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El agua es vital para actividades cotidianas. Afecta la higiene personal y del ambiente donde
uno vive, lo que propicia enfermedades dentro y fuera de una casa, como el cólera, la
disentería, la hepatitis A, la fiebre tifoidea y la poliomielitis, entre otras. Los menores de cinco
años están más propensos al riesgo por enfermedades diarreicas.
El problema es que este no es el primer aniego y es probable que no sea el último en el distrito
más grande de Lima. Desde los años 80, la población se San Juan de Lurigancho se ha
cuadruplicado, pero su sistema de saneamiento, que data de esa época, sigue siendo el
mismo.
Los trabajos que provocaron este nuevo aniego buscan solucionar problemas de hace más de
dos años y medio, cuando el 13 de enero del 2019 el colector Canto Grande colapsó e inundó
las viviendas de miles de familias, que lo perdieron todo.
Ese colector, que tenía un mal diseño, tuvo que ser reubicado por los trabajos del Metro de
Lima realizado años antes. Según la comisión que investigó el aniego del 2019, se encontró
responsabilidad en Sedapal, así como en la empresa Acciona S.A., por ocultar información
sobre los primeros forados en la tubería. Lo peor es que esa empresa sigue contratando con el
Estado. Lo ha hecho por S/589 millones en los últimos dos años
Pero hay más responsables. Según la Contraloría, la tubería matriz, colocada entre el 2011 y
2013, por las empresas Odebrecht S.A. y GyM S.A., no fue la adecuada para la obra. “Era una
tubería inapropiada por su poca hermeticidad, resistencia y fragilidad, (…) que contribuyó a
aumentar la vulnerabilidad de la obra”, se lee en el documento.
Estado ineficente
En San Juan de Lurichango estarán siete días sin agua, pero por lo menos volverán a contar con
el servicio. El drama es que hay más de un millón de peruanos que se abastecen en camiones
cisterna porque donde viven no hay conexiones de agua, redes de tuberías, alcantarillado, y
pagan hasta cinco veces más que las personas que sí tienen el servicio. En Lima son casi 300
mil personas en esta situación, según datos del INEI a abril de 2020.
Así, por ejemplo, quienes tienen un tanque 1,100 litros de agua de capacidad pagan entre 30 y
40 soles para llenarlo, según el precio que imponga el dueño de la cisterna. Los que no tienen
un tanque, pagan por un tacho de 70 litros hasta 5 soles y les dura un día. Es decir, gastan 150
soles al mes, 15 % del sueldo mínimo en el país.
La gran responsabilidad del Estado es brindar servicios públicos de calidad, pero no lo hace.
No solo Sedapal tiene problemas para dar un buen servicio, todas las Empresas Prestadoras de
Servicio (EPS) de agua potable y saneamiento, administradas por las municipalidades, tienen el
mismo problema.