El pulso es la forma de medir el tiempo en la música, de tal manera que tenemos
una sucesión de diferentes pulsos constantes que generalmente van a la misma velocidad.
La mejor manera para ejemplificar el pulso es compararlo con el tic-tac de un
reloj. El segundero de un reloj es la forma más básica de medición del tiempo. Sabemos que un minuto consta de 60 tic-tac del reloj, es decir, 60 pulsos. De la misma manera que la velocidad con que avanza el segundero de un reloj es invariable, así el músico también debe convertirse en una maquina precisa de medición del tiempo.
El reloj es mecanismo de medición del tiempo.
La diferencia entre la precisión de un reloj y la de un músico, consiste en que el
primero siempre lleva la misma velocidad (60 pulsos por minuto) y el músico debe aprender a medir a diferentes velocidades dependiendo de lo lento o rápido de una obra musical. Hay obras que están escritas para interpretarse a una velocidad de 80 pulsos por minuto y a veces las hay de 120 pulsos o más.
Hay un instrumento mecánico que es capaz de medir pulsos a diferentes
velocidades, por lo que es uno de los mejores aliados del músico. Nos referimos al metrónomo, un aparato de construcción muy similar al sistema de relojería. Con el metrónomo podemos aprender a medir pulsos a diferentes velocidades, por lo que es ampliamente recomendado tener uno de ellos. El metrónomo clásico es mecánico, pero hoy los hay digitales y en aplicaciones móviles (algunos gratuitos), por lo que no te será difícil adquirirlo.
Metrónomo mecánico.
Los pulsos se pueden representar en una o varias líneas de tiempo. Aunque en la
música se acostumbra a utilizar el pentagrama (cinco líneas), del cual hablaremos más adelante, para representar pulsos o sonidos sin altura determinada solo hace falta utilizar una línea de tiempo. En el siguiente ejemplo hemos realizado cuatro líneas del tiempo con cuatro pulsos cada una. En total tenemos 16 pulsos:
Líneas del tiempo con pulsos.
Estos 16 pulsos podrían hacerse a diferentes velocidades, ya sea a la velocidad
de 60 pulsos por minuto como el segundero del reloj, o a 180 pulsos por minuto para triplicar la velocidad. Ello depende del carácter rítmico de cada obra musical.