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SUGAR DADDY PERVERSO

ROMANCE MULTIMILLONARIO

Por: Grace Z. Evans


Copyright © 2020

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responsable único de sus actos.
INDICE

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 1

¡Oh no! Ya iban a ser más de las ocho menos cuarto y aún
seguía yo en la cama, debía alistarme de inmediato sino
quería llegar tarde a mi primer día de trabajo. Tanto
esfuerzo me había costado conseguirlo, que sería una
tontería de mi parte llegar tarde justo la primera vez, debía
desde hoy ganarme al jefe, quien, muchos decían que era
un desposta y ser humano frio, pero yo siempre he sido de
las que cree que muchas veces las personas solo exageran
y prejuzgan antes de darse el tiempo de conocer a
profundidad a una persona, supongo porque es más fácil de
ese modo.
De inmediato me levanté, sin dar más cabida a mis
pensamientos existencialistas, me dirigí al cuarto de baño,
me di una rápida ducha, y conduje mis pasos hacia mi
armario, quería lucir esa mañana muy atractiva, pero a la
vez profesional, quería dar una muy buena impresión, y
demostrarle a esa señorita Ryan, que yo si era capaz de
cumplir con mi trabajo como era debido, ya que según ella,
ningún asistente del Señor James, había durado con él más
de un mes; debía admitir que tenía cierto temor, no quería
hacer las cosas mal, ni mucho menos llegar tarde, por ello
pondría de todo mi esfuerzo por destacarme y ser eficiente.
En la entrevista que me había hecho la encargada de
recursos humanos, es decir, la señorita Karen Ryan, me
había ido muy bien, mi buen desempeño académico, esta
vez me había servido de mucho, aunque creía que a la
señorita Ryan, no le había caído del todo bien, pero al fin y
al cabo tanto ella como el hermano del Señor James, me
habían dado el visto bueno, y por tal razón había
conseguido el trabajo, pero eso sí, antes me habían
advertido que el señor James era un tanto difícil de trato, no
porque fuera malo en sí, sino que era muy exigente, le
importaba de sobremanera el buen funcionamiento de su
empresa; por mi propia cuenta sabía que era viudo, tenía 47
años de edad, y por lo que me habían dicho mis amigas, era
todo un galán, todas estaban realmente enamoradas de él,
pero yo lo único que quería era surgir profesionalmente, por
eso, esos detalles, en sí no me interesaban en lo absoluto.
Nuevamente traté de dejar de pensar tanto, y decidí
vestirme de una vez; conocería por primera vez al Señor
James, y quería que me viera presentable, quería durar con
él, más de un mes, necesitaba el trabajo y el dinero, como
asistente personal del Señor James se me pagaría
realmente bien, lo que me entusiasmaba mucho. Necesitaba
estabilidad laboral.
Me decidí entonces por un vestido muy elegante color vino
tinto, el cual hacía que mi piel blanca

resaltara; el mismo me llegaba hasta más abajo de las


rodillas, lo que le daba muy buena forma a mi figura, me
puse unos tacones color negro, de punta, muy altos pata mi
gusto, pero quería verme sobria y altiva a la vez, me
maquillé rápidamente, me coloqué un pintalabios rojo muy
elegante que le daba color y luminosidad a mi cara, me
sentía muy bien con lo que llevaba puesto, desde hoy me
vendría a buscar y traer todos los días Ramón, el chofer de
la empresa, o mejor dicho el chofer del Señor James.
Al asomarme a la ventana de mi apartamento, pude ver
que un carro color negro último modelo estaba aparcado en
la puerta de mi edificio, y Ramón estaba afuera del mismo,
esperándome, ya había conocido a Ramón, el día de la
entrevista, era un señor realmente simpático y capaz, era la
mano derecha del Señor James; tomé mi bolso, salí de mi
apartamento, tomé el ascensor, y en un dos por tres ya
estaba camino a mi nuevo trabajo, sentía miles de
mariposas en el estómago, estaba realmente nerviosa, esta
oportunidad de empleo me la había conseguido mi padre,
quien había trabajado en el pasado para el señor James
como chofer, así que no podía defraudar ni a mi padre, ni al
Señor James, ni a mí misma, me había esforzado mucho
para graduarme y ahora para conseguir este trabajo, debía
dar el todo por el todo.
Al llegar a la gran torre, en la que se encontraban las
oficinas de la empresa R. James, en las cuales se
encargaban de la negociación, distribución, facturación y
entrega de vinos de primera calidad, si, el Señor James era
dueño del viñedo más importante y distinguido del todo el
país. Al entrar me sentí abrumada, era como estar en otro
mundo, todo era tan elegante y profesional, era un nuevo
comienzo para mí, y sin duda, mi principal objetivo era
demostrar que estaba hecha para triunfar y hacer mi
trabajo más que bien, me despedí de Ramón, y tomé el
elevador, al llegar al piso donde me correspondía estar,
sentí como todo mi cuerpo temblaba, llegué y Ross me dio
la bienvenida, ella era la asistente de Karen Ryan, ella se
encargaría de enseñarme mi oficina y ponerme un poco al
tanto de todo lo que debía hacer de ahora en adelante. Ross
a diferencia de Karen, era simpática y muy dulce, me
enseñó primero las instalaciones, y luego de tomarnos una
deliciosa taza de café, me llevó a la que de ahora en
adelante sería mi oficina; la cual quedaba al frente de la
oficina del Señor James,
Mi oficina era hermosa, de paredes blancas, mesa amplia
de acabado de madera, y una silla muy cómoda y de
primera calidad, contaba sin duda alguna, con tecnología de
punta, un ordenador portátil, una agenda electrónica, y
además un teléfono inteligente, ya que debía tener todas
las citas y eventos del Señor James al día, me sentía en las
nubes, todo era maravilloso, después de que Ross me
indicara cuales serían mis principales funciones, se despidió
de mí, y desde ese momento me puse a organizar todo, y a
empezar a practicar todo lo referente a mis labores como
asistente personal.
Ya eran más de las 10 a.m., y la puerta de la oficina del
Señor James seguía cerrada, quizás aún no había llegado, o
estaría afuera en alguna reunión; cuando me asustó el
repique de la contestadora. Riiiing riiiing.
- ¿Si? - Respondí nerviosa y confundida.
- Señorita Hudson, venga a mi oficina de inmediato.
- S si...
El señor James había estado todo este tiempo en su oficina,
¿qué? Estaba tan nerviosa; me levanté de mi asiento, me
arreglé el traje, y como no sabía para qué específicamente
me llamaba mi nuevo jefe, preferí llevar conmigo una
pequeña agenda color azul y un bolígrafo, por si acaso.
Toc toc.
- Adelante...
Al entrar me quedé helada, el Señor James era un hombre
atractivo en demasía, tenía el cabello oscuro como la noche,
una barba muy sexy, y unos ojos color verde claro, estaba
parado mirando hacia su ordenador, por lo que pude notar
que era realmente alto, su espalda era ancha y estaba
vestido de punta en blanco, ¡oh por Dios! Mis amigas tenían
toda la razón del mundo, era hermoso; pero bueno
Elizabeth, eso no venía al caso, era solo tu jefe, así que
concéntrate...
- ¿Sí, señor?
Al oírme hablar, dirigió su mirada penetrante hacia donde
yo estaba parada, y escudriñándome de arriba hacia abajo
con una mirada fría, me dijo:
- Así que es usted es mi nueva asistente personal, la
señorita Elizabeth Hudson.
Su voz era ronca y sensual, a mis 26 años nunca había
estado tan nerviosa ante un hombre, estaba que me
desmallaba allí mismo.
- Sí, sí señor, soy yo.
Cuando noté que se estaba acercando a mí, mis
pulsaciones aumentaron al instante, al llegar frente a mí,
me extendió su mano, yo le di la mía y la estrechó...
- Mucho gusto, espero que Ross ya le haya comentado sus
obligaciones laborales, enseñado las instalaciones...
- Sí, señor.
Por alguna razón, no podía decir más nada, que no fuera sí
señor, ¿qué me pasaba?
- Muy bien, necesito que sincronices tu agenda electrónica
con la mía, y empecemos; nos reuniremos después del
almuerzo para darte las últimas indicaciones, y para revisar
los eventos de esta semana, un placer tenerla con nosotros
señorita Hudson, ya se puede retirar.
Literalmente me movía por inercia, luego de salir de su
oficina, llegué como pude a la mía y me senté, necesitaba
un poco de agua, necesitaba respirar, qué me estaba
pasando, era tan elegante, tan imponente, nunca había
visto un hombre como él; luego de tomar un poco de agua y
luchar para calmar mis nervios, me puse hacer lo que me
había indicado mi jefe.
Como pude, sincronicé su agenda con la mía, no sin antes
equivocarme varias veces; había llegado la hora del
almuerzo, y Ross vino a mi oficina a invitarme a comer con
ella, lo que me lleno de mucha tranquilidad, no quería estar
sola, así que encantada acepté, sin duda Ross y Karen Ryan
no tenían nada en común.
Después de comer en compañía de Ross, con quien
mantuve una agradable platica, y la cual me comentó que
todas y cada una de las féminas de la empresa se morían
por el señor James, empezando nada más ni nada menos
que por la mismísima señorita Karen Ryan, me sentí aún
más presionada, todas me miraban con recelo, quizás les
molestaba que fuera la asistente personal del Señor James,
lo que significaba que sería yo la que pasaría el tiempo que
ellas quería pasar con él...
Sin más demora, llegué a mi puesto de trabajo, y vi un
correo en mi bandeja de entrada. Era del Sr. James. Ya me
estaba esperando...
Toc toc.
- Adelante señorita Hudson.
¿Cómo sabía que era yo? Y como si pudiera leerme la
mente...
- La única que toca la puerta es usted, ya que es usted la
única que tiene permiso de entrar a mi oficina, pues si
tengo alguna reunión con alguien más, para eso tengo la
sala de reuniones, así que para no perder tiempo la próxima
vez, entre de una vez, me entiende señorita Hudson?
- S sí, señor. - Ya volvía yo con lo de sí, señor; ¿acaso no
sabía más palabras cuando estaba en compañía del señor
James?
La tarde se fue volando mientras organizábamos los
eventos y citas del Señor James, eran demasiadas, en el
fondo me preguntaba cómo hacía para asistir a todas; se
me aceleró el corazón al enterarme que debía acompañarlo
a unos cuantos eventos como su asistente personal;
mientras organizábamos las fechas y citas de la semana,
pude ver cómo el Señor James, de vez en cuando me
miraba, y sonreía? No lo podía creer, estaba ya paranoica,
quizás se burlaba de mi torpeza, ya que a lo que iba de
nuestra reunión, el bolígrafo se me había caído de las
manos, unas qué? 172383 veces?
El señor James no era tan odioso como todos me habían
dicho, un tanto autoritario, exigente, posesivo sí, pero me
había tratado con misericordia hasta los momentos, y ya era
más de las cinco de la tarde,...
- Eso ha sido todo por hoy, ya Ramón la debe estar
esperando para llevarla a su casa, nos vemos mañana
señorita Hudson, ¡Ah! Y mañana no se le olvide ponerse
sujetador.
¿Qué? No entendía, ¡oh! Mierda, nunca pensé que él no
ponerme sujetador iba a ser un problema.
Confundida respondí:
- Hasta mañana Señor.
Al entrar a mi oficina y al recoger mis cosas, aun en mi
mente resonaban sus palabras "mañana no se le olvide
ponerse sujetador"
Así que entré corriendo a los baños de las oficinas, antes
de irme a encontrar con Ramón, y me miré en el espejo, ¡oh
rayos! El vestido me quedaba tan ceñido, y el aire
acondicionado era tan fuerte en la oficina de Señor James,
que mis pezones estaban más que erizados, y me imagino
que así estuvieron todo el tiempo en el que estuve en su
compañía, esa era la razón de su comentario, mi primer día
y ya había metido la pata... No podía creerlo.
Salí del baño, apenada...
Ya en mi casa, tenía muchas cosas por hacer, debía
organizar muy bien cada uno de los pendientes que me
había encargado el Señor James, Greg era su nombre,
realmente me agradaba, combinaba mucho con su
personalidad...
Ya era de noche y agotada me fui a la cama, y me quedé
profundamente dormida.
Al despertar, no podía evitar sentirme culpable, había
soñado con él, con el Señor James, y bueno el sueño no
había sido muy inocente que se diga; tenía que calmarme;
así que sin demora me alisté, me arreglé para ir a la oficina,
esta vez sí, poniéndome sujetador.
Ramón conducía muy bien, pero a veces lo hacía muy
rápido, siempre llegaba al trabajo con el corazón en la boca;
una vez en mi oficina, el señor James me llamó...
Al entrar a su oficina, el mismo se me quedó viendo
fijamente, por lo que parecieron años?
Ahora ¿qué pasaba? No había tocado la puerta como él me
había dicho, y esta vez sí que me había puesto sujetador. Al
repasar cómo me había vestido, llegué a la conclusión que
tal vez el vestido que llevaba, era un tanto corto, pero no
dejaba de ser elegante, no entendía para nada a mi jefe...
¿cómo cumpliría sus expectativas? ¿Lograría hacerlo alguna
vez?
Luego de lo que parecieron milenios, su mirada pasó de mí,
y me dijo:
- Siéntese señorita.
- Sí, sí señor.
Al sentarme crucé las piernas, y sí, justo en ese momento
confirmé que el vestido era muy corto, ¡rayos
Capítulo 2

La semana trascurrió entre ir a eventos, atender llamadas,


y acertar o no como debía vestirme para ir a trabajar,
parecía que cada vez lo hacía peor, ya que mi jefe cada vez
que me veía se me quedaba viendo demasiado tiempo, pero
su mirada era tan misteriosa, que no sabía si era porque lo
aprobada o desaprobaba.
El viernes tuve que acompañarlo a una cena de negocios,
estaba súper nerviosa, y justo un día antes de dicha cena
pude confirmar que mi vestimenta al Señor James, no les
agradaba, ya que el jueves en la noche me había hecho
llegar con Ramón, el vestido que él me sugería ( ordenaba
que llevara a la cena del día viernes) al ponérmelo ya el día
de la cena, quedé aún más confundida, el vestido era una
más sensual, que los que yo misma me había puesto en
toda la semana, no entendía nada.
La cena fue una maravilla, ya que logramos la firma de un
contrato con el viñedo James, que a mi jefe lo puso muy
contento. Esa noche mi jefe en modo de celebración, me
abrazó, sí, el Señor James me abrazó, estaba que me
derretía.
Ya iba a cumplir un mes, trabajando con el Señor James y
todo marchaba sobre ruedas, nos habíamos compenetrado
muy bien, me había vuelto una asistente muy eficiente, y
sin duda estaba haciendo mi trabajo como era debido, pero
cada vez más, soñaba y fantaseaba con el Señor James, a
decir verdad pasábamos mucho tiempo juntos, y su gran
porte varonil, y su personalidad encantadora sin dejar de
ser dominante me había conquistado, si lo aceptaba, ya
podía firmar yo, la larga lista de admiradoras que tenía mi
jefe en la empresa, pero eso sí, no se lo diría a nadie.
El señor James me tenía cada vez más confundida, algunos
días me trataba muy amablemente, me invitaba a almorzar
mientras afinábamos detalles sobre futuras reuniones y
contratos; y otras veces era frio y distante; de verdad no
entendía qué le pasaba, ya me había dejado claro que
estaba satisfecho con mi trabajo, y hasta podía yo notar
como la señorita Karen Ryan me aniquilaba con la mirada al
ver que estaba todo bien entre el Señor James y yo, y que
hasta el momento no había queja sobre mi
desenvolvimiento laboral.
Ya a estas alturas, conocía muy bien a mi jefe, ciertamente
era un hombre reservado y taciturno, no le gustaba mucho
socializar, y en una ocasión, me había comentado que
desde la muerte de su esposa Elena, hace 6 años, no tenía
intención de reanudar su vida afectiva, me había dado esa
explicación, al ver mi interés en saber por qué rechazaba
cada una de las invitaciones informales que le hacían socias
o amigas de negocios.
Lo que si no podía negar es que cada vez que su mirada
profunda se fijaba en mí, los músculos de mi vientre se
tensaban, no podía controlar mis impulsos en su presencia,
solo quería acariciarlo, hacerle ver que la vida no era tan
inhóspita como él pensaba que era después de la muerte de
su esposa Elena, que todo con cariño era mejor, pero
prefería guardar mi distancia, estaba de por medio mi
trabajo, me había costado mucho conseguirlo, pero la
verdad es que si quería estar junto a él.
Capítulo 3

El día en el que cumplí el mes como asistente personal del


Señor James, me sentí rebosante de felicidad, me sentía
muy a gusto con mi trabajo estaba aprendiendo mucho
sobre negocios, y al fin veía como en el fondo le agradaba
como asistente a mi jefe, había superado las expectativas,
no había perdido mi empleo al mes, como había sucedido
con todos los demás asistentes; por lo que ese día me
levanté muy feliz, me duché y me vestí de manera muy
elegante, un vestido color azul marino, ceñido a mi cuerpo,
unos tacones negros cubiertos, y un peinado que dejaba ver
mi cuello y en él un lindo collar que me había regalado el
Señor James, como recompensa por haberlo ayudado en un
evento muy importante para él.
Al llegar a la oficina, tenía mucho trabajo, en unas
semanas se celebraría el lanzamiento de un nuevo vino, de
la empresas R. James, y de más estaba comentar, que dicho
evento era importantísimo para mi jefe, por lo que desde
ahora tenía que ponerme al corriente, decidí por ende
contratar a la mejor compañía de eventos de la cuidad y
junto a Ross afinar todo lo que tenía que ver con la lista de
invitados, quería que todo quedara perfecto, quería hacer
sentir a mi feje muy orgulloso de mi, y además quería que el
lanzamiento de por si fuera un rotundo éxito.
Ya era más de las 3 p.m., cuando ya había contratado a la
compañía de eventos, enviado las invitaciones, y me había
asegurado de que mi jefe tuviera en su agenda electrónica,
todo los eventos y cenas a las que tendría que asistir
durante la semana.
Ring Ring.
- ¿Sí?
- La necesito aquí inmediatamente.
Al entrar vi a mi jefe un tanto consternado, me acerqué a
él y le pregunté qué le pasaba.
- Mi hermano Hugh, ha tenido que irse hoy de viaje, así que
tendremos que dar la cara nosotros solos, al lanzamiento
del nuevo vino, debemos enviar las invitaciones de
inmediato y asegurarnos de que todos los detalles queden
en su punto.
- Señor James ya me he encargado personalmente de
enviar las invitaciones, de indicarle a la agencia de eventos
cómo usted quiere todo, solo falta afinar algunos detalles,
pero creo que todo está saliendo bien.
Al decirle todo eso, me miro de una manera nueva para mí,
sus ojos expresaban agradecimiento, alivio, y deseo? Me
estaba volviendo loca, estaba viendo cosas donde no las
había.
- ¡Oh! Ya veo señorita Hudson, perfecto, es usted una
excelente asistente personal, gracias.
- No tienen porque señor. -- Si, ya había superado la
inconsistente frase de "sí, señor". Me levanté para retirarme
cuando...
- Señorita Hudson, necesito que se quede hoy unas dos
horas más de lo normal, quisiera repasar con usted, la lista
de proveedores con quien tendremos la reunión el jueves, si
no lo hacemos hoy no tendríamos tiempo para estructurar
las facturas de solicitud y pago, puede?
- Sí, claro señor, no se preocupe.
Al llegar a mi oficina, me senté, este sí que estaba siendo
un día productivo, así que me dirigí a la cocina, me serví un
café negro cargado y comí una manzana, tendría que
quedarme hoy en la oficina hasta, eso de las 7 p.m,
debíamos de verdad dejar todo afinado, ya que lo de los
proveedores, era algo muy importante, que bajo ningún
motivo debía pasar debajo de la mesa, al volver a mi sitio
de trabajo me puse a hacer la lista de proveedores, para
ahorrar tiempo...
Luego para mi sorpresa, mi jefe se acercó a mi oficina, al
ver el reloj que colgaba de la pared pude ver que eran más
de las 5 menos cuarto, ambos estábamos realmente
agotados, había sido un día de arduo trabajo, él se quedó en
el marco de la puerta...
- ¿Puedo? Señorita Hudson.
- Sí, claro señor James, entre.
- Bien.- Se sentó frente a mí - Aquí tengo la lista de correos
de los proveedores que más me interesan captar, me
gustaría que le enviara un correo personalizado a cada uno
de ellos, e invítelos a una video conferencia para el día
miércoles a eso de las 8 a.m, eso - sería todo por hoy, a
penas termine, yo la llevaré a su casa, Ramón ha tenido que
ocuparse de otros asuntos que le he encomendado.
- Entiendo, ya me pongo en lo de los correos señor, y no se
preocupe, yo tomo un taxi, tranquilo.
- Ya hablé señorita Hudson, dije que yo la llevo y eso haré,
así que no acepto discusión al respecto.
Luego de que él saliera de mi oficina, me puse
eficientemente a escribir cada uno de los correos que debía
enviar esa misma noche a los proveedores más
importantes, quería que todo quedara verdaderamente
perfecto, estaba sin duda, cansada, pero puse de todo mi
esfuerzo para hacer las cosas bien y a tiempo, al darle
enviar al último correo eran ya más de las 7 p.m. estaba
exhausta, puse todo en orden, apagué el ordenador, y
entonces recibí una llamada por la contestadora. Era él,
siempre era él.
- ¿Si, señor?
- ¿Ya ha terminado señorita Hudson?
- Sí, señor; acabo de terminar, ya estoy lista para irme,
de...
Se había cortado la comunicación antes de yo poder
terminar de hablar; al estirar la mano para agarrar mi bolso;
mi jefe entró a mi oficina, y sin tener tiempo para decir
nada, me agarró por la cintura, me montó encima de mi
propio escritorio, y empezó a besarme apasionadamente,
sus labios carnosos en contacto con los míos, me hacían
sentir deseada. Su lengua entró en mi boca, para explorarla,
sus besos cada vez eran más intensos, él estaba entre mis
piernas parado, sus manos se deslizaban por mi cuerpo, me
besaba el cuello, no entendía lo que estaba pasando, pero
no me iba a detener a preguntar, me encantaba como sus
caricias me hacían sentir, me sentía tan excitada, luego él
puso sus manos, sin dejar de besarme sobre mis pechos, los
acarició; bajó sus manos luego hasta mis piernas y las
acarició vehementemente, metió las misma bajo mi vestido,
y llegó a mi sexo ya húmedo, al sentirlo en mi intimidad, un
escalofrió de placer recorrió todo mi cuerpo y sentí como los
músculos de mi vientre se tensaban. Sus dedos se posaron
en mi clítoris, y empezaron a estimularlo a hacerlo suyo, mi
humedad le facilitaba el trabajo.
- Te deseo Elizabeth, te he deseado durante mucho tiempo,
sé mía, por favor.
- Si, si por favor.
Él se separó de mí, se me quedó viendo con esos ojos
verdes penetrantes, me miraba con deseo, quería que fuera
de él allí mismo, así que se bajó la bragueta, y puede ver al
fin su erección, y qué erección; su grandeza viril me dejó sin
aliento, me moría por sentirlo porque me hiciera de él, se
acercó a mí, y se fue metiendo en mi lentamente, sus ojos
se tornaron ardientes y vivos, mientras me besaba su barba
me raspaba la barbilla, que sensación tan excitante; se
movía dentro de mi cada vez más fuerte, sus manos se
apoderaron de mi caderas las cuales presionaba con
firmeza, adentro, afuera, me sentía extasiada, su lengua se
posaba en mis labios y yo le correspondía, era todo lo
hombre que se veía, y yo quería más, más, más, el clímax
llegó a mí como un regalo del cielo, y me sentí en el paraíso,
él se dejó fundir en mí, y cayó sobre mis pechos, con la
respiración agitada...
Al incorporase, me miró fijamente como por 5 minutos, y
me besó...
- Vístete nena, que nos vamos, te llevaré a casa, ¿tienes
hambre?
No sabía ni que responder, estaba perdida aún en la
sensación que el orgasmo había dejado en todo mi cuerpo,
pero si tenía mucha hambre, me había saltado el almuerzo,
para que todo estuviera listo a tiempo.
- Si tengo hambre, señor James.
- Greg, solo Greg.
Me arreglé como pude, me bajé del escritorio, me peiné un
poco, él se arregló también, y me agarró de la mano, así
tomamos el ascensor, y llegamos a su coche.
Él me miraba de una manera que me desarmaba; llegamos
así a un lindo y elegante restaurante, se sentó a mi lado,
era un reservado VIP, y mientras comíamos un delicioso
salteado de vegetales y un vino exquisito, por supuesto
cortesía de R. james Enterprise. Él puso su mano en mi
rodilla, y por horas conversamos, me sentía tan relajada,
tan feliz, ya había cumplido el mes como asistente del señor
James, de Greg y que manera de celebrarlo, luego me dejo
en mi casa, me dio un sensual beso en los labios, y al llegar
a mi casa me sentí abrumada, llena de esperanzas y muy
satisfecha, no podía esperar a verle al día siguiente había
sido una noche magnifica, más de lo que yo había esperado,
le gustaba yo a Greg? Sin duda, él me encantaba, esperaba
que nuestra relación laboral no se viera influenciada por lo
de esta noche, en el fondo era tan tierno tan sensible,
estaba perdiendo la cabeza por él y no podía ocultarlo ni un
minuto más.
Capítulo 4

Me desperté llena de dicha, me arreglé lo más rápido que


pude, sin dejar de vestirme provocativamente, me sentía
genial y sin duda, eso era lo que reflejaba, me sentía una
mujer nueva; Ramón ya esperaba por mí en la puerta del
edificio, así que bajé sin más demora, le salude
cordialmente, y me monte en el carro, impaciente por ver a
Greg, había estado toda la noche si bien pensando en él
despierta, y soñando con él dormida, en fin, estaba
impregnada de él y todo lo que él me hacía sentir.
Antes de llegar a mi oficina me di cuenta de que Greg,
estaba reunido con varios inversionistas, y con Karen Ryan
en la sala de reuniones, se veía guapísimo, así que seguí
hasta mi oficina, y empecé hacer los pendientes que tenía
que atender ese día, estaba más que feliz, y sin duda, eso
influiría en mi rendimiento laboral, antes del mediodía ya
tenía todo lo que debía hacer durante todo el día, listo. Me
sentía llena de energía. Ya era hora del almuerzo y aún no
había visto a Greg, Salí a comer sola, ya que Ross estaba
acompañando a Karen Ryan, a una cita fuera de la empresa,
después de almorzar algo ligero volví a la oficina, al
sentarme en mi silla, pude ver que la puerta de la oficina de
Greg estaba cerrada, lo que me indicaba de que él ya se
encontraba allí, así que me arreglé el vestido, y pase a su
oficina.
Al entrar a su oficina, él tenía las manos apoyadas a la
gran ventana de cristal...
- Buenas Greg, ¿cómo estás? Ya me han confirmado gran
parte de las invitaciones al lanzamiento del nuevo vino.
Esperaba con ansias que se volteara, se dirigiera a mí, y
me recibiera con un apasionado beso...
- Excelente señorita Hudson, hoy saldré a las tres, a un
coctel de negocios, por favor, podría comunicarse con Hugh,
y preguntarle cuándo vuelve, gracias.
¿Señorita Hudson? ¿Qué estaba pasando, por qué me
trataba así? me estaba tratando, sin duda, con distancia, no
me miraba a los ojos...
- Entiendo Greg, ehm, ¿algo más que quieras decirme?
- No, señorita Hudson, eso es todo, se pude retirar.
- Pero, eh...
Me di media vuelta confundida y cerré la puerta con una
sensación de total indignación, me había tratado fatal, lo de
anoche no había significado nada para él, entonces por qué
demonio me había llevado a cenar, en primer lugar por qué
se había acercado a mí, la alegría que había experimentado
durante gran parte del día, desapareció como arte de
magia, ahora me sentía decaída, sin energía y con unas
inmensas ganas de llorar, así que me encerré en mi oficina
y las lágrimas salieron como casada, me sentía tan mal, yo
le quería, creía que me estaba enamorando de él, pero eso
al parecer al él no le importaba en lo absoluto.
Ya eran más de las 2 menos cuarto, cuando Greg o Sr.
James, ya ni sabía cómo debía llamarle, abrió la puerta de
mi oficina, para decirme que ya se retiraba, y que me
encomendaba verdaderamente lo de escribirle a su
hermano, al verme se sorprendió, ya yo no estaba llorando,
pero sí que se notaba que lo había estado haciendo, sus
ojos al encontrarse con los míos, me trasmitieron miedo,
culpa? Tal vez, ¡sí, señor James te has comportado como un
total patán!
- Ya me voy señorita Hudson, nos vemos.,
No le respondí, estaba furiosa, cómo me había podido
hacer esto...
Durante los días siguientes, todo seguía igual, me trataba
con frialdad y distancia, pero cada vez que lo sorprendía
mirándome, su cara se sonrojaba, y parecía molestarse, no
lo entendía, ¿era bipolar o algo?
Ya faltaban pocos días para el evento de lanzamiento del
nuevo vino, por lo que había tenido mucho trabajo, aunque
siempre al llegar a casa dejaba que las lágrimas corrieran
por mis mejillas, me sentía engañaba, me había ilusionado
con mi jefe, pero él ya había enterrado lo que había pasado
entre nosotros esa noche sin el menor de los
remordimientos.
El miedo de perderle me tensaba todos y cada uno de los
músculos de mi cuerpo, tenía tantas ganas de llorar, pero
por alguna razón, no conseguía que el dolor que sentía
desapareciera de ese modo, simplemente estaba ahogada
en mi propio dolor, y no encontraba la manera de liberarme
del mismo.
Decidí seguir su juego, actué las siguientes semanas, antes
del evento, como si no hubiera pasado nada, aunque en
realidad me estaba muriendo por dentro, cada vez que lo
veía, o me reunía con él, lo cual era algo constante, mi
corazón se aceleraba, y no podía evitar el recordar como
sus besos me volvieron loca, y como cada caricia aun la
tenía impregnada en la piel, sin embargo, me mostraba
distante y fría tal y como él lo hacía conmigo, estrictamente
hablábamos de trabajo, y nada más, ya no me provocaba ni
salir almorzar había perdido el apetito, solo quería que el
día del evento llegara ya, pues luego de eso, estaba
considerando, cambiar de trabajo, no podía seguir
torturándome de esta maneara, estaba enamorada de Greg
y eso ya no podía seguir ocultándolo.
Un día antes del evento, tuvimos que ir a una cena de
negocios, yo aún seguía furiosa con Greg, así que la noche
para mí fue un infierno, el verlo tan cerca de mí solo me
hacía sentir insegura y llena de tristeza, de verdad deseaba
estar con él, pero él solo se limitaba a cosas del trabajo, en
dicha cena, se comportó un tanto raro, me hacía cumplidos
ante los negociantes, y me sonreía de vez en cuando, de
verdad que para nada entendía la personalidad cambiante
de Greg. Esa noche fue de gran éxito para la empresa, los
patrocinantes que estarían en el lanzamiento, habían
aumentado su inversión en dicho evento, y nosotros no
podíamos estar más contentos.
Capítulo 5

No podría estar más nerviosa, desde nuestra primera vez,


el Sr. James se había mantenido lo más alejado de mí que
podía, solo éramos asistente personal y jefe, nada más, su
fría mirada día tras día me lo recordaba, y me hacía sentir
sumamente melancólica y confundida, si bien no había
aceptado mi carta de renuncia, enumerándome razones tan
validas como:
- Entre nosotros no había pasado nada a nivel profesional,
que amerite que te vayas.
- Necesitas el trabajo, no permitiré bajo ninguna
circunstancia el que te quedes sin empleo.
- Le he prometido a tu padre que cuidaría de ti.
- Eres una asistente fenomenal, y muy capaz, no me
arriesgaré a perderte a nivel profesional, eso es todo, y no
acepto discusión alguna Elizabeth, la decisión ya está más
que tomada, te quedas.
Desde aquella noche, en la que tuvimos sexo no entendía
que le había ocurrido a Greg, no lo entendía, tan mal
estuve? No podía dejar de pensar en él, pero al parecer él
ya no pensaba en mí, o si bien nunca lo hizo, ni era verdad
todo lo que me dijo esa noche tan maravillosa, pero que
aparentemente fue de hielo y al día siguiente se había
derretido la pasión que nos unió.
Había llegado el día del evento, el cual se celebraría en su
mansión, en la que nunca había estado, el lanzamiento del
nuevo vino, bajo su marca, debía ser un evento maravilloso,
Greg, debería seguir llamándolo asi? Bueno, el Señor James,
me ha pedido explícitamente durante más de una semana
que todo debía quedar a pedir de boca, y sin duda alguna
yo me había puesto a ello, todo había quedado muy bien,
había contratado a la mejor agencia de eventos, todo
estaba fríamente calculado, quería que mi jefe se sintiera
orgulloso de mi, y que viera que si era una excelente
asistente.
Mis nervios radicaban en el hecho de que asistiría a la
mansión James, y debía comportarme a la altura, no podía
dejar que las personas que estarían allí presentes se dieran
cuenta de lo mucho que me gustaba mi jefe, y de lo que
había pasado entre nosotros, debía actuar de la manera
más profesional y fría posible.
Pero no podía seguir engañándome a mí misma, era obvio
que quería que mi jefe se fijará en mí en el evento y se
diera cuenta que si le interesaba como mujer, no sabía
cuánto más podría soportar estar lejos de él, en fin en el
evento trataría de hacer las cosas como él quería, y sin
duda, trataría también de estar lo más bella y atractiva
posible para él. El lanzamiento empezaría a eso de las 5
p.m., Ramón vendría por mí, así que debía aprovechar el
tiempo.
Capítulo 6

A las 3 menos cuarto, decidí ir alistándome, sería mejor


hacer las cosas con tiempo...
Sin más demora me duché, al estar ya limpia y envuelta en
una deliciosa esencia de jazmín, me sequé el cabello,
dejándolo liso y sedoso, luego camine hacia mi cuarto,
donde ya tenía sobre la cama lo que me podría para el
lanzamiento, como ropa interior me coloqué un sujetador y
unas pantys negras de encaje a juego, luego apliqué crema
humectante a mis piernas, la cual olía divinamente, había
estado haciendo más sentadillas de las que acostumbrada,
lo que sin duda, me había dado muy buenos resultados, mis
piernas, las cuales siempre habían sido muy lindas, ahora
estaban más torneadas y firmes, me vería fantástica esta
noche, el vestido que había decidido ponerme era de seda,
con pequeños detalles con flores, me quedaba más arriba
de la rodilla, lo que dejaría mis piernas al descubierto, era
un vestido atrevido sin duda, pero muy elegante por lo que
resultaba el contraste perfecto.
Al ponerme el vestido y verme al espejo, me sentí segura
de mi misma, corrí hacia la cama, me senté, y me coloqué
los tacones negros de 15 cm, que me harían ver más alta, y
harían que mi cuerpo se viera más esbelto, luego me
maquillé lo mejor que pude, poniendo gran esfuerzo en mis
pestanas, y en mis labios, logré así tener una mirada
sensual y unos labios muy provocativos, me eché perfume,
agarré mi móvil, y ya tenía un mensaje de Ramón, quien ya
venía en camino, al ver el reloj me di cuenta de que eran
más de las 4 p.m., que rápido pasó el tiempo, así que tomé
mi bolso y espere un tanto ansiosa a que Ramón me dijera
que ya había llegado por mí. Al llegar Ramón, tomé
rápidamente el ascensor, y enseguida estuve en el coche,
en dirección a la mansión James, me sentía muy ansiosa, así
que le pedí a Ramón que pusiera la Radio, baje el vidrio de
la ventanilla y me perdí en el paisaje tan espectacular que
la cuidad me ofrecía esa noche.
Al ya estar ante las grandes puertas de la mansión James,
me sentí diminuta, sin fuerza para entrar, todo el cuerpo me
temblaba, ahora no estaba tan segura de poder actuar de
manera fría con Greg; mientras me debatía el hecho de
entrar o no...
- Hola querida, ¿no crees que ese es un vestido muy corto
para un lanzamiento de tan alto nivel como este?
Mierda, es Karen.
- Hola, Karen, espero tú también estés bien. Con permiso.
Y sin hacer caso al comentario mal intencionado de Karen,
decidí de una vez y por todas entrar a la mansión James, al
entrar me di cuenta de inmediato que era el lugar más bello
que había visto nunca en mi vida, era una casa hermosa,
grande y llena de arte, sin duda, era espectacular, a mi
llegada ya había ciertas personas en la mansión, pero al que
no veía por ninguna parte era a Greg, sí, le seguiría
llamando así, al menos en mi mente...
Seguía tan nerviosa, que no sabía si de verdad quería ver a
Greg o no, así que me dirigí al gran salón, en donde pude
constatar que la agencia de eventos, había hecho
justamente lo que yo les había solicitado, lo cual me lleno
de gran alivio, me sentí bien conmigo misma, y sobre todo
tranquila, todo iba a salir muy bien, el lanzamiento del
nuevo vino para Greg era realmente importante, lo había
estado planeando desde hace semanas, y me llenaba de
mucha dicha el hecho de que disfrutara de la ocasión, así su
cara dijera lo contrario, no entendía cómo podía ser a veces
tan frio y dominante.
Al fondo se escuchaba música variada, desde jazz, hasta
música contemporánea, la tarde ya estaba cayendo, y el
cielo brindaba un espectáculo inigualable, las nubes tenía
un color rosa que le daba al ambiente mismo, un toque de
calma y belleza, quería realmente conocer la mansión
James, así que, caminando con mucho cuidado sobre el
césped, lo último que quería era caerme con los semejantes
tacones que llevaba, salí a recorrer uno de los jardines.
La vista era hermosa, había flores de todo tipo, y el olor era
exquisito, realmente me sentí relajada en ese momento y
me perdí en mis ensoñaciones, de algún día tener algo así
por mi propia cuenta, no una mansión, no sé si podría con
tanto, sino un jardín así de hermoso, me encantaba la
naturaleza, los árboles, el aire puro que se podía respirar
alrededor de los mismos. Sin darme cuenta, estaban
llamando a entrar a la mansión, al parecer Greg iba a dar el
discurso de bienvenida, y por supuesto quería que todos
estuvieran allí para su entrada triunfal, los paparazzi están
vueltos un engranaje de flashes descontrolados.
Al entrar al gran salón, vi como todos los invitados estaban
más que eufóricos, sin duda, el nuevo vino ya había sido
degustado por todos, traté de abrirme paso entre la
multitud, para estar más cerca de donde aparecería Greg,
necesitaba, tomar notas de lo que dijera en su discurso ya
que luego, él me las pediría, para repasar que había salido
bien y que no, siempre tan perfeccionista.
Al llegar a un buen sitio, saqué mi agenda y mi bolígrafo, y
espere, espere y espere...
Allí estaba él parado con toda seguridad, ante tanta gente,
se veía hermoso, tan varonil, solo al verlo, todos los
músculos de mi vientre se tensaron, su mirada intensa y
segura era algo fuera de este mundo, iba vestido con un
esmoquin negro con camisa blanca, con gemelos de oro y
una corbata que se le veía maravillosamente, estaba
irresistible, aunque para mí siempre lo estaba, su barba lo
hacía ver más interesante, no podía negar que me
encantaba, pero ya estaba, tenía que hacer mi trabajo y
limitarme a no estar pensando en otras cosas, para mi
pesar, él no se fijó en mí, si bien porque con tanta gente y
tantos flashes de las cámaras de los fotógrafos se le hizo un
tanto difícil el poder encontrarme, además quería él
encontrarme entre la multitud? Lo dudo, no tenía interés en
mí, y lo había dejado muy claro los últimos días, sin
embargo, yo seguía albergando la esperanza, de que se
diera cuenta de que yo le quería...Pero qué ilusa era
definitivamente.
El discurso de Greg, estuvo más que fenomenal y
elocuente, nada raro viniendo de él, anoté todo lo que
consideré necesario, y luego de que él desapareció entre
sus asesores financieros y periodistas, quienes solicitaban
hacerle un par de preguntas, me resigne a ir a donde
estaban los invitados, a tomar un poco de vino, para luego
retirarme de una vez a mi casa, ya había cumplido con mi
trabajo, había verificado que todo respecto al evento había
salido bien, había hecho las anotaciones pertinentes, y
había hecho acto de presencia, ya no tenía nada más que
hacer allí, además me sentía muy cansada más emocional
que físicamente, quería irme a casa.
Así que fui a sentarme a uno de los muebles del gran salón,
todos se veían muy entusiasmados, se veía que realmente
estaban disfrutando del momento, a diferencia de mí, que
estaba sufriendo por dentro, así que mi plan seguía siendo
tomar un par de copas, e irme a casa...
Mientras veía a cada una de las personas que conversaban
animadamente, me sentí observada, así que volteé y lo vi,
mi respiración se paró por un momento, Greg me estaba
viendo y no con la mirada fría con la que todos estos días
me había mirado, sino con una mirada oscura y llena de
qué? De deseo? No seas tonta Elizabeth, eso no podía ser,
aunque no me quitaba los ojos de encima, me estaba, sin
duda detallando de los pies a la cabeza, me sentí
desfallecer, yo también lo miré, y le mantuve la mirada,
sentí que solo estábamos él y yo en el gran salón, me perdí
en el momento, no deseaba que me dejara de mirar.
Mierda.
Sin darme cuenta una copa de vino, había caído sobre mí,
mojándome todo el vestido, y ahora el vino corría por mis
piernas, no podía sentirme más cohibida y apenada.
Cuando volteé la vi.
- ¡Oh! Disculpa Elizabeth, fue un accidente.
Era Karen, bruja, lo había hecho con toda la intención del
mundo. Ahora mi vestido estaba arruinado, y lo peor es que
yo estaba paralizada, y Karen, me miraba con una sonrisa
retorcida, llena de triunfo.
- Elizabeth, levántate, acompañe.
Su voz, era Greg, estaba tan apenada y llena de rabia, que
no me había dado cuenta de cómo él se había acercado a
mí, Karen al ver como Greg me ordenaba irme con él,
intervino desesperadamente.
- James, no pasa nada, ya yo iba ayudarla a limpiarse, fue
un accidente, como lo siento.
Estaba nerviosa, la voz de miedo, la delataba.- Elizabeth,
ya hablé, levántate y sígueme. Señorita Ryan, tenga más
cuidado la próxima vez.
Greg estaba impaciente, y con una mirada irritada, me dio
a entender que no repetiría lo dicho, así que
inmediatamente me puse de pie, y lo seguí, él me tomó de
la mano, e inmediatamente un escalofrió recorrió todo mi
cuerpo, caminamos hasta las escaleras, y subimos a la
primera planta, él nos condujo a lo que asumo era su
habitación, y él al dejarme entrar primero, cerró la puerta
con seguro.
Se quitó el saco, y lo dejo sobre una silla, luego se acercó a
mí, yo estaba helada del miedo, del nervio, me regañaría
por ¿por qué? No había hecho nada malo, lo que hizo, lo
hizo tan rápido que no tuve oportunidad de hacer nada al
respecto, me bajo el vestido quitándomelo por completo, y
lo llevo al baño, así que quede en sostén y en panty parada
en su habitación, temblando de los pies a la cabeza, Y él sin
emitir palabra alguna, la expectación me estaba
carcomiendo por dentro, cuando salió del baño me dí cuenta
de que se había quitado la corbata.
- Siéntate en la cama Elizabeth. -- Me ordenó.
Cuando estaba con él no tenía control sobre mi misma,
solo hacia todo lo que él me decía que hiciera, así que con
paso inseguro me dirigí a su cama y me senté sobre ella.
- ¿Estás bien?
- S sí.
- El vestido ha quedado hecho una pena, pero la señora
Harrison se encargará, no te preocupes.
- Gracias.
Y ahora, debía esperar a que me diera algo de ropa, tenía
que decirle que me quería ir a casa, sino importaba, me
podría así el vestido, esperaría a que se secara y me iría, sí
eso haré.
- Disculpa Greg, pero quiero irme, así que solo esperaré a
que se sequé mi vestido, y le pediré a Ramón que me lleve
a casa.
Al decir eso, él se voltio y me vio de una manera que me
hizo sentir desarmada, se acercó a mí, se arrodillo ante mí,
ante mis piernas, llenas aun de vino, y pude notar como su
mirada se tornaba ardiente y llena de misterio.
- ¿De verdad te quieres ir? ¿Eso es lo que quieres en
realidad Elizabeth?
Con un hilo de voz, y tratando de ocultar mi excitación, ya
que su voz ronca y varonil me ponían loca...
- S si Greg, ya hice las anotaciones, y debo, quiero irme.
- Yo no quiero que te vayas.
¿Qué? ¿Qué no quería que me fuera?
- Te quiero aquí, y quiero que te quedes.
Sin poder decir nada, él se acercó más a mí, aun de
rodillas, y tomo mis rodillas entre sus manos y me abrió las
piernas suavemente, luego deslizó sus manos firmes y
grandes por mis muslos hasta llegar a mi panty de encaje, y
sin mediar palabras, las rompió, y así quede expuesta ante
él, él se alzó un poco más, y me empezó a besar desde el
ombligo, luego bajando hasta mi vientre, y luego posó su
lengua ardiente en mi sexo, húmedo por la expectación,
mientras sus manos acariciaban mis piernas, su lengua
estimulaba mi clítoris de una manera lujuriosa, sensual, yo
me retorcía en la cama, arqueaba mi espalda, la sensación
era deliciosa, me sentía tan excitada, que empecé a gemir.
- Por favor Greg...
- Chiss.
Su intensidad aumentada, hasta que uno de sus dedos
entró en mí, y me sentí en la gloria, luego metió un segundo
dedo, y empezó a salir y a entrar de mí de una manera
constante y rápida, ya yo no podía más, me sentía tan cerca
del orgasmo, su lengua se posó ahora en mi vulva y con
movimientos rápidos de abajo hacia arriba, hizo que
perdiera la cabeza, y mi cuerpo estallara en éxtasis, solo
con su lengua y dedos había logrado que yo experimentará
el orgasmo más exquisito, no lo podía creer Greg, si me
deseaba.
Él se incorporó, se colocó encima de mí, y empezó a
besarme, apasionadamente, luego me quitó el sujetador, y
posó sus manos sobre cada uno de mis senos, yo estaba en
ese momento extasiada, por lo que su lengua me había
hecho sentir, estaba confundida, excitada y nerviosa, él
seguía besándome, acariciándome, haciéndome suya, luego
se levantó, se abrió la bragueta, se bajó el pantalón, y pude
ver su erección, toda para mí, su tamaño era impresionante,
como lo había extrañado, y sin perder más tiempo, tomó
mis piernas, se las colocó por encima de los hombros y se
metió dentro mí, mi interior se acopló a su tamaño, y así él
empezó a moverse, con placer y deseo, cada vez más
rápido, mientras su manos presionaban mis senos, y hacían
de él mis pezones, dentro, fuera, dentro, fuera, me besaba,
su lengua ardiente exploraba cada centímetro de mi boca y
de mi cuerpo, hasta que los dos nos hundimos en el placer
de llegar al clímax, él se tumbó entre mis pechos, y pude
notar su respiración tan acelerada como la mía, me había
provocado dos orgasmos, y me sentía extasiada, pero
agotada, una delicia, él se acostó luego a mi lado, y me
abrazo, mientras yo en mi mente trataba de poner en orden
mis pensamientos, ¿qué acabada de pasar? ¿Si me
quería? No entendía a Greg para nada, sus cambios
repentinos, me tenían confundida, nunca sabia con
exactitud que quería, que pensaba o que iba hacer...
Voltee mi cara hacia donde él estaba, justo a mi lado, y los
mire fijamente a los ojos, su mirada me trasmitía, ¿qué?
¿Ternura? No lo podía creer, nos quedamos viéndonos un
largo rato, sin decir nada, hasta que le dije.
- Será mejor que me vaya Greg, los invitados aun te
esperan, y nos hemos demorado mucho.
- Quédate esta noche, aquí conmigo.
¿Qué? ¿Quería que me quedara en su casa, con él?
- Pero Greg, cómo, pensé que no querías, digo...
- Solo quédate, te quedarás, y no admito discusión al
respecto. Ya Nick, te traerá un
- vestido nuevo, que le pedí que te comprara, y otras
cosas, no debe de tardar mucho, así que esperemos que
llegue, para que te vistas y podamos bajar al gran salón
Elizabeth.
Su voz roca y autoritaria, me hacían sentir indefensa, pero
a la vez enamorada, ¿qué? Enamorada ¡oh no!
Después de unos quince minutos, tocaron la puerta de la
habitación de Greg, al abrir, era Nick, que rápido era, muy
dirigente debía admitir, traía consigo, bolsas de tiendas muy
finas, Greg tomo las bolsas, y cerró la puerta.
- Ya, si quieres dúchate, yo espero aquí sentado, aquí está
el vestido, espero te guste, y además están otras cosas que
creo necesitarás.
Me levanté de la cama, con las piernas aun temblando
como consecuencia de los orgasmos tan intensos que había
experimentado mi cuerpo, tomé las bolsas y me dirigí al
cuarto de baño, era gigante, puse las bolsas en el piso, y
cuando pensé en desnudarme, me acorde que ya lo estaba,
así que abrí el grifo de la regadera, me quité los tacones,
era lo único que se había salvado de la fuerza incontrolable
de Greg, me metí en la ducha, y deje que el agua tibia me
reconfortara, mi cuerpo se fue relajando poco a poco, y me
sentí llena de tranquilidad, aunque mi mente no dejaba de
pensar en lo que había ocurrido, nunca pensé que Greg me
pondría una mano encima de nuevo.
Después de bañarme, tomé una toalla de algodón, me
sequé con la misma, y muy intrigada me acerqué al lugar
donde había dejado las bolsas que había traído Nick, abrí
una de ellas, y allí se encontraba una caja pequeña dorada
con destellos blancos, al abrirla me pude dar cuenta de que
era un perfume, uno exquisito sin duda, en la misma bolsa,
había un rímel, un pintalabios color rojo muy elegante, otros
maquillajes de primera calidad, junté todo en la mesita de
baño que se encontraba a un lado, y me dispuse a ver que
había en las otras tres bolsas...
En la siguiente había un hermoso vestido color blanco de
seda, al contacto, la sensación era deliciosa, en la misma
bolsa había un sostén de encaje blanco sin tiras, pero no
había panty, ¿qué? Me tendría que poner el vestido así, si
mal no recordaba Greg había roto mi panty de encaje negro,
bueno será. Al ver las otras dos bolsas me topé con una caja
de zapatos de una marca muy reconocida y distinguida
color piel, altísimos y bellos, la última bolsa contenía una
pequeña cajita de terciopelo vinotinto, al abrirla me di
cuenta que eran unos pendientes de diamantes, no lo podía
creer.
Quería seguir jugando a al gato y al ratón, así que tomé
todo lo que me había comprado Greg entre mis manos, salí
del baño en toalla, y ahí estaba él, sentado en la cama
esperándome, al verme salir así, los ojos se le abrieron en
una expresión de confusión y ansiedad, coloque todo lo que
llevaba sobre la cama, y sin decir ni una palabra, me quite
la toalla y quede totalmente desnuda ante él, él se me
quedo viendo fijamente, sin decir nada, agarre el sostén de
encaje, me lo coloque lo más sensualmente posible, luego
destapé el pequeño frasco de perfume, y me coloque un
poco sobre cada muñeca, en el cuello , todo lo hacía para
éxtasis de Greg, quien no me quitaba los ojos de encima.
Tome el vestido, y me lo puse, se ajustó perfecto a mi
silueta y sin dudas, cada una de mis curvas se acentuaron
más de lo que era decente, luego me coloque los
pendientes de diamante, me senté cerca de él, y de manera
sexy me coloque cada uno de los tacones, me quedaban
espectacular, luego agarre el rímel y el pintalabios, no
quería maquillarme de más, fui al espejo del baño, me di los
últimos retoques, salí, me acerque a él, le di un beso rápido
en los labios, y pude darme cuenta de su erección, la cual
estaba contenida entre sus pantalones, sin duda mi
espectáculo al vestirme había logrado lo que me proponía, .
- Lista, vamos.
Él me miró fijamente con una mirada muy picara...
- Preferiría que nos quedáramos aquí, pero bien, vamos.
No sabía cómo sentirme, si emocionada, o confundida, este
hombre era tan indescifrable.
Al bajar las escaleras, y al dirigirnos al gran salón Greg, me
tomó por la cintura, y antes de acercarnos a todos los
invitados, me susurró...
- Ahora estoy muy relajado, todas mis tensiones
desaparecieron, que curioso, ¿a qué se deberá?
Y con una mirada encendida y su sonrisa que valía todo el
oro del mundo, se me quedó mirando fijamente.
Al entrar al salón, a la primera que vi fue a Karen, no se lo
podía creer, le había salido mal la jugada, y más que lograr
avergonzarme delante de todos había logrado que Greg se
acercara a mí, y que en cierta forma, le diera rienda suelta a
lo que sentía, al menos por esta noche, me sentía segura
entre sus brazos, y vestida como iba, todos los invitados
hombres me miraban de arriba abajo de una manera muy
picara, por lo que Greg me apretó más la cintura, se acercó
a mi oído, y me dijo:
- Eres mía. Y hoy te quedas, no te apartes mucho.
Caminé hacia donde estaban varias compañeras de
trabajo, y para mi sorpresa nadie me preguntó nada, quizás
porque le temían demasiado a Greg o porque si bien
estaban más que impactadas por el modo en el que iba
vestida, nunca pensé disfrutar de la velada, pero luego de lo
que había hecho Greg conmigo en la habitación, todo en mí
se sentía bien, me sentía de maravilla y simplemente no
podía mentir al respecto.
La velada termino más rápido de lo que esperaba, no
porque hubiera estado aburrida, sino porque de verdad la
había disfrutado, y además el lanzamiento del nuevo vino
de la empresa R. James, había sido un verdadero éxito, no
podía sentirme más contenta, Greg se despidió de cada uno
de los invitados, y esa sonrisa de satisfacción en su rostro
evidenciaba que todo había quedado y salido como él había
querido, lo que me hacía sentir orgullosa.
Al despedirse de Karen, noté como la misma se atrevió a
darle un beso muy cerca de la boca, lo que casi me da un
pre infarto, era tan resbalosa, él inmutable y serio, le dijo
hasta luego y la fulminó con la mirada, por lo que Karen se
sonrojó, y supo que había hecho mal.
Mientras se iban todos me acerqué a unos de los jardines,
en los que estuve al principio del evento, y la noche estaba
bellísima, era un viernes muy tranquilo y apaciguador, la
luna se imponía con su luz eterna y brillante, los olores de
cada una de las flores que allí residían se mezclaban con
tanta fuerza que me sentí embriagada, además, que
después de bajar de la habitación de Greg tan contenta,
había tomado más vino de lo que mi cuerpo era capaz de
tolerar y sin duda me sentía un tanto mareada, pero feliz,
duré un tiempo contemplando el paisaje, me sentía en la
nubes, por qué Greg no siempre podía ser como esta tarde,
había sufrido tanto con su frialdad durante las últimas
semanas, que no sabía si lo que había sucedido hoy entre
nosotros iba a durar, o se rompería el hechizo de un
momento a otro.
- Hola nena, ya se fueron todos.
Su voz, me trajo a la realidad, su mano se había posado
alrededor de mi cintura, y me apretaba contra él de una
manera sugerente pero tierna.
- Hola, ¿cómo salió todo, te gustó el evento?
Si, verídicamente no podía ocultar el hecho de que estaba
un tanto ebria y él lo notó de inmediato.
- Salió muy bien, y usted como que degustó demasiado el
nuevo vino, no señorita?
Se me salió una risita, me sentía relajada, y si estaba un
tanto ebria, así que lo vi a los ojos y le dije, después de
darle un beso sexy en los labios.
- Estoy embriagada es de ti, Sr. Greg, su lengua sí que es
hábil, ¿no cree?
Él se me quedó viendo con ganas de reír, nunca me había
visto en ese estado, y sin duda estaba disfrutando
viéndome así tan desinhibida.
- Ese vestido se te ve fenomenal, pero creo que ya es hora
que nos vayamos a la habitación es muy tarde, además
¿has comido?
¡Oh, no! no había comido en todo el día, tenía hambre, si,
si tenía jaja.
- Sííí, tengo hambre...
Creo que lo había dicho más alto de lo que debía, casi
gritando por lo que Greg se echó a reír, verlo así me hacía
sentir aún más enamorada, era tan bello, tan hombre, no
entendía por qué se cohibía tanto, el merecía ser feliz,
sonreír y reírse todos los minutos de todos los días, y yo sin
dudarlo quería ser el motivo de sus alegrías.
De manera sorpresiva, me cargo entre sus brazos, y me
llevó hasta la casa, luego subió las escaleras conmigo en
brazos, y al entrar a esa habitación que tantas alegrías me
había traído durante el día, me sentó en la cama, y me dijo:
- Okey señorita, es hora de bañarse, luego comeremos, y a
dormir, ha sido un día agotador, y sin duda necesitas estar
cómoda.
No podía parar de soltar risitas, me sentía en una nube,
pero cuando me intenté parar para ir hacia el baño, me
enredé con la alfombra que estaba cerca de la cama, y me
caí, pegué la cara contra el piso, y me dolió tanto que
empecé a la vez a reír y a sollozar, Greg salió
inmediatamente del baño, sin camisa, ¡oh que guapo era! Y
se acercó a mí con gesto preocupado.
- ¿Estás bien Elizabeth? ¿Qué pasó?
Yo no paraba de reír, realmente el vino me había afectado,
pero aun así me sentía maravillosa, estaba en la habitación
del hombre de quien me había enamorado.
Greg, me cargo en sus brazos y me llevó al baño. Me sentó
encima de la mesita del lavabo. Y se dispuso a quitarme
pieza por pieza, para bañarme, yo estaba en otro mundo, vi
cuando salió, y por el intercomunicador, le dijo a la señora
Harrison que tuviera lista la cena, y que me preparara un té,
de valeriana, pero antes tuviera a la mano agua bien fría y
dos pastillas de analgésicos, al entrar al baño, yo seguía
sentada sobre el lavabo, la frente realmente me dolía, pero
no tenía ni fuerzas para quejarme, Greg, sin camisa se veía
guapísimo, recordando que era un hombre de 47 años, ver
como su cuerpo estaba tan bien cuidado, me excitaba, su
espalda era ancha y musculosa, y su abdomen parecía
cincelado por los mismos dioses,
se me acercó, y primero me quitó los tacones con mucho
cuidado, y los puso a un lado.
- Te veías hermosa con esos, te veías sexy mi amor.
¡Oh! Soy su amor, su amor.
Luego me quitó los pendientes de diamantes, y los guardó
en la cajita de terciopelo vinotinto en la que venían, luego
me beso cada lóbulo de las orejas y me susurro:
- En ti brillaban aún más.- Y me besó en los labios
dulcemente.
Luego me dijo:
- Voy a necesitar un poco de tu ayuda, a no ser que quieras
que te ropa el vestido, y creo que esa no sería la mejor idea,
ya que quiero volvértelo a ver puesto, te voy a bajar del
lavado, y vas a tratar de mantenerte de pie, ¿me has
entendido Elizabeth?
- Sí, señor, lo que usted mande jaja.
- Elizabeth. - Con una evidente sonrisa en sus labios
carnosos y varoniles.
Me bajó del lavabo, me mantuve de pie como pude, y me
quitó lentamente el vestido, ya para ese entonces, estaba
más que excitada, el roce de sus manos me hacían sentir un
escalofrió en el vientre, le quería. De eso no había duda
alguna.
Así que quedé solo en sostén frente a él, ya que seguía sin
tener panty, me ruboricé el instante, no me acostumbrada a
estar tan expuesta, él me quitó el sujetador, me cargo y me
metió en la bañera, el agua estaba deliciosa, tibia, y el olor
que desprendía era magnifico, él se agachó, y empezó a
frotar sobre mi cuerpo una esponja con jabón de forma muy
delicada, luego lavó mi cara, mis pies, mis senos
lentamente, luego mi sexo, el cual estaba húmedo no solo
por estar en el agua, me lavó el cabello, y me dijo:
- Quiero hacerte ahora mismo mía, pero quiero que comas
y descanses, así que deja de mirarme de ese modo
Elizabeth.
Me sentí desilusionada, lo quería en ese momento, tenerlo
dentro de mí, sentirlo por completo, pero él me levantó, al
estar de pie, pude darme cuenta como me sentía mejor, ya
no me sentía mareada, el me cubrió con la toalla, y me
cargo hasta la cama, y allí me sentó, a veces era tan
controlador, pero creo que así me encantaba.
Luego se quedó largo tiempo en el baño, imagino que
ordenando todo, no había duda que le encantaba el control
y el orden, mientras yo me secaba, y pensaba que
demonios me pondría, no podía estar desnuda todo el
tiempo, cuando ya estaba seca, y me había dispuesto a
secar mi cabellera, el salió y me vio desnuda, de nuevo,
- La tentación es tu más especial arte, no es así Elizabeth.
- Greg, ¿qué me pongo?
Él se dirigió a su armario, y me paso una suave camisa de
algodón azul, por supuesto de él, unos bóxer negros nuevos,
también de él. Y unas medias.
- ¿Me pongo esto? - Pregunté sorprendida, así no me
atrevería a salir de la habitación.
- Sí, claro. Póntelo, que debemos bajar a comer, tengo
hambre.- Al decir eso, me dirigió una mirada muy sensual,
como me podía yo resistir a ese hombre.
Me puse los bóxer, la camisa y luego las medias, todo era
tan suave, que me sentía muy cómoda, me recosté en su
cama, y me sentí muy feliz, luego él se dirigió al cuarto de
baño...
- Me voy a bañar rápidamente, no te vayas a ningún lado.
¿Y a dónde me iría? Si estaba justamente donde siempre
había deseado estar desde que le conocí, en su cama...
Me impresionó lo rápido que se bañó, cuando salió del
baño con solo una toalla en la cintura, se me bajó el alma al
piso, se veía sensual, era un hombre atractivo, maduro y
muy sexy, lo tenía todo. Y al menos por esta noche era mío.
Se vistió rápidamente, y luego bajamos a la cocina, la casa
estaba desierta, sin los invitados, podía ahora si apreciarse
la inmensidad de la misma, pensé que me encontraría con
Nick o con la señora Harrison, solo con pensar en eso me
sentí desfallecer, no quería que me vieran así vestida, pero
para mi suerte y tranquilidad al parecer Greg, les había
dicho que podían irse a descansar, teníamos la casa para
nosotros solos.
Al llegar a la cocina, en la barra estaban dos platos
humeantes de estofado de carne y dos tazas de tés de
valeriana, pero antes de comer, Greg me indico o más bien
me ordenó que me tomara dos analgésicos y un vaso de
agua bien fría.
¿Cómo podía resistirme a sus órdenes?
Comimos callados, no porque estuviéramos incómodos,
sino que nuestra hambre era colosal, y la comida estaba
más que deliciosa, de verdad que la señora Harrison
cocinaba de maravilla, luego de comer, estábamos llenos, y
satisfechos, luego nos tomamos el té, y conversamos un
rato sobre lo bien que había salido todo en el lanzamiento
del vino, sentirme tan en confianza con Greg, me
reconfortaba en gran medida, saber qué sentía, cómo le
llenaba de ilusión cada uno de los proyectos que tenía en
mente y que quería llevar a cabo, me hacía sentir aún más
enamorada de él, si debía admitir de una vez y por todas
que estaba emporada de él. ¿Debía decírselo?
Luego de terminar en la cocina, subimos a la habitación, en
la misma había un gran balcón en el cual podía verse el
cielo, la luna, así que me acerqué al mismo, y decidí
disfrutar de la vista, mientras la brisa fresca de la noche me
acariciaba las mejillas, al volver en mí, me di cuenta de que
realmente estaba cansada, había sido un día lleno de
muchos sucesos y emociones que aún no estaba segura de
haber procesado del todo.
Mientras seguía inmersa en mis pensamientos Greg me
tomó por sorpresa, y me abrazó con mucha fuerza y
¿cariño? Me sentía plena; como sabía que él también
necesitaba dormir...
- ¿Dormimos? tengo sueño Greg.
- Claro, Elizabeth, dormir a tu lado será un total placer.
Así que me tomó de la mano, me condujo hasta la cama,
hizo de lado el edredón, yo me acosté y luego él me
acompañó, aunque quería que me hiciera el amor, entre
nosotros había en ese momento una conexión que iba más
allá de lo sexual, estábamos compartiendo algo más que
atracción física, entre nosotros había confianza, él se pegó a
mí, me abrazó, y con una de sus manos prendió el iPod que
se proyectó en la habitación con una tenue música
instrumental, y luego de manera automática se apagaron
las luces.- Me cuesta un tanto dormir, ¿te molesta la
música?
- No para nada, me parece perfecta. Y de ese modo entre
la música, la luz de la bella luna, y sus cálidos brazos
rodeándome el alma, quedamos inmersos en un sueño
profundo y tranquilo.
Capítulo 7

Al abrir mis ojos no podía creer que estaba en la habitación


de Greg, con él junto a mí, abrazándome, habíamos dormido
juntos, en complicidad, como pareja, no quería hacerme
muchas ilusiones, pero sentía en el fondo de mi ser que él
me quería, que se preocupaba por mí, aunque le costara
admitirlo.
Me quedé un largo rato viendo al techo, y luego
contemplando la vista tan maravillosa que se veía desde la
cama a través del balcón, las aves cantaban, y el olor fresco
de la brisa mañanera se fusionaba a la perfección con el
olor a flores que llegaba desde el jardín, me sentía en el
mismo paraíso, al voltear a ver Greg, me le quedé
observando largo rato, me encantaba como se veía
durmiendo, relajado, lleno de dulzura, de repente él fue
abriendo los ojos, y al verme sonrió, me sonrió con ternura...
- Buenos días nena.
Y no sé por qué, pero sentí un fuerte dolor en el pecho, me
tenía que ir a mi casa, el solo me había dicho que me
quedara la noche anterior, así que para no hacerme más
ilusiones...
- Greg, ¿crees que Ramón pueda llevarme a casa?
Al decir esas palabras su gesto se transformó en sorpresa y
hasta en abatimiento.
- ¿Quieres irte?
- No. - Respondí categóricamente. - Pero como me dijiste
que me quedara anoche, pensé que debería irme a mi casa
hoy.
- No, Elizabeth quiero que te quedes todo el fin de semana,
el domingo Ramón te llevará a tu casa, por la noche, si te
parece bien, ¿te puedes quedar?
No sabía que le estaba ocurriendo a Greg, primera vez que
me expresaba lo que quería sin remordimientos y sin darle
muchas vueltas al asunto, claro que podía quedar, es más
quería hacerlo sin duda.
- Claro que me quiero quedar Greg, junto a ti.
Él me sonrió y fue como si el mismísimo paraíso se hubiera
abierto ante mí en un acto de magia inexplicable.
Era una mañana maravillosa, desayunamos en el gran
patio a la luz del sol, Greg se veía relajado y muy animado,
la señora Harrison de vez en cuando me miraba con cierta
picardía, creía yo que era la primera vez que Greg llevaba a
alguien a casa, después de lo de Elena, así que me sentía
más que alagada, pero aun no podía estar segura de qué
era lo que Greg quería conmigo, su humor y personalidad
eran tan cambiantes que nunca sabía con qué me iba a
salir.
Quería disfrutar del momento, así que, para no
atormentarme con pensamientos pesimistas, traté de
apartar todas mis dudas y aprovechar el tiempo que estaba
compartiendo con Greg, para conocerlo más a fondo, para
disfrutar de tu entera compañía.
Toda la tarde del sábado se fue entre risas y besos, el
almuerzo estuvo divino y luego de reposar la comida,
nadamos en la gran piscina como dos adolescentes, me
sentía realmente feliz a su lado, viendo como le gustaba mi
compañía y viendo como no se cohibía de hacer lo que le
nacía hacer junto a mí, debía admitir que estar en la piscina
me había dejado un bronceado fabuloso.
Ya iba cayendo la tarde cuando Greg y yo solo tomamos un
poco de fruta como cena y subimos a su habitación a ver
una película, "El club de pelea", si sabía que no era para
nada romántica, pero al igual que a Greg me encantaba esa
película, pero me temo que no llegamos ni a la mitad, ya
que sus dedos hábiles y expertos se encargaron de
despertar en mi un fuego que solo él pudo apagar con cada
movimiento, con cada beso, y con cada susurro de amor
apaciguador, menos mal ya había visto la película antes...
Capítulo 8

El domingo no sabía cómo sentirme, los momentos que


había disfrutado durante los últimos tres días junto Greg,
habían sido maravillosos, pero ya se acercaba la hora de
volver a la realidad, y hasta sentí que Greg estaba igual de
triste que yo, no quería irme de su lado, pero aún no éramos
nada, quería todo con él, pero ¿él quería lo mismo conmigo?
Mientras almorzábamos, Greg no me habló ni emitió
palabra alguna, estaba taciturno, y no sabía el porqué de
esa actitud, ahora que debía irme, ya había vuelto el
enigmático empresario multimillonario, reservado y
malhumorado, no entendía sus señales, subí a su habitación
después de comer, y decidí pedirle prestado un bolso para
meter allí todo lo que me había comprado el día viernes en
el lanzamiento del nuevo vino, al ordenar mis cosas, vi el
reloj y ya eran las 5 menos cuarto, sería mejor que ya
Ramón me llevara a mi casa, Greg se había pasado todo el
día en su despacho, no entendía cómo siendo el último día
en el que estaría en su casa, no lo había pasado conmigo,
su actitud y comportamiento había cambiado
drásticamente.
Al estar lista, Greg entró a la habitación sin mediar palabra,
cerró la puerta de un tirón, me agarró de la cintura y me
hizo de él como nunca antes, con una lujuria y deseo que
rayaba en lo rudo y posesivo. Mi cuerpo al estar entregado
al suyo explotó en miles de fuegos artificiales.
Luego de su efusiva e inesperada despedida me acompañó
al carro donde esperaba por mi Ramón...
- Te veo mañana Elizabeth, gracias.
- Gracias a Ti Greg, te quiero.
Al pronunciar la frase "te quiero" sus ojos se abrieron de tal
manera, que enseguida supe que no se lo esperaba, que
tonta había sido, cómo le pude haber dicho eso, no era ni el
momento ni el lugar, lo había dañado todo...
Con una sonrisa me vio partir, y allí supe que mi efusiva
demostración de afecto mediante la frase "te quiero" no le
había caído tan mal como pensaba, mientras iba camino a
casa no podía evitar pensar que quizás lo nuestro si podía
funcionar. Solo deberíamos confiar el uno en el otro y
olvidarnos de cualquier prejuicio o envidia que pudiera
entrometerse entre nosotros.
- Gracias Ramón, nos vemos mañana, cuídate.
Estar en casa, sola de nuevo me hacía sentir melancólica,
quería estar todo el tiempo con él, con Greg, quería dormir,
quería ya que fuera lunes para así ir al trabajo y verlo de
nuevo, quizás todo sería diferente entre nosotros para
mejor, no podía con las ansias, así que me duché, ordené
todo lo que Greg me había regalado, me puse la ropa de
dormir, y me tiré a la cama, y allí estaba, un mensaje de
él...
"Yo también te quiero..."
También me quería, no podía creerlo, me correspondía, no
solo estaba conmigo por el sexo, me quería, ¡oh Greg!
Podemos hacerlo, sé que podemos, confía en mí en la
medida en la que confió en ti, mañana en el trabajo
debemos hablar y darnos la oportunidad que tanto tú como
yo queremos, solo sé mío, de la misma forma en la que ya
yo soy tuya en cuerpo y alma, y con el móvil y su mensaje
abierto sobre mi pecho me quedé dormida.
Capítulo 9

Al despertar eran a penas la 6 y media, pero quería


realmente verme hermosa esta mañana, hoy sería la
oportunidad perfecta de hablar al fin con Greg de lo nuestro,
de lo que nos pasaba, al fin y al cabo con ese "te quiero"
había aceptado que yo le importaba, que me veía más allá
que como una simple asistente, me bañé, me sequé el
cabello con el secador, me coloque un poco del perfume
que me había regalado Greg, luego me puse una falda lápiz
color azul marino, y una camisa blanca con el hombre
descubierto, me coloque los pendientes de diamantes, y
luego corrí al espejo del baño a maquillarme lo mejor que
pude, le di volumen a mis pestañas, luego le di color a mis
mequillas y me coloque un pintalabios color rosa oscuro, lo
que hacía que mis labios se vieran realmente sensuales, me
dirigí al armario, y me puse los tacones que me había dado
también Greg, quería estar perfecta para él hoy, quizás
después de hablar sobre qué pasaría con nosotros
podríamos ir a comer, y necesitaba estar más que lista para
ello, agarré mi bolso, mi móvil, y salí de casa rumbo al
trabajo.
Al llegar a mi oficina, aun Greg no había llegado, qué raro,
bueno así tendría tiempo de organizar de una vez la agenda
de la semana, y luego mostrársela para que ya no tuviera
porque preocuparse por ello, después de las 9 y cuarto llegó
Greg, se instaló en su oficina y cerró la puerta, llegó
hablando por teléfono así que no le di mucha importancia,
quizás le había surgido alguna emergencia, o si bien estaba
muy ocupado por los compromisos y responsabilidades
derivadas del evento del viernes.
Me llegó por correo un par de documentos que Greg tenía
que firmar a la brevedad posible, así que los imprimí, y me
dirigí a su oficina, toqué la puerta...
- Adelante.
- Hola Greg, aquí te traigo los documentos de la
autorización de distribución de mercancías al interior del
país, debes firmarlas ahora para enviarlos de una vez.
Al hablarle mi voz era suave y sensual, me alegraba verle,
estaba bellísimo, con un traje color azul marino y su barba
tan elegante como siempre, pero mientras le hablaba no me
miraba, no quería parecer paranoica, pero percibía que me
estaba evitando...
- Está bien señorita Hudson, déjeme y los firmo.
¿Señorita Hudson? ¿Qué le pasaba? Mientras terminaba de
firmar los documentos, me atreví a preguntarle sin rodeos.
- ¿Qué pasa cariño? ¿Tienes algún problema? Puedes
confiar en mi
- Ya está, ya firmé los documentos, ya puede retirarse. - Y
antes de poder decir algo, llego Karen...
- Buenos días Karen, pasa adelante, hasta luego señorita
Hudson.
Salí de la oficina perpleja y confundida, casi me había
echado de su oficina, y me había llamado señorita Hudson
como al principio, qué demonios le pasaba, durante las
siguientes horas no puede concentrarme en lo absoluto, me
sentía furiosa, quería hablar inmediatamente con él, pero
Greg ahora se encontraba en una junta de negocios en la
sala de reuniones, y no tenía más remedio que esperar...
Sin darme cuenta...
- Señorita Hudson, debo estar mañana en el aeropuerto
central, mi hermano llega del extranjero, y necesito ir a
recogerle, por favor apúntelo en la agenda.
Antes que saliera, corrí como pude hacia la puerta, la cerré,
él se me quedo mirando fríamente, ¿qué le pasaba?
- Greg, necesito hablar contigo, por favor.
- Dígame señorita Hudson.
- ¿Cómo que señorita Hudson, que te pasa Greg? ¿Por qué
me llamas así? pensé que hoy hablaríamos de lo que pasa
entre nosotros de lo que pasó el fin de semana, necesito
saber si de verdad me quieres tal y como me lo escribiste
en el mensaje.
Al terminar de decirle lo que le quería decir, al parecer se
había quedado sin palabras, evitaba mi mirada, y quedamos
en silencio como ¿una eternidad?
- Señorita Hudson entre nosotros no ha pasado, pasa ni
pasará nada, lo de este fin de semana fue un error. Eso es
todo, recuerde de apuntar en la agenda lo del aeropuerto.
Abrió la puerta y desapareció hacia su oficina.
¿Un error? Eso era lo que pensaba que éramos nosotros, un
error, no podía evitar que la lagrimas no salieran de mis ojos
como ríos, me sentía destrozada, todas mis ilusiones
estaban deshechas, no podía respirar bien, me había
enamorado sola y Greg solo se había estado divirtiendo a mi
costa, no lo podía creer, después de quedar totalmente
paralizada, tomé una decisión irrefutable, tomé mis cosas,
las más importantes las metí en mi bolso, guarde todos los
documentos que eran importantes para mí en mi pen drive,
deje mi bolso encima de la mesa ya ordenada y me dirigí a
la oficina de Greg a la que entré sin tocar la puerta...
Al entrar y cerrar la puerta de su oficina, Greg me miro
como alambrado, notaba, sin duda, que estaba furiosa, no
dijo palabra alguna, así que decidí de una vez y por todas.
- Greg, de verdad no sé qué demonios te pasa, si de verdad
no te gusto, ¿por qué te has acercado a mí y dejado que me
hiciera ilusiones? Todo este tiempo te has comportado como
un tonto adolescente que no sabe hacerle frente a lo que
siente ni a lo que quiere, y sabes qué, ya tuve suficiente, yo
si te quiero, más bien me enamoré de ti, pero si cada vez
que te dé la gana me vas a destrozar la vida comportándote
como un verdadero patán, lo mejor será que me vaya, eres
un ególatra sin sentimientos, y espero que nunca te tengas
que arrepentir de lo que me has hecho...Con lágrimas en los
ojos y viéndolo furiosa, me di media vuelta y salí de su
oficina con un portazo, agarré mi bolso y caminé
rápidamente hacia el ascensor, no veía la hora de irme de
allí, de desaparecer de ese lugar, de ese infierno, al llegar a
planta baja, tomé un taxi directo a mi casa, ya lo hecho,
hecho estaba. Así que no volvería a tal sitio nunca más. Se
había acabado, y lo peor es que no estaba segura de que
alguna vez hubiera empezado.
Capítulo 10

Los días siguientes a mi renuncia a la empresa James, eran


cada vez más grises y tristes, no soportaba el dolor que
sentía en el fondo de mi alma, realmente me había
enamorado de Greg, pero él era nada más ni nada menos
que un megalómano sin sentimientos, y sin la capacidad de
actuar como alguien adulto, nunca le interese, todo para él
fue un error, de igual forma, no podía dejar de pensar en él.
Solo quería estar a su lado, recordar cada momento junto a
él, me hacía sentir melancólica, sus manos sobre mi piel, su
calidez, su dulzura inesperada, de verdad me había
enamorado de él, y no quería a más nadie en mi vida, solo a
él, y su inestable personalidad, él tenía algo que me hacía
sentir protegida, cuando estaba rodeada por sus brazos, me
sentía viva, y llena de confianza, no podía soportar el hecho
de haber perdido eso.
Ya ni llorar podía, simplemente las lágrimas no me salían,
me dolía su desprecio, el que no me quisiera junto a él, por
qué le costaba tanto aceptar que, si estaba hecho para
amar, para amarme, quería desaparecer, el dolor que en
ese mismo momento sentía en mi pecho me carcomía y me
hacía sentir sin ánimos de absolutamente nada, por qué
debía sentirme así.
No podía seguir así, necesitaba encontrar un nuevo
empleo, me estaba quedando sin dinero, mis ahorros ya no
eran suficientes, así que debía salir de mi casa, y afrontar la
realidad, había pasado ya dos semanas desde que me había
alejado del mundo del gran Greg R. James, y ciertamente
tenía unas cuantas llamadas perdidas de él en mi móvil, y
algunos correos en mi bandeja de entrada que por supuesto
borraba antes de abrirlos, no quería darle una nueva
oportunidad de romperme aún más el alma, debía poner
distancia y eso era justo lo que estaba haciendo.
Durante la tercera semana de haber abandonado mi
antiguo empleo, hice algunas entrevistas, en varias
empresas que me llamaban la atención, esperaba con
ansias que me llamaran de algunas de ellas, estaba
recuperando la calma, al menos relativamente, siempre
pensaba en Greg, pero sabía que él estaba bien, sin mí, y es
que siempre lo estuvo.
Al ir a mi habitación a dormir, sonó mi móvil, era un
número desconocido, realmente tenía la esperanza de que
fuera alguna de las empresas a las que había asistido para
solicitar empleo, contesté lo más animada pero serena que
pude.
- Señorita Hudson, a la orden.
- ¿Elizabeth? Soy Greg, te estoy llamando desde el móvil
de Hugh, por favor no cuelgues te necesito, he vivido un
infierno -- Sin dudarlo y con lágrimas en mis ojos colgué la
llamada y apagué el móvil de inmediato.
Escuchar su voz me había desarmado, debilitado
nuevamente, así que me puse la ropa de dormir y me
tumbé en la cama, cómo se atrevía a llamarme, era un
patán, un ególatra, ¿qué él había vivido un infierno?
¿Entonces qué había vivido yo? Solo le importaba sus
intereses, no lo soportaba más, quería que desapareciera su
recuerdo de mi mente para siempre, y entre tanto pensar
me quedé dormida.
- TOC, TOC, TOC.
¿Qué demonios estaba pasando? Al abrir mis ojos, noté
que ya era de día, el sol entraba por mi ventana muy fuerte,
por lo que deduje que debía ser más de las 9 de la mañana,
pero lo que realmente me sobresaltó, y la razón de que me
despertara tan alterada, era la manera en que alguien
tocaba a mi puerta, no lo podía creer, quién se atrevería a
tocar de esa manera tan bestial a mi puerta, furiosa me
levanté y me dirigí a la misma.
Al abrir...- ¿Qué demonios te pasa?
Era Greg en persona, al verlo, el alma se me cayó a los
pies, era el amor de mi vida, frente a mí, no podía dar fe a
lo que veía, estaba más flaco, un poco descuidado, su barba
había crecido y al parecer él no había hecho nada por
rebajársela, tenía unas ojeras de terror, y me miraba con
unos ojos perdidos y llenos de mucha tristeza, verlo así me
partió el corazón.
- ¿Qué haces aquí Greg? - Y sin pedirme permiso como era
su costumbre, entró a mi casa, yo cerré la puerta y me di la
vuelta.
Se veía como si estuviera librando una batalla mental, me
miraba todo el tiempo, con las manos en la cintura, hasta
que...
- Te amo Elizabeth, y si, si quiero todo contigo, nada fue un
error, el único error fue no decirte lo que sentía a tiempo, y
demostrarte lo importante que eres para mí, Elizabeth no te
quiero, te amo, por favor.
No podía creer lo que acababa de escuchar, Greg me
estaba diciendo que si me amaba, pero ¿cómo podía
creerle? Si siempre me hacía ilusiones, y luego el cambiaba
drásticamente.
- ¿Cómo puedo confiar en ti Greg? si cada vez que te he
dado un voto de confianza, me has utilizado.
- Yo nunca te he utilizado Elizabeth, desde lo de Elena,
nunca me había interesado ninguna otra mujer a nivel
afectivo, hasta que apareciste tú, te amo y quiero estar
contigo, solo tenía miedo de abrirme y decirte lo que sentía,
creía que para ti lo que estaba sucediendo no significaba
nada, no quería equivocarme, pero estoy seguro de que te
quiero en mi vida, te quiero hoy, mañana y siempre por
favor.
- ¡Oh Greg! Yo también te amo, pero estoy confundida, he
sufrido mucho tu ausencia, y no sé cómo volver a confiar en
ti, no sé si lo que dices ahora es lo que vas a decir mañana.
- Créeme. por Dios Elizabeth, he hablado de ti a Hugh, él lo
sabe todo, le he dicho que quiero estar contigo, por eso te
llamé desde su móvil, si no estuviera hablando en serio no
estuviera aquí y lo sabes, vuelve a mi lado, sé mi mujer, sé
mía, vuelve a ser mía.
Sin poder decir yo más nada, él me tomó entre sus brazos,
y me beso apasionadamente, repitiendo entre cada beso
que me amaba, me tomo entre sus brazos y me llevo a mi
habitación, luego allí me coloco encima de la cama...
- Quiero hacerte el amor Elizabeth, te amo, y quiero estar
contigo desde ahora en adelante dime que sí.
Y con un hilo de voz, entre excitada y emocionada...
- Si, Greg, te amo.
Él se colocó encima de mí, y empezó acariciarme
hábilmente, se deshizo de mi pijama, y quedé desnuda
entre sus brazos, él se quitó su ropa rápidamente, y
entonces se dispuso a cubrir mi cuerpo con besos y caricias,
exploró cada parte de mi ser con sus labios, sus dedos
descubrían de nuevo cada parte de mi piel, su contacto me
hacía estremecer, quería siempre sentirlo, ser de él, me
moría por tenerle dentro, por sentirme en las nubes, solo
como él sabía hacerlo, él besó cada uno de mis seños con
calma con cariño, pasó su lengua por mis pezones y luego
bajo hacia mi abdomen, mi vientre, mis piernas, besó cada
dedo de mis pies, luego acarició mi seco ya húmedo con sus
dedos, y lo beso, su lengua entró en contacto con mi
humedad y excitación, metió uno de sus dedos dentro de
mí, luego otro y empezó a estimularme, luego me beso de
nuevo sobre los labios y se apegó a mí, y pude sentir su
dura erección, era solo mío, él se puso a un lado de la cama,
y me indico que me pusiera encima de él.
el me tomó por las caderas, tomó su sexo y lo fue
metiendo suavemente en mi interior, al estar encima de él
podía sentirlo por completo, me sentía llena y complacida,
mis movimientos se iban acelerando, al ver como él
disfrutaba y me miraba fijamente, él me tomaba de las
caderas y luego cubría con sus manos grandes y fuertes mis
senos, él quería todo de mí y yo sin duda quería todo de él,
así que nuestros movimientos se acoplaron, y nos dábamos
el placer que por tantas semanas nos habíamos reservado,
hasta que con un grito ahogado, en el cual decía su nombre
llegue al clímax, él me miro extasiado, y se dejó consumir
dentro de mí, habíamos hecho el amor, él me amaba, y
sentía que esta vez todo estaría bien.
Capítulo 11

Greg me había propuesto la semana siguiente a nuestra


reconciliación, que fuera su esposa, entre nosotros todo
marchaba maravillosamente, había conseguido trabajo,
aunque él no quería que trabajara, yo sentía que realizarme
profesionalmente me daría perspectiva de las cosas, ya no
era la asistente de Greg R. James, ahora era su prometida,
me había ido a vivir con él, y ciertamente con cada acción
de su parte había sentido su amor, ya no tenía dudas ni
temores, juntos habíamos crecido como seres de amor, y
sobre todo él se había dado cuenta de que aunque tenía
cierta tendencia a lo posesivo y controlador, me amaba, y
solo eso me bastaba para ser feliz...

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