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VINGO

Vingo es un perro muy travieso y


juguetón, cada mañana espera a los
niños cerca del centro educativo para
jugar con ellos por un momento.
Cierto día, pasa una camioneta y a los
pasajeros les llama la atención la forma
que se encontraba impaciente esperando
la hora de salida de sus amiguitos.
De pronto aparece un perrito pequeño en
la puerta de la camioneta y lo invitan a ir
con ellos a casa que estaba en otro pueblo
cercano.
Le recibieron con mucha alegría, lo
llenaron de abrazos y caricias,
aprovecharon en jugar todos con VINGO,
pasaron gratos momentos.
Los dueños de casa le prepararon muchos
regalos y compartieron dulces, chocolates
y cereales, luego lo regresaron a su casa,
donde lo estaban esperando.
La alegría irradiaba en sus tiernos ojos, lo
abrazaron fuertemente y desde entonces
se convirtió en el perrito más amado del
barrio.
Caminaba en dos patitas, movía su colita
cuando veía salir a los niños de su escuela,
lo mismo hacía con sus dueños.
Se hizo amigo de todos los animales del
corral, jugaba con delicadeza para no
lastimarlos y con esa confianza de un
buen amigo confidente.
La sorpresa fue que una mañana un
estudiante de primaria traía consigo una
perrita llamada PELUSA y se convirtieron
en grandes amiguitos.
Correteaban por todo el patio de la
escuela, jugaban a las escondidas y
cuando se perdían se buscaban
intensamente hasta encontrarse.
Llegado la tarde regresaban cada uno a su
casita, VINGO cenaba junto a su familia y
se acostaba junto a la puerta en su
alfombra.
Espera intranquilo que aclare el día y
llegue los deslumbrantes rayos del sol
para una jornada más de su día a día.

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