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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DEL MAGISTERIO


SAMUEL ROBINSÓN
U.E. PRESBITERIO CRISPÍN PÉREZ
PNF- LICENCIATURA EN EDUCACIÓN MENCIÓN BIOLOGÍA
TOCUYITO – MUNICIPIO LIBERTADOR
EDO. CARABOBO

Pedagogía Robinsoniana.

Docente Facilitador Realizado Por:


Belinda Rivera Niannilly Olivero
Yadecxy Moreno
Mailyn Padilla
Neivys González
Luis Torrealba
Omar Pérez

Tocuyito, Marzo del 2024


20 de septiembre de 2014

ÍNDICE

CONTENIDO PAG

¿Dónde está tu escuela Maestro Rodríguez……………………................... 03

Simón Rodríguez, su visión educativa y legado…..…………………….. 05

Enseñanzas de un Maestro para maestros..…………………………..... 08

Actualidad educativa y pensamiento Robinsoniano………………….... 11

Referencias bibliográficas ……………………………………………………… 14

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El modelo educativo de un país responde siempre a un proyecto político y
económico. Por eso la educación puede ser un instrumento de dominación
social o una herramienta política de liberación.
Simón Rodríguez

Desde la antigüedad, la educación ha sido considerada como un importante


instrumento en la configuración del ser humano, para hacer de él un ser mejor y
más pleno. Sin embargo, y sin olvidar este rasgo de la educación, a lo largo de la
historia ha ido cambiando su función y significado, en relación al momento
histórico de las sociedades humanas.

De allí que, tomando en cuenta el momento histórico que vive el país, podría
definirse la educación, como un proceso de emancipación o liberación del ser
humano. De esta misma definición se podría inferir, el papel que la educación
debería jugar dentro del contexto social, la de servir de medio de liberación del
sujeto, tal como ha venido sucediendo en el continente Suramericano y en
especial en Venezuela a lo largo de su historia.

En los tres primeros siglos de nuestro país, se inició el proceso de gestación de


una nueva nacionalidad, en la cual se fueron mezclando el indio conquistado y
casi extinguido por una feroz dominación, el negro africano forzado a venir en
condiciones de esclavitud, y el español conquistador esclavista. En el marco de
esta situación signada por grandes contradicciones, causante de todo tipo de
injusticias; se fue consolidando un pensamiento libertario y un sentimiento
patriótico en las mentes de grandes personajes que por su importancia y
significación para el campo de la educación, constituyen un verdadero impulso
hacia la libertad, con una visión que, desde una perspectiva humanista y dentro de
la mejor tradición filosófica, enfatiza el papel central del hombre y de las múltiples
posibilidades que tiene de realizarse íntegramente como ser humano.

Entre estos grandes pensadores destacan las ideas del maestro Don Simón
Rodríguez, maestro de maestro que con gran determinación plantea cambiar el

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orden social que ahogaba la naciente República, levantando como objetivos
fundamentales las ideas de libertad, justicia y felicidad para un pueblo abatido por
tantos años de tiranía. En este orden de ideas, propone poner fin a tantos años de
sufrimientos impuestos por el poder de una casta opuesta tercamente al progreso.
Situación que acondicionó el nacimiento de las aspiraciones de cambio, con sus
correspondientes ideas educativas para lograrlo.

Es así como surge la educación liberadora como instrumento político, capaz


de fomentar y estimular una conciencia crítica en la persona para que, como
ciudadano libre y responsable, pueda incidir la búsqueda de la transformación de
su entorno para hacer de este, el ámbito propio e ideal donde pueda realizarse
plenamente. Tomando en cuenta la educación no como hecho aislado sino como
parte de un contexto y que sólo se educa en sociedad. Ya que en sociedad
recibimos una cultura histórica que nos transforma y que es transformada en un
verdadero proceso liberador.

Las ideas de Rodríguez se proyectan en la historia social, política y económica


de nuestro país, planteando la necesidad y las virtudes de la escuela,
estableciendo claramente el nexo que la une a la sociedad. Para él, la escuela no
va a ser sino el medio para enseñar a la gente a mejorar sus condiciones de vida;
a valerse por sí mismo y a ser útiles a otros, para realizarse ellos y realizar el país,
superando la segregación. Aquí cabe preguntar: ¿La educación actual nos
conduce a cumplir estas metas? ¿Es la escuela de hoy la soñada por el Maestro
Simón?

En el marco de esta reflexión vamos al encuentro del ideario educativo de


Simón Rodríguez. Ideas que por su significación se han proyectado más allá del
tiempo finito de su creador; como precursor de una educación popular que
superara los prejuicios de castas, que se fundamentaban en la discriminación
racial y la exclusión.

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SIMÓN RODRÍGUEZ, SU VISIÓN EDUCATIVA Y LEGADO

Este ilustre venezolano nace en Caracas el 28 de octubre de 1769. Fue uno de


los intelectuales americanos más importantes de su tiempo, destacando por su
profundo conocimiento de la sociedad hispanoamericana. Una de las cualidades
más sobresalientes de su personalidad universal fueron sus revolucionarios
aportes a la educación popular, considerando el marco social y político que
prevalecía en el brutal régimen colonial.

Simón Rodríguez, se va a empeñar en producir una visión distinta de la


educación, toma como punto de partida la creación de las bases teóricas y
prácticas de una educación popular que fuese capaz de producir luces y virtudes
sociales. Es uno de los hombres que más influyó en la formación de las ideas de
la recia personalidad del estadista Simón Bolívar, de quien tuvo la dicha de ser
maestro y mentor. También lo calificaban de loco, don o maestro, debido a sus
apasionados ideales de pensar y enseñar en libertad plena, caracterizaciones que
influyeron notablemente en la educación de Bolívar y que posteriormente lo
llevaron a transformarse en el Libertador de cinco Repúblicas Americanas:
Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. Hecho con el cual se encuentra
profundamente involucrado Simón Rodríguez, por su empeño en despertar en su
aprendiz la conciencia por la educación popular, el amor a la libertad que entraña
responsabilidad, así como el verdadero significado de la política, a la que
considera el medio para materializar el bien común.

La personalidad de este ilustre personaje se forjó enfrentando los prejuicios


raciales de su época, contraponiéndose a los dogmas religiosos que imponían la
iglesia católica en la educación: denunciando los privilegios políticos y sociales
que se oponían al cambio de la situación colonial, principal generadora de los
desajustes presentes en el seno de la sociedad venezolana. Para lograr sus
elevados propósitos Rodríguez, pensaba en la fuerza creadora de la educación, al
afirmar: "Para tener República hay que comenzar por hacerlos republicanos, por
formar pueblo, por crear una mentalidad, vamos a formar ciudadanos de un país

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en crecimiento, vamos a convertirlos en la gente capaz de realizar esa República,
en la escuela".

La vida de Don Simón estuvo conducida por ideas revolucionarias; gracias a su


estadía por el viejo continente que le permitió dominar diversos idiomas entre
ellos, el italiano, el portugués, el francés y el alemán. Nutre sus ideas pedagógicas
del pensamiento de Juan Jacobo Rousseau y se desempeña como maestro de
primeras letras al servicio de la Municipalidad de Caracas, donde ensaya cambiar
aquella educación sin sentido para la vida, de práctica tradicional y aburrida para
los estudiantes. Con éste fin propone un plan de reforma para la escuela de
Primeras Letras al Cabildo de Caracas, donde bosqueja todo su proyecto de
renovación al sistema de enseñanza existente, orientándolo a la preparación del
ánimo de los niños para hacerlos capaces de todas las empresas, y de ésta
manera, puedan incorporarse a la plenitud de la vida social. Para que esto sea
posible plantea que los hombres y mujeres deben prepararse al goce de la
ciudadanía, con cuatro especies de conocimientos que han de recibir en su
primera y segunda edad:

1.- Instrucción social, para hacer una nación prudente


2.- Instrucción corporal, para hacerla fuerte
3.- Instrucción técnica, para hacerla experta
4.- Instrucción científica, para hacerla pensadora.

Anterior a los planteamientos de Simón Rodríguez, no había existido un


señalamiento coherente y crítico, sobre los males que aquejaban a la educación
como una de las más nefastas herencias que dejaría la colonización en
Venezuela. En su informe sobre la instrucción Pública, escrito en 1.794, sus ideas
abarcan la totalidad de los defectos analizados sistemáticamente, como
deformaciones presentes en la enseñanza, sustentadas por una doctrina liberal,
sin perder el sello de su recia personalidad.

Sus ideas pedagógicas se basan en una innovadora concepción psicológica del


comportamiento del aprendiz en sus etapas iniciales y en su firme disposición de

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trabajar por una educación popular, al considerar la educación como el camino
más amplio para guiar al hombre al disfrute de su libertad poniendo fin a los largos
años de discriminación, al hacer de la enseñanza un patrimonio común a todos los
ciudadanos de una República formada por hombres libres. Estos aportes de
Simón Rodríguez, constituirán la base teórico del que carece la escuela para
orientar la educación integral del niño. En sus lineamientos encontramos los
fundamentos que en el futuro servirían de soporte a la educación moderna.

En su pensamiento está presente la idea de una escuela que tiene como


propósito fundamental, formar hombres y mujeres para una mejor sociedad, con
una vida más digna. Es por ello que propone con gran énfasis, la extensión de la
enseñanza a todas las personas que por su origen social y económico, habían
sido excluidos: los negros, indios y pardos; propone formar artesanos y hombres
útiles.

Ya en su pensamiento se evidencia la idea de pasar de la antigua educación


colonial, basada en viejos textos con ausencia total de realismo; a la del estudio
de nuestra rica naturaleza, de forma directa por medio de viajes y experiencias.
Para darle fuerza a sus postulados, transformaba su cuerpo en una viva lección de
anatomía; su enseñanza se interesaba más en lo que el ojo puede ver, la mano
palpar y el hombre formar dentro de sí mismo, aferrado al principio de libertad. Él
comprendió, que el problema fundamental de su patria, era la carencia de una
educación republicana, su plan de educación popular y de igualdad social, era por
demás democrática, porque no hacía distinciones por clases sociales, religión,
color, sexo; lo que resultaba sumamente audaz, si consideramos la existencia de
una sociedad aristocrática, donde la estratificación racial y económica eran muy
marcadas.

Finalmente, podemos considerar a Simón Rodríguez como uno de los más


grandes pensadores de la educación venezolana, por revelarnos su pensamiento
como una viva actualidad que nos inspira a la creación de un sistema educativo de
tipo popular. Sus ideas encierran un gran valor por su realismo, tomando en
cuenta que ellas se produjeron en el seno de la sociedad colonial, dominada por el

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espíritu oscurantista medieval. Es por eso mismo que toman la dimensión de ser
las más revolucionarias y americanistas de su época, manteniendo su vigencia al
perseguir la producción de unas ideas educativas propias, arraigadas en nuestra
tierra americana.

Don Simón Rodríguez muere viejo, pobre y solitario, en el año de 1.854, en el


poblado de San Nicolás de Amotape, en la Costa Peruana, actualmente sus restos
reposan en el Panteón Nacional.

ENSEÑANZAS DE UN MAESTRO PARA MAESTROS

Tras las enseñanzas que dejó este insigne venezolano, aún en la actualidad
los profesionales de la docencia, manifiestan que el legado de Simón Rodríguez
se mantiene vivo. Docentes de gran experiencia, afirman que la generación de
maestros que viene en camino debe consolidarse con un gran sentido de
pertenencia de este ideario. El legado de Simón Rodríguez fue completamente
innovador, porque fue un hombre que se adelantó a lo que fue el proceso de
formación educativo, el pensamiento de Rodríguez para los que somos
educadores marca camino a seguir, en el ámbito de la pedagogía.

Este insigne maestro puso su pensamiento y su acción al servicio de la causa


de la independencia de Venezuela. Consideraba, que la transformación de la
escuela se encontraba asociada a la transformación política del régimen
Republicano; para lograrlo debemos ser originales.

Simón Rodríguez, establece como principio y fundamento de su acción


educadora, un principio absolutamente desconocido en su tiempo: “Instruir no es
educar; ni la instrucción puede ser equivalente de la educación, aunque
instruyendo se eduque”. Y agrega, midiendo las consecuencias de lo dicho:
“Enseñen y tendrán quien sepa; eduquen y tendrán quien haga”.

Señala el doble rumbo: la teoría y la práctica. Esta distinción enjuicia


directamente el problema de la niñez y la juventud: instruir es impartir

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conocimientos, saberes; mediante información para grabar aquello que se ha
ignorado. En contraste, educar implica ir de lleno al hombre integral, y no sólo al
hombre pensante. “El individuo poseído de grandes apetencias germinativas, será
ciudadano útil”. Instrucción significa dar conocimientos; en cambio educación es
formar criterios, enrumbar la conciencia. “Sólo la educación impone obligaciones
a la voluntad”, expresa el Maestro. ¡Una voluntad recia, orientada por certero
burilar educativo, da por consecuencia un Simón Bolívar!

Hecha esta distinción entre instruir y educar, valida en los tiempos actuales, por
el desarrollo gigantesco de las ciencias y la técnica, donde se supone que los
saberes bastan, se olvidó o subestimó la formación del hombre completo, por ello
cabe esta deducción: “Antes de abrir escuelas, piénsese en formar maestros”.

La docencia no ha de proporcionar una ocupación; ha de constituir el ejercicio


de una vocación. Y hasta debe poseer el docente estas condiciones: “ser sabio,
ilustrado, filósofo y comunicativo, porque su oficio es formar hombres para la
sociedad”. Los maestros deben asumir su rol con especial dignidad social. “El
título de maestro no debe darse sino al que sabe enseñar, esto es al que enseña a
aprender”, aunque ese noble oficio no alcance gratitud: “No hay muchacho que
busque al maestro, como no hay oveja que busque al pastor”.

Observa Augusto Mijares (en el prólogo a “Doctrina del Libertador” de la


Biblioteca Ayacucho) que en aquellos tiempos de Rodríguez “era muy difícil formar
maestros, tanto por aquella incultura casi general de la población, como por los
pocos incentivos que la profesión presentaba; además, no había dinero para pagar
los maestros”. El educador caraqueño lo sabía; pero, adoctrinaba, enrumbaba,
indicando el “que debe hacerse”.

Decía el Maestro: ¿A quién enseñar? ¡A todos! “La instrucción debe ser


nacional... Respóndase si los pobres no tienen derecho a saber; si el labrador, el
artesano, el tendero, han de ser bestias”. Propicia un derecho igualitario.

Hay otro principio original que plantea y que no había sido formulado todavía: la
escuela será obligatoria. “La sociedad debe no solo poner a la disposición de

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todos la instrucción, sino dar los medios de adquirirla, tiempo para adquirirla, y
“obligar a adquirirla”. ¡Anticipación, con un siglo al estado docente!

Esa escuela obligatoria ha de “enseñar a raciocinar”. Exclamaba


entusiasmado. ”¡Ideas, ideas primero que letras!”. Comenta que la infancia y la
adolescencia hacen la cuarta parte de la vida; perdida ésta, el que quiera instruirse
tendrá que “detenerse en la juventud a hacer estudios de niño”. Don Simón desea
niños veraces, fieles, comedidos, agradecidos, generosos y aseados. Además, “se
les ha de acostumbrar a respetar la reputación y a cumplir con lo que se promete”.

Advertía el Maestro: “La escuela primaria dará reglas de conducta, en general;


la maestranza pondrá en práctica las que le toquen, y el Colegio habrá dado en lo
que nadie hasta aquí, que es hacer ver que en toda ocupación, en toda empresa,
ha de regir la idea de la sociabilidad”.

"CUIDADO: No sea que por manía de imitar servilmente, a las naciones cultas,
venga a América a hacer el papel de vieja en su infancia". .

En estos momentos de transformación que vive el país, en el marco de la


nueva Ley Orgánica de Educación con uno de sus grandes legados, "inventamos
o erramos", las ideas de este insigne maestro representan la concepción filosófica
de un nuevo sistema educativo nacional, en la cual se concibe la escuela como eje
transformador de su contexto donde se forma el nuevo ciudadano con pertinencia
sociocultural, capaz de valorarse a sí mismo con sus propias potencialidades. En
aras de que los ciudadanos y ciudadanas construyan una mejor patria.

En la actualidad es menester enseñar para la vida, que los conocimientos sean


útiles, porque las localidades son dinámicas y están en constante evolución y en
proceso de construcción, lo que significa el desarrollo comunitario

La nueva generación de maestros debe estar completamente identificados con


esta carrera, y ejercerla con pasión, ética, compromiso y sobretodo amor hacia los
niños, niñas y jóvenes que mañana, continuarán manteniendo la llama viva por la
construcción de una patria grande.

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ACTUALIDAD EDUCATIVA Y PENSAMIENTO ROBINSONIANO

En la realidad Venezolana, son muchos los que han hecho negocios con la
educación, pero más grave, es que se limitaba la educación para determinados
sectores llamados intelectuales, dejando a las mayorías en la plena ignorancia,
excluidos de toda formación. Además de pretender privatizar la educación,
colocándola como una mercancía para obtener ganancias. Señalaba Rodríguez:
“Hacer negocio con la educación es… diga el lector todo lo malo que pueda
todavía le quedará mucho por decir.” Reinterpretar este cuestionamiento de
Simón Rodríguez, el negocio con la educación, cobra hoy plena vigencia, no sólo
en el país, sino a nivel mundial. Actualmente, se corre el riesgo de dejar las áreas
técnicas para las mayorías, los países periféricos, mientras el conocimiento
científico, la investigación y los grandes descubrimientos, quedan para el dominio
de la élite imperialista mundial. Una consecuencia más de la dominación
hegemónica alienante referida por Marx, mecanismos de control inoculados a
través de la religión, los medios de comunicación y la educación.
Institucionalizándose mediante la instauración de modelos educativos que solo
sirven para catalogarnos de subdesarrollados y altamente dependientes de las
potencias extranjeras.

Las políticas públicas de los gobiernos progresistas, bolivarianos, humanistas y


socialistas, de acceso a la educación, la cultura, la salud, rompen este esquema
privatizador del conocimiento. Con la finalidad de elevar la calidad de vida de la
población, se requiere el acceso a la educación como necesidad primordial, la
cultura y el conocimiento científico y técnico. Las doctrinas políticas, religiosas,
filosóficas, científicas, deben estar desde su teoría, fundamentos y praxis,
altamente comprometidas con la liberación y emancipación de los pueblos.

Y señala Simón Rodríguez en este mismo orden de ideas: “Servirse del nombre
de Dios, para respaldar injusticias Es BLASFEMIA”. “…entre los que vemos con
desdén, hay muchísimos que serían mejores que nosotros, si hubieran tenido
escuela”.

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Hoy las políticas de los gobiernos han de pensar en cómo garantizar el acceso
a la educación, al conocimiento. Y es avanzado a su época Simón Rodríguez
cuando afirma:

“Si los americanos quieren que la revolución política, que el


peso de las cosas ha hecho y que las circunstancias han
protegido, les traiga bienes hagan una revolución
económica, y empiécenla por los campos; de ellos pasará a
los talleres y diariamente notarán mejoras que nunca
conseguirán empezando por las ciudades”….

Y es esto lo que se está gestando en Venezuela, una revolución económica,


política, cultural, educativa.

La concepción de la educación popular, para todos, con igualdad de


oportunidades, es lo que garantizará en el futuro inmediato la emancipación y el
mejoramiento de la calidad de vida de nuestros pueblos. Simón Rodríguez, fue el
primero en plantear una teoría educativa, para los habitantes sur americanos y
caribeños. Trato el problema de las clases sociales, entendió a la escuela como
aparato para la transformación, analizó la inclusión social, desarrollo un método de
enseñanza en contacto con la naturaleza y con la comunidad, entendió la
educación como acción y reflexión permanente, en definitiva fue un pedagogo
revolucionario, para su tiempo en su esencia. Planteando un modelo que frente a
la actual educación que enseña a reproducir, más que a producir; que enseña a
repetir y copiar pero no a crear; promueve la necesidad de una educación
verdaderamente productiva, que enseñe a trabajar y amar al trabajo, que
introduzca el valor de la calidad en todo lo que hacemos, para así, como nos lo
decía Rodríguez, “colonizar al país con sus propios habitantes”.

De allí que, el proceso de cambio que vive la actual República Bolivariana de


Venezuela, retome la educación popular como una propuesta con un enfoque
filosófico y pedagógico revolucionario, como el camino para la liberación ante esa
hegemonía alienante poniendo en práctica la humildad y sensibilidad humana.
Promoviendo la participación y la trasformación del ser humano desde el mismo

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ser humano para transformar su realidad. Todo ello implica hablar del maestro
Simón Rodríguez y la vigencia de su pensamiento que puso en práctica durante su
larga vida, repitiendo una y otra vez: “Yo no pido que me den, sino que me
ocupen, que me den trabajo. Si estuviera inválido, pediría ayuda. Sano y fuerte
debo trabajar. Sólo permitiré que me carguen a hombros, cuando me lleven a
enterrar”.

Ante lo anteriormente expuesto y a manera de conclusión, queda de nosotros,


los y las docente de vocación, hacer realidad todo lo que hace tres siglos atrás
planteó este gran pensador adelantado a su época.

Lo vimos todo en el siglo XX, ahora en el siglo XI es hora de pararnos y darnos


cuenta de que no debemos ceder a la deshumanización y avocarnos a la
transformación del sistema educativo venezolano y la construcción de la
verdadera escuela para la vida. Depende de cada uno de nosotros derrotar la
avaricia, el odio, la envidia y las inseguridades; porque es el modo central de
control, hacernos sentir patéticos, pequeños, para que estemos dispuestos a
renunciar a nuestra soberanía, nuestra libertad, nuestro destino.

Debemos plantearnos como objetivo fundamental de la educación para el siglo


XI que sea un siglo nuevo, no el siglo de esclavitud, no el siglo de mentiras y
asuntos sin importancia, y clases y estatismo, y todo el resto de los medios de
control; sino que sea la época visionaria del Maestro Rodríguez en que los
ciudadanos y ciudadanas se levantarán para construir algo puro y correcto. Vamos
a pararnos, a ser y educar seres humanos, vamos a molestarnos por las cosas
reales, por las cosas que importan, la creatividad y el espíritu dinámico humano
que se niegan doblegarse.

Eso es todo lo que tengo que decir; las cartas están echadas, nos veremos en
la escuela, que espero sea Robinsoniana.

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Referencias Bibliográficas

Bolívar, Simón (1783-1830) Doctrina del libertador / Simón Bolívar; prólogo


Augusto Mijares; compilación, notas y cronología Manuel Pérez Vila. Alicante:
Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2002.

Fernández Heres, R. Biblioteca Biográfica Venezolana. Simón Rodríguez.


Volumen 11 C.A. Editora El Nacional. Caracas, Venezuela. 2005.

Hernández de Sánchez, R. Libertad de Opinión y Educación, en el pensamiento


político de Simón Rodríguez. Fondo Editorial de la Facultad de Humanidades y
Educación. Universidad Central de Venezuela. Caracas, Venezuela. 2000.

Jorge, C. Educación y revolución en Simón Rodríguez. Monte Ávila Editores


Latinoamericana. Caracas, Venezuela. 2000.

Rodríguez Simón: O Inventamos o erramos. Monte Ávila editores. 2004.

Rodríguez Simón – Obras Completas, edición Universidad “Simón Rodríguez”, de


Caracas. Editorial Arte. 1975. Universidad Nacional Experimental Simón

Rodríguez. Biografía de Simón Rodríguez. Caracas. 2005.

Rumazo González, A. Ideario de Simón Rodríguez. Ediciones Centauro. Caracas,


Venezuela. 1980.

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