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ARMADURA DE DIOS
Las Escrituras enseñan que debemos ponernos “toda la armadura” de Dios
(véanse Efesios 6:11–18 y D. y C. 27:15–18). Estudiar las Escrituras y orar es
como ponernos una armadura que nos mantiene a salvo.
¿Qué puedes hacer cada día para mantener tu espíritu a salvo y feliz?
El yelmo de la salvación
El yelmo protege la cabeza. Mantenemos nuestra mente a salvo cuando
seguimos a Jesús y hacemos lo que Él desea que hagamos.
El escudo de la fe
La fe en Jesucristo es como un escudo de protección. Cuando creemos en
Jesús y tratamos de ser como Él, podemos tomar buenas decisiones, aunque
las cosas sean difíciles.
El cinturón de la verdad
Un ceñidor es un cinturón que se usa para proteger el cuerpo del soldado.
Saber la verdad nos protege. El Evangelio es verdadero, y vivir el Evangelio
nos hace fuertes.
La coraza de la rectitud
La coraza protege el corazón. Cuando amamos a Dios con todo el corazón,
procuramos guardar Sus mandamientos. Cuando hacemos lo correcto, somos
bendecidos.
El calzado de la preparación de la paz
El calzado protege los pies. Tratamos de seguir los pasos de Jesucristo para
poder vivir con Él algún día.
La espada del Espíritu
La espada ayuda a luchar contra el mal. El Espíritu nos ayuda cuando nos
enfrentamos a cosas malas o difíciles. Escuchar al Espíritu nos ayuda a
mantenernos a salvo.
JUAN (3)
Jesús dice a Nicodemo que los hombres deben nacer de nuevo — De tal
manera amó Dios al mundo que dio a Su Hijo Unigénito para salvar a los
hombres — Juan el Bautista testifica que todo aquel que cree en el Hijo tiene
vida eterna.
1 Y había un hombre de los fariseos que se llamaba a Nicodemo, un principal
entre los judíos.
2 Este vino a Jesús de noche y le dijo: Rabí, sabemos que eres maestro que ha
venido de Dios, porque nadie puede hacer estos milagros que tú haces si no
está a Dios con él.
3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo que el que no a naciere
de nuevo no puede ver el reino de Dios.
4 Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede el hombre nacer siendo viejo? ¿Acaso
puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer?
5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo que el que no a naciere de agua
y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.
6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu,
espíritu es.
7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.
8 El aviento sopla por donde quiere, y oyes su sonido; pero no sabes de dónde
viene ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.
9 Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto?
10 Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel y no sabes esto?
11 De cierto, de cierto te digo que de lo que sabemos, hablamos, y de lo que
hemos visto, testificamos; pero no recibís nuestro testimonio.
12 Si os he dicho cosas terrenales y no creéis, ¿cómo creeréis si os digo las
celestiales?
13 Y nadie ha subido al cielo sino el que descendió del cielo, el hijo del Hombre
que está en el cielo.
14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el
Hijo del Hombre sea levantado,
15 para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna.
16 Porque de tal manera amó a Dios al mundo que ha dado a su Hijo
Unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida
eterna.
17 Porque no a envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino
para que el mundo sea salvo por él.
18 El que en él cree no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido
condenado, porque no ha creído en el a nombre del unigénito Hijo de Dios.
19 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, pero los hombres
amaron más las tinieblas que la luz, porque sus cobras eran malas.
20 Pues todo aquel que hace lo malo aborrece la luz y no viene a la luz, para
que sus obras no sean reprendidas.
21 Pero el que vive conforme a la verdad viene a la luz, para que se ponga de
manifiesto que sus obras son hechas en Dios.
22 Después de esto, vino Jesús con sus discípulos a la tierra de Judea; y
estaba allí con ellos y a bautizaba.
23 Y Juan bautizaba también en Enón, junto a Salim, porque había allí muchas
aguas; y venían y eran bautizados,
24 porque Juan aún no había sido puesto en la cárcel.
25 Entonces hubo una discusión entre los discípulos de Juan y los judíos
acerca de la purificación.
26 Y vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, el que estaba contigo al otro lado del
Jordán, del que tú diste testimonio, he aquí bautiza, ay todos van a él.
27 Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada si no le fuere dado
del cielo.
28 Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que
he sido enviado delante de él.
29 El que tiene a la novia es el novio; mas el amigo del novio, que está de pie y
le oye, se goza grandemente de la voz del novio; así pues, este, mi gozo, ha
sido cumplido.
30 Es necesario que él crezca, y que yo mengüe.
31 El que viene de arriba está sobre todos; el que es de la tierra es terrenal y
habla cosas terrenales; el que viene del cielo está sobre todos.
32 Y testifica de lo que vio y oyó, pero nadie recibe su testimonio.
33 El que ha recibido su testimonio atestigua que Dios es veraz.
34 Porque el que Dios envió habla las palabras de Dios, pues Dios no da el
Espíritu por medida.
35 El Padre ama al Hijo y ha puesto todas las cosas en sus manos.
36 El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no cree en el Hijo no
verá la vida, sino que la dirá de Dios está sobre él.
HISTORIA DE LA MUJER SAMARITANA
JESÚS se ha detenido a descansar cerca de un pozo en Samaria. Sus
discípulos se han ido al pueblo a comprar alimentos. La mujer con quien Jesús
habla ha venido a sacar agua. Él le dice: ‘Dame de beber.’
Esto sorprende mucho a la mujer. ¿Sabes por qué? Jesús es judío, y ella es
samaritana. Y a la mayoría de los judíos les desagradan los samaritanos. ¡Ni
les hablan! Pero Jesús ama a gente de toda clase. Él le dice: ‘Si supieras quién
te pide de beber, tú le pedirías, y él te daría agua que da vida.’
‘Señor,’ dice la mujer, ‘¡dame esta agua! Entonces no tendré sed nunca más. Y
jamás tendré que venir aquí para conseguir agua.’
La mujer cree que Jesús está hablando de agua verdadera. Pero él está
hablando sobre la verdad acerca de Dios y su reino, que es como agua que da
vida. Puede dar vida eterna.
Jesús ahora le dice a la mujer: ‘Ve y llama a tu esposo y vuelve acá.’
‘Yo no tengo esposo,’ dice ella.
‘Contestaste bien,’ dice Jesús, ‘Pero has tenido cinco esposos, y el hombre con
el cual estás viviendo ahora no es tu esposo.’
La mujer se sorprende, porque todo esto es verdad. ¿Cómo sabía estas cosas
Jesús? Sí, es porque Jesús es el Prometido dado por Dios, enviado por él, y
Dios le da esta información. Ahora los discípulos de Jesús regresan, y les
sorprende que él esté hablando con una samaritana.
¿Qué aprendemos de todo esto? Que Jesús es bondadoso con gente de toda
raza. Nosotros debemos ser así; no debemos pensar que alguien sea malo
solo por su raza. Jesús quiere que toda la gente conozca la verdad que lleva a
vida eterna. Y nosotros debemos querer ayudar a la gente a aprenderla.
LA DIVISION DEL REINO
Recordemos que el Reino fue iniciado con Saúl, quien unificó el Reino; luego
vino David, quien lo expandió a través de conquistas.
Luego vino Salomón, que construyó cosas muy importantes, principalmente el
Templo. Pero las construcciones las hizo financiándolas con impuestos al
pueblo, tomó sus tierras y usó a sus hijos.
¿A qué recuerda este problema que se presenta con Salomón?
Esto fue lo que profetizó Samuel cuando Israel pidió un rey:
1ª Sam 8, 11-18
"11. Les dijo: «Miren lo que les va a exigir su rey: les tomará a sus hijos y los
destinará a su carro y a sus caballos, o también los hará correr delante de su
propio carro;
12. los empleará como jefes de mil y como jefes de cincuenta; los hará labrar y
cosechar sus tierras; los hará fabricar sus armas y los aperos de sus caballos;
13. les tomará sus hijas para peluqueras, cocineras y panaderas;
14. a ustedes les tomará sus campos, sus viñas y sus mejores olivares y se los
dará a sus oficiales;
15. les tomará la décima parte de sus sembrados y de sus viñas para sus
funcionarios y servidores;
16. les tomará sus sirvientes, sus mejores bueyes y burros y los hará trabajar
para él,
17. a ustedes les sacará la décima parte de sus rebaños y ustedes mismos
serán sus esclavos.
18. Ese día se lamentarán del rey que hayan elegido, pero Yavé ya no les
responderá.»"
Salomón termina su reinado muy mal, pues, aunque fue un hombre de
sabiduría excepcional, hacia el final se convirtió en idólatra.
¿Qué hace Yavé con Salomón?
Entonces Yavé dijo a Salomón: «No has guardado mi Alianza, ni los preceptos
que te había ordenado. Por esto te quitaré una parte de tu reino y se la daré a
un servidor tuyo. Sólo que, en atención a David, tu padre, no te lo quitaré
mientras tú vivas, sino que lo arrancaré de manos de tu hijo. Además no le
quitaré todo el reino, sino que le dejaré una tribu en atención a David, mi siervo,
y a Jerusalén, la ciudad que elegí para mí.» (1ª Rey 11, 11-13)
4. ¿Cómo leer este período de la Biblia que trata de la División del Reino?
Este es el período más oscuro de la historia de Israel, por lo que significa que
el Reino se divida, pero también se torna oscuro y confuso para el lector de la
Biblia.
Hasta ahora la narración de la historia ha sido directa en una sola línea. Pero a
partir de este momento se divide la narración y hay una doble narración. La
Biblia comienza a hablarnos del Reino del Norte y del Reino del Sur.
CONCLUSION