena «década del mecanismo fisiológico o bioquímico, en el que se ha introducido
cerebro», ha permitido llevar a cabo estudios del funcionalismo el trazador. Las imágenes, y por tanto el mecanismo que se está
cerebral in vivo en la mayoría de las enfermedades psiquiátricas valorando, pueden ser cuantificadas de forma sensible (en
(esquizofrenia, trastornos afectivos mayores, trastorno obsesivo- ml/min/100 mg de tejido o en µmol/min/100 mg), precisa y
compulsivo, etc.). Sin embargo, la experiencia y la literatura exis- exacta.
tentes acerca de los trastornos afectivos es mucho menor que, por Como preparación para una PET, se incorpora a un com-
ejemplo, en la esquizofrenia. puesto biológicamente activo un elemento emisor de positrones y
Entre las técnicas de neuroimagen funcional destacan la PET esto es inyectado al sujeto. El equipo está formado por unos de-
(positron emission tomography) y la SPECT (single photon emission tectores sensibles a los rayos gamma que se producen cuando los
tomography). En los últimos años se han desarrollado al menos positrones emitidos por los radioisótopos colisionan con los elec-
dos nuevas técnicas de neuroimagen funcional: la resonancia trones en el cerebro.
magnética funcional (RMf) y la magnetoencefalografía (MEG). Las cámaras de PET están diseñadas para registrar cómo se
Estas técnicas de neuroimagen funcional permiten estudiar pará- distribuye el radioligando durante un tiempo determinado en el
metros de actividad cerebral. La PET obtiene imágenes tomográ- cerebro, lo que permitirá al final cuantificarlo y, por ejemplo, co-
ficas representativas de la perfusión o del flujo sanguíneo cerebral nocer el flujo sanguíneo regional o la densidad de receptores de
regional (FSCr), del consumo de oxígeno, del metabolismo de la una determinada región cerebral. Estas cámaras recogen la des-
glucosa y de los neurorreceptores. La SPECT, en cambio, sólo integración de los positrones que viajan una corta distancia antes
permite estudiar el FSCr y la distribución de los neurorreceptores. de chocar con un electrón, lo que genera una emisión de dos ra-
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Uno de los mayores obstáculos para la progresiva implanta- yos gamma de alta energía separados por un ángulo de 180°.
ción de la neuroimagen en la rutina asistencial psiquiátrica es Los radioisótopos utilizados deben producirse en un ciclo-
nuestro limitado conocimiento de las funciones cerebrales nor- trón. Los que más se utilizan en psiquiatría son oxígeno-15 (15O),
males y de sus variantes normales. Algunos de los factores que in- carbono-11 (11C) y flúor-18 (18F), con una semivida de 2, 20 y
fluyen sobre la perfusión cerebral son la edad, el sexo, la pCO2 110 minutos, aproximadamente. Para producir, por ejemplo,
11
arterial, los factores sensoriales, motores, cognitivos y el estado C- racloprida (utilizado para investigar la densidad de recepto-
emocional del individuo. No podemos esperar que los primeros res D2 en el estriado), los protones son acelerados en el ciclotrón y

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M. Bernardo Arroyo y M. I. López-Ibor Alcocer
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chocan con gas nitrógeno; esta reacción nuclear produce 11C-dió- con el paciente en decúbito supino y la cabeza inmovilizada en el
xido de carbono que se convierte en 11C-yodometano y se une a centro del campo de detección. Con las cámaras de última gene-
racloprida. Después de someterlo a los controles de calidad nece- ración y modo tridimensional, la adquisición suele durar unos
sarios para estimar la actividad específica y la pureza química, se 30 minutos máximo, ya con la atenuación real de los tejidos co-
inyecta al sujeto. La cantidad inyectada al sujeto por vía intrave- rregida. En el caso de pacientes incapacitados para colaborar y en
nosa es tan pequeña que no tiene ninguna acción farmacológica. niños pequeños (generalmente de menos de 8 años) que no tole-
Estos isótopos pueden incorporarse a un gran número de ran la inmovilización, puede ser necesaria la anestesia general.
moléculas, algunas de ellas análogas a las fisiológicas, como la glu- Además de los estudios en condiciones basales, también se pue-
cosa, los aminoácidos, el agua, los neurotransmisores, o bien a de realizar una PET-FDG en el transcurso de una estimulación
fármacos y drogas, lo que permite medir in vivo y de forma total- cognitiva, emocional, motora o farmacológica. Durante al menos
mente incruenta un gran número de parámetros bioquímicos y 15 minutos, empezando con la administración de la FDG, se puede
fisiológicos, como el metabolismo y consumo del oxígeno y la aplicar un test, como por ejemplo el de Wisconsin, para valorar la
glucosa, la síntesis proteica, el flujo sanguíneo cerebral y la densi- función frontal, eyes-tracking para el proceso de atención, test
dad de neurorreceptores. somatosensorial para la percepción y test de activación motora,
En los últimos años están apareciendo numerosos de radioli- test de provocación de síntomas en el trastorno obsesivo-com-
gandos diferentes que nos permiten cuantificar la densidad de re- pulsivo, etc. Para un doble estudio PET-FDG basal y estimulado,
ceptores serotoninérgicos y dopaminérgicos en unas determinadas se puede utilizar un protocolo de dos tiempos y dosis de FDG re-
áreas cerebrales, al igual que el flujo sanguíneo cerebral o el meta- partida en partes: primero un tercio y los dos tercios restantes a
bolismo de la glucosa, en sujetos que padecen diversos trastornos las 2 horas tras la primera administración.
mentales o del comportamiento. La tabla 38-2 recoge algunos de En los estudios mediante PET la fijación fisiológica de la FDG
estos radioligandos utilizados en psiquiatría y su aplicación. en el cerebro es directamente proporcional al metabolismo cere-
La técnica PET-FDG (fluorodesoxiglucosa) para los estu- bral y a la actividad neuronal, y además es muy intensa debido a la
dios del sistema nervioso central es sencilla, inocua y no moles- baja proporción de glucosa-6-fosfatasa en los tejidos cerebrales y
ta al paciente. En términos generales es la siguiente: el paciente a que la glucosa es su única fuente de energía. En el cerebro nor-
no necesita preparación alguna, salvo 4-6 horas de ayuno y abs- mal la mayor captación de FDG se produce en la sustancia gris
tención de café y té, alcohol y nicotina y, en caso de que sea cortical y a nivel subcortical en los núcleos caudados, putamen y
diabético, normalización de la glucemia (se recomienda tálamos. Normalmente el metabolismo cerebeloso es menos in-
≤120 mg/dl). La FDG se administra por vía intravenosa a razón de tenso que el de la neocorteza cerebral, ganglios de la base y tála-
1,0-2,5 MBq/kg, una vez que el paciente se encuentre en condicio- mos. La sustancia blanca tiene una captación baja y no se puede
nes de la mayor relajación neurosensorial posible, generalmente diferenciar visualmente del sistema ventricular adyacente. Las
tumbado en una camilla en una habitación en penumbra con los actividades corticales y subcorticales suelen ser simétricas. Los es-
ojos cerrados y sin estímulos auditivos externos. Al cabo de unos tímulos visuales o auditivos y la actividad motora durante o en-
30-60 minutos en estas condiciones, se adquieren las imágenes tre los 10 a 20 minutos posteriores a la administración de la FDG

/tabla38-2/
Utilidad de los diferentes radioligandos

Radioligando Utilidad Comentarios

C15O2/ H2O15 Flujo sanguíneo Identificación de áreas cerebrales afectadas en enfermedades mentales
(18F)desoxiglucosa Metabolismo de la glucosa Utilizado en estudios basales y efecto de medicación
(11C)SCH23390 Receptor D1 dopaminérgico Ocupación según fármacos antipsicóticos. Valores alterados en primeros
episodios de esquizofrenia
(11C)racloprida Receptores D2 dopaminérgicos Afectado en el estriado en primeros episodios de esquizofrenia
(11C)RTI 121 y 32 Recaptación de dopamina Afectado en pacientes con enfermedad de Parkinson
(18F)DOPA Densidad de neuronas dopaminérgicas Estudio de ganglios basales
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(18F)metatirosina
(11C)flumacenil Receptores benzodiazepínicos Estudios en trastorno de ansiedad
(18F)altaserín Receptores 5-HT2 Estudios en trastorno depresivo
(18F)setoperona
(11C)metilespiperona Receptores corticales 5-HT2 y estriatales D2 Estudios de ocupación por fármacos antipsicótiocs
(11C)diprenorfina Receptores µ, δ, y κ Estudios en trastorno depresivo
(11C)carfentanil Receptor µ opioide

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/c38/ Neuroimagen
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pueden aumentar la intensidad de la captación en las áreas im- • Estudios longitudinales en los que se comparan los resulta-
plicadas. Un movimiento de la cabeza del paciente puede com- dos de un paciente antes y después de un determinado tra-
prometer la calidad de la imagen. tamiento.
Las aplicaciones más usuales de la PET han sido la medición • Estudios de activación en pacientes comparándolos con un
del metabolismo regional de la glucosa y el flujo sanguíneo cere- grupo control.
bral. Como ejemplo, el metabolismo de la glucosa se mide habi-
tualmente mediante la administración de 18-fluorodesoxigluco-
sa (18FDG), que se incorpora al ciclo metabólico de la glucosa Tomografía computarizada
del tejido cerebral. La radiación emitida por el radioisótopo, por emisión de fotón único
captada por la cámara de positrones y procesada mediante un ı
complejo mecanismo computarizado, obtiene cortes tomográ- ı
ficos cerebrales tridimensionales, que son la representación del La técnica de la SPECT se basa en la detección de la radiación
consumo de glucosa en las distintas áreas del cerebro. Ello permite gamma, utilizando detectores similares a los empleados para la ob-
estudiar in vivo multitud de funciones cerebrales que impli- tención de gammagrafías convencionales. La gammagrafía es una
quen la activación, con mayor consumo de glucosa, de regiones imagen planar, mientras que la SPECT obtiene imágenes tomo-
cerebrales específicas. Así, la visión, la audición o el movimien- gráficas en los tres planos del espacio (oblicuo, coronal y sagital).
to de una pierna, se asocian a un incremento del metabolismo Los sistemas de SPECT pueden tener uno o varios cabezales
de la glucosa en la corteza visual, auditiva y motora, respectiva- detectores. Éstos giran alrededor de la cabeza del paciente, y así
mente. se obtienen imágenes gammagráficas desde múltiples y distintas
Esta cuantificación puede ser global o regional. Lamentable- angulaciones. Un algoritmo semejante al utilizado para la TC per-
mente, el elevado coste económico del tomógrafo de positrones mite reconstruir los cortes tomográficos a partir de las imágenes
y el hecho de no disponer de ciclotrones para producir los ra- planares. Los radioisótopos utilizados para la SPECT son emiso-
dioisótopos necesarios hace que, por el momento, muy pocos res γ, de los que los más empleados son el yodo-123 (123I) y el tec-
centros dispongan de PET en nuestro país. Permite obtener imá- necio-99m (99mTc).
genes tridimensionales de mayor resolución que la SPECT que, La SPECT es una técnica mucho más barata y accesible que
en cambio, es una técnica disponible en la mayoría de servicios de la PET y constituye una buena alternativa a ésta, aunque su reso-
medicina nuclear. lución espacial sea inferior y hasta el momento no se disponga de
Esta metodología, con sus diferentes técnicas de medida de un método de cuantificación exacto. La SPECT sólo permite se-
flujo sanguíneo, medida del metabolismo de la glucosa, de oxí- micuantificar la distribución regional de los trazadores utilizados.
geno, etc., está siendo muy utilizada actualmente en el estudio de Actualmente la SPECT tiene dos aplicaciones: el estudio de
la función mental (6). El consumo cerebral de oxígeno puede la perfusión cerebral y de los receptores cerebrales. Se basa en el
visualizarse mediante la administración de O2-O15. El flujo san- paralelismo actividad neuronal-FSCr-metabolismo.
guíneo cerebral se mide mediante la inyección intravenosa de Para la medición de la perfusión cerebral se asume como
H2O-O15 o mediante la inhalación de CO2-O15. principio que el flujo sanguíneo cerebral se correlaciona con la ac-
Otra aplicación primordial de la PET es el estudio in vivo de tividad metabólica cerebral. La perfusión cerebral constituye pues
neurorreceptores mediante fármacos convenientemente marca- un parámetro de función cerebral. Así, por ejemplo, la activa-
dos que se acoplan a diversos receptores cerebrales. Los radiofár- ción motora, la estimulación sensorial (visual, acústica, somato-
macos más utilizados para evaluar los receptores dopaminérgicos sensorial) y la activación cognitiva, se asocian a un incremento
D1 y D2 son 18F-metilespiperona y 11C-racloprida. No obstante, la paralelo en la perfusión de las correspondientes áreas cerebrales
experiencia acumulada en los trastornos afectivos es muy infe- implicadas. Otros ejemplos son demostrativos de esta estrecha
rior a la de la esquizofrenia. correlación entre actividad cerebral y flujo sanguíneo cerebral.
La investigación con PET va dirigida, por lo tanto, al estudio Las situaciones de hiperactividad neuronal, como las crisis epi-
del metabolismo o del FSCr como índices de la actividad neuro- lépticas, se asocian a un incremento del flujo sanguíneo, mientras
nal local. En los últimos años los trabajos publicados se centran que las de hipoactividad cerebral, como en la anestesia por bar-
fundamentalmente en estos cinco aspectos: bitúricos, fases del sueño lento o coma metabólico, van asociadas
a una disminución del flujo sanguíneo cerebral.
• Estudios en sujetos sanos con el objetivo de identificar la En la SPECT se utilizan radiofármacos que atraviesan la ba-
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anatomía funcional de diferentes regiones cerebrales su- rrera hematoencefálica y se fijan al tejido cerebral de modo pro-
puestamente afectadas en trastornos psiquiátricos. porcional al flujo sanguíneo. Dado que el flujo sanguíneo cerebral
• Estudios en situación basal o en reposo de pacientes com- depende de su demanda tisular, al medirlo tendremos una esti-
parándolos con sujetos sanos. mación indirecta del metabolismo cerebral. El radiofármaco uti-
• Estudios en los que la variable biológica (p. ej., FSCr) se co- lizado en la actualidad es la 99mTc-hexametil-propilenaminooxi-
rrelaciona con la variable clínica (p. ej., alucinaciones audi- ma (HMPAO), ya que ofrece imágenes de mejor resolución que
tivas) en los pacientes. sus antecesores y presenta todas las ventajas del 99Tc en cuanto a

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M. Bernardo Arroyo y M. I. López-Ibor Alcocer
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disponibilidad y precio. La HMPAO-SPECT ofrece imágenes re- trol y manejo de los dedos de las manos, o activaciones de áreas es-
presentativas de la perfusión en el momento de la inyección sin pecificas del lenguaje durante la repetición de nombres comunes,
alterarse en por lo menos 3 horas (imagen congelada). verbos u otras actividades del lenguaje.
La SPECT cerebral mediante HMPAO permite medir la acti-
vidad cerebral en reposo, durante la presencia de síntomas clíni-
cos (p. ej., alucinaciones), durante el test de estimulación senso- Magnetoelectroencefalografía
rial o durante actividades cognitivas diseñadas para activar ciertas ı
áreas cerebrales, permitiendo la rápida evaluación de hipótesis
acerca de posibles anormalidades del funcionalismo cerebral en
ı
Es una nueva técnica que se fundamenta en el hecho de que la
pacientes esquizofrénicos.
actividad eléctrica de las neuronas genera pequeñísimos campos
Para la medición del FSCr se han utilizado gases inertes como
magnéticos, que son recogidos por un instrumento muy sensible
el óxido nitroso y, más recientemente, la inyección intracarotídea o
que transforma la energía magnética en señales eléctricas.
la inhalación de xenón-133 (133Xe). Detectores exteriores situados
La magnetoencefalografía es una técnica no invasiva que per-
alrededor de la cabeza captan los rayos gamma que emite el 133Xe.
mite localizar y caracterizar la actividad eléctrica del sistema ner-
Se han desarrollado radiofármacos que, mediante SPECT,
vioso central mediante la medida de campos magnéticos asociados.
permiten la visualización de receptores cerebrales. Existen varias
Básicamente, cada corriente eléctrica genera un campo magnético
investigaciones con radiofármacos capaces de acoplarse a los re-
de acuerdo con las leyes principales de la física. El campo magnéti-
ceptores D2 dopaminérgicos (123I-yodobenzamidas, 123I-yodolisu-
co no se degrada durante el paso a través de los distintos tejidos ce-
rida y 123I-epideprida). Estos trabajos han permitido visualizar in
rebrales y sólo se atenúa en función del cuadrado de la distancia.
vivo las estructuras cerebrales ricas en dopamina, de vital impor-
Así, esta técnica alcanza una resolución temporal del orden de mi-
tancia en la etiopatogenia de la esquizofrenia. El estudio de recep-
lisegundos y espacial del orden de milímetros, lo que la convierte en
tores cerebrales mediante SPECT constituye una prometedora téc-
una técnica con gran potencialidad en el diagnóstico de patología
nica de futuro en la investigación de la esquizofrenia. La SPECT
cerebral. A diferencia de la TC y la RM, que proporcionan infor-
puede contribuir a responder numerosos interrogantes acerca de
mación anatómica, la magnetoencefalografía aporta una informa-
la posible presencia de marcadores biológicos de la esquizofrenia,
ción funcional acerca de la actividad cerebral en tiempo real.
del mecanismo de acción de los fármacos, de la monitorización de
La magnetoencefalografía puede medir la actividad eléctrica
la efectividad del tratamiento neuroléptico, de la replicación y con-
de todas las zonas del cerebro (tejidos corticales y subcorticales),
firmación de los hallazgos mediante PET, como la hipofrontalidad
a diferencia del electroencefalograma convencional y de los po-
o el aumento de receptores dopaminérgicos D2, de la implicación
tenciales evocados que, según se considera, reflejan la actividad
de otros neurotransmisores, etc.
eléctrica cortical.
Recientemente, se están desarrollando también radiofárma-
La magnetoencefalografía permite obtener imágenes cerebra-
cos capaces de acoplarse a los receptores serotoninérgicos 5-HT2
les a partir de los campos magnéticos originados como conse-
(123I-ketanserina) y D2 dopaminérgicos (123I-yodobenzamidas,
123 cuencia de la estimulación ambiental y de diferentes funciones
I-yodolisurida y 123I-epideprida). Estos radioligandos permiten
neuropsicológicas.
la visualización in vivo mediante SPECT de los receptores 5-HT2
Las aportaciones de la magnetoencefalografía en el estudio
y D2 y evaluar su papel en los trastornos afectivos.
de patologías psiquiátricas está empezando a arrojar resultados
interesantes, si bien es necesario realizar más estudios sobre la
actividad magnética espontánea, clasificando a los pacientes se-
Resonancia magnética funcional gún su sintomatología y realizando registros en fases basales, agu-
ı das y tras tratamiento farmacológico. De esta forma, obtendría-
mos una información que nos permitiría establecer un correlato
ı
entre la sintomatología y la alteración anatomofuncional de una
La RMf utiliza la RM de otros núcleos y por ello es capaz de
alteración psiquiátrica.
evaluar diversas funciones metabólicas.
La neuroimagen anatómica funcional ha contribuido enorme-
mente al desarrollo del estudio cerebral de las funciones mentales
dada su gran precisión, flexibilidad y diferenciación neuroanató- Estudios de neuroimagen
en el deterioro cognitivo:
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

mica que se puede obtener de las estructuras cerebrales. Recientes


trabajos de investigación confirman la importancia de esta técni-
ca en el estudio de las funciones cognitivas, que demuestran corre-
neuroimagen y envejecimiento
laciones anatómicas precisas con algunas de esas funciones. Así, ı
por ejemplo, estudios con estimulación visual muestran la activa- ı
ción específica de la materia gris de determinadas áreas occipita- El envejecimiento puede definirse como un proceso degene-
les y calcarinas, o la activación de áreas sensitivomotoras en el con- rativo multiorgánico de naturaleza multifactorial. Esta definición

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ı
/c38/ Neuroimagen
ı

implica que el patrón de envejecimiento es el resultado de la com- tales como la atrofia cortical y la presencia de hiperintensidades
binación de factores genéticos y no genéticos muy diversos y to- en la sustancia blanca. Así, los pacientes geriátricos con depresión
davía mal conocidos. presentan con mayor frecuencia y gravedad hiperintensidades en
Los datos neurobiológicos sugieren que el sistema fronto- la sustancia blanca y gris subcortical que controles de la misma
subcortical es más vulnerable al envejecimiento, con pérdida no- edad. Por otro lado, los estudios con PET y SPECT han descrito
table de neuronas en la corteza frontal y en los ganglios de la base. patrones anormales de perfusión o del metabolismo de la gluco-
Además, muchos pacientes ancianos no dementes presentan alte- sa en la depresión del anciano. Se ha señalado hipoactividad en la
raciones isquémicas en la sustancia blanca y en los ganglios de la corteza prefrontal, temporal anterior, cíngulo anterior y ganglios
base que provocan la pérdida de tejido cerebral y un aumento del de la base. El hipometabolismo e hipoperfusión frontal se corre-
tamaño de los ventrículos. lacionan con la gravedad del episodio depresivo y, según parece,
El metabolismo cerebral medido por FDG muestra un patrón se normalizan tras el tratamiento farmacológico o electroconvul-
compatible con el envejecimiento en diversos estudios. Se ha de- sivo. Por último, se expondrá el valor de la SPECT en el diagnós-
mostrado la existencia de una disminución del metabolismo en la tico diferencial de la denominada seudodemencia depresiva (de-
corteza cerebral, la ínsula y la parte superior del sistema límbico, presiones que se manifiestan clínicamente como una demencia),
mientras que las estructuras subcorticales mantienen la actividad cuya SPECT muestra, en general, una hipoperfusión de predo-
metabólica. minio frontal, que permite distinguirla de la demencia tipo
Los estudios sobre el envejecimiento y el sistema dopaminér- Alzheimer.
gico estriatonígrico son amplios. En el envejecimiento existe una ı
disminución de la captación de fluorodopa de hasta un 50 %, al ı
igual que una disminución de los receptores D1 y D2. enfermedad de Alzheimer
ı ı
ı La enfermedad de Alzheimer es la forma más frecuente de de-
estudios de neuroimagen en las demencias mencia en la población anciana. Se trata de una enfermedad de-
ı generativa primaria que cursa con alteración persistente, progre-
La demencia es un síndrome caracterizado por deterioro cog- siva e irreversible de los procesos mentales superiores como la
nitivo, especialmente de la memoria, y afectación de la personali- memoria, el lenguaje, la orientación temporoespacial y el recono-
dad sin alteración de la conciencia. Puede ser causada por enfer- cimiento de objetos, que llevan a una incapacidad laboral y social
medades sistémicas o por procesos degenerativos primarios del absoluta. Los datos que proporcionan las técnicas de neuroima-
sistema nervioso central. Estas últimas incluyen las enfermedades gen estructural como la TC y la RM son útiles para excluir la exis-
de Alzheimer, Pick, Parkinson, cerebrovasculares y otras. El cur- tencia de infartos, tumores u otras alteraciones estructurales; por
so clínico es variable, frecuentemente insidioso y progresivo. lo demás, estas técnicas no suelen encontrar más que una atrofia
Las técnicas morfológicas de neuroimagen son inespecíficas cortical inespecífica.
en el diagnóstico de los procesos degenerativos. Las imágenes La neuroimagen funcional aporta datos interesantes, además
pueden ser normales y, aunque en la mayoría de los casos existen de contribuir a resolver algunos de los problemas clínicos que
diversos grados de atrofia corticosubcortical, ésta se halla presen- plantea esta enfermedad: diagnóstico temprano, confirmación
te en muchos sujetos normales. Las técnicas de neuroimagen fun- del diagnóstico clínico, diagnóstico diferencial, especialmente con
cional PET y SPECT contribuyen en la actualidad a resolver los cuadros depresivos y con deterioro cognitivo secundario a enve-
problemas de diagnóstico precoz, de confirmación del diagnósti- jecimiento normal, y evaluación de la eficacia de los diferentes
co diferencial, especialmente de los cuadros depresivos y de las tratamientos.
pérdidas benignas de memoria, y de evaluación de la eficacia de La imagen característica de la SPECT de perfusión consiste en
los tratamientos. una reducción de la actividad cortical que respeta invariable-
La PET-FDG ayuda a identificar la causa de la demencia, a mente las regiones occipital y cerebelosa. La afectación típica se
realizar un diagnóstico diferencial con otras enfermedades, espe- encuentra de forma relativamente simétrica en los lóbulos tem-
cialmente la depresión con la seudodemencia, y a determinar porales y parietales. En las fases iniciales la lesión puede ser uni-
mecanismos neurofisiológicos que subyacen a otras patologías. lateral, a menudo circunscrita a la región temporal; a medida que
La depresión se caracteriza fundamentalmente por un hipometa- aumenta el deterioro cognitivo se amplía a lesiones parietales y
bolismo cerebral global que no se explica sólo por atrofia, ni de- frontales.
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bido a otros factores como medicación o hiperglucemia. El hipo- El hallazgo más característico en la PET es la disminución del
metabolismo puede aparecer algo más acentuado en partes de la metabolismo a nivel de la neocorteza asociativa parietal, temporal
corteza prefrontal, temporal o parietal, pero nunca se asemeja a y cingulado posterior. En estas mismas regiones se objetivaron
patrones típicos de las demencias, según los datos del trabajo pu- afectaciones de la acteilcolinesterasa (8) y de los receptores mus-
blicado por Infante y cols. (7). carínico-acetilcolinérgicos (9). Las alteraciones suelen ser bilate-
En relación con la depresión, se presentan también las altera- rales, aunque con un grado variable de asimetría, y no son el re-
ciones neuroestructurales descritas en la depresión del anciano, sultado de la atrofia cortical, sino que persiste tras corrección del

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M. Bernardo Arroyo y M. I. López-Ibor Alcocer
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efecto volumen parcial del metabolismo por gramo de tejido (10). talmente en la corteza frontal y los ganglios basales, mientras que
El metabolismo de los ganglios de la base, tálamo, cerebelo, cor- la degeneración corticobasal se caracteriza por hipoactividad me-
teza primaria sensitivomotora, incluyendo las circunvoluciones tabólica en la corteza y el tálamo contralateral a las extremidades
precentral y poscentral, la corteza calcarina y los complejos amíg- afectadas.
dalo-hipocámpicos, aparecen relativamente bien conservados o En la demencia asociada con el SIDA se visualizan alteracio-
poco afectados. nes focales o multifocales a nivel cortical y en los ganglios de la
El diagnóstico de enfermedad de Alzheimer con PET-FDG base. Estas alteraciones pueden estar presentes en fases iniciales
no es sólo temprano sino que puede ser preclínico: Reiman y cols. cuando el paciente está todavía asintomático.
(11) estudiaron genéticamente a un grupo de 235 sujetos con pa-
rentesco de primer grado en pacientes con probable enferme-
dad de Alzheimer, en los que ninguno de ellos presentaban alte-
raciones en las pruebas neuropsicológicas. Los homocigotos para
Neuroimagen y esquizofrenia
el alelo E-4 de la apolipoproteína-E mostraron en la PET-FDG ı
una disminución significativa del metabolismo en las mismas re- ı
giones corticales que sus parientes con enfermedad de Alzhei- Cuando Kraepelin describió por primera vez la «demencia
mer, sobre todo en la corteza cingular posterior. Recientemente precoz», creyó que era una enfermedad de base orgánica, aunque
se ha podido comprobar mediante PET-FDG guiada por RM no lo pudo demostrar, ya que las técnicas utilizadas a principios
que un hipometabolismo de la corteza entorrinal en personas del siglo XX no permitían identificar la patología cerebral asociada
mayores normales predice una evolución hacia el deterioro cog- a la esquizofrenia. La utilización de la neumoencefalografía en
nitivo patológico (12). las décadas de los años 1930-1950, permitió demostrar que en los
ı pacientes esquizofrénicos el volumen de los ventrículos laterales
ı cerebrales estaba aumentado. Desde entonces la neuroimagen ha
demencia vascular contribuido de manera importante a la comprensión de la esqui-
ı
zofrenia y ha permitido establecer diferentes hipótesis sobre las
La demencia multiinfarto es la más común de las demen-
bases neuropatológicas de este trastorno.
cias vasculares. El patrón, descrito ya en 1983 por Benson con
La esquizofrenia es una de las enfermedades más complejas y
PET-FDG, se caracteriza por hipometabolismo cortical multifo-
que más sufrimiento causa a los seres humanos. Su complejidad
cal, coincidiendo con la localización de los infartos sin limitarse a
reside en diferentes aspectos que pueden resumirse en la enorme
estructuras cerebrales específicas. En otras ocasiones, en vez de
variabilidad relacionada con la clínica (la sintomatología, la edad
a múltiples lesiones corticales, la demencia vascular se asocia a
a la que aparece, el curso, la respuesta terapéutica), la etiopatoge-
pequeños infartos lacunares en los ganglios de la base y la sustan-
nia (con factores de predisposición genética, complicaciones obs-
cia blanca periventricular.
tétricas, infecciones víricas, factores neurológicos, factores preci-
Una atrofia del cuerpo calloso puede reflejar también el daño
pitantes interpersonales y socioculturales) y el sustrato neuro-
cortical neuronal, hallazgo frecuente en la enfermedad oclusiva de
biológico (estructural y funcional).
grandes arterias cerebrales.
ı El resultado más consistente obtenido en las diferentes inves-
ı tigaciones con técnicas de imagen cerebral es el del aumento del
otras demencias volumen de los ventrículos laterales. También se ha descrito un
ı aumento del tamaño del tercer y cuarto ventrículos. Este aumen-
Las demencias frontotemporales incluyen todos los procesos to es mayor en los pacientes varones, aunque los varones sanos
degenerativos primarios que se inician en las partes anteriores tiene un tamaño ventricular superior al de las mujeres, lo que
del cerebro; entre ellos destaca la enfermedad de Pick. Utilizando confirma la existencia de diferencias sexuales.
técnicas de neuroimagen funcional el hallazgo más común es la También se ha demostrado la pérdida de volumen y de asi-
reducción bilateral y simétrica del metabolismo o perfusión en ló- metría de las áreas que rodean los ventrículos cerebrales, tales
bulo frontal, neocorteza temporal anterior, hipocampo, ganglios como la amígdala, el hipocampo y la circunvolución parahipo-
basales y tálamos. cámpica. La pérdida de asimetría es más acentuada en el plano
La demencia con cuerpos de Lewy afecta a la corteza occipi- temporal, en el área que incluye la corteza de asociación auditiva
tal y al cerebrelo, pudiendo quedar demostradas las alteraciones (área de Wernicke). Estas áreas son las que se encargan de la in-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

estructurales y funcionales con las técnicas de imagen. tegración, asociación y selección de la información sensorial, la
Aproximadamente un 10 % de los pacientes con enfermedad memoria y del control de las emociones, funciones que suelen es-
de Parkinson desarrollan demencia. El hallazgo más habitual en tar afectadas en la esquizofrenia.
las imágenes neurofucionales es un hipometabolismo cortical Gran parte de los conocimientos sobre la neurobiología de la
temporoparietal. esquizofrenia provienen del estudio post mortem del cerebro de
En los pacientes con parálisis supranuclear progresiva y de- pacientes esquizofrénicos, del estudio de modelos animales y del
mencia se observa hipoperfusión o hipometabolismo fundamen- estudio de metabolitos periféricos en humanos. Dichos estudios

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/c38/ Neuroimagen
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tienen limitaciones y no permiten la observación directa del ce- pesar de que las alteraciones de la TC no son específicas ni diag-
rebro in vivo. nósticas de la esquizofrenia, ya que algunas de las anomalías se-
Los nuevos sistemas diagnósticos por la imagen han permitido ñaladas pueden encontrarse también en el trastorno bipolar, el al-
llevar a cabo estudios estructurales y del funcionalismo cerebral coholismo, la anorexia nerviosa, la enfermedad de Alzheimer y la
in vivo. Su aplicación en los pacientes esquizofrénicos intenta de- demencia multiinfarto, los hallazgos de la TC indicarían que exis-
mostrar alteraciones neuroanatómicas, metabólicas y neuroquí- ten alteraciones neuroanatómicas en el cerebro de los pacientes
micas en el cerebro de dichos pacientes. con esquizofrenia; por último, es importante destacar la utilidad
Por el momento, no se ha podido establecer relación entre clínica rutinaria de la TC para el diagnóstico diferencial de algu-
las alteraciones estructurales de la esquizofrenia y la aparición de nos trastornos psicóticos.
la enfermedad. Una de las hipótesis consideradas es que esta en- La dilatación ventricular puede sugerir una compleja y mul-
fermedad se produce como consecuencia de un defecto en la ma- tifactorial relación entre alteraciones estructurales y el proceso de
duración cerebral o de una distrofia en determinadas áreas cere- la enfermedad. Además, la dilatación ventricular no es específica
brales. En estudios gemelares se ha demostrado que el gemelo de la esquizofrenia: se ha descrito en otros trastornos, entre ellos
sano tiene un volumen ventricular inferior al del gemelo que pa- trastorno bipolar, de la conducta alimentaria, alcoholismo, de-
dece esquizofrenia, pero que, sin embargo, el tamaño ventricular mencia y envejecimiento normal. En conclusión, la dilatación
es superior al de la población sana. Esto se interpreta como que ventricular no es patognomónica; puede ser relevante en cuanto
el aumento del tamaño ventricular puede ser secundario no sólo al pronóstico y selección del tratamiento, pero esto no ha sido
a un defecto genético, sino que podría ser secundario a un factor concluyentemente demostrado.
ambiental. Por otra parte, el significado de la dilatación ventricular no ha
ı sido bien explicado; se necesita más información básica, tanto del
ı subgrupo de pacientes que lo presentan como del que no requie-
tomografía computarizada re más estudio de su evolución pronóstica, etc.
ı ı
Johnstone y cols. (13) aplicaron por primera vez en 1976 la ı
TC al estudio de las alteraciones estructurales de la esquizofrenia, resonancia magnética
encontrando una dilatación de ventrículos laterales en los pacien- ı
tes esquizofrénicos en comparación con controles sanos. Dicho La RM se ha aplicado más recientemente al estudio de la es-
resultado fue criticado inicialmente por tratarse de pacientes cró- quizofrenia y constituye una prometedora técnica de futuro en el
nicos y de edad avanzada. Desde entonces se han practicado más estudio estructural del cerebro in vivo. Presenta numerosas venta-
de un centenar de estudios, en más del 75 % de los cuales se ha jas frente a la TC: mayor resolución espacial, permite obtener
demostrado una dilatación significativa de los ventrículos latera- imágenes tridimensionales (transversal, coronal y sagital), posee
les en esquizofrénicos, de manera que constituye la anomalía es- mayor sensibilidad en la visualización de la sustancia blanca ce-
tructural más replicada y constante. La dilatación ventricular in- rebral y no aparecen los artefactos óseos ni del líquido cefalorra-
dicaría una alteración del desarrollo o atrofia de estructuras peri- quídeo observados en la TC.
ventriculares. Además de la dilatación de los ventrículos laterales En los últimos años se han publicado varios metaanálisis y re-
con aumento del cociente ventricular cerebral, otras alteraciones visiones exhaustivas sobre el uso de la RM cerebral en pacientes
estructurales encontradas en la TC son: dilatación del tercer ven- esquizofrénicos con hallazgos muy consistentes: disminución del
trículo, atrofia cortical de predominio prefrontal evidenciada volumen de tejido cerebral global, probablemente por reducción
por un ensanchamiento de surcos, atrofia del vermis cerebelar, así del volumen de la sustancia gris; aumento del volumen de los
como alteraciones de la densidad cerebral y asimetría cerebral. ventrículos laterales y del III ventrículo, y menor tamaño de de-
Ninguna de estas anomalías parece deberse a factores como terminadas regiones cerebrales (cirunvolución temporal superior,
la medicación, la duración del tratamiento y de la enfermedad o la estructuras del lóbulo temporal medial como el hipocampo, la
terapia previa electroconvulsiva. amígdala y la circunvolución parahipocámpica, la corteza pre-
Las alteraciones de la TC pueden preceder a la aparición de la frontal, y diferentes estructuras subcorticales como el tálamo, el
sintomatología en sujetos jóvenes; además, estudios evolutivos cuerpo calloso y los ganglios basales) (14-17). No obstante, las
con TC seriados señalan que no existiría una progresión de estas técnicas de neuroimagen estructural visualizan la morfología ce-
anomalías, indicando todo ello un trastorno precoz del sistema rebral pero sólo permiten comparar tamaños (más grande/más
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nervioso central. Aunque no todos los estudios coinciden, las al- pequeño).
teraciones estructurales de la TC y, especialmente la dilatación Últimamente la metodología de los trabajos iniciales ha me-
de los ventrículos laterales, se ha asociado a variables clínicas tales jorado sensiblemente en relación con el número de sujetos, la
como un pobre funcionamiento premórbido, predominio de sin- existencia de grupo control y los métodos de análisis volumétrico.
tomatología de tipo negativo, deterioro cognitivo, pobre respues- Varios estudios ponen de manifiesto una reducción significa-
ta al tratamiento neuroléptico y mayor incidencia de efectos se- tiva del tamaño cerebral a expensas del lóbulo frontal, lo que su-
cundarios extrapiramidales con el tratamiento neuroléptico. A giere, conjuntamente con los resultados de la neuropatología, una

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M. Bernardo Arroyo y M. I. López-Ibor Alcocer
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displasia en el desarrollo del lóbulo frontal. Además, los pacientes la cisura de Silvio y del planum temporale en el hemisferio izquier-
con esquizofrenia tendrían un perímetro craneal disminuido. La do. Existiría, por tanto, una afectación específica de las estructu-
reducción de tamaño del lóbulo frontal es compatible con la hi- ras que se han considerado el sustrato del lenguaje y de la prefe-
pótesis frontal de la esquizofrenia. Por otro lado, la reducción del rencia manual. Respecto a los estudios post mortem, no se encon-
tamaño craneal sugiere en la esquizofrenia un trastorno tempra- traron indicios de neurodegeneración, lo cual apoyaba la hipótesis
no del neurodesarrollo (noxa perinatal) puesto que el crecimien- de una afectación durante el proceso madurativo cerebral.
to del cráneo está determinado principalmente por el crecimiento ı
del cerebro, que alcanza su tamaño final dentro de los dos pri- ı
meros años de vida. neuroimagen funcional
Otra anormalidad observada mediante RM es la dilatación de ı
los ventrículos laterales, lo que corrobora los hallazgos de la TC. En el estudio de la esquizofrenia mediante técnicas de imagen
La dilatación ventricular sería más prominente a nivel de las as- cerebral funcional se ha pretendido establecer conexiones entre
tas frontales y se correlacionaría con la sintomatología negativa y aspectos clínicos de esta enfermedad y funciones cerebrales, rela-
el déficit intelectual. Se han descrito también alteraciones varia- cionando los aspectos conductuales de esta enfermedad con de-
bles del desarrollo del cuerpo calloso, que van desde un aumento terminadas regiones y sistemas cerebrales. Estas conexiones es-
en su espesor hasta una agenesia parcial o total del cuerpo calloso. tán basadas en investigaciones preclínicas y en la observación de
No obstante, la significación funcional de esta alteración es in- que muchos de los síntomas o alteraciones que aparecen en en-
cierta. Por último, numerosos estudios con RM han detectado fermos esquizofrénicos también se ven en pacientes que han su-
anormalidades en la región temporolímbica. La sección tomográ- frido un traumatismo cerebral.
fica coronal será la ideal para el estudio de esta región. Así, se ha En 1980 Farkas (19) realizó el primer estudio de PET en es-
constatado una reducción significativa del volumen de sustancia quizofrenia. Encontró un descenso del metabolismo de la gluco-
gris del lóbulo temporal, que parece correlacionarse directamente sa en el lóbulo frontal. Desde entonces han sido constantes las
con el grado de dilatación ventricular. Esta reducción de volumen, referencias a un patrón de hipofrontalidad como propio de enfer-
específica de la sustancia gris y no de la blanca, es más pronun- mos crónicos y negativos. Algunos hallan incrementos del meta-
ciada en la parte del lóbulo temporal que contiene la amígdala y bolismo cerebral subcortical, sobre todo en los ganglios de la base
el hipocampo anterior. Este hallazgo es coherente con el resulta- y la región temporolímbica.
do de numerosos estudios post mortem, procedentes de grupos El grupo sueco de Ingvar (20), mediante inyección intracaro-
independientes de investigadores, que han demostrado una re- tídea de 133Xe, aportó el primer testimonio de hipofrontalidad o
ducción del volumen de la formación amígdalo-hipocámpica disminución de la perfusión cerebral a nivel del lóbulo frontal en
que incluye la amígdala, el hipocampo y la circunvolución para- pacientes esquizofrénicos. Desde entonces, se ha sugerido que
hipocámpica. los pacientes esquizofrénicos podrían tener un patrón funcional
La investigación de los correlatos anatómicos de la esquizo- localizado de hipofrontalidad. La técnica del FSCr mediante in-
frenia mediante técnicas estructurales de neuroimagen se ha halación de 133Xe tiene el inconveniente de que posee una escasa
ampliado gracias a los estudios de neuropatología, que han de- resolución espacial y de que no permite visualizar las estructuras
mostrado numerosas alteraciones histológicas en el cerebro de subcorticales.
pacientes esquizofrénicos. Se han descrito, por ejemplo, altera- El patrón de hipoperfusión frontal descrito parece cognitivo
ciones de la citoarquitectura del lóbulo frontal y de las regiones dependiente, siendo específico ante tareas cognitivas que impli-
temporolímbicas como la amígdala, el hipocampo y la circun- can una activación de la corteza prefrontal, como la Wisconsin
volución parahipocámpica. Card Sorting Test (WCST). El WCST es un test de pensamiento
Inicialmente, la búsqueda del sustrato cerebral de la esquizo- abstracto y de resolución de problemas, que probablemente exa-
frenia siguió una estrategia localizacionista, asumiendo que las mina de modo específico la integridad funcional de la corteza pre-
manifestaciones clínicas de la enfermedad eran el resultado de la frontal dorsolateral. Pacientes con lesiones traumáticas o tumorales
afectación específica de áreas situadas en alguno de los grandes que afectan a la corteza prefrontal puntúan con rendimientos infe-
ejes cerebrales (hemisferio derecho/hemisferio izquierdo; corti- riores a los que presentan lesiones en otras regiones corticales. Los
cal/subcortical; anterior/posterior). Se disponía de estudios de individuos sanos realizan el test sin dificultad y presentan durante
pacientes con lesiones cerebrales, de estudios post mortem y de su resolución un incremento de la perfusión de la corteza prefron-
técnicas neurofisiológicas y de neuroimagen muy rudimentarias tal. Se trata, pues, de un test de activación frontal.
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

(p. ej., TC). Sin embargo, a pesar de las limitaciones tecnológicas Los trabajos de Weinberger y cols. (21) han constatado que
y los resultados contradictorios de algunos estudios, se describie- los pacientes esquizofrénicos muestran una incapacidad para ac-
ron dos tipos de alteraciones cerebrales: el aumento del tamaño tivar la corteza prefrontal dorsolateral ante tareas que precisen
ventricular y del espacio subaracnoideo, y la modificación de las una activación frontal, como la WCST, y no ante otras tareas.
asimetrías cerebrales normales de algunas áreas corticales y sub- Aunque no todos los investigadores lo han confirmado, el pa-
corticales (18). Concretamente, se encontró una dilatación selec- trón de hipofrontalidad en la esquizofrenia es la anomalía funcio-
tiva del ventrículo lateral izquierdo, la alteración en el tamaño de nal más ampliamente replicada. Este hallazgo es compatible con

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la hipótesis general de una disfunción del lóbulo frontal en la es- una muestra de pacientes esquizofrénicos encontraron que las
quizofrenia. Queda por aclarar el papel del tratamiento neurolép- alteraciones del flujo sanguíneo cerebral en la circunvolución hi-
tico en el patrón de hipofrontalidad, aunque la mayoría de los pocámpica se correlacionan con la sintomatología de los pacien-
estudios no apoyan que estos fármacos sean la causa de dicho tes esquizofrénicos, y Mussaleck y cols. (30), utilizando la SPECT
patrón. Tampoco se ha establecido si la hipofrontalidad es una encontraron que las alucinaciones auditivas se asocian con altera-
característica constante de la esquizofrenia o si bien aparece en un ciones en la amígdala y en el parahipocampo.
subgrupo, ya que este hallazgo podría ser propio de pacientes es- Existen datos contradictorios acerca de la afectación del me-
quizofrénicos crónicos con sintomatología predominantemente tabolismo cerebral en la corteza temporal en los pacientes que
de tipo negativo y del subtipo paranoide. presentan alucinaciones auditivas. Cleghorn (31) sugiere que los
En los últimos años se han realizado muchos estudios sobre pacientes con alucinaciones auditivas tienen una disminución
el flujo sanguíneo y el metabolismo cerebral en pacientes diag- significativa del flujo sanguíneo cerebral en el área de Wernicke,
nosticados de esquizofrenia. Clásicamente, una disminución del mientras que Anderson (32) observa asimetrías en la perfusión
flujo sanguíneo y del metabolismo cerebral en el área frontal ha del lóbulo temporal, siendo menor para el hemisferio izquierdo
sido considerada patognomónica de la esquizofrenia, pero en es- en los pacientes que tienen alucinaciones auditivas. De Lisi y cols.
tudios recientes se ha observado que no todos los pacientes diag- (24) y Gur (33) encontraron que un aumento del metabolismo en
nosticados de esquizofrenia tienen estos déficit frontales, sino áreas temporales se correlacionaba con la gravedad de la sintoma-
que presentan otras alteraciones, como un aumento del flujo tología.
sanguíneo en el globo pálido y en el hemisferio izquierdo. Para La estrecha correlación entre actividad cerebral, flujo sanguí-
algunos autores las alteraciones frontales remitirían tras trata- neo y metabolismo cerebral hace que estas técnicas de neuroi-
miento neuroléptico, pero no todos han podido replicar estos re- magen sean óptimas para estudiar enfermedades como la esqui-
sultados. zofrenia, en la que existe una alteración manifiesta, que hoy es
Los síntomas negativos persistentes fueron inicialmente rela- indiscutible, de la actividad cerebral.
cionados con una disfunción del lóbulo frontal, porque estos La espectroscopia por RM permite el estudio neuroquímico
síntomas son similares a los que aparecen cuando dicho lóbulo del cerebro humano y obtener información de sustancias que
es lesionado (traumatismo, proceso cancerígeno, alteración vas- contienen núcleos magnéticos (34). Algunos de estos metabolitos
cular, etc.). Las secuelas que aparecen incluyen alteraciones en pueden estar alterados en la esquizofrenia. La espectroscopia por
funciones mentales como la capacidad de abstracción, fluencia RM de fósforo ha demostrado consistentemente alteraciones en
verbal, flexibilidad mental o formación de conceptos. el metabolismo de los fosfolípidos en el lóbulo frontal, mientras
La sintomatología positiva y productiva de este trastorno ha que la espectroscopia por RM con hidrógeno ha encontrado con-
sido, por el contrario, relacionada con alteraciones del sistema centraciones bajas de N-acetilaspartato (NAA) (es un aminoáci-
temporolímbico, ya que este tipo de comportamiento también se do intraneuronal) en el hipocampo y la corteza prefrontal de los
ha observado en pacientes con epilepsia del lóbulo temporal y en pacientes esquizofrénicos (35). Las nuevas investigaciones neuro-
individuos con alteraciones de memoria y aprendizaje. También patológicas también señalan una afectación del lóbulo frontal,
se han estudiado en estos pacientes las regiones subcorticales, en temporal y de varias estructuras subcorticales (núcleo accumbens,
especial los ganglios de la base, con el fin de explicar las hipótesis tálamo, sustancia negra y locus coeruleus) (36).
dopaminérgicas y de otros neurotransmisores. Una estrategia reciente de investigación con técnicas de neu-
Liddle y cols. (22) agrupan la sintomatología en tres grupos: roimagen es el estudio de primer episodio de pacientes esquizo-
pobreza psicomotora, desorganización (afecto inapropiado, alte- frénicos que todavía no han recibido tratamiento neuroléptico.
raciones del habla) y distorsión de la realidad (delirios y alucina- En estos sujetos se observan alteraciones que no pueden ser atri-
ciones) según alteraciones observables mediante las técnicas de buidas ni a la cronicidad de la sintomatología ni al efecto de la
neuroimagen. El retraso psicomotor se correlaciona con un de- medicación. Varios autores han demostrado la existencia de alte-
fecto en el flujo en la corteza prefrontal izquierda y medial, mien- raciones en el flujo sanguíneo cerebral en períodos iniciales de la
tras que la intensidad de la conducta de desorganización se co- enfermedad (37-39).
rrespondería con un aumento del flujo en la corteza prefrontal Se han realizado también estudios en los que se observan las
derecha y una disminución en el área de Broca. La distorsión de la alteraciones del metabolismo cuando los pacientes realizan dife-
realidad se correlacionaría con un aumento del flujo en la forma- rentes tareas neurocomportamentales en las que se evalúa la aten-
ción hipocámpica izquierda. ción, la memoria y el lenguaje, principalmente. Una observación
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El estudio del metabolismo cerebral de los pacientes esquizo- que parece ser constante en los diferentes estudios es que la corte-
frénicos se ha realizado con diferentes métodos y en diferentes za temporal de estos pacientes es relativamente más activa que la
situaciones: los pacientes han sido estudiados en situación de re- de los sujetos sanos, aunque su volumen sea menor. En un estu-
poso, realizando actividades mentales y con y sin tratamiento dio reciente publicado por Petty (40) se observan correlaciones
farmacológico. Diversas regiones corticales y subcorticales han sido positivas entre el volumen tisular cerebral y el metabolismo de la
implicadas (21, 23): estructuras temporolímbicas (24-26) y gan- corteza frontal; la actividad metabólica se incrementa en zonas de
glios de la base (27-29). Liddle y cols. (22), utilizando 15O-PET en atrofia. Estos datos permiten establecer nuevas hipótesis acerca

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del tratamiento farmacológico necesario y de las estrategias de re-


habilitación neurocognitivas. /tabla38-3/
El estudio de los neurorreceptores es una de las maneras más Neuroimagen de receptores en la esquizofrenia:
directas de estudiar las alteraciones neuroquímicas que aparecen investigación futura
en la esquizofrenia. Los estudios con PET permiten el estudio de
la densidad y afinidad de los receptores. La 11C-racloprida fue uti- Desarrollo de radiofármacos selectivos sobre cada receptor
lizada en los primeros estudios (41, 42). El tamaño muestral era dopaminérgico
Estudio de mecanismos presinápticos y postsinápticos
de 4 a 12 sujetos y no se incluía un grupo control. Posteriormen- Desarrollo de radiofármacos agonistas y antagonistas de un sistema
te se han ido realizando diferentes estudios, siendo uno de los específico de neurotransmisión
más interesantes el publicado por Goyer y cols. (43), en el que Estudio integrado de las interacciones entre distintos sistemas de
evalúan la ocupación de receptores serotoninérgicos (5-HT2a) y neurotransmisión
dopaminérgicos (D2) en 5 sujetos que nunca habían recibido
tratamiento (dos de ellos eran sujetos control, dos habían sido
diagnosticados de esquizofrenia y uno de trastorno bipolar),
5 individuos tratados con neurolépticos clásicos y 5 tratados con res 5-HT2, D2 extraestriatales, D1, D4, etc.). Para algunos autores,
clozapina. El índice de receptores serotoninérgicos (5-HT2a) era el elevado bloqueo de receptores 5-HT2 (superior al 80 %) pro-
superior en los que habían recibido clozapina, mientras que los ducido por los antipsicóticos atípicos (clozapina, risperidona,
receptores dopaminérgicos aumentaban en los que habían reci- olanzapina, etc.) explicaría su atipicidad (menor incidencia de
bido tratamiento con neurolépticos clásicos. Wong y cols. (44), efectos secundarios extrapiramidales y mejoría sobre los sínto-
en 1997, estudiaron una muestra de 22 sujetos diagnosticados de mas positivos y negativos de la esquizofrenia). De todas formas,
esquizofrenia que nunca habían recibido tratamiento neurolép- el papel del bloqueo de 5-HT2 en la acción de los antipsicóticos
tico y los compararon con un grupo de sujetos que padecían un atípicos es también controvertido, puesto que la neuroimagen de
trastorno bipolar, unos con síntomas psicóticos y otros no. En receptores ha permitido evidenciar, in vivo, que todos los anti-
los que presentaban síntomas psicóticos se producía un aumen- psicóticos atípicos bloquean también, en mayor o menor grado,
to de receptores D2, existiendo una disminución de receptores a el receptor D2. Así, utilizando la PET con 11C-racloprida, investi-
mayor edad. gaciones recientes han demostrado que, aunque los antipsicóti-
La mayor parte de las investigaciones en la esquizofrenia se ha cos típicos presentan los mayores índices de ocupación D2 (70-
centrado sobre todo en los receptores dopaminérgicos y serotoni- 90 %), el grado de ocupación D2 ejercido por algunos de los nue-
nérgicos, aunque también se han evaluado otros sistemas de neu- vos y «viejos» antipsicóticos atípicos es también elevado: clozapi-
rotransmisión posiblemente implicados en su etiopatogenia, na (20-80 %), risperidona (75-80 %), ziprasidona (76 %) y
como el glutamatérgico y el gabaérgico. Para la evaluación de olanzapina (60 %). Puesto que todos los antipsicóticos (típicos
receptores dopaminérgicos D2 mediante sistemas de PET los ra- y atípicos) tienen afinidad por el receptor D2, se plantea si el blo-
diofármacos más utilizados son la 11C-racloprida y la 11C-meti- queo de D2 es un mecanismo necesario, aunque insuficiente,
lespiperona, mientras que el más utilizado para la SPECT es la para obtener un efecto antipsicótico.
123
I-yodobenzamida. En la tabla 38-3 se citan algunas de las futuras líneas de inves-
El hecho de que el receptor D2 haya sido el más estudiado vie- tigación sobre neuroimagen de receptores, que ayudarán a iden-
ne determinado por dos factores, que constituyen los pilares de tificar las complejas bases neuroquímicas de la esquizofrenia.
la hipótesis dopaminérgica de la esquizofrenia:

1. El incremento de receptores D2 en el núcleo estriado Neuroimagen


(caudado y putamen) de pacientes nunca tratados (neu-
roleptic-naive) descrito en estudios post mortem.
y trastornos depresivos
2. El antagonismo D2 como principal mecanismo de ac- ı
ción de los neurolépticos convencionales. ı
Ha habido mucha menos investigación en el campo de la
Por otro lado, la neuroimagen también ha cuestionado la re- neuroimagen aplicada a los trastornos afectivos que a la esquizo-
lación lineal, demostrada in vitro, entre el antagonismo D2 y la frenia, sin que existan unas razones contundentes para ello, aun-
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eficacia clínica de los antipsicóticos, puesto que los denominados que quizá no escapen al hecho de que esta patología dispone de
antipsicóticos atípicos, con mayor afinidad por los receptores una terapéutica más eficaz que la destinada a la esquizofrenia y al
5-HT2 que los D2, pueden tener una acción antipsicótica supe- curso considerado menos deteriorante para los trastornos afectivos.
rior a pesar de presentar una menor ocupación de los receptores Las revisiones de los datos obtenidos por neuroimagen estruc-
D 2. Este hecho ha planteado dudas acerca del papel del blo- tural en pacientes con trastornos afectivos primarios muestran
queo D2 en la acción antipsicótica y ha implicado la participa- numerosas evidencias de alteraciones estructurales neuropato-
ción de otros receptores en su mecanismo de acción (recepto- lógicas, alteraciones similares a las halladas en pacientes esqui-

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zofrénicos y distintas de las encontradas en otros pacientes psi- la de tipo Alzheimer (hipoperfusión en regiones posteriores tem-
quiátricos y en controles normales. poroparietales). Este diagnóstico diferencial es particularmente
Cabe señalar que actualmente el diagnóstico de los trastor- importante en los casos en los que la depresión se manifiesta clí-
nos afectivos sigue siendo clínico-fenomenológico, puesto que las nicamente como una demencia (seudodemencia depresiva). Otra
técnicas de neuroimagen, si bien poseen una elevada sensibilidad, posible utilidad sería la monitorización de la respuesta al trata-
tienen una especificidad baja, y otras entidades neuropsiquiátricas miento, incluida la de la terapia electroconvulsiva.
pueden presentar patrones de metabolismo y perfusión cerebral Las técnicas de neuroimagen funcional, con el progresivo
similares a los descritos para los trastornos afectivos (demencia desarrollo de su instrumentación y de nuevos radiofármacos, jun-
frontal tipo Pick, esquizofrenia, etc.). to a diseños de neuroactivación farmacológica y cognitiva, están
ı demostrando su potencial utilidad en: a) el diagnóstico diferen-
ı cial de los trastornos afectivos; b) contribuir a la identificación de
neuroimagen estructural marcadores biológicos para el diagnóstico; c) identificar marca-
ı dores de respuesta al tratamiento (farmacológico y electrocon-
En la actualidad hay un amplio consenso en los estudios neu- vulsivo), y d) conocer las bases neuroanatómico-funcionales
roanatómicos de los trastornos afectivos mayores primarios que subyacentes a la regulación normal del estado de ánimo y de los
aplican diagnósticos según criterios estandarizados y controlan trastornos afectivos.
variables relevantes como tratamientos o historia previa de abu- La PET aporta evidencias de una disfunción cerebral asociada
so de alcohol: los pacientes con depresión mayor muestran agran- a la depresión. Se ha señalado una hipoactividad en la corteza pre-
damiento ventricular medido por cociente ventricular cerebral, frontal, temporal, cíngulo y ganglios de la base. La apatía, la des-
atrofia cortical y atrofia del vermis cerebeloso de forma significa- motivación, el déficit en la anticipación, la anhedonía y otros
tiva respecto a individuos control. Se ha demostrado que esta síntomas depresivos, podrían asociarse a una disfunción de los
ventriculomegalia no guardaba relación con el tratamiento previo circuitos frontolímbicos. El hallazgo más replicado, tanto en la
(incluido el tratamiento electroconvulsivo). En estudios dirigidos depresión unipolar como en la bipolar, es un hipometabolismo
a la investigación prospectiva de alteraciones estructurales asocia- prefrontal izquierdo, que se correlaciona con la gravedad del epi-
das a tratamiento electroconvulsivo en depresión mayor se halla- sodio depresivo y que se normaliza tras el tratamiento y la remi-
ron numerosas anormalidades estructurales mediante RM eva- sión de los síntomas. En un trabajo ya clásico, Baxter y cols.
luando volúmenes regionales cerebrales antes de la terapia elec- (45) mediante PET y 18FDG compararon un grupo control con
troconvulsiva. También mediante RM se ha encontrado una dis- tres grupos de pacientes: depresión unipolar, depresión bipolar y
minución del volumen total del lóbulo frontal en pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo con y sin depresión. Todos los pa-
depresión grave respecto a los controles. cientes, a excepción de los afectados de trastorno obsesivo-com-
Estos datos y los hallados mediante TC son similares a los pulsivo sin depresión, presentaron un patrón de hipometabolis-
obtenidos en pacientes esquizofrénicos. La inespecificidad de es- mo prefrontal anterolateral izquierdo. Dicho hipometabolismo
tas anomalías estructurales plantearía la posible existencia de una frontal presentó una correlación negativa con la gravedad de la
anormalidad en el neurodesarrollo quizás en etapas precoces, depresión evaluada mediante la Escala de Hamilton. Tras el trata-
como se ha sugerido en la esquizofrenia, que marcaría una vulne- miento, se normalizó el metabolismo en esta región cerebral.
rabilidad hasta cierto punto inespecífica, o podría sugerir que Otras investigaciones han señalado que el déficit cognitivo aso-
quizá determinadas anormalidades biológicas puedan ser comu- ciado a la depresión se correlaciona con una reducción del FSCr
nes a los trastornos psiquiátricos mayores. en la región prefrontal anteromedial izquierda y con un incre-
Sea como fuere, la evidencia de numerosas anormalidades mento del FSCr en el vermis cerebeloso. Recientemente se han
neuroanatómicas patentes con las técnicas de neuroimagen es- aportado pruebas de que la disfunción del cerebelo, aparte de su
tructural (agrandamiento ventricular, atrofia cortical, atrofia del conocida implicación en la función motora, también estaría im-
vermis cerebeloso, etc.) obligan a arrinconar el clásico concepto plicada en el deterioro de las funciones cognitivas de la depresión.
de que los trastornos esquizofrénicos y los trastornos depresivos Otra área de interés ha sido la región mediotemporal izquierda,
mayores primarios son trastornos «funcionales». que incluye la formación amigdalar. Debido a sus aferencias y efe-
ı rencias, la amígdala estaría implicada en la modulación del tono
ı afectivo de las entradas sensoriales.
neuroimagen funcional El hipometabolismo amigdalar explicaría algunos de los sín-
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ı tomas depresivos.
En el momento actual, la PET y la SPECT cerebral en los tras- Investigaciones de neuroactivación farmacológica con pro-
tornos afectivos son principalmente técnicas de investigación. No caína intravenosa («activador límbico») mediante PET y 15O, han
obstante, se trabaja para definir su utilidad clínica práctica. Por el mostrado que mientras los sujetos controles incrementan el FSCr
momento, la utilidad más evidente de la SPECT en los trastornos en la amígdala y en el cíngulo anterior, los pacientes depresivos
afectivos es el diagnóstico diferencial entre episodio depresivo no modifican el FSCr ante dicho activador. Por otro lado, el hi-
(hipoperfusión de predominio frontal) y demencia, en especial pometabolismo del núcleo caudado descrito en algunos subtipos

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M. Bernardo Arroyo y M. I. López-Ibor Alcocer
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de depresión, estaría relacionado con la inhibición psicomotora chasthènie) reconoce, sin embargo, que la naturaleza de esta ex-
propia de algunas depresiones. plicación es parcial: «en nuestra ignorancia del funcionamiento
En general, los estudios con SPECT confirman los hallazgos del sistema nervioso central las teorías patogénicas no pueden ir
obtenidos por PET. Se ha señalado una disminución del FSCr en más allá de la descripción de los diferentes síntomas (…). Los es-
la región frontal, temporal anterior, cíngulo y núcleo caudado iz- tudios psicológicos, que analizan el problema y lo reducen a sus
quierdo. Esta hipoperfusión se normaliza tras el tratamiento componentes esenciales son el camino que permitirá las explica-
farmacológico. Cabe destacar que la mayoría de los trabajos eva- ciones anatómicas todavía imposibles».
lúan la perfusión cerebral durante el estado depresivo y que no En 1938 Schilder (47) comentó que las obsesiones y las com-
existen prácticamente estudios longitudinales de pacientes con pulsiones aparecían en los estados postencefalíticos y se mostró
trastornos afectivos. Las futuras investigaciones con neuroima- interesado en el estudio de las conexiones entre el fenómeno
gen funcional en los trastornos afectivos deberían abordarlo. mental y las alteraciones motoras que presentaban estos pacien-
En cuanto a los trastornos afectivos secundarios, la depre- tes: «si uno revisa casos de neurosis obsesiva encuentra sínto-
sión es una característica común de numerosos trastornos neuro- mas que son idénticos a los de la encefalitis crónica». Se refería a
lógicos (enfermedad de Parkinson, corea de Huntington, depre- síntomas como la cara de máscara, la rigidez de los músculos
sión en el complejo demencia-SIDA, esclerosis múltiple, lesiones flexores de los brazos, los temblores, la dificultad en los movi-
traumáticas, accidentes vasculares cerebralres —sobre todo infar- mientos oculares convergentes. También describió alteraciones
tos en la región frontal izquierda—, tumores cerebrales y enfer- en el habla y trastornos del control de impulsos. No presentó da-
medad de Alzheimer). Los síntomas afectivos son indistinguibles tos sistemáticos, pero estimaba que las alteraciones orgánicas
en muchos de estos pacientes de los que presentan otros pacien- estaban presentes en la tercera parte de los casos de neurosis ob-
tes con trastornos afectivos primarios. sesiva y, en otro tercio de los casos, los síntomas sugerían esa
El hipometabolismo frontal parece ser la vía final común de la posible alteración.
mayoría de las depresiones secundarias a estas enfermedades neu- En 1940 Bricket (48) describió las dificultades para hacer una
rológicas. La hipoactividad frontal también se correlaciona con diferenciación fenomenológica de las obsesiones y compulsiones
la gravedad de la depresión. Otros autores han descrito un hipo- que aparecen en algunas enfermedades como la epilepsia, el tu-
metabolismo paralímbico (predominantemente de la región mor cerebral o la enfermedad de Parkinson postencefalítica. Para
frontal inferior, aunque también descrito en la región temporal este autor las obsesiones y las compulsiones deben considerarse
anterior y en el cíngulo). dentro de un espectro continuo en el que «la repetición y el man-
tenimiento de la ación varía según domine el cuadro intelectual
o motor». Así, por ejemplo, es difícil distinguir entre la persevera-
Neuroimagen en el trastorno ción y el pensamiento obsesivo, todo lo cual hace suponer un ori-
gen fisiológico común.
obsesivo-compulsivo En la actualidad, se considera que en el trastorno obsesivo-
ı compusivo existen una serie de síntomas neuropsiquiátricos que
ı afectan a muchas funciones: pensamiento, sensación, percepción,
La combinación de técnicas neuropsicológicas y de imagen lenguaje, sentimientos, memoria, juicio y psicomotricidad. Ade-
cerebral permite el estudio de diferentes vías corticoestriatales im- más de las diferentes obsesiones y compulsiones, los pacientes
plicadas en la patogenia del trastorno obsesivo-compulsivo. presentan alteraciones sensoriales, dudas, ideas sobrevaloradas,
Los datos proporcionados por las diversas técnicas de imagen alteraciones del habla, emocionales, alteraciones en la memoria
cerebral permiten establecer diversos modelos etiopatogénicos, inmediata y signos neurológicos menores, lo que hace suponer
según la sintomatología dominante del cuadro clínico y de la co- que en la fisiopatología del trastorno intervendrán las áreas cere-
morbilidad asociada. Este trastorno puede ser considerado como brales implicadas en estas disfunciones. Así, por ejemplo, las al-
un espectro que sigue un curso progresivo y que sin un trata- teraciones emocionales y del afecto se deberán a alteraciones en la
miento correcto se hace crónico. Cuando el trastorno supera los actividad del cíngulo. Se han identificado muchas áreas cerebra-
límites de la plasticidad neuronal se hace irreversible, pero si es les, tales como el área prefrontal, orbitofrontal, las áreas frontoes-
tratado en los estadios iniciales de la enfermedad, se consigue una triatales y las vías dorsolímbicas. Las estructuras subcorticales, in-
mejoría y en algunos caso la completa curación. Basándonos en cluidos los ganglios basales (incluso el globo pálido), el núcleo
los resultados obtenidos podemos concluir que todavía no tene- caudado y el tálamo, también están afectados. Es posible que todo
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

mos datos suficientes para entender los mecanismos anatómi- esto se deba a una disregulación de varios sistemas de neuro-
cos, fisiológicos y químicos que intervienen en el trastorno. transmisión.
A finales del siglo pasado y comienzos de éste, la psiquiatría y También se ha implicado al núcleo caudado en estudios
la neurología eran ciencias afines: las descripciones de las obse- pretratamiento de pacientes afectos de trastorno obsesivo-
siones y de las compulsiones incluían aspectos neurológicos. compulsivo, en los que se han evidenciado anormalidades como la
Aunque Janet (46), en 1903, describió las obsesiones y las com- activación en situaciones experimentales de provocación de sínto-
pulsiones como trastornos psicológicos (Les Obsessions et la Psi- mas. Otras investigaciones han puesto de manifiesto una dismi-

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nución del metabolismo de la glucosa en el núcleo caudado tras cotomizados en tres grupos según la localización de sus lesio-
tratamiento con clomipramina y diversos inhibidores selectivos nes: a) con lesiones frontales ventromediales; b) con lesiones
de la recaptación de serotonina (ISRS) como la fluoxetina o la frontales ventromediales y del estriado ventral, y c) con lesiones
paroxetina. extensas dorsales además de las frontales ventromediales. Las
ı funciones intelectuales de los tres grupos están más o menos
ı conservadas, a excepción del grupo con lesiones dorsolaterales
neuroimagen estructural que presenta un deterioro en su cociente de inteligencia. Todas
ı los grupos obtienen malos resultados en la WCST, pero no apa-
Los estudios de neuroimagen estructural realizados desde recen estos resultados en los sujetos no leucotomizados. La sin-
1983 sobre el trastorno obsesivo-compulsivo no han sido conclu- tomatología obsesiva mejora tras la cirugía y esa mejoría se
yentes: hay heterogeneidad en los resultados, que van desde auto- mantiene durante dos décadas. Pero un hallazgo preocupante es
res que han encontrado mayor cociente ventricular cerebral en que el 50 % de los pacientes leucotomizados desarrolló una in-
estudios no replicados por otros investigadores, hasta otros que tensa dependencia del alcohol tras la cirugía. En estudios ani-
han descrito anormalidades en el volumen del núcleo caudado no males se han obtenido datos de que el estriado ventral puede
encontradas por todos, disminución del total de materia blanca y estar implicado en la conducta adictiva, y este estudio aporta
alargamiento de ventrículos. Quizás esta heterogeneidad de ha- pruebas de que lo mismo puede suceder en humanos.
llazgos se deba a una heterogeneidad de subformas de trastorno. ı
Algunos estudios apoyan la teoría de la implicación de una al- ı
teración de los ganglios basales en la aparición de las compulsio- neuroimagen funcional
nes y alteraciones cognitivas que determinan las obsesiones. ı
Rothfeld y cols. (49) presentan un caso con trastorno obsesivo- Aunque no exista un consenso absoluto, la revisión de la
compulsivo y distonía que tiene un aumento del tamaño del pu- literatura publicada sobre estudios de neuroimagen en el tras-
tamen (con RM) demostrando la existencia de una asociación en- torno obsesivo-compulsivo aporta una destacable cantidad de
tre alteraciones motoras y trastorno obsesivo-compulsivo. Por datos que sugieren anormalidades en la corteza orbitofrontal,
otra parte, Robinson y cols. (50) estudiaron un grupo de 26 pa- cíngulo anterior, elementos de los ganglios basales y tálamo, es-
cientes diagnosticados de trastorno obsesivo-compulsivo y los tructuras ligadas al bien descrito circuito neuroanatómico de
compararon con un grupo control. Los pacientes tenían un nú- Alexander. Muchos autores confirman en la neuroimagen fun-
cleo caudado de volumen reducido. cional una hiperactividad en la corteza orbitofrontal del tras-
Cabe destacar que hasta un 80 % de los casos de trastorno torno obsesivo-compulsivo, que se normaliza con la respuesta
obsesivo-compulsivo aparecen en la infancia y adolescencia, por al tratamiento. Cada vez se le atribuye mayor relevancia a esta
lo que las investigaciones en este grupo son esenciales. Rosen- área cerebral en la toma de decisiones y en la alternancia de ta-
berg y cols. (51) estudiaron un grupo de 19 niños diagnostica- reas, dos funciones alteradas en los pacientes con trastorno
dos de trastorno obsesivo-compulsivo y no medicados y los obsesivo-compulsivo.
compararon con un grupo control de sujetos sanos. Sus resulta- Como se ha comentado, el núcleo caudado puede estar im-
dos aportan datos que indican la existencia de una correlación plicado, como han puesto de manifiesto estudios pretratamiento
negativa entre el volumen del estriado y la gravedad de las ob- en pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo, en los que se
sesiones, pero no con la de las compulsiones. El hecho de que han evidenciado anormalidades.
estas observaciones se realizasen en un grupo de niños y ado- Cinco estudios han demostrado disminución del metabolis-
lescentes (edad entre 7 y 18 años) no medicados sugiere una al- mo de la glucosa en el caudado después del tratamiento con clo-
teración del neurodesarrollo en el trastorno obsesivo-compulsi- mipramina, fluoxetina y paroxetina, al mismo tiempo que otros
vo (pérdida neuronal). estudios han demostrado activación en el caudado en situaciones
Estos mismos autores estudiaron el volumen del núcleo cau- de provocación de síntomas.
dado en un grupo de pacientes jóvenes diagnosticados de tras- Inicialmente la PET y la SPECT se utilizaron para examinar el
torno obsesivo-compulsivo y, al comparar los resultados con los metabolismo en distintas regiones cerebrales en estado de reposo;
de un grupo control, sugieren que las alteraciones morfológicas casi todos los estudios muestran un aumento de la actividad en
del núcleo caudado podrían reflejar una alteración en la madura- la zona orbitofrontal, cíngulo anterior o en el neoestriado, en
ción cortical frontal y temporal. comparación con el grupo control. En algunos estudios los pa-
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En un estudio reciente, Irle y cols. (51) investigaron la evolu- cientes fueron estudiados antes y después del tratamiento, y en los
ción de 16 pacientes sometidos en la década de 1970 a una leu- que mejoran se observa una disminución del metabolismo en la
cotomía frontal ventromedial como tratamiento de un trastor- corteza inferior prefrontal, el cíngulo y la región estriatal, con in-
no obsesivo-compulsivo grave. Estos pacientes fueron evaluados dependencia de que el tratamiento haya sido farmacológico o psi-
20 años después y se compararon con 7 sujetos con trastorno cológico (53).
obsesivo-compulsivo grave de al menos 10 años de evolución El origen frontoestriado del trastorno obsesivo-compulsivo
no leucotomizados. La RM permite clasificar a los sujetos leu- determina las diversas líneas de investigación existentes sobre el

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M. Bernardo Arroyo y M. I. López-Ibor Alcocer
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mismo. A primera vista, la naturaleza repetitiva de muchos de sus sufren un trastorno obsesivo-compulsivo muestran signos y sín-
síntomas puede parecer esencialmente perseverativa y, por tanto, tomas de naturaleza orgánica (signos neurológicos menores, al-
característica de un trastorno del lóbulo frontal. De hecho, esta teraciones específicas del desarrollo, como déficit de atención, y
fue la primera interpretación del trastorno obsesivo-compulsivo un EEG anormal) (tabla 38-4).
basada siempre en datos clínicos y neuropsicológicos (54, 55), En 1997 Rauch y cols. (75) diseñaron un estudio para deter-
que asocian la disfunción del lóbulo frontal con conductas adap- minar las alteraciones neuroanatómicas de tres trastornos que
tativas inadecuadas y estereotipadas ante los cambios que se pro- presentan síntomas de ansiedad: trastorno obsesivo-compulsivo,
ducen en el medio. trastorno de estrés postraumático y fobia simple. Durante la pro-
Behar y cols. (56) demostraron la existencia de problemas vocación de síntomas de ansiedad en estos pacientes se produce
dentro del grupo de pacientes con trastorno obsesivo-compulsi- una activación significativa de la corteza frontal inferior derecha,
vo exclusivamente en los tests relacionados con la función del ló- de la corteza insular bilateral y del núcleo lenticular, y esto no apa-
bulo frontal. Malloy (57) certificó estos resultados al encontrar rece en el grupo control. Encontraron una correlación positiva
diferencias significativas entre sujetos sanos y con trastorno ob- entre los síntomas de ansiedad y la actividad cerebral del hemisfe-
sesivo-compulsivo en el Test de Tarjetas de Wisconsin. Final- rio izquierdo.
mente, Head y cols. (58) destacan la presencia de alteraciones en Estos mismos autores estudiaron con PET la realización de
aquellas pruebas en las que se requiere un cambio adaptativo en una tarea de aprendizaje implícito en una muestra de 9 mujeres
las estrategias de resolución, típico también de las alteraciones diagnosticadas de trastorno obsesivo-compulsivo y lo compara-
frontales. ron con un grupo control. En los individuos sanos se produce
En la investigación con seres humanos hay varios modelos una activación significativa del estriado inferior, lo que es concor-
que destacan en el trastorno obsesivo-compulsivo la posibilidad dante con los resultados de estudios previos que asocian esta
de que los síntomas representen programas conductuales que área con el aprendizaje implícito. Sin embargo, en la muestra de
son generados de forma repetitiva e inadecuada por circuitos pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo no se produce
disfuncionales (59). Para Baxter y cols. (60) el sistema limbico- activación de estas áreas, existiendo por tanto una disfunción
estriado o ventroestriado está implicado en la ejecución con- corticoestriatal en este trastorno, pero se produce una activación
trolada de patrones conductuales fijos. Cuando este control se de regiones hipocámpicas y parahipocámpicas. Los autores opi-
pierde aparecen una serie de fenómenos que pueden resumirse nan que en el trastorno obsesivo-compulsivo existe una disfun-
en la repetición, una y otra vez, sin inhibición, de estas conduc- ción corticoestriatal y para compensar este déficit se produce
tas aprendidas. Los trastornos obsesivos puros, sin compulsio- una activación de otras áreas cerebrales.
nes, estarían asociados a la reducción de un umbral crítico de Aunque la depresión mayor y el trastorno obsesivo-compul-
activación situado en la región ventromedial de la cabeza del sivo son enfermedades distintas, es cierto que entre un 60 y un
núcleo caudado. La disfunción del sistema frontobasal que apa- 80 % de los pacientes pueden desarrollar un episodio de depresión
rece en el trastorno obsesivo-compulsivo convierte al paciente mayor a lo largo de su vida, y de ellos aproximadamente un tercio
en incapaz de desatender los estímulos irrelevantes, lo que de- tiene depresión cuando son diagnosticados de trastorno obsesivo-
terminaría la aparición de patrones de respuesta inapropiada o compulsivo. López-Ibor y cols. (76) estudiaron los mecanismos
de compulsiones. serotoninérgicos en el trastorno obsesivo-compulsivo y su relación
Entre los principales trabajos de investigación destacan los con la comorbilidad en una muestra de 28 pacientes diagnostica-
estudios de Denckla (61), quien estudió a 54 pacientes con eda- dos de trastorno obsesivo-compulsivo comparados con un grupo
des comprendidas entre los 6 y los 20 años a los que se les reali- control de sujetos sanos. No se encontraron diferencias estadísti-
zó un examen neurológico completo. En ellos el 81 % (44 suje- camente significativas entre enfermos y el grupo control en casi
tos) tenía alguna alteración neurológica, sobre todo signos neu- ninguna área de interés seleccionada pero, al separar la muestra se-
rológicos menores, que afectan al equilibrio y a la repetición de gún la comorbilidad, los enfermos que padecían sintomatología
movimientos. Hollander (62) estudió alteraciones motoras tales depresiva asociada tenían captaciones reducidas en los ganglios
como la coordinación de movimientos de manos y dedos y ca- de la base, en los lóbulos parietales, en la región supraorbitaria, en
minar de puntillas o talones y la presencia de movimientos anor- el cíngulo y en el hipocampo. Los pacientes que padecían tics pre-
males como corea, temblor, distonías y función visuoespacial sentaban tasas de hipermetabolismo en el hipocampo, los ganglios
(tests mano-cara y del dibujo) en un grupo de 41 pacientes diag- de la base y la corteza orbitofrontal. En el estudio neuroendocrino
nosticados de trastorno obsesivo-compulsivo y los comparó con que se les realizó, los pacientes presentaban una respuesta aplana-
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un grupo control de 20 sujetos sanos. Observó que los pacientes da en el test de clomipramina, datos que difieren de los encontra-
presentaban alteraciones motoras, de coordinación y de funcio- dos por López-Ibor y cols. en 1995 (77), quienes hallaron una
nes visuoespaciales que eran estadísticamente significativas, lo respuesta aumentada de prolactina tras ser estimulado con clomi-
que demuestra que en el trastorno obsesivo-compulsivo existe pramina, lo que les hizo suponer que los pacientes con trastorno
una afectación de diferentes áreas cerebrales identificadas en los obsesivo-compulsivo presentaban una hipersensibilidad al estí-
estudios neuropsicológicos y de imagen cerebral. Thomsen y mulo serotoninérgico y, por tanto, responderían más a agentes
Jensen (63) encontraron que hasta un 20 % de los pacientes que que presentan esta acción. Ese mismo año, Zohar (78) observó

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/tabla38-4/
Estudios de neuroimagen en el trastorno obsesivo-compulsivo

Autores Año Técnica Sujetos Resultado

Rosenbeg y cols. (64) 1997 RM 19 niños naive con trastorno obsesivo-compulsivo, Menor volumen estriatal y el tercer ventrículo
19 sujetos control mayor en trastorno obsesivo-compulsivo
Lucey y cols. (65, 66) 1997 SPECT 15 sujetos con trastorno obsesivo-compulsivo Disminuye la corteza bilateral frontal superior y el
y 16 con trastorno de estrés postraumático, caudado derecho en trastorno obsesivo-
15 trastornos de angustia y 15 controles compulsivo y trastorno de estrés postraumático
Rubin y cols. (67 1995 SPECT 10 sujetos con trastorno obsesivo-compulsivo Disminuye la recaptación de HMPAO cortical en
tratados con clomipramina el trastorno obsesivo-compulsivo
Hollander y cols. (68) 1995 SPECT 14 sujetos con trastorno obsesivo-compulsivo Incremento global de la perfusión cortical
activados con m-clorofenilpiperazina (mCPP)
Perani y cols. (69) 1995 PET 11 sujetos con trastorno obsesivo-compulsivo, Incrementa las regiones talámicas, lenticular y
15 sujetos control cingulado
Schwartz y cols. (70) 1996 PET 18 sujetos con trastorno obsesivo-compulsivo Disminuye el núcleo caudado bilateral en
con terapia conductual, con una media de respondedores; pérdida de correlaciones
10 semanas patológicas entre tálamo, caudado y orbital
Saxena y cols. (71) 1998 PET 20 sujetos con trastorno obsesivo-compulsivo Disminuye la región orbitofrontal anterolateral
tratados con paroxetina durante 8-12 semanas derecha y el caudado derecho en
respondedores
McGuire y cols. (72) 1994 PET 4 sujetos con trastorno obsesivo-compulsivo Activación de la corteza frontal frontal inferior,
cingulado posterior, estriado, globo pálido,
tálamo e hipocampo izquierdo; disminución de
la corteza prefrontal dorsal y parietotemporal
Breiter y cols. (73) 1996 RMf 13 sujetos con trastorno obsesivo-compulsivo y Activación de la corteza temporal y frontal,
6 controles cingulado anterior y orbital bilateral, amígdala
bilateral y caudado derecho e izquierdo en el
trastorno obsesivo-compulsivo

De S. Saxena y cols. (74)

que el tratamiento crónico con clomipramina y fluoxetina se asocia factorial. Estas tres dimensiones son: factor 1, rituales de compro-
a una disminución de la respuesta serotoninérgica y que, por tan- bación y obsesiones religiosas, agresivas y sexuales; factor 2, síntomas
to, la inducción de una hiposensibilidad de estos receptores podría de simetría y orden; factor 3, obsesiones de limpieza y rituales de la-
ser responsable del efecto antiobsesivo de estos agentes. vado. Se realizó una PET a una muestra de 14 sujetos diagnosticados
Numerosos estudios con PET sugieren que el trastorno ob- de trastorno obsesivo-compulsivo mientras realizaban una tarea que
sesivo-compulsivo estaría asociado a un hipermetabolismo de los consistió en completar la Escala de Yale-Brown para Obsesiones y
ganglios de la base, y siguen apareciendo resultados contradicto- Compulsiones. En el análisis de los resultados encontraron una co-
rios respecto a la actividad de la corteza frontal y el cíngulo, ya que rrelación positiva entre el estriado bilateral y el factor 1, es decir, un
hay datos que sugieren un hipermetabolismo y otros un hipome- aumento del flujo sanguíneo en estas áreas que se asociaba a una ma-
tabolismo de esas áreas. yor gravedad del trastorno obsesivo-compulsivo. El factor 2 se aso-
Crespo Facorro y cols. (79) estudiaron el flujo sanguíneo ce- ciaba a una disminución del flujo en el núcleo caudado derecho, y el
rebral en una muestra de pacientes diagnosticados de trastorno factor 3 se asociaba a un aumento del flujo en la corteza orbitofron-
obsesivo-compulsivo y con un trastorno crónico de tics. Los pa- tal izquierda, corteza prefrontal dorsolateral derecha y cíngulo ante-
cientes que no presentaban tics mostraban una disminución rela- rior bilateral; sin embargo, estas tendencias no eran estadísticamen-
tiva en el flujo sanguíneo en la corteza orbitofrontal derecha com- te significativas, tanto para el factor 2 como para el 3. Este estudio
parados con el grupo control. No se encontraron diferencias en el apoya un modelo neurobiológico en el que diferentes sistemas cere-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

flujo entre los pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo, tu- brales estarían implicados en factores sintomáticos independientes.
vieran o no tics. Estos resultados demuestran nuevamente que la ı
corteza orbitofrontal desempeña un papel determinante en la fi- ı
siopatología del trastorno obsesivo-compulsivo. resonancia magnética espectroscópica
Rauch y cols. (80) realizaron un completo estudio para inves- ı
tigar los correlatos neuronales de tres dimensiones sintomáticas Los estudios realizados hasta el momento ratifican de forma
descritas en el trastorno obsesivo-compulsivo mediante análisis consistente la elevada actividad de la corteza orbitofrontal en el

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trastorno obsesivo-compulsivo y de forma menos constante el las que los sujetos deben responder a un estímulo principal e ig-
hallazgo de anormalidades del núcleo caudado. norar otro. En estas situaciones los pacientes con trastorno obse-
Ebert y cols. (81) encontraron una significativa disminución sivo-compulsivo muestran amplitudes P300 reducidas ante los
de las concentraciones de NAA en estriado derecho de pacientes estímulos relevantes, y significativamente mayores a los estímulos
con trastorno obsesivo-compulsivo al ser comparados con sujetos irrelevantes, lo que demuestra una mala aplicación de los recursos
sanos; también encontraron disminuidas las concentraciones de cognitivo-atencionales (88).
NAA en cíngulo anterior, que se correlacionaban con la grave- En 1994, Alarcón y cols. (89) mantuvieron que los tests neu-
dad de la enfermedad. Bartha y cols. (82) también encontraron ropsicológicos permiten el estudio de las alteraciones intelectua-
concentraciones de NAA en estriado izquierdo más bajas en una les, comportamentales y emocionales que aparecen en el trastor-
muestra de pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo que en no obsesivo-compulsivo. En ese mismo año, Towey y cols. (90)
controles. El NAA es considerado como un marcador de la inte- estudiaron mediente potenciales evocados una muestra de pa-
gridad neuronal, que disminuye en ciertas enfermedades que cientes con trastorno obsesivo-compulsivo y constataron la exis-
implican pérdida neuronal, daño celular y merma tisular. tencia de una relación entre la actividad del lóbulo frontal y el
Estudios recientes con RM espectroscópica realizados por control de la atención selectiva, lo que apoya los resultados obte-
Rosenberg y cols. (83) ponen de manifiesto una notable disminu- nidos con otras técnicas de neuroimagen que encuentran una hi-
ción del ácido glutámico en el núcleo caudado izquierdo en una peractivación prefrontal.
muestra de 11 niños con trastorno obsesivo-compulsivo, tras tra- Una técnica psicofisiológica para investigar la existencia de
tamiento efectivo con paroxetina, lo que sugiere que las interac- algún proceso cerebral de información alterado es el estudio
ciones entre ácido glutámico y serotonina en el núcleo caudado de los potenciales evocados. Entre los potenciales lentos, la va-
podrían desempeñar algún papel en la fisiopatología del trastorno riación contingente negativa no aporta datos significativos en
obsesivo-compulsivo. cuanto a la morfología y resolución de la onda, pero demuestra
ı una disminución de su amplitud, que puede interpretarse en
ı función del elevado grado de activación o como una alteración
potenciales evocados en los procesos atencionales en pacientes con trastorno obsesivo-
ı compulsivo (91). Estas alteraciones atencionales han determi-
Hay pocos trabajos publicados en los que se investiguen alte- nado la publicación de otros trabajos. Jurado y Vallejo (92) es-
raciones electroencefalográficas en pacientes diagnosticados de tudiaron un grupo de 54 sujetos (7 pacientes con trastorno obse-
trastorno obsesivo-compulsivo, pero ya en 1969 Barcia y Fuster sivo-compulsivo y 27 sujetos control). Todos ellos realizaron
(84) publicaron un estudio en el que consideraban la posible rela- una tarea que consistía en la estimación y recuerdo de palabras
ción entre las obsesiones y la psicosis epiléptica en niños. Sin em- previamente escuchadas. Se comparó la realización de esta tarea
bargo, los resultados de todos estos trabajos son contradictorios, con otras que medían la memoria intencional (reconocimiento,
en parte por la falta de criterios diagnósticos comunes y, en par- repetición, y aprendizaje de palabras comunes). Los autores,
te, por la inclusión de pacientes con enfermedades asociadas, en- además, correlacionaron estas actividades con algunos tests de
tre ellos pacientes con crisis epilépticas. Algunos pacientes con función frontal (WCST, Trail Making Test A y B, Test de Fluen-
trastorno obsesivo-compulsivo presentan alteraciones electroen- cia Verbal). Los pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo
cefalográficas similares a las de la epilepsia del lóbulo temporal, y obtuvieron peores resultados, lo que apoya la hipótesis de que los
presentan una clínica y un comportamiento similar al de los pe- sistemas prefrontales estarían implicados en la fisiopatología del
ríodos interictales (labilidad afectiva, irritabilidad, excesiva reli- trastorno obsesivo-compulsivo.
giosidad, hiposexualidad, hipergrafia y preocupación excesiva por
acontecimientos triviales) y, viceversa, algunos pacientes con epi-
lepsia del lóbulo temporal presentan puntuaciones elevadas en Estudios de neuroimagen
tests de personalidad que miden rasgos obsesivos.
Los principales estudios realizados con esta técnica se basan
en el abuso de drogas
en que la disfunción frontobasal que aparece en el trastorno obse- ı
sivo-compulsivo convierte al paciente en incapaz de desatender ı
los estímulos irrelevantes, lo que determinaría la aparición de Las técnicas de neuroimagen funcional permiten valorar las
patrones de respuesta inapropiados o compulsiones. Estos pa- alteraciones del flujo sanguíneo cerebral tras el consumo de sus-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

cientes muestran latencias más cortas y amplitudes más reducidas tancias psicotropas. Se han realizado diversos estudios en perso-
en las ondas relacionadas con estados atencionales y con el proce- nas consumidoras de opiáceos, cannabinoides y cocaína, siendo
so de extracción de la información ambiental (N200 y P300), los efectos de esta última los mejor estudiados con PET y SPECT
exactamente al revés de lo encontrado en la inmensa mayoría de (93).
las enfermedades estudiadas (demencia, depresión, esquizofrenia, Un hallazgo común en personas adictas a diferentes drogas es
autismo, etc.) (85-87). Por otra parte, la dificultad para desaten- un bajo nivel de disponibilidad de receptores dopaminérgicos D2
der estímulos irrelevantes se ve ratificada en tareas go/no go, en (estudiado con PET y 11C-racloprida); se trata de una disregula-

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ción cortical que parece condicionar la pérdida de control y el 5. Kaplan HI, Sadock BJ, Grebb JA. Brain imaging. Synopsis of psychiatry,
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Las imágenes de PET muestran una captación máxima de 6. Chertkow H, Bub D. Functional activation and cognition: The 15O PET
11 subtraction Method. En: Kertesz E (ed.). Localization and neuroimaging
C-cocaína en los ganglios de la base a los pocos minutos de su
in neuropsychology. San Diego: Academic Press, 1994.
administración intravenosa. Se produce un lavado de al menos
7. Infante J, López-Ibor J, Montz R y cols. Utilidad de la PET-FDG en el
un 50 % de la dosis de la cocaína administrada a los 20 minutos
diagnóstico diferencial de la depresión vs. demencias. Rev Esp Med Nu-
de su consumo. Esta captación y eliminación tan rápida se co- clear 2001; 20: 215.
rresponde con la clínica de euforia que esta sustancia produce 8. Iyo M, Namba H, Fukushi K, Shinotoh H, Nagatsuka S. Measurement of
(94). acetylcholinesterase by positron emission tomography in the brains of
El hipermetabolismo que aparece en la corteza orbitofrontal healthy controls and patients with Alzheimer´s disease. Lancet 1997;
y en los ganglios de la base es similar al patrón observado en 349: 1805-1809.
pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo. Algunos autores 9. Yoshida T, Kuwara Y, Ichiya Y, Sasaki M, Fukumura T. Cerebral musca-
ponen en relación el desarrollo de conductas de repetición de rinic acetylcholinergic receptor measurement in Alzheimer disease pa-
consumo de esta sustancia con las conductas rituales que pre- tients on 11C-N methyl-4-pyperindyl-benzilate comparison with cerebral
blood flow and cerebral glucose metabolism. Ann Nucl Med 1998; 12:
sentan los pacientes obsesivos (95).
35-42.
La administración de dosis de cocaína de manera aguda pro-
10. Ibañez V, Pietrini P, Alexander GE y cols. Regional glucose metabolism
duce una disminución de la captación de fluorodesoxiglucosa en
abnormalities are not the result of atrophy in Alzheimer disease. Neuro-
estructuras corticales y subcorticales, lo que traduce una dismi- logy 1998, 50: 1585-1593.
nución del metabolismo cerebral en estas áreas (96). 11. Reiman EM, Caselli RJ, Yun LS y cols. Preclinical evidence of Alzheimer
El consumo crónico de cocaína produce una disminución ge- disease in persons homocygous for epsilon 4 allele for apolipoprotein E.
neralizada del flujo sanguíneo cerebral que afecta principalmente N Engl J Med 1996; 334: 752-758.
a la corteza frontal y al hemisferio izquierdo. Este consumo pro- 12. De Leon MJ, Convit A, Wolf OT y cols. Predictors of cognitive decline in
longado afecta al sistema transportador de monoaminas, y se pro- normal elderly subject with 2-18 fluoro-deoxiglucose positron emission
duce una estimulación transitoria de los receptores dopaminérgi- tomography. Proc Natl Acad Sci USA 2001; 19: 10966-10971.
cos; la potencia de estas drogas es proporcional a la depleción 13. Johnstone EC, Crow TJ, Frith CD, Husband J, Kreel L. Cerebral ventri-
cular size and cognitive impairment in chronic schizophrenia. Lancet
dopaminérgica que poseen. Con las técnicas de neuroimagen se
1976; 2: 924-926.
demuestra que a la larga lo que se produce es una regulación a la
14. Woodruff PW, McManus IC, David AS. Meta-analysis of corpus callosum
baja del número de receptores dopaminérgicos, que se normali-
size in schizophrenia. J Neurol Neurosurg Psychiatry 1995; 58: 457-461.
za tras un periodo de abstinencia de 5 o 6 semanas (97). 15. Lawrie SM, Abukmeil SS. Brain abnormality in schizophrenia. A syste-
Un trabajo con 123I-IMP SPECT en pacientes consumidores matic and quantitative review of volumetric magnetic resonance ima-
habituales de «crack» y cocaína que estaban asintomáticos de- ging studies. Br J Psychiatry 1998; 172: 110-120.
muestra una disminución del flujo sanguíneo cerebral de alre- 16. McCarley RW, Wible CG, Frumin M y cols. MRI anatomy of schizophre-
dedor de un 23 % en los consumidores de una de las drogas y de nia. Biol Psychiatry 1999; 45: 1099-1119.
un 43 % en los que consumían ambas sustancias, que afecta so- 17. Wright IC, Rabe-Hesketh S, Woodruff PW, David AS, Murray RM, Bull-
bre todo a regiones frontales y temporoparietales; en este traba- more ET. Meta-analysis of regional brain volumes in schizophrenia. Am J
jo no se ponen en relación estos déficit con la dosis de droga con- Psychiatry 2000; 157: 16-25.
18. Lewis DA, Akil M. Cortical dopamine in schizophrenia strategies for post-
sumida (98).
mortem studies. J Psychiatry Res 1997; 31: 175-195.
En algunos pacientes se obtienen imágenes de SPECT simi-
19. Farkas T, Wolf AP, Jaeger J, Brodie JD, Christen DR, Fowler JC. Re-
lares a las obtenidas en pacientes con alteraciones cerebrovascula-
gional brain glucose metabolism in chronic schizophrenia. A positron
res, entre ellas hemorragias aracnoideas y subaracnoideas, y que emission transaxial tomography study. Arch Gen Psychiatry 1980; 41:
su origen podría deberse a alteraciones causadas por los estados 293-300.
hipertensivos que produce el consumo de cocaína (95). 20. Franzen G, Ingvar DH. Absence of activation in frontal structures during
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/sC/ Evaluación en psiquiatría | 627 |


/ D/
sección
Clasificación en psiquiatría

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La antigüedad

/capítulo39/ ı
ı
Las primeras descripciones de conductas alteradas y conside-
radas patológicas se encuentran en el papiro de Ebers, aunque

Historia Menninger cita como primera referencia el deterioro senil del


príncipe Ptah-hotep en el año 3000 a.C. (2). Sin embargo, para
encontrar una primera lista de términos dedicados a esas conduc-
de las clasificaciones tas debemos llegar a la medicina griega. Ésta considera los trastor-
nos mentales como alteraciones corporales en función de la teo-

en psiquiatría ría humoral (Hipócrates primero y Galeno después), o siguiendo


a la escuela metódica (Sorano de Éfeso) según un exceso de con-
tracción (status strictus) o relajación (status laxus) de los tejidos.
En esa época los trastornos mentales no existen como domi-
E. Rojo Rodes nio aislado, sino que están incluidos en el conocimiento médico
en general, sin formar un cuerpo aislado y sin principios de clasi-
ficación propios. Aun así, hay varias nosografías simples.
Hipócrates de Cos (460-377 a.C.) describe los trastornos
El estudio y desarrollo de las clasificaciones en psiquiatría ha mentales agudos con fiebre y sin fiebre (manía), los trastornos
sido difícil por varias razones, como son disponer de una noso- crónicos sin fiebre (melancolía), la histeria y la enfermedad de
logía aún incompleta, la existencia de múltiples teorías y la natu- los escitas (transvestismo) (3).
raleza de «eventos» de las enfermedades o trastornos mentales, Sorano de Éfeso describe como enfermedad mental aguda la
es decir, objetos que sufren modificaciones en su apariencia. La frenitis, cuadro con fiebre, movimientos sin sentido de las manos,
definición más aceptada de trastorno mental aún es discutida: pulso pequeño y lleno, pensamiento «decaído», somnolencia y
«síndrome o patrón psicológico o conductual clínicamente signi- posible alteración de las percepciones. Como cuadros crónicos
ficativo que aparece en un individuo y que se halla asociado a un describe la manía y la melancolía. La manía o locura es concep-
malestar presente (un síntoma doloroso) o a una incapacidad tuada como «trastorno del entendimiento sin fiebre», propia de
(déficit en una o más áreas importantes del funcionalismo), o a hombres jóvenes, y de forma continua o intermitente. Daba lugar
un riesgo significativamente más elevado de fallecer, padecer do- a estados de cólera, furor, alborozo, tristeza y angustia, caracteri-
lor, incapacidad o una importante pérdida de la libertad» (1). zándose también por las ideas erróneas que los pacientes tenían
La nosografía es importante para el establecimiento de un sobre sí mismos («se creen gorriones…»). La melancolía, propia
lenguaje común que facilite la comunicación y práctica de los psi- de hombres maduros, cursaba con decaimiento, taciturnidad, de-
quiatras; también es importante desde el punto de vista adminis- seos de morir, desconfianza, llanto, musitación y jovialidad oca-
trativo y epidemiológico y, por último, para avanzar en el conoci- sional (4). Otras fuentes de descripciones son las obras de Celso
miento de las causas de los diferentes trastornos, en su tratamien- (5) o de Areteo de Capadocia (6).
to y en su pronóstico. Como ordenamiento interesante y en el antecedente de lo que
En psiquiatría ha habido corrientes, pensadores y circuns- pudiera ser la definición del dominio, es decir, del trastorno o en-
tancias que han desaconsejado el uso de clasificaciones (imposi- fermedad mental, podemos citar al médico bizantino del siglo VI
ción de etiquetas, críticas al modelo médico, negación de la Aecio de Amida, quien en su obra Tetrabiblon (7) enumera tres
enfermedad, etc.). Realmente, la decisión de clasificar o no cla- clases de «frenitis»: las que afectaban a la memoria, localizadas
sificar es ilusoria, dado que si existe una ventaja práctica la clasi- en la parte anterior del cerebro; las que afectaban a la razón, que
ficación se utilizará por encima de supuestos teóricos, pero se hallarían en la parte media, y las que afectaban a la imagina-
además no se trata de decidir la ejecución o no de una acción, ción, que se situarían en la parte posterior.
sino de desarrollar la posibilidad de esa acción, hecho parejo al En la Edad Media el avance de las teorías extranaturales o má-
avance nosológico en general y a la consecución de unos pasos gicas cobra protagonismo, disminuyendo el interés por cualquier
previos, como es la construcción de una nomenclatura, la defini- concepto relacionado con la nosografía.
ción de trastorno mental y la descripción de los signos y sínto- En general, se trata de un tiempo donde sólo existen descrip-
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mas relevantes. La búsqueda y aplicación de leyes y principios ciones de conductas consideradas patológicas, sin haberse de-
que organicen su estructura sería la fase final de una verdadera sarrollado una descripción sistematizada, es decir, sin existir una
clasificación. Es fácil deducir que la psiquiatría ha estado desde exploración y anamnesis propiamente dichas, y sin existir un
siempre construyendo un gran sistema de clasificación que avan- concepto general de enfermedad mental, salvo en el caso mencio-
za paralelamente a la consecución de nuevos conocimientos, nado de las frenitis, que no abarca exactamente lo que hoy es el
definiciones y métodos. trastorno mental.

/sD/ Clasificación en psiquiatría | 631 |


|
E. Rojo Rodes
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Con la llegada del Renacimiento se abandona el espiritismo y sseau, Diderot, d’Alembert, etc.) y que influyó enormemente en
se reafirma el soma como origen de las afecciones de la mente. En la medicina y la psiquiatría. De esa época viene la referencia al
su inicio, la célebre asamblea de sabios y clérigos reunida en Pisa «jardín de la locura». Desde el siglo XVII , Sydenham, Boyle y
(1580) plantea la naturalidad enferma de brujos y poseídos. Las Locke (10) preconizaban el modelo botánico para clasificar enfer-
alteraciones de conducta crónicas, llamativas y provocadoras de medades, modelo desarrollado por Linneo (1707-1778) y Boissier
trastornos son consideradas alteraciones de la physis individual y de Sauvages (1706-1767), a los que siguieron muchos otros,
equiparadas al resto de las enfermedades humanas. Se inicia la como Bellini, Bernouilli, Hales o Pinel.
fundación de establecimientos para enfermos mentales (Valen- Desde Sydenham (1624-1689), el punto de interés empezó a
cia en 1409, Barcelona en 1481, etc.). En esta época hay pocos tra- virar desde el enfermo a la enfermedad, perdiendo importancia
bajos nosográficos: puede citarse a Zacchias, quien intenta orga- las lamentaciones y confidencias del paciente. Del mismo modo,
nizar las rationis laesio (heridas infligidas a la razón) en cuestiones las apariencias o comportamientos pierden fuerza en favor de sig-
médico-legales, e incluso a San Vicente de Paúl, quien menciona nos creados por maniobras y de síntomas reconocidos por el
distintos cuadros en una época en que el vulgo también diferen- «cuerpo neutro» de anatomofisiólogos (11). Se propicia así el
ciaba varios tipos de alienados: locos, imbéciles, idiotas, cretinos y concepto de clasificación en Medicina, concretándose en un mo-
poseídos. delo extraído de la botánica: «Reducir todas las enfermedades a
A partir de ese momento se intentan sistematizar y ordenar determinadas especies con el mismo cuidado y la misma preci-
los diferentes trastornos descritos, desarrollando conceptos y tér- sión con que los botánicos cuidan sus plantas» (12).
minos asociados. En el siglo XVI, Paracelso distingue los lunatici, Desde el punto de vista de la clasificación botánica, la organi-
insani, vesani y melancholici, e influye en Félix Platter (1536- zación de los objetos tiene dos posibilidades: la nosología y la no-
1614), disector y tratadista. En su época se comenzaron a estu- sografía. La primera sería la colección, y la segunda seguiría, al
diar las vesanias (neurosis), y su Práctica médica (8) intenta cons- estilo de Linneo, un criterio de clasificación.
truir una nosografía de las alteraciones mentales con base sinto- En el siglo XVIII, dentro de la Ilustración y de la Revolución
mática. Francesa, y contando con una incipiente y poderosa maquinaria
Thomas Willis y Sydenham acuñaron el concepto de enferme- nosográfica, tiene lugar un cambio en el concepto de enfermo
dad nerviosa, es decir, asocian determinadas conductas y su des- mental; hasta ahora sólo se contaba con una lista de trastornos
cripción a un concepto nuevo y común a todas ellas. A partir de con sólo modelos o especies clínicas. El resultado fue la observa-
ese momento, en el siglo XVIII se intensifican los intentos de siste- ción cuidadosa del enfermo, desprovisto además de sus cadenas.
matización y clasificación de los síntomas y las enfermedades Desde el punto de vista teórico estamos en el empirismo, con una
mentales, que comienzan a tener un dominio separado del resto psiquiatría de orientación clínica y terapéutica que se apoya en la
de las enfermedades corporales. locura como enfermedad mental, es decir, debida a una alteración
Se intenta dar diferentes explicaciones a las conductas y sus funcional del sistema nervioso y regida por las mismas leyes y fac-
conceptos. Podemos citar el intento, basado en la yatromecánica tores que el resto de las enfermedades corporales. Tiene una
o mecanoterapia, de George Cheyne (1671-1743), fisiólogo in- orientación metodológica —el método «analítico» propuesto por
glés, o el de Robert Whytt (1714-1766), quien influido por los el filósofo Condillac (1714-1780): observar y describir hechos—;
conceptos de Sydenham delimitó una «hidropesía del cerebro» un pensamiento causal —las pasiones—, y una doctrina tera-
(meningitis tuberculosa) y amplió el pensamiento de Willis péutica —el tratamiento moral—. La descripción metódica de los
(1622-1675) dividiendo las diferentes afecciones en hipocondría, objetos acaba de comenzar.
histeria y agotamiento nervioso. Por último podemos citar a Wi- En esta época escribe Pinel (1745-1826), clínico, anatomista y
lliam Cullen (1712-1790, médico de Edimburgo), cuya nosota- profesor de matemáticas, quien usa el modelo botánico, aprendi-
xia es rigurosamente fiel al método histórico-natural o botánico; do de Boissier de Sauvages, e introduce el método experimental
así, en su obra First lines of the practice of Physick (9) dedica cuatro y obtiene una clasificación y descripción empíricas basadas en sus
libros a las enfermedades mentales, recurre al término neurosis, y propias observaciones. Es el gran reformador de la psiquiatría en
las divide en comata, adynamiae y spasmi. En estos momentos se general y de las clasificaciones en particular, agrupando las enfer-
cuenta con la descripción de diferentes tipos de conducta y con medades en clases, órdenes y géneros. La cuarta clase de enferme-
diversos intentos de definirlas conceptualmente. dades de la nosografía filosófica de Pinel (13) contiene las «neu-
rosis» o «lesiones del sentimiento y del movimiento sin inflama-
ción ni lesión de estructuras». Esta clase se subdivide en cinco
órdenes. En la segunda subárea del orden 2 se incluyen la mayor
Pinel y su época
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parte de las enfermedades mentales (vesánicas), que estaban re-


ı presentadas por la hipocondría, la melancolía, la manía, la de-
ı mencia, el idiotismo, el sonambulismo y la hidrofobia. La histeria
La Ilustración marca el inicio del interés general por las clasi- estaba clasificada en el orden 5, en las «neurosis de generación».
ficaciones. Las primeras sistematizaciones científicas se desarro- Pinel proporciona un sistema simple, basado únicamente en sus
llaron desde la botánica, ciencia con gran prestigio social (Rou- propias observaciones. Es la primera clasificación basada en una

| 632 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c39/ Historia de las clasificaciones en psiquiatría
ı

metodología y donde la descripción de la conducta que se clasifi- la mentalidad anatomoclínica, con una perspectiva metodológica
ca comienza a tener gran importancia. Pinel inicia las clasificacio- kantiana que combina la intuición con la observación. Se busca la
nes y la descripción de los objetos, en ese momento considerados entidad nosológica, concebida como proceso patológico, donde
bajo el concepto de especie clínica. Basado en rasgos clínicos co- la variedad clínica podía responder a un sustrato lesional o dis-
munes, consigue ordenar los casos individuales observados en funcional específico. Tiene lugar el planteamiento del concepto
«agrupaciones», que sólo son fachadas sintomáticas de una mis- científico-natural de la enfermedad mental; la clarificación, or-
ma enfermedad. denación y sistematización de la clínica psiquiátrica y la introdu-
A partir de este momento su nosografía sufre modificaciones, cción de las técnicas de la investigación científica en el campo de
fundamentadas en la mejoría o variación de una observación psi- la psiquiatría.
quiátrica aún no definida y que lleva a repetidos aumentos del nú- Griessinger (15) afirma que las enfermedades psíquicas no
mero de subclasificaciones y de elementos constituyentes. son más que «enfermedades del cerebro», dentro de un punto de
De esta forma, Esquirol (1772-1840), discípulo y colaborador vista neuropsiquiátrico que da lugar a intentos de interpretación
de Pinel, modifica su clasificación aunque no su metodología. Di- anatomoclínica de las enfermedades mentales, como los protago-
vide la demencia en idiocia y demencia en sí. Crea el grupo de las nizados por Westphal, Meynert y Wernicke.
monomanías, caracterizadas por el carácter parcial del delirio y La esperanza de descubrir causas específicas para los trastor-
clasificadas según la facultad afectada en intelectuales, afectivas o nos mentales impulsó un gran trabajo de observación e investiga-
instintivas. La melancolía pasó a formar parte de ellas bajo el ción que, aunque fracasó en su búsqueda principal, ayudó al de-
nombre de lipemanía (14). sarrollo y definición de los distintos trastornos, desapareciendo el
La clasificación de Esquirol tuvo vigencia hasta mediados del concepto de especie clínica y detallándose la exploración. El naci-
siglo XIX, aunque experimentó varias modificaciones. Así, la de- miento de la escuela clínica alemana, formada por psiquiatras de
mencia se dividió en demencia aguda (síndrome confusional), hospitales, es el momento de mayor interés. Sus miembros fueron
demencia orgánica o primitiva y demencia incoherente, secunda- describiendo síndromes que, por su sintomatología, forma de
ria o vesánica. Las monomanías se desglosaron en fenómenos ob- aparición y curso evolutivo, parecían tener autonomía clínica y
sesivos, delirios crónicos y otros cuadros. También se depuraron no podían explicarse a partir de la noción de «formas de estado».
los términos de manía y de lipemanía, donde Esquirol había in- El núcleo central fueron las llamadas psicosis endógenas. Pueden
cluido cuadros confusionales, fenómenos obsesivos y síndromes considerarse trabajos pioneros los de Falret o Baillarger, que con
delirantes. En último lugar se sumaron las personalidades anor- su Folie à double forme describen una unidad nosológica de ran-
males o los «degenerados superiores» de Magnan. go superior al síndrome. Baillarger presentó su Folie à double for-
La escuela francesa da lugar a múltiples enumeraciones con me en una nota leída el 30 de enero de 1854 delante de la Acade-
excesivas subdivisiones, la mayoría sin interés nosológico. Así, mia de Medicina. Esto ocasionó una gran y aún no solucionada
en torno al síndrome delirante y los delirios crónicos, encontra- polémica sobre la prioridad de esta descripción o la de Falret,
mos listados de elementos basados en el tema del delirio (perse- quien en sus Lecciones clínicas de medicina mental (1854) presen-
cución, grandeza, etc.), mecanismo o función psíquica que pare- tó su locura circular.
cía intervenir (imaginativos, pasionales, etc.) y caracteres forma- Poco a poco se van definiendo distintos aspectos de los tras-
les y evolutivos de sus cuadros clínicos (delirios sistemáticos). El tornos mentales a la vez que se intentan nuevas nosografías. Uno
interés nosográfico es cada vez mayor, y en la primera parte del si- de los protagonistas principales fue Kahlbaum, quien en su Die
glo XIX el psiquiatra ruso Lebedev publica un análisis crítico de las Gruppierung der psychischen Krankheiten und die Einteilung der
múltiples clasificaciones ya disponibles, intentando escoger la Seelenstörungen (16) incorpora la valoración del curso clínico (es-
mejor de aquellas que estaban de moda. tados crónicos y agudos) junto al análisis del período de estado, es
A partir de aquí la psiquiatría se vuelca en las clasificaciones, y decir, suma los puntos de vista sincrónico y diacrónico. Propone
su nomenclatura se enriquece y complica progresivamente. Sin una ordenación en «formas elementales» o manifestaciones sin-
embargo, apenas hay avances en los conceptos asociados, no exis- tomáticas, «formas de estado» o complejos de síntomas y, final-
ten verdaderos criterios de clasificación y no se elabora una des- mente, «formas de enfermedad». Puede decirse que es gracias a
cripción sistematizada, general y común de las distintas conduc- esta nueva orientación que se aíslan cuadros como la locura cir-
tas citadas. cular (17), la catatonía (18), la hebefrenia (19) y los estados mix-
tos, formas propias y delirio crónico de Magnan (20).
Desde un punto de vista anatomoclínico, la negatividad de los
hallazgos, es decir, el encuentro de las alteraciones cerebrales es-
Kraepelin y la escuela clínica
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tructurales o disfuncionales localizadas y responsables específicas


ı de la aparición de los síntomas y de la enfermedad, afectó a la es-
ı cuela clínica. Ésta desplazó claramente su interés hacia la defini-
En la segunda mitad del siglo XIX, momento de estrecho con- ción y descripción de los trastornos, a los que dio la consideración
tacto entre psiquiatras y enfermos, el declive de la Naturphiloso- de evento, resaltando su dimensión temporal y tomando el curso
phie y la llegada del positivismo contribuyen a la introducción de clínico y el modo de terminación como criterios de clasificación.

/sD/ Clasificación en psiquiatría | 633 |


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E. Rojo Rodes
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En ese sentido, Emil Kraepelin (1856-1926), catedrático en En la 7.a edición (24) las psicopatías pasan a ser consideradas tras-
Dorpat y Heidelberg y figura muy importante en la nosografía tornos endógenos, concebidos como alteraciones de la personali-
psiquiátrica, organiza el método de estudio de los enfermos psi- dad de índole constitucional.
quiátricos: «Yo pruebo de organizar las confusas manifestacio- Se ha discutido si Kraepelin daba más importancia al criterio
nes de la enfermedad en mis pacientes, describiendo su compor- de incurabilidad o al cuadro clínico, pero de hecho ambos eran
tamiento tan exactamente como sea posible» (21). importantes para él: el criterio metodológico era la incurabilidad
Kraepelin dio mucha importancia a la psiquiatría descriptiva y el criterio clínico el cuadro de síntomas. Su aportación a la no-
y la observación clínica, y detectó el proceso degenerativo utili- sografía psiquiátrica ha sido muy importante; de hecho, sus cla-
zando la observación retrospectiva; así estudió con Daraszkiewicz sificaciones son la base de la mayoría de los intentos posteriores.
las historias clínicas, y anuncia en 1896: «Encontré una nueva for- El edificio kraepeliniano entró en una profunda crisis entre 1900
ma de ver la enfermedad mental». Define el estado defectual: y 1914, ante la aparición de reacciones contrarias y nuevas teorías.
«Cada especie particular tiene un final que le pertenece» (22).
Utilizó el deterioro como criterio de investigación o criterio me-
todológico para investigar la predicción de los cuadros clínicos. Período poskraepeliano
De hecho, la conducta de los enfermos era fundamental para
Kraepelin debido a su necesidad de intérprete (la mayoría de los y nuevas teorías
habitantes de Estonia no hablaban alemán). La observación y di- ı
seño usados por Kraepelin son cuidadosos. En la 4.a edición de ı
su Tratado introduce los términos proceso degenerativo psicológi- El período inmediato posterior a Kraepelin se caracteriza por
co y demencia precoz (21). En la 5.a edición describe el método de críticas, modificaciones y reacciones a sus clasificaciones y la apa-
diagnóstico (22). Su 6.a edición diferencia la psicosis maníaco-de- rición de nuevas teorías y puntos de vista. Varios aspectos de su
presiva y la demencia precoz (23). Kraepelin fue imponiendo su clasificación se vieron afectados.
modelo, a través de sucesivas ordenaciones y ampliaciones noso- Podemos encontrar modificaciones o críticas a su criterio de
táxicas, desde 1883 hasta la publicación de la 9.a en 1927. En la clasificación. Así, Kretschmer (25) da importancia al tipo de per-
tabla 39-1 figura la clasificación de 1899 (23). sonalidad, dividiendo las enfermedades en tipos endógeno, psi-
Su nosotaxia tiene una base etiológica, al diferenciar los tras- cógeno y exógeno. Lombroso (26) subraya la tipología física, y
tornos psíquicos adquiridos o exógenos, ordenados en torno al otros inciden en aspectos de localización, de herencia o genéticos.
delirio y la demencia orgánica, y los trastornos psíquicos endó- La lista de trastornos definida por Kraepelin fue ampliada o
genos o por predisposición patológica, entre los cuales se clasifi- reducida por distintos autores, y las definiciones de algunos tras-
can las neurosis, las reacciones psicógenas y las psicosis endóge- tornos modificadas. Kurt Schneider (27) introdujo las personali-
nas. Estas últimas son la psicosis maníaco-depresiva, la demen- dades psicopáticas y esquematizó las epilepsias, a las que casi hace
cia precoz, la epilepsia y provisionalmente la paranoia o locura desaparecer de las psicosis endógenas, mientras que Langfeldt
primaria, que después Kraepelin incluiría en la demencia precoz. (28) agrupó los estados esquizofrénicos. Poco a poco fueron aña-
diéndose elementos intermedios entre la demencia precoz y la
locura maníaco-depresiva.
Distintas escuelas criticaron la propia existencia de una clasi-
ficación. Parte de las críticas provenían de los defensores de la
/tabla39-1/ reacción inespecífica, como Bonhöffer (29) o Adolf Meyer (30), o
Clasificación de Kraepelin (1899) de los síndromes preformados, como Hoche (31). En estos casos
la propia inespecificidad o individualidad restaba toda impor-
Psicosis infecciosas tancia a la existencia de una clasificación, por lo que se centraba
Psicosis de catástrofe
Psicosis tóxica
el interés en la propia definición del dominio. Hoche (31) llega
Locura tiroidea a considerar como ficciones las «entidades nosológicas natura-
Demencia precoz les» y como «persecución de fantasmas» los intentos para deli-
Parálisis general mitarlas. Los defensores del concepto de trastorno único, clara-
Psicosis orgánica cerebral mente definido por Neumann (1814-1884) —«Solamente existe
Psicosis involutiva
Psicosis maníaco-depresiva
un trastorno mental: lo llamamos locura (Irresein)» (1859) (32)—
y respaldados por autores como Zeller o Menninger (33), no
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Paranoia
Neurosis generales consideraban que se cumplieran las condiciones necesarias para
Histérica clasificar.
Epiléptica La escasa relevancia terapéutica de las clasificaciones descritas
Emotiva
Oligofrenias
hizo disminuir el interés nosográfico. Aparecen nuevas teorías y
Estados psicopáticos tendencias, como la degeneración de Morel, el psicoanálisis, el
conductismo, la psicodinamia, la psiquiatría social y la antipsi-

| 634 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c39/ Historia de las clasificaciones en psiquiatría
ı

quiatría, esta última defensora de la imposibilidad y negatividad mentos de evaluación, como tests, escala de evaluación y entre-
de las clasificaciones, pero interesada por los límites y definición vistas estructuradas.
de trastorno mental, aunque fuera a través de su negación. El es- ı
tudio y teorización impulsados por la fenomenología y la psico- ı
patología influyen en la descripción y definición de los distintos desarrollo de los sistemas
trastornos. Se pierde el interés por la descripción clínica y se diri- internacionales oficiales
ge hacia el análisis psicopatológico y el «desarrollo natural» de las ı
enfermedades. Aun así se realizaron algunas clasificaciones. Des- Los inicios de los sistemas internacionales se refirieron a cau-
de el punto de vista psicopatológico pueden citarse las de H. Ey sas de muerte, legalizándose en 1853 una lista estandarizada. La
(34) o Eduardo Krapf. Desde una visión psicodinámica puede Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) se origina
citarse a Rado (35) o al propio Freud, quien en 1924 aporta una como la International Classification of Causes of Death, puesta en
clasificación de enfermedades mentales, aunque advierte sobre el marcha en 1893 por el Instituto Internacional de Estadística, en
peligro de perder la individualidad. También son clasificaciones París. En Estados Unidos el primer sistema oficial data de la dé-
interesantes las de Delmas, quien une lo normal y lo patológico a cada de 1840, aunque sólo disponía de una categoría. A partir
través de disposiciones afectivo-activas, temperamentos y consti- de 1900 el interés se centra en disponer de cifras relacionadas con
tuciones psicopáticas (emotiva, ciclotónica, paranoica, perversa causas tanto de mortalidad como de morbilidad. En Estados
y mitomaníaca); la de Bosch y Ciampi, quienes realizan una clasi- Unidos el primer intento de estandarización psiquiátrica data
ficación de acuerdo con el nivel de actividad mental, según el gra- de 1917, con una clasificación estadística de las enfermedades
do de autonomía, y las de Kerbikov (36), Giljarowskij (37) o el es- mentales preparada por la Asociación Americana de Psicología
quema de Würzburg (38). Médica. En 1889, el Congreso Internacional de Ciencia Mental,
A pesar de no conseguir avances espectaculares en el campo celebrado en París y presidido por Morel, adoptó 11 categorías
nosográfico, a mediados del siglo XX el número de clasificaciones de trastorno mental. En la CIE-5 (42) los trastornos mentales
se ha hecho muy importante, incluso aparecen estudios de revi- están agrupados en una única categoría, que incluía subtipos de
sión como los de Birnbaum (39), Gruhle (40), Zilboorg (41), Ey deficiencia mental, esquizofrenia (demencia precoz), psicosis
(34) y Menninger (2). Muchas de las clasificaciones existentes son maníaco-depresiva y otros trastornos mentales. Con la 6.a revi-
poco usadas o lo son sólo de forma local, tal como indica su nú- sión (43) el apartado de trastornos mentales crece hasta 26 cate-
mero. En 1967 Pörksen halla 340 clasificaciones psiquiátricas, gorías de 3 dígitos, que están agrupadas en tres amplias clases:
muchas de ellas siguiendo intereses particulares, de las que 38 tie- psicosis (10 categorías), trastornos psiconeuróticos (9 categorías)
nen carácter oficial (Stengel, 1958). La nosografía se halla inmer- y trastornos del carácter, comportamiento e inteligencia (7 cate-
sa en un problema de nomenclatura y comunicación de difícil so- gorías).
lución y que dificulta cualquier estudio supranacional. La misma La Organización Mundial de la Salud (OMS) investigó el uso
palabra se utiliza para conceptos distintos, o palabras diferentes se y la utilidad de la existente International Statistical Classification of
usan para el mismo concepto. Diseases, Injuries and Causes of Death en psiquiatría. El estudio
fue realizado por Stengel, quien encontró 38 clasificaciones psi-
quiátricas modernas y vigentes. La mayoría estaban basadas en
Kraepelin y se dividían en: oligofrenias; síndromes orgánico-cere-
Período actual: sistemas brales; psicosis mentales; trastornos de personalidad y otros; neu-
internacionales y criterios rosis, y trastornos psicosomáticos.
En ese momento la CIE (6.a y 7.a ed.) sólo se utilizaba en Fin-
de clasificación landia, Nueva Zelanda, Perú, Tailandia y el Reino Unido. El
ı enfrentamiento con el conservadurismo de los conceptos y clasi-
ı ficaciones locales era evidente, siendo estas últimas mayormente
Varios factores resucitan el interés por la nosografía. Como utilizadas que las más internacionales. Stengel propuso que los
más importante se encuentra la aparición en la década de 1950 diagnósticos fueran simplificados a síndromes clínicos, dadas las
de la psicofarmacología, que modifica y desorganiza la existencia divergencias observadas entre escuelas, zonas e incluso psiquia-
y definición de muchos cuadros, a la vez que añade el punto de tras de la misma tendencia. Recomendó la creación y uso de un
vista terapéutico al escolástico y de pronóstico en la búsqueda no- glosario que aclarase y definiese términos de nomenclatura, ini-
sográfica. La caída del bleuleranismo y el redescubrimiento de ciando en cierta manera las definiciones operacionales, con la fi-
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Kraepelin en la década de 1970 también incrementan el interés nalidad de lograr avances hacia la etiología. El estudio de Stengel
por las clasificaciones, en un momento en que la facilidad de co- dio sus frutos. La 8.a revisión de la CIE (44), acordada en 1965,
municación y los estudios epidemiológicos facilitan la creación de disponía de 26 categorías y obtenía mejoras notables, incluido
sistemas internacionales de diagnóstico. Se ponen de manifiesto un glosario en 1974 (45).
los problemas de definición y lenguaje en psiquiatría, que da lugar El único sistema oficial que prevaleció junto a la CIE fue el
a la aparición de criterios diagnósticos y a la creación de instru- sistema de la American Psychiatric Association (APA). La 1.a edi-

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E. Rojo Rodes
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ción del APA Diagnostic and Statistical Manual (DSM-I) se elabo- tran una fiabilidad superior a 0,70 en la asignación a los grandes
ra en 1952 (46), cuando existían cuatro sistemas de clasificación grupos diagnósticos.
en Estados Unidos (APA, Armed Forces, Veterans Administra- ı
tion y CIE-6) que daban mucha importancia al concepto de ı
reacción de Meyer. En 1965 fue sustituida por el DSM-II (47), criterios diagnósticos
que disponía de un glosario y se basaba en la CIE-8, eliminán- ı
dose el concepto de reacción de la versión anterior. La amplitud de uso de los sistemas internacionales confirmó
La CIE-9 sigue siendo el sistema oficial actual, aunque pro- la necesidad de una definición clara de los síntomas y reglas de
gresivamente está siendo sustituida por la CIE-10. Cuenta con clasificación. Por otra parte, la aplicación de entrevistas estructu-
17 capítulos principales, subdivididos en 1.000 categorías de 3 radas detectó una fiabilidad muy baja para el diagnóstico psiquiá-
dígitos. El capítulo V corresponde a los trastornos psiquiátricos e trico. Los estudios transnacionales como el US-UK Project, en el
incluye 30 categorías de 3 dígitos, organizadas en 4 subaparta- que se compararon los hábitos diagnósticos norteamericanos y
dos: trastornos psicóticos orgánicos; otras psicosis; trastornos británicos o el International Pilot Study of Schizophrenia, estudio
mentales neuróticos; trastornos de personalidad y otros trastor- patrocinado por la OMS y cuya finalidad era observar el proceso
nos mentales no psicóticos, y retraso mental. diagnóstico para la esquizofrenia en distintos países, utilizaron el
Aunque permite el diagnóstico múltiple, es uniaxial e incluye Examen del Estado Actual (Present State Examination, PSE) de
un glosario y términos equivalentes para cada trastorno. Wing y demostraron la similitud entre pacientes y la diferencia
En 1980 la APA edita la 3.a edición del DSM-III (48), basada entre diagnósticos, tanto en el reconocimiento de síntomas como
en el estudio de 12.667 pacientes (ensayos de campo) evaluados en las definiciones dadas por psiquiatras de distintos países; por
por 550 psiquiatras clínicos (212 centros diferentes). Es más pare- ejemplo, el concepto ruso y norteamericano de esquizofrenia era
cido a la CIE-9, aunque se decanta por el diagnóstico multiaxial: más amplio que en los demás países.
sindromes psiquiátricos; trastornos de la personalidad y desarro- Desde el Renard Hospital de Saint Louis surgen los criterios
llo; trastornos físicos; estrés psicosocial, y nivel más alto de adap- de Feighner: su artículo (50) dio lugar a múltiples citas. En ellos se
tación en el último año. da una definición formal de cada categoría diagnóstica, con cri-
Renuncia a la diferenciación «psicosis frente a neurosis» e in- terios de inclusión y exclusión, y descripciones de las característi-
troduce el uso de criterios diagnósticos de inclusión y exclusión. cas invariables de cada síntoma para 15 entidades clínicas, la ma-
El DSM-III intentó evitar problemas definiéndose como ateórico. yoría trastornos afectivos y trastornos esquizofrénicos.
En mayo de 1983 la APA, respondiendo a las críticas recibidas, Posteriormente surgen los Criterios Diagnósticos de Investiga-
decide revisar el DSM-III, a la vez que contribuía a elaborar el ción (51), que comprenden 25 categorías, y muchos otros como
capítulo correspondiente de la CIE-10. Los objetivos de esa revi- los de New Haven (52), Carpenter (53), Taylor y Abrams (54). En
sión eran mejorar la utilidad clínica, la fiabilidad de las categorías 1974 Wing desarrolla el sistema CATEGO usando el PSE (55), con
diagnósticas, la aceptación por parte de los clínicos e investiga- una lista de 360 síntomas y signos psiquiátricos. Los RCD de Spit-
dores, la utilidad académica y la compatibilidad con la CIE-9-CM zer, Endicott y Robins, aplicados inicialmente a trastornos afecti-
y con los puntos de vista tradicionales. Se buscó un mejor con- vos, tuvieron que ser ampliados en varias ocasiones (56), dada la
senso en el significado de los términos diagnósticos, que debía ser frecuente aparición de síntomas afectivos en cuadros inicialmen-
consistente con los datos obtenidos a partir de estudios sobre la te no incluidos.
validez de las categorías diagnósticas. En 1987 (49) aparece el Derivado directamente de los anteriores surge el DSM-III,
DSM-III-R. El eje II contiene ahora, sumados a los trastornos de mientras la OMS incluye los criterios diagnósticos en la CIE-10
la personalidad y del desarrollo, el retraso mental y el funciona- (10.a revisión de la Clasificación Internacional de las Enfermeda-
miento intelectual límite. El eje IV se ha movido hacia la especifi- des) que dispone de una versión para investigación: «Criterios
cación de los acontecimientos vitales (previos o posteriores a 6 Diagnósticos de Investigación de la CIE-10», y para la que se rea-
meses). El eje V añade el estatus sintomatológico al nivel de acti- lizan estudios de campo.
vidad interpersonal y ocupacional. A los ejes I y II se suma la va- El texto de los tratados clásicos es reemplazado por criterios,
loración de la gravedad con códigos adicionales. En la referencia a de modo que los trastornos quedan definidos «operativamente»:
trastornos se cambia el término «atípicos» por «no observados «Los síntomas de E son A, B, C,… sin estar M, N,…».
en otra parte». Mejora la compatibilidad con los códigos de la En general, criterios de distintas perspectivas modifican la cla-
CIE-9-CM. sificación del mismo grupo de trastornos. Esto motivó que los
La lucha por la imposición de un sistema u otro parecía de di- suecos Essen-Mollër y Wohlfahrt propusieran un sistema multia-
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fícil solución, pero cada nueva versión de los grandes sistemas ha xial de clasificación (57), intentando separar valores descriptivos
significado una nueva aproximación, se ha avanzado en el logro y etiológicos. En su versión de 1961 el sistema multiaxial de
de criterios generales, válidos y fiables a nivel supranacional, Essen-Möller disponía de dos ejes: uno sindrómico, dividido en
transcultural y según sus diferentes usuarios (psiquiatras, médi- sintomatología y estado habitual, y otro para etiología (58). A este
cos generales, psicólogos, enfermeras, asistentes sociales, etc.). sistema multiaxial siguieron muchos otros que pueden ser revisa-
Los estudios de campo para el desarrollo de la CIE-10 demues- dos en el trabajo de Helmchen (59). Los sistemas multiaxiales

| 636 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c39/ Historia de las clasificaciones en psiquiatría
ı

solucionan la compatibilidad entre tipos distintos de criterios 19. Hecker E. Die Hebephrenie. Archiv für pathologische Anatomie und
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El modelo nosotáxico-multiaxial de Essen-Möller influyó en
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/sD/ Clasificación en psiquiatría | 637 |


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E. Rojo Rodes
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| 638 | Tratado de Psiquiatría


Clasificaciones en psicopatología

/capítulo40/ ı
ı
La necesidad de clasificar residiría en el origen filogenético
de la especie como forma de comprender la realidad: así, las per-

Clasificaciones actuales sonas, utilizamos de forma espontánea principios organizadores


para los continuos estímulos que recibimos, con el fin de poder
funcionar adecuadamente en un medio complejo. Asimismo, la
en psicopatología evidencia experimental sugiere que la organización y clasifica-
ción de los objetos en clases de acuerdo con sus relaciones es

y salud mental previa al proceso de denominar dichos objetos (4).


Todos los modelos de categorización llevan consigo abstrac-
ción y creatividad en dos sentidos: la determinación de qué ele-
mentos de una situación son esenciales y cuáles son irrelevantes.
J. E. Mezzich Esta cuestión es motivo de atención en las actuales clasificacio-
M. A. Ruipérez Rodríguez nes de las enfermedades, ya que cada vez más se cuestiona el
hecho de que en las clasificaciones tradicionales sólo se acen-
túan los aspectos patológicos, sin tener en cuenta otros aspectos
positivos del funcionamiento que pueden ser básicos para el
desarrollo de la patología y para una más cabal descripción del
Introducción estado de salud (5).
ı Sin embargo, el uso de las clasificaciones en psicopatología
ı conlleva observar las siguientes consideraciones: a) las etique-
Los sistemas de clasificación en psicopatología derivan tas diagnósticas en psicopatología no son «realidades» en sí
de su época y contexto, tanto por lo que se refiere al concep- mismas (p. ej., la esquizofrenia o la depresión no son algo tan-
to de enfermedad y el estado clínico global del paciente como gible sino una construcción teórica que permite la comunica-
en lo concerniente a la organización y presentación del «dato ción entre los clínicos); b) dada la versatilidad y complejidad de
psicopatológico». De ahí que la perspectiva histórica y el la conducta humana, las clasificaciones de la misma tienen un
marco internacional en que se formula el sistema son nece- carácter hipotético; c) las categorías diagnósticas han de enten-
sarios para comprender la evolución de la taxonomía psico- derse como una serie de entidades de naturaleza hipotética
patológica. que han de revisarse sistemáticamente basándose en la investi-
La actividad clasificatoria parece necesaria en el funcio- gación empírica que paralelamente se desarrolla para su verifi-
namiento cognitivo humano y llega a convertirse en esencial cación, y d) desde un punto de vista sociológico, si no son en-
en el ámbito de la ciencia, ya que una ciencia sólo puede de- tidades reales en sentido estricto, su utilización acrítica puede
sarrollarse si es capaz de clasificar la información que pertene- tener consecuencias estigmatizadoras nefastas sobre el indivi-
ce a su campo de estudio (1-3). En psicopatología este requi- duo que las recibe (6-8).
sito científico permite establecer la guía maestra que dirige la Por consiguiente, desde un punto de vista científico, las cla-
identificación y asignación de sujetos a alguna categoría diag- sificaciones deben tratarse en su justa medida, entendiendo que
nóstica. no son meros epifenómenos de la actividad científica, ni un ar-
Desde estos presupuestos se deriva la importancia de tefacto vergonzante de la misma. Desde una postura pondera-
disponer de sistemas de clasificación en psicopatología. Sin da debe entenderse que las clasificaciones en psicopatología de-
embargo, su realidad y situación no son simples, por lo que sempeñan un papel epistemológico relevante, pues como plantea
analizaremos algunas cuestiones teóricas y metodológicas es- Millon (9) suponen un «conjunto de proposiciones explicati-
pecíficas de los sistemas de clasificación en psicopatología. Se vas que otorgan significado a nuestras experiencias clínicas». Es-
revisará la perspectiva histórica y cultural desde las que se for- tas experiencias clínicas no están estructuradas en términos de
mularon los dos sistemas de clasificación de mayor visibilidad conjunto total, en el cual todas las combinaciones de los valo-
mundial: la Clasificación Internacional de las Enfermedades res de los atributos observados ocurren con idéntica probabili-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

(CIE), de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y el dad, sino que están estructuradas de una determinada manera
Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (10). Esta «determinada manera» vendrá definida por diversos
(DSM), de la American Psychiatric Association (APA). Por úl- condicionantes como el significado cultural del hecho a clasifi-
timo, añadiremos algunas cuestiones relacionadas con las car y el nivel de experiencia del observador, que influirán en los
perspectivas futuras de las clasificaciones en psicopatología, así atributos que se van a destacar o a ignorar, así como el nivel de
como una propuesta de diagnóstico integral. conocimientos y desarrollo de una disciplina (11-13).

/sD/ Clasificación en psiquiatría | 639 |


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J. E. Mezzich y M. A. Ruipérez Rodríguez
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Ahora bien, la existencia de limitaciones no exime de la ne- vada fiabilidad entre evaluadores. Sin embargo, esto significó un
cesidad de seguir avanzando en el estudio científico de las clasifi- menor énfasis en la descripción fenomenológica de la psicopato-
caciones de los trastornos mentales y, desde ahí, llegar a mostrar logía, además de la pérdida de comprensión del proceso mórbido
la viabilidad lógica y la utilidad clínica de las mismas. en la biografía del paciente (18).
Las clasificaciones proporcionan ventajas importantes tanto Las funciones relativas al pronóstico, selección y respuesta al
en la investigación como en el quehacer clínico, y son muchas las tratamiento se hallan cubiertas por los sistemas tradicionales en
funciones que debe cumplir un sistema de clasificación. Son nu- uso. Los sistemas de clasificación actuales permiten acumular in-
merosas las funciones atribuidas a los sistemas de clasificación formación sobre la descripción, la etiología, el pronóstico y la res-
(casi tantas como autores han estudiado el tema), a continuación puesta al tratamiento que ofrecen aquellas investigaciones que
señalamos algunas de ellas: a) proporcionar nomenclatura y ter- utilizan sistemas de clasificación como base para organizar la in-
minología común; b) suministrar información descriptiva res- formación clínica, y esto nos proporciona información sobre
pecto a las entidades básicas que se estudien en una disciplina qué fenómenos psicopatológicos pueden servir de base para la
científica; c) organizar la información y acumular los conoci- formulación de teorías, sin embargo, atenerse a las nosologías
mientos clínicos en relación con cada categoría; d) desarrollar la actuales puede oscurecer el análisis de los procesos fisiológicos,
comprensión etiológica de los diversos trastornos mentales; e) se- psicológicos y sociales implicados en los trastornos mentales y li-
leccionar el tratamiento adecuado; f) predecir el curso clínico y la mitar de este modo la construcción teórica.
respuesta al tratamiento; g) facilitar el desarrollo teórico, y h) pro- A estas funciones descritas anteriormente, cabe añadir otras
mover comunicación y colaboración con pacientes y familias de tipo político y administrativo como son: determinar el estatus
(14-16). legal del paciente basándose en su funcionamiento y competen-
Lamentablemente, los sistemas de clasificación actuales no cia, y determinar el reembolso económico a los profesionales que
cumplen muchas de estas funciones (p. ej., un malentendido co- prestan servicios por parte de los seguros sanitarios (19).
rriente acerca de los trastornos incluidos en los dos principales Así pues, la consecución de una clasificación adecuada es más
sistemas de clasificación de los trastornos mentales, CIE y DSM, crítica en el campo de los trastornos mentales que en el campo
es pensar que cada categoría representa una entidad discreta, con de las alteraciones somáticas, ya que la caracterización y el reco-
límites claros entre la misma y otros trastornos mentales y entre nocimiento de las entidades clínicas se basa fundamentalmente
ésta y la normalidad). El hecho de que estos sistemas de clasifica- en la descripción de síntomas y en la observación de conductas, y
ción hayan ido de la mano del modelo médico y del tratamiento no se cuenta con los sofisticados exámenes de laboratorio utiliza-
farmacológico ha creado la ilusión de que se refieren a entidades dos en otras especialidades médicas que permitan determinar la
biológicas reales (17). Así pues, aunque se intenta definir los especificad de los distintos trastornos mentales.
trastornos de la manera más distintiva posible, existen muchas Sin embargo, y a pesar de estas limitaciones, el desarrollo de
controversias acerca de las relaciones entre muchas de las catego- clasificaciones basado en criterios operativos, que ha conseguido
rías. Por ejemplo, en el DSM-IV se definen como distintos dos aumentar la fiabilidad del diagnóstico psiquiátrico, ha sido uno
trastornos depresivos: la depresión mayor y la distimia, ante lo de los acontecimientos más relevantes de los últimos 30 años en el
que muchos autores argumentan que ambos trastornos represen- ámbito de estudio de la psicopatología, por lo que a continuación
tan tan sólo diferentes puntos de un continuo de síntomas depre- revisaremos algunas cuestiones metodológicas de crucial impor-
sivos y no entidades diferentes. Iguales críticas podemos en- tancia para cualquier sistema de clasificación: la fiabilidad y la
contrar respecto a los trastornos de personalidad y otros. Sin em- validez.
bargo, serán las investigaciones futuras las que tendrán que res-
ponder a la cuestión de si, en ciertas áreas de la psicopatología,
sería más útil adoptar un enfoque basado más en la asignación
de puntuaciones continuas del trastorno que en los diagnósticos
Evaluación de los sistemas
discretos actuales (15), cuestión que nos remite al viejo proble- de clasificación: fiabilidad
ma acerca de la utilización de criterios dimensionales frente a ca-
tegoriales.
y validez
Asimismo, se desconoce la etiología de la mayoría de los tras- ı
tornos mentales incluidos en el DSM-IV y en la CIE-10, lo que ha ı
hecho que se desarrollen explicaciones teóricas diversas. Ante tal Desde una propuesta científica un sistema de clasificación es
situación, los sistemas de clasificación actual han adoptado un en- como un proceso de generación de hipótesis, en el que debe so-
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foque descriptivo que suministra información de cada una de las meterse la clasificación hipotetizada a una contrastación o verifi-
entidades clínicas básicas sin hacer referencia a su etiología (a ex- cación empírica (11, 20). Sin embargo, el mimetismo con otras
cepción de los trastornos mentales orgánicos u otros como el es- ciencias, la inercia y, en ocasiones, intereses ajenos a la ciencia han
trés postraumático). Este enfoque supuestamente ateórico ha per- hecho que sistemas nosológicos psiquiátricos hayan perdurado a
mitido a los clínicos e investigadores de diversas orientaciones pesar de no haber superado con éxito dicho proceso de contrasta-
teóricas utilizar este tipo de clasificación manteniéndose una ele- ción empírica. Sea como fuere, este mantenimiento no ha sido es-

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tático, sino que las clasificaciones han ido evolucionando y modi- los síntomas que presenta el paciente y puede reducirse
ficando sus criterios para intentar superar el proceso de contras- mediante la definición clara de los síntomas psicopato-
tación empírica, que en el caso de los sistemas de clasificación se lógicos.
realiza mediante el estudio de su fiabilidad y validez (8). 4. La varianza de criterio se produce cuando los clínicos uti-
ı lizan reglas distintas para resumir sus observaciones en
ı diagnósticos y puede controlarse mediante el uso de los
fiabilidad mismos criterios diagnósticos.
ı
Desde el ámbito de la psicometría pueden considerarse dis- La fiabilidad interjueces puede aumentar mediante la utiliza-
tintos métodos para evaluar la fiabilidad de un test. En el caso de ción de criterios específicos para el diagnóstico y el uso de pro-
los sistemas de clasificación de los trastornos mentales, la fiabili- cedimientos de recogida de información uniforme. Así la uti-
dad del sistema o de una categoría diagnóstica se refiere princi- lización de entrevistas estructuradas reduce considerablemente
palmente a la fiabilidad interjueces, es decir, al grado de concor- la variabilidad en el tipo de datos recogidos para efectuar el diag-
dancia o de acuerdo que dos o más jueces presentan en la asigna- nóstico y proporciona un modo homogéneo de recogida de in-
ción de los individuos a dicha categoría. El índice más utilizado formación que permite una exploración más exhaustiva de los
para evaluar dicha fiabilidad es el coeficiente kappa de Cohen1, síntomas y lleva, por lo tanto, a un aumento de la fiabilidad del
propuesto por Spitzer y Fleiss (21) como medida de acuerdo en- diagnóstico (15). Por consiguiente, la fiabilidad del sistema diag-
tre diagnosticadores ya que, al realizar una corrección de los nóstico no sólo está estrechamente ligada a las reglas mediante las
acuerdos al azar, proporciona una estimación más real de la fiabi- cuales se efectúa el diagnóstico, sino también al procedimiento de
lidad del diagnóstico. No obstante, otros autores han criticado el recogida de información.
uso de este índice abogando que cuando un clínico realiza un A pesar de que la fiabilidad es un requisito previo para la va-
diagnóstico lo hace en función de determinados sesgos sistemá- lidez, una alta fiabilidad no garantiza una buena validez, por lo
ticos y no de decisiones al azar, por lo que las diferencias entre que algunos autores han querido resaltar la falta de estudios sobre
diagnosticadores no siempre se deben al azar, desde esta opción ella (24).
existe la propuesta de utilizar el «coeficiente de error de azar» ı
que permite realizar hipótesis más plausibles acerca del desacuer- ı
do diagnóstico (22). Por otro lado, para los frecuentes casos de validez
múltiples diagnósticos formulados por varios evaluadores, se ha ı
desarrollado una extensión del índice kappa (23). La validez de un diagnóstico hace referencia al grado en que
Son muchas las investigaciones que han coincidido en se- éste cumple los múltiples propósitos para los que ha sido pensa-
ñalar que el principal problema de los sistemas de clasificación do, por ejemplo, determinar el tratamiento adecuado y el pronós-
en psicopatología ha sido su escasa fiabilidad (15). En una revi- tico probable. Al intentar trasladar los cuatro tipos de validez
sión reciente sobre el tema Williams (15) señala varias fuentes psicométrica (aparente, descriptiva, predictiva y teórica o de
de varianza en el establecimiento del diagnóstico: la varianza de constructo) a los sistemas de clasificación, Williams (15) define
información, la de observación, la de interpretación y la de cri- estos tipos de validez de la siguiente forma:
terio.
1. La validez aparente hace referencia al grado en que la de-
1. La varianza de información hace referencia a las diferen- finición de un trastorno constituye una descripción razo-
cias entre los clínicos acerca de la información que es ne- nable de una entidad clínica particular y permite que los
cesaria recoger sobre el paciente y puede reducirse me- profesionales se comuniquen acerca del trastorno.
diante la estandarización de las entrevistas clínicas. 2. La validez descriptiva es el grado en que los rasgos que de-
2. La varianza de observación se produce cuando a pesar de finen un trastorno son exclusivos de ese trastorno y per-
observar a la misma persona en la misma situación, dos miten distinguir dicha categoría diagnóstica de otras.
clínicos prestan atención a aspectos distintos y puede ser 3. La validez predictiva es el grado en que un diagnóstico
minimizada mediante el entrenamiento. permite predecir la evolución y la respuesta al tratamien-
3. La varianza de interpretación se produce cuando los to de un sujeto con ese diagnóstico.
clínicos difieren en la forma de interpretar los signos y 4. La validez teórica indica el grado de conocimiento que se
posee acerca de la etiología o del proceso fisiopatológico
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de un trastorno. Es la forma más elevada de validez y la


1
más difícil de evaluar.
La fórmula de kappa es: kappa = (P0 – Pc)/(1 – Pc).
P0 es la proporción de acuerdos entre los diagnosticadores.
Pc es la proporción de acuerdo esperado al azar. Normalmente, los estudios sobre validez diagnóstica se cen-
Kappa = 1 acuerdo total; kappa = 0 el acuerdo se debe totalmente al azar; tran en la validez descriptiva y la validez predictiva, ignorando
kappa = –1 desacuerdo total. con frecuencia la validez de constructo. Esto es un grave error ya

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que la validez de constructo recoge la evidencia empírica global como parte de la CIE-6 (30) sin que consiguiera gran aceptación
que avala la utilidad explicativa de un concepto y es un proceso entre los profesionales. Continuando con esta cronología his-
fundamental para el avance teórico de una disciplina (25). tórica, tras la publicación de esta primera edición del DSM, se
Lamentablemente, en psicopatología no se dispone de un siste- crearon grupos de estudio para realizar un glosario que pusiera
ma de clasificación independiente del propio sistema, por lo que es fin al grave problema de la nomenclatura.
difícil adoptar un punto de referencia externo con el que contrastar Sin que estos grupos de trabajo lograran plenamente su objeti-
dicho sistema y poder estudiar la validez sin incurrir en un proceso vo, fue con la CIE-8 (31) y con el DSM-II (32) cuando se alcanzó un
tautológico, ya que las categorías se validan en función de informa- sistema de clasificación consensuado, en parte debido a que el
ción convergente procedente de tests, pruebas de laboratorio, etc., DSM-II se basaba en el glosario de términos que incluía la CIE-8
cuya validez discriminativa se ha establecido a partir de su capacidad (33). A pesar de ello, los frecuentes estudios internacionales de com-
para detectar diferencias entre grupos diagnósticos previamente for- paración diagnóstica en psiquiatría realizados en la década de 1970
mados según los criterios del propio sistema (8, 15, 26). pusieron de manifiesto que todavía existían grandes diferencias.
Podríamos concluir diciendo que, aunque quede mucho por En el primero de esos estudios (el US-UK Diagnostic Project)
hacer respecto a documentar la validez de la mayoría de trastornos se comprobó que los psiquiatras neoyorquinos utilizaban el diag-
clínicos, en los últimos años los estudios de validez diagnóstica de nóstico de esquizofrenia en el doble de casos que los londinen-
los sistemas de clasificación están recibiendo mayor atención (16). ses, mientras que diagnosticaban menos casos de manía y depre-
sión (34); en otro estudio (el International Pilot Study of Schi-
zophrenia) realizado en 9 países, los resultados fueron bastante
Sistemas actuales homogéneos, a pesar de que Washington y Moscú mostraron di-
ferencias en relación con los demás países. En un tercer estudio,
de clasificación europea se compararon las prácticas diagnósticas realizadas en Francia,
CIE-10 y DSM-IV Alemania y Gran Bretaña (35), observándose un mayor acuerdo
ı entre los psiquiatras alemanes y británicos que con los franceses,
ı quienes, por ejemplo, utilizaban mucho menos el diagnóstico de
evolución histórica trastorno maníaco-depresivo.
ı En 1975 se publicó la CIE-9 (36), cuyo capítulo V correspon-
Los intentos de clasificación de las enfermedades mentales se de a los trastornos psiquiátricos, e incluía 30 categorías, un glo-
remontan a culturas antiguas. Hasta la década de 1970 la nosolo- sario y términos equivalentes para cada trastorno. Al mismo
gía psiquiátrica europea estaba representada tímidamente en el tiempo, la APA desarrollaba una innovadora tercera edición del
apartado V de las diferentes ediciones de la CIE, publicadas por la DSM, que se publicó en 1980.
OMS y por clasificaciones nacionales patrocinadas por organiza- El DSM-III (37) estaba basado en numerosos estudios de cam-
ciones profesionales o influenciadas por figuras destacadas de la po en los que participaron 550 psiquiatras clínicos de 212 centros
psiquiatría de cada país (27). Ya en la década de 1950 Stengel (28) diferentes. En esta nueva versión del DSM, que se autocalificó de
realizó una encuesta internacional y un análisis de la situación ateórica, se estableció una estructura nosológica sindrómica, se in-
mundial y presentó un listado de los numerosos sistemas de clasi- trodujo el uso de criterios diagnósticos de inclusión y exclusión, y
ficación existentes en aquel momento, al mismo tiempo que puso se utilizó un sistema de diagnóstico multiaxial (38, 39).
en evidencia el escaso apoyo científico que acompañaba a tales Ante las críticas recibidas, y con objeto de mejorar la utilidad
sistemas y el poco respeto que merecían dichas clasificaciones en clínica, la fiabilidad de las categorías diagnósticas, la aceptación por
la sociedad general y en los círculos médicos en particular. Estos parte de los clínicos e investigadores, la utilidad académica y la
sistemas de clasificación europeos, a excepción de los de Escandi- compatibilidad con la 9.a versión de la CIE (38), la APA decidió
navia y Francia, guardaban una estrecha relación con el punto de revisar el DSM-III, a la vez que contribuía a elaborar el capítulo
vista kraepeliniano (27). correspondiente de la CIE-10. En 1987 se publicó el DSM-III-R
En Estado Unidos la situación era similar. Al finalizar la Se- (40), que contiene los trastornos de personalidad y del desarrollo, el
gunda Guerra Mundial se utilizaban simultáneamente cuatro retraso mental y el funcionamiento intelectual límite en el eje II;
principales sistemas de clasificación: el sistema estándar adoptado el eje IV recoge ahora la especificación de acontecimientos vitales, y el
por la APA en 1932, la clasificación de la US Army, la clasificación eje V añade el funcionamiento interpersonal y ocupacional. La
de la US Navy y el sistema de la Veterans Administration. Ante esta compatibilidad con los códigos CIE-9 mejoraron, aunque persis-
situación, la APA decidió desarrollar un sistema que pudiera con- tieron los problemas terminológicos. Está claro que en cada nueva
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vertirse en el modelo estándar de Estados Unidos, por lo que versión de uno y otro sistema se ha realizado un esfuerzo para bus-
en 1952 apareció el DSM-I (29). Las propuestas de esta primera car la compatibilidad entre ambos, siendo más patente en las últi-
edición fueron un fiel reflejo de la doctrina de Adolf Meyer (1866- mas versiones de ambos sistemas, la CIE-10 (41) y el DSM-IV (42),
1950), quien concebía los trastornos mentales como «tipos de los dos sistemas diagnósticos más utilizados en la actualidad.
reacción de la unidad psicobiológica». Cabe mencionar que, un La CIE-10 ha sido fruto de varios años de estudio de campo
año antes, la OMS había propuesto una clasificación psiquiátrica para intentar aumentar la fiabilidad interjueces de las categorías

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diagnósticas, así como para acercarse más a los criterios de la ne la tendencia iniciada que atendía primero las causas de morta-
APA. Existen diferentes versiones: una destinada al uso clínico y lidad, luego añadió las de morbilidad y posteriormente incorporó
administrativo que presenta las descripciones clínicas y pautas incapacidades y factores que afectan al estado de salud, recono-
para el diagnóstico; otra destinada a la investigación que presen- ciendo con ello que se requiere una información amplia para solu-
ta sólo los criterios diagnósticos, y una tercera versión destinada a la cionar los complejos temas de salud, asistencia médica y promo-
atención primaria, así como dos presentaciones multiaxiales: una ción sanitaria.
para niños y otra para adultos. Los trabajos y estudios empíricos La CIE-10 utiliza un código alfanumérico compuesto de una
que dieron lugar a la aparición del DSM-IV fueron simultáneos a letra seguida por varios dígitos. Esta disposición duplica el núme-
los de la CIE-10, por lo que las categorías diagnósticas de ambos ro de categorías disponibles. La división de las categorías, más que
sistemas son muy similares. la agrupación, determinó la progresión de crear espacios dentro
Ambos sistemas de clasificación tienen una estructura polité- de las categorías. Los primeros cuatro dígitos del código tienen
tica, es decir, cada categoría se define por una serie de propieda- rango oficial internacional. El quinto y sexto se destinan a fines de
des de las cuales sólo es necesario cumplir un número determina- adaptación regional. Mecanismo que mantiene la comunicación
do (43). Los dos son descriptivos y utilizan procedimientos mul- internacional y permite atención a la diversidad local.
tiaxiales con el fin de incluir distintos tipos de datos relevantes Otro concepto innovador es el de familia de enfermedades y
para la evaluación de la condición clínica del paciente y los dos clasificaciones relacionadas con la salud. Las formas básicas de
coinciden en la mayoría de las clases diagnósticas que proponen, enfermedad humana y afecciones relacionadas conforman los 21
así como en los trastornos específicos que incluyen en cada una de capítulos que son el núcleo de la CIE-10 (tabla 40-1). En esta
estas principales clases diagnósticas. Ambos pretenden ser ateó- edición se añadieron nuevos capítulos independientes que estruc-
ricos y tener un carácter universal, con el fin de poder ser utiliza- turan las listas extendidas de trastornos del sistema nervioso, ojos
dos por clínicos de diversas orientaciones, investigadores y ad- y anexos, oído y apófisis mastoides. Así como el capítulo amplia-
ministradores. Otro principio compartido es su utilización esta-
dística, gracias al uso de códigos precisos y de fácil catalogación.
A pesar de las similitudes comentadas, al comparar global-
mente la CIE-10 y el DSM-IV vemos que el primero es un aparta-
do de un sistema de clasificación internacional referente a todas
/tabla40-1/
Capítulos principales de la CIE-10
las enfermedades humanas, mientras que el segundo recoge espe-
cíficamente los trastornos relacionados con la salud mental. Capítulo Título
Asimismo, los criterios diagnósticos son más rígidos y com-
prometidos en el DSM-IV mientras que en la CIE son más flexi- I Ciertas enfermedades infecciosas y parasitarias
bles y tolerantes. Esto puede apreciarse por ejemplo en las normas II Neoplasias
para la determinación de diagnósticos múltiples o en la posibili- III Enfermedades hematológicas y de los órganos
hematopoyéticos y ciertos trastornos que
dad de graduar la certeza en «segura», «provisional» y «tentativa». comprometen el mecanismo inmunitario
En otro orden de cosas, las similitudes comentadas tanto en la IV Enfermedades endocrinas, nutricionales y metabólicas
estructura taxonómica como metodológica de ambos sistemas de V Enfermedades mentales y conductuales
clasificación no implica el libre intercambio de los códigos de un VI Enfermedades del sistema nervioso
sistema a otro. En este punto, y desde la utilización didáctica de este VII Enfermedades del ojo y anexos
VIII Enfermedades del oído y apófisis mastoides
texto, queremos llamar la atención respecto a la versión española IX Enfermedades del sistema circulatorio
del DSM-IV, ya que en su intento de aproximar ambos sistemas X Enfermedades del sistema respiratorio
de clasificación se dan una serie de cambios con respecto a la ver- XI Enfermedades del sistema digestivo
sión original que pueden llevar a errores, tanto en su comparación XII Enfermedades de la piel y tejido subcutáneo
con la versión original en inglés del DSM-IV como por la falta de XIII Enfermedades del sistema musculoesquelético y el
tejido conectivo
correspondencia exacta con su homóloga CIE-10 (44), situación XIV Enfermedades del sistema genitourinario
que también se da en la versión española del DSM-IV-TR (45). XV Embarazo, lactancia y puerperio
Después de comentar algunas similitudes y diferencias entre XVI Ciertas afecciones que comienzan en el período
ambos sistemas de clasificación nos ha parecido oportuno pre- perinatal
sentar las características de la CIE-10, por ser el sistema de clasi- XVII Malformaciones, deformaciones congénitas y anomalías
cromosómicas
ficación más utilizado actualmente en el mundo (46). XVIII Síntomas, signos y hallazgos anormales del examen
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ı físico y de laboratorio no clasificados en otro apartado


ı XIX Lesión, envenenamiento y otras consecuencias de
CIE-10 causas externas
ı XX Causas externas de morbilidad y mortalidad
a XXI Factores que afectan al estado de salud y al contacto
La preparación de la 10. revisión de la CIE comenzó en 1979, con los servicios médicos
año en que entró en vigencia la novena. Esta nueva versión mantie-

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do sobre neoplasias que cubre una letra completa y comparte otra esquizofrenia. El grupo de trastornos psicóticos agudos y transi-
con alteraciones hematológicas que abarcan afecciones inmuno- torios abarca un conjunto heterogéneo de psicosis de inicio rápi-
lógicas, como las infecciones producidas por el virus de inmuno- do y evolución corta.
deficiencia humana. La clasificación de las neoplasias también es
multiaxial (un eje denota topografía y otro morfología, tipo his- Trastornos del humor (afectivos) (F3). La alteración funda-
tológico e invasión y diferenciación del tumor). mental de esta clase es un cambio del estado de ánimo, que gene-
En el capítulo V de la CIE-10 sobre trastornos mentales y ralmente consiste en depresión o manía, que se acompaña de
conductuales, todas las afecciones están codificadas con la letra F. cambios significativos en el nivel de actividad. Se incluyen episo-
El empleo de la sexta letra del alfabeto gregoriano para señalar el dios maníacos, trastornos bipolares (caracterizados por episodios
capítulo V se explica porque debido a la extensión del capítulo I se recurrentes de manía y depresión), episodios depresivos, trastor-
le asignan dos letras. El primer dígito (segundo carácter) de los no depresivo recurrente, trastornos de humor persistentes (ci-
códigos diagnósticos del capítulo V indica 10 clases mayores de clotimia y distimia) y trastornos del humor sin especificar.
trastornos mentales y conductuales: de F0 hasta F9. El segundo y
tercer dígitos (tercer y cuarto caracteres) identifica categorías pro- Trastornos neuróticos, secundarios a situaciones estresan-
gresivamente más definidas. Por ejemplo, el código F30.2 indica tes y somatomorfos (F4). Este grupo de trastornos se basa en el
la secuencia del capítulo, clase de trastornos del estado de ánimo, concepto histórico de neurosis, la presunción de que la etiología
episodio maníaco y presencia de síntomas psicóticos. De esta ma- psicológica y una marcada diversidad sintomatológica, especial-
nera, la CIE-10 dispone de 1.000 espacios categóricos de cuatro mente en las formas menos graves que suelen hallarse en la asis-
caracteres para trastorno mental. tencia primaria. En este bloque se incluyen la ansiedad fóbica, el
A continuación se recoge una breve explicación de cada una trastorno obsesivo compulsivo, los trastornos de angustia, reac-
de las 10 clases diagnósticas de que consta el capítulo de trastor- ciones al estrés intenso y trastornos adaptativos, trastornos diso-
nos mentales de la CIE-10. ciativos y de conversión, somatomorfos y otras alteraciones neu-
róticas (como neurastenia y síndrome de despersonalización-des-
Trastornos mentales y orgánicos incluidos los sintomáti- realización).
cos (F0). La base etiológica de esta clase consiste en lesiones o dis-
funciones cerebrales. Las características predominantes del pri- Trastornos del comportamiento asociados a disfunciones
mer grupo son los trastornos de las funciones cognoscitivas que fisiológicas y a factores somáticos (F5). Esta clase incluye pro-
incluyen las demencias (de Alzheimer, vascular, asociadas con blemas de la conducta alimentaria, trastornos del sueño sin cau-
otras enfermedades y no especificada), síndrome amnésico orgá- sa orgánica, disfunciones sexuales, alteraciones mentales asocia-
nico y delirio no inducido por sustancias psicoactivas. En el se- das con el puerperio y no clasificadas en otros apartados, factores
gundo grupo se describen alteraciones claramente orgánicas en psicológicos que influyen sobre afecciones físicas y abuso de sus-
las áreas de la percepción (alucinaciones), pensamiento (ideas tancias que no producen dependencia (p. ej., antidepresivos, hor-
delirantes), estado de ánimo (depresión y manía), distintos do- monas o analgésicos).
minios emocionales (ansiedad y disociación) y personalidad.
Trastornos de la personalidad y del comportamiento del
Trastornos mentales y del comportamiento debido al consu- adulto (F6). Aquí se incluyen enfermedades y perfiles de con-
mo de sustancias psicotropas (F1). Esta clase resume todos los ducta que tienden a ser persistentes y que reflejan alteraciones
trastornos mentales relacionados con el uso de sustancias psico- en el estilo de vida y forma de relacionarse con uno mismo y con
activas, desde cuadros de dependencia y uso peligroso hasta dis- los demás. La subclase principal comprende los trastornos de la
tintos síndromes cerebrales orgánicos. El proceso diagnóstico de personalidad, que son perfiles de conducta profundamente
codificación comienza con la identificación de la sustancia. A arraigados y persistentes y se manifiestan como respuestas infle-
continuación se identifica el síndrome: intoxicación aguda, con- xibles a un amplio espectro de situaciones sociales y personales.
sumo peligroso (antes denominado abuso y caracterizado por Una nueva categoría es la de cambio permanente de la perso-
un patrón de consumo que perjudica la salud mental o física), nalidad, que no se debe a trastorno del desarrollo ni a lesión o
síndrome de dependencia, abstinencia (con o sin delirio), psico- enfermedad cerebral y que aparece tras experiencias catastrófi-
sis, síndrome amnésico, trastorno psicótico residual y de inicio cas o enfermedad psiquiátrica. Esta clase también incluye tras-
tardío, trastornos mentales diversos y sin especificación. tornos del deseo, identidad, preferencias/orientación y desarro-
llo sexuales.
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Esquizofrenia, trastorno esquizotípico y trastornos psicó-


ticos relacionados (F2). El elemento central de esta clase es la es- Retraso mental (F7). Este problema es uno de los primeros
quizofrenia, caracterizada por distorsiones del pensamiento y de identificados en la historia de las clasificaciones de las alteraciones
la percepción, así como por afectividad inapropiada o atenuada. mentales. Se trata de un desarrollo mental incompleto o detenido,
Se considera que las restantes categorías de psicosis no orgánica con deterioro de las aptitudes cognoscitivas, del lenguaje, moto-
tienen cierto grado de relación fenomenológica o genética con la res y sociales que se evidencia desde el período de formación e

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interfiere en el funcionamiento global de la inteligencia. Los tras- Dentro del amplio espectro internacional de diagnóstico mul-
tornos recogidos en esta categoría se corresponden con distintos tiaxial, la OMS ha propuesto en décadas recientes algunas inicia-
niveles de compromiso: retraso mental leve, moderado, grave y tivas importantes. Una de ellas fue la clasificación multiaxial de
profundo. El grado de deterioro de la conducta se expresa con los trastornos psiquiátricos de la niñez elaborados en 1969 y revi-
otro código. sada varias veces desde entonces. Otra fue la clasificación triaxial
de los problemas sanitarios para asistencia primaria, que contiene
Trastornos del desarrollo psicológico (F8). En esta catego- ejes físicos, psicopatológicos y sociales.
ría se incluyen afecciones con los siguientes atributos: inicio en la La presentación multiaxial de la CIE-10, publicada reciente-
infancia o la niñez, deterioro o retraso de funciones vinculadas mente para la atención de pacientes mentales adultos, se compo-
con la maduración del sistema nervioso central y curso estable, ne de tres ejes: eje I (diagnósticos clínicos); eje II (incapacidades),
sin que se observen recaídas o mejorías como suelen ser habitua- y eje III (factores contextuales). El número de ejes constituye una
les en otros trastornos mentales. Las funciones afectadas con ma- condensación de los cuatro o cinco ejes que suelen incluirse en las
yor frecuencia incluyen el lenguaje, aptitudes visuoespaciales y propuestas multiaxiales de la literatura médica internacional. La
coordinación motora. Una de las subclases aquí incluida abarca mayor simplicidad también permite realizar generalizaciones que
trastornos específicos del desarrollo, clasificados en función de exceden la práctica psiquiátrica. La información sobre patología
las aptitudes comprometidas: discurso y habla, capacidad escolar clínica, incapacidades y factores contextuales es importante para
y función motora. Las otras subclases corresponden a alteracio- todos los campo de la asistencia clínica.
nes persistentes del desarrollo, muchas de las cuales se caracteri-
zan por desviación más que por retraso, pero siempre con cierto Eje I: diagnósticos clínicos. Este eje se compone de trastor-
grado de retardo. Los trastornos más sobresalientes son el autis- nos mentales y no mentales reflejando una similitud fundamental
mo de la niñez, el síndrome de Rett y otros trastornos desinte- en todas las enfermedades. Todos los problemas significativos
gradores. identificables en un sujeto deben enumerarse y codificarse de
acuerdo con los capítulos I a XX (que describen enfermedades)
Trastornos del comportamiento y de las emociones de co- de la clasificación central de la CIE-10.
mienzo habitual en la infancia y adolescencia (F9). Esta cla-
se complementa las dos anteriores en lo referente a las alteracio- Eje II: incapacidades. Este eje valora las consecuencias de la
nes que comienzan en la niñez. En primer lugar se incluyen los enfermedad en términos de deterioro de los roles sociales básicos.
trastornos hipercinéticos caracterizados por inicio precoz, hipe- Recoge cuatro dimensiones o áreas: a) cuidado personal; b) acti-
ractividad y conductas inadaptadas asociadas con una acentuada vidades ocupacionales (trabajo remunerado, escolaridad o acti-
falta de atención y persistencia en la ejecución de tareas, que per- vidades domésticas); c) actividades familiares (que valoran la re-
sisten en distintas situaciones y momentos. Se caracteriza por gularidad y calidad de las interacciones con familiares y miembros
conductas insociables, agresivas o desafiantes, de carácter repeti- de la casa), y d) comportamiento social más amplio (interacción
tivo o permanente. También incluye los problemas emocionales, con otros individuos, la comunidad y actividades de ocio y tiem-
de actividades sociales, tics y otros problemas de comienzo en la po libre).
niñez o adolescencia.
ı Eje III: factores contextuales. Este eje intenta ilustrar pro-
ı blemas psicosociales en términos de varios dominios ecológicos.
presentación de la CIE-10 Incluye problemas relacionados con la familia o el grupo de apo-
ı yo primario, ambiente social en general, educación, empleo, vi-
La clasificación completa de los trastornos mentales de la vienda y circunstancias económicas, temas legales, antecedentes
CIE-10 se presenta a través de tres manuales que indican dife- médicos familiares, enfoque de la existencia y de vida.
rentes grados de detalle de definición para diversos objetivos y
usos:
Perspectivas futuras:
1. Un glosario abreviado, que contiene las características
principales de cada trastorno para los encargados de apli-
diagnóstico integral
car códigos estadísticos y bibliotecarios médicos, publica- ı
do en el volumen general de la CIE-10. ı
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2. Descripciones clínicas y pautas diagnósticas que contienen El estudio de la clasificación de los trastornos mentales reve-
caracterizaciones aceptadas con un nivel de especificidad la con claridad la trayectoria y la dirección que ha seguido el co-
intermedio, destinado a la asistencia habitual del pacien- nocimiento psicopatológico desde sus comienzos hasta la época
te y a la realización de estudios clínicos amplios. actual.
3. Criterios diagnósticos para investigación, caracterizados Son muchas las voces que desde posturas ecuánimes mantie-
por definiciones más precisas y rigurosas. nen que el avance de la nosología requerirá reflexión teórica y un

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aumento de la investigación sobre aspectos científicos básicos, clí-


nicos y éticos que en el futuro deberán tenerse en cuenta para el Platónica
Nosología
diagnóstico psicopatológico y el estado de salud (5, 17, 29, 47-63). Universal, clara,
estándar
De la revisión de los trabajos anteriores podemos extraer una ideal, abstracta
serie de líneas principales respecto a las perspectivas futuras de los
sistemas de clasificación, que podríamos concretar como sigue: Aristotélica
Modelo
Observacional, Diagnóstico
diagnóstico
• Clarificación del concepto de trastorno mental. naturalista, cabal, multiaxial
integral
• Reformulación de los conceptos de validez y utilidad diag- lógica
nósticas.
• Elaboración de las bases etiológicas de los trastornos men- Hipocrática
tales. Experiencial,
Formulación
• Investigación de las propuestas basadas en descripciones empática,
idiográfica
dimensionales, tales como las presentadas por Eysenck du- contextual,
rante cuatro décadas (62-66). biográfica
• Consideración de los aspectos positivos de la salud hacia
un diagnóstico integral del estado de salud.
• Consideración de las diferencias culturales y de género en /figura40-1/
los sistemas de clasificación. Raíces filosóficas y desarrollo de modelos
diagnósticos
Desde estas consideraciones, tal y como señala Sanjuán (17),
la investigación nosológica debe continuar y será a partir de los
avances conceptuales de la epidemiología, la neurociencia, la psi-
cología, la sociología, la antropología y otras disciplinas relacio- cos de los sistemas diagnósticos oficiales. Tal modelo diagnóstico
nadas, que la nosología futura podrá lograr avances significativos integral es aquel que aparece en el centro del International Gui-
en la delineación y utilidad de las entidades clínicas. delines for Diagnostic Assessment (IGDA) de la Asociación Mun-
Se ha propuesto también un sistema de niveles diagnósticos dial de Psiquiatría (68). De acuerdo a este modelo, el diagnóstico
múltiples como un intento de comprender y formular, de mane- psiquiátrico debe estar organizado en dos componentes que per-
ra cabal y comprensiva, lo que ocurre en la mente, el cuerpo y el mitirán incrementar la validez diagnóstica.
contexto de quien busca asistencia (5, 67-69). También puede ser La primera se refiere a una formulación estandarizada multia-
útil iluminar las bases del diagnóstico psicopatológico y de salud xial, que cubre con instrumentos categoriales o dimensionales
con la propuesta de la complementación entre lo apolíneo y lo apropiados tres ejes comunes en algunos sistemas diagnósticos
dionisíaco, que en 1872 Nietzsche aplicara a la música y al teatro. actuales (Eje I: trastornos clínicos, mentales y no mentales; Eje II:
Nietzsche identificaba la dimensión apolínea con lo armónico, se- discapacidades, y Eje III: factores contextuales) y un Eje IV nuevo
reno, disciplinado y equilibrado, y la dionisíaca con lo vital, exci- que incorpora la calidad de vida desde una perspectiva amplia en
tante y empático. cuanto al estado de salud y que asegura la participación del pa-
Una aproximación a los sistemas diagnósticos estimulada por ciente en esta fase de la formulación diagnóstica.
la dicotomía de Nietzsche puede abarcar heurísticamente tres tra- La segunda incluye una formulación idiográfica o personaliza-
diciones filosóficas: la primera, la platónica, es usualmente con- da, que se basa en la interacción de los clínicos, el paciente y la
siderada como universal, clara, ideal/racional y abstracta; la se- familia y se formula narrativamente para cubrir los problemas clí-
gunda, la aristotélica, como observacional, naturalista, cabal y nicos contextualizados, los aspectos positivos del paciente perti-
lógica, y la tercera, la hipocrática, como experiencial, empática, nentes al tratamiento, y las expectativas para la restauración y
contextual y biográfica. Desde este planteamiento, puede sugerir- promoción de la salud.
se que la tradición platónica se ubica dentro de la tradición apo- Un reto futuro en este proceso debe ser trazar la conexión en-
línea de Nietzsche y que la tradición hipocrática se aproxima a la tre los elementos clave de las perspectivas teóricas (biológica,
dimensión dionisíaca, mientras que la tradición aristotélica tiene psicodinámica, cognitivo-conductual, sociocultural) y los datos
algunas similitudes con ambas; la lógica metodológica se aproxi- principales para organizar la perspectiva del paciente y de la fami-
ma al concepto apolíneo y la preocupación naturalista al dionisía- lia (biografía, calidad de vida, etc.), el desarrollo de procedimien-
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co (la fig. 40-1 ilustra estas tradiciones filosóficas, así como los tos de evaluación eficientes, así como la incorporación de los as-
sistemas diagnósticos derivados de ellas y sus interrelaciones). pectos positivos de la salud. En esta propuesta se considera que
De ahí que se plantee la incorporación de una formulación la disposición personal del clínico ante el diagnóstico integral es
idiográfica como elemento innovador fundamental de un mo- básica y fundamental, aunque no suficiente, ya que, además,
delo integral que incluya una presentación no estandarizada de comporta la necesidad de una formación profesional, que incluya
modelos explicativos clínicos, más allá de los componentes bási- tanto experiencias didácticas como práctica profesional supervi-

| 646 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c40/ Clasificaciones actuales en psicopatología y salud mental
ı

sada. La adopción de un modelo diagnóstico integral favorecerá 21. Spitzer RL, Fleiss JL. A reanalysis of the reliability of psychiatric diagno-
una actitud ética y émica del clínico hacia la atención profesio- sis. Br J Psychiatry 1974; 125: 341-347.
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proporcionará una comprensión más profunda de la situación
23. Mezzich JE, Kraemer HC, Worthington DR, Coffman GA. Assessment of
del paciente, a la vez que permitirá diseñar estrategias terapéuticas
agreement among several rates formulating multiple diagnosis.
más adecuadas y favorecerá la comunicación efectiva entre clíni-
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co y paciente, la implicación activa de éste en el proceso de trata- 24. Nelson-Gray RO. DSM-IV: Empirical guidelines from psychometrics.
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/sD/ Clasificación en psiquiatría | 647 |


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| 648 | Tratado de Psiquiatría


/ E/
sección
Trastornos psiquiátricos

Trastornos orgánicos
Adicciones
Psicosis
Esquizofrenia
Otras psicosis
Trastornos afectivos
Trastornos neuróticos
Trastornos de la personalidad
Otros trastornos psiquiátricos del adulto
Trastornos de inicio en la infancia y adolescencia
Psicogeriatría

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la ingente investigación surgida en las dos últimas décadas sobre
este trastorno ha modificado y enriquecido los conociminos so-
bre un tema que consideramos nuclear en la psiquiatría. Otros
trastornos psicóticos como la paranoia, la parafrenia, los plan-
teamientos actuales sobre la esquizofrenia tardía, los trastornos
esquizoafectivos, el trastorno psicótico breve y las psicosis cicloi-

Trastornos des reciben aquí especial atención.


Los trastornos afectivos constituyen asimismo un bloque fun-
damental, desde todos los aspectos generales (epidemiología, cla-
psiquiátricos. sificación, factores de riesgo, biología, etc.) a la clínica, curso y
pronóstico, tanto de los trastornos bipolares como de las depre-

Introducción siones, así como su tratamiento. En este campo no sólo la investi-


gación biológica nos ha acercado más a la posible validación de
alguna entidad nosológica, sino también el auge de terapias far-
macológicas, como los eutimizantes, que puede cambiar radical-
C. Leal Cercós mente el curso y pronóstico de los trastornos.
Consideramos que antes de abordarlos específicamente había
que plantear los aspectos conceptuales y críticos de las neurosis,
por el significado que todavía hoy puede tener este término. Los
En esta parte, la más extensa del texto, todos los trastornos trastornos de ansiedad, fóbicos, obsesivo-compulsivos, somato-
psiquiátricos han sido ampliamente tratados, desmenuzados en morfos, disociativos, por estrés postraumático, neurastenia, des-
ocasiones, y redactados por los autores que mejor podían conocer personalización, etc., los trastornos adaptativos, del control de
cada aspecto. Las orientaciones a veces diferentes, los solapa- impulsos, las disfunciones sexuales y los trastornos de la conduc-
mientos o la atomización de algunos capítulos han servido para ta alimentaria y del sueño se unen a los trastornos de personalidad
incrementar los conocimientos y sólo son expresión de la com- para completar este apartado.
plejidad que encierran las enfermedades mentales. Mención especial hacemos de los temas que corresponden a
Los trastornos mentales orgánicos incluyen no sólo las demen- psiquiatría infantil y psicogeriatría, dos áreas cardinales en la psi-
cias y cuadros confusionales, sino también los trastornos afectivos, quiatría del siglo XXI.
esquizofreniformes, neuróticos y de personalidad secundarios a pa- Es evidente que muchos de los temas tratados en este gran
tología orgánica. Los capítulos sobre adicciones incluyen las adic- apartado de Trastornos psiquiátricos merecen una considera-
ciones a sustancias químicas, pero también las comportamentales. ción más amplia, prácticamente con textos monográficos más
Tras la introducción histórica de las psicosis, la esquizofrenia exhaustivos, en algunos de los cuales nosotros mismos junto a
es revisada en todos sus aspectos: epidemiológicos, genéticos, otros compañeros hemos participado activamente, pero todo
neurobiológicos, clínicos, evolutivos, pronósticos y terapéuticos; tratado tiene sus limitaciones.

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| 650 | Tratado de Psiquiatría


bre que el delirium es consecuencia fisiológica de una condición

/capítulo41/
médica general, intoxicación o abstinencia de una sustancia, uso
de medicación, exposición a una toxina o una combinación de
factores. Según su etiología se clasifican en: delirium debido a
enfermedad médica general; delirium inducido por sustancias;
delirium debido a múltiples etiologías, y delirium no especificado

Delirium por otras causas.

J. A. Gómez del Barrio Historia


J. L. Ayuso Mateos ı
ı
Clásicamente ya se describieron en textos médicos grecorro-
manos cambios en el nivel de conciencia con alteraciones con-
Definición ductuales asociadas a fiebres y a otras enfermedades médicas. A lo
largo de la historia se han utilizado términos como frenitis, fre-
ı
nesí, confusión o insania febril para describir el trastorno.
ı Fue Lipowski quien en la década de 1970 acuñó el término
El delirium corresponde a un síndrome cerebral orgánico que delirium definiéndolo con criterios estrictos y precisó la descrip-
carece de etiología específica y que supone una disfunción cog- ción psicopatológica de la «obnubilación de la conciencia».
noscitiva global acompañada por una fluctuación de la capaci- A pesar de la variedad de denominaciones empleadas en me-
dad del paciente para atender y percibir de forma precisa el medio dicina para referirse a esta frecuente situación clínica, es el térmi-
que le rodea. no delirium el que perdura por encima de los de estado confu-
El delirium es principalmente un trastorno de la conciencia, sional agudo, encefalopatía o síndrome orgánico cerebral. No
de la atención, de la cognición y de la percepción pero que tam- obstante, aún existen problemas metodológicos en su descripción
bién puede afectar al sueño, la actividad psicomotora y las emo- y falta de consenso en su caracterización (2).
ciones. Se caracteriza por un deterioro del campo de la conciencia
con déficit de la atención, alteraciones cognoscitivas y comienzo
rápido con evolución fluctuante de horas o días (tabla 41-1).
De acuerdo con el Manual Diagnóstico y Estadístico de los
Prevalencia y evolución
Trastornos Mentales, 4.a ed. (DSM-IV) (1), el delirium suele re- ı
presentar una disminución brusca y significativa de un nivel pre- ı
vio de funcionamiento y no puede explicarse mejor por una de- Se estima que aproximadamente un 10-15 % de los pacien-
mencia preexistente o evolutiva. Habitualmente en la historia tes hospitalizados en un Hospital General tienen un delirium, si
clínica, la exploración física o las pruebas de laboratorio se descu- bien en un amplio porcentaje de casos éste no es diagnosticado
(3). Las cifras son más altas si se considera la población formada
por sujetos mayores de 60 años y de aquellos ingresados en de-
terminados servicios hospitalarios: unidades de vigilancia intensi-
/tabla41-1/ va, unidades de quemados y pacientes coronarios. En ocasiones el
Criterios DSM-IV para el diagnóstico de delirium cuadro de delirium se superpone al de demencia, siendo más fre-
debido a enfermedad médica cuente en personas ancianas y con deterioro cognitivo previo
(4). Ocurre en el 25 % de los hospitalizados por cáncer (5), en el
A. Alteración de la conciencia (p. ej., disminución de la capacidad 30-40 % de los pacientes hospitalizados por síndrome de inmu-
de atención al entorno) con disminución de la capacidad para nodeficiencia adquirida (SIDA) (6) y en el 51 % de los pacientes
centrar, mantener o dirigir la atención postoperados (7), sobre todo en intervenciones de corazón, tras-
B. Cambio en las funciones cognoscitivas (como déficit de memo-
plantes o cirugía de cadera también presentan dicho diagnóstico.
ria, desorientación, alteración del lenguaje) o presencia de una al-
teración perceptiva que no se explica por la existencia de una Por definición, el curso de estos trastornos mentales es transi-
demencia previa o en desarrollo torio y fluctuante, con una recuperación del nivel de conciencia
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C. La alteración se presenta en un corto período de tiempo (habi- del sujeto en un período de tiempo menor a las 4 semanas (8, 9).
tualmente en horas o días) y tiende a fluctuar a lo largo del día Existen situaciones en las que se desarrollan cuadros subagudos,
D. Demostración a través de la historia, de la exploración física y de
los denominados síndromes de transición, con una duración más
las pruebas de laboratorio de que la alteración es un efecto fisio-
lógico directo de una enfermedad médica prolongada ante la persistencia de algunas de las anormalidades
fisiológicas que determinaron la aparición del cuadro clínico. La

/sE/ Trastornos psiquiátricos | Trastornos orgánicos | 651 |


|
J. A. Gómez del Barrio y J. L. Ayuso Mateos
|

mortalidad de los cuadros de delirium es alta, por lo que el diag- escribir) o incluso afasia franca. También se ven afectadas fun-
nóstico de este síndrome debe siempre alertar al médico de la pre- ciones ejecutivas prefrontales, observándose perseverancia, dis-
sencia de una enfermedad que puede suponer un riesgo vital im- traibilidad y rendimiento alterado en el Test del Trazo (Trail Ma-
portante. Aunque la mayoría de los pacientes que sobreviven re- king Test) (14).
cuperan el funcionamiento intelectual, en algunos casos quedan Dentro de las alteraciones perceptivas, las más comunes son
secuelas cognitivas sobre todo en pacientes mayores o con dete- las visuales, bien en forma de ilusiones como de alucinaciones
rioro cognitivo previo (10). aunque pueden ser también auditivas, olfativas, táctiles o gustati-
El delirium se relaciona a su vez con estancias hospitalarias vas. El paciente puede presentar asimismo interpretaciones erró-
más prolongadas, con un mayor número de complicaciones y neas y mostrar respuestas emocionales congruentes con el conte-
con una mortalidad elevada tanto durante el ingreso como en los nido de sus alucinaciones o delirios.
meses posteriores al alta. Varios estudios sugieren que hasta un Otras veces, incluso como síntoma inicial, pueden aparecer
25 % de los pacientes con delirium mueren en los 6 meses si- ansiedad, temor, irritabilidad, depresión, angustia, euforia, apatía
guientes al alta siendo su tasa de mortalidad a los 3 meses 14 veces y labilidad afectiva.
mayor que los pacientes depresivos (11-13). Es habitual que un cuadro que provoca alteraciones conduc-
tuales graves en el curso de la noche varíe en horas, por lo que el
médico puede encontrarse con un paciente tranquilo y aborda-
ble a la mañana siguiente.
Manifestaciones clínicas Dependiendo de la etiología pueden asociarse signos neuro-
ı lógicos como temblor, mioclono, asterixis y cambios en los refle-
ı jos o el tono muscular.
Lo más característico es un deterioro agudo generalizado de En función del predominio de uno u otro síntomas, es bas-
las funciones cognitivas que afecta a la orientación, la atención y tante habitual infradiagnosticar o confundir el cuadro con otros
la memoria, así como a tareas de organización y planificación. trastornos mentales como demencias, psicosis funcionales o de-
Además, con frecuencia se produce una inversión del ciclo sue- presión (v. tabla 41-2). En particular se pasan por alto los cuadros
ño/vigilia, una alteración del curso del pensamiento, del afecto, de de delirium en los que predomina la somnolencia y la hipoactivi-
la percepción y del nivel de actividad. dad (15).
La alteración de la conciencia se caracteriza por una dismi-
nución en la claridad de la conciencia del entorno con disminu-
ción de la capacidad de enfocar, mantener o desplazar la aten-
ción, y distraibilidad. También puede observarse afectación de la
Evaluación
memoria reciente, la construcción visual (fácilmente explorable ı
con el Test del Dibujo del Reloj [Clock Drawing Test, CDT]), ı
desorientación temporal y espacial, y alteración del lenguaje (dis- El diagnóstico de los cuadros de delirium debe basarse en la
artria). Puede observarse disnomia (alteración de la capacidad exploración clínica del paciente que debe completarse siempre
para nombrar objetos), disgrafía (alteración de la capacidad de que sea posible con la información aportada por familiares y

/tabla41-2/
Diagnóstico diferencial de delirium

Delirium Demencia Depresión Esquizofrenia

Inicio Agudo Insidioso Variable Variable


Curso Fluctuante Lentamente progresivo Variación diurna Variable
Conciencia y Obnubilado, desorientado Clara hasta estados finales Sin deterioro Sin deterioro o perplejidad
orientación ocasional
Atención y memoria Inatento, fallo memoria a corto Pérdida memoria corto plazo Atención escasa sin Atención escasa con
plazo sin problema de atención deterioro de memoria memoria normal
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Psicosis Frecuente Menos frecuente Ocasional y congruente Frecuentes


con estado ánimo
Electroencefalograma Anormal en el 80-90 % de los Anormal en el 80-90 % de los Normal Normal
casos casos
Enlentecimiento difuso Enlentecimiento difuso
generalizado en el 80 % generalizado en el 80 %

| 652 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c41/ Delirium
ı

acompañantes del enfermo y, en el caso de sujetos ingresados, Factores de riesgo y causas


con la información proporcionada por el médico que lo atiende
ı
y el personal de enfermería. La necesidad de completar la infor-
mación obtenida en la evaluación clínica es particularmente ne- ı
cesaria en los cuadros de delirium, ya que éstos tienen un curso Dentro de la etiología de los cuadros de delirium hay que dis-
fluctuante a lo largo del día y no es infrecuente que en la evalua- tinguir además de las anormalidades fisiológicas precipitantes de
ción se pase por alto una alteración en el nivel de conciencia y una disfunción cerebral aguda, aquellos factores predisponentes y
que, sin embargo, el personal de enfermería que tiene contacto que mantienen el cuadro clínico.
con el enfermo las 24 horas del día detecte alteraciones de apari- Las anormalidades fisiológicas recogen todos aquellos meca-
ción nocturna en la conducta del sujeto que sugieran el desarrollo nismos que pueden ser responsables de una disfunción neuro-
de oscilaciones en el nivel de conciencia. nal. Entre éstos destacan:
Se han desarrollado instrumentos de evaluación de distintas
funciones neuropsicológicas como el Miniexamen del Estado • Interferencia con sustratos metabólicos (anoxia, hipoglu-
Mental (Mini-Mental State Examination, MMSE), de fácil admi- cemia, isquemia).
nistración a la cabecera del enfermo, que pueden servir como in- • Interferencia con cofactores metabólicos (déficit tiamina,
dicador de una disfunción cognoscitiva global. También se han piridoxina, ácido nicotínico).
desarrollado otros sistemas de evaluación neuropsicológica que • Interferencia con la estabilidad de la membrana (hipopota-
valoran funciones más específicas como el Test del Trazo, el semia, hipercalcemia).
CDT, las pruebas de distinción derecha/izquierda y la realización • Interferencia con información ADN-ARN (infecciones ví-
de una prueba de escritura. Estas pruebas son muy sensibles para ricas).
la detección de apraxia visuoespacial y dificultades en el manteni- • Trastornos inflamatorios o inmunitarios (lupus, meningi-
miento de la concentración que, por regla general, se encuentran tis, encefalitis).
presentes en el delirium. Entre las pruebas de laboratorio quizá la • Traumatismos.
más sensible para la detección de anormalidades del funciona- • Estimulación neuronal excesiva (epilepsia, abstinencia a
miento cerebral es el electroencefalograma que muestra un en- benzodiazepinas y alcohol).
lentecimiento y desorganización del registro cerebral, hallazgos • Interferencia con comunicación neuronal (depleción de
que se correlacionan con la gravedad clínica pero que son escasa- neurotransmisores, bloqueo de los receptores).
mente específicos.
Aunque la historia psiquiátrica, médica y neurológica suelen Los factores predisponentes son aquellos factores que solos o
ser suficientes para establecer un diagnóstico adecuado, existen en combinación producen susceptibilidad al desarrollo de deli-
instrumentos diseñados para la valoración tanto a nivel clínico rium en determinados individuos que los presentan. La existencia
como de investigación de las características del delirium. de estos factores explica el desarrollo con mayor frecuencia de un
ı delirium en pacientes de edad avanzada o en aquellos que tienen
ı una enfermedad cerebral previa o un cuadro endocrino que pro-
instrumentos de cribado duce una disminución de la actividad de los neurotransmisores
ı (p. ej., hipotiroidismo). Entre ellos pueden mencionarse:
Útiles incluso para ser empleados por personal de enfermería
como el Clinical Assessment of Confusion-A (CAC-A) (16) y la • Pérdida neuronal.
Confusion Rating Scale (CRS) (17) o la NEECHAM Confusion • Disminución del metabolismo cerebral.
Scale (18). • Disminución de la actividad de los neurotransmisores.
ı • Mala condición física.
ı • Privación de sueño.
instrumentos de diagnóstico • Factores ambientales, como déficit de visión o audición,
ı hipotermia, inmovilidad, aislamiento social, privación
Siguen los criterios operativos de delirium de las clasificacio- sensorial o sobreestimulación, estrés, cambios de ambien-
nes internacionales (DSM-IV, Clasificación Internacional de En- te, etc.
fermedades, 10.a ed., CIE-10). Entre éstos se incluyen el Confusion
Assessment Method (CAM) (19) o la Delirium Scale (DScale) (20). En general los factores precipitantes interactúan con factores
ı predisponentes influyendo sobre el curso evolutivo del delirium
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ı (23). Es de vital importancia realizar una exploración detallada


escalas de clasificación de la gravedad para poder identificar la causa y tratar correctamente el cuadro.
ı Tanto los factores farmacológicos como los ambientales interac-
Como la Delirium Rating Scale (DRS) (21) o la Memorial De- túan sobre circunstancias como la edad, el deterioro cognitivo
lirium Assessment Scale (MDAS) (22). previo o la comorbilidad médica, de tal manera que determina-

/sE/ Trastornos psiquiátricos | Trastornos orgánicos | 653 |


|
J. A. Gómez del Barrio y J. L. Ayuso Mateos
|

dos sujetos con predisposición inicial pueden desarrollar delirium 1. Evitar entornos con demasiados estímulos o con ausencia
con facilidad y, por el contrario, a otros individuos les será más de ellos, ofrecer una estimulación moderada.
difícil desarrollarlo (24). El clínico puede utilizar esta circunstan- 2. Favorecer la reorientación, recordando la hora y la fecha.
cia para prevenir su aparición identificando los sujetos con mayor 3. Hacer el entorno más familiar incluyendo fotos u obje-
riesgo. Por ejemplo, evitando recurrir a fármacos con mayor acti- tos personales en su habitación.
vidad anticolinérgica en sujetos de edad avanzada o con la actua- 4. Favorecer recuperación de gafas o audífonos.
ción preventiva sobre otros factores como la reducción de los dé- 5. Utilizar luces tenues por la noche.
ficit sensoriales, los trastornos del sueño, la deshidratación y la 6. Dar apoyo emocional y reducir la ansiedad, tanto del pa-
inmovilidad, que sabemos influyen significativamente sobre el ciente como de la familia.
desarrollo o la evolución del delirium (25). ı
ı
intervenciones somáticas
ı
Tratamiento El tratamiento sintomático fundamental del delirium es sobre
ı todo farmacológico.
ı ı
El tratamiento del delirium se basa fundamentalmente en el ı
tratamiento de la alteración fisiológica responsable de la disfun- antipsicóticos
ción neuronal. Con mucha frecuencia también es necesario rea- ı
lizar un tratamiento sintomático del cuadro, basado en un con- Son sin duda los más empleados y de elección. Su eficacia está
junto de intervenciones ambientales y de apoyo, así como trata- basada en la amplia experiencia recogida en la práctica clínica
mientos farmacológicos específicos. habitual y en algunos estudios comparativos que muestran su
ı superioridad frente a las benzodiazepinas en el control de la agi-
ı tación y los síntomas psicóticos (26, 27). El fármaco más utilizado
manejo de paciente y de mayor seguridad es el haloperidol, de gran potencia y pocos
ı efectos secundarios anticolinérgicos.
En estas situaciones los pasos que se han de seguir son: Recientemente se han publicado estudios con los nuevos an-
tipsicóticos como la risperidona (28, 29), la olanzapina (30) y la
1. Identificar la etiología sobre la base de una buena historia quetiapina que demuestran también su utilidad y un menor nú-
clínica, una exploración física adecuada y la petición de mero de efectos secundarios.
pruebas de laboratorio o diagnósticas pertinentes. Los efectos secundarios asociados más graves ocurren a nivel
2. Corregir en la medida de lo posible las alteraciones fisio- neurológico y entre ellos destacan el extrapiramidalismo, la dis-
lógicas desencadenantes de la disfunción neuronal. cinesia tardía o el síndrome neuroléptico maligno, si bien su in-
Ejemplo de situaciones donde esto es posible son los cua- cidencia es baja (31), ocurriendo con mayor frecuencia en pa-
dros de delirium secundarios a hipoglucemia, hipoxia, cientes con demencia por virus de la inmunodeficiencia humana
hipertermia, déficit de tiamina o ingesta de fármacos con (VIH) y demencia por cuerpos de Lewy.
actividad anticolinérgica. La dosis inicial de tratamiento sugerida en diversos estudios
3. Controlar y garantizar la seguridad del paciente, que pue- oscila entre 1-2 mg de haloperidol cada 2-4 horas según precise
de verse comprometida por el riesgo de suicidio, la hete- (32), pudiendo necesitar dosis mayores los pacientes agitados. Se
roagresividad, las caídas, los extravíos y las autolesiones recomienda la vía intravenosa para minimizar los efectos secun-
inconscientes. darios y mejorar la rapidez y eficacia en cuadros en los que la agi-
4. Valorar y controlar el estado psiquiátrico periódicamente. tación grave puede suponer un riesgo vital. Éste es el caso de los
5. Educar al paciente y la familia sobre su enfermedad, tran- enfermos que desarrollan un cuadro de delirium en el postope-
quilizándoles respecto a su evolución y etiología. ratorio inmediato de un trasplante.
6. Ofrecer seguimiento y apoyo posterior para favorecer ı
una mejor asimilación de los recuerdos o actitudes du- ı
rante el delirium. benzodiazepinas
ı ı
ı De elección en el tratamiento del síndrome de abstinencia al
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intervenciones ambientales y de apoyo alcohol o benzodiazepinas. Asimismo resultan útiles en com-


ı binación con los antipsicóticos para minimizar los efectos se-
Con el objetivo de modificar los factores ambientales que cundarios de éstos o para aumentar el umbral convulsivo (33).
contribuyen a la confusión y la percepción errónea de la realidad En el caso de utilizar alguna se recomienda en primer lugar el
se recomiendan las siguientes pautas: lorazepam.

| 654 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c41/ Delirium
ı

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/sE/ Trastornos psiquiátricos | Trastornos orgánicos | 655 |


tomas aparecen en enfermedades cerebrales tan dispares como

/capítulo42/
tumores, enfermedad de Parkinson, epilepsia, leucodistrofia me-
tacromática, etc. Cummings (4) sugiere que es necesario que las
proyecciones límbicas dopaminérgicas estén afectadas para que
estos cuadros psicóticos se manifiesten y éste podría ser el meca-
nismo común a tan diversas patologías cerebrales.

Psicosis Los síntomas de estos cuadros psicóticos son similares a los que
presentan enfermos esquizofrénicos sin enfermedad cerebral,
aunque hay algunas diferencias importantes. La diferencia más
esquizofreniformes clara sería la edad de comienzo más avanzada de la psicosis.
Johnstone y cols. (5) encontraron en su estudio que los síntomas

secundarias típicos de la esquizofrenia eran igualmente frecuentes en enfer-


mos con y sin otras patologías cerebrales, con la excepción de las
alucinaciones visuales que eran más frecuentes en aquellos con
a patología cerebral patología cerebral. Otros investigadores (2) han sugerido que la
falta de afectividad, pasividad de sentimientos y emociones, tras-
tornos del pensamiento y catatonía también podrían ser más fre-
M. A. Ron cuentes en estos enfermos. En nuestro estudio con enfermos psi-
cóticos con otras patologías cerebrales (3), las ideas persecutorias
y la falta de conciencia de enfermedad eran los síntomas más fre-
cuentes con una frecuencia semejante a la descrita en enfermos
esquizofrénicos. Los síntomas afectivos eran también un poco
Introducción más frecuentes, pero en general las semejanzas en el cuadro clíni-
ı co eran mayores que las diferencias. El contenido de las ideas de-
ı lirantes, por otra parte, puede ser diferente. Cummings (4) obser-
La presencia de síntomas psicóticos semejantes a los de la es- vó que los delirios complejos con temas específicos tales como el
quizofrenia en enfermos con epilepsia del lóbulo temporal se des- síndrome de Capgras (sustitución de personas), delirio de celos
cribió a mediados del siglo XX (1). Durante las siguientes décadas, (síndrome de Otelo), erotomanía, delirio de parasitosis o delirio
otras observaciones establecieron claramente que estos cuadros de huéspedes (personas extrañas que viven en el domicilio) eran
psicóticos también aparecían en enfermos que presentaban otras más frecuentes en los enfermos con otras patologías cerebrales.
patologías cerebrales distintas y localizadas fuera de los lóbulos Otra diferencia importante sería la inestabilidad diagnóstica. En
temporales (2, 3). La importancia de estas observaciones, en es- nuestra serie de enfermos (3), más del 10 % de los que original-
pecial la relación entre la psicosis y la epilepsia del lóbulo tempo- mente presentaban síntomas esquizofrénicos recibieron el diag-
ral, ha sido considerable, ya que han servido de estímulo para tra- nóstico de psicosis afectiva después de 4 años de seguimiento.
tar de establecer las bases neuroanatómicas de la esquizofrenia. Esta inestabilidad diagnóstica ya había sido previamente consta-
Estos cuadros psicóticos están incluidos en el Manual Diag- tada en otros estudios (6) y es posible que sea una de las caracte-
nóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, 4.a ed. (DSM- rísticas principales de la esquizofrenia secundaria.
IV) dentro de la categoría de «enfermedades psicóticas debidas a El pronóstico de estos cuadros psicóticos no ha sido estudia-
enfermedades médicas» y requieren para su diagnóstico de una do de forma rigurosa, pero los datos a nuestra disposición permi-
clara conexión entre las dos. En muchos casos esta conexión sólo ten señalar que en muchos de estos enfermos los síntomas si-
puede establecerse de forma indirecta, dejando abierta la posibili- guen un curso crónico. En nuestro estudio (3), el 75 % de los en-
dad de que la relación entre éstas sea fortuita (2) y que se trate de fermos seguía presentando síntomas 4 años más tarde. Los facto-
enfermedades comunes que pueden coexistir en el mismo enfer- res determinantes del pronóstico serían similares a los de la es-
mo. Cuando el cuadro psicótico aparece en enfermos con patolo- quizofrenia. La carga genética (psicosis en un pariente de primer
gías tales como la epilepsia del lóbulo temporal y a una edad más grado), el comienzo de la psicosis a una edad temprana y una es-
avanzada de la que es común en la esquizofrenia, la conexión en- casa integración social y laboral también predecirían un curso
tre las dos patologías es más evidente. crónico en estos enfermos.
La localización de la patología cerebral que con más frecuen- El tratamiento sigue las mismas pautas que el de la esquizofre-
cia se relaciona con estos cuadros psicóticos también ha sido muy nia primaria, aunque el uso de medicación antipsicótica está con-
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discutida. Los primeros estudios (2) sugirieron que podría existir dicionado en muchos casos por las características individuales
una relación específica con la patología temporal, pero otros es- del enfermo y de la enfermedad neurológica. A estas pautas genera-
tudios (3) han demostrado que las lesiones difusas o en otras par- les hay que añadir la precaución en el uso de otros medicamentos
tes del cerebro pueden acompañarse de síntomas similares. Lo (p. ej., fármacos antiparkinsonianos) que pueden empeorar estos
mismo es válido para el tipo de patología cerebral, ya que estos sín- cuadros psicóticos.

| 656 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c42/ Psicosis esquizofreniformes secundarias a patología cerebral
ı

En este capítulo se mencionarán con más detalle las enfer- Las psicosis episódicas más comunes son las postictales (8) que
medades que más comúnmente producen estos cuadros psicóti- se producen después de las crisis complejas parciales, tras un inter-
cos (tabla 42-1) o que por diversas razones son de mayor interés valo de lucidez de 12 a 72 h. Estas psicosis pueden durar hasta
clínico o teórico. Se dedicará mayor atención a aquellas enferme- 1 semana y manifiestan síntomas afectivos, esquizofreniformes y
dades con patología cerebral primaria. confusionales. Los síntomas premonitorios incluyen ansiedad e in-
somnio. El electroencefalograma (EEG) suele poner de manifiesto
un incremento de descargas epilépticas. Estos cuadros que remi-
ten espontáneamente son a menudo recurrentes. El cese abrupto
Psicosis relacionadas de la medicación antiepiléptica predispone a estos cuadros.
con la epilepsia Otros tipos de psicosis son mucho menos frecuentes. Cabe
ı mencionar el cuadro de normalización forzada descrito por Lan-
dolt. En estos enfermos, el cese de las crisis epilépticas, por lo co-
ı
mún debido a cambios de medicación, se acompaña por la nor-
Dos tipos principales de cuadros psicóticos se relacionan con la
malización del EEG y la aparición de síntomas de psicosis. La
epilepsia. Las psicosis crónicas interictales, con sintomatología más
normalización forzada ocurre más a menudo en enfermos con
semejante a la esquizofrenia, y las psicosis episódicas que ocurren
epilepsia parcial y también se relaciona con el consumo de deter-
después de crisis epilépticas y que son en realidad estados confusio-
minados fármacos antiepilépticos como la vigabatrina y la zoni-
nales. Las psicosis crónicas interictales han sido consideradas por
samida.
muchos modelos neurológicos de la esquizofrenia y su relación con
En algunos enfermos los cuadros psicóticos pueden aparecer
la patología del lóbulo temporal ha despertado especial interés.
por primera vez después de realizar una lobectomía temporal
Las psicosis crónicas interictales presentan una sintomatología
para tratar la epilepsia. Queda por determinar si la lobectomía
similar a la de la esquizofrenia, siguen el mismo curso, responden
constituye un riesgo más para la psicosis, o si se trata de enfer-
a la medicación antipsicótica y una vez establecidas llevan un cur-
mos que desarrollarían estos síntomas a largo plazo sin haber sido
so independiente del de las crisis epilépticas. La prevalencia de es-
operados. También es posible que el mecanismo sea similar al de
tas psicosis en los enfermos epilépticos oscila entre el 3 y el 7 % (la
la normalización forzada, cuando los ataques epilépticos cesan a
prevalencia de la esquizofrenia es del 1 % en la población gene-
consecuencia del tratamiento quirúrgico. El 85 % de estas psico-
ral), lo cual sugiere que entre las dos existe una relación causal.
sis se han observado después de lobectomías derechas. Estas psi-
Estos enfermos suelen presentar trastornos cognitivos idénticos
cosis pueden ser de corta duración y remitir espontáneamente o
a los de la esquizofrenia (7). La atención, la memoria episódica y
seguir un curso crónico.
las funciones ejecutivas están con frecuencia afectadas.
La etiología de las psicosis epilépticas es incierta. La epilepsia y
la psicosis podrían ser el resultado de una patología común o, por
el contrario, es posible que la epilepsia sea la causa de la psicosis.
De estas dos posibilidades, la primera parece más probable. A su
/tabla42-1/ favor está el hecho de que la psicosis ocurre con más frecuencia en
Patologías cerebrales relacionadas con las psicosis enfermos con lesiones tales como esclerosis mesial y la falta de re-
esquizofreniformes lación entre la frecuencia y gravedad de los ataques epilépticos y la
psicosis. La patología cerebral en regiones extratemporales tam-
Epilepsia bién aumenta el riesgo de psicosis. Otros han propuesto que las
Traumatismo cerebral descargas epilépticas repetidas pueden facilitar la trasmisión de
Demencias impulsos nerviosos en algunos circuitos cerebrales, en particular
Enfermedad de Alzheimer en los circuitos temporolímbicos (fenómeno conocido como kin-
Demencia con cuerpos de Lewy
Enfermedades que afectan al sistema extrapiramidal
dling), causando trastornos psicóticos interictales (9).
Enfermedad de Parkinson La medicación antiepiléptica podría desempeñar algún papel
Enfermedad de Huntington y otras enfermedades del sistema en casi la mitad de estos cuadros psicóticos. La introducción de
lenticulostriado un nuevo medicamento o el cese abrupto de la medicación están
Enfermedad de Wilson a menudo implicados. En estos casos las psicosis suelen ser episó-
Enfermedades desmielinizantes
Esclerosis múltiple
dicas con delirios paranoides y alucinaciones visuales o somáticas
Leucodistrofia metacromática (10). Parece que algunos fármacos antiepilépticos (vigabatrina,
Otras patologías felbamato, lamotrigina, tiagabina y topiramato) serían más pro-
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Tumores cerebrales pensos a desencadenar síntomas psicóticos.


Enfermedades autoinmunológicas: vasculitis El tratamiento de las psicosis interictales se ha considerado
Enfermedades infecciosas: encefalitis, meningitis, virus de la
inmunodeficiencia humana (VIH), sífilis
durante mucho tiempo una contraindicación de la cirugía del ló-
Enfermedades metabólicas: porfiria bulo temporal, pero este criterio se ha revisado recientemente
(11) y parece que algunos enfermos con psicosis esquizofrenifor-

/sE/ Trastornos psiquiátricos | Trastornos orgánicos | 657 |


|
M. A. Ron
|

mes se beneficiarían considerablemente (12). Las psicosis postic- matismo cerebral, suelen hacerlo como parte de un estado confu-
tales, por otra parte, son una indicación para la cirugía del lóbulo sional de breve duración que raramente cumpliría los criterios
temporal, ya que mejoran con el control de la epilepsia. En la ma- para el diagnóstico de psicosis esquizofreniforme. Como en otras
yoría de los enfermos con psicosis interictales es necesario pres- psicosis relacionadas con la enfermedad cerebral, los síntomas
cribir medicamentos antipsicóticos, siendo preferible los antipsi- son semejantes a los de la esquizofrenia (15). La presentación sue-
cóticos atípicos, con menos efectos secundarios. La prescripción le ser paulatina con pródromos poco específicos tales como el fra-
de estos fármacos debe ser muy cuidadosa y a las dosis más bajas caso escolar o laboral y el aislamiento social. Los síntomas nega-
posibles para evitar el riesgo de crisis epilépticas. tivos son poco frecuentes y aparecen aproximadamente en un
10 % de los enfermos, mientras que los síntomas afectivos, como
la agitación y la agresividad son mucho más comunes (40 %). El
deterioro cognitivo difuso es también parte del cuadro clínico en
Traumatismo cerebral muchos de estos pacientes. En el estudio de Sachdev y cols. (15),
el deterioro del cociente intelectual, de la memoria verbal y no
y psicosis esquizofreniforme verbal, lenguaje y funciones ejecutivas eran los trastornos cogniti-
ı vos más frecuentes.
ı No se ha estudiado sistemáticamente la respuesta al trata-
El traumatismo cerebral es una de las patologías que más co- miento, aunque los estudios más recientes sugieren una respuesta
múnmente se relaciona con las psicosis esquizofreniformes, aun- favorable a los neurolépticos. El curso de estos cuadros psicóti-
que las tasas de prevalencia difieren en los estudios publicados. cos tiende a ser crónico, aunque hasta la fecha no se han hecho es-
Lishman (13), en el clásico estudio de traumatismos craneales tudios sistemáticos de seguimiento.
abiertos encontró menos de un 1 % de enfermos con psicosis es-
quizofrénicas, mientras que Davidson y Bagley (2) dan una cifra
de riesgo tres veces más alta que la de la población general, basán-
dose en varios estudios previamente publicados que incorporan Síntomas psicóticos
traumatismos cerebrales de diversos tipos y gravedad. Otros estu-
dios (14) también han señalado que en enfermos esquizofrénicos
en la enfermedad de Alzheimer
el traumatismo cerebral en la infancia sería más frecuente que en ı
la población general. ı
Las opiniones difieren en cuanto a las características del trau- La enfermedad de Alzheimer es la más común de las demen-
matismo cerebral que con mayor frecuencia se relaciona con cua- cias. En general se presenta después de los 40 años de una mane-
dros esquizofreniformes, aunque parece que los traumatismos ce- ra insidiosa. El curso es progresivo y su duración media de entre 2
rrados son más frecuentes. Un estudio reciente (15) ha compara- y 8 años El diagnóstico se hace cuando el enfermo presenta dete-
do enfermos con y sin psicosis que sostuvieron una pérdida de rioro progresivo en dos o más dominios cognitivos, cuando esto
conciencia de más de 5 min y una amnesia postraumática de más ocurre sin obnubilación y cuando no hay otra explicación sisté-
de 1 h. Ambos grupos habían sufrido daño cerebral difuso, pero mica o neurológica para los síntomas. El diagnóstico se confirma
el lóbulo temporal izquierdo había sido más afectado en aquellos por la presencia de atrofia cerebral progresiva, líquido cefalorra-
que desarrollaron síntomas psicóticos (16). Otros investigadores quídeo normal y un EEG también normal o sin alteraciones espe-
(17, 18) han descrito síntomas semejantes en enfermos con trau- cíficas. Una historia familiar positiva también contribuye al diag-
matismo cerebral mucho más leve, de modo que éste podría ha- nóstico. La neuropatología de la enfermedad se caracteriza por la
ber actuado únicamente como factor precipitante y no causal de atrofia cerebral difusa, pero más marcada en las regiones fronto-
la psicosis. La importancia del traumatismo cerebral leve pero temporales. Al microscopio se advierte pérdida neuronal acom-
repetido ha sido mencionada por Fuji y Ahmed (18). Estos estu- pañada de gliosis. Las placas seniles y los ovillos neurofibrilares
dios también señalan que la presencia de psicosis en parientes son característicos de la enfermedad, al igual que la deposición de
próximos es un factor de vulnerabilidad en estos enfermos, lo sustancia amiloidea.
cual sugiere que el traumatismo cerebral desencadena, más que Los síntomas psiquiátricos son frecuentes y han sido descritos
causa, la psicosis en enfermos vulnerables, bien por una carga ge- con detalle por Burns y cols. (19). En el 17 % de los casos apare-
nética o por otros factores del entorno, tales como traumatismos cieron alucinaciones, más a menudo visuales. Una proporción se-
cerebrales previos. Estos estudios también coinciden en que la mejante presentó delirios paranoides (a menudo delirios de robo
epilepsia no sería más frecuente en el subgrupo de enfermos que o de huéspedes). En dos tercios de estos enfermos se observaron
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

desarrolla síntomas psicóticos. síntomas de depresión, aunque sólo una minoría cumplía los
La psicosis suele presentarse después de un intervalo que pue- criterios diagnósticos de depresión mayor. Un aspecto importan-
de variar desde semanas a muchos años, pero que más común- te de los síntomas psicóticos y afectivos es que aparecen relativa-
mente suele ser de 4 a 5 años (15, 18). En los enfermos en quie- mente pronto en el curso de la enfermedad y tienden a desapare-
nes estos síntomas aparecen inmediatamente después del trau- cer a medida que los trastornos cognitivos se hacen más eviden-

| 658 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c42/ Psicosis esquizofreniformes secundarias a patología cerebral
ı

tes. Los trastornos de la conducta, por el contrario, son más fre- pital, insular y del cíngulo. Estas inclusiones también están presen-
cuentes según progresa la enfermedad. Apatía, inquietud motora, tes en núcleos subcorticales y del tronco cerebral. La pérdida neu-
incontinencia, agresividad, desinhibición sexual y del apetito son ronal es mayor que la observada en la enfermedad de Alzheimer.
síntomas comunes. El déficit en la transmisión colinérgica presináptica en el diencé-
El tratamiento de los síntomas psiquiátricos es a menudo di- falo y tronco cerebral es característico de la enfermedad, y parece
fícil. Cuando las alucinaciones y los delirios paranoides son gra- que predispone a los síntomas psicóticos. Los trastornos dopami-
ves, suele ser habitual la prescripción de neurolépticos. A menu- nérgicos, aunque presentes, son menos marcados que en la enfer-
do se ha recurrido al haloperidol para controlar síntomas psi- medad de Parkinson.
cóticos y trastornos poco específicos de la conducta. La eficacia Los síntomas psiquiátricos son más frecuentes al comienzo de
de este fármaco para reducir estos síntomas ha sido eclipsada la enfermedad que en la demencia de Alzheimer. Los más comu-
por los frecuentes problemas que acompañan su consumo. nes son las alucinaciones visuales hasta en un 80 % de los enfer-
McShane y cols. (20) han observado un deterioro cognitivo ace- mos. Estas alucinaciones suelen ser complejas, detalladas y en
lerado en enfermos tratados con haloperidol que podría deber- color. A menudo son alucinaciones de niños o animales y se
se a los efectos anticolinérgicos de este fármaco o, posiblemen- acompañan de otros trastornos de percepción visual. Las alucina-
te, al hecho de que éste pudiera causar un aumento del número ciones auditivas (20 %) y las ideas paranoides (30 %) son menos
de ovillos neurofibrilares. Los neurolépticos atípicos son prefe- frecuentes. Otros síntomas comunes en estos enfermos son la
ribles en estos enfermos, aunque no hay estudios sistemáticos. depresión, ansiedad, irritabilidad, apatía y confusión nocturna.
La carbamazepina también tiene un lugar en el tratamiento de Estos síntomas psiquiátricos se presentan acompañados de dete-
estos enfermos, sobre todo para controlar los frecuentes trastor- rioro cognitivo que afecta a las funciones ejecutivas, memoria y
nos de conducta que acompañan a los síntomas psicóticos. El funciones visuoespaciales. Las fluctuaciones cognitivas son carac-
75 % de los enfermos estudiados por Tariot y cols. (21) mejo- terísticas de la enfermedad y pueden durar desde minutos a días.
raron con esta medicación. La introducción de este fármaco El tratamiento presenta dificultades (25). En primer lugar de-
debe ser lenta y tarda varias semanas en producir resultados. Re- ben excluirse factores tales como infección, que puedan haber
cientemente, otros estudios han descrito los efectos favorables causado estados confusionales y contribuido a la presencia de es-
de los inhibidores de la colinesterasa. El donepezilo, un inhibi- tos síntomas. También es importante revisar la medicación anti-
dor reversible, mejora el estado cognitivo en las etapas iniciales parkinsoniana y en especial evitar los agonistas dopaminérgicos.
e intermedias de la enfermedad y, comparado con el placebo, Cuando estas medidas no son suficientes, las frecuentes reaccio-
también controla síntomas psicóticos y de conducta (22). Es nes adversas a los neurolépticos dificultan su uso. Los neurolépti-
probable que otros inhibidores de la colinesterasa tengan ac- cos atípicos, tales como la olanzapina o la quetiapina, son preferi-
ciones semejantes (23) y que su uso se haga más frecuente ya bles en estos casos. Más recientemente parece que los fármacos
que son en general bien tolerados. que potencian la transmisión colinérgica tales como la rivastigmi-
na (un inhibidor de la colinesterasa) son prometedores. McKeith
y cols. (26) observaron en su estudio controlado con placebo
Psicosis en la demencia que las alucinaciones mejoraban, al igual que otros trastornos
de conducta como la apatía, la ansiedad y las ideas paranoides,
con cuerpos de Lewy con dosis diarias de hasta 20 mg. El clonazepam a dosis bajas
ı (0,5-1 mg) también puede ser útil para controlar los trastornos
ı del sueño de movimientos oculares rápidos (REM).
La demencia con cuerpos de Lewy es la demencia más común
después de la de Alzheimer y representa del 7 al 20 % de las de-
mencias, dependiendo de la definición que se use (24). Para su Psicosis en la enfermedad
diagnóstico probable se requieren dos de los siguientes síntomas:
deterioro cognitivo con fluctuaciones, alucinaciones visuales y
de Parkinson
parkinsonismo. Para un diagnóstico de posible demencia con ı
cuerpos de Lewy sólo es necesario uno de estos criterios. Otros ı
síntomas tales como la hipersensibilidad a los neurolépticos, las Los trastornos psiquiátricos son frecuentes en la enfermedad
caídas repetidas, el síncope y los estados delirantes también sugie- de Parkinson. La depresión, la ansiedad y los cambios de perso-
ren el diagnóstico. nalidad debidos al deterioro cognitivo son los más comunes. Es-
Esta enfermedad suele presentarse con mayor frecuencia en tas manifestaciones psiquiátricas han sido recientemente revisa-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

los hombres y es más común después de los 70 años. Su dura- das por Starkstein y Merello (27).
ción media es de menos de 4 años. La neuropatología se carac- Alrededor del 50 % de los enfermos experimentan síntomas
teriza por la presencia de inclusiones de Lewy, positivas para la psicóticos en algún momento de su enfermedad y la prevalencia
α-sinucleína y la ubiquitina en las neuronas pequeñas y medianas (28, 29) de estos síntomas se considera del 10-40 %. Los síntomas
de las capas profundas de la corteza frontal, temporal, parietoocci- psicóticos son poco frecuentes en enfermos jóvenes con síntomas

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M. A. Ron
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motores leves, y aumentan con la edad y el avance de la enferme- y pudieron mantener las mismas dosis de fármacos dopaminérgi-
dad. Estos síntomas se han descrito en asociación con todos los cos. En estos estudios las dosis de clozapina no excedieron los
fármacos dopaminérgicos. 100 mg/día. Hay pocos datos sobre el tratamiento a largo plazo,
Los síntomas más frecuentes son las ideas paranoides y las alu- pero conviene no interrumpir este fármaco durante un tiempo des-
cinaciones visuales. Las ideas paranoides más comunes son los de- pués que los síntomas psicóticos hayan sido controlados. La agra-
lirios de persecución, el síndrome de Otelo o delirio de celos, y el nulocitosis es el efecto secundario más grave, por lo que son nece-
delirio de huéspedes o creencia que personas extrañas habitan en el sarios recuentos sanguíneos semanales. La risperidona, la olanzapi-
domicilio del enfermo. Las alucinaciones visuales son también fre- na y la quetiapina son otros neurolépticos atípicos que han sido
cuentes (25 % en el estudio de Graham y cols. [28]). A menudo se efectivos para controlar estos síntomas, pero su mayor capacidad
trata de personas desconocidas que aparecen cuando el enfermo de agravar los síntomas parkinsonianos comparados con la cloza-
está somnoliento o en la oscuridad. Estas imágenes complejas tam- pina les resta utilidad. En algunos enfermos psicóticos se ha recu-
bién pueden aparecer momentáneamente en la periferia del campo rrido a la terapia electroconvulsiva, pero hasta la fecha no existen
visual. Las pesadillas intensas y la reducción del sueño REM son ca- estudios controlados. Los datos disponibles sugieren que este trata-
racterísticas y ocurren en más de un 80 % de los enfermos con psi- miento es efectivo a corto plazo, pero que la mayoría de los enfer-
cosis. Sánchez-Ramos y cols. (30) han reseñado que la duración mos también requieren neurolépticos (33).
de la enfermedad, la presencia de depresión y de trastornos cogni- Recientemente se ha recurrido a la rivastigmina, un inhibidor
tivos y del sueño se relacionan con síntomas psicóticos. de la acetilcolinesterasa, en enfermos con alucinaciones persisten-
Los mecanismos implicados en estos síntomas son múltiples. tes y los resultados han sido prometedores (34). Dosis de 3-12 mg
La explicación más comúnmente aceptada es que son provocados diarios fueron efectivas para controlar estos síntomas y mejorar
por la medicación dopaminérgica, ya que se observan mejorías al los trastornos del sueño sin empeorar los síntomas motores.
reducirla. Pero esta explicación no es suficiente ni necesaria en to-
dos los casos, ya que no hay una relación clara entre la dosis de
medicación, los niveles de dopamina en plasma y la presencia de Psicosis en la enfermedad
estos síntomas. Otros mecanismos también son importantes. En
los enfermos jóvenes, la sensibilidad causada por la desnervación
de Huntington
en el sistema dopaminérgico mesolímbico y mesocortical sería ı
importante, mientras que en los de edad más avanzada, la demen- ı
cia con cuerpos de Lewy y la hiperactividad del sistema serotoni- La enfermedad de Huntington es una enfermedad autosómi-
nérgico podrían ser más importantes, tal como parece indicar el ca dominante que se debe a la expansión de la repetición del tri-
hecho de que estas psicosis sean más frecuentes con los agonistas nucleótido CAG en el gen IT15. Esta repetición resulta en la pre-
dopaminérgicos, tales como bromocriptina, lisurida, pergolida, sencia de una poliglutamina anormal. La mayor longitud de esta
cabergolina, ropinarol y pramipexol, todos ellos con efectos sero- repetición resulta en una edad más temprana de comienzo y en
toninérgicos. En enfermos ancianos las patologías cerebrovascular una mayor gravedad de la enfermedad con un curso más corto.
o de Alzheimer concomitantes también son importantes. Los tras- La neuropatología de la enfermedad se caracteriza por la pérdida
tornos de las funciones ejecutivas y la pérdida de discriminación de neuronas gabaminérgicas en el núcleo caudado y en el globo
visual que llevan a la interpretación errónea de estímulos visuales y pálido. La corteza cerebral, en especial la frontal, también está
de otro tipo también contribuyen a causar estos síntomas (29). afectada. La atrofia del núcleo caudado se detecta con la tomo-
La modificación del tratamiento dopaminérgico es a menudo grafía computarizada (TC) o con la resonancia magnética (RM) y
difícil sin reducir la movilidad del enfermo a niveles inacepta- es típica de la enfermedad.
bles, pero conviene intentarla para evitar en lo posible el consumo La enfermedad suele presentarse entre los 35 y los 50 años y
de fármacos antipsicóticos. En primer lugar deben reducirse pau- dura de 15 a 20 años, siendo su prevalencia de 5-10/100.000. Los
latinamente las dosis de L-deprenilo, anticolinérgicos y agonistas síntomas típicos son los movimientos anormales, generalmente
dopaminérgicos y a continuación la de L-dopa. En la practica, el de tipo coreico, y la demencia progresiva. Una tercera parte de los
uso de neurolépticos es necesario en la mayoría de los enfermos, enfermos presentan síntomas psiquiátricos desde el comienzo de
excepto en aquellos con síntomas leves o intermitentes. Los la enfermedad y una cuarta parte desarrollan síntomas psicóticos
neurolépticos atípicos están indicados en estos casos y en parti- en algún momento. Los cuadros psicóticos suelen aparecer cuan-
cular la clozapina por su baja incidencia de síntomas extrapira- do el deterioro cognitivo ya es evidente y las ideas paranoides son
midales. frecuentes en estos enfermos. En aquellos pacientes con un co-
La clozapina es una dibenzodiazepina con alta afinidad para los mienzo precoz de la enfermedad, las alucinaciones visuales serían
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

receptores D1, D3 y D4 y baja para el D2, lo cual explica la baja inci- más comunes. Otros síntomas psiquiátricos, también descritos en
dencia de síntomas extrapiramidales. En dos estudios controlados estos enfermos, son los cambios de personalidad con apatía, agre-
con placebo (31, 32) la clozapina fue superior al placebo en el con- sión y distimia. Queda por determinar si la presencia de estos sín-
trol de síntomas psicóticos, sin empeorar la rigidez o el temblor. tomas psiquiátricos también se relaciona con la longitud de la re-
Los enfermos también experimentaron ligeras mejorías cognitivas petición del trinucleótido CAG.

| 660 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c42/ Psicosis esquizofreniformes secundarias a patología cerebral
ı

La demencia observada en estos enfermos se caracteriza por la fase secundaria progresiva en la que paulatinamente aumentan
lentitud cognitiva, falta de flexibilidad y concentración, deterioro los déficit neurológicos. En casos menos frecuentes el curso es
de funciones ejecutivas y de la memoria. progresivo desde su comienzo.
El tratamiento sigue las pautas ya indicadas, recurriendo a los La depresión es el síntoma psiquiátrico más frecuente en la
neurolépticos atípicos cuando sea necesario. esclerosis múltiple (37) y un 50 % de los enfermos la experimen-
tan en algún momento de la enfermedad. También se han descri-
to psicosis esquizofreniformes, pero con mucha menos frecuen-
Psicosis en la enfermedad cia y está por decidir si se presentan con más frecuencia que en la
población general. En los enfermos descritos por Feinstein y cols.
de Wilson (38), los síntomas psicóticos aparecieron cuando la enfermedad
ı neurológica ya llevaba varios años en curso y a una edad más
ı avanzada que la de comienzo de la esquizofrenia. En estos enfer-
La enfermedad de Wilson es una enfermedad hereditaria del mos las lesiones cerebrales, detectadas mediante RM, eran más
metabolismo del cobre que lleva a la acumulación de éste en el hí- numerosas en los lóbulos temporales que en enfermos no psicóti-
gado, cerebro y otros órganos. Se debe a una mutación del gen cos con un grado de incapacidad neurológica semejante. Ello su-
ATP7B del cromosoma 13 que produce una proteína anormal de giere que la psicosis esquizofreniforme está relacionada con la pa-
transporte del cobre. Se han reconocido diferentes mutaciones tología cerebral. Los síntomas más frecuentes eran las ideas para-
de este gen que resultan en cuadros clínicos diferentes. La prevalen- noides con un afecto bien conservado. En la mayoría de los casos,
cia de la enfermedad es de 12-13 casos por millón de individuos y los síntomas esquizofreniformes respondieron al tratamiento con
se presenta entre los 5 y los 35 años. En el putamen, los depósitos de medicación antipsicótica.
cobre producen una apariencia característica del cerebro en la RM, Dentro de las enfermedades desmielinizantes la leucodistrofia
con aumento localizado de la señal T2. También puede observarse metacromática tiene especial interés por su estrecha relación con
atrofia cortical. Las concentraciones altas de cobre en orina y la re- las psicosis esquizofreniformes. La leucodistrofia metacromática
ducción de los niveles de ceruloplasmina en sangre son típicos de es una enfermedad hereditaria que puede presentarse desde la
la enfermedad, aunque no se detectan en todos los enfermos. infancia a la edad adulta y que produce desmielinización del siste-
Los síntomas característicos son neurológicos, cognitivos y psi- ma nervioso central y periférico. Una deficiencia en la enzima
quiátricos. Las manifestaciones neurológicas más frecuentes son arilsulfatasa da como resultado la acumulación de sulfátidos en
los movimientos involuntarios que pueden adoptar diversas for- el cerebro y nervios periféricos. Las lesiones suelen situarse en la
mas, entre ellas distonías y corea. La disartria también es frecuen- sustancia blanca subfrontal causando una desconexión cortico-
te y un 6 % de los enfermos tienen ataques epilépticos. Las mani- subcortical, especialmente en los lóbulos frontales. La enferme-
festaciones cognitivas reflejan una pérdida de función en el sistema dad puede presentarse con demencia progresiva o menos a me-
lenticulostriado que recibe proyecciones de la amígdala, el cíngulo nudo con trastornos motores piramidales y extrapiramidales.
y el núcleo accumbens y manda proyecciones al tálamo, lóbulo También pueden observarse síntomas psicóticos al comienzo de
frontal y ganglios basales. Los síntomas psiquiátricos también son la enfermedad y son mucho más frecuentes cuando el comienzo
variados (35). Los trastornos de conducta y la depresión son fre- es entre los 12 y los 30 años. El diagnóstico correcto es a veces difí-
cuentes. También se ha descrito síntomas psicóticos en aquellos cil y a menudo la enfermedad se confunde con la demencia o la es-
pacientes con síntomas neurológicos. Algunos de estos enfermos quizofrenia. Una revisión de todos los casos publicados (39) en-
presentan alucinaciones visuales y síntomas catatónicos. contró que más de la mitad de los 129 enfermos con comienzo
entre estas edades habían manifestado síntomas psicóticos. Esta
prevalencia es mucho más alta que en otras enfermedades neu-
rológicas y sugiere que la desconexión de los lóbulos frontales es
Síntomas psicóticos importante. El contraste entre la alta prevalencia de síntomas
en las enfermedades psicóticos en estos enfermos y su baja frecuencia en la esclerosis
múltiple también sugiere que la edad a la que ocurre la desmieli-
desmielinizantes nización es importante. Los síntomas que con más frecuencia
ı manifestaban estos enfermos fueron alucinaciones auditivas, deli-
ı rios, trastornos del pensamiento, cambios afectivos, trastornos de
La esclerosis múltiple es una de las enfermedades neurológicas la conducta y catatonía. Con el avance de la enfermedad los tras-
más frecuentes con una prevalencia de alrededor del 1 %. Neuro- tornos cognitivos se suman a los síntomas psicóticos, que a su vez
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

patológicamente se caracteriza por la presencia de áreas de des- dejan de ser prominentes. El diagnóstico se establece al encon-
mielinización (placas) y por la presencia de inflamación y astro- trar niveles bajos de arilsulfatasa en sangre y otros tejidos, y con la
citosis (36). El comienzo se sitúa habitualmente alrededor de los biopsia y estudios de conducción eléctrica en nervios periféricos.
20 años con ataques recurrentes que en las primeras etapas de la Las apariencias del cerebro en la RM también son características
enfermedad remiten por completo, para después entrar en una con hiperintensidades periventriculares difusas.

/sE/ Trastornos psiquiátricos | Trastornos orgánicos | 661 |


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M. A. Ron
|

Conclusiones 17. Violon A. Post-traumatic psychoses. Acta Neurochir Suppl (Wien) 1988;
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ı 18. Fujii DE, Ahmed I. Risk factors in psychosis secondary to traumatic brain
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Síntomas psicóticos semejantes a los de la esquizofrenia ocu- 19. Burns A, Jacoby R, Levy R. Psychiatric phenomena in Alzheimer’s dise-
ase. I: Disorders of thought content and II: Disorders of perception. Bri-
rren en muchas enfermedades neurológicas. Estos síntomas tienen
tish Journal of Psychiatry 1990; 157: 72-81.
más semejanzas que diferencias con los de la esquizofrenia, aunque
20. McShane R, Keene J, Fairburn C, Jacoby R, Hope T. Issues in drug tre-
la edad de comienzo es más avanzada y el afecto está mejor con- atment for Alzheimer’s disease. Lancet 1997; 350: 886-887.
servado. La relación entre la enfermedad cerebral y los síntomas 21. Tariot PN, Erb R, Podgorski CA y cols. Efficacy and tolerability of carba-
psicóticos es a menudo difícil de establecer y puede no ser causal. El mazepine for agitation and aggresion in dementia. Am J Psychiatry 1998;
curso de estos síntomas varía, pero pueden seguir un curso crónico 155: 54-61.
y con el mismo pronóstico que la esquizofrenia. Su tratamiento 22. Rogers SL, Farlow MR, Doody RS, Mohs R, Friedhoff LT. A 24-week,
también obedece a las mismas pautas, aunque los inhibidores de la double-blind, placebo-controlled trial of donepezil in patients with Alzhei-
colinesterasa desempeñan un papel importante en el control de mer’s disease. Donepezil Study Group. Neurology 1999; 52: 218-219.
estos cuadros en enfermos con varios tipos de demencia. 23. Burt T. Donepezil and related cholinesterase inhibitors as mood and be-
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| 662 | Tratado de Psiquiatría


3. Coherencia fisiopatológica. La enfermedad médica debe

/capítulo43/
provocar alguna alteración cerebral, neuroquímica o
neuroendocrina que sea compatible con nuestros conoci-
mientos actuales de las bases biológicas de los trastornos
afectivos.
4. Resolución con el tratamiento. La resolución de la enfer-

Trastornos afectivos medad médica debe provocar la resolución del trastorno


emocional.

secundarios Sin embargo, en la práctica clínica se presentan a menudo


casos en los que es imposible decidir con absoluta nitidez si exis-

a patología médica te dicha relación causal, sobre todo si nos centramos en los cua-
dros depresivos. Esta dificultad se debe, en primer lugar, a que la
relación causal directa no está reñida con la depresión adaptati-
va. En segundo lugar, muchos de los síntomas que sirven para
J. Sanjuán Arias identificar la depresión (insomnio, fatiga, pérdida de apetito, re-
tardo psicomotor) son comunes en numerosas enfermedades
neurológicas. En tercer lugar, queda frecuentemente la duda de
cuándo establecer un punto de corte en la definición de a qué va-
mos a llamar «depresivo» y cuándo vamos a juzgar que el enfermo
Introducción tiene «suficientes razones para deprimirse» (6).
ı De todas formas, es evidente que esta distinción entre factor
ı desencadenante y causal en un gran número de casos no es tan ní-
Las enfermedades médicas están frecuentemente asociadas a tida como nos gustaría, y debemos entenderla como una cuestión
trastornos afectivos. Los trastornos y los síntomas afectivos en pa- de grado, más que excluyente.
cientes médicos son poco diagnosticados, no tratados u objeto Para intentar abordar estos problemas, Koenig y cols. (7) han
de una terapia inadecuada; también son fuente de frecuentes analizado cuatro posibles estrategias: inclusiva, exclusiva, sustitu-
complicaciones, como el suicidio, y médicos y pacientes los ob- tiva y etiológica. En ese estudio se demuestra que las tasas de de-
servan con cierto nihilismo terapéutico (1). Todo esto hace que presión mayor o menor pueden variar enormemente según la es-
este tema tenga particular relevancia tanto teórica como práctica. trategia diagnóstica empleada. La estrategia inclusiva tiene en
Al lector interesado en profundizar en este tema tan amplio le re- cuenta cualquier síntoma depresivo presente sin importar si es
comendamos que acuda a las excelentes monografías que existen debido a causas médicas o psicológicas; es la más sensible y fiable,
sobre él (2-5). pero sobrestima la presencia de depresión en pacientes mera-
La asociación depresión versus enfermedades médicas puede mente enfermos con discapacidades físicas. En cambio, el méto-
deberse a tres razones: a) la enfermedad médica puede afectar di- do exclusivo-etiológico es el menos sensible, pero logra identificar
rectamente áreas cerebrales implicadas en circuitos reguladores depresiones más graves y persistentes.
de la emoción y el humor; b) la enfermedad médica puede provo-
car una discapacidad física o psíquica que lleve al sujeto a un tras-
torno afectivo adaptativo a dicha situación, y c) puede que la aso-
ciación de ambos cuadros sea meramente casual, pero más fre-
Clasificación
cuente de lo normal, por estar ambos problemas asociados a un ı
tercer factor, como por ejemplo la edad avanzada. ı
La primera relación, que podríamos llamar causal directa, es Pueden distinguirse dos tipos de cuadros: los cambios de hu-
quizá la más interesante desde el punto de vista teórico, pues in- mor transitorios y los cuadros depresivos de evolución subaguda
vita a especular sobre las áreas cerebrales relacionadas con el es- o crónica. Lesiones agudas cerebrales o determinadas drogas pue-
tado del ánimo. La sospecha de esta relación causal puede esta- den provocar cambios transitorios de humor, que van desde una
blecerse a partir de cuatro criterios de causalidad: euforia excesiva, como ocurre en ocasiones tras la administración
aguda de corticoides o de sustancias psicoestimulantes, y tras le-
1. Perfil temporal. Debe existir un inicio y un curso paralelo siones que afectan fundamentalmente al hemisferio derecho, a
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

entre la enfermedad médica y el cuadro afectivo. cuadros de excesiva sensibilidad, tristeza o angustia, que aparece
2. Ausencia de antecedentes familiares y personales. La exis- con frecuencia asociada a lesiones del hemisferio izquierdo. Nor-
tencia de antecedentes familiares y personales de trastor- malmente estos cuadros son reversibles y no precisan un trata-
nos afectivos nos inclina a pensar que la enfermedad mé- miento específico. Son más frecuentes, sin embargo, los cuadros
dica ha actuado como desencadenante y no como causa. depresivos secundarios que cursan con una evolución subaguda o

/sE/ Trastornos psiquiátricos | Trastornos orgánicos | 663 |


|
J. Sanjuán Arias
|

crónica (y que sí pueden ser susceptibles de abordaje terapéutico),


por lo que nos vamos a centrar en ellos. /tabla43-1/
Prevalencia de la depresión en diferentes trastornos
neurológicosa
Epidemiología Trastorno neurológico %
ı
Traumatismo craneoencefálico 7-77
ı Accidente vascular cerebral 30-50
Entre un 10 y un 25 % de los pacientes diagnosticados de de- Enfermedad de Parkinson 47-71
presión mayor tienen una enfermedad médica que se considera Enfermedad de Huntington 50
Demencia vascular 40
causal del cuadro depresivo. Alrededor del 22 % de los pacientes
Demencia tipo Alzheimer 20-50
que acuden a consultas externas de medicina general por presen- Esclerosis múltiple 42
tar alguna patología médica asocia un trastorno depresivo secun- Epilepsia 40
dario. Siendo éstos tan comunes, el problema diagnóstico se a
Se señalan las cifras máxima y mínima cuando hay datos muy contradictorios en la li-
plantea por el frecuente solapamiento de algunos síntomas (aste- teratura, y las cifras promedio cuando los datos están más agrupados.
nia, insomnio) y por la posibilidad de que el cuadro depresivo
no tenga una relación directa con la patología médica, sino que
obedezca a una reacción emocional debida al significado o la vi-
vencia que el sujeto hace de dicha patología.
la depresión, vamos a mencionar los factores etiopatogénicos co-
munes en todas ellas. Las patologías médicas y los fármacos es-
pecíficos que se han relacionado con la depresión aparecen en las
Depresiones secundarias tablas 43-1 a 43-3.
ı En la figura 43-1 se presenta un esquema etiopatogénico ge-
ı neral para explicar la aparición de un trastorno afectivo secunda-
Al ser imposible, por razones de espacio, repasar cada una de rio. Destacan cuatro factores etiopatogénicos relevantes: a) la vul-
las patologías médicas o neurológicas que están relacionadas con nerabilidad previa; b) el significado vivencial; c) la localización de

Historia familiar (genes) Enfermedad neurológica


Historia personal (desarrollo) Lesión cerebral
Vulnerabilidad Localización
Respuesta emocional Tiempo de evolución

(Aguda)
Significado emocional Cambios neuroquímicos Síntomas depresivos
(medio-largo plazo: (medio plazo: meses) directos
meses, años) Transitorios
Duraderos

Anosognosia Conciencia
Indiferencia afectiva de enfermedad
Euforia transitoria
Manía

Trastorno Distimia Depresión


adaptativo mayor
depresivo
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

/figura43-1/
Esquema etiopatogénico general de la relación entre depresión y enfermedad neurológica

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ı
/c43/ Trastornos afectivos secundarios a patología médica
ı

/tabla43-2/ /tabla43-3/
Enfermedades sistémicas que se han relacionado Fármacos implicados en la inducción de depresión
causalmente con trastornos depresivos
Antihipertensivos y cardiovasculares
Endocrinológicas Reserpina Hidralazina
Hipertiroidismo Enfermedad de Addison Metildopa Procainamida
Hipotiroidismo Hiperprolactinemia Guanetidina Prazosina
Hiperparatiroidismo Diabetes Digital Lidocaína
Hipoparatiroidismo Hipoglucemia Clonidina Betanidina
Síndrome de Cushing Hiperaldosteronismo β-bloqueantes Antagonistas del calcio
Veratrum IECA
Deficiencias de vitaminas, electrólitos y minerales
Esteroides y hormonas
Folatos Hipopotasemia
Anticonceptivos orales Progestágenos
Vitamina B12 Hipomagnesemia
Corticoides (incluyendo ACTH) Esteroides anabolizantes
Otras vitaminas del complejo B Hipocincnemia
Estrógenos
Vitamina C Hiponatremia
Neurológicos y psicofármacos
Neoplásicas Levodopa Baclofeno
Especialmente cabeza de páncreas Disulfiram Fenitoína
Antipsicóticos Etosuximida
Infecciosas Amantadina Primidona
Sepsis Mononucleosis infecciosa Carbamazepina Vigabatrina
Tuberculosis Gripe Bromocriptina Sumatriptán
Fiebre tifoidea Hepatitis
Infecciones por colibacilos SIDA Analgésicos y antiinflamatorios
Infecciones del tracto urinario Indometacina Fenoprofeno
Fenacetina Pentazocina
Reumatológicas Fenilbutazona Bencidamina
Lupus eritematoso sistémico Arteritis temporal Ibuprofeno Pizotifeno
Artritis reumatoide Síndrome de Sjögren
Antibióticos, antifúngicos y afines
Intoxicaciones Metronidazol Estreptomicina
Plomo Bismuto Cicloserina Quinolonas
Benceno Quinina Etionamida Sulfonamidas
Mercurio Monóxido de carbono Griseofulvina Isoniazida
Clotrimazol Amfotericina B
Miscelánea Dapsona Tetraciclinas
Enfermedad cardiopulmonar Anemias Ampicilina Trimetoprima
Uremia y otras nefropatías Policitemia vera Nitrofurantoína Mefloquina
Porfiria Postoperatorio
Antineoplásicos
Vincristina 6-Azauridina
Asparaginasa Interferón α
Azatioprina Ciclosporina
Bleomicina Tamoxifeno
la lesión, y d) el tiempo transcurrido entre el inicio de la enfer-
Mitramicina Clomifeno
medad y el trastorno afectivo. Vinblastina Procarbazina
ı
ı Miscelánea
vulnerabilidad previa. Factores genéticos Acetazolamida Mebeverina
Metisergida Salbutamol
e historia personal Difenoxilato Isotretinoína
ı Cimetidina Fenilefrina
Por muy definida o importante que sea la lesión o la enfer- Tiazidas Fenilpropalamina
medad, para entender el mecanismo por el cual puede origi- Metoclopramida Butaperacina
Ciproheptadina Escopolamina
narse un cuadro depresivo hay que considerar siempre el grado
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Anticolinesterasas Espironolactona
de vulnerabilidad previa del sujeto. Muchos datos apuntan a la Hipervitaminosis D Lovastatina
importancia de los factores genéticos en los trastornos afectivos Ondansetrón Provastatina
(8), y esta predisposición genética implica muy probablemente
múltiples genes. Que el sujeto tenga determinados polimorfis- IECA, inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina; ACTH, cortico-
tropina.
mos genéticos no solamente influye en el grado de vulnerabili-

/sE/ Trastornos psiquiátricos | Trastornos orgánicos | 665 |


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J. Sanjuán Arias
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dad a la depresión, sino también en la forma en que pueden sognosia. Así, algunas lesiones o enfermedades cerebrales provo-
afectarle emocionalmente determinadas enfermedades, lesio- can una falta de conciencia de enfermedad que va a impedir una
nes, sustancias o fármacos. De forma muy simplificada, pero di- reacción de angustia y depresión. Estos pacientes muestran indi-
dáctica, Whitlock sugirió hace tiempo (9) que en las depresiones ferencia afectiva, que a veces puede predisponer a estados de eu-
secundarias a lesión cerebral, al contrario de lo que ocurría en foria o a auténticos cuadros de manía.
las debidas a enfermedades sistémicas o a drogas, había (según Pero lo más común es que el sujeto tenga cierta conciencia
sus datos) una menor frecuencia de antecedentes familiares que de su defecto. Esto condiciona una respuesta emocional, que va
en las formas primarias, y que se podía deducir a partir de esto desde las reacciones catastróficas a fluctuaciones del estado de
que la enfermedad cerebral era responsable directa del cuadro ánimo (como en la distimia) o a cuadros depresivos mayores.
depresivo. Por el contrario, según Whitlock, en los cuadros de- En este esquema son muy importantes la información y la ela-
bidos a enfermedades sistémicas o a drogas, éstas sólo actua- boración cognitiva que el sujeto hace de su trastorno.
rían como meros desencadenantes en un sujeto previamente Por supuesto, la realidad es más compleja y también habría
vulnerable. una influencia de dicha respuesta emocional en el estado físico del
En la actualidad no se puede sostener esta postura. Aun- sujeto.
que no hay un acuerdo sobre cuáles son los alelos implicados ı
en las enfermedades depresivas primarias, es muy probable que ı
sean los mismos que pueden implicarse en las formas secun- localización de la lesión
darias de depresión (independientemente de que éstas hayan ı
sido causadas por enfermedades sistémicas o cerebrales). Algu- lesiones corticales: diferenciación hemisférica
nos datos sugieren que sería la propia depresión, a través de y polo anterior y posterior
factores genéticos, la que constituiría un factor de riesgo ı
de presentar enfermedad de Alzheimer y otras enfermedades Una de las escuelas con más tradición en la neuropsicología
neurológicas (10). Otros factores de vulnerabilidad dentro de ha sido la localizacionista. Del mismo modo que se habían en-
los antecedentes personales (tolerancia al estrés, antecedentes contrado áreas muy concretas implicadas en la capacidad para
de situaciones de pérdida o abandono, etc.) pueden ser tam- la comprensión del lenguaje (Wernike) o para el habla (Broca),
bién comunes entre las formas primarias y las secundarias de la pregunta aquí era: ¿hay áreas cuya destrucción está específica-
depresión. mente ligada a la aparición de estados depresivos? Si en las inves-
ı tigaciones experimentales en animales los datos han llevado a los
ı investigadores a centrarse en núcleos muy específicos, como la
significado vivencial amígdala, en la investigación en sujetos con lesión cerebral focal
ı el debate se ha centrado durante años en la posible diferencia-
Toda reacción emocional es el producto de la compleja inter- ción hemisférica. Muchos investigadores han defendido que las
acción entre dicha vulnerabilidad previa, el tipo específico de lesiones del hemisferio derecho provocan más cuadros de eufo-
disfunción o la localización concreta de la lesión y las circunstan- ria, y las del izquierdo, cuadros depresivos. O dicho de forma más
cias ambientales. precisa, las lesiones derechas provocarían una respuesta emocio-
Así, una enfermedad médica, una lesión cerebral o una dro- nal no coherente con el hecho de sufrir una lesión cerebral,
ga pueden afectar de forma directa a esta respuesta emocional, mientras que las reacciones catastróficas o depresivas izquierdas
provocando síntomas afectivos en los que el tipo de alteración provocarían una respuesta emocional comprensible o coherente
funcional que produce condiciona dicha respuesta sin que medie con una conciencia clara del trastorno. Sin embargo, después de
prácticamente la elaboración psicológica del significado de dicha docenas de investigaciones sobre el tema, sigue sin haber acuer-
enfermedad. Esto ocurre, por ejemplo, en aquellos cuadros en do, y los resultados son a menudo contradictorios. De nuevo,
que los síntomas emocionales son la primera manifestación de la para entender las diferencias en los resultados de las investiga-
enfermedad. La enfermedad o la droga puede provocar síntomas ciones hay que tener en cuenta las diferencias metodológicas de
muy directamente ligados a las emociones (p. ej., taquicardia, cada estudio (selección de la muestra, criterios en la definición
disnea) o que suelen ir asociados y aparecen en los criterios diag- de depresión, criterios y forma de determinar el lugar de la le-
nósticos de los trastornos afectivos (astenia, anorexia, bradipsi- sión, etc.).
quia). Dichos síntomas pueden tener un carácter transitorio o En la actualidad, las investigaciones más precisas referidas a la
duradero, dependiendo del tipo de lesión o disfunción y de la importancia de la localización de la lesión provienen de los pa-
vulnerabilidad previa. cientes con accidentes vasculares cerebrales. En particular las
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Pero en muchas ocasiones nos encontramos ante la asocia- extensas investigaciones de Robinson (11) han puesto de mani-
ción de un trastorno afectivo y de una enfermedad médica reco- fiesto que las lesiones vasculares que se localizan en el polo ante-
nocida. Entonces, el punto central en el esquema que propone- rior se asocian con más frecuencia a cuadros depresivos (sin es-
mos es el significado vivencial de la enfermedad. Dicho significado tar tan clara la importancia de la lateralización de la lesión). Según
está condicionado primariamente por la existencia o no de ano- las propias palabras de este autor, «este hallazgo (la relación polo

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ı
/c43/ Trastornos afectivos secundarios a patología médica
ı

anterior-depresión) ha resultado ser uno de los más robustos y dido dentro del primer año después del inicio del cuadro clínico
consistentes en las correlaciones clinicopatológicas en psiquia- agudo. Precisamente en el período comprendido entre los 3 y los
tría» (11). Aunque también este dato está íntimamente relaciona- 6 meses parece más claramente significativa la relación con el
do con el tiempo transcurrido entre la lesión y el inicio de los lugar de la lesión (polo anterior). También aquí los cuadros clí-
síntomas. nicos pueden ser más recortados y semejantes al trastorno de-
ı presivo mayor. A partir de estos datos, y de los cambios en los ni-
ı veles de aminas en pacientes con accidentes vasculares cerebra-
lesiones subcorticales les, Robinson y cols. han sugerido un mecanismo común para las
ı depresiones secundarias que sufre el anciano. Dicho mecanismo
La depresión es una de las características cardinales de la lla- sería una disfunción en los circuitos cortical-ganglios basales-
mada demencia subcortical. En términos generales, la prevalencia tálamo que iría asociada a una disminución de los niveles de se-
de la depresión en las enfermedades extrapiramidales es particu- rotonina.
larmente elevada (v. tabla 43-1) (12). Para entender este dato epi- ı
demiológico es necesaria una conceptualización global de los cir- ı
cuitos corticosubcorticales en la regulación del estado de ánimo. efecto a largo plazo
Estos circuitos incluirían el hipocampo, el núcleo dorsomedial ı
anterior del tálamo, el estriado y el núcleo pálido. Así, en este blo- A partir de los 2 años de evolución, los estados depresivos se-
que funcional subcortical se incluiría la mayor parte de lo que se cundarios a patología neurológica focal guardan más relación con
ha conceptualizado también como el sistema límbico. Las lesio- el grado general de invalidez o discapacidad que con la localiza-
nes o enfermedades que afectan a estas regiones se asocian a alte- ción de la lesión. El seguimiento de estos pacientes puede poner
raciones emocionales (depresión, ansiedad, síntomas obsesivos), en evidencia diferentes cursos clínicos. En algunas ocasiones la
estarían reguladas por numerosos neurotransmisores y neuro- enfermedad neurológica (como cualquier enfermedad médica)
moduladores y presentarían una buena respuesta general al tra- sirve como factor desencadenante de una vulnerabilidad previa a
tamiento farmacológico. un trastorno depresivo mayor o a un trastorno bipolar. En otras
ı ocasiones es fundamental tener en cuenta la adaptación general
ı del sujeto a su nueva situación, incluyendo ganancias psicológicas
tiempo transcurrido secundarias o posibles factores de renta (en particular en los trau-
entre el inicio de la lesión matismos craneoencefálicos) que van a matizar el pronóstico ge-
y los síntomas depresivos neral de estos pacientes.
ı En definitiva, hay una clara diferenciación en los mecanismos
Esta variable es, junto a la localización de la lesión, una de las patogénicos según el tiempo transcurrido. Los más agudos son
más importantes para entender de forma coherente no sólo la dis- sólo síntomas aislados; los que aparecen en un plazo medio son
crepancia de resultados, sino también las implicaciones clínicas y los que pueden guardar más relación con activación de mecanis-
pronósticas que una determinada enfermedad neurológica focal mos neuroquímicos semejantes a los cuadros primarios, y los de
puede tener en el estado emocional del paciente. aparición más tardía son aquellos en que hay que valorar de for-
ı ma especial los factores psicosociales, entendiendo el cuadro de-
ı presivo como una posible reacción adaptativa.
efecto de las lesiones cerebrales agudas ı
ı ı
Las enfermedades neurológicas agudas (traumatismo craneo- mecanismos fisiopatológicos
encefálico, accidente vascular cerebral) provocan a menudo una ı
serie de síntomas o reacciones emocionales que, aunque pueden En la figura 43-2 aparece un esquema de las vías patogénicas
guardar relación con la posibilidad ulterior de desarrollar cuadros que pueden estar implicadas en la producción de un cuadro de-
depresivos, no pueden considerarse en sí mismos trastornos de- presivo a partir de una enfermedad médica.
presivos. Nos referimos a las reacciones de indiferencia, labilidad En primer lugar, la enfermedad médica o neurológica puede
afectiva, agresividad, desinhibición, abulia, retardo psicomotor, provocar una lesión celular directa a partir de una hipoxia, una
reacciones catastróficas y cambios en los patrones de alimenta- hipoglucemia, neurotoxinas o virus. Para que esta lesión celular
ción y sueño. provoque un estado depresivo, debe afectar a los circuitos neura-
ı les que están implicados en la respuesta emocional.
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ı En segundo lugar, toda enfermedad médica pone en marcha


efecto a corto y medio plazo los mecanismos fisiológicos del estrés, con un aumento del nivel
ı de glucocorticoides, activación de los sistemas 3,5-adenosinmo-
La mayoría de los estudios sobre prevalencia de síntomas de- nofosfato y activación a la baja de los genes reguladores de la sín-
presivos en estas enfermedades se refiere a un período compren- tesis de factores neurotróficos (especialmente los del hipocampo

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J. Sanjuán Arias
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peso en animales de experimentación, y un estado depresivo en


Enfermedad médica los seres humanos.

↑ Citocinas Estrés
Manías secundarias
cerebrales ı
ı
↑ Glucocorticoides Los casos de manía secundarios a enfermedades cerebrales
fueron ya muy bien descritos en el siglo XIX por los neuropsi-
quiatras alemanes a propósito de la parálisis general. Sin embar-
↓ Factores neurotróficos go, posteriormente, K. Schneider relacionó la aparición de cua-
dros de manía exclusivamente con la psicosis maníaco-depresiva,
Hipoxia Desequilibrio Lesión con lo que, bajo la influencia de este autor, las formas «puras» de
celular
Hipoglucemia de neurotransmisores manía que aparecen reactivas a situaciones psicológicas o secun-
Neurotoxinas directa
darias a problemas médicos dejaban de tener una categoría diag-
Virus
nóstica. Esta pérdida de los cuadros de manías secundarias fue
avalado posteriormente por los criterios de Feighner, que tam-
poco concebía la manía si no estaba encuadrada en el trastorno
Muerte celular
(hipocampo, corteza cerebral) bipolar (14).
Sin embargo, en 1978 aparece un artículo de Krauthammer
y Klerman (15) en el que estos investigadores realizan una mi-
nuciosa revisión de la literatura (inglesa y francesa) y seleccio-
Depresión nan los casos que cumplían los siguientes criterios: a) duración
de al menos 1 semana; b) estado de ánimo eufórico o irritable;
c) al menos dos de las siguientes conductas: hiperactividad, ver-
/figura43-2/ borrea, fuga de ideas, ideas de grandiosidad, insomnio, distrai-
Mecanismos patogénicos que pueden provocar bilidad y/o ausencia de capacidad de juicio. Excluyen aquellos
un estado depresivo a partir de una enfermedad pacientes que presentaban una historia previa de enfermedad
médica maníaco-depresiva y síntomas o signos de estado confusional.
Estos autores encuentran 19 estudios con 21 casos de lo que
ellos denominan manía secundaria. En el análisis de dichos ca-
sos, llegan a la conclusión de que los pacientes, si los compara-
ban con los que presentan manías primarias, tienen una edad de
y ciertas áreas de la corteza cerebral). Esto conlleva, a la postre, la comienzo más tardía (41 años), no tienen antecedentes familia-
degeneración y muerte celular, lo que a su vez se traduce en el res y hay casos que remiten al resolverse la patología médica. La
trastorno emocional. Es interesante destacar que este mecanismo lista de enfermedades neurológicas que más a menudo pueden
es coherente con la demostración de que los antidepresivos ac- provocar cuadros de manía aparecen en la tabla 43-4. No obs-
tuarían a la inversa, provocando una síntesis al alza de dichos tante, hay que recordar que, aunque esté perfectamente admiti-
factores neurotróficos. También es coherente con los hallazgos de da la existencia de estos cuadros, la gran mayoría de los es-
neuroimagen de una disminución del hipocampo en pacientes tudios se basan en series muy pequeñas de casos, por lo que, a
depresivos. diferencia de lo que ocurre con la depresión, las cifras de preva-
En tercer lugar, determinadas enfermedades o fármacos pue- lencia no resultan mínimamente fiables (16). Sí podemos decir,
den provocar un desequilibrio directo de los neurotransmisores con todo, que, cumplan o no criterios de manía secundaria, el
(disminución del nivel de catecolaminas) que sea responsable 36 % de los pacientes con síndrome de manía asocia enferme-
del cuadro depresivo. dades neurológicas, en comparación con sólo el 8 % de los pa-
Por último, se puede implicar también un mecanismo inmu- cientes depresivos (17).
nológico. Más concretamente, el aumento de las citocinas cere- A pesar del reconocimiento de la manía secundaria como
brales (13). Dicho aumento de las citocinas, que aparecería ante un subtipo de manía, escasean los estudios sistemáticos sobre el
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cualquier enfermedad infecciosa y ante muchas enfermedades papel que desempeñan los factores orgánicos. La mayoría de los
no infecciosas, provocaría una disminución de los sistemas de trabajos son descripciones de casos únicos, anecdóticos o peque-
neurotransmisión, lo que a su vez induciría el estado depresivo. A ños estudios retrospectivos. La literatura sobre el trastorno bipo-
favor de esta hipótesis está el hecho de que la administración de lar es igualmente escasa, y corresponde a estudios sistemáticos
citocinas induce un estado de anhedonía, anorexia y pérdida de sobre el papel de los factores orgánicos. Se desconoce si los pa-

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ı
/c43/ Trastornos afectivos secundarios a patología médica
ı

des y menos grandiosos, menos antecedentes familiares afecti-


/tabla43-4/ vos y una recuperación más lenta.
Enfermedades y fármacos que se asocian con más En el modelo dimensional de Krauthammer y Klerman, es-
frecuencia con desinhibición o manía tos autores proponían entender la manía, al igual que la hi-
pertensión, como un síndrome de múltiples causas, poniendo
Enfermedades neurológicas en duda las hipótesis de un único agente causal y sosteniendo
Infecciones del sistema nervioso la noción de un continuum psicopatológico. Uno de los prime-
Sífilis, parálisis general
Encefalitis vírica
ros problemas que nos encontramos es, por tanto, la delimita-
Lesiones del hemisferio derecho y diencéfalo ción clínica de lo que vamos a denominar manía secundaria.
Accidentes vasculares cerebrales Como vimos al principio, los cuadros de desinhibición o de
Traumatismos craneoencefálicos indiferencia afectiva son una reacción frecuente de algunas le-
Epilepsia lobulotemporal siones cerebrales y se asemejan fenomenológicamente a los
Tumores cerebrales
Esclerosis múltiple
cuadros de manía. Los neuropsicólogos que han estudiado este
Enfermedad de Wilson tipo de reacciones entienden que, al contrario que en la de-
Enfermedad de Huntington presión, la euforia o la indiferencia no son «reacciones nor-
Enfermedades sistémicas males» a la enfermedad y las consideran directamente provo-
Uremia cadas por la lesión cerebral. Sin embargo, las reacciones mani-
Hemodiálisis formes como reacción de defensa ante acontecimientos vitales,
Hipertiroidismo si bien no son frecuentes, están claramente reconocidas en
Síndrome de Cushing
la clínica y en la literatura (19). Por ello, no debemos excluir la
Lupus eritematoso sistémico
SIDA posibilidad de que el cuadro de manía sea fruto de un meca-
Criptococosis nismo de defensa adaptativo y no producto directo de la le-
Fiebre Q sión neurológica.
Síndrome carcinoide En cualquier caso, como veíamos al referirnos a los estudios
Pelagra
del cerebro emocional, la neuropsicología ha descrito de for-
Deficiencias vitamínicas (B12)
Policitemia vera ma bastante precisa el síndrome de desinhibición, y existe un
Postoperatorio (cirugía mayor) consenso a propósito de que dicho cuadro aparece como con-
Fármacos
secuencia de lesiones en las áreas orbitofrontales del hemisferio
Corticoides Acetazolamida derecho (20). Los síntomas que asocia dicho síndrome son:
Disulfiram Aminofilina hiperactividad, verborrea, hiperfagia, irritabilidad, euforia e hi-
Bromida Antitusígenos persexualidad. Estos síntomas aparecen todos incluidos en los
Baclofeno Hidralazina criterios diagnósticos de la manía del Manual Diagnóstico y Es-
Simpaticomiméticos Ciclobenzaprina
Yohimbina Progestágenos
tadístico de los Trastornos Mentales, 4.a ed. (DSM-IV). Sin em-
Metoclopramida Estrógenos bargo, según la mayor o menor preponderancia de la sintoma-
Hormonas tiroideas Andrógenos tología afectiva, también podríamos entenderlos dentro de lo
Vitaminas A y D Dapsona que se ha denominado trastorno orgánico de la personalidad o
Antiarrítmicos: digital, lidocaína, procainamida, propafenona cambios de personalidad debidos a enfermedad médica reco-
Antihipertensivos: captopril, β-bloqueantes (abstinencia) nocida.
Antiepilépticos: etosuximida, fenitoína, primidona ı
Tuberculostáticos: isoniazida, cicloserina, etionamida
ı
Antivíricos: zidovudina, aciclovir, didenosina
Antibióticos: nitrofuranos, penicilina-procaína manía de comienzo tardío
Antiprotozoarios: cloroquina, quinacrina ı
Antiparkinsonianos: L-dopa, bromocriptina, amantadina, apomorfina, La manía de comienzo tardío se ha relacionado con una en-
prociclidina fermedad neurológica asociada, en la que predominan espe-
Antihistamínicos: cimetidina, ranitidina
cialmente los infartos cerebrales (21). Esta asociación se ha vis-
Antineoplásicos: procarbazina, flutamida, tamoxifeno
to reforzada con los hallazgos, gracias a técnicas de imagen, de
áreas de hiperdensidad, disminución del flujo cerebral y asocia-
ción de infartos cerebrales clínicamente silenciosos en pacientes
con manía (22).
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cientes desarrollan luego otras fases afectivas o si se trata de tras- El comienzo tardío del cuadro se ha asociado también a mayor
tornos bipolares. Uno de los pocos estudios prospectivos (18) se- frecuencia de dilatación ventricular y signos de atrofia cortical.
ñaló que, fenomenológicamente, la manía secundaria, compara- Es indudable que diversos factores biológicos que se relacionan
da con la primaria, cursaba con mayor agresividad, irritabilidad, con la senectud, como son los cambios en el nivel de catecolami-
sueño disminuido y deterioro cognitivo, más delirios paranoi- nas y el propio deterioro cognitivo, favorecen una mayor vulne-

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J. Sanjuán Arias
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rabilidad a los trastornos afectivos en el anciano (23) y, aunque Tratamiento


esto puede ser más común para la predisposición a la depresión,
ı
también favorece los cuadros de manía, sobre todo si se asocia a
lesiones vasculares. ı
La existencia de una causa médica reconocible en la patología
afectiva debe orientar, en primera instancia, a tratar dicha enfer-
medad. En algunos casos, sobre todo cuando se trata de una dis-
Diagnóstico función temporal (enfermedad sistémica, drogas), la resolución de
ı la patología conlleva la mejoría del cuadro afectivo. Sin embargo,
ı en muchos casos no disponemos de un tratamiento causal curati-
Algunos indicios indirectos orientan a sospechar que una sus- vo, o bien la resolución de dicho problema se prolonga lo sufi-
tancia o enfermedad física ha producido fisiopatológicamente el ciente en el tiempo como para que sea necesario plantearnos un
trastorno afectivo. tratamiento independiente del trastorno emocional. Mencionare-
mos aquí únicamente de forma breve los aspectos específicos que
1. Edad de inicio tardía, por encima de los 45 años. se han de tener en cuenta en los cuadros afectivos secundarios.
2. Ausencia de antecedentes psiquiátricos personales o ante- ı
cedentes afectivos familiares. ı
3. Presencia de deterioro cognitivo. Se debe tener en cuenta que tratamiento de la depresión secundaria
los pacientes con depresión pueden puntuar bajo en los ı
tests neuropsicológicos sin que ello implique un verdadero El primer punto que se ha de plantear es la necesidad de un
deterioro. La ausencia de motivación a la hora de realizar tratamiento farmacológico. Tras el diagnóstico, los criterios que
estas pruebas es quizás el dato diferencial más significativo. se han de tener en cuenta en la elección de un fármaco antide-
4. Focalidad neurológica o síntomas médicos asociados. Las presivo son (24):
causas endocrinas y metabólicas o los fármacos se asocian
frecuentemente a síntomas confusionales. • Edad del paciente.
• Historia anterior de respuesta positiva.
Pero, como ya vimos al referirnos a la patogenia, ninguna de • Perfil de predominio de síntomas.
estas características es absoluta, y además es frecuente que las en- • Perfil de efectos secundarios del antidepresivo.
fermedades —especialmente las sistémicas— actúen más como • Riesgo de disminución del umbral convulsivo.
desencadenantes en sujetos vulnerables que como agentes causa- • Patología sistémica añadida (en particular si hay lesión he-
les únicos. pática o renal).
En cualquier caso, es importante aplicar un protocolo de • Toma concomitante de medicamentos que puedan interfe-
pruebas diagnósticas ante todo cuadro afectivo en el que sospe- rir en la farmacocinética con los fármacos antidepresivos.
chemos una posible causa médica todavía no identificada. Dicho
protocolo básico aparece en la tabla 43-5. La elección del fármaco antidepresivo va a estar, aquí más que
en otros pacientes, centrada en los posibles efectos secundarios,
sobre todo evitando los efectos anticolinérgicos (antidepresivos
heterocíclicos) que pueden agravar el déficit cognitivo y compli-
/tabla43-5/ car la respuesta al tratamiento. En este sentido, es preferible la uti-
Protocolo de pruebas diagnósticas en cuadros lización de inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina
afectivos en que se sospecha una enfermedad (ISRS): fluoxetina, fluvoxamina, paroxetina, sertralina, citalo-
médica pram. También están indicados otros antidepresivos de nueva ge-
neración (mianserina, mirtarzapina, venlafaxina).
Analítica La existencia de un factor orgánico se ha postulado como una
Fórmula y recuento leucocitario de las causas de la depresión resistente a tratamiento farmacológi-
Electrólitos: sodio, potasio, cloro, magnesio, fósforo co, sobre todo en las personas de edad avanzada (25). Sin embar-
Glucemia go, la relación entre hallazgos de déficit cognitivo o signos de
Función renal: urea, creatinina
Función hepática: GOT, GPT, GGT, fosfatasa alcalina
atrofia en la tomografía computarizada (TC) y la respuesta al tra-
tamiento antidepresivo es una cuestión todavía por aclarar y que
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Función tiroidea: triyodotironina (T3), tiroxina (T4)


Serología luética (VDRL) y VIH presenta resultados contradictorios.
Vitamina B12 y ácido fólico El hecho de que estos pacientes muestren una base médica
Radiografía de tórax para explicar su estado depresivo o que dicho estado responda a
Electrocardiograma (ECG)
Tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética (RM)
tratamiento farmacológico no descarta la utilización conjunta de
técnicas psicoterapéuticas, aunque dichas técnicas deberán adap-

| 670 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c43/ Trastornos afectivos secundarios a patología médica
ı

tarse a las condiciones específicas de cada paciente, sobre si existe 7. Koenig HG, George LK, Peterson BL y cols. Depression in medically ill
un déficit cognitivo (26). hospitalized older adults: prevalence, characteristics and course of
ı symptoms according to six diagnostic schemes. Am J Psychiatry 1997;
ı 154: 1376-1383.
tratamiento de la manía secundaria 8. Tsuang MT, Faraone SV. The inheritance of mood disorders. En: Hall LL
ı (ed.). Genetics and mental illness. Evolving issues for research and so-
De entrada, es importante señalar que no existen ensayos clí- ciety. Nueva York: Plenum Press, 1996; 79-109.
9. Whitlock C. Symptomatic affective disorders. Sydney: Sydney Acade-
nicos controlados sobre el tratamiento de la manía secundaria
mic Press, 1982.
(27). El primer paso será eliminar o corregir las causas potencial-
10. Green RC, Cupples LA, Kurz A y cols. Depression as a risk factor for
mente reversibles, como las tóxicas, metabólicas o infecciosas. Las
Alzheimer disease: the MIRAG Study. Arch Neurol 2003; 60: 753-759.
manías inducidas por fármacos remiten eficazmente al retirar 11. Robinson RG. Depression and lesion location in stroke. En: Bogouls-
éstos o reducir la dosis, en caso de ser imprescindible su admi- savsky J, Cummings J (eds.). Behavior and mood disorders in focal
nistración. En cambio, las causas no reversibles, como los trau- brain lesions. Cambridge: Cambridge University Press, 2000.
matismos, accidentes vasculares cerebrales o el síndrome de in- 12. Cummings J. Depression and Parkinson’s disease: a review. Am J
munodeficiencia adquirida (SIDA), son especialmente difíciles de Psychiatry 1993; 4: 443-554.
abordar y precisarán un tratamiento sintomático similar al de la 13. Yirmiya R. Behavioral and psychological effects of immune activation:
manía primaria; es decir, con antipsicóticos o eutimizantes. En implications for ’depression due to a general medical condition’. Curr
la práctica, cuando no se puede determinar a priori si el paciente Opin Psychiatr 1997; 10: 470-476.
14. Ambelas A. Causable mania. Reactive, puerperal, secondary and life
va a mejorar con la simple corrección del trastorno físico, se inicia
event related. The development of an idea. Acta Psychiat Scand 1987;
un tratamiento combinado con antimaníacos.
75: 225-230.
Entre los eutimizantes, actualmente son preferibles la carba-
15. Krauthammer CH, Klerman GL. Secondary mania. Manic syndromes
mazepina y el ácido valproico (28, 29). Ambos son eficaces y bien with antecedent physical illness or drugs. Arch Gen Psychiatry 1978;
tolerados en la manía secundaria, especialmente el valproato. 35: 1333-1339.
Como los enfermos con manías secundarias suelen estar polime- 16. Sanjuán J, Leal C. Manías secundarias. En: Actas de la XI Reunión Na-
dicados, hay que considerar las posibles interacciones farmacoci- cional de Psiquiatría Biológica. Gijón: Arcano, 1986; 67-76.
néticas de estos eutimizantes. El litio puede ser eficaz en algunos 17. Shulman KI. Disinhibition syndromes, secondary mania and bipolar di-
casos, pero los pacientes con enfermedades cerebrales y los ancia- sorder in old age. J Affect Disord 1997; 46: 175-182.
nos tienen mayor riesgo de sufrir efectos adversos (especialmen- 18. Das A, Khanna R. Organic manic syndrome: causative factors, pheno-
te neurotóxicos), que pueden darse incluso con dosis estándar y a menology and immediate outcome. J Affect Disord 1993; 27: 147-153.
19. Starkstein SE, Robinson RG. Affective disorders and cerebral vascular
concentraciones terapéuticas de litio.
disease. Br J Psychiatry 1989; 154: 170-182.
El otro grupo de fármacos que se pueden utilizar son los an-
20. Tohen M, Shulman J, Satlin A. First episode mania in late life. Am J
tipsicóticos. Ante el riesgo de efectos secundarios de tipo extrapi-
Psychiatry 1994; 151: 130-132.
ramidal, están especialmente indicados los antipsicóticos atípi- 21. Fujikawa T, Yamakawaki S, Touhouda Y. Silent cerebral infarctions in
cos (risperidona, olanzapina, quetiapina, ziprasidona). La elec- patients with late onset mania. Stroke 1995; 26: 946-949.
ción del antipsicótico atípico más adecuado dependerá del perfil 22. Woods BT, Yurgelun-Todd D, Mikulis D y cols. Age related abnormali-
de efectos secundarios que tratamos de evitar según la patología ties in bipolar illness: a clinical study. Biol Psychiatry 1995; 38: 846-847.
de base (v. cap. 114 ). 23. Blazer DG. Depression in late life: review and commentary. J Gerontol
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/sE/ Trastornos psiquiátricos | Trastornos orgánicos | 671 |


mente neuroquímica y/o ultraestructural, como es el caso de la

/capítulo44/
distonía cervical o el síndrome de Gilles de la Tourette. En otros
casos, como en la corea de Sydenham o en el llamado PANDAS
(paediatric autoimmune neuropsychiatric disorder associated with
streptococcal infection), trastorno neuropsiquiátrico autoinmuni-
tario pediátrico asociado a infección estreptocócica en el que exis-

Trastorno ten anticuerpos antiganglios basales.


Lesiones en ciertas áreas de la corteza prefrontal (especial-
mente la corteza orbitofrontal) también pueden asociarse a tras-
obsesivo-compulsivo torno obsesivo-compulsivo o, como mínimo, a conductas de tipo
compulsivo y repetitivo, como es el caso de las demencias fron-

secundario totemporales, accidentes cerebrovasculares, traumatismos cranea-


les, o tumores.
La existencia de estos trastornos obsesivo-compulsivos secun-
a enfermedad darios a lesiones cerebrales, junto con los hallazgos de los estudios
de neuroimagen funcional en el trastorno obsesivo-compulsivo

neurológica primario, ha facilitado el desarrollo de la hipótesis «córtico-es-


triado-tálamo-cortical» del trastorno obsesivo-compulsivo (4),
que se basa en la existencia de una disfunción en los circuitos
frontosubcorticales.
J. Serra Mestres Este capítulo tratará de aquellos fenómenos obsesivo-com-
pulsivos secundarios a enfermedades del sistema nervioso cen-
tral y que podríamos denominar trastorno obsesivo-compulsivo
secundario para diferenciarlo del trastorno primario. El espectro
del trastorno obsesivo-compulsivo incluye desde los síntomas y
Introducción signos prácticamente indiferenciables del trastorno obsesivo-
ı compulsivo primario, hasta conductas repetitivas, estereotípicas y
ı ritualísticas que se observan en una gran variedad de enfermeda-
El trastorno obsesivo-compulsivo se caracteriza por la pre- des neurológicas.
sencia de obsesiones (pensamientos, impulsos, o imágenes que Desde el punto de vista fenomenológico, ha habido un deba-
ocurren de forma recurrente e intrusiva, y que causan ansiedad en te considerable acerca de si los síntomas obsesivo-compulsivos
quien las sufre; es decir, son egodistónicas) y compulsiones (con- que se observan en pacientes con trastornos neurológicos son si-
ductas ritualísticas y repetitivas, actos mentales y actos motores milares a los de los pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo
obligatorios). La sintomatología y los criterios diagnósticos ope- primario. Como ocurre con otros síndromes psiquiátricos en el
racionales del trastorno obsesivo-compulsivo se describen en contexto de una enfermedad neurológica, las similitudes en la
el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, sintomatología son mayores que las diferencias (5). Sin embar-
4.a ed. (DSM-IV) (1). La presencia de obsesiones y compulsiones go, es cierto que en pacientes con trastornos cognitivos se apre-
se ha descrito en una gran variedad de trastornos y enfermedades cian menos obsesiones y más compulsiones. Esto es así porque las
neurológicas que afectan a los ganglios basales y a la corteza orbi- obsesiones son posiblemente menos prevalentes en estos pacien-
tofrontal (2). tes, o bien, porque es más difícil acceder a su estado mental (5).
La primera tentativa de relacionar el trastorno obsesivo-com- Por otra parte, los actos repetitivos sí son más frecuentes en pa-
pulsivo con la existencia de lesiones cerebrales se debe a Von Eco- cientes neurológicos, pero al contrario que en el trastorno obsesi-
nomo (3), quien observó la presencia de lesiones en los ganglios vo-compulsivo primario, a menudo los pacientes no experimen-
basales en casos de encefalitis letárgica ocasionados por la pande- tan ansiedad, ni sensaciones egodistónicas, ni tampoco tratan de
mia de 1915-1926. Estos pacientes, entre otros síntomas y signos, resistir estos actos ni de evitar situaciones con las que están aso-
presentaban conductas obsesivo-compulsivas y tics (3). Desde ciados (5, 6).
entonces, se han observado síntomas de trastorno obsesivo-com- Como ya se ha mencionado anteriormente, se han observa-
pulsivo con lesiones en los ganglios basales de etiologías varia- do una gran variedad de conductas repetitivas en pacientes con
das, como, por ejemplo, enfermedad de Huntington, enfermedad alteraciones neurológicas. Su relación con las obsesiones y com-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

de Parkinson, calcificación de los ganglios basales, enfermedad de pulsiones típicas del trastorno obsesivo-compulsivo todavía no
Wilson, enfermedad vascular cerebral, intoxicaciones, etc. Tam- se ha aclarado totalmente, pero se consideran parte del espectro
bién se han observado síntomas de trastorno obsesivo-compulsi- obsesivo-compulsivo e incluso pueden responder a los mismos
vo en trastornos en los que no se aprecian lesiones estructurales enfoques terapéuticos. En la tabla 44-1 se enumeran las más fre-
sustanciales y en los que se sospecha una alteración fundamental- cuentes.

| 672 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c44/ Trastorno obsesivo-compulsivo secundario a enfermedad neurológica
ı

bién una vía indirecta desde el cuerpo estriado a la parte externa


/tabla44-1/ del globo pálido, a través de una proyección inhibidora, y de aquí
Conductas repetitivas observadas en pacientes al núcleo subtalámico (proyección inhibidora), y de éste a la par-
con disfunción cerebral te interna del globo pálido y la sustancia negra mediante una pro-
yección excitadora (8). Un diagrama del circuito frontosubcorti-
Ecolalia y ecopraxia cal prototípico se detalla en la figura 44-1. Las proyecciones exci-
Conducta de utilización (síndrome de dependencia ambiental) tadoras son glutamatérgicas y las inhibidoras son gabaérgicas. La
Palilalia, palipraxia y palicoprolalia
vía directa tiende, en condiciones normales, a desinhibir el tálamo
Logoclonía
Coprolalia y copropraxia y, por lo tanto, resulta en más activación cortical. La vía indirecta
Tricotilmanía ejerce una función inhibidora del tálamo a través de un efecto in-
Onicofagia hibidor del estriado sobre la parte externa del globo pálido que, a
Cleptomanía su vez, desinhibe el núcleo subtalámico. Cuando éste se halla des-
Piromanía
inhibido, produce excitación o activación de la parte interna del
Juego patológico
Tics motores y vocales globo pálido, el cual ejerce una acción inhibidora sobre el tálamo.
Acatisia Una inhibición del tálamo causa una disminución de la activa-
Grafomanía ción cortical. Así, cada vía tiene un efecto compensador sobre la
Arritmomanía otra (figura 44-1) (8, 9). La activación de la vía directa es impor-
Conductas impulsivas
tante para la iniciación y el mantenimiento de conductas rutina-
Conductas autolesivas
Conducta heterolesiva rias, mientras que la activación de la vía indirecta es importante
Estereotipias para su suspensión (4).
Manierismos De esta forma, lesiones en diferentes partes de los circuitos
Exhibicionismo y voyeurismo frontosubcorticales relevantes causarían fenómenos obsesivo-
Hipermetamorfosis
compulsivos. El circuito orbitofrontal, por su conectividad límbi-
Perseveración verbal o motora
Hiperoralidad e hiperfagia ca, está relacionado con información de tipo emocional, social,
Vagabundeo y deambular incesante territorial y de supervivencia del individuo; información que se
Vocalizaciones repetitivas halla en forma de lo que se ha definido como «macros» (4). En
Formas compulsivas de hipersexualidad condiciones normales, su función se ha descrito como la de «po-
Almacenamiento de objetos
licía límbica» (10), ya que mantiene los impulsos límbicos o «ma-
cros» bajo control. Si la modulación de este circuito es defectuosa
(es decir, si existe sobrestimulación orbitotalámica), se produciría
un reciclaje excesivo de información límbica que sería excesiva en
Fisiopatología del trastorno relación con los requisitos ambientales y que conduciría a obse-
siones y compulsiones. La vía directa se iría sobrestimulando y la
obsesivo-compulsivo
secundario
ı
ı Corteza prefrontal
El lóbulo prefrontal, los ganglios basales y sus interconexiones
con estructuras límbicas intervienen en la modulación de con-
ductas dirigidas a un objetivo y en la asignación de significado a
Estriado (caudado y putamen)
estímulos ambientales. El lóbulo frontal, los ganglios basales y el
tálamo son unidades en circuitos que modulan la actividad mo-
tora, los movimientos oculares, la conducta y la función cogniti-
va. Estos circuitos se denominan «circuitos frontosubcorticales» Globo pálido interno/sustancia negra Globo pálido externo
(7, 8), de los que se han descrito cinco circuitos segregados: cir-
cuito motor, circuito oculomotor, circuito dorsolateral, circuito
orbitofrontal y circuito cingulado anterior. Tálamo Núcleo subtalámico
Los aspectos básicos de estos circuitos son su origen en el ló-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

bulo frontal, una proyección excitadora al cuerpo estriado (nú-


cleos caudado y putamen), una proyección directa de tipo inhi- /figura44-1/
bidor a la parte interna del globo pálido y a la sustancia negra y, de Circuito frontosubcortical prototípico
aquí, una proyección inhibidora hacia el tálamo y una proyección Flecha continua, vía excitadora; flecha discontinua, vía inhibidora.
excitadora desde el tálamo hasta la corteza frontal (8). Existe tam-

/sE/ Trastornos psiquiátricos | Trastornos orgánicos | 673 |


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J. Serra Mestres
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vía indirecta no tendría suficiente tono para contrarrestar la vía pero también se aprecia degeneración de las capas profundas de la
directa y cerrar el circuito reverberante (4, 10, 11). corteza frontal. En los pacientes con esta enfermedad, la presencia
El circuito dorsolateral (a cargo de las funciones ejecutivas) de trastorno obsesivo-compulsivo secundario propiamente dicho
sería uno de los principales moduladores del circuito orbitofron- es poco frecuente aunque ha sido descrito (2). Sin embargo, es-
tal, ya que permite una regulación «consciente» del tipo y dura- tos pacientes presentan, de forma más frecuente, preocupaciones
ción de las respuestas a la información límbica contenida en el obsesivas sobre limpieza o sobre cómo deben realizar determina-
circuito orbitofrontal. Por ejemplo, reconoce la preocupación das tareas sus cuidadores o familiares (pudiéndose comportar de
«contaminación», decide si actuar o no (lavarse las manos), y forma agresiva si se les contradice o desobedece) que pueden des-
cuándo terminar y olvidar la preocupación (lavar las manos una encadenar conductas de tipo ritualístico y compulsivo. También
vez solamente) (10). se ha descrito conducta hipersexual, conducta autolesiva, impul-
A su vez, lesiones o disfunción en el circuito dorsolateral, sividad, hiperfagia, y fumar y beber compulsivos. Estos pacientes
también pueden producir fenómenos repetitivos y perseveración suelen ser conductualmente y cognitivamente rígidos e inflexibles
debido a la disfunción ejecutiva que se produce (11). (v. 14, 16, 18, 19 para revisión).
En la parálisis supranuclear progresiva se han observado con-
ductas obsesivo-compulsivas (20) y síndrome de dependencia
ambiental (21, 22) que consiste en la presencia de ecofenómenos
Trastorno obsesivo-compulsivo y/o conducta de utilización (uso y manipulación compulsiva de
secundario a patología objetos hallados en el ambiente) (23, 24). Esta enfermedad afec-
ta al tronco cerebral, los ganglios basales, el cerebelo y la corte-
de los ganglios basales za cerebral, y en ella existen importantes alteraciones dopami-
ı nérgicas.
ı Las estructuras anatómicas más afectadas en la enfermedad
La descripción en detalle de los trastornos que se mencionan de Wilson son los núcleos putamen y pálido (que forman el nú-
a continuación sobrepasaría las posibilidades de este capítulo, por cleo lentiforme). En esta enfermedad, el trastorno obsesivo-com-
lo que se remite al lector a textos especializados para completar pulsivo secundario propiamente dicho es inusual, pero con fre-
sus conocimientos. cuencia se observan, en las formas neurológicas, conducta impul-
Se han descrito fenómenos obsesivo-compulsivos y estereo- siva, preocupaciones de tipo sexual, hipersexualidad y exhibicio-
tipias complejas en lesiones isquémicas de los núcleos caudado, nismo (25, 26), que pueden mejorar con el tratamiento genérico
putamen y pálido (principalmente infartos lacunares), tanto uni- de la enfermedad de Wilson.
laterales como bilaterales (12-14), y también en casos de daño hi- En la enfermedad de Fahr (calcificación idiopática de los gan-
póxico-isquémico, y de intoxicación por monóxido de carbono. glios basales), el núcleo más afectado es el globo pálido (27). En
En la enfermedad de Parkinson se ha descrito una personali- una tercera parte de los casos se ha descrito un trastorno obsesi-
dad «obsesiva» (14) con rigidez cognitiva, meticulosidad y preo- vo-compulsivo que cumple criterios diagnósticos (27, 28), pero
cupación excesiva con los regímenes farmacológicos, por ejemplo. las conductas de tipo compulsivo y repetitivo son mucho más fre-
Sin embargo, se han descrito también manierismos complejos, cuentes (29).
conductas ritualísticas y trastorno obsesivo-compulsivo secunda- Se ha observado que las distonías craneofaciales se relacionan
rio propiamente dicho en esta enfermedad (15). Los fármacos más a menudo con trastorno obsesivo-compulsivo secundario
dopaminérgicos empleados en el tratamiento de la enfermedad que las que afectan a las extremidades (30, 31). También se ha ob-
de Parkinson se han relacionado a la inducción de conducta hi- servado que los casos de distonía asociada a lesiones putaminales
persexual (16) y de desregulación homeostásica hedonística (16, 17). en resonancia magnética presentan una frecuencia más elevada
En ésta se observa abuso de fármacos dopaminérgicos (especial- de trastorno obsesivo-compulsivo (32). Son más frecuentes (33)
mente L-dopa y apomorfina), a pesar de los efectos secundarios los síntomas obsesivo-compulsivos que no cumplen criterios
sufridos (generalmente discinesias graves). El cuadro clínico con- diagnósticos.
siste en búsqueda compulsiva de dichos fármacos, hipersexuali- En la enfermedad de Hallervorden-Spatz se han descrito sínto-
dad, caminar incesante, juego patológico, compra compulsiva, mas obsesivo-compulsivos, estereotipias y tics complejos (34). En
trastornos oroalimentarios, almacenamiento de grandes cantida- el síndrome de Lesch-Nyhan, se observan compulsiones y conduc-
des de fármacos dopaminérgicos, hipomanía o manía, y una con- ta autolesiva graves en el 100 % de los pacientes de edades entre
ducta motora estereotípica y repetitiva que consiste en el manejo los 6 meses y los 16 años, con automutilación de labios, lengua y
y examen constante de objetos inanimados (en inglés, punding). dedos, y lesiones oculares, de la nariz y cabeza. Se observa un dé-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

En la enfermedad de Parkinson, existe una degeneración de la ficit grave de dopamina en el estriado. De forma similar, en el sín-
vía nigroestriada. En el estriado, el núcleo putamen es el más afec- drome de Cornelia de Lange se observa conducta automutilante en
tado. el 50 % de los casos (autoabofeteamiento, mordedura de labios,
En la enfermedad de Huntington, se produce una degenera- dedos, hombros y rodillas, etc.). La neuroacantocitosis ocurre a
ción del cuerpo estriado (especialmente del núcleo caudado), partir de la tercera década de la vida, y en ella se observan vocali-

| 674 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c44/ Trastorno obsesivo-compulsivo secundario a enfermedad neurológica
ı

zaciones, discinesias orofaciales, corea y entre un 5 y un 15 % de Trastorno obsesivo-compulsivo


acantocitos en sangre. Además de las vocalizaciones, se observan
otras conductas obsesivo-compulsivas tales como mordedura de secundario a patología
labios y dedos, cabezazos contra la pared y ecolalia. El trastorno de la corteza prefrontal
obsesivo-compulsivo secundario propiamente dicho es general-
ı
mente raro.
La Corea de Sydenham generalmente sigue a un episodio de ı
fiebre reumática, o de infección por un estreptococo del gru- Los síntomas y conductas obsesivo-compulsivas, causadas
po A, en niños y adolescentes, y en ella se han observado anti- por lesiones o enfermedades que afectan a la corteza prefrontal,
cuerpos antineurona de los ganglios basales (en especial cauda- son generalmente menos elaborados que los causados por lesio-
do y subtalámico). En el 82 % de los pacientes se observan nes de otras áreas de los circuitos frontosubcorticales. Muchos
conductas obsesivo-compulsivas y un 50 % de éstos cumplen de estos pacientes no se hallan ansiosos debido a sus síntomas, ni
criterios diagnósticos de trastorno obsesivo-compulsivo (35, 36). tratan de resistir sus compulsiones. La frecuencia de conductas
Los trastornos conductuales en esta enfermedad pueden apare- meramente repetitivas y de perseveración es mayor que en pa-
cer antes que la corea y pueden tener un curso evanescente (35). cientes con lesiones subcorticales. Así pues, el trastorno obsesivo-
El PANDAS tiene los siguientes criterios diagnósticos (37): compulsivo propiamente dicho es poco frecuente con lesiones
a) inicio en edad pediátrica; b) presencia de tics y/o trastorno corticales prefrontales. En estos casos, la mayoría de lesiones son
obsesivo-compulsivo; c) inicio súbito y curso clínico episódico; de localización medial y/o orbital, y, en ocasiones, lateral o cingu-
d) asociación temporal del empeoramiento de los síntomas con lada anterior. A menudo, este tipo de síntomas se observan en el
presencia de infección por estreptococo β-hemolítico del gru- contexto de un síndrome frontal (generalmente orbitofrontal),
po A; e) posible presencia de trastornos del movimiento, coinci- con desinhibición y falta de introspección (insight) (o capacidad
diendo con empeoramiento sintomático, y f) ausencia de sínto- de autopercibirse como enfermo) (8).
mas clínicos significativos entre episodios de tics y/o trastorno Se observa sintomatología obsesivo-compulsiva, estereotípica
obsesivo-compulsivo. y perseverativa en tumores cerebrales, traumatismo craneal, enfer-
El estreptococo β-hemolítico induce a la producción de auto- medad vascular cerebral y trastornos degenerativos.
anticuerpos reactivos con componentes de los ganglios basales. En la demencia frontotemporal (o «complejo Pick») que en-
El síndrome de Gilles de la Tourette se caracteriza por la pre- globa la enfermedad de Pick, la demencia del lóbulo frontal, la
sencia de tics motores y vocales de curso crónico que se inician afasia progresiva fluente y la no fluente, la gliosis subcortical pro-
antes de los 18 años (1), con frecuencia asociados a trastorno ob- gresiva, la degeneración corticobasal, las formas asociadas a
sesivo-compulsivo, trastorno por déficit de atención e hiperacti- enfermedad de neurona motora y las asociadas al cromosoma 17
vidad y a una variedad de trastornos neuropsiquiátricos (38). (v. 6), se ha comunicado que en hasta un 78 % de casos se obser-
Muchos pacientes afirman que se ven «forzados» a repetir movi- van conductas de la esfera obsesivo-compulsiva (41) fundamen-
mientos específicos para aliviar incomodidad o hasta que les pa- talmente en variantes frontales de la enfermedad. Muchas de estas
rece que se sienten bien. Este fenómeno se ha relacionado con conductas forman parte de las características diagnósticas princi-
conducta obsesivo-compulsiva en el síndrome de Gilles de la pales de la demencia frontotemporal (42), por ejemplo: deam-
Tourette (39). Sin embargo, la gran mayoría de los tics son invo- bulación o vagabundeo compulsivo, rigidez e inflexibilidad men-
luntarios. El síndrome de Gilles de la Tourette está asociado a tal, hiperoralidad, conducta estereotipada y perseverante, o con-
conducta obsesivo-compulsiva y a trastorno obsesivo-compulsi- ducta de utilización. Este tipo de fenómenos son más habituales
vo en hasta un 60 % de los casos (40), y éstos se consideran no en el subtipo «estereotípico» de la demencia frontotemporal, en el
sólo comórbidos, sino parte integral del síndrome. Los fenóme- cual existe una mayor afectación estriada (43).
nos obsesivo-compulsivos que más se observan en este trastorno En fases iniciales de la demencia frontotemporal, los trastor-
son ecofenómenos, coprofenómenos, palifenómenos, conducta nos en la esfera obsesivo-compulsiva son más «elaborados» que en
autolesiva, arritmomanía, preocupación con la simetría (evening fases más avanzadas. Así, en fases iniciales, el parecido con el tras-
up phenomena), rituales o acciones para «ahuyentar» el mal, peli- torno obsesivo-compulsivo es mayor. Predominan las típicas pre-
gros o enfermedades, pasatiempos y juegos mentales, compulsión ocupaciones relacionadas con la higiene, el orden, la puntualidad,
a tocar objetos de una forma específica, lavarse las manos, llevar o la manera de hacer las cosas. A medida que la enfermedad avan-
a cabo comprobaciones reiteradas, compulsión a oler objetos, za, las conductas repetitivas y meramente compulsivas se intensifi-
vestirse/desvestirse, mesurar, encender y apagar interruptores, can. Se observa perseveración motora y verbal, almacenamiento
preocupaciones intensas por temas sexuales y/o religiosos, agre- (hoarding) de todo tipo de objetos, caminatas compulsivas, mo-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

sividad compulsiva, deletreo hacia delante y hacia atrás de pala- vimientos estereotípicos, dependencia ambiental y rituales. En el
bras, etc. Este tipo de conductas o síntomas puede observarse en 30-40 % de los casos se observa hiperoralidad en cualquiera de sus
el 30-85 % de familiares de primer grado (incluso si no sufren formas (44): hiperfagia, hiperoralidad exploratoria, rumiación,
tics) (14). La distinción entre tics motores complejos y conduc- cunsumo desmesurado de cigarrillos o líquidos (incluido el alco-
tas compulsivas es, a veces, difícil. hol) y preferencias exclusivas por ciertos alimentos o productos

/sE/ Trastornos psiquiátricos | Trastornos orgánicos | 675 |


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J. Serra Mestres
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(p. ej., chocolate o caramelos). La conducta hipersexual también mejorar los síntomas del trastorno por déficit de atención e hiper-
es frecuente en estos pacientes y, junto con la hiperoralidad, deno- actividad, mejoran los tics y las conductas de tipo impulsivo (49).
tan la presencia del llamado síndrome de Klüver-Bucy, el cual re- La combinación de fármaco serotoninérgico y antipsicótico
quiere la existencia de lesiones orbitofrontales, amigdalares y del atípico puede ser también útil en pacientes con trastorno obsesi-
polo temporal para su plena expresión. Sus principales caracterís- vo-compulsivo secundario y conductas asociadas que no res-
ticas clínicas son, además de hiperoralidad e hipersexualidad, pla- ponden a un solo fármaco. El valproato sódico, un anticonvulsi-
cidez, pérdida de la capacidad de experimentar miedo, hipermeta- vo y estabilizador del humor de acción gabaérgica, puede ser útil
morfosis y agnosia visual de tipo asociativo (45). en la reducción de la agitación asociada a algunas de estas con-
En otros trastornos que causan demencia cortical, como la ductas, en especial si existe un componente impulsivo o afectivo.
enfermedad de Alzheimer, la demencia con cuerpos de Lewy, o la en- En pacientes cuyo estado cognitivo y conductual lo permita,
fermedad de Creutzfeldt-Jakob, la presencia de fenómenos y con- también pueden llevarse a cabo enfoques psicológicos como la te-
ductas repetitivas y estereotípicas es bastante frecuente, en espe- rapia cognitivo-conductual, o de modificación de conducta.
cial a partir de fases de evolución moderada. Sin embargo, la fre-
cuencia de trastorno obsesivo-compulsivo secundario es baja. bibliografía
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tington’s disease. Biol Psychiatry 1992; 31: 263-270.
ı 3. Von Economo C. Encephalitis lethargica: its sequelae and treatment. Ox-
Es importante destacar que los trastornos neuroconductua- ford: Oxford University Press, 1931.
les asociados a lesiones neurológicas no son resistentes a trata- 4. Baxter LR, Jr, Clark EC, Iqbal M, Ackerman RF. Cortical-subcortical
miento (11). Los circuitos frontosubcorticales involucran a un systems in the mediation of obsessive-compulsive disorder. En: Lichter
número importante de neurotransmisores, receptores y mensaje- DG, Cummings JL (eds.). Frontal-subcortical circuits in psychiatric and
neurological disorders. Nueva York: Guildford Press, 2001; 207-230.
ros secundarios que son susceptibles de manipulación farmacoló-
5. Ron MA. Psychiatric manifestations of demonstrable brain disease. En:
gica (46, 47). Lamentablemente, existen pocos estudios contro-
Ron MA, David AS (eds.). Disorders of brain and mind. Cambridge: Cam-
lados sobre la eficacia de tratamientos para cuadros neurocon-
bridge University Press, 1998; 177-195.
ductuales en enfermedades neuropsiquiátricas. En el caso del 6. Serra-Mestres J. Variante frontal de la demencia frontotemporal. En: Al-
trastorno obsesivo-compulsivo secundario y conductas relacio- berca R, López-Pousa S (eds.). Enfermedad de Alzheimer y otras de-
nadas, los enfoques terapéuticos son los mismos que para el tras- mencias, 2.a ed. Madrid: Editorial Médica Panamericana, 2002; 365-385.
torno obsesivo-compulsivo primario. 7. Alexander GE, DeLong MR, Strick PL. Parallel organization of functionally
Se ha demostrado que los fármacos de acción serotoninérgica segregated circuits linking basal ganglia and cortex. Ann Rev Neurosci
son eficaces en el tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo. 1986; 9: 357-381.
Entre ellos, los inhibidores selectivos de la recaptación de seroto- 8. Cummings JL. Frontal-subcortical circuits and human behavior. Arch
nina (ISRS) son los más empleados y serán los fármacos de elec- Neurol 1993; 50: 873-880.
9. Alexander GE, Crutcher MD, DeLong MR. Basal ganglia thalamo-cortical
ción para el tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo se-
circuits: parallel substrates for motor, oculomotor, prefrontal and limbic
cundario. Otros fármacos como la trazodona, la venlafaxina y la
functions. En: Uylings HBM, Van Eden CG, DeBruin JPC, Corner MA,
nefazodona, también de marcada acción serotoninérgica, se han
Feenstra MGP (eds.). Progress in brain research. Nueva York: Elsevier
empleado de forma eficaz. Science, 1990; 85: 119-146.
Los pacientes con enfermedades neurológicas son más sus- 10. Arciniegas DB, Beresford TP. Neuropsychiatry: an introductory appro-
ceptibles a los efectos secundarios de cualquier fármaco psico- ach. Cambridge: Cambridge University Press, 2001.
trópico, por lo que las dosis de estos medicamentos deberán au- 11. Etcharry-Bouyx F, Dubas F. Obsessive-compulsive disorders in associa-
mentarse de forma paulatina. La clomipramina, por sus efectos tion with focal brain lesions. En: Bogousslavsky J, Cummings JL (eds.).
anticolinérgicos, debe evitarse en pacientes con trastorno obsesi- Behavior and mood disorders in focal brain lesions. Cambridge: Cam-
vo-compulsivo secundario ya que puede inducir confusión y tras- bridge University Press, 2000; 304-326.
tornos cognitivos; si bien es efectiva en el tratamiento del trastor- 12. Maraganore DM, Marsden CD. Complex stereotypies following right cau-
date infarct: a case report. J Neurol 1990; 89(Suppl. 1): 237.
no obsesivo-compulsivo.
13. Bhatia KP, Marsden CD. The behavioural and motor consequences of
En los pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo secunda-
focal lesions of the basal ganglia in man. Brain 1994; 117: 859-876.
rio y tics concomitantes (p. ej., en el síndrome de Gilles de la Tou-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

14. Ghika J. Mood and behavior in disorders of the basal ganglia. En: Bo-
rette), se ha observado que la adición de un antipsicótico (p. ej., la gousslavsky J, Cummings JL (eds.). Behavior and mood disorders in fo-
risperidona) a un ISRS es más eficaz en la reducción de síntomas cal brain lesions. Cambridge: Cambridge University Press, 2000; 122-201.
del trastorno obsesivo-compulsivo secundario que un ISRS solo 15. Hollander E, Cohen I, Richards M, y cols. A pilot study of the neuropsy-
(48, 49). También en el síndrome de Gilles de la Tourette, la cloni- chology of obsessive-compulsive disorder and Parkinson’s disease: ba-
dina y la guamfacina (ambos fármacos α-adrenérgicos), además de sal ganglia disorders. J Neuropsychiatry Clin Neurosci 1993; 5: 104-107.

| 676 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c44/ Trastorno obsesivo-compulsivo secundario a enfermedad neurológica
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/sE/ Trastornos psiquiátricos | Trastornos orgánicos | 677 |


tras lesión del lóbulo frontal pudieron asociarse rasgos constantes y

/capítulo45/
bien definidos, con áreas lesionales particulares, estimándose que el
lóbulo frontal y sobre todo el prefrontal pudieran desempeñar un
papel clave para todos los trastornos de personalidad y conducta
debido a sus numerosas conexiones con estructuras límbicas y sub-
corticales (3). Recientemente, los avances tecnológicos plantean un

Cambio nuevo intento de vincular directamente alteraciones emocionales,


cognitivas y conductuales con los hallazgos de neuroimagen (4).

de personalidad Nosología del concepto


debido a enfermedad ı
ı
médica Inicialmente en el DSM se describía como un trastorno per-
sistente debido a un factor orgánico específico con inestabilidad
afectiva, ataques recurrentes de agresión o ira, alteración del jui-
J. A. Gómez del Barrio cio social, apatía e indiferencia, recelo o ideación paranoide.
El DSM incluía una categoría de síndromes cerebrales agudos
J. L. Ayuso Mateos y crónicos, definidos como debidos a un deterioro difuso de la
función tisular cerebral de cualquier causa. El DSM-II incluía sín-
tomas básicos como deterioro de la orientación, memoria, capa-
cidad de calcular, aprendizaje y juicio, además de afectividad lá-
Introducción bil y superficial, clasificados dentro de los síndromes cerebrales
ı orgánicos no psicóticos. El DSM-III añadió una variedad de sín-
ı dromes relacionados etiológicamente con factores orgánicos, re-
«Es caprichoso e irreverente, indulgente por momentos frente a quiriéndose la presencia de por lo menos uno de los siguientes: la-
las blasfemias más groseras, que no eran su costumbre, manifestan- bilidad, impulsividad, apatía o desconfianza; el DSM-III-R aña-
do sólo una ligera deferencia por sus amigos, impaciente frente a res- dió agresividad recurrente.
tricciones o consejos que se oponen a sus deseos, por momentos Aun así, las limitaciones nosológicas son evidentes. En el
presa de una obstinación pertinaz, cambiante y vacilante, planifica
DSM-IV se suprime el término orgánico y se añade el concepto
proyectos de operación futura que abandona en cuanto están dis-
puestos otros que parecen más factibles. Su capacidad intelectual y de cambio con respecto a características anteriores de la persona-
sus manifestaciones son las de un niño, tiene las pasiones animales lidad. Este cambio conceptual procura evitar la dicotomía mente-
de un hombre fuerte, en este aspecto su mente cambia radicalmente cuerpo u orgánico-funcional, y trata de salvar barreras entre es-
tanto que sus amigos y conocidos dicen que él ya no es Gage.» (1). pecialistas en salud mental y el resto de las especialidades médicas.
Son problemas metodológicos en el diagnóstico (5):
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Men-
tales, 4.a ed. (DSM-IV) describe los cambios de personalidad de- 1. Concepto de cambio de personalidad ya de por sí con difi-
bidos a enfermedad médica como una alteración duradera de la cultades debido a la ambigüedad entre lo que denomina-
personalidad que se considera un efecto fisiológico directo de una mos variación de un patrón previo y la exacerbación o des-
enfermedad médica, representando un cambio del patrón previo inhibición de rasgos subyacentes, muy influenciables ade-
de personalidad del sujeto (2). más por factores ambientales, biológicos o personales (6).
Desde el relato clásico del cambio de personalidad de Phineas 2. La medida de cambio y personalidad premórbida implica
Gage, quien sufrió una lesión craneal penetrante, descrito por John la existencia de instrumentos de evaluación distintos a los
M. Harlow, la asociación frecuente entre lesión cerebral y cambio que evalúan la personalidad actual, así como la necesidad
de personalidad indujo a pensar en la presencia de una alteración de la colaboración de un informante.
genérica aplicable a toda lesión, así como trastornos de personali- 3. Establecer la relación con el agente causal ya que crono-
dad debidos a localización cerebral o enfermedades específicas. lógicamente puede anteceder, ocurrir concomitantemen-
Pero los intentos por definir un trastorno de personalidad especí- te o incluso establecerse a posteriori, ya que la sintomato-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

fico para una localización se vieron obstaculizados por la dificul- logía psiquiátrica podría ser la primera manifestación de
tad de hallar lesiones naturales con esa ubicación real, ya que los ac- la enfermedad médica.
cidentes vasculares cerebrales, los traumatismos y las enfermedades 4. Inestabilidad de los síntomas, sobre todo en la fase de re-
degenerativas raramente están confinados a límites anatómicos cuperación de secuelas.
precisos. Únicamente en el estudio de los cambios de personalidad 5. Diagnóstico diferencial con la neurosis de renta.

| 678 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c45/ Cambio de personalidad debido a enfermedad médica
ı

6. Papel del ambiente o de la adaptación tras el accidente, Algunas veces los cambios serán debidos al daño cerebral,
baja laboral, etc. otras a factores psicológicos, y otras a una combinación de am-
7. Establecer la psicopatología diferencial con la depresión o bos. Otras serán exacerbaciones de rasgos previos y otras total-
la ansiedad frecuentes tras lesión o accidente vascular ce- mente novedosos, como en la afectación del lóbulo frontal. Otras
rebral cuyos síntomas pueden ser inespecíficos y llevar a veces la vulnerabilidad de la persona será la base para el cambio
la confusión diagnóstica (p. ej., apatía frente a pérdida ante un daño mínimo o insustancial (10).
de intereses o irritabilidad frente a ansiedad). ı
ı
enfermedades médicas asociadas
Epidemiología ı
ı Diversas enfermedades neurológicas y médicas pueden pro-
vocar cambios de personalidad. Las enfermedades que afectan a
ı
los lóbulos frontales o estructuras subcorticales tienen mayor
Aunque no existen estudios ni los datos de la literatura médi-
probabilidad de manifestarse con cambios de personalidad. El
ca son clarificadores, en parte por la distinta definición de lesión
traumatismo craneal es una causa frecuente, así como los acci-
o daño dado por distintos especialistas o la imprecisión de las cla-
dentes vasculares cerebrales de la arteria cerebral comunicante
sificaciones, la experiencia parece demostrar que cada vez se rea-
anterior o cerebral media, los aneurismas de la arteria comuni-
lizan intervenciones quirúrgicas más arriesgadas, los medios de
cante anterior o la hemorragia subaracnoidea, los tumores del
supervivencia y equipos de reanimación son más potentes y, en
lóbulo frontal, la epilepsia, las enfermedades endocrinas (p. ej.,
general, la mayor edad de los pacientes hace más probable encon-
hipotiroidismo, hipo e hiperadrenocorticalismo) y las enferme-
trar sujetos recuperados aparentemente, sin secuelas neurológicas
dades autoinmunitarias que afectan al sistema nervioso central
focales, pero que en intervalos de tiempo diversos muestran se-
(p. ej., lupus eritematoso sistémico). También pueden aparecer
cuelas neuropsicológicas o cambios psicopatológicos que inter-
en trastornos degenerativos del sistema nervioso central con ma-
fieren en su funcionamiento (7). Sin embargo, la dificultad para
nifestaciones clínicas conductuales previas a las manifestaciones
comprobar casos de cambio secundario, ya que ningún rasgo o
cognoscitivas. Así ocurre por ejemplo en la esclerosis múltiple,
conducta especial son diagnósticos, hace más probable que no
debido a la degeneración de la sustancia blanca subcortical, en
existan cifras fiables de incidencia o prevalencia.
las exposiciones a toxinas (11) con predisposición por la sustan-
cia blanca (arsénico, manganeso y mercurio) y en los síndromes
de demencia progresiva como la corea de Huntington o la pará-
Etiología lisis supranuclear progresiva o el complejo demencia.
ı La enfermedad neurológica o las enfermedades médicas im-
ı plicadas se identifican a partir de la exploración física, de las prue-
El cambio de personalidad presenta dificultades de apreciar, bas de laboratorio y de los patrones de prevalencia e inicio.
evaluar y de interpretar, y sus mecanismos patogénicos siguen
siendo poco claros.
Diversos mecanismos fisiopatológicos se implican en la lesión
cerebral, desde metabólicos como en el hipertiroidismo o el hipoti-
Manifestaciones clínicas
roidismo (8), la anoxia bajo distintas facetas (v. tabla 45-1, según ı
los tipos descritos por Barcroft en 1920) (9), la muerte neuronal en ı
el accidente vascular cerebral o los mecanismos indirectos provoca- El cambio de personalidad implica una alteración en la con-
dos por el traumatismo o la desmielinización de la sustancia blanca. ducta y aptitudes habituales del paciente, así como que sus reac-
ciones ante acontecimientos y con la gente sean diferentes de las
que eran antes. El sujeto puede ser o no consciente de ello y los
cambios pueden muy notables o tan mínimos que únicamente
/tabla45-1/
los seres más allegados y quienes mejor le conocen se dan cuenta.
Causas de anoxia cerebral
Las áreas típicamente afectadas incluyen el control de emociones e
impulsos y aspectos de motivación y juicio social.
Anoxia por bajo gasto: arteriosclerosis, shock, cirugía cardíaca,
insuficiencia cardíaca congestiva, arritmias, infarto de miocardio El paciente no puede ajustarse a las nuevas demandas y ante
mínimos problemas se muestra ansioso, irritable o triste. Cons-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

Anoxia anémica: intoxicación por monóxido de carbono, sangrado


digestivo, anemia grave ciente o inconscientemente evita nuevas experiencias, restrin-
Anoxia anóxica: broncospasmo, enfisema, neumonía, embolismo giendo sus actividades de manera rígida. Ante mínimas frustra-
pulmonar, anestesia general, asfixia, altitudes, ahogamientos
ciones o interacciones sociales puede provocarse una catástrofe. A
Anoxia metabólica: hipoglucemia, intoxicación por cianuro
Anoxia por sobreconsumo: crisis epilépticas veces surgen miedos hipocondríacos acerca del sueño o el ritmo
intestinal. Se evidencia falta de flexibilidad que a menudo se

/sE/ Trastornos psiquiátricos | Trastornos orgánicos | 679 |


|
J. A. Gómez del Barrio y J. L. Ayuso Mateos
|

acompaña de cambios de humor e irritabilidad, pudiendo asimis-


mo presentarse como agresividad o desarrollos paranoides. /tabla45-2/
Las lesiones del lóbulo frontal son el mejor ejemplo de los Criterios para el diagnóstico de cambio
efectos del daño cerebral en la personalidad; además, existen sín- de personalidad debido a enfermedad médica según
tomas difíciles de objetivar, como falta de planificación, de tacto o el DSM-IV
de juicio de las consecuencias de sus acciones, así como una eufo-
ria sin sentido. Esto puede llevar a conductas delictivas o proble- A. Alteración duradera de la personalidad que representa un cambio
de las características previas del patrón de personalidad del
mas legales, dado que la desinhibición puede ser marcada, causar
sujeto. (En los niños la alteración se expresa por una acusada
incorrección social o comportar conductas sexualmente desinhi- desviación del desarrollo normal o por un cambio significativo en
bidas, a menudo sin conciencia de la gravedad de los hechos. La el patrón habitual del comportamiento del niño y que se mantiene
gravedad de la conducta dependerá en gran medida de la perso- como mínimo durante 1 año)
nalidad previa y de la localización de la lesión. Así, las lesiones B. Demostración, a través de la historia, de la exploración física o
de las pruebas de laboratorio, de que la alteración es un efecto
frontales bilaterales en el área orbital son el mejor ejemplo de
fisiológico directo de una enfermedad médica
conductas socialmente alteradas tras afectación frontal que pue- C. La alteración no se explica mejor por la presencia de otro
den aparecer sin deterioro cognitivo evidente. trastorno mental (incluyendo otros trastornos mentales debidos a
Siguiendo la clasificación de Blumer y Benson (12), los tras- enfermedad médica)
tornos de personalidad frontal se clasificarían en dos tipos: D. La alteración no aparece exclusivamente en el transcurso de un
delirio y no cumple los criterios diagnósticos para la demencia
1. Seudodepresivo (en lesiones de la convexidad prefrontal) E. La alteración causa un malestar clínicamente significativo o
con hipocinesia, apatía, pérdida de iniciativa, amotiva- deterioro laboral, social o de otras áreas importantes de la
actividad del individuo
ción, impersistencia, indiferencia y embotamiento afecti-
vo, déficit de planificación, pensamiento empobrecido, Especificar el tipo:
Tipo lábil: si el síndrome predominante es la labilidad afectiva
concretismo. Podría aparecer mutismo acinético en las
Tipo desinhibido: si el síntoma predominante es el descontrol de los
lesiones bilaterales. impulsos, manifestado por indiscreciones sexuales, etc.
2. Seudopsicopático (en lesiones de la región orbitofrontal): Tipo agresivo: si el síntoma predominante es el comportamiento
caracterizado por hipercinesia, distraibilidad, impruden- agresivo
cia, impulsividad, euforia, humor pueril, egocentrismo, Tipo apático: si el síntoma predominante es la apatía o indiferencia
acusadas
pérdida de la capacidad empática, escaso juicio social, des-
Tipo paranoide: si el síntoma predominante es la suspicacia o
inhibición sexual y escasa capacidad de introspección (13). ideación paranoide
Otros tipos: si el síntoma predominante no es uno de los citados, por
En algunos casos la agresividad o pérdida brusca del control se
ejemplo, cambio de personalidad asociado a crisis comiciales
asocia a características previas del sujeto que se agravan, a consu- Tipo combinado: si predomina más de un síntoma en el cuadro clínico
mo de alcohol, a concurrencia con estrés vital o afectivo o simple- Tipo no especificado
mente sin más, como síndrome nuevo en dicho sujeto, aunque
ocasionalmente podría reflejar un fenómeno epiléptico (14, 15).
Aunque no existe una personalidad epiléptica general, en los
pacientes con crisis parciales complejas se observan a menudo
ciertos rasgos específicos, como seriedad mayor de la habitual, re- Evaluación
serva, otorgar mayor significado a las cosas, minuciosidad o tena-
ı
cidades, interesándose mucho por los temas filosóficos, religiosos
o morales, con dificultad para concretar sus ideas (16). ı
ı La evaluación, encaminada a demostrar el cambio de perso-
ı nalidad sobre un patrón previo y la relación causal con una enfer-
características diagnósticas medad médica, se articula en los siguientes puntos:
ı
Las manifestaciones más frecuentes del cambio de personali- 1. Realizar historia clínica y anamnesis detallada junto con
dad consisten en inestabilidad afectiva, falta de control de los im- entrevistas a conocidos y familiares (17). Revisar historial
pulsos, crisis de agresión o de cólera claramente desproporciona- clínico del médico de cabecera para ver personalidad pre-
da a los estímulos psicosociales desencadenantes, apatía acusada, mórbida o niveles previos de funcionamiento (18).
suspicacia o ideación paranoide. Los sujetos con este trastorno El diagnóstico está basado en la anamnesis, en de-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

«no son los mismos» a juicio de los demás. mostrar el cambio sobre la personalidad previa. Debemos
Aunque el término «personalidad» es compartido con los tras- intentar encontrar un informante válido descartando
tornos de la personalidad del eje II, este diagnóstico se codifica en el exacerbación de rasgos previos o delirio. Asimismo, de-
eje I, puesto que difiere de ellos por su etiología específica, su feno- beremos establecer la relación con el agente etiológico
menología diferente y un inicio y un curso más variables (tabla 45-2). mediante pruebas de laboratorio o historial médico. Se

| 680 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c45/ Cambio de personalidad debido a enfermedad médica
ı

recomienda no dejar pasar demasiado tiempo entre la Las enfermedades médicas crónicas asociadas al dolor y disca-
evaluación y el hecho causal (19). pacidad también pueden provocar cambios de personalidad. El
2. Evaluación psicopatológica detallada con especial rele- diagnóstico de cambio de personalidad debido a enfermedades
vancia de la presentación y aspecto, la afectividad y el es- médicas sólo se hará si puede establecerse un mecanismo fisio-
tado de ánimo (diagnóstico diferencial con depresión), la patológico directo responsable de la alteración.
atención y el rendimiento cognitivo (diagnóstico diferen- Como síntoma asociado a la demencia (p. ej., demencia tipo
cial con delirio y demencia), curso y contenido del pensa- Alzheimer o Pick). El diagnóstico de cambio de personalidad de-
miento (diagnóstico diferencial con psicosis). Valoración bido a enfermedad médica no debe establecerse si también se
del juicio y capacidad volitiva. cumplen los criterios diagnósticos para la demencia o si el cambio
3. Exploración neurológica: buscar focalidad o signos que aparece exclusivamente en el transcurso de un delirio.
sugieran localización cerebral. Otro trastorno mental debido a enfermedad médica (p. ej., tras-
4. Evaluación neuropsicológica, centrada sobre todo en la torno del estado de ánimo debido a un tumor cerebral, con sínto-
valoración de la atención, funciones ejecutivas y evalua- mas depresivos).
ción del rendimiento cognitivo (20, 21). Sujetos con dependencia de sustancias, especialmente si hace
5. Evaluación de la personalidad: existen pocas pruebas tiempo que la dependencia está establecida. El clínico debe pre-
de evaluación específicas para evaluar el cambio de per- guntar prudentemente acerca de la naturaleza de la sustancia y del
sonalidad que se centren en el informante (22). La ma- tiempo que lleva consumiéndose.
yoría de estudios utilizan tests de personalidad, amplia- Los cambios acusados de personalidad también pueden ser
mente validados en la población clínica, como el In- síntomas asociados de otros trastornos mentales (p. ej., esquizofre-
ventario Multifásico de la Personalidad de Minnesota nia, trastorno delirante, trastornos del control de los impulsos
(Minnesota Multiphasic Personality Inventory, MMPI) no clasificados, trastorno de angustia). Sin embargo, no se consi-
(23), y el Inventario Multiaxial Clínico de Millon-II dera que estos trastornos estén relacionados etiológicamente con
(Millon Clinical Multiaxial Inventory, MCMI-II) (24). el cambio de personalidad.
El primero de ellos tiene el inconveniente que requiere El cambio de personalidad debido a enfermedad médica se
actualizar los datos normativos y el segundo la superpo- distingue del trastorno de la personalidad por el requisito de un
sición de puntos en varias escalas. La ventaja del Millon cambio significativo de personalidad de base y la presencia de una
es la categorización de los trastornos de personalidad se- enfermedad médica de etiología específica.
gún el DSM.
Para evaluaciones más precisas centradas en síntomas
se recomienda utilizar la Escala de Evaluación Neurocon-
ductual (Neurobehavioural Rating Scale), original de Le-
Tratamiento
vin y cols. (25) y validada en nuestro idioma (26) para la ı
evaluación tras el daño cerebral. Otro instrumento espe- ı
cialmente indicado para el estudio de los cambios de per- El tratamiento inicial se basa en la posible resolución de la
sonalidad es la Escala de Evaluación Neuropsiquiátrica causa médica subyacente. Hay que tener en cuenta la historia na-
(The Neuropsychiatric Rating Schedule) (27). tural de la recuperación que en muchos casos se prolonga varios
6. Implicaciones medicolegales: valorar naturaleza y grado meses. Además, debe recordarse que los tratamientos con psico-
de discapacidad que ha causado la lesión así como la du- fármacos podrían empeorar por su carácter sedante la atención o
ración y curso futuro de dicha incapacidad y el impacto la motivación, disminuyen el umbral convulsivo y, en general, su
sobre la calidad de vida del individuo. efecto es mayor sobre un cerebro dañado que sobre uno que esté
intacto, aumentando el riesgo de yatrogenia.
Posteriormente, el tratamiento precoz facilitará la posible re-
Diagnóstico diferencial habilitación, identificando precozmente a individuos con riesgo
de daño cerebral a causa de factores de personalidad o dificultades
ı
ambientales.
ı Hay que iniciar recuperación en el hospital, en una atmósfe-
Los cambios de personalidad sin daño cerebral generalmente ra sin estrés, evitar la fatiga mental y estimular el ejercicio físico.
son reacciones neuróticas debidas a problemas de adaptación a Conviene dar la información en una relación de confianza útil,
la nueva vida en respuesta a defectos físicos o cognitivos. Habi- evitando miedos y frustraciones, facilitando la adaptación a su es-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

tualmente presentan ansiedad, irritabilidad, obsesividad y cambios tado y motivando el cambio. En general, los cambios de perso-
de humor. Los individuos narcisistas, inseguros, o que necesitan nalidad y carácter son más bien reacios al tratamiento. Puede in-
un cuerpo activo pueden desarrollar cambios con más frecuencia, tentarse psicoterapia de apoyo o programas de modificación de
así como aquellos que tienen que soportar o afrontar defectos o conducta (28, 29). La ayuda familiar de apoyo es fundamental
incapacidades físicas. para entender el proceso y la causa de las conductas inapropiadas.

/sE/ Trastornos psiquiátricos | Trastornos orgánicos | 681 |


|
J. A. Gómez del Barrio y J. L. Ayuso Mateos
|

La gestión de recursos sociales puede ser de gran ayuda en deter- 14. Sweet WH, Ervin F, Mark V. The relationship of violent behaviour to focal
minados pacientes. cerebral disease. En: Garattini S, Sigg EB (eds.). Agressive behaviour,
Se ha demostrado que los agonistas dopaminérgicos (30) o Proceedings of International Symposium on the Biology of Agressive Be-
haviour. Amsterdam: Excerpta Medica, 1969.
estimulantes son eficaces en la apatía y la lentitud asociadas al sín-
15. Blumer D. Evidence supporting the temporal lobe epilepsy personality
drome frontal, utilizándose el metilfenidato (se empieza por 5 mg
syndrome. Neurology 1999; 53(5 Suppl. 2): S9-12.
hasta 60 mg) para el control de la irritabilidad y la memoria (31).
16. Smith DB, Treiman DM, Trimble MR: Neurobehavioral problems in epi-
En pacientes con agresividad o conductas explosivas puede lepsy. Nueva York: Raven, 1991.
utilizarse el carbonato de litio, los anticonvulsivantes, los β-blo- 17. Lezak MD: Neuropsychological assessment, 2.a ed. Nueva York: Oxford
queantes de acción central como el propanolol (32, 33) o una University Press, 1983.
combinación de ellos. 18. Huber W. Methology of the evaluation of personality. Acta Neurochir
Para el control de la labilidad emocional también se reco- Suppl (Wien) 1988; 44: 48-53.
mienda recurrir a antidepresivos como la fluoxetina (34) o anti- 19. Dodwell D. Comparision of self-ratings with informant-ratings of pre-
convulsivantes como la carbamazepina o el ácido valproico como morbid personality on two personality ratings scales. Psychol Med 1988;
segunda elección (35). 18: 459-501.
20. Lezak MD. Executive functions and motor performance. En: Lezak MD
En general no se recomienda utilizar antipsicóticos para dis-
(ed.). Neuropsychological assessment. Nueva York: Oxford University
minuir la agresividad debido a su escasa efectividad y a la fre-
Press, 1983; 507-529.
cuente aparición de discinesia tardía, señalándose su utilidad so-
21. Rao SM. Neuropychological assesssment. En: Fogel B, Schiffer RB
bre todo cuando aparece fenomenología psicótica acompañante. (eds.). Neuropsychiatry. Baltimore: Williams and Wilkins, 1996; 29-45.
En cualquier caso es preferible recurrir a los nuevos antipsicóticos 22. Butler RV, Satz P. Evaluación de la personalidad en adultos y niños. En:
como la risperidona o la olanzapina para minimizar los efectos Kaplan HI, Sadock BJ (eds.). Tratado de psiquiatría, 6.a ed. Buenos
secundarios (36). Aires: Intermédica 1997; 499-518.
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| 682 | Tratado de Psiquiatría


Más tarde, durante las décadas de 1970 y 1980 se produjeron

/capítulo46/
una serie de avances fundamentales, tanto en el campo de las alte-
raciones bioquímicas de la enfermedad, establecimiento de la hipó-
tesis colinérgica (3, 4), como en el desarrollo de clasificaciones (5) y
criterios de diagnóstico operativos (6). También se llevaron a cabo
estudios epidemiológicos rigurosos, tanto en la comunidad como

Enfermedad en instituciones, que permitieron conocer con mayor exactitud los


parámetros estadísticos básicos de la enfermedad, así como su pre-
valencia e incidencia (7). Estos estudios permitieron trazar con ni-
de Alzheimer tidez el fantástico reto que plantea la atención a la enfermedad de
Alzheimer en las sociedades desarrolladas y favorecieron la crea-
ción de servicios asistenciales especializados. Estos años sirvieron
M. Martín Carrasco también para la diferenciación de diferentes entidades nosológicas
dentro de las demencias degenerativas del anciano, hasta entonces
J. A. Cervilla Ballesteros
no bien diferenciadas de la enfermedad de Alzheimer, como la de-
A. Bulbena Vilarrasa mencia con cuerpos de Lewy y la demencia frontotemporal.
Finalmente, la década de 1990 ha conocido un crecimiento es-
pectacular del conocimiento de la etiopatogenia de la enfermedad
de Alzheimer en el ámbito molecular y genético, identificando fac-
Introducción tores de riesgo (p. ej., apolipoproteína E [ApoE], alteraciones ge-
néticas) que han permitido el desarrollo de las primeras terapias
ı
eficaces para la enfermedad, basadas en la hipótesis colinérgica (8).
ı Este hecho ha propiciado la aparición de protocolos de consenso
Durante la mayor parte del siglo XX los conocimientos sobre auspiciados por sociedades científicas internacionales (9) y nacio-
la enfermedad de Alzheimer se ceñían prácticamente a los des- nales (10), que a su vez han destacado la importancia de la sobre-
critos en 1907 por el psiquiatra alemán del mismo nombre: un carga de los cuidadores y de las alteraciones psicopatológicas de
cuadro clínico caracterizado por un deterioro cognoscitivo de ini- esta enfermedad como fenómenos clave en su atención clínica.
cio insidioso y curso progresivo, junto a síntomas como delirios y En el presente capítulo intentaremos resumir estos avances
alucinaciones, cuyo examen anatomopatológico se caracterizaba tan significativos, que permiten afirmar que la enfermedad de
por la presencia de placas seniles y ovillos neurofibrilares (1). Alzheimer es una de las enfermedades neuropsiquiátricas de las
El escaso interés por la enfermedad se basaba en la extendida que más conocimientos se tienen, a pesar del pronóstico som-
creencia de que se trataba de una forma rara de demencia pre- brío que todavía aguarda a quienes la padecen.
senil. Incluso en una época tan cercana como a mediados del si-
glo XX se creía que la mayoría de las personas que desarrollaban
un síndrome demencial después de los 65 años (la llamada «de- Concepto actual y clasificación
mencia senil», que se vinculaba directamente al proceso de enve-
jecimiento) sufrían alguna forma de insuficiencia cerebrovascu-
de las demencias
lar. Sin embargo, a finales de la década de 1950 y durante la de ı
1960, los estudios de la escuela inglesa de psiquiatría, en especial ı
del grupo de Newcastle upon Tyne, con nombres como Roth, Actualmente la demencia puede definirse como un síndro-
Tomlinson y Blessed (2), empezaron a suponer un cambio en la me adquirido plurietiológico, de naturaleza orgánica, caracteriza-
forma de entender el problema. Su trabajo consistió básicamente do por un deterioro permanente de la memoria y de otras funcio-
en realizar la primera serie anatomoclínica rigurosa de casos de nes intelectuales, y con frecuencia acompañado de otros trastor-
«demencia senil», lo que les llevó a descubrir que la mayoría de los nos psiquiátricos, que ocurre sin alterar el nivel de conciencia y
pacientes presentaban un cuadro clínico y unas lesiones anato- afecta al funcionamiento social (11). Se han postulado diversas
mopatológicas indistinguibles de los de la demencia presenil, co- formas de clasificar las demencias. Algunas de ellas se consideran
nocida entonces como «enfermedad de Alzheimer». Sus hallazgos desfasadas, como la clasificación según la edad de inicio o aten-
llevaron a desacreditar el concepto de demencia senil y a recono- diendo a su pronóstico.
cer la predominancia de la enfermedad de Alzheimer entre las Los criterios más empleados en la actualidad hacen referencia
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

causas de demencia en los ancianos, en detrimento de la demen- a las características clínicas del síndrome demencial y a su etiolo-
cia de origen vascular. Posteriormente se estableció la conexión gía. En cuanto a la clínica, podemos hablar de demencia subcorti-
nosológica entre las formas precoz y tardía de dicha demencia, cal o cortical, según las áreas cerebrales donde se concentran los
pasando a denominarse ambas conjuntamente como «demencia cambios patológicos que se corresponden con los síntomas que se
de tipo Alzheimer», o simplemente «enfermedad de Alzheimer». manifiestan de forma preferente (tabla 46-1). Esta clasificación

/sE/ Trastornos psiquiátricos | Trastornos orgánicos | 683 |


|
M. Martín Carrasco, J. A. Cervilla Ballesteros y A. Bulbena Vilarrasa
|

no debe entenderse en términos absolutos, ya que con frecuencia caracteriza por la lentitud de los procesos de pensamiento y de
existe un grado de solapamiento importante entre ambas, tanto en las respuestas motoras (bradifrenia), por la pérdida de iniciativa y
la clínica como en los cambios histopatológicos subyacentes, por espontaneidad, por la pérdida de memoria (más tardía que en la
lo que también puede hablarse de demencia corticosubcortical o demencia cortical y que puede estimularse con claves) y por alte-
global. Así pues, las enfermedades de Alzheimer y Pick constitui- raciones del humor (con frecuencia depresión y apatía, aunque
rían, en sus fases iniciales y moderadas, ejemplos de demencia cor- también manía). Las estructuras cerebrales afectadas con mayor
tical, mientras que las enfermedades de Parkinson o Huntington frecuencia son el tronco cerebral, los ganglios basales, el tálamo y
lo serían de demencia subcortical. En cambio, la demencia vascu- las proyecciones de estas estructuras hacia el lóbulo frontal, por lo
lar ofrece con frecuencia formas corticosubcorticales (tabla 46-2). que aparecen alteraciones frontales. De forma característica, no se
La demencia subcortical se refiere al deterioro cognitivo que presentan síntomas como afasia, apraxia o agnosia, como en las
aparece con la afectación de la áreas subcorticales cerebrales. Se demencias corticales. Las enfermedades que con más frecuencia
dan lugar a una demencia subcortical son la enfermedad de Par-
kinson, la enfermedad de Huntington, la enfermedad de Bins-
wanger y la parálisis supranuclear progresiva. Por ello, los pacien-
tes con demencia subcortical presentan a menudo los trastornos
/tabla46-1/ motores que se asocian con dichas enfermedades.
Diagnóstico diferencial de la demencia cortical La demencia cortical se caracteriza por la afectación de funcio-
y subcortical nes que dependen de la neocorteza. Los síntomas reflejan altera-
ciones en la corteza sensorial (déficit de atención, agnosia, aluci-
Cortical Subcortical
naciones) y motora (apraxias); en el procesamiento del lenguaje
Memoria Afectación Afectación de la (afasia), en el almacenamiento de la información (amnesis) y en la
del aprendizaje rememoración respuesta integradora del sujeto ante el medio (comportamien-
(amnesia) (olvido) to). Por lo tanto, son comunes síntomas como el deterioro de la
Lenguaje Afasia inicial Afasia tardía
memoria, que afecta tanto al aprendizaje como a la evocación,
Habla Normal Disartria
Capacidad Alterada Alterada la desorientación, la alteración del lenguaje con afasia nominal y
visuomotora deterioro de la comprensión (en ausencia de disartria), así como
Velocidad Normal Enlentecimiento apraxia y agnosia. La capacidad visuoespacial está alterada, hay
psicomotora discalculia, afectación del pensamiento abstracto, de la capacidad
Déficit frontal Importante Proporcional a la
de juicio y de la introspección. La personalidad puede permanecer
demencia
Personalidad Preservada Apatía relativamente intacta, aunque pueden aparecer desinterés o desin-
(desinhibición hibición. No existe enlentecimiento ni afectaciones motoras im-
o desinterés) portantes hasta fases avanzadas. Las regiones corticales más afecta-
Humor Normal Depresivo das son los lóbulos temporales, parietales y frontales.
Sistema motor Normal hasta fase Alterado precozmente
Dentro de las demencias corticales con afectación frontal
avanzada
también es posible distinguir dos subtipos: la frontotemporal y la
temporoparietal. Típicamente, en la primera están preservados
la memoria, la orientación y las praxias, mientras que son pro-
minentes los trastornos del comportamiento (p. ej., el descuido
/tabla46-2/ de los hábitos, la desinhibición, la hiperoralidad, la tendencia a la
Clasificación etiológica de las demencias según perseveración), así como el cambio de personalidad, con apatía y
el síndrome clínico falta de motivación. El prototipo de este síndrome sería la de-
mencia frontotemporal. En cambio, el síndrome temporoparie-
Corticales Subcorticales Mixtas
tal, representado por la enfermedad de Alzheimer, se caracteriza
Enfermedad Enfermedad Demencia vascular por un trastorno precoz de la memoria, por desorientación y por
de Alzheimer de Parkinson Demencia multiinfarto un síndrome afasoapraxoagnósico. La relativa rareza de los sín-
Demencia Enfermedad Demencia con cuerpos dromes frontales en el paciente anciano, ya que la mayoría tienen
frontotemporal de Huntington de Lewy un inicio presenil, hace que al referirse a un síndrome cortical en
Parálisis supranuclear Degeneración
progresiva corticobasal
la vejez se piense sobre todo en la enfermedad de Alzheimer.
La clasificación etiológica es la más empleada y, además, la reco-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

Hidrocefalia a presión Demencias tóxicas,


normal metabólicas, nocida por las clasificaciones internacionales. La tabla 46-3 recoge
Demencia vascular infecciosas una lista no exhaustiva de las causas de demencia. La inclusión en
Enfermedad y postraumáticas el listado no implica que de todas se tenga el mismo grado de cono-
de Binswanger
Estado lacunar
cimiento ni igual definición de «enfermedad» en el sentido clásico
del término (cuadro clínico, etiología y anatomía patológica bien

| 684 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c46/ Enfermedad de Alzheimer
ı

/tabla46-3/ /tabla46-4/
Causas de demencia Diagnóstico diferencial del síndrome demencial

Degenerativas Infecciosas Envejecimiento normal


Enfermedad de Alzheimer Complejo demencia-SIDA Retraso mental
Demencia asociada a cuerpos Enfermedad de Creutzfelt-Jakob Otros trastornos que cursan con déficit cognitivo
de Lewy Neurosífilis Trastornos cognitivos menores
Enfermedad de Parkinson Delirium (síndrome confusional agudo)
Demencia frontotemporal Tóxicas Déficit selectivos (síndromes cognitivos focales)
Enfermedad de Huntington Demencia alcohólica Otras enfermedades psiquiátricas
Parálisis supranuclear Demencia postintoxicación con Depresión
progresiva metales pesados Psicosis
Enfermedad de Wilson (p. ej., Pb, Mg, Bi, Hg) Trastornos conversivos y facticios
Demencia asociada Demencia postintoxicación con Otras situaciones
a enfermedad de neurona disolventes orgánicos o agentes Consumo de tóxicos
motora industriales (p. ej., tolueno,
Esclerosis múltiple percloroetileno)

Vasculares Procesos expansivos


Demencia multiinfarto Tumores (primarios o secundarios) terización clínica del deterioro cognitivo como demencia; el diag-
Estado lacunar Hematoma subdural crónico nóstico de presunción de la forma de demencia, y el grado de re-
Enfermedad de Binswanger percusión funcional, social y familiar.
Endocrinometabólicas Este diagnóstico debe complementarse con una valoración
Postencefalopáticas Hipertiroidismo/hipotiroidismo
Demencia postraumática Hiperparatiroidismo/
de las necesidades de apoyo del paciente, teniendo en cuenta la
Demencia pugilística hipoparatiroidismo disponibilidad de recursos, así como las necesidades de los cui-
Demencia posthemorragia Síndrome de Cushing dadores. El diagnóstico de demencia es fundamentalmente clíni-
subaracnoidea Enfermedad de Addison co y se basa en la entrevista con el paciente y sus familiares o
Demencia postanóxica Déficit de vitaminas cuidadores, y en la exploración neuropsicológica y psicopatoló-
(p. ej., paro cardíaco, (p. ej., B1, B6, B12)
intoxicación con CO) Déficit de folatos
gica. Además, existen determinadas pruebas complementarias
(p. ej., neuroimagen) que pueden ayudar a precisar o ampliar los
datos de la anamnesis y de la exploración. Es muy recomenda-
ble que las acciones encaminadas al diagnóstico y a la caracteri-
zación de la demencia se realicen de forma protocolizada, para lo
definidas). Hay que destacar que, a pesar de la profusión de enfer- que puede utilizarse el procedimiento recogido en el Consenso
medades que pueden causar demencia (prácticamente todo el ran- sobre Demencias de la Sociedad Española de Psiquiatría (10).
go de patología del sistema nervioso central) las demencias degene- El diagnóstico diferencial del síndrome demencial incluye
rativas son las causas más frecuentes de demencia. El término una serie de entidades (tabla 46-4), entre las que destacan por su
«degenerativo» hace alusión a un proceso patológico en el que se importancia el envejecimiento normal, la depresión y el delirium.
produce una pérdida neuronal, en el que no se reconoce una etio- Sin embargo, hay que tener en cuenta que en numerosas ocasio-
logía de tipo inflamatorio o vascular. Con frecuencia se le añade el nes pueden coexistir varios trastornos que afecten al funciona-
término «primario» cuando la causa de la muerte neuronal se en- miento cognitivo simultáneamente.
cuentra en la propia neurona. Dado que hasta hace poco se desco-
nocía la causa de estas enfermedades, el término «degenerativo» se
asociaba a la idea de «progresivo» e «incurable», aspectos que se Síndrome clínico
van desvaneciendo ante los avances en el conocimiento de la etiofi-
siopatogenia de algunas de ellas, como la enfermedad de Alzheimer.
en la enfermedad de Alzheimer
ı
ı
Diagnóstico de síndrome La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad neurodege-
nerativa de inicio insidioso y curso progresivo que se caracteriza
demencial por la pérdida de memoria y otras funciones cognoscitivas, confi-
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

ı gurando un síndrome demencial, así como por una serie de sín-


ı tomas no cognitivos, entre los que destacan los de tipo depresivo
El diagnóstico del síndrome demencial requiere un proceso o psicótico, y los trastornos del comportamiento. El tiempo esti-
de evaluación que debería incluir, al menos, los siguientes aspec- mado desde el comienzo de la enfermedad hasta la muerte del su-
tos: el diagnóstico de la presencia de deterioro cognitivo; la carac- jeto es de 7-10 años (12). Contamos por lo tanto con tres tipos

/sE/ Trastornos psiquiátricos | Trastornos orgánicos | 685 |


|
M. Martín Carrasco, J. A. Cervilla Ballesteros y A. Bulbena Vilarrasa
|

de síntomas: neuropsicológicos, psiquiátricos y neurológicos que difíciles de valorar, la capacidad de reconocer objetos y caras
(13). La tabla 46-5 recoge la evolución de los síntomas a lo largo (agnosia y prosopagnosia) está típicamente disminuida (16). La
del curso de la enfermedad. capacidad de planificación, de juicio y de pensamiento abstracto
Entre las características neuropsicológicas (14) destacan las y otras funciones mediadas por el lóbulo frontal también se ven
siguientes: deterioro progresivo de la memoria y del lenguaje, afectadas de forma progresiva en la enfermedad. Como resulta-
declive en capacidades visuoespaciales y motoras, y alteraciones do del declive cognoscitivo, se produce un deterioro en el fun-
en funciones ejecutivas tales como la capacidad de abstracción y cionamiento personal y social, tanto en actividades básicas de
de juicio. El trastorno de la memoria se caracteriza por altera- autocuidado como en actividades instrumentales.
ción de la capacidad de nuevo aprendizaje y de reproducción Los síntomas psiquiátricos son también típicos de la enferme-
de nuevos contenidos. Asimismo, la memoria de reconocimien- dad y, con frecuencia, condicionan la calidad de vida del pacien-
to está alterada y se beneficia poco de pistas o claves. Por último, te, la sobrecarga de los cuidadores y la institucionalización del
la memoria remota está menos alterada que la reciente, pero paciente (17). El paradigma predominante en la demencia en las
también se afecta conforme la enfermedad progresa. Muy rela- últimas décadas ha dado preponderancia a los síntomas cogniti-
cionada con la pérdida de memoria, aparece típicamente una vos de la enfermedad. Este hecho ha venido reflejado incluso en
desorientación, en principio temporal y posteriormente topo- las clasificaciones, donde la alusión a los síntomas no cognitivos
gráfica. es muy parcial. Los trastornos psiquiátricos se han considerado
La alteración del lenguaje se caracteriza por afasia nominal, «complicaciones» de las demencias y no parte fundamental del
pérdida de fluencia, tendencia a la repetición y deterioro progre- cuadro clínico. Sin embargo, los síntomas no cognitivos son muy
sivo de la comprensión verbal. La capacidad de repetición se con- frecuentes en la enfermedad de Alzheimer y forman parte insepa-
serva hasta una fase avanzada y con frecuencia se manifiestan rable de su cuadro clínico (18). Además, en otras demencias,
trastornos como ecolalia y palilalia (15). Los trastornos motores como las demencias frontotemporales o la demencia con cuerpos
incluyen una gama amplia de trastornos, desde la dispraxia (vi- de Lewy, dominan con frecuencia el cuadro clínico y constituyen
suoespacial, ideomotora, motora) hasta la abulia cognitiva. Aun- la forma de inicio.

/tabla46-5/
Características clínicas evolutivas de la enfermedad de Alzheimer

Estadio l Estadio II Estadio III


(1-3 años de evolución) (2-10 años de evolución) (8-12 años de evolución)

Memoria Déficit de aprendizaje, memoria Evocación reciente y remota Deterioro grave, desorientación
implícita conservada, evocación muy comprometidas personal
remota ± alterada
Habilidades visuoespaciales Atopognosia, dificultad en Apraxia constructiva, desorientación Deterioro grave
construcciones complejas espacial
Lenguaje Anomia discreta, disminución Afasia mixta, pérdida Ecolalia, palilalia, logoclonia,
de la fluencia, perseveraciones de comprensión disartria, mutismo
Praxias — Apraxia ideomotora, pérdida Apraxia geométrica, asomatognosia,
de espacio especular
Cognición Pérdida de introspección Acalculia, déficit del pensamiento Deterioro grave
abstracto y de la capacidad
de juicio
Personalidad Indiferencia, falta de iniciativa, Indiferencia, irritabilidad Desintegración
irritabilidad
Síntomas psiquiátricos Depresión, ansiedad, ideas Ideas delirantes, apatía, agresividad Vociferación
delirantes
Sistema motor — Deambulación, inquietud, tendencia Hipertonía, conductas de imantación,
a hiperextensión o sedestación reflejos primitivos (succión,
prensión), rigidez de extremidades,
® Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.

postura en flexión
Electroencefalograma — Enlentecimiento del ritmo de fondo Enlentecimiento difuso
Tomografía computarizada/ — Normal o signos de atrofia cortical Atrofia cortical marcada
resonancia magnética
PET/SPECT Hipometabolismo, hipoperfusión Hipometabolismo, hipoperfusión Hipometabolismo, hipoperfusión
bilateral parietal posterior bilateral frontoparietal bilateral frontoparietal

| 686 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c46/ Enfermedad de Alzheimer
ı

La importancia de este tipo de sintomatología se ha puesto La exploración neurológica de un paciente con enfermedad
de manifiesto fundamentalmente a partir de la preocupación de de Alzheimer en fase inicial es anodina y los síntomas neurológi-
la International Psychogeriatric Association al respecto. Bajo cos sólo aparecen en la última fase de la enfermedad. Típicamen-
sus auspicios se desarrolló una conferencia de consenso y un ma- te consiste en rigidez generalizada, incapacidad para la marcha y
terial de apoyo para su difusión (19). Entre otros aspectos, se la deglución, incontinencia y aparición de reflejos primitivos
consensuó la denominación de estos síntomas como síntomas (prensión, succión) (26). Pueden aparecer mioclonías, y el 15 %
psicológicos y comportamentales de la demencia cuya preva- de los pacientes tiene crisis epilépticas. Ocasionalmente también
lencia en la enfermedad de Alzheimer varía según los estudios, se manifiestan síntomas del síndrome de Kluver-Bucy, como hi-
en función de los criterios de definición, la gravedad de la de- peroralidad. Finalmente, las causas más frecuentes de muerte
mencia y la situación de institucionalización o no. Se ha descrito son la aspiración y la sepsis por infección respiratoria o urinaria
una amplia gama de fenómenos psicopatológicos, con una fre- (27, 28).
cuencia de presentación alta (50-83 %), aunque variable a lo
largo de la enfermedad (20-23). Al comienzo de la enfermedad
son típicos los cambios de personalidad, por lo general apatía o Diagnóstico de la enfermedad
disminución de intereses previos, junto con una acentuación de
rasgos premórbidos, que puede aparecer en el 70 % de los casos.
de Alzheimer
Los síntomas depresivos son frecuentes, en especial en los esta- ı
dios iniciales y medios de la enfermedad, aunque existen discre- ı
pancias notables sobre su prevalencia, que oscilan entre el 25 y La heterogeneidad clínica (p. ej., en edad de inicio, ritmo de
el 85 % según el criterio de diagnóstico y el origen de la muestra progresión de la enfermedad, tipo de deterioro cognoscitivo y de
de estudio (24). Los trastornos del contenido del pensamiento síntomas psiquiátricos) es el mayor obstáculo para el diagnóstico
alcanzan el 30 %, mientras que la presencia de alucinaciones se de la enfermedad de Alzheimer. El diagnóstico definitivo de esta
sitúa en el 15 %. En conjunto, otros síntomas psiquiátricos, enfermedad exige la presencia de un cuadro clínico similar al descri-
como ansiedad, etc., pueden alcanzar un 20 %. Los trastornos to y su confirmación anatomopatológica. Con el diagnóstico clínico
del comportamiento, como la temida agresividad (20 %) o la de- y la exclusión de otras causas de demencia se consigue una fiabilidad
ambulación incontrolada (70 %), también son frecuentes, así diagnóstica, confirmada por la autopsia, del 85-90 % (29-31). En
como los trastornos del sueño (20 %), del apetito (30 %) y del la actualidad existen tres criterios de diagnóstico ampliamente re-
impulso sexual (10 %) (fig. 46-1) (25). conocidos: los de la Clasificación Internacional de Enfermedades,

100

Agitación
80
Frecuencia (% de pacientes)

Ritmo
60 diurno
Depresión Irritabilidad
Vagabundeo

Abandono Agresividad
40 social Ansiedad Cambios
Paranoia de humor Alucinaciones

20 Inaceptabilidad social
Ideación Delirios
Acusaciones
suicida Conducta sexual inapropiada
0
–40 –30 –20 –10 0 10 20 30

Meses antes/después del diagnóstico


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/figura46-1/
Frecuencia máxima de trastornos conductuales en pacientes con enfermedad de Alzheimer durante un período
de 5 años

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M. Martín Carrasco, J. A. Cervilla Ballesteros y A. Bulbena Vilarrasa
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10.a ed., (CIE-10) (32), los del Manual de Diagnóstico y Estadístico síntomas de atrofia, especialmente del lóbulo temporal y del hi-
de los Trastornos Mentales, 4.a ed. (DSM-IV) (33) y los del DSM- pocampo. Aunque la TC puede evidenciar atrofia hipocámpica,
IV-TR (34), y los criterios NINCDS-ADRDA (6) (tabla 46-6). No no es la técnica de elección para este tipo de estudio. La RM está
existen diferencias fundamentales entre ellos: todos hacen énfasis en indicada para la cuantificación de la atrofia, especialmente en cor-
la necesidad de un diagnóstico de inclusión, establecen la prioridad tes entorrino e hipocámpico; también puede resultar muy útil si se
para el diagnóstico del deterioro cognoscitivo, especialmente de la sospecha la presencia de alteraciones cerebrovasculares. Hay que
memoria, y consideran accesorios otros síntomas «no cognitivos» o recordar que aunque el estudio volumétrico del hipocampo es un
psiquiátricos. Esta supremacía del «paradigma cognitivo» puede re- método sensible para la detección de demencia degenerativa en
sultar un lastre para el avance científico en este campo (35), ya que fase inicial, no es específico de la enfermedad de Alzheimer (sensi-
existen evidencias de que otras alteraciones psicopatológicas, como ble en un 70 %), ya que también aparece en la demencia con cuer-
la depresión, pueden preceder en varios años a la aparición de sín- pos de Lewy (sensibilidad 66 %) o en la demencia vascular. La
tomas cognitivos. Otra limitación de los actuales sistemas de diag- determinación de N-acetilaspartato a través de análisis espectros-
nóstico es la falta de indicaciones para categorizar determinados cópico en RM, sobre todo la mayor disminución en regiones
síntomas que con frecuencia aparecen tanto en la enfermedad de parietales frente a temporales, también es útil para confirmar el
Alzheimer como en otro tipo de demencias, como en las de tipo ex- diagnóstico de dicha enfermedad (39, 40).
trapiramidal o las que sugieren afectación frontal (36). Las técnicas funcionales tomografía computarizada por emi-
El proceso de diagnóstico del Alzheimer se beneficia de la exis- sión de fotón único (SPECT) y tomografía por emisión de posi-
tencia de protocolos de consenso ampliamente difundidos (37, trones (PET) muestran una disminución característica de la activi-
38). Las técnicas de neuroimagen pueden ser de ayuda para su dad cerebral a nivel temporoparietal, con una afectación frecuente
diagnóstico, superándose el concepto tradicional de que sólo eran del lóbulo frontal, sobre todo en los estadios avanzados de la en-
útiles para descartar la presencia de formas tratables (quirúrgicas), fermedad (41). Los resultados de ambas pruebas son comparables,
aunque el rendimiento de esta aproximación era únicamente del aunque probablemente la PET sea más sensible, debido a su ma-
1 %. Las técnicas de tipo estructural (tomografía computarizada, yor resolución. Es posible que la aplicación de técnicas como la
TC; o resonancia magnética, RM) pueden ser normales o mostrar RM funcional, o el empleo combinado de técnicas estructurales y

/tabla46-6/
Criterios NINCDS-ADRDA para el diagnóstico clínico de enfermedad de Alzheimer

Criterios para enfermedad de Alzheimer probable Otros hechos consistentes con el diagnóstico de enfermedad
Presencia de síndrome demencial de Alzheimer probable
Establecido por examen clínico Presencia de fases de meseta en la evolución
Documentado por una prueba tipo MMSE, Escala de Blessed Síntomas asociados (p. ej., depresión, incontinencia)
o similar Crisis convulsivas en fases avanzadas
Confirmado por estudio neuropsicológico Tomografía computarizada cerebral normal para la edad
Déficit en más de 2 áreas cognitivas
Pérdida progresiva de memoria y funciones cognitivas Hechos no consistentes con el diagnóstico de enfermedad
Sin alteración del nivel de conciencia de Alzheimer probable
Edad de comienzo entre los 40 y 90 años Inicio brusco
Ausencia de otras enfermedades sistémicas o cerebrales que Síntomas neurológicos focales
puedan causar la demencia Convulsiones o alteración de la marcha precoces

Criterios que apoyan el diagnóstico de enfermedad Criterios para enfermedad de Alzheimer posible
de Alzheimer probable Síndrome demencial es ausencia de otras causas y en presencia de variaciones
Pérdida progresiva de funciones cognitivas específicas (p. ej., en cuanto a forma de inicio, presentación o curso clínico
lenguaje, habilidades motoras, percepción) Presencia de otro trastorno cerebral o sistémico capaz de producir demencia,
Deterioro de las actividades básicas de la vida diaria y de la pero que no se considera la causa
conducta Presencia de déficit cognitivo único, grave y progresivo
Historia familiar de enfermedad similar, especialmente con
confirmación histopatológica Criterios de enfermedad de Alzheimer confirmada
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Analítica: Criterios clínicos de enfermedad de Alzheimer probable con confirmación


Punción lumbar normal histopatológica
Electroencefalograma normal o con cambios inespecíficos
Tomografía computarizada cerebral con atrofia progresiva Subtipos
documentada por observaciones seriadas Familiar, inicio antes de los 65 años, presencia de trisomía 21, o de otros
trastornos relevantes (p. ej., parkinsonismo)

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/c46/ Enfermedad de Alzheimer
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funcionales, pueda aunar las ventajas de ambos tipos de pruebas, utilidad es objeto de controversia (50). Actualmente, la prueba
al medir no sólo la presencia de atrofia o la disminución metabóli- más fiable es la determinación simultánea en LCR de los niveles
ca, sino la presencia de alteraciones en la respuesta a pruebas neu- del péptido Aβ42, disminuido en la enfermedad de Alzheimer, y
ropsicológicas; por ejemplo, de memoria o de fluencia verbal (42). de la proteína tau total y fosforilada, que se encuentra aumentada,
Otra área de enorme interés en la que las pruebas funcionales pue- con lo que se consigue una especificidad del 90 %. Esta prueba
den ser útiles es la predicción precoz de alteraciones cerebrales en tiene interés con carácter confirmatorio del diagnóstico. Existen
sujetos con riesgo de padecer enfermedad de Alzheimer; por ejem- también sugerencias sobre su utilidad para predecir los sujetos
plo en los casos de enfermedad familiar (43). con deterioro cognitivo leve que finalmente desarrollarán un sín-
Por lo que respecta a los marcadores periféricos, los más estu- drome demencial (51, 52).
diados son los de tipo genético. En primer lugar, se han detectado
hasta la fecha tres tipos de mutaciones genéticas específicas para
esta enfermedad. Se trata mutaciones en el gen que codifica la
proteína precursora del amiloide en el cromosoma 21 (44), o de
Epidemiología
mutaciones en los cromosomas 1 y 14, en genes denominados ı
presenilina 2 y 1 (45). Aunque se trata de marcadores muy fiables, ı
se presentan en muy pocos casos, generalmente en aquellos ca- La enfermedad de Alzheimer comienza típicamente a edad
sos con enfermedad de Alzheimer precoz (5 % de los casos). Otra avanzada, generalmente tras los 60 años (90 % de los casos), aun-
forma de alteración genética que predispone a la aparición precoz que excepcionalmente puede comenzar antes, incluso a los
de la enfermedad es la trisomía del cromosoma 21 (síndrome de 30 años. Existen numerosos trabajos sobe la prevalencia de esta en-
Down). En las formas de comienzo precoz con historia familiar fermedad, aunque la comparación entre ellos se ve obstaculizada
está indicada una búsqueda de mutaciones en los genes señala- por problemas de tipo metodológico. Por ejemplo, dado que se
dos, acogiéndose a las reglas habituales para la transmisión de este trata de una enfermedad que se inicia gradualmente a lo largo
tipo de información y prever sus consecuencias. En cualquier de varios años y es difícil establecer con precisión su momento de
caso, sus resultados deben interpretarse con precaución, ya que inicio, las cifras de prevalencia pueden variar de estudio a estudio
un resultado de cribado negativo no excluye la patología, porque dependiendo de la proporción de formas leves incluidas en el es-
puede aparecer una forma esporádica vinculada a otros factores tudio. Otro factor importante de variabilidad es la inclusión o no
de riesgo o a mutaciones todavía no descubiertas, y uno positivo en la muestra de estudio de los ancianos que residen en institu-
puede verse afectado por una expresión fenotípica variable (10). ciones, entre los cuales la prevalencia de demencia es mucho ma-
Un marcador genético para la enfermedad de Alzheimer de yor. También puede influir el empleo de diferentes sistema de cri-
inicio tardío, la más frecuente, es el genotipo de la ApoE, codifica- bado y de diagnóstico (11). No obstante, existe un alto grado de
da por un gen situado en el cromosoma 19. Existen tres alelos de la acuerdo en que la prevalencia para la población mayor de 65 años
ApoE: ε2, ε3 y ε4. El alelo ApoE-ε4 está muy relacionado con la en- ronda el 6-8 % (53), doblándose cada 5 años a partir de dicha
fermedad de Alzheimer. Diversos estudios han confirmado que las edad, de manera que más del 30 % de la población de edad supe-
personas homocigóticas para este alelo tienen aproximadamente rior a 85 años estaría afectado. Existen muchos menos estudios de
ocho veces más riesgo de contraer la enfermedad que las personas incidencia, pero puede establecerse en el 0,6 % a los 65-70 años,
que no lo tienen (46); asimismo, los homocigóticos que desarrollan para aumentar hasta el 3,5 % entre los 80-85 años (54, 55).
la enfermedad lo hacen de media a los 66 años, mientras que los Los factores de riesgo bien establecidos para esta enfermedad
portadores de uno o ningún alelo ε4 que presentan la enfermedad son la edad, como puede deducirse de lo anteriormente dicho, el
lo hacen de media a los 72 años (47). Sin embargo, debido a que genotipo ApoE ε4 y la presencia de historia familiar de demen-
sujetos sin ningún alelo ε4 pueden desarrollar la enfermedad (el cia. Los individuos con antecedentes de demencia en un familiar
35-50 % de los casos sólo tienen alelos ε2 y ε3) y otros que lo po- de primer grado pueden presentar un riesgo relativo 3,5 veces
seen no presentarla, la determinación del genotipo ApoE no cons- superior de padecer la enfermedad que los que no lo tienen, y éste
tituye una prueba diagnóstica precoz de dicha enfermedad. En puede aumentar hasta el 2,5 en caso de presentarse dos familia-
cambio, si puede ayudar a confirmar su diagnóstico en un sujeto res afectados. Otros factores de riesgo en estudio son el sexo fe-
con un cuadro demencial (10, 39). En los últimos años se han pu- menino, el nivel educativo, la historia familiar de síndrome de
blicado numerosos estudios acerca de la relación entre los diversos Down y los antecedentes de traumatismo encefálico, hipotiroidis-
loci y la enfermedad de Alzheimer esporádica, aunque la mayoría mo, epilepsia y depresión. Existe una evidencia creciente de que la
de ellos no han podido reproducirse. En el momento actual, existen enfermedad de Alzheimer y la demencia vascular comparten una
datos de que los cromosomas 9, 10 y 11 (48, 49) son los que tienen serie de factores de riesgo (p. ej., hipertensión, diabetes), aunque
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más posibilidades de albergar genes de susceptibilidad. no están esclarecidos los mecanismos patogénicos subyacentes
Otros marcadores periféricos, actualmente en proceso de in- (56, 57). También se ha especulado con factores dietéticos (p. ej.,
vestigación, son la determinación de proteína tau, la presencia de déficit vitamínicos) y ambientales (p. ej., efecto del consumo de
filamentos helicoidales apareados, ubiquitina y proteína β-ami- tabaco, efecto patógeno de la exposición a aluminio y a cinc, etc.),
loide o derivados en el líquido cefalorraquídeo (LCR), pero su pero sin resultados concluyentes hasta el momento. En cuanto a

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M. Martín Carrasco, J. A. Cervilla Ballesteros y A. Bulbena Vilarrasa
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factores protectores, los más estudiados son el consumo de sus- degeneración neurofibrilar y las placas seniles (fig. 46-2). Asimismo
tancias antioxidantes (p. ej., vitamina E), fármacos antiinflamato- en esta enfermedad aparecen otras lesiones como la angiopatía
rios y estrógenos, pero no existen conclusiones que permitan amiloide, degeneración granulovacuolar, cuerpos de Hirano, pér-
adoptar estrategias preventivas al respecto (58). dida de neuronas y sinapsis y cuerpos de Lewy (tabla 46-7). No
obstante, éstas no son patognomónicas y pueden aparecer en dis-
tintas enfermedades neurodegenerativas e incluso en el envejeci-
Anatomía patológica miento normal (62).
La muerte celular en la enfermedad de Alzheimer afecta es-
y etiopatogenia pecíficamente a poblaciones neuronales del tronco cerebral (lo-
ı cus coeruleus, núcleos del rafe), núcleos basales (núcleo de Mey-
ı nert), hipocampo y corteza asociativa temporoparietal y frontal.
La enfermedad de Alzheimer causa atrofia cerebral progresi- La aparición de alteraciones neurofibrilares, que se correlacio-
va, apreciable fácilmente al examen macroscópico. Afecta espe- nan con las alteraciones clínicas, comenzaría en la región trans-
cialmente al lóbulo temporal medial y a la corteza asociativa de entorrinal del lóbulo temporal medial, extendiéndose posterior-
los lóbulos temporales, parietales y frontales, mientras que la cor- mente a la corteza entorrinal al hipocampo y al neocórtex. Ello
teza primaria y las estructuras subcorticales están más preserva- permite establecer 6 estadios evolutivos: estadios I y II o tran-
das. El cerebelo y el tronco cerebral, contrastando con el resto del
cerebro, están conservados a nivel macroscópico. La atrofia suele
ser bilateral, difusa y generalmente simétrica, y en ocasiones pue-
de ser difícil diferenciarla de la que causa el envejecimiento (59).
Las lesiones son similares en las formas hereditarias más juveniles
y en los casos esporádicos.
La atrofia comienza y predomina en regiones mesiales tem-
porales y luego afecta la neocorteza, preferentemente temporopa-
rietal y frontal (60, 61). La atrofia del lóbulo temporal es la pri-
mera en aparecer y se relaciona directamente con el grado de de- A B C
mencia. Se aprecia asimismo aumento de la profundidad de los
surcos cerebrales, dilatación del sistema ventricular y disminu-
ción del peso cerebral. Existe una atrofia marcada de hipocam- /figura46-2/
po, amígdala y lóbulos frontales y parietales, aunque estos últimos Lesiones anatomopatológicas en la enfermedad
se afectan posteriormente a la atrofia del lóbulo temporal. de Alzheimer
El diagnóstico histopatológico de la enfermedad de Alzheimer A) Aspecto general de la corteza, con numerosas placas seniles.
se basa, de acuerdo con la descripción clásica de Alois Alzheimer B) Degeneración neurofibrilar. C) Placa senil neurítica.
(1), en la existencia de dos lesiones elementales características, la

/tabla46-7/
Lesiones anatomopatológicas de la enfermedad de Alzheimer

Tipo Componente Localización Significado

Degeneración neurofibrilar Proteína tau Intracitoplasmático Enfermedad de Alzheimer


Neurofilamentos fosforilados Hipocampo, corteza entorrinal, Envejecimiento
neocorteza
Placas seniles Amiloide Extracelular Enfermedad de Alzheimer
Neuritas y células de la glía distróficas Hipocampo, neocorteza Enfermedades neurodegenerativas
Angiopatía amiloide Amiloide Paredes de arterias medianas Enfermedad de Alzheimer
y pequeñas y capilares Envejecimiento
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de la corteza
Cuerpos de Hirano Estructuras eosinófilas Neuronas piramidales Enfermedad de Alzheimer
del hipocampo Desconocido
Cuerpos de Lewy α-sinucleína Intracitoplasmático Enfermedad de Alzheimer, enfermedad
Neocorteza de Parkinson, demencia con cuerpos
de Lewy

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/c46/ Enfermedad de Alzheimer
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sentorrinales (clínicamente silentes); estadios III y IV o límbicos El esclarecimiento del mecanismo fisiopatológico de esta en-
(síntomas iniciales) y estadios V y VI o neocorticales, con el sín- fermedad ha progresado sustancialmente en las últimas décadas.
drome clínico completo (63) (tabla 46-8). La afectación puede Actualmente hay numerosas evidencias que sugieren que los fe-
ser simétrica en ambos hemisferios o predominar en alguno de nómenos centrales en el desarrollo de la enfermedad provienen
ellos. del metabolismo alterado de la proteína tau y del péptido β-ami-
Lógicamente, la muerte celular en distintas áreas se traduce en loide (Aβ), los integrantes principales de los ovillos neurofibrila-
la alteración de diferentes sistemas neurobiológicos. La afectación res y las placas seniles, respectivamente (67).
del locus coeruleus y de los núcleos del rafe da lugar a déficit en La proteína β-amiloide es el componente principal de las
noradrenalina y serotonina respectivamente. La del núcleo basal placas seniles y de los depósitos amiloides perivasculares y puede
de Meynert produce un déficit en la función colinérgica. En cam- desempeñar un papel fundamental en enfermedades como la de
bio, el sistema dopaminérgico permanece relativamente intacto. Alzheimer, el síndrome de Down y la hemorragia cerebral
Los tres sistemas tienen la particularidad de proyectarse amplia- hereditaria amiloidea holandesa. La densidad de placas seniles
mente en el neocórtex. En concreto, el sistema colinérgico se pro- es superior en sujetos con Alzheimer que en controles sanos,
yecta hacia el hipotálamo y el lóbulo temporal medial, y está in- pero únicamente las placas «neuríticas», placas asociadas con
volucrado en los procesos de memoria y nuevo aprendizaje. Las axones distróficos que contienen proteína tau, discriminan sig-
neuronas del núcleo de Meynert sintetizan colinoacetiltransfera- nificativamente entre ambos grupos. Este hecho se ha confirma-
sa, que, transportada a lo largo de los axones, participa a su vez en do a partir de estudios realizados en el síndrome de Down, don-
la síntesis de acetilcolina que se libera a la sinapsis. La alteración de el depósito amiloide precede en 30-40 años al deterioro cog-
de estas neuronas produce una reducción del 80-90 % de la ac- nitivo, que comienza únicamente tras la aparición de la patología
tividad colinérgica en las regiones corticales afectadas y una neurofibrilar (68).
disminución de igual calibre en los receptores nicotínicos postsi- El péptido Aβ procede de una proteína de mayor tamaño, la
nápticos. Los receptores muscarínicos se mantienen en cambio proteína precursora del amiloide (PPA), una glucoproteína pre-
relativamente preservados (64). También hay que mencionar la sente en la membrana celular y ampliamente difundida en el
afectación de vías glutamatérgicas, el neurotransmisor más organismo, cuyo gen se encuentra en el brazo largo del cromoso-
importante en las vías de asociación corticocorticales y en las ma 21. Existen tres isoformas de la proteína: PPA695, PPA751 y
principales vías hipocámpicas, e implicado en los procesos de for- PPA770. La primera de ellas es la más frecuente en el cerebro. La
mación de la memoria. Existen evidencias de que estas vías se secuencia de aminoácidos de la PPA hace suponer que se trata de
encuentran afectadas de forma relativamente precoz en la enfer- una proteína de membrana con una porción extracelular (69).
medad de Alzheimer (65). La PPA se metaboliza a través de diferentes vías proteolíticas.
En la mayoría de los casos no puede establecerse una etiología La ruta más frecuente, mediada por α-secretasas, conduce a la
de la enfermedad. Sin embargo, en el 5-10 % de los casos, en es- formación de péptidos derivados de la PPA soluble (PPAs), que
pecial en formas precoces, se presenta una herencia autosómica posee una serie de funciones reparadoras y promotoras del de-
dominante que puede atribuirse a mutaciones heredadas. Dichas sarrollo celular. En cambio, el péptido Aβ consta de 39-43 ami-
anomalías genéticas se presentan en los cromosomas 14,1 y 21, noácidos que resultan de la rotura de la PPA, realizada por β y
siendo las mutaciones en los cromosomas 14 y 21 las que causan γ-secretasas.
invariablemente formas precoces, mientras que las del cromoso- Por lo tanto, existen como mínimo dos vías para el metabo-
ma 1 dan lugar a formas precoces o tardías (66). lismo de la proteína PPA, que implican tres cortes en su secuencia

/tabla46-8/
Estadios anatomoclínicos en la enfermedad de Alzheimer

Estadio Localización Alteraciones Clínica

Estadio l Preentorrinal Tinción tau ?


Estadio ll Transentorrinal DNF y PS en corteza entorrinal Pérdida leve de memoria episódica. No demencia
Hipocampo poco o no afectado
Estadio III Sistema límbico DNF y PS en sistema límbico Enfermedad de Alzheimer dudosa o leve
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Isocorteza respetada
Estadio IV Sistema límbico y otras áreas corticales DNF y PS en sistema límbico e isocorteza Enfermedad de Alzheimer leve
Estadio V Áreas corticales de asociación ONF y PS en todas las áreas corticales Enfermedad de Alzheimer establecida
Estadio VI Áreas corticales ONF y PS muy abundantes y distribuidas Enfermedad de Alzheimer establecida

DNF, degeneración neurofibrilar; PS, placas seniles; ONF, ovillos neurofibrilares.

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por la intervención de varias enzimas secretasas (denominadas α,


α-secretasa
β y γ), que dan como resultado distintos fragmentos. La α-secre- Membrana
tasa actúa en la superficie celular y rompe la PPA entre los ami-
noácidos 16 y 17 del péptido Aβ y, por lo tanto, no es amiloidogé-
nica. Da lugar a una fracción larga y soluble llamada nexina-2 que C-terminal
se expulsa al espacio extracelular y es inocua, e incluso se piensa N-terminal
que tiene un efecto neurotrófico. Hay varias proteínas candida-
tas al papel de α-secretasa, especialmente dentro de la familia de

metaloproteínas denominadas ADAM (A disintegrin and metallo-
protease), que son objeto de estudio como dianas terapéuticas, β-secretasa γ-secretasa
dado que el aumento de la actividad α-secretasa podría frenar la
vía amiloidogénica (70).
Existe otra vía, localizada en el compartimento lisosomal, con
la intervención sucesiva de dos enzimas, una β-secretasa y poste-
riormente una γ-secretasa, que liberan un péptido amiloide β de /figura46-3/
cadena corta, que puede presentarse en tres formas: Aβ40, Aβ42 y Procesamiento de la proteína precursora
Aβ43. La forma corta Aβ40 es la predominante en el metabolis- del amiloide
mo normal: el Aβ se encuentra presente en forma soluble en el
plasma y el LCR de sujetos no demenciados, mientras que los
péptidos Aβ42 y Aβ43 tienen una gran capacidad neurotóxica y
fibrilogenética, siendo precisamente la agregación de fragmentos
de estas fracciones el inicio de la formación de las placas amiloi- vasculares y músculo liso), terminaciones neuríticas anormales y
deas. células gliales activadas. Estos hallazgos pueden explicar la pre-
En 1999 se caracterizó un gen situado en el cromosoma 11 sencia de placas inmaduras en el cerebro de sujetos de edad avan-
que codifica la enzima aspartato proteasa transmembrana hu- zada no demenciados.
mana, ampliamente difundida en el tejido cerebral y denominada La hipótesis de la «cascada amiloide» fue formulada por pri-
BACE1 (beta-site APP cleaving enzyme) (71), cuyas características mera vez a mediados de la década de 1990 (fig. 46-4). Establece
coinciden con las de la β-secretasa, y que ha pasado a constituir que el depósito de Aβ fibrilar es neurotóxico para las formaciones
uno de los objetivos más claros en la obtención de herramientas nerviosas y desencadena allí donde se acumula la respuesta neu-
terapéuticas contra la enfermedad de Alzheimer. Codifica una ronal que concluye en la formación de ovillos neurofibrilares y en
proteína de 501 aminoácidos, con un único potencial segmento la muerte celular, a través de mecanismos que pueden incluir
transmembrana. El sitio activo se situaría en la luz vesicular del una alteración de la respuesta inmunitaria/inflamatoria, la disre-
aparato de Golgi y endosomas (72). Existe también otra enzima gulación de los canales de calcio (elevación de los niveles de calcio
homóloga, la BACE2, más difundida por el tejido periférico y intracelulares) o la sobreproducción de elementos oxidantes. Re-
codificada por un gen situado en el cromosoma 21 (73), aunque cientemente, la hipótesis se ha reformulado y existen cada vez
parece que no está implicada en la enfermedad de Alzheimer. No más datos de que el factor patogénico fundamental no es el Aβ
se ha encontrado ninguna relación entre el cromosoma 11 y la en- depositado en las placas, sino el que se encuentra en forma oligo-
fermedad, lo que sugiere que el gen BACE no contribuye a la mérica libre y soluble, o incluso el que se encuentra a nivel intra-
enfermedad de forma importante. Tras la β-secretasa actuaría la celular (75).
γ-secretasa, efectuando un corte no muy preciso en la cercanía del Dado que el péptido Aβ se produce también en condiciones
residuo 712 de la PPA (fig. 46-3). Hasta ahora no se ha determi- normales, deben existir alteraciones en la metabolización que
nado la composición completa de la γ-secretasa, aunque se cree conduzcan a una metabolización anómala de Aβ o a que se ace-
que se trataría de una estructura macromolecular compleja, de la lere su depósito. Las mutaciones en el gen de la PPA pueden ha-
que formarían parte las presenilinas y otras proteínas como la ni- cer que se utilice de forma preferente la vía amiloidogénica, lo
castrina (74). que condiciona la producción de más Aβ o de péptidos amiloi-
Hasta hace relativamente poco tiempo, se pensaba que la for- deos de cadena más larga, que resultan más insolubles y que se
mación de Aβ era un proceso patológico, y que la proteína única- agregan más fácilmente. Tras organizarse en formas poliméricas
mente se liberaba tras el daño celular. Ahora se sabe que el péptido filamentosas insolubles, resistentes a los agentes proteolíticos
Aβ puede liberarse al medio tisular en cultivos neuronales y de más activos, el Aβ da lugar a los depósitos amiloides. Otros fac-
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otras células, y aparece en el LCR de individuos sin síndrome de- tores también pueden actuar a la hora de facilitar el depósito
mencial. Asimismo aparece en el neurópilo en dos formas: a) pla- amiloide. Uno de ellos es la ApoE4, que puede intensificar la
cas difusas, benignas o inmaduras que contienen Aβ no fibrilar, agregación de los péptidos Aβ. Probablemente, otros factores de
producido por neuronas, y b) placas neuríticas o malignas, for- riesgo afectan a diferentes puntos de la cascada, ampliando sus
madas por Aβ fibrilar (producido por la microglia, células peri- consecuencias.

| 692 | Tratado de Psiquiatría


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/c46/ Enfermedad de Alzheimer
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Genes

Edad

Ambiente

Producción y acumulación de Aβ42

Oligomerización de Aβ42 Depósito como placas difusas

Efectos de oligómeros sobre la sinapsis

Activación microglial y astrocítica Daño neurítico y sináptico progresivo


(citocinas, factores del complemento)

Alteración de la homeostasia iónica neuronal


Daño oxidativo

Alteración de actividad cinasa/fosfatasa Ovillos

Extensión de la disfunción neuronal


Lesiones neuríticas
Muerte celular

Alteración de la neurotransmisión Síntomas

/figura46-4/
Hipótesis amiloidogénica (cascada amiloide)

Los ovillos neurofibrilares constituyen otra alteración funda- con el deterioro cognitivo que las placas seniles difusas. Éstas no
mental en la enfermedad de Alzheimer. Están formados por fila- muestran ninguna especificidad topográfica cerebral, mientras
mentos helicoidales apareados, cuyo núcleo está compuesto por que los ovillos, la pérdida neuronal y la atrofia cerebral muestran
la proteína microtubular tau en un estado anormal de hiperfosfo- especificidad en los niveles de estructuras, estrato celular y tipo de
rilación y otras proteínas como la ubiquitina. La proteína tau es célula, apareciendo en primer lugar en áreas del cerebro (corteza
un polipéptido específico del tejido neuronal, que se encuentra entorrinal e hipocampo) estrechamente relacionadas con la me-
predominantemente en los axones, y que tiene la función de esta- moria. La patología neurofibrilar es el mayor causante de muerte
bilizar los microtúbulos, un componente del citoesqueleto neu- neuronal y el deterioro cognitivo progresivo se correlaciona con
ronal. Tiene 6 isoformas y está producida por un único gen loca- el avance concomitante de la alteración neurofibrilar. Este hecho
lizado en el cromosoma 17. La proteína tau experimenta una ha llevado a cambiar ya los criterios neuropatológicos para el
serie de cambios en la enfermedad de Alzheimer, entre los que diagnóstico de enfermedad de Alzheimer, y ahora se admite que
destaca la hiperfosforilación, el paso a una forma insoluble, la fi- es necesaria la presencia de placas neuríticas, mientras que ante-
brilación y la acumulación en el cuerpo neuronal en vez de en los riormente era suficiente la de placas difusas. Otro dato que re-
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axones. La proteína tau se encuentra presente asimismo en las fuerza la implicación de la patología fibrilar en la patogénesis de
placas neuríticas. esta enfermedad es el descubrimiento de mutaciones de tau en di-
Los datos que refuerzan el papel de la proteína tau en la fisio- versos cuadros demenciales de tipo frontotemporal (76), como
patología de la enfermedad de Alzheimer consisten en la que la la demencia frontotemporal y el parkinsonismo vinculados al
densidad de ovillos y de placas neuríticas se correlaciona mejor cromosoma 17.

/sE/ Trastornos psiquiátricos | Trastornos orgánicos | 693 |


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M. Martín Carrasco, J. A. Cervilla Ballesteros y A. Bulbena Vilarrasa
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Existe un alto grado de acuerdo en cuanto a que el depósi- 5. Determinar el lugar donde aplicar el tratamiento y la
to amiloideo y la formación de ovillos son fundamentales en la frecuencia de las visitas.
fisiopatología de la enfermedad de Alzheimer, y que ambos es- 6. Vigilar la seguridad e intervenir cuando sea necesario
tán relacionados patogénicamente, pero la manera en que am- (p. ej., suicidio, violencia, entorno seguro, fugas, preven-
bos interaccionan todavía se desconoce. Hay datos que sugie- ción de caídas, atención y malos tratos).
ren que no es la placa neurítica en sí misma la que induce la pa- 7. Aconsejar al paciente y a su familia respecto a actividades
tología en tau, sino el Aβ soluble, aunque se desconoce si esto de riesgo (p. ej., conducción, licencia de armas, etc.).
es fruto de un efecto específico o de una acción neurotóxica ge- 8. Educar al paciente y a la familia respecto a la enferme-
neral (77). dad y los tratamientos posibles.
9. Recomendar a la familia posibles ayudas para los cuida-
dos y apoyo.
10. Orientar a la familia en cuestiones económicas y legales.
Terapéutica
ı Tradicionalmente, el objetivo fundamental en el tratamiento
ı de la enfermedad de Alzheimer y el resto de las demencias ha sido
La terapéutica de la enfermedad de Alzheimer es compleja mejorar el funcionamiento cognitivo. Sin embargo, con el paso
por una serie de hechos: a) abarca tanto al paciente como a sus del tiempo se ha ido generando una evidencia cada vez mayor de
cuidadores; b) el síndrome clínico es múltiple y variable, con lo que era necesario añadir otros aspectos a la hora de evaluar
que las estrategias de tratamiento deben ir variando al unísono; la respuesta al tratamiento. Entre estas áreas de respuesta terapéu-
c) el paciente es atendido simultáneamente por varios profesiona- tica podemos citar la capacidad funcional, los trastornos psiquiá-
les y/o especialidades, con el riesgo consiguiente de conflictos; tricos y del comportamiento, la sobrecarga del cuidador, la cali-
d) generalmente se trata de pacientes ancianos, con frecuente plu- dad de vida y la utilización de recursos. La mejoría o la estabiliza-
ripatología y plurimedicación, y e) a lo largo de la evolución pue- ción en cada una de estas áreas puede representar un beneficio te-
den sucederse diversos entornos clínicos y asistenciales: atención rapéutico importante y se están introduciendo cada vez con ma-
primaria, unidades de hopitalización, centros de día y centros re- yor frecuencia entre los instrumentos de evaluación empleados en
sidenciales. los ensayos clínicos. Por otra parte, existe una evidencia cada vez
Estas dificultades, unidas al mal pronóstico de la enfermedad, más notable de que las medidas terapéuticas eficaces lo son de
han llevado con frecuencia al nihilismo terapéutico y a cierto una forma global. Ejemplos de ello son la capacidad de los fárma-
abandono por parte de la psiquiatría de la atención a los pacientes cos anticolinesterásicos de mejorar la situación en varias de las
enfermos de Alzheimer. Sin embargo, esta actitud es francamen- áreas mencionadas. Por ello, en este apartado hemos intentado
te negativa para las personas afectadas y sus familiares, dado que responder a esta visión más amplia del tratamiento de la enfer-
nuestra especialidad se encuentra muy bien dotada para el con- medad de Alzheimer, incluyendo las medidas terapéuticas clasi-
junto de habilidades clínicas, de diagnóstico y terapéuticas, nece- ficadas según su carácter farmacológico o no farmacológico, y
sarias para la atención a la enfermedad. Por otra parte, no pode- reflejando los resultados obtenidos con los distintos indicadores
mos olvidar los progresos que se han introducido recientemente terapéuticos en las áreas señaladas.
en la terapéutica de esta enfermedad, en especial en el campo far- ı
macológico. Más aún, se trata de una de las enfermedades psi- ı
quiátricas en las que un plan terapéutico correcto redunda en ma- tratamiento de los síntomas cognitivos
yor beneficio tanto del paciente como de sus cuidadores. ı
Las fases que atraviesa el tratamiento de la enfermedad de terapias colinérgicas.
Alzheimer son las siguientes: Fármacos anticolinesterásicos
ı
1. Establecer una alianza terapéutica con el paciente y su Los fármacos anticolinesterásicos han sido hasta hace poco
familia. los únicos oficialmente aprobados para el tratamiento de la enfer-
2. Realizar un estudio diagnóstico completo y remitir al pa- medad de Alzheimer, y han demostrado de forma convincente su
ciente a los cuidados médicos generales que pudieran ser utilidad terapéutica. Actualmente en nuestro país se comerciali-
necesarios. zan cuatro fármacos: tacrina, donepezilo, rivastigmina y galanta-
3. Establecer las medidas terapéuticas específicas teniendo mina, aunque el primero de ellos no se utiliza por su perfil de
en cuenta el patrón sintomatológico del paciente, la posi- efectos adversos y merece únicamente una reseña histórica.
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ble eficacia dentro del conjunto de las áreas afectadas


(cognitiva, funcional y conductual) y la tolerancia y los
mecanismo de acción
efectos adversos, incluyendo la interacción con otros tra-
tamientos. Desde la década de 1970 se sabe que las vías colinérgicas se
4. Valorar y controlar el estado psicopatológico. encuentran especialmente afectadas en la enfermedad de Alzhei-

| 694 | Tratado de Psiquiatría


ı
/c46/ Enfermedad de Alzheimer
ı

mer. Concretamente, la pérdida de neuronas en el núcleo basal de


Meynert da lugar a una reducción en la síntesis de la colina ace- /tabla46-9/
tiltransferasa. Esta enzima, esencial para la síntesis de acetilcolina, Propiedades farmacológicas de los IACE
se transporta axonalmente desde el núcleo basal, donde se en-
Donepezilo Galantamina Rivastigmina
cuentran los cuerpos neuronales, hasta los terminales colinérgicos
distribuidas por la corteza, donde se sintetiza la acetilcolina a par- Inhibición ACE Selectiva Selectiva No selectiva
tir de colina a acetil-CoA. Por lo tanto, el déficit de la enzima su- Reversible Reversible Seudoirreversible
pone una carencia grave y generalizada de acetilcolina en la corte- Eliminación Hepática Hepática Renal
za. Las neuronas del núcleo basal forman parte del sistema coli- y renal
Semivida 70 h 5-7 h 1-2 h
nérgico presináptico, mientras que los receptores colinérgicos
plasmática
postsinápticos se encuentran intactos, al menos en una primera Posología Una vez Dos veces Dos veces con
fase de la enfermedad. Por lo tanto, pueden ser estimulados au- diaria al acostarse con comida comida
mentando los niveles de acetilcolina en el espacio intersináptico. Dosis eficaces 10 > 5 > 24-12 > 1-8 = 12-6 > 1-4 =
Los fármacos inhibidores de la acetilcolinesterasa (IACE) aumen- (mg/día) placebo placebo placebo
tan la actividad colinérgica inhibiendo la actividad de las enzimas
acetilcolinesterasa (ACE) y butirilcolinesterasa (BuCE), encarga-
das de eliminar la acetilcolina en el espacio intersináptico, y au-
mentando así la disponibilidad del transmisor en la sinapsis. Tan- ACE. La butirilcolinesterasa está presente en pequeña cantidad
to la ACE como la BuCE son moléculas polimórficas, y las isofor- en cerebros normales y aumenta de forma muy importante en la
mas G1 y G4 son las más frecuentes en el cerebro. La disminución enfermedad de Alzheimer, especialmente en las placas. Existen
en la actividad de la ACE en la enfermedad de Alzheimer se debe indicios de que esta enzima promueve la formación de placas y/o
fundamentalmente a la pérdida de la forma G4 presináptica de la la muerte celular relacionada con éstas; por lo tanto, cabría es-
enzima, mientras que la forma G1 está ligeramente aumentada, lo perar que la inhibición de la butirilcolinesterasa resultara espe-
que da lugar a un incremento del cociente G1/G4 (78). cialmente beneficiosa. Sin embargo, no existen datos que de-
Los IACE han supuesto el último peldaño de una larga serie muestren que la tacrina o la rivastigmina ejerce un efecto dife-
de sustancias colinérgicas, desde precursores hasta agonistas mus- rente de los IACE que no presentan esta acción. Hasta ahora, este
carínicos o nicotínicos, ensayadas dentro de esta estrategia de hecho es sólo una observación farmacológica de interés con po-
compensación, que hasta ahora no habían ofrecido resultados sible repercusión fisiopatológica, pero sin resultados que permi-
por diferentes motivos, especialmente de tolerancia. tan ir más lejos.
Según este mecanismo farmacológico básico, la eficacia de los En cuanto a la eficacia de este grupo de fármacos, los princi-
IACE se ve limitada por la reducción del número total de neuro- pales organismos internacionales de evaluación de medicamentos
nas colinérgicas presinápticas y permite suponer que si estas neu- exigen para su comercialización que hayan demostrado su efica-
ronas están preservadas (es decir, si el tratamiento se inicia en fa- cia a la hora de mejorar el rendimiento en un instrumento de eva-
ses más precoces de la enfermedad) la eficacia será mayor. La pre- luación neuropsicológica y en una escala de evaluación global.
sencia de placas neuríticas y ovillos neurofibrilares corticales, Hasta el momento se han publicado cuatro ensayos importantes
que afectan a las neuronas postsinápticas, también puede reducir controlados para la tacrina, tres con donepezilo, dos con rivas-
la eficacia a la hora de inducir actividad colinérgica. tigmina y tres con galantamina. Por lo general, la eficacia se
ha evaluado en función del cambio medio obtenido en la Escala
propiedades farmacológicas
cognitiva de Evaluación de la Enfermedad de Alzheimer (Alzhei-
mer Disease Assessment Scale, ADAS-cog) (81) y en la escala global
Los IACE han demostrado eficacia sobre las distintas áreas CIBIC o CIBIC-Plus, que recoge la impresión del clínico además
afectadas por la enfermedad de Alzheimer: deterioro cognosciti- de la información del cuidador (82), aunque recientemente se
vo, síntomas psicológicos y conductuales, y capacidad funcional han introducido escalas funcionales o de calidad de vida, espe-
(79). Actualmente no existen ensayos clínicos comparativos en- cialmente la Progressive Deteri

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