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Los nombres primigenios del Cuzco

Article · January 2021

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1 2,067

1 author:

Rodolfo Marcial Cerrón-Palomino


Pontifical Catholic University of Peru
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2015
XLVIII 2016
ÍNDICE

I Presentación 9-13

Tomo XLIX
II Discurso de Incorporación y Artículo 15
Ismael Pinto, TEMBLORES Y TERREMOTOS EN MOQUECGUA
COLONIAL 17-34
DISCURSO DE RECIBIMIENTO POR EL ACADÉMICO ALBERTO
VARILLAS MONTENEGRO 35-42
Malvina Cruz Rentería, JOSÉ BAQUÍJANO Y CARRILLO. APUNTES
PARA UNA GENEALOGÍA DE LA NACIÓN FRAGMENTADA 43-64
III Homenaje a María Rostworoski: vida e impacto 65
Carmen Arellano Hoffmann, LA OTRA BIOGRAFÍA DE MARÍA
ROSTWOROWSKA. SEMBLANZA Y BIO-BIBLIOGRAFÍA 67-100
Ramiro Matos Mendieta, RECUERDOS DE MARÍA ROSTWOROWSKI

-
DE DIEZ CANSECO 101-112
Rodolfo Cerrón Palomino, LOS NOMBRES PRIMIGENIOS DEL CUZCO 113-132

REVISTA HISTÓRICA
Pilar Ortiz de Zevallos, MARÍA ROSTWOROSKI: UNA MUJER QUE
ABRIÓ CAMINOS 133-145
José Antonio Benito, MARÍA ROSTWOROSKI Y LIMA NORTE, DESDE
LA UCSS 147-155
IV Notas 157
Uriel García Cáceres y Fernando García Vidaurre, PRESENCIA DEL
PASADO. EXPRESIONES DE INDEPENDENCIA EN EL ALTO PERÚ EN 159-189
1811
Eliseo Huamantica Gómez, ACERCAMIENTO A LA REVISTA 191-283
HISTÓRICA A TRAVÉS DE SUS ÍNDICES (1906–2014)
V Crónica 285-287
VI Obituario
Reiner Tom Zuidema (1927–2016) POR CATHERINE ALLEN 289-312
VII Reseña de libro
Arrelucea Barrantes, Maribel y Jesús Cosamalón Aguilar: La
presencia afrodescendientes en el Perú. Siglos xvi-xx; por Susana 313-318
Aldana Rivera

TOMO XLIX
TOMO XLVIII
LIMA, PERÚ
2016
Lima, Perú
2015
LOS NOMBRES PRIMIGENIOS DEL CUZCO

Rodolfo Cerrón-Palomino 1

“[L]a ciudad del cuzco primero fue llamado


acamama despues fue llamado cuzco”
Guaman Poma ([1615] 1936: 84)

“[E]n la lengua antigua de este valle se llama


cozco, de donde le quedó el nombre del
Cuzco al tal sitio hasta hoy [:] de aquí tienen
los ingas un proverbio que dice: Ayar Auca
cuzco guanca, como si dijese "Ayar Auca,
mojón de piedra mármol”
Sarmiento de Gamboa ([1572] 1965: 217)

RESUMEN
El artículo versa sobre los nombres prehispánicos del Cuzco. En
base a la información documental colonial sobre las lenguas andinas, se
examinan las designaciones de <Acauana> y <Cozco>, y se postula una
filiación puquina para ambos topónimos. Las etimologías propuestas se
apoyan en el análisis filológico e histórico-lingüístico rigurosos del ma-
terial analizado. Se descartan de esta manera etimologías previamente
postuladas en la creencia, vigente hasta la fecha, de que son de cuño
quechua. De paso, queda demostrado el carácter pluriglósico del Cuzco
prehispánico.
Palabras claves: puquina, onomástica, filología, plausibilidad etimológi-
ca, pluriglosia.

ABSTRACT
The article deals with the pre-Hispanic names of Cuzco. On the
basis of information provided by Colonial documentation on Andean
languages, former designations of <Acauana> and <Cozco> are exami-

1 Profesor emérito de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y actualmente


catedrático en la Pontificia Universidad Católica del Perú.
114 Rodolfo Cerrón-Palomino

ned. A Puquina affiliation for both place names is then suggested. The
proposed etymologies are based on rigorous philological and historical-
linguistic analysis of the scrutinized material. Previously suggested ety-
mologies in favor of a Quechua origin of the said names are thus dis-
carded. In passing, the pluriglossic nature of pre-Hispanic Cuzco is duly
accounted.
Keywords: Puquina, onomastics, philology, etymological plausibility,
pluriglossia.

1. Quechuismo primitivo
Conforme lo hemos venido denunciando en varias de nuestras
publicaciones (ver, recientemente, Cerrón-Palomino 2019b), todavía
subsiste en los medios académicos, sobre todo en el de las ciencias socia-
les, particularmente en los predios de la historia y de la arqueología, la
vieja tesis que, recogiendo la expresión acuñada por Raúl Porras Barre-
nechea ([1945] 1963: II, 23), llamamos la del “quechuismo primitivo”.
Según dicha postulación, el valle del Cuzco sería la cuna de origen del
quechua, y, por consiguiente, los incas habrían tenido en él su idioma
primigenio, y a la vez serían los responsables de su difusión continental.
Todos estos axiomas, convertidos en verdades absolutas desde tiempos
coloniales, fueron ampliamente falseados hace ya seis décadas, gracias
a las investigaciones en materia de lingüística histórica y dialectología
quechuas (cf., por ejemplo, Parker [1972] 2013: VII). Sin embargo, resulta
ya proverbial que el concepto de interdisciplinariedad manejado por los
científicos sociales prescinde, dentro de su esquema elaborado, de los
aportes de la lingüística andina en cuestiones relativas a la averiguación
del pasado prehispánico. Y así, salvo rarísimas excepciones, que feliz-
mente van en aumento, en las propuestas de interpretación del incario,
formuladas por historiadores y arqueólogos, continúa vigente la trasno-
chada tesis del quechuismo primitivo. No extraña entonces que el léxico
institucional y cultural de la civilización incaica, incluyendo la onomás-
tica respectiva, se persista en querer interpretarlo exclusivamente por el
quechua, como si dicho corpus hubiera sido acuñado prístinamente en
esta lengua. La falacia de esta vieja práctica, como se mencionó, ha
Los nombres primigenios del Cuzco 115

tenido y tiene, menos Los nombres primigenios


mal, algunas del Cuzco golondrinas que 115
excepciones, no
hacen un verano, pero que demuestran la insatisfacción
tenido y tiene, menos mal, algunas excepciones, golondrinas que no del modelo
decimonónico
hacen un verano, aún pero
en boga.
queUna de tales mentes,
demuestran si se quiere
la insatisfacción delheréticas,
modelo
de la falacia erigida en dogma, fue doña María Rostworowski,
decimonónico aún en boga. Una de tales mentes, si se quiere heréticas, quien,
alguna vez insatisfecha
de la falacia erigida en de sus etimologías
dogma, quechuas,
fue doña María no hesitó enquien,
Rostworowski, recu-
rrir al aimara
alguna en procurade
vez insatisfecha desus
explicación. Pues
etimologías bien, nosno
quechuas, complace señalar
hesitó en recu-
que la presente nota está motivada, en buena parte, por esta actitud
rrir al aimara en procura de explicación. Pues bien, nos complace señalar de
ruptura y recusación
que la presente de lamotivada,
nota está tradición interpretativa
en buena parte, depor
corte monoglósico
esta actitud de
mencionada, y en esta ocasión recoge justamente algunas pistas
ruptura y recusación de la tradición interpretativa de corte monoglósico adelan-
tadas por nuestra
mencionada, homenajeada.
y en esta ocasión recoge justamente algunas pistas adelan-
tadas por nuestra homenajeada.
2. Prehistoria lingüística del Cuzco
2. Prehistoria lingüística del
Las investigaciones en Cuzco
curso relativas al léxico de carácter ono-
mástico Lase investigaciones
institucional delen incario
cursoque venimos
relativas desarrollando
al léxico de carácter
2 nos fa-
ono-
cultan
másticoa postular, en calidad
e institucional de hipótesis
del incario altamente
que venimos probable, el2carácter
desarrollando nos fa-
estratigráfíco
cultan a postular,aproximado
en calidad dedela hipótesis
región delaltamente
Cuzco, antes del advenimien-
probable, el carácter
to del imperio incaico. Sostenemos, en efecto, que la lengua
estratigráfíco aproximado de la región del Cuzco, antes del advenimien- más antigua
de la región del Cuzco, aquella que puede considerarse el
to del imperio incaico. Sostenemos, en efecto, que la lengua más antigua lecho idiomá-
tico
de lamás profundo,
región del Cuzco,hasta donde
aquella queespuede
posible rastrearse, habría
considerarse el lechosido una
idiomá-
variedad de proto-puquina; sobre ella se habría impuesto,
tico más profundo, hasta donde es posible rastrearse, habría sido una parcialmente,
una variedad
variedad del aimara, procedente
de proto-puquina; dehabría
sobre ella se la región centro-andina;
impuesto, final-
parcialmente,
mente, sobre el aimara se habría superpuesto, deviniendo
una variedad del aimara, procedente de la región centro-andina; final- en estrato su-
perior, el quechua,
mente, sobre igualmente
el aimara se habríade procedenciadeviniendo
superpuesto, centro-andina. La nove-
en estrato su-
dad de este planteamiento radica en que, contrariamente
perior, el quechua, igualmente de procedencia centro-andina. La nove- a lo que había-
mos
dad depropuesto previamente,
este planteamiento el puquina
radica en que, no puede explicarse
contrariamente en elhabía-
a lo que Cuz-
co
moscomo resultado
propuesto de una simple
previamente, “dominación
el puquina no puedede élite” (cf.enRenfrew
explicarse el Cuz-
1889: 124-125), atribuida a la intrusión en
co como resultado de una simple “dominación de élite”el valle del contingente de los
(cf. Renfrew
Ayar, procedentes
1889: 124-125), del Altiplano,
atribuida de atenderse
a la intrusión a la del
en el valle mito-historia
contingente relatada
de los
por los cronistas del siglo XVI. La mejor evidencia a favor
Ayar, procedentes del Altiplano, de atenderse a la mito-historia relatada de la preexis-
tencia
por losde la lengua
cronistas delmucho antes
siglo XVI. La del acontecimiento
mejor evidencia a favor mencionado es la
de la preexis-
tencia de la lengua mucho antes del acontecimiento mencionado es la
2 Aparte de nuestro volumen de ensayos diversos sobre el tema (cf. Cerrón-Palomino
2013a), nos referimos, más exactamente, a los artículos de Cerrón-Palomino (2016a, 2020a,
2 Aparte de nuestro volumen de ensayos diversos sobre el tema (cf. Cerrón-Palomino
2020b), que versan sobre onomástica, y los de Cerrón-Palomino (2016b, 2020b), que tratan
2013a),
sobre elnos referimos,
léxico más exactamente,
institucional, a los artículos
cultural y religioso de Cerrón-Palomino (2016a, 2020a,
del incario.
2020b), que versan sobre onomástica, y los de Cerrón-Palomino (2016b, 2020b), que tratan
sobre el léxico institucional, cultural y religioso del incario.

Rev. Hist. 49, pp. 113-132


Rev. Hist. 49, pp. 113-132
116 Rodolfo Cerrón-Palomino

abundante toponimia de indudable filiación puquina no solo en la cuen-


ca del Urubamba sino también en la del Apurímac. Obviamente, una
toponimia doméstica tan compacta como la encontrada en la región no
puede atribuirse a una minoría advenediza, que no llegaría a un territo-
rio vacuo y desprovisto de historia, pero que, de otro lado, bien puede
explicarnos la etimología puquina altamente elaborada del léxico insti-
tucional y administrativo del incario. En tal sentido, el puquina de los
Ayar habría significado en todo caso el retorno de la lengua a tierras
ancestrales, una suerte de lluvia sobre lo mojado. En cuanto al aimara,
llevado al Cuzco por los invasores llacuaces, este se habría impuesto
sobre el puquina, desplazándolo en parte, pero asumiendo, como era de
esperarse, elementos propios de este idioma no solo en su léxico sino
también en su gramática. Finalmente, el quechua, impulsado por los
conquistadores huaris a la región, habría comenzado a desplazar al
aimara cuzqueño,3 adquiriendo rasgos de esta lengua (= aimarizándo-
se), pero también recibiendo, a través de ella, elementos léxicos y grama-
ticales del puquina. En suma, como puede apreciarse, la prehistoria
lingüística del valle del Cuzco, lejos de ser monoglósica, fue verdadera-
mente plurilingüe. De manera que introducirse en el estudio etimológi-
co del léxico institucional y onomástico del incario, igualmente plurilin-
güe, implica sumergirse dentro de un universo pluriglósico en el que las
lenguas en contacto, algunas de ellas ya desaparecidas, se vieron remo-
deladas sucesiva y multidireccionalmente no solo en los niveles fonoló-
gico y gramatical, sino también en el de su esfera léxico-semántica y
cultural.
Ahora bien, de manera igualmente tentativa, la estratigrafía lin-
güística postulada en la sección precedente podría correlacionarse cro-
nológicamente con los desarrollos sociopolítico-culturales de la región
sureño-altiplánica, enmarcándolos dentro de las periodizaciones pro-
puestas por los arqueólogos del área andina. Y así, conscientes de la dis-
paridad de métodos y objetivos perseguidos por las disciplinas en jue-
go, quisiéramos formular las siguientes correlaciones estrictamente

3 Sobre la existencia del aimara cuzqueño, la lengua oficial de los incas en tiempos de
los soberanos históricos, nos hemos ocupado previamente en otros lugares (ver Cerrón-
Palomino 2013a: II-6, II-7, II-8).
Los nombres primigenios del Cuzco 115

tenido y tiene, menosLos nombres primigenios


mal, algunas del Cuzco golondrinas que 117
excepciones, no
hacen un verano, pero que demuestran la insatisfacción
temporales: (a) el lecho más profundo de los estratos idiomáticos pro- del modelo
decimonónico
puestos para elaún en del
valle boga. Una de
Cuzco, tales mentes,
constituido por sielse quiere heréticas,
proto-puquina, se
de la falacia erigida en dogma, fue doña María Rostworowski,
correspondería, en tiempo y espacio aproximado, con el desarrollo de la quien,
alguna
cultura vez insatisfecha
Pucara, de sus etimologías
puquina-hablante, quechuas,Tardío
en el Formativo no hesitó
(200en recu-
a.d.n.e.
rrir
— 200al aimara en procura
d.d.n.e.); de explicación.
(b) el aimara, Pues bien,en
que se constituirá nosel complace señalar
lecho idiomático
que la presente nota está motivada, en buena parte, por esta
intermedio, se asociaría con una primera oleada de confederación huari, actitud de
ruptura
bilingüeyaimara-quechua,
recusación de la entradición
direccióninterpretativa deAdelaar
del Cuzco (cf. corte monoglósico
2010: § 11),
mencionada, y en esta ocasión recoge justamente algunas
con predominio de hablantes aimaras, durante el Horizonte Medio pistas adelan-
(si-
tadas por nuestra
glos V-X); homenajeada.
y (c), finalmente, el quechua, es decir la capa idiomática
superior, promovido por grupos con predominio de hablantes de la
lengua, irrumpirían en la región, tras el colapso de Huari, impulsando
2. Prehistoria lingüística del Cuzco
su idioma hacia fines del Intermedio Tardío (1000-1400).4
Las investigaciones en curso relativas al léxico de carácter ono-
mástico e institucional del incario que venimos desarrollando2 nos fa-
3. <Acauana>,
cultan nombre
a postular, primigenio
en calidad de hipótesisdel Cuzco.
altamente probable, el carácter
estratigráfíco aproximado
Varias fuentes de la región
documentales, tantodelcronísticas
Cuzco, antes delparroquiales,
como advenimien-
to
nosdelinforman
imperio incaico.
que, antesSostenemos,
de llamarse en efecto,
Cuzcoque la la lengua
futura más antigua
metrópoli del
de la región del Cuzco, aquella que puede considerarse
imperio incaico, se habría llamado <Acauana>.5 Así lo señalan taxativa- el lecho idiomá-
tico
mente más dosprofundo,
cronistas hasta donde es posible
que escribieron rastrearse,
sus trabajos habría sido una
casi simultáneamente,
variedad de proto-puquina; sobre ella se habría
entre fines del siglo XVI y comienzos del XVII: Guaman Poma impuesto, parcialmente,
de Ayala
una variedad del aimara, procedente de la región centro-andina;
y Martín de Murúa. En efecto, el primero de ellos, tal como reza nuestro final-
mente, sobre el aimara se habría superpuesto, deviniendo en estrato su-
perior, el quechua, igualmente de procedencia centro-andina. La nove-
dad
4 Ver de este planteamiento
Cerrón-Palomino radica
(2013: I-II, § 6.3) en
paraque, contrariamente
un primer a lo que había-
intento de cronologización de
mos propuesto
los eventos previamente, elenpuquina
lingüístico-arqueológicos no puede explicarse
el área sureño-altiplánica. en elpropo-
La que ahora Cuz-
nemos difiere de la propuesta anterior en dos puntos fundamentales: (a) la presencia
co como resultado de una simple “dominación de élite” (cf. Renfrew
previa del puquina (en su versión de proto-lengua) al aimara; y (b) la intrusión de pu-
1889: 124-125),alatribuida
quina-hablantes a diáspora
valle, tras la la intrusión en el valle
de Tiahuanaco, deluna
como contingente de los
especie de retorno
Ayar, procedentes del Altiplano, de atenderse a la mito-historia relatada
del hijo pródigo. Para el puquina, y no el aimara, como lengua de Tiahuanaco, ver
Cerrón-Palomino (2018).
por los cronistas del siglo XVI. La mejor evidencia a favor de la preexis-
5 Téngase en cuenta, aquí y en delante, las siguientes convenciones empleadas a lo largo
tencia de la lengua
de la exposición: muchoangulados
Los corchetes antes del “< acontecimiento mencionado
>” reproducen las formas es en
registradas la
la documentación; las barras “/ /” encierran el estatuto fonológico de los términos inter-
pretados; el asterisco “*” precede a todo elemento original o reconstruido; finalmente,
2los corchetes
Aparte normales
de nuestro encierran
volumen de la realización
ensayos fonética
diversos sobreaproximada
el tema (cf.deCerrón-Palomino
una palabra. De
otro lado,
2013a), nosen nuestras más
referimos, citasexactamente,
bibliográficas, seguimos
a los la de
artículos siguiente convención:
Cerrón-Palomino tratándose
(2016a, 2020a,
de obras
2020b), clásicas,
que versan tras
sobreelonomástica,
año, van seguidos, en números romanos,
y los de Cerrón-Palomino (2016b,la2020b),
parte del
quelibro y
tratan
luego el capítulo, antes del folio o número de página;
sobre el léxico institucional, cultural y religioso del incario. en trabajos más modernos, el
número romano indica la parte del texto, que puede estar seguido del número de
ensayo.

Rev. Hist. 49, pp. 113-132


Rev. Hist. 49, pp. 113-132
118 Rodolfo Cerrón-Palomino

primer epígrafe, nos dice que el Cuzco, antes de su toma de posesión


por parte de Manco Cápac, se llamaba <Acamama>. Lo propio nos lo
hace saber el cronista mercedario, cuando nos dice que, según referencia
de los indios:
antes que Manco Capac entrase en ella [en la futura ciudad] y la
poblase, se llamaba Acamama, y que tenía moradores naturales, los
cuales se jactan de su antigüedad y nobleza. Después que Manco
Capac fundó en ella el principio de su monarquía, la puso por
nombre Cuzco (cf. Murúa [1613] 1987: III, X, 499).
De otro lado, nuestra historiadora homenajeada, llamaba la aten-
ción sobre el dato proporcionado por los libros parroquiales de San Jeró-
nimo, concretamente en el de casamientos correspondiente al año de
1712: encuentra allí datos que aluden a la pertenencia al aillu llamado
<Acamana>, también citado como <Uroacamana>, variante esta que
volverá a aparecer en varios otros documentos de archivo (cf. María
Rostworowski [1983] 2007: Cap. 6, nota 25). En vista de la recurrencia
de la variante <acamana> en tales documentos, nuestra autora observa,
muy atinadamente, que es “posible que el nombre primitivo del Cuzco
fuese el de Acamana y no Acamama como lo señala Guaman Poma”, y
también Murúa, agregaríamos. De esta manera buscaba enmendarles la
plana, no solo a los cronistas referidos, sino también a historiadores
modernos, entre ellos Riva-Agüero y Tamayo Herrera. Adhiriéndose a
los registros de Guaman Poma y Murúa, es decir <Acamama>, tales
historiadores, a diferencia de estos cronistas, que obviaron toda glosa,
se apuraron en traducir la expresión, previa descomposición en <aca> y
<mama>, como “madre o patria de la chicha”, o, peor aún, simplemente
como “¡Madre Chicha!” (cf. Riva-Agüero [1937] 1966: 226 y Tamayo
Herrera 1992: I, 61, respectivamente), demostrando un desconocimiento
absoluto de toda plausibilidad semántica que rige, universalmente, a
toda toponimia o nombre de lugar. Vemos aquí, lo que anunciábamos
al principio: el afán por querer explicarlo todo a partir del quechua, no
importando los absurdos a los cuales pudiera llegarse. De manera que,
en este punto, a la par que nos permitimos ilustrar los resultados nefas-
tos del quechuismo primitivo, rescatamos el criterio filológico implícito
seguido por doña María, quien, aunque no sepa decirnos el significado
Los nombres primigenios del Cuzco 115

tenido y tiene, menos Los nombres primigenios


mal, algunas del Cuzco golondrinas que 119
excepciones, no
hacen un verano, pero que demuestran la insatisfacción
del elemento restituido, hace prevalecer el registro documental más del modelo
decimonónico
fidedigno, como aún en boga.
debiera Una de tales
procederse mentes,
en estos casos.si se quiere heréticas,
de la falacia erigida en dogma, fue doña María Rostworowski, quien,
algunaAhora bien, precisamente
vez insatisfecha el dato filológico
de sus etimologías quechuas, apuntado
no hesitónosencoloca
recu-
en una posición óptima para abordar el significado
rrir al aimara en procura de explicación. Pues bien, nos complace señalar de <Acamana>,
descartada
que la presente ya nota
la variante
está motivada,quechuizada
en buena aparte, fortiori en actitud
por esta favor de de
<Acamama>,
ruptura que, a de
y recusación su la
vez, conforme
tradición se vio, estimula
interpretativa de corteengendros
monoglósico se-
mencionada, y en esta ocasión recoge justamente algunas pistas adelan-a
mánticos como los mencionados. En función de ello, conviene traer
cuentopor
tadas otro registro
nuestra del nombre, con seguridad una variante más del
homenajeada.
mismo: nos referimos al portador del tercer alarife de la fortaleza de
Sacsahuaman, llamado <Acahuana Inca>, quien, según la tradición oral,
recogida
2. por nuestro
Prehistoria cronista
lingüística mestizo, habría sido el autor de “mucha
del Cuzco
parte de los grandes edificios de Tiahuanacu” (cf. Garcilaso Inca [1608]
Las investigaciones en curso relativas al léxico de carácter ono-
1943: VII, XXIX, 152). Lo interesante del dato, al margen del valor histó-
mástico e institucional del incario que venimos desarrollando2 nos fa-
rico que pueda tener (la ligazón entre la masonería tiahuanaquense y la
cultan a postular, en calidad de hipótesis altamente probable, el carácter
incaica es algo que no se descarta en arqueología), es que ahora conta-
estratigráfíco aproximado de la región del Cuzco, antes del advenimien-
mos con un ingrediente más que nos va a permitir asediar, con ventaja,
to del imperio incaico. Sostenemos, en efecto, que la lengua más antigua
la filiación y el significado del nombre: nos referimos a lo que parece ser
de la región del Cuzco, aquella que puede considerarse el lecho idiomá-
la forma del segundo elemento del compuesto, es decir <huana> y no
tico más profundo, hasta donde es posible rastrearse, habría sido una
<mana>, ni mucho menos <mama>. Descartada esta última variante,
variedad de proto-puquina; sobre ella se habría impuesto, parcialmente,
por espuria, <huana> y <mana> pueden ahora relacionarse, de manera
una variedad del aimara, procedente de la región centro-andina; final-
sistemática, a partir de un arquetipo o protoforma hipotética *pana; la
mente, sobre el aimara se habría superpuesto, deviniendo en estrato su-
primera como expresión originariamente puquina, y la segunda como
perior, el quechua, igualmente de procedencia centro-andina. La nove-
su versión aimarizada. En cuanto a la primera variante, *pana deviene
dad de este planteamiento radica en que, contrariamente a lo que había-
en <huana>, es decir [wana], en virtud de la regla de lenición del
mos propuesto previamente, el puquina no puede explicarse en el Cuz-
puquina, según la cual toda consonante oclusiva, en este caso la /p/, se
co como resultado de una simple “dominación de élite” (cf. Renfrew
debilita en /w/ (cf. Cerrón-Palomino 2020a: § 7.1.1.1), conforme se pue-
1889: 124-125), atribuida a la intrusión en el valle del contingente de los
de ver en las formas alternantes paya ~ baya ~ huaya ‘pendiente’, en la
Ayar, procedentes del Altiplano, de atenderse a la mito-historia relatada
multitud de topónimos del área sureño-altiplánica que las conllevan
por los cronistas del siglo XVI. La mejor evidencia a favor de la preexis-
(ver Cerrón-Palomino 2016b, 2019a: § 1). En lo que toca a la segunda
tencia de la lengua mucho antes del acontecimiento mencionado es la
variante, es decir <mana>, esta se explica gracias a la regla fonética
propia del aimara, según la cual la semiconsonante /w/ (graficada
2como
Aparte<hu>) cambia
de nuestro en <m>,
volumen como diversos
de ensayos se puede observar,
sobre regularmente,
el tema (cf. Cerrón-Palominoen
expresiones
2013a), comomásmarmi
nos referimos, ‘mujer’,
exactamente, millma de
a los artículos ‘lana’, mantur (2016a,
Cerrón-Palomino ‘afeite2020a,
(de
2020b),
mujer)’,queetc.,
versan sobre onomástica,
provenientes de ywarmi,
los de Cerrón-Palomino
millwa y wantur, (2016b, 2020b), que tratan
respectivamente.
sobre el léxico institucional, cultural y religioso del incario.
Pues bien, una vez reconstruida la proto-forma *pana, facultados por la

Rev. Hist. 49, pp. 113-132


Rev. Hist. 49, pp. 113-132
120 Rodolfo Cerrón-Palomino

evidencia fonológica aportada, solo resta volver a yuxtaponerla al ele-


mento inicial <aca>, de manera que obtengamos la forma prístina del
nombre, es decir *<Aca-pana>.
<Aca-pana>, sin duda una palabra compuesta, debe descartarse
como aimara o quechua, y postularse, en calidad de hipótesis, como de
origen puquina. En favor de ello abonan no solo su ocurrencia en Boli-
via, concretamente como nombre de la famosa pirámide escalonada del
sitio monumental de Tiahuanaco,6 residencia de la casta noble y sacer-
dotal tiahuanaquense (cf. Stanish 2011: 109), inmediatamente al sureste
del recinto de Kalasaya, sino que también parece respaldar, esta vez en
el plano simbólico, la información oral recogida por el Inca Garcilaso
respecto del nombre de uno de los arquitectos de la fortaleza de Sacsa-
huaman. Fuera de tales referencias, tenemos la convicción de que el
mismo nombre es consignado por Cristóbal de Molina bajo la forma de
<Acahuara>, un cerro donde se hacía sacrificios de camélidos (cf.
Molina 1575: fol. 8v). La variante se explica por la regla de rotización
(cambio de /n/ > /r/, que opera en el elemento genérico del compues-
to), atribuible al aimara sureño (cf. Cerrón-Palomino 2020b).
Es más, <Aca-pana> es también un topónimo, con seguridad de
naturaleza histórico-cultural, registrado en el distrito de Santa Lucía, de
la provincia ayacuchana de Lucanas. De manera mucho más

6 Charles Wiener refiere que el monumento mencionado no era conocido como tal sino
como “El castillo” hasta mediados del siglo XIX, y que, por tanto, se trataría de una
designación tardía y no genuina (cf. Wiener [1880] 1993: cap. IV, 454). Sin embargo, el
viajero francés no estaba en lo cierto, puesto que así parece denominarlo ya el cronista
Bernabé Cobo en la primera mitad del siglo XVII, cuando al hablar de él nos dice que
“los indios lo llaman con distinto nombre [al de Pumapuncu], que es Acapana (cf. Cobo
[1635] 1956: XIII, XIX, 196). En lo que sí estaba muy atinado Wiener es en descartar toda
etimología quechua (o aimara) del nombre postulada hasta entonces, considerándola
producto de “alguna fantasía popular, de algún azar independiente de la historia como
de la arqueología”, y lo hace basándose en criterios elementales de pura y simple plausi-
bilidad formal-semántica (cf. op. cit., ibídem). En su estudio sobre la arquitectura y
construcción de Tiahuanaco, y más específicamente al ocuparse de los nombres de las
estructuras del sitio arqueológico, los arqueólogos Protzen y Nair sugieren que es posi-
ble que el nombre “se refiera a un área y no a una estructura, como ocurre en la actuali-
dad”, es decir habría sido un topónimo propiamente dicho y no el nombre específico
del edificio (cf. Protzen y Nair 2016: Apéndice I, 350). Esto abona, naturalmente, a favor
de su transferencia designativa a otros espacios geográficos.
Los nombres primigenios del Cuzco 115

tenido y tiene, menos Los nombres primigenios


mal, algunas del Cuzco golondrinas que 121
excepciones, no
hacen un verano, pero que demuestran la insatisfacción
interesante, encontramos en la localidad de Achaya (Azángaro) el lugar del modelo
decimonónico
denominado <Acaban>aún en boga.(cf. Una de tales
Stiglich mentes,
[1922] 2013: si228,
se quiere heréticas,
721, respectiva-
de la falacia erigida en dogma, fue doña María Rostworowski,
mente), forma obviamente quechuizada de *<Aca-bana>, con regla quien,
de
alguna
apócope, vezy insatisfecha
que evidenciade sus etimologías
además el gradoquechuas, no hesitó
de variación en recu-
del elemento
rrir al aimara
<pana> en procura
en <bana> de explicación.
(del mismo modo enPues bien,
que lo hacenos complace
<paya> señalar
en <baya>,
que la presente nota está motivada, en buena parte, por
y luego <huaya>). Y aun cuando el parcial <aca>, que nada tiene que esta actitud de
ruptura
ver con yelrecusación de la ‘chicha’
quechua aqha tradiciónointerpretativa de corte
aka ‘excremento’, monoglósico
y menos con el
mencionada, y en esta ocasión recoge justamente algunas pistas
deíctico aimara aka ‘este’, recurre en la toponimia del área cubierta por adelan-
tadas por nuestra
el puquina homenajeada. 2016a: § 1, especialmente nota 1), es
(ver Cerrón-Palomino
difícil por el momento dar con su significado; lo propio puede decirse
de <pana> (o de su variante <huana>), que no parece ser el elemento
2. Prehistoria lingüística del Cuzco
puquina <vana> o <huana>, que puede aislarse claramente en nombres
como Las los investigaciones
de *<Thiya-wana-quwa>en curso relativas al léxico de carácter
o de <Huana-cauri> ono-
(cf. Cerrón-
mástico
Palominoe 2016c:
institucional
20-21, del
22-23,incario que venimos donde
respectivamente), desarrollando
lo encontramos
2 nos fa-
cultan a postular, en calidad de hipótesis altamente
comportándose como adjetivo, y no como núcleo nominal, que es, sin probable, el carácter
estratigráfíco
embargo, el que aproximado de la región del
asoma en <Aca-pana> Cuzco, antes del
o <Aca-huana>. advenimien-
Imposibilitados
to
pordel imperio
ahora paraincaico.
dar conSostenemos,
los significadosen efecto,
de losque la lenguaconstitutivos
elementos más antigua
de <Aca-pana>,
la región del Cuzco, aquella
solo queda que puede
resignarnos considerarse
a aceptar el lecho
las glosas que idiomá-
propor-
tico
cionanmáslosprofundo, hasta
diccionarios donde estempranos,
coloniales posible rastrearse,
denunciando habría susido una
carácter
variedad
de forma de proto-puquina;
lexicalizada sobregramaticalmente
(es decir, ella se habría impuesto, parcialmente,
inanalizable ya). Así,
una variedad del Blas
el chachapoyano aimara, procedente
Valera dice del de la región
nombre, quecentro-andina;
es un “remolino final-
de
mente, sobre el aimara se habría superpuesto, deviniendo
aire y nieve; o celaje o arreboles” (cf. Anónimo [1586] 2014: I, 45); y el en estrato su-
perior,
cacereño, el quechua,
a su turno, igualmente
lo define como de procedencia centro-andina.
“celajes o arreboles La nove-
de la mañana”
dad de este planteamiento
(cf. Gonçález Holguín [1608] radica
1952:enI, que, contrariamente
12). Gracias al registroa lodel
que había-
término
mos propuesto
por parte previamente,
de los lexicógrafos el puquina
jesuitas no puede explicarse
mencionados, podemos en el Cuz-
estar
co comode
seguros resultado de una
que el nombre simple “dominación
primigenio de élite” (cf.
del Cuzco, mantenido porRenfrew
la tradi-
1889: 124-125),
ción oral recogidaatribuida
por los a laespañoles,
intrusión eraen eluna
valle del contingente
designación de los
toponímica
Ayar,
puquina procedentes del Altiplano,
de significado ignoto, tanto de atenderse
que a nadiea la mito-historia
se le ocurrió, relatada
ni antes
por los cronistas del siglo XVI. La mejor evidencia
ni ahora, relacionarla con la variante más conservada de <Acapana>. Ya favor de la preexis-
tencia de la lengua
aun cuando hemosmucho antes establecer
conseguido del acontecimiento
la filiación mencionado
idiomáticaesdel la
nombre (ex origine), en forma y significado, nos queda como un misterio
la motivación del mismo (ex causa).
2 Aparte de nuestro volumen de ensayos diversos sobre el tema (cf. Cerrón-Palomino
2013a), nos referimos, más exactamente, a los artículos de Cerrón-Palomino (2016a, 2020a,
2020b), que versan sobre onomástica, y los de Cerrón-Palomino (2016b, 2020b), que tratan
sobre el léxico institucional, cultural y religioso del incario.

Rev. Hist. 49, pp. 113-132


Rev. Hist. 49, pp. 113-132
122 Rodolfo Cerrón-Palomino

4. Cuzco: la piedra donde se posó el ave rapaz


Conforme se ha venido adelantando, el nombre que reemplaza a
<Acauana> como designación de la futura metrópoli incaica es
<Cuzco>, variando, al menos inicialmente, con <Cozco>. Sobre la
etimología de este topónimo, así como su recta escritura con <z>,
descartando la práctica vitanda de <Cusco> —irreverencia ortográfica
de origen ignaro—, ya nos hemos ocupado previamente, de manera
crítica y razonada7, tras evaluar todas las alternativas propuestas al
respecto, por lo que nos eximimos de volver sobre los argumentos ade-
lantados allí. La etimología que propusimos, que postula como étimo
*Qusqu, y que ahora preferimos llamar secundaria, se mantiene en sus
lineamientos básicos, comenzando por la motivación (ex causa) debida-
mente sustentada de la misma. Esta, como se recordará, se basa en un
pasaje muy elocuente ofrecido por el cronista toledano Sarmiento de
Gamboa, cuyo contenido nunca fue objeto de reparo entre los estudiosos
que nos precedieron. Nos referimos a la saga de la marcha de los herma-
nos Ayar en dirección del Cuzco. Según la narración recogida por el
cronista, Manco Cápac divisa desde las alturas que dominaban la futura
ciudad “un mojón de piedra”, y ordena que su hermano Ayar Auca, a
quien “le habían nascido unas alas”, tome posesión de la tierra, asentán-
dose en el hito indicado, que posteriormente vendría a ser el sitio donde
se edificaría el Coricancha.8 Ayar Auca, trasformado en ave, fue volando
hacia el promontorio indicado,
y sentándose allí luego se convirtió en piedra y quedó hecho mojón
de posesión, que en la lengua antigua de este valle se llama cozco, de
donde le quedó el nombre del Cuzco al tal sitio hasta hoy [:] de aquí

7 Ver especialmente Cerrón-Palomino (2008b: II-7), Posteriormente, el tema fue vuelto a


tratar por el autor en Cerrón-Palomino (2013a: II-6, § 5.1.2.3 y II-8: § 2.1.1) y en Cerrón-
Palomino (2013b: cap. V, § 3.2.4).
8 De paso, señalemos que los antropónimos y topónimos mencionados en el pasaje

citado se resienten de la quechuización abusiva de los mismos efectuada, inconsciente


o deliberadamente, por los proto-quechuistas de la colonia. De esta manera, <Ayar
Auca> “el Ayar guerrero” fue en verdad *<Ayar Chawkwa> “Ayar el Mayor”, opuesto a
*<Ayar Uchi> “Ayar el Menor” (cf. Cerrón-Palomino 2013b: V, § 3.1.1). Por su parte, <Cori-
cancha> fue con bastante probabilidad *<Curi-n-cachi> “Cerco del Trueno”, antes de su
quechuización a fortiori (cf. Cerrón-Palomino 2016c: 24.25). En todos estos casos, sobra
señalarlo, estamos ante designaciones de cuño originario puquina.
Los nombres primigenios del Cuzco 115

tenido y tiene, menos Los nombres primigenios


mal, algunas del Cuzco golondrinas que 123
excepciones, no
hacentienen
un verano, pero que demuestran la insatisfacción
los ingas un proverbio que dice: Ayar Auca cuzco guanca, como del modelo
decimonónico aún en
si dijese “Ayar boga.
Auca, mojónUnade depiedra
tales mentes,
mármol“si(énfasis
se quiere heréticas,
agregado;
de la cf.
falacia erigida en dogma,
Sarmiento [1572] 1965: 217). fue doña María Rostworowski, quien,
alguna vez insatisfecha de sus etimologías quechuas, no hesitó en recu-
Pues bien, en la expresión <cuzco guanca>, como epíteto de
rrir al aimara en procura de explicación. Pues bien, nos complace señalar
<Ayar Auca>, resultaba enigmático, ya en tiempos incaicos, el significa-
que la presente nota está motivada, en buena parte, por esta actitud de
do del especificador o modificador de la frase, tanto que ni los dicciona-
ruptura y recusación de la tradición interpretativa de corte monoglósico
rios del quechua ni del aimara más tempranos lo llegaron a consignar,
mencionada, y en esta ocasión recoge justamente algunas pistas adelan-
salvo como nombre ya elíptico de la ciudad, es decir <Cuzco>, oscure-
tadas por nuestra homenajeada.
ciendo su mensaje etimológico primordial.9 Fuera del área cuzqueña, sin
embargo, el término podía encontrarse aún, ya en el quechua o en el
aimara,
2. e incluso
Prehistoria en los del
lingüística glosarios
Cuzco léxicos de lenguas ya extinguidas
como el atacameño o el diaguita, según pudimos rastrearlo después. Lo
Las investigaciones
encontramos también en laentoponimia
curso relativas
andina,alen léxico de carácter
la forma ono-
de <Cosco>,
mástico
en calidad, e institucional del incario de
con toda probabilidad, quedesignaciones
venimos desarrollando 2
de tipo conmemo-nos fa-
cultan a postular, en calidad de hipótesis altamente
rativo. Y si bien no hubo problemas en cuanto a la identificación de la
10 probable, el carácter
estratigráfíco aproximado
forma, el significado podíade la región
variar del Cuzco,
en cuanto antes del
al referente advenimien-
expresado: des-
to
dedelunaimperio
variedadincaico. Sostenemos,
de búho hasta unenbuitreefecto,oque
unalafalcónida.
lengua más De antigua
todos
de la región
modos, del Cuzco,
la acepción aquella
aviar original queestaba
puedeconfirmada,
considerarse deelmanera
lecho idiomá-
coinci-
tico
dente másconprofundo,
lo señalado hasta donde
en el pasaje es citado
posiblederastrearse,
Sarmientohabría sido una
de Gamboa: el
variedad de proto-puquina; sobre ella se habría impuesto,
personaje alado que toma posesión del mojón de piedra y, tras posarse parcialmente,
una
en él,variedad del aimara,
sufre el proceso procedente
de litificación, tandesocorrido
la regiónencentro-andina; final-
los mitos fundacio-
mente, sobre el aimara se
nales de nuestros pueblos andinos. habría superpuesto, deviniendo en estrato su-
perior, el quechua, igualmente de procedencia centro-andina. La nove-
dad de este planteamiento radica en que, contrariamente a lo que había-
mos propuesto previamente, el puquina no puede explicarse en el Cuz-
9 Refiriéndose al nombre del pueblo del Cuzco primordial, Juan de Betanzos, cronista

temprano, nos dice que “los moradores dél desde su antigüedad [lo llamaban] Cozco y
co como resultado de una simple “dominación de élite” (cf. Renfrew
lo que quiere decir este nombre Cozco no lo saben declarar más decir que ansí se nombrava
1889: 124-125),
antiguamente” atribuida
(énfasis a la
agregado; cf. intrusión en el2015:
Betanzos [1551] valle del
I, III, contingente
129). de los
De paso, el nombre
Ayar, procedentes del Altiplano, de atenderse a la mito-historia relatada
de la huaca o santuario denominado <Cuzcocalla> (Ch-5: 3), que puede analizarse como
/qusqu khalla/ “Desfiladero del Cuzco”, parece ilustrarnos que, en la expresión com-
por los cronistas del siglo XVI. La mejor evidencia a favor de la preexis-
puesta, <cuzco> ya no alude al ave sino a la ciudad metropolitana incaica.
tencia de la lengua
10 Los diccionarios mucho del
toponímicos antesPerúdel
(Pazacontecimiento mencionado
Soldán 1877 y Stiglich es lay
[1922] 2013),
también los de Bolivia (Ballivián 1890 y Mamani y Guisbert 2004), registran este tipo de
toponimización de carácter conmemorativo. Señalemos, por ejemplo, en el Perú, el recu-
2rrente
Aparte<Cosco> (Condesuyos,
de nuestro volumen de Andahua, Chumbivilcas,
ensayos diversos Quispicanchis,
sobre el Urubamba y
tema (cf. Cerrón-Palomino
Castrovirreina),
2013a), del mismo
nos referimos, modo que ena Inquisivi
más exactamente, y Yungas,
los artículos en La Paz (Bolivia).
de Cerrón-Palomino Fuera
(2016a, 2020a,
de ello, que
2020b), interesa destacar
versan el derivativoy aimara
sobre onomástica, <Coscori> (Torata,
los de Cerrón-Palomino Moquegua),
(2016b, en la
2020b), que me-
tratan
dida en que no parece conmemorativo sino descriptivo del
sobre el léxico institucional, cultural y religioso del incario. lugar, pues debe analizarse
como /qusqu-ri/, haciendo referencia a la existencia de rapáceas en el lugar. Sobre esta
forma derivada volveremos inmediatamente después.

Rev. Hist. 49, pp. 113-132


Rev. Hist. 49, pp. 113-132
124 Rodolfo Cerrón-Palomino

Ahora bien, en párrafos precedentes dejamos dicho que <Cuzco>,


es decir /qusqu/, vendría a ser la etimología formal secundaria, y no
primaria, del topónimo. Esta es la revisión que quisiéramos introducir
con respecto a nuestro planteamiento inicial de 2008, en el que, basados
únicamente en los registros exclusivamente sincrónicos del aimara de
que disponíamos, le atribuíamos esta filiación al nombre. Ocurre, sin
embargo, que diccionarios modernos del aimara, como los de Huayhua
Pari (2009) y Callo Ticona (2009), consignan la entrada <qutquri>, que
ahora podemos considerar variante de <qusquri>, forma que subyace
nítidamente, sin duda alguna, al topónimo de Torata (Moquegua), que
acabamos de citar. A partir de estas variantes podemos ahora postular
la base sobre la que se formaron inicialmente; y esta no pudo haber sido
sino *qutqu, una vez despojada del sufijo agentivo aimara -ri. Literal-
mente, entonces, *qutqu-ri debió significar, en forma perifrástica, ‘aquel
que emite el ruido qutqut’, definido por los aimaristas mencionados
como “ave del altiplano, lechuza color amarillo y gris, de pico corvado”
(Huayhua Pari 2009: 194).11 Designación agentiva, de inspiración
onomatopéyica, nada infrecuente en los nombres de aves, comenzado,
por ejemplo, con el nombre quechua de un tipo de lechuza, que respon-
de al de chusi-q ‘aquel que emite el ruido de chuss’. En términos referen-
ciales, aquí también las definiciones del ave rapaz varían entre buharro,
búho, lechuza, e incluso buitre. El denominador común de estas subes-
pecies es, sin embargo, el de ser aves rapaces.12
Pues bien, queda por explicar, en términos del significante del
nombre, las variantes <qutquri> ~ <qusquri>. Para ello, basta con invo-
car el cambio natural que sufren las consonantes oclusivas del aimara
cuando se encuentran en posición de sílaba trabada; en verdad, el

11 Por su parte, Callo Ticona (2009: 235) trae esta definición más detallada: “Buharro, ave
rapaz nocturna semejante al búho, pero mucho más pequeña que éste; en su plumaje
domina el color castaño ceniciento y en la cabeza dos plumas en forma de cuernos
pequeños”.
12 Por lo demás, sobra señalar que, si postulamos *qutqu como la forma prístina del nombre

del ave rapaz, el derivado qutqu-ri viene a ser la forma lexicalizada que la reemplaza. Así
también, en el caso del chihuaco, nombre del zorzal andino, en el quechua central del Valle
del Mantaro, ya nadie sabe que el radical que lo subyace era el verbo *chiwa- ‘amanecer’, y
el derivado /chiwa-ku-q/ significaba ‘aquel que canta anunciando el amanecer’.
Los nombres primigenios del Cuzco 115

tenido y tiene, menos Los nombres primigenios


mal, algunas del Cuzco golondrinas que 125
excepciones, no
hacen un verano, pero que demuestran la insatisfacción del
principio que regula el cambio es categórico: la lengua no tolera conso- modelo
decimonónico
nantes oclusivas aún en boga. de
trabantes, Una de tales
manera mentes,
que en estesi caso
se quiere heréticas,
/qutqu/ tenía
de la falacia erigida en dogma, fue doña María Rostworowski,
que pasar por el filtro aimara, deviniendo en /qusqu/, con la /t/ cam- quien,
alguna
biando vez insatisfecha
a /s/. de sus etimologías
13 En tal sentido, quechuas,
la direccionalidad delno hesitó es
cambio en clara:
recu-
rrir al aimara
*qutqu en procura
debió ser la formadeoriginal
explicación. Pues
y qusqu la bien, nos complace
derivada, y jamás alseñalar
revés
que la presente nota está motivada, en buena parte, por
(ver Cerrón-Palomino 2008a: cap. 1, § 1.2.1). ¿Qué filiación tendríaesta actitud de
ruptura
entoncesy<qutqu>?
recusaciónDescartados
de la tradición interpretativa
el aimara de corte
y el quechua monoglósico
cuzqueño aima-
mencionada, y en esta ocasión recoge justamente algunas pistas
rizado (en el que, por lo mismo, *utqa cambió a usqha ‘cercano, próxi- adelan-
tadas
mo’), porsolonuestra
nos quedahomenajeada.
un candidato: el puquina, que, hasta donde
sabemos, no registraba la restricción silábica mencionada. Su preserva-
ción en el área periférica, básicamente el altiplano, estaría corroborando
2. Prehistoria lingüística del Cuzco
dicho origen. Es, pues, en tal sentido, que ahora podemos sostener que
Las investigaciones
en verdad en curso
la etimología primaria derelativas
<Cuzco>alsería
léxico de carácter
*qutqu, ono-
de filiación
mástico
idiomática e institucional
puquina; y es delesta
incario
formaquelavenimos desarrollando
que, en labios nos fa-
de los entonces
2

cultan a postular, en calidad de hipótesis altamente probable,


ocupantes aimaras del valle del Cuzco, devino en /qusqu/, versión que el carácter
estratigráfíco aproximado
los primeros españoles de la región
registraron del
por Cuzco,reproduciéndola
escrito, antes del advenimien- como
to del imperio
<Cuzco> o, conincaico.
mayorSostenemos, en efecto,(como
fidelidad, <Cozco> que lalo lengua
hacenmás antigua
Betanzos y
de la regiónpor
Sarmiento, delno
Cuzco,
hablaraquella queGarcilaso).
del Inca puede considerarse el lecho idiomá-
tico más profundo, hasta donde es posible rastrearse, habría sido una
variedad de proto-puquina; sobre ella se habría impuesto, parcialmente,
5. ¿Cuzco:
una variedad ciénaga?
del aimara, procedente de la región centro-andina; final-
mente,Elsobre el
cronista aimara
más se habría superpuesto,
temprano deviniendo
que, recogiendo en estrato
testimonio su-
de sus
perior, el quechua,
informantes, igualmente
nos describe comode eraprocedencia centro-andina.
el lugar preciso del Cuzco,La nove-
antes de
dad de este planteamiento radica en que, contrariamente
su fundación incaica, es nada menos que el afamado quechuista e a lo que había-
mos propuesto
intérprete españolpreviamente, el puquina
Juan de Betanzos. no puede
En efecto, explicarse enhistoria-
el mencionado el Cuz-
co
dor,como resultado
nos refiere, de una
en uno simple
de los “dominación
capítulos iniciales dedesuélite” (cf. Renfrew
crónica, que
1889: 124-125), atribuida a la intrusión en el valle del contingente de los
Ayar, [e]n el en lugar
procedentes deleAltiplano,
sitio que oy dedicen y llaman
atenderse la gran ciudadrelatada
a la mito-historia del
Cuzco, en la provincia del Perú, en los tiempos antiguos antes que
por los cronistas del siglo XVI. La mejor evidencia a favor de la preexis-
en él uviese señores orejones Yngas Capac Cuna, que ellos dicen
tenciareyes,
de la avía
lengua mucho antes del acontecimiento mencionado es la
un pueblo pequeño de hasta treynta casas pequeñas

13 La reglade
2 Aparte mencionada (en verdad
nuestro volumen de una restricción
ensayos fonotáctica)
diversos sobre eles tan persistente,
tema de manera
(cf. Cerrón-Palomino
que, pornos
2013a), ejemplo, el anglicismo
referimos, fútbol o ela apellido
más exactamente, catalán
los artículos Amat pasan a ser,(2016a,
de Cerrón-Palomino en labios de
2020a,
aimaras monolingües,
2020b), que versan sobre [fusbola] y [amasa],
onomástica, y los respectivamente,
de Cerrón-Palomino con (2016b,
la conocida vocal
2020b), queparagó-
tratan
gica
sobre/a/ propiainstitucional,
el léxico de la lengua.cultural
La misma restricción
y religioso delfonotáctica
incario. se da también en el quechua
cuzqueño, como resultado de su profunda aimarización fonológica (cf. Cerrón-Palomino
2008a: cap. I, § 3.4, 53-64).

Rev. Hist. 49, pp. 113-132


Rev. Hist. 49, pp. 113-132
126 Rodolfo Cerrón-Palomino
pagizas y muy ruines y en ellas avía treinta indios y el señor y
caçique deste pueblo se llamava Alcavicça, y lo demás de[l] entorno
deste pueblo pequeño hera una çiénaga de junco, yerva cortadera, la qual
çiénaga causaban los manantiales de agua que de la sierra y lugar do agora
es la fortaleza salían, y esta çiénaga era y se hazía en el lugar do agora es la
plaça y las casas del marqués don Francisco Piçarro, […] (énfasis
agregado; cf. Betanzos [1551] 2015: I, III, 129).
No hay duda, pues, de que el centro de la actual ciudad del Cuzco
fuera una ciénaga, que se formaba, empantanando el lugar, con las
aguas que bajaban de los manantiales de la parte alta. Será precisamente
Inca Roca quien, de acuerdo con la narrativa incaica, se encargará de
realizar los trabajos de drenaje y encauzamiento de las aguas hasta
entonces proclives a estancarse y abombarse (cf. Sarmiento de Gamboa,
op. cit., [19], 223-224).
Teniendo en cuenta la situación descrita, y asumiendo que los
topónimos son fundamentalmente descriptivos, parecería extraño que
la naturaleza cenagoza del centro del Cuzco antiguo no hiciera alusión
precisamente a dicha particularidad, que obviamente podría haber esti-
mulado la imaginación, generando la motivación de su designación. De
allí que, como era de esperarse, no ha faltado alguien que, con seguridad
alentado por uno de sus mentores, nos haya salido al encuentro, preten-
diendo “refutar” la etimología inicial que propusimos, creyendo demos-
trar que ella adolecía de errores de información dialectal, y consiguien-
temente, de interpretación histórico-cultural.14 ¿En qué se basa el infa-
tuado escribiente para sostener tamaño desaguisado? Pues en el hecho
de que, tratando de contradecirnos, creyó encontrar la evidencia lexico-
gráfica que desmentiría nuestra afirmación en el sentido de que no
existiría registro alguno de la raíz <qusqu> en los vocabularios que-
chuas, ya que, sin ir muy lejos, la variedad ancashina de la lengua,
particularmente la de Bolognesi, consignaba <qosqu>, con el significado
de “pantano, ciénaga”, tal como figura en el diccionario de Parker y

14Nos referimos a la nota audaz y presuntuosa que circula ampliamente por internet,
en una plataforma en la que suelen difundirse libremente trabajos serios al lado de
verdaderos adefesios, que ciertamente no es el caso del articulillo que comentamos, y
que aparece bajo la autoría del señor Carlos Alberto Faucet Pareja (2017).
Los nombres primigenios del Cuzco 115

tenido y tiene, menos Los nombres primigenios


mal, algunas del Cuzco golondrinas que 127
excepciones, no
hacen un verano, pero que demuestran la insatisfacción del
Chávez (1976: 145). Dicho registro, solitario dentro de la bibliografía modelo
decimonónico
lexicográfica del aún en boga.bien
quechua, Unapodía,
de tales mentes,distraer
en efecto, si se quiere heréticas,
la atención del
de la falacia erigida en dogma, fue doña María Rostworowski,
consultor ingenuo, como ocurrió en el presente caso. Y es que a ningún quien,
alguna vez insatisfecha
especialista de el
le es ajeno que sus etimologías
aimara sureñoquechuas, no hesitó enlarecu-
registra precisamente raíz
rrir al aimara en procura de explicación. Pues bien, nos complace
<qhusqhu->, como en <ccoscco-> “derretirse al calor la manteca, cera, y señalar
que
otraslacosas
presente nota estáasímotivada,
grasientas”, en buena<ccoscco-ca->
como el derivado parte, por esta“estar
actitud de
toda-
ruptura y recusación
vía grasiento, de lade
o húmedo, tradición
azeyte,interpretativa
sucio, o sudor” de(cf.
corte monoglósico
Bertonio [1612]
mencionada, y en esta ocasión recoge justamente algunas pistas
1984: II, 55). Y si bien el gran aimarista solo proporciona la palabra en adelan-
tadas por nuestra homenajeada.
su manifestación verbal, los diccionarios modernos nos dan la forma
nominal, sugiriéndonos que el radical en cuestión era ambivalente
(nombre y verbo a la vez). En efecto, Huayhua Pari (2009: 199) registra
2. Prehistoria lingüística del Cuzco
<qhusqhu> “espuma sucia que flota sobre el agua” y Callo Ticona (2009:
241), aLassu investigaciones
turno, consigna en cursograsoso”.
“caldo relativasNótese,
al léxicoende carácter
estos ono-
dos regis-
mástico e institucional
tros, la aspiración del incario
“propagada” que las
entre venimos desarrollando
dos /q/, recurso del nos
2 que fa-
se
cultan a postular, en calidad de hipótesis altamente probable,
vale el aimara, en el plano expresivo, para connotar algo visualmente el carácter
estratigráfíco aproximado en
negativo o desagradable, de este
la región
caso del Cuzco, antes
lo ‘grasoso’ y lo del advenimien-
‘sucio’. No se le
to del imperio
escapaba esto incaico.
último Sostenemos, en efecto,de
al ilustre aimarista que la lengua
Juli, pues su másnotación,
antigua
de la regiónde
valiéndose dellaCuzco, aquella que
<cc>, buscaba puede
reflejar considerarse
la aspiración el lecho
de la idiomá-
postvelar.
tico más profundo, hasta donde es posible rastrearse, habría sido una
Pues bien, no se necesita mucha imaginación para convenir en que
variedad de proto-puquina; sobre ella se habría impuesto, parcialmente,
la “espuma sucia” o el “caldo grasoso”, o el simple “estar húmedo de
una variedad del aimara, procedente de la región centro-andina; final-
suciedad o sudor”, describen con precisión la ciénaga o el pantano que
mente, sobre el aimara se habría superpuesto, deviniendo en estrato su-
era en tiempos preincaicos la plaza mayor del Cuzco actual.15 En tales
perior, el quechua, igualmente de procedencia centro-andina. La nove-
condiciones, obviamente /qhusqhu/ no podía ser la etimología de
dad de este planteamiento radica en que, contrariamente a lo que había-
<Cuzco>, ni siquiera de orden secundario, cuya forma aimarizada,
mos propuesto previamente, el puquina no puede explicarse en el Cuz-
según vimos, remontaba a <qusqu>, sin aspiración de postvelar. Por-
co como resultado de una simple “dominación de élite” (cf. Renfrew
que, de lo contrario, el nombre no habría sido ningún enigma; pero que
1889: 124-125), atribuida a la intrusión en el valle del contingente de los
sí lo era, se apura en señalárnoslo taxativamente Betanzos. Además,
Ayar, procedentes del Altiplano, de atenderse a la mito-historia relatada
recuérdese que el mojón en el que se posó el ave rapaz quedaba, según
por los cronistas del siglo XVI. La mejor evidencia a favor de la preexis-
la narración de Sarmiento, no donde está ahora la plaza mayor, sino en
tencia de la lengua mucho antes del acontecimiento mencionado es la

15 De paso, hablamos de la “plaza mayor” o “grande” para referirnos a la mal llamada

“plaza
2 Apartedelderegocijo”, como producto
nuestro volumen precisamente
de ensayos diversos de la malhadada
sobre el tema (cf.tesis del quechuis-
Cerrón-Palomino
mo primitivo,
2013a), ya que,
nos referimos, másenexactamente,
verdad, el adjetivo que le
a los artículos decorrespondía
Cerrón-Palominoera (2016a,
*<hawkwa>
2020a,
‘grande,que
2020b), mayor’,
versanensobre
puquina (cf. Cerrón-Palomino
onomástica, 2013b: V, § 3.1.1,
y los de Cerrón-Palomino nota
(2016b, 6), conforme
2020b), lo
que tratan
dan a entender tanto el eximio quechuista Cristóbal de
sobre el léxico institucional, cultural y religioso del incario. Molina (1573: fol. 9r) como el
ilustre aimarista Bertonio ([1612] 1984: II, 125). Ver también, a este respecto, lo que
decimos en la nota 6 del presente estudio.

Rev. Hist. 49, pp. 113-132


Rev. Hist. 49, pp. 113-132
128 Rodolfo Cerrón-Palomino

el sitio ocupado por el actual Coricancha. ¿Qué decir entonces del regis-
tro escueto de <qosqu> en el quechua de Bolognesi, naturalmente sin
aspiración (rasgo privativo de la variedad cuzqueño-boliviana)? Sim-
plemente, que constituye la supervivencia, en el dialecto mencionado —
una forma de relicto—, de un término de filiación probablemente aima-
ra, y no quechua.16 En cuanto a las argumentaciones de nuestro volunta-
rioso contrincante, ellas han demostrado ser deleznables, como si
flotaran sobre terreno pantanoso.17

6. Conclusiones
En las secciones precedentes hemos intentado demostrar la etimo-
logía, en sus vertientes de origen y motivación, de los nombres primige-
nios de la actual ciudad y departamento del Cuzco. En ambos casos, de
*<Acapana> “Celaje” y *<Qutqu> “Ave rapaz”, en sus formas prístinas
reconstruidas, les asignamos una filiación puquina, previo descarte del
aimara y del quechua como sus posibles fuentes. Al hacerlo, nos respal-
damos en el análisis filológico y lingüístico-histórico riguroso de los
materiales examinados.
En relación con las manifestaciones posteriores de tales nombres,
registrados como <Acauana> y <Cozco>, respectivamente, dejamos
bien sentado, en cuanto a su forma, su evolución mediante reglas fono-
lógicas sistemáticas, propias del puquina y del aimara, que actuaron
como verdaderos filtros fonéticos; y, en cuanto a los significados,

16 El dato consignado, solitariamente hasta ahora, por el quechua de Bolognesi, dialecto


sumamente importante, no torna sino frustrante el conocimiento de dicha variedad,
injustamente huérfana de descripción y documentación hasta ahora. El colega Gustavo
Solís Fonseca, oriundo del lugar, era la persona indicada para documentarla, antes de
que se extinga, como tantas otras variedades del quechua central amenazadas de muerte
inminente.
17 En fin, como opinaban el cura y el barbero en la purga de los libros de la biblioteca de

don Quijote, no hay escritos que por más malos que sean no tengan algo de bueno. Y
así, los topónimos bolivianos de <Coscoroma> (Yungas) y <Coscotoro> (Chuquisaca),
que ahora analizamos como /qhusqhu-ri uma/ y /qhusqhu t’uru/, pueden glosarse,
perfectamente, como “Agua cenagosa” y “Barro cenagoso”, respectivamente, que
resultan mucho más plausibles semánticamente que “Agua de la lechuza” o “Barro de
la lechuza”, como habíamos pensado inicialmente.
Los nombres primigenios del Cuzco 115

tenido y tiene, menos Los nombres primigenios


mal, algunas del Cuzco golondrinas que 129
excepciones, no
hacen un verano, pero que demuestran la insatisfacción
ignorados ya al tiempo en que fueron registradas las denominaciones, del modelo
decimonónico aún en boga. Una
procedimos a reinterpretarlos de tales mentes,
tentativamente, pero si siempre
se quiereapoyándo-
heréticas,
de la falacia erigida en dogma, fue doña María Rostworowski,
nos en las referencias lingüísticas e histórico- culturales consultadas quien, y
alguna
discutidasvezampliamente.
insatisfecha de sus etimologías quechuas, no hesitó en recu-
rrir al aimara en procura de explicación. Pues bien, nos complace señalar
que laDe otro lado,
presente notadebe
estáquedar
motivada,claroenque, aparte
buena de la
parte, novedad
por aporta-
esta actitud de
da a favor de la etimología de <Acauana>, que en verdad
ruptura y recusación de la tradición interpretativa de corte monoglósico ya habíamos
adelantado
mencionada,aly paso en estaenocasión
otro lugar,
recogelajustamente
discusión algunas
que ofrecemos sobre
pistas adelan-
<Cuzco>, constituye
tadas por nuestra una versión que, sin apartarse en lo fundamental
homenajeada.
de la propuesta que hiciéramos hace ya más de un decenio, precisa y
enriquece algunos de los argumentos elaborados previamente, al mis-
moPrehistoria
2. tiempo quelingüística
revisa críticamente
del Cuzcociertos reparos formulados a nuestra
hipótesis, demostrando el carácter errático e ingenuo de los mismos.
Las investigaciones en curso relativas al léxico de carácter ono-
mástico El etrabajo, además,
institucional delllama
incariola que
atención,
venimos o mejor insiste, sobre
desarrollando 2 nosdosfa-
aspectos
cultan negligidos
a postular, en hasta
calidad ahora por partealtamente
de hipótesis de nuestros científicos
probable, socia-
el carácter
les, particularmente
estratigráfíco aproximadohistoriadores y arqueólogos
de la región del Cuzco, de la prehistoria
antes andi-
del advenimien-
na. En primer lugar, la demostración del rol importante
to del imperio incaico. Sostenemos, en efecto, que la lengua más antigua que desempeñó
la lengua
de la región puquina en laaquella
del Cuzco, génesisquey el puede
desarrollo de la civilización
considerarse incaica,
el lecho idiomá-
tico más profundo, hasta donde es posible rastrearse, habría sidologós-
hecho que se manifiesta de manera contundente, en el plano de su una
fera, no solo
variedad deen el léxico cultural,
proto-puquina; sobrereligioso e institucional
ella se habría impuesto, delparcialmente,
incario, sino
también
una variedaden la delnutrida
aimara,onomástica
procedente (antroponimia
de la región y toponimia) que
centro-andina; se
final-
trasluce
mente, sobre tantoel aimara
en la documentación
se habría superpuesto,colonial como en en
deviniendo elestrato
territorio
su-
regional
perior, elandino
quechua, actual. En segundo
igualmente lugar, queda
de procedencia igualmente demostra-
centro-andina. La nove-
da la práctica viciosa y nefasta del llamado quechuismo
dad de este planteamiento radica en que, contrariamente a lo que había- primitivo, que,
ignorando
mos propuestoo pasando por altoelelpuquina
previamente, carácterno pluriglósico de la prehistoria
puede explicarse en el Cuz-
incaica, se vale porfiadamente del quechua como
co como resultado de una simple “dominación de élite” (cf. Renfrew su lecho procusteano
sobre 124-125),
1889: el cual se ha constreñido
atribuida todoen
a la intrusión el ellegado puquina
valle del (y aimara),
contingente de los
inventando aberraciones terminológicas y constructos
Ayar, procedentes del Altiplano, de atenderse a la mito-historia relatada teóricos basados
en ellas,
por en fin, velando
los cronistas y distorsionando
del siglo el mensajea auténtico
XVI. La mejor evidencia favor de la que aquel
preexis-
portaba.
tencia 18
de la lengua mucho antes del acontecimiento mencionado es la

18 Dicho
2 Aparte todo ello, debemos
de nuestro volumenlamentar
de ensayosquediversos
no faltansobre
algunos colegas
el tema lingüistas que se
(cf. Cerrón-Palomino
empecinan en no aceptar
2013a), nos referimos, másla fuerte impronta
exactamente, del puquina
a los artículos sobre el aimara (2016a,
de Cerrón-Palomino y el quechua
2020a,
aferrándose a la tesis
2020b), que versan delonomástica,
sobre quechuismoy primitivo, y para ello no(2016b,
los de Cerrón-Palomino escatiman esfuerzos
2020b), por
que tratan
buscar etimologías absurdas, lingüística y filológicamente
sobre el léxico institucional, cultural y religioso del incario. desprovistas de plausibilidad
tanto formal como semántica. Nos gustaría que tales colegas intentaran falsear las
evidencias onomásticas de origen puquina que venimos aportando, demostrando, por

Rev. Hist. 49, pp. 113-132


Rev. Hist. 49, pp. 113-132
130 Rodolfo Cerrón-Palomino

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ejemplo, la filiación quechua o aimara de los sufijos que muchas de ellas conllevan; pero
por lo visto el silencio resulta mucho más cómodo que tratar de probar lo improbable.
Los nombres primigenios del Cuzco 115

tenido y tiene, menos Los nombres primigenios


mal, algunas del Cuzco golondrinas que 131
excepciones, no
hacen un verano, pero que demuestran la insatisfacción
—.— 2018. “El puquina como lengua de Tiahuanaco”. En Interpretando huellas. del modelo
decimonónico
Arqueología, aún en boga.
Etnohistoria Una de tales
y Etnografía de los mentes,
Andes y sussi se quiere
Tierras heréticas,
Bajas, editado
de laporfalacia
Maríaerigida
de los enÁngeles
dogma, Muñoz, pp. María
fue doña 415-427. Cochabamba: quien,
Rostworowski, Grupo
Editorial Kipus.
alguna vez insatisfecha de sus etimologías quechuas, no hesitó en recu-
rrir
—.—al2019a.
aimara enbusca
“En procura de explicación.
de elementos Pues bien,
diagnósticos nos complace
puquinas”. señalar
En La reciprocidad
queentre lengua y nota
la presente cultura en las
está sociedadesen
motivada, andinas,
buena editado
parte,por
porTeresa Valientede
esta actitud et
al., pp. 21-36. Berlín: Peter Lang.
ruptura y recusación de la tradición interpretativa de corte monoglósico
mencionada,
—.— 2019b. “La y en esta
tesis delocasión
quechuismorecoge justamente
primitivo y su algunas pistas adelan-
efecto distorsionador en
la interpretación de la
tadas por nuestra homenajeada. prehistoria andina”. En El estudio del mundo andino,
editado por Marco Curatola, pp. 157-164. Lima: Fondo Editorial PUCP.
—.— 2020a. “La presencia puquina en el aimara y en el quechua: aspectos
léxicos y gramaticales”.
2. Prehistoria lingüística Indiana, 3 (1): 129-153.
del Cuzco
—.— 2020b. “La presencia puquina
Las investigaciones en cursoenrelativas
el Formativo Tardío
al léxico de en el valleono-
carácter del
Cuzco”. En El tiempo, el espacio y la memoria. Ensayos en homenaje a Peter
mástico e institucional del incario que venimos desarrollando2 nos fa-
Kaulicke, editado por Rafael Vega-Centenoy Jahl Dulanto, pp. 71-89. Lima.
cultan a postular,
Fondo Editorialen calidad de hipótesis altamente probable, el carácter
PUCP.
estratigráfíco aproximado de la región del Cuzco, antes del advenimien-
Cobo, Bernabé. [1635] 1956. Historia del Nuevo Mundo, tomo II. Madrid: BAE,
to del imperio incaico. Sostenemos, en efecto, que la lengua más antigua
Ediciones Atlas.
de la región del Cuzco, aquella que puede considerarse el lecho idiomá-
Faucet
tico másPareja, Carlos hasta
profundo, Alberto. 2017.es“Etimología
donde del topónimo
posible rastrearse, habríaCuzco”.
sido unaEn:
https://www.academia.edu/21601818/Etimolog%C3%ADa_del_top%C3
variedad de proto-puquina; sobre ella se habría impuesto, parcialmente,
%B3nimo_Cuzco
una variedad del aimara, procedente de la región centro-andina; final-
Garcilaso de la Vega, Inca. [1609] 1943. Comentarios reales de los incas. Buenos
mente, sobre el aimara se habría superpuesto, deviniendo en estrato su-
Aires: Emecé Editores S.A.
perior, el quechua, igualmente de procedencia centro-andina. La nove-
Gonçález
dad Holguín,
de este Diego. [1608]
planteamiento 1952.
radica enVocabvlario de la lengva general
que, contrariamente dehabía-
a lo que todo el
Peru llamada lengua qquichua, o lengua del Inca. Lima: Universidad Nacional
mosMayor
propuesto previamente, el puquina no puede explicarse en el Cuz-
de San Marcos.
co como resultado de una simple “dominación de élite” (cf. Renfrew
Guaman
1889: Poma de
124-125), Ayala, Felipe.
atribuida [1615] 1939.
a la intrusión en elNueva
valle corónica y buen gobierno.
del contingente de los
Paris: Institut d’Ethnologie.
Ayar, procedentes del Altiplano, de atenderse a la mito-historia relatada
Huayhua
por Pari, Felipe.
los cronistas 2009.
del siglo Diccionario
XVI. La mejorbilingüe polilectal
evidencia a favoraimara-castellano/
de la preexis-
castellano-aimara. Lima: Fondo Editorial de la UNMSM.
tencia de la lengua mucho antes del acontecimiento mencionado es la
Mamani Pocoaca, Mauricio y Daniel Guisbert Villarroel. 2004. Toponimia
altiplánica del Departamento de La Paz. La Paz: C & C Editores.
2 Aparte de
Molina, nuestro de.
Cristóbal volumen
1573.de ensayosdediversos
Relacion sobrey el
las fabvlas tema
ritos de(cf.
losCerrón-Palomino
Ingas. Madrid;
2013a), nos referimos, más exactamente, a los artículos de Cerrón-Palomino (2016a, 2020a,
Biblioteca Nacional, ms. 3169.
2020b), que versan sobre onomástica, y los de Cerrón-Palomino (2016b, 2020b), que tratan
sobre el léxico
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