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ARTÍCULOS J. I.

Lorente

Ciudad, cine y comunicación: escenarios de regeneración urbana


City, Cinema and Communication. Imaginary of urban regeneration
■ José Ignacio Lorente Bilbao
Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (Estado español)

DOI: http://dx.doi.org/10.15304/ricd.1.4.3294
[ Data de recepción: 29 de abril de 2016
Data de aceptación: 13 de junio de 2016 ]
Resumen
La ciudad es el objeto de una doble producción. Como objeto físico es el resultado
de la intervención de disciplinas como el urbanismo, la arquitectura o la economía,
las cuales generan en la ciudad constantes procesos de construcción, destrucción y
transformación. Pero la ciudad es también un horizonte de sentido, el resultado de
un imaginario que la ciudadanía proyecta sobre el espacio urbano construido. Y en
la medida en que esta búsqueda y atribución de sentido se torna reflexiva, el sujeto
urbano se construye a sí mismo como ciudadano en relación con los demás, con la
diferencia y la alteridad.
Este trabajo trata de dar cuenta del modo en que el cine ha pensado y expresado los
procesos de intervención, las transformaciones y sentidos de la regeneración urbana
en las ciudades contemporáneas.

Abstract
The city is the subject of a double production. As a physical object is the result of
the intervention of disciplines such as urban planning, architecture or economics.
These interventions generate constant processes of construction, destruction and
transformation in the city. But the city is also an horizon of meaning, the result of an
imaginary that citizenship projects on the built urban space. And when this search
and attribution of meaning becomes reflexive, the urban subject constructs himself
as a citizen in relationship with others, with the difference and otherness.
This paper attempts to account for the way the film has thought and expressed the
intervention processes, transformations and urban regeneration meanings in con-
temporary cities.

Palabras clave
cine, imaginario, ciudad, regeneración urbana

Keywords
Cinema, imaginary, city, urban regeneration

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Ciudad, cine y comunicación: escenarios de regeneración urbana

Sumario
1. Introducción
2. La ciudad como espacio de comunicación
3. Regeneración urbana y nuevos imaginarios fílmicos
4. La impugnación fílmica del pretexto verosímil
5. Conclusiones

Contents
1. Introduction
2. The city as a space for communication
3. Urban regeneration and new filmic imaginary
4. The filmic challenge of credible pretext
5. Conclusions

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1. INTRODUCCIÓN un modo específico de observar y de apreciar


el encuentro siempre cambiante entre el pen-
A lo largo del pasado siglo, las metrópo- samiento urbano y la forma fílmica.
lis europeas inmersas en acelerados proce- Como resultado de esta intimidad con las
sos de industrialización sufrieron profundos transformaciones urbanas, el dispositivo fíl-
cambios en su configuración urbana y en el mico ha contribuido a la construcción del régi-
horizonte de significados atribuidos a la ciu- men de visibilidad de la ciudad, en unas oca-
dad. Los procesos migratorios asociados a siones de forma solidaria con el pensamiento
las crisis agrarias y a la creciente demanda urbano que daba forma a la ciudad construi-
de mano de obra, la desigual proliferación de da; en otras, confrontando ese pensamiento
infraestructuras y equipamientos industria- y extrañando sus realizaciones. Pero tanto en
les y urbanos, la destrucción causada por las un caso como en otro, el cine ha proyectado
guerras y su posterior reconstrucción, la crisis un imaginario a través del cual el espectador,
del modelo de desarrollo o la globalización y en su doble condición de observador y ciuda-
los procesos de desindustrialización han tra- dano, ha experimentado y ensayado la diversi-
zado el itinerario de las grandes transforma- dad de lecturas posibles de la complejidad de
ciones urbanas, a la vez que han sumido a las ciudades modernas y postindustriales (Lo-
la ciudad en intensos procesos de cambio e rente, 2015). Desde el primer cine de los ope-
incertidumbre, con su correlato en la imagen radores Lumière, solidario con las ideas de
y en el sentido atribuido a la ciudad, y a la movimiento y productividad que animaban la
condición ciudadana misma. vida de las metrópolis modernas en el umbral
La ciudad, además de su dimensión ur- del pasado siglo, hasta su desmaterialización
bana y construida, es un espacio de relación contemporánea (Collado, 2012), pasando por
con el otro y de negociación intersubjetiva de las sinfonías urbanas vanguardistas de entre-
significados, a través de los cuales el sujeto guerras (Villanueva, 2015), el extrañamiento
urbano se perfila como ciudadano. Por esta urbano de los nuevos realismos y nuevos ci-
razón, ser ciudadano no consiste únicamente nes (Barber, 2006) o la insistencia fílmica en
en habitar el espacio urbano, sino también en los no-lugares y las ciudades blindadas post-
reconocer en el derecho a la ciudad (Lefeb- modernas (Costa, 2003), el cine ha puesto
vre, 2013) la competencia y capacidad para en escena la transformación urbana como un
actuar en ella y para gestionar el encuentro proyecto de sentido y como una propedéutica
con los demás. ciudadana destinada a imaginar la forma de
La ciudad moderna, resultante de la re- habitar ese cambio, con sus conflictos, tensio-
volución industrial, inscribió este programa nes y derivas.
en sus tramas y configuraciones a través del
planeamiento urbano, proporcionándole un
carácter textual, legible, a través de los usos 2. LA CIUDAD COMO ESPACIO DE
y funciones atribuidos a los espacios urbanos COMUNICACIÓN
diferenciados. A este objetivo contribuyeron
diferentes dispositivos comunicativos y de ex- La comunicación es una forma de poner
presión del pensamiento urbano, desde la ar- en movimiento la significación. En el caso del
quitectura y el urbanismo hasta la literatura, cine, al igual que ocurre en otros tipos de tex-
el cine o la artes plásticas y visuales. tos y de discursos, la significación resulta del
El cine participó en el proceso de transfor- encuentro singular que se produce en cada
mación urbana comprometiendo el propio dis- película entre un retazo formal de la materia,
positivo fílmico en la exploración del cambio de la expresión y del contenido, que produce
incesante de las ciudades y haciendo del mis- una sustancia, de la expresión y del contenido
mo su objeto privilegiado de representación. (Hjelmslev, 1974). De esta manera, si la pro-
El cine ha explorado insistentemente la esce- pia ciudad puede ser considerada como un
na urbana, sus configuraciones espaciales y dispositivo (Foucault, 1988; Deleuze, 1987)
temporales, ejerciendo un intenso trabajo de en el que se dan cita una forma de construir
reescritura de sus tramas y de su memoria. Y la ciudad solidaria con una forma del pensa-
ha indagado también las formas de interven- miento urbano, el cine que toma por objeto
ción en esos espacios por parte del sujeto ur- la ciudad representa el encuentro entre una
bano, actualizando en cada filme una mirada, forma expresiva singular, la fílmica y esa for-

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ma construida del pensamiento urbano que (Lorente, Antolín y Fernández, 2007). De esta
denominamos ciudad. Toda película es un forma, las ciudades de oportunidad exhiben
artefacto comunicativo y un proyecto de senti- complejas arquitecturas tecnificadas, museos
do sustentados por una estrategia discursiva de arte contemporáneo y sofisticadas infraes-
destinada a poner en circulación ese encuen- tructuras de comunicaciones, donde antes
tro entre la forma fílmica y la forma construi- ocultaban espacios urbanos degradados y
da, y con él la significación. espacios industriales obsoletos.
Se trata en consecuencia de pensar la ciu- La mirada fílmica se postula como una for-
dad como un objeto, lugar de encuentro orga- ma del decir en el cine, como un discurso que
nizado de formas y de sustancias, de alguna opera entre lo visible y lo visual. Y es que, en
manera preformadas (Fabbri, 2004) por el la imagen cinematográfica, lo visible, la ima-
dispositivo urbano, y las películas que toman gen efectivamente encuadrada y proyectada,
a su cargo la representación de ese objeto y no se confunde con lo visual compuesto por
que acuden a ese encuentro con el fin de po- un amplio reservorio de saberes, intuiciones,
nerlo en escena con sus propias materias y emociones y expectativas que, desde el pun-
formas expresivas. to de vista del espectador, acechan desde el
Por esta razón, el cine al mismo tiempo fuera-de-campo a la espera de poder irrum-
que proyecta la imagen de la ciudad, proyec- pir en el marco visual. La vista que ofrece
ta también un imaginario, una red de valo- la ventana cinematográfica ya no ofrece un
res institucionalizados e intersubjetivamente mundo visible finito, limitado y clausurado,
compartidos acerca de lo que una sociedad, sino un dispositivo al mismo tiempo estético y
un colectivo o un determinado sujeto conside- sensible, político e ideológico que interpela y
ra qué es una ciudad y busca compartirlo con moviliza la competencia y el archivo visual del
otro sujeto, así mismo socialmente construi- espectador.
do, que denominamos espectador. Y ese en- La ciudad proyectada por el cine es tam-
cuentro cambiante entre una forma particular bién un proyecto de ciudad, una forma de
de manipular los materiales expresivos de la pensar y de construir en lo simbólico la ciu-
imagen y el imaginario urbano produce la di- dad. Las primeras imágenes urbanas, Sortie
versidad de miradas fílmicas sobre la ciudad. de l´usine Lumière à Lyon (Lumière, 1895) ya
La mirada fílmica, más allá de una forma ofrecían un imaginario de la ciudad moderna
particular de representación, representa una al escenificar una prosaica salida de obreros
estrategia del discurso fílmico que acude al bajo la forma de un espectáculo social similar
encuentro con la forma de la ciudad construi- a la salida de la iglesia o de una celebración.
da con el propósito de participar en lo que Pero, lo que los hermanos Lumière celebran
Jacques Rancière denomina un “reparto po- en esta pionera película urbana es la transfor-
lítico de lo sensible” (Rancière, 2014), una mación de la ciudad tradicional, con su skyli-
forma de organizar y disponer lo que accede ne de construcciones tradicionales entre las
al campo visual y al mismo tiempo diseccio- que despuntaban las cúpulas de las iglesias,
narlo, relegando fuera-de-campo aquellos por un nuevo escenario social, el de las fábri-
imaginarios urbanos concurrentes o disen- cas, estaciones de ferrocarril, vías de circula-
suales con la forma hegemónica de pensar y ción y chimeneas cuyo humo sumerge en una
de construir la ciudad en una época o en un espesa niebla los espacios y arquitecturas de
espacio discursivo determinado. Estos imagi- la ciudad histórica. Y si estas imágenes res-
narios disensuales con el proyecto de la me- ponden a un cambiante imaginario industrial
trópolis moderna, productiva y cosmopolita, tomado desde un punto de vista fijo, similar
constituyen la ciudad obscena, la ciudad de la al de un espectador estático que observa la
exclusión, de los arrabales, del suburbio y de escena, pronto descubrieron los Lumière que
los espacios periurbanos que el capitalismo lo propio de la ciudad moderna era la circula-
industrial y la máquina cinematográfica cohe- ción y el movimiento, por lo que no tardaron
rente con él desplazan hacia un vasto espa- en instalar la cámara en todo tipo de vehícu-
cio fuera-de-escena. Paradójicamente, estos los y movientes con el fin de ofrecer una vista
mismos espacios urbanos segregados serán en movimiento de sus calles y espacios pú-
los espacios de oportunidad de la ciudades blicos coherente con el imaginario urbano al
globales postindustriales y los nuevos esce- que la máquina fílmica servía. La imagen fíl-
narios del imaginario fílmico postmoderno mica transita por estos espacios, transforma

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la vista en una visita y el paisaje urbano en un el modo de pensar las tensiones y conflictos
recorrido, en un paseo o en una incursión, del que han reconfigurado la ciudad moderna y
mismo modo que el flâneur de Baudelaire se postindustrial bajo el imaginario de ciudades
adentraba en la ciudad en busca de imáge- segregadas, fragmentadas y en proceso de
nes que le sorprendan. disgregación. El cinematógrafo, a la vez que
La máquina de la visión cinematográfica elogiaba la gran ciudad moderna e industrial
se homologa así con la máquina urbana, con impulsó ideológicamente las migraciones del
los vehículos que transitan la ciudad, pero campo a la ciudad “para introducir en el pri-
también con la máquina productiva que ali- mero, los valores urbanos, productivos y con-
menta el crecimiento desmesurado de la ciu- sumidores, de la segunda” (González Reque-
dad industrial. En algunas de las primeras pe- na, 1988, p.13), de la misma manera en que,
lículas de los Lumière puede apreciarse este en su forma contemporánea, ha contribuido
movimiento sincronizado entre la máquina activamente también a la producción de un
urbana y la máquina cinematográfica bajo la imaginario global de ciudades dispuestas
forma paradigmática de un tren llegando a la para el consumo visual, turístico y comercial
ciudad. Pero en ellas, el tren no es el tema de de sus nuevos espacios emblemáticos.
la representación, sino una experiencia visual, La ciudad dual de los años 20, segrega-
un modo de descubrir la ciudad y su sentido da en espacios de ocio y producción puesta
productivo a través de una secuencia de imá- en escena en Metropolis (Lang, 1927) o en
genes que atraviesa los cinturones urbanos espacios rurales y urbanos, como Sunrise: A
hasta llegar a la estación central, en el cora- song of Two Humans (Murnau, 1927) o La al-
zón de la ciudad. Estas imágenes establecen dea maldita (Rey, 1930); las ciudades-collage
una relación inédita entre el centro y la perife- resultantes de la planificación urbana basada
ria, entre la urbe y el suburbio, entre lo urbano en los usos y funciones, como Impressionen
y lo rural similar a la experimentada por las vom alten marseiller Hafen (Moholy-Nagy,
masas de trabajadores que accedían por pri- 1929), Berlin Alexanderplatz (Jutzi, 1931) o
mera vez a la ciudad. Esas imágenes operan La ciudad y el campo (Velo y Mantilla, 1934),
en un espacio inefable, el de la expansión pe- cohabitan la ciudad segregada, resultante de
riurbana, más allá de los inciertos confines de la exclusión y la desigualdad, como ponen
la ciudad, donde se despliega un vasto terri- en escena Rien que les heures (Cavalcanti,
torio todavía por significar. Tras el primer tra- 1926), La coquille et le clergyman (Dulac,
velling urbano que constituye la totalidad del 1928) o M (Lang, 1931).
filme Panorama de l’arrivée en gare de Perra- Las distopías urbanas posbélicas y los
che pris du train (Lumière, 1896), y a lo largo nuevos realismos tuvieron también su con-
de la historia del cine, muchos otros trenes ci- tinuidad en el cine de la modernidad de los
nematográficos, reales o simulados, recorren años sesenta y setenta, el cual advertía en las
ese incierto territorio imaginario, como ocurre ciudades reconstruidas la forma fría y el bri-
en las denominadas sinfonías urbanas de en- llo de los espacios creados ex novo, como en
treguerras, entre ellas Berlin. Die Sinfonie der Play Time (Tati, 1967), carentes de historia,
Grosstadt (Ruttmann, 1927), Lisboa, crónica de memoria y de un tejido social que los dota-
anecdótica (Leitão de Barros, 1930) o A Bronx ra de sentido ciudadano. Por su parte, los rea-
Morning (Leyda, 1931). El cine de postguerra lizadores de las nuevas olas cinematográficas
tampoco será ajeno a estas experiencias vi- toman la ciudad como un espacio ambivalen-
suales como forma de hablar y pensar la ciu- te (París vu par..., Chabrol, Douchet, Godard,
dad, tal y como puede apreciarse en los nue- Pollet, Rohmer y Rouch, 1965), en el que al
vos realismos de Berlin Express (Tourneur, tiempo que se realizan en ella formas inéditas
1948), Europa´51 (Rossellini, 1952), Rocco de apropiación ciudadana y de realización del
e i suoi fratelli (Visconti, 1960) o en nuestro nuevo sujeto urbano, adquieren formas labe-
país, Surcos (Nieves Conde, 1951). rínticas y hojaldradas, lugares propicios para
Pero la tensión entre aquellas partes de derivas, pérdidas y erráticas deambulaciones
la ciudad que acceden al campo visual de la en los que los encuentros casuales, azarosos
representación fílmica y aquellas otras relega- y frecuentemente traumáticos abren grietas
das al fuera-de-campo, no se agota en el mero en la experiencia urbana por las que se cue-
juego de las formas expresivas, sino que se la el pasado negado, reprimido o paralizado,
proyecta sobre la forma del contenido, sobre como un imaginario de la ciudad colapsada

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que significativamente escenifica la trilogía de vitalización urbana, privilegiando el enfoque


la incomunicación de Michelangelo Antonioni, económico y de mercado en detrimento de
compuesta por L’avventura (1960), La notte otras formas más integradoras de afrontar la
(1961) y L’eclisse (1962), o La busca (Fons, complejidad de los problemas urbanos. Así,
1966) y más recientemente Europa (Von Trier, en tanto que el criterio de oportunidad resul-
1991). Este cine que ha renunciado a la glo- taba pertinente para la puesta en valor de la
balidad del relato, a la imposición de una dra- ciudad en el mercado global de ciudades, con
maturgia coherente y lógicamente articulada el fin de alcanzar liderazgo y atraer recursos,
de la experiencia urbana se proyecta sobre los efectos de la planificación urbana resul-
las nuevas fracturas y dispersiones del pro- tante han sido la fragmentación del espacio
grama urbano resultante de la crisis estruc- urbano y social. Como han puesto de relieve
tural de los años setenta. Posteriormente, el diversos estudios del ámbito tanto interna-
cine de la denominada (post)modernidad inci- cional (Sassen, 2013; Sennet, 2012), como
dirá de nuevo sobre la puesta en escena de la nacional (Leal Maldonado, 2002; García Váz-
fractura y disgregación del imaginario urbano quez, 2004) y local (Clarimont y Vlés, 2010;
en crisis, pero a través de la fragmentación Capel, 2005; Antolín, Fernández y Lorente,
y dispersión de su propia forma expresiva, 2010), la búsqueda e identificación de opor-
como en el ejercicio metafílmico ensayado tunidades ha fragmentado el proyecto urbano
en Madrid (1987) por Basilio Martín Patino, en un mosaico diferenciado de espacios en
o en las más contemporáneas Ciudad de Dios los que se han focalizado las intervenciones
(Meirelles, 2002) o Lost in translation (Coppo- urbanísticas, pero no con el propósito de una
la, 2003). mayor cohesión y articulación social, sino
También la exclusión y la marginalidad con el objetivo de que determinados lotes o
tuvieron su respectiva puesta en escena en paquetes urbanos alcancen visibilidad y rele-
nuestro país, en los difíciles años del desarro- vancia en la escena internacional, en concu-
llismo franquista, desde la mencionada Los rrencia con otras ofertas urbanas, pero con
golfos (Saura, 1959), El pisito (Ferreri, 1958), el consiguiente abandono de otros espacios
Young Sánchez (Camus, 1963) o El último menos favorecidos.
sábado (Balañá, 1967), hasta el cine deno- De forma sintomática, la fractura del te-
minado quinqui de la transición, como Perros rritorio urbano y del proyecto de cohesión
callejeros (De la Loma, 1977), Deprisa, depri- social sobre el que se asentaba el principio
sa (Saura, 1981), El pico (De la Iglesia, 1983) de derecho a la ciudad y el planeamiento
o la crónica de la exclusión en Barrio (León de urbano clásico, se ha visto así mismo refle-
Aranoa, 1998), coincidiendo con el despegue jada y retroalimentada por la fractura en lo
de la burbuja inmobiliaria y la expansión ur- simbólico, apreciable tanto en el texto urba-
banística descontrolada que ha conducido a no, en sus arquitecturas, tramas y espacios
la actual ruina urbana y ciudadana. públicos, como en las narrativas que se han
ocupado de la comunicación del proyecto
3. REGENERACIÓN URBANA Y NUEVOS regenerador. Ambas fracturas, urbanística y
IMAGINARIOS FÍLMICOS simbólica, han afectado profundamente a la
idea de ciudadanía y a la práctica y partici-
Tras la crisis estructural de los años seten- pación ciudadanas en la gestión de los pro-
ta, muchas ciudades industriales en declive cesos de rehabilitación. Así, mientras que el
acometieron profundas transformaciones del principio de oportunidad ponía en manos de
programa urbano, las cuales afectaron por la racionalidad técnica (economía y finanzas,
igual tanto a su forma construida, como a urbanismo y marketing urbano) la conducción
su percepción y significado. Si el ideario del de ese proceso, su gestión democrática y los
programa urbano moderno aspiraba al sen- valores asociados a la ciudad eran puestos al
tido global, integrador y cohesionador de la servicio de la primera, en detrimento de la de-
complejidad, el resultante de la última rege- liberación pública acerca de la diversidad de
neración urbana se presenta fragmentario y formas de pensar y de habitar la ciudad.
disperso, inmerso en la deriva propiciada por El desplazamiento del espacio político y
la idea de oportunidad en torno a la cual se participativo a favor de la razón técnica ha
ha construido la nueva ciudad. producido un ciudadano con capacidad para
El criterio de oportunidad ha orientado la apreciar y reconocer las nuevas realizaciones
estrategia dominante en los procesos de re-

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urbanas y el horizonte global de referencias, al servicio del espectáculo visual de la nueva


autores y estilos en el que se inscriben. Pero ciudad; en otras, confrontando la escritura y
este nuevo flâneur urbano se configura como el imaginario fílmico con el imaginario urba-
un mero punto de vista móvil, disponible para no y la ciudad construida. Películas como En
la fruición de las imágenes de la nueva ciu- construcción (Guerín, 2000), 24 City (Zhang-
dad y dispuesto también para apreciar la no- ke, 2008) o The Forgotten Space (Burch y Se-
vedad, lo que asalta su atención fluctuante y kula, 2010), indagan en los nuevos escena-
movediza, pero a costa de renunciar a la con- rios urbanos, restituyendo al mismo la ciudad
tinuidad, a la permanencia, a la sociabilidad obscena, los imaginarios excluidos y despla-
en esos espacios que en el momento que se zados fuera-de-escena, desde los espacios
trata de ejercer en ellos otros usos, se tornan suburbiales gentrificados producidos por las
extraños, inhóspitos y exclusivos. Esta es la políticas de oportunidad y las áreas periurba-
paradójica condición del ciudadano en el es- nas en las que la trama urbana se desdibuja
pacio urbano regenerado. Al tiempo que es in- en una terra incognita, hasta las propias con-
vitado insistentemente al consumo visual de venciones genéricas sobre las que se erige el
la ciudad, resulta preventivamente relegado a discurso fílmico en relación con lo real.
la figura de mero espectador del escenario ur-
bano regenerado, capaz de dejarse sorpren- 4. LA IMPUGNACIÓN FÍLMICA DEL
der por el programa visual de la nueva ciudad PRETEXTO VEROSÍMIL
pero despojado, a través del mismo gesto, de
la capacidad y de la competencia para par- El cine contemporáneo, junto con la ex-
ticipar en su gestión y desarrollo, delegada ploración de la configuración urbana y del
en una racionalidad técnica aparentemente pensamiento que la anima, ha sometido
exenta de política. La ciudad que es preciso también a crítica y reflexión sus propios pre-
hacer, la ciudad de la oportunidad, la ciudad supuestos estéticos y discursivos, formales y
cuyo programa busca su realización en otro genéricos, como en el caso del denominado
lugar, en la escena internacional de los espec- cine documental, poniendo en cuestión sus
táculos urbanos, es una ciudad sin territorio y lábiles fronteras con las más diversas estra-
una ciudad en la que se ha impuesto el con- tegias ficcionales. Así, de la misma forma que
senso sobre la tabla rasa de una ciudad obso- el documento es una estrategia discursiva
leta, sin texto y sin memoria. destinada a producir un efecto de verosimi-
Algunos de los síntomas insidiosos de litud (Barthes, 1970), el cine documental ha
este programa urbano pueden apreciarse en sentado sus bases en una aparente austeri-
la práctica desaparición del patrimonio indus- dad discursiva (Nichols, 1997) y en las con-
trial y arquitectónico en los espacios regene- venciones y restricciones genéricas (Todorov,
rados equivalente al borrado sistemático de 1970) sobre las que se sustenta la aparente
la memoria del pasado siglo o su veladura y intimidad ontológica entre la cámara y lo real
reificación en términos de vestigio ornamen- (Bazin, 2001).
tal de las nuevas escenografías arquitectó- Como señala Catherine Russell, el giro
nicas. Otro tanto puede apreciarse en lo que contemporáneo ha colocado el cine en el
respecta al programa ciudadano de esos centro de una vasta reflexión acerca de las
espacios de los que han desaparecido otros formas de ver y de mirar, no ya tanto como
usos y funciones que no sean los relativos al mero sistema de representación, sino como
tránsito y al consumo visual. Incluso los equi- una forma de ver a través del cine (Russell,
pamientos culturales que podrían servir a la 2007), como una forma de visualidad que
inscripción en el espacio público de nuevos guarda memoria de los compromisos cultura-
usos ciudadanos, se ven afectados por ese les, éticos y políticos, desde los que se han
proyecto visual que los emplaza como obje- fabricado las imágenes.
tos de reconocimiento y contemplación, pero La autora, ha denominado a este cine
carentes del impulso necesario para generar etnografía experimental, aludiendo con ello
nuevas lecturas, acaso disensuales, y apro- a un conjunto disperso de prácticas fílmicas
piaciones alternativas de la ciudad. que han impugnado las convenciones rea-
El cine ha respondido a esta transforma- listas y referenciales de la imagen fílmica,
ción del pensamiento y prácticas urbanas de incluida la impresión de real y de transparen-
forma ambivalente. En ocasiones poniéndose cia del género documental. Tales prácticas

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transitan las fronteras disciplinares entre for- que la ciudad del filme se confunde con la
mas y estrategias de representación, ya sean ciudad construida, para desplegar la sombra
literarias, plásticas o fílmicas, al tiempo que de la sospecha sobre la convención de que
cuestionan sus convenciones, entre ellas, la la ciudad filmada sea conforme a la ciudad
propia figura autoral. Algunas de estas prácti- empírica. Por esta razón, el filme apenas ex-
cas, como el cine-ensayo, el cine poético o el hibe ciudad alguna, ni tramas urbanas, ni
falso documental, además de interrogar y se- espacios públicos, ni arquitecturas, sino que
ñalar las convenciones y censuras genéricas, habla de la ciudad a través de lo simbólico,
tratan de desbordarlas planteando nuevos de sus puertas o más bien, de sus puertos.
abordajes, precarios, fragmentarios, polémi- Habla de la ciudad contemporánea desde el
cos y disensuales. Como resultado de estas tráfico marítimo para erigir un nuevo interpre-
prácticas fílmicas, el objeto nostálgico de lo tante urbano, el contenedor. Y homologa ese
real se torna huidizo, ambiguo y subjetivo, contendor simbólico con otros contenedores
confrontándose abiertamente con la preten- más prosaicos, como los centros comercia-
dida objetividad de la imagen documental. les, los museos o las arquitecturas de diseño,
The Forgotten Space (2010), es un film- otros tantos operadores simbólicos que ope-
ensayo codirigido por el realizador Allan Seku- ran como reificadores o transformadores de
la y el teórico del cine Noël Burch que si algo las ciudades en proceso de regeneración en
documenta es un interrogante, no exento de objetos con valor de cambio y plusvalía.
inquietud, acerca del destino de las ciudades Pero el contenedor de The Forgotten Spa-
contemporáneas resultantes de los últimos ce es también el propio filme que navega evi-
procesos de regeneración urbana. Pese a que tando las procelosas aguas del verosímil do-
el filme renuncia a la representación explícita cumental para establecer relaciones inéditas
de la ciudad, aborda ésta como el nodo de entre la forma fílmica y la forma ideológica de
una intrincada red global de transporte marí- lo urbano. Estas nuevas relaciones extrañan
timo de mercancías, de la que los contenedo- la convención documental para situar al es-
res estandarizados (TIR) son su operador en pectador ante un juego de espejos en el que
el registro simbólico. él mismo se ve involucrado. Ese espectador
El contenedor TIR es un modelo concep- extrañado con el que el filme se dispone a dia-
tual que sirve tanto para la interpretación del logar, actúa a partir de ese momento en un
flujo del capital global, como para entender espacio social, el espacio del que nunca han
las últimas transformaciones urbanas en la salido ni el signo, ni el discurso, ni las prácti-
medida en que la regeneración urbana ha cas fílmicas, un espacio crítico abierto a múl-
provocado una intensa fragmentación del te- tiples posibles y futuros contingentes.
rritorio transformando los paquetes urbanos Otra película que aborda la transformación
resultantes en contenedores de oportunida- urbana de la ciudad china de Chengdu bajo el
des. pretexto documental es 24 City, del realizador
El film-ensayo tiene la particularidad de Jia Zhang-ke, quien pone también el foco de
alejarse de la pretensión de visibilidad, de dar atención en la deconstrucción del verosímil
a ver lo visible en la ciudad, para dirigir la mi- documental, pero ahora desde la perspectiva
rada hacia lo visual, esto es, hacia el modo en del trabajo de la forma fílmica. 24 City trata
que se han educado histórica y socialmente del desmantelamiento de un complejo urba-
las formas de ver. En este sentido, este tipo nístico-industrial destinado a la fabricación de
de cine introduce un desvío respecto de los componentes para el ejército y su demolición
criterios de objetividad y verosimilitud del do- para la construcción de un complejo urbanís-
cumental clásico, para poner el énfasis en la tico de lujo. El filme aborda la temática de la
forma del contenido, en la organización de las transformación urbana desde un tratamiento
ideas que median entre la representación y aparentemente documental, pero apelando a
el mundo. El contenedor TIR adquiere enton- la vez a la competencia intertextual del espec-
ces la función de un interpretante a través del tador para apreciar en la puesta en escena la
cual se trata de asociar la invisibilidad de la labilidad de los umbrales sobre los que des-
economía global con sus efectos insidiosos cansa la doxa documental y los presupuestos
en la regeneración urbana, con la fragmenta- de objetividad y verosimilitud.
ción y segregación del tejido urbano y social. 24 City se interesa por el desplazamien-
The Forgotten Space impugna la idea de to de tres generaciones de trabajadores del

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lugar al que hace más de medio siglo habían ideológica, del desarraigo y el nomadismo la-
sido convocados junto con sus familias, para boral global corre paralela a la deriva de una
contribuir a la nueva política productiva del forma expresiva plagada de grietas e inters-
país. Jia Zhang-ke entrevista a estos traba- ticios, de falsedad y ocultación, por las que
jadores y a sus familias desplazadas por la asoma también la ruina de la representación.
nueva modernidad, pero entretejiendo sus re- Los nómadas del mundo documentado, los
latos con recreaciones ficcionales para poner trabajadores y familias desplazadas se con-
en escena la ruina de la utopía moderna y a funden con los nómadas de la ficción, las
la vez la ruina de un relato hecho con jirones actrices que transitan por los filmes, provo-
y fragmentos de unos personajes tratados cando también un nomadismo en la lectura,
como juguetes rotos. un nomadismo espectatorial que adquiere la
Como advierte Umberto Eco, para la se- forma de una ironía intertextual.
miótica, “un signo es cualquier cosa que pue- La distancia irónica, lejos de ser ociosa,
da considerarse como substituto de cualquier provoca un desbordamiento de las restric-
otra cosa […], y por lo tanto, todo aquello que ciones del género documental, un ensancha-
sirve para mentir” (2000, p. 21) dando pie miento del horizonte del decir que se aleja de
a todo tipo de narrativas falsificadoras que la inmediatez de lo dicho. El espacio abierto
adoptando las convenciones discursivas del por el gesto irónico entre la expresión y el
verosímil introducen la inquietante idea de contenido se revela así como un espacio dis-
que lo dicho no corresponde con el decir, puesto para la actuación del espectador, para
y de que lo que la imagen muestra, pese a el establecimiento de lecturas y asociaciones
estar cubierto con todas las apariencias de inéditas entre la experiencia fílmica y la expe-
lo real, bien podría no ser otra cosa que un riencia del mundo. Un espacio en el que se
juego, una ironía o una perversión, dejando quiebra la ilusión y la identificación del es-
a la deriva cualquier proyecto de sentido y de pectador, al tiempo que identifica en el propio
lectura. Lo verosímil es algo que no es pre- gesto una actitud reflexiva, una advertencia
cisamente lo verdadero. Está allí en el lugar dirigida hacia la torsión infligida a la forma por
de lo verdadero, se parece a lo verdadero sin parte de la instancia de la enunciación.
serlo, con el objeto de significarlo. Este es pre- El falso documental produce un pliegue
cisamente el terreno en el que se mueve 24 en el discurso que desbarata la linealidad del
City, el de el falso documental o fake, una es- relato fílmico, su progresión dramática, gene-
trategia discursiva cuya finalidad no es tanto rando un vaivén, un movimiento de ida y vuel-
la de confundir o engañar al espectador como ta en el interior del propio film que conduce
alertarle, mediante un extrañamiento preven- hacia el momento en que se establecen las
tivo, frente a la confianza en la verosimilitud convenciones veridictorias y documentales
de las imágenes en tanto que repertorio cul- para violentarlas y extrañarlas con incursio-
turalmente organizado de convenciones y nes ficcionales. Y mediante ese mismo gesto,
de prescripciones que denominamos docu- el falso documental trata también de llamar
mentales. Esta es la “potencia de lo falso” la atención acerca de la intencionalidad de
que señala Gilles Deleuze (1989, p.178), su la figura que opera tales violencias en el film.
potencia artística y creadora, en el momen- Una vez rarificadas y sometidas a sospecha,
to en que la descripción cristalina y transpa- la lectura de las imágenes del mundo solo
rente de la imagen documental, asentada en puede sostenerse mediante la búsqueda de
un encuentro indiscernible entre lo real y lo un pretexto que, sin embargo, el filme no lle-
imaginario, da paso a la narración falsificante ga a explicitar. El espectador extrañado, como
que presenta alternativas indecidibles entre en el teatro épico brechtiano, es interpelado
lo verdadero y lo falso. para que proceda a la búsqueda del gestus
Con el fin de reconstruir el imaginario del social, para que vea a través del cine otras
proceso de transformación urbana, 24 City posibilidades de abordaje de una realidad
establece un diálogo fílmico entre un grupo compleja, poliédrica e inconsistente. Frente
de mujeres y el espectador, entre las que éste a la idea falaz de un mundo, el urbano, rela-
puede reconocer, a través de sus propias ex- tándose a sí mismo a través de las imágenes
periencias fílmicas previas, a las actrices que documentales, el falso documental llama la
actuaban en conocidas películas de ficción. atención acerca de la mediación de toda una
De esta forma, la poética de la ruina social e serie de estrategias discursivas que al mismo

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tiempo que orientan la producción y disposi- en la negación y ocultación del espacio de la


ción de dichas imágenes, representan una producción del discurso y en la negación re-
pedagogía coercitiva de la competencia lecto- cíproca del espacio espectatorial. Para ello,
ra del espectador. Guerín recurre a la instalación, en la diégesis
24 City miente al incorporar actrices so- fílmica, de un narrador precario, un vecino
bradamente conocidas por el público gracias del barrio chino barcelonés de El Raval, en el
a su conocimiento de otros filmes, pero seña- que se va a proceder a la demolición de unas
lando mediante ese mismo gesto que no se antiguas viviendas, con el fin de construir un
trata de apreciar la ciudad allí representada nuevo edificio residencial, dentro del plan de
como si a través de una ventana abierta se regeneración urbana. Este narrador ocasio-
observara, sino de tomar conciencia de aque- nal no representa una voz autorizada para
llo que el filme impugna, la adhesión nostálgi- desgranar las razones de la transformación
ca a las imágenes del pasado y su proyección urbana, ni para exhibir ante la cámara su con-
insidiosa sobre el presente. 24 City es un ejer- frontación con el proyecto regenerador, sino
cicio de memoria, pero no puesto al servicio que deambula a uno y otro lado de la cámara,
de la representación de la memoria como si de la diégesis fílmica al espacio metadiegéti-
ésta estuviera depositada en el mundo, a la co de la realización, con el que establece un
espera de que el cine viniera a registrarla, diálogo plagado de connivencias y sobreen-
sino como un ejercicio de construcción de la tendidos, al tiempo que desgrana un discurso
memoria en tensión con el pasado y con los errático y precario, concomitante con la erran-
simulacros del presente que las imágenes cia misma del relato documental.
evocan. En construcción se instala en un espacio
El falso documental trata así de escapar inédito abierto en el dispositivo documen-
a la censura ideológica o moral impuesta por tal, entre una forma expresiva fragmentaria,
las convenciones genéricas, las cuales más inconclusa, en proceso de disolución y una
que las censuras institucionales, coartan la forma del contenido a la deriva, contingente
invención, el trabajo sobre la forma y el dis- y circunstancial, que amplifica la pérdida de
curso documental “como una restricción de rumbo que ha tomado el pensamiento rege-
los posibles fílmicos que no es sino la faz ci- nerador de la ciudad. Pero ese espacio inters-
nematográfica de lo verosímil” (Metz, 1970, ticial ocupado por el filme, en construcción,
p.19). es también un espacio político en el que la
Lo verosímil estalla en el momento en que convivencia de la película en proceso de reali-
un nuevo posible hace su entrada en el filme zación con el tiempo de la remodelación urba-
a través de los pliegues producidos entre el na toma el pulso a la experiencia ciudadana,
documento y la ficción. Jia Zhang-ke explota la de sus vecinos y transeúntes que al tiempo
la potencia de lo falso como un fallo simbólico que transitan por sus calles, transitan a uno y
que opera un desplazamiento en la represen- otro lado de la diégesis fílmica. Este verosímil
tación al establecer una falta de correspon- ya no corresponde a la representación de los
dencia entre el actor y el personaje. Mediante momentos pregnantes, plenos de sentido gra-
este desdoblamiento introduce un plantea- cias a su organización dentro del relato mun-
miento reflexivo acerca de los sistemas de do documentado, sino el de un relato, que tra-
producción discursiva en el cine y acerca de baja sobre la contingencia y el azar, y desde
las restricciones culturales e ideológicas que la intimidad compartida y cohabitada con los
los sustentan. Esta renuncia reflexiva a lo ve- acontecimientos filmados. En construcción se
rosímil proporciona a los espectadores que realizó a lo largo de tres años de presencia
saben apreciarlo un placer estético renovado diaria en las calles de El Raval, siguiendo los
merced al reconocimiento de la competencia avatares, los hallazgos y tensiones de la re-
y de la complicidad con la que ese espectador construcción de la nueva ciudad.
entra en los juegos del discurso. Tres películas para tres desmontajes, los
Un tercer proyecto en discordia, En cons- que corresponden a los tres pilares en los que
trucción (2000), del realizador español José descansa el edificio verosímil documental: “la
Luis Guerín plantea una nueva y paradójica ontología de la imagen cinematográfica, las
deconstrucción. En construcción procede a convenciones genéricas y discursivas que
un desmontaje del dispositivo documental y aseguran los efectos de real y sus lecturas do-
de sus convenciones verosímiles arraigadas cumentalizantes del film” (Odin, 1983, p.75).

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Estos relatos fílmicos se proponen sendas es- bajo el imaginario de la ciudad productiva e
trategias para una impugnación de la realidad industrial, la ciudad dual, fragmentada y des-
urbana autosuficiente y de las imágenes que igual o la ciudad de las oportunidades.
se presentan como testimonio bruto de haber En segundo lugar, aborda la ciudad como
estado allí, ante los acontecimientos, ajenas un campo de maniobras discursivas a través
a los juegos del relato documental. Impugnan de las cuales produce un extrañamiento ante
la falacia de que esas imágenes estarían en la aparente inmediatez referencial de las imá-
connivencia directa con el referente y con el genes documentales.
significante, pero a costa de expulsar el sig- Este desmontaje del realismo referencial
nificado. El desmontaje irónico y crítico de la de las imágenes toma lo visible como estra-
ilusión referencial las imágenes documenta- tegia para acercarse a lo invisible, cuestiona
les conduce a una sospecha paralela acerca aquello que ha quedado desplazado, exclui-
del significado de las mismas, hacia una in- do o fuera-de-escena para reformularlo a tra-
dagación acerca de los significados despla-
vés del ensayo de una mirada reflexiva, que
zados fuera de la escena de la regeneración
se interroga sobre lo que nos mira en lo que
urbana. Como señala Roland Barthes “la ex-
miramos, en el mundo como espejo de las in-
pulsión misma de lo significado en provecho
quietudes, de las obsesiones y del deseo del
del referente llega a ser el significado mismo
espectador. Nuevos imaginarios y operadores
del realismo: produce un efecto de realidad
fundamento de ese verosímil inconfesado” simbólicos de la ciudad en transformación
(1970, p.100), que las imágenes y el relato de toman posiciones en la estrategia del discur-
estas tres películas tratan de impugnar. so fílmico, abriendo fisuras en la aparente
naturalidad de las imágenes, creando zonas
5. CONCLUSIONES de confusión entre la realidad y la ficción
que sólo la experiencia y la competencia del
El cine piensa e imagina la ciudad en espectador pueden interpretar, poniendo en
transformación realizando un doble ejercicio cuestión el propio edificio fílmico mediante
formal. En primer lugar, como forma que pien- una diégesis precaria, transitable hacia uno
sa la ciudad en transformación, pone en es- y otro lado, entre lo representado y la repre-
cena las tensiones y conflictos que de manera sentación de los imaginarios de la ciudad en
insidiosa alimentan la regeneración urbana proceso de regeneración.

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NOTAS BIOGRÁFICAS
José Ignacio Lorente Bilbao es doctor en Ciencias de la Información por la Universidad del País Vasco. Profesor Titular del
Departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad. Autor, entre otras publicaciones, de Los suelos de la danza. Autoet-
nografías escenificadas de Frederick Wiseman, en Ausart alditzkaria (2015); Correspondencias fílmicas en la ciudad expandida:
Guerín-Mekas, en Ausart alditzkaria (2014); Representaciones y memoria de la ciudad, en Bidebarrieta (2007) o La ciudad en
el cine, en Bidebarrieta (2005).
Contacto: eneko.lorente@ehu.eus

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