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La dignidad

“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como
están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”
(Artículo 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos). “Consciente de su
patrimonio espiritual y moral, la Unión está fundada sobre los valores indivisibles y
universales de la dignidad humana, la libertad, la igualdad y la solidaridad, y se basa en
los principios de la democracia y del Estado de Derecho” (Preámbulo de la Carta de los
Derechos Fundamentales de la Unión). Esos dos textos son unos entre tantos que ilustran
cómo la dignidad humana se ha incorporado en distintos ordenamientos jurídicos
nacionales e internacionales para fundamentar los derechos humanos y el Estado de
Derecho.

También, la dignidad humana reaparece en numerosos debates contemporáneos y


polémicos, tales como las biotecnologías, los derechos de los colectivos oprimidos, la
igualdad de género, la autodeterminación individual, el derecho a la intimidad, la
eutanasia, el aborto, y los derechos de los animales, para citar algunos casos. No
obstante, la importancia jurídica y ética de este principio contrasta con una literatura que
hasta ahora y en su mayoría, se limita o bien a criticar la (supuesta) vaguedad y
abstracción de este concepto, o bien a fundamentarlo a partir de unas premisas religiosas.

Esas dos aproximaciones han desafortunadamente presentado una imagen parcial e


incluso errónea de la dignidad humana. El presente libro pretende al contrario definir de
forma nítida este concepto, defendiendo que se puede detectar sus orígenes en el
pensamiento filosófico clásico. Así, Platón, Aristóteles, Cicerón y Séneca son los cuatro
filósofos cuyas ideas han permitido sentar las condiciones de posibilidad para el desarrollo
moderno de la dignidad humana. Gracias a sus reflexiones respectivas sobre la condición
humana, el valor del ser humano, la libertad y la racionalidad, para mencionar sólo
algunos ejemplos, la dignidad humana ha podido incorporar los parámetros éticos de la
modernidad occidental.

La etimología latina de “digno” remite primeramente a dignus y su sentido es “que


conviene a”, “que merece”, implica posición de prestigio “de cosa”, en el sentido de
excelencia; corresponde en su sentido griego a axios (valioso, apreciado, precioso,
merecedor). De allí deriva dignitas, dignidad, mérito, prestigio, “alto rango”.

Se parte de que la persona merece que se le reconozca, respete y por ende tutele su
dignidad, atento a que ésta deriva del hecho de ser, ontológicamente, una persona y,
consecuentemente, el derecho debe garantizarle esta dignidad precisamente por ser tal.
El respeto por la dignidad de la persona humana comienza por reconocer su existencia,
su autonomía y su individualidad, de allí que dicho artículo la considere inviolable.
Como ha dicho la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN, Fallos: 316:479): "el
hombre es eje y centro de todo el sistema jurídico y en tanto fin en sí mismo –más allá de
su naturaleza trascendente– su persona es inviolable y constituye valor fundamental con
respecto al cual los restantes valores tienen siempre carácter instrumental".

Entonces, coincidiendo con el criterio de la gran mayoría de la doctrina y la tendencia


actual, se considera a la dignidad como la "fuente", el fundamento, el sustrato, en el que
se asientan y de la que derivan todos los derechos humanos. Es "precisamente la
conexión de un derecho con la dignidad humana la que lo convierte en derecho
fundamental".

La dignidad es algo sustancial. Tan sustancial e inalienable es esta dignidad que nadie
puede ser esclavo, ni tan siquiera por voluntad propia o por contrato. Y de ninguna
manera podemos perder tal dignidad; de modo que, no pudiéndose perder la dignidad
humana sustancial en ningún supuesto, es en ella donde hay que hacer pie para
desautorizar la pena de muerte o la tortura y para conceder al criminal más criminal la
oportunidad y el derecho a la rehabilitación.

Dicho esto, dignidad humana significa que un individuo siente respeto por sí mismo y se
valora al mismo tiempo que es respetado y valorado. Implica la necesidad de que todos
los seres humanos sean tratados en un pie de igualdad y que puedan gozar de los
derechos fundamentales que de ellos derivan. Poseemos dignidad en tanto somos
moralmente libres, por ser autónomos, igualados a otros de la propia ley.

Esto es precisamente lo que viene a contemplar y procura comprender el artículo citado.

En definitiva, la dignidad constituye la fuente de todos los derechos y esto implica un


cambio en la concepción de la persona, atento a que ya no se puede hablar de persona o
derechos a secas, sino de persona digna y de derechos que contemplan esta dignidad de
la persona humana.

¿Qué es la dignidad humana?

La dignidad humana es el valor que tienen las personas por sí mismas, esto es, por el
mero hecho de serlo. No es una condición provista por ninguna persona u organización,
sino que es consustancial a la humanidad, sin distinción de sexo, raza, religión u
orientación sexual, y es además irrenunciable e inalienable, es decir, forma parte siempre
de la condición humana misma.

La dignidad humana o la valía humana puede entenderse de muchas formas distintas y


puede implicar muchas cosas diferentes, pero en general se trata de un concepto
filosófico y jurídico. Su reconocimiento por parte de los Estados los compromete a
combatir los aspectos sociales, económicos o de otra índole, que supongan una
existencia humana indigna, esto es, despojada de las condiciones mínimas que merece
cualquier persona.

De esta manera, una existencia digna –o al menos digna del ser humano– suele definirse
como aquella que le permite explotar sus capacidades y esforzarse por crecer en el
mundo. Esto sólo es posible cuando ciertos elementos mínimos fundamentales están
cubiertos, como el derecho a la vida, a la libertad, a tener una vivienda y a ser
remunerado por el trabajo, entre otros.

La mayor parte de esos derechos están contemplados hoy en día en la Declaración


Universal de los Derechos Humanos. Por otro lado, la dignidad humana aplica en áreas
del ejercicio científico y técnico, como parte de la ética y bioética, es decir, de los
comportamientos moralmente réprobos o aceptables para el ser humano, ya sea que los
ejecute o que los padezca.

La noción de dignidad humana no siempre ha existido, ni se ha comprendido de la misma


manera. Lo que hoy en día comprendemos como dignidad tiene su origen en la doctrina
del cristianismo, según la cual todo ser humano es creado a imagen y semejanza de Dios,
sin distinciones respecto a su estatus social o su lugar de nacimiento, dotado asimismo de
un libre albedrío con el cual puede hacerse el bien o hacerse el mal.

De esa manera, la dignidad de la existencia humana tenía que ver con el ejercicio de la
libertad y de la responsabilidad (“amad a tu prójimo como a ti mismo”). Todos los seres
humanos eran pecadores ante Dios, y a todos al final depararía el mismo juicio y los
mismos castigos o las mismas recompensas. Así, la idea de dignidad se separó de la
noción de honor de las culturas clásicas, reservada para los nobles y los ciudadanos de
abolengo.

Recién con el humanismo renacentista se comprendió la dignidad como un concepto


legal, vinculado con la idea de las leyes naturales, o sea, las leyes a las que tenía derecho
cualquier persona por el mero hecho de ser humana.

Así, un concepto hasta entonces religioso pasó a formar parte de una filosofía racional,
explicable a través de argumentos lógicos. Esta línea de pensamiento inspiró
posteriormente los ideales de la Ilustración y fue fundamental en la Revolución Francesa y
la primera declaración de los derechos humanos.
Frases de la dignidad:

1. Cualquier hombre o institución que trate de despojarme de mi dignidad,


fracasará (Nelson Mandela)

2. La dignidad de la naturaleza humana requiere que enfrentemos las


tormentas de la vida. (Mahatma Gandhi)

3. Mediante la mentira, el hombre aniquila su dignidad como hombre.


(Immanuel Kant)

4. Prefiero estar sola con dignidad, que en una relación donde sacrifique mi
amor propio. (Mandy Hale)

5. Nuestra vanidad es el constante enemigo de nuestra dignidad. (Sophie


Swetchine)

6. Acepto mi destino, cualquiera que sea, pero lucharé por mi honor y mi


dignidad. (Ferninand Marcos)

7. La educación te pude dar habilidades, pero una educación liberal te puede


brindar dignidad. (Ellen Key)

8. El acto más valiente sigue siendo pensar para uno mismo. (Coco Chanel)

9. El esconder tus sentimientos cuando estás a punto de llorar, es el secreto


de la dignidad. (Dejan Sonjanovic)

10. No cambies tu dignidad por popularidad. (Steve Maraboli)

11. En el amor, trágate tu orgullo, pero nunca tu dignidad. (Carlos Salinas)


Figuras literarias

Simil

1. La dignidad es como un faro que ilumina nuestro camino en la oscuridad.

2. La dignidad es una roca firme, impenetrable ante los embates de la vida.

3. La dignidad es un escudo que nos protege de los atropellos y las injusticias.

4. La dignidad es como un tesoro escondido en lo más profundo de nuestro ser.

5. La dignidad es un sol radiante que brilla en cada uno de nosotros.

Metáfora

6. La dignidad es una llama ardiente que nunca se apaga.

7. La dignidad es un río de pureza que corre por nuestras venas.

8. La dignidad es una melodía que resuena en cada latido de nuestro corazón.

9. La dignidad es un jardín floreciente que nos embellece por dentro y por fuera.

10. La dignidad es un puente indestructible que nos une con nuestra esencia.

Humanización

11. La dignidad es un león valiente que nunca se rinde.

12. La dignidad es un ave libre que vuela por los cielos de la autenticidad.

13. La dignidad es un árbol frondoso que no pierde su esencia, aunque el viento sople con
fuerza.

14. La dignidad es una montaña imponente que se yergue ante las adversidades.

15. La dignidad es una flor delicada que se abre paso a través de la adversidad.

Hipérbole

16. La dignidad es un océano de nobleza en el que todos pueden sumergirse.

17. La dignidad es una estrella que brilla con intensidad en un mundo oscuro.

18. La dignidad es un faro que guía a aquellos que han perdido la esperanza.

19. La dignidad es un fuego interno que nos mantiene vivos y despiertos.

20. La dignidad es un rayo de luz en medio de la oscuridad, recordándonos que cada ser
humano merece respeto y valoración.
Lenguaje figurado.

1. La dignidad es el sol que nunca deja de brillar en nuestro interior.

2. La dignidad es como un imán que atrae el respeto y la admiración.

3. La dignidad es el viento que impulsa nuestros valores y principios.

4. La dignidad es como un río caudaloso, inquebrantable ante las adversidades.

5. La dignidad es como un faro que guía nuestros pasos hacia la autenticidad.

6. La dignidad es como un espejo pulido, reflejando nuestra fuerza y valentía.

7. La dignidad es como una joya preciosa, cada uno tiene su propio brillo único.

8. La dignidad es como un escudo de piedra, protegiendo nuestra integridad.

9. La dignidad es como una semilla que germina en nuestro ser, cultivando nuestra
autoestima.

10. La dignidad es como un fuego interno que nos impulsa a luchar por nuestros derecho

caramelos de mie/ escudo de seguridad/ ancla de bienestar/pilar de paz


Dignidad

Sinónimos:

honra, honorabilidad, pundonor, estimación, autoestima, orgullo, amor propio, decencia,


decoro, seriedad, gravedad, nobleza, grandeza, excelencia, realce, figuración

Antónimos

deshonra, deslealtad, bellaquería, indignidad, vileza, medianía, deshonor, deshonra,


deshonestidad, oprobio, perdición, perversidad, infamia.

Adjetivos calificativos:

1. Inquebrantable 20. Serena

2. Respetable 21. Leal

3. Admirable 22. Benevolente

4. Valiente 23. Recta

5. Firme 24. Auténtica

6. Honorable 25. Valerosa

26. Decente

27. Justa

28. Incorruptible

29. Sobria
30. Imperturbable

7. Integra

8. Impecable

9. Auténtica

10. Soberana

11. Noble

12. Digna

13. Respetuosa

14. Valiosa

15. Íntegra

16. Autónoma

17. Ilustre

18. Fiel

19. Honesta

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