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‭Capitulo 3‬

‭EL ESTALLIDO DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA‬

‭ unque hay cierta tendencia a reemprender la discusión de las causas de la Revolución‬


A
‭francesa, la mayor parte de los historiadores de más reputacións sobre este acontecimiento ya‬
‭han aceptado la tesis de que la revolación fur producto de un conflicto de clases sociales, más‬
‭que el resultado de una conspiración tramada por filósofos, abo- gadon, fancamation‬
‭descontentos o francımasones. Desde la publica ción de la Histoire socialine de Jaurès a finales‬
‭de siglo algunos otros historiadores han hecho un serio esfuerzo por tratar los problemas.‬
‭aspiraciones y movimientos de las masas campesinas y urbanas por su propio derecho, en vez‬
‭de considerarios como un eco o reflejo de‬

l‭os discurses y acciones de les dirigentes revolucionarios de Paris. Tales estudios no se han‬
‭limitado simplemente a arrojar nurva luz sobre las caman generales y el desarrollo de la‬
‭revolución, han hecho posible determinar con mayor exactitud el sentido del estalli do‬
‭revolucionario y su relación con el papel jugado en é por las ma sas de la ciudad y del campe.‬
‭La explosión revolucionaria ya no pa rece, en consecuencia, la culminación más o menos‬
‭formata de ciertas crisis puramente políticas, aunque interrelacionadas rechazo de las‬
‭propuestas de Calonne per les notables, la convocatoria de los es tades generales, la‬
‭destitución de Necker, etc., sino que se como furrte choque de un complejo de furmas sociales‬
‭en mento de aguda crisis revolucionaris presenta‬

‭ e todas formas, incluso aceptando esto, la imagen puede que dar falseada si no se consideran‬
D
‭desde la perspectiva apropiada algunas de las fuerzas cuya conjunción bien por alianza, bien‬
‭por oposición provocó la crisis revolucionaria, La dinursión mis corrime de este tipo es la que‬
‭presenta la acción revolucionaria de las masas campesinas y uhanas come actuando "al‬
‭servicio de la burguesia, incluso de los mismos ntarvenns privilegades. Maghirt, om partic lar,‬
‭nos ha hecho familar la imagen de lu origenes de la gran rev brión como se "despliegue"‬
‭grashsal de revulus merespe mero la revuelta nobara" lurgo la la revolución burguna y. final‬
‭mente, la revolución popular. Луцика mación parda ser útil y hastame real, tiende a dar una‬
‭importancia secundariu a la itter) de las masas y no murga.que aunque las crmis revma rias la‬
‭inczmificatan y ls auferatan, deyjning popular mia s anglim en el Aimguo Régimen y de hecho,‬
‭aerendis om mathos años a la actividad revolucionaria de la burguesía.‬

‭ or otra parte, escritores como Daniel Guérin han caldo en el enreno opuesen al exagitar la‬
P
‭independencia y el grado de coheres cia y matures politica del movimiento popular, acentuando‬
‭particu larmente aquellos aspectos que pareces proyectane sobre los muvi mientos de la daur‬
‭obema de la siglos xx xx. Pra not hins riadores es la misma hurgusia la que deja de ser futra‬
‭revolutiona ria, no las asalariados sites.‬

‭ tra tendencia ha sido la de presentar la crisis revolucionaria en si exclusivamente en sérminoi‬


O
‭de factures económicos relativa mea corto plasu, en patticular en los de alta o calla de precis‬
‭Nadir megará la gras contribución de Ernet Labroune a nuestго со ancimienm de lus orígenes‬
‭ e la evolución; antes de publicarse su srabajo, se sabia muy poco sobre los noviniens de‬
d
‭precios y sala en el siglo xvm francés, y en especial sobre los años cre ciales que precedieron‬
‭al estallido zrvulicimario. Pero la insistencia de Labrouese sobre la grimacia de las causas‬
‭naturales" (es decir, saecomómicas incontrolables) tohet lat "antropomóricas tiene el efecto de‬
‭mducir el movimiento popdar a un produto automático de factores paramente económicos‬

‭ l presente estudio introduce introduce material suevo para ilustrar la am pütud y divenidad del‬
E
‭meviminco m la ciudad y en el campo -paricularmente es la de Paris- en los años que‬
‭condujemn la revolación; intreta, además, sinuar m el marun hinбліст состели la revuelta de los‬
‭estamentes privilegiados y de los parlamentos (la rvunita nobiliaria) y la acción revolucionaria de‬
‭la hurguesis en la mais de 1788-1789, pero, ante todo, sa propósito es el de señalar la‬
‭principales fases y cariestes del movimiento popular durante los kimos años del Antiguo‬
‭Regimen, hana el momento en que sa "fsión" con el movimiento de la burguesía desencadenó‬
‭el estallido re- volucionario.‬

‭ mpecemos por el año 1775. Aunque en anteriores períodos del siglo habían tenido lugar otros‬
E
‭muchos movimientos provocados por el hambre y por el elevado precio del pan-por ejemplo, en‬
‭1725, 1739-40, 1752 y 1768-, el de 1775 es, no sólo el más próximo al momento del estallido‬
‭revolucionario, sino el más amplio y mejor documentado y el que presenta mayor parecido con‬
‭los movimientos populares de la revolución misma. Turgot había sido nombrado con- tralor‬
‭general en agosto de 1774. No tenía especiales antecedentes de impopularidad, entre el común‬
‭del pueblo en cualquier caso, poco después de su nombramiento, el abbé Terray, su antecesor‬
‭y más ruidoso oponente, fue quemado en efigie en el Faubourg St. An- toine. Sin embargo, para‬
‭satisfacción de sus enemigos de la Corte, había de perder pronto cualquier signo del favor‬
‭popular por su ex- ceso de precipitación en la aplicación de la doctrina fisiocrática al co- mercio‬
‭del grano: un decreto del 13 de septiembre reinstauraba la li- bertad de comercio del grano y de‬
‭la harina. Esto, agravado por una mala cosecha, llevó a la escasez y rápido aumento del precio‬
‭del tri- go, de la harina y del pan en la primavera y el verano siguientes. El precio de la hogaza‬
‭de 4 libras (que normalmente era de 8-9 sueldos, aunque, en los últimos años había sido más‬
‭bien de 10-11 sueldos) aumentó en París a 11,5 sueldos a principios de marzo y a 13,5 sueldos‬
‭a finales de abril. Ya habían estallado agitaciones relaciona- das con el grano en Bordeaux,‬
‭Dijon, Tours, Metz, Reims y Mont- auban, y, en sus inicios, habían desencadenado aquella serie‬
‭de dis- turbios conocida en la historia como la guerre des farines, cuyo centro había sido Paris y‬
‭las provincias adyacentes. El movimiento se di- fundió de mercado en mercado, y tomó la forma‬
‭de imposición del control popular sobre los precios del trigo, de la harina y del pan, fi- jándose‬
‭por lo general el precio del pan en 2 sueldos por libra, el de la harina en 20 sueldos el bushel y‬
‭el trigo en 12 francos por setier (2 quîntales). Se inició el 27 de abril en Beaumont-sur-Oise,‬
‭treinta ki- lómetros al norte de Paris, llegó a Pontoise el 29, a St. Germain el 1 de mayo, a‬
‭Versalles el 2 y al mismo París el 3. Luego se extendió hacia el este y hacia el sur, y‬
‭remontando los valles del Sena y del Marne, persistió durante varios días en los mercados y‬
‭pueblos de Brie, llegó a Beaumont-sur-Gâtinais (ochenta y cinco kilómetros al sur de Paris) el 9‬
‭y terminó en algún lugar de cerca de Melun el 10. Es ilustrativo señalar las principales‬
‭características de este im- portante movimiento. Fue esencialmente un movimiento espontánco‬
‭-contra lo que pretenden algunos historiadores provocado por el hambre y el miedo a la‬
‭ scasez. Comportó la invasión masiva de mercados y granjas por los pobres de la ciudad,‬
e
‭campesinos y artesa- nos de los pueblos, e incluso en alguna ocasión por agricultores pro-‬
‭pietarios y burgueses pudientes. Iba dirigida principalmente contra los propietarios agrícolas o‬
‭campesinos prósperos (laboureurs), co- merciantes de grano, molineros y panaderos, y‬
‭despertó cierta sim- patía entre otras clases: algunos párrocos, por ejemplo, animaron a sus‬
‭feligreses o hicieron poco por impedirles tomar parte en el movi- miento, y más de un‬
‭funcionario de mercados ayudó desde el princi- pio fijando por su cuenta un precio "justo" para‬
‭el grano o la harina. ¿Por qué, pues, un movimiento de tal magnitud, tan parecido a algunos‬
‭movimientos de la revolución, no dio ningún resultado tan- gible? En primer lugar, la misma‬
‭crisis de subsistencias, aunque pro- longada, estaba ya superada hacia finales de verano: en‬
‭octubre em- pezaron a bajar los precios. En segundo lugar, Turgot consiguió aplastar el‬
‭movimiento combinando la propaganda a través de los obispos y el uso del ejército, que‬
‭permaneció totalmente fiel al go- bierno. Todavía más importante fue el hecho de no verse‬
‭implicado el grueso del campesinado: no se planteó el problema de los diez- mos, de los‬
‭derechos feudales y de las leyes de caza. Finalmente, y esto fue quizá lo más importante,‬
‭todavía no había empezado el en- frentamiento de la burguesía al orden existente y, de todos‬
‭modos, aquel movimiento forzosamente tenía que provocar su hostilidad, puesto que iba contra‬
‭miembros de su propia clase y contra un minis- tro cuyo acceso al cargo ella había saludado‬
‭con entusiasmo y cuyas reformas -incluida la del libre comercio del grano había apoyado‬
‭activamente: de hecho, en varias ciudades fue convocada la milicia burguesa para aplastar el‬
‭movimiento. La principal lección de 1775 fue, en suma, que, en las condiciones de la Francia‬
‭del si- glo XVIII, ningún movimiento de asalariados, artesanos y pobres del campo podía‬
‭esperar resultados revolucionarios. Esta verdad había de comprobarse en más de una ocasión,‬
‭tanto antes de la revolución como en su transcurso.‬

‭ os doce años que siguieron (1775-1787) fueron, a pesar de una agudización general de la‬
L
‭crisis económica a más largo plazo, años de relativa estabilidad de los precios de los alimentos‬
‭y de paz social. En París, por lo menos, el precio del pan permaneció notoria- mente estable:‬
‭por el diario manuscrito del librero parisino Sébastien Hardy sabemos que, mientras en el‬
‭período de 1767 a 1775 el pre- cio de la hogaza de 4 libras raramente estuvo por debajo de los‬
‭11 sueldos (durante algunos días en noviembre de 1768, llegó a los 16 sueldos), en el período‬
‭siguiente el precio normal fue de 8 o 9 suel- dos, y sólo en 1784 durante breves períodos subió‬
‭a 10,5 u 11 suel- dos.‬

‭ os movimientos populares de estos años fueron dispersos y es- porádicos, y surgieron a‬


L
‭propósito de diversas cuestiones. En junio de 1778 hubo disturbios relacionados con el pan en‬
‭Toulouse y Gre noble, y en 1785 en Rennes; en los tres lugares el ejército disparó contra la‬
‭multidud. En 1784 y 1786 hubo en París movimientos de protesta contra las barrières, cerco de‬
‭puestos de aduana recién le- vantado por los fermiers généraux para el cobro de impuestos‬
‭sobre el ganado, la carne, el vino, la leña y otras mercancías que entraban en la capital;"‬
‭también en 1786 Hardy señaló movimientos contra la carestía de la carne y de la leña. En París‬
‭parece que además resur- gió en el pueblo el sentimiento anticlerical: Hardy registró entre 1783‬
‭y 1789 14 algunos movimientos que tenían reminiscencias de la anterior hostilidad contra los‬
j‭esuitas en los años veinte y contra el arzobispo de París en 1752, en relación con los billets de‬
‭confession.‬

‭ uizá sea más notable el número de huelgas; éstas alcanzaron a trabajadores de muchos‬
Q
‭oficios y entre los trabajadores de la seda de Lyon, adquirieron proporciones de insurrección.‬
‭Posiblemente esté en lo cierto Jules Flammermont al atribuirlas, por lo menos en parte, a las‬
‭medidas especiales de restricción de la asociación introducidas en agosto de 1776 y a la‬
‭indignación de los trabajadores por la re- vocación de la decisión de abolir los gremios; 16 pero‬
‭vale la pena observar que en la Francia del siglo xvm, como en Inglaterra, las oleadas de‬
‭huelgas coinciden habitualmente con períodos de precios relativamente estables. En 1776 se‬
‭produjo entre los encuadernado- res parisinos una huelga general para pedir la jornada de‬
‭catorce ho- ras. 17 En julio de 1785 tuvo éxito en París una huelga a gran escala de los‬
‭trabajadores de la construcción contra la congelación de sala- rios impuesta por los patronos.‬
‭En marzo de 1786 se declararon otra vez en huelga los carpinteros, y esta vez Hardy notó "una‬
‭espe- cie de fermentación" entre los oficiales de varios ramos. 18 En enero del mismo año‬
‭habían estado en huelga los trabajadores del trans- porte de la capital contra el establecimiento‬
‭de un monopolio rival por los favoritos de la Corte, y entre setecientos y ochocientos ha- bían‬
‭realizado una marcha hasta Versalles para ver al rey.19 En Lyon las huelgas de los trabajadores‬
‭de la seda dieron lugar a am- plias agitaciones con gran derramamiento de sangre. 20 Pero, a‬
‭ex- cepción del movimiento de Lyon, cuyo resultado fue que los maîtressuriers dominaron las‬
‭reuniones convocadas en 1789 para elaborar los cabiers de doléances de la industria de la‬
‭seda, parece dudoso que esas luchas obreras dieran impulso apreciable alguno al amplio y va‬
‭riado movimiento popular que había de surgir en el periodo de crisis revolucionaria.‬

‭ n el año 1787 se inició la revuelta nobiliaria, que levantó el te- lón de la crisis revolucionaria de‬
E
‭1788-1789. En febrero el agota- miento del tesoro y el aumento del déficit obligaron al gobierno‬
‭a convocar la asamblea de notables. Calonne, como contralor general, propuso algunas‬
‭medidas provisionales para afrontar la crisis, entre las cuales se incluía un impuesto de timbre y‬
‭un impuesto sobre la propiedad territorial. Los estamentos privilegiados se negaron a co-‬
‭laborar. Calonne fue destituido el 8 de abril y le sucedió Loménie de Brienne, arzobispo de‬
‭Toulouse. Las propuestas de Brienne no tuvie- ron más aceptación que las de Calonne, el 25 de‬
‭mayo fue disuelta la asamblea de los notables y entonces empezó la révolte nobiliaire, Abrió el‬
‭fuego, como tantas otras veces, el Parlamento de París, el cual, aunque aceptó el plan de‬
‭Brienne de disminuir los controles so bre la venta y exportación de grano y sólo protestó contra‬
‭el impues- to de timbre, se negó rotundamente a aprobar el decreto sobre el im- puesto sobre la‬
‭propiedad territorial y exigió que se convocara a los estados generales para que se ocuparan‬
‭del asunto. Cuando, a pesar de todo, en agosto se promulgaron los decretos en un lit de justice,‬
‭los parlamentos de las provincias se unieron apoyando al de París, y Brienne se vio obligado a‬
‭capitular: el 21 de septiembre fueron reti- rados el impuesto sobre la propiedad territorial y el‬
‭impuesto de tim- bre y pocos días después fue rehabilitado el Parlamento de Paris. La vuelta‬
‭del exilio del Parlamento de Paris fue ocasión de albo- rotadas escenas de júbilo en la Place‬
‭Dauphine, la Rue du Harlay y otras vías de acceso a los Tribunales de Justicia. Se quemó en‬
‭efigie a Calonne, se encendieron hogueras en el Pont Neuf, donde estaban los Guardias se‬
‭hicieron estallar fuegos de artificio y buscapiés. Se gún la descripción de Hardy y las‬
‭ etenciones del 28 de septiembre (culminación de los disturbios) queda claro que las fuerzas de‬
d
‭choque de esos disturbios las constituyeron los escribientes del Palais -Hardy los llama "una‬
‭juventud desenfrenada"- y los aprendices y oficiales empleados en la Place Dauphine en‬
‭negocios dedicados a artículos de lujo; el "populacho" de los barrios adyacentes se unió a ellos,‬
‭pero su papel fue securfdario. La burguesía aún no intervenia. En los meses que siguieron, que‬
‭lo que hizo entrar de nurvo en esce na al "cuarto estado", bien por cuenta propia (como en‬
‭París), bien como aliado temporal de los estamentos privilegiados disidentes, fue ante todo, la‬
‭crisis económica. La vuelta de Brienne a las medidas de "libre comercio" de Turgot dio lugar a‬
‭un aumento pronunciado del precio del grano; hacia julio de 1788, por lo menos en el norte, en-‬
‭traron de nuevo en acción los especuladores y se manifestaba un am- plio descontento por las‬
‭retenciones y acaparamientos. En Troyes, ya en abril, se había convocado a la milicia burguesa‬
‭para intimidar a los trabajadores textiles; 24 en París, como veremos, el alto precio del pan‬
‭había de contribuir, al final del verano, al estallido de una agitación popular. Pero la revuelta‬
‭campesina quedó en estado laten- te hasta la siguiente primavera, cuando el descontento por‬
‭los precios de los alimentos y por las exacciones señoriales, con el fermento polí- tico aportado‬
‭por las asambleas electorales locales, se resolvió en un estallido violento.‬

‭ ntretanto la crisis política se había agudizado. Brienne había vuelto a recurrir a un empréstito,‬
E
‭que el Parlamento de Paris acepta- ba, a condición de que se convocara a los estados‬
‭generales. Pero en noviembre volvieron a interrumpirse las negociaciones, el duque de Orleans‬
‭y dos conseillers fueron desterrados y, en mayo de 1788, el parlamento hizo. pública una‬
‭declaración condenando globalmente el sistema de gobierno arbitrario, incluidas las lettres de‬
‭cachet. El go- bierno respondió haciendo rodear el Palais por el ejército, obligó a los‬
‭parlamentaires a entregar a sus cabecillas a la justicia real y pro- mulgó seis edictos,‬
‭preparados por Lamoignon, el garde des sceaux, que restringían la jurisdicción de los‬
‭parlamentos y conferían más amplios poderes a los tribunales y funcionarios reales. Siguió una‬
‭nueva fase de violencia: en junio hubo agitaciones masivas en Gre- noble y Rennes; " en julio,‬
‭en el Delfinado, la nobleza y el tercer es- tado unieron sus fuerzas contra la corona; en agosto‬
‭se concentraron alrededor de la capital fuerzas del ejército, por miedo a una "insu- rrección", no‬
‭tanto de los empleados y aprendices del Palais como del menu peuple de los mercados y de los‬
‭Faubourgs St. Antoine y St. Marcel 2‬

‭ sos temores resultaron ser muy fundados. El gobierno se vio obligado a ceder a la oposición y‬
E
‭prometió que los estados generales serían convocados en mayo de 1789, Brienne era sustituido‬
‭por Necker el 24 de agosto y poco después era convocado de nuevo el parlamento. Las noticias‬
‭fueron saludables con una nueva ola de de- mostraciones públicas de alegría en la Place‬
‭Dauphine y en las vías de acceso al Palais: se encendieron hogueras y se obligó a los ocu-‬
‭pantes de los coches de caballos que pasaban por el Pont Neuf a inclinarse ante la estatua de‬
‭Enrique IV y a gritar: "¡Abajo Lamoi- gnon!". Pero un nuevo factor había de llevar estos‬
‭movimientos mu- cho más allá de las perspectivas y límites de los del año anterior. El 17 de‬
‭agosto, el precio de la hogaza de pan de 4 libras, después de haber permanecido fijo durante‬
‭mucho tiempo en 9 sueldos, aumen- tó a 9 sueldos y medio, el día 20 aumentó a 10 sueldos, el‬
‭2 de sep- tiembre a 10 sueldos y medio y el 7 de septiembre a 11 sueldos. Con este estímulo, al‬
‭tercer día (29 de agosto) los habitantes de los Afaubourgs se unieron a los movimientos y‬
t‭ransformaron todo su ca- rácter: se extendieron luego a los mercados y al barrio de la universi-‬
‭dad, continuaron, con breves intervalos, hasta finales de septiembre, con una alta proporción de‬
‭víctimas y detenciones; los detenidos eran principalmente artesanos y asalariados de partes‬
‭muy diversas de la ciudad. Los sans-culottes habían entrado en escena como fuer- za decisiva,‬
‭pero todavía no como aliados de la burguesía; la verda-‬

‭ era crisis revolucionaria aún no había empezado. Esa crisis se desarrolló en el invierno de‬
d
‭1788-1789, y dio lu- gar a un reajuste radical de las alianzas y oposiciones entre las clases. La‬
‭cosecha había sido por lo general mala, y en la región de París se había visto mermada por una‬
‭enorme tormenta de granizo que se ha- bía desencadenado en julio. Siguió un invierno‬
‭excepcionalmente riguroso, que dejó sin trabajo a miles de personas y llevó en masa a la capital‬
‭a miles de habitantes del campo; " en diciembre Hardy es- cribió que había 80.000 personas sin‬
‭empleo. El precio de la ho- gaza de pan de 4 libras aumentó en los mercados de París a 12‬
‭suel- dos el 8 de noviembre, a 13 el 28, a 14 el 11 de diciembre, y final- mente a 14 sueldos y‬
‭medio el 1 de febrero; había de quedar a ese nivel hasta después de la caída de la Bastilla." En‬
‭los mercados de la región de París, en los que el grano era muy escaso, el precio del trigo‬
‭alcanzó en abril el fantástico nivel de 40 a 44 francos el se- tier. Entretanto, la crisis de la‬
‭industria-derivada de la crisis agra- ria, aunque sin duda agravada por los resultados del tratado‬
‭co- mercial con Inglaterra de 1786-4 había dejado sin trabajo a miles de, personas en todos los‬
‭centros textiles: segun tos informes de los inspectores de industria sobre el período de‬
‭septiembre de 1788 a enero de 1789, había 46.000 parados en Amiens, 10.000 en Rouen,‬
‭8.000 en Falaise, 30.000 en Carcassonne, 25.000 en Lyon; y en Troyes y Dedan estaban‬
‭parados la mitad de los tela- res, 31‬

‭ stos fueron los antecedentes económicos que provocaron la en- trada de la burguesía en la‬
É
‭escena revolucionaria para oponerse a ellos. La causa del conflicto se enraizaba en lo profundo‬
‭del Antiguo Régimen: mientras que el comercio colonial, los valores de la propie dad territorial y‬
‭los gastos de lujo habían aumentado enormemente a ⚫lo largo del siglo, la inversión de capital‬
‭y la expansión de la manu- factura se habían visto obstaculizadas en todas partes por las corpo-‬
‭raciones con privilegios, por los propietarios feudales y por el gobier- no que habían impuesto‬
‭restricciones a las libertades capitalistas fun- damentales: libertad de contratar trabajo, libertad‬
‭de producir y li- bertad de compra-venta. Pero aunque el conflicto subsiguiente debió su‬
‭agudeza y finalidad circunstanciales a estos antagonismos sociales más profundos, el‬
‭enfrentamiento entre la burguesía y los estamentos privilegiados surgió, en primera instancia, a‬
‭propósito de la represen- tación y el voto en los estados generales. Ya en septiembre se había‬
‭desmoronado la consideración en que se tenía al Parlamento de Pa- rís como portavoz de las‬
‭"libertades populares" cuando éste había pedido que los estados generales se constituyeran‬
‭como en 1614, o sea, que los estamentos tuvieran igual representación y votaran por separado.‬
‭En el Manifiesto de los Príncipes de la Casa Real, en di ciembre, todavía se insistía con mayor‬
‭energía en el mantenimiento de los privilegios. Necker convenció al Consejo para que‬
‭concediera doble representación al tercer estado, pero el problema del voto "por cabeza" (como‬
‭exigía la burguesía) o "por estamentos" (como pre- tendían tercamente la nobleza y el clero)‬
‭quedó abierto y condujo, en Rennes, a enfrentamientos sangrientos entre nobles y plebeyos.‬
‭Ha- cia enero iban quedando perfilados los nuevos bloques de fuerzas, y Mallet du Pan señaló‬
‭ ue ya no se trataba de un conflicto constitu- cional entre el rey y los privilegiados, sino de una‬
q
‭"guerra entre el tercer estado y los otros dos estamentos". " En febrero el conflicto llegó a una‬
‭fase más aguda con la publicación del panfleto titulado Qu'est-ce que le Tiers État?, del abbé‬
‭Sieyès, en el que la burguesía re- clamaba por primera vez el control de los destinos de la‬
‭nación, de jando de lado los deseos o privilegios de los otros estamentos. No es extraño que,‬
‭con estos avances, el invierno de 1788-‬

‭ 789 tuviera que ver los inicios de un movimiento popular que ha- bía de tener en conjunto más‬
1
‭amplias perspectivas y mayor intensi dad que los de los años anteriores. Este movimiento tuvo‬
‭otras ca- racterísticas, todavía más significativas: se convirtió en un movi Mov miento‬
‭permanente que no cesó hasta después de producirse el esta-178 llido revolucionario; pasó de‬
‭ser un movimiento primordialmente in- teresado por fines puramente económicos a tener unas‬
‭perspectivas políticas más o menos claramente definidas; desarrolló una solidaridad de‬
‭intereses entre los asalariados, los artesanos, los viticulto- res y los pequeños comerciantes de‬
‭la ciudad y del campo contra los monopolistas, los que acumulaban productos escasos y los‬
‭almo ladores grano; y, por último (aunque no siempre en cuanto mento), el movimiento de‬
‭gentes de la ciudad y del campo se "fun- dió" con la acción política de la burguesía contra los‬
‭privilegios feu- dales y el aparato de gobierno del Antiguo Régimen en su conjunto.‬

‭ a revuelta contra la escasez y el aumento de precios se inició en los últimos días de diciembre‬
L
‭de 1788 y consta en los informes de los intendentes (o de sus subdelegados) de varias‬
‭provincias. Tomó formas diversas: saqueo de graneros y barcos de transporte de gra- nos,‬
‭imposición del control de los precios del pan, de la harina y del trigo, agitaciones en las‬
‭panaderías y mercados y en los ayuntamien- tos, ataques a los funcionarios fiscales, a los‬
‭tratantes y explotadores agrícolas y contra la propiedad, modalidad ésta muy generalizada. En‬
‭diciembre y enero llegan informes en este sentido de Bretaña y Turena; en marzo y abril de‬
‭Borgoña, de la Île de France, del Lan- guedoc. del Nivernais, del Orleanesado, de Picardía, del‬
‭Poitou, de Provenza y de Turena; en mayo y junio del Lemosín y del Lyonesa- do; en julio de‬
‭Champagne y Normandía. Hardy deja constancia de disturbios por la escasez y el precio del‬
‭pan en Reims en marzo, y en Nancy y Toulouse en abril.‬

‭ n los faubourgs y mercados de París el alto precio de la carne y del pan provocó una ola‬
E
‭creciente de indignación que dio paso a la violencia destructiva de los disturbios por la cuestión‬
‭de Révei- llon, en el Faubourg St. Antoine, a finales de abril. A principios de mayo fueron‬
‭detenidos en las barrières diez "contrabandistas"; este movimiento alcanzó su punto de máxima‬
‭intensidad entre el 12 y el 14 de julio, con la quema de cuarenta de los más de cincuenta pues-‬
‭tos de cobro de derechos de entrada que rodeaban la capital.42‬

‭ n la región que se extendía hacia el norte de París la lucha con- tra la escasez se configuró‬
E
‭como un movimiento contra las leyes de caza y los derechos de caza de la nobleza. En las‬
‭propiedades del príncipe Conti, de Cergy, Pontoise l'Ile Adam y Beaumont, los campesinos, que‬
‭debido a los estragos del granizo no habían recogi- do nada de sus cultivos, empezaron a‬
‭colocar trampas y a exterminar los conejos que infestaban sus campos. En la primavera, el‬
‭movi- miento se extendió a Conflans Ste. Honorine y a los pueblos veci- nos, y dio lugar a‬
‭ nfrentamientos con la maréchaussée. En Oisy, en el Artois, los campesinos de una docena de‬
e
‭pueblos se juntaron para exterminar la caza del conde de Oisy, y desde entonces se negaron a‬
‭pagarle la tradicional soyeté o terzage. Cerca de Corbeil y en Chatou hubo enfrentamientos más‬
‭violentos; al sur y al oeste de la capital fueron desarmadas en junio comarcas enteras‬
‭sospechosas de caza ilegal a gran escala en cotos reales y aristocráticos. cos. En Lorena y el‬
‭Hainaut, los campesinos sin tierra y pequeños laboureurs unieron sus fuerzas para oponerse a‬
‭los edictos sobre cercados y a los planes de desocupación de tierras. Entretanto, en marzo en‬
‭Provenza, en abril en Gap y en mayo en el Cambrésis y Picardía, había estallado una revuelta‬
‭campesina contra los impuestos reales y las exacciones señoriales. Esta dio lugar en julio y‬
‭agosto a un amplio movimien- to, que llevó a la generalizada destrucción de castillos y títulos de‬
‭se- ñorío en regiones tan alejadas como Alsacia, Normandía, el Hai- naut, Macon y el Franco‬
‭Condado. Pero la hostilidad campesina hacia los cercados y la usurpación de los derechos de‬
‭pasto llevó también a ataques a los explotadores agrícolas capitalistas, y, en más de un caso, la‬
‭milicia burguesa volvió a unir sus fuerzas a las de la maréchaussée, para reprimir la agitación‬
‭del campesinado.‬

‭ ero, a pesar de tales contradicciones, al hacerse la crisis más profunda, los burgueses y los‬
P
‭sans-culottes estrecharon su alianza en oposición a los estamentos privilegiados y al régimen‬
‭feudal. La con- cepción burguesa de "libertad" no iba a ganarse nunca del todo a las masas‬
‭urbanas y campesinas -ello fue causa de división a lo largo de la revolución, pero éstas y la‬
‭burguesía tenían intereses comunes: acabar con las trabas a la producción y con los altos‬
‭precios de los alimentos debidos a las aduanas interiores y a los gravámenes fisca- les; cortar‬
‭las alas (cuando no desposeer totalmente) a los que perci- bían diezmos o rentes y champarts‬
‭feudales; reducir los impuestos y los ruinosos costes de gobierno; obligar a los estamentos‬
‭privilegia- dos a contribuir adecuadamente al tesoro nacional; dominar a los monopolistas y a‬
‭los fermiers généraux; acabar con reliquias de las ti- ranías pasadas, como la Bastilla, las lettres‬
‭de cachet y las molestas in- vestigaciones de los parlamentos. Son precisamente ésas las‬
‭preten- siones que más frecuentemente se proclaman en los cabiers de doléan- ces, que‬
‭empezaron a elaborarse en los primeros meses de 1789, y aunque es cierto que en general‬
‭fueron preparados por la burguesía profesional, a menudo fueron corroborados por las‬
‭asambleas de campesinos, pequeños comerciantes y artesanos propietarios de talle- res o, más‬
‭raramente, por los gremios de oficiales o maîtres-ouvriers (como en Reims, Marsella, Troyes y‬
‭Lyon). 10‬

‭ os estados generales "la gran esperanza", como los ha califi- cado Georges Lefebvre-‬
L
‭alentaron ardientes esperanzas hacia estas pretensiones porque estaba muy extendida la‬
‭creencia de que, eli. minados la obstrucción y el dominio de los estamentos privilegiados, ellos‬
‭podrían realizar un programa radical de ese tipo. En esas espe- ranzas se basaron la entusiasta‬
‭adopción de la consigna "Viva el ter- cer estado (que ciertamente se creía que englobaba‬
‭también al "cuarto estado")," y la creencia cargada de indignación en la exis tencia de un‬
‭"complot aristocrático", que se difundió cuando el par- tido de la Corte empezó a amenazar con‬
‭echar por el suelo esas espe- ranzas. Ese fue el estímulo directo por el que los oficiales, peones‬
‭y propietarios de tiendas y talleres -ya dispuestos a actuar a causa del coste ruinoso del pan, la‬
‭carne y el vino-se unieron al llamamiento de la dirección revolucionaria instalada en el Palais‬
‭ oyal y --aun- que esto es menos seguro- a la que habían constituido los electores del tercer‬
R
‭estado de París en el Hôtel de Ville; fue esa convicción de que el Partido de la Corte se estaba‬
‭preparando para disolver los es- tados generales y someter a París con ayuda de fuerzas de‬
‭ejército extranjeras, mucho más que el oro del duque de Orleans, lo que de- cantó del lado de la‬
‭revolución al cuerpo principal de la guarnición de París, la Guardia Francesa que hacía tan poco‬
‭había disparado contra los que participaban en los disturbios de Réveillon. El 12 de julio,‬
‭cuando el popular ministro de Finanzas. Necker fue destituido por el rey la gente de los‬
‭faubourgs y de los mercados se unió a los burgueses revolucionarios y a las fuerzas de ejército‬
‭disidentes para llevar adelante la insurrección de Paris, el primer gran levantamiento armado de‬
‭la revolución. Se asaltaron en busca de armas las arme- rías, arsenales y edificios religiosos, se‬
‭destruyeron las odiadas barrie- res, se organizó una milicia burguesa (que incluía a los oficiales‬
‭pero excluía a los "vagabundos" y trabajadores sin empleo), se instaló un gobierno‬
‭revolucionario en el Hôtel de Ville y. finalmente, se tomó por asalto la Bastilla. El movimiento‬
‭popular se había "fundido" to- talmente con el de la burguesía revolucionaria; rápidamente el‬
‭ejem-‬

‭ lo fue seguido en otras partes de Francia. Labrousse dice que la Bastilla cayó el mismo día‬
p
‭que el precio del grano alcanzaba en toda Francia su máxima cota cíclica. Sin‬

‭ uda eso es significativo, pero sería un error intentar explicar única- mente en esos términos la‬
d
‭crisis revolucionaria en su totalidad, ya que sería dejar de lado totalmente la acción‬
‭revolucionaria de la bur- guesía y la penetración de las ideas y consignas políticas del tercer‬

‭estado en el menu peuple de París. Es evidente que los motivos bási-‬

‭cos de la acción popular fueron el alto precio de los alimentos y el‬

‭ iedo al hambre. Ello siguió siendo así más tarde y fue el elemento más persistente en el‬
m
‭constante resurgimiento del movimiento popu- lar durante los años de la revolución en agosto y‬
‭noviembre de 1789, en los años de 1792-1793 y, sobre todo, en 1795-14 ya en 1768 hubo un‬
‭miedo al hambre parecido a éste, y en 1775, como hemos visto, ese tipo de temores llevó a un‬
‭movimiento masivo de protesta popular, pero en ninguno de esos casos provocó un estallido‬
‭revolucionario. La causa de ello estribaba en que la crisis económica y política en su conjunto‬
‭más allá de cualquier aspecto en particu- lar, por importante que fuera no había madurado del‬
‭todo y en que el conflicto de clases sociales a que esa crisis daba lugar era todavía unilateral y‬
‭parcial; pero, sobre todo, se debió a que una de esas cla- ses, la burguesía, aunque‬
‭insatisfecha por las desigualdades, la co- rrupción, la extravagancia y las restricciones del‬
‭Antiguo Régimen, todavía no había empezado a oponerse seriamente a la monarquía absoluta‬
‭ni a los estamentos privilegiados, ni al sistema social del que dependían. Hasta la entrada de la‬
‭burguesía en la lucha revoluciona- ria, en el invierno de 1788 a 1789, las masas populares no‬
‭llegaron a tener una dirección y una serie de perspectivas y conceptos políti cos-conceptos‬
‭como tercer estado, nación, "complot aristocrático" y derechos del hombre- sin los cuales‬
‭hubieran gastado sus energías en acciones limitadas a fines puramente económicos. Esto no‬
‭supone subestimar la importancia de su contribución; sin su intervención, los burgueses‬
r‭ evolucionarios de julio de 1789-muchos de los cua- les fueron presa del pánico en el momento‬
‭crucial de la insurrec- ción se hubieran visto perdidos y la recientemente constituida Asamblea‬
‭Nacional hubiera sido disuelta por las tropas reales. Pero, con todas sus vacilaciones y temores‬
‭-temores del partido de la... Corte y de las propias masas en las condiciones sociales del mo-‬
‭mento, la insurrección no hubiera podido llevarse a cabo con éxito sin la dirección y el liderazgo‬
‭político de los diputados, periodistas. redactores de panfletos y electores del tercer estado.‬

‭ e hecho, una de las grandes lecciones de la Revolución francesa había de ser que el‬
D
‭movimiento popular, por militante y amplio que fuese, sólo podía tener éxito y subsistir como‬
‭fuerza revolucionaria efectiva en tanto que estuviera aliado a un sector importante de la‬
‭burguesía; y recíprocamente, la burguesía sólo podía llevar a cabo su misión histórica de‬
‭destruir las relaciones feudales de propiedad si ella o una parte importante de ella mantenía su‬
‭contacto con las am- plias masas de la ciudad y del campo. Es inútil omitir una u otra cara de‬
‭esta imagen, como han hecho algunos historiadores. En julio de 1780, como hemos visto, en el‬
‭momento de la crisis revolucionaria, los intereses inmediatos de las masas coincidieron con los‬
‭del grueso de la burguesía, y hasta con los de una minoría de la misma clase pri- vilegiada. En‬
‭el otoño siguiente, como tantas veces a lo largo de la revolución, la preocupación del menu‬
‭peuple parisino por los proble mas de elevación de precios y de escasez amenazó con romper‬
‭la alianza, al dirigir su principal descontento contra los monopolistas y las recién instituidas‬
‭autoridades de la ciudad; la utilización de ese movimiento para los cometidos políticos‬
‭determinados por los mo- nárquicos constitucionales fue el único motivo por el que la familia‬
‭real fue llevada a París y volvió a salvarse la Asamblea Nacional. En los años de 1791 a 1794‬
‭surgieron situaciones parecidas, aunque con distintas formas de alianza, al avanzar la‬
‭revolución demo- crático-burguesa; pero en el verano de 1794, cuando el gobierno re-‬
‭volucionario se vio obligado por sus propias contradicciones a sacri- ficar los intereses de los‬
‭sans-culottes, se rompió la alianza y Robes- pierre cayó como víctima fácil de las intrigas de sus‬
‭enemigos. En la primavera y principios del verano de 1795 se intentó reconstruirla, durante las‬
‭insurrecciones populares masivas de germinal y pradial; pero en el momento decisivo desertó el‬
‭ala radical de la burguesía, por debilidad o por miedo a las masas, y el movimiento popular fue‬
‭finalmente aplastado. No había de resurgir hasta 1830, y lo haría en circunstancias muy‬
‭distintas.‬

‭Cap 4‬

‭Capítulo 4‬

‭14 DE JULIO DE 1789: LA CAÍDA DE LA BASTILLA *‬

‭ a toma de la Bastilla, aunque se conmemora en el día de fiesta nacional de Francia, es todavía‬


L
‭objeto de enconada controversia. El valor legendario de los "hombres del 14 de julio" ha pasado‬
‭a for- mar parte de la tradición republicana y probablemente la mayor par- te de los franceses‬
‭aceptarían el veredicto de Michelet, según el cual la Bastilla fue tomada como en "un acto de fe"‬
‭y su toma simbolizó la destrucción de seculares tiranías. Pero algunos franceses -y entre ellos‬
‭ha habido preeminentes historiadores han denunciado la "le- yenda" de la Bastilla como‬
‭ aniobra propagandística y han preten- dido que los asaltantes eran impulsados por los más‬
m
‭bajos motivos. Se ha aducido que la Bastilla, lejos de ser un símbolo del despotismo, era una‬
‭muestra del humanitarismo de sus administradores, que iba siendo gradualmente abandonada‬
‭como prisión estatal (al ser toma- da sólo siete presos fueron liberados de sus celdas) y que el‬
‭pueblo en general, en cualquier caso, poco interés podía tener en su caída, pues había dejado‬
‭de ser desde hacía tiempo lugar de arresto de gente de baja condición.‬

‭ unque en esa actitud hay más de un punto de verdad, en con- junto está fuera de lugar, ya que‬
A
‭nos presenta la toma de la Bastilla como un acontecimiento único, aislado, separado de las‬
‭circunstan- cias en que tuvo lugar y de las pasiones que el comienzo de la revolu ción había ya‬
‭desatado. Para presentar una imagen fiel parece nece- sario situar ese episodio en el marco‬
‭histórico que le corresponde, no sólo relacionándolo con los acontecimientos políticos de julio‬
‭de 1789, sino intentando contemplarlo desde el punto de vista de los miles de parisinos que‬
‭jugaron un papel en unos hechos que culmina- ron aquí. Por lo menos en un sentido‬

‭ s indiscutible que la Bastilla se ha- bía convertido en un anacronismo. Construida por Carlos V‬
e
‭en el si- glo xiv como fortaleza para la defensa de las vías de acceso a la capi tal desde el este,‬
‭cuatrocientos años más tarde estaba todavía en pie como advertencia inflexible, recuerdo de un‬
‭pasado de violencias. El temor que inspiraban sus ocho torres y sus muros de veinticinco me-‬
‭tros aumentaba por el celo con que el gobierno mantenía sus secretos y el juramento de‬
‭silencio impuesto a los que estaban presos alli como condición para su liberación. Entretanto, el‬
‭aspecto de la ciu- dad se iba transformando rápidamente. Aunque las prisiones del Temple y del‬
‭Châtelet rivalizaban con la Bastilla como restos de un pasado feudal y Notre Dame y la Sainte‬
‭Chapelle dominaban toda- vía los accesos a la Cité, seguían a ritmo acelerado los trabajos de‬
‭re- construcción iniciados bajo Luis XV y activamente apoyados por la nobleza y la burguesía‬
‭enriquecida. Se estaban echando abajo las ca- sas situadas sobre los viejos puentes, se había‬
‭iniciado la construcción del Pont Louis XVI -el actual Pont de la Concorde- y el Pont Neuf,‬
‭aunque no acabado hasta 1600, era en tiempos de la revolu- ción el segundo en antigüedad,‬
‭después del Pont de Notre Dame. Se estaban quitando del centro los cementerios medievales y‬
‭se empeza- ban a ver calles pavimentadas, a imitación de Londres. Sébastien Mercier podía‬
‭escribir en 1788 que en los últimos treinta años se ha- bían construido 10.000 casas y había‬
‭sido reconstruido un tercio de París. En el Marais, el barrio aristocrático de moda de la orilla‬
‭dere- cha, las nuevas residencias urbanas de los Rohans y de los Soubises eclipsaban el‬
‭antiguo esplendor de los hôtels de Bourgogne y de Sens. Más al oeste, en la entrada del‬
‭elegante Faubourg St. Honoré, el duque de Orleans, el más rico y popular de los príncipes de la‬
‭casa real y pretendiente al trono, había construido las magníficas arcadas jardines del Palais‬
‭Royal, que pronto se convertirían en centro de lujosa diversión y lugar de reunión de periodistas‬
‭redactores de pan- fletos y personas enteradas de los rumores políticos. En los boule- vards se‬
‭erigió el Théâtre Italien en los jardines del duque de Choi- seul; en la orilla izquierda se‬
‭construyó en 1789 el Théâtre Français (el futuro Odéon), en el lugar que había ocupado el Hôtel‬
‭de Condé, recientemente adquirido por tres millones de libras. En provincias le- janas se habían‬
‭contratado ejércitos de trabajadores y el ritmo de construcción era a veces fenomenal: la Ópera‬
‭se construyó en setenta y cinco días, y el Château de Bagatelle en seis semanas. Los muros de‬
‭la Bastilla no eran lo único que destacaba en agu-‬
‭ o contraste con este enfebrecido progreso de la modernización; lo mismo ocurría con las‬
d
‭antiguas viviendas, talleres y casas de huéspe- des en los que todavía vivía y trabajaba el‬
‭grueso de la población de París. No obstante, sería equivocado definir a esa masa como clase‬
‭obrera diferenciada, como han hecho algunos historiadores: aunque abarcaba ya a casi la mitad‬
‭de la población de París, los asalariados y sus familias no formaban aún un grupo social‬
‭claramente definido, identificable por su manera de vestir, por su forma de vida o su as- pecto‬
‭social. No existía todavía ningún sistema de fábricas o "cintu- rón" industrial, aunque los‬
‭fabricantes textiles con iniciativa habían montado fábricas en las que llegaban a emplearse 400,‬
‭500, o hasta 800 trabajadores en una sola nave. Aparte de las múltiples pequeñas actividades‬
‭que se desarrollaban en los mercados, junto al río, en la Place de Grève o en el Pont Neuf, el‬
‭modo de producción predomi- nante era todavía el del taller tradicional, donde el oficial‬
‭trabajaba con el maestro propietario y participaba en su conversación, o inclu- so vivía y comía‬
‭en su casa, aunque sus posibilidades de promoción iban quedando cada vez más remotas. Éste‬
‭sector de la población, heterogéneo aunque con estrechas relaciones internas, constituido por‬
‭artesanos, pequeños comerciantes, tenderos, oficiales y peones -los sans-culottes de la‬
‭revolución- debía comprender ya, en 1789, cinco de cada seis habitantes de una ciudad con‬
‭más de 600.000 al- mas. Esas gentes vivían apretadas en los barrios viejos de la capital, en la‬
‭zona central de mercado junto al Louvre (la más densamente poblada de todas), en la isla de la‬
‭Cité y en los faubourgs del norte, del sur y del este. Entre ellos, el Faubourg St. Antoine aunque‬
‭no el más pobre, era el centro tradicional de agitación y disturbios popula- res, aun antes de la‬
‭revolución; en él vivía una comunidad muy uni- da de artesanos y maestros propietarios de‬
‭pequeños talleres con sus oficiales, cerca de los muros de la Bastilla y al alcance de sus ca-‬
‭ñones.‬

‭ unque escritores como Sébastien Mercier consideraban que la gente común de París era‬
A
‭incapaz de cometer los excesos que se ha- bían visto en Londres durente la cuestión Gordon,‬
‭los grandes de- sórdenes del año 1789 habían tenido precedentes. Es cierto que Pa- rís tenía‬
‭fama internacional de ciudad bien "controlada"; pero los periodistas y los informes del Châtelet‬
‭han dejado constancia de pe- riódicos estallidos de descontento popular, provocados habitual-‬
‭mente por la escasez o el alto precio del pan, que alarmaban a los respetables burgueses y a la‬
‭alta sociedad de aquel tiempo: hubo estalli- dos durante el escándalo de Law en 1720,‬
‭disturbios por la escasez y los precios de los alimentos en 1740, durante el ministerio Fleury.‬
‭una violenta protesta contra el rapto de niños en 1750, la quema en efigie del abbé Terray en el‬
‭Faubourg St. Antoine tras la muerte de Luis XV y, sobre todo, disturbios por la escasez y la‬
‭carestía del pan en mayo de 1775, en los que la multitud indignada saqueó todas las‬
‭panaderías y puestos de venta de los faubourgs y del centro de la ciu- dad. Más adelante, en el‬
‭otoño de 1787 y 1788, cuando el Parla- mento de París todavía podía adoptar la postura de‬
‭campeón popu- lar de las antiguas libertades, los oficiales y trabajadores del centro de la ciudad‬
‭y de los faubourgs del sur se unieron a los empleados del Palacio de Justicia en‬
‭manifestaciones violentas que tuvieron lugar en el Pont Neuf y en la Place Dauphine para exigir‬
‭la retirada de mi- nistros impopulares.‬
‭ n el invierno de 1788-1789, como tantas veces había ocurri- do antes, la escasez y la carestía‬
E
‭fueron el estímulo inicial del movi- miento popular. Durante todo el siglo XVII habían persistido la‬
‭esca- sez y los altos precios del pan, producto que, aun en épocas norma- les, absorbía la‬
‭mitad del presupuesto familiar. Los precios habían subido mucho más que los salarios. Se ha‬
‭calculado que, entre los dos períodos comprendidos entre 1726 a 1741 y 1771 a 1789, en toda‬
‭Francia los salarios habían subido sólo un 22 por ciento, mientras que los precios habían‬
‭aumentado un 65 por ciento. Esta tendencia se acentuó en los tres últimos años del Antiguo‬
‭Régimen. En París, el precio normal de la hogaza de pan de 4 libras, era de 8 o 9 suel- dos (8 o‬
‭9 peniques); entre agosto y septiembre de 1788 aumentó de 9 a 11 sueldos, y Hardy, el‬
‭librero-diarista, que vivia a un tiro de piedra del gran mercado popular de la Place Maubert,‬
‭escribía: "En los mercados y entre el pueblo no se habla más que de futuras revolu- ciones".‬
‭Aún tenía que empeorar: el 28 de noviembre el precio del pan aumentó a 13 sueldos, y empezó‬
‭un invierno crudo y frío que había de dejar sin trabajo a miles de personas. A principios de di-‬
‭ciembre el precio aumentó a 14 sueldos, cuando Hardy habla de 80.000 parados. Al terminar el‬
‭invierno, en los últimos días de ene- ro, el precio del pan alcanzó su cota máxima, 14 sueldos y‬
‭medio y permanecería a ese nivel hasta la semana siguiente a la toma de la Bastilla. Podemos‬
‭hacernos una idea de la dureza y el sufrimiento que ello significaba para el parisino ordinario‬
‭sabiendo que, entre fe- brero y julio de 1789, para alimentarse normalmente un trabajador de la‬
‭construcción hubiera tenido que gastar en pan las cuatro quintas partes de sus ingresos. Pero‬
‭no era el hambre el único estímulo de la agitación social.‬

‭ on la promesa del gobierno de convocar en mayo los estados gene- rales en Versalles había‬
C
‭nacido una nueva esperanza-los historiado- res franceses la han llamado "la gran esperanza"-;‬
‭por fin iba a ha- cerse algo para aliviar los sufrimientos de los pobres. Las palabras "tercer‬
‭estado" y "nación" estaban empezando a ser de uso corriente entre el pueblo; en los disturbios‬
‭que agitaron el Faubourg St. Antoi- ne a finales de abril, los manifestantes, que asaltaron las‬
‭tiendas de comestibles y quemaron las propiedades de los fabricantes Henriot y Réveillon, iban‬
‭gritando: "¡Viva el tercer estado!". Pero, al agudi- zarse el conflicto entre el tercer estado y los‬
‭estamentos privilegia- dos, se vio que las intrigas aristocráticas iban a dar al traste con las‬
‭esperanzas depositadas en Versalles. Desde mediados de verano se habían ido concentrando‬
‭tropas extranjeras en las afueras de Paris: ya el 3 de junio Hardy había señalado la llegada de‬
‭regimientos ale- manes y húngaros, llevados con el pretexto de evitar una nueva olea- da de‬
‭agitaciones en el Faubourg St. Antoine. Las intenciones del partido de la Corte, reunido en torno‬
‭a María Antonieta y al herma- no menor del rey, el conde d'Artois, iban quedando al descubierto:‬
‭la noche del 22 de junio se convenció al rey para que destituyera a Necker, su popular ministro‬
‭de Finanzas, y para que intimidara a la Asamblea Nacional con un despliegue de fuerza militar.‬
‭El complot fracasó: miles de personas invadieron el patio del palacio para exigir que se‬
‭mantuviera en su puesto a Necker, los soldados, que estaban bajo las órdenes del príncipe de‬
‭Conti, no obedecieron la orden de fuego, y los diputados, reunidos por Mirabeau en un discurso‬
‭histó- rico, se negaron a disolverse. El rey se vio obligado a ceder.‬

‭ asta entonces, la disposición a la insurrección que se había de- sarrollado en París,‬


H
‭alimentada por las dificultades económicas y los rumores de "complots aristocráticos", había‬
‭carecido de dirección efectiva. Pero, con las últimas noticias de Versalles, las clases profe-‬
‭ ionales y comerciantes, que hasta entonces sólo habían estado dis- puestas a apoyar‬
s
‭pasivamente los hechos y habían visto con poca simpatía los estallidos de los faubourgs y de‬
‭los mercados, empezaron a dar a esos asuntos una dirección sin la cual la revolución de julio no‬
‭hubiera podido tener lugar. A partir de esa fecha, los redactores de panfletos y periodistas que‬
‭rodeaban al duque de Orleans (que tam- bién se había pasado en Versalles al tercer estado)‬
‭empezaron a cons- tituir en el Palais Royal una dirección permanente; allí se congrega- ban‬
‭cada noche miles de personas que se enteraban de las consignas y directrices -y además,‬
‭posiblemente recibían, fondos de lo que Hardy llamaba "el partido extremista revolucionario".‬
‭También en- tonces, los 407 electores del tercer estado de París, cuya función ori- ginaria había‬
‭sido la de nombrar los diputados de París para el tercer estado de Versalles, empezaron a‬
‭reunirse regularmente en el Hôtel de Ville, en el centro de la capital. En los acontecimientos de‬
‭julio esos dos grupos habían de jugar papeles diferenciados, aunque com- plementarios, pero al‬
‭principio sólo el Palais Royal marcó realmente el rumbo del movimiento popular. Mientras que el‬
‭Hôtel de Ville se contentaba con preparar sobre el papel planes para la constitución de una‬
‭milicia burguesa o milicia de ciudadanos, el Palais Royal tomaba medidas efectivas, con‬
‭agitación pública y gastos abundantes, para atraerse a los Guardias Franceses, el principal‬
‭cuerpo de ejército acuartelado en París, apartándolas de su fidelidad a la Corte. El 30 de junio,‬
‭las masas, dirigidas desde el Palais Royal, liberaron por la fuerza de la cárcel de la Abbaye a‬
‭once guardias que habían sido en- cerrados por negarse a abrir fuego sobre el pueblo en‬
‭Versalles la no- che del 22 al 23 de junio; el 10 de julio se festejó públicamente en el Palais‬
‭Royal y en los Campos Eliseos a ochenta artilleros que habían abandonado sus cuarteles del‬
‭Hôtel des Invalides.‬

‭ omo reacción al desarrollo de estos hechos, el partido de la Corte inició un nuevo‬


C
‭enfrentamiento: el 11 de julio se exilió a Nec- ker, quien fue sustituido por el barón de Breteuil.‬
‭Este hecho fue la chispa que hizo estallar la insurrección de París. Las noticias llegaron a la‬
‭capital a mediodía del día 12. Por la tarde los parisinos acudie- ron por millares al Palais Royal,‬
‭donde los oradores entre los cua- les estaba el joven periodista Camille Desmoulins- llamaron a‬
‭las armas. Rápidamente se formaron piquetes; se pasearon por los boule- nards los bustos de‬
‭Necker y del duque de Orleans; se obligó a los teatros a cerrar en señal de público duelo; en la‬
‭Place Louis XV los manifestantes se enfrentaron con la caballería mandada por el princi- pe de‬
‭Lambesc, quien había recibido orden de despejar los jardines de las Tullerías. Besenval, jefe de‬
‭la guarnición de París, se retiró al Campo de Marte: la capital estaba en manos del pueblo. La‬
‭gente se hizo fuerte con barricadas y se hizo sonar la campana de alarma. Grupos de‬
‭insurgentes se unieron a los que hacía ya dos días que -por iniciativa propia o del Palais Royal-‬
‭habían empezado a que- mar y destruir las odiadas barrières, los puestos de cobro de derechos‬
‭de entrada que rodeaban la ciudad. Aunque probablemente el Palais Royal intervino de modo‬
‭directo en esta operación -se informó que los que iban provocando los incendios habían‬
‭respetado mente dos puestos que pertenecían al duque de Orleans-, la gente de París en‬
‭general tenía su propia cuenta que saldar con una institu- ción que había estado cobrando‬
‭derechos sobre todo el vino, la car- ne, las verduras y la leña que entraban en la capital. Por la‬
‭noche, además, civiles armados, Guardias Franceses y pobres de la locali- dad penetraron en‬
‭el monasterio de St. Lazare, en el límite norte de la ciudad, lo registraron en busca de armas,‬
l‭iberaron a los que esta- ban allí presos y se llevaron para el mercado central del grano cin-‬
‭cuenta y dos carretadas de trigo y harina.‬

‭ ero la principal característica de la noche del 12 al 13 de julio fue la búsqueda de armas; se‬
P
‭entró en los edificios religiosos y se asaltaron las armerías y guarnicionerías de toda la capital.‬
‭Nos han llegado algunas declaraciones efectuadas en apoyo de las demandas de‬
‭compensación de los propietarios. En una, Marcel Arlot, propie- tario de una armería en la Rue‬
‭Grenéta, en la parroquia de St. Leu, decía que a las dos de la madrugada había penetrado‬
‭violentamente en su establecimiento una multitud dirigida por un oficial armero de la Rue Jean‬
‭Robert que se había llevado mosquetes, pistolas, sables y espadas cuyo valor total alcanzaba‬
‭las 24.000 libras (2.000 £). Un guarnicionero del Pont St. Michel denunció el robo de cinturones‬
‭y correajes por un valor de 390 libras y el propietario de una espade- ría de la parroquia de St.‬
‭Séverin, en la orilla izquierda, se quejó de que el 12 y el 13 de julio su tienda había sido‬
‭invadida varias veces y numerosas personas se habían llevado por la fuerza una cantidad‬
‭considerable de sables, espadas y hojas sin montar, negándose a pa- gar "bajo el pretexto de‬
‭que aquello iba a servir para la defensa de la capital; había sufrido pérdidas por valor de 6.684‬
‭libras (casi 500 £). Las pérdidas totales, según declararon en su momento a la Asamblea‬
‭Nacional los armeros de París, ascendieron a más de 115.000 libras (más de 9.000 £).‬

‭ iene también considerable interés la relación de los sucesos de esa noche hecha por Jean‬
T
‭Nicolas Pepin, que trabajaba en una fábri- ca de velas de sebo; al comparecer como testigo en‬
‭relación con los hechos de St. Lazare, relató cómo se había unido a la apretada mu- chedumbre‬
‭de civiles y Guardias Franceses que, durante toda la no- che, se agitó por las calles gritando‬
‭consignas, haciendo sonar la alarma y buscando armas. Con su relato queda doblemente claro‬
‭que, en aquel momento, el centro director del movimiento revolucio- nario estaba en el Palais‬
‭Royal; en él, más que en el Hôtel de Ville, buscaban las masas, llenas de ira y confusas,‬
‭dirección y guía. No obstante, en la mañana del día 13 los electores hicieron un firme intento de‬
‭asegurarse el control de la situación. Constituyeron un Comité Permanente para que actuase‬
‭como gobierno provisional de la ciudad y determinaron poner límite a la toma indiscriminada de‬
‭armas por toda la población. Se habían alarmado por la quema de las barrières y por el saqueo‬
‭del monasterio de St. Lazare. Para ellos, los grupos de personas sin empleo y sin hogar, que‬
‭algún papel ha- bían jugado en esas operaciones, eran una amenaza tan grande como la de los‬
‭estamentos privilegiados que conspiraban en Versalles. Así que, precipitadamente, se movilizó‬
‭una milicia de ciudadanos, con el doble objetivo de defender a la capital de la amenaza militar‬
‭del ex- terior y del peligro de la "anarquía" interior. Cada uno de los 60 distritos electorales había‬
‭de aportar 200 hombres (más tarde 800). Aunque las condiciones de alistamiento las estableció‬
‭cada distrito, en la mayoría de los casos se impusieron condiciones en relación con la propiedad‬
‭y la residencia, que virtualmente excluían a una gran parte de la población asalariada; las‬
‭personas sin ocupación y los va- gabundos quedaban, desde luego, excluidos. Todos los‬
‭"irregulares" iban a ser desarmados inmediatamente. Según el doctor Rigby, un observador‬
‭inglés, ese proceso ya se había iniciado en la tarde del día 13, pero es dudoso que prosperara‬
‭mucho mientras duraba la in- surrección. Las masas asediaron el Hôtel de Ville pidiendo armas‬
‭y pólvora. Jacques de Flesselles, prévét des marchands y jefe en funcio- nes del gobierno‬
‭provisional de la ciudad, deseoso de poner limite al reparto de armas, hizo vagas promesas y‬
‭ estacó emisarios al Arse- nal y al monasterio cartujo, que no habían de conseguir nada; al día‬
d
‭siguiente esta "trampa" le costaría la vida. Por la noche, la insisten- cia de las masas‬
‭semiarmadas que rodeaban el Hôtel de Ville obliga- ron a un elector, el abbé Lefebvre, a repartir‬
‭ochenta barriles de pól- vora que habían sido puestos bajo su custodia.‬

‭ la mañana siguiente, el 14 de julio, continuó la búsqueda de armas y munición: al otro lado del‬
A
‭río tuvo lugar un espectacular asalto del Hôtel des Invalides; según Salmour, embajador sajón‬
‭que presenció los hechos, tomaron parte siete u ocho mil ciudadanos. El gobernador, marqués‬
‭de Sombreuil, fue abandonado por sus tropas y obligado a abrir las puertas. Más tarde denunció‬
‭que se habían lleva- do más de 30.000 mosquetes, de los cuales por lo menos 12.000 cs- taban‬
‭"en manos peligrosas". Entretanto se había alzado el grito de "A la Bastilla!".‬

‭ os historiadores monárquicos se rien de la imagen de miles de parisinos lanzándose contra la‬


L
‭Bastilla para liberar a siete presos. Esa crítica no da en lo cierto. El objetivo inmediato era‬
‭encontrar la pólvora que se sabía que había sido enviada allí desde el Arsenal. Sin duda‬
‭influyeron otros motivos. Se creía que la fortaleza estaba fuer- temente guarnecida; sus‬
‭cañones, que aquella mañana habían apunta- do de la Rue St. Antoine, podían causar estragos‬
‭en las casas habita- das. Por la noche se había rumoreado que 30.000 soldados monár- quicos‬
‭habían marchado sobre el Faubourg St. Antoine y habían em- pezado a matar a los ciudadanos‬
‭que allí vivían. Además, aunque no había más que unos pocos prisioneros del Estado, estaba‬
‭muy exten- dido el odio hacia la Bastilla como símbolo del "despotismo ministe- rial": los cabiers‬
‭de doléances de los distritos de París muestran la evi- dencia de este hecho. Pero no había‬
‭intención de tomarla por asalto (de todos modos, esa idea parecía absurda), y menos por parte‬
‭del comité permanente de los electores, que, con torpe inseguridad, diri- gía desde el Hôtel de‬
‭Ville las operaciones. Desde el principio éste había puesto en claro sus intenciones: negociar‬
‭con de Launay, el go- bernador, para que entregara la pólvora que estaba bajo su custodia y‬
‭retirase los cañones de las almenas. El que fallara este plan y que la Bastilla hubiera de caer‬
‭tras la amenaza de un ataque frontal se debió a circunstancias que escapaban al control de‬
‭aquella dirección del‬

‭ ovimiento. Del sitio de la Bastilla nos han llegado numerosos relatos de tes- tigos presenciales‬
m
‭o de algunos que pretenden serlo. A menudo se mezclan profusamente lo real y lo imaginario.‬
‭Entre las más dignas de crédito están, quizá, las narraciones de los mismos electores, tanto en‬
‭las actas oficiales de su asamblea como en memorias individuales. De ellas parece deducirse‬
‭que la primera delegación enviada para parlamentar con de Launay llegó a la Bastilla a las 10.‬
‭Fue recibida amistosamente y se la invitó a almorzar, de modo que tardó algún tiempo en salir.‬
‭Entonces, la apiñada muchedumbre que esperaba fuera, temiendo una trampa, alzó el grito de‬
‭rendición o captura de la fortaleza. Para alejar sospechas, una segunda delegación, enviada por‬
‭el vecino distrito de La Culture, apremió al gobernador para que se rindiera. El que iba a su‬
‭cabeza, Thuriot de la Rozière, llevó al co- mité permanente la respuesta de que el gobernador,‬
‭si bien se había negado a rendirse, había retirado sus cañones y había prometido no abrir‬
‭fuego, a menos que fuera atacado. Hasta entonces la multitud que afluía por la Rue St. Antoine‬
‭había penetrado sólo hasta el patio exterior, de los dos que llevaban al puente levadizo principal‬
‭y a la puerta de la Bastilla. Como era habitual, ese patio exterior estaba desprotegido; quedaba‬
‭ eparado del patio interior, llamado Cour du Gouvernement, por un muro y un puente levadizo‬
s
‭que de Launay inexplicablemente había dejado cerrado pero sin protección. Media hora‬
‭después de la partida de Thuriot dos hombres subieron al muro desde un edificio vecino y‬
‭bajaron el puente levadizo. Creyendo in- minente un ataque frontal, de Launay dio orden de‬
‭abrir fuego. En la refriega que siguió fueron muertos noventa y ocho asaltantes, y se- tenta y‬
‭tres fueron heridos; sólo uno de los defensores fue alcanzado. Otras dos delegaciones enviadas‬
‭a la Bastilla durante esta refriega fueron recibidas a tiros y no consiguieron llegar a entrar.‬

‭ os respetables electores estaban en aquellos momentos a punto de perder sus cabales. Su‬
L
‭política de negociación pacífica había resul- tado un completo fracaso. De no haber sido por la‬
‭indignada insis- tencia de los grupos de ciudadanos armados que pululaban por las salas del‬
‭Hôtel de Ville, fuera en la Place de Grève y en las vías de acceso a la Bastilla, pidiendo‬
‭venganza por el derramamiento de san- gre y lo que se sospechaba que había sido una trampa,‬
‭sin duda hu- bieran abandonado sus esfuerzos. Entretanto, dos destacamentos de Guardias‬
‭Franceses, formados fuera del Hôtel de Ville, siguieron el llamamiento de Hulin, un antiguo‬
‭suboficial, quien los condujo a la Bastilla con cinco cañones que habían sido sacados aquella‬
‭mañana de los Invalides. Con unos pocos cientos de civiles armados que se les unieron en la‬
‭fortaleza, se abrieron paso bajo el fuego hasta el pa tio interior y apuntaron sus cañones a la‬
‭puerta principal. Esto fue decisivo. El gobernador ofreció rendirse con la condición de que‬
‭quedara a salvo la guarnición; pero la multitud enfurecida no quería oir hablar de condiciones, y‬
‭el sitio continuó. Parece que al llegar a este punto de Launay perdió la cabeza y amenazó con‬
‭volar la forta- leza, pero fue disuadido de ese propósito por su guarnición y, deses- perado, dio‬
‭órdenes de que se bajara el puente levadizo principal. Así cayó la Bastilla.‬

‭ s quizá sorprendente que la muchedumbre enfurecida y victo- riosa que entraba en tropel por‬
E
‭las puertas abiertas de la Bastilla no tomara una venganza más completa e indiscriminada.‬
‭Había vivido días de tensión nerviosa, con el constante temor de un súbito ataque y del‬
‭desastre; creía que había sido traicionada por algunos de sus lí- deres; más de 150 hombres‬
‭que habían luchado con ella habían re- sultado muertos o heridos. De los 110 miembros de la‬
‭guarnición que había defendido la fortaleza fueron muertos seis; a de Launay se le había‬
‭prometido un salvoconducto hasta el Hôtel de Ville, pero fue derribado por el camino y‬
‭decapitado con un cuchillo de car- nicero. De Flesselles, que había provocado la indignación‬
‭popular por su resistencia al reparto de armas, encontró una muerte parecida cuando siguió a‬
‭sus acusadores desde el Hôtel de Ville.‬

‭85‬

‭ ntretanto habían sido liberados de sus celdas los siete presos de la Bastilla. Había cuatro‬
E
‭hombres acusados de falsificación de letras de cambio, encerrados sin juicio desde enero de‬
‭1787 y dos locos, uno de los cuales había permanecido encerrado durante cuarenta años por‬
‭tener intención de asesinar al rey y el otro había perdido la razón antes de su traslado a la‬
‭Bastilla desde la cárcel de Vincennes, cinco años antes; el séptimo, el conde de Solages, era un‬
‭joven liber- tino que, según costumbre de la época, había sido encerrado a peti- ción de su‬
‭padre por orden de una lettre de cachet "por disipación y mala conducta". En realidad, aunque‬
l‭a forma arbitraria de su confi- namiento -sin acusación ni juicio formales- no decía nada en‬
‭favor del sistema judicial imperante, como víctimas de la tiranía esos pre- sos eran una muestra‬
‭decididamente pobre. Así, pues, después de los brindis y celebraciones iniciales que la ocasión‬
‭pedía, no se hizo nin- gún esfuerzo serio por cubrirles con un disfraz de héroes. Los dos lo- cos,‬
‭por lo menos, no disfrutaron de fama ni libertad por mucho tiempo: tras un corto intervalo,‬
‭fueron enviados al manicomio de Charenton.‬

‭ ntre las muchas "leyendas" de la Bastilla pocas han sido tan persistentes como la que‬
E
‭presenta a sus asaltantes como vagabundos y criminales o como una canalla mercenaria‬
‭reclutada en las tabernas del barrio de St. Antoine. Pero no sólo no hay datos para apoyar esta‬
‭descripción, sino que los datos disponibles la refutan directa- mente. Por las listas de quienes‬
‭se consideraba que habían tomado la Bastilla, los llamados vainqueurs de la Bastille,‬
‭elaboradas por la Asamblea Nacional sabemos las ocupaciones y direcciones de la gran‬
‭mayoría de los que participaron directamente en el asalto -unos se- tecientos u ochocientos. La‬
‭mayor parte, lejos de ser pobres o va- gabundos, estaban establecidos y residían en el‬
‭Faubourg St. Antoi- ne y en las parroquias adyacentes de St. Gervais y de St. Paul; ade- más,‬
‭la mayoría eran miembros de la milicia de ciudadanos, de la cual tales elementos quedaban‬
‭rigurosamente excluidos. Entre los que intervinieron aparecen los nombres de algunos que‬
‭habían de distinguirse durante la revolución: Jean Rossignol, orfebre del Fau- bourg St. Antoine‬
‭y más adelante general de la República, Antoine Joseph Santerre, rico cervecero y jefe‬
‭supremo de los batallones de ciudadanos que derribaron la monarquía en agosto de 1792,‬
‭Stanis- las Maillard, que jugó un importante papel en la toma de la Bastilla y, unos meses más‬
‭tarde, se puso a la cabeza de las mujeres de los mercados en su histórica marcha hacia‬
‭Versalles. Pero la mayor parte de los participantes eran gente sin distinción particular, cuyos ofi-‬
‭cios y ocupaciones eran los típicos del faubourg y de los barrios adya- centes: carpinteros y‬
‭ebanistas, cerrajeros y zapateros sólo éstos componían más de una cuarta parte de los civiles‬
‭participantes-, tenderos, tejedores de gasa, escultores, trabajadores de la ribera y peones. Entre‬
‭ellos predominaban los pequeños propietarios y los ar- tesanos independientes, más que los‬
‭oficiales o asalariados, con lo que se reflejaba fielmente la estructura social del fasbourg.‬

‭ hora, en un sentido más amplio, podemos estar de acuerdo con Michelet en que la toma de la‬
A
‭Bastilla no fue sólo cosa de unos po- cos cientos de ciudadanos del barrio de St. Antoine, sino‬
‭del pueblo de Paris en su totalidad; se ha dicho que aquel día estaban en armas entre 180.000‬
‭y 300.000 parisinos. Tomando una perspectiva más amplia, no deberíamos ignorar el papel‬
‭jugado por la gran masa de pequeños artesanos, comerciantes y asalariados en el Faubourg St.‬
‭Antoine y en los demás sitios, cuya actitud revolucionaria se había ido formando a lo largo de‬
‭muchos meses, debido al aumento del coste de la vida y, al agudizarse la crisis, a la creciente‬
‭convicción de que las grandes esperanzas que había despertado la convocatoria Ide los‬
‭estados generales iban a ser echadas por los suelos por un "complot aristocrático‬

‭econocida por‬

‭ pesar de la poca importancia intrínseca, la toma de la Bastilla tuvo consecuencias de gran‬


A
‭alcance, y las noticias sobre ella tuvieron eco en todo el mundo. La Asamblea Nacional I se‬
‭ antuvo y fue re- El partido de la Corte empezó a desintegrarse el rey. el conde d'Artois se‬
m
‭exilió voluntariamente. En la capital, el poder pasó decididamente a manos del comité de‬
‭electores, que constituyó un consejo municipal con Bailly como alcalde. El 17 de julio el mis mo‬
‭rey se desplazó a París, fue recibido en el Hôtel de Ville por los vencedores y, en señal de‬
‭conformidad con el giro de los aconteci- mientos, se cubrió con la escarapela roja, blanca y azul‬
‭de la revolu- ción. Como se vio luego, faltaba mucho para que la revolución llega- ra a su‬
‭término pero se había dado un paso decisivo. A muchos -y no sólo en Francia- les parecía la‬
‭aurora de la Libertad. En el lejano San Petersburgo dicen que, al conocerse la noticia de la‬
‭toma de la Bastilla, gentes que no se conocían se abrazaban en la calle y llora ban de alegría.‬

‭5‬

‭Capítulo 5‬

‭LA COMPOSICIÓN SOCIAL DE LOS INSURGENTES DE PARİS (1789-1791) *‬

‭ no de los aspectos de la Revolución francesa que ha sido desa- tendido por los historiadores‬
U
‭es la composición social de las turbas revolucionarias. Es cierto que Georges Lefebvre publicó‬
‭un impor tante estudio sobre la psicología de las muchedumbres revoluciona- rias, pero pocas‬
‭veces se ha intentado determinar con algún grado de precisión el carácter de las turbas que en‬
‭julio de 1789 llevaron a cabo la revolución de París que en octubre volvieron a llevar al rey a la‬
‭capital desde Versalles y que en agosto de 1792 derribaron la mo- narquía. Ignorando‬
‭definiciones más precisas, los historiadores, al describir a esos insurgentes y a esas turbas, se‬
‭han contentado con usar vagas generalizaciones como "el pueblo" o "el populacho" (o‬
‭variaciones sobre esos temas), según sus prejuicios y según hayan se- guido las tradiciones de‬
‭Michelet o de Taine.‬

‭ unque no es posible dar una descripción detallada de todos los que participaron en esos‬
A
‭movimientos revolucionaros, en los Archi- vos Nacionales y en otras partes hay documentos‬
‭que hacen posible presentar un análisis bastante exacto de los diversos sectores sociales que‬
‭intervinieron en las insurrecciones que tuvieron lugar en Paris durante el período a que nos‬
‭referimos. Las fuentes más valiosas para este tipo de investigación son los informes de los jefes‬
‭de policía del Châtelet y de las secciones de París de entre 1790 y 1795: la clasificación de‬
‭esos materiales, realizada por Alexandre Tuetey hace más de medio siglo, abrió a los‬
‭investigadores de la historia social una rica mina de datos. Es evidente que esos informes se‬
‭refieren sólo a una minoría de los que intervenían en disturbios y manifesta- ciones: a los‬
‭detenidos, a los que quedaban presos, a los muertos y a los heridos, pero las muestras que se‬
‭obtienen son a menudo lo sufi- cientemente amplias como para permitirnos sacar algunas‬
‭conclusio- nes generales y de suficiente validez.‬

‭ l primero que demostró el valor de este método fue Marcel Rouff, en un corto estudio que‬
E
‭realizó sobre los informes de los jefes de policía sobre los mendigos y vagabundos de las calles‬
‭de Paris en enero-febrero de 1789.6 Mediante un análisis de los domicilios y ocupaciones de los‬
‭que habían sido encarcelados, y de los períodos en que habían estado en paro, M. Rouff pudo‬
‭ ostrar que la gran mayoría no eran mendigos o vagabundos profesionales, sino vícti mas del‬
m
‭paro que desde hacía poco afectaba a cierto número de acti- vidades de París; los había‬
‭despedido de su trabajo la crisis económi ca que estalló en vísperas de la revolución. Intentaré‬
‭usar aquí un método parecido para presentar una imagen de la composición social de las‬
‭masas que protagonizaron los disturbios de París entre 1789 y 1791.‬

‭ oy en día es algo normalmente reconocido que los aconteci- mientos de la Réveillon, que‬
H
‭tuvieron lugar el 28 y el 29 de abril de 1789, aunque sucedieron algunos días antes de la‬
‭asamblea de los es- tados generales en Versalles, constituyeron el primer gran estallido popular‬
‭de la revolución. Fueron consecuencia directa de las obser- vaciones "desconsideradas" que‬
‭habían hecho dos fabricantes del Faubourg St. Antoine; en sus asambleas electorales locales‬
‭se habían quejado de los altos costes de producción y habían expresado el de- seo de que los‬
‭salarios volvieran a su antiguo nivel de 15 sueldos diarios. En los disturbios que hubo a‬
‭continuación-principalmente en el Faubourg St. Antoine, pero con un apoyo considerable de los‬
‭barrios vecinos fueron saqueadas e incendiadas las casas de los dos fabricantes. Según los‬
‭informes oficiales los Guardias France- ses mataron a veinticinco personas e hirieron a otras‬
‭veinticinco; fue- ron detenidos treinta y cinco hombres y mujeres, de los cuales tres fueron‬
‭ahorcados por sedición y cinco fueron marcados y enviados a galeras.‬

‭ s, desde luego, imposible determinar el número total de los que tomaron parte en los‬
E
‭disturbios, pero los testigos presenciales están de acuerdo en que por la tarde del 28 de abril se‬
‭manifestaron por el Faubourg St. Antoine y por los distritos vecinos unos 500-600 "obreros", y‬
‭en que en el transcurso de la noche su número aumentó hasta 3.000. Parece que por la noche‬
‭del 29, en los accesos a la fábrica Réveillon, de la Rue de Montreuil, la multitud era todavía más‬
‭numerosa. Según los relatos de testigos presenciales, la mayoría cran asalariados. Tanto el‬
‭librero Hardy, en su diario de acontecimientos, como‬

‭ rosne, el jefe de la policía (en los despachos que envió a Versalles). describen a los que‬
C
‭tomaron parte en los disturbios como ouvriers, 2 también usan ese término los autores del‬
‭panfleto Acte patriotique de trois electeurs, que vieron a los grupos de manifestantes reunidos‬
‭en la Place de Grève por la noche del 28 de abril. Desde luego que, dada la falta de precisión‬
‭en el uso del término "obreros" en el si- glo xvm, estas indicaciones apenas pueden‬
‭considerarse concluyen- tes; pero se confirman por las personas interrogadas por la policía una‬
‭vez pasados los disturbios, cuyas declaraciones son más precisas. Su testimonio revela que se‬
‭llamó directamente a los asalariados, tan- to en sus casas como en sus lugares de trabajo.‬
‭Gilles, un marmolista, dijo al comisario Desmarets que él y sus compañeros habían abando-‬
‭nado su trabajo a las tres de la tarde del día en que había sido des- truida la fábrica Réveillon;‬
‭J. B. Hallier, maestro herrador, declaró ante el comisario Guyot que sus trabajadores habían‬
‭parado de tra bajar a las dos de ese mismo día; grupos de participantes en las agi- taciones‬
‭convencieron a los 500 trabajadores de la Real Fábrica de Vidrio para que se les unieran, o les‬
‭obligaron a hacerlo, y éstos ig noraron las instrucciones de de Crosne, que decía que se los‬
‭mantu- viera en sus puestos de trabajo. Marchand, un trabajador portuario, declaró que aquella‬
‭tarde en los muelles no se trabajó; Téteigne, que también trabajaba en el puerto, declaró que le‬
‭habían obligado a unirse a la agitación y que habían ido a un lugar en que estaban reu- nidos‬
‭ arios cientos de estibadores y otros trabajadores. En el distri- to del Temple los insurgentes‬
v
‭fueron a buscar a los trabajadores a sus casas 14‬

‭ ay otras pruebas que apoyan la opinión de que el elemento predominante en los disturbios por‬
H
‭la cuestión Réveillon lo consti- tuían los asalariados más que los artesanos independientes, los‬
‭peque- ños propietarios de talleres u otros sectores del menu peuple, éstas se obtienen de un‬
‭estudio de las ocupaciones de las personas muertas. heridas o detenidas por el ejército. De los‬
‭dieciséis cadáveres identi ficados y examinados en el cementerio de Montrouge, en el hospital‬
‭del Hôtel Dieu y en la cárcel de la Force, y cuyas ocupaciones son conocidas, trece‬
‭corresponden a trabajadores asalariados. Entre los veinte heridos interrogados por la policía en‬
‭el Hôtel Dieu, en el hospital de la Caridad y en la Force había quince trabajadores asala. riados.‬
‭Puede quizás admitirse que los treinta y cinco hombres y mujeres detenidos, muchos de ellos‬
‭en las bodegas de la casa de Ré. veillon, probablemente intervinieron en los hechos de forma‬
‭más di- recta que los que casualmente fueron víctimas de las balas de los sol. dados; y entre‬
‭esos detenidos parece que hasta treinta eran trabaja. dores asalariados; los otros eran un‬
‭escultor, un escritor, un vinatero, un maestro tapicero y un caballero del Sacro Imperio Romano,‬
‭Esta proporción es mucho mayor que ninguna de las que encontrare. mos en documentos‬
‭similares referentes a disturbios y agitaciones que tuvieron lugar más adelante en este período.‬
‭Pero quizás esto no debe extrañar, si se tienen en cuenta las especiales circunstancias que‬
‭concurrian en la cuestión Réveillon y el llamamiento a la acción par- ticularmente dirigido a los‬
‭asalariados del Faubourg St. Antoine y de los barrios adyacentes; tal llamamiento no tiene‬
‭paralelo en la his- toria de la revolución.‬

‭ a Revolución de París de julio de 1789, cuya culminación fue la toma de la Bastilla y el paso de‬
L
‭la autoridad municipal a la asam- blea de electores, se desarrolló en forma de una insurrección‬
‭popular armada, que duró desde el 10 hasta el 14 de julio. Sus principales fa- ses las marcaron‬
‭el apoyo dado a la causa popular por las fuerzas ar- madas, la quema de las barrières (puestos‬
‭de cobro de derechos de en- trada), el saqueo del monasterio de St. Lazare, la toma de armas‬
‭por la población civil y el sitio y toma de la Bastilla. Con ayuda de los informes policiales del‬
‭Châtelet y de otros documentos podemos de terminar con bastante precisión la composición‬
‭social de las masas que participaron en algunos de esos hechos. En el dossier referente a la‬
‭quema de cuarenta de los cuarenta y cuatro puestos de recauda- ción fiscal que rodeaban‬
‭Paris, por ejemplo, encontramos un docu- mento de la máxima importancia: las declaraciones‬
‭de ochenta y un testigos que fueron oídos entre el 29 de marzo y el 29 de abril de 1790.1 Este‬
‭documento nos proporciona una detallada descripción hecha por testigos presenciales de lo que‬
‭sucedió en treinta y una ba rrières distribuidas por una amplia zona de los suburbios que rodea-‬
‭ban la ciudad. Nos da una imagen de los insurgentes, de sus jefes y de sus pretensiones como‬
‭no la hubiéramos podido obtener de ningu na otra fuente.‬

‭ sí nos enteramos de que entre los líderes había algunas perso- nas por cuya manera de‬
A
‭comportarse y por la forma de vestir desta- caban como aristocratas o burgueses. En las‬
‭barrières de Fontaine- bleau y del Hôpital, que daban acceso al Faubourg St. Marcel, fue visto‬
‭el aventurero Musquinet de St. Félix. Entre los que incendia- ron las barrières de St. Georges y‬
‭de Trois Frères había dos personas de las que se dice que iban "bastante bien vestidas". El que‬
i‭ba a la cabeza de los insurgentes en Longchamps "parecía persona de cate goría", y en Passy‬
‭"vestía levita blanca, llevaba sombrero de copa y además iba bastante bien vestido". Entre los‬
‭ochenta participantes contra quienes el fiscal dio órdenes de detención el 10 de mayo, ha- bía‬
‭uno del que se decía que vestía "traje azul y llevaba un bastón con puño de oro", un segundo‬
‭llevaba una cadena de reloj de valor y un tercero "montaba un caballo blanco", 19 Pero ésos‬
‭eran la excepción. Los más frecuentemente menciona-‬

‭ os en los relatos de testigos presenciales son hombres y mujeres del pueblo, tenderos,‬
d
‭artesanos y trabajadores asalariados. No debe sor- prender la frecuencia con que figuran entre‬
‭los que más activamente intervinieron los vinateros y los contrabandistas. El cabecilla de las‬
‭acciones en las barrières Blanche, de Clichy y de Monceaux era un tal Bataille, contrabandista y‬
‭empleado de un vinatero. En los pues- tos de aduana del Temple y del Marais iba a la cabeza‬
‭un contraban- dista profesional llamado Coeur de Bois. 20 De los ochenta insurgen- tes contra‬
‭los que se expedieron órdenes de detención quince son ca lificados de contrabandistas; entre‬
‭ellos había tres mujeres: la femme La Forest y dos hermanas, Henriette y Edmée Buratin.‬
‭Contra- bandistas y vinateros estaban en estrecha relación. Los disturbios de La Croix y de la‬
‭Haute Borne fueron dirigidos por cuatro vinateros -Bissard, Maréchaux, Billard y Chevet- que se‬
‭pusieron a recaudar los impuestos de entrada. Entre esos ochenta de que hemos hablado había‬
‭nueve vinateros y otras cinco personas que trabajaban para ellos o vivían en sus casas. De‬
‭otros once sospechosos nombrados en órdenes de detención dos eran vinateros, y había otros‬
‭cuatro entre las personas detenidas en junio de 1790. Pero, teniendo en cuenta el carácter‬
‭particular de estos disturbios, en estas cifras no hay nada que pueda sorprender.‬

‭ o hay quizás ilustración más sorprendente de la hostilidad de la gente del pequeño comercio‬
N
‭hacia las barrières que la actitud de la guardia nacional frente a los acontecimientos a que nos‬
‭referimos. Ese cuerpo, que había sido creado recientemente para mantener el orden público y‬
‭hacer respetar la ley, no demostró ningún entusias- mo en la protección de las propiedades de‬
‭los fermiers généraux y al- guna vez llegó a ponerse abiertamente del lado de los insurgentes.‬
‭Es cierto que, al haber sido retirada dos días antes la fuerza de protec- ción del Regimiento‬
‭Real Alemán, este cuerpo tuvo que intervenir el 16 de julio para apagar el fuego del puesto de‬
‭entrada de Versalles; pero antes de que la guardia nacional hiciera acto de presencia, el puesto‬
‭había estado ardiendo durante cuarenta y ocho horas. En Vaugirard parece que la disposición‬
‭de los guardias fue especialmen te favorable a los insurgentes. El suboficial encargado del‬
‭puesto ex- plica cómo una docena de guardias les amenazaron a él y al inspec- tor, les llevaron‬
‭bajo escolta armada a la sede del comité electoral lo- cal y les aconsejaron que no se‬
‭acercasen al puesto durante algún tiempo. Otro testigo refiere que, algunos días después,‬
‭mientras esta- ba intentando cobrar a un carnicero los derechos sobre un envío de carne, éste‬
‭llamó a la guardia nacional, "que lo dejó pasar sin pa- gar". No sorprende, pues, que el fiscal, al‬
‭publicar el 10 de mayo del año siguiente sus órdenes de detención, tuviera que hacerlas‬
‭proceder por un comentario sobre la falta de entusiasmo de la guardia nacio- nal en términos‬
‭como éstos: "En aquellos primeros tiempos la guar- dia nacional estaba lejos de mostrar ese‬
‭celo por el mantenimiento del orden y por la represión de las agitaciones que demuestra hoy".‬
‭Parece que también los trabajadores asalariados tomaron parte‬
‭ n estas acciones de destrucción, aunque raramente tomaron la ini- ciativa. En la barrière St.‬
e
‭Martin, que quedaba en el extremo norte de la gran vía que iba de norte a sur de París‬
‭atravesando la ciudad, los funcionarios dieron el alto a un grupo de hombres y mujeres que‬
‭estaban intentando pasar de contrabando algunas botellas de coñac. "Un momento más tarde",‬
‭refiere un testigo, "llegaron al lugar un gran número de trabajadores de los vecinos talleres de‬
‭caridad (are- liers de charité), a los que las personas que iban en el primer grupo les gritaron:‬
‭¡Uníos a nosotros, tercer estado!»". Los funcionarios de aduana no pudieron ofrecer resistencia‬
‭y la bebida pasó. Se informó de un incidente similar ocurrido el 18 de julio en la barrière de St.‬
‭Louis, en el cual había intervenido gente sin empleo ocupada en tra- bajos públicos. Debió de‬
‭haber más ataques a los guardias de adua- nas por parte de trabajadores parados en‬
‭colaboración con contra- bandistas, puesto que el 19 de julio la recién constituida municipali-‬
‭dad de París hizo una petición especial de apoyo armado para la ques. 22 Se dijo que en‬
‭protección de las barrières contra esos ataques, 22 Montmartre entre los que provocaban los‬
‭incendios había trabajado- res de la fabricación de toneles; Vionnet, el suboficial del puesto, re-‬
‭conoció entre ellos a algunos que trabajaban para un tal Geoffroy, tonelero de la Rue‬
‭Coquenard. En la barrière de l'Hôpital, el 13 de julio, tres hombres a los que se les había‬
‭negado la entrada amenaza- ron con llamar en su ayuda a los trabajadores de un almacén‬
‭vecino, Por su testimonio nos enteramos de que en la operación de St. Lazare hubo dos fases‬
‭diferenciadas. La primera comprendió la en- trada en el edificio, transporte de grano y harina al‬
‭mercado de gra- nos, destrucción de registros y liberación de los presos; la segunda, el registro‬
‭de habitaciones y mobiliario y el robo de vino, comida, objetos de plata y todo tipo de cosas con‬
‭algún valor, real o imagina- rio. En la primera fase parece que se siguió un plan de operaciones‬
‭unitario y que intervinieron ciudadanos armados apoyados por sol- dados de los Guardias‬
‭Franceses y dirigidos por jefes burgueses; la segunda, en cambio, parece que fue totalmente‬
‭desorganizada y lle- vada a cabo por gentes de aquella zona, hombres y mujeres, peque- ños‬
‭tenderos y artesanos, trabajadores con empleo o parados, impul- sados por el hambre y el odio‬
‭hacia el acaparador. los trabajadores asalaria-‬

‭ ntre esos asaltantes eran numerosos dos y los pobres de los alrededores. Dos testigos dijeron‬
E
‭haber visto a varios pobres que recibían regularmente ayuda en el mismo St. La- zare. Una‬
‭vendedora del mercado que entró en el edificio poco des- pués de las cinco de la mañana dijo‬
‭que había reconocido a algunos mozos del mercado y a varios trabajadores de los talleres de‬
‭caridad. De los veintitrés hombres y mujeres contra los que se cursaron órde- nes de detención‬
‭y cuyas ocupaciones constan en los informes, puede suponerse que dieciséis eran trabajadores‬
‭asalariados: dos canteros, tres amas de casa, un mozo de caballos, dos peones, un carretero,‬
‭un hombre que trabajaba en los transportes fluviales, un tejedor de cin- tas, un botonero, un‬
‭albañil, un carpintero, un zapatero y un ruedero (estos cuatro últimos trabajaban como‬
‭empleados). El resto vivía del comercio, y entre ellos había un zapatero y su mujer, una‬
‭vendedora del mercado, un tendero y la mujer de un vendedor de corcho. To- dos ellos‬
‭habitaban en los alrededores, y seis eran mujeres. Se ve cla- ro además que los que‬
‭intervinieron disfrutaban del apoyo de la sim- patía de la población local: de esos veintitrés‬
‭testigos sólo tres hicie- ron alguna acusación personal, y de las treinta y una personas contra‬
‭las que se cursaron órdenes de detención sólo catorce se presentaron para el interrogatorio. No‬
‭hubo ni una sola condena.‬
‭ a identidad de los que intervinieron directamente en la toma de la Bastilla la podemos‬
L
‭determinar con mucha mayor precisión. Es cierto que los relatos de la época son notoriamente‬
‭imprecisos y han dado pie a la tradición que presenta a los asaltantes como "el pue- blo" o "los‬
‭obreros" del Faubourg St. Antoine. Bailly apuntó en sus memorias que "no se habían atrevido a‬
‭oponerse al pueblo que, ocho días antes, había tomado la Bastilla". El 14 de julio Hardy anotó‬
‭en su Journal que "los obreros del barrio de St. Antoine habían de- terminado sitiar formalmente‬
‭la fortaleza"; 26 más tarde Marat pre- tendió que el sitio había sido obra de "diez mil pobres‬
‭trabajadores del Faubourg St. Antoine" 27 Si se tiene en cuenta el sentido del término "obrero"‬
‭entonces‬

‭ igente y el indudable apoyo que los que efectivamente participaron en el asalto encontraron,‬
v
‭no sólo en el faubourg sino entre toda la po blación de París, estas declaraciones parecen bien‬
‭ciertas. Pero si, por el contrario, nos interesan más los pocos cientos de personas que‬
‭directamente intervinieron en la toma de la fortaleza, podemos lo- grar mayor precisión‬
‭recurriendo a algunos documentos que ha- cen referencia a los que eran oficialmente‬
‭reconocidos como rain- queurs de la Bastille. La primera lista completa y oficial de los vain-‬
‭queurs fue publicada por orden de la Asamblea Constituyente el 17 de junio de 1790. Incluía los‬
‭nombres de 871 asaltantes, sesenta viudas, nueve niños y dos huérfanos. 28 En una segunda‬
‭lista oficial, elaborada un poco más tarde, constan, por orden alfabético, 954 nombres; en‬
‭algunos casos se dan las ocupaciones y detalles sobre los mutilados y heridos, y aparecen las‬
‭sesenta viudas, los nueve niños y los dos huérfanos que estaban en la lista anterior. 29 La‬
‭tercera lista forma parte del dossier Osselin de los Archivos Nacionales; en ella constan sólo‬
‭662 nombres. 50 Son los nombres de los que estaban es- perando los mosquetones, las‬
‭bayonetas, las espadas, las bandoleras y otras armas que la Asamblea había ofrecido a los‬
‭vainqueurs; su re- parto estaba a cargo de Osselin, administrador de la guardia nacio- nal de‬
‭París. La lista no está fechada, pero la correspondencia adjun- ta data del verano y de principios‬
‭del otoño de 1790, cuando los vainqueurs empezaban a estar equipados, y esto prueba que no‬
‭pre- tendía ser una lista completa (la razón, sin embargo, no está del todo clara). Y así, el 13 de‬
‭julio de 1790, el secretario de los vainqueurs, Maillard, cuyo nombre no consta en la lista‬
‭firmaba recibo de 870 artículos de equipo; y en una nota enviada a Osselin, fechada el 23 de‬
‭agosto de aquel año, acusaba recibo de "870 bandoleras y otros tantos correajes; pero-decía‬
‭esa cantidad no es suficiente para ha- cer frente a nuestras necesidades, pues, como luego‬
‭demostraremos, se han añadido más nombres a la lista","‬

‭ unque esta última lista sea incompleta, es la única que puede ayudarnos a determinar la‬
A
‭composición social del grupo que llevó a cabo el asalto. La primera lista oficial es dificil de‬
‭seguir; la ortogra- fía es mala, se repiten apellidos y faltan nombres y otros detalles, lo que‬
‭plantea difíciles problemas de identificación. La segunda tiene la ventaja de estar por orden‬
‭alfabético y de incluir nombres o iniciales,‬

‭ ero las ocupaciones sólo aparecen en unos cincuenta casos, y tam- bién hay muchas‬
p
‭repeticiones. La lista de Maillard es, de hecho, la única en la que junto a los nombres de 600‬
‭civiles que participaron en la toma encontramos pormenores casi completos de sus domicilios y‬
‭ cupaciones. De modo que de las tres listas ésta es la única que nos da una idea clara de la‬
o
‭posición social y ocupación de cada uno de los vainqueurs sin tener que recurrir a‬
‭especulaciones imaginativas. Jaurès escribió: "En la lista de combatientes no hay ni rastro de‬
‭los accionistas y capitalistas por quienes, al menos en parte, se luchó por la revolución". Parece‬
‭que realmente entre los que tomaron la Bastilla eran poquísimos los hombres ricos y con‬
‭recursos. En las lis- tas aparecen tres fabricantes, cuatro negociantes, el cervecero Sante- rre,‬
‭tres oficiales de marina, quizás un puñado de hombres ricos entre los treinta y cinco‬
‭comerciantes de todo tipo y cuatro a los que se ca- lifica de burgueses. El resto, aparte de‬
‭sesenta y tres soldados y ca- torce miembros de la caballería de la Maréchaussée de la guardia‬
‭na- cional (cuyas profesiones civiles no constan), son casi sin excepción pequeños‬
‭comerciantes, artesanos y trabajadores asalariados. Pero entre ellos, la gran mayoría está‬
‭formada más que por trabajadores asalariados, por pequeños negociantes, propietarios de‬
‭tiendas, arte- sanos propietarios de talleres y patronos o artesanos independien-‬

t‭es, 14 Un análisis detallado de los oficios y ocupaciones muestra que la mayoría eran maestros‬
‭propietarios de pequeños talleres y ayudantes de éstos. Había 49 carpinteros de blanco, 48‬
‭ebanistas, 41 cerraje- ros, 28 zapateros, 20 escultores y modelistas, 11 grabadores de me- tal,‬
‭10 torneros, 10 peluqueros y fabricantes de pelucas, 7 alfareros, 9 constructores de‬
‭monumentos funerarios, 9 fabricantes de clavos, 9 confeccionistas de lujo, 8 impresores, 7‬
‭caldereros, 7 sastres, 9 la- toneros, 5 joyeros, 5 orfebres, 5 fabricantes de cocinas y 3 tapiceros.‬
‭Ello supone más de la mitad de los 585 civiles que aparecen en esta lista. Si a ellos añadimos‬
‭los hojalateros, herradores, relojeros, tinto- reros, ruederos, canteros, aserradores, talabarteros,‬
‭panaderos, carni- ceros, pasteleros y otros artesanos encontraremos que alrededor de 380 de‬
‭los civiles pertenecían a oficios relacionados con el pequeño taller.‬

‭ o siempre es fácil decir quiénes son trabajadores asalariados y quiénes artesanos‬


N
‭independientes o pequeños patronos. Cuando se trata de asalariados las ocupaciones no‬
‭siempre van precedidas por las palabras garçon (aprendiz) o compagnon (oficial), y los‬
‭llamados compagnons pueden trabajar por su cuenta, o incluso ser pequeños pa- tronos. De‬
‭igual modo, el hecho de faltar el prefijo maitre (maestro) no siempre quiere decir que se trate de‬
‭asalariados. Por ello la si- guiente estimación de los asalariados que debían de trabajar en los‬
‭pequeños oficios debe tomarse con cierta precaución: 8 carpinteros de blanco, de 8 a 10‬
‭ebanistas, entre 7 y 9 cerrajeros, 5 zapateros remendones, 1 escultor, 1 albañil especializado en‬
‭la construcción de monumentos funerarios, I fabricante de clavos, 1 confeccionista de lujo, 4‬
‭impresores y papeleros, 1 latonero, 1 sastre, 2 fundidores. 1 orfebre, 3 fabricantes de cocinas, I‬
‭tapicero, 2 hojalateros, 1 he rrador, 3 ayudantes de carniceros, 1 peletero, 4 fabricantes de me‬
‭dias, 1 tonelero: en total, de unos 380 artesanos y trabajadores con oficio, hay quizá sesenta a‬
‭los que con un grado de certeza aceptable podamos considerar trabajadores asalariados.‬

‭ ntre los empleados en la manufactura, en el comercio de distri- bución, en la construcción, en‬


E
‭las profesiones y en el comercio en ge neral se encuentran 11 vinateros, 3 propietarios de‬
‭cafés, 2 hostele- ros, 21 almacenistas de diversos tipos, 9 sombrereros, 3 fabricantes, 4‬
‭negociantes, 6 jardineros, 3 carpinteros y 7 albañiles. En esta cate- goría los asalariados son‬
‭más numerosos que en los pequeños oficios. Hay al menos 22 tejedores de gasa, 17 mozos de‬
t‭ransporte, 5 tra- bajadores de astilleros, 8 trabajadores de la ribera y en las barcazas, 2‬
‭peones, 2 peones zapadores, 6 cocheros y carreteros, 2 cocineros, 2 escribientes, 1 antiguo‬
‭cartero, 3 jardineros, 1 mozo de cervecería, 1 dependiente, 1 trabajador de la seda, 1 trabajador‬
‭del vidrio de la Real Fábrica de Vidrio, 1 lavandera, 5 oficiales albañiles, 4 canteros, 4‬
‭sombrereros y 3 tejedores de cintas. En total, unos 85- 90 asalariados, más o menos, entre‬
‭unas 200 personas no directa- mente relacionadas con los pequeños talleres.‬

‭ iene interés señalar que de los 635 que tomaron la Bastilla y cuyo origen es conocido 400‬
T
‭procedían de provincias," pero la ma- yoría vivían establecidos en el Faubourg St. Antoine. De‬
‭los 602 ci- viles de la lista de Maillard cuyos domicilios son conocidos, 425 vi- vían en el‬
‭faubourg, la mayor parte de ellos en las calles contiguas a la Bastilla: 102 eran trabajadores‬
‭asalariados. De los que no vivían en el faubourg 60 procedían de los barrios vecinos de St. Paul‬
‭y St. Gervais, y más de 30 de los mercados centrales. De la orilla iz- quierda del río había‬
‭menos de 50, y quizás una docena de ellos eran del faubourg St. Marcel. Muy pocos vivían a‬
‭más de dos kilómetros y medio de la Bastilla: entre ellos estaban un cerrajero del Faubourg St.‬
‭Honoré y un hojalatero del barrio del Gros Caillou, cerca del Campo de Marte.‬

‭ a lista de Maillard, evidentemente, sólo se refiere a los supervi- vientes. Según Loustalos (a‬
L
‭quien cita Jaurès) hubo un centenar de muertos, y de ellos "más de treinta dejaron a sus viudas‬
‭e hijos en un estado de miseria tal que requirieron ayuda inmediata". " Otro testi- monio sugiere‬
‭también que entre los muertos había varios trabajado- res asalariados y varios pobres. Hardy da‬
‭cuenta de un funeral por Charles Dousson, empleado de un cuchillero de la Rue de la Huchet-‬
‭te, que tuvo lugar en la iglesia de St. Séverin el 18 de julio. Según los archivos policiales fueron‬
‭llevados al Châtelet para su identifica- ción los cadáveres de cinco personas muertas en la‬
‭Bastilla. El comi- sario Duchauffour elaboró un informe sobre tres de ellos: uno era empleado de‬
‭un zapatero del Faubourg St. Antoine, el segundo era un descargador callejero cuya basta‬
‭vestimenta ("pesados zapatos atados con cordeles; una camisa de tela basta") sugiere que‬
‭podía ser un obrero, y el tercero no fue identificado,‬

‭ Qué papel jugaron los parados en el sitio de la Bastilla? Los datos registrados no distinguen‬
¿
‭por lo general entre trabajadores con empleo y parados, si bien la lista de Maillard nos dice que‬
‭cuatro de los asaltantes estaban empleados en los "talleres de caridad": dos peones, un‬
‭capataz y un jefe de taller. Además, otro testimonio su- giere que otros vainqueurs, tanto‬
‭trabajadores asalariados como arte- sanos independientes, estaban sin trabajo. Sabemos que‬
‭después de la caída de la Bastilla, tras los llamamientos de M. Damoye, presidente del distrito‬
‭de St. Marguerite, y de M. Bessin, procureur del Châte- let, los diputados de París y otras‬
‭personalidades hicieron contribu- ciones monetarias de importancia para poner remedio a la‬
‭miseria del Faubourg St. Antoine. Hay también el testimonio de los 900 canteros sin empleo‬
‭que, en una petición que Camille Desmoulins presentó a la Asamblea Constituyente en julio de‬
‭1791, pretendían haber intervenido en la demolición de la Bastilla después de haber tomado‬
‭parte muchos de ellos en su asalto.40 Ese testimonio indica que entre los asalariados,‬
‭artesanos independientes y maestros de pe- queños talleres que constituían la gran mayoría de‬
‭los vainqueurs de la Bastille había quizá muchos sin trabajo.‬
‭ sí pues, podemos concluir que la toma de la Bastilla fue en gran parte obra de los habitantes‬
A
‭del Faubourg St. Antoine y de los barrios colindantes. De cada cinco asaltantes civiles cuatro‬
‭vivían a una distancia de la fortaleza de menos de un kilómetro. Entre los restantes, de cada‬
‭tres más de dos vivían en las parroquias de St. Paul y St. Gervais, vecinas del faubourg. En‬
‭segundo lugar, de jando aparte la importante colaboración aportada por los Guardias Franceses‬
‭en número superior a los sesenta, el asalto fue obra princi- palmente de artesanos‬
‭independientes, pequeños propietarios de ta- lleres y comercios y empleados de éstos, que‬
‭comprendían alrededor de los dos tercios de los civiles participantes. Tampoco debería sor-‬
‭prendernos que, como parece ser, los asalariados sólo fueran uno de cada cuatro. Debe‬
‭recordarse que el faubourg era esencialmente una zona de pequeños talleres y que los‬
‭asalariados y sus familias repre- sentaban entre sus habitantes una proporción relativamente‬
‭peque- ña. Además, varios de los distritos de París (entre ellos el del Petit St. Antoine), al reunir‬
‭sus contingentes para la guardia nacional, ha- bían adoptado medidas para limitar el reparto de‬
‭armas a patronos y propietarios. 42‬

‭ n lo referente a la marcha hacia Versalles del 5 de octubre de 1789, no hay listas de‬
E
‭participantes por las que guiarnos y los infor- mes policiales sobre los detenidos y los muertos‬
‭en Versalles no son más que un puñado; por ello resultan del todo insuficientes para per-‬
‭mitirnos sacar cualquier conclusión válida. 43‬

‭ primera vista se podría caer en la tentación de creer que se iba a encontrar una‬
A
‭compensación apropiada en las averiguaciones de la investigación del Châtelet sobre los los‬
‭hechos hechos del 6 de octubre, publica- das en marzo de 1790 tras el interrogatorio de 388‬
‭testigos. Es cierto que Taine -y no ha sido el único se inspiró en gran medida en ese documento‬
‭para presentar su poco halagüeña imagen de los hombres y mujeres que escoltaron al rey y a la‬
‭reina en su retorno a París. Pero el documento debería ser analizado con la mayor pre- caución.‬
‭Parece que se iniciaron las diligencias con la intención de atribuir los acontecimientos de julio‬
‭únicamente a las intrigas de Mi- rabeau y del duque de Orleans. De este modo, sin duda se‬
‭esperaba disculpar a la familia real y al partido dominante frente a la Asam blea Nacional, el‬
‭órgano que más directamente se había beneficiado de la insurrección. Además, la policía había‬
‭seleccionado a sus testi- gos con el mayor cuidado; con razón se quejaba el distrito de Corde‬
‭liers, en una protesta escrita cuyo ejemplo fue seguido por otros dis- tritos, de que "en la lista de‬
‭testigos [...] casi no hay más que nom- bres aristocráticos". 46 La mayoría de esos testigos‬
‭realmente son personas que no pueden inspirar gran confianza (oficiales del regi- miento de‬
‭Flandes, cortesanos o servidores de la corte o de la aristo- cracia), y además, gran parte de su‬
‭testimonio es de segunda mano. Por todo ello, para trazar una imagen imparcial de los‬
‭insurgentes y de los motivos que los llevaron a Versalles, sería poco aconsejable 100‬

‭PARÍS‬

‭ tilizaf sin reservas este material. Pero, a pesar de sus defectos, tam- poco puede dejarse‬
u
‭totalmente de lado este documento ya que con- tiene gran número de relatos de testigos‬
‭presenciales que constituyen una ayuda de considerable valor para seguir los hechos y‬
‭ eterminar los grupos sociales que intervinieron y que además concuerdan con bastante‬
d
‭exactitud con las versiones de estos sucesos hechas por otros observadores de la época.‬

‭They ex‬

‭ or lo menos en una cosa están de acuerdo todos los testigos: que en los grupos de mujeres‬
P
‭que se pusieron a la cabeza de la mar- cha hacia Versalles el 5 de octubre no había sólo‬
‭mujeres de las que acudían a los mercados, sino también elegantes burguesas y mujeres de‬
‭diversas clases sociales. Así, un testigo del Châtelet observó por la noche del día 4 en el Palais‬
‭Royal a un grupo de gente que escucha- ba a una mujer de unos treinta y cinco años "cuya‬
‭forma de vestir correspondía a una mujer de posición superior a la corriente", 47 Otro testigo‬
‭declaró que entre los que por la mañana del día 5 ha- bían obligado al campanero de la iglesia‬
‭de Sta. Margarita, en el Faubourg St. Antoine, a hacer sonar la campana de alarma estaba una‬
‭mujer "que no parecía ser de categoría común". Hardy describe el asalto al ayuntamiento que‬
‭tuvo lugar aquella mañana como "una insurrección de las mujeres de les Halles y de otros‬
‭mercados". Otro testigo de la irrupción en el ayuntamiento anotó que había entre los asaltantes‬
‭un gran número de mujeres elegantemente vestidas, y des- cribía "un primer grupo de mujeres,‬
‭la mayor parte de ellas jóvenes, vestidas de blanco, con sombreros y empolvadas", y añadía‬
‭que "ob- servaba muy pocas que pudieran ser clasificadas entre las clases más bajas del‬
‭pueblo".‬

‭ ambién Hardy, al describir la salida de las mujeres hacia Ver- salles por la tarde del día 5,‬
T
‭refiere que "varios miles de mujeres, que habían reclutado a todas las que habían encontrado‬
‭por el camino. incluso a las que llevaban sombreros (a las que obligaban a seguirlas). habían‬
‭quitado el cañón del patio del Châtelet".‬

‭ n sus relatos de lo que había sucedido en Versalles, los testigos también confirmaban la‬
E
‭presencia de mujeres de diversas clases so- ciales. El cura de St. Gervais refirió haber visto‬
‭"mujeres, algunas de ellas bien vestidas"; Hardy refiere la escena del vestíbulo de la Asamblea:‬
‭"Este raro espectáculo lo era todavía más por el atavío de varias mujeres, elegantemente‬
‭vestidas, que por encima de sus fal- das llevaban colgando cuchillos de caza o sables cortos"; y‬
‭el mar- qués de Paroy escribía a su mujer que en la delegación de seis muje res recibida por‬
‭Luis XVI "observé a dos que parecían vestidas con elegancia y no pertenecen al común del‬
‭pueblo, aunque se esforzaron en hablar su lenguaje". Por otra parte, el demagogo Fournier‬
‭l'Amé- ricain se jactaba de haber simulado la manera de hablar de las pesca- teras, con objeto‬
‭de obtener el apoyo de la mujeres que había por los mercados para forzar la vuelta a Paris con‬
‭el rey y la reina que había sido propuesta, y el Revelations de Paris, en su relación de los‬
‭hechos del 5 y del 6 de octubre, insistia en que "las que habían asumido la tarea de salvar al‬
‭pais habían sido las mujeres del pueblo, y en parti- cular las que llevaban los puestos de les‬
‭Halles y las trabajadoras del Faubourg St. Antoine", 48‬

‭ ero el papel de las mujeres no destacó sólo en las "jornadas" de octubre. Ya en el movimiento‬
P
‭popular que había surgido en agosto y septiembre para protestar contra la escasez y la carestia‬
‭del pan se anunciaba lo que sería su actuación en octubre. A lo largo de esos meses Hardy‬
r‭ efiere en su Journal la particular contribución aporta- da a ese movimiento por las vendedoras‬
‭de los mercados y las ma- dres de familia de la clase trabajadora. El 16 de septiembre anotó‬
‭que algunas mujeres habian parado en Chaillot cinco carros de grano y los habían llevado al‬
‭ayuntamiento de París, y refiriéndose al inci- dente de las mujeres que el 18 de aquel mes‬
‭habían sitiado el Hôtel de Ville y obligado al alcalde Bailly y al consejo municipal a recibir- las,‬
‭escribió esta significativa frase: "Esas mujeres decían en voz alta que los hombres no sabían‬
‭nada de esto y que entonces querían echar una mano" 10 Incidentes como ésos ayudan a‬
‭explicar la iniciativa tomada por las mujeres el 5 de octubre y el predominio de vendedo- ras de‬
‭los mercados y de mujeres de los distritos del centro entre las que encabezaban la marcha‬
‭hacia Versalles.‬

‭ ás difícil es determinar la procedencia social de los hombres que las siguieron hacia alli. Unos‬
M
‭pocos, como sabemos, se unieron directamente a las mujeres que iban en la marcha, pero la‬
‭gran mayo- ría estaba formada por los 20.000-40.000 guardias nacionales que desfilaron por la‬
‭Place de Grève y, hacia las cinco de la madrugada, obligaron a La Fayette a que les condujera‬
‭a Versalles." Podemos afirmar con certeza que la mayoría eran pequeños tenderos, maestros‬
‭de talleres y artesanos independientes, que constituían el núcleo de la guardia nacional de‬
‭París, de la cual los trabajadores asalariados. aunque no estaban formalmente excluidos,‬
‭tendían a quedar cada vez más apartados. A pesar de todo, había trabajadores. El puñado de‬
‭informes elaborados por la policía de Versalles registran una sola muerte entre los que‬
‭invadieron el castillo por la mañana del 6 de oc- tubre, la de Lhéritier, oficial ebanista y guardia‬
‭voluntario del Faubourg St. Antoine, y esos mismos informes dicen que uno de los dos‬
‭asalariados detenidos por la policía por saqutar el Hôtel des Gardes du Corps de Versalles era‬
‭un oficial orfebre y guardia del distrito de St. Gervais"‬

‭ os testigos del Châtelet dan también alguna indicación de la presencia de trabajadores‬


L
‭asalariados entre los miles de personas que se reunieron en el castillo de Versalles. Elizabeth‬
‭Girard, por ejem plo, habla de "gran número de oficiales cerrajeros", y otro testigo re- fiere que‬
‭los carniceros corrieron tras las carrozas reales qur se rumo reaba que habían de llevar al rey a‬
‭Rambouillet y les impidieron partir‬

‭ esde luego, estos pocos datos sueltos no permiten por sí solos sacar ninguna conclusión‬
D
‭general; pero una breve ojeada a los movi mientos populares que antecedieron a los‬
‭acontecimientos de octubre hara ver que la participación de la población trabajadora, de los tra-‬
‭bajadores empleados, de los parados y de sus familias en las colum- nas de hombres y mujeres‬
‭que el 5 de octubre marcharon hacia Ver- salles fue de la mayor importancia. Quizá podemos,‬
‭en consecuencia, concluir que esos movimientos, que llegaron a un sector tan amplio de la‬
‭población de Paris, intervinieron en la preparación de la opi nión popular para las "jornadas" de‬
‭octubre y hasta contribuyeron a engrosar las filas que marcharon hacia Versalles. Si bien no hay‬
‭pruebas directas que apoyen esa conclusión, que hace referencia a uno de los estallidos más‬
‭misteriosos de la revolución, el tipo de do- cumento de que se dispone han mostrado‬
‭claramente que tanto los que participaron en los acontecimientos de octubre como en los ante-‬
‭riores provenian fundamentalmente de los mismos sectores de la po blación, el menu peuple de‬
‭Paris."‬
‭ ras la calma de 1790, en los primeros meses de 1791 volvie- ron a desarrollarse movimientos‬
T
‭insurreccionales populares. La opi- nión pública se había alarmado por la salida de Francia de‬
‭las tias del rey el 24 de febrero y por la propuesta de convertir provisional- mente el castillo de‬
‭Vincennes en una cárcel. Esta última medida fue causa de que varios miles de personas del‬
‭Faubourg St. Antoine y de los barrios vecinos marcharan hacia Vincennes; resultó destrui- da‬
‭parte de la prisión. Sin embargo, hasta algunas semanas después no se desató un movimiento‬
‭persistente; fue dirigido por el Club des Cordeliers y las sociedades afiliadas a él, tuvo el apoyo‬
‭de algunos periodistas republicanos y democráticos y culminó en la manifesta-‬

‭ ión popular y la masacre del Campo de Marte del 17 de julio Desgraciadamente, como en la‬
c
‭insurrección de octubre, hay muy Aunque reconozcamos cierto grado de exageración en la‬
‭tenden- ciosa versión de Le Babillard y tengamos en cuenta la inseguridad del analfabetismo‬
‭como criterio para el análisis social, podemos qui- zás aceptar la sugerencia de Buchez y Roux‬
‭de que, por lo general, los firmantes pertenecían a las clases más pobres de la sociedad. Ade-‬
‭más, confirman esa suposición los pocos documentos todavía exis- tentes en los archivos de‬
‭París que hacen una referencia directa a los participantes en los hechos. Así, por ejemplo, el‬
‭informe elaborado por Filleul, un funcionario municipal, sobre los muertos en el Campo de Marte‬
‭examinados por él en el hospital militar del Gros Caillou dice que de nueve cadáveres‬
‭identificados tres eran de empleados de talleres, uno de una mujer "con una falda remendada‬
‭de muchos co- lores" y los demás eran de un talabartero, del hijo de un vinatero y de dos‬
‭burgueses relativamente bien vestidos. Los informes de los comisarios de policía de las‬
‭secciones de París mencionan un solo ca- dáver, el de un zapatero de la Section des Invalides‬
‭que fue llevado a la jefatura de policía del Palais Royal el 17 de julio. Entre los dete- nidos en‬
‭las secciones después de la masacre los únicos que admitie- ron haber estado en el Campo de‬
‭Marte, o cuya presencia fue confir mada por la policía, fueron un oficial carpintero, un ayudante‬
‭del propietario de un café, un jardinero, un cocinero, un sastre y un lim- piabotas sin trabajo. El‬
‭sastre refirió que la guardia nacional había abiesto fuego "sobre los trabajadores como si se‬
‭hubiera tratado de‬

‭ ocos datos directos que ayuden a determinar la composición social de la multitud de‬
p
‭manifestantes que se reunió en el Campo de Marte para firmar la petición elaborada por el Club‬
‭des Cordeliers. 16 Se gún la información que dio unos días más tarde el Révolutions de Pa- ris,‬
‭al final de la tarde había 50.000 personas, y cuando el ejército abrió fuego había 15.000‬
‭reunidas alrededor del autel de la patrie." Buchez y Roux nos dicen que por entonces estaban‬
‭ya estampadas en el escrito más de 6.000 firmas, y los organizadores de la manifes- tación‬
‭pretendieron que entre ellas estaban las de más de 2.000 fun- cionarios municipales y‬
‭electores. En cambio Buchez y Roux, que vieron la petición antes de ser destruida por el fuego‬
‭en 1871, soste- nían que "el grueso de las firmas era de gente que apenas sabía leer" y para‬
‭probar el analfabetismo de los firmantes aducían que en las hojas aparecían gran número de‬
‭cruces. De igual modo, el diario Le Babillard escribía: "Los ciudadanos debieron estremecerse‬
‭al ver allí mismo a esos pobres desgraciados a los que unos canallas habían reunido en el‬
‭Campo de Marte. Entre toda esa gente no creo que hubiera una sola persona que supiera leer".‬
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