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Guía 1 EL OBJETO DE LA ESTÉTICA
Guía 1 EL OBJETO DE LA ESTÉTICA
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Estimado/a estudiante, has elegido el electivo de estética quizás sin saber mucho de qué se
trata, pero de seguro que el sólo nombre lo has asociado con la belleza, el arte y la
sensibilidad. En estas clases, profundizaremos en estas nociones y de a poco iremos
desarrollando esta Filosofía del arte.
Para leer esta guía (y las que vendrán), te aconsejo que uses destacador o que vayas
haciendo anotaciones que te ayuden a sintetizar los conceptos más relevantes y sus
definiciones.
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Sin embargo, esto no significa que los filósofos que precedieron a Baumgarten no se
hayan dedicado a este tema. De hecho, el concepto es aplicable a los estudios que
pensadores anteriores han puesto en marcha en torno a lo bello.
En la Antigua Grecia, Platón teorizó sobre la belleza y el arte en obras como El
banquete y La república. Allí afirmó que la belleza es una idea eterna, intangible e
inmutable que solo se puede entender desde el alma y que se refleja en la capacidad
que posee el ser humano para crear objetos.
Por su parte, Aristóteles haría lo propio en obras como Arte poética o Retórica y
Política. Pero dejó a un lado el idealismo platónico para centrarse en un enfoque
material. De esta forma, afirmó que aquello que fuese considerado bello debía tener
una composición simétrica y ordenada.
En la Edad Media, en cambio, la estética estuvo relacionada con el arte religioso, por
lo que su función se limitó a exponer las revelaciones cristianas. Durante esta época,
filósofos como San Agustín de Hipona y Santo Tomás de Aquino reflexionaron sobre la
belleza.
Por ejemplo, para San Agustín, la belleza estaba compuesta por la armonía de los
elementos que hacen de la belleza física algo divino. Mientras que, para Santo Tomás,
el objeto se exhibe a través de la forma (esencia) y el sujeto puede percibir su belleza a
través de la sensibilidad.
Ahora bien, después de que Baumgarten creara formalmente la estética como
disciplina, surgieron una variedad de filósofos que abordaron este tema. Uno de los
más reconocidos fue Immanuel Kant, quien se enfocó en la subjetividad de los
sentimientos sobre lo que se considera bello.
Kant consideró que la belleza no es medible porque deriva de un sentimiento. Por lo
tanto, está cargada de subjetividad. De allí que propuso el término estética
trascendental.
En otras palabras, para Kant la sensibilidad está condicionada por una serie de
experiencias previas que nos ayudan a determinar la estética y la belleza de los
objetos.
Por último, en la Edad Contemporánea han surgido diversas maneras de interpretar el
sentido de la estética, su sensibilidad y representación. De hecho, surgió lo que se
conoce como antiestética, que sugiere el rechazo de la estética establecida,
entendiendo a esta última como la moda o la imagen personal.
En este caso, el arte contemporáneo asume que lo verdaderamente importante no es
lo que siente el autor, sino lo que este hace sentir al receptor de su obra. No busca la
belleza serena o pintoresca, sino también lo desagradable o melancólico, con el fin de
provocar ansiedad u otras sensaciones intensas en los espectadores.
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La idea de belleza a lo largo de la historia
La concepción de lo bello cambia de una época a otra. De manera que lo que hoy
consideramos atractivo o hermoso, no lo fue en otros momentos y puede que en
algunas décadas más ya no lo sea.
Ahora bien, con el fin de comprender cómo ha variado la concepción de lo bello, a
continuación, presentamos una idea general de la mutación de esta noción: