Está en la página 1de 34

Juan Pablo Rojas, El carácter de la sociedad peruana...

EL CARÁCTER DE LA SOCIEDAD PERUANA:


UN MARCO TEÓRICO'
THE CHARACTER OF THE PERUVIAN SOCIETY:
A THEORETICAL FRAMEWORK

JuAN PABLO ROJAS MISARI


Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Resumen: El presente trabajo se enmarca en una investigación general sobre


el desarrollo del capitalismo en el Perú. Lo que nos hemos propuesto hacer
en este primer momento, es elaborar un marco conceptual que nos permita
el estudio e interpretación de la sociedad peruana en su evolución de una
economía semifeudal a una economía capitalista. Como es de esperarse, este
esbozo de marco teórico no repara únicamente en los rasgos generales de
una economía capitalista, sino principalmente en las formas de transición
de economías feudales y comunitarias al capitalismo, como también en las
formas que toma una sociedad atrasada cuando se encuentra y comienza
a relacionarse con una economía capitalista. Para ello nos servimos de los
trabajos económicos de Karl Marx y Vladimir 1. Lenin donde hallamos una
serie de lineamientos que nos brindan un marco teórico para el estudio de la
evolución del capitalismo en economías como la nuestra.

Palabras clave: sociedad peruana, economía precapitalista, semifeudalidad,


evolución del capitalismo, fases del capitalismo.

Abstract: The present study is framed under a general investigation of the


development of capitalism in Peru. Our purpose in this first stage, is to
develop a conceptual framework that will allow us to study and interpret
Peruvian society in its evolution from a semi-feudal colony into a capitalist
economy. As might be expected, this outline of a theoretical framework, does
not only regard the general features of a capitalist economy, but, most of all,
the transitional formations from feudal and communitarian economies into
capitalism, as well as the forms that an underdeveloped society adopts when it

| Este trabajo es una reelaboración de la ponencia “El carácter de la sociedad peruana: un


marco teórico”, presentada el 26 de mayo del 2017 en el II Congreso Internacional Karl Heinrich
Marx, organizado por el Grupo Pólemos - Investigaciones en Teoría crítica, en la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos.

114
Iconoclasia. Investigaciones sobre y desde Marx

faces and starts interacting with a capitalist economy. To do so, we make use
of the economical writings of Karl Marx and Vladimir 1. Lenin, in which we
find a series of guidelines that provide us with a theoretical framework for the
study of the development of capitalism in economies as ours.

Key words: Peruvian society, pre-capitalist economy, semi-feudality, evolution


of capitalism, phases of capitalism.

Introducción

El desarrollo del capitalismo en el Perú ha sido un asunto poco estu-


diado por parte de la intelectualidad marxista del país. Desde Mariátegui, me
atrevo a decir, no ha habido una investigación que, desde la llamada ortodo-
xia, indague con rigurosidad en esta cuestión. En unos casos simplemente se
da por hecho este proceso de capitalización de la economía peruana basándo-
se en rasgos muy genéricos, mientras que en otros la sustentación no supera
la aglutinación de información empírica. Ambos son problemas realmente
fuertes en el marxismo peruano, y son manifestación de una misma afección:
la falta de conocimiento de la crítica de la economía política de Marx?. Esto
ha traído como consecuencia que los marxistas en el Perú (posteriores a Ma-
riátegui) no posean un armazón teórico conceptual lo suficientemente vasto
para interpretar la realidad peruana desde el punto de vista marxista. Así,
muchos marxistas se han limitado a analizar todo bajo ciertas premisas muy
básicas de la crítica de la economía política, mientras que otros, al recabar
ingentes datos empíricos, se han entrampado en la interpretación forzada de
dicha facticidad aferrándose finalmente al concepto, tratando de insertarlo
en la realidad a toda costa?. En el Perú, pues, ha predominado el que llamaré
“marxismo esquemático vulgar”, aquel que reduce el marxismo a esquemas
tales como, por ejemplo: “Marx es estudio general del capitalismo, Lenin estu-

2 Solo tomando en cuenta que El Capital es muy poco conocido en su totalidad, qué
podremos decir sobre textos tales como los llamados Grundrisse y Teorías sobre el plusvalor,
además de varios manuscritos sueltos que se han ido publicando con el tiempo en español y, en
mayor medida, en otros idiomas.
? Estos problemas atañen directamente a la cuestión de la dialéctica. El Perú, y
siendo más específicos, los marxistas en el Perú, han sido -en su mayoría- incapaces
hasta el momento, de comprender la diferencia real entre la dialéctica hegeliana y la
dialéctica de Marx. Muchos, sin conocer a Hegel, son bastante hegelianos, es decir, en su
interpretación de los hechos demuestran estar más aferrados a la dialéctica en su versión
idealista que en su desarrollo materialista. No hay que indagar mucho, esto se debe
«entre otros factores- a que los marxistas en el Perú no han estudiado realmente a Hegel.

115
Juan Pablo Rojas, El carácter de la sociedad peruana...

dio del imperialismo, y Mariátegui y Mao estudio de economías semifeudales”.


Este tipo de concepciones han hecho un profundo daño al marxismo en el
país, e incluso, siendo manifestación de una incomprensión total de la dialéc-
tica, impide a su vez una real aprehensión de esta. Esto nos dirige ya al tema a
tratar: una vez que se ha esquematizado el marxismo se le ha limitado también
en su alcance, en su poderío teórico y explicativo. De este modo, hemos visto
en los avances de esta investigación sobre el desarrollo del capitalismo en el
Perú (del cual este artículo constituye solo una parte) lo profundos que habían
llegado a ser los estudios y las reflexiones de Marx en torno a las formaciones
precapitalistas y las formas de transición. Igualmente, y con mayor claridad,
los estudios de Lenin sobre el desarrollo del capitalismo en países atrasados,
en países donde el capitalismo tiene que desplegarse en medio de la subsisten-
cia de relaciones feudales y comunitarias. Cuando vemos lo poco que se ha re-
parado en estos estudios de Lenin, damos cuenta que los marxistas peruanos
hicieron caso omiso a la atinada sugerencia de Jose Carlos Mariátegui cuando
nos dijo ¡Prestar atención a Rusia!* A lo largo de esta investigación estamos
corroborando la pertinencia de tal llamado.

Tanto los estudios de Marx como los de Lenin nos brindan un im=
portante marco conceptual para poder comprender el desarrollo del capitalis-
mo en sociedades como la nuestra. El marxismo esquemático vulgar siempre
consideró que tales investigaciones eran propias y originales de Mariátegui y
Mao Tsetung, mientras que estimó dichos tópicos solo como secundarios en
Marx y Lenin, sosteniendo muchas veces que aquellos temas no pasaban de

Creemos que no nos falta razón cuando decimos que el debate que se debe poner a la orden
del día por parte del marxismo en el Perú es el tema de la dialéctica, y sobre todo, qué diferencia
su versión idealista de la materialista. Esto también ha sido velado por el marxismo esquemático
vulgar, que dicha superación realizada por Marx la redujo a la siguiente fórmula: “la dialéctica de
Hegel es la dialéctica de la idea, la dialéctica de Marx es la dialéctica de la materia”. Esperamos
que esta revista pueda servir a promover ese debate, importantísimo hoy en día. A este respecto,
un artículo que aporta a esta polémica -y quizás podamos en algún momento considerarlo uno
de los artículos que abrió este debate a nivel nacional- es el trabajo de mi compañero Ernesto
Ruiz-Eldredge titulado “Menos que nada y el “mal menor”: la sombra del hegelianismo de Zizek”,
donde, problematizando sobre el tema del “mal menor”, aborda con mucha profundidad el tema
de la dialéctica desde el marxismo deslindando campos con el empleo oportunista que muchos
hacen de ella.
% Mariátegui, J. C., 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana, Perú, Amauta,
1977, pág. 64, “La feudalidad dejó análogamente subsistentes las comunas rurales en Rusia, país
con el cual es siempre interesante el paralelo porque a su proceso histórico se aproxima al de
estos países agrícolas y semifeudales mucho más que al de los países capitalistas de Occidente.”

116
Iconoclasia. Investigaciones sobre y desde Marx

menciones o comentarios en las obras de estos clásicos del marxismo. No les


falta razón cuando le atribuyen esta gran importancia a Mariátegui y Mao
Tsetung, y que quede claro que particularmente también encuentramos en
ellos aportes y desarrollos del marxismo muy importantes*, pero en lo que
yerran es en subestimar explícita o implícitamente el alcance de los estudios
de Marx y Lenin en dicha problemática, y más aún cuando este desprecio se
debe al poco conocimiento que hay en torno a su obra económica.

Lo que expondremos a continuación será el marco conceptual que


hemos podido extraer de los estudios de Karl Marx y V. 1. Lenin para la com-
prensión de economías como la nuestra. No partimos de un objetivo general,
por más que nos atengamos ahora a la mera conceptualidad, sino que -sa-
bemos- nuestro objeto es una economía particular y recabamos lo que nos
es imprescindible teóricamente para poder interpretarla, o como diría Marx,
para apropiárnosla intelectualmente.

Algo último que debemos precisar es que esta investigación no se


basa únicamente en los estudios de los clásicos del marxismo, pues recono-
cemos que, a lo largo del siglo XX, y también en lo que va del siglo XXI, se
han ido realizando más estudios que nos permitirían un mayor acceso a lo
concreto. Sin embargo, por el momento dejamos de lado tales aportes a la
crítica de la economía política, pues antes buscamos ubicar el presente trabajo
dentro de la llamada ortodoxia marxista". El trabajo final, que excederá consi-
derablemente lo publicable en esta revista, tendrá que apoyarse en investiga-
ciones contemporáneas, aquí partimos de los clásicos del marxismo con el fin
de demostrar que todo estudio teórico que involucremos ulteriormente debe
concebirse inserto en el análisis ortodoxo marxista, o por lo menos, algunos
de sus principales tópicos.

I. Marx y la definición general del modo de producción capitalista

Desde el subtítulo podemos ir precisando algo muy importante: Marx


asegura que su estudio del capitalismo parte de su “versión clásica” esta es, la
forma en la que se dio en Inglaterra. Lo que debemos tomar en consideración
de esta acotación del mismo Marx es que su estudio, aquel que realiza en El
Capital, no puede atender las formas particulares en las que el capitalismo se

5 Esto será tema a tratar


en la segunda parte de este marco teórico, donde podremos atender
a lo específico de los estudios de ambos pensadores frente a Marx y Lenin, y mostraremos
también cómo podemos tratarlos a diferencia de cómo lo hace el marxismo vulgar.
$ Es lamentable que el grado de dogmatismo en el Perú obligue a prescindir muchas veces
de valiósísimos estudios, solo por no ser propios de los mismos clásicos del marxismo.

117
Juan Pablo Rojas, El carácter de la sociedad peruana...

desarrolla en distintas partes del mundo, pues, de alguna forma, el desarrollo


del capitalismo en un país o región está también condicionado, como lo supo-
ne su propio método, por el estado económico y social precedente. Así, Marx
es consciente de que las diversas formas de feudalidad, esclavitud o economías
de autoconsumo, se van incorporando a la economía capitalista en su especi-
ficidad, es decir, mediados por esta condición previa. El capitalismo, como lo
sostienen Marx y Engels en el Manifiesto del Partido Comunista (1848), es el
único modo de producción que ha llegado a extenderse a todos los confines
del mundo, el único que ha llegado a tener un alcance mundial, y esto se debe
a su propia necesidad inmanente, despliegue que es sumamente importante
conocer para emprender un estudio de economías como la nuestra.

Creemos conveniente, por ello, antes de pasar a exponer e interpretar las


formas históricas de transición al capitalismo, con lo cual tendremos un mar-
co teórico más próximo a nuestro objeto de estudio, tratar antes el sistema
capitalista en su estructura lógica general, tal como lo desarrolla Marx en El
Capital. Señalaremos algunas características lógicas básicas que nos permitan
luego discernir entre relaciones propiamente capitalistas y no-capitalistas.

En primer lugar, el capitalismo supone intercambio de mercancías,


se trata de una economía basada en el intercambio de mercancías; pero no
todo intercambio de mercancías es capitalismo. Marx distingue entre inter-
cambio simple de mercancías, o intercambio mercantil, donde se presenta el
esquema M-D-M, y el intercambio mercantil capitalista, el cual se define por
la fórmula D-M-D; esto quiere decir que el movimiento del capital inicia con
un desembolso de dinero (D), con ello adquiere una mercancía (M), y esa
mercancía se intercambia para obtener un dinero incrementado (D”). Cada
uno de estos esquemas supone ya una distinta dinámica social, entre las cuales
encontramos como rasgos o diferencias esenciales lo siguiente: mientras que
en el primer esquema el intercambio tiene por objetivo el consumo, en el se-
gundo esquema (FGK) el objetivo del intercambio es el incremento del valor
con el que iniciamos el ciclo; mientras que en el primero el objetivo es el valor
de uso, en el capitalismo el intercambio tiene por objetivo el valor de cambio.
Esto a su vez reclama ciertos presupuestos, por ejemplo, para que este segundo
ciclo sea el predominante -y en este contexto “predominante' no quiere decir
absoluto o único, sino que determina el movimiento general de la economía-
tiene que tratarse de una sociedad en donde el dinero ha pasado a tener una
importancia fundamental gracias a la extensión del m:rcado, y esto, a su vez,
supone una sociedad dominada por el valor de cambio, o una donde se ha
generalizado el valor de cambio; más adelante desarrollaremos esto. Lo que

? D-M-D' es llamada por Marx “Fórmula General del Capital” (FGK).

118
Iconoclasia. Investigaciones sobre y desde Marx

debe de quedar claro en primer lugar es esto: la Fórmula General del Capital.
Una sociedad es capitalista cuando aquella fórmula es la que determina el
desenvolvimiento de la economía. Toda sociedad precapitalista, y esta inclu-
ye las distintas formas de feudalidad, esclavitud y economías comunitarias,
establecieron el intercambio únicamente en vistas al valor de uso, es más, el
propio intercambio nunca fue lo preponderante en esas sociedades, y siempre
se practicó esta como actividad secundaria y casual, mientras que en el capi-
talismo las relaciones de intercambio se generalizan y pasan a ser mediación
necesaria entre producción y consumo.

De hecho, el proceso de intercambio de mercancías no aparece ori-


ginariamente en el seno de los entes comunitarios naturales y espontáneos,
sino allí donde terminan, en sus límites, en los pocos puntos en que toman
contacto con otros entes comunitarios. Aquí comienza el trueque, y desde allí
repercute hacia el interior de la comunidad, sobre la cual ejerce una acción
disolvente.*

Resumiendo: no todo intercambio es capitalismo, pero el capitalis-


mo es intercambio generalizado, intercambio donde el fin no es la satisfacción
de necesidades sino el incremento del valor adelantado. Cuando la FGK es lo
determinante en una sociedad, estamos ante una economía de tipo capitalista.
Es importante tener esto en cuenta puesto que hay quienes afirman que la
presencia de “economías de subsistencia” en el Perú indica que vivimos en
una sociedad precapitalista. Aunque, por cierto, producción de autoconsu-
mo no es feudalidad, por lo que sostener esta tesis no es apoyar la tesis del
carácter semifeudal de la economía peruana, por el contrario, esta definición
de la sociedad peruana como “precapitalista” constituiría una caracterización
“original” en el medio marxista del Perú. Por supuesto, esta afirmación tie-
ne que ser corroborada con datos estadísticos, no que muestren la existencia
de producción de autoconsumo, sino únicamente o predominantemente pro-
ducción de subsistencia, pues como veremos más adelante, muchas veces
encontramos efectivamente producción de subsistencia, esto es, pequeños
propietarios que viven de su trabajo, pero que no solo se dedican a esa acti-
vidad económica, sino también participan en la producción manufacturera
o son altamente dependientes del intercambio capitalista. Dirigiéndonos a
cuestiones más específicas, el capitalismo supone también la disolución de la
producción doméstica. Pero ya veremos más adelante si la llamada “produc-
ción o economía de subsistencia” es imposible o niega la preponderancia del
sistema de producción capitalista.

3 Marx, K., Contribución a la crítica de la economía política, traducción de Jorge Tula y


otros, México, Siglo Veintiuno editores, 1980, p. 34.

119
Juan Pablo Rojas, El carácter de la sociedad peruana...

Esto nos lleva a otro presupuesto que sí es necesario desarrollar, pues


se trata del más destacado por Marx cuando caracteriza la sociedad capitalista.
Para que en el ciclo descrito por la FGK el valor adelantado pueda incremen-
tarse, es necesaria una condición. La contradicción que encuentra Marx en
la FGK consiste en que esta no crea valor, pues el intercambio siempre es un
intercambio de equivalentes. Por donde se vea, y sean los casos que se supon-
gan, Marx encuentra imposible obtener un valor incrementado de la misma
circulación, esto es así porque el incremento de valor no se da en la circula-
ción, por más que solo mediante esta se pueda realizar. El incremento de valor
se da gracias a que en el mercado se encuentra una mercancía muy particular
cuyo consumo es al mismo tiempo producción, una mercancía cuyo consumo
de su valor de uso es creación de valor, esta mercancía es la fuerza de trabajo.
El ciclo del capital, por tanto, solo puede realizarse gracias a que el poseedor
del capital dinerario encuentra en el mercado a la fuerza de trabajo como una
mercancía más. El valor incrementado que retorna a manos del propietario
del capital es producto del consumo de la mercancía fuerza de trabajo, es
gracias a esta mercancía que obtiene al final del ciclo un plusvalor. Entonces,
¿cuándo la FGK puede regir una sociedad, o la rige efectivamente? Cuando la
compra y venta de la fuerza de trabajo se ha generalizado. El capitalismo, pues,
es esencialmente producción de plusvalor.

Este punto nos permite señalar algo muy similar a lo que mencio-
namos hace un momento sobre la economía de autoconsumo, pues, de igual
modo, el ciclo general del capital -que no es intercambio para el consumo-
supone y se nutre a su vez de intercambios simples. En este caso, el trabajador
recibe un salario como precio de su fuerza de trabajo, este ofrece su mercancía
en el mercado donde es adquirida por el dueño del capital. Para el trabajador
el ciclo es M-D-M: vende su mercancía, obtiene dinero y con ese dinero ad-
quiere las mercancías necesarias para reproducir su fuerza de trabajo, es decir,
su finalidad es el consumo. Con esto solo queremos mostrar qué implica que
un tipo de ciclo es el preponderante de la economía capitalista. Esto, como di-
jimos, no quiere decir que es la única forma de intercambio, ni tampoco nece-
sariamente la más numerosa, pues si bien múltiples relaciones de intercambio
pueden tener el carácter de intercambio simple, estas tienen por mediación el
esquema de la FGK, es decir, están ya subordinados al movimiento del capital.
Desarrollaremos esto con mayor atención cuando veamos la cuestión del capi-
tal comercial y el tema de la subsunción del trabajo en el capital.

Ahora bien, añadiríamos algo más para entrar a las cuestiones más
ásperas del estudio, puesto que nuestro objetivo no es quedarnos en la genera-
lidad, sino establecer un marco teórico que nos permita una investigación, no
del capitalismo en general, sino del capitalismo en el Perú.

120
Iconoclasia. Investigaciones sobre y desde Marx

Marx afirma en El Capital que toda sociedad no solo es producción


sino también reproducción de sus premisas materiales de existencia. Una vez
que la sociedad ha producido, necesita a su vez reiniciar continuamente el
proceso para poder garantizar su vida material, por consiguiente, el capita-
lismo, como modo particular de producción posee también su propia forma
de reproducción. La reproducción del sistema capitalista, por su particula-
ridad, se presenta como reproducción simple y reproducción ampliada. La
reproducción, en ambas formas, consiste en volver a producir los elementos
del proceso de valorización, el capital constante como capital constante y la
fuerza de trabajo en tanto fuerza de trabajo. La diferencia consiste en que, en
la reproducción simple, el valor incrementado se destina al fondo de consu-
mo personal del capitalista, con lo cual la reproducción de capital constante
y capital variable se da en la misma medida en cada uno de los ciclos. Esta
figura, si bien Marx la considera una abstracción del proceso de reproducción
real, esto es, una forma que no se da en la realidad, es importante tenerla en
cuenta pues, en apariencia, hay inversiones de capital en el Perú que segui-
rían tal dinámica, lo cual da lugar a sostener que, dada una reproducción
simple predominante en el Perú, somos una economía “de transición”. Esto
también lo veremos más adelante. Tenemos, además, la llamada reproducción
ampliada, que es la forma característica del modo de producción capitalista
y que tiene como resultado la acumulación de capitales. En la reproducción
ampliada el plusvalor, es decir, la ganancia, el valor incrementado resultante,
se destina, una parte al consumo personal del capitalista y otra parte se dirige
a reemprender el proceso de producción, con lo cual la nueva inversión se
incrementa en capital constante y capital variable. Ahora bien, lo que tiene
que ir quedando claro es que ambas figuras, ya están insertas en una dinámica
económica capitalista, ambas son producción capitalista. La diferencia reside
en que la reproducción simple supone un desarrollo menor del capitalismo.
Marx sostiene al respecto:

El supuesto originario para la transformación de dinero en capital era no sólo


la producción y circulación de mercancías. Era necesario que en el mercado
se enfrentaran como comprador y vendedor el poseedor de valor o de dinero
y el poseedor de la sustancia creadora de valor; el poseedor de los medios
de producción y de subsistencia y el poseedor de la fuerza de trabajo. La
escisión entre el producto de trabajo y el trabajo mismo, entre las condiciones
objetivas de trabajo y la fuerza de trabajo subjetiva, era pues el fundamento,
efectivamente dado, del proceso capitalista de producción. Su mera continuidad
o la reproducción simple, reproduce y perpetúa ese punto de partida del
proceso como resultado del mismo.?

? Marx, K., El Capital. Crítica de la economía política, Libro primero, vol. 2, traducción
de
Pedro Scaron, México, Siglo Veintiuno editores, 1975, págs. 700 - 701.

121
Juan Pablo Rojas,. El carácter de la sociedad peruana...

El caso es que la reproducción simple vuelve al punto de partida en


las mismas condiciones y, de darse una experiencia tal en el capitalismo, solo
implicaría el automovimiento de un capital que se reproduce continuamente,
mientras que, por el lado de la reproducción ampliada, provocamos un im-
pacto a nivel social, pues un incremento en la inversión hace necesaria una
mayor cantidad de capital constante y capital variable, lo cual implica que la
producción capitalista empieza a absorber cada vez más ramas de la produc-
ción y requiere también de fuerza de trabajo a su disposición. Es este tipo de
reproducción del que resulta la acumulación de capitales y es el que convierte
al capitalismo en un sistema que va extendiéndose y sometiendo la economía
mundial a su propia lógica, aquel que obliga al capitalismo a barrer con toda
frontera nacional, cultural, natural, etc. Con ello, el fin de la producción capi-
talista que consistía en la producción de plusvalor se revela, asimismo, como
producción de capital.

Por ello, para una investigación sobre la economía peruana, es im-


portante observar qué tanto se ha reproducido la sociedad en los componentes
del capital productivo, por una parte, el capital constante que incluye desde
materias primas hasta máquinas, y la fuerza de trabajo (capital variable), qué
tanto se encuentra esta en la producción y el mercado, a partir de ello ver qué
tanto se ha llegado a generalizar la compra y venta de la fuerza de trabajo y
reconocer sus causas, ver si se corresponden con un desarrollo del capitalismo
en el Perú y si este tipo de reproducción es el determinante en la vida econó-
mica de nuestro país, en el sentido que -como dijimos- determina el desarrollo
de la totalidad.

Una vez expuesto el contenido lógico de la economía capitalista en ge-


neral, pasaremosa detallar cómo Marxtomaen cuentala participacióndeecono-
mías no-capitalistas en la creciente e ilimitada expansión y desarrollo de la eco-
nomía moderna, y esto lo hace a partir del asunto de la acumulación originaria.

Il. Sobre la acumulación originaria

Si hay un lugar en El Capital donde Marx contemple la importancia


de países como el nuestro para la economía capitalista, este se encuentra en el
apartado sobre la llamada “acumulación originaria”. Es aquí donde entran en
escena las distintas economías que, por medio de las conquistas y procesos
colonizadores, dieron origen a las grandes masas de capital que es el supuesto
de la economía burguesa. La conquista de las indias orientales y las indias oc-
cidentales, del África, sumado a procesos sociales en Europa como el despojo
de tierras producto del desarrollo de la manufactura, la reforma, entre otros,
permitieron una gran acumulación que sirvió para impulsar el capitalismo

122
Iconoclasia. Investigaciones sobre y desde Marx

como sistema mundial. Esto quiere decir que, una vez dada esta acumulación,
lo siguiente solo fue el despliegue de la reproducción capitalista que, como
sabemos, ha pasado a dominar la economía mundial. De ahí que carezca de
sentido, y no está de más señalarlo, el hablar de una “acumulación origina-
ria” en el Perú, y peor aún de una “nueva acumulación originaria”, lo cual
implicaría: 1) que el capitalismo es un sistema nacional y no mundial, algo
completamente errado desde el punto de vista de Marx, pues para el filósofo
de Tréveris una vez desplegado el potencial de esta acumulación originaria, lo
que ha proseguido es la ilimitada acumulación de capitales. El capitalismo no
es una economía surgida en cada país, más bien es una economía cuyo origen
se encuentra en Europa y que se expandió al resto del mundo; 2) una incom-
prensión de lo que significa “acumulación originaria”, al no tener en cuenta
que esta definición de Marx está en relación directa con el momento histórico
y con el agente que se apropia de dicha acumulación. El Perú con la conquista
sirvió a esa acumulación originaria pero no fue el agente que se apropió de
esa acumulación, pues esta se concentró propiamente en Europa y, desde ese
momento el capital originario acumulado se desplegó por todo el mundo en
su reproducción ilimitada. Así, el capital que llega al Perú desde nuestra tem-
prana historia colonial y republicana (capital comercial y usurario) es capital
extranjero, capital ya no en su etapa de “acumulación originaria”, sino sim-
plemente en su movimiento de reproducción, de acumulación de capitales.
El impacto que va a tener este capital, como lo veremos en unos momentos,
no consistirá en una “acumulación originaria”, ni durante los primeros siglos
de las etapas mencionadas, ni hace unas décadas ni ahora; aun si se tratara de
una acumulación propiamente nacional, tampoco se trataría de una acumu-
lación originaria, pues en el Perú, si hay un capital nacional que estaría en ca-
pacidad de emprender un despojo de tierras y generar atracción de fuerza de
trabajo, solo es aquel que pudo desarrollarse gracias a su relación con el capi-
tal internacional: el capital comercial. Nuevamente, incluso una “acumulación
nacional” no sería más que un desarrollo de la primitiva acumulación dada
en Europa entre los siglos XIV y XVI, tal como lo sostiene Marx. Entonces,
la humanidad solo ha conocido una acumulación originaria, que fue aquella
que dio el impulso al capitalismo que hoy conocemos en su fase imperialista;

19 Quizás la primera vez que se formuló esta idea con mayor “precisión” fue en el] Congreso
Nacional del Movimiento por Amnistía y Derechos Fundamentales (Lima - Perú), cuyos
documentos finales fueron expuestos en el periódico Amnistía General, año 2, n? 3, febrero 2011,
págs. 5-6.

123
Juan Pablo Rojas, El carácter de la sociedad peruana...

3) este concepto de “nueva acumulación originaria”' entraña a su vez, en la


forma en que es sustentada, una identificación inaceptable -desde el punto de
vista marxista- entre expropiación de tierras y “acumulación originaria”. En
esto último nos detendremos un momento pues es importante para el desa-
rrollo del estudio.

Marx señala en El Capital que la expropiación y concentración de


tierras fue el modo principal en que se dio la llamada acumulación origina-
ria, pues esta sentó las premisas necesarias para la reproducción del capital:
por una parte, concentró grandes propiedades en pocas manos, mientras que
despojó al campesino de su medio de producción, creando así un ejército de
hombres que no disponían de más propiedad que su fuerza de trabajo, condi-
tio sine qua non para la valorización del valor, como lo vimos anteriormente.

El despojo de tierras constituye, por tanto, el fundamento de esta


acumulación originaria, lo que sin embargo no significa que todo despojo de
tierras sea necesariamente acumulación originaria. En su momento, Marx en
una carta a la redacción de la revista rusa Otiéchestviennie Zapiski, había deja-
do claro que esta conversión del despojo de tierras en acumulación originaria
capitalista dependía de otros factores económicos además del solo hecho de
expropiar y concentrar tierras. En el caso de Roma, por ejemplo, la expropia-
ción de las parcelas de los campesinos libres y la subsiguiente concentración
de esta tierra por los latifundistas no dio lugar a la formación de una clase de
obreros asalariados, como sucede en la época moderna: “[h]e aquí, pues, dos
clases de acontecimientos que, aun presentando palmaria analogía, se desa-
rrollan en diferentes medios históricos y conducen, por tanto, a resultados
completamente distintos.” Podemos agregar también, y quizás es lo más cer-
cano a la experiencia peruana, que esta idea (nueva acumulación originaria)
entraña una total ingenuidad o un conocimiento muy limitado de la dinámica
capitalista, pues este, desde sus inicios, ha comprendido una serie infinita de
movimientos en la propiedad territorial, esto quiere decir que, desde sus ini-
cios hasta hoy hay despojo de tierras y acumulación de grandes territorios,
como también grandes territorios que se parcelan y pequeños propietarios

!“ Muchos de los conceptos que hoy en día incorpora cierto sector de marxistas en el Perú
padece del más vulgar hegelianismo, y por esto no nos referimos al pensamiento del filósofo
G. W. F Hegel, al que los marxistas peruanos en general estudian muy poco, sino a su versión
neohegeliana (Bauer, Stirner, Griin, entre otros) rechazada duramente por Marx y Engels.
Si cabría alguna forma de sintetizarlo, el problema consiste en que el concepto aparece como
superpuesto a la realidad, y no explica realmente algo.
1 Marx K. y Engels, E, Escritos sobre Rusia I1. El porvenir de la comuna rural rusa, traducción
de Feliz Blanco, México, Pasado y Presente ediciones, 1980, pág. 65.

124
Iconoclasia. Investigaciones sobre y desde Marx

que absorben a otros pequeños propietarios, entre muchas formas en las que
la economía anárquica del capitalismo se expresa en el campo. Por ello, ni a
nivel nacional podemos hablar de una “nueva” acumulación originaria, pues
se tendría que sustentar cuándo se dio la anterior acumulación originaria, y
lo más contradictorio de todo, esto supondría que en un momento se detuvo
el despojo de tierras en el Perú y que luego se retomó. Ni a nivel nacional e
internacional cabría suponer una “nueva” acumulación originaria.

De este modo, se pueden encontrar muchas contradicciones en este


“nuevo” concepto llamado “nueva acumulación originaria”; incluso desde el
punto de vista histórico, tendría que sustentarse cuándo se dio la anterior
acumulación originaria, entre muchos problemas teóricos e históricos que
tendría que enfrentar. Es de lamentar que quienes lo propusieran en el Perú
nunca se dieron el trabajo de una sustentación detallada de por qué es “nueva
acumulación originaria”, además de relacionarlo de manera simplista con el
despojo y concentración de tierras.

Retomando el tema de la acumulación originaria según Marx, en lo que


hay que reparar es en la forma en que Latinoamérica, o el Perú en particular,
se insertan en el capitalismo internacional. Se trata de un país que ya pasó a
la órbita del capitalismo, pero, como señala Marx con relación a la teoría mo-
derna de la colonización, es una región en donde no se puede desarrollar el
capitalismo debido a la inexistencia de sus premisas básicas: escisión entre el
trabajador y su medio de producción. Las economías coloniales, entonces, no
desarrollan en un primer momento el capitalismo, por el contrario, explotan
el trabajo en sus formas regionales, esto es, se sirven de las antiguas formas
de producción para la explotación capitalista internacional; con ello, países
como el nuestro se abocan a producir materia prima o medios de consumo
dirigidos a la producción y el comercio extranjero, mientras que la forma de
producción y distribución en estos lugares sigue siendo precapitalista.

MI. Capital comercial autónomo y dependiente

Una de las tesis que se sostienen en contra de la caracterización de la


sociedad peruana como una sociedad capitalista consiste en que el capital
en el Perú es principalmente capital comercial, y que este por sí solo no es
capitalismo, pues, tal como señala Marx, el capital comercial y usurario son
anteriores al capital industrial, y es este último el característico del modo de
producción capitalista.

Esto es muy cierto, pero a la vez incompleto si es que no se hacen algu-


nos reparos, pues ¿desde qué momento el movimiento del capital comercial

125
Juan Pablo Rojas, El carácter de la sociedad peruana...

constituye ya un movimiento capitalista? Tiene que haber industria, eso es


cierto, pero lo determinante es la relación que se establece entre el capital co-
mercial y el capital industrial. Más que su relación cuantitativa, porcentual, es
su relación cualitativa la que nos dice si estamos ante una sociedad de modo
de producción capitalista.

Marx comprende en el libro tercero de El Capital dos formas en las


que se presenta el capital comercial: su forma autónoma y su forma depen-
diente. En su forma autónoma, el capital comercial hace el papel de inter-
mediario entre unidades económicas cuya producción aún está orientada
principalmente a los valores de uso. Es decir, las comunidades intercambian
el excedente. Aún no se trata de sociedades que dependan del intercambio
o cuya producción se dé con miras al intercambio. El poseedor del capital
comercial obtiene una ganancia como intermediario en medio de relaciones
sociales que no han consolidado el dominio del valor de cambio y cuyas fluc-
tuaciones le permiten obtener un remanente. Eso significa que el capital co-
mercial tiene un movimiento autónomo, que no es una consecuencia directa
del modo de producción de las comunidades o de los pequeños propietarios.

Esta autonomización del proceso de circulación, en el cual las esferas de la


producción se vinculan entre sí por mediación de un tercer elemento, expresa
dos cosas. Por una parte, que la circulación aún no se ha apoderado de la
producción, sino que guarda con ella una relación de supuesto dado. Por la
otras, que el proceso de producción aún no se ha incorporado la circulación
como mera fase de sí mismo.'*

Cuando el capital comercial tiene un movimiento autónomo, aún no


podemos decir que estamos ante el modo de producción capitalista. Lo in-
teresante de esta diferencia hecha por Marx no es solo reconocer de manera
adecuada y en términos generales dos relaciones que comprenden relaciones
de producción distintas, es decir, en tanto estudio general del capitalismo, sino
que Marx describe, aunque de manera breve pero reiterada, una figura presen-
te en nuestra historia colonial y republicana: el capital comercial que proviene,
no de una explotación de tipo capitalista, sino de otras formas de explotación
precapitalista. En el caso peruano podríamos hablar de la producción feudal
cuyo producto se dirigía al mercado internacional.

Por lo tanto, [el capital comercial] sólo media el intercambio de mercancías,

12 Marx, K., El Capital. Crítica de la economía política, Libro tercero: el proceso global de
la producción capitalista, vol. 6, traducción de Pedro Scaron, México, Siglo Veintiuno editores,
1976, págs. 419 - 420.

126
Iconoclasia. Investigaciones sobre y desde Marx

el cual, no obstante, no sólo debe ser concebido de antemano como un


intercambio mercantil entre los productores directos. En las condiciones
de la esclavitud, de la servidumbre, el sistema de tributos (en la medida en
que entran en consideración las entidades comunitarias primitivas), es el
propietario de esclavos, el señor feudal, el estado que percibe tributos el que
es propietario, y por ende vendedor, del producto. El comerciante compra y
vende para muchos. En sus manos se concentran compras y ventas, con lo cual
la compra y la venta dejan de estar ligadas a las necesidades inmediatas del
comprador (en cuanto comerciante).'*

Esta relación con el capital comercial hacía de la sociedad peruana


una sociedad semifeudal, en tanto el capitalismo ya había penetrado en ella y
la producción peruana participaba ya del mercado mundial, pero la forma en
que se producía internamente seguía basándose en relaciones de servidum-
bre. De ahí el acertado análisis de Mariátegui que define al Perú de la época
como país semifeudal'*, concepto clave y verdaderamente fundado sobre la
teoría marxista. Muy distinto, por ejemplo, al concepto de “nueva acumu-
lación originaria”.'* Pero en este caso cabe prestar atención a lo siguiente -a
propósito, por cierto, de Mariátegui: si bien Marx señala que esta forma de
capital comercial no es la forma capitalista propiamente dicha, no obstante, sí
hace referencia a su carácter disolvente. Por carácter disolvente nos referimos
a que este capital va fomentando, en donde llega, una producción orientada al
valor de cambio. Sobre la base de todo modo de producción -sostiene Marx-

el comercio promueve la creación de producto excedentario, destinado a


entrar en el intercambio, a fin de aumentar los disfrutes o los tesoros de los
productores (término por el cual deben entenderse en este caso los propietarios
de los productos); es decir, que imprime a la producción un carácter orientado
cada vez más hacia el valor de cambio.”

A su vez,

El desarrollo de valor de cambio -merced al dinero existente bajo la forma de

14 Marx, K., El Capital, Libro tercero, vol. 6, pág. 417.


15 Sobre la semicolonialidad hablaremos más adelante, pues este concepto para el siglo XX,
más que ser una relación respecto al capital comercial, su carácter depende principalmente de la
fase imperialista y la especificidad que eso comprende.
16 En una parte avanzada de la presente investigación podremos corroborar mediante datos
estadísticos la validez de algunas ideas que estamos plasmando en el texto sobre la sociedad
peruana. Recordemos que este artículo solo está esbozando un marco teórico que nos permitirá
la interpretación de la información empírica.
17 Marx, K., El Capital, Libro tercero, vol. 6, pág. 416.

127
Juan Pablo Rojas, El carácter de la sociedad peruana...

una capa social de mercaderes- disuelve la producción más orientada hacia


el valor de uso inmediato y las formas de propiedad a ella correspondientes
-relaciones del trabajo con respecto a sus condiciones objetivas- y empuja así a
la creación del mercado de trabajo".

Esto sugiere que, considerando las condiciones económicas sin nin-


gún tipo de perturbación, una economía como la peruana podía, en su situa-
ción de semifeudalidad, por la misma acción del capital comercial y gracias
a su lógica inmanente, derivar en una economía capitalista. Pero bien, ¿qué
hace -entonces- del capital comercial una figura del modo capitalista de pro-
ducción?

En segundo lugar, tenemos el capital comercial en su forma depen-


diente. Esta forma es la que observamos cuando el capital comercial deja de
tener un papel intermediario, autónomo y accesorio a la producción de las
distintas unidades económicas, y aparece como necesidad de la producción
misma. Esto solo puede darse ahí donde la producción ya no se hace en vistas
al valor de uso, sino al valor de cambio, ahí donde la producción para operar
su reproducción necesita realizar su valor en el mercado. Queda claro que esta
figura supone una serie de premisas que han sido mencionadas anteriormen-
te, pues, para que la reproducción de la vida material de un pueblo tenga que
tener como condición necesaria la realización de los valores en el mercado
quiere decir que este pueblo adquiere también sus medios de vida como mer-
cancías, lo cual implica división del trabajo, apropiación privada, generaliza-
ción del dinero como medida de valores, entre otras cosas, siendo la principal
entre ellas la existencia de la fuerza de trabajo como mercancía disponible en
el mercado. Bajo esta figura, el capital comercial no es más que la continuidad
de las necesidades del capital industrial

Cuando el capital comercial ya no aparece en su forma autónoma


sino como apéndice del capital industrial, es ahí donde el capital comercial
asume un carácter propiamente capitalista, y es cuando su existencia en la
sociedad es expresión del modo de producción capitalista. Cuando encontra-
mos el capital comercial subordinado al capital industrial estamos ante una
sociedad donde las relaciones económicas burguesas han pasado a ser las pre-
dominantes.

La tarea consistiría en preguntarnos qué forma de capital comercial


hay en el Perú, y si su grado cuantitativo respecto al capital industrial niega

18 Marx, K., Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse)


1857 - 1858, t. 1, traducción de Pedro Scaron, México, Siglo Veintiuno editores, 1982, p. 471.

128
Iconoclasia. Investigaciones sobre y desde Marx

el predominio de las relaciones económicas capitalistas; qué tanto está suje-


to el capital comercial al capital industrial, sea este nacional o internacional.
Dirigiendo la atención hacia situaciones más específicas, sería pertinente en
primer lugar constatar realmente si el capital comercial en el Perú es cuantita-
tivamente mayor al capital industrial y, dada una configuración entre nacio-
nes imperialistas y naciones oprimidas, qué relevancia tiene también esto en
la distribución mundial entre capital industrial y capital comercial.

Este último punto nos ha permitido ver también algo en lo que usualmen-
te no se repara cuando se estudia a Marx, toda vez que se parte de un esquema
como el que criticamos enla introducción: Marx establece pautas sobrela forma
en que el capital comercial se sirve de las economías precapitalistas, pero que,
en su propia dinámica, va transformando estas economías dándoles un carác-
ter progresivamente burgués. Lo que tenemos, entonces, esla acción disolvente
del capital comercial en las economías atrasadas. Hemos reparado en el papel
que juega el mercado mundial en esa transformación de economías como la
nuestra, transformación que debería de operarse si no afectaran más variables
al proceso. Sin embargo, no son las únicas categorías para tomar en cuenta;
tratándose de un estudio que versa sobre el desarrollo del capitalismo en un
país muy atrasado como el nuestro, aún hay varios elementos que mencionar.

IV. Lenin: imperialismo y exportación de capitales

La caracterización que Lenin hace del imperialismo como fase supe-


rior y última del capitalismo nos frece una serie de pautas conceptuales y me-
todológicas para comprender mejor la cuestión del desarrollo del capitalismo
en naciones como la nuestra. Como lo mencionamos, la transformación del
capitalismo en imperialismo tiene su impronta en estas economías donde hay
presencia del capital internacional, y esta impronta comprende cambios que
quizás al inicio no se hicieron notar, pero que en su momento habían sido
tomados en cuenta por Lenin.

Lenin sostiene que la fase imperialista del capitalismo presenta los


siguientes rasgos fundamentales:

1) la concentración de la producción y del capital llegada hasta un grado tan


elevado de desarrollo, que ha creado los monopolios, los cuales desempeñan
un papel decisivo en la vida económica; 2) la fusión del capital bancario con el
industrial y la creación, sobre la base de este “capital financiero”, de la oligarquía
financiera; 3) la exportación de capitales, a diferencia de la exportación de
mercancías, adquiere particularmente una importancia grande; 4) la formación
de asociaciones internacionales monopolistas de capitalistas, las cuales se

129
Juan Pablo Rojas, El carácter de la sociedad peruana...

reparten el mundo, y 5) la terminación de reparto territorial del mundo entre


las potencias capitalistas más importantes.'?

Entre aquellas características, a nosotros nos debe de llamar la aten-


ción particularmente los puntos 2) y 3), que son aquellos que se relacionan
en mayor medida con nuestro tipo de economía y son también los que nos
permiten explicar mejor determinados fenómenos.

Lenin, siguiendo las conclusiones de Marx, comprende que el capita-


lismo había llegado hace mucho a países con economía precapitalista, países
de los cuales terminó sirviéndose. Estos países servían para producir medios
para capital internacional, principalmente medios destinados al intercambio
internacional de mercancías. El capital presente en estos lugares del mundo
era pues el capital comercial. Con la llegada del imperialismo esto va a dar lu-
gar al ingreso de nuevas relaciones. Si, como vimos en Marx, el capital comer-
cial podía servirse de formas de producción pre-capitalistas, eso no es posible
para el capital industrial, y si el primero solo progresivamente tenía una ac-
ción disolvente sobre estas relaciones económicas anticuadas, el capital indus-
trial tiene necesariamente que destruirlas. El capitalismo, en su reproducción
ilimitada, tal como ya lo había adelantado Marx, necesita absorber toda forma
económica y toda región del planeta. En un primer momento hay una presen-
cia del capital comercial que se sirve de países con producción precapitalistas,
sirve a la reproducción del capital internacional, pero esta acción del capital
comercial no desarrolla aún en esos países las relaciones de producción pro-
piamente burguesas; sin embargo, en un momento posterior, esto no puede
sostenerse y tiene que, o bien surgir a la larga en esos países un capital indus-
trial como desarrollo del capital comercial, o bien el capital industrial penetra
estas economías iniciando una serie de cambios que convierten a estos países
atrasados en economías capitalistas. En nuestro caso hablamos de una econo-
mía semifeudal, que fue aquella con la que se encontró el imperialismo y su
elemento característico: el capital financiero.

El capital bancario junto al capital industrial penetra en estos países


atrasados y va atrayendo trabajadores del campo que renuncian a la explota-
ción de tipo feudal. Marx es consciente de que cuando el capital comercial se
colude con la explotación feudal, el nivel de vida de los campesinos puede ser
incluso más lamentable del que poseyeran anteriormente; en estas condicio-
nes, es de esperarse que la llegada de capital industrial y las formas que este
trae consigo, generen una atracción que arrastra a las masas explotadas del
campo, cuyas condiciones de vida suelen mejorar como asalariados. Este es

12 Lenin, V. L, El imperialismo, fase superior del capitalismo, Moscú, Progreso, 1977, pág.
88.

130
Iconoclasia. Investigaciones sobre y desde Marx

un fenómeno que tampoco fue indiferente para Lenin, como lo veremos más
adelante.

Esta es la base para la migración del campo a la ciudad, hecho ca-


racterístico del país que desde las primeras décadas del siglo XX y que hasta
hoy en día no ha cesado. Ya Marx señalaba que el predominio cuantitativo
y cualitativo de la ciudad sobre el campo es una manifestación del dominio
de la sociedad por el capital, es decir, de una sociedad capitalista. Según él
“la historia moderna es urbanización del campo, no, como entre los anti-
guos, ruralización de la ciudad””". Este fenómeno es manifestación y un rasgo
esencial de la sociedad capitalista, pero de ningún modo puede concebirse
que por sí misma una mayor presencia de población urbana implique ya una
producción capitalista. Nuevamente, y esto es importante reiterar, el carácter
capitalista no la da el objeto mismo o su magnitud, sino las relaciones que
este involucra. Así, el hecho de que desde los años 60s el Perú haya sido más
urbano que rural no representaba realmente un predominio de la economía
capitalista. Esto último lo tocaré en un momento avanzado de la investigación
que rebasa los alcances de este pequeño artículo.

Viendo ya el caso peruano, Mariátegui advierte de la presencia de un


capital significativo en el país, que va creando una burguesía nativa; agrega
también que la importación de maquinaria e incremento de la industria no se
detiene, pero al mismo tiempo observa que, pese a la existencia de este capital
productivo, la tendencia no rebasa la organización semifeudal y más bien se
orienta hacia una convivencia de ambas formas económicas: por una parte el
capitalismo -que para las primeras décadas del siglo XX ya no es solo capital
comercial extranjero, sino capital acumulado en nuestro país por una burgue-
sía criolla- y por otra, la organización feudal del campo, que abarca el mayor
porcentaje del país, territorial y poblacionalmente hablando. Este hecho ya en
su momento había sido estimado por Lenin, quien, haciendo una salvedad,
afirma lo siguiente:
La exportación de capitales repercute en el desarrollo del capitalismo dentro de
los países en que aquellos son invertidos, acelerándolo extraordinariamente.
Si, debido a esto, dicha exportación puede, hasta cierto punto, ocasionar
un estancamiento del desarrollo en los países exportadores, ello se puede
producir únicamente a cambio de una extensión y un ahondamiento mayores
del desarrollo del capitalismo en todo el mundo.”

Esto explicaría de alguna manera el por qué en un primer momento

2 Marx, K., Elementos fundamentales para la crítica de la economía política. t. 1, p. 442.


11 Lenin, V. L, El imperialismo, fase superior del capitalismo, pág. 88.

131
Juan Pablo Rojas, El carácter de la sociedad peruana...

el imperialismo en el Perú no se vio en la necesidad de revolucionar inme-


diatamente las viejas relaciones feudales, enemigas naturales del capital. Esto
quizás se debía -y solo lo corroboraremos mediante fuentes empíricas- preci-
samente a lo que menciona Lenin: la reproducción del capitalismo internacio-
nal se bastaba aún con dicha configuración mundial. Tenemos aquí un tópico
al cual prestarle atención en una investigación más extensa.

Esto último cabe analizar con mayor detenimiento pues una de las
tesis fuertes tanto de Mariátegui como de Mao es la cuestión de la colusión en-
tre el imperialismo y los terratenientes feudales. Ellos afirmaban que el impe-
rialismo tendía a conservar esta alianza, y que por este motivo no podía espe-
rarse una destrucción de la feudalidad sino era por medio de una revolución
democrática. Vemos, a partir de esto, que en China efectivamente se dio un
proceso revolucionario, donde un Partido Comunista toma el poder y realiza
las tareas propias de una revolución burguesa, pero en el Perú no hubo tal mo-
vimiento con tal victoria. Esto ha servido a algunos para continuar sostenien-
do que el país sigue siendo semifeudal y que la dominación en el Perú sigue
siendo “burocrático-terrateniente”, pues, “si no ha habido revolución entonces
tampoco se ha superado tal situación”; es decir, no cabe en algunos la idea de
que el imperialismo, en su propio desarrollo, dé lugar a una trasformación
capitalista de las economías atrasadas. Si es así, entonces ¿cómo se explicarían
las resoluciones de la llamada Conferencia de Punta del Este donde EEUU
apoya las mociones sobre reformas agrarias en América Latina? Hay quienes
sostienen que esto fue promovido por EEUU para “aminorar el descontento
popular”, y para evitar una revolución como la cubana; mas, desde el punto de
vista del marxismo esto nos sigue pareciendo insuficiente. Lo que podemos
observar en este cambio de políticas del mismo imperialismo norteamericano
es que, dado el desarrollo del capitalismo mundial y el contexto de la guerra
fría, la reproducción de capital necesitaba penetrar finalmente en los rincones
en donde aún se enfrentaba a una resistencia por parte de las élites feudales. El
capitalismo necesita seguir produciendo en una escala ampliada y, al mismo
tiempo, requiere de mercados que le permitan el retorno incrementado del
capital invertido. Una sociedad que aún mantiene barreras feudales no es pro-
picia para los intereses de la misma burguesía imperialista, dado un grado de
desarrollo del capitalismo mundial. Creo que por este lado debe de ir el análi-
sis. Marx, y sobre todo Lenin, ya habían observado esta tendencia general de
la economía capitalista, esta dinámica que suscita el encuentro de economías
altamente desarrolladas con sociedades de economía atrasada.

El monopolio, por cuánto está constituido y maneja miles de millones,


penetra de un modo absolutamente inevitable en todos los aspectos de la

132
Iconoclasia. Investigaciones sobre y desde Marx

vida social, independientemente del régimen político y de cualquiera otra


“particularidad”?

Con esto no queremos decir que Mariátegui y Mao hayan errado


en su interpretación, por el contrario, su análisis describe plenamente los
intereses y la tendencia general del capitalismo de su época. Ambos des-
criben el mundo tal como es, ajustan sus ideas a la realidad y no al revés.
Lo errado es la interpretación de aquellos que quieren cerrar los ojos ante
la realidad y prefieren aferrase al concepto; por ello, no nos equivocamos
cuando afirmamos que muchos marxistas en el Perú son hegelianos sin tener
consciencia de ello, es decir, son hegelianos sin conocer a Hegel. La dialéc-
tica marxista es aquella que se aferra a la realidad y hace que el concepto se
ajuste a ella, la dialéctica idealista pretende ajustar la realidad al concepto.

V. Capital financiero y semicolonialidad

Líneas arriba dijimos que la cuestión del carácter semicolonial de


la sociedad peruana debía de tocarse con relación al imperialismo, pues una
vez que este entra a escena cambia también la condición colonial; esta ex-
presa ahora relaciones distintas a las que podía tener antes de la penetración
del imperialismo. De este modo, hemos tocado el tema de la exportación de
capitales, poniendo énfasis en el capital productivo; sin embargo, para Lenin
el imperialismo se caracteriza, a diferencia de la etapa no monopolista del
capitalismo, por el predominio del llamado capital financiero.

Conforme a la definición que da Lenin de capital financiero, se trata


del capital que surge como fusión del capital industrial y el capital banca-
rio, unión que consiste en la absorción del primero por el segundo gracias a
la dependencia progresiva en la que cae el capital industrial frente al capital
bancario. “Lo característico del imperialismo no es el capital industrial, sino el
capital financiero,” Esto es importante tenerlo en cuenta debido a que se oye
decir que el “capital usurario” (a interés) es el principal en nuestro país, por
lo que, de la misma manera -como se decía sobre el capital comercial- eso es
reflejo de que aún la sociedad peruana no se guía por la lógica capitalista. Y
nuevamente tenemos que observar lo siguiente: la existencia de mayor por-
centaje de capital financiero, a diferencia de capital industrial, no refleja por sí
mismo una sociedad de producción pre-capitalista, sino lo importante es en
qué relación se encuentra este capital con la industria, eso es lo que debemos
de observar, y con mayor razón en la etapa imperialista, donde ha sido el capi-
tal financiero el que ha pasado a predominar en el capitalismo internacional.

2 Ibid. pág. 56.


22 Ibid., pág. 90.

133
Juan Pablo Rojas, El carácter de la sociedad peruana...

Esto nos dirige hacia la cuestión de la semicolonialidad. En primer


lugar, cabría mencionar que en su obra El imperialismo, fase superior del capi-
talismo (1916) Lenin establece distintos tipos de dependencia”*, entre los que
figuran las colonias y semicolonias, y no solo concibe como determinante el
factor económico, sino también los factores políticos y militares. Por ejem-
plo, Lenin considera a Portugal un país dependiente de Inglaterra, debido al
protectorado militar que le ofreció frente a España y Francia. Portugal, para
ese entonces, poseía también colonias, y al mismo tiempo era un país depen-
diente. Esto nos permite reparar en algo: el concepto de “dependencia” o “ca-
pitalismo dependiente”, desde el punto de vista del marxismo, en realidad no
dice nada, pues, como vemos, puede hacer referencia tanto a un país sometido
económica, política y militarmente, así como a un país independiente que so-
mete, a su vez, a otros pueblos. Nosotros debemos de prestar atención sobre
todo a la condición económica y política de estos países dependientes.

Sobre la condición de semicolonialidad, Lenin sostiene que hay *for-


mas de semicolonia”, pero quizás podríamos encontrar como una forma co-
mún a la que se describe a continuación:

En cuanto a los Estados “semicoloniales”, nos dan un ejemplo de las formas de


transición que hallamos en todas las esferas de la naturaleza y de la sociedad. El
capital financiero es una fuerza tan considerable, puede decirse tan decisiva, en
todas las relaciones económicas e internacionales, que es capaz de subordinar,
y en efecto subordina, incluso a los Estados que gozan de la independencia
política más completa?

Y más adelante:

Para esta época son típicos no sólo los dos grupos fundamentales de países
-los que poseen colonias y las colonias-, sino también las formas variadas de
países dependientes que desde un punto de vista formal, político, gozan de
independencia, pero que en realidad se hallan envueltos en las redes de la

4 Y no solo dos, como mencionan Abimael Guzmán y Elena Yparraguirre en Memorias


desde némesis (2015). Algo en lo que ellos mismo se contradicen al definir hoy al Perú como
“capitalismo dependiente”. Quizás cabría ahondar en las implicancias de esta caracterización
de la sociedad peruana, que se condice con otras ideas que tienden a encubrir determinada
condición del Perú con relación al estado y el imperialismo. Obsérvese que plantear la condición
del Perú como “dependiente” y, al mismo tiempo, caracterizar una situación internacional de
“bipolaridad en ciernes” tiende a aminorar teóricamente el grado de sometimiento de nuestro
pais por Norteamérica.
25 Ibid., pág. 81.

134
Iconoclasia. Investigaciones sobre y desde Marx

dependencia financiera y diplomática.”

Hay una dependencia que, de acuerdo con los criterios leninistas,


hace de una nación una semicolonia. Por una parte, la dependencia hacia el
capital financiero, que, como dijimos, comprende el capital industrial y ban-
cario. En estos países, que fueron fuente de la acumulación originaria pero
que no participaron de ella, el capitalismo se desarrolla gracias a la pene-
tración del capital extranjero, y una vez que este ingresa y va absorbiendo
más ramas de la producción, hace de esta economía una economía depen-
diente del capital extranjero, lo cual implica, sobre todo en un contexto de
capitalismo imperialista, dependencia hacia el capital financiero. Este punto
lo desarrollaremos mejor en la segunda parte de este estudio, sin embargo,
nos atrevemos a afirmar -adelantando algunas conclusiones- que el Perú es
un país dependiente, económica y políticamente, por ello, el carácter de su
dependencia es semicolonial. Para nosotros el Perú sigue siendo un país se-
micolonial.

AN

Hasta aquí hemos explorado cierto bagaje teórico que atiende a las
condiciones externas para la formación del capitalismo en un país atrasado
como el nuestro. Iniciamos con una exposición de lo que comprende la lógi-
ca económica del modo de producción capitalista, luego hemos especificado
cómo esa lógica puede expresarse en relación con economías atrasadas, y lo
que haremos a continuación será prestar atención a cómo internamente puede
el capitalismo ir subsumiendo la vida económica hasta convertirse en la forma
productiva fundamental de la sociedad. Hemos procedido así porque nos ate-
nemos a nuestro objeto, y precisamente el capitalismo es para el Perú algo que
llega “desde afuera”, podríamos decir, con la conquista. Por lo tanto, una inves-
tigación sobre el desarrollo del capitalismo en el Perú tiene que iniciar necesa-
riamente por definir la situación del capitalismo internacional en el momento
de su ingreso al país, cómo este se relacionó con las formas económicas pre-
existentes, qué cambios internos se produjeron tras este encuentro, cómo se
ha dado esta influencia externa hasta el día de hoy, y cómo evolucionó inter-
namente el capitalismo en base a sus efectos plenamente internos. Todo esto
respaldado en fuentes estadísticas y en investigaciones empíricas serias. Se
tiene que poseer, para esto, un gran marco teórico que nos permita apropiar-

26 Ibid., pág. 85.

135
Juan Pablo Rojas, El carácter de la sociedad peruana...

nos intelectualmente de lo concreto, reproducir lo concreto en el pensamiento.

VI. La subsunción del trabajo en el capital según Marx

Marx describe en El capital cómo el proceso de trabajo, esta relación


fundamental entre el hombre y la naturaleza, en el capitalismo se convierte
en proceso de valorización. Toda sociedad comprende un proceso de trabajo,
pero no siempre ese proceso de trabajo se presenta como proceso de valori-
zación; para que esto ocurra son necesarias las premisas que expusimos en
un inicio. Este proceso es llamado también subsunción del trabajo en el capi-
tal, categoría que Marx menciona también en la parte dedicada a los tipos de
plusvalía. Pero es en el llamado Capítulo VI (Inédito) donde Marx se extiende
un poco más sobre este concepto, reparando -a su vez- o especulando (ya que
se trata finalmente de un borrador) sobre las formas en que puede operarse
esta subsunción, más allá de los modos puntuales expuestos en El Capital.
Marx habla en este escrito de la subsunción formal y la subsunción real del
trabajo en el capital, como formas correspondientes a un momento específico
del capitalismo.

La subsunción implica, sostiene Marx, que el proceso de trabajo se ha


convertido en medio para la valorización de capital, esto es, para la extracción
de plusvalía y la reproducción del capital. Una vez que el proceso de trabajo
es dominado por el capital, en tanto este lo ha sometido a sus fines, hablamos
ya de una forma de producción capitalista. Es por ello que esta subsunción es
también uno de los criterios que nos permiten comprender cuándo estamos
ante relaciones sociales capitalistas. Subsunción formal y subsunción real se
diferencian en la forma que va a adoptar el proceso de trabajo como medio
para la reproducción del capital. Como mencionamos, y esto no se tiene que
olvidar, ambas formas expresan que ya estamos ante relaciones capitalistas.

Sobre la subsunción formal del trabajo, Marx sostiene lo siguiente:

El proceso de trabajo se convierte en el instrumento del proceso de valorización,


del proceso de la autovalorización del capital: de la creación de plusvalía. El
proceso de trabajo se subsume en el capital (es su propio proceso) y el capitalista
se ubica en él como dirigente, conductor; para éste es al mismo tiempo, de
manera directa, un proceso de explotación de trabajo ajeno. Es esto a lo que
denomino subsunción formal del trabajo en el capital. Es la forma general de
todo proceso capitalista de producción, pero es a la vez una forma particular
respecto al modo de producción específicamente capitalista, desarrollado, ya
que la última incluye la primera, pero la primera no incluye necesariamente

136
Iconoclasia. Investigaciones sobre y desde Marx

la segunda.”

En primer lugar, lo que cabría observar es que esta forma de sub-


sunción es posible debido a que las relaciones capitalistas se han extendido
al grado que el fin del proceso laboral es el producir valores de cambio que
permitan la valorización del capital adelantado, es decir, la extracción de un
plusvalor mediante un plustrabajo. Supone, por ello, un gran desarrollo de la
producción capitalista. Nos encontramos ya, como diría Marx, en la época
capitalista. Pero lo que diferencia esta forma de extracción de plusproducto
de las formas anteriores -pues en las distintas formas de feudalidad, esclavi-
tud, etc., hubo también plusproducto- es precisamente lo que diferencia la
producción capitalista de las formas anteriores de producción, esto es, que
la subordinación del trabajador ha dejado de tener un carácter personal, pa-
triarcal, religioso, etc., y ha pasado a ser una dependencia meramente mone-
taria debido a, por una parte, la posesión de los medios de producción, y por
otra, la condición del trabajador como sujeto libre.

¿Pero qué sucede con el mismo proceso laboral?

Marx afirma que en la subsunción formal del trabajo “no se ha efec-


tuado a priori una mudanza esencial en la forma y manera real del proceso de
trabajo, del proceso real de producción”, por el contrario, esta opera “sobre la
base de un proceso laboral preexistente, anterior a esta subsunción suya en el
capital y configurado sobre la base de diversos procesos de producción ante-
riores y de otras condiciones de producción”*,

Esto quiere decir que el modo en que se efectúa el trabajo sigue sien-
do el mismo que encuentra el capital en un inicio. Si la producción era prin-
cipalmente agrícola o artesanal, el capital usa estas formas de trabajo para
la producción de plusvalía, las somete a sus fines, pero el proceso de trabajo
sigue siendo esencialmente el mismo. Tal como se daba antes de la llegada del
capital, el trabajo continúa realizándose de la misma manera, salvo la dife-
rencia de que ahora sirve a la reproducción del capital. Por ello, lo que Marx
sostiene es que esta forma de subsunción del trabajo en el capital solo está en
condiciones de obtener más plusvalor mediante la extensión de la jornada
laboral, esto es, plusvalía absoluta. Igual que en sociedades basadas en otras
formas de producción, donde la única forma de extraer más plusproducto es

27 Marx, K., El Capital. Libro primero, Capítulo VI (Inédito). Resultados del proceso
inmediato de producción, traducción de Pedro Scaron, México, Siglo Veintiuno editores, 1990,
pág. 54.
28 Ibid., pág. 55.

137
Juan Pablo Rojas, El carácter de la sociedad peruana...

extendiendo el tiempo de trabajo excedente, igualmente, en un primer mo-


mento el capitalismo solo puede extraer más plusproducto -que se representa
en un mayor plusvalor- extendiendo la jornada laboral. Esto significa que las
condiciones en las que se desarrolla el trabajo y el modo en que se trabaja no
sufre casi ninguna modificación considerable, no se prioriza la elevación de la
productividad del trabajo. “En el modo de producción mismo no se verifica
aún ninguna diferencia, en esta etapa. El proceso laboral, desde el punto de
vista tecnológico, se efectúa exactamente como antes, sólo que ahora como
proceso laboral subordinado al capital””

Por el contrario, sobre la subsunción real del trabajo en el capital,


Marx afirma lo siguiente:

La característica general de la subsunción formal sigue siendo la directa


subordinación del proceso laboral -cualquiera que sea, tecnológicamente
hablando, la forma en que se lleve a cabo- al capital. Sobre esta base, empero,
se alza un modo de producción no sólo tecnológicamente específico que
metamorfosea la naturaleza real del proceso de trabajo y sus condiciones reales: el
modo capitalista de producción. Tan sólo cuando éste entra en escena se opera
la subsunción real del trabajo en el capital. ,

Este tipo de subsunción opera mediante la extracción de plusvalía re-


lativa, aquella que consiste en reducir el tiempo de trabajo necesario, es decir,
aquel que repone el salario de los trabajadores en la jornada laboral. Este tipo
de plusvalía exige, entonces, un alza de la productividad del trabajo, algo que
se logra únicamente mediante aplicación de la ciencia y, con esto, de mayor
tecnología. Al insertar mayor tecnología, renovándose esta constantemente,
el modo en que se desarrollaba el trabajo deja de ser el mismo que antes, ya
no puede mantenerse en las formas y en las condiciones en que el capital lo
encontró, originándose, así, una revolución también en el mismo proceso de
trabajo. Es esta forma de extraer plusvalía la que caracteriza al modo de pro-
ducción capitalista, la que lo diferencia de las formas precapitalista de pro-
ducción. Con ello, la productividad deja de ser concebida como potencia del
trabajo social y, la dependencia del proceso de trabajo hacia la máquina, que
convierte al hombre en tan solo apéndice suyo, hace aparecer la productividad
como potencia o virtud del capital.

Para Marx, cuando se da la subsunción real del trabajo en el capital

2 Ibid., pág. 61.


% Ibid., pág. 72.

138
Iconoclasia. Investigaciones sobre y desde Marx

estamos hablando ya del modo especificamente capitalista de producción.


¿Qué quiere decir esto? ¿La subsunción formal del trabajo en el capital no es
acaso un modo capitalista de producción? Aunque en Marx ya encontramos
respuestas a estas preguntas, las cuáles las mencionamos también al inicio de
este apartado, es en Lenin en quién encontramos mejor desarrolladas algunas
de estas tesis, esto debido al contexto que le tocó vivir: Lenin tenía que sus-
tentar la dirección del proletariado en la revolución contra el zarismo en mo-
mentos en que muchos intelectuales negaban el carácter capitalista de la Rusia
de la época. Rusia era un país principalmente agrario donde la gran industrial
era -con relación al territorio y la actividad productiva del país- realmente
ínfima. ¿Cómo defendía Lenin, entonces, la predominancia del modo de pro-
ducción capitalista en esas condiciones? Es lo que veremos a continuación.

VII. Capitalismo en el campo: pequeños propietarios y mayoristas

Guiándonos de las pautas generales ya antes establecidas, es mo-


mento de que abordemos un tema algo complejo para economías como la pe-
ruana, sobre todo porque uno de los argumentos para negar, por una parte, el
carácter capitalista de la sociedad peruana, y por otra, la viabilidad de un pro-
yecto emancipatorio marxista, consiste en contraponer la economía del cam-
po peruano a la ciudad, y peor aun cuando se trata de sustentar el predominio
del campo sobre la ciudad al señalar que el Perú es un país “principalmente
agrario”. Nuevamente se expresa aquí un análisis alejado del método marxis-
ta, que -como dijimos- no repara en el objeto físico sino en las relaciones en
que este aparece. No hay mayor vulgaridad que identificar actividad agraria
con “economía precapitalista”, pero quizás una vulgaridad mayor sea aquella
que a los rasgos precapitalistas (de haberlos) les llama “semifeudalidad”.

En su momento, Lenin tuvo que hacer una fuerte lucha teórica (que,
como todo en el marxismo, tiene implicancias prácticas) contra aquellos que
sostenían la condición no-capitalista de la sociedad rusa. Los llamados *po-
pulistas”, en base a una serie de argumentos, muy parecidos a los que se plan-
tean hoy en nuestro país, buscaban negar el carácter capitalista de Rusia y con
ello pretendían calificar de inviable todo proyecto guiado por el marxismo. El
porcentaje mayor de campesinos con tierras, la propiedad comunal, el poco
desarrollo tecnológico (casi nulo) de la producción agrícola, la reducida can-
tidad de fábricas y de proletarios en las ciudades, entre otras cosas, son datos
que este sector político (y económico, como demostrará Lenin) empleará en
la fundamentación de sus ideas. Por ello, estas polémicas en las que se cir-
cunscribe Lenin nos brindan un valioso aporte para el estudio del desarrollo
del capitalismo en sociedades que efectivamente presentan las características
mencionadas. Nos ofrece, pues, un marco teórico para el estudio del capitalis-
mo en economías atrasadas.

139
Juan Pablo Rojas, El carácter de la sociedad peruana...

Como lo señalamos anteriormente, y es en lo que Lenin repara de so-


bremanera, es la diferencia del intercambio en una sociedad precapitalista y en
una capitalista. En el capitalismo, sostiene Lenin, encontramos dos momentos
importantes: “1) la transformación de la economía natural de los producto-
res directos en economía mercantil, y 2) la transformación de la economía
mercantil en economía capitalista”?! Esto quiere decir que, en un momento
dado, la economía, sea esta individual o comunitaria, deja de ser una econo-
mía orientada hacia la obtención de valores de uso o de autoconsumo, y pasa
a ser una economía que produce para el mercado. Otro momento es aquel en
que el intercambio mercantil se torna intercambio mercantil capitalista, esto
es, un intercambio caracterizado por la fórmula D - M - D; es decir, cuando
el objetivo de la producción es la extracción de un plusvalor.

El caso del pequeño propietario que produce para el mercado supone


ya una economía mercantil más o menos desarrollada, de tal forma que se ve
obligado a vender la mayor parte de su producción debido a que sus medios de
consumo también los obtiene en el mercado; esta producción, a su vez genera
competencia entre los productores, con lo cual los más fuertes van absorbien-
do a los pequeños, convirtiendo a estos últimos en asalariados libres, Pero en
una economía de pequeños productores, ¿cómo este intercambio puede tor-
narse intercambio capitalista? La condición necesaria para esto es la existencia
de asalariados, cuya explotación permita la existencia de plusproducto y, con
ello, de plusvalor. En una economía de pequeños productores, o comunitaria,
esta cuestión resulta problemática, y da lugar, claro está, a la aserción de la
inexistencia de relaciones capitalistas en el campo. Ante esto Lenin en El desa-
rrollo del capitalismo en Rusia (1899) señala lo siguiente.

Cabe agregar que en nuestras obras se comprende a menudo con excesiva


rigidez la tesis teórica de que el capitalismo requiere de un obrero libre,
sin tierra. Eso es del todo justo como tendencia fundamental, pero en la
agricultura el capitalismo penetra con especial lentitud y a través de formas
extraordinariamente diversas. La asignación de tierra al obrero del campo se
efectúa muy a menudo en interés de los mismos propietarios rurales, y por eso
el tipo del obrero rural con nadiel es propio de todos los países capitalistas.”

Y comentando el Libro de Karl Kautsky sobre la cuestión agraria, sostie-


ne:

3 Lenin, V. L, El llamado problema de los mercados, en V. 1. Lenin, Obras Completas t. 1,


Madrid, Akal, 1975, pág. 103.
2 Lenin, V. L, El desarrollo del capitalismo en Rusia, Moscú, Progreso, 1974, págs. 175
— 176.

140
Iconoclasia. Investigaciones sobre y desde Marx

El obrero agrícola totalmente desposeído es una rareza, porque en la agricultura


la economía rural, en el riguroso sentido de la palabra, se halla ligada a la
economía doméstica. Categorías enteras de obreros agrícolas asalariados
poseen tierra o la tienen en usufructo, Cuando la pequeña producción es
desalojada de manera demasiado intensa, los grandes propietarios tratan de
fortalecerla o restablecerla vendiendo tierra y cediéndolas en arriendo (...) Por
consiguiente, dentro de los límites del modo de producción capitalista no cabe
esperar un completo desalojo de la pequeña producción en la agricultura, pues
los propios capitalistas y agrarios tienden a restablecerla cuando la ruina de los
campesinos llega demasiado lejos.”

El hecho de que en el Perú la mayoría de los trabajadores agrícolas


posean tierra, ya sea como individuos o de manera comunitaria (lo cual, es
solo apariencia, pues finalmente la tierra comunitaria en los hechos se ter-
mina parcelando), es motivo para querer definir la economía del campo pe-
ruano como una economía precapitalista, o de transición. El caso de Rusia
era similar, existían los llamados kustar, que comprendían aquellos pequeños
productores que producían para el mercado, y sin embargo Lenin insistía en
el carácter capitalista de esta forma de producción. Como vemos, la posesión
de una parcela o una tierra comunitaria no niega las relaciones capitalistas,
al contrario, le sirve, y estaría dentro de lo que Marx llamaría la subsunción
formal del trabajo en el capital”,

¿Qué es -entonces- aquello que hace que la pequeña producción sea,


no antítesis, sino manifestación del desarrollo del capitalismo? Aquí debemos
poner mucha atención, pues es una figura muy presente en el Perú actual, que
se dio también en la Rusia de fines del siglo XIX (lo que demuestra nuestro
gran atraso). Aquel elemento que torna esta relación en relación capitalista
es la presencia del mayorista, aquel que posee el capital comercial y pasa a
comandar la producción agraria. El trabajador independiente, en circunstan-
cias en las que depende del mercado para su subsistencia, no es más que una
ficción, pues estas condiciones de existencia lo obligan a depender del mayo-
rista, de aquel que le compra su producción para obtener una ganancia. En
esta situación, los pequeños propietarios, individualmente o como colectivo

- BLenin, V. L, El capitalismo en la agricultura, en V. 1. Lenin, Obras Completas t. IV,


Madrid, Akal, 1975, págs. 138 — 139.
34 Marx, K., El Capital, Libro tercero, vol. 8, pág. 1023, “Esta forma de la propiedad del
suelo presupone, al igual que en las formas previas y más antiguas de la misma, que la población
rural posee gran preponderancia numérica sobre la urbana, es decir que, aun cuando en lo demás
impere el modo capitalista de producción, está relativamente poco desarrollado, por lo que
predomina la fragmentación de capitales, ya que también en los otros ramos de la producción la
concentración de los capitales se mueve dentro de límites estrechos.”

141
Juan Pablo Rojas, El carácter de la sociedad peruana...

(piénsese, por ejemplo, en un tipo de cooperativa), están en la condición de


trabajadores asalariados en relación con el capital comercial. Sus duras condi-
ciones de vida les obligan a destinar parte de su trabajo a reponer sus medios
de subsistencia y la otra parte como ganancia del capitalista comercial. De
ahí que, también, la situación del pequeño propietario campesino sea igual o
hasta peor que la del obrero urbano.

Esta observación de que la aparición del mayorista tuvo una importancia


decisiva es muy atinada. Decisiva en el sentido de que demuestra ya, sin dejar
lugar a dudas, la existencia de la organización capitalista de la producción,
y prueba que es también aplicable a Rusia la tesis de que la “economía
mercantil, la economía monetaria, es una economía capitalista” que origina
esa subordinación del productor al capital, de la que no hay otra salida que la
actividad independiente del propio productor.*

Es en estas condiciones en las que surge el plusvalor, convirtiendo


el intercambio -en el que intervienen pequeños productores- en intercambio
capitalista. La explotación del pequeño productor le permite al capitalista co-
mercial la extracción de plusvalor, con lo cual valoriza su capital inicial. El
problema de quienes niegan estas relaciones como relaciones capitalistas re-
side en que son incapaces de ver “la estrecha e indisoluble relación que existe
entre la organización capitalista de la economía social rusa y el dominio abso-
luto del capital comercial en el campo,” Y no comprenden que esta forma de
dominio del capital sobre la producción, llamada también subsunción formal
del trabajo en el capital, es ya una forma de capitalismo; no son capaces de ver
que el capitalismo puede dominar en su forma menos desarrollada”.

Esta confusión, que se manifiesta mediante afirmaciones categóricas


basadas únicamente en la existencia empírica de determinados elementos, se
produce cuando -como dice Lenin- por observar el árbol, es decir, por atender
a un tipo particular de propiedad, se pierde de vista el bosque”. Esto quiere
decir que, aquello que realmente nos va a permitir interpretar adecuadamente

% Lenin, V. L, El contenido económico del populismo y su crítica en el libro de señor


Struve, en V. 1. Lenin, Obras Completas t. 1, Madrid, Akal, 1975, págs. 444 - 445
% Ibid., pág. 467.
% Ibid., pág. 453: “Si se les muestra esa relación y esas raíces, si se les muestra que el
capitalismo domina en su forma menos desarrollada, y por consiguiente la peor”.
% Ibid., p. 359: “Y si los populistas la encuentran, es porque los árboles les impiden ver el
bosque, porque la forma de posesión de la tierra por algunas comunidades campesinas les impide
ver la organización económica de toda la economía social rusa. Esa organización, que trasforma
al campesino en un productor de mercancías, hace de él un pequeño burgués, un pequeño
propietario rural aislado que produce para el mercado”.

142
Iconoclasia. Investigaciones sobre y desde Marx

determinadas relaciones sociales, no es la existencia cósica de algunas formas


de propiedad, lo cual es también necesario, pero lo realmente determinante,
aquello que atañe a la esencia del asunto, es el lugar que ocupa y la función
que cumple dentro de la totalidad productiva”, esto es, dentro de las relacio-
nes sociales que predominan.

Solo señalemos por el momento que el poco desarrollo de la tec-


nología en el campo no es motivo suficiente para descartar la existencia de
relaciones capitalistas, pues esto se debe al carácter mismo que posee la pro-
ducción agrícola, la cual dificultad el ingreso de máquinas en ella*”. Esto hay
que tomarlo muy en serio en contra del marxismo esquemático vulgar que
reina en el Perú, que no comprende siquiera “que tampoco en la industria es
tan simple el triunfo de la gran producción ni se opera de manera tan unifor-
me como suelen pensar quienes dicen que la teoría de Marx no es aplicable a
la agricultura”*

Así, el tema del empleo de la tecnología nos lleva a otra pro-


blematización desarrollada también por Lenin contra los llama-
dos “populistas”, y que da valiosos aportes a nuestro marco teórico.

VIII Lenin y las etapas del desarrollo capitalista: manufactura e industria

Hay un argumento recurrente en aquellos que quieren negar la pre-


dominancia del capitalismo en la economía peruana, y este consiste en mos-
trar la falta de gran industria en nuestro suelo, algo con lo que también tuvo
que lidiar Lenin. Este problema consiste en algo muy presente también en
nuestro medio, y es la identificación grosera entre capitalismo y gran indus-
tria*”. A este respecto, Lenin sostiene lo siguiente:

Es indudable que contraponer el sistema vigente en Rusia al capitalismo,


basándose en el atraso técnico de nuestra economía nacional, en el predominio

32 Lenin comparte la tesis de Kautsky quien asegura que la agricultura que se desarrolla
en el marco de la producción capitalista es ya, en cuanto tal, capitalista. Lenin refuerza esta idea
agregando, solo para tener en cuenta, que en el modo de producción capitalista todo trabajo
agrario requiere dinero (por ej. para comprar fertilizantes, etc.).
4 Lenin, V. 1., El capitalismo en la agricultura, pág. 128.
42 Ibid., pág. 138.
22 Lenin, V. IL, Para una caracterización del romanticismo económico, en V. 1. Lenin, Obras
Completas t. II, Madrid, Akal, 1975, pág. 180, *...el señor N.-on identifica así el capitalismo con la
industria mecanizada. Es un grosero error. El mérito de la teoría científica consiste precisamente
en que esclareció el lugar que le corresponde a la industria mecanizada, como una de las etapas
de capitalismo”

143
Juan Pablo Rojas, El carácter de la sociedad peruana...

del trabajo manual, etc., etc., cosa que los populistas hacen con harta frecuencia,
no puede ser más absurdo, pues el capitalismo existe tanto donde el nivel técnico
es bajo como donde está muy desarrollado, y Marx subraya reiteradas veces en
El Capital que el capital empieza subordinando a sí mismo la producción tal
como la encuentra y sólo más tarde la trasforma técnicamente. Es indudable
que la Hausindustrie alemana y el “sistema de la gran producción basada en
el trabajo a domicilio” en Rusia constituyen una organización capitalista de
la industria, pues en ellos no sólo predomina la producción de mercancías,
sino que, además, el dueño del dinero domina al productor y se apropia del
sobrevalor.

esa subordinación que antes de alcanzar su desarrollo superior, máximo, pasa


por muchas etapas que los populistas prefieren no ver, a pesar de que Marx
explicó esto con toda precisión. Esa subordinación empieza con el capital
comercial y con el usurario, y después pasa al capitalismo industrial, que a su vez
es al principio muy primitivo desde el punto de vista técnico y no se distingue
en nada de los viejos sistemas de producción, organiza luego la manufactura
-ésta sigue basada en el trabajo manual, en las pequeñas industrias artesanales,
que son las dominantes, y no corta los lazos del obrero asalariado con la tierra-,
y terminan su desarrollo con la gran industria mecanizada. Sólo esta última
fase, la superior, punto culminante del desarrollo del capitalismo, crea un
obrero completamente expropiado y libre como un pájaro; sólo ella engendra
(tanto en el aspecto material como en el social) la “significación unificadora”
del capitalismo*

Esto nos remite, pues, a una consideración muy básica dentro de los
estudios de Marx, pero al parecer desatendida por el marxismo esquemático
vulgar: el capitalismo se desarrolla a través de etapas, una de ellas es la que
corresponde a la gran industria mecanizada, pero esta es -a su vez- producto
y desarrollo de un modo anterior de trabajo: la producción manufacturera.
Por ello, Marx concibe una manufactura de tipo capitalista distinta de la ma-
nufactura medieval, y es por este motivo que en El Capital nos habla del siglo
XVI como inicios de la era capitalista, mientras que del XIV al XV trata de
sus orígenes. Este inicio de la era capitalista es la época en que predomina el
capitalismo manufacturero hasta la revolución industrial, que va a revolucio-
nar consigo el modo en que se produce, el mismo proceso de trabajo, es decir,
cuando se da la llamada subsunción real del trabajo por el capital.

Como se sabe, precisamente estos rasgos son los que caracterizan la manufac-
tura, en el sentido científico de la palabra, como un grado especial de desarrollo

4 Lenin, V. 1, El contenido económico del populismo., págs. 454 - 455.

144
Iconoclasia. Investigaciones sobre y desde Marx

del capitalismo en la industria (véase Das Capital, I, Kapitel XII). Esta forma de
industria significa ya, como se sabe, la profunda supremacía del capitalismo,
que precede directamente a la forma última y superior del mismo, es decir, de
la gran industria mecanizada. El trabajo para el mayorista es, por lo tanto, una
forma atrasada del capitalismo.*

Pero la discusión no giraba únicamente en base a este asunto, sino


que, al igual que con la producción campesina, teníamos los kustar artesanos,
es decir, los pequeños propietarios. Nuevamente, Lenin observa una confi-
guración capitalista de la producción pues este pequeño productor producía
para el mercado y lo tenía que hacer también por mediación del mayorista.
Y no solo eso, sino que este tipo de producción se relacionaba y sustentaba
en una serie de procesos a cargo de la llamada “producción a domicilio”, que
era donde los “populistas” encontraban elementos precapitalistas, pero donde
Lenin encontraba -por el contrario- un trabajo cooperativo de tipo capitalista.
Como lo muestra Marx, la manufactura capitalista sustentada en el trabajo
cooperativo tenía en el trabajo a domicilio una de sus tantas formas, por tan-
to, resulta también una explotación de tipo capitalista, donde el mayorista, el
poseedor de dinero, aprovecha la condición de los pequeños productores para
obtener una ganancia a partir del plustrabajo que estos generan.

Lenin hace un llamado, a su vez, a tomar en cuenta los tipos de ma-


yoristas y los tipos de capital comercial. Está claro que se encuentran siempre
grandes, medianos y pequeños mayoristas, y nuestra tarea consiste en estu-
diar las formas en que este capital se encuentra en nuestro país y en qué rela-
ción se halla con el capital industrial o bancario. Sobre esto último, cabe men-
cionar algo: retomando una idea solo mencionada cuando tocamos el tema
de la reproducción simple, dijimos que mucho se solía oír que en el Perú pre-
dominaba la reproducción simple en desmedro de la reproducción ampliada,
lo cual negaba su carácter capitalista. Dejamos en claro que la reproducción
simple también implica ya un carácter capitalista de la economía, pero tam-
bién dijimos que muchas veces esta forma solo es aparente. Lo que sucede
es lo siguiente: en primer lugar, en el sentido en que Marx aborda el capital
comercial, encuentra que se trata de un capital que, en cuanto tal, también
explota trabajo asalariado, es decir, afecta también la demanda de asalariados
libres, la reproduce. Esto quizás podamos verlo en los negocios que abundan
en nuestro país, negocios de pequeños capitales que poseen de uno a dos tra-
bajadores (relaciones de compra y venta de fuerza de trabajo). Estos capitales,

4 Lenin, V. 1, El censo de kústares de 1894 - 1895 en la provincia de Perm y los problemas


generales de la industria “kustar”, en V. L Lenin, Obras Completas t. ll, Madrid, Akal, 1975, pág.
438.

145
Juan Pablo Rojas, El carácter de la sociedad peruana...

posiblemente“ no experimentan un crecimiento, y se siguen reproduciendo


en la misma escala; pero Marx describe una forma de reproducir el capital en
escala ampliada que, a nosotros, miembros de una sociedad donde priman
los pequeños negocios, nos debe de llamar la atención. Si bien, muchas ve-
ces el pequeño propietario de capital no está en condiciones de acrecentar su
negocio, es decir, de iniciar el ciclo con una mayor inversión de capital (por
diversos motivos), el dinero acumulado puede ser invertido como una forma
distinta de capital, esto es, como capital dinerario o a interés, Marx sostiene:

Con el desarrollo de la producción capitalista, no obstante, se desarrolla


también, al mismo tiempo, el sistema crediticio. El capital dinerario que el
capitalista aún no puede emplear en su propio negocio, es empleado por otros,
de quienes aquél, a cambio de ello, recibe intereses. Funciona para él como
capital dinerario en el sentido específico del término, como un tipo de capital
diferente del capital productivo.*

Esto quiere decir que, una vez que el pequeño poseedor de capital de-
posita sus ganancias en una entidad que le permita obtener un interés, ya está
haciendo uso de su ganancia como capital. Entonces, a lado de su pequeño
capital comercial o industrial, aparece su capital dinerario que acrecienta su
masa general de capital. En este caso, no puede tratarse de una reproducción
simple, pues el plusvalor obtenido por el poseedor de capital no se destina ín-
tegramente al consumo personal o atesoramiento del capitalista, sino que una
parte retorna para funcionar como capital general incrementado en manos
del capitalista.

Una investigación, en consecuencia, sobre el desarrollo del capita-


lismo en el Perú, tiene que prestar atención también a la relación entre los
pequeños productores o pequeños poseedores de capital y el capital dinerario
o bancario. Solo así podemos develar la verdadera condición de estos agentes
de la producción en el Perú, y no atendiendo a su mera existencia cósica. Jus-
tamente, si algo nos enseña el método de Marx, es a develar aquello que no
está dado inmediatamente a nosotros, aquello que no es evidente, pues el capi-
talismo se sustenta en un cúmulo de relaciones ocultas al examen meramente
empírico o de sentido común.

4% Decimos “posiblemente” pues aún no nos hemos involucrado exhaustivamente con la


recopilación de material empírico estadístico.
Marx, K., El Capital. Crítica de la economía política, Libro segundo: el proceso de circulación
del capital, vol. 4, México, Siglo Veintiuno editores, 1976, pág. 394.

146
Iconoclasia. Investigaciones sobre y desde Marx

Consideraciones finales

Hasta el momento hemos esbozado una suerte de marco teórico que


nos permite ver la diversidad de formas y caminos que encuentra el capitalis-
mo en su desarrollo como economía mundial, arrastrando consigo e incor-
porando a su lógica a las economías menos desarrolladas. Con ello, hemos
tratado de hacer justicia a muchos postulados de Marx y Lenin que han sido
prácticamente ignorados por casi la totalidad de nuestra literatura marxista
nacional, y hemos demostrado lo importante de muchos de sus análisis para
comprender formas de transición que se han dado en el Perú y que más ade-
lante demostraremos mediante la recopilación de material empírico. Cabe se-
ñalar que este primer marco teórico tampoco lo concebimos acabado, queda
pendiente dentro de esta primera parte el tema de la renta, que por motivos
formales no se ha podido incluir en el presente artículo”, además, aún hay
una importante obra económica de Marx a la que no hemos prestado sufi-
ciente atención, así como a la vasta obra económica de Lenin. Este trabajo no
trata de ser algo más que un primer intento en la elaboración de aquel marco
teórico con el que emprenderemos la investigación amplia del desarrollo del
capitalismo en el Perú.

La segunda parte de este esbozo versará sobre los análisis econó-


micos de José Carlos Mariátegui y Mao Tsetung, sobre sus estudios de eco-
nomías semifeudales y semicoloniales en el contexto del imperialismo. No
será, pues, desde un punto de vista externo, sino desde la condición interna
de aquellos países. Las economías de transición estudiadas por Marx y Lenin,
como lo hemos apreciado en el presente artículo, son economías atrasadas
que se encontraron con el desarrollo del capitalismo en su etapa industrial,
y solo tratamos el desarrollo de los países atrasados en el contexto del impe-
rialismo mediante los trabajos de Lenin, pero aún en ese progreso, no hemos
analizado las economías sometidas al imperialismo a partir de ellas mismas.
Esto último será tarea de la segunda parte de este esbozo de marco teórico.

Incluso, nos parece sumamente pertinente desarrollar este tema junto a los estudios en
torno a la semifeudalidad y semicolonialidad. Iniciar la segunda parte con el problema de la renta
nos permitirá una mejor comprensión de los tópicos a tratar.

147

También podría gustarte