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El Carácter de La Sociedad Peruana, Un Marco Teórico - 1
El Carácter de La Sociedad Peruana, Un Marco Teórico - 1
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Iconoclasia. Investigaciones sobre y desde Marx
faces and starts interacting with a capitalist economy. To do so, we make use
of the economical writings of Karl Marx and Vladimir 1. Lenin, in which we
find a series of guidelines that provide us with a theoretical framework for the
study of the development of capitalism in economies as ours.
Introducción
2 Solo tomando en cuenta que El Capital es muy poco conocido en su totalidad, qué
podremos decir sobre textos tales como los llamados Grundrisse y Teorías sobre el plusvalor,
además de varios manuscritos sueltos que se han ido publicando con el tiempo en español y, en
mayor medida, en otros idiomas.
? Estos problemas atañen directamente a la cuestión de la dialéctica. El Perú, y
siendo más específicos, los marxistas en el Perú, han sido -en su mayoría- incapaces
hasta el momento, de comprender la diferencia real entre la dialéctica hegeliana y la
dialéctica de Marx. Muchos, sin conocer a Hegel, son bastante hegelianos, es decir, en su
interpretación de los hechos demuestran estar más aferrados a la dialéctica en su versión
idealista que en su desarrollo materialista. No hay que indagar mucho, esto se debe
«entre otros factores- a que los marxistas en el Perú no han estudiado realmente a Hegel.
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Tanto los estudios de Marx como los de Lenin nos brindan un im=
portante marco conceptual para poder comprender el desarrollo del capitalis-
mo en sociedades como la nuestra. El marxismo esquemático vulgar siempre
consideró que tales investigaciones eran propias y originales de Mariátegui y
Mao Tsetung, mientras que estimó dichos tópicos solo como secundarios en
Marx y Lenin, sosteniendo muchas veces que aquellos temas no pasaban de
Creemos que no nos falta razón cuando decimos que el debate que se debe poner a la orden
del día por parte del marxismo en el Perú es el tema de la dialéctica, y sobre todo, qué diferencia
su versión idealista de la materialista. Esto también ha sido velado por el marxismo esquemático
vulgar, que dicha superación realizada por Marx la redujo a la siguiente fórmula: “la dialéctica de
Hegel es la dialéctica de la idea, la dialéctica de Marx es la dialéctica de la materia”. Esperamos
que esta revista pueda servir a promover ese debate, importantísimo hoy en día. A este respecto,
un artículo que aporta a esta polémica -y quizás podamos en algún momento considerarlo uno
de los artículos que abrió este debate a nivel nacional- es el trabajo de mi compañero Ernesto
Ruiz-Eldredge titulado “Menos que nada y el “mal menor”: la sombra del hegelianismo de Zizek”,
donde, problematizando sobre el tema del “mal menor”, aborda con mucha profundidad el tema
de la dialéctica desde el marxismo deslindando campos con el empleo oportunista que muchos
hacen de ella.
% Mariátegui, J. C., 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana, Perú, Amauta,
1977, pág. 64, “La feudalidad dejó análogamente subsistentes las comunas rurales en Rusia, país
con el cual es siempre interesante el paralelo porque a su proceso histórico se aproxima al de
estos países agrícolas y semifeudales mucho más que al de los países capitalistas de Occidente.”
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debe de quedar claro en primer lugar es esto: la Fórmula General del Capital.
Una sociedad es capitalista cuando aquella fórmula es la que determina el
desenvolvimiento de la economía. Toda sociedad precapitalista, y esta inclu-
ye las distintas formas de feudalidad, esclavitud y economías comunitarias,
establecieron el intercambio únicamente en vistas al valor de uso, es más, el
propio intercambio nunca fue lo preponderante en esas sociedades, y siempre
se practicó esta como actividad secundaria y casual, mientras que en el capi-
talismo las relaciones de intercambio se generalizan y pasan a ser mediación
necesaria entre producción y consumo.
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Este punto nos permite señalar algo muy similar a lo que mencio-
namos hace un momento sobre la economía de autoconsumo, pues, de igual
modo, el ciclo general del capital -que no es intercambio para el consumo-
supone y se nutre a su vez de intercambios simples. En este caso, el trabajador
recibe un salario como precio de su fuerza de trabajo, este ofrece su mercancía
en el mercado donde es adquirida por el dueño del capital. Para el trabajador
el ciclo es M-D-M: vende su mercancía, obtiene dinero y con ese dinero ad-
quiere las mercancías necesarias para reproducir su fuerza de trabajo, es decir,
su finalidad es el consumo. Con esto solo queremos mostrar qué implica que
un tipo de ciclo es el preponderante de la economía capitalista. Esto, como di-
jimos, no quiere decir que es la única forma de intercambio, ni tampoco nece-
sariamente la más numerosa, pues si bien múltiples relaciones de intercambio
pueden tener el carácter de intercambio simple, estas tienen por mediación el
esquema de la FGK, es decir, están ya subordinados al movimiento del capital.
Desarrollaremos esto con mayor atención cuando veamos la cuestión del capi-
tal comercial y el tema de la subsunción del trabajo en el capital.
Ahora bien, añadiríamos algo más para entrar a las cuestiones más
ásperas del estudio, puesto que nuestro objetivo no es quedarnos en la genera-
lidad, sino establecer un marco teórico que nos permita una investigación, no
del capitalismo en general, sino del capitalismo en el Perú.
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? Marx, K., El Capital. Crítica de la economía política, Libro primero, vol. 2, traducción
de
Pedro Scaron, México, Siglo Veintiuno editores, 1975, págs. 700 - 701.
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como sistema mundial. Esto quiere decir que, una vez dada esta acumulación,
lo siguiente solo fue el despliegue de la reproducción capitalista que, como
sabemos, ha pasado a dominar la economía mundial. De ahí que carezca de
sentido, y no está de más señalarlo, el hablar de una “acumulación origina-
ria” en el Perú, y peor aún de una “nueva acumulación originaria”, lo cual
implicaría: 1) que el capitalismo es un sistema nacional y no mundial, algo
completamente errado desde el punto de vista de Marx, pues para el filósofo
de Tréveris una vez desplegado el potencial de esta acumulación originaria, lo
que ha proseguido es la ilimitada acumulación de capitales. El capitalismo no
es una economía surgida en cada país, más bien es una economía cuyo origen
se encuentra en Europa y que se expandió al resto del mundo; 2) una incom-
prensión de lo que significa “acumulación originaria”, al no tener en cuenta
que esta definición de Marx está en relación directa con el momento histórico
y con el agente que se apropia de dicha acumulación. El Perú con la conquista
sirvió a esa acumulación originaria pero no fue el agente que se apropió de
esa acumulación, pues esta se concentró propiamente en Europa y, desde ese
momento el capital originario acumulado se desplegó por todo el mundo en
su reproducción ilimitada. Así, el capital que llega al Perú desde nuestra tem-
prana historia colonial y republicana (capital comercial y usurario) es capital
extranjero, capital ya no en su etapa de “acumulación originaria”, sino sim-
plemente en su movimiento de reproducción, de acumulación de capitales.
El impacto que va a tener este capital, como lo veremos en unos momentos,
no consistirá en una “acumulación originaria”, ni durante los primeros siglos
de las etapas mencionadas, ni hace unas décadas ni ahora; aun si se tratara de
una acumulación propiamente nacional, tampoco se trataría de una acumu-
lación originaria, pues en el Perú, si hay un capital nacional que estaría en ca-
pacidad de emprender un despojo de tierras y generar atracción de fuerza de
trabajo, solo es aquel que pudo desarrollarse gracias a su relación con el capi-
tal internacional: el capital comercial. Nuevamente, incluso una “acumulación
nacional” no sería más que un desarrollo de la primitiva acumulación dada
en Europa entre los siglos XIV y XVI, tal como lo sostiene Marx. Entonces,
la humanidad solo ha conocido una acumulación originaria, que fue aquella
que dio el impulso al capitalismo que hoy conocemos en su fase imperialista;
19 Quizás la primera vez que se formuló esta idea con mayor “precisión” fue en el] Congreso
Nacional del Movimiento por Amnistía y Derechos Fundamentales (Lima - Perú), cuyos
documentos finales fueron expuestos en el periódico Amnistía General, año 2, n? 3, febrero 2011,
págs. 5-6.
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!“ Muchos de los conceptos que hoy en día incorpora cierto sector de marxistas en el Perú
padece del más vulgar hegelianismo, y por esto no nos referimos al pensamiento del filósofo
G. W. F Hegel, al que los marxistas peruanos en general estudian muy poco, sino a su versión
neohegeliana (Bauer, Stirner, Griin, entre otros) rechazada duramente por Marx y Engels.
Si cabría alguna forma de sintetizarlo, el problema consiste en que el concepto aparece como
superpuesto a la realidad, y no explica realmente algo.
1 Marx K. y Engels, E, Escritos sobre Rusia I1. El porvenir de la comuna rural rusa, traducción
de Feliz Blanco, México, Pasado y Presente ediciones, 1980, pág. 65.
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que absorben a otros pequeños propietarios, entre muchas formas en las que
la economía anárquica del capitalismo se expresa en el campo. Por ello, ni a
nivel nacional podemos hablar de una “nueva” acumulación originaria, pues
se tendría que sustentar cuándo se dio la anterior acumulación originaria, y
lo más contradictorio de todo, esto supondría que en un momento se detuvo
el despojo de tierras en el Perú y que luego se retomó. Ni a nivel nacional e
internacional cabría suponer una “nueva” acumulación originaria.
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12 Marx, K., El Capital. Crítica de la economía política, Libro tercero: el proceso global de
la producción capitalista, vol. 6, traducción de Pedro Scaron, México, Siglo Veintiuno editores,
1976, págs. 419 - 420.
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A su vez,
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Este último punto nos ha permitido ver también algo en lo que usualmen-
te no se repara cuando se estudia a Marx, toda vez que se parte de un esquema
como el que criticamos enla introducción: Marx establece pautas sobrela forma
en que el capital comercial se sirve de las economías precapitalistas, pero que,
en su propia dinámica, va transformando estas economías dándoles un carác-
ter progresivamente burgués. Lo que tenemos, entonces, esla acción disolvente
del capital comercial en las economías atrasadas. Hemos reparado en el papel
que juega el mercado mundial en esa transformación de economías como la
nuestra, transformación que debería de operarse si no afectaran más variables
al proceso. Sin embargo, no son las únicas categorías para tomar en cuenta;
tratándose de un estudio que versa sobre el desarrollo del capitalismo en un
país muy atrasado como el nuestro, aún hay varios elementos que mencionar.
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12 Lenin, V. L, El imperialismo, fase superior del capitalismo, Moscú, Progreso, 1977, pág.
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un fenómeno que tampoco fue indiferente para Lenin, como lo veremos más
adelante.
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Esto último cabe analizar con mayor detenimiento pues una de las
tesis fuertes tanto de Mariátegui como de Mao es la cuestión de la colusión en-
tre el imperialismo y los terratenientes feudales. Ellos afirmaban que el impe-
rialismo tendía a conservar esta alianza, y que por este motivo no podía espe-
rarse una destrucción de la feudalidad sino era por medio de una revolución
democrática. Vemos, a partir de esto, que en China efectivamente se dio un
proceso revolucionario, donde un Partido Comunista toma el poder y realiza
las tareas propias de una revolución burguesa, pero en el Perú no hubo tal mo-
vimiento con tal victoria. Esto ha servido a algunos para continuar sostenien-
do que el país sigue siendo semifeudal y que la dominación en el Perú sigue
siendo “burocrático-terrateniente”, pues, “si no ha habido revolución entonces
tampoco se ha superado tal situación”; es decir, no cabe en algunos la idea de
que el imperialismo, en su propio desarrollo, dé lugar a una trasformación
capitalista de las economías atrasadas. Si es así, entonces ¿cómo se explicarían
las resoluciones de la llamada Conferencia de Punta del Este donde EEUU
apoya las mociones sobre reformas agrarias en América Latina? Hay quienes
sostienen que esto fue promovido por EEUU para “aminorar el descontento
popular”, y para evitar una revolución como la cubana; mas, desde el punto de
vista del marxismo esto nos sigue pareciendo insuficiente. Lo que podemos
observar en este cambio de políticas del mismo imperialismo norteamericano
es que, dado el desarrollo del capitalismo mundial y el contexto de la guerra
fría, la reproducción de capital necesitaba penetrar finalmente en los rincones
en donde aún se enfrentaba a una resistencia por parte de las élites feudales. El
capitalismo necesita seguir produciendo en una escala ampliada y, al mismo
tiempo, requiere de mercados que le permitan el retorno incrementado del
capital invertido. Una sociedad que aún mantiene barreras feudales no es pro-
picia para los intereses de la misma burguesía imperialista, dado un grado de
desarrollo del capitalismo mundial. Creo que por este lado debe de ir el análi-
sis. Marx, y sobre todo Lenin, ya habían observado esta tendencia general de
la economía capitalista, esta dinámica que suscita el encuentro de economías
altamente desarrolladas con sociedades de economía atrasada.
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Y más adelante:
Para esta época son típicos no sólo los dos grupos fundamentales de países
-los que poseen colonias y las colonias-, sino también las formas variadas de
países dependientes que desde un punto de vista formal, político, gozan de
independencia, pero que en realidad se hallan envueltos en las redes de la
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AN
Hasta aquí hemos explorado cierto bagaje teórico que atiende a las
condiciones externas para la formación del capitalismo en un país atrasado
como el nuestro. Iniciamos con una exposición de lo que comprende la lógi-
ca económica del modo de producción capitalista, luego hemos especificado
cómo esa lógica puede expresarse en relación con economías atrasadas, y lo
que haremos a continuación será prestar atención a cómo internamente puede
el capitalismo ir subsumiendo la vida económica hasta convertirse en la forma
productiva fundamental de la sociedad. Hemos procedido así porque nos ate-
nemos a nuestro objeto, y precisamente el capitalismo es para el Perú algo que
llega “desde afuera”, podríamos decir, con la conquista. Por lo tanto, una inves-
tigación sobre el desarrollo del capitalismo en el Perú tiene que iniciar necesa-
riamente por definir la situación del capitalismo internacional en el momento
de su ingreso al país, cómo este se relacionó con las formas económicas pre-
existentes, qué cambios internos se produjeron tras este encuentro, cómo se
ha dado esta influencia externa hasta el día de hoy, y cómo evolucionó inter-
namente el capitalismo en base a sus efectos plenamente internos. Todo esto
respaldado en fuentes estadísticas y en investigaciones empíricas serias. Se
tiene que poseer, para esto, un gran marco teórico que nos permita apropiar-
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la segunda.”
Esto quiere decir que el modo en que se efectúa el trabajo sigue sien-
do el mismo que encuentra el capital en un inicio. Si la producción era prin-
cipalmente agrícola o artesanal, el capital usa estas formas de trabajo para
la producción de plusvalía, las somete a sus fines, pero el proceso de trabajo
sigue siendo esencialmente el mismo. Tal como se daba antes de la llegada del
capital, el trabajo continúa realizándose de la misma manera, salvo la dife-
rencia de que ahora sirve a la reproducción del capital. Por ello, lo que Marx
sostiene es que esta forma de subsunción del trabajo en el capital solo está en
condiciones de obtener más plusvalor mediante la extensión de la jornada
laboral, esto es, plusvalía absoluta. Igual que en sociedades basadas en otras
formas de producción, donde la única forma de extraer más plusproducto es
27 Marx, K., El Capital. Libro primero, Capítulo VI (Inédito). Resultados del proceso
inmediato de producción, traducción de Pedro Scaron, México, Siglo Veintiuno editores, 1990,
pág. 54.
28 Ibid., pág. 55.
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En su momento, Lenin tuvo que hacer una fuerte lucha teórica (que,
como todo en el marxismo, tiene implicancias prácticas) contra aquellos que
sostenían la condición no-capitalista de la sociedad rusa. Los llamados *po-
pulistas”, en base a una serie de argumentos, muy parecidos a los que se plan-
tean hoy en nuestro país, buscaban negar el carácter capitalista de Rusia y con
ello pretendían calificar de inviable todo proyecto guiado por el marxismo. El
porcentaje mayor de campesinos con tierras, la propiedad comunal, el poco
desarrollo tecnológico (casi nulo) de la producción agrícola, la reducida can-
tidad de fábricas y de proletarios en las ciudades, entre otras cosas, son datos
que este sector político (y económico, como demostrará Lenin) empleará en
la fundamentación de sus ideas. Por ello, estas polémicas en las que se cir-
cunscribe Lenin nos brindan un valioso aporte para el estudio del desarrollo
del capitalismo en sociedades que efectivamente presentan las características
mencionadas. Nos ofrece, pues, un marco teórico para el estudio del capitalis-
mo en economías atrasadas.
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32 Lenin comparte la tesis de Kautsky quien asegura que la agricultura que se desarrolla
en el marco de la producción capitalista es ya, en cuanto tal, capitalista. Lenin refuerza esta idea
agregando, solo para tener en cuenta, que en el modo de producción capitalista todo trabajo
agrario requiere dinero (por ej. para comprar fertilizantes, etc.).
4 Lenin, V. 1., El capitalismo en la agricultura, pág. 128.
42 Ibid., pág. 138.
22 Lenin, V. IL, Para una caracterización del romanticismo económico, en V. 1. Lenin, Obras
Completas t. II, Madrid, Akal, 1975, pág. 180, *...el señor N.-on identifica así el capitalismo con la
industria mecanizada. Es un grosero error. El mérito de la teoría científica consiste precisamente
en que esclareció el lugar que le corresponde a la industria mecanizada, como una de las etapas
de capitalismo”
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del trabajo manual, etc., etc., cosa que los populistas hacen con harta frecuencia,
no puede ser más absurdo, pues el capitalismo existe tanto donde el nivel técnico
es bajo como donde está muy desarrollado, y Marx subraya reiteradas veces en
El Capital que el capital empieza subordinando a sí mismo la producción tal
como la encuentra y sólo más tarde la trasforma técnicamente. Es indudable
que la Hausindustrie alemana y el “sistema de la gran producción basada en
el trabajo a domicilio” en Rusia constituyen una organización capitalista de
la industria, pues en ellos no sólo predomina la producción de mercancías,
sino que, además, el dueño del dinero domina al productor y se apropia del
sobrevalor.
Esto nos remite, pues, a una consideración muy básica dentro de los
estudios de Marx, pero al parecer desatendida por el marxismo esquemático
vulgar: el capitalismo se desarrolla a través de etapas, una de ellas es la que
corresponde a la gran industria mecanizada, pero esta es -a su vez- producto
y desarrollo de un modo anterior de trabajo: la producción manufacturera.
Por ello, Marx concibe una manufactura de tipo capitalista distinta de la ma-
nufactura medieval, y es por este motivo que en El Capital nos habla del siglo
XVI como inicios de la era capitalista, mientras que del XIV al XV trata de
sus orígenes. Este inicio de la era capitalista es la época en que predomina el
capitalismo manufacturero hasta la revolución industrial, que va a revolucio-
nar consigo el modo en que se produce, el mismo proceso de trabajo, es decir,
cuando se da la llamada subsunción real del trabajo por el capital.
Como se sabe, precisamente estos rasgos son los que caracterizan la manufac-
tura, en el sentido científico de la palabra, como un grado especial de desarrollo
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del capitalismo en la industria (véase Das Capital, I, Kapitel XII). Esta forma de
industria significa ya, como se sabe, la profunda supremacía del capitalismo,
que precede directamente a la forma última y superior del mismo, es decir, de
la gran industria mecanizada. El trabajo para el mayorista es, por lo tanto, una
forma atrasada del capitalismo.*
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Esto quiere decir que, una vez que el pequeño poseedor de capital de-
posita sus ganancias en una entidad que le permita obtener un interés, ya está
haciendo uso de su ganancia como capital. Entonces, a lado de su pequeño
capital comercial o industrial, aparece su capital dinerario que acrecienta su
masa general de capital. En este caso, no puede tratarse de una reproducción
simple, pues el plusvalor obtenido por el poseedor de capital no se destina ín-
tegramente al consumo personal o atesoramiento del capitalista, sino que una
parte retorna para funcionar como capital general incrementado en manos
del capitalista.
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Consideraciones finales
Incluso, nos parece sumamente pertinente desarrollar este tema junto a los estudios en
torno a la semifeudalidad y semicolonialidad. Iniciar la segunda parte con el problema de la renta
nos permitirá una mejor comprensión de los tópicos a tratar.
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