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El 24 de noviembre, el presidente Daniel Noboa tomó la decisión de eliminar la Tabla

de Consumo de Drogas en Ecuador mediante un decreto, desatando un intenso


debate sobre las implicaciones de esta medida. La tabla, creada en 2013 durante el
gobierno de Rafael Correa, tenía como objetivo diferenciar a consumidores de
traficantes de drogas, pero su existencia fue cuestionada por diversos sectores.

La tabla establecía gramajes máximos permitidos para los consumidores sin ser
considerados traficantes. Noboa, al eliminarla, también instó al Ministerio del Interior
y Salud a desarrollar programas integrales de información, prevención, control,
tratamiento y rehabilitación para consumidores.

Sin embargo, voces críticas, como el abogado penalista Kleber Siguencia, advierten
que la derogación sin un enfoque colaborativo y reformas legales podría perjudicar a
los consumidores al procesarlos como delincuentes, careciendo de mecanismos
para diferenciarlos de traficantes.

La doctora Julieta Sagnay, experta en adicciones, respalda la eliminación pero


destaca la necesidad de políticas públicas sólidas y nuevos mecanismos para
detectar de manera efectiva a quienes venden drogas. La preocupación se centra en
la interpretación deficiente de la normativa por parte de los operadores de justicia,
que ha llevado a la confusión entre consumidores y traficantes.

La decisión de Noboa se basa en la visión de que la tabla fomentaba el microtráfico


y creaba una generación de niños adictos. Aunque la tabla fue creada en 2013, hubo
intentos previos de eliminarla, incluso por el expresidente Guillermo Lasso, quien
prometió hacerlo desde su campaña en 2017, pero no lo logró durante su mandato.

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