Salomón y de los errores que cometió en sus últimos años? Antes de morir, David aconsejó a su hijo Salomón: “Si tú [...] buscas [a Jehová], él se dejará hallar de ti” (1 Crónicas 28:9). Cuando ascendió al trono, Salomón fue a Gabaón, donde se hallaba la tienda de reunión, y ofreció sacrificios a Dios. Allí, Jehová le hizo esta invitación: “¡Pide! ¿Qué quieres que te dé?”. En respuesta a la solicitud del rey, Dios le dio generosamente sabiduría y conocimiento para juzgar a Israel, pero además de eso, le dio riquezas y honra (2 Crónicas 1:3-12). El rey construyó un magnífico templo utilizando el plano arquitectónico que David había recibido de Jehová. Pero no buscó la guía divina en sus asuntos matrimoniales. Se casó con mujeres que no adoraban al Dios verdadero. Cuando el rey envejeció, ellas le alejaron el corazón de Jehová (1 Reyes 11:1-10). Prescindiendo de lo prominentes, sabios o entendidos que parezcamos ser, es importante que sigamos “asegurando[nos] de lo que es acepto al Señor”.
1 Crónicas 29:10-19 “En consecuencia, David
bendijo a Jehová ante los ojos de toda la congregación, y David dijo: “Bendito seas, oh Jehová el Dios de Israel nuestro padre, desde tiempo indefinido aun hasta tiempo indefinido. Tuya, oh Jehová, es la grandeza y el poderío y la hermosura y la excelencia y la dignidad; porque todo lo que hay en los cielos y en la tierra es [tuyo]. Tuyo es el reino, oh Jehová, Aquel que también te alzas como cabeza sobre todo. Las riquezas y la gloria las hay debido a ti, y tú lo estás dominando todo; y en tu mano hay poder y potencia, y en tu mano hay [facultad] para hacer grande y para dar fuerzas a todos. Y ahora, oh Dios nuestro, te damos las gracias y alabamos tu hermoso nombre. ”Y sin embargo, ¿quién soy yo y quién es mi pueblo, para que retengamos el poder para hacer ofrendas voluntarias de esta manera? Porque todo proviene de ti, y de tu propia mano te hemos dado. Porque somos residentes forasteros delante de ti, y pobladores lo mismo que todos nuestros antepasados. Cual sombra son nuestros días sobre la tierra, y no hay esperanza. Oh Jehová Dios nuestro, toda esta abundancia que hemos preparado para edificarte una casa para tu santo nombre, de tu mano es, y a ti todo ello pertenece. Y bien sé yo, oh Dios mío, que tú eres examinador del corazón, y que es en la rectitud en lo que te complaces. Yo, por mi parte, en la probidad de mi corazón he ofrecido voluntariamente todas estas cosas, y ahora he tenido gozo en ver a tu pueblo que se halla aquí ahora hacerte ofrendas voluntariamente. Oh Jehová el Dios de Abrahán, Isaac e Israel nuestros antepasados, mantén esto, sí, hasta tiempo indefinido como la inclinación de los pensamientos del corazón de tu pueblo, y dirige su corazón a ti. Y da a Salomón mi hijo un corazón completo para que guarde tus mandamientos, tus testimonios y tus disposiciones reglamentarias, y para que haga todo, y para que edifique el castillo para el cual yo he hecho los preparativos”.”
1 Reyes 11:1-10 “Y el rey Salomón mismo amó a
muchas esposas extranjeras junto con la hija de Faraón, a moabitas, ammonitas, edomitas, sidonias [e] hititas, de las naciones de las que Jehová había dicho a los hijos de Israel: “Ustedes no deben meterse entre ellas, y ellas mismas no deben meterse entre ustedes; verdaderamente inclinarán el corazón de ustedes a seguir a los dioses de ellas”. A ellas se adhirió Salomón para amarlas. Y llegó a tener setecientas esposas, princesas, y trescientas concubinas; y poco a poco sus esposas le inclinaron el corazón. Y al tiempo en que envejeció Salomón aconteció que sus esposas mismas habían inclinado el corazón de él a seguir a otros dioses; y su corazón no resultó completo para con Jehová su Dios como el corazón de David su padre. Y Salomón empezó a ir tras Astoret, la diosa de los sidonios, y tras Milcom, la cosa repugnante de los ammonitas. Y Salomón empezó a hacer lo que era malo a los ojos de Jehová, y no siguió de lleno a Jehová como David su padre. Fue entonces cuando Salomón procedió a edificar un lugar alto a Kemós, la cosa repugnante de Moab, en la montaña que estaba enfrente de Jerusalén, y a Mólek, la cosa repugnante de los hijos de Ammón. Y así hizo para todas sus esposas extranjeras que hacían humo de sacrificio y ofrecían sacrificios a sus dioses. Y Jehová llegó a estar enojado con Salomón, porque su corazón se había inclinado a alejarse de Jehová el Dios de Israel, el que se le había aparecido dos veces. Y respecto a esta cosa le mandó que no se fuera tras otros dioses; pero él no había guardado lo que Jehová había mandado.”
28:20. ¿Para qué obra de construcción necesitó
ánimo Salomón, y cómo podemos imitar su ejemplo hoy día? Cuando el hijo del rey David, Salomón, estaba a punto de construir el templo de Dios, su anciano padre le instó: “Sé animoso y fuerte, y actúa. No tengas miedo ni te aterrorices, porque Jehová Dios, mi Dios, está contigo. No te desamparará ni te dejará hasta que quede terminada toda la obra del servicio de la casa de Jehová”. (1 Crónicas 28:20.) Salomón actuó con ánimo y terminó con éxito el templo. Hoy día, cuando surgen dificultades en un programa teocrático de construcción, recordemos lo que dijo David: “Sé animoso y fuerte, y actúa”. ¡Qué excelente manera de honrar a Jehová y promover la adoración pura!
Protejamos nuestra identidad cristiana
9 Asegurémonos de la verdad bíblica. Nuestra
identidad como siervos de Jehová puede debilitarse si no está bien cimentada en el conocimiento de las Escrituras (Filipenses 1:9, 10). Todo cristiano —joven o mayor— ha de estar convencido de que sus creencias se hallan respaldadas por la Biblia y son la verdad. Pablo aconsejó a sus hermanos: “Asegúrense de todas las cosas; adhiéranse firmemente a lo que es excelente” (1 Tesalonicenses 5:21). Los hijos de familias piadosas deben aceptar el hecho de que no pueden depender de la fe de sus progenitores. David exhortó a su hijo Salomón: “Conoce al Dios de tu padre y sírvele con corazón completo” (1 Crónicas 28:9). No fue suficiente que el joven Salomón viera cómo su padre cultivaba fe en Jehová, sino que tenía que conocerlo por sí mismo. Y así lo hizo, pues le rogó: “Dame ahora sabiduría y conocimiento para que pueda salir delante de este pueblo y para que pueda entrar” (2 Crónicas 1:10).
Filipenses 1:9-10 “Y esto es lo que continúo
orando: que el amor de ustedes abunde todavía más y más con conocimiento exacto y pleno discernimiento; para que se aseguren de las cosas más importantes, para que estén exentos de defectos y no hagan tropezar a otros hasta el día de Cristo,”
Honre a Jehová con sus riquezas
Cualquiera puede ‘llenar su mano’ con una
dádiva
¿Se limita a asuntos espirituales el dar? No.
Cuando el rey David de la antigüedad hacía los preparativos para edificar el templo, preguntó: “¿Quién hay que ofrezca voluntariamente llenar su mano hoy con una dádiva para Jehová?”. (1 Crónicas 29:5.) Cualquiera podía hacerlo. De igual manera hoy muchos —jóvenes y ancianos, en buena salud o no— desean hacer contribuciones materiales voluntariamente para adelantar los intereses del Reino. Esto puede hacerse mediante la sucursal del país donde uno vive, o mediante la congregación local. Así, según sus recursos cualquiera puede ayudar a sufragar los gastos para que las buenas nuevas se prediquen en toda la Tierra habitada. Es un privilegio. (2 Corintios 9:8-12.)
2 Corintios 9:8-12 “Dios, además, puede hacer
que toda su bondad inmerecida abunde para con ustedes, para que, teniendo ustedes siempre plena autosuficiencia en todo, tengan en abundancia para toda buena obra. (Así como está escrito: “Ha distribuido ampliamente, ha dado a los pobres, su justicia continúa para siempre”. Ahora bien, el que suministra abundantemente la semilla al sembrador y pan para comer, suministrará y multiplicará la semilla para que ustedes siembren, y aumentará los productos de la justicia de ustedes.) En todo están siendo enriquecidos para toda clase de generosidad, la cual produce, mediante nosotros, una expresión de gracias a Dios; porque el ministerio de este servicio público no solo es satisfacer abundantemente las necesidades de los santos, sino también ser ricos con muchas expresiones de gracias a Dios.”