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Padre Pío de
Pietrelcina y el Arcángel
San Miguel
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PADRE PÍO Y
SAN MIGUEL ARCÁNGEL
El historiador Gherardo
Leone documentó: “El Padre Pío
se detuvo mucho tiempo ante la
“Puerta del Paraíso” antes de
la celebración de la Misa. Se
recogió en oración durante
tres cuartos de hora, luego
comenzó el rito religioso ante
el Altar del Arcángel. Al
ofrecer el sacrificio en el
lugar consagrado a San Miguel,
se conmovió profundamente.
Después de la celebración, se
detuvo todavía otros tres
cuartos de hora. Estaba
palidísimo y temblaba de frío:
llevaba tres horas en esa
gruta húmeda y gélida. (…) En
la Gruta de San Miguel, en ese
momento de gran intensidad
espiritual, en la penumbra de
la gruta arcangélica, Padre
Pío tomó plena consciencia de
su misión religiosa y tuvo,
también, el presentimiento de
lo que el Señor le reservaba”.
Contó el propio Padre
Pío, en un escrito
autobiográfico, la visión que
tuvo de San Miguel Arcángel a
la edad de 15 años, antes de
entrar en el convento de
Morcone: “Un hombre, de una
belleza especial, me condujo a
un paraje abierto. Allí había
una gran multitud de hombres,
divididos en dos grupos. A un
lado, hombres con rostros
bellísimos, cubiertos con
vestidos blancos, cándidos
como la nieve; al otro lado,
un segundo grupo, hombres con
un aspecto horroroso, vestidos
con ropas negras, con sombras
oscuras. De repente, en el
espacio que dividía a los dos
grupos, avanzó un hombre de
altura extraordinaria, tanto
que tocaba las nubes con la
frente; su rostro era como el
de un etíope, de horroroso que
era. Entonces, el hombre
bellísimo me dijo: `tienes que
entrar en combate con éste´(…)
Yo estaré siempre junto a ti
(…) te ayudaré y no dejaré que
te venza”.
Padre Pío entró en
combate, durante toda su vida,
con este hombre de aspecto
horroroso, identificable con
Satanás, pero contó siempre
con la ayuda del hombre de
“extraordinaria belleza”,
identificado como el Arcángel
San Miguel.
A sus hijos espirituales,
Padre Pío, les recomendaba la
visita a la Gruta de San
Miguel, los invitaba a rezar
allí y a hacer penitencia en
este lugar. Así mismo, a los
peregrinos que visitaban San
Giovanni Rotondo, los animaba
a continuar su peregrinación
hasta Monte Sant’Angelo, para
venerar a San Miguel en su
santuario. Algunos lo oyeron
decir, en más de una ocasión:
“Yo siempre voy a la Santa
Gruta de Monte Sant’Angelo”,
dando por hecho que se refería
a sus visitas en bilocación,
puesto que físicamente solo
estuvo allí en julio de 1917.
Afirman, los que lo
conocieron, que cuando se
construyó la iglesia de Santa
María de las Gracias, en San
Giovanni Rotondo, Padre Pío
insistió en que se utilizara
un bloque de piedra de la
sagrada gruta de Monte
Sant’Angelo, y también que se
hiciera un altar en honor a
San Miguel Arcángel. Pidió,
además, que hubiera una imagen
de San Miguel hiriendo con su
espada la boca de lucifer.
Escrito por: MCI
Fuente:
https://www.sanpadrepio.es/pa
dre-pio-y-san-miguel-arcangel