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RESUMEN ORTEGA.

(Entre paréntesis cosas que añado yo para que vaciléis si os da tiempo y os acordáis. Se
marca la diferencia).
Como hemos comentado, la primera certeza que entra Descartes es la de su propia
existencia: sé que existo y es imposible dudar de esa afirmación. Para él, el yo es puro
pensamiento, dejando fuera el cuerpo con sus deseos, exigencias y servidumbres, una
visión distinta a lo que habitualmente conocemos por “yo”. La visión de Ortega y Gasset
afirma también el yo, pero como dice en Meditaciones sobre el Quijote, yo soy yo y mis
circunstancias, y si no la salvo a ella, no me salvo yo. Un yo, por tanto, circunstancial.
Por ello, Descartes y Ortega representan una clara oposición, aunque también algunas
tienen similitudes.
Actualmente, la crítica a la razón abstracta y al sujeto abstracto que representa el
racionalismo tiene su origen en planteamientos como el psicoanálisis. Si para Ortega la
razón era una isla rodeada por un mar de irracionalidad, para Freud el yo, la esfera
consciente, se sustenta sobre otra más oscura y profunda a la que llama inconsciente y
escapa a la razón. Comentar eso nos sirve para reconocer que el hombre no es solo razón,
sino mucho más: sentimientos, deseos emociones. Hay una esfera afectiva que no se
puede despreciar; la razón es una facultad humana, muy importante, pero no puede estar
separada de las demás. La razón debe integrarse en la vida (planteamiento que
comparten Ortega y Nietzsche). La separación que pretende el racionalismo entre la razón
y las circunstancias personales, sociales e históricas condena al ser humano a no
entenderse, a no saber cuál es la función que le toca realizar. Así pues, desde el
racionalismo tenemos una razón limitada, que no es capaz de recoger la riqueza y la
variedad de las circunstancias. Su alcance también es limitado, no universal como
planteaba Descartes. Para las ciencias que limitan con precisión su campo de análisis
sirve, pero en lo referente a lo humano este concepto de razón es insuficiente.
Para Ortega no existe un sujeto universal como cree Descartes y comparte el
racionalismo. El sujeto no puede separarse de la vida. Para Ortega no hay un sujeto
universal, sino un sujeto histórico. Eso no significa que el sujeto sea irracional, sino que,
más bien, deberíamos hablar de un raciovitalismo. La vida es la realidad fundamental y
la razón ha de estar enraizada a la vida, ha de ser vital. A día de hoy se ha destapado
como afortunada la defensa de la inteligencia emocional en el campo de la psicología;
defensa que encontramos en escritos de Ortega de hace más de 70 años
Ortega, como podemos ver, se opuso a la sustancialidad del yo y a la posición
esencialista del cartesianismo. El yo no es una sustancia, sino que es proyecto, es destino;
una realidad abierta que se tiene que hacer y está sometida al devenir. Por eso nos dice
que el ser humano no tiene naturaleza, sino que tiene historia. No está hecho, sino
abierto en forma de proyecto. (Planteamiento similar al de Heidegger, pues para este el
Dasein es un poder-ser abierto a sus posibilidades).
Además, la verdad no puede ser pura evidencia racional, sino que es fruto también
de las circunstancias personales y sociales: de ahí que proponga el perspectivismo.
Ortega escribe en Verdad y perspectiva que todo hombre tiene una perspectiva que le
permite ver una verdad parcial pues, al ser el yo circunstancial, ningún humano puede
acceder a toda la verdad: la intersubjetividad y el diálogo se imponen. Solo con la
participación de todos se podrá llegar a una verdad intersubjetiva. Esto no significa que
no exista la verdad, más bien que la realidad se fragmenta en partes y nosotros solo
conocemos una perspectiva. Ortega pone el ejemplo de la Sierra de Guadarrama: tanto él
como un hombre de Segovia ven la misma sierra, pero la ven desde distinta perspectiva,
y la mía no es superior a la suya y viceversa. Asimismo, en el mundo de la ciencia se ha
producido un retorno al papel del observador en el seno de la mecánica cuántica y en la
discusión entre Einstein, y Bohr y Heisenberg, o el de una ciencia perspectivista como
reconocía Prigogine.
En definitiva, el raciovitalismo de Ortega es un intento de superar la crisis de la
modernidad. Descartes le concede un grado de superioridad demasiado radical a la razón,
pues para Ortega, antes de pensar hay que vivir. La vida es más profunda y radical
que el pensamiento. El modelo del raciovitalismo está, por tanto, basado en la
perspectiva y la circunstancia. La razón no puede ser ahistórica, atemporal y pura, sino
que debe ser vital. Por ello, la verdad no puede consistir en una evidencia racional, sino
que es perspectiva desde las circunstancias del sujeto individual. Yo soy yo y mis
circunstancias: nuestra racionalidad siempre se encuentra inmersa en circunstancias
personales, sociales y culturales. La perspectiva a su vez es individual y colectiva, pues
incluye también la época y la generación en la que el sujeto vive. A su vez, el racionalismo
cartesiano hace pasar la realidad, mediante el análisis de yo y de sus ideas, como una
construcción del sujeto. Para Ortega ni el mundo es una construcción del sujeto, ni el
sujeto es independiente del mundo: más bien el sujeto se constituye en su ocuparse del
mundo, actuar y vivir en él.
Respecto a las similitudes, ambos conceden una importancia enorme al papel de
la subjetividad y el sujeto, y ninguno pierde de vista el papel de la razón, aunque difieran
en la radicalidad e importancia de esta.

CUADRO RESUMEN.

DIFERENCIAS
DESCARTES ORTEGA Y GASSET
Respecto al conocimiento Racionalismo. Raciovitalismo, arraigado
en la vida.
Respecto a la razón Pura y abstracta Vital, sujeta a las
circunstancias
Respecto a la verdad Evidencia clara y distinta Perspectiva
Respecto al yo Res cogitans, su naturaleza No tiene naturaleza sino
es pensar. historia: abierto siempre,
circunstancial.
SIMILITUDES
Importancia de la subjetividad y el sujeto. Ambos analizan el yo pese a sus diferencias.

El papel de la razón. Ambos le confieren un papel, aunque difieran en su radicalidad.

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