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HISTORIOGRAFÍA LATINA

El término griego ἱστορία (historia) significa, originariamente, “investigación” 1de


hechos reales y su relato en orden cronológico. La historiagrafía, por tanto, tiene como
objetivo poner por escrito los acontecimientos pasados de un determinado pueblo de
forma ordenada y objetiva. Cicerón la llamó magistra vitae.
Sin embargo, los romanos verían la historiografía como un instrumento político:
juzgaban los hechos antiguos y los describían desde su propio punto de vista, dotando al
género de una intención moralizante. Así, se utilizaría la historiografía para justificar la
supremacía romana sobre los demás pueblos (Tito Livio), para destacar el protagonismo
de las familias dominantes (analistas), criticar la nobleza romana (Salustio), defender la
propia actuación política (César) o criticar el régimen político (Tácito).
La historiografía surge en Roma hacia finales del s. III a.C. durante la segunda guerra
púnica como arma política y propagandística contra Cartago. Los primeros historiadores
son conocidos como analistas, ya que narraban los sucesos año tras año (annales). Estos
primeros analistas escribían en griego, pues estos escritos estaban dirigidos a las
naciones de habla griega que simpatizaban con la causa cartaginesa. Será Catón (s. III-II
a.C.), conocido como Catón el Viejo, quien escribirá la primera historia de Roma, los
Origenes2, en latín.
Aunque los analistas posteriores seguirían su ejemplo, surgiría en los últimos tiempos
de la República una corriente de historiadores que comenzarían a escribir monografías
históricas en las que se narran sucesos singulares o breves períodos de tiempo. Entre
ellos destacan César y Salustio.
Cayo Julio CÉSAR (100-44 a.C.) nació en el seno de una familia noble, la gens Iulia.
Tuvo una destacada carrera política y militar: la conquista de las Galias le aseguró
prestigio, riquezas y un ejército incomparable, gracias a lo cual lograría vencer a
Pompeyo en la guerra civil. Tras su victoria, asumió el cargo de dictator, concentrando
todos los poderes en su persona, hasta que fue asesinado en los Idus de Marzo del 44
a.C.
Como historiógrafo, escribió dos obras de comentarios sobre las dos guerras más
importantes que libró: De Bello Gallico3 narra los acontecimientos acaecidos durante la
guerra de las Galias (58-51 a.C.) en ocho libros, uno por cada año. De bello civili4 narra,
en tres libros, el enfrentamiento contra Pompeyo en una guerra civil (49-48 a.C.), que
finalizó con la derrota de éste en Farsalia.
Ambas suponen una recopilación y reordenación de los informes producidos durante la
guerra y durante mucho tiempo se han considerado como obras objetivas, pero hoy
sabemos que la intención de ambas obras es la propaganda política: aunque los hechos
narrados son verídicos, el autor altera la información para favorecer su imagen personal
frente al Senado y el pueblo romano. La maestría de César reside en la unión que supo

11
Está relacionado con la raíz del verbo latino video (ver) y del verbo griego οἰδα, un perfecto que
significa “saber porque he visto”.
2
Sólo conservamos fragmentos
3
Comentarii de Bello Gallico ([Comentarios sobre la] Guerra de las Galias)
4
Comentarii de Bello Civili ([Comentarios sobre la] Guerra Civil)
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dar a esos documentos, tan poco literarios, con un estilo sencillo, preciso, espontáneo y
directo, usando la tercera persona para repetir su propio nombre y así atraer la opinión
pública a su favor, creando una ilusión de falsa objetividad.
Cayo SALUSTIO Crispo (87-35 a.C.) es el último gran historiador de época republicana.
En política, se opuso a Pompeyo y apoyó desde el principio a César, gracias al cual
ocupó algunos cargos públicos en Roma. Tras la muerte del dictador, se retiró de la vida
pública para dedicarse a escribir sus obras históricas:
De Catilinae coniuratione (La conjuración de Catilina) es una obra monográfica que
narra el intento de Lucio Sergio Catilina, un noble degenerado y depravado (en palabras
de Salustio, malo pravoque), de hacerse con el poder en Roma mediante un golpe de
estado contra el cónsul de esa época, Marco Tulio Cicerón (63 a.C.).
Bellum Iugurthinum (La guerra de Yugurta) cuenta la guerra de los romanos contra
Yugurta, hijo adoptivo de Micipsa, rey de los númidas, que accede al poder tras asesinar
a sus dos hermanos. La obra termina con la entrega de Yugurta a los romanos (111-105
a.C.).
Salustio, que tomó como modelo al historiador griego Tucídides, es el creador de la
historia como género literario en Roma. César había sido un historiador militar, mientras
que Salustio será el primer historiador político. Su intención no es propagandística, sino
que trata de explicar los acontecimientos, exponiéndolos con objetividad y ahondando en
los personajes para hallar las causas de sus actuaciones. Por ello, destacan los retratos y
los discrusos. El estilo de Salustio es arcaizante, lo que hace que su vocabulario resulte
complejo, pero, al mismo tiempo, resulta conciso, utilizando frases breves.
Tras la historiografía monográfica de la época republicana, se retomaría en la época
de Augusto y en la imperial la labor anterior de los analistas, buscando escribir una
historia que abarque mayores períodos de tiempo. Destacarán en esta época Tito Livio y
Tácito.
TITO LIVIO (59 a.C.-17 d.C.) nació y murió en Padua, pero pasó la mayor parte de su
vida en Roma, donde se dedicó de lleno, durante unos 50 años, a su vocación: escribir la
historia de Roma desde su fundación. Así, frente a los historiadores de la época anterior,
que escribieron sobre cortos períodos o hechos concretos, Tito Livio retoma la labor de
los analistas en su obra, Ab urbe condita5, que abarca los hechos históricos desde los
orígenes de la ciudad (753 a.C.) hasta la muerte de Druso 6(9 a.C.). De un total de 142
libros, sólo conservamos 35.
Con esta ingente labor, Tito Livio pretende glorificar el pasado de Roma, enlazándolo a
la figura del emperador Augusto. Su obra se caracteriza, pues, por la exaltación de Roma
por encima de todo, con intención de infundir el amor a la patria, el respeto al mos
maiorum (la costumbre de los antepasados) y la concordia civil y religiosa, todo ello con
un estilo poco conciso y retórico. Aunque se trata de una historia con pretensiones de
veracidad, pues selecciona las fuentes y discrimina la información si no dispone de

5
Desde la fundación de la ciudad o Historia de Roma desde su fundación
6
Hermano del emperador Tiberio y padre del emperador Claudio:
https://es.wikipedia.org/wiki/Druso_el_Mayor
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testimonios, también presenta un toque de dramatismo de los hechos que busca crear
expresividad y efectismo.
Publio Cornelio TÁCITO (55-120 d.C.) provenía de una familia senatorial originaria de
la Galia. Fue discípulo del retórico Quintiliano, por lo que destacó como orador antes de
dedicarse a la historiografía, y desempeñó diversas magistraturas políticas. Comienza a
escribir en tiempos del emperador Trajano, destacando dos obras históricas: las
Historiae7 abarcan, en 14 libros de los que conservamos 5, desde la muerte del
emperador Nerón (68 d.C.) hasta la de Domiciano (96 d.C.); y los Annales8, en 16 libros
de los que conservamos
12, 4 de ellos fragmentariamente, que abarcan un período anterior, el gobierno de
Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón (14-68 d.C.).
Aunque Tácito se documentó bien para escribir los hechos con objetividad y sinceridad,
su pesimismo le hace perder capacidad de análisis y falsear la realidad, con lo que dota a
su obra de un carácter moral. Para Tácito, la historia es un drama de almas, por lo que
crea una narración llena de patetismo que la acerca a la tragedia. Su estilo, como el de
Salustio, se caracteriza por la brevedad, la solemnidad y el uso de arcaísmos, así como
de neologismos y giros poéticos.
La historiografía latina ha sido el modelo y la fuente de la que han bebido la mayor
parte de los autores en las literaturas europeas modernas: la obra de César es leída
desde el s. XVI hasta hoy como paradigma del latín clásico y depurado; de la obra de
Tito Livio se realizaron diversas traducciones a muchas lenguas europeas desde el siglo
XIV, entre ellas Rousseau tradujo sus discursos al francés para que sirvieran de
modelo a los oradores de la Revolución francesa, y Shakespeare se inspiró en el autor
para escribir su obra El rapto de Lucrecia; y en la obra de Tácito vieron Voltaire,
Montesquieu o Rousseau un símbolo de la libertad y de la oposición a la tiranía.

Otros historiadores que no incluimos en el tema:


- Analistas: Quinto Fabio Píctor, Lucio Cincio Alimento (no conservados o muy
fragmentarios); Polibio s. II a.C. (griego), Historias
- Cornelio NEPOTE (100-25 a.C.?): De viris illustribus, De historicis latinis,
Chronica (historia universal), Exempla (anécdotas)

7
Historias
8
Anales
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- Gayo

Tranquilo SUETONIO (69-126 d.C.): De duodecim Caesarum vita (biografía)

- Otros de
época imperial: Valerio Máximo, Veleyo Patérculo, Quinto Curcio Rufo, Lucio
Anneo Floro, Justino, Amiano Marcelino… (tengo breves apuntes sobre ellos si os
interesa)

Vida de César: nació en el seno de una antigua familia noble de Roma, la gens Iulia,
que se creía descendiente de Julo Ascanio, hijo de Eneas, fundador mitológico de Roma.
Recibió una excelente formación literaria y se dedicó desde muy joven a la vida política,
ocupando sucesivamente todos los cargos públicos del cursus honorum9. En el año 60
a.C. formó una alianza conocida como primer triunvirato junto con Pompeyo y Craso,
con los que se repartió el poder en Roma: Pompeyo quedó con el gobierno de Roma,
mientras que Craso, del que simplemente aprovechaban su poder económico, acabaría
por ser enviado a Siria para pacificar la guerra contra los partos, donde acabaría
muriendo. Por su parte, siendo ya cónsul (59 a.C.), César fue destinado a la Galia, donde
inició una serie de brillantes campañas militares que le llevaron a conquistar toda la
región hasta el río Rin, lo que le proporcionaría un fuerte poder militar y la admiración
del pueblo romano.
A su vuelta a Roma (49 a.C.), ya muerto Craso y en vistas del poder militar de César,
Pompeyo lo nombra enemigo público del Estado, con lo que a César no le queda más
remedio que marchar con su ejército hacia Italia y cruzar el río Rubicón, lo que equivalía
a una declaración de guerra civil. Al enterarse Pompeyo y sabiendo que el grueso del
ejército romano estaba junto a César, así como los nuevos aliados galos que había
pacificado, la única solución que le quedó fue abandonar la ciudad. Así comenzaría una

9
Esto es, cuestor, edil, censor, pretor y, finalmente, cónsul. Por encima sólo estaba el dictador, último
puesto que lograría y por el que sería asesinado. Ver imagen adjunta.
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guerra civil entre César y los partidarios de Pompeyo, con varios enfrentamientos en
Italia, Hispania y los Balcanes, hasta que los pompeyanos cayeron derrotados finalmente
en la batalla de Farsalia (48 a.C.). Pompeyo tuvo que huir entonces hasta llegar a Egipto,
donde creía contar con partidarios, pero sólo encontró la muerte ordenada por Ptolomeo
XIII. César, al enterarse de este hecho, se enfadaría con el faraón egipcio y ayudaría a
conseguir el gobierno a su hermana Cleopatra VII, con la que se casaría y tendría un
hijo, Cesarión.
De regreso a Roma (47 a.C.), César se hizo nombrar dictador vitalicio (se supone que el
pueblo le ofreció el cargo hasta en tres ocasiones y lo rechazó), tribuno de la plebe y
pontífice máximo, concentrando de este modo en sus manos el poder político, militar y
religioso. Esta situación provocó la alarma de los sectores republicanos de Roma, que
temían que César intentara proclamarse rey, y alentó la conjura, incitada por Casio y
Bruto, que, el día de los idus de marzo del año 44 a.C., culminó con su asesinato,
irónicamente, a los pies de la estatua de Pompeyo en la Curia romana.

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