PANDEMIA DE COVID-19 EN PERÚ Iniciada la epidemia global en el año 2020 las teleconsultas dentro del sistema de salud mental ocuparon gran protagonismo, siendo esta medida ya promovida desde los años 60 en los Estados Unidos dentro del campo del tratamiento psiquiátrico, tras la aparición del virus se promovieron en alta medida las tecnologías de información en diversas partes del mundo, siendo la nuestra aquella que contaba con mayor desventaja dado que contaba con un sistema de salud muy accidentado pero con proyectos que buscaban la mejora y prestación de servicio al ciudadano. Las consecuencias del confinamiento golpearon diversas áreas de la sociedad entre ellas la económica y psicosociales sobretodo en poblaciones vulnerables. Por tal motivo, se brindaron las capacitaciones virtuales a todo el personal de salud relacionados a la COVID-19 de forma que lograrían establecer un protocolo y flujograma adaptado a una realidad virtualizada que tenía como objetivo no dejar de atender las necesidades de los usuarios. Si bien existía desde el 2018 una implementación de telesalud que desarrollaría asesorías profesionales al personal de zonas rurales de modo que logren un diagnóstico y manejo de casos, se resalta que pese a las limitantes de aquel entonces siempre se buscó proteger los datos confidencialmente de los pacientes que accedían al servicio de salud mental del HHV, dentro de los logros que se obtuvieron detrás de una organización netamente a través de las teleconsultas alcanzaron un total de 75398 de atenciones virtuales en el rango de marzo a diciembre durante el primer año de pandemia siendo en Lima quienes se obtuvo un aproximado de 89,7% y sumado en otras regiones del país también. Al encontrarse interrumpido el proceso de atenciones presenciales implementaron un sistema intranet del HHV que previo a pandemia registraba los diagnósticos que tuvieron que someterse a modificaciones para amplificar las alternativas que busquen la mejora de las interconsultas asimismo se registraron las medicaciones psiquiátricas de los pacientes que fueron dirigidos a diversos grupos etarios y a ello se sumaba que no solo se limitaba a las atenciones sino también a la prestación de las terapias de seguimiento en los casos que lo requerían. Otro aspecto que amerita el reconocimiento es que permitió la constante telecapacitación de las ponencias y jornadas que incluían cursos remotos todas enfocadas a mejorar las atenciones en salud mental dentro de un contexto de COVID-19 asimismo ello se compartió a la comunidad que seguía en redes sociales al HHV. Todo ello impulsó a reflexionar que es realmente necesario que el sistema de salud cuente con un plan de contingencia para brindar atenciones seguras en primeros auxilios psicológicos para brindar la contención socioemocional a la población, pese a toda la realidad nunca se interrumpió los tratamientos psiquiátricos, psicoterapéuticos y de rehabilitación en el HHV. Algo que no se debe perder de vista es que el sistema de telesalud llegó y se quedará instaurado en el sistema de salud en el Perú, dado que la atención viene centrándose en la instauración de muchos más CSMC; de otro lado, se invita a la reflexión debido a la escasez de personal de salud mental y a la inequidad de oportunidades a los que fueron expuestos en medio de la coyuntura critica que atravesaba el país. Finalmente, todo ello invita a que se deben seguir mejorando las prácticas dentro del campo de la telesalud en nuestro país, un sistema en el que están involucrados no solos los relacionados a salud sino de otros campos profesionales que permitirán un trabajo integral puesto al servicio del crecimiento y promoción de la salud mental.