En la región de la Amazonía, actividades humanas como la
producción agrícola, el desarrollo de infraestructura y la explotación forestal producen niveles alarmantes de deforestación. Después de conseguir algunos logros importantes, en la actualidad observamos un notorio retroceso o mejoras insuficientes en toda la cuenca del Amazonas. Si bien se cuenta con políticas que parecen positivas en el papel, por lo regular fracasan debido a que las instituciones encargadas de ellas son débiles y la ley se aplica de manera inadecuada. Además, existen fuerzas económicas poderosas, tanto legales como ilegales, que impulsan las actividades responsables de la destrucción de la selva. La selva tropical amazónica desempeña un papel vital en la eliminación del carbono, como mediador del ciclo del agua a nivel global y es una cuna de la biodiversidad. Una pérdida masiva de la selva tropical amazónica podría resultar catastrófica, no solo para los treinta millones de habitantes de la cuenca, sino para todo el mundo. La selva de Brasil sufre la mayor pérdida de vegetación desde 2008, Aquí radica el punto de fricción entre gobiernos, ambientalistas, empresas e indígenas: el deseo de desarrollar actividades económicas choca en muchas ocasiones con la preservación del Amazonas y de sus pueblos nativos. Los procesos de deforestación que tienen lugar en estos países, independientemente de las políticas de cada gobierno, afectan al ecosistema en toda la región, incluso a aquellos países sin la Amazonía, Esto se debe al rol esencial que tiene este gigante verde: suministrar humedad a Sudamérica, regular el clima de la región y capturar grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2), el principal gas de efecto invernadero. La gente no tiene idea de lo que significa perder este magnífico sistema hidrológico ya que, si no se revierten estos niveles de deforestación y degradación, dicen los científicos, las consecuencias del cambio climático podrían acelerarse en todo el planeta. Mi opinión es que la deforestación resume todo lo peor de lo que ocurre en la Amazonía peruana. Es principalmente una expresión de la informalidad, fruto de la inequidad y de la ignorancia, agravada por una extrema falta de gobernanza. Los actores de la deforestación son la expansión agropecuaria de los pobres que practican agricultura de supervivencia y también de los ricos que desarrollan agricultura de exportación y, cada vez más, interviene la minería aurífera ilegal. En esta nota se discute qué es posible hacer, dentro del contexto sociopolítico y económico actual, para reducir significativamente la deforestación. Dicho de otro modo, aunque la solución real y definitiva para evitar la deforestación pase por establecer justicia social y educar a la población, se sabe que eso no sería logrado antes de que se acabe el patrimonio natural.
El primer aspecto a considerar es que, a pesar de que en el
imaginario popular la responsabilidad de atacar el problema de la deforestación es del sector forestal, es decir de los “guardabosques”, en realidad esta, como se verá, es esencialmente del sector agropecuario y es compartida con el sector transportes y el sector minero. Pero, obviamente, el sector forestal también tiene mucho que decir y hacer en ese asunto.
En esta breve nota se hace una sugerencia integral para atacar
seriamente el problema de la deforestación, cuando esta no responde a lo que es razonable ni lleva en cuenta lo que ya fue deforestado y es subutilizado.
Opciones para frenar (o detener) la deforestación
Existen varias opciones para frenar la deforestación, ninguna de las
cuales tendrá los resultados esperados si se implanta aisladamente, es decir que el éxito depende de la ejecución coordinada de todas o de la mayor parte. Estas tareas, más bien paquetes de acciones, se mencionan a continuación:
1. Reducir la presión de la expansión agropecuaria sobre los
bosques naturales, lo que implica:
1. Intensificar el uso de la tierra ya deforestada y habilitada, pero
sin uso.
2. Elevar la productividad por unidad de superficie. Eso requiere:
3. Mejorar la asistencia técnica y financiera para agricultores.