No me gustan los libros

Diego López García, Gerardo Meneses Claros

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No me gustan...

Los aburridos que tan solo con mirarlos ya me producen sueño.

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Los grises y oscuros que me muestran el mundo sin los colores de la alegría.
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Los pesados que dicen tanto que, al final, no me dicen nada.

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Los serios y huraños, esos que me alejan de una historia linda, que no me permiten
soñar.

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Los intocables, aquellos tan lujosos, costosos e inalcanzables que tengo que verlos de
lejos, como si no hubieran sido hechos para mí.
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Los enredados que tienen un lenguaje tan confuso que no logro entenderlos.
Los obligados, los que tengo que leer por compromiso, porque a papá se le ocurre o
porque en la escuela me obligan.

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Los fáciles, esos que tienen historias tontas que no me permiten imaginar, crear y soñar.
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Los descuidados, hechos a la carrera, sin gusto ni belleza, los que se dañan al día
siguiente de tenerlos.

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Los coloridos, esos que me muestran el mundo con los colores de la alegría.

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Los
mesurados
que sin
necesidad
de tanto, me
dicen
mucho.
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Los amables que me cuentan historias hermosas, que me hacen soñar con otros mundos
posibles.

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Los tocables. Sí, aunque suene extraño, pero son esos libros que llevo, que traigo, que
subo, bajo, toco y vuelvo a tocar porque están a mi alcanc
Los inteligentes, esos libros que con una historia sencilla y elemental me ponen a
pensar.
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Los que son por gusto, por puro gusto, que leo hasta donde quiero, lo que quiero y
cuando quiero.

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Los discretos, esos que no necesitan tanto
alboroto para saber que son buenos.

Me gustan mucho los...

¡Alegres!

¡Tocables!

¡Coloridos!

¡Inteligentes!
¡Mesurados!

¡Amables!

Los libros son como personas.