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Fray Luis de León nació en Belmonte, 1527 o 1528 y murió en Madrigal de las Altas Torres, el

23 de agosto de 1591. Fray Luis de León aportó al Renacimiento español con su poesía lírica,
sus traducciones de obras clásicas y sus comentarios teológicos y literario. Su trabajo ayudó a
enriquecer y diversificar el panorama intelectual y cultural de su época.

Fernando de Herrera nació en Sevilla en 1534 y falleció en Sevilla en 1597. Aportó al


Renacimiento con su destacada poesía lírica, su contribución al desarrollo del soneto, su
promoción del humanismo y su influencia en la literatura y la cultura de su época.

Francisco de Quevedo nació el 14 de septiembre de 1580 en Madrid, España y falleció el 8 de


septiembre de 1645 en Ciudad Real, España. Aunque él es más conocido como un
representante del barroco español, su obra muestra influencias con el Renacimiento,
especialmente en su exploración de temas líricos, su innovación lingüística, su interés por la
filosofía y la moral, y su crítica social y política.

Luis de Góngora y Argote nació en Córdoba el 11 de julio de 1561 y murió en Córdoba el 23 de


mayo de 1627. Su poesía muestra influencias con el Renacimiento en la exploración de temas
líricos y filosóficos, la influencia del petrarquismo, la renovación formal y el uso de un estilo
culto y erudito.

Garcilaso de la Vega

Se sabe que nació en 1501 en Toledo (España). Pertenece a una noble familia castellana,
Garcilaso de la Vega participó desde muy joven en las intrigas políticas de Castilla. En 1510
ingresó en la corte del rey Carlos I y tomó parte en numerosas batallas militares y políticas.
Participó en la expedición a Rodas (1522) junto con Juan Boscán y en 1523 fue nombrado
caballero de Santiago.

En 1530 Garcilaso fue con Carlos I a Bolonia. Permaneció allí un año hasta que, debido a una
cuestión personal mantenida en secreto, fue desterrado a la isla de Schut, en el Danubio, y
después a Nápoles, donde residió a partir de entonces. Habiendo sido herido de muerte en
combate durante el asalto a la fortaleza de Muy (Provenza), Garcilaso fue trasladado a Niza el
14 de octubre de 1536 y murió.

Su obra conservada, escrita entre 1526 y 1535, fue publicada póstumamente junto con la de
Juan Boscán en Barcelona, con el título Las obras de Boscán con algunas de Garcilaso de la
Vega (1543), libro que inauguró el Renacimiento literario en las letras hispánicas.

Garcilaso se sumó rápidamente a la propuesta de su amigo Juan Boscán de adaptar el


endecasílabo italiano a la métrica castellana, tarea que llevó a cabo con mejores resultados,
puesto que adoptó un castellano más apto para la acentuación italiana y la expresión de los
nuevos contenidos poéticos, de tono neoplatónico, propios de la poética italiana renacentista.

Muchas de sus composiciones reflejan la pasión de Garcilaso por la dama portuguesa Isabel
Freyre, a quien conoció en la corte en 1526 y cuya muerte, en 1533, le afectó profundamente.
Los cuarenta sonetos y las tres églogas que escribió se mueven dentro del dilema entre la
pasión y la razón que caracteriza la poesía petrarquista; en estos poemas el autor recurre,
como el mismo Petrarca, al paisaje natural como correlato de sus sentimientos, mientras que
las imágenes de que se sirve y el tipo de léxico empleado dejan traslucir la influencia de Ausiàs
March.
Influencia

Introducción del estilo italiano: Garcilaso es conocido por introducir en la poesía española el
estilo y las formas métricas italianas, que había aprendido durante su estancia en Italia. Esto
incluía el uso del soneto, la oda y la elegía, formas poéticas que se popularizaron gracias a su
influencia y que contribuyeron a enriquecer el panorama poético del Renacimiento español.

Legado e influencia duradera: La obra de Garcilaso tuvo una influencia duradera en la literatura
española y europea. Su estilo poético y sus innovaciones formales inspiraron a numerosos
poetas posteriores, tanto en España como en otros países, consolidando su posición como una
de las figuras más importantes del Renacimiento español.

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