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Oración a San Rafael Arnaiz

Señor Jesús, que hiciste en San Rafael Arnaiz un modelo de santidad, que él sea para los
seminaristas un ejemplo de respuesta de amor pleno y entregado a Ti. Concédenos amarte sobre
todas las cosas, que Tú seas nuestro todo. Ayúdanos a verte como un tesoro, pues la vocación al
sacerdocio es un tesoro que nace de tu propio corazón. Un regalo inmerecido que requiere de un
cuidado especial y que se alimenta con y en la oración, pues es un don divino que se recibe pero
que también se da. No permitas que dejemos espacio al demonio para que lo pisotee o lo robe.
Que los jóvenes abramos la mente y el corazón para vencer los miedos y encontrar luz.
Ilumina nuestros pasos, así como envías el sol cada mañana en el amanecer y das luz a la tierra.
Que nuestra alma sea un alma enamorada de Ti, Jesucristo crucificado, un alma ansiosa de
silencio y de oración. Que tu evangelio, que es la claridad perfecta, sea nuestro único estudio y
también nuestra única guía de vida. Sigue llamando a hombres y mujeres para que seamos el
refleje de tu Palabra, para que recibamos tu luz y seamos luz, que seamos la expresión verdadera
de tu rostro.
Así como diste a San Rafael Arnaiz inteligencia y talento, concédenos la gracia de saber
comprender tu llamado, para que podamos encontrar la verdad, y que nuestras capacidades son
solo para honra y glorificación tuya y para el servicio de nuestros hermanos. Tú nos llamaste a
vivir como hermanos, porque Tú nos creaste a todos con una misma dignidad. Infunde en
nuestros seminarios y cleros el espíritu de la fraternidad y de la armonía, modelo de la primera
comunidad cristiana que se distinguían de los demás por su unidad que es fruto de tu amor
resucitado. Ayúdanos a constituir en nosotros virtudes de bondad, simpatía, buen
comportamiento y don de gentes, y poder llevar así una vida comunitaria caracterizada por la paz
y la concordia.
Señor Jesús, que a ejemplo de San Rafael Arnaiz cultivemos una vida austera, humilde y
sencilla. Una vida de penitencia sincera, de visitas frecuentes al confesionario y de mortificación.
Que nuestra vida esté puesta única y exclusivamente a tu servicio, dejándolo todo para que
tengamos la valentía de renunciar a los bienes pasajeros y a todo aquello que ofrece el mundo
contemporáneo. Que sepamos enfrentar los retos de la sociedad enraizada en la indiferencia, la
superficialidad, el consumismo, la subjetividad, y el desplazamiento de la espiritualidad. Buen
Pastor, que busquemos la perfección solamente en Ti, que aprendamos a sacrificar las
comodidades y seguridades por el bien del rebaño confiado, pues son tus rasgos distintivos,
Auténtico Pastor.
Señor Jesús, que nuestra vida sea una vida de amor, que tu vida sea nuestra única regla,
que el amor sea el fundamento de todos los vocacionados. Que tu amor sea nuestra única razón
de vivir. Que seas Tú el único pensamiento: solo Dios, basta Dios, solo Dios. Que entendamos
que no somos nada sin Ti, que nada valemos, que nada queremos que no seas solo Tú. Que
nuestro querer sea cumplir tu voluntad, que hagamos un propósito eterno de amor.
Así como a San Rafael le diste la fuerza para enfrentar su enfermedad y su sufrimiento,
concédenos a nosotros la fortaleza en los momentos de oscuridad, de dudas y obstáculos en el
camino de la respuesta a tu llamado, y que recordemos siempre que sufrir por Ti no es sufrir,
porque no hay nada difícil para el que te ama. Tú conoces nuestras angustias y ves nuestros
dolores más profundos y nuestras lágrimas, otórganos el ánimo y la alegría para vivir, pues nos
abandonamos con fe y plena confianza en tu pecho misericordioso. Amén.

Esteban Santafé Vélez.

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