0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
67 vistas18 páginas
Este documento presenta un resumen del Vía Crucis. En la primera oración, introduce el recuerdo de la Iglesia del viacrucis de Jesús y su crucifixión "por nuestra causa". Las siguientes oraciones ofrecen peticiones por aquellos que sufren durante la pandemia de Covid-19 y piden la guía y protección del Espíritu Santo. El documento concluye con una invitación a dejarse guiar por María en el camino de la cruz.
Este documento presenta un resumen del Vía Crucis. En la primera oración, introduce el recuerdo de la Iglesia del viacrucis de Jesús y su crucifixión "por nuestra causa". Las siguientes oraciones ofrecen peticiones por aquellos que sufren durante la pandemia de Covid-19 y piden la guía y protección del Espíritu Santo. El documento concluye con una invitación a dejarse guiar por María en el camino de la cruz.
Este documento presenta un resumen del Vía Crucis. En la primera oración, introduce el recuerdo de la Iglesia del viacrucis de Jesús y su crucifixión "por nuestra causa". Las siguientes oraciones ofrecen peticiones por aquellos que sufren durante la pandemia de Covid-19 y piden la guía y protección del Espíritu Santo. El documento concluye con una invitación a dejarse guiar por María en el camino de la cruz.
La Iglesia guarda celosamente el recuerdo del viacrucis y, en el
Credo, después de afirmar que el Hijo de Dios «se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre», prosigue «y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado». ¡Por nuestra causa fue crucificado! Al morir, Jesús se ha sumido en la experiencia dramática de la muerte tal como ha sido configurada por nuestros pecados; pero, muriendo, Jesús ha llenado de amor el morir y, por tanto, ha colmado a la muerte de la fuerza opuesta al pecado que la ha generado: Jesús la ha llenado de amor. Por la fe y el bautismo nosotros entramos en contacto con la muerte de Cristo, es decir, con el misterio del amor con el que Cristo la ha vivido y vencido..., y así comienza nuestro viaje de retorno a Dios, un retorno que llegará a su plenitud en el momento de nuestra muerte vivida en Cristo y con Cristo: esto es, en el amor. En el recorrido de la «Vía de la Cruz», déjate llevar de la mano de María: pídele una brizna de su humildad y docilidad, para que el amor de Cristo crucificado entre dentro de ti y reconstruya tu corazón a medida del corazón de Dios. ¡Buena andadura! Amén DEDICATORA DE ESTE VIA CRUCIS La crisis del coronavirus nos hace reflexionar sobre una de las cruces con la que los seres humanos hemos de cargar a lo largo de nuestra vida: la cruz de la enfermedad. En este caso, está trastocando simultáneamente todos los ámbitos de la existencia humana: el personal, el familiar, el social e incluso el mundial. Sumergidos en la angustia y el desconcierto, hemos llegado al tiempo de la Cuaresma y con ella a los viernes en que celebramos nuestros viacrucis, vividos de modo distinto al habitual y, tal vez por ello, más conscientes de lo que es el dolor. Otros años, con el rezo del Vía Crucis acompañábamos a Jesús en su camino de la cruz hasta el Calvario, lugar de su muerte dolorosa y redentora; en este año, vamos a dejarnos acompañar por Jesucristo en nuestro propio camino de cruz. El Vía Crucis trae a nuestra memoria en cada una de las estaciones, esos pasos en los que el dolor nos hace vacilar, y sobre todo en este tiempo de angustia a causa de la pandemia Covid-19, queremos ofrecer a Dios nuestra más humilde penitencia para que sane a nuestro mundo de este virus que nos atormenta desde hace un año y un poco más. En estos momentos juntamos nuestras manos y en actitud de oración y silencio pedimos por el alma de los que ya no están con nosotros a causa de esta enfermedad.
Si con Cristo morimos, con el hemos de vivir. Amén
PRIMERA ESTACIÓN: JESÚS ES CONDENADO A MUERTE TE ADORAMOS CRISTO Y TE BENDECIMOS; QUE POR TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO Escuchemos la Palabra de Dios: "Pilato se lo entregó al pueblo para que lo crucificaran..." (Jn 19,16) OREMOS: Señor, fuiste cautivo por nosotros y recibiste una sentencia de muerte. No te la merecías, pero igual fue ejecutada a pesar de tu inocencia. Hay miles de personas en nuestro mundo que se encuentran un cautiverio debido a esta pandemia Covid-19. Todos ellos también son víctimas inocentes: víctimas de una enfermedad invisible que no puede ser reconocida a primera vista. Te pedimos por aquellos que están en las cárceles y en las prisiones de máxima seguridad, retenciones de inmigración, y por todos los que trabajan en estos lugares para proteger su salud. Te pedimos por todos ellos. Permíteles sentir tu presencia. Cuídalos. Espíritu Santo, dales paz y tranquilidad. Amén SEGUNDA ESTACIÓN: JESÚS CARGA CON LA CRUZ TE ADORAMOS CRISTO Y TE BENDECIMOS; QUE POR TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO Escuchemos la Palabra de Dios: «Jesús salió llevando la cruz, para ir al lugar llamado "De la Calavera o Gólgota». (Jn 19,17) OREMOS: Señor, te fue dada una cruz, una carga pesada llena de dolor, de muerte y del sufrimiento de toda la humanidad. La separación que el pecado nos causó seguramente fue un dolor insoportable con el cual tuviste que cargar. La separación que experimentamos ahora, debido a la muerte, la enfermedad y otras circunstancias sociales por esta pandemia Covid-19 ¿fue acaso parte de la cruz que cargaste? Que dependamos de tu amor siempre. Y que, al cargar tu cruz, nos lleves también sobre tus hombros en estos tiempos de incertidumbre. Cuídanos. Espíritu Santo, enséñanos a aceptar la cruz de esta pandemia, y ayúdanos a seguir adelante. Amén TERCERA ESTACIÓN: JESÚS CAE BAJO EL PESO DE LA CRUZ. TE ADORAMOS CRISTO Y TE BENDECIMOS; QUE POR TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO Escuchemos la Palabra de Dios: «Señor protégeme de los violentos, de quienes tienden trampas para hacerme caer» (Salmo 104,4) OREMOS: Señor, tu caíste bajo el peso de la cruz mientras sufrías el dolor de tus heridas. Tu vía dolorosa fue difícil al punto de hacerte caer de rodillas. El coronavirus ha sido para nosotros algo inesperado que nos ha hecho caer a todos de rodillas: el mundo, nuestra nación, nuestra comunidad… todo para lidiar con algo invisible… una enfermedad que se manifiesta de modo diferente en cada uno. Nación tras nación está cayendo… pero, así como tú no te rendiste, tampoco se rinde la humanidad que tú creaste. Cuídanos. Espíritu Santo, con tu ayuda, que el mundo reciba la fortaleza para combatir de pie esta enfermedad. Amén CUARTA ESTACIÓN: JESÚS ENCUENTRA A SU MADRE. TE ADORAMOS CRISTO Y TE BENDECIMOS; QUE POR TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO Escuchemos la Palabra de Dios: «Simeón le dijo a María: una espada traspasará tu alma» (Lucas 1,34). OREMOS: Señor, amaste a tu madre, y ella a ti. El verte así frágil y débil habrá sido muy difícil para ella. Que todas las familias del mundo, de nuestro país, de nuestra comunidad se unan para ayudarse mutuamente en este tiempo de prueba. Que este tiempo de estar juntos en nuestras casas sea para nosotros un tiempo de bendición. Es la única forma de poder llegar a conocernos unos a otros de una manera más profunda y completa. Cuídanos. Espíritu Santo, ayúdanos a sentirnos cómodos, una vez más, los unos con otros. Amén QUINTA ESTACIÓN: EL CIRINEO AYUDA A JESÚS CONLA CRUZ. TE ADORAMOS CRISTO Y TE BENDECIMOS; QUE POR TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO Escuchemos la Palabra de Dios: «Obligaron a un cierto Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, para que llevara la cruz de Jesús» (Marcos 15, 21). OREMOS: Señor, tu cruz era pesada y cada vez tu paso era más lento. Simón fue elegido para ayudarte. Y tú, humildemente aceptaste su ayuda. Sabemos que en este tiempo de pandemia cada país está tratando de combatir el virus… usando sus propios medios, para poder sanar a los infectados o para distribuir alguna vacuna o medicina de prevención. Oramos por la Organización Internacional de la Salud, los Centros de control de enfermedades, y todos los gobernantes electos para que tomen decisiones para el beneficio de todos evitando la corrupción. Que los líderes de las naciones e instituciones médicas de todo el mundo sepan compartir información mutua, de modo que juntos, bajo la guía del Espíritu Santo, lleguemos a descubrir la forma de combatir la cruz de esta enfermedad. Cuídalos. Que sean instrumento de sanación a través de su servicio. Espíritu Santo, guíalos. Amén SEXTA ESTACIÓN: LA VERÓNICA LIMPIA EL ROSTRO DE JESÚS. TE ADORAMOS CRISTO Y TE BENDECIMOS; QUE POR TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO Escuchemos la Palabra de Dios: (Salmo 27) ¡Escucha, Señor, yo te invoco en alta voz, ¡apiádate de mí y respóndeme! Mi corazón sabe que dijiste: "Busquen mi rostro". Yo busco tu rostro, Señor, no lo apartes de mí. No alejes con ira a tu servidor, tú, que eres mi ayuda; no me dejes ni me abandones, mi Dios y mi salvador. OREMOS: Señor, la sangre y el sudor cubrían tu rostro y tus ojos. Ya no podías ver bien hacia donde ibas. Cuando te limpiaron el rostro con tanta ternura, amor y cuidado, experimentaste un momento de alivio. Buscamos ahora formas de aliviar nuestra ansiedad y el temor que abunda. Te pedimos por nuestros sacerdotes que visitan a los enfermos diariamente, que oran por ellos y que los ungen. Protégelos. Te pedimos también por los trabajadores en los hospitales y clínicas ya que ellos ponen incansables horas de su tiempo y muchas vigilias. Cuídalos. Dales sabiduría. Que todo intento de las naciones para detener el contagio del coronavirus, sea una lección para la comunidad internacional. Cuídanos. Espíritu Santo, ayúdanos a confiar una vez más y a no tener miedo. Amén SEPTIMA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ. TE ADORAMOS CRISTO Y TE BENDECIMOS; QUE POR TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO Escuchemos la Palabra de Dios: "Todos andábamos perdidos como oveja sin pastor, y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes” (Mc 6,34) OREMOS: Señor, la debilidad te vence una vez más y caes nuevamente sobre el peso de la cruz que cargabas por nosotros. Te pedimos por la capacidad limitada de nuestro sistema de salud y por los sistemas de gobierno que no parecen tener la habilidad de lidiar con esta pandemia. Nunca habíamos vivido algo así. Y necesitamos tu ayuda para poder combatir el virus. Somos más fuertes cuando estamos unidos - en vez de andar peleando por minucias de política. Ayúdanos a aceptar nuestras debilidades y a arreglar las diferencias para el bien de la humanidad. Cuídanos. Únenos. Espíritu Santo, inspíranos a dejar las diferencias, y ayúdanos a estar a la altura de las circunstancias para cumplir la labor que nos das aquí en la tierra. Amén OCTAVA ESTACIÓN: JESÚS CONSUELA A LAS HIJAS DE JERUSALÉN. TE ADORAMOS CRISTO Y TE BENDECIMOS; QUE POR TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO Escuchemos la Palabra de Dios: Lo seguían muchos del pueblo y un buen número de mujeres, que se golpeaban el pecho y se lamentaban por él. Pero Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: "¡Hijas de Jerusalén!, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos. (Lc 23,27) OREMOS: Señor, algunas amistades se acercaron a ti cuando más las necesitabas. En estos tiempos de prueba vemos a familias y amigos ayudándose mutuamente. Vemos a amigos y a extraños dándose la mano para proveer el sustento a niños que no tendrán un plato de comida - debido a que los comedores escolares están cerrados. Vemos a doctores y a enfermeras al frente de batalla -todos los días que cuidan de los enfermos sin saber si los pacientes han sido víctimas de la pandemia o de un simple resfrío. Pedimos por todos los familiares de nuestros enfermos para que les des tranquilidad en su preocupación y seguridad en su deseo de cuidar y proteger a sus seres queridos. Cuídalos. Anímalos. Espíritu Santo, dales entendimiento y esperanza. Amén NOVENA ESTACIÓN: JESÚS CAE LA TERCERA VEZ. TE ADORAMOS CRISTO Y TE BENDECIMOS; QUE POR TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO Escuchemos la Palabra de Dios: "Vengan a mi todos los que están afligidos y agobiados y yo los aliviare. Carguen sobre ustedes mi cruz y aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón" (Mt 11,28) OREMOS: Señor, el dolor te consumía de pies a cabeza. Necesitabas de concentración extrema para poner un pie delante del otro. El dolor era tan intenso que caíste una vez más. Nadie podría entender todo lo que te estaba pasando. Para nosotros es difícil entender lo que nos está pasando. ¿Cómo es posible que en estos tiempos modernos un virus tenga al mundo con los nervios de punta? Oramos por aquellos en el mundo que se aprovechan de los demás, acumulando productos y suministros médicos para revenderlos a precios inaccesibles. Esto nos trae pánico, temor e inestabilidad. Cuídanos. Cambia los corazones. Espíritu Santo, hazles ver su culpabilidad para que dejen de tomar ventaja de las circunstancias. Amén DÉCIMA ESTACIÓN: JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS. TE ADORAMOS CRISTO Y TE BENDECIMOS; QUE POR TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO Escuchemos la Palabra de Dios: «Y los soldados echaron suertes para repartiese la ropa de Jesús y ver qué se llevaría cada uno» (Mateo 27,35) OREMOS: Señor, cuando te despojaron de tus vestiduras, se burlaron de ti y te humillaron. Hemos visto a personas siendo humilladas a causa de este virus. Te pedimos perdón por todas las veces que hemos marginado a otros a causa de su cultura, raza, edad o condición social. Somos todos tus hijos. Y debemos tratarnos los unos a otros con dignidad y respeto. Te pedimos de manera especial por quienes en nuestra ciudad son más vulnerables al virus: aquellos que ya lidian con varias enfermedades, los ancianos y las personas con discapacidades. Cuídalos. Fortalécelos. Espíritu Santo, abre nuestros ojos para poder reconocer toda injusticia y todo prejuicio; y danos el coraje para defender a los más necesitados. Amén DÉCIMA PRIMERA ESTACIÓN: JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ. TE ADORAMOS CRISTO Y TE BENDECIMOS; QUE POR TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO
Escuchemos la Palabra de Dios: «Entonces lo crucificaron y con él
crucificaron también a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda» (Marcos 15, 24.27). OREMOS: Señor, al ser crucificado en esa cruz fuiste elevado para recibir la burla y la condenación de todos. El sufrimiento y la muerte lenta poco a poco iban avanzando con cada respiro que dabas. Tu madre nunca te abandonó mientras algunos de tus amigos permanecieron cerca hacienda vigilia. E incluso en pleno dolor, no te olvidaste del ladrón de al lado y le diste el consuelo y la esperanza de la salvación. Nosotros también buscamos consuelo en estos tiempos. Algunos temen el morir a las comodidades de siempre. Oportunidades laborales se han perdido. Hemos olvidado cómo era la vida cotidiana, una vida de normalidad. Buscamos confianza en ti. Tú prometiste jamás dejarnos solos. Que todos entendamos tu promesa y reconozcamos tu presencia. Cuídanos a todos. Unifícanos. Espíritu Santo, que veamos el rostro de Cristo en cada uno. Amén DÉCIMA SEGUNDA ESTACIÓN: JESÚS MUERE EN LA CRUZ. TE ADORAMOS CRISTO Y TE BENDECIMOS; QUE POR TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO Escuchemos la Palabra de Dios: «No hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos...» (Jn15,13) OREMOS: Señor, tu muerte fue un sacrificio muy doloroso. Lo hiciste por todos y cada uno de nosotros. Tu sacrificio fue entrega total, fue un sacrificio completo. Lo hiciste con un corazón humilde y perfecto. Tu muerte nos libró del dolor de la separación eterna que trae el pecado. Te pedimos por todos aquellos en nuestro mundo, nación, región y comunidad que han muerto o sucumbirán a causa del coronavirus. Te pedimos también por el eterno descanso de todos los difuntos. Que, por tu divina misericordia y eterna bondad, descansen en tu regazo. Espíritu Santo, que, al reconocer nuestra dignidad, alcancemos la paz. Amén DÉCIMA TERCERA ESTACIÓN: JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ Y ENTREGADO A SU MADRE. TE ADORAMOS CRISTO Y TE BENDECIMOS; QUE POR TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO Escuchemos la Palabra de Dios: "Al atardecer, llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también se había hecho discípulo de Jesús, y fue a ver a Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Pilato ordenó que se lo entregaran. (Mateo 27, 57-58) OREMOS: Señor, tu cuerpo, al ser bajado de la cruz, fue recibido por los brazos de tu madre. Su dolor, su tristeza y confusión han de haber sido inexplicables. Seguramente incrementaron en ella el temor y la impotencia. Pero ella era una mujer de esperanza. Ella te conocía bien, y te amaba tanto, que su corazón solo podía estar lleno de esperanza. En estos tiempos en los que vemos a muchos enfermos a causa de este virus, lloramos desesperados por aquellos que enferman y mueren. Nosotros también vivimos en tristeza y confusión, en temor e impotencia. Contemplamos a tu madre, nuestra Santísima Madre, como modelo de esperanza mientras miramos la incertidumbre del futuro, cara a cara. Cuídanos. Santa María, madre nuestra, ruega por nosotros. Espíritu Santo, ayúdanos a encontrar esperanza en esta oscuridad, porque sabemos que tú nunca nos abandonas… especialmente en estos tiempos de gran necesidad. Amen DÉCIMA CUARTA ESTACIÓN: JESÚS ES PUESTO EN EL SEPULCRO. TE ADORAMOS CRISTO Y TE BENDECIMOS; QUE POR TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO Escuchemos la Palabra de Dios: «José de Arimatea tomó el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana de lino limpia y lo puso en un sepulcro nuevo» (Mateo 27, 58-59). OREMOS: Señor, tu cuerpo fue sepultado de manos de tu madre en una tumba nueva para que encuentres descanso. Ese momento fue de total separación para ti y para ella. Te pedimos por aquellos en nuestro mundo, nación, región y comunidad que ya se sienten o se sentirán aislados a causa de esta pandemia. Cuídalos en su soledad. Nos dicen que debemos aislarnos los unos de los otros por medio del distanciamiento social. Nos separamos de aquellos que están enfermos. Nos quedamos en nuestras casas por el temor de sacrificar nuestra seguridad. Se nos dice que nos alberguemos en nuestros nidos como la única forma de controlar a este virus. Esta separación nos da temor y nos deja solos. Pero este tiempo también es una oportunidad para sanarnos interiormente. Te pedimos por los que no tienen techo, por aquellos que no tienen a nadie que los cuide, por los que no tienen un hogar. Te pedimos por los que trabajan en albergues de emergencia… y también por los que sienten la completa separación del mundo por medio de la muerte. Espíritu Santo, muéstranos tu presencia especialmente cuando nos sentimos solos. Amén DÉCIMA QUINTA ESTACIÓN: “JESÚS RESUCITA DE ENTRE LOS MUERTOS” TE ADORAMOS CRISTO Y TE BENDECIMOS; QUE POR TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO
Escuchemos la Palabra de Dios: “El primer día de la semana, muy de mañana,
fueron al sepulcro María Magdalena y la otra María. Al entrar, vieron a un joven vestido de blanco y se asustaron. Pero él les dijo: “No os asustéis. ¿Buscáis a Jesús nazareno, el crucificado? No está aquí. Ha resucitado. Mirad el lugar donde lo pusieron. Id a decir a sus discípulos y a Pedro, que irá delante de vosotros a Galilea; allí lo veréis, como os había dicho” (Mc.16, 2-7) OREMOS: Señor, la humanidad no habría podido imaginar la alegría y las maravillas que nos otorgarías a través de tu resurrección de entre los muertos. Eres un Dios de lo inesperado. Ayúdanos a entendernos mejor los unos a los otros. Ayúdanos también a ver que durante este tiempo de sufrimiento tú no nos has abandonado… ¡que has escuchado nuestras plegarias y nuestros gritos!... que nos has guiado con amor y que nos has acompañado en nuestro propio Vía Crucis. Tu resurrección nos da esperanza y nos abre horizontes. Te pedimos por nuestro Santo Padre, el Papa Francisco, por nuestro Obispo, nuestros sacerdotes y todos los que cooperan en algún ministerio de tu iglesia universal y local. Todos caminamos juntos en la incertidumbre de esta pasión. Que en el futuro nos podamos volver a ver, de modo que, reunidos como Iglesia, podamos irradiar al mundo con tu luz… esa luz que se nos aproxima más y más al final de este túnel de sombras. Cuídanos. Espíritu Santo, anima nuestra fe y no permitas que nos rindamos. Amén ORACION FINAL: 1. (ELABORADA POR EL ESTUDIANTE) 2. PADE NUESTRO 3. AVE MARIA 4. ORACIÓN A SANTA TERESA 5. “ESTUVIMOS REUNIDOS EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPIRITÚ SANTO, AMÉN”