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Facultad de psicología y Ciencias Sociales

Ciclo de la Licenciatura en Psicopedagogía


Trabajo final integrador

‘’Orientación vocacional y proyecto de vida en contextos de encierro: Su papel


para la reinserción social’’

Alumna: Chao Camila Celeste


Directora del TFI: Laura Waisman

Año de entrega: 2024


Orientación vocacional y proyecto de vida en contextos de encierro: Su
papel para la reinserción social

Resumen

Esta investigación teórica se centró en determinar si los jóvenes privados de su

libertad por conflictos con la ley penal tiene elaborado, o no, un proyecto de vida. Se

analizó la presencia o ausencia de metas, aspiraciones y planes a largo plazo, y los

efectos que puede tener la elaboración de un proyecto de orientación vocacional y

profesional, considerando a la misma como una práctica subjetivante, para lograr una

reinserción social efectiva.

El objetivo principal fue explorar y analizar diferentes teorías y enfoques,

relacionados con la orientación vocacional, el proyecto de vida y la reintegración en la

comunidad, desde una perspectiva psicopedagógica.

Además, se buscó identificar las variables que contribuyen a la reinserción

social.

En la revisión de bibliografía de consulta, se destacan los conceptos de

configuración familiar, des-culturalización, la red personal de apoyo, la resiliencia, la

motivación y el autoconcepto.

A partir de estos factores, se propone un proyecto de intervención a

implementar, basado en talleres que permitan el desarrollo integral de los sujetos, tanto

en el aspecto sentimental, laboral, de formación y de relación vincular, para prepararlo

para su salida de la prisión.

Palabras clave:
Proyecto de vida – reincidencia – reinserción social – psicopedagogía -

exclusión social

Planteo del problema

Desde principios del siglo se ha visto un aumento del 117% de la criminalidad y

de la población carcelaria, tomando los datos brindados por el informe de reincidencia

del delito del año 2022, a cargo de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, se

estima que entre un cuarto y la mitad de las personas privadas de su libertad, siendo 7

de cada 10, son reincidentes y vuelven a vincularse con actividades criminales.

Además, se establece que solo el 22% participó de programas laborales dentro de la

cárcel.

Desde la concepción más simple, entendemos a la reincidencia delictiva como

‟la re-vinculación con el delito de la persona que abandona la cárcel, sin tomar en

cuenta su posterior y eventual nuevo encarcelamiento o condena. ‟ (Bergman, G.

Cafferata, Ambrogi, Fernandez y Pernigotti, 2022, pag. 16).

Siguiendo con estos datos, se informa que la mayoría de los detenidos, y

sobre todo los reincidentes, iniciaron en actividades delictivas en la adolescencia y

tuvieron contacto con instituciones penales desde temprana edad.

Con esta información podemos comenzar a pensar que la cárcel como un

método para reeducar al detenido para su reinserción en la sociedad no resuelve el

problema del delito, y que es necesario emplear distintos dispositivos y métodos de

intervención durante y post encierro que busquen propiciar una reinserción social

efectiva, entendiendo a la misma como la ‟readaptación del reo a la vida social y

comunitaria, de manera que este corrija las fallas que lo llevaron a cometer el delito y

pueda regresar a la sociedad, cuando esté recuperado‟‟. (Leyva, D. 1993)


Para poder establecer estos dispositivos es necesario tener en cuenta las variables

que se ha demostrado que influyen a la hora de iniciar en la carrera criminal.Farrington

(2007) construyó una teoría cognitiva integrada de potencial antisocial y destacó seis

potenciales variables de riesgo: deprivación socio-económica, deficiencias en la crianza,

pertenencia a familias delictivas, problemas en la escuela, conducta antisocial durante la

infancia e impulsividad, hiperactividad y déficit atencional.

Además, podemos encontrar otra variable común: una falta de expectativas

a futuro, planes y proyectos a futuro, es decir, un proyecto de vida.

El proyecto de vida es el que permite establecer metas, plantear objetivos y

tomar decisiones personales y laborales. Según Casullo (1996) un proyecto de vida

puede definirse como un proceso mediante el cual determinamos qué queremos hacer

y definimos lo que queremos alcanzar a futuro. A su vez, está ligado con la identidad

ocupacional: Siguiendo a la autora „‟es la representación subjetiva de la inserción

concreta en el mundo del trabajo, en el que puede autopercibirse incluido o excluido‟

Por lo mencionado, pensar la orientación vocacional, entendiéndola como un

proceso psicológico que integra lo consciente y lo inconsciente, lo cognitivo y lo

afectivo de una persona (González, 2004), y como una experiencia subjetivante, es

decir, que dota al sujeto de deseo y de derecho, nos abre las puertas para indagar:

¿Cuál es la influencia que puede tener un dispositivo de orientación vocacional y

ocupacional y la conformación de un proyecto de vida en jóvenes privados de su

libertad como método de prevención y de reinserción social positiva?

Objetivos

Objetivo general
Analizar la función de un dispositivo de orientación vocacional y ocupacional

y la conformación de un proyecto de vida como procesos resocializadores para la

prevención de la reincidencia y la reinserción social efectiva en jóvenes privados de su

libertad.

Objetivos específicos

 Analizar herramientas y programas que se brindan actualmente en los

contextos de encierro, tales como laborales o de formación.

 Identificar factores que puedan facilitar o dificultar la elaboración de

un proyecto de vida en personas privadas de su libertad.

 Investigar sobre los resultados de los programas de reinserción social

brindados y su eficacia.

Supuestos básicos

En base a lo anteriormente expuesto, podemos pensar que la

reincidencia criminal se debe en parte a políticas de seguimiento deficientes

post encierro, y a programas y dispositivos planteados sin tener en cuenta

aspectos internos, subjetivos individuales y externos, como la falta

posibilidades laborales y ocupacionales para ex presidiarios y la exclusión

social de los mismos.

A su vez, la ausencia de un proyecto de vida y de espacios que den lugar a

su elaboración, especialmente en estos contextos, disminuye la posibilidad de un

desarrollo integral de la persona, ya que no les permite visionar metas y objetivos

que deseen alcanzar, que compromisos y valores asumir ni que herramientas

utilizar para alcanzar esas metas.


Por lo mismo, brindarles herramientas que promuevan una revisión de su

pasado y una nueva visión saludable de su futuro podría resultar muy beneficiosa

para que estas personas puedan reincorporarse a la vida en sociedad y para

disminuir los índices de reincidencia.

Teniendo en cuenta esto, podemos suponer que la educación carcelaria,

junto con el proceso de orientación vocacional-ocupacional, les permitirá a los

internos la creación de un proyecto de vida que resignifique su historia y su

futuro, y como resultado, haya una disminución del índice de reincidencia

delictiva y una mejoría en la reinserción social.

Importancia o fundamentación del estudio

De acuerdo a Casullo (1996) la identidad ocupacional está ligada al crecimiento

de los sujetos y se desarrolla en un interjuego de distintas variables que conforman el

contexto en el que vive, tales como los vínculos afectivos, las políticas sociales, el

mercado de trabajo, etc. A partir del intercambio con el entorno y la vivencia de sus

experiencias es que se irán generando autoimágenes o autoconceptos y en base a ello

el sujeto actuará y tomará decisiones.

Siguiendo esta línea, la autora plantea que „‟el medio cultural y social del que

se forma parte desarrolla distintas modalidades narrativas, que van a determinar, de

alguna manera, la forma como cada individuo entiende el pasado y proyecta el futuro‟

(Casullo 1996).

Este estudio es importante ya que permitirá indagar sobre las carencias y

falencias del sistema penitenciario actual, y le brindará a los profesionales interesados

en la reinserción social una mayor comprensión y conocimiento de los factores

psicosociales que hacen que una persona reincida al salir de la cárcel, y a su vez, dará a

conocer los beneficios de implementar programas donde se priorice una nueva


proyección del futuro y de la vida en sociedad, así como programas laborales y de

formación eficientes que promuevan la constitución o transformación de la identidad

ocupacional.

La presente investigación aportará elementos que permitirán, a partir de datos

cualitativos, comprender la relación entre estas dos variables: La reinserción social y

el proyecto de vida, contribuyendo con distintas disciplinas sociales, especialmente la

educación y la psicopedagogía en contextos de encierro, así también a la psicología, en

el aspecto del posible tratamiento y prevención de la problemática actual.

Antecedentes

La confección de este apartado se recurrió al análisis de tesis y artículos, con el

objetivo de definir el concepto de proyecto de vida y establecer una relación entre éste

y la reinserción social.

Falero Mercandal, M. A. (2009) efectuó un trabajo de exploración y

observación, denominado ‘’Estudio psicosexual en las cárceles en busca de la libertad.

Un enfoque humanístico’’, en el cual descubre que en la vida carcelaria se presentan

diversos factores que podrían explicar la agresividad y la conducta perversa de los

reclusos, y que las conductas aprendidas en su tiempo de reclusión son sumamente

difíciles de erradicar y repercuten de manera negativa en la posterior reinserción social.

Su investigación se basa en establecer una relación entre la conducta del preso y el

medio psico-vincular, emocional y afectivo del que proviene, así como también

determinar si el ocio y las condiciones en la que viven los reclusos son detonantes de

conductas violentas y de la perversidad sexual.

Basó sus conclusiones en la observación de una Unidad Carcelaria, haciendo una

exploración socio-ambiental y una reunión con los presos para lograr un raport, para

luego realizar un análisis cualitativo a través del método de la entrevista grupal e


individual con una muestra de 16 personas, entre reclusos y personal carcelario de

COMCAR (complejo carcelario), cárcel de Libertad y cárceles de localidades del

interior de Uruguay.

Los resultados arrojaron que los rasgos antisociales y la conducta del preso son

producto del complejo contexto psico-socio-ambiental del que procede y donde se

formó su personalidad, donde aquellos que proceden de contextos más carenciados

presentan mayor dificultad en la consolidación de su identidad que los que proceden de

contextos menos carenciados.

Respecto a la configuración familiar, se observa que la mayoría de ellos no contaba

con figuras parentales, o contaban con figuras perversas, y caracterizaron el entorno

familiar como ‘’malo, muy malo o inexistente’’.

En relación al trabajo y el ocio, el 80% de los reclusos afirma que el ocio los

perjudica, y reclaman su derecho al trabajo.

Concluye que, el hombre que delinque, es un ser con historia, y que esa misma

historia lo condujo a realizar actos contrariados por las leyes y las normas sociales.

Siendo el hombre una unidad de este sistema, pero que es producto de un medio

psico-vincular, afectivo y emocional que conforma su identidad y condiciona su

conducta, y siendo la Carcel un sistema social cerrado donde interactúan individuos con

distintas personalidades pero con códigos comunes preestablecidos, y donde el ocio es

uno de los peores flagelos.

El aporte de su investigación es proponer la confección de un proyecto de inclusión a

partir de la formación de grupos interdisciplinarios de trabajo, basado en la objetivación

y priorización de los elementos que causan esta exclusión social, solucionando las

necesidades primarias y luego las secundarias, superando distintas etapas que

conduzcan a la salud integral del hombre, donde él se encuentre con la dignidad y

responsabilidad.
Bertone, Dominguez, Vallejos y Muniello (2013) analizaron las variables que

podrían incidir y aumentar el riesgo de la reincidencia delictiva en su investigación

titulada ‟Variables asociadas a la reincidencia delictiva‟. Tomaron como muestra 333

casos del Hospital Psiquiátrico del Servicio Penitenciario Federal Argentino que

cursaban al menos una causa penal al momento del estudio.

El método consistió en un estudio ex post facto, donde analizaron: edad,

diagnostico psiquiátrico-psicológico, antecedentes de tratamiento psiquiátrico,

antecedentes de consumo de sustancias psicoactivas, tipo, edad de inicio y tiempo de

consumo y escolaridad. Luego, llevaron a cabo una entrevista clínica estructurada

para los trastornos del eje I y II del DSM IV (SCDI-I y SCDI-II) para la realización de

los diagnósticos psiquiátricos y de personalidad.

Los resultados arrojaron que la variable con mayor peso estadístico, era el

consumo de sustancias y la edad de inicio temprana para la reincidencia criminal,

siguiéndole las disfunciones familiares, la deserción escolar, la falta de grupos de

apoyo sociales y el desempleo.

Silva Jorquera (2015) realizó un estudio titulado ‟Educación carcelaria y

construcción del proyecto de vida‟ con un diseño no experimental, tomando como

muestra un grupo de 15 mujeres privadas de su libertad en Santiago de Chile que

cursaban una enseñanza básica o media en el interior del penal, con el objetivo de

conocer como relacionan estas mujeres el ser estudiantes dentro de una institución

penitenciaria con la conformación de un proyecto de vida. La herramienta de

recolección de datos fue la implementación de tres grupos focales conformados por

5 mujeres en cada uno y dividido según la franja etaria:

 Grupo 1: Mujeres entre 18 y 29 años

 Grupo 2: Mujeres entre 30 y 45 años


 Grupo 3: Mujeres entre 46 y más años

Se estableció que a la mayoría de estas personas, debido a la actividad delictiva

que realizaban, se le imposibilitaba la búsqueda de un sentido de vida y la mantención

o creación de un proyecto de vida a mediano o largo plazo, provocándoles un enorme

vacío existencial.

En relación a la continuidad de los estudios y la reinserción, las expectativas

de la mayoría de estas mujeres fue insertarse en un entorno donde puedan

desarrollarse personalmente y les permita asegurar un futuro al finalizar la condena.

Español Sierra y Moreno Farías (2014) expusieron su artículo de

investigación llamado ‟La educación en cárceles, una experiencia desde un

establecimiento de reclusión‟, destinado a conocer el papel que cumple la educación

en los procesos de resocialización de los internos. Se analizó a 182 internos del

Establecimiento Penitenciario de Mediana Seguridad y Carcelario de Tunja,

Colombia. Y la muestra comprendió a 40 internos que estaban en el ciclo I de

escolaridad, a quienes se les aplicó un instrumento de recolección de información de

tipo encuesta cerrada con una metodología de acción-participación.

Algunas de las preguntas de la encuesta fueron:

 ¿Considera que la educación que ha recibido en el Establecimiento

Penitenciario de Mediana Seguridad y Carcelario de Tunja ha contri-

buido a su crecimiento personal y a mejorar la convivencia?: El ciento

por ciento de los internos afirman que la educación recibida contribuye al

crecimiento personal y mejora la convivencia.

 ¿Los procesos de formación recibida en el Establecimiento contribuyen a

generar cambios de conducta y pensamiento?: El 70% de los internos


encuestados respondió que la formación recibida les permite desarrollar

competencias laborales, cambios de pensamiento, mejoramiento de la

convivencia, oportunidades de vida y motivación para no delinquir de

nuevo, mientras que solo 13% cree que contribuye a que el recluso no

incurra en problemas de reincidencia; 10% de ellos afirma que genera

solamente competencias laborales, 5% no saben o no responden y el 2%

afirma que les abre una nueva oportunidad de vida.

A partir de este resultado, llegaron a la conclusión de que el acceso a nuevos

conocimientos les permite a las personas privadas de su libertad alejarse de hábitos

antiguos que fueron parte de su carrera delictiva.

Derewicki, P. (2018) realizó su investigación titulada ‘’Sintomas

patológicos y ocupacionales laborales en población masculina privada de su

libertad’’, donde explora los síntomas patológicos que presentan los internos de la

división carcelaria Alcaidía Resistencia, en la Provincia de Chaco, así como

también sus ocupaciones laborales, que según expresa el autor, conllevan cierta

realización laboral.

Con este trabajo, busca conocer la relación entre la sintomatología

patológica de los reclusos con su edad, tiempo de detención, y la realización (o no)

de ocupaciones laborales. Para esto, recolectó una muestra de 390 residentes.

Los resultados arrojaron que esta población presenta mayores índices de

síntomas patológicos respecto a la población en general, acentuados en la ansiedad

y la paranoia para paliar el malestar del encierro. El autor reconoce el estado

carcelario como ‘’patógeno’’, donde las estrategias de readaptación social pasan a

un segundo plano.

Quiroga y Hernández (2020) desarrollaron en Buenos Aires el proyecto ‟Volver

a Elegir‟‟ dirigido a jóvenes adultos detenidos de entre 18 y 21 años que están


próximos a quedar en libertad, y tiene el objetivo de promover espacios de formación y

prácticas de orientación vocacional ocupacional que favorezcan la reinserción social,

educativa y laboral a partir de un dispositivo grupal.

Por otro lado, Di Pietro, L. (2021) elaboró un proyecto de investigación

cualitativo denominado ‘’Orientación vocacional y laboral a sujetos masculinos en

unidad penal de la Ciudad de Azul’’, donde recolectó información a través de 5

profesionales ejercientes con la población a estudiar, y a 1 interno de la misma unidad

carcelaria, indagando aspectos relacionados al acceso a la educación dentro de la

unidad, así también las propuestas de oficios y talleres propuestos, concluyendo que,

con una eficiente aplicación de programas educativos es posible que los sujetos

construyan nuevas orientaciones vocacionales y laborales.

Dominguez Parra (2022) elaboró en Colombia un proyecto basado en la

construcción de un centro de reintegración social extramural llamado ‟Modelo de

reintegración y rehabilitación social extramural a partir del hábitat arquitectónico‟.

A partir de su investigación logró concluir que los centros penitenciarios solo

se encargan de generar miedo y cuentan con instalaciones muy precarias y poco

adecuadas para las personas privadas de su libertad. De esta forma, la creación de un

espacio pensado para la reinserción permitiría que el sujeto se encuentre en un lugar

seguro y adecuado donde desarrollar sus capacidades sociales y personales que le

facilitaría retomar la identidad perdida y construir una proyección a futuro fuera de

la actividad delictiva.

Gonzalez, T. Herrera, C. y Leonarduzzi, E. (2022) realizaron un trabajo de

investigación titulado ‘’Representaciones del rol psicopedagógico en contextos de encierro’’,

donde analizaron el rol del psicopedagogo desde la mirada de profesionales de Centros de


detención de la Provincia de Salta, con el fin de comprender la importancia de intervenciones

psicopedagógicas.

Se realizó desde un enfoque cualitativo, tomando como muestra 7 profesionales

psicopedagogos que desempeñan sus funciones en contextos de encierro.

Los resultados dan cuenta de que la función primordial de estos profesionales es

ofrecer un espacio de contención, rehabilitación y garantizar el acceso a la educación, la cual

quedo en evidencia que no ocupa un lugar prioritario para las autoridades, por lo cual hay

escasos espacios destinados a ella.

Estas autoras proponen como línea de acción que sean generadoras de nuevos

espacios de intervención profesional en este contexto, debido a que se encontraron con la

limitación de que existen multiples obstáculos propios de la gestión pública y política para la

incorporación de profesionales de la psicopedagogía en el ámbito carcelario.

La presente investigación se constituye en una de las pocas realizadas en el

campo. A lo largo de este estudio se demostrará o desestimará la hipótesis de que

existe una relación significativa entre la orientación vocacional y la conformación de

un proyecto de vida y la reinserción social efectiva de personas privadas de su

libertad.

Marco teórico

1. Contextos institucionales

Se entiende a la noción de institución como ‘’… tanto las formas sociales

establecidas que remiten a lo instituido, lo reglado, lo normado, como los procesos por los

cuales las sociedades y los individuos se organizan para generar procesos de cambios, de

transformación de lo instituido a lo instituyente’’ (Bertoni y otros, 1996).


Toda institución absorbe parte del tiempo y del interés de sus miembros, y le

proporcionan un ‘’mundo propio’’, conformando tendencias absorbentes (Goffman,

2009).

1.1 Institución carcelaria

Goffman (2009) denominó ‘’instituciones totales’’ a aquellas cerradas al

entorno y que obstaculizan la interacción social. Esta categoría abarca tanto asilos y

conventos como las cárceles, y donde sus miembros están expuestos a una estricta

vigilancia.

El interno que ingresa, se adentra en una nueva cultura que lo separará del

mundo exterior, y donde se someterá a una deconstrucción de su identidad a partir del

despojamiento de sus pertenencias y derechos, proporcionándole nueva vestimenta,

nuevo nombre y nuevas condiciones de vida, que muchas veces provoca, siguiendo a

este autor, una des-culturalización, donde le resultará imposible poder adaptarse a la

vida en sociedad.

El ámbito carcelario es un espacio de convivencia y de socialización, donde se

producen y reproducen relaciones sociales que determinarán a las personas y

promoverán en ellas ciertas formas de ser y actuar.

La historia de estas instituciones refleja un claro fracaso en múltiples

instituciones de la modernidad, Pavarini (1995) expresa que: Si las instituciones

psiquiátricas se justifican por su trabajo terapéutico, y las carcelarias por su

finalidad resocializadora, se demuestra que la primera no sana y que la segunda no

reeduca. (p. 55).

Esta autora destaca una evidente contradicción entre los objetivos declarados y

los resultados que se observan fehacientemente, afirmando que las instituciones

carcelarias están lejos de reeducar, favoreciendo, en muchos casos, a perpetuar ciclos

de delincuencia.
La mayoría de los sujetos privados de su libertad poseen pocas visitas y

contacto con el mundo fuera de la institución, produciendo el rompimiento o pérdida

de vínculos familiares y afectivos, y falta de información de la actualidad social

extramuros. Esto produce, siguiendo a Goffman (2009), un trastocamiento de las

nociones espaciales y temporales, dificultando la vida cotidiana en prisión y también

la vida al lograr la libertad, presentando una falta de autonomía en la toma de

decisiones.

2. La psicopedagogía forense

Adriana Reaño (2020) plantea que la Psicopedagogía Forense comenzó como

una vía de intervención en la década de los 90, cuando Argentina adscribió a la

Convención Internacional de los Derechos del Niño.

La Lic. Elsa Antelo (2007) fue una pionera de esta disciplina, quien proponía

como objetivo principal de la intervención judicial aportar conocimientos y soluciones

en respuesta a los aprendizajes de personas en riesgo y en conflicto con la ley penal

en particular, siendo un mecanismo capaz de aportar ciertas estrategias reparadoras del

daño.

Más tarde, en el año 2000, la psicopedagogía forense se redirecciona para ser

pensada como una herramienta para la prevención del impacto de problemáticas sociales.

La psicopedagogía está estrechamente ligada a la educación, al intervenir en el

aprendizaje de todas las etapas de la vida de un individuo. Por esto, se vuelve necesario

conocer como se dan los procesos de enseñanza y aprendizaje en distintos contextos, en

este caso, en el ámbito carcelario, y las leyes que lo sustentan. Para Antelo (2007) “…el

contexto de la Psicopedagogía forense está atravesado por escenarios singulares: los

juzgados, los institutos, las cárceles…” (p. 48).


De acuerdo al Plenario Nº 834/12 (2012) “La educación, concebida como un

derecho humano fundamental, debe ser garantizada por las instituciones estatales

responsables, y destinada a todas las personas privadas de su

libertad, sea cual fuere su condición judicial. Este derecho debe ser respetado y

protegido, no sólo por los cuerpos administrativos encargados de la ejecución

de las penas privativas de la libertad –en la Argentina, servicios penitenciarios y policías

provinciales y federales sino también por las instancias estatales

ligadas a la planificación y ejecución de las políticas y actividades educativas a nivel

federal y provincial”.

Siguiendo a Sara Paín (2008), la psicopedagogía le permitirá al sujeto hacerse

responsable de su exclusión y aprender a partir de esta experiencia, para así transformarse

a sí mismo y poder reincorporarse en la sociedad.

En este sentido, podemos darle un valor significativo al rol psicopedagógico en

este contexto, permitiendo que las personas privadas de su libertad cuenten con espacios

para un desarrollo integral.

Al trabajar en su desarrollo personal y social, el sujeto se enfrentará a la

reinserción de mejor manera, contando con habilidades laborales y desarrollando

relaciones positivas con los otros.

La psicopedagogía forense tiene un papel fundamental para empoderar a los

individuos en su situación de encarcelamiento, para que logren asumir la responsabilidad

de los actos de su pasado, aprender de su experiencia y transformarse a sí mismos.

3. Reinserción social

A partir del siglo XVIII hubo un cambio en la función ‟reeducativa‟ del

castigo, siendo antes castigos corporales, ahora se estableció la privación de la libertad,

pasando progresivamente a un modelo de rehabilitación, que parte de la premisa de que


los reclusos tienen posibilidad de cambio, por lo que las medidas de privación de la

libertad deben estar enfocadas en un proceso de tratamiento sobre las causas de la

comisión del delito.

Siguiendo a los autores Calderón, Brioso, Molina, Sibrian, Salazar y Chavez

(2020), ‟el término reinserción social alude al acto y al proceso de insertar nuevamente

a una persona al orden social y legal que rige la convivencia de una sociedad, y del

cual esta persona se encontraba separada debido al cometimiento de un acto delictivo.‟

La reinserción social, según Bermejo, D. (2014) tiene dos exigencias:

La primera, es que las penas no sean de una duración excesiva, de modo que esta

cultura carcelaria resulte en una pérdida irreparable de la identidad y de la dignidad de

la persona, y la segunda es que se fomente el contacto del individuo con la sociedad a

la que deberá reintegrarse llegado el momento. Esto significa que se deben

proporcionar oportunidades para que los individuos mantengan vínculos con sus redes

de apoyo, participen en actividades educativas, laborales y recreativas y se preparen

progresivamente para su reintegración en la comunidad.

Desde esta nueva concepción se desarrollaron escalas para predecir el riesgo de

reincidencia y la conducta violenta. Andres-Pueyo (2007) junto a otros autores

internacionales, elaboraron instrumentos de medición tales como el HCR-20, que

busca valorar el riesgo de conductas violentas en delincuentes adultos, el SARA, que

busca valorar el riesgo de conductas violentas de naturaleza física o sexual contra la

pareja o ex pareja, el SAVRY, que busca valorar el riesgo de violencia física, sexual y

de amenazas graves en delincuentes jóvenes, entre otros.

A partir de este punto es importante conocer cuáles son las variables estudiadas

que aumentan el riesgo de delinquir, y de posteriormente reincidir. Sabemos que el

desarrollo delictivo avanza a lo largo de dos vías diferentes, una que conduce a una
participación persistente en malas conductas durante la niñez y la adolescencia, y la

otra que lleva a los jóvenes a entrar a la criminalidad.

3.1 Aproximaciones teóricas sobre el inicio de la carrera delictiva y la reincidencia

Farrigton (2007) desarrolla su teoría integradora del potencial antisocial

cognitivo, añadiendo el concepto del potencial antisocial, el cual se refiere a la

predisposición que tiene una persona para desarrollar comportamientos antisociales.

De esta forma, las que posean un mayor potencial de carácter persistente o a largo

plazo serían quienes tendrían más probabilidades de cometer delitos y desarrollar una

carrera delictiva.

Según este autor, existen tres tipos de factores que condicionan a los niños

y adolescentes a desarrollar esta clase de comportamientos:

 Procesos energizantes: Bienes y prestigio social, consumo

de alcohol, deseo de estimulación, etc.

 Modelos Antisociales: Padres o pares delincuentes, escuela

problemática, etc. Es una falta de capacidad para lograr ciertos

objetivos de manera lícita, es decir, de motivación.

 Inhibición del sujeto: Familias problemáticas,

experiencias traumáticas, etc.

La teoría de Farrington nos dice que los sujetos tienden a tomar

decisiones racionales, sin embargo algunos son menos propensos a considerar las

posibles consecuencias de su acción.

Además, establece que la prevalencia delictiva puede aumentar en máximo

entre los 14 y los 20 años debido a que los jóvenes, especialmente aquellos de clases

bajas, que fracasan en la escuela, tienen una alta impulsividad, grandes deseos de
actividades estimulantes o de poseer determinadas cosas y de mayor consideración

social.

Por otro lado, Redondo (2008) desarrolló el modelo de triple riesgo

delictivo, fundamentado en los enfoques que tienen en cuenta el apoyo social y en

las teorías situacionales del delito. De esta forma, permite estimar la motivación y el

riesgo delictivo de una persona.

Define el concepto de comportamientos antisociales o delictivos como

‟conductas de agresión o engaño (tanto directas como indirectas, y tanto coyunturales

como sostenidas en el tiempo), que dañan o amenazan de daño grave a otras personas o

sus propiedades, y cuyo objetivo o funcionalidad es obtener un beneficio o satisfacción

propio‟ (Redondo, 2008) y señala que existen tres fuentes principales de influencia

antisocial:

 Riesgos personales: Impulsividad, escasa empatía,

déficits neurológicos, etc.

 Carencias de apoyo social: Crianza inadecuada,

amigos delincuentes, etc.

 Oportunidades delictivas: Entendidas como estímulos

físicos o sociales que facilitan conductas delictivas.

Para estos riesgos se aplica el concepto de acumulación y convergencia, es decir,

cuantos más factores de riesgo tenga, mayor será la probabilidad de iniciar en la carrera

delictiva.

El autor establece que, dado que los riesgos individuales y sociales son variados,

también deberán serlo las estrategias de prevención (Redondo, 2008). En el caso de los

riesgos personales, serán necesarias estrategias de intervención que favorezcan a las

personas con mayor riesgo individual de conducta delictiva. En cuanto a las carencias
en apoyos sociales, se requerirán estrategias de prevención en el ámbito de los servicios

sociales, la educación o el empleo.

Siguiendo con este apartado, Illescas y Pueyo (2007) establecen que las

explicaciones psicológicas de la delincuencia se sostienen en 5 proposiciones:

 La delincuencia se aprende: Establecen que la teoría del aprendizaje

social es considerada la explicación más completa de la conducta

delictiva, donde intervienen 4 mecanismos interrelacionados, ‘’la

asociación diferencial con personas que muestran hábitos y actitudes

delictivos, la adquisición por el individuo de definiciones favorables al

delito, el reforzamiento diferencial de sus comportamientos delictivos, y

la imitación de modelos pro-delictivos. ’’

 Otro punto es que existen rasgos y características que predisponen a un

sujeto a delinquir, por ejemplo, la impulsividad, el trastorno de atención

con hiperactividad, una baja actividad del lóbulo frontal, baja empatía,

entre otros.

 Los delitos constituyen reacciones a vivencias individuales de estrés y

tensión. Establecen que las personas que sufrieron vivencias de tensión

pueden tener una mayor tendencia a cometer, particularmente, delitos

violentos. ‘’Muchos homicidios, asesinatos de pareja, lesiones,

agresiones sexuales y robos con intimidación son perpetrados por

individuos que experimentan fuertes sentimientos de ira, venganza,

apetito sexual, ansia de dinero y propiedades, o desprecio hacia otras

personas. Al respecto, una perspectiva clásica en psicología es la

hipótesis que conecta la experiencia de frustración con la agresión’’.

 La participación en actividades criminales surge cuando se rompen los

lazos sociales: ‘’La constatación de que cuanto menores son los lazos
emocionales con personas socialmente integradas (como sucede en

muchas situaciones de marginación) mayor es la implicación de un

sujeto en actividades delictivas, ha llevado a teorizar sobre este

particular en las denominadas teorías del control social’’

 El inicio y el mantenimiento del desarrollo delictivo está relacionado a

el desarrollo del individuo, especialmente en la infancia y en la

adolescencia: Así lo establece la denominada ‘’criminología del

desarrollo’’, la cual estudia el desarrollo de las carreras delictivas a lo

largo del tiempo. La misma establece una relación entre las diversas

etapas del desarrollo, centrando principalmente la atención en los

‘’factores de riesgo’’ de la delincuencia.

3.2 Prevención y tratamiento del comportamiento delictivo

Continuando con Illescas y Pueyo (2007), estos autores establecen que la

prevención y el tratamiento del comportamiento delictivo admite varias

posibilidades en función de los momentos temporales del desarrollo de la carrera

delictiva, y también en relación a los distintos actores y contextos que intervienen.

Establecen que la prevención requiere de un abordaje interdisciplinar de la

criminología, la psicología, el derecho, la educación, entre otras.

En los vinculo al tratamiento, la fundamentación está basada en diversas teorías,

como la teoría del aprendizaje social y la criminología de la delincuencia, de esta

manera, plantean que ‘’los tratamientos consisten en intervenciones

psicoeducativas que se dirigen a jóvenes en riesgo de delincuencia o a delincuentes

convictos, con el objetivo de reducir los factores de riesgo dinámicos que se

asocian a su actividad delictiva’’ (Illescas y Pueyo, 2007).


Así mismo, los objetivos del tratamiento serán en función de sus

necesidades criminológicas o factores de riesgo relacionados con su actividad

delictiva.

Andrews y Bonta (2006) agrupan a los factores de riesgo en cuatro grupos:

 Cogniciones antisociales

 Redes y vínculos pro-delictivos

 Historia individual de comportamiento antisocial

 Rasgos y factores de personalidad antisocial

En relación a esto, Illescos y Pueyo (2007) afirman que de los modelos

psicológicos involucrados en el tratamiento de la delincuencia, el modelo cognitivo-

conductual es el más utilizado en el campo.

Redondo (2007), experto en psicología y criminalística, especializado en la

evaluación y el tratamiento de los delincuentes, concretó un modelo cognitivo-conductual

en relación a esta problemática, el cual abarca:

 Desarrollo de nuevas habilidades, en particular, aquellas que le enseñen

nuevas formas comunicación no-violentas, responsabilidad, motivación,

etc. Para esto, explica el autor, se suele utizar el condicionamiento

operante, el reforzamiento positivo y el moldeamiento del comportamiento.

 Desarrollo del pensamiento: Señala que muchos delincuentes son poco

competentes en la resolución de problemas interpersonales, por lo cual,

afirma que un tratamiento ‘’incluye entrenamiento en reconocimiento y

definición de un problema, identificación de los propios sentimientos

asociados al mismo, separación de hechos y opiniones, recogida de

información sobre el problema y análisis de todas sus posibles soluciones.’’

(Redondo, 2007).
 Regulación emocional y control de la ira: Como se mencionó

anteriormente, sabemos que la ira puede tener un rol fundamental en

desatar conductas delictivas, por lo cual, Redondo (2007) afirma que ‘’las

técnicas de regulación emocional parten del supuesto de que muchos

delincuentes tienen dificultades para el manejo de situaciones conflictivas

de la vida diaria, lo que puede llevarles al descontrol emocional, y a la

agresión tanto verbal como física a otras personas. ’’

Por este motivo, un componente del tratamiento será entrenar a los sujetos

en un autoregistro de la ira, relajación y técnicas para poder afrontarla en la

vida diaria.

 Prevención de recaídas: La experiencia de sus estudios indica que los

cambios producidos por este tratamiento no siempre son definitivos,

produciéndose eventualmente ‘’recaídas’’. De esta manera, establece que

‘’uno de los grandes objetivos actuales del tratamiento de los delincuentes

es promover la generalización de los logros terapéuticos a los contextos

habituales del sujeto, y facilitar el mantenimiento de dichas mejoras a lo

largo del tiempo’’ (Redondo, 2007).

4. Proyecto de vida

Según Casullo (1996) un proyecto de vida puede definirse como un proceso

mediante el cual determinamos qué queremos hacer y definimos lo que queremos

alcanzar a futuro. A su vez, está ligado con la identidad ocupacional: Siguiendo a la

autora ‟es la representación subjetiva de la inserción concreta en el mundo del trabajo,

en el que puede auto percibirse incluido o excluido‟‟.

Moffat (1991, en García, 2002) señala que el proyecto de vida sólo es posible

como consecuencia de un vínculo con los otros; quiere decir que nadie crece en
soledad y, de ser así, los estadios alcanzados en cuanto a su desarrollo son escasos,

pobres y limitados.

De esta manera, establece que las personas construyen su proyecto de vida en

función de sus experiencias compartidas, sus relaciones sociales y familiares y con la

comunidad en general.

4.1 Proyecto de vida, identidad ocupacional y reinserción social

El proyecto de vida articula la identidad personal-social en las perspectivas de su

dinámica temporal y posibilidades de desarrollo futuro. Se comprende, entonces, como

un sistema principal de la persona en su dimensionalidad esencial de la vida. Es un

modelo ideal sobre lo que el individuo espera o quiere ser y hacer, que toma forma

concreta en la disposición real y sus posibilidades internas y externas de lograrlo,

definiendo su relación hacia el mundo y hacia sí mismo, su razón de ser como

individuo en un contexto y tipo de sociedad determinada (D‟Angelo, O., 1994).

Morocho (2014) indica que es importante que exista una intervención de calidad

y seguimiento de los logros readaptativos de las personas a fin de evitar la reincidencia.

Para el autor, esto se alcanza cuando se fortalecen las capacidades personales,

familiares y sociales, siempre que se tienda a la integración social y se desestimen los

comportamientos delictivos.

En base a lo expuesto, podemos afirmar que el objetivo de una orientación

vocacional en instituciones penitenciarias es que los individuos, a través de una

orientación y validación adecuada de sus cualidades, puedan orientar su

comportamiento para utilizar las mismas para alcanzar ciertas metas, construyendo un

futuro basado en acciones lícitas para concretar sus objetivos.

Este instrumento permitiría que la persona privada de su libertad comprenda su

realidad personal, tal como estableció Freire (1974) ‟Cuando el hombre comprende su
realidad, puede plantearse hipótesis frente al desafío de esa realidad y buscar las

soluciones. Así puede transformarla y con su trabajo puede crear un mundo propio, su

yo y sus circunstancias‟.

Palomino, Ríos y Samudio Diaz (1991) hablan de la importancia del rol del

psicólogo dentro de una penitenciaria, afirmando que este debe considerar al presidiario

como un hombre integral para darle la posibilidad de descubrirse a sí mismo como

constructor de su futuro.

Para esto, establecen los autores, el proceso de la orientación para la

construcción de un proyecto de vida se debe basar en la reorganización de la vida

del recluso, buscando que adquiera un autoconocimiento de sus cualidades y sus

consecuencias.

Concluyen en que ‟la asesoría les brinda la oportunidad de considerar un cambio

en sus vidas, al poder tener en cuenta otras alternativas, con respecto a lo que quieren

alcanzar, la forma de efectuarlo y las razones para perseverar en la consecución de lo

que se propone‟. (Palomino, Ríos y Samudio Diaz, 1994).

De esta manera, a partir de este proceso se les orienta a explorar diversas

posibilidades, ampliando sus perspectivas, y se les proporcionan distintas herramientas

y estrategias prácticas para implementar las decisiones tomadas y alcanzar el objetivo

establecido.

Enfatizar en las razones para perseverar en realizar lo que se proponen les

permitirá mantener un compromiso con el objetivo, para que puedan mantener la

motivación necesaria para conseguirlo.

4.2 Factores que influyen en el éxito de la reinserción social


Como se viene profundizando, sabemos que la red carcelaria reproduce una

maquinaria que sostiene procesos de subjetivación pasivizantes, e incluso

patologizantes, repitiendo condicionamientos que limitan los cambios y las

transformaciones.

También se observa que las cárceles bonaerenses están pobladas mayoritariamente

por jóvenes que vienen de contextos caracterizados por una fuerte exclusión social, que

viven deprivaciones tempranas y múltiples formas de violencia.

En este sentido, es importante pensar los factores que podrían facilitar o influir en

que una persona privada de su libertad pueda efectivamente reinsertarse en la sociedad.

Uno de ellos, es la presencia de redes personales y vinculares por fuera de la

prisión, que actuaran como un ‘’factor protector’’ que promoverá el desarrollo exitoso

de la persona. (Paredes, A. Rodriguez Muñoz, M. y Arrigoni, F. 2018).

Siguiendo a estos autores, la red personal será un conjunto de personas

significativas y que inciden en la calidad de vida.

En diversas investigaciones realizadas con mujeres privadas de su libertad, se

demostró que la red personal influye tanto en la conducta delictiva como en el proceso

de rehabilitación. (Malek y Puche, 2012; Mauersberger, 2016; García-Vita, 2016;

2017).

Todo esto marca la importancia de las redes personales de las personas que

transgredieron la ley, como medio de apoyo y contención emocional, que operará

como una fuente de cambio para poder aspirar a la reinserción.

Otro factor a considerar es el de la resiliencia, termino proveniente del latín, que

significa, etimológicamente, ‘’saltar hacia atrás’’, utilizada antiguamente en el área de

la física, para describir la capacidad de un material para recuperar su forma después de

someterse a una deformación.


Desde la mirada de la psicología, se define como la capacidad de las personas para

recuperarse, adaptarse y salir fortalecidas de situaciones adversas o traumaticas, en

palabras de Bonnano (2004), ‘’la resiliencia es la capacidad para mantener un

funcionamiento relativamente estable y saludable a pesar de la exposición a eventos

estresantes o traumaticos’’. Por otro lado, Masten (2011) señala que ‘’la resiliencia

implica la capacidad de adaptarse de manera efectiva a las circunstancias desafiantes y

recuperarse de la adversidad’’.

Estos autores reconocen a la resiliencia como un proceso dinamico que implica la

capacidad de afrontar, adaptarse y crecer a partir de enfrentar las adversidades que se

le presentan a una persona.

El hecho de que la resiliencia sea considerada como un proceso dinámico que

puede reforzarse a través de las intervenciones psico-socio-educativas, implica que se

puede desarrollar la misma y de este modo modular el efecto de los factores de riesgo

presentes (Corchado et al., 2017; Cyrulnik, 2009), constituyendo de este modo uno de

los objetivos de intervención fundamentales ya que facilitaría la adaptación y

desarrollo futuro de las personas privadas de su libertad una vez obtengan su

liberación.

Otro punto a considerar es el de la motivación, entendida como el impulso interno

que dirige y energiza el comportamiento con el fin de obtener determinada meta.

El término ‘’motivación’’ tiene su origen etimologico en el latín ‘’motivus’’, que

significa movimiento o impulso. Por lo tanto, refiere al impulso o a la fuerza que

mueve a una persona hacia la acción, hacia la consecución de un objetivo o la

satisfacción de una necesidad.

Según Bisquerra (2012), ‘’la motivación es un proceso complejo que implica la

activación de los recursos internos de una persona para alcanzar sus objetivos’’. Esta
activación interna puede manifestarse en diversas maneras, desde la búsqueda de

recompensas externas hasta el deseo de crecimiento personal y autorrealización.

Por otro lado, Punset (2009) afirma que ‘’la motivación es el motor que impulsa a

las personas a superar obstáculos y alcanzar sus sueños, proporcionando la energía

necesaria para perseverar en la búsqueda de metas’’.

Ryan y Deci (2000) desarrollaron una teoría llamada ‘’La teoría de la

autodeterminación y la facilitación de la motivación intrínseca, el desarrollo social y el

bienestar’’, donde señalan que ‘’las representaciones plenas de la humanidad muestran

a las personas como curiosas, vitales, y auto-motivadas. En el mejor caso ellas son

agentes, inspiradas, impulsadas a aprender; que se extienden a sí mismas; dominan

nuevas habilidades; y aplican sus talentos responsablemente.’’

Sin embargo, sostienen que en ciertos casos, algunas personas pueden verse

limitadas o desanimadas, optando por evitar el crecimiento personal y la

responsabilidad: ‘’ Pero también está claro que el espíritu humano puede ser reducido y

aplastado y que los individuos a veces rechazan el crecimiento y la responsabilidad’’

(Ryan y Deci, 2000).

En este sentido, hablan de la motivación intrínseca, que surge desde el interior del

individuo y no debido a una cohesión externa, y que se relaciona con el interés y la

satisfacción personal en realizar una actividad, sin buscar recompensas como el

reconocimiento y el dinero. Afirman que ‘’la investigación también reveló que no solo

las recompensas tangibles sino que también las amenazas, las fechas de cumplimiento,

las directivas, las presiones de las evaluaciones, y las metas impuestas reducen la

motivación intrínseca. ’’ (Ryan y Deci, 2000). En contraposición, señalan que el

sentido de elección, las oportunidades para una auto-dirección y el fomento de

conexiones sociales significativas brindan un mayor sentimiento de autonomía,

favoreciendo la motivación intrínseca y el bienestar psicológico.


Teniendo esto en cuenta, con la aplicación de programas eficaces de

rehabilitación, como educación continua, apoyo psicológico, autonomía y conexión

social, se puede promover una motivación por parte de los sujetos para comprometerse

con su proceso de reinserción, construyendo un nuevo futuro, alejados del camino de la

delincuencia.

Siguiendo a estos autores, ‘’es relevante para los psicoterapeutas y profesionales

de la salud debido a que la motivación es quizás la variable crítica en la producción de

un cambio duradero’’ (Ryan y Deci, 2000).

5. La Justicia Restaurativa: Un enfoque reparador

El sistema penal convencional, si bien es imprescindible para mantener el

orden social, supone en la mayoría de los casos, una experiencia escasamente

reparadora para las personas privadas de su libertad.

La justicia restaurativa va más allá de la aplicación del castigo tradicional,

buscando abordar las causas subyacentes del delito y fomentando la participación

de todas las partes involucradas. Oficia como una alternativa viable que involucra

a la victima, en interaccion con el victimario y en el propio contexto social, en la

solución y reparación de daños causados por la conducta delictiva.

Siguiendo a Mccold y Wachtel (2003), ‘’la justicia restaurativa es una

nueva manera de considerar a la justicia penal, la cual se concentra en reparar el

daño causado a las personas y a las relaciones más que en castigar a los

delincuentes’’.

Este enfoque no solo busca castigar al infractor, sino también comprender

las causas del delito y trabajar hacia soluciones que promuevan la paz.

La justicia restaurativa surgió en la década de los 70, como una forma de

mediación entre victimas y delincuentes, y en los años 90 se amplio su alcance,


incluyendo a la red familiar de apoyo, familiares y amigos de las victimas y de los

delincuentes, en procedimientos denominados ‘’reuniones de restauracion’’.

Actualmente, existe en Argentina una organización no gubernamental y

sin fines de lucro, que brinda asistencia a personas privadas de su libertad con el

lema de ‘’reparar para no repetir’’.

Continuando con la teoría de Mccold y Wachtel (2003), ‘’la justicia

restaurativa no se aplica porque es merecida, sino porque es necesaria. La justicia

restaurativa se logra de manera ideal mediante un proceso cooperativo que

involucra a todas las partes interesadas primarias en la decisión sobre la mejor

manera de reparar el daño ocasionado por el delito’’.

Los resultados del proceso de la justicia restaurativa pueden conducir a la

recuperación de la capacidad de planificar y proyectar un futuro significativo y

positivo, tanto para la víctima como para el victimario. Tal como expresa Ávila

Hernandez y otros (2019) ‘’Los resultados de los procesos de justicia restaurativa

pueden, de este modo, conducir a la recuperación de la capacidad de futuro, como

abordaje positivo de las circunstancias vitales específicas, representadas por la

restauración del proyecto de vida valiosa, al que tanto víctima como ofensor

tienen derecho y deben poder realizar libremente’’.

De esta manera, se buscan formas de enfrentar y superar el acto delictivo,

ofreciendo un enfoque positivo basado en la responsabilidad y la reconstrucción

de las relaciones sociales.

Podemos concluir en que la justicia restaurativa no solo se trata de resolver

conflictos y reparar daños, sino también de promover la recuperación y la

realización personal para todas las partes involucradas.

6. El papel de la educación en los contextos de encierro


La educación está definida como ‘’aquella práctica social intencionada y reflexiva,

que comprende procesos de enseñanza y aprendizaje, en torno a ciertos conocimientos

y saberes, contextuados histórica, política e institucionalmente, que suponen procesos

de socialización y subjetivación particulares’’ (Caballero, 2010).

En un contexto de encierro, toma la característica de que se ponen en evidencia

prácticas y lógicas institucionales diferentes y hasta opuestas entre la educación,

concebida como institución, y la propia institución carcelaria.

En la cárcel rigen ciertos elementos que garantizan el funcionamiento, tales como el

control, la vigilancia, la disciplina y el castigo, y contrariamente, del lado de la educación,

rigen elementos que promueven el desarrollo integral de la persona.

Según como se resuelva esta disyuntiva, se configurará una determinada forma de

concebir a la educación en la institución carcelaria, pudiendo ser la educación como

tratamiento terapéutico o la educación como derecho (Kouyoumdjian, L. Poblet Machado,

A. 2010)

Estos autores establecen que, en la educación como tratamiento terapéutico, la

educación se desprende de ser un derecho, para considerarla como una forma de controlar

la unidad carcelaria para mantener la tranquilidad institucional.

En cambio, al considerarla como un derecho, permite comprender al preso como un

sujeto integral, capaz de desarrollar sus potencialidades, promoviendo la construcción de

la subjetividad y de conocimientos y saberes sociales y culturales.

En general, la oferta educativa en estos contextos suele estar basada en proyectos de

alfabetización, educación primaria y secundaria, talleres de oficio y, en menor medida, se

proponen planes de educación superior y universitaria.

La escuela dentro de la cárcel podría aportarle a los residentes un lugar propio,

donde sean considerados sujetos de derecho.


La educación, vista desde la mirada de la educación social, se constituye como un

componente insoslayable de la construcción social y coproducción de subjetividad, ya que

ella tramita el abordaje de conocimientos, distribuye el capital cultural, socializa y asocia

saberes, incorpora actores, recuerda mitos, teje vínculos con lo desconocido, con el

conocimiento, con los otros, con el mundo. La educación así entendida se hace un

imperativo de inscripción, construcción de identidad, pertenencia y lazo en las sociedades

humanas. (Scarfó, 2005).

Por otro lado, Durkheim (2002) plantea la educación moral, la cual surge como una

posibilidad de transformación de la sociedad, y regula y establece la conducta de los

individuos. Este tipo de educación comienza dentro de la institución familiar, y continua

en la escuela, pensada como agente socializador, que establece conductas para cada

individuo.

Este autor establece que la educación moral es fundamental para la cohesion social y el

mantenimiento del orden social en la sociedad, siendo importante también un sentido de

pertenencia a la misma.

Según Durkheim (2002), la educación moral no debe limitarse a la enseñanza de reglas

morales y éticas, sino que debe ser un proceso activo de socialización que involucre la

participación de la sociedad en conjunto, y enfatiza en la importancia de la misma para la

formación del individuo como un miembro activo y responsable, con autonomía moral y

capacidad de reflexión.

En este sentido, Bermejo (2014) considera que los programas para la reinserción social

deben comenzar lo más pronto posible, con el fin de evitar la mencionada ‘’des-

culturalización’’, que estén enfocados en las características personales e individuales de

cada persona, siendo eso lo que verdaderamente protegerá a la sociedad cuando el recluso

vuelva a la vida en libertad.


7. Orientación vocacional: Una práctica subjetivante.

La vocación refiere a un proceso subjetivo, único y singular, que se construye de

manera dinámica a partir de la elección del sujeto, pero comprende factores que

influirán en la toma de decisiones, tales como las condiciones sociales y las

experiencias de vida.

Siguiendo a Rivas, la vocación es ‘’un conjunto de procesos psicológicos que una

persona concreta moviliza en relación al mundo profesional en el que pretende

incardinarse o en el que ya está instalado. Lo vocacional se centra en el individuo

como persona completa con proyectos de vida individualizados… y resume la historia

personal conjugándola o superando las connotaciones y limitaciones sociales o de otro

tipo, del mundo ocupacional’’. (Rivas, 1988)

La vocación proviene de un término en latín que significa ‘’llamada’’, refiriéndose

a un llamado divino a cumplir una misión personal con nuestra existencia.

En este caso, y como expresa Muller en su escrito, la llamada puede entenderse

como un deseo proveniente de la propia subjetividad, que se va configurando a partir

de la experiencia personal. (Muller, 2004).

La orientación vocacional es un proceso que se da en un campo de trabajo

preventivo, clínico y de investigación, a personas de todas las personas partiendo de la

adolescencia, y que busca indagar acerca de los intereses personales, acompañar el

proceso de elección y decisión.

Con este proceso, los orientados profundizan sus respuestas respecto a

problemáticas relacionadas con su identidad personal y vocacional-ocupacional,

preguntándose ¿Quién soy? ¿Qué quiero ser?


El sujeto que elige y construye trayectorias de vida es un sujeto de la falta, término

psicoanalítico, que explica que ‘’la dimensión de la falta posibilita la circulación del

deseo y la posibilidad de que un sujeto se apropie de él.’’ (Rascovan, 2016).

Las elecciones vocacionales serán, entonces, decisiones sobre el hacer, ligadas a

los valores y expectativas, como pueden ser, dinero, reconocimiento social, poder, etc.

Maria Ester Jozami sostiene que, desde el psicoanálisis, la elección vocacional

conforma un síntoma: ‘’Síntoma es estado de enigma que aún no ha sido formulado’’

(Jozami, 2009).

Siguiendo a esta autora, desde el paradigma del psicoanálisis, la elección

vocacional puede ser vista como un síntoma en el sentido de que refleja, de alguna

manera, las dinámicas psíquicas subyacentes, pudiendo ser objeto de análisis

psicoanalítico para descifrar las motivaciones inconscientes, los conflictos internos o

los patrones de comportamiento que pueden influir en la elección profesional-laboral

de la persona.

La orientación vocacional, actualmente, promueve una articulación con la salud

mental, en tanto considera problemáticas psicosociales.

Esto implica pensar las prácticas profesionales y los modos de intervención de

acuerdo a la Ley de Salud Mental N° 26.657, que ‘’reconoce la salud mental como un

proceso determinado por componentes históricos, socioeconómicos, culturales,

biológicos y psicológicos, cuya prevención y mejoramiento implica una dinámica de

construcción social vinculada a la concreción de los derechos humanos y sociales de

toda persona’’ (Art. 3).

¿Por qué se considera a la orientación vocacional-ocupacional como una práctica

subjetivante? la subjetividad es entendida como, “el conjunto de percepciones,

imágenes, sensaciones, actitudes, aspiraciones, memorias y sentimientos que impulsan


y orientan el actuar de los individuos en la interacción permanente con la realidad”

(Grajeda, 2001)

Es una disposición interna que el sujeto construye de una forma personal y social a

partir de la interacción con el entorno.

En este sentido, se presenta una estrecha relación entre la subjetividad y la

identidad, “la noción de identidad se estructura sobre la pregunta ¿quién soy? y ¿quién

soy frente al otro?, la identidad se reconoce como un proceso constituido por prácticas

con un significado cultural, ideológico y social, es decir, somos en razón de nuestra

historia, nuestras prácticas y el significado colectivo que éstas adquieren, estas

evidencias se reflejan en las formas de hacer, de hablar, de pensar, de concebir el

mundo, de organizar su vida en espacios y tiempo” (Aguado y Portal, 1990).

Hablamos entonces de una práctica subjetivante cuando tiene el poder de influir en

la construcción de la subjetividad individual o colectiva, refiriéndose a acciones,

actividades o procesos que impactan en la manera en que las personas perciben,

interpretan y experimentan la realidad, asi como en la formación de su identidad,

valores y creencias.

En las personas privadas de su libertad, el sujeto debe enfrentarse con su propia

historia y con su propio ordenamiento subjetivo.

La orientación vocacional-ocupacional habilita a encontrar actividades que les

atraigan, a desarticular representaciones o creencias, a pensar en las decisiones del

pasado, en el presente y en nuevos proyectos y posibilidades, habilitando experiencias

subjetivantes, posibilitando también la asunción de la responsabilidad de su propia

vida.

8. Participación de la comunidad en el proceso de reinserción social


Una problemática frecuente a la que se enfrentan las personas que

cumplieron una pena en prisión, es que, al momento de obtener la libertad, se

enfrentan con una fuerte estigmatización negativa por parte de la sociedad,

debiendo afrontar la discriminación en entornos laborales, vecinales e incluso

familiares.

‘’Se establece así que las penas de prisión tienen como costo principal

para el transgresor la pérdida de la libertad y como costos secundarios la

pérdida de la familia y la comunidad; la pérdida de un trabajo presente

(en caso de haberlo) y la estigmatización resultante de haber sido

acusado(a) penalmente y por haber estado en prisión, con los costos

anexos en términos de futuras oportunidades de empleo y prestigio social

que esto implica’’ (Pérez, 2013).

De esta manera, Goffman (1986) señala que, frente al rechazo social

provocado por el estigma, las personas estigmatizadas tienen varias estrategias

disponibles. En primer lugar, pueden tratar de corregir el estigma, como por

ejemplo, sometiéndose a cirugías en casos de deformidades físicas. En segundo

lugar, buscan compensar el impacto del estigma resaltando sus habilidades en

áreas que podrían considerarse afectadas por la característica estigmatizadora. Esto

se observa, por ejemplo, en atletas con capacidades diferentes que minimizan el

estigma destacando sus logros deportivos. Por último, otra estrategia consiste en

conectarse con personas que comparten el mismo estigma, formando así

comunidades que ofrecen apoyo mutuo en la confrontación con la estigmatización.


Desde el enfoque de la psicología social, se establece que uno de los

motivos por el cual una persona coopera con la comunidad es un sentido de

pertenencia con ella, que le permite asumir los valores de la misma.

Por el contrario, las ‘’etiquetas’’ estigmatizantes pueden convertirse en un

rasgo de la identidad, comportándose en función de ella.

Teniendo en cuenta lo expuesto, la participación comunitaria será un factor

fundamental en el éxito de la reinserción social, y requiere de un compromiso

intersectorial, de las agencias de servicio social a nivel local o comunicatario, para

garantizar la educación, el bienestar, la salud, el empleo y/o la vivienda.

‘’La evidencia indica que las iniciativas de reinserción exitosas involucran

colaboración entre agencias gubernamentales, agencias de servicios sociales y

alianzas con programas y empresas a nivel comunitario local. Departamentos

estatales de salud, bienestar, trabajo, comercio e industria, las agencias de

libertad condicional y libertad vigilada, y las organizaciones sociales, todas

tienen un alto interés en lo que sucede con los reclusos una vez que egresan de la

cárcel, pero usualmente no tienen acceso a ellos mientras están encarcelados. La

colaboración de estas agencias podría mejorar los resultados, al crear un sistema

que entregue una continuidad de los tratamientos, reduzca la duplicidad de

servicios, comparta los costos y disminuya la inversión total de cada una de las

agencias. La clave de una exitosa reinserción incluye educación, entrenamiento y

colocación laboral, disponibilidad de derivación a agencias de servicios sociales

e, igualmente importante, involucramiento comunitario’’ (Gardner, 2002).

A partir de lo mencionado, se hace evidente la necesidad de una política

postpenitenciaria que aborde efectivamente los factores que facilitaron el


involucramiento delictivo para poder aumentar la tasa de éxito de los procesos de

reinserción.

Esta política debe garantizar prestaciones en el área de la salud física y

mental, apoyo psicológico para poder restituir los vínculos afectivos que fueron

afectados por el encierro, capacitaciones y oportunidades laborales así como

vinculación con organizaciones comunitarias.

Otro punto de conexión favorable para la reinserción podría ser el arte, asi

lo menciona Carbajal (2016), quien afirma que ‘’en general, el arte puede jugar un

papel muy importante a la hora de desarrollar canales de comunicación que

permitan transmitir las ideas, expresar las emociones y los sentimientos presentes

en todo conflicto; a su vez expresar ciertas debilidades o carencias personales. ’’

Así, la participación tanto de internos como de sujetos en proceso de

reinserción en talleres artísticos podría favorecer, siguiendo a este autor, los

siguientes ítems:

 Nivel cultural: Le permitirá adquirir habilidades de prevención y

reinserción.

 Expresión personal: Podrá aprender nuevas formas de comunicación y de

manejo de la ira por medio de la creatividad.

 Nivel afectivo: Le permitirá ganar autoconfianza y autoestima, para

conseguir un mayor nivel de independencia.

 Nivel relacional: Le facilitará abrir su círculo de relaciones y adaptarse a

distintos grupos sociales.

 Nivel laboral: Le permitirá superar progresivamente la falta de

capacitación, de experiencia y de responsabilidad.


‘’A través del arte como recurso terapéutico se busca que los reclusos

puedan expresarse, conocerse, dejar fluir sus sentimientos y su capacidad

de comunicación con los demás, en un proceso de transformación y

crecimiento personal, modelando su personalidad y fortaleciendo su

identidad. Es por eso que se propone partir desde dos líneas

fundamentales de trabajo: la primera hacia el interior, adecuar y preparar

el ambiente, ayudar a curar el interior de los privados de libertad

motivándoles a comenzar una vida nueva; y la segunda línea busca

generar la participación de la sociedad civil en los procesos de promoción

de políticas culturales, aportando al proceso de rehabilitación y

reinserción. ’’ (Carbajal, 2016).

Método

Para realizar esta investigación se utilizó una metodología de estudio teórico y


conceptual. Según Montero y León (2007) dicha investigación consiste en presentar
avances teóricos, revisiones, análisis comparativos y críticos de diversas teorías, modelos o
enfoques, dentro de un campo de estudio específico, en este caso, la orientación
vocacional-ocupacional en contextos de encierro desde la mirada psicopedagógica.
Tuvo un alcance exploratorio explicativo, que, siguiendo a Sampieri (2014), los estudios
exploratorios se realizan con el objetivo de examinar un tema o problema poco estudiado,
que no se haya abordado anteriormente o del cual surjan dudas, o para indagar sobre un
tema a partir de nuevas perspectivas.
En lo que refiere al carácter explicativo, tiene el objetivo de comprender las relaciones
causales entre las variables estudiadas, buscando explicar por qué ocurren ciertos
fenómenos o cómo se relacionan las variables entre sí, estableciendo relaciones de causa y
efecto.

Fuentes de acceso a la información

Para acceder a la información se utilizaron fuentes de acceso a la información


primaria, secundaria y terciaria. La información recogida de fuentes primarias se obtuvo de
la lectura de las Leyes Nacionales, tal como la Ley Nacional de Salud Mental Nº 26.657.
Por otro lado, en cuanto a las fuentes secundarias se tuvieron en cuenta las
plataformas digitales como Google Academico, Redalyc, Pepsic y trabajos originales
publicados específicos del tema a trabajar.
Como fuentes terciarias se recurrió reservorios digitales de bibliotecas universitarias,
incluido el de la UFLO.
A partir de estos medios, se recopilaron revistas de divulgación científica, artículos,
tesis de grado y doctorales, entre otros.

Categoría de análisis

Para la búsqueda de información se utilizaron algunos criterios para hacer un recorte


disciplinar en relación al área geográfica, periodo histórico, entre otros, colocando el foco
en zonas geográficas y referentes específicos de habla hispana y de países
latinoamericanos, aunque se añadieron algunos artículos de otros países, tales como
España y Canadá, que fueron relevantes para la investigación.
Se buscaron definiciones especificas lo mas globalizadas y actualizadas posible,
utilizando algunas teorías esenciales más antiguas.

Las palabras clave de búsqueda fueron: Psicopedagogía forense, reinserción social,


psicopedagogía en contextos de encierro, institución carcelaria, orientación vocacional y
proyecto de vida.

Síntesis y conclusiones

Para concluir, según los objetivos planteados a nivel general se pudo determinar que
la aplicación de un programa de orientación vocacional-ocupacional dirigido a personas
privadas de su libertad se muestra eficaz para el tratamiento de la conducta delictiva y para
lograr una reinserción social exitosa, proporcionándole al sujeto nuevas expectativas y
metas a futuro gracias a la conformación de un proyecto de vida, lejos de la carrera
delictiva.
Luego de realizar un recorrido teórico por la institución carcelaria, las personas en
contextos de encierro y sus diversas características, sabemos que la delincuencia es una
problemática multicausal, que incluye en su etiología al sujeto, con sus características
personales y con una historia singular y con un contexto, tanto a nivel cultural como el
contexto cercano, ya que se ha demostrado que el medio puede resultar determinante para
que un sujeto inicie en el camino delictivo.
Entendiendo esto, se determinan distintos dispositivos que, implementados de manera
efectiva, pueden mejorar las necesidades que subyacen de la delincuencia, y ofrecerle al
individuo distintos mecanismos para poder tener otras oportunidades, tanto vincular, como
académica y laboral.
En este sentido, hemos visto que la psicopedagogía forense y el programa de justicia
restaurativa ofrecen enfoques esenciales para repensar el tratamiento de la delincuencia,
pensando en acciones reparadoras y generando espacios que propicien la reflexión, la
responsabilidad y otros valores esenciales para la reinserción en la comunidad, así como
también resulta imprescindible un espacio terapéutico de escucha y elaboración de la
propia historia personal.
La educación cumple en esta investigación un papel primordial, vista como un
derecho, le ofrece a los individuos un lugar propio donde desarrollar sus habilidades y
potencialidades y donde descubrir nuevos intereses.
Por otro lado, hemos analizado que existen muchos prejuicios y señalamientos por
parte de la comunidad hacia la persona que sale de prisión, dificultando su reinserción al
minimizar las posibilidades laborales, habitacionales y vinculares. La participación activa,
pensando en la inclusión social, será un factor determinante para que un sujeto pueda
volver a la vida en sociedad de manera sostenida en el tiempo, generando un cambio
verdadero y prolongado, para no reincidir en la criminalidad.

Aportes y contribuciones de la investigación

En relación a los aspectos y contribuciones de la investigación, en este caso no es una


temática nueva, dado que ya existen investigaciones previas, dispositivos de intervención
para la problemática y distintos enfoques teóricos, pero sí es poco estudiada en relación a
otras áreas de la psicopedagogía, por lo cual se propuso realizar un recorrido teórico para
transmitir los conceptos más relevantes, que pueden aplicarse a la práctica profesional
psicopedagógica.
No existen tratamientos únicos ni soluciones mágicas, y menos para una problemática
multicausal, por lo cual el abordaje debe ser de manera interdisciplinar para abarcar de
manera integral al sujeto y sus necesidades, por este motivo, es bueno contar con los
distintos enfoques y posibilidades de intervención para adaptar el tratamiento a cada
sujeto.

Limitaciones de la investigación

La principal limitación de este trabajo estuvo relacionada a la escases de investigaciones

o proyectos que aborden la temática y la interrelación entre las variables estudiadas de

manera específica, si bien hay aportes, artículos y teorías, existe relativamente poco
material disponible para determinar la influencia de la orientación vocacional y la

elaboración de un proyecto de vida en la reinserción social.

Propuesta de intervención

La propuesta de intervención psicopedagógica se presenta como un programa de

ejecución de talleres grupales, con el objetivo de habilitar espacios destinados al

autoconocimiento, la reflexión crítica y la construcción o revisión de valores de las

personas que se encuentran en prisión.

Para que esto sea posible, es necesario contar con profesionales capacitados en

Orientación Vocacional-Ocupacional, que tenga conocimiento en las instituciones

carcelarias y en lo que el contexto de encierro significa en cada individuo que se encuentra

en esa situación.

Como se mencionó, los talleres de autoconocimiento forman parte de esta

propuesta, con el fin de proporcionar actividades que ayuden a los individuos a explorar

sus intereses, habilidades, valores y metas personales.

Por otro lado, los talleres de orientación vocacional tendrán una importancia

elemental, ya que le proporcionaran información a los sujetos sobre diferentes campos

laborales, oportunidades educativasy capacitación vocacional dentro y fuera del contexto

de encierro.

Siguiendo en esta misma línea, se proponen talleres ocupacionales de oficios,

donde se permita desarrollar habilidades técnicas, sociales, emocionales y/o creativas

necesarias para insertarse en el mundo laboral, repensar las relaciones sociales para

encontrar nuevos medios y estrategias de comunicación y también como recurso para la

expresión.

Otro punto importante es el asesoramiento individualizado, para ayudar a los

sujetos a identificar fortalezas y debilidades, y enseñarle herramientas para superarlos en su

proceso de reinserción.
Se propone también una educación continua, ofrecer educación dentro del centro de

reclusión, y apoyo para acceder a la educación superior o universitaria, además, se

determina la importancia de elaborar un plan de seguimiento pos-encierro, para garantizar

una transición exitosa y la continuidad en el desarrollo de su proyecto de vida.

Es esencial que en estos talleres se promueva la autoestima, la resiliencia y el

bienestar emocional, para que los individuos puedan afrontar los desafíos que se le

presenten de manera positiva.

Este proyecto de intervención no solo busca brindarles herramientas para la

reinserción social y en el mundo laboral, sino también para su desarrollo integral.

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