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No hay agua potable, ni energía eléctrica, ni vivienda digna

Indígenas continúan los cortes sobre la ruta nacional 86

La ayuda no llega y las condiciones de vida siguen siendo precarias para comunidades indígenas que
habitan en el municipio de Tartagal, en el departamento San Martín.

Por Maira López

Desde hace más de una semana miembros de ocho comunidades originarias del norte salteño, en
jurisdicción del municipio de Tartagal, están cortando la ruta nacional 86, ante la falta de respuestas a
pedidos que llevan más de cinco años. Los reclamos van desde el acceso al agua potable, la energía
eléctrica y viviendas dignas, hasta alimentos.

Si bien las protestas continuarán hoy, el gobierno provincial no mostró mayor interés en la búsqueda de
una solución al conflicto, pues tras los constantes cortes en el norte, ayer se avanzó en "articular
acciones para garantizar los derechos a la libre circulación y a la protesta". De tal manera, se anunció
que se creará "un grupo especial de la Policía de Salta que trabaje en la prevención y mediación para
que las protestas se realicen en media calzada y se garantice el derecho de la libre circulación en rutas y
caminos de la provincia".

El principal reclamo de estas comunidades es por el agua. La mayoría la consigue a través del
abastecimiento de camiones cisterna que llegan una vez a la semana, si es que el camino está en
condiciones. Si bien hay dos pozos en la comunidad La Nueva Generación, uno no tiene insuficiente
caudal de agua.

La Nueva Generación se ubica a 10 kilómetros sobre la ruta 86. Su niyat (cacique), César Solares,
denunció ante Salta/12 que desde inicios del año pasado piden al área social de la Municipalidad de
Tartagal que se les proporcione tres tinacos para poder almacenar agua pero "Todavía no tenemos
respuestas", aseguró.

Solares representa a 15 familias. Además de los tinacos, piden que les den 600 metros de manguera
para sustraer más agua del pozo que sí funciona. El cacique dijo que si bien ahí cuentan con un tinaco, su
capacidad es insuficiente para guardar el agua necesaria para toda la comunidad y sólo dura tres días.

Solares dijo que él compró ese tinaco, que usan sin ninguna supervisión para asegurar que el agua
depositada sea potable y consideran que los más probable es que sea de mala calidad. Eso lo
comprueban cuando se dirigen al hospital local con niños enfermos, y los "retan" porque "nos culpan
que no les damos buena agua, pero lo cierto es que el agua no nos llega y conseguimos lo que
podemos porque la necesitamos", expresó.

El propio cacique tuvo a dos de sus hijos internados de 3 a 5 meses por problemas en su salud.
Consideró que una de las razones fue por ingerir agua de mala calidad. Actualmente, otro de sus hijos,
de sólo 12 meses, está en tratamiento porque "le dieron el alta, pero volvió a enfermar". "La
preocupación es grande porque siguen sin respondernos", manifestó.

A estas falencias en el acceso al agua sumaron el pedido de la entrega de bolsones focalizados para
atender los requerimientos de niños y niñas con desnutrición que hay en su comunidad. "Nos reclaman
diciendo por qué no cuidamos a los chicos, pero la responsabilidad no es sólo nuestra, no tenemos
con qué y por eso estamos cortando la ruta", precisó Solares. En esa línea, también cuestionó el
maltrato que reciben de parte de los trabajadores del hospital local.

Otra situación es la que padecen las personas de la comunidad Territorios Originarios Wichí, pues en su
caso, reclaman que la Municipalidad de Tartagal no concluyó la obra del tendido de cables para la
llegada de la energía eléctrica. Hace cuatro años personal del Ejecutivo municipal les dijo que levantaran
los postes para tender los cables. Así lo hicieron, y al cabo del año avisaron a la Municipalidad del
trabajo concluido y esperaron que se pusieran los cables y se conectara la energía, lo que hasta ahora no
se concreta.

En ese tiempo "ellos mismos (trabajadores de la Municipalidad) nos mostraron el cable que tenían
comprado junto a los transformadores, pero cuando fuimos a reclamar nos dijeron que ya no había
cable", contó Juan de Dios López, niyat (cacique) de Territorios Originarios Wichí. "Nosotros hemos
cumplido y ahora no podemos poner el cable porque no tenemos y no sabemos (cuándo lo tendrán)",
expresó. Añadio que además, en su momento les dijeron que los postes debían tener una extensión de 5
metros, pero ahora les dicen que deben ser de 7 metros.

López señaló que en su comunidad serían más de 30 las familias beneficiadas, pero su alcance también
incluiría a otras comunidades porque Territorios Originarios Wichí es la última comunidad en un tramo
de casi 9 kilómetros de la zona rural cercana a la ciudad de Tartagal. En el sector también hay familias de
los pueblos Chorote y Guaraní. "Nosotros seríamos los últimos, y si nos dan a nosotros la luz, también se
facilitaría a los que están asentados delante de nosotros", explicó el cacique.

La problemática del agua tampoco es ajena para esta comunidad, aunque es menos grave en
comparación con La Nueva Generación, ya que lograron excavar un pozo y conseguir 3 mil metros de
manguera de una pulgada para tirar el agua y que llegue a las familias. Esa acción la realizaron con la
ayuda del Equipo Nacional de Pastoral Aborigen (ENDEPA), quien les proporcionó la manguera.

Igualmente el agua es insuficiente por la cantidad de familias que existen en la zona, pues no solamente
está la comunidad Territorios Originarios Wichí. Y si se suma la época estival, el agua llega muy débil por
la manguera y de noche el servicio se corta. Para paliar esa deficiencia las comunidades compran el
agua, una carga de 1200 litros cuesta $5 mil, contó López.

Tampoco hay vivienda

Las comunidades indígenas del norte provincial también vienen reclamando por el acceso a una vivienda
digna, dado que la gran mayoría de sus casas son construcciones hechas parte de madera y barro, y
parte de plásticos gruesos, con techos de chapas viejas o plásticos. Tal es la precariedad en la que se
encuentran que en cada lluvia las casillas se inundan.

Eso sucede con la familia de la cacica Balvina Nato, de la comunidad El Urundel Yachut, también
ubicada sobre la ruta nacional 86. "Todos los años sucede los mismo porque llueve y se llena de agua la
casita", contó. Veinte 20 personas viven ahí, integrantes de seis familias que "ya no pueden seguir bajo
ese padecimiento".

Al igual que los reclamos de las otras comunidades, El Urundel Yachut también ha presentado notas a
la Municipalidad de Tartagal, al gobierno de Salta y al Instituto Nacional de Asuntos Indígenas
(INAI). Una de esas presentaciones se realizó ante el INAI en septiembre de 2020 y en ella se dejó
constancia de la precariedad en la que viven y del pedido de seis casillas "porque hay familias
numerosas que cuentan solamente con techo de plástico".

"Todo se moja cuando llueve y cuando vamos a la Municipalidad tenemos que esperar, para nada,
porque no nos dicen nada", afirmó Nato, quien sostuvo que su presencia sobre la ruta es por la falta de
respuestas de parte de los gobiernos. "Ellos no saben de la necesidad que se tiene, y los invitaría a que
vengan a ver cómo está la casa para que nos entiendan más", dijo a Salta/12. También pidió por
alimentos para niños y niñas de la comunidad, y la posilidad de la conexión eléctrica.

Los cortes sobre la ruta 86 continuarán también hoy. Y se adelantó que se sumarán más representantes
comunales. Hasta el momento son ocho las comunidades presentes, que llevan los expedientes de las
notas presentadas en la municipalidad a cargo del intendente Mario Mimessi, a la espera de la llegada
de algún funcionario local o provincial. Desde la Municipalidad de Tartagal no respondieron consultas de
este medio.

Recuperado de: https://www.pagina12.com.ar/398241-indigenas-continuan-los-cortes-sobre-la-ruta-


nacional-86

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