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MI AMIGO EL ERIZO

Había una vez en el bosque una escuela donde asistían todos los animalitos que ahí vivían, ere
el primer día de clases y un erizo estaba entusiasmado por iniciar con muchas ganas e ilusionado
deseando hacer amigos, pero pronto se encontró con un inconveniente: sus puntiagudas púas no
le permiten desenvolverse como realmente quisiera. De hecho, los demás animales procuraban
evitarlo y se alejan de él, causando que este se sienta excluido y muy, muy triste.

Sus púas le impedían acercarse a sus compañeros


Al igual que en el salón de clases, en el bus, Erizito debía sentarse en los últimos puestos
totalmente solo, para no molestar a nadie con sus peligrosas púas. Al poco rato en el parque le
pasaba igual, teniendo que estar solo en un banco viendo cómo los demás niños se divertían.
Un día sus compañeritos lo invitaron a jugar, pero sus púas terminaron ponchando el balón y
Erizito se queda muy triste porque todos se enojaron.

Entre sus compañeritos estaba, Ardillita, ella siempre buscaba integrarlo ofreciéndole sentarse
junto a ella en el bus escolar, aunque nada cambiaba, pues las puntas del erizo lastiman
finalmente también a su nueva amiguita. Entonces Erizito decidía alejarse con la intención de no
causarle daño a nadie.
Pero Ardillita no se dio por vencida y decidió darle una estupenda sorpresa al Erizito que, sin
saber lo que le esperaba, se entristecía al ver que le dejaban siempre solo.

Durante las fiestas navideñas los compañeros de clase de Erizito decidieron darle un obsequio,
una caja con muchos trocitos de espuma. Pero ¿qué significaba ese regalo? Al principio el
pequeño erizo no comprendía de qué se trataba, pero Ardillita enseguida le mostró para qué
servían,
Ardillita y sus amigos fueron colocando los trocitos en cada una de sus púas para protegerlas y
así conseguir que el erizo pudiese jugar con ellos sin lastimar ni herir a nadie.
¡Todo resuelto con esa idea tan genial!
Erizito estaba feliz todos podían abrazarlo, jugar con él y le demostraban todo su apoyo
incondicional.
Gracias al entusiasmo de Ardillita, sus compañeros logran entender que todos somos diferentes y
que merecemos el mismo respeto, y que si juntos nos apoyamos podemos conseguir solucionar
cualquier problema que se nos presente.

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