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Deontologia Tema V Fecha 27
Deontologia Tema V Fecha 27
Según el último aparte del artículo N.º 253 Constitucional, CITA A LOS
ABOGADOS
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¿Qué significa la palabra abogado y su origen?
“Abogado procede del latín advocatus, letrado que defiende o acusa a alguno en
juicio; del verbo abogar, lat. advocare: llamar a otro en su ayuda y defensa.
Abogacía es el acto de abogardos forman parte del sistema de justicia
venezolano.” ¿Quién creó el abogado?
La profesión del abogado tiene su origen en los oradores de Grecia y Roma.
Gradualmente, el enfoque de la profesión fue cambiando gradualmente de la
retórica al derecho.
¿Qué es un abogado en la Biblia?
¿Qué dice la Biblia sobre el derecho y los abogados?
El “abogado” viene a ser un escriba, apelando a la habilidad de estos profesionales
en escribir y difundir las escrituras. Su uso es equiparable con la palabra “doctor”,
que en estos textos antiguos se usa para catalogar a un hombre especializado en
la interpretación y aplicación de las Leyes de Moisés.
¿Quién es el padre de los abogados?
Los tratadistas coinciden en señalar a Pericles, gran estadista y militar, como el
primer abogado profesional, dadas sus altísimas virtudes oratorias. En un principio,
quienes tenían necesidad de dirimir alguna litis, según la ley decretada por Solón,
debían defender su causa en forma personal, sin asesoramiento legal.
¿Quién fue Pericles?
fue un importante jurista, magistrado, general, político y orador ateniense en los
momentos de la edad de oro de la ciudad
Fomentó las artes y las letras y dio a Atenas un esplendor que no se repitió a lo
largo de su historia. Realizó también grandes obras públicas y mejoró la calidad de
vida de los ciudadanos de Atenas.
El abogado tiene el deber de ofrecer al cliente el concurso de la cultura y de la
técnica que posee; aplicarlas con rectitud de conciencia y esmero en la defensa;
ser prudente en el consejo, sereno en la acción, y proceder con lealtad,
colaborando con el Juez, en el triunfo de la Justicia.
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Siempre he considerado que la profesión del médico y del abogado tienen varias
cosas en común; sin embargo, a pesar de esto, por algún motivo, el abogado no
goza de la misma percepción de reconocimiento que la del médico, sobre todo
porque muchas veces se endilga al abogado la conducta del cliente, más aún
cuando pesa sobre el defendido una suerte de prejuzgamiento en el que se aplica
un in dubio contra el reo, es decir, en caso de duda, la persona es culpable.
Ossorio relata de manera acertada todas las ideas que surgen en el abogado al
momento de considerar asumir alguna defensa, desde aquellas que advierten al
profesional que no tome la decisión hasta empaparse de todo al asunto; hasta las
que sin falta surgen sobre el rédito económico que puede obtener; para que al final
se escuche el comentario infaltable de los terceros, entre los que encontramos a
esos que alaban el desempeño del abogado, los que lo critican, pasando por los
que se escandalizan porque piensan que el abogado realiza algo inmoral a 5
defender a una persona, a lo que Ossorio nos recomienda: “En cuanto nos
detengamos cinco minutos a oír el vocerío, estamos perdidos. Al cabo de ellos no
sabremos lo que es ética ni dónde reside el sentido común”.
Me parece pertinente terminar estas líneas con la frase con la que Ossorio
empieza el capítulo al que aludo en esta entrada: “El hombre, cualquiera que sea
su oficio, debe fiar principalmente en sí. La fuerza que en sí mismo no halle no la
encontrará en parte alguna”.
De esta forma estimado colega, si algún momento sientes que necesitas encontrar
una fuente para recargar las baterías del esfuerzo y confianza, acude al segundo
capítulo de “El Alma de la Toga”.
Conducta ética
Trabajo en equipo