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Capítulo VIII.

-
Paseo por la historia de la filosofía
El presente capítulo recoge sintéticamente la historia del pensamiento filosófico
occidental desde Tales de Mileto hasta las escuelas, corrientes de pensamiento y
pensadores más renombrados que se extienden hasta nuestros días.
Debido al inmenso material que correspondería a esta parte, hemos tenido que
proceder selectivamente, pero sin dejar de mencionar los datos más relevantes para el
conocimiento y el manejo de los autores y de las filosofías que han marcado el rumbo
del pensamiento occidental. Su lectura será suficiente como introducción en los
rasgos robustos y en las categorías de la filosofía.

VIII.1.- Periodo pre-socrático


El pensamiento humano existe desde que surgió el ser humano como tal. Sin
embargo, los humanos han cambiado sus criterios a través de los tiempos con relación
a aquello que aceptan como conocimiento.
Los seres humanos antiguos concibieron las tradiciones y el sentido común como
fuentes de verdad. Las explicaciones mitológicas y/o religiosas emergieron como
leyendas que daban razón de ser sobre toda realidad (material y espiritual), en un
mundo que no conocía aún los procesos argumentativos que llamamos razonamiento.
El mito quiso esclarecer, mediante leyendas, los principios y el sentido de las cosas.
En los mitos se orientaron los pueblos en su pensar y en su accionar, aceptándolos sin
reflexión, es decir, sencillamente creyéndolos ciegamente.
El mundo griego antiguo, dominado por el mito y la religión, recibió, mediante el
surgimiento de la reflexión filosófica, una “revolución copernicana” que determinaría
en lo posterior una nueva visión del mundo, de la historia, de la sociedad, del ser
humano y de lo trascendente.
Esa afirmación se concretiza en el hecho que tan pronto fueron escritos los mitos
griegos, por HOMERO y HESIODO, comenzaron las críticas racionales al mito y a la
religión, al encontrar que los dioses tenían las mismas virtudes y faltas que los
mortales sobre la tierra. XENÓFANES, por ejemplo, un prominente pensador de la
Escuela de Elea, puntualizó, como ya habíamos expresado, que los dioses son creados
a imagen y semejanza de los humanos, pues cada pueblo pinta a sus dioses con sus
propias características antropológicas y culturales.
El primer hecho determinante en el surgimiento de la filosofía es la condición
antropológica, pues por naturaleza el ser humano aspira al conocimiento y éste se
debe a la curiosidad, como anotaba PLATÓN; a la admiración, como anotaba
ARISTÓTELES y a la preocupación del ser humano por el ser total, como exponían
HEIDEGGER y ORTEGA Y GASSET.
Es la condición humana que nos conduce a percibir al mundo como problema y tarea,
a la vez, para buscar respuestas englobantes a lo que nos cuestiona.
El nuevo pensar filosófico, intolerante contra toda imprecisión, no aceptó dogmas pre-
establecidos que se comunicaban de generación en generación sin base explicativa
convincente y sólida. De aquí que los filósofos pretendieron explicar la totalidad del
mundo desde la razón humana, buscando las razones primeras y últimas y así, el por
qué definitivo de las cosas.
La contrariedad entre lo nuevo y lo viejo, es decir, entre las creencias y la razón, será
la causa por la que varios pensadores, entre los que se cuenta a S ÓCRATES y a
PROTÁGORAS, se verán obligados a morir o a abandonar su patria.
El primer pensador conocido en la historia del pensamiento que reunió las cualidades
de un filósofo fue TALES DE MILETO, seguido por ANAXIMANDRO y ANAXÍMENES
(Siglos VII-VI a.C.).
No obstante, cabe destacar que el primero en utilizar el concepto “filósofo” fue
PITÁGORAS (572-497 a.C.), auto-determinándose así como un “amante de la
sabiduría”.
La sociedad griega antígua, que se encontraba en la paradoja de ser esclavista y
democrática a la vez, reunió las condiciones indispensables para que la clase
aristocrática, de la que surgieron los filósofos, desarrollara el ocio y el pensamiento,
ya que los esclavos y metecas (extranjeros con sitio fijo en Grecia) estaban destinados
a la producción de los bienes materiales. Desde siempre sabemos que hay que tener el
sustento material garantizado para poder filosofar con los niveles de abstracción y
profundidad debidos.
En otro sentido, el sistema de Polis que reinaba en Grecia permitía la diversidad
política, aunque los valores culturales se orientaban en la “DEMOS”, también los
tiranos (aunque odiados) encontraban su tiempo para gobernar. Esa realidad abre la
posibilidad para desarrollar una gran diversidad de concepciones con fines de explicar
las realidades cuestionantes. En otras palabras: sin libertad no es posible la filosofía,
pues ella es labor auténtica y creativa del pensamiento humano certero y
desembarazado.
Además del sistema político y la forma de producción, influyó en el génesis de la
filosofía la diversidad geográfica y climática griega: el país es una especie de puente
entre oriente y occidente, comprendiendo una diversidad de paisajes, zonas frías y
calientes, islas y tierra firme. Esa diversidad objetiva tiene su correlato en el mundo
subjetivo del pensamiento, como se expresa en el hecho de que existieran tan diversas
escuelas en Jonia (actual región de Anatolia, en Turquía) como en las regiones
colonizadas por los griegos en Italia, en pequeñas islas como Efesos y, naturalmente,
en la Atenas floreciente de Perikles.
La filosofía pre-socrática versó esencialmente acerca de la naturaleza como una
totalidad, la cual trató de explicar de un sólo golpe mediante la proposición de los
elementos de los que emerge y la constituyen por necesidad. A los elementos de
donde procede el mundo y al cual volverá todo lo que existe es lo que se denomina
“arjé”. Los primeros filósofos pretendieron descubrir cual es el “arjé”, o la base del
universo,
pues mediante el elemento primigenio se podría también explicar la diversidad y los
cambios que se dan en la naturaleza.
El mundo natural de todo lo que existe, incluido el ser humano, es la “physis”. Los
primeros pensadores quisieron saber su procedencia, su esencia y su destino final.
Ellos pensaron que esas tres dimensiones estarían unidas por necesidad bajo el mismo
elemento, o debido a los mismos principios. Las leyendas y las tradiciones no eran
satisfactorias, así se abrió el ser humano el paso a la razón, en este primer momento
mediatizada por la observación directa, la deducción de axiomas o principios
generalmente aceptados y una dosis de intuición.
El supuesto que subyace en la idea griega de poder captar o inteligir al ser es el
concepto “destino” (“ananke”). De acuerdo con éste, las cosas son lo que son y
suceden como suceden debido a la necesidad, porque así están dispuestas desde
siempre y por toda la eternidad. Su destino teleológico está fijado, aunque no se llegue
a descifrarlo.
Entre los primeros filósofos griegos más relevantes están:
TALES de Mileto (624-548 a.C.) cuyo “arjé” fue el agua (o lo húmedo). Según él todo
viene del agua, es agua y volverá a ser agua. T ALES es el primer filósofo, por haber
dado por primera vez una explicación racional y natural, diferente a la mitológica, que
ponía siempre a los dioses como origen de todo.
ANAXIMANDRO de Mileto (610-545 a.C.) tuvo como arjé el “apeiron”, que significa
“lo indefinido”. El pensamiento más antiguo que textualmente se ha conservado es de
ANAXIMANDRO:
“El apeiron es el origen de todas las cosas. De él proceden y a él vuelven por necesidad,
puesto que cada cosa castiga las otras y padece por las otras, según el orden del tiempo.”
ANAXÍMENES de Mileto (588-534 a.C.) concibió como “arjé” el aire (“pneuma”). El
mundo, el ser humano, el alma y Dios son aire, el cual está encima, debajo y dentro de
todo. Las cosas varían sólo según los niveles de concentración y de dispersión en que
se encuentre el aire.
PITÁGORAS de Samos (570- ca. 496 a.C.) fundó su escuela en Crotona, Italia,
convirtiéndose en una gran leyenda. Sobre él fueron escritas muchas anécdotas. Su
“arjé” fueron los números. Este mundo es números, es perfecto, se puede estudiar y
explicar mediante las matemáticas. Dios, que lo hizo, es el matemático perfecto.
PITÁGORAS creyó en la transmigración de las almas (doctrina que acepta la
reencarnación del alma).
HERÁCLITO de Efesos (ca. 544-484 a.C.) se concentra en los cambios constantes que
sufre la naturaleza y afirma que lo único que permanece es el cambio: todo fluye, es
decir que todo está con continuo movimiento. Ese fluir se debe a que la realidad está
compuesta por contrarios o polos opuestos que están en guerra permanente: noche-
día, frío-caliente, bueno-malo etc. HERÁCLITO afirma:
“La guerra es el padre de todas las cosas, es de todas las cosas el rey”:1
En el fragmento 30 dice que este mundo no fue creado por ningún Dios, sino que
existe desde siempre y para siempre porque es un fuego vivo que se enciende y se
apaga según proporciones. En el fragmento 54 dice que el fuego se transforma en el
universo y el universo en fuego, como el oro en moneda y la moneda en oro. De aquí
que varios pensadores hayan inferido que el fuego sea el “arjé” de HERÁCLITO. De él
es la famosa sentencia que nadie se baña dos veces en el mismo río, pues la segunda
vez habrán cambiado tanto el agua como la persona.
El proceso del mundo es ordenado y responde a una secuencia lógica de eterno
retorno. El principio que dirige todo el proceso es el logos o razón universal.
PARMÉNIDES de Elea (ca. 540-470 a.C.) rechaza el devenir de Heráclito y afirma que
el ser es lo único que existe. “El ser es, la nada nada es.” El ser es estático y tranquilo,
a la vez que es uno y compacto. Pensar y ser son la misma cosa, pues la nada no pude
ser pensada. A la filosofía que versa acerca del Ser se le llama ontología. Parménides
es su iniciador.
EMPÉDOCLES de Acragas, hoy Agrigento en Sicilia (ca 492-432 a.C.) rompió con las
explicaciones monolíticas del universo y propuso como “arjé” los cuatro elementos
aceptados en ese entonces: fuego, agua, aire y tierra. Todo lo que existe es una
combinación de ellos según dos fuerzas fundamentales que rigen al mundo y le dan
movimiento: amor y odio. El amor es la unidad, la calma y la paz, mientras que el
odio es disgregación, guerra e intranquilidad.
LEUCIPO y DEMÓCRITO (ca. 460-370 a.C.) erigieron la primera teoría atómica: el
“arjé” son los átomos (partículas indivisibles), que son impenetrables, pesados,
eternos e indestructibles. Tienen diferentes tamaños y posiciones. Se mueven
contínuamente en el espacio vacío para conformar todo cuanto existe. La muerte de
las cosas consiste en la separación de sus átomos.
ANAXÁGORAS (ca. 500-423 a.C.) propuso como el elemento constitutivo del mundo, o
“arjé”, las “homeiomerías” que serían infinitas partículas de diferentes tamaños,
colores y olores que se encuentran en todo. Todo está en todo. Para todas las cosas
existen “homeiomerías” que las diferencian, pero todas las demás partículas están
también presentes, aunque en menor número. Así las “homeiomerías” de cabello
determinan el cabello, las de carne la carne y así sucesivamente. El “nous” (espíritu)
es el que da movimiento, orden y dirección a dichas partículas.
La SOFÍSTICA fue una pléyade de grandes maestros, sobre todo de la política, el
derecho y la retórica que se destacaron entre el Siglo V y el IV a.C. propagando el
escepticismo y el relativismo. Estos ya no buscaron el “arjé”, sino que se centraron
en el ser humano y su sociedad, la cual se fundamenta en acuerdos o principios
convencionales y convenientes.

1
HERÁCLITO: Fragmentos. No. 53 en: DE CRESCENZO, Luciano: “Alles fliesst, sagt Heraklit”, pág.
169 ss. Editora Albrecht Knaus, Berlín 1995.
El primer sofista, y el más destacado de todos, fue PROTÁGORAS de Abdera (ca. 481-
411 a.C.) que tuvo que huir de Atenas para evitar un juicio por un escrito acerca de los
dioses. En su huida encontró la muerte. De él procede la famosa frase de homo-
mensura (el ser humano es la medida de todas las cosas), relacionando así la verdad
de las cosas con el ser humano individual que la concibe.
GORGIAS de Leontinoi (483-375 a.C.) fue un gran maestro de la retórica, como el arte
de convencer, aunque no sea con la verdad. Tuvo el escepticismo como filosofía, es
decir, la duda de que el ser humano pueda conocer alguna verdad, en especial acerca
de los dioses, de los cuales no podemos saber si existen o no.
Otros sofistas fueron PRÓDIGOS de Yulis, HIPPIAS de Elis, CALICLES Y CRITIAS. Estos
dos últimos fueron decididos defensores del derecho del más fuerte: la justicia es el
beneficio del más poderoso. Estas ideas anticipan a la bestia rubia, es decir al
“superhombre” de F. NIETZSCHE.
En conjunto, los pensadores pre-socráticos tienen un lugar especial en la historia del
pensamiento por ser los pioneros del camino de la razón, que desemboca en la
filosofía y en la ciencia moderna, que son criticadas por el postmodernismo.
Lo más importante de sus reflexiones no está en las respuestas que dieron, muchas de
ellas evidentemente erradas, sino más bien en haber aportado un nuevo paradigma,
una nueva forma de responder a los grandes cuestionamientos del ser humano. Puesto
que este nuevo modelo es abierto al diálogo y a la discusión, ha sido entonces gracias
a él posible el progreso de las ideas, es decir, la corrección de algunas y el
desmantelamiento de otras.
Los pre-socráticos, por representar los inicios, son y serán una referencia obligada
para toda filosofía que sea digna de este nombre.
Es por eso que gigantes del pensamiento moderno, como E. H USSERL, Martin
HEIDEGGER y José ORTEGA Y GASSET hayan proclamado la vuelta al principio, en este
caso a los pre-socráticos, para que el pensamiento esté enclavado en sus raíces, tenga
continuidad y reasuma los cuestionamientos iniciales, pues aún están sin solución
definitiva.
VIII.2.- Periodo clásico
Lo clásico es lo mejor, lo de primer orden.
Con razón, son SÓCRATES, PLATÓN y ARISTÓTELES los clásicos de la filosofía antigua
griega, puesto que con ellos se establece la filosofía como el camino de la razón, se
sistematiza y se valora a todo el pensamiento anterior y se establecen los cimientos
para el desarrollo posterior del devenir filosófico este acápite nos acogemos, especialmente,
a la obra de: DE CRESCENZO, Luciano: “Historia de la filosofía griega, segunda parte”. Editora Seix
Barral, Barcelona 1997.

VIII.2.1.- SÓCRATES
SÓCRATES (ca. 470-399 a.C.) es el verdadero padre de la filosofía, tanto por la
fundamentación racional que le dio como por su testimonio de vida y hasta su muerte,
libre y consciente, a favor de la razón y de los valores humanos.
En SÓCRATES deviene, por primera vez, la filosofía en ética racional. De su vida y su
obra se sabe mediante los escritos de J ENOFONTE, PLATÓN y ARISTÓTELES, ya que él
mismo no dejó nada escrito.
Tuvo tres hijos, uno con su primera esposa, JANTIPA, y dos con una tal MIRTO.
JANTIPA fue caracterizada como una mujer de carácter duro, que por poco se
enfurecía. Quizás por eso cuando le pedían consejos sobre el matrimonio, si casarse o
no, respondía: “Haz como te plazca; de todos modos, en ambos casos, te
arrepentirás.”3
Cuando su alumno ALCIBÍADES le preguntó cómo soportaba a JANTIPA, SÓCRATES le
respondió: “a veces vivir con una mujer de su tipo puede ser útil como domar a un
caballo furioso: después uno se encuentra más preparado para enfrentar sus
semejantes en el ágora…”4
SÓCRATES podía pasar más de un día entero ensimismado meditando sobre un
pensamiento. No le molestaban las incomodidades de la vida; por el contrario, le
molestaba y se sorprendía al ver las tiendas llenas de mercancías, pues no podía
comprender por qué los atenienses necesitaban tantas cosas para mantenerse vivos.
Entre sus convicciones morales destacaba su observación por las leyes como fidelidad
del ciudadano hacia sí mismo, el apego incondicional a la verdad, la bondad y la
justicia, esta última entendida como la virtud del que hace bien todo lo referente a su
oficio, sin pretender hacer lo que corresponde a otro y que se conforma sólo con lo
que le pertenece en el orden establecido.
Sostenía que no es posible hacer lo correcto si no se conoce; pero tampoco no obrar
bien, cuando se conoce lo bueno. Sólo obra mal el ignorante.
Para enseñar a los atenienses, SÓCRATES desarrolló el método de la “mayéutica”, que
es originalmente el arte de la comadrona para ayudar a las mujeres a parir a sus niños,
un arte que conoció a través de su madre, F ENARETE, la cual era partera. Es así que
SÓCRATES aprendió a ayudar a los humanos para que puedan “parir” sus ideas,
mediante una serie de preguntas y objeciones que el mismo aprendíz respondía. Para
que los seres humanos rastrearan su interior, los detenía por las calles y los
atormentaba con preguntas que conducían hacia lo mas profundo de su ser, de modo
que cada cual diera cuenta de sí y dejara emerger el ser superior que se esconde en
cada uno.

3
Ibidem. pág. 11.
4
Ibidem. pág. 12.
Ante la presunción de políticos, poetas y oradores de su tiempo de ser sabios,
SÓCRATES decía de sí mismo que sabía no saber. Pero eso significa, paradójicamente,
ser sabio, porque se conoce a sí mismo, a la vez que conoce algo: su ignorancia.
La persona necia cree que sabe, pero ignora hasta su propia ignorancia. S ÓCRATES
desenmascaró a muchos pseudo-intelectuales, lo que consecuentemente le costaría la
vida, como afirmaba CALIÓN:
“Son demasiados los que se sienten estúpidos ante él, y nadie es más vengativo que
quien se da cuenta que es inferior.”5
Sus tres acusadores fueron ANITO, MELETO y LICÓN (representando la parte política, a
los poetas, oradores y artesanos, a los que SÓCRATES había demostrado ante sus
amigos que no eran sabios). Su intención era condenarlo a muerte, sea S ÓCRATES
culpable o no.
Las acusaciones se referían a que SÓCRATES con sus enseñanzas supuestamente:
 corrompía a la juventud,
 no reconocía a los dioses de la cuidad y no creía en los dioses, pues un día dijo
que son las nubes, y no Z EUS, quienes provocan la lluvia y que el sol es una
piedra y que la luna está hecha de tierra,
 creía en demonios y practicaba cultos religiosos extraños,
 se inmiscuía en cosas que no le atañen,
 investigaba lo que hay bajo tierra y lo que hay sobre el cielo,
 podría embaucar, persuadir y engañar con sus discursos,
 sus discursos pondrían en duda las convicciones de los demás.
SÓCRATES se defendió de manera excepcional, demostrando la falsedad de cada
acusación, expresando su apego a la razón, la verdad, lo justo y dispuesto a no
ceder en cuanto a mantener despierta la conciencia de los atenienses mediante la
filosofía.
En fin, era por venganza que lo acusaban, precisamente por haber desmantelado a
los pseudo-sabios. Así se cumplía lo que el dios APOLO había revelado mediante
el Oráculo de Delfos: que SÓCRATES es el más sabio de los humanos porque es el
único que sabe que no sabe.
Antes de ser condenado por una escasa mayoría de jueces a beberse un veneno
llamado “cicuta”, SÓCRATES pudo haber intentado salvar su vida, presentando a
su mujer e hijos, a la vez que implorara clemencia. S ÓCRATES no lo hizo porque
tal indulto dañaría tanto a los jueces (corrupción de la justicia) como a sí mismo
(corrupción del alma), pues eso no era coherente con su postura de vida, de vivir
hasta la muerte una vida virtuosa.

5
Ibidem. pág. 19.
También la opción de comprar un escape de la cárcel fue rechazada por SÓCRATES
porque, según argumentaba, se debe obedecer a las leyes y a los jueces legalmente
establecidos, aunque sea injusta su decisión.
De todos modos, a los jueces se les eligió para decidir y no para que cada cual
decida sobe su propio caso, puesto que eso sería injusto. Algunas de las
reflexiones de SÓCRATES durante y después de su juicio fueron:6
“¿Saben ustedes por casualidad lo que es morir? Con seguridad que es una de estas dos
cosas: o un caer en la nada, o trasmigrar a otra parte. En la primera hipótesis, créanme,
la muerte podría ser una gran ventaja: no más dolores ni sufrimientos; en el segundo
caso, en cambio, tendría la suerte de encontrarme con muchísimos personajes
excepcionales (…). Pero ha llegado la hora de partir: yo a morir y ustedes a vivir. Quien
de nosotros ha tenido mejor destino no lo sabe nadie, excepto los dioses.”
“¿No crees, CRITÓN, que en la vida no debemos cometer injusticia por ninguna razón?”
“¡Que cosa extraña son el placer y el dolor! – dice S ÓCRATES masajeándose el tobillo
dolorido – parece que cada uno siga siempre a su contrario y que ambos no quieran
encontrarse nunca en la misma persona.”
“Pienso que a los muertos les está reservado un futuro y que ese futuro es mejor para
los buenos que para los malos.”
“Sólo los malvados pueden desear que después de la muerte no haya nada, y es lógico
que piensen así, porque es lo que les interesa. (…) estoy seguro que sólo quien ha
transcurrido la vida de modo honesto y con templanza será admitido a ver la verdadera
tierra.”
“… los desdichados en el tártaro (infierno) y los puros en la verdadera tierra. He aquí
por qué conviene adquirir en la vida virtud y sabiduría con la filosofía; pues bello es el
premio y grande la esperanza. (…)
Tal vez no es propio de un hombre sensato creer en ello, pero en compensación procura
un gran bienestar interior…”
“Sean valientes y conserven la serenidad, amigos, como conviene a los filósofos y a los
hombres justos.”

VIII.2.2.- PLATÓN
PLATÓN (ca. 427-347 a.C.) fue el fundador de la A CADEMIA, en el 387 a.C., escuela
filosófica que fundó en un jardín al lado de donde se encontraba un templo dedicado a
un héroe de nombre ACADEMO.
PLATÓN arribó a la filosofía, que calificó como la verdadera ciencia, después de no
haber visualizado una salida satisfactoria a través de la política, en la que sólo
constataba atropellos y degeneración.
6
Véase la Apología de SÓCRATES y el CRITÓN, ambos escritos por PLATÓN.
PLATÓN mismo fue apresado tres veces en Siracusa, Sicilia, por el tirano D IONISIO y
por el hijo de éste, al morir su padre. Salvó por suerte su vida, aunque la primera vez
fue vendido en el mercado de esclavos, pero comprado y liberado por un alumno
suyo.
PLATÓN complementó a SÓCRATES relativo a la identidad de lo bueno y el
conocimiento, pues lo que hace buena a una acción es la actitud volitiva y su
valoración, ya que depende de los objetivos y finalidades que se propone. Si éstas son
buenas, entonces son también buenos los verdaderos conocimientos, las convicciones
rectas y el correcto poder hacer. La buena finalidad hace buena a la acción, pero
siempre con esos tres elementos.
Ahora bien, la existencia de los valores nos lleva a deducir la existencia de un (o
varios) valores, que es la fuente o el fundamento de los valores, es decir, el principio
valorativo que existe por sí mismo (en sí digno de valor), pues si dependiera de otro
éste fuera mayor. Si no existiera este a priori para la valoración, entonces no habría
una escala valorativa. El valor recibe así un carácter absoluto: valioso no es lo que de
hecho valoramos sino lo que valoramos porque en sí es digno de amor.
En efecto, sólo se afirma el “eros” que se apasiona por lo que de alguna manera
participa de lo primigenio bello y lo primigenio bueno y es, por lo tanto, valioso en sí,
porque es un ser siempre, sin fundamento fuera de sí, sin límites, descansa en sí
eternamente sin aumentar ni disminuir. Es decir, que lo bueno ético no depende de los
gustos y preferencias de la gente, ni de la oferta y demanda del mercado. 7 La idea
suprema de lo bueno es el principio de todo bien. Ella sólo puede ser abordada
indirectamente, mediante las buenas cualidades que se encuentran en todo ser. De
aquí que todo ser sea bueno, porque su causa eficiente es la bondad misma.
Partiendo de la idea del sumo bien, la filosofía antigua descartó un principio del mal,
porque éste es una privación, es decir un “no-ser”.
El placer, aunque valioso y natural, es un sentimiento subjetivo y momentáneo; va y
viene, de modo que no es el criterio último de valor porque no pertenece al reino del
ser. Es sólo un fenómeno que acompaña a lo bueno. La vida responde a un orden: no
es todo bueno lo que da placer, sino que lo que es bueno trae placer.
La idea de Dios tiene que traducirse en placer para el justo, de lo contrario no sería
nada valioso.8
El valor de la vida y de cada sentido lo aporta la virtud. Vivir de verdad y ser feliz
significan ser virtuoso. El ser humano es responsable del mal en sentido ético. El mal
físico esta relacionado con la finitud e imperfección del mundo material.
En otro tenor, lo verdadero es lo idéntico siempre y por siempre consigo mismo. Eso
sólo puede ser la idea. La realidad material, sometida al devenir, no puede ser criterio
de verdad, tampoco nuestra percepción de las cosas.

7
Véase HIRSCHBERGER, op. cit. tomo I, pág. 81.
8
Cf. ibidem, pág. 85.
9

VIII.2.3.- ARISTÓTELES
ARISTÓTELES (384-322 a.C.), oriundo de Estagira, Macedonia, era hijo de N ICÓMACO,
médico del rey AMINTAS II de Macedonia. En esta Polis el filósofo hizo amistad con
FILIPO quien sería rey a la muerte de AMINTAS, su padre.
Este FILIPO sería, a su vez, el padre de A LEJANDRO MAGNO, cuya educación fue
confiada a ARISTÓTELES durante ocho años. Cuando ALEJANDRO asume el trono en
Atenas, ARISTÓTELES regresa a esta ciudad, en la que había estudiado. Aunque estudió
en la Academia de PLATÓN, ya muerto éste, fundó su propia escuela, el “Liceo”,
llamado así por su cercanía a un santuario dedicado a A POLO LICIO. Después los
alumnos de ARISTÓTELES fueron llamados “los peripatéticos” porque en esta escuela
se enseñaba mientras caminaban.
Con la muerte de ALEJANDRO, en el 323, ARISTÓTELES huyó a Cálcis, no por miedo a
la muerte, sino “para que los atenienses no pecaran una segunda vez contra la
filosofía”. Poco después muere.
La filosofía de ARISTÓTELES es muy rica, profunda y variada. Sistematizó por primera
vez el conocimiento, dividiendo los entes en inanimados, vegetales, animales y el ser
humano. La lógica fue su método científico que le serviría de instrumento en sus
tipificaciones.
Sus esfuerzos por explicar la totalidad del mundo le llevaron a escribir ocho libros de
física, que fueron la ciencia natural hasta que Galileo GALILEI contradijera algunos de
sus enunciados.
ARISTÓTELES debemos el concepto “Metafísica”, pues ANDRÓNICO de Rodas, editor
de sus obras en el Siglo I antes de Cristo, puso ese nombre a 14 libros escritos por él,
los cuales trataban temas sobre cosas no-físicas, puesto que estaban antes o después
de la física.
El pensamiento popular usa hoy erradamente el concepto “metafísica” para
fenómenos esotéricos, de almas, muertos y espíritus. Pero la metafísica versa
esencialmente sobre el ser, es decir, sobre todo lo que es o existe, buscando
determinar las categorías que puedan explicarlo, las causas que lo originan, el estado
en que se encuentra (acto o potencia) y su relación con la verdad (verdadero y falso).
Las diez categorías que propuso ARISTÓTELES para estudiar y determinar cualquier ser
son (supongamos que queremos conocer el ser de la provincia Monseñor Nouel):
1. Sustancia: todo lo que es la provincia en sí.

9
En el acápite I.2.- “Apariencia y Ser” referimos a la filosofía de PLATÓN y su aplicación a la política.
1. Cantidad: es una de 32 provincias y tiene un área medida en Km2.
2. Cualidad: dicha provincia tiene la mina de níquel más grande del país.
3. Relación: la provincia Monseñor Nouel es más pequeña que la de La Vega.
4. Lugar: está situada en el centro del país.
5. Tiempo: fue fundada en el año 1981.
6. Posición: está situada en el valle del Cibao.
7. Condición: está muy mal en estadísticas de criminalidad.
8. Acción: la provincia Monseñor Nouel realiza ferias ganaderas.
9. Pasión: es una provincia explotada por el capital extranjero.

Como se puede notar, la metafísica pretende suministrar una base sólida a la ciencia,
aportando categorías y conceptos con los que se pueda esclarecer todo lo que existe.
Las categorías son los conceptos más abarcadores que hay en el idioma. El ser es el
concepto más general, porque todo “es”, hasta Dios “es”. El ser, a su vez, puede ser
captado mediante las diez categorías expuestas.
Estas categorías conservan su validez aún hoy en día, aunque en la época moderna, se
trató de añadir o de reducir categorías. Pero observamos que ellas no son los
fundamentos últimos del ser, puesto que podemos subordinarlas a los cinco principios
que fundamentan al ser del mundo, como expusimos en el CapítuloV.
La metafísica aristotélica estudió al ser también como acto y potencia: el acto es el
momento actual del ser y la potencia es lo que puede devenir o llegar a ser: un huevo,
por ejemplo, es en acto sólo un huevo, pero es un pollo en potencia.
El acto de un embrión es un niño en potencia. Su ser es, en todas sus etapas, el de un
humano. Eso debieran reflexionarlo los que aprueban el aborto.
ARISTÓTELES aborda al ser como “sustancia” y “accidente”. La sustancia es lo
invariable y el accidente lo que de hecho es, pero puede cambiar o dejar de ser.
Cuando vemos a un amigo que no veíamos desde que era niño le decimos que ha
cambiado mucho. Ha cambiado lo accidental: gordura, color, peso, tamaño, etc. Pero
le reconocemos porque algo no ha cambiado: la persona es la misma.
El estudio del ser se facilita también mediante la determinación de sus causas; en
especial, cuando se producen cambios en el ser se puede buscar:
a) al motor de ese cambio, que es la causa eficiente;
a) lo que ha cambiado, que es la causa material;
b) en qué se ha convertido el ser, que es la causa formal
c) y cuál fue la finalidad del cambio, que es la causa final.
Para explicitar las cuatro causas del cambio del ser, tomamos como ejemplo la unión
de un óvulo con un espermatozoide, de la cual se desarrolla un niño:
a) causa eficiente: sus padres;
a) causa material: el conjunto de células y órganos que lo componen;
b) causa formal: se convirtió en un niño, un ser racional y
c) causa final: está aquí para desarrollar y mantener su vida, para procurar su
bienestar corporal y la tranquilidad en su interior, así como para conocer la
verdad de las cosas.
Con relación a la ética, ARISTÓTELES es el primero en escribir un tratado
sistematizado, dividido en diez libros dedicados a su hijo N ICÓMACO: “Ética a
Nicómaco.”
Es un tratado sobre la buena vida, sobre la felicidad, la cual no consiste en comer y
beber, lo cual es la vida de la bestia. Tampoco consiste en acumular riquezas, honores
y poder, pues la gente no se llena con eso y quiere siempre más.
El bien mayor de una cosa es realizar las actividades propias de su ser. El bien
supremo para el ser humano es poner a funcionar su alma racional y vivir conforme
con la razón en todos los actos de su vida.
ARISTÓTELES escribió tres libros sobre la retórica, presentándola como la capacidad
de convencer (no de persuadir, como los sofistas) con la verdad y la filosofía. El
verdadero retórico une armónicamente la ética, la pasión y la razón, sin quedarse en
consejos puramente pragmáticos.
El buen orador debe ser digno de fe por su carácter. Por eso, debe ser un buen
conocedor de las pasiones humanas y tener facilidad en el uso del lenguaje, con
dominio de técnicas de aumentar y disminuir, con imágenes sugerentes y metáforas,
con ejemplos mitológicos e históricos, con un arsenal de fábulas, máximas, refranes y
recursos argumentativos (topoi). Además, debe tener en cuenta la psicología del
auditorio para que el discurso penetre según las edades y las clases sociales. Exige del
discurso claridad, originalidad y buen gusto, empleando siempre buenas metáforas.
ARISTÓTELES nos descubrió las leyes que rigen el pensamiento humano, es decir, los
procedimientos de la lógica. En este sentido, el pensamiento está compuesto por
conceptos o ideas. La idea expresada es el término. Las afirmaciones acerca de los
conceptos son los juicios y el razonamiento consiste en inferir un juicio de otros.
Ejemplo:
a) Siempre que está nublado llueve.
a) Está nublado.
b) Entonces va a llover.
El juicio c) es el resultado de a) + b). Los juicios a) y b) son las premisas y c) es la
conclusión. A la construcción total de hacer esas inferencias se le llama “silogismo”, y
hay muchos tipos de silogismo, según la premisa mayor (la primera) afirme algo
positivo, negativo, categórico, posible, parcial o total.
Otros aportes significativos de ARISTÓTELES son: ocho libros sobre la política, en los
que concibió como la mejor sociedad a la de clase media, donde no predominan los
extremos, ni lo mucho ni lo poco, sino el justo medio. En el punto medio localiza las
virtudes.
Según ARISTÓTELES el ser humano es un “animal político” por naturaleza, su destino
es la sociedad, sin la cual o es un dios o es una bestia.
Por último, ARISTÓTELES argumentó racionalmente sobre la existencia de Dios. Al
preguntarse por la esencia de cada cosa como aquello que no cambia y permanece
siempre en el objeto, siendo su fundamento y su causa. Ya que en el mundo material
todo es cambiante, lo constante es entonces de orden metafísico. Existe una causa
primera, que es a la vez el ser superior, que mueve y transforma las cosas sin que nada
lo mueva a él. Al movedor eterno lo compara con el amante y lo amado. El amante
quiere unirse a lo amado (movimiento) para sentirse pleno. Así mantiene lo amado al
amante en movimiento. Ya que el movimiento siempre existe, entonces Dios tiene que
ser una realidad siempre presente y eterna. Las cosas se mueven hacia donde, desde
siempre, ha estado la causa de su movimiento: Dios, el Amor.
En el mismo sentido, el ser humano puede pensar, aunque no tiene que hacerlo
siempre, pues interrumpe el pensamiento cuando duerme o sueña. El pensamiento
divino es constante y es el que mueve al pensamiento humano.
El pensamiento siempre tiene algún contenido (la nada no se puede pensar), y él sólo
puede ser pensamiento si piensa algo. El mismo pensamiento puede ser objeto del
pensamiento (meta pensamiento), de ese modo se identifica el pensamiento con lo
pensado. Lo que es posible para el ser humano es realidad para Dios: Dios debe
pensarse siempre a sí mismo ya que el pensamiento es determinado por lo pensado.
En ese sentido, el ser humano se puede equivocar si piensa una cosa por otra; Dios, en
cambio, nunca confundirá nada, es pensamiento puro sobre sí mismo. Con relación a
Dios pensar y ser son la misma realidad.
Esta línea de pensamiento de ARISTÓTELES muestra la posibilidad de pensar a Dios
racionalmente y desmonta el prejuicio que presenta a los filósofos como ateos.
Los clásicos, SÓCRATES, PLATÓN y ARISTÓTELES, que son el paradigma obligado para
la filosofía, no sólo aceptaron la existencia de Dios, sino que afirmaron también los
conceptos de alma y de inmortalidad.
VIII.2.4.- Escuela cínica
El vocablo cínico proviene del griego kyon, que significa perro. Hace alusión a una
corriente de pensamiento que quiere ganar tanto la libertad exterior como la interior,
por lo que luchan contra las normas sociales, las opiniones y las tradiciones, para
conocer la voluntad de la naturaleza y así vivir en libertad plena.
Los cínicos renuncian a los placeres materiales, a las convenciones, al dinero, al
poder, al prestigio y al lujo para conducir una vida natural, de acuerdo con la verdad
que nos viene por el entendimiento.
El estilo de vida cínico fue un desafío para los constructos sociales y una provocación
para el status quo.
ANTÍSTENES fue alumno DE SÓCRATES, con el cual comparte que la virtud se puede
aprender y una vez adquirida no se pierde. De él se dispone de dos discursos
completos, de los cuales se puede deducir su orientación filosófica, su estilo de prosa
artística y el empleo del método socrático que cuestiona, dialoga y duda.
ANTÍSTENES (ca. 445-365 a.C.) es un decidido realista, que acepta sólo la verdad de
los objetos reales; contrario a PLATÓN, que pone la verdad en el mundo de las ideas.
En ese sentido afirma: “Yo veo al caballo, pero no a la idea de caballo; veo la mesa,
pero no la idea de mesa.”
ANTÍSTENES concibe el amor como un “mal de la naturaleza” que hay que asumir. Se
dice que cierta vez alguien le preguntó qué tipo de mujer es la mejor para casarse, a lo
cual contestó: “Si te casas con una bonita, con todos la has de compartir. Si te casas
con una fea, tú solo la tendrás que sufrir.”
De sí mismo afirmó preferir unirse con una mujer fea, puesto que como a ella nadie la
desea, lo acoge con gran alegría.
ANTÍSTENES exigía a los atenienses que decretaran por mayoría que el burro es un
caballo. Ante la negativa, objetaba al respecto que ciertos ciudadanos de mente
diminuta eran convertidos en comandantes por el levantamiento de mano de la
mayoría.
El cínico sostiene que en medio de todas las opiniones existe la verdad (Aletheia) que
sólo el filósofo puede reconocer, porque para ello se requiere de un pensamiento
autónomo, libre de los prejuicios del entorno. Pero para conocer la verdad es preciso
renunciar a los placeres sensuales y practicar una estricta abstinencia material que
incluye al dinero, al prestigio, al poder, a la fama y a los banquetes. En ese tenor
concibió su legendaria sentencia “prefiero enloquecer a sentir placer”. Lo que
debemos procurar es entendimiento y una vida síntona con la naturaleza, si no una
horca.

DIÓGENES DE SÍNOPE fue el alumno más aventajado de A NTÍSTENES. Según DIÓGENES


(ca. 400-323 a.C.), el ser humano sólo puede ser felíz si se acoge a la naturaleza para
satisfacer sus necesidades. Se debe ganar independencia con relación a los bienes
materiales, pues así como ellos nos llegan también nos son quitados, haciéndonos de
esa manera más infelices. A quien nada tiene, nada se le puede quitar; por eso, quien
con menos puede vivir es el más felíz.
DIÓGENES predica y vive un estilo de vida alejado de la sociedad, de sus prejuicios,
leyes y tradiciones. Por su forma de vida recibió el apodo de “perro”, lo cual acogió
como correcto y digno, porque eso implica una vida libre y sin necesidades
supérfluas.
Cada indivíduo debe procurar su felicidad de manera privada, lejos de la política, y
cada uno es responsable por sus actos.
A DIÓGENES se le atribuye la sentencia: “Mientras más conozco al ser humano más
amo a mi perro”.
Entre las tantas anécdotas que se cuentan sobre DIÓGENES citaremos algunas:
Cuando el emperador ALEJANDRO MAGNO le dijo a DIÓGENES que le avisara si
necesitaba algo, éste le contestó que se le quitara de adelante que le estaba tapando el
sol (según la versión de Marcos Tulio Cicerón: Conversaciones en Tusculum).
Una vez le preguntaron a DIÓGENES por qué discute de vez en cuando con una estatua,
a lo cual respondió que sólo es un entrenamiento para cuando esté entre los humanos
poder preguntar en vano.
DIÓGENES se paseaba por las calles de Atenas bajo el sol del mediodía con una
linterna encendida, a la vez que gritaba “busco un hombre”.
Una vez en una casa alfombrada y repleta de objetos lujosos, D IÓGENES escupió en la
cara del dueño, a la vez que se excusaba diciendo que no había encontrado otro lugar
más feo para escupir.
En una fiesta de ejercitación de arqueros, DIÓGENES se sentó en el blanco diciendo
que ese era el único lugar donde se sentía seguro.
Podemos suponer que la vida de Diógenes no fue tan dura y miserable como se
presenta, porque la aromatizó y la hizo atractiva mediante mucho humor.
A pesar de su vida pobre, o de renuncia con respecto a los bienes materiales y a las
prebendas sociales, los cínicos fueron admirados e imitados en todas las épocas
históricas hasta nuestros días.

VIII.2.5.- Escuela Cirenáica


ARISTIPO de Cirene (ca. 435-366 a.C.) perteneciente al círculo filosófico de Sócrates
fue el fundador de la escuela hedonista de Cirene.
Aunque representa la contraparte de la escuela cínica, Aristipo comparte con ésta la
idea socrática de autonomía moral frente a los condicionantes materiales y espirituales
del entorno vital. No obstante, para ARISTIPO, la autarquía moral se alcanza sólo
mediante la satisfacción inteligente y sabia de las necesidades. El placer (hedoné) es
la meta más elevada a alcanzar en la vida, tanto para el cuerpo como para el alma.
Para garantizar el disfrute de la vida, ARISTIPO exigía grandes cuotas de dinero por sus
enseñanzas.
El hedonismo se centra en vivir la vida del momento presente que se nos escapa,
sacando de él lo que tenga de placentero para suplir las necesidades exteriores e
interiores. De aquí que muchos autores cataloguen a A RISTIPO como el fundador de la
primera doctrina sensualista ilustrada.
Sin embargo, en ARISTIPO parece haberse inclinado la balanza más hacia el disfrute
del placer inmediato que entra por los sentidos, en detrimento del disfrute espiritual.
Esto reluce en su coqueteo con el poder político (por ejemplo, con el tirano Dionisio
de Siracusa), en la importancia que le daba a los banquetes y a la vestimenta, así
tambien a la adquisición de riquezas y al disfrute sexual.
Las asíduas visitas de ARISTIPO a la hetera Lais, en la isla placentera de Egina,
sirvieron de blanco de críticas, frente a las cuales defendía su libertad interior: “La
poseo, pero no soy poseído por ella”, “Lo malo no está en entrar a su casa, sino en no
poder salir”, “Señor sobre el placer no es aquel que se abstiene de él, sino el que sabe
servirse de él sin dejarse arrastrar”.
El hedonismo cirenáico sirvió de base para la sistematización refinada que alcanzó la
filosofía del placer en la época helenística, mediante Epicuro.

VIII.3.- Periodo helenístico


El trasfondo histórico del período helenístico comienza con la muerte de A LEJANDRO
MAGNO (323 a.C.) y la división del imperio en tres grandes estados: Macedonia, Siria
y Egipto. El griego permaneció como lengua en uso de las fuerzas intelectuales
dirigentes, a la vez que se incorporaron elementos orientales durante el proceso de
helenización. La cultura griega se extendió y se globalizó. A esa extensión de la
cultura griega es que, en el Siglo XIX, el historiador alemán D ROYSEN llamó
“Hellenismus” (helenismo).
Atenas permaneció por mucho tiempo como el centro del mundo intelectual, pues
venían de todas partes amantes de la sabiduría para instruirse donde SÓCRATES,
PLATÓN y ARISTÓTELES habían vivido y enseñado, a la vez que Alejandría (en Egipto)
y Pérgamo (en Asia Menor) con su biblioteca de 400,000 tomos se desarrollaban
como nuevos centros del saber.
El helenismo se extendió hasta los primeros siglos de la era cristiana. Entretanto,
Roma unificaba a toda Italia, para luego extender su dominio por Europa, Asia Menor
y África.
Grecia, aunque dominada militarmente, conquistó culturalmente a los romanos, como
decía el poeta romano, Horacio, que Roma llamó de Grecia artistas e ingenieros para
adornar templos y construcciones de columnas al estilo griego. Se tradujeron al latín
tragedias y comedias griegas que fermentaron a la floreciente literatura romana. Lo
mismo vale, en especial, para la filosofía que aunque asumida, sería al mismo tiempo
romanizada, según el contexto y las transformaciones sociales.
Los romanos fueron más pragmáticos que los griegos; por eso, entre sus aportes a la
posteridad dejarían su lengua, su literatura y, en especial, el Derecho Romano que
sirvió para normar al Estado más perfecto que hasta ese momento conoció la historia.
Ese pragmatismo hace que la filosofía romana se centrara esencialmente en la Ética,
llamada también Filosofía Práctica, siguiendo así a los clásicos griegos. El ser
humano, y ya no el cosmos, se encuentra para ese entonces en el centro de la filosofía,
que ganó mucho poder convirtiéndose en la fuerza espiritual de ese tiempo, hasta que
el cristianismo impuso la primacía teológica.
Las principales escuelas helenísticas fueron: el estoicismo, el epicureismo, el
escepticismo, los eclécticos y el neoplatonismo.
Los Estoicos (del griego “stoá” que significa pórtico) fueron fundados por ZENON de
Citio (333-260 a.C.); juntos a él se destacan CLEANTES y CRISSIPOS. De sus
enseñanzas sólo se conservan fragmentos. Sobre la base de estos fragmentos se puede
resumir que la vida buena y sabia para los estoicos es aquella que cumple con el
deber, que es la virtud. Lo deseado es una vida seria y sobria, donde la austeridad, el
dominio de sí mismo y de las pasiones serán las claves del éxito.
De ZENON se cuenta que entró a su habitación una flautista desnuda y él la desvió
hacia su alumno más joven. No le gustaban las fiestas ni los banquetes y se apegaba a
lo que dictara el destino como una postura de aceptar lo que la vida determina, hasta
la muerte misma. ZENON dijo al morir: “ya voy porque me has llamado”.
Sostenía que el sabio debe escuchar más y hablar menos, por eso el destino nos dio
dos oídos y una sola boca.
El desapego y la indiferencia ante la vida son decisivos para los primeros estoicos. El
rechazo al azar se fundamenta en que la naturaleza sabe hacia donde se dirige, por lo
tanto, todo ser juega el rol que se le ha asignado, mediante una fuerza que tiende al
bien como meta. El mundo es uno solo y es finito, en él subyace una racionalidad.
Hay entes buenos (todo lo que es virtud), malos (los vicios y todo lo que es contrario a
la virtud) e indiferentes (vida y muerte, riqueza y pobreza, salud y enfermedad, fama
y anonimato, etc.); ante estos últimos hay que tener apatía, independencia de espíritu e
impasibilidad para vivir debidamente.

11
Cf. ibidem. pág. 191.
ZENON era inflexible consigo mismo y con los demás. Según él, la misericordia es una
debilidad femenina. El sabio no se conmueve con nada, no perdona a nadie una culpa
y es indiferente ante el dolor, al que ignora para no considerarlo un mal.
Del Neo-Estoicismo sólo mencionaremos a SÉNECA (año 4 a.C. – 64 d.C.) y a
EPICTETO (50-138 d.C.), que era un esclavo liberado por NERÓN.
SÉNECA fue el educador de NERÓN y fue un político de altura, pero fue víctima de las
intrigas de la política de la corte. N ERÓN le pidió que se suicidara, lo cual hizo sin
pretexto ni excusas bebiendo el veneno de la cicuta y cortándose las venas en su
bañera. Dijo no temer a la muerte, pues ella es el no-ser, el cual ya conocemos antes
de haber existido. Después de la vida será lo mismo que antes: no-ser. Sólo en el
breve momento de la vida somos sensibles al mal.
EPICTETO enseñaba sobre el sometimiento al destino en lo que no depende de
nosotros. Sólo podemos cambiar lo que depende de nosotros: opiniones, deseos,
acciones, antipatías. De modo que no hay que lamentarse si nos va mal y somos
pobres, pues eso no depende de nosotros. He aquí algunos de sus consejos:
“Nunca digas de algo o alguien lo he perdido; di siempre lo he restituido.”
“Si besas a tu mujer o a tu hijo debes decirte a ti mismo ‘estoy besando a un mortal’ así
cuando mueran no te sentirás turbado.”
“Recuerda que en esta vida eres un actor con un papel bien determinado: procura
representarlo bien, no importa si es largo o corto, de mendigo o de magistrado, de
inválido o de persona normal.”
“Anito y Meleto pueden asesinarme, pero nunca ofenderme.”

Los Epicúreos fueron nombrados según EPICURO de Samos (341-271 a.C.) el cual
compró en Atenas una casa con un jardín, que fue el centro de su filosofía hedonista
que pone el placer como la finalidad última de la vida. Para EPICURO era necesario un
ambiente agradable para pensar y vivir. Les llamaron “los del jardín”.
EPICURO aceptó mujeres y esclavos en su escuela, la cual se fundamentó en la
amistad. Eso le costó muchas críticas negativas y persecuciones, en especial, por los
comentarios de los estóicos.
En ese sentido, entre los malos comentarios contra EPICURO se destacan:
 DIÓTIMO escribió cincuenta cartas obscenas, firmándolas con el nombre de
EPICURO.
 POSIDONIO contó que incitaba a su hermano menor a la prostitución.
 CICERÓN presentaba a la escuela de Epicuro como un jardín de placeres, donde
los alumnos languidecían entre refinados goces.
 TEODORO lo acusó de emborracharse junto con TEMISTA, la esposa de
LEONTEO.
 TIMÓN dijo que era un adulador del vientre.
 TIMÓCRATES escribe que vomitaba dos veces al día para poder comer de nuevo.
 PLUTARCO alegó que en su diario anotaba las veces que tenía sexo y con quien.
Los Epicúreos despreciaron la política y practicaron la democracia de la amistad aún
con los inferiores. Para EPICURO el ser humano es un individuo que busca ser feliz,
para esto la amistad es el bien mayor que da la sabiduría, con ella los seres humanos
pueden hacerse felices mutuamente mediante el placer, que es el objetivo mayor de la
vida.
EPICURO distingue tres tipos de deseos:
1. deseos naturales y necesarios (comer, beber, dormir, vestirse);
1. deseos naturales, pero no necesarios (beberse el vino más caro, comer caviar)
sólo son aconsejables si se consiguen con poco esfuerzo;
2. deseos ni naturales ni necesarios (pasear en un Mercedes Benz).
El epicureismo concibió como verdadera riqueza la reducción de los deseos, y no la
acumulación de bienes. La frugalidad es importante, no porque haya que vivir con
estrechez, sino para tener menos preocupaciones.
Exigencias de la escuela epicúrea fueron:
 liberarse de la cárcel de los negocios y de la política;
 no estropear el bien que se tiene con el deseo de lo que no se tiene;
 mejor dormir sin miedo en una cama de hojas que inquieto en un lecho de oro;
 los medios para alcanzar el placer pueden ser malos si traen más
preocupaciones y tristezas que alegría.
Ahora bien, el placer consiste en que el cuerpo no sufra y el alma no se turbe.
El sabio supera también toda preocupación y miedo, incluso referente a los dioses y a
la muerte, pues “cuando estamos nosotros, no está la muerte y cuando está ella, no
estamos nosotros.”
Para terminar, dos enseñanzas sabias de EPICURO:
 Haz de saber que el placer está al alcance de todos.
 Haz de saber que el dolor, cuando dura, es soportable, y cuando es fuerte, es
de breve duración; y recuerda que el sabio es feliz aún en medio de los
tormentos.
Se cuenta que antes de morir, EPICURO quiso que lo pusieran en una tina de bronce,
con agua caliente, donde se dedicó a beber vino y a charlar, hasta morir.
Los Escépticos siguieron las doctrinas de PIRRÓN de Elis (nació entre 365 y 360 a.C.)
el cual participó en la expedición de A LEJANDRO MAGNO a Oriente, donde aprendió
mucho de las doctrinas orientales, en especial, que es posible el dominio del dolor y
de las preocupaciones mediante la voluntad; además que la tranquilidad se alcanza
mediante el no obrar, como enseñó en la China LAO TSÉ.
Casi con cuarenta años de edad regresó a Elis y hablaba en tan alta voz, que siempre
hubo mucha gente escuchándole. En eso consistió su escuela. A sus seguidores se les
llamó escépticos, pirronianos y zéticos. Esto último significa que siempre indagaban
sin nunca encontrar.
Los escépticos perseguían el alejamiento de las pasiones (apatía) mediante la
desconfianza en todo y en todos. En el centro del pensamiento de PIRRÓN están:
 La suspensión del juicio (epoché), que es la postura mental que no rechaza ni
acepta las ideas ajenas.
 La facultad de quedarse callado (afasía).
 La imperturbabilidad del alma o la ausencia de angustias (ataraxia).
La doctrina escéptica supone que no hay verdades ni valores seguros. Nuestros juicios
son opiniones y conjeturas. Por eso, a PIRRÓN nada le preocupaba ni se angustiaba por
nada. Era indiferente a lo que sucedía a su alrededor. Como no dejó nada escrito,
conocemos a PIRRÓN solamente por los escritos de sus alumnos.
Los Eclécticos representan la fusión de las diferentes corrientes de pensamiento, así
como se fusionaron las culturas griega, romana y oriental.
Ecléctico quiere decir “seleccionador”, porque analizando y criticando las diferentes
escuelas y corrientes recoge lo mejor de cada una de ellas para formar un sistema
propio que lo oriente en el mundo y lo conduzca a la acción correcta.
Marcos Tulio CICERÓN (106 - 43 a.C.) es genuino representante del eclecticismo en
Roma, y en Alejandría lo fue el judío FILÓN (ca. 25 a.C. – 50 d.C.) que aceptaba tanto
la verdad revelada en el Antiguo Testamento como las verdades de la filosofía de los
griegos.
El Neo-Platonismo representa la fase final de la filosofía antigua. Los neoplatónicos
se extienden desde el Siglo III d.C. hasta los principios del Siglo VII d.C.
Con el Neo-Platonismo termina la filosofía antigua con el cierre de la Academia de
PLATÓN en Atenas, por el emperador J USTINIANO en el 529 d.C.; mientras que en
Alejandría terminó porque los árabes conquistaron esta ciudad, en el 642 d.C.
Como fundador de la filosofía sistemática neoplatónica se tiene a Amonio S ACCAS de
Alejandría (175-242 d.C.), sobre cuyas enseñanzas no se conoce nada seguro. El
creador genuino de este sistema lo fue su alumno PLOTINO.
PLOTINO (205-270 d.C.) nació en Egipto, pero fundó su escuela en Roma, donde fue
muy querido por la población y donde permaneció hasta su muerte, bajo la protección
del emperador GALIENO y de su esposa.
PLOTINO fue un decidido buscador de lo divino. Quiso establecer una “Platonópolis”
(el Estado Ideal propuesto por PLATÓN) pero sin llegar a realizarla.
Sus 54 escritos fueron recolectados y editados por su discípulo PORFIRIO en seis
tratados denominados “Enéadas”.
En la quinta Enéada, PLOTINO se pregunta sobre la alienación del alma que se ha
alejado y olvidado de su creador y de sí misma. La razón la ve en la arrogancia, el
instinto de cambio (devenir) y en la voluntad de querer pertenecerse a sí misma. Esta
entrega al sí propio le alejó de su padre, su creador y de sí misma. Ahora la tarea
consiste en convencer al alma para que vuelva a la unidad, al principio y a encontrarse
de nuevo consigo misma.13
Para PLOTINO el mundo fue creado por emanación divina de forma escalonada, según
las esferas del ser se encuentren más cerca o más lejos de lo divino. Es una emanación
del espíritu divino, en el sentido de las ideas de PLATÓN.
Cada alma es portadora de todo el universo y debiera cargar con la responsabilidad
por todos los seres.
La felicidad del ser humano está en la unión con lo divino, su origen; la práctica de
las virtudes son el camino hacia esa meta, el cual es un camino espiritual, hacia el
interior del ser humano donde se da el encuentro con lo divino.
Seguidores de PLOTINO fueron JAMBLICO de Chalkis (¿?- 330 d.C.), cabeza de la
Escuela de Siria, PROCLOS de Atenas (410 – 485 d.C.) y BOECIO en el imperio romano
de occidente (480 – 525 d.C.).

VIII.4.- Filosofía medieval


Los comienzos de la filosofía de la Edad Media se localizan en el año 476, con la
caída del imperio romano de occidente.
El lema característico para el pensamiento medieval lo plasmó ya, en el Siglo IV, SAN
AGUSTÍN:
“Conoce para que puedas creer, cree para que puedas entender.”14
Según SAN AGUSTÍN, no basta la autoridad de la palabra revelada, sino también la
base de la razón. Pero Pedro DAMIÁN concibió que la filosofía era una sierva de la
teología, limitando así la capacidad de la razón humana y su autonomía en la
búsqueda de la verdad.
Lo cierto es que no hubo separación entre fe cristiana y razón, por lo cual hubo una
completa seguridad en el occidente sobre Dios, sobre la esencia del ser humano, sobre
el bien y el mal, sobre el origen y el destino del mundo y sobre el poder temporal. 15
Como toda filosofía, el pensamiento medieval no estuvo libre de prejuicios, pero
anheló activamente conocer la verdad, como también lo hace toda filosofía, aunque
cada una con las condicionantes de su tiempo y de sus forjadores.

13
Cf. STÖRIG, Hans Joachim, op.cit. pág. 204.
14
HIRSCHBERGER, op.cit. tomo I, pág. 317.
15
Cf. ibidem, pág. 318.
La medievalidad representa una continuidad del pensamiento antiguo y un salto, al
mismo tiempo, que serviría de enlace con la modernidad.
El cristianismo, aunque fundado en la vida e ideas de su intachable líder Jesús, se
extendió como una plaga por el reino romano en el Siglo I, en especial mediante los
tres viajes misioneros de PABLO DE TARSO a Roma y su última estadía hasta su
ejecución como mártir.
A mediados del Siglo II ya había comunidades cristianas por todo el imperio, cuyas
autoridades y los ciudadanos representativos de Roma concebían la nueva religión
como enemiga destructora del orden establecido y de la religión del Estado.
Como religión prohibida, la cristiandad se vió obligada a celebrar la Eucaristía y
demás cultos en el cautiverio, lo cual despertó aún más odio contra ella.
A principios, la población se rebelaba contra los cristianos, pero pronto fue
organizada la persecución por los mismos emperadores y los cuidadores del orden
establecido, desde el Siglo I hasta el Siglo IV.
Las más crueles persecusiones fueron emprendidas por los emperadores N ERÓN,
DOMICIANO, TRAJANO, ADRIANO, ANTONIO PIO, MARCO AURELIO, SEPTIMIO SEVERO,
DECIO, VALERIANO y DIOCLECIANO. Algunos cristianos tuvieron que desertar de la fe,
mientras otros preferían morir como mártires.
Se sabe que estas persecuciones, en vez de disminuir al cristianismo, lo fortalecieron,
pues ganaba a todos los espíritus fuertes y a las almas de moral austera. El mártir
cristiano era el ejemplo del cristiano perfecto.16
El emperador CONSTANTINO (323-337 d.C.) favoreció y reconoció la nueva religión,
permitiendo libertad de cultos y dejándose bautizar en su lecho de muerte.
En el año 325 se reunieron, por primera vez en público, las cabezas de las
comunidades cristianas (obispos) en la ciudad de Nicea, realizando así el primer
Concilio, donde se le llamó “Católica” a la organización de los cristianos y se
determinó el credo que aún hoy se reza en la Iglesia Católica.
En el año 392 d.C. fueron prohibidos los ritos paganos (el pagano era originalmente el
habitante del campo, al que se consideraba como ignorante).
El trasfondo histórico del pensamiento medieval está entonces en la cultura griega, en
el imperio y el derecho romano, en el cristianismo emergente y en el poder de las
tribus bárbaras (celtas, germanos y eslavos), que conquistaron a Roma; las cuales se
convirtieron al cristianismo y avanzaron el proceso de civilización occidental.
Además, se agregan rasgos de la cultura islámica, extendida hasta España, la cual
asumió y continuó la herencia cultural de la antigüedad.
En este acápite sólo compete la fusión de la fe cristiana con la herencia espiritual del
logos (razón) de los griegos. Dicha fusión comprende esencialmente dos períodos: la

16
Cf. STÖRIG, Hans Joachim, op.cit. pág. 210-211
Patrística (enseñanza de los Padres de la Iglesia) y la Escolástica (usado para el
maestro de la escuela medieval, después para los misioneros y finalmente para los
maestros de la Iglesia).
La Patrística se extiende desde la predicación de los apóstoles hasta el año 800, y la
Escolástica desde el año 800 hasta el 1517, que coincide con el final de la filosofía
medieval y el inicio de la Reforma Protestante.
La figura principal de la Patrística es Aurelius A GUSTINUS, “SAN AGUSTÍN”, (354-430
d.C.), que nace y muere en Nord-África (Algeria) que era provincia del imperio
romano. Sus obras maestras son “La Ciudad de Dios” y “Las Confesiones”.
La filosofía de SAN AGUSTÍN se centra en lo que él concibe como única meta para el
ser humano: el conocimiento de Dios y el amor de Dios. En esto consiste la más alta
labor del espíritu humano. Fuera de esto, todo conocimiento, toda curiosidad y toda
pretensión humana se desvanecen porque aspiran a metas externas y pasajeras.
Porque el que sabe de todo, pero no conoce a Dios no puede ser feliz, en cambio es
feliz el que lo conoce, aunque no sepa de otras cosas. Y si alguien conoce a Dios y lo
otro, no será más feliz que si conociera sólo a Dios.
AGUSTÍN analiza las profundidades del alma humana, las inmensas profundidades
desconocidas del interior, observa cómo los seres humanos van y vienen; se
impresionan ante la altura de los montes, las poderosas olas de los mares, los anchos
cauces de los ríos, las inmensidades de los océanos y los cambios de las estrellas – en
todo eso se olvidan de sí mismos.
“No busques fuera, dentro de ti está la verdad.”
Es dentro de sí que el ser humano se encuentra con Dios, el cual no puede ser
conocido ni atrapado, pues él es grande sin cantidad, es bueno sin cualidad, es
presencia sin espacio y eterno sin tiempo, pero se nos revela mediante sus palabras
divinas.
En ese sentido, concibe su teoría de la iluminación o irradiación: lo que el
entendimiento sostiene es una iluminación de Dios que se irradia en el espíritu
humano, como algo natural. El entendimiento capta lo perfecto mediante la
percepción de las verdades parciales e imperfectas.
Dios es la verdad, es decir, que las ideas perfectas sólo están en su espíritu y todo ser
existe sólo porque participa de ellas. De Dios viene todo ser y la vida. De su gloria
está llena la creación. Su palabra es la fuerza creadora del mundo.
¿Y entonces el mal, como explicarlo?
Agustín tambalea en ese punto, a veces parece negar que exista el mal y otras veces lo
define como ausencia del bien, así como la oscuridad es ausencia de luz. El bien está
grabado en el corazón humano, que gravita alrededor de lo valioso y supremo.
La historia de la humanidad, partiendo desde la creación del mundo, es concebida por
SAN AGUSTÍN como un proceso único de salvación, según la voluntad divina. La
historia es una lucha única entre creyentes y no creyentes, entre el bien y el mal. El
episodio
principal de la historia es la irrupción de Dios Hijo en ella que introduce el proceso de
separación de los elegidos y los condenados. Los bienaventurados formarán “la
ciudad de Dios”: La “Madre Iglesia” no es la ciudad de Dios, pero es su antesala, su
imagen imperfecta donde se da aún lo justo y lo injusto. Pero la Iglesia es la tierra
donde crece el reino de Dios, ella es la comunidad de Cristo que reúne a los llamados
por Dios para la salvación y fuera de la cual no hay salvación.
Así vemos en SAN AGUSTÍN al más grande y radical Padre de la Iglesia.
Por último, sostiene SAN AGUSTÍN que la felicidad humana está en la realización del
amor. “Ama y haz lo que quieras.” “Ama, pero ten en cuenta lo que es digno de
amor.”17

SANTO TOMÁS de Aquino (1224-1274 d.C.) es el denominado doctor angélico, fue un


eminente profesor de la emergente Universidad de París.
Siguiendo la filosofía de ARISTÓTELES, SANTO TOMÁS de Aquino piensa que el
conocimiento humano es valioso en sí, independientemente de la teología. La razón
humana es una luz natural que en algo participa de la luz divina. Todo conocimiento
parte de lo material y puede elevarse a lo inmaterial.
La verdad, como ARISTÓTELES la concibió, es la coincidencia del pensamiento con el
ser. El ser es lo real, lo que está fuera del espíritu. Las cosas determinan nuestro
espíritu, el cual anhela una representación clara de ellas y las trasciende, en la medida
en que tiene que abandonar el ser para superarlo. Es yendo más allá de las cosas que
se puede encontrar su fundamento, pues todo ser proviene de Dios y participa de él,
igual que el hierro es ardiente sólo a través del fuego.
Ahora bien, Dios sólo puede ser uno porque es el ser que existe en sí, las cosas no
existen por sí mismas, sino por participación, es decir que tienen parentesco con lo
divino, a saber, porque en todas se encuentran dimensiones trascendentales, como son
la unidad, la verdad, la bondad y el ser.
No obstante, en los seres se diferencian distintos niveles de valores. Dios no creó
igual a todos los seres, como el constructor de una casa no construye iguales todos los
espacios, sino que los hace más o menos buenos según las exigencias del todo. Si el
universo no tuviera todos los diferentes seres y niveles valorativos, entonces no sería
el universo, sería imperfecto como tal. La variedad de formas y jerarquías son
imprescindibles como partes de la naturaleza: sobre los minerales se encuentran las
plantas, sobre éstas están los seres que no tienen uso de razón (animales) y sobre los
animales están los seres racionales (los seres humanos). En cada uno de estos niveles
del universo hay variedad según se acerquen más o menos a la perfección: DIOS.
SANTO TOMÁS asumió las categorías de ARISTÓTELES relativas al acto y a la potencia.
Potencia es el ser posible, un ser imperfecto, por eso es una posibilidad que aún no ha

17
HIRSCHBERGER, op cit. pág. 370.
alcanzado su meta. El acto es la realidad y la realización del ser, es decir la
realización de la potencia, por lo tanto, es un bonum (bondad).
El acto es siempre anterior a la potencia, tanto como concepto como en la naturaleza,
así también en el tiempo y como finalidad.
Con los conceptos de acto y potencia, S ANTO TOMÁS de Aquino piensa que se
demuestra la existencia de Dios como principio y fin de todo ser: Dios es el acto puro
o actualidad absoluta. Mientras las criaturas tienen un ser, Dios es su propio ser. En él
coinciden la esencia y el ser, mientras que en las criaturas están separados.
SANTO TOMÁS propone, siguiendo a ARISTÓTELES, cinco vías para demostrar la
existencia de Dios, tomando siempre como punto de partida el mundo visible para
luego deducir lo trascendente invisible:
1. Por la causalidad: puesto que si se sigue la cadena de causas en el mundo
material hay que inferir, partiendo de donde éstas comenzaron y ya no
alcanzan, una causa primera (Dios), que debe estar fuera de la cadena. Dios,
causa primera, tuvo que tener algún contacto con lo causado para poder
causarlo. Esto se infiere partiendo del dato de la realidad, que todo lo que
surge tiene una causa eficiente y nada es causa de sí mismo.
Por otro lado, el ser causado tiene su finalidad, que es el motor por el que se
causa algo. La materia como tal y la forma tienen su razón de ser, la forma
perfecciona la materia con alguna finalidad (causa final) y la materia busca
con un fin su forma. Si quitáramos la causa primera, entonces desaparecen
también todas las demás causas y sus finalidades. Dios es la causa eficiente
del mundo, es su creador y todo responde a alguna finalidad divina.
2. Por el movimiento: todo lo que se mueve es movido por otro, pues nada es
motor de sí mismo. El universo es una cadena finita de seres que mueven a
otros. Hay que inferir una causa primera del movimiento (Dios) que dio el
movimiento al mundo sin que a él nadie ni nada lo mueva, porque no hay
nada después ni detrás de él.
3. Por la contingencia: todo ser del mundo puede también no ser, es decir que
no es necesario, por lo tanto, es contingente. Todo ser está dotado con
potencialidad, lo que significa que el ser posible no era antes. Si sólo hubiera
seres contingentes, entonces no existiera nada. Como consecuencia, debe
existir un ser necesario por sí mismo, ese ser incontingente es Dios.
4. Por los grados de perfección: en la naturaleza se observa una perfección por
grados, unos seres son más perfectos que otros, ya sea la planta más que el
mineral o el animal más que la planta. Esas comparaciones sólo son posibles
si hay un modelo de comparación. Así, el ser humano es más perfecto que el
animal, en comparación con Dios, que es la medida valorativa porque los
valores participan de él.
5. Por el orden del mundo: en el mundo hay orden y finalidad de las cosas.
Donde sucede esto necesariamente tiene que haber inteligencia. Al respecto
sólo puede haber una de dos explicaciones: o el mundo es en si inteligente,
dándose su orden y dándose finalidades, o la inteligencia está fuera de él. Esto
último es lo más lógico. Dios es ese ser inteligente que pone el orden en el
mundo y pone a cada cosa a cumplir con su finalidad.

VIII.4.1.- Indicios de superación del Medioevo


El Maestro Johannes ECKHART (1260-1327) fue un místico escolástico alemán de la
orden de Los Dominicos.
Como toda mística, la filosofía del Maestro E CKHART es la expresión de una vivencia
interior intensa, con poca referencia hacia la naturaleza, sino que gira esencialmente
en torno a Dios y al alma.
Dios es lo absoluto, lo absoluto bueno, lo uno, lo trascendente, sobre lo cual nada
podemos. Nada podemos atribuirle, sólo negativamente podemos referirnos a él,
como lo que él no es.
A ese Dios totalmente trascendente le llama el místico “Divinidad” o “naturaleza no
naturada”, que es tanto como el abismo de la nada.
La Divinidad tiene que hablar su palabra antes de revelarse. Mediante esa palabra es
que deviene en tres personas. La palabra eterna de la Divinidad es el hijo, Jesús. En él
habló la Divinidad a todas las criaturas, sin principio ni fin. La Trinidad de Dios es
una especie de emanación divina.
En otro sentido, Dios y el alma son una unidad, pues el alma está hecha a su imagen y
semejanza. Como Dios, también el alma es trinitaria, con tres poderes; a saber:
conocimiento, pasión y voluntad, que se corresponden con las virtudes cristianas de
fe, amor y esperanza.
En el alma humana habita sólo Dios, ella es una chispa de divinidad que siempre se
inclina hacia Dios. En consecuencia, el maestro ECKHART propone la renuncia al
propio yo y a lo material para la unidad del alma con Dios. Así la esencia y la
naturaleza divinas serán las nuestras, de modo que podemos convertirnos en el hijo de
Dios.
El místico sostiene que no es posible pensar al mundo fuera de Dios:
“El que tuviera al mundo entero y a Dios, no tuviera más que si tuviera sólo a Dios.”18
Dios es uno con la totalidad del mundo, es posible conocerlo en esta vida, pero sólo
en forma mística.

18
Ibidem, pág. 274.
El Maestro ECKHART fue acusado de hereje por el arzobispo de Colonia, Alemania. Él
negó serlo y apeló al Papa. Sin embargo, dos años después de su muerte fueron
sentenciadas y prohibidas 28 de sus enseñanzas.
Guillermo de OCKHAM (1285-1349) fue un fraile franciscano, docente en la
Universidad de Oxford. Fue acusado de herejía y se refugió en Munich, donde murió.
Asumió renovar una doctrina nominalista, que estaba prohibida por la Iglesia, ya que
contradecía el dogma de la Trinidad Divina y la autoridad de la Iglesia, en favor de la
autonomía del pensamiento humano.
Para OCKHAM, los escolásticos habían tenido un presupuesto falso, porque partían de
lo general para deducir lo individual. Lo más real es lo individual, de modo que lo
general es lo que precisa ser explicado, puesto que a los conceptos generales no les
corresponde realidad alguna. En ninguna parte existe la “dondeidad” ni la
“cuandoidad”, sino sólo dónde y cuándo. De igual modo, no existe la cualidad ni la
cantidad, sino el cómo y el cuánto de las cosas. No existe la relación, sino cosas que
se relacionan. La relación existe sólo en nuestras cabezas.
Las categorías no se corresponden con cosas concretas, sino que son sólo signos o
nombres que ponemos a las cosas. A esta posición se le denomina “Nominalismo”.
No obstante, para OCKHAM los dogmas de la fe nada tienen que ver con la razón y
deben ser aceptados como tal, igual que todo lo relativo a Dios y a las cualidades
divinas. La teología no es posible como ciencia fáctica o racional.
OCKHAM acentúa la separación entre fe y razón, entre teología y ciencia, y reconoce la
autonomía del pensamiento humano y de la sociedad humana, con respecto a la
religión:
“El Papa no debe quitar el derecho humano a criatura alguna.”19
Su posición le costó la cárcel en Paris y la huida a Munich, pero anunciaba el fin de la
escolástica y el comienzo de los tiempos modernos.
Nicolaus CUSANUS (1401-1464) nacido y enterrado en Cues, a las orillas del rio
Mosela, en Alemania.
CUSANO, como se le llama en nuestra lengua, articuló un pensamiento sincrético, el
cual integra armónicamente la filosofía platónica con el cristianismo y las ciencias
naturales, las cuales jugarán un papel central en la modernidad.
Un concepto central en la filosofía de C USANO es el de la “docta ignorancia”, con el
que quiere despertar del letargo intelectual a los que creen saber, sin de verdad saber
nada sobre la esencia de las cosas, ni de Dios, el cual es intangible. El camino del
conocimiento es infinito, por lo que afirma CUSANO que nada es tan claro y preciso en
este mundo que no pueda ser cada vez más claro y más preciso. Nuestros
conocimientos, como afirmará más tarde Karl POPPER, son suposiciones,

19
STÖRIG, op. cit. pág. 270.
aproximaciones y conjeturas que tienden a ser revisadas y estudiadas desde otros
puntos de vista.
La verdad sólo se revela paulatinamente y la vamos conquistando pedacito por
pedacito, acercándonos siempre más a ella, pero sin agotarla.
No obstante, CUSANO afirma que en el ser humano hay cierto conocimiento a priori
alrededor de lo infinito; es decir, alrededor de los primeros principios o de las
imágenes primigenias del ser (“Urbilder”), tales como: imagen primigenia de lo
correcto, de la verdad, de la justicia y de la bondad en sentido absoluto. Es con
relación a ellas que contrastamos y medimos las cosas del mundo.
En ese sentido, el espíritu humano posee un criterio original que juzga por sí mismo si
algo es verdaderamente bueno, justo, verdadero, o si es algo esencial lo que los
sentidos nos están transmitiendo. El conocimiento comienza en los sentidos, pero es
en el espíritu, mediante su juicio, que se completa. Todo conocer del ser sucede
mediante conceptos que se quedan cortos con relación a la verdad plena de lo ideal,
puesto que todo aspira a ser como la idea de la cosa, pero no puede serlo. C USANO
concibe el concepto de lo uno, es decir, de aquello que está presente en todo ser como
elemento común, como una idea a priori, que está presente en el sujeto antes de toda
experiencia sensible. En ese sentido, conocemos cualquier ente en, a través y desde la
Unidad. Así como los números son inferidos de la mónada (el número uno), todo el
universo y su diversidad devienen de lo Uno, de modo que todas las contradicciones
quedan disueltas en la idea de lo infinito, porque en él coinciden los polos opuestos y
las diferencias.
Un ejemplo con el que CUSANO quiere hacer explícita esa idea proviene de las
matemáticas: si convertimos el cuadrado en un pentágono, luego en hexágono y así
sucesivamente, la figura se va acercando al círculo, según asciende el número de los
lados, de modo que en el infinito obtenemos el círculo.
Dios, que es la base infinita del ser, es la unidad que enrolla todo lo que en el mundo
es diverso y variado. Él contiene todo lo que fue, es y será. El mundo proviene de él
como los números del uno.
El mundo no es Dios, como en el panteísmo, sino más bien que procede de Dios y
participa de él; es decir, que el mundo es semejanza divina, pero no identidad con lo
divino.
Jacob BÖHME (1575-1694) es, según HEGEL, el primer filósofo alemán. Fue un
místico salido del pueblo, zapatero de profesión, cuya línea principal de pensamiento
era que todo es Dios y que todo está en Dios, en el cual están el bien y el mal. El
fundamento de la naturaleza y de la criatura es Dios mismo. El mal no representa un
problema para BÖHME, ya que es una dimensión constitutiva de la realidad total
divina: tanto el cielo como el infierno se encuentran en Dios.
Cada individuo es libre y es como un Dios propio. El ser humano puede transformarse
en ira o en luz. En tal sentido, Dios no es todopoderoso sobre el ser humano, puesto
que
no puede violentarle ese carácter de libertad que le es propio. Según BÖHME, la
finalidad del alma humana es llegar a ser una unidad con Dios. Su aspiración es Dios
mismo.

VIII.5.- Transición del Medioevo a la Modernidad


Después que el Nominalismo había roto la unión medieval entre fe y razón, la
exigencia de Roger BACON, de que la ciencia y la filosofía se basaran en la
observación de la naturaleza y en la experiencia directa, se convirtió en el nuevo grito
de guerra que desataría incalculables energías tanto en el ámbito de la razón como en
el de la religión.
El proceso de transición hacia la modernidad contiene en sí los gérmenes que
caracterizarían al “Tiempo Nuevo”, tales son: el individualismo, la reflexión racional
libre de las ataduras teológicas, la ciencia basada en la razón y en la experiencia, el
pensamiento intramundano sobre la base de la libertad del individuo, importantización
de la lógica formal y de las matemáticas.
Tres grandes inventos impulsaron el paso a la modernidad durante los Siglos XV y
XVI: la brújula, la pólvora y la imprenta.
En el aspecto de la geografía, Cristóbal C OLÓN llega a América, Vasco DE GAMA
encuentra el camino marino hacia la India, F. M AGALLANES navegó alrededor del
mundo; todo esto marca el comienzo de la expansión europea por toda la tierra,
deviniendo Europa en el centro de desarrollo económico más progresista del mundo.
En el ámbito científico, Nicolaus COPERNICUS (1473-1543) escribió su obra sobre
“Las rotaciones de los cuerpos celestes”, en la cual ponía al sol en el centro del
mundo, como en la antigua Grecia lo había propuesto ARISTARCO.
Johannes KEPLER (1571-1630) diseñó leyes matemáticas para el movimiento
planetario en su obra “Armónica del mundo”, además de establecer diferencias entre
la naturaleza y el espíritu humano sólo en el orden cuantitativo: “Donde hay materia,
allí está la geometría.”
Galileo GALILEI (1564-1642) es el genuino descubridor de los principios de la
mecánica; es decir, de las leyes del movimiento según factores medibles: trayectoria
de caída, tiempo de caída, movimiento de objetos que ponen resistencia, entre otros.
Además, experimentó y midió la relación cuantitativa de esos factores. Según él, el
libro de la naturaleza fue escrito en lenguaje matemático; sus hechos son de índole
cuantitativa y son medibles. Para ello se requiere del experimento. Con G ALILEI
tomaron las ciencias naturales la primacía.
En la dimensión religiosa, se desintegró la cultura unitaria cristiana mediante la
Reforma Protestante. Por su parte, la filosofía y la ciencia se distanciaron cada vez
más de la teología de la Iglesia, afirmándose así la separación entre fe y razón, puesto
que cobraba fuerza la posición de los que sostenían que Dios no es accesible al
pensamiento humano.
A través del Renacimiento (Siglos XV y XVI) resurgen el arte y la cultura de la
antigüedad, el ser humano vuelve a convertirse en el centro de atención, se valoriza a
lo puramente humano y al futuro de la humanidad. De este modo cobraron especial
importancia el arte, la música y la literatura.
El periodo de transición a la modernidad anticipa lo que sería el tiempo moderno,
expresado en su plenitud en lo que más tarde se denominaría “la Ilustración”. Por
ejemplo, Michel de MONTAIGNE (1533-1592) desarrolló una posición escéptica y se
preguntó si los escépticos no fueron más inteligentes que los que vinieron después, ya
que éstos supieron que no podemos estar seguros de ningún conocimiento.
Así como COPERNICUS demostró que ARISTÓTELES había errado, ¿Quién garantiza que
las nuevas teorías no serán superadas?
Aunque nos basemos en la experiencia como fuente del conocimiento: ¿Quién o qué
garantiza que podemos confiar en los sentidos, de que ellos nos enseñen la verdadera
naturaleza de los fenómenos, por ejemplo, del fenómeno “movimiento”?
¿Cuál instancia decide si nuestra experiencia es confiable? ¿Debe decidir la razón? De
ser así, ¿Quién decide si la razón es confiable?
Con relación a lo jurídico y a las ideas sobre el Estado, se fortalece la conciencia de lo
nacional que tuvo como trasfondo las revueltas campesinas que azotaron a Europa, las
cuales terminaron con la eliminación de sus cabecillas y de su genial líder Thomas
MÜNZER. De aquí salieron fortalecidos los príncipes, mediante pactos realizados con
las tendencias prevalecientes y el auge de una economía que favorecía la
centralización del poder absolutista: Francia e Inglaterra fueron los pioneros en
conformar Estados Nacionales soberanos, lo cual exigió de nuevas ideas políticas y
jurídicas.
En este contexto aparecen grandes pensadores como Nicolás M AQUIAVELO, Hugo
GROCIO, Tomás HOBBES y Tomás MORO.
MAQUIAVELO (1469-1527) sostuvo en su obra “El príncipe” que los seres humanos
precisan ser o lisonjeados o abatidos, pues por una injusticia pequeña se vengarán.
Desde la tumba nadie se vengará. Si se comete alguna injusticia contra alguien debe
ser de tal manera que no pueda vengarse.
MAQUIAVELO reflexiona, en especial, sobre las debilidades humanas que el
gobernante debe saber manejar, actuar rápido y sin escrúpulos. Para alcanzar sus
metas, el príncipe utilizará cualquier medio.
GROCIO (1583-1645) fue la antípoda de M AQUIAVELO al derivar un “derecho natural”
de la naturaleza humana querida por Dios, la cual caracteriza al ser humano como ser
racional y ser social. El derecho natural se refiere tanto a los individuos como a los
Estados en guerra y en tiempos de paz (jus gentium).
Para GROCIO, el derecho se infiere de la voluntad divina; por lo tanto, está por encima
del Estado.
Tomás HOBBES (1588-1679) centra su filosofía en el tema del Estado y en la
necesidad de una autoridad absoluta en el Estado, negando así la libre voluntad de los
individuos.
Para HOBBES, el ser humano es egoísta por naturaleza. En su obra “Leviathan” (El
Estado) se refiere a una guerra primitiva de todos contra todos, la cual sólo termina
cuando cada cual pone sus derechos en manos del Leviathan, que estará por encima
de las leyes. El Estado es “el Dios mortal” y determina el derecho. Lo que él permite
es el derecho y lo justo, lo que prohíbe es lo injusto.
Tomás MORO (1478-1535) exigió, en su obra “Utopía”, el fin de la explotación de la
clase pobre por los ricos y propuso una producción donde todos trabajan y se asegura
la vejez; además de que la sociedad asegure la formación y la salud de todos.
Con muchos caracteres semejantes a la “Utopía” de M ORO, el italiano Tommaso
CAMPANELLA (1598-1639) diseñó un estado comunista, que recuerda también al
Estado Ideal de PLATÓN. Su obra lleva el título de “La Ciudad del Sol”.
En el ámbito de las ciencias de la naturaleza, Francis BACON (1561-1626) es uno de
los más grandes precursores intelectuales de la modernidad 20, ya que emprendió una
renovación general de la ciencia fundamentada en el método inductivo, dirigido al
dominio de la naturaleza para su utilización práctica.
En ese sentido, para BACON, el ser humano sólo puede servirse adecuadamente de la
naturaleza si conoce sus leyes y las obedece, mediante el método correcto: la
inducción, que a través de la experiencia investiga a la naturaleza misma de manera
planificada y sistemática. El camino anunciado por B ACON para la ciencia es el de la
experimentación.
En un corto escrito, “La Nueva Atlantis”, B ACON concibe una sociedad futura
progresista, regida por las mejores cabezas de la ciencia, la cual envía cada doce años
a sus científicos al extranjero para aprender sobre sus lenguas y su progreso industrial.
De esta manera, los científicos han de servir al desarrollo de su propia nación.
El método de BACON no es exactamente el de la ciencia moderna, ya que puso el
acento en la recolección y comparación de realidades. Más tarde se dio gran
importancia a la deducción, en especial, de las matemáticas, con las que BACON no
tuvo relación alguna.

VIII.6.- La Modernidad
El concepto “moderno” se refiere a aquello que está adecuado a la moda, al espíritu
del tiempo presente y a sus dimensiones, tanto teóricas como prácticas.
El “Tiempo Nuevo” o Modernidad es el concepto que hace referencia a la formación
de una conciencia y forma de vida donde se supera al tiempo anterior (en este caso la

20
Véase: Cap. II.1.3.- „Los ídolos de Francis Bacon“.
Edad Media) con variables nuevas para toda la cultura; algunas de estas variables son
destacadas por Friedrich NIETZSCHE: liberación de la formación, interés por la ciencia
y por el pasado científico del ser humano, erupción del individualismo, un ferviente
deseo de veracidad (…)21. En este sentido, pierde en importancia la pregunta
ontológica acerca de las esencias de las cosas y gana en valor la ontología funcional,
interesada por las relaciones entre las cosas para lograr fines utilitarios.
Con relación a los valores humanos y sociales propios de la modernidad, en su sentido
más general, se ha destacado a aquellos proclamados por la Revolución Francesa de
1789: libertad, igualdad y fraternidad.
El pensamiento autónomo proclamado (razón) pone al ser humano como centro del
pensamiento moderno, acentuando la libre individualidad personal, por lo que la razón
se verá fraccionada en las más diferentes escuelas, sistemas y corrientes de
pensamiento. No obstante, compartimos la opinión de HEGEL que la diversidad de
ideas y sistemas no contradice la unidad del espíritu.
El mismo HEGEL defendió que la filosofía moderna comenzó con DESCARTES y
alcanzó su plenitud en los pensadores ilustrados. Desde entonces se localiza a la
modernidad entre DESCARTES y el debate actual acerca de la superación de la
modernidad (postmodernidad), que inició a partir de las filosofías de SCHOPENHAUER
y NIETZSCHE, y se extiende hasta nuestros días.

VIII.6.1.- René DESCARTES y el Racionalismo.


René DESCARTES (1596-1650) fue un insigne pensador francés que se propuso elevar
la filosofía a una especie de matemática universal o una ciencia que construya
conocimientos exactos mediante el método deductivo de conceptos fundamentales
sencillos.
Dado que la ciencia nos beneficia y sirve al progreso y a la realización humana, la
filosofía le debe aportar un fundamento confiable (método), libre de dogmas y/o
creencias, que la libere de todo error.
La tarea esencial consiste en tratar de encontrar los primeros principios absolutamente
verdaderos y libres de toda duda. Por eso las preguntas: ¿Cómo se llega a un
conocimiento seguro? ¿Cuál es el método?
Lo primero, para DESCARTES, es que hay que estar consciente de que el punto de
partida sea seguro y confiable. ¿Pero qué podemos tener por seguro?
DESCARTES dice que para asegurarse lo primero es no tener nada por seguro. “Voy a
dudar de todo”, dice, “para probar qué es lo que puede resistir a la duda.”

21
NIETZSCHE, F.: “Viel zu menschlich”, (Demasiado Humano), En: OTTO, Stephan, (editor):
“Geschichte der Philosophie in Text und Darstellung. Renaissance und frühe Neuzeit”. Tomo 3, pág.
20, Reclam Verlag, Stuttgart 1984.
Así DESCARTES comienza a filosofar cuestionando todo, dudando de todo, incluso de
la realidad exterior y de sí mismo. Pero mientras más duda tiene, DESCARTES no
puede dudar que está dudando, es decir, que está pensando. Por eso deduce que en la
duda consigue la seguridad de sí mismo como un ser pensante: cogito ergo sum (yo
pienso, entonces existo). Este es el primer principio seguro, libre de duda, que puede
servirle de punto de partida y de modelo o paradigma de la verdad. Es decir, sólo se
debe aceptar como verdaderos los principios que se puedan concebir como ideas
claras y distintas, tal como ese primer principio.
El siguiente paso consiste en encontrar otro principio tan seguro como el primero para
erigir una filosofía verdadera; ese principio es, para DESCARTES, Dios. DESCARTES
reflexiona de la siguiente manera: yo tengo la idea de Dios como una sustancia
infinita, increada, todopoderosa y que todo lo sabe. Esa idea no puede proceder, dice,
de la percepción del mundo que sólo presenta cosas finitas. Tampoco procede del
sujeto mismo la idea de Dios, ya que el sujeto pensante es un ser finito e imperfecto.
Por lo tanto, DESCARTES concibe a Dios como una verdad absoluta.
En el mismo sentido, un ser perfecto tiene que ser necesariamente verídico; por lo
tanto, Dios no puede engañar presentando al sujeto un mundo falso o una realidad
ilusoria.
¿Por qué entonces erramos y nos equivocamos?
DESCARTES concibe la libre voluntad humana misma como fuente del desacierto, pues
mediante ella el ser humano afirma una cosa y niega la otra, de modo que poseemos
en nosotros mismos la facultad para pensar y conocer la realidad correcta e
incorrectamente.
DESCARTES piensa que con su paradigma para deducir principios verdaderos se
evitaría el desacierto, si ante aquellas ideas que no sean claras y distintas nos
mantuviéramos escépticos.
En otro orden de ideas, D ESCARTES distingue dos substancias distintas que componen
la realidad: el pensamiento (latín: “res cogitans”) y las realidades físicas (“res
extensa”).
DESCARTES reflexiona que uno se puede representar su pensamiento sin extensión en
el espacio. Los cuerpos son espacio y el espacio está conformado por cuerpos, el
espacio vacío (la nada) no existe. La percepción de las cosas, dice D ESCARTES, es
opaca y escasa, por lo tanto acepta sólo como conocimiento verdadero lo que el
entendimiento capta de manera racional, igual que la matemática, y lo expresa en
conceptos.
La idea del espíritu (pensamiento) es concebida por D ESCARTES sólo para el ser
humano, lo cual tendrá consecuencias con relación a los animales, que son para él
autómatas o máquinas que responden a las leyes físicas de los cuerpos expresadas, por
DESCARTES, sólo mediante tres conceptos: extensión, movimiento y calma.
Ahora bien: ¿Cómo es que en el ser humano se unen cuerpo y espíritu? ¿Dónde está la
conexión de ambos si las dos sustancias pertenecen a naturalezas diferentes?
La respuesta de DESCARTES a esa pregunta fue desacertada, pues propuso una
glándula mediadora ubicada en la parte de atrás, entre el cuello y la cabeza.
A partir de este punto asumieron los sucesores de DESCARTES su misión filosófica.

VIII.6.1.1.- Baruch de SPINOZA


Baruch de SPINOZA (1632-1677) fue descendiente de una familia judía que emigró de
España a Holanda. Por sus reflexiones fue expulsado de su comunidad y excomulgado
de la religión. Sus obras principales son: “Tratado teológico-político” y “Ética
presentada según el método geométrico”.
SPINOZA piensa que la Biblia fue escrita para todo el mundo, no para unos pocos
expertos o seguidores; por lo tanto, debe ser adaptada para que sea accesible a la
gente sencilla del pueblo. Ellos hacen más uso de la fantasía que de la razón. Es por
eso que la Biblia se vale de expresiones que son accesibles al pueblo: símbolos,
parábolas, metáforas y narraciones sobre milagros.
Para SPINOZA Jesús no es el hijo de Dios, pero es el más grande y noble de los seres
humanos, mediante el cual podrían unirse todos los pueblos del mundo.
Su ética está concebida como una obra matemática con definiciones, axiomas,
afirmaciones, enseñanzas, demostraciones, deducciones, etc., pues supone que la
filosofía precisa de la exactitud matemática.
SPINOZA parte del concepto “sustancia” y la concibe como la unidad y lo infinito que
subyace en cada cosa, que une y abarca a todos los seres. La sustancia es eterna y
existe por si misma, fuera de ella no hay nada. La sustancia es, pues, Dios y la
naturaleza.
Es un panteísta porque ve a Dios en cada cosa. Dos cualidades divinas son el
pensamiento infinito y la extensión infinita. Todo está en Dios bajo esas dos
dimensiones: como idea y como cuerpo. Cuerpo y alma son dos dimensiones de una
misma realidad. Sólo esos dos rasgos conocemos de Dios, aunque él tiene infinitos
atributos. De ese modo Dios será siempre un misterio para el ser humano.
Por otro lado, SPINOZA defiende que cada ser, igual que el ser humano individual,
aspira a autoafirmarse, tratando de suplir sus necesidades, tanto de manera activa
(actuando dirigido hacia otros) como pasiva (otros actuando sobre él).
Cuando el instinto de autoafirmación está satisfecho, entonces hay alegría, de lo
contrario hay tristeza y frustración. Por eso hay que analizar los instintos y pasiones
de manera objetiva y matemática.
SPINOZA no deja espacio para la voluntad individual y el libre albedrío, puesto que
nuestras acciones resultan de las leyes de la naturaleza. Rechaza que exista una sola
concepción válida sobre lo bueno y lo malo: bueno es lo que aporta para la
autoafirmación y malo es lo que la impide.
Pertenece al ser humano amarse a sí mismo y buscar su beneficio y todo lo que
perfeccione su ser. La virtud es entonces el poder imponerse para autoafirmarse, pero
esto no implica un egocentrismo asocial, puesto que “para el ser humano no hay nada
más útil que el otro ser humano”.22
La razón pertenece a la esencia humana, de modo que el ser humano actúa conforme a
su naturaleza si busca su beneficio mediante la razón, la cual aspira a conocer. El
verdadero conocimiento es el fundamento de la virtud.
Al ser humano pertenecen también los instintos, los impulsos y las pasiones, los
cuales tienen una dinámica independiente, dado que un afecto sólo puede ser frenado
o abolido por otro afecto contrario o más fuerte que él.23
¿Qué puede entonces la razón, si las pasiones humanas están inmersas en el presente,
sin referencia al futuro?
SPINOZA afirma que quien se entrega a las pasiones pierde de vista su beneficio
personal, porque no prevé las consecuencias que puedan tener sus acciones. La razón
es la que visualiza la realidad total y previene las repercusiones futuras, de ese modo
puede inducir al correcto accionar. Se precisa de los instintos como motor vital, para
tener un vida plena, pero coordinados y equilibrados mediante la razón. Así se prepara
el ser humano para el logro de su propio beneficio, haciendo uso de su razón: la razón
aporta ideas adecuadas, mientras que los instintos y pasiones, que se dirigen hacia
otros objetos, aportan ideas opacas y confusas, ya que otros objetos repercuten sobre
ellos.
La razón capta las leyes necesarias de la naturaleza; es decir, las cosas tal como son,
lo cual conlleva a aceptarlas y afirmarlas: conocer implica afirmar y querer, ya que
significa captar libremente por uno mismo, no como impuesto desde fuera. El
conocimiento, a su vez, libera de sufrimientos, puesto que capta lo esencial de las
cosas y lo acepta.
En ese sentido, el sabio, según S PINOZA, muestra un alma libre y tranquila, con
verdadera satisfacción, porque conoce de sí mismo, de Dios y de la naturaleza,
afirmando y aceptando lo que impone el destino; mientras tanto, el necio es dominado
por sus pasiones y es tirado hacia todas partes por causas exteriores.
SPINOZA está consciente que es muy difícil conoce los designios divinos y alcanzar el
verdadero conocimiento, pero afirma que “todo lo noble es tan difícil como raro”. 24
Por último, acerca de la concepción del Estado en SPINOZA referimos una idea capital:
el ser humano precisa de su autoafirmación y de su beneficio; por lo tanto, el Estado
debe ser el garante de la libertad para alcanzar esos fines; pues es sabio abrir espacios
libres porque la naturaleza humana no soportará que lo que considera como cierto sea
decretado un delito.

22
Metzler Philosophen Lexikon, pág. 752.
23
Cfr. STÖRIG, Hans-Joachim: “Kleine Weltgeschichte der Philosophie“, pág. 328
24
Metzler Philosophen Lexikon, pág. 752.
VIII.6.1.2. - Gottfried Wilhelm LEIBNIZ
Gottfried Wilhelm LEIBNIZ (1646-1716) es reconocido como el descubridor del
cálculo diferencial con conceptos más exactos que N EWTON. Ambos fueron
contemporáneos, pero no se conocieron. Como cristiano, trató de unir de nuevo a
católicos y protestantes, y luego a los luteranos con los reformados, en ambos casos
fracasó. Su filosofía se refiere a tres conceptos esenciales:
a) Teoría de las mónadas, concepto que significa unidad y se refiere a lo que une
a las cosas. Para tratar esa cuestión, L EIBNIZ agrega al concepto de extensión de
los objetos de DESCARTES el concepto “fuerza” (energía) como lo
auténticamente real. La fuerza es lo que permanece, aunque cambie el
movimiento (ley de conservación de la energía).
La mónada es concebida en cuatro sentidos: como puntos, fuerzas, almas e
individuos. En cuanto a que son puntos, las mónadas son substancias en formas
de puntos, los cuales son el fundamento de todo ser. Así rechaza que el ser sea
un extenso infinito.
Por otro lado, un cuerpo es, según LEIBNIZ, un complejo de puntos, los cuales
poseen su propio centro de poder o energía.
En tercer lugar, los puntos primigenios que componen al ser tienen alma,
aunque en grados diferentes, los cuales van desde una situación inconsciente y
oscura hasta el desarrollo de la conciencia finita (en el ser humano) y de una
conciencia infinita, que todo lo sabe (Dios).
Por último, las mónadas son individuos, no hay dos iguales y cada una es, en
potencia, un posible espejo de todo el universo. La mónada es cerrada hacia
fuera; es decir, que no tiene ventanas, lo que ella hace o le sucede es por ella
misma. Dios, la mónada primera, infundió la esencia de las mónadas.
a) La armonía preestablecida. Para LEIBNIZ hay infinitas sustancias que son las
mónadas. Cada una de ellas tiene su representación del mundo. Su coincidencia
para formar esa totalidad sólo se debe a su origen: la divinidad.
Si, por ejemplo, en el ser humano encontramos que dos mundos coinciden, el
pensamiento y la acción, y que cada una de esas substancias sigue sus propias
leyes, su coincidencia fue determinada con arte y precisión en un acto creador
de Dios: la armonía entre las diferentes mónadas fue impuesta por Dios.
b) Teodicea. ¿Cómo explica LEIBNIZ la presencia del mal, ya sea del pecado o del
sufrimiento?
Según LEIBNIZ, Dios creó el mejor de los mundos posibles porque eso es lo que
coincide con los atributos divinos de absoluta sapiencia, absoluta bondad y
absoluto poder. El no pudo no haber sabido que existiera un mundo mejor,
tampoco no haberlo querido ni haberlo podido hacer. Todo esto estaría en
contradicción con los atributos divinos.
¿Por qué el mal en el más perfecto de los mundos?
LEIBNIZ concibe tres tipos de males: mal metafísico que consiste en la finitud
del mundo. Este mal es inevitable en un mundo creado por Dios, porque no
puede
ser infinito; mal físico que se desprende por necesidad del metafísico, pues todo
lo creado sólo puede ser imperfecto, no puede ser igual al creador; mal moral:
la criatura tiene que errar y pecar, en especial, si Dios la dotó con el don de la
libertad.
LEIBNIZ pudo pasar como un desconocido por la historia del pensamiento por
no haber tenido seguidores en una escuela ni haber sistematizado sus
pensamientos, pero gracias al profesor en Halle y Marburg, Christian W OLFF
(1679-1745) fue conocido mediante la conformación del sistema “Leibniz-
Wolffiano”, que sistematiza, ordena y complementa la filosofía de LEIBNIZ, la
cual dominó en el ámbito de la filosofía del Siglo XVIII hasta el tiempo de
Emmanuel KANT.
La influencia del racionalismo de D ESCARTES en SPINOZA y LEIBNIZ determinó, a su
vez, lo que sería la ilustración en Alemania y Holanda, mientras que en Inglaterra
fueron John LOCKE y David HUME, con su filosofía empirista, los precursores de ese
movimiento.

VIII.6.2.-La Ilustración
La Ilustración o “Siglo de luz” es el nombre que se le da a una cultura y movimiento
intelectual, en especial del Siglo XVIII, que se propuso como meta el manejo de los
asuntos intramundanos y humanos mediante el uso de la razón.
Este movimiento tuvo sus orígenes en Francia e Inglaterra y radica en la necesidad y
el anhelo de los pensadores occidentales de dar riendas sueltas a la razón para
alcanzar “su mayoría de edad” (K ANT) y así poder captar la realidad libre de dogmas
y de autoridades. Su lema fue “atrévete a pensar”, despertando una autoestima
creciente, ocasionada por los evidentes éxitos ya cosechados por las ciencias de la
naturaleza.
Con la Ilustración, la razón humana se creyó capaz de poder descifrar la realidad y
poder transformar cualquier dimensión de la vida, incluyendo la religión.
En cuanto a la religión, la Ilustración fue motivada por las divisiones y guerras
religiosas, frente a las cuales se alzó el principio de la razón como esperanza de
unidad y reconciliación. Por una parte, se trató de exponer lo común a todos los
credos religiosos deviniendo en propuestas de determinados tipos de religiones
naturales basadas en la razón (“deísmo”), que aceptan la idea de Dios, pero sin
referencia a revelación alguna ni a vínculos sobrenaturales; se descartó la opinión de
que la autoridad viene de Dios y se concibió la religión revelada como una
introducción a la religión de la razón.
Inglaterra es el primer país europeo que luchó y consiguió, hacia lo interior, cierta
libertad política, mejorando constantemente su bienestar y su poder hacia fuera. Entre
los Siglos XIII y XVII se formó la conciencia colectiva del pueblo inglés cuyo ideal
se expresa en priorizar lo objetivo y lo pragmático, con cierta dosis de rechazo frente
a la teoría y la especulación. Es así que se acentúa la experiencia como único
fundamento del conocimiento y de la filosofía. John LOCKE (1632-1704), George
BERKELEY (1684-
1753) y David HUME (1711-1776) componen la trilogía representativa del Empirismo
Inglés.
Experiencias son, en este tenor, las realidades que podemos captar mediante los
sentidos, lo cual es, para los empiristas, aplicable, incluso, a la formación de los
conceptos generales o universales; los cuales, si son válidos, son fundamentados
mediante juicios inductivos.
El Empirismo rechaza la metafísica porque no viene de la experiencia o no puede
tomarse como fundamento de la experiencia.
La Ilustración inglesa desarrolló una filosofía moral basada en el deísmo, por ejemplo,
el conde SHAFTESBURY (1671-1713) y Jeremy BENTHAM (1748-1833) así también una
corriente libre de presupuestos religiosos y/o metafísicos como la filosofía de Robert
BOYLE (1627-1692).
En Francia se desarrolló también una corriente ilustrada, contraria al racionalismo,
representada por Jean-Jacques ROUSSEAU (1712-1778) que acentuó los sentimientos y
afectos humanos como parte integral del ser humano y relativizó los valores de la
cultura, los cuales son determinados por la educación.
El final de la Ilustración se encuentra en la filosofía extremista de Francois Marie
AROUT, VOLTAIRE (1694-1778) y los enciclopedistas Denis D IDEROT (1713-1784) y
Jean d’ALEMBERT (1717-1783); así también en la filosofía materialista de Paul-Henri
Thiry de HOLBACH (1723-1789), Julien Offray de LAMETTRIE (1709-1751) y Adrien
HELVETIUS (1715-1771), los cuales defendieron el monismo, o la existencia de una
sola sustancia (la materia), por lo que rechazaron todo tipo de religión por
considerarla error, ilusión y engaño de los sacerdotes y predicadores.25
La Ilustración francesa fue la anticipadora de la gran revolución de 1789.
En Alemania predominó una Ilustración esencialmente racionalista con pensadores,
entre otros, como Christian WOLFF (1679-1745), Gotthold Ephraim LESSING (1729-
1781), Hermann Samuel REIMARUS (1694-1768) y Emmanuel KANT (1724-1804).
Este último representa la cima y el final de la Ilustración alemana.
LESSING proclamó la tolerancia religiosa en su obra “Nathan el Sabio”. En su obra
principal “Educación del género humano” concibe el sentido de la historia humana en
el desarrollo progresivo de la educación basada en la razón.
REIMARUS fue un crítico fino de la religión revelada, a la vez que defendió el deísmo;
es decir, una creencia en Dios basada únicamente en el pensamiento puramente
humano: la razón.
KANT se propuso como finalidad de su pensamiento investigar acerca de las
posibilidades y los límites del ser humano, lo cual sintetizó en cuatro preguntas: ¿Qué
puedo conocer? ¿Qué debo hacer? ¿Qué puedo esperar? ¿Qué es el ser humano?

25
Cfr. BRUGGER, Walter: Philosophisches Wörterbuch, pág. 32-33, Herder Verlag, Freiburg 1976.
KANT explica que a la primera pregunta se da respuesta con la metafísica, a la segunda
con la moral, a la tercera con la religión y a la cuarta con la antropología. Sin
embargo, opina que la metafísica, la moral y la religión se subscriben a la
antropología, puesto que las tres primeras preguntas se refieren a la cuarta.
KANT rechaza la posibilidad de que el ser humano pueda conocer lo que son “las
cosas en si”; es decir, su esencia, por lo que no hay acceso a una verdad absoluta del
mundo material. La realidad la conocemos como se nos presenta. Aún el
conocimiento objetivo es relativo, porque se queda limitado por la experiencia, que
percibe las cosas sólo en el espacio y en el tiempo.
Sin embargo, la razón pura (el pensamiento especulativo) puede aportar buenos
resultados como rectora y ordenadora del conocimiento empírico. Si
disciplinadamente se autocritica, la razón puede rechazar postulados dogmáticos y
finalmente puede proponerse metas prácticas, donde no es posible un conocer seguro.
Los primeros principios que el sujeto toma como punto de partida para conocer los
objetos no proceden, según KANT, de las “cosas en si”, sino de las condiciones
especiales en las que se encuentra el sujeto. La crítica de la razón nos dice que el ser
humano es el forjador de su mundo.
KANT concibe los conceptos Dios, mundo, alma, libertad de la persona, entre otros,
como conceptos de la razón pura, ya que no tienen objetos que les correspondan, pero
son imprescindibles para la autodeterminación conceptual del ser humano.
Con relación a la acción práctica, K ANT no piensa que exista el bien o el mal
prefabricados, sino que ambos dependen de la voluntad humana. La moral humana es
autónoma, en cuanto a que lo que la voluntad concibe como racional desde si misma,
lo deja valer como bien moral.
El “Imperativo Categórico” de KANT dice: Actúa de tal manera que tu acción pueda
convertirse en una ley moral universal.
Entre sus numerosas obras se encuentran: “Crítica de la razón pura”, “Crítica de la
razón práctica”, Crítica del juicio” y “Metafísica de las costumbres”.

VIII.6.3.- La filosofía en el Siglo XIX


En este acápite nos limitaremos a presentar las grandes corrientes del Siglo XIX, así
como a sus más eminentes representantes. Además, se hace imprescindible presentar
una somera visión de algunos pensadores solipsistas de gran relevancia filosófica,
como fueron KIERKEGAARD, SCHOPPENHAUER y NIETZSCHE, los cuales, aunque no
fueron sistemáticos ni formaron escuelas de estudiosos suyos, tuvieron gran influencia
en el pensamiento posterior.
VIII.6.3.1- El idealismo alemán: FICHTE, SCHELLING y HEGEL
Johann Gottlieb FICHTE (1762-1814) fue el primer rector de la Universidad de Berlin,
fundada en el 1810.
Para FICHTE, la filosofía que cada uno escoge depende del tipo de persona que se es.
Es por eso que él se decidió por una “filosofía de la acción”, centrada en la libertad y
en la liberación de la conciencia.”26
FICHTE concibe que sea imposible encontrar el fundamento de la filosofía, porque el
ser absoluto resulta indemostrable. Dicho fundamento es un “Yo” universal, que se
encuentra fuera y más allá de toda experiencia. Ese Yo absoluto es libertad pura y
acción pura; de él provienen las conciencias particulares. Lo contrario o la antitesis
del Yo es la realidad externa; es decir, el mundo, que es el No-Yo, el cual representa
la barrera imprescindible para lograr la libertad del Yo, (que es lo interno de la
voluntad). La meta de FICHTE consiste en lograr una síntesis de la vida moral,
mediante su método dialéctico.
Para FICHTE, la voluntad individual es el motor del sentido de la vida y el camino
hacia la realización plena. El ser humano lo que busca es a Dios, es decir, al Yo
absoluto detrás de los velos de la realidad, la cual es mera apariencia.
Friedrich Wilhelm Joseph SCHELLING (1775-1854) se propuso indagar acerca de “Lo
Absoluto”, que consiste en la identidad entre el sujeto y el objeto. Concibe la
naturaleza misma como lo absoluto: ella es la evolución de Dios en el mundo.
Espíritu y materia son las dos formas de presentación de Lo Absoluto ante nosotros.
Ambos se conjugan en el ser humano, que es la criatura más desarrollada del
universo. Éste, a su vez, sintetiza en el arte la materia y el espíritu, deviniendo así el
arte en la más noble expresión de Lo Absoluto.
SCHELLING desarrolla una posición panteísta relativa a lo divino: Dios proviene del
germen primigenio y él es la unión del ser con el no-ser. Ese Dios crea al mundo
(tesis) y luego al espíritu (anti-tesis), para después crear el alma del mundo, que es la
síntesis de Dios y del mundo.
SCHELLING destaca tres formas que tiene el ser humano para referirse a Lo Absoluto,
en correspondencia con los tres momentos de la dialéctica (tesis, anti-tesis y síntesis):
el politeísmo o religión natural, el cristianismo o religión revelada y la filosofía o
religiosidad hecha espíritu.27
Georg Wilhelm Friedrich HEGEL (1770-1831) concibió, como interés fundamental de
la razón, la disolución de las contraposiciones establecidas, mediante una filosofía que
compendie la historia y refleje la realidad de su tiempo para que enseñe a vivir. 28

26
XIRAU, Ramón: “Introducción a la historia de la filosofía”, pág. 302, Editorial Limusa, México
2003.
27
Véase ibidem. pág. 304.
28
Cfr. Metzler Philosophen Lexikon, pág. 320.
HEGEL se propuso explicar las transformaciones y los movimientos que se dan tanto
en la naturaleza como en el espíritu; no como una explicación más, sino definitiva.
Con tal finalidad, desarrolla el método dialéctico anticipado por F ICHTE y muestra que
aún las cosas más divergentes están profundamente unidas.
Según el método dialéctico, la verdad (la síntesis) surge de la oposición de contrarios
y/o de la contradicción: de la oposición de dos realidades o conceptos contrarios surge
una tercera realidad o concepto que resume a ambas.
Cualquier concepto contiene su propia negación que implica la síntesis entre ambos.
Como ejemplo: el ser como tal es sólo una abstracción, nada concreto; es algo
indeterminado e indiferente. Al negarse el ser a sí mismo nos remite al no-ser, el cual
es un impensable vacío. Un concepto que concilia o que sintetiza el ser con el no-ser
es el devenir, propio de la realidad de nuestro mundo.
La triada conceptual de la dialéctica hegeliana es: tesis (el ser), antitesis (no-ser) y
síntesis (el devenir). Estos conceptos son aplicables a cualquier realidad. Con ellos
quiere explicar el progreso y el enriquecimiento: la tesis será siempre anterior a la
síntesis y ésta tendrá siempre más sustancia y valor. Esto implica que el devenir tiene
más contenido que el ser o el no-ser. Se trata de un progreso espiritual.
HEGEL se refiere a Dios o Lo Absoluto como un principio donde todos los opuestos
coinciden: Dios es la unidad, o la síntesis absoluta.
La evolución de la naturaleza indica una línea de progreso: de lo inorgánico deviene
lo químico, que al final será orgánico y vivo. El proceso natural apunta cada vez más
hacia un desarrollo espiritual.
Mediante el concepto de Espíritu Subjetivo o Espíritu Concreto, H EGEL se refiere al
desarrollo espiritual en el mundo interior. Ese mundo se percibe con claridad en el ser
humano: se trata de la percepción del sí propio, su auto-entendimiento y la conciencia
de sí, las cuales van ascendiendo a estadios superiores del espíritu hasta llegar a la
razón, que es el principio superior; ya que ella es tanto posibilidad de conocimiento o
reflexión clara y distinta como identidad.
La libertad es, para HEGEL, el sentido del mundo. Ella es conciencia y no una
capacidad para elegir. La libertad es el más alto eslabón del espíritu.
La evolución del Espíritu Subjetivo conlleva a un enriquecimiento que parte de lo más
animal y primitivo de la conciencia hasta llegar a lo más espiritual y racional, que es
lo más libre.
Por otro lado, el Espíritu Subjetivo se hace objetivo en lo que es la sociedad, la cual es
la verdad de dicho espíritu.
HEGEL analiza el desarrollo de la sociedad desde el estadio primitivo (la familia) hasta
el más complejo (el Estado moderno prusiano) y articula su filosofía del “Espíritu
Objetivo”, que comprende tanto a la sociedad con su historia, como al Estado. El
Espíritu Objetivo es, para HEGEL, Dios mismo compuesto por el derecho, la
moralidad y el Estado.
La esencia del Estado está en la moralidad, opina H EGEL, lo cual es difícil de asimilar
desde la práctica degenerada en los Estados actuales.

VIII.6.3.2.- El materialismo dialéctico e histórico


A partir del método dialéctico hegeliano se debatieron dos tendencias, una idealista,
conservadora y tradicionalista y la otra revolucionaria, denominada izquierda
hegeliana.
El conflicto comenzó a desarrollarse alrededor de la religión, mediante las reflexiones
polémicas de David Friedrich STRAUSS (1808-1874) y de Ludwig FEUERBACH (1804-
1872), que era del ala de la izquierda hegeliana, cuya filosofía fue el materialismo.
STRAUSS, aunque era un teólogo idealista, escribió duras críticas históricas a la fe
institucionalizada de la Iglesia. Para él, los evangelios son mitos o poesías que
transmiten una verdad simbólica. Más tarde, STRAUSS ataca a cada uno de los dogmas
cristianos y termina identificándose con una visión panteísta de Dios: el universo en
su totalidad es Dios.
Por su parte, FEUERBACH ataca la idea misma de Dios, en sus obras “La esencia del
cristianismo” y “Cátedras sobre la esencia de la religión”. Explica a la religión a partir
de la esencia humana y del egoísmo humano. En este sentido, la religión sólo es
posible mediante el instinto de felicidad del ser humano: el ser humano no es feliz,
pero desea serlo, es así que se representa felices a los dioses, como corresponde a su
propio ideal. Si los humanos no tuvieran ese instinto de ser felices, entonces no
hubiera religión ni dioses. Es por eso que hay tantos dioses diferentes como diferentes
son los indivíduos y sus deseos. Si el ser humano supera su enajenación se convierte
en divinidad terrenal.
FEUERBACH opina que es una ilusión infantil humana el querer satisfacer los deseos
con la religión, pues el único camino a la felicidad consiste en el dominio de la
naturaleza mediante la formación y la cultura; es decir, mediante la acción humana.
Karl MARX (1818-1883) reacciona ante la miseria de los obreros como consecuencia
de la explotación por parte de los capitalistas, cuyo régimen se encontraba en pleno
desarrollo salvaje en Europa.
MARX critica a FEUERBACH por que, según él, no consideró el contexto económico
como motor de todo desarrollo social, pero asumió el concepto de “enajenación” de
FEUERBACH, así como el método dialéctico de HEGEL.
Enajenación quiere decir que el ser humano está fuera de sí, asumiendo una vida
pasiva con relación a sí mismo y al mundo circundante, en especial, en lo económico
y lo religioso.
El interés de MARX está en la fusión del pensamiento con la acción, la teoría y la
práctica mediante la acción revolucionaria. La famosa tesis número 11 contra
FEUERBACH dice: los filósofos hasta ahora lo que han hecho es interpretar el mundo,
ahora lo que se trata es de cambiarlo.
La dialéctica implica el cambio, ya que no concibe realidad alguna terminada, sino
siempre en devenir: todo se está haciendo y todo es materia en transformación cada
vez hacia estadios superiores en forma de espiral (según LENIN), conforme con la
triada de tesis, antitesis y síntesis que HEGEL había establecido.
En esto consiste el materialismo dialéctico, que aplicado a los procesos históricos
deviene en materialismo histórico.
Para MARX, la conciencia, es decir, ideas, teorías y visiones, es tan sólo un reflejo de
la realidad material del ser humano. El elemento determinante de la historia humana
es la forma de producción de bienes. La sociedad se transforma mediante las fuerzas
productivas, nuevos inventos para producir y descubrimiento de nuevas fuentes
naturales de riqueza. Si cambian las fuerzas productivas, entonces debe cambiar
también la organización social del trabajo (relaciones de producción). Si no se da ese
cambio, entonces surgen crisis para crear la adaptación. Con esto, y mediante la lucha
entre clases antagónicas, MARX explica la sucesión de diferentes tipos de sociedades
en la historia: de una comunidad primitiva se pasa a una esclavista y de ésta a la
feudal. De la crisis en la sociedad feudal se desarrolla el capitalismo, el cual será
superado por una sociedad socialista que dará paso al comunismo.
Según MARX, las bases reales de la sociedad son la economía y la organización social
para producir, que él denomina infraestructura. Todo lo demás es la supra-estructura
(política, derecho, teorías, filosofía, religión, arte), que es sólo un reflejo de la
situación social y, por lo tanto, no tendrá razón de ser en una sociedad sin clases
sociales, como lo sería el comunismo.
La mayoría de los escritos de MARX se dirigen esencialmente al análisis y la crítica
del capitalismo y/o al posicionamiento del movimiento obrero (proletariado). Con la
cooperación de Friedrich ENGELS, MARX escribió “La ideología alemana”, “El
manifiesto comunista”, “Crítica de la economía política” y “El Capital”.

VIII.6.3.3.- El positivismo
El positivismo es un concepto introducido por el pensador francés August C OMTE
(1798-1857) para establecer los lineamientos generales de su filosofía. El concepto
implica una negación de toda metafísica, para poner como punto de partida el
principio fundamental de la realidad; es decir, lo real o positivo.
Para COMTE, el hecho positivo es la aparición, por lo que limita la ciencia y la
filosofía al reino de lo que aparece en la realidad; eso es lo primero. Lo segundo del
método positivista es el ordenamiento de lo que aparece según las leyes del
parentesco y las secuencias que presentan las cosas y, en tercer lugar, lo que sería el
sentido de toda ciencia: predecir apariciones futuras de la realidad.
COMTE analiza la evolución del pensamiento humano, de cada individuo y de cada
ciencia según “la ley de los tres estadios”: el teológico, el metafísico y el positivo.
El pensamiento humano es primero teológico (en el individuo es la niñez), se alimenta
de la fe, cree conocer la esencia de las cosas según un conocimiento absoluto. El ser
humano, en este estadio, percibe una voluntad absoluta en cada acontecimiento.
COMTE pone tres sub-estadios al estadio teológico: el animismo, que concibe a cada
objeto como animado; el politeísmo, que pone a cada conjunto de apariciones una
divinidad y el monoteísmo, que pone en un sólo ser supremo lo divino.
El estadio metafísico supera al teológico y se distingue por su nivel de abstracción (en
el individuo se da en la juventud), de conceptualización, de esencias, de teorías sin
realidad correspondiente.
El estadio positivo (en el individuo corresponde a la etapa adulta), por su nivel de
madurez mediante la observación y la experimentación, así como por el uso de la
razón, supera los estadios anteriores. Aquí el ser humano “aclara” los hechos
mediante las leyes del parentesco y las secuencias para luego comprenderlos como
leyes generales, con las cuales predice acontecimientos futuros.
El positivismo propone tres tareas para la filosofía en la etapa positiva: la filosofía
sirve de fundamento a todas las ciencias, sirve para sintetizarlas y, por último, para
promover nuevas experiencias y formular nuevas preguntas.
En la concepción social de COMTE, a cada uno de los tres estadios descritos
corresponde un tipo determinado de sociedad: al teológico le corresponde la sociedad
feudal, al metafísico la sociedad revolucionaria secularizada (Revolución Francesa).
Al estadio positivo corresponde una forma de sociedad del conocimiento donde
predomina el juicio del científico y del especialista. Un Consejo de Filósofos y
Sociólogos sería la instancia superior para la vida espiritual y la educación. Dicha
sociedad sólo es posible si cada individuo se entrega al todo, a la humanidad, la cual
es elevada, por COMTE, como objeto de culto religioso: con fiestas, santos, cultos,
sacerdotes, etc. El principio de dicha religión sin Dios es: “Amor como principio,
orden como fundamento, progreso como meta”.29
El positivismo pasó a Inglaterra convirtiéndose en un pensamiento representativo de
su época, con filósofos de la categoría de Jeremy BENTHAM (1748-1832), John Stuart
MILL (1806-1873) y Herbert SPENCER (1820-1903).

VIII.6.3.4.- Pensadores solitarios: SCHOPENHAUER, KIERKEGAARD Y NIETZSCHE


Arthur SCHOPENHAUER (1788-1860) fue un pensador alemán muy pesimista, que supo
conocer las partes oscuras del ser humano (su inconsciente) y las fealdades y
crueldades del mundo, pero no sólo para quejarse pasivamente, sino, como afirmaba
Ernst BLOCH, para poder golpear de frente lo satánico en el mundo.30

29
STÖRIG, Hans Joachim, op. cit. pág. 474.
30
Cfr. Metzler Philosophen Lexikon, pág. 715.
La obra principal de SCHOPENHAUER, “El mundo como voluntad y representación”, se
centra en las dos dimensiones del título. La voluntad es la cosa en sí, a la que se
refería KANT, la cual no puede ser representada en el intelecto mediante el acto del
conocimiento. La voluntad del mundo sólo es accesible para el sujeto individual
mediante las experiencias con su propio cuerpo; es decir, mediante los instintos, a
saber, el instinto sexual dirigido a la reproducción y conservación de la especie. Para
SCHOPENHAUER los genitales son el punto central de la voluntad, más no el
conocimiento, que es presentado como algo secundario.
El mundo es voluntad instintiva y es nuestra representación intelectual de él. Como
representación, el mundo es nuestra idea, apariencia, ilusión o forma sin esencia, pues
desde fuera sólo obtenemos imágenes y nombres de las cosas. El camino hacia el
interior del mundo sólo está en nosotros mismos: en nuestro cuerpo se manifiesta la
voluntad del mundo de manera objetiva. Nuestras acciones son la exteriorización de
esa voluntad: cuerpo y acción es lo mismo. Nuestra esencia ocurre no en nuestra
conciencia, sino en lo más oscuro de nuestro ser. El conocimiento mismo es
impulsado por ese poder oculto, igual que la memoria y el carácter.
La voluntad nunca se cansa, como se expresa en todo lo inconsciente: la respiración,
el trabajo del corazón, entre otros. Todo ser es objetivación de esa voluntad oculta, de
modo que cada cosa cumple con su inconsciente voluntad de vivir. Como
consecuencia, la vida, según S CHOPENHAUER, es siempre necesidad o aburrimiento, si
no hay necesidad nos aburrimos y, al final, estamos solos para la muerte. Vivir es un
recorrido hacia la muerte. No hay sentido. Pero el suicidio no es solución tampoco,
porque no termina con la voluntad del mundo, a la que hay definitivamente que
acogerse.
SCHOPENHAUER concibe dos formas que liberan de la necesidad: el camino de la
estética, representado en el genio y el arte, cuya expresión superior es la música, y el
camino de la ética con el que se puede negar la voluntad.
La ética, según SCHOPENHAUER, se refiere a la compasión. La acción humana no se
desvanece en teorías, puesto que es real. La virtud no se deriva del conocimiento, sino
más bien de un captar intuitivo que reconoce en el ser del otro individuo la misma
esencia que la propia. Esa identidad del yo con el tú es lo que conforma la conciencia
moral. Su fundamento es la compasión natural, de la cual devienen la justicia y el
amor al prójimo.
En ese sentido, la liberación humana del poder de la voluntad proviene de una especie
de intuición mística, como se vive en el Budhismo, lo cual libera al ser humano del
egoísmo y del apego a los bienes materiales.
Sören KIERKEGAARD (1813-1855) es el gran filósofo de Dinamarca, cuya vida y
filosofía estuvieron marcadas por una situación religiosa de su padre, a saber: su
padre, ante los incesantes problemas familiares (como la muerte de su esposa y cinco
hijos dentro de pocos años) pensó que Dios le estaba castigado por haberlo negado en
años anteriores. Dicha situación de sentimientos de culpa llenó de melancolía y
desesperación a KIERKEGAARD, de modo que no conoció lo que se llama niñez.
Su filosofía pregunta por la verdad y por el sentido de la vida, según principios que
sean válidos para toda acción. K IERKEGAARD descubre que los problemas reales de la
vida siempre son de una forma de determinadas preguntas únicas de orden práctico; es
decir, problemas existenciales de este tipo: ¿Debo hacer esto o aquello a determinada
persona en tal situación?
Concibe como conocimiento verdadero sólo aquel que está vinculado esencialmente
con la existencia, entendida ésta como aquello que hace que cada cual sea “uno
mismo”; es decir, lo interior, lo inatrapable y la esencia personal de cada individuo.
Ahora bien, el “sí mismo” del ser humano es un proceso inacabado, compuesto por
una serie de momentos en los que se sintetizan la infinitud y la finitud, expresadas en
el momento de plenitud.
KIERKEGAARD critica la fe cristiana de su tiempo, en la que cada individuo es único
ante Dios, pero no para sí mismo; lo cual es, según él, hipocresía y deshonestidad: la
religión se basa más en la forma exterior que en el contenido.
KIERKEGAARD dice: “Yo no puedo llamarme cristiano, pero exijo sinceridad y
coherencia de los que lo son.” En este sentido, podemos sintetizar que su filosofía
pretende despertar al ser humano para una vida existencial auténtica, conciente de su
sinsentido, su soledad, su miedo y su absurdo.
Friedrich NIETZSCHE (1844-1900), siguiendo la filosofía de SCHOPENHAUER, articula
su filosofía centrada en la voluntad de poder aplicada a toda la naturaleza y,
especialmente, a la historia humana. Esa voluntad de poder parte de la negación de
Dios y de su sustitución por el ser humano. Para NIETZSCHE, Dios ha muerto, ahora es
el ser humano el que debe vivir mediante los instintos vitales, y no mediante la razón
y la fe decadentes, que han prevalecido en el occidente desde S ÓCRATES y el judeo-
cristianismo. Ahora de lo que se trata es de despertar los valores vitales que fueron
suprimidos por una degenerada razón y por la fe cristiana.
La moral cristiana es concebida por NIETZSCHE como una moral de esclavos, irreal,
hipócrita, que distrae al ser humano de sus verdaderos ejes de desarrollo: los instintos
o impulsos vitales. En efecto, el cristianismo se centra en los valores de la debilidad,
como son la piedad, la humildad, la caridad, el perdón y el amor a prójimo; pero en la
práctica el ser humano lo que muestra es una voluntad ilimitada de poder. De ahí la
necesidad de afirmar una moral de amos, una moral del más fuerte. El advenimiento
del superhombre viene a ser la respuesta al instinto básico de “voluntad de poder”.
Ese superhombre sería el ser humano divinizado; es decir, Dios en la tierra.
NIETZSCHE critica los sistemas socialistas y democráticos como representantes de la
decadencia y de la unidad de los débiles para doblegar a los fuertes. También se burla
de la ciencia que, creyendo encontrar la verdad mediante la razón, se ha olvidado de
la vida y de su base: la sinrazón, los instintos.
NIETZSCHE termina identificándose con el momento presente (el instante) como el
punto en que se manifiesta la vida. El instante feliz de los deseos satisfechos, eso es la
eternidad, por lo que exclama: “¡Yo te amo, eternidad!”
La idea de los griegos del “eterno retorno”; a saber, que la vida humana responde a un
sistema de repetición o de ciclos eternos, igual que se repiten las estaciones del año,
conduce a NIETZSCHE a una inconsecuente concepción metafísica o, en cierta forma,
religiosa, que había rechazado para los creyentes cristianos.
Entre sus obras se destacan: “Así habló Zaratustra”, “La genealogía de la moral”,
“Más allá del bien y del mal” y “El anticristo”:

VIII.7.- Período contemporáneo


Las dos guerras mundiales pusieron en evidencia que nuestro tiempo pasa por crisis y
cambios que comenzaron a perfilarse desde finales del Siglo XIX. Es así pues, que en
el transcurso hacia el Siglo XX se desarrollaron nuevas visiones en la física, con la
teoría quántica de Max PLANCK y la teoría de la relatividad de Albert EINSTEIN, ambos
alemanes.
Hasta ese momento, la física se fundamentó en suposiciones que se tornaron
problemáticas; por ejemplo, con relación a la definición de materia y del átomo, así
como a la relación entre la materia y la energía. En este nuevo contexto, el
materialismo pierde su fuerza explicatoria del mundo y la materia aparece como una
manifestación de la energía. Los elementos del átomo no se perciben como meros
cuerpos, ya que, por ejemplo, un electrón aparece como un punto, bajo determinadas
circunstancias y bajo otras condiciones como onda extendida.
Mientras la macrofísica deja al sujeto fuera de su reflexión; la microfísica, por su
parte, no puede, ya que los procesos microfísicos son, si acaso, a penas objetivables:
cada observación que hace el sujeto es una intervención en los procesos.
En la psicología se experimentó un cambio de paradigma mediante la interpretación
de los sueños hecha por Sigmund FREUD. En este sentido, lo que ya poetas, artistas y
filósofos habían intuido, el reino del inconsciente que despliega su poder en el alma
humana, fue verificado por FREUD.
La astronomía del Siglo XX transformó la idea que se tenía del mundo, a partir del
descubrimiento de Edwin HUBBLES del alejamiento de las galaxias y la expansión del
universo, formulada ya por Einstein.
La lingüística se desarrolló de tal manera, con Ferdinand de SAUSSURE, que la
filosofía de la segunda mitad del Siglo XX tuvo que convertir el lenguaje en su tema
principal. Así devino el foco de atención filosófica en filosofía analítica o del
lenguaje.
En la biología se desarrollaron nuevos conocimientos relativos a la evolución de las
especies y a la genética, que alcanzan en nuestros días, hasta el desciframiento del
genoma humano y el desarrollo de una ingeniería genética que pone mucho interés en
la clonación y en la manipulación humana. Esto estimula el desarrollo de la ética.
Mediante el desarrollo tecnológico, el ser humano pudo abandonar la tierra y enviar
sondas a regiones distantes dentro del sistema solar. A través de las computadoras, las
tecnologías de la información y la robótica, los humanos revolucionan la economía y
la sociedad, haciendo los procesos cada vez más dependientes de la tecnología.
Pero en medio de todo ese desarrollo y “progreso”, el ser humano ha creado
condiciones para su autodestrucción como nunca antes se habían dado en la historia:
construcción de armas atómicas, explosión demográfica poco controlada, agotamiento
de los recursos naturales y de las fuentes de energía utilizada, la destrucción de las
condiciones naturales del medio ambiente, entre otros.
La filosofía contemporánea no es la piedra filosofal para solucionar todos esos
inconvenientes, pero ella puede, a pesar de su división en escuelas y corrientes,
orientar y aportar reflexiones fructíferas sobre el espíritu de la situación actual, así
como los límites y alcances de la acción humana y del accionar científico.
Presentamos brevemente a las principales escuelas y corrientes.

VIII.7.1.- El vitalismo
Se puede afirmar que el vitalismo es la corriente de pensamiento que, sobre los
hombros de SCHOPENHAUER y NIETZSCHE, inaugura al Siglo XX. Se acentúa la crítica
a la modernidad y al predominio de la razón, y se coloca a la vida y a lo vital en el
centro del pensamiento. La razón es puesta al servicio de la vida.
Elementos comunes a los filósofos vitalistas son:
 conciben la realidad en devenir y evolución;
 la realidad es un todo orgánico, no mecánico;
 afirman lo irracional: la intuición, las emociones, los instintos vitales, las
experiencias místicas;
 son pluralistas: no suponen un principio único para la realidad, sino dos o más;
tanto la vida como su contrario son principios del mundo.
Henri BERGSON (1859-1941) parte de la relación entre el espacio y el tiempo. El
espacio es homogéneo, el tiempo no.
El espacio está compuesto por puntos y podemos pasar de uno a otro. El movimiento
es la situación sucesiva de los cuerpos en el espacio. Cuando medimos el tiempo lo
que hacemos es captar los cambios en el espacio.
El tiempo es una línea irreversible. En el tiempo no se puede pasar de un punto a otro
arbitrariamente. En él cada momento es nuevo, único e irrepetible. El tiempo es una
totalidad inseparable de devenir. Mientras que el espacio es, el tiempo deviene
constantemente.
Con el entendimiento, el ser humano capta el espacio, lo duro, la materia, y así puede
actuar sobre la naturaleza con herramientas que construye (homo faber).
Pero el entendimiento no puede captar el tiempo real, el cual sólo se percibe de
manera intuitiva. La intuición, por su parte, no está al servicio de las acciones
utilitarias, como lo está el entendimiento. Para B ERGSON, la filosofía debe ser
intuitiva, para ayudar a comprender el mundo o a los que han tenido semejantes
intuiciones mediante reflexiones, presentaciones metafóricas y comparaciones.
Un concepto central en el pensamiento de BERGSON es el de “Elan Vital”: acción. Si la
vida es devenir, en ella sólo hay acciones. Las acciones ocasionan dos tipos de
movimiento: uno que acrecienta, de la vida y otro que decae, de la materia. El
desarrollo de la vida no procede de la materia y de sus leyes mecánicas, pues ella se
dirige hacia formas más libres y elevadas. Tampoco la conciencia depende del cuerpo,
como decían los materialistas, pues sólo hay conciencia donde hay vida y sólo el ser
humano tiene intuición. Mediante la intuición, la vida se conoce a sí misma y se auto-
reflexiona para conducir a la consecución de su finalidad.
En sus reflexiones sobre religión, B ERGSON distingue dos tipos de religión, la religión
estática, que es funcional para conservar y unir grupos humanos y la religión mística,
que alcanza su perfección en el misticismo cristiano. Ésta es una religión dinámica y
se basa en la captación de lo inalcanzable y en la vuelta en dirección a la fuente de la
vida. La religión mística sólo se encuentra en personas extraordinarias que perciben a
Dios como fuente de vida, un Dios de amor, y al ser humano como una chispa divina
e inmortal de camino por la tierra.
BERGSON reconoce que la filosofía no puede demostrar tales enunciados religiosos,
pero sí puede aceptarlos con agradecimiento, como indicios o huellas que señalan el
camino de una verdadera vida.
Otros pensadores vitalistas fueron el francés Marie Jean G UYAU (1854-1888) y los
alemanes Hans DRIESCH (1867-1941) y Hermann FRIEDMANN (1873-1957).

VIII.7.1.1.- Filosofía de la vida e Historismo en Alemania.


A partir de la concepción histórica de la vida se desarrolla con facilidad un
relativismo en los valores, puesto que todas las expresiones valorativas están, en cada
cultura, condicionados por el contexto que las crea y las elimina.
Wilhelm DILTHEY (1813-1911) es el genuino representante del historismo alemán,
cuya influencia alcanza hasta el tiempo presente. Dado que la realidad es dinamismo,
es vida, entender el movimiento que pasa de vida a vida no es posible sólo con la
razón, sino también con todas las fuerzas interiores. Este entender es el campo de las
ciencias del espíritu, en especial, de la historia como determinación autónoma
humana: lo que el ser humano sea, lo sabe sólo a través de la historia.
El historismo condujo a DILTHEY a percibir la relatividad de cualquier concepción o
idea humana, pues todo es un proceso en devenir, nada permanece.
Un aporte duradero de DILTHEY está en su fundamentación de las ciencias del espíritu
como diferentes e independientes de las ciencias de la naturaleza.
Muy conocida es su influencia sobre el gran filósofo español José O RTEGA Y GASSET
(1883-1955).

VIII.7.2.- El Pragmatismo
El pragmatismo es la primera filosofía que maduró en suelo americano, que
permaneció dependiendo por mucho tiempo de Europa en el arte, la ciencia y la
filosofía.
William JAMES (1842-1910) es el primer filósofo norteamericano reconocido
internacionalmente. Concibe el pragmatismo como una posición que se centra no en
primeras causas y principios, sino en resultados finales, consecuencias y frutos.
Su criterio de verdad se reduce a éxito, utilidad y/o ganancia. “Verdadero es lo que se
impone por sus consecuencias”.31 Esta concepción justifica la tendencia norteamericana
a lo inmediato, lo presente y lo práctico.
Una teoría o filosofía es valorada por sus consecuencias prácticas para la propia vida
y los intereses propios. La filosofía no debe desilusionar los preciosos deseos y
esperanzas de los seres humanos concretos, para que pueda ser aceptada y así tener
valor.
Otros puntos importantes de la filosofía de J AMES son su concepción dinámica, en
devenir de la realidad, el pluralismo del mundo, pues no hay un sólo principio para
aclararlo, sino muchos: no hay un universo, sino un “multiverso”. Esto debe ser
aplicado al mismo pragmatismo.
El politeísmo es, para JAMES, la verdadera religión del pueblo.
Por último, se destaca la posición escéptica de JAMES, puesto que nadie puede
asegurar que su forma de conocer sea la única posible y verdadera.
El concepto “pragmatismo” se lo debe James a los trabajos de otro norteamericano,
Charles S. PEIRCE (1839-1914), el cual lo desarrolló apoyado en las obras de
Emmanuel KANT.
Una crítica justificada al pensamiento de JAMES es que la filosofía no ha sido creada
sólo para agradar al pueblo ni para justificar sus gustos, creencias y preferencias. Es
más tarde cuando se descubre el valor pragmático de muchas teorías.
John DEWEY (1859-1952) fue un reformador social y pedagógico en Norteamérica
con influencia hasta nuestros días. Se centró en las ciencias de la naturaleza como
fundamento de toda práctica, descartando todo lo que sea religión y metafísica. El
pensamiento es sólo un instrumento para la acción práctica. Su concepción del mundo
se centra en los conceptos “crecimiento y desarrollo”, a los cuales pone también como

31
STÖRIG, Hans Joachim: “Kleine Weltgeschichte der Philosophie“, pág. 567.
modelo para la ética: la meta final de la vida humana no es la perfección, sino un
proceso eterno de perfeccionamiento, maduración y refinamiento.

VIII.7.3.- Corriente Neo-metafísica.


A diferencia de los metafísicos de tiempos anteriores, los contemporáneos parten de la
experiencia y rechazan un conocimiento a priori de la realidad. Sin embargo, el
concepto de experiencia no se limita a lo externo, sino que aceptan la posibilidad de
una experiencia intelectual. Su método es racional, aceptando únicamente lo que
pueda entenderse mediante la razón.
Los neo-metafísicos aspiran a captar los últimos principios y la totalidad del ser. En
este sentido, es una filosofía del ser y ontología sintética que quiere determinar los
rasgos universales y englobantes del ser. Por lo tanto, en el análisis de la realidad no
se deja ningún eslabón ni se prioriza o se acentúa a rasgo alguno en particular.
Es una metafísica realista que quiere evitar los errores de absolutización de rasgos,
como lo hicieron metafísicos anteriores.
Algunos nombres relevantes son el alemán Günther JACOBY (1859-1938), el
americano George SANTAYANA (1863-1946), el francés Louis LAVELLE (1882-1951),
el australo- inglés Samuel ALEXANDER (1859-1938), el profesor de Harvard Alfred
NORTH WHITEHEAD (1861-1947) y el alemán Nicolai HARTMANN (1882-1950).
Presentaremos la esencia de los pensamientos de estos dos últimos.
Para WHITEHEAD, la filosofía abarca más que las ciencias de la naturaleza, pues valora
también la intuición del artista, el sentimiento religioso y su propia intuición. La
filosofía tiene por misión la crítica de las abstracciones reducionistas e intolerantes.
En la ciencia moderna subyace una abstracción: ella se centra en lo real inmediato;
por lo tanto, tiene que dejar pasar muchas otras cosas desapercibidas. La filosofía
tiene que desenmascar esa ilusión.
WHITEHEAD destaca la importancia de nuestras vivencias al captar la realidad, puesto
que nuestros planes y esperanzas son para nosotros más concretos y reales que una
fría descripción científica del mundo.
Sostiene, además, que hay que evitar la dicotomía sujeto y objeto, pues se debe usar
categorías que unan sujeto y objeto, duradero y pasajero, privado y público, puntual y
ubicuo. Una categoría unitaria debe ser dinámica, es decir un “evento”.
Cada esencia real es un compendio del universo entero, pues su pasado está contenido
en él y su futuro está en él anticipado. Según WHITEHEAD, el conocimiento consiste
en captar la relación existente entre una esencia individual y la otra (un evento y el
otro).
Sin embargo, los eventos no son duraderos, ellos son como pulsaciones del ser; es
decir, un momento pasajero y nada más. Pero cada evento puede eternizarse si se
reproduce en otros eventos posteriores. No obstante, el mundo no es para W HITEHEAD
un conglomerado de eventos, pues en él reinan leyes lógicas y armonía estética, lo
cual no se demuestra con la ciencia, sino que es una especie de fe que subyace a toda
ciencia y
la posibilita. Pero tampoco se trata de una fe ciega, pues el carácter legal del mundo es
directamente evidente. Si tomamos, por ejemplo, la cualidad azul, que no es un objeto
real, y si nosotros percibimos la cualidad azul en un objeto aquí y ahora, se trata sólo
de un caso de “lo azul”. Desde luego que esto representa una “ingresión”, es decir,
una penetración de una posibilidad absoluta (lo azul) en un evento real.
En otro sentido, el devenir debe ser el resultado de una fuerza instintiva creadora y,
para que esa fuerza indeterminada e infinita del devenir tome forma y contenido en un
evento determinado, debe haber un principio limitante, que determina la forma
concreta en que aparece el evento. Ese principio es Dios. Por eso, cada evento es una
síntesis de todo el universo. En el universo se realizan los objetos eternos, en él actúa
la fuerza que crea el devenir, en él Dios actúa como fuerza que limita y concretiza a
cada evento.
La filosofía de WHITEHEAD es un esfuerzo por superar la dañina separación de espíritu
y materia que prima en el pensamiento occidental, desde D ESCARTES. El peligro del
pensamiento de WHITEHEAD radica en que interpreta la totalidad desde un monismo
categorial; a saber, “evento”, usando la misma categoría para las diferentes esferas del
ser: materia, conciencia, sociedad, relaciones y organismo. Sus obras principales son:
“La ciencia y el mundo moderno” y “Proceso y realidad”.
Paul Nicolai HARTMANN toma como punto de partida, para concebir su pensamiento
de “Criticismo Realista”, la existencia de un mundo exterior que existe fuera de la
conciencia y que es, por lo tanto, autónomo. No concibe la realidad sólo como
materialidad, pues algunos eventos, tales como acontecimientos históricos y destinos
humanos, no son materia; pero son reales y reciben en la vida el mayor acento de
realidad. Por otro lado, lo real es siempre devenir; por lo tanto, determinar al ser es
captar un devenir siempre fugaz.
Según HARTMANN, la concepción natural del sujeto ante los objetos del mundo en que
vive, del cual él es parte, es la del sentido común y la que permanece durante toda la
vida. Mediante ella nos orientamos en el mundo y nos adaptamos con relación a las
necesidades cotidianas. A esto lo denomina H ARTMANN “concepciones naturales del
mundo” (intentio recta).
El mundo real y el del conocimiento tienen una raíz común en el horizonte del ser,
pues las categorías del ser se reflejan y están contenidas en el conocimiento. El
procedimiento empleado para determinar esas categorías es lo que en la filosofía de
HARTMANN se denomina “análisis categorial”. Cada doctrina sobre las categorías
incluye aspectos irracionales, puesto que los principios, por ejemplo, causalidad, no
pueden ser conocidos en su totalidad. De ese modo, el mundo no es del todo
cognoscible, pues la forma de captar el mundo es conceptual. En este sentido, se debe
evitar la aplicación de categorías de una dimensión del ser a otra dimensión. Esta
postura es denominada “realismo crítico”.
Sin embargo, aunque cada forma de ser tiene sus categorías específicas y en las
formas inferiores, por ejemplo, “ser físico”, se encuentran las categorías más amplias
y que sirven de base para las formas superiores, hay categorías básicas que traspasan a
todas
las esferas del ser, aunque sea en forma modificada: cada peldaño superior se
construye sobre los inferiores. Así destaca H ARTMANN la unidad fundamental del ser,
partiendo no de un principio, sino de categorías tales como unidad y diversidad, lucha
y calma, contrariedad y dimensión, elemento y totalidad, forma y materia, autonomía
y dependencia.
HARTMANN diferencia cuatro formas del ser en el mundo real: el ser físico, el
orgánico, el anímico y el espiritual. Dentro del ser espiritual diferencia tres formas: el
espíritu personal, el espíritu objetivo y el espíritu objetivado. Todo lo histórico y lo
espiritual está en devenir (lengua, derecho, costumbres, política, fe, moral, ciencia y
arte) siendo partes del espíritu objetivo histórico. Al espíritu objetivado corresponde
el conocimiento del sujeto que se contrapone al mundo real y se diferencia de él.
Dentro de los estadios del ser, H ARTMANN propone tres modalidades: posibilidad,
realidad y necesidad, de las cuales la realidad es la superior, porque las otras dos sólo
se dan sobre la base de algo real; nada será posible ni necesario si no es real.
En el ser humano se unen todas las esferas del ser. Eso hay que saberlo para poder
captar su esencia. Todos los elementos que lo componen también están fuera del ser
humano, conformando las demás esferas de la realidad. No se conoce la sustancia
humana si no se conoce al mundo y viceversa.
No obstante, la determinación de lo real, para HARTMANN el ser humano es libre, pues
en cada nivel más elevado del ser se da un orden superior y más complejo: cada
elemento que se añade puede cambiar la dirección del proceso. La relación causal del
mundo es incluso la condición para que el ser humano pueda actuar sobre él, pues
sólo cuando el ser humano comprende las leyes del mundo y se adapta a ellas, puede
entonces dirigir el proceso. Si la realidad no fuera causal, no podría el ser humano
realizar sus finalidades, porque no podría elegir los medios y los instrumentos
necesarios para alcanzarlas.
Entre sus obras se destacan: “Fundamentos de una metafísica del conocimiento”,
“Ética”, “El problema del ser espiritual” y “Posibilidad y realidad”.
Seguidor decidido de HARTMANN fue el neo-marxista húngaro Georg LUKÁCS (1885-
1971).

VIII.7.4.- Fenomenología
Se llama fenomenología a una corriente filosófica fundada por Edmund H USSERL
(1859-1938), que hace hincapié en la concepción de un método filosófico capaz de
concebir los fenómenos, es decir, captar las esencias directamente a partir de los
eventos que se nos dan en la realidad y en la cotidianidad, para así describirlos y
explicarlos.
La fenomenología pretende partir de la experiencia propia o “volver a la cosa” para
entender el mundo. HUSSERL es un pensador difícil de leer, pero debe conocerlo quien
quiera entender la filosofía actual.
Veamos algunos pincelazos de su filosofía: HUSSERL rechaza el psicologismo que
quiso fundamentar la lógica desde lo psíquico, afirmando que la lógica no se
fundamenta ni empírica ni psicológicamente. La lógica no tiene nada en común con
los actos psíquicos del pensamiento. Los juicios lógicos no se dirigen hacia un deber-
ser, sino hacia un ser. Si tomamos como ejemplo el principio de contradicción: “No
puede ser que sí sea no al mismo tiempo”. Eso no significa que no se puedan expresar
dos juicios que se contradicen; tampoco que no los debamos expresar. Lo único que
significa es que dos juicios contradictorios no pueden ser verdaderos al mismo
tiempo.
Ese principio es objetivo, exacto, puesto que no depende ni de situaciones psíquicas ni
individuales. La lógica tiene su propia área, que es el significado; es decir, lo que un
juicio significa o lo que captamos cuando entendemos una afirmación o negación que
otro dijo. Eso no es igual a lo que concibe una conciencia individual. Un principio
lógico, como el de la identidad “A es igual a A”, es algo ideal, es un objeto, es decir,
una esencia. Es por eso que entender un juicio que otro emite es sólo posible porque
ambas conciencias se dirigen por una misma realidad que existe fuera de ese acto: la
esencia se da a priori en la descripción misma y la captamos por intuición. Ahora
bien, si intuimos las esencias entonces podemos describirlas.
Claro está que HUSSERL no ignora la importancia de la lengua y su estructura en ese
acto, pero se centra en “lo ideal”, en el significado, como la llave de toda filosofía
auténtica. Según HUSSERL, captar las esencias requiere comenzar con una duda
radical, mediante la cual renunciamos a la idea de que el mundo (o la realidad) exista:
hay que desconectar nuestra fe en el ser del mundo, como punto de partida. Ese
desconectar es la “reducción fenomenológica”. Después de esa desconexión lo que
queda es la conciencia pura con su propio mundo; es decir lo que podemos captar
mediante la propia conciencia, ya sea mediante experiencia, pensamiento,
representación, valoración, etc.
A todo eso es que HUSSERL llama “fenómeno” y el estudio de esa conciencia es la
“fenomenología”. En este sentido, todos los actos de nuestra conciencia son
intencionales, en cuanto a que se dirigen a algo concreto.
Relativo a la conciencia del otro en mi, HUSSERL la analiza desde el presupuesto que
la conciencia tiende a juntar objetos semejantes. En tal sentido, la percepción del otro
se presenta como una evidencia, en la cual mi conciencia, que es abierta hacia los
demás, percibe al otro como un ser semejante a mi ser; el cual existe, siente, actúa y
piensa de igual manera que yo.
El mundo humano es el mundo de la comunicación, mediante la cual los seres
humanos se perciben como semejantes porque pueden compararse los unos con los
otros.
La obra principal de HUSSERL es “Ideas para una Fenomenología y Filosofía
Fenomenológica puras”.
VIII.7.5.- Existencialismo
El existencialismo es una corriente filosófica contemporánea que, basada en el
concepto “existencia,” abarca diferentes vertientes: atea, cristiana, deísta, entre otras.
El existencialismo es “filosofía sobre la existencia del ser humano”, sobretodo en el
momento de su vida presente y en el espacio que le ha tocado vivir. Sus orígenes
filosóficos se remontan en las reflexiones sobre la existencia expuestas por Sören
KIERKEGAARD, en especial, sus ideas sobre el miedo como realidad fundamental del
ser, la soledad humana y la interminable tragedia de la vida humana. Pero también las
ideas de grandes poetas y literatos confluyen en las filosofías existencialistas, por
ejemplo, Miguel de UNAMUNO (1864-1937), Nicolai Alexandrowitsch BERDJAJEW
(1874-1948), Fedor M. DOSTOJEWSKIJ (1821-1888), Rainer María RILKE (1875-1926)
y Franz KAFKA (1883-1924).
Elementos comunes en las filosofías existencialistas son:
a) Antropocentrismo: la existencia, significa existencia humana.
a) La existencia humana no es un concepto abstracto, sino existencia individual,
compuesta por sujetos activos.
b) La existencia no es algo hecho, sino que el ser humano tiene que realizarla.
c) Su método es cercano a la fenomenología.
d) Los problemas centrales son los que caracterizan al momento presente; pues
suponen que la existencia es algo dinámico, que cambia constantemente.
e) Se concibe a los individuos no atomizados, sino en el mundo y con los demás.

Karl JASPERS (1883-1969) reflexiona especialmente sobre problemáticas del tiempo


presente, como se expresa en los títulos de sus obras: “La bomba atómica y el futuro
de la humanidad”, “La situación espiritual del tiempo”, “Los grandes filósofos”,
“Origen y fin de la historia”, entre otros.
Presentamos algunos conceptos centrales en la filosofía de J ASPERS: “Lo envolvente”,
con el cual JASPERS expresa la totalidad del ser que nos rodea; es decir, el mundo, el
alma y Dios, en los cuales el ser humano busca su razón de ser guiado por una sed
infinita de “trascendencia”. Pero, aunque el ser humano lo busca y lo necesita, lo
envolvente es indemostrable mediante la razón; por lo tanto, sólo indirectamente se
accede a lo trascendente, mediante signos o símbolos en el mundo que J ASPERS
denomina “cifras de la trascendencia”.
Lo trascendente no puede ser probado como cualquier otro objeto del mundo. Un Dios
demostrado ya no sería Dios, sino una cosa concreta y limitada como cualquier otra.
Las cifras son postulados, acercamientos y posibilidades que iluminan la
trascendencia. Para JASPERS, JESÚS y BUDDA son cifras de la trascendencia, entre otras
tantas, que pueden relucir en diferentes tiempos y espacios culturales.
El ser en su totalidad está cerrado en sí. Es irreconocible al ser humano, pero es la
tarea de la filosofía, mediante los seres concretos llegar al ser total, lo cual puede
suceder de tres maneras:
a) Tomando nuestro propio ser como punto de partida, el cual es un ser en el
mundo con conciencia y espíritu. Esas tres dimensiones de nuestro ser nos
muestran la “existencia”.
a) Tomando el mundo como base, si lo trascendemos ascendemos a lo divino.
b) Partiendo de la razón, que es el hilo que unifica a las diferentes formas de la
trascendencia.
Relativo al concepto “existencia”, Jaspers sostiene que el ser humano será siempre
más que lo que la ciencia puede saber acerca de él. El ser humano es un ser-en-sí
(Selbstsein); es decir, existencia que no puede ser conocida, pero sí aclarada mediante
tres categorías: libertad, comunicación e historicidad.
La libertad es posibilidad de ser, destinada en todo momento a tomar decisión. La
libertad es libre, es decir se puede siempre perder o conservar. No se piensa, sino que
se realiza en las acciones en el momento de cada decisión.
La existencia humana es comunicación, puesto que ninguno alcanza sus metas ni se
realiza sin los otros. La comunicación es apertura existencial a los demás que se
expresa en diálogos, discusiones, trato social, contactos, unión social, etc.
La existencia humana como historicidad se refiere a que el ser humano es un ser que
vive siempre en situaciones determinadas, también creadas por otros humanos. Pero
nunca se podrá comprender la situación total de la existencia, pues ya el propio
conocimiento cambia las condiciones de la existencia. Hay que sumergirse en el
momento histórico para conocerlo y asumir sus desafíos.
Por último, con el concepto de “situaciones limítrofes” (Grenzsituationen), J ASPERS
hace referencia a aquellas situaciones últimas que el ser humano no puede cambiar: la
muerte, el sufrimiento, la culpa, la lucha. Sin embargo, es mediante éstas que se
realiza la existencia total. Cuando caemos en alguna de esas situaciones es que nos
convertimos en nosotros mismos, en nuestro ser verdadero. “El ser en fracaso” es una
cifra clara de la trascendencia. El fracaso nos está reservado, pero, contrario a otros
existencialistas pesimistas, él nos conduce a nuestro verdadero ser, a lo trascendente.
Martin BUBER (1878-1965) fue traductor e intérprete de los escritos del movimiento,
dentro del Judaísmo, denominado “Casidismo” o “Los Piadosos” que se originó cerca
del 1780 en Ucrania y Polonia.
Éstos tenían como mística una especie de pietismo que rechazaba toda casuística, la
intelectualidad y una fe basada en leyes. Todo eso influyó en el pensamiento de
BUBER y en su existencialismo religioso.
En su obra “El principio dialógico”, BUBER expone la dualidad humana “Yo-Tú”
como un par de palabras que se corresponden y que son el fundamento para aclarar la
realidad
humana. Otro par bipolar es “Yo-Ello”. Este yo es diferente al anterior, tratándose de
la relación del ser humano con el mundo. De hecho, el ser humano puede tratar a sus
semejantes “Tú” como si fueran cosas frías y distantes, pero la relación “Yo-Tú” será
siempre diferente, puesto que el individuo se sumerge en ella con su ser más profundo
y desde ahí se da el encuentro y el diálogo verdadero con los demás. Ser humano
significa, en ese sentido, estar de frente al otro en íntimo encuentro.
Ese encuentro con el otro “Tú” es un reflejo del encuentro humano con Dios.
Toda persona entra de facto en diálogo con Dios, aunque sea atea, en el momento en
que desarrolla una relación “Yo-Tú”; es decir, cuando percibe al otro como persona
con una actitud de apertura a lo inesperado. El ser humano es siempre una sorpresa,
un misterio que cuando queremos analizarlo como a un objeto nos encontramos con
fronteras cerradas.
La relación “Yo-Tú” nos pone ante el otro en un sentido ético de responsabilidad,
pues supone que hay “otro yo” al frente – por el que somos responsables; es decir, a
quien hay que responder.
Jean Paul SARTRE (1905-1980) piensa la existencia como el ser puro y desnudo, tal
como se da en el material mismo de la vida. Existir es sencillamente ser. Pero la
existencia humana no es igual al ser de los objetos, puesto que el ser humano tiene
que hacerse e inventarse constantemente. Es por eso que el ser humano está
“condenado a ser libre”, el ser humano es libertad pura.
Esa libertad humana conduce a SARTRE a rechazar la existencia de Dios, porque si
Dios existiera habría entonces una determinación, una finalidad, un destino, lo cual se
contradice con la libertad humana, porque la limitaría.
Si no hay Dios, tampoco hay valores que el ser humano deba asumir desde afuera.
Sólo mi libertad, afirma SARTRE, es el fundamento de mis valores, de modo que
estamos solos y somos responsables de nuestra propia vida; a nadie más que a sí
mismo hay que dar cuenta de lo que se hace. Sin embargo, para S ARTRE, el ser
humano puede comprometerse con algún proyecto, dándose a sí mismo sus propios
valores mediante la acción práctica. ¿Darse valores si éstos no existen?
Se ha criticado a la filosofía de S ARTRE el concepto de libertad, ya que no toma en
cuenta que toda liberad no es absoluta, sino que está condicionada por todo lo que
precede al individuo, por ejemplo, el haber nacido en un pueblo, una cultura, un
tiempo y con un sexo determinado.
Por otro lado, SARTRE se contradice al negar la existencia de los valores y afirmar que
el ser humano se debe dar sus valores. Si no hay valores, entonces nadie puede darse
valores. La negación de los valores implica su imposibilidad absoluta.
Por último, la existencia de Dios no tiene que abolir la liberad humana, por el
contrario, Dios puede ser el garante de la libertad humana, ya que esa libertad no
puede ser garantizada por ser humano alguno. Además, la libertad puede
desnaturalizarse en anarquía, despotismo y libertinaje, sin garantías para evitarlo.
Entre las obras de SARTRE están: “La náusea”, “El ser y la nada” y “El existencialismo
es un humanismo”.
Otro pensador existencialista fue Albert CAMUS (1913-1960). CAMUS reflexionó la
existencia humana como algo absurdo, que le es extraño e indescifrable. No hay un
horizonte o un Dios que señale el camino. No hay una meta donde pueda llegar la vida
humana, no hay esperanza, aunque el ser humano precisa de alguna esperanza.
Entre sus obras están: “El mito de Sísifo”, “El extranjero” y “La peste”.
Se cuenta también entre los pensadores existencialistas a Maurice M ERLEAU-PONTYS
(1908), Hans LIPPS (1889-1941) y Ernst BLOCH (1885-1977), entre otros.
Por último, presentamos a Martin HEIDEGGER (1889-1976) aunque debió ser el
primero de esta corriente de pensamiento. Esta reubicación se debe a que H EIDEGGER
mismo afirmó que sus reflexiones acerca de la existencia humana eran tan sólo una
parte de una ontología general, un medio para otro fin.
HEIDEGGER, al igual que su maestro HUSSERL, empleó el método fenomenológico de
“ir a las cosas mismas”. Criticó de la tradición filosófica desde PLATÓN el olvido de la
verdadera pregunta por el ser; es decir, ¿cuál es el ser por el que todo ser es un ser?
Sostiene HEIDEGGER que hasta el momento de su filosofía la preocupación de sus
antecesores fue acerca del ser total y del ser superior: Dios.
El ser que preocupa a HEIDEGGER en su obra “Ser y Tiempo” (Sein und Zeit) no es un
objeto, sino la fuente absoluta de todo ser. Este ser es el que cayó en el olvido. La
diferencia de esta fuente absoluta del ser con relación al ser total es lo que él
denomina “diferencia ontológica.”
El camino visualizado por HEIDEGGER para un acercamiento con el ser total es el ser
del ser humano, que denomina ser-ahí (“Dasein”), pues el ser humano es el único que
puede entender su propio ser. Es por eso que HEIDEGGER analiza la estructura
fundamental de la existencia humana (ontología fundamental). A las dimensiones de
la estructura humana les llama “Existenciales” y no categorías, como fue costumbre
desde ARISTÓTELES.
Lo que caracteriza al ser-ahí (ser humano) es “ser en el mundo”, es decir dentro del
mundo; pero el ser humano está en un lugar determinado del mundo como un “ser
tirado ahí”, lo cual es otro existencial. El ser se expresa a través del lenguaje: la
lengua es la casa del ser que expresa su palabra no expresada, y el pensamiento
humano es como un regalo del ser en cuanto a que es pensamiento.
Por otro lado, el “ser en el mundo” implica tener preocupaciones sobre el entorno
(seres humanos y objetos), sobre instrumentos y sobre el ser propio. En primer lugar,
el ser del ser humano le fue dado o le fue impuesto, pero como preocupación, el ser
humano es sólo un borrador que debe auto-realizarse. De aquí que su experiencia
fundamental sea el miedo y la angustia, en especial, de estar en el mundo con la
posibilidad de no- ser: el encuentro con su propia muerte, o sea, con la nada.
La muerte no le viene al ser humano desde afuera, sino desde dentro, ya que le
pertenece; de aquí, afirma HEIDEGGER, el ser humano es un ser para la muerte. La
muerte es su frontera absoluta. Del encuentro con su propia muerte surge la urgencia
y la importancia de la vida humana, pues el ser humano no dispone de mucho tiempo.
Generalmente se cierra los ojos ante esa realidad, se olvida que hay que realizar la
vida ante la inminente muerte y se cae así en lo inauténtico, en lo impersonal, en lo
“uno”.
La reflexión es la que enseña que la muerte llama para quitar la existencia, revelando
la irreversibilidad de nuestras decisiones, e invita a la realización de un ser propio, de
una vida en libertad y autoresponsabilidad (fruto del saber sobre la propia muerte).

VIII.7.6.- El criticismo filosófico


En el Siglo XX y hasta el presente, se ha venido desarrollando una filosofía centrada
en la crítica social y destinada a la liberación del ser humano de toda esclavitud
social, partiendo de las categorías sociales del marxismo y constatando el hecho que
el capitalismo siempre se inventa los medios para seguir subsistiendo.
Entre los pensadores neomarxistas, pero a la vez críticos del sistema comunista, por lo
que tuvieron que soportar persecuciones y/o el exilio, tenemos al húngaro Georg
LUKÁCS (1885-1971) y al alemán del Este Ernst BLOCH (1885-1977).
Fuera de los países de corte socialista, el neomarxismo se encarnó en Alemania, en la
denominada “Escuela de Frankfurt”, que desplegó una filosofía social crítica no sólo
frente al sistema capitalista, sino también frente al mismo marxismo.
La Escuela de Frankfurt se concibió a si misma como una “Teoría crítica” (Kritische
Theorie). Sus fundadores fueron Marx HORKHEIMER (1895-1973) y Theodor W.
ADORNO (1903-1969). Puntos comunes del criticismo filosófico son:
 la influencia marxista y su centrismo social;
 el uso de la dialéctica como método para captar los cambios en la materia y de
la sociedad;
 su postura crítica frente a todo lo que reflexiona;
 esfuerzo por la unión de teoría y práctica;
 su compromiso con un futuro mejor que el presente.
En su ensayo “Teoría tradicional y crítica”, HORKHEIMER expresa, como interés
central de la teoría crítica, la abolición de la injusticia social.
Herbert MARCUSE (1898-1979) concibe en sus obras “Estructura de los instintos y
sociedad” y “El hombre unidimensional” una teoría radicalmente crítica de la
sociedad de hoy; es decir, la sociedad desarrollada e industrializada, la cual, según
MARCUSE, se caracteriza por ejecutar procesos acelerados de racionalización,
tecnificación y burocratización. Lo mismo sucede tanto en los Estados Unidos de
América como en Rusia, Asia y Europa.
En esta sociedad, los individuos se encuentran alienados, en busca de una felicidad
superficial y depotenciados para formar una verdadera oposición y erigir su libertad
verdadera. Esta sociedad armoniza las contradicciones, los seres humanos son
manejados mediante una “ingeniería humana” y la clase trabajadora es integrada en el
sistema, como herramientas de él.
Dicha sociedad parte de los supuestos que todo es posible y que todo se puede hacer.
MARCUSE propone una protesta total o una negativa general, quizá como la que
organizó GANDHI en la India, de mano con los grupos desfavorecidos de la sociedad
“unidimensional” para dar un giro hacia una sociedad abierta y libre, que permita a
todos verdaderas opciones de vida.
MARCUSE, más que cualquier otro pensador de la Escuela de Frankfurt, influyó
decisivamente en las revueltas estudiantiles de los años 60 del Siglo XX.
Jürgen HABERMAS (1929-actual) se propuso dar un fundamento nuevo a la teoría
crítica con la finalidad de una práctica social nueva. Eso lo diferencia de sus
predecesores en la teoría crítica. HABERMAS propone dicho fundamento en su obra
“Teoría de la acción comunicativa”, en cuyo prólogo dice que su obra marca el
comienzo de una teoría social empeñada en mostrar sus criterios críticos.
HABERMAS niega la objetividad del conocimiento, ya que éste responde a intereses de
los actores que lo posibilitan. Es por eso que los conocimientos técnicos y prácticos
no suceden por la voluntad de saber, sino con miras a una praxis y determinan la
dimensión que objetiviza la realidad y que posibilita el acceso a la experiencia.
Lo que quiere decir HABERMAS es que la ciencia y la técnica son también ideologías,
concepciones interesadas de la realidad, las cuales hay que desenmascarar.
El interés práctico expreso de la teoría crítica de HABERMAS es la emancipación del
ser humano para una praxis exitosa.
Además, HABERMAS quiere mostrar que las ideas de verdad, libertad y justicia son
normas fundamentales enclavadas a priori en las estructuras lingüísticas de la
comunicación.32 La comunicación es sólo posible mediante esos principios inherentes.
El mundo vital está hecho de destrezas individuales que vienen de un conocimiento
intuitivo sobre cómo comportarse en una situación dada; así también de prácticas
sociales, de un conocimiento intuitivo sobre el cual uno puede confiarse en una
situación determinada; y de convicciones de trasfondo o conocimientos anteriores. Es
sobre este espectro básico que los seres humanos pueden comunicarse y entenderse.
Ese conocimiento que tenemos de nuestro mundo vital no es aprendido en la calle,
sino que está implicado en el lenguaje. El científico va en su búsqueda de la verdad
con una serie de prejuicios incuestionados. La lengua es la base de todo proceso
científico, los

32
Cf. Philosophen Lexikon, pág. 304.
prejuicios implícitos en ella deben ser también sometidos a discusión. Esa discusión
crítica sobre el lenguaje puede servir para poner los fundamentos normativos de una
sociedad crítica y para una “pragmática universal”, con la cual se hace referencia a la
concepción de un sistema regulatorio que capacite a los sujetos para expresar su
discurso en cualquier situación.
HABERMAS busca los presupuestos universales para la acción comunicativa y la
unidad de análisis elegida es el acto lingüístico con sus dos componentes: la parte
ilocutiva y la parte proposicional. Por ejemplo, el acto lingüístico que dice: te prometo
que te ayudaré en la noche”, “te prometo” es la parte ilocutiva y “te ayudaré en la
noche” es la proposicional.
Sobre el análisis de esas dos partes es que HABERMAS quiere explicar el mundo vital y
toda acción comunicativa, tomando como central la parte ilocutiva. De ahí que piensa
sobre la posibilidad de formar una voluntad discursiva universal que tome en cuenta a
todos los actores y que no sea excluyente, como en la sociedad y la economía actual.
En HABERMAS podemos ver dos funciones esenciales del filósofo: indicar las
situaciones de miseria y de degeneración y mantener despiertas a las ciencias con la
idea de la unidad de la razón.

VIII.7.7.- Filosofía Analítica o del Lenguaje


Ludwig WITTGENSTEIN (1889-1951) puso el lenguaje como tema central de la
filosofía de hoy. Su filosofía comprende dos etapas, la primera determinada por los
pensamientos escritos en su obra “Tractatus logico-philosophicus”, y la segunda,
donde introduce algunos cambios a su pensamiento en sus obras póstumas resumidas
en “Investigaciones filosóficas”.
En el “Tractatus”, WITTGENSTEIN usa el lenguaje cotidiano, pero presenta dificultades
al lector, ya que da a los conceptos su propio significado y, además, para entenderlo
se precisa conocer las enseñanzas de otros pensadores, como Bertrand R USSEL (1872-
1970) y Gottlob FREGE (1848-1925).
Las tesis fundamentales de WITTGENSTEIN, según el “Tractatus” son:
 el mundo es todo lo que es el caso (el hecho o lo real);
 lo que es el caso, el hecho, es la existencia de comportamientos, que existen
atomizados, independientes unos de otros;
 la imagen lógica de los hechos es el pensamiento;
 el pensamiento es la proposición con sentido;
 sobre lo que no se puede hablar hay que callar;
 lo que puede decirse, puede decirse con claridad;
 el significado de una proposición es el hecho que describe, siempre acerca de
algo del mundo;
 los límites de mi lenguaje son mis límites de mi mundo.

En su segunda etapa, WITTGENSTEIN rechaza su visión atomizada de los hechos y que


el mundo sea su totalidad. También revisa lo referente a la relación entre el mundo y
su captación en pensamientos y proposiciones. Rechaza la exactitud del significado,
ahora las palabras y proposiciones del lenguaje son ambiguas e inexactas. Hace una
analogía entre el lenguaje y un juego, como el ajedrez: el que habla opera con
palabras y frases como el jugador con figuras según reglas preestablecidas. Ambos
jugadores deben conocer y/o respetar las reglas que en la lengua están precisamente
codificadas, sin lo cual no hay acceso a ella; pero un juego del lenguaje sólo puede ser
jugado si se tiene en cuenta las circunstancias vitales del que habla, que se dan fuera
del lenguaje, como cosas que suceden antes del juego del lenguaje.
El interés del pensamiento actual por el lenguaje podría entenderse siguiendo los
resultados obtenidos por algunos investigadores y filósofos de relevancia.
Entre ellos se puede citar al autodidacta Benjamín Lee W HORF (1897-1941), el cual
estudió algunas lenguas de indios americanos encontrando diferencias en la
concepción del mundo relativas a las que codifican las lenguas europeas. Su tesis es
que cada lengua implica una concepción propia del mundo, pues cada lengua tiene su
esencia y sus características estructurales conformes con la cultura donde se
desarrolla.
Noam CHOMSKY (nacido 1928) concibe que los seres humanos disponen de ideas
innatas para aprender una lengua cualquiera en cierta edad y que esa gran labor de
vida puede venir mediante la captación empírica del niño en el contexto que vive.
Llama la atención que todo humano normal puede realizar la tarea extraordinaria de
aprender una lengua; que el niño sólo recibe muestras de una lengua actual y
compleja; que esas muestras generalmente se desvían de las reglas reales de la lengua;
que la lengua es aprendida en una edad en la que el niño no puede aprender otras
tareas comparables, como por ejemplo, el aprendizaje del cálculo diferencial; que el
niño prontamente es capaz, mediante las reglas aprendidas, de articular miles de frases
nuevas que antes no había dicho ni oído.
Entre los muchos filósofos del lenguaje están, además: John Langshaw AUSTIN (1911-
1960), Gilbert RYLE (1900-1976), Karl-Otto APEL (nacido 1922), Karl R. POPPER
(1902-1994) y los neopositivistas.

VIII.7.7.1.- Neopositivismo
Neopositivismo es el término utilizado para determinar una corriente filosófica cuyos
representantes se extienden desde finales del Siglo XIX hasta mediados del Siglo XX.
Algunos autores también le llaman “Positivismo lógico” y otros “Empirismo lógico”.
Los pensadores neopositivistas coinciden en el análisis lógico-matemático y en el
rechazo de toda metafísica.
Las bases de la matemática fueron estremecidas cuando, entre 1826 y 1833, el ruso
N.S. LOBATSCHEWSKI y el Húngaro J. BOLYAI descubrieron la posibilidad de una
geometría
diferente a la tradicional euclidiana. Ya el matemático alemán K.E. G AUSS había
demostrado, aunque no publicado, que el sistema creado por EUCLIDES no era el único
posible para obtener una geometría coherente y libre de contradicciones.
EUCLIDES concibió tres dimensiones que coexisten de manera paralela (largo, ancho y
profundo). En este espacio dos líneas paralelas no pueden tocarse.
El sistema no-euclidiano rechazó el axioma de las paralelas de manera definitiva en
1854 mediante Bernhard RIEMANN, lo cual fue expresado en forma general en 1899
por David HILBERT, conduciendo a un debate decisivo acerca de los fundamentos de
la matemática.
Entre los filósofos que se ocuparon de participar en esa disputa están los franceses
Emile BOUTROUX (1845-1921), que en su obra “La contingencia de las leyes
naturales” propuso la tesis de que las leyes de la naturaleza no son absolutamente
necesarias, tal como las encontramos, sino que podrían ser diferentes; y Henri
POINCARÉ (1853-1912), el cual defendió que los axiomas matemáticos no son
verdaderos en sentido absoluto, sino que son escogidos según su sencillez y utilidad.
Dichas reflexiones despertaron la duda general sobre la validez absoluta del
conocimiento de las ciencias de la naturaleza y de las “Leyes” formuladas por las
ciencias.
También en el campo de la Física se dio una revolución similar. Desde finales del
Siglo XIX, los físicos, comenzando por Hermann von HELMHOLTZ, buscaron un
fundamento más sólido de su ciencia, el cual debía ser lo más sencillo posible,
rechazando axiomas a priori, no basados en la experiencia.
Su alumno Heinrich HERTZ concibió el conocimiento de la física como un sistema de
símbolos e imágenes de los objetos de la realidad, y así muchos otros físicos, de modo
que los científicos de la naturaleza se volvieron más humildes y cuidadosos en sus
aseveraciones, rechazando a la vez principios y axiomas fuera de la experiencia.
La parte filosófica estuvo representada por Richard A VENARIUS (1834-1896) y Ernst
MACH (1838-1916), los cuales vieron como ideal para las ciencias la extirpación de
todo adhesivo metafísico y la adopción de un método descriptivo sencillo, así también
la unidad de las ciencias mediante la razón.
MACH es tenido por padre espiritual del “Círculo de Viena” de los neopositivistas. Él
concibió como la meta de los conceptos y de las leyes naturales la “economía de
pensamiento”; es decir, el ahorro de representaciones mediante la síntesis conceptual
de experiencias semejantes.
El neopositivismo tuvo como principios el rechazo de la metafísica y la acogida de la
lógica.
Además, se limitó el campo de acción de la ciencia a la descripción confiable, clara,
precisa y libre de contradicciones de los fenómenos. Ahora las leyes científicas son
“inventos” humanos para construir un pensamiento sintético y sencillo que describa
las cosas, en el sentido de una “economía de pensamiento”.
Bertrand RUSSEL (1872-1970) se ocupó de investigar sobre los fundamentos de la
matemática y escribió su “Principia Matemática” en tres tomos, creando así una de las
principales obras de investigación sobre dichos fundamentos.
RUSSEL no fue creador de un sistema, sino un investigador sobre diferentes tópicos y
áreas. Su escepticismo, relativo a la posibilidad de un conocimiento global, lo condujo
a concebir las ciencias de la naturaleza como el único medio de posible conocimiento.
La filosofía, por su parte, debe tomar sus preguntas y temáticas de los datos de las
ciencias, y no de la moral o de la religión.
Para RUSSEL no hay ni materia, ni espíritu, ni un Yo, sino únicamente datos de los
sentidos, distanciándose así de su anterior postura platónica. En este sentido, lo real;
es decir, los datos de los sentidos, están unidos sólo lógicamente. A esta enseñanza él
mismo le llama “atomismo lógico”, el cual se corresponde con su muy defendido
pluralismo epistémico, político y social.
RUSSEL opina que los datos de los sentidos no aportan base para una fe en Dios o en la
inmortalidad. Se puede prescindir de la fe religiosa, la cual sólo es adecuada para
seres humanos diminutos. Según RUSSEL, sólo basta una vida llena de amor con la
ayuda del conocimiento.
Es de sano juicio advertir al lector que los datos de los sentidos tampoco aportan base
alguna para negar a Dios, al alma o a la inmortalidad. RUSSEL olvida que la fe no
puede ser una ciencia, pues la fe y la esperanza no pueden ser equiparables a los datos
que perciben nuestros sentidos. No permitir, por lo menos, una posibilidad a la fe
religiosa revela, más allá de un humanismo, una inaceptable arrogancia científica.
El neopositivista “Círculo de Viena” fue una corriente filosófica que, en el 1929, se
reunió en Viena publicando su programa “Visión científica del mundo”
(“Wissenschaftliche Weltanschauung”). Sus escritos eran publicados en su revista
“Conocimiento” (Erkenntnis) hasta 1938; fecha en la que H ITLER anexó a Austria. La
mayoría de sus miembros tuvo que emigrar a los Estados Unidos de América. Entre
ellos se cuenta a Otto NEURATH (1882-1945), Hans REICHENBACH (1891-1953) y
Rudolf CARNAP (1891-1970) a quien se tiene como líder del grupo.
Para CARNAP, el valor de la filosofía está en buscar el sentido de nuestras
proposiciones y preguntas, así como sus relaciones lógicas, de modo que se pueda
distinguir las que tienen algún sentido de las que no lo tienen.
Frases con sentido son las que son susceptibles a ser probada su certeza o falsedad en
la experiencia. Por ejemplo, la afirmación “en Andrómeda hay planetas con vida” es
susceptible a verificarse, tiene sentido. Por el contrario, si se dice “el alma buena es
inmortal”, no hace sentido alguno, porque no se puede verificar su contenido de
verdadero o falso. Observamos que lo que no se puede demostrar son las opiniones. El
papel de la filosofía lo reduce CARNAP a clarificar si las proposiciones que se hacen
tienen sentido o no.
Según CARNAP, las enseñanzas metafísicas no tienen sentido, como tampoco las de la
teología, incluyendo el concepto “Dios”.
Las frases pierden por dos razones su sentido: porque no se pueda aclarar el
significado de alguno de sus conceptos o porque haya algún choque con las reglas de
la sintaxis. Entre estas últimas menciona CARNAP la frase de HEIDEGGER “la nada
nidifica”. Como la nada es la ausencia de algo, entonces no puede ser usada como un
concepto-sujeto y objeto del conocimiento.
Toda verificación debe ser intersubjetiva. Además, las palabras y frases, con que se
verifica algo, deben ser claras para el entendimiento intersubjetivo, para que un
locutor pueda aclarar a su interlocutor el significado de su afirmación. La metafísica
fracasa en este aspecto, según CARNAP.
¿Pero, por qué siempre se renueva y renace la metafísica? Para CARNAP, esto se debe
a que no se distingue claramente entre los conceptos “conocer” y “vivir una
experiencia”. La metafísica, al igual que el arte y la literatura, es expresión de una
experiencia particular irracional. Metafísica y teología son poemas conceptuales. Para
CARNAP, la filosofía regularmente debate más sobre problemas lingüísticos que sobre
el mundo real, por lo que tales problemas se pueden formular en una “metalengua”,
que trata sobre la lengua. De aquí su esfuerzo por construir nuevas lenguas como la de
la lógica simbólica y el descubrimiento de una lengua internacional para el tránsito
internacional. Según él, debe existir una estrecha relación entre este tipo de lenguas;
no obstante, se nota una gran diferencia entre ellas.
En sus últimos años, de regreso en Alemania, C ARNAP fue más tolerante y liberal con
la metafísica, disminuyendo su total rechazo, pues ya había experimentado lo terrible
que es el totalitarismo y había visto surgir de nuevo los viejos problemas metafísicos
de la “realidad de los conceptos universales”, “la relación cuerpo-alma” y “los
esfuerzos por fundamentar la ética filosóficamente”.
El pensador americano Nelson GOODMAN (1906-1998) ha sido un crítico de la
filosofía de CARNAP relativa a proposiciones sobre leyes de la naturaleza. Se pregunta
si hay un criterio para decidir cuáles tipos de proposiciones son los que pueden
expresar leyes. Esto muestra que al respecto no ha habido respuestas satisfactorias.
GOODMAN muestra que sólo es posible solucionar ese problema, no sólo partiendo del
análisis de hipótesis, sino incluyendo también los contextos científicos y lingüísticos
donde se plantean.

VIII.7.7.2.- Los Analistas Ingleses


Los Analistas Ingleses, por su parte, siguiendo al W ITTGENSTEIN de la segunda etapa,
se centraron en el análisis del lenguaje cotidiano. El más destacado entre ellos es
Gilbert RYLE (1900-1976). En su artículo sobre “Expresiones sistemáticas engañosas”
muestra que se dan errores en la expresión si se considera que expresiones idénticas
gramaticalmente sean también idénticas filosóficamente (en contenido). Reduce la
filosofía al puro análisis lingüístico. En este sentido, si se dice “José es un ingeniero”
no es una frase engañosa porque se puede probar en la realidad; pero la expresión
“José
es sabio” es engañosa porque el concepto es ambiguo; sin embargo, ambas
expresiones son idénticas gramaticalmente.
En su obra principal “El concepto de espíritu”, RYLE rompe toda la tradición
filosófica que, ya con PLATÓN, y desde DESCARTES concibió al cuerpo como una
máquina material objeto y al espíritu como algo privado que sólo introspectivamente
se puede observar a sí mismo. A esta teoría RYLE le llama “dogma del fantasma en la
máquina”, “hipótesis para-mecánica” y “mito cartesiano”, tratando de señalar sus
inconsistencias. Para él, las expresiones del espíritu son las palabras y los actos, los
cuales son entidades metales que, ancladas en el cerebro, son la causa del lenguaje y
de los comportamientos.

VIII.7.8.- Racionalismo crítico


La escuela del racionalismo crítico representa una posición crítica con respecto al
método empírico de la ciencia. Su principio fundamental es que todas las
proposiciones pueden ser probadas en la experiencia, en la realidad, lo cual
corresponde a decir que dichas proposiciones deben, en principio, poder fracasar en lo
real.33
De dicho principio se derivan tres consecuencias:
 Las ciencias empíricas sólo deben valerse de conceptos que se refieran a
realidades empíricas.
 Las proposiciones deben describir relaciones verificables entre las cosas de
referencia.
 Las proposiciones deben ser formuladas de tal manera que puedan ser, en
principio, contradichas.

El racionalismo crítico rechaza tanto las frases tautológicas como las que dicen
“todos…”, y las que se refieren a “hay algo” (frases sobre existencia de algo). Por
ejemplo, la frase “Hay cuervos blancos” no se puede verificar porque nunca se podrá
examinar a todos los cuervos del pasado, presente y futuro para comprobarla, ya que
está fuera del tiempo y sin ningún espacio asignado.34
Karl POPPER (1902-1994) es el principal exponente del racionalismo crítico. Según él,
el proceso del mundo ni es determinista ni del todo cognoscible. Nuestros
conocimientos de la realidad serán siempre provisorios e hipotéticos. Critica el
método inductivo porque de la observación de muchos casos particulares no procede
inferir una ley natural. La ley ganada por inducción será una hipótesis más o menos
posible, pero nunca segura.

33
Cfr. POPPER, Karl: “Logik der Forschung“, pág. 15, Mohr Verlag, Tübingen 1971.
34
Véase KROMREY, Helmut: “Empirische Sozialforschung”, pág. 14-15, UTB-Leske Verlag und
Budrich GmbH, Opladen 1990.
POPPER, Karl: „Lesebuch“, pág. 194-204, Hrsg. David MILLER, Mohr Verlag, Tübingen 1995.
En vez de verificar las hipótesis científicas, P OPPER dice que hay que falsificarlas
(Falsifikation) con el fin de contradecirlas. Ejemplo, si se dice “el vidrio no es un
conductor de electricidad”, no se puede demostrar porque habría que buscar todos los
vidrios del mundo y de todos los tiempos para probarlo. En cambio, si transformamos
la expresión en “no hay un solo pedazo de vidrio que pueda conducir la electricidad”,
entonces es posible falsificar esa hipótesis buscando por mucho tiempo un pedazo de
vidrio que pueda conducir electricidad. La hipótesis es aceptada si resiste a todos los
experimentos que se hagan para demostrar su falsedad.
POPPER tiene más interés por descubrir y desarrollar nuevos conocimientos que por el
aseguramiento de los conocimientos habidos.
La teoría de POPPER fue continuada y llevada a un extremo riguroso por Hans ALBERT
(nacido 1921), el cual confronta el racionalismo crítico con diferentes posiciones,
como son: el neo-marxismo, la filosofía analítica y la hermenéutica. Con sus
polémicas, ALBERT pretende extender un puente entre escuelas diferentes, entre teoría
y práctica, entre la filosofía y las ciencias empíricas.

VIII.7.9.- Hermenéutica
El significado original de la hermenéutica es el “arte de la (correcta) interpretación”
en las áreas, primero de la teología, luego en la jurisprudencia y en la filología clásica.
Ella ha sido elevada a un principio universal - de toda ciencia - por Hans-Georg
GADAMER (1900-2002) en su obra “Verdad y método. Fundamentos de una filosofía
hermenéutica.”
La hermenéutica acentúa que toda experiencia humana se desarrolla en un contexto
social, mediante la comunicación contínua con el conocimiento anterior; es decir, en
diálogo con la tradición. Por lo tanto, la lengua, como el vehículo de la comunicación,
juega un papel central.
La etimología griega de la hermenéutica, relativa a Hermes o el mensajero de los
dioses, se refiere a anunciar, interpretar y/o traducir textos. Como doctrina del
“entender” abarca las reflexiones filosóficas sobre los condicionantes y la estructura
de “entender”. Como doctrina práctica de los métodos, aporta indicaciones para
entender e interpretar textos correctamente. Pero como ya habíamos indicado, la
hermenéutica no se limita a los textos escritos, sino que el concepto “texto” se
extiende a todo hecho y realidad susceptibles de ser interpretados.
Como concepción de su filosofía hermenéutica y para la permanencia histórica de esta
corriente, GADAMER inició en Alemania un “Archivo de Historia Conceptual” que ha
de tener el rol de ser un memorial del desarrollo histórico de los conceptos y que
asienta las bases para el desarrollo próximo de la hermenéutica.
Otros hermenéutas destacados son el alemán Karl Otto APEL, el francés Paul RICOEUR
y el inglés Georg Henrik von WRIGHT.
VIII.7.10.- El Constructivismo
El concepto constructivismo se asocia a una corriente en la pintura y las artes plásticas
del Siglo XX que privilegia la forma en las construcciones. Sus orígenes están en
Rusia, en el año 1914.
A partir del 1980 (en USA algo antes), el constructivismo se convierte en doctrina
científica, social y psicológica queriendo convertirse en una explicación sobre la
praxis de la investigación, en especial, de la psicología experimental, la psiquiatría y
la biología.
Según el constructivismo, las informaciones que nos da el investigador no son
independientes de éste, sino que son construidos por su teoría y sus instrumentos de
investigación. La tarea del investigador consiste en presentar los datos adecuados a su
teoría; por lo tanto, se debe encontrar los condicionamientos que impiden tal
adecuación de los datos. De no poder explicitarse dichos condicionamientos, entonces
se dice que la teoría está afectada.
Se prioriza teorías menos afectadas (que tengan, por ejemplo, menos prejuicios y
opiniones) ante las más afectadas.
La pregunta central del constructivismo sería más o menos: ¿Eso que concebimos
como realidad, no será un invento nuestro o nuestra propia construcción? ¿Cuán real
es la realidad? Por eso se trata de un análisis crítico de la realidad, de acuerdo al
sujeto que la concibe.
Los representantes principales del constructivismo son el alemán Karl HOLZKAMP y el
austríaco Paul WATZLAWICK (1921-2007). Este último publicó la obra “La realidad
inventada” (Die erfundene Wirklichkeit), la cual recoge diez ensayos de autores
diferentes. El título de la obra sugiere como tal la tesis constructivista o su línea de
pensamiento.
La realidad de referencia es la “normal” que creemos percibir en la vida cotidiana, de
la cual también la ciencia se siente segura. Según los constructivistas no se puede
conocer la realidad tal como es, lo que de seguro se puede captar es lo que ella no es,
debido a que el ser humano dispone sólo de teorías que la experiencia quizás no haya
podido falsificar aún; pero no hay garantía de que eso pueda permanecer así. Por otra
parte, el método que tenemos disponible es sólo uno de los posibles caminos hacia la
meta de ordenar y construir nuestro mundo con sentido. No sabemos aún si hay otros
caminos mejores para alcanzar dicha meta. Nuestros conceptos y teorías son
“constructos” de la realidad.
Predecesores del constructivismo son Emmanuel KANT, que afirmaba que la realidad
y su orden se encuentran no fuera, sino dentro de nuestro aparato cognoscitivo. Ella es
un constructo, pues la “cosa en sí” no puede ser conocida. Pero también los empiristas
David HUME – para el cual hablar de la causa de algo se basa sólo en la costumbre – y
George BERKELEY que afirmaba que el ser real consiste en ser percibido.
VIII.7.11.- El Personalismo
El personalismo se centra en el concepto “persona” de raíces cristianas, cuyo uso ya
se manifiesta en San Agustín, pero que toma cuerpo en filosofías modernas como las
de Max SCHELER, Martin BUBER, Jacques MARITAIN, Emmanuel MOUNIER y
Emmanuel LÉVINAS, entre otros.
Dadas las coincidencias entre las filosofías del pensamiento personalista, aquí sólo
presentamos la esencia del pensamiento de dos de estos filósofos.
Emmanuel MOUNIER (1906-1950) plantea un pensamiento que concibe al ser humano
integral.
La persona para él es más que un “Yo” y no debe reducirse a lo que es un individuo,
el cual es algo material, mecánico y sustituible por cualquier otro. La persona no se
sustituye. Por eso:
“La pérdida de una persona, (…) de un amor, de una amistad, son irreparables. La
persona es así la totalidad del ser humano concreto y vivo: material y espiritual,
apasionado, virtuoso, pecador, caracterizado por tendencias propias e
inintercambiables.” 35
En su defensa de la persona, MOUNIER ataca la “cosificacion” del ser humano en el
liberalismo, el marxismo y en el fascismo. Acepta la crítica del marxismo a la
sociedad burguesa, aunque niega su propuesta absolutista que oprime a la persona y la
elimina, mutilando su integridad personal. En definitiva, el ser humano es totalmente
cuerpo y totalmente espíritu; o sea, una realidad total.
MOUNIER piensa que es necesario un mínimo de propiedad privada, incluso para vivir
según principios y valores, pero analiza que en el transcurrir del tiempo el poseer ha
sido degradado, pasando de “posesión conquista” a “posesión goce” y, últimamente, a
“posesión confort”. El ser ha sido sustituido por el tener de un modo degenerante. En
este punto MOUNIER propone la negación del valor moral y social del dinero, el
control del crédito y la supresión legal de la usura, para construir una sociedad más
humana, que priorice al ser frente al tener.
MOUNIER defiende al ser humano como un ser libre, protagonista de su propio destino
y proyecta que la historia se dirige hacia estados superiores con la ayuda de la técnica
y la ciencia.
Ve la idea de progreso y el sentido de la historia como aportes del pensamiento judeo-
cristiano, lo cual se muestra en la paradoja del Dios hecho hombre (Dios y ser
humano al mismo tiempo): Dios se humaniza y así el humano se diviniza y trasciende
la naturaleza. La trascendencia del ser humano es localizada en el interior de la
persona misma, en su espíritu, aunque siempre aparecerán tendencias al retroceso, a la
caída, a

35
XIRAU, Ramón: op. cit. pág. 455. En este punto sobre MOUNIER seguimos de cerca la presentación
de XIRAU sobre el personalismo.
la despersonalización; no obstante, el ser humano puede sacar de sí mismo las fuerzas
con las que las supere y avance hacia una vida superior.
El personalismo acentúa la apertura hacia el otro mediante la comunicación y el
contacto de persona a persona “yo-tú”, en el que cada cual sale enriquecido con el
abandono generoso de sí mismo.
La persona es conversión; es decir, que puede irse a sus adentros, a su intimidad. Pero
el estar “dentro de sí” implica que puede volver hacia fuera, hacia el mundo, hacia los
demás. Por eso, la persona es alteridad, se expone, se expresa, se enfrenta y es rostro o
cara (esta es la dimensión de “encarar” que identifica a la persona según MOUNIER).
De aquí que la persona puede aceptar y puede decir no, puede rechazar y protestar.
Sin embargo, la rebeldía por rebeldía pierde todo el sentido y deviene en “paranoia a
escala humana”, conduciendo al fascismo, al anarquismo, al liberalismo salvaje, al
hedonismo y al relativismo.
MOUNIER defiende la libertad de la persona, pero no como espontaneidad, sino como
“libertad bajo palabra” y pone dos condiciones para su existencia: que “somos seres
en situación”, comprometidos con esta situación y limitados por ella; y que somos
seres relacionados al valor, en especial, al valor fundamental de la caridad.
“Solamente se posee lo que se da” afirma MOUNIER y el bien mayor que se puede dar
es la entrega de sí mismo a los demás.
Su obra de referencia es “El Miedo en el Siglo XX”.
Emmanuel LÉVINAS (1905-1995) se concentra en la primacía absoluta de la ética en el
ser humano como salida del sinsentido del “hay” hacia una vida verdadera, la cual
consiste en el descubrimiento de los otros seres humanos, conllevando a la
responsabilidad de ocuparse de ellos.36
Si la verdad está en la totalidad, entonces el sujeto debe someterse a esa totalidad, la
cual es trascendente: la cara del otro, que es lo absoluto incondicionalmente.
La cara del otro es su contingencia, su debilidad, su dolor, el estar expuesto sin
protección y su mortalidad. Su sola presencia es una exigencia a la responsabilidad de
enderezar la humanidad caída.
LÉVINAS usa el concepto “infinitud” para expresar esa trascendencia que el ser
humano es capaz de concebir a pesar de su finitud, ya no como pensamiento, sino
como concepción del otro como un ser distinto; por lo tanto, no se trata de una
relación recíproca de, por ejemplo, dar para recibir, como sucede en la economía; sino
de una relación asimétrica de asumir responsabilidad a cambio de nada. En esto
consiste la vida superior y trascendente humana.

36
MOSÉS, Stephane: “Gerechtigkeit und Gemeinschaft bei Emmanuel L ÉVINAS“. En BRUMLIK,
M./BRUNHORST, H. (Ed.): „Gemeinschaft und Gerechtigkeit“, pág. 364-384. Fischer Verlag, Frankfurt
1993.
Para que el “Yo” pueda hacerse responsable del otro tiene primero que haber ganado
su autarquía original, puesto que estar en sí mismo es la condición para toda relación
desinteresada con otros.
Para LÉVINAS, esta responsabilidad desinteresada de entrega al otro es la condición
para la racionalidad y la legalidad de un orden social que supera el egoísmo y se abre
al otro. El otro es responsabilidad absoluta, por ser valor absoluto único.
La justicia objetiva de la sociedad, que descansa en la idea de la igualdad formal ante
la ley, corre siempre peligro de olvidar las especificidades de cada persona y de cada
grupo, pudiendo degenerar en la indiferencia personal y en la opresión de minorías.
Dos cosas son imprescindibles para la gestación de una sociedad mejor: mantener la
igualdad de todos en el orden de la justicia formal y asumir la responsabilidad que
exige el rostro del otro, que es la caridad.
LÉVINAS incluye la idea del “tercero”, como aquellas personas más lejanas que no son
el rostro del prójimo cercano, pero que se relacionan con el prójimo de tal manera que
se forma una cadena que se convierte en “La Sociedad”.
La responsabilidad que ha ser asumida con el tercero es la misma que para el prójimo.
Ésta se expresa en la lucha para perfeccionar las leyes y las reglas sociales, como
también en el grito profético de crítica para mejorar las leyes y las prácticas de las
instituciones a favor de todos los concernientes.
Sin la preocupación por el otro, la democracia formal corre el riesgo de ser sólo un
maquillaje o una máscara que esconde la violencia contra los débiles y las injusticias
contra los excluidos del bienestar del sistema.
Obras de LÉVINAS son: “Totalidad e infinito” y “Comentarios sobre los textos
talmúdicos”.

VIII.8.- Postmodernidad
La postmodernidad ha sido caracterizada como una nueva época histórica, artística y
de pensamiento donde se quiebran todos los paradigmas, incluyendo la quiebra del
equilibrio ecológico, se confunden totalmente las funciones (ejemplo: el político es
empresario, el deportista pensador, los necios son filósofos), además, desaparece la
visión totalizadora del ser humano y la cosmovisión a favor de visiones parciales y
coyunturales. En este sentido, el ser humano está forzado a reinventarse,
preguntándose por su ser y tratando de encontrase a sí mismo.37
También se ha concebido a la postmodernidad como una época de nostalgia, de
descentramiento del sujeto, de nihilismo, de crisis de paradigmas, de pluralidad como
episteme y de vivencia del presente. 38

37
Cfr. Forster.20megsfree.com/31.htm
38
www.antroposmoderno.com/antro_articulo.php?id_articulo=1016
Algunos pensadores se centran en caracteres, tales como: diferencia, pluralidad,
relativismo, comunicación en masa y vacío de ideologías o utopías. 39
Para el filósofo italiano Gianni VATTIMO la postmodernidad es el camino abierto para
la tolerancia y la diversidad. En su pensamiento, lo más importante son las
interpretaciones de los hechos, y no los hechos mismos; además de la relatividad y la
incertidumbre, tanto en lo moral como en lo físico. VATTIMO toma posición a favor de
la transculturalidad y la comprensión intercultural.
Otros aspectos postmodernistas que complementan a los anteriores son: la falta de un
sistema, de una totalidad, de un orden, de una unidad y de coherencia.
En fin, todas esas caracterizaciones coinciden y/o se complementan, en tal sentido se
justifica el uso de dicho concepto para caracterizar al tiempo actual y al pensamiento
contemporáneo.
Para la filosofía, el concepto de la postmodernidad comienza a tener acogida en el año
1934 en la crítica del arte de Federico ONIS y se populariza a partir de la publicación
“La condición postmoderna” del francés Jean-François LYOTARD, en el año 1979.
No obstante, varios autores precedieron al movimiento postmodernista mediante sus
respectivas críticas sociales, como Karl MARX, Sigmund FREUD y Friedrich
NIETZSCHE; además de las críticas generales a la cultura y a la civilización occidental
elevadas por Oswald SPENGLER y Arnold J. TOYNBEE.
Los pensadores postmodernos piensan superar la modernidad, o piensan que ésta ya
ha sido superada, debido a su rotundo fracaso en su intento de emancipar a la
humanidad de las formas arcaicas tradicionales y autoritarias que se expresan tanto en
la vida, como en el pensamiento y en las diferentes expresiones del arte y la cultura.
LYOTARD expresa su crítica a la modernidad tanto en la obra referida como en su
famoso escrito a Thomas E. CARROLL, del 15 de mayo del 1982.40
Según LYOTARD, los discursos modernos no han logrado liberar al ser humano hacia
lo verdadero y lo justo. El criterio que se ha impuesto es el de la operatividad
tecnológica, mediante el cual las tecnologías de la comunicación han ocasionado una
sociedad de la apariencia, de la imagen y de la información. El dinero se ha
convertido en el medio apropiado a todas las tendencias para superar las necesidades
y alcanzar sus metas. LYOTARD aboga por la pluralidad y lo diverso.
Sin embargo, tanto LYOTARD como VATTIMO son considerados como representantes
del “pensamiento débil”, ya que consideran a la postmodernidad dentro de la misma
modernidad, como una especie de modernidad tardía. Contrario a otros de

39
sepiensa.org.mx/contenidos/2006/lposmo/posmo_2.htm
40
LYOTARD, Jean-Francois: „Beantwortung der Frage: Was ist postmodern?” (Respuesta a la
pregunta: ¿Qué es postmoderno?). En: S PIERLING, Volker (Ed.): „Lust an der Erkenntnis: Die
Philosophie des 20. Jahrhunderts. (Placer en el conocimiento: La filosofía del Siglo XX). Verlag
Piper, München 1991, pág. 493-507.
“pensamiento fuerte”, como Jacques D ERRIDA, Paul RICOER, Gilles DELEUZE
y Jean BAUDRILLARD que rechazan la modernidad y se radicalizan en su
crítica a las vanguardias modernistas, a las que califican como una renovación
del totalitarismo teológico con apariencia laica.
Tanto la “teoría crítica” de la Escuela de Frankfurt (H ABERMAS) como los
pensadores neomarxistas reaccionan críticamente contra los pensadores
postmodernistas, ya que, según ellos, éstos se olvidan del valor de la igualdad,
de la unidad de la sociedad, de los valores democráticos y ciudadanos, entre
otros.41
En las áreas de la psicología y de las ciencias sociales se destacan como
postmodernistas: Jacques LACAN, Michel FOUCAULT, Alain TOURAIN, entre
otros.

La historia de la filosofía está repleta de pensamientos y reflexiones sabias,


es por eso que los que ponen atención a ella empleando el don del
discernimiento pueden al fin y al cabo asumir ideas y actitudes de vida que
les colocan en el sendero por donde se camina al paso de los sabios.
41
Véase: HABERMAS, Jürgen: “El discurso filosófico de la modernidad”: el
pensamiento postmetafísico.” Editora Taurus, Madrid 1990.

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