Está en la página 1de 1

La desigualdad social afecta en la prevención de enfermedades de transmisión sexual (ETS)

en adolescentes de diversas maneras. Los adolescentes son vulnerables a adquirir ETS y


VIH/SIDA por factores de riesgo como desconocimiento, sexo temprano, drogadicción,
desigualdad social y de género, y mitos. La desigualdad social y de género puede limitar el
acceso a servicios de salud y educación sexual, aumentando el riesgo de infección.
Además, la violencia de género y las relaciones entre personas de distintas edades, a menudo
caracterizadas por una dinámica de poder desigual, pueden aumentar el riesgo de infección y
dificultar las conversaciones sobre salud sexual. En contextos de elevada pobreza femenina y
dependencia de la pareja, las desigualdades de poder y de género en estas relaciones pueden
limitar la capacidad de las adolescentes y las jóvenes para negociar prácticas sexuales
seguras.

La desigualdad social también puede afectar la prevención de ETS en adolescentes al influir


en la aceptación y el uso de servicios de prevención. El acceso no equivale a la aceptación, y
la falta de conocimiento sobre la salud sexual, las normas de género no equitativas en torno al
sexo y las normas sociales tradicionales sobre el bienestar sexual de los adolescentes
contribuyen a la escasa aceptación de los servicios de salud sexual y reproductiva entre las
adolescentes y las mujeres jóvenes. Para luchar contra la pandemia del VIH entre la juventud,
es esencial involucrar a las parejas sexuales, desafiar las normas sociales y de género,
proporcionar una educación sexual integral y crear servicios de salud igualitarios y positivos
respecto a las relaciones sexuales[5].

La educación sexual dirigida a las personas durante la adolescencia no es solo un deber, sino
también un derecho que garantiza la prevención de embarazos no deseados e infecciones de
transmisión sexual, además del disfrute de su sexualidad plena, que forma parte de la salud
física y mental de las personas. Sin embargo, a pesar de la legislación existente, el derecho y
la normativa parecen ir atrás de las necesidades de los posibles afectados.

En resumen, la desigualdad social afecta en la prevención de ETS en adolescentes al limitar


el acceso a servicios de salud y educación sexual, aumentar el riesgo de infección, dificultar
las conversaciones sobre salud sexual, y afectar la aceptación y el uso de servicios de
prevención. Es necesario abordar estos factores para lograr una efectiva prevención de ETS
en adolescentes.

También podría gustarte