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INTRODUCCIÓN A LA

ANTROPOLOGÍA DE LA
SALUD

ANTROPOLOGÍA DE LA SALUD

ALUMNO: SAÚL VENEGAS CHACÓN

LICENCIATURA EN ENFERMERIA

1ro B SABATINO

DOCENTE: LIC. PSC. XOCHITL PINEDA RAMIREZ

TEPIC, NAYARIT; SEPTIEMBRE 2021


ANTROPOLOGÍA SOCIAL Y ATENCIÓN PRIMARIA DE SALUD: UN
ENCUENTRO INELUDIBLE

La antropología social y atención primaria puede entenderse como inevitable,


ineludible o inexorable, hoy se entiende como atención primaria de salud y
antropología de la salud o de la medicina son difícilmente demarcables. Los
trabajadores de la salud, ya no se limitan al curar, sino que siguen cursos de
epidemiologia, y se preocupan de sus alteraciones psicopatológicas, e incluso
organizan puestas en común sobre su propia labor o se ocupan también del
convexo de lo que tradicionalmente era el enfermar y el curar. A partir de 1978, la
atención primaria de salud es “la asistencia de salud esencial, universalmente
accesible a los individuos y sus familias en la comunidad. Ella constituye parte
integral tanto del sistema de salud del país como del desarrollo social y económico
de la comunidad.

El enfermar se entiende como proceso y no estado aislable y el curar como una


dinámica de relación más que una sucesión con principio y fin de aplicaciones del
saber anatomo fisiológico.

Esa preocupación por el contexto esta en la base de la propia antropología social.


Es la consideración de contextos lo que permite llegar a significados de actos, de
formas de pensar, del mantenimiento de cierta jerarquía de valores que en
principio nos resultan incomprensibles; en un caso los procesos de
salud/enfermedad y en otro la variabilidad cultural.

Dedicarse por extensión al “todo” de la persona. El eje en que se basa la


proyección y extensión de la atención primaria es la instauración y difusión de una
forma de “ver” la salud/enfermedad. Es definitiva, de un modelo cultural para
entender y actuar ante tales situaciones, por lo que no extraña entonces que deba
contar en algún u otro momento con aquel al que se considera experto en temas
culturales: el antropólogo.

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Los ideales de longitudinalidad, cercanía, globalización y coordinación de los
cuidados hacen obligados el que esa práctica esté en y con el colectivo al que se
orienta. Este concepto, en realidad una “idea-fuerza”, es la que se obliga a mirar
ese discurso y práctica sanitarios desde la reflexión en el otro.

Se caracteriza a la Atención Primaria es la idea de trabajo sobre la comunidad -


medicina comunitaria- como única forma de asentar las estrategias y alcanzar las
metas sanitarias que se plantea.

La preocupación por el contexto en salud no es nueva e incluso ya desde


Hipócrates con su diera como estrategia de vida no se perseguía mas que un
equilibrio total. Lo nuevo es que ese contexto no sea un precipitado de las
actuaciones puntuales, sino que, invirtiendo en cierta forma las enseñanzas de la
epidemiología y la demografía. La salud de una sociedad se mide por la actuación
sobre medidas colectivas no tanto por el sumatorio de actuaciones sobre
individuos.

Las relaciones entre atención primaria de salud y antropología social pueden


remontarse en los años 40. Desde ese momento se puede hablar de una
preocupación por parte de los organismos internacionales en salud. La
conveniencia de introducir a las ciencias sociales en general -aspectos
cuantitativos- y a la antropología en particular -aspectos cualitativos-.

Es la ayuda del antropólogo como descifrador de otras culturas la que va a


posibilitar el entenderlas para cambiarlas, para disminuir las barreras o reticencias
hacia la medicina cosmopolita, occidental, alopática o científica.

Con respecto a -la presencia previa del antropólogo-, tenemos:

 Estudios de diagnóstico de la situación, de necesidades o demandas en


salud de las distintas poblaciones por medio de informaciones descriptivas.
 Estudios del capital material y humano existente destinado a salud.

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 Estudio de los índices de morbilidad y mortalidad, y so comparación con
otros países.
 Estudios que tratan de abstraer los marcos nativos de pensamiento y
actuación sobre salud, es decir, las distintas etnomedicinas.

Por otra parte:

 Definiendo que conducta es normal o anormal en base a estudios


transculturales.
 Señalando específicos diagnósticos culturales como los de los llamados
“síndromes delimitados culturalmente”.
 A través de estudios etnográficos sobre instituciones de salud que ayudan
a los médicos a entender su propio medio de desarrollo laboral y
académico.
 Explorando las dimensiones culturales de las relaciones sociales.
 Participando como asesor en proyectos de salud pública y en programas
de psiquiatría comunitaria.

Mas allá de coincidencias etimológicas, de urgencias coyunturales, y de


investigaciones coincidentes podemos reseñar varios hechos que muestran la
mutua necesidad entre ambas:

 La atención primaria como estrategia de actuación en salud pretende ser


valida tanto para países desarrollados como no desarrollados. La OMS
indica que uno de los grandes problemas de los sistemas de salud, es la
falta de información sobre las necesidades reales de salud de la población.
En ese acercamiento vuelve la antropología a ser pieza clave de relación
con lo concreto no con lo supuesto.
 Las interrelaciones del grupo cuyo producto final no es otro que la cultura,
ya sea en sus aspectos relativos a la salud/enfermedad como a otros.
 La vuelta de la antropología en sus miras sobre contextos occidentalizados,
el llamado fenómeno de la antropología urbana. Se encuentra con los

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mismos entronques de donde surge el modelo alopático, que impulsa que la
atención primaria deba ser una atención sanitaria centrada, aunque parezca
no saludable.
 Desde un punto de vista más interesado, la antropología de la salud;
demostrando, la vitalidad de una subdisciplina, que al parapetarse en la
importancia innegable que cada vez más adquieren las políticas sociales, y
en concreto la salud, se ve realzada.

Que las ciencias sociales y la salud se encuentren convergiendo sin casi darse
cuenta es algo general. Esta tendencia entendida como medicalización, en su
sentido abstracto, implica que la interpretación medica de un proceso sea la
significativa. En definitiva, implica un modelo de normalidad que se desea impulsar
y que se justifica desde argumentos médicos.

Cuales sean los contextos de ambas disciplinas y en que manera tracen sus
nexos, exige acercarse a que peso especifico otorga a los aspectos socio-
culturales la atención primaria y en qué punto se encuentra en la actualidad la
antropología de la salud en su colaboración o estudio de la dinámica de atención
primaria.

La respuesta es “crisis”, una situación de fértil ambigüedad en ambas disciplinas o


campos de interés/actuación. Ambas para afirmarse han de poner en cuestión las
bases aceptadas como mas solidas de las disciplinas madres, y en ambas un
cierto aire de revisión se deja filtrar.

Por cierto, ambas representan voces provocadoras de debate interno en


Antropología Social y en Medicina por razones diferentes. Destacando en este
momento la propuesta de Atención Primaria de Salud. Esa tarea de desnaturalizar
modelos ideológicos de practica y discurso sanitario lo que la antropología de la
salud puede aportar para conseguir metas y objetivos generalmente compartidos
por los actores implicados en los procesos de salud/enfermedad/atención.

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Practica medica y modelos culturales: la construcción cultural de la

bioética

Para la antropología social la cultura se entiende como un sistema de ideas,


creencias y prácticas que orientan la forma de actuar de los sujetos en tanto que
miembros de grupos sociales. Su relevancia social suele ir unida a la sorpresa, no
comprensión, ambigüedad, incertidumbre, desconocimiento y variabilidad para y
ante el observador en ideas, creencias y prácticas. La antropología se preocupa
del porque de tal variabilidad cultural.

Toda cultura responde a un contexto que le da sentido.

La antropología ha ejercido y ejerce como traductora cultural.

Un caso manifiesto de incertidumbre sobre la naturaleza de la naturaleza humana


lo constituye la llamada bioética en el mundo de la ciencia occidental.

En el caso de la bioética, se nos enfrenta también a algo desconocido. La mayoría


de las personas estamos enfrentadas a la doble incomprensión.

Posibilidades y repercusiones técnicas deben ser acomodadas entre ideas,


creencias y practicas no guiadas. O lo que es igual, de la bioética como
experimentación técnica hemos de pasar a la variante socio-ética.

Esa ambigüedad o diversidad se agudiza además por los diferentes


multiculturalismos coexistentes. Así pues, lo dicho y que se inscriben en este tema
yo me voy a ceñir a:

1. Plantear el tipo de enfoque que la antropología social ofrece de la bioética


desde la antropología de la salud.
2. Señalar algunos elementos que ayudan a entender la dimensión
sociocultural de la lógica de la práctica sanitaria.

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3. Indicar una línea de repercusión importante, como es la reordenación y
reestructuración del concepto de ciudadano.

Aproximación metodológica: unas primeras consideraciones sobre el

contexto cultural de la Bioética

Para la antropología social cualquier fenómeno humano ha de ser prioritariamente


enfocado, en ese sentido por comportamiento entendemos no solo las practicas
que podamos observar, sino también el conjunto de ideas, creencias y valores que
han llevado a que tal comportamiento practico se produzca.

Mas que de bioética se debería hablar de biomoral pues lo ético es el mundo de


los conocimientos abstractos, frente a la moral que es el mundo de las vivencias
concretas de la gente desde su experiencia.

Así, para la mayoría de contextos sociales la bioética se entiende, como vinculada


a un hecho o decisión puntual que enfrente a los individuos y/o los grupos ante un
fenómeno que rompe las expectativas habituales de orientación de la conducta.

Me refiero al componente bioético de procesos institucionalizados. Estos modelos


son inevitables en toda institución (que es enfermedad, que se hace cuando surge,
que implicaciones hay para el sujeto, que hemos inventado socialmente para
gestionarlas, etc.)

Hablamos pues de consideraciones sobre aplicación del conocimiento biológico


ligado al conocimiento y aplicación científica en situaciones que no han sido
asumidas o estandarizadas socialmente y legitimadas.

¿se plantean problemas éticos en el tratamiento de los catarros? Parece que no,
algo mas se empieza a cuestionar a la hora de la decisión sobre intervenciones

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quirúrgicas, con cierta silenciada conciencia en el tratamiento de enfermos
terminales.

Habiendo este interés bioético. Habría que decir que cualquier actuación que
dispara la alarma bioética se compone de dos momentos: el producto y el impacto.
Lo primero nos enfrenta a la construcción de una definición de lo que surgirá o ha
surgido. Lo segundo, el impacto, tiene que ver con las consecuencias sociales de
producir o anular el producto.

Por último, las consideraciones que nos hacen reparar en la acción en términos
actuales tienen que ver con los riesgos que puedan derivarse de ciertas
actuaciones u omisiones.

Bioética y practica sanitaria

Como disciplina la antropología de la salud y de la enfermedad parte de una


definición triple de lo que consideramos como enfermedad que intenta
desbloquear esa sustitución inercial del proceso por el producto.

Dentro del campo de los expertos científicos. Su actuación tampoco se limita a la


construcción definición del nivel llamado patológico.

La práctica médica es el resultado de cuatro discursos o de cuatro lenguajes: el


descriptivo, el evaluativo, el explicativo y el etiquetador.

a) El discurso evaluativo: incorpora una: incorpora una serie de


presunciones evaluativas sobre que funciones, dolores y deformidades son
normales.
b) El discurso descriptivo: hay pautas sobre como describir las situaciones;
que obliga a una estandarización terminológica que implica expectativas
evaluativas (gravedad, casualidad) y expectativas explicativas (que hacer y
cómo hacerlo).

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c) El discurso explicativo: existe un modelo explicativo que recoge un
conjunto de causas, y de expertos en esas causas. Condiciona lo que
vemos (y no podemos ver) y como lo experimentamos.
d) El discurso de etiquetación social: el conjunto de expectativas sociales
sobre como los individuos se manifiestan frente a la enfermedad. El experto
tiene la legitimidad social, para afirmar tal condición.

Los riesgos del ciudadano: dudas racionales y derechos sociales

La bioética surge y se basa en los propios éxitos de la biomedicina: la aplicación


tecnológica y el uso de la razón, como vía de actuación.

La nueva salud publica toma como lugar natural de partido dos categorías:
población y entorno, en un sentido amplio: psicológico, social y físico.

Estas premisas, tienen un alto potencial para que los expertos intervengan en las
vidas privadas y en la regulación de los derechos de los ciudadanos.

La sociología de la salud se ha centrado en la epidemiología social pero no se ha


centrado en las experiencias de la vida.

La nueva salud publica como un discurso moral, paradójicamente, lleva a una


sociedad cada vez más secularizada donde se articulan de manera lineal,
cuasi automática una serie de caracterizaciones/valoraciones como son:

 Sano/enfermo
 Yo/otro
 Controlado/descontrolado
 Masculino/femenino
 Naturaleza/cultura
 Civilizado/salvaje

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 Limpio/sucio
 Dentro/fuera
 Racional/emocional

La nueva salud pública, es un proyecto de la modernidad: la racionalidad como


guía de práctica. Desde los años 70 surge una especial preocupación por el
estado de salud a nivel macro.

La nueva salud se intenta distanciar de la vieja salud pública. Aquella estaba


dirigida y preocupada por el contagio y el olor y orientada por la teoría de las
mismas. Desde ese momento y hasta la actualidad los acentos de salud pública
han variado en función de logros científicos que han modificar las dianas de
actuación: las primeras reformas sanitarias se orientaron a luchar contra los
contaminantes del entorno físico, y en la actualidad, al parecer los “factores de
riesgo”, los mensajes tienen que ver con los “estilos de vida”.

La salud publica actual se define como un concepto colectivo que supone una
definición de medio ambiente mucho mas amplia que la de entorno físico
englobando los aspectos sociales y psíquicos anteriormente no tenidos en
consideración.

La forma de conexión entre estos objetivos colectivos y la implicación de los


individuos se produce a través del llamado “gobierno a distancia”

Si en el siglo XIX se repara en las condiciones de vida como elemento que podía
incidir en la salud, en la actualidad se re-descubren los estilos de vida.

“Healthism” (¿saludismo?) “la asunción de que todo el mundo debe trabajar y vivir
para maximizar su salud”.

Esta máxima nos coloca ante una de las mayores implicaciones de esta nueva
salud pública, como es el paso de la salud como derecho a la salud como deber.

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El concepto de ciudadano, surgió de elementos materiales y del propio cuerpo, el
significado contemporáneo esta muy relacionado tanto con lo cívico como con lo
civil:

 Lo civil se asocia con la esfera de lo privado (la seguridad y los derechos).


 Lo cívico se asocia con la solidaridad y las obligaciones públicas.

La buena salud, para el ciudadano de hoy en día es una obligación tanto como un
derecho. La salud pertenece al dominio de la apropiación individual a través de la
elección racional.

La ética de restricción que se afirma (el de la nueva salud publica) no se basa en


el ascetismo de la autonegación o la obediencia a la autoridad, sino que se apoya
en un acercamiento narcisista del cuidarse.

El área de la salud es quizá uno de los ámbitos donde mejor se ve las


imposiciones e intromisiones del Estado sobre los derechos del individuo.

Ese discurso de la Nueva Salud Publica es heredero de la Biomedicina y olvida


que en la realidad no hay individuos aislados sino colectivos y tensiones entre la
ciudadanía.

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