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El cambio climático es la alteración del clima y las temperaturas de la Tierra que afecta a los
ecosistemas y origina cambios que directa o indirectamente son producidos por la actividad
humana. El aumento excesivo de gases de efecto invernadero contribuye a la variación de la
temperatura y al deterioro de la capa de ozono que están constituidos por dióxido de carbono
(CO2), metano (CH4) y óxidos de nitrógeno (NOx). El exceso de gases es generado por las
diversas actividades del hombre, como el uso de energías eléctricas, la dependencia de las
industrias de combustibles fósiles o la contaminación de las zonas urbanas por los transportes,
el mal uso de los residuos, los procesos industriales, etc.
El impacto medioambiental repercute en gran medida en la sequía de los ríos y la falta de agua
potable, como también en los cambios en las condiciones de la producción de alimentos y el
aumento de desastres naturales como sequías, olas de calor e inundaciones.
En los últimos 150 años, la temperatura media ha aumentado casi 0,8ºC en todo el mundo, y en
torno a 1ºC en Europa. Los últimos once años figuran entre los más calurosos de los recogidos
en los registros instrumentales de la temperatura de la superficie de la Tierra desde 1850. Por
ello, se hace necesario emprender acciones a escala mundial para limitar las emisiones, ya que
se prevé que se producirá un nuevo aumento de las temperaturas globales hasta los 4ºC para
2100. Si llegamos a dicha temperatura, los cambios serán ya irreversibles.
CALENTAMIENTO GLOBAL
El clima no es algo estático, de hecho, de manera natural ha ido variando a lo largo del
planeta. Estos cambios se relacionan con los gases de efecto invernadero y con el
calentamiento global.
Sin embargo, lo que todavía genera controversia es la fuente y razón de este aumento de la
temperatura. Aun así, la mayor parte de la comunidad científica asegura que hay más que un
90% de certeza que el aumento se debe al aumento de las concentraciones de gases de efecto
invernadero por las actividades humanas que incluyen deforestación y la quema de
combustibles fósiles como el petróleo y el carbón. Estas conclusiones son avaladas por las
academias de ciencia de la mayoría de los países industrializados.
Otros efectos incluirían clima extremo más frecuente, lo que incluye sequías, olas de calor,
huracanes y precipitaciones fuertes. Se esperan también extinciones de especies debido a los
cambios de temperatura.
Se postula que, si el aumento de la temperatura promedio global es mayor a 4ºC comparado
con las temperaturas preindustriales, en muchas partes del mundo ya los sistemas naturales no
podrán adaptarse y, por lo tanto, no podrán sustentar a la población en la manera en que se
agotarán los recursos naturales.
Las causas naturales del calentamiento global tienen relación con la energía recibida
desde el Sol, que debe estar en balance con la radiación emitida desde la superficie
terrestre. Cualquier factor que genere un cambio entre la cantidad de energía que entra a
la Tierra y su atmósfera y la energía que sale de ellas puede generar un cambio climático.
Las causas naturales que provocan el calentamiento global están relacionadas con los procesos
naturales.
Causas naturales del calentamiento global: El clima de la Tierra se puede ver afectado por
factores naturales externos al sistema climático, tales como:
Las dos causas relevantes si hablamos sobre el calentamiento global contemporáneo, son:
que han contribuido a las tendencias actuales del clima con una adición de gases de efecto
invernadero unas diez veces mayor desde la Revolución Industrial.
El desarrollo de la ganadería ha provocado que vacas y ovejas produzcan gran cantidad de
metano durante la digestión. La tala de selvas tropicales y la deforestación de los árboles en
todo el planeta ha provocado que su función de absorber el CO2 se reduzca, haciendo que el
dióxido de carbono almacenado en los árboles se libere a la atmósfera y aumente el efecto
invernadero.
CAUSAS DEL CAMBIO CLIMÁTICO
Tienen que ver principalmente con la acción humana. Esto implica la utilización
desmedida por los combustibles fósiles, el carbón y gas a gran escala. Todo ello provoca el
aumento de la temperatura del planeta.
Las causas del cambio climático incluyen la influencia humana como la responsable de la
contribución de los cambios drásticos que se están provocando en la atmósfera terrestre,
concretamente en referencia al aumento de las concentraciones de CO2 en la atmósfera en los
últimos 650.000 años, particularmente desde la Revolución Industrial.
Los gases de efecto invernadero y los aerosoles afectan al clima al alterar la radiación solar
entrante y la radiación saliente, que forman parte del equilibrio energético de la Tierra.
Por otra parte, los gases fluorados causan un potente efecto de calentamiento, hasta 23.000
veces superior al producido por el CO2. Sin embargo, estos gases se emiten en cantidades más
pequeñas y la legislación de la UE prevé su eliminación progresiva.
Sin embargo, la deforestación y la degradación forestal también son una de las principales
causas provocadas por el hombre, ya que supone el 25% del total de los gases de efecto
invernadero de todo el planeta.
El CO2 es producido principalmente por la actividad humana y es responsable del 63% del
calentamiento global causado por el hombre. Su concentración en la atmósfera supera
actualmente en un 40% el nivel registrado al iniciarse la industrialización. El resto de gases
mencionados se emiten en menores cantidades, situando el metano como el responsable del
19% del calentamiento global de origen humano y el óxido nitroso del 6%.
El exceso de los gases es generado por perjudiciales actividades humanas, tales como el uso de
energías eléctricas, la dependencia de las industrias por los combustibles fósiles, la
contaminación de zonas urbanas, la deforestación, el mal uso de los residuos y los
contaminantes procesos industriales, entre otros.
Aunque las políticas adoptadas y los esfuerzos realizados para reducir las emisiones sean
eficaces, es inevitable que se produzcan algunos cambios en el clima. En consecuencia,
debemos desarrollar también estrategias y acciones para adaptarnos a los efectos del cambio
climático y del calentamiento global, tanto en Europa como en otros lugares del mundo. Sin
embargo, se debe incidir y prestar especial atención a las zonas del planeta menos preparadas y
a la vez más perjudicadas por este fenómeno, tanto a nivel técnico como económico.
Las consecuencias del cambio climático se hacen cada vez más evidentes sobre el ser
humano, sobre el paisaje y sobre el propio clima que se transformará aún más en el
futuro, así impactará en el estilo de vidas de todos los habitantes del planeta.
El cambio climático ya está afectando las vidas de muchas personas, sus medios de
subsistencia, su salud, sus ecosistemas, sus economías y su seguridad alimentaria. Las
comunidades más pobres y vulnerables están siendo las más afectadas, ya que tienen una
capacidad de adaptación limitada y el cambio climático amenaza con condenar a comunidades
enteras a la pobreza, destruyendo beneficios conseguidos durante décadas de desarrollo.
Las comunidades de los países subdesarrollados ven su vida interrumpida por tormentas
violentas, sequías o inundaciones a las que tienen que hacer frente sin contar con planes
concretos de adaptación.
El impacto potencial del cambio climático está produciendo cambios en las condiciones de
producción de alimentos y un aumento de desastres naturales. Hablamos de un fenómeno
ambiental de profundas consecuencias económicas y sociales.
Biodiversidad en peligro. Los cambios en las temperaturas no solo afectan a la especie
humana, sino también a la rica biodiversidad del planeta. La pérdida de hábitat está
aumentando vertiginosamente, lo que provoca que numerosas especies se encuentren en
peligro de extinción.
La biodiversidad del planeta está en juego. El cambio climático se considera una de las cinco
presiones principales que impulsan la pérdida de la biodiversidad en el mundo, junto con la
pérdida de hábitat, la sobreexplotación, la contaminación y las especies exóticas invasoras.
Debido al cambio climático, se prevén múltiples efectos sobre la diversidad biológica que
agravarán sus problemas de conservación, por lo que las medidas o acciones dirigidas a
conservar y usar de modo sostenible la biodiversidad deben tener en cuenta las necesidades de
adaptación al cambio climático.
Según el Fondo Mundial para la Naturaleza WWF, entre los ecosistemas más afectados
destacan:
Arrecifes de coral. Con el aumento de temperatura del mar y acidificación del agua los
arrecifes sufren un fenómeno llamado "blanqueamiento" en el que se rompe la relación
simbiótica con las algas que les permiten tener alta productividad y mantener
numerosas especies.
Bosques de niebla. Se ubican en un rango altitudinal muy específico, pues requieren la
humedad contenida en la niebla. Con el aumento de temperatura, la niebla se sitúa en
lugares más altos y las especies del bosque no reciben la humedad suficiente para su
desarrollo.
Humedales costeros. El aumento del nivel del mar y unas "mareas de tormenta" más
intensas implican mayor erosión y pérdida de hábitat para los humedales costeros, los
cuales necesitarán espacio para migrar tierra adentro.
Selvas secas. El incremento de temperatura amenaza seriamente a las selvas secas por
la mayor propensión a sufrir incendios forestales y por limitar su rango de distribución.
Cambios que afectan la distribución y propagación de especies:
Fenología. Los ciclos de un gran número de especies están ligados a patrones
atmosféricos. Por ejemplo, los tiempos de floración, reproducción y migración se
relacionan con las estaciones del año. Si el ciclo de una especie es afectado por el
cambio climático también hay repercusiones en toda la red alimenticia que depende de
esa especie.
Especies invasoras. Los cambios en temperatura, precipitación y fenología pueden dar
ventajas competitivas a especies exóticas e invasoras. Por ejemplo, en los últimos 20
años se han observado las invasiones más intensas jamás registradas del escarabajo
descortezador, el cual ha afectado millones de hectáreas de bosque desde Alaska hasta
California. No olvidemos que los bosques tropicales y subtropicales juegan un rol
central frente al cambio climático porque tienen la capacidad de capturar parte de los
gases emitidos a la atmósfera, lo que provoca el calentamiento global.
El cambio climático provoca cambios en el ciclo del agua. A medida que el fenómeno del
calentamiento global se hace más patente en nuestro planeta, sus efectos son más perceptibles
dentro del ciclo hidrológico, motivo por el cual los científicos pronostican períodos de sequías
e inundaciones más prolongados, aceleración de la fusión de los glaciares y cambios drásticos
en los patrones de precipitación y nieve.
El mundo ya está experimentando cambios a gran escala en lugares como los Andes y el
Himalaya, donde están desapareciendo los glaciares y llevándose consigo la fuente de agua
potable y riego para millares de personas. Katmandú o La Paz dependen del glaciar del
Himalaya y de los Andes respectivamente, por lo que pueden verse sin el agua necesaria.
Se estima que a finales del siglo XXI es probable que el cambio climático haya aumentado la
frecuencia y la intensidad de las sequías a nivel regional y mundial. A su vez, la necesidad de
más agua de los distintos usos, sobre todo el de los cultivos, será mayor en las épocas con
menos recursos. Tanto las campañas de riego como la turística se desarrollan
fundamentalmente en los meses de verano.
Las zonas de mayor sensibilidad serán, por lo tanto, aquellas que actualmente tienen un perfil
de mayores temperaturas y menores precipitaciones, en las que pueden disminuir los aportes de
agua en un 50%, que a su vez son las mayores consumidoras de agua.
Esto incrementa la incertidumbre de disponibilidad del recurso agua para garantizar las
necesidades sociales y ambientales futuras.
El cambio climático y la reducción de los recursos hídricos disponibles, aparte de sus negativas
consecuencias ambientales y sociales, también va a conllevar daños gravísimos a la economía
global, produciendo muy posiblemente una recesión económica importante.
Los impactos del cambio climático dependen de los usos y manejos que efectuemos del agua a
medida que los aportes de agua vayan disminuyendo, pues junto a la sequía climática, existe
una sequía antrópica provocada por el hombre, que se debe a una nefasta gestión de este
recurso natural. Este hecho se explica considerando que consumimos agua por encima de las
posibilidades que tenemos de disponer de ella, lo que ha llevado en muchas zonas a superar un
consumo medio de un 20% de los recursos hidráulicos renovables totales, lo que se considera
como el límite de sobreexplotación de un sistema. Es necesario limitar el crecimiento de la
demanda de agua en muchas zonas del mundo hasta recuperar el equilibrio hídrico.
DESHIELO DE LOS POLOS. El deshielo de los polos en el Ártico y en la Antártida ya es
un hecho demostrado por la comunidad científica internacional. El cambio climático,
causado principalmente por las emisiones de gases de efecto invernadero, ha afectado a
muchos ecosistemas.
El deshielo de los polos se acelera. Hay evidencias de que la temperatura de los océanos ha
aumentado, lo que podría ser el detonante original del adelgazamiento del casquete de hielo. La
temperatura de la superficie de la Tierra también está cambiando y afectando al calentamiento.
El año 2014 fue el más cálido registrado desde 1880. ¿Cómo afecta esto a los polos del
planeta? La situación de deshielo de los glaciares que está sufriendo la Antártida, se ha
catalogado como irreversible.
Es en esta zona del planeta, junto con Groenlandia donde más se produce un aumento del nivel
del mar, la capa de hielo de los lagos se redujo a un 22% en veinte años, entre 1991 y 2011,
como consecuencia del cambio climático, según la Agencia Espacial Europea (ESA).
Es indiscutible que los efectos del cambio climático están repercutiendo en estas zonas frágiles
del planeta, donde una variación en las temperaturas conlleva trágicas consecuencias.
De hecho, si los gases de efecto invernadero siguen aumentando, el deshielo provocará una
elevación del océano global de entre 1 y 37 centímetros.
Sin embargo, no olvidemos que el deshielo perturba gravemente la fauna y la flora de las
regiones costeras y que cambia completamente la vida de la zona polar, por ejemplo, el acceso
al alimento de los osos polares. Se alteran también las corrientes oceánicas, lo que puede
provocar temporales y fenómenos climáticos no previstos. De hecho, ya se han observado
algunas situaciones, como en el Océano Ártico, donde se han detectado por primera vez olas de
hasta cinco metros de altura, que se deben en gran medida al rápido retroceso del hielo.
DESHIELO DEL ÁRTICO. Para demostrar el fenómeno del deshielo del Ártico, la
agencia Efeverde publicó el 21 de abril de 2016 que: "El deshielo del Ártico puede igualar
su máximo histórico desde 2012". Se menciona que, según los expertos, los datos del 2016
son tan desalentadores como los de 2012, cuando se redujo la superficie de hielo marino
del Ártico a un mínimo histórico de 3,4 millones de kilómetros cuadrados.
El deshielo del Ártico ya es un hecho. Un grupo de científicos alertó hoy de que este año el
deshielo del Ártico podría igualar el récord de 2012, cuando se produjo la mayor pérdida de
superficie registrada hasta entonces. Los físicos polares del centro alemán Alfred Wegener
presentaron sus cálculos en Viena durante la asamblea de la Unión Europea de Geociencia, en
la que explicaron que sus pronósticos se basan en la evaluación de datos por satélite.
El calentamiento global en el Ártico es mucho mayor que en otras regiones del planeta por el
conocido como "efecto albedo", que mide la reflexión de la luz solar sobre la Tierra. Cuando el
albedo tiene valores muy altos -como en zonas de nieve y hielo- se da un efecto de
enfriamiento, ya que se retiene menos energía en la Tierra; y al contrario, valores bajos de
albedo provocan un efecto de calentamiento.
Siguen mencionando que: "El deshielo del Ártico generará también un mayor oleaje en la
región, ya que las capas de hielo suponen una barrera natural para las olas del Atlántico. Estas
olas más potentes acelerarán también el deshielo en el Ártico, ya que golpearán de forma más
virulenta las masas de hielo. Además, podría afectar a la capa de hielo permanente que cubre el
suelo en determinados lugares fríos del planeta, conocido como permafrost, y que contiene
metano, un gas de efecto invernadero". la pérdida de hielo tiene un efecto multiplicador del
calentamiento en el Ártico.
EL CLIMA DEL FUTURO. El clima del futuro se caracterizará por unos desajustes a
nivel climático que ya está provocando una serie de fenómenos naturales de gran
impacto, tales como sequías e incendios, inundaciones, olas de calor, un aumento en la
frecuencia de las tormentas tropicales y una pérdida irrecuperable de la biodiversidad en
las zonas más importantes del planeta, como las selvas y los bosques.
El clima del futuro se caracterizará en Europa por un incremento de las restricciones de agua
debido a la reducción del flujo de los ríos y acuíferos subterráneos, a la vez que aumenta la
demanda de irrigación, energía, industria y uso doméstico. Este proceso se intensificará en
determinadas zonas del continente debido a una mayor pérdida de agua a través de la
evaporación, que a su vez está provocada por el aumento de las temperaturas.
Sin embargo, estas altas temperaturas también provocan olas de calor, tales como las que
vivimos en Europa en 2003, por lo que tienen un impacto negativo en la salud, el bienestar
público, la productividad laboral, la producción agrícola y la calidad del aire, así como el
riesgo de un aumento.
Por otra parte, el 2014 fue el año más caluroso de Brasil, por lo que se sucedieron severas
sequías e inundaciones, que no solo afectaron a este país, sino también a Paraguay, Argentina y
Uruguay. Se alerta de una mayor probabilidad de inundaciones, concretamente en las zonas
costeras y las cuencas de los ríos, a causa de la urbanización creciente, la erosión de la costa y
el aumento del nivel del mar por la descongelación de los glaciares.
Este aumento del nivel del mar afectará a más de 600 millones de personas que viven en las
áreas costera de Latinoamérica y el Caribe, en forma de severas inundaciones en las costas. Por
otra parte, también se sufrirá un calentamiento de los océanos y la acidificación asociada al
cambio climático, lo que disminuirá aún más la pesca marítima.
EVIDENCIAS DEL DAÑO AMBIENTAL. y del cambio climático son medibles
científicamente en todas las partes del planeta. Afectan tanto a las personas como al
medio ambiente, lo que provocará cambios drásticos y repercusiones irreversibles.
En los países más pobres, las consecuencias del cambio climático también serán evidentes, ya
que disminuirá la producción agrícola, subirá el nivel del mar, empeorará la calidad de vida
como consecuencia del estrés hídrico, y se producirá un aumento del riesgo de conflictos
regionales.
EFECTOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO. Uno de los temas más controvertidos en la
actualidad es el cambio climático y los efectos que tiene sobre el planeta. Es un tema de
debate, donde sus efectos ya son notables y amenazan con ser generalizados y
catastróficos. Estos efectos tienen incidencia en los medios de subsistencia de todas las
partes del planeta, en las economías, en la salud y en la seguridad alimentaria global.
Los pueblos indígenas son los más vulnerables al cambio climático. En América Latina el
clima global está cambiando y sus efectos son visibles. El nivel del mar, aumenta, las sequías
amenazan a la producción alimentaria en Centroamérica y el Caribe, mientras en el Sur las
intensas lluvias repentinas provocan fuertes inundaciones. Si sigue aumentando la temperatura
promedio global, la región será una de las más afectadas en el mundo y en pocos años.
En Perú, por ejemplo, en los últimos años han ocurrido grandes inundaciones que arrasaron los
cultivos de los pueblos indígenas de las Amazonas: ellos son de los primeros que tienen que
afrontar las consecuencias directas del cambio climático por su estrecha relación con el medio
ambiente y de sus recursos.
En los primeros 3 meses de 2014, cerca de un millón y medio de personas en América Latina
sufrieron las consecuencias de eventos climáticos extremos, principalmente inundaciones,
según la Oficina de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCAH). Sin embargo, no solo
son las inundaciones, sino que también la escasez de agua también está golpeando a América
Latina. Llena de tierras cultivables, la región podría tener un rol clave en asegurar la
alimentación de millones de personas.
Entre las cuestiones que preocupan a los pueblos indígenas de esa región figuran la alteración
de las especies y los cambios en la disponibilidad de fuentes de alimentos tradicionales, las
mayores dificultades para hacer pronósticos del tiempo y los riesgos que conlleva viajar en
condiciones climáticas cambiantes, lo que causas graves problemas para la salud humana y la
seguridad alimentaria.
En Finlandia, Noruega y Suecia, las lluvias y el clima templado en invierno suelen dificultar
el acceso de los renos al liquen, su principal fuente de alimento. Esto ha provocado una pérdida
masiva de renos, animales fundamentales para la cultura, la subsistencia y la economía de las
comunidades saami. Como consecuencia de ello, los arreadores de renos deben alimentar a los
animales con forraje, lo que resulta caro y no es económicamente viable a largo plazo.
Los ecosistemas cambian por el cambio climático. Los pueblos situados en las zonas de los
Andes, los bosques tropicales, las sabanas o las regiones circumpolares, dependen de los
recursos naturales para subsistir, recursos cada vez más amenazados.
Las consecuencias de los cambios en los ecosistemas tienen implicaciones en la manera en que
dichos pueblos los gestionan y protegen, ya que deben sustituir sus formas de vida
tradicionales por una gestión más occidental, provocando así una amenaza por la conservación
del conocimiento local y de sus modos de subsistencia.
Por lo que, para los pueblos indígenas, el cambio climático no es solo una amenaza a nivel
medioambiental, sino también como una pérdida a nivel cultural.
Para muchos pueblos es vital que la relación entre naturaleza, espíritus y seres humanos se
encuentre en equilibrio. Se teme que los efectos del cambio climático erosionen las estructuras
tradicionales de dichos pueblos. No obstante, sorprende ver que este impacto del cambio
climático en estas comunidades no es considerado a nivel gubernamental: no se tienen en
cuenta sus derechos como seres humanos ni tampoco ese necesario conocimiento local que se
debe preservar, ya que es en estas prácticas tradicionales donde podemos encontrar las
soluciones para luchar contra el cambio climático.
INFOINDÍGENA, entidad que promueve la reflexión acerca de los derechos de los pueblos
indígenas evidencia:
1. Daños que afectan negativamente sus vidas en sus territorios, como, por ejemplo, la
pérdida de biodiversidad o la escasez de agua.
2. Desplazamiento forzado de sus tierras hacia otras regiones del mismo país, debido a
que ya no pueden seguir viviendo en su territorio. Además de la pérdida física de la
tierra, ello también puede implicar que pierdan su inalienable derecho a la propia tierra.
3. Desplazamiento forzado de sus tierras y huida a otro país. Se teme que, en este caso,
pierdan todos sus derechos como pueblos indígenas, en virtud de que, según el
Convenio 169 de la OIT, ya no serían indígenas, sino una minoría étnica en un país
extranjero. Así nos preguntamos, ¿podrían seguir ejerciendo sus derechos reconocidos
en su país natal?; ¿qué territorio es reclamable?; ¿cuáles son los derechos reales sobre
la tierra? Por estos motivos, los pueblos indígenas reclaman, incluso en el marco de las
negociaciones sobre el clima, que sean reconocidos sus derechos sobre la tierra.
Según esta declaración, los pueblos indígenas deben ser reconocidos y respetados igual que los
demás pueblos del mundo. Contribuyen a la diversidad y al patrimonio de la humanidad, y
deben estar libres de discriminación.
Se hace necesario respetar sus estructuras políticas, económicas y sociales, así como sus
tradiciones y su derecho a sus tierras, ya que contribuyen a un desarrollo sostenible del medio
ambiente.
"Es esencial en el momento que vivimos, en que la naturaleza está sufriendo el castigo y los
rigores del hombre y del capitalismo y de la explotación. En la búsqueda de la riqueza se está
olvidando que se está socavando el propio planeta, la casa común en la que vivimos... como
dice el papa Francisco".
ECONOMÍAS SOSTENIBLES. Mientras que en Occidente pensamos en nuevas formas
para afrontar los desastres del cambio climático, los pueblos indígenas llevan a cabo
desde hace milenios economías sostenibles que pueden servirnos de alternativa, por lo que
se hace esencial tenerlas en cuenta y protegerlas.
El discurso global occidental sigue centrado en investigar cómo podemos adaptarnos a estos
cambios de la mano de la tecnología y la ciencia. Sin embargo, los pueblos indígenas además
de no tener acceso a estos avances tecnológicos, poseen las claves para hacer frente al
problema.
Las formas de economía indígena son economías sostenibles, como, por ejemplo, los sistemas
tradicionales de cría de ganado, el aprovechamiento de los bosques tropicales o la práctica de
cultivos rotativos, de manera que logran así conservar y aprovechar ecosistemas frágiles, como
los bosques de manglares, humedales, el Ártico o los bosques tropicales. Mediante la
observación de la naturaleza, muchos pueblos indígenas desarrollaron un conocimiento que les
permite adaptarse a ciertos fenómenos naturales.
Por otra parte, los awas tara del Caribe nicaragüense han iniciado otro proyecto local en
referencia con las fuentes de alimentación. Empiezan a diversificar y alternar la agricultura con
la pesca, así como rescatar nuevamente la siembra variada de cultivos, reduciendo así en mayor
medida las temporadas de hambruna cuando algunas cosechas se pierden a causa del cambio
climático.
No obstante, las mujeres y sus redes sociales son de importancia vital para mitigar los efectos
de los desastres y reducir los riesgos. A menudo son ellas las más eficaces a la hora de
promover el cambio social necesario para que las comunidades sean capaces de controlar los
desastres y reconstruir su medio.
En Bolivia, los aymara están llevando a cabo estrategias para lidiar con las sequías, iniciando
el proceso de recolección de agua de lluvia en pequeñas presas, llamadas localmente como
"guthañas", para hacer frente a la sequía y asegurar el acceso al agua tanto para los habitantes
de la zona como para los animales domésticos.
Sin embargo, no es suficiente recopilar y documentar las estrategias de adaptación. Para que el
conocimiento indígena se consolide y siga desarrollándose, las formas de vida de los indígenas
deben ser respetadas y fortalecidas. El derecho al uso de sus territorios y la posibilidad de
determinar el propio desarrollo constituyen una premisa esencial para ello. También, en el
marco de la discusión sobre el clima, surge, una y otra vez, la reivindicación del
reconocimiento del derecho a la tierra.
REFUGIADOS CLIMÁTICOS. El cambio climático multiplica las amenazas existentes y
empeorará la situación en aquellas partes del mundo donde ya sufren altos niveles de
presión en referencia a los medios de vida, disponibilidad de recursos y seguridad
alimentaria.
El cambio climático provoca desplazamientos humanos como los refugiados climáticos. Más
de 30 millones de personas se vieron obligadas a emigrar forzosamente durante el 2012 a
consecuencia de desastres naturales y esta tendencia puede intensificarse en los próximos años
si los efectos del cambio climático no remiten. Se calcula que se verán obligadas a desplazarse
por el cambio climático entre 25 millones y mil millones de personas para el año 2050.
Este mismo año, la India tuvo que asumir el desplazamiento de tres millones de personas
cuando el río Kosi se desbordó más allá del Himalaya causando una peligrosa inundación.
Meses después, la India experimentó el mes de junio más seco en 80 años, por lo que
agricultores no pudieron sembrar sus cultivos, hecho que provocó una crisis alimentaria.
No obstante, existe otra consecuencia derivada del cambio climático y es la dificultad para
trabajar con unas condiciones mínimas de salud y seguridad. El ascenso de las temperaturas
impedirá el trabajo ya que los días de intenso calor pondrá seriamente en riesgo la salud. Este
hecho perjudicará a la población campesina que necesita trabajar para mantener la economía
familiar.
El estrés térmico supone una amenaza para la población campesina. Un 67% de los mil
millones de personas más pobres del mundo trabajan en la agricultura, y en muchas culturas las
mujeres representan la mayor parte de la mano de obra agrícola, ascendiendo hasta el 80% en
los países subsaharianos. Si les resulta imposible trabajar durante suficientes horas al día, como
ya ocurre en algunos países durante los meses más cálidos, el calor se convierte en una grave
amenaza para la vida de su familia, su seguridad y sus ingresos.
Se calcula que en Delhi la productividad de los trabajadores al aire libre podría llegar a
disminuir un 30% en comparación a 1980, como consecuencia de que la estación cálida dura
cada vez más y se prevé una subida adicional de la temperatura de 2 grados centígrados. Los
trabajadores que no conocen los riesgos del estrés térmico resultan particularmente
amenazados. Casi todas las personas empleadas en grandes explotaciones agrícolas en los
países en vías de desarrollo — por ejemplo, en la cosecha del té en Malawi, Kenia, India y Sri
Lanka— trabajan bajo presión porque se les paga a destajo y no por horas, así como en las
plantaciones de caña de azúcar en Centroamérica, que sufren altos niveles de disfunción renal
debida a la deshidratación asociada al calor.
SALUD Y CAMBIO CLIMÁTICO. Las condiciones climáticas tienen gran influencia en
las enfermedades transmitidas por el agua o insectos, cosa que se producirá con mayor
incidencia en el momento en que el cambio climático prolongue las estaciones donde se
transmiten dichas enfermedades.
Respecto a las temperaturas del aire, éste también será un importante factor que incidirá en las
defunciones previstas, provocando enfermedades cardiovasculares y respiratorias, sobre todo
en la población de edad avanzada. Tenemos el ejemplo de la ola de calor que sufrió Europa en
2003, donde la cifra de defunciones ascendió a las 70.000 personas según la OMS. No
obstante, las altas temperaturas también reducirán la producción de alimento básico que a su
vez provocará un aumento de la malnutrición y desnutrición, causantes de la mayor tasa de
mortalidad al año.
El cambio climático será entre 2020 y 2030 el causante de 250.000 muertes adicionales al año
según la OMS, debido al estrés calórico, malnutrición y paludismo, entre otros. Las zonas con
escasas infraestructuras sanitarias serán las menos capacitadas para enfrentar esta situación.
¿Quiénes están es riesgo? Son especialmente vulnerables a este fenómeno los habitantes de
zonas costeras, polares y montañosas que no cuentan con suficiente infraestructura sanitaria,
siendo el sector poblacional más afectado el de los niños y las personas mayores.
SEGURIDAD ALIMENTARIA. La agricultura, la seguridad alimentaria y el cambio
climático están íntimamente relacionados. Tratar de erradicar el hambre en el mundo al
mismo tiempo que nos preparamos para alimentar a una población cada vez mayor en el
contexto de un clima cambiante es un desafío que define nuestra era.
El sector agrícola se está viendo especialmente afectado por el cambio climático, y las
comunidades más vulnerables van a necesitar ayuda para poder hacer frente a los desafíos
relacionados con el clima -la desertificación, la degradación de la tierra, la sequía, las
inundaciones y la escasez de agua- en el futuro más inmediato.
La agricultura de pequeña escala sufre ya los efectos adversos derivados del cambio
climático, puesto que se han ido echando a perder cosechas, hecho que ha exacerbado la
desigualdad de ingresos, ha reducido las rentas de los hogares campesinos y ha socavado la
seguridad alimentaria, afectando además de forma desproporcionada a las mujeres.
El arroz y el maíz son dos de los cultivos más importantes -de ellos dependen millones de
personas en Asia, África y América- que están experimentando una disminución de las
cosechas. Se calcula que las cosechas de maíz caerán un 15% hacia el año 2020 en la mayor
parte del África subsahariana y en la India.
Se estima que si no se actúa urgentemente se perderán de manera inmediata 50 años de trabajo
en el desarrollo de los países más pobres, ya que el hambre provocada por el cambio climático
podría ser la mayor tragedia del siglo.
LUCHA CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO. El cambio climático requiere de planes
de mitigación globales, no solo a nivel gubernamental, sino también como ciudadanos,
para conseguir un plan de lucha global. La necesidad de lucha contra el cambio climático
requiere nuestra atención, haciéndose ahora más necesario que nunca.
La lucha contra el cambio climático también se lleva a cabo por algunas empresas y algunos
sectores industriales, quienes ya están empezando a comprender que al recortar sus emisiones
de gases invernadero no sólo combaten el cambio climático, sino que también pueden ahorrar
dinero, mejorar su competitividad y reforzar su reputación corporativa.
Cada vez son más las empresas que trabajan para reducir sus emisiones y luchar contra el
cambio climático. Por ejemplo, una gran empresa multinacional que fabrica diferentes
productos en distintas regiones del mundo ha ahorrado 1.500 millones de euros desde 1990
reduciendo el consumo de energía e instalando nuevas tecnologías respetuosas con el medio
ambiente en sus fábricas. Además, ahorra entre 7 y 11 millones de euros gracias al uso de las
energías renovables. Con estas medidas, ha reducido sus emisiones de gases invernadero en un
67% desde 1990.
Campaña Desarrollo y Justicia Climática. ha sido continua desde mediados del 2009
hasta la actualidad y se coordina con nuestra actividad y trabajo en red.
En el ámbito internacional, los objetivos son conseguir un acuerdo global, justo,
ambicioso y jurídicamente vinculante para todos los países, que contemple reducciones
importantes de emisiones de gases de efecto invernadero y recursos suficientes por
parte de los países occidentales para financiar los procesos de mitigación y adaptación
al cambio climático en los países más afectados.
Desde esta perspectiva, el cambio climático genera una injusticia climática: mientras
los países y las sociedades más ricas y contaminantes viven con ostentosidad, hacen un
uso irresponsable de los recursos naturales y son los que tienen los medios para afrontar
las circunstancias del calentamiento global, son los países más pobres, con menos
recursos económicos y tecnológicos para afrontar la situación, los que más sufren las
consecuencias.
SOLUCIONES PARA EL CAMBIO CLIMÁTICO. Se necesita poner atención a las
consecuencias del cambio climático en el planeta y buscar soluciones eficientes para su
mitigación.
Las consecuencias más evidentes e inmediatas serán las sequías más extremas como fruto del
calentamiento global, así como los cambios en los ecosistemas árticos, en las selvas y bosques
tropicales. Las predicciones sobre salud, conflictos territoriales, escasez de agua, seguridad
alimentaria, hambre y desastres naturales se agravan cada vez más rápido.
No obstante, la visión menos optimista de este fenómeno sostiene que es difícil disminuir la
temperatura global del planeta, no porque carezcamos de los medios técnicos para ello, sino
porque los gobiernos mundiales no están realmente dispuestos a reducir las emisiones de gases
contaminantes. Sin embargo, se hace urgente la reflexión sobre políticas de gobierno y
ponerlas en acción.
Son las zonas más vulnerables del planeta las que sufren el mayor impacto medioambiental,
hecho que evidencia la necesidad inmediata de proponer y desarrollar estrategias de mitigación
urgentes.
CUMBRE DE LA TIERRA. La Cumbre de la Tierra reunió en 1992 en Río de Janeiro a
representantes de todos los países del mundo para tratar temas relacionados con el medio
ambiente, salud, residuos, biodiversidad y desarrollo sostenible del planeta, así como del
cambio climático.
La ciudad de Río de Janeiro fue la sede de la CNUCED realizada del 3 al 14 de junio de 1992,
también conocida como Río-92. Esta conferencia global reunió a representantes de 179 países
entre políticos, diplomáticos, científicos, periodistas y más de 400 representantes de ONG's, en
un esfuerzo masivo por reconciliar el impacto de las actividades socio-económicas humanas
con el medio ambiente.
La Cumbre de la Tierra tiene en cuenta las cuestiones relacionadas con la salud, la vivienda, la
contaminación del aire, la gestión de los mares, bosques y montañas, la desertificación, la
gestión de los recursos hídricos y el saneamiento, la gestión de la agricultura, la gestión de
residuos.
Invitó a los ciudadanos a "sentar las bases de un mundo de prosperidad, paz y sustentabilidad",
incluyendo en el orden del día puntos tales como:
En la segunda mitad del siglo XX, abril 1968, un grupo integrado por más de 100
personalidades de los campos de la diplomacia, la industria, la cultura y la sociedad civil de
distintos países se reunían en una casa de campo de Roma. Estaban convencidos de que el
futuro de la humanidad estaba por determinar, siendo posible evitar las actuales catástrofes
fruto del egoísmo humano al gobernar el mundo, y discutieron sobre el consumo de recursos
ilimitados en un mundo cada vez más interdependiente. Propusieron un nuevo orden mundial y
sentaron las bases del Club de Roma.
Dos años después, se legalizó esta institución y en 1972 produjeron el Primer Informe
Meadows del Club de Roma sobre Los límites al crecimiento, actualizándolo después en varias
ocasiones: en el año 1992 bajo el título Más allá de los límites del crecimiento y en 2004 con el
título Los límites del crecimiento: 30 años después. En la década de 1970, ante la ausencia de
países que contaran con leyes para regular el uso y disfrute del medio ambiente y de los
recursos naturales, surgieron los primeros organismos mundiales encargados de la atención de
los ecosistemas y de la adecuada explotación de los mismos.
Las preocupaciones ecológicas o ambientales empezaron a cobrar una fuerza hasta entonces
desconocida en Occidente. A partir de aquí, se empiezan a desarrollar una serie de cumbres
sobre el cambio climático que incluyen a la mayoría de países del mundo.
CONFERENCIAS CLIMÁTICAS 2000-2005
Nueva York: septiembre 2014. La Cumbre del Clima celebrada en Nueva York sirvió
para recoger algunos compromisos de reducción de emisiones, un buen número de
promesas financieras y, sobre todo, muchos mensajes sobre la voluntad de actuar de
forma urgente para enfrentar el calentamiento global.
Entre los compromisos tangibles que arrojó la cumbre se destacó el adoptado por 32
países y decenas de empresas para reducir a la mitad la pérdida de bosques en el año
2020, la deforestación es uno de los principales motores de la transformación climática,
y hubo un compromiso por detenerla totalmente en el 2030. La declaración fue sellada,
entre otros, por Estados Unidos, México, Francia, Chile, Colombia y Perú.
Durante el año 2012, los líderes mundiales se reunieron en Brasil con el fin de lograr acuerdos
para la protección del medio ambiente, sin embargo, las resoluciones acordadas no han sido
satisfactorias en medida al gran deterioro ambiental.
El Protocolo de Kioto sienta las bases para la concreción del compromiso de reducir las
emisiones un 7% en la década siguiente, compromiso que habían alcanzado los países que se
reunieron en Río cinco años antes.
En 1998, los países industrializados aumentaron sus emisiones hasta un 10%, entre ellos
EE.UU., que sobrepasó los límites aumentándolas más de un 20%. Para evitar los controles,
muchos de estos países han trasladado sus fábricas a naciones en vías de desarrollo, donde las
emisiones están creciendo a una media de un 6% anual.
El objetivo principal es disminuir el cambio climático cuya base es el incremento forzado del
efecto invernadero.
Además del cumplimiento que estos países han hecho en cuanto a la emisión de gases de efecto
invernadero se promovió también la generación de un desarrollo sostenible, de tal forma que se
abogue por las energías no convencionales y así disminuya el calentamiento global.