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CURSO:

HISTORIA DEL DERECHO.

PROFESORA:
SARITA JESICA APAZA.

TEMA:
CODIFICACIÓN CIVIL EN EL PERÚ.

ALUMNO:
CELI LACHIRA MICHAEL JESUS.

2023
CODIFICACION CIVIL EN EL PERU.
La codificación civil en el Perú se inicio en 1825, cuando Libertador Simón Bolívar,
nombro una comisión encargada de elaborar los códigos Civil y Criminal, la misma que
estuvo presidida por don Manuel Lorenzo de Vidaurre. Lamentablemente esta comisión
nunca funciono. Según el historiador Jorge Basadre, se debió a que el Perú.
Mediante un Decreto del 22 de octubre de 1831, el presidente Agustín Gamarra dispuso
el establecimiento de una Comisión Codificadora General para que se encargase de
elaborar el Código Civil. Tampoco funcionó.

La Constitución Política de 1834 estableció, en una disposición transitoria, que


anualmente, en la apertura de sesión, la Corte Suprema presentaría al Congreso los
proyectos de Códigos de la Legislación, empezando con el Civil. El presidente de la
Corte Suprema de entonces, Don Manuel Lorenzo de Vidaurre, asumió la redacción del
Código Civil. Entre agosto de 1834 y 1836, Vidaurre presentó su Proyecto con una
Exposición de Motivos. Este Proyecto no fue tomado en cuenta.

En el año de 1836, un hecho histórico aconteció en la vida republicana del Perú: los
departamentos de Arequipa, Ayacucho, Cusco y Puno se constituyeron en un Estado
Libre e independiente bajo la denominación de Estado Sud-peruano, y por Decreto del
22 de junio de 1936 adoptaron el Código Civil Boliviano, el cual se encontraba vigente
desde 1830 y era copia fiel del Código Civil Francés de 1804.

Unos meses después ocurrió otro hecho similar. El 11 de agosto de 1836 se creó el
Estado Nor-peruano conformado por los departamentos de Lima, Libertad, Junín y
Amazonas.

Ese mismo año, el 28 de octubre, el Mariscal Andrés de Santa Cruz estableció la


Confederación Perú-boliviana, integrada por los Estados Nor-peruano, Sur-peruano y
Bolivia. Por Decreto de 1º de noviembre de 1836, se dispuso la aplicación de los Códigos
bolivianos, con ligeras modificaciones, al Estado Nor-peruano.

Ambos Códigos tuvieron una vida efímera, pues en 1838 el presidente Luis José
Orbegoso los derogó totalmente.

Ante la ausencia de norma civil vigente, nuevamente se aplicó la legislación española,


que era dispersa y confusa, además de alejada de la realidad sudamericana.

En 1845, el presidente Ramón Castilla nombró una nueva Comisión Codificadora. Esta
Comisión concluyó su trabajo en 1848. Así, el 22 de noviembre de 1850, Ramón Castilla
promulgó los Códigos Civil y de Enjuiciamientos Civiles, postergando su vigencia en el
plazo de siete meses. Pero en este lapso de vocativo Legis se produjo la transmisión
del mando supremo al general José Rufino Echenique, quien en mayo de 1851 solicitó
la suspensión de la ley que promulgaba los Códigos Civil y de Enjuiciamientos Civiles.

En efecto, en junio 1851, se ordenó la suspensión de la entrada en vigencia de ambos


Códigos y se nombró otra Comisión presidida por el ilustre jurista Andrés Martínez. Esta
Comisión trabajó sobre la base del proyecto de 1847-1848. Fue recién el 29 de
diciembre de 1851 que se promulgaron los Códigos Civil y de Enjuiciamientos Civiles,
los mismos que entraron en vigencia el 28 de julio de 1852. Este Código Civil,
promulgado por Ley de 29 de diciembre de 1851, entró en vigencia a partir del 29 de
julio de 1852 y tuvo una marcada influencia del Código Civil Francés de 1804.
La gran mayoría de autores se refieren al Código de 1852 como el primer Código Civil
Peruano, en virtud de su aplicación en toda la República y la vigencia de más de 80
años. Si bien este Código tuvo una gran importancia en la vida jurídica del Perú, no
deben olvidarse los otros tres cuerpos legales reseñados.

Consecuentes con el cambio, los juristas peruanos del siglo veinte no tardaron en
promulgar otro Código Civil. De esta forma, el 30 de agosto de 1936, promulgaron un
nuevo Código Civil y difirieron su vigencia hasta el 14 de noviembre del mismo año. Sus
fuentes principales -según las Actas de la Comisión- fueron los Códigos Civiles de
Francia, Argentina, Alemania, Suiza y Brasil.

Siguiendo la corriente codificadora, el Código Civil de 1936 fue revisado, y la Comisión


Reformadora creada al efecto elaboró el texto de 1984. En esta ocasión, el Código Civil
Italiano de 1942 constituyó una importante fuente de inspiración. Así, el 24 de julio de
1984, se promulgó el Código Civil Peruano, entrando en vigencia a partir del 14 de
noviembre del mismo año.

En síntesis, el Perú ha contado con seis Códigos Civiles, todos los cuales -salvo uno-
entraron en vigencia luego de su promulgación.

La historia del Código Civil de 1984 se inició en el año 1965, cuando el Doctor Carlos
Fernández Sessarego, quien ocupaba el cargo de ministro de Justicia y Culto, convocó
a distinguidos juristas, profesores y magistrados para estudiar y revisar el entonces
vigente Código Civil de 1936.

El propósito del Doctor Fernández Sessarego era revisar el Libro Primero del Derecho
de las Personas, aunque de sus considerandos se desprende la dación de un nuevo
Código Civil. Sobre la reforma del Código Civil de 1936, el profesor Fernández
Sessarego afirmaba que "... la dación de un nuevo Código Civil pudo haberse evitado -
al menos por el momento- si es que, como ha ocurrido en Francia, una legislación atenta
y una creativa jurisprudencia hubieran cumplido con la imprescindible tarea de actualizar
periódicamente dicho cuerpo legal, durante el último medio siglo".
Sin embargo, nuestro país no siguió el camino francés. La legislación no fue muy atenta
y los operadores del Derecho no fueron muy creativos. A todo ello, debemos sumar los
incontenibles y continuos cambios en las estructuras sociales, económicas, políticas,
jurídicas y culturales, que contribuyeron a la desactualización e ineficacia del Código
Civil de 1936.

En 1980, el profesor Felipe Osterling Parodi, quien asumió la Presidencia de la Comisión


Reformadora del Código Civil Peruano de 1936, expresó: "Han pasado 44 años desde
que entrara en vigencia el Código Civil de 1936 y el dilatado tiempo transcurrido
reclamaba el estudio de su reforma integral, como directa consecuencia de los
profundos cambios ocurridos en todos los órdenes y con el propósito esencial de
adecuarlo a dichos cambios y a la nueva dimensión que han adquirido los valores de la
solidaridad social y el humanismo. Era indispensable, pues, proponer la actualización
de los preceptos del Código Civil vigente debido a esas realidades del mundo de hoy
que influyen decisivamente en materias vinculadas al derecho de personas, al de familia,
al sucesorio, al de los derechos reales y al de obligaciones y contratos". Añadía el Doctor
Osterling que la reforma del Código de 1936 era indispensable en razón de la dación de
la Constitución Política de 1979, la misma que introdujo sustanciales cambios, tales
como una nueva concepción del derecho de propiedad con contenido social, la igualdad
jurídica entre el hombre y la mujer, y otros temas relevantes.
Las razones para reformar totalmente el Código de 1936 eran irrefutables. Resultaba,
pues, inevitable la dación de un nuevo Código Civil.

Luego de la entrada en vigencia del nuevo Código Civil de 1984, no tardaría el momento
en que numerosos juristas -entre los que se encontraban sus propios autores-,
planteasen la necesidad de reformar artículos e incluso instituciones del Código Civil,
con la finalidad de corregir errores. Inclusive al día siguiente de su promulgación, los
autores del Código exigían enmiendas, en razón de que la Comisión Revisora del
Proyecto presentado por la Comisión Reformadora modificó (o simplemente no acogió)
algunos de los planteamientos de dichos juristas. Tal es el caso -por mencionar alguno-
del profesor Carlos Fernández Sessarego, autor del Libro Primero de Derecho de las
Personas del Código Civil, quien ha escrito que "la reforma del Libro Primero del Código
Civil quedó planteada al día siguiente de su promulgación. Preocupaba el que algunos
planteamientos del ponente del Libro Primero del Código Civil, no obstante, su probada
bondad, no fueran acogidos por la Comisión Revisora del Proyecto de Código Civil,
contrariando la opinión mayoritaria de la doctrina o de la legislación comparada que
avalaba tales propuestas".

2. REFORMA DEL CODIGO CIVIL PERUANO

Desde que se promulgó y entró en vigencia el Código Civil de 1984, se organizaron


diversas actividades académico-institucionales. A lo largo de todo el Perú se difundió el
nuevo texto legal a través de congresos, seminarios, cursos, fórums, entre otros.
Destacados juristas extranjeros y nacionales participaron como expositores, resaltando
el carácter moderno e innovador del Código Civil de 1984 y dejando constancia de los
errores, desaciertos e incompatibilidades existentes al interior del Código y proponiendo,
en su caso, urgentes modificaciones legislativas.

Una destacada labor en la difusión del Código Civil de 1984 y en el planteamiento de


reformas urgentes tuvo el Doctor Carlos Fernández Sessarego, quien, en su condición
de director del Centro de Investigaciones de la Universidad de Lima, convocó a partir de
1992 a todos los profesores de Derecho Civil para trabajar en el estudio y revisión del
Código Civil de 1984, con la finalidad de elaborar un Proyecto de Enmiendas. Este
trabajo culminó en 1994, y ese mismo año el profesor Fernández Sessarego entregó al
presidente del Congreso Constituyente, Doctor Carlos Torres y Torres Lara, el Proyecto
de Enmiendas que habían elaborado los juristas convocados. Dicho Proyecto se publicó
el 07 de enero de 1995, en el Diario Oficial El Peruano.

Otro motor que impulsó la reforma del Código Civil de 1984 constituye, sin lugar a dudas,
el «gran cambio» cuantitativo y cualitativo de las estructuras económicas, sociales y
políticas. Asimismo, las estructuras jurídicas han sido objeto de cambios, debido al
surgimiento de nuevas formas de contratación, así como la aparición de un nuevo
elemento en la sociedad: el consumidor; el actual rol de la empresa; la unificación de las
obligaciones y contratos civiles y mercantiles; entre otros temas de importancia. Todo
ello en adición a las innumerables reformas legislativas en distintas áreas del Derecho
peruano, específicamente desde 1992.

Un hito de enorme importancia constituyó, indiscutiblemente, la promulgación en 1993


de una nueva Constitución Política, la cual contempla un sistema económico y político
distinto.

Los sucesos señalados motivaron a que en nuestro medio jurídico y político se gestara
un movimiento destinado a reformar el Código Civil de 1984.

Por nuestra parte, somos partidarios de que cuando los presupuestos sociales,
económicos, políticos, tecnológicos e ideológicos se transforman, se torna necesaria
una reforma de las estructuras jurídicas para evitar el divorcio entre la ley y la realidad.
Es necesario también desechar normas obsoletas, ineficaces e inútiles. La sociedad
debe, por el contrario, nutrirse de leyes modernas, vigentes, ágiles y eficaces que
brinden seguridad a sus destinatarios, garanticen el libre desenvolvimiento de sus
actividades económicas y se conviertan en verdaderos mecanismos de desarrollo y
progreso.

Dentro de esta perspectiva, resulta un gravísimo error cerrar los ojos ante la realidad y
pretender que el Derecho es algo estático e inamovible, alrededor del que giran las
sociedades. Ciertamente tampoco creemos que se trata de lo contrario, es decir, que el
Derecho constituya el satélite de la sociedad y que por tanto debe amoldarse por
completo a cualquier cambio que se produzca. No es ni una cosa ni la otra. Ambos,
Derecho y sociedad, deben encontrarse unidos por un vínculo de armonía mediante el
cual el primero considere dentro de sus parámetros a la segunda, y ésta a su vez debe
someterse a las pautas que el Derecho le fije. El objetivo es lograr que la sociedad como
conjunto sea justa, segura, y que los individuos que la conforman lo interioricen así y se
sientan satisfechos de su sistema. Entonces el Derecho está al servicio de estos fines,
y por ello se mantiene en constante evolución, y siendo la codificación su vehículo de
manifestación más idóneo, es necesario un remozamiento, una actualización, una
adecuación a la realidad actual.
Para algunos autores, la codificación iniciada con el Emperador Justiniano, en su Corpus
Juris Civilis, cuya máxima expresión la constituye el Código Napoléon de 1804, parece
haber llegado a su fin, debido a la revolución y los cambios ideológicos, a la incesante
transformación industrial y la creciente producción en masa. Nosotros no participamos
de estas tesis, pues si bien la tecnología -mediante los soportes electrónicos- viene
sustituyendo al libro, no es totalmente cierto que con ello se produzca la desaparición
de los códigos o cuerpos de leyes sistemáticos.

3. RAZONES QUE MOTIVARON LA REFORMA DEL CODIGO CIVIL DE 1984 Y LA


CREACION DE UNA COMISION REFORMADORA

El presidente de la Comisión de Reforma del Código Civil Peruano, Doctor Jorge Muñiz
Ziches, en el marco del "I Congreso Nacional de Derecho Civil", denominado "Reforma
del Código Civil Peruano" esgrimió los argumentos que determinaron el cambio en la
legislación civil. Según el profesor Muñiz Ziches, las razones que motivaron una reforma
del Código Civil son las siguientes:
a) "Porque desde que se publicó y entró en vigencia el Código Civil, se han producido
diversos avances en la ciencia y en la tecnología como la reproducción humana asistida,
la fecundación in vitro, el proyecto genoma humano, los trasplantes de órganos, la
contratación computarizada, etc.; hechos que ameritan se modifique el Código con la
finalidad de regularlos.

b) Porque se han producido diversas modificaciones parciales a determinadas normas


del Código que traen como consecuencia su modificación y revisión con el objeto de
lograr una adecuación integral del mismo cuerpo normativo.

c) Porque resulta necesario adecuar las normas del Código Civil a la Constitución
Política de 1993, caracterizada por la relativización y flexibilización de los derechos
económicos y sociales, el debilitamiento del Estado en cuanto a su función en la
actividad productiva y el giro de la economía hacía una opción de libre mercado
constitucionalmente exigida y protegida. Igualmente, es imprescindible concordar los
postulados de la Constitución de 1993 con las del Código Civil. Un ejemplo es el artículo
62 de nuestra Carta Política que regula lo que en doctrina se conoce como la "santidad
de los contratos", en contradicción con el artículo 1355 del Código Civil que permite la
intervención del Estado en los contratos.
d) Porque se han detectado una serie de defectos en las figuras e instituciones que
contiene el Código, resultando imperativo enmendar los errores a fin de no perder la
calidad que lo caracteriza.

e) Porque existe la necesidad de regular una serie de contratos modernos, que hoy en
día son de uso frecuente en nuestro país.

f) Porque la nueva tendencia en el Derecho moderno es la Unificación de las reglas del


Derecho Civil y el Derecho Comercial en un solo texto de Derecho Privado. Unificación
que se inició en el Código de 1984, pero que no fue completa. La razón de esta
unificación radica en la imposibilidad teórica y práctica de seguir dividiendo a los actos
jurídicos, obligaciones y contratos en civiles y mercantiles. Por lo tanto, se requiere que
el Código Civil recoja y regule todas las reglas aplicables a los actos civiles y
mercantiles".
Estas fueron las razones que impulsaron al Congreso Constituyente Democrático a
dictar la Ley Nº 26394 el 22 de noviembre de 1994, donde se constituye una Comisión
denominada Comisión Especial Encargada de Elaborar el Anteproyecto de Ley de
Reforma del Código Civil. Originalmente, esta Comisión estuvo compuesta por siete
miembros: cuatro designados por el Poder Legislativo y tres por el Ejecutivo. Los
congresistas designados fueron los Doctores Carlos Torres y Torres Lara, Ricardo
Marcenaro Frers, César Fernández Arce y Roger Cáceres Velásquez, recayendo la
presidencia en el primero de los nombrados. Por el Poder Ejecutivo fueron designaron
los Doctores Fernando Vidal Ramírez, Guillermo Lohmann Luca de Tena y Héctor
Cornejo Chávez.

La mencionada Comisión decidió realizar una reforma parcial del Código Civil,
proponiendo las reformas pertinentes. En esta medida, se empezó a revisar el Primer
Libro del Código Civil y a introducir las reformas necesarias, trabajando
incansablemente hasta que se presentaron las elecciones políticas. Después, sus
miembros ya no fueron convocados.

Según el profesor Carlos Fernández Sessarego, Asesor Técnico de la Comisión,


durante "este período de trabajo se revisó la parte correspondiente al derecho de las
personas naturales".
Posteriormente, el 22 de octubre de 1996, el Congreso de la República publicó la Ley
Nº 26673, modificando y reconstituyendo la Comisión de Reforma del Código Civil,
ampliándose el número de sus miembros. Debían designarse cinco miembros por el
Congreso y ocho por el Poder Ejecutivo. Los Congresistas nombrados originalmente
para esta tarea legislativa fueron los Doctores Jorge Muñiz Ziches, Ricardo Marcenaro
Frers, Luis Delgado Aparicio, Jorge del Castillo y Jorge Avendaño Valdez, asumiendo la
presidencia, desde ese momento hasta la actualidad, el Doctor Jorge Muñiz Ziches. Por
su parte, el Poder Ejecutivo designó a los Doctores Max Arias-Schreiber Pezet, Carlos
Cárdenas Quirós, Manuel de la Puente y Lavalle, Fernando de Trazegnies Granda,
Carlos Fernández Sessarego, Augusto Ferrero Costa, Guillermo Lohmann Luca de
Tena y Fernando Vidal Ramírez.

Durante el funcionamiento de la Comisión, el Doctor Max Arias-Schreiber Pezet renunció


por motivos de salud. No obstante, poco tiempo después fue designado Consultor de la
Comisión, y en su lugar se nombró al Doctor Guillermo Velaochaga Miranda.
Igualmente, el grupo de Congresistas fue modificado, sustituyéndose a los Doctores
Ricardo Marcenaro, Luis Delgado y Jorge del Castillo por los Doctores Oscar Medelius
Rodríguez, Martha Chávez Cossío y Lourdes Flores Nano.

La Comisión de Reforma del Código Civil eligió como presidente Honorario a uno de los
más representativos juristas de nuestro medio, el Doctor Manuel de la Puente y Lavalle.
4. REFORMA PARCIAL DEL CODIGO CIVIL Y METODOLOGIA DE TRABAJO

La vigencia y eficacia del Código Civil de 1984, así como su revisión y posterior reforma,
como lo expresáramos anteriormente, fue planteada desde diversas ópticas.

El 04 de agosto de 1993, en un artículo publicado en el Diario "El Comercio", intitulado


La Libertad de Contratar, el Doctor Manuel Pablo Olaechea Du Bois, cuestionando el
contenido socialista del Código Civil de 1984, sostenía su derogación y el
restablecimiento de la vigencia del Código Civil de 1936. Este hecho generó
innumerables críticas. En todo caso, se inició el debate y, con él, el planteamiento de
diversas teorías.

Posteriormente, se publicaron diversos artículos sobre la necesidad de reformar el


Código Civil de 1984, aunque en esta ocasión desde una perspectiva distinta: unos
propugnaban una reforma total, y otros -la mayoría-una reforma parcial. Un tercer
movimiento era, y sigue siendo, de la opinión de no reformar el Código Civil.

En marzo de 1995, el profesor Alfredo Bullard González, en un artículo publicado en el


diario "El Comercio", sostuvo la tesis de una reforma total del Código Civil de 1984, que
comprendiera la elaboración de un Código que responda a los nuevos tiempos. En
palabras de Bullard, "Lo dicho no significa que compartamos tesis tan arcaicas como
regresar a la vigencia del Código Civil de 1936", pero tampoco de la idea de hacer un
"maquillaje" al Código Civil de 1984 (lo cual únicamente sería "...limitar los cambios a
ajustar uno que otro artículo y a mover puntos y comas, manteniendo el espíritu y la
estructura básica del cuerpo legal vigente").
Numerosos profesores y abogados, tanto en el Diario "El Comercio" como en el Diario
Oficial "El Peruano", han publicado sendos artículos sobre la necesidad de introducir
modificaciones y lograr una mejor sistemática del Código Civil. Estos medios de
comunicación, a su vez, realizaron innumerables entrevistas a juristas y legisladores. Es
de resaltar que entre los juristas y los profesionales nacionales y extranjeros hay
coincidencia en señalar que nuestro Código Civil es un buen Código, considerado como
uno de los más modernos y novedosos de los últimos tiempos.

En este contexto, al plantearse la necesidad de reforma el Código Civil de 1984, la


Comisión encargada de elaborar el anteproyecto de ley de reformas al Código Civil
Peruano, decidió no cambiar la estructura del actual Código, ni reformarlo en su
integridad, sino proponer modificaciones necesarias.
Para ello, la Comisión de Reforma del Código Civil tiene un plazo para cumplir con el
encargo. En este sentido, se ha decidido introducir las modificaciones más urgentes en
el Código Civil, las mismas que permitan actualizarlo y dinamizarlo.
Debemos aclarar que las reformas necesarias y urgentes no constituyen simples
"maquillajes"; menos aun implican deshacerse del Código Civil de 1984 y elaborar uno
nuevo. La decisión de la Comisión de proponer modificaciones necesarias y urgentes al
Código Civil de 1984, con el objeto de dotar a nuestro país de un Código Civil "dinámico,
funcional y eficaz", es unánime. Cuando aludimos a no alterar las estructuras nos
referimos al sistema del Código Civil en cuanto a los Libros que contiene, sin que ello
sea obstáculo para mejorar el contenido de algunas instituciones que en nuestro medio
cumplan una finalidad distinta.

Las instituciones no envejecen, es su contenido el que cambia. A modo de ejemplo,


consideremos el caso del contrato. El contenido y la función del contrato no es el mismo
que el de hace cien o doscientos años, y evidentemente se aleja de manera
considerable a la concepción que de él se tuvo en el Imperio Romano; hoy en día, pues,
el contrato es muy distinto.
Sin embargo, el contrato no ha muerto, como diría Gilmore, ni se encuentra en
decadencia, según palabras de De Buen, son sus principios los que necesitan revisarse.
El contrato no está crisis, como producto de la intervención del Estado en la contratación
y el fenómeno de la contratación masiva; deberíamos decir que se encuentra en proceso
de evolución. No obstante, no es éste el momento ni el lugar para referirnos a esta
institución en términos detallados, pues únicamente hemos hecho referencia a ella a
modo de ejemplo.
En cuanto a la Metodología de Trabajo, a sugerencia de la Presidencia de la Comisión,
se planteó la necesidad de que el trabajo de la Comisión debía descentralizarse y de
esa manera corregirse los errores de las codificaciones pasadas. En este sentido, y de
conformidad con el artículo 2 de la Ley Nro. 26394, se crearon Subcomisiones -
integradas por especialistas en cada una de las materias- para cada uno de los Libros
del Código Civil, incluido el Título Preliminar, las mismas que se encuentran presididas
e integradas por un miembro nato de la Comisión de Reforma. Las Subcomisiones de
la Comisión se vienen reuniendo ininterrumpidamente hasta dos veces por semana
desde que fueron conformadas el 18 de noviembre de 1996. Su labor es presentar al
Pleno de la Comisión las propuestas de reforma a introducirse en cada uno de los libros
del Código Civil, y es el Pleno -integrado por todos los miembros de la Comisión- el que
aprueba las modificaciones planteadas.

Asimismo, la metodología de trabajo adoptada por la Comisión ha considerado incluir el


intercambio escrito de opiniones. Esta técnica consiste en solicitar a cada uno de los
miembros de la Comisión su opinión en forma escrita sobre un determinado punto que
se viene discutiendo en las reuniones plenarias. Esta opinión se distribuye en todos los
miembros con anterioridad a la reunión y, cuando todos se encuentran reunidos, se
discuten las opiniones, los comentarios y/o las sugerencias de los miembros.

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