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DEDICATORIA

Dedicado a mi familia y a todas las personas que confían en mi

así como también a nuestro profesor por las enseñanzas brindados

a lo largo de la carrera.
INDICE
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO I

ANTROPOLOGIA FORENSE

1.1. Concepto

La antropología forense es una subespecialidad de la medicina legal, que aplica

los conocimientos, métodos y técnicas de la antropología física para la resolución de

casos legales a fin de identificar una persona, debido a que su identidad se desconoce o

se duda de ella. En los últimos años se ha ido desarrollando cada vez más y

respondiendo a las demandas de los sistemas de justicia de los distintos países,

brindando una visión mucho más versátil de su ámbito de acción.

La antropología física forense se encarga de la identificación de restos humanos

esqueletados dado su amplia relación con la biología y variabilidad del esqueleto

humano. También puede determinar, en el caso de que hayan dejado marcas sobre los
huesos, las causas de la muerte, para tratar de reconstruir la mecánica de hechos y la

mecánica de lesiones, conjuntamente con el arqueólogo forense, el criminalista de

campo y médico forense, así como aportar, de ser posible, elementos sobre la conducta

del victimario por medio de indicios dejados en el lugar de los hechos y el tratamiento

antemortem, perimortem y posmortem dado a la víctima, ayudandose de ciencias

auxiliares como la tafonomía.

Se auxilia con las técnicas de la tafonomía forense, estrategia de investigación

de reciente aplicación a casos forenses. Engloba las técnicas de la arqueología y la

antropología física forense en la investigación sobre el proceso tanatológico. El uso de

modelos tafonómicos en el análisis de contextos forenses permite estimar el tiempo

transcurrido desde la muerte, reconstruir las circunstancias antes y después de la

depositación del cadáver y discrimina los factores en los restos humanos que son

producto de la conducta humana, de aquellos producidos por los sistemas biológicos,

físicos, químicos y geológicos.

Las técnicas tafonómicas indican cuando los cadáveres fueron atacados por

carnívoros, roedores o asesinados por seres humanos. “Las diferentes formas en las que

actualmente los criminales disponen de los cadáveres y segmentos de los mismos

pueden confundirse fácilmente por la acción de los diferentes tanatofagos” CITA

ANTROPOLOGIA FISICA FORENSE PAG 213. La conducta de los homicidas puede

introducir variaciones extremas de transporte, desmembramiento y otras alteraciones en

los restos humanos. Existen grandes diferencias entre los grados de intemperismo,

tanatofagos y el patrón de dispersión de cuerpos en desiertos, bosques, bajo el agua, en

la tierra, que el método tafonómico puede ayudar a describir y explicar.


Popularmente se reconoce que la labor del antropólogo forense se relaciona con

la identificación de restos humanos, lo que señala de inmediato que el o los individuos

están muertos, sin embargo, en algunos países se realizan análisis antropológicos para la

corroboración de identidad o la identificación de personas vivas a partir de evaluaciones

antropométricas, fotogramétricas y de descripción de caracteres físico-morfológicos.

Valera CITA p.54 DIALNET señala:

Que la antropología forense es una disciplina que aplica los conocimientos,

métodos y técnicas de la antropología física a fin de brindar información

relevante para la resolución de casos legales, en los cuales se desconozca la

identidad de un individuo o se dude de ella. ()

En este sentido, es notable que la definición antes mencionada no limita la

acción del antropólogo forense con respecto al status de la evidencia física que va a

analizar, sino que también gira en torno al resultado que se aspira, siendo un punto de

encuentro entre las dos tradiciones forenses, la estadounidense y la europea.

La Antropología forense, desde una perspectiva criminalística, se ajusta al

principio de probabilidad, que señala en relación a la reconstrucción de hechos y

fenómenos, que existe un acercamiento a conocer más la verdad de un suceso que se

investiga, con una escala que va desde un alto a un bajo grado de probabilidad, lo que

refiere a una verdad objetiva, la cual puede ser reproducida bajo las mismas

condiciones, generando el mismo resultado, tal como se sugiere dentro del proceso

científico. Su labor se enfoca en el diagnóstico de variables de la biología general

particular que posibiliten la identificación de un sujeto, sea víctima o victimario,

comprendiendo los ámbitos morfológicos cualitativos y cuantitativos, macroscópicos y

microscópicos y radiológicos, contribuyendo de esta manera en la formulación de la


teoría del delito la cual incluye la existencia de elementos probatorios, elementos

fácticos que puedan probarse, elementos jurídicos que pudieran aplicarse e hipótesis que

expliquen de forma razonable si los hechos en cuestión se adecúan o no a las normas

jurídicas aplicables por parte del fiscal del Ministerio Público para que plantee su

imputación sobre el hecho punible que se está investigando, basado en el conjunto de

pruebas que la sustenta, buscando demostrar la verdad procesal CITA Nuñez,2007

CITADO EN dialnet

2.2. Historia de la Antropología forense

El público ve la Antropología forense como disciplina moderna, y así es. Pero

tiene una larga historia en el desarrollo de la obra de antropólogos físicos fascinados por

las colecciones anatómicas de museos y universidades. Los antropólogos han insistido

en ofrecernos sus observaciones acerca de las diferencias esqueléticas, remitiendo

escritos al respecto a sociedades profesionales desde muchos decenios antes de que se

considerara siquiera la aplicación legal de su saber. Las primeras muestras de lo que

llamamos Antropología forense pueden atribuirse a unos pocos juristas envueltos en

complicadas batallas legales. Buscaron los conocimientos necesarios para ganar y se

sirvieron de ellos en los procesos en que estaban inmersos. Poco a poco, en el curso de

los últimos ciento cincuenta años, los antropólogos han respondido con investigaciones

selectivas, al tiempo que hacían acopio de datos sobre el funcionamiento de las leyes, el

saber de otros científicos forenses y las condiciones del entorno de los tribunales. El

comienzo del estudio del esqueleto humano no tiene fecha; sí, en cambio, la primera

aplicación en un tribunal de justicia de la información obtenida al respecto: el juicio

Webster/Parkman, de 1850. Oliver Wendell Holmes y Jeffries Wyman, dos anatomistas

de Harvard, fueron instados a examinar unos restos humanos que se creía que

correspondía a un médico desaparecido, el doctor George Parkman. Un profesor de


Química de Harvard, John W. Webster, había sido acusado del delito de asesinato. Las

pruebas eran sustanciales, incluso antes de la intervención de los anatomistas. Webster

debía dinero a Parkman; una cabeza había sido quemada en un horno de aquél; pedazos

de cuerpo habían sido hallados en su laboratorio privado; y un dentista había

identificado algunas prótesis dentales de la víctima entre las cenizas. (La Odontología

forense empezaba a dar, así, sus primeros pasos.) Holmes y Webster testificaron que los

restos hallados coincidían con la descripción de Parkman y Webster fue ahorcado. Mi

caso favorito tuvo lugar unos años más tarde (1897) en Chicago. En esta ocasión el

testigo principal fue un antropólogo, George A. Dorsey, encargado del Museo Field de

Historia Natural. Dorsey fue llamado para examinar algunos fragmentos óseos extraídos

del sedimento de la cuba de desechos de una fábrica de embutidos. Louisa Luetgert, la

mujer de un fabricante de salchichas, había desaparecido y su marido había sido

acusado de asesinato. Las pruebas eran, de nuevo, sustanciales antes de la intervención

del antropólogo. Adolph mantenía relaciones con otra mujer; el matrimonio Luetgert

había fracasado; Adolph tuvo cerrada su fábrica durante varias semanas, pero antes

había adquirido una gran cantidad de potasio cáustico; había concedido permiso de

ausencia al vigilante la noche de la desaparición; y, lo que se juzgó definitivo, los

anillos de Louisa habían aparecido en la cuba. A Dorsey no le cupo sino demostrar que

los huesos eran humanos, no porcinos. Y así lo hizo. Adolph Luetgert fue condenado a

cadena perpetua. Digamos de paso que éste es un buen caso en apoyo de la importancia

de aprender a reconocer fragmentos y otros «insignificantes» residuos óseos. T. Dale

Stewart (1901-1997) llamó a Thomas Dwight (1843-1911) de la Universidad de

Harvard «Padre de la Antropología forense en Estados Unidos» basándose en parte en

que Dwight había escrito un celebrado ensayo sobre la identificación de un esqueleto

humano en 1878. Dwight tal vez no fuera el primer actor en lo que ahora conocemos
como Antropología forense, pero sí en la publicación de observaciones al respecto.

Muchos antropólogos contribuyeron, a principios del siglo XX, al desarrollo de esta

disciplina, pero Wilton Marion Krogman (1902-1987) fue el primero en dirigirse

directamente a las instancias jurídicas con su «Guía para la identificación de material

esquelético humano», publicada en el FBI Law Enforcement Bulletin en 1939. A este

trabajo siguió “Labor del antropólogo físico en la identificación de restos humanos”

(1943), las dos obras con notable, aunque no extenso impacto. La Antropología forense

es posible que naciera en Washington D.C. Poco cabe decir, no obstante, del resto del

país. A finales de la década de 1960, mi mentor William R. Maples eligió The Human

Skeleton in Forensic Medicine, de Wilton Krogman (1962), como texto fundamental de

sus clases de Osteología. Entonces Maples seguía estudiando a los monos zambo y las

referencias de Krogman a los “casos medicolegales” eran curiosidades, más que sólida

realidad. Krogman ni siquiera hizo uso del término Antropología forense, pero escribió

que su objetivo era “familiarizar a las instituciones legales del mundo con el mensaje de

los huesos y de qué forma lo impartían”. Seguía buscando pistas, pero no lograba dar

con la diana.

La Antropología forense empezó a evolucionar al fin como disciplina

establecida hacia los años setenta. T. Dale Stewart editó una publicación del

Smithsonian, Personal Identificaction in Mass Disasters (1970), a la que siguió la de

William M. Bass, Human Osteology: a Laboratory and Field Manual (1971) como

primer texto con carácter práctico. Varios antropólogos físicos habían empezado a

acudir por entonces a las reuniones de la Academia Americana de Ciencias Forenses y

no tardaron en darse cuenta de que podían congregar a un número suficiente de colegas

para formar una sección propia en dicha Academia, así que un buen día se reunieron en

una habitación de hotel y con un teléfono a mano iniciaron su campaña. Así, catorce
entusiastas crearon la Sección de Antropología física en 1972 y los hubo, quizás algo

más atrevidos, que empezaron a autodenominarse antropólogos «forenses», más que

«físicos». Hacia finales de la década de 1970, T. Dale Stewart publicó Essentials of

Forensic Anthropology (1979, el primer libro de texto con el término «Antropología

forense» explícito en el título. Por entonces, la Antropología forense ni siquiera

constituía una modalidad de estudio de prelicenciatura y, por tanto, no existía como

especialidad aceptada. Los futuros antropólogos forenses se centraban en la vertiente

física de la disciplina y escribían tesis con aplicaciones forenses. La licenciatura en

«Antropología forense» apareció a finales de la década de 1980 y se estableció

gradualmente en la de los noventa. Como título profesional, es aún más reciente.

El desarrollo de la Antropología forense en el mundo no académico ofrece

aspectos ciertamente interesantes. Empezó cuando unos pocos departamentos de

Antropología comenzaron a enviar a algunos de sus especialistas a diferentes partes del

mundo, aun sin empleo fijo. Éstos podían optar entre acudir a una universidad o museo,

cual hicieran sus mentores, pero eso no era lo que buscaban. Sólo unos pocos

obtuvieron trabajos a tenor de sus conocimientos. Los más aceptaron ocupaciones que

les permitían, sin sueldo muchas veces, vérselas con casos en los que el esqueleto tenía

un papel esencial. Poco a poco fueron siendo contratados por organismos o instituciones

que valoraban su experiencia específica y así fueron abandonando sus empleos

originales. “Entonces su ausencia se hizo notar, su contribución se echó en falta y, en

consecuencia, sus sustitutos fueron retribuidos apropiadamente” CITA

TECNOLOGICAMERANI PAGINA 34. Ha tardado en llegar, pero hoy los

antropólogos forenses son contratados por organismos estatales, nacionales e

internacionales en todo el mundo.


2.3. Finalidad y objetivo de la Antropología forense

La Antropología forense tiene como objetivo, a través de aplicación de los

principios de la ciencia antropológica general, buscar la identidad, individualización e

identificación de las personas vivas o muertas con la finalidad de dar respuesta ante una

solicitud realizada por un Fiscal del Ministerio Público.

A su vez, el antropólogo forense es el responsable de recibir la evidencia

(remitida al laboratorio o colectada por él mismo en el sitio del suceso o lugar de la

investigación) con la finalidad de observarla, analizarla, compararla y plasmar los

resultados en el peritaje de acuerdo al pedimento solicitado.

La identificación Antropológica consiste en el análisis y estudio de las

evidencias de interés criminalístico tales como: cadáveres en sus diferentes fases,

radiografías e imágenes de personas capturadas a través de fotografías o videos CITA

CRIMINALISTICA.

La comparación en los casos de personas fallecidas se realiza con los datos pre

mortem obtenidos por información aportada por familiares o allegados de la víctima. En

cuanto a los casos de personas vivas, la comparación de datos se realiza con la

información indubitada y estándares de comparación obtenida por el experto.


CAPÌTULO II

IDENTIFICACIÓN DE CADAVERES

2.1. Generalidades

La identificación de los cadáveres se hace cotejando la información que se tenga

sobre la persona fallecida (características físicas, vestimenta, etc.) con la información

disponible de las personas desaparecidas o presumiblemente muertas.


La movilización de los recursos forenses necesarios para completar este proceso

puede tomar varios días. Esto implica la posible pérdida de la oportunidad para la pronta

identificación de los cadáveres debido a su descomposición natural.

La forma más sencilla de identificación es la identificación visual por medio de

fotografías recientes de los cadáveres y puede maximizar el proceso de la pronta

identificación no forense.

Los procedimientos forenses (autopsias, huellas digitales, examen dental, ADN)

se pueden utilizar después de que se torne imposible la identificación visual de los

cuerpos o de las fotografías.

El trabajo inicial de las personas que no son especialistas determinará en gran

parte el éxito de las futuras identificaciones por parte de los especialistas forenses.

En el formato de identificación de los cadáveres, se puede usar para la

recolección de información básica invaluable que más tarde apoyará los procesos de

identificación forense.

2.1.1. Identificación bioantropológica de los cadáveres.

Es realizada en cuerpos sin vida en estado fresco, putrefacto, restos óseos,

carbonizado, calcinado, descuartizados, desmembrado producto de desastres aéreos,

naturales, hechos de tránsito terrestres, entre otros, donde la identificación del individuo

esté cuestionada o se tenga duda de ella.

En estos casos el antropólogo, a través, de la metodología utilizada, logra

obtener la información necesaria para compararla con los datos pre mortem recabados
(naturaleza, edad, sexo, estatura, afinidad biogeográfica y composición física), logrando

llegar a una identificación positiva CITA CRIMINALISTICA.

2.1.2. Reconstrucción facial.

Es otro de los procesos que puede realizar el antropólogo forense con la

finalidad de recrear visualmente cómo era el rostro de la persona en vida. Para ello,

utiliza únicamente el cráneo del individuo objeto de estudio pudiendo utilizar la

reconstrucción bidimensional o planimétrica, escultóricas, tridimensionales o

computarizada.

2.1.3. Superposición cráneo-foto.

En este proceso se superpone la fotografía del rostro de una persona con la

fotografía de un cráneo que sea objeto de estudio, con la finalidad de definir los puntos

de anclaje y posteriormente corroborar las posibles coincidencias existentes entre las

dos imágenes para establecer la identificación.

2.1.4. Estudio de determinación de edad (maduración ósea edad cronológica).

Consiste en la determinación de la edad ósea en niños, niñas y adolescentes

(cuando se desconoce o se tiene dudas) a través de la visualización y estudio de

radiografías de la mano, donde se consideran los elementos que desde el punto de vista

biológico son susceptibles de expresar cambios morfológicos en cada hueso, ya que

estos ponen de manifiesto el grado de evolución y madurez ósea alcanzada por el

individuo en estudio.
2.1.5. Estudio antropométrico de destreza manual.

Se realiza a través de la evaluación del segmento distal del brazo y la mano,

permite obtener caracteres particulares de un sujeto para emitir una opinión sobre la

lateralidad de uso, fuerza, agarre y precisión, como elementos de prueba de interés

criminalístico. Para este estudio se requiere de la evaluación física del sujeto vivo.

2.1.6. Estudio socio-antropológico.

Es un estudio orientado al descubrimiento, desde una perspectiva científica, de

los sistemas de orden y nexos que existen en las relaciones sociales humanas de

comunidades indígenas.

Este estudio permite determinar el arraigo étnico de un individuo presuntamente

involucrado en un hecho punible para luego establecer por cuál jurisdicción debe ser

procesado –ordinaria o especial indígena– y dirigir con eficacia las causas penales.

2.1.7. Estudio de análisis, verificación e identificación de voz con fines

forenses.

Consiste en el análisis acústico, fonético, fonológico y sintáctico de la voz como

herramienta de análisis antropolingüístico, con fines comparativos e identificativos.

2.1.8. Estudios de comparación de caracteres físicos morfológicos.

Se realiza a través del estudio y análisis de fotografías y fotogramas

provenientes de capturas de videos, con el fin de obtener elementos generales,

particulares y en detalle, cualitativos y cuantitativos del rostro y cuerpo de un individuo

con el fin de caracterizarlo y compararlo con la información indubitada.


A continuación, detallaremos los análisis que se dan en los citados estudios.

2.1.8.1. Identificación Somatológica.

Llamada también descripción detallada del cuerpo) y somatométrica (medidas

del cuerpo), estas se realizan en seres humanos vivos y en cadáveres. Constituye un

elemento de prueba válido y confiable de la identidad de un sujeto al aportar

características relevantes tales como: contextura física, estatura, relación entre los

diferentes segmentos corporales (tronco y extremidades superiores e inferiores), así

como particularidades externas del cuerpo de un sujeto en particular.

2.1.8.2. Identificación antropológica mediante la oreja.

Es el estudio específico de caracteres físico-morfológicos de la oreja como

mecanismo de identificación. Procura la obtención de elementos que, al ser comparados

con videos, filmaciones, retratos hablados, entre otros, haga posible lograr la identidad

de un sujeto que dice ser o se busca.

2.2. Principios generales

 Cuanto más pronto se logre hacer la identificación de las víctimas, mayor

será su utilidad. Los cadáveres descompuestos son mucho más difíciles

de identificar y requieren la participación de especialistas forenses.

 Los pasos clave para la identificación de los cadáveres, como se describe

más adelante, son: la asignación de un número único de referencia, la

etiqueta adjunta, la fotografía y el registro, y, por supuesto, la

conservación del cadáver en un sitio apropiado.

 Se debe tener en cuenta que la identificación visual y las fotografías,

aunque simples, pueden resultar en una identificación equivocada.


 Las heridas de los fallecidos o la presencia de sangre, fluidos o suciedad,

especialmente alrededor de la cabeza, aumentan la posibilidad de una

identificación errónea.

 Cualquier segmento corporal que se haya encontrado por separado y que

compruebe la muerte de una persona, puede ayudar en su identificación

y, por lo tanto, se debe manejar como si fuera un cuerpo completo, es

decir, se debe usar el número único de referencia.

2.3. Procesos en la identificación de cadáveres

2.3.1. Referencia única (obligatoria)

 Asígnele a cada cuerpo o segmento corporal un número único de

referencia, en forma secuencial. Los números de referencia no se deben

asignar en dos ocasiones diferentes.

2.3.2. Etiqueta (obligatoria)

 Anote el número único de referencia en una etiqueta que sea resistente a

la humedad (por ejemplo, papel en una bolsa plástica sellada) y, luego,

adhiérala al cuerpo o al segmento corporal.

 Una etiqueta resistente a la humedad, con el mismo número de referencia

único, se debe adherir a la bolsa que contiene el cuerpo o el segmento

corporal, sin importar el elemento utilizado para empacar el cadáver, es

decir, bolsa para cadáveres, sábana de recubrimiento o bolsa para el

segmento corporal.
2.3.3. Fotografía (obligatoria, si se dispone de equipo fotográfico)

 El número único de referencia se debe poder leer en todas las fotografías.

 Si hay cámaras digitales disponibles, se deben utilizar puesto que

facilitan el almacenamiento y la distribución de las fotografías obtenidas.

 Se debe limpiar el cuerpo de forma tal que permita la reproducción

fotográfica adecuada de las facciones y de las vestimentas de las

víctimas.

 Además del número único de referencia, las fotografías deben incluir,

por lo menos, las siguientes tomas:

 una vista frontal de todo el cuerpo;

 la cara completa, y

 cualquier señal particular o característica distintiva obvia.

 Si las circunstancias lo permiten, en el momento de su obtención y

anotando el número de referencia único, o posteriormente, se pueden

incluir otras tomas de:

 la parte superior y la parte inferior del cuerpo;

 la vestimenta, los efectos personales y las características distintivas

del cadáver.

 Al tomar las fotografías, se debe tener en cuenta lo siguiente:

 Las fotografías desenfocadas no son de ninguna utilidad.

 Las fotografías se deben tomar cerca al cuerpo; cuando se

fotografíe la cara, ésta debe ocupar todo el campo fotográfico.

 Cuando tome la fotografía, el fotógrafo debe ubicarse hacia la

mitad del cuerpo de la víctima y no a la cabeza ni a los pies.


 En la fotografía se debe poder leer el número único de referencia

con el fin de garantizar que la identificación hecha por medio de la

fotografía corresponde al cadáver correcto.

2.3.4. Registro (obligatorio)

 Si se han obtenido fotografías, deben registrarse los siguientes datos

mediante el formato del anexo 1, junto con el número único de

referencia:

 Sexo (se confirma mirando los órganos genitales)

 Rango aproximado de edad: infante, niño, adolescente, adulto o

anciano

 Pertenencias personales (joyas, vestidos, tarjeta de identidad,

licencia de conducción, etc.)

 Señales particulares cutáneas (por ejemplo, tatuajes, cicatrices,

lunares) o cualquier otra deformidad obvia.

 Si no se han tomado fotografías, también debe registrar lo siguiente:

 Raza

 Altura

 Color y longitud del cabello

 Color de los ojos

2.3.5. Seguridad.

 Es indispensable garantizar que las pertenencias personales se han

empacado en su totalidad, que se han etiquetado con el mismo número

único de referencia y que se han almacenado junto con el cuerpo o el

segmento corporal.
 Los vestidos no se deben retirar del cuerpo.

2.4. Identificación y entrega del cuerpo a los familiares

 Para aumentar la confiabilidad de la identificación visual, las

condiciones del reconocimiento del cuerpo deben minimizar el estrés

emocional a los familiares afligidos.

 Aunque puede que no haya otra alternativa después de los grandes

desastres, el impacto psicológico de ver docenas o cientos de cadáveres

puede reducir la validez de la identificación.

 Un mejor abordaje puede ser la observación de fotografías de la mejor

calidad posible.

 Entrega de un cadáver:

 Un cuerpo se debe entregar únicamente cuando su identificación

sea absolutamente exacta y cierta.

 La identificación visual se debe confirmar mediante información

adicional,

 como la identificación de la vestimenta o de los efectos personales.

 La información recolectada de los desaparecidos se puede utilizar

para cotejar la identificación visual hecha (véase el anexo 2,

Formulario de personas desaparecidas).

 La autoridad competente es la única que debe hacer entrega del

cuerpo y, también, debe documentar por escrito su entrega (una

carta o certificado de defunción).


 Se debe registrar el nombre y los datos de la persona o de los

familiares que reclamaron el cuerpo, junto con el número de

referencia único del cuerpo, para futura referencia.

 Los cuerpos que no se puedan reconocer por la identificación visual

se deben almacenar adecuadamente (véase el capítulo 5,

Almacenamiento de los cadáveres), hasta que los especialistas

forenses puedan completar las investigaciones necesarias.

 Debe tenerse especial cuidado cuando se entreguen cadáveres que

no estén completos, pues se puede complicar el subsiguiente

manejo de los segmentos corporales encontrados.


CAPITULO III

MÉTODOS Y TÉCNICAS DE LA ARQUEOLOGÍA

Y LA CRIMINALÍSTICA DE CAMPO

3.1. Metodología de la criminalística de campo

El perito criminalista de campo acude al lugar de los hechos o del hallazgo a

petición del ministerio público. En la pericia criminalística el auxilio inmediato al

agente investigador consiste, principalmente, en el asesoramiento y las orientaciones

técnico-científicas, exclusivamente, que hace el experto criminalista en el escenario del

suceso sobre cuestiones técnicas.

Por otra parte, coordina o indica las reglas para la protección de los hechos,

observa de manera meticulosa el sitio con los métodos idóneos, fija el lugar con las

técnicas aplicables (que van a depender de si el lugar es cerrado o abierto), colecciona

los indicios con la finalidad de que sean estudiados de manera metódica y científica, y

los suministra a las diversas secciones del Laboratorio de Criminalística Montiel Sosa
1989CITADO EN Israel D. Lara Barajas FUNDAMENTOS DE LA

ANTROPOLOGIA FORENSE) pag.31.

El perito criminalista de campo acude al lugar de los hechos o del hallazgo,

debidamente preparado con un estuche que contiene diversos aditamentos que le serán

de utilidad para observar y fijar el lugar de los hechos, en general, y cada uno de los

indicios presentes en él, así como para levantar, embalar y etiquetar los indicios

asociados; además, como instrumentos de apoyo para realizar la descripción escrita se

deberá contar con una libreta a manera de bitácora y un lápiz, anotando todos los datos

de importancia relacionados con el hecho al ir aplicando la observación metódica y

minuciosa del lugar, y conforme se vayan descubriendo los indicios.

Cuando el perito criminalista llega al lugar de los hechos debe cumplir con la

"metodología general de investigación criminalística", la cual se puede describir en

cinco pasos principales:

Protección y preservación del lugar de los hechos o del hallazgo.

Observación del lugar de los hechos para la búsqueda e identificación de

indicios.

Fijación del lugar.

Colección de indicios: levantamiento, embalaje y etiquetado.

Suministro de los indicios al laboratorio, aplicando la llamada "cadena de

custodia", para su estudio y análisis.


Los cinco pasos anteriores se desglosan, a su vez, en una secuencia

metodológica que se compone de diversas etapas con actividades concretas:

Antes de acudir al lugar de los hechos:

Se deben considerar los siguientes datos que se encuentran en el libro de registro

de Control Diario de Solicitudes del Ministerio Público:

 La fecha de la intervención: día/mes/ año.

 La hora exacta en que se recibe el llamado.

 Forma en que se recibe el llamado, ya sea de forma telefónica, escrita

(oficio) o personal.

 Nombre de quien hace el llamado, éste puede ser el agente del ministerio

público o su oficial secretario.

 Número de llamado: corresponde al sector o delegación regional donde

se verificó el hecho de forma abreviada y seguido del número

consecutivo que corresponda al llamado del ministerio público.

 Número de averiguación previa: es el conjunto de números que se le

asigna a cada averiguación que se inicia en el ministerio público, éste

lleva los siguientes datos: fiscalía desconcentrada-Unidad

Territorial/número consecutivo que le corresponde a la averiguación

previa/año en el que se inicia la investigación-mes correspondiente (01 al

12).

 Número de turno: corresponde al turno de la guardia que recibe el

llamado.

 Ubicación del lugar de los hechos: se anota el nombre de la calle o

avenida, número del inmueble y la colonia (sin abreviaturas), en caso de


ser lugar cerrado. En lugares abiertos se anotará en que calle se localizó

el cadáver o se realizaron los hechos, frente a qué número, junto a qué

número de inmueble y en que colonia; o bien en qué paraje, próximo a

qué carretera, cercano a qué poblado, etcétera.

Al llegar al lugar de los hechos:

Una vez que se ha llegado al lugar de los hechos se debe tomar nota de las

siguientes características:

Anotar la hora exacta del arribo.

 Corroborar la dirección con las placas de nomenclatura de las calles

referidas y preguntando a los vecinos del lugar.

 Anotar las condiciones meteorológicas, tales como el clima que impera

en la zona (si hace frío o calor, húmedo o seco, etc.) y si hay presencia de

lluvia al momento de llegar, se debe solicitar información del tiempo que

ha durado ésta, ya sean minutos, horas o días.

 Tomar nota de la luminosidad del lugar (si es natural o artificial y si es

buena, regular o mala).

 Aplicar el interrogatorio pericial para corroborar si la escena ha sido

alterada.

Una vez que se ha tomado nota de las características antes mencionadas se

procederá a continuar con los cinco pasos de la criminalística de campo:

3.1.1. Protección y conservación del lugar de los hechos.


Esta etapa de la investigación tiene como principal objetivo (podría ser el único,

sin embargo, es el más importante de toda la investigación) conservar la forma primitiva

del escenario después de sucedido el hecho.

3.1.2. Observación y descripción del lugar de los hechos.

El sitio debe ser observado minuciosamente con la finalidad de reconocer si el

lugar de los hechos es el original o si existen otros sitios asociados que se deben

investigar. Del mismo modo, se tratará de localizar indicios físicos asociados

(identificadores y reconstructores). Por supuesto que esta metodología no se puede

aplicar de la misma forma en lugares cerrados y en lugares abiertos, por eso mismo

existen algunas variantes en cuanto a la forma de llevarse a cabo, pero sin alterar la

metodología para que no se vean alterados lo resultados.

 Observación y descripción de los exteriores de un lugar cerrado.

Características del arroyo (tipo de suelo, número de carriles, dirección).

Ubicación y orientación del inmueble (dirección correcta, fijar la placa

de nomenclatura de la calle). Orientación de la acera donde está el

inmueble (norte, sur, oriente o poniente). Características del inmueble

(fijar fotográficamente, medir la fachada, número de pisos, describir

huellas de escalamiento o deslizamiento, acabados, ventanas con o sin

herrería, accesos peatonales y vehiculares, el color de la casa,

departamento, vecindad, etc., vidrios rotos o estrellados, cerraduras y

sistemas de seguridad forzados).

 Observación y descripción de lugares cerrados. Se observan y describen

los accesos al inmueble y la distribución que tiene, el ingreso debe ser

por parte del perito criminalista y el fotógrafo forense. Se procede a


observar el lugar de los hechos. Inmediatamente después se establecen

rutas de tránsito dentro de la escena para evitar la alteración de la misma.

La observación se debe realizar en forma de espiral o en abanico.

Tomando en cuenta el piso, los muros y el techo. La finalidad de esta

observación es la de conocer la escena, en general, y la búsqueda de

objetos, armas, instrumentos o sustancias asociadas al evento.

 Lugar abierto. Ubicación del lugar (calle, colonia, frente a qué número),

descripción del arroyo vehicular (dirección, número de carriles), si el

cuerpo se encuentra en la banqueta (se mide la anchura de ésta y se

orienta, se ubica el cadáver mediante coordenadas utilizando puntos fijos

y se dibuja y fija fotográficamente). Si el cuerpo se encuentra en el

arroyo (lo mismo).

3.1.3. Fijación del lugar de los hechos.

El objetivo principal de este paso es registrar general y particularmente el lugar

de los hechos o del hallazgo y sus indicios, con la finalidad de plasmar su situación y

características materiales para efectos de investigación científica. Las técnicas aplicadas

para este fin son:

 Descripción escrita. En procedimientos en lugares externos o internos la

descripción va de lo general a lo particular, tomando en cuenta tanto las

áreas exteriores como las interiores. A continuación de la vista de

conjunto al detalle y del detalle a los pequeños detalles y sus

particularidades. La importancia de la descripción escrita radica en que

no se olvida la información y ésta proporciona una herramienta de alto

valor para el criminalista a la hora de realizar el informe.


 Fotografía forense. Las fotografías que se deben tomar en el lugar de

los hechos o del hallazgo se dividen en cuatro, que a continuación se

mencionan:

 Vistas generales: son placas que proyectan la vista general del lugar

desde cuatro ángulos diferentes utilizando el lente gran angular;

 Vistas medias: son placas que relacionan muebles, objetos,

instrumento y cuerpos, cambiando de posición;

 Acercamientos: exhiben los indicios asociados incluyendo el

testigo métrico.

 Grandes acercamientos: señalan las particularidades de los indicios.

 Planimetría forense. El dibujo precisa, fundamentalmente, distancias

entre un indicio y otro, o entre un punto de referencia y un indicio,

asimismo muestra una vista general superior muy completa del escenario

dibujado.

 Moldeado. Se utiliza para obtener huellas de calzado, neumáticos y otros

objetos en terrenos blandos, así como fracturas en objetos sólidos.

3.1.4. Colección de indicios.

Se lleva a cabo en tres operaciones fundamentales, dependiendo del tipo y

características del indicio.

 Levantamiento. Se deben usar guantes de látex desechables para evitar

contaminar los indicios que tengan valor identificativo o reconstructivo,

es decir, mantener los posibles vestigios de pólvora, saliva, sangre,

huellas dactilares, entre otras.


 Etiquetado. Éste es un paso que se debe hacer por separado, se utilizan

dos etiquetas, una que irá atada o pegada al indicio o dentro de la misma

bolsa, recipiente, o caja en donde se vaya a embalar y una más en la parte

externa para identificar el indicio de que se trata. Cada una de las

etiquetas deberá llevar los siguientes datos: número de averiguación

previa, domicilio del lugar de los hechos, número de orden, descripción

del indicio, lugar preciso donde fue recogido, estudio al que debe ser

sometido, fecha, nombre y firma del investigador.

 Embalaje. Se refiere al momento y la forma en que serán guardados los

indicios para su traslado al Laboratorio de Criminalística, la forma y el

lugar en que se embalen va a depender del tipo de indicio de que se trate,

ya que no es lo mismo embalar un arma de fuego que un indicio

filamentoso.

3.1.5. Cadena de custodia.

En criminalística se aplica esta cadena a todos los elementos que se encontraron

durante la inspección criminalística y que pueden ser materia de prueba durante el

proceso judicial; se establece esta cadena para garantizar la originalidad e integridad de

todos y cada uno de los indicios. En ella entran todas las personas y condiciones que

intervienen en la recolección, envío, manejo, análisis y conservación. Se inicia en el

lugar de los hechos o del hallazgo y termina cuando la autoridad judicial da por cerrado

el caso o bien son desechados los indicios por no tener relación con éste.

3.2. Metodología de la arqueología tradicional

La arqueología es una ciencia empírica centrada, fundamentalmente, en el

estudio de la conducta cultural del pasado a través de sus restos materiales, al mismo
tiempo es una ciencia que aporta sus técnicas a otras disciplinas, como las ciencias

forenses.

La investigación arqueológica de campo pasa por tres momentos: prospección,

excavación y datación, cada uno de los cuales se desglosa en una variada gama de

técnicas a aplicarse durante el trabajo arqueológico. A continuación, se desglosará cada

uno de los momentos de la investigación con el objetivo de mostrar la metodología de

forma detallada. Israel D. Lara Barajas FUNDAMENTOS DE LA

ANTROPOLOGIA FORENSE pag.34

3.2.1. Prospección.

La prospección sistemática de los yacimientos conduce al arqueólogo a los

lugares donde existen vestigios materiales del pasado. Para intentar localizar un

yacimiento, en primer lugar, hay que realizar un estudio del relieve y de la hidrografía

de la región, ver el mapa geológico y tener en cuenta el clima. Lo anterior sirve para

ubicar geográficamente los puntos más favorables para habitar, es decir, aquellos

lugares que presenten mejores oportunidades para conseguir agua, alimento (cultivar),

protección natural, en resumen, que presenten menos adversidades para la vida

cotidiana. El estudio previo se puede realizar por medio de las siguientes técnicas:

Investigación bibliográfica. Se deben consultar las fuentes escritas que aludan

al lugar, ya que éstas pueden aportar datos sobre la existencia de núcleos de población o

de cualquier otro tipo de vestigios hoy desaparecidos.

Cartografía. Es una herramienta con la cual se pueden conocer las

características de un lugar, como la topografía, la hidrografía, la distribución y el tipo de

vegetación, etc., lo anterior es útil para ubicar los asentamientos humanos del pasado.
Fotografía aérea. Es muy útil ya que facilita la detección de irregularidades en

el terreno que pudieran corresponder a algún asentamiento humano y que observadas de

forma aislada no se podrían identificar con facilidad. Esta técnica ayuda a comprender

mejor la estructura geográfica de una región y en este sentido es la guía y el

complemento indispensable de todo proceso de prospección.

Estudios de superficie. El estudio de la superficie del terreno prospectado

constituye el primer contacto directo del investigador con el entorno a estudiar, esta fase

es considerada insustituible, es decir, que es la etapa de la investigación que mayor

cantidad de datos proporciona, ya que durante el recorrido en la superficie se pueden

recolectar fragmentos de cerámica, descubrir inscripciones de algún muro que haya

quedado expuesto por influencia de los factores naturales (la erosión, por ejemplo) o por

la acción del hombre (como la agricultura o alguna construcción). Los datos obtenidos

de esta forma pueden aportar información del tipo y del tiempo al que corresponden los

yacimientos del lugar. Existen técnicas de prospección de reciente aparición, como las

geofísicas (eléctrica, magnética, acústica) que permiten determinar las variaciones en el

subsuelo y delimitar, sin destrucción, un yacimiento arqueológico.

Sondeo arqueológico. En esta etapa se llevan a cabo pozos de prueba, los cuales

ayudan a encontrar rápida y económicamente la clase de cosas que se encuentran en un

sitio (Hole & Heizer, 1965 citado en EN Israel D. Lara Barajas

FUNDAMENTOS DE LA ANTROPOLOGIA FORENSE, p.35), de esta

forma se puede ratificar la existencia de vestigios y obtener datos precisos sobre las

características de éstos y de la estratigrafía del lugar para el planeamiento de las

estrategias a seguir. 35

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