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necesaria
El antecedente más antiguo de esta rama de la antropología física se sitúa a fines del siglo
XIX y principios del XX en las penitenciarías de Puebla y de la Ciudad de México. En Puebla
los trabajos sobre la población recluida en la penitenciaría estuvieron a cargo de los
doctores Francisco Martínez Baca y Manuel Vergara en dicha institución se hacía el examen
antropométrico de cada reo, mediante la aplicación del método de Bertillón.
Este sistema se basa en la medición de diferentes partes del cuerpo: altura; envergadura
con los brazos abiertos y contorno de busto con el sujeto sentado; la longitud y anchura de
la cabeza; longitud del dedo medio de la mano izquierda; del pie izquierdo y del antebrazo
izquierdo. Alphonse Bertillon. Identification anthrométrique (1893).
Sistema antropométrico de medición.
La cabeza se mide con un compás desde el entrecejo para hallar la longitud, y la anchura
de un parietal a otro; el dedo medio con un calibre en ángulo recto con el resto de la mano,
así como el pie, y el antebrazo con el brazo extendido en un tablero con medidas. Los
grupos de medidas se clasifican en larga, media y corta. Junto con las medidas físicas, se
realizaba un registro de marcas y señales características del individuo, tales como lunares,
tatuajes o cicatrices. Una vez reunidas todas estas particularidades, elaboró una
metodología para su registro y futura comparación entre ellos.
La figura del médico forense es con toda seguridad más conocida por la generalidad de las
personas que la del antropólogo físico forense.
Hay que agregar que una autopsia puede usualmente ser realizada por el patólogo en dos o
tres horas, mientras que el ‘típico’ caso antropológico puede requerir muchas horas para
completarlo, y sólo para que provea al detective un ‘reporte preliminar’, para agilizar la
investigación e iniciar las pesquisas y el registro ante mortem de la posible víctima.