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LA ANTIJURICIDAD Y LAS CAUSAS DE JUSTIFICACIÓN.

El comportamiento antijurídico es la conducta prohibida por el Derecho penal, también


denominado injusto penal. Nos estamos refiriendo a la norma primaria, que nace de la
conexión del supuesto de hecho y la sanción aplicable (norma secundaria), siendo lo
prohibido justamente ese supuesto de hecho. Al legislador penal le compete en exclusiva la
tarea de seleccionar el elenco de conductas penalmente antijurídicas con arreglo a su
gravedad para la convivencia social. cada tipo de conducta pasa a ser un tipo de delito cuyo
supuesto de hecho designa lo que se quiere prohibir. para que una conducta pueda ser
calificada de antijurídica necesita cumplir dos condiciones:
- que sea una conducta típica (tipo positivo).
- la ausencia de causas de justificación (tipo negativo o elementos negativos de tipo).
Las causas de justificación tienen como función restringir la prohibición penal. En
nuestro Derecho punitivo, sólo puede ser prohibido un hecho bajo combinación penal
cuando afecte a un bien jurídico en un grado suficiente para legitimar la intervención
penal. en este sentido, podemos distinguir dos niveles de intensidad, respecto de la
afectación:
- El comportamiento puede causar la lesión del bien jurídico ya consista en su
destrucción (la vida) o en su menoscabo (la salud).
- La conducta debe suponer una amenaza, un peligro, un riesgo a la integridad
del bien jurídico generando un peligro de lesión. esto es el desvalor del
resultado. Pero, no solo interesa el evento que fue provocado, sino que
también se valora el modo que tuvo el autor de comportarse (injusto personal).
con respecto a la lesión del bien jurídico, no basta con observar la lesión a ese
bien jurídico (desvalor del resultado), sino que también debemos valorar la
acción realizada, averiguando si se aprecia el desvalor de la acción que se
requiere junto con el desvalor del resultado para dar vida al injusto. para
determinar el desvalor de la acción, tenemos que analizar:
- respecto del modo de cometer el delito, debemos atender a la menor o
mayor gravedad.
- también tenemos que atender a la naturaleza de la norma infringida por
el autor:
- si se vulnera una norma prohibitiva, encontramos el tipo de
injusto doloso.
- si lo que se vulnera es una norma de cuidado, el tipo de injusto
será imprudencia.
- para la perfecta constitución del injusto penal, es preciso que el
desvalor de la acción y el desvalor del resultado aparezcan tan
estrechamente ligados que pueda asegurarse que el segundo es
consecuencia del primero.

CAUSAS DE JUSTIFICACIÓN.
Se denominan causas de justificación a aquellas circunstancias o situaciones en virtud de las
cuales se produce la exclusión de la antijuricidad o ilicitud de la conducta típica. La causa de
justificación no implica que la conducta deje de ser típica y por eso se tiene que hablar de
conducta típica justificada. Las causas de justificación son las eximentes que eliminan o
excluyen el juicio de antijuricidad de la conducta en principio típica. También se les
denomina causas de exclusión de la antijuricidad o del injusto. están reguladas en el art. 20
CP, y son:
- la legítima defensa (art. 20.4 CP).
- El estado de necesidad (art. 20.5 CP).
- El cumplimiento de un deber (art. 20.7 CP).
- El ejercicio legítimo de un derecho, oficio o cargo (art. 20.7 CP).
Se clasifican en:
- causas de justificación de la acción. el desvalor del resultado subsiste pero la conducta
no está jurídicamente desaprobada, bien porque falta la parte objetiva del desvalor de
la acción (estado de necesidad), bien porque falte la parte subjetiva (caso fortuito).
- causas de justificación del resultado. Son aquellas donde el bien jurídico deja de estar
protegido en el caso concreto frente a la lesión o a la puesta en peligro (legítima
defensa).

Efectos de las causas de justificación.


- Excluye la responsabilidad criminal por el hecho típico cometido, lo que significa que
está prohibido imponer una pena al sujeto que ha cometido un hecho típico amparado
por una causa de justificación.
- Se excluye la posibilidad de aplicar al autor una medida de seguridad.
- Queda excluida cualquier otro tipo de sanción o responsabilidad extra-penal.
- la participación en un acto justificado cometido por el autor también estará justificada.
- Frente a una conducta amparada por una causa de justificación no cabe alegar
legítima defensa para su evitación.

Eximente incompleta.
Es preciso que concurran todos los requisitos esenciales de la correspondiente causa de
justificación, y en caso de faltar alguno de los requisitos esenciales de la misma tendremos
una eximente incompleta. si faltase un elemento fundamental, no cabría eximente completa ni
eximente incompleta. ese requisito fundamental es también denominado presupuesto y a los
no esenciales se les denomina requisitos. En el caso de la legítima defensa, el presupuesto es
la agresión ilegítima y en el caso del estado de necesidad, el presupuesto es la situación de
necesidad. En el caso en que se de una eximente incompleta, se va a tratar como una
atenuante especial prevista en el art. 21.1 CP y se le aplica la pena específica prevista en el
art. 68 CP, que establece que se rebajará la pena aplicando una pena inferior en uno o dos
grados.

Condiciones que justifican la conducta.


- Que exista un presupuesto habilitante de la conducta ante la existencia de un
conflicto.
- que ese presupuesto sea captado por el autor.
- que se cumplan los principios de proporcionalidad y prohibición de exceso.

La legítima defensa (art. 20.4 CP).


Son intereses a defender por la legítima defensa, no solo la persona, y por tanto, los bienes
jurídicos personales, sino también los derechos. solo quedan fuera de la legítima defensa los
intereses colectivos.
Presupuesto: es una agresión ilegítima. por agresión se entiende cualquier ataque a bienes
jurídicos o derechos cuyo titular sea una persona (vida, salud), pero también el honor, la
intimidad o la propiedad. El peligro de lesionar el bien jurídico debe ser real, serio y grave en
el sentido de que pueda menoscabar el bien jurídico. no es suficiente la mera sospecha de
agresión. La agresión, además, tiene que ser ilegítima y es ilegítima aquella agresión que
constituye una conducta prohibida por el Derecho penal, debe ser antijurídica o prevista en la
ley como delito, y ajena a cualquier causa de justificación porque si la agresión está
justificada no cabe defenderse legítimamente de ella. la defensa frente a los ataques a la
propiedad requiere dos requisitos:
- que constituya delito.
- que genere un grave peligro de deterioro o pérdida inminente de los bienes propios.
La defensa de la intimidad requiere:
- que haya una entrada indebida. en cuyo caso existirá una agresión bastante, pero no
habrá una agresión bastante cuando el sujeto sólo permanezca en la morada sin el
consentimiento de su titular.

Error en la causa de justificación.

Cuando no exista en verdad agresión ilegítima, pero el sujeto crea razonablemente que sí, se
incurrirá en un error que se denomina legítima defensa putativa, y se resuelve por las reglas
del art. 14.1 CP, lo que significa que si ese error fuese invencible, se excluirá la
responsabilidad criminal, pero si al contrario fuera vencible, se castigará por el tipo
imprudente, en el caso en que exista tipo imprudente para ese delito

Elemento subjetivo.
Se exige que el móvil de la acción de defensa esté en la protección de los bienes jurídicos
amenazados. Solo para defenderse.
Condiciones de justificación: estas condiciones se refieren al modo de comportarse el que
recibe la agresión ilegítima, tanto en el momento de sufrirla como con anterioridad a la
misma.
- Respuesta necesaria, tanto en lo que se refiere a la actualidad como a la entidad
(proporcionalidad o prohibición del exceso). La acción defensiva debe dirigirse a
proteger un valor jurídico, propio o de terceras personas. Es el valor jurídico de un
valor inminente o que persista (nunca después). Se trata de evitar o paliar el daño, y
nunca de contestar a este, porque si eso sucede tenemos lo que se denomina exceso
extensivo. La respuesta también tiene que ser proporcional. La proporcionalidad no
trata solamente de comparar las armas utilizadas por el agresor y el defendido, sino de
valorar hasta qué punto, dada la situación en que se encuentra el defendido existirá o
existía la posibilidad de evitar la agresión del agresor de un modo menos lesivo. Lo
que significa que ha de ponerse en comparación los bienes jurídicos que se protegen
entre agresor y defendido. Si se excede en la proporcionalidad, existirá un exceso
intensivo. En el exceso extensivo, la agresión no existirá cuando se respondió, por lo
que no podrá aplicarse la eximente incompleta. Al contrario, en el exceso intensivo, el
presupuesto sí que está presente en el momento de la respuesta, por lo que sí cabe
entonces la eximente incompleta.
- Falta de provocación previa. La provocación previa ha de ser suficiente, aunque pueda
ser mínima, pero nunca podemos hablar de que es lo mismo provocación que
agresión. Si hubiese provocación previa y fuese suficiente, tendremos una eximente
incompleta y se atenuará la pena.

Estado de necesidad (art. 20.5 CP).


La situación que genera el estado de necesidad no tiene por qué provenir de un tercero, sino
que puede perfectamente provenir de una situación de la vida, catástrofe natural o incluso
ataques de animales. El estado de necesidad cabe tanto frente a una situación de necesidad
propia como cuando el necesitado es un tercero. Se habla entonces de auxilio necesario.
Presupuesto: situación de necesidad que se fundamenta en la inevitabilidad del mal porque el
necesitado no tiene otro medio de salvaguardar el peligro que le amenaza que produciendo un
mal al bien jurídico ajeno. Vulnerar un bien jurídico para salvar otro.
El mal temido tiene que ser actual e inminente, además de grave e injusto. Por tanto, no como
algo futuro y posible. Requisitos:
- La existencia de un mal acuciante y grave, propio o ajeno, si bien no es necesario que
haya empezado a ejecutarse, bastando con que el sujeto pueda apreciar la existencia
de una situación de peligro y riesgo intenso para el bien jurídico, y que además,
requiera realizar una acción determinada para eliminarlo.
- Necesidad con ese fin de lesionar un bien jurídico ajeno o incluso de infringir un
deber. En ausencia de la situación de necesidad, la creencia errónea del sujeto de estar
actuando legítimamente llevará a aplicar las reglas del error.

Elemento subjetivo.
Se exige que se actúe para evitar un mal propio o ajeno, la finalidad justificada es la de eludir
un daño inminente. Si el sujeto actúa hallándose en estado de necesidad, pero con una
finalidad distinta a la expresada, la justificación desaparecerá. No obstante, si junto a la
motivación existe otra no tan legítima, la justificación no desaparecerá.

Condiciones.
- El mal causado no debe ser mayor que el que se trate de evitar. Aquí no se trata de
otorgarles valor a los bienes jurídicos mediante la pena, sino más bien se trata de una
valoración integral del hecho, que comparativamente debe ser menos o igual de lesivo
que el hecho evitado.
- La situación de necesidad no debe haber sido provocada intencionadamente por el
sujeto.
- El necesitado no debe tener por su oficio o cargo obligación de sacrificarse. El
sacrificio al que están los profesionales obligados (p. ej., el médico, el soldado, el
bombero) tiene sus límites porque el deber de soportar el riesgo habría cesado cuando
nada se pueda hacer para evitar el mal.

El cumplimiento de un deber (art. 20.7 CP).


El Derecho establece deberes de actuar u omitir respecto a un sujeto o grupo de sujetos,
incluso si con ello se lesionan bienes jurídicos penalmente protegidos. Es aplicable a
cualquier persona, si bien alcanza sobre todo a las fuerzas y cuerpos de seguridad. Los límites
de actuación justificada vendrán determinados por la legislación concretamente aplicable que
servirá siempre de criterio al juez para valorar la actuación del sujeto como merecedora de
sección completa o incompleta.

El ejercicio legítimo de un derecho, oficio o cargo (art. 20.7 CP).


La práctica de determinadas profesiones puede conllevar en algún caso, la realización de
conductas lesivas para bienes jurídicos penalmente tipificados. En cualquier caso, se trata de
un ejercicio legítimo, amparado por el ordenamiento jurídico.

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