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ORIGEN CONTRACTUAL DE LA COMPANIA

El origen contractual de una compañía es un concepto fundamental en el ámbito del

derecho comercial y corporativo. Se refiere al proceso mediante el cual se establecen los

términos y condiciones bajo los cuales una empresa opera, así como las relaciones entre las

partes involucradas en la formación y gestión de la compañía.

En un sentido amplio, el origen contractual de una compañía se remonta a la formación

de un contrato entre las partes interesadas en crear y operar la empresa. Este contrato puede

tomar varias formas, dependiendo del tipo de entidad legal que se esté formando (por ejemplo,

sociedad anónima, sociedad de responsabilidad limitada, sociedad en comandita, etc.). En

muchos casos, el contrato fundacional de una empresa se conoce como los estatutos, los artículos

de incorporación o el pacto social, según la jurisdicción y el tipo de entidad.

Históricamente hablando el origen de las sociedades mercantiles se remonta a la

antigüedad y civilizaciones remotas, cuando comenzaron a desarrollarse las primeras formas de

comercio a gran escala. A medida que las rutas comerciales se expandían y se volvían más

complejas, surgieron diferentes estructuras organizativas para facilitar y gestionar las actividades

comerciales. Aquí hay un resumen de algunos de los hitos clave en el origen de las sociedades

mercantiles:

El derecho romano tuvo una influencia significativa en el desarrollo de los contratos

comerciales. Los romanos desarrollaron una serie de principios legales que sentaron las bases

para los contratos modernos, como el principio de la "buena fe" y la distinción entre diferentes
tipos de contratos (por ejemplo, contrato de venta, contrato de préstamo, contrato de sociedad).

El Código de Justiniano, compilado en el siglo VI d.C., proporcionó una codificación exhaustiva

de las leyes romanas, incluyendo las relacionadas con los contratos.

En la Edad Media, los gremios eran organizaciones de comerciantes y artesanos que se

unían para regular y proteger sus intereses económicos. Los gremios proporcionaban un marco

para la colaboración y la protección mutua entre sus miembros y sentaron las bases para la

cooperación comercial.

Durante la era de las exploraciones y la expansión colonial en los siglos XV y XVI,

surgieron compañías comerciales, como la Compañía de las Indias Orientales y la Compañía de

las Indias Occidentales en Europa. Estas compañías eran a menudo respaldadas por el gobierno y

tenían la capacidad de recaudar capital de inversores privados para financiar expediciones

comerciales a regiones lejanas.

En el siglo XVII, la creación de las primeras bolsas de valores en Ámsterdam y Londres

permitió la compra y venta de acciones de empresas, lo que facilitó la inversión en empresas

comerciales. Esto llevó al desarrollo de sociedades por acciones, donde múltiples inversores

podían poseer partes de una empresa y compartir las ganancias y pérdidas.

El surgimiento de la Revolución Industrial en el siglo XVIII llevó a un rápido

crecimiento de la industria y el comercio. Las empresas necesitaban cada vez más capital y

estructuras organizativas más complejas para operar a gran escala. Esto impulsó el desarrollo de

sociedades mercantiles modernas, como las sociedades anónimas y las sociedades de

responsabilidad limitada, que proporcionaban formas más eficientes de gestionar grandes

empresas y atraer inversiones.


Evolución legal y regulación moderna, en los tiempos modernos, el derecho contractual

ha evolucionado para adaptarse a las cambiantes necesidades del comercio globalizado y las

complejas estructuras empresariales. Las legislaciones comerciales y de sociedades han

establecido normativas específicas para la formación y ejecución de contratos comerciales y

corporativos. Además, la jurisprudencia ha desarrollado una serie de principios legales, como la

capacidad legal para contratar, el consentimiento, la oferta y la aceptación, y el incumplimiento

contractual.

Tecnología y contratos actuales, con la llegada de la era digital, los contratos electrónicos

y las transacciones en línea han ganado importancia. Los contratos electrónicos son acuerdos

celebrados y firmados electrónicamente, utilizando tecnologías como firmas digitales y contratos

inteligentes basados en blockchain. Esto ha planteado nuevos desafíos legales en términos de

validez y ejecución de contratos, así como la necesidad de regulaciones específicas para el

comercio electrónico.

Este ciclo de vida se compone de tres etapas: nacimiento, crecimiento y muerte de la

persona jurídica. La sociedad mercantil como persona jurídica nace del acuerdo de sus socios de

constituirla y la elección del tipo de sociedad que se escoja sea: sociedad comandita, sociedad en

nombre colectivo, sociedad de responsabilidad limitada y sociedad anónima.

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