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Proceso de extinción de la obligación de prestar alimentos en el mayor de edad en el municipio

de Quetzaltenango

Con la intención de brindar una opinión asertiva y fundamentada me permito apoyarme del criterio
de la autora Jennie Molina, y manifestar lo siguiente:

Es importante mencionar que el artículo 283 del Código Civil, regula el principio de reciprocidad,
artículo que literalmente establece: “Están obligados recíprocamente a darse alimentos, los
cónyuges, los ascendientes, descendientes y hermanos”, por lo que los parientes están obligados a
darse alimentos entre sí y tal derecho no está sujeto a la edad de las personas sino a su necesidad.

“Cesa la obligación de dar alimentos pero no se extingue, debido a que el derecho correlativo
tampoco lo hace y la obligación entra en un estado de latencia o de “exigibilidad en potencia”, en
los siguientes casos: …Cuando los descendientes han cumplido dieciocho años de edad, a no ser que
se hallen habitualmente enfermos, impedidos o en estado de interdicción.

Significa entonces, que los descendientes estando sanos, sin ningún impedimento y en pleno uso de
sus facultades, no pueden exigir alimentos, ni la obligación correlativa, ni la recíproca, sino las hace
entrar en un estado de latencia que se activaría si así lo exigieran las circunstancias, por el principio
de solidaridad familiar de acuerdo al artículo 283 del CC, pues cabría la posibilidad de que al hijo,
siendo mayor de edad, le sobreviniera alguna de las tres situaciones particularmente difíciles
indicadas en la norma. Y que careciendo de cónyuge e hijos con preferencia obligacional, precisara
ser alimentado por sus padres -o demás ascendientes en los grados de ley-, como lo regula el artículo
283 mencionado, o en último caso, por sus hermanos.
Siendo el alimentista menor de edad y padeciendo enfermedad habitual o impedimento, no podría
cesar la obligación del alimentante al arribar aquél a la mayoría de edad y la pensión alimenticia
fijada tendría que continuar pagándose. Nótese que son tres situaciones distintas y las dos primeras
-enfermedad habitual e impedimento- no precisan de una declaratoria de interdicción para habilitar
la legitimación activa para pedirlos, o para oponerse a que cese la obligación, si ya estuviera fijada.
En el caso de la persona que, al arribar a la mayoría de edad, deba ser declarada en un estado de
interdicción, se considera que la pensión debería seguir pagándose, incluso mientras se tramitara la
declaratoria, en un criterio protector.
Es por ello que la denominación de la acción como “extinción de pensión alimenticia” por la
mayoría de edad de un hijo, en opinión de la autora, es incorrecta, porque en realidad la
obligación no se extingue, sino que solamente cesa y la exigibilidad se transforma de una efectiva
a una en potencia.”1 (negrilla y subrayado no es del original).

Criterio que comparto, en el sentido que la obligación de prestar alimentos cesa con la mayoría de
edad, pero no se extingue, ya que las circunstancias de la persona mayor de edad en cualquier
momento pueden cambiar, lo que hace que sea exigible en cualquier tiempo.

Para Molina Jennie, existen dos casos en los que la extinción si opera:
1. Por muerte del alimentista.
2. En el caso de injuria, falta o daño grave inferido por el alimentista contra el que debe
prestarlos.

1
Molina, J. (2024). Derecho de Familia de Guatemala Sustantivo y Procesal. (2 ed.) Magna
Terra.

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