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La paz o el tratado de Westfalia constituye un cierre a un proceso histórico y bélico que se puede

relacionar únicamente con la guerra de los 30 años, pero que en realidad es el resultado de una serie
de procesos en Europa, como lo fueron la Reforma protestante, la Guerra de los Ochenta Años entre
España y la Provincia Unidas, y las confrontaciones políticas del Sacro Imperio Romano
Germánico. Es importante comprender las implicaciones religiosas y su relación con la
configuración de los imperios, principados y estados europeos, debido a una cultura fuertemente
católica y a la interposición que resulto para la iglesia Romana el desarrollo de la Reforma
Protestante con Martín Lutero, está repercutió en la pérdida de su poder, que había sido completo
durante muchos siglos y que ahora se encontraba cuestionado.

La repuesta de la iglesia con la Contrarreforma, en su afán por no permitir la expansión del


protestantismo por el continente, fue tardía, pues muchos principados encontraron en el
protestantismo una forma de apartarse de la subordinación a la iglesia católica, en la medida de lo
posible. Se gestaron intentos por detener el conflicto que ocasionaría la defensa de la religión, como
por ejemplo la paz de Augsburgo, por medio de la cual Carlos V da el primer alto al conflicto entre
católicos y protestantes dando “libertad religiosa” pues permitía elegir entre el catolicismo
tradicional y el protestantismo. Así muchos otros intentos y alianzas se efectuaron, pero tardaría
poco más de tres décadas en concluir los enfrentamientos. Ahora bien entendido la importancia del
carácter religioso en este periodo como un agente esencial en el cambio político, retomaremos en
ámbitos generales de qué manera la paz del Westfalia como fin del conflicto político y religioso
iniciado en Sacro Imperio Romano Germánico se transformó en un comienzo de lo que
conoceríamos por estado nación.

De por si hay una serie de antecedentes de orden teórico político que son particulares para el Sacro
Imperio Romano Germánico, entre estos, la capacidad de elegir príncipes electores que a su vez
contaban con la facultad de posicionar al emperador. Otros órdenes como España y Francia
buscaban la expansión en términos imperialistas, pero no dejaban de lado el factor religioso para el
primero y la libertad de culto para el segundo, adema de expandir sus mercados. Como lo explica
Alejandro Galán Marín (2015) “La paz de Westfalia constituye el primer intento de coordinación
internacional de la Europa moderna”. Además estos acuerdos modificaron para siempre la
estructura y la organización político-religiosa del Sacro Imperio Romano Germánico que quedaría
como “una confederación laxa de unidades independiente, que procurarían resolver sus diferencias
mediante una serie de elaborado procedimiento constitucionales in recurrir a la guerra” (Elliott,
1999, p.131). De esta manera se reducía lo poderes del emperador y e eliminaba la intervención
decisiva del papado en proceso de negociación.
A partir de ese momento, la resolución de conflicto internacional e llevaría a cabo a través de una
serie de acuerdo multilaterales fundamentado en lo principio de soberanía, igualdad y equilibrio
entre potencias (García, p.407). En este sentido pasa a primar los medios racionales para la
resolución de conflictos, dejando de lado la interferencia papal, debido a que en este proceso la
iglesia católica era una de la participante de dicho conflicto. Se consolida así un Estado razón de
Maquiavelo sobre la tesis tradicional del catolicismo en términos políticos.

Lo que conocemos por estado de nación moderno parte en gran medida según los investigadores
sociales y a maquiavelo mismo, padre de la ciencia política moderna, las proposiciones de estos
últimos indican que la separación entre el estado moderno y la iglesia debe generarse, pues es en
este sentido que se da la racionalización del actuar político Y si abandona la idea sagrada o religiosa
que esta guía por principios dogmáticos y no podías propiamente políticas. Es en este último sentido
en el que concuerdo debido a que la construcción de estado debe hacerse por y para los ciudadanos
teniendo en cuenta de las diferencias religiosas y dogmáticas.

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