Está en la página 1de 3

El Dios que no escatima

24 de julio de 2022
Tiempo de lectura: 4 minutos

No hay nadie que no haya pedido en esta vida. Desde que nacemos lloramos para
pedir biberón y atención, lo cual nos demuestra que pedir es una cuestión de
instinto. Lo que no siempre hemos hecho, sin embargo, ha sido pedir en el
nombre de Jesús, así como Él nos invita a hacerlo.[1] La fuerza de nuestra
petición está en nuestra fe, pero la autoridad está en Su nombre. Y el Señor
quiere darnos buenas cosas a quienes le pedimos con fe.[2]

Dios, como nuestro Padre, nos da Su ADN (el Espíritu Santo), pero también sabe
que eso no basta para satisfacer nuestras necesidades en la Tierra: todos
necesitamos recursos para subsistir. Por lo tanto, si no escatimó ni a Su Hijo
Jesucristo por nuestra salvación, sería ilógico que no nos diera todo lo demás.[3]

Este ejemplo de entrega también lo podemos ver en Jesús, quien tampoco


escatimó Su sangre por amor a nosotros.[4] Él no vino al mundo por los gentiles,
sin embargo no le niega la salvación a quien sea que crea en Él.[5] Por otra parte,
David tampoco escatimó: de su corazón nació invertir los mejores recursos para
la construcción de un templo a Jehová[6] aunque no fuera él sino su hijo
Salomón quien lo construyera.[7]

Si somos capaces de darle a Dios lo mejor, también podemos pedirle lo mejor.


Esta es una verdad que Abraham tenía presente porque tampoco escatimó al estar
dispuesto a sacrificar a Isaac, su único hijo, en ofrenda al Señor. Cuando somos
generosos[8] y demostramos a Dios lo que estamos dispuestos a ofrendarle, Él
mismo nos provee para que podamos hacerlo[9] y esa entrega incondicional
provoca que Él nos jure multiplicación.[10] ¡Estamos bendecidos bajo
juramento![11] Y aunque muchos crean que pueden lograrlo por sí solos sin
nuestro Padre, la bendición proviene de Él. Por eso el patriarca de Israel no
aceptó las riqueas que le ofreció Melquisedec: para que quedara claro que a él
solo lo podía enriquecer Dios.[12]

Como iglesia somos bendecidos porque contamos con la gracia de nuestro Padre;
por eso seamos dadores alegres y entreguemos la milla extra al Dios que no
escatima.

[1] Juan 16:23-24: En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os


digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora
nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea
cumplido.
[2] Mateo 7:7-11: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os
abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama,
se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará
una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros,
siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro
Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?

[3] Romanos 8:32: El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó
por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?

[4] Juan 19:33-34: Mas cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le
quebraron las piernas. Pero uno de los soldados le abrió el costado con una
lanza, y al instante salió sangre y agua.

[5] Juan 1:11-12: A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que
le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos
de Dios.

[6] 1 Crónicas 22:14: He aquí, yo con grandes esfuerzos he preparado para la


casa de Jehová cien mil talentos de oro, y un millón de talentos de plata, y
bronce y hierro sin medida, porque es mucho. Asimismo he preparado madera y
piedra, a lo cual tú añadirás.

[7] 1 Reyes 8:17-18: Y David mi padre tuvo en su corazón edificar casa al


nombre de Jehová Dios de Israel. Pero Jehová dijo a David mi padre: Cuanto a
haber tenido en tu corazón edificar casa a mi nombre, bien has hecho en tener
tal deseo.

[8] 2 Corintios 8:1-4: Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios


que se ha dado a las iglesias de Macedonia; que en grande prueba de
tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en
riquezas de su generosidad. Pues doy testimonio de que con agrado han dado
conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas, pidiéndonos con muchos
ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los
santos.

[9] Génesis 22:13-14: Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus
espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y
tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo. Y llamó Abraham
el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá Por tanto se dice hoy: En el monte
de Jehová será provisto.

[10] Génesis 22:15-17: Y llamó el ángel de Jehová a Abraham por segunda vez
desde el cielo, y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has
hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y
multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que
está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos.
[11] Hebreos 6:13-14: Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no
pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo, diciendo: De cierto te
bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente.

[12] Génesis 14:18-23: Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios
Altísimo, sacó pan y vino; y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios
Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que
entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo. Entonces
el rey de Sodoma dijo a Abram: Dame las personas, y toma para ti los bienes. Y
respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano a Jehová Dios Altísimo,
creador de los cielos y de la tierra, que desde un hilo hasta una correa de
calzado, nada tomaré de todo lo que es tuyo, para que no digas: Yo enriquecí a
Abram.

También podría gustarte