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LA HISTORIOGRAFÍA

ROMANA

La palabra griega iotopía significa "investigación", pues la historia nació en Grecia como una disciplina
científica derivada de la filosofía. Pero muy pronto los historiadores expusieron sus conocimientos prestando gran
atención al estilo, lo que convirtió a la historia en un género literario. Herencia de su origen filosófico es la
atención que, en mayor o menor medida, los historiadores antiguos antigua dedicaron a cuestiones científicas o
descripciones geográficas y etnográficas.

Aunque en la Roma arcaica se recogían los acontecimientos más sobresalientes del año en los llamados
annales maximi, la historiografía romana propiamente dicha nació durante la 2a Guerra Púnica, como arma
política y propagandística contra Cartago. La obra de estos primeros "analistas" se ha perdido. Especialmente
alabados fueron Fabio Píctor y Catón el Censor. Pero, sin duda, para nosotros la gran historiografía romana
comienza al final de la época republicana. Sus principales representantes son los siguientes.

1.- GAYO JULIO CÉSAR (Siglo I a. C.): Su obra está íntimamente ligada a su brillante actuación
militar y política. Sus obras conservadas son los Commentarii de bello Gallico, en los que narra año a año sus
conquista de las Galias, y los Commentarii de bello civili donde narra su actuación desde el comienzo de la guerra
civil hasta el asesinato de Pompeyo. Su propio asesinato impidió a César continuar la obra. Escritos como si se
tratara de unos informes al senado sobre su actuación militar, sin embargo, lo cuidado del estilo y la introducción
de digresiones narrativas denuncian que César concibió estos libros como obras literarias destinadas a su
publicación. Están escritos en tercera persona par dar mayor impresión de objetividad e imparcialidad, lo que no
esconde la intencionalidad propagandística y de justificación personal.

El estilo de César se caracteriza por la sencillez y la claridad, sin períodos largos y complejos
como los de Cicerón. Junto a éste, es César el modelo del latín clásico. La elegancia y sencillez de su
prosa han sido muy admiradas e imitadas, sobre todo a partir del Renacimiento.

2.- GAYO SALUSTIO CRISPO (Siglo I a. C.): Partidario y amigo de Julio César, tras
asesinato del dictador Salustio abandonó la política para consagrarse a la literatura.

Salustio prefirió la monografía, centrándose en un acontecimiento concreto de la historia para


desentrañar con gran sentido crítico sus causas y consecuencias. La conjuración de Catilina trata
un suceso casi contemporáneo; La guerra de Yugurta, la segunda de sus monografías, trata hechos
anteriores. El genio histórico de Salustio vio en estos hechos antecedentes de la guerra civil que
desgarraba la Roma de su tiempo y que a él mismo le tocó sufrir. Otras obras suyas se han perdido.

Salustio tomó como modelo al mejor historiador griego, Tucídides, a quien imitó no solo en su concepción de
la historia, sino hasta en el estilo, de una rudeza arcaica, distinto de la prosa clásica de Cicerón o César, igual que
el griego de Tucídides no es el ático clásico de Jenofonte o Platón.
La concepción de la historia en Salustio es moralizante y es también maestro a la hora de retratar
psicológicamente a los personajes, ya sea por descripciones directas, ya mediante discursos.

Por su espíritu crítico y su agudeza intelectual ha sido sido alabado hasta nuestros días.

3.- TITO LIVIO (Siglos I a. C y I d. C.): Contemporáneo de Virgilio, vivió el final del régimen republicano y el
ascenso de Octavio Augusto al poder. Al igual que Virgilio, Livio concibió una enorme admiración hacia el
nuevo régimen y su fundador, presentándolos como la culminación de un largo proceso histórico. Por eso
consagró toda su vida a su monumental historia de Roma, que tituló Ab urbe condita porque comenzaba
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precisamente con la fundación de la ciudad. De los 142 libros publicados conservamos una cuarta parte,
aunque de los libros perdidos conservamos resúmenes (o "epítomes", como se les llamaba entonces).

Muy valorado hasta el siglo XIX, hoy, sin embargo, se le valora más como literato que como historiador. Su
excelente prosa se aproxima al clasicismo de Cicerón. Se le reprocha en cambio su falta de sentido crítico. No se
le puede negar, con todo, un afán por descubrir la verdad. Muy preocupado por la religión, con frecuencia se
entretiene en narrar presagios, agüeros, apariciones... Sigue siendo, a pesar de todo, una fuente imprescindible
para los estudiosos de la historia romana.

4.- CORNELIO TÁCITO (siglo II d. Cr.): Tácito pertenecía a la aristocracia senatorial, que había
sufrido mucho bajo emperadores autoritarios como Nerón o Domiciano. La nueva dinastía de los Antoninos
supuso un pequeño respiro para el senado, y es aquí cuando Tácito escribe sus obras históricas.

conservan

Sus principales obras son las Historias y los Anales, especialmente la segunda. En ellas narra, a partir de la
muerte de Augusto, la historia de las dinastías julio-claudia y flavia. Ambas se fragmentariamente. Se consideran
obras históricas menores la Germania, un pequeño libro sobre los germanos, su país, sus diferentes tribus y
costumbres, así como la biografía que escribió de su suegro, Julio Agrícola, donde incluyó una descripción geo-
etnográfica de Britania.

A pesar de que Tácito se propone hacer historia de modo imparcial (sine ira et studio, en sus propias
palabras), la crítica negativa hacia los emperadores es evidente desde los primeros capítulos hasta los últimos. Por
eso se centra en los reinados de emperadores tiránicos y excluye deliberadamente el de Augusto. Es, como
Salustio, un maestro en la descripción psicológica.

El estilo es tan peculiar como propio de su tiempo: arcaísmos y neologismos, lenguaje poético,
oscuridad, elipsis, orden de palabras complicado... barroquismo propio de los primeros siglos del Imperio, que
Tácito lleva a una altura magistral.

Muy valorado por su espíritu crítico y su racionalismo, Tácito influyó en tratadistas políticos como Maquiavelo y
Gracián. Se le considera junto a Salustio el mejor historiador romano.
5.- AMIANO MARCELINO (Siglo IV d. C.): Sus Res Gestae, en las que quiso continuar la obra de Tácito,
cierran brillantemente el capítulo de la gran historiografía romana.

Sus contemporáneos prefirieron otras formas como la biografía y el compendio (narración en forma resumida). La
Historia Augusta es una extensa colección de biografías de emperadores. Hay debate sobre su autoría y la época
de composición. Un ejemplo de compendio es la obra de Eutropio, el cual escribió una pequeña obra,
Breviarium historiae Romanae, una historia muy resumida y sin mucha retórica de Roma, desde sus orígenes
hasta su época. Cuidadosamente escrita en latín tardío, muy imparcial, y con un estilo muy llano, fue durante
mucho tiempo libro de enseñanza.

Estos resúmenes presentaban cada vez más una visión providencialista y antipagana, como Paulo Orosio,
que escribió ya en el siglo V, en un mundo cristiano que deja atrás la Antigüedad Clásica para dar paso a una
nueva época: la Edad Media.

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