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CONFESIONES (Muestra 2)

Esta es una muestra con propiedad intelectual de Acción Juliética y Luis Carlos Solarte
© 2019
Ingrid

¿Creías que eras el único que podía estar con otras personas? Mírame
aquí, entregada al vecino que nunca soportaste. Está cogiéndome
delicioso, llega más profundo que tú, y hace que me corra más que tú.

“Te voy a follar y te voy a grabar para que se lo mandes a tu novio”, me


dijo mientras estábamos de pie, frente al espejo

A ver si ahora me dices “es solo sexo, el amor es otra cosa”, entonces yo
te amo mucho, pero me fascina que el vecino me tenga en cuatro y me
haga gemir. Tranquilo, me acuerdo de ti con cada embestida, te extraño
cada vez que azota mis nalgas. ¿Esto es el amor para ti? Me encanta.

¿Sabes qué está haciendo ahora? Algo que a ti no te gustaba, me está


llevando al cielo con su lengua maldita. Estoy abierta de piernas y yo lo
estoy grabando, ya me verás pronto. El vecino es muy feo, pero qué bien
se mueve el malnacido. Sabiendo eso, me lo habría tirado antes, más
cuando tú me dejabas con ganas y tenía que ir al baño a jugar con mis
dedos.

Esto que estoy haciendo es nuestro regalo de aniversario, no te asustes,


solo que encontré en tu computador todos los videos que tienes con
otras, y pensé que te gustaría añadir a tu colección uno mío. Te lo voy a
entregar con un beso muy largo, por eso le pedí que acabe en mi boca.

Feliz día, cabrón. Y feliz aniversario


Erika

No supe al final cómo pude hacerlo. ¡Yo sólo quería ayudar a mi primo!

Él pasaba por una situación tensa, amenazó con matarse. Un día me


pidieron que hable con él, por ser la mayor. Entré a su cuarto y lo vi triste.
Me dijo que se sentía deprimido e intentó quitarse la vida porque nunca ha
tenido una novia y que nadie le hace caso. Él tiene 20 años, yo 27.

Hablamos mucho pero era imposible, se deprimía cada segundo.


Entonces le propuse algo: “me quitaré la ropa y dejaré que me toques, si
me prometes que nunca más intentarás hacerte daño”. Él se levantó de
inmediato.

Me quité la ropa, menos las bragas. Él no podía creerlo. Cogí una de sus
manos y la puse en mis pechos. Comenzó a apretarme fuerte. Me
preguntó si podía besarlas y le dije que sí. Me mordía los pezones y el
calor me iba subiendo. Miraba en su pantalón que estaba muy duro.

Le dije que ya era suficiente, pero puso una expresión muy triste, me dijo
que si lo tocaba quedaría feliz. Me estaba chantajeando el desgraciado.
Acepté y se quitó el pantalón. Su pene salió disparado, estaba muy duro y
brillante. Comencé a acariciarlo de arriba a abajo y sentía su calor.
Comenzó a gemir y me dijo que quería mi boca. Le dije que no, pero a
cambio le propuse subirme encima de él y rozarlo. Aceptó.

Lo acosté y me puse encima. Solo nos separaba la tela de las bragas que
tenía ese día. Lo sentía fuerte. Y lo deseaba dentro de mí, pero algo me
detenía. En un momento me dijo “prima, si me dejas estar dentro de ti te
juro que nunca más intento hacerme algo”. Lo pensé un momento...
deslicé mi tanga hacia un lado, puse saliva en mí, y me lo fui metiendo
poco a poco. Sentía que me llenaba... no pasaron dos minutos y explotó
dentro de mí. Se retorcía de placer y yo me quedaba insatisfecha. Quería
más, pero no dije nada.

Me puse la ropa y le susurré “tenemos un acuerdo”. Él tenía una sonrisa.


Ahora cada vez que nos encontramos, me mira y sonríe. Nunca más volvió
a suceder y ahora supe que tiene novia. Bien por ella y bien por él.

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