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Libro 19 Abr 2024
Libro 19 Abr 2024
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CAPITULO CUARTO
desarrollan en un laboratorio, es decir, en una situación «esterilizada»,,
en un vacío social, sino en &na sociedad concreta donde están dominadas
por factores políticos. • LA PSIQUIATRIA COMO ASISTENCIA Y REPRESION
Puede suceder, pues, que si algunas partes de este tercer capítulo se '-
aíslan del resto de la obra, se presten a interpretaciones erróneamente des-
historizadas. Sin embargo, este peligro es mucho mayor cuando se estu- . ·,'
dian los principales autores que se han ocupado de estos temas, y en espe-
cial Goffman. La neutralización de las. relaciones interpersonales, a través ,4
de un método descriptivo deshistorizante como el interaccionismo sim- "
bólico, se convierte en método científico general, visión del mundo, ideo-
logía y teoría política.
Véanse: \E. Goffman, The Presentation of Self in Everyday Life, Dou-
-
bleday, Nueva York, 1959; E. Goffman, lnteraction Ritual, Doubleday,
Nueva York, 1967, y Strategic Interaction, Univ. of Pennsylvania
Press, 1969; E. Goffman, Behavior in Public Places, Ch. Thomas, Glencoe,
1963; y también de Goffman. Encounters, Indianapolis, 1961 (especialmente
por el role distance). Además: M. Argyle, Social Interaction, Tavistock, Lon-
dres, 1973 (l.• edición, 1969); M. Cook, Interpersonal Perception, Penguin,
Londres, 1971; A. V. Cicourel, Basic and Normative Rules in the Negotia- •
tions of Status and Role, en H. P. Dreitzel (a cargo .de), Recent Sociology
.
'
n. 2, MacMillan, Nueva York, 1972, págs. 4 y ss. Premisa. El manicomio
Los procesos interpersonales que conducen a designar un individuo no La psiquiatría ~o es tanto un CQnjunto de teorías y· de técnicas
sólo como desviado sino también como de competencia psiquiátrica han
sido indicados en este capitulo de manera todavía parcial y esquemática: • terapéuticas como el modo de actuar real y cotidiano de los psi-
el problema de la fabricación del paciente psiquiátrico y de su carrera pro- .. quiatras en sus relaciones con los pacientes. La atención a la evo-
sigue en los capítulos siguientes, a través de una serie de ejemplos, y en . lución de .Jas teorías psiqµiátricas amenaza a veces con confundir
varias voces del «Diccionario razonado». Sob~e la negación del problema de las causas con los efectos, o sea, ha~ creer que las instituciones
la locura véase la bibliografía relativa a las dos últimas partes del segu!ldo psiquiátricas derivan de las teorías psiquiátricas, y no viceversa, i
.. capítulo. Sobre las dinámicas de la familia, véanse la voz E1.qui1.ofrerua Y Hay que preguntarse si es cierto que los pacientes son tratados en
cierto modo a consecuencia siempre de determinadas teorías psi-
_,
las notas a la voz Psicoterapia.
El experimento de Rosenhan está en: D. L. Rosenhan, «On Being Sane r quiátricas: o si no es más cierto que las teorlas psiquiátricas na~
.} in Insane Places» en Science, 179, enero de 1973, págs. 250 Y s~. como racionalización y teorización del modo en que son admipis-
La cita de Halleck procede de su The Politics of Therapy, Sc1ence House, tradas, en la sociedad y en los manicomios, las personas conside-
Nueva York, 1971, pág. 102. 1- radas enfermos mentales. •
El concepto de deshistorit.ación de ta crisis está sacado de las obras Básica y fundamentalmente la institución psiquiátrica sigue sien-
de Ernesto De Martina. do el manicomio. Es el modelo típico de la estructura de interna-
' miento psiquiátrico: . otras estructuras de internamiento, como las
cl(nicas psiquiátricas privadas y las clínicas universitarias, son más
A
parecidas al manicomio de lo que generalmente se cree. La mayoría
de las clínicas privadas -al menos en Italia- no son en absoluto.
mejores que los manicomios, y muchas veces son decididamente
peores. · .
Se ha visto· cómo el manicomio ha nacido de exigencias estata•
1 les 'dé 'tontrol y represión respecto a ciertos aspectos -nunca bien
t definidos- de la desviación de las clases sociales subalternas; y se-
cundaria y" tardíamente ha obedecido tambibi a preocupaciones de
tratamiento. El manicomio es llamado hoy hospital psiquiátrico,
pero en realidad los dos términos son sinónimos. Esta imagen del
hospital, desorientadora y poco justificada, provoca hoy un iDge-
• 105
104 •
..
nuo esc ánd alo ant e el hec ho
de que viv an en ellos mu chís
imo s in-
son toda-
1 de servicios asistenciales y
do a un sist ema más vas to les no tien en car ácte r residencial: co-
médico-
s en abs olu to. Por otra par te, asis tenc iale s, par te de los cua ial, los cen tros de «higiene mental»,
div idu os que no son trat ado tes inte rna dos ( tan to «agudos» corno soc
vía mu y num ero sos los pac
ien mo los cen tros de asis tenc ia os son en.
ent o, re-
cua lqu ier otro tipo de trat amiras» sólo priv ado s de los médicos. Est de tod as
«cr óni cos ») que , a falt a de 1 los amb ulat orio s púb lico s y de inte rna mie nto . A trav és
os farm aco lógi cos . Est as «cu gen eral los prin cipa les canales és de las relaciones con las univer-
cib en inn ece sari os trat ami ent mie nto , par a dar la imp resi ón de que ' trav
esta s rela cion es, así com o a tieµe com o un gra n cen tro de pod er
I
rna
sirv en par a just ific ar su inte con ven cerl es de que son enf erm os, par a 4,
sida des , el man icom io se man •
se hac e alg o por ellos, par a rese n pro -
izac ión de sed ant es- que exp médico.
io es una emp resa , una fue
nte de
imp edi rles -m edi ant e la util En terc er lug ar, el man icomde pod er. A la hor a de con side rar
test as o dise nso s. su gra n tro
el man ico mio per ten ece n en .tra baj o y de lucr o, un cen de bienes, com o es preci-
Las per son as inte rna das en sub ord ina das : sub pro leta rios , obr e- pro duc tora
: cua lqu ier gra n inst ituc ión no tam bié n -·p or eje mp lo- un minis-
may oría a las clas es sociale:- rna dos per - sam ent e un man icom io (pe ro
cir nes de cró nico s, los inte gra n colegio), es fácil sen tir
la tent a-
rios , cam pes ino s. En las sec i tota lida d a esta s clas es. Se pue de afir- teri o, un hos pita l civil, o un inst ituc ión existe, se des arro lla y fun-
ten ece n en su tota lida d o cas n, sord idez ción de con side rar que esta
sus car acte ríst icas de opr esió que se
seri e de fina lida des técn icas icios.
ma r que el man icom io, con la psiq uia tría . cion a exc lusi vam ente par a una serv
y vio lenc ia es la ver dad de des cub re el nom bre de pro duc ción de
tem ent e con hip ocr esía ) se resu men gen éric ame nte baj o ples : el serv icio de cus tod ia, rep resi ón,
Con aso mb ro (pe ro frec uen por mo tivo s que tien en mu y poc o Per o las cos as no son tan sim duc ido por el man icom io, no es en
do
que es pos ible est ar inte rna des . Del mis mo mo do par ece extr a- reed uca ción y trat ami ent o, pro to de un org anis mo farr ago so y dis-
eda
que ver con pos ible s enf erm dos cró nic os -m uch as veces la ma- real idad más que el sub pro duco a rep rod uci rse a sí mis mo, y a ser-
ño que se man ten gan inte rna lari a- que pod rían sali r fáci lme nte funcional, que tien de sob re tod
yor ía de la pob laci ón hos pita El man ico mio sigu e sien do funda- . vir uno s inte rese s par asit ario
s.
en en
per o que no tien en dón de
ir.
ión de asis- ento del man icom io dep end po-
isti r en ell >-- una inst ituc org anis mo La exis tenc ia y el fun cion ami te del
me nta lme nte -co nvi ene ins ia de una delegación por par
y · sec L·n dar iam ente un bue na med ida de la exis tenc ituc ión . El
ten cia soc ial y de rep resi ón,
sólo la com isió n de tod a la inst
der pol ític o. que con stit uye La di-
:1~ tera péu tico . e las
sor pre nde mo s actu alm ent e ante los
'(
icom io, y le pid e que exi sti.
pod er pol ític o inst ituy e el mangar ant izar al pod er pol ític o ext ern o
Por una ficc ión aná log a nos ant recc ión del man icom io deb
e
son den om ina das abu sos , y 1 San ida d, al Min iste rio de Gob
ern ació n,
vio Jen cias del man icom io, que trat am ien to man icom ial, que
son (o sea , al Min iste rio de la io fun-
cas os más típi cos del trad icio
nal
e ver má s la pol icía , etc. ) que el man icom opi-
este últi mo resp ecto con vien a la adm inis trac ión local, a la
llam ado s esc ánd alos . Per o a !1 , y que es bie n ace pta do por
ani smo s que hac en del man
icom io lo cio na sin oca sion ar pro ble mas esc apa r de este ma nda to det erm ina n
de cer ca cuá les son los mec nió n púb lica . Los inte nto s de de una re-
que es en la rea lida d. la com isió n, y la ame naz a
en gen eral la opo sici ón de ·otr a par te, los inte rese s que
tien den
nov ació n de la delegación. Por man icom ial, y .que, por con sigu ient e,
re las fun cion es y estr uct ura
general al man teni mie nto del stat us quo o, son tam bié n mu y num ero sos y
Alg una s con side rac ion es sob se opo nen a su cue stio nam
ient
del man ico mio . fue rtes en su inte rior . ido
ani smo de este tipo ha ent endins-
a var ios niv eles de funcion
es.. La Qui en ha trab ajad o en un org de la.
El man ico mio resp ond e hoy púb lico . Su pro pia org aniz ació n in- l~ fue rza y la vid a coti dian a
en fáci lme nte que la coh esió n, a de man era aut om átic a y aut óno ma:
prim era es la rela tiva al ord soc ial; resp ond en asim ism o a ella las titu ción son algo que fun cion estr uc- .
tern a dep end e de esta fun ción man tien e de ma ner a form al e infor- mis ma, se auto alim enta , y estácirc uito s
la inst ituc ión exis te por sí
rela cio nes que la inst ituc ión cel loca l, con los man icom ios jud icia - una seri e de háb itos , role s y
tura da a tod os los niveles en rtes y que tien den esp ont áne ame nte
J ma l con la pol icía , con la cár trat ivo s resp ons abl es del ord en pú-
les~ con los org ani smo s adm
inis de pod er ext rem ada men te fue n y cam bio . Los que tien en inte -
usió
a opo ner se a cua lqu ier intr iend en por tan to la esta bili dad y la
blic o, con la mag istr atu ra. mio se vin cula estr uct ura lme
nte a rese s que def end er, y que defiden tific ánd ola con su pro vec ho per -
1l - En seg und o Jugar, el man ico tenc iale s y san itar ios con los que inm ovi lida d de la inst ituc ión
,
y de los
s asis
una ser ie de otro s org ani smo icio s, fav ore s y con ces ion es. Est os or- van de las aut orid ade s loca les n san ita-
son al, son mu y num ero sos : adm inis trac ión a la dire cció en ahí
''í' inte rca mb ia inte rna dos y servar, otra s inst ituc ion es de intemamie:1- mie mb ros de los con sejo s de verg
t gan ism os son , en prim er lugles y las i~st ituc ion es par a «handica- la mas a de emp lead os. Con
ria y adm inis trat iva, has ta ític os locales (un a inst ituc ión es una
to, com o los hos pita les civi os e inv álid os. Sin emb arg o, el ma- var ios inte rese s: inte rese s pol y un cen tro de pod er mu y
rele-
..lt'
_.,,__
ian
pad os• (mi nus vál ido s), anc en la actu alid ad) estr ech ame nte liga- imp orta nte fue nte de ocu pac
ión
nic om io está (esp ecia lme nte 107
106
..
-- -- ... , - r.......•,~:_.,..
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• .. l
1
l
vante en el equilibrio de la comunidad local, además de un campo pena hablar, y que perpetuamente gira, entra, sale, se intercambia,
I
l
de maniobras clientelares y una reserva de votos); intereses finan- es modificado, administrado, descartado y mezclado en un imper- J.
cieros ligados a la renta (las instituciones manicomiales adminis- sonal tiovivo sin fin.
.tran actualmente presupuestos ingentes, y muchas veces están im• Muchísimos aspectos aparentemente técnicos del manicomio, :¡
1
plicadas en especulaciones inmobiliarias); intereses económicos li- I que van del número del personal administrativo y asistencial, a la
gados al beneficio, en especial industrial (piénsese en los fármacos,
l
organización interna, a los horarios de Ias .. comidas, al uso y abuso
cuyo consumo anual, y por consiguiente los ingresos, crecen verti- de los fármacos, al número de bajas de los pacientes crónicos, no
ginosamente), a la construcción, al instrumental, al suministro de tienen otro origen que intereses políticos y •corporativos y la ges-
tión burocrática que tanto el personal como la 'institucion hacen
víveres y sopas, a los encargos de trabajo a los internados; inte-
reses individuales y corporativos, sobre todo de los médicos (los de sí mismos.
Los estudios sociológicos de la estructura interna de los mani-
manicomios desarrollan entre otras cosas una función didáctica y comios han revelado un mundo complejo, gobernado por leyes no
de carrera); intereses ligados a la seguridad de empleo del per-
escritas y no evidentes. La estructura del poder, la división de los
sonal subordinado, comenzando por los centenares y muchas ve- roles, el sistema de premios y de sanciones a través de los cuales
ces millares de enfermeros y cuidadores hasta los empleados, mu- cada individuo -y por consiguiente también los internados-- es
chas veces no menos • numerosos, •en la administración y en los insertado en su propia función, y desanimado de abandonarla,
servicios de funcionamiento interno. ¡
constituyen un mundo complicado y -en cierto modo- también
• Es significativo, a este respecto, que muchísimos manicomios fascinante. i
;¡
tengan un número enorme -a veces superior al del personal de- En el sistema manicomial la vida psicológica, la violencia de los • '
dicado a tareas de custodia y tratamiento - de empleados y de afectos, las rivalidades, las frustraciones, las agresividades recípro-
dependientes que desempeñan tareas marginales o parasitarias. cas no son menos ricas que en la vida exterior, sino, por el contra-
Esto se explica -pero sólo en parte- por el clientelismo de las rio, más ásperas y vivaces. Los problemas emocionales del perso-
admisiones. Un fenómeno así está pu-ticularmente desarrollado nal terapéutico nacen en gran parte de las contradicciones sociales
en Italia. propias del mundo exterior, pero se exasperan -a veces con vio-
Los dependientes subordinados, y en especial los enfermeros, lencia- en la relación cotidiana con la institución y con los pa-
no son asimilables a la clase obrera: son un estrato esencialmente cientes psicóticos. La relación con el psicótico, y en especial con
pequeñoburgués, que en general busca en un empleo público la el esquizofrénico, es siempre una relación difícil, una fuente de an-
seguridad del puesto de trabajo, además de una -serie de benefi- siedades y de angustias profundas que muchas veces no se ad-
cios marginales. Es muy frecuente que los horarios manicomiales vierten con claridad, una fuente de frustración; para muchísimas
permitan a los enfermeros un segundo trabajo. A veces, pero no .i personas, una fuente de auténtico miedo.
frecuentemente, este personal se politiza, se P.lantea el problema ·Pero la vida interna de la institución manicomial es muchas
de su· cualificación, analiza en términos sindicales y políticos el veces frustradora para el personal independientemente de la di-
significado de su trabajo específicamente psiquiátrico y de su re- ficultad de relación con los. pac~entes. Si estos sentimientos del
lación con la sociedad y con los internados. Pero esto no es fre- personal son (como ocurre en general) negados, reprimidos y sofo-
cuente. cados por fa burt,Lraticidad de la institución, las consecuencias pue-
En determinados momentos, al participar en .la vida de loa en- den ser graves. Estos problemas existen, y llegan incluso a exaspe-
fermeros y de los empleados subordinados, en sus asambleu si~- rarse en la medida .en que no son explicitados, y menos aún ela-
dicales, en las discusiones sobre sus reales preocupaciones coti- borados e interpretados en términos correctos. Quien paga las
dianas (el salario, las vacaciones, los turnos, los problemas del tra- consecuencias es el internado. Sobre él se descargan en últjmo
bajo), así como en las reuniones donde se toman las decisiones término (y con toda libertad dado que, por definición, el internado
referentes a la organización de la institución (admisiones, prom~ carece de poder y de credibilidad) las agresiones y los afectos del
ciones, jubilaciones, nuevas inversiones, adquisición de material, personal terapéutico. Desprovistos de alternativas, totalmente de-
presupuestos , organización interna, etc.) se tiene una impresión T pendientes del poder sólo superficialmente racional de la insti-
muy clara de que la~ ta? criticables final~da~es de custo~ia .Y. te- tución, los internados sienten de manera agudísima el clima psi-
rapéuticas de la institución ( o sea, las fmahdades que JUStlf1~an l cológico real dominante. En efecto, establecen siempre una fuerte
oficialmente su existencia) son secundarias o simplemente ine- expectativa y dependencia afectiva tanto respecto a los médicos
xistentes. como al personal enfermero. Se ha demostrado que parte de las
A veces se tiene incluso la impresión de que los mismos inter- dificultades psicológicas de los internados, de sus crisis, y por tanto
nados no ~sten, o que sólo son fragmentos de la institución, una de los fracasos terapéuticos, están ocasionados por los problemas
especie de producto automático semitrabajado del que no vale la
109
108
.J
ntos . es
ación media de los internamie
utos de las relaciones recípro
cas entre los mé- por la disminución de ]a dur taurar la práctica de internamie~tos
poco cla ros e irresol s. 1 decir, por la tendencia a ins
dicos y ent re los enfermero 1
breves y repetidos. s so-
que existen precisos factore
Es indudable, sin embargo, o temporal de los desequilibrios
ent
1 ciales que facilitan el increm mientos: los más conocidos
y obvios
Quién es inte rna do y por
qué
psicológicos y de los interna ana, el tipo de vida cotidiana en los
los cual:s un m • d'iv1"duo «desviado» es atri- son la emigración, la vida urb aspectos del trabajo industrial, el
Los crit erio s po.r grandes centros, determinadosvida agraria, y también factores •cul-
.f
del de
hui d de la psiquiatría en lugar
o al campo d~ competenciavencionales, per o en todas· las cul- derrumbamiento social de la nsurables como, por ejemplo, la cre-
la ley so~ .sustancialme nte con
par a no d eJa· r dud as a qui·,en turales» menos fácilmente meenes generaciones y las anteriores, y
as suf icientemente claros como ciente distancia entre las jóv a de funcionalidad, la degeneración
•tur l casos. Existe, sin embargo
algunos aspéctos de la pérdid
Juzga, .ª ~e~ os en la mayoría de loss personales par a las que 1~ de la institución familiar. Pero, más
situacione
un~ m~nona ~m}?ort:inte deambigua_ y dudosa, y est á confiada, por y el envejecimiento histórico ones profundas (como, por ejemplo,
atn buc ión ps1qmátnca_ es y arb itra rio s. en general, existen contradicci la competitividad social) que
pro voc an
tan to, a factores for tmt os la inseguridad económica y llegar
obs~rvar que un criterio má
s gene- tornos psicológicos que pueden
Per o. l~ _más imp ort ant e el según el un número creciente de traservar aquí que factores de este tipo
1mprec1so y aleatorio: .aqu a sei: graves. Es justo obs lemente un fuerte peso:
ral de JU1~10 es alta me nte ya considerado un «caso psiquiátrico», tien en pro bab
cua l un su1eto. determinado, están ciertamente presentes y una demostración de este hecho en
represivas de la pero es muy difícil ofrecer
~eb~ s~r conf1~do las atenciones amorosas oo a los tratamien- •
lug ar de ser confiad términos objetivos. mecanismo de acción de fac difí-
tores
mstituc1ón mamcom1al, en al cen tro social del bar rio
a los dis-
La incidencia, la gravedad, el
tos del mé dic o de cabecera,
o
tencia par a hipotéticos. Es, en efecto, muy
l», a las est ruc tur as de asis chas veces de este tipo son ampliamentente metodológicos-- comprobarlos ri-
pen sar ios •~e hi~iene m~nta mu cil -po r motivos estrictame
luso, má s simplemente (y estadístico, u ofrecer una dem
ostración
enf erm os e mváhdos; o mcdejado en paz. . gurosamente en un plano s. Un aumento de los trastornos men-
má s razonablemente), ser un manicomio efectúan, ant
es del · lógica o experimental de ello e verüjcado haciendo un cálculo de
Las per son as inte rna das en as diferentes eta pas están dadas tales no puede ser ciertamentles· psiquiátricos, dado que la mayor
cuy
inte rna mie nto , un itin era rio ones ~de parientes, vecinos, médicos, los internamientos en hospita sufren nunca son internadas, y que
nci
po r las sucesivas interve co o social, autoridades públicas. Las parte de las personas que los, y su duración, dependen en gran
cen tro s de servicio psiquiátri do», después la decisión del internamiento
caso, pri me ro como «desvia rtemente variables en el tiem
po y en
sucesivas definiciones del que necesita parte de factores sociales fuemente de factores cclínicos•. Por otra
y finalmente como «caso
com o «caso psiquiátrico», és de una serie de juicios el últi
mo el espacio, y sólo secundaria orar la cantidad y el peso de los
inte rpa mie nto » pas an a trav sea internado~, o «debe ser interna- val
parte, no es menos difícil lación independientemente de los tra-
que
de los cual~s ( «está bien de clase. trastornos mentales en la pob (por ejemplo, en todos los habitan-
el má s sometido a variables
do») es sin lug ar a dud as deraciones subjetivas impreg
nadas tamientos y del internamientodad, o en una muestra de población).
Inf luy en así prejuicios, pon iones de comportamientos finali- tes de un barrio o de una ciu especialmente porque es imposible
inducc
de ele me nto s ideológicos, bién positivos Esta dificultad se comprueba ción objetiva -ne ces ari a para una
, agresividad social, y tam omial. Aná- trazar una línea de demarcare quien sufre de trastornos psíqui-
zadas en el inte rna mie nto
to al fut uro paciente manic investigación est adí stic a- ent
inte res es de exclusión respec go, y pesan de ma ner a todavía ma-
jue io, está sano. Por una parte,
muchas
logos mecanismos ent ran enperíodo de internamiento se intenta va- cos y quien, por el contrar os mentales no se dirigen nunca al
yor, cua ndo después de un también que personas que sufren de trastorncada vez mayor de la ideología mé-
baja». Es inú til sub ray ar médico; por otra, la difusión
lor ar la «concesión de la subjetivas de e ~ue muchos pro ble m~ y
son siempre valoraciones tric a hac
dica y de la ideología psiquiárpersonales, mterpretados en un tiem-
tod as est as valoraciones
••
ermedad.
ificaciones objetivas de enf os mentales. sufrimientos personales e inte , ti:3s-
com por tam ien to y no ver aumento· de los trastorn n vistos hoy co?Io enf e~e dad
Hoy se hab la mucho del i siempre a par tir de los interna- po como no ps~quiátricos, sea de la personabdad, segun un cnt e-
d
Est e mo me nto es valorado
cas torno, neurosis o anormalida personas
el aumento del número de
internados initiva es convenci?nal. Las
mie nto s psi qui átri cos . {re ro a un aumento de las enfermedades rio de valoración que en def rp":!ª~ m~s fácilmen!e sus male~-
inte
no va nec esa riam ent e liga
do
También se de clase social privilegiada s y ps1qu1átncos, y se sienten aut on-
almente a factores soci~les. tares en términos psicológico social, subordinada viven sus males-
me nta les :] va ligado principremento actual de los mgresos en hos- e
pue de obs erv ar que el inc general que zadas a hacerlo; las de clas
indiscutible, es mayor en l lf
pita les psi qui átri cos , hecho nad as de internamiento, y esto es asi
jor
el aumento global de las
JJO
' ...-.,...
"r~r
)
tares en el ámbito de una cultura médica, no psicológica, y p.or narse por un simple «agotamiento nervioso» y que, a consecuencia
tanto los interpretan con más frecuencia como enfermedades psí• r· de este hecho, pierden su puesto de trabajo.
,quicas. En muchos de estos casos, precedentes experiencias institucio-
nales de hosricios, colegios, cárceles, cuarteles, contribuyen a in-
ducir en el individuo formas de comportamiento no necesariamen-
,, te .«anómalas» pero tampoco aptas para una reinserción en la
El itinerario que conduce a un individuo concreto a encon-
vida externa, y claramente incompatibles al mismo tiempo con una
trarse en dificultades psiquiátricas, . es decir, de una índole que
óptima aceptación de las reglas de disciplina impuestas por las
pue~n ser consideradas (por opinión común de familiares y de su
instituciones de internamiento no psiquiátricas.
~b1ente) «anormales» es un itinerario humano y psicológico do- Muchas veces el paso del anciano improductivo, o del joven
minado enteramente por factores histórico-culturales. considerado inadaptado, de la familia al manicomio es un paso
Incluso la «gravedad clínica» según la cual se valora la pro- directo: con la complicidad de la intervención de un médico que
fundidad del trastorno en cada caso psiquiátrico es en buena me- garantiza la conveniencia de esta solución. Como se suele conside-
<lida una abstracción: es difícil distinguir entre la «gravedad clí- rar, la causa no siempre es el egoísmo de los familiares; con mu-
nica» en sí misma y las dificultades sociales contingentes del in- cha mayor frecuencia es simplemente la miseria; otras veces sim-
dividuo. Pese a ello, existe un mínimo de posibi.lidades de separar plemente el frío (y eso explica el aumento invernal de los inter-
la gravedad clínica de las dificultades sociales. Una persona diag- namientos en las zonas montañosas), el hambre, y la soledad.
nosticada como aquejada de serios trastornos psíquicos está en (Sucede otras veces, en cambio, que -especialmente en am-
_general doliente, está mal, y tiene un comportamiento individual bientes burgueses- graves disputas conyugales y cuestiones de
dotado de características sobre cuya anormalidad existe en general intereses se resuelven, con ]a ayuda de un médico .complaciente,
una amplia concordancia de juicios entre las personas de la sacie- enviando al manicomio a la persona más débil y más incómoda.
-dad en que vive: la gravedad de esta dolencia, y la gravedad de las En tales casos, el diagnóstico habitual es «delirio de persecu-
-características «anómalas» de este comportamiento constituyen lo ción».)
que suele llamarse «gravedad clínica». Al tener esto en cuenta, es Análogas consideraciones sirven para los sucesivos internamien-
posible distinguir convencional y toscamente, en un caso determi- tos de personas que, después de haber pasado ]argos períodos en
nado, la «gravedad clínica» del conjunto de los demás factores so- un hospital psiquiátrico, han welto a la familia. Muy frecuente-
ciales que no están directamente relacionados con los problemas mente son individuos que están bastante bien desde un punto de
clínicos y que, en realidad, son muchas veces dominantes al deter- vista psi_cológico, .pero que ya no consiguen encontrar una inser- •
minar el internamiento. ción; otras veces, se trata de esquizofrénicos crónicos, empobre-
La importancia de estos factores sociales en relación con el in- cidos en su vida interpersonal e improductivos, pero incapaces de
ternamiento es evidentísima en muchos casos: muchas veces son molestar a nadie. En todos estos casos, el nuevo internamiento
internadas en •el manicomio personas que no tienen serias dolen- se produce con gran facilidad porque ya se conoce el camino, y la
,cias subjetivas ni comportamientos considerados como anómalos persona ya está marcada por su destino de «enfermo mental». El
por su ambiente social. Veamos algunos ejemplos. caso de individuos ex internados que por los motivos más diversos
Una de las causas sociales más frecuentes es la improductivi- no son tolerados por la sociedad, y a los que el acontecimiento
dad y el peso económico. Un anciano levemente arterioesclerótico más trivial devuelve al manicomio con pretextos inconsistentes, es
y que no· está en buenas condiciones físicas, pero lúcido, autóno- frecuentísimo. Aquí también entran en juego precisas inducciones
mo y tranquilo, puede ser fácilmente enviad<? a un hospicio para de comportamiento: la persona es impulsada o incluso forzada a
viejos, y de allí al manicomio, si por las historias más triviales asumir reacciones de comportamiento· que, al confirmar su incu-
no hay lugar para él en la ·casa, y si el hospicio para viej~s lo re- rable anorm~lidad, sirven como justificación «científica» para el
chaza por algún motivo. Un adolescente sin padres, y asilado en nuevo internamiento.
orfanatos y colegios, puede ser enviado al hospital psiquiátrico Aquellos que en la sociedad exterior expresan un rechazo o una
por los más _variados pretextos, o también únicamente porque, al discriminación respecto a los ex internados raramente se dan cuen•
llegar los catorce o .dieciséis años, nadie sabe_ dó_nde meterlo, ta de las consecuencias de sus actitudes. Al ex internado no se le
ni él mismo tiene un suficiente nivel de sociahzac1ón, y sobre escapa el auténtico significado ·de gestos y matices que expresan
todo no es económicamente autónomo porque todavía no ha en- con exactitud, más allá de las hipocresías y de las afirmaciones de
contrado un trabajo. Consideracione·s análogas sirven para las _perso- buena voluntad, los auténticos sentimientos de los «sanos». Tanto
nas sin hogar, trabajo ni familia, para los subnormale~ fís1~os Y en la familia como en la sociedad, el rol social del ex internado no
psíquicos, para individuos a quienes se les ha aconse3ado mter• sirve para ayudarle a superar sus dificultades psicológicas residua-
112 113
,.
les: éstas, por el contrario, tienen a aumentar a causa precisamen-
toxicómano», o de «toxicomanía») e internar al joven. Otras veces
te de las frustraciones encontradas en su intento de rehacerse una es la policía la que efectú~ directamente esta operación, que en ge-
existencia «normal». El desequilibrio psicológico vuelve a plantear- neral produce consecuencias desastrosas.
se entonces mediante una suma de mecanismos: no sólo al vol- El internamiento «forzoso» en el manicomio puede implicar e
ver el ex internado a la sociedad y a la familia encuentra las mis- implica muy frecuentemente consecuencias mucho más graves que
mas . dificultades materiales y psicológicas, las mismas ambigüeda- t un período de cárcel. Entre otras cosas, la cárcel castiga la comisión
des en las relaciones sociales, en una palabra los mismos obstácu- de un delito, y a partir de un comportamiento específico: y casti-
los que le condujeron al desequilibrio psiquiátrico y al internamien- ga de manera clara. El manicomio, por el contrario, castiga -como
to; encuentra también dificultades nuevas, ligadas al hecho· de que veremos mejor a continuación- no por lo que una persona ha
con el internamiento ha perdido al menos en parte su puesto en hecho, sino por lo que otras consideran que es: allí todo es más
la sociedad, ha perdido derecho de audiencia, credibilidad, contrac- •·
ambiguo,(el paciente designado>no es puesto en condiciones de en-
tualidad social, y se ha convertido en un individuo por definición tender «qué ha hecho de equivocado», e h1cluso la duración de la
potencialmente imprevisible y peligroso. detención manicomial está sometida a criterios que son presen-
Es sabio y demostrado que los ex internados cometen menos crí- tados como científicos, pero cuyos aspectos de posible racionali-
menes y delirios contra la persona que la población considerada dad casi siempre escapan al interesado. Por otra parte, no siem-
siempre como sana. Cometen, en cualquier caso, menos homici- pre es cierto que el manicomio sea «más curativo» que la cárcel. Ni
dios «incomprensibles» y gratuitos de los que perpetran auto~o- una ni otra curan, ni rehabilitan: pero a veces la cárcel puede en-
vilistas «normales», tanto cuando conducen su coche como cuando señar mucho mejor al individuo cuáles son los comportamientos
se pelean con otro automovilista a consecuencia de un embotella- que debe evitar (u ocultar) si no quiere perder su libertad. Por
miento o por problemas de prioridad de paso. El ex internado sabe otra parte, quien ha sufrido las experiencias de la cárcel y del ma-
perfectamente que si se emborracha, alza la voz, o si •es provoca- nicomio -cosa muy frecuente- prefiere en general la cárcel.
f, do y se pelea con un familiar o con un representante del orden (Obviamente esta orientación no puede ser generalizada de mane-
constituido, sus razpnes servirán de poco. Si da una bofetada _a ra rígida: en ocasiones el manicomio sigue siendo preferible a la
alguien después de una seria provocación, la bofetada se convier- cárcel.) Otro discurso sería el de la utilización de ciertos manico-
te automáticamente en una agresión patológica; si quiere escapar mios, o de los manicomios judiciales, como «secciones de casti-
de una situación psicológica de pasividad, de falta de autonomía, go» para prisioneros considerados como «punibles» por motivos
de inseguridad ( típica de la mayoría de las personas con trastor- contingentes o por motivos políticos. La psiquiatría -habría que
nos mentales, y por tanto de quienes han pasado a través de una añadir ahora- es una forma de represión que nunca aclara al in-
dura experiencia de reclusión institucional) y lucha con vigor, por teresado las imputaciones que se le atribuyen, ni le dice qué debe
tanto, en busca de una afirmación de sí mismo, intentando reac- hacer en el futuro. Ya inicialmente perplejo o !=Onfuso, el paciente
cionar con fuerza, la reacción del ambiente social será todavía psiquiátrico acaba por estarlo más.
más -violenta. La respuesta social es siempre la misma: el enfer- Por análogas razones, si una persona con trastornos mentales
mo es enfermo y así debe seguir, que se porte bien tal como co- comete graves actos antisociales de manera que, en cualquier caso,
rresponde a un enfermo, y se deje cuidar. debe ser internada, siempre es mejor (por más claro) que inter-
Por análogos motivos, muchos internamientos manicomiales se venga la policía en lugar del equipo psiquiátrico.
producen a partir de los hospitales civiles, por triviales motivos Entre los huéspedes tradicionalmente más numerosos de los ma-
disciplinarios y organizativos, o a consecuencia de simples protes- nicomios están las personas que viven solas, los marginados, los bo-
tas por parte del individuo. rrachos, las prostitutas, los vagabundos, los desarraigados y •10s
El internamiento de adolescentes y de jóvenes en el manicomio inmigrantes, los representantes de los estratos proletarios más gra-
se produce con cada vez mayor frecuencia por otro tipo de moti- vemente subprivilegiados, las personas que viven del cuento. El
vos. Actitudes de oposición a la familia, cerrazones y brusqueda- descenso en la escala social y la inseguridad y la precariedad de la
des típicamente reactivas de los adolescentes, ideas anticonformis- vida cotidiana, típicas de las capas sociales más bajas, son impor-
tas consideradas como «locuras» por los padres tradicionales (se- tantes factores de internamiento. Se ha discutido mucho para es-
gurísimos de la bondad de la educación impartida a los hijos, que tablecer si y hasta qué punto el descenso en la escala profesional
por consiguiente se convierten en las únicos culpables), el rechazo y social es consecuencia de un trastorno latente (en especial de
de ir a la escuela, melenas y eventualmente la sospecha de la tipo esquizofrénico) ya presente desde hace años, y hasta qué pun-
«droga», son considerados actualmente con gran frecuencia ~oti- to el mecanismo es al revés, o sea, si lo que ocurre es que el
vos suficientes para emitir un diagnóstico psiquiátrico (por eJem- descenso social provoca el trastorno, además de facilitar el inter-
plo, de «esquizofrenia inicial», o de «personalidad antisocial de namiento. Es licito suponer que ambos mecanismos están presen-
114 115
. ,,. .. -
r sustracción de las
tes: pero que, probablemente, el segundo es el
más impor tante. mo mental en la institución, la importancia de la , la inserción
ropas, de los objetos, de su propia identidad social ario, gober-
< I
esté mal plantea-
Es muy posible, por otra parte, que la ,regu nta mecanismos so- carcel
da. Es difícil, casi imposible, distinguir entre los en un mundo anónimo sustancialmente afín al .
ión, y de apari- nado por una compleja y férrea pirámide de poder casi siempre
ciales de explotación, de discriminación, de exclus Considérese que quien entra en el manicomio está
ortamiento ina-
ción en el futuro pacie nte de esquemas de comp , fuente a su \~ s problemas psi-
en una situación de fuerte angustia por los propio so, y más fre-
decuados, de reacciones poco aceptables socialmente
por tanto de ulte- cológicos y sociales; en ocasiones perple jo y .confu bado· por este
vez de explotación, discriminación, exclusión y cuentemente de lo que se supone ofendido y pertur loco»), tras-
inadecuadas juzga-
riores inada ptacio nes y ulteriores reacciones mismo acontecimiento ( «entonces, ¿significa que
estoy
Se trata de un
das finalm ente como inaceptables por la sociedad. os aspectos una tornado por problemas psicóticos de identi dad
personal. En tal
contin uo círculo vicioso, que constituye por much situación, el manicomio, de mane ra mucho más
incisiv a que la
psicológica de lo
carac terísti ca centra l, de fondo, de la evolución dad ya poco
cárcel, es el mecanismo de destrucción de una identi mismo ya
del mecanismo so-
que denominamos «trast orno mental», además segura, la anulación definitiva de un respe to de
uno
cial que conduce al internamiento.
la población, amenazado.
La ,extensión de la asistencia médica y social por Es fundamen-
A esto contribuye la mistificación de su función. lugar de tute-
ideología médica y
la difusión del poder de los médicos y de la nes la «humani- talmente un lugar de vigilancia para desviados,
un
psiqu iátrica , la mayo r acredibilidad» y en ocasio la y un basurero para indeseables. Quien acaba
en la cárcel, en
amiento, son al-
zación» de las instituciones psiqu iátrica s de intern l o en el inter-
un asilo para ancianos, en el hospital, en el cuarte manifiesta sus
temen te a modi-
gunos de los factores que han contri buido recien nado, se halla prisionero de una institución que el manicomio,
omiales, y en es-
ficar la composición social de los pacientes manic en aume nto los propios fines de manera no demasiado ambigua.
En
pecial de los agudos, entre los cuales están hoy la ambigüedad es radical. En prime r lugar, no result
a claro al inte-
favorecen el inter-
obrer os y los pequeñoburgueses. Las leyes que ro de los inter- resado (ni por otra parte a muchos otros, que,
sin embargo, no
namie nto «voluntario» e intent an reduc ir el núme a crear una nueva
día preciso, sea
lo dicen) por qué motivo preciso su destino, en ese , el hospital,
namie ntos «forzosos», u «obligados», contri buyen trasto rnada s, el manicomio en lugar de, según los casos, la· cárceldomicilio. Se
clientela: la const ituida por perso nas no gravemente tas» o «pri- o
el hospicio, el instituto da reeducación, o su propi fondo es, so-
aabier
que se intern an voluntariamente en las secciones s») esper ando
el
encuentra confrontado a una institución que en hospicio: pero
vilegiadas» (llamadas a veces «secciones neurológica ente científi- bre todo, una cárcel, un lugar de depósito, y un
altam , de hospital. Es
encon trar «trata mient os fuertes» y «ambientes todo ello barnizado, por decirlo de algún modo
cos» para resolv er sus problemas. amiento, ofre-
posible que alguien haya procurado, antes del intern sólo estoy aquí
cer ·a1 paciente una racionalización médica ( «yo hacer algunos
para curarme del agotamiento orgánico», o «para
precedido al in-
El manicomio y la ficción médica exámenes»); si esta racionalización médica no ha
«estás aquí para
médica y hospi- ternamiento se encuentra al· ingreso con las frases mente de lo que
En el interi or del manicomio rige una ficción curarte», «estás agotado, y puede que más grave
aplicaciones»; se
talaria .
«hospital es- pensabas», «sólo necesitas que te hagamos unas tes y mis-
La tende ncia a prese ntar el manicomio como un encuentra con los inútiles y estúpidos (pero impre
sionan
s años, para ha- reflejos, la tem-
pecializado» ha ido acentuándose en los último icar su potencia- teriosos) ritos médicos, el examen de orina, de los del doctor, la
cerlo parec er más eficiente y humano, y justif • peratu ra, la· ficha, guard ar cama duran te la visita
poco angustiado,
mient o.
blanc a y some- vigilancia permanente «en el caso de que esté un cológicos.
El pacie nte es acogido por personas con bata con pseudo- o se sienta mal», los inmediatos «tratamientos» farma te, y más
tido a ritos de expoliación y de sumisión justificados Otro momento en que la ficción médica es más eviden un de-
el porte ro del ma- 1' omio. En
razon amien tos técnicos. (Muchas veces incluso absurda, es el de la salida del paciente del manicha entendido que
a de toda justi-
nicom io viste la bata blanca, aunqu e esto carezc terminado momento el paciente está «tranquilo»,
me, y sirve para han pasado algu-
ficación higiénica: pero es simplemente un unifor debe decir que ya no tiene «las ideas de antes», elestroshock,
en nomb re de la nas semanas, o algunos meses, ha hecho un ciclo
de
recordar que quien mand a y enc;ierra lo hace
sobre todo si es el doctor de-
ciencia.) El tratam iento reservado al paciente, a» es un iti- o de psicofármacos, faltan camas, y por consiguiente que ha deter-
intern ado como «forzoso» en una «sección cerrad cide darle la baja. Muchas veces la situación social
activa, de anulación a expresa cierta
nerario de despersonalización, de degradación minado el internamiento sigue activa, y la famili
violencia física. do: el paciente
de su dignidad psicológica, muchas veces de pura perplejidad ante el regreso. Pero esto no es valora
mora h del enfer-
Goffman ha descr ito perfec tamen te la «carrera 117
116
lmente como
isis» (que se declina habitua «está pasan-
El propio término de «cr nte
agitación,, o bien simpleme nal que esta-
r e curado» o «clínicam
ente susceptible de
es juzgado «clínicament ente desprovistas de sentido) y la baj a
am
«ha tenido una crisis de
tivo del mecanismo institu
cio
do una crisis») es indica e, en efecto, trivializar y hacer imperso-
baja» (expresiones ampli prácticamente se- mos describiendo. Permit tanciarlo como un
o de aut ori dad «técnica» del paciente: permite dis rutinario y me-
es imp ues ta con un actamiento. _nal el comportamiento s,
me jan te a la del intern sin causas ni consecuencia
.".)- acontecimiento fortuito, s específico y particularmente indicativo
cánico. Otro ejemplo má tradicional del término «estado de paro
n
n manicomial del se refiere a la utilizació pasivo y que no
y efectos en la explicació a un paciente inmóvil,
La inversi61; de causas psicomotor» que designa en tales casos que el cerebro ha quedado,
com por tam ien to habla. Se supone a veces o en la
., do, «ob stru ido» o «agarrotado», per
origen de su ho- po r decirlo de algún mo a excluir toda po-
atr ía manicomial, y el ón mecanicista sirve par
La ese~cia de la psi qui ~ inversión de causas y ~fectos. El práctica esta interpretaci paciente «en es-
una actitud humana. El únicamente por
~ror, consiste en un~
pr~cis
comportamiento, am- sibilidad de comprender re inmovilizado
om10 tiene un cie rto po r el tipo de rela- cas i sie mp
tado de bloqueo» est á se ve forzado a asumir y mantener la única
m~ernado en ~l man1c tra tam ien tos y
r los
p_haine~te ocasionado po que est á sometido. La ficción médica, en una violencia psicológica; quiere oponerse
concede la institución si enderse y apar-
cione~ mterp~rsonales
a
to del int ern ado es actitud de rechazo que le autonomía, def
er que el com por tam ien que est e compor- mín imo de
a ella, recogerse con un rriendo, y de lo que no se siente dueño.
cambio, pem ute sos ten
ido a su enfermedad, y tarse de lo que le está ocu o un viejo an•
un ~echo autónomo, deb tifi ca los tra tam ien tos y el tipo de rela- Si un joven subnormal,
~e n~ o det erm ina y jusque debe ser sometido. Nunca se insistirá Veamos otros ejemplos. son propensos a evacuar heces u orina,
,
ciones mt erp ers ona les a hec ho de que el comportamiento de cual- ciano y arterioesclerótico er solos, o no consiguen sub ir o baj ar las
suf icie nte me nte sob re el rna da (e incluso si tienen dificultades en com rse, la respuesta típica de la institución
no me nta lm ent e tra sto escaleras sin riesgo de cae r sonda. El resul•
qu ier persona, est é o entendido correcta- piarlos, alimentarlos po
rna da) , no pue de ser es la de encarnarlos, lim posteriormente a estadios de dependencia
est á gravemente tra sto e respecto al tipo
de ma ner a independient nido y mantiene tado es que involucionan acidades de autonomía y de inteligencia.
me nte si se con sid era nte
que esa per son a ha ma n es cierto que en infantil, y pierden más cap gusta de redimirse prodigándose y ha-
de relaciones hum ana s
preciso momento. Si bie cos interpersona- n
En este caso la institució, atendiendo, cambiando las sábanas, pro-
en el pas ado y en ese ógi
sten mecanismos psicol ciéndose necesaria: o sealuido en la cama pierde rápidamente la ca-
la sociedad ext eri or exi por tam ien tos juzgados como «anómalos»
tegiendo. Pero el viejo rec de en el plano psicológico, y ve empeorar
les de inducción de com ar que en el int eri or del manicomio estos
érv pacidad de caminar, retroce y respiratorias; y el joven subnormal
o «locos», se pue de obs tos, y el paciente s
son má s activos y violen sus condiciones intestinale rde las relaciones con los demás y pasa
me can ism os inductivos ellos. tra tad o como tm animal
pie
ades de defenderse de les.
tie ne me nor es posibilid nicomio, y en es- de vida realmente anima eral: si a un in-
del int ern ado en el ma en breve a unos niveles nera mucho más gen
·En el cas o específico o, la est ruc tur a de vida a la que es Todo esto es cierto de ma ad humana, su comportamiento será
nic
pecial del int ern ado €ró tura de comportamiento institucional: se ternado se le quita su dig
nid
cia continua, a bruta-
doblegado es un a estruc el mismo comportamiento de la perso- es som etid o a vigilan
en indigno e inhumano; si , a actitudes de desconfianza, a violencias
con vie rte ráp ida me nte isión y de agresividad, de regresión y de les limitaciones de libertad de-
na, y est á hec ha de sum s y en comporta- ien to se har á cada vez- más pobre,
psicológicos empobrecido psicológicas, su comportam
refugio en esq uem as gradado, hostil, desespdoerado o violento. s (y, frecuen-
ula dos o monstruosos. la dosis de psicofármaco
mi ent os rígidos, ina rtic persona en el
numerosísimos. Si una significa que Es bastante conoci que regulados según el grado de integra-
Los eje mp los pue den ser to pro tes ta con vehemenc
ia, son
temente, el electroshock) nte institucional. La dosis de sedantes
mo me nto del int ern am ien que es «conteni- bie
ción del individuo al am uieto po r algún motivo, o si se supone
ión psicomotora», po r lo
«está en cri sis de excitac onces su agitación no hace más que au- inq
sube si el paciente está ( Pero no olvidemos que en muchos hos-
ent
da», o sea ata da: per o y qías en una ac- que tar dar á en dormirse. a a las 5 de la tarde, y todos los inter-
crónico permanece horas
me nta r. Si un int ern ado l, o se refugia agazapado bajo un banco y pitales psiquiátricos se •cen dar tiempo a que
titu d indiferente, inmóvi a, es un «catatónico» que ~ebe ser ingre- cama antes de las 7, par a
nados deben est ar en la descansen.) En la mayoría de los casos, el
le peg a a qui en Je est orba «graves»: per o estas actitudes sólo po- los enfermeros limpien y siguiente ~~cono-
sad o en un a sección par de inf orm ar~ y por con
zona del hospital en la
que los pacientes ya médico no se preocupa insomnio pueden deberse a una v1S1ta fa-
drá n em peo rar en una vida social reducida a niveles infrahumanos. ce si la inquietud y el apa ren tem ente
est án «gastados» y su parientes, o• bien a hechos
tes «sucios» o «agresivo
s» son general.men- llida po r par te de los 119
De est e modo, los pacien la institución donde su comportamiento
de
te colocados en sectores el paso del tiempo.
tiende a det eri ora rse con
118
1
1
ota justificación terapéutica
. Análoga, y '
verso de las sin ni siquiera la más rem
d, fundamentales en el uni del electroshock.
triviales (pero, en realida la discusión con otr o paciente crónico '¡ ión act ual
muy frecuente, es 1a utilizac en especial los neurolépticos, ofrecen
o
secciones de crónicos) com encia en el banco próximo a la estufa, Pero los psicofármacos, y inución de
acerca del orden de preced n de coliJlas o cigarrillos. sedantes, provocan una dism
todo tipo de ventajas. Són trastornadores par a la institución, y en
(..,(
o a una pelea por la posesió hock que los comportamientos más voluntaria. Pro-
preparativos par a el electros y bloquean la movilidad
También en este caso, los iente ponen todavía más inquieto al
~'l
debe hacerse a la mañana
inte rna do (po r no hab lar
sigu
de
de determinar un estado de
en sí), y
las consecuencias del shock eza, de
torp
fuertes dosis· disminuyen
vocan también daños hepátic año
os, cardíacos y renales: per
s con dos
o a un in-
is de neurolépticos fenotia
ternado «tratado» dur ant e mo al día (a los pacientes ambulatorios.
d- j
el aumento de sedantes pue a pen sar y comunicar lúcidamente, que nicos, incluso hasta un gra dosis de f
extravío y de incapacidad par su angustia. Pero esto no tiene mucha nte las mismas sustancias en
se les prescriben habitualme finalmente de una enferme-
,
,.
ar ), mu erto
no hacen más que aum ent ción: lo imp orta nte es que en todas las unos pocos miligramos al
día
hígado destrozado, no se
le hace au-
importancia par a la institula ficción médica par a explicar y reme- dad cardíaca, obeso y con
el
secuencia. La
ocasiones ent re en juego no provocaría ninguna con 1
¡, topsia, que por otr a par te dosis mu y fuertes de psicofármacos tie- f
diar. pacientes en utilización generalizada de limitada, muchas veces dudosa, y en
l tiende a intr odu cir a los
La institución m:micomia especial tiene dos modelos generales
1
ne una utilidad terapéutica xistente. Los psicofármacos sirven fun-
¡'
en
moldes preconcebidos, y nar los com- algunos casos totalmente ine n má s que al enfermo, y son prescri-
diferentes y bas tan te preciso
s a los que quiere uni fon de una per-
el ció
damentalmente a la institu en red uci r la vigilancia, las violencias
j
dos. El pri me r modelo es
l portamientos de los internaaboradora, que ayuda y trabaja, no hace tos con est a lógica. Per nút per o muchas veces son una auténtica
1
son a silenciosa, activa, col o es el del. pa- directas, las «contenciones»: que del enfer-
sus problemas; el segupd lógica, que destruye la psi
pre gun tas y no hab la de ado, al que se deb e ayudar, manejar, asis- camisa de fuerza farmaco . Est o no significa, sin embargo, que re- .1
ciente infantilizado, pasivizender con tra sí mismo: éste es el ideal mo al tiempo que su cuerpo rpanicomial má s tradicional.
1
tir en todo momento, def sulte preferible la yiolencia .¡
«objetivo» de tratamiento. 1
•• -1
La psicosis institucional
Disciplina y terapias después de .
unos años, y ·en ocasionesi invariable-
so custodiador, burocrátic
o y pseudo- Después de un período de
El manicomio es un univer del médico es absoluto y carente de nto manicomial provoca cas
er pocos meses, el internamie de comportantjento, que ha sido de-
científico, en el cua l el pod enfermo es la mente un tipo característico ional», o má s
o general de 1a gestión del cional», «regresión instituc
verificaciones, y el objetiv La gestión cotidiana de la institución nominado «neurosis institu cional». El inte rna do se recluye poco
d.
disciplina y Ja tranquilida da que se re- exactamente «psicosis institu te, indiferente_
sigue una pir ám ide mu y rígi situado, for- vierte en abúlico, dependien
en todos sus por me nor es es a poco en sf mismo, se con portamien-
s (cad a uno de los cuales
fier e tan to a los enfermero determinado nivel de poder) como a malhumorado, regresa a com
un inerte, sucio, mucha~ veces iciones y ctics» estereotipados y singu-
ma l o informalmente, en un preciso e tos infantiles, desarrolla pos nte limitada y
re los cuales siempre existe lina se han ina de vida extremadame
los mismos pacientes, ent cip lares, se ada pta a una rut ea sal ir. ela bor a con frecuencia con-
. Los ins trum ent os de dis des
informal ord en jerárquico ellos -e n ocasiones increíblemente bru- pob re de la que tampoco «delirios insti-
perfeccionado respecto a aqu ta. hace poc~s años, y aho ra también consolativo (los llamados
has vicciones delirantes de tipo stórico y ate mp ora l de las secciones de
tal es- que era n utilizados os.. Son sob re to.do el tipo de sección tucionales»). El mu ndo ahi son los respon-
ellos se han hecho «cient
ífic vacío de la vida cotidiana
nado o trasladado (en tre
las diferentes t crónicos, la sordidez y el ía, que también se ha descrito en los
a que el inte rna do es asig jera rqu ía); los psicofármacos; el elec- sables de est a sintomatolog que todos los
secciones siem pre existe una Est e es el motivo por el
tención (ata dur a en la cam
a o camisa de campos de concentración. va, responsabi-
tros hoc k; la celda; la con ecen. Una conducción acti
internados crónicos se par uce lentamen-
la vida de la sección se trad to institucio-
fuerza). instrumen-
por la utilización de los s utiliza- lizadora y má s hum ana de
Las posibilidades ofrecidas este tipo de com por tam ien
nos s_on a est e res pec to
las má te en la desaparición de det erm ina tam-
tós «te rap éut ico s. moder «pacientes catatónicos», y
en intentos toscos per o
reveladores: en nal, hace desaparecer los ón o la ~esaparición de los
interna-
das. También aqu í per sist cos italianos las inyecciones de
azufre uci
bién poco a poco la dismin tinentes», «sucios», y •violentos». Una
algunos hospitales_ psiquiátri o castigo dolo- dos catalogados como «in
con
má s tradiciona-
izadas recientemente, com distinguen los hospitales
coloidal •siguen siendo util a fiebre alta), de las características que
(el azufre coloidal provoc
ros o y como inmovilizador 121
120
1
_,¡
f _;;;...._;.
les de los al menos parcial mente renovados es la ausencia,
último s, de secciones para «sucios» o «violentos». - en estos del ~anico mio respecto a las demás instituciones «totales»
·'.t
clusión. de re-
El manicomio extrae gran parte de su fuerza institucional
Especi ficidad y no especificidad del manico mio una característica contradictoria: es al mismo tiempo un producde
de la .sociedad e~terior, y también un mundo cerrado, separad to
,)
la sociedad. Es cierto que en su interior rigen -no escrita o de
Se corre el riesgo de que la denunc ia de la realida d manico s- leyes
así como el análisi s de su estruct ura específica le convie mial ~onst~ osas y tambi~ n -con m~ frecuen cia de lo que parece_ :_
rtan situacio nes de auténti co sidismo .· Pero si estas leyes son
un m~do . en sí mism? , dotado de leyes propia s arcaica
no ahistón cas. A partir de ahí, es compre nsible
y s, cuando das de cerca y con paciencia, si se habla extensamente con
analiza-
las bue-
que el manico mio 1) nas gentes (médicos, enferm eros) que las viven como propias
aparez ca, .Y a ve~e~ sea denunciado, como una «aberra ción
indigna aplican, se descubre poco a poco una realidad simple y bastant y las
e
de la socied ad civih. La censur a, con demasi ada frecuen
cia mora- prendente. Los criterios que regulan la disciplina de la institucsor-
lista y emotiva, cuando no escandalizada, de sus crímenes
y y las relaclones entre empleados e internados son las mismas ión
momen tos más sórdid os y brutale s, sirve en primer lugar de sus regul~ las relacio nes
que
para en- human as en la socieda d exterio r. Los enfer-
masca rar el hecho de que las «aberraciones» del manicomio meros no son perversos ni especialmente ignorantes: son sobre
forman todo
parte ~e. un sis~em a cohere nt~; en segund o lugar, sirve persqnas de sentido común, muy frecuentemente bondad
para evitar
el anáhsi s polític o de los motivo s y de los mecani smos por los cua- ministr an su poder según criterios obvios y notorios; dicenosas. Ad-
les la «socied ad civil» se articul a sin solución de continu
idad tam- veces: «esto es como una familia»: y es cierto al pie de much:is
bién en estas instituc iones la letra,
con todas sus caracte rísticas . porque en la institución estos padres y madres autoritarios y
La denunc ia de los chores bienhe-
manico mios, y la lucha contra su lógica, admini stran a manad as de niños grande s turbule ntos, pere-
puede ser un momen to de una correc ta batalla polític zosos, necesitados de ayuda, a veces algo caprichosos, «alguno
a contra los in-
centro s de poder de este sistem a social, y en favor de una cluso malo•, muchos sin embargo lunáticos e idiotas. Estos
toma
conscie ncia de sus mistificaciones; pero cuando esta denunc de mos provoc an grande s ansias pero su gestión
enfer-
hecha ia es no es, origina riamen-
únicam ente en nombr e del human itarism o genéric o, del pro- te, una gestión especial: es_ sobre todo una gestión de sentido
greso y de la democ racia, se convie mún en una situación de poder muy especial, y dotada c1.c co-
rte muy fácilme nte en un modo escasas
para obtene r mejora s y racionalizaciones organizativas satisfacciones para quien trabaja en ella.
enteramen-
te ·margi nales. El sistem a capital ista se sirve frecuentement En cuanto a los médicos manicomiales se comportan de manera
e de de-
termin ados escánd alos para sus propia s luchas interna s sustancialmente uniform e, tanto en el interio r del hospita
de
con las· comisi ones de investi gación obtiene la poda de las
poder; · en los ambulatorios gratuit os para pacientes dados de baja. l como
«ramas (Si tie-
secas» y una adecua ción más moder na de las estruct uras nen clientes de pago y privados es otro discurso.) ·El médico
psiquiátri- aplica
cas a nuevas exigencias represi vas. en el manicomio los mismo s criterio s que guían su compo rtamien to
El intento , típico de sociólogos como Goffman, de demos. . en las horas que pasa fuera de sus muros. Si este compor
tamien-
en qué modo (pero no por qué) trar to es apresurado e impersonal en el ambulatorio, también
las «institu ciones totales»
mios, cárcele s, reform atorios ,. hospic ios y -añadi
(manic o- en el manicomio, con alguna diferencia ligada al hecho de lo será
mos nosotr os- el ambula que en
tambié n cuartel es) se asemej an tanto entre sí, y reserva torio el pacient e tiene un mínimo de «contra ctualid
huéspe des tratam ientos análogos, es un i_n~e!'to limita~o
n a sus respecto al médico: allí el médico debe tomar en conside ad•
Y. ración
tos aspecto s desorie ntador . En estos anahs1s el ma1;uco en cier- una serie de control es sociales , mientra s que en el manico
ducido a una serie de estruct uras genera
mi? es re- general, puede hacer mucho más libremente su voluntad. Enmio, en
les de relacio nes mterper- el ma-
sonales , a estereo tipos sociológicos abstra~tos, a ~órm~las nicomio, las consecuencias son mucho más graves: pero las
liación .ritual de la person alidad human a siempre_ 1dé':1t!c
de expo- se hallan fuera de sus muros. Así pues, es sobre todo fuera causas
as de sus
De este modo, se acaba por perder de vista la hist~rtc tdad entre sí. muros ·donde se forman las estruct uras de poder y los esquem
estruc turas, es decir, su razón de ser social y polític a..
de estas de comportamiento que (en ocasiones degradados y poco reconocas
bles) regulan también las relaciones en el seno del institut i-
1 Al sobrev alorar lo especlfico «institu ción total» se pierde o de in-
por una ternamiento.
l parte la posibil idad de compr ender la continu ida~ del
con las formas polític as y los modos de las relaciones
1;11anicomio
interperso-
El manicomio descubre en ocasiones algunos aspectos de la opre-
nales más allá de sus muros sión y de la hipocre sía que constitu yen la infraes tructur a
y de las instituc iones
cir, en la vida cotidia na, en la familia, ~n los ambul~ tonos
«tot~le s», es. de- social en el capitalismo: pero no explica dicha opresión ydedicha la vida
médicos, pocresía. El manicomio no explica los porqués de sí mismo, hi-
en los hospita les civiles, en las comisa rías de ??l!cfa
otra, se acaba por desteñ ir los aspectos de espectf,c,dad, pstqutd et~. "f P.ºr cho menos los de la sociedad exterior: es, por el contrario, y mu-
trica
la es-
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tructura social lo que produce y explica el manicomio. De este mo- 1968 más del 90 por ciento de los internados de los hospitales in-
do, es en relación con la lucha de clases, y en el ámbito de los te• -~
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gleses y galeses vivían en un régimen de puertas abiertas.
mas que estudiantes, obreros y técnicos elaboran y asumen en sus La apertura de las puertas de una sección es la verificación car-
reivindicaciones sociales y en la vida cotidiana, cómo se organizan dinal (y quizá la única verificación válida) del inicio de la crisis de
las luchas contra las causas del malestar psíquico contra su ges- los principios tradicionales del manicomio. Abrir las puertas sólo
tión represiva. La coordinación de la clase obrera con las fuerzas ·} es posible si preexiste un clima suficientemente humano entre per-
que luchan en el seno de la institución constituye, pues, una premi- sonal y pacientes y si existe una consciente e inteligente estructu-
sa posible para la transformación real de esta última. ra terapéutica y organizativa apta para resp·onsabilizar a todos en
torno a... un fin común. La evolución hacia la «comunidad terapéLti• ·, 1
La renovación manicomial {i ca» (véase a continuación) está implícita. Puertas abiertas (open .1
H
doors) significa también no restraint, o sea, renuncia a la utiliza-
ción de lechos de contención y camisas de fuerza. La renuncia total
Los intentos de mejoramiento de la estructura manicomial par- y definitiva a ambas cosas, que mue-has veces son auténticos ins-
ten de varios tipos de exigencias. trumentos de tortura, es posible en cualquier hospital psiquiátri-
En primer lugar, el poder estatal puede estar interesado, sobre co a partir de las primeras fases de su renovación. Mientras perma-
todo en los momentos de. pleno empleo, en recuperar al menos una
P?rte ~e la fue~ de t~abajo que se deteriora en los pabellones ma-
mcom1ales. Al mismo tiempo, es fácil que se Je exija al manicomio
que convierta en «civiles» al menos una parte de sus pabellones
\
',
más el de suscitar problemas que el de resolverlos; sus tareas ins-
titucionales deben estar lo más ampliamente posible desvincula-
·• tornos mentales, y éstos pueden ser más o menos enumerados del das de obligaciones legales, y de relaciones con las autoridades po-
siguiente modo: Ja miseria con todas las dificultades materiales y liciales. Debe limitarse a satisfacer los demandas de asistencia
morales que la acompañan; la ignorancia; la emigración; una:, que concretamente puede asumir, dando la precedencia a los pa-
condiciones educativas especialmente desv~ntajosas para el niño, (¡ cientes pertenecientes a las categorías sociales menos privilegia-
r' das (y, en especial, a los que corren el riesgo de internamiento),
tanto en lo que se refiere a su relación con los padres como a su
relación con sus coetáneos, o también la selectividad, la opresión pero subordinando el trabajo asistencial a un trabajo preventivo
•
138 139
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políticamente correcto; debe poder desplazarse fácilmente al do- de Reggio Emilia durante unos años a partir de 1969, pese a cre-
micilio de los pacientes; implicar cada vez que sea posible a fa. cientes obstáculos políticos, hasta el momento de la ·redacción de
millas y personas, grupos, estructuras sociales ( como las estruc- este libro.
turas de barrio) al margen de la familia; hacer intervenciones téc- Una estructura de este tipo no tiene por objetivo fundamental
nico-políticas en las escuelas (pero no a petición y bajo las órde- resolver contradicciones individuales y sociales, pero ofrece de to-
D:es de las autoridades escolares) y en las fábricas (pero sólo a par• dos modo un servicio y unas terapias. Sin un «preocuparse», con-
tu- de una demanda de los obreros); estar disponible para inter• creto y eficaz, por las dolencias individuales, -no. es «creíble» nin-
venciones _domiciliarias intensivas incluso en situaciones graves, gún discurso sobre la «prevención política•. Y es precisamente a
pero procurar no intervenir nunca si no en contra de la opinión de partir de los casos concretos, incluso graves, y de su tratamiento,
los pacientes designados, y <'n ningún caso en colaboración con cómo es posible transportar las contradicciones psicológicas a las
la fuerza pública; intentar, si es posible, no «tratar» a cada pa- contradicciones sociales, y abrir concretamente un discurso polí-
ciente ai~ladamente sino tratar~os conjunt~mente, en situación de
grupo; ligar estrechamente la intervención terapéutico-asistencial
.
venc1ones.
.
tico, a través de debates colectivos,. reuniones, discusiones e ínter-
a la intervención política (planteando los problemas más concre- Este tipo de trabajo permite en otras cosas realizar una serie
tos de la. salud y del bienestar); favorecer el nacimiento y el cre- de comprobaciones más tradicionalmente «científicas»: sobre las
cimiento de otras estructuras asistenciales dirigidas por la pobla- posibilidades y los límites de las terapias y de los ambulatorios
ción y la base obrera y campesina, y políticamente conscientes y de grupo; sobre los límites y las técnicas de la psicoterapia de la
«avanzadas» (estructuras de defensa de la salud de los trabaja- familia en ambientes proletarios; sobre la posibilidad de tratar en
dores, de defensa de los derechos dP. la infancia, de asistencia a su casa a pacientes gravemente psicóticos; sobre los límites de la
los ancianos); suscitar cada vez que sea posible reuniones y dis- «espontaneidad terapéutica» en voluntarios o en los operadores
cusiones colectivas; des~ollar un trabajo terapéutico que tienda menos expertos; sobre las posibilidades reales de sustentar siem-
a unir el proceso de curación a la toma de consciencia, por parte pre la psicoterapia en la «toma de consciencia»; sobre -la utilidad
del paciente y de su grupo referencial, acerca de sus contradiccio- y los límites de un planteamiento terapéutico que utilice el psico-
nes personales y sociales; operar en favor de un control de base análisis, o la psicología de los grupos, o las técnicas psicoterapéu-
de Jas instituciones psiquiátricas (manicomios en primer lugar), ticas relacionales, entre operadores politizados en sentido marxista;
.i
y por su cuestionamiento. Un trabajo de ese tipo sólo puede ba- etcétera.
sarse, probablemente, en una serie de pequeños equipos de 3-10 Los límites más inmedi~tos proceden por una parte de las gran-
personas, estrictamente ligados cada uno de ellos a una zona con• des dificultades que se encuentran al querer superar los prejui-
creta y a sus luchas, y formado exclusivamente por personal poli- cios y la ideología dominante de la población en lo que se refiere
tizado, en el que los operadores psiquiátricos de base (los «enfer- a los trastornos mentales, su «tratamiento•, y el papel de los mé-
meros» -o mejor dicho los que en los Estados -Unidos son denomi- dicos y de las medicinas; por otra, proceden del hecho de que un
~ados «trabajadores de higiene mental de comunidad -) posean un trabajo de esta indole no puede (ni debe) desarrollarse por inicia-
alto nivel de cualificación técnica y una notable autonomía ope- tiva exclusiva de un grupo de operadores, sino que debe ser lle-
rativa. (Gran parte de los enfermeros de los centros de Reggio no vado a partir de las más vivas y válidas presiones políticas exis- •• ..
tenían ninguna experiencia psiquiátrica antes de comenzar a tra- tentes en la localidad, articulándose con las luchas que se desa•
bajar y fueron elegidos precisamente por este motivo: fueron s~• rrollen concretamente en el territorio. Nos hallamos ante la im-
lcccionados a partir de sus motivaciones para hacer un trabaJO posibilidad de hacer «experiencias de un espacio cerrado», o «van-
de ese tipo, y sus capacidades de relación humana con los pa- guardismos» desvinculados .del contexto social y político auténtico.
cientes; algunos de ellos se han convertido en psicoterapeutas de Si, por dar un ejemplo, se quiere provocar en una fábrica una
altísimo nivel.) Otro aspecto se refiere a la gestión interna del acción de discusión, encuesta de base, y toma de consciencia co-
lectiva sobre las relaciones entre organización del tra~ajo y neu-
trabajo, que sólo puede basarse en la colaboración de grupo, en
rosis, está claro que esta iniciativa debe articularse con la situa•
la homogeneización de las funciones y en una disminución del
ción de las luchas obreras en la zona y en dicha fábrica: de este
poder tradicional de los médicos, en la «plena dedicación• para
modo, en determinados momentos, una encuesta autogestionada
todos, en una relación muy informal entre los operadores, y en fre-
sobre la salud mental de esa fábrica puede tener un sentido polí-
cuentes y amplias comprobaciones colectivas de las líneas opera-
' tico, y ~er «sentida. por la base; en otros momentos, es posible
tivas.
que el problema de la salud mental pase a segundo plano, o deba
En condiciones políticas favorables es posible un trabajo de ser arrinconado, porque existen objetivos más urgentes, referentes.
ese tipo. Ha sido posible y ha tenido un sentido como actividad de
por ejemplo, al salario, o a la garantfa de empleo.
los Centros de Higiene Mental (Servicio Psiquiátrico Provincial)
141
140
Dificultades y obstáculos mucho más concre~os ongman los internados, cárceles, e incluso en la industria para hacer colabora r
ambient es políticos y profesionales reaccionarios, conseivadores u mejor a los obreros.
~¡ oportuni stas: es decir, los ambientes de derecha, los ambientes psi- En cuanto al mito de la «no violencia» respecto a los pacientes
quiátrico s manicomiales o universitarios, la corporación médica, psiquiátricos, enmasca ra el hecho de que cualquie r caso psiquiá-
y todos los centros de poder interesad os en la permanencia del trico es el producto de una violencia, y que cualquier tratamiento
status quo. Viceversa, conviene insistir en el hecho de que las ini- psiquiátrico se basa -sobre todo en el interior de las institucio-
1
[!1i
1,
~-,i ciativas psiquiátr icas en el territorio y en las. instituciones de in- nes de internam iento-- en una ineliminable relación de poder (que
ternamie nto tienen posibilidades de desarrol lar •un traoajo polí- se sustenta en privilegios de clase), y -con inás frecuencia de lo
ticament e útil en la medida en que consigan vincularse y adap- que se suele admitir - en violencias psicológicas o materiales muy
tarse a las necesidades y a las reivindicaciones de la base popular, precisas. Baste con pensar en el hecho brutal de que no es po-
y a las luchas políticas y sindicales de clase allí donde existen sible, en nuestra sociedad, ayudar y asistir a todos los casos con
necesidades y problemas psiquiátricos sin recurrir en ocasiones a
¡;1
activame nte y no están aprision adas por una gestión meramen te
reformis ta. • dosis elevadas de calmantes o a alguna limitación material de la
libertad personal del paciente.
También las experiencias «alternativas» de psiquiat ría «extra-
i Los límites generales de las experiencias psiquiátricas «alternativas» manicomial», es decir, «en el territorio», presenta n límites eviden-
f¡i
1,
tes. Al igual que ocurre con las «comunidades terapéuticas», co-
La humanización y la democratización de la asistencia psiquiá- rren el riesgo de ser «experiencias ejemplares», posibles en circuns-
t,, trica pueden ser un paso político hacia adelante, que abre nuevas
contradicciones y desmistifica la falsa pretensi ón de neutralidad
tancias afortuna das o excepcionales, y válidas únicame nte por la_s
indicaciones que ofrecen acerca de cómo operar y comport arse en
de la psiquiat ría. Pero también pueden ser una operación de co- ciertos casos psiquiátricos y en ciertas circunsta ncias sociales, pero
bertura, y la elaboración de instrume ntos más refinados y efica- no en todos los casos ni en todas las circunsta ncias. Su incidencia
ces de opresión y de mistificación. El significado de las experiencias social y política sigue siendo marginal: es incluso esta marginalidad
psiquátr icas «alternativas» no debe sobrevalorarse: en sustancia, la que garantiza su supetvivencia. Los organismos privados o pú•
blicos que aseguran el necesario financiamiento a estas estruc-
se trata únicame nte de entende r qué significa el término «alter•
nativo». La «comunidad terapéut ica» es una respuest a al manico- turas asistenciales nunca han sido organismos revolucionarios, y
siempre tienen su finalidades propias. Cuanto más peso, autonom ía
mio tradicional, pero en el fondo no es más que un manicomio no
e importancia adquiere la experiencia psiquiát rica extramanicomial
tradicional, que a veces -pero no siempre - permite vislumbrar «alternativa» y «avanzada» de la zona, más interés tiene la admi-
«nuevas relaciones humanas» porque, en el fondo, no cuenta di- nistración en llevarla por 1os caminos de un servicio de asistencia
rectamen te con la realidad social y política que está más allá de pública eficienté y «moderno» que respete las reglas generales del
sus muros. La técnica neocapitalista de la autogestión ofrece a los juego, y se limite a ofrecer sin demasi~das sacudidas una contri-
psiquiat ras manicomiales y a los custodios del orden público un bución a las líneas políticas (según los casos ·conseivadoras, reac•
modo algo más humano, eficaz e indoloro de adminis trar las vie- clonarlas, o civilmente progresi stas) prevalecientes en las fuerzas
jas finalidades de asistencia, represión y reeducación respecto a las que son arrendat arias locales del poder estatal y administ ran la
personas consideradas «enfermos mentales», y «que hay que se• tutela del orden «civil».
parar de su ambiente». La ideología interclas ista de la igualdad, Tampoco sería justo, por otra parte, pretender- que las cosas
de la tolerancia y de la comunid ad no siive necesariamente a una fueran siempre distintas. La revolución no se hace con la psi•
toma de consciencia: si bien es cierto que m determinados mo- quiatría, ni siquiera la lucha política se puede hacer únicamente-
mentos históricos y situaciones concretas una experencia de «co- con la psiquiatría. Todas las experiencias psiquiátricas «alterna-
'1 munidad terapéutica» puede asumir un importan te y _positivo sig- tivas» son únicamente experiencias mds avanzadas, que si son lle-
¡;,
hf
nificado político, contribuyendo, por ejemplo, a luchas y «creci- vadas correctamente y si la situación es favorable pueden ofrecer
mientos» de masa en estudiantes y obreros, también lo es que en ocasiones, durante período determinado, una contribu ción
muy fácilmente puede ocurrir lo contrario. La comunidad tera- útil y correcta t~nto a las luchas políticas de masas como a una
péutica puede ser una coartada asistencial, relegada a los márge- más clara toma de consciencia de las contradicciones de la socie-
nes; la ideología de experiencias de este tipo puede seivir de en- dad en estudiantes, operadores, administradores, sindicalistas, cua-
'I
<I
mascara miento y cobertur a de problemas políticos y de clase 'I dros políticos y mer.os ciudadanos. fero basta un pequeño cam-
más graves y más reales; de este modo, algunas técnicas especí- bio de la situación política general, o un mínimo desfallecimiento·
i
ficas de la comunid ad terapéut ica son utilizadas actualmente en de los operadores psiquiátricos a los •mitos, a las lisonjas técnicas
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143'
n 142
II
1.d
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(y, muchas veces, a las precisas presiones de los burócratas) que que, en el fondo, y también por motivos psicológicos, sería más
empujan hacia el asistencialismo y el eficient(smo, para que tam- justa- se les hace pagar en función de sus posibilidades), pue-
bién ese margen de utilidad política «disfuncional al sistema• se den suceder dos cosas. 1) El personal trabaja a título voluntario
desmorone, y toda la actividad psiquiátrica vuelva a ser funcional, o semivoluntario, pero en tal caso debe tener otros ingresos (e
sin residuos, a las exgiencias del orden y del poder. ingresos· privilegiados), no puede movilizarse sindicalmente, se ale-
Si por «antipsiquiatría» se entiende una acción organizada para ja de las luchas políticas y sindicales de los trabajadores sanita-
abolir no sólo los manicomios sino también todas las terapias psi- r rios, está dividido, y a la larga no se compromete suficientemente.
quiátricas mistificantes, integradoras y opresivas, es preciso decir (A menos que -en ocasiones- la estructura asistencial «alterna-
que una acción así (sobre cuyo realismo, posibilidad y «garra» tiva» además de estar fuertemente politizada tenga también di-
política cabría, en cualquier caso, discutir ampliamente) no puede mensiones y ambiciones muy reducidas.) 2) O bien se aceptan le-
tampoco ser emprendido por quien es operador psiquiátrico. No \ gados, sueldos y subvenciones, pero éstos, tarde o temprano (ha·
se trata aquí, evidentemente, de exhumar la pretensión individua- bitualmente temprano), condicionan la finalidad de la iniciativa.
lista, veleidosa, elitista, ingenua y políticamente incorrecta del (Esta es la historia, por otra parte, de las free clinics aparecidas
operador-técnico que -según dice- «niega su propia función». Una en los Estados Unidos en 1968.)
afirmación de esta naturaleza carece de sentido. Quien quiere cam- El operador puede intentar vincularse a movimientos revolu-
biar de oficio siempre lo puede hacer (y en ocasiones hace bien), cionarios de masas y obtener márgenes de autonomía en la insti•
de la misma manera que está claro que hay situaciones en las que tución, pero esto sólo puede ocurrir en casos excepcionales y den·
l hacer de «operador psiquiátrico de izquierda» resulta imposible o tro de ciertos límites. (En este sentido, el caso más interesante de
1• mixtificante, y uno se ve obligado a limitarse a hacer política de vínculo orgánico entre iniciativas políticas de base e iniciativas
cualquier oti:o modo. (Pero es útil recordar también que Frantz psiquiátricas «inconformistas» parece haber sido el desarrollo en
Fanon, • médico y revolucionario, nunca abandonó -contrariame n- la comunidad puertorrique ña del barrio neoyorquino de South
te a lo que algunos creen- su oficio de psiquiatra.) Quien, por el Brome a partir de 1968.) De este modo, el operador podrá y deberá
contrario, no quiere cambiar de oficio, debe llegar a compromisos. luchar a fin de que cada vez· que sea posible, los problemas psi-
Lo que· nos interesa es preguntamos qué puede hacer el operador quiátricos, aparentemen te «técnicos•, sean llevados a su terreno
que trabaja en el campo psiquiátrico, en la medida en que se plan- real, que es el político, y a fin de que las .luchas se desarrollen en
tea el problema de aportar algunas orientaciones políticas a su r dicho terreno: pero ésta no es una batalla que pueda ser vencida
modo profesional de operar. No hay que hacerse excesivas ilusio- en fa actual situación histórica, aunque en ocasiones exista la po-
nes: incluso en los casos mejores los espacios son restringidos. sibilidad ,de éxitos parciales. No serán los operadores ni los admi-
Quien trabaja en el campo psiquiátrico (de modo análogo a quien nistradores quienes «liberarán la psiquiatría»: y, en último tér-
es operador-técnico en una ·escuela, en un reformatorio o en una mino, una psiquiatría a:altemativa» y- «en contra del sistema• nun-
cárcel) es, en último término, el si~rvo de una estructura de poder ca ha existido. En nuestra sociedad, la psiquiatría es y seguirá
es decir, depende siempre de quienes, al darle dinero y medios siendo, mientras la sociedad esté dividida en clases, uno de los
para trabajar y vivir,· quieren a cambio un setvicio preciso. Por instrumentos de represión y de integración de que dispone el Es-
ejemplo, de la misma manera que un hospital psiquiátrico público tado, y por tanto la clase en el poder, para administrar sus privi-
es obligado por la ley a tutelar a los internados, a custodiarlos den- legios. El Estado no pu~de renunciar a ello: no puede renunciar
tro de él, a no dejarles escapar (si se ecapan, o deben ser dados a· disponer de las cárceles, y tampoco renuncia a administrar los
inmediatame nte de baja o hay la obligación de advertir a la po- manicomios y las estructuras equivalentes, o los servicios psiquiá-
licía para que los vaya a buscar), también los servicios psiquiátri- tricos en general.
cos extramanicomiales tienen en ocasiones la obligación, por parte De momento, las cosas no pueden ser diferentes: la psiquiatría
de las autoridades públicas, de intervenir para controlar el com- no _Podrá ser restituida a una función únicamente terapéutica, es
portamiento de las personas· que, en la comunidad civil, escanda- decir, no podrá ser «liberada» a no ser en una sociedad sin clases.
lizan o son consideradas peligrosas. Pero las exigencias del poder Pero es posible también que en ese momento las contradiccio-
son muchas veces más complejas y sut~les, aunque no ciertamen- nes sociales que dominan la aparición de los trastornos mentales
te menos férreas. •• estarán atenuadas o habrán desaparecido.
También la idea· de no estar condicionados por ninguna forma
de financiamiento es una ilusión. Si unos terapeutas sin sueldo
piden a los pacientes ~na aportación capaz de financiar la in_icia-
f
¡
tiva psiquiátrica, equivale a seleccionarlos, y tratar a los más neos.
Si, por el contrario, no se hace pagar a, los pacientes (o si -cosa
144
145
f
•'
NOTAS
Sobre los hospitales psiquiátricos existe actualmente una literatura muy
amplia. El texto principal sigue siendo Asylums de E. Goffman (Double-