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La tortuga y la cometa voladora

Autor:

Irene Hernández
Edades:

Valores:

Generosidad, perdonar, egoísmo


Érase una vez, un conejito, una ardilla y un ratón que vivían en una aldea muy soleada
del bosque. Casi siempre brillaba el sol y todos los animalitos salían a jugar entre las
flores y los arbustos con sus juguetes.

El conejito tenía una pelota con la que jugaban a muchos juegos divertidos, la ardilla
tenía una cuerda con la que todos saltaban a la comba y el ratón tenía unos cuentos que
leía a sus amiguitos cuando todos descansaban después de jugar.

Pasaban las tardes jugando y siempre estaban riendo. Nunca se enfadaban unos con
otros, se ayudaban en todo lo que podían y les gustaba compartir sus juguetes y
divertirse juntos. Pero un día, todo cambió…

Una familia de animalitos llegó a la aldea. Eran unas tortugas que venían de otro lugar y
que buscaban un nuevo sitio donde vivir. La tortuga más pequeña era de la misma edad
que ellos y tenía un juguete que nunca habían visto por la aldea. Era un juguete volador
con una forma muy extraña. La tortuguita lo hacía volar por toda la aldea mientras los
animalitos miraban extrañados. Hasta que un día todos se acercaron a preguntar:
¡Tortuguita, Tortuguita! ¿Qué es ese juguete?
La tortuguita los miró y respondió:
Es una cometa voladora

El conejito, la ardilla y el ratón se sorprendieron de ver aquella cometa y todos querían


jugar con aquel juguete tan divertido así que le dijeron:
¡Tortuguita, Tortuguita! ¿Quieres venir a jugar con nosotros y enseñarnos cómo jugar
con tu cometa?

Pero la tortuga, muy enfadada, les dijo:


¡No! La cometa es sólo mía. Vosotros no podéis jugar con ella.

Todos los animalitos se entristecieron y se fueron a jugar con sus juguetes mientras
veían como la tortuga se divertía con su cometa voladora. No entendían por qué la
tortuguita no quería jugar con ellos.

Todas las tardes salían juntos a jugar con la pelota del conejito y la cuerda de la ardilla
y siempre terminaban escuchando los cuentos del ratón. La tortuguita no se acercaba a
ellos y jugaba sola con su cometa.

Un día, mientras todos los animalitos jugaban juntos, observaron como la tortuga se
divertía con su cometa, pero algo ocurrió. De repente, la cometa salió volando y se fue
muy muy muy muy lejos y la tortuguita se quedó triste porque no la encontraba por
ningún sitio.

El conejito, la ardilla y el ratón vieron como la tortuguita se iba a su casa triste y se


dieron cuenta de que en los días siguientes la tortuguita no salió a jugar como
acostumbraba.
Todos los animalitos pensaron que la tortuga estaría muy disgustada porque había
perdido su juguete así que pensaron que entre todos podrían hacer algo para ayudarla.
Una tarde, en vez de salir a jugar con sus juguetes, decidieron salir a buscar la cometa
de la tortuguita. Buscaron y buscaron y pidieron ayuda a todos los animalitos del lugar
para encontrarla lo más rápido posible hasta
que por fin vieron que la cometa estaba en un
árbol.

Llamaron a los pajaritos de la aldea para que


volaran hasta la cima del árbol y entre todos
consiguieron la cometa voladora así que, muy
contentos, fueron a buscar a la tortuguita para
darle una gran sorpresa.

Cuando llegaron a la casa de la tortuga, todos


la llamaron para que saliera:
¡Tortuguita, Tortuguita! ¡Sal con nosotros!
¡Tenemos una sorpresa para ti!

La tortuga salió con el resto de su familia y


todos vieron que los animalitos de la aldea
habían tenido un gesto muy bello con ellos. La
tortuguita, muy feliz, dijo:
¡Es mi cometa voladora! ¡La habéis
encontrado!

Los animalitos devolvieron a la tortuguita su juguete tan preciado y muy contentos por
lo que habían hecho fueron a jugar.

La tortuguita se quedó jugando con su cometa hasta que sus papás se acercaron y le
dijeron:
Tortuguita, los animalitos de la aldea te han ayudado a encontrar tu cometa y se han
portado muy bien contigo. ¿Por qué no juegas con ellos y les dejas jugar con ella?

La tortuguita se dio cuenta de que sería mucho más divertido jugar con el resto de
animalitos y que a todos los animalitos les haría muy feliz jugar con su cometa voladora
así que se acercó a ellos y les agradeció el bonito gesto que habían tenido.

Desde ese momento, todos los animalitos de la aldea jugaron con la tortuguita y
compartieron sus juguetes y la tortuga, muy feliz, les enseñó a jugar con su cometa
voladora.

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